psicopato teorico ii parte 2

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Segunda parte Teórico Nº 2 Psicopatología -Sigvard Sabrina y Mariel Yuffrida- 28 de Agosto de 2008 Bueno decía entonces que Lacan dedicó 1 año de su seminario a tratar el tema de la ética y que, se ocupo de abordar los distintos tipos de ética, las distintas posiciones éticas y el modo en que cada una de ellas se traduce en nuevas disciplinas, por ejemplo diríamos que el ejemplo paradigmático de esto es la noción crucial de principio de placer por ejemplo en Freud. Ustedes saben que la noción de principio de placer ocupa un lugar predominante en la obra de Freud sobre todo en su primera teoría del aparato psíquico donde el principio de placer ustedes saben aparece como el principio máximo que rige el funcionamiento del aparato. Freud emprende un trabajo que es el de convertir el principio de placer en una noción esquemática. Y este principio de placer en cuyo enunciado digamos encontramos el modelo de la termodinámica ciencia de la época, modelo de la época, nos podemos preguntar nosotros ¿Por qué el principio de placer ha de ser el principio máximo del funcionamiento psíquico y qué fundamento tiene . Fíjense, y esto lo trabaja Lacan, fíjense, antes del (No se entiende) de definir en términos científicos el principio de placer, este principio había sido formulado como principio de un sistema ético, que conocemos como la ética hedonista. ¿Qué son las éticas hedonistas? Las éticas hedonistas son aquellas que ubican el placer como meta, el placer como objetivo. No de cualquier forma, no como búsqueda de goce desenfrenado sino como el placer en la cosa (No se entiende)…en este sentido podemos considerar al primer Freud, a la obra del primer Freud, por así decirlo, como un intento de traducir en términos científicos ese sistema digamos, moral típico de la ética hedonista. Ahora, ¿Qué acontece? Acontece que la ética psicoanalítica va a terminar por mostrar que el principio de placer no es el principio máximo que rige el 1

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Psicopatologia- Psicoanalisis

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Segunda parte

Teórico Nº 2 Psicopatología

-Sigvard Sabrina y Mariel Yuffrida- 28 de Agosto de 2008

Bueno decía entonces que Lacan dedicó 1 año de su seminario a tratar el tema de la ética y que, se ocupo de abordar los distintos tipos de ética, las distintas posiciones éticas y el modo en que cada una de ellas se traduce en nuevas disciplinas, por ejemplo diríamos que el ejemplo paradigmático de esto es la noción crucial de principio de placer por ejemplo en Freud. Ustedes saben que la noción de principio de placer ocupa un lugar predominante en la obra de Freud sobre todo en su primera teoría del aparato psíquico donde el principio de placer ustedes saben aparece como el principio máximo que rige el funcionamiento del aparato. Freud emprende un trabajo que es el de convertir el principio de placer en una noción esquemática. Y este principio de placer en cuyo enunciado digamos encontramos el modelo de la termodinámica ciencia de la época, modelo de la época, nos podemos preguntar nosotros ¿Por qué el principio de placer ha de ser el principio máximo del funcionamiento psíquico y qué fundamento tiene . Fíjense, y esto lo trabaja Lacan, fíjense, antes del (No se entiende) de definir en términos científicos el principio de placer, este principio había sido formulado como principio de un sistema ético, que conocemos como la ética hedonista. ¿Qué son las éticas hedonistas? Las éticas hedonistas son aquellas que ubican el placer como meta, el placer como objetivo. No de cualquier forma, no como búsqueda de goce desenfrenado sino como el placer en la cosa (No se entiende)…en este sentido podemos considerar al primer Freud, a la obra del primer Freud, por así decirlo, como un intento de traducir en términos científicos ese sistema digamos, moral típico de la ética hedonista. Ahora, ¿Qué acontece? Acontece que la ética psicoanalítica va a terminar por mostrar que el principio de placer no es el principio máximo que rige el acontecer psíquico, esto es lo que vimos en psicoanalítica II, y en ese sentido podríamos decir que el segundo Freud, por así decirlo, se ve conducido, por aquello que encuentra en su clínica, se ve conducido a teorizar un mas allá del principio del placer para poder dar cuenta de los fenómenos de la compulsión a la repetición que encontraba en los análisis que conducía. Y en ese sentido nosotros podríamos decir, que si Freud se ve conducido por aquello que encontraba en su práctica clínica a teorizar un mas allá del P. P. esto significa que la ética que guía esta práctica, es decir la practica analítica, no es una ética hedonista; es decir que la ética hedonista se muestra insuficiente para regular ese experiencia terapéutica, pero fíjense que a la vez esto nos muestra que, por una lado tenemos una lectura científica, digamos por así decirlo, de la obra, pero también tenemos una lectura ética. ¿Qué queremos decir cuando usamos los términos moral y ética? En el sentido habitual ética seria la disciplina que reflexiona sobre la conducta; y moral, el termino moral, lo reservamos para la conducta, la ética entonces, como la disciplina teórica que se ocupa de los problemas morales. Son las éticas hedonistas las que vamos a encontrar, las que

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vamos a reencontrar en la noción del princ. De placer en Freud, pero subrayaremos dos cuestiones:

1) Freud no hubiera podido construir su primera teoría del aparato psíquico si no hubieran existido las éticas hedonistas.

2) En segundo lugar tenemos que decir que la obra de Freud no va en el mismo sentido que las éticas hedonistas, son insuficientes. Justamente la obra de Freud va en sentido inverso.

Y esto podríamos decir, que si bien es absolutamente notable a partir de 1920 y con mas allá del principio de placer, de alguna manera ya comienza en los primeros momentos de su obra a dar cuenta de que el principio de placer, esa noción que le dieron de las éticas hedonistas le hez insuficiente, porque ustedes recuerden que ya en los primeros momentos de s obra ya ingresa otro principio, que tiene que asegurar el cumplimiento del principio de placer, que es el principio de realidad, osea que desde un primer momento le va dando ese movimiento contrario, inverso digamos, en la obra de Freud, que va dando cuenta de que no puede ser la ética hedonista la delegue la practica analítica no es cierto. Entonces una primera caracterización que podemos formular de la ética psicoanalítica es que no se incluye dentro de las éticas hedonistas. ¿Qué quiere decir esto? Que no toma como principio máximo de la conducta moral, es decir, como valor primero, el bienestar o en otros términos, la felicidad. Las éticas hedonistas son un conjunto heterogéneo, las éticas llamadas de bienes, es decir, que eximen el sistema ético a partir de una jerarquía de bienes, de un bien supremo que es el que rige, en primer término la conducta, un bien supremo al cual se subordinan el resto e los bienes, decía entonces, las éticas llamadas de bienes son en general también éticas hedonistas. Hablábamos al inicio de Aristóteles y decíamos que en Aristóteles, la ética, la ética de Aristóteles ubica como supremo bien a la contemplación y decíamos es una ética que tiene poco que ver con nuestro tiempo. Decía entonces, la ética aristotélica mostraba como supremo bien a la contemplación, y decíamos que es una ética que poco tiene que ver con nuestro tiempo, no es cierto, fíjense, si el supremo bien de una ética es la contemplación, digamos que para que esta ética, esta punta se lleve a cabo para que este sea el bien que dirige las conductas tenemos que contar con un cierto tipo de sociedad, un cierto tipo de organización social, qué organización social requería una, una ética cuyo bien supremo fuera la contemplación?, una sociedad, como va a decir Lacan, una sociedad de amos, una sociedad esclavista. Una sociedad en la que el amo puede disfrutar del ocio y disfrutar mientras los esclavos trabajan sociedad muy distinta a la actual, en donde no solo trabajan los esclavos sino que los amos también tienen que trabajar, casi más que los esclavos, quiero decir, no sería posible esa ética rigiendo nuestra propiedad actual. Entonces…en esta ética de bienes la cuestión de la felicidad, la cuestión del bienestar, están siempre presentes y justamente son éticas en las cuales vamos a encontrar una cierta articulación entre el bien y el bienestar; es decir, qué van a

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suponer? Van a suponer que un sujeto que procede en su conducta guiándose por esa ética, es decir, orientándose hacia determinado bien, va a conseguir el bienestar, es decir, la felicidad. En este sentido Freud no se hace ilusiones, ustedes saben que Freud va a sostener su tesis del malestar en la cultura, es decir, para Freud el malestar en interminable de la experiencia humana, es decir, en cierto sentido podríamos decir, esta es la imposibilidad que subtiende la historia de las éticas, y en cierto sentido podemos decir es lo que todo sujeto sabe aunque creamos de algún modo en el propósito del bienestar y de la felicidad, sabemos que en todo caso es alcanzable por momentos, que es un estado frágil.

El primer pensador que denuncio la falta de identidad entre el bien y el bienestar, en las éticas de bienes, fue Kant, ustedes ya lo habrán escuchado nombrar. Kant tenía una ventaja por sobre nosotros para explicar este asunto de la identidad falsa entre el bien y el bienestar, ¿por qué? Porque justamente Kant pensaba y escribía en alemán. En alemán bien y bienestar son dos términos bien diferentes, en cambio nosotros decimos por ejemplo “hacer el bien hace bien”, y estamos hablando de bien y bienestar, se nos hace más difícil, se nos hace difícil denunciar esa falsa identidad entre bien y bienestar dado que por ejemplo nosotros podemos hablar de “sentirse bien en el bien”. Pero Kant va a denunciar digamos esa falta de identidad y va a separar tajantemente las nociones de bien y bienestar, entonces va a decir, Kant, que la conducta moral sostiene y tiene como referencia el deber, y el deber, va a decir Kant, es independiente de la felicidad, nada tiene que ver con sentirse bien, nada tiene que ver con el malestar. Kant va a construir una ética autónoma, podríamos decir, que se va a dar sus propias leyes, sin depender de factores externos y que no es una ética de bienes sino una ética del deber. (Pregunta que no se escucha). Y sobre todo la ética kantiana, la ética del deber, lo es de un deber independiente del bien y del bienestar ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la ética kantiana no va a tener en cuenta ningún tipo de contenido es un sistema formal, es decir, no va a hacer referencia a ningún objeto particular. ¿Qué quiere decir esto? Lo que va a quedar publicado como principio máximo en este sistema ético es lo que Kant llamó justamente, y con esto comparo Freud al super yo, es lo que Kant llamó el IMPERATIVO CATEGORICO, es decir, el principio máximo de la ética kantiana no es un bien sino un imperativo, es decir, un mandato, y un mandato que no se refiere a ningún contenido particular, sino que es un mandato que esta enunciado de manera universal. ¿Cómo enuncia Kant el imperativo categórico?

“obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer simultáneamente como principio de una legislación universal”

Es decir, sin hacer referencia a ningún contenido en especial. Fíjense que nosotros podríamos decir, en un cierto sentido, en esa trayectoria, se va a ubicar la ética de Freud en relación, es decir, la ética de Freud para la práctica terapéutica del psicoanálisis. Fíjense si nosotros usando también la perspectiva formal afirmáramos esta fórmula freudiana, de la meta de una cura psicoanalítica como suprimir las

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represiones, nosotros estaríamos inscriptos en el mismo registro, ¿por qué? Porque, esto lo dice Lacan, así en su seminario 7 “La ética del psicoanálisis”, si nosotros traducimos esa fórmula freudiana de suprimir represiones por la consecuencia, es decir, articular el deseo con la acción, eso es suprimir represiones, es decir, transformar el deseo indefinido del neurótico en un deseo decidido, resuelto, como lo llama Lacan a esta altura, podemos decir que en este sentido la ética psicoanalítica es una ética en la cual la cura psicoanalítica conduce a que un sujeto llegue a ubica al deseo en el lugar del imperativo categórico, es decir, en este sentido que asemejaría al planteo kantiano, no estamos hablando de un deseo en particular no estamos hablando de un contenido en particular, sino la función mínima del deseo…esto lo dejo en suspenso porque lo voy a retomar luego cuando profundicemos la idea lacaniana de la ética psicoanalítica, pero lo que quiero enfatizar en este momento es en qué sentido al ética freudiana se continua, continua la perspectiva kantiana, pero también paso a señalar en qué sentido la ética del psicoanálisis se diferencia profundamente de la ética kantiana. Y cómo voy a arribar a este punto? Mencionando a otras dos éticas frente a las cuales debemos ubicar al psicoanálisis:

1) La primera de ellas es la del sistema de Sade, del Marqués de Sade.

Ética a la que Lacan llama ética sadiana, dado que si la hubiera llamado ética sádica, como también podría llamarla, estaría de alguna manera deslizándose hacia aquella manera en que en los tratados que Freud, con los que Freud discutía digamos, en la época de los tres ensayos, llamaban a la posición perversa, al sadismo, posición perversa, cosa que no es en realidad apropiado pensar en la ética que desarrolla en marqués de Sade, que no es solamente una práctica sino un sistema que, un sistema que es posible observar a lo largo de la obra del marqués de Sade, es una construcción este sistema, y este sistema sadiano, en una comparación absolutamente genial, que nos deja perplejos Lacan la compara con la ética kantiana, y hay un trabajo de lacan que está incluido en sus escritos, cuyo título es “Kant con Sade”, hace esta cuestión tan particular de juntar a Kant con Sade, que arece que esta juntando dos cosas injuntables, hay algo que aparentemente no tenían nada en común, digamos, era el juicioso Emanuel Kant que pasaba todos los días a la misma hora por determinados lugares, o algún relojito, los vecinos miraban el reloj y decían “acá viene el señor Kant”, así era el señor Kant; con el señor Sade, ustedes dirán nada aparentemente más diferente, sin embargo lacan va a decir que la ética sadiana y la ética kantiana se presentan como el anverso y el reverso de una misma cosa. ¿Por qué? Porque el sistema sadiano ubica al goce en el imperativo, es decir, sostiene como máxima absoluta el imperativo de gozar, el deber de gozar. Gozar en imperativo en la ética sadiana también es cierto que la represión sadiana también en oposición a la ética de bienes, formula con toda claridad que el imperativo es gozar y gozar no es un bien sino un mal, dice Sade. Y en ese sentido es una ética del mal, y el sistema sadiano

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se describe como un sistema en el cual el gozador estaría al servicio del ser supremo en maldad, dice Sade.

Nosotros podríamos decir, gozar del deber y deber del goce. El sistema ético de Sade al igual que el sistema ético de Kant, puede ser utilizado como un antecedente por contraposición de la ética psicoanalítica debemos definir a la ética del psicoanálisis por oposición a estos dos sistemas, y podemos iniciar diciendo que la ética del psicoanálisis no es una ética del goce, no es una ética del deber del goce ni del goce del deber, sino que es una ética del deseo.

Ahora, este cuadro que venimos haciendo estaría incompleto si no mencionáramos otra posición ética, heredera de las éticas hedonistas, que sería el hedonismo actual. Así lo podríamos llamar a lo que es hoy la ética utilitaria. Nosotros podríamos decir, que en términos generales, la ética predominante en nuestra cultura actualmente ubica como principio máximo la cuestión propia de la organización capitalista, que ubica como principio máximo la cuestión del bienestar, bienestar, para la mayoría, que Lacan va a digamos, va a mencionar, como aquella que tiene una verdad oculta, como una ética engañosa que aquí donde señala una apuesta al bienestar para la mayoría, oculta una incitación al consumo. Bienestar para la mayoría que oculta en verdad el bienestar para unos pocos. Lacan va a decir, exactamente es una lectura magnifica, en este punto lacan va a ubicar a la ética del psicoanálisis en oposición a con esta ética utilitarista y desde muchos puntos de vista, esto lo vamos a ir viendo con mayor profundidad, pero por ejemplo de ninguna manera la ética psicoanalista puede pensar desde cercana a esta ética utilitarista, cuando esta ética incita al consumo, incita a la promesa de que todo sujeto va a conseguir en el shopping su objeto adecuado, digamos, ética que justamente va en contra de un principio básico de la obra freudiana, esto es, no hay encuentro del sujeto con el objeto, el objeto esta perdido; ética que en la medida en que promete a partir de los avances de la ciencia y la tecnología un objeto adecuado para cada sujeto, por lo tanto, por un lado es (no se entiende).. En tanto falta no es cierta, y por otro lado implica esta incitación al consumo, y Lacan va a decir que implica un alejamiento de las cosas del amor, porque justamente apunta a esto, a un sujeto gozoso del objeto de consumo comprable. Y en este sentido, podríamos decir que esta ética también esta presente en este criterio de supresión a raja tabla del síntoma, porque en tanto ética que apunta al bienestar posible comprable, rápidamente la ciencia y la tecnología vienen en ayuda de la supresión de síntoma, y en este sentido es absolutamente contraria al psicoanálisis para el cual el síntoma, decíamos, el síntoma tiene un valor muy particular. Entonces resumiendo esta revisión de la historia de las éticas podríamos decir después de la antiguas éticas hedonistas llegamos a este punto del (palabra que no se escucha), debe, vacio, lo universal de Kant, el cual va a ser sustituido, ese vacío, por el fantasma sadiano del goce como imperativo, en ese vacío el psicoanálisis en cambio ubica al vacio. Y para caracterizar al psicoanálisis vamos a tener que hacer también esta referencia decisiva al utilitarismo predominante en la actualidad.

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En este momento de la cultura, podríamos decir, que nadie cree que un psicoanálisis conduce a un goce desenfrenado, vino la mamá de una paciente mía que dice que se encontró con un demonio, que vengo a ser yo, pero en cambio constituye si un problema actual, la ética del utilitarismo, que en uno de los lugares donde por ejemplo, lo podemos encontrar, es en ese punto en el cual la ciencia y la tecnología se ponen al servicio de suprimir el síntoma en nombre de una brevedad muy conveniente porque, rapidito a producir, trabajar, a hacer y …perdón voy a terminar… y esto está presente en las denominadas terapias breves por ejemplo, de objetivos limitados a la supresión de síntomas, con lo cual no estamos diciendo que la brevedad en si misma sea lo malo, para nada; si estamos diciendo que no es cuestión de hacer de la brevedad criterio terapéutico excluyente…(pregunta que no se escucha)….(la respuesta tampoco)…eso ya lo vamos a ver, ustedes van a ver que hay una última unidad en el programa que se llama “síntoma de lo nuevo” que no es lo mismo que nuevo síntoma; síntoma de lo nuevo que síntomas del estar viviendo en esta ética, ustedes van a ver, habrá una diferencia con el sistema sadiano dada por ejemplo por el auge de la ciencia y la tecnología, osea imprime algo diferente a la sociedad sadiana, digamos, el auge de la ciencia y tecnología, sobre todo algo que no acontecía en la época del marqués que era que, la función paterna en la época del marqués tenía unas características que no tiene en este momento, entonces el auge de la ciencia y la tecnología y una determinada forma de la función paterna propia de este momento de la historia diferente a la época freudiana se van a mostrar diferentes, pero eso lo vamos a ver más adelante. Bueno yo….(Pregunta que no se escucha)

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