psicología de la experiencia religiosa

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    M A R C I A N O   Ü A K C I A

    I I I . EL PERDÓN 73

    1. El don del perdón 73

    2. Una nueva visión 77

    3. La práctica del perdón 81

    4. La meta 85

    TERCERA PARTE

     Dios es Amor   87

    I . E L E S P Í R I T U S A N T O 8 7

    1. La llama viva del amor 87

    2. Los estados afectivos 93

    I I . L A M E N T E S U P E R I O R 9 8

    1. Estados emocionales superiores

    9 8

    2. El espíritu de amor 103

    I I I . LA LUZ DEL AMOR 110

    1. El amor es una forma de exist ir 110

    2. La iluminación del amor 112CUARTA PARTE

     La Igles ia es Una   117I . HACIA LA UNIDAD 117

    1. Una iglesia 117

    2. La unión como meta 120

    3. Hay que cambiar de mente 122

    I I . QUE SEAN UNO 126

    1. Los primeros pasos 126

    2. La evangelización 128

    I I I . LA UNIÓ N CON DIOS 1351. La unión con Dios es ahora 135

    2. La eternidad en el tiempo 136

    3. Ahora es la eternidad  1 38

    R E S U M E N 1 4 1

    PRESENTACIÓN

    Agradezco a Marciano García, amigo y compañero de tantas cosas,abrir este su libro sobre  Psicología de la experiencia religiosa.  No

    todos los días se tiene la suerte de encontrar unas páginas dignas y

    sabrosas, merecedoras de lectores inquietos (no apresurados), bus

    cadores (no pasivos), acogedores de la densidad de la vida (no hui

    dizos y superficiales). Muy brevemente quiero presentar, a mi mo

    do, el sentido global de las páginas que usted, lector, abre por aquí,

    por esta página que no es del autor, sino de un lector (interesado,

    ciertamente, pero sereno).

    1. GLOBALIZACIÓNLa  globalización,  entendida como una caída de aduanas y mundo

    libre, es un concepto que puede aplicarse a los más diversos aspec

    tos vitales, incluidos los socioculturales. Por ejemplo, puede apli

    carse a la relación entre las ciencias. La globalización es una nueva

    versión de la  interdisciplinariedad   e indica que una ciencia no es

    una pequeña nación que cierra sus fronteras a las demás, librándo

    se de ellas, a las que considera enemigas mortíferas. Por el contra-

    9

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    I I I

    rio, cada ciencia se abre a las demás, porque éstas le aseguran un

    mejor conocimiento y un campo de acción mayor, lo cual estimula

    una producción digna y mejor.

    Los términos comerciales en que ha nacido y se mantiene la

    globalización  ha hecho de ésta un fenómeno sospechoso, como si

    la vida quedase limitada a un mercado donde todo se compra y se

    vende, donde el pez grande se come al pez chico, donde, una vezmás, lo burgués se come a lo evangélico. Este sentido de la globa-

    lización,  aunque viste mucho y recuerda verdades importantes, es

    demasiado primario e injusto. La globalización  estimula  la mejora

    de las cosas, el  abaratamiento  de las mismas y, quizá sobre todo,

    desenmascara a pequeños ladronzuelos que no quieren competen

    cias contra sus  baratijas.  Todo hay que tenerlo en cuenta.

    En cualquier caso, la  globalización,  la  interdisciplinariedad

    discreta  (nadie puede dominar todas las ciencias), es un avance en

    un mundo de  especialización,  que, siendo necesaria, tiene que ser

    lo sin empequeñecer y distorsionar la verdad, que es universal. Nada tan abierto como la verdad.

    2. PSICOLOGÍA Y ESPIRITUALIDADNi siquiera en un sistema de globalización  todas las ciencias tienen la

    misma relación. Desde la economía esto se percibe con evidencia y

    esa evidencia nos delx; ayudar a ver en otros campos.

    Entre  psicología,  como ciencia de la conducta, y  espiritualidad,

    como ciencia de la dignidad humana que sugiere y guía el Espíritu,

    existen lazos muy estrechos. Con frecuencia incluso se dijo que ya

    la lingüística había unido ambas ciencias como si se tratase de doshermanas, porque  psiebé   significaba  alma  y la  espiritualidad   mira

    ba sobre todo, si no exclusivamente, al  alma. Y si esto no es verdad

    y ha costado a la  espiritualidad   vivir arrinconada en los estrechos lí

    mites de la interioridad (y, con demasiada frecuencia, del  intimis-

    mo),  sí lo es que una  espiritualidad   que se define como "dominio

    del Espíritu" y que tiene en el Espíritu (con mayúscula) el origen y

     justif icación de sí misma, la pre sencia y acc ión del  Espíritu  no pue

    den ser comprendidas inicialmente sin el enganche humano del es

    píritu (con minúscula, que más o menos equivale al alma). El Espi

    nal trabaja y obra en y a través del   espíritu.

    De ahí la referencia entre ambas ciencias. Ambas son ciencias

    muy vitales, que se entrecruzan, porque tienen el mismo  sujeto,  la

    persona humana, tienen idénticos componentes, el  dinamismo  de la

    profundidad del ser, y un mismo  motor,  el  Espíritu  que suscita en el

    espíritu  el deseo de vivir y desarrollar las posibilidades que tiene.

    3.  PARA LEER ESTE LIBRO

    Lo que precede quedará bastante más claro si les presento al autor

    de este libro y su línea de pensamiento. Marciano García no es es

    pecialista en todas las ciencias (¡menos mal!). Por eso, no habla de

    todo. Pero se mueve con competencia, soltura y claridad (una de

    sus dotes envidiables) en las tres parcelas de tierra que pueden y

    deben ayudarse y complementarse:  filosofía, psicología y teología;

    está preparado para mostrar a la persona humana (hombre y mujer)

    el  camino  de la vida y acompañarla caminando con ella.  Psicólogocurtido en mil contactos con gente de todo tipo;  filósofo,  más aún

    metafísico  nato, sigue irremediablemente (y afortunadamente) bu

    ceando en la razón última de las cosas, también de la conducta hu

    mana;  cristiano viejo,  no hace ascos al principio antiguo: La fe bus

    ca cuál es su sentido, ampliando este sentido a las otras dos actitu

    des teologales, la esperanza y la caridad. También éstas buscan có

    mo entenderse.

    Creo que Marciano García parte de una convicción fundamen

    tal: la persona humana es esencial y radicalmente buena y sana.   Me

    tafísico,  al fin, conoce de sobra que el mal es algo   privativo,  no es

    una propiedad trascendental del ser. En sentido trascendental, el

    mal no existe y el metafísico lo proclama, con fuerza y convicción,

    ante el sarcasmo de los satisfechos, que dicen atenerse a la eviden

    cia (la evidencia del error y/o de la superficialidad). La metafísica

    no ha llevado al autor a las nubes; más bien le ha bajado a las ver

    dades más hondas. El metafísico es casi siempre un tipo de afirma

    ciones muy fuertes, tan fuertes como lo es la radicalidad del ser al

    que afecta su pensar.

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    12

    La  psicología  bucea en  es c  ser  bueno  y topa con aparentes con

    tradicciones metafísicas. No lo son, aunque su percepción es ade

    cuada y real, por más que sea  subjetiva:  percibe muchas  privacio

    nes,  sean éstas en forma de  debilidades  (no hablamos en sentido

    moral, sino personal),  anulaciones, complejos, desviaciones  y, en

    general,  sobreestructuras  que hacen de ese campo   bueno  y  fértil,

    "un desierto en el que nunca crecerá una flor". La persona que lo

    experimenta así, lo cree y siente así, con la desesperanza de unos

    sentimientos hondos que llevan en sí mismos la  convicción  de que

    tales cosas son  permanentes,  condenan al sujeto a ser esclavo de sí

    mismo. Y el destrozo que genera en esa tierra buena, es terrible.

    Como  cristiano viejo,  Marciano García lleva muy dentro la con

    vicción de que el Evangelio es humano y humanizante en sus ver

    dades más profundas y fundantes. La  Trinidad   no es una idea, una

    entelequia, una especulación. Su condición de metafísico no le per

    mite caer en ese desafortunado -por no decir mortal- juego de la

    mente que hace a Dios a imagen de unos sentimientos más inhumanos que humanos, que le rebajan al grado ínfimo, o en cualquier

    c a s o   s i e m p r e  pequeño, de  las   acciones humanas.  Ni  el  Padrees  sá

    dico, ni el  Hijo  es un verdugo, ni el  Espíritu  es un mercader. Todo

    lo rige aquí la ley del amor, porque  "Dios es amor",  un amor no in

    ventado ("amorcitos desastrados de por aquí", que diría su muy

    querida Madre santa Teresa de Jesús).

    La  psicología  entra en los fondos  oscurecidos  (más q ue oscuro s)

    de la persona, acompañada de la  medicina  sanadora del  mensaje

    cristiano  (profundamente humanizador) para llevar a su esplendor

    una existencia que se estaba empobreciendo en la suciedad de uncacharro al que nadie miraba por sucio y tampoco limpiaban.

    Este libro quiere ayudarle a ser un buen cristiano. Sinceramente

    creo que puede ayudarle mucho más que ciertas sensiblerías, bas

    tante de moda, que ni siquiera escarban la cascara de los problemas

    y hacen poco más que cubrir la suciedad en lugar de limpiar lo que

    puede y debe ser resplandeciente, porque es material bueno.

     AUGU STO GUE RRA, CARM ELITA DESCAL ZO

     In sti tu to (le Es pir itu ali da d. I ni cer sid ad Ca tól ica Sa nto Do nt iii fio

    INTRODUCCIÓN

    «Las únicas limitaciones a In felicidad

    son aquellas que tu mismo te inca/las»

    JAMPOLSKY.

    La psicología ha tenido en este siglo un desarrollo impetuoso y hoy

    forma parte importante del acervo cultural de la humanidad. Como

    ciencia de la conducta es imprescindible siempre que se trate de co

    nocer el comportamiento humano. Como estudio de la conciencia y

    sus diversos estados, es totalmente necesaria para todo intento de

    acercamiento a la vida espiritual del hombre. Por eso, la investiga

    ción de la vida psíquica del hombre y su expresión más alta, la espi

    ritualidad, tampoco puede ignorar los conocimientos psicológicos.

    Se pue de intentar un acercamienti > de la Psic< >1< >gí;i v la Espiritua

    lidad poniendo una al lado de la otra, ya sea en dos volúmenes, o enuno sólo, colocando un capítulo de Psicología al lado del correspon

    diente de Espiritualidad. Se obtiene así eso mismo, Psicología de un

    lado y Espiritualidad del otro lado. Ambos saberes se pueden yuxta

    poner y estudiar sus relaciones e implicaciones. Y esto se puede ha

    cer de forma erudita y técnica, de manera que solamente otros espe

    cialistas puedan entender y sentirse interesados en su estudio.

    Pero también podemos estudiar ambas cosas en sus relaciones

    mutuas, aproximadamente como se viven, y exponer los resultados

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    11M A R C I A N O G A R C Í A

    de manera que cualquiera pueda entenderlos y servirse de ellos pa

    ra ayudarse a vivir más lúcidamente.

    Puesto que había que hacer una opción, yo he optado por se

    guir el método sintético y no el analítico, de forma que no sea fácil

    saber dónde termina la Psicología y dónde comienza la Espirituali

    dad, porque así es como se vive, así es la vida del hombre.

    Deseo exponerlo de tal forma que pueda cualquier persona be

    neficiarse con su estudio, aunque comprendo que será preciso re

    ferirse constantemente a cuestiones difíciles, muchas veces discuti

    bles. Doy por supuesto que los lectores saben ya algo de Psicología

    y de Espiritualidad y pueden comprender sus implicaciones diná

    micas, imposible de separar existencialmente.

    Se puede partir de la posición del psicólogo que se acerca a la

    espiritualidad para contactar con ella y verla desde su perspectiva,

    o de la del teólogo espiritual que acude a la Psicología para exami

    nar a su luz los diversos fenómenos que se producen en la vida es

    piritual. Aquí se trata de ambas cosas. Las cuestiones estarán centra

    das en torno a la problemática psicológica de quien presuntamen

    te está viviendo un proceso de vida espiritual y necesita iluminar el

    camino que va recorriendo su espíritu.

    Ciertamente, no se trata ahora de cualquier vida espiritual, sino

    de la vida espiritual cristiana, y de la vida cristiana en la Iglesia Cató

    lica. Damos por descontado que las referencias psicológicas se mue

    ven en un ámbito universal, pues no es verdad que los cristianos ca

    tólicos posean un aparato psíquico diverso esencialmente de cual

    quier otra persona.La vida espiritual se origina en un nivel inconsciente que va

    aflorando lentamente a la conciencia, y que luego se podrá reflexio

    nar con mayor o menor claridad. No se comienza la vida espiritual

    en la santidad, ni mucho menos, sino en una situación de imperfec

    ción, de miedo, de culpa y de sufrimiento.

    La persona debe de acudir a la Psicología desde su situación

    inicial, caracterizada por una experiencia de oscuridad en que pre

    dominan los sentimientos negativos, para comprenderse a sí misma

    I N T R O D U C C I Ó NL5

    y ayudarse a evolucionar, sanar sus posibles heridas, superar el

    miedo, y prepararse para entrar en una etapa de purificación y sa-

    nación psíquica, moral, espiritual y corporal.

    Según se va superando el miedo, el espíritu se abre a la con

    fianza y se posibilita la experiencia del amor. La Psicología tiene

    también palabras sabias que decir respecto de esta actividad tan im

    portante para la realización de la vida humana, debe mostrar lascondiciones y las propiedades del amor real, ayudando a distinguir

    lo de la ilusión de amor. Mediante el amor verdadero, que nunca

    defrauda, la persona sale de su soledad, se abre y une a los demás.

    La Psicología tiene también palabras sabias acerca de la nece

    saria y dificultosa disposición para la misteriosa unión de cada

    hombre con Dios, las otras personas y las cosas del mundo. Sobre

    todo para guiar en el oscuro camino que lleva a la luz superior, a la

    iluminación, en la que dicha unión se realiza.

    Así se esclarece de alguna forma lo que será este tratado de Psi

    cología de la Experiencia Religiosa: recogerá las informaciones pertinentes de la vida espiritual y las referentes a la vida psíquica para

    esclarecer ese proceso continuo que es la vida espiritual y así ayu

    dar a su realización. Ambas realidades, espiritualidad y psicología,

    son una sola y única vida cuando se realizan, por más que sus con

    ceptos puedan y deban diferenciarse.

    La vida espiritual es una realidad psíquica y ninguna otra cosa,

    de modo que ningún elemento suyo puede permanecer apartado,

    ajeno, a la dinámica psíquica, so pena de no ser incorporado a la vi

    da y no ser vida, consiguientemente.

    Estaremos, pues, haciendo un trabajo psicopedagógico, hablando propiamente. Podremos contar con ciertos estudios valiosos

    que se han realizado en los últimos tiempos, especialmente en psi

    cología transpersonal.

    Se procederá del siguiente modo. Se examinará brevemente la

    relación entre Espiritualidad y Psicología, se verán los conceptos re

    ferentes a la persona humana, el sujeto psicológico, centro de nues

    tro interés, pues de ayudar a las personas es de lo que se trata. Se

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    16M ARCIANO GARCIA

    intentará un acercamiento al impresionante mundo del espíritu hu

    mano, su fenomenología, lo místico, para centrar nuestro objetivo

    en la apertura del hombre al misterio de la Divinidad, pues ningu

    na otra cosa es la espiritualidad cristiana.

    La fe en Dios, sus exigencias y significaciones más enriquece-

    doras; la acept ación de Jesuc risto, el cord ero que quita el peca do

    del mundi >; la tinción del Espíritu Sanio que baña al alma en divino

    amor; y la unión íntima y glorificadora con la Divinidad, conforman

    la experiencia religiosa cristiana.

    Estas cosas las queremos examinar a la luz de todas las estrellas

    que brillan en el cielo de la inteligencia del hombre actual, en cuan

    to se nos conceda la gracia de acceder a ellas.

     La Ha ban a, ene ro de I ) .

    PRIMERA PARTE

    PSICOLOGÍAY EXPERIENCIA RELIGIOSA

    PSICOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD«No busques fuera de lí . e l cie lo es tá en la inter ior»

    • MARY L

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    IS

    M A R C I A N O G A R C I A

    No se puede olvidar que los conceptos de psicología y espiri

    tualidad significan también vida. Ambas, como ciencias, deben con

    tribuir con su saber al perfeccionamiento del ser humano, ya que

    como vida, constituyen su expansión.

    Estas ciencias se la tienen que ver con el sujeto más misterioso

    y complejo de cualquier investigación, el espíritu humano informa

    do por la gracia divina.

    2.   ESPIRITUALIDADLa espiritualidad es, en general, una manera superior de vida cons

    ciente. Precisando más, entendemos aquí por espiritualidad, en

    cuanto vida consciente, el acto de dar sentido a la existencia. Al ser

    la vida misteriosa y profunda, quien busca vivir sus hondas dimen

    siones, necesita abrirse al misterio, al infinito, porque así es la rea

    lidad del hombre, misterio inagotable.

    La espiritualidad es una instancia antropológica que abarca a to

    dos los hombres y a cada uno, pues todo ser humano está llamado

    a realizarse a sí mismo dando un sentido de plenitud a su propia

    existencia. Como se trata de una alta realización, no de cualquiera,

    la espiritualidad implica una determinada excelencia de vida. Una

    existencia humana deficiente, rebajada, empobrecida, no será una

    realización del espíritu humano, sino una frustración dolorosa.

    La espiritualidad que deseamos conocer y desarrollar es la es

    piritualidad cristiana católica y, por lo tanto, esa espiritualidad que

    queremos ayudar a desarrollar es la del hombre cristiano, que aho

    ra debemos precisar.

    Definimos la espiritualidad cristiana diciendo que consiste en la

    apertura que el hombre hace al misterio revelado por Cristo en el

    Evangelio para dar sentido a la vida según el Espíritu divino. Es evi

    dente que se trata todavía de una definición formal.

    Naturalmente, la espiritualidad cristiana recibe diversos matices

    conforme sean las tradiciones que se cultiven. Habrá una espiritua

    lidad cristiana católica y otra no católica, protestante. Y dentro de

    ellas diversos matices; así la espiritualidad cristiana católica tendrá

    r j I l - U L U Ü I A T t b H K I I U A L I U A Ü19

    especificaciones diversas según las experiencias vividas y las for

    mulaciones dadas.

    No necesitamos ahora entrar en más detalles respecto de la es

    piritualidad porque con ello es suficiente para decir que este curso

    de Psicología de la Experiencia Religiosa se propone estudiar los

    procesos psicológicos de la vida espiritual. Vamos a examinar reali

    dades que pertenecen a ambos universos, a los de la vida espiritual

    cristiana y a los de la psicología, buscando sus niveles más hondos

    y misteriosos.

    Es imposible hoy concebir una espiritualidad sin fundamentar

    la en bases antropológicas y psicológicas. Y es también imposible

    desarrollarla sin esos recursos básicos.

    3. LA REFLEXIÓN CIENTÍFICA

    Necesidad de conocimiento.  La investigación antropológica ypsicológica puede hoy brindar luces muy valiosas para iluminar al

    go el misterio siempre insondable del ser humano. Para llegar a lomejor de sí, la realización espiritual, el hombre necesita entrar en

    esa región misteriosa, compleja y oscura de las profundas  "caver

    nas" 1  de su ser y avanzar a tientas, de noche, hacia lo Absoluto de

    Dios, donde únicamente le es dado amanecer a la luz de la realiza

    ción plena de su ser. En otras palabras: debe pasar por diversos es

    tados de conciencia.

    Hacerlo implica profundas transformaciones psíquicas, a veces

    desconcertantes y perturbadoras. Contar con la ayuda de la psico

    logía será muy provechoso.

    Nunca tiene el hombre más necesidad de luz que cuando sedispone a lograr lo mejor de sí, por la simple razón de que lo me

     jor de cad a uno resulta ser tambié n lo más ocu lto , co mple jo y mis

    terioso.

    La ayuda de la  Psicología.  La Psicología  puede  y debe de estudiar la espiritualidad del hombre cristiano, porque toda ella es un

    2  SAN JUAN DE LA CRUZ:   Llama de amor viva, 3.

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    20M A R C I A N O G A R C Í A

    fenómeno psíquico. Es cierto que esta espiritualidad es algo sufi

    cientemente específico como para requerir un tratamiento especial

    con métodos propios, pertenecientes al ámbito de la Teología. Pe

    ro, con lo que ya se sabe acerca del ser humano, la Psicología pue

    de eficientemente ayudar al desarrollo de la espiritualidad religiosa

    cristiana.

    Lo patológico como tema. Wayne Dyer lo expone así:«Los psicólogos, con la n otable excepción de algunos "rebeldes"

    como Maslow, se han concentrado tradicionalmente en síntomas

    neuróticos, en la depresión y en l a ausencia de enfermedad psi

    cológica clínica como indicio de "normalidad". H an escrito pro

     fusamen te sobre la mala salud menta l, pero muy poco sobre la

    consecución de la salud mental. H an escrito mucho sobre la ne

    cesidad de esforzarse, pero casi nada sobre lleg ar alguna vez a

    alguna parte. Enfocan a lo s individuos como seres que tienen

    siempre que mejorar en vez de aceptarlos co mo individuos sanos,

    tal como son»."

    No es una exageración de Dyer, es una realidad: podemos con

    tar con pocos psicólogos expertos en vida humana superior, en ex

    periencias de alta realización. Hay que tener en cuenta que la Psi

    cología Experimental nació de padres ateos en un manicomio. No

    es su culpa.

    Nuevos estudios.  No obstante, en los últimos años, diversos autores han investigado los caminos del crecimiento espiritual, moral y

    humano de las personas.

    El mismo Dyer ha comprendido el por qué de la reticencia de

    los estudiosos sociales respecto de estos temas.

    «De cualquier modo, los "científicos sociales" de hoy, raras ve

    ces se atreven a aventurarse fuera de los campos de estudios en que

    los "datos"pueden cuantificarse, donde puedan asignarse núme

    ros a todo, y puedan trazarse gráficos y mapas... Estos "científicos"

    no a yudan a los seres humanos a cambiar y con seguir ser másfe-

    3  DYER, Wayne.  lil cielo es el límite.  Grijalbo, Barcelona 1981. pp. 24-25

    P S I C O t O G Í A Y E S P I R I T U A L I D A D21

    lices y eficaces. Por el contrario, como muchos de sus colegas de la

    medicina, vagan eternamente entre los punto A y B, sin atreverse

    a creer que realmente podrían estar en un punto (>>.'

    Se entiende por A el estado de enfermedad grave, por B el es

    tado normal inferior y por C el estado superior de vida.

    4.  NUEVOS CONCEPTOSEs sumamente importante el hecho de que la Psicología se haya

    abierto a nuevos campos antes vedados en el examen de la con

    ciencia. Hoy se admiten estos elementos según la figura de al lado:

     Mente.  Por mente, con mayúscula, se entiende todo lo que

    existe: Dios y todas las criaturas. Con la palabra mente, minúscula,

    se significa el espíritu humano y cualquier otro espíritu. En este ni

    vel de Mente se da la suprema identidad del hombre.

     Las ban das tra ns per son ale s.   Es aquel dominio en el que el

    hombre no tiene conciencia de su identidad con el todo, pero está

    más allá de la individualidad, en un campo supraindividual. Se ex

    perimenta vinculado con el todo.

     Nivel existencial.  Aquí el hombre se identifica exclusivamente

    con la totalidad de su organismo psicofísico. Aquí crece la raciona

    lidad y la voluntad personal.

     Nivel de ego.  Aquí el hombre no se siente directamente identi

    ficado con su organismo psicosomático, sino con una representa

    ción mental del mismo, más o menos exacta. Se identifica con su

    ego, es decir, con una imagen ele sí mismo.

     El nivel de la sombra.  El hombre se identifica con una parte

    empobrecida de sí mismo, creando una imagen empobrecida de sí

    mismo, una sombra.

     La evol ución del esp ectr o de la con cien cia.   La experiencia nor

    mal nos refleja una distinción neta entre el sujeto que observa y el

    objeto que es observado, entre el sí mismo y lo que no lo es. Esto

    crearía la conciencia del espacio. Pero el mundo sigue siendo la

    ' Ib., p. 26

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    11

    M A R C I A N O G A R C I A

    única realidad que es. Entonces, el dualismo aparece como algo in

    consistente.

    Del primer nivel de la mente, la unidad del universo, se crea el

    segundo nivel, el nivel existencial en el cual el hombre se identifi

    ca con su organismo y se distingue de su medio. Cuando el hombre

    se identifica con su organismo, surge el problema de la vida frentea la muerte, se hace el tiempo, el pasado y el futuro.

    Ahora el hombre huye de la muerte y crea una imagen ideali

    zada de sí mismo que es el ego. Cree entonces que el ego represen

    ta lo valioso de sí, y se identifica con la representación mental de sí

    mismo, el EGO, símbolo opuesto a su cuerpo mortal. Ahora recha

    za los aspectos indeseables de sí mismo y se identifica sólo con

    aquellos que son aceptables y así se hace persona, al tiempo que

    proyecta en la sombra los aspectos no deseados de su yo.

    EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA

     \ SOMBRA

     \ Persona Sombra

    Bandas filosóficas

    Cuerpo

    Bandas biosociales

    Med10

    Universo

    P S I C O L O G Í A Y E S P I R I T U A L I D A D ¿ 3

    Así se desarrollan los diversos niveles del espectro de la con

    ciencia, según Ken Wilber. 5 En la figura aparec e la línea en diago

    nal que representa el límite entre el sujeto y el objeto, de tal forma

    que entre la persona y la sombra, el cuerpo y el medio, hay extra-

    ñeza, que hace que la persona los perciba como amenazantes.

    Ese límite queda roto en el nivel de bandas transpersonales y

    desaparece en el nivel de la ¡viente. En este último nivel se lograríala experiencia máxima de realización.

    5.   ANÁ LI SI S EX I STENCI AL DE LA CONCI ENCI ALo que llamamos conciencia alcanza también una profundidad in

    consciente, pues tiene su origen en una realidad inconsciente. En

    este sentido la conciencia es irracional, alógica o prelógica. El ha

    cerse algo consciente no está precedido por algo consciente, sino

    que brota de un fondo inconsciente y sólo en un segundo tiempo

    se hace consciente y reflexionable.

    Formas de conciencia.Conciencia ontológica.  Es el conocimiento que revela que algo

    existe, la percepción de un ser que es, que está dado ahí frente a

    uno, como la conciencia de ese árbol que estoy viendo.

    Conciencia ética.  Es el conocimiento de que algo que aún no

    es, será. Se refiere a un ser que no está dado todavía, sino que de

    be ser, como la conciencia de que debo alimentar mi cuerpo.

    Llamamos intuición a la manera de percibir lo que debe ser, es

    una forma de visión. La conciencia es una función intuitiva, irracio

    nal. Sólo en segundo término es racionalizable. Esta conciencia actúa en referencia siempre a una situación absolutamente individual,

    en la que intuye valores, posibilidades. Esa intuición de la concien

    cia ética ve en el aquí y ahora lo que debe ser hecho de un modo

    personal individual, pero necesario.

     El amor.  En nivel de la afectividad se realiza una actividad tam-

     ,  Más allá del ego.  Kairos, Barcelona, 1994. pp. 108-113.

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    11/69

    i lM A R C I A N O G A R Ú A

    bien intuitiva, que percibe algo que puede ser llevado a la realidad

     jun tament e co n el dese o d e llevar lo. Se refi ere a lo posi ble , no sim

    plemente a lo necesario. Concretamente, es la decisión del yo de

    abrirse para acoger al otro.

     La belleza.  La experiencia artística es otra manifestación del ser

    espiritual inconsciente del hombre, ya que surge y se realiza más

    allá de todo intento de racionalización. Es una vibración especialdel ser ante determinadas realidades.

    Sentimientos espirituales.  De este nivel espiritual inconsciente

    pueden brotar también sentimientos finísimos que no hay que con

    fundir con otros sentimientos propios del elemento psicofísico. Es

    tos sentimientos espirituales son parte importante de la experiencia

    religiosa. Tales son los sentimientos de paz interior, alegría, bon

    dad, ternura, etc.

    Lo s fenómenos fundamentales.  El más importante objetivo de cada individuo es el desarrollo de las posibilidades de su vida perso

    nal. En ese desarrollo se comprende la correcta orientación de sus

    valores espirituales. Estos valores se realizan de modo muy especial

    en el ámbito religioso. Pero ellos no son el primer dato de la con

    ciencia.

    El hecho fenomenológico primario es que el hombre es un ser

    consciente y responsable, un ser consciente de tener responsabili

    dad. Este ser consciente está también encerrado en el inconsciente.

    De este fondo inconsciente surgen las decisiones responsables, por

    lo cual la responsabilidad debe tener también una base inconscien

    te. Entonces el hombre no ha de entenderse exclusivamente comoracionalidad.

    Dentro de esta entidad inconsciente se revela un ser espiritual,

    no material. Y dentro de este ser espiritual se descubre a su vez

    una religiosidad inconsciente. Existe en el hombre un estado in

    consciente de relación de Dios. Así detrás del yo inmanente apare

    ce el tú trascendente. El inconsciente espiritual es también trascen

    dente.Esto implica que hay siempre en el hombre una tendencia in-

    P S I C O L O G I A Y E S P I R I T U A L I D A D25

    consciente hacia Dios, una relación inconsciente pero intencional a

    Dios. Por eso se habla de presencia ignorada de Dios. Esta relación

    puede ser reprimida y por lo tanto permanecer oculta para nosotros

    mismos.

    Esta presencia escondida de Dios no debe entenderse de mo

    do panteísta, en el sentido de que el inconsciente sea divino. Tam

    poco debe entenderse como si el inconsciente poseyera una sabiduría infinita, ya que encierra a Dios, sabe a Dios. Ni se puede en

    tender ese inconsciente como algo independiente, algo por sí mis

    mo. Ni tampoco como idea innata de Dios.

    La religiosidad inconsciente emerge del centro del hombre, de

    la persona misma. Es una propiedad del ser espiritual del hombre.

    Radica en la naturaleza cognoscitiva del ser humano, abierta siem

    pre a la pregunta por la última razón de todo, justificadora de lo real

    existente, en definitiva, Dios.

    Es decir, en la racionalidad innata del hombre existe siempre la

    capacidad de preguntar por las causas últimas de todas las cosas yesta pregunta debe algún día ser hecha reflexivamente para que se

    logre la plenitud intelectual del hombre.

    Formas de religiosidad.  La religiosidad no es una forma arcaicade conciencia, pero si es reprimida puede tomar formas arcaicas,

    primitivas. La religiosidad del hombre no es una ilusión cuyo futu

    ro deba preocupar, porque es una realidad eterna, presente en la

    actualidad del ser humano.

    Muchas veces el hombre neurótico manifiesta una carencia: su

    relación a la trascendencia está perturbada. Entonces surgen las res

    puestas inadecuadas, las sustituciones de la religión connatural del

    hombre.

    Esta religiosidad reprimida se vuelve finalmente miedo pertur

    bador y genera reacciones neuróticas de angustia ante lo descono

    cido. Entonces se busca saber y si la búsqueda resulta desorienta

    da, el miedo deberá crecer y con él la angustia. La religión bien en

    cauzada deberá liberar radicalmente de todo miedo.

    M A R C I A N O Ü A K L I H

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    12/69

    26M A R C I A N O  Ü A K L I H

    Conclusión.  Entonces, la primera pregunta es:¿cómo puede la psicología cooperar con la persona para llevar ade

    lante el crecimiento y perfección de todos los contenidos de su in

    consciente?

    Y la segunda es:

    ¿cómo puede la Psic ología ayudar a la persona en el desenvolvi

    miento de su religiosidad inconsciente?

    Vamos a intentar una respuesta.

    Queremos hacerlo de una forma práctica antes que teórica.

    Contamos con grandes maestros en experiencia religiosa y psicoló

    gica: los místicos. Es preciso recordar aquí que los grandes místicos

     fueron extra ordinar ios psicól ogos por más que su lengua je y su

     propósi to no fueran hace r psico logía pura. Pero la hici eron.

     Afortunada mente hoy se cuenta con una investi gación psico

    lógica que puede realmente ayudar a estimular la emergencia de

    los contenidos más valiosos del inconsciente del hombre.

    LA PERSONA

    II •  " Hay una luz dentro de tú.  JUDITH JAMISON.

    El estudio de la persona y de los rasgos que la constituyen ha segui

    do a lo largo del tiempo dos orientaciones, que luego han podido

    reconciliarse, no simplemente excluirse.

    Orientación filosófica.  Parte del postulado de que la persona es

    un ser sustancial, dado entitativamente; se orienta más a la descrip

    ción, a la fenomenología, y menos a la conducta. Su inicio está en

    la filosofía griega; la escolástica cristiana aporta luego especiales te

    mas. Sus métodos son los propios de la filosofía.

    Orientación empírica.  La psicología empírica se dirige al cono

    cimiento científico de la conducta de la persona, no de su esencia.

    Los métodos de investigación son los propios de las ciencias posi

    tivas experimentales.

    Para la psicología los más frecuentes han sido: la observación

    naturalista, el análisis del contenido, las entrevistas, los cuestiona

    rios, los test de personalidad y el método experimental.

    1. PR IN C IPALES TEOR ÍASLas principales teorías sobre la persona son la psicoanalítica y la

    existencial. Las vamos a exponer conforme al análisis que hace Vik-

    tor Frankl en su libro  La presencia ignorada de Dios.''

    Teoría  psicoanalítica.  El todo que constituye al ser humano ha si

    do visto por el psicoanálisis atomísticamente al concebirlo comocompuesto por partes individuales. Esas partes individuales son los

    diversos impulsos que a su vez están formados por impulsos par

    ciales o componentes impulsivos.

    Con este concepto, la persona humana queda perturbada, se

    despersonaliza, desapareciendo su carácter unitario-totalitarista, que

    hay que volver a montar al final, pero ya artificialmente, porque de-

    6

      Herder. Barcelona, 1992.

    M A K L I A I N U U A I C I M

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    13/69

    2 SM A K L I A I N U U A I C I M

    be haber algo a lo que llamar "yo". Se percibe el "yo" como un mon

    taje de impulsos de "yo" que deben ser censurados y tal vez reprimi

    dos. Lo que lo reprime, lo censura, tiene que ser también impulsivi

    dad. No cabe otra alternativa para un pensar materialista como el del

    psicc (análisis.

    Hay que recordar que la base del materialismo es el atomismo.

    En esta concepción materialista atomista el hombre sólo puede serun aglomerado de átomos, de impulsos.

    Dentro de este cuadro, el ser humano es pensado como diná

    mico, con una dinámica de impulsos que constituyen y determinan

    el yo, siendo éste pasivo respecto de sus impulsos. El ser humano

    es, un ser impulsado; como tal, se construye o destruye solamente

    con impulsos, de forma mecánica. Entonces el hombre es el auto

    matismo de un aparato anímico.

    Dyer comenta con justificada ironía los resultados de esta teoría:

    "Los que están de acuerdo con las teorías /rendíanos le dirán

    a usted que su ego es algo así como "la/uente indi/erenciada de su

    energía animal"y se lo retratarán como una ci erta/uerza incons

    ciente, oscura, primitiva, no civilizada, que boy dentro de usted y

    que le destruiría a usted y a todos los que lo rodean si la dejara

    suelta».

    No es saludable vivir con la idea de que se lleva dentro un

    monstruo horrible, dispuesto a devorar a todo el mundo si lograra

    escapar. Parece que el hombre en sí es algo mejor que eso. Lo cual

    se revela en la creación de la cultura que ha desarrollado a lo largo

    del tiempo, por más que en ocasiones aparezca destructivo.

    Teoría del  análisis existencial.  La vida ofrece un carácter problemático, su esencia está oculta y sus posibilidades y sentidos tam

    bién. La vida entonces plantea al hombre la cuestión de su sentido,

    que ella no revela inmediatamente. Las preguntas pueden ser mu

    chas, pero las respuestas válidas se reducen a una sola: la respon

    sabilidad. Esa responsabilidad compromete siempre a una acción y

    7  DYER. W.  El cielo es el límite,   pp. 146-147.

    la compromete aquí y ahora. ¿Por qué leo este libro? La respuesta

    última sera: porque lo he decidido. Esta decisión es la que me per

    mite responder a la pregunta de por qué leo el libro.

    El ser humano, en lo más hondo de sí mismo, es un ser respon

    sable. El análisis existencial ve en el hombre, no un aparato psíqui

    co, sino una existencia autónoma que responde a la interpelación

    de la vida.

    Cuando se da respuesta responsable a un interrogante, algo in

    consciente es traído a la conciencia. Ese algo no es simplemente un

    conjunto de impulsos, no sería responsable; sino alguien que pue

    de responder, es decir, un ser espiritual. El ser espiritual es el modo

    propio del ser-responsable; la responsabilidad revela una existen

    cia espiritual. Esa realidad espiritual es mi propio yo, que vien e a mí

    y se me revela.

    2.  EL SER ESPI RI TUAL DEL HOMBRE

    El  inconsciente espiritual. El inconsciente contiene elementos impulsivos, como todo el mundo reconoce, y también un ser espiritual.Hay una impulsividad inconsciente y una espiritualidad inconscien

    te; lo espiritual puede ser, pues, consciente e inconsciente. La fron

    tera entre consciente e inconsciente es sumamente vaga, porosa.

    Impulso y espíritu son fenómenos inconmensurables. Lo signi

    ficativo no es lo consciente y lo inconsciente, sino lo impulsivo y lo

    espiritual, sean conscientes o inconscientes.

    Lo que caracteriza al ser humano es "estar ahí" siendo. Pero un

    estar ahí siendo responsable; por lo tanto, lo que está ahí siendo es

    un ser espiritual. El ser humano comienza allí donde deja de ser impulsado y empieza a ser responsable. Eso se da solamente cuando

    hay un yo que decide.

    La distinción entre ser impulsado y ser responsable debe ser

    comprendida lo más perfectamente posible porque ella revela la

    esencia del hombre. Para ello hay que diferenciar lo existencial de

    lo fáctico. La facticidad comprende lo psíquico y lo físico.

    Í

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    14/69

    30M ARCIANO GARCÍA

    Existencia y facticidad.  Entonces, la existencia espiritual y la fac-ticidad psicofísica son dos realidades de máxima importancia. La

    existencia espiritual se expresa como libertad, y la facticidad psico

    física como necesidad.

    El ser humano es un ser que decide, pero quien decide es siem

    pre un individuo y todo individuo es también un ser "separado".

    Entonces el ser hombre, es existir como individuo separado.

    Ser individuo separado implica estar centrado respecto de sí

    mismo. El centro del ser hombre es su espiritualidad, su ser espíri

    tu, y lo psicofísico es lo que lo rodea.

    Entonces el yo se refiere a ese centro, el hombre es ese ser es

    piritual, y tiene sus elementos psicofísicos. Yo soy la persona que

    soy, no tengo mi persona. Tengo diversas realidades que me inte

    gran, pero que no son mi yo.

    Entonces el ser humano es un ser integrado. Esa integración

    permite formar un eje que centra los diversos elementos compo

    nentes: una totalidad corpóreo-anímico-espiritual.

    Esta triple totalidad constituye al hombre entero. Respecto al

    modo como se relaciona con la conciencia esta triple totalidad se

    puede decir que corre a lo largo de un eje: consciente, pre-cons-

    ciente, inconsciente. Cualquier actividad aislada de cualquiera de

    las partes de la totalidad puede ser consciente, preconsciente o in

    consciente.

    El ser profundo del hombre. Ahora el concepto de psicología profunda adquiere una nueva significación. Profundo no es más lo vis

    ceral, como se ha venido diciendo, sino todo lo contrario. Con todo rigor, profunda es la personalidad espiritual del hombre, todo lo

    demás es menos hondo. Esta dimensión espiritual-existencial es

    siempre inconsciente por fuerza.

    La conciencia registra las actividades, no puede captar el ser del

    que proceden, porque precisamente ella es captación de dichas ac

    tividades. Tanto el ser consciente como el ser responsable son y si

    guen siendo problemas irresolubles en el plano de una reflexión

    psicológica inmanente.

    L A P E R S O N A31

    Para hablar de ellos hay que pasar al plano ontológico, en el

    que aparecen como contenidos reales del ser hombre, pero de cu

    yas esencias no se puede tener conciencia inmediata.

    La persona profunda, la persona espiritual, es irreñeja por ser

    irreflexionable, lo que puede llamarse inconsciente. El espíritu es

    inconsciente en su origen.

    Como este ser espiritual no sólo es lo más hondo sino tambiénlo más alto del ser humano, resulta que también lo más alto del ser

    humano es inconsciente. Es realmente largo el camino que viene

    desde esos oscuros fondos del inconsciente hasta la luz de una con

    ciencia iluminada. Este misterioso y complejo proceso de toda con

    ciencia es básicamente un proceso de crecimiento.

    3.  CRECER

    No poseemos ningún poder sobre nuestro ser espiritual profundo,

    permanece inconsciente y, por lo tanto, tampoco tenemos poder

    sobre nuestro crecimiento. Tenemos poder, sin embargo, sobre loque favorece la emergencia y el crecimiento de nuestro ser. Existen

    cinco vías sobre las cuales hay que andar simultáneamente si que

    remos crecer:

    Vivir relaciones vitalizantes. Nadie crece solo. Para crecer necesitamos relacionarnos con personas crecidas. Pero no cualquier rela

    ción con tales personas nos ayuda a crecer, sino una determinada

    clase de relación que llamamos vitalizante. Se da una relación vita

    lizante cuando el uno y el otro viven su propio ser, se dejan ver en

    su ser y viven a partir de su ser. En esta situación se vive el propio

    ser sin máscaras; entonces la relación se realiza en verdad por am

    bas partes. El otro despierta la vida en nosotros, y nosotros en él.

    Sin relaciones vitalizantes es imposible crecer; para el niño la nece

    sidad es absoluta; para el adulto sigue siendo necesidad porque el

    crecimiento no tiene fin, pero no es tan absoluta.

    Lo ideal es encontrar un lugar de crecimiento. Ese lugar estará

    siempre ubicado en una cultura. Un lugar de crecimiento es un con

     jun to de personas, hombr es y mujeres, cre cid os suf ici ent emen te,

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    34 M A R C I A N O G A R C I A

    Automáticamente el yo-cerebral reordena los acontecimientos,

    los ajusta al presente y quedan superados. Digo "automáticamente",

    no instantáneamente. Esto puede llevar su tiempo.

    Si tales sufrimientos fueron graves, quizá sea preciso la asisten

    cia de alguien competente en psicoterapia. No se comienza a cre

    cer sanando sufrimientos pasados, esto se hace en una etapa poste

    rior de crecimiento. Habrá que aprender a soportar ese sufrimiento. Con el ejercicio y el tiempo la sensibilidad se va liberando y se

    crean nuevos espacios vitales. Quizá no esté de más recordar la te

    sis de Dyer:

    «Aunque pueda parecer demasiado dolorosamente evidente

    mencionarlo, lo cie rto es que el pasado ha pasado, y sea lo q ue sea

    que haya sucedido "entonces", nunca volverá, y nunca podrá re

    cuperarlo»!'

    Ante el sufrimiento, hay que ser tolerantes, hay que dejarlo ex

    presarse, manifestarse, de lo contrario se enquista y es peor. Se bus

    can sus raíces, no hay que alarmarse ni rechazarlo. El tiempo es unremedio para el dolor. Pero es bueno llevar la cuenta de todos los

    sufrimientos, incluso, los pequeños, para ir más allá de ellos, para

    que no se sumen y se amontonen creando una sorda irritación.

    Vivir y actuar a partir del  propio  ser.  El ser espiritual  profundono lo percibimos, pero de él emanan certezas y evidencias. Para ha

    cer la vida tenemos que dirigirnos frecuentemente a ese lugar de

    nuestras certezas y evidencias. Ello es lo que nos da unidad y fuer

    za. Somos entonces nosotros mismos. Es vivirse en verdad y auten

    ticidad, y eso es lo más remoto posible a ser caprichoso e irrespon

    sable. Quiero decirlo con una frase de Anthony de Mello:  «Sólo lo

    que nace y se decide desde dentro es auténtico y te hace libre".

    Entrar  en las realidades profundas del  ser.  Hay que mirar la vida que brota y hablar de ello. Cada día se puede hacer alguna nue

    va experiencia de sí mismo, ir más a lo hondo de sí. A nivel del ser

    se vive sin esfuerzo, espontáneamente. El riesgo está en no darle

    9  DYER, W.  El cielo es el limite,   p. 44.

    L A P E R S O N A

    35

    valor y dejarlo sin relieve. Lo bueno que se vive, si se analiza, pue

    de crecer dentro de uno. Somos profundos. Quizá sea así como hay

    que entender las palabras de Jesús:

    «Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les

    abrirá: porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al

    que llama se le abre»   (Mat 7, 7-8).

    I'n la  historia  de  la  humanidad  existe  una  experiencia  ele  vidaespiritual múltiple, compleja, sorprenelente. Dentro de esta gama de

    fenómenos vitales, emerge una determinada categoría que es nece

    sario examinar con algún detenimiento.

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    36M A R C I A N O G A R C Í A

    FENÓMENOS PARANORMALES-porque el espíritu lo penetra todo incluso

    • lo profundo de Dios-1 C O R . 2 , 1 0 .

    1. UN EXTRAÑO UNIVERSODesde la Parapsicología. Centenares de voces llaman al hombrehoy, voces provenientes de todas las culturas, filosofías, religiones,

    prácticas, con incontables acentos, con infinitas promesas, con fan

    tásticas revelaciones y con llamativos métodos.

    En la introducción de su libro "Los fenómenos paranorniales"

    Paola Giovetti resume así los diferentes fenómenos:

    «Se trata de cl arividencia o de singulares dotes de intuición, de

    apariciones de fantasmas o de materializaciones, de sueños verídi

    cos, de precogniciones o retrocogniciones, de visiones, de lecturas

    a ojos cerrados o de realidades apartadas de la mirada, de telepa

    tía, de bilocación, de sicocinesis o telecinesis (traslado de objetos le

     janos con la fuerza síqui ca), de exper ienci as fuera del cuerpo , de

    acontecimientos que se colocan a la puerta de la muerte. A todo es

    to hay que añadir las influencias paranormales sobre instrumen

    tos técnicos, cuando se producen efectos sicocinéticos sobre la ma

    teria, como sicofonía, la sicovisión, etc.10

    Acerca de todo este universo, estudiado actualmente con serie

    dad, abundan las más variadas interpretaciones. Las diversas religio

    nes y filosofías ofrecen su versión de las cosas. Quien cultiva su es

    píritu se acerca de una forma u otra a este universo. Muchas perso

    nas se alejan de los temas de la vida espiritual huyendo, precisamen

    te, de este extraño mundo y muchas otras se pierden tras la búsque

    da de esas mismas extrañas experiencias. Existen los que quieren ser

    simples llanamente y los que desean ser expertos en esoterismo, en

    misterios y doctrinas ocultas.

    "'GIOVETTI, P.  Los fenómenos paranormales.  Ediciones Paulinas. Bogotá, 1992, p. 6.

    F E N Ó M E N O S P A R A N O R M A L E S37

    Posible  interpretación.  En primer lugar hay que admitir la veracidad de muchos hechos rigurosamente comprobados, lo que impli

    ca la existencia de esas fuerzas operantes en la naturaleza humana.

    Es también cierto, como dice Paola:

    «que los acontecimientos paranormales, siempre insólitos y

     partic ularís imos, raram ente son acogi dos de manera equil ibrada

     y seren a: en otras palabra s, hablar de esto no es fácil . Se corre el

    riesgo de no ser comprendidos o, incluso, de ser tomados por visio

    narios».  1

    '

    Generalmente se dan dos explicaciones causales de estos fenó

    menos. Una es la psicologista, que atribuye a pura creación psíqui

    ca tales fenómenos, los cuales, obviamente, no se refieren a una co

    municación con un universo más allá, sino a especiales fuerzas psí

    quicas que se activan en un momento dado.

    La otra explicación, espiritualista, admite que muchos de esos

    fenómenos revelan realmente un contacto con una realidad situada

    más allá. Dentro de esta explicación general se clan muchos matices

    y muy diverso modo de enjuiciar los distintos hechos. Generalmen

    te, en la iglesia católica se admite la posibilidad y también el hecho

    mismo de revelaciones y apariciones de santos, de bilocación, etc.,

    pero no se está tan cierto respecto de los mismos hechos alegados

    por otras personas fuera de la iglesia. 12

    Hambre de milagros. Cito otra vez a Paola Giovetti:«Hay esperanzas ingenuamente milagrosas parparte de quien

    se dirige a los agentes de lo oculto (médium, curanderos o viden

    tes), con motivaciones frecuentemente muy graves: pérdida de per

    sonas queridas de las que se desea tener noticias, enfermedades

    consideradas incurables por la medicina oficial, problemas del co

    razón y de los negoc ios, toda una gama del dolor humano. Y ofre

    cimientos igualmente milagreros y las más de las veces no atendi-

    " Ib., p. 179.

    12  MACOZZI, V.  Fenómenos paranormales y dones místicos.   Ediciones Paulinas.Bogotá 1992, pp.  33-34.

    II)

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    18/69

    tivos y al mismo tiempo r eceptivos, todos dirigidos hacia un signi

     ficado superi or. Facult ades que se manifi estan en el universo ma

    terial y que, por tanto, aunque obedeciendo a reglas que todavía

    no conocemos, entran en la posibilidad, o mejor en las potenciali

    dades humanas. Representan, pues, una especie de desafío a la fí

    sica y a sus leyes, pero no una imposibilidad».^

    Los fenómenos místicos más frecuentes son los éxtasis, los es

    tigmas, las levitaciones, las bilocaciones, la profecía, telepatía, abs

    tinencias prolongadas, curaciones prodigiosas, etc. Para los místi

    cos mismos esos fenómenos no son lo importante en sí. Escuche

    mos a san Juan de la Cruz otra vez:

    «La visión corporal o sentimiento en alguno de los otros senti

    dos, así como también en otra cualquiera comunicación de las

    más interiores, si es Dios, en ese mismo punto que parece o se sien

    te, hace su efecto en el espíritu, sin dar lugar que el alma tenga

    tiempo de deliberación en quererlo o no quererlo»}1

    Por lo tanto, para evitar problemas el maestro aconseja que se

    rechacen y no se acojan tales manifestaciones. De lo contrario, la

    reacción consciente del yo imperfecto tergiversará el propósito de

    tales dones por su actual incapacidad para vivir lo divino al modo

    divino. Pero esto plantea una cuestión, entonces: ¿por qué da Dios

    misino tales manifestaciones? Responde:

    «Está claro que para mover Dios al alma y levantarla del fin y

    extremo de su bajeza al otro fin y extremo de su alteza en su divi

    na unión, halo de hacer ordenadamente y al modo de la misma

    alma. Pues, como quiera que el orden que tiene el alma de cono

    cer, sea por las formas e imágenes de las cosas criadas, y el modode su conoc er y saber sea por los sentidos, de aquí es que, para le-

    vantar Dios al alma al sumo conoci miento, para hacerlo suave

    mente ha de comenzar y tocar desde el bajo y fin extremo de los

    sentidos del alma, para así irla llevando al modo de ella h asta el

    otro fin de su sabiduría espiritual, que no cae en sentido. Por lo

    "' GIOVETTI, p. o. c,  p. 115.17 

      Subida al Monte Carmelo,   2 , 1 1 , 6 .

    11

    cual, la lleva primero instruyendo por formas, imágenes y vías sen-

    sibles a su modo de entender, ahora naturales, ahora sohrenatttra

    les, y por discursos, a e se espíritu de Dios».w

    Para el místico Doctor hay una sola actividad válida:

    «La inteligencia oscura y general está en una sola, que es la

    contemplación que se da en jé. En ésta habernos de poner al al

    ma»}''

    Todas las demás accidentalidades no conforman valores abso

    lutos, sino momentos relativos de la ascensión espiritual, aunque

    necesarios para avanzar, pero deberán ser abandonados en la me

    dida en que se avanza.

    Lo autentico de estos fenómenos, sean ellos cuales sean, se ma

    nifiesta en la paz, serenidad, realismo y productividad que despier

    tan en las personas que los viven.

    18  Ib, 17, 3.19  nt>„  to, 4.

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    19/69

    SEGUNDA PARTE

    LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

    EL HOMBRE Y DIOS¡Oh cuan dulce será para mi tu presencia que

    • eres sumo bien!  (SAN JUAN DE LA CRUZ, D -1 28 )

    Los seres humanos actuales se sienten oprimidos por un angustio

    so sentimiento de culpa, activo y perturbador, que les hace sentir le

     jos de Dio s, separados de los de más y me re ce do re s de se r cas tiga

    dos y destruidos. Estamos realmente expulsados del paraíso. Ahora

    solamente el dolor, los sufrimientos, las enfermedades, las divisio

    nes, la violencia y la muerte, imperan en esta tierra desolada.

    Dentro de esta situación histórica sucede que alguien se hace

    creyente, es religioso e intenta vivir de ese modo. Su fe se involu

    cra necesariamente en este contexto y deberá aportar algo muy sig

    nificativo para que provoque interés. Si la fe llega a ser vivida comoliberación del estado de perdición en que vive el hombre, cumpli

    rá su función salvadora. Esta situación de perdición está constituida

    por dos elementos psicológicos básicos: el miedo y la culpa.

    1. ESTADO DE PERDICIÓNDe hecho, entre los primeros actos de la existencia consciente del

    ser humano está el de caer en la cuenta de que existe una amenaza

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    20/69

    11M A R C I A N O G A R C Í A

    constante sobre su vicia. Llegamos a adultos frecuentemente en una

    situación de angustia, pecado y desorientación, efectos todos del

    miedo. Miedo es la experiencia más primitiva del hombre.

    El miedo nace de sentir el mundo como una entidad peligrosa,

    como una amenaza. Llamamos ingenuo e inocente a quien desco

    noce o no reconoce este carácter peligroso del mundo. Sentirse

    amenazado genera miedo y crea una sensación de rencor y hostili

    dad hacia el objeto amenazador, y la hostilidad y el rencor produ

    cen odio hacia lo que nos amenaza. El odio engendra el sentimien

    to de culpa.

    Creer en Dios debe llevar a la superación de todo miedo, pues

    alguien infinitamente poderoso cuida de nosotros y de toda la crea

    ción.

    Esta creencia exige una reflexión que actualice sus potenciali

    dades. El acto de fe tiene que erradicar por medio de la confianza

    todo tipo de miedo y de culpa. Necesitamos entrar dentro de la es-tructura psíquica del miedo y la culpa para borrarlos, liberando

    nuestra mente de su tiniebla. Hay que hacer, pues, un discurso so

    bre el miedo y otro sobre la culpa.

    El  miedo.  Este sentimiento se origina en la infancia afectando laconfianza básica con incontables complicaciones. Muchas veces los

    niños sienten que aquellas personas y cosas entre las que viven son

    hostiles y les nace miedo hacia ellas, cuando debían sentir afecto y

    confianza. Esta mezcla de vivencias origina sentimientos de culpa.

    La razón de ello es que se temen aquellas mismas realidades que

    deben ser amadas según las pautas establecidas. Y de este modo, secrece en un estado de confusión sumamente doloroso.

    Por ejemplo, el niño percibe la presencia del padre como la de

    un poder impositivo, le da miedo; el miedo le produce rencor ha

    cia su padre, y odiar a su padre, a quien debía amar, le produce sen

    timiento de culpa.

    E L H O M B R E Y D I O S

    Por otro lado, todos experimentamos frecuentemente impulsos

    que calificamos de ruines: egoísmos, envidias, deseos deshonestos,

    ambiciones, etc. Estas experiencias son manifestaciones instintivas,

    impulsos nacidos del inconsciente, interpretados como malos des

    de un aprendizaje moral deficiente. Esto crea, si no se tiene una ad

    vertencia clarificadora, la sensación difusa de ser malos y por ello,

    culpables. Puede ser fuerte convicción de ser realmente mines,

    fuentes de inclinaciones naturales perversas, de ser pecadores por

    naturaleza. Generamos así miedo hacia nosotros mismos y nos des

    preciamos.

    El hombre no es un ser aislado, un individuo solo, indepen

    diente de todo influjo, sino un ser relacionado con los demás, vin

    culado a una cultura, ciudadano del mundo. ¿De qué mundo? No

    ciertamente de un mundo de ángeles, sino de todo lo contrario.

    Veamos un testimonio antiguo.

    «Como ademá s juzgaron inadmisible seguir reconociendo a Dios, los entre gó Dios a la inadmi sible menta lidad de rompe r toda

    regla de conducta, llenos como están de toda clase de injusticia,

     perve rsidad, codic ia y malda d; plaga dos de envidi as, homi cidio s,

    discordias, fraudes, depravación; son difamadores, calumniado

    res, hostiles a Dios, insolentes, arrogantes, fanfarrones, con inven

    tiva para lo malo, rebeldes a sus padres, sin conc iencia, sin pala

    bra, sin entrañas, sin compasión»  (Rom l, 28-31).

    Terrible visión del hombre ésta, pero no menos real respecto

    del ser humano de hoy que en relación con el de aquellos pasados

    tiempos. Veamos un testimonio actual:«En la actualidad, como resultado del aumento de estrés y mie

    do en el mundo, vivimos un alarmante crecimiento de la droga-

    dicción, del castigo físico y emocional, el incesto, el suicido de ado

    lescentes, el divorcio y las familias de un solo padre. La preocupa

    ción aumenta y también e l miedo por la lluvia acida, las lluvias

    que desaparecen en las zonas de bosques y la capa de ozono. A de-

    M A R C I A N O G A R C Í A E L H O M B R E Y D I O S 47

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    21/69

    46M A R C I A N O G A R C Í A

    más, la cr isis del SIDA ha c reado una epi demia de temor y de his

    teria que aumenta la sensación de aislamiento».20

    No es fácil vivir sin miedo en semejante mundo. Sin embargo,

    el miedo no aparece siempre en la conciencia como tal, se disfraza.

    Para identificar el miedo es necesario tener bien clara la observa

    ción de Jampolsky:

    «Con frecuencia, la i ra, la envidia, la depresión y la hostilidad

     parec en ser emoci ones totalme nte difere ntes. En reali dad todas son

     facetas del miedo» ?1

    El miedo es una entidad presente en toda reacción inadecuada.

    Para desarrollar la fe en Dios es necesario destmir esa entidad bási

    ca perturbadora que es el miedo.

    El ser humano está lleno de deseos, unos espirituales y otros

    carnales. La ley viene a poner coto a los deseos carnales con sus

    prohibiciones: no adulteres, no robes, no engañes, no desees... Se

    supone que el deseo del hombre es contrario a Dios, por lo que

    siempre es pecado.

    Así todo deseo se vuelve una fuente de dolor, ansiedad, temor,

    depresión, porque no se cumple la ley. Cuando se cumple y se ma

    ta el deseo, es fuente de satisfacción y vanidad. Y nace la culpa otra

    vez y el miedo de Dios. Creer en Dios como guardián de la ley pue

    de crear grandes conflictos.

    Muchas personas recuerdan que fueron amenazadas en su ni

    ñez con el castigo de Dios. Otras personas experimentan dificulta

    des en relación con el concepto de "padre" debido a que sus expe

    riencias familiares fueron muy negativas respecto de sus padres. Esto ha motivado que el apelativo "padre" con el que se llama a Dios,

    no sea sentido con mucha fuerza por el creyente normal.

    La cultura occidental cristiana ha transmitido el concepto de

    Dios como una instancia inapelable que condena a un infierno o a

    un cielo eternos. Aquello de santa Teresa  «Pena y gloria para siem

     pre, siempr e, siemp re».12

    2,1   JAMPOLSKY, G. G.  Amares la Respuesta,  Paidós, Barcelona  1 9 9 1 ,  p.  1221  Ib., p. 68.22

      L ibro de la Vida,   1,   5.

    O O S47

    El sentimiento del pecado es algo que debe tener el fiel, como

    si se le pidiera que viva con sentimiento de culpa, con miedo a

    Dios. ¡Oh, el santo temor de Dios!

    Son importantes en este sentido las observaciones de Víctor E.

    Frankl, 2í  quien afirma que una defectuosa orientación religiosa con

    lleva elementos neurotizantes porque implica la frustración de una

    tendencia natural del ser humano, la tendencia religiosa. No es lomismo oír hablar de un Padre amoroso que acoge, que sentirse an

    te un poder inexorable que puede enviar al infierno sin conmisera

    ción.

    La historia religiosa corriente presenta el origen de la humani

    dad a partir de un pecado original que nos hizo pecadores a todos,

    además de despojarnos de especiales dones con que supuestamen

    te fuimos creados por Dios, encontrándonos ahora inclinados al

    mal, apartados del amor de Dios, totalmente perdidos. Otra fuente

    más de miedo.

    La culpa. El miedo y la culpa son hermanos inseparables. Aunqueno pueda demostrarse que toda reacción neurótica este constituida

    por el sentimiento de culpa, parece ser cierto que sí está siempre

    acompañada del mismo. Por lo tanto, la culpabilidad está presente

    en toda perturbación psíquica. Siempre que hay culpa, un agente

    perturbador está entorpeciendo la buena marcha de la existencia.

    Las personas tienen, en términos absolutos, la capacidad para

    obrar conforme al dictamen de su recta conciencia o de obrar en

    contra de este dictamen. Llamamos culpa al estado de conflicto ori

    ginado en la conciencia por el hecho de saber que se ha obrado en

    contra de las exigencias morales admitidas por motivos reconoci

    dos como no válidos. A este saber que se ha obrado mal responde

    un sentimiento de culpa que expresa la conciencia moral sana del

    ser humano responsable ante Dios, ante sí y ante los demás.

    El finísimo análisis de extraordinarios estudios, ha revelado las

    múltiples implicaciones y las casi infinitas complejidades de este

    23  La Presen cia Ignorada de Dios,  Herder, Barcelona 1992.

    M A R C I A N O G A R C I A E L H O M B R E Y D I O S

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    22/69

    I SM A R C I A N O G A R C I A

    sentimiento que tiene enormes potenciales, tanto positivos como

    negativos. Si bien es cierto que la culpa como acto responsable só

    lo puede ser  consciente, el  sent imiento de  culpa  h u n d e  sus raices

    siempre en el inconsciente y se entreteje en la urdimbre básica del

    propio psiquismo.

    También se ha esclarecido que el remedio de la culpabilidad

    consciente, como acto libre y responsable, es el arrepentimiento y

    la enmienda, actuados con la certeza del perdón.

    Fuentes del sentimiento de culpa.  F.l sentimiento de culpa, como

    el miedo, hunde sus raíces en la ignorancia.

    «Apenas¡yodemos de raíz conocer una verdad»  2

     \   afirma tajan

    temente san Juan de la Cruz. El origen psicológico del sentimiento

    de culpa, en último análisis, está en la defectuosa percepción del

    mundo y de nosotros mismos.

    Para comprender la forma de percibir el mundo que tenemos

    las personas es importante recordar la teoría de George A. Kelly sobr e  "los constructos personales". 2''   Cacemos ingenuamente que el

    mundo que nos rodea es lo que determina nuestra percepción, la

    cual responde objetivamente a los informes que los sentidos reci

    ben de la realidad. Lo cierto, sin embargo, es que percibimos lo ex

    terior interpretándolo conforme a las experiencias internas que he

    mos empezado a tener incluso desde antes de nacer.

    Las primeras percepciones son en extremo confusas, demasia

    do primitivas, para darnos una imagen adecuada del universo. De

    hecho, en la infancia y primera niñez, nos hacemos representacio

    nes incorrectas del mundo y las proyectamos luego en las nuevas

    percepciones.   C o m o   afirma Jampolsky:

    «Aunque tal vez creamos que nuestras percepciones son como

     fotog rafí as de objeto s exte rior es a noso tros y que toma mos con una

    cámara, lo cierto es que son en realidad proyecciones de pensa

    mientos (¡ue se originan en nuestra propia mente. Puesto que siem-

    •' Subilla del Monte Carmelo   3, 3,2.2Í  KELLY, G. A.  The psycologv of personal coustruets.  Norton, New York 1995.

    E L H O M B R E Y D I O S19

     pre mira mos dentr o ante s de mira r hac ia afuer a, lo que vemo s es

    nuestro propio estado mental que se refleja hacia el exterior».26

    Ejemplo. Dos niños pasean por un parque y ven un mismo perro:

    uno siente alegría por el animalito y el otro grita angustiado por el

    miedo que le inspira. El primero ha tratado estos animales sin pro

    blema alguno, el otro Ríe recientemente mordido y gravemente he

    rido por un perro. Se comprende que la percepción del perro queambos realizan sea objetiva, los dos ven un perro; más, para uno el

    perro es un animal amable, para el otro, una fiera terrible.

    Para la mayoría de nosotros, el mundo es una fiera terrible, dis

    puesta  a  despedazarnos en la primera ocasión. Nada extraño es,

    pues, que vivamos llenos de miedo, de hostilidad y de sospechas

    respecto del mundo, de las personas y de los acontecimientos. Lle

    gamos a adultos llenos de miedos, heridas, recelos y rencores; a tra

    vés  de   e l l o s   miramos  el  mundo, que  no puede  d e j a r de  p a r e c e m o s

    una realidad cruel y muy peligrosa.

    Ahora sentimos odio hacia ese mundo amenazante, que puedeser la propia familia, los amigos, los compañeros de trabajo, uno

    mismo; y ese sentimiento de odio genera la culpa, porque lo que se

    debía sentir era amor y confianza. Esto funciona en un nivel fre

    cuentemente inconsciente. Si nos conociéramos profundamente,

    nos amaríamos y amaríamos a los demás. En la raíz del miedo y la

    culpa está la ignorancia.

    El temor a sufrir desgracias que necesariamente el futuro debe

    rá traer, es otra fuente de culpa. Es que debemos ser castigados y lo

    seremos más temprano o más tarde. El peor efecto del pasado no

    es contaminar el presente, sino el futuro, proyectar hacia adelante

    las experiencias dolorosas pasadas y augurar mayores sufrimientos

    para los tiempos por venir.

    El futuro es un desconocido. El miedo a la eterna condenación

    por sus pecados puede existir en cualquier persona que no haya

    avivado su esperanza. Ese oculto sentimiento de culpa nos impide

    sentir la salvación.

    -"JAMPOLSKY, G. G.  Adiós a ta Culpa,  Los libros del comienzo,   Madrid 1996,  pp.47-48.

    5 0M A R C I A N O   Ü A K U A E L H O M B R E Y D I O S

    51

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    23/69

    5 0

    La fe en Dios deberá ayudarnos a sentirnos siempre protegidos

    por él. Tenemos el derecho de pensar que  «No pesa co ndenación

    alguna sobre los que son de Cristo»,   (Rom. 8,  i).

    El futuro es una proyección del pasado. Pero el verdadero me

    canismo psíquico por el cual el futuro se convierte en fuente de

    miedo es la proyección de los acontecimientos dolorosos del pasa

    do en el futuro; lo que acontece debido a la culpa.Pero liberarse del miedo al pasado y al futuro sólo es posible vi

    viendo en el presente, aquí y ahora, liberados de sentimientos de cul

    pa. Porque aquí y ahora es lo único real, aquí y ahora es la eternidad.

    Nacidos en una cultura violenta, crecemos en medio de aconte

    cimientos incomprensibles y muchas veces dolorosos. Pronto senti

    mos que el medio en que vivimos es ciertamente peligroso y ame

    nazante, lo cual genera una hostilidad difusa hacia el mundo que

    nos rodea.

    Las culturas han adoptado el punto de vista de la culpa como

    una forma de dominación. Si somos malos no tenemos derecho a la

    libertad. Quien quiera dominarnos quitándonos la libertad, debe

    convencernos previamente de que somos malos. El hecho es que

    han debido ser creados muchos organismos represivos, cuerpos po

    liciales, jueces, tribunales, cárceles, condenas, pena de muerte, etc.,

    a fin de persuadir a la gente a que no obre mal. Esto no sólo supo

    ne ya la culpabilidad, sino que la crea. Lo cual implica el reconoci

    miento de que se puede obrar mal en cualquier momento, por lo

    que se legitima toda la estructura represiva. Ello se enuncia simple

    mente: los ciudadanos son malos, hay que crear cárceles. Y se crean.

    Las culturas ejercen así su control sobre los individuos y los grupos,

    ayudando a crear sentimientos de culpabilidad.

    Los juegos de la culpa.«Todas las interacciones conflictivas que tenemos con las otras per

    sonas, sea cual sea la forma que adopten, son simples variaciones

    del juego de la c ulpa. Nuestra mente está debatiéndose constante-

    51

    mente con las preguntas: ¿Quién es culpable? ¿Quién es inocente?

    ¿Con quién estamos seguros y a salvo? ¿De quién debemos tener

    miedo?».21

    Los impulsos defensivos del yo nos llevan a ese estado mental

    buscando seguridad. Lo primero que sentimos es la necesidad de

    castigar al culpable, sea éste quien sea, uno mismo, un amigo, un

    familiar. La tragedia del juego de la culpa consiste en que tiende adestruir, a matar. Hay un juego consciente y otro inconsciente. Fre

    cuentemente somos víctimas de ambos juegos, con la consecuencia

    de que a través de ellos no podemos ver nada positivo. Entonces la

    vida se pasa buscando culpables, alguien a quien incriminar por

    nuestras infelicidades.

    Mecanismo del sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa hace que nos sintamos indignos, merecedores de ser atacados y des

    truidos. Como Caín, pensamos que quien nos encuentre, nos ma

    tará.  (Gen.  4 , 1 4 ) .

    El funcionamiento de este sentimiento, muchas veces incons

    ciente, es el siguiente: primero nos vemos culpables, después, por

    el mecanismo de proyección, pensamos que los otros nos culpan y,

    a partir de sentirnos culpables y culpados por los demás, desarro

    llamos ira hacia los otros y hacia nosotros mismos.

    El resultado final es la pérdida de la autoestima: somos seres in

    dignos, viles, incapaces, indefendibles e indefensos, y así aceptamos

    resignadamente ser expulsados del paraíso, de la paz y del bienes

    tar. Aceptamos entonces que la tierra no puede ser más que un va

    lle de lágrimas.

    Pero como no se puede vivir así, con estos sentimientos, se co

    mienza a disfrazar la propia existencia a fin de presentarnos inta

    chables ante los demás. Aquí es preciso recordar la teoría de Frede-

    rich S. Perls 28  sobre la "fachada". Entiende este autor que las dificul-

    27  JAMPOLSKY, G. G.  Amares la respuesta,  o. c, p. 110.28   Fundamento de la terapia de la Gestalt,  Munich 1979.

    52M A R C I A N O G A R C Í A E L H O M B R E Y D I O S

    53

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    24/69

    52C O G C

    tades psíquicas de las personas provienen del hecho de que, al no

    atreverse a ser ellas mismas, se crean fachadas, detrás de las cuales

    se ocultan, terminando después aisladas tanto de los demás como

    de sí mismas.

    Visto desde la culpa el mundo es una densa nube de tinieblas.

    Solamente existen cosas malas: malas personas, malas noticias, ma

    los acontecimientos, temibles peligros. Y no queda más remedioque aprender a vivir defendiéndose de este desastrado mundo.

    Entonces es natural que nos sintamos deprimidos, huecos, va

    cíos, incapaces de sentir amor. Como así tampoco se puede vivir,

    comenzamos a buscar bienestar por todas partes sin encontrarlo

    nunca. A este propósito vale la descripción que san Juan de la Cruz

    hace de la condición de quien se enreda en deseos sensoriales:

    "Será bueno poner aquí y decir cómo estos apetitos causan en

    el alma dos daños principales: el uno es que la privan del espíritu

    de Dios, y el otro es que al alma en que viven la cansan, atormen

    tan, oscurecen, ensucian y enflaquecen y llagan»}''

    Y así cansados, atormentados, oscurecidos, sucios, enflaqueci

    dos y llagados, vamos por la vida aplastados por la culpa, llenos de

    miedo y sin ningún respeto por nosotros mismos.

    ¿No habrá otra forma de pasar por la vida?

    2. LA EXPERIENCIA DE FE.

    "Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de

    la tierra, de todo lo visible y lo invisible».

    Origen psicológico de la fe. ¿Cómo se llega  a decir   creo en  Dios?En la naturaleza humana hay una disposición para recibir la llama

    da de Dios y responder a ella. La respuesta de fe va a depender

    concretamente del contexto de cada persona. Y esos contextos son

    muy desiguales y ambiguos, por lo que las respuestas serán muy di

    versas. Pero existe una realidad universal, el miedo y la culpa, que

    Subida al Monte Carmelo   1, 6, 1.

    53

    dificulta el encuentro con Dios, que tiende a alejarnos de Dios, a

    ocultarnos a Dios.

    ¿Qué significa, en esta realidad, decir creo en Dios? De hecho,significa muy diversas cosas. Pero debiera significar algo muy es

    pecífico:

    «La esencia de la auténtica religiosidad y de los verdaderos

    sentimientos religi osos no se halla satisfecha cuando el hombre lla

    ma a Dios por temor ante el destino y por la preocupación de su

     prop ia cons ervac ión, sino sólo cuando , grac ias a la vener ación ,

    sabe que su existencia está ligada a un ser superior, ilimitado y por

    tanto más allá de toda posibilidad de comprensión ».30

    Se dan, pues, dos formas de afirmar la existencia de Dios, una

    defectuosa, otra correcta. Como acontece con todo lo humano,

    también lo religioso puede ser alterado, deprimido, falsificado. Por

    eso se necesita también en este campo un discernimiento capaz de

    separar lo aparente de lo verdadero. También lo religioso es ambi

    guo y quizás más que otros elementos, por ser una realidad de laconciencia profunda, tan difícil de esclarecer.

    ¿Cómo se llega, pues, a decir creo en Dios? La presencia de lotrascendente aparece como realidad en la conciencia humana de

    forma irreflexiva siempre, pero en un tiempo posterior puede ha

    cerse reflexiva y entonces se pueden producir razonamientos técni

    camente válidos. La idea o el sentimiento de Dios forma parte de los

    contenidos de nuestro inconsciente; alguna vez esa presencia aflo

    rará a nuestra conciencia. Existe la posibilidad de interpretarla erró

    neamente.

    Presencia inconsciente de  Dios. Escribe Viktor Frankl:«El análisis existencial descubre dentro de la espiritualidad incons

    ciente del hombre algo así como una religiosidad incon sciente de

    relación a Dios, que aparece como una relac ión a lo trascendental

    inmanente al propio ho mbre, aunque a menudo latente en él».31

    311  LERSCH, Ph.  La Estructura de la Personalidad,  Herder, Barcelona 1970, p. 244.31

      L a presencia Ignorada d e Dios ,  o. c , p. 68.

    54 M ARCIANO GARCÍA E L H O M B R E Y D I O S

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

    25/69

    ¿Cómo captar y desarrollar esta fe que brota desde lo incons

    ciente? Por sí misma, siempre la experiencia inicial del acto de fe es

    de alegría porque se ha encontrado la fuente de donde mana toda

    la realidad y la vida. Pero esa alegría está gravemente amenazada

    por el miedo y la culpa con que vivimos. Un mundo triste nos im

    pide otorgarle realidad.

    El desarrollo de esta experiencia puede ser muy distinto en ca

    da religión y, también, en cada persona. Las religiones ofrecen di

    versas imágenes de Dios, aunque todas le reconozcan como Abso

    luto, Señor y Dueño. Se brindan distintas oportunidades de desarro

    llo de la fe.

    La psicología tiene una necesaria palabra que decir respecto

    del funcionamiento religioso del hombre. Debe acercarse cuanto

    pueda a ese diálogo entre gracia divina y respuesta del hombre, ins

    piración y reflexión, para ayudar a su esclarecimiento.

    La libertad del acto de fe. La fe, como la vida espiritual en gene

    ral, brota según hemos dicho, del inconsciente. Su fuente primera

    es el ser espiritual inconsciente del hombre, pero no surge sola, co

    mo si fuera la única realidad experimentada, sino que viene a la

    conciencia entre el conjunto de los demás instintos y formas senso

    riales.

    El proceso por el cual las capacidades espirituales inconscien

    tes se van haciendo conscientes, se activan y orientan la existencia,

    es el desarrollo mismo de la espiritualidad. Poco se sabe de los di

    namismos de ese acontecer interior. La gracia de Dios que da la fe

    es también un elemento inconsciente que actúa fuera del dominio

    de la conciencia, aunque sus efectos se hagan luego conscientes.'2

    La característica específica del ser humano es la libertad; el in

    dividuo debe escoger entre las reclamaciones instintivas sensibles y

    las racionales, lo cual nunca es fácil. La ambigüedad es la condición

    del hombre. Parece, por el poco número de personas que han lo-

    32  VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, A.  Notas para una lectura de las "Moradas" de SantaTeresa desde la psicología profunda,  en Revista de Espiritualidad 41 (1982) p. 476.

    grado altas cimas de experiencia religiosa, que es algo que, efecti

    vamente,  se alcanza por ventura?*

    Todos los autores espirituales, de todas las religiones, descri

    ben la vida espiritual como un proceso en el que se pueden distin

    guir grados, etapas o diversos momentos, que van desde una situa

    ción descrita como de gran oscuridad, hasta otra, opuesta, de per

    fecta iluminación. Se comprende que los primeros momentos de

    emergencia de la experiencia religiosa sean definitivos para el futu

    ro progreso de la misma.

    Vamos a tratar algunos temas muy importantes referentes al ac

    to de fe en Dios que el hombre ha pronunciado y que debe alcan

    zar todo su valor.

    La pregunta por el fundamento primero.  La fe es una vivenciaque brota del inconsciente. Uno se encuentra creyendo, interesado,

    al menos, por las cuestiones religiosas. ¿Cómo justificar racional

    mente el acto de fe en la existencia de Dios? ¿Cómo puedo decir ra

    zonablemente "creo en Dios"?

    Existe en la mente humana la tendencia espiritual de búsqueda

    del fundamento último y radical de toda existencia, y se expresa así:

    ¿Por qué existe algo en lugar de no existir?

    Esta necesidad de preguntar existe en la dimensión inconscien

    te de la inteligencia humana y debe abrirse paso entre las otras ne

    cesidades más inmediatas, evidentes y palpables, por ser sensitivas

    e instintivas. Nada extraño tiene el que esta tendencia espiritual

    quede bloqueada o distorsionada en el curso de la vida de los di

    versos individuos, sobre todo, si tenemos en cuenta la situación de

    miedo y culpa que nos prohibe saber demasiado.

    La pregunta sobre el fundamento último de toda realidad está

    hecha siempre en el inconsciente y puede aflorar a la conciencia

    con mayor o menor exactitud. Cuando se produce de una forma

    más o menos lúcida, puede ser respondida con la afirmación de

    una causa universal que justifica la existencia de lo real, o con la ne-

    13  SAN JUAN DE LA CRUZ,  Glosa a lo divino,  4.

  • 8/18/2019 Psicología de La Experiencia Religiosa

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    gación de la existencia de tal causa. ¿Existe algo que sea el funda

    mento último de toda realidad aparente? Quien diga no, está res

    pondiendo de forma atea.

    La  respuesta atea.  Aparentemente es  fácil  ser ateo, porque, comodice Jampolsky:

    «Nuestro ego no quiere que creamos en la existencia de un

     Dios amoro so ni en el hech o de que nuestra reali dad es simpl emente una expresión de su amor. En vez de eso, trata de persuadirnos

    de que n uestra verdadera realidad es n uestra forma física, nues

    tro cuerpo».*

    Muchas personas sentirán dificultades para creer en la existen

    cia de Dios debido a que han recibido una imperfecta propuesta de

    Dios de parte de los creyentes mismos.

    Independientemente de esas circunstancias, la idea de que to

    do debe tener un fundamento que justifique su existencia, es decir,

    que no se dan efectos sin causas proporcionadas, es espontánea en

    el ser humano. Se puede llegar a la evidencia de que los seres queconforman el mundo de nuestra experiencia carecen de un funda

    mento último en sí mismos, y, lógicamente, deberán tenerlo fuera

    de ellos. Con el concepto "Dios" queremos expresar aquel último

    fundamento de todo lo existente: Dios creador.

    Cuando alguien, siguiendo a su ego, dice que no existe Dios,

    pero confía en la realidad, esa confianza queda infundada, ya que

    si no existe Dios no hay ninguna condición de posibilidad para la

    realidad, que en sí misma es problemática, carece de fundamento.

    Cuando alguien no identifica a Dios con el fundamento último

    de toda realidad, entonces su concepto de Dios es inadecuado. Sise afirma el fundamento último y se niega a Dios, se está negando

    un concepto vacío y afirmando a Dios en el fundamento de esa rea

    lidad que se reconoce.

    Quien niega la existencia de Dios, rectamente entendido, no

    sabe en definitiva por qué sigue confiando en la realidad, cuyo fun-

    " JAMP OLS KY. O ( .  Atliós a Iti Culpa, o. c.  p.  226.

    damento niega. Con el no a la existencia de Dios se niega el funda

    mento primero, el soporte radical y la última meta de la realidad. La

    consecuencia lógica del ateísmo es el nihilismo; quien no lo asume

    no es real ni seriamente ateo.

    Quien niega la existencia de Dios deja

     sin realización su tendencia inconscien-

     te racional.

    La negación de la existencia de Dios es una represión de la ten

    dencia inconsciente hacia lo trascendente, y crea, por un lado un

    estado de frustración, mientras que por otro desarrolla mecanismos

    de compensación, de sustitución, y finalmente conduce a un irra

    cional miedo existencial.

    Es un estado neurótico en el que se vive con la ansiedad de

    quien no sabe de dónde viene, ni a dónde va, ni qué puede esperar

    a no ser simplemente morir. Nada existe que aporte un sentido últi

    mo justificador de la realidad. Se pueden tomar distintas actitudes:

    • No pensar en eso , olvidarse de la muerte. No es la solució n.• Luchar contra Dios. Muc has persona s viven lucha ndo contra Dios

    y así aumentando su sentimiento de culpa y su miedo a ser eterna

    mente condenadas, fingiendo ante sí mismas no creer en Dios pa

    ra salir de su terror. El círculo tendido por el ego se vuelve diabóli

    co: cuanto más miedo, más culpa; cuanto más culpa, más negación;

    cuanto más negación más miedo.

    • Entregar se a una vida justa y temerosa. Decir que no se cree en

    Dios y vivir como si se creyera, por si acaso existe.

    • Volcarse en la vida de los placeres. Pues es lo único que se pue

    de esperar y aturdirse en ellos.

    La  respuesta religiosa. La conciencia religiosa se justifica desde elplanteamiento que toda persona necesita hacer tanto ante su pro

    pia existencia como ante la existencia ajena, incluso si no es una

    persona intelectualmente cultivada. Ese planteamiento puede for

    mularse así de modo reflexivo:  Es obvio que yo existo y que los ob

     jetos que me rodea n existe n y yo confí o en la solide z de esa certe

     za.