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Orientación Socioprofesional y Tránsito a la vida adulta de los jóvenes

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Proyectos de Orientación Socioprofesional y Tránsito a la vida adulta de los jóvenes

La vida no traiciona, sólo existe de un modo diferente al esperado

Luis García Montero

En este nuevo siglo que estamos empezando a vivir, la especialización del conocimiento impide ver lo global, así como lo esencial del mundo que nos rodea. “Ahora bien, los problemas esenciales nunca son parcelarios y los problemas globales son cada vez más esenciales. Además, los problemas particulares sólo pueden ser planteados y pensados correctamente dentro de su contexto, y el contexto mismo de estos problemas deber ser planteado cada vez más dentro del contexto planetario” (Edgar Morin, 2001).

La creciente parcelación de saberes en el mundo actual, conlleva una parcelación en el campo de intervención que se considera como propio, pues cada vez la responsabilidad personal y social se reduce a este saber o campo en el que me muevo como persona o ciudadano. No comprender el mundo, impide responsabilizarse de acciones que atañen al desarrollo adecuado de la vida en este, pues no se comprende en qué medida afecta algo global o ajeno a mi parcela de saber o bienestar, e inversa.

El derecho de acceso a un trabajo elegido, como defiende nuestra constitución, se encuentra convertido en un mito al que miles de personas intentan dar alcance. Este presupuesto lógico que empieza a parecer ilógico a las nuevas generaciones, ha logrado convertir un derecho esencial de cualquier ciudadano en un problema de difícil solución, en el que cada vez se parcelan más las soluciones y resulta más difícil comprender la dinámica sobre la que se sostiene.

La imposibilidad de acceder a un desarrollo profesional y social elegido, es la consecuencia de muchos procesos que influyen sobre los ciudadanos desde diferentes ámbitos, hasta lograr definir de manera predeterminada el horizonte de llegada estipulado en función del contexto de origen. La elección de un empleo de manera autónoma, pasa por la construcción de deseos que orienten el desarrollo profesional de una manera estructurada. Si unimos la existencia de un menor número de posibilidades de elección y desarrollo a medida que se bajan escalones en el orden social establecido, a la par que aumentan las barreras de acceso a un empleo; encontramos una situación que lejos de arrojar luz sobre los problemas, tiende a oscurecerlos aún más.

Romper la lógica determinista del sistema de clases, y ayudar al desarrollo autónomo de la carrera profesional, se convierte en el objetivo común de cualquier proyecto, programa o política destinado a orientar profesionalmente a los ciudadanos.


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Frente a procesos de orientación puntuales en su duración, y encasillados en un análisis parcelado de los problemas, se hace necesaria la incorporación de nuevas maneras de ver e interpretar el mundo, y la posibilidad de dotar de estas mismas capacidades al conjunto de la ciudadanía, para que sea ella en base a este análisis, y no un agente externo quien tome sus propias decisiones. Actualmente nos encontramos en una tendencia expansiva a la hora de elaborar proyectos que palien los múltiples problemas detectados en todos los ámbitos, pero no aparecen soluciones a ninguno de ellos. Es hora de dejar de generar proyectos para cualquier problema pero soluciones para ninguno.

Transferir capacidad de análisis e interpretación, generar nuevos deseos y motivos en el desarrollo de la propia trayectoria profesional, y ayudar en la toma de decisiones sobre lo analizado y deseado, conforman una tríada de objetivos que favorecen la capacidad autónoma de las personas, frente a una orientación actual basada en un universo de opciones limitadas y de futuro definido de manera externa a las necesidades y posibilidades de la persona.

Nuestras actuaciones han estado muy centralizadas en uno de los tres ámbitos sobre los que podemos incidir: problemas; actitudes, características (capacidades y capital cultural, social, económico, etc.) de los individuos; y causas estructurales (que hacen que estas personas hayan llegado a esta situación). La gran mayoría de intervenciones se centran en la resolución de problemas relacionados con las características de las personas, y en menor medida en la solución de problemas inmediatos, existiendo un vacío de actuaciones que trabajen las causas que generan esas características que a su vez generan los problemas inmediatos.

La necesidad de cambio en las políticas actuales de orientación, requiere de intervenciones en las que la misión actual de salvamento y ayuda al “desorientado”, queden relegadas a un plano residual, y donde el objetivo de aprendizaje de nuevas competencias básicas para la definición autónoma de la carrera profesional, “oriente” un proceso de trabajo compartido con el resto de instancias socializadoras que de manera continuada en el tiempo genere resultados.

Es este un trabajo que no puede (ni debe) desarrollarse en soledad, buscar la complicidad del resto de agentes capacitados en el entorno, y definir de manera conjunta nuevas formas de hacer, es una tarea que genera maneras diferentes de afrontar los problemas desde los servicios de orientación y resto de organismos.

Nuevas competencias de siempre en el nuevo milenio.

La necesidad de nuevas competencias en un nuevo milenio, abre la puerta a opciones de aprendizaje y a conocimientos que han sido relegados a un segundo plano a lo largo del siglo XX. La necesidad de comprender el mundo se convierte en una realidad inmediata cuando este se vuelve incomprensible.

Definir el itinerario profesional desde una edad temprana, en base a una lectura del entorno socializador y de las propias competencias, era una tarea normalizada en la Europa de principios y mediados de siglo, ya fuera porque las opciones estaban muy delimitadas en base al sustrato social de origen, o como lectura habitual del entorno en el que uno debía de desenvolver su vida, que tenía una connotación hostil para la mayoría de la población hasta mediados de siglo (sin olvidar que la continua teniendo en las sociedades agrarias o relacionadas con modos de vida y trabajo más precarios).


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Esto provoca un colapso y una mayor indefinición de itinerarios en las dos últimas generaciones a nivel estatal, que no logran asimilar la oferta de información existente, y que no cuentan con la capacidad para analizar el entorno y tomar decisiones en base a la construcción de un itinerario de desarrollo personal elegido, pues no se enseña en la escuela a interpretar un mundo cada día más complejo.

Por eso son necesarias nuevas competencias que desde siempre han existido en el ser humano, pero que no hemos sabido reconvertir al contexto actual, hasta el punto de imaginarlas imposibles o de difícil transferencia a las personas.

Vivimos en plena sociedad del conocimiento, donde las personas son segmentadas en base a su capacidad para interpretar el mundo y poder interaccionar en el de manera autónoma. Encontramos personas que no saben leer y escribir, y encontramos a personas que poseyendo ambas capacidades, son incapaces de entender que ocurre a su alrededor. Surge una nueva estamentación donde unas personas interpretan correctamente la información, otras son capaces de interpretar la información y utilizarla de manera adecuada en diversos contextos, y surge una clase marginada donde quedan agrupados aquellos que no presentan ninguna de estas capacidades. Y no produce sorpresa, aunque sí debería producir indignación, que curiosamente esta nueva estratificación del saber vuelve a dividirse en ciertas clases socioeconómicas o culturales más favorecidas.

La hiperespecialización existente en todos los campos, ayuda a no comprender el mundo (como comentaba Edgar Morin en el texto de inicio), y a imaginar la conexión de conocimientos y el pensamiento de manera global u holística como una cualidad reservada a unos privilegiados. Este es un error muy frecuente. La capacidad para interpretar el mundo de manera compleja siempre ha estado presente como una de las muchas capacidades humanas. Es la dimensión la que ha cambiado, y la educación actual ha sobredimensionado esta dimensión, y ha parcelado su estudio con idea de facilitar su compresión cuando lo que ha logrado es dificultarla. Sólo determinadas clases sociales logran a través de otros procesos de socialización y educación transversales transferir las competencias necesarias para entender el entorno, cuando estas debieran ser el motor de la educación futura.

Enseñar a comprender el mundo y a decidir el camino que se desea seguir dentro de este, en base a una diversidad de itinerarios y opciones de desarrollo, son los desafíos que debe enfrentar una orientación bien entendida, esto es; como un elemento de lo que debería ser una nueva educación del futuro.

Desde este análisis de la situación, complementado con el estudio de casos y prácticas europeos e internacionales, decidimos desde Ocionalia poner en marcha algunos proyectos orientados a la consecución de estos fines:


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Ayudar a entender el mundoAyudar a entender el mundoAyudar a entender el mundoAyudar a entender el mundo

www.proyectocrecer.es

¿Por qué CRECER?

A día de hoy, no existe ningún agente socializador que enseñe a los jóvenes a elegir entre opciones personales y profesionales, que aconseje qué rumbo tomar en su emancipación de casa o en el primer trabajo. No hay nadie que explique cómo funciona un banco, un crédito, un contrato de trabajo o la hipoteca de un coche. Nadie que explique dónde se puede viajar y cómo, qué estudiar según tus intereses, qué hacer en el tiempo libre fuera de lo obvio, o cómo organizar mejor el tiempo y el dinero de que se dispone, etc.

Los aprendizajes básicos que una sociedad debería dar a sus jóvenes para ayudarlos a transitar con opciones de éxito hacia una mayor asunción de responsabilidades y toma de decisiones en su vida adulta, han desaparecido. Antes era fácil transmitir los elementos simbólicos y culturales que conformaban el patrimonio social de un pueblo o ciudad, pero a día de hoy, esta tarea se ha diluido.

Para afrontar este problema necesitamos de nuevos “orientadores vitales” y del conocimiento claro acerca de QUÉ se debería aprender. CRECER nace con la intención de solventar estas dos carencias. Es un proyecto de orientación adecuado a los jóvenes de hoy en día, y por eso utilizar las nuevas tecnologías e Internet como vehículo de relación con estos, y a la vez sustenta los contenidos en una amplia experiencia de diferentes profesionales del mundo laboral, educativo, del campo del ocio, psicólogos, educadores, economistas, etc. que han formado un equipo multidisciplinar que ayude a dar respuesta a tantas cuestiones por explicar a los jóvenes.

Para enfrentarnos con éxito a los problemas existentes, CRECER propone un conjunto de diez bloques de cursos on-line de corta duración que abarcan necesidades tan variadas como el conocimiento de tus derechos al empezar a trabajar, qué necesitas saber para independizarte, qué conlleva la vida en pareja, cómo se organiza el gasto doméstico, etc. Los Ámbitos de trabajo que componen el proyecto son:

Gestión del tiempo y el ocio

Vivienda y Emancipación

Movilidad

Orientación Sociolaboral

Salud y Autocuidado

Orientación Vocacional y

Socioeducativa

Relaciones Afectivas

Economía

Relaciones Sociales y Personales

Solidaridad


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Proyecto Escuela de ViajerosProyecto Escuela de ViajerosProyecto Escuela de ViajerosProyecto Escuela de Viajeros

La experiencia de viajar representa un aprendizaje vital que desarrolla actitudes de comprensión, tolerancia y reconocimiento de lo distinto. Supone, un reto de autonomía y adaptación y una escuela de aprendizaje de nuevas lenguas y culturas. Y representa, además, una fuente inagotable de nuevas ideas sobre la forma de concebir la vida, la vocación, el papel de uno mismo en la sociedad, el trabajo, los negocios, la organización de la ciudad, los servicios públicos, el ocio, el deporte, la política o la virtud cívica, de impacto previsible sobre el proyecto de identidad personal de los jóvenes y su forma de encarar el tránsito a la vida adulta. El proyecto Escuela de Viajeros, trata de ofrecer una alternativa a los jóvenes, para participar en viajes en grupo, en equipo, de aprendizaje y desarrollo de la autonomía personal, de exploración y descubrimiento de uno mismo y de observación y evaluación de la realidad social, cultural y económica de otras Comunidades Autónomas y Países, promoviendo la transferencia de nuevas ideas al proyecto de identidad personal y al entorno social de los jóvenes. El proyecto pretende generar un espacio de reflexión sobre los retos de la vida adulta y la orientación del desarrollo personal de los jóvenes y fomentar su capacidad y autonomía para la toma de decisiones. Objetivos generales • Desarrollar en los participantes una actitud de valoración del viaje como instrumento de

crecimiento y desarrollo personal • Desarrollar en los participantes la capacidad de organizar el viaje desde una perspectiva de

aprendizaje. • Enseñar a planificar y programar un viaje. • Promover la adquisición de capacidades para la gestión de tiempos y recursos • Aprender a tomar decisiones y a gestionar imprevistos. • Desarrollar las capacidades necesarias para extraer conclusiones sobre el viaje, transferibles

a la realidad social, cultural y laboral de los jóvenes


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Proyecto DICESProyecto DICESProyecto DICESProyecto DICES A día de hoy, es una realidad creciente la entrada de otros agentes educativos en los Centros de Enseñanza Primaria y Secundaria. Muchos de ellos se dedican a realizar tareas de sensibilización y concienciación para el desarrollo de actitudes más solidarias o de mayor corresponsabilidad social por parte de la infancia y juventud; pero muchos de ellos no encuentran calado al tratarse de acciones puntuales y desvinculadas del proceso personal y grupal en que viven los/as jóvenes. El proyecto DICES incide sobre estas dos variables, y fomenta esa sensibilización y asunción de responsabilidades a la par que trabaja en una mejora de la posición personal de los/as alumnos/as en relación a su grupos de referencia internos en el IES, y externos en el municipio. ¿En qué consiste? El Proyecto DICES busca la creación de grupos de alumnos y alumnas estables en cada uno de los Centros de Enseñanza Secundaria, que trabajan de manera coordinada con el resto de Equipo Educativo en la mejora del clima escolar, las posibilidades de desarrollo del alumnado, y la transformacion del entorno donde se enmarca el Centro. Se trabaja en un proceso de formación para su desarrollo como lideres naturales, que puedan ejercer después como dinamizadores de la vida comunitaria del centro y su implicación en el entorno de referencia. Objetivos Alumnado

-Formar a los jóvenes en competencias transversales válidas para su desarrollo personal y social. -Generar procesos de confianza en las propias competencias y capacidades de alumnado con dificultades de aprendizaje

Municipio

-Poner en marcha proyectos de incidencia social tanto en el centro de referencia como en el entorno municipal. -Organizar un sistema de detección temprana de “líderes sociales” con posibilidades de desarrollo socioprofesional y residencia de talento en el municipio.

Centro.

-Crear un grupo de dinamización y mejora de los Centros de Enseñanza Secundaria del Municipio.


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Destinatarios Los beneficiarios y beneficiarias directos del Proyecto DICES son todos los alumnos y las alumnas que estén en 3º y 4º de ESO. El grupo de trabajo máximo es de 30 personas. El rango de edad abarca de los 14 a los 17 años. Resultados El proyecto lleva desde el año 2006-2007 en marcha. En este periodo, más de 250 alumnos y alumnas de 5 Centros de Enseñanza Secundaria de Rivas Vaciamadrid y Valdemoro en Madrid, han pasado por el Proyecto. Se ha conseguido mejorar el clima escolar, se han diversificado las opciones profesionales del alumnado, y se ha orientado en procesos "de pares" a más de 500 alumnos y alumnas de los IES.

Para más información sobre este u otros proyectos que desarrollamos, puedes encontrarnos en:

Ocionalia S.L. www.ocionalia.com

Av. Pedro Díez 21, 5º planta. 28019. Madrid.

[email protected] [email protected]

Tlf. 91 4280710/ 650 611 132

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