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Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Dirección de Prevención de Desastres y de Recuperación Unidad de Reducción de Desastres PROYECTO LECCIONES APRENDIDAS EN LOS PROCESOS DE RECUPERACION Y DESARROLLO POSDESASTRE EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE PRIMERA FASE DEL PROYECTO LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LOS PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE

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Page 1: PROYECTO LECCIONES APRENDIDAS EN LOS PROCESOS DE

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Dirección de Prevención de Desastres y de Recuperación

Unidad de Reducción de Desastres

PROYECTO LECCIONES APRENDIDAS EN LOS PROCESOS DE RECUPERACION Y

DESARROLLO POSDESASTRE EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

PRIMERA FASE DEL PROYECTO

LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LOS PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE

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INDICE RESUMEN EJECUTIVO I. INTRODUCCIÓN 1. CONTEXTO INTERNACIONAL 2. RECUPERACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE: HACIA UN MARCO

CONCEPTUAL 3. ENFOQUE DEL PROYECTO INICIADO POR EL PNUD II. DIAGNOSTICO DE LA SITUACION EN LOS PAÍSES 1. ESTADO ACTUAL DE PREPARACION DE LOS PAISES PARA FUTUROS

PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE 2. MEDIDAS A ADOPTAR PARA FUTUROS PROCESOS DE RECUPERACION

POSDESASTRE. 3. LA REDUCCION DE RIESGOS Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE EN LOS

PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE. 4. ESTRUCTURA Y MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA LA

RECUPERACION POSDESASTRE. 5. LA COOPERACION INTERNACIONAL EN LOS PROCESOS DE

RECUPERACION POSDESASTRE. III. LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LOS PROCESOS DE

RECUPERACION POSDESASTRE. 1. CONSIDERACIONES GENERALES 2. OBJETIVO GENERAL 3. OBJETIVO ESPECIFICO 4. PRINCIPIOS ORIENTADORES PARA EL DESARROLLO DE LA

ESTRATEGIA 5. EJES TEMATICOS DE LA ESTRATEGIA. 6. LINEAMIENTOS PRELIMINARES PARA UN PLAN DE ACCION. IV. ORIENTACIONES PARA EL SISTEMA DE LAS NACIONES UNIDAS EN

APOYO A LA RECUPERACION POSDESASTRE.

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RESUMEN EJECUTIVO La ocurrencia de desastres socio naturales sucesivos está llevando a muchos países a una espiral negativa, donde las pérdidas son mayores que los ya limitados beneficios del desarrollo y, por tanto, el riesgo de desastre tiende a acrecentarse. La respuesta a los desastres sigue siendo dominada por la asistencia humanitaria y el manejo de la emergencia, sin atacar las causas que han llevado a los desastres e inclusive, restableciendo las condiciones de riesgo que existían antes de los eventos. Frecuentemente las sociedades afectadas tienden a buscar respuestas rápidas y visibles para restaurar la normalidad, muchas veces dejando de lado las soluciones sostenibles y durables que podrían ir verdaderamente a la raíz de los problemas. Diferentes experiencias muestran que es posible eliminar el vacío que existe entre la ayuda y el desarrollo y transformar los desastres en oportunidades para incorporar la reducción de riesgos en los procesos nacionales y locales de desarrollo. Ante la situación descrita, la Unidad de Reducción de Desastres de la Dirección de Prevención de Desastres y de Recuperación del PNUD está desarrollando el proyecto “Lecciones aprendidas en los procesos de recuperación y desarrollo posdesastre en América Latina y El Caribe”, con el cual se busca generar instrumentos de trabajo que sean útiles en el propósito de aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen tales situaciones. Con este fin, se han adelantado estudios de caso en Bolivia, Colombia y Venezuela, de los cuales se desprenden, entre otras, las siguientes conclusiones: - Se reconoce que en los últimos años se ha avanzado de manera

importante en la preparación para la respuesta a emergencias en la gestión para la reducción de riesgos, pero no hay preparación suficiente para los procesos de recuperación después de desastres de gran magnitud y este tema está ausente de las políticas públicas, de la legislación y de la planificación de los países.

- En los casos analizados, al final de las actividades de recuperación las

condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones afectadas resultan más elevadas que las existentes antes de la ocurrencia de los desastres.

- Frente a ello los países plantean la necesidad de elevar la conciencia de

la dirigencia pública y ciudadana sobre la importancia del tema, realizar esfuerzos para prepararse con antelación con el fin de adelantar más

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oportuna y eficazmente dichos procesos de recuperación, establecer políticas sobre la materia y fortalecer la capacidad de la institucionalidad nacional y local responsable del tema.

- En los países se resalta el destacado papel que podrían desempeñar el

PNUD y las demás agencias de Naciones Unidas en la promoción ante los gobiernos de la necesidad de prepararse para estos procesos de recuperación y apoyar el desarrollo de estrategias, modelos y metodología con este propósito.

Con base en las propuestas hechas en los tres estudios de caso mencionados y en un taller regional con diferentes agencias del Sistema de las Naciones Unidas, en este documento se presentan unos lineamientos estratégicos sobre aspectos políticos, normativos, institucionales, de planificación, de información, sociales y financieros que podrían servir de fundamento para desarrollar estrategias y planes de acción para los procesos de recuperación posdesastre en los países de la región. Igualmente, se plantean unas recomendaciones conducentes a optimizar la eficiencia y la eficacia del apoyo del Sistema de las Naciones Unidas a los gobiernos en dichos procesos de recuperación.

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I. INTRODUCCIÓN El presente documento tiene como objetivo presentar una propuesta de bases preliminares para una estrategia y para un plan de acción conducentes a elevar la eficiencia y la eficacia de los procesos de recuperación y desarrollo posdesastre en América Latina y El Caribe. Asimismo, este documento esboza algunas orientaciones para el Programa de las Naciones Unidas – PNUD y demás agencias del Sistema de las Naciones Unidas que podrían servir de referencia para sus actuaciones en este campo en los diferentes países del continente. Las recomendaciones aquí incluidas son producto del proyecto: “Lecciones Aprendidas en los Procesos de Recuperación y Desarrollo Posdesastre en América Latina y El Caribe”, realizado por el PNUD, en su primera fase, en tres países de la Región Andina. En fases posteriores se espera profundizar en el tema extendiendo el proyecto a los demás países latinoamericanos y del Caribe. 1. CONTEXTO INTERNACIONAL 1/1

El número de personas afectadas por desastres se incrementa anualmente. En las últimas dos décadas, más de 1.5 millones de personas han muerto a causa de desastres socio-naturales (o vinculados con fenómenos naturales). Sólo en el año 2003, unas 75,000 personas murieron en más de 700 desastres que afectaron a 254 millones de personas y trajeron como consecuencia pérdidas económicas del orden de los U. S. $ 60 mil millones de dólares. La recurrencia de desastres socio-naturales causa disturbios en los sistemas económicos, políticos y sociales y está contribuyendo a la erosión constante y cada vez mayor de los beneficios del desarrollo en un número creciente de países. La ocurrencia de desastres socio-naturales sucesivos está llevando a muchos países a una espiral negativa, donde las pérdidas son mayores que los ya limitados beneficios del desarrollo y el riesgo de desastres tiende a acumularse. Las crecientes pérdidas a causa de desastres comprometerán y reducirán seriamente los logros de las Metas de Desarrollo para el Milenio, a menos que se tome una acción decisiva para reducir el riesgo de desastres. Esto es particularmente cierto en las pequeños estados en desarrollo, donde un solo evento puede destruir el progreso logrado con tanto esfuerzo. Al mismo tiempo, los desastres ofrecen oportunidades de cambio únicas, aunque efímeras. Cuando se provee apoyo técnico temprano en los esfuerzos de recuperación, las consideraciones en materia de manejo y reducción de riesgos pueden ser explicitadas en todas las iniciativas de

1 Documento “Directrices para la recuperación posdesastre”, del PNUD. 2005.

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recuperación desde el inicio, evitando así que se vuelvan a establecer factores de riesgo y permitiendo que se ataquen las causas implícitas. Los enfoques de recuperación convencionales suelen no aprovechar estas oportunidades: • La atención a las situaciones posdesastre sigue siendo dominada

por la asistencia humanitaria y el manejo de emergencia. Aunque es vital para mitigar la pérdida de vidas y el sufrimiento, la ayuda de emergencia no ataca las causas implícitas que llevaron al desastre ni estimula automáticamente una recuperación rápida. En muchas situaciones, la respuesta puede inclusive exacerbar las causas de vulnerabilidad implícitas.

• Los largos periodos que demandan los estudios de impacto necesarios, el

diseño de programas y proyectos, la negociación de préstamos multilaterales para las actividades de reconstrucción y el plazo para la aprobación de financiación para el desarrollo genera vacíos entre la asistencia humanitaria que termina y el inicio de la programación de las actividades de reconstrucción, periodo durante el cual la población queda con bajo apoyo para recuperarse.

• La reconstrucción es frecuentemente conceptualizada y diseñada para

devolver a un país las condiciones de desarrollo normal que gozaba antes de desastre. Este patrón también suele llevar al reestablecimiento de las condiciones de riesgo que existían antes del desastre, lo que prepara el terreno para futuros desastres y posiblemente contribuye al incremento de los niveles de endeudamiento del país debido a los grandes préstamos contraídos.

• De forma similar, durante el período entre asistencia humanitaria y

recuperación, la gente empieza a recuperarse espontáneamente, reconstruyendo y reproduciendo condiciones aun más propensas al riesgo que las que existían antes del desastre.

• En algunos casos, la reconstrucción a largo plazo nunca arranca o es

atrasada considerablemente debido a la falta de capacidad de ejecución inmediatamente después del desastre, los obstáculos políticos con relación a los acuerdos de préstamo, la falta de interés por parte de los gobiernos y de los donantes en financiar una recuperación y reconstrucción a largo plazo, o el surgimiento de nuevas crisis. Todo esto prolonga el vacío hasta el acaecimiento del próximo desastre.

• El apoyo a los esfuerzos de recuperación por parte de las organizaciones

gubernamentales, las agencias internacionales, los ONG y otros, suele efectuarse mediante intervenciones aisladas y no coordinadas, trayendo como consecuencia la duplicación de esfuerzos en algunas áreas, vacíos en otras y nuevamente la falla de no incluir las consideraciones de reducción de riesgos.

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• Frecuentemente, las sociedades afectadas por grandes desastres tienden

a buscar soluciones rápidas y visibles para restaurar la normalidad, muchas veces dejando de lado soluciones más sostenibles y durables que pueden ir verdaderamente a la raíz del problema y atacar las causas del desastre. Hay un alto riesgo de que en el afán usualmente asociado con el retorno a la normalidad, la “tiranía del apresuramiento” lleve a no aprovechar las oportunidades de cambio, reducción de riesgo y desarrollo sostenible.

2. RECUPERACION Y DESARROLLO SOSTENIBLE: HACIA UN MARCO

CONCEPTUAL. 1/ 2 La Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ISDR) define la recuperación como “las decisiones y acciones tomadas luego de desastres con miras a restaurar o mejorar las condiciones existentes antes del desastre para la comunidad afectada, al tiempo que incitan y facilitan los ajustes necesarios para reducir el riesgo de desastres”. La recuperación consiste, por ende, en cambiar el enfoque primordial de salvar vidas a restaurar medios de vida, evitando efectivamente la recurrencia de desastres y asegurando condiciones para el desarrollo futuro. El proceso de transición que sigue requerirá tanto del reestablecimiento de la confianza como del hecho de volver a obtener capital humano y físico para el desarrollo. Para el manejo de la recuperación será necesario reestablecer las capacidades nacionales, restaurar los mecanismos para hacer frente a la situación, facultar a las comunidades y determinar las causas que están en la raíz del problema y las vulnerabilidades que hacen que las comunidades sean propensas a los desastres. Diferentes experiencias nos muestran que es posible eliminar el vacío que existe entre la ayuda y el desarrollo y transformar los desastres en oportunidades de desarrollo sostenible, cuando se hacen esfuerzos para apoyar el proceso de recuperación local y nacional en una etapa temprana, cuando se incluyen las consideraciones de reducción de riesgos en todas las actividades de recuperación y cuando ocurren sinergias entre el desarrollo, los actores humanitarios y otros actores involucrados en la fase de respuesta. La recuperación debe concebirse como parte integral del proceso de desarrollo en curso a todos los niveles, es decir, nacional, regional y local. El contexto en el que se desarrollará será influenciado forzosamente por las condiciones económicas y sociales predominantes y los niveles de

2 Documento “Directrices para la recuperación posdesastre”, del PNUD. 2005.

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vulnerabilidad de los estados afectados y de las comunidades antes, durante y después del desastre. La recuperación se enfoca entonces en cómo se puede restaurar mejor la capacidad de los gobiernos y de las comunidades para recuperarse de los desastres y prevenir recaídas. No se debe desaprovechar la oportunidad de reducir el déficit de desarrollo existente en las áreas afectadas y simplemente dedicarse a reemplazar la infraestructura dañada. El proceso de recuperación también puede mejorar los sistemas institucionales y legislativos existentes para manejar y reducir el riesgo de desastres, incluyendo las funciones administrativas más amplias tales como las de liderazgo, planificación, organización, desarrollo y control de la preparación y respuesta en caso de desastre, así como la administración y reducción del riesgo. Las lecciones aprendidas de desastres recientes pueden ayudar a identificar problemas institucionales o sistémicos mayores e introducir nuevos enfoques que pueden ayudar a reducir el riesgo de desastres futuros. 3. ENFOQUE DEL PROYECTO INICIADO POR EL PNUD Ante la situación descrita, la Unidad de Reducción de Desastres de la Dirección de Prevención de Desastres y de Recuperación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD está desarrollando el proyecto “Lecciones aprendidas en los procesos de recuperación y desarrollo posdesastre en América Latina y El Caribe. 3.1. Objetivos del Proyecto. El objetivo para el mediano plazo es el análisis y la sistematización de las lecciones aprendidas en los procesos de recuperación y desarrollo posdesastre en América Latina y El Caribe para, sobre esa base, generar instrumentos de trabajo que sean útiles para los Gobiernos y para la cooperación internacional, en el propósito de aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen tales situaciones, si se trabaja con visión de largo plazo y con los conceptos de reducción de los riesgos y de desarrollo sostenible. El objetivo de corto plazo del Proyecto, que se está desarrollando en la actualidad, es el de realizar una aproximación al análisis de este tipo de experiencia en tres países del área andina, con miras a formular una primera propuesta de líneas estratégicas para orientar las decisiones del PNUD y de las Agencias del Sistema de las Naciones Unidas, sobre el quehacer hacia el futuro en este campo. 3.2. Metodología del Proyecto. Como parte del proceso iniciado, la Unidad de Reducción de Desastres de La Dirección de Prevención de Desastres y de Recuperación del PNUD ha elaborado el documento “Directrices Preliminares para la Recuperación Posdesastre”.

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En el marco general de este documento, en Colombia, Bolivia y Venezuela se realizaron talleres con el fin de generar reflexiones sobre este tema. En cada uno de ellos participaron funcionarios de los gobiernos nacionales y locales, de ONG y de varias Agencias de las N. U. y consultores privados. En forma complementaria, en los tres países, con base en la documentación existente, se analizó la forma en que fueron manejados los procesos de recuperación posteriores a dos o tres situaciones de desastres ocurridos en los últimos años. Con la anterior información se ha elaborado un documento para cada uno de los tres países seleccionados como estudios de caso, a partir de los cuales se formuló una propuesta de Lineamientos Estratégicos para la actuación futura en procesos de recuperación posdesastre. Con fundamento en esta documentación se llevó a cabo un Taller Regional con los Puntos Focales del PNUD y de otras Agencias de las N. U., después del cual y a partir de sus resultados, se elaboró el presente documento. II. DIAGNOSTICO DE LA SITUACION EN LOS PAISES. 1. ESTADO ACTUAL DE PREPARACION DE LOS PAISES PARA

FUTUROS PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE En los tres países en estudio hubo consenso entre los participantes en los talleres en cuanto a que en los últimos años se ha avanzado de manera importante en la preparación para la respuesta a las emergencias y en la gestión para la reducción de riesgos. No obstante, existen diferencias apreciables en los logros alcanzados por cada uno de ellos, ya que Colombia viene desarrollando desde hace 17 años un sistema nacional para la reducción de riesgos, Bolivia comenzó un camino similar hace 5 años y Venezuela está actualmente estudiando la creación de su propio sistema nacional. De todos modos, en los tres casos se reconocen múltiples debilidades y falencias de orden cultural, político, normativo, institucional, social, de planificación y en la disponibilidad de recursos para la reducción de riesgos. En lo relativo específicamente a la capacidad de los países para enfrentar futuros procesos de recuperación posdesastre, la respuesta en los tres talleres fue casi unánime, en el sentido de que a este tema no se le ha otorgado la importancia que amerita y que, por tanto, no hay preparación suficiente para afrontar esta tarea después de la ocurrencia de desastres de gran magnitud, a pesar de los avances logrados durante algunos de los eventos que han sucedido durante los últimos años. También

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en el ámbito de la recuperación posdesastre se manifiestan diferencias apreciables entre los países. Al respecto sólo se identificó un caso, Bogotá, en el que en este momento se está trabajando en los preparativos para la fase de recuperación, en un proyecto apoyado por el PNUD. Los procesos de recuperación posdesastre no deben considerarse como una problemática aislada de la reducción de riesgos y la respuesta a emergencias. Por el contrario, debe ser parte de un proceso integral y continuo, con visión de largo plazo, incorporado a las actividades formales e informales de desarrollo de los territorios. En relación con esto, aunque con notables diferencias entre los tres países, se acepta que la gestión para la reducción de riesgos sólo ha permeado parcialmente las políticas y la planificación del desarrollo nacional y mucho menos del local. No hay conciencia suficiente sobre la gravedad de los riesgos entre la dirigencia pública y privada, ni entre la ciudadanía, prevalece la visión cortoplacista en las inversiones públicas y, por tanto, el tema de la recuperación posdesastre está ausente de las políticas públicas, de la legislación y de la planificación en los tres casos observados. De otro lado, pese a los avances en la descentralización, las decisiones sobre inversión pública se siguen adoptando en forma altamente centralista, lo cual repercute seriamente en la escasa posibilidad de algún liderazgo municipal en las situaciones posdesastre. La vulnerabilidad fiscal frente a los riesgos y desastres es una constante en estos países, aunque uno de ellos ha empezado a trabajar en este campo. En la mayoría de las situaciones de desastre analizadas no se han formulado planes de recuperación posdesastre y en algunos casos sólo se han ejecutado unos pocos proyectos de recuperación. En los casos de desastre analizados en los tres países, queda claro que al final de las actividades de recuperación las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones afectadas resultan más elevadas que las existentes antes de los respectivos desastres, los países han desviado recursos programados para otras actividades del desarrollo para poder atender dichas situaciones, se ha incrementado el endeudamiento externo y las causales macroeconómicas generadoras de riesgos han permanecido intactas. Con énfasis en dos de los países, se establecieron las debilidades en los aspectos normativo, de coordinación, institucional, en la planificación y una baja participación de las comunidades afectadas entre las principales causales de la anterior situación.

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En dos de los países estudiados, para atender la situación después de los desastres de gran magnitud acaecidos en los últimos años, se han creado entidades paralelas al aparato institucional existente. En diferente medida, en todos los casos se han reconocido aspectos positivos en los logros alcanzados con este enfoque institucional; sin embargo, las críticas a cada uno de ellos conducen a concluir que la mejor solución para los procesos de recuperación posdesastre no es la de crear este paralelismo institucional. Las principales críticas se refieren al desaprovechamiento de las capacidades con que cuenta el Estado, en particular aquellas desarrolladas alrededor de la gestión para la reducción de riesgos. Igualmente se les atribuye baja capacidad de coordinación y de participación de los diferentes actores nacionales e internacionales, en especial de las comunidades afectadas, así como excesivo centralismo y lentitud en la toma de decisiones políticas, técnicas y financieras para la formulación y ejecución de los programas y proyectos de recuperación. A pesar de lo anterior, se planteó en forma unánime que en los últimos años en los tres países los procesos de recuperación han permitido introducir paulatinamente la gestión de riesgos en las respectivas administraciones, sobresaliendo el caso de Colombia, en el que se creó el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres después de la erupción del Volcán del Ruiz en 1985. 2. MEDIDAS A ADOPTAR PARA FUTUROS PROCESOS DE

RECUPERACION POSDESASTRE. Fueron múltiples y de diversa índole las sugerencias explicitadas sobre medidas que debería adoptar cada país para que los procesos de recuperación posdesastre no se realicen de manera improvisada y descoordinada entre los diferentes actores institucionales y ciudadanos. Aunque se encuentra una alta coincidencia en los temas centrales sugeridos en los tres talleres, hay marcadas diferencias en el énfasis y especificidades asignadas a estos en cada país. Hubo consenso en que la prioridad para lograr eficacia en los procesos de recuperación posdesastres es que la reducción de riesgos sea una política de Estado, incorporada en forma permanente, integral y transversal en todas las actividades formales e informales del desarrollo y que no se trate sólo en forma aislada con posterioridad a la ocurrencia de los desastres. Como parte de esas políticas de reducción de riesgos, deberían existir políticas específicas y lineamientos estratégicos para los procesos de recuperación, incorporados con visión de largo plazo en la planificación del desarrollo nacional, sectorial y territorial. Estas políticas y lineamientos estratégicos deberían plantear explícitamente la necesidad y conveniencia de que los procesos de recuperación se adelanten en la forma más descentralizada posible, en pleno acuerdo y coordinación

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entre los órganos centrales y territoriales y con la participación de las comunidades en riesgo o afectadas. En estrecha vinculación con el tema anterior, se resalta la necesidad de incrementar los esfuerzos para elevar la conciencia institucional y ciudadana, en particular de la dirigencia pública y privada, sobre la necesidad e importancia de su compromiso para trabajar en la reducción de riesgos y, sobre todo, para prepararse para atender probables situaciones de desastre y para visibilizar la relación existente entre esta problemática, la gobernabilidad y la calidad de vida de la sociedad. Con diferentes especificidades en los tres países, surgió el requerimiento en torno a que los marcos normativos en la materia deben ser actualizados y ampliados para incluir, entre otros, el de la recuperación posdesastre y la mejor delimitación de responsabilidades técnicas y financieras entre los organismos públicos y entre estos y los demás actores de la sociedad. El fortalecimiento institucional, principalmente en el ámbito local, fue planteado en los tres talleres como una de las necesidades más apremiantes para elevar el nivel de eficacia de la recuperación posdesastre. Se otorgó similar importancia, en especial en dos países, al fortalecimiento de los procesos de planificación nacional y, ante todo, en los territorios. De manera concluyente, todos los talleristas expresaron que, así como se estaban realizando ingentes esfuerzos en la incorporación de la reducción de riesgos en las actividades del desarrollo y en los preparativos para la respuesta a las emergencias y desastres, era inaplazable iniciar la gestión de preparación de los países y de sus territorios para adelantar de manera más oportuna y eficaz los procesos de recuperación posdesastre. Para alcanzar esta meta se consideró determinante que exista un alto grado de compromiso tanto de los gobiernos como de las organizaciones internacionales de cooperación humanitaria, técnica y financiera.

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FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL PARA MANTENER LOS ESFUERZOS PARA EL MANEJO DE RIESGOS EN BOLIVIA

El alud que ocurrió el marzo 2003, en Chima, La Paz, demostró la falta de capacidad dela entidad provincial del Departamento de La Paz (PDLP) y del Gobierno Municipal deTipuani (GMT) para hacer frente a desastres. Además, la percepción del PDLP y delGMT fue que carecían de capacidad para reconocer el riesgo en el Departamento de LaPaz y de políticas, planes y mecanismos de coordinación con otros actores. En respuestaa este desastre, el Gobierno Central hizo un llamado de ayuda a las agencias decooperación internacionales, solicitando el apoyo del PNUD para coordinar dicha ayuda.En ese contexto, una misión del BCPR recomendó el fortalecimiento institucional y laconsolidación de las capacidades institucionales del PDLP y del GMT en materia demanejo de riesgos a nivel regional, con el fin de que estas capacidades reforzadasllevaran el tema del manejo de riesgos a las esferas y agendas de desarrollodepartamentales y municipales por medio de dos instrumentos: (i): El Programa deDesarrollo Departamental (PDD); y el Plan de Desarrollo Municipal de Tipuani (PDM). Por medio de las actividades de esta iniciativa; se logró lo siguiente: • Crear una oficina de coordinación para el manejo de riesgos en el PDLP; • Establecer un Sistema de Alerta Temprana; • Incluir el manejo de riesgos en la Mesa Departamental de Diálogo Productivo de

Bolivia; • Concienciar a las autoridades del PDLP que toman decisiones en materia de manejo

de riesgos; • Involucrar a entidades políticas en el manejo de riesgos; y • Establecer una entidad coordinadora para la resolución de los problemas originados

por las exigencias de la comunidad y la respuesta estatal. Además, se confirmó que el éxito de este tipo de iniciativas se logró gracias a la

or tanto, hubo acuerdo en que deberían formularse anticipadamente odelos de planes de recuperación posdesastre, que contemplen líticas, directrices y estrategias con reducción de la vulnerabilidad fiscal y

aseguramiento, la definición de competencias, procedimientos e strumentos para la reducción de riesgos y para una actuación más ordinada, oportuna y eficaz de las instituciones ante este tipo de situación; además, que tengan en cuenta los procesos informales de reconstrucción e, a una velocidad mayor que la del Estado, adelantan generalmente las munidades afectadas por desastres.

e igual manera se planteó la necesidad indispensable de perfeccionar los stemas de información, incrementar el conocimiento de los riesgos, tablecer indicadores de riesgo, ampliar los sistemas de monitoreo y alerta mprana, sistematizar la historia de los desastres ocurridos, unificar el anejo de la información en momentos de crisis y dar una adecuada difusión la información entre todos los actores nacionales e internacionales

nculados con estas situaciones.

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3. LA REDUCCION DE RIESGOS Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE EN

LOS PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE. Otro tema abordado en los talleres hace referencia a la forma de asegurar que los programas de recuperación posdesastre sean realizadas con concepto de reducción de riesgos y visión de desarrollo sostenible a mediano y largo plazo. Al respecto, se cuestionó la viabilidad de realizar procesos de recuperación con visión de desarrollo sostenible, si los actuales modelos de desarrollo de estos países no son sostenibles, como lo muestran los indicadores que se han aplicado para medir los niveles de desarrollo de los países. Por ello, se requeriría reanalizar y reorientar los modelos existentes, lo cual debe ser objeto de políticas públicas que no deberían esperar las situaciones de desastre sino, por el contrario, adoptarlas antes de que estos ocurran. No obstante, se reconoce que en términos generales en los últimos años la ocurrencia de desastres ha facilitado el avance en las gestiones para la reducción de los riesgos en los tres países, aunque en grado distinto en cada uno. Se plantea la necesidad de esclarecer y volver operativo el concepto de desarrollo sostenible, promoverlo y buscar unidad de pensamiento sobre este entre todos los actores del desarrollo para evitar que continúe primando el enfoque de reconstrucción física, sin perspectiva de lo social, lo económico, lo ambiental, lo institucional y lo político favoreciendo la reconstrucción de los riesgos, sin atacar las causas que los generan. Se indicó que los planes de recuperación deberían apoyarse básicamente en los instrumentos de planificación vigentes en cada país y en cada territorio, para buscar que la recuperación sea sostenible si se evita que sea adelantada de manera aislada e independiente de los procesos de desarrollo en curso. Entre estos instrumentos se mencionan los planes de desarrollo, de gestión ambiental, de ordenamiento territorial y de prevención de desastres. Contar previamente con información sobre los riesgos existentes y su disponibilidad amplia para todos los actores, se destacó como un factor determinante para el éxito de dichos procesos. Fue reiterada la demanda por trabajar a fondo para generar conciencia, compromiso e instrumentos eficaces en torno a la corresponsabilidad de los sectores público, privado y ciudadano en la generación de los riesgos y, por tanto, en los procesos de recuperación posdesastre. Así mismo, se hizo hincapié en que la participación de todos los actores institucionales y sociales a lo largo de todo el proceso de recuperación y que los planes partan de las necesidades reales de la población afectada, son condiciones indispensables para la sostenibilidad de las acciones que allí se emprendan.

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4. ESTRUCTURA Y MECANISMOS INSTITUCIONALES PARA LA RECUPERACION POSDESASTRE.

En los talleres se discutieron igualmente las características y los mecanismos con los que sería deseable contar para la formulación y ejecución de los planes de recuperación y desarrollo posdesastre.

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FORTALECIMIENTO DE CAPACIDADES EN SEIS (6) MUNICIPIOS DE NICARAGUA DESPUÉS DEL HURACÁN MITCH

i se toma en consideración el hecho que los desastres de proporciones mayores, más quefectar regiones enteras, pueden ser descritos de forma más exacta como el resultado deientos de pequeños desastres que afectan constantemente a diferentes áreas en unaegión, uno de los proyectos desarrollados después del huracán Mitch – que azotó a variosgares de América Central en octubre 1998 - fue diseñado para fortalecer las capacidadescales en el manejo del riesgo de desastres en Nicaragua a nivel municipal. Por

onsiguiente, el recién establecido Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atencióne Desastres (SINAPRED), junto con el PNUD Nicaragua y el BCPR, promovió laealización del proyecto “Apoyo al manejo del riesgo a nivel local en 6 municipios deicaragua dentro del marco del SINAPRED”. El objetivo era apoyar el funcionamiento delINAPRED en el ámbito municipal mediante el desarrollo de acciones para la prevención,itigación y atención de desastres, y particularmente para: (i) brindar apoyo a seis (6)unicipios en el desarrollo de sus planes de reducción de riesgos, creando un vínculo claroacia sus planes de desarrollo; y (ii) Desarrollar un método de funcionamiento para larganización, manejo y desarrollo del SINAPRED con relación al manejo de riesgos en elmbito local. Se obtuvieron los siguientes logros por medio de las actividades del proyecto: Una generación de tomadores de decisiones, técnicos y actores locales – todos

responsables de manejar el desarrollo en sus propias municipalidades – recibieronentrenamiento y fueron sensibilizados a los problemas.

Se fortalecieron las capacidades en el Municipio en: (i) el uso de materiales existentes -tales como mapas y estudios de riesgo – en procesos de tomas de decisiones , y (ii) laintegración de criterios de reducción de riesgos en medidas municipales; y

El SINAPRED y los municipios de Nicaragua recibieron como aporte, una metodología

partir del análisis de las experiencias pasadas, en los tres países se lanteó de forma enfática y unánime la inconveniencia de crear nuevas nstituciones paralelas a aquellas que ya funcionan dentro del Estado, anto para la etapa de respuesta a las emergencias y desastres, como para a etapa relacionada con la recuperación posdesastre. Por tanto, la solución ara todos los casos debe ser la de aprovechar al máximo la estructura

nstitucional y las capacidades existentes en el Estado a nivel nacional local. Se aclara que esta estructura debería ser la ya creada o en proceso e creación para la gestión integral de los riesgos, teniendo en cuenta que

os tres países se encuentran en etapas distintas en el desarrollo de sus istemas nacionales, los cuales deberían tener responsabilidades tanto en lo eferente a la prevención y la mitigación como en la respuesta y la ecuperación posdesastre.

o obstante, se acepta que la institucionalidad actual presenta ebilidades diferentes en cada uno de los países, las cuales deben ser orregidas para adelantar en forma eficaz los procesos de recuperación

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posdesastre. Por lo anterior, se anota la necesidad indispensable de fortalecer y ajustar dicha institucionalidad, dotarla de las políticas, directrices, delimitación de responsabilidades, protocolos e instrumentos requeridos para lograr mejor liderazgo, coordinación, participación, agilidad, eficiencia y eficacia en la actuación de los actores públicos, privados y ciudadanos involucrados en estos procesos. Se recalca que el énfasis en el fortalecimiento institucional es una de las necesidades más apremiantes y debe estar dirigido principalmente a los niveles locales, por encontrarse allí las mayores debilidades. Hubo consenso en cuanto a que esta estructura institucional debe operar con concepción sistémica, descentralizada, multisectorial e interdisciplinaria y, a la vez, con la flexibilidad suficiente para poder actuar con eficacia ante cualquier tipo y magnitud de desastre, que permita conciliar las visiones macro y micro de los problemas mediante la integración en todas las fases de la recuperación a los diversos actores nacionales y locales, en particular a las comunidades afectadas, así como a los organismos de cooperación internacional. En los tres países, aunque con matices muy diferenciados, se consideró el requerimiento de ajustar y / o ampliar la legislación vigente, con el fin principal de explicitar y delimitar en ella las responsabilidades de los actores nacionales y locales, públicos, privados y ciudadanos en los procesos de recuperación posdesastre. Se hicieron planteamientos respecto a las bondades de que para los procesos de recuperación se cuente con un órgano rector que posea la autoridad que estos demandan, con credibilidad y capacidad para lograr la integración y coordinación de todos los actores, con perspectiva de proceso, con la responsabilidad de establecer instrumentos para el seguimiento y control social y con facultades para diseñar mecanismos adecuados para este propósito. Igualmente se consideró la conveniencia de que funcionen instancias permanentes nacionales y sectoriales especializadas en el tratamiento de las situaciones posdesastre. 5. LA COOPERACION INTERNACIONAL EN LOS PROCESOS DE

RECUPERACION POSDESASTRE. Otro tema tratado en los talleres fue el papel que deberían desempeñar el PNUD, las agencias de las Naciones Unidas y, en general, la cooperación internacional para optimizar la eficiencia y la eficacia del apoyo a los gobiernos en la fase de recuperación y desarrollo posdesastre. Debe anotarse que en los tres talleres se manifestó una alta aceptación al documento “Directrices para la recuperación posdesastre” y se recomendó su amplia difusión, después de que se le hagan los ajustes que se consideren necesarios.

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En todos los países se reconoce el sobresaliente rol que cumple la cooperación internacional tanto en la respuesta a las emergencias y desastres como en los procesos de recuperación posteriores a estos. En uno de los países se acepta la dependencia nacional casi total de dicha cooperación para las actividades a realizar con posterioridad a la ocurrencia de dichos eventos. Se resalta que no siempre las políticas, criterios y prioridades de los organismos internacionales coinciden con los de los gobiernos y de las comunidades. De igual manera se menciona que los gobiernos a menudo no tienen conocimiento ni claridad suficiente sobre el apoyo que esperarían de la cooperación internacional. Además, se critica el hecho de que los recursos externos llegan primordialmente después de los desastres y muy pocos para la prevención y mitigación de los riesgos.

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ESTABLECIMIENTO INMEDIATO DE UNA ESTRATEGIA DE RECUPERACIÓN LUEGO DE LA ERUPCIÓN DE UN VOLCÁN EN COLOMBIA

el caso específico de Colombia, luego de la erupción del Nevado del Ruiz eniembre 1985, la cual causó avalanchas de lodo que afectaron a varios municipios, els no contaba con la organización ni la preparación necesaria para hacer frente a lasificaciones de tal desastre. En respuesta al problema, una Comisión de las Naciones

idas, en colaboración con el Gobierno Nacional, evaluó los daños y - a sólo unos días evento ocurrido – emitió directrices y pautas para el establecimiento de un programaratégico de recuperación que sería respaldado técnicamente por el PNUD, con unrte enfoque en materia de riesgos de desastres. El acuerdo resultante al que llegaronNUD y el Gobierno tenía 7 objetivos específicos: apoyo institucional; Apoyo a un sistema de monitoreo y de alerta en el área del volcán; Creación de un sistema nacional de prevención y respuesta a desastres; Construcción de viviendas; Apoyo para vincular a la población a empleos formales; Apoyo para reactivar las actividades agrícolas; Rehabilitación profesional de las personas discapacitadas y su inclusión enactividades productivas.

iniciativa fue un éxito en muchos aspectos, incluyendo los siguientes: Las Naciones Unidas hizo aportes importantes desde el principio en lo que respectala definición del programa de recuperación y reactivación, con un concepto preventivoimportante y asesoría técnica durante toda la ejecución; Como la filosofía básica del PNUD consiste en no reemplazar al Estado o a susorganizaciones comunitarias, todas las acciones fueron ejecutadas en su totalidadpor entidades estatales especializadas o por organizaciones sociales o privadas. La administración de recursos por parte del PNUD contribuyó fuertemente a larapidez y transparencia de su administración; Existió una participación de la sociedad durante todo el proceso; Un sistema nacional de prevención y respuesta a desastres fue creado, así como unsistema nacional de monitoreo y de alerta que recibió reconocimiento internacional. lecciones aprendidas de esta experiencia revelaron que: Pocos, y quizás ninguno de los países de Latinoamérica y el Caribe están preparadosadecuadamente para llevar, con eficiencia y efectividad, un proceso de recuperacióndespués de un desastre de grandes proporciones, lo que hace que el apoyo de lasNaciones Unidas a los gobiernos en la planificación y desarrollo de estos procesos –inmediatamente después de eventos desastrosos – sea de gran beneficio; y La pronta formulación de los planes o programas de recuperación por parte de losgobiernos puede brindar un importante marco que promueva la coordinación efectivaentre las Agencias de Cooperación y los gobiernos con respecto a los proyectos quehan de ser desarrollados luego de un desastre.

argumenta que un criterio fundamental debe ser que la cooperación ternacional no suplante las funciones del Estado, sino que lo apoye y mplemente en sus intervenciones. En dos de los países se explicita que el oyo internacional debe obedecer a demandas del Gobierno y no a cisiones propias, aunque para ello cada país debería contar con su agenda políticas, criterios y prioridades, para así facilitar las gestiones a adelantar tre las dos partes, fundamentalmente en los procesos de recuperación sdesastre.

destaca el papel preponderante que han cumplido el PNUD y las demás encias de las Naciones Unidas en la promoción de la incorporación de la

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reducción de riesgos en los procesos de desarrollo y en el apoyo a las situaciones que se desencadenan con posterioridad a los desastres. No obstante, se anota que se requiere una mayor coordinación y mejor delimitación de competencias entre las distintas agencias y una visión unificada de conceptos, políticas, criterios, prioridades y necesidades de los países para lograr una actuación integrada con concepción sistémica. Igualmente se requiere que todos los Representantes Residentes del PNUD y demás agencias de las Naciones Unidas sean considerados en programas de sensibilización y capacitación en la temática de riesgos y recuperación. En los tres países se resalta el elevado potencial que poseen las agencias del Sistema de las Naciones Unidas y en especial del PNUD para seguir incidiendo en forma permanente en la definición de políticas públicas sobre la reducción de riesgos, para promover su inclusión en los procesos de desarrollo y para elevar el nivel de concientización de la dirigencia pública y privada sobre la importancia de este tema, en particular, sobre la necesidad de prepararse mejor para el desarrollo de los procesos de recuperación posdesastre. De igual manera, se expresa la necesidad de que el PNUD fortalezca su rol de servir de puente de coordinación y comunicación entre los gobiernos, las agencias de las Naciones Unidas y los demás organismos internacionales para las actividades de soporte ante situaciones de desastre. De otro lado, se propone que el PNUD promueva con más ahínco la incorporación de la temática de los riesgos en todos los programas y proyectos de las agencias de Naciones Unidas y en las demás entidades de cooperación internacional. Se concluye que la mayor difusión, el intercambio y la sistematización de experiencias entre los países son algunas de las actividades más sobresalientes en materia de riesgos y de recuperación posdesastre que debería abordar el PNUD. El fortalecimiento de las capacidades de las instituciones del Estado, el mejoramiento de los sistemas de información, el desarrollo de indicadores de riesgo, la sistematización de la información sobre riesgos y desastres, el desarrollo de sistemas de monitoreo y alerta temprana, así como el crecimiento de los programas de información pública dirigidos a crear conciencia ciudadana e institucional sobre los riesgos, constituyen otros de los más relevantes aspectos mencionados en los talleres, hacia los cuales deberían orientarse las acciones de cooperación del Sistema de las Naciones Unidas.

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III. LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LOS PROCESOS DE RECUPERACIÓN POSDESASTRE. 1. CONSIDERACIONES GENERALES En el marco de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres el PNUD, contando con la participación de las agencias de N. U., decidió iniciar el análisis y sistematización de las experiencias y lecciones aprendidas durante los procesos de recuperación posdesastre en los países de América Latina y El Caribe, para disponer de orientaciones estratégicas que permitan a los Estados y a la cooperación internacional una más eficaz intervención frente a estas situaciones. En la búsqueda de este propósito y a la luz del documento “Directrices para la recuperación posdesastre”, como ya se ha indicado, se ha iniciado dicho análisis con la participación de las principales instituciones vinculadas con esta problemática en tres países del área andina, con el fin de obtener su visión sobre la situación actual y las perspectivas futuras sobre los procesos de recuperación posdesastre. De ahí que las propuestas que aquí se consignan se desprenden básicamente de las experiencias y conocimientos de los participantes en los talleres realizados en esos países y en el taller regional celebrado con diferentes agencias de las N. U. Estos análisis y propuestas deberán necesariamente profundizarse, ampliarse y ser confrontados con las experiencias desarrolladas en los demás países latinoamericanos y del Caribe, para poder así consolidar unos lineamientos estratégicos que correspondan a la realidad y peculiaridad de las diferentes naciones del continente. 2. OBJETIVO GENERAL Contribuir a que la recuperación posdesastre en América Latina y El Caribe sean procesos que se adelanten en forma eficaz y oportuna, de manera participativa, coordinada y transparente entre los diferentes actores institucionales y sociales, con concepto de reducción de riesgos y visión de desarrollo sostenible a mediano y largo plazo. 3. OBJETIVO ESPECIFICO Definir líneas de acción estratégica que orienten a los diferentes estamentos del Estado en sus distintos niveles en América Latina y el Caribe en la formulación de estrategias para los procesos de recuperación y desarrollo que deben adelantarse con posterioridad a las crisis generadas por desastres que ocurran en sus territorios y que sirvan de guía al sistema de

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las N. U. y, en general, a la cooperación internacional, con el propósito de optimizar la eficacia de su apoyo a los gobiernos en esta materia. 4. PRINCIPIOS ORIENTADORES PARA EL DESARROLLO DE

ESTRATEGIAS NACIONALES Para el desarrollo eficaz de los procesos de recuperación posdesastre en cada país, se plantean los siguientes principios orientadores: Responsabilidad nacional: los lineamientos deben servir para que cada

país asuma la responsabilidad de construir y adoptar su propia estrategia nacional para adelantar los procesos de recuperación frente a desastres que sucedan en su territorio.

Flexibilidad ante las condiciones nacionales: Debe tenerse en cuenta

que cada país presenta condiciones específicas nacionales y locales en sus aspectos sociales, culturales, económicos, políticos, institucionales, niveles de descentralización y procesos de planificación, así como avances diferenciados en la incorporación de los riesgos en los procesos de desarrollo, en el marco normativo y en la estructura y capacidad institucional para la gestión de los riesgos. Por lo anterior, la promoción de los lineamientos estratégicos deberá hacerse con el máximo posible de flexibilidad para adecuarla a las condiciones reales de cada país y de cada uno de los territorios que lo conforman y a la diversidad de escenarios de riesgos probables que en ellos exista.

Coordinación: la construcción de las estrategias nacionales debe

constituirse en un instrumento para la búsqueda de una mayor coordinación y cooperación entre las organizaciones existentes en cada país y entre estos y los organismos de cooperación internacional.

Oportunidad: Uno de los propósitos centrales de los lineamientos

estratégicos es elevar el nivel de preparación de los países para que cuando ocurra un desastre puedan formular y ejecutar sus planes de recuperación en tiempo mínimo y con la mayor eficacia posible.

Integralidad: Aunque los lineamientos estratégicos han sido formulados

fundamentalmente hacia los procesos de recuperación posdesastre, no deben concebirse en forma aislada, sino como parte integral de procesos continuos de prevención, mitigación, respuesta y recuperación incorporados en las actividades del desarrollo de cada país.

Visión de proceso: la adopción de estrategias y de modelos de planes

(nacionales, regionales y locales) para la recuperación posdesastre debe ser promovida y apoyada con la visión de procesos de construcción de los mismos, los cuales tendrían desarrollo, características y ritmos diferentes en cada caso.

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Participación: con la participación de los distintos actores institucionales

y sociales vinculados con esta problemática, debe asegurarse la coherencia con las condiciones concretas de cada país y de cada situación de riesgo o de desastre.

Estabilidad: Para asegurar la legitimidad, consolidación y vigencia de las

estrategias que se adopten en cada país, es absolutamente necesario buscar el compromiso político de los dirigentes públicos, privados y sociales, y la actualización de las estrategias a medida que transcurra el tiempo.

Autosuficiencia: Las estrategias nacionales deben estar dirigidas a

aprovechar y potenciar al máximo las capacidades nacionales y locales, públicas, privadas y ciudadanas disponibles en cada país,.

Resiliencia: Las actividades de recuperación deben estar orientadas a

elevar las capacidades de autorecuperación de las poblaciones, evitando el enfoque paternalista que comúnmente está presente en los apoyos que se brinda a las comunidades afectadas por los desastres.

Evaluación y transparencia: Las estrategias nacionales deben

contemplar esquemas de seguimiento y evaluación social, técnica y política y procedimientos e instrumentos para el manejo transparente de los recursos nacionales e internacionales destinados a la recuperación posdesastre.

5. EJES TEMÁTICOS PARA LA FORMULACION DE LAS ESTRATEGIAS

NACIONALES Para el logro de los objetivos de los lineamientos estratégicos se exponen siete ejes temáticos, los cuales podrían servir de base a los gobiernos para la formulación de estrategias y planes nacionales de recuperación. Dichos ejes temáticos son los siguientes: 5.1. Aspectos Políticos.

En este campo se espera crear las condiciones políticas entre la dirigencia pública, privada y ciudadana, nacional y local, para adelantar procesos de preparación para una más oportuna y eficaz recuperación integral después de que se presente un desastre. Esto conlleva a elevar la conciencia, el compromiso político y la adopción de políticas de Estado necesarias que propicien la formulación de estrategias para la recuperación posdesastre, como parte de una política integral para la reducción de riesgos.

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5.2 Aspectos Normativos.

Este eje temático hace referencia a la necesidad de promover la realización del diagnóstico y el análisis de las fortalezas y debilidades de la actual normatividad enfocada hacia la gestión de riesgos, en particular a la fase de recuperación, con miras a identificar y propulsar la expedición de la legislación o la respectiva reglamentación que se considere necesaria, ante todo para definir funciones y delimitar las responsabilidades de los actores institucionales y sociales vinculados con estos procesos.

A través del análisis anterior, se pretende fortalecer, ampliar y articular el marco normativo para que, en la formulación y el desarrollo de la estrategia, los gobiernos cuenten con los instrumentos legales apropiados para los fines propuestos.

5.3 Aspectos Institucionales.

Este tema se refiere a la elevación de las capacidades de los sistemas nacionales ya existentes o en proceso de creación en los países para la gestión de los riesgos, ajustando su estructura con la flexibilidad conveniente para liderar y coordinar a todos los actores del gobierno, de la sociedad civil y de la cooperación internacional a partir de la ocurrencia de un desastre.

Con ello se busca adecuar, fortalecer y articular el aparato institucional existente, precisar las responsabilidades entre las diferentes entidades que lo conforman e identificar los instrumentos necesarios para que sea factible atender de manera oportuna, ágil, coordinada y eficaz los procesos de recuperación posdesastre.

5.4 Sistemas de Planificación.

El propósito en este aspecto es apoyar el fortalecimiento y la preparación de los sistemas de planificación nacional, sectorial y territorial para construir, con antelación a los desastres, estrategias que puedan ser implementadas con prontitud a partir de cada situación de desastre o, en caso de que no se disponga de ellas previamente, para que se esté en capacidad de formularlas y ponerlas en marcha en el menor tiempo posible apenas ocurra un evento. Este tema está vinculado con la necesidad de elevar las capacidades humanas, técnicas e institucionales del Estado para establecer políticas, criterios, procesos, instrumentos y procedimientos que se requieran para continuar con los esfuerzos de incorporación de la gestión de riesgos en los procesos de desarrollo y ordenamiento territorial. Así mismo, para diseñar planes nacionales, regionales y locales de recuperación posdesastre, teniendo en cuenta los diferentes escenarios

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de riesgo atinentes a cada territorio y que puedan ser ajustados con celeridad a la situación real después de sucedido un evento.

FORMULACIÓN DE UN MARCO ESTRATÉGICO PARA LA REDUCCIÓN DE DESASTRES LUEGO DEL HURACÁN JEANNE

Luego de que el Huracán Jeanne azotara a la República Dominicana en septiembre de2004, un enfoque de apoyo amplio resultó esencial en el posterior establecimiento deun Marco Estratégico para la Reducción de Desastres y la Preparación para Desastreso MERVPD, que las autoridades gubernamentales llevarán a cabo durante el periodo2004.2008. La oficina del PNUD, en conjunto con el BCPR, apoyó al país en susactividades posdesastre y apoyó al gobierno específicamente en el proceso derecuperación con un enfoque en la reducción de riesgos. En este contexto, seconcentraron en promover la inclusión de la reducción de desastres en los procesos dedesarrollo nacionales, sectoriales y territoriales y en desarrollar una cultura deprevención de desastres. Mediante un proceso de formulación altamente participativoque estimuló a un total de setenta (70) entidades a participar, las acciones queoriginalmente están previstas para actividades y esfuerzos de recuperación seenfocaron en la reducción de riesgos. Otros logros importantes incluyen: • El establecimiento de un Comité de Coordinación Multisectorial de alto nivel para

desarrollar el Marco Estratégico. • El desarrollo de una cultura y un contexto institucional adecuado para el uso

suficiente y apropiado de información relacionada con amenazas y riesgos; y • El desarrollo de procesos de planificación territoriales y urbanos, y posteriores

aplicaciones relacionadas con la cultural y la planificación. Algunas lecciones aprendidas consideradas importantes en esta iniciativa son: • La promoción del traspaso de experiencias exitosas de un país a otro; • El establecimiento de asociaciones estratégicas entre entidades especializadas

(e.g. ECLAC/BCPR); • El énfasis puesto en el aprendizaje de los procesos de planificación y manejo de

cada sector y la identificación de posibilidades reales para convertir el manejo deriesgos en planes de aplicación concretos; y

• El aprovechamiento de una estructura posdesastre para promover intervencionesde reducción de desastres de más largo plazo.

5.5 Sistemas de Información.

En este eje temático se busca el fortalecimiento de los sistemas de información, para que con información en tiempo real, actualizada e integrada se puedan elaborar y ejecutar de manera expedita planes de

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recuperación ajustados a la realidad de la situación y de las necesidades en cada territorio. Se hace alusión a la necesidad de profundizar en el análisis y sistematizar el conocimiento sobre los desastres que han tenido lugar y sobre los riesgos existentes, a la modernización y/o ampliación e integración de los sistemas de información existentes, y a generar procedimientos para que dicha información sea accesible en forma fácil y oportuna para todos los actores nacionales, locales e internacionales que intervienen en los procesos de recuperación.

5.6. Aspectos Sociales. .

En este campo se aspira acrecentar el nivel de conciencia ciudadana sobre la importancia de los riesgos y su relación con la calidad de vida de la población, sobre sus responsabilidades frente a los riesgos y reforzar su compromiso y su participación en los procesos de recuperación posdesastre.

Este aspecto confluye en programas de información pública, educación y capacitación ciudadana en este campo. Pero a la vez está vinculado con la generación de políticas, procedimientos e instrumentos para que la participación y el control social sean reales y la planificación de estos procesos parta de las necesidades concretas de las comunidades afectadas.

5.7. Aspectos Financieros.

Se pretende en esta temática que las estrategias nacionales contemplen una estrategia específica para el financiamiento de las actividades tanto previas como posteriores a la ocurrencia de un evento desastroso, buscando el uso máximo de los recursos públicos y privados disponibles y el establecimiento de marcos de actuación de la cooperación internacional. Este tema gira en torno a la búsqueda de la reducción de la vulnerabilidad fiscal de la Nación y de los territorios, a establecer políticas y programas de aseguramiento, a la definición de las responsabilidades financieras de cada uno de los actores y a la definición de políticas, criterios y áreas prioritarias que orienten el apoyo que puedan brindar los organismos internacionales.

6. LINEAMIENTOS PRELIMINARES PARA UN PLAN DE ACCIÓN. Se recogen en este capítulo las principales recomendaciones sobre líneas de trabajo expresadas por los participantes en los tres talleres nacionales y

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en el taller regional ya mencionado. Estas podrían servir para formular planes de acción nacionales, previo ajuste y complementación de estos lineamientos a las demandas que se desprendan de las condiciones peculiares en cada país. Dichos lineamientos se han estructurado de conformidad con los ejes temáticos aquí propuestos.

6.1. Aspectos Políticos.

i. Fortalecer los programas orientados a elevar la conciencia institucional y ciudadana sobre la importancia de incorporar la reducción de riesgos y la recuperación posdesastre en las actividades del desarrollo y sobre las repercusiones de estos en el goce efectivo de los derechos, la calidad de vida de la población y en la gobernabilidad.

ii. Diseñar y desarrollar programas dirigidos específicamente a la

creación de conciencia y de compromiso con el tema entre los niveles decisorios públicos, privados y ciudadanos y en particular, para hacer visible la oportunidad existente para que en los procesos de recuperación se analicen y se ataquen las causas de los riesgos y desastres.

iii. Establecer o fortalecer, según sea el caso, políticas de Estado y

estrategias para incorporar integralmente la reducción de riesgos y la preparación para los procesos de recuperación en todas las actividades del desarrollo, con visión de largo plazo y de desarrollo sostenible.

iv. Definir políticas de Estado relativas a que los procesos de

recuperación posdesastre se adelanten en forma descentralizada, de acuerdo con el sistema de descentralización y con el principio de subsidiariedad vigentes en cada país. Para ello, se debe trabajar en pleno acuerdo y coordinación entre los órganos centrales y territoriales y con la participación efectiva de los actores sociales vinculados con estos procesos.

v. Impulsar las actividades necesarias para esclarecer y hacer

operativos en los procesos de recuperación el concepto de desarrollo sostenible, para promoverlo y buscar unidad de pensamiento sobre el mismo entre todos los actores del desarrollo.

vi. Adoptar políticas de Estado conducentes a que los procesos de

recuperación sean desarrollados básicamente con la institucionalidad pública existente, sin crear organizaciones paralelas, para aprovechar al máximo las capacidades disponibles

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en el ámbito nacional y local, buscando ajustar y fortalecer dicha institucionalidad para el adecuado desarrollo de estos procesos.

6.2 Aspectos Normativos.

i. Apoyar la realización de diagnósticos y análisis de la legislación vigente en cada país para identificar fortalezas y debilidades en el tratamiento del tema de la reducción de riesgos y específicamente en lo concerniente a la fase de recuperación posdesastre.

ii. Promover la expedición de una normatividad, donde no la haya, o la

ampliación y reglamentación de la legislación vigente, que conduzca a la obligatoriedad de la inclusión de la gestión de los riesgos en los diferentes procesos de desarrollo, en los planes nacionales, sectoriales y territoriales y en los programas y proyectos de desarrollo, en la que se explicite la fase de recuperación posdesastre.

iii. Propulsar que en el marco normativo se establezcan y delimiten las

responsabilidades públicas nacionales, sectoriales y territoriales, así como del sector privado y de la ciudadanía en general, tanto en lo referente a la generación de riesgos, como para su reducción y para la atención de las situaciones posteriores a los desastres.

iv. Gestionar la expedición de normas que incentiven los planes de

ordenamiento territorial con concepto de prevención y mitigación de riesgos y que faciliten el control de la ocupación de zonas de alta amenaza o de alto riesgo.

v. Incentivar la sistematización y divulgación de la normatividad vigente

en materia de gestión de riesgos, entre los diferentes actores institucionales y sociales y crear mecanismos, instrumentos e incentivos para que se respete el cumplimiento de dicha normatividad.

6.3. Aspectos Institucionales.

i. Diagnosticar y analizar las fortalezas y debilidades del aparato institucional actual frente al manejo de las situaciones posdesastre, con miras a identificar las medidas requeridas para su fortalecimiento: directrices, delimitación de competencias, protocolos e instrumentos necesarios para actuar con mayor liderazgo, coordinación y flexibilidad frente a las situaciones posdesastre.

ii. Promover la definición de políticas e instrumentos para que en

futuras situaciones posdesastre se trabaje básicamente con la institucionalidad con la que se cuenta, con enfoque sistémico, multisectorial e interdisciplinario, descentralizado con concepto de subsidiariedad, con énfasis en las responsabilidades locales,

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evitando así la creación de organismos paralelos a esa institucionalidad.

iii. Apoyar la creación de sistemas nacionales para la gestión de riesgos

donde no existan, y fortalecer los existentes, enfatizando en los niveles locales, con el fin de elevar sus capacidades de gestión y, en particular, para adelantar con eficacia los procesos de recuperación posdesastre.

iv. Evaluar y sistematizar el manejo de las diferentes situaciones

posdesastre en cada país, analizar los aciertos y desaciertos y divulgar ampliamente sus conclusiones para retroalimentar el desempeño institucional.

v. Elevar la conciencia sobre la necesidad de atender de manera

prioritaria e inmediata la recuperación institucional para evitar una crisis de gobernabilidad posterior a la ocurrencia de un desastre.

vi. Analizar en cada país la pertinencia de designar un órgano rector

responsable exclusivamente de la coordinación e integración de todas las actividades, entidades y actores vinculados con la formulación y ejecución de los procesos de recuperación.

6.4. Sistemas de Planificación.

i. Diagnosticar y analizar en cada país las fortalezas y debilidades existentes en los sistemas de planificación para la transversalización de la reducción de riesgos en las actividades de desarrollo a nivel nacional, sectorial y local.

ii. Evaluar los instrumentos de planificación que se puedan aprovechar

en cada país y territorio, para que los planes y programas de recuperación se articulen a los procesos de desarrollo en curso.

iii. Evaluar, sistematizar y divulgar experiencias nacionales de

planificación en procesos de recuperación. iv. Plantear y promover medidas de incorporación de los procesos de

recuperación posdesastre en los sistemas de planificación del ámbito nacional, sectorial y, ante todo, del local.

v. Promover la generación de políticas e instrumentos para asegurar

que el enfoque de los planes y programas de recuperación incorpore la perspectiva de lo social, económico, ambiental, político e institucional.

vi. Realizar seminarios y talleres en los diversos países con los órganos

nacionales, sectoriales y territoriales de planificación y/o de inversión

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pública, para difundir y promover los actuales lineamientos estratégicos para su aplicación exitosa.

vii. Desarrollar seminarios, talleres y programas de capacitación de los

funcionarios de los organismos responsables del Estado, con énfasis en el nivel local, para promover y apoyar la formulación y adopción de estrategias y planes orientados a la recuperación posdesastre y para prepararlos para que asuman sus responsabilidades en los procesos de recuperación. Adicionalmente, crear redes permanentes de expertos nacionales capacitados en la materia.

viii. Desarrollar procedimientos e instrumentos para asegurar que los

planes y programas de recuperación estén formulados teniendo en cuenta las visiones macro y micro de los problemas.

ix. Promover el desarrollo de metodologías para el diseño de planes y

programas de recuperación posdesastre, elaborados con la flexibilidad necesaria para ser adaptadas a las condiciones específicas y a los distintos escenarios de riesgos de cada país.

x. Dotar a los organismos de planificación y/o de inversión pública

nacional, sectorial y local de las políticas, directrices, procedimientos e instrumentos indispensables para que puedan intervenir de un modo más coordinado, oportuno y eficaz ante las situaciones posdesastre.

xi. Analizar las interrelaciones existentes entre las intervenciones

durante la fase de respuesta a emergencias y desastres y las de la fase de recuperación para asegurar una articulación coherente entre ellas.

6.5. Sistemas de Información.

i. Realizar análisis de los sistemas de información existentes en los

países para identificar fortalezas y debilidades en el manejo de información sobre riesgos y desastres.

ii. Desarrollar programas y proyectos de fortalecimiento,

complementación e integración de estos sistemas de información, teniendo en cuenta: a) que hay diferentes tipos de información que cumplen distintas funciones: de alerta, para la respuesta y para la recuperación; b) que hay diferentes actores: los generadores de información, los que la trasmiten y divulgan y los que hacen uso de la misma.

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iii. Compilar, evaluar, sistematizar y difundir información sobre la historia de los desastres en cada país y en cada territorio.

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6.6.

FORTALECIMIENTO DE LA CAPACIDAD DE ALERTA TEMPRANA EN CUBA LUEGO DE INUNDACIONES RECURRENTES

fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana y de las capacidades locales para uso fue uno de los elementos esenciales en un proyecto desarrollado en Cuba por elUD como parte del IV Plan de Acción de DIPECHO. Como resultado dendaciones costeras recurrentes, las autoridades de la Defensa Civil Cubana, junto

n el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), señalaron unatrategia basada en el desarrollo del manejo de riesgos a nivel local. Enfocado en ladad de La Habana, el proyecto del PNUD/DIPECHO fue diseñado para ayudar ajorar la calidad de vida de la población y la preservación de sus logros sociales y

onómicos mediante la reducción de riesgos debido a inundaciones. Por medio delyecto, se definieron las acciones de reducción de riesgos en asentamientos –

lizando un sistema de alerta temprana - y el rol de cada actor en estas accionesdiante un consenso obtenido a nivel interinstitucional e intersectorial, método éstee fue favorecido en vista del liderazgo y responsabilidad de los gobiernosnicipales con respecto al manejo de riesgos. Actividades como: (i) la preparación de estudio sobre peligro, vulnerabilidad y riesgo debido a inundaciones costeras-, (ii) eltalecimiento del Sistema de Alerta Temprana para eventos meteorológicos extremoscluyendo inundaciones costeras); (iii) el fortalecimiento de la capacidad de respuestae manejo del riesgo en el municipio y la población; llevaron a logros significativos: El acceso oportuno de los municipios y todas las instituciones conexas ainformación meteorológica y de Defensa Civil; La facilitación de la toma de decisiones en el proceso de desarrollo integral de losmunicipios y la respuesta a eventos meteorológicos extremos mediante laaplicación del GIS; y La creación de Puestos de Dirección Municipal para casos de desastres en los 5municipios.

emás, la experiencia permitió que se aprendieran las siguientes lecciones: El acceso de los municipios a información promueve procesos de toma dedecisiones en materia de manejo de riesgos a nivel local. En vista de que la coordinación y participación interinstitucional y intersectorial esun proceso complejo y uno determinante en el desarrollo e implementación deacciones de manejo de riesgos, el mismo debe ser dirigido por una autoridadmunicipal; y El l í d d d l í d d j

iv. Establecer sistemas de manejo unificado de la información en situaciones de desastre, para asegurar una disponibilidad y difusión oportuna, integral y dinámica, acorde con las necesidades de todos los actores locales, nacionales e internacionales vinculados con la participación y la toma de decisiones frente a este tipo de situación.

v. Incrementar el apoyo para el análisis, evaluación y zonificación de

riesgos así como para su difusión y puesta a disposición de los actores institucionales y sociales.

vi. Desarrollar sistemas de indicadores de riesgo en cada país. vii. Ampliar y fortalecer los sistemas de monitoreo y alerta temprana. Aspectos Sociales.

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i. Adelantar campañas de información pública sobre la existencia de los riesgos, sus causas y sus posibles consecuencias, las corresponsabilidades privadas y ciudadanas frente al riesgo (ya que los primeros responsables de su seguridad son ellos mismos) y la importancia de su vinculación a la búsqueda de soluciones a estos y, en particular, en situaciones posdesastre.

ii. Profundizar los análisis sobre percepción social e institucional de los

riesgos teniendo en cuenta, entre otros, las diferencias culturales entre las regiones y entre las poblaciones urbanas y rurales.

PERSPECTIVAS DE GÉNERO EN EL PROCESO DE RECUPERACIÓN DESPUÉS DE LOS TERREMOTOS DEL 2001 EN EL SALVADOR

Un estudio investigativo sobre las perspectivas de género en los procesos derecuperación que se llevó a cabo luego de los terremotos de El Salvador en el año 2001tuvo como fin: (i) establecer una metodología para introducir la problemática de género enla evaluación socio-económica de daños causados por desastres del ECLAC; y (ii)cuantificar los daños relativos a la economía informal de las mujeres que perdieron sushogares. Por medio de las actividades desarrolladas para lograr estos objetivos, sealcanzaron algunos logros de importancia que incluyeron: • La inclusión de la perspectiva de género en el nuevo manual del ECLAC para la

evaluación del impacto socio-económico, con el apoyo del PNUD de El Salvador. • La visibilidad y validación económica del impacto de los desastres, en especial en

grupos vulnerables, tales como las mujeres marginalizadas en la urbe y en el campo;y

• El establecimiento de una metodología para replicar investigaciones sobreperspectivas de género en los procesos de recuperación en otras situaciones.

Además, el proceso investigativo reveló un número de lecciones que deben ser tomadasen cuenta para futuras oportunidades de construir una mejor sociedad mediante lareducción de las vulnerabilidades de los grupos sociales y el incremento de la igualdadentre los sexos, a saber: • Durante las fases de emergencia y rehabilitación posterior a un desastre, las mujeres

extienden su papel reproductivo de la familia a la comunidad, con deberes de tomade decisiones no remunerados y no esenciales.

• Al cuantificar las pérdidas en un hogar, se debe entender que el hogar no es sólo ellugar donde se vive, sino un área reproductiva para las mujeres, lo que juega unpapel importante en sus relaciones sociales y económicas en la comunidad.

• Las consideraciones en materia de género suelen ser inexistentes en la evaluaciónde los daños, en las propuestas financieras y en los programas/proyectos derecuperación, hecho éste que contribuye a que los sectores más pobres quedeninmersos en la pobreza extrema de forma permanente. Esta carencia o ausenciaobstaculiza la igualdad entre los sexos, lo cual afecta directamente a la mujer –causando un impacto negativo en su capacidad de recuperación, y afectaindirectamente a la comunidad entera – ya que la mujer asume la mayoría de lasactividades sociales básicas implementadas por el gobierno luego de una crisis. Estaes la razón por la cual es importante comprender que la reducción de la desigualdad

iii. Promover que la participación de la población en la fase de

recuperación (abordada en los siguientes puntos) debe ser hecha desde una perspectiva de planificación en base a derechos. Es decir que la recuperación asegure un igual o mayor grado de disfrute de los derechos fundamentales de las comunidades afectadas.

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iv. Generar los procedimientos e instrumentos para que las

comunidades afectadas tengan capacidad real de participación y ejercicio de tareas de control social desde la formulación hasta la ejecución de los planes de recuperación y para que estos planes se fundamenten en las necesidades reales de la población afectada.

v. Desarrollar programas de educación y capacitación conducentes a

elevar la capacidad de los distintos actores para participar a lo largo de los procesos de recuperación posdesastre.

vi. Establecer metodologías que permitan asegurar que en los planes y

programas de recuperación se consideren y se respeten la diversidad cultural y las condiciones sociales de los afectados, se tengan en cuenta los procesos informales de recuperación que comúnmente adelantan las comunidades, se contemplen e integren los problemas derivados de las situaciones de conflicto que existan o que puedan presentarse en el área afectada y se incorpore en ellos el enfoque de población y género.

6.7. Aspectos Financieros.

i. Definir políticas y establecer normas que delimiten las responsabilidades de las entidades nacionales y territoriales, del sector privado y de la ciudadanía en el financiamiento de las actividades de reducción de riesgos y del proceso de reparación de daños y de recuperación posdesastre.

ii. En los planes de recuperación, incluir estrategias financieras para su

ejecución.

iii. Establecer por parte de los Gobiernos marcos de cooperación que incluyan políticas, criterios, procedimientos de comunicación y coordinación y áreas prioritarias de actuación de los organismos de cooperación internacional en apoyo a los procesos de recuperación posdesastre.

iv. Adelantar estudios y establecer políticas de reducción de la

vulnerabilidad fiscal de la Nación y de los territorios frente a riesgos y desastres.

v. Establecer políticas, normas y programas de aseguramiento de la

infraestructura y las edificaciones estatales en todos los niveles.

vi. Establecer políticas y programas de incentivos para el aseguramiento privado.

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IV. ORIENTACIONES PARA EL SISTEMA DE LAS NACIONES UNIDAS EN APOYO A LOS PROCESOS DE RECUPERACION POSDESASTRE.

A continuación se presentan las principales sugerencias y recomendaciones, derivadas de los estudios de caso de Bolivia, Colombia y Venezuela y del taller regional celebrado con diferentes agencias del S.N.U., respecto a las principales acciones que deberían adelantar las Agencias del Sistema de N.U. para promover y gestionar ante los gobiernos nacionales y locales del continente los preparativos para los procesos de recuperación posdesastre:

1. Para crear conciencia sobre el tema entre las agencias de las

Naciones Unidas y demás cooperantes internacionales, el PNUD/BCPR debe difundir y promover a nivel continental y el/la Coordinador/a Residente a nivel nacional las “Directrices para la recuperación posdesastre”, el documento “Lineamientos estratégicos para los procesos de recuperación posdesastre” y el documento ECOSOC Humanitarian Affaire Segment 2005.

2. Desarrollar acciones que permitan aprovechar los espacios políticos

que cada una de las agencias de Naciones Unidas poseen en cada país, para crear conciencia entre las dirigencias pública y privada sobre la trascendencia de los riesgos y de los procesos de recuperación y para apoyar a los gobiernos en la definición de políticas y en el mejoramiento de su capacidad de gestión en estos campos.

3. Elaborar y difundir, con la colaboración de las agencias del Sistema de

Naciones Unidas, una Guía Ejecutiva para los Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas para procesos de recuperación posdesastre.

4. Como un primer paso y con miras a un proceso más amplio,

desarrollar en todos los países talleres nacionales de promoción y sensibilización similares a los realizados en los tres países andinos para la recuperación posdesastre.

5. Preparar un programa de capacitación de los funcionarios de las

agencias de las Naciones Unidas articulados con los planes de respuesta sobre la temática de la recuperación posdesastre con el fin de tener un Plan Interagencial de Recuperación vinculado con el Plan de Respuesta.

6. El Coordinador Residente, con apoyo de las agencias del Sistema de

Naciones Unidas, debe promover con los gobiernos de cada país la formulación y desarrollo de estrategias nacionales para la recuperación posdesastre. El UNDMT y el BCPR acompañarán, de ser el caso, los procesos de construcción de dichas estrategias, de

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acuerdo con las prioridades que se establezcan en el plan de acción a desarrollar en esta materia.

7. Como parte de los planes interagenciales, sistematizar la información

sobre las políticas, prioridades, criterios, campos de actuación, fuentes de recursos, metodologías y procedimientos de las distintas agencias de las Naciones Unidas en relación con el apoyo a los gobiernos en las actividades de prevención, mitigación, respuesta y recuperación y darle amplia difusión entre los organismos del Estado en cada país. Vinculado con ello, OCHA compilará los planes interagenciales de respuesta existentes y el BCPR las herramientas disponibles para ser utilizadas en la recuperación.

8. Propiciar entre cada gobierno y las agencias de las Naciones Unidas el

establecimiento de marcos de políticas, de criterios, de áreas prioritarias, de procedimientos y de sistemas de comunicación y coordinación para el apoyo a las situaciones posdesastre.

9. Evaluar de manera sistemática en cada país las experiencias del

Sistema de Naciones Unidas en situaciones posdesastre, a fin de mejorar el trabajo interagencial en este área.

10. Promover las sistematización, difusión e intercambio de experiencias

entre los países sobre los procesos de recuperación posdesastre realizados en cada uno de ellos, lo cual será apoyado a nivel regional por el BCPR y OCHA.

11. Constituir y capacitar, por parte del BCPR en cada una de las

subregiones del continente, grupos permanentes de apoyo a la recuperación conformados con personal del Sistema de Naciones Unidas, de sus proyectos, de voluntarios de Naciones Unidas y de consultores. Establecer vínculos con los equipos UNDAC para asegurar una transición a la recuperación.

12. Fortalecer a los UNETE para apoyar a los gobiernos tan pronto

ocurran los desastres, en la formulación y puesta en marcha de estrategias y planes de recuperación posdesastre.

13. Sugerir a los Directores Regionales de las Agencias de UN para que

en cada país se designen puntos focales de tiempo completo en este tema.

14. Como parte de las estrategias nacionales, constituir y capacitar en

cada país, con funcionarios de gobierno, equipos técnicos y redes permanentes de apoyo a los procesos de recuperación posdesastre y mantener un registro de expertos nacionales en procesos de recuperación.

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15. El / la CR en cada país, apoyándose en los planes de preparación, respuesta y recuperación, actuará como puente de coordinación y de comunicación entre los gobiernos, las agencias de Naciones Unidas y las demás organizaciones internacionales para el apoyo en las situaciones de eventos de desastre.

16. Tomar medidas en cada país para agilizar y acrecentar la

disponibilidad de recursos para situaciones de desastre y para que el acompañamiento a las comunidades afectadas se prolongue hasta la real estabilización de las mismas, con el fin de lograr la sostenibilidad de las actividades adelantadas durante la recuperación.

17. Propulsar en cada país que todos los programas y proyectos de

desarrollo en los que participen las agencias de Naciones Unidas incorporen efectiva y sistemáticamente el tema de los riesgos. Promover una acción similar con los demás organismos de cooperación internacional. Para este efecto, se elaborarán pautas para incorporar el tema de manera transversal en el UNDAF/CCA y, si es necesario, se prestará asesoría a los países para este proceso.

18. No está de más considerar impulsar desde los momentos

posdesastre esfuerzos de medio-largo plazo para promover y apoyar a los gobiernos frente a los riesgos y los desastres en áreas como las siguientes:

18.1. Fortalecimiento de las capacidades de las instituciones del

Estado, con énfasis en el nivel local y de las comunidades afectadas por riesgos y por desastres.

18.2. Incremento de programas de información pública. 18.3 Análisis, sistematización y divulgación de los riesgos y de los

desastres ocurridos y de sus causas.

18.4 Profundización y ampliación del análisis y de la evaluación de riesgos.

18.5. Desarrollo de sistemas de indicadores de riesgo.

18.6 Fortalecimiento de los sistemas de información y de las

entidades generadoras de conocimiento sobre riesgos y desastres. 18.7. Fortalecimiento de sistemas de monitoreo y alerta temprana.

19. Elaboración de un plan de acción para promover los preparativos para

los procesos de recuperación posdesastre. 20. Seguimiento y evaluación del desarrollo de las actividades del plan de

acción a nivel regional y de cada uno de los países.

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