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PROYECTO EDUCATIVO ORIONITA Pequeña Obra de la Divina Providencia Secretariado General de Pastoral Educativa

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Proyecto Educativo

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PROYECTO EDUCATIVO ORIONITA

Pequeña Obra de la Divina ProvidenciaSecretariado General de Pastoral Educativa

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HACIA UN NUEVO IMPULSO EVANGELIZADOR, “COMO ORIONITAS”

PRESENTACIÓN

del Superior General P. Flavio Peloso

Estoy feliz de presentar el documento fruto del Congre-so Internacional de los Educadores Orionitas, desarrollado en un clima de gran alegría y fraternidad, en Pilar, provin-cia de Buenos Aires, Argentina, del 29 de septiembre al 3 de octubre de 2008. Tuvo como tema: La caridad educativa: hacia un nuevo impulso evangelizador. Fueron representan-tes de 15 países, en los cuales la Congregación acompaña en su educación a más de 40 mil alumnos.

También yo he participado y he percibido un óptimo clima de familia orionita y de conciencia de la hermosa mi-sión educativa según nuestro carisma.

La conciencia del carisma es un gran factor de uni-dad y desarrollo de nuestras comunidades educativas, en cualquier tipo de escuela y actividad pedagógica. Influye muchísimo sobre la motivación y sobre la calidad misma de nuestro obrar. Nosotros existimos para ser “orionitas” –según Don Orione– también en las escuelas. Y esto, no lo vivimos como una estrategia de negocios, sino como una vocación y misión confiada a nosotros por la Divina Pro-videncia.

La Divina Providencia le confió a Don Orione una ins-piración, una tarea y una misión: colaborar, confiados en la Divina Providencia, «para llevar a los pequeños, a los po-bres, al pueblo a la Iglesia y al Papa, para instaurare omnia in Christo mediante de las obras de caridad».

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Don Orione fue consciente que él fue el primero de cuántos compartirían el mismo carisma para «vivir y di-fundir la más viva, más fresca, más alta vida espiritual y cristiana. Nosotros tenemos que ser una fuerza en las manos de la Iglesia, una fuerza de fe, de apostolado, una fuerza doctrinal, una forma, sobre todo nueva, de caridad para el pueblo...” (Don Orione).

Vivir la acción educativa con nuevo impulso evangeli-zador ha sido el motivo inspirador y el objetivo del Encuen-tro internacional de Buenos Aires. Esto actualiza, en el ám-bito de la caridad educativa, el compromiso de la fidelidad creativa al carisma, y solicita una comunicación vital entre el carisma de Don Orione, la comunidad religiosa y la co-munidad educativa.

Las escuelas tienen que ser faro y púlpito de fe y civi-lización para los alumnos y más todavía, para el territorio humano que las circunda. Una escuela orionita con impul-so evangelizador no se puede contentar con una buena ges-tión pedagógica y organizacional. Tiene que mirar y comu-nicarse con el entorno; el fin último del faro es iluminar afuera. El fin de la comunidad educativa en su interior es la educación civil y religiosa de los alumnos, pero también y con respecto a su entorno: «transcender y lanzar en la so-ciedad tanto resplandor de luz, tanta vida de amor de Dios y de los hombres para ser más que los santos de la Iglesia, los santos del pueblo y la salud social» (Don Orione).

El impulso dado por Don Orione a ser santos de la sa-lud social, para ir fuera de la sacristía se traduce, en las escuelas orionitas, en el compromiso de mejorar la calidad pedagógica y espiritual de la enseñanza y la relación con la sociedad circunstante, mediante la difusión del bien, el testimonio y las iniciativas específicas. El documento que tenemos entre las manos da preciosas indicaciones ideales, pedagógicas y organizativas.

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¿Cómo ser escuelas católicas fuera de sacristía? ¿Cómo vivir la actividad escolar-educativa con un nuevo impulso evangelizador? Indico cinco perspectivas, más una, para nuestras instituciones educativas.

Sigan privilegiando a los alumnos y entornos pobres, 1. afrontando las preocupaciones pedagógicas y econó-micas que derivan de ellos.Vivan una especial pasión y acción hacia las familias 2. de los alumnos y las familias del barrio, hacia las fa-milias fragmentadas y hacia la cultura de la familia. Extiendan la acción educativa sobre el barrio, esta-3. bleciendo una relación constructiva con las institu-ciones culturales, civiles y eclesiales, con las muchas organizaciones sociales presentes «para construir una red de relaciones que ayude a los alumnos a ma-durar el sentido de pertenencia, y a la misma sociedad a crecer y desarrollarse de manera solidaria» (Educar juntos, n. 47).Promuevan 4. “intervenciones relativas a las nuevas urgencias de pobreza” (Capítulo general 12, dec. 1), también no institucionalizadas: para chicos aban-donados o en riesgo, para su alfabetización, apoyo escolar, nutrición, formación religiosa, etc.Formen a los «5. jóvenes para que sigan el camino que Jesús indica y que, de este modo, evangelicen a otros jóvenes con la alegría de ofrecer la propia contribu-ción a su presencia en el próximo siglo» (Tertio mille-nio adveniente 58).

Y querría indicar una sexta perspectiva: Del Congreso de Pilar ha surgido una importante no-

vedad congregacional. En el sector educativo, además de las consolidadas y numerosas escuelas de nivel primario y secundario, además de los centros de formación profesio-nal, han venido aumentando en número y en calidad las es-cuelas especiales para alumnos con necesidades educativas

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especiales. Al lado de casi todos nuestros Pequeños Cotto-lengos e instituciones socio-asistenciales han surgido mu-chas de estas escuelas especiales. Es un fruto nuevo, y diría “típico”, de nuestra Familia Orionita en el tiempo actual y una invitación a promoverlo de la mejor manera también como signo cultural de amor a la vida débil en la sociedad que deja marginados a los más desfavorecidos.

Expreso por fin el agradecimiento, en el nombre de Don Orione, a los religiosos y laicos, que están colaborando con competencia y pasión en las escuelas y en las actividades educativas de la Familia orionita. Dios los bendiga a us-tedes y a todos los niños y jóvenes a quienes dedican sus energías de mente y de corazón.

24 de enero de 2009, memoria de San Francisco de Sales.

Padre Flavio Peloso Superior general

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Pequeña Obra de la Divina Providencia Secretariado General de Pastoral Educativa

PROYECTO EDUCATIVO ORIONITA

Elaborado en el Encuentro Internacional sobre la Escuela Católica Orionita en Santiago de Chile del 15 al 20 de oc-tubre de 1993, y aprobado por el Consejo General el 13 de mayo de 1994.

«Siento el deber de hacer llegar a toda la Iglesia la invitación a realizar toda clase de esfuerzos para mantener en su plena eficiencia las estructuras de la Escuela Católica; siéntase, en modo particular; res-ponsables los Obispos, los sacerdotes las beneméritas Congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, que creadas con el carisma de la educación por los santos y santas que las han fundado, deben custodiar con el mayor empeño, como la pupila de sus ojos, este grande e inigualable servicio a la Iglesia».

(Juan Pablo II, Discurso del 28/6/1984)

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ABREVIATURAS

Dim. Rel. Dimensión religiosa de la Escuela Católica, Roma 1988

D.O. y la Don Orione e la Piccola Opera della DivinaP.O.D.P Provvidenza. Documenti e testimonianze, a

cura de d. Giovanni Venturelli, Roma 1969-1992, vol. I, II, III, IV, V.

Fam. Cons. Familiaris Consortio, Encíclica de J. Pablo II, Roma 1985

GE Gravissimum Educationis, Declaración del Con-cilio. Vaticano II sobre la Educación Cristiana, Roma 1985

GS Gaudium et Spes, Constitución Pastoral del Con-cilio Euménico Vaticano II, sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, Roma 1965

El Laico El laico católico testigo de la fe en la escuela, Congregación para la educación católica, Roma 1982

Lett. I Don Luigi Orione, Lettere, vol. I, Postulazione della P.O.D.P., Roma 1969

Lett. II Don Luigi Orione, Lettere, vol. II, Postulazione della P.O.D.P., Roma 1969

LG Lumen Gentium, Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II, sobre la Iglesia, Roma 1964

Puebla III Conferencia General del Episcopado Latino-americano, Documento Final, Puebla 1979

RM Redemptoris Missio, Carta Encíclica de Juan Pablo II, Roma 1980

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SUMARIOPresentación del Superior General P. Flavio Peloso 3

Presentación de la primera edición 12

Capítulo 1° - La escuela dentro del proyecto de Don Orione de “Renovar el hombre y la sociedad en Cristo”

Instaurarlo todo en Cristo 18Jesucristo, aspiración suprema del hombre 19La Iglesia, Familia de Dios 19Adhesión a la Iglesia 20La educación para la renovación del hombre 22Sistema educativo propio 23Espiritualidad orionita 25

Capítulo 2° - La iglesia y la escuela católica

La Escuela Católica en la historia 28El rostro de la escuela católica 30Misión y función de la escuela católica 32Concepción de la vida 34En síntesis 35

Capítulo 3° - Origen y desarrollo de la escuela orionita

El legado pedagógico-institucional 37Institutos creados durante la vida del Fundador 38Presencia educativa evangelizadora y de promoción popular 44

Capítulo 4° - La escuela católica frente a los desafíos del mundo contemporáneo

Situación general 46Situación particular del área educativa 52

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Capítulo 5° - El estilo pedagógico de Don Orione

Hacia un estilo pedagógico propio: Sistema Cristiano-Paternal 56Paternal 58Cristiano 60Principales rasgos del sistema educativo “cristiano-paternal” 62Papel de la afectividad 65

Capítulo 6° - El ambiente educativo y la comunidad educativa

Ambiente Educativo 66Comunidad Educativa 68Roles de los integrantes de la comunidad 71Unidad 77

Capítulo 7° - Itinerarios formativos

Profunda repercusión educativa 78Objetivos generales 79Criterios 81Áreas 82Metas, actitudes y valores 84

Capítulo 8° - Perfil del hombre a formar

Renovación del hombre y la sociedad en Cristo 88Perfil del alumno 89Fisonomía del exalumno 94

Subsidio de actualización al Proyecto Educativo Orionita elaborado en el Encuentro Internacional de Educadores Orionitas - Buenos Aires 2008 98

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PRESENTACIÓNde la primera edición

Con profundo agrado hago la presentación del PROYEC-TO EDUCATIVO ORIONITA que hace poco se ha elaborado en Santiago de Chile y que, tras oportuna revisión, ahora se publica. No se trata de un estudio privado, hecho por un especialista, sino de una reflexión como congregación. Me explico.

Una escuela: la primera obra

Apenas hemos acabado de celebrar el pasado 15 de octubre, el centenario de la Fundación de la Congregación que comenzara con el famoso “colegito” de San Bernardino. Después de la clausura del oratorio, el clérigo Orione no se rindió. Sentía en sí la necesidad de cerrar la brecha que se estaba abriendo entre la Iglesia y el pueblo. Sin duda, en esta primera etapa se da todo el influjo de los tres años pasados junto a Don Bosco. Nada de extraordinario, por tanto, que comience con los jóvenes, siendo él mismo, en-tonces, un joven.

Todas las obras: una escuela

San Bernardino fue sólo el inicio. Abrasado por un fue-go grande («siento que tengo necesidad de correr por toda la tierra y por todos los mares») las ideas brotan de su interior, quisiera abrazarlo todo y a todos.

Junto a la escuela, pone las obras de misericordia. Pero no se da dispersión alguna. Es un único proyecto pedagógi-co. Antes bien la escuela es la primera obra de misericordia

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porque ofrece al mismo tiempo educación de la conciencia y oportunidad para insertarse con dignidad en la sociedad. La educación es el más alto servicio que se puede ofrecer al pueblo.

De este modo escuelas y obras de caridad se funden en un solo proyecto de educación a la solidaridad. Si “una escuela es siempre una gran obra de caridad”, es igualmen-te verdad que “una obra de caridad es siempre una gran escuela”.

Don Orione educador

Nuestro Fundador no se limitó a abrir escuelas por to-dos lados, sino que él mismo se convirtió en el gran educa-dor y padre de la Congregación. Era omnipresente por sus innumerables viajes, y miles y miles de cartas. Algunas son, explícitamente cartas pedagógicas y hacen texto. En ellas Don Orione entiende dar orientaciones permanentes a sus hijos.

Famosa la carta escrita desde Victoria (Bs. As.) el 21 de febrero de 1922, dirigida a sus hijos del Colegio “S.Gerardo” de Mar de Espanha en Brasil (Lett. I 353-392).

No menos conocida es la carta escrita el 5 de agosto de1920 al P. Pensa, a cargo de los institutos de Venecia (Lett. I, 237-252). Está, además, la conocidísima carta sobre el oratorio festivo del 3 de julio de 1936 ( Lett. II, 365-74). No son las únicas. Se podría decir que Don Orione, saltando de un continente a otro, escribe a sus hijos continuamente, siembra sus directivas, anima las distintas iniciativas pe-dagógicas.

Su preocupación –como se ve– no es estética, sino prác-tica, concreta, sólida: “Nuestro sistema que llamaremos cris-tiano-paternal”. Y en la página siguiente habla de nuevo de “utilizar e instaurar un sistema nuestro nuevo de educa-ción, el sistema cristiano-paternal”. (Lett. I, 377-8)

«Ustedes, entonces, no la destruyan (esta carta), de modo

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que podré todavía meter la mano, quitando lo redundante y agregando lo que falta. Ahora recíbanla en su espíritu, en su sentido, más que en la forma». (Lett. I, 368)

La “obra inconclusa”

Cuán bello es pensar en la obra de un Fundador como en una “obra inconclusa”.

Don Orione no tuvo más el tiempo de sistematizar, ni siquiera en parte, sus indicaciones pedagógicas, pero su vida ha sido una siembra continua de orientaciones, de ejemplos. Desde el inicio, la Congregación ha recogido este tesoro. No faltaron en el pasado estudios de algunos reli-giosos. En los últimos diez o quince años, se ha sentido más aún la necesidad de profundizar mayormente el estilo pedagógico del Fundador, sobretodo en función de la tras-misión de nuestro espíritu a los laicos.

Don Orione, en efecto, escribía casi exclusivamente pensando en sus religiosos. A medida que la Congregación se ha extendido, nuestras instituciones educativas han pa-sado casi del todo a manos de laicos. Y esto no sólo por la escasez de religiosos, sino también, en algunas naciones, porque el estado no ha obstaculizado el desarrollo de la escuela privada.

Nuestra responsabilidad

¡Tenemos una gran responsabilidad, inútil decirlo! Aho-ra resulta claro por qué en los últimos años ha aumentado la urgencia de conocer, de estudiar más nuestro método educativo. Hubiera sido signo de decadencia, de alegre ato-londramiento, ejercer la gestión de cuarenta mil alumnos sin plantearse el problema del método, del estilo nuestro, de algo original que decir en educación, aún sin ser noso-tros una congregación especializada exclusivamente en la escuela.

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Y la reflexión nació sobre la marcha, casi espontánea-mente. Surgió de los religiosos encargados de las escue-las, surgió de los docentes que nos han interpelado sobre laa razones de nuestra fe. Ahora ya son mayoría en todas partes los docentes laicos. Los religiosos, en parte por su reducido número –como se dijo– pero también por la creci-da estima de la misión del laico en la Iglesia, han tenido el coraje de delegar. Delegar muchas cosas, pero no la respon-sabilidad en lo que se refiere al alma de la escuela católica y orionita.

De esta manera algunos laicos, que se encontraron de golpe frente a la dirección de nuestras escuelas, han senti-do necesidad de formación. Todos en forma más espontá-nea o más sistemática, según los casos, hemos entrado en acción. Algunas Provincias, movidas por su realidad, han comenzado hace años, otras se están organizando ahora. Ya en el año 1989 se tuvo en Estevez de Valenca, Brasil, un encuentro de educadores –a nivel latinoamericano– dirigi-do por el Consejero General encargado, Don Gemma (hoy obispo de Isernia).

El Proyecto Educativo Orionita

Este camino de reflexión ha continuado, llegando a su cúspide en el año 1992-93. El X Capítulo General, en efec-to, quiso la elaboración de un Proyecto Educativo Orionita, para retomar y completar las diversas experiencias en acto, comprometiendo las múltiples instancias educativas y for-mativas de las provincias (Cfr. XCG, 90). El último envión provino del Capítulo, lo demás fue su consecuencia.

El P. Julio Cuesta, Consejero General encargado de las escuelas, ha promovido una reflexión sistemática impli-cando a los Secretariados Provinciales con el objetivo final de elaborar el “Proyecto Educativo Orionita”, como había sido determinado por el X Capítulo General.

Sucesivas reuniones de docentes, laicos y religiosos, a

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nivel local, regional, provincial, han marcado las etapas de un camino no fácil.

El trabajo arrancó de un índice temático común como punto de partida y aceptando, por obvias razones, la divi-sión de hecho, en dos grandes áreas geográficas: Europa y América Latina.

En el mes de julio de 1993, se reunieron en Cesuna (VI), Italia, los representantes, religiosos y laicos, encargados de definir la propuesta europea para Chile. Lo mismo acaecía en La Floresta, Uruguay, con referencia a la propuesta lati-noamericana.

Finalmente en Malloco, en la periferia de Santiago de Chile, se tuvo la reunión plenaria del Secretariado General, con representantes de América y Europa, para la elabora-ción del “Proyecto Orionita”. La fecha se escogió intencio-nadamente de modo que coincidiera con el Centenario del primer colegio de San Bernardino: del 15 al 20 de octubre de 1993. El encuentro contó con unos setenta participantes entre religiosos, religiosas y laicos, docentes y directivos de nuestras escuelas.

Es bueno recordar que el Proyecto Educativo Orionita se inspira en los últimos documentos de la Iglesia que se refieren al mundo educativo: Declaración sobre la educa-ción cristiana (Vaticano II, 1965); Dimensión Religiosa de la educación en la escuela católica (Congregación para la edu-cación católica 1988); El laico católico testigo de la fe en la escuela (Congregación para la educación Católica, 1982); La escuela Católica (Congregación para la Educación Católica, 1977).

El trabajo que presentamos, después de algunos reto-ques redaccionales, es fruto de un largo itinerario de pre-paración, de mucha experiencia, reflexión y plegaria. Al fin no hemos hecho otra cosa que lo que Don Orione quería hacer: «No destruyan estas cartas, así podré aún ponerles las manos». Y a los orionitas les ha tocado continuar su “obra inconclusa”.

Se corre un gran riesgo al intentar hacer hablar al Fun-

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dador. ¡Pero es también un deber! Es el X Capítulo General quien nos impuso este desafío: “Ser el Fundador hoy”.

Con satisfacción les entrego el Proyecto Educativo Orionita, sabiendo que brindará a cada educador un válido subsidio para el cumplimiento de su misión.

Será tanto más interesante cuanto más estudiemos, profundicemos y vivamos sus contenidos, a la escucha de Don Orione.

¡Ave Maria y adelante! Padre Roberto Simionato

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La escuela dentro del proyecto de Don Orione de “Renovar el hombre

y la sociedad en Cristo”

Instaurarlo todo en Cristo1

1 “Instaurarlo todo en Cristo” es nuestro lema, nuestro programa, el programa de la Obra de Don Luis Orione. «Con la ayuda divina y siguiendo las directivas de la Iglesia, es nuestro deber dedicarnos a renovarlo todo en la caridad”2, escribía Don Orione en 1934. Y en un texto programático mucho más antiguo presentaba a su Obispo el proyecto de la naciente Congregación es-tos términos: «Iluminar y santificar las almas con el conocimiento y el amor de Dios, e instaurar en Jesu-cristo una tras otra todas las instituciones humanas y todas las cosas, comprendidas las socio-temporales, incorporándolas al espíritu y a la vida del Catolicismo, de modo que contribuyan al perfeccionamiento del or-den social y unan, para gloria de Dios, toda la humani-dad en un solo cuerpo, la Iglesia Católica»3.

2 La escuela es para Don Orione uno de los medios más eficaces para lograr el fin primordial y específico de su obra que «nos inserta en el plan salvífico de Dios Padre, en Cristo por el Espíritu Santo»4.

3 Tal fin consiste en «Difundir el conocimiento y el amor

1 Ef. 1,102 Don Orione a los Religiosos y Religiosas. Saludo Navideño 1934, Let. II, pág. 1403 Don Orione a Mon. Iginio Bandi, 11de febrero de 1903, Lett. I, pág. 14.4 PHMC, Const. 1

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de Jesucristo, de la Iglesia y del Papa, especialmente en-tre el pueblo. Atraer y unir en un vínculo dulcísimo y estrecho de toda la mente y del corazón los hijos del pueblo, y las clases trabajadoras, a la sede apostólica en la que -según palabras de Crisólogo- el bienaventu-rado Pedro vive, preside y da la verdad de la fe a quien la pide, y esto mediante el apostolado de la caridad en-tre los pequeños y los pobres, con aquellas institucio-nes y obras de misericordia espirituales y corporales más aptas para la educación y formación espiritual de la juventud más necesitada y del pueblo, con la intención de cooperar modestamente a los pies de la sede apos-tólica y de los obispos en la renovación y edificación en Jesucristo nuestro Señor del hombre y de la sociedad, llevando a la Iglesia y al Papa el corazón de los niños más abandonados, de los pobres y de las clases obre-ras para instaurarlo todo en Cristo y para que se forme un solo rebaño y haya un solo pastor»5.

Jesucristo, aspiración suprema del hombre

4 En efecto, en la historia humana, hecha de avances y retrocesos, de santidad y pecado, se hizo presente Jesucristo, el Verbo encarnado, el Hijo de Dios hecho hombre, donación de la Providencia misericordiosa del Padre para la salvación del pecado y de la muerte.

En Cristo, camino, verdad y vida6, el hombre alcanza la cúspide de su dignidad y encuentra el supremo modelo de todo hombre y de todo quehacer verdaderamente humano7.

La Iglesia, Familia de Dios

5 HDP, Const., Cfr También, Carta a Don Sterpi del 22.7.19366 Juan, 14, 67 Cfr. Escuela Católica 35

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5 Tal presencia animadora y transformadora de Cristo y del Evangelio, de la Iglesia, del cristiano y del católico8, no es una presencia de poder sino de servicio, un real fermento, pleno de esfuerzo de conversión, de humil-dad y de realismo, de constancia y paciencia, signada permanentemente por la Cruz, pero vigorizada por el Espíritu y, sobre todo, por la seguridad de que la victo-ria final es de Cristo que vence con una infinita miseri-cordia, cuando aparece, según palabras de Don Orione «llevando sobre su corazón a la Iglesia y, en su mano, las lágrimas y la sangre de los pobres, la causa de los afligidos, de los oprimidos, de las viudas, de los huér-fanos, de los humildes, de los marginados”9, es decir, cuando se realiza efectivamente la comunión en Cristo de los hombres entre sí y con el Padre, y se instauran nuevos cielos y nueva tierra de gran y universal cari-dad10.

6 Porque el proyecto de Dios fue desde el principio la

constitución, según el modelo de la Trinidad, de la gran familia de Dios11, donde no haya lugar a cerrados indivi-dualismos, odios, ni divisiones irracionales, y sean ya realidad el encuentro y el diálogo el servicio recíproco, la vida en comunidad y la comunión de los espíritus.

Adhesión a la Iglesia

7 En “tiempos que corren velozmente y que en parte ya han cambiado” –subrayaba Don Orione en 1920– una nueva prioridad pastoral aparece en el horizonte: ha-cer desaparecer «el abismo que se está produciendo en-tre el pueblo y Dios, entre el pueblo y la Iglesia». En pos

8 Carta a Diogneto, 6:«Para que los cristianos seamos como el alma en todos los ambientes de la vida Social» .

9 Lett. II, pág. 337.10 Cfr. Lett. II, pág. 338.11 Cfr. Lett. I pág. 251

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de este objetivo, se debe caminar «en todo lo que no afecta a la doctrina, la vida cristiana y de la Iglesia... a la cabeza de los tiempos y de los pueblos, no a la cola, sin hacernos arrastrar. Para poder atraer y conducir los pue blos y la juventud a la Iglesia y a Cristo hay que caminara la cabeza».12

8 Tal apremiante prioridad pastoral que anima a Don Orio ne en todas sus actividades, la encontramos cla-ramente expresada hoy en las líneas programáticas del magiste rio, especialmente a partir del Concilio Vatica-no II. Sin tomático, al respecto, aparece el hecho que en los documentos más recientes el acento se pone cons-tantemente en la nueva evangelización13 y en la misión de la Igle sia de servir al hombre en su totalidad14.

9 Para nosotros esta correspondencia entre las enseñan-zas del Magisterio y el espíritu de la congregación es impor tante porque, como decía Don Orione, «sin este amor fi lial a la Iglesia y al Romano Pontífice es vana toda tenta tiva de renovación saludable en la vida de la juventud y de la sociedad»15 ya que el Papa «es nuestro credo».16

10 Don Orione sabe que la tarea es ardua y que los tiempos son complejos y cambiantes. Lo guía una gran confian-za en la Divina Providencia. Por eso escribe: «Queridos hijos míos en Jesucristo, veo todo un pasado que cae, si ya en parte no ha caído; las bases del viejo edifi-cio social están minadas; un estremecimiento terrible cambiará tal vez pronto la faz del mundo. ¿Qué saldrá de tanta ruina? Somos hijos de la Divina Providencia

12 Cfr. Lett. I, pág. 25113  Cfr. Redemptoris Missio 33, in fine, y todo el capítulo.14 Cfr. Concilio Vaticano II, Iglesia y Mundo, 1 - 4.15 Cita proveniente de la propuesta europea.16 Cfr. Lett. I, pág. 96

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y no desespere mos, antes bien confiemos mucho en Dios. No seamos de esos catastróficos que creen que el mundo termina mañana. La corrupción y el mal mo-ral son grandes, es verdad; pero opino y firmemente creo que el último en vencer será Dios, y Dios vencerá en una infinita miseri cordia. Dios ha vencido siempre así».17

11 Don Orione para llevar al hombre y a la sociedad a Cris-to y a la Iglesia utiliza los medios que la tradición eclesial pone a su disposición. Habiéndose formado en la escue-la de Don Bosco y del Cottolengo, da vida a múltiples iniciativas, tanto en el campo de la educación como en el de la caridad. En tal sentido él mismo siempre reco-noció y recordaba con sacra veneración el influjo de los dos grandes maes tros: «En todas las disposiciones adoptadas, en todas las cosas he tomado siempre como modelos a Don Bos co y al Cottolengo».18

La educación para la renovación del hombre

12 Desde los años pasados junto a Don Bosco en el orato-rio de Valdocco, en Turín19, madura en él la convicción que guardará para toda la vida de que «la salvación de toda la juventud de todo el mundo se conseguirá me-diante los oratorios y las escuelas».20

13 Así, muy joven aún y todavía seminarista, el 15 de octu-bre de 1893, con la bendición de su obispo abre el pri mer instituto educativo de la naciente fundación religio sa al que seguirán, en el lapso de pocos años, muchos otros tanto en Italia como en otros lugares del mundo.

17 Don Orione, Carta del 3 de julio de 1936, sobre el oratorio. Let. II,pág. 36918 D.L. Orione y la P.O.D.P., documentos y testimonios, I, pág. 35019  Don Orione permanece junto a Don Bosco en el oratorio de Vadocco, Turín, desde 

el 4 de octubre de 1886 hasta el 16 de agosto de 1889, entre los 16 y 19 anos.20 Lett. II, pág. 370

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14 Con sus institutos educativos Don Orione se propone contribuir a la promoción cristiana del hombre y de la sociedad. Se entrega, en consecuencia, a la esmera-da preparación de los jóvenes, particularmente de los más necesitados, a fin de facilitar su digna inserción en el mundo del trabajo21 y en la Iglesia como factores di-námicos de progreso civil y cristiano.22 Se preocupa por desarrollar en ellos una fuerte personalidad, capa ces de discernir sin compromisos ni dificultades la propia vocación laical o religiosa.

Sistema educativo propio

15 La educación y la formación de la juventud fue el pri-mero y, por mucho tiempo, el principal campo de ac-ción de Don Orione. Intuye simultáneamente que para la realización de éste su proyecto, debe modestamente co laborar en la construcción de la humanidad unida a Cristo bajo la guía espiritual del Romano Pontífice23, debía contar con un sistema educativo propio y adecua-do para la formación de hombres y cristianos capaces de llevar adelante tal misión con generosidad y fuerza de ánimo.24

16 Inspirado, por lo tanto, en las líneas maestras de la peda gogía católica, y más particularmente en el mé-todo pre ventivo seguido y completado por su maes-tro San Juan Bosco, pone las bases de su propio estilo

21 Don Orione en su carta a Don Camilo: «Tratad que los jóvenes comprendan que progresan día a día en todo sentido; que sientan que cada día saben más de la vida y que se han vuelto mejores tanto moral como civil y cristianamente.» Lett.I, pág. 370

22 «Hemos dado a la Iglesia muchos sacerdotes, hijos devotos de la Iglesia y centine-las y abanderados de la Fe; hemos dado a la socie dad muchos buenos elementos para que se renueve cristiana y católi camente.» Don Orione a D. Camilo, Lett. págs. 383-384. «Hacer buenos a los jóvenes y transformarlos en mensajeros de fe y de bondad, y de progreso moral y civil para la sociedad». Ibídem, pág.3

23 Cfr. Constituciones de los Hijos de la Divina Providencia, art.524 Cfr. Lett. I, págs. 358-359.

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educativo, denominándolo sistema cristiano-paternal. Los testimo nios destacan ora un punto ora otro de este método, pero terminan todos por encuadrarse sobre la característica fundamental que él fijara ya en la cono-cida carta a Vicente Guido del año 1896: «Nuestro fin es formar católicos de una sola pieza, francos».25

17 En diversos artículos de la revista oficial de la Congrega-ción, “La Obra de La Divina Providencia”, dirigiéndose a los padres de familia y a sus primeros colaboradores, Don Orione exaltaba la belleza y urgencia de la educa-ción cris tiana. Para lograrla –decía– «es necesario que la reli gión lo señoree todo en la escuela y en el insti-tuto: la enseñanza, la disciplina, el mismo recreo. La religión no debe ser un estudio, un ejercicio, al cual se le asigne sólo un tiempo y una hora. Es una fe, una ley que debe hacer se sentir constantemente y en todo lu-gar, y ejercitar su acción natural sobre toda la vida».26

18 Subrayando el aspecto paternal de su método educati-vo, Don Orione escribe: «La escuela debe ser una fami-lia, una familia moral bien disciplinada y conducida con mucho afecto en el Señor y con mucho cuidado. Cada tanto hagan vibrar en la escuela la cuerda del sentimien to y del corazón, elevándoos después hasta Dios, uste des y sus alumnos. Así se educa».27

19 «Fundamento del sistema no debe ser sólo la religión y el amor, sino la Fe y la religión católica practicada y el aliento de un alma y de un corazón de educa-dor que ame verdaderamente a Dios y lo haga amar dulcemen te, enseñando a los jóvenes los caminos del

25 Es una advertencia que Don Orione le hace, junto con otras, al presen tar un alum-no para su inscripción. Don Luigi Orione e la Piccola Operadella Divina Provvi-denza, V. III, pág. 521 y en Ser. 35, 15.

26 Don Luis Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, Vol. III,pág. 52227 Lett. I, pág. 355

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Señor. El educador debe hablar siempre el lenguaje de la ver dad con la razón, con el corazón, con la fe».28 Y acen tuando aún más el aspecto cristiano de su método agre ga: «Nosotros no habremos hecho nada hasta que no logremos que la juventud vuelva a ser cristiana en su espíritu de fe, y en su vida privada y pública; mien-tras no hayamos vuelto cristianas las conciencias y el ca rácter de nuestros alumnos».29

Espiritualidad orionita

20 En esta prospectiva de servicio a la sociedad y a la Igle-sia, los Institutos de Don Orione deben favorecer en los educandos la fundamentación y asimilación de aquellos valores de los que por su misión son portado res, y que el Fundador tan vívidamente encamara y di fundiera:

la confianza en la Providencia; ● 30

la fe en Cristo, verdadero liberador y salvador del ●hom bre y de los pueblos;31

identificación y participación activa en la misión de ●la Igle sia continuadora de su obra y madre de los creyentes;32

amor y adhesión al Papa, guía espiritual universal; ● 33

la caridad, alma del reino de Cristo; ● 34

el amor y el trabajo efectivo en favor de los humildes, ●

28 Lett. I, pág. 36029 Lett. I, pág. 35930  «Los Hijos de la Divina Providencia, deberán tener como caracterís tica particular 

de su enseñanza, el hacer resplandecer en todo a Dios y a su Providencia que, como diría Dante,  ‘penetra e  ilumina el uni verso entero’. Hacer ver en  todo el brillo refulgente de la Divina Providencia». Lett.I, págs.362-363

31 “Es la Fe y sobre todo la caridad de Jesucristo las que deben recons truir el mundo”. Lett. I, pág. 360

32 La formación a la perfección y grandeza moral debe conducir a los jóvenes “a Dios y al amor de la Santa Iglesia de Dios, que es nuestro amor grande y sagrado”. Lett.I, pág. 363

33 “Igualmente hay que ser católico y papal, para ser cristiano verdade ro”. Lett. I, pág. 38934  “El principio evangélico de la beneficencia y de la caridad universal es el único 

que, difundido y predicado, puede traer una paz verdade ra al mundo, y con la paz, todos los bienes” Lett. I, pág. 248

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marginados y sufrientes de todo tipo;la honradez, la profesionalidad, la laboriosidad; ●el temple católico definido, la adhesión al Magisterio; ●el aprecio de la Palabra de Dios; ●el amor a la cruz; ● 35

la devoción a la Madre de Dios; ● 36

la piedad; ● 37

la pureza; ● 38

la vida sacramental y litúrgica; ● 39

el compromiso social y eclesial en orden a producir ●el adelanto civil y religioso de la humanidad.40

21 Estos ideales de vida se sintetizan de alguna manera en los cuatro amores de Don Orione, que los simboli-zan y encaman: Jesús, María, Papa, Almas.

Jesús. «Él sólo es la fuente viva de fe y caridad que pue-de restaurar y renovar el hombre y la sociedad: sólo Cristo podrá formar de todos los pueblos un solo co-razón y una sola alma, unir a todos en un solo Rebaño bajo la guía de un solo Pastor».41

María, a quien «nosotros veneramos y proclama mos... como Madre nuestra y única fundadora de la Pequeña

35  “Educad a los jóvenes a la necesidad como también a las alegrías del dolor: La vida está sembrada de lágrimas!”. Lett. I, pág. 369 “Sin fuerza de ánimo y sin sacrificio y sin sufrir, sin cruz, no hay virtud. La cruz, en álgebra, en política, en religión, es el signo posi tivo. Dios y el prójimo se aman en cruz. Dios y el prójimo se aman y sirven en cruz! Grande verdad!». Lett. I, pág. 367

36 “¡Cuánto bien haréis a vuestros jóvenes, si llegáis a encender en sus corazones la llama del amor a la Virgen bendita!”. Lett. I, pág. 391

37 “Todo en nosotros, como en los jovencitos, debe estar subordinado a la piedad sólida, es decir, al amor de Dios, a las virtudes cristianas, a la verdadera santidad”. Lett. I, pág. 387-388

38 “La base primera de la vida civil y de toda sana educación es la moralidad y la honestidad de costumbres, y esto no sólo para los católicos sino para cualquier pueblo y bajo cualquier cielo.” Lett. I, pág. 375

39 “Recomiéndese con mucha frecuencia a los jóvenes la Confesión y la Santa Co-munión.” Lett. I, pág.387

40  Ver nota 22, in fine41 Lett. II, pág. 500

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Obra; la tenemos como celestial inspiradora de todas nuestras actividades... Nuestra querida Congrega ción justamente por la devoción a María, va extendien do siempre más sus tiendas por el mundo».42

Papa-Iglesia. «La Iglesia es la verdadera Madre de nues-tra fe y de nuestras almas, de la parte más viva, más espiritual y eterna de nosotros; y porque el Papa es el Vicario de Jesucristo nuestro Dios y Redentor; es el dulce Cristo en la tierra, como lo llamara Sta. Catalina de Siena; es nuestro guía seguro; es nuestro maestro infalible, es nuestro verdadero Padre».43

Almas-Pobres. «¡Almas y almas! Esta es nuestra vida, nuestro grito, nuestro programa, todo nuestro es píritu, todo nuestro corazón: ¡Almas y almas!»44 «Nuestra mesa debe ser como un antiguo ágape cristia no. ¡Al-mas y almas! Tener un gran corazón y la divina locura de las almas”.45 «¡Caridad, caridad, caridad! ¡Jesús, con tu divino amor danos un grande espíritu de caridad hacia las almas, especialmente hacia los hijos de los pobres, y hacia los pobres infelices y abandonados! Señor, tú lo sabes, no sotros somos para los pobres y hemos nacido para los pobres».46

22 Hoy, con el mismo programa, los hijos e hijas espiri-tuales de Don Orione entienden humildemente prose-guir su obra y su misión en el campo de la educación a través de escuelas de diverso tipo y nivel.

42 Carta del 27 de junio de 1937. Let.II, pág. 46743 Lett. I, pág. 24944 Lett. I, pág. 250.45 D. Orione a las P.H.M.C, pág. 56846 Lett. II, pág. 144

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La Iglesia y la Escuela Católica

La Escuela Católica en la historia

23 La historia nos ayuda a comprender el sentido y el va-lor de la escuela católica como presencia de Iglesia. En sus comienzos encontramos, en primer lugar, santos: hom bres y mujeres de épocas y experiencias diversas, uni dos, sin embargo, en dar testimonio, a través de su dedi cación personal, de la importancia de la educación escolar como también de otras formas de instrucción popular. Ellos hicieron descubrir el Evangelio a gene-raciones de niños, adolescentes y jóvenes, valiéndose muchas veces de innovaciones didácticas y de métodos que denotan una sabiduría tan rica y viva, que aún hoy causa asombro.47

24 Libertad y carácter popular han sido los rasgos de la escuela católica en su trayectoria histórica:

libertad ● como búsqueda trabajosa de espacios vitales en la sociedad laicista, sobre todo en los dos últimos siglos, en su empeño por cumplir su misión evange-lizadora, aún en medio de reales discriminaciones y marginaciones; la escuela católica ha resistido a los reite rados intentos de marginación y supresión lle-vados cabo en el pasado más o menos reciente y aún presentes en nuestros días;carácter popular ● por su dedicación preferencial a los sectores sociales más desfavorecidos, sobre todo

47  Refiriéndose  a  la  catequesis,  dijo  Juan Pablo  II:  «Ellos  inventaron méto dos  de catequesis que no existían, tuvieron que crear escuelas de doc trina, instruir a niños catequistas para superar las barreras de las len guas..» Discurso del 12.10.84 en Santo Domingo. IIo Congreso Catequístico Nacional, pág. 5.

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por medio de algunas actividades formativas ex-presamente dirigidas a niños y jóvenes de escasos recursos y a me nores discapacitados, con el fin de ofrecerles dignas oportunidades de inserción en la sociedad y en el mun do del trabajo.

25 El movimiento carismático en el campo educativo se ma nifiesta muy vivo en la Iglesia durante, y sobre todo des pués, del Concilio de Trento. Luego el iluminismo obliga rá a la Iglesia a una serie de luchas y reivindica-ciones ya en el campo pastoral, ya en el campo estric-tamente educa tivo. En los siglos XIX y XX la Iglesia, y con ella la es cuela católica, buscan nuevos caminos de diálogo y cola boración con los estados modernos. La Obra de Don Bosco, totalmente dedicada a la forma-ción de los jóvenes es un típico ejemplo. De la misma manera resulta profético el dicho de Murialdo: «Abrir una escuela es cerrar una cárcel». León XIII48 y Pío XI49 en la “Divini Ulius Magistri” muestran claramente que la Iglesia tiene el derecho de tener sus escuelas. Y el Concilio Vaticano II, por fin, con firma y amplía este principio.50

26 En América Latina el encuentro de los conquistadores con los pueblos aborígenes enmarca históricamente una evangelización que se desarrolló en medio de luces y sombras, con hombres de Iglesia que, sin embargo, sem-braron con la catequesis, los sacramentos, la instruc ción

48  Don Orione cita la encíclica «Cognita nobis» a los obispos italianos, del 15.2.1882, que promueve la creación de escuelas. Al «derecho y obliga ción de enseñar y con-firmar en la fe» que tienen los Romanos Pontífices, se refiere en «Aeterni Patris» 1; también en «Militantis Ecclesiae» 13, se refiere de paso al tema: «Mas no sola-mente tiene la religión sus derechos en las escuelas de la infancia». En la carta a los coptos «Unitatis christianae propositum» les recomienda «que se apliquen a guar-dar intacto e inviolable el depósito de la fe...multiplicando las buenas escuelas».

49  Cfr. Pío XI, Encíclica Divini Illius Magistri.50 Concilio Vaticano II, Educación Católica, 8

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escolar y la educación, el espíritu cristiano51 dan do ori-gen a una nueva cultura y dotando a América Latina de una propia fisonomía y unidad espiritual.52 Después del proceso independista y la penetración de las co-rrientes de pensamiento prevalecientes en Europa en las postrimerías del siglo pasado, también aquí, a pe-sar de las tentativas de marginar a la Iglesia, y de que-brar la unidad cultural lograda, la escuela católica va susten tando y concretando su quehacer a despecho del pensa miento racionalista liberal, del laicismo educati-vo, de la cultura pretendidamente neutra de la escuela ofi cial53 y de otras problemáticas que Latinoamérica arras tra desde la época de la colonización hasta hoy.

El rostro de la escuela católica

27 La escuela católica intenta presentarse como una res-puesta flexible y adecuada a las instancias más urgen-tes de formación integral provenientes de la comunidad eclesial, de las familias y del mundo juvenil porque está constantemente a la búsqueda de respuestas en lo con creto de la vida civil y eclesial. Tiene la capacidad de ponerse como “modelo” en base a lo que la especifi-ca en su identidad, es decir, su proyecto educativo, sea ante la escuela en general, sea ante la comunidad cris-tiana. Es una escuela que no sólo respeta el punto de

51 Puebla 9: “La obra evangelizadora de la Iglesia en América Latina esel resultado del unánime esfuerzo misionero de todo el pueblo de Dios.Ahí están las inconta-bles iniciativas de caridad, asistencia, educacióny de modo ejemplar las origina-les síntesis de evangelización y promo ción humana de las misiones franciscanas, agustinos, dominicas, je suítas, mercedarias y otras”.

52 Cfr. Puebla 412 y ss.53 Cfr. CEA, Iglesia y Comunidad Nacional, 16-23. En el n.22 dice: “El laicismo

educativo procuró erróneamente desvincular la cultura im partida oficialmente de su raíz religiosa y de la tradición defendida y mantenida por muchos libertadores (San Martín, Belgrano, etc.). Al educar excluyendo positivamente a  la  religión, también a la religión natural, desarraiga a la cultura de toda opción religiosa, fun-damento determinante de otras opciones. Y lo que es peor aún, crea una división entre la cultura popular, que es religiosa, y la cultura pretendidamente neutra de la escuela oficial.»

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vista episte mológico de las disciplinas sino que pone en primer pla no el servicio al hombre, de modo que adquiera una siem pre mayor conciencia y responsabi-lidad en el mundo.

28 El Santo Padre subraya sus notas características: «Hay que reconocer que el primer deber de la escuela ca-tólica es el de ser escuela, o sea, lugar de cultura y de educa ción. De cultura a los fines de la educación».54

29 La escuela católica atraviesa una fase de transición pro funda, que la llevará a configurarse con creciente cla ridad como escuela de la comunidad cristiana, abier-ta a todos aquellos que quieran libremente elegirla. En tal sentido, los educadores, docentes, religiosos, laicos, pa dres de familia, están empeñados en ofrecer a los alum nos un ambiente formativo comunitario animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad55, que conduzca a los jóvenes a asimilar los valores hu-manos y cris tianos para convertirse luego en sus intér-pretes y testigos en la sociedad civil y eclesial.

30 De este modo la escuela católica, parte viva de la Igle-sia, se presenta como “laboratorio sistemático y crítico de la cultura”56, capaz de proponer orientaciones para la vida. Servicio éste tanto más necesario cuanto que en la situación actual, prevista también por Don Orio-ne que ya actuaba en vista a la “gran transformación que dentro de poco cambiaría la faz de la tierra”,57 se han profun dizado hechos que distorsionan el pro-yecto de Dios, pero han aparecido también caminos

54 Juan Pablo II, Discurso del 23.11.199155  Concilio Vaticano II, Gravissimum educationis, 8; Congregación para la Educa-

ción Católica, Dimensión Religiosa de la Educación en la Es cuela Católica, 25.56 Cfr. La Escuela Católica, 26 y 36.57 Don Orione, Lett. II, pág 369: «Veo todo un pasado que cae, si ya en parte no ha

caído; las bases del viejo edificio social están minadas; un sacudón terrible cam-biará, tal vez, la faz, del mundo».

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de esperanza para recrear una realidad más humana y más cristiana.

31 A tal fin la escuela católica se proyecta como novedad institucional, casa de personas y de comunidad, lugar de identidad y de diálogo, de autoridad y de correspon-sabilidad.

Misión y función de la escuela católica

32 «La Escuela Católica se integra en la misión salvífica de la Iglesia, la cual se realiza en estrecha unión entre el anun cio de la Fe y la promoción del hombre. La escuela católi ca participa de la misión pastoral de la Iglesia, con el ser vicio educativo que le es propio».58

33 En razón de su carácter eclesial, la acción de la escuela católica se ha de concretizar en su sector específico y en su área geográfica en sintonía con las grandes intencio nalidades y el aliento de toda la Iglesia, y en estrecha relación y armonía con los pastores, las co-munidades y movimientos en que se articula el único pueblo de Dios. En efecto, las motivaciones de la es-cuela católica co bran luz, ante todo, al interior de la Iglesia, la cual al mismo tiempo que profundiza, bajo la guía del Papa y de los Obispos, la comprensión del misterio de Dios que nos ha sido revelado en Jesucris-to, señala los caminos del servicio al hombre.

34 El anuncio del Evangelio al hombre es la misión fun-damental e irrenunciable de la Iglesia,59 empeño que ca-racteriza hoy como ayer, todo su ser y su acción. La Igle-sia no existe para sí sino para el Reino de Cristo. Como maestra de verdad y experta en humanidad, la Iglesia

58 Cfr. La Escuela Católica hoy en Italia, 11 y 6959 Cfr. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 14.

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está llamada a servir al mundo con el fin de preser varlo de los desvarios de la inteligencia y del corazón.

35 Para la escuela católica no se trata, por lo tanto, de inven tar rutas distintas, sino de tomar - con la especi-ficidad y originalidad de su función institucional - los caminos emprendidos por la Iglesia. Así se puede decir con toda razón que la escuela católica participa de la diaconía del Reino.

36 Esta diaconía o servicio al mundo en vista del Reino, se configura, en la escuela, como evangelización y testimo nio de la caridad. Es una acción que tiene como fuente a Dios, como destinatario al hombre, y como meta el Rei no de Cristo. Las orientaciones eclesiales, son, por lo tan to, para ella un desafío, en cuanto le exi-gen confrontar y evaluar su propio ser y actuar dentro de la misión de la Iglesia. En este sentido, la función educativa como ser vicio a la verdad en la caridad, tór-nese hoy fundamental para la exigencia eclesial de la nueva evangelización.

37 A la escuela católica se le confía el diálogo con la cul-tura contemporánea, llena de contradicciones, impreg-nada de secularismo, y que, sin embargo, expresa a ve-ces en for mas paradojales e insólitas la necesidad del Absoluto y de la religiosidad. Por lo mismo urge una entrega inteligente y continua para una nueva incultu-ración del Evangelio. La escuela católica puede ayudar al nombre de hoy a com prender su propia centralidad y prioridad ante todo pro greso, técnica, sistema econó-mico y evolución social.

38 A ella le corresponde preparar gradualmente al joven para su inserción madura, adulta y responsable en la sociedad, mediante la educación general, la formación espiritual y la capacitación en la profesión elegida de

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acuer do a sus propios dones e inclinaciones y las ne-cesidades de la comunidad. Contra tendencias moder-nizantes que privilegian los contenidos utilitarios y funcionales en be neficio del progreso material y téc-nico, tal preparación comporta el cultivo cuidadoso de las capacidades intelec tuales, creativas y estéticas; el desarrollo de la capacidad de juicio, la promoción del sentido de los valores, el favorecimiento de las actitu-des justas y los comportamientos adecuados, la intro-ducción al patrimonio cultural60 con quistado por las generaciones anteriores y la formación al diálogo y la comprensión en las relaciones humanas.

Concepción de vida

39 La escuela católica debe confrontar su proyecto educati-vo (ideario,61 programas, contenidos, métodos) con la concepción de vida a la que adscribe y con la realidad en que se inserta. Esto incluye una jerarquía de valores con que se aprende e interpreta todo el patrimonio cul-tural recogido en las diversas ramas del saber, sentir y hacer humanos. Entre todos los elementos de la cultu-ra, ocupa una posición determinante la dimensión ética y religio sa, por su capacidad para dinamizar el espíritu y contri buir a la formación de personalidades fuertes y responsables, capaces de opciones libres y justas, en grado de enfrentar el eventual efecto despersonaliza-dor y masificador de una sociedad que prioriza el de-sarrollo científico y tecnológico, y que impone modas y modelos con el poder de los medios de comunicación

40 En la escuela católica y orionita es la concepción cris-tiana, el proyecto liberador que tiene a Cristo por cen tro

60 La Escuela Católica, en el n.26, habla del “encuentro vivo y vital con el patrimo-nio cultural”.

61 El ideario es “un sistema de ideas o principios generales destinado a engendrar y dirigir un proyecto”. CONSUDEC n.306, pág. 135

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y al Papa por guía en el tiempo, la cosmovisión que jue-ga tal papel unificador y vitalizador tanto de la perso-nalidad como de la sociedad, la cultura y la historia.

En síntesis

41 La Escuela Católica a lo largo de los siglos ha formado parte integrante del proyecto educativo de la Iglesia. Por lo que también en ella se manifiesta la conciencia de la Iglesia en las distintas épocas.

42 Los dinamismos, incluso aquellos problemáticos que la Escuela Católica vive y sufre, pueden ser compren-didos y resueltos si se los encuadra dentro de la expe-riencia que la Iglesia en su conjunto está viviendo en este tiem po, testimoniando, aún en áreas de riesgo y en zonas de precariedad social, cultural y religiosa, su pasión por el hombre y sus problemas.

43 En este contexto social y cultural el primado de la ac-ción evangelizadora estimula el mejoramiento no sólo de los aspectos axiológicos, sino, y no con menor fuer-za, los técnicos y profesionales. Por ello, lo que debe ser puesto de relieve es la calidad de la educación que debe ser impartida, el tipo de hombre y de mujer que la escuela católica forma. Resulta por tanto, fundamental el cuida do en primer término de la formación de todas las cate gorías intervinientes en el proceso educativo y, en par ticular, de los docentes, y la atención a las in-novaciones didácticas y a la orientación profesional. A tal fin son necesarias las planificaciones compartidas y las propues tas de itinerarios educativos orientados a la maduración de todo el hombre en función de una acertada síntesis entre fe, cultura y vida.

44 En especial hay que tener voluntad de participar en los

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planes pastorales diocesanos. En esta nueva visión, la comunidad cristiana debe asumir, o sea, hacer propia la escuela católica; pero también ésta debe rever su pro gramación pastoral.

45 De este modo, también, el anhelo de Don Orione de ac tuar siempre con la Iglesia y en la Iglesia, encuen-tra en sus obras educativas la forma de expresarse y manifestar se en plenitud.

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Origen y Desarrollo de la Escuela Orionita

El legado pedagógico-institucional

46 Ante directivas eclesiales actuales y la desaparición del fundador

Cerrado ya el período en que el ejemplo y la palabra del Fundador y de sus primeros seguidores, definían rumbos y resolvían incertidumbres, y tras la acentua-da impor tancia que el Concilio Vaticano II y la Sta. Sede acuerdan últimamente a la acción pastoral de la Iglesia en educa ción, se impone una explicitación del proyec-to educativo de Don Orione y un seguimiento de su carisma, que re coja, por un lado, las motivaciones que deciden al Fun dador a abrir centros educativos y los rasgos principales que les imprime y, por otro, la ex-periencia de la congre gación y las normas internas vi-gentes, enriquecidos en sus pautas fundamentales con los principios, directivas y orientaciones recientes del Magisterio eclesial.

47 Multiplicación y diversificación de Institutos

En efecto, desde las intuiciones del Fundador y los pri-meros internados, la labor de la congregación en el área educativa se diversifica y amplía abarcando hoy la edu cación en zonas tanto rurales como urbanas, la forma ción general como la técnica, privilegiando en la ac tualidad a los externados y cubriendo todo el arco educativo, desde la enseñanza elemental y media, hasta la profesional, superior y especial.

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48 Salvación de la juventud y formación cristiano-católica

Ya en la apertura de su primer colegio Don Orione mis-mo manifiesta las finalidades que persigue y los obje-tivos que se propone: “En esta ciudad de Tortona”, es-cribía en una comunicación a todos los párrocos de la zona «el 7 de septiembre de 1893, en el próximo mes de octubre abrirá sus puertas un Instituto Católico para educar en la ciencia y en el santo temor de Dios a la querida juventud, delicia del Corazón de Cristo. Este instituto viene a ser, entonces, como un ancla de salva-ción, en medio de la perversión intelectual y moral de los jóvenes estudiantes».62

Así quedan establecidos el carácter y el fin apostóli co de sus instituciones educativas. Años más tarde, en 1922, en ocasión de la fundación de Mar de Espanha, Brasil, vuelve a insistir sobre esta característica apos-tólica y evangelizadora: «Y especialmente, tratándose de una escuela nuestra, y en lugares donde la fe pade-ce tantas insidias, la ense ñanza debe ser apostolado verdadero, cabal escuela de formación católica de to-dos los niños que acuden a nosotros. El Brasil de hoy, continúa, como casi toda América del Sur, en general, padece el asedio del pro testantismo, la teosofía y el espiritismo. Y muchos débiles en la fe o ignorantes, se dejan seducir o com prar, vendiendo su alma por un plato de lentejas, como Esaú. Habrá que prevenir y proteger a la juventud, valiéndonos de la escuela para formarla bien en la re ligión, llevarla a la vida católica práctica, salvarla».63

Institutos creados durante la vida del Fundador

49 Primer instituto y comienzo de la congregación

62 Don Orione y la P.O.D.P., V. 2, pág. 863 Carta a Don Camilo, Lett. I, pág. 356.

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Desde la fundación de aquel primer colegio de San Bernardino, el 15 de octubre de 1893, con el que co-menzara también la congregación,64 el apostolado de Don Luis Orione se orientó en aquellas primeras dé-cadas de este siglo de manera particular hacia los jó-venes “sol o tormenta del mañana”, como el mismo sabía decir. Para su promoción integral han surgido, en el curso de estos cien años de historia y de trabajo apa-sionado, numerosas instituciones educativas inicia das directamente por él o por sus hijos espirituales.

50 Primer Centro Educativo en Brasil

La pasión de Don Orione por los jóvenes corría a la par de su ardor misionero. Así ya en 1914, los religiosos que él enviara al Brasil, consagran sus esfuerzos a la primera actividad educativa asumida en América Lati-na en favor de la niñez humilde y de color, en la Escuela de San Geraldo de Mar de Espanha.

51 Capacitación e inserción laboral de la juventud

A partir de la postguerra Don Orione sigue dando vida en modo particular a instituciones cuya atención se vuel ca a la formación religiosa, cultural y profesional de jóvenes a insertar en el campo del trabajo, especialmen-te industrial, para que lleven a ese ambiente “un soplo de vida cristiana”, de serenidad y amor. En el Véneto, la región que más sufrió las funestas con secuencias de la Primera Guerra Mundial, Don Orione desarrolla sus ac-tividades en institutos y escuelas profesionales que res-pondían a las necesidades de las nuevas tecnologías del

64  “Queridos hijos, mañana, fiesta de Sta. Teresa de Jesús, es  la fe cha de apertura de la primera casa de la congregación” «Hoy me encuentro aquí conmemorando aquel  día y  aquellas horas que  fueron  el  primer día y  las primeras horas de  la congregación.»Don Luis Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, V.II, págs. 33 y 34.

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trabajo. La obra fundada por Don Orione, ya se había interesado en el pasado por dar una instrucción pro-fesional, especialmente a chicos del pue blo, que nece-sitaban aprender un oficio para ganarse honestamente la vida. A tal fin había abierto colonias agrí colas, una tipografía, carpinterías y zapaterías. Y la ense ñanza se impartía a los aprendices con el método artesanal práctico, entonces en boga. Pero la guerra había im-preso un impulso extraordinario al sistema producti-vo industrial, que imperiosamente buscaba mano de obra siempre más calificada. Don Orione tuvo siempre pre sente esa exigencia primaria, tanto al abrir nuevos insti tutos como al asumir la dirección de los que esta-ban en funcionamiento y eran confiados a su congre-gación.65

52 Competencia técnica y prioridad del educando En algunas instituciones educativas, que él asumie-

ra a pedido de la autoridad eclesiástica, a los jóvenes asisti dos en ellas, después de la enseñanza elemental, se los orientaba al aprendizaje de un oficio en talleres o artesa nías que no tenían fines didácticos, sino que sólo les in teresaba sacar la máxima utilidad de aquella mano de obra barata.

Para poner remedio a tan triste situación Don Orione, con el coraje y la confianza en la Divina Providencia que le eran característicos, inicia en aquellos institu-tos verda deras escuelas profesionales con programas bien diseñados didácticamente, para formar obreros compe tentes, además de óptimos cristianos.66 Con la misma finalidad y con programas didáctico culturales y profesionales, Don Orione pone en marcha en Mes-tre, el 13 de junio de 1921, el Instituto que lleva el nom-

65 A. Piccardo, “Salvemos a los jóvenes”, Cuaderno 43, pág. 21-22.66  A. Piccardo, Ibídem, pág. 22.

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bre del benemérito Comendador Pietro Berna. Em presa ésta no indiferente si se tiene presente que en fe brero del mismo año él, por consejo del Patriarca La Fontai-ne, también había adquirido la tipografía y la librería Emiliana de Venecia, que había surgido en 1837 para la difusión de la prensa católica, pero que en ese momen-to estaba en graves dificultades económicas. Se trataba de no hacer morir aquella benemérita actividad edito-rial y, sobre todo, de tener un medio eficaz para dar trabajo, pan y una profesión a huérfanos y niños pobres, tal como él había hecho en Tortona al abrir la primera tipo grafía en la Casa Paterna de Via Emilia.67

53 Inicios de la Congregación en la Argentina

En 1921 Don Orione visita por primera vez las fundacio-nes de América, y se llega hasta Buenos Aires donde él mismo en su breve estadía asume las tareas pastorales de la futura parroquia, y atiende personalmente a los jóve nes, dando así inicio, en Victoria, al primer ora-torio en Argentina, mientras sus religiosos estudian castellano con los Lazaristas en Luján.

Es precisamente desde Victoria, que Don Orione escri-be el 21 de febrero de 1922, a los religiosos que tra-bajan en Mar de Espanha, la tan conocida carta sobre educación. Después de su partida, sus religiosos abren en 1924 la Escuela de la Sagrada Familia en Puerto Mar del Plata y, en Victoria, en 1925 junto con la imprenta, la Escuela de artes y oficios, y en 1926, el Colegio San José, fundacio nes éstas impulsadas por los Padres José Zanocchi y José Dutto.68 En ambas localidades se iba al encuentro de los hijos de humildes obreros, ferroviarios en Victoria, y pescadores en Mar del Plata. La aceptación

67  A. Piccardo, Ibídem, pág. 22-23.68 Carta de Don Orione a Don Zanocchi del 22. 9 1924: “Me alegro de todas sus

iniciativas y de todo el bien que hacen”

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que rápidamente logran de las familias y de los mis-mos jóvenes que concurren a estos nuevos institutos educativos, contrarrestra el extendido ambiente anti-clerical que se respiraba en aquellos años.

54 Otros desarrollos en Europa

En 1923 la Congregación de Caridad de Venecia, por gra ves dificultades financieras, cierra y pone en venta el Orfa nato Masculino “alie Zattere”. También esta vez el Patriar ca, para no privar a la ciudad de una insti-tución benéfica para los niños necesitados, anima en-carecidamente a la Obra de Don Orione a que se haga cargo de aquel orfanato. En abril del mismo año con la ayuda de insignes bienhe chores adquiere el gran com-plejo de edificios de esa ins titución y allí organiza con criterio de vanguardia, el Instituto “Artigianelli” con el nombre de San Jerónimo Emiliani, llamado “el Padre de los Huérfanos”, por su gran amor hacia esta clase de chicos. El Instituto Artigianelli tuvo desde el princi-pio, además de modernas aulas escolares, talleres con el equipamien to técnico exigido en una verdadera es-cuela de capacita ción profesional, para la formación de mecánicos, y de carpinteros con sus correspondientes especializaciones. Después se transfirió allí mismo la infraestructura de la Tipografía Emiliana que tenía su sede en San Giacomo dall’ Orio, con sus diversas sec-ciones de producción, con el fin de desarrollar en ese instituto la enseñanza profesio nal en el campo tipo-gráfico y editorial.69

El mismo año 1923 Don Orione asumía la dirección del Instituto Camerino Rossi de Padua que había que-dado desquiciado a causa de la guerra y no estaba en grado de continuar con su obra benéfica en favor de los jóvenes necesitados. También en este Instituto se

69 A. Piccardo, Salvemos a los jóvenes, Cuaderno 43, pág. 23.

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im plantó la enseñanza técnica ex novo, con sus corres-pondientes talleres y laboratorios.70 Don Orione da vida, en el mismo período a dos im portantes centros escolares, uno en Tortona y otro en Novi Ligure.

En Tortona, cerca de la Casa Paterna, funcionaba des-de 1910 la primera Escuela Técnica .En 1921 abre el co legio “Dante Alighieri” para la formación cultural y técnica de nivel medio inferior y superior71 y en 1924, adquiere y reabre en Novi Ligure con secciones de pri-mero y segundo grado y orientación técnico profesio-nal, el colegio “San Jorge” que la Congregación de los Somascos había fundado en 1649 y dirigido durante todo el siglo XIX.72

55 Inicios en Uruguay y ulteriores desarrollos en América Latina

Querida por el arzobispo, en febrero de 1929, se co-mienza en Montevideo, Uruguay, la primera obra edu-cativa “El Patronato de Obreros”, que se estructura pos teriormente como internado, imprenta y escuela tipográfica, brindándose en favor de niños abandona-dos y entregando a la comunidad calificados tipógra-fos.

Entre tanto, a partir del 26 de marzo de 1926 había co-menzado a desarrollarse el Instituto de Artes y Oficios de la Divina Providencia en Río de Janeiro, con escue-la primaria, tipografía y carpintería, e internado para huér fanos.

Don Orione viaja por segunda vez a América Latina en 1934, donde suscita ahora los “Pequeños Cottolengos”, mientras sigue impulsando a la vez la actividad misio-nera, el ministerio pastoral y el desarrollo de escuelas

70  A. Piccardo, Ibídem, pág. 23-24.71  A. Piccardo, ibídem, pág. 24-25.72  A. Piccardo, ibídem, pág. 25

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de diverso tipo. Asume el colegio Boneo de Rosario, e inaugura personalmente los institutos de José Manuel Estrada de Mar del Plata, y San Martín de Tours de San Fernando.

En 1936, Don Orione viaja a Chile y recibe en dona ción los terrenos en los que, posteriormente en 1943, des-pués de su muerte, surgirá el primer colegio chile no.

56 Nuevos centros educativos en Italia

De vuelta a Italia en 1937, tiene la alegría de inaugurar en Roma, el 16 de enero de 1938, el importante com-plejo del Instituto “San Felipe Neri”, con enseñanza pri maria, secundaria y técnica. Otro amplio y moder-no ins tituto de similares características inaugura ese mismo año en Alessandria, con las correspondientes aulas y talleres para la formación general y profesio-nal.73

Presencia educativa evangelizadora y de promoción popular

57 «En una época de positivismo, de avidez por las cosas terrenas y por el dinero -escribe Don Orione resumien-do las motivaciones que lo guían en sus fundaciones- la Pequeña Obra de la Divina Providencia se propone con el auspicio de la Virgen Celestial, enjugar muchas lágri mas, elevar las mentes y los corazones a ese Bien no te rrenal, que es el único que puede colmar y satisfa-cer el corazón del hombre, y cooperar modestamente, con gran humildad y de rodillas a los pies de Roma, a mantener fiel o a reconducir al pueblo a la Iglesia y a la Patria; a salvar a los pequeños, a los humildes, a los más insidia dos o a los que más sufren de nuestros

73  A. Piccardo, ibídem, pág. 25.

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hermanos en Cris to74... mediante la educación de la ju-ventud y la evangelización de los humildes según los principios sociales cristianos y toda otra institución en favor del pueblo». 75

58 A cien años del primer colegio de San Bernardino, la Obra de Don Orione continúa con renovada fidelidad al carisma y a la Iglesia, la providencial y fecunda labor educativa, a través de no pocos centros educativos y de capacitación profesional y técnica diseminados en varios continentes.

59 La acción personal de Don Orione en el campo educati-vo –recorrida en esta breve reseña histórica– evidencia su profundo compromiso con el pobre y con el pueblo, y con su evangelización; se caracteriza por ofrecer al jo-ven una sólida formación cristiana, y una seria califica-ción profesional para su digna inserción social. Señala ya como rasgos típicos de sus institutos educativos, su carácter popular y evangelizador, de firme arraigue ca-tólico, y su atención primordial al crecimiento huma-no, profesional y espiritual del educando.

74 Principios Constitutivos de la P.O.D.P. y En Camino con Don Orione l,pág41875 Don Orione a Mons. Bandi, Lett. I, pág. 16

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La Escuela Católica frente a los Desafíos del Mundo Contemporáneo

Situación General

60 Gran transformación actual prevista

Puede decirse que nos encontramos ya en la situación prevista por el Fundador cuando dijera: «una gran trans formación cambiará dentro de poco la faz de la tierra”76 habiéndose profundizado hechos disgregado-res del pro yecto de Dios, pero insinuándose simultá-neamente ca minos de esperanza para recrear una rea-lidad más huma na y más cristiana.77

Mirando hacia el tercer milenio la comunidad eclesial y sus instituciones no pueden no reflexionar sobre la rápi da transformación que se está operando en el mundo con temporáneo.

61 Persistencia e intrascendencia de la fe en la vida y en la cultura

No es difícil constatar que el encierro en sí mismo del “yo” lleva al hombre al egocentrismo que margina

76 Carta del 3 de julio de 1936, Lett. II, l.c, pág. 36977  Cfr. Redemptoris Missio 3 : “Por otro lado, en este campo (de la mi sión) nuestro 

tiempo ofrece nuevas oportunidades a la Iglesia: el de rrumbe de las ideologías y de los sistemas políticos opresivos; la aper tura de las fronteras y la conformación de un mundo más unido gracias al aumento de las comunicaciones; la afirmación en los pueblos de los valores evangélicos que Jesús encarnó en su vida (paz, justicia, frater nidad, dedicación a los más humildes); una clase de desarrollo econó mico y técnico sin alma, que, sin embargo, trata de buscar la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre el sentido de la vida”.

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la fe en la trascendencia78, que cree en la vida sólo en cuanto permite satisfacer un interés personal, y crea una cultura basada más en la posesión de bienes, que en la riqueza de relaciones interpersonales.

El proceso de secularización se ha adueñado de la vida civil de la mayor parte de los estados convirtiéndose con frecuencia en abierto secularismo que no sólo pres-cinde de Dios, sino que arroja frecuentemente su ve-lado e im plícito menosprecio sobre la religión y lo sa-grado79, pero simultáneamente persiste en los pueblos y en las conciencias una fe en Dios que aflora cuando resulta el so porte más firme de los valores que dan sentido a la exis tencia humana, la libertad, la justicia, el amor, la fraternidad universal, y la trascendencia; fe en Dios, que se desarrolla al margen de la estructura formal de los es tados, y que estalla en variedad de for-mas individuales y manifestaciones colectivas.80

62 Democracia, ansia de participación

Estamos ya también en los tiempos de las democracias verdaderas o falsas, pero que expresan la voluntad de participación, como sujetos de la historia, de todos los hombres.81 Lo cual pone de relieve la importancia de la

78 Se alude al “cerrarse del hombre moderno a la trascendencia” en Sto. Domingo, Conclusiones, n. 253.

79 Cfr. Puebla, La Evangelización en el presente y futuro de América La tina, 83 y 434-436. El fenómeno de la secularización y del secularismo ha sido tratado extensamente por Puebla, por lo que se lo encuentra diseminado en otros muchos lugares. Cfr. también Sto Domingo, ns. 153-154.

80  Sobre la fe católica del pueblo, y la religiosidad popular, cfr. Puebla, en que se afir-ma que «la religión del pueblo latinoamericano, en su forma cultural más caracte-rística, es expresión de la fe católica. Es un cato licismo popular.» Cfr.444-456.

81 Don Orione, 5 de septiembre de 1920, tocando el tema de las vocacio nes religiosas, dice: “Los tiempos se orientan en sentido democráti co”. Lettere I, págs. 257-258 Otro texto de Don Orione, es del 31 de marzo de 1905: “Vivimos en un período de transición de la humanidad. A nuestro alrededor se está produciendo una trans-formación radical de la sociedad, en el gobier no de los pueblos, en las relaciones de la vida humana. Todas estas mutaciones pueden resumirse en una palabra: ha llegado la hora de la democracia, de la soberanía de los poderes populares. Todo esto se cumple por designio de la Divina Providencia. El Evange lio es la semilla

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educación a la libertad, característica y bien esencial del hombre; sin embargo, cuando se la despoja de sentido ético y de responsabilidad, pierde su poder liberador.82

63 Ideologías

Las ideologías, aún debilitadas, siguen pugnando por de terminar las líneas políticas, económicas, sociales y cultu rales de los comportamientos humanos indivi-duales, cerradas a la trascendencia, y a una concepción del hombre que vaya más allá del limitado horizonte ultramundano y temporal.83

64 La ciencia como primer criterio Las ciencias de observación, excluida la fe, tienden a

con vertirse en el solo criterio de la verdad, y a sumir al hom bre en un conjunto de interrogantes sobre su pro-pio significado, con el riesgo de ser arrojado al vacío existencial.84

65 Complejidad y movilidad de nuestras sociedades

La sociedad ya no está más organizada en torno a un cen tro único, sino en torno a una multiplicidad de centros que proporcionan a los valores sociales una

de redención de los pueblos. Todo el que tenga los ojos abiertos reconocerá que ha terminado el tiempo de los gobiernos pater nales. Hasta ahora la Iglesia trató con las dinastías. De aquí en más deberá tratar con los pueblos, sin admitir intemedia-rios. Los pueblos la cono cen. Es la Iglesia quien bautiza a los pueblos. La Iglesia bendijo a los Longobardos y los convirtió en seres civilizados; bendijo a los salva-jes y rompió sus cadenas. La redención viene de la Iglesia. Ahora la democracia avanza y la Iglesia - digámoslo sin temor - sabrá bauti zarla.»

82 Cfr. Puebla 321: “...Libertad que es a un tiempo don y tarea. Libertad que no se alcanza de veras sin liberación integral (Jn. 8,36) y que es, en un sentido válido, meta del hombre según nuestra fe, puesto que para la  libertad, Cristo nos ha liberado” (Gál.5,1). También ns.322 y ss.

83  Cfr. Puebla, 535-557, donde se trata ampliamente de las diversas ideolo gías.84 Cfr. Puebla, 315

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legitimidad precaria, relativa y parcial. Es un fenómeno que favorece la movilidad y provoca un incesante proce-so de aumento de centros de poder, de posiciones cultu-rales y políticas sexuales desligados del amor, de valores con miras a hegemonías precarias. La lógica a que obede-cen estos movimientos de agregación y desagregación es la de la inmediata utilidad. Por lo que a los proyectos e ideales basados en móviles éticos y elevadas finalida-des se les hace muy cuesta arriba afirmarse sobre una praxis prevalentemente orientada al hedonismo.

66 Sociedad consumista, antiecológica y desatenta a los derechos humanos

El naturalismo y el individualismo que éste genera mue ven al hombre a privilegiar el tener y el hacer en menos cabo del ser, hasta crearse nuevas necesidades para po der satisfacerlas.85 El consumismo en que se cae, muestra entonces toda su carga negativa al poner en peligro el equilibrio de la naturaleza, sordo e insen-sible a las responsabilidades para con la actual y las futuras genera ciones.86 La carrera irrefrenable hacia los bienes como la única salvación genera el agiganta-miento de unos pocos que logran emerger y el abando-no de aquéllos que siendo pobres o menos dotados, no logran mantener el paso de los primeros.87

67 Sexualidad desligada de los valores

El modelo de sociedad consumista lleva al permisivismo que, entre otras propuestas, consiente comportamien-tos éticos y morales, de responsabilidad y del respeto de sí mismo y de los otros.88

85 Cfr. Puebla, 56, 62, 311, 435, 83486 Cfr. Puebla, 139,49687 Cfr. Puebla 28, 120888  Cfr. Sto. Domingo, n.154 in fine, y n.235.

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68 Inversión de valores, obstáculos para la interioridad

Por la real inversión de valores existente se agravan los desequilibrios regionales y mundiales.89El plu-ralismo, la febril búsqueda del bienestar, la inva sión de los medios masivos de comunicación, el frecuen te pluriempleo para la subsistencia y, sobre todo, la falta de trabajo, tienden a despojar al hombre de su propia interioridad y rumbo propio, y lo llevan a moverse de acuerdo a las pautas sucesivamente en vigencia dentro del contexto social.

69 Sentido de universalidad, derechos humanos

Todos estos procesos se presentan como profundiza-ción de los comprobados por Don Orione a fines del siglo pasado y principios de éste. Simultáneamente, tanto en la sociedad como en la Igle sia, hay además de los ya insinuados, otros hechos positi vos que hay que tener en cuenta. Existe un evidente reconocimien-to de la necesidad de la unidad funcional del género humano en la perduración de instituciones políticas, económicas, técnicas y cultura les, regionales e in-ternacionales. Contra los extremos de desprecio del hombre cometidos en este siglo, se ha reaccionado con fuerte movimiento en favor del respeto inderogable de los derechos humanos. Valores tales como la dignidad esencial de la persona, la justicia, la paz, la libertad y la solidaridad, van adqui riendo espacios más amplios de consenso; mientras tiende a reducirse la vigencia estricta de los esquemas ideológi cos, y aún de los sis-temas éticos, en favor de un relati vismo moral, y un pragmatismo, que en los hechos fuer za a postergar o

89  Cfr. Puebla 54-58. Allí se enumeran varios rasgos negativos, que son producto de una «inversión de valores».

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renegar de los propios principios.90 De igual manera, en esta época que comienza a denomi narse postmo-derna, arraiga el descreimiento en el po der salvador de la razón y dé la ciencia, lo que da lugar también a cualesquiera formas de religiosidad, aún si no siempre o no del todo genuinas.

70 Sociedad y violencia

La sociedad hoy genera más violencia que ayer. La vio-lencia se nos hace familiar. La semilla o el germen de muerte son muy evidentes, emergen del sufrimiento cau sado por los cambios socio-políticos, del malestar pro vocado por la crisis de crecimiento. La sociedad com puesta de innumerables “yo”, cada vez menos uni-dos entre sí, impone imágenes titilantes de bienestar egoísta y no deja actividad ni espacios al deseo del en-cuentro con el otro y a la creatividad solidaria. Por esta razón se multiplican los actos de violencia que son se-ñal de la desesperada pobreza, del desquiciamiento y descomposi ción de nuestro tejido social.

El joven se transforma en un adulto que ha crecido com pulsivamente en forma rápida o precoz, sin verda-deros modelos educativos ni puntos positivos de refe-rencia. Ante la ausencia de adecuadas organizaciones públicas en favor de la minoridad, se vuelve natural el ingreso en la extendida ilegalidad.

71 Sociedad pluricultural y plurireligiosa

El pluralismo ha traído aparejado consigo en el ámbito reli gioso una multitud de sectas y de movimientos reli-giosos libres, que proliferan en modo particular en Oc-

90 Sto. Domingo, Nueva Evangelización, Promoción Humana, Cultura Cristiana, 112. Aunque se refiere a los jóvenes, el texto dice: «Muchos viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y alienados por las impo-siciones culturales, y por el pragmatis mo inmediatista...».

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cidente, cons tituyendo un elemento más de perturba-ción para la fe débil del pueblo. Se trata de un fenómeno que, junto a otros as pectos, está también favoreciendo la huida o el refugio en creencias religiosas diversas donde la faz sentimental o fo lklórica, o de cualquier manera, lo nuevo, se impone sobre lo teológicamente válido y cristianamente virtuoso.91 Simultáneamente la Iglesia Católica, y en particular los últimos Pontí-fices Romanos, han adquirido relieve uni versal como referentes doctrinales y morales.92

72 Influencia y manipulación de los medios de comu nicación social

Los medios de comunicación social, en lugar de ser principalmente instru mentos de civilización, no rara vez se vuelven medios de difusión de los aspectos me-nos válidos del mundo contemporáneo.

El desarrollo de las comunicaciones da a quienes las controlan un poder inmenso sobre la cultura, la menta-lidad, el estilo de pensar, de sentir, de vivir y actuar de la gente. Y este poder es habitualmente anó nimo. Los que lo controlan eluden fácilmente la res ponsabilidad personal. Las motivaciones económicas, las ideologías dominantes, la moda del momento ejer cen una influen-cia decisiva, muy superior quizás a la de la escuela, de la universidad, incluso de las igle sias.93

Situación particular del área educativa

73 Incidencia de las ideologías

Las tendencias generales hasta aquí descritas adquie ren

91  Don Orione, Lett. I, pág. 356; Puebla, 1102,80,628; Sto. Domingo, 14792 Cfr. Sto. Domingo 20, 38, 19093 Mons. B. Pinera, El origen de la cultura moderna, en Evangelizar educando 27, pág. 17

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matices particulares en el área educativa, a la que de-dican esfuerzos significativos las fuerzas políticas que se suceden en el poder, no sólo en el intento lau dable de la extensión de la alfabetización, la escolari dad y la capacitación profesional sino con el propósi to de orientar las futuras generaciones de acuerdo a sus res-pectivas ideologías al amparo de una autoproclama-da y supuesta neutralidad, más formal y apa rente que real.94

Las políticas educativas a veces quedan supeditadas al partido de tumo en el poder, sin que las instituciones y estructuras educativas estén dotadas de la necesaria au tonomía para soportar con firmeza tales variacio-nes.

74 Acento científico-utilitarista, desaparición de la re ligión y la filosofía

El cultivo de la inteligencia, con acento enciclopedis-ta, científico y técnico, sigue siendo aún el fuerte de los sistemas educativos oficiales, que por lo demás, en función de los privilegios de que están dotados por el estado, se convierten de hecho en sistema impuesto a la enseñanza privada.

La visión técnico-utilitarista predominante deja su im-pronta en los organismos, instancias y métodos di-dácticos estructurándose la escuela más como orga-nización o empresa, atenta ante todo a la obtención de la capacitación ocupacional o profesional, o instru-mental en orden a posteriores estudios. Las relacio nes humanas, la preocupación por la persona, el clima y la participación comunitaria quedan postergadas. La enseñanza moral y religiosa en algunos casos ha des-aparecido de la escuela pública y no siempre revis te la significación y el nivel debidos en las escuelas privadas

94 Cfr. Puebla 60-61, 1014

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confesionales. La filosofía, en algunos paí ses, aún en el ciclo superior de la enseñanza media, está reducida a su mínima expresión.95

75 Falta de iniciación al compromiso social y de perfil ca tólico

La escolaridad que aún no alcanza a los grupos más mar ginados, se ha extendido notablemente para una propor ción ponderable de la juventud que alcanza la enseñanza media, pero que no es iniciada en el com-promiso social ni se inserta con altruismo en la comu-nidad. La misma escuela católica ya por falta de visión, o de hombres, o a causa de las estrecheces a la que la obligan las reglamentaciones y exigencias oficiales, no ha sabido o no ha podido crear un ámbito de forma-ción humana y cristiana más acorde al desarrollo inte-gral de las perso nas, y a la consolidación de un fuerte perfil católico.96

76 Crisis de la familia

A la familia le compete el derecho y el deber de la educa ción. Los padres son los primeros educadores y la fami lia la primera escuela de formación personal y social de los hijos.

Este rol hoy es puesto en discusión cuando de hecho no queda directamente sofocado por el conformismo, por la carrera hacia lo efímero y por la pérdida de mu-chos valo res y la excesiva intervención del estado. La familia día a día se desentiende progresivamente de su esencial función educadora, ya por la diferencia de len-guaje entre la generación joven y adulta, ya porque ella misma ha adherido a los valores típicos de la sociedad

95  Puebla 1021; DHC 158, 136-139; Sto. Domingo 26696  Puebla 1019; Sto. Domingo 268

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moderna, ya porque se va reduciendo su presencia en el hogar.

Mucho más ha dejado de ser verdadera educadora de la fe, máxime en aquellos sectores sociales donde el adulto ha abandonado a la autoridad de la Iglesia como referen te de su comportamiento y sostiene una viven-cia religio sa hecha al propio gusto.97

77 Juventud agobiada de información. No prioritaria for mación de la persona

La niñez y la juventud reciben prematuramente infor-mación de todo tipo, sin que la familia, los adultos, o los docentes les ayuden a formar acertadamente sus propios criterios de verdad y de bien. La formación del carácter, la formación a la virtud, al compromiso so-cial, no son objetivos prioritarios de la escuela.98

El proyecto educativo ante los desafíos

78 La heterogénea y pluralista situación de la cultura en que está inmerso el joven constituye un dato insosla-yable para la elaboración de un estricto proyecto edu-cativo, junto con las insuprimibles características de la naturale za humana, las exigencias de los tiempos, el Magisterio de la Iglesia; un proyecto capaz de formar una persona verdaderamente libre, responsable y cris-tiana.99

97 Cfr. Puebla 57, 94, 571 ss.98 Dimensión Religiosa 8 y ss99 Dimensión Religiosa 100-101 y ss.

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El Estilo Pedagógico de Don Orione

Hacia un estilo pedagógico propio:Sistema Cristiano - Paternal

79 La Iglesia, experta en humanidad, para la cual educar es parte de su misión evangelizadora,100 trata de dar res puestas adecuadas a las necesidades que experi-menta el hombre, en modo particular con la promoción de la es cuela católica que, como tal, se interesa tanto de la inser ción socio-ocupacional del joven, como de su formación integral desde la cosmovisión cristiana.

80 Ha de ser preocupación, por tanto, de la escuela católi-ca tender al mejor nivel de formación religiosa y a la vez de formación cultural y profesional, y al equilibrio en-tre su dimensión civil constituida por una estructura do tada de “métodos, metas y características comunes a cual quier otra institución escolar”, y su dimensión religiosa, derivada de su pertenencia a la Iglesia como comunidad cristiana que tiene en su base un proyecto educativo, cuya raíz es Cristo y su Evangelio.101 Más aún, “la escuela católica se orienta a comunicar una cultu ra completa e integrable en el mensaje cristiano”.102

81 Dentro de la acción formativa que cumple la adquisi-ción del saber y la cultura, un rol importante le corres-ponde a la enseñanza sistemática103 de la doctrina cris-tiana así como es trasmitida por la Iglesia; en efec to,

100 Cfr. La Escuela Católica, 9 y Puebla, 1012-1013101 Cfr. Dimensión Religiosa, n. 67102 Cfr. Dimensión Religiosa, n. 68103 Dimensión Religiosa, n. 65

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«el carácter propio y la razón profunda de la es cuela católica, el motivo por el que los padres debe rían pre-ferirla, es precisamente la calidad de la enseñanza re-ligiosa integrada en la educación de los alumnos».104

82 Estos principios, que significan seria formación huma na, académica y científico-técnica105 y, simultá-neamente, sólida formación religiosa, guiaron la acción de Don Orione en su trabajo directo con los jóvenes, a cuya educación y capacitación dedicó sus primeros es-fuerzos apostólicos.

Inspirándose en el ejemplo de Don Bosco y en las lí-neas maestras de la pedagogía católica, aplicó con matices y acentuaciones propias el método preventivo que apren diera en Valdocco, denominándolo sistema cristiano-paternal.

83 «Fundamento del sistema debe ser -dice Don Orione- no sólo la razón y el amor, sino la Fe y la Religión Católi-ca practicada, y el aliento de un alma y de un corazón de educador, que ame verdaderamente a Dios y lo haga amar dulcemente, enseñando a los jóvenes los cami-nos del Señor. El educador debe hablar siempre el len-guaje de la verdad, con la razón, con el corazón, con la fe»106

84 En Don Orione, es el método del amor, común a toda la pedagogía cristiana; pone el acento no sólo en los

104 Dimensión Religiosa 65, refiriéndose al profesor de religión dice: «Su misión es ofrecer una enseñanza sistemática de la religión»; y en 66 agrega el texto reprodu-cido literalmente.

105 Ya en la propaganda que hace para la inscripción en el primer colegio de S. Ber-nardino, Don Orione se preocupa de destacar la seriedad de los estudios: «Se les impartirá una enseñanza de tal calidad que, una vez terminados los cursos podrán, o continuar sin dificultad sus estu dios en el seminario, o presentarse a los exáme-nes para el bachillera to (en italiano «licenza ginnasiale» J.Don Luis Orione y La Pequeña Obra de la Divina Providencia, V. II, pág.8.

106 Don Orione, Lett. I, pág. 360

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princi pios de la pedagogía y de la psicología, sino tam-bién en el de la paternidad y del espíritu de familia: sistema cris tiano-paternal, precisamente. Los concep-tos “paternal” y “cristiano”, íntimamente re lacionados entre sí, sólo para mayor claridad se presen tan en for-ma separada.

Paternal

85 «Calificando a su sistema como paternal, Don Orione ante todo quiere indicar, que los dos protagonistas de la educa ción son considerados padre e hijo. El educa-dor, en cierto modo, por un lado encarna la paternidad de Dios, y por otro la función del padre de familia; por lo tanto, el ideal de la educación se podrá alcanzar en la medida en que se asume una actitud de padre en relación con el alumno”.107 Sin paternidad no puede haber ningún tipo de creci miento, porque le faltaría al educador la capacidad de aceptar al alumno así como es y, en consecuencia, la ge nerosidad para empeñarse a fondo para que pueda desa rrollar todas sus poten-cialidades. Del mismo modo el alumno que no se sien-te querido difícilmente se halla con las disposiciones sicológicas aptas para tomar parte en todo lo que se le propone.108 «Paternidad, quiere decir dedicación ab-soluta. Pero la paternidad en el ámbito educativo no puede separarse de la autoridad».109

86 La perfección en el gobierno, señala Don Orione, se compendia en estas cinco palabras: Velar, amar en el

107 L. Pangrazi, // método educativo de Don Orione, Mestre, 1989, Ma nuscrito, pág. 56.108 Don Orione a un alumno que le pide reintegrarse nuevamente al cole gio: «Quiero

que sientas que no todo ha muerto en torno tuyo, que no todos te han olvidado, sino que existe quien es capaz de llenar tu co razón de afectos santos como si fuera tu padre o tu madre». Don Orio ne, n° 60, pág. 20 «El educador hágase querer santa y noblemente, más que hacerse temer; y si quisiera hacerse temer, hágase estimar y amar en el Señor». Lett. I, pág. 360

109 L. Pangrazi, o.c. pág. 59.

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Señor, soportar, perdonar y apacentar “en el Señor”.110 Un educador, según Don Orione, debe cultivar las si-guientes actitudes:

«Ser 1. enemigo de los vicios y médico de los viciosos: debe vigilar sobre ellos y encontrar todos los medios para devolver a sus almas una salud moral y religiosa vigo-rosa. No ha de ser crédulo admitiendo con dema siada facilidad lo que se le viene a contar de los demás».111

«Corrige, sobre todo, 2. con la fuerza del ejemplo y con la dulzura de sus advertencias. Y aún cuando se vie ra obligado a castigar, no castiga nunca, nunca, nun ca con agria severidad».112

«Odia con toda el alma el vicio y ama con 3. la más tierna caridad a aquéllos que han faltado, porque con tu bondad llegarás a corregirlos y, corrigiéndo los, a convertirlos».113

«No debe jamás salir de nuestra boca una orden -no 4. decir ni una palabra, ni un mandato- cuando esta-mos altera dos».114

«Cuando nos veamos en la obligación de negar lo que 5. se nos pide, como tal vez convenga o sea un deber hacerlo, hágase de manera que el interesado perciba la pena que nosotros sentimos por no poder compla-cerlo, y se percate de que es la pura fuerza de la nor-ma y del deber, y no otra cosa, lo que nos obliga a rehusarnos».115

110 Cfr. Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 64111 Cfr. Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 64112 Cfr. Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 65113 Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 65114 Cfr. Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 66115 Cfr. Don Orione a Don Biaggio, Lett. II, pág. 66

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«6. Tomar con gran reverencia el alma de los jovenci-tos a nosotros confiados, como lo haría un buen her mano mayor con los hermanos pequeños. Acer-quémonos a los jóvenes como pequeños hermanos nuestros, uniendo a la dulzura, a la mansedumbre y a la bondad, una actitud digna, pero no habitual-mente severa, que sirva para conciliarnos su be-nevolencia».116

«En todo hagamos comprender al joven que quere-7. mos su verdadero bien. El debe comprender que vi-vimos para él; que su bien es nuestro bien, que sus alegrías son nuestras alegrías. El debe también sen tir que estamos para él, dispuestos a sacrificarnos por su felicidad y su salvación. El debe leer en nuestro corazón, debe tener confianza en nosotros, debe sen tirnos así. El sentirá a Dios, a la Iglesia, a la Patria, a través nuestro».117

Cristiano

87 «En la escuela es necesario que todo lo que se enseña sea verdad, aquella verdad que nutre, que no marchita el corazón porque no está disociada de la virtud de la caridad. Toda nuestra enseñanza, por lo tanto, eleve la mente de nuestros alumnos a Dios».118

88 «No envanezcan a los jóvenes con la ciencia, sino lléven-les por medio del estudio y de las ciencias a alabar al Señor, de quien provienen todos los bienes y todas las luces».119

116 Don Orione a Don Pensa, Lett. I, pág 241117 Don Orione a Don Pensa, Lett. I, pág. 242118 Carta de Don Orione, del 18.10.1939, publicada por D.Mogni en Messaggi de Don

Orione, cuaderno 64, La escuela según Don Orione,pág.7.119 En Don Mogni, La escuela según Don Orione, pág. 7.

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89 «Cuídense de hacer prédicas todos los días, porque la escuela no se ha de transformar en una iglesia, ni la cátedra en un pulpito, no; pero todo debe ser elevado y santo en la escuela como en la iglesia; nunca prédicas en la escuela, pero todo en vosotros tendrá que pre-dicar a Dios y de todo hay que servirse para infundir y difundir la fe y el amor de Dios bendito; hoy será una palabra a mitad explicación, mañana será una re-flexión, o será marcar como infame una mala acción de un personaje histórico. Cuando se ama a Dios todo vibra de Dios, y se tiene siempre una palabra, un gesto que hace más que una prédica entera!»120

90 Para Don Orione lo que cuenta en la formación religio-sa es que el educador sea ante todo profundamente cre-yente.121 Por eso afirma con fuerza: «¡Ejemplo! ¡Ejemplo! ¡Ejemplo! Los jóvenes no razonan tanto, siguen y hacen lo que ven hacer».122

91 Para Don Orione la coherencia y la autenticidad son ob-jetivos fundamentales de la acción educativa y, en par-ticular, de su sistema pedagógico: «Nosotros -escribe- debemos tener y formarnos un sistema todo nuestro de educación... un sistema que reaccione contra una educa ción cristiana blanda y superficial, más aparen-te que real, más de fórmulas que de vida. Nosotros queremos y debe mos educar profundamente el alma y católicamente la vida, sin ambigüedades: educar a una vida católica no superficial, o sea, de nombre y no de hecho, sino a una vida católica práctica que tenga como base los sacramen tos, la vida de unión con Dios, la oración, la piedad ver dadera, vivida y fogueada en la virtud.»123

120 Don Orione, Lett. I, pág. 363-364.121 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 360122 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág.362123 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 358-359. Don Orione a Don Camilo, Lett.

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Principales rasgos del sistema educativo “cristiano-paternal”

92 Partiendo del sistema preventivo de Don Bosco, Don Orione destaca en el que denomina cristiano-paternal, los siguientes elementos:

La 1. razón y la religión como principios del saber, ins-trumentos de comprensión y motivos de persuasión; fundamentan, además, la comunicación de una con-cepción cristiana de la vida y la formación de perso-nalidades integradas.124

Edificación de Cristo en el alma de los jóvenes2. 125 y desarrollo del espíritu crítico en la visión de los acon-tecimientos humanos.126

Ambiente de familia3. ,127 de manifiesta y clara morali-dad,128 de trabajo,129 de sacrificio y estudio,130 de reli-giosidad y vida espiritual; de serenidad y de alegría,131 con los necesarios espacios y tiempos de distensión.

I, pág. 360 y 359. Don Orione a Don Camilo: «Con su ejemplo edifiquen a Jesús en el alma de los jóvenes.» Let. I, pág. 388. Ver 5.3.3: «o será marcar como infame una mala acción de un personaje histórico».

124 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 360 y 359125 Don Orione a Don Camilo: «Con su ejemplo edifiquen a Jesús en el alma de los 

jóvenes.» Let. I, pág. 388.126 Ver 5.3.3: «o será marcar como infame una mala acción de un personaje histórico».127 Ver 1.6.4128 Don Orione a Don Camilo: «La piedra basal de toda vida cívi ca y de toda sana 

educación es la moralidad y la honestidad de las costumbres, y esto no sólo para nosotros, los católicos, sino para cualquier pueblo y bajo cualquier cielo» Lett. I, pág. 375 Don Orione a Don Camilo: «Inculquen ideas claras sobre el uso del tiem-po, la fuga del ocio, el trabajo como ley y deber que nos impuso Dios. ¡Oración y trabajo! decía Don Bosco. Jesús traba jó: todos debemos trabajar de alguna manera; la naturaleza no admite el ocio.» Lett. I, págs. 389-390

129 Don Orione a Don Pensa: «¡Trabajo, trabajo, trabajo! Nosotros somos los hijos de la fe y del trabajo. Y debemos amar y ser los apóstoles del trabajo y de la fe.» Lett. I,

130 Don Orione a Don Camilo: «No teman excederse en el entusias mar a los jóvenes laicos por el saber, el estudiar, el cultivo de las letras, de las ciencias y de las artes.» Lett. I, pág. 366.

131 Don Orione a Don Camilo: «Que todas sus palabras inspiren a los jóvenes ese gozo interior que hace reflexionar, que dilata el corazón, que conmueve hasta las lágrimas» Lett.I, pág. 389

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Fomento y mantenimiento, en el alumno, del interés 4. y la participación, de la creatividad y la iniciativa en el buen uso del tiempo.132

Estímulo constante y motivación para la virtud, 5. la per fección y la grandeza moral, la estima y valora-ción de la cruz, de los más nobles ideales, y del amor a Dios, al prójimo, a la patria, a la Iglesia.

La iniciación en la oración, la vida litúrgica, la fre-6. cuencia de los sacramentos de la Eucaristía y de la Confesión, formando en una piedad sólida, hecha de adhesión profunda del corazón a Dios y a la virtud, de coherencia de vida, de prácticas cristianas.133

Adhesión a los 7. valores del pueblo, y a sus costum bres y modos culturales, mientras no contradigan la mo-ral cristiana, y su promoción, en cuanto canalizan valores evangélicos.134

Actuación en un clima de 8. imparcialidad, bondad, comprensión, firmeza y, a la vez, de respeto por la personalidad del educando, que genera de parte de éste actitudes de confianza, y aprecio hacia la autori-dad y hacia sus educadores.

Didáctica ágil9. que facilita y acompaña el estudio y la investigación que hacen los alumnos.135

132 Con referencia al buen uso del tiempo, así se expresa Don Orione:«Impartid rectas ideas sobre el uso del tiempo, sobre la huida delocio, sobre el trabajo como ley y como deber que nos impusoDios.» A D.Camilo, Lett. I, pág 389

133 Cfr. Don Orione, Lett. I, págs. 385-387134 Don Orione, al respecto, cita a Rosmini refiriéndose a los ingle ses: «Todo pueblo 

tiene sus propias costumbres que son buenas a sus ojos, y en todo lo que no es claramente pecado, agregaba, háganse ingleses». Lett. I, pág. 246

135 Don Orione a Don Camilo: «Que sus clases sean vivenciales –y así la enseñanza se hará atrayente, fácil, interesante- conservan do, además, un cierto orden en las clases y puntualidad en las horas establecidas; si enseñan con un buen bagaje de ciencia, y de todos los conocimientos necesarios para gustar e instruir real mente; 

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La 10. disciplina como ambiente normativo, que permi-te la normal marcha de las actividades dentro de un or den que favorece el desarrollo de las capacidades de los educandos y el despliegue y valorización de las virtualidades de los educadores.136

La 11. observación, estudio y acompañamiento perma-nentes de los educandos, ordenado al descubrimien-to y desarrollo de cualidades y buenas disposiciones, ya la corrección de los defectos.137

Reducción de sanciones al mínimo indispensable,12. ex-tremando siempre actitudes de bondad y compren-sión138, y recurriendo a motivos de persuasión, basa-dos en la razón y la religión.

Ofrecimiento de 13. reales oportunidades a aque-llos alumnos que no se ajustan a las normas de comporta miento preestablecidas, agotando todos los medios y elementos que permitan un cambio de ac-titud. Si aún así no ocurriese, brindar la información y acompaña miento necesario para el ingreso a otra institución más idónea.139

si estudian, no tanto lo que les gusta, sino que se preparan bien en las materias de enseñanza, estudiando lo más útil para enseñar bien y con provecho de los demás. Hagan  fácil y popular lo que podría ser difícil y costoso retener. Mantengan viva la aten ción y despabilados los espíritus de los alumnos, con sus explica ciones». Lett. I, pág. 370

136 Don Orione, Lett. I, págs. 355, 368137 Don Orione a Don Camilo: «Estudien a sus muchachos, observen y mediten su

realidad personal. ¿Quieren realmente instruir yeducar y que su tarea educativa sea un noble ministerio? Obser ven, reflexionen, tomen apuntes y estimulen hasta el mínimo progreso, y tengan una preocupación verdadera por el crecimiento de cada uno y que vean que se ocupan de ellos con cariño y aten ción fraternales.» Lett. I, pág. 369

138 Don Orione a Don Camilo: «En una palabra, no castigar si no sevuelve estricta-mente necesario, y en ese caso, que el rigor seasuavizado por la amabilidad: hay que hacerse amar más que te mer; hacerse amar en Jesucristo y obtenerlo todo por amor, nada por la fuerza». Lett. I, pág. 378

139 Cfr. Don Orione a Don Camilo: «Si hubiera que usar el rigor,hágaselo siempre con juicio, con moderación, más bien notifíquese a la familia y, si no hay caso, si no 

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La 14. oración por los alumnos y la bendición de Dios implorada cada día sobre nuestro humilde trabajo, y sublime apostolado de educadores.140

Papel de la afectividad

93 Don Orione acuerda suma importancia a la afectivi-dad en la formación integral de la persona. Según él, es el corazón, la afectividad, la «que orienta la vida, no tan sólo la inteligencia; por lo que ya decían los la-tinos -continúa Don Orione- Corculum quod facit ho-mines; un poco de corazón, es el corazón el que hace al hom bre. El corazón es la gran puerta de entrada de todos los valores humanos. Estos, cuando se han desli-zado casi imperceptiblemente en el corazón, y están consoli dados por fuertes convicciones de razón y de fe, estructuran las personalidades fuertes que el mundo actual y la Iglesia requieren. La verdad existencial, la que tiene sentido para el hombre, es antes experiencia de bien, que conocimiento intelectual”.141

94 A través de la puerta de la afectividad, y de su ejemplo personal el educador ha de conducir a sus alumnos a la identificación con los valores auténticos de su cultu-ra y de su fe, a la socialidad y la eclesialidad, que lo abren y comprometen con su comunidad y con la Igle-sia, hacien do prevalecer con generosidad en momen-tos conflictivos de legítimos intereses, los imperativos de su voca ción y de su conciencia, por sobre los de su profesión.142

se puede evitar el rigor,más bien apliqúese una suspensión por algunos días, luego pormás días y, por fin, en los casos gravísimos dimítaselos, sea de la escuela que de la casa. Me refiero sea a internos que a externos» Lett. I, pág. 373 ss.

140 Don Orione, Lett. I, págs., 357, 382141 Don Orione, Lett. I, págs. 359, 363. CEA, Equipo Episcopal de Educación Católi-

ca, Educación y proyecto de vida, 63142 Don Orione, Lett. I, pág. 366

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El Ambiente Educativo y la Comunidad Educativa

Ambiente Educativo

95 Según Don Orione, como ya se dijo, «la escuela debe ser una familia, una familia moral bien disciplinada y con ducida con mucho afecto en el Señor y con mu-cho cuidado”143 Son palabras que se refieren, en modo particu lar, al tipo y calidad de las relaciones que se esta-blecen entre las personas, aún si con roles y competen-cias diver sas. Todo, por lo demás, incide en el ambiente educativo: estructuras, organización y didáctica.144

«Tanto la pedagogía actual como la del pasado, da mu-cha importancia al ambiente educativo. Este es el con-junto de elementos coexistentes y cooperantes capaces de ofrecer condiciones favorables al proceso formativo. Todo proceso educativo se desarrolla en ciertas con-diciones de espacio y tiempo, en la presencia de perso-nas que actúan y se influyen recíprocamente, siguien-do un programa racionalmente ordenado y aceptado libre mente. Por tanto, personas, espacios, tiempo,

143 Don Orione, Lett. I, pág. 355144 Dimensión Religiosa 98 y 99 se extiende en la descripción del proceso educativo.

Después de puntualizar sobre la doble dimensión de educa ción humana completa y educación en la fe, por la que se constituyen en nueva criatura, agrega: «Se podría concebir la educación cristiana como movimiento, progreso, maduración hacia un fin ideal, que supera toda limitación humana. No son, por lo tanto, dos recorridos diversos o paralelos, sino una concordancia de factores educativos, uni-dos en la intención de los educadores y en la libre cooperación de los alumnos. Ya el evangelio señala este desarrollo armónico en el joven Jesús.» Y continúa: «Se podría, pues, describir el proceso educativo cristiano, como un conjunto orgánico de factores orientados a promover una evo lución gradual de todas las facultades del alumno, de modo que pueda conseguir una educación completa en el marco de la dimensión religio sa cristiana, con el auxilio de la gracia»

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relaciones, enseñanza, estudio y actividades diversas, son elementos que deben ser considerados en una vi-sión orgánica del ambiente educativo».145

96 Debe haber clima de comunión y de participación, en donde el alumno perciba desde el primer día, de ha-llarse en un ambiente iluminado por la fe146, en el que se perci be la presencia viva de Jesús Maestro. El alum-no, además, debe sentir a la escuela como prolongación de su hogar, con características que hacen agradable la vida en un ambiente familiar y feliz.147 Contribuye grandemente a los fines de la educación, el emplaza-miento de la capilla en el conjunto de la cons trucción, no como un cuerpo extraño, sino como lugar familiar e íntimo, donde los jóvenes creyentes encuen tran la pre-sencia del Señor. “Sepan que estoy con ustedes todos los días”. (Mat.28,20). Y donde, además, se tienen con especial cuidado las celebraciones litúrgicas148 previs-tas en el calendario del curso escolar en armonía con la comunidad eclesial.149

97 En particular los educadores reafirman el ambiente de familia con la armonía entre sí, con el esmerado desem peño de su trabajo, con su habitual serenidad y alegría, su presencia acogedora, su amistosa disponibi-lidad, el testimonio de su fe y su participación activa.

145 Dimensión Religiosa, 24146 Don Orione a Don Pensa: «El joven debe sentir esto: debe sentir en torno suyo

una atmósfera buena, un cálido soplo de afecto puro, in maculado y santo, de fe y caridad cristiana, y entonces será nuestro» Lett. I, pág. 242

147 Cfr. Dimensión Religiosa, 25-27148 En 1899, Don Rúa, dando normas y consejos a los directores salesianos, escribía 

hablando de Don Bosco: «Su profundo conocimiento del corazón humano lo había convencido de que  la confesión era el medio más eficaz para  transformar a  los jóvenes, tanto para los que ya habían caído presa del vicio como para preservar del mal a los inocentes. Pienso que, sin ella, habrían sido de poca o de ninguna ayuda los descubrimientos de la pedagogía moderna, por lo que él puso como base de su sistema preventivo el uso de los santos sacra mentos.» Lett. I, pág. 386

149 Dimensión Religiosa, n.30

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Son condiciones favorables también la existencia de un grato consenso en torno al proyecto educativo, el mante nimiento de pautas de caridad y libertad cristia-nas en las relaciones interpersonales, la disposición de cooperación en todos, y la voluntad compartida de llegar a las “metas más altas en todos los aspectos hu-manos y cristianos del proceso educativo”.150

A través de esta vivencia diaria, «los alumnos com-prenderán qué tiene de específico el ambiente al que está confiada su juventud. Si así no fuera, poco o nada queda ría de una escuela católica».151

Comunidad Educativa

98 La comunidad educativa, ya definida por Don Orione como una familia, comparte las mismas directrices y nor mas pedagógicas. Las recíprocas relaciones al inte-rior de los institutos, por lo tanto, son gobernadas por la caridad, la solidaridad, y por un sentido de libertad respon sable que guía a todo miembro, a todo sector, en el mejor desempeño de sus propios roles, por su propio interés y el de los demás. El respeto recíproco de las competen cias y el principio de subsidiariedad, evitando inútiles superposiciones, o conflictivas inva-siones, integran en una escala jerárquica las diversas funciones.152

99 Frente a una realidad escolar que acentúa el aspecto ins titucional y se organiza en función de un título de estu dio o de trabajo, descuidando no pocas veces la

150 Cfr. Dimensión religiosa 103 y ss.151 Dimensión Religiosa 2152 Don Orione, Lett. I, pág. 353: «la mayor convergencia de los ánimos y de las ideas,

uniformidad de orientación, de espíritu»; pág. 239: «nor mas claras, listas, y gene-rales, para tener uniformidad de orienta ción, de espíritu, de disciplina... uniformi-dad y unidad, que edificará con su esplendor en la caridad de Jesucristo, y que nos unirá siempre más en un solo cuerpo, lleno de vida espiritual, de fervor...»

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situación personal de sus miembros, en razón misma de su función educadora y ejemplar, se ha de poner atención a la di mensión personal y comunitaria.153

100 La comunidad educativa, constituida por todos los que, de algún modo, participan de la vida de la escuela católica, es el centro propulsor y responsable de toda la experiencia educativa y cultural, en diálogo continuo y abierto con la comunidad eclesial de la cual es y debe sentirse parte viva. Diversos son los dones personales, como diversas son las mansiones, atribuciones y obli-gaciones requeridas por la programación y la gestión de la escuela, pero a todo don y a toda atribución se los ha de respetar y ha cer converger armónicamente en la prestación del me jor servicio educativo.154

101 Dentro de esta comunidad:

Los religiosos ● ofrecen su servicio desinteresado, el aporte del carisma y de la tradición educativa de la Congregación, el testimonio de su consagración, de su vida comunitaria de trabajo, oración y amor, la preparación profesional esmerada, y su perenne ju-ventud espiritual.155

Los educadores laicos ● , no menos que los sacerdo tes y religiosos, ofrecen a la escuela católica el aporte de su competencia y el testimonio de su fe.156

153 Dimensión Religiosa 31: «La declaración Gravissimum Educationis marca un cambio decisivo en la historia de la escuela católica: el paso de la escuela-institu-ción al de escuela-comunidad».

154 Cfr. La Scuola Cattolica oggi in Italia 34, pág. 25155 Cfr. Dimensión religiosa 35-36156 Cfr. El Laico Católico, testigo de la Fe en la escuela. En el n. 15 dice: «El análisis

de la figura del laico católico como educador, centrado en su función de profesor, puede servir a todos los demás, según sus diversas actividades, como elemento de reflexión personal.» En el n. 16: «Pero además, la profesionalidad de todo educa-dor tiene una característica específica que adquiere su significación más profun da en el caso del educador católico. En efecto para el educador católico cualquier

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102 En su interior las vías de comunicación están abiertas en todas direcciones, y se favorece en todos, padres, jóvenes y educadores, la posibilidad y voluntad de par-ticipación.157

103 En este clima encuentran también su lugar las iniciati vas individuales y grupales, esporádicas o permanen tes, liga-das a la estructura escolar, o a las instituciones del barrio y la parroquia. Con ellas se favorece, en efec to, no poco el desarrollo de su capacidad de compromi so humano, social y eclesial, mientras se les ofrecen espacios aptos para educarse a la libertad responsa ble, y a la sensibili-dad frente a los requerimientos de los otros.

104 Comunidad no cerrada en sí misma sino abierta al me-dio y a su contexto social, incentiva la participación de las familias, no sólo en cuestiones escolares, sino tam-bién en lo que hace a la marcha del proyecto educativo. Es necesario, por lo tanto, sensibilizarlas e involucrar-las en asuntos que dependen de su responsabilidad, cua les, en particular, «la educación religiosa, moral y sexual, la orientación profesional, y la opción por voca-ciones especiales».158

verdad será siempre una participación de la Ver dad, y la comunicación de la ver-dad como realización de su vida profesional se convierte en un rasgo fundamental de su participa ción peculiar en el oficio profético de Cristo, que prolonga con su magisterio». Al respecto Don Orione dice: «La verdad comunicada en toda su extensión, en su forma natural e imperfecta, y en su forma sobrenatural y perfecta, que es la gracia de Jesucristo» Lett. I, pág. 357. Más adelante, en el 3er. párrafo del n. 20 de El Laico se agrega: «También en la comunicación de la cultura es el educador laico, como autor y participe de los aspectos más seculares de la misma, quien, desde su perspectiva de laico, tiene la misión de hacer com prender al edu-cando el carácter global propio de la cultura, la sín tesis que en ella alcanzan los aspectos laicales y religiosos y la aportación personal que le corresponde ofrecer desde su estado de vida.» Cfr. también Dimensión Religiosa 37, de donde se toma nuestro texto: «también los educadores laicos, no menos que los sacerdotes y reli-giosos, aportan a la escuela católica su competencia y el testimonio de su fe.»

157 Cfr. Dimensión Religiosa 39158 Cfr. Dimensión Religiosa 42-43

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105 La comunidad educativa, además, se preocupa por la in serción de los jóvenes en la sociedad, promueve el respe to hacia el Estado y sus representantes, la observan-cia de las leyes justas, y la búsqueda del bien común.159

106 Sin embargo, porque el horizonte específico en que se ubica, y en el que actúa la escuela católica es, ante todo, el de la Iglesia local y universal, la comunidad educativa adhiere a la autoridad y al magisterio del Papa y del Obispo, se mantiene en relación con la dió cesis, y con las asociaciones y movimientos aptos al desarrollo de la pastoral juvenil. La incorporación a estas agrupa-ciones favorece en los alumnos la conso lidación de la visión cristiana, el arraigo en las virtu des, y el con-siguiente compromiso de participación en la comuni-dad.160

107 La organización de la comunidad ha de obedecer a los principios generales de la corresponsabilidad educati-va, la complementariedad, la descentralización, la ar-monía, la funcionalidad y la coordinación.161

Roles de los integrantes de la comunidad

Alumnos

108 «No les encomiendo las máquinas», escribió Don Orio-ne en su larga carta sobre la educación en sus colegios; «les encomiendo las almas de los jóvenes, su forma-

159 Cfr. Dimensión Religiosa 45-46160 Cfr. Dimensión Religiosa 44. Entre otras cosas dice: «En términos prácticos, el

proyecto educativo de la escuela está abierto a la vida y a los problemas de la Igle-sia local y universal, atento al magisterio eclesiástico y dispuesto a la colaboración. A los alumnos católicos se les ayuda a insertarse en la comunidad parroquial y diocesana. Encontrarán la forma de adherirse a las asociaciones y movimien tos juveniles y de colaborar en iniciativas locales.»

161 Tomado de un artículo mimeografiado sobre proyecto educativo deChile.

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ción moral, católica e intelectual. Cultiven su espíritu y su mente; eduquen su corazón” 162

Los alumnos son la razón de ser de la escuela, y prota-gonistas en el proceso educativo163 De su edad y desa-rrollo, y real situación intelectual y afectiva, moral y religiosa, familiar, social y eclesial, parte el trabajo de formación cultural, humana y cristiana.163 Participan, además, en la elaboración y actuación del proceso for-mativo «en la forma en que progresivamente lo hacen posible el madurar de la edad».164

109 Todo acto educativo debe, por lo tanto, ser vivido por el educador y el educando, en una prospectiva de creci-miento. Los alumnos en cuanto protagonistas prima-rios165 se convierten en sujetos activos aceptando y ha-ciendo propia la visión cristiana del mundo y de la vida propuesta por la escuela orionita, a través de su adhe-sión personal, consciente y libre.

110 Se comprometen, por lo tanto, a:

colaborar en la realización y evaluación del proyec to 1. educativo;hacer propias siempre con mayor verdad las motiva-2. ciones de elección de una escuela orionita;asumir los valores propuestos y ofrecer a la comuni-3. dad educativa el aporte de su propia sensibilidad y creatividad;adquirir la capacidad de prestar atención a los otros, 4. poniendo su propia inteligencia y energías al servi-cio de la comunidad.

162 Cfr. Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 367163 Cfr. Dimensión Religiosa 105164 La Scuola Cattolica oggi in Italia 48165 Cfr. CEI, La scuola cattolica oggi in Italia, n. 48

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Padres

111 «Son los primeros y principales educadores de los hijos».166 Por lo tanto, se insertan con todo derecho en la comunidad educativa y la integran favoreciendo el creci miento humano-social-cristiano de los hijos y co-laboran activamente en la actuación del proyecto edu-cativo.

112 A ellos, en particular, les compete:

Asegurar a sus hijos durante todo el tiempo de la 1. for mación una presencia de apoyo, diálogo y estímu-lo en sintonía con los demás miembros de la comu-nidad educativa;Conducir a sus hijos hacia una progresiva y respon-2. sable autonomía personal a través de la conquista de la verdadera libertad;Dialogar con los educadores para la adquisición de 3. métodos educativos más adecuados a la edad, índole y desarrollo de sus hijos mediante una relación de sincera colaboración;Acompañar a los propios hijos en la maduración de 4. la fe con el testimonio cristiano de la propia vida y compartiendo el proyecto educativo del instituto;Ofrecer la propia experiencia y competencia profe-5. sional para que la escuela pueda prestar un servicio siempre de mayor calidad;comprometerse, a nivel social y político, a promo-6. ver la aprobación de aquellas leyes que aseguren a todos la posibilidad de elegir la escuela que desean en co herencia con los propios principios educativos. A este propósito, Don Orione, escribiendo a los pa-dres de sus alumnos, afirmaba: «La fe es el mayor patrimo nio que ustedes les pueden dejar a sus hijos.

166 Gravissimum Educationis 3; Familiaris Consortio, 36

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La fe firmemente injertada en su corazón, es la ga-rantía más segura de que un día ellos no serán el do-lor de vuestra vejez, el deshonor de vuestro nombre, la rui na de vuestras familias».167

Educadores

113 Se pregunta Don Orione: “¿Quién es el que hace, el que crea la escuela? ¡El maestro! ¿Quién es el que forma a los escolares? ¡El ejemplo del maestro! ¿De quién de-pende el resultado de la escuela? ¡En gran parte del maes tro! Los jóvenes se fijan en su profesor, viven más de su ejemplo que de sus palabras: “verba movent, sed exempla trahunt”.168 Y un poco más arriba en la misma car ta, señalando el horizonte al que debe apuntar el educa dor, decía: «Nosotros no habremos hecho nada hasta que no logremos que la juventud vuelva a ser cristiana en su espíritu de fe y en su vida privada y pública».169

114 Clave de todo proyecto educativo son los educadores, sean laicos o religiosos, pues son quienes están por más tiempo en contacto directo con los alumnos. «Si quieren ser soberanamente eficientes en el arte de edu-car y de instruir, -les recomendaba Don Orione- tomen como modelo a Jesucristo, el Maestro de los maestros. Fíjense que el Evangelio es el más sublime tratado de didác tica y pedagogía que exista».170

«Aunque hoy no gocen, quizá, en todas partes, de jus-

167 Cfr. Don Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, V. II,pág. 144.168 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 362.169 Don Orione a Don Camilo, Let. I, pág. 359170 Don Orione a Don Camilo: «Y, si quieren ser eminentemente efica ces en el arte de 

educar e instruir, tomen como modelo a Jesús, maes tro de maestros. Fíjense que el Evangelio es el más sublime tratado de pedagogía y didáctica que pueda haber. Fíjense en el método rebosante de noble y popular sencillez, de eficacia excepcio-nal so bre las multitudes que emplea Jesús para trasmitir su nueva doctri na». Lett. I, pág. 371

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ta valoración y estima, su trabajo es esencial para la so ciedad, y considerado un verdadero ministerio en la Iglesia. El educador laico católico es aquél que ejer cita su ministerio en la Iglesia, viviendo desde la fe su mi-sión secular en la estructura comunitaria de la escue-la, con la mayor calidad profesional posible; y con una proyección apostólica de esa fe en la formación inte-gral del hombre, en la comunicación de la cultura, en la prác tica de una pedagogía de contacto personal y directo con el alumno, y en la animación espiritual de la comu nidad educativa a la que pertenece, y de aque-llos esta mentos y personas con los que la comunidad educativa se relaciona».171

115 Formador de hombres y de católicos, a los que se es-pera plenamente insertos en su comunidad y fami-lia, es nece sario que en su tarea educativa no ignore la realidad cir cundante donde junto a las conquistas de la ciencia y de la técnica conviven grandes dramas sociales como el ham bre, el analfabetismo, la explota-ción, agudos contrastes de niveles de vida, agresividad y violencia, desatención de la persona, expansión de la droga, legalización del aborto, desorientaciones es-pirituales de todo tipo, y otras múltiples desviaciones morales. Con su enseñanza, con sus criterios, con su compromiso personal, ha de promover en sus alum-nos el desarrollo de actitudes tales que mañana se con-viertan en personas adultas implicadas en el proceso de transformación de la realidad en consonan cia con los principios evangélicos.172

171 Cfr. El laico católico testigo de la fe en la escuela, 24 A pesar de esta cita, la in-tención del texto es hablar del educador, sin excluir de este rol a los religiosos y sacerdotes. En realidad todo lo que se dice en este número se aplica no sólo a los laicos. Las dos cartas de Don Orione, a Don Pensa y a Don Camilo, y otras con directivas sobre educación, están dirigidas a sacerdotes y clérigos, no a laicos.

172 Cfr. El Laico 19

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Comunidad religiosa

116 La comunidad educativa tiene su centro animador en la comunidad religiosa, cuyos miembros viven su con-sagración a Dios, expresándola en su total entrega a la misión evangelizadora de la Iglesia según el carisma del Fundador, de acuerdo a las exigencias del mundo en que viven.173

117 Como educadores de la fe, los religiosos, que trabajan en la escuela, se sentirán, junto con el cuerpo docente, los principales responsables de que en la escuela se actúe la síntesis entre cultura y fe, y entre fe y vida, comprometien do en ello a los padres de familia y a los mismos alumnos. Además en nuestra escuela asumen la imagen del pa dre que acoge, sonríe, y hace superar por las vías del corazón, situaciones de malestar y de tensión. La presencia del animador espiritual entre los jóvenes, es considerada necesaria para la atención y crecimiento de la formación en su dimensión espiri-tual y apostólica.

118 Toda la comunidad religiosa, y especialmente el encar-gado de la escuela, de acuerdo a las normas estable-cidas en las Constituciones de la Congregación, es responsa ble de la gestión, de la dirección y animación del institu to educativo, del cual responde a los supe-riores de la con gregación, a la Iglesia local, y a la comu-nidad civil.

173 Cfr. Redemptoris Missio 42, que en su párrafo final dice: «El testi monio evangé-lico al que el mundo es más sensible, es el de la aten ción de las personas y el de la caridad para con los pobres y los pequeños, con los que sufren. La gratuidad de esta actitud y de estas acciones, que contrastan profundamente con el egoísmo presente en el hombre, hace surgir unas preguntas precisas que orientan hacia Dios y hacia el Evangelio. Incluso el trabajar por la paz, la justicia, los derechos del hombre, la promoción humana, es un testimonio del Evangelio, si es un signo de atención a las personas y está ordenado al desarrollo integral del hombre»

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Directivos

119 Según su particular función en la estructura escolar, co laboran con los religiosos, y en particular con el Encar gado o Responsable del Instituto, en la coordi-nación, funcionamiento y control de todo el ordena-miento es colar, de modo que esté realmente al servi-cio del bien y de las justas expectativas de alumnos y padres. Dan cum plimiento a las disposiciones de las autoridades de la Congregación y de las autoridades ci-viles; promueven el mejor nivel de enseñanza y de dis-ciplina, prevén ne cesidades y canalizan inquietudes, colaborando con los religiosos en la creación de un ambiente de estudio, or den, responsable dedicación a la propia tarea y, a la vez, de confianza, entusiasmo y buen espíritu, necesario para la consecución de los fines de la escuela.

Unidad

120 Tenga muy presente, cada miembro de la comunidad educativa, las palabras del Fundador: «Es preciso que en las casas haya unión de espíritus y de deseos, de co-razones y de trabajo en Cristo. Tengan presente su res-ponsabilidad ante Dios, ante la Congregación, ante la sociedad».174

174 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 367

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Itinerarios Formativos

Profunda repercusión educativa

121 Entre otras facetas también sobresalientes de su perso-nalidad, en Don Orione se sigue reconociendo hoy la del hombre de la caridad, el Padre de los pobres y des-amparados, como ya lo llamara Pío XII. Y con razón. Durante su niñez y adolescencia tiene contacto con el pobre y vive una serie de experiencias que hacen cre-cer en él el fuego de la caridad:

Es la madre que se priva de lo necesario para dar al ●pobre, y que manda al pequeño Luis, muy niño aún, llevar la humilde ayuda al que pide a puerta.175

Son las largas filas de discapacitados de la Piccola ●Casa del Cottolengo que avanzaban sosteniéndose recíprocamente, y que el contemplara emocionado tantas veces cuando estudiante durante su estadía en el oratorio salesiano de Valdocco.176

Es su participación en la asociación juvenil de los Vi- ●centinos, que le permite acercarse frecuentemente a la gente más humilde de los alrededores de Tortona, y llevarles lo que la asociación podía recoger.177

En el seminario de Tortona aprende, luego, e inter- ●naliza el vuelco social que León XIII imprime a la Iglesia con la doctrina de la Rerum Novarum.178 Son

175 Don Luis Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, V. I, pág. 79.176 Don Luis Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, V. I, págs. 346-

349.177 Don Luis Orione y la Pequeña Obra de la Divina Providencia, V. I, págs. 615-

616.178 G. Papasogli, Vida de Don Orione, págs. 64-65.

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hechos providenciales y experiencias que a él lo marcaron, y fueron desarrollando en su espíritu una excepcional sensibilidad hacia los carenciados y su-frientes, una pasión que caracteriza santamente su personalidad y su obra.

122 Para responder a los desafíos del mundo contempo-ráneo y actuar los objetivos propios de la educación católica y orionista en orden a la maduración de los jóvenes, formándolos con aquel temple humano y cris-tiano a que aspira Don Orione, se proponen aquí algu-nos itinerarios, que significan un conjunto con catenado de experiencias en diversas áreas, es decir, de conoci-mientos, percepciones, contactos, valoracio nes, juicios críticos y respuestas de acción resultan tes, orientadas a consolidar una visión de la realidad, una vocación y entrega personal, y unas actitudes, hábitos y compor-tamientos frente a situaciones de vida que conformen una personalidad proyectada cla ramente a su propio medio con la vivencia del Evan gelio.179

Objetivos generales

179 Según Ricardo Tonelli el término «itinerario» comienza a utilizarse en pedagogía tomándolo del uso que tiene en tratados de vida espiri tual. Aparece también en algunos documentos de la Iglesia. En Dimensión Religiosa, se lo utiliza en el área de los sacramentos desde el n. 78. En n. 79 dice: «La comprensión del itinerario sacra mental puede tener profundas repercusiones de carácter educativo. El alumno llega a ser consciente de que su pertenencia a la Iglesia es dinámica. Ella corres-ponde a  la exigencia de crecimiento del ser humano. Cuando el Señor Jesús se encuentra con cada uno de noso tros en los sacramentos no deja las cosas como antes. Mediante el Espíritu nos hace crecer en la Iglesia, ofreciéndonos «gracia tras gracia». Pide solamente nuestra colaboración. Las consecuencias educativas interesan las relaciones con Dios, el testimonio cristiano y la búsqueda de la voca-ción personal.»A partir del 2o Congreso Catequístico Nacional de 1987 se habla en Argentina del Itinerario catequístico permanente, como de un acom pañamiento en todas las etapas de la vida para que, como dice Cate-chesi Tradendae, la reve-lación de Jesucristo no se agote en el des lumbramiento de un primer encuentro fugaz, sino que se convierta en un conocimiento cada día más hondo con sentido permanente. C. T., 35 y ss.

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123 Algunos objetivos generales presiden la tarea educati-va y orientan para la constitución de áreas, la selección de recursos, la formulación de etapas, y la fijación de las metas o logros a alcanzar.

124 Según Don Orione nuestra educación tenderá a for mar ciudadanos y cristianos que hagan honor a sí mis mos, a su pueblo y a su Patria; jóvenes educados, ho nestos, laboriosos con la competencia necesaria para desem-peñarse como trabajadores o profesionales eficientes, en grado de ganarse honradamente la vida y sostener a la propia familia180; heraldos de la fe, de la bondad, del progreso moral y civil; católicos íntegros, de carácter sólidamente cristiano, formados sobre el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia.181 Ello signi fica posibilitar que el educando a través de determina dos itinerarios de apropiación de valores, de experien cias concretas:

se encamine hacia el desarrollo integral de su per-1. sonalidad hasta lograr su plena madurez humana y cristiana;vaya asimilando sistemática y críticamente la cultu-2. ra mediante el encuentro vivo y vital con su variado patrimonio;

180 Don Orione a Don Pensa: «Hagámosles entender que los queremos buenos (de buenas  costumbres),  cristianos,  educados,  civilizados,  y  formados  de  tal  ma-nera  que  se  hagan honor  a  sí mismos,  a  su  fami lia,  a  su  ciudad,  y  a  la  patria; jóvenes educados, honestos, trabaja dores y profesionalmente capaces de des-empeñarse como obreros competentes, de hacerse camino en el mundo, porque saben ganar se con honor la vida y ayudar a sus familias». Lett. I, pág. 241242 A Don Camilo: «Los jóvenes deben estudiar para cumplir su deber, para crearse un porvenir y hacerse capaces de ayudar a la familia, de honrar su ciudad y ser útiles a su patria.» Lett. I, pág. 357

181 Este objetivo global de la educación ha sido compuesto tomando distintos textos de Don Orione: que hagan honor a sí mismos, a su pueblo y a su patria; Lett.I, págs. 241-242 profe- sionalmente capaces para desempeñarse con eficiencia en la vida; Let.I, pág. 242  y para construir su propia familia; Lett. pág. 383 heraldos de la fe, de la bondad, del progreso moral y civil; Lett. I, pág. 356  católicos de carácter sólidamente cristiano, formados sobre el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia; Lett. I, pág.359

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reciba, conforme avanza su edad, una prudente y po-3. sitiva for mación sexual;tenga los elementos para descubrir su vocación y 4. asumir el puesto que le compete en la sociedad y en el mundo del trabajo;logre formarse como un hombre nuevo en justicia y 5. santidad, desarrolle en sí un connatural sentido de pertenencia a la Igle sia y de estima y adhesión a su Magisterio;desarrolle actitudes que lo comprometan en la afir-6. mación de la justicia y la paz, la búsqueda del bien común, la promoción de la convivencia democrática, en orden a contribuir al desa rrollo humano, cristia-no, y cultural de la sociedad.

Criterios

125 Todo itinerario supone que el educando es el sujeto de su propio desarrollo y ha de ofrecerle los elementos que le ayudarán a tomar conciencia de su dignidad hu-mana, del papel que le corresponde en la historia de su nación y del mundo, formándolo para libres y persona-les juicios de conciencia y para la autodeterminación como persona y miembro de la comunidad.

126 El itinerario exige partir de la situación del educando, sin prejuicios, respetando su personalidad, su cultura y su historia, acompañándolo en la adquisición de una vi sión interpretativa del mundo y de los problemas huma nos más acuciantes.

127 Debe ayudar igualmente al joven a que desarrolle una actitud que lo mueva, además de analizar, juzgar y eventualmente reprobar, a transformar la propia vida y el ambiente internalizando modelos éticos de con-ducta humana y cristiana, hasta formular su propio

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proyecto de vida con un aporte personal a la sociedad y a la Iglesia.

128 La función educadora que promueve la maduración del alumno es constante y prioritaria, y no se reduce a afrontar solamente situaciones ocasionales o de emer-gencia.

Áreas

129 Se proponen a continuación para cada área objetivos, recursos y métodos que han de integrar los corres-pondientes itinerarios.

Área cultural

130 El contacto con las diversas asignaturas comporta una auténtica asimilación didáctico-cultural y no se trata de una mera yuxtaposición de conocimientos. Tendrá por objetivos el orden, el rigor intelectual, la capacidad de síntesis, y la asimilación del universo cultural en un todo orgánico para la vida.

Área ocupacional o profesional

131 Las materias humanísticas, científicas y técnicas de-ben conducir a la exactitud, al conocimiento de las le-yes pro pias de las diversas disciplinas y profesiones, dentro de una concepción ética y moral. El curriculum tendrá es trecha relación con el mercado laboral.

Área asociativo-afectiva

132 La fuerte necesidad de los jóvenes de asociarse, cono-cerse, de amar y de sentirse aceptados, es decisiva para su formación. El educando ha de encontrar en el

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ordenamiento escolar elementos que lo conduzcan a tomar conciencia de sí mismo, de su mundo afectivo y del de los demás, y a asumir actitudes y conductas coheren tes con la concepción cristiana del amor, que mejor lo dispongan ya para la formación de una fami-lia, ya para la vida consagrada.

Área de educación a la sociabilidad

133 En todas las actividades escolares (deportivas, recreati-vas, artísticas, culturales y otras) el alumno debe ha-llar un camino de formación a la sociabilidad, y de desarro llo de su disponibilidad para con los otros.

Área social y política

134 La educación a la solidaridad comprenderá programas precisos y existencialmente válidos para iniciar a los jóvenes en el compromiso social y político sobre la base de la Doctrina Social de la Iglesia, cuyos objetivos no son sino la instauración en el mundo de la civiliza-ción del amor. Favorézcanse, por tanto, experiencias gradua les de voluntariado, de participación e inser-ción en es tructuras sociales.

Área vocacional y profesional

135 Un programa de conocimientos, experiencias de parti-cipación, vivencias espirituales y contactos con diver sas instituciones y profesiones ha de ayudar al joven a des-cubrir y realizar su propia vocación laical o consagrada y a la elección ocupacional o profesional. Mientras va definiendo y afirmando su propio proyecto de vida ha de encontrar en la escuela luz en las dudas y aliento para metas siempre más al tas y generosas.

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Área religioso-pastoral

136 Los momentos de oración y de formación religiosa, la vida sacramental, han de contribuir a profundizar en el alumno su natural sentido religioso, su conciencia moral y la formación a la virtud.182 La participación en grupos y actividades pastorales le ofrecerán el modo de insertarse vivamente en la comunidad eclesial, parro-quial y diocesana, al servicio de la evangelización.

Área orionita

137 La dimensión social, la formación cristiana y católica, la conformación de una sólida personalidad, han de encontrar en las expresiones típicas de la espirituali-dad orionita, un camino de afirmación y desarrollo. La fies ta del Papa, la devoción mariana, el servicio carita-tivo, el voluntariado, la participación en grupos misio-neros y otras iniciativas, revestirán gran importancia sea para la asimilación del carisma del fundador como para la participación en los movimientos propios de la Congre gación.

Metas, actitudes y valores

Desarrollo de la conciencia y del sentido de responsabilidad

138 En razón de sus fines educativo-pastorales la tarea peda gógica se orienta a la asimilación de la cultura y a la for mación integral de la persona, a la luz de la cos-movisión que ve a Cristo como corazón del mundo, a la Iglesia Católica como el nuevo pueblo de Dios, y al Papa como guía espiritual universal. Por ello los itinerarios descritos han de lograr la plena internalización de los

182 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, págs. 389-388

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valores hu manos y cristianos que se enuncian a conti-nuación.

La 1. religión que se manifiesta como:fe en Dios-Padre, autor de la vida y de la natura-leza; fundamento de todas las cosas; confianza en la Divina Providencia; fe en Cristo Salvador supremo modelo de todo hombre;fe en el Espíritu Santo de quien proviene todo im pulso de bien y de virtud; veneración por la Palabra de Dios; devoción a María, Madre de Dios y Madre nues-tra; devoción a los Santos; adhesión al Papa y a la Iglesia; valorización de las expresiones religiosas popu-lares coherentes con la fe católica.

La2. radical dignidad de la persona humana que de-termina el absoluto derecho a la vida desde su con-cepción, sustenta los demás derechos inaliena bles, y fundamenta sus ineludibles responsabilida des y decisiones en el contexto de su comunidad.El 3. respeto de la creación como obra de Dios, que ge-nera sentido de responsabilidad con el ambiente y las generaciones futuras.La 4. familia cristiana, como prototipo de interrelacio-nes humanas, y cuna de la comunicación de la fe.La 5. dignidad esencial del varón y de la mujer, fuen te de recíproco respeto y fundamento de su asocia-ción y corresponsabilidad en la construcción del hombre, la cultura y la comunidad.La 6. fraternidad, que considera hermanos a todos los hombres de la tierra con igualdad de deberes y dere chos para participar en la vida social y tener acceso a toda clase de bienes espirituales, cultu-rales y económicos, en cuanto dones de Dios para toda la humanidad.

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La 7. solidaridad como defensa de derechos comunes y como deber de protección del débil y del pobre.La 8. libertad, como deber de liberación de condicio-namientos; como capacidad de autodeterminación para optar y obrar; como culmen de la madurez en ser para y con los otros.La 9. justicia, la equidad y el amor como normas para la participación en la vida y bienes de la comuni dad.La 10. paz, como marco de la convivencia.La 11. honestidad y la honradez, como acatamiento de las normas morales y del valor de la palabra dada. El sentido de la12. gratuidad, el desprendimiento, la ge-nerosidad y la disponibilidad como manifesta ciones de su espiritualidad.El 13. sacrificio y la cruz, la autodisciplina y la asce-sis, necesarios para la elevación espiritual y la for-mación de la personalidad.El 14. sentido de humildad, que genera una visión rea-lista de sí, y posibilita la reconciliación.El 15. diálogo como vía de comunicación y de entendi-miento entre las personas y los grupos.La 16. vigencia del derecho como principio de estabi-lidad y seguridad, instrumento del orden social y procedimiento para dirimir los conflictos de inte-reses y para efectuar los cambios sociales.El 17. trabajo, como instrumento normal para acceder a los bienes necesarios para la vida, medio de pro-greso humano, vehículo de creatividad y ocasión de fraternidad.La 18. economía como valor al servicio del hombre.El 19. progreso, la ciencia, la técnica y la propiedad como instrumentos para el crecimiento de la per-sona y de la comunidad.

139 Los itinerarios educativos cuyas metas y recursos se aca ban de exponer sucintamente, deben contri-buir decidi damente a hacer realidad las insistentes

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recomen daciones del fundador para que el acento se ponga en la formación del carácter y en la formación a la virtud:

«Aprovéchese toda ocasión para que la enseñanza sir-va a la educación y al perfeccionamiento moral, y for-me al joven en una sólida conciencia católica, fortale-ciéndolo en lo mejor que posee el hombre, la voluntad, sede de la virtud».

«Hay que llevar a los jóvenes no sólo a la bondad y a la educación, sino a la perfección y a la grandeza moral, que reside sobre todo en la voluntad y en el corazón».183

183 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 363

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Perfil del hombre a formar

Renovación del hombre y la sociedad en Cristo

140 El compromiso de Don Orione en el campo educativo está al servicio de los humildes y del pueblo, en orden a recomponer y reafirmar la adhesión a la Iglesia, como pueblo de Dios, y a Pedro como guía espiritual univer-sal.184

141 En efecto, en la compleja situación del mundo contem-poráneo, hay que consolidar la formación de cristianos, que sin ostentación, ni agresividad, ni ruido, sino con serena e íntima convicción adhieren al magisterio uni-versal de Pedro y de la Iglesia185 para construir juntos el reinado de la caridad de Cristo, o como dijera Paulo VI, “la civilización del amor”; católicos186 de fuerte per-sonalidad,187 anclados fuertemente en la fe, formados sobre el Evangelio y las enseñanzas del mismo magis-terio; hombres que por su formación humana y su capa-

184 Don Orione a Don Camilo: “La formación...de la voluntad y del co razón debe servir de trampolín para ascender más alto, ¡excelsior!, para llegar a Dios y al amor de la Santa Iglesia, que es nuestro grande y sagrado amor». Lett. I, pág. 363

185 Don Orione a Don Pensa: “Si los jóvenes nos estiman y quieren, «losllevaremos a Dios, a la Iglesia». Lett. I, 242-243 Don Orione al Conde Roberto Zileri dal Ver-me: «Hagamos una unión de fidelidad que acepte y defienda no sólo el depósito íntegro de la fe, sino también Iqs actos y directivas de Papa sin hesitaciones y sin lamentos.» «Es necesario... entre los católicos la adhesión plena y el amor a la vida cristiana y a todo lo que quiere y desea la Santa Sede.» Mensajes de Don Orione, Cuaderno 1, págs. 10 y 12

186 «La educación de los jóvenes tiene que encararse teniendo siempre presente qué son racionales y católicos; hay dos medios, pues, a tener en cuenta: la razón y la fe católica, es decir, fe íntegra y uni versal». Don Orione, Lett. I, pág. 357 in fine.

187 «Y fomentemos en los jóvenes una vida sinceramente católica, prác tica, y gran amor a Dios, creando o plasmando en ellos conciencia y temple cristiano-católico, de una sola pieza, granítico». Don Orio ne, Lett. I, pág. 389

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citación profesional y sus disposiciones de servicio, sean efectivamente factores de progreso civil y cristiano.188

Perfil del alumno

142 Merecen destacarse cuatro rasgos fundamentales. El alumno de Don Orione es un hombre consciente, com-pleto, creativo, que elige a Jesucristo.

Hombre consciente

143 Ser consciente implica el conocimiento de sí, del otro y de la realidad, como mundos que no se terminan nun-ca de descubrir. La primera forma de acercamien to a la vida, es el estupor que toda sana educación debe preocuparse en alimentar a fin de que no termine ob-nubilada por el hábito y la presunción. En este sen tido la escuela orionista debe ayudar al alumno a to mar conciencia de sí mismo a través de la valoración de las aspiraciones primarias radicadas en su cora zón, la be-lleza, la justicia y la amistad. Valorizar es tas aspira-ciones significa hacer descubrir su universa lidad y su posibilidad de concreción.

Los ideales no son, en efecto, utopías irrealizables, sino más bien indicaciones y orientaciones como nun-ca necesarias para la construcción de la propia vida y el futuro de la humanidad.

144 Comporta también que el alumno esté preparado para

188 «..hacer de ellos (los jóvenes) abanderados de la fe, de la bondad, del crecimiento moral y civilizado de la sociedad». Don Orione, Let. I, pág. 356 iu fine. «Tenemos ex alumnos nuestros que son jueces modelos, pretores, in genieros, sacerdotes, mé-dicos, abogados, escribanos, farmacéuticos, comerciantes, profesores, propietarios honestos, laboriosos, cristia nos, buenos padres de familia, concejales, intendentes; Hemos dado muchos sacerdotes a la Iglesia, hijos devotos de la Iglesia, y centine-las y abanderados de la Fe; hemos dado muchos buenos ele mentos a la sociedad, para que se renueve cristiana y católicamente» Don Orione, Lett. 1, págs. 383-384.

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efectuar las opciones que hay que enfrentar en la vida según una jerarquía de valores gradualmente asimila-da, descubierta y admirada en quienes con forman la comunidad educativa, y formado al trabajo y al sa-crificio, condición ineludible para que la vida sea “la realización del sueño de la juventud”.189 La condición humana, marcada por la limitación y el pecado, con-duce inevitablemente a la experiencia cotidiana del dolor y del sacrificio, y se necesita con tinua vigilancia, disposición a la conversión y la ayu da de la corrección fraterna, para que no suceda lo que temía S.Agustín, es decir, que se acomode la ver dad al propio paladar.

Hombre completo

145 La educación impartida por nosotros tiende a realizar el desarrollo armónico de la persona de tal modo que no sucumba ante las tendencias disgregadoras presen-tes en la mentalidad corriente. Esta preocupación está claramente presente en el nuevo Código de Derecho Ca nónico, que así se expresa en cuanto a la educación ca tólica: «Como la verdadera educación debe procurar la formación integral de la persona humana, en orden a su fin último y, simultáneamente, el bien común de la so ciedad, los niños y los jóvenes han de ser educa-dos de manera que puedan desarrollar armónicamente sus dotes físicas, morales e intelectuales; adquieran un senti do más perfecto de la responsabilidad y un uso recto de la libertad, y se preparen a participar activa-mente en la vida social».190

146 Gracias a la dedicación desinteresada y a la guía amis-tosa experimentada en sus educadores, la tensión ha-cia la formación integral hará que el alumno, aprenda

189 Papa Juan XXIII190 Código de Derecho Canónico, c. 795, BAC 442, pág. 411

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a conocerse, escucharse, respetarse y, consciente de sus pro pias aptitudes, posibilidades y límites, pueda entregar su vida con sentido de responsabilidad. Sólo en fuerza de esta apertura de mente y de corazón, maña-na, sabrá ir más allá de la mera obligación personal, familiar o profesional, y ofrecer desinteresadamente su contribu ción allí donde las circunstancias de la vida lo exijan.

La disponibilidad y la gratuidad son dos de los rasgos más característicos del hombre completo, que no se en-cierra en un rol sino que cada día se deja interpelar por la realidad y el mandamiento nuevo del Señor: “Ámen-se los unos a los otros como yo los he amado”191

147 El hombre completo no tiene sólo obligaciones que cum plir, terminadas las cuales ya está satisfecho, por-que su obligación es la vida misma en los grandes ges-tos tanto como en los hechos cotidianos. En la figura evangélica del Samaritano encontramos un modelo del hombre completo. El no se desempeña como asistente social o como voluntario, no hace una cosa sino, ante todo y sobre todo, es alguien.

Hombre creativo

148 «El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo custodiara».192 El trabajo es una de las vocaciones fundamentales del género humano. De propósito el mundo nos fue dado incompleto para que pudiéramos participar en el acto creativo del Padre, continuando la obra de la creación realizada por El.193

En base a estas consideraciones podríamos decir que

191 Jn 15, 12192 Cfr. Genesis 2, 15193 Cfr. Laborem exercens 25

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el trabajo es también expresión de nuestro ser. No está or denado simplemente para tener más ni para contar más, sino para ser. No se puede pensar, por lo tanto, que un aspecto tan importante de la vida pueda que-dar disocia do de la consecución de las aspiraciones y valores más profundos de la humanidad como la ver-dad, la solidari dad, la felicidad. En tal sentido la Labo-rem Exercens afirma que la finalidad del trabajo no es el trabajo en sí, sino el ser humano.194

Elige a Jesucristo.

149 «A Dios no le basta la fe de ustedes; tiene necesidad de ver y constatar vuestras obras» Son palabras de Don Orione.195 Está fuera de duda que hemos llegado al punto al que Don Orione le daba más importancia, más aún, al punto esencial, aquél, del que no cabe desertar so pena de fal tar a la razón misma que nos mueve a mantener y abrir escuelas: «Queridos míos, no habremos nunca hecho nada hasta cuando no ha-yamos vuelto cristiana, en su espíritu de fe y en su vida privada y pública, a la ju ventud, hasta cuando no hayamos vuelto cristianas las conciencias y el carácter de nuestros alumnos».196

Es como decir: encaminar al alumno para que sea un hom bre consciente, completo, creativo, no basta. Nues-tra misión alcanza verdaderamente su fin cuando lo habremos conducido a Cristo, porque si será verdade-ro cris tiano, entonces ciertamente será hombre verda-dero. Aquí está el corazón de la acción apostólica de Don Orione, aquí está el corazón de la Escuela Católica:

194 Laborem Exercens 9 : «El trabajo es un bien del hombre - es un bien de su humani-dad - porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adap-tándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en cierto senti do ‘se hace más hombre’.»

195 Don Orione el 3 de julio de 1928, aniversario del primer oratorio. Lett. II, pág. 55196 Don Orione, Lett. I, pág. 359

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con tribuir a configurar al hombre según el modelo de Jesu cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, cami-no para todo el que quiera ser auténtico hombre.

150 El alumno de Don Orione no se avergüenza de Jesucris-to, y sigue a la Iglesia; ama al Papa porque querido por Cris to mismo como vínculo de unidad demostrando hacia él una obediencia gozosa; y reza y actúa para que se realice lo que Jesús pidió al Padre en la ora-ción de la última cena, “ut sint unum”, para que “sean una sola cosa”.197 Entonces los preceptos de la Iglesia no serán para él un conjunto de reglas que tiene que respetar, sino las prin cipales indicaciones y puntos de referencia que la Tra dición ha trazado, y que permiten realizar un camino de fe personal y eclesial. En esta prospectiva adquieren nuevo sentido la fidelidad a la misa festiva, la participa ción a los sacramentos, la ora-ción, la devoción a la Vir gen,198 la atención al magiste-rio, y las prácticas de de voción, patrimonio de nuestro pueblo.

151 Con alumnos así formados, por la gracia de Dios se po drá dar a la Iglesia y a la sociedad elementos que contri buyan -en obediencia y fidelidad al carisma de Don Orione- a la renovación de todas las cosas en Cristo,199 con la seguridad de que «la fe católica y el carácter firmemente cristiano formado sobre el Evan-gelio y las enseñanzas de la Iglesia son las fuerzas más potentes del mundo moral».200

197 Juan 17, 21198 Don Orione a Don Camilo: «Practicad una muy tierna devoción a la Virgen

Santísima...¡Oh cuanto bien haréis, hijos míos, caminando unidos a la Virgen Ce-leste, a nuestra Madre Fundadora! ¡Cuánto, cuánto bien haréis a las almas de los jóvenes, si encendiereis en sus corazones, la lámpa ra del amor a la Virgen bendi-ta!» Lett. I, pág. 391

199 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, págs. 383-384200 Don Orione a Don Camilo, Lett. I, pág. 359

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Fisonomía del Exalumno

Continuidad del Proyecto Educativo Orionita en la vida

152 No es sin razón que quiso denominar cristiano-pater-nal su propio método educativo. La escuela ideada por Don Orione es sobre todo una familia que, aunque am-pliándose en el espacio y en el tiempo, continúa cami-nando con cada alumno, estimulando su permanente perfec cionamiento humano y cristiano.

153 El exalumno es hijo. «Dime, Luis, ¿cuántos hijos tienes?» «Somos casi treinta, pero luego verás». Don Orione hacia el final del primer año lectivo en

aqué lla su primera escuelita del barrio de S. Bernardi-no de Tortona, había ganado hasta tal punto la confian-za de sus chicos, que con razón lo consideran su padre. La amistad y la recíproca confianza son tan profundas que no se le escapan a mamá Carolina, que a su vez se siente como rodeada de tantos nietos; testimonio de cuánto Don Orione era capaz de amar a sus alumnos, y de cómo se preocupaba no sólo por su instrucción, sino y sobre todo por su destino como hombres y como hijos de Dios.

La herencia de Don Orione

154 Los señalamientos, exhortaciones y expresiones que Don Orione vierte en la carta que desde Buenos Aires dirigie ra el 7 de septiembre a los “antiguos alumnos”, constitu yen aún para nosotros y para nuestros alum-nos una ver dadera y estricta herencia espiritual. Se destacan en ella:

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La conciencia de pertenecer a un cuerpo en el que se 1. está insertos para siempre.«Y no sé decirles el placer, la satisfacción que me ha producido la noticia de que también este año se van a reunir, y que se constituirán nuevas secciones de su asociación...»201

Orgullo de su espíritu orionita y de su nacionalidad.2. «Desde esta lejana tierra les mando los saludos de varias decenas de sus antiguos compañeros, exa-lumnos como ustedes, los cuales también en esta hospitalaria Argentina saben llevar con orgullo y ho-nor el nombre italiano, así como se precian de haber sido educados en nuestros Institutos».202

Confianza en la eficacia de la educación.3. «Me convenzo siempre más de que no se siembra, no se ara jamás en vano a Jesucristo en el corazón de la niñez y de la juventud; que si en un cierto período de la vida, en aquella edad en que el hombre más cae en lo trivial, puede parecer que Cristo está sepultado, El, sin embargo, es un muerto tal que siempre, tarde o temprano, pero siempre resucita».203

Voluntad de mantener viva la llama de la fe y de la 4. educación cristiana recibida.«Me han confesado algunos de estos alumnos nues-tros, alumnos del Santa Clara y del Internado Pater-no de Tortona, que tuvieron que atravesar no sólo los mares sino tantas dificultades, tantos altos y bajos, que les parecía que habían perdido la brújula, pero que la han recobrado en la fe, y en la fe volvieron a encontrar el gran consuelo y ayuda para la vida».204

201 Lett. II, pág. 287202 Lett. II, pág. 288203 Lett. II, pág. 289204 Lett. II, pág. 289

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Firmeza moral.5. «Ninguna cosa podría desear más que saber que siempre guardan reconocido recuerdo, y que, teme-rosos siempre de Dios, en medio de este mundo don-de hay un poco de todo, llevan una conducta moral en el cumplimiento de sus deberes».205

Deseo de volver a Don Orione para revivir un mo-6. mento de serenidad.«Cada tanto me caen aquí tres o cuatro, y algunos también del primer Oratorio festivo... ahora son hombres hechos y ya con cabellos más que grises. Se dan la palabra y vienen a visitarme, como si fueran a su casa, a la casa del viejo padre».206

Perseverancia en el camino de la honestidad cristiana 7. y de la virtud.«Permitan a Don Orione que los aliente a mantenerse firmes en los sanos principios y como siempre, lle-nos de buena voluntad para avanzar en el camino de la honestidad cristiana y de la virtud».207

Estima y colaboración con la Obra de Don Orione.8. «Ninguno más que ustedes, queridos antiguos alum-nos, está en grado de comprender y apreciar el espí-ritu que anima a nuestro modesto trabajo. Y todos sentirán como yo, ciertamente, el vivísimo deseo de colaborar, en cuanto les toca, a aquella renovación de la vida cristiana -al “Instaurarlo todo en Cristo”- de la que el individuo, la familia y la sociedad pue den esperar la recomposición social”.208

205 Lett. II, pág. 290206 Lett. II, págs. 289-290207 Lett. II, pág. 291208 Lett. II, pág. 291

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Compromiso de hacerse cargo de las dificultades de 9. los compañeros.«Y dejen que termine exhortándolos a ayudarse recí-procamente, no sólo con el ejemplo de la vida verda-deramente cristiana (...), sino también, donde pue-dan, con la acción y el consejo, ya para mejorar su condición social como para superar las dificultades y las pruebas de la vida: así lo hacían los primeros cristianos».209

Protección de Don Orione.10. «Don Orione los tiene siempre presentes, ruega por ustedes y por sus familias; recuérdenme también us-tedes, y rueguen por mí, por el P. Sterpi, por todos sus superiores y maestros: nosotros los llevamos en el corazón como a los hijos más queridos».210

209 Lett. II, pág. 291210 Lett. II, pág. 292

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“Hacia un nuevo impulso Evangelizador”

Subsidio de actualización al Proyecto Educativo Orionitaelaborado en el Encuentro Internacional

de Educadores OrionitasBuenos Aires - 2008

Introducción

Para Don Orione la escuela fue uno de los medios más eficaces para conseguir el objetivo primario y específico de su Obra, en el cuadro del plan salvador de Dios Padre: «di-fundir el conocimiento y el amor de Jesús Cristo, de la Iglesia y del Papa, especialmente en el pueblo» (Const. Art. 5). Don Orione ha perseguido la finalidad de contribuir a la pro-moción del hombre y la sociedad através de las escuelas. Se dedicó a la elevación humana, moral y social de los jóvenes, especialmente de aquellos más necesitados, para facilitar la inserción decorosa de ellos en el mundo del trabajo y en la Iglesia y para devolverlos protagonistas de progreso civil y cristiano. Trabajó para desarrollar en ellos una personali-dad fuerte, capaz de discernir y de vivir la misma vocación laical o religiosa.

Don Orione ha trazado el camino y nos ha dejado un método que ha dado muchos buenos frutos en la historia de las obras educativas orionitas. En ocasión del centenario de la fundación de la Congregación, iniciada con la apertu-ra del primer colegio de San Bernardino en Tortona, se ha elaborado el Proyecto Educativo Orionita (PEO) en Santiago de Chile en el año 1993. A 15 años de su elaboración, frente a los cambios sociales y culturales, hemos visto oportuno

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“releerlo” para tomar conciencia de los frutos de evangeli-zación producidos por él, estudiar y actualizar algunos de sus aspectos y descubrir orientaciones generales que ayu-darán a contestar a los nuevos desafíos de este milenio, implicando todas las realidades educativas. Este deseo nos ha llevado a reunirnos en el Congreso Educativo que se ha desarrollado en Buenos Aires (Argentina) desde el 29 de septiembre al 3 de octubre de 2008. El objetivo era renovar el impulso evangelizador que motivó al Fundador a pro-gramar las escuelas como medios para alcanzar el objetivo apostólico de la Congregación. La reflexión por lo tanto se ha concentrado en los aspectos evangelizadores de nuestra misión educativa, compartiendo el conocimiento de las mu-chas realidades y acciones educativas orionitas del mundo, y actualizando algunas líneas propuestas por el Proyecto. El fruto final del Congreso es el presente Subsidio.

En cuánto al método con que se ha llegado a este docu-mento, hace falta decir que es fruto de un camino bienal de trabajo de nuestros centros educativos, acompañado por un equipo preparatorio. El mismo estuvo conformado por el P. Gustavo Aime y P. Eldo Musso por Argentina, P. Paulo Arcanjo Reis y P. Paulo Sergio Correia por Brasil, Prof. Gui-do Montesinos, P. Roberto Simionato y Hno. Juan Daza por Chile, acompañados por el consejero general encargado, el P. Silvestro Sowizdrzal. Todas las unidades educativas orio-nitas en el mundo han sido comprometidas en la reflexión. El trabajo previo al Congreso se ha desarrollado principal-mente en dos etapas.

En una primera etapa, de carácter técnico, el equipo ha elaborado las fichas de encuesta de los datos acerca de las realidades educativas de la Pequeña Obra de la Divina Pro-videncia. Eso ha permitido estimar la entidad y la situación de las realidades educativas en nuestra Congregación y, por lo tanto, orientar el siguiente trabajo.

En la segunda etapa el equipo preparatorio se ha con-centrado en la actualización del Proyecto Educativo Orionita

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en algunos de sus capítulos. Para eso un grupo de profe-sores chilenos ha preparado fichas de reflexión que han sido aprobadas y revisadas por el equipo preparatorio y sucesivamente enviadas a todas las realidades educativas de la Congregación. El equipo preparatorio, recogidas las respuestas, se ha reunido para hacer una síntesis que fue el material de base para el trabajo de reflexión durante el Congreso Educativo.

Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, han participado en el Congreso con análoga preparación y han ofrecido su precioso aporte.

Los representantes del Congreso han sido elegidos te-

niendo en cuenta las competencias específicas. Por este motivo, además de los representantes de las realidades es-colares-educativas tradicionales, también han tomado par-te del Congreso los representantes de las escuelas especia-les y de las estructuras educativas no formales (CEC, CEDO, Oratorios en Italia y en Polonia). La presencia de algunas personas que participaron en la redacción del Proyecto Edu-cativo Orionita del 1993 ha garantizado cierta continuidad a nuestro trabajo.

Durante el Congreso los participantes (cerca de unos ochenta representantes de distintos países), después de la iluminación hecha por expertos en el campo educativo (prof. Cloves Antonio de Amissis Amorim de Brasil, prof. Aldo Passalacqua de Chile, Card. Estanislao Karlic y P. Fer-nando Fornerod de Argentina), han estudiado todo el ma-terial elaborado para el encuentro en distintos grupos. El material conseguido no es una repetición con respecto al Proyecto sino una preciosa integración en la perspectiva de su realización.

Este material ha sido aprobado por los participantes del Congreso y confiado a una comisión para su ulterior perfec-cionamiento lingüístico. Como última instancia, el Consejo general de la Pequeña Obra, después de haber estudiado

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el texto del subsidio, lo ha aprobado en su sesión del 4 de diciembre de 2008.

Este documento ha sido subdividido en seis capítulos: Globalización (PEO Cap. 4.1), Familia (PEO Cap. 4.2), Am-biente educativo (PEO Cap. 6.1), Comunidad educativa, roles (PEO Cap. 6.2), Perfil religioso del hombre a formar (PEO Cap. 8.1) y Fisonomía del Exalumno (PEO Cap. 8.2). Los nú-meros entre paréntesis hacen referencia a los capítulos del Proyecto Educativo Orionita indicando sus líneas de actua-lización y desarrollo.

Esperamos que este Subsidio ayude a nuestras comuni-dades educativas a ser evangelizadoras en las nuevas con-diciones sociales y culturales de este milenio, aprovechan-do la riqueza de las propuestas incluidas en el documento y llegando a ser los educadores y evangelizadores orionitas hoy.

Don Silvestro J. Sowizdrzal Consejero general

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Globalización (PEO Cap. 4.1)

La globalización nos ha planteado nuevos escenarios, en los cuales muchas veces nos sentimos desconcertados y desubicados. Estamos frente a un fenómeno que nos pre-senta una gran diversidad de oportunidades. En efecto, tenemos mayor acceso a los avances y desarrollos tecnoló-gicos; las comunicaciones se han incrementado a tal punto que se hacen de forma expedita y prácticamente sin fron-teras.

Las economías básicas del núcleo social se hacen inter-dependientes de las economías internacionales. Se eviden-cia que nuestra calidad de vida es distinta. Se dispone de un acceso casi ilimitado a todo tipo de información; dando posibilidad a una construcción planetaria del pensamien-to.

La globalización es ciertamente positiva cuando favo-rece la comprensión entre los pueblos, la tolerancia entre diferentes culturas y la integración entre las naciones que comparten una misma tradición cultural, superándose las fronteras artificiales, contribuyendo así al desarrollo de la promoción humana; ampliando el campo de la solidaridad entre los seres humanos y promoviendo la globalización de la caridad (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1998).

Por otra parte, los avances tecnológicos se han inser-tado en el núcleo familiar de diversas formas, frecuente-mente manejado y controlado por un cierto grado de con-sumismo, generado en su gran mayoría por los medios de comunicación masiva, creando necesidades de moderniza-ción irrelevantes para la vida y una constante insatisfac-ción y soledad; la comunicación nos ha incomunicado. Una sociedad demasiado dirigida hacia lo económico diluye y posterga los valores espirituales.

Esta necesidad artificial de adquirir cada vez más bie-nes materiales, produce una nueva y poderosa forma de

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esclavitud para el ser humano. Ello ha alterado considera-blemente nuestros valores; la solidaridad se ve carcomida por un creciente individualismo y el ánimo competitivo a ultranza. La inmediatez generada por la globalización y las facilidades crediticias, están debilitando, de raíz, la cultura del esfuerzo y el don de la paciencia (¿para qué esforzarte tanto y esperar si lo puedes tener hoy?).

La Globalización establece procesos nuevos de cons-trucción de identidades. Pérdida de la transmisión de va-lores entre generaciones, sustituyéndose por los valores de los pares. Se privilegia disponer mayor tiempo en horas de trabajo en desmedro de la vida familiar. Otro aspecto ne-gativo de la globalización es la “guerra total”. La violencia se diseminó en todos los sectores de la sociedad, lo que notamos claramente entre nuestros alumnos.

Los desafíos concretos que se presentan a partir de este escenario son:

Humanizar el proceso de globalización en nuestras ●comunidades, realzando el ser sobre el tener. Formar en valores, situación constantemente con- ●trovertida bajo un relativismo demandado por una sociedad global que transgrede la formación inte-gral del ser humano, acrecentando el hedonismo y el consumismo como forma de vida que conduce a la solución inmediata de los problemas, sin mayor discernimiento.Reestructurar el antiguo paradigma de la escuela en ●el cual unos enseñaban y otros aprendían, por un nuevo paradigma donde alumnos y docentes apren-den conjuntamente a partir del encuentro e inter-cambio de dones.Lograr una mayor comunicación interpersonal, la ●que se ve en desmedro debido a la comunicación ci-bernética, que resulta mucho más atractiva para los jóvenes por ser lineal y sin orden jerárquico, en don-de se puede establecer o cerrar el diálogo a voluntad

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(uso compulsivo de las herramientas tecnológicas, computadoras, mp3, mp4, celulares, etc.).Formar en la doctrina de la Iglesia, considerando los ●hechos disgregadores del proyecto de formación di-fundidos por los distintos medios de comunicación.Reconstruir el concepto de autoridad haciendo ver la ●correlación ineludible entre derechos y deberes. Aprender a comunicarnos y relacionarnos con la ●cultura juvenil, para dialogar con nuevos códigos y parámetros, y desde allí transmitir valores; en defi-nitiva, educar en este nuevo escenario

Algunas sugerencias para enfrentarlos:

Fortalecer en nuestras comunidades la formación in- ●tegral, enraizada en nuestra experiencia y testimo-nio de Dios, con énfasis en la educación en valores; con mayor diálogo, respeto, comprensión, formación moral y religiosa, redescubriendo la cultura del es-fuerzo y la disciplina como forma de vida; buscando construir de esta manera una solidaridad sin fron-teras.Reformular las propuestas pastorales, considerando ●las distintas formas de aprender, inquietudes y nece-sidades en nuestras comunidades.Fortalecer la familia realizando encuentros de for- ●mación permanente para padres sobre el fenómeno de la globalización y los nuevos escenarios.Ser ejemplos de virtud, educando con el testimonio. ●Valorizar la apropiación de la identidad cultural sin ●desconocer la influencia externa que actúa sobre ella.Hacer el esfuerzo por conocer nuestro territorio, am- ●biente, entorno y los nuevos escenarios para poder educar adecuadamente.Desarrollar aún más la veta solidaria de la globaliza- ●ción (cf. Juan Pablo II).

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Don Orione nos invita constantemente a “marchar a la cabeza de los tiempos”, lo que hoy significa:

Ser lo suficientemente capaces para extraer los apor- ●tes positivos y buscar estrategias para minimizar aquellos aspectos negativos de la globalización.Ser innovadores y considerar la modernidad como ●un aporte, potenciando aquellas prácticas que forta-lecen nuestra identidad.Mantenernos actualizados en todos aquellos temas ●propios a nuestro rol o función.Ser educadores virtuosos, basados en el mensaje ●evangélico y en el magisterio de la Iglesia. En otras palabras, ser hoy un hombre de Dios, de alta vida espiritual, que se transmite principalmente a través de la coherencia de vida. Acompañar a los jóvenes incentivándolos para que ●ejerciten plenamente sus derechos y deberes ciu-dadanos y puedan llegar a los centros de decisión. “Hacer surgir de los hijos del pueblo verdaderos re-novadores de la sociedad, especialmente a través de la educación cristiana de la juventud” (CC 119), reco-nociendo que los educandos son los protagonistas de su propia historia (cfr. PP15).Fomentar la audacia y la creatividad de nuestras co- ●munidades educativas de cara a detectar nuevas ne-cesidades.

La Familia (PEO Cap. 4.2)

Los padres son los primeros educadores de sus hijos; pero es en este punto en donde observamos una confusión en su rol, al ver alterados los valores éticos y morales. Aún en las familias tradicionales podemos observar una alte-ración de los roles y responsabilidades en su interior; un número significativo de familias tienen padres ausentes

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debido a largas jornadas de trabajo y/o porque se sienten incapaces de educar a los hijos; muchos han delegado la responsabilidad de la formación de sus hijos al colegio, fa-miliares o amigos. Además, estos ausentismos han me-llado el rol básico de la familia: entregar cariño, afecto y comunión; ha proliferado el individualismo y la falta de diálogo. Aparentemente, en compensación de las carencias, las familias son más tolerantes y permisivas, fortaleciendo los derechos y relegando los deberes.

En nuestra comunidades tenemos diversas situaciones de familias: con matrimonio sacramental o solo civil, con-vivientes, padres con diversos hijos (los hijos tuyos, los míos, los nuestros), padres y madres viudos o separados, niños provenientes de hogares de menores, etc. Actualmen-te existe una mayor apertura a estas diferentes situaciones de familias, las cuales, dentro de sus posibilidades tratan de entregar lo mejor de sí en la formación de sus hijos.

Algunas estrategias de evangelización frente a estas realidades familiares:

Creando y formando conciencia de que toda la comu- ●nidad educativa (docentes, personal auxiliar, padres, etc.) es agente evangelizador.Integrando las diversas situaciones de familias a la ●comunidad; respetando y acogiendo las necesidades que les agobian, acompañándolos en su formación de la fe y regocijo en Cristo, acercándolas al diálogo con Dios y al diálogo fraternal familiar.Ofreciendo una sólida formación católica no sólo ●a los alumnos, sino también a los padres o apode-rados/tutores, a través de programas establecidos en las distintas instancias pastorales, ordinarias y extraordinarias (escuelas para padres, semana de la familia, fiestas orionistas, jornadas o actividades solidarias, etc.)Realizando periódicamente en cada institución ●

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educativa, un diagnóstico acerca de la diversidad de situaciones de familia presentes, utilizando los ins-trumentos de medición más adecuados.

Algunos de nuestros alumnos carecen de una figura paterna y/o materna; sabiendo que no se puede suplir la presencia de un padre o madre, podemos brindar apoyo en la formación de la persona, a la luz de nuestro caris-ma:

Siendo testimonio de vida, conociendo y amando a ●Cristo y a su iglesia, podamos transmitir los valores cristianos.Apoyando y acogiendo a las familias con caridad, ●respeto, comprensión y afecto, con claridad y aser-tividad; creando instancias de participación, indivi-dual y familiar.Entregando atención personalizada a cada alumno ●en su propia realidad, en su misterio, en sus heridas, en sus potencialidades, demostrando un genuino in-terés por su persona, creando canales de confianza para que el educando pueda abrir su corazón, con la certeza de encontrar una mirada llena de compren-sión y ternura.

El Ambiente Educativo y la Comunidad Educativa (PEO Cap. 6.1)

Toda relación interpersonal está basada en una buena comunicación y un respeto mutuo, por tanto, algunos fac-tores que la facilitan son:

La comunicación asertiva (decir las cosas a quien co- ●rresponda, en el lugar y el tiempo apropiado), el diá-logo franco, la honestidad y el consejo oportuno.

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El respeto, tolerancia, comprensión, empatía, flexibi- ●lidad, disponibilidad y rostros sonrientes.Un ambiente grato, donde todos puedan aportar ●creando comunidad, favoreciendo el trabajo en equi-po, rezando juntos.La credibilidad y claridad en el rol que nos compete ●dentro de la comunidad. Una comunicación vertical y transversal sin ambi- ●güedades, escuchando a todos y teniendo un tiempo para cada uno.Los Equipos de Conducción como intermediarios y ●facilitadores de la comunicación y de las relaciones entre los diversos miembros de las comunidades educativas.La participación de padres y alumnos a través de ●asociaciones, actividades culturales, deportivas, etc.El uso óptimo de todos los medios de comunicación ●que estén al alcance de la comunidad educativa (car-teleras, páginas web, e-mails, etc.).La creación de nuevos estilos de encuentro en la es- ●cuela.La participación del Movimiento Juvenil Orionita ●(MJO), como un ambiente para crecer y ser protago-nistas.

Algunos de los factores que influyen negativamente en nuestro ambiente educativo son:

Los cambios de los religiosos que puede afectar la ●continuidad de los procesos y proyectos.Falta de planificación y coordinación a corto, media- ●no y largo plazo de las actividades propias y entre las obras (parroquia, Cottolengo, etc.) para integrarlas. La falta de recursos económicos.Falta de sentido de pertenencia del personal por di- ●versos motivos (trabajar en varias instituciones, baja remuneración, etc.).

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La falta de comprensión, respeto, profesionalismo, ●sensibilidad y empatía.El no identificar y no reconocer nuestros problemas. ●La insuficiente comunicación entre los integrantes ●de la comunidad educativa, el desinterés de los jóve-nes, la deficiente organización de la jornada escolar que genera stress, conductas rebeldes y agresivas.La indiferencia y apatía por todo lo trascendente. ●El escaso compromiso de los padres en la formación ●moral, religiosa y académica de sus hijos.

Para lograr transformar esta realidad es necesario:

Actuar con caridad, empatía, transparencia y com- ●prensión.Unificar criterios a la luz de un diálogo sincero y ●abierto, siendo constantes y perseverantes en las metas trazadas.Mantener o crear instancias de participación, apoyo ●e integración que faciliten los vínculos de los miem-bros de la comunidad educativa.Fomentar espacios de convivencia y de formación en ●el carisma, capacitando profesionalmente, fortale-ciendo la identidad y el sentido de pertenencia a la institución.Lograr ambientes festivos y alegres para mejorar la ●comunicación y motivación del personal.Cuidar, limpiar y arreglar los ambientes edilicios. ●Crear condiciones que faciliten la integración de ●quienes tienen necesidades educativas especiales.

A la luz de nuestro carisma, las características que de-berían manifestarse claramente en nuestro ambiente edu-cativo son:

Proponer a Cristo como modelo y único “Maestro” a ●seguir, fomentando un clima de vida interior y fe.

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Vivenciar y profundizar el método paterno cristiano ●orionista.Estar abiertos y saber acoger a los jóvenes que vienen ●de diversas culturas y creencias, como portadores de valores positivos que deben integrarse, y de exigen-cias legítimas que deben ser satisfechas.Promover todos aquellos valores morales y éticos le- ●gados por nuestro santo Fundador, como el respeto, la responsabilidad, la honradez, la solidaridad, la com-prensión, el afecto, la acogida, la disponibilidad, etc.Ser signos de la Iglesia que se acerca maternalmente ●a los últimos y los excluidos.Propiciar ambientes que generen experiencias de vo- ●luntariado al estilo orionista.Dedicar el tiempo necesario para el diálogo com- ●prensivo y respetuoso.Amar a los jóvenes para guiarlos en la búsqueda de ●una vida cristiana, pública y privada.Atender a cada persona, respondiendo a sus nece- ●sidades: acogiendo a los alumnos y respectivas fa-milias, generando una comunicación oportuna y ve-raz, con un mensaje claro y sin ambigüedad; en un ambiente sereno, y con un equipo que acompañe el desarrollo educativo, e incluso ofreciendo becas de estudios a los más necesitados.

Comunidad Educativa, Roles (PEO 6.2)

Existe claramente una diferenciación de roles dentro de las comunidades, ya que cada uno de sus actores debe de-sarrollar su propia labor. En el marco del carisma orionista es necesario generar acuerdos, hacer una revisión frecuen-te, reflexionando y proyectando los roles o funciones.

Las características evangelizadoras y carismáticas, co-munes a todo rol o función son:

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Amor y entusiasmo en su entrega, con sólidos valo- ●res, vivenciando el estilo paterno – cristiano.Capacidad de diálogo permanente con los miembros ●de la comunidad educativa para generar acuerdos comunes.Testimonio permanente, manteniendo la coherencia, ●equilibrio y prudencia entre nuestro decir y hacer; con humildad para reconocer nuestros errores.Preocupación constante por su capacitación profe- ●sional y crecimiento espiritual.

RELIGIOSO:Garante de la presencia sacramental de Jesús resuci- ●tado, y al mismo tiempo de fidelidad al carisma.Pastor comprometido con la obra; profundo conoce- ●dor, promotor, ejemplo del carisma y pensamiento orionita.

LAICO:Formado cristianamente, con carácter innovador y ●evangelizador, conocedor y testigo del carisma orionis-ta; viviéndolo creativamente en su quehacer diario.

Desde el rol particular de cada miembro de la comu-nidad se debe ayudar a la formación integral de nuestros alumnos, respondiendo fielmente a lo que se nos confía:

Amando a nuestros alumnos desde su realidad; siendo ●ejemplo, junto a la familia y/o tutor, de formación en valores cristianos y permaneciendo próximos a ellos. Acompañando a los alumnos para que generen su ●proyecto de vida, a través de su desarrollo y cono-cimiento de sí mismos; ofreciendo las herramientas necesarias para que éstos realicen una lectura cre-yente de ella.Actualizando creativamente los objetivos, recursos ●y métodos de los itinerarios formativos, ante los

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nuevos requerimientos sociales y nuevas tendencias educativas; para preparar a nuestros alumnos de acuerdo a los tiempos, sin perder nuestros valores e identidad cristiana.Ampliando, la interdisciplinariedad, la transdisci- ●plinariedad y la transversalidad, a través de compro-misos reales en los ámbitos socio culturales, fami-liares, religiosos.Generando condiciones favorables para acompañar ●a la comunidad: realizar seguimientos de casos, dis-poner de los recursos, supervisión, entrevista con los padres, fomentar la comunicación entre los actores.

Perfil religioso del hombre a formar (PEO 8.1)

Las características religiosas de nuestros alumnos ●presentan una gran diversidad:Durante la educación infantil están más receptivos ●a la formación religiosa, a diferencia de los adoles-centes y jóvenes que presentan resistencia, propia de esta etapa de crecimiento, pero a pesar de esto surge fuertemente, en estos últimos, la solidaridad como característica propia.Existe un cierto sincretismo religioso y confusión de ●valores en nuestros alumnos. No obstante, la mayo-ría de ellos son católicos, aunque no necesariamente practicantes; a muchos les falta recibir alguno o to-dos los sacramentos de la iniciación cristiana. Hay cada vez más niños y jóvenes de otras confesiones y de otras religiones; incluso tenemos alumnos no creyentes: a pesar de la apatía general frente a lo reli-gioso, muchos jóvenes responden a las experiencias espirituales de impacto (encuentros de jóvenes, reti-ros, etc.), pero son pocos los que luego perseveran en

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el proceso de fe. Sin embargo, hay una clara búsque-da del sentido de la vida y ejemplos a seguir.Algunos de nuestros alumnos participan de las cla- ●ses de formación religiosa con indiferencia. Tienen un pobre conocimiento de nuestra fe, aunque parti-cipan de las celebraciones comunitarias, conocen y valoran la figura de San Luis Orione.Al egresar de nuestros colegios lo hacen con una ●conciencia básica de su ser cristiano, si bien muy po-cos con una conciencia clara de su misión evangeli-zadora en el mundo; existen casos en los cuales son los alumnos los que evangelizan a sus familias; los niños con necesidades educativas especiales son un fuerte testimonio de fe.

Formas de dar a conocer el Carisma a nuestros alumnos

El carisma se da a conocer a través de actitudes dia- ●rias que se evidencian en: testimonio de religiosos/as, docentes y no docentes, espíritu de familia y sen-tido de pertenencia, promoción constante de buenas relaciones en la comunidad educativa.De igual forma se da a conocer a través de las activi- ●dades formales (las clases de formación religiosa) y no formales, como por ej.: actos de caridad concretos, las visitas a las diferentes obras de caridad, la ora-ción diaria, la participación de los grupos pastorales, las celebraciones de fiestas orionistas y otras acti-vidades que complementan la vivencia del carisma en la comunidad educativa (semanas vocacionales, semana de Don Orione, grupos de ayuda fraterna, noches solidarias, misiones, etc.)

Para desarrollar en las nuevas generaciones un com-promiso evangelizador y orionista, necesitamos:

Cualificar la presencia del religioso como referente ●

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cercano, y a través de él crear sólidos lazos en Cristo con las nuevas generaciones.Fortalecer la fe y la espiritualidad a través de la ora- ●ción y los sacramentos, generando mayores instan-cias para la reflexión, que nos permitan valorar lo que Dios nos ha entregado.Crear equipos de formación al carisma para incen- ●tivar y profundizar el mensaje de Don Orione, moti-vando el compromiso de los miembros de la comu-nidad educativa. Educadores y padres deben actuar unidos y en concordancia con los valores que se quieren fortalecer.Incluir en el proyecto pastoral institucional un iti- ●nerario de formación de modo que a lo largo del trayecto formativo se incluyan formal y sistemática-mente experiencias fuertes de oración, de silencio, de encuentro con la Palabra de Dios y los escritos del Fundador y de servicios concretos de caridad, por ej., voluntariado en nuestros Cottolengos, etc. Dicho iti-nerario de formación religiosa y en el carisma debe-rá ser planificado y evaluado anualmente.

Fisonomía del Exalumno (PEO 8.2)

Dada la gran cantidad de exalumnos, lamentablemente, no hay contacto con todos, pero sí lo hay con quienes se acercan a la comunidad y participan en las distintas ac-tividades parroquiales o del colegio; además tenemos un gran número de ellos que vuelven como padres, tutores o apoderados, trayendo sus hijos al colegio. Otros regresan como empleados y/o voluntarios a nuestras comunidades.

Existen grupos que se han organizado de manera par-cial o esporádicamente, y otros con una estructura formal. La comunidad educativa mantiene una relación de puertas abiertas con los exalumnos, creando los lazos permanentes,

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a través de distintas iniciativas, tales como liturgias de la Familia Orionista, semana aniversario, etc., y últimamente a través de la web.

Las principales dificultades que se presentan en su in-tegración son:

La falta de programación, en un gran número de co- ●munidades no hay un proyecto para integrarlos. No existe un seguimiento sistemático del trabajo con ●los exalumnos (se da solo esporádicamente). La migración a diferentes regiones del país. ●El poco tiempo disponible en sus jornadas de trabajo. ●La pérdida de comunicación por diversos motivos. ●Falta de espacios para que sean protagonistas. ●

Algunas estrategias para integrar a los exalumnos:

Crear un equipo de coordinación con un responsable ●del colegio para el trabajo con los exalumnos, con la asesoría de un religioso.Invitar a participar en actividades del colegio ●Crear un centro de exalumnos, que organice activi- ●dades propias en las cuales se puedan reunir las dis-tintas generaciones.Dar atención preferencial a sus hijos cuando postu- ●lan a nuestros establecimientos.Hacerles sentir que siguen formando parte de la co- ●munidad orionista.Integrar en la agenda anual tareas específicas tales ●como: Charlas, seminarios, conexión con el mundo laboral, testimonio y ejemplos de superación.Instaurar el día del exalumno y que se celebre en los ●distintos establecimientos.Tener un portal en la web para conectar a quienes ●por diversos motivos no pueden participar direc-tamente. Contar con un anuario (electrónico) de las

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promociones y sostener una base de datos de los exalumnos. Animar la conexión de los exalumnos con el MLO y ●propiciar un mayor contacto con la obra.Promover proyectos y propuestas para los jóvenes ●en las asociaciones de exalumnos ya existentes, con objetivos e iniciativas adecuadas al mundo juvenil. Especialmente proyectos solidarios que les permitan vivir su formación orionistaAgasajar especialmente a quienes cumplan veinti- ●cinco (25) y cincuenta (50) años de egresoPreparar a los actuales alumnos para su condición ●futura de exalumnos.

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