proverbios

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PROGRAMA No. 0743

PROVERBIOS

Cap. 21:23 - 22:15

Comenzamos hoy nuestro programa leyendo el versículo 22, de Proverbios, donde

terminamos nuestro programa anterior que dice:

22Tomó el sabio la ciudad de los fuertes,

Y derribó la fuerza en que ella confiaba. (Pro. 21:22)

En nuestro programa anterior no tuvimos tiempo de explicar ampliamente lo que aquí se

dice, pero, vamos a aclarar algo en esta ocasión. Lo que se está diciendo aquí es que la

sabiduría es mucho más superior a la fuerza bruta, así que la sabiduría proviene de arriba,

digamos de paso. Y que un hombre puede ser capaz de erguir una fortaleza que parezca

inaccesible y creer que nadie la puede tomar. Sin embargo, puede existir un hombre lo

suficientemente inteligente como para idearse la forma de entrar a ese lugar.

Usted recordará la situación que mencionamos de Belsasar dentro de los muros de Babilonia.

En realidad, ese lugar tenía una muralla interna que rodeaba el mismo palacio. Él pensaba que

estaba muy seguro allí, porque esos muros de Babilonia no podrían ser penetrados de ninguna

manera. Por supuesto, también había soldados de guardia. Pero hubo un General en el campo

enemigo llamado Gobrias, a quien podríamos considerar como un ingeniero; y por allí por la

ciudad pasaba un canal lleno de agua tomada del río Eufrates, y este General construyó un dique


en las afueras de la ciudad, y ese canal se secó. Y entonces, bajo las murallas de la ciudad, él

hizo pasar a su ejército. Ese ejército entró a la ciudad y ésta fue tomada antes de que sus

habitantes se dieran cuenta de lo que ocurría.

Usted recuerda que Napoleón fue quien dijo que Dios siempre está del lado de aquel que

tiene el ejército más grande. Él estaba equivocado por supuesto, porque en la batalla de

Waterloo, usted recuerda, Napoleón debería haber ganado. Él era un general muy inteligente,

digamos de paso. Pero como podemos darnos cuenta, él no fue lo suficientemente inteligente.

Él tenía la habilidad de mover su artillería de un lugar a otro de una manera muy rápida, pero lo

que le ocurrió a su ejército es que quedó empantanado en el lodo. En realidad fue el “General

Lodo”, y este “General Lodo” fue quien realmente detuvo a Napoleón cuando él estaba en

camino a Varsovia en esa oportunidad. Lo que ocurrió fue lo siguiente: la caballería tropezó

con la artillería porque estaba empantanada en el lodo. Así es que debemos notar lo que Dios

dice aquí; que los grandes hombres no sólo dependen de la riqueza sino de la fuerza bruta; pero

éstos nunca lograrán protección suficiente. Ahora, en el versículo 23, de este capítulo 21 de

Proverbios, dice:

23El que guarda su boca y su lengua,

Su alma guarda de angustias (Pro. 21:23)

Nuevamente tenemos aquí este asunto de usar bien la lengua. Porque Él ya ha dicho, como

usted bien sabe, que si usted desea tener amigos, tiene que mostrarse amigo. Eso quiere decir

que usted tiene que hablar, pero que tiene que tener cuidado de lo que dice. Y nosotros

necesitamos amigos. Aquí hay mucho que se nos dice acerca de los amigos, y también acerca

de los enemigos. Emerson dijo lo siguiente: “Aquel que tiene mil amigos, no tiene un amigo de

más. Y aquel que tiene un enemigo, lo encontrará a éste en todas partes”. Y eso es muy cierto,

amigo oyente, en el día de hoy, y nosotros necesitamos mostrarnos amigables con los demás,

pero también tenemos que poner mucho cuidado para controlar nuestra lengua. Y eso es lo que

se enfatiza aquí. Ahora, el versículo 24, dice:


24Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso

Que obra en la insolencia de su presunción. (Pro. 21:24)

Creemos que esta es una declaración realmente tremenda. Aparentemente, Dios tiene

mucho que decir acerca del uso y abuso de la lengua, y más aun del orgullo y soberbia, que de

ninguna otra cosa. Estas dos cosas; la lengua que no se puede controlar, la lengua que miente, la

que cuenta chismes; y la altivez de ojos. Dios dice que aborrece esas cosas y Él no pide ninguna

clase de disculpa por decir las cosas como son. Ahora, el versículo 25, dice:

25El deseo del perezoso le mata,

Porque sus manos no quieren trabajar. (Pro. 21:25)

Se dice bastante aquí sobre el hombre perezoso. El hombre perezoso es negligente. Ahora,

el versículo 26, dice:

26Hay quien todo el día codicia;

Pero el justo da, y no detiene su mano. (Pro. 21:26)

Y ese hombre perezoso pasa su tiempo codiciando y tratando usar medios tortuosos para

obtener dinero sin tener que trabajar. Y por supuesto que hay muchas personas que están

haciendo eso ahora. Y lo que debemos notar además es que el hombre justo no piensa tanto en

obtener, como en dar. Y Dios lo bendecirá. Eso es lo que se expresa aquí. Ahora, leamos el

versículo 27:

27El sacrificio de los impíos es abominación;

¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad! (Pro. 21:27)

Dios dice que el hombre impío es aquel que no se ha inclinado ante Dios y que no anda de la


manera que Dios quiere que ande. Hay camino que al hombre le parece derecho. (Prov.

14:12) Y este hombre es el impío. Él va por su propio camino, ignorando el camino de Dios.

En realidad, lo está repudiando. Esto no quiere decir que este hombre no sea una persona

religiosa. Aun, puede ser miembro de una Iglesia. Y por lo general así es. Y por lo general

también pone una cara de santulón. Así es que va a la Iglesia, canta los himnos y hasta puede

orar. No lo sabemos. Pero aun eso lo hace con un propósito equivocado. Supongamos que da

cierto dinero y lo hace con un motivo bajo, que hace de eso algo peor, y eso es lo que este Libro

de Proverbios nos trata de enseñar. Leamos ahora los versículos 28 y 29:

28El testigo mentiroso perecerá;

Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.

29El hombre impío endurece su rostro;

Mas el recto ordena sus caminos. (Pro. 21:28-29)

¿Ha notado usted amigo oyente, que en el juicio que se le siguió al Señor Jesucristo se hizo

presente este testigo mentiroso? ¿Y no aborrecería usted el haber sido usted uno de esos

testigos mentirosos? Permítanos leer en el capítulo 26 del evangelio según San Mateo, los

versículos 59 y 60. Escuche lo que aquí dice: Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo

el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, y no lo

hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos.

Esos otros testigos falsos, presentaron un testimonio pero que no era pertinente a este caso; pero

estos dos últimos que se mencionan sí lo fueron – y ellos mintieron prontamente.

Veamos ahora lo que dice el capítulo 27 de Mateo, allá en el versículo 11: Jesús, pues, estaba

en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y

Jesús le dijo: Tú lo dices. Es decir: “Tú tienes razón”. Y luego en los versículos 12 al 14 se

nos menciona lo siguiente: Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos,

nada respondió. Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús

no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. Y


usted recuerda amigo oyente, que Juan nos dice que Pilato llevó al Señor Jesucristo adentro y le

pidió en realidad Su cooperación para dejarlo en libertad. Pero este hombre era demasiado

político para liberarlo. Él quería permanecer en su cargo en Israel, así que finalmente tuvo que

abandonar esa tarea. Pero él sabía que esas personas eran testigos falsos. Este juicio aparece

en las páginas de la historia como uno de los más ignominiosos. ¿No aborrecería usted, amigo

oyente, el haber sido uno de esos testigos falsos? “Ellos perecerán”. Eso es lo que dice aquí en

el Libro de Proverbios. Ahora, el versículo 30, de este capítulo 21, de Proverbios que estamos

considerando, dice:

30No hay sabiduría, ni inteligencia,

Ni consejo, contra Jehová. (Pro. 21:30)

Este es un versículo sobresaliente de las Sagradas Escrituras. Es tan destacado en realidad,

que queremos leer un versículo allá en la Segunda epístola a los Corintios que quizá se le haya

pasado por alto a usted, aun esto que es algo sobresaliente y lo podemos leer allá en el capítulo

13, de la Segunda epístola a los Corintios, y versículo 8 que dice: Porque nada podemos contra

la verdad, sino por la verdad. Y aquí en Proverbios dice: No hay sabiduría, ni inteligencia, ni

consejo, contra Jehová.

Hay veces en que nosotros nos preocupamos demasiado de cosas como éstas, y pensamos

que deberíamos levantarnos a defender la Palabra de Dios. Pero, se nos llama la atención aquí

con estos dos versículos que hemos mencionado. ¿No sabe usted, amigo oyente, que hoy Dios

puede y es capaz de defenderse a Sí mismo? ¿Y que Él es capaz de defender Su Palabra? Y se

nos dice allí en la Segunda epístola a los Corintios, que nosotros nada podemos contra la verdad,

sino por la verdad misma. Ahora, si usted quiere hacer algo, entonces haga algo positivo.

Ponga énfasis en lo positivo y deje lo negativo a un lado. Usted no necesita defender la Biblia.

Es Dios quien se encarga de eso. Él nos ha pedido que la proclamemos. Luego dice en el

versículo 31, versículo final de este capítulo 21, de Proverbios:


31El caballo se alista para el día de la batalla;

Mas Jehová es el que da la victoria. (Pro. 21:31)

David aprendió esta lección y dijo: “Aun cuando el enemigo me esté rodeando, yo no

temeré”. ¿Por qué? Porque Dios es quien da la victoria.

Allá en el Segundo Libro de Crónicas, capítulo 14, versículo 11, leemos: Y clamó Asa a

Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o

al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu

nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti

el hombre. ¡Qué maravilloso, amigo oyente, es el poder confiar en Dios! Y aquí dice: El

caballo se alista para el día de la batalla. Y es bueno el estar preparado, por supuesto. “El

hombre fuerte guarda su casa”, dijo el Señor Jesucristo, pero la protección es de Jehová. Usted

tiene que estar listo, pero tiene que estar seguro también de que su fe está en el Señor Jesucristo,

y que usted está descansando en Él.

Bien, llegamos ahora al capítulo 22, del Libro de Proverbios, y este en un capítulo sobre el

cual pasaremos rápidamente, si usted nos lo permite. En el primer versículo, leemos:

1De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,

Y la buena fama más que la plata y el oro. (Pro. 22:1)

Se nos habla aquí de un buen nombre. ¿Qué clase de nombre? Es interesante notar que

David tenía un grupo de hombres valientes. Y estos hombres valientes de David, eran en

realidad grandes hombres. Ellos se hicieron para sí de un buen nombre. En el capítulo 23 del

Segundo Libro de Samuel, versículo 20, se nos menciona a uno de ellos llamado Benaía. Allí se

nos dice: Después, Benaía, hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de

Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de

un foso cuando estaba nevando. Hay muchas personas que viven en regiones frías, que no


asisten a la Iglesia cuando está nevando. Pero este hombre, aun en condiciones como esta, mató

a un león.

Luego en el versículo 22, de este capítulo 23 del Segundo libro de Samuel, leemos: Esto

hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre con los tres valientes de David. Benaía estaba en

una clase aparte, podemos decir, con estos tres valientes de David. Y aquí tenemos en

Proverbios: De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas. Y si usted quiere ser

renombrado, amigo oyente, y ese nombre no es el que recibió de sus padres cuando usted nació,

es el nombre que usted logra hacer en un grupo. ¿Por cual nombre es usted conocido? Bueno,

si usted es conocido como un hijo de Dios (y volvemos a repetir aquí lo que hemos dicho antes)

y si usted fuera arrestado por ser creyente, ¿habría suficiente evidencia como para poder

condenarle? Ahora, en el versículo 2, de este capítulo 22, de Proverbios, leemos:

2El rico y el pobre se encuentran;

A ambos los hizo Jehová. (Pro. 22:2)

Esto quiere decir que ante Dios todos los hombres se encuentran en el mismo nivel. Pero

si usted quiere hablar acerca de la fraternidad universal del hombre, mejor es que tenga cuidado

con lo que dice. La Biblia no nos enseña eso, a propósito, pero la Biblia nos enseña que todos

nosotros somos miembros de la misma familia humana y que todos tenemos una naturaleza

depravada; una naturaleza que está separada de Dios. Es mejor que nos cuidemos uno del otro,

para decir verdad, porque no nos podemos confiar el uno al otro. Somos pecadores y Dios ha

tenido que hacer algo acerca de esto. Él lo ha hecho porque quiere salvarnos.

Y podemos repetir las palabras del Apóstol Pablo, donde dice: Y de una sangre ha hecho

todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra. (Hech. 17:26) Y

en base a esto, amigo oyente, debemos presentarnos ante Dios. Pero nosotros podemos llegar a

ser hijos de Dios por medio de la fe en Jesucristo. No porque usted sea un ser humano, sino

porque ha puesto su fe en Cristo Jesús.


Juan menciona el hecho de que existe los hijos de Dios y los hijos del diablo. Estas son dos

familias. El Señor Jesucristo dijo de los guías religiosos de su época: Vosotros sois de vuestro

padre el diablo. (Juan 8:44) Así es que hay dos familias en el día de hoy en este mundo; y la

paternidad universal de Dios no existe realmente. De lo que se nos está hablando aquí en

Proverbios es relacionado con la creación y no con el nuevo nacimiento, ya que éste no es

enseñado en el Antiguo Testamento. Ahora, en el versículo 3, de este capítulo 22, de Proverbios

se nos dice:

3El avisado ve el mal y se esconde;

Mas los simples pasan y reciben el daño. (Pro. 22:3)

¿Usted quiere ser una persona sabia, inteligente? Entonces tiene que hacer arreglos para su

futuro. Cuántos hombres dicen en la actualidad – (y en especial las compañías de seguro) dicen:

“¿Usted quiere prepararse para el futuro? – debe hacer entonces preparaciones para cuando

lleguen los días de su ancianidad. Haga arreglos para que sus niños sean cuidados, y cosas por

el estilo”. Sí, amigo oyente, pero, ¿qué acerca del próximo paso? ¿Qué podemos decir acerca

del futuro? Hay mucho que se menciona sobre eso, aquí en este capítulo 22, que estamos

considerando hoy, y creemos que lo mejor sería enfatizar estas cosas antes de tratar de considerar

las otras que son mencionadas aquí. Y esto es sencillamente lo siguiente: necesitamos en el día

de hoy dejar bien en claro que cuando un hombre ha tomado ese paso final, y no ha hecho

ninguna preparación para la eternidad, donde los años no tienen fin, esa persona sí que es

insensata. Y la Escritura llama a esta clase de persona, necia, sin lugar a dudas.

Creemos que una historia que tuvo lugar hace mucho tiempo puede ilustrar esto muy bien.

Había dos jóvenes: un muchacho y una muchacha que pertenecían a familias muy ricas. Y en

cierta ocasión estos jóvenes anunciaron su compromiso matrimonial y más adelante llegaron a

casarse. Esto fue mencionado en la página social del periódico. Ellos compraron una casa muy

hermosa y pusieron por todas partes muebles antiguos con los que desearon amoblar ese hogar


tan agradable. Entonces, llegó la fecha del casamiento, y estos jóvenes habían trabajado mucho

para preparar su casa. Se casaron y fueron a su viaje de luna de miel. Para llegar al lugar

donde iban a pasar su luna de miel tenían que viajar por una zona montañosa, donde tuvieron un

accidente; chocaron con otro automóvil y su automóvil fue a parar a un precipicio donde se

incendió y ambos perecieron. Y muchos años después, esta casa que había sido preparada con

tanto interés y cariño por esta pareja, nunca llegó a ocuparse. Los padres de estos jóvenes

simplemente cerraron las puertas bajo llave y allí quedó todo. Y uno al pasar por ese lugar,

puede pensar en todas las preparaciones que la pareja hizo para vivir aquí en este mundo, pero

nunca llegaron a vivir en aquella casa ni una hora, ni siquiera un minuto. Sin embargo, fueron a

la eternidad, sin estar preparados. Este capítulo 22 de este Libro de Proverbios, amigo oyente,

que tenemos ante nosotros, es algo realmente tremendo. Y nos habla de estas cosas que son tan

importantes para nosotros, de prepararnos para la eternidad. El versículo 6, ahora dice:

6Instruye al niño en su camino,

Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Pro. 22:6)

Lo que se está diciendo aquí es simplemente esto: Ese niño tiene un camino que recorrer,

por el cual Dios quiere que él vaya, y usted debe hallar eso. Usted no tiene que criar a su hijo de

la forma en que usted cree que tiene que ser, sino de la forma en que Dios quiere que él vaya; eso

es lo que significa este versículo. Significa que los padres tienen que descubrir y encontrar cuál

es ese camino. En los versículos 8 y 9 leemos:

8El que sembrare iniquidad, iniquidad segará,

Y la vara de su insolencia se quebrará.

9El ojo misericordioso será bendito,

Porque dio de su pan al indigente. (Pro. 22:8-9)

Este es un versículo que ha sido repetido una y otra vez. Luego en el versículo 13 se nos

habla nuevamente del hombre perezoso. Allí dice:


13Dice el perezoso: El león está fuera;

Seré muerto en la calle. (Pro. 22:13)

Personas como éstas tienen una gran cantidad de excusas: Hace mucho frío afuera y no va a

ir a trabajar porque no le gusta el frío, y tiene muchas excusas así por el estilo. Ahora está

diciendo: El león está afuera. Y pensamos que también está mintiendo acerca de esto,

digamos de paso. Este hombre aquí es perezoso. Luego en el versículo 15, dice:

15La necedad está ligada en el corazón del muchacho;

Mas la vara de la corrección la alejará de él. (Pro. 22:15)

La disciplina es algo necesario, pero debemos tener mucho cuidado en la forma en que la

aplicamos para no provocar la ira de nuestros hijos. Es decir que, tenemos que poner mucho

cuidado de no disciplinar a nuestros hijos cuando estamos demasiado enojados.

Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy, porque nuestro tiempo ha tocado ya a

su fin. Dios mediante, continuaremos la consideración de este interesante asunto, en nuestro

próximo programa; le invitamos pues, a sintonizarnos. Lea, como hemos dicho antes, los

versículos siguientes y estúdielos, familiarícese con lo que aquí dice; y si ya ha recibido las notas

y bosquejos, compárelas con los versículos del 16 al final, de este capítulo 22 de Proverbios, para

que esté mejor preparado para nuestro próximo estudio. Si no ha solicitado todavía este

material, pues, escríbanos solicitándolo y con todo gusto se lo enviaremos a vuelta de correo sin

costo alguno de su parte.

Será pues hasta nuestro próximo programa, amigo oyente, al despedirnos, deseamos enfatizar

que riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor del Señor. ¡Hasta

pronto y que Dios le bendiga!

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