Universidad Franciscana de MxicoLicenciatura en filosofa

Seminario de Tesis

Tesis:

Qu es la voluntad en Schopenhauer?

Alumno:Alejandro Rocha Prez

Indice.

Captulo I. Contexto.Quin fue Schopenhauer?-Contexto histrico.

De dnde parti?-Influencias: el divino Platn y el asombroso Kant Por qu aconseja l mismo autor ser versado en los Upanishads?-Influencias de la filosofa oriental.

Captulo II. Aproximaciones.Su modo de ser filosofo-Fue Schopenhauer un misntropo?-reflexin de sus obras menores

Relacin entre la CRPRS y su obra culmen el mundo como voluntad y representacin-Critica a las ciencias-Podemos hablar ya de un voluntarismo en la CRPRS?

Captulo III. El mundo como voluntad y representacin.Anlisis-Qu dice la obra?-Cmo lo dice?-Por qu lo dice?

Captulo IV. Conclusiones.Qu es voluntarismo en Schopenhauer?

Consecuencias o el arte de ser feliz y cierre

Planteamiento del problema:A lo largo de la historia diversos pensadores han planteado un modo de existir en el mundo en base a su sistema de valores y creencias. En el caso de Schopenhauer se le plantea como el padre del voluntarismo. El cual entre sus principales consecuencias se encuentra el campo epistemolgico. Siguiendo la influencia kantiana del conocimiento fenomenolgico, Schopenhauer aade al sujeto el estar en constante influencia por el padecer el mundo. No slo conocemos nuestra percepcin del nomeno, sino que nuestra percepcin responde a nuestra voluntad. De tal suerte que el mundo del nomeno es amoral y en el plano fenomenolgico se encuentra todo lo humano, el cual se divide en tres esferas: el ser humano conoce, cree y siente. Schopenhauer profundiza en este ltimo aspecto. Cmo uno de los mximos representantes del pesimismo puede hablar tambin de voluntarismo, que posteriormente en Nietzsche se convertir en vitalismo? En consecuencia, que es voluntarismo para Schopenhauer?Para poder responder a lo anterior es necesario familiarizarse con la obra del autor, estudiar el contexto y las influencias; as como la vida del autor y su situacin social.Justificacin: (Por qu) la filosofa debe servir para algo. modo de ser.F.NIETZSCHE

Conozco mi suerte. Alguna vez ir unido mi nombre

al recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como

jams la haba habido en la tierra, de la ms profunda

colisin de conciencia, de una decisin tomada, contra

todo lo que hasta ese momento se haba credo, exigido,

santificado.

F. Nietzsche

Ecce HomoAlrededor de la figura de Nietzsche se han elaborado infinidad de interpretaciones como rara vez afectaron a filsofo alguno. Dice Nietzsche Nos hemos quejado jams de que se nos entienda mal, desconozca, confunda y pase por alto? Ese es precisamente nuestro destino (La gaya ciencia). Conciencia de soledad que finalmente lo condujo irremediablemente a la locura, an con todo ese esfuerzo demente por reafirmar esa soledad como querida, que cada instante se recrudeca.

Sin embargo este era el nico camino para escapar de la infelicidad radical de la existencia humana que pasa por el ascetismo individual, por la ms completa renuncia, por la extincin de la voluntad propia, podemos pensar, que este tipo de pensamiento a Nietzsche le atraa con fuerza porque compaginaba muy bien con su inevitable soledad y quizs no lo hubiera preferido de otro modo, lo necesitaba.

Nietzsche habla de una negatividad que deja ver cierto estado de nimo propio del marginado pero que al mismo tiempo tiene la conciencia de ser un elegido, un profeta.Sin embargo, este pesimismo es trascendido de manera que la voluntad activa y fuerte, acoge como suyo, el sufrimiento mismo, el mal, la muerte, lo negativo en general. Estos no seran lo originario, ni lo profundo; lo originario y lo profundo es el s, la fuerza, la voluntad, la afirmacin universal. Dicho de otro modo: el s tico, universal, al todo de la vida, responde a una positividad ontolgica originaria que no presupone el vaco de ser. El s a la vida es el s a las fuerzas creadoras, imprevisibles, innovadoras de la existencia que se sabe capaz de soledad y de promesa, es un s que intentara por cualquier medio conservar vivo al hroe que hay en el alma. Para Nietzsche, la vida es la gran tragedia que recobra su significacin dionisiaca originaria, como el s fundamental capaz de integrar el sufrimiento y el abismo con la sntesis apolineo - dionisiaca.

No existe una valenta temeraria en esa mirada aguda que apetece lo terrible como un enemigo, un digno enemigo, con el que probar su fuerza? Nietzsche de esta forma concluye que de esa posibilidad radical de la existencia, igualmente real en todos sus contrarios y en su diversidad, deriva la afirmacin originaria de la afirmacin de poder y la tica nietzscheana del s a la vida.

Si el rechazo y el no originarios propiciaban la existencia y el crecimiento de lo negativo, la aceptacin del mal y del dolor permitir, paradjicamente, restarles importancia, para que prevalezca en el fondo la afirmacin el s originario, la victoria de la vida, de la fuerza, del poder para el sufrimiento mismo.

Incluso la muerte puede aceptarse en la afirmacin misma de la vida. Pues la afirmacin no es conservacin de la vida y miedo de perderla. El s a la vida implica la libertad de arriesgarla y perderla. El s a la vida es la capacidad de asumir el ser como devenir, de existir en la relatividad, en la lucha y riesgo permanente; esto, contra toda existencia segura, cobijada, estable, cosificada o inerte, que se ha originado en la debilidad, en la actitud reactiva, poseda por el miedo de vivir - y de morir -, por la condena a las fuerzas dominantes y explosivas de la naturaleza.

Debemos buscar, por lo tanto aquel estado que nos permita ver al ser victorioso al lado de todos los monstruos que ha combatido. Es decir, debemos adoptar el sentimiento de serenidad de quien ha alcanzado una victoria; as sucede en las obras de los verdaderos hroes, ya sean guerreros, pensadores o artistas.

No debemos olvidar jams que los hroes hablan, se mueven, ren, aman y viven verdaderamente, y no se esconden bajo mascaras y falsas maneras. Seamos leales, serenos, constantes y fuertes; pongamos todo nuestro empeo en crear un ser sin trabas, sin prejuicios, que se asombre y comprenda su mundo, un hombre que no sea indiferente a la idea de felicidad, que persiga constantemente su catarsis y equilibrio entre lo apolneo y lo dionisiaco.Para Nietzsche, el filsofo es importante en tanto es capaz de ser el ejemplo de la libertad, del aprender y el ensear etc., de todo cuanto nos puede hacer seres humanos virtuosos, el filosofo nos lo ensea en su actitud, en las expresiones de su rostro, en las consideraciones para con los otros y lo otro, en la alimentacin, en todo esto y mucho ms, pero sobre todo mucho ms en la vida que en las palabras o en los libros.

El genio (o superhombre) no debe tener miedo de ponerse en rigurosa oposicin con las formas y las prescripciones establecidas cuando quiere sacar a la luz del da el orden y la verdad superiores que en l viven. Sin embargo, el perfil que siempre se ha tenido del hombre recto y bueno es el de un ser del que no hay que temer ni desorden ni infraccin al orden establecido. Deber ser entonces, inters del Hombre, emanciparse del estado y la sociedad.

La vida mostrara entonces toda su crudeza, al estilo de su maestro Schopenhauer, concibe la vida como una realidad amenazante y agresiva algo con lo que se debe combatir. Situacin que provoca que para la mayor parte de las personas esto sea insoportable, porque, dice Nietzsche, la gente es perezosa y toda originalidad vive cargada de cadenas pesadas de llevar. Por supuesto no hay duda, de que para el ser extraordinario que se carga con estas cadenas, la vida estar privada de muchas cosas que en diferentes momentos de la vida se encuentran muy deseables. Su destino ser el aislamiento, los desiertos o las cavernas. Cuide, entonces, de no dejarse subyugar, resista, nos dice Nietzsche.

El trabajo de los grandes pensadores, los profetas, ser siempre el de legislar la medida, peso y forma de las cosas. El genio por ello debe ser capaz de apreciar su tiempo y su poca, pues resulta la nica forma para poder superar este gran problema: llegar a ser un superhombre.

Para Nietzsche las grandes filosofas son los sitios en que es posible ejercer la crtica sabia, y en los que la reflexin, la duda y la contradiccin son lcitas, sin olvidar que todas se pretenden hogar de la verdad, la honestidad, la sencillez, el amor, la comprensin, la lealtad entre otras.

Para Nietzsche en Schopenhauer encontramos la reconciliacin del Ser y del conocer, situacin en que una mitad de su ser se encuentra satisfecha y plena, proporcionando una seguridad que a su vez proporciona una gran calma de espritu, lo extraordinario es, que en la otra mitad de su ser se agita un deseo impetuoso, unas grandes ganas de sentirse vivo.

Nietzsche, saba perfectamente que se puede encontrar y alcanzar sobre esta tierra algo ms elevado y puro que una existencia tan actual. Su ser mismo.Para Nietzsche el hombre debe atreverse a mostrarse a s mismo. Sin embargo, desde los tiempos ms remotos el hombre piensa y obra segn la moda del rebao, situacin que provoca vivamos un mundo con Hombres que no estn contentos consigo mismos. Solo los artistas, dice Nietzsche detestan la actitud relajada, hecha de convenciones y opiniones creadas.

La vida es nuestra nica oportunidad para ser, pues sabemos que todos moriremos de una vez y para siempre. El Hombre es un ejemplar nico, y ningn azar, por singular que sea, reunira por segunda vez, en una sola unidad, los elementos mltiples y curiosamente combinados de su personalidad.

La explicacin de Nietzsche es: que los hombres somos perezosos y tememos a los compromisos que les crearan la sinceridad y la lealtad absolutas. De manera que cuando el pensador desprecia a los hombres, desprecia su pereza, pues por ella, dice, se parecen a una fabricacin en serie, sin inters, indignos de que se ocupen de ellos y de que se les eduque.

Por ello el hombre joven piensa en su liberacin, pues no hay, en la naturaleza, criatura ms triste y repugnante que el hombre que ha escapado a su genio. Con Nietzsche apreciamos la denuncia de la inhumanidad de las sociedades humanas. Al leer a Nietzsche podemos darnos cuenta y ser conscientes de los horrores de nuestras ciudades y los aparentes hombres que las habitan; hombres que, perdida toda la esperanza contribuyen a su destruccin.

Es por ello que debemos hacer todo lo posible por responder de nuestra existencia ante nosotros mismos, tomar en nuestras manos lo ms que podamos de nuestro destino, en el curso de la cual debemos demostrar porqu y con qu designio hemos nacido.

Debemos tener muy claro que nadie puede construirnos el puente sobre el cual cruzaremos el ro de la vida, nadie, absolutamente nadie a no ser nosotros mismos. Pero cmo entonces aseguramos nuestra individualidad? De ninguna manera podemos pensar que es cosa fcil. Para ello Nietzsche nos pregunta:

Qu es lo que has amado hasta ahora verdaderamente? Qu es lo que te ha atrado, lo que te ha dominado y hecho feliz al mismo tiempo?

El desfile ante nuestros ojos de las cosas que hemos venerado nos revelarn la ley fundamental de nuestro verdadero ser.

Ciertamente podrn existir otros medios de encontrarnos, de volver en nosotros mismos y salir del embotamiento en que se vive generalmente; pero para Nietzsche , nada mejor que un Filosofo Educador, he aqu la funcin del ser filosofo, que no puede ser otra cosa que nuestro liberador, una imagen proftica. No engaes a nadie, mucho menos, te engaes a ti mismo.Una especie de ensombrecimiento, una cierta antipata pesa sobre las mejores personalidades de nuestro tiempo, un eterno descontento provocado por la lucha entre la simulacin y la lealtad es librada en el fondo de su ser, una inquietud que les quita toda la confianza en s mismos y les hace incapaces de ser a la vez los conductores y censores de la libertad.

Para qu nos engaamos? Para qu si nadie quiere ser engaado? Por qu querer brillar y seducir por medio de engaos? Acaso no nos damos cuenta de lo miserables que somos los hombres modernos?

Dnde estn, por ejemplo, aquellas reflexiones sobre las cuestiones morales que procuraron en todo tiempo las sociedades ms elevadas? Acaso no existen ya los hombres ilustres que cultiven estas cuestiones? Ya nadie medita sobre esto? Acaso la palabra virtud no significa ya nada. La mediocridad nos detiene, nos abruma y nos ahoga.

Y de esto, no cabe duda, los responsables hemos sido todos, pues : Que es lo que aceptamos como establecimientos superiores de instruccin pblica, como Universidad? Que instituciones nos bastan, cuando pensamos en educar a un ser humano para que se haga Hombre? Quien se acuerda que la educacin de los sabios, es uno de los problemas ms difciles? Sobre todo si se atiende a los numerosos ejemplares que han sido deformados por el abandono y las miserias de este mundo. Sin olvidar que la ciencia misma piensa ms en si misma que en la humanidad. Pero sobre todo, porque se atormentan nuestros sabios?

Lo que si es un hecho, es que el hombre moderno vive sin alegra. Por todo esto y mucho ms, podemos pensar que nunca se necesito ms de los educadores morales, sin embargo nunca fue, dice Nietzsche, ms improbable encontrarlos.

Los hombres nos hemos hecho tan complicados y desleales que solo un verdadero Filsofo Educador podra sacarnos de la insuficiencia condicionada por la miseria de nuestra poca, para ensearnos a ser de nuevo sencillos y honrados, tanto en nuestro pensamiento como en nuestra vida.

Nietzsche se pregunta por los dos principios de virtud que presiden los modelos educativos de su poca. . Uno de ellos es el que reconoce las dotes particulares y luego dirige todas las facultades y todas las fuerzas hacia la verdadera virtud, para conducirla a la verdadera madurez y a la fecundidad. El otro, por el contrario, requiere que el educador discierna y cultive todas las fuerzas, para establecer entre ellas una ponderacin armoniosa. Quiz finalmente no exista contradiccin entre los dos procedimientos. Quiz el uno afirme solamente que el hombre debe tener un centro y el otro que debe tener tambin una periferia. Por lo que la obra educativa del filsofo educador debe ser transformar al hombre entero en un sistema solar y planetario, vivo y mvil, y reconocer la ley de su mecnica superior.

Podremos as, dice Nietzsche, ofrecer un aire fortalecedor, que provoque un sentimiento de bienestar vigoroso. Con una calma y una naturalidad inimitables, como la que experimentan los hombres que se sienten dueos de s.

Debemos, tambin, olvidarnos del genio de pecho estrecho y debilucho, para ponernos a pensar en todo lo contrario, en un alma ruda y un poco salvaje que no por ello desprecie los buenos poemas y el buen gusto.

Algunos peligros que pesan sobre el ser extraordinario. Nietzsche seala tres peligros a los que est expuesto nuestro genio u hombre extraordinario.

El primer peligro lo encontramos al estar nuestro hombre extraordinario en convivencia con imbciles y mediocres, que en algunos casos no podemos dejar de pensar que quieren lo mejor para nosotros, el peligro lo encontramos cuando el genio comienza a ser humillado, lo inunda cierta desesperacin con graves dudas, que lo harn caer enfermo y finalmente morir.

Debemos por tanto estar siempre atentos para defender a todo precio nuestra filosofa, es nuestra existencia misma, contra la indiferencia, envidia y estupidez de nuestros contemporneos. Es la nica forma de no sucumbir. As lo hicieron, Beethoven y Wagner, Schopenhauer y Nietzsche; sin embargo nuestro hombre extraordinario, ante el peligro que amenaza su actividad de reducirla a la nada, se ve acometido de una inquietud terrible y difcil de dominar. En otras palabras, se deprime y muere.

Un segundo peligro se encuentra, cuando nuestro hombre extraordinario esta frente algn tipo de tirana, pues no es raro que los filsofos solitarios sean detestados; pues la filosofa abre a los hombres un asilo a donde no puede llegar ninguna tirana. Sin embargo no pueden esconderse del todo, pues al nacer se contraen innumerables relaciones humanas. Estos solitarios saben que continuamente parecern lo que no son, adems de ser presa de una red de equvocos, todo provocado por su deseo ardiente de verdad y lealtad que no impide que sus acciones se cubran con una nube de opiniones falsas e interpretaciones errneas. Surge entonces, la nocin de la simulacin, que a estos grandes hombres les parece ms horrible que la muerte; si esto no es bien solucionado se corre el peligro de una explosin volcnica. La locura.

Estos hombres solitarios tienen grandes deseos de amar, tienen necesidad de compaeros ante los cuales les sea lcito comportarse espontneamente como ante ellos mismos, en presencia de los cuales cese la contorsin de la reticencia y el disimulo. Es por ello que el dejarlos con ellos mismos es, en ocasiones, peligrossimo y su peor veneno.

El hombre extraordinario es el guerrero que desde las simas del escepticismo y de la renunciacin crtica nos conduce a la cima de la contemplacin trgica, en tanto que la infinita bveda estrellada se despliega sobre nosotros. Un guerrero que deber considerar la imagen de la vida como un conjunto, como un todo, no como los cientficos querran comprender una pintura, a travs solamente de la sustancia de los colores y las texturas, y no a travs del conjunto de la imagen. De hecho solo aquel que ha fijado sus miradas en el conjunto del cuadro de la vida y del ser podr servirse de las ciencias especiales sin sufrir perjuicio de ello.

El tercer peligro es la posibilidad de destruccin de nuestro anhelo de santidad y de genio con el que parece todos hemos nacido.

Es el endurecimiento, tanto desde el punto de vista moral como el intelectual, el hombre rompe el lazo que le una a su ideal, cesa de ser fecundo en tal o cual campo, se hace nocivo o intil. El individuo se convierte en una masa enfriada, aislada y casi invisible. El miedo crece y paraliza.

Estos tres peligros nos amenazan a todos. Pero como ya mencione para la mayor parte de las personas esto es insoportable, porque, dice Nietzsche , la gente es perezosa y toda originalidad vive cargada de cadenas pesadas de llevar.

El trabajo de los grandes pensadores ser siempre el de legislar la medida , peso y forma de las cosas. El genio por ello debe ser capaz de apreciar su tiempo y su poca, pues resulta la nica forma para poder superar este gran problema: ser extraordinario.

Pues al ser un hijo autntico de su tiempo, sufre de una manera ms intensa, todas las enfermedades de su poca, es ms sensible que todos los hombres de menos talla que l. Por ello, la lucha de semejante hombre contra su tiempo, no es, en apariencia, ms que una lucha insensata y destructiva contra s mismo. Pero esto solo es en apariencia, pues combatiendo su tiempo, lucha contra lo que le impide ser grande, es decir, libre y completamente el mismo. Este combate, que en ocasiones se trastorna violento, es la expresin de la convivencia impura de las cosas que no pueden mezclarse y confundirse.

Finalmente, Schopenhauer - piensa Nietzsche - es de la idea de que ni el hecho de enriquecerse ni el de adquirir honores y conocimientos pueden sacar al individuo del disgusto que le causa la falta de valor de su propia vida.

El hombre verdaderamente grande y creador debe responder a preguntas como esta: Soy feliz con mi existencia? Me basta?

Bibliografa

Schopenhauer como educador, F. Nietzsche

As hablaba Zaratustra. F. Nietzsche.

El crepsculo de los dolos. F. Nietzsche