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PROGRAMA DE DOCTORADO DE PATRIMONIO Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América TESIS DOCTORAL PROTOCOLO CEREMONIAL EN LA CATEDRAL DE CÓRDOBA DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX A LA ACTUALIDAD DOCTORANDA María del Carmen Moreno Álvarez DIRECTORA Profa. Dra. María José Ramos Roví CÓRDOBA 2016

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PROGRAMA DE DOCTORADO DE PATRIMONIO

Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América

TESIS DOCTORAL

PROTOCOLO CEREMONIAL EN LA CATEDRAL DE CÓRDOBA

DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX A LA ACTUALIDAD

DOCTORANDA

María del Carmen Moreno Álvarez

DIRECTORA

Profa. Dra. María José Ramos Roví

CÓRDOBA 2016

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TITULO: PROTOCOLO CEREMONIAL EN LA CATEDRAL DE CÓRDOBADESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX A LA ACTUALIDAD

AUTOR: María del Carmen Moreno Álvarez

© Edita: UCOPress. 2016 Campus de RabanalesCtra. Nacional IV, Km. 396 A14071 Córdoba

www.uco.es/[email protected]

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN (p. 11).

1.1 Estado de la cuestión (p. 13).

1.2 Objetivos (p. 27).

1.3 Metodología y método de trabajo (p. 29).

2. PROTOCOLO Y RELACIONES INSTITUCIONALES DEL CABILDO

CATEDRALICIO (p. 32).

3. CEREMONIAL LITÚRGICO (p. 65).

3.1 La recepción generacional de la liturgia (p. 66).

3.2 Celebraciones litúrgicas (p. 71).

3.3 El ceremonial de las celebraciones litúrgicas en la catedral de Córdoba (p.

72).

3.3.1 Ritos y textos (p. 72).

3.3.2 El rito romano y el rito mozárabe (p. 75).

3.3.2.1 El Canon Missae de san Pío V (p. 76).

3.3.2.2 El Novus Ordo Missae de Pablo VI (p. 110).

3.3.2.3 El resurgimiento del canon tridentino y del rito mozárabe

(p. 132).

3.3.3 Oficio divino (p. 135).

3.3.4 Año litúrgico (p. 145).

3.3.5 Ceremonias solemnes (p. 146).

3.3.5.1 Natividad y Purificación de María (p. 146).

3.3.5.2 La Inmaculada (p. 149).

3.3.5.3 Cuaresma, Semana Santa y Pascua (p. 153).

3.3.5.4 Corpus Christi (p- 165).

3.3.6. Liturgia sacramental (p. 167).

3.4 Elementos de la liturgia (p. 179).

3.4.1 El escenario (p. 181).

3.4.2 Mobiliario litúrgico (p. 185).

3.5 Liturgia y piedad popular (p. 192).

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4. TOMAS DE POSESIÓN DE LOS AGENTES CATEDRALICIOS DE LA

ACCIÓN LITÚRGICA (p. 197).

4.1 Obispos (p. 198).

4.2 Administradores apostólicos y diocesanos en período de sede vacante (p.

204).

4.3 Capitulares (p. 206).

5. CEREMONIAS FÚNEBRES (p. 209).

5.1 Oficios de difuntos y misas de réquiem (p. 209).

5.2 Exequias en la catedral (p. 212).

6. PROCESIONES (p. 226).

6.1 Procesiones fúnebres de carácter extraordinario (p. 235).

6.2 Procesiones generales de rogativas y acción de gracias (p. 237).

6.3 Traslado de imágenes y actos solemnes para recibir reliquias (p. 241).

6.3.1 Reliquias de santa Teresa de Lisieux (p. 242).

6.3.2 Reliquias de san Juan Bosco como preparación del bicentenario

p. 244).

6.4 Visitas a diversos templos de la ciudad: San Rafael, San Juan de los

Caballeros, convento de los Santos Mártires y San Pedro (p. 245).

6.5 Estaciones de penitencia de las cofradías (p. 247).

6.5.1 Escenografía y protocolo. El desfile procesional (p. 248).

6.5.1.1 Antecedentes históricos. La procesión del Viernes Santo a

la catedral (p. 248).

6.5.1.2 El desfile procesional en la actualidad (p. 253).

6.5.1.3 La importancia del patrimonio inmaterial y su valor

protocolario (p. 260).

6.5.1.3.1 La música (p. 260).

6.5.1.3.2 Luz, silencio y rezo colectivo (p. 262).

6.5.1.3.3 La saeta (p. 264).

6.5.1.4 El protocolo de la estación de penitencia (p. 265).

6.5.1.5 El protocolo en el interior de la catedral (p. 270).

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6.5.1.6 La estación de penitencia en la catedral, centro neurálgico

de la Semana Santa (p. 293).

6.6 Viacrucis (p. 296).

6.6.1 Viacrucis anuales de Cuaresma y Semana Santa (p. 297).

6.6.2 Viacrucis Magno con motivo del Año de la Fe (p. 317).

6.6.3 Viacrucis del Cristo de la Providencia con motivo del L

aniversario de la Obra Pía de la Santísima Trinidad (p. 323).

7. ROGATIVAS Y CEREMONIAS DE ACCIÓN DE GRACIAS (p. 327).

7.1 Las témporas (p. 327).

7.2 Rogativas (p. 329).

7.2.1 Por las necesidades de la Iglesia y las autoridades eclesiásticas (p.

329).

7.2.2 Por las necesidades del reino y de la ciudad (p. 331).

7.2.3 Para paliar calamidades materiales y mitigar tribulaciones (p.

332).

7.3 Ceremonias de acción de gracias (p. 332).

8. CEREMONIAS EXTRAORDINARIAS (p. 338).

8.1 Proclamaciones y recibimientos de reyes (p. 338).

8.1.1 Bendición del estandarte real en la proclamación de un nuevo rey

(p. 338).

8.1.2 Visitas de reyes (p. 340).

8.2 Protocolo seguido en la inclusión de la Mezquita-Catedral en la Lista del

Patrimonio Mundial (p. 343).

8.2.1 Precedentes e implicaciones internacionales (p. 344).

8.2.2 La vuelta a la normalidad y la celebración del Coloquio sobre la

conservación de los monumentos pertenecientes a diferentes

culturas (p. 351).

8.2.3 La Resolución de Córdoba sobre Monumentos pertenecientes a

diversas culturas, presentada el 2 de mayo de 1973 en la capilla

de Santa Teresa de la catedral de Córdoba (p. 353).

8.2.4 La declaración de la Mezquita-Catedral como Patrimonio de la

Humanidad, 1984 (p. 356).

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8.3 Centenarios y aniversarios (p. 359).

8.3.1 CL aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción (p. 360).

8.3.2 CDL aniversario fundacional de la hermandad de Nuestra Señora

de las Angustias (p. 363).

8.3.3 CCC aniversario del Rescatado (p. 363).

8.3.4 Solemne función de acción de gracias con motivo del LXXV

aniversario de la bendición de la imagen de María Santísima de la

Paz y Esperanza (p. 365).

8.3.5 775 aniversario de la consagración de la catedral como templo

mayor de la diócesis (p. 370).

8.3.6 CCL aniversario fundacional de la hermandad del Caído (p. 378).

8.3.7 LXXV aniversario fundacional de la hermandad de Nuestro Padre

Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza (p. 382).

8.4 Años jubilares (p. 384).

8.4.1 Gran jubileo del año 2000 (p. 384).

8.4.2 Por el Doctorado de San Juan de Ávila (p. 386).

8.4.3 Año jubilar trinitario (p. 392).

8.4.4 Por el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús (p.

393).

8.4.5 Por el L aniversario de la coronación de Nuestra Señora de los

Dolores (p. 396).

8.5 Coronaciones canónicas (p. 398).

8.5.1 Coronación de Nuestra Señora del Rosario (p. 398).

8.5.2 Proclamación y triduo por la coronación de Nuestra Señora de la

Fuensanta (p. 400).

8.5.3 Triduo por la coronación de Nuestra Señora del Socorro (p. 401).

8.5.4 Actos por la coronación de María Auxiliadora (p. 403).

8.5.5 Coronación de la Virgen de Linares (p. 404).

8.6 Beatificación del padre Cristóbal de Santa Catalina (p. 407).

8.7 Otros actos (p. 415).

8.7.1 Jornadas Mundiales de la Juventud. Recibimiento de la Cruz de

los Jóvenes en la catedral en la vigilia de Pentecostés (p. 415).

9. CONCLUSIONES (p. 416).

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10. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA CITADAS (p. 423).

10.1 FUENTES (p. 423).

10.1.1 Siglas (p. 423).

10.1.2 Fuentes (p. 424).

10.1.3 Documentos pontificios y episcopales (p. 426).

10.1.4 Fuentes impresas (p. 433).

10.2 BIBLIOGRAFÍA (p. 443).

10.3 HEMEROGRAFÍA (p. 467).

10.4 ALOCUCIONES, CARTAS Y NOTAS DEL EPISCOPADO DE

CÓRDOBA (p. 468).

10.5 WEBGRAFÍA (p. 469).

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1. INTRODUCCIÓN.

El trabajo pretende ofrecer una visión global del protocolo ceremonial seguido

en la catedral de Córdoba desde el inicio de la edad contemporánea a nuestros días. Sin

duda es un periodo muy amplio que, de entrada, contradice el comentario de Umberto

Eco de que cuanto más restringido está el campo mejor se trabaja1. Sin embargo, en

nuestro caso, la concreción viene marcada por la disciplina estudiada: las reglas

protocolarias seguidas en la catedral de Córdoba2. A lo largo de estas páginas

analizamos la persistencia de la época moderna hasta bien entrada la contemporaneidad,

especialmente, hasta la llegada de Giusseppe Melchiorre Sarto (1835-1914), asistente al

trono pontificio desde 1891 y papa con el nombre de Pío X desde 1903 hasta su muerte.

Como es sabido este fue un pontificado de grandes reformas litúrgicas, las cuales fueron

renovadas con el Vaticano II (1959-1965). Se puede decir que éste fue un punto de

inflexión que marcó el inicio de la historia “inmediata” del mundo actual.

Dedicamos una primera parte al análisis del protocolo y de las relaciones

institucionales del cabildo catedralicio, lo que nos ha permitido valorar su papel en el

desarrollo de la vida local y en el devenir histórico de la Iglesia y el estado. Para una

mejor comprensión hemos aplicado un método diacrónico, el cual nos permite precisar

la utilización de las reglas protocolarias en sus funciones particulares y en el delicado

ámbito de las relaciones institucionales. Claro está, se valoran teniendo en cuenta las

características de un determinado momento que establece la utilización concreta de un

protocolo en el contexto de unas circunstancias históricas favorecidas o perjudicadas,

según el caso, por sus relaciones externas.

Gran parte del trabajo está dedicada al ceremonial religioso, tanto en actos

litúrgicos -aquellos que fueron instituidos por Cristo o la Iglesia y se realizan por

personas expresamente designadas para ellos-, como en los no litúrgicos o ejercicios

piadosos que responden a las actitudes personales de quienes participan en ellos y no

dependen de la voluntad institucional de Jesucristo o de la Iglesia ni pertenecen al

cuerpo eclesial. Todo ello se recoge en los capítulos en que se distribuye el trabajo. Para

1 ECO, U., Cómo se hace una tesis, Barcelona, Gedisa, 2003, p. 28.

2 Aspecto que Salvador Mercado considera fundamental. Cfr. MERCADO, S., ¿Cómo hacer una tesis?,

México, Ed. Noriega-Limusa, 2007, vid. esp. pp. 37-39.

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hacer una lectura más fluida, no hemos establecido un esquema excesivamente rígido

con compartimentos estancos en los que se incluyeran aspectos que se relacionan

conceptualmente, sino que hemos optado sin renunciar, obviamente, a la coherencia y el

rigor, por un esquema más flexible, atendiendo a los aspectos que más relevancia tienen

en el protocolo ceremonial de la catedral de Córdoba. Asimismo, esta idea está presente

también en el análisis de las relaciones institucionales del cabildo que, como

presentamos al comienzo del trabajo, abordamos en varios apartados y consideramos de

enorme importancia para la contextualización y valor de las normas protocolarias. Nos

referimos, entre otras, a las proclamaciones y recibimientos de reyes o la inclusión de la

Mezquita-Catedral en la Lista del Patrimonio Mundial. Todo ello se analiza en el

capítulo de ceremonias extraordinarias, junto con otras de menor trascendencia nacional

o internacional, referentes a cofradías o comunidades religiosas, pero de enorme interés

para la corporación cordobesa.

En lo referente a las celebraciones litúrgicas, en primer lugar introducimos una

breve explicación del término, derivado de lêit -pueblo- y érgon -ministerio-, el cual

servía para designar cualquier servicio. Se utilizó en el Antiguo Testamento en relación

con el ejercicio público de la religión y en el Nuevo Testamento aparece en correlación

con un acto de culto -“Un día mientras celebraba la liturgia en honor del Señor” (Hec

14,2)- de los primeros tiempos de la Iglesia, consistente fundamentalmente en “la

enseñanza de los apóstoles (…) en la fracción del pan y en la oración” (Hec 2,42). En la

edad moderna, el término se convierte en sinónimo de ceremonia y sirve para explicar

los ritos de la Iglesia, que siguen un particular protocolo. A lo largo del proceso se

codifican las reglas del ceremonial3, cuyo análisis será el objeto fundamental de nuestro

estudio a lo largo de los siglos XIX y XX, en el que, como hemos dicho más arriba,

tienen a partir del Concilio Vaticano II una profunda renovación las celebraciones

religiosas y la liturgia. Todo ello pone de manifiesto la dimensión teológica de la

misma, que se presenta en la constitución apostólica Sacrosanctum Concilium

[Sacrosanto Concilio] como el ejercicio de sacerdocio de Jesucristo4 y, por ello, como

“cumbre de la vida de la Iglesia”5.

3 Estas son las rúbricas o reglas que enseñan la ejecución y práctica de las ceremonias y ritos de la Iglesia

en los libros litúrgicos. La codificación también se amplia a la oración litúrgica, caracterizada por unas

fórmulas que cristalizan durante los siglo IV y V. Se denomina eucología a la ciencia que estudia la

oración y su composición. 4 Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 24.

5 PABLO VI, Constitución dogmática Lumen Gentium [Luz de los pueblos] sobre la Iglesia, de 21 de

noviembre de 1964, n. 11.

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Se trata de un término amplísimo, que si bien se puede centrar en temas de

liturgia sacrificial, laudatoria, sacramental y piedad popular, lo hemos querido

estructurar de manera que facilite la comprensión de las reglas protocolarias

catedralicias. En este sentido, dedicamos un amplio capítulo al ceremonial litúrgico,

destacando la recepción de los cambios litúrgicos promovidos por Roma y valorando su

incorporación a la iglesia diocesana de Córdoba. Por ello, al abordar el ceremonial de la

catedral de Córdoba nos centramos en los importantes cambios de la liturgia sacrificial

del canon de Trento al nuevo orden de la misa de la segunda mitad del siglo XX surgido

del Concilio Vaticano II, analizando asimismo el resurgir de la misa tridentina y del rito

mozárabe.

Sin duda, un apartado importante es el dedicado a la liturgia laudatoria. En él se

analizan, por su significación en el conjunto catedralicio, el oficio divino y el protocolo

seguido en las más importantes fiestas del año litúrgico: procesiones, rogativas y

ceremonias extraordinarias.

En otro capítulo abordamos la liturgia sacramental, deteniéndonos especialmente

en las ordenaciones de diáconos y presbíteros, así como en la admisión y bautismo de

catecúmenos.

Por ser el de los agentes que posibilitan el desarrollo de la liturgia un aspecto de

gran trascendencia, dedicamos un capítulo a las consagraciones, ordenaciones y tomas

de posesión de obispos y capitulares, el cual se complementa con el destinado al análisis

de las ceremonias fúnebres que se realizan cuando desaparecen.

Claro está, no nos podemos olvidar del escenario urbano y catedralicio en el que

se desarrollan las normas de protocolo, destacando en el conjunto del trabajo los

apartados dedicados al altar, ornamentos, elementos naturales, música que, como

veremos a lo largo de estas páginas, son fundamentales para nuestro trabajo junto al

conjunto de gestos -reverencias, miradas, ósculos o besos, golpes de pecho, soplos,

imposición de manos, etc.- y al análisis de las actitudes -posición de manos y del

cuerpo: de pie, de rodillas, postrado, inclinado, sentado- que enriquecen los diferentes

actos de culto. Todo ello ha sido defendido tradicionalmente por la Iglesia católica,

frente a los protestantes, quienes consideran superfluoslos actos externos del

ceremonial.

1.1 Estado de la cuestión.

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Al comenzar el desarrollo de este apartado, debemos señalar la diferencia entre

publicaciones de fondo antiguo, en el cual incluimos el siglo XIX, y las más actuales.

Asimismo, debemos distinguir entre lo que se considera Patrimonio Bibliográfico -obras

de las que no conste la existencia de al menos tres ejemplares en bibliotecas o servicios

públicos6- de las obras editadas a partir de 1958, fecha de creación del depósito legal, de

las que se presupone un número superior a los tres ejemplares previstos en la normativa

vigente.

En la historiografía actual existen diversas publicaciones sobre protocolo

eclesiástico, pero son muy escasas o prácticamente inexistentes las dedicadas al

protocolo de las iglesias particulares, como es el caso de Córdoba, objeto de nuestro

análisis. Entre las primeras son de interés los libros de Manuel Alfonso Díaz Bonilla,

Organización, ceremonial y protocolo en la Iglesia Católica (Madrid, Ediciones

Protocolo, 2003) y de J. R. Moreno González, Introducción al protocolo eclesiástico

(Madrid, CEU Ediciones, 2011).

Respecto a la bibliografía particular, al ser decisión de cada iglesia diocesana, no

es posible establecer unos criterios comunes, pero sí debemos destacar un cierto interés

de la historiografía decimonónica por la temática, en la que consideramos pionera la

diócesis de Córdoba.

Algunas de estas publicaciones, que parten del setecientos7, están relacionadas

con el cambio de centurias, especialmente con la crisis de 1898 y el primer año del

reinado de Alfonso XIII, siendo en este caso de interés la publicación del ceremonial de

la catedral de León8. Más interés tienen las publicaciones de 1899 referidas a dos

importantes arzobispados, el primado de Toledo9 y el de Santiago de Compostela, que

publica las Constituciones, acomodadas al Concordato de 185110

, como también se hizo

6 Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, art. 51.

7 ZUAZO, A., Ceremonial según las reglas del Missal Romano... methodo de celebrar la Missa rezada y

cantada... / su author... Alexandro Zuazo...maestro de ceremonias de la... Cathedral de Zamora,

publicado en Salamanca, Imprenta de la ilustre Cofradía de la Santa Cruz, 1753. 8 Ceremonial de la Santa Iglesia Catedral de León, León, Imprenta y Librería Religiosa [R. Panero],

1902. 9 Manual de las Sagradas Ceremonias que la santa Iglesia de Toledo, primada de las Españas ejecuta y

celebra según el ceremonial romano y sus antiguas y loables costumbres, Toledo, Imprenta y Librería de

J. Peláez, sucesor de Fando, 1889. 10 Constituciones de la Sta. Apostólica M. Iglesia de Santiago adaptadas a la legislación canónica

establecida en el Concordato de 1851 en el Concilio Provincial Compostelano de 1887 y en el Diocesano

de 1891, aprobadas y confirmadas por el... Cardenal Dr. D. José Martín de Herrera, Santiago de

Compostela, Imprenta del Seminario Conciliar Central, 1899; una obra que continúa la editada un siglo

antes Constituciones establecidas por el illustrisimo, i reverendisimo Señor Don Francisco Blanco.

Arzobispo de Santiago, juntamente con los illustrisimos Señores Dean y Cabildo de la dicha Santa

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en la catedral de Mondoñedo, completadas con el ceremonial11

, el cual se publicó con

anterioridad en Santiago12

.

Entre las publicaciones dedicadas al ceremonial en las catedrales, debemos

destacar que hay un deseo de hacerlo público a mediados del siglo XIX13

, aunque

algunas descripciones se quedan en simples manuscritos14

. De ellas tiene un especial

interés para nuestro trabajo la obra de Manuel Ximénez y Hoyo, Ceremonial y manual

de preces, antifonas, himnos, salmos y oraciones que deben decirse en esta Santa

Iglesia Catedral de Córdoba, publicada en Córdoba, por Rafael García Rodríguez y

Cuenca, en 1805. Este texto fue editado en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen, y

sirve de charnela entre el espectacular boato setecentista y la contemporaneidad, en la

que se introducen importantes cambios del ceremonial, no solo por nuevas obligaciones

-como la única procesión que acompañaría el Viernes Santo al Santo Entierro a la

catedral, según el Reglamento sobre las procesiones dado por el obispo Pedro Antonio

de Trevilla el 2 de mayo de 1820- sino también por el acomodo del oficio divino y horas

canónicas a los nuevos tiempos, que abordamos en su lugar; temática sobre la que se

conserva en el archivo de la catedral de Córdoba un manuscrito de mediados del siglo

XIX -con prólogo- del sochantre Juan Guerra Ortiz, que podría estar preparándose para

la imprenta15

, como hicieron otras catedrales y colegiatas, entre ellas la de San Hipólito

de Córdoba16

.

Sin duda, de gran interés es el Ceremonial del maestro de misas de la catedral

cordobesa, Ximénez y Hoyo, que le fue encargado por el obispo Agustín Ayestarán y

Iglesia, i con su consentimiento, para el buen govierno de ella, Santiago de Compostela, reimpresa, segun

el metodo, i estilo en que se halla la impresion antigua por Ignacio Aguayo..., 1781. 11 Constituciones de la Santa Iglesia Catedral de Mondoñedo / formadas sobre las antiguas del... Sr.

Lierno, conforme à la Disciplina del Santo Concilio de Trento, reformadas y añadidas despues por el...

Sr. Navarrete y refundidas y añadidas de nuevo conforme al Concordato Novísimo, por el... Sr. Cos,

juntamente con el... Cabildo, en este año de 1889; seguidos del Consuetudinario y Ceremonial aprobado

para esta Santa Iglesia, Mondoñedo, impresión y encuadernación de H. Mancebo, 1889. 12 Ceremonial del Coro de la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia de Santiago, Santiago de

Compostela, impresión de El Boletín Eclesiástico, a cargo de D. Andrés Fraile, 1878. 13 Ceremonial que han de observar los colegiales del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de la

Asunción de Oviedo en el servicio de la Santa Iglesia Catedral, Oviedo, impresión de D. G. Solís, 1860. 14

Tal es el caso del texto de ILLUNDAÍN OYAREGUIL, P. Mª, Manual teórico práctico de las

ceremonias de la Sta. Iglesia Catedral de Pamplona en las principales festividades del año, del último

tercio del siglo XIX -1877-1902- (Archivo de la Catedral de Pamplona, Códice 162), o de las Rúbricas,

Instrucciones y acuerdos capitulares sobre ceremonias de esta Santa Iglesia, de 1820 (Caja 1.324). 15

GUERRA ORTIZ, J. Manual práctico para la instrucción de los Sochantres de la santa yglesia

cathedral de Córdova. ACC. Mesa Capitular. Varios, c. 2487, n. 24. 16 Ceremonial del coro, que han estendido y presentan à su Cabildo de la Real Insigne Colegial Iglesia

del Sr. S. Hipolyto de Cordoba, los Doctores D. Francisco Villalva y Mesa, Canonigo Doctoral, y Don

Mariano Saenz, Canonigo Secretario, en cumplimietno de la comision que les diò à este efecto por su

Decreto de 10 de Diciembre de 1785, Cordoba, en la Oficina de Don Juan Rodriguez de la Torre, 1789.

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Landa, quien ocupó la silla episcopal de la ciudad entre 1796 y 1805, y por el deán y

cabildo catedralicio. En este trabajo se recoge desde su inicio, en la “Advertencia al

lector” su posición en la nueva historiografía contemporánea. A lo largo del texto se

destaca la importancia de la tradición y necesidad de reforma, tomando como punto de

partida la bula de Inocencio XIII (1721-1724), Apostolici Ministerii [Ministerio

apostólico], de 13 de mayo de 1723. Esta bula tuvo una gran proyección en España

durante el siglo XVIII, tras limarse las duras relaciones hispano-pontificias del primer

cuarto de la centuria entre Clemente XI (1700-1721) y FelipeV17

. El monarca español

envió a Roma, para la negociación y aprobación del documento papal, al cardenal

Belluga18

, prolongándose la singular relación con el Vaticano durante el pontificado de

Benedicto XIII (1724-1730), quien expidió la bula In Supremo Militantis Ecclesiae

Solio [En el supremo solio de la Iglesia militante], de 23 de septiembre de 1724, dirigida

especialmente a la iglesia de España. Toda esta documentación está recogida en el libro

de Ximénez y Hoyos sobre el ceremonial, el cual sufrió importantes cambios durante la

época contemporánea, como hemos señalado.

M. Ximénez y Hoyo, Ceremonial… Córdoba, 1805. Biblioteca de la catedral de Córdoba.

17

Para las relaciones hispano-pontificas, véase PORTILLO, E., “Estudios críticos de Historia eclesiástica

española durante la primera mitad del siglo XVIII”, Razón y Fe, XVII-XX (1907-1908). 18

Al respecto, véase VILAR, Mª J., “La misión oficial del cardenal Belluga en Roma en 1722-1723, a

través de un epistolario inédito”, Hispania Sacra, 125 (2010), pp. 243-265.

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17

En nuestra exposición, que incluirá los documentos pontificios destinados a

difundir la opinión del papa a toda la cristiandad19

, seguiremos un planteamiento

temático, destacando los más importantes ritos realizados por la Iglesia.

En el protocolo ceremonial tiene un papel fundamental la celebración

eucarística. Sobre este tema hay publicaciones de carácter general, como el libro de A.

Azcárate, La Flor de la Liturgia o Curso ilustrado de liturgia (San Sebastián, Ed. Pax,

1932) o el de L. Bouyer, Arquitectura y liturgia (Bilbao, Ed. Grafitte, 2000), aunque la

mayoría de ellas abordan aspectos específicamente religiosos. Por ello, lo fundamental

para el estudio del ceremonial son los documentos pontificios que se publican para ser

seguidos por toda la cristiandad. De gran importancia para nuestra investigación son los

aparecidos después del Concilio de Trento, en el que se abordan los sacramentos

(Sesión VII), la eucaristía (Sesión XIII), la penitencia y la extremaunción (Sesión XIV),

el sacrificio eucarístico (Sesión XXII) y sacramento del orden (Sesión XXIV), entre

otras ceremonias realizadas en distintas catedrales, entre las que se encuentra la de

Córdoba.

Uno de los aspectos que más importancia ha tenido a lo largo de toda la edad

moderna y gran parte de la edad contemporánea es el rito utilizado en el sacrificio de la

misa, especialmente el romano y el mozárabe que no derogó Pío V. Para el rito

mozárabe son fundamentales los libros de G. Prado, Manual de Liturgia Hispano-

Visigótica o Mozárabe (Madrid, Voluntad, 1927) y de J. M. Ferrer Grenesche, Curso de

Liturgía Hispano-Mozárabe (Toledo, Estudio Teológico de San Ildefonso, 1995); y para

los orígenes del rito romano la obra de M. J. P. Migne, Origines et raison de la liturgie

catholique en forme de dictionnaire, ou, Notions historiques et descriptives sur les rites

et le cérémonial de l'office divin... suivies d'un traité de liturgie armenienne, traduite en

français sur le texte italien du père Gabriel Avedichian par l'abbé J.-B.-E. Pascal,

publicado en París, Imprimerie de Vrayet de Surcy, en 1844.

19

Se citan con el título original latino, aunque en la actualidad todos se encuentran traducidos, porque

condensa de forma breve la primera idea del documento -sirva de ejemplo la Encíclica de Pío XII,

Mediator Dei [Jesucristo Mediador entre Dios y los hombres] sobre la Sagrada Liturgia, de 20 de

noviembre de 1947-. Entre los documentos pontificios más importantes: la constitución apostólica o ley

papal; el motu proprio, surgido a iniciativa del papa y que modifica o perfecciona la constitución

apostólica; la encíclica o carta del papa sobre doctrina moral o social; la exhortación apostólica que

recoge el magisterio de la Iglesia; la carta apostólica dirigida a grupo específico de fieles; el breve

apostólico que tiene menos solemnidad que la carta papal y por ello se utiliza para asuntos menores; y la

bula papal que expide la Cancillería Apostólica sobre asuntos de importancia dentro de la administración

clerical.

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18

El seguimiento del rito romano es muy complejo, siendo fundamental la bula

Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], dada en Roma por Pío V el 14 de

julio de 1570, la cual ha imperado en occidente hasta el Novus Ordo Missae surgido del

Concilio Vaticano II. El importante cambio del siglo XX, que contó con una fuerte

oposición en el mismo seno de la Iglesia -encabezada por las posturas integristas del

cardenal Marcel Lefebvre, sobre el que existe un amplia bibliografía, de la que

destacamos la obra de Yves Congar, La Crise dans l´Église et Mgr. Lefebvre (París,

Éditions du Cerf, 1977)-, no fue fácil y al mismo se han dedicado importantes

documentos pontificios. Todos ellos son la base de numerosos estudios y comentarios

que sería inabarcable enumerar. Por otro lado, no creemos necesario hacerlo porque son

trabajos de enfoque teológico, espiritual o doctrinal, aunque nos detendremos en las

obras destinadas a explicarlo desde sus inicios.

Son los textos pontificios, como hemos comentado, los que marcan las pautas de

los cambios en el ceremonial y por ello se convierten en la base de nuestro trabajo. La

complejidad del rito tridentino y su valor en la edad moderna se manifiesta en las

variadas publicaciones que existen sobre el mismo. Significativos son los títulos de las

obras de Pedro Ruiz Alcoholado, Ceremonial romano para missas cantadas y rezadas

en el qual se ponen todas las rubricas generales y particulares del Missal Romano, que

diuulgo el Papa Pio V, con aduertencias y resoluciones de muchas dudas... y al cabo se

trata de lo tocante a los ministros y altar, publicado en Alcalá, por los herederos de

Iuan Gracián que este en gloria, a costa de Iuan de Montoya, en 1589; y de José Félix de

Amada, Controversia sagradamente eclesiástica en lo ceremonial del Ritu publico de

los Divinos Oficios..., publicada en 1601.

Los cambios de Trento acarrearon durante el siglo XVII numerosas obras

impresas destinadas a explicar el ceremonial, entre las que destaca la de fray Juan de

Alcocer, Ceremonial de la missa en el qual se ponen todas las rubricas generales y

algunas particulares del missal romano que diuulgo Pio V y mando reconocer

Clemente VIII..., publicado en Zaragoça, por Angelo Tauanno, en 160720

. En la misma

20

Del mismo conocemos numerosas ediciones del siglo XVII: Madrid, en la Imprenta Real, por Iuan

Flamenco, a costa de Pedro Lisao, 1609; Madrid, en la Imprenta Real, por Iuan Flamenco, a costa de

Pedro Lisao, 1610; Valladolid, por Iuan Godinez de Millis, 1610; la edición de 1611, sin más datos, pero

que creemos necesario recoger para reforzar la enorme difusión que tuvo la obra [Catálogo Colectivo del

Patrimonio Bibliográfico: CCPB000566196-X]; Lérida, a costa de Geronymo Margarit, 1612; Lerida, por

Luys Manescal, 1612; Madrid, en la Imprenta Real, a costa de Pedro Lisao, 1614; Valladolid, por Iuan de

Rueda, a costa de Andres Lopez, 1614; Valencia, en la Imprenta de Felipe Mey, a costa de Iusepe Ferrer,

1615; Valencia, en la Imprenta de Felipe Mey, a costa de Filipe Pincinali, 1615; Valencia, en la Imprenta

de Felipe Mey, a costa de Miguel Sorolla, 1615; Lisboa, por Pedro Craesbeeck , a costa de Domingos

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línea hay que situar las obras de Juan de Bustamante, Tratado de las ceremonias de la

Missa, y las demas cosas tocantes a ella, cõforme al Misal Romano, vltimamente

reformado por... Clemente VIII / compuesto, y ordenado por mandado del... S. D.

Andres Pacheco... Obispo de Cuenca..., publicado en Cuenca, por Julian de la Iglesia, a

costa de Domingo de Palacio, en 163721

; de Juan Bautista Almanza, Tratado de las

ceremonias de la missa rezada ó privada / sacado de las rubricas del Missal romano...

y reducido à metodo breve...(Barcelona, en la Imprenta de María Marti, 167722

), quien

en 1680 publicó en Valencia, en la Imprenta de la viuda de Benito Marcé, el Tratado de

las ceremonias de la Missa solemne... sacadas de las Rubricas del Missal Romano,

Ceremonial de Obispos y Autores clásicos; de Frutos Bartolomé de Olalla, Ceremonial

romano de la missa rezada conforme el missal mas moderno con las advertencias de

todo lo que se opone a las Rubricas... se ponen otros Documentos y Reglas necesarias

para todos los sacerdotes, publicado en Madrid, por Juan García Infanzón, en 169023

,

autor también del Ceremonial de las missas solemnes cantadas con diaconos o sin ellos,

segun las rubricas del missal romano vltimamente recognito por su Santidad Vrbano

VIII, con reparos nueuos y curiosos, publicada en Madrid, por Iuan García Infanzón, en

169624

; y de Teodosio de Herrera y Bonilla, Practica de las ceremonias de la Missa

rezada, y cantada solemne, segun las rubricas del Missal Romano, con otros tratados

pertenecientes al Culto Divino, publicada en Valencia, por Joseph Tomás Lucas, en

1750, y reeditada en la misma ciudad, por Benito Monfort, en 1761.

Martines,1616; Madrid, por la viuda de Alonso Martin, a costa de Pedro Loçano, 1617; Valladolid, por

Geronimo Murillo, a costa de Antonio Lopez, 1620; Valladolid, por Iuan de Rueda, a costa de Antonio

López, 1622; Barcelona, por Esteuan Liberos, a costa de Iacinto Argimir, 1623. 21

Con numerosas ediciones durante el siglo XVII y comienzos del siglo XVIII: Valladolid, por Gerónimo

Murillo, a costa de Antonio Lopez, 1637; Madrid, por María de Quiñones, a costa de Manuel Lopez,

1651; Madrid, por Pablo de Val, a costa de Ioseph Matias de Valmayor, 1655; Madrid , por Pablo de Val,

a costa de Manuel Melendez,1659; Madrid, por Pablo de Val, a costa de Mateo de la Bastida,1665;

Madrid, por Pablo de Val, a costa de Ioseph Matías de Valmayor,1665; Madrid, por Juan Garcia

Infanzon, a costa de Florian Anisson, 1693; Barcelona, 1705. 22

Con otras ediciones del siglo XVII y XVIII: Barcelona, en la Imprenta de Juan Piferrer 1677;

Barcelona, en la Imprenta de Antonio Ferrer y Balthazar Ferrer, 1685; Valencia, en la Imprenta de Iayme

de Bordazar, 1692; Barcelona, por Bartholome Giralt, 1710. La edición de Zaragoza, por Pedro Carreras,

1714 amplia la obra con Dos tratados, el uno para ayudar à bien morir y el otro para conjurar de 1712. 23

Este trabajo cuenta con numerosas ediciones, pero destacamos las siguientes: Madrid, por Juan García

Infanzón, 1695, 1696 y 1707; Zaragoça, por Pasqual Bueno, 1695; Madrid, por Juan García Infançón,

1702; Madrid, por Gerónimo de Estrada, a costa de los herederos de Gabriel de León, 1707; Madrid, por

Antonio González de Reyes, a costa de Francisco Laso, 1708; Madrid, por Juan Sanz, 1721; Madrid, a

costa de Pedro Joseph Alonso y Padilla, 1724; Madrid, por Alonso Balvás, a costa de Francisco Laso,

1725; Madrid, Imprenta de Bernardo Peralta, 1726; Madrid, Imprenta de Don Pedro Joseph Alonso y

Padilla, 1734; Madrid, en Casa de Luis Correa, 1743; Madrid, Imprenta de Antonio Pérez de Soto, 1748. 24

Reeditada en Madrid, a costa de Don Pedro Joseph Alonso y Padilla, en1734, y por Juan García

Infanzón en 1696.

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Si el ceremonial de Trento ocasionó gran cantidad de publicaciones explicativas

y nuevos documentos con las reformas del mismo -León XIII en el siglo XIX; la

reforma litúrgica de Pío X, con el motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados],

sobre la Música Sagrada, de 22 de noviembre de 190325

; la encíclica Mediator Dei

[Mediador de Dios] sobre la Sagrada Liturgia de Pío XII de 194726

y los cambios

preconciliares de Pío XII y el Misal de Juan XXIII- el Novus Ordo Missae surgido del

Vaticano II acarreó una serie de documentos pontificios que hicieron posible la

aplicación de la constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio]

de Pablo VI sobre la Sagrada Liturgia, de 4 de diciembre de 196327

, entre los que

destacan el motu proprio Sacram Liturgiam [La Sagrada Liturgia] -de 25 de enero de

1964-, la instrucción Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos] -de 24 de septiembre de

1964-, el decreto Ecclesia semper reformanda [Iglesia siempre reformada] -de 7 de

marzo de 1965-, la instrucción Musicam Sacram -de 5 de marzo de 1967-, la instrucción

Tres abhinc Annos [Hace ya tres años] -de 4 de mayo de 1967-, la constitución Missale

Romanun -de 3 de abril de 1969-, la Institutio Generalis Missalis Romani [Institución

del Misal Romano] -de 26 de marzo de 1970-, la Institutio Liturgicae instaurationis -de

5 de septiembre de 1970-, la Carta apostólica Vicesimus Quintus Annus [Veinticinco

años] de Juan Pablo II en el XXV aniversario de la constitución apostólica sobre

Sagrada Liturgia -de 4 de diciembre de 1988-, y las instrucciones Varietatis Legitimae

[Variedades legítimas]28

-de 25 de enero de 1994- y Liturgiam authenticae [Liturgia

auténtica] (1997-2001), a lo que hay que sumar la reforma de Benedicto XVI con el

motu proprio Summorum Pontificum [De los Sumos Pontífices] sobre la `Liturgia

romana anterior a 1970´ -de 7 de agosto de 2007-, cuyo análisis abordamos en el

capítulo correspondiente.

Asimismo, debemos añadir las adaptaciones en los Officia Propria de la

diócesis, que tratamos en el apartado dedicado a la recepción generacional de la liturgia,

y de las órdenes regulares, que no abordamos al referirse a ceremoniales desarrollados

25

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165. 26

Comisión Episcopal de Liturgia, Memoria agradecida de los cincuenta años de la encíclica Mediator

Dei, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXXXVIII, agosto-diciembre de 1997, pp. 345-351. 27

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165. 28

Al respecto, véase FUENTES ALONSO, J. A., “Disposiciones y carácter normativo de la instrucción

Varietatis Legitimae sobre la liturgia romana y la inculturación”, Ius canonicum, XXXVI, 71 (1996), pp.

181-203.

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21

fuera del ámbito catedralicio, aunque no por ello dejan de ser ilustrativas sobre la

explicación del nuevo complejo ceremonial.

La producción historiografica no solo aborda la eucaristía, sino los otros

sacramentos de la iglesia, los cuales se recogen en algunas publicaciones desde el

último tercio del siglo XVI. Nos referimos al Ceremonial e ordinario da missa e de

como se han de administrar los sacramentos de sancta madre iglesia, publicado en

Lisboa, por Francisco Correa, en 1568; y el edicto del arzobispo de Santiago de

Compostela, con fecha de 1714, sobre la unción, D. Cayetano Gil Taboada, por la

gracia de Dios, y de la Santa Sede Apostolica Arzobispo, y Señor de la Santa,

Apostolica, metropolitana Iglesia de Señor Santiago ... : [Hacemos saber, que N. SS.

Padre, y Señor Benedicto XIV... por su constitución de 5 de abril de este presente año...

Día antes Ecclesia, confirma todas las facultades, aunque limitarlas, de dàr à los

moribundos la Bendicion...]. Para Córdoba, contamos con precedentes de gran valor

histórico como el texto de Pedro Salazar Gutiérrez de Toledo, Papel todo de proprio

puño, y letra del eminentissimo señor Cardenal Salazar Obispo de Cordova, de

piadosisima, y santa memoria, que su Eminencia tenia prevenido, y mandó leer en alta

voz á su Cabildo, y pueblo en el acto de recebir [sic] publicamente el Santissimo

Viatico segun la forma dispuesta en el Ceremonial de Obispos Iueves 12 de agosto de

1706 por la mañana29

.

La complejidad de la liturgia lleva consigo que existan manuales y libros

prácticos para poderla entender y aplicar30

. En este sentido, debemos citar los

realizados por Juan Vizueta Carrillo, Ceremonial de Acolitos, instrucción, y modo de

como se an de ayudar, y oir las missas privada y solemnes... con un epitome, y

resuncion al fin, de todo lo que se contiene en el primero y segundo tratado, publicado

en Sevilla, por Alonso Rodriguez Gamarra, en 1619; el de fray Martín de San José,

Ceremonial de la missa en el qual se ponen todas las rubricas generales y algunas

particulares del Missal Romano que dibulgó [sic] Pio V. y mandó reconocer Clemente

VIII. Con aduertencias y resoluciones de muchas dudas, publicado en Valladolid, por la

viuda de Francisco de Cordoua, en 1623; Pedro de Reyna Maldonado publicó el trabajo

29

S.l., s.f., s.p, (Sin lugar, sin fecha, sin paginar), del que conocemos el ejemplar conservado en la

Biblioteca del Arzobispado de Sevilla. 30

La complejidad y explicaciones para poder comprender los documentos emanados de la curia pontificia

se hacen evidentes a todos los niveles, sirva de ejemplo el libro de AJOFRIN, F., Tratado theologico-

mistico-moral, en que se explica, según los principios más sólidos, la bula Pastoralis Curae de la

santidad de Benedicto XIV sobre el confesor extraordinario de las monjas, publicada en Madrid,

Imprenta de Pedro Marín, 1789.

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titulado Libros pertenecientes a los que se han de ordenar y demas Eclesiasticos... el

uno trata de las Ceremonias sagradas de la Missa en lengua Española, el otro de los

santos Sacram[en]tos en legua Latina, ambos dispuestos con mucha claridad, estilo y

erudicion, publicado en Madrid, por Juan Gonçalez, en 1623; otra obra de interés fue la

de fray Diego de San José, Manual eclesiástico y ceremonial de la Missa y Oficio

Diuino, conforme a las Reglas y Rubricas del Missal, y Breuiario Romano, y del

Ceremonial de los Obispos con las reglas del Breuiario Monastico de Paulo V ... en que

se ponen muchas declaraciones de la Sagrada Congregación de Ritos acerca del Oficio

Diuino, y Missa, publicado en Pamplona, por Martin de Labáyen, en 1633; y, por

último, citar el trabajo de Vicente Rodríguez Volo, Manual eclesiastico de las

ceremonias de la Iglesia, disertacion sobre las rubricas V y XIII del Misal Romano de

las misas de requiem, publicado en Valencia, en la Oficina de D. Benito Monfort, en

1789. En lo referente a las publicaciones de la época contemporánea, tanto en España,

como en otros países, sirvan de ejemplo la del abad Falise, Cours abregé de liturgie

pratique, comprenant l'explication du missel, du bréviaire et du rituel a l'usage des

églises qui suivent le rite romain, publicada en Paris, Maison Méquignon-Junior J.

Leroux et Jouby, successeurs,185531

; la de P. J. B. de Herdt, Cérémonial a l'usage des

sacristains, chantres, organistes, et autres personnes attachées au service des églises,

publicada en Louvain, Typographie de Vanlinthourt et Cie, en 1861; y la de A. Moulins,

Lettre a un ecclésiastique sur l'observation du cérémonial, publicada en Paris, Librairie

de Propagande, Haton, Libraire, 1874.

Los manuales españoles están especialmente orientados a la instrucción de

seminaristas y párrocos, con base en el libro setecentista de Ignacio Antonio Paloul, El

sacerdote instruido y enseñado en la antiguedad, origen, autoridad y practica de cada

una de las Ceremonias de la Missa, publicado en Valencia, por Antonio Bordazar de

Artazú, en 1738. Para los seminaristas escribe Joaquín Soláns su Ramillete litúrgico o

sea Pequeño ceremonial del seminarista, publicado en Barcelona, en 1892, por

Subirana hermanos. Esta editorial lo reeditará en 1906, unos años más tarde de que Juan

Bautista Sendra escribiera El párroco en cuaresma / obra escrita por ilustrados

31

Este trabajo fue reeditado en París por la editorial Maison Méquignon-Junior, A. Jouby, Libraire-

Editeur, Successeur, en los años de 1861 y 1865, y por A. Roger et F. Chernoviz, en 1887.

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23

oradores sagrados y editada para uso del clero parroquial, publicado en Madrid,

Tipografía de Alfredo Alonso, en 190232

.

Un aspecto a destacar en relación con el ceremonial catedralicio es la extensa

bibliografía sobre el oficio divino y horas canónicas, abordando aspectos generales y

concretos de catedrales -extensivo a las colegiatas, entre ellas San Hipólito de Córdoba-,

lo cual nos permite plantear una visión global de su importancia, que hace se recoja en

libros específicos, pudiéndose destacar en este lugar, el citado manuscrito del sochantre

de la catedral de Córdoba que probablemente, como hemos indicado, pudiera estar

preparándose para la imprenta, en la línea de otras obras, como la de P.J.B. de Herdt,

Cérémonial a l'usage des sacristains, chantres, organistes, et autres personnes

attachées au service des églises, Louvain, Typographie de Vanlinthourt et Cie, 1861.

Sin duda, no es un aspecto novedoso de la contemporaneidad, pues conocemos

varias obras de la primera mitad del seiscientos y primeros años del siglo XVIII33

; sin

embargo, a finales del XVIII -especialmente para las colegiatas, como la de San

Ildefonso de Madrid34

y San Hipólito de Córdoba35

- y durante el siglo XIX alcanza un

32

En la misma línea, teniendo en cuenta la participación de parte del clero diocesano en las ceremonias

catedralicias, habría que situar el libro de FRANCISCO DE JESÚS MARÍA, Ceremonial rural ó de

pequeñas iglesias para las principales fiestas del año / que Benedicto XIII mando ordenar para todas las

iglesias de Roma y para las de España, publicado en Burgos, Establecimiento tipografico de Don Sergio

de Villanueva, 1848, reeditado en 1860, y la ampliación de BRITO, A. Mª, Ceremonial Rural o sea

Pequeño Ceremonial / dado á luz por S. S. Benedicto XIII, para que sirva en las Iglesias menores

parroquiales en las sagradas funciones de algunas fiestas principales ; traducido y aumentado, publicado

en Granada, Imprenta de Don Gerónimo Alonso, en 1868. 33 Primera parte del ceremonial, en la qual se contiene lo que pertenece a los oficios, y Ministros del

altar, coro, publicado a principios del siglo XVII [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico:

CCPB001037376-4]; Ceremonial del officio divino, assi para el choro, como para el altar, segun el uso,

y orden de la santa Iglesia Romana y conforme al missal, y Breuiario, reformado por los sumos

pontifices Pio V, y Gregorio XIII.../ recopilado por ciertos padres del diffiuitorio de la Provincia de S.

Juan Baptista de los frayles Descalços de nuestro Padre S. Francisco, Valencia, por Juan Chrys Ostomo

Garriz, 1615; HERRERA TORDESILLAS, M., Ceremonial romano general, en el qual se ponen las

ceremonias del coro, decretos de la Sacra Congregacion de Ritos, Rubricas de D. Bartolome de

Gauanto, oficio de la Semana Santa, oficio de Pontifical, y processiones… sacado del Ceremonial de

Obispos, de don Andres de Piscara Castaldo, de don Bartolome de Gauanto, y del Ordinario Romano,

Madrid, en la Imprenta Real, 1638; o el compuesto por MONTALUO, T., Ceremonial de la missa y

officio diuino, publicado en Granada, por Antonio de Torrubia, en 1705. 34 Estatutos, ordenamientos, y ceremonial / dispuestos, y formados por el... abad y cabildo de la Real

insigne Iglesia Colegial de San Ildephonso, para su gobierno espiritual, y temporal, Segovia, en la

Imprenta de Don Antonio Espinosa, 1781. 35 Ceremonial del coro, que han estendido y presentan à su Cabildo de la Real Insigne Colegial Iglesia

del Sr. S. Hipolyto de Cordoba, los Doctores D. Francisco Villalva y Mesa, Canonigo Doctoral, y Don

Mariano Saenz, Canonigo Secretario, en cumplimietno de la comision que les diò à este efecto por su

Decreto de 10 de Diciembre de 1785, Cordoba, en la Oficina de Don Juan Rodriguez de la Torre, 1789;

Estatutos y ceremonial de la Real Insigne Iglesia Colegiata de San Hipolyto de Cordoba aprobados por

su Magestad en Real Cedula de 9 de Enero de 1789, Cordoba, en la oficina de Don Juan Rodriguez de la

Torre, 1789.

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24

gran desarrollo36

, particularmente las anotaciones a la reforma de León XIII, recogidas

en la obra de Joaquín Solans, Prontuario litúrgico o sea Breves comentarios sobre las

rúbricas del Breviario Romano á tenor del Breve de S.S. el Papa Leon XIII dado en 28

de julio de 1882 / sigue un pequeño ceremonial del oficio divino, va también un

Apéndice en el cual se tratan varias cuestiones litúrgico-morales sobre el rezo

canónico, publicada en Barcelona, por la Viuda e hijos de J. Subirana, en 188337

.

Otro aspecto de gran interés en el ceremonial celebrado en las iglesias mayores

es el correspondiente a la Semana Santa, en la que se conmemora la pasión, muerte y

resurrección de Jesucristo. Se recoge en las obras seiscentistas38

y setecentistas, como la

de Mateo de la Purificación -alias, Cebreros-, Ceremonial de las Missas, y ceremonias

pertenecientes a la Semana Santa, y otras funciones de entre año, arreglado a la

nouissima reformacion, aprobada por el Señor Papa Inocencio XII conforme al

Ceremonial de Clemente VIII Ritual de Paulo V Decretos de la Silla Apostolica, y

Declaraciones de la Sacra Congregación de Ritos, publicada en Madrid, por la Viuda

de Juan García Infançón, en 1717; y en la gran obra de Juan Elías Gómez de Terán,

Assistencia de los fieles a los divinos oficios y missas de el año, donde se hallara el

seglar aprovechado... tocante a lo que se canta en la Iglesia... y ritos conforme a lo

mandado por el Santo Concilio de Trento..., con noventa y seis homilias, en veinticuatro

tomos, publicados en Madrid, en la Ofician de Antonio Marían 1736, de los cuales del

X al XII se refieren al aspecto tratado. El ceremonial de Semana Santa también se

recoge, junto a otras festividades, en la obra Sagrado ceremonial de la Semana Santa y

otras principales festividades y tiempos de todo el año, obra utilissima a la instruccion

de los eclesiasticos segun su proprio orden y ministerio / sacanla a luz algunos

sacerdotes de la Congregacion de la Mission de Barcelona, publicada en Barcelona, en

la imprenta de María Ángela Martí, en 1768.

A principios del siglo XIX, destaca el Oficio de la Semana Santa, publicado por

la Imprenta del Norte, 1815. Asimismo, nos interesa destacar las obras editadas en

36 Ceremonial que han de observar los seminaristas del Colegio de S. Gerónimo de Burgos en el servicio

del coro, y altar de la Santa Iglesia Metropolitana, Burgos, Imprenta de Pascual Polo, 1856; Estatutos,

reglamento de puntuación y ceremonial de coro y altar de la Santa Iglesia Catedral, que ha de reducirse

á Colegiata, de Tudela, Tudela, Imprenta y librería de Julio Subirán, 1891; Ceremonial y regla de coro y

gobierno de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Madrid, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del

Sagrado Corazón de Jesús, 1902. 37

Con nuevas ediciones en 1890, 1897, 1897, 1902, 1906 y 1915. De la edición de 1897 se conserva un

ejemplar en la Biblioteca Diocesana de Córdoba. 38

HERMUA, P., Kalendario ceremonial de la missa reçada segun el missal romano, el novissimo...

modo de dar, y tomar la candela, zeniza, y ramos, con otras advertencias, segun Gauanto, publicado en

Bilbao, por Nicolás de Sedano, en 1680.

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25

Madrid: La rosa del cristiano, nuevo devocionario y semana santa aumentado con El

diamante del paraiso, ordinario de la misa, misa en oraciones, confesion, comunion,

siete palabras, cuarenta horas... via crucis y otras oraciones de gran utilidad para la

salvacion (Madrid, Imprenta de M. Minuesa,1856) y Diamante del paraíso,

devocionario y semana santa que contiene ordinario de la misa, misa en oraciones,

confesión y comunión, siete palabras, cuarenta horas, estaciones del jueves y viernes

santo, stabat mater, tinieblas (Madrid, Imprenta de Campuzano Hermanos, 1861)39

.

Destaca por su singularidad la edición catalana que recopila las ceremonias bajo

el título Manual que contiene los salmos e himnos de primeras y segundas vísperas,

completas, salmos de tercia y nona, procesiones, letanias, entierros, triduo o tinieblas

con los oficios de la Semana Santa, y otras funciones del culto con la oportuna

instrucción de las sagradas rúbricas de la Iglesia (Lérida, Imprenta de Lorenzo

Corominas, 1887). Finalmente, señalar publicaciones específicas para alguna de las

celebraciones de Cuaresma, como la obra de José Sancho Pro, Instruccion historica,

ceremonial, y moral sobre la festividad de las cuarenta Horas (Mahón, Imprenta de

Pedro Antonio Serra, 1817); y las que la explican junto a otras festividades, como el

Ceremonial que usa la Iglesia para la bendición de candelas en el día de la

Purificación de la Virgen María y para la de las cenizas en el día primero de cuaresma,

según las rúbricas y misal romano (Barcelona, Imprenta Herederos de la viuda de Pla,

1844).

En la amplia revisión bibliográfica dedicada a la Semana Santa hemos

constatado la presencia de algunos aspectos relacionados con nuestra investigación

sobre el protocolo de los desfiles procesionales, pero desarrollados muy

fragmentariamente y sin valorar su importancia como hilo conductor de la evolución de

los mismos que, como ya hemos indicado, será el enfoque de nuestro trabajo.

En este sentido, comentar que no existe una bibliografía específica del tema

abordado, por lo que resulta difícil plantear las fuentes bibliográficas existentes como es

habitual al tratar el estado de la cuestión de un tema. No obstante, además de las que se

recogen en el cuerpo del trabajo, haremos un intento de sistematización de las más

importantes.

Entre las publicaciones que abordan de forma general la Semana Santa, debemos

destacar un primer acercamiento a las hermandades en la obra de Federico Gutiérrez,

39

Con ediciones posteriores en 1863, 1865, 1869 (Impresión de Campuzano Hermanos) y 1878 Madrid,

(Impresión de M.M de los Ríos).

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Semana Santa en Córdoba (Madrid, Ed. Alpuerto, 1978). Pasados diez años, se publicó

por la Caja de Ahorros una obra colectiva, Semana Santa en Córdoba (Córdoba, 1989).

En este trabajo se aborda, por primera vez, el mundo cofrade, con generalidades de su

universo artístico, cultos, pregones, etc. Hay una parte más extensa dedicada a la

Carrera Oficial, con la presentación de las cofradías desde el Domingo de Ramos al de

Resurrección. Sin duda, un cambio bibliográfico importante a la hora de acercarse al

conocimiento de la Semana Mayor supuso la edición de Córdoba: Tiempo de Pasión, en

dos volúmenes (Córdoba, Publicaciones de la Caja Provincial de Ahorros, 1991 y

1992). En estos libros se plantea un enfoque interdisciplinar por un heterogéneo grupo

de personas que intentaron analizar los más diversos aspectos, desde los históricos a la

restauración de imágenes, centro de los desfiles procesionales… Sobre este particular

existen estudios monográficos, como el de F. Moreno Cuadro, La Pasión de la Virgen,

catálogo de la exposición celebrada en la catedral (1994) y Mª. D. Díaz Vaquero,

Imagineros andaluces contemporáneos (1995).

Un hito de gran importancia en el estudio de la Semana Santa de Córdoba fue la

exposición Patrimonio Cultural de las Cofradías (Córdoba, 1999). En el catálogo se

aborda una visión de conjunto del rico legado de las expresiones materiales e

inmateriales ligadas a la Semana Mayor de Córdoba, como una de las más singulares

expresiones de su identidad, que se ampliaron en La Pasión de Córdoba (Sevilla,

Ediciones Tartessos, 2000).

A todo ello, habría que añadir la cada vez mayor relación de obras dedicadas a la

historia particular de una cofradía para conmemorar algunas efemérides, como el

aniversario fundacional, coronación canónica de su imagen titular, etc. Todas ellas son

de enorme interés, aunque sin aportaciones fundamentales al tema de nuestra

investigación. Sí nos interesa la consulta de algunas revistas de difusión, como Patio

Cordobés, especialmente los números dedicados a la Semana Santa, y Alto

Guadalquivir. Los diversos números publicados se centran en temática semanasantera,

así como Guiones procesionales y Córdoba cofrade, editadas por la Agrupación de

Cofradías.

Existen otras ceremonias sobre las que no hay una bibliografía directa, si bien

recogen aspectos de interés que son imprescindibles para comprender el protocolo

ceremonial, tal es el caso de la admisión de catecúmenos, a los que se asignan unos

padrinos que los instruyan en la fe que van a profesar. En este sentido, debemos citar los

libros setecentistas de Lorenzo Filippo Virgulti, L' Ebreo Catecumeno Istruito ne'

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principali Misteri della Santa Fede Cristiana, e Cattolica dalla... divisa in dieci

istruzioni / e Composta dal Padre Lettore Fr. Lorenzo Filippo Virgulti Dell'Ordine de'

Predicatori, e Predicatore degl'Ebrei di Roma, Roma, Nella Stamperia di Girolamo

Mainardi a Piazza Capranica. Con lic. de Sup., 1726; y Giovanni Battista de Caporali,

La vera idea del Messia contraposta à quella falsa, che ne dà Rabbi Mosè Maimonide

d'Egitto... In cui per modo di dialogo tra un Catecumeno, ed un Maestro, vengono

propostì, e confutati gli Errori da Lui insegnati, e tenuti da i moderni Ebrei, Roma,

1730.

1.2 Objetivos.

El objetivo principal de nuestro trabajo es clarificar el conjunto de normas que se

siguen en las ceremonias llevadas a cabo en la catedral de Córdoba. Para alcanzarlo se

plantean otros objetivos específicos, entre los que destacamos dos grandes bloques, el

político-social y el religioso.

Entre los primeros nos proponemos analizar el papel desempeñado por el cabildo

en el día a día de la ciudad de Córdoba y sus relaciones con el Estado. El periodo

analizado será desde el umbral de la contemporaneidad y la invasión de los franceses

hasta la laicidad actual del Estado, cuya valoración no ha sido objeto de estudio hasta el

momento. Sin bien es cierto que se conoce la actitud de parte del clero contra la

invasión francesa y también la del clero afrancesado, aún no se ha planteado en su justa

medida la incidencia institucional en las ceremonias protocolarias celebradas en la

catedral. Asimismo, nos interesa precisar la posición de los capitulares y diócesis

durante unos siglos de grandes cambios políticos e ideológicos, junto a la “connivencia”

de cabildo y representantes municipales o nuevas autoridades civiles y militares. Todo

ello es de gran importancia, así como determinar la participación de las mismas en las

ceremonias organizadas por el cabildo catedralicio, a las que acudían como invitados

-grandes festividades, tomas de posesión, funerales de autoridades eclesiásticas, etc.-, y

en las que se organizaban conjuntamente por ciudad y capitulares, como la bendición

del estandarte real -diócesis-, la proclamación del nuevo rey -municipalidad- y las

exequias reales, etc. Ya en época más reciente, analizaremos el acuerdo para conseguir

la declaración de la Mezquita-Catedral como Patrimonio de la Humanidad.

Todo lo cual lleva implícito el empleo de unas estrictas reglas de protocolo,

determinadas en gran medida por las relaciones institucionales, que centrarán nuestra

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atención. Nos proponemos conocer cuáles eran, cómo actúa el cabildo catedralicio ante

las propuestas civiles y qué papel le otorga en las ceremonias llevadas a cabo: lugares

que ocupa en la iglesia mayor, papel en las procesiones y posibles funciones que puedan

ejercer en las mismas, así como los acuerdos previos a través de diputaciones civiles y

eclesiásticas.

Desde el punto de vista del protocolo estrictamente religioso de las ceremonias,

nos planteamos analizar cómo se han recibido los cambios litúrgicos surgidos en Roma

en las celebraciones catedralicias y las singularidades de la iglesia diocesana en materia

de liturgia, destacando las constituciones sinodales particulares, los Officia propria,

libros litúrgicos y misales particulares de la diócesis de Córdoba.

Asimismo, nos proponemos estudiar la evolución de las celebraciones litúrgicas

según los ritos y según se trate de ceremonias ordinarias o solemnes, como Natividad,

Triduo Sacro, Resurrección, Ascensión y Corpus Christi, así como las de algunas

especiales del año litúrgico, entre las que se encuentran las procesiones, que

pretendemos valorar en un doble sentido. De un lado, las organizadas desde la catedral

<ad extra>, en las que se incluyen las de rogativas mencionadas, y de otro las realizadas

hasta la catedral <ad intra>. Estas últimas, no en el sentido de retorno de las que

organizan los capitulares y parten de la iglesia mayor de la ciudad, sino de las que se

dirigen expresamente al recinto catedralicio, entre las que ocupan un destacado lugar las

procesiones de Semana Santa, de las que analizaremos el protocolo de sus cortejos,

concretando como objetivos específicos los siguientes: precisar las normas

consensuadas por las hermandades para la estación de penitencia; concretar el papel que

tienen los bienes muebles y la estética al servicio del protocolo, centrándonos en el

desfile procesional; y conocer la importancia del patrimonio inmaterial para la

procesión y su valor protocolario, distinguiendo la presencia o no de acompañamientos

musicales según la tipología de las hermandades y subrayando la presencia de la luz, el

silencio y el rezo colectivo por parte de los penitentes.

Para una comprensión mayor de las ceremonias, nos proponemos estudiar el

escenario en el que se desarrollan y cómo este repercute en las mismas, piénsese en las

procesiones internas y en las claustrales de la catedral. Por ello nos proponemos analizar

el contenedor en la medida que determina las normas a seguir y no solo en lo

estrictamente religioso sino también en lo civil, como por ejemplo recorridos de visitas

regias o de corporaciones municipales.

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De igual manera resulta de enorme importancia conocer el uso de los bienes

muebles, como el altar, ornamentos, insignias, etc., y del patrimonio inmaterial, con

músicas específicas para determinadas fiestas del año y para la liturgia de las horas que

en el recinto catedralicio adquieren una enorme importancia.

Entre nuestros objetivos debemos destacar asimismo el conocer la incidencia de

años jubilares de carácter universal, como el Gran Jubileo del año 2000, así como las

repercusiones más específicas de otros acontecimientos para la Conferencia Espiscopal

Española y la diócesis de Córdoba en particular. Por ejemplo, veremos la declaración de

san Juan de Ávila -clericus cordubensis- como Doctor de la Iglesia universal, que se

rodeó de una serie de celebraciones litúrgicas.

Además se analizará la repercusión de convocatorias de años especiales, como el

Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI (del 11/10/2012 al 24/11/2013) en la

misma línea del convocado por Pablo VI por la exhortación apostólica Petrum et

Paulum Apostolos, en el XIX centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, de

22 de enero de 1967.

1.3 Metodología y método de trabajo.

Se aplicará una metodología cualitativa, centrada en la descripción e

interpretación contextualizada de cada uno de los hechos, que nos permita profundizar

en el conocimiento científico propuesto. El método analítico-sintético es fundamental en

la investigación histórica. En primer lugar se van desgranado los sucesos para analizar

todos sus elementos integrantes -religiosos, políticos, sociales y económicos- a través de

las fuentes, con la finalidad de ofrecer una síntesis interpretativa del mismo. Para una

mejor comprensión se aplicará una metodología deductiva-inductiva por la que

partiendo de un principio general deducimos consecuencias y, a través de la inducción,

llegaremos de los hechos singulares o particulares a proposiciones generales. En este

estadio del proceso tendremos el conocimiento planteado en unas coordenadas espacio

temporales precisas en las que desenvuelve su existencia un grupo social concreto que

genera o desarrolla, en su caso, unas manifestaciones culturales que forman parte de sus

señas de identidad40

. Entre estos aspectos culturales analizaremos tanto los materiales

40

Sobre la exigencia operativa en todo grupo humano de tener conciencia de su pasado colectivo y

comunitario, véase MORADIELLOS GARCÍA, E., Las Caras de Clío. Una introducción a la historia,

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como inmateriales, respecto a los cuales son especialmente significativas las reglas

protocolarias de las ceremonias en las que se funden ambos aspectos.

La hipótesis central de nuestro estudio es constatar la importancia del protocolo

para el ceremonial catedralicio y el método seguido para alcanzar este objetivo ha

consistido en analizar y valorar todos los datos obtenidos de las fuentes primarias

-escritas, manuscritas o impresas, gráficas, fotografías, material audiovisual-, el cotejo

de fuentes secundarias o literatura crítica, así como los observados directamente, que

previamente recogimos y ordenamos de forma sistemática. Al aplicar un método

científico, en este proceso ha sido necesario valorar la veracidad del material y, para

ello, se han consultado la documentación existente en el Archivo Diocesano y en el

Archivo de la Catedral, especialmente las Actas Capitulares. En nuestra labor de

recogida de material se han consultado descripciones de las ceremonias -impresas,

manuscritas o mecanografiadas-, muchas de ellas impregnadas de la clásica oratoria

sacra de los sermones que, además de informar sobre el protocolo utilizado, se

convierten en una crónica emocional de un acontecimiento religioso -sirvan de ejemplo

las memorias anuales de las cofradías-. Dado el volumen de información, sólo hemos

atendido a los hechos concretos que tienen valor por sí mismos; constituyéndose, una

vez eliminados los superlativos y retórica utilizada para convencer y provocar un

sentimiento determinado, en fuentes de enorme interés para el estudio realizado.

Imprescindible ha sido la búsqueda y recogida de material en el Boletín

Eclesiástico de Córdoba. Éste fue creado por Juan Alfonso de Alburquerque (1857-

1874), a quien se debe la organización de publicaciones periódicas durante el Sexenio

Democrático (1868-1874)41

, y fue continuado por el Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba hasta la actualidad, del que se encuentran sus volúmenes digitalizados y con

acceso en la web de la diócesis de Córdoba a partir del segundo semestre de 199742

.

Madrid, Editorial Siglo XXI de España, 2009, vid. esp. cap. 1 “A modo de introducción necesaria: ¿para

qué la historia?”, pp. 1-19, vid. esp. pp.2-3. 41

Al respecto, véase el interesante artículo de GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., “Actividad

periodística del clero capitular cordobés”, Anales de Historia Contemporánea, 11 (1995), pp. 281-286, en

el que se analiza el papel de publicaciones como La Tradición (1869) fundada y codirigida por el

magistral Manuel González Francés, El amigo Católico (1873-1875) dirigido por el presbítero Antonio

Soriano Barragán, y El Antídoto (1871-1873) dirigido por el arcediano Ricardo Míguez, capitular que

contribuyó al reforzamiento del poder episcopal en el Boletín Eclesiástico de Córdoba, desestabilizando

el secular equilibrio secular con el cabildo. 42 http://www.diocesisdecordoba.com/publicaciones/boletin-oficial/ [Consultada, 15 de noviembre de

2015].

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En esta misma línea, ha sido necesaria la consulta de la prensa cordobesa43

,

especialmente el Diario de Córdoba, que fue fundado en 1849 por Fausto García de

Tena. A partir de este año se convirtió en el principal medio de comunicación de la

ciudad hasta su cierre el 30 de septiembre de 1938. Con posterioridad apareció Diario

Córdoba, fundado el 25 de julio de 1941, dentro de la Prensa Nacional del Movimiento,

continuando el diario Azul de la Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S

(Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, movimiento de carácter totalitario44

) fundada

por José Antonio Primo de Rivera el 29 de octubre de 1933, que se publicó en Córdoba

entre octubre de 1936 y julio de 1941 en los talleres de La voz. Diario de Información

Gráfica, que tuvo una variable trayectoria. Fue fundado por Manuel Roses en 1920,

pasando años más tarde a la Unión Patriótica (1924-1930), creada por Miguel Primo de

Rivera, que apoyó la dictadura con otros medios en la provincia, como el semanario

Caridad y Patriotismo de Lucena (1926-1930), aunque en 1929 pasó a manos privadas

y, en 1931, a los republicanos radicales de Lerroux, hasta su incautación el 18 de julio

de 1936 por la que pasó a la Falange Española. Este diario hasta 1941 fue publicado en

los talleres de La voz, cuando fue sustituido por Diario Córdoba que se convirtió en el

único periódico de la ciudad. Durante la democracia hubo algunas iniciativas para

reavivar la prensa local, como La Voz de Córdoba aparecida en 1981, pero con una

escasa trayectoria, pues cerró en 1984. En el año 2000 vio la luz el Día de Córdoba, con

difusión estable en la actualidad.

La variedad de medios señalada, de diferentes ideologías, nos ha posibilitado

acercarnos al tema objeto de estudio y a la consecusción de los objetivos, para lo cual

hemos partido del análisis funcional, que nos acerca a su origen, y del análisis histórico

comentado, que nos ha permitido conocer la evolución del protocolo y constatar, a partir

del análisis comparativo, los cambios sufridos en el mismo hasta la actualidad.

Igualmente, teniendo en cuenta la singularidad del fenómeno estudiado, del cual

hacemos un análisis morfológico describiendo las características formales del mismo,

ha sido necesario abordar el análisis sociocultural para adentrarnos en la relación de la

evolución del protocolo de las ceremonias con la sociedad, que no solo las considera

43

Para un mejor análisis de la prensa en la ciudad de Córdoba puede consultarse, CHECA GODOY, A.,

Historia de la prensa en Córdoba (1790-2010), Córdoba, Asociación de la Prensa de Córdoba, 2011;

VEGA, Á., El papel de la prensa en Córdoba durante la II República, Sevilla, Rd. Editores, 2006;

GARCÍA PARODY, M. A., El siglo XX en Córdoba a través de sus noticias, Valenciana de la

Concepción (Sevilla), Ulises, 2015. 44

Al respecto, véase PAYNE, S. G., Franco y José Antonio. El extraño caso del fascismo español,

Barcelona, Editorial Planeta, 1997.

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como una celebración religiosa, sino como importantes manifestaciones culturales, por

lo que ha sido preciso llevar a cabo un análisis relacional para determinar de la manera

más amplia posible el fenómeno analizado.

2. PROTOCOLO Y RELACIONES INSTITUCIONALES DEL CABILDO

CATEDRALICIO.

El Cambio del Antiguo Régimen al sistema liberal es de gran complejidad. No

obstante, necesitaremos dar unas breves pinceladas para contextualizar el momento

histórico en el que situamos el punto de arranque de nuestro análisis, que coincide con

el reinado de Carlos IV y el cambio de centurias (1788-1808)45

. Como es sabido,

Carlos IV no era el gobernante adecuado para hacer frente a la difícil situación

sobrevenida del proceso revolucionario que se estaba desarrollando en Francia. Los

Pirineos constituían nuestra única frontera vital con Europa. Por tanto, España habría de

quedar supeditada a las ocurrencias francesas de un modo menos eludible que otras

potencias del continente. Uno de esos momentos fue cuando Napoleón planeaba la

invasión de Gran Bretaña y para ello necesitaba la colaboración española. Carlos IV y

Godoy pensarían los pros y los contras de aquella coalición. Pero para el monarca

español, la oportunidad de ser nombrado emperador de España y de las Indias y la

conservación de sus dominios ultramarinos le llevó a rubricar el Tratado de

Fontinebleau (1807). Portugal aliada de Inglaterra se negó a participar en el bloqueo

continental decretado por Napoleón. Por este motivo Francia decidió invadir Portugal y,

para ello, firmó esta alianza donde se acordó realizar una invasión conjunta

hispanofrancesa al país lusitano.

Para entender esta primera etapa, necesitamos plantear algunas cuestiones que

repercuten directamente en las relaciones institucionales y en las reglas protocolarias y

que se mantienen en el seno del cabildo catedralicio. Algunas de estas cuestiones

guardan una estrecha relación con sus recursos económicos; por ejemplo, las rentas del

cabildo de Córdoba, las cuales han sido analizadas por Moya Ulldemolins para este

periodo. En su trabajo destaca el alto potencial económico del mismo46

, con propiedades

45

Sobre este tema, véase GIMÉNEZ LÓPEZ, E., El fin del Antiguo Régimen. El reinado de Carlos IV,

Madrid, Historia 16-Temas de Hoy, 1996. 46

MOYA ULLDEMOLINS, J. M., El clero cordobés. Potencial económico, hacienda, rentas y bienes

(ss. XVIII-XIX), Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 1986. Sobre las

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33

y monopolios sobre determinadas actividades -carnicerías, por ejemplo- que lo

convertían en un interlocutor de gran importancia en su posicionamiento institucional,

pues su debilitación política exigía una notable contribución económica, la cual

determinaba parte de sus actuaciones. Sirva de ejemplo el donativo anual de 100.000 r.

acordado en 1793 para la lucha contra la Convención Nacional que ejercía como único

gobierno revolucionario en Francia47

, el cual fue recogido por García-Cuevas junto a la

ayuda prestada en 1793 al obispo de La Rochela y en 1794 para el alistamiento de 180

voluntarios cordobeses, así como la ofrecida en años sucesivos a los religiosos franceses

emigrados a Córdoba48

, a quienes se constata en el 1800 oficiando en la catedral49

, en el

altar del Santo Cristo del Punto, nombre con el que se designa el altar de San Sebastián,

ubicado en el muro de separación de la ampliación de Almanzor, en cuya zona se

encontraba la sacristía de los recaudos, junto al tesoro catedralicio, que a partir de 1741

se denominó asimismo <sacristía del Punto>, en la que se recaudaba todo lo necesario

para las llamadas <misas de punto> , las misas cortas o rezadas -a diferencia de las

cantadas que se oficiaban en el coro y capellanías- que se realizaban en el altar de San

Sebastián o del Santísimo Cristo del Punto desde el alba hasta mediodía50

, siendo este el

lugar designado para los presbíteros franceses que se exiliaron a Córdoba como

consecuencia de la Revolución francesa, los cuales se acomodaron a las normas

establecidas por el cabildo catedralicio.

Durante el reinado de Carlos IV, la lucha contra la Convención francesa acarreó

una fuerte alianza Altar/Trono en la que se intenta solucionar la crisis financiera del

Estado con la presión fiscal sobre el clero51

. A partir de 1795 se crearon subsidios

finanzas y gestión patrimonial del cabildo en la edad moderna, véase DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero

catedralicio en la España moderna (1475-1808), Murcia, Universidad de Murcia, 2012, pp- 215-326. 47

Al respecto, véase DUPUY, R., Nouvelle histoire de la France contemporaine, t. II, La République

jacobine: Terreur, guerre et gouvernement révolutionnaire 1792-1794, París, Seuil, 2005. 48

Sobre la situación del clero en Francia y su exilio a España, véase BARRUEL, A. Historia de la

persecución del clero en Francia en tiempo de la Revolución, Madrid, Imprenta de Collado, 1814, y

GUTIÉRREZ GARCÍA-BRAZALES, M., El exilio del clero francés en España durante la Revolución

(1791-1815), Zaragoza, Gorfisa, 2005. 49

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración (1788-1882), Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 1996, p.

118. 50

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, Córdoba, 2007, 2ª ed. pp. 377 y 488. 51

La revolución francesa de 1789 y el fuerte impacto en la Iglesia cordobesa se puede documentar desde

el año 1793, en el que el cabildo decidió auxiliar al estado con el donativo anual de cien mil reales en su

lucha contra la Convención francesa. Un año más tarde se cedieron doce mil reales para facilitar el

alistamiento de 180 voluntarios cordobeses. Asimismo, se celebraron puntualmente todas las funciones

religiosas (desagravios, rogativas públicas…). GARCÍA-CUEVAS, J. El cabildo catedralicio

cordobés…, pp. 117-160.

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extraordinarios para paliar las necesidades de la Corona52

, provocando un aumento de la

deuda pública y el inicio del proceso de desamortización de Godoy53

, dos años después

de que el cabildo participara en la singular acogida de la familia de Carlos IV en su

visita a Córdoba54

.

La visita regia, con los espectáculos, festejo taurino, cacería, etc. ha sido

analizada por Huertas González55

. Nosotros solo la abordaremos en su vinculación con

la Iglesia, que organizó un repique de campanas al mediodía del 10 de mayo,

coincidiendo con la entrada de los reyes en la ciudad y a su residencia en el misma, en

el palacio episcopal56

, donde en la sobremesa se organizó un protocolario besamanos en

el que participaron los cabildos municipal y catedralicio, jefes militares, nobleza y

oligarquía, mientras que el Santo Oficio sería recibido el día 13 por la mañana y las

damas de la nobleza ese mismo día por la noche.

El día anterior, 12 de mayo, los reyes visitaron la catedral -cuyo ceremonial, que

abordamos en el parágrafo correspondiente de entradas regias, conocemos por Ximénez

y Hoyo57

-, a la que accedieron bajo palio por la puerta del Perdón. En ella se entonó un

Te Deum58

en acción de gracias, oraron ante el Santísimo y visitaron el edificio.

Durante la guerra de la Independencia (1808-1814)59

, antes de la primera

invasión de Córdoba por el general Dupont el 7 de junio de 1808, la Iglesia cordobesa

celebró una misa votiva por la amistad de Fernando VII y el emperador de Francia, y el

canónigo doctoral Diego Millán López de Gordoa y el medio racionero José María

52

MOYA ULLDEMOLINS, J. M. y SÁNCHEZ GARCÍA, L.E., “Contribución ordinaria y extraordinaria

del clero cordobés a la Corona durante el reinado de Carlos IV”, Axerquia, 6 (1983), pp. 39-61. 53

Al respec to, véase TOMÁS Y VALIENTE, F., El marco político de la desamortización en España,

Barcelona, Ariel, 1971. 54

Recogida por LEAL, R., Obsequios de Córdoba a sus Reyes, o descripción de las demostraciones

públicas de amor y lealtad que Córdoba tributó a nuestros católicos monarcas en los días 11, 12 y 13 de

Marzo de 1796, en que la honraron con su augusta presencia, publicada en Córdoba, en la Imprenta de

Juan Rodríguez de la Torre, en 1796. 55

HUERTAS GONZÁLEZ, M., “Demostración de poder en la Fiesta Regia. La entrada triunfal de Carlos

IV en Córdoba”, Ámbitos, 9 (2003), pp. 27-38. 56

El obispo, don Antonio Caballero y Góngora, se trasladó al convento de San Francisco, dejando la parte

principal del palacio episcopal a los monarcas. Sobre la acogida palaciega, véase RAMÍREZ DE

ARELLANO Y GUTIÉRREZ, T., Paseos por Córdoba, Córdoba, 1976, pp. 589-590. 57

XIMENEZY HOYO, M., Ceremonial y manual de preces, antifonas, himnos, salmos y oraciones que

deben decirse en esta Santa Iglesia Catedral de Córdoba, Córdoba, Rafael García Rodríguez y Cuenca,

1805, pp.129 y ss. 58

Al respecto, véase SOLER CANALS, J. M., CABROL, F. y JANSSENS, A., El Gloria y el Te Deum.

Cuadernos Phase, 96. Barcelona, Centro de Pastoral Litúrgica, 1999. 59

Para la incidencia de la crisis bélica en la ciudad, véase ORTÍ BELMONTE, M. A., Córdoba durante

la guerra de la independencia (1808-1813), Córdoba, Imprenta La Comercial, 1930. Entre la

abundantísima producción historiográfica a que dio lugar la conmemoración del bicentenario de la Guerra

de la Independencia, véanse las actas del Congreso Internacional celebrado en Córdoba a finales de enero

de 2008 y que se publicaron bajo el título Andalucía en la Guerra de la Independencia (1808-1814),

Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 2009.

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Garrido Portilla participaron el 10 de mayo en la Junta de tranquilidad constituida para

serenar los ánimos de animadversión hacia los franceses60

. Pero la llegada de las tropas

invasoras supuso un terrible saqueo de la ciudad61

, incluida la catedral62

, que

abandonaron algunos prebendados y suspendió los oficios, aunque el 12 de junio se

celebró en el templo mayor de la ciudad una misa para las fuerzas armadas, que

asimismo asistieron a la misa del Corpus Christi el 16 de junio63

, fecha en la que

evacuaban la ciudad ante el peligro del general Castaños, quien entró en Córdoba el 23

de junio. Parecía recuperarse una cierta normalidad y se celebró la derrota de Dupont en

Bailén el 19 de julio, al tiempo que continuó el apoyo económico del capítulo

catedralicio a la Junta Suprema, aunque siempre estuvo reacio a perder sus

prerrogativas64

.

Muy diferente fue la segunda entrada de las tropas francesas al mando del

general Víctor el 23 de enero de 1810 y del rey José I tres días después, con una

importante celebración en la catedral cordobesa en la que el deán manifestó la fidelidad

de la corporación65

. Fue una etapa en la que se produjo una separación social entre

patriotas y afrancesados que confiaban en José I y en la constitución de Bayona para

salvar a España66

, entre los que tuvo una presencia destacada el estamento eclesiástico67

,

comenzando por el obispo Pedro Antonio de Trevilla, que ocupó la silla episcopal entre

1805 y 1832, un largo periodo en el que se granjeó muchos problemas por el apoyo a

José I, a quien elogió desde su privilegiada posición pontifical.

60

GARCÍA-CUEVAS, J., El cabildo catedralicio cordobés…, op. cit., pp. 120-128. 61

MORENO VALERO, M., “Saqueo de las tropas francesas en Córdoba”, Boletín de la Real Academia

de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, 138 (2000), pp. 215-226. 62

ACC. Actas Capitulares, t. 99. Sesión de 13 de julio de 1808. En la catedral se cogieron “gran número

de alhajas, entre las cuales había dos magníficas coronas de oro, guarnecidas de brillantes, pertenecientes

a las imágenes de la Virgen y el Niño de Villaviciosa”, Cfr. ORTÍ BELMONTE, M. A., Córdoba durante

la guerra de la independencia..., op. cit., p. 35. Afortunadamente, el saqueo se mitigó por el general

Dupont, quien publicó el siguiente bando: “La España hallándose bajo la soberanía de S. M. el

emperador, sus tropas deben tratar con benignidad y amistad a los habitantes desarmados y tranquilos

después de haber aniquilado a los rebeldes en el campo de batalla. / En su consecuencia manda el general

en Jefe, que reine en la ciudad de Córdoba la tranquilidad, y que las personas y propiedades sean

respetadas. El pillaje está prohibido. Cualquier soldado que a él se atreviere será inmediatamente al

Consejo de Guerra” (AGOC, Despachos Ordinarios, caja 7494/02). 63

ORTI BELMONTE, M. A., Córdoba durante la guerra de la independencia..., op. cit., p. 40. 64

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 121. 65

Con estas palabras es descrito el acto: “el ceremonial más esplendente brilló en los actos religiosos

organizados en la Catedral”, ORTI BELMONTE, M.A., Córdoba durante la guerra de la

independencia…, op. cit., p. 83. 66

AGUILAR GAVILÁN, E., “Córdoba durante la ocupación napoleónica”, en Actas del III Congreso de

Historia de Andalucía, Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural CajaSur, 2003, Andalucía

Contemporánea, t. III, pp.49-65, vid. pp. 54-55. 67

Sobre el apoyo el clero a los franceses, véase MORENO ALONSO, M., El clero afrancesado en

España. Los obispos, curas y frailes de José Bonaparte, Madrid, Biblioteca Nueva, 2014.

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También recibieron los franceses el apoyo de importantes capitulares como el

canónigo penitenciario Manuel María de Arjona, que impulsó la Academia de Bellas

Artes68

, y el chantre Juan de Castro que arengó al pueblo desde el palacio episcopal

exhortándolo a que obedeciera al nuevo rey69

, apoyo capitular que recibió la felicitación

del comisario regio Francisco Angulo por ser ejemplo de ilustración y piedad al clero de

la provincia y de toda España70

y se vio acrecentado por una serie de actos religiosos

encaminados a afianzar la buena relación con los franceses, entre los que destacan la

celebración de la onomástica de nuevo rey, el nacimiento del heredero imperial, así

como el aniversario de Napoleón y de su coronación como emperador71

, a los que

asistió el cabildo municipal y la prefectura siguiendo el ceremonial prescrito por el

prefecto Badía y Lebrich, quien anunció a los capitulares que la celebración de la

festividad debía ser igual o superior a la del aniversario del emperador72

.

La relación entre cabildo catedralicio y la nueva autoridad política militar se

manifestó en la asistencia de esta al Triduo Sacro de la Semana Santa de 1811 con la

intención de contribuir al decoro de los actos sagrados73

. Asimismo se ofreció escolta

para las procesiones que paliaría el alboroto denunciado por el obispo don Martín de

Barcia en su Pastoral de marzo de 1769. Sin embargo, no se resolvería totalmente hasta

el Reglamento sobre las procesiones dado por el obispo don Pedro Antonio de Trevilla

el 2 de mayo de 1820. En este documento se reduciría a una sola que acompañaría el

Viernes Santo al Santo Entierro a la catedral; todo ello se abordará con detenimiento en

el apartado correspondiente.

Sin embargo, durante aquellos años las Cortes reunidas en Cádiz, aisladas del

resto del país, estaban realizando en España el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen74

.

68

Sobre esta institución, precedente de la Real Academia de Córdoba, véase NAVEROS SÁNCHEZ, J.,

El fundador de la Real Academia de Córdoba D. Manuel María de Arjona y Cubas (1771-1820),

Córdoba, ed. J. Naveros, 1991. 69

RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª, Memorias de Don Luis M. Ramírez de las Casas Deza,

Instituto de Estudios Andaluces, 1977, p. 16. 70

ACC. Actas Capitulares, t. 99. Sesión de 10 de marzo de 1810. 71

ORTI BELMONTE, M. A., Córdoba durante la guerra de la independencia..., op. cit., pp. 117.121 y

124. 72

ACC. Actas Capitulares, t. 100. Sesión de 13 de marzo de 1811. 73

ACC. Actas Capitulares, t. 101. Sesión de 10 de abril de 1811. 74

En palabras del profesor Juan Sisinio Pérez Garzón, las Cortes de Cádiz modernizaron el Estado

español: “Desde que se implanta el Estado liberal en España, existe por primera vez un conjunto

diferenciado de instituciones y personal que implican una centralidad, en el sentido de que las relaciones

políticas irradian desde el centro y hacia el centro, para abarcar una demarcación territorial sobre la que

ese Estado ejerce la capacidad de establecer normas vinculantes, respaldadas por una fuerza física

organizada con carácter nacional y local, como es la Milicia Nacional y el propio ejército nacional. Su

legitimidad la adquiere de la nación como sujeto de soberanía expresado en el código constitucional desde

Bayona y Cádiz y que en sucesivos códigos (penal, de comercio, civil) tratará de regular derechos y

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Las Cortes se reunieron el 24 de septiembre de 1810 y aquel día proclamaron la

soberanía nacional y la división de poderes. Las Cortes de Cádiz celebraron un total de

1.810 sesiones donde se realizaron no sólo reformas políticas, sino que también se

abordaron cuestiones administrativas, sociales y económicas75

. Paralelamente la victoria

de Arapiles (Salamanca, 22 de julio de 181276

) del ejército anglo-hispano al mando del

duque de Wellington77

posibilitó la expulsión de los franceses de Andalucía y retirada.

En la primavera de 1814, las tropas angloespañolas entraron en el sur de Francia.

Napoleón cercado tuvo que firmar el tratado de Valençay, que reconocía la

independencia de España y dejaba en libertad a Fernando VII.

En este proceso de retirada de las tropas francesas, acaecida el 4 de septiembre

de 1812, nos interesa destacar algunos acontecimientos, como el protagonismo que

adquirió el cabildo catedralicio al enviar una diputación para recibir al general

Schepeler y celebrar el 16 del mismo mes una misa solemne en la catedral, en honor del

Santísimo y la Virgen de Linares. Durante este acto los capitulares juraron la Carta

Magna78

, si bien no accedieron a celebrar su primer aniversario79

, en 1813, a diferencia

de la celebración por los caídos, las víctimas del 2 de mayo, y la festividad de san

Fernando, que encarnaba la idea imperial leonesa y enaltecía a la monarquía al ser a un

tiempo rey y santo.

obligaciones entre ciudadanos. Además, se organiza sobre el soporte de una burocracia monocrática que

despliega su crecimiento para asignar racionalmente las prioridades establecidas en los presupuestos. Sin

embargo, el enfrentamiento entre la centralización y las aspiraciones federales, o incluso confederales,

como en el caso de los defensores de los fueros, obligó al estado español a estructurar la práctica política

en diferentes instancias y espacios de poder, rompiendo las pretensiones de uniformidad u

homogeneización. Una característica que, por otra parte, no sólo afecto a España”. PÉREZ GARZÓN, J.

S., Las Cortes de Cádiz. El nacimiento de la nación liberal (1808-1814), Madrid, Síntesis, 2007, pp.145-

6. 75

ARTOLA, M., Orígenes de la España Contemporánea, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,

2000. 76

Al respecto, véase MUIR, R., Salamanca 1812, Barcelona, Ariel, 2003. 77

Sobre el <Duque de Hierro>, véase HOLMES, R., Wellington. The Iron Duke, Londres, Harper Collins,

2003. 78

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 124. 79

ACC. Actas Capitulares, t. 102. Sesión de 27 de marzo de 1813.

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Constitución de 1812 que los capitulares juraron el 16 de septiembre tras el acto solemne celebrado en honor del Santísimo y la Virgen de Linares en la catedral de Córdoba.

El nuevo periodo acarreó un tipo de relación particular entre el cabildo

catedralicio y la corporación gaditana, cuyos diputados se empeñaron en demostrar la

incompatibilidad de la constitución con la Inquisición. Recordemos que había sido

abolida por medio del Decreto de Chamartín de 180880

.

Los capitulares, que no eran muy partidarios del manifiesto abolicionista, si se

conformaron `gustosos´ en la nueva coyuntura política con el hecho de que en la

catedral, concretamente en la capilla del Cardenal Salazar, se llevaran a cabo los

nombramiento de los electores de partido81

. Sin duda aquel era un lugar ciertamente

idóneo, teniendo en cuenta que en cada procedimiento electoral se oficiaba una

eucaristía para invocar la inspiración del Espíritu Santo y, terminadas las votaciones, se

cantaba un Te Deum82

.

El regreso del monarca, en la primavera de 1814, supuso el fin de la obra

iniciada por las Cortes de Cádiz. Con la vuelta de “El Deseado” se celebró el tradicional

Te Deum en la catedral el 18 de mayo de 1814 y se abrió la esperanza del cabildo de la

restauración religiosa de la mano de la política y en el Sexenio Absolutista (1814-1820)

se repuso la Inquisición, pero el intervencionismo coartaría la restauración religiosa y la

80

Al respecto véase, LA PARRA LÓPEZ, E., CASADO, Mª C., La Inquisición en España. Agonía y

abolición, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2013. 81

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 124. 82

Al respecto, véase RODRÍGUEZ BLANCO, V., “El régimen electoral de la Constitución de Cádiz.

Las elecciones a diputados a Cortes”, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, 1

(2009), pp. 168-182, vid. esp. pp. 173-174.

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curia fue depurada de sus miembros más heterodoxos83

. De esta etapa se conoce la

visita en septiembre de 1816 de la infanta de Portugal, María Isabel de Braganza,

sobrina y segunda esposa de Fernando VII, a quien el cabildo obsequió 70.000 reales

por sus esponsales. Sobre esta visita regia se custodia en el Archivo Municipal el

expediente de “Gastos ocurridos con motivo del tránsito por esta ciudad de S.M. la

Infanta”84

, pero no se tiene noticia de su posible visita a la iglesia mayor, en la que se

recibiría con el protocolo que recoge Manuel Ximénez y Hoyo85

.

A nivel nacional debemos destacar que la llegada de “El Deseado” hizo pensar a

los españoles que el tremendo drama de la Guerra de la Independencia quedaba atrás y

entrarían en una etapa de prosperidad y progreso. Fernando VII gobernó como monarca

absoluto, hecho que aunque no disminuyó en sí su popularidad; sí generó un malestar en

el elemento liberal. Indeciso sobre las medidas a tomar, aconsejado en sentidos opuestos

por unos y por otros, el monarca careció de una línea política clara: “el sistema de

Fernando VII consistió en no tener ninguno”. Unos y otros se sintieron defraudados por

la política seguida por el monarca y pronto empezaron a conspirar.

Sin embargo, no será hasta 1820 cuando triunfe uno de esos levantamientos, el

pronunciamiento de Riego86

. Durante el Trienio Constitucional, el cabildo tuvo una

actitud cautelosa ante el levatamiento militar promulgado por los oficiales de las tropas

destinadas a sofocar la sublevación americana el 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de

San Juan (Sevilla)87

. No obstante, a principios de marzo cumplimentó al capitán general

de Andalucía, Enrique José O´Donnell, quien había intentado sofocar a los militares

liberales que volvieron a proclamar la Constitución de Cádiz, lo que se celebró con un

toque de campanas en la catedral88

; pendularismo que se convierte en una constante de

los capitulares89

.

83

Sobre los clérigos desterrados, véase BARBASTRO GIL, L., Los afrancesados. Primera emigración

política del siglo XIX español (1813-1820), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,

1993, pp. 39-42. 84

MORENO CUADRO, F., “La entrada de Fernando VII en Córdoba. Alegoría y realidad”, CajaSur, 22

(1989), pp. 22 y ss. vid. esp. pp. 24-25. 85

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 129 y ss. 86

Sobre este general y político liberal, véase MOSQUERA, A., Rafael del Riego, La Coruña, Ateneo

Republicano de Galicia, 2003. 87

Sobre la actitud del clero, véase CUENCA TORIBIO, J. M., “El catolicismo liberal español: las

razones de una ausencia”, Hispania. Revista española de historia, 119 (1971), pp. 581-591. 88

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 129. 89

Sobre las relaciones entre los poderes civil y eclesiástico, véase TAPIA, F. X., “Las relaciones Iglesia-

Estado durante el primer experimento liberal en España, 1820-1823”, Revista de Estudios Políticos, 173

(1970), pp. 69-89. Al respecto, véase también CUENCA TORIBIO, J. M., “La Iglesia española en el

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Su acomodo al nuevo régimen constitucional quedó manifiesto con la

participación en la procesión cívica a la plaza mayor acompañando la lápida de la

Constitución, tras la cual se cantó un Te Deum en la catedral, en la que hubo también

repiques y luminarias por la Carta Magna, que el obispo y clero juraron el 5 de abril,

concluyendo el acto con una misa de acción de gracias90

. El apoyo a los nuevos

gobernantes se completó con el aporte económico de 3.000 reales para las tropas91

y un

solemne acto por las nuevas Cortes92

. Por su parte, el cabildo, que tradicionalmente se

acomodó al orden vigente93

, el 19 de marzo de 1822 bendijo las banderas de la Milicia

Nacional Voluntaria y participó con las Sociedades Patrióticas94

o reuniones liberales

públicas donde se arengaba el advenimiento de la libertad, destacando las

participaciones del penitenciario Cascallana95

, del racionero Ximénez y Hoyo96

y del

deán Aznar97

, que no siempre se mostraron convencidos del nuevo sistema

constitucional98

.

Con el paso de los años, la relación de eclesiásticos y liberales se fue haciendo

tensa99

, destacando la posición del racionero Ximénez y Hoyo, quien patentiza el

declive económico del cabildo100

, y en lo político algunas polémicas, como el ataque del

trienio constitucional”, Hispania Sacra, 18 (1965), pp. 333-362, y MERCADER RIVA, J., “Los orígenes

del anticlericalismo español”, Hispania, 123 (1973), pp. 101-123. 90

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…op. cit., p. 129. 91

ACC. Actas Capitulares, t. 105. Sesión de 7 de junio de 1820. 92

ARJONA, M. Mª, Necesidades de la España que deben remediarse en las próximas Cortes, y discurso

sobre la acertada elección de diputados que dirige a la ciudad y provincia de Córdoba, publicado en

Córdoba, por acuerdo de la Asociación de Bien Público, Imprenta Nacional, 1820. Cfr, VALDENEBRO

CISNEROS, J. Mª, La imprenta en Córdoba. Ensayo bibliográfico, Madrid, Impresores de la Real Casa,

1900, ed. Facsímil, presentada por P. Ruiz Pérez, Córdoba, Imprenta Provincal, 2002, p. 408. 93

ACC. Actas Capitulares, t. 106. Sesión extraordinaria de 9 de mayo de 1821. 94

Al respecto, véase el exhaustivo estudio de GIL NOVALES, A., Las sociedades patrióticas (1820-

1823). Las libertades de expresión y de reunión en los orígenes de los partidos políticos, Madrid,

Editorial Tecnos, 1975. 95

RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª, Memorias…, op. cit., pp. 257-258. 96

RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ, T., Paseos por Córdoba…, op. cit., p. 392. 97

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 129. Este autor recoge, en la nota 100 de obra citada, la referencia de POZO,

J. L., Rasgos biográficos y fisionómicos, sl. sf. sp., de algunas personas que llegarían a capitulares y cita a

Juan de Mata Cubillos, miliciano nacional y capellán lego de veintena que llegó a formar una pequeña

tertulia en una de las capillas catedralicias. Sobre las capillas de coro o de la veintena, creadas en el

medievo, véase SANZ SANCHO, I., “El cabildo catedralicio de Córdoba en la Edad Media”, En la

España Medieval, 23 (2000), pp. 189-264, vid. esp., p. 200. 98

Sobre la discrepancia del clero con el sistema liberal, véase COMELLAS, J. L., Los realistas en el

Trienio Constitucional (1820-1823), Pamplona, Colección Estudio General de Navarra, 1958, vid., p. 41. 99

Al respecto, véase REVUELTA GONZÁLEZ, M., Política religiosa de los liberales en el siglo XIX.

Trienio Constitucional, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973, p. 114. 100

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Observaciones politico-religiosas, sobre una memoria dirigida a las

llamadas cortes, en las cuales se trata de varios puntos relativos á clérigos, frailes y monjas, mayorazgos

y diezmos ... y se combaten los errores que contiene, y en los que incurrieron las Cortes sobre estos

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regidor Manuel Díaz Herrera a la inmunidad eclesiástica101

. Cuando tocaba a su fín el

Trienio Cosntitucional el cabildo se fue posicionando en su postura realista, que tuvo un

destacado arraigo en la sociedad cordobesa, donde el marqués de Villaseca, Fernando

Cabrera, encabezó a los voluntarios realistas102

.

La etapa histórica del reinado de Fernando VII que conocemos con el nombre

del Trienio Liberal o Constitucional estuvo enmarcada por el citado pronunciamiento de

Riego en Cabezas se San Juan (Sevilla) y la capitulación de Cádiz ante los Cien Mil

hijos de San Luis al mando del duque de Angulema (1.10.1823)103

. Para sorpresa del

jefe de la fuerza de invasión, y de los recelosos oficiales que le acompañaban, en esta

ocasión no hubo ni resistencia popular ni nada que permitiera establecer un paralelismo

con la actitud de los españoles de 1808. A excepción de algunas guarniciones aisladas y

de la resistencia que liberales como Espoz y Mina y Riego intentaron ofrecer, se

vislumbraba una nueva etapa de gobierno absoluto, que ellos mismos calificarían con

puntos / á instancias de un amigo las da á luz su autor D. Manuel Gimenez Hoyo...; llevan por apendix la

segunda edicion del Discurso histórico-canónico-politico del mismo autor sobre los diezmos, Madrid,

Imprenta de Don José del Collado, 1824. 101

RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª, Anales de la Ciudad de Córdoba. Desde el siglo XIII y

año de 1236 en que fue conquistada por el Santo Rey don Fernando III hasta el de 1850. Córdoba, 1948,

pp. 249-250. 102

En el Archivo Histórico Viana (Sección 7. Genealogía y Heráldica. Leg. 433. Exp. 10. 24) se conserva

un dibujo a lápiz (570 x 420 mm.) firmado en el ángulo superior izquierdo por “Barbero”, de la Bandera

de los Voluntarios realistas de Córdoba, que presenta coloreados los elementos que, según la explicación

deben ser dorados, y lema de filacteria en tinta. El centro está ocupado por el escudo real de España, con

los cuarteles de castillos y leones, las lises centrales y la granada en punta, bajo la cual aparecen dos

palmas anudadas con filacteria, en la que se lee: “POR EL ALTAR Y EL TRONO VOLVN/TARIOS

REALISTAS DE CORDOBA”. La bandera se completa con cuatro leones rampantes limitando el escudo

central y con una orla decorada con lises, de la que el diseño presenta una parte, explicando: “Sigue todo

a el Redor la guarnición que esta marcada avajo / y sera toda de plata en las dos caras que hacen /hocho

tercias cada cara”. El dibujo se completa con los siguientes textos explicativos: “Conforme un todo,

siendo en / plata el campo que ocupan los castillos, leones y lises, pues / los castillos deben ser dorados /

como representan, las letras / del lema como dice la Nota / que está mejor” y “En las dos caras deue

ponerse el mismo escudo del / medio según ba marcado y según se ha pedido, salvo / el parecer de lo que

ba marcado oro si se quiere de / plata pero debe ser oro que hasi esta el de Esta / carta – las letras que

deven yr sobre fondo de plata se ha/ran negras porque sino se confundiran; si se deter/mina el que se haga

se remitira el divujo presente / pues no queda aquí otro; y en este caso despues / de recibida en esta la

carta se necesitaran veinte / días para hacerse”. Cfr. MORENO CUADRO, F., El palacio de Viana de

Córdoba. El prestigio de coleccionar y exhibir, Córdoba, CajaSur, Colección Estudios, 2009, pp. 320-

321. 103

En su excelente tesis doctoral M. Revuelta González expone que, en otro momento decisivo en la

construcción de la España contemporánea, el Trienio liberal, los veinteañistas, para atajar las críticas a su

irreligiosidad, recurrían incansablemente al famoso artículo, al suponer que “su formulación tajante del

catolicismo de la Nación era la refutación más incontestable contra las falacias de los fanáticos prosélitos

del absolutismo”. Política religiosa de los liberales en el siglo XIX. El Trienio Constitucional, Madrid,

C.S.I.C., 1973, p. 122. Véase del mismo autor, La Iglesia española en el siglo XIX: desafíos y respuestas,

Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 2005, pp. 39-45. También será de interés la lectura de las

páginas consagradas al tema por J. M. PORTILLO VALDÉS, Revolución de nación: orígenes de la

cultura constitucional en España, 1780-1812, Madrid Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,

2000, pp. 443 y ss., y M. MORÁN ORTI, Revolución y reforma religiosa en las Cortes de Cádiz, Madrid,

Actas, 1994, pp. 116-23.

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posterioridad como la “ominosa década” de 1823 hasta la muerte del monarca acaecida

en septiembre de 1833.

La participación en la restauración absolutista de los Cien mil hijos de San

Luis104

fue celebrada en la catedral con una ceremonia de acción de gracias y una

procesión de rogativas -cuyo protocolo abordamos más adelante, en su lugar

correspondiente- por la suerte del monarca y reposición de su soberanía105

. El cabildo

manifestó claramente su posición al recibir al duque de Angulema, Luis Antonio de

Francia -sobrino de Luis XVIII y futuro Delfín de Francia al reinar su padre Carlos X-

que capitaneó la vuelta del Antiguo Régimen.

En la catedral de Córdoba se protagoniza uno de los hechos más significativos

del comienzo de la Década absolutista (1823-1833) con motivo de la entrada de

Fernando VII en la ciudad, la última que seguía los esquemas característicos del

Antiguo Régimen, no desde el punto de vista formal106

, pues con obras efímeras se

recibió a Isabel II en 1862107

, sino fundamentalmente desde el punto de vista

simbólico108

. Al entrar el monarca en la ciudad un grupo de realistas desenganchó los

caballos de su carruaje y ocupó su lugar, un gesto de humillación que se remonta a la

época de los Austrias109

y que también se llevó a cabo en Madrid el 13 de mayo de 1814

para recibir a “El Deseado” y que la prensa cordobesa califica como “un acto de bajeza”

al recordar las entradas de reyes con motivo de la visita a Córdoba de Alfonso XIII110

.

La actitud realista se vio contrarrestada con los insultos que recibió desde la

torre de la catedral al salir de la ceremonia con que fue recibido en la iglesia mayor, en

la que se refugió hasta que fueron sofocados111

y donde se celebró un Te Deum y misa

solemne por el encarcelamiento del general Riego112

, que fue ahorcado y posteriormete

decapitado en la plaza de la Cebada de Madrid el 7 de noviembre de 1823.

104

Al respecto, véase la monografía de LA PARRA LÓPEZ, E., Los cien mil hijos de san Luis. El ocaso

del primer impulso liberal en España, Madrid, Síntesis, 2007. 105

ACC. Actas Capitulares, t. 107. Sesión de 2 de junio de 1823. 106

Obsequios que la ciudad de Córdoba hizo a sus augustos soberanos, en su glorioso tránsito y

permanencia en ella, en los días 25, 26, 27 y 28 de octubre del presente año de 1823, Córdoba, Imprenta

Real, 1823. 107

MARAVER Y ALFARO, L., La Corte en Córdoba. Reseña Histórica de la recepción y estancia de

S.M. en la provincia de Córdoba en 1862, Córdoba, Imprenta de Rafael Arroyo, 1862. 108

MORENO CUADRO, F., “La entrada de Fernando VII en Córdoba. Alegoría y realidad”, CajaSur, 22

(1989), pp. 22 y ss. 109

MORENO CUADRO, F., “Humanismo y arte efímero hispalense. La canonización de San Fernando”,

Traza y Baza, 9 (1985), pp. 21-98. vid. esp., p. 97. 110

Diario de Córdoba, 12 de mayo de 1904. 111

RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª, Anales de la Ciudad de Córdoba…,op. cit., p. 253. 112

ACC. Actas Capitulares, t. 107. Sesión de 2 de julio de 1823.

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El cabildo recuperó sus antiguos derechos y apostó decididamente por el

absolutismo, proponiendo la depuración de elementos disidentes y garantizando la

restauración religiosa que tuvo al deán Sánchez Villa y al racionero Ximénez y Hoyo

como grandes valedores, sorprendiendo el singular racionero con una representación

dirigida al monarca que ponía de manifiesto la satisfacción con el nuevo orden de cosas

de los capitulares, quienes promovieron que desde el púlpito y el confesionario se

cooperara con la rectificación de las ideas extremistas, la consolidación de la paz, la

tranquilidad de las conciencias y el desarraigo de las sectas, organizando actos que

apoyaban su postura, como las funciones en desagravio del Santísimo Sacramento por

lo ultrajes cometidos en la etapa anterior y la instauración de una celebración anual que

conmemorase la libertad de Fernando VII a principios de octubre, lo que ponía de

manifiesto el apoyo al régimen de los capitulares, los cuales disfrutaban de una posición

privilegiada113

.

Con la muerte de Fernando VII, por quien se realizaron las exequias en la

catedral de Córdoba quince días después de su muerte, haciéndolas coincidir con la

fecha de su nacimiento -14 de octubre-, surgió un clima de incertidumbre ante la

sucesión en la corona de Isabel II, cuya proclamación tuvo lugar siguiendo el

ceremonial acostumbrado114

, aunque el infante Carlos María Isidro -hermano de

Fernando VII- se había autoproclamado el 1 de octubre por el Manifiesto de Abrantes

rey de España con el título de Carlos V115

, al no reconocer la Pragmática Sanción de 29

de marzo de 1830116

que derogaba la Ley Sálica restablecida por Felipe V, por la que

prevalecía la sucesión de herederos varones en línea directa o lateral -hermano o

sobrino-, en un intento de frenar la recuperación del reino de España por los Habsburgo.

Como hemos esbozado, con el fallecimiento del rey, el ritmo histórico se

acelera. Por un lado, el pleito sucesorio da lugar a una guerra civil, y por otro la España

gobernada por María Cristina y sus políticos entra definitivamente en el Nuevo

Régimen, en forma de liberalismo histórico con profundos cambios que descompusieron

113

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., pp. 133-135. 114

MANIFIESTO circunstanciado de las solemnes fiestas con que la M. Sr. y M.L. ciudad de Córdoba ha

celebrado el acto de la Real Proclamación de la Reina Nuestra Señora Doña Isabel Segunda (Q.D.G.)

ejecutado el día 4 de Diciembre de 1833 / Dálo a luz la Diputacion de festejos de su Excmo.

Ayuntamiento, Córdoba, Imprenta Real, 1833. 115

MORAL RONCA, A. M., Carlos V de Borbón, Madrid, Actas Editorial, 1999. 116

SUÁREZ VERDEGUER, F., La Pragmática Sanción de 1830, Valladolid, Escuela de Historia

Moderna, C.S.I.C., 1950.

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el patrón de relaciones con la Iglesia117

. Por aquellos años se desencadenó la Primera

Guerra Carlista entre isabelinos y seguidores de Don Carlos, defensores del

absolutismo, a los que la regente contrarrestó con una serie de concesiones a los

liberales y el cambio de Francisco Cea Bermúdez por Francisco Martínez de la Rosa,

uno de los diputados de las Cortes de Cádiz, quien decretó la amnistía para los liberales

encarcelados durante la Década Ominosa (1823-1833) y promovió el Estatuto Real de

1834 por el que se crearon nuevas Cortes, por las cuales se realizaron ceremonias de

acción de gracias, así como por la capitulación del ejército abolustista que apoyaba a

Miguel I de Portugal -que abdicó el 26 de mayo de 1834- frente a los liberales, de

manera similar al enfentamiento entre carlistas y liberales españoles. José Luis

Comellas nos apunta que la guerra civil nace de un conflicto dinástico, en que la

legitimidad del trono es discutida. Aunque este hecho, sólo sea el pretexto para dar

actualidad a una “guerra interna” larvada que ya venía de mucho antes. Lo que se

disputa, en el fondo, es una cuestión ideológica, planteada desde las Cortes de Cádiz118

.

En la ciudad de Córdoba encontramos una opinión favorable hacia el

Despotismo Ilustrado de parte del clero catedralicio, que promovió reuniones en el patio

de los Naranjos y varias capillas del recinto catedralicio119

, lo cual acarreó que en julio

de 1834 una muchedumbre anticlerical ocupara la torre de la catedral120

.

Los conflictos del gobierno de Martínez de la Rosa acuciaron el cambio de

gobierno que recayó en otro moderado, el conde de Toreno, quien apenas estuvo tres

117

ARCEL ORTI, V., Política eclesial de los gobiernos liberales españoles (1830-1840), Pamplona,

Universidad de Navarra, 1975. 118

“Don Carlos, advenido al trono de España, como heredero legítimo de él que era, hubiera contentado a

uno y disgustado a otros, los que fueran; o hubiera intentado tal vez una fórmula armónica de avenencia,

nada fácil de implementar en aquellos tiempos. No lo sabemos. El cuarto matrimonio de Fernando VII,

que llevaba ya de por sí la posibilidad de desbancar a Don Carlos, la Pragmática Sanción y finalmente el

nacimiento de Isabel II vinieron a dar al traste con todas las expectativas vigentes pocos años antes. La

actitud beligerante del rey quedaba en evidencia, y el destierro de don Carlos venía a poner el punto final.

Se explica que todos los descontentos de Fernando VII y de su tendencia de los últimos años a una vía

innovadora, se unieran entorno a don Carlos […] A este efecto, siempre he pensado que el manifiesto de

Cea Bermúdez, suscrito por María Cristina el primer día de su regencia, asegurando el mantenimiento de

la religión y de las prerrogativas reales en toda su integridad, tuvo efectos decisivos […] El marqués de

Lema ve en él un intento de ganarse a las clases del Estado, es decir, a los militares y a los funcionarios,

que de otra forma se hubieran pasado en grandes masas al bando de don Carlos. Aquellos servidores del

Estado, dueños efectivos de su maquinaria y sus fuerzas, se encontraron siendo cristinos antes de saberse

anticarlistas, y por fidelidad al testamento de Fernando VII se encontraron siendo anticarlistas antes de

saber que eran liberales. Los hechos consumados señalarían para ellos un camino sin retorno”.

COMELLAS GARCÍA-LLERÁ, J. L., “Sobre los orígenes del carlismo”, en BULLÓN DE MENDOZA,

A. (dir.), Las guerras carlistas, Madrid, ed. Actas, 1993, pp. 40-41. 119

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 136. 120

ACC. Actas Capitulares, t. 110. Sesión de 29 de julio de 1834, ff. 139-143.

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meses en el mismo -del 7 de junio al 14 de septiembre- por el deseo de un giro al

radicalismo liberal, iniciándose una serie de revueltas populares.

En la catedral se celebró con un repique de campanas la defensa de Bilbao y,

aunque el resurgimiento revolucionario acarreó la ocupación del coro catedralicio el 4

de agosto por milicianos121

, se mantuvo el tradicional protocolo practicado por los

capitulares, quienes realizaron el funeral por el brigadier carlista Villalobos y llevaron a

cabo varias celebraciones de acción de gracias por la toma del Alcázar, donde

resistieron los liberales, y por la apertura del postigo de Baena que permitió la entrada al

general Miguel Gómez Damas, quien abandonó la ciudad al poco tiempo de haberla

ocupado a finales de septiembre, con la llegada de las tropas liberales el 13 de octubre

de 1836 dirigidas por el general Alaix122

, quien multó con veinte mil duros123

y criticó

duramente de colaboracionismo a los capitulares, que intentaron reivindicar su honor en

varias ocasiones y especialmente en las exequias celebradas el 16 de enero de 1837 por

las víctimas del general Gómez124

.

En los últimos años de la regencia de María Cristina hubo un distanciamiento

-además de los problemas surgidos a raíz de la desamortización de Mendizabal (1836-

1837)- entre la autoridad y los capitulares que, no obstante, realizaron una solemne

ceremonia de acción de gracias el 26 de septiembre de 1839 por la retirada de Don

Carlos a Bourges (Francia) el 14 de septiembre del mismo año125

, tras la firma el 31 de

agosto del Convenio de Oñate (Guipúzcoa) o Abrazo de Vergara que puso fin a la

Primera Guerra Carlista.

121

PAVÓN, F. B., “Córdoba en 1836. Apuntes y recuerdos”, Boletín de la Real Academia de Córdoba,

26, (1930), p. 6. 122

Al respecto, véase ROLDÁN GONZÁLEZ, E., Ocupación carlista de Córdoba por el general Gómez,

Sevilla, Editorial Católica Española, 1979. 123

ACC. Actas Capitulares, t. 111. Sesión de 14 de octubre de 1836, f. 145v. 124

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., pp. 138-139. 125

ACC. Actas Capitulares, t. 112. Sesión de 24 de septiembre de 1839, f. 79 r. y v.

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Juan de Dios Álvarez de Mendizábal, cuya desamortización (1836-1837) acarreó importantes problemas entre la Iglesia y el Estado.

Entretanto, la figura de Baldomero Espartero, el héroe de la guerra carlista,

convertido en duque de la Victoria, iba alcanzando las máximas cotas de popularidad.

En octubre de 1840, Espartero asumiría las funciones de regente, que poco a poco

irían siendo prácticas casi dictatoriales. Durante esta nueva etapa se dará un nuevo

impulso desamortizador al clero secular, en la que se produjeron algunos incidentes

provocados por milicianos el 2 de diciembre de 1840 en el interior de la catedral que el

jefe político, Ángel Iznardi, resolvió de forma expeditiva comunicando a los capitulares

que cambiaran de actitud respecto al poder establecido126

, celebrándose en la catedral

una serie de ceremonias protocolarias por la onomástica del duque de la Victoria, la

rendición de Barcelona, aniversario de la revolución de 1840 y sufragios por el general

Torrijos127

.

126

De interés es el trabajo de CUENCA TORIBIO, J. M., “Catolicismo y opinión pública a mediados del

siglo XIX”, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 82 (2005), pp. 529-552. 127

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p 140.

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En la primavera de 1843, progresistas y moderados se propusieron derribar a

Espartero. Se sucedieron en Cataluña y Andalucía revueltas. El regente se decidió a

sofocar los levantamientos, pero la situación la decidió un general moderado, Ramón Mª

Narvaéz, que desembarcó en Valencia y derrotó a las tropas esparteristas en Torrejón.

Espartero se embarcó rumbo a Inglaterra. Acto seguido se nombró una coalición de

progresistas y moderados, que en palabras de Andrés Borrego era “Potente para destruir,

incapaz para gobernar”. La coalición decidió declarar a Isabel II mayor de edad a los 13

años. Isabel II se convirtió así en la figura central de la Historia de España hasta

1868128

.

Al comienzo de la etapa isabelina (1843-1868) se realizó el preceptivo

juramento de fidelidad con la novedad de hacerse en presencia del comisario político y

se celebró el comienzo del reinado personal de la reina, así como la vuelta de la reina

madre, María Cristina, que había abandonado el país durante la regencia de Baldomero

Espartero129

.

Durante la época isabelina España vive una notable recuperación demográfica,

un moderado desarrollo económico y una cierta amabilidad ambiente. Asimismo, vive

la incapacidad de sus clases dirigentes para arbitrar una organización política estable y

presencia el lento avance del proletariado. Cuando el país estuvo pacificado, los

moderados se hicieron con el poder durante diez años. A este periodo se le denomina “la

década moderada (1844-1854)”. Durante estos años se promulgó una nueva

constitución, se inició la reforma fiscal de manos de Alejandro Mon y la reina contrajo

matrimonio. En 1846 se había planteado la cuestión del matrimonio de la reina. La

discusión sobre el futuro marido llegó a extremos inesperados. Francia e Inglaterra

retiraron sus candidatos y en la conferencia de Eu exigieron que Isabel II contrajera

matrimonio con un príncipe de la casa Borbón. La casaron con su primo el infante don

Francisco de Asis. Precisamente, el infortunado matrimonio de la reina debilitó la

posición del partido moderado y los progresistas empezaron a instar para hacerse con el

ejecutivo. La ocasión se presentó con los levantamientos que se sucedieron en la

península enlazando directamente con el ciclo revolucionario europeo de 1848. Se

sucedieron una serie de revueltas que fueron rápidamente sofocadas por Narváez. El

128

Véase la biografía de COMELLAS, J. L., Isabel II: una reina y un reinado, Barcelona, Ariel, 1999.

Para la provincia de Córdoba puede consultarse AGUILAR GAVILÁN, E., Vida política y procesos

electorales en la Córdoba Isabelina (1834-1868), Córdoba, Monte de Piedad y Cajas de Ahorros de

Córdoba, 1991. 129

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 141.

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general disolvió las Cortes y durante dos años gobernó por decreto. Fue la famosa

“dictadura de Narváez”, que era un general de temperamento autoritario, pero

ideológicamente convencidos de las excelencias del liberalismo.

Por aquellos años, uno de los acontecimientos eclesiásticos más relevantes que

tuvieron eco en la catedral de Córdoba fue la encíclica de Pío IX, Ubi primum II [Tan

pronto], de 2 de febrero de 1849, autorizando al clero para que pudiera sustituir

determinados rezos del Breviario por las horas canónicas especiales en honor de la

Inmaculada Concepción y recabando información del episcopado (603 obispos) sobre la

definición del dogma de la Inmaculada Concepción de María. Como es sabido, esta

iniciativa no era frecuente a través de carta apostólica, a la que contestaron 546

prelados, considerándola De Fiores como “un concilio epistolar” en el que se trató sobre

una materia doctrinal importante130

.

En estos momentos era obispo de Córdoba Manuel Joaquín Tarancón (1847-

1857), quien solicitó la opinión a los consultores diocesanos, y en la catedral se celebró

un octavario con tal fin. A finales de junio se emitió un informe contestando el arraigo

de la veneración en la diócesis a la Inmaculada Concepción de María, cuyo dogma

definió Pío IX por la encíclica Ineffabilis Deus [El inefable Dios] de 8 de diciembre de

1854, con las consiguientes ceremonias de acción de gracias e impulso de las

devociones marianas, que se multiplicaron en el mes de mayo131

.

Durante su reinado las relaciones Iglesia-Estado tuvieron un punto de inflexión

importante con el Concordato firmado entre Pío IX e Isabel II, impulsado por Juan

Bravo Murillo en 1851132

, en el que se reafirmó la confesionalidad del Estado y la labor

eclesial en el sistema educativo, así como su derecho a la adquisición y posesión de

bienes, y la Iglesia abandonó la neutralidad para reconocer a Isabel II frente a las

pretensiones carlistas.

En este clima de normalidad, los capitulares organizaron el 19 de julio de 1855

unas exequias solemnes por las víctimas de la Revolución de 1854 -Vicalvarada que

puso fin a la década moderada (1844-1854) y abrió el bienio progresista (1854-1856)- y

130

DE FIORES, S., María madre de Jesús. Síntesis histórico-salvífica, Salamanca, Seminario Trinitario,

2002, p. 476. 131

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., pp. 216-217. 132

Sobre este político moderado, véase BULLÓN DE MENDOZA, A., Bravo Murillo y su significación

en la política española, Madrid, Graficas Valera, 1950.

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en memoria de los caídos en 1836 en defensa de la libertad133

, reforzando su

posicionamiento frente a las fuertes críticas recibidas por el general Alaix por su

colaboración con los carlistas.

Entre 1856 y 1868 se asistió a una especie de turnismo entre los unionistas de

O’Donnell y los moderados de Narváez. Por aquellos días había hecho su aparición el

sugestivo experimento de la Unión Liberal como una fuerza cuyo empuje pretendía

enmendar los problemas nacionales por la vía de un “justo medio” entre el narvaísmo y

el progresismo esparterista. La Unión Liberal no difería en esencia de las agrupaciones

políticas de la época. Ciertamente fue un partido de notables dotado con cierto aire de

modernidad, pero formado por “una brillante pléyade política”, integrada por destacadas

personalidades de las dos grandes formaciones históricas, la moderada y la progresista,

junto a un importante grupo de jóvenes134

.

En lo referente a nuestro tema de estudio, diremos que por aquellos años se

reiteró la normalidad protocolaria y a petición de la Diputación de Córdoba se

realizaron ceremonias de acción de gracias por la inauguración de la línea de ferrocarril

Córdoba-Sevilla y Córdoba-Belmez135

, así como rogativas por la guerra de África136

y

una solemne acción de gracias por la toma de Tetuán y final del conflicto por el Tratado

de Wad-Ras (Tetuán) de 26 de abril de 1860. Del mismo modo, los capitulares

133

RUIZ DE PEDRAJAS, F., Oración fúnebre por el aniversario de las víctimas de julio de 1854, y

recuerdos históricos-lúgubres, que a la memoria de las sacrificadas en Octubre de 1836 en Córdoba, y,

cuando prisioneros por la columna del cabecilla Gómez, dijo e hizo el 19 de julio en la Iglesia Catedral

Francisco Ruiz de Pedrajas, Presbitero, Capellán del primero de Ligeros de Milicia Nacional de esta

Provincia, Córdoba, Librería de D. Rafael Arroyo, 1855. 134

“La Unión Liberal se presentaba dispuesta a convertirse poco menos que en un partido único, capaz de

superar las diferencias. Tal desiderátum era, sin embargo, inviable en la España de entonces; y, sobre

todo, ocurría que la Unión Liberal apenas poseía otro programa que el de la conciliación: y precisamente

en aras de esa conciliación sacrificó puntos más concretos, que en realidad nunca llegaron a formularse.

Carente de contenido específico, iría desinflándose con los años”, Cfr. COMELLAS, J.L., Historia de

España Contemporánea, Madrid, 1988, p. 202. “La experiencia histórica de la Unión Liberal fue, en

definitiva, un nuevo intento de centrar la política, con un matiz mucho más abierto a la izquierda -según

la aspiración puritana- que los anteriores empeños integradores -el de Martínez de la Rosa, el de Narváez-

, muy escorados a la derecha”, Cfr. SECO SERRANO, C., Historia del conservadurismo español. Una

línea política integradora en el siglo XIX, Madrid, Temas de Hoy, 2000, p. 174. 135

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 142. 136

LIÉBANA SERRANO, B., Sermón que en la solemne fiesta de rogativas por el triunfo de nuestras

armas celebrada en la santa Iglesia catedral de Córdoba por el ilustrísimo cabildo el día quince del

presenta mes de Diciembre con asistencia del Excelentísimo e Ilustrísimo señor Obispo de la Diócesis,

Excelentísimo Ayuntamiento, señor Gobernador de la Provincia, autoridades civiles y militares, predicó

el licenciado D. Bonifacio de Liébana y Serrano, Canónigo Magistral de la misma Santa Iglesia. Tirada

de 1000 ejemplares, Su precio tres reales. Cuyo producto Integro destina su autor a nuestro valiente

egercito de África, Córdoba, Imprenta y Litografia de D. Fausto García Tena, 1859.

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recibieron a la familia real en su viaje por Andalucía de 1862137

, lo que analizaremos en

el capítulo correspondiente.

Es también a mediados de siglo, cuando a las tradicionales devociones de

Nuestra Señora de la Fuensanta, san Rafael y reliquias de los Santos Mártires, tan

veneradas en las procesiones generales de rogativas y acción de gracias desde principios

del siglo XIX138

, se une la de Nuestra Señora de los Dolores en las rogativas públicas

por las necesidades de la Iglesia, con motivo de la huída de Pío IX a Gaeta por la

revolución de 1848 en Roma que instauró en 1849 la República Romana en los Estados

Pontificios, y en la solemne función de desgravio por las blasfemias de algunos

diputados de las Cortes Constituyentes de 1869, comenzando en este momento también,

con motivo de la Gloriosa (1868), las misiones populares que tuvieron un gran

despliegue a partir de 1878 por la paz religiosa del régimen alfonsino, año en el que se

celebran en la catedral139

.

Poco a poco, las hostilidades crecían en torno a la figura de Isabel II, que ya ni

siquiera contaba con la defensa férrea de Narváez, puesto que este último falleció el 23

de abril de 1868. En los meses siguientes, militares y civiles se pusieron a las órdenes

de Prim para iniciar el movimiento revolucionario que llevaría al destronamiento de

Isabel II. El choque entre el ejército isabelino y el revolucionario tuvo lugar el 28 de

septiembre en Alcolea, en el cual, como relata Fernández Almagro, el general que servía

de baluarte a su reina “puso en el ataque su temple militar, jugándose la vida al frente de

sus soldados, al ser herido por un casco de granada en la mandíbula. Serrano pudo copar

la brigada del general Lacy y la dejó en libertad. Los isabelinos se batían con

desconcertado heroísmo, y el general revolucionario no necesitaba abusar de la victoria

que, con razón, creía ya en su mano. El general Paredes, que había tomado el mando al

caer Novaliches herido, ordenó el repliegue de sus fuerzas al Carpio (sic), tras doce

horas de combate. Serrano marchó a Madrid, con su ejército, sin hallar a su paso la

mayor resistencia; por el contrario, fue recogiendo, pueblo tras pueblo, vítores y

137

MARAVER Y ALFARO, L., La Corte en Córdoba. Reseña Histórica de la recepción y estancia de

S.M. en al provincia de Córdoba en 1862, Córdoba, Imprenta de Rafael Arroyo, 1862, pp. 77-78. 138

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 241 ss. 139

VÁZQUEZ LESMES, R., La devoción popular cordobesa en sus ermitas y santuarios, Córdoba,

Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1987, p. 87; Véase también

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 207; sobre la evolución de las misiones populares, véase REVUELTA

GONZÁLEZ, M., La Compañía de Jesús en la España Contemporánea, I. Supresión y Restitución,

Madrid, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Comillas, 1984, pp. 129 y ss.

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51

adhesiones de todo orden”140

. Nada le quedaba ya por hacer a la monarquía. Isabel II

cruzó los Pirineos el 30 de septiembre de 1868, comenzando así una nueva etapa en la

Historia de la España Contemporánea.

El destronamiento de Isabel II con la Revolución de 1868 -La Gloriosa o

Septembrina- marcó el comienzo del Sexenio democrático (1868-1874) con la

monarquía parlamentaria de Amadeo I (1871-1873) y la I República Española (1873-

1874). Se produjeron algunos ataques anticlericales que provocaron se realizaran en la

catedral de Córdoba unas solemnes ceremonias de desagravio los días 22 y 23 de mayo,

pero los problemas mayores vinieron con la nueva Constitución de 1869 aprobada por

el gobierno provisional surgido tras el triunfo de la Revolución. Se hizo una obligada

acción de gracias por su promulgación141

, surgiendo el mayor inconveniente con el

juramento a la misma, al que los capitulares se negaron por considerarla contraria a las

leyes divinas y eclesiástica142

.

Constitución de 1869 que los capitulares se negaron a jurar por considerarla contraria a las leyes divinas y eclesiásticas.

140

FERNÁNDEZ ALMAGRO, M., Historia política de la España contemporánea, I. (1868-1885),

Madrid, Alianza, 1972, p. 17. Cfr. el testimonio de LEYVA Y MUÑOZ, F., La batalla de Alcolea, ó

Memorias íntimas, políticas y militares de la revolución Española de 1868, Córdoba, Imprenta, Librería y

Litografía del Diario, 1879, 3 tomos. 141

NIETO CUMPLIDO, M., La libertad religiosa en Córdoba, Córdoba, Seminario Conciliar San

Pelagio, 1969, p. 75. 142

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p 145.

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Los capitulares no aceptaron de buen grado el triunfo de La Gloriosa y se

negaron a oficiar el Te Deum por su triunfo que les solicitó la Diputación143

, no

cambiando la actitud que habían manifestado con la monarquía constitucional de

Amadeo I, en la que se redujeron las ceremonias tradicionales, aunque se realizó un

breve repique de campanas con motivo de su elección en el parlamento el 16 de

noviembre de 1870 por una gran mayoría de parlamentarios144

. El cabildo se negó a la

tradicional ceremonia de acción de gracias y Te Deum por la investidura del nuevo rey,

hijo de Víctor Manuel II -primer rey de Italia y II de Saboya- que fue excomulgado

después de atacar Roma en 1870 y tener que recluirse Pío IX en el Vaticano145

.

Pese a todos sus esfuerzos, la monarquía de Amadeo I no logró ser popular.

Muchos militares y funcionarios civiles se negaron a prestar juramento de obediencia y

fidelidad al nuevo rey. Por un motivo o por otro, don Amadeo, desde un principio, fue

blanco de sátiras y burlas en conversaciones, periódicos y revistas teatrales. La

situación era cada vez más compleja: los carlistas habían renunciado a la acción

parlamentaria, arrojándose a la protesta extrema de las armas; y a la guerra del Norte se

sumaba el cada vez más enconado problema cubano146

. El 8 de febrero Amadeo I

renunció al trono de España.

Tras la abdicación del monarca, se reunieron en sesión conjunta el Congreso y el

Senado (11 de febrero de 1873) y acordaron la proclamación de la República. Después

de pasar por la presidencia de Figueras, y antes de ser elegido Pi y Margall, se

desarrolló un proceso de escalada en los conflictos cubano y carlista, así como la

víspera de la eclosión del movimiento cantonalista. Con la rebelión cantonal Pi y

Margall presentó su renuncia y fue elegido como nuevo presidente Nicolás Salmerón.

Tampoco se mantuvo este último, como es bien sabido, mucho tiempo en el cargo. Así,

a fines de septiembre de 1873, fue nombrado presidente del ejecutivo Emilio Castelar.

El protocolo ceremonial tuvo su momento más bajo durante la breve I República

Española con el distanciamiento de Iglesia y Estado147

, y algunos brotes anticlericales,

como el ocurrido el 13 de marzo de 1873 cuando unos soldados entraron en la catedral

143

Idem. 144

Al respecto, véase BOLAÑOS MEJÍAS, C., El reinado de Amadeo I de Saboya y la monarquía

constitucional, Madrid, Ediciones UNED, 1999. 145

ACC. Actas Capitulares, t. 118. Sesión de 19 de noviembre de 1870, s/f. 146

Sobre las intervenciones españolas frente a la insurrección ultramarina de 1868, véase NAVARRO

GARCÍA, L., Las guerras de España en Cuba, Madrid, Encuentro, 1998, pp. 29 y ss. 147

Al respecto, véase CUENCA TORIBIO, J. M., “La Iglesia en el periodo revolucionario y la Primera

República”, en ESCUDERO LÓPEZ, J. A. (dir), La Iglesia en la historia de España, Madrid, Marcial

Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, 2014, pp. 881-894.

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sin guardar el decoro debido, pero lo más importante fue la ausencia de autoridades en

las más importantes ceremonias religiosas, como la procesión del Corpus Christi148

.

A lo largo de los meses que duró la República, los progresos de la causa

alfonsina fueron notables. Cánovas dejó hacer a Martínez Campos para que pudiera

salvarse una curva difícil en el camino por donde España se veía arrastrada. El político

malagueño podía haber aplicado una de sus famosas frases, pronunciada en la Cámara

Baja el 10 de julio de 1871: “… No existe posibilidad de gobernar sin transacciones

lícitas, justas, honradas e inteligentes, referente a la imposibilidad de gobernar con

principios absolutos. El golpe de Sagunto no fue, sin embargo, bien recibido por

Cánovas, que no quería gravar la Restauración con hipoteca castrense alguna”149

.

La Restauración política cerraría las heridas abiertas en las convivencias

colectivas por las luchas civiles de los últimos años. Sin duda, el fracaso con que se había

saldado, a fines de 1874, el Sexenio democrático, puso dramáticamente de manifiesto la

existencia de múltiples deficiencias estructurales de la sociedad española, lo cual propició

una reevaluación a fondo de nuestra tradición liberal, en la doble vertiente

regeneracionista, la que confiaba en la ciencia y la que se remitía a la identidad nacional.

Con la restauración borbónica (1875-1931) los capitulares no solo recibieron a

los monarcas Alfonso XII y Alfonso XIII, que recogemos en el lugar correspondiente,

sino también al presidente del gobierno Martínez Campos cuando viajaba hacia

Madrid150

.

Cuando asumió la presidencia del Gobierno, Cánovas se planteó tres objetivos

prioritarios: pacificar el país, definir el régimen de la monarquía restaurada en la figura

de Alfonso XII y, por último, integrar la opinión dual de monarquía-constitución en dos

grandes agrupaciones políticas destinadas a alternarse en el poder con amplio consenso,

garantizando un turno no traumático para España. Los grupos dinásticos se dividieron,

como ya se ha dicho, en dos grandes partidos -Liberal conservador de Cánovas y

Constitucional de Sagasta- y, junto a ellos, concurriría a las elecciones un amplio

abanico de organizaciones políticas.

148

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 146. 149

FERNÁNDEZ ALMAGRO, M., Historia política de la España contemporánea, I…, op. cit., p. 242. 150

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 148.

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La Constitución de 1876 promulgada por Cánovas del Castillo establecía el

estado confesional católico admitiendo otras religiones, libertad religiosa a la que la

intransigencia religiosa de la Iglesia puso trabas durante toda la edad contemporánea151

.

Como una de sus características más destacadas, indicaremos que era un texto concertado

entre la Corona y las Cortes152

. Con esta fórmula se eliminaba la doctrina de la soberanía

nacional, proclamada en la Constitución de 1869. El Texto de 1876 recoge en su artículo

18: “La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey”153

.

151

CUENCA TORIBIO, J. M., “Laicismo y confesionalidad en las relaciones Iglesia-Estado de la España

contemporánea”, en ARBÓS MARÍN, X., FERERR BELTRÁM, J., PÉREZ COLLADO, J. Mª (eds.), La

laicidad desde el derecho, Madrid, Marcial Poons, 2010, pp. 69-118. 152

“La Constitución de 1876 tuvo la finalidad esencial de establecer de manera estable las relaciones entre las

dos instituciones básicas que volvían a compartir la soberanía como en la época moderada: las Cortes y la

Corona. El Título II -‘de las Cortes’- establecía que la potestad de hacer las leyes residía en las Cortes con el

Rey...”, ARRANZ, L. y M. CABRERA, “El Parlamento de la Restauración”, Hispania, 189 (1995), p. 69;

MARTÍNEZ SOSPEDRA, M., “Las fuentes de la Constitución de 1876. Continuidad y cambio en el

constitucionalismo español del siglo XIX”, Revista de Derecho Político, 8 (1981), pp. 76 y ss. 153

Sobre la legislación electoral española, véase J. VARELA ORTEGA y R. LÓPEZ BLANCO,

“Historiography, Sources and Methods for the Study of Electoral Laws in Spain”, en S. NOIRET (ed.),

Political Strategies and Electoral Reforms: Origins of Voting Systems in Europe in the 19th and 20th

centuries, Baden-Baden, 1990, pp. 185 y ss. Véase también FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, A., Leyes

electorales españolas de diputados a Cortes en el siglo XIX. (Estudio histórico y jurídico político), Madrid,

1992, pp. 147-202.

Constitución de 1876 que declaraba la confesionalidad del Estado. Biblioteca del Congreso de los Diputados.

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Precisamente, fue este carácter transaccional el que le permitió gozar de larga vida.

La ordenación de las materias sigue las pautas de las Constituciones isabelinas: primero,

nacionalismo y derechos; segundo, las Cortes, con apartados dedicados al Congreso y al

Senado; tercero, la Corona; cuarto, la Administración, y por último, las Fuerzas Armadas.

Asimismo, hay que recordar que carece de preámbulo y de cláusula de Reforma.

Cánovas era consciente de la desafección vaticana hacia el carlismo y de su apoyo,

en contrapartida, hacia la Restauración borbónica. Y también sabía que el elemento clerical

aparecía resignado, pero no dormido. Aunque no tenía nada contra la religión católica,

luchaba por mantener la supremacía del poder civil frente al crecimiento arrollador de las

órdenes religiosas. Y es que, en opinión del profesor Cuenca Toribio,

(…) el catolicismo no era un fósil ni una reliquia del pasado, pero su capacidad de

adormecimiento y conformismo era elevada. Ninguna réplica al orden establecido cabría

esperar de él si no se le hería gravemente o atacaba en puntos neurálgicos. Contando con

su alianza y seguimiento, el Estado de la Restauración guardó mucho las formas cara a sus

adversarios. Sus prohombres temieron que sobre ellos cayese el sambenito de clericalismo

o ultramontanismo y pusieron un meticuloso cuidado en mantener distancias con la Iglesia

institucional154

.

Durante el proceso de discusión y aprobación de este artículo, ante el recorte de la

libertad religiosa que contenía, se elevaron protestas por parte de algunos diputados. El

marqués de Sardoal calificó esta Carta Magna como la “Constitución del miedo”, porque

sus progenitores habían temido adoptar una soberanía nacional, establecer una base de

derecho electoral y rehuido hacer una nueva ordenación municipal y provincial. Para él,

habían realizado un texto demasiado encorsetado155

. Entre otras cosas argumentaba que la

prensa estaba sometida a censura previa en lo referente al ámbito monárquico

constitucional. Antes de editar cualquier noticia, “se determinaba la obligación de entregar

en el Gobierno Civil cuatro ejemplares dos horas antes de su publicación; además se

impuso un duro sistema punitivo”156

.

Con posterioridad, la Ley de Imprenta tuvo un largo trámite parlamentario. Romero

Robledo, a la sazón ministro de la Gobernación, la presentó en 1877, pero no sería hasta

1878 cuando se aprobara definitivamente.

154

CUENCA TORIBIO, J. M., Relaciones Iglesia-Estado en la España Contemporánea, Madrid, Alhambra,

1989, p. 11. 155

Diario de Sesiones del Congreso (D.S.C.), legislatura de 1876-1877, t. III, 12 de mayo de 1876, p. 1.377. 156

PÉREZ DÍAZ, R., “La práctica parlamentaria en España, (1875-1879)”, Revista de las Cortes Generales,

29 (1993), p. 101.

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Durante los últimos decenios del siglo XIX hubo un importante movimiento

religioso157

en el que se incrementaron las líneas de espiritualidad que comenzaron en la

etapa isabelina al tiempo que surgieron otras nuevas que fueron promovidas ante los

fieles por las congregaciones, especialmente los claretianos y jesuitas158

.

La devoción a san José, que Pío IX declaró protector de la Iglesia universal el 8

de diciembre de 1870 y que apareció en la diócesis en los últimos años del pontificado

de Juan Alfonso Alburquerque Berión (1857-1874), tuvo un importante desarrollo en la

ciudad a partir de la creación en 1881 de la Asociación Josefina por el canónigo

doctoral José Agreda Bartha, quien apoyó la práctica piadosa de los Siete Domingos de

san José159

, en los que se recordaban en las siete semanas previas a su festividad los

principales dolores y gozos del patriarca160

.

En la misma línea hay que situar las celebraciones del segundo centenario de las

revelaciones de santa Margarita María Alacoque -octava del Corpus de 1675, germen de

la devoción del Sagrado Corazón de Jesús- que presentó el diácono principal de la

catedral, el arcediano Ricardo Míguez, en 1875161

. Asimismo, a raíz de la llegada a la

ciudad en 1876 de la congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María, se difundió esta devoción, cuya fiesta junto a la del Sagrado Corazón de Jesús y

san José fueron dotadas por el cabildo162

.

Al final del reinado de Alfonso XII (1874-1885) comienza la descentralización

de la única procesión que se realizaba el Viernes Santo a la catedral con la autorización

en 1885 de la salida del Resucitado el Domingo de Resurrección de la parroquial de

Santa Marina. En los años siguientes, con la regencia de María Cristina (1885-1902) se

añadieron otras y comenzaron los desfiles en días sucesivos (1892) acabando con la

única procesión que dominó la mayor parte del siglo XIX a la catedral, cuya estación de

157

CUENCA TORIBIO, J. M., “La Iglesia española en la Restauración” en ESCUDERO LÓPEZ, J. A.,

(dir), La Iglesia en la historia de España, Madrid, Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, 2014, pp.

895-910. 158

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., pp. 217-218. 159

Boletín Eclesiástico de Córdoba, 3 (1882), pp. 109-113. 160

Primero: Cuando estuvo dispuesto a repudiar a María / revelación del misterio de la Encarnación por el

ángel; segundo: Pobreza de Jesús al nacer / gloria de esa noche; tercero: Dolor de la circuncisión de Jesús

/ alegría de su nombre; cuarto: Profecía de Simeón sobre los sufrimientos de Jesús y María / predicción de

la Resurrección; quinto: Huida a Egipto / tener a Dios con él; sexto: Temor de regresar a Nazaret por

miedo a Arquelao / consuelo del ángel; séptimo: Pérdida de Jesús en Jerusalén / encuentro de Cristo en el

templo entre los doctores. 161

Boletín Eclesiástico de Córdoba, 238 (1875), p. 142. 162

ACC. Actas Capitulares, t. 120. Sesión de 22 dejulio de 1882, s/f.

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penitencia se ha recuperado en los últimos veinte años por un buen número de cofradías,

planteándose en en la actualidad que sea visita obligada para todas.

A finales del siglo XIX asistimos a un cambio de actitudes, que nace ciertamente

con la crisis del 98. El primer intento serio por derribar el régimen como tal no ocurre

hasta la crisis general de 1917. Sin embargo, el régimen de la Restauración no se

quebrará hasta 1923, año en que Miguel Primo de Rivera proclama la dictadura, pero su

sustitución definitiva no llegará hasta la proclamación de la II República163

.

Al comienzo del siglo XX, la ciudad de Córdoba seguirá arrinconada en su papel

secundario. Tan sólo las figuras de Julio Romero de Torres o Mateo Inurria servirán

para que el nombre de la capital siga atrayendo la atención de los medios culturales de

todo el país164

. Para un mejor cotejo de Córdoba en los primeros decenios del siglo XX

puede consultarse Luis Palacios Bañuelos con su publicación La etapa contemporánea

(Córdoba 1985); Ricardo de Montis con sus varias publicaciones de Notas Cordobesas

(Córdoba, 1989); Manuel Cuenca Toribio con Historia de Córdoba (Córdoba, 2002);

José Manuel Ventura con Historia ilustrada de Córdoba (Córdoba, 2004); Raúl

Ramírez Ruíz con Córdoba y su provincia durante el reinado de Alfonso XIII (1902-

1931) (Córdoba, 2007); el capítulo publicado por Enrique Aguilar Gavilán “Una

aproximación a la Córdoba del primer tercio del siglo XX” dentro de la obra Córdoba

Contemporánea. Historia, espacio urbano y economía (Córdoba, 2009); y Juan José

Primo Jurado con su publicación La Córdoba de Julio Romero (Córdoba, 2010); así

como a Manuel García Parody y su trabajo Nuevos paseos por Córdoba (Córdoba,

2013).

Con la II República Española (1931-1939) termina la restauración borbónica, y

con ella vuelve el laicismo165

, la libertad de cultos y la voluntariedad de enseñanza

religiosa166

.

163

Para la contextualización histórica del período, véase AGUILAR GAVILÁN, E., “Una aproximación a

la Córdoba del primer tercio del siglo XX”, en COSANO MOYANO, J. (ed.), Córdoba contemporánea.

Historia, espacio urbano y economía, Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba

y Real Academia de Córdoba, 2009, pp. 209-230. En relación a Córdoba durante la II República veáse

PALACIOS BAÑUELOS, L., “La Segunda República en Córdoba”, en DOMÍNGUEZ ORTÍZ, A. [et

alii…], Córdoba. Apuntes para su Historia, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Cajas de

Ahorro de Córdoba, 1981, pp. 195-212. 164

CUENCA TORIBIO, J. M., Historia de Córdoba, Córdoba, Publicaciones de Librería Luque, 2002, p.

181. Frase que también vemos plasmada en el trabajo de Raúl RAMÍREZ RUIZ, Córdoba y su provincia

durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), Córdoba, 2007. 165

Al respecto, véase CUEVA MERINO, J. de la, “El laicismo republicano: tolerancia e intolerancia

religiosa en la Segunda República española”, Mélanges de la Casa de Velázquez, 44 (2014/1), pp. 89-109.

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El cardenal Federico Tadeschino, Nuncio apostólico en Madrid, recomendó el

respeto a los poderes constituidos, pero determinados sectores del clero mostraron su

disconformidad, entre ellos el cardenal Segura -primado y arzobispo de Toledo- que

apoyó al monarca depuesto, lo que acarreó el enfrentameinto con el gobierno

republicano que solicitó su retirada167

, al tiempo que se creaba el Círculo Monárquico

Independiente, cuya inauguración provocó las revueltas que concluyeron con la

conocida quema de edificios religiosos168

.

Las medidas anticlericales no ayudaron a la concordia, ni la propuesta del

cardenal primado a los obispos, en la que recogía los agravios sufridos por la Iglesia -

enseñanza laica entre otros-, y en este ambiente el gobierno prohibió a la Iglesia la

enajenación de bienes169

. En la misma línea continuó el bienio social-azañista (1931-

1933) que siguió el dictado constitucional (art. 26) de disolución de órdenes religiosas y

nacionalización de sus bienes, así como la secularización de cementerios que pasaron a

depender de los municipios y la ley de divorcios, crispándose la relación con la ley de

Confesiones y Congregaciones Religiosas170

que el episcopado consideró un ultraje a

los derechos eclesiásticos171

, provocando la carta encíclica de Pío XI, Dilectissima nobis

[La más querida para Nos], a los obispos, al clero y a todo el pueblo de España sobre la

injusta situación creada a la Iglesia Católica en España, dada en Roma a 3 de junio de

1933172

.

La situación no mejoró en el bienio moderado, en el que gobernó el cordobés

Alejandro Lerroux -fundador del Partido Republicado Radical en la primera década del

siglo XX- apoyado por la CEDA -Confederación Española de Derechas Autónomas,

PALACIOS BAÑUELOS, L., “La Segunda República en Córdoba”, en AA. VV., Córdoba, apuntes para

su Historia, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y la Caja de Ahorros de Córdoba, 1981, pp.

195- 212. 166

CUEVA MERINO, J. de la, “El anticlericalismo en la Segunda República y la Guerra Civil”, en LA

PARRA LÓPEZ, E. y SÁNCHEZ CORTINA, M., (eds.) El anticlericalismo español contemporáneo,

Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, pp. 211-301. vid. esp. pp. 224-225. 167

ÁLVAREZ TARDÍO, M., Anticlericalismo y libertad de conciencia. Política y religión en la Segunda

República Española, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2002, p. 20. 168

GONZÁLEZ CALLEJA, E., Contrarrevoluciones. Radicalizacion de las derechas durante la Segunda

República, Madrid, Alianza, 2002, pp. 28-30. Sobre la temática, véase ÁLVAREZ TARDÍO, M.,

Anticlericalismo y libertad de conciencia. Política y religión en la Segunda República Española, Madrid,

Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2002. Sobre este apartado puede consultarse el

monográfico de la Revista Ayer. JULIÁ, S. (ed.), Política en la II República, Ayer 1995 (20). 169

ÁLVAREZ TARDÍO, M., Anticlericalismo y libertad de conciencia…, op. cit., pp. 43-145. 170 https://laicismo.org/1933/ley-de-confesiones-y-congregaciones-religiosas-de-1933/1942 [Consultada,

15 de noviembre de 2015]. 171

ARZA, A., SJ., “Influencia de la Ley de las Confesiones y Congregaciones Religiosas de 1933 en la

Ley de Libertad Religiosa de 1967”, Revista de Estudios Políticos, 194 (1974), pp. 171-208. 172 http://w2.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19330603_dilectissima-

nobis.html[Consultada, 15 de noviembre de 2015].

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inspirada por el cardenal Ángel Herrera Oria- y por el derechista Partido Agrario

Español, de ahí el sobrenombre de “bienio negro” o “bienio rectificador”, en el que la

CEDA pretendió modificar las reformas del primer bienio de coalicón republicana-

socialista presidido por Azaña. Tampoco cambió con la coalición de izquierdas del

Frente Popular, creado en enero de 1936173

, que en julio del mismo año tuvo que

afrontar el golpe de estado de Franco que desencadenó la Guerra Civil española174

,

considerada una “cruzada” contra el ateísmo que contó con el apoyo eclesial175

, siendo

los católicos los actores principales de las coaliciones políticas y sociales -catolicismo

político- que sostuvieron a los regímenes totalitarios de la Península Ibérica176

.

Para el catedrático de la Universidad de Extremadura, E. Moradiellos, la Guerra

Civil Española fue, sin duda alguna, la consumación de las tensiones sociales y políticas

que se habían ido gestando en el país desde mucho tiempo atrás. Aunque, la explicación

de un enfrentamiento entre dos formas de entender España, no es más que la

justificación del conflicto realizada por el bando vencedor una vez finalizada la

guerra177

. Por su parte, P. Vilar en el balance sobre “La guerra, lejos de desatar la

revolución anunciada por el vocabulario de los falangistas, no supuso, en la zona

nacionalista, ningún cambio profundo en la estructura de la sociedad. Por el contrario,

las castas dirigentes –clero, ejército, juventud rica asociada al Partido, a los cuadros

militares y al Auxilio Social- se impusieron de forma decisiva, sin que ninguna fórmula

económica nueva entrase en la realidad de los hechos”178

.

La provincia de Córdoba fue uno de los territorios donde el conflicto se

desarrolló de manera ininterrumpida, desde el estallido del golpe de Estado hasta el día

de la proclamación de la victoria. Como pone de relieve, el profesor Moreno Gómez, el

apoyo de las clases medias fue crucial, “sin la adhesión de la burguesía latifundista

173

Veáse TUSELL, J., Las elecciones del Frente Popular, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1971, 2

vols. 174

Sobre la preocupación del pontífice por la guerra, que intentó impedir y mitigar, véase CÁRCEL

ORTI, V., Pío XI entre la República y Franco. Angustia del papa ante la tragedia española, Madrid,

BAC, 2008. Véase también MORENO GÓMEZ, F., La República y la Guerra Civil en Córdoba,

Córdoba, Publicaciones del Ayuntamiento, 1983. MORENO GÓMEZ, F., La Guerra Civil en Córdoba

(1936-1939), Madrid, Alpuerto, 1985. 175

CUENCA TORIBIO, J. M., “La Iglesia en la Guerra Civil española”, en ÁLVAREZ REY, L.,

(coord.), Andalucía y la Guerra Civil: estudios y perspectivas, Sevilla, Diputación y Universidad, 2006,

pp. 91-108. 176

Al respecto, véase LOFF, M., “Dios, Patria, Autoridad: La Iglesia Católica y la fascistización de los

regímenes ibéricos, 1933-1945”, Espacio, Tiempo y forma, Serie V, Historia Contemporánea, t. 25

(2013), pp. 49-66. 177

MORADIELLOS GARCÍA, E., “Ni gesta heroica, ni locura trágica: nuevas perspectivas históricas

sobre la guerra civil”, Ayer. Revista de Historia Contemporánea, 50 (2003), pp. 11-39. 178

VILAR, P., Historia de España, Barcelona, Crítica, 2000, p. 158.

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meridional el golpe militar no habría estallado”179

. Para el profesor Aguilar Gavilán

este apoyo fue decisivo: “(…) ante el panorama esbozado resulta explicable la reacción

de alivio y apoyo incondicional de las fuerzas conservadoras locales cuando al estallar

el alzamiento de la guarnición de África contra la República que dio comienzo a la

Guerra Civil, la ciudad se adhirió desde los primeros momentos al llamando bando

nacional”180

.

Con el estallido de la guerra se produjo una serie de actuaciones que diezmaron

el patrimonio de la ciudad. Como se denuncia en el Diario Córdoba, el 18 de julio de

1936, un grupo de obreros incendió las iglesias de Santa Marina y San Agustín181

. La

Iglesia durante todo el conflicto bélico intentó mantener todos los actos religiosos. Por

ejemplo, en septiembre de 1936 se celebró la romería en Lucena y, como aparece

recogido en el periódico La Voz eran frecuentes las ofrendas y las oraciones al Cristo de

los Faroles182

. Aunque, el acontecimiento que mayor consternación ocasiono entre los

feligreses cordobeses fue el intento fallido de dinamitar la Mezquita mediante unas

bombas, tal y como intentaron algunos partidarios republicanos183

. Como es sabido, con

el avance de la contienda se va acelerando esta aproximación entre el bando sublevado y

la Iglesia, mediante la realización de actos político-religiosos que conformarán la base

del ideario del posterior estado franquista. Entre estos acontecimientos se encuentran la

bendición de banderas de la Falange por sacerdotes184

y la realización de misas de

campaña185

.

La moral eclesiástica exigía, como afirma García-Cuevas Ventura: “construir

una autentica civilización cristiana, cimentada en la justicia y la caridad”186

, por lo que

la festividad del Carnaval debía ser erradicada como exigía el obispo de Córdoba187

; y

como en efecto ocurrió. En cambio, se convertiría en cotidiana la celebración de

179

MORENO GÓMEZ, F., “Córdoba en la Guerra Civil…, op. cit., p. 103. 180

AGUILAR GAVILÁN, E., “Una aproximación a la Córdoba del primer tercio del siglo XX”, en

COSANO MOYANO, J. (ed.), Córdoba contemporánea. Historia, espacio urbano y economía, Córdoba,

Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba y Publicaciones de la Real Academia de

Córdoba, 2009, p. 228. 181

Diario de Córdoba, (23-VII-1936). 182

MORENO GÓMEZ, F., La Guerra Civil en Córdoba…, op. cit., p. 463. La Voz, (15 y 17- IX-1936) y 183

El Defensor de Córdoba, (30-IX-1936). 184

Azul, (28-X -1936). 185

Véase Anexo 89. Azul, (2-XI -1936). 186

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., “La Guerra Civil desde la postguerra. Apuntes sobre la

persecución religiosa en Córdoba”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, 9 (1996), p.

233. 187

El Defensor de Córdoba, (3-II-1937).

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prácticas religiosas colectivas, que fomentaran la cohesión de la población civil

empleando para ello el fervor y la devoción188

. A esta premisa responde el afán del

Ayuntamiento franquista de celebrar la Semana Santa de 1937 con gran explendor189

,

las numerosas procesiones190

, el Corpus Christi191

y las misas multitudinarias al aire

libre192

. En efecto, desde la Carta Colectiva del 1 de Julio de 1937, con la que el

episcopado español hacia oficial su apoyo al Nuevo Estado, la Iglesia había adquirido

un gran poder de decisión en factores clave de la sociedad como la enseñanza, el

cuidado de los huérfanos y la difusión de la moralidad cristiana entre la población civil.

Lo cual provocaría un gran cambio en los españoles de la época que asumían la

obediencia y sumisión como valores católicos, pero sobre todo por el temor a la

represión de las autoridades franquistas. En esta nueva ideología de Estado, ocupaba

una relevancia capital el culto a los muertos del bando sublevado, considerados como

“mártires” y ejemplo a seguir para el resto de la sociedad193

, para tal fin se colocaron

monumentos en todas las localidades españolas en su recuerdo, en las que se realizaban

misas y ofrendas florales194

.

Otro elemento destacado de la ideología del nacionalcatolicismo sería la

adoración al Sagrado Corazón de Jesús195

, como algo singularmente hispánico y

demostrativo del lugar relevante de España respecto al resto de la cristiandad, como

baluarte de la Fe y la moral católica. A lo cual responde el gran número de

organizaciones y diversas asociaciones que fueron consagradas bajo la advocación del

Sagrado Corazón196

.

El día 30 de marzo de 1939, se celebró en Córdoba la misa de la victoria para

agradecer a Dios el triunfo franquista sobre el bando republicano197

. Con este

acontecimiento se constataba el empleo de la religión como instrumento legitimador del

golpe de estado, al definir la Guerra Civil como una autentica Cruzada contra los

188

AGUILAR GAVILÁN, E., “Una aproximación a la Córdoba… op. cit. p. 229. 189

Azul, (22-II -1937). 190

Azul, (12-V -1937). 191

Azul, (28-V -1937). 192

Azul, (20-VII -1938). 193

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., “La Guerra Civil desde la postguerra…, op. cit., p. 234. 194

Azul, (23-XI -1938). 195

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., “La Guerra Civil desde la postguerra…, op. cit., p. 231. 196

Azul, (20-XII -1938). 197

Azul, (31-III -1939).

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“enemigos de la fe”198

. Los actos religiosos de bendición y triunfo franquista se

prolongarían numerosos días tras el anuncio del final de la guerra en toda España el 1 de

abril. Tal y como apunta García Pardody, “(…) En los días inmediatos se sucedieron

todo tipo de conmemoraciones de la victoria y de exaltación de los valores nacionales y

católicos, tan concordes con los dictados de la nueva España”199

.

En este sentido, creemos de interés reproducir la valoración publicada en el

Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Córdoba en 1940, que recoge el ideario del

bando nacionalista y su pretendida legitimidad histórica:

Fue aquella indudablemente una guerra de salvación; estaban en peligro de hundirse y

desaparecer para siempre las esencias íntimas de nuestro pueblo; y, por consiguiente,

amenzaba con perderse también para siempre nuestra España como nación

independiente, anulándose con su muerte todo su glorioso pasado histórico, el contenido

total de su espléndida civilización. Sólamente merced a ese peligro tuvo lugar aquel

magnifico despertar colectivo de la conciencia nacional, en un todo semejante al

ocurrido en la guerra de la independencia, en las guerras religiosas de los siglos XVI y

XVII, en la epopeya magna de la reconquista; en todas aquellas ocasiones, en fin, en las

que como en este momento, estuvo en peligro nuestro ser histórico, religioso y social.

No fue, pues, aquella como ya os decíamos entonces, una guerra civil en la que se

ventilaran intereses materiales o de índole económico, ni siquiera de carácter político o

de expansión territorial; no fue aquello un dirimir, dentro del ambiente de familia,

viejas rencillas de dos bandos enemigos; fue un alzarse magnífico de España inmortal

contra la barbarie internacional que, en un momento propicio de la Historia, se

abanlanzó contra ella pretendiendo despojarla de todo el riquísimo contenido que le

habían ido legando las repetidas generaciones de sus hijos ilustres; y en primer lugar del

sagrado depósito de fe cristiana, de sus altos dignatarios espirituales, de su católica

tradición. Tuvo nuestra guerra honores de Cruzada, y los heroicos paladines que dieron

su sangre por España, al defender la santa independencia del suelo patrio, defendían

igualmente la supervivencia de las santas tradiciones religiosas de nuestra fe y de

nuestro catolicismo. Frente a la bandera de la barbarie rusa: “Sin Dios”, España no

encontró sino una postura digna y gallarda “Dios”. No hicieron con ello nuestros héroes

otra cosa que seguir el rumbo que nos trazaron nuestros ascendientes, cuando

gloriosamente identificaron la defensa de la gloria de Dios con la defensa de las glorias

de la Patria. Siempre fue así en nuestra España200

.

Franco era ante todo, un militar, no un político ni un intelectual, de manera que

la ideología del franquismo la aportaron otros elementos ajenos (Iglesia y Falange

fundamentalmente). El principal objetivo que él pretendía alcanzar era salvar a España

de la situación en que se encontraba en 1936 y, para ello, era necesario un “orden

198

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., “La Guerra Civil desde la postguerra…, op. cit., p.233. 199

GARCÍA PARODY, M., El siglo XX en Córdoba a través de sus noticias, Valenciana de la

Concepción (Sevilla), Ediciones Ulises, 2015, p. 154. 200

Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Córdoba, 2 (1940), pp. 20-21. Sobre este aspecto, así

como el de la necesidad de construir una auténtica civilización cristiana, la potenciación del clero, el

homenaje a los clérigos inmolados y la reconstrucción de edificios religiosos, véase GARCÍA-CUEVAS

VENTURA, J., “La guerra civil desde la postguerra. Apuntes sobre la persecución religiosa en Córdoba”,

Espacio, Tiempo y Forma, Serie V. Historia Contemporánea, t. 9 (1996), pp, 229-237.

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autoritario, conservador y católico, que garantizase la unidad nacional y restableciese lo

que él creía que eran los valores tradicionales de la sociedad española”201

.

Para un mejor estudio del franquismo es preciso establecer una periodización. La

mayoría de los historiadores coinciden en establecer dos grandes periodos divididos por

el año 1959, fecha en que se aprueban las medidas económicas del Plan de

Estabilización. Por tanto, es la economía la que marca esta separación. Sobre esta idea

incide el profesor E. Moradiellos, cuando establece “un primer franquismo

caracterizado por el estancamiento socioeconómico, la rigidez política y el aislamiento

internacional que fue reemplazado por un segundo franquismo modernizador abocado al

desarrollo social y económico, la flexibilización política y la apertura al exterior”202

. Sin

duda, la Iglesia contribuyó a la legitimación del franquismo (1939-1975)203

, jugando

un papel fundamental en la educación con centros religiosos defensores de los valores

cristianos e identificando España y catolicidad. En el momento culmen del

nacionalcatolicismo (1945-1957)204

se firmó el 27 de agosto de 1957 el Concordato con

la Santa Sede que legitimizó el régimen ante la comunidad internacional y devolvió a

Franco antiguos derechos de la monarquía católica -presentación de obispos y entrar en

los templos bajo palio- y otorgó a la Iglesia una serie de privilegios -exenciones fiscales,

subvenciones para el mantenimiento de su patrimonio, censura…-; tratado que sigue

vigente con algunas modificaciones, como la libertad religiosa y la aconfesionalidad del

estado previstas en la Constitución de 1978.

Constitución de 1978 que recoge la aconfesionalidad del Estado.

201

FUSI, J.A., Franco, autoritarismo y poder personal, Madrid, Taurus, 2001, pp. 10-13. 202

MORADIELLOS, E., La España de Franco (1939-1975), política y sociedad, Madrid, Síntesis, 2008,

p. 25. 203

SANTA OLALLA SALUDES, P. M., De la victoria al Concordato: las relaciones Iglesia-Estado

durante el primer franquismo (1939-1953), Barcelona, Editorial Laertes, 2003. 204

Véase BOTTI, A., Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Madrid, Alianza

Editorial, 1992.

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La difícil situación económica y la aparición de nuevos grupos dentro de la

Iglesia junto a los enfrentamientos callejeros entre falangistas y estudiantes liberales

debidos a la política aperturista de Ruiz Giménez acarrearon un importante cambio

marcado por la aparición de los tecnócratas del Opus Dei bajo el amparo de Carrero

Blanco, que tendrían un singular protagonismo en la recuperación económica de finales

de los años cincuenta y una fuerte influencia hasta el final del régimen, que sufrió una

fuerte oposición, agravada por la secularización y desligitimación política (1969-1975)

derivadas del Concilio Vaticano II y protagonizadas por el arzobispo de Madrid,

Vicente Enrique Tarancón205

, nombrado en 1972 Presidente de la Conferencia

Episcopal Española, desde donde ejerció un papel conciliador en la transición206

a la

última etapa democrática207

, en la que perviven, pese a la secularización de la sociedad,

algunas tradiciones protocolarias de ceremonias religiosas que se vincularon a la

política durante el franquismo208

, que llevó a cabo una institucionalización religiosa que

se compensó con la utilización del poder por la religión209

. Una simbiosis en la que se

encuadra el término `cruzada´ -que ratificó el cardenal Isidro Gomá, quien defendió el

Movimiento nacional210

- y la visión providencial de Franco que obtuvo autorización

eclesiástica para conservar en El Pardo el Relicario de la mano de santa Teresa, del

convento de carmelitas de Ronda211

, que fue saqueado en la República. Imagen de una

Iglesia mártir que sirve de justificación a la sublevación que llevó al régimen a

institucionalizar la religión con devociones como la Virgen del Pilar, a la que se

205

DE BLAS, C., El cardenal que coronó al rey: Pablo VI eligió a Tarancón para separar a la iglesia

del franquismo, Barcelona, Prensa Ibérica, 1995. 206

INFIESTA MIGUEL, J., Tarancón. El cardenal de la reconciliación, Madrid, Ediciones San Pablo,

1995. 207

Al respecto, véase CUENCA TORIBIO, J. M., “Relaciones Iglesia-Estado en la España del siglo XX

(1931-1980)”, Hispania. Revista española de historia, v. 40, n. 144 (1980), pp. 153-179; y del mismo

autor “Las relaciones Iglesia-Estado en la España democrática”, Religión y sociedad en España (siglos

XIX y XX), Seminario Casa de Velázquez (1994-1995), 2002, pp. 55-76. 208

MORENO SECO, M., “Creencias religiosas y política en la dictadura franquista”, Pasado y Memoria.

Revista de Historia Contemporánea, 1 (2002), pp. 5-53. 209

DÍAZ SALAZAR, R., “Política y religión en la España contemporánea”, Reis. Revista Española de

Investigaciones Sociológicas, 52 (1990), pp. 65-83, vid. esp. pp. 70-71. 210

Carta colectiva de los obispos españoles a los obispos de todo el mundo con motivo de la guerra en

España, de 1 de julio de 1937, Punto 5, El alzamiento nacional y la revolución comunista; conclusión

tercera: “Afirmamos que el levantamiento cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un

doble arraigo: el del sentido patriótico, que ha visto en él la única manera de levantar a España y evitar

su ruina definitiva; y el sentido religioso, que lo consideró como la fuerza que debía reducir a la

impotencia a los enemigos de Dios, y como la garantía de la continuidad de su fe y de la práctica de su

religión”. Sobre esta temática, véase la revisión realizada por CUENCA TOTIBIO, J. M., “El catolicismo

español en la guerra civil”, Studia Histórica. Historia Contemporánea, 32 (2014), pp, 239-250, vid. esp.

pp. 242 ss. 211

Al respecto, véase HUESA LOPE, G., La mano de Santa Teresa, Ronda, Carmelitas Descalzas, 1996.

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atribuyó una especial protección del ejército rebelde212

, o Santiago que evocaba al santo

guerrero defensor de la fe, patrón de España, que subrayaba asimismo la unidad del

país213

. A ello habría que añadir el impulso de la tradición de las procesiones, que se

habían recuperado en los últimos años de la Restauración Borbónica -especialmente

durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)- y se perdieron con la II

República, muchas de ellas con imágenes de nueva factura que se realizaron para

sustituir las desaparecidas; celebraciones que han tenido un incremento espectacular en

los últimos años y se han vinculado a la catedral como las antiguas procesiones

decimonónicas, cuyo análisis acometemos en su lugar.

En relación con el ceremonial catedralicio también debemos destacar que en la

dictadura aparecieron grupos como Acción Católica y nuevas formas de religiosidad

como los Cursillos de Cristiandad, además de asociaciones de espiritualidad como el

Opus Dei que, junto a las órdenes religiosas, han tenido la catedral como marco

propicio para sus celebraciones más importantes.

3. CEREMONIAL LITÚRGICO.

Para el análisis del ceremonial litúrgico, que está destinado a la glorificación de

la divinidad y santificación de los hombres, se establecerán diversos apartados. Para ello

se tendrá en cuenta el conocimiento del sujeto que ejerce el culto -Cristo `sacerdote

eterno´ que intercede ante Dios, la Iglesia, los sacerdotes y los fieles- y los fines:

conocer, adorar, reconocer y servir a Dios, a quien se solicita lo que se necesita.

Es necesario partir de la recepción generacional de la liturgia a lo largo del

periodo estudiado y de los tipos de celebraciones litúrgicas: la sacrificial y laudatoria,

destinadas a glorificar a Dios, y la sacramental, destinada a la santificación de personas,

lugares y cosas por medio de los sacramentos, las bendiciones y los sacramentales o

signos instituidos por la Iglesia para que por su intercesión se obtengan efectos

espirituales, sirvan de ejemplo las exequias.

212

CENARRO LAGUNAS, Á., “La reina de la Hispanidad: fascismo y nacionalcatolicismo en Zaragoza,

1939-1945”, en I Encuentro de Investigadores del Franquismo, Barcelona, Fundació Arxiu Històric,

UAB, Societat Catalana d´Estudis Històrics, 1999, pp. 179-182. 213

BERZAL DE LA ROSA, E., “La peregrinación a Santiago de los Jóvenes de Acción Católica”, XX

Siglos, v. 10, n. 41 (1999), pp. 111-115.

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Especial relevancia tendrá el análisis de la liturgia en la iglesia particular de

Córdoba, analizando los ritos y su evolución, así como las ceremonias de liturgia

laudatoria, especialmente el oficio divino y el año litúrgico o ciclo anual de fiestas.

Parte fundamental de este capítulo serán el análisis de las ceremonias solemnes y

del escenario y elementos utilizados, así como de la relación entre liturgia y piedad

popular.

3.1 La recepción generacional de la liturgia.

Este es un apartado de obligado cumplimiento y fácil desarrollo. A lo largo de

estas páginas incidiremos en la recepción de la liturgia en el transcurrir de la época

contemporánea, para lo cual es necesario recordar los grandes documentos dirigidos a la

Iglesia universal en el siglo XVI y buena parte de la edad moderna que estuvieron

vigentes con algunas reformas de los primeros tercios del siglo XX hasta el Vaticano II.

Hasta el citado concilio ecuménico estuvo en vigor el Canon Missae de Pío V

surgido de las reformas del Concilio de Trento y de obligado cumplimiento para toda la

cristiandad por la bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], dada en

Roma por Pío V el 14 de julio de 1570. El papa reconocía las excepcciones de las

liturgias galicana, ambrosiana y mozárabe, y el rito bracarensis -muy similar al rito

romano-, que podrían seguir practicándose en las zonas donde se desarrollaron -Francia,

Milán, Toledo (donde se restableció el rito mozárabe por el cardenal Cisneros despúes

de haber desaparecido en el siglo XI) y Braga- por ser liturgias asentadas con una

antigüedad de más de doscientos años.

A estas excepciones, entre las que se encuentran el rito mozárabe que ha tenido

un resurgimiento en los últimos años, hay que sumar los privilegios que tuvo España y

se hicieron extensivos a todos los dominios del imperio español respecto al rito romano.

Estos privilegios fueron recogidos por las bulas de Pío V, Ad hoc nos Deus [Un Dios

para nosotros], de 16 de diciembre de 1570, y de Gregorio XIII, Pastoralis officii [El

oficio pastoral], de 30 de diciembre de 1623, que analizamos en su lugar.

Los primeros cambios importantes de Trento, realizados por Clemente VII

(1604) y Urbano VIII (1634), acarrearon durante el siglo XVII varias obras impresas -de

las que se hicieron numerosas ediciones, recogidas en el estado de la cuestión-

destinadas a explicar el ceremonial para que se adoptara por los clérigos españoles,

entre las que destacan la de Fray Juan de Alcocer, Ceremonial de la missa en el qual se

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67

ponen todas las rubricas generales y algunas particulares del missal romano que

diuulgo Pio V y mando reconocer Clemente VIII..., publicada en Zaragoça, por Angelo

Tauanno, en 1607; la de Juan Bustamante, Tratado de las ceremonias de la Missa, y las

demas cosas tocantes a ella, cõforme al Misal Romano, vltimamente reformado por...

Clemente VIII / compuesto, y ordenado por mandado del... S. D. Andres Pacheco...

Obispo de Cuenca..., publicada en Cuenca, por Julián de la Iglesia, a costa de Domingo

de Palacio, en 1637; y el Ceremonial de las missas solemnes cantadas con diaconos o

sin ellos, segun las rubricas del missal romano vltimamente recognito por su Santidad

Vrbano VIII, con reparos nueuos y curiosos, publicado en Madrid, por Iuan García

Infanzón, en 1696.

De gran interés para el clero español fueron las bulas de Inocencio XIII (1721-

1724), Apostolici Ministerii [Ministero apostólico], de 13 de mayo de 1723, que tuvo

una gran proyección en España durante el siglo XVIII, y de Benedicto XIII (1724-

1730), In Supremo Militantis Ecclesiae Solio [En el supremo solio de la Iglesia

militante], de 23 de septiembre de 1724, dirigida especialmente a la iglesia de España;

documentos pontificios que tuvieron una gran repercusión en la historiografía destinada

a la aplicación litúrgica, como por ejemplo en el citado Ceremonial… de Ximénez y

Hoyo (Córdoba, 1805) que se utilizó en la catedral cordobesa durante el siglo XIX,

centuria en la que se produjo la reforma de León XIII, recogida para su aplicación por

Joaquín Solans, Prontuario litúrgico o sea Breves comentarios sobre las rúbricas del

Breviario Romano á tenor del Breve de S.S. el Papa Leon XIII dado en 28 de julio de

1882 / sigue un pequeño ceremonial del oficio divino; va también un Apéndice en el

cual se tratan varias cuestiones litúrgico-morales sobre el rezo canónico, publicado en

Barcelona, por la Viuda e hijos de J. Subirana, en 1883, con numerosas ediciones en los

últimos años del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX; debiéndose citar en este lugar

el motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados] de Pío X, sobre la Música

Sagrada, de 22 de noviembre de 1903, que tuvo una amplia repercusión en España214

y

que la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española consideró la punta de

214

Sobre la influencia del importante documento, váase FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, I., “La reforma

del canto gregoriano en el entorno del motu proprio de Pío X”, en Actas del simposio internacional San

Pío X y la música (1903-2003), Revista de Musicología XXVII I (2004), pp. 21-44; MEDINA, A., “La

música en el templo tras el motu proprio de san Pío X: Una mirada desde los archivos de la Iglesia”,

Música y archivos de la Iglesia, Oviedo, Ed. Memoria Ecclesiae, XXXI, 2008, pp. 21-44; LÓPEZ

FERNÁNDEZ, M., La aplicación del `motu proprio´ sobre música sagrada de Pío X en la archidiócesis

de Sevilla (1903-1910). Gestión institucional y conflictos identitarios (Tesis doctoral, Universidad de

Granada, 2014, http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/34643/1/24179322.pdf) [Consultada el 17 de

noviembre de 2015].

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iceberg de la reforma litúrgica215

, afianzada por otras iniciativas -comunión frecuente,

reforma del calendario y nueva distribución del Salterio para la Liturgia de las Horas-,

que preocupó a otros pontífices -Pío XI, constitución apostólica Divini cultus

sanctitatem [Santidad del culto divino], de 20 de diciembre de 1928, sobre la música

sagrada; Pío XII, encíclicas Mediator Dei [Mediador de Dios] sobre la Sagrada Liturgia,

de 20 de noviembre de 1947, y Musicae sacrae [De la música sacra], de 25 de

diciembre de 1955; y Juan XXIII con el nuevo Misal romano de 1962- y que culminó

con el Vaticano II, que elevó al máximo la iniciativa de participación de los fieles

acuñada por Pío X.

Cuerpo incorrupto en la basílica Vaticana de san Pío X, en cuyo pontificado (1903-1914) se introdujeron grandes reformas en la liturgia que facilitaron la participación de los fieles en la celebración eucarística.

De gran trascendencia fue la encíclica de Pio XII, Mediator Dei [Mediador de

Dios] sobre la Sagrada Liturgia, de 20 de noviembre de 1947, con la que se abrió el

movimiento litúrgico contemporáneo216

, que va más allá del conjunto de preceptos con

215

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165. 216

“Comisión Episcopal de Liturgia: Memoria agradecida de los cincuenta años de la encíclica Mediator

Dei”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXXXVIII, agosto-diciembre de 1997, pp. 345-

351.

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69

que la jerarquía eclesiástica ordena el cumplimiento de los ritos217

, desligando el

verdadero núcleo de la liturgia -la acción de Cristo- de los aspectos externos de la

misma que conforman el ceremonial que analizamos, que no se descarta, aunque

advierte de las prácticas abusivas en las celebraciones.

Pío XII fue asimismo el iniciador de los cambios preconciliares que se

concretaron en el Breviario y Misal Romano de Juan XXIII (1962)218

. En él se

simplificaron las fiestas, dando preferencia al Temporal sobre el Santoral, y las

oraciones al pie del altar impuestas por León XIII219

. De singular interés fueron los

cambios introducidos al final del pontificado de Pío XII (1939-1958) en las

celebraciones de Semana Santa desde 1955. En esta celebración se cambia el color

negro por el morado que manifiesta un aspecto más penitencial que de muerte. Se

elimina el Asperges me del Domingo de Ramos, realizándose la bendición de las palmas

en el altar mayor de cara al pueblo. Otro cambio fue que se recortan las lecturas y el

padrenuestro se reza por todos los fieles, quienes comienzan a tener mayor participación

en las celebraciones, así como otros miembros del clero, pudiendo llevar el diácono el

Santísimo Sacramento en las procesiones, en las que asimismo se elimina el palio. En

definitiva, pequeñas modificaciones que acostumbraron al clero y a los fieles a la

reforma venidera propuesta por el Vaticano II, cuyos cambios litúrgicos se recogieron

en la constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] sobre la

Sagrada Liturgia, promulgada por Pablo VI en San Pedro de Roma el 4 de diciembre de

1963. Sin duda de gran importancia para la renovación litúrgica. Hecho destacado por

Juan Pablo II con motivo del cuarenta aniversario de la misma220

.

En su carta apostólica, el papa destacó la importancia de los oficios divinos, la

música y el arte sacro221

, y especialmente el redescubrimiento del valor de la palabra de

Dios con la liturgia de la palabra y la inserción gradual de los textos renovados en las

celebraciones litúrgicas222

. No olvidó su incidencia en la vida espiritual de la Iglesia al

recordar que la constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio]

estimuló a la comunidad cristiana a intensificar la vida de oración, además de a través

de la liturgia, con ejercicios piadosos que se realicen en armonía con la liturgia, como si

217

PÍO XII, Mediator Dei [Mediador de Dios], núm. 38. 218

JUAN XXIII, motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las rúbricas], de 25

de julio de 1960, por el que se modifica el Breviario y Misal Romano. 219

PIAZZONI, I., “De precibus post Missam imperatis”, Ephemerides Liturgiae, 69 (1955), pp. 54-60. 220

JUAN PABLO II, Carta Apostólica en el XL aniversario de la <Sacrosanctum concilium> sobre la

Sagrada Liturgia, 4 de diciembre de 2003, n. 1. 221

Ibidem, nn. 3-5 222

Ibidem, nn. 6 y 7.

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70

derivasen de ella y a ella condujeran223

, a lo que la Congregración para el Culto Divino

y Disciplina de los Sacramentos contribuyó con el Directorio sobre la piedad popular y

la liturgia (Ciudad del Vaticano, 2002), concluyendo que la constitución apostólica

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] de Pablo VI ha marcado en la vida de la

Iglesia una etapa de fundamental importancia para la promoción y el desarrollo de la

lirturgia, la expresión más alta de los misterios de la fe224

.

Para llevar a cabo la renovación prevista por la constitución apostólica

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] se creo una Comisión Especial

-Consilium ad exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia [Consejo para la

aplicación de la Constitución de la Sagrada Liturgia]- que fue la encarga de impulsar los

diferentes documentos para su aplicación, que abordamos en apartado correspondiente

al Novus Ordo Missae, seguido del resurgimiento con Benedicto XVI -motu proprio

Summorum Pontificum[De los Sumos Pontífices] sobre la `Liturgia romana anterior a

1970´, de 7 de agosto de 2007- del canon tridentino y del rito mozárabe.

Además de la recepción de las rúbricas o reglas que enseñan la ejecución y

práctica de las ceremonias y ritos de la Iglesia en los libros litúrgicos, tienen mucha

importancia las repercusiones de las proclamaciones pontificias de años jubilares de

carácter universal. Por ejemplo, el Gran jubileo del año 2000, convocado a finales de

1998 por Juan Pablo II a través de la bula Incarnationis Mysterium [El misterio de la

Encarnación] y anunciado en 1994 con la carta apostólica Tertio millennio adveniente

[El advenimiento del tercer milenio]. De gran importancia son otros acontecimientos

para la Conferencia Espiscopal Española y diócesis de Córdoba en particular, como la

declaración de san Juan de Ávila -clericus cordubensis- como Doctor de la Iglesia

universal. Asmismo nos interesan las convocatorias de años especiales, como el Año de

la Fe, convocado por Benedicto XVI por la carta apostólica en forma motu proprio

Porta Fide [La puerta de la Fe], de 11 de octubre de 2011, recordando el que Pablo VI

había proclamado por la exhortación apostólica Petrum et Paulum Apostolos en el XIX

centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, de 22 de febrero de 1967225

.

Asimismo, habría que incluir las adaptaciones en los Officia Propria de la

diócesis. Es decir, las funciones específicas de la Iglesia de Córdoba concedidas y

223

Ibidem, n. 10. 224

Ibidem, n. 16. 225

Ambos acontecimientos unidos en la Carta pastoral al comienzo del curso 2012-2013 del obispo. Véase

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Año de la Fe con San Juan de Ávila, Córdoba, Diócesis de Córdoba,

2012, 78 pp., vid. esp. pp. 16-22.

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aprobadas por Gregorio XIII y Clemente VIII, que se añadieron posteriormente a las de

la Santa Sede, con las que son similares, pero con varias concesiones para ser seguidas

con mayor facilidad por los fieles. Sobre ellas, contamos con varios ejemplares cuya

cronología abarca desde el primer tercio del siglo XVII a finales del siglo XVIII,

editados en los pontificados de Domingo Pimentel y Zúñiga (1633-1641)226

, el cardenal

Salazar (1686-1707)227

, Martín Barcia (1756-1771)228

y el obispo Caballero y Góngora

(1798-1796)229

.

Entre las funciones específicas de la diócesis de Córdoba ocupan un destacado

lugar diversas fiestas que tienen un gran arraigo en la ciudad230

, entre ellas la del

custodio san Rafael y los Santos Mártires231

, a las que se añadieron en el siglo XIX otras

de gran devoción popular y eclesial, como las del padre Posadas232

, san Pelagio233

y san

Juan de Ávila234

.

3.2 Celebraciones litúrgicas.

226 Officia propria Cordubensis Ecclesiae : SS. D. N. Gregorii XIII et Clementis VIII auctoritate

approbata, & concessa, lectiones aliaquot, & responsoria, publicada en Cordubae, apud Saluatorem de

Cea Tesa, 1633 [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000831478-0]. 227 Officia propria Cordubensis Ecclesiae : SS. D. N. Gregorij XIII et Clementis VIII auctoritate

approbata, & concessa : adduntur aliaqua, quae pro maiori Recitantium facilitate desiderabantur / de

mandato... Petri de Salazar S.R.E. Presbyteri Cardinalis, ac Diocesis Cordubae, publicada en Cordubae,

apud Didacum de Valuerde y Leyua, & Acisclum Cortes de Ribera, 1687 [Catálogo Colectivo del

Patrimonio Bibliográfico: CCPB000334619-6]. 228 Officia propria Cordubensis Ecclesiae, SS. D. N. Gregorii XII et Clementis VIII auctoritate approbata,

& concessa : adduntur alia nuper a sancta sede similiter concessa, & uaria, quae, ut facilus recitetur

optabantur / de illustrissimi D. D. Martini de Barcia, publicada en Matriti, ex typographia Francisci

Xaverii Garcia, 1760 [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000636294-X]. 229 Officia propria cordubensis Ecclesiae, SS.D.N. Gregorii XIII. et Clementis VIII. auctoritates

approbata et concessa : adduntur alia nuper a Sancta Sede similiter concessa & varia, que, ut facilius

recitetur optabantur, publicación Cordubae : Ex typographia Joannis Rodriguez de la Torre, 1794

[Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000243005-3]. 230

Conocemos un ejemplar de principios del siglo XVIII, Officia propria sanctorum ecclesiae

cordubensis (1701) [S.l., s.f., s.p. Catálogo Colectivo del Patrimonio bibliográfico: CCPB000933915-9] y

dos volúmenes de finales del siglo XIX, uno de ellos dedicado a las festividades estivales Officia propria

sanctorum ecclesiae cordubensis (pars aestiva) [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico:

CCPB000755956-9] y otro a las invernales, Officia propria sanctorum ecclesiae cordubensis (pars

hiemalis) [Catálogo Colectico del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000755954-2], ambos publicados en

Malines (Bélgica), por H. Dessain, en 1891. 231 Die XVII novembris officium S. Aciscli et Victoriae, martyrum, almae ecclesiae Cordubensis, et

dioecesis patronorum : duplex primae classis cum octava ... S.l, 1727 [Catálogo Colectivo del Patrimonio

Bibliográfico: CCPB000662993-8]. 232 Die XX septembris in festo B. Francisci de Possadas, confessoris Ordinis Praedicatorum,S.l., s.a., c.

1818 [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000897074-2]. 233 Dominica I. Maji in festo S. Pelagii mart. Corduben. : duplex secundae classis,Roma, typis S.C. de

Propaganda Fide, 1893 [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000603943-X]. 234 Die X majii. In festo Beati Joannis de Avila conf. presbyteri saecularis magistri nuncupati. Duplex

Minus, Sevilla,typis Izquierdo et Soc., 1895 [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico:

CCPB000933891-8].

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La liturgia, centrada en la vida religiosa y sobrenatural de los cristianos, tiene

por objeto la glorificación de Dios. Esta se centra en la liturgia sacrificial y en la liturgia

laudatoria, y en la santificación de los hombres a través de la liturgia sacramental.

Por ello, al abordar el ceremonial de la catedral de Córdoba nos centramos en los

importantes cambios de la liturgia sacrificial, del canon trentino al nuevo orden de la

misa de la segunda mitad del siglo XX surgido del Concilio Vatiano II. Para ello,

analizaremos, asimismo, el resurgir de la misa tridentina y del rito mozárabe.

Un apartado importante es el dedicado a la liturgia laudatoria, analizando por su

significación en el conjunto catedralicio el oficio divino y el protocolo seguido en las

más importantes fiestas del año litúrgico. Nos ocuparemos en otro apartado de los ritos

especiales del año litúrgico como las rogativas y procesiones.

Además abordaremos la liturgia sacramental, deteniéndonos especialmente en

las ordenaciones de diáconos y presbíteros. Especial mención nos merece la admisión y

bautismo de catecúmenos, aparte de la eucaristía, que trataremos en un epígrafe por

separado.

3.3 El ceremonial de las celebraciones litúrgicas en la catedral de Córdoba.

3.3.1 Ritos y textos.

De los diferentes ritos, el romano fue el codificado por el Concilio de Trento y

Pío V, de ahí el nombre de Tridentino. Como es sabido, san Pío V mandó publicar en

1570 el Misal Romano que, a partir de ese momento debía utilizarse en todo Occidente,

exceptuando algunas diócesis -Milán y Braga-, órdenes -cartujos, dominicos y

carmelitas- y ritos como el mozárabe que tuvieran misales anteriores. Todo ello se

engloba bajo el término pretridentino. Este Misal Romano tuvo ligeras modificaciones

en 1604 con Clemente VIII, en 1634 con Urbano VIII, en 1920 con Benedicto XV y en

1962 con Juan XXIII235

. Sin duda, de gran calado fueron las modificaciones

introducidas con el Vaticano II y Pablo VI, en la etapa posconciliar, con el surgimiento

del Novus Ordo Missae.

Ya sabemos que, uno de los apartados fundamentales de la liturgia lo

constituyen los libros que contienen el ceremonial, cuyo seguimiento llevaba a cabo la

Sagrada Congregación de Ritos establecida por Sixto V en 1588. Se daban las

235

JUAN XXIII, motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las rúbricas], de 25

de julio de 1960, por la que se modifica el Breviario y Misal Romano.

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indicaciones para el seguimiento de la liturgia y para el estudio de las causas de

beatificación y canonización. Estas fueron reformadas por Pablo VI por la constitución

apostólica Sacra Rituum Congretatio, de 8 de mayo de 1969, que reorganizó sus

competencias entre la Congregación para las Causas de los Santos y la Congregación

para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Todo ello siguiendo los

postulados del Vaticano II a partir de la constitución apostólica Sacrosanctum

Concilium [Sacrosanto Concilio].

Como es sabido, el primer libro litúrgico es la Biblia, pero con el desarrollo del

ceremonial surgió una singular serie de libros litúrgicos. Entre otros, destacamos el

misal que contiene las misas de todo el año; el breviario que recoge el oficio divino que

los clérigos rezan en nombre de toda la Iglesia a diario; el ritual que incluye el

ceremonial de los sacramentos, bendiciones, procesiones y exorcismos de la Iglesia; el

pontifical que recoge las funciones solemnes de los obispos -confirmaciones,

ordenaciones, bendiciones de abades, consagraciones episcopales y dedicaciones de los

templos, entre otras-; el ceremonial de los obispos que contiene las ceremonias

presididas por los obispos y la recepción de los mismos en las diócesis tras su

nombramiento; y el martirologio que contiene catalogados cronológicamente los

elogios de mártires y santos. A ellos, habría que añadir los cantorales o libros corales y

los antifonarios, que recogen los pasajes generalmente bíblicos que se cantan o rezan

antes y después de los salmos y cánticos de las horas canónicas.

En la diócesis de Córdoba hay que tener en cuenta, además, los libros litúrgicos

propios -Officia propia- a los que nos hemos referido al tratar la recepción generacional

de la liturgia. Se debe reseñar que la diócesis cuenta en la actualidad con libros

específicos para la eucaristía y liturgia de las horas adaptados al calendario de la misma

y aprobados por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los

Sacramentos. El prefecto hizo llegar a la ciudad la carta donde se comunicaba el

Decreto en el que “la Congregación espera y desea que estas celebraciones propias

contribuyan a suscitar entre los fieles un renovado anhelo de santidad”, después de

haberse renovado el año jubilar en el XVII Centenario de los Santos Mártires236

. En

marzo del mismo año el obispo de la ciudad, mons. Juan José Asenjo, remite el misal a

236

Carta del Secretario Canciller General, Joaquín Alberto Nieva García, a todos los sacerdotes,

miembros de la vida consagrada y fieles laicos sobre el calendario propio de la diócesis, fechada el 10 de

enero de 206, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVII, enero-marzo de 2006, pp. 122-

123.

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los sacerdotes de la diócesis237

y al prefecto para la Congregación del Culto Divino con

fecha del 10 de mayo238

.

Hemos podido cotejar que, en la biblioteca de la catedral de Córdoba se

conserva una riquísima colección de libros de coro239

. Sin duda, esto obedece a la

importancia del canto litúrgico, pues la música, según recoge el motu proprio de Pío X,

Tra le Sollecitudini [Entre los cuidados] sobre la Música Sagrada, de 22 de noviembre

de 1903, “contribuye a aumentar el decoro y esplendor de las solemnidades religiosas.

Además que, su oficio principal consiste en revestir de adecuadas melodías el texto

litúrgico que se propone a la consideración de los fieles, de igual manera su propio fin

consiste en añadir más eficacia al texto mismo, para que por tal medio se excite más la

devoción de los fieles y se preparen mejor a recibir los frutos de la gracia, propios de la

celebración de los sagrados misterios”240

.

Un primer conjunto se debe al obispo Juan Rodríguez Fonseca (1491-1505) que

acordó con el cabildo catedralicio realizar a partir de 1502 una colección de treintaiuno.

Su sucesor en el pontificado, don Juan Daza y Osorio (1505-1510) prosiguió esta labor,

encargando un similar conjunto de libros que fueron ejecutados entre 1506 y 1508, en el

que se hace patente la desigualdad, encontrándose junto a obras de excelente calidad

otras de más bajo nivel.

La colección de libros se incrementó en la segunda mitad del siglo XVI, con

importantes ejemplares renacentistas241

, continuó con ejemplares fechados en el último

tercio del siglo XVII, pertenecientes al episcopado de Francisco de Alarcón (1657-

1675), y prosiguió a lo largo de los siglos XVIII y XIX, desde 1803 a 1869, en que se

fechan los ejemplares conservados242

.

237

Carta del obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, a los sacerdotes de la diócesis sobre el

texto de la ordenación general del misal romano, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLVI, enero-marzo de 2005, pp. 27-28. 238

Carta del obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, al cardenal Francis Arinze, prefecto de la

Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos sobre los textos del Misal propio,

Leccioanrio y Oficio divino de la Diócesis, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVII,

abril-junio de 2006, pp. 364-365. 239

Al respecto, véase NIETO CUMPLIDO, M., La Miniatura en la Catedral de Córdoba, Córdoba,

Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1973. 240

PÍO X, Motu Proprio, 1. 241

MORENO CUADRO, F., “Ambiente artístico”, en NIETO CUMPLIDO, M. y MORENO CUADRO,

F., Córdoba 1492. Ambiente artístico y Cultural, Córdoba, CajaSur, 1992, pp.137-269, vid. espc. pp. 204-

220. 242

NIETO CUMPLIDO, M., La Miniatura en la Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 78-96.

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3.3.2 El rito romano y el resurgimiento del rito mozárabe.

Como es sabido, en la Alta Edad Media se consolidaron varias liturgias

particulares, tanto en Occidente como en Oriente, donde destacan los ritos siriaco,

bizantino, copto y armenio243

. Por ejemplo, en Occidente, además de la liturgia galicana

que se relaciona con las orientales, destaca la ambrosiana, la bracarensis y la mozárabe

que fue impulsada por san Leandro y san Isidoro de Sevilla. La liturgia romana, a partir

del Concilio de Trento, fue seguida por la casi totalidad de la Iglesia católica a raíz de la

Bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], dada en Roma por Pío V el 14

de julio de 1570.

Bula Quo Primun Tempore, 1570.

Durante la mayor parte de la edad moderna y edad contemporánea en la catedral

de Córdoba se celebró la misa siguiendo el Misal Romano promulgado en 1570 por Pío

V, revisado por última vez en 1962, con el Misal Romano de Juan XXIII244

, que se

puede seguir utilizando de forma extraordinaria, por el reconocimiento de su legitimidad

por Benedicto XVI el 7 de julio de 2007245

. Aunque lo habitual es seguir el Novus Ordo

243

Sobre esta temática, véase MIGNE, J. P., Origines et raison de la liturgie catholique en forme de

dictionnaire, ou, Notions historiques et descriptives sur les rites et le cérémonial de l'office divin...;

suivies d'un traité de liturgie armenienne / traduite en français sur le texte italien du père Gabriel

Avedichian par l'abbé J.-B.-E. Pascal. Paris, Petit-Montrouge, 1844, reeditado por Aux Ateliers

Catholiques ... au Petit-Montrouge : s'imprime et se vend chez J.-P. Migne en 1863. 244

JUAN XXIII, Motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las rúbricas], de 25

de julio de 1960, por la que se modifica el Breviario y el Misal Romano. 245

Siguiendo los postulados tradicionalistas del Coetus Internationalis Patrum, el Grupo Internacional de

padres participantes en el concilio Vaticano II, que se oponían al desmantelamiento del rito clásico

codificado por Pío V.

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Missae promulgado en 1969 por Pablo VI, defendido por la Alianza del Rhin en la que

se integraba el ala ecuménica más liberal246

.

Tumba de san Pío V. Basílica de Santa Maria Maggiore de Roma.

3.3.2.1. El Canon Missae de san Pío V.

Este canón fue el utilizado en la catedral de Córdoba, con las variaciones que se

introdujeron por algunos pontífices, especialmente en la etapa preconciliar de Pío XII y

Juan XXIII, hasta el Novus Ordo Missae de Pablo VI. Por esta razón y porque la misa

tridentina fue recuperada por Benedicto XVI en el motu proprio Summorum Pontificum

[De los Sumos Pontífices], de 7 de julio de 2007, es por lo que le dedicamos un

apartado destacado de nuestro trabajo. Este epígrafe lo introducimos con una

presentación exhaustiva del compendio de reglas que comporta el rito clásico codificado

por Pío V en la bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento] de 1570.

246

Sobre esta temática, véase WILTGEN, R. M., El Rhin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio

Vaticano II, Madrid, Criterio Libros, 1999.

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Como veremos a lo largo de estas páginas, si el NovusOrdo Missae derivado del

Vaticano II supuso un importante enriquecimiento del rito romano en lecturas y

oraciones, el canon tridentino es mucho más rico en el conjunto de reglas que

configuran el protocolo ceremonial en el que nos centramos.

El canon de la misa supone un conjunto de rúbricas y detalles, así como

movimientos y gestos muy precisos y cuidados que presuponen un conocimiento

profundo del ceremonial247

. Todo ello incluye la preparación del altar -manteles,

crucifijo, candeleros con cirios, sacras, atril y misal-, de los ornamentos -con el ritual

del revestimiento del sacerdote-, así como de todos los elementos que se utilizan en la

celebración que se deben tener preparados en la credencia o mesa auxiliar ubicada en el

lado de la epístola -vinajeras, campanilla o carrillón, copón con su pabellón y platillo de

comunión-.

El sacerdote se reviste en la sacristía, donde previamente se ha dispuesto el cáliz

con todos sus accesorios, purificador que sirve para limpiarlo, cucharilla, patena con

hostia de gran tamaño, palia que cubre la hostia hasta el ofertorio, la hijuela que cubre el

cáliz desde el ofertorio hasta la comunión y los corporales con su bolsa en la que se

guardan formando nueve cuadrados iguales, que se coloca sobre el cáliz con la apertura

hacia atrás.

El celebrante se reviste en la sacristía, al tiempo que dice las Orationes

Vestuariae248

, después de haberse lavado las manos249

y preparado el cáliz, con los

ornamentos. Éstos deben estar preparados sobre las cajoneras o sobre una mesa. Si no

hubiera sacristía, la mesa con los ornamentos puede estar en la iglesia y, si en ella no

247

La complejidad del ceremonial explica la publicación de obras como la de MARTÍNEZ Y SANZ, M.,

Tratado del modo de practicar las ceremonias de la misa, asi rezada como solemne : según las rúbricas

del Misal Romano y del Ceremonial de Obispos, y los decretos de la Sagrada Congregación de Ritos

publicados hasta el dia (Madrid, Imprenta de H. Reneses, 1853) y la del ABAD FALISE, Cours abregé

de liturgie pratique : comprenant l'explication du missel, du bréviaire et du rituel a l'usage des églises

qui suivent le rite romain, Paris, Maison Méquignon-Junior J. Leroux et Jouby, successeurs, 1855

(Imprimerie de Pillet fils aîné^) que se reedita a los pocos años con el título Cérémonial romain et cours

abregé de liturgie pratique : comprenant l'explication du missel, du bréviaire et du rituel, a l'usage des

églises qui suivent le rite romain, Paris, Maison Méquignon-Junior, A. Jouby, Libraire-Editeur,

Successeur...,1861 (Paris, Imprimerie de Pillet fils aîné), obra de la que se vuelven a hacer ediciones en

1865 y 1887. En la misma línea habría que situar la obra de de HERDT, P. J. B., Cérémonial a l'usage

des sacristains, chantres, organistes, et autres personnes attachées au service des églises, Louvain :

[s.n.], Typographie de Vanlinthourt et Cie, 1861. 248

Las oraciones que dice el sacerdote cuando se reviste los ornamentos tienen indulgencia de cien días

cada una de ellas, otorgada por Pío XII en enero de 1940. 249

Al tiempo que dice: “Otorga Señor, el poder a mis manos para ser lavadas de toda mancha, de modo

que pueda ofrecerte el servicio (Santa Misa) sin mancilla en mi mente o en mi cuerpo” (Da, Domine,

virtutem manibus meis ad abstergendam omnem maculam; ut sine pollutione mentis et corporis valeam

tibi servire).

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hubiera sitio para ubicarla por su reducido tamaño, los ornamentos pueden colocarse

sobre el altar, en el lado de la epístola y nunca en el centro del mismo, puesto que esta

ubicación está reservada para el obispo.

El amito, que protege de las tentaciones y centra los pensamientos en la

celebración, se posa sobre la cabeza250

y después se coloca sobre los hombros ocultando

el cuello del hábito talar y, cruzando sus cintas sobre el pecho, se pasan por la espalda y

ciñendo la cintura se atan por delante.

Para la colocación del alba, que simboliza la pureza del alma251

, se recoge por la

parte de atrás y se introduce por la cabeza, dejándola caer hasta los pies, introduciendo

los brazos y ajustándola con el fiador al cuello. Así mismo, se ciñe con el cíngulo de la

pureza252

, que previene la incontinencia, acomodando el alba para que cuelgue de todos

los lados a la misma altura. Por su parte, el manípulo o pañuelo del llanto y del dolor se

dispone en el brazo izquierdo253

, y la estola se coloca sobre el cuello254

, se cruza sobre

el pecho y se fija con los extremos del cíngulo

Finalmente, se pone la casulla, que simboliza el yugo de Cristo255

y presenta

diferentes colores, según el año litúrgico: blanco, símbolo de alegría, para las fiestas de

Cristo, María y santos no mártires; el rojo, símbolo de la sangre derramada por Cristo,

en Pentecostés y fiestas de apóstoles y mártires; el verde, símbolo de la esperanza, en el

ordinario del año; el morado, signo de penitencia, en Cuaresma; el rosado, símbolo de

alegría, en Adviento; y el azul en las fiestas de la Inmaculada Concepción.

250

Se besa la cruz y se dice la oración: “Pon sobre mi cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para

que pueda luchar victorioso contra los embates del demonio” (Impone, Domine, capiti meo galeam

salutis, ad expugnandos diabolicos incursus). 251

Al revestirse con el alba: “Blanquea Señor y limpia mi corazón para que purificado con la Sangre del

Cordero, disfrute de los gozos eternos” (De alba me, Domine, et munda cor meum; ut, in sanguine Agni

dealbatus, gaudiis perfruar sempiternis). 252

“Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para

que permanezca siempre en mí la virtud de la continencia y de la castidad” (Praecinge me, Domine,

cíngulo puritatis, et extingue in lumbris meis humorem libidinis; ut maneat in me virtus continentiae et

castitatis). 253

Se besa y ora: “Concede, oh Señor, que merezca llevar el manípulo del llanto y del dolor, con la

alegría de recibir la recompensa de mi trabajo” (Merear, Domine, portare manipulum fletus et doloris; ut

cum exsultatione recipiam mercedem laboris). 254

Se besa la cruz y se dice la oración: “Devuélveme Señor la insignia de la inmortalidad que perdí en la

prevaricación de los primeros padres, y, aunque indigno, me acerco a tu santo misterio, haz que merezca,

no obstante, el gozo eterno” (Redde mihi, Domine, stolam inmortalitatis, quam perdidi in praevaricatione

primi parentis; et, quam vis indignus accedo ad tuum sacrum mysterium, merear tamen gaudium

sempiternum). 255

“Señor, que me dijiste: `Mi yugo es suave y mi carga ñligera´, haz que de tal modo sepa yo llevarlo

para alcanzar tu favor. Amén” (Domine, qui dixisti: `Jugum meum suave est et onus meum leve´, fac, ut

istud portare sic valeam, quod consequar tuam gratiam. Amen).

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Una vez revestido con los ornamentos, el sacerdote se dirige por la parte del

evangelio al altar cubierto con bonete -gorro pequeño de cuatro picos- y portando el

cáliz con la mano izquierda y apoyando la derecha sobre la bolsa de los corporales.

Al llegar a la grada del altar, el sacerdote se quita el bonete, realiza una

genuflexión al Santísimo o se inclina ante la cruz. Seguidamente, sube al altar, coloca el

cáliz en el lado del evangelio y deposita los corporales plegados en el centro del mismo.

Acto seguido despliega los corporales sobre el ara y coloca sobre ellos el cáliz cubierto

con el velo y la hijuela en el lado de la epístola256

. A continuación, desplazándose

paralelamente al altar con toda solemnidad y las manos unidas sobre el pecho, abre el

misal -lado de la epístola- por el introito de la misa del día, se vuelve al centro del altar,

se inclina ante la cruz y baja a la grada del altar para comenzar la misa.

El sacerdote se santiagua257

y entona la antífona Introibo ad altare Dei [Entraré

al altar de Dios], a la que el monaguillo responde Ad Deum qui laetificat juventutem

meam [Hasta Dios, que alegra mi juventud] y seguidamente el Salmo Iudica me (Sal 42)

junto al acólito258

:

Sacerdote: Judica, Deus, et discerne causam

meam de gente non sancta: ab homine iniquo,

et doloso erue me.

Sacerdote: Júzgame oh Dios y defiende mi

causa contra la gente malvada: del hombre

perverso y enganador librame.

Monaguillo: Quia tue es, Deus, fortitudo mea:

quare me repulisti et quare tristis incedo dum

affligit me inimicus?.

Monaguillo: Siendo tú, oh Dios mi fortaleza

cómo me siento yo desamparado, y por qué

ando triste al verme molestado por mi

enemigo?

Sacerdote: Emitte lucem tuam, et veritatem

tuam: ipsa me deduxerunt, et adduxerunt in

montem sanctum tuum, et in tabernacula tua.

Sacerdote: Envíame tu luz y tu verdad: ellas

me han de guiar y conducir a tu santo monte, y

a tu morada del Cielo.

Monaguillo: Et introibo ad altare Dei: ad

Deum qui laetificat juventutem meam.

Monaguillo: Y entraré al altar de Dios: hasta

Dios que es la alegría de mi juventud.

Sacerdote: Confitebor tibi in cithara Deus,

Deus meus: quare tristis es, anima mea, et

quare conturbas me?.

Sacerdote: Y te alabaré con la cítara, oh Dios,

Dios mío: por qué estás triste, alma mía, y por

qué me turbas?

Monaguillo: Spera in Deo, quoniam adhuc Monaguillo: Espera en Dios; pues aún he de

256

La hijuela es la pieza de tela blanca que sirve para cubrir el cáliz desde el ofertorio hasta la comunión.

En España también se utiliza la palia, que es de tela blanca, pero de forma redonda. 257

Con los dedos índice y corazón de la mano derecha unidos y extendidos toca la frente (In nómine

Patrís), el pecho (et Filii), el hombro izquierdo (et Spiritus) y el derecho (sancti) y juntando las manos

sobre el pecho pronuncia el Amen. 258

Para el ceremonial de acólitos, definido claramente desde Trento, véase la obra de VIZUETE

CARRILLO, J., Ceremonial de Acolitos, instrucción, y modo de como se an de ayudar, y oir las missas

privada y solemnes..., con un epitome, y resuncion al fin, de todo lo que se contiene en el primero y

segundo tratado, Sevilla, por Alonso Rodríguez Gamarra, 1619. Véase, además, Servons la messe! :

extrait illustré du cèrèmonial des acolytes pour la liturgie parossiale / par L'Abbé A. Croegaert; lettre-

prèface de J.E. van Roey, Archevêque de Malines. Lophem : Apostolat liturgique, Abbadye de St. André,

1927.

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confitebor illi : salutare vultus mei, et Deus

meus.

celebrarte como a mi Dios y Salvador.

Sacerdote: Gloria Patri, et Filio, et Spiritui

Sancto.

Sacerdote: Gloria al Padre y al Hijo y al

Espíritu Santo.

Monaguillo: Sicut erat in principio, et nunc, et

semper; et in saecula saeculorum. Amen.

Monaguillo: Como era en un principio y ahora

y siempre y en los siglos de los siglos. Amén

Sacerdote: Introibo ad altare Dei. Sacerdote: Entraré al altar de Dios

Monaguillo: Ad Deum qui laetificat

juventutem meam.

Monaguillo: Hasta Dios, que alegra mi

juventud.

Sacerdote: Adjuctorium nostrum in nomine

Domini. Sacerdote: Nuestro socorro está en el Senor.

Monaguillo: Qui fecit caelum et terram. Monaguillo: Que hizo el cielo y la tierra.

Seguidamente, el sacerdote profundamente inclinado y con las manos juntas a la

altura del pecho recita el Confiteor, acto de contrición, con la intención de recibir la

absolución de las faltas veniales:

Todos:

Misereatur tui omnipotens Deus, et dimissis

peccatis tuis, perducat te ad vitam aeternam.

Dios todopoderoso tenga misericordia de ti, y

perdonados tus pecados, te lleve a la vida

eterna.

Sacerdote: Amen. Sacerdote: Así sea.

Todos:

Confiteor Deo omnipotenti, beatae Mariae

semper Virgini, beato Michaeli Archangelo,

beato Joanni Baptistae, Sanctis Apostolis

Petro et Paulo, omnibus Sanctis, et tibi Pater;

quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere,

[dándose tres golpes de pecho]mea culpa, mea

culpa, mea maxima culpa; Ideo precor beatam

Mariam semper Virginem, beatum Michaelem

Archagelum, beatum Joannem baptistam,

sanctis Apostolos, Petrum et Paulum, omnes

Sanctos, et te Pater, orare pro me ad

Dominum Deum nostrum.

Yo, pecador, me confieso a Dios

todopoderoso, a la bienaventurada siempre

Virgen María, al bienaventurado san Miguel

Arcángel, al bienaventurado san Juan

Bautista, a los santos Apóstoles san Pedro y

san Pablo, a todos los santos y a vos, Padre;

que pequé gravemente con el pensamiento,

palabra, y obra, [dándose tres golpes de

pecho] por mi culpa, por mi culpa, por mi

grandísima culpa. Por tanto, ruego a la

bienaventurada siempre Virgen María, al

bienaventurado san Miguel arcángel, al

bienaventurado san Juan Bautista, a los santos

apóstoles san Pedro y san Pablo, a todos los

santos, y a vos, Padre, que roguéis por mí a

Dios nuestro Señor.

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El sacerdote, con las manos juntas sobre el pecho y erguido dice el Misereatur y

se santiguará al decir el Indulgentiam. Seguidamente, inclinado, prosigue diciendo el

Deus tu conversus, y al finalizar dirá el Oremus:

Sacerdote: Misereatur vestri Omnipotens

Deus, et dimissis pecatis vestris, perducat

vos ad vitam aeternam.

Sacerdote: Dios todopoderos tenga

misericordia de vosotros, y, perdonados

vuestros pecados, os lleve a la vida eterna.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

Sacerdote: Indulgentiam, absolutionem et

remissionem peccatorum nostrorum, tribut

nobis omnipotens, et misericors Dominus.

Sacerdote: El Señor todopoderoso y

misericordioso nos conceda la absolución y

el perdón de nuestros pecados.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

Sacerdote: Deus, tu conversus vivificabis

nos.

Sacerdote: Oh Dios, vuélvete a nosotros y

nos darás la vida.

Monaguillo: Et plebs tua laebitur in te. Monaguillo: Y tu pueblo se alegrará en Ti.

Sacerdote: Ostende nobis, Domine,

misericordiam tuam.

Sacerdote: Muéstranos, oh Señor, tu

misericordia.

Monaguillo: Et salutare tuum da nobis. Monaguillo: Y sálvanos.

Sacerdote: Domine, exaudi orationem

meam. Sacerdote: Señor, escucha mi oración.

Monaguillo: Et clamor meus ad te veniat. Monaguillo: Y mi clamor llegue hasta Ti.

Sacerdote: Dominus vobiscum. Sacerdote: El Señor sea con vosotros.

Monaguillo: Et cum spiritu tuo. Monaguillo: Y con tu espíritu.

El sacerdote, sube las gradas del altar diciendo en secreto el Aufer a nobis. Besa

el altar en señal de respeto y veneración, pues representa a Jesucristo, y muestra su

unión con los santos glorificados al contener la piedra del altar las reliquias de santos

-mártires-, recordando al mismo tiempo la obligación de ofrecerse como ellos para

participar del sacrificio de Cristo.

Sacerdote: Aufer a nobis, quaesumus,

Domine, iniquitates nostras: ut ad Sancta

Sanctorum puris mereamur mentibus introire.

Per Christum Dominum nostrum. Amen.

Sacerdote: Borra, oh Señor, nuestras

iniquidades, para que merezcamos entrar con

pureza de corazón al Santo de los Santos, por

Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

E inclinado sobre el altar, con las manos juntas apoyadas sobre la mesa de altar, apoyando los

meniques en la misma y formando los pulgares una cruz, colocando el derecho sobre el

izquierdo, continúa diciendo:

Sacerdote: Oramus te, Domine, per merita

Sanctorum tuorum, quorum, reliquiae hic

sunt, et omnium Sanctorum: ut indulgeris

omnia peccata mea. Amen.

Sacerdote: Rogámoste, Señor, que por los

méritos de tus Santos, cuyas Reliquias están

aquí [y besa el altar], y por los de todos los

Santos, te dignes perdonarme todos mis

pecados. Así sea.

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Si la misa es cantada o solemne se lleva a cabo la incensación del altar.

Consideramos este lugar el adecuado para resumir brevemente las diferencias entre

misas rezadas, cantadas y solemnes. Como es sabido en las misas rezadas, el altar tiene

dos velas, el sacerdote está asistido por uno o dos acólitos, sin diácono ni subdiácono, y

no se hace uso de la música ni del incienso. Por el contrario en las misas cantadas,

reservadas para días de precepto y fiestas importantes, el altar tiene cuatro o seis velas,

el celebrante está acompañado por varios acólitos, pero sin diácono ni subdiácono, y se

canta el Ordinario y el Propio (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei…). Se utiliza

el incienso y puede realizarse el rito de la aspersión.

Las misas solemnes se ofician en las festividades más importantes y en ellas el

altar tiene seis velas y el sacerdote está asistido por varios acólitos, diácono y

subdiácono. Se canta el ordinario y el propio. Por su parte, el subdiácono canta la

epístola y el diácono el evangelio. Se usa el incienso, puede realizarse el rito de la

aspersión y se realiza el rito del beso de la paz.

La misa prelaticia es la oficiada por un prelado que no es obispo y puede estar

acompañado por un sacerdote revestido con capa pluvial. En cambio, la misa pontifical

es la oficiada por el obispo de la diócesis259

, quien usa las insignias pontificales -mitra,

báculo y cruz pastoral- y los ornamentos pontificales -tunicela y dalmática bajo la

casulla, quirotecas o guantes para las manos y en los pies cáligas, una especie de

polainas o media calza que cubre la pierna hasta la rodilla-, utilizando los arzobispos el

palio en el cuello. Cuando el prelado se sienta en la cátedra, ubicada en el lado de la

epístola, donde permanece hasta el ofertorio, usa el gremial -paño que cubre las piernas.

Nos interesa destacar que la incensación no se realiza en las misas rezadas ni en

las cantadas de difuntos, ya que es un acto de adoración a Dios y simboliza la oración,

de los santos y de los fieles, que debe dirigirse a Dios durante la celebración eucarística.

El acto de la incensación sigue un estricto protocolo. En primer lugar, el diácono

presenta al sacerdote la naveta con el incienso para que lo bendiga. El celebrante coloca

el incienso en el incensario en tres veces en honor de la Santísima Trinidad y lo bendice

haciendo el signo de la cruz, procediendo a continuación a incensar la cruz y reliquias

del altar y el mismo altar. En el mismo proceso es incensado el sacerdote por tres veces

por ser ministro de Dios y representante de Cristo. La fórmula utilizada por el diácono y

259

Al respecto, véase SOLANS, J., Misa pontifical según el ceremonial de obispos, los decretos de la

Sagrada Congregación de Ritos y la doctrina de los más insignes comentaristas, Barcelona, Subinana

Hermanos, 1901.

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celebrante en la primera incensación de la celebración litúrgica es muy simpley no

dialogada, sino complementaria:

Diácono: Benedicite, Pater reverende. Diácono: Y mi clamor llegue hasta Ti.

Sacerdote: Ab illo benedicaris, in cujus

honore cremaberis. Amen.

Sacerdote: Bendecido seas por Aquél en cuyo

honor vas a ser quemado. Así sea.

Después del Oramus te, Domine, el sacerdote pasa al lado de la epístola con las

manos juntas sobre el pecho y lee el Introito de la misa que corresponda. Al comienzo

del mismo el celebrante se santigua, continuando su lectura con las manos juntas sobre

el pecho. Seguidamente se inclina ante la cruz pronunciando el Gloria Patri, et Filii et

Spiritu Sancti y repite el Introito sin volver a santiguarse.

Terminado el Introito, vuelve al centro del altar con las manos juntas sobre el

pecho y mirando a la cruz dice los Kyries:

Kyrie, eleison. ¡Señor, ten piedad de nosotros!

Christe eleison. ¡Jesucristo, ten piedad de nosotros!

Kyrie, eleison. ¡Señor, ten piedad de nosotros!

Posteriormente, el sacerdote en el centro del altar extiende las manos y las eleva

hasta la altura de los hombros para decir en voz alta el Gloria, mientras los fieles, que

siguen de rodillas, se unen al celebrante.

Gloria in excelsis Deo, et in terra pax

hominibus bonae voluntatis. Laudamuste.

Benedicimus te. Adoramuste te [inclina la

cabeza]. Glorificamus te. Gratias agimus tibi

[inclina la cabeza] propter magnam gloriam

tuam. Domine Deus, Rex coelestis, Deus

Pater omnipotens. Domine Filii unigenite Jesu

Christe [inclina la cabeza], Domine Deus,

agnus Dei, Filius Patris, Qui tollis peccata

mundi, miserere nobis. Qui tollis peccata

mundi, suscipe deprecationem nostram

[inclina la cabeza]. Qui sedes ad dexteram

Patris, miserere nobis. Quoniam tu solus

sanctus. tu solus altisimus Jesu Christe. Cum

Sancto Spiritu [se santigua] in gloria Dei

Patris. Amen.

Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a

los hombre de buena voluntad. Te alabamos.

Te bendecimos. Te adoramos. Te

glorificamos. Te damos gracias por tu gran

gloria. Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre

Omnipotente. Señor, Hijo unigénito

Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo

del Padre. Tú que quitas los pecados del

mundo, ten piedad de nosotros. Tú, que quitas

los pecados del mundo, recibe nuestra súplica.

Tú, que estás sentado a la diestra de Dios

Padre, ten piedad de nosotros. Porque Tú solo

eres santo. Tú el solo Señor. Tú el solo

Altísimo, Jesucristo. Con el Espíritu Santo

[hace la señal de la cruz] en la gloria de Dios

Padre. Así sea.

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Seguidamente, terminado el Gloria, el sacerdote besa el altar con las manos

extendidas a los lados de los corporales, se vuelve a los fieles con la mirada baja y junta

las palmas para separarlas en el Dominus y volverlas a unir al vobiscum:

Sacerdote: Dominus vobiscum. Sacerdote: El Señor sea con vosotros.

Monaguillo: Et cum spiritu tuo. Monaguillo: Y con tu espíritu.

A continuación, el sacerdote se vuelve por la izquierda y se desplaza con las

manos juntas sobe el pecho hasta el misal ubicado en el lado de la epístola, realiza una

inclinación hacia la cruz del altar. En ese instante, extiende y junta las manos,

pronuncia en voz alta Oremus y prosigue con la lectura de la oración Colecta con las

manos extendidas a la altura de los hombros, manteniendo los dedos unidos y las

palmas de afrontadas. La oración Colecta esta recogida en el propio del misal y cambia

cada día. Esta fue codificada a partir del siglo IV en dos tipos: el primero en forma de

petición sencilla, Domine, Deus (Señor Dios) seguido de epítetos -Omnipotente y

Eterno-, y el segundo introduce tras el nombre de a quien va dirigida una oración

relativa a la vida de Cristo o alguna gracia especial concedida al santo cuya fiesta se

celebra. A la vez que se unen a la súplica elementos de alabanza o acción de gracias.

Las formas más clásicas de la oración Colecta se encuentran en las celebraciones

litúrgicas de los domingos después de Pentecostés, en los que no hay motivos

particulares y la oración Colecta recoge las intenciones de todos de forma general, sirva

de ejemplo la colecta del domingo XXX del tiempo ordinario recogida en el Misal de

1962:

Omnipotens sempiterne Deus, da nobis fidei

spei et caritatis augméntum,

Padre todopoderoso y eterno, aumenta en

nosotros la fe, la esperanza y la caridad,

et ut mereamus ássequi quod promíttis; y para que podamos conseguir lo que

prometes,

fac nos amare quod praécipis. ayúdanos a amar lo que nos mandas.

Si la oración Colecta concluyera con Per Dominum nostrum… o Per eundem

Christum Dominum nostrum…260

, el sacerdote unirá las manos al comenzar la

conclusión e inclinará la cabeza hacia la cruz al pronunciar el Iesum Christum. Si

260

Per Dominum nostrum Jesum Christum, filium tuum, qui tecum vivit et regnat in

unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum, Amen. // Per eundem Dominum nostrum

Iesum Christum Filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus sancti Deus, per omnia sæcula

sæculorum, Amen.

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terminase con Qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, el celebrante no

realizará ninguna inclinación hacia la cruz y no unirá las manos hasta “in unitate”.

Seguidamente se lee la epístola, primera lectura bíblica que cambia cada día y

que se encuentra en el Propio del misal y, una vez terminada la lectura, el diácono

pronuncia el Deo Gratias. Antes de proceder a la lectura del evangelio, se lee el gradual

o salmodia y el aleluya correspondientes, recogidos en el Propio del misal, tocando el

libro.

La salmodia y el aleluya son signos de agradecimiento por la doctrina recibida

en las lecturas. La salmodia responsorial, que se realizaba en un primer momento por el

diácono en el ambón y por el subdiácono -que no podía acceder al ambón- en las gradas

del presbiterio, de ahí el nombre de gradual, se fue complicando y al no permitir la

respuesta del conjunto de fieles originó la creación de la Schola Cantorum. Pío X

propició con la nueva edición del Graduale Romanum la repetición del versículo

responsorial que se había suprimido durante muchos años, a diferencia del aleluya que

se había conservado con la excepción de las misas en las que no se puede cantar el

aleluya, como en Cuaresma, en las que se realizaba el tracto [trozo] o aclamación del

evangelio.

A continuación, el celebrante con las manos juntas sobre el pecho se dirige al

centro del altar, donde, después de elevar los ojos a la cruz, dice en voz baja el Munda

cor meum... [Purifica mi corazón…] y el Iube Domine... [Dignate, Señor…].

Munda cor meum, ac labia mea, omnipotens

Deus, qui labia Isaiae Prophetae calculo

mundasti ignito, ita me tua grata miseratione

dignare mudare, ut sanctum Evangelium tuum

digne valeam nuntiare. Per Christum

Dominum nostrum. Amen.

Purifica mi corazón y mis labios, oh Dios

todopoderoso, Tú que purificaste con una

brasa los labios del profeta Isaías, y dígnate

por tu misericordia purificarme a mí de tal

modo que pueda anunciar dignamente tu santo

Evangelio. Por Jesucristo N. S. Así sea.

Jube, Domine, benedicere.

Dominus sit in corde meo, et in labiis meis:

ut digne et competenter annuntiem

Evangelium suum. Amen.

Dígnate, Señor, bendecirme.

El señor esté en mi corazón y en mis labios,

para que pueda anunciar digna y

competentemente su Evangelio. Así sea.

A continuación se dirige al misal, que se ha llevado al lado del evangelio y con

las manos sobre el pecho dice en voz baja Dominus vobiscvm y Sequentia o Initium

sancti Evangelii... a lo que se responde Gloria tibi, Domine. Después separa las manos,

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hace la señal de la cruz con el pulgar de la mano derecha sobre el libro mientras

mantiene la izquierda sobre el mismo y posteriormente con la mano izquierda sobre el

pecho se persigna.

Tras la lectura del evangelio, levanta el misal con las dos manos, se inclina y lo

besa al tiempo que pronuncia el Evangelica dicta.

En las celebraciones litúrgicas de los domingos, fiestas de precepto, de

Jesucristo, de la Virgen, de los Apóstoles y Doctores, se reza el credo:

Credo in unum Deum Patrem omnipotentem,

factorem coeli et terrae, visibilium omnium et

invisibilium. Et in unum Dominum Jesum

Christum, Filium Dei unigenitum. Et ex Patre

natum, ante omnia saecula. Deum de Deo

lumen de lumine, Deo verum de Deo vero.

Genitum non factum, consubstantialem Patri;

per quem omnia facta sunt. Qui propter nos

homines et propter nostram salutem descendit

de coelis.

ET INCARNATUS EST DE SPIRITU

SANCTO EX MARIA VIRGINE: ET HOMO

FACTUS EST261

. Crucifixus etiam pro nobis

sub Pontio Pilato passus, et sepultus est. et

resurrexit tertia die, secundum Scripturas. Et

ascendit in coelum; sedet ad dexteram Patris.

Et iterum venturus est cum gloria judicare

vivos et mortuos; cujus regni non erit finis. Et

in Spiritum Sanctum, Dominum et

vivificantem: qui ex Patris Filioque procedit.

Qui cum Patre et Filio simul adoratur, et

conglorificatur; qui locutus est per Prophetas.

Et unam sanctam, catholicam et apostolicam

Ecclesiam. Confiteor unum baptisma in

remissionem peccatorum. Et expecto

resurrectionemmortuorum. Et vitam venturi

saeculi. Amen262

.

Creo en un solo Dios Padre todopoderoso.

Creador del cielo y de la tierra, de todas las

cosas visibles e invisibles. Y en un solo

Señor, Jesucristo. Hijo unigénito de Dios. Y

nacido del Padre, antes de todos los siglos.

Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de

Dios verdadero. Engendrado, no creado;

consubstancial al Padre, y por quien todo ha

sido creado. El mismo que por nosotros los

hombres y por nuestra salvación bajó de los

cielos.

Y SE ENCARNÓ POR OBRA DEL

ESPÍRITU SANTO, EN LAS ENTRAÑAS

DE LA VIRGEN MARÍA Y SE HIZO

HOMBRE. Fue también crucificado por

nosotros bajo el poder de Poncio Pilato;

padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer

día, conforme a las Escrituras. Y subió al cielo

y está sentado a la diestra del Padre. Y otra

vez vendrá con gloria a juzgar a los vivos y a

los muertos, y su reino no tendrá fin. Creo

también en el Espíritu Santo, Señor y

vivificador, el cual procede del Padre y del

Hijo. Quien con el Padre y el Hijo, es al

mismo tiempo adorado y glorificado, el cual

habló por boca de los profetas. Creo en la

Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.

Confieso que hay un solo Bautismo para el

perdón de los pecados. Y espero la

resurrección de los muertos y la vida del siglo

venidero. Así sea.

Si no hubiera credo el celebrante acerca el atril con el misal a los corporales263

, y

en el centro del mismo extiende las manos a los lados de los corporales, se inclina y

261

Se arrodilla colocando las manos sobre el altar a los lados del ara. 262

Se santigua y coloca las manos a los lados del ara, se incorpora y se vuelve a los fieles par decir el

Dominus vobiscum. 263

Sobre el atril, véase POMAR RODIL, P. J., “El uso litúrgico de los atriles de altar en el culto católico

de ámbito hispano”, Estudios de platería, San Eloy (2012), pp. 475-490.

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besa el altar. A continuación se alza y se vuelve a los fieles y abriendo y cerrando las

manos dice:

Sacerdote: Dominus vobiscum. Sacerdote: El Señor sea con vosotros.

Monaguillo: Et cum spiritu tuo. Monaguillo: Y con tu espíritu.

Simultáneamente a la respuesta del ministro, el sacerdote se vuelve hacia el altar

mirando a la cruz. Extiende y junta las manos, e inclina la cabeza al tiempo que dice

Oremus y con las manos juntas sobre el pecho lee la antífona del ofertorio, que forma

parte del Propio del misal y, por tanto, variable264

.

Terminada de leer la antífona, el celebrante descubre el cáliz con las dos manos,

dobla el velo y lo coloca al fondo del altar, en la parte de la epístola y cerca de los

corporales, de manera que sirva de apoyo a la hijuela. A continuación, al tiempo que se

apoya sobre el altar, toma el cáliz y lo coloca hacia el lado de la epístola, fuera de los

corporales. Seguidamente coge la patena con los dedos índice, pulgar y corazón, y la

sube hasta la altura del pecho, donde la sostiene con las dos manos. Eleva la mirada al

crucifijo y la baja diciendo el Suscipe sancte Pater… [Recibe, oh Padre Santo…].

Sacerdote: Suscipe, sancte Pater, omnipotens

aeterne Deus, hanc immaculatam Hostiam,

quam ego indignus famulus tuus offero tibi,

Deo meo vivo, et vero, pro innumerabilibus

peccatis, et offensonibus, et negligentilis meis,

et pro omnibus circunstatibus, sed et pro

omnibus, fidelibus christianis: ut mihi et illis

proficiat ad salutem in vitam aeternam. Amen.

Sacerdote: Recibe, oh Padre Santo,

omnipotente y eterno Dios, esta que va a ser

Hostia inmaculada y que yo, indigno siervo

tuyo, te ofrezco a Ti, mi Dios vivo y

verdadero, por mis innumerables pecados,

ofensas y negligencias, y por todos los

circunstantes, así como también por todos los

fieles cristianos vivos y difuntos; a fin de que

a mí y a ellos nos aproveche para la salvación

y vida eterna. Así sea.

A continuación, el celebrante baja la patena y a escasa altura de los corporales

traza una cruz sobre ellos. Inmediatamente inclina la patena para que la hostia se deslice

sobre el cuadrado central y anterior de los corporales. Realizado este acto, el sacerdote

coloca la patena bajo los corporales, al lado de la epístola, de manera que quede al

descubierto la mitad de la misma. Si se hubieran consagrar otras formas, el celebrante

cubrirá los vasos con la mano derecha al tiempo que sujeta los pies de los mismos con la

otra mano.

Seguidamente, el sacerdote toma el cáliz y lo desplaza ligeramente hacia el lado

de la epístola, a cuyo extremo -donde se situó el misal- se dirige y se vuelve al altar.

264

En las funciones solemnes es cantada por la schola.

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Toma el cáliz con la mano izquierda mientras tiene la derecha sobre el pecho y lo acerca

hasta él, depositándolo en el altar frente a él.

Si se utiliza cucharilla para el agua, el celebrante la toma por la cinta y la

deposita sobre el altar. Seguidamente toma el purificador y limpia la copa del cáliz, que

vuelve a poner sobre el altar. Toma el purificador por un extremo y lo sostiene con el

pulgar de la mano derecha y el nudo o copa del vaso, dejando caer el purificador de

manera que cubra el pie del cáliz.

Posteriormente toma la vinajera y echa el vino, símbolo de la divinidad de

Jesucristo, dentro del cáliz dejándolo caer suavemente por la copa. A continuación,

bendice la vinajera del agua al tiempo que dice en voz baja el Deus qui humanae

substantiae…, y mientras pronuncia el hujus aquea et vini mysterium… añade unas

gotas de agua, símbolo de la humanidad de Jesucristo. Ulteriormente limpia la

cucharilla con el purificador y la deja sobre el altar junto al velo del cáliz. Acto seguido,

el sacerdote acerca el cáliz a los corporales y vuelve al centro del altar con las manos

juntas sobre el pecho.

Sacerdote: Deus, qui humanae substantiae

dignatem mirabiliter condisti, et mirabilius

reformasti: da nobis per hujusaquae et vini

mysterium, ejus Divinitatis esse consortes,

qui humanitatis nostrae fieri dignatus est

particeps, Jesus Christus [el sacerdote inclina

la cabeza], Filius tuus, Dominus noster. Qui

tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti

Deus: per omnia saecula saeculorum. Amen.

Sacerdote: Oh Dios, que maravillosamente

creaste la naturaleza humana y más

maravillosamente la reformaste: haznos, por

el misterio de esta agua y vino, participar de

la divinidad de Aquel que se digno hacerse

participante de nuestra humanidad, Jesucristo,

tu Hijo Señor nuestro, que, Dios como es,

contigo vive y reina en unidad del Espíritu

Santo, por todos los siglos de los siglos. Así

sea.

En el centro del altar, el celebrante vuelto hacia el retablo, coloca la mano

izquierda sobre el altar y con la derecha deposita el purificador plegado sobre la parte de

la patena que quedó descubierta. Toma el cáliz, lo coloca a la altura de sus ojos y lo

ofrece diciendo en voz baja Oferimus tibi, Domine…

Sacerdote: Oferimus tibi, Domine, calicem

salutaris, tuam deprecantes clamentiam: ut in

conspectu divinae Majestatis tuae, pro nostra

et totius mundi salute cum odore suavitatis

ascendat. Amen.

Sacerdote: Te ofrecemos, Señor, el Cáliz de

salvación, implorando de tu clemencia que

llegue en olor de suavidad hasta el

acatamiento de tu Divina Majestad, para

nuestra salvación y la de todo el mundo. Así

sea.

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Acabada la oración, desciende el cáliz y sobre los corporales vuelve a trazar una

cruz, sin pasar por encima de la hostia, y lo deposita sobre el cuadrado central de los

corporales, tras la hostia. Toma la hijuela y cubre el cáliz con la mano derecha mientras

sostiene el pie del mismo con la izquierda. Seguidamente junta las manos e inclinándose

levemente apoya las puntas de los meniques sobre el altar y en voz baja pronuncia In

spiritu humilitatis…

Sacerdote: In spiritu humilitatis et in animo

contrito suscipiamur a te, Domine: et sic fiat

sacrificium nostrum in conspectu tuo hodie, ut

placeat tibi, Domine Deus.

Sacerdote: Recíbenos, Señor, animados de un

espíritu humilde y de un corazón arrepentido:

y tal efecto produzca hoy nuestro sacrificio en

tu presencia, que del todo te agrade, oh Señor

y Dios nuestro!

Terminada la oración, se incorpora, alza y baja la mirada, extiende, levanta y

junta las manos ante el pecho mientras dice en voz baja Veni santificator omnipotens…

Sacerdote: Veni santificator omnipotens

aeterne Deus: et benedic hoc sacrificium tuo

sacto nomini praeparatum.

Sacerdote: Ven, oh Dios santificador,

omnipotente y eterno, y bendice este sacrificio

preparado para gloria de tu santo nombre.

Excepto en las misas rezadas, puede realizarse una segunda incensación, que

tiene por objeto honrar al cáliz y la hostia, al altar, al celebrante, los ministros y los

fieles:

El celebrante bendice el incienso:

Per intercessionem beati Michaelis

Archangeli, statis a dextris altaris incensi, et

omnium electorum suorum, incensum istud

dignetur Dominus benedicere, et in odorem

suavitatis accipere. Per Christum dominum

nostrum. Amen.

Por la intercesión de san Miguel Arcángel,

que asiste a la diestra del altar de los

perfumes, y de todos sus elegidos, dígnese el

Señor bendecir este incienso y recibirlo en

olor de suavidad. Por Jesucristo Nuestro

Señor. Así sea.

Comienza por incensar las ofrendas, diciendo:

Incensum istud a te benedictum, ascendat ad

te, Domine, et descendat super nos

misericordia tua

Suba, oh Señor, hasta ti este incienso que Tú

has bendecido, y descienda sobre nosotros tu

misericordia.

Se inciensa el crucifijo diciendo el Salmo 140:

Dirigatur, Domine, oratio mea sicut incensum

in conspectu tuo: elevatio manuum mearum

sacrificium vespertinum. Pone, Domine,

custodiam ori meo, et ostium circumstatiae

labiis meis; ur non declinet cor meum in verba

malitiae, ad excusandas escusationes in

peccatis.

Suba mi oración, oh Señor, como sube este

incienso; valga la elevación de mis manos

como el sacrificio vespertino. Pon, oh Señor,

guarda a mi boca y un candado a mis labios,

para que mi corazón no se desahogue con

expresiones maliciosas, buscando cómo

excusar mis pecados.

Al entregar el incienso al diácono, le dice:

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Ascendat in nobis Dominus ignem sui amoris,

et flamman aeternae caritatis. Amen.

Encienda el Señor en nosotros el fuego de su

amor y la llama de su eterna caridad. Así sea.

El diácono inciensa al celebrante, a los ministros y al clero, y el turiferario inciensa con tres

golpes a los fieles asistentes.

Seguidamente, el celebrante, con las manos sobre el pecho, va al extremo de la

epístola y se vuelve al ministro que le presenta el agua y el manutergio. Se lava las

manos, como símbolo de su pureza interior, vertiendo el ministro un poco de agua en

los extremos de los dedos índice y pulgar de ambas manos del sacerdote, que se seca

con el manutergio, mientras dice en voz baja el Salmo 25, Lavabo inter innocentes…

Lavabo inter innocentes manus meas: et

circumdabo altare tuum, Domine

Lavaré mis manos entre los inocentes; y me

pondré oh Señor, al servicio de tu altar.

Ut audiam vocem laudis: et enarrem universa

mirabilia tua.

Para hacerme eco de los cánticos de alabanza,

y proclamar todas tus maravillas.

Domine, dilexi decorem domus tuae: et

locum habitationis gloriae tuae.

Yo he amado, oh Señor, el decoro de tu casa,

y la mansión de tu gloria.

No perdas cum impiis, Deus animam meam:

et cum viris sanguinum vitam meam.

No pierdas, Dios mío, mi alma con los impíos,

ni mi vida con los hombres sanguinarios.

In quorum manibus iniquitqtes sunt: dextera

eorum repleta est muneribus.

Cuyas manos estan manchadas de maldad, y

su diestra cargada de sobornos.

Ego autem in innocentia mea ingressus sum:

redime me, et miserere mei.

Yo, en cambio, he procedido con inocencia;

líbrame Tú y ten piedad de mí.

Pes meus stetit in directo: in ecclesiis

benedicam te, Domine.

Mi pie ha andado por el camino recto: por lo

que podre alabarte, oh Senor en las asambleas

de los fieles.

Gloria Patri… [inclina la cabeza]

Sicul erat… [se desplaza al centro del altar

con las manos juntas]

Gloria al Padre ...

Como era…

En el centro del altar, levanta la mirada al crucifijo, apoya los meniques con las

manos juntas sobre el altar y en voz baja recomienda a la Santísima Trinidad el

sacrificio que celebra para gloria de Dios, los santos y la humanidad, diciendo la oración

Suscipe sancta Trinitas…

Suscipe sancta Trinitas, hanc oblationem,

quam tibi offerimus ob memoriam passionis,

resurrectionis, et ascensionis Jesu Christi

Domini nostri: et in honorem beatae Mariae

semper virginis, et beati Joannis Baptistae, et

sanctorum Apostolorum Petri et Pauli, et

istorum, et omnium Sanctorum: ut illis

proficiat ad honorem, nobis autem ad salutem,

et illi pro nobis intercedere dignentur in

Recibe, oh Trinidad Santa, esta oblación que

te ofrecemos en memoria de la Pasión,

Resurrección y Ascensión de Nuestro Señor

Jesucristo y en honor de la bienaventurada

siempre Virgen María, del bienaventurado san

Juan Bautista y de los santos apóstoles san

Pedro y san Pablo, y de éstos y de todos los

santos; para que a ellos les sirva de honor y a

nosotros nos aproveche para la salvación, y se

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coelis, quorum memoriam agimus in terris.

Per eumdem Christum Dominum nostrum.

Amen.

dignen interceder por nosotros en el cielo

aquellos de quienes hacemos memoria en la

tierra. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

Así sea.

Terminada la oración, el celebrante besa el altar con las manos sobre el mismo, a

los lados de los corporales. A continuación, con las manos sobre el pecho, se vuelve a

los fieles y dice Orate fratres mientras extiende y cierra los brazos sobre el pecho, y los

fieles responden Suspicat Dominus sacrificium…, terminando el sacerdote con el

Amén:

El sacerdote invita a orar:

Orate fratres: ut meum ac vestrum sacrificium

acceptabile fiat apud Deum Patrem

omnipotens.

Orad, hermanos, a fin de que mi sacrificio y el

vuestro, sea aceptado en el acatamiento de

Dios, Padre omnipotente.

Los fieles responden:

Suscipiat Dominus sacrificium de manibus

tuis ad laudem et gloriam nominis sui, ad

utilitatem quoque nostram, totiusque

Ecclesiae tuae sanctae.

El Señor reciba de tus manos este Sacrificio,

para alabanza y gloria de su nombre, y para

nuestro provecho y el de toda su Santa Iglesia.

El sacerdote: Amen.

A continuación, el sacerdote se vuelve al misal y con las manos sobre el pecho

lee la oración Secreta, que cambia en número y según el Propio del misal cada día,

juntando las manos al Per Dominun e inclinando la cabeza hacia la cruz al Iesum

Christum. Inmediatamente se introduce el prefacio de la consagración con un diálogo

entre el celebrante y el monaguillo o el coro en las misas cantadas:

Sacerdote: Per omnia saecula saeculorum. Sacerdote: Por todos los siglos de los siglos.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

Sacerdote: Dominus vobiscum. Sacerdote: El Señor sea con vosotros.

Sacerdote:Sursum corda. Sacerdote: ¡Arriba los corazones!

Monaguillo: Abemus ad Dominum. Monaguillo: Ya los tenemos unidos al Señor.

Sacerdote: Gratias agamus Domino Deo

nostro.

Sacerdote: Demos gracias al Señor Dios

nuestro.

Monaguillo: Dignum et justum est. Monaguillo: Digno y justo es.

Prefacio:

Vere dignum et justum ets aequum et salutare,

nos tibi semper, et ubique gratias agere:

Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne

Deus. Qui cumm unigenito Filio tuo, et

Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es

Verdaderamente es digno y justo, equitativo y

saludable, que te demos gracias en todo

tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre

todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu

Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un

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Dominus: non in unius singularitate personae,

sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim

de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de

Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine

differentia discretionis sentimus. Ut in

confessione verae, sempiternaeque Deitatis,

etin personis Proprietas, et in essentia unitas,

et in majestate adoretur aequalitas. Quam

laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim

quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare

quotidie, una voce dicentes:

solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad

de una sola persona, sino en la Trinidad de

una sola sustancia. Porque cuanto creemos,

por habérnoslo Tú revelado, acerca de tu

gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del

Espíritu Santo, sin haber diferencia ni

separación. De modo que, al reconocer una

sola verdadera y eterna Divinidad, sea

también adorada la propiedad en las personas,

la unidad en la esencia y la igualdad en la

majestad. A la cual alaban los ángeles y los

arcángeles, los querubines y los serafines, que

no cesan de cantar diariamente, diciendo a

coro:

Fieles de rodillas:

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus

Sabaoth. Pleni sunt caeli, et terra gloria tua.

Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in

nomine Domini. Hosanna in excelsis.

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los

Ejércitos. Llenos están los cielos y la Tierra

de tu gloria. Hosanna en las alturas: Bendito

el que viene en nombre del Señor. Hosanna en

las alturas.

Después, el celebrante pone la mano derecha sobre el altar y con la izquierda

busca en el misal la página del canon, eleva las manos a la altura de los hombros, al

tiempo que eleva y baja la mirada, vuelve a bajar los brazos, junta las manos sobre el

pecho y las apoya sobre el altar al tiempo que se inclina y comienza la plegaria por la

Iglesia diciendo en voz baja el Te igitur...

Te igitur, clementissime Pater, per Jesum

Christum Filium tuum Dominum nostrum,

supplices rogamus ac petimus265

, uti accepta

habeas, et benedicas266

, haec dona, haec

munera, haec sancta sacrificia267

illibata, in

primis, quae tibi offerimus pro Ecclesia tua

sancta catholica: quam pacificare, custodire,

adunare, et regere digneris toto orbe terrarum:

unacum famulo tuo Papa nostro [nombre268

] et

Antistite nostro [nombre269

], et omnibus

orthodoxis, atque cattholicae et Apostolicae

fidei cultoribus.

Te pedimos, pues, y humildemente te

rogamos, oh Padre clementísimo, por nuestro

Señor Jesucristo, tu Hijo, que recibas y

bendigas estos dones, estas ofrendas y estos

santos y puros sacrificios; que te ofrecemos,

en primer lugar, por tu santa Iglesia católica,

para que te dignes darle la paz, guardarla,

unificarla, y gobernarla en toda la redondez de

la tierra, juntamente con tu ciervo el Papa

[nombre] y nuestro Prelado [nombre] y todos

los que profesan la verdadera fe católica y

apostólica.

265

El celebrante besa el altar, pone las manos a cada lado de los corporales y junta las manos ante el

pecho. 266

El sacerdote pone la mano izquierda sobre el altar, fuera de los corporales. 267

El celebrante bendice conjuntamente con tres signos de la cruz la hostia y el cáliz. 268

Inclina la cabeza hacia el misal y en periodos de sede vacante se omite toda la frase. 269

Sólo se dice el nombre del pastor de la diócesis, evitando el de cualquier otra autoridad eclesiástica,

omitiéndose la frase si estuviera vacante la sede diocesana.

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Seguidamente, el celebrante encomienda a determinados fieles en el Memento de

los vivos, con las manos juntas a la altura del pecho o del rostro y con la cabeza un poco

inclinada al recordar a las personas por quienes intención de orar:

Memento Domine famulorum, famularumque

tuarum [nombres] et omnium circumstantium,

quorum tibi fides cognita est, et nota devotio,

pro quibus tibi offerimus: vel qui tibi offerunt

hoc sacrificium laudis pro se, suisque

omnibus: pro redemptione animarum suarum,

pro spe salutis et incolumitatis suae, tibique

reddunt vota sua aeterno Deo vivo et vero.

Acuérdate, Señor, de tus siervos y siervas

[nombres] y de todos los circunstantes, cuya

fe y devoción te son conocidos; por los que te

ofrecemos, o que ellos mismos te ofrecen, este

sacrificio de alabanza, por sí y por todos los

suyos, por el rescate de sus almas, y por su

salud y bienestar corporal; y que también te

tributan sus homenajes a Ti, Dios eterno, vivo

y verdadero.

El sacerdote prosigue con la conmemoración de los santos, momento en el que

invoca a la intercesión de la Virgen y de los santos en cuyo honor se ofrece el

sacrificio:

Communicantes, et memoriam venerantes, in

primis gloriosae semper virginis Mariae

genitricis Dei et Domini nostri Jesu Christi270

:

sed et beati Joseph, ejusdem virginis sponsi et

beatorum Apostolorum ac martyrum tuorum,

Petri et Pauli, Andreae, Jacobi, Joannis,

Thomae, Jacobi, Philippi, Bartholomaei,

Matthaei, Simonis et Thaddaei: Lini, Cleti,

Clementis, Xysti, Cornelii, Cypriani,

Laurentii, Chrysogoni, Joannis et Pauli,

Cosmae et Damiani, et omnium sanctorum

tuorum: quorum meritis precibusque

concedas, ut in omnibus protectionis tuae

muniamur auxilio. Per eumdem Christum

Dominum nostrum271

. Amen.

Unidos por la comunión de los santos

[nombres] y honrando , primeramente, la

memoria de la gloriosa siempre Virgen María,

Madre de Jesucristo, Señor y Dios nuestro, y

la de tus bienaventurados apóstoles y mártires:

Pedro y Pablo, Andrés, Santiago, Juan,

Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo,

Simón y Tadeo, Lino, Clemente, Sixto,

Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisogono, Juan

y Pablo, Cosme y Damián, y de todos tus

santos; te pedimos, por sus méritos e

intercesión, nos concedas ser fortalecidos en

todo con el auxilio de tu protección. Por el

mismo Jesucristo N. S. Así sea.

Después de encomendar a la Iglesia triunfante y militante a Dios, el sacerdote se

concentra en Jesucristo, víctima cuyo sacrificio se renueva. El celebrante extiende las

manos sobre el cáliz y la hostia, con los dedos pulgares cruzados, formando una cruz, y

las palmas extendidas sobre la oblata (cáliz y hostia) para descargar sobre Cristo-

Víctima todos los pecados y responsabilidades:

270

El celebrante, como señal de respeto, inclinará la cabeza hacia el misal. Si el retablo estuviese

presidido por una imagen de María o del santo invocado se inclinará hacia dicha imagen. Al pronunciar a

Jesucristo se inclinará hacia el crucifijo. 271

En este momento, el sacerdote junta las manos sobre el pecho, sin inclinar la cabeza porque no se

pronuncia el nombre Iesus.

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Hanc igitur oblationem servitutis nostrae, sed

et cunctae familiae tuae, quaesumus, Domine,

ut placatus accipias : diesque nostros in tua

pace disponas, atque ab aeterna damnatione

nos eripi, et in electorum tuorum jubeas grege

numerari. Per Christum Dominum nostrum272

.

Amen.

Por lo mismo, Señor, te rogamos te dignes

admitir favorablemente esta ofrenda en

testimonio de nuestra dependencia y de toda

tu familia: y hacer que pasemos, en paz

contigo, los días de nuestra vida, que nos

veamos libres de la condenación eterna y

seamos por Ti incluidos en el número de tus

escogidos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Así

sea.

Posteriormente, el celebrante apoya la mano izquierda sobre el altar, fuera de los

corporales, y con la derecha traza varios signos de la cruz sobre el cáliz y la hostia, al

tiempo que el monaguillo toca la campanilla y levanta la casulla del sacerdote, el cual

dice el Quam oblatioenem tu…

Quam oblationem tu, Deus, in omnibus,

quaesumus benedictam [primer signo de la

cruz], adscriptam [segundo signo de la cruz],

ratam rationabilem, acceptabilemque facere

digneris: ut nobis Corpus [termina de trazar

el tercer signo de la cruz sobre la hostia] et

Sanguis [traza otro signo sobre el cáliz] fiat

dilectissimi Filii tui Domini nostri Jesu

Christi273

.

La cual ofrenda, suplicámoste, oh Dios, te

dignes ordenar sea bendita, adscrita,

ratificada, racional y agradable, de suerte que

se convierta, para nuestro provecho, en el

cuerpo y sangre de tu muy amado Hijo

Jesucristo, Nuestro Señor.

El momento más solemne e importante de la misa es la consagración. En este

instante se renueva la Última Cena y el sacrifico de Cristo -Sacerdote y Víctima- en el

Calvario. El pan y el vino se transforman en el cuerpo y sangre de Cristo. El sacerdote

purifica la extremidad de los pulgares y los índices de ambas manos frotándolos

ligeramente sobre los extremos del corporal, diciendo en voz baja Qui pridie quam

pateretur… A continuación, toma la hostia por la parte de abajo, con el índice y el

pulgar de la mano derecha, después de haberla levantado ligeramente con el índice de la

mano izquierda y prosigue diciendo accepit panen in sanctas ac venerabilis manus

suas…

QUI PRIDIE QUAM PATERETUR, ACCEPIT

PANEM IN SANCTAS AC VENERABILES

MANUS SUAS: ET ELEVATIS OCULIS IN

COELUM [levanta y baja los ojos, inclinando la

cabeza] AD TE DEUM PATREM SUUM

EL CUAL, LA VÍSPERA DE SU PASIÓN,

TOMÓ UN PAN EN SUS SANTAS Y

VENERABLES MANOS, Y LEVANTANDO

LOS OJOS AL CIELO EN DIRECCIÓN A TI,

OH DIOS, SU PADRE OMNIPOTENTE,

272

Al terminar la oración, el sacerdote junta las manos sobre elho y las mantiene en esa posición. 273

El sacerdote en este momento inclina la cabeza hacia la cruz.

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OMNIPOTENTEM, TIBI GRATIAS AGENS,

BENEDIXIT274

, FREGIT, DEDITQUE

DISCIPULIS SUIS, DICENS: "ACCIPITE ET

MANDUCATE EX HOC OMNES.

DÁNDOTE LAS GRACIAS, LO BENDIJO, LO

PARTIÓ Y SE LO DIO A SUS DISCÍPULOS,

DICIENDO: TOMAD Y COMED TODOS DE

ÉL.

A continuación, el celebrante con la hostia en las manos, se inclina

profundamente y se apoya sobre el altar (antebrazos o codos) y pronuncia las palabras

de la consagración HOC EST CORPUS MEUM. Seguidamente, sosteniendo la hostia

con las manos, se apoya con ellas sobre los corporales para enderezarse y hace la

genuflexión con la rodilla derecha, sosteniendo la hostia con las manos y estas apoyadas

sobre los corporales.

Seguidamente, tras incorporarse, levanta la hostia sobre los corporales y por

encima de su cabeza para que todos los fieles puedan adorarla275

. Posteriormente la baja

y cuando está cerca de los corporales, apoya la mano izquierda sobre ellos al tiempo que

con la derecha deposita la hostia en los mismos, haciendo a continuación una

genuflexión al tiempo que apoya las manos a ambos lados de los corporales.

Desde este momento y hasta la ablución de los dedos, el celebrante mantiene

unidos los pulgares e índices de ambas manos para cualquier acción, salvo cuando debe

tocar la hostia. Cuando deba coger el cáliz y la hijuela lo hará entre el pulgar e índice

unidos y los demás dedos de la mano por otro y cuando tenga que pasar las páginas del

misal lo hará agarrando la orejuela entre el índice y el corazón, manteniendo las manos

cuando tenga que apoyarlas sobre el altar dentro de los corporales.

Del mismo modo que con la hostia, procede con el cáliz, siguiéndolo con la

mirada al elevarlo para su adoración:

SIMILI MODO POSTQUAM COENATUM

EST, ACCIPIENS ET HUNC

PRAECLARUM CALICEM IN SANCTAS

AC VENERABILES MANUS SUAS: ITEM

TIBI GRATIAS AGENS, BENEDIXIT U

DEDITQUE DISCIPULIS SUIS, DICENS :

"ACCIPITE ET BIBITE EX EO OMNES:

DE IGUAL MODO, AL TERMINAR LA

CENA TOMÓ TAMBIÉN ESTE PRECIOSO

CÁLIZ EN SUS SANTAS Y VENERABLES

MANOS, Y DÁNDOTE DE NUEVO

GRACIAS, LO BENDIJO, Y SE LO DIO A

SUS DISCÍPULOS, DICIENDO: TOMAD Y

BEBED TODOS DE ÉL.

HIC EST ENIN CALIX SANGVINIS MEI,

NOVI ET AETERNI TESTAMENTI -

MYSTERIUM FIDEI- QUI PRO VOBIS ET

PROMULTIS EFFUNDETUR, IN

REMISSIONE PACATORUM.

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI

SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA

NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ

DERRAMADA POR VOSOTROS

Y POR TODOS LOS HOMBRES

274

En este momento, traza con la mano derecha el signo de la cruz sobre la hostia, mientras la sostiene

con el índice y pulgar de la mano izquierda. 275

La Sagrada Congregación de la Penitencia concedió una indulgencia de siete años a quienes mirando a

la hostia, dijeren como Santo Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!".

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PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

El sacerdote deposita a continuación el cáliz sobre los corporales, hace la

genuflexión sobre la rodilla derecha, apoyando las manos sobre los corporales, a ambos

lados de la hostia y dice:

HAEC QUOTIESCUMQUE FECERITIS IN

MEI MEMORIAM FACIETIS

CUANTAS VECES HICIEREIS ESTO,

HACEDLO EN MEMORIA DE MI.

Después de inmolada la Víctima, el celebrante la ofrece al Padre, recordando el

encargo de Jesús y los misterios de la vida del Salvador, diciendo en voz baja y con los

brazos extendidos Unde et memores…

Unde et memores Domine, nos servi tui, sed

et plebs tua sancta, ejusdem Christi Filii tui

Domini nostri tam beatae passionis, nec non et

ab inferis resurrectionis, sed et in coelos

gloriosae ascensionis: offerimus praeclarae

majestati tuae de tuis donis ac datis276

,

hostiam [el sacerdote traza una cruz] puram,

hostiam [el sacerdote traza una cruz] sanctam,

hostiam [el sacerdote traza una cruz]

immaculatam, Panem [el sacerdote traza una

cruz] sanctum vitae aeternae, et Calicem [el

sacerdote traza una cruz] salutis perpetuae.

Por lo cual, oh Señor, acordándonos nosotros

tus siervos y tu pueblo santo, así de la dichosa

Pasión de tu mismo Hijo y Señor nuestro

Jesucristo, como de su resurrección del

sepulcro, y de su gloriosa Ascensión a los

cielos: ofrecemos a tu Majestad, de entre tus

dones y dádivas, una Hostia [el sacerdote

traza una cruz] pura, una Hostia [el sacerdote

traza una cruz] santa, una Hostia [el

sacerdote traza una cruz] inmaculada, el Pan

[el sacerdote traza una cruz] santo de la vida

eterna y el Cáliz [el sacerdote traza una cruz]

de perpetua salvación.

Seguidamente, el celebrante, con las manos extendidas delante del pecho se

dirige al Padre que aceptó los sacrificios del Antiguo Testamento, diciendo el Supra

quae…

Supra quae propitio ac sereno vultu respicere

digneris: et accepta habere, sicuti accepta

habere dignatus es munera pueri tui justi Abel,

et sacrificium patriarchae nostri Abrahae: et

quod tibi obtulit summus sacerdos tuus

Melchisedech, sanctum sacrificium,

immaculatam hostiam.

Sobre las cuales ofrendas dígnate mirar con

ojos favorables y semblante apacible, y

aceptarlas como tuviste a bien aceptar los

dones de tu siervo el inocente Abel, y el

sacrificio de nuestro patriarca Abrahán, así

como también el que te ofreció tu Sumo

Sacerdote Melquisedec: sacrificio aquel santo,

hostia inmaculada.

276

En este momento, junta las manos sobre el pecho, coloca la izquierda sobre el corporal y traza cinco

cruces con la mano derecha, tres sobre el cáliz y la hostia, al pronunciar la palabra hostiam, una sobre la

hostia cuando dice Panem sanctum y otra sobre el cáliz al decir Calicem salutis.

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A continuación, el celebrante se inclina profundamente, poniendo sus meniques

sobre el altar, para decir el Supplices te rogamus…

Supplices te rogamus, omnipotens Deus; jube

haec perferri per manus sancti Angeli tui in

sublime altare tuum, in conspectu divinae

majestatis tuae: ut quotquot ex hac altaris

participatione277

, sacrosanctum Filii tui

Corpus278

et Sanquinem279

sumpserimus omni

benedictione coelesti et gratia repleamur280

.

Per eumdem Christum Dominum nostrum281

.

Amen.

Humildemente te suplicamos, oh Dios

todopoderoso, que mandes transportar estas

ofrendas por manos de tu santo Ángel a tu

altar celestial y hasta el acatamiento de tu

divina Majestad: a fin de que todos cuantos,

comulgando en este altar, recibiéremos el

santo Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, seamos

colmados de todas las bendiciones y gracias

celestiales. Por el mismo Jesucristo Nuestro

Señor.

Acto seguido, el sacerdote ruega por los difuntos, al tiempo que extiende, eleva

y junta las manos sobre el pecho o el rostro:

Memento etiam, Domine, famulorum

famularumque tuarum [nombres] qui nos

praecesserunt cum signo fidei, et dormiunt in

somno pacis. P: Ipsis Domine, et omnibus in

Christo quiescentibus, locum refrigerii, lucis

et pacis, ut indulgeas, deprecamur, per

eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.

Acuérdate también Señor, de tus siervos y

siervas [nombres] que nos han precedido con

la señal de la fe y duermen el sueño de la paz.

A ellos, oh Señor, y a todos los que descansan

en Cristo, rogámoste los coloques en el lugar

del refrigerio, de la luz y de la paz. Por el

mismo Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

A continuación, el celebrante coloca la mano izquierda sobre los corporales y se

da un golpe de pecho con los tres últimos dedos de la mano derecha, sin tocar la casulla

con el pulgar y el índice, diciendo al mismo tiempo con un tono más elevado de voz

Nobis quoque peccatoribus... uniendo el recuerdo de la Iglesia triunfante, purgante y

militante:

Nobis quoque peccatoribus famulis tuis, de

multitudine miserationum tuarum sperantibus,

partem aliquam et societatem donare digneris,

cum tuis sanctis Apostolis et Martyribus: cum

Joanne, Stephano, Matthia, Barnaba, Ignatio,

Alexandro, Marcellino, Petro, Felicitate,

Perpetua, Agatha, Lucia, Agnete, Caecilia,

También a nosotros, tus siervos pecadores,

que confiamos en la abundancia de tu

misericordia, dígnate darnos participación y

entrada con tus santos apóstoles y mártires:

con Juan, Esteban, Matías, Bernabé, Ignacio,

Alejandro, Marcelino, Pedro, Felicidad,

Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia,

277

En este momento, el sacerdote apoya las manos sobre los corporales, a cada lado de la hostia, y besa el

altar. 278

El sacerdote hace el signo de la cruz sobre la hostia. 279

El sacerdote hace el signo de la cruz sobre el cáliz. 280

En este momento, el sacerdote se santigua mientras apoya el índice y el pulgar de la mano izquierda

sobre la cintura, sin tocar la casulla. 281

Termina con las manos sobre el pecho.

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Anastasia, et omnibus sanctis tuis : intra

quorum nos consortium, non aestimator

meriti, sed veniae, quaesumus, largitor

admitte. Per Christum Dominum

nostrum. Amen .

Anastasia, y todos tus santos: en cuya

compañía te rogamos nos admitas, no en

atención a nuestros méritos, sino por tu gran

misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Así sea.

Después de trazar la señal de la cruz sobre la hostia y el cáliz, el celebrante

continúa diciendo con las manos juntas Per quem haec omnia…, para posteriormente

continuar reposando la mano izquierda sobre los corporales y trazando con la derecha

tres signos de la cruz sobre la hostia y el cáliz al decir santificas, vivificas, benedicis.

Per quem haec omnia, Domine, semper bona

creas, sanctificas [signo de la cruz], vivificas

[signo de la cruz], benedicis [signo de la cruz]

et praestas nobis

Por quien siempre produces, oh Señor, todos

estos bienes, los santificas, los vivificas, los

bendices y nos los otorgas.

Al final del canon, el celebrante descubre el cáliz, cuyo pie sujeta con la mano

izquierda mientras toma la hijuela con la derecha. Hace una genuflexión, apoyando las

manos sobre los corporales, toma la hostia con la mano derecha y traza con ella tres

signos de la cruz sobre la copa del cáliz al tiempo que dice per Ipsum…

PER IPSUM, ET CUM IPSO, ET IN IPSO,

EST TIBI DEO PATRI [signo de la cruz]

OMNIPOTENTI, IN UNITATE SPRITUS

SANCTI [signo de la cruz], OMNIS HONOR

ET GLORIA [signo de la cruz].

POR ÉL Y CON ÉL Y EN ÉL, A TI, DIOS

PADRE OMNIPOTENTE, EN UNIÓN CON

EL ESPÍRITU SANTO, SE DIRIGE TODO

HONOR Y GLORIA.

Sacerdote: Per omnia saecula saeculorum Sacerdote: Por todos los siglos de los siglos.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea

A continuación, el sacerdote dice Oremus en voz alta y con las manos juntas

prosigue el Praeceptis salutaribus… y el Pater noster…

Sacerdote: Oremus. Sacerdote: Oremos.

Sacerdote: Praeceptis salutaribus moniti, et

divina institutione formati, audemus dicere:

Sacerdote: Teniendo en cuenta la orden del

Señor y aleccionados por el divino Maestro,

nos atrevemos a exclamar:

Pater noster, qui es in coelis; sanctificetur

nomen tuum ; adveniat regnum tuum: fiat

voluntas tua sicut in coelo et in terra. Panem

nostrum quotidianum da nobis hodie et

dimitte nobis debita nostra, sicut et nos

dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos

inducas in tentationem.

Padre nuestro, que estás en los cielos.

Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros

tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra

como en el cielo. El pan nuestro de cada día

dánosle hoy y perdónanos nuestras deudas, así

como nosotros perdonamos a nuestros

deudores. Y no nos dejes caer en la tentación.

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99

Monaguillo: Sed libera nos a malo. Monaguillo: Más líbranos del mal.

Sacerdote: Amen. Sacerdote: Así sea.

Comienza a decir a continuación en voz baja Libera nos… y cuando pronuncia

el da propitius pacem se santigua con la patena, apoyando los dedos pulgar e índide de

la mano izquierda sobre la cintura y sosteniendo la patena con la derecha se toca con

ella la frente [al decir da propitius], el pecho [al decir pacem], el hombro izquierdo [al

decir in diebus] y el derecho [al decir nostris]. Seguidamente besa la patena por la parte

cóncava y prosigue ut ope misericordiae tuae… y desliza la patena por debajo de la

hostia ayudándose del dedo índice de la mano izquierda.

Seguidamente, el sacerdote descubre el cáliz, hace una genuflexión y toma la

hostia de la patena deslizándola con el índice de la mano izquierda hasta que sobresalga

un poco del borde de la patena para cogerla con el índice y pulgar de la mano derecha.

La eleva por encima del cáliz, sosteniéndola con los índices y pulgares de ambas manos

y la parte en dos mitades mientras dice en voz baja Per eumdem Dominun nostrum

Jesum Christum [Por el mismo Jesucristo, Señor nuestro]282

.

A continuación, pone sobre la patena la mitad de la hostia que sostiene con la

mano derecha y rompe con la misma mano una parte de la mitad que sostiene con la

izquierda, prosiguiendo en voz baja la oración Qui tecum vivit et regnat, reconstruyendo

sobre la patena la forma circular de la hostia al decir in unitate Spiritus Sancte Deus y

conservando sobre el cáliz la parte que ha partido de una de las dos mitades de la hostia

pronuncia en voz alta Per omnia saecula saeculorum.

Libera nos, quaesumus Domine, ab omnibus

malis praeteritis, praesentibus, et futuris: et

intercedente beata et gloriosa semper Virgine

Dei Genitrice Maria, cum beatis Apostolis tuis

Petro at Paulo, atque Andrea, et omnibus

sanctis, da propitius pacem in diebus nostris:

ut ope misericordiae tuae adjuti, et a peccato

simus semper liberi, et ab omni perturbatione

securi. Per eumdem Dominum nostrum Jesum

Christum Filium tuum. Qui tecum vivit et

regnat in unitate Spiritus Sancti Deus. Per

omnia saecula saeculorum.

Líbranos, sí, Señor, de todos los males

pasados, presentes y futuros; y por la

intercesión de la gloriosa siempre Virgen

María, Madre de Dios, y de tus

bienaventurados apóstoles san Pedro, san

Pablo y san Andrés, y todos los demás santos

danos bondadosamente la paz en nuestros

días; a fin de que, asistidos con el auxilio de

tu misericordia, estemos siempre libres de

pecado y al abrigo de cualquier perturbación.

Por el mismo Jesucristo, Señor nuestro e Hijo

tuyo, que, Dios como es, contigo vive y reina

en unidad del Espíritu Santo. Por los siglos de

los siglos.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

282

Partir la hostia, cuerpo de Cristo en la Cruz, es un gesto de unidad con Cristo.

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Después de pronunciarse el amén, el celebrante hace tres cruces sobre la boca

del cáliz con la partícula más pequeña de la hostia que sostiene con la mano derecha al

tiempo que dice Pax (señal de la cruz) Domine sit (señal de la cruz) semper vobiscum

(señal de la cruz) [La paz del Señor sea siempre con vosotros], a lo que responde el

monaguillo Et cum spiritu tuo [Y con tu espíritu].

A continuación, el sacerdote deja caer la partícula de la hostia en el cáliz283

,

diciendo en voz baja Haec commixtio et consecratio…

Haec commixtio et consecratio Corporis et

Sanguinis Domini nostri Jesu Christi fiat

accipientibus nobis in vitam aeternam. Amen.

Que esta mezcla de los elementos consagrados

del Cuerpo y Sangre de nuestro Señor

Jesucristo, nos aproveche a quienes la

recibimos, para la vida eterna. Así sea.

Después se purifica los dedos frotando los pulgares e índice sobre la copa del

cáliz, al que cubre con la hijuela y ante el que hace una genuflexión con las manos

apoyadas sobre los corporales.

Tras la genuflexión, el celebrante junta las manos sobre el pecho e inclinándose

comienza a decir en voz alta las palabras de reconocimiento del Mesías por san Juan

Bautista Agnus Dei, qui tollis…, poniendo la mano izquierda sobre el corporal mientras

que con la derecha se golpea el pecho y dice en voz baja las oraciones preparatorias a la

comunión:

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere

nobis.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo ¡ten misericordia de nosotros!

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere

nobis.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo ¡ten misericordia de nosotros!

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, dona

nobis pacem.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo ¡danos la paz!

Oración de la paz:

Domine Jesu Christe, qui dixisti Apostolis

tuis: pacem relinquo vobis, pacem meam do

vobis: ne respicias peccata mea, sed fidem

Ecclesiae tuae; eamque secundum voluntatem

tuam pacificare et coadunare digneris. Qui

vivis et regnas Deus, per omnia saecula

saeculorum. Amen.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:

Mi paz os dejo, mi paz os doy; no te fijes en

mis pecados, sino en la fe de tu Iglesia, a la

cual dígnate pacificarla y unirla conforme a tu

voluntad. Tú que vives y reinas por todos los

siglos de los siglos. Así sea.

Oración de confianza:

Domine Jesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex Oh Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo que,

283

Este gesto simboliza la unidad de Cristo resucitado.

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voluntate Patris cooperante Spritu Sancto, per

mortem tuam mundum vivificasti: libera me

per hoc sacrosanctum Corpus et Sanguinem

tuum ab omnibus iniquitatibus meis et

universis malis: et fac me tuis semper

inhaerere mandatis: et a te nunquam separari

permittas, qui cum eodem Deo Patre et Spiritu

Sancto vivis et regnas Deus in saecula

saeculorum. Amen.

por voluntad del Padre y con la cooperación

del Esíritu Santo, diste la vida al mundo por tu

muerte: líbrame, por tu sagrado Cuerpo y

Sangre de todas mis iniquidades y de todos

los demás males, y haz que cumpla siempre

tus mandamientos y no permitas que jamás

me aparte de Ti, quien siendo Dios, vives y

reinas con el mismo Dios Padre y con el

Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Así

sea.

Oración de humildad:

Perceptio Corporis tui, Domine Jesu Christe,

quod ego indignus sumere praesumo, non

mihi proveniat in judicium et

condemnationem : sed pro tua pietate prosit

mihi ad tutamentum mentis et corporis, et ad

medelam percipiendam. Qui vivis et regnas

cum Deo Patre in unitate Spiritus Sancti Deus,

per omnia saecula saeculorum. Amen.

La comunión de tu Cuerpo, Señor Jesucristo,

que yo indigno me atrevo a recibir ahora, no

se me convierta en motivo de juicio y

condenación; sino que, por tu misericordia,

me sirva de protección para alma y para

cuerpo y de medicina saludable. Tú, que

siendo Dios, vives y reinas con Dios Padre en

unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los

siglos. Así sea.

Terminadas las oraciones preparatorias, el celebrante hace una genuflexión con

las manos apoyadas en los corporales y levantándose dice en voz baja Panen

coelestem…

Panem coelestem accipiam et nomen Domini

invocabo.

Recibiré el Pan celestial, e invocaré el nombre

del Señor.

Posteriormente, preparándose para consumir la hostia, toma las dos partes que

estaban en la patena con su mano derecha, deslizando con el índice de la mano izquierda

ambas partes para que sobresalgan ligeramente del borde de la misma. Las levanta

juntas por encima del corporal, conservando la forma redonda de la hostia, con la mano

izquierda. Toma la patena con la derecha y la coloca entre los dedos índice y central de

la mano izquierda por debajo de la hostia, diciendo tres veces en voz baja Domine, non

sum dignus… al tiempo que se golpea el pecho confesando su indignidad:

Domine, non sum dignus ut intres sub tectum

meum: sed tantum dic verbo, et sanabitur

anima mea

Señor, yo no soy digno de que entres en mi

pobre morada, mas di una sola palabra y mi

alma será salva.

A continuación, el sacerdote toma con la mano derecha la parte de la hostia a la

que arrancó una parte y la pone encima de la otra mitad. Tomas las dos mitades con la

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mano derecha y traza el signo de la cruz por encima de la patena que sostiene con la

mano izquierda al tiempo que dice Corpus Domini Nostri…, inclinando la cabeza al

decir el nombre Jesu:

Corpus Domini nostri Jesu Christi custodiat

animam meam in vitam aeternam. Amen.

El Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo guarde

mi alma para la vida eterna. Así sea.

Seguidamente, se inclina apoyando los brazos o codos sobre el altar y comulga

sobre la patena. Acto seguido, deja la patena sobre los corporales, se incorpora y con las

manos juntas bajo el rostro permanece unos instantes meditando. Tras lo cual, el

sacerdote comienza a decir el Quid retribuam Domino… al tiempo que descubre el

cáliz, hace una genuflexión, coge la patena con la mano derecha y si en ella quedan

partículas de la hostia las deja caer sobre el cáliz. A continuación coge con la patena las

partículas que hayan podido caer sobre el corporal, purificando con las yemas de los

dedos índice y pulgar la patena sobre el cáliz y los mismos dedos también sobre el

mismo. Mantiene unidos ambos dedos y coge con la mano izquierda la patena, mientras

con la derecha toma el cáliz por debajo del nudo y traza con el vaso una cruz y comulga

bajo la especie del vino284

diciendo Sanguis Domini nostri…, inclinando la cabeza al

decir el nombre Jesu:

Al comulgar bajo la forma del pan, dice:

Quid retribuam Domino pro omnibus quae

retribuit mihi? Calicem salutaris accipiam, et

nomen Domini invocabo Dominum, et ab

inimicis meis salvus ero.

¿Con qué corresponderé yo al Señor por todo

cuanto Él me ha dado? Sumiré el Cáliz de

salvación e invocaré al Señor con cánticos de

alabanza, y me pondré a salvo de mis

enemigos.

Al comulgar bajo la forma del vino, dice:

Sanguis Domini nostri Jesu Christi custodiat

animam meam in vitam aeternam. Amen.

La Sangre de Nuestro Señor Jesucristo guarde

mi alma para la vida eterna.

Mientras el sacerdote comulga, los fieles se preparan para la comunión rezando

el Confiteor:

Confiteor Deo omnipotenti, beatae Mariae

semper Virgini, beato Michaeli Archangelo,

beato Joanni Baptistae, Sanctis Apostolis

Petro et Paulo, omnibus Sanctis, et tibi Pater;

quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere,

Y, pecador, me confieso a Dios todopoderoso,

a la bienaventurada siempre Virgen María, al

bienaventurado san Miguel arcángel, al

bienaventurado san Juan Bautista, a los santos

apóstoles san Pedro y san Pablo, a todos los

284

Si la partícula segregada de la hostia que contiene se quedara adherida al mismo, el sacerdote la

tomará más tarde con el vino de la purificación.

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[dándose tres golpes de pecho] mea culpa,

mea culpa, mea maxima culpa; Ideo precor

beatam Mariam semper Virginem, beatum

Michaelem Archagelum, beatum Joannem

baptistam, sanctis Apostolos, Petrum et

Paulum, omnes Sanctos, et te Pater, orare pro

me ad Dominum Deum nostrum.

santos y a vos, Padre; que pequé gravemente

con el pensamiento, palabra, y obra, [dándose

tres golpes de pecho] por mi culpa, por mi

culpa, por mi grandísima culpa. Por tanto,

ruego a la bienaventurada siempre Virgen

María, al bienaventurado san Miguel arcángel,

al bienaventurado san Juan Bautista, a los

santos spóstoles san Pedro y san Pablo, a

todos los santos, y a vos, Padre, que roguéis

por mí a Dios nuestro Señor.

Después de comulgar el celebrante deja la patena y el cáliz sobre los corporales,

cubriendo el vaso con la hijuela. Seguidamente retira la sacra central y la deposita sobre

el altar al lado de la epístola. Coge la llave del sagrario y lo abre, hace una genuflexión

y saca el copón, el cual deposita sobre los corporales, delante del cáliz, en el lugar en el

que estuvo la hostia. Entorna ligeramente la puerta del sagrario, descubre el copón,

vuelve a hacer una genuflexión y coge una de las hostias con los dedos índice y pulgar

de la mano derecha que pone sobre el copón. Se vuelve hacia los fieles, a los que

perdona los pecados285

y muestra la hostia diciendo Ecce Agnus Dei… y repite tres

veces Domine, non sum dignus…

Sacerdote: Ecce Agnus Dei, ecce qui tolli

peccata mundi

Sacerdote: Ved aquí el Cordero de Dios, ved

aquí al que quita los pecados del mundo.

El sacerdote y los fieles, dándose golpes de pecho, repiten tres veces:

Domine, non sum dignus ut intres sub

tectum meum; sed tantum dic verbo et

sanabitur anima mea.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi

pobre morada, mas di una sola palabra y mi

alma será salva.

Al impartir la comunión, del lado de la epístola hasta el del evangelio, el

sacerdote repite Corpus Domini…

Corpus Domini nostri Jesu Christi custodiat

animam tuam in vitam aeternam. Amen.

El Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo guarde

tu alma para la vida eterna. Así sea.

Al terminar de impartir la comunión, el celebrante coloca el copón sobre los

corporales, hace la genuflexión, lo cubre y lo coloca dentro del sagrario, entorna la

puerta, vuelve a hacer la genuflexión y cierra el sagrario, volviendo a colocar la sacra

central en su sitio originario.

285

Indulgentiam, absolutionem et remissionem peccatorum vestrorum, tribuat vobis omnipotens et

misericors Dominus (El Señor todopoderoso y misericordioso os conceda la absolución y el perdón de

vuestros pecados).

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Seguidamente se lleva a cabo la acción de gracias, recitando el sacerdote en voz

baja Quod ore sumpsimus…

Si en la liturgia no se distribuye la comunión a los fieles, se pasa al acto de

purificación. El sacerdote coloca la patena sobre los corporales y presenta el cáliz

-desplazándolo sin salir de los corporales286

- al ministro, el cual se acerca al centro del

altar para verter un poco de vino en el mismo287

, al tiempo que se recita el Quod ore

sumpsimus…

El sacerdote mueve el cáliz en forma circular para purificar los restos que

pudieran estar adheridos y a continuación, poniendo la patena bajo el mentón, bebe el

contenido del cáliz, enjuga los labios con el purificador que extiende sobre la copa del

cáliz haciéndolo girar con los dedos, salvo el pulgar, para limpiar el interior del mismo.

Pone la patena en los corporales hacia el lado del evangelio y entre ellos coloca el cáliz.

A continuación coloca el cáliz fuera del corporal, hacia el lado del evangelio, lo

cubre con el purificador, la cinta de la cucharilla y la patena. Pliega los corporales,

introduciendo la hijuela dentro de los mismos288

, que introduce en su bolsa y coloca

sobre la mesa de altar.

Posteriormente, cubre el cáliz con el velo, pone la bolsa de los corporales

encima, y lo coloca en el centro del altar, como al comienzo de la misa, teniendo

cuidado de que la parte delantera del cáliz esté cubierta por el velo.

Quod ore sumpsimus Domine, pura mente

capiamus: et de munere temporali fiat nobis

remedium sempiternum.

Corpus tuum, Domine, quod sumpsi, et

Sanguis, quem potavi, adhaereat visceribus

meis: et praesta, ut in me non remaneat

scelerum macula, quem pura et sancta

refecerunt sacramenta. Qui vivis et regnas in

saecula saeculorum. Amen.

Lo que hemos recibido, oh Senor, con la boca,

acojamoslo con alma pura; y este don

temporal se convierta para nosotros en

remedio sempiterno.

Tu cuerpo Senor, que he comido, y tu sangre

que he bebido, se adhieran a mis entrañas; y

haz que ni mancha de pecado quede ya en mi,

despues de haber sido alimentado con un tan

santo y tan puro Sacramento: Tu que vives y

reinas por los siglos de los siglos. Así sea.

Después de la comunión, el sacerdote junta las manos sobre el pecho y se dirige

al misal, hacia el lado de la epístola, donde lee la antífona Communio, que se encuentra

286

Si el ministro, por edad y estatura, no alcanzara, será el mismo sacerdote el que tome la vinajera y

vierta el vino en el cáliz, que nunca debe salir del ámbito de los corporales ni presentarse fuera del altar. 287

El celebrante pone los dedos índice y pulgar en la boca del cáliz sobre el que el ministro derrama un

poco de vino en primer lugar y a continuación un poco de agua. El sacerdote frota los dedos suavemente

para limpiarlos. Seguidamente el sacerdote se limpia con el purificador. 288

No debe introducirse la hijuela en el cuadrado en el que estuvo la hostia, sino en el cuadrado medio de

los que tres que están al lado de la epístola.

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en el propio del misal y cambia cada día. Leída esta, el celebrante se vuelve al pueblo y

dice en voz baja Dominus vobiscum, a lo que responde el monaguillo Et cum spiritu tuo.

Vuelto al misal, el celebrante dice Oremus y lee la Postcommunio

correspondiente, terminada la cual el sacerdote cierra el misal de manera que el canto

del mismo quede hacia el centro del altar, a cuyo centro vuelve con las manos juntas y

dirigiéndose a los files repite Dominus vobiscum, y tras la respuesta Et cum spiritu tuo,

el celebrante dice en voz alta Ite missa est [La misa ha concluido], a lo que se responde

Deo gratias [Demos gracias a Dios].

Seguidamente, el sacerdote erguido y con la cabeza inclinada dice en voz baja

Placeat tibi sancta Trinitatis…, que resume el fin por el cual ha ofrecido a Dios en el

sacrificio de la misa la Víctima del Calvario.

Placeat tibi Sancta Trinitas, obsequium

servitutis meae; et praesta, ut sacrificium,

quod oculis tuae majestatis indignus obtuli,

tibi sit acceptabile, mihique et omnibus, pro

quibus illud obtuli, sit, te miserante,

propitiabile. Per Christum Dominum nostrum.

Amen.

Séate agradable, Trinidad Santa, el homenaje

de mi ministerio, y ten a bien aceptar el

Sacrificio que yo, indigno, acabo de ofrecer

en presencia de tu Majestad, y haz, que, a mi

y a todos aquellos por quienes lo he ofrecido,

nos granjee el perdón, por efecto de tu

misericordia. Por J. N. S. Así sea.

Terminada la oración, el celebrante con las manos extendidas sobre el altar, a

ambos lados del cáliz, se inclina y lo besa, eleva la mirada, al tiempo que extiende,

eleva y junta las manos sobre el pecho diciendo en voz bajo Benedicat vos

omnipotens…, inclinando la cabeza al pronunciar Deus y volviéndose a los fieles para

darles la bendición, Pater, et Filuis et Spiritus Sanctus.

Sacerdote: Benedicat vos omnipotens Deus,

Pater, et Filius et Spiritus Sanctus.

Sacerdote: Bendígaos Dios todopoderoso,

Padre e Hijo y Espíritu Santo.

Monaguillo: Amen Monaguillo: Así sea.

Seguidamente, el celebrante se acerca al lado del evangelio con las manos juntas

sobre el pecho y tras decir Dominus vobiscum… apoya la mano izquierda en el altar y

con el pulgar de la mano la derecha el signo de la cruz sobre el altar. A continuación

coloca la mano izquierda sobre el pecho y se signa la frente, la boca y el pecho mientras

dice Initium sancti Evangelii secundum Joannem que lee sobre la sacra:

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Sacerdote: Dominus vobiscum. Sacerdote: El Señor sea con vosotros.

Monaguillo: Et cum spiritu tuo. Monaguillo: Y con tu espíritu.

Sacerdote: Initium sancti Evangelii secundum

Joannem.

Sacerdote: Principio de santo Evangelio según

san Juan.

Monaguillo: Gloria tibi Domine. Monaguillo: Gloria a Ti, Señor.

Sacerdote: In prinicipio erat Verbum, et

Verbum erat apud Deum, et Deus erat

Verbum. Hoc erat in principio ap ud Deum.

Omnia per ipsum facta sunt, et sine ipso

factum est nihil quod factum est. In ipso vita

erat, et vita erat lux hominum: et lux in

tenebris lucet, et tenebrae eam non

comprehenderunt. Fuit homo missus a Deo,

cui nomen erat Joannes. Hic venit in

testimonium, ut testimonium perhiberet de

lumine, ut omnes crederent per illum. Non

erat ille lux, sed ut testimonium perhiberet de

lumine. Erat lux vera quae illuminat omnem

hominem venientem in hunc mundum. In

mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et

mundus eum non ieryits. In propria venit, et

sui eum non receperunt. Quotquot autem

receperunt eum, dedit eis potestatem filios Dei

iery, his qui credunt in nomine ejus. Qui non

ex sanguinibus, neque ex voluntate carnis,

neque ex voluntate viri, sed ex Deo nati sunt.

ET VERBUM CARO FACTUM EST [hace

una genuflexión apoyando las manos

separadas en el altar], et habitavit in nobis et

vidimus gloriam ejus, gloriam quasi unigeniti

a Patre, plenum gratiae et veritatis.

Sacerdote: En el principio existía el Verbo y

el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio en Dios. Por Él

fueron hechas todas las cosas: y sin Él no se

ha hecho cosa alguna de cuantas han sido

hechas. En Él estaba la vida, y la vida era la

luz de los hombres: y esta luz resplandece en

medio de las tinieblas, mas las tinieblas no la

recibieron. Hubo un Hombre enviado de Dios,

que se llamaba Juan. Este vino como testigo

para dar testimonio de la luz, a fin de que por

él todos creyesen. No era él la luz, sino el que

debía dar testimonio de la Luz. (El Verbo) era

la luz verdadera, que alumbra a todo hombre

que viene a este mundo. En el mundo estaba,

y el mundo no le conoció. Vino a los suyos, y

los suyos no le recibieron. Pero a todos los

que le recibieron, que son los que creen en su

nombre, dióles potestad de llegar a ser hijos

de Dios: los cuales nacen no de la sangre, ni

de la voluntad de la carne, ni del querer del

hombre, sino de Dios.Y EL VERBO SE

HIZO CARNE [hace una genuflexión

apoyando las manos separadas en el altar] y

habitó en medio de nosotros: y nosotros

hemos visto su gloria, gloria como de

Unigénito del Padre, lleno de gracia y de

verdad.

Monaguillo: Deo gratias. Monaguillo: Gracias sean dadas a Dios.

Después el sacerdote se arrodilla en la grada inferior del altar, descendiendo las

mismas en oblicuo con las manos juntas delante del pecho y pronuncia las oraciones

leoninas, que fueron impuestas por León XIII, con una indulgencia de 10 años.

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Tumba de León XIII en San Pedro del Vaticano.

Sacerdote: Ave Maria, gratia plena, Dominus

tecum. Benedicta tu in mulieribus, et

benedictus fructus ventris tui, Jesus.

Sacerdote: Dios te salve María, llena eres de

gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres

entre todas las mujeres, y bendito es el fruto

de tu vientre, Jesús.

Pueblo. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro

nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis

nostrae. Amen. [tres veces]

Pueblo: Santa María, Madre de Dios, ruega

por nosotros ahora y en la hora de nuestra

muerte. Amen. [tres veces]

Salve Regina, Mater misericordiae. Vita,

dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te clamamus

exsules filii Hevae. Ad te suspiramus,

gementes et flentes in hac lacrimarum valle.

Eia ergo, Advocata nostra, illos tuos

misericordes oculos ad nos converte. Et

Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis

post hoc exsilium ostende. O clemens, O pia,

dulcis Virgo Maria.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te

salve, a ti clamamos los desterrados hijos de

Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en

este valle de lágrimas. Ea pues, Señora,

abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus

ojos misericordiosos. Y después de este

destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de

tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa!

¡Oh dulce siempre Virgen María!

Sacerdote: Ora pro nobis, sancta Dei Genitrix. Sacerdote: Ruega por nosotros santa Madre de

Dios.

Pueblo: Ut digni efficiamur promissionibus

Christi.

Pueblo: Paraque seamos dignos de alcanzar

las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

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Sacerdote: Amen. Sacerdote: Así sea.

Sacerdote: Oremus. Deus refugium nostrum et

virtus, populum ad te clamantem propitius

respice; et intercedente gloriosa et immaculata

Virgine Dei Genitrice Maria, cum beato

Josepho ejus Sponso, ac beatis Apostolis tuis

Petro et Paulo, et omnibus Sanctis, quas pro

conversione peccatorum, pro libertate et

exaltatione sanctae Matris Ecclesiae, preces

effundimus, misericors et benignus exaudi.

Per eumdem Christum Dominum nostrum.

Sacerdote: Oremos. Oh Dios, nuestro refugio

y fortaleza! Mira propicio al pueblo que a Ti

clama; y por la intercesión de la gloriosa e

inmaculada siempre Virgen María, Madre de

Dios, de san José, su esposo, y de tus santos

apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los santos;

escucha misericordioso y benigno las súplicas

que te dirigimos pidiéndote la conversión de

los pecadores, la exaltación y libertad de la

Santa Madre Iglesia. Por J. N. S.

Pueblo: Amen. Pueblo: Así sea.

Sacerdote: Sancte Michael Archangele,

defende nos in praelio. Contra nequitiam et

insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi

Deus, supplices deprecamur. Tuque princeps

militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus

malignos, qui ad perditionem animarum

pervagantur in mundo divina virtute in

infernum detrude.

Sacerdote: San Miguel arcángel, defiéndenos

en la batalla, sed nuestro amparo contra la

maldad y acechanzas del demonio. Reprímale

Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la

Milicia Celestial, arroja al infierno con el

divino poder, a Satanás y a los otros espíritus

malignos que andan dispersos por el mundo

para la perdición de las almas.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

Sacerdote: Cor Jesu Sacratissimum. Sacerdote: Corazón Sacratísimo de Jesus.

Monaguillo: Amen. Monaguillo: Así sea.

Finalmente, el sacerdote sube al altar, coge el cáliz por el nudo con la mano

izquierda y apoya la derecha sobre la bolsa de los corporales, inclina la cabeza hacia la

cruz y baja las gradas del altar con el cáliz a la altura del pecho. Hace una inclinación

profunda a la cruz, una genuflexión, toma el bonete que le presenta el ministro, se cubre

y vuelve a la sacristía precedido por el ministro, dirigiéndose a la puerta de la epístola si

la sacristía estuviera detrás del altar.

Llegado a la sacristía, se inclina levemente ante el crucifijo o la imagen que la

presida, se quita el bonete y se desviste invirtiendo el orden en que se revistió con los

ornamentos.

España cuenta con algunas particularidades que se hicieron extensivas a los

dominios del antiguo imperio español por las bulas de Pío V, Ad hoc nos Deus [Un Dios

para nosotros], de 16 de diciembre de 1570, y de Gregorio XIII, Pastoralis officii [El

oficio pastoral], de 30 de diciembre de 1623, recogidas en buena parte de las fuentes

impresas que hemos detallado en el estado de la cuestión.

Entre ellas, cabe destacar que los sacerdotes españoles podían estar asistidos en

las misas solemnes por un presbítero289

y que el celebrante pudiera declinar en otro

289

Confirmado por la Sagrada Congregación de Ritos en 1833.

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109

sacerdote el rito del asperges290

, destinado a purificar a los fieles que participaran en la

eucaristía, en las misas dominicales.

Otra peculiaridad hispánica es que el cáliz podía estar preparado sobre el altar,

así como el misal abierto, el vino y el agua para la consagración. Asimismo, el acólito

podía ofrecer la paz al clero y fieles asistentes con el portapaz, que debía sujetar con un

velo de seda blanca; y en el confiteor -acto de contrición que recita el sacerdote para

recibir la absolución de las faltas veniales- se podía añadir el nombre del titular de la

iglesia o del altar en el que se oficiaba la eucaristía.

En la incensación, el diácono inciensa al celebrante, pero el turiferario podría

incensar al coro y a los ministros en las misas solemnes. El evangelio podía leerse desde

el púlpito y en la oración colecta, que hace el sacerdote en nombre de toda la Iglesia, se

rezaba por el papa, obispo, rey, familiares, pueblo y ejército.

La hijuela o palia redonda con la que se cubre la hostia hasta el ofertorio es

exclusiva de España, así como el uso del doble corporal: uno de lino sencillo -el

verdadero corporal- y otro con profusa decoración de encajes y bordados.

Para la impartición de la comunión se utilizaba la palmatoria, que se encendía en

la credencia o mesa auxiliar junto al altar y se colocaba en el mismo, al lado de la

epístola, junto a los corporales, desde donde se cogía por el acólito que acompañaba al

sacerdote a su izquierda, mientras que el de la derecha sostenía la patena.

Para el lavabo podía usarse, además de un platillo sencillo y el agua de las

vinajeras, el aguamanil, cuyo uso fue exclusivo de los obispos y se extendió a todo el

clero.

Respecto a las vestiduras, destacar el uso del blanco y celeste en las fiestas

inmaculistas, del bonete de cuatro picos, del cíngulo fajinado -faja con dos caídas

bordadas terminadas en bolas- para ceñirse el alba y de la muceta o esclavina sobre la

sotana o roquete, vestidura de lino parecida al laba, pero más corta.

290

El sacerdote, acompañado por acólitos, uno de los cuales sostiene el acetre con el agua bendita, rocía

la misma a los feligreses valiéndose del hisopo, al tiempo que se canta el Asperges me: “Asperges me

Domine hyssopo, et mundabor / lavabis me et super nivem dealbabor.// Miserere mei Deus, secundum

magnam misericordiam tuam. / Gloria patri et filo et spiritui sancto. / Sicut erat in principio et nunc et

Semper / et insecula seculorum amen” (Rocíame señor con el hisopo y quedaré limpio / lávame y quedaré

más blanco que la nieve. // Ten piedad de mi señor, según tu gran misericordia. / Gloria al Padre, y al

Hijo, y al Espíritu Santo. / Como era en un principio, ahora y siempre, /por los siglos de los siglos amén).

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110

3.3.2.2. El Novus Ordo Missae de Pablo VI.

Desde mediados del siglo XX, con Pío XII y Juan XXIII, se anuncian los

cambios que dieron lugar al Novus Ordo Missae. Sin demasiada trascendencia, pero que

acostumbraron al clero y a los fieles a la reforma venidera, con una mayor participación

del pueblo. Ésta se había inicado con el motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los

cuidados] de Pío X, sobre la Música Sagrada, de 22 de noviembre de 1903, que tuvo

una amplia repercusión en España291

y que la Comisión de Liturgia de la Conferencia

Episcopal Española consideró la punta de iceberg de la reforma litúrgica292

. Reforma

que estaba afianzada por otras iniciativas -comunión frecuente, reforma del calendario y

nueva distribución del Salterio para la Lirturgia de las Horas-, que preocupó a otros

pontífices -Pío XI, constitución apostólica Divini cultus sanctitatem [Santidad del culto

divino], de 20 de diciembre de 1928, sobre la música sagrada; Pío XII, Encíclicas

Mediator Dei [Mediador de Dios] sobre la Sagrada Liturgia, de 20 de noviembre de

1947, y Musicae sacrae [De la música sacra], de 25 de diciembre de 1955; y Juan XXIII

con el nuevo Misal romano de 1962- y culminó con el Vaticano II, cuyas propuestas se

recogieron en la primera constitución apostólica conciliar Sacrosanctum Concilium

[Sacrosanto Concilio] sobre la Sagrada Liturgia, promulgada por Pablo VI en San Pedro

de Roma el 4 de diciembre de 1963.

291

Sobre la influencia del importante documento, véase FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, I., “La reforma

del canto gregoriano en el entorno del motu proprio de Pío X”, en Actas del simposio internacional San

Pío X y la música (1903-2003), Revista de Musicología XXVII I (2004), pp. 21-44; MEDINA, A., “La

música en el templo tras el motu proprio de san Pío X: Una mirada desde los archivos de la Iglesia”,

Música y archivos de la Iglesia, Oviedo, Ed. Memoria Ecclesiae, XXXI, 2008, pp. 21-44; LÓPEZ

FERNÁNDEZ, M., La aplicación del `motu proprio´ sobre música sagrada de Pío X en la archidiócesis

de Sevilla (1903-1910). Gestión institucional y conflictos identitarios (Tesis doctoral, Universidad de

Granada, 2014, http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/34643/1/24179322.pdf) [Consultada el 17 de

noviembre de 2015]. 292

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165.

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Los padres conciliares dirigiéndose a la sesión inaugural del Vaticano II, 1962

El camino abierto por el concilio era arduo por su complejidad y, en

consecuencia, el papa decidió nombrar una Comisión especial -Consilium ad

exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia [Consejo para la aplicación de la

Constitución de la Sagrada Liturgia]- destinada a llevar a cabo y velar por el

cumplimiento de las prescripciones de la constitución apostólica Sacrosanctum

Concilium [Sacrosanto Concilio] y al tiempo poner en marcha de forma inmediata con

el motu proprio Sacram Liturgiam [La Sagrada Liturgia], de 25 de enero de 1964,

algunas de las disposiciones conciliares.

Entre ellas, además de la enseñanza de la liturgia en los seminarios, las

comisiones de las iglesias particulares y la reglamentación de las asambleas episcopales,

y el oficio divino, que trataremos en su lugar, destacan las que modifican la misa. De

gran importancia es la obligación de homilías en las celebraciones eucarístias de los

domingos y fiestas de precepto, así como la inclusión en las misas de la confirmación y

del matrimonio293

, después de la lectura del evangelio y de la homilía.

El Consilium ad exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia [Consejo para la

aplicación de la Constitución de la Sagrada Liturgia] fue el encargado, como hemos

293

Si se celebrase sin misa, hasta que se instaurase el rito completo de este sacramento, constará de

monición, lecturas en lengua popular de la epístola y del evangelio, tomados de la Misa de los Esposos, y

la bendición del Ritual Romano, título VIII, capítulo 3.

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comentado, de llevar a cabo la reforma y de aplicar la constitución apostólica

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio]. La Comisión especial, que daría cuenta

directa de los trabajos al papa y se integraría en la Congregación para el Culto

Divino294

, debería hacer propuestas a los grupos de estudio que tendrían que revisar los

libros litúrgicos, seguir el trabajo de los mismos, preparar una instrucción para aplicar la

constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] y velar por su

cumplimiento295

.

En la Constitución surgida del concilio se distinguen dos grandes bloques de

principios, los orientativos o fundamentales de la liturgia y los operativos296

. Entre los

primeros destacan la consideración de la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de

Criso297

, cumbre y fuente de la vida eclesial298

, participación299

, manifestación de la

iglesia300

y unidad sustancial sin rígida uniformidad301

, que conserva la tradición y abre

el camino al progreso302

.

Entre los principios operativos, la inclusión de la lengua vulgar en sustitución

del latín, la consideración de la eficacia de la palabra de Dios para la formación

cristiana, subrayándose que solo una catequesis continua puede ayudar a los fieles a

penetrar en el mundo de la liturgia, en la que deben tener una participación activa303

, así

como la importancia del canto304

y la reforma de la liturgia305

.

294

Derivada de la división de la Sagrada Congregación de Ritos, establecida por Sixto V para examinar

todo lo relativo a ritos y causas de santidad, que a partir de la constitución apostólica Sacra Rituum

Congregatio, promulgada por Pablo VI el 8 de mayo de 1969, se reorganizó en la Congregación para el

Culto Divino y la Congregación para las Causas de los Santos. 295

El Consilium “tenía reuniones periódicas, cada una de las cuales constaba de dos sesiones: en la

primera se congregaban los consultores y cada uno de ellos presentaba sus estudios, propuestas y

resultados, mientras los demás daban sus opiniones sobre lo expuesto. Después se seguía la revisión por

parte de los Padres. En esta segunda sesión, el relator de cada uno de los proyectos presentaba a los

Padres los resultados y ellos aprobaban o no el proyecto”. Cfr. P. Farnés Scherer, “La reforma del misal

romano”, en J. I. Varela (coord.), Encuentros Teológicos II, Centro de Cultura Teológica de Guadalaja,

2002, p. 89. 296

Al respecto, véase BUGNINI, A., La Reforma de la Liturgia (1948-1975), Madrid, Biblioteca de

Autores Cristianos, 1999, pp. 35-43. 297

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 7. 298

Ibidem, n. 10. 299

Ibidem, n. 14. 300

Ibidem, n, 26. 301

Ibidem, nn. 37-38. 302

Ibidem, n. 23. 303

Ibidem, n. 30. La participación fue ya destacada por Pío X a comienzos del siglo XX, en el motu

proprio Tra le sollecitudine [Entre los cuidados], de 22 de noviembre de 1903, sobre la música sagrada,

en el que el pontífice recoge su deseo de que florezca la “participación activa en los sacrosantos misterios

y en la pública y solemne oración de la Iglesia”. 304

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], nn. 112 ss. 305

Ibidem, nn. 21 ss.

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El camino fue largo y estuvo lleno de obstáculos, pues los sectores más

tradicionales de la Iglesia mostraron su oposición, pero como recoge Pablo VI en la

introducción del motu proprio Sacram Liturgiam [La Sagrada Liturgia], la constitución

apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] fue aprobada casi por

unanimidad306

.

Las instrucciones para su aplicación fueron encargadas al Consilium ad

exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia [Consejo para la aplicación de la

Constitución de la Sagrada Liturgia] y fueron publicadas -Instrucción Inter Oecumenici

[Entre los ecuménicos]- por dicho Consilium y la Sagrada Congregación de Ritos el 26

de septiembre de 1964.

En la citada Instrucción se dedica a la eucaristía el capítulo II, que se desarrolla

en varios puntos307

. En primer lugar se recogen algunos cambios308

que se deben

observar en el Ordo Missae desde su publicación hasta que se reforme totalmente309

:

a) Las partes del proprio que cantan o recitan la schola o el pueblo, el

celebrante no las dice en privado.

b) Las partes del Ordinario las puede cantar o recitar el celebrante juntamente

con el pueblo o con la schola.

c) En las preces al pie del altar, al principio de la misa, se omite el salmo 42;

eliminándose todas las preces al pie del altar siempre que preceda

inmediatamente otra acción litúrgica.

d) En la misa solemne, el subdiácono no sotiene la patena, sino que se deja

sobre el altar.

e) En las misas con canto, la oración secreta o sobre las ofrendas será cantada;

en las demás se dirá en voz alta.

f) La doxología final del canon310

, desde las palabras Per ipsum hasta el Per

omnia saecula saeculorum. R/ Amen inclusive, se cantará o se dirá en voz

alta; durante toda la doxología el celebrante sostiene un poco elevado el cáliz

con la hostia, omitiendo las señales de la cruz, y hace genuflexión al final,

solamente después de que el pueblo haya respondido: Amén.

306

En la sesión celebrada el 4 de diciembre de 1963, en la que se emitieron 2152 votos, de los cuales

2147 fueron favorables, cuatro negativos y uno nulo. 307

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], nn.48-60. 308

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 50. 309

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 48. 310

Ofrecimiento por el celebrante al Padre del cuerpo y la sangrre de Cristo.

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114

g) En las misas rezadas, el pueblo puede recitar conjuntamente con el

celebrante el Pater noster en lengua vernácula. Y en las misas con canto

puede asimismo cantarlo, juntamente con el celebrante, en latín, e incluso, si

así lo determinara la autoridad eclesiástica territorial, en lengua vernácula,

con melodías aprobadas por la misma autoridad.

h) El embolismo o comentario que sigue a la oración dominical se cantará o

dirá en voz alta311

.

i) En la distribución de la sagrada comunión se usará la fórmula Corpus

Christi. Al pronunciar estas palabras, el celebrante sostendrá la hostia un

poco elevada sobre el copón, mostrándola al que va a comulgar, quien

responde: amén, y después recibe la comunión del celebrante, el cual omite

la señal de la cruz con la hostia.

j) Se omite el último evangelio y se suprimen las preces leoninas.

k) La misa con canto se puede celebrar con solo el diácono.

l) Si fuera menester, los obispos pueden celebrar la misa con canto al modo de

los presbíteros.

Otro apartado importantes es el que se refiere a las lecturas y cantos

interleccionales312

, disponiéndose que en las misas celebradas con el pueblo, las

lecturas, la epístola y el evangelio se leerán o cantarán de cara al mismo: a) En la misa

solemne: en el ambón o junto al cancel del presbiterio. b) En la misa cantada y en la

misa rezada, si el celebrante las lee o las canta, desde el altar o en el ambón, o junto al

cancel del presbiterio, según sea más oportuno. Pero si otro las lee o canta, en el ambón

o junto al cancel del presbiterio313

.

En las misas no solemnes celebradas con el pueblo, un lector idóneo o un acólito

puede leer las lecciones -lecturas bíblicas- y la epístola con los cantos interleccionales,

que el celebrante escuchará sentado. El evangelio lo puede leer un diácono u otro

sacerdote, que dice: Munda cor meum [Purifica mi corazón], pide la bendición y al final

presenta el libro de los Evangelios al ósculo o beso de respeto del celebrante314

.

311

En la liturgia se añade al Padrenuestro: “Libranos de todos los males” o “Tuyo es el reino, tuyo el

poder y la gloria por siempre Señor”. 312

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 51. 313

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 49. 314

Ibidem, n. 50.

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En las misas con canto, las lecciones, la epístola y el evangelio, si se dicen en

lengua vernácula y pueden ser leídas sin canto315

.

Al leer o cantar las lecciones, la apístola, los cantos interleccionales y el

evangleio, se procede de la siguiente manera316

:

a) En la misa solemne, el celebrante escucha sentado las lecciones, la epístola y

los cantos interleccionales. Cantada o leída la epístola, el subdiácono va

hacia el celebrante y recibe de él la bendición. Luego el celebrante, sentado,

impone y bendice el incienso. Mientras se canta el Alleluia con su versículo,

o hacia el final de los otros cantos después de la epístola, se levanta para

bendecir al diácono. Escucha el evangelio desde su sede y besa el libro, y

después de la homilía, entona el Símbolo317

, si hay que decirlo. Terminado el

Símbolo, vuelve al altar con los ministros, a no ser que dirija la oración de

los fieles.

b) Se comporta del mismo modo el celebrante en las misas cantadas o rezadas,

cuando las lecciones, la epístola, los cantos interleccionales y el evangelio

los canta o lee el ministro.

c) En las misas cantadas o rezadas en que el evangelio lo canta o lee el

celebrante, este se acerca a la última grada del altar, mientras se canta o se

lee el Alleluia con su versículo, o hacia el final de los otros cantos después de

la epístola, y allí, inclinado profundamente, dice: Munda cor meum [Purifica

mi corazón], luego va al ambón o cerca del cancel del presbiterio para cantar

o leer el evangelio.

d) Pero, si en una misa cantada o rezada todas las lecciones las canta o lee en el

ambón o junto al cancel del presbiterio el mismo celebrante, este, allí mismo,

lee también, si fuera preciso, los cantos que siguen a las lecciones y a la

epístola; el Munda cor meum lo dice vuelto al altar.

Se predicará la homilía en todas las misas que se celebren los domingos y fiestas

de precepto con asistencia del pueblo, sin exceptuar siquiera las misas conventuales, las

misas con canto y las pontificales. Se recomienda la homilía, además, en los días

315

Ibidem, n. 51. 316

Ibidem, n. 52. 317

Credo o símbolo de los apóstoles.

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116

laborables, principalmente en algunas fiestas de Adviento y de Cuaresma, y en otras

ocasiones en que asiste a la iglesia un buen número de fieles318

.

Por homilía, inspirada en los textos sagrados, se entiende una explicación de

algún aspecto de las lecturas bíblicas o de otro texto del Ordinario o del Propio de la

Misa del día, teniendo en cuenta el misterio que se celebra y las necesidades particulares

de los oyentes319

.

Si se proponen esquemas de predicación para la misa en algunos periodos del

año, deben guardar una íntima y armónica relación al menos con los principales tiempos

del año litúrgico320

, es decir, con el misterio de la Redención, porque la homilía es parte

de la liturgia del día321

.

El cuarto apartado está dedicado a la oración común o de los fieles322

,

disponiéndose que allí donde ya existe la costumbre de la oración común o de los fieles,

hágase por ahora según los formularios de cada región, antes del ofertorio, después de

decir: Oremus. La dirigirá el celebrante desde su asiento, o desde el altar, o desde el

ambón, o junto al cancel del presbiterio323

.

Las intenciones e invocaciones las puede cantar un diácono, un cantor u otro

ministro idóneo, pero reservando al celebrante las palabras introductorias y la oración

final. Esta será ordinariamente: Deus refugium nostrum et virtus [Dios es nuestro

refugio y fortaleza]324

u otra que responda mejor a una necesidad particular325

.

Allí donde no se práctica la oración común o de los fieles, la competente

autoridad territorial puede establecer su uso del modo que se acaba de indicar y con

fórmulas que la misma autoridad apruebe internamente326

.

Una parte importante es la que se refiere a las partes que admiten la lengua

vernácula en la misa327

, disponiendo que en las misas con canto y en las misas rezadas

que se celebren con asistencia del pueblo, la competente autoridad eclesiástica territorial

puede permitir el uso de la lengua vernácula, después que la Santa Sede haya aceptado o

confirmado las actas: a) Ante todo, en la proclamación de las lecciones, epístola y

318

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 53. 319

Ibidem, n. 54. 320

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], nn. 102-104. 321

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos],n. 55. 322

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 53. 323

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 56. 324

Missale Romanum, Orationes diversae, 20. 325

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 56. 326

Idem. 327

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 54.

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evangelio, y en la oración común de los fieles. b) Según las circunstancias de los

diversos lugares, también en los cantos del Ordinario de la misa, esto es: Kyrie, Gloria,

Credo, Sanctus-Benedictus y Agnus Dei, y asimismo en las antífonas del introito,

ofertorio y comunión y en los cambios interleccionales. c) Además, en las

aclamaciones, saludos y fórmulas de diálogo, en las fórmulas: Ecce Agnus Dei [Este es

el Cordero de Dios], Domine non sum dignus [Señor, no soy digno] y Corpus Christi

[Cuerpo de Crsito], R/ Amen, en la comunión de los fieles, y en la oración dominical

con su monición y embolismo. Sin embargo, los misales que sirven para el uso litúrgico

deberán traer también el texto latino junto a la traducción vernácula328

.

Queda como competencia de la Santa Sede conceder el uso de la lengua

vernácula en otras partes de la misa que canta o recita el celebrante329

y se estipula que

cuiden con diligencia los pastores de almas que los fieles y, sobre todo, los miembros de

las asociaciones religiosas de laicos puedan recitar conjuntamente o cantar, también en

latín, las partes del Ordinario de la misa que les corresponden, especialmente con

melodías sencillas330

.

Finalmente se aborda la facultad de repetir la comunión331

, estipulando que los

fieles que hayan comulgado en la misa de la Vigilia Pascual en la noche de Navidad,

puedan acercarse de nuevo a comulgar en la segunda misa de Pascua, y en una de las

misas que se celebran el día de Navidad332

.

La reforma se fue haciendo en años sucesivos, con diferentes instrucciones y

decretos, entre las que destacaremos las más directamente relacionadas con el tema que

abordamos, como el decreto de la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium

Ecclesia semper reformanda333

[Iglesia siempre reformada], de 7 de marzo de 1965, en

el que se promulga el rito de la concelebración y de la comunión bajo las dos especies.

Como complemento a la Instrucción Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos],

de 26 de septiembre de 1964, la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium publicó

328

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 57. 329

Ibidem, n. 58. 330

Ibidem, n. 59. 331

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 54. 332

Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], n. 60. 333

Sobre este importante decreto, véase MAHLMANN, T., “Ecclesia semper reformanda, Eine

historische Aufarbeitung. Neue Bearbeitung”, en TORBJÖRN, J. - KOLB, R. - ANSELM, J. (eds.),

Hermeneutica Sacra. Studien zur Auslegung der Heiligen Schrift im 16.und 17. Jahrhundert, Berlin - New

York, De Gruyter, 2010, pp. 382-441, vid.esp. pp. 384-388.

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118

el 5 de marzo de 1967 la Instrucción Musicam Sacram con la intención de resolver

algunos problemas sobre la misma y su función ministerial334

.

Tras definir qué se entiende por música sacra, siguiendo a Pío X335

: la creada

para la celebración del culto divino que posee las cualidades de santidad y de perfección

de formas, concreta que con el nombre de música sagrada se designa el canto

gregoriano, la polifonía sagrada antigua y moderna, en sus distintos géneros, la música

sagrada para órgano y para otros instrumentos admitidos, y el canto sagrado popular,

litúrgico y religioso, tal como se recogió el final del pontificado de Pío XII336

. En el

mencionado documento se dedica el apartado III al canto en la celebración de la misa,

distinguiendo varios grados, de los cuales solo el primero -ritos de entrada, liturgia de la

palabra y liturgia eucarística- puede darse solo, mientras que el segundo -Kyries, Gloria,

Agnus, Credo y oración de fieles- y el tercero -cantos procesionales de entrada y

comunión, canto posterior a la lectura o epístola, Aleluya antes del evangelio, canto del

ofertorio y lecturas de la Sagrada Escritura- no serán empleados, íntegra o parcialmente,

sino junto al primero337

.

Al poco tiempo se publica por la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium

la segunda instrucción general para aplicar la constitución apostólica Sacrosanctum

Concilium [Sacrosanto Concilio], la Tres abhinc annos [Hace ya tres años], de 4

demayo de 1967, a los tres años de la Instrucción Inter Oecumenici [Entre los

ecuménicos], de 26 de septiembre de 1964, en la que se establecieron las primeras

acomodaciones para la reforma general.

La Instrucción es especialmente significativa en relación a algunas variaciones

en el Ordo Missae, que resumimos a continuación por la importancia que tienen para el

análisis protocolario que abordamos.

De interés es la supresión de las genuflexiones, salvo cuando el celebrante llega

al altar y se retira del mismo, si hay sagrario con el Santísimo; después de la elevación

de la hostia y el cáliz en la consagración; al final del canon, después de la doxología u

ofrecimiento por el celebrante al Padre del cuerpo y la sangrre de Cristo; antes de la

comunión, justo antes de pronunciar Panem coelestem accipiam et nomem Domini

334

Musicam Sacram, n. 2. 335

Motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados], n. 2. 336

Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción sobre la música sagrada y la sagrada liturgia, de 3 de

septiembre de 1958, n. 4. 337

Musicam Sacram, nn. 28-31.

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invocabo [Recibiré el Pan celestial, e invocaré el nombre del Señor] y terminada la

comunión de los fieles, después de reservar en el sagrario las hostias.

Se limitan los besos al altar al comienzo de la misa, cuando se dice la oración

Oramus te, Domine… y al final de la misa, antes de la bendición y despedida a los

fieles.

En el ofertorio, se eliminan las señales de la cruz con la patena y el cáliz, y

ambos -la patena con la hostia- se dejan sobre el corporal.

Durante el canon, el celebrante no se inclina al comenzar la plegaria por la

Iglesia, Te igitur, clementissime Pater… [Te pedimos y humildemente te rogamos, oh

Padre clementísimo…] que realizaza con las manos extendidas en lugar apoyadas sobre

el altar, haciendo un solo signo de la cruz en lugar de tres sobre la hostia y el cáliz.

Después de la consagración, el sacerdote puede no juntar los dedos índice y

pulgar, aunque debe purificar los dedos sobre la patena si hubiese quedado adherido en

ellos algún fragmento de la hostia.

En el rito de la comunión, el sacerdote después de decir Panem coelestem

accipiam et nomen Domini invocabo [Recibiré el Pan celestial, e invocaré el nombre del

Señor] dirá con la hostia en la mano y conjuntamente con los fieles Ecce Agnus Deis…

[Este es el Cordero de Dios…] tres veces y añade con los fieles Domine, non sum

dignus… [Señor, no soy digno…] y reparte la comunión a los fieles, quienes el Jueves

Santo pueden comulgar en la misa crismal y en la vespertina del mismo día.

Antes de la oración de la comunión, se puede guardar silencio o decir un salmo o

cántico de alabanza y al final de la misa, incluso en la de réquiem, se da la bendición y

se despide al pueblo con la fórmula Ite, missa est [La misa ha concluido].

Los cambios previstos contaron con la oposición del sector más tradicional de la

Iglesia, destacando la postura de los cardenales Alfredo Ottaviani, prefecto de la

Congregación para la Doctrina de la Fe, y Antonio Bacci, quienes presentaron a Pablo

VI, el 25 de septiembre de de 1969, un “Breve examen crítico del nuevo Ordo

Missae”338

, que apoyaba el estudio de teólogos y liturgistas de la órbita del cardenal

Lefevre, cabeza de las posturas más integristas del Vaticano II, quien fundó el Coetus

Internationalis Patrum [Grupo Internacional de Padres] opuesto a las posturas más

338 http://www.statveritas.com.ar/Liturgia/Breve%20Examen%20Critico.htm.

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120

progresistas de los obispos franceses y especialmente germanos339

, cuya actitud

antivaticanista le supuso la excomunión340

.

Cardenal Ottaviani, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe (izquierda), máximo defensor de las doctrinas más integristas del Vaticano II personificadas por el cardenal Levefre (derecha).

No obstante la oposición de los más conservadores, el Novus Ordo Missae se

terminó imponiendo. La Constitución Missale Romanum, de 3 de abril de 1969, aprobó

la promulgación del nuevo Misal Romano surgido de la constitución apostólica

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] sobre la sagrada liturgia, cuyo cuerpo

principal está precedido por una sección introductoria de documentos y seguido por un

apéndice que recoge el rito de la bendición y aspersión del agua bendita, las oraciones

de los fieles, de preparación y acción de gracias de la misa, y los cantos341

.

339

Sobre este tema, véase R.M. WILTGEN, S.V.D., The Rhine flows into the Tiber. A History of Vatican

II. Nueva York, Hawthorn Books, 1967. Versión española, El Rhin desemboca en el Tíber. Historia del

Concilio Vaticano II, Madrid, Criterio Libros, 1999, trad. Carmelo López-Arias Montenegro. 340

Juan Pablo II, Carta apostólica Ecclesia Dei [Iglesia de Dios], de 2 de junio de 1988. 341

La edición típica latina del nuevo Misal Romano veía la luz el 26 de marzo de 1970 por el decreto

Celebrationis Eucharisticae [Celebración eucarística]. Una segunda edición se realizó bajo el pontificado

de Pablo VI en 1975 y la tercera fue aprobada por Juan Pablo II en el año 2000, adaptada a las

disposiciones emanadas por la Santa Sede desde 1975, siendo de destacar la simplificación de la

normativa sobre la comunión eucarística bajo las dos especies y la adaptación del año litúrgico.

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El cuerpo del misal mantiene los mismos bloques que el misal de 1570, el

Proprium de tempore [El Propio del tiempo] que comprende el ciclo de la vida y obra

de Cristo -Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua- y solemnidades del Señor -Santísima

Trinidad, Corpus Christi, Corazón de Jesús y Cristo Rey-, el Ordo Missae [El Ordinario

de la Misa] que comprende las partes que son comunes a todas las misas -saludo, acto

penitencial, gloria, credo y liturgia eucarística-, el Proprium da sanctis [El Propio de los

santos] que tienen un relieve universal, los Commcinia [Las misas comunes], las Missae

rituales [Misas rituales], Missae et orationes ad diversa -pro varüs necesitatibus-

[Misas y oraciones por diversas necesidades]-, Missae votiva [Misas votivas] y Missae

defunctorum [Misas de difuntos].

Para el estudio que abordamos, tiene una especial importancia la Institutio

generalis Missalis Romani [Institución del Misal Romano], que es un extenso

documento con Proemio de 15 puntos. En él se destaca la acomodación de la tradición

al nuevo estado de cosas, y ocho capítulos con un total de 341 puntos que describen

todos los elementos para la celebración de la misa y las principales normas para el

desarrollo ritual.

La constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio]

contenía la revisión del Ordinario de la Misa para que se manifestaran con mayor

claridad cada una de sus partes y facilitara la participación de los fieles, disponiendo en

consecuencia que se simplificasen los ritos, “conservando con cuidado la sustancia”, se

suprimiesen las “cosas menos útiles”342

, lo que supone una simplificación de las reglas

establecidas en el canon tridentino, tal como abordamos a continuación, debiéndose

recordar en este lugar la instrucción Institutio Liturgicae instaurationis [Renovación de

la liturgia tradicional], de 5 de septiembre de 1970, la tercera instrucción general para

aplicar la constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio].

En ella, después de hacer hincapié en el laborioso sexenio que preparó el paso de

la liturgia anterior al Novus Ordo Missae y la Institutio generalis Missalis Romani

[Institución del Misal Romano] comentada, así como la flexibilidad de rúbricas o reglas

para celebrar la liturgia y la facultad para elegir algunos textos para que la celebración

resulte más activa, lo que se acogió con algunas reticencias por algunos sectores y

favorablemente por la mayor parte del clero y de los fieles, la tercera instrucción de

1970 a la que nos referimos recoge que esa cuestión llevó a ciertas precipitaciones y a la

342

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 50.

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desorientación de los fieles y que por este motivo se elevaron a la Santa Sede solicitudes

para que interviniese, lo que no pareció oportuno mientras el Consilium trabajaba en la

reforma litúrgica y que una vez terminada esta se considera factible. Por ello, para

facilitar a los obispos aplicar las normas litúrgicas, especialmente las contenidas en la

Institutio generalis Missalis Romani [Institución del Misal Romano], se publican las

orientaciones de la Institutio Liturgicae instaurationis [Renovación de la liturgia

tradicional], en la que se insiste desde el principio en que si bien las fórmulas, gestos y

actos litúrgicos se habían simplificado en gran medida, siguiendo las indicaciones de la

constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio]343

, no se debían

sobrepasar los límites establecidos porque ello “equivaldría a despojar a la liturgia de

unos signos venerables y de una belleza que le pertenece, que son necesarios para que el

misterio de la salvación pueda actuarse en la comunidad cristiana y esta, con la debida

catequesis, pueda captarlo bajo el velo de realidades visibles”344

. Es decir, la

flexibilidad comentada no supone libertad individual en la administración de la liturgia,

debiéndose tener presente, además, “que las adaptaciones de los sagrados ritos, llevadas

a cabo por iniciativa privada de un sacerdote, ofenden la dignidad de los fieles y abren

las puertas al individualismo y al personalismo en unas celebraciones sagradas que son

acciones de toda la Iglesia [y que] el ministerio sacerdotal es ministerio de la Iglesia y

no puede ser ejercido sino en la obediencia y comunión con la jerarquía eclasiástica y en

el afán de servicio a Dios y a los hermanos. El carácter jerárquico de la liturgia, su valor

sacramental y el respeto debido a la cominidad de fieles exigen que el sacerdote cumpla

su servicio de culto como administrador de los misterios de Dios¨, sin introducir rito

alguno que no esté previsto y autorizado por los libros litúrgicos”345

.

343

Ibidem, 34. 344

Institutio Liturgicae instaurationis [Renovación de la liturgia tradicional], n. 1. Se subraya que la

reforma litúrgica “no apunta en modo alguno a la llamada desacralización ni quiere servir a nadie de

argumento para lo que denominan algunos secularización del mundo. Ha de conservarse, por tanto, la

dignidad de los ritos, su gravedad y su carácter sagrado [añadiendo que] la eficacia de las acciones

litúrgicas no radica en someter los ritos a frecuentes experiencias y renovaciones, ni en tratar de

simplificarlos cada vez más, sino en profundizar mayormente en la palabra de Dios y en el misterio

celebrado, que ven asegurada su presencia si se observan los ritos de la Iglesia y no los que un sacerdote

pudiera establecer fiado de su propio talento”. 345

Idem.

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123

ORDINARIO DE LA MISA

Novus Ordo Missae

RITOS INICIALES

SALUDO A LA ASAMBLEA

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Amén.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión

del Espíritu Santo estén con todos vosotros

Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios,

reconozcamos nuestros pecados: Yo confieso ante Dios todopoderoso y

ante vosotros, hermanos…

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros

pecados y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Señor, ten piedad.

GLORIA: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres

que ama el Señor…

ORACIÓN COLECTA

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA (Antiguo Testamento) Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

SEGUNDA LECTURA (Nuevo Testamento) Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

ALELUYA

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EVANGELIO

El Señor esté con vosotros.

Y con tu espíritu.

Lectura del santo Evangelio según san ...

Gloria a ti, Señor.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

HOMILÍA

CREDO: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo

y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible…

ORACIÓN DE LOS FIELES

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y

del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te

presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y

del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te

presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

Bendito seas por siempre, Señor.

Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a

Dios, Padre todopoderoso.

El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su

nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

Amén.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

El Señor esté con vosotros.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

PLEGARIA EUCARÍSTICA I: «CANON ROMANO»

Padre misericordioso te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo,

nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos dones, este sacrificio santo y

puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa y católica, para que

le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes

en el mundo entero, con tu servidor el Papa [nombre], con nuestro Obispo

[nombre], y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven

la fe católica y apostólica.

Acuérdate Señor, de tus hijos [nombres] y de todos los aquí reunidos,

cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón

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de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos

te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria,ante

todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro

Dios y Señor; la de su esposo, san José, la de los santos apóstoles y

mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago,

Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Clemente, Sixto,

Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y

Damián,] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones

concédenos en todo tu protección. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda

tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la

condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo, nuestro

Señor. Amén.]

Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta,

espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre

de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y

venerables manos, y, elevando los ojos, hacia ti, Dios, Padre suyo

todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus

discípulos, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI

CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus

santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus

discípulos diciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ

DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO

EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Este es el Sacramento de nuestra fe.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar

este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;

de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable

ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los

mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo:

pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los

dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la

oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea

llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para

que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí

de este altar, seamos colmados de gracia y bendición. [Por Cristo, nuestro

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126

Señor. Amén.]

Acuérdate también, Señor, de tus hijos [nombres], que nos han precedido

con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del

consuelo, de la luz y de la paz. [Por Cristo, nuestro Señor.Amén.]

Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiarnos en tu infinita

misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires

Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio,Alejandro,

Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia,

Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por

nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.

Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los

santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del

Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los

siglos. Amén.

SEGUNDA PLEGARIA EUCARÍSTICA

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte

gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo

amado.

Por Él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para

que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la

Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.

Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar

la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y asi adquirió para ti un

pueblo santo.

Por eso con los ángeles y los santos proclamamos tu gloria, diciendo:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo

y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en

nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos

que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que

sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente

aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos

diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI

CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el caliz, y, dándote gracias de

nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ

DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

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127

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.HACED ESTO

EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Éste es el Sacramento de nuestra fe:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, !Ven, Señor

Jesús!

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y

resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de

salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu

presencia.

Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la

unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el

Papa [nombre] , con nuestro Obispo [nombre] y todos los pastores que

cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.

Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza

de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia;

admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre

de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los

tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y

cantar tus alabanzas.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente,en la unidad del

Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

TERCERA PLEGARIA EUCARÍSTICA

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu

Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para

que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol

hasta el ocaso.

Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu

estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y

Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar

estos misterios.

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y

dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI

CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te

bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ

DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

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128

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO

EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Este es el Sacramento de nuestra fe:

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos

tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de

tu Hijo, de su admirable resurrección, y ascensión al cielo, mientras

esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el

sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la

Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que,

fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu

Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu

heredad junto con tus elegidos: con Maria, la Virgen, Madre de Dios346

,

los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión

confiamos obtener siempre tu ayuda.

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la

salvación al mundo entero.

Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu

servidor, el Papa [nombre], a nuestro Obispo [nombre], al orden

episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por

ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu

presencia.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por

el mundo.

A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad,

recíbelos en tu Reino, donde esperamos gozar todos juntos de la

plenitud eterna de tu gloria, por Cristo Señor nuestro, por quien

concedes al mundo todos los bienes.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del

Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

CUARTA PLEGARIA EUCARÍSTICA

Te alabamos, Padre Santo, porque eres grande y porque hiciste todas las

cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le

encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote solo a ti, su

Creador, dominara todo lo creado. Y cuando por desobediencia perdió tu

346

CONGERACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Decreto, de 1 de mayo de 2013, por el cual se introduce a san José en las plegarias eucarísticas, II, III y

IV del Misal Romano. Publicado en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIV, abril-junio de

2013.

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129

amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido,

tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca.

Reiteraste, además tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste

llevando con la esperanza de la salvación. Y tanto amaste al mundo, Padre

Santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como

salvador a tu único Hijo. El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo,

nació de María, la Virgen, y así compartió en todo nuestra condición

humana menos en el pecado; anunció la salvación a los pobres, la

liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo.

Para cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte, y,

resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida. Y porque no

vivamos ya para nosotros mismos, sino para Él, que por nosotros murió y

resucitó, envió, Padre, al Espíritu Santo como primicia para los creyentes,

a fin de santificar todas las cosas, llevando a plenitud su obra en el mundo.

Por eso, Padre, te rogamos que este mismo Espíritu santifique estas

ofrendas, para que sean Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor, y

así aclamemos el gran misterio que nos dejó como alianza eterna.

Porque Él mismo, llegada la hora en que había de ser glorificado por ti,

Padre Santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los

amó hasta el extremo. Y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, lo

bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI

CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias de

nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ

DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO

EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Este es el sacramento de nuestra fe.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Por eso, Padre, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención,

recordamos la muerte de Cristo y su descenso al lugar de los muertos,

proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y mientras

esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre,

sacrifico agradable a ti y salvación para todo el mundo.

Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu

Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz, que,

congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo

víctima viva para alabanza de tu gloria.

Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este

sacrificio: de tu servidor el Papa [nombre], de nuestro Obispo [nombre],

de los presbíteros y diáconos, de los oferentes y de los aquí reunidos, de

todo tu pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón.

Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los

difuntos, cuya fe sólo tú conociste. Padre de bondad, que todos tus hijos

nos reunamos en la heredad de tu reino, con María, la Virgen Madre de

Dios, con los apóstoles y los santos; y allí, junto con toda la creación libre

ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.

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Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del

Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

La comunión se imparte generalmente bajo la forma del pan, normalmente en

pie y, a veces, de rodillas, si hay reclinatorio. En algunas comunidades o en

determinadas celebraciones se imparte la comunión bajo las dos especies, bajo la forma

del pan y la forma del vino.

En la comunión podemos destacar dos excepciones importantes, la comunión de

los celíacos y la de los neocatecumenales. La Comisión Episcopal de Liturgia publicó

una nota sobre la comunión de los celíacos, dada en Madrid a 20 de febrero de 2003347

,

en la que reconocía el problema médico de la enfermedad que presenta una intolerancia

permanente al gluten, lo que afecta a la vida eucarística de quienes la padecen,

resolviendo que, avisando al celebrante antes de la eucaristía, podrían comulgar bajo la

sola especie del vino, llegando a recomendar que, si fuera necesario, se dispondría un

segundo cáliz en el cual sólo se haya consagrado vino sin la partícula segmentada de la

hostia que comulga el sacerdote.

Respecto a la comunión del movimiento Neocatecumenal, comentar que se

realiza bajo las dos especies, con pan ácimo, sin levadura ni ninguna substancia de

aumento, de ahí la denominación de `pan plano´, de referencias bíblicas en la institución

de la Pascua en el mes de Nisán (Ex 12,1-14). Las grandes religiones, judaísmo,

crisianismo e islamismo lo han utilizado en sus celebraciones más importantes, la

Pascua y la comunión, siendo la hostia una especia de pan ácimo, el destinado a la

transubstanciación348

. Pero el uso del pán ácimo no solo obedeció a las instrucciones

divinas -fiesta de los ácimos: “Por siete días comeréis panes ácimos; desde el primer día

no habrá ya levadura en vuestras casas” (Ex 12,15)- sino también a cuestiones prácticas,

pues el horneado del pan sin levadura era más rápido al no tener que esperar que la

masa suba y se adaptaba mejor para el largo peregrinar en busca de la Tierra Prometida.

La elaoración del pan ácimo supone un proceso muy cuidado en las

comunidades neocatecumenales349

, que lo presentan con en un atril portátil después de

347

Cfr. Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, enero-marzo de 2003, pp. 213-215. 348

CHARDON, Ch., Historia de los sacramentos, donde se refiere el modo observado por la Iglesia en

su celebración y administración, Madrid, Imprenta Real, 1799, p. 170. 349

https://es-es.facebook.com/permalink.php?story_fbid=245456172184485&id=140589029337591

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su cocción. No se trata solo de hacer una pieza de pan, en cuyo proceso se reza una

oración espécifica: “Bendito seas tu señor, Padre Nuestro Dios Santo, Rey Eterno, que

por tu bondad haz hecho surgir el trigo de la tierra. / Haz señor, que como esta harina

estaba antes esparcida por aquí y por allí, sobre las colinas, y recogida se hará una

sola cosa en este pan que yo indigno voy hacer. / Así sea recogida tu iglesia en tu reino

desde los confines de la tierra, porque tuya es la gloria y el poder por los siglos de los

siglos, Amen”, leyéndose a continuación el salmo 26, 6-12: “Lavaré en inocencia mis

manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová, Para exclamar con voz de acción

de gracias y para contar tus maravillas. Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el

lugar de la morada de tu gloria. No arrebates con los pecadores mi alma, ni mi vida

con hombres sanguinarios, en cuyas manos está el mal, y su diestra está llena de

sobornos.Mas yo andaré en mi integridad; redímeme, y ten misericordia de mí. Mi pie

ha estado en rectitud; en las congregaciones bendeciré a Jehová”, perteneciente a la

oración confiada del justo, quien pide a Yahvé que lo separe de los pecadores y lo

mantenga fiel a las promesas divinas, proclamando tras la súplica de salvación que

siempre bendecirá a Yahvé.

RITO DE LA COMUNIÓN

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza,

nos atrevemos a decir:

PADRENUESTRO: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado

sea tu Nombre…

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros

días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de

pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la

gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os

doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y,

conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y

reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

La paz del Señor esté siempre con vosotros.

Y con tu espíritu.

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Daos fraternalmente la paz350

.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de

nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de

nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los

invitados a la cena del Señor.

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya

bastará para sanarme.

El Cuerpo de Cristo.

Amén.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

RITO DE CONCLUSIÓN y DESPEDIDA

El Señor esté con vosotros.

Y con tu espíritu.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros.

Amén.

Podéis ir en paz.

Demos gracias a Dios

3.3.2.3. El resurgimiento del canon tridentino y del rito mozárabe.

Paralelamente al proceso evolutivo habitual, en el seno de la Iglesia han surgido

algunos puntos de vista que han favorecido el resurgimiento de algunos cánones y ritos

que estuvieron durante mucho tiempo en desuso, como el tridentino y el mozárabe, que

no quedó anulado por la Quo Primum Tempore [Desde el primer momento] de Pío V.

Benedicto XVI, siguiendo los precedentes marcados en el pontificado de Juan

Pablo II351

, con el motu proprio Summorum Pontificum [De los Sumos Pontífices], de 7

350

Sobre el ritual y significado teológico que tiene en la tradición litúrgica romana, véase

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Carta

circular sobre el significado ritual del don de la paz en la misa, de 1 de julio de 2014, en la que se invita

a preparar catequesis litúrgicas sobre el significado del rito de la paz en la liturgia romana y sobre su

correcto desarrollo en la celebración litúrgica, evitando abusos como el `canto de la paz´, los

desplazamientos entre los fieles al intercambiarse la paz -debiéndose expresar la paz a los que tienen más

cerca-, el abandono del altar por el sacerdote para dar la paz a algunos fieles y que se utilice el ritual en

algunas solemnidades -Pascua, etc.- o durante celebraciones rituales -bautismo, primera comunión,

profesiones religiosas, exeqias, etc.- para felicitar o expresar condolencias entre los presentes.

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de julio de 2007, estableció el doble uso de los misales romanos de Pablo VI352

-de

modo ordinario- y de Pío V353

, según la edición de 1962 impulsada por Juan XXIII354

-de forma extraordinaria- considerando a ambos dos usos del único rito romano, lo que

marca una diferencia fundamental con las posturas de los cardenales Ottaviani y Bacci

que presentaron a Pablo VI, el 25 de septiembre de de 1969, un “Breve examen crítico

del nuevo Ordo Missae”355

por el que solicitaban al pontífice su derogación, subrayando

en el último apartado del mismo que la bula Quo Primum Tempore [Desde el primer

momento] que promulgó el canon tridentino termina con la advertencia de que quien

fuera contra él “sepa que incurrirá en la indignación de Dios todopoderoso y sus santos

apóstoles Pedro y Pablo”.

En este sentido, el Vaticano, para afianzar la unidad de la Iglesia, ha terminado

reconociendo los dos ritos, lo que se ha considerado por algunos sectores como un

retroceso. No obstante la vigencia del Misal Romano de 1962, las ceremonias que lo

siguen son muy escasas y en el templo mayor de Córdoba inexistentes, así como las

celebraciones litúrgicas del rito mozárabe356

, que se han llevado a cabo en ocasiones

puntuales que no han tenido lugar en la catedral, aunque han estado presididas por el

obispo asistido por canónigos.

Con motivo del Gran Jubileo del año 2000, convocado por Juan Pablo II con la

bula Incarnationis Mysterium [El misterio de la Encarnación], de 29 de noviembre de

1998, que analizamos en el parágrafo correspondiente de ceremonias extraordinarias, se

obtuvo del arzobispo de Toledo licencia para el uso del rito mozárabe que no derogó Pío

V y que restableció en Toledo el cardenal Cisneros despúes de haber desaparecido en el

siglo XI, de ahí que correspondiese al primado de España autorizar su uso: “otorgo mi

licencia para que V.E. pueda celebrar el 17 de noviembre, en este Año Jubilar, la

eucaristía en el Rito Hispano-Mozárabe en la Fiesta de los Santos Mártires Acisclo y

351

La Congregación para el Culto Divino emitió el 3 de octubre de 1984 la Carta Quattuor abhinc annos

[Hace cuatro años] concediendo la facultad de usar el Misal Romano editado por Juan XXIII en 1962 y en

1988 el motu proprio de Juan Pablo II Ecclesia Dei exhorataba a los obispos a utilizar esta facultad en

favor de los fieles que lo solicitasen. 352

PABLO VI, Constitución Missale Romanum, de 3 de abril de 1969. 353

PÍO V, Bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], de 14 de julio de 1570. 354

Juan XXIII, Motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las rúbricas], de 25 de

julio de 1960, por la que se modifica el Breviario y Misal Romano. 355 http://www.statveritas.com.ar/Liturgia/Breve%20Examen%20Critico.htm. 356

Al respecto, véanse PRADO, G., Manual de Liturgia Hispano-Visigótica o Mozárabe, Madrid, 1927;

y J. M. Ferrer Grenesche, Curso de Liturgía Hispano-Mozárabe, Toledo, Estudio Teológico de San

Ildefonso, 1995.

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Victoria, Patronos de la Diócesis de Córdoba”357

, autorización puntural del superior

responsable del Rito Hispano Mozárabe que se convirtió en permanente el 11 de

noviembre de 2003358

.

Calendario Litúrgico Mozárabe (2014-2015) que se edita anualmente para quienes celebren esta liturgia de forma regular u ocasional.

La autorización a la ciudad de Córdoba no era extensiva al resto de la diócesis

por lo que en el 2007, con motivo del 1150 aniversario del martirio del egabrense san

Rodrigo el 13 de marzo del año 857 -degollado y arrojado al Guadalquivir359

-, patrón de

Cabra, se solicitó el permiso correspondiente para celebrar con el rito mozárabe y el

357

“Carta del arzobispo de Toledo, mons. Francisco Álvarez Martínez, al obispo de Córdoba, mons

Francisco Javier Marínez, autorizando la celebración en rito mozárabe de la fiesta de los Santos Mártires

Acisclo y Victoria, en la parroquia de San Pedro de Córdoba”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CXLII, julio-diciembre de 2000, p. 211. 358

“Carta del arzobispo de Toledo, mons. Antonio Cañizares Llovera, al obispo de Córdoba, mons Juan

José Asenjo Pelegrina, autorizando la celebración en rito mozárabe de la fiesta de los Santos Mártires

Acisclo y Victoria, en la parroquia de San Pedro de Córdoba”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, p. 125. 359

MORENO HURTADO, A., San Rodrigo mártir, patrón de Cabra, Cabra, Edición del Ayuntamiento,

2004, reeditado en 2014.

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arzobispo de Toledo, mons Antonio Cañizares Llovera, autorizó su celebración el 18 de

noviembre en la parroquia mayor de la localidad de Nuestra Señora de la Asunción360

.

El permiso de uso del rito mozárabe, extensivo a la capital, hizo que se celebrara

siguiendo dicho rito la fiesta de san Pelagio361

, patrón del Seminario Conciliar de

Córdoba362

, el 26 de junio de 2013363

.

3.3.3. Oficio divino.

El oficio divino es el acto litúrgico que realiza una parte de la Iglesia en nombre

del resto. Es un conjunto de oraciones que pueden realizar todos los bautizados,

incluidos los laicos, pero que es obligatorio para las personas consagradas, quienes

deben realizar esta oración oficial permanente de la Iglesia, que se articula en las

llamadas horas canónicas. El Catecismo de la Iglesia católica recoge que “los fieles que

celebran la Liturgia de las Horas se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la

oración de los salmos, la meditación de la palabra de Dios, de los cánticos y de las

bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al

Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero”364

.

Esta costumbre proviene del Nuevo Testamento que recoge el mandato de

Jesucristo de “orar siempre” (Lc 18,7). Esto comenzó a ser una realidad con los

primeros cristianos que rezaban el padrenuestro tres veces al día.

Cuando la Iglesia en el siglo IV alcanzó la libertad y dejó de ser perseguida, la

liturgia de las horas comenzó a institucionalizarse en basílicas y monasterios, en los que

siempre se rezaban laudes y vísperas.

En la baja edad media se empieza a difundir el breviario que contiene las

oraciones, lecturas y salmos que se deben rezar a lo largo del día, en las horas

canónicas, que fueron estabecidas por san Benito de Nursia (480-547), fundador de la

360

“Carta del arzobispo de Toledo, mons. Antonio Cañizares Llovera, al obispo de Córdoba, mons Juan

José Asenjo Pelegrina, concediendo el nihil obstat para la celebración en rito mozárabe de la fiesta de san

Rodrigo”, con fecha 4 de junio de 2007, Boletín Oficial del Obispado de Córdoba, vol. CXLVIII, enero-

junio de 2007, p. 55. 361

Al respecto, véae ROA, M. Flos sanctorum, fiestas, i Santos naturales de la ciudad de Cordova,

algunos de Sevilla, Toledo, Granada, Xerez, Ecija, Guadix, i otras ciudades, i lugares de Andaluzia,

Castilla, i Portugal, publicado en Sevilla, por Alonso Rodriguez Gamarra, en 1615. 362

Seminario Conciliar de San Pelagio de Córdoba, 425 aniversario: 1583-2008, Córdoba, Diócesis de

Córdoba, 2008. 363 http://www.diocesisdecordoba.com/noticias/el-seminario-celebra-la-festividad-de-san-pelagio/ 364

Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, San Pablo, 2006, n. 1.196.

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vida monástica en Occidente365

, partiendo del Salmo 119,164 “Te alabaré siete veces al

día”, que se completaron con la acción de gracias del descanso nocturno, recogida en el

Salmo 119, 62: A medianoche me levantaré para darle gracias” [Laudes o alabanzas

(3:00), prima (6:00), tercia (9:00), sexta (12:00), nona (15:00), vísperas (18:00),

completas (21:00) y maitines (24:00)], para cada periodo del año litúrgico: Adviento,

Navidad, Cuaresma, Semana Santa, Pascua y Tiempo Ordinario.

Relacionados con el breviario, cuyo rezo fue obligatorio para todos los

sacerdotes a partir del concilio de Trento, en el que se marcó la estructura del mismo366

,

que no cambió hasta el siglo XX -Pío X en la reforma de 1911367

y adaptación

preconciliar368

-, están el diurnal, que agrupa las horas canónicas según el sol [Maitines

al amanecer369

, laudes al despertar el día, hora intermedia -que agrupa tercia, sexta y

nona-, vísperas al atardecer y completas al acostarse] y los libros de horas -llamados

breviarios de los laicos- relacionados con el diurnal, pero sin ordenación litúrgica, cuyo

análisis no corresponde a nuestro estudio, centrado en el ámbito eclesiástico.

Los rezos de las horas comienzan con una invocación a la divinidad, a la que se

solicita presencia espriritual -Dios ven en nuestro auxilio… Gloria…-370

, y un himno de

celebración. A continuación se canta por un primer coro la salmodia -o salmos divididos

en dos hemistiquios- que se alterna con la antífona o melodía corta que se utiliza a

modo de estribillo por el segundo coro; todo ello reunido en el antifonario.

En algunas horas -completas y horas mayores, en las que toda la comunidad se

reúne (laudes, vísperas y maitines)- se incorporan a los salmos los cánticos o himnos

bíblicos no salmódicos. En laudes se incorpora el Benedictus o canto de alabanza de

Zacarías por el Mesías371

, en vísperas el Magnificat o cántico de María a Dios por

365

Al respecto, véase GHIOTTO, E., “San Benito y la teología de la vida religiosa”, Teología. Revista de

la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, 37 (1981), pp 135-148. 366

Sobre las horas canónicas surgidas de Trento, véase FRANCOLINO, De temporibus canonicarum

horararium, Roma, 1571. 367

PÍO X, Constitución apostólica Divino Afflatu [Inspiración divina] sobre la disposición del breviario

romano, de 1 de noviembre de 1911. Sobre este tema, veáse BOUDINHON, A., Le Psalterium Breviarii

Romani et les nouvelles rubriques, París, Lethielleux, 1912. 368

Sagrada Congregación de Ritos, Decreto de simplificación de las rúbricas, de 23 de marzo de 1955, y

JUAN XXIII, Motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las rúbricas] sobre las

rúbricas del breviario y el misal, el 25 de julio de 1960. 369

El Vaticano II eliminó su obligatoriedad, dejando las horas en laudes, oración del día, vísperas

ycompletas. 370

En completas, examen de conciencia y Confiteor o `yo pecador´ de la celebración eucarística. 371

“Benedictus Dominus Deus Israel; / quia visitavit et fecit redemptionem plebis suæ: / Et erexit cornu

salutis nobis, / in domo David pueri sui. / Sicut locutus est per os sanctorum, / qui a sæculo sunt,

prophetarum eius: / Salutem ex inimicis nostris, / et de manu omnium, qui oderunt nos: / Ad faciendam

misericordiam cum patribus nostris, / et memorari testamenti sui sancti. / Iusiurandum, quod iuravit ad

Abraham patrem nostrum, / daturum se nobis: / Ut sine timore, de manu inimicorum nostrorum liberati,

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haberla elegido como madre del Mesías372

, en completas el Nunc dimittis o canto de

Simeón -Ahora despides- después de haber visto al Mesías en el templo373

y en maitines

u oficio de lectura se incluye el Benedicite o bendice con textos deuterocanónicos

tomados de la Biblia de Los Setenta, la Oración de Azarías o confesión del pueblo

israelita por sus pecados (Dan 3, 24-45) y el Cántico de los tres judíos como muestra de

gratitud a Dios por haberlos liberado de las llamas (Dan 3, 51-90).

El rezo se completa con lectura bíblica -o patrística en maitines u oficio de

lectura-, con el responsorio o canto salmódico con verso reducido al que se responde

brevemente -y en vísperas con canto evangélico y preces u oraciones de ruego que se

dirigen a la divinidad y padrenuestro-, y con oración final.

La asistencia al coro con el comportamiento adecuado era obligada, siendo el

incumplimiento de las reglas uno de los motivos en la edad moderna de avisos y

llamadas al orden de los capitulares, a quienes se les exige no solo acudir a los actos de

culto con puntualidad y permanecer en ellos durante todo su desarrollo, sino también el

serviamus illi. / In sanctitate et iustitia coram ipso, / omnibus diebus nostris. / Et tu, puer, propheta

Altissimi vocaberis, / præibis enim ante faciem Domini parare vias eius: / Ad dandam scientiam salutis

plebi eius: / in remissionem peccatorum eorum: / Per viscera misericordiæ Dei nostri: / in quibus visitavit

nos, oriens ex alto: / Illuminare his qui in tenebris et in umbra mortis sedent: / ad dirigendos pedes nostros

in viam pacis” (Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo, y nos

ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo

antes por boca de sus santos profetas, para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los

que nos odian. Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza, del juramento

que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de

nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida. Y tú,

niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para

hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados; gracias a la misericordiosa

ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente, para iluminar a los que están en

las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz, Lc 1, 68-79.). 372

“Magnificat anima mea Dominum, / et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo, / quia respexit

humilitatem ancillae suae. / Ecce enim ex hoc beatam me dicent / omnes generationes, quia fecit mihi

magna / qui potens est, et sanctum nomen eius, / et misericordia eius / ad progenie in progenies

timentibus eum. / Fecit potentiam in brachio suo, / dispersit superbos mente cordis sui, / deposuit potentes

de sede, / et exaltavit humiles, / esurientes implevit bonis, / et divites dimisit inanes. / Suscepit Israel

puerum suum / recordatus misericordiae suae, / sicut locutus est / ad patres nostros / Abraham et semini

eius in saecula” (Proclama mi alma la grandeza del Señor, / y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; /

porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava, / y por eso desde ahora todas las generaciones me

llamarán bienaventurada, / porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: / su nombre es Santo, / y su

misericordia llega a sus fieles / de generación en generación. / Él hizo proezas con su brazo: / dispersó a

los soberbios de corazón, / derribó del trono a los poderosos / y enalteció a los humildes, / a los

hambrientos los colmó de bienes / y a los ricos los despidió vacíos. / Auxilió a Israel, su siervo, /

acordándose de la misericordia, / como lo había prometido a nuestros padres, / en favor de Abraham / y

su descendencia por siempre, Lc 1, 46-55. 373

“Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace: / Quia viderunt oculi mei

salutare tuum / Quod parasti ante faciem omnium populorum: / Lumen ad revelationem gentium, et

gloriam plebis tuae Israel (Ahora despides, Señor, á tu siervo, conforme á tu palabra, en paz; / Porque han

visto mis ojos tu salvación, / La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos; / Luz para ser

revelada á los Gentiles, Y la gloria de tu pueblo Israel, Lc 2, 29-32).

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comportamiento apropiado, de silencio, evitando charlas y corrillos en los postigos374

,

lo que no parece una falta demasiado grave habida cuenta de la duración del oficio

divino.

Sillería del coro de la catedral de Córdoba, obra de Pedro Duque Cornejo (1748-1757).

La importancia del oficio divino queda constatada por la amplia bibliografía que

existe sobre el mismo, que ya hemos reseñado en el estado de la cuestión. A modo de

ejemplo, destaca en el ceremonial de la catedral de Córdoba el manuscrito redactado a

mediados del siglo XIX por don Juan Guerra Ortiz, capellán de San Pedro y sochantre

de la catedral, con un significativo título, Manual práctico para la instrucción de los

Sochantres de la santa iglesia catedral de Córdoba375

, que probablemente, como hemos

indicado, pudiera estar preparándose para la imprenta, en la misma línea de otras obras

de la época, si bien el opúsculo -con notas- quedó para uso exclusivo de los capitulares.

En el breve prólogo destaca la importancia del ceremonial, anotando la

singularidad de las iglesias particulares al hablar de las “loables prácticas de las Santas

Yglesias” que deben tener en cuenta “los decretos generales”; y, atendiendo a las

posibles diferencias que se pudieran dar, expone la intención del cabildo de Córdoba en

codificar el ceremonial, que en gran medida protagoniza el sochantre por ser quien

ostenta plena autoridad en el ejercicio de las funciones del coro de la catedral, que tan

importante lugar ocupan en el ceremonial de la iglesia mayor; de ahí que el cabildo

374

VÁZQUEZ LESMES, R. Córdoba y su cabildo catedralicio en la modernidad, Córdoba,

Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1987, p. 122. 375

ACC. Mesa Capitular. Varios, c. 2487, n. 24. Para el oficio divino, véanse pp. 1-35.

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decidiera encargarle un compendio de las normas básicas -“un breve y exacto tratado”,

en sus palabras- que se acostumbran realizar por el coro de la catedral de Córdoba.

Se trata, pues, de un manuscrito excepcional en el que se recogen con todo

detalle las reglas comunes y generales, así como las particulares del oficio ferial -días

entresemana de los ciclos de Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo

Ordinario-, procesiones, festividades, oficio de difuntos, horas canónicas y vísperas,

junto a otras actividades realizadas en la catedral, lo que le confiere un enorme valor.

La minuciosidad con que el sochrantre describe las actuaciones resulta cansina,

pero es de gran interés para conocer el exacto y rígido protocolo seguido en el coro

catedralicio, por lo que consideramos su análisis de gran importancia para el estudio que

abordamos. Por ejemplo, al explicar las reglas comunes y general expone claramente el

ceremonial de las horas canónicas y de las eucaristías celebradas después de tercia y

vigilias, así como de las votivas. Y, para la hora prima explica que el sochrantre debe

estar en el coro antes de que comience el oficio para comprobar los cantorales que han

debido estar dispuestos previamente por el librero.

Cuando se avise la hora por el reloj del coro y al tiempo que la campana del

mismo toque 33 golpes, el sochantre debe salir al centro del coro, inclinándose hacia el

altar mayor y haciendo la genuflexión si está el Santísimo.

Concluidos los toques de la campana, que coinciden con la edad que tenía Cristo

al morir, se debe volver al capitular que oficia para hacerle la venia o saludo de cortesía

con el que le indicaba asimismo el momento en que se puede empezar el oficio con la

señal de la cruz al tiempo que pronuncia Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en

mi auxilio] a lo que responde el coro “Domine ad adjuvandam me festina” [Señor,

apresúrate a ayudarme], de la súplica del justo perseguido del Salmo 69, comienzo de la

oración introductoria de las horas canónicas en los breviarios, excepto el Triduo Pascual

y el oficio de difuntos, con la que la Iglesia implora la ayuda divina para evitar la

distracción durante las oraciones376

.

Seguidamente, tras la respuesta del coro, se debe entonar el himno de la

festividad correspondiente, prevaleciendo, en caso de coincidir dos festividades, la de

más solemnidad. Coincidiendo con la última estrofa, el sochantre invita a los dos

376

Al respecto, véase HOLWECK, F., "Deus in Adjutorium Meum Intende.", en The Catholic

Encyclopedia, vol. 4. New York, Robert Appleton Company, 1908. Pueden consultarse, además, los

estudios de WOLTER, Psallite sapienter, Friburgo, 1905, II, 658; y BATIFFOL, P., History of the

Roman Breviary, Londres, 1898, traducción y notas de M. A. Baylay.

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capitulares de semana377

con dignidad para que inicien la antífona o forma musical

sencilla y corta que se utiliza como estribillo en himnos y salmos, reduciendo la

invitación a uno si no hubiese dos y en caso de no haber ninguna dignidad se dirigirá al

lado contrario del coro y desde las sillas bajas invitará a otros dos capitulares a iniciarla.

Seguidamente, el sochantre debe volver al centro del coro y después de concluirse el

himno y la antífona se prosigue con el salmo y la meditación, tras la cual el sochantre

debe volverse a los capitulares invitados haciéndole un saludo o venia que sirve para

indicar el final de la ceremonia.

A continuación debe volverse hacia el altar para repetir la reverencia o

genuflexión que hizo al principio y retirarse a su silla para seguir el salmo hasta el

Gloria Patri del último salmo, después del cual vuelve al medio del coro para entonar la

antífona. Este protocolo se repitiría en todas las horas canónicas, siempre que se

produzca invitación para las antífonas, debiendo decir el sochantre desde su asiento al

concluir la prima un responso semicantado, el Memento mei Deus [Dios, Acuérdate de

mí] que se repite todos los días del año exceptuando el Triduo Pascual.

Pero, no todas las primas del año son idénticas, teniendo una duración más larga

las primeras dominicas de Adviento, Cuaresma, Pasión y Domingo de Ramos, en las

que el canto se debe acomodar a una hora, entonándose el himno y la antífona muy

pausadamente, cuidando de llevar el salmo de tal manera que se empiece el quicumque

a los treinta y dos minutos y se termine éste y se comience la antífona diez u once

minutos antes de llegar a la hora del comienzo, para lo cual el sochrantre podrá acelerar

o deterner el compás según convenga, siempre `con discreción y disimulo a fin de que

no se note´, realizándose los rezos de primas los días con repiques de campanas de

treinta minutos en media hora, debiéndose acomodar el himno y la antífona al tiempo

disponible.

En la siguiente hora canónica, tercia, se repite el mismo ceremonial, tomando el

sochantre al comenzar la antífona el puntero, que se guarda al pie del facistol y le ofrece

377

Las principales obligaciones litúrgicas de los capitulares, el servicio del altar mayor y el coro, se

repartían semanalmente. El control de la asistencia al coro se realizaba mediante el sistema del punto o

libro del punto, con dos puntadores -uno para el coro del deán y otro para el coro del arcediano- que eran

elegidos en el cabildo de oficios, los cuales anotaban en un cuadrante la participación en las horas

canónicas con un punto, de ahí el nombre, y las faltas con una cruz.

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un niño de coro378

, para llevar el compás de los músicos de voz y oboeses o

instrumentos de viento-madera de taladro cónico y doble lengüeta.

Después de tercia, la función principal del coro catedralicio se desarrolla en la

misa, en la que -si hay capas379

- el sochantre debe salir al centro del coro a saludar a los

caperos haciéndoles una venia para que tomen los cetros hasta que concluya el canto

llano -`a capella´, sin acompañamiento alguno-, tras el cual los dejan y vuelven a sus

asientos.

El verso y gloria del introito los comienza el sochantre, mientras que los kiries se

hacen con música o canto llano, tras los cuales quien dirige las funciones del coro de la

catedral se retira a su silla hasta el aleluya o tracto, para el que invita a dos racioneros de

semana o medios racioneros en su caso.

Concluida la epístola, mientras toca el órgano, bajan los elegidos a ocupar su

lugar y el sochantre, tras hacer la venia, comienza el aleluya que sigue entonando el

coro, volviendo a retomar el protagonismo el sochantre hasta el momento en que el

diácono llega al púlpito a cantar el evangelio, tras el cual inicia el sochantre el credo que

sigue el coro hasta su conclusión.

Durante el ofertorio toca el órgano, aunque se puede sustituir por canto. Los

Sanctus y Agnus se cantan y tras ellos el sochantre entona el Post communio380

.

Finalmente, después de las oraciones, el sochantre entona el Deo gratias antes de que se

cante desde el altar el Ite Missae est.

Después, de la misa, el sochantre sale al medio del coro y hace la venia al

capitular que preside para que empiece la sexta, convidando para la antífona a los

racioneros enteros más antiguos del coro y en su defecto a los medios racioneros más

inmediatos y si estos faltasen a los canónigos más modernos o las dignidades y si solo

hubiese un capitular este sería el invitado.

378

Los niños o mozos de coro fueron durante toda la edad moderna, y así continuaron en la

contemporánea, ocho: dos vestidores, dos libreros, dos responseros y dos turiferarios. Cfr. DÍAZ

RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en la España moderna (1475-1808), op. cit., p. 38. 379

La vestimenta coral era un símbolo de distinción y en algunos cabildos ocasionó enfrentameintos

durante el Antiguo Régimen (Véase ESTEVE PERENDREU, F., “los hábitos de coro del cabildo de

Lleida y su impugnación”, en Actas del I Congreso Internacional de Emblemática General, Zaragoza,

2004, vol. I, pp. 673-682). En Córdoba, el obispo Manrique quizo homogeneizar la indumentaria a finales

del siglo XV, pero los Estatutos del cabildo recogían dos tipos de hábito coral para el año litúrgico: Desde

el día de los difuntos hasta el Viernes Santo -sotana de paño abotonada, sobrepelliz, capa de coro y

capirote, de desigual longitud delantera (hasta la cintura) y posterior (hasta media pierna)- y desde el

Sábado de Gloria hasta el día de Todos los Santos -sobresotana con cola (que sustituía la capa),

sobrepelliz y capirote- (Cfr. DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en la España moderna (1475-

1808), op. cit., pp. 342-344). 380

Al respecto, véase ALCALDE, A., El canto de la misa. De una liturgia `con cantos´ a una `liturgia

cantada´, Santander, Sal Terrae, 2002, pp. 111-118.

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En la nona se sigue el mismo ceremonial que en la sexta, oficiándose tras ella las

misas de vigilia, en las que no hay invitación para el aleluya o tracto -como ocurre en

las misas votivas-, ni toca el órgano despúes de la epístola.

En las vísperas, una vez dicho el Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en

mi auxilio] con la respuesta del coro “Domine ad adjuvandam me festina” [Señor,

apresúrate a ayudarme], el sochantre invita a los miembros del coro de la semana con

más dignidad para la primera antífona, que entona desde el centro del coro, donde

permanece hasta el salmo, tras el cual se retira para la meditación a su asiento haciendo

la reverencia acostumbrada al altar.

Posteriormente, cuando se dice el Gloria Patri, vuelve al medio del coro a

repetir la antífona e invita para las restantes a los señores del coro siguiendo un riguroso

orden, de mayor a menor preeminencia.

El sochantre reza con música de órgano la primera estrofa del himno que

continua cantando el coro, mientras que la antífona del Magníficat la comienza el preste

y la continúa el sochantre con el coro en los ritos más solemnes o dobles, mientras que

en los semidobles la comienza el preste, la continúa el sochantre hasta la mitad y la

termina el coro, que canta todas las conmemoraciones, retirándose finalmente el

sochantre a su silla desde donde entona el Deo gratias [Gracias a Dios] después de que

se toque por el órgano el Benedicamus Domino [Bendigamos al Señor] o saludo final

del oficio.

En las vísperas con capas -seis o cuatro-, el sochantre saluda a los caperos,

quienes toman los cetros hasta que concluya la antífona, momento en que el sochantre

despide la ceremonia y se retira a su silla a cantar el salmo, volviendo al centro del coro

antes del Gloria del último verso para invitar a los restantes caperos, siguiendo la

preeminencia acostumbrada, a repetir la antífona, tras la cual toman los cetros que

mantendrán en el himno y durante el Magnificat hasta que concluyan las vísperas.

En las vísperas de música, el maestro de capilla sale al medio del coro para el

Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en mi auxilio] mientras el sochantre desde

el facistol indica a los caperos que tomen los cetros y se dirige al centro para entonar la

primera antífona, tras la cual se retira, mientras se canta el salmo.

Después del Gloria Patri, al empezar el sicut erat, sale al medio y hace la

invitación para comenzar la siguiente antífona y el salmo con canto fabordón, un canto

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llano a varias voces381

. En este salmo, antes del Gloria Patri, el sochantre invita a

iniciar la tercera antífona y el salmo siguiente, que también es de fabordón y entona el

sochantre, quien lee la siguiente antífona mientras tocan los bajones.

Tras la lectura de la antífona se dirige a los caperos señalándoles que tomen los

cetros en la capítula -pasaje bíblico que se reza después de los salmos y antífonas-,

retirándose tras el rezo de esta al facistol para leer el himno, acompañado de música.

Concluido el himno, se vuelve al medio del coro para cantar el Magnificat.

Al tratar las vísperas, el autor del manuscrito que analizamos, Guerra Ortiz,

aborda las segundas vísperas de las festividades y solemnidades, en las que se retoma la

costumbre hebrea de iniciarlas al atardecer del día anterior, de manera que cuentan con

dos horas de vísperas, la del día anterior y la del propio día por la tarde; de ahí que los

sábados no tengan vísperas porque son las primeras vísperas del domingo, lo que

también se extiende a las horas completas, denominándose segundas completas o

completas tras segundas vísperas.

Para las segundas vísperas de festividades, cuyas primeras fueron de música,

responde esta al Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en mi auxilio], la primera

antífona se acompaña de bajones y el primer salmo de facistolcillo, las demás antífonas

y los tres salmos siguientes los canta el coro de canto llano y el último salmo con

música sola o alternando con el coro. En las vísperas semidobles el sochantre comienza

los salmos y el preste la antífona del Magnificat, que entona el sochrantre.

En las primeras vísperas de dominicas se canta el himno alternando con el

órgano y se acomodan a las semidobles. En las dominicas sin órgano se canta el himno

con dos coros y el sochantre canta el Benedicamus Domino [Bendigamos al Señor] solo,

según el Libro del Salterio, cantando todo el coro el Deo gratias [Gracias a Dios]. En

las segunda vísperas de dominica, cuando las antífonas son del salterio, se canta el In

exitu Israle de Aegypto [Al salir Israel de Egipto, comienzo del Salmo 114], después de

la antífona Nos qui vivimus benedicimus Domino [Nosotros, que vivimos, bendecimos

al Señor, Sal. 113,18] no existiendo música en las dominicas que tienen antífonas

propias, como las de Adviento.

Al iniciarse las completas con el Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en

mi auxilio], el sochantre se dirige desde su silla hasta los señores más modernos del

coro de la semana y les invita a iniciar la antífona, desplazándose inmediatamente al

381

Al respecto, véase TROWEL, B., “Fauxbourdon”, en SADIE, S. y TYRRELL, J., The New Grove

Dictionary of Music and Musicians, Oxford, University Press, 2011.

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centro del coro para entonar los salmos, tras los cuales inicia el himno y vuelve a su

sitio donde permanece hasta el Gloria Patri de In manus tuas, momento en que tras

hacer una reverencia al altar mayor se dirige a los señores de más categoría del coro

para invitarlos a decir la antífona Salva nos y en el centro del coro canta el Nunc dimittis

o canto de Simeón -Ahora despides-. Finalmente, se dirige al facistol, cierra el libro y se

vuelve a su silla haciendo reverencia al altar y saludando al capitular con más dignidad

del coro, concluyendo de esta manera las completas, aunque los sábados y en Pascua se

canta la antífona de la Virgen.

El cuidado Manual práctico para la instrucción de los Sochrantres… no olvida,

como hemos comentado, el oficio ferial celebrado en los días entresemana del año

litúrgico. En las horas menores -prima, tercia, sexta y nona- una vez comenzadas con el

Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en mi auxilio], el sochantre entona el

himno y al finalizar el mismo dará el tono a un niño de coro, que llegará por el lado de

la semana, que será el encargado de entonar la antífona, tras la cual el sochantre recita el

salmo. En las vísperas también comienza un niño de coro la antífona, que será continada

por el sochantre, quien después del himno invita al señor que capitula el pasaje bíblico

que se reza después de los salmos y antífonas a que entone el Magnificat, volviendo a

continuación a su silla. Finalmente, señalar que también un niño de coro entona las

antífonas Miserere y Salva nos, así como el Benedicamus Domino [Bendigamos al

Señor], mientras el sochantre se encarga de los salmos.

Para concluir con las aclaraciones del oficio divino, dedica unas notas al oficio

parvo, que es el que se realiza en honor y alabanza de la Virgen382

. En prima se dice el

Benedicamus Domino [Bendigamos al Señor] y el sochantre sale al medio del coro para

iniciar el Deus in adjutorium meum intende [Dios ven en mi auxilio] y entonar el himno

Memento rerum conditor [Acuérdate, Creador de todas las cosas]. Seguidamente da

tono al niño de coro que ha de comenzar la antífona y comienza los salmos, tras los

cuales canta desde el facistol la antífona. A continuación se dice la capítula, cuyo final

protagoniza un niño del coro, siguiéndose el mismo ceremonial en las restantes horas

menores, tercia, sexta y nona.

Las vísperas del oficio parvo se adelantan respecto a las habituales y en ellas los

niños de coro entonan las antífonas y el sochantre los salmos. Concluida la última

antífona, el sochantre desde el medio del coro, una vez dicha la capítula, entona el

382

TOKE, L., "Little Office of Our Lady", en The Catholic Encyclopedia, New York, Robert Appleton

Company, 1910, vol. 9.

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himno y a continuación comienza la antífona del Magnificat y se retira a su asiento.

Concluido el Magníficat se canta la antífona, comienzan las preces, el preste canta el

Laetamini [Alégrate] y se rezan las oraciones, tras las cuales siguen las vísperas del día.

Las completas se dicen después de las feriales y al terminarse la oración Visita,

quaesumus, Domine [Visita, imploramos a ti, oh Señor] el sochantre sale al medio y

dicho el Benedicamus Domino [Bendigamos al Señor] se acaba de cantar el Deus in

adjutorium meum intende [Dios ven en mi auxilio] y se entona el salmo Saepe

expugnaverunt me (a juventute mea) de las tribulaciones de Israel: “Mucho me han

atribulado desde mi juventud” (Sal 129,1) y seguidamente el himno, dando finalmente

tono al niño que entona el Sub tuum praesidium [Bajo tu protección nos acogemos,

santa madre de Dios…], cantando el sochantre el Nunc dimittis de Simeón -Ahora

despides-, tras el cual se retira a su asiento.

3.3.4. Año litúrgico.

Se conoce como año litúrgico la organización de los ciclos en que se desarrolla

el misterio de Cristo, desde la Encarnación y Navidad, comemorando los misterios de la

Redención383

.

En él se distinguen tres ciclos temporales, Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua

y Tiempo Ordinario384

, en los que se desarrollan un importante conjunto de

solemnidades, a las principales de las cuales le dedicamos un apartado a continuación.

El año litúrgico comienza con el Adviento, que prepara al Navidad, a partir de la

festividad de Cristo Rey del Universo -el quinto domingo anterior a la Navidad-

proclamada por Pío XI en la encíclica Quas primas [Al igual que la primera] sobre la

realeza de Cristo, de 11 de didiembre de 1925, con motivo del año jubilar en el XVI

centenario del concilio eucuménico de Nicea (325 d. C), cuya solemnidad cierra el año

litúrgico desde el Vaticano II.

La Cuaresma es el tiempo de preparación a la Pascua, que se inicia con el

Miércoles de Ceniza y termina en la Semana Santa, que recuerda la Pasión de Cristo

desde su entrada mesiánica en Jerusalén -Domingo de Ramos, último domingo de

Cuaresma-, en la que ocupa un lugar destacado el Triduo Pascual -Jueves, Viernes y

Sábado Santo- que precede al Domingo de Pascua de Resurrección.

383

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 102. 384

Al respecto, véase BERNAL, J. M., Iniciación al año litúrgico, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1984.

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El resto del año litúrgico se denomina Tiempo Ordinario por no incluir

celeraciones fundamentales de la vida de Cristo, lo que hace que se desarrolle en dos

periodos intermedios. El primero entre el ciclo de Navidad y la Cuaresma, y el segundo

a partir de Pentecostés hasta la fiesta de Cristo Rey con la que termina el año cristiano.

3.3.5. Ceremonias solemnes.

A lo largo del año litúrgico se desarrollan una serie de celebraciones, entre las que

destacaremos las más importantes385

. En el ciclo de Adviento-Navidad, la solemnidad

de la Inmaculada Concepción de María, la Natividad, Epifanía y Purificación de María;

en el ciclo de Cuaresma-Pascua, el Miércoles de Ceniza, la Semana Santa, el Triduo

Pascual y Domingo de Resurrección, además de la Ascensión del Señor y Pentecostés.

Finalmente, en el Tiempo Ordinario, la festividad del Corpus Christi.

3.3.5.1. Natividad y Purificación de María.

La Navidad ocupa un lugar central del año litúrgico y es el núcleo del ciclo de

Adviento-Navidad, que se completa con la Epifanía y otras importantes fiestas como la

de la Sagrada Familia -el domingo siguiente a la Navidad-, la solemnidad de María

Madre de Dios -el primer día del año-, el Bautismo de Cristo -el domingo siguiente a la

Epifanía- y la Presentación de Jesús en el templo y Purificación de Maria, que cierra el

ciclo de Navidad a los 40 días del 25 de diciembre. Esta fue una fiesta

fundamentalmente mariana hasta el Vaticano II. A partir del cual ha pasado a ser

fundamentalmente cristológica porque conmemora la presentación de Cristo al

sacerdote del templo para consagrarlo a Dios, Simeón, a quien se manifiesta Jesús

-“ahora, Señor, ya puedes dejar irse en paz a tu siervo, porque han visto mis ojos al

Salvador” (Lc 2, 29-32)-, una fiesta de luz, de ahí el nombre de `La Candelaria´ con el

que se conoce esta festividad, porque en ella se bendicen las candelas-velas que van a

iluminar la casa durante todo el año386

, tanto física como espiritualmente, tras lo cual se

385 Sagrado ceremonial de las principales festividades de todo el año: obra utilisima para la instrucción

de los eclesiasticos según su propio orden y ministerio / sácanla a luz algunos sacerdotes de la

Congregación de la Misión de Barcelona, Málaga, Imprenta de Francisco Gil de Montes, 1861. 386 Ceremonial que usa la Iglesia para la bendición de candelas en el día de la Purificación de la Virgen

María y para la de las cenizas en el día primero de cuaresma, según las rúbricas y misal romano,

Barcelona, Imprenta Herederos de la viuda de Pla, 1844.

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realiza una procesión por el interior de la iglesia o a una iglesia cercana con las velas

encendidas.

La Navidad no es simplemente la conmemoración de un aniversario sino que

debe entenderse como una manifestación. De hecho, no está clara la elección del 25 de

diciembre como fecha del nacimiento de Cristo en el siglo IV, en época constatiniana,

aunque una de las posibles hipótesis es que en esa fecha se conmemoraba la fiesta

pagana Deus Sol invicto [El invencible Dios Sol], establecida en el año 275 por el

emperador Aureliano387

.

Su importancia lleva implícita que, desde el primer momento, la festividad se

conmemore con toda solemnidad. En el Manual práctico para la instrucción de

sochantres…, realizado por Juan Guerra, se recoge el anuncio de la fiesta en la vigilia

con el solemne canto por el sochantre de la Kalenda o anuncio festivo de la Navidad,

según el Martirologio Romano388

, que en 2008 Benedicto XVI dispuso se cantase al

concluir la breve vigilia que precede la misa de Nochebuena:

Día 25 de Diciembre. Octavo de las Kalendas de Enero.

En el año 5199 de la Creación del mundo389

, cuando al principio creó Dios el cielo y la

tierra; en el 2957 del diluvio; en el 2015 del nacimiento de Abraham; en el 1510 de

Moisés y de la salida del pueblo de Israel de Egipto; en el 1031 de la unción del rey

David; en la semana 65 de la profecía de Daniel; en la Olimpíada 194; en el año 752 de

la fundación de Roma; en el 42 del imperio de Octavio Augusto; estando todo el orbe en

paz; en la sexta edad del mundo: Jesucristo, Dios eterno e Hijo del eterno Padre,

queriendo consagrar al mundo con su misericordiosísimo Advenimiento, concebido por

el Espíritu Santo, y pasados nueve meses después de su concepción, [Se arrodillan todos

los presentes y se concluye] nació hecho Hombre, de la Virgen María, en Belén de

Judá. Navidad de nuestro Señor Jesucristo según la carne.

De gran importancia fueron en la catedral cordobesa los maitines de Navidad,

que se seguían en otras importantes festividades del año litúrgico, como el Oficio de

Tinieblas del Triduo Pascual y la octava del Corpus Christi, así como en las festividades

387

Al respecto, véase MILES, C. A., Christmas in Ritual and Tradiction, Christian and pagan, Londres,

Published by Fisher Unwin, 1912. 388

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., f. 50. 389

El texto moderno ha cambiado la legendaria fecha por "transcurridos innumerables siglos desde la

creación del mundo. Cfr. CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Decreto Victoriam Paschalem Christi, de 2001, por la que se promulga la primera

edición típica del Martyrologium romanum ex Decreto Sacrosancti Aecumenici Concilii Vaticani II

Instauratum auctoritate Ioannis Pauli PP. II promulgatum. La segunda edición, con pequeñas

matizaciones, vigente en la actualidad, se realizó en 2004 mediante el decreto A Progenie in Progenies.

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marianas de la Asunción e Inmaculada Concepción390

. Por su parte, Juan Guerra Ortiz

recomienda en su citado manual, dada la importancia de estos maitines, que el sochantre

debe estar con antelación en el coro para revisar los libros e invitar a los cantores para el

Invitatorio391

del oficio que comienza después de que la dignidad que preside la

ceremonia pronuncie la invocación inicial Domine labia mea aperies [Me abrirás los

labios, oh Señor], a lo que repsonde el coro Et os meum anuntiatit laudem tuam [y mi

boca mostrará tu alabanza], correspondiente al versículo 15 del salmo 51, el conocido

Miserere [Apiádate], uno de los más importantes salmos penitenciales del Salterio, que

se invoca especialmente en los laudes de los viernes durante todo el año litúrgico392

.

Seguidamente el presidente de la asamblea pronuncia Deus in adjutorium meum

intende [Dios ven en mi auxilio] a lo que responde el coro “Domine ad adjuvandam me

festina” [Señor, apresúrate a ayudarme] -de la súplica del justo perseguido del Salmo

69, comienzo de la oración introductoria de las horas canónicas en los breviarios,

excepto el Triduo Pascual y el Oficio de difuntos, con la que la Iglesia implora la ayuda

divina para evitar la distracción durante las oraciones393

- y la música comienza el

Invitatorio de la Navidad Christus natus est nobis [Cristo ha nacido y está con

nosotros], que continúa el sochantre, el cual canta los versos Venite exultemus Dómino

[Venid, alabemos al Señor].

Se continúa con el himno acompañado por el órgano y las antífonas, que entonan

los miembros de más categoría del coro, empezando por el coro de semana.

Posteriormente comienza el responsorio para el cual son invitados los medios racioneros

más modernos de cada coro.

La primera lección de Navidad es cantada por un niño de coro. No obstante, si

ninguno la pudiera cantar se invita para ello al medio racionero más antiguo del coro de

la semana, encargándose el sochantre de los responsorios. Después de las antífonas, el

racionero más antiguo entona la segunda lección y los racioneros más modernos

comienzan el responsorio. La tercera lección la realiza el canónigo segundo en

390

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., ff. 50-57. 391

Sobre la introducción a la liturgia de las horas, véase ADAM, A. y BERGER, R., “Invitatorium”, en

Pastoralliturgisches Handlexikon, Herder, Freiburgo, 1990, 5ª ed. 392

JUAN PABLO II, Liturgia delle Lodi. Preghiere del mattino con la Chiesa, Ciudad del Vaticano,

Librería Editrice Vaticana, 2002. 393

Al respecto, véase HOLWECK, F., "Deus in Adjutorium Meum Intende.", en The Catholic

Encyclopedia, vol. 4. New York, Robert Appleton Company, 1908. Pueden consultarse, además, los

estudios de WOLTER, Psallite sapienter, Friburgo, 1905, II, 658; y BATIFFOL, P., History of the

Roman Breviary, Londres, 1898, traducción y notas de M. A. Baylay.

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149

antigüedad del coro de la semana, reservándose el más antiguo para la última. Este

orden es seguido para las antífonas y los responsorios.

Siguiendo el simil musical de decrescendo/disminuendo e in crescendo,

podemos decir que en el segundo nocturno se continúa el criterio de ir participando

miembros de cada vez menor categoría, así por ejemplo la invitación para las antífonas

y para la lección se hace al medio racionero más antiguo, mientras que en el tercer

nocturno participan el canónigo más antiguo, la dignidad más preeminente y el deán o

presidente del cabildo, o bien el obispo si estuviera presenta para la primer, segunda y

tercera lección, tras la cual se canta un solemne Te Deum.394

.

La Navidad para san Agustín era solo un recuerdo del nacimiento de Jesús,

mientras que para san León Magno es el inicio de la Redención, la manifestación del

Señor para salvar al género humano, siendo este el sentido teológico y espiritual de la

Navidad, independientemete de la concreción de una determinada fecha. En esta línea

hay que situar la Epifanía o manifestación en la que Jesús se da a conocer al mundo

pagano, a los Reyes Magos (Mt 2,1-12) que reconocen a Cristo como salvador de la

humanidad. Por ello, la Natividad lleva implícita la conmemoración de la Sagrada

Familia, en cuyo seno nació el Hijo de Dios, que se celebraba desde 1921 por

disposición de Benedicto XV el domingo infraoctava de la Epifanía, actualmente

dedicado al Bautismo de Cristo -manifestación a san Juan Bautista en el Jordán. De

manera que, la Sagrada Familia se celebra el domingo infraoctavo de Navidad y si no

hubiera ningún domingo en la octava el 30 de diciembre.

En la octava de Navidad tiene lugar también una de las grandes solemnidades

del ciclo navideño, la festividad de María madre de Dios, ciclo litúrgico que se prepara

en el tiempo de Adviento, que se fijo en cuatro domingos en la alta edad media, en el

que se celebra la Inmaculada Concepción de María.

3.3.5.2. La Inmaculada.

La festividad de la Inmaculada es, junto a la Maternidad divina y la Asunción de

María, una de las más importantes solemnidades marianas definidas como dogma395

. Se

394

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., ff. 56-57. 395

Recientemenete, el 18 de diciembre de 2013, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de

los Sacramentos ha aprobado la celebración de la solemnidad `Santa María, siempre virgen´ (único

dogma mariano -Concilio de Constantinopla del 381, concilio de Letrán del 649, confirmado por Pablo

IV, constitución apostólica Cum quorundam [Cuando algunos], sobre la virginidad perpetua de María, de

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celebran en Adviento -Inmaculada, 8 de diciembre-, Octava de Navidad -Madre de

Dios, 1 de enero- y Tiempo Ordinario -Asunción de María, 15 de agosto-, advocación

esta última a la que está dedicada la catedral de Córdoba desde el siglo XVI396

. Por todo

ello, adquirió la devoción mariana una singular importancia no solo en las grandes

ceremonias celebradas en la iglesia mayor sino también en la cotidianidad, siendo

especialmente frecuentes, además del Salterio de María, las letanías de la Virgen, que

tanto desarrollo adquieren en el ceremonial catedralicio.

No obstante, la festividad que más trascendencia ha tenido durante la

contemporaneidad en el protocolo catedralicio397

ha sido la Inmaculada, a la que en el

siglo XVI, una época de revitalización del fervor mariano, se le dedicó la capilla de

Nuestra Señora de la Concepción Antigua en la catedral398

, cuyos capitulares siempre

mostraron un decidido apoyo a dicha devoción en la polémica sobre la original culpa en

la concepción de María entre franciscanos y dominicos399

, especialmente a partir la

fiesta de la Inmaculada de 1614, a causa del sermón predicado por Cristóbal de Torres

que se manifestó -siguiendo la postura de los dominicos- en contra de su exención en la

concepción de María400

, llegando a prohibir el obispo los actos previstos, lo que

provocó la reacción de la ciudad y cabildo de Córdoba que entablaron un pleito contra

el prelado en la Real Cancillería de Granada que terminó con una Real Provisión

otorgada a favor de la ciudad de Córdoba y su Cabildo en el pleito entablado sobre

haberse impedido la fiesta a la Inmaculada Concepción, dada en Granada a 24 de

7 de agosto de 1555- que no tenía solemnidad litúrgica) a la Asociación pública internacional de fieles

Hogar de la Madre, véase http://www.hogardelamadre.org/es/quienes-somos/siervas/historia [Consultada

el 23 de noviembre de 2015]. 396

Desde su consagración en 1236 estuvo dedicada a Santa María, pero en el siglo XVI se dedica a

Nuestra Señora de la Asunción, coincidiendo con el desarrollo del programa redentorista que presenta a

María como Mediadora y prototipo de Iglesia, cuya glorificación anticipa la que vendrá al final de los

tiempos para todos los creyentes. Cfr. MORENO CUADRO, F. El crucero de la catedral de Córdoba, op.

cit., p. 129. 397

El dogma de la Asunción fue declarado por la constitución apostólica de Pío XII, Munificentissimus

Deus [Magnificentisimo Dios], de 1 de noviembre de 1950. 398

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 416-417. 399

Los dominicos creían que María fue santíficada in utero antes de nacer pero no al ser concebida, por la

creencia de que el pecado original se concebía por vía semnal y la única excepción fue Cristo. Frente a

esta postura, Duns Scoto y la escuela franciscana defendían que María fue preservada del pecado original

por su misión en la obra de la Redención. Sobre la labor franciscana en Córdoba en la edad moderna,

véase ARANDA DONCEL, J., “La devoción a la Inmaculada Concepción durante los siglos XVI al

XVIII: El papel de los conventos corbobeses de la provincia franciscana de Granada”, en Actas del

simposium La Inmaculada Concepción en España. Religiosidad, Historia y Arte, El Escorial, Estudios

Escurialenses, 2005, v. 1, pp. 53-88. 400

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su Iglesia Catedral y

Obispado, Córdoba, Oficina de Juan Rodríguez, 1778, t. II, p. 586.

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noviembre de 1615401

, momento a partir del cual las fiestas inmaculistas se celebraron

sin ningún tipo de problema402

, con “repiques, desde vísperas, luminarias en la torre,

asistencia de la ciudad y procesión general por el patio de los Naranjos; que es la mayor

solemnidad que se acostumbra en las mayores festividades”403

, celebrándose el Breve de

Pablo V para que terminasen las disputas sobre la inmaculada concepción de María con

luminarias y repique de campanas, celebrándose una fiesta el 22 de octubre de 1617 en

el convento de San Francisco, al que se llevó la Virgen de Villaviciosa404

, y el Breve

de Gregorio XV de 17 de julio de 1622 con una misa solemne y un Te Deum, tras los

cuales se llevó en procesión una imagen de la Concepción a la iglesia de San Pedro

desde la iglesia mayor405

.

La vocación inmaculista continuó durante el reinado de Felipe IV406

,

concediendo Alejandro VII la bula Sollicitudo omnium ecclesiarum [La preocupación

de todas las iglesias] sobre la Inmaculada Concepción de María, de 8 de diciembre de

1661, en la que reafirmaba la doctrina de sus antecesores de que no se pudiera poner en

duda que María fue preservada del pecado original en su concepción, que se recibió en

Córdoba el 14 de enero de 1662, celebrándose un triduo a partir del 11 de febrero en la

catedral407

, donde Salizanes promovió la octava de la Concepción a partir de 1681, con

niños vestidos de felpa azul -como en la octava del Corpus- a partir de 1682408

, año en

el que se dedicó la capilla de Nuestra Señora de la Concepción que dotó el prelado409

.

401

AMCO, Asuntos Religiosos, Sección 3ª, Serie 1ª. Misterio de la Purísima Concepción, nº 2. 402

Al respecto, véanse las obras del canónigo lectoral PIZAÑO DE PALACIÓS, A., Discurso primero en

confirmación de la Purísima Concepción de la Virgen María, madre de Dios, Sevilla, por Gabriel Ramos

Vejarano, 1615, y Segundo discurso en confirmación de la Concepción Purísima de la Virgen y Madre de

Dios, Sevilla, por Alonso Rodríguez Gamarra, 1616. 403

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., pp. 588. 404

Ibidem, p. 593. 405

Ibidem, p. 598. 406

GUARNIZO, I., Memorial al Eminentmo. Señor D. Baltasar Moscoso y Sandoval, Cardenal de la

Santa Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, Chanciller mayor de Castilla, del

Consejo de Estado del Rey nuestro Señor, sobre el próximo estado que tiene para que se defina por

dogma de Fe la opinión Pía, que afrma, que la Madre de Dios fue concebida sin pecado original,

publicado en Madrid, en la Oficina de Domingo García, en 1652. 407

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., p. 694 408

Ibidem, p. 722. 409

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 351-354.

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Retablo de Melchor Aguirre (1680) para la capilla de la Concepción del obispo Salizanes, quien a partir de 1681 promovió la octava de la Concepción.

Estos precedentes, y la proclamación de la Inmaculada en 1760 por Clemente

XIII patrona de España por la bula Quantum Ornamenti [Como adornos] de 25 de

diewiembre de 1760, abrieron el camino para la definición del dogma de la Inmaculada.

Pío IX con la encíclica Ubi primum II [Tan pronto], de 2 de febrero de 1849,

autorizaba al clero para que pudiera sustituir determinados rezos del Breviario por las

horas canónicas especiales en honor de la Inmaculada Concepción y recababa

información del episcopado (603 obispos) sobre la definición del dogma de la

Inmaculada Concepción de María, iniciativa no frecuente a través de carta apostólica, a

la que contestaron 546 prelados, entre ellos el obispo de Córdoba, Manuel Joaquín

Tarancón (1847-1857), quien solicitó la opinión a los consultores diocesanos y celebró

en la catedral un octavario con tal fin. A finales de junio se emitió un informe

contestando el arraigo de la veneración en la diócesis a la Inmaculada Concepción de

María, cuyo dogma definió Pío IX por la encíclica Ineffabilis Deus [El inefable Dios] de

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8 de diciembre de 1854, con las consiguientes ceremonias de acción de gracias e

impulso de las devociones marianas, que se multiplicaron en el mes de mayo410

.

3.3.5.3. Cuaresma, Semana Santa y Pascua.

La Cuaresma es el periodo del año litúrgico en el que se prepara la Pascua de

Resurrección, la fiesta más importante del cristianismo porque es la resurrección de

Jesucristo y es la que da sentido a la vida de los cristianos. Estos 40 días nos recuerdan

los que pasó Cristo en el desierto después de su bautismo y antes de iniciar la vida

pública. Es un periodo penitencial -en cuyas celebraciones litúrgicas se omite el Gloria

y el Aleluya- que comienza el Miércoles de Ceniza y termina con el Triduo Sacro,

desarrollado entre el Jueves Santo con la rememoración de la Sagrada Cena y el Sábado

Santo con la Vigilia Pascual que precede al Domingo de Resurrección, el cual viene

determinado por el ciclo lunar, coincidiendo con el primer domingo que sigue a la

primera luna llena de primavera, el plenilunio del mes de nisán, el primer mes del

calendario hebreo bíblico que recordaba la salida del cautiverio de Egipto.

3.3.5.3.1. El Miércoles de Ceniza.

No será hasta el siglo IV cuando se empiece a celebrar y marcará el inicio de la

Cuaresma. Su nombre viene dado porque en ese día se impone a los fieles la ceniza que

es obtenida de la quema de las palmas utilizadas al comienzo de la Semana Santa del

año anterior -Domingo de Ramos-. Con este rito se pretende simbolizar la efímera

existencia y la destrucción de los errores cometidos para buscar la renovación espiritual.

La imposición de la ceniza se hace durante la celebración eucarística, en la que

se omiten los ritos iniciales y el penitencial. Tras las lecturas, se recuerda el sentido de

la penitencia en relación con el arrepentimiento de las faltas y después de la homilía se

bendice la ceniza y se impone a los fieles asistentes con un versículo del Génesis

“Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás” (Gn 3,19).

410

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op.cit., pp. 216-217. Sobre esta temática, véase AGUILERA CAMACHO, D., La

Inmaculada y Córdoba, Córdoba, Tipografía Artística, 1950.

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Imposición de la ceniza en la catedral de Córdoba por mons. Demetrio Fernández, 2015.

En el momento de la imposición de la ceniza, recoge Juan Guerra en su Manual

práctico para la instrucción de los sochantres… que para este ceremonial se cantaban

las antífonas penitenciales Immutemur habitu [Cambiemos nuestras vestimentas]411

e

Inter vestibulum et altar [Entre el vestíbulo y el altar]412

, repitiéndose en el caso de que

hubiera muchos fieles para recibir la ceniza413

.

3.3.5.3.2. Las Cuarenta Horas y las actuales jornadas 24 horas para el Señor

de oración cuaresmal.

La celebración de las Cuarenta Horas fue instituida por Celemente VIII en 1592

con la intención de rendir culto a Jesús sacramentado en la ciudad de Roma, siguiendo

la antigua costumbre de venerar el Santo Sepulcro desde el Viernes Santo al Domingo

de Pascua, recordando el tiempo que pasó Jesucristo muerto. En 1705 Clemente XI

411

“Immutemur habitu in cinere et cilicio; jejunemus, et ploremus ante Dominum; / quia multum

misericors est dimittere peccata nostra Deus noster. Juxta vestibulum et altare plorabunt” (Cambiemos

nuestras prendas de ceniza y cilicio; dejárnoslas rápido e imploremos ante el Señor, porque nuestro Dios

es grande en misericordia para perdonar nuestros pecados). 412

“Inter vestibulum et altare plorabunt sacerdotes, ministri Domini, dicentes: Parce, Domine, parce

populo tuo et ne des hereditatem tuam in opprobrium, ut non dominentur eis nationes” (Entre el vestíbulo

y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: ¡Perdona, Señor, perdona a tu pueblo y no

entregues tu heredad al escarnio, para que no seamos dominados por las naciones!). 413

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., f. 59.

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autorizó el ceremonial de la exposición que se aplicaría no solo en Roma, sino en toda

la Iglesia414

.

La celebración surgió vinculada a la Semana Santa, en la que se mantiene la

visita y adoración del monumento del Jueves Santo, pero con el tiempo se fue

extendiendo a otros momentos del año litúrgico con carácter suplicatorio y expiatorio,

por lo que empezó a ser frecuente tras los excesos públicos de Carnaval415

, que tiene

lugar antes de la Cuaresma y se ha vinculado a las bacanales romanas que se celebraban

en el mes de marzo en honor de Baco, el dios del vino416

.

Recientemente, el 28 y 29 de marzo de 2014 comenzó la iniciativa de “24 horas

para el Señor” convocada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva

Evangelización a petición del Papa Francisco, para que los fieles puedan acercarse al

sacramento de la reconciliación y participar de la Adoración Eucarística, que el

pontífice desea “que se celebre en toda la Iglesia -también a nivel diocesano- los días 13

y 14 de marzo de 2015, iniciativa que ha tenido acogida en la diócesis de Córdoba417

.

3.3.5.3.3. Semana Santa.

La Semana Santa conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, lo

que la convierte en un periodo de muchas e importantes celebraciones418

. Como es

sabido, comienza el Domingo de Ramos con el recuerdo de la entrada triunfal de Jesús

en Jerusalén. Por ello, la celebración se inicia con la bendición de las palmas y los

414

Sobre esta temática, contamos con la obra de SANCHO PRO, J., Instruccion historica, ceremonial, y

moral sobre la festividad de las cuarenta Horas, Mahón, en la Imprenta de Pedro Antonio Serra, 1817. 415

AZCÁRATE, A., La Flor de la Liturgia o Curso ilustrado de Liturgia, San Sebastián, Ed Pax, 1932,

p. 251. 416

Al respecto, véase WALTER, F. O., Dionysus Myth and Cult, Bloomington, Indiana University Press,

1995. 417

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Carta a la diócesis de Córdoba “Jornada de Oración 24 horas para el

Señor”, dada en Córdoba a 6 de marzo de 2015. AGOC, Prot. Nº. 542/2015. 418

Entre las obras setecentistas sobre la Semana Santa debemos recordar la de CEBREROS, Ceremonial

de las Missas y ceremonias pertenencie tes a la Semana Santa…, Madrid, Viuda de Juan García

Infançón, 1717; GÓMEZ DE TERÁN, J. E., Assistencia de los fieles a los divinos oficios y missas de el

año… en veinte y quatro tomos, de los cuales del X al XII se refieren a la Semana Santa, publicada en

Madrid, Oficina de Antonio Marian, 1736; y SAGRADO CEREMONIAL de la Semana Santa…,

Barcelona, Imprenta de Maria Angela Martí, 1768. A principios del siglo XX hay que destacar el OFICIO

de la Semana Santa, publicado por la Imprenta del Norte, 1815; siendo más particulares las obras editadas

en Madrid tituladas LA ROSA DEL CRISTIANO, nuevo devocionario y Semana Santa…, Madrid,

Imprenta de M. Minuesa,1856, y DIAMANTE DEL PARAISO, devocionario y Semana Santa…, Madrid,

Imp. de Campuzano Hermanos, 1861; Muy singular es la edición catalana que recopila las ceremonias

bajo el título MANUAL que contiene los salmos e himnos de primeras y segundas vísperas, completas,

salmos de tercia y nona, procesiones, letanias, entierros, triduo o tinieblas con los oficios de la Semana

Santa, y otras funciones del culto con la oportuna instrucción de las sagradas rúbricas de la Iglesia,

Lérida, Imprenta de Lorenzo Corominas, 1887.

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ramos de olivo que se llevarán en la procesión de entrada. En la catedral de Córdoba, la

bendición se realiza por el obispo en la puerta del Perdón, la principal del edificio,

donde comienza la procesión que termina en el altar mayor y en la que se lleva el misal

que se utilizará en la celebración litúrgica.

Se trata de un día solemne en el que las vestimentas son rojas, recordando a

Cristo-rey aclamado como Mesías a su entrada en la ciudad, pero el gozo procesional se

cambia en la misa solemne de la Pasión del Señor, cuyo relato se lee en el evangelio.

Otra de las celebraciones más importantes de esta semana es la misa crismal en

la que se bendicen los santos óleos o aceite consagrado utilizado en algunos de los más

importantes sacramentos -bautismo y confirmación, orden y unción de enfermos y

catecúmenos-, así como en la dedicación de iglesias y consagración de altares.

El obispo de Córdoba, mons. Demetrio Fernández, bendice los santos óleos en la Misa Crismal de 2015, en la que concelebró el obispo de Bilbao, mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa.

La misa crismal debía realizarse el Jueves Santo por la mañana, antes de

comenzar el Triduo Pascual, pero los obispos tienen potestad para adelantarla y en el

caso de la diócesis de Córdoba se celebra el Miércoles Santo por la mañana en la

catedral, momento que sirve, además, a los sacerdotes para renovar las promesas

realizadas en el momento de su ordenación. Es una fecha en la que, comenta Ximénez y

Hoyo, los capitulares realizaban la ceremonia del perdón preparatoria del Triduo

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Pascual y tras ella los canónigos entonaban de rodillas en la sala capitular el Miserere,

con las oraciones y preces o ruegos a la divinidad correspondientes419

.

Los santos óleos -o aceite consagrado- son el santo crisma que se utiliza en

bautizos, confirmación y ordenaciones, el óleo de catecúmenos destinado a quienes

están preparándose para el bautismo y el óleo de los enfermos utilizado en la unción de

enfermos o extremaunción.

Estos aceites se guardan en tres recipientes diferentes de los que hay constancia

documental en la diócesis de Córdoba desde 1294, habiéndose realizado los actuales por

Damián de Castro en 1764, con forma de ánforas decoradas con el escudo catedralicio,

siendo utilizadas por primera vez el 28 de marzo de 1764, según consta en el Inventario

de 1872420

.

Para la música desarrollada por los capitulares en la última semana de Cuaresma

y durante a Semana Santa contamos con la excepcional obra de Juan Guerra dirigida a

los sochantres de la catedral. En este singular manual se recoge la Semana de Pasión

desde la vigilia dominical, en la que se cantaba el himno Vexilla Regis [Los pendones

del rey]421

, para el cual el cabildo se arrodillaba en la grada superior del altar mayor y,

una vez terminado este, volvía al coro para entonar el Magnificat422

.

En las vísperas del Domingo de Ramos se repite el ritual comentado de la

dominica que lo precede, siendo mucho más abundante la utilización de la música en las

celebraciones litúrgicas de ese día por su solemnidad.

419

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 338-339. 420

NIETO CUMPLIDO, M., y MORENO CUADRO, F., Eucharistica Cordubensis, Córdoba,

Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1993, p. 136. 421

Vexilla regis prodeunt / Fulget crucis mysterium / Quo carne carnis Conditor / Suspensus est patibulo.

/ Quo vulneratus insuper / Mucrone diro lanceae / Ut nos lavaret crimine / Manavit unda et sanguine. /

Impleta sunt quae concinit / David fideli carmine / Dicens In nationibus / Regnavit a ligno Deus. / Arbor

decora et fulgida / Ornata Regis purpura / Electa digno stipite / Tam sancta membra tangere. / Beata,

cuius brachiis /Saecli pependit pretium / Statera facta corporis / Praedamque tulit Tartari. /O Crux ave,

spes única / In hac triumphi gloria / Auge piis iustitiam / Reisque dona veniam. /Te summa Deus Trinitas

/ Collaudet omnis spiritus: / Quos per crucis mysterium / Salvas, rege per saecula. Amen” (Avanzan ya

los pendones del rey / Mostrando al mundo su perdón / En ella Aquél que la Vida es. / Muriendo, da la

Redención. / De su costado ved manar / La Sangre y Agua que sirvió / Para lavarnos la maldad / En que la

humanidad cayó. / Cumpliéronse del Rey David, / Las profecías que nos dio: / Que Dios desde un madero

vil, / Se mostraría Triunfador. / ¡Oh hermoso Árbol sin igual, / Engalanado con Jesús, / Tú fuiste digno de

tocar, / El Cuerpo y Sangre de salud! / Feliz de ti, pues de ti pendió, / Quien del humano precio fue; / Y

así al Infierno arrebató / Las almas que robó Luzbel. / ¡Oh Santa Cruz del Redentor, / En quien ponemos

nuestra fe; / Que en todo tiempo, en su Pasión / Se encienda siempre nuestro amor! / ¡Oh Trinidad, oh

Diosde Luz; / Que todo ser te dé loor! / Señor Jesús, y por tu Cruz, / Siempre obtengamos salvación. /

Amén). 422

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., ff. 61-62.

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Era costumbre que la tercia del Domingo de Ramos fuera cantada por los

capellanes perpetuos423

mientras se organizaba la procesión de las palmas, las cuales se

bendecían mientras se cantaba la alabanza Hosanna filio David [Hosanna al hijo de

David], derivada de la narración evangélica de la entrada de Jesús en Jerusalén (Mt

21,9) y la antífona Collegerunt pontífices et pharisei concilium [Convocaron los

príncipes de los sacerdotes y los fariseos una reunión] que relata la conjuración que

terminaría con la muerte de Cristo (Jn 11,47-53), mientras el diacono se dirigía al

púlpito para leer el Evangelio.

Cuando se distribuían las palmas el sochantre entonaba la antífona Pueri

hebraeorum [Los niños de los hebreos]424

, que continúan alternando el coro y los niños

durante el reparto de los ramos de olivos y las palmas a los asistentes, tras lo cual

comenzaba la procesión al decir el diácono Procedamus in pace, a lo que respondía el

coro In nomine Christi. Amen.

Seguidamente se entonaba al antífona Cum appropinquasset Ierosolymis

[Cuando próximos ya a Jerusalén], de la entrada mesiánica en la ciudad para morir e

instaurar el reino espiritual que recogen los evangelios sinópticos (Mt 21,1; Mc 11,1 y

Lc 19,29), la cual se canta hasta salir al patio de los Naranjos, donde comenzaban a

tocar los instrumentos de música hasta que se abría la puerta del Perdón, momento en el

que los cantores entonaban el Ingrediente Domino in sanctam civitatem [A medida que

el Señor entró en la ciudad santa]425

, a cuyo son se dirigía la procesión hasta los

postigos del coro, donde el canto se sutituia por la música hasta que comenzaba la

celebración eucarística426

.

423

Poseedores de alguna de las capellanías fundadas en la catedral. La capellanía era una obra pía fundada

por una persona que dejaba un legado para que con su renta se oficiaran misas por la salvación de su

alma. Al respecto, puede consultarse CHARRÍN TIGERO, A., “Adjudicación de una capellanía

colectiva”, en Revista general de legislación y jurisprudencia, v. 25 n. 51 (1877), pp. 113-124. 424

“Pueri hebraeorum, / portantes ramos olivarum, / obviaverunt Domino, / clementes et dicentes:

Hosanna in excelsis” (Los niños de los hebreos salieron a recibir al Señor con ramos de olivo en las

manos, clamando y diciendo: Hosanna en las alturas). 425

“Ingrediente Domino in sanctam civitatem, / Hebraeorum pueri resurrectionem vitae pronuntiantes, /

Cum ramis palmorum: Hosanna, clamabant, in excelsis” (A medida que el Señor entró en la ciudad santa,

/ los niños de los hebreos saludaron la resurrección de la vida / con ramos de palmas / clamando hosanna

en las alturas). 426

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., ff. 63-64.

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Procesión de las Palmas de 2015. Bendición de las palmas en la puerta del Perdón (arriba) y entrada de la procesión en el recinto catedralicio por la puerta de las Palmas (abajo).

3.3.5.3.4. Triduo Pascual y Domingo de Resurrección.

El momento crucial de la Semana Santa está constituido por el Triduo Pascual

que se desarrolla desde el Jueves Santo, con la Cena del Señor que renueva la última

Cena con la institución de la eucaristía y el sacerdocio -Christus crucifixi- hasta la

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Vigilia Pascual -Christus suscitati-, dedicándose el Viernes Santo a la celebración de la

pasión y muerte -Christus sepulti- sin liturgia eucarística. Los conocidos Oficios de

Semana Santa.

El antiguo Oficio de tinieblas o rezo de las horas litúrgicas durante el Triduo

Sacro se adelantaba al Miércoles Santo para no interferir los oficios del Triduo Pascual,

en el que tiene su culminación. La celebración consistía en una serie de salmos,

antífonas y responsorios fúnebres que se entonaban mientras se iban apagando las velas

de un tenebrario que simbolizaban a los apóstoles, la Virgen y las tres Marías -Salomé,

de Cleofás y Magdalena- y la soledad de Cristo, simbolizado por un cirio apagado que

se colocaba detrás del altar, rememorando su sepultura, mientras que la Iglesia quedaba

a la espera de la vuelta de la Luz del mundo en la Vigilia Pascual.

Los maitines del Miércoles Santo siguen el mismo ritual que los realizados en

Navidad, excepto las lecciones del primer nocturno para las que no había invitaciones,

entonándolas la música, aunque si se mantenían las invitaciones para los responsorios,

siguiendo el orden de mayor a menor y con la inflexión ascendente al final para que

realice la última lectura el deán o el obispo, si asistiese, tras la cual el presidente de la

asamblea entona el Benedictus o canto de alabanza de Zacarías por el Mesías427

.

El Triduo Pascual, que tiene en el año litúrgico la misma preeminencia que el

domingo en la semana428

, se vincula con la Pascua hebrea que conmemoraba la salida

de Egipto y comenzó celebrándose con ayuno de varios días durante los cuales se

realizaban oraciones y lecturas con homilía y eucaristía.

La liturgia romana se centró en un primer momento en la celebración de la

pasión del Señor el Viernes Santo, a la hora de la muerte en la cruz, con diferentes

lecturas y la eucaristía del domingo de Pascua, además de la liturgia bautismal con la

procesión al baptisterio y bendición del agua.

Posteriormente, a partir del siglo VII, se introdujo la misa vespertina del Jueves

Santo para conmemorar la última Cena, que fue adquiriendo cada vez mayor

importancia, incorporándose el lavatorio de los pies y la reserva eucarística, centrándose

la liturgia de las horas en el Oficio de tinieblas comentado. Pío XII inició en 1951 la

revisión de la celebración, restaurando la Vigilia Pascual, cuya liturgia se renovó por el

Vaticano II.

427

Ibidem, ff. 66-67. 428

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 106.

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El Jueves Santo es realmente el último día de Cuaresma, por ello se celebra la

misa crismal que prepara la eucaristía vespertina con la que comienza el Triduo Pascual

que culmina con la Vigilia y el Domingo de Resurrección.

La Cena del Señor del Jueves Santo recuerda la Pascua del cenáculo para

conmemorar la salida de la esclavitud de Egipto, pero transformada, porque cambia la

liberación política por la Redención. En ella se instituyó la eucaristía, el sacerdocio y

con el gesto simbólico del lavatorio de pies se escenificó el mandamiento de entrega y

servicio a los demás.

Después de la misa se realiza la reserva eucarística en el monumento del Jueves

Santo, que actualmente se reduce a la decoración del tabernáculo de la capilla del

Sagrario, a donde se lleva en procesión por toda la comunidad, y que desde el siglo XVI

fue una obra hecha ex profeso para tal fin429

.

El Viernes Santo, con la muerte de Cristo en la cruz, comienza la Pascua/Paso a

la nueva vida. Se celebra con gestos de humildad, como arrodillarse o la postración del

sacerdote, la lectura de la pasión del Señor, la oración universal de la Iglesia a Dios, la

adoración de la cruz como símbolo de victoria sobre la muerte y la comunión fuera de

la celebración eucarística, adquiriendo el significado de alimento -viático- para

proseguir el camino.

La ceremonia de la Vigilia Pascual es una de las más solemnes y se realiza con

una procesión que ha cambiado después del Vaticano II. Durante el siglo XIX la

procesión se organizaba en la antigua sacristía catedralicia y estaba encabezada por un

seise con acetre y dos acólitos a sus lados, el de la derecha portaba una naveta y un

incensario sin fuego, y el de la izquierda una fuente con cinco piñas de incienso para

quemar. A continuación iba un subdiácono con la cruz, el clero, los capitulares y el

preste que presidía la ceremonia.

La procesión pasaba a la cercana capilla del Cardenal Salazar donde se bendecía

el fuego y el incienso y al tiempo que este último era bendecido un acólito cogía unas

ascuas del fuego y las introducía en el incensario, en el que posteriormente introducía el

incienso de la naveta y lo bendecía.

Seguidamente el preste asperge por tres veces el incienso y el fuego mientras

recita en voz baja el Asperges me. Toda la iglesia estaba a oscuras y el diácono -vestido

429

Al respecto, véase MORENO CUADRO, F., Las celebraciones públicas cordobesas y sus

decoraciones, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1988, pp. 67-

75.

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con manípulo, estola y dalmática blancas- tomaba una caña con tres velas apagadas y a

su lado un acólito con una palmatoria encendida, con la que al salir de la capilla del

Cardenal Salazar enciende las velas portadas por el diácono. En este momento todos se

arrodillan, excepto el subdiácono que porta la cruz procesional, y se canta el Lumen

Christi, que se repite por tres veces, la segunda al entrar en el crucero y la última en el

presbiterio.

A continuación el preste sube al mismo, al lado de la epístola donde bendice al

diácono -revestido con capa pluvial- que cantará el Angelico mientras se bendice el cirio

pascual, acto para el que el subdiácono con la cruz se coloca junto al cirio pascual,

mirando hacia el altar, acompañado por el turiferario y los acólitos que portaban la luz y

el incienso430

.

La resurrección se complementa con el bautismo, por el cual los cristianos

participan de la muerte y resurrección de Cristo, especialmente interpretado por san

Pablo en la epístola a los Gálatas: “todos los que habéis sido bautizados os habéis

vestido de Cristo” (Gal 3,27), muriendo a la vida anterior y resurgiendo a una nueva

vida431

. Es por ello, por lo que el Sábado Santo se bendecía la pila bautismal, hasta

donde se iba en solemne procesión, la segunda que se realizaba en la Vigilia Pascual.

Se organizaba en el crucero y estaba precedida por la cruz procesional con

ciriales llevados por acólitos, portando otro el cirio pascual. Otros acólitos revestían al

preste con capa pluvial y ayudaban a los clérigos a despojarse de las casullas y

manípulos para poder incorporarse a la procesión que desde el púlpito del lado del

evangelio se dirigía cantando432

el Sicut cervus [Como el siervo]433

a la capilla

bautismal, donde los acólitos que habían ayudado a los religiosos con sus vestimentas se

dirigían por los postigos de la sacristía portando una fuente con una miga de pan y una

toalla, y otro con un jarro de plata, acompañados por un seise que llevaba el acetre que

se llenaría con el agua que se bendeciría en la capilla bautismal.

Frente a la pila se colocaba la cruz con los ciriales, el cirio pascual y un

sacerdote -revestido con sobrepelliz y estola morada- portando unas crismeras.

430

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 340-349. 431

Sobre el bautismo, véase BECKER, K., Storia generale del battesimo, Roma, Ediciones de la

Pontificia Universidad Gregoriana, 1980. 432

Cfr. GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., f. 72. 433

“Sicut cervus desiderat ad fontes aquarum” [Como anhela el ciervo las corrientes de agua], así te

anhela mi alma ¡oh Dios! (Sl 42,2) perteneciente a la nostalgia de vida litúrgica en el templo, expuesta

con amargura por el salmista exilado, quien manifiesta su ardiente deseo de participar en las

celebraciones lirúrgicas.

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Dadas las reducidas dimensiones de la capilla, el clero y cabildo se quedaban

fuera y a las puertas de la misma el preste decía una oración antes de entrar para

bendecir la pila bautismal.

Pila bautismal de la catedral de Córdoba.

Acabada la bendición del agua, se cogía parte para llenar el acetre que se tenía

previsto al tiempo que se ofrecía al preste el hisopo para asperger a los religiosos,

acompañado por dos seises, mientras que los fieles recibían la aspersión de un

sacerdote.

Terminada la aspersión, el preste volvía a la pila bautismal para verter un poco

de óleo para los catecúmenos siguiendo la señal de la cruz e igual hacía con el crisma,

para finalmente verter todo el contenido de las crismeras utilizadas en la pila bautismal

en la misma forma de cruz.

Mezclaba utilizando la mano derecha el óleo de catecúmenos y el crisma con el

agua, tras lo cual se purificaba con la miga de pan y se lavaba, saliendo a la puerta de la

capilla para incorporarse tras el cabildo a la procesión, que al son de letanías se dirigía

al presbiterio bordeando el crucero y el coro para entrar por el mismo sitió del que

partió,

Los capitulares ocupaban sus sitiales y los ministros se ubicarían en la capilla

mayor -al lado de la epístola-, donde se despojarían de los ornamentos, quedándose solo

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con el alba para poder postrarse en el centro del presbiterio, reclinando las cabezas

sobre tres almohadas, al tiempo que se cantaba el Peccatores434

.

Posteriormente, se realizaría la entrada para la misa solemne, con repiques, rezo

de letanía de los santos y cantos de la capilla de música que interpretaba la antífona a la

Virgen.

En la actualidad, con algunos cambios litúrgicos, la procesión para los oficios de

la Vigilia Pascual se realiza desde el patio de los Naranjos, donde los fieles esperan con

velas en las manos que se abran las puertas de la catedral, a donde llega la procesión

interna presidida por el obispo que bendice el fuego. La liturgia de la luz y bendición

del fuego -todos los fieles encienden sus velas- se completa con la liturgia de la palabra

y la liturgia bautismal, reducida a la letanía de los santos y la aspersión, tras la cual se

renuevan las promesas del bautismo y, después de orar, se celebra la misa solemne de la

Vigilia Pascual435

, que precede al Domingo de Resurrección, la más importante

celebración del año litúrgico.

3.3.5.3.5. La Ascensión y el día de Pentecostés.

La Ascensión del Señor, a los cuarenta días del Domingo de Resurrección, es

una de las festividades solemnes de la Iglesia; por ello, su vigilia se celebraba con una

procesión externa que bordeaba la catedral, en la que se portaban las imágenes de

Nuestra Señora de la Concepción y san Rafael para dotarla de mayor solemnidad. En

ella se seguía la estructura procesional catedralicia que analizamos al tratar las

rogativas, aunque en lugar de salir por la puerta de Santa Catalina lo hacía por la puerta

del Perdón, por la que volvía a entrar tras bordear la catedral, haciendo una parada en la

ermita de San Sebastián, en la que entraba el preste para incensar el altar y la capilla de

música cantaba la antífona del titular del hospital. La vigilia concluía con las letanías y

preces en la capilla mayor, donde se celebraba una misa solemne436

.

Las Escrituras dan testimonio de que entre la Ascensión y Pentecostés los

apóstoles permanecieron unidos (Hech 1,14) esperando la venida del Paráclito, lo que se

434

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 350-373. 435

RORÍGUEZ PRIETO, F., Ceremonial de toda la Semana Santa conforme al nuevo rito, Santander, Sal

Terrae, 1956. 436

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 375-378.

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conmemora con la novena de Pentacostés437

y con gran solemnidad la vigilia de dicha

festividad en la catedral de Córdoba, donde se ha hecho coincidir con otras importantes

celebraciones, entre ellas el encuentro diocesano con motivo del Gran Jubileo del año

2000 o el recibimiento de la Cruz de los jóvenes antes de las Jornadas Mundiales de la

Juventud del 2011.

Antiguamente, la vigila de Pentecostés era igual a la vigilia de Resurrección,

teniendo ambas por objeto preparar a los catecúmenos para recibir el bautismo, bendecir

la pila bautismal, que hemos comentado al tratar el Triduo Pascual, y administrar

seguidamente el bautismo, la confirmación y la primera comunión438

.

3.3.5.4. Corpus Christi.

Después del Domingo de Pentecostés, a los cincuenta días de la Pascua, con la

venida del Espíritu Santo, se inician las actividades de la Iglesia y pasada la festividad

de la Santísima Trinidad -domingo siguiente- se celebra la solemnidad del Corpus

Christi el jueves posterior al noveno domingo del plenilunio de primavera, sesenta días

después del Domingo de Resurrección que se corresponde con la primera luna llena del

mes de nisán.

La festividad del cuerpo y la sangre de Cristo se remonta a la Edad Media

cuando, según la tradición, brotó sangre de una hostia en la eucaristía que celebraba en

Bolsena (Italia) un sacerdote de origen bohemo que pasaba una crisis espiritual.

El papa Urbano IV, al año siguiente, por la bula Transiturus de hoc mundo

[Cuando estaba a punto de pasar de este mundo], de 8 de septiembre de 1264, instituyó

la fiesta que se regula en el interior de las iglesias con procesión interna, con la

celebración de una octava y con procesión externa a partir de 1447, fecha en que se

procesiona por primera vez una hostia por las calles de Roma.

En España la festividad ha tenido un gran arraigo, si bien en la época que

analizamos ha tenido altibajos. Así, por ejemplo, en 1835 con la supresión de muchas

comunidades religiosas tras la desamortización de Mendizábal la procesión sufrió un

437

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia. Principios y Orientaciones, Ciudad del Vaticano, 2002, n.

155. 438

AZCÁRATE, A., La Flor de la Liturgia…, op. cit., p. 239.

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retroceso y durante la II República Española se eliminó la procesión externa,

realizándose solo la interna de las iglesias, como en la baja Edad Media.

A través de la obra de Ximénez y Hoyo conocemos el desarrollo de la procesión

del Corpus a principios del siglo XIX. Sabemos que, durante la solemne celebración

eucarística de ese día se consagraban dos hostias, la correspondiente a la misa y la

destinada a la procesión, que se custodiaba en un viril dentro de una caja cubierta por un

velo sobre el altar, venerada por dos o cuatro sacerdotes.

Cuando la procesión estaba formada -los capellanes con farolas y los capitulares

con luces y capas pluviales blancas- y se dirigía de la sacristía al altar, el preste recibía

el Santísimo del diácono al son de himnos y salmos, y acompañado por turiferarios,

ceriferarios y los racioneros que debían portar la custodia se dirigía al coro, donde

entregaba el Santísimo al diácono para que lo dispusiera en la custodia procesional.

Acto seguido, los ministros que habían intervenido en el acto se retiraban al lado de la

epístola del coro, frente a la custodia, para permitir el paso de la procesión, a la que se

incorporaba la custodia portada por los cuatro racioneros mencionados, dos canónigos y

dos capellanes. Durante el proceso se cantaba el Pange lingua439

, que se continuaba

entonando a lo largo de la procesión.

439

Este “Canta, oh lengua” con las que comienza el himno eucarístico de santo Tomás de Aquino (1225-

1274) fueron escritas por Venencio Fortunato (536-610) [Sobre este poeta, véase GEORGE, J., Venantius

Fortunatus. A Latin Poet in Merovingan Gaul, Oxford, Clarendan Press, 1992]. Santo Tomás escribió el

famoso himno para la festividad del Corpus, utilizándose sus últimas estrofas “Tantum Ergo

Sacraméntum…” para las bendiciones solemnes con el Santísimo. Su importancia y uso frecuente hasta

nuestros días hace que lo reproduzcamos en esta nota: “Pange, lingua, gloriosi / Córporis mystérium /

Sanguinísque pretiósi, / Quem in mundi prétium / Fructus ventris generósi / Rex effúdit géntium. // Nobis

datus, / nobis natus / Ex intácta Vírgine, / Et in mundo conversátus, / Sparso verbisémine, / Sui

morasincolátus / Miro clausit órdine. // In supremæ nocte coenæ/ Recumbens cum frátribus, / Observata

lege plene / Cibis in legálibus, / Cibum turbæ duodenæ / Se dat súis mánibus. // Verbum caro, panem

verum / Verbo carnem éfficit, / Fitque Sanguis Christi merum, / Et, si sensus déficit, / Ad firmandum cor

sincerum / Sola fides súfficit. // Tantum ergo Sacraméntum, / Venerémur cérnui: / Et antíquum

documentum / Novo cedat rítui; / Præstet fides suppleméntum / Sénsuum deféctui. // Genitori Genitóque,

/ Laus et iubilátio; / Salus, honor, virtus quoque, / Sit et benedíctio; / Procedénti ab utróque / Compar sit

laudátio. Amen” (Canta, oh lengua, / el misterio del cuerpo glorioso / y de la Sangre preciosa / que el Rey

de las naciones / Fruto de un vientre generoso / derramó en rescate del mundo. // Nos fue dado, / nos

nació de una Virgen sin mancha; / y después de pasar su vida en el mundo, / una vez propagada la semilla

de su palabra, / Terminó el tiempo de su destierro / Dando una admirable disposición. // En la noche de la

Última Cena, / Sentado a la mesa con sus hermanos, / Después de observar plenamente / La ley sobre la

comida legal, / se da con sus propias manos / Como alimento para los doce. // El Verbo encarnado, pan

verdadero, / lo convierte con su palabra en su carne, / y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. /

Y aunque fallan los sentidos, / Solo la fe es suficiente / para fortalecer el corazón en la verdad. //

Veneremos pues, / Postrados tan grande Sacramento; / y la antigua imagen ceda el lugar / al nuevo rito; /

la fe reemplace / La incapacidad de los sentidos. // Al Padre y al Hijo / sean dadas alabanza y gloria, /

Fortaleza, honor, / poder y bendición; / una gloria igual sea dada a / aquel que de uno y de otro procede. /

Amén).

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En la puerta de Santa Catalina tomaban la custodia los presbíteros nombrados al

efecto y se inicicaba el recorrido, en el cual hacía una parada en el altar erigido en la

iglesia de las monjas del Espíritu Santo, en la collación de San Salvador, edificio que

sufrió varias reformas hasta que fue derruido a mediados del siglo XIX440

, en el que se

cantaba un villancico y el Tantum ergo Sacramentum.

La procesión regresaba a la catedral, donde volvían a coger la custodia los

capitulares y capellanes para llevarla al coro. El preste la incensaba, el diácono recogía

el viril con la hostia para entregarlo al preste, quien lo llevaba al altar, donde se cantaba

el Tantum ergo Sacramentum y el preste, tras hacer una oración, impartía la solemne

bendición, tras la cual se exponía el Santísimo en el tabernáculo441

.

En la octava también se realizaba otra procesión alrededor de la catedral,

haciendo estación en el altar erigido ante el palacio episcopal. En esta ocasión el cortejo

terminaba en la capilla del Sagrario, donde los canónigos más antiguos incensaban al

Santísimo en el centro del recinto donde se colocaba la custodia. A continuación, el

diácono entregaba el viril al preste para colocarlo en el altar, donde se incensaba

nuevamente, se cantaba el Tantum ergo Sacramentum y se impartía la bendición, tras al

cual se colocaba el viril en el altar y se reservaba el Santísimo, cerrándose las puertas de

la capilla del Sagrario por el sacristán de la misma.

3.3.6. Liturgia sacramental.

Como es sabido, los sacramentos son el vehículo con el que Cristo se hace

presente a la Iglesia442

, a través de los cuales los fieles pueden encontrarse con Él en las

distintas etapas de su vida. Santo Tomás estableció un parangón entre los sacramentos y

el desarrollo vital:

En realidad, la vida del espíritu tiene una cierta semejanza con la vida corporal,

como, en general, todas las cosas corporales tienen una semejanza con las

espirituales… El perfeccionamiento directo de la vida corporal tiene tres etapas. La

primera es la generación, por la que el hombre comienza a ser y a vivir. Y a esta

etapa corresponde en la vida espiritual el Bautismo, que es una regeneración

espiritual… La segunda etapa es el crecimiento, por el que uno llega a la plenitud

de su estatura y de su fuerza. Y a esta etapa corresponde, en la vida del espíritu, la

Confirmación, en la que se nos da el Espíritu Santo para robustecernos… La

440

Sobre la transformación de la Córdoba conventual, véase OLMEDO SÁNCHEZ, Y. V., “De la ciudad

conventual a la ciudad burguesa: Las órdenes rleigiosas en la evolución urbana de Córdoba”, Hispania

Sacra, 129 (2012), pp. 29-66. 441

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 388-408. 442

Al respecto, véase ARNAU, R., Tratado general de los sacramentos, Madrid, BAC, 2007.

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tercera es la nutrición, con la que el hombre conserva la vida y el vigor, y a ésta

corresponde, en la vida espiritual, la Eucaristía… Esto le sería suficiente al

hombre si, corporal y espiritualmente, tuviese una vida impasible. Pero, como el

hombre está sujeto a la enfermedad corporal y espiritual, que es el pecado, el

hombre necesita un remedio para su enfermedad. Y este remedio es doble: uno, de

curación, que le restituye la salud; y a este remedio corresponde, en la vida del

espíritu, la Penitencia… El otro remedio es la recuperación de las fuerzas con una

dieta adecuada y un conveniente ejercicio: y a este remedio corresponde, en la vida

espiritual, la Extremaunción, que borra las reliquias del pecado y deja al hombre

dispuesto para la gloria final…. En lo que se refiere a la comunidad social, el

hombre se perfecciona de dos maneras. Primera, asumiendo el poder de gobernar la

sociedad y de ejercer funciones públicas, cosas que corresponden en la vida

espiritual al sacramento del Orden… Segunda, reproduciendo la especie, lo cual

tiene lugar mediante el Matrimonio443

.

No todas las ceremonias de la liturgia sacramental tienen el mismo desarrollo en

la catedral de Córdoba. Sin duda, destaca especialmente el ceremonial eucarístico, que

tratamos en parágrafo aparte, y los sacramentales, instituidos por la Iglesia para que por

su intercesión se obtengan efectos espirituales. Ambos, sacramentos y sacramentales,

buscan santificar. Sin embargo, mientras los primeros actúan por sí mismos, los

sacramentales lo hacen por la mediación de la Iglesia, que a través de ellos hace llegar

los beneficios de la Redención a los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, abarcando

gran parte de los momentos de la vida del hombre: bendiciones de personas y cosas, etc.

Entre los que nosotros destacamos en el ceremonial catedralicio se encuentran

los sacramentales de las exequias, las procesiones eucarísticas -Corpus Christi- y las que

trasladan reliquias, las peregrinaciones y jubileos que tanto desarrollo han alcanzado

entre los capitulares y que tratamos en su lugar correspondiente.

Los sacramentos, de institución divina frente a la eclesiástica de los

sacramentales, se consideran necesarios para la salvación y tienen una importante

presencia en el ceremonial catedralicio, aunque en distinto grado444

. Por su parte, la

catedral cuenta para admnistrar el bautismo con un baptisterio, ubicado en su

emplazamiento actual desde 1679, cuando el obispo Salizanes recibió el espacio del

antiguo baptisterio con el objetivo de fundar la capilla de la Inmaculada para mausoleo

episcopal445

.

Especial interés tienen las celebraciones bautismales por su significado de

entrada de los neófitos en la Iglesia. El ritual del bautismo consta de diferentes partes.

443

SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, III, q. 65, a.1, c 444

Sobre esta temática, véase VORGRIMLER, H., Teología de los sacramentos, Barcelona, Herder,

1989. 445

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 351 y 411.

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En primer lugar los ritos introductorios con el recibiento de la persona que va a recibir

el bautismo y sus acompañantes, a quienes se invitan a pasar a la capilla. Tras la

bienvenida, que supone un momento de alegría para la Iglesia que va a recibir un nuevo

miembro, se preparan los asistentes para el acto que comienza con las preguntas a los

padres/padrinos -además del nombre elegido- de qué quieren para quien va a recibir el

bautismo y si conocen la obligación que tienen de educar en la fe -padres- y ayudar a

educar en la fe -padrinos-, tras lo cual se realiza la signación en la frente, haciendo la

señal de la cruz, que repiten padres/padrinos.

Tras la procesión, que simboliza la entrada del nuevo bautizado en la Iglesia y va

precedida por la cruz que portan padres/padrinos, que se realiza con canto de entrada al

tiempo que se prepara el cirio pascual, el celebrante hace un acto de fe, pidiendo a

Cristo que ilumine los corazones “para que seamos hijos de la luz”. Seguidamente se

realiza la liturgia de la palabra, con lecturas del Nuevo Testamento, salmo responsorial

y homilía, tras la cua se reza la oración de los fieles con las preces y letanías446

. A

continuación el sacerdote dice la oración del exorcismo en su forma más simple447

-diferente del exorcismo solemne que realiza el obispo o sacerdote autorizado para

liberar del dominio demoniaco448

- y unge el pecho de quien va a recibir el bautismo.

La parte central es la liturgia sacramental, que consta de la bendición del agua449

-que en el siglo XIX se realizaba el Sábado Santo con una solemne procesión, cuyo

ceremonial hemos tratado al analizar el Triduo Pascual-, las renuncias al pecado y

profesión de fe, petición del bautismo, ablución y crismación. Finalmente los ritos

conclusivos, en los que se encienden las velas que llevan los acompañantes con la luz

del cirio pascual del presbiterio al tiempo que el celebrante dice “Recibid la luz de

Cristo” y exhorta a padres/padrinos para que la acrecienten, oración final, rezo del

padrenuestro, bendición, cántico de acción de gracias y presentación del bautizado a

María.

446

Santa María… (ruega por nosotros)… San José (ruega por nostros), san Juan Bautista (ruega por

nosotros).. etc. [nombre de los santos cuyos nombres se van a imponer a los nuevos bautizados]… Todos

los santos y santas de Dios (rogad por nosotos). 447

Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, San Pablo, 2006, n. 1172. 448

Al respecto, véase NOYDENS, B. R., Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, Valladolid,

Editorial Maxtor, 2010. 449

El agua es un símbolo de vida y de vivificación espiritual, según el evangelio lucano, que recoge el

encuentro de Cristo y la Samaritana, a quien reveló su condición de Mesías cuando le dijo “Quien beba de

esta agua volverá a tened sed, pero el que beba del agua que yo le diere no tendrá jamás sed, que el agua

que yo le dé se hará en él una fuente que salte a la vida eterna” (Jn 4, 13-14).

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Dentro de estas celebraciones debemos destacar por su singularidad el

Ceremonial de la admisión de catecúmenos adultos, sobre el que el obispo de la diócesis

ha publicado el 4 de noviembre de 2015 un Decreto de Instrucción de Catecumenado

Baustismal450

, siguiendo la instrucción del Concilio Vaticano II451

y la Instrucción

Pastoral sobre la Iniciación Cristiana Renacidos del Agua y del Espíritu de los obispos

del Sur de 2013452

, siguiendo una preocupación que ha interesado a la Iglesia de

siempre, aunque la bilbiografía es muy escasa453

.

Admisión de catecúmenos en la catedral de Córdoba, 2015.

La entrada en la Iglesia de adultos, requiere que se reciba una preparación

adecuada, fijada por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, reformado según los

decretos del concilio Vaticano II, de la Comisión Episcopal Española de Liturgia. Los

adultos de edad escolar siguen la catequesis con los compañeros de clase que se

450

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto e Instrucción del Catecumenado Bautismal, 4 de noviembre

de 2015, AOCO, Prot., n. 2233. 451

Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio], n. 64. 452

OBISPOS DE LAS DIÓCESIS DEL SUR DE ESPAÑA, Renacidos del Agua y del Espíritu,

Instrucción Pastoral sobre la Iniciación Cristiana, Madrid, 2013. 453

Al respecto, véanse los trabajos de VIRGULTI, L. F., L' Ebreo Catecumeno Istruito ne' principali

Misteri della Santa Fede Cristiana, e Cattolica dalla... divisa in dieci istruzioni / e Composta dal Padre

Lettore Fr. Lorenzo Filippo Virgulti Dell'Ordine de' Predicatori, e Predicatore degl'Ebrei di Roma,

Roma, Nella Stamperia di Girolamo Mainardi a Piazza Capranica. Con lic. de' Sup., 1726, y La vera idea

del Messia contraposta à quella falsa, che ne dà Rabbi Mosè Maimonide d'Egitto... In cui per modo di

dialogo tra un Catecumeno, ed un Maestro, vengono propostì, e confutati gli Errori da Lui insegnati, e

tenuti da i moderni Ebrei, Roma, per Gio: Battista de Caporali, 1730.

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preparan para la primera comunión y los de edad más avanzada en sus parroquias,

asignádoles un padrino que interviene en la ceremonia del bautismo en la catedral.

Los catecúmenos son recibidos junto a sus padres y padrinos en la puerta de las

Palmas por el obispo: “Entrad en la Iglesia para que tengáis parte con nosotros en la

mesa de la Palabra de Dios”. Posteriormente se ungen por el prelado con el óleo de los

catecúmenos y se celebra una eucaristía.

La penitencia también tiene un amplio desarrollo, que se manifiesta en los actos

cuaresmales. Sin embargo, presenta un carácter eminentemente privado454

y, por ello,

carece de incidencia en el protocolo catedralicio, salvo los actos públicos mencionados,

como el confiteor para pedir la absolución de faltas veniales. Asimismo, debemos

destacar que en relación con la denuncia de las faltas individuales el cabildo cuenta con

un canónigo penitenciario que administra el sacramento y absuelve las faltas reservadas,

aquellas que incurren en la excomunión.

También se administra el sacramento de la confirmación en la catedral por el

obispo, haciendo referencia al primer influjo del Espíritu Santo en Pentecostés que los

apóstoles transmitieron a los fieles por medio de la imposición de las manos. El

sacramento puede incluirse en la misa para expresar la conexión del mismo con la

iniciación cristiana que alcanza su culmen en la comunión con Cristo y también puede

realizarse fuera de la misma.

Cuando se incluye en la celebración eucarística se realizan los ritos

introductorios, la liturgia de la palabra y el sacramento de la confirmación: presentación

de confirmados, homilía, renovación de las promesas del bautismo, imposición de

manos y monición o texto breve explicativo, oración, reflexión en silencio, oración con

las manos extendidas sobre los confirmados con la que se incova al Espíritu Santo y

crismación en la frente -recibe por esta señal el don del Espíritu Santo- significando el

efecto del don invocado; seguidamente la oración de los fieles, la liturgia eucarística y

el rito de conclusión.

Si la confirmación se individualiza de la misa, consta de rito de entrada -canto,

procesión de entrada, reverencia al altar, saludo del obispo y oración-y de liturgia de la

palabra y liturgia del sacramento: presentación de confirmados, homilía, renovación de

las promesas del bautismo, imposición de manos y monición explicativa, oración,

454

Sobre la importancia e incidencia de la penitencia y su adaptación a los nuevos tiempos, véase PABLO

VI, Constitución Apóstólica Paenitemini por la que se reforma la disciplina eclasiástica de la penitencia,

de 17 de febrero de 1966.

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reflexión en silencio, oración con las manos extendidas sobre los confirmados y

crismación en la frente -recibe por esta señal el don del Espíritu Santo-, oración de los

fieles, padrenuestro y rito de despedida con bendición solemne y canto455

.

Otros sacramentos, como el matrimonio y la unción, no tienen tanto desarrollo,

aunque este último se administre a los capitulares y por los capitulares a los obispos.

Consta de rito de entrada, con saludo y acto penitencial, seguido de la liturgia de la

palabra con un texto referido a un enfermo y letanías. En la liturgia del sacramento, el

sacerdote impone el óleo al tiempo que dice “Por esta santa unción y por su bondadosa

misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo” y “Para que, libre de

tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad” [El enfermo, si

puede, responde amén en ambos casos]. Finalmente el sacerdote dice la siguiente

oración: “Te rogamos, Redentor nuestro, que, con la gracia del Espíritu Santo, cures la

debilidad de este enfermo, sanes sus heridas y perdones sus pecados. Aparta de él todo

cuanto pueda afligir su alma y su cuerpo; por tu misericordia devuélvele la perfecta

salud espiritual y corporal, para que, restablecido por tu bondad, pueda volver al

cumplimiento de sus acostumbrados deberes. Tú que vives y reinas por los siglos de los

siglos” [Amén].

Para esta temática contamos con precedentes de gran valor histórico. Por

ejemplo, el escrito por el cardenal don Pedro de Salazar Gutiérrez de Toledo, obispo de

Córdoba desde 1686 hasta su muerte, año en el que se fecha la obra, Papel todo de

proprio puño, y letra del eminentissimo señor Cardenal Salazar Obispo de Cordova, de

piadosisima, y santa memoria, que su Eminencia tenia prevenido, y mandò leer en alta

voz á su Cabildo, y pueblo en el acto de recebir [sic] publicamente el Santissimo

Viatico segun la forma dispuesta en el Ceremonial de Obispos Iueves 12 de agosto de

1706 por la mañana456

, publicada un siglo antes de que Xímenez y Hoyo recogiera

cómo se debería administrar la extremaunción y el viático al obispo si éste fuera

público. Para ello se seguiría el ceremonial utilizado con el obispo don Antonio Valdés

y Herrera que ocupó la sede de Córdoba entre 1653 y 1657. Se debería llevar el viático

en procesión, precedida por la cruz que llevaría el capellán más antiguo de la veintena.

El viático sería transportado por el arcediano, como capitular más antiguo, iría bajo

455

Véase al respecto, PABLO VI, Constitución apostólica Divinae Consortium Naturae [Participación de

la naturaleza divina] sobre el sacramento de la confirmación, de 15 de agosto de 1971. 456

Es una obra, sin lugar de edidicón y sin fecha, de la que se conocen pocos ejempares en Andalucia -

Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Biblioteca Provincial de Cádiz y Biblioteca del Arzobispado de

Sevilla [Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico: CCPB000474732-1] y uno en Madrid, en la

Biblioteca Auxiliar del Archivo Histórico [CCPH000959305-5].

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palio que llevarían seis capitulares -dos diggnidades, dos canónigos y dos racioneros- y

acompañado por el cabildo con habito coral y luces. La procesión saldría por el postigo

de San Miguel y se dirigiría al palacio, donde después de recibir el viático el obispo

daría a besar la mano a los capitulares por orden de antigüedad, y volvería a la catedral

por la puerta de los Deanes457

.

Finalmente, comentar que el sacramento del orden se ha realizado en la catedral

cordobesa en sus grados de diaconado y presbiteriado458

, no habiéndose producido

ninguna consagración de obispos459

.

El sacramento del orden sacerdotal fue instituido por Cristo al conferir un

ministerio especial a los apóstoles460

, a quienes eligió para enviarlos a predicar (Mc

3,14). Se rememora la Última Cena otorgándoles el poder de transubstanciar el pan y

vino en cuerpo y sangre de Cristo (Lc 22,19), perdonar los pecados (Jn 20. 22-23),

además de enseñar y bautizar en nombre de la Trinidad (Mt 28, 19). Misión de

apostolado que debía extenderse “hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 20), de ahí

que los apóstoles impusieran las manos a otros elegidos -estableciendo un orden que

perdurase, al que debe su nombre el sacramento- para que les sucedieran, constituyendo

“presbíteros en cada iglesia [Listra, Iconio y Antioquía] por la imposición de las manos,

orando y ayunando, y los encomendaron al Señor, en quien había creído” (Act 14, 23).

El signo distintivo del sacramento es la oración y la imposición de las manos en

los distintos grados del orden. Los diáconos Esteban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón,

Pármenas y Nicolás “fueron presentados a los apóstoles, quienes, orando, les

impusieron las manos” (Hech 6, 6). También a Pablo y Bernabé, cuando fueron elegidos

para enviarlos a una nueva misión apostólica, “les impusieron las manos y los

despidieron” (Hech 13, 3), y a su vez Pablo recuerda a Timoteo que no descuide el

carisma que tenía y que se les comunicó “mediante la imposición de las manos del

colegio de presbíteros” (1 Tim 4, 14), en lo que insistió en su segunda carta,

amonestándole a que reviviera la “gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis

manos” (2 Tim 1, 6). Transmisión que desde el único sacerdocio de Cristo461

legitima el

457

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 533-534. 458

Sobre la ordenación, véase LÉCUYER, J., Le sacrament de l´ordination, Paris, Beauchesne, 1983. 459

Sobre este tema, véase Ceremonial de la consagración de Obispos y de la imposición del sagrado

Palio para instrucción y aprovechamiento de los fieles que concurren á tan solemnes y extraordinarios

actos religiosos (Madrid, 1801) y SANTANTONI, A., L´ordinazione episcopale. Storia e teología dei riti

dell´ordinazione nelle antichi liturgie dell´occidente, Roma, Editrice Anselmiana, 1976. 460

Al respecto, véase OÑATIBIA, I., “El sacramento del orden”, en BOROBIO, D. (ed.), La celebración

en la Iglesia II. Sacramentos, Salamanca, Sígueme, pp. 595-652. 461

Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, San Pablo, 2006, n. 1544.

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orden y que fue el punto principal que centró la bula de León XIII, Apostolicae curae

[Preocupación apostólica], de 13 de septiembre de 1896, en la que asimismo se

declararon nulas las ordenaciones anglicanas.

Como es sabido, la imposición de las manos es uno de los gestos más comunes

de la liturgia sacramental, adquiriendo diversos significados asociada, entre otros casos,

a la bendición -“abrazó a los niños y los bendijo imponiendo sus manos sobre ellos”

(Mc 10, 13-16)-, curación -“todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los

llevaban, y poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba” (Lc 4, 40)-,

transformación -transubstanciación en la eucaristía- y transmisión, entendida como

traslado de negatividad -imposición de las manos de Aarón sobre el macho cabrío que

soporta las iniquidades de Israel (Lev 16, 21-22)- y transferencia positiva al invocar el

don del Espíritu Santo para una misión determinada. En este sentido tiene una gran

importancia en los tres grados del sacramento del orden por el que el cristiano puede ser

llamado a servir a la Iglesia, como obispo, sacerdote o diácono para ayudar a los

primeros.

El orden se recibe en las misas de ordenación, que no tienen fecha fija, pero que

habitualmente en Córdoba se celebran al final de curso para los presbíteros,

coincidiendo con la festividad de su patrón san Pelagio -26 de junio- y con la festividad

de san Pedro y san Pablo que evoca el ministerio sacerdotal, y para el diaconado en la

festividad de la Inmaculada, cuya devoción recibió un decidido apoyo por los

capitulares en el primer cuarto del siglo XVII, especialmente a partir del sermón

predicado por Cristóbal de Torres que se manifestó -siguiendo la postura de los

dominicos462

- en contra de la original culpa en la concepción de María463

, y que a partir

de la declaración del dogma por la epístola apostólica de Pío IX Ineffabilis Deus [El

inefable Dios], de 8 de diciembre de 1854, tuvo un notable impulso en la catedral

cordobesa464

.

462

La carencia de pecado original produjo hasta la declaración dogmática de 1854 grandes disputas

teológicas entre franciscanos y dominicos, quienes defendieron la creencia de que María no podía ser una

excepción, que solo se admitía en Cristo, aunque el raciocinio dominicano admitía que fue purificada `in

utero´, antes de nacer. El predominio del sentimiento franciscano hizo que se impusiera en las

universidades, corporaciones… e incluso gremios el jurar la creencia de que María fue concebida sin

pecado original para poder pertenecer a los mismos. 463

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su Iglesia Catedral y

Obispado, Córdoba, Oficina de Juan Rodríguez, 1778, t. II, p. 586. 464

Al respecto, véase AGUILERA CAMACHO, D., La Inmaculada y Córdoba, Córdoba, Tipografía

Artística, 1950.

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Las ordenaciones se incluyen en el Pontifical que recoge todas las funciones

episcopales desde el siglo V, bajo el pontificado de Gelasio I (492-496), codificándose

el Pontifical Romanoa partir del Concilio de Trento por Pío V465

, con las consiguientes

modificaciones sufridas en tiempos de Clemente VIII (1592-1605)466

y Urbano VIII

(1623-1644)467

que se mantuvieron durante toda la edad moderna, produciéndose una

revisión y modificación por Benedicto XIV (1740-1758) que perduraría en la época

contemporánea468

. Especial mención nos merece para las ordenaciones la constitución

apostólica de Pío XII, Sacramentum Ordinis [El Sacramento del orden], de 30 de

noviembre de 1947, en la que se recoge que no es necesaria la entrega de los símbolos

para el sacramento, que se realiza con la imposición de las manos y la fórmula de la

consagración que pronuncia el obispo: “Te pedimos, Padre omnipotente, que confieras a

este siervo la dignidad de presbítero; renueva en su interior el espíritu de santidad, para

que -una vez aceptado por ti- reciba el cargo del segundo orden y muestre con la

integridad de sus costumbres, el ejemplo de su comportamiento”469

, entrega de símbolos

que, aunque no sea fundamental, se sigue realizando tras la reforma del Vaticano II470

,

en la que la plegaria de la consagración varía poco: “Te pedimos, Padre todopoderoso,

que confieras a estos siervos tuyos la dignidad del presbiterado; renueva en sus

465

PIO V, Pontificale Romanum ad omnes pontificas ceremonias quibus nunc vititur sacrosancta

Romana Ecclesia accommodatum… [Acomodación del Pontifical Romano de todas las ceremonias que

tienen la Santa Iglesia Romana]… Venecia, apud Iuntas, 1572. 466

CLEMENTE VIII, Pontificale Romanum / Clementis VIII Ponti. Max. Iussu restitutum atque editum

[Pontifical Romano que Clemente VIII ha modificado y restaurado], Roma, Leonardi Parasoli &

Sociorum, 1595. El Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español recoge las ediciones

posteriores de París, 1615 [CCPB000758187-4] y Amberes, 1627 [CCPB000040365-2]. 467

URBANO VIII, Pontificale Romanum Clemente VIII iussu restitutu Urbani ítem VIII auctoritate

recognitum [El Pontifical Romano de Clemente VIII revisado y restaurado por Urbano VIII], Roma,

Tipografía Rubeis, 1661. El Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español recoge las

ediciones posteriores de Roma, 1663 [CCPB000373506-6] y la edición de la Tipografía Vaticana de 1707

[000753570-8]; Amberes, Baltasar Moreto, 1663 [CCPB000050864-0] y 1707 [CCPB000193203-9];

París, Jacobo Villeri, 1683 [CCPB000250062-0] y Madrid, Tipografia de Pedro Marín, 1726

[CCPB000067343-9]. 468

BENEDICTO XIV, Pontificale Romanum/ Clemente VIII ac urbano VIII jussum editum inde vero a

Benedicto XIV recognitum et castigatum… [Pontifical Romano que Benedicto XIV ha revisado y

modificado desde el alto mandato de Clemente VIII y Urbano VIII,]… Roma, 1818. El Catálogo

Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español recoge las ediciones posteriores de Roma, Propaganda

Fide, 1849 [CCPB 000635329.0], Tipografía Políglota, 1879 [CCPB001084606-9] y Tipografía Políglota

S. C. de Propaganda Fide, 1890 [CCPB000227408-6] y Madrid, Typis Societatis, 1862

[CCPB000256713-X]. 469

Al respecto, véase ROVIRA BELLOSO, J. M., Los Sacramentos, símbolos del Espíritu, Zaragoza,

Cometa S.A., 2001, p. 211. 470

PABLO VI, Constitución apostólica Pontificalis Romanum Recognito [Pontifical Romano Revisado]

por la cual se aprueban los nuevos ritos para la ordenación del diácono, del presbítero y del obispo, de 18

de junio de 1968.

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corazones el Espíritu de santidad; reciban de ti el segundo grado del ministerio

sacerdotal y sean, con su conducta, ejemplo de vida”471

.

Todo lo cual pone de manifiesto que las rúbricas -o reglas que enseñan la

ejecución y práctica de las ceremonias y ritos de la Iglesia en los libros litúrgicos- son

subsidiarias respecto al núcleo fundamental, la imposición de las manos y la oración

que invoca la venida del Espiritu Santo sobre el ordenado para que cumpla fielmente su

misión apostólica, que es lo que ha se ha mantenido en las ceremonias del ritual de

ordenación.

Para el presbiteriado, antes de la reforma del Vaticano II, los candidados se

presentaban revestidos con alba, amito, estola, manípulo, casulla plegada en el brazo

izquierdo y cirio encendido en la mano derecha. Los diferentes ritos se desarrollaban en

diferentes partes de la celebración eucarística472

. Eran convocados después del Aleluya

e inmeditamente se arrodillaban ante el obispo para los escrutinios o comprobaciones de

su adecuación al magisterio sacerdotal. Posteriormente eran exhortados por el prelado

sobre su voluntad de cumplir la misión apostólica y se postraban mientras se cantaban

las letanías para implorar la gracia de Dios y la intercesión de los santos en su favor.

Seguidamente se les imponían las manos por el obispo y los sacerdotes asistentes, lo

que concluía con la oración de consagración e imposición de la casulla, con la parte

posterior plegada, tras cruzarles el obispo la estola sobre el pecho. Psteriormente otra

oración y la unción de las manos que se ataban al son del Veni Creator Spiritus [Ven

Espíritu Creador] que invoca la presencia del Espírtu Santo473

. A continuación, se les

entregaba la patena con la hostia y el cáliz con el vino y el agua. Después del ofertorio,

los presbíteros le ofrecían al obispo -sentado ante el altar- un cirio encendido y repetían

las palabras de la consagración. Antes de la comunión recibían la paz del obispo, quien

les imponía las manos y le soltaba la casulla plegada tras lo cual prometían obediencia

al obispo.

471

Sobre la oración de ordenación de sacerdotes, véase GARCÍA MACÍAS, A., El modelo de presbítero

según el actual `Prex ordinationis presbyterorum´, Toledo, Estudio Teológico San Ildefono, 1995. 472

Sobre los tipos iconográficos de la imposición y unción de manos y de la traditio instrumentorum,

véase GALLART PINEDA, P., “Ordenados por Dios a través de su espíritu. Tipos iconográficos de la

ordenación presbiterial: De la imposición de las manos a la traditio instrumentorum”, en GARCÍA

MAHIQUES, R. y DOMÉNECH GARCÍA, S. (eds), Valor discursivo del cuerpo en el Barroco

Hispánico, Valencia, Universidad de Valencia, 2015, pp. 395-407. 473

Al respecto, véase LAUSBERG, H., Der Hymnus `Veni Creator Spiritus´, Opladen, Wetdeutscher

Verlag, 1979.

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A partir del Vaticano II, todo el ritual se realiza antes de la plegaria

eucarística474

. Después de la lectura del evangelio los candidatos son presentados por el

secretario general-canciller del obispado quien informa sobre su idoneidad. Tras la

homilía y monición del obispo sobre el sacramento del orden, en la que explica sus

funciones -enseñar, celebración eucarística, bautizar, perdonar pecados, impartir la

extremaunción y realizar el oficio divino-, el prelado les pregunta sobre su voluntad de

cumplirlas y prometen respeto al obispo y sus sucesores. Postrados en el suelo detrás del

obispo -en reclinatorio- imploran la gracia de Dios y la intercesión de los santos

mientras se reza la letanía de los santos. Seguidamente el obispo pide a Dios que

derrame su gracia sobre los candidatos y les impone las manos -así como al resto de

presbíteros asistentes, recordando su recepción en el presbiteriado- mientras se canta el

Veni Creator para invocar al Espíritu Santo. Posteriormente se realiza la plegaria de

ordenación por el obispo, quien solicita a la divinidad la concesión de colaboradores

para ejercer el apostolado.

Sacramento del Orden en la catedral de Córdoba, 2015.

A partir de este momento los candidatos son sacerdotes y los presbíteros

asistentes les colocan la estola e imponen la casulla. Así revestidos, reciben la unción de

las manos por el obispo que extiende el óleo sagrado formando una cruz en las palmas

pidiendo al Señor que lo auxilie para satisfacer al pueblo cristiano y ofrecer a Dios el

sacrificio eucarístico.

474

LAMERI, A., Las plegarias de ordenación. Antología de textos, Barcelona, Centro de Pastoral

Litúrgica, 2010.

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Tras lavarse las manos -obispo y nuevos sacerdotes, ayudados por diáconos- se

les entregan los símbolos -patena con hostia y cáliz con vino475

- y son abrazados por el

prelado, así como por el resto de presbíteros asistentes. Seguidamente se sigue la

celebración eucarística que los nuevos sacerdotes concelebran con el obispo, tras la cual

reciben el beso en las manos y felicitación de todos los asistentes a la celebración.

Más simple es la ordenación de diáconos, el grado inferior de las órdenes

clericales, a quienes se imponen las manos para ejercer un servicio y no para ejercer el

sacerdocio476

. La liturgia del sacramento del orden se incluye entre la liturgia de la

palabra y la lirtugia eucarística. Después de la homilía del obispo, los candidatos son

presentados y se les interroga sobre su voluntad de cumplir el ministerio -incluida la

aceptación del celibato, aunque la ordenación diaconal puede ser conferida a casados477

.

Se les da la bienvenida y todos los asistentes oran por ellos, a quienes bendice el obispo,

al que prometen obediencia y respeto.

Postrados imploran la gracia de Dios y la intercesión de los santos mientras se

rezan las letanías y seguidamente, arrodillados delante del obispo, se les imponen las

manos con la intención de comunicarles los poderes del Espíritu Santo al tiempo que el

prelado pronuncia la oración para la consagración: “Envía sobre ellos, Señor, el Espíritu

Santo, para que, fortalecidos con tu gracia de los siete dones, desempeñen con fidelidad

su ministerio”.

Después se revisten con la estola diaconal y con la dalmática para que se

manifieste visiblemente el ministerio que van a ejercer, y se les entrega el libro de los

Evangelios para indicar su función de proclamarlo en las celebraciones litúrgicas.

Finalmente el obispo los besa simbolizando su acogida en el orden diaconal, cuyas

funciones ejercen por primera vez en la liturgia eucarística asistiendo al obispo,

preparando el altar, distribuyendo la comunión y especialmente sirviendo el cáliz y

proclamando algunas moniciones, por ejemplo, “Nos reunimos en la Eucarístia para dar

gracias a Dios por el amor que nos tiene…”.

475

Al respecto, véase LAMERI, A., La Traditio instrumentorum e delle insegne nei riti di ordinazione.

Studio storico-liturgico, Roma, Centro Litúrgico Vicenziano-Edizioni Liturgiche, 1998. 476

PABLO VI, Constitución dogmática Lumen Gentium [Luz de los pueblos] sobre la Iglesia, de 21 de

noviembre de 1964, n. 29: Pueden administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la

Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos,

leer la Sagrada Escritura, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y la oración de los fieles,

administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales. 477

Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, San Pablo, 2006, n. 1571.

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3.4. Elementos de la liturgia

El desarrollo de la liturgia lleva parejo el uso de una serie de elementos de

diferente índole. En primer lugar, es fundamental el escenario y el mobiliario, a los que

dedicamos un epígrafe específico, así como los libros, entre los que destaca, además del

Calendario litúrgico que organiza las celebraciones a lo largo del año, el Misal que

contiene todos los textos para la celebración litúrgica, su calendario y rango, misas

comunes, rituales, votivas, de difuntos, etc. En el Pontifical se recogen las ceremonias y

rúbricas de las funciones reservadas al obispo; el Ritual incluye las fórmulas para

administrar los sacramentos y sacramentales y el Leccionario las lecturas bíblicas para

la misa; de importancia también son el Libro de Salmos responsoriales, el Cantatorio

de cantos gregorianos, el Cancionero y el Breviario que contiene el oficio divino o

Liturgia de las horas.

Especial interés tienen las vestimentas y sus colores478

, así como los simbolos

particulares del obispo479

. Entre ellas, el amito que cubre la vestimenta alrededor del

cuello bajo el alba o túnica blanca que cubre el cuerpo desde el cuello a los tobillos,

ceñida por el cíngulo. Otro elemento importante es la estola o banda que pende del

cuello y que se coloca sobre el alba y bajo la casulla, que caracteriza a quien preside la

misa. Para otras ceremonias, especialmente con el Santísimo, se utiliza el paño humeral

y la capa pluvial en ceremonias especiales.

Asimismo tienen importancia los elementos sagrados y accesorios, así como

las actitudes y gestos de los participantes y la utilización de elementos naturales. Entre

los primeros hay que citar el cáliz para comulgar la sangre de Cristo, la patena para

depositar el pan consagrado, el copón para conservar las hostias en el sagrario e impartir

la comunión, el corporal o lienzo sobre el que se deposita el pan y el vino que se

478

El blanco -símbolo de alegría y pureza- se utiliza en tiempo de Pascua y Navidad, en las solemnidades

de Jesucristo no pasionistas -Ascención, Cristo Rey y Sagrado Corazón de Jesús- y en las celebraciones

eucarísticas -Cena del Señor del Jueves Santo y Corpus Christi-. El morado -símbolo de preparación

espiritual y penitencia- se utiliza en Adviento y Cuaresma. El verde -símbolo de esperanza- en el Tiempo

Ordinario. El rojo -símbolo de sangre y fuerza- en las celebraciones de la Pasión del Señor -Domingo de

Ramos y Viernes Santo-, en las fiestas del Espíritu Santo, como Pentecostés, y al administrar el

sacramento de la Confirmación. El rosa -que simboliza la relajación del tiempo penitencial- se utiliza en

el domingo Gaudete [Regocijaos] -tercer domingo de Adviento- y en el domingo Laetere [Alegraos] -el

cuarto domingo de Cuaresma- por la cercanía de la Pascua. El negro -simbolo de luto- en las

celebraciones fúnebres. El azul -símbolo de pureza y virginidad de María- en las celebraciones marianas. 479

El obispo tiene lo símbolos especiales de la mitra, que simboliza su representación de quien es cabeza

de la Iglesia, el báculo que simboliza el cayado y su puesto como pastor de la diócesis, el anillo pastoral

que simboliza su fidelidad a la Iglesia, la cruz pastoral, el solideo [A Dios solo, porque solo se quita ante

el Santísimo] y para los arzobispos -que han participado en las celebraciones litúrgicas de la catedral de

Córdoba- el palio o estola con seis cruces que simboliza su autoridad y comunión con la Sede de Roma.

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convertirán en cuerpo y sangre de Cristo, las vinajeras que contienen el agua y vino para

la consagración, el purificador con el que se limpia el cáliz y la patena, los utensilios del

lavabo y la copa de abluciones para purificar los dedos después de impartir la

comunión. Para el exorno del altar, la cruz, los candeleros y atril, y fuera de la

celebración eucarística, las crismeras para los santos óleos, la campanilla, el acetre e

hisopo, y la naveta.

De gran importancia para el protocolo ceremonial son los gestos y actitudes de

los participantes en la celebración, que simbolizan experiencias espirituales. El estar de

pie, además de símbolo de respeto, refleja el estar preparado, mientras que el estar

sentado simboliza la actitud adecuada para escuchar la palabra de Dios.

El estar de rodillas implica humildad -como la inclinación y genuflexión- y

adoración a Dios, con quien se comunican los fieles juntando las manos, un gesto que

simboliza el escuchar el interior de uno mismo, como la actitud de adoración y

meditación en silencio, frente a las manos extendidas que simbolizan la apertura a Dios.

Finalmente, recordar que los golpes de pecho son un acto penitencial que simboliza el

reconocimiento de las culpas.

Por último, recordar brevemente el uso simbólico de elementos naturales e

inmateriales, como la música, a la que prestamos singular atención en el desarrollo del

trabajo. Son muchos los elementos naturales que con un nuevo simbolismo se

encuentran en la liturgia. Así, por ejemplo, el vino y el pan, como elementos

fundamentales de la transubstanciación; la luz del cirio Pascual -cera de abejas- que

simboliza la “Luz del mundo” (Jn 8,12); el fuego de la Vigilia Pascual y el que quema

el incienso para la incensación del Santísimo, el altar, sacerdotes, fieles, etc.; el agua

utilizada en el bautismo, en cuyo rito se utiliza el aire con el soplo que simboliza la

expulsión de Satanás; la ceniza que simboliza la efímera existencia y que tiene su

principal protagonismo al comienzo de la Cuaresma; el aceite -Santos óleos- empleado

para los catecúmenos, ordenaciones y extremaunción; y también la sal que, además de

purificar, preserva y conforma el agua gregoriana, junto al vino y la ceniza, que se

utiliza en la consagración de la iglesias.

Finalmente, la música que sirve para entrar en contacto con la divindiad cuando

las palabras son insuficientes. La música sagrada creada para la celebración del culto

divino está estrechamente vinculada a la celebración litúrgica para expresar la oración y

eniquecer la solemnidad de los ritos sagrados, al tiempo que facilita la participación de

los fieles, como recogió Pío X en el motu propropo Tra le sollecitudine [Entre los

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cuidados] sobre la Música Sagrada, de 22 de noviembre de 1903, que la Comisión de

Liturgia de la Conferencia Episcopal Española consideró el arranque de la reforma

litúrgica480

, en el que el pontífice ofrecía como modelo de música litúrgica el canto

gregoriano.

Con el Vaticano II y la utilización de las lenguas vernáculas la música buscó

melodías diferentes. Se permitió la música autóctona, si bien la Iglesia da preferencia al

gregoriano como canto propio de la liturgia romana, al que Pío X calificó como modelo

supremo de toda la música sagrada, con el objetivo de purificar la música de la Iglesia

frente a la contaminación de la música profana que se había introducido en la práctica

musical litúrgica, no debiendo ser la celebración litúrgica campo de experimentación de

composición musical ni objeto de improvisación o criterios personales.

3.4.1 El escenario.

No creemos sea este el lugar de explicar la historia del entorno y del espacio

catedralicio, cuya importancia es sobradamente conocida a todos los niveles, habiendo

sido reconocido como patrimonio de la humanidad481

. Este aspecto lo explicamos en el

parágrafo correspondiente. No obstante, sí es conveniente presentar una visión general

que nos permita ubicar las ceremonias desarrolladas en el mismo.

Es sabido que, la catedral es la iglesia en la que tiene su sede el obispo482

, siendo

una de las singulares características de la cordobesa, antigua aljama de la ciudad, que

fue dedicada al culto cristiano en dos ocasiones483

: tras la conquista de la ciudad a los

almorávides (1146) y los almohades (1236). Aunque sólo puede considerarse catedral a

partir de la restauración de la sede episcopal en 1239, cuando Lope de Fitero fue

consagrado obispo de la misma por el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada484

.

480

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165. 481

MORENO ÁLVAREZ, Mª C., “Protocolo seguido en la inclusión de la Mezquita-Catedral de Córdoba

en la Lista del Patrimonio Mundial”, Ámbitos, 32 (2014), pp. 89-98. 482

Véase al respecto el interesante estudio de PALAZZO. E., L´évêque et son image. L´Ilustration du

Pontifical au Moyen Àge, Turnhout, Brepols, 1999. 483

Sobre la dedicación de las iglesias, véase MÉHU, D., “Historiae et imagines de la consécration de

l´église au Moyen Àge”, en Mises en scène et mémoires de la consécration de l´église dans l´occident

medieval, Turnhout, Brepols, 2007, pp. 15-48. 484

Al respecto, véase GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su

Iglesia Catedral y Obispado, Córdoba, Oficina de Juan Rodríguez, 1778.

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En la dedicación de la mezquita mayor de Córdoba al culto cristiano se siguió un

singular ceremonial, en el que debemos destacar tres actos fundamentales, la

purificación, consagración del altar y celebración de la liturgia eucarística485

. En la

puerta principal del edificio -puerta del Perdón- se cantó la antífona Adesto Deum [Ven

a Dios] en la que se pide el auxilio a la Santísima Trinidad. El obispo de Osma realizó la

ceremonia de purificación aspergiendo tres veces sus muros, tras la cual tomó posesión

del edificio trazando con el báculo una cruz sobre las cenizas extendidas en el

pavimento, a lo que siguió la consagración del altar y la celebración de la misa

solemne486

. El rito de dedicación -comenta Roch- se convirtió en un

ceremonial/espectáculo en el que tenían un especial protagonismo los gestos,

vestimentas y elementos empleados487

, y en el que se involucraban los fieles, quienes lo

debían considerar casi un ritual mágico al permanecer parte del mismo visualmente

oculto para ellos, además de por el uso de imágenes simbólicas488

.

Como en todos los edificios de culto, en la catedral de Córdoba hay una capilla

mayor -que cambia con el trascurso del tiempo-, capillas -fundamentalmente

perimetrales-, baptisterio, sacristía y torre campanario.

Tras la segunda consagración de la catedral en 1236 se utilizó como capilla mayor

el lucernario de al-Hakam II, ante el que el obispo Iñigo Manfique de Lara (1485-1496)

construyó la primera nave cristiana en estilo gótico, que estuvo utilizándose hasta 1607,

fecha en la que se inauguró el crucero catedralicio, quedando el espacio como capilla

dedicada a Nuestra Señora de Villaviciosa, que a partir del pontificado de fray Ceferino

González (1875-1883) quedó sin culto, pero como lugar emblemático dentro del recinto

catedralicio, en el que se realizan algunas ceremonias importantes, como la toma de

posesión del mons. Asenjo Pelegrina.

Asimismo, diremos que, el cruceto catedralicio es el centro formal y simbólico de

la catedral desde 1607, fecha en la que se concluyó. Se trata de un rectángulo formado

por dos cuadrados de proporciones vitruvianas, en el que se inscribe una cruz que se

485

Véae al respecto MARTIMORT, A. G., “El ritual de la consagración de las iglesias”, en URDEIX, J.

(dir.), La casa y el altar de la iglesia, Barcelona, Centro de Pastoral Litúrgica, 2009, pp. 5-19. 486

NIETO CUMPLIDO, M., Historia de la Iglesia en Córdoba. Reconquista y restauración (1146-1326,

Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1991, pp. 61-64, 80. 487

Sobre la relación de este espectáculo con los sentidos -oído/oración, vista/despliegue ceremonial,

tacto/unciones y olfato/incensaciones-, véase ROCH, M., “Théophanie et liturgie: les odeurs de la

dédicace de l´église Sainte-Agathe selon Grégorie le Grand”, en Mises en scène et mémoires de la

sonsécration de l´église dans l´occident medieval, Turnhout, Brepols, 2007, pp, 51-73. 488

Sobre este aspecto, véase GALLART PINEDA, P., “El ritual de la dedicación de la iglesia en los

pontificales medievales y su ciclo icónico”, Imago. Revista de Emblemática y Cultura Visual, 5 (3013),

pp. 79-89, vid. esp. p. 88.

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eleva inundada de luz sobre las sombrias naves de la antigua aljama, como centro

simbólico del programa redontorista que se plantea en el siglo XVI.

La cruz inscrita en el rectángulo -con nártex y deambulatorio envolventes en foma

de `U´- consta de tres partes fundamentales, la capilla mayor, el transepto y el coro que

ocupa un lugar preeminente en el ceremonial catedralicio.

La importancia arquitectónica del mismo no solo se hace patente en la cuidada

iconografía sino también en las proporciones utilizadas, correspondiéndose

armónicamente la edificación con el cuerpo humano. Cada uno de los cuadrados que

conforman el rectángulo del crucero se conforman con la proporción del homo ad

circulum y del homo ad quadratum vitruvianos a través de la edición de Vitruvio que

realiza en 1521 Cesarino, el discípulo de Bramante, que parece seguirse en el crucero,

en el que se aprecia como la cabeza del hombre vitruviano de ambos cuadrados se

corresponde con el sagrario y con la figura de san Pedro, el apóstol a quien confirió el

poder pontificio, que preside la fachada del coro489

, con dos puertas que utilizaron

durante toda la contemporaneidad los capitulares y se siguen utilizando en las ceremonis

solemnes celebradas en la catedral.

Las capillas de una iglesia son como pequeños templos dentro del recinto en las

que se da culto a los santos locales o universales de mayor devoción, siendo las

perimetrales de la catedral la expresión piadosa de sus fundadores, quienes las destinan

a sepulturas, función que tuvieron asimismo las del nártex, tanto las adosadas a los

muros laterales del coro como las que se vinculan al mismo, las tres grandes capillas del

lado de la epístola, la capilla Real y las que la limitan de San Pablo y Villaviciosa.

Junto a estas capillas y las situadas en el trasaltar hay que destacar los altares que

se disponen por todo el recinto, especialmente los ubicados en el muro de separación de

la ampliación de Almanzor, donde se encuentra el de San Sebastián o del Santísimo

Cristo del Punto, allí se decía el tercer responso de las procesiones fúnebres y a finales

del siglo XVIII y principios del siglo XIX oficiaron los religiosos franceses emigrados a

Córdoba a causa de la Revolución francesa490

.

Entre las numerosas capillas perimetrales hay algnas que adquieren una especial

significación para el ceremonial. Así por ejemplo, en el muro occidental la capilla de la

Inmaculada o del Santísimo Sacramento, donde estuvo ubicado el baptisterio que en el

489

Al respecto, véase MORENO CUADRO, F. El crucero de la catedral de Córdoba. Estudio

iconográfico e iconológico. Monográfico de Cuadernos de Arte e Iconografía, t. XVI, n. 31, Madrid,

Fundación Universitaria Española, 2007, vid. esp. pp. 16-22 y 196-198. 490

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, Córdoba, 2007, 2ª ed. pp. 377 y 488.

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último tercio del siglo XVII se traslado a su actual emplazamiento en el muro oriental,

pasando de los pies a la cabecera del crucero catedralicio.

En el muro sur -donde se encuentra el mihrab- destaca la capilla del Cardenal

Salazar que tan singular protagonismo tuvo durante el liberalismo gaditano porque en

ella se llevaron a cabo los nombramientos de los electores de partido491

y en la época

actual ha servido de marco a la clausura de la reunión del ICOMOS para abordar la

singularidad universal del edificio. Asimismo, la actual sacristía, cuya cripta se utiliza

como sala capitular, ha sido el escenario de algunas celebraciones protocolarias, como

la presentación de los actos organizados con motivo del 775 aniversario de la

consagración de la catedral.

La impresionante capilla del Sagrario se ubica en el ángulo del muro sur con el

muro oriental, donde se encuentra la capilla bautismal desde 1679, cuando el obispo

Salizanes recibió el espacio del antiguo baptisterio con el objetivo de fundar la capilla

de la Inmaculada para mausoleo episcopal492

, la cual adquirie su configuración actual en

la rehabilitación realizada bajo el pontificado de Marcelino Siuri (1717-1731), quien

patrocinó el retablo fingido realizado por Pedro Moreno a base de pintura al fresco y al

temple493

.

En el muro norte continúan las capillas perimetrales y la puerta principal del

templo -puerta de las Palmas, arco de las Bendiciones o portada de la Anunciación-

justo enfrente de la puerta del Perdón por la que se accede al recinto, al otro extremo del

patio de los Naranjos, en el que tenían lugar las procesiones claustrales y más

recientemente la bendición de las palmas el Domingo de Ramos, desde donde se inicia

la procesión hacia el interior. Éste es un lugar de gran significado en el protocolo

ceremonial, al ser el espacio que separa el templo de la calle, desde la que se accede por

distintas puertas, siendo la principal la puerta del Perdón, la utilizada en las ceremonias

más solemnes, como las entradas de reyes, obispos y miembros del cabildo municipal

cuando acudían para la bendición del estandarte real.

Junto a la citada puerta se encuentra la torre, rematada por el ángel tutelar de la

ciudad -obra realizada en 1663 por Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río494

-, que tan

491

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 124. 492

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 351 y 411. 493

PÉREZ GARCÍA, F. M., “Las intervenciones del obispo Marcelino Siuri en la catedral de Córdoba”,

De Arte, 14 (2015), pp. 125-138, vid. esp. pp. 132-138. 494

La imagen del arcángel en la torre catedralicia fue colocada por el cabildo para responder al fervor

popular por la protección recibida, especialmente en la peste que asoló la ciudad en 1648 (Cfr. GÓMEZ

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importante papel jugo en el ceremonial, repicando o doblando sus campanas, y

sirviendo de sostén a luminarias en las grandes solemnidades.

La puerta de Santa Catalina es la segunda en importancia del patio de los Naranjos

y fue la utilizada para las procesiones durante toda la contemporaneidad, función que

sigue cumpliendo en la actualidad para muchas salidas de las que hacen estación de

penitencia en la catedral o acuden a ella por otros motivos, como los cortejos del Via

Crucis Magno que la Agrupación de Cofradías de Córdoba convocó 14 de septiembre

de 2013 con motivo del Año de la Fe, o la Magna mariana Regina Mater, compuesta

por 25 advocaciones de Vírgenes Coronadas de la diócesis de Córdoba, organizada con

motivo de la clausura de 775 aniversario de la consagración de la catedral cordobesa el

27 de junio de 2015.

Frente a ella, en el lateral oeste, se encuentra la puerta de los Deanes, utilizada por

los capitulares cuando volvían en procesión de dar la extremaunción a los obispos, por

ser la más cercana al palacio episcopal495

, edificio al que se prolonga el ceremonial no

solo por las procesiones fúnebres de obispos hasta la puerta del Perdón, sino por los

cortejos reales, pues en él se alojaron los reyes en sus viajes a Córdoba, en los que era

obligada la visita a la catedral.

3.4.2 Mobiliario litúrgico.

De gran importancia para el ceremonial es el conjunto de bienes muebles que

completan el edidicio sagrado dedicado al culto. En la entrada del mismo encontramos

las pilas de agua bendita, que recuerdan las fuentes de los atrios para las purificaciones

de los sacerdotes y fieles que acudían a las funciones litúrgicas.

Mención especial debemos hacer de la pila bautismal, cuya agua se bendice dos

veces al año, el Sábado Santo y la vigilia de Pentecostés. Es muy significativa la

procesión general que los capitulares hacían durante el Triduo Pascual para dicha

bendición. El mantenimiento del agua durante gran parte del año hizo que Benedicto

XIII incluyera una medida de pulcritud en su Memoriale Rituum de 1725 y, claro está,

la pila bautismal de la catedral de Córdoba se adaptó a las nuevas medidas higiénicas.

BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., t. 1, pp. 276-277), que recogió DÍAZ DE

RIVAS, P., El Arcángel San Rafael, particular Custodio y amparo de la ciudad de Córdoba, Córdoba,

1650. 495

Al respecto, véase VELASCO GARCÍA, R., El antiguo Palacio Episcopal de Córdoba.

Transformaciones de uso y espacios, Córdoba, Fundación CajaSur-Universidad de Córdoba, 2010.

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Para ello se ingrodujo en la taza original una concha de alabastro compartimentada en

dos partes destinadas al agua bendita que se utilizaba en el sacramento y a recoger la

utilizada tras el bautismo496

.

Como es sabido, junto al sacramento del bautismo, también se administra en el

catedral el sacramento de la penitencia, para lo que hay confesionarios.

Para la liturgia de la palabra son muy importantes los púlpitos, que aparecieron

en la baja edad media como elementos portátiles y que finalmene se convirtieron en

fijos, adosados a los muros o pilares, como en la catedral de Córdoba, que cuenta con

dos bellísimos ejemplares realizados siguiendo los modelos del coro catedralicio497

.

Desde ellos se predica y se hacen las lecturas, aunque a veces se utilizan atriles,

como en algunas ceremonias solemnes de la catedral que se desarrollan en la actualidad,

en las que se lee el evangelio desde el ambón izquierdo y la epístola desde un atril,

utilizándose el púlpito de la derecha o de la apístola para el diácono que guía dichas

ceremonias.

Cuando predica el obispo, lo hace sentado desde la cátedra, ubicada en el

presbiterio, si bien la sillería del coro contiene un impresionante sitial para el obispo,

siendo el mobiliario del coro uno de los elementos fundamentales de la catedral. El

conjunto fue costeado en gran parte por el obispo Cebrián498

y realizado entre 1748 y

1758499

por Pedro Duque Cornejo, quien también diseñó el facistol del coro500

.

La sillería501

está formada por 109 asientos dispuestos en dos filas, para

canónigos la superior y beneficiados la inferior. Todo el conjunto gira en torno al trono

del obispo que está presidido por la espléndida talla de la Ascensión del Señor y se

ubica entre las dos puertas de acceso al coro. Las sillas altas, destinadas a los canónigos,

se decoran con medallones con escenas de la vida de Cristo y de María y bajo ellos

496

FERNÁNDEZ MORENO, T. Relación de las cosas notables del templo material de la Santa Iglesia

de Córdova), redactada en 1744, Real Academia de la Historia, Colección Ascensio de Morales, cuaderno

34, p. 310. Cfr. PÉREZ GARCÍA, F. M., “Las intervenciones del obispo Marcelino Siuri…”, op. cit., p.

133. 497

AGUILAR PRIEGO, R., “Bosquejo histórico de la ejecución de los púpitos de la Catedral de

Córdoba”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, 58 (1947), pp. 189-200. 498

Sobre la financiación de la obra, véase VALVERDE MADRID, J., “Pedro Duque Cornejo,

proyectista”, Boletín de la Real Academia de Santa Isabel de Hungria, 2º época, n. VII, (1979), p. 82. 499

Al respecto, véanse los trabajos de AGUILAR PRIEGO, A., “Bosquejo histórico de la ejecución de la

sillería del Coro de la Catedral de Córdoba”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, 56, pp. 173-214, y

TAYLOR, R., “Estudios del barroco andaluz”, Cuadernos de Cultura, 4. Córdoba, 1958, pp. 35-51. 500

Sobe los libros de coro, véase LARA LARA, F. J., La música en la catedral de Córdoba. Los libros

corales de la misa, Granada, Universidad de Granada, tesis, CR-ROM, 2003. 501

Sobre la identificación de los medallones, véase ORTI BELMONTE, M. A., La Sillería del Coro de la

Catedral de Córdoba. Ed. B. Rodríguez. Madrid, 1919. 26 pp.

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pasajes neotestamentarios que se inspiran en estampas502

. Por el contrario, las

destinadas a los beneficiados se decoran con un singular repertorio de mártires que

parece seguir el Flos Sanctorum de Martín de Roa, publicado en Sevilla en 1615503

. En

el coro también destacan los órganos, que acompañan las ceremonias con música504

, que

adquiere tanta importancia en las catedrales, que fueron las únicas instituciones que

durante siglos crearon y utilizaron a diario la música en sus ceremonias de culto505

.

Los responsables de la música sacra eran los maestros de capilla, cargo que

recaía habitualmenete en músicos-compositores que dirigían a los cantores e

instrumentistas506

. Se conoce la obra de varios de ellos -J. M. González Gaitán, que

ocupó el cargo entre 1752 y 1785507

-, entre los que nos interesa especialmente la figura

de Jaime Balius y Vila, quien ostentó el cargo entre 1785 y 1822, que marca el tránsito

de centurias508

.

El órgano del lado del evangelio se construyó entre 1668 y 1671, durante el

pontificado de Francisco de Alarcón (1658-1675) por Miguel Llobt. A los pocos años

se cambió el órgano de la epístola, el cual se realizó por el madrileño José Martínez

Colmenero entre 1700 y 1702. A finales de esta misma centuria y durante el siglo XIX

sufrieron varias reparaciones importantes, la última de las cuales se realizó en 1957,

aunque se mantuvieron las cajas509

.

Junto a otros elementos que, a menudo, pasan desapercibidos -viacrucis, cepillos

petitorios- hay que destacar las imágenes, sueltas o en retablos, como el mayor del

presbiterio, cuya construcción impulsó el obispo fray Diego de Mardones (1607-1624)

con diseño de Alonso Matías510

. Este propuso que se realizara en mármol y bronce por

502

MORENO CUADRO, F., “Algunas fuentes grabadas para la Sillería de Coro de la Catedral de

Córdoba”, Apotheca, 4 (1984), pp. 167-176. 503

AROCA LARA, A., “Notas para un estudio iconográfico e iconológico de la Sillería del Coro de la

Catedral de Córdoba”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, nº 100, 1979. vol. II, pp. 369 ss. vid.

esp. p. 371. 504

PÍO XI, en la constitución apostólica Divini cultus sanctitatem [Santidad del culto divino] sobre la

música sagrada, de 20 de diciembre de 1928, recoge la importancia del órgano para expresar la majestad

del lugar. 505

Al respecto, véase LÓPEZ-CALO, J., La música en las catedrales españolas, Madrid, Instituto

Complutense de Ciencias Musicales, 2012. 506

Sobre este tema, véase NIETO CUMPLIDO, M. “Los maestros de capilla de la Catedral de Córdoba”,

Boletín de la Corporación Andaluza de Coros, año 1996, pp. 4-12. 507

ONIEVA ESPEJO, Mª A., “Juan Manuel González Gaitán y Arteaga: aspectos biográficos de un

Maestro de capilla cordobés entre épocas (1716-1804)”, Ámbitos, 25 (2011), pp. 97-104. 508

BEDMAR ESTRADA, L. P., La Música en la Catedral de Córdoba a través del magisterio de Jaime

Balius y Vila (1785-1822), Córdoba, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2009. 509

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 561-565. 510

Al respecto, véase RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ DE CEBALLOS, A., “Alonso Matías, precursor de

Cano”, en Coloquios sobre Alonso Cano y el Barroco Español. Granada, 1968, pp. 165-201.

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188

resultar más sólido, más elegante y más barato, puesto que existían canteras de este

material en Cabra, Luque y Carcabuey511

. Las labores escultóricas fueron realizadas por

Pedro Freile de Guevara y Matías Conrado y las pinturas Cristóbal Vela hacia 1637, que

fueron sustituidas por las actuales de Acisclo Antonio Palomino en 1713512

.

Especial mención nos merece el águila coral procedente del antiguo coro

catedralicio, fechada hacia 1500 y realizada en latón colado en los talleres de

Malines513

, ante la que se realizaba el último responso en las procesiones fúnebres de

carácter extraordinario514

.

Entre las piezas de plata, destacan el altar y la lámpara eucarística del

presbiterio, que asistía día y noche en nombre del pueblo cristiano al Santísimo

reservado en el sagrario, donada por don Cristóbal de Lovera en 1629 y realizada por

Martín Sánchez de la Cruz, si bien se renovó profundamente en 1728 por Bernabé

García de los Reyes515

.

La mesa de altar fue encargada por el obispo Pedro Antonio de Trevilla (1805-

1832) en 1814. Por su estructura es una de las que mejor se adaptan a su posición en el

centro del presbiterio o adosada al altar mayor, respondiendo al Novus Ordo Missae de

Pablo VI o al antiguo Canon Missae de Pío V para el que fue creada.

Tras el expolio de la diócesis de Córdoba por los franceses, que sustrajeron el

frontal de altar donado por el cardenal Salazar durante su pontificado (1686-1706), el

obispo Trevilla donó a la catedral el altar de plata diseñado por el arquitecto madrileño

Manuel de la Peña y Paduro en 1814516

. En su ejecución intervinieron otros artistas de

la Corte, como el ebanista Baltasar Bárcena, el platero José Rodríguez Lavandera y el

broncista Felpe Fronconis, fechándose la importante obra, con una magnitud de 445 x

111 x 111 cm y un peso de 1580 onzas de plata517

, en 1818. La excepcional pieza tiene

decorado el frente y los laterales, pues se proyectó para estar adosada al retablo mayor.

511

Sobre el empleo del mármol en Córdoba, véase RIVAS CARMONA, J., Arquitectura y policromía.

Córdoba, 1990. 512

Una lectura iconográfica en RAYA RAYA, A., El retablo barroco en Córdoba durante los siglos XVII

y XVIII. Córdoba, 1980, pp. 140-144. Para una lectura integral, teniendo en cuenta el programa completo

en el que se integra, véase MORENO CUADRO, F. El crucero de la catedral de Córdoba, op. cit., vid.

esp. pp. 239-242. 513

Sobre los importantes talleres malineses, véase VANDEVIVERE, I., “Atelier Malinois”, en

DUVOSQUEL, J. M. y VANDEVIRERE, I., Splendeurs d´Espagna et les villes belges, 1500-1700:

Aperçus historiques et artistiques sur l'Espagne et les Pays-Bas méridionaux aux XVIe et XVIIe siècles,

cat. exp. Palais des beaux-arts (Brussels, Belgium), Crédit communal de Belgique, 1985, pp. 521-525. 514

Al respecto, véase XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 585-601. 515

ORTIZ JUÁTREZ, D., “La platería cordobesa durante el siglo XVII”, en Antonio del Castillo y su

época, Córdoba, Publicaciones de la Diputación Provincial, 1986, pp. 229-250, vid esp. p. 241. 516

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., p. 634. 517

ACC. Inventario de 1860 e Inventario de 1872.

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En la parte frontal, limitada por ménsulas acanaladas decoradas con grandes hojas de

acanto, destaca un tondo con el Cordero apocalíptico518

flanqueado por acantos y

ángeles adoradores que portan una cruz y un libro. Mientras que, los laterales están

decorados con roleos de acanto519

. La singularidad de la obra consiste en que se trata de

un altar completo de plata, frente a los conocidos frontales que se usaron en Córdoba

desde la segunda mitad del siglo XVII evocando los altares de metales preciosos,

realizados en oro y plata, de las primeras basílicas construidas en Roma bajo el

mecenazgo imperial de Constantino que se conocen por el Liber Pontificalis que recoge

las biografías de los papas, desde san Pedro a Esteban V (885-891)520

.

Como es sabido, el altar es el centro neurálgico de la liturgia, representa la mesa

del banquete de la Última Cena y el ara de la cruz, de ahí que se ubique en un lugar

elevado que recuerda el Calvario, al tiempo que sitúa al sacerdote -siguiendo un claro

simbolismo ascensional- como mediador entre la tierra y el cielo.

Por su importancia, es consagrado solemnemente por un obispo en una

ceremonia que comienza con el rito preparatorio, consistente en el rezo de salmos

penitenciales, preces y letanía de los santos, tras el cual se purifica el altar con agua

bendita, a la que se añade, además de sal, vino y ceniza -la llamada “agua gregoriana”

por ser san Gregorio Magno quien fijo sus elementos521

-, y se colocan las reliquias en

un pequeño sepulcro que el prelado consagra con el Santo Crisma, inciensa y tapa

utilizando un cemento mezclado con “agua gregoriana”. Después de preparado el altar,

518

El Cordero apoyado sobre el Libro de los Siete Sellos. Los siete sellos (Ap 6:1-17; 8:1-5), las siete

trompetas (Ap 8:6-21; 11:15-19), y las siete copas (Ap16:1-21), son tres diferentes y consecutivos juicios

de Dios, que se vuelven progresivamente peores y más devastadores al acercarse al final de los tiempos.

Los siete sellos, trompetas y copas, están conectados unos con otros -esto es; el séptimo sello introduce a

las siete trompetas (Ap 8:1-5), y las siete trompetas introducen a las siete copas (Ap 11:15-19; 15:1-8).

Los primeros cuatro sellos son conocidos como los cuatro jinetes del Apocalipsis. El primer sello

introduce al Anticristo (Ap6:1-2). El segundo sello causa una gran guerra (Ap6:3-4). El tercer sello

causa una hambruna (Ap 6:5-6). El cuarto sello trae plagas, más hambre, y más guerra (Ap 6:7-8). El

quinto sello nos habla de aquellos que serán martirizados por su fe en Cristo durante el tiempo del fin

(Ap 6:9-11). Dios escucha sus ruegos por justicia, y la ejecutará a su tiempo, en la forma del sexto sello,

junto con los juicios de las trompetas y las copas. Cuando el sexto de los siete sellos es abierto, ocurre un

devastador terremoto, causando una crisis masiva y una terrible devastación, junto con inusuales

fenómenos astronómicos (Ap 6:12-14). Aquellos que sobrevivan, tendrán razón al gritar, “Caed sobre

nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero,

porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Ap 6:16-17). 519

NIETO CUMPLIDO, M. y MORENO CUADRO, F., Eucharistica Cordubensis, Córdoba, 1993, pp.

32-33. 520

La edición más completa y accesible del Liber Pontificalis fue la realizada por L. Duchesne en dos

tomos, publicados respectivamente en 1886 y 1892, en Paris, por Ernest Thorin Editeur, Libraire des

Écoles Françaises d´Athénes et de Roma. 521

La utilización de elementos naturales en la liturgia responde a un rico simbolismo. En concreto, el

agua es uno de los cuatro elementos que resultan imprescindible para la vida, la sal preserva de la

corrupción y purifica, el vino simboliza la sangre de Cristo y la ceniza la caducidad de la vida.

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190

el ara o piedra que simboliza a Cristo como piedra angular de la Iglesia y las reliquias

de los santos que recuerdan los primitivos altares martiriales de las catacumbas, se

realiza la consagración propiamente dicha, en la que tras la incensación se trazan por

tres veces con Santo Crisma cinco cruces que simbolizan las llagas de Cristo,

posteriormente se unge toda la mesa y se queman cinco granos de incienso sobre las

cruces y se vuelve a ungir, unciones y combustión de incienso que simboliza el

embalsamiento de Cristo, a quien representa.

Hemos comentado que por su singular estructura se adaptó a las orientaciones

litúrgicas posconciliares sobre la orientación del sacerdote en la oración litúrgica, que

abordamos por su directa relación con el ceremonial.

En los primeros tiempos constantinianos, las basílicas estuvieron orientadas a

occidente porque los sacerdotes oficiaban mirando hacia oriente y de frente a los fieles,

quienes en determinados momentos de la liturgia debían volverse hacia oriente, lo que

acarreó el cambio de orientación de las basílicas a oriente por obvias razones de

comodidad, al ser más fácil la vuelta del celebrante que de toda la comunidad522

, pero a

partir del siglo XII se perdió la costumbre de celebrar la eucaristía de cara al pueblo, de

manera que tanto fieles como sacerdote dirigirían su mirada a oriente durante la oración,

lo que se ha mantenido en la liturgia hasta la etapa posconciliar de la segunda mitad del

siglo XX. Todo este proceso es resumido espléndidamente por santo Tomás en la Suma

Teológica: “Orar en dirección a oriente es adecuado, en primer lugar porque la rotación

de los cielos, que manifiesta la majestad divina, empieza por el Este. En segundo lugar,

porque el Paraíso estaba situado al Este, según la versión del texto del Génesis por los

XX, y nosotros ansiamos volver al Paraíso. Y en tercer lugar, a causa del propio Cristo,

que es la luz del mundo, es llamado el Oriente, que sube por los cielos de los cielos

hacia el Este, y cuya segunda venida se espera, según el evangelista Mateo, viniendo de

Oriente: Igual que el relámpago sale del levante y brilla hasta poniente, así ocurrirá con

la venida del Hijo del Hombre”523

.

Durante gran parte de la historia del cristianismo el sacerdote ha oficiado la misa

de espaldas a los fieles, porque ambos dirigían su mirada al verdadero sol524

. Con el

concilio Vaticano II se produjeron dos cambios importantes en la liturgia, la supresión

522

Sobre este particular, véase GRABAR, A., El primer Arte Cristiano, Col. El Universo de las formas,

Madrid, Aguilar, 1971. 523

SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, II, q. 84 3.3 ad 3. 524

Véase el libro de LANG, U. M., Volverse hacia el Señor, Madrid, Cristiandad, 2007, con Prólogo de

Joseph Ratzinger, quien desarrolló la temática en su libro El espíritu de la liturgia: una introducción,

Madrid, Cristiandad, 2001.

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del latín y la orientación del altar a los fieles, aunque el texto conciliar no habla de la

orientación del altar al pueblo, pero en la Instrucción Inter Oecumenici [Entre los

ecuménicos], de 26 de septiembre de 1964, para aplicar debidamente la constitución

apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio] sobre la sagrada liturgia,

publicada por la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium, se recoge que

“Conviene que el altar mayor se construya separado de la pared, de modo que se pueda

girar fácilmente en torno a él y celebrar de cara al pueblo. Y ocupará un lugar tan

importante en el edificio sagrado que sea realmente el centro a donde espontáneamente

converja la atención de toda la asamblea de fieles525

, recomendación que se ha

generalizado en toda la cristiandad526

.

La mesa de altar catedralicia del primer cuarto del siglo XIX se aprovechó en el

seguimiento de las recomendaciones posconciliares, pues solo había que retirarla, sin

quedar execrada y necesitar una nueva consagración. El altar se completa, además de

con los manteles527

y corporales528

, con la cruz -cuya presencia sobre el altar está

documentada desde el siglo XI y solo desaparece del altar con el Santísimo expuesto-,

los candeleros529

y las sacras, que en el caso de la catedral de Córdoba traemos a

colación por incidir en los aspectos tratados anteriormente.

Las sacras son una ayuda a la memoria del sacerdote que celebra la misa, quien

podía recordar las palabras del ofertorio, sacra central, cuyo uso fue obligatorio desde el

siglo XVI, apareciendo en la catedral de Córdoba a partir del pontificado de don

Antonio de Pazos (1582), mientras que las sacras laterales, que contienen el Salmo del

lavabo y el principio del Evangelio de san Juan aparecen en el tesoro catedralicio a

partir del obispo don Martín Barcia (1756-1771)530

, quien regala un juego realizado en

Roma531

.

La más importante sacra central de la catedral cordobesa fue la regalada por el

obispo Miguel Vicente Cebrián y Vicente (1742-1752), que se recoge en los inventarios

525

Instrucción Inter Oecumenici [Entre los ecuménicos], 91. 526

Véase BOUYER, L., Arquitectura y liturgia, Col. Lex Orandi, Bilbao, Ed. Grafitte, 2000. 527

Generalmente tres, tejidos en lino, debiendo caer el superior por los lados del altar. 528

Se entiende por corporal o corporales el paño en el que se coloca el pan y el vino durante la

celebración de la misa. 529

Se documentan desde el siglo XIII en número variable: dos, cuatro o seis, aunque siempre pares,

excepto en la misa pontifical -la celebrada por los obispos diocesanos- que son siete, recordando la

costumbre del Ordus romanus o etiqueta romana de que siete acólitos, representantes de cada una de las

siete regiones de la ciudad, acompañaran al pontífice en la procesión de entrada desde la sacristía al altar. 530

NIETO CUMPLIDO, M. y MORENO CUADRO, F., Eucharistica Cordubensis, Córdoba, 1993, p.

30. 531

Cfr. NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., p. 639.

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como “Palabras de la Consagración”, describiéndola como “Una ciudad de Jerusalén en

forma de medio círculo con cinco láminas de medio relieve, una de ellas de la Cena, y

tiene un calicito de oro y las palabras de la consagración de lo mismo”532

.

La sacra representa la ciudad amurallada de Jerusalén con edificios abiertos que

dejan ver las escenas desarrolladas en su interior, representándose asimismo algunas

escenificaciones en el exterior. En ella se figura un singular conjunto de escenas

pasionistas que siguiendo la secuenciación temporal representan la Cena Pascual en un

grandioso edificio que evoca el Templo de Salomón, la Oración de Getsemaní, la

Flagelación, el Ecce Homo, el encuentro de Cristo con María en la calle de la Amargura

y a Cristo con la cruz camino del Calvario533

. Con ello se remata la imponente pieza de

plata que, además de evocar el lugar al que se debe dirigir la oración, condensa el

sentido de la misa que, recordemos, es al tiempo rememoración sacrificial de la cruz y

banquete eucarístico, instituido por Jesucristo en la Última Cena: “Tomad y comed, este

es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo, tomó el cáliz y se lo

dio a sus discípulos diciendo: Tomad y bebed todos de él, porque esta es mi sangre,

sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para

el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía” (Mt 26,26-29; Mc 14,22-

25; Lc 22,19-20; I Cor 11,23-26).

3.5 Liturgia y piedad popular.

Las celebraciones litúrgicas analizadas y las vinculadas a la piedad popular, que

desarrollaremos a lo largo del trabajo, nos han llevado a introducir en este apartado, al

finalizar el ceremonial litúrgico, un epígrafe dedicado a la liturgia y a la piedad popular

que se armonizan sin fusionarse. Pues, como es sabido, la liturgia debe tener un lugar

preeminente respecto a los ejercicios de piedad. En este sentido, Juan Pablo II subrayó

que “la religiosidad popular tiene su natural culminación en la celebración litúrgica,

hacia la cual, aunque no confluyan habitualmente, debe idealmente orientarse, y ello se

debe enseñar con una adecuada catequesis” 534

, que compete al obispo diocesano, quien

debe actuar -como lo hicieron los obispos de Córdoba durante el siglo XIX- cuando las

532

ACC. Inventario de 1762. 533

MORENO CUADRO, F., “La Pasión en la Sacra de la Ciudad de Jerusalén de la Catedral de

Córdoba”, Alto Guadalquivir (1993), pp. 14-15. 534

JUAN PABLO II, Mensaje a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Culto Divino y

Disciplina de los Sacramentos, Ciudad del Vaticano, 21 de septiembre de 2001.

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expresiones de religiosidad popular se contaminen con elementos no coherentes con la

doctrina católica.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

dispuso un documento con más de 288 puntos535

, dividido en dos partes fundamentales

en las que plantea la armonía entre culto litúrgico y piedad popular (nn.22-92) y una

serie de orientaciones (nn.93-287), todo ello buscando la correcta armonización entre

las acciones litúrgicas y los ejercicios de piedad popular, entre los que se engloban

diversas manifestaciones culturales que manifiestan “sed de Dios”536

. Todo ello lo

podemos apreciar con un lenguaje de gestos, textos, fórmulas, cantos, música, imágenes

que ayudan a los fieles a ubicarse delante de los misterios de la fe cristiana y lugares

vinculados a las prácticas de devoción537

-templo de San Rafael o santuario de Nuestra

Señora de la Fuensanta, por ejemplo-, que analizaremos en numerosas celebraciones

catedralicias durante los siglos XIX y XX. Podemos decir que, en esta época se plantea

un importante renacimiento de la liturgia y, paralelamente, un incremento de la piedad

popular. Todo ello, favorecido por un romanticismo que valora el sentimiento y los

aspectos religiosos del hombre, y por las expresiones de sucesos prodigiosos que

obtienen el reconocimiento oficial, como las apariciones que se concretan en cultos

locales, focalizados en santuarios que se convierten en centros de peregrinaciones.

A comienzos del siglo XX Pío X se propuso popularizar la liturgia, lo que

contribuyó a separar liturgia de piedad popular, contribuyendo al reconocimiento de la

supremacía de la primera, en la que se abría la participación de los fieles. Debemos

recordar el motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados] de Pío X, sobre la

Música Sagrada, de 22 de noviembre de 1903, que tuvo una amplia repercusión en

España538

y que la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española

535

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia. Principios y Orientaciones, Ciudad del Vaticano, 2002. 536

Ibidem, n.9. 537

Ibidem, nn. 14-20. 538

Sobre la influencia del importante documento, váase FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, I., “La reforma

del canto gregoriano en el entorno del motu proprio de Pío X”, en Actas del simposio internacional San

Pío X y la música (1903-2003), Revista de Musicología XXVII I (2004), pp. 21-44; MEDINA, A., “La

música en el templo tras el motu proprio de san Pío X: Una mirada desde los archivos de la Iglesia”, en

Música y archivos de la Iglesia, Oviedo, Ed. Memoria Ecclesiae, XXXI, 2008, pp. 21-44; LÓPEZ

FERNÁNDEZ, M., La aplicación del `motu proprio´ sobre música sagrada de Pío X en la archidiócesis

de Sevilla (1903-1910). Gestión institucional y conflictos identitarios (Tesis doctoral, Universidad de

Granada, 2014, http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/34643/1/24179322.pdf) [Consultada el 17 de

noviembre de 2015].

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194

consideró el arranque de la reforma litúrgica539

, afianzada por otras iniciativas -

comunión frecuente, reforma del calendario y nueva distribución del Salterio para la

Lirturgia de las Horas-, que preocupó a otros pontífices -Pío XI, constitución apostólica

Divini cultus sanctitatem [Santidad del culto divino], de 20 de diciembre de 1928, sobre

la música sagrada; Pío XII, Encíclicas Mediator Dei [Mediador de Dios] sobre la

Sagrada Liturgia, de 20 de noviembre de 1947, y Musicae sacrae [De la música sacra],

de 25 de diciembre de 1955; y Juan XXIII con el nuevo Misal romano de 1962- y

culminó con el Vaticano II, que elevó al máximo la iniciativa de participación de los

fieles acuñada por Pío X.

Como es sabido, en el Vaticano II se proclamó la supremacía de la liturgia y la

subordinación a ella de la religiosidad popular. También se ratificó que los ejercicios de

piedad no pueden plantearse en oposición, pues la piedad popular es una realidad

eclesial. Una realidad que no debe degenerar en el sentimentalismo, ni sobrevalorarse

en detrimento de la liturgia, siendo ambas expresiones legítimas del culto cristiano,

aunque no homologables540

.

Sin embargo, dado que la participación en la litugia no abarca toda la vida

espiritual, para la Iglesia el cristiano debe orar individualmente, en familia541

y en

comunidades de cofradías y asociaciones. Estas últimas adquieren gran importancia en

las celebraciones catedralicias, que se acomodan a los tiempos del año litúrgico. Con

ello, se armonizan con la liturgia y se favorece “una participación consciente y activa en

la oración común de la Iglesia”542

. De esta forma se supera el riesgo de cerrarse a los

valores universales, pues la piedad popular está caracterizada por el sentimiento propio

de una época de la historia y de una cultura.

En relación con el año litúrgico debemos destacar algunas celebraciones de

piedad popular que tienen presencia en el ceremonial catedralicio. Durante el Adviento,

que prepara la venida del Mesías, la liturgia celebra con frecuencia a María, destacando

la solemnidad de la Inmaculada, profusamente arraigada entre los fieles, cuya expresión

539

Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia en el centenario del motu proprio Tra le

sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165. 540

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia, op. cit., nn. 51 y 58. 541

Sobre la familia como santuario doméstico en el que la oración presenta diversidad de formas, véase

JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Familiaris consortio [Asociación familiar] sobre la misión de

la familia cristiana en el mundo actual, de 22 de noviembre de 1981, nn. 55 y 66. 542

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia, op. cit., n. 71.

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principal es la novena/triduo/vigilia de la Inmaculada. Asimismo, en la víspera de la

ecucaristía de la noche de Navidad son frecuentes los villacincos, que en la catedral de

Córdoba han gozado de una larga tradición543

.

Como es sabido, la Cuaresma comienza con el símbolo de las cenizas, que

recuerda la efímera existencia e inicia el periodo de cuarenta días de penitencia y

conversión que, sin contar los domingos, termina el Sábado Santo. Con este símbolo, la

piedad popular anticipa la Adoración de la Cruz del Viernes Santo, reverenciando la

cruz y rememorando la Vía crucis. Este es un ejercicio de piedad con el que los fieles

veneran la pasión del Señor, combinando palabra, meditación, rezo, movimiento

procesional y, a veces, canto-música. En la Semana Santa, junto al ciclo litúrgico, se

realizan varios ejercicios de piedad específicos, sobre todo las procesiones, entre las que

debemos destacar la procesión de los ramos de olivo y las palmas del Domingo de

Ramos que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.

Asimismo, la piedad popular ha venerado el lugar de la reserva en el

`Monumento del Jueves Santo´ tras la misa en la Cena del Señor de ese mismo día,

considerado como el `Santo sepulcro´ donde fue enterrado Cristo tras su muerte,

veneración que está en la base de la procesión del Santo Entierro a la catedral, que se

desarrolló como la única procesión del ochocientos en Córdoba.

Las Escrituras dan testimonio de que entre la Ascensión y Pentecostés los

apóstoles permanecieron unidos (Hech 1,14) esperando la venida del Paráclito. En la

catedral de Córdoba se conmemora la novena de Pentacostés y con gran solemnidad la

vigilia de la festividad, que se ha hecho coincidir con otras importantes celebraciones,

entre ellas el encuentro diocesano con motivo del Gran Jubileo del año 2000 o el

recibimiento de la Cruz de los jóvenes antes de las Jornadas Mundiales de la Juventud

del 2011.

A partir de Pentecostés se desarrollan otras importantes festividades, como la

Santísima Trinidad, el domingo siguiente, o el jueves de esa misma semana el Corpus

Christi. En estos días confluyen la piedad popular y la Eucaristía, cuya adoración

adquiere especial importancia en las Cuarenta Horas.

En el transcurso del tiempo ordinario destaca la Asunción de María, advocación

a la que está dedicada la catedral desde el siglo XVI544

, adquiriendo la devoción

543

Al respecto, véase BONILLA CEREZO, R. y GARCÍA AGUILAR, I., Villacincos de la catedral de

Córdoba (1682-1767), Córdoba, Ediciones de La Posada, 2002.

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196

mariana una singular importancia no solo en las grandes ceremonias celebradas en la

catedral sino también en la cotidianidad, siendo especialmente frecuentes, además del

Salterio, las letanías de la Virgen, que tanto desarrollo adquieren en el ceremonial

catedralicio.

De época muy antigua y con raíces escriturarias (Hech 7,54-60; Ap 6,9-11; 7,9-

17) es el culto a los santos, especialmente los mártires y patronos de iglesias locales. Así

como a los ángeles protectores de la Iglesia desde sus inicios (Hech 5,17-20; 12,6-11).

En la ciudad de Córdoba hay una especial devoción a san Rafael como custodio de la

localidad. Tenemos constancia de esta veneración durante toda la contemporaneidad y

época actual junto a las reliquias de los Santos Mártires y la Virgen de la Fuensanta,

copatrona de Córdoba. No debemos olvidar el culto y devoción popular a los patronos

de la ciudad san Acisclo y santa Victoria. Asimismo, en los últimos años del pontificado

de Juan Alfonso de Alburquerque Berión (1857 - 1874) se inicia una gran devoción a

san José, que puede datarse en la diócesis, a raíz de su declaración por Pío IX como

Patrón de la Iglesia universal el 8 de diciembre de 1870, con un mayor seguimiento a

partir de 1881 con la creación de la Asociación Josefina por el canónigo doctoral José

Agreda Bartha545

.

A los santos se les invoca en la Iglesia desde comienzos del siglo VII, siendo

especialmente frecuente el rezo de las letanías de los santos, que en ceremonial

catedralicio se realiza en numerosas ocasiones, especialmente en las procesiones, entre

las que destacan las de rogativas, y oficio de tinieblas.

Finalmente, comentar la importancia que adquieren en la catedral la liturgia de

las horas del oficio divino comentada y los sufragios por los difuntos o súplica a Dios

para que tenga misericordia de ellos, los purifique y los haga partícipes de su gloria

hasta el día de la resurrección (1 Cor 15,42-44) después de la peregrinación terrena que

termina con el cortejo fúnebre.

544

Desde su consagración en 1236 estuvo dedicada a Santa María, pero en el siglo XVI se dedica a

Nuestra Señora de la Asunción, coincidiendo con el desarrollo del programa redentorista que presenta a

María como Mediadora y prototipo de Iglesia, cuya glorificación anticipa la que vendrá al final de los

tiempos para todos los creyentes. Cfr. MORENO CUADRO, F. El crucero de la catedral de Córdoba, op.

cit., p. 129. 545

Boletín Eclesiástico de Córdoba, 3 (1882), pp. 109-113.

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4. TOMAS DE POSESIÓN DE LOS AGENTES CATEDRALICIOS DE LA ACCIÓN

LITÚRGICA.

En la acción litúrgica se engloban los actos sagrados instituidos por Cristo o por

la Iglesia en su nombre, los cuales son realizados por religiosos designados a este fin,

quienes también participan en ejercicios piadosos.

La catedral es donde tiene su sede el obispo, el lugar en el que tiene establecida

la cátedra desde la que preside las celebraciones litúrgicas, de ahí el nombre y que sea el

principal actor cuando está presente en la misma, siendo sustituido en periodo de sede

vacante por el administrador apostólico o administrador diocesano, que forma parte del

cabildo catedralicio546

, que celebra las funciones litúrgicas más solemnes en la iglesia

mayor y se rige por unos estatutos que requieren la aprobación del prelado, que es

también quien confiere las canonjías, previa consulta al propio cabildo, que elige a su

presidente o deán, el cual debe ser confirmado por el obispo diocesano.

El cabildo de Córdoba se remonta a los primeros momentos de la conquista de la

ciudad por Fernando III (1236), incluso antes del nombramiento del obispo Fitero

(1239-1245)547

, siguiendo las constituciones dadas en 1224 por Honorio III a la catedral

de León548

,conociéndose su composición por Gómez Bravo, quien recoge que estaba

compuesto por ocho dignidades -decano, arcediano de Córdoba, maestreescuela,

chantre, arcedianos de Castro y Pedroche, tesorero, priorato- y más de veinte canónigos

y otros tantos racioneros549

, que disponen de una parte de las prebendas de la catedral550

,

ingresos de los que se destina una cuantía, más o menos importante, a funerales,

enterramientos y celebración de aniversarios que abordamos más adelante.

Díaz Rodríguez, en su excelente monografía sobre el clero catedralicio en

España, se refiere al cabildo como el patriciado eclesiástico de los prebendados que

formaba la aristocracia eclesiástica o maquinaria de legitimación social de la catedral de

546

La importancia de los cabildos catedralicios ha dado origen a una extensa bibliografía que

recientemente ha sintetizado DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Cabildos catedralicios y clero capitular en el

Antiguo Régimen: Estado de la cuestión”, Revista de Historiografía, 13, VII (2/2010), pp. 82-99, vid.

esp. pp. 86 ss. 547

VÁZQUEZ LESMES, R. Córdoba y su cabildo catedralicio en la modernidad, op. cit., p. 13. 548

VILLACORTA RODRÍGUEZ, T., El cabildo de la catedral de León. Estudio histórico-jurídico.

Siglos XIl-XIX, León, Centro de Estudios e investigación "San Isidoro", Col. Fuentes y Estudios de

Historia Leonesa, nº 12, 1974, pp. 42-49. 549

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., t. 1. p. 253. 550

Sobre los ingresos de las élites eclesiásticas locales y la gestión patrimonial de los prebendados, véase

DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Inversión económica y gestión patrimonial entre los prebendados de la

España moderna: Córdoba (1500-1800)”, Obradoiro de Historia Moderna, 21 (2012), pp. 157-189.

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Córdoba, el cual mantiene su estructura secular hasta el Concordato de 1851, aunque en

el último quinquenio del reinado de Carlos IV (1788-1808) que coincide con el

comienzo de la contemporaneidad, desaparecieron los más importantes representantes

del orden catedralicio, como el arcediano Medina y Corella551

, quien falleció en 1803 y

legó sus bienes para fundar un Monte de Piedad para socorrer a los necesitados, el cual

quedó bajo el control del cabildo catedralicio552

.

La base económica del cabildo fue uno de los componentes fundamentales en su

relación con otras instituciones, como hemos comentado al principio de nuestro trabajo,

separándose la mesa capitular de la episcopal para administrar y gestionar sus bienes

patrimoniales en 1246, momento en que se constituye realmente el cabildo cordobés553

,

cuyo sistema beneficial interesó a la oligarquía local como plataforma de poder554

.

En relación al tema que nos ocupa, debemos recordar que en el Antiguo

Régimen la toma de posesión de una prebenda era de gran importancia555

. En los

Estatutos aprobados por Bernardo de Fresneda, que ocupó la sede de Córdoba entre

1571 y 1577, año en el que fue nombrado arzobispo de Zaragoza, se recoge el protocolo

que debía seguirse en la toma de posesión de un prebendado. Este era conducido al coro

por los diputados nombrados al efecto, juraba la defensa de los Estatutos y costumbres

del cabildo, tras lo cual recibía el abrazo de paz de los restantes capitulares, y

posteriormente se le otorgaba asiento en la sala capitular556

, protocolo que se mantiene

en la contemporaneidad y en lo esencial hasta la actualidad.

4.1 Obispos.

La toma de posesión de prelados en época contemporánea se agiliza respecto al

protocolo seguido en el Antiguo Régimen557

. Es conocida con detalle gracias al

Ceremonial de Xímenez y Hoyo de 1805.

551

DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en la España moderna (1475-1808), op. cit., pp. 15-16. 552

Sobre esta institución de carácter benéfico, véase CASTEJÓN MONTIJANO, R., LÓPEZ YEPES, J.,

NIETO CUMPLIDO, M. y PALACIOS BAÑUELOS, L., Historia del Monte de Piedad y Caja de

Ahorros de Córdoba (1864-1978), Córdoba, Monte de Piedad, 1979. 553

SANZ SANCHO, I., La iglesia de Córdoba (1236-1454). Una diócesis de la provincia eclesiástica de

Toledo en la Baja Edad Media, Madrid, Fundación Ramón Areces, 2006, pp. 186-188. 554

DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en la España moderna…, op. cit., p. 34. 555

Sobre los mecanismos de acceso a la misma, véase DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en

la España moderna…, op. cit., pp. 69-109. El autor destaca cómo hasta el Concordato de 1851 se

mantuvieron, aunque decreciendo progresivamente, los expedientes de limpieza de sangrre, pervivencia

del Antiguo Régimen que continuó formalmente hasta mediados del siglo XIX. 556

FRESNEDA, B., Estatutos de la Sancta Yglesia Cathedral de Córdoba, Antequera, por Andrés

Lobato, 1577, ff- 57r.-59r. 557

VÁZQUEZ LESMES, R. Córdoba y su cabildo catedralicio en la modernidad, op. cit., pp. 246-247.

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El cabildo debía anunciar el día del juramento a la corporación municipal que,

desde la capilla del Cardenal Salazar se dirigía al palacio episcopal para cumplimentar

al nuevo obispo. Toda la comitiva le acompañaría hasta la catedral al son de un repique

de campanas. El tañido de campanas serviría al cabilo de señal para dirigirse hasta la

puerta del Perdón en procesión, presidida por una cruz, acompañada de ciriales y

acólitos con dalmáticas, por los canónigos más antiguos y el maestro de ceremonias,

revestidos con ornamentos blancos y portando una cruz relicario.

Junto a la puerta principal del recinto catedralicio, que debía permanecer cerrada

hasta la llegada del obispo, se instalaba un altar con blandones, los evangelios y los

estatutos de la catedral con la fórmula del juramento.

Al llegar la comitiva episcopal, el alcaide abría la puerta y se le ofrecía al obispo

a besar una cruz y el hisopo con el que se asperge a sí mismo y a los miembros de las

corporaciones eclesiástica y municipal.

Tras incensar el altar, el obispo lo bendice y se arrodilla delante del mismo para

oir el juramento que debe leer el secretario capitular. Después del juramento, los

cantores entonan el Ecce SacerdosMagnus [He aquí el gran sacerdote], mientras que en

procesión se dirigen al altar mayor por los postigos del coro. Al llegar al presbiterio se

arrodilla el obispo y se entona un Te Deum, tras el cual subiría a la silla episcopal con la

mitra para recibir oficialmente al cabildo, que le besará la mano.

Finalmente, el obispo imparte la bendición a los asistentes y regresa a su

residencia con repique de campanas y acompañado por el cabildo, quedándose los

representantes de la ciudad junto al presbiterio558

.

Desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad, la silla de Osio ha estado

ocupada por diecisiete prelados, en cuyas tomas de posesión se ha seguido el citado

ceremonial catedralicio.

D. Agustín Ayestarán Landa (1796 - 1804).

D. Pedro Antonio Trevilla (1805 - 1832).

D. Juan José Bonel y Orbe (1833 - 1847, nombrado arzobispo de Toledo).

D. Manuel Joaquín Tarancón y Morón (1847 - 1857, nombrado arzobispo de Sevilla).

D. Juan Alfonso Albuquerque Berión (1857 - 1874).

D. Zeferino González y Díaz Tuñón, O.P. (1875 - 1883, nombrado arzobispo de

Sevilla).

D. Sebastián Herrero Espinosa de los Monteros (1883 - 1898, nombrado arzobispo de

Valencia).

D. José Proceso Pozuelo y Herrero (1898 - 1913).

D. Ramón Guillamet y Coma (1913 - 1920, nombrado obispo de Barcelona).

D. Adolfo Pérez y Muñoz (1920 - 1945).

558

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 90-98.

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D. Albino González Menéndez Reigada, O.P. (1946 - 1958).

D. Manuel Fernández-Conde García del Rebollar (1959 - 1970).

D. José María Cirarda Lachiondo (1971 - 1978, nombrado arzobispo de Pamplona).

D. José Antonio Infantes Florido (1978 - 1996).

D. Francisco Javier Martínez Fernández (1996 - 2003, nombrado arzobispo de

Granada).

D. Juan José Asenjo Pelegrina (2003-2010, nombrado arzobispo de Sevilla).

D. Demetrio Fernández González, desde 2010 a la actualidad.

A continuación, recogemos las tomas de posesión del obispo actual y de su

antecesor, mons. Asenjo, como ejemplos ilustrativos de tal ceremonia. Don Juan José

Asenjo Pelegrina, que había sido obispo titular de Iriziana y auxiliar de Toledo, tomó

posesión de la diócesis de Córdoba el 27 de septiembre de 2003559

, de la que fue obispo

hasta el año 2008, en que fue nombrado arzobispo coadjutor de la archidiócesis de

Sevilla560

.

El protocolo seguido fue prácticamente el mismo que se ha utilizado durante

toda la contemporaneidad. Conocido el nombramiento, el administrador diocesano, don

Lorenzo López-Cubero, le escribió una carta al nuevo obispo en nombre de la iglesia

particular de Córdoba561

.

El día de la toma de posesión, el nuevo obispo, acompañado por el nuncio

apostólico -mons. Monteiro de Castro-, el cardenal arzobispo de Madrid -mons. Rouco

Varela- y el administrador diocesano -don Lorenzo López Cubero-, llegó a la puerta del

Perdón, donde fue recibido por el cabildo y el colegio de consultores, a los que fue

presentado por el nuncio.

El prelado besó el Lignun crucis y aspergió a los presentes con agua bendita.

Seguidamente recibió el saludo del administrador diocesano e hizo la profesión de fe y

prometió observar los Estatutos Capitulares y las costumbres, siguiendo la fórmula

habitual, ante el secretario general-canciller, don Antonio Evans: “Al tomar posesión de

la diócesis de Córdoba, prometo observar los Estatutos Capitulares y loables

559

JUAN PABLO II, Bula de Nombramiento de Mons. Asenjo Pelegrina como obispo de Córdoba, en

Roma a 28 de julio de 2003, rubricada por Marcellus Rosetti, Protonotario Apostólico. 560

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA, Carta del Nuncio Apostólico, el cardenal Monteiro de

Castro,a mons. Asenjo Pelegrina, firmada en Madrid a 4 de noviembre de 2008, comunicándole su

nombramiento como arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla, que se hará público el 13 de

noviembre de 2008, a las 12:00 h. 561

LÓPEZ-CUBERO GIMÉNEZ, L., “Palabras de bienvenida a don Juan José Asenjo Pelegrina”, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 21-23.

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costumbres de esta Santa Iglesia Catedral, siempre de acuerdo con la Doctrina de la

Iglesia y el vigente Código de Derecho Canónico”562

.

PROFESIÓN DE FE.

Yo, Juan José Asenjo Pelegrina creo con fe firme y profeso todas y cada una de las

verdades que se contienen en el Símbolo de la FE, a saber:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderosos… [todo el credo]…

Creo con fe firme, también, todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o

transmitida por la Tradición y que, para ser creído como divinamente revelado, se

propone por la Iglesia, sea mediante un juicio solemne, sea mediante el magisterio

ordinario y universal.

Acepto, asimismo, y retengo firmemente todas y cada una de las enseñanzas sobre la fe

y las costumbres propuestas por la Iglesia de modo definitivo.

Además, me adhiero, con religioso asentimiento de voluntad y entendimiento, a las

enseñanzas enunciadas tanto por el Romano Pontífice como por el Colegio de los

Obispos, cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no intenten proclamar con un

acto definitivo.

Yo, Juan José Asenjo Pelegrina al asumir el oficio de obispo de Córdoba, prometo

guardar siempre, tanto en las palabras con que me exprese, como en mi manera de

actuar, mi comunión con la Iglesia Católica.

Cumpliré con gran diligencia y fidelidad las obligaciones con las que me vinculo a la

Iglesia, tanto Universal como Particular, en la que he sido llamado a ejercer mi servicio,

según lo establecido por el Derecho.

En el ejercicio de mi ministerio, que me ha sido confiado en nombre de la Iglesia,

guardaré integro el depósito de la fe y lo transmitiré e ilustraré fielmente, por lo que

evitaré cualesquiera doctrinas contrarias.

Seguiré y fomentaré la disciplina común a toda la Iglesia, y cumpliré con todas las leyes

eclesiásticas, en especial las contenidas en el código de Derecho Canónico.

Prestaré cristiana obediencia a cuanto declaran los Pastores sagrados, como doctores y

maestros auténticos de la fe, y a cuanto disponen como rectores de la Iglesia, y ayudaré

fielmente a los obispos diocesanos para que la acción apostólica, que debe jercerse en

nombre y por mandato de la Iglesia, se realice siempre en comunión con la misma

Iglesia.

Que Dios me ayude y estos Santos evangelios que toco con mis manos.

A continuación comenzó la procesión hasta el interior del templo, precedida por

la cruz catedralicia y formada por los maestros de ceremonias, don Juan Olmo y don

Manuel Pérez Moya, el evangeliario, los capitulares, colegio de consultores y

autoridades eclesiásticas que asistieron al acto, cerrando el cortejo el nuncio apostólico

acompañado por el obispo electo y el administrador diocesano. Acto seguido, se

dirigieron a la capilla de la Inmaculada, donde mons. Asenjo oró ante el Santísimo que

estaba reservado en el sagrario, y desde este lugar a la sacristía de la capilla de Santa

Teresa, donde se revistieron para la celebración litúrgica.

Desde la sacristía se dirigieron al altar erigido para la ocasión en la capilla de

Villaviciosa, donde se procedió a la toma de posesión. El nuncio apostólico ordenó al

562

“Juramento del Sr. Obispo de los Estatutos de la S. I. Catedral”, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 31-34.

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202

secretario general-canciller del obispado que mostrase al colegio de consultores y al

pueblo la bula de nombramiento y que la leyese, tras lo cual entregó el báculo al obispo,

quien pasó a presidir el acto y recibió la adhesión del colegio de consultores, capitulares

en representación de los presbíteros y de toda la diócesis, representada por unos

religiosos, un matrimonio, unos jóvenes y unos niños.

Efectuada la toma de posesión se dirigieron al altar mayor para la primera misa

estacional de mons. Asenjo Pelegrina con el canto del Gloria in excelsis Deo que

recogen las normas litúrgicas563

. Según las fuentes consultadas, la última toma de

posesión de un obispo en la catedral de Córdoba fue la de don Demetrio Demetrio

Fernández González -anteriormente obispo de Tarazona- por nombramiento de

Benedicto XVI a 18 de febrero de 2010564

.

La ceremonia siguió el protocolo acostumbrado, siendo recibido el nuevo obispo

en la puerta del Perdón de la catedral por el presidente del cabildo, don Manuel Pérez

Moya, quien le dio a besar la reliquia del Lignum Crucis y le ofreció agua bendita, antes

de hacer la promesa de observar los Estatutos Capitulares y costumbres de la catedral

de Córdoba, lo que realizó ante el maestrecuela-Secretario, don Antonio Evans Martos,

siguiendo la fórmula establecida: “Al tomar posesión de la diócesis de Córdoba,

prometo observar los Estatutos Capitulares y loables costumbres de esta Santa Iglesia

Catedral, siempre de acuerdo con la Doctrina de la Iglesia y el vigente Código de

Derecho Canónico”565

.

Después de la promesa se inició la procesión, precedida por la cruz catedralicia,

hasta el interior del templo, siguiendo el preceptivo orden y, por tanto, cerrando el

cortejo el obispo electo, acompañado por el Presidente de la Conferencia Episcopal

-mons. Rouco Varela-, el nuncio apostólico en España -mons. Renzo Fratini- y el

administrador apostólico de Córdoba -mons. Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla-.

La comitiva se dirigió a la capilla del Santísimo Sacramento -capilla de la

Concepción del obispo Salizanes-, donde el obispo electo estuvo orando unos minutos,

desde la que se dirigió a la sacristía -capilla del Cardenal Salazar- para revestirse con los

563

Acta del inicio del ministerio pastoral y posesión de la Diócesis de Córdoba de Mons. Asenjo

Pelegrina, en Córdoba a 27 de septiembre de 2003, firmada por el Secretario General Canciller, el Nuncio

y rubricada por las autoridades eclesiásticas asistentes. 564

BENEDICTO XVI, Bula de Nombramiento de Mons. Demetrio Fernández como obispo de Córdoba,

en Roma a 18 de febrero de 2010, rubricada por Lorenzo Rivoli, Protonotario Apostólico. 565

Promesa de observar los Estatutos y Loables Costumbres de la Santa iglesia Catedral, reproducida en

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXI, marzo-junio de 2010, p. 144.

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203

ornamentos litúrgicos y proseguir hasta el presbiterio para la toma de posesión y

celebración eucartística.

Tras unas breves alocuciones del administrador apostólico de Córdoba y del

nuncio apóstólico en España, este último -mons. Renzo Fratini- ordenó al secretario

general-canciller del obispado que mostrase al colegio de consultores diocesano y a los

fieles la bula y que diera lectura de la misma.

D. Demetrio Fernández González recibiendo testimonio

de obediencia y adhesión tras la toma de posesión

como obispo de Córdoba.

Una vez efectuada la toma de posesión, el nuevo obispo de la diócesis se sentó

en la cátedra para recibir el testimonio de obediencia y adhesión del colegio de

consultores, capitulares y una representación de la diócesis, tras lo cual se inicio su

primera misa estacional, la primera reunión comunitaria que preside como obispo de la

ciudad, de todo lo cual dio fe el secretario general-canciller del obispado566

.

566

Acta del inicio del ministerio pastoral y posesión de la Diócesis de Córdoba de Mons. Demetrio

Fernández González, en Córdoba a 20 de marzo de 2010, rubricada por las autoridades eclesiásticas

asistentes: Demetrio Fernández González (obispo de Córdoba), Renzo Fratini (nuncio apostólico),

Antonio Mª Rouco Varela (cardenal arzobispo de Madrid), Juan José Asejo Pelegrina (arzobispo de

Sevilla), Javir Martínez Fernández (arzobispo de Granada), Mario Iceta Gavicagogeascoa (obispo auxiliar

de Bilbao), Jesús Sanz Montes (arzobispo de Oviedo), Ginés Ramón García Beltrán (obispo de Guadix),

Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo (obispo de Getafe), José Ignacio Munilal Aguirre

(obispo de San Sebastián), Francisco Gil Hellín (arzobispo de Burgos), Juan del Río Martin (arzobispo

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204

4.2 Administradores apostólicos y diocesanos en período de sede vacante.

Cuando se produce un periodo de sede vacante por defunción o nombramiento

del obispo titular en otro destino, se nombra un administrador apostólico o diocesano,

según tenga consagración episcopal o carezca de la misma. Lo usual es que se asuma

desde el arzobispado al que pertenece la diócesis. En este sentido, citar el amplio

periodo de sede vacante transcurrido entre los episcopados de don Adolfo Pérez Muñoz

(1920-1945) y fray Albino González Menéndez Reigada, O.P. (1946-1958), en el que

fue administrador apostólico el polémico cardenal Pedro Segura, quien ocupó la

archidiócesis de Sevilla desde 1937, a su vuelta del Vaticano, donde estuvo tras

renunciar a la sede primada de Toledo en 1931 obligado por el gobierno republicano a

raíz de polémicas pastorales que provocaron su destitución.

Normalmente son prelados los que se nombran como administradores

apostólicos haciendo las veces de obispo, pero hay excepciones, como el periodo de

sede vacante entre el espiscopado de don Francisco Javier Martínez Fernández (1996 -

2003, nombrado arzobispo de Granada) y el nombrameinto de don Juan José Asenjo

Pelegrina(2003 - 2010, nombrado arzobispo de Sevilla567

) en el que al frente de la sede

vacante estuvo un administrador diocesano, don Lorenzo López-Cubero Giménez, quien

había ocupado hasta la fecha de su nombramiento el cargo de vicario general y

moderador de la curia de la diócesis de Córdoba.

El acta de la toma de posesión la redactó el secretario general-canciller, don

Antonio Evans Martos, el 3 dejunio de 2003, ante quien realizó el juramento de

fidelidad y la profesión de fe, siguiendo las fórmulas que recogemos a continuación:

castrense), Elías Yánez Álvarez (arzobispo emérito de Zaragoza), Manuel Ureña Pastor (arzobispo de

Zaragoza), Francisco Pérez González (arzobispo de Pamplona-Tudela), Manuel Sánchez Monge (obispo

de Mondoñedo-Ferrol), Ramón del Hoyo López (obispo de Jaén), Jesús E, Catalá Ibáñez (obispo de

Málaga), Josep Ángel Saiz Meneses (obispo de Tarrasa), Ángel Rubio Castro (obispo de Segovia),

Francisco Cases Andreu (obispo de Canarias), José Manuel Lorca Planes (obispo de Cartagena y

administrador apostólico de Teruel y Albarracín), José Vilaplana Blasco (abispo de Huelva), Braulio

Rodríguez Plaza (arzobispo de Toledo), Adolfo González Montes (obispo de Almería), Antonio Ceballos

Atienza (obispo de Cádiz-Ceuta), Antonio Dorado Soto (obispo emérito de Málaga), José Mazuelos Pérez

(obispo de Asidonia-Jerez), Fidel Herráez Vegas (obispo auxiliar de Madrid), Juan Antonio Martínez

Camino (obispo auxiliar de Madrid), Joaquín Carmelo Borobia Isasa (obispo auxiliar de Toledo), Juan

José Omella Omella (obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño) y Alfonso Millán Sorribas (obispo de

Barbastro-Monzón). 567

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA, Carta del Nuncio Apostólico, el cardenal Monteiro de

Castro, a mons. Asenjo Pelegrina, firmada en Madrid a 4 de noviembre de 2008, comunicándole su

nombramiento como arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla, que se hará publico el 13 de

noviembre de 2008, a las 12:00 h.

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205

JURAMENTO DE FIDELIDAD.

Yo, Loreno López-Cubero Giménez, al asumir el oficio de Administrador Diocesano en

la diócesis de Córdoba, prometo mantenerme siempre en comunión con la Iglesia

Católica, tanto en lo que exprese de palabra como en mi manera de obrar.

Cumpliré con gran diligencia y fidelidad las obligaciones a las que estoy comprometido

con la Iglesia tanto universal como particular, en la que he sido llamado a ejercer mi

servicio, según lo establecido por el derecho.

En el ejercicio del ministerio que me ha sido confiado en el nombre de la Iglesia,

conservaré íntegro el depósito de la fe y lo transmitiré y explicartá fielmen; evitando,

por tanto, cualquier doctrina que sea contraria.

Seguiré y promoveré la disciplina común a toda la Iglesia, y observaré todas las leyes

eclesiásticas, ante todo aquellas contenidas en el Código de Derecho Canónico.

Con obediencia cristiana acataré lo que enseñen los sagrados pastores, como doctores y

maestros auténticois de la fe y lo que establezcan como guías de la Iglesia, y ayudaré

fielmente a los obispos diocesanos para que con la acción apostólica que he de ejercer

en nombre y por mandado de la Iglesia, se realice siempre en comunión con ella.

Que así Dios me ayude y estos santos evangelios que toco con mis manos.

PROFESIÓN DE FE.

Yo, Lorenzo López-Cubero Giménez, creo con fe firme y profeso todas y cada una de

las verdades que se contienen en el Símbolo de la FE, a saber:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderosos… [todo el credo]…

Creo también, con fe firme, todo aquello que se contiene en la Palabra de Dios escrita o

transmitida por la Tradición, y que la Iglesia propone para ser creído, como divinamente

revelado, mediante un juicio solemne o mediante el magisterio ordinario y universal.

Acepto y retengo firmemente, asimismo, todas y cada una de las cosas sobre la doctrina

de la fe y las costumbres propuestas por la Iglesia de modo definitivo.

Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las

doctrinas enunciadas tanto por el Romano Pontífice como por el Colegio de los Obispos

cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas

como un acto definitivo568

.

Don Juan José Asenjo Pelegrina, después de su nombramiento como arzobispo

coadjutor de Sevilla569

, toma posesión como administrador apostólico de Córdoba el 20

de enero de 2009 ante el secretario general-canciller del obispado, Manuel Moreno

Valero570

, haciendo juramento de fidelidad y solemne profesión de fe, con una única

fórmula que recogemos en la toma de posesión de obispo y que se repite con el único

cambio de obispo por administrador apostólico.

568

Toma de posesión de D. Lorenzo López-Cubero Giménez como Administrador diocesano, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, junio-septiembre de 2003, pp. 137-142. 569

CONGREGACION PARA LOS OBISPOS, Decreto por el que se nombra a Mons. Asenjo Pelegrina,

arzobispo coadjutor de Sevilla, Administrador Apostólico de la Diócesis de Córdoba, firmado por el

prefecto, cardenal Giovanni Battista Re, en Roma a 17 de enero de 2009. 570

AGOC, Acta de toma de posesión del Excmo. y Rvdmo Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina como

Administrador postólico de Córdoba, a 20 de enero de 2009, firmada por el Canciller Secretario General,

Manuel Moreno Valero.

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4. 3 Capitulares.

Los canónigos son los miembros que componen el cabildo catedralicio,

instituido para ayudar al obispo y desarrollar el culto en la catedral, según sus Estatutos,

en los que se recoge que a este colegio de sacerdotes “corresponde celebrar las

funciones litúrgicas más solemnes en la iglesia que es considerada madre y cabeza de

las demás iglesias de la diócesis, por tener en ella el obispo su sede, su cátedra y su

altar571

.

Tienen diferentes funciones, que pueden variar con el tiempo, si bien son

puestos vitalicios, aunque se jubilan a los 75 años. Por esta razón no es frecuente que se

cese en una canonjía, aunque entre los capitulares de Córdoba se han producido

renuncias excepcionales. La primera fue la del canónigo arcediano Mario Iceta

Gabicagogeascoa al ser nombrado obispo auxiliar de Bilbao (5 de febrero de 2008) y la

segunda la del deán Santiago Gómez Sierra al ser nombrado obispo titular de Vergi y

auxiliar de Sevilla (18 de diembre de 2010)572

. En ambos casos, antes de sus respectivas

ordenaciones episcopales y tomas de posesión en sus sedes, se celebraron ceremonias de

acción de gracias. El 18 de marzo de 2008, Martes Santo, en el contexto de la

celebración de la misa crismal por su carácter eminentemente sacerdotal, a la que el

obispo del momento -mons. Asenjo- invitó a todos los religiosos y fieles de la diócesis

por el nombramiento del obispo auxiliar de Bilbao, y una específica el 12 de febrero de

2011 para despedir a Gómez Sierra, antes del retiro espiritual que realizó, como

preparación a su consagración episcopal, al monasterio cistenciense de Santa María de

las Escalonías (Hornachuelos, Córdoba)573

.

571

ASENJO PELEGRINA, J. J., Decreto de aprobación de los Estatutos de la Santa Iglesia Catedral de

Córdoba, 28 de abril de 2005; la última reforma de los Estatutos del cabildo catedralicio. 572

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA, Carta del Nuncio Apostólico, mons. Renzo Fratini, a

mons. Fernández González, obispo de Córdoba comunicándole la designación de D. Santiago Gómez

Sierra como obispo auxiliar de Sevilla, Madrid, a 10 de diciembre de 2010. 573

“Despedida de la diócesis de D. Santiago Gómez Sierra”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CLII, enero-marzo de 2011, pp. 28-33.

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Despedida de mons. Gómez Sierra en la catedral de Córdoba.

La variedad de funciones citada y el hecho de ocupar un cargo o dignidad en el

cabildo no implica la realización de ningún acto específico, sino que simplemente se

trata de un trámite administrativo por designación capitular o episcopal, sin ningún

protocolo ceremonial, que solo se lleva a cabo en las tomas de posesión de los

canónigos cuando ingresan en el cabildo catedralicio, el cual centrará nuestra atención

en este apartado.

La toma de posesión de un nuevo capitular, después de haberse recibido el título

de colación canónica y el mandamiento de posesión expedido por el obispo, se realiza

en un cabildo especial, según recogen los Estatutos de la Santa Iglesia Catedral de

Córdoba en su capítulo IV, que se celebra en la sala capitular y en el coro catedralicio.

El cabildo, presidido por el obispo, se reúne en la sala capitular, a la que también

son invitados los familiares del nuevo canónigo, que accede a la misma precedido por el

secretario del cabildo.

El deán presidente inicia el acto agradeciendo al prelado el nuevo

nombramiento, asegurando que el cabildo “acoge a los hermanos sacerdotes como

miembros de nuestra familia eclesial, y que todos unidos y en comunión queremos

expresarle nuestra total actitud de colaboración leal, que puede contar con nuestra

disponibilidad para servirle con generosidad sacerdotal”574

.

Seguidamente, el secretario da lectura al nombraiento y el presidente formula la

pregunta preceptiva a la toma de posesión: ¿Prometes cumplir fielmente tus

obligaciones, observar los Estatuos, Reglamentos y loables costumbres de la S. I.

574

ACC. Cabildo Catedral de Córdoba. Protocolo acto capitular toma de posesión de un canónigo.

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Catedral, y guardar secreto de lo tratado en los Cabildos, conforme al artículo 53 de

los Estatutos?

Toma de posesión de D. Antonio Gil y D. Antonio Llamas como canónigos de la catedral, 23/11/2013.

Cuando el nuevo capitular asiente, es conducido por el secretario a su asiento,

acto con el que adquiere el derecho de voz y voto en todas las deliberaciones del

cabildo, según las palabras que pronuncia el propio secretario: “El M. I. Sr. D. ____

adquiere con este acto, derecho a voz y voto en todas las deliberaciones del Cabildo”.

Cierra el acto en la sala capitular el obispo y a continuación todos los asistentes,

y el cabildo en orden de antigüedad, se dirigen al coro para que el nuevo capitular tome

posesión del asiento que se le ha asignado y se cubre con el bonete. El secretario

interviene para dar fe: “Con este acto el M. I. Sr. D. _____ ha tomado posesión real,

quieta y pacífica, personal `vel quasi´575

de su canonjía para la que ha sido nombrado

por el Excmo. y Revdmo. Sr. Obispo”.

Finalmente, el presidente invita al cabildo y a la samblea a entonar en el altar

mayor el Salve Regina, acto que estará presidido por el nuevo capitular. Cuando se

concluye la salve, el nuevo canónigo dirige a los asistentes una salutación y tras ella

recibe el abrazo de los capitulares, quedando a criterio del obispo el intervenir o no con

una pequeña homilía.

575

Tipo jurídico que supone la toma de posesión de derechos, no solo reales y corporales sino también

inmateriales.

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5. CEREMONIAS FÚNEBRES.

La Iglesia primitiva, inmersa en el contexto del culto a los muertos del imperio

romano, siempre ha tenido un recuerdo especial por los difuntos, realizando una serie de

ceremonias que enriqueció con el sentido trascendente de la resurrección.

El respeto a los difuntos comienza por la obligación de dar sepultura al cadáver

después de ungirlo con especies aromáticas y envolverlo en un lienzo, como a Cristo, el

primer mártir; y fue, precisamente, el culto a los mártires lo que hizo que muchos

cristianos se quisieran enterrar junto a ellos576

, homenaje que los familiares vivos

rendían a sus difuntos porque estaban convencidos de que sepultarlos al lado de ellos

-los santos, cuyo culto surgió de la veneración a los mártires577

- favorecía no solo la

protección del difunto sino también la intercesión del santo junto al que estaba

enterrado.

Era una forma de honrar a los muertos que ha perdurado durante siglos, teniendo

un punto importante de inflexión con los Santos padres, insistiendo san Agustín no solo

en la importancia para con el cuerpo sino fundamentalmente para con el alma, en la

necesidad de orar y ofrecer por ellos celebraciones578

, entre las que destacan los oficios

y las misas de réquiem.

5.1 Oficios de difuntos y misas de réquiem.

Son las celebraciones con las que la Iglesia conmemora a los muertos,

fundamentalmente el 2 de novimbre, día de los difuntos, así como el día de la muerte,

en las honras de los nueve días y en los aniversarios, principalmente los días tercero,

séptimo y trigésimo después de la muerte.

El oficio, si coincidía con festividades solemnes, se trasladaría a los días

correspondientes. En caso de coincidir con la vigilia se trasladaría esta al día siguiente

por la mañana.

576

Al respecto, véase GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, R., “El culto a los mártires y santos en la cultura

cristiana. Origen, evolución y factores de su configuración”, Kalakorikos, 5 (2000), pp. 161-186. 577

RÉAU, L., Iconographie de l´art chrétien, París, 1956-1959. Edición española, Barcelona, Ediciones

El Serbal, 2002, vol. 3. pp.435 ss. 578

Al respeco, véase VILLEGAS RODRÍGEZ, M. y VILLANUEVA CUEVA, Mª C., “Tradiciones sobre

los difuntos en San Agustín”, en El mundo de los difuntos: culto, cofradías y tradiciones, San Lorenzo de

El Escorial, 2014, pp. 43-56.

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Las vigilias se cantaban en la capilla del Cardenal Salazar si no se realizaban con

música y en el caso de tenerla se realiarían en el coro, después de completas. Los oficios

serían de rito semidoble y las honras y aniversarios con rito doble579

. Si se cantaban, el

preste, precedido por la cruz con ciriales y ministros con acetre e incensario, se dirigía

al coro para realizar la vigilia ante el águila coral. Posteriormente el cabildo se

trasladaba a la tumba para, después de aspergerla, rezar la oración y seis responsos. A

continuación se volvía al coro cantando el Qui Lazarumresuscitasti [Que resucitaste a

Lázaro580

] y la oración Fidelium animae [Las almas de los fieles difuntos581

],

característica del canto gregoriano para estas ceremonias.

Las misas de réquiem se celebraban normalmente muy temprano, después del

rezo de prima. Aunque, en ocasiones, se retrasaban a media tarde, tras el rezo de nona.

Tal era el caso de las exequias que no se podían realizar inmediatamente tras la muerte

del difunto por coincidir con una solemnidad y de las que se celebraban por aquellas

personas que había muerto fuera de la ciudad, las cuales se oficiaban el primer día que

fuese posible despúes de conocer el fallecimiento; ambos casos, aunque la misa fuese

idéntica a la del funeral, no eran misas de corpore insepulto, pues el difunto se había

enterrado con anterioridad.

El resto de las misas de réquiem, excepto la de los nueve días, cuya hora de

celebración coincide con las anteriores, se oficiaban a primera hora de la mañana. Nos

referimos a las misas de aniversarios, las que se rezaban el tercer, séptimo y trigésimo

día despúes de la muerte, y las correspondientes a los oficios ordinarios que se

celebraban mensualmente por varios difuntos fallecidos en diferentes días582

.

Finalmente, comentar que las misas de réquiem presentan algunas

particularidades respecto a las habituales, que resumimos a continuación. En el introito

se omite el Salmo Judica me -Júzgame-, reduciéndose a la antífona Introibo ad altare

579

El rito doble contiene menos oraciones que el semidoble -tres o más- y este menos que el simple, con

más de siete. Sobre este tema, véase FRAYZOS, F., Instrucción sobre las rúbricas generales del Misal.

Ceremonias de la Misa rezada y cantada, Oficios de Semana Santa y de otros días especiales del año.

Con un índice copiosísimo de Decretos de la Sagrada Congregación de Ritos y algunas notas para su

mayor inteligencia, Madrid, Imprenta de Vegas, 1829, vid. esp. Proemio, lb. I De rúbricas generales, pp.

33 ss. 580

“Qui Lazarum resuscitasti /a monumento foetidum: / Tu eis, Domine, / dona requiem / et locum

indulgentiae. / Qui venturus es / judicare vivos et mortuos, / et saeculum per ignem. /Kyrie eleison. /

Christi eleison. / Kyrie eleison” (Tú que resucitaste / al maloliente Lázaro del sepulcro, / dales, Señor, el

descanso / el lugar del perdón. / Tú, que has de venir / a juzgar a vivos y muertos, / y al mundo por medio

del fuego. / Señor, ten piedad / Cristo, ten piedad / Sñor, ten piedad). 581

“Fidelium animae per misoricordia Dei requiescant in pace” (Las almas de los fieles difuntos, por la

misericordia de Dios, descansen en paz). 582

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 535-571.

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Dei [Y entraré al altar de Dios], y el sacerdote prosigue diciendo Adjutorium nostrum in

nomine Domini [Nuestro socorro está en el Señor]. Asimismo, el celebrante no se

santigua al comenzar el introito sino que coloca la mano izquierda sobre el altar y con la

derecha traza el signo de la cruz sobre el misal.

Tras el kyrie, eleison [Señor, ten piedad] se suprime el Gloria in excelsis Deo

[Gloria a Dios en las alturas] ydespués de la epístola se lee el gradual y la prosa Dies

irae583

, que desaparece en el Misal Romano de 1970 surgido tras el Vaticano II.

Antes del evangelio no se dice la súplica Jube Domine benedícere [Dignate

Señor bendecirme] ni Dominus sit in corde meo [El Señor esté en mi corazón], ni se

besa el evangelio al final ni se dice per evangelica dicta.

En el ofertorio no se traza el signo de la cruz sobre la vinajera, aunque se dice la

oración Deus, qui humanae substantiae dignatem mirabilier condisti… [Oh Dios, que

maravillosamente creaste la naturaleza humana y más maravillosamente la

transformaste].

583

Un himno latino del siglo XIII que se considera el mejor poema latino del medievo: “Dies iræ, dies

illa, / Solvet sæclum in favilla, / Teste David cum Sibylla!. // Quantus tremor est futurus,/ quando iudex

est venturus, / cuncta stricte discussurus!. // Tuba mirum spargens sonum / per sepulcra regionum, /

cogetomnes ante thronum. // Mors stupebit et Natura, / cum resurget creatura, / iudicanti responsura. //

Liber scriptus proferetur, / in quo totum continetur, / unde Mundus iudicetur. // Iudex ergo cum sedebit /

quidquid latet apparebit / nihil inultum remanebit. // Quid sum miser tunc dicturus? / Quem patronum

rogaturus, / cum vix iustus sit securus? // Rex tremendæ maiestatis, / qui salvandos salvas gratis, / salva

me, fons pietatis. // Recordare, Iesu pie, / quod sum causa tuæ viæ; / ne me perdas illa die. // Quærens

me, sedisti lassus, / redemisti crucem passus, / tantus labor non sit cassus. // Iuste Iudex ultionis, / donum

fac remissionis / ante diem rationis. // Ingemisco, tamquam reus, / culpa rubet vultus meus,/supplicanti

parce Deus. // Qui Mariam absolvisti / et latronem exaudisti, / mihi quoque spem dedisti. // Preces meæ

non sunt dignæ, / sed tu bonus fac benign, / ne perenni cremer igne. // Inter oves locum præsta, / et ab

hædis me sequestra, / statuens in parte dextra. // Confutatis maledictis, / flammis acribus addictis, / voca

me cum benedictis. // Oro supplex et acclinis, / cor contritum quasi cinis, / gere curam mei finis. //

Lacrimosa dies illa, / qua resurget ex favilla / iudicandus homo reus. // Huic ergo parce, Deus. / Pie Iesu

Domine, / dona eis requiem. // Amen” (Día de la ira, aquel día / en que los siglos se reduzcan a cenizas; /

como testigos el rey David y la Sibila. // ¡Cuánto terror habrá en el futuro / cuando el juez haya de venir /

a juzgar todo estrictamente! // La trompeta, esparciendo un sonido admirable / por los sepulcros de todos

los reinos, / reunirá a todos ante el trono. / La muerte y la Naturaleza se asombrarán, / cuando resucite la

criatura / para que responda ante su juez. // Aparecerá el libro escrito / en que se contiene todo / y con el

que se juzgará al mundo. // Así, cuando el juez se siente / lo escondido se mostrará / y no habrá nada sin

castigo. // ¿Qué diré yo entonces, pobre de mí? / ¿A qué protector rogaré /cuando apenas el justo esté

seguro? // Rey de tremenda majestad / tú que, salvas gratuitamente a los que hay que salvar, / sálvame,

fuente de piedad. // Acuérdate, piadoso Jesús / de que soy la causa de tu calvario; / no me pierdas en este

día. // Buscándome, te sentaste agotado / me redimiste sufriendo en la cruz / no sean vanos tantos

trabajos. // Justo juez de venganza / concédeme el regalo del perdón / antes del día del juicio. // Grito,

como un reo; / la culpa enrojece mi rostro. / Perdona, Señor, a este suplicante. // Tú, que absolviste a

Magdalena / y escuchaste la súplica del ladrón, / me diste a mí también esperanza. // Mis plegarias no son

dignas, / pero tú, al ser bueno, actúa con bondad / para que no arda en el fuego eterno. // Colócame entre

tu rebaño / y sepárame de los machos cabríos / situándome a tu derecha. // Confundidos los malditos /

arrojados a las llamas voraces / hazme llamar entre los benditos. // Te lo ruego, suplicante y de rodillas, /

el corazón acongojado, casi hecho cenizas: / hazte cargo de mi destino. // Día de lágrimas será aquel

renombrado día / en que resucitará, del polvo / para el juicio, el hombre culpable. // A ése, pues,

perdónalo, oh Dios. / Señor de piedad, Jesús, / concédeles el descanso. // Amén).

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Al final del salmo Lavabo inter inocentes manus meas… [Lavaré en inocencia

mis manos…, Sl. 26,6] no se dice el Gloria Patri y el celebrante no hace la inclinación

ante la cruz.

En el Agnus Dei…, las respuestas miserere nobis… dona nobis pacem…

[Cordero de Dios… ten misericordia de nosotros… danos la paz] se sustituyen por dona

eis réquiem y dona eis réquiem sempiternam [Dales, Señor, el descanso eterno] y

también se eliminan los golpes de pecho.

En la preparación a la comunión se omite la oración de la paz Domine Jesu

Christe, qui dixisti Apostolis [Oh Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles] y al final

de la misa, se sustituye el Ite missa est [La misa ha concluido] por el Requiescant in

pace [Descansesn en paz] que se dice de cara al altar. Tampoco se imparte la bendición

final, de manera que tras el Placeat tibi… el sacerdote besa el altar y se dirige al lado

del evangelio para leer el texto de san Juan.

Desde 2013, en la eucaristía de festividad de los difuntos del 2 de noviembre que

se oficia en la catedral de Córdoba, se interpreta el Requiem de Mozart para otorgarle

mayor solmenidad.

5.2 Exequias en la catedral.

En las exequias catedralicias siempre se realizaba el mismo ceremonial, con

ligeros cambios según se tratara de capitulares584

, obispos u otras personalidades que

tenían el privilegio de ser enterrados en la catedral. Tradicionalmente, se hacía una

procesión precedida por una cruz con manga negra de luto, flanqueada por dos ciriales y

un acólito con el acetre. El cortejo estaba formado por la comunidad de San Francisco,

el clero y el cabildo presidido por el preste y los ministros con vestimentas fúnebres.

La procesión se dirigía a la casa del difunto rogando por el fallecido, a quien se

aspergía mientras se entonaba el motete De profundis, una composición polifónica

basada en el salmo 130, característico de las celebraciones fúnebres585

, y nombre con el

que se conoce el acceso a las tumbas en los monasterios.

584

No todo el clero catedralicio se enterraba en la iglesia mayor. Al respecto, véase GÓMEZ

NAVARRO, S., “Caracterización del clero catedralicio cordobés del Antíguo Régimen”, Hispania Sacra,

52 (2000), pp. 259-263. 585

“De profundis clamavi ad te, Domine; / Domine exaudi vocem meam/ Fiant aures tuae intendentes / in

vocem deprecationis meae. / Si iniquitates observaveris, Domine, /Domine, quis sustinebit? /Quia apud te

propitiatio est, / et propter legem tuam, sustinui te, Domine. / Sustinuit anima mea in verbo eius; / speravit

anima mea in Domino. / A custodia matutina usque ad noctem, / speret Israel in Domino. / Quia apud

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A continuación se tomaba en hombros el cadáver, por capellanes si era clérigo y

por seglares en las restantes ocasiones, para llevarlo a la catedral con los cánticos

propios para la ocasión. Entre otros se cantaba elMiserere -salmo de penitencia por

excelencia. “Apiádate, ¡oh Dios!” (Sal 51, 3)- y otros salmos del oficio de difuntos.

Seguidamnete, el cadáver se colocaba a la entrada del coro, mirando al altar si era

eclesiástico y al sitial del obispo si no lo era. A continuación comenzaba la celebración

litúrgica “ut in die obitus” -misa de réquiem para el día de la muerte- en el coro y

simultáneamente se oficiaban misas en el Sagrario de la catedral y en la capilla de San

Clemente por la comunidad de San Francisco, tras las cuales se rezaba el responso por

el difunto. Era el ceremonial que se llevaba a cabo en las exequias, incluidas las de

quienes fallecieran fuera de la ciudad, exceptuándose los funerales que coincidieran con

importantes festividades -Navidad, Epifanía, Semana Santa, Pascua, Pentecostés y

Corpus- en los cuales no se celebraban todas las ceremonias, reduciéndose estas al

traslado del difunto y entierro con responso en la sepultura, si bien se celebraban con

posterioridad.

Finalizada la misa fúnebre, el preste y los ministros se dirigían al coro

precedidos por la cruz que portaba el subdiácono. La cruz estaba acompañada por dos

ciriales y dos acólitos con el acetre y el incensario utilizados con el cadáver586

, a cuyos

lados se ubicaban la cruz en el costado correspondiente al lado del evangelio y los

ministros en el de la epístola.

Se rezaban tres responsos -dos si se trataba de una difunta- y mientras los

asistentes decían el padrenuestro el preste -tras inclinarse delante de la cruz, ante la que

el diácono que lo acompañaba hacía la genuflexión- aspergía el cuerpo, acompañado

por el diácono que le sostenía un extremo de la capa pluvial, seis veces, tres por cada

lado. Después se incensaba el cadáver de forma similar a la aspersión y seguidamente se

dirían las preces, se cantaba el De profundis [Desde lo másprofundo] y el Qui Lazarum

resuscitasti [Que resucitaste a Lázaro], tras lo cual se rezaba el padrenuestro y el

réquiem por el muerto que se trasladaba posteriormente a la sepultura.

Dominum misericordia / et copiosa apud eum redemptio. / Et ipse redimet Israel / ex omnibus

iniquitatibus eius” (Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor: / ¡Señor, escucha mi voz! / ¡Que tus oídos

atiendan / la voz de mis súplicas! / Si las culpas consideras, Señor, / ¿Señor, quién resistirá? / Porque hay

gracia en ti, / y por tu ley, / te busco, Señor. / Mi alma aguarda en su palabra; / Espera mi alma en el

Señor. / Más que los centinelas la aurora / aguarda Israel a Yahveh. / Porque en el Señor hay misericordia,

/ y en Él habita la total redención, / Él redimirá a Israel / de todas sus culpas). 586

El agua bendita que el sacerdote derrama sobre el cadáver alude al bautismo y la incensación a la

resurrección.

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La aristocracia eclesiástica local se preocupó durante toda la edad moderna por

asumir blasones que adornaran sus lápidas sepulcrales y promovió durante el Antiguo

Régien destacados lugares de enterramiento y entierros suntuosos que llegaron a

equipararse con los episcopales, aunque el boato de estos fue mayor, ingresando el

cortejo fúnebre por la puerta del Perdón, la principal del recinto catedralicio.

El protocolo seguido en la edad moderna -que en parte se prolongó en la

contemporaneidad, aunque con los importantes cambios señalados a partir del

Ceremonial compendiado por Ximénez y Hoyo en 1805- comenzaba al tener noticia de

la agonía o paso entre la vida y la previsible muerte. Al ser notificado del cercano

fallecimiento de un prebendado, el cabildo enviaba a un beneficiado para que le ayudase

a bien morir587

, recogiera su testamento y lo hiciera llegar a los capitulares para que

estos conocieran los deseos del difunto, al tiempo que en el domicilio se amortajaba el

cadáver, según lo dispuesto -en su caso- por el difunto, y se adecuaba la capilla ardiente,

en la que se podían colocar altares portátiles, que se adaptaban a soportes no

consagrados, sobre los que se podía celebrar misa si se contaba con el correspondiente

privilegio papal.

Llegada la hora del entierro, el cadáver era trasladado por los capellanes de la

veintena o cofradía a la que perteneciera, incorporándose al cortejo representaciones de

hospitales, beneficiados, conventos, etc…y una comitiva de pobres vestidos de luto que

normalmente precedía la cruz catedralicia588

.

Para el entierro de capitulares en la época contemporánea contamos con el

excepcional testimonio de Juan Guerra Ortiz, sochantre de la catedral, quien en su

manual para la instrucción de los que ejercen su oficio en la catedral dedica un apartado

a los funerales de sus compañeros de capítulo, recogiendo con detalle todas las

composiciones que se entonan, lo que pone de manifiesto el sentido solemne que

adquieren.

587

En la línea de los tratados de preparación para la muerte que siguieron el Ars moriendi (c. 1450), una

obra que alcanzó una amplia difusión en todos los países europeos con numerosas adaptaciones bajo el

título Arte de bien vivir y de bien morir. Los Ars moriendi tuvieron un particular desarrollo en el

Renacimiento, destacando especialmente la Preparatio ad mortem de Erasmo, que Bataillon considera el

testamento espiritual del humanista (BATAILLON, M., Erasmo y España, México, Fondo de Cultura

Ecanómica, 1979, p. 558), de la que se hicieron numerosas ediciones a pesar de estar incluido en el Index

librorum prohibitorum (1559) del Inquisidor general don Fernando Valdés (Vid. GONZÁLEZ

NOVALÍN, J. L., El Inquisidor General Fernando de Valdés (1483-1568), 2 vols., Oviedo, Universidad

de Oviedo, 1969-1971.), intensificándose a partir de la Contrarreforma (MARTÍNEZ GIL, F., Muerte y

sociedad en la España de los Austrias, Cuenca, Universidad de Castilla La Mancha, 2000, pp. 69-70). 588

DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero catedralicio en la España moderna (1475-1808), op. cit., pp. 361-

363.

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Como hemos comentado, el cabildo se dirige a casa del difunto para recoger el

cadáver y transportalo a la catedral para los funerales. En el domicilio, el preste entona

la antífona Si iniquitates observaveris [Si las culpas consideras], que sigue el sochantre

con el coro, tras la cual se entona el salmo De profundis [Desde lo más profundo], del

que forma parte589

.

Al salir de la casa el preste entona la antífona Exultabunt y enseguida el sochantre

el salmo Miserere, una de las más importantes composiciones dramáticas que describen

el dolor y arrepentimiento (del rey David por haber instigado la muerte del marido de

Betsabé para poder casarse con ella, Sl 51) y la consiguiente súplica de perdón, tras el

reproche del profeta Natán por su pecado -iniquitatem/crimen gravísimo-, por el que

pide misericordia a Dios -Miserere mei, Deus (¡Oh Dios, apiádate de mí!)-, suplicando

una renovación interior -lavabis me, et super nivem dealbabor (lávame y seré más

blanco que la nueve)… Auditui meo dabis gaudium et laetitiam, et exultabunt ossa

humiliata (Darás gozo y alegría a mis oídos y exultarán los corazones humillados),

prometiendo alabar a Dios -Domine labia mea aperies, et os meum annunciabit laudem

tuam (Oh Señor, abrirás mis labios mi boca proclamará tu alabanza):

[1] In finem. Psalmus David,

[2] cum venit ad eum Nathan propheta

quando intravit ad Bethsabee.

[1] Hasta el fin. Salmo de David,

[2] habiéndole visitado el profeta Natán

cuando él tomó a Betsabé

[3] Miserere mei, Deus,

secundum magnam misericordiam tuam

et secundum multitudinem miserationum

tuarum

dele iniquitatem meam.

[3] ¡Oh Dios, apiádate de mí!

según tu gran misericordia y

según tu inagotable compasión,

borra mi iniquidad.

Miserere mei, Deus.

[4] Amplius lava me ab iniquitate mea

et a peccato meo munda me.

Miserere mei, Deus.

[5] Quoniam iniquitatem meam ego

cognosco,et peccatum meum contra me

est semper.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[4] Lávame completamente de mi

iniquidady límpiame de mi pecado.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[5] Pues yo reconozco mi iniquidad

y tengo siempre presente mi pecado.

589

De profundis clamavi ad te, Domine; / Domine exaudi vocem meam. / Fiant aures tuae intendentes /

in vocem deprecationis meae. / Si iniquitates observaveris, Domine, / Domine, quis sustinebit? / Quia

apud te propitiatio est, / et propter legem tuam, sustinui te, Domine. / Sustinuit anima mea in verbo eius; /

speravit anima mea in Domino. / A custodia matutina usque ad noctem, / speret Israel in Domino. / Quia

apud Dominum misericordia / et copiosa apud eum redemptio. / Et ipse redimet Israel / ex omnibus

iniquitatibus eius (Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor: / ¡Señor, escucha mi voz! / ¡Que tus

oídos atiendan / la voz de mis súplicas! / Si las culpas consideras, Señor, / ¿Señor, quién resistirá? /

Porque hay gracia en ti, / y por tu ley, te busco, Señor. / Mi alma aguarda en su palabra; / Espera mi alma

en el Señor. / Más que los centinelas la aurora / aguarda Israel a Yahveh. / Porque en el Señor hay

misericordia, / y en Él habita la total redención, / Él redimirá a Israel / de todas sus culpas).

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216

Miserere mei, Deus.

[6] Tibi soli peccavi et malum coram te

feci,ut justificeris in sermonibus tuis,

et vincas cum judicaris.

Miserere mei, Deus.

[7] Ecce enim in iniquitatibus conceptus

sum, et in peccatis concepit me mater

mea.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[6] Solo a ti ofendí e hice lo que para ti es

malo, pues has sido justo en tu sentencia

y eres excelso cuando juzgas.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[7] Pues he aquí que fui concebido en

iniquidad y en el pecado me concibió mi

madre.

Miserere mei, Deus.

[8] Ecce enim veritatem dilexisti

incerta et occulta sapientiae tuae

manifestasti mihi.

Miserere mei, Deus.

[9] Asperges me, Domine, hyssopo,

et mundabor;lavabis me, et super nivem

dealbabor.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[8] Pues he aquí que amaste la verdad,

me manifestaste lo desconocido y lo

oculto de tu sabiduría.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[9] Empápame, Oh Señor, con el hisopo,

y estaré limpio; lávame, y seré más blanco

que la nieve

Miserere mei, Deus.

[10] Auditui meo dabis gaudium et

laetitiam,et exultabunt ossa humiliata.

Miserere mei, Deus.

[11] Averte faciem tuam a peccatis meis,

et omnes iniquitates meas dele.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[10] Darás gozo y alegría a mis oídos

y exultarán los corazones humillados.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[11] Aparta tu vista de mis pecados

y borra todas mis iniquidades.

Miserere mei, Deus.

[12] Cor mundum crea in me, Deus,

et spiritum rectum innova

in visceribus meis.

Miserere mei, Deus.

[13] Ne proicias me a facie tua

et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.

Miserere mei, Deus.

[14] Redde mihi laetitiam salutaris tui

et spiritu principali confirma me.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[12] Crea en mí, oh Dios, un corazón puro

y renueva un espíritu justo

en mi interior.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[13] No me expulses de tu presencia

ni me arrebates tu santo espíritu.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[14] Devuélveme la alegría de tu

salvacióny fortaléceme con un espíritu

generoso.

Miserere mei, Deus.

[15] Docebo iniquos vias tuas,

et impii ad te convertentur.

Miserere mei, Deus.

[16] Libera me de sanguinibus, Deus,

Deus salutis meae,

et exultabit lingua mea justitiam tuam.

Miserere mei, Deus.

[17] Domine labia mea aperies,

et os meum annunciabit laudem tuam.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[15] Enseñaré a los inicuos tus caminos

y los impíos se convertirán a Ti.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[16] Libérame de la sangre, oh Dios,

Dios de mi salvación,

y mi lengua ensalzará tu justicia.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[17] Oh Señor, abrirás mis labios

y mi boca proclamará tu alabanza.

Miserere mei, Deus.

[18] Quoniam si voluisses sacrificium

dedissem utique holocaustis

non delectaberis.

Miserere mei, Deus.

[19] Sacrificium Deo spiritus

contribulatus:

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[18] Pues si hubieses querido un sacrificio

y te hubiese dado un holocausto

no lo habrías querido.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[19] Para Dios sacrificio es un espíritu

abatido:

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cor contritum et humiliatum,

Deus, non despicies.

un corazón contrito y humillado,

oh Dios, no lo desprecias.

Miserere mei, Deus.

[20] Benigne fac, Domine,

in bona voluntate tua Sion,

ut aedificentur muri Ierusalem.

Miserere mei, Deus.

[21] Tunc acceptabis sacrificium iustitiae,

oblationes et holocausta;tunc imponent

super altare tuum vitulos.

Miserere mei, Deus.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[20] Sé benigno, Oh Señor,

con Sión, según tu favorable designio,

para que se edifiquen los muros de Jerusalén.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

[21] Entonces aceptarás el debido

sacrificio, las oblaciones y holocaustos,

entonces se ofrecerán novillos sobre tu

altar.

¡Oh Dios, apiádate de mí!

El cortejo fúnebre entraba en la catedral por la puerta de los Deanes y al llegar al

interior por el arco de las Bendiciones se decía Requiem aeternam y se cantaba la antífona590

.

Funeral del canónigo penitenciario Miguel Castillejo, 14/04/2016.

Cortejo fúnebre en la puerta de Deanes y entrada del férecto por la

puerta de las Palmas, donde fue recibido por el obispo y cabildo.

Durante todo el trayecto hasta el coro se entonaba el responso Subvenite Sancti Dei

[Acudid, santos de Dios].591

590

“Requiem æternam dona eis, Domine, et / lux perpetua luceat eis. / Te decet hymnus Deus, in Sion, et

tibi / reddetur votum in Ierusalem. / Exaudi orationem meam; ad te omnis caro veniet. / Requiem

aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis” (Dales Señor, el eterno descanso, y que la luz

perpetua los ilumine, Señor. / En Sion cantan dignamente tus alabanzas. / En Jerusalén te ofrecen

sacrificios. / Escucha mis plegarias, Tú, hacia quien van todos los mortales. / Dales Señor, el eterno

descanso, y que brille para ellos la luz perpetua).

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Después de la misa de réquiem para llevar el cadáver al sepulcro se cantaba la antífona

In paradisum592

y delante de la sepultura el preste entonaba el Ego sum resurrectio [Yo

soy la resurrección] y el sochantre con el coro continuaba Et vita [y la vida] Qui credit

in meetiam si mortuus fuerit, vivet [El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá].

Seguidamente se entonaba a dos coros el Benedictus Dominus Deus Israel [Bendito sea el

Señor, el Dios de Israel] que recitó Zacarías tras recuperar el habla después del nacimiento de su

hijo -San Juan Bautista- y, tras las preces, se concluía con el responso Qui Lazarum

resuscitasti [Que resucitaste a Lázaro]593.

En el caso de funerales de obispos, el maestro de ceremonias invitaba a tres

capitulares -una dignidad (Deán, Arcediano, Maestreescuela…) y al canónigo y

racionero más antiguos- a que celebraran la misa de cuerpo presente y presidieran la

procesión fúnebre que desde la puerta de los Deanes se dirigiría al palacio episcopal, en

cuya capilla se cantaba la antífona y el salmo fúnebre.

El cadáver se cogía a hombros por sacerdotes y se volvía a la catedral en

solemne procesión que estaba precedida por la cruz catedralicia con mango negro y

estaba formada por las comunidades religiosas, cruces parroquiales, clero, colegio de

San Pelagio, ministros, capellanes y cabildo.

La procesión debía entrar por la puerta del Perdón, la principal de la catedral, y

desde allí se dirigiría al túmulo previsto en un lugar preeminente del crucero. En la

cabecera del mismo se situaría la cruz y a los pies, frente al altar, los ministros y el

preste que dirigiría la celebración descrita594

.

De los diecisiete obispos que han ejercido su pontificado en la diócesis de

Córdoba desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad, tres están vivos595

y seis,

591 “Subvenite, Sancti Dei, occurrite, Angeli Domini, / Suscipientes animam eius, / Offerentes eam in

conspectu Altissimi. / Suscipiat te Christus, qui vocavit te, / et in sinum Abrahae Angeli deducant te. / [R.

Suscipientes animam eius, / [Offerentes eam in conspectu Altissimi.] / Requiem aeternam dona ei,

Domine: / et lux perpetua luceat ei. / [Offerentes eam in conspectu Altissimi]”. (Acudid, santos de Dios,

Corred ángeles del Señor, / A recibir su alma, / Presentadla ante el Altísimo. / Que te reciba Cristo que te

ha llamado / y que los ángeles te presenten en el paraíso / [R. A recibir su alma, presentadla ante el

Altísimo.] Dale, Señor, el descanso eterno / Y brille sobre ella la luz eterna). / [Presentadla ante el

Altísimo.]). 592

“In paradisum deducant te Angeli; in tuo adventu suscipiant te martyres, et perducant te in civitatem

sanctam Ierusalem. / Chorus angelorum te suscipiat, et cum Lazaro quondam paupere æternam habeas

réquiem” (Al paraíso te conduzcan los ángeles; a tu llegada te reciban los mártires, y te conduzcan a la

ciudad santa de Jerusalén. / El coro de los ángeles te reciba, y con Lázaro otrora pobre tengas el eterno

descanso). 593

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit., ff. 116-119. 594

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 493-534. 595

D. Francisco Javier Martínez Fernández (1996-2003), actual arzobispo de Granada; D. Juan José

Asenjo Pelegrina (2003-2009), actual arzobispo de Sevilla; y D. Demetrio Fernández González, actual

titular.

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además de los actuales arzobispos de Granada y Sevilla, fueron trasladados a otras

diócesis596

. Por ello, no a todos se les dedicaron las exequias con el ceremonial de

obispos en Córdoba. No obstante, destacar que, tradicionalmente, en la catedral de

Córdoba se han celebrado funerales por quienes fueron sus obispos. A modo de

ejemplo, citaremos el celebrado por Cirarda Lachiondo, arzobispo emérito de

Pamplona y obispo de Córdoba entre 1972 y 1978, que falleció el 17 de septiembre de

2008, en Vitoria. A su funeral, el 19 de septiembre en la parroquia Santa María de

Mundaka (Vizcaya), asistieron el obispo y vicario general de la diócesis cordobesa -D.

Juan José Asenjo y D. Fernando Cruz Conde-, así como el que fue su secretario -D.

Juan Moreno Gutiérrez- en representación del cabildo catedralicio. En la alocución

dominical del 28 de septiembre de 2008, el obispo de Córdoba -Mons. Asenjo-

recordaba su sepelio y entierro, así como sus más destacados datos biográficos -único

obispo español que asistió a las tres sesiones del concilio Vaticano II, obispo

responsable de las relaciones con la prensa española en Roma para informar del

desarrollo del concilio, vicepresidente y miembro de la Comisión de Medios de

Comunicación de la Conferencia Episcopal Española- y su interés por la diócesis de

Córdoba en su retiro de Vitoria. Finalmente invitaba a los fieles a su funeral en la

catedral de Córdoba, el 20 de octubre a las ocho de la tarde, que se hizo coincidir con la

Asamblea de los obispos del Sur, quienes concelebrarían la misa funeral597

, lo que

contribuyó a dar solemnidad al acto, aunque sin el protocolo de las misas de corpore

insepulto.

El cincuenta por ciento de los obispos citados fueron enterrados en la catedral

con el ceremonial acostumbrado, aplicándose el mismo al último obispo emérito de

Córdoba, don José Antonio Infantes Florido, cuyo funeral recogemos como ejemplo de

funerales de obispos celebrados en la catedral:

D. Agustín Ayestarán Landa (1796 - 1804)

D. Pedro Antonio Trevilla (1805 - 1832)

D. Juan Alfonso Albuquerque Berión (1857 - 1874)

D José Proceso Pozuelo y Herrero (1898 - 1913)

D. Adolfo Pérez y Muñoz (1920 - 1945)

596

D. Juan José Bonel y Orbe (1833-1847), nombrado arzobispo de Toledo; D. Manuel Joaquín Tarancón

y Morón (1847-1857), nombrado arzobispo de Sevilla; D. Ceferino González y Díaz Tuñon. OP. (1875-

1888), nombrado arzobispo de Sevilla; D. Sebastián Herrero Espinosa de los Monteros (1883-1898),

nombrado arzobispo de Valencia; D. Ramón Guillamet y Coma (1913-1920), nombrado obispo de

Barcelona y D. José María Cirarda Lachiondo (1971-1978), nombrado arzobispo de Pamplona. 597

“Funeral del Excmo. y Revdmo. Mons. José María Cirarda. Funeral y Sepelio” y “Alocuciones” del

obispo diocesano el domingo 28 de septiembre de 2008, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLIX, julio-septiembre de 2008, pp. 459 y 492-494.

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F. Albino González Menéndez Reigada, O.P. (1946 - 1958)

D- Manuel Fernández-Conde García del Rebollar (1959 - 1970)

D. José Antonio Infantes Florido (1978-1996, pasó a ser obispo emérito).

El último funeral en el que se aplicó el ceremonial de obispos ha sido, como

hemos indicado, el de mons. Infantes Florido, que dirigió la diócesis de Córdoba entre

1978 y 1996, año en que pasó a ser emérito de la misma hasta su muerte, el domingo 6

de noviembre de 2005, a las 14:15 horas, en su domicilio familiar de Gelves en Sevilla.

En el Boletín Oficial del Obispado de Córdoba se publicó un amplio dossier por

el que conocemos con detalle todo el ceremonial, incluidos los preparativos y los más

importantes datos biográficos del difunto, así como algunas alocuciones de obispos y

colaboradores que tuvo en la diócesis de Córdoba598

. En el mismo se recoge la rueda de

prensa ofrecida por mons. Asenjo en la que informó del fallecimiento del obispo

emérito, que implicaba la notificación a la Nunciatura apostólica, a la Conferencia

Episcopal Española, al cardenal-arzobispo metropolitano y demás obispos de la

provincia eclesiástica, así como a la diócesis de Canarias, sede que ocupó mons.

Infantes Florido durante once años, desde su ordenación episcopal el 21 de septiembre

de 1967 hasta su toma de posesión de la diócesis de Córdoba el 25 de mayo de 1978.

Asimismo informó sobre los preparativos del funeral con los vicarios generales,

el secretario general-canciller, el presidente del cabildo, el rector del seminario y el

delegado del MCS -Movimiento Católico Seglar-, y de la nota de prensa que se había

realizado para dar a conocer el fallecimiento del prelado a los sacerdotes, religiosos

consagrados y fieles de la diócesis, y de la apertura de la capilla ardiente en la iglesia

del seminario San Pelagio a partir de las 17:00 horas del lunes 7 de noviembre y del

funeral que se celebraría en la catedral de Córdoba a las 20:00 horas del día 8 de

noviembre.

Conocido el fallecimiento, se trasladó a su domicilio de Gelves (Sevilla) una

comisión eclesiástica formada por el vicario general -D. Santigo Gómez Sierra-, el

rector del Seminario -D. Manuel Pérez Moya-, el presidente del cabildo -D. Juan

Moreno Gutiérrez- y el que fue su secretatio particular, el canónigo D. Manuel Martínez

Baena, quien presidió una misa de réquiem por su eterno descanso en dicha localidad.

598

“Fallecimiento del obispo emérito de Córdoba Excmo. y Revdmo. Sr. D. José Antonio Infantes

Florido”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVI, octubre-diciembre de 2005, pp. 719-

861.

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El lunes 7 de noviembre se realizó el traslado del cádaver a Córdoba

acompañado por los vicarios generales de su pontificado -D. Valeriano Orden y D.

Lorenzo López Cubero-, además de por D. Manuel Martínez Baena y los vicarios

episcopales del momento, D. Manuel Mª Hinojosa y D. Manuel Montilla.

El cortejo fúnebre llegó escoltado por la policía local hasta el obispado, donde

fue recibido a las 17:25 h. por el obispo, consejo episcopal y cabildo, así como por

sacerdotes, seminaristas y fieles.

Tras una breve oración, se trasladó a la capilla del seminario, donde se abrió el

ataúd y se expuso el cadáver embalsamado de mons. Infantes Florido. Se llevó a cabo

una Celebración de la Palabra por el obispo de la diócesis, quien hizo una breve

alocución del difunto. A continuación se celebró la primera de las misas previstas y fue

velado hasta su funeral en la citada capilla, en la que también se instaló un libro de

firmas para manifestar las condolencias.

Capilla ardiente de mons. Infantes Florido en el Seminario.

El martes 8 de noviembre a las 16:30 h. se realizó el traslado del cuerpo hasta la

catedral a hombros del clero, en procesión, como es costumbre, que fue presidida por el

obispo y en la que participaron el consejo episcopal, cabildo, más de doscientos

sacerdotes, religiosos y religiosas de diferentes comunidades, seminaristas de los dos

seminarios -San Pelagio y Redemptoris Mater-, familiares del difunto y fieles. Media

hora más tarde, hizo su entrada por la puerta del Perdón y el cadáver fue llevado al altar

mayor, donde se celebró una solemne misa presidida por el arzobispo de Sevilla y

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concelebrada por el arzobispo de Granada y los obispos de Córdoba, Cádiz-Ceuta,

Guadix-Baza y el obispo emérito de Badajoz, y otras autoridades eclesiásticas, entre las

que se encontraba el vicario general de Gran Canaria, cuya sede había ocupado antes de

venir a Córdoba.

Debemos destacar que hubo una amplia representación de autoridades civiles y

militares: Alcaldesa de Córdoba -Dª Rosa Aguilar-, Rector Magnífico -D. Eugenio

Domínguez-, Fiscal jefe de la Audiencia -D. José Antonio Martín Caro-, Presidente de

la Audiencia Provincial -D. Eduardo Baena-, General jefe de la BRIMZ X -D. Carlos

Álvarez-, Vicepresidenta 1ª de la Diputación Provincial -Dª Rafaela Crespín, en

representación del presidente D. Francisco Pulido que había visitado el día anterior la

capilla ardiente-, Coronel Subdelegado de Defensa -D. Francisco Aguilar-, Secretario

general de la Subdelegación del Gobierno -D. José Antonio Caballero-, Delegado de

Justicia de la Junta de Andalucía -D. Esteban Morales-, Comisario jefe del Cuerpo

Nacional de Policía -D. Federico Cabello de Alba-, Comisario 2º jefe del Cuerpo

Nacional de Policía -D. Pedro Jiménez-, Jefe provincial del Cuerpo Nacional de Policía

-D. Domingo Suárez-, Jefe de la Policía Local -D. Antonio Serrano- y Comandante Jefe

de Personal de la Guardia Civil -D. Francisco Javier Almiñana-.

Terminada la misa de corpore insepulto, el cadáver fue enterrado en la capilla de

San Pablo, en un sarcófago -realizado por los hermanos García Rueda y costeado por el

obispo- que descompone el espacio al no estar la sepultura a ras de suelo y que nunca se

debería haber dejado construir en ese lugar emblemático del recinto catedralicio.

Junto a las exequias habituales, en la catedral de Córdoba se realizaban

funerales extraordinarios, que se celebraban siguiendo el ceremonial de obispos. Para

ellos se preparaba en el crucero, en el lado del evangelio, un túmulo que, como en el

Antiguo Régimen, tendría una envergadura proporcionada al personaje, a quien

estuvieran dedicadas las exequias599

.

En el mismo se ubicaba el claustrum doloris o tumba cubierta por un paño negro

con una cruz tejida o bordada sobre la que el celebrante dirigía la aspersión e

incensación del cadáver o simulacro si fuesen exequias por el papa o el rey.

Sobre ella se colocaban las insignias del personaje por quien se celebraban las

honras, a la cabecera de la tumba si era eclesiástico y a los pies si era seglar, estando en

ambos casos orientados desde el altar al coro. Las insignias previstas eran la corona y el

599

Al respecto, véase BONET CORREA, A., “La fiesta barroca como práctica del poder”, Diwan 5/6

(1979), pp, 53-85, vid. esp., p. 65.

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cetro para el rey; el báculo y la mitra para obispos; y para los capitanes el bastón y el

sombrero.

El túmulo estaría flanqueado por doce blandones pequeños y cuatro taburetes en

las esquinas para el acompañamiento de clérigos, de manera que pudieran realizarse

cómodamente las aspersiones e incensaciones sobre la cruz de la tumba. En la cabecera

del túmulo se colocaba un sillón para el preste y si era el obispo quien oficiaba se

preparaba el faldistorio o asiento especial que utilizaban los obispos en determinadas

funciones pontificales, a cuyos lados se disponían en línea dos sillones más para sus

asistentes y un taburete para el diácono, y otro detrás del asiento del obispo para el

canónigo que le suinistrara y recogiera la mitra, según los casos.

Los funerales se realizaban a primera hora de la tarde, después del rezo de nona,

con misa solemne de réquiem, en la que intervenían cuatro cantores revestidos con

capas pluviales y cetros, pertenecientes al cuerpo de dignidades -Arcipreste,

Maestreescuela…- y canónigos.

Simultáneamente a la misa del altar mayor se celebrarían, como hemos señalado,

otras misas en las capillas del Sagrario y San Clemente, por su clero y por la comunidad

de San Francisco respectivamente. El acto estaría acompañado por el correspondiente

responso si el personaje no estuviese enterrado en la catedral y omitiéndose en el caso

de que así fuera porque se hubiese celebrado el día del entierro.

Acabada la misa de réquiem, el celebrante -revestido con alba, amito, estola y

capa pluvial negra- precedido por la cruz con ciriales y los acólitos que portaban el

acetre y el incensario, junto a los cuatro religiosos citados -dos dignidades y dos

canónigos-, se dirigían al túmulo. A los pies del mismo se ubicaba la cruz sostenida por

el subdiácono mirando hacia el altar y frente a ella, en la cabecera del túmulo, el

celebrante con sus acompañantes, ocupando los cuatro taburetes de las esquinas las

dignidades y canónigos, según la antigüedad, a derecha e izquierda: los canónigos

situados a los pies de la tumba y las dignidades en la cabecera del túmulo.

Se realizaba la oración, se cantaba el Requiem aeternam de Mozart600

y se

procedía a la incensación del féretro. A continuación se rezaba el padrenuestro y se

aspergía la cruz del claustrum doloris tres veces en cada costado. Acto seguido se

600

Sobre la profunda metamorfosis espiritual de Wolgang Amadeus Mozart y sus más importantes obras,

véase ORTEGA, F., “Mozart, amado de Dios”, Teología. Revista de la Facultad de Teología de la

Pontificia Universidad Católica Argentina, 90 (2006), pp. 343-358.

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incensaba y desde la silla o faldistorio se rezaban las preces, se cantaba el Qui Lazarum

y se decían los responsos, tras los cuales se dirigían todos a la sacristía601

.

Importantes son las celebraciones por el fallecimiento del pontífice que, como

cabeza de la Iglesia, es uno de los acontecimientos que más implica a los recintos

catedralicios. Su muerte se daba a conocer a la feligresía -antes del desarrollo de los

medios de comunicación- con un redoble de campanas, que continuaban sonando

ininterrumpidamente durante 24 horas, desde las doce del mediodía en que se conocía la

noticia hasta el día siguiente, no siendo los funerales papales la más importante

ceremonia que se prepara con tal motivo, centrándose el cabildo catedralicio

especialmente en la celebración de rogativas por la elección de su sucesor, que

abordamos en su lugar correspondiente.

Conocemos con detalle los trámites protocolarios realizados por la muerte de

Juan Pablo II, el último pontifice que ha muerto -Benedicto XVI tras su renuncia el 28

de febrero de 2013 pasó a ser obispo emérito de Roma y pontífice emérito-, lo que nos

permite plantear el ceremonial602

.

Recibida la noticia de la muerte del pontífice, el 2 de junio de 2005, el obispo de

Córdoba -mons. Asenjo- hizo un comunicado oficial a la diócesis el mismo día, en el

que indicaba se debían realizar sufragios en todas las parroquias y comundiades

eclesiales en los días siguientes al mismo y la celebración de un funeral solemne en la

catedral de Córdoba, que tras el acuerdo con el cabildo se fijo para el martes cinco de

abril a las ocho de la tarde.

Al día siguiente de la muerte, el obispo y cabildo -que celebró sesión

extraordinaria el domingo 3 de abril- enviaron telegramas de pésame a la Secretaría de

Estado del Vaticano y a la Nunciatura apostólica en Madrid. El obispo manifestó al

cardenal Sodano -Secretario de Estado- el pesar de la diócesis por el fallecimiento del

pontífice y la renovación de fidelidad de la misma a la Sede apostólica, dirigiéndose en

los mismos términos al nuncio -mons. Monteiro da Castro, arzobispo titular de

Benevento- que respondieron el 6 y 5 de abril respectivamente, agradeciendo el pesar y

las oraciones y celebraciones en sufragio del pontífice difunto.

En la homilía del funeral solemne, celebrado el martes 5 de abril en la catedral

de Córdoba, el obispo de la diócesis elogió la figura del pontífice, en la misma línea de

601

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 601-622. 602

“Ante el fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo II”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLVI, abril-junio de 2005, pp. 425-444.

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lo expuesto en su artículo “Con admiración y gratitud”, publicado en prensa de tirada

nacional603

.

Con el mismo protocolo se celebran las exequias por la muerte del rey, que la

ciudad notificaba al cabildo eclesiástico a través de una diputación. Conocida la noticia

doblaban las campanas durante veinticuatro horas, comenzando con trece toques de la

campana mayor y prosiguiendo con las dos campanas mayores604

.

En la catedral de Córdoba también se han celebrado otros funerales

extraordinarios, como el solemne funeral del 13 de marzo de 2004 por las víctimas del

trágico atentado del 11 de marzo del mismo año en Madrid, al que dedicaremos

brevemente nuestra atención como ejemplo de este tipo de ceremonias, reducidas a una

misa solemne presidida por el obispo para cuya liturgia de la palabra se escogen textos

acordes con lo sucedido, los cuales se pusieron en relación por el celebrante en la

homilía605

.

Para el evangelio se eligió el texto de san Lucas que recoge las palabras de los

momentos previos a la muerte de Jesús “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has

abandonado?”, tremendo dolor que se completa con la plegaria confiada “A tus manos

Señor, encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 44-46).

En la misma línea se encuentra el salmo: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿Por qué me has

abandonado? (Sl 22, 1-6), atribuido al rey David en el momento en que fue perseguido

por Saúl y estaba rodeado de enemigos, que presenta al justo abandonado y quejoso por

lo que considera injusto, pero la expresión de dolor se completa con la glorificación y la

esperanza “A ti clamaron, y fueron liberados; en ti confiaron”. Confianza en Cristo que

también aparece en la primera lectura de la carta de san Pablo A los romanos, en la que

muestra las críticas surgidas en las comunidades cristianas de la ciudad imperial entre el

grupo de fuertes o bien ilustrados y el grupo de débiles que deseaban introducir

determinadas prácticas en el calendario y en la comida, muy apegadas a la Ley judía e

influenciadas por las corrientes de accesis laica con prácticas y reglas para el logro de la

virtud y la liberación del espíritu. Los débiles se escandalizaban por la libertad de los

fuertes y estos despreciaban a los primeros. A los dos grupos pide san Pablo tolerancia y

comprensión, “Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios… [y]… cada

uno dará a Dios cuenta de sí” (Rom 14, 10-12).

603

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Con admiración y gratitud”, Diario el Mundo, 4 de abril de 2005. 604

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., p. 109. 605

“Solemne funeral por las víctimas de los atentados de Madrid”, homilia del obispo diocesano, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVI, enero-marzo, 2004, pp. 24-27.

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226

Es la aplicación al momento que origina la celebración de los textos bíblicos

correspondientes a la liturgia de la palabra la principal particularidad de estos funerales

solemnes, permaneciendo sin cambios el resto de la liturgia eucarística.

6 PROCESIONES.

La procesión, con múltiples valores sociales y religiosos, es posiblemente la

expresion cultural que presenta más estrecha relación entre liturgia y piedad popular, de

ahí que la Iglesia haya establecido una variada serie de procesiones litúrgicas,

especialmente desde el pontificado de Gregorio Magno (590-604), quien enriqueció la

liturgia con este tipo de expresiones de la sensibilidad popular, que se encuadran en el

lenguaje gestual de la vida cristiana606

, siendo en su conjunto un símbolo de la misma,

como el espacio camino que se extiende desde la puerta de entrada hacia el altar, que se

repite en el momento de recibir la comunión y que desde el punto de vista teológico

significa la marcha hacia la Jerusalén celestial, meta del recorrido de los cristianos.

Hay procesiones litúrgicas que se celebran en el desarrollo de la eucaristía, como

las citadas y la del presbítero o diácono hasta el púlpito para proclamar el evangelio,

acompañado por acólitos turiferarios en las ceremonias solemnes. Cortejos necesarios

para el desarrollo de la liturgia, como la procesión para recibir el crisma y los santos

óleos bendecidos el Jueves Santo en la misa crismal, la procesión para adorar la cruz en

la celebración litúrgica de los oficios del Viernes Santo, la procesión de las vísperas

bautismales en el día de Pascua y la procesión para llevar el viático a los enfermos, que

en el protocolo catedralicio adquiere una especial solemnidad al tratarse de obispos, con

procesión de los capitulares al palacio episcopal, así como los cortejos fúnebres que tan

importante desarrollo adquirieron durante toda la contemporaneidad y se mantienen

actualmente para capitulares y obispos, además de la procesión para el traslado de

reliquias que en la catedral cordobesa adquieren especial interés.

En nuestra opinión, son también muy relevantes las procesiones litúrgicas que se

desarrollan en algunas festividades, como la procesión de las palmas el Domingo de

Ramos para conmemorar la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, la de las candelas

que conmemora el dos de febrero la presentación de Cristo en el templo y la de Vigila

606

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia, op. cit., nn. 245, 27 y 15.

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227

Pacual con su rico simbolismo en torno a la luz que recuerda el paso de las tinieblas del

sepulcro a la gloria de la resurrección, lo que se recuerda en la procesión de

catecúmenos en el rito del bautismo y en las exequias. De ellas, una de las más

significativas desde el punto de vista protocolario por la participación de autoridades

civiles ha sido la de las palmas al comienzo de la Semana Santa, de la que tenemos

suficientes datos desde los años de posguerra. Estas celebraciones han sido recogidas

por Bejarano Prieto en su memoria de la Semana Mayor cordobesa y sus procesiones.

Destaca la realizada en 1944, coincidiendo con la fundación de la Agrupación de

cofradías de Córdoba, a la que asistía la corporación municipal `bajo mazas´, siguiendo

el ritual protocolario de las ceremonias solemnes con los símbolos del poder municipal,

las mazas y el pendón de la ciudad que preceden a los representantes municipales

presididos por el alcalde.

En algunos casos no se lleva el pendón -traslado de las reliquias de los Mártires

de San Pedro a la catedral en 2014-, siendo en cualquier caso portado por el concejal

más joven, pero nunca faltan los maceros con las mazas ceremoniales607

. Este es uno de

los elementos del acto protocolario que recoge la salida de la corporación a la calle

constituida como tal al estar escoltada por los símbolos del poder local.

La presencia de la corporación municipal junto al cabildo catedralicio en la

procesión dominical de las palmas está constatada durante el pontificado de don Adolfo

Pérez Muñoz, bajo la administración apostólica del cardenal Segura (1945-1946) y

particularmente en el episcopado de fray Albino (1946-1958)608

, desarrollándose por los

alrededores de la catedral y patio de los Naranjos con asistencia de corporaciones

religiosas609

, participando en la Semana Santa de 1958 la banda de música municipal610

.

En el pontificado de mons. Fernández-Conde continúa asistiendo la banda del

ayuntamiento en la procesión por el entorno catedralicio y se destaca la presencia del

seminario y cuerpo de beneficiados junto a los capitulares y representación del

ayuntamiento `bajo mazas´, lo que se mantiene a lo largo de su episcopado611

, en el que

se incorporan en 1967 para abrir el paso de la procesión los batidores a caballo de la

607

Sobre el cuerpo de maceros y las mazas municipales, véase VALVERDE CANDIL, M. y

RODRÍGUEZ, Mª J., Platería cordobesa, Córdoba, Publicaciones del Ayuntamiento de Córdoba, 1999,

pp. 76-79. 608

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

Córdoba, CajaSur, 1995, 609

Ibidem, pp. 52, 55, 60 y 66. 610

Ibidem, p. 74. 611

Ibidem, pp. 81, 87, 92, 99, 105, 110, 116 y 122.

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228

Guardia municipal vestidos con traje de gala612

, a lo que se añadió que en 1969 el canto

de la pasión de la celebración eucarística del Domingo de Ramos lo realizaran los

seminaristas del San Pelagio.

Con don José María Cirarda Lachiondo (1971-1978) continuaron las novedades.

Por ejemplo, la procesión se organizó en el patio del palacio episcopal, donde se

recogieron los ramos de olivo que debían ser bendecidos en la capilla del obispado. Fue

precisamente de este lugar desde donde salió el cortejo, precedido por la policía

municipal y cerrado por la banda municipal. Todo el cortejo deambuló hasta la catedral

por las calles Torrijos, Cardenal Herrero hasta la puerta del Perdón, desde donde se

dirigió por el patio de los Naranjos hasta el presbiterio catedralicio donde se ofició la

misa solemne del Domingo de Ramos613

.

Poco variaron las ceremonias en los primeros años de su pontificado, destacando

que en 1974 se incorporaron a la procesión de las palmas representaciones de las

cofradías de penitencia614

, produciéndose el cambio más importante durante la

presidencia de la Agrupación de Rafael Zafra (1975-1979) por los cambios

democráticos acaecidos tras la dictadura de Franco, especialmente por la

aconfesionalidad del estado, recogida por la Constitución de 1978 (art. 16.3), además de

los producidos en las corporaciones municipales, destacando en Córdoba el triunfo del

candidato del PCE Julio Anguita en abril de 1979.

Junto a las procesiones litúrgicas debemos señalar las votivas, tanto las

eucarísticas como las realizadas para honrar a los santos. Entre las primeras destaca la

procesión eucarística del Corpus Christi, en la que la hostia que ha sido consagrada en

la misa se conduce fuera de la catedral para que el pueblo cristiano de un testimonio

público de fe y de veneración al Santísimo Sacramento, lo que se manifiesta en cantos,

oraciones, ofrendas de flores y adornos, entre los que destacan los altares callejeros

típicos de las solemnidades del Antiguo Régimen y que en las últimas décadas, a partir

del segundo periodo de presidencia de Laguna López en la Agrupación (1983-1987),

han adquirido un desarrollo espectacular en la celebración de la festividad en Córdoba.

Las hermandades comenzaron en los años ochenta a asistir corporativamente a la

procesión del Corpus, encargándose de la organización. Debemos destacar que en los

primeros momentos presentó algunos desajustes que se manifestaron en la junta general

612

Ibidem, p. 127. 613

Ibidem, p. 157. 614

Ibidem, pp. 169, 178 y 186.

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229

de la corporación de 1 de julio de 1985615

, pero la intervención de la Agrupación en la

festividad del Corpus fue todo un éxito, posibilitando que se recuperara el itinerario

tradicional -calles Cardenal González, San Fernando, Diario de Córdoba y Claudio

Marcelo- así como la instalación de altares callejeros, como los erigidos por las

hermandades del Huerto y Sepulcro en las calles San Fernando y Ángel de Saavedra

respectivamente616

.

Procesión del Corpus Christi en el patio de los Naranjos de la catedral de Córdoba, 2016.

El trazado marcado en la festividad del Corpus continuó en los sucesivos años.

Destacamos la construcción de altares en el itinerario por parte de otras hermandades,

además de las citadas, como el Buen Suceso, en 1989 y Cristo del Amor, en 1990. Un

año después se estrenó el paso de la custodia realizado por Miguel Arjona y se erigieron

altares por las hermandes del Huerto, Amor y Buen Suceso617

. Éste fue un año

especialmente significativo porque las hermandades que se habían ubicado en la calle

Jesús y María, lo que impidió escuchar la alocución del obispo desde el altar de las

Tendillas, reclamaron una solución a tal despropósito, al tiempo que decidieron solicitar

la mejor presentación de ese altar, que a partir de 1993, en el que aumentaron los altares

callejeros erigidos por las hermandades del Amor, Merced, Santa Cruz, Buen Suceso,

615

Ibidem, 242 y 247-248. 616

Ibidem, p. 259. 617

Ibidem, pp. 267, 273, 278 y 284.

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230

Ánimas y Sepulcro, sería montado por la Agrupación618

, siendo a partir de este

momento la procesión del Corpus Christi cada vez más solemne.

Altar callejero erigido por la hermandad del Carmen para la procesión del Corpus Christi en la portada del monasterio de MM.CC.DD. de Santa Ana. 2012.

Numerosas y de gran importancia para nuestro trabajo son las procesiones

votivas para honrar a María y a los santos, en las que se llevan por las calles de la

ciudad sus reliquias o efigies, y las de rogativas, que son una súplica pública de la

bendición de Dios, con carácter penitencial, en las que se rezan las letanías de los santos

que expresan la confianza de la Iglesia en la intercesión de los mismos, a quienes se

invoca también en otras grandes celebraciones, como la Vigilia pascual, antes de

bendecir la fuente bautismal, el bautismo, las ordenaciones y dedicación de la catedral y

el altar, y en las misas estacionales de los obispos, además de en las procesiones

penitenciales, exorcismos y cuando se confían los moribundos a la misericordia de

Dios.

618

Ibidem, p. 297.

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231

El carácter penitencial tiene un especial desarrollo en las procesiones de la

Semana Santa. En estas fechas, la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados

por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en

Jerusalén619

. Estos son actos de piedad popular que, a lo largo de estos años, han tenido

un notable incremento y que deben estar siempre armonizados con las celebraciones

litúrgicas, lo que acarraó durante el siglo XIX en Córdoba la actuación episcopal con la

idea de que el carácter celebrativo de las porcesiones no perdiera de vista la acción

litúrgica.

Finalmente, recordar las procesiones de las hermandades y cofradías fuera de la

Semana Mayor, adaptadas a sus fiestas particulares y efemérides, especialmente

motivadas por aniversarios. Estas procesiones han proliferado, especialmente, en

últimos años, así como las de otras asociaciones piadosas de fieles que entre sus fines

institucionales, además del ejercicio de la caridad y del compromiso social, tienen el

fomento del culto cristiano.

En el recinto catedralicio podemos encontrar prácticamente todos los tipos de

procesiones, aunque en la contemporaneidad disminuyeron respecto a las realizadas en

la edad moderna620

, cambiando asimismo el protocolo seguido en las mismas, que han

sufrido una profunda transformación en la época actual.

Entre las procesiones que podemos denominar internas destacan, además de las

vespertinas al sagrario que se realizaron durante toda la contemporaneidad desde los

postigos del coro por el colateral del evangelio, las procesiones litúrgicas y las

claustrales de carácter anual, como la realizada el día de la Natividad de María con la

619

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia, op. cit., n. 138. 620

En los Estatutos de la Sancta Yglesia Cathedral de Córdoba, recogidos por el obispo fray Bernardo de

Fresneda (1571-1577), en cuyo pontificado se descubrieron las reliquias de los Santos Mártires en la

iglesia parroquial de San Pedro, que fueron publicados en Antequera, por Andrés Lobato, en 1577, se

recogen las procesiones catedralicias distinguiendo entre las ordinarias, como las dominicales alrededor

del coro después de la hora tercia, y las generales que se dirigen desde la catedral a un lugar

predeterminado o bien se desarrollan en el interior y alrededores del templo. Entre estas últimas hay que

citar las de la Natividad, Purificación y Asunción de María, las palmas del Domingo de Ramos, Navidad,

Pascua de Resurrección, Pentecostés, Circuncision, Epifanía, Ascensión, Anunciación, Santísima

Trinidad, Concepción, Todos los Santos, Transfiguración, Expectatio partus Mariae [Virgen de la

Expectación], Exaltación de la Cruz, Fiestas de los apóstoles [Pedro y Pablo] y dedicación de la catedral,

María Magdalena, san Lucasy san Miguel, que son comunes a toda la Iglesia; correspondiéndose con los

Officia propria las fiestas de la octava de la Epifanía, san Antonio Abad, Fabián y Sebastián, santa Inés,

san Ildefonso, Conversión de san Pablo, san Gregorio papa, san José, Joannes ante portam Latinam

[Dedicación de la Iglesia de San Juan cerca de la Porta Latina, la entrada suroriental de la ciudad de

Roma], aparición de san Miguel, san Zoilo, triunfo de la cruz, santa Ana, san Lorenzo, octava de la

Asunción, san Agustín, Degollación de san Juan Bautista, octava de la Natividad de María, san Jerónimo,

san Francisco, san Martín, santa Catalina y santa Lucía (op. cit., ff.10-11).

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imagen de Nuestra Señora de Villaviciosa por el patio de los Naranjos621

. Junto a ellas

hay que considerar las que tienen una proyección exterior -ad extra- en la actualidad

centradas fundamentalmente en la procesión eucarística del Corpus Christi, y las que se

reciben en el templo mayor -ad intra- que en las útimas décadas han adquirido un

importante desarrollo, no solo en lo que se refiere a los desfiles penitenciales de Semana

Santa sino también las ligadas a los más importantes acontecimientos religiosos de la

ciudad, entre los que destacan los aniversarios.

Para el estudio de las procesiones catedralicias y en especial de la utilización de

la música en las mismas, contamos con una obra excepcional, el citado manuscrito de

mediados del siglo XIX de Juan Guerra Ortiz, capellán de San Pedro y sochantre de la

catedral, Manual práctico para la instrucción de los Sochantres de la santa iglesia

catedral de Córdoba, en el que incluye las procesiones y `vocaciones´622

.

El sochantre catedralicio recoge en su texto que para las procesiones hay tres

juegos diferentes de libros que contienen los responsorios y antífonas que se cantan en

ellas, distinguiendo los dominicales de los comunes y chicos. En el primero se

contienen todas las dominicas del año, las festividades de Navidad, Epifanía y santos

intermedios, el responso que se canta para la bendición de la pila bautismal el Sábado

Santo y en Pentecostés, y los de Resurrección, Ascensión, Pentecostés, Santísima

Trinidad y Corpus Christi con todas sus antífonas.

En los comunes se incluyen los responsorios y antífonas del común de los santos

que se usan en procesiones y otros de festividades propias, mientras que los chicos

vienen a ser un suplemento de los comunes, incluyéndose en los mismos los

responsorios del Dulce Nombre de Jesús, san José y su Patrocinio, san Rafael, los

Santos Mártires patronos de Córdoba, la Invención de las reliquias, los responsorios

para la vuelta de las letanías de la Ascensión, los Dolores de Nuestra Señora, la

Concepción y Corazón de Jesús, con sus antífonas correspondientes, lo que pone

claramente de manifiesto el conjunto de festividades que se incluían en el ceremonial

catedralicio.

En los libros comunes y chicos se incluyen los responsorios y antífonas para las

cuatro estaciones que se realizaban en las procesiones internas de la catedral que

partiendo del coro bordean el crucero por la nave del evangelio, donde normalmente se

621

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 212. 622

ACC. Mesa Capitular. Varios, c. 2487, n. 24. pp. 35-46.

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canta el Felix nanque es sacra Virgo Maria [Bienenventurada eres Santísima Virgen

María], trasaltar y nave de la epístola, concluyendo delante de la imagen de san Rafael.

Por el contrario, en los libros dominicales solo se incluyen tres responsorios porque

cuando se realizaron estos las procesiones solo tenían tres estaciones, debiendo elegir el

sochantre el responsorio que le parezca más adecuado para la estación que falta en las

nuevas procesiones con cuatro estaciones.

Las procesiones las divide en tres clases: comunes, de capas y de andas. En las

comunes, cuando la cruz llega al medio del coro, el sochantre entona el responso

primero -o la antífona, si es dominica- que siguen los capellanes de la veintena, que

debían de salir del coro detrás de los perpetuos. Llegando al lugar de la segunda

estación, alargando o cortando el responso primero, el sochantre entona el Felix nanque

es sacra Virgo Maria [Bienenventurada eres Santísima Virgen María], responsorio que

entonan los niños de coro en las festividades con cetros que ellos mismos portan delante

del sochantre, y el coro continúa con la Sacra Virgo [Santísima Virgen].

En el trasaltar se hace la segunda pausa y el sochantre entona el Ergo pro nobis

ora, que concluye el coro, y una vez terminado este responsorio se entona el de la

tercera estación y continúa la procesión por la nave de la epístola donde se hace la

tercera pausa, en la que el preste entona la antífona de San Sebastián que continúan los

capellanes cantores.

Concluida la oración a San Sebastián, el sochantre entona el responsorio de la

cuarta estación que se continúa hasta que el preste se sitúe delante de la imagen de san

Rafael, momento en que se corta el responsorio y se entona la antífona del Arcángel.

Posteriormente, el sochantre toca el órgano mientras la procesión entra en el coro, al

tiempo que el preste se dirige al presbiterio para comenzar la eucaristía.

En las procesiones de capas se sigue el mismo ceremonial con algunos cambios.

En la primera estación el sochantre hace venia al preste y se dirige al coro del deán para

hacer las invitaciones a los canónigos más antiguos para comenzar el canto y

posteriormente al coro frontal, asumiendo él mismo el canto si no hubiese canónigos.

Una vez realizada la invitación, los canónigos salen al centro, donde los niños del coro

les entregan los cetros y toman los libros de mano de los capellanes cantores para

presentarlos abiertos a los caperos mientras el sochantre canta el verso. Seguidamente el

sochantre da el tono a los niños de coro para cantar el Felix namque. En la tercera

estación se convida a los racioneros y en la cuarta a los medio recioneros a cantar,

siguiendo en lo demás el protocolo previsto para las procesiones comunes.

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Las procesiones de andas, más solemnes, en las que participa todo el cabildo y el

prelado de la diócesis, presentan un recorrido diferente y este se amplía al patio de los

Naranjos. En primer lugar, no salen por los postigos del coro sino por la puerta principal

del mismo hasta las gradas del presbiterio, dirigiéndose por la parte del evangelio hasta

el arco de las Bendiciones, recorriendo el patio hasta la puerta de Santa Catalina, donde

se hace la primera invitación para decir el verso a los racioneros, los cuales se sitúan

delante de las andas que se ubican en el cortejo entre las dignidades y los canónigos más

antiguos.

Mientras los invitados se trasladan delante de la imagen y el sochantre retorna a

su lugar en la procesión, los bajones vuelven a tocar y comienza el villancico, tras el

cual el sochantre da el tono a los niños de coro para comenzar el responsorio Felix

nanque es sacra Virgo Maria [Bienenventurada eres Santísima Virgen María] que se

continúa por el coro, de manera que cuando se vuelva al interior de la catedral por la

puerta que hay frente al Sagrario se diga el Quia ex te ortus est sol justitiae Christus

Deus noster [Porque de ti surgió el Sol de justicia, Cristo nuestro Dios], tras lo cual se

hace una pausa, tocan los bajones y la capilla canta la antífona Sub tuum praesidium

[Bajo tu amparo], tras la cual vuelven a tocar los bajones y se empieza el responsorio de

la tercera estación que se continúa por la nave de la epístola, en la que se invita a los

racioneros para el verso, tocando antes y después los bajones, continuando -al no

entonarse en estas celebraciones las antífonas a san Sebastián y san Rafael- el

responsorio de la cuarta estación que llevan a cabo los medios racioneros. Una vez

concluido el verso y haber tocado los bajones se entona la antífona final que se continúa

cantando hasta la reja del crucero que es el lugar por donde salen y entran al coro las

procesiones más solemnes, mientras el órgano toca el Introito.

Las ceremonias de `vocaciones´ o procesiones de determinadas festividades se

hacen por la tarde, una vez concluidas las vísperas con el Fidelium animae, tras el cual

entona el sochantre el primer responsorio de la advocación que se festeja, que se sigue

cantando hasta que llega el preste al altar donde se venera. A continuación los

capellanes de la veintena se ubican junto a los caperos para entonar el verso, tras el cual

vuelven a su sitio en el cortejo al tiempo que junto al sochantre continúan con la

respuesta en prosa y los acólitos concluyen la incensación.

Finalmente dos niños de coro cantan el versículo que da pie a la respuesta del

coro y, mientras se concluye la oración, los capellanes vuelven junto a los caperos para

entonar la antífona mariana que corresponda al tiempo en el que se realice la ceremonia

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235

y que se recoge en los libros de canto citados, la cual se continúa hasta la entrada en el

coro, donde se corta el canto para dar paso a la música de bajones y órgano hasta que

llega el preste para decir la oración final con la que concluye el acto y seguidamente se

inician las completas.

6.1 Procesiones fúnebres de carácter extraordinario.

El oficio de difuntos ha sido un tema ampliamente desarrollado en el ceremonial

catedralicio, recogiéndolo tanto Ximénez y Hoyo, Ceremonial y manual de preces…, en

el que incide especialmente en la procesión general del día de los difuntos, como el

Manual práctico para la instrucción de sochantres… de Juan Guerra, quien analiza

extensamente la conmemoración, deteniéndose en los días que al mes se dedican al

oficio de difuntos, los aniversarios y entierros de capitulares.

Muy desarrolladas estuvieron las procesiones fúnebres, tanto de carácter

ordinario como extraordinario. En relación con estas últimas, debemos destacar que

desde principios del siglo XIX el cabildo realizaba una procesión con motivo de la

festividad de los difuntos, aprobada por los capitulares el 24 de noviembre de 1803623

.

Concluida la misa, el preste se vestía con capa pluvial negra y tres manípulos

para conducir la procesión capitular, precedida por la cruz con ciriales y portador de

acetre para las aspersiones.

La procesión hacía un recorrido perimetral por el interior de la catedral y por el

patio de los Naranjos, partiendo y concluyendo en el coro, donde se cantaba el primero

de los veinticuatro responsos que se rezaban en su recorrido.

El primer trayecto se hacía bordeando el coro hasta el púlpito del lado de la

epístola, donde se rezaba el segundo responso. Desde allí se dirigía hasta la sacristía

siguiendo el muro de separación de la ampliación de Almanzor y a la altura del altar del

Santísimo Cristo del Punto se decía el tercer responso. En este lugar cambiaba de

dirección en ángulo recto, prosiguiendo en paralelo al muro de la quibla, hasta alcanzar

las capillas del muro oriental, donde se realizaban los siguientes responsos,

coincidiendo con las capillas de San Acisclo y Santa Victoria, Bautismo, Santa Ana y

San Antonio, para proseguir por el muro norte hasta la puerta principal y continuar por

el patio donde se rezaban los siguientes responsos, del undécimo al decimocuarto, en la

623

ACC. Actas Capitulares. Sesión de 24 de noviembre de 1803.

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236

puerta del Caño, en el extremo nororietal del mismo y en el arco de las Bendiciones,

para proseguir con el responso decimoquinto en la capilla de las Nieves y otros puntos

del muro occidental, en la capilla de la Trinidad y capilla de la Sangre, realizándose el

decimooctavo y decimonono en la capilla de San Antón.

Por el portillo de San Miguel saldría la procesión para bordear el cementerio y

volver a entrar por el portillo de la Librería, donde se llevaba a cabo el vigésimo

responso y se cantaba el Qui Lazarum.

Por el arco de Astorga se dirigía la procesión a la capilla de Villaviciosa, en la

que se rezaban los siguientes responsos, el veintidós y veintitrés. Seguidamente la

procesión entraba en el coro, donde se cantaba el Miserere y se rezaba el último

responso ante el águila coral.

Si por causa de lluvia no se pudiera salir al exterior, los responsos previstos para

el patio de los Naranjos se realizarían en el muro norte, enlazando con el decimoquinto

que se rezaba en la capilla de las Nieves624

.

Junto a esta importante procesión anual se realizaban otras procesiones fúnebres

de carácter ordinario, en las vísperas de aniversarios. Generalmente se oficiaban a

última hora de la tarde, después del rezo de completas. Pero no solo era costumbre hacer

estas procesiones para rezar responsos en los aniversarios sino también en los tres días

siguientes a la muerte de un capitular. La procesión estaba precedida por la cruz,

acompañada de ciriales y ministro con acetre para asperger después de los responsos, y

estaba formada por los capitulares presididos por el preste, que era el encargado de

entonar el réquiem, preces y oraciones en las sepulturas que se visitaban, tras lo cual la

procesión volvía al coro cantando el Qui Lazarum, que se omite si la procesión se

realizaba por la mañana, en la que el cabildo no volvía al coro sino a la sala capitular625

.

Por su parte, Juan Guerra Ortiz, en su Manual práctico para la instrucción de

sochantres… ofrece datos de gran interés sobre el oficio de difuntos, que se celebraba

seis veces al mes, después de completas.

La procesión se organizaba en la sacristía y se dirigía al coro por los postigos o

bien se dirigía directamente al crucero, donde entonaba el sochantre el De profundis que

se seguía cantando hasta el sepulcro hacia el que se dirigía la procesión, donde se

concluye con el Requiem aeternamn dona eis Domine [Concédeles el descanso eterno,

624

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 585-601. 625

Ibidem, pp. 572-584.

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237

Señor], momento en el que el sochantre invita a los responsos que realizan los

racioneros los días tercero y sexto y los restantes días los medios racioneros.

Los responsos eran dos, Memento [Acuérdate] y Peccantem me quotidie et non

penitentem [Me ofende, no haberme arrepentido cada día], que se repiten al día

siguiente al finalizar la misa, tras la que se rezan todos los responsos si no se hubiese

realizado el oficio de difuntos por coincidir con festividad: Credo quod Redenptor meus

vive [Creo que mi Redentor vive], Memento, Hei mihi Domine [¡Ay de mí, Señor!] y

Peccantem [Pecador], y acabada la oración del preste se entona el Qui Lazarum, al son

del cual se vuelve al coro y se concluye el oficio.

En las vísperas de los aniversarios que se celebran en el coro o en el crucero se

canta el responso y se entona el salmo 117, Laudate Dominum omnes gentes [Gloria al

Señor, por todas las gentes626

], pero si se celebran visitando el sepulcro se entona el De

profundis en el recorrido y en el sepulcro el responso Ne recorderis peccata mea [No

recordarás mis pecados], entonando el Qui Lazarum en la vuelta al coro, lo que se repite

al día siguiente, en el aniversario, después de la misa de difuntos627

.

6.2 Procesiones generales de rogativas y acción de gracias.

Entre las ceremonias más desarrolladas por los capitulares se encuentran las

rogativas y actos de acción de gracias, que seguían un protocolo sin apenas diferencias,

según la causa que las motivaba y que analizamos en capítulo aparte, pero que en

determinadas ocasiones se acompañaban de procesiones ordinarias y solemnes. Las

primeras se hacían al Sagrario después de completas y en el trayecto el sochantre

entonaba el Miserere, que concluía con el Gloria Patri al llegar a la reja del Sagrario,

donde se cantaba el responsorio Dominator Dominus caelorum [Soberano Señor del

cielo] que también se cantaba en las rogativas ordinarias que se realizaban en el altar

mayor tras la misa conventual. A continuación se rezaban las oraciones por el preste y

se cantaba el motete O vere Deus, trinus et unus, exaudit preces populi huius [Oh Dios,

trino y uno, escucha las oraciones de tu pueblo] y tras este el salmo Domine ne in furore

626

“Laudate Dominum omnes gentes / Laudate eum, omnes populi / Quoniam confirmata est / Super nos

misericordia eius, / Et veritas Domini manet in aeternum. // Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto. / Sicut

erat in principio, et nunc, et Semper. / Et in saecula saeculorum. / Amen” (Gloria al Señor, por todas las

gentes / Gloria a Él, por todos los pueblos. / Pues Él nos ha prometido, / y ha vertido sobre nosotros su

misericordia, / y la verdad del Señor permanece eternamente. // Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu

Santo. / Fueron en el principio, y ahora, y siempre / por los siglos de los siglos, Amén). 627

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit, ff. 105-106 y 108.

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238

tuo arguas me [Señor, no me reprendas en tu ira] que se entonaba con música de

fabordón, un canto llano a varias voces628

, hasta la capilla de Villaviciosa, donde se

concluye por el sochantre y el coro con el Gloria Patri, et fiflio, et Spiritus Sancto y la

música Sicut erat in principio, et nunc, et semprer, et in saecula saeculorum [Como era

en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos]. A continuación se

cantaba la antífona Sub tuum praesidium [Bajo tu amparo]629

y concluida la oración el

sochantre entonaba el Princeps gloriosissime caelestis militiae, sancte Michael

Archangele [Príncipe gloriosísimo de la milicia celestial, san Miguel arcángel] que se

cantaba caminando hacia el coro, donde se concluía la ceremonia de rogativas

ordinarias con las preces y oraciones630

.

La procesión solemne de rogativa se hacía a mediodía, adelantando una hora el

rezo de la hora sexta que coincidía con el ángelus. En ella participaban, además de los

capitulares, las comunidades religiosas y cofradías, precedidas cada una de ellas por una

cruz con ciriales y acompañadas por ministros religiosos vestidos de morado; parte del

cortejo que se formaba en la capilla del Sagrario hasta incorporarse a la procesión

organizada por el cabildo catedralicio.

Capilla del Sagrario de la catedral de Córdoba, 1571-1588.

628

Al respecto, véase TROWEL, B., “Fauxbourdon”, en SADIE, S. y TYRRELL, J., The New Grove

Dictionary of Music and Musicians, Oxford, University Press, 2011. 629

La más antigua de las dirigidas a la Virgen: “Sub tuum praesidium /confugimus, / Sancta Dei Genitrix.

/ Nostras deprecationes ne despicia / in necessitatibus nostris, / sed a periculis cunctis / libera nos semper,

/Virgo gloriosa et benedicta” (Bajo tu amparo nos acogemos /santa Madre de Dios; / no deseches las

súplicas / que te dirigimos en nuestras necesidades, / antes bien, líbranos de todo peligro, / ¡oh siempre

Virgen, gloriosa y bendita!). 630

GUERRA ORTIZ, J., Manual práctico para la instrucción de sochantres…, op. cit, ff. 120-121.

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239

Los capitulares, una vez terminado el rezo de la hora canónica en el coro,

revestidos igualmente de morado, saldrían por la puerta principal del coro cantando las

letanías hasta la puerta de Santa Catalina por donde saldría la procesión, que continuaría

por las calles Abades, Pescadería, Potro y puerta de Baeza hasta llegar al santuario de

Nuestra Señora de la Fuensanta, donde se concluirían las letanías y se realizarían las

preces por la necesidad que ocasionaba la procesión general de rogativa, omitiéndose

las oraciones a san Rafael -por no estar presente su imagen- y a la Virgen, a quien se

dedicaba una oración especial, después de incensar su imagen mientras la capilla de

música cantaba la antífona Sub tuum praesidium [Bajo tu amparo], que se entonaba

después de los salmos en las horas canónicas, y dos seises dirigían `vivas´ a la Virgen.

A continuación se entonaba la letanía mariana por el sochantre de la catedral,

que dirigía los oficios divinos de los capitulares y, seguidamente, dos canónigos y dos

racioneros portaban a la Virgen a hombros hasta las puertas del santuario. En ese

momento se entregaba la imagen a cuatro caballeros veinticuatro, quienes serían los

encargados de procesionarla por las calles de la ciudad, con letanías y cantos. La

procesión llegaba hasta la parroquia de San Pedro, donde se detenía la procesión para

que el preste, el maestro de ceremonias, los acólitos y la capilla de música entrasen a la

capilla de los Santos Mártires para incensar el arca de las reliquias al son de antífonas.

Inmediatamente después se tomaban las reliquias por ocho diáconos con

dalmáticas moradas para incorporarlas a la procesión general -delante de la Virgen de la

Fuensanta- que continuaría por las calles de Armas, Toquería, Feria, Cruz del Rastro,

Pescadería y plazuela de Abades hasta llegar a la puerta de Santa Catalian, repitiéndose

las letanías marianas y los salmos.

En la catedral, cuatro capitulares relevarían a los caballeros veinticuatro que

portaban las andas de la Virgen y la llevarían al altar mayor, lugar al que los

beneficiados portarían asimismo las reliquias de los mártires al son de las antífonas que

se cantan en las horas canónicas.

Una vez ubicadas en el presbiterio catedralicio se oraba ante las mismas de

rodillas, incluyendo la oración a san Rafael, cuya imagen también estaría en el

presbiterio. Allí pasarían nueve días, durante los cuales se realizarían las preces tras la

misa capitular, celebrándose el primer día misa solemne a la Virgen y exposición al

Santísimo, momento en que se retiraba del altar la imagen de la Fuensanta, la cual sería

velada una hora todos los días -tras el rezo de las horas canónicas- por dos capitulares.

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240

Después del rezo de las horas completas se rezaría el rosario y se entonarían cantos

marianos hasta el toque de maitines.

Al terminar los nueve días de rogativas -el segundo de los cuales se

procesionaba a San Francisco631

-, se volvería a formar la procesión para conducir las

reliquias con cuatro hachones de luz y la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta con

dos hachones a sus respectivas iglesias, siguiendo el mismo ceremonial con el que se

condujeron a la catedral.

Si terminase la calamidad que había ocasionado las rogativas antes de los nueve

días previstos, se celebraría una misa solemne a la Virgen de acción de gracias y se

entonaría un Te Deum por la capilla de música con violines. Y en el caso de que en

lugar de la imagen de la Fuensanta se decidiera llevar a la catedral la imagen de san

Rafael, el protocolo sería el mismo, solo cambiando el itinerario de la procesión, en la

que la imagen sería portada por religiosos de su cofradía y en la que se sustituirían las

letanias marianas por la letanía de los santos.

Junto a estas procesiones solemnes se hacían otras menores por causas

puntuales. A modo de ejemplo, citaremos la organizada en 1800 con motivo de la peste

que amenazaba a la ciudad. En esta procesión, el clero se dirigió tras el rezo de nona en

el coro a la parroquia de San Pedro en desfile, precedido por las cruces parroquiales. En

la citada iglesia se expuso el Santísimo y se celebró una misa solemne votiva, tras la

cual se volvió cantando salmos a la catedral, donde se entonaron antífonas y el preste

dirigió la oración desde el presbiterio.

La acción de gracias, además de con un repique de campanas y misa solemne -de

la Trinidad, Espíritu Santo, Virgen o santo cuya intercesión se hubiera invocado- se

celebraba con procesiones. La más solemne se realizaba desde la catedral a la parroquia

de San Pedro, acompañando las imágenes de Nuestra Señora de Villaviciosa y san

Rafael, siguiendo el mismo ceremonial descrito en las rogativas, pero con constante

repique de campanas y cambio de vestimentas moradas por blancas. En la iglesia de San

Pedro se exponía el Santísimo y se celebraba una misa solemne, tras la cual la procesión

volvía al templo mayor de la ciudad cantando los mismos himnos y salmos que en el

camino de ida632

.

Asimismo se realizaban otras procesiones de acción de gracias menos solemnes

desde la catedral a alguna de las iglesias de la ciudad, donde se venerara el santo al que

631

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., p. 374. 632

Ibidem, pp. 241-337.

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241

hubiera que agradecer su intercesión. El ritual organizativo de la procesión no cambiaba

substancialmente respecto a las anteriores, salvo el rezo de la letanía de los santos con el

repique general de campanas. En la iglesia a donde se dirigía la procesión se entonaba

un Te Deum, se celebraba la misa solemne y se terminaba con Te Deum y preces,

entonando la capilla de música la antífona Laudes, propia de los santos633

.

6.3 Traslado de imágenes y actos solemnes para recibir reliquias.

En algunas ocasiones, si por alguna causa el cabildo deseaba llevar una imagen o

reliquia a la catedral se realizaba una procesión. Ésta partía del templo mayor a

recogerlas, regresaba al mismo para venerarlas y volvía a llevarlas a su ubicación

habitual. Por ello, no incluimos en este lugar todas las procesiones de imágenes que

responden a la piedad popular y que abordamos más adelante.

Para el traslado se organizaba una procesión de los capitulares, precedidos por

las cruces parroquiales acompañadas por los clérigos de las mismas en la que se cantaba

la letanía de los santos.

Llegado el cortejo a la iglesia en la que se rendía culto a la imagen o reliquias a

trasladar, se oficiaba una misa solemne votiva -del santo o santos a quienes

perteneciesen las reliquias- si se realizaba por la mañana o vísperas solemnes en caso de

hacerse por la tarde, para lo cual se adelantaban en la catedral.

En el recorrido de la procesión hacia la catedral se cantaban las mismas letanías

-incluyendo el nombre del santo, mártir, pontífice, etc. detrás de mártires, pontífices,

etc. de forma excepcional, pues la Iglesia no permite la modificación de letanías y

preces- , teniendo en cuenta que si el trayecto era corto pudieran terminarse y si era más

largo se completaban con un Te Deum, canto de alabanza, reconocimiento y veneración

a Dios634

, que se conpletaba con el Laudate Dominum de coelis [Alabad al Señor de los

cielos]635

, además de himnos y salmos de santos.

633

Ibidem, pp. 443-459. 634

“Te Deum laudamus: / te Dominum confitemur. / Te aeternum Patrem, / omnis terra veneratur” (A ti,

oh Dios, te alabamos, / a ti, Señor, te reconocemos / A ti, eterno Padre / te venera toda la creación). 635

Comienzo del Salmo 148, de alabanza a Yahvé, en el que el salmista invita a entonar un himno de

alabanza al Creador, desde los seres angélicos y los astros -sol, luna- a las profundidades del mar,

fenómenos atmosféricos, animales, los hijos de Israel y todos los devotos. Es un salmo que proclama la

grandeza cósmica de Dios

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242

Las reliquias se trasladaban en andas llevadas por diáconos e irían flanqueadas

por cuatro hachas de luces que llevarían los capellanes perpetuos y, asimismo, estarían

precedidas por acólitos con dalmáticas e incensarios.

Si se trasladaba una imagen de María las andas se trasladaban por los capellanes

perpetuos mientras se cantaba el Ave maris stella [Salve, Estrella del mar],

arrodillándose el cortejo en los primeros versos, y llevarían seis hachas de luz, mientras

que las imágenes de los santos irían flanqueadas por cuatro, como las reliquias, e

igualmente en su recorrido se cantaría la letanía de los santos.

Estas imágenes se colocaban en el altar, entonándose por el preste un Te Deum y

las antífonas correspondientes a laudes o vísperas, según el momento en que se realice

el traslado, que estaría precedido por un repique de campanas en la víspera y en los

trayectos de ida y vuelta, exceptuando el momento de la celebración interna de la iglesia

cuando se recogían o devolvían636

.

6.3.1 Reliquias de santa Teresa de Lisieux, 2003.

Teresa de Lisieux nació el 2 de enero de 1873 en Alençon (Normandía, Francia)

y murió el 30 de septiembre de 1897 de tuberculosis en el carmelo de Lisieux. Fue

enterrada en el cementerio de la localidad, puesto que existía la prohibición de enterrar

en los monasterios. Sabemos que en 1910 se cambia de lugar y que el 10 de agosto de

1917 se volvieron a exhumar sus restos para los informes del proceso de beatificación.

Estos restos fueron trasladados a la capilla del carmelo de Lisieux el 26 de marzo de

1923, un poco antes de su beatificación por Pío XI el 29 de abril de ese mismo año. Para

conmemorar este acontecimiento, Brasil regaló un rico relicario para contener sus restos

mortales, excepto los huesos mayores del brazo derecho que se depositaron en el

relicario que regaló a la basílica de Lisieux Pío XI, pontífice que la canonizó el 17 de

mayo de 1925637

.

636

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 480-490. 637

Al respecto, véase ROS CARBALLAR, C., Teresa de Lisieux, huracán de gloria, Madrid, Editorial

San Pablo, 2012.

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243

Relicario de santa Teresa de Lisieux, 1923.

El motivo de la separación de sus restos mortales ha posibilitado que el carmelo

donde murió pueda venerar permanentemente el brazo con el que escribió su

autobiografía espiritual, Historia de un alma, publicada después de su muerte e

impulsora de la gran devoción a la descalza, declarada doctora de la Iglesia universal

por Juan Pablo II por la carta apostólica Divini Amoris Scientia [La ciencia del Amor

Divino], de 19 de octubre de 1997.

En la preparación de tal efemérides se programó la peregrinación de las reliquias

de la santa carmelita a París, Lyon y Marsella para que presidieran unos encuentros de

oración, pero la petición de numerosos monasterios y santuarios para venerar en los

mismos las reliquias ha hecho que desde 1994 hayan recorrido todo el mundo. Por su

parte, la Conferencia Episcopal Española solicitó la peregrinación de las reliquias a

España, donde estuvieron desde el 4 de septiembre al 22 de diciembre, recorriendo la

mayor parte de las diócesis españolas638

.

El 4 de noviembre llegaron a la diócesis de Córdoba, donde fueron recibidas en

la catedral por el obispo, quien dirigió una carta a la diócesis con tal motivo, invitando a

la participación de los actos639

y ofició una solemne eucaristía de acogida en la

catedral640

. Acto seguido, se trasladaron al convento de MM.CC.DD. de Santa Ana,

donde se custodiaron durante la noche, antes de partir al día siguiente al monasterio de

San Calixto (Hornachuelos) para continuar su peregrinar. Sabemos que, en todo

momento estuvieron presentes los pétalos de rosa, simbolizando una de sus frases más

638 http://www.conferenciaepiscopal.es/index.php/materiales-de-interes/materiales/1752-itinerario-de-la-

visita-de-las-reliquias-de-santa-teresita-de-lisieux-a-espana.html 639

ASENJO, J. J., “Carta. Visita de las reliquias de santa Teresa de Lisieux a Córdoba”, Boletín Oficial de

la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 93-96. 640

“Eucaristía de acogida de las reliquias de santa Teresa de Lisieux”, Catedral de Córdoba, 4 de

noviembre de 2003, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003,

pp. 67-71.

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244

famosas, comentada a su hermana Celina: “después de mi muerte, haré caer una lluvia

de rosas”, alusiva a los beneficios obtenidos por su intercesión.

6.3.2 Reliquias de san Juan Bosco como preparación del

bicentenario (1815-2015).

Como preparación del bicentenario de san Juan Bosco, el 31 de enero de 2015,

se organizó un recorrido de las reliquias del santo fundador, entre las que se encontraba

un hueso del brazo derecho, por los 132 países con presencia salesiana. Como es sabido,

las reliquias han viajado en una urna que albergaba una réplica de su cuerpo incorrupto

que se venera en la basílica de María Auxiliadora de Turín.

El recorrido por el mundo de las reliquias de Don Bosco, como se conoce al

fundador de la Congregación salesiana, comenzó en abril de 2009, coincidiendo con el

150 aniversario de los Salesianos, a propuesta del Rector de la Congregación, don

Pascual Chaves, quien propuso unir las dos efemérides, de gran importancia para la

institución.

A la provincia de Córdoba llegaron en septiembre de 2012 tras su paso por

Portugal y Extremadura, desde donde se trasladaron a Pozoblanco y el día 21 de

septiembre a la capital cordobesa, donde fueron recibidas a las 10:00 h. en el colegio

salesiano, en el que se celebró una eucaristía a las 11:00 h. Al terminar el acto, las

reliquias se trasladaron a la iglesia parroquial de San Lorenzo para la veneración

popular (14:00-16:00h.) y concluida ésta se trasladaron a la catedral en procesión a

partir de las 17:00 h. por las calles Santa María de Gracia, San Pablo, Claudio Marcleo,

Jesús María y Deanes, haciendo su entrada en el recinto catedralicio por la puerta del

Perdón.

Llegada de las reliquias de san Juan Bosco a la catedral de Córdoba (21/09/2012) como preparación del bicentenario (1815-2015).

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245

A las 20:00 h. se celebró en el altar mayor una solemne eucaristía, tras la cual se

trasladaron las reliquias al santuario de María Auxiliadora por las calles Cardenal

González, Lucano, Alfonso XI, Arroyo de San Lorenzo y María Auxiliadora. Y en la

madrugada del día 22 de septiembre se veneraron en el iglesia del colegio salesiano por

diferentes grupos de vela hasta las 5:00 h. en que fueron trasladadas a las Salesas para

su veneración, que se completó con la adoración al Santísimo, el rezo de laudes y el acto

de despedida a las 8:00 h. cuando emprendieron el camino hacia la localidad de

Montilla.

El 31 de enero de 2015 se celebró con una solemne celebración litúrgica el

centenario del fundador de la Congregación salesiana, para la cual fue trasladada su

imagen em procesión desde el colegio de los Salesianos.

Traslado de la imagen de san Juan Bosco a la catedral para la misa pontifical por su bicentenario, 2015.

6.4 Visitas a diversos templos de la ciudad: San Rafael, San Juan de los

Caballeros, convento de los Santos Mártires, San Pedro.

Los capitulares visitan la iglesia de San Rafael con motivo de su onomástica

desde tiempo inmemorial. A principiso del siglo XIX, sabemos que su festividad se

celebraba el 7 de mayo y que el cabildo procesionaba a la iglesia del custodio de la

ciudad en procesión, precedida por las cruces parroquiales, cantando himnos y salmos.

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246

En ella se oficiaba una celebración eucarística y se cantaba un Te Deum por la

capilla de música, que también cantaba la antífona del arcángel. Posteriormente el preste

incensaba el altar y exponía el Santísimo, tras lo cual la procesión volvía a la catedral,

donde la capilla de música entonaba la antífona a la Virgen y el preste concluía la

ceremonia con una oración641

.

Sabemos que, desde 1806 la procesión se hace a la actual iglesia del Juramento

de San Rafael, erigida en el lugar donde el arcángel se apareció al padre Roelas con

motivo de una peste que asolaba la ciudad en 1578 para asegurarle su protección: “Yo te

juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por

guarda de esta ciudad”, el famoso juramento que da nombre a la iglesia. A finales del

siglo XVI se le dedicó un pequeño oratorio en la casa del eclesiástico donde se

produjeron las apariciones. Años más tarde, se comenzó a levantar con la ayuda de la

nobleza de la ciudad una iglesia cuya construcción no se terminó hasta 1732, edificación

que se tuvo que ampliar a finales del siglo XVIII por la gran devoción que se tenía en la

ciudad al custodio642

y que fue consagrada en 1806643

.

Otras de las iglesias a las que el cabildo iba en procesión era la de San Juan de

los Caballeros -Orden de san Juan de Jerusalén, a la que se entregó el edificio califal

tras la conquista de la ciudad por Fenrando III en 1236-, cedida por el obispo fray

Ceferino González en 1880 a las Esclavas del Sagrado Corazón.

La procesión se realizaba el día de su festividad, el 24 de junio, a primera hora

de la mañana -después de tercia- para venerar el Santísimo Sacramento que se

encontraría expuesto. Se decían la oración al santo y las preces por el preste. En ese

acto, la capilla de música cantaría la antífona de san Juan. Tras la visita, la procesión

volvía a la catedral, donde se oficiaba la misa del día, comenta Ximénez y Hoyo, quien

refiere que si la festividad y procesión correspondiente coincidiese con la octava del

Corpus el Santísimo se expondría en la catedral para dar comienzo a las Cuarenta Horas

después de la procesión y antes de comenzar la celebración eucarística644

.

Otra de las procesiones obligadas era la realizada al convento de los Santos

Mártires -en el lugar que hoy ocupa la ermita de los Santos Mártires-, san Acisclo y

santa Victoria, el 17 de noviembre, para cantar misa, realizar la oración de acción de

641

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 379-388. 642

Al respecto, véase RAMIREZ Y GÓNGORA, M. A., Motivos de confianza de los cordobeses en la

protección de San Rafael, Córdoba, 1776. 643

RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ, T., Paseos por Córdoba, Córdoba, 1874. 2ª ed.

Córdoba, 1976. 644

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 415-421.

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247

gracias y decir las preces el preste, revestido con capa pluvial, tras las cuales

intervendría la capilla de música645

.

Finalmente, comentar que también se realizaba una procesión -además de las de

generales de rogativas- a la iglesia de San Pedro el día de su festividad -el 26 de

noviembre en el siglo XIX -. En dicha parroquia se oficiaba la misa solemne del día y se

efectuaba la preceptiva acción de gracias, tras la cual el preste realizaba las preces e

intervenía la capilla de música antes de volver la procesión a la catedral646

.

6.5 Estaciones de penitencia de las cofradías.

Este capítulo se centrará en el estudio del protocolo seguido en los desfiles

procesionales organizados por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba

para conmemorar la Semana Santa, incluyendo los realizados durante la última semana

de Cuaresma, la llamada Semana de Pasión, que en algunas ocasiones adquieren un gran

protagonismo, aunque no es lo habitual en Córdoba.

La procesión, en cuanto desfile organizado de un grupo de personas que se

trasladan siguiendo un itinerario, tiene que cumplir unas normas protocolarias, que van

a ser el objeto de este apartado y que son, en definitiva, las que marcan el límite para

poder procesionar en la Semana Mayor de la capital, lo que subraya la importancia del

protocolo en las mismas.

Consideramos que la temática abordada tiene un gran interés por su amplia y

variada repercusión social, tanto desde el punto de vista de manifestación religiosa,

como por haberse convertido en un fenómeno sociocultural, turístico y económico de

gran impacto. Todo ello ha contribuido para que la Semana Santa se haya convertido en

las últimas décadas en una celebración cada vez más importante por el número de

hermandades participantes, que han aumentado de manera considerable con la creación

de nuevas cofradías o bien con la reorganización y refundación de antiguas

hermandades, algunas de las cuales se remontan a los comienzos de la edad moderna.

Tales circunstancias han contribuido a que la celebración penitencial por

excelencia haya crecido sustancialmente, tanto por los agentes activos que conforman

los desfiles procesionales, como por los espectadores de los mismos, que se acercan de

muy diversas maneras a la procesión, pero todos participan de su cada vez mayor

645

Ibidem, pp. 434-439. 646

Ibidem, pp. 439-442.

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espectacularidad, a la que contribuye el estricto protocolo seguido, desde la preparación

del día en el que se ha de realizar la estación de penitencia hasta el orden de entrada en

la Carrera Oficial o la catedral.

A ello hay que añadir las normas para el cortejo de los participantes en la

estación de penitencia, en la que tiene un importante papel la secuenciación de pasos, de

Cristo o de Virgen, que siempre ocupa un segundo lugar, salvo excepciones, como en la

cofradía del Rescatado por el número de penitentes, que adquieren un gran

protagonismo desde el punto de vista religioso. Estos participan de las normas

establecidas, pero cuando su número es excesivo y rompe las normas previstas, estas se

alteran para que sin dejar de cumplirse la esencia religiosa de la procesión se sigan las

normas protocolarias establecidas para el desarrollo de la misma.

Esto es aplicable también a la distribución de cortejos de un mismo día a su paso

por la Carrera Oficial, pues las procesiones de silencio no deben ir precedidas ni

seguidas por bandas de cornetas y tambores.

Todo ello conforma un conjunto de normas protocolarias que se han ido

conformando con el paso del tiempo y que constituyen parte fundamental de las

celebraciones procesionales, tanto para quienes las contemplan, que solicitan

tácitamente este protocolo, como para quienes las organizan, como medio necesario

para el cortejo de la hermandad en su relación con otras y como medio para transmitir a

la sociedad que las admira una imagen estética ligada a su propia visión de la

religiosidad, exteriorizada en los desfiles y en los tronos, con normas generales de

exorno y particulares, ya se trate de tronos de Cristo, palios de Virgen o pasos de

misterio.

El presentar de forma general el protocolo general y particular de las

hermandades y cofradías de Córdoba en los desfiles procesionales es algo que se conoce

y vive por determinados estamentos de la sociedad, pero no está recogido de forma

sistemática por ningún trabajo de investigación, laguna que pretendemos cubrir con este

capítulo, en el que acometeremos de forma directa los antecedentes de la estación de

penitencia en la catedral y el auge que ha adquirido en los últimos años.

6.5.1 Escenografía y protocolo. El desfile procesional.

6.5.1.1 Antecedentes históricos. La procesión del

Viernes Santo a la catedral.

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Los desfiles procesionales han estado ligados a la trayectoria histórica de la

Semana Santa, de manera que acercándonos a esta podremos adentrarnos en los

mismos, los cuales empiezan a tener importancia a mediados del siglo XVI, con base en

la reorganización de las hermandades y cofradías llevada a cabo a finales de la edad

media, estudiada por Nieto647

.

Desde mediados del quinientos y hasta el año de 1743, los festejos procesionales

gozan de una primera etapa de esplendor, en la que el boato se encuadra dentro de las

festividades religiosas del Antiguo Régimen, de marcado carácter popular y festivo, con

refrigerios en las iglesias y escenificaciones pasionistas, además de representaciones de

apóstoles, sibilas y profetas que conectaban con las cabalgatas de tipo profano. Por ello,

el obispo don Manuel Vicente Cebrián promulgó en 1744 un decreto Contra los abusos

en procesiones de Semana Santa y veneración de sus Sagradas funciones648

.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX

la Semana Santa de Córdoba sufre un retroceso, debido a los planteamientos ilustrados

de los obispos de Córdoba, contrarios a las formas tradicionales de las procesiones,

aspecto analizado pormenorizadamente por Aranda649

. En este sentido, citar el decreto

promulgado por don Francisco de Solis Folch de Cardona, de 7 de abril de 1753:

Hemos considerado, no de ahora, pero si con grande dolor de nuestro corazón,

cuán lejos del católico fervoroso fin con que en su principio fueron establecidas

las procesiones de penitencia en Semana Santa se ven en los presentes tiempos

generalmente practicadas y que en vez de la espiritual edificación para que se

erigieron se experimenta con la miseria y fragilidad humana una destrucción

totalmente opuesta y que convirtiendo la común malicia el edificio en ruinas

apenas deja vestigio para entenderse lo que era, y que cuando había de fijarse

más nuestra imaginación y potencia en la importantísima memoria de la Pasión

y Muerte de Jesús Nuestro Redentor se ostentan motivos y objetos tal vez

ridículos que las distraen e inclina a extremo contrario; lo que sería menos

sensible si de la indevoción y vicio, incienso y sacrificio del mismo desorden y

escándalo, para cuyo remedio dedicó la feliz recordación de nuestro predecesor

el Ilmo. Señor Don Miguel Vicente Cebrián su piadoso pastoral celo y paternal

amor, procurando extirpar tan perjudiciales males, habiendo hecho publicar un

general determinado edicto sobre este tan recomendado asunto, y deseando Nos

647

NIETO CUMPLIDO, M., “Cofradías y Hermandades: Los laicos en la Reforma de la Iglesia”, en

Córdoba: Tiempo de Pasión, Córdoba, CajaSur, t. 1, pp. 17-33. 648

En la segunda mitad del siglo XIX, con el florecimiento general de los desfiles procesionales, se

retoma en algunas poblaciones este tipo de representación, llegando a convertirse en distintivo de algunas

localidades, como Puente Genil, donde reciben el nombre de Corporaciones Bíblicas. Aires Rey recoge

más de sesenta, en las que se incorporan 102 figuras pertenecientes al Antiguo Testamento, 107 figuras

pertenecientes al Nuevo Testamento, 39 figuras de alegorías y símbolos de la Religión, (Fe, etc.) y 177

miembros que conforman la Corporación del Imperio Romano (Cfr. AIRES REY, J. L., Guía de Semana

Santa, Puente Genil, Agrupación de Cofradías y Corporaciones Bíblicas, 1997). 649

ARANDA DONCEL, J., “Ilustración y religiosidad popular en la diócesis de Córdoba: La actitud de

los obispos frente a las celebraciones de la Semana Santa”, en Actas del Primer Congreso nacional de

Cofradías de Semana Santa. Zamora, 1988, pp. 305-318.

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promoverlo como es justo aplicando la especial vigilancia que alcancen nuestras

fuerzas y evitar que se persuada haber cesado tan laudable reducción, edicto y

mandato, juzgamos preciso reproducirlo e intimar de nuevo las mismas

prohibiciones, penas y estatutos.

Entre los acontecimiento llevados a cabo en el último tercio del siglo XVIII,

destaca especialmente la famosa Pastoral del obispo don Martín de Barcia, publicada en

marzo de 1769, en la que manifestaba que por las irregularidades que se sucedían

prohibía todas las celebraciones nocturnas, enviando copia de la misma al

Ayuntamiento de Córdoba para que la diera a conocer a los hermanos mayores de las

hermandades y cofradías en las Casas Consistoriales:

Por lo cual, renovando los decretos de nuestros antecesores y los nuestros en

cuanto a la forma y el modo, mandamos para lo sucesivo, que en el próximo de

Semana Santa y en cualquier otro tiempo del año en nuestra ciudad y en todos

los pueblos de este nuestro Obispado, salgan las procesiones de día y a hora que

al toque de Oraciones se concluyan; y que para ello en Córdoba nuestro provisor

y en el resto del Obispado los respectivos vicarios señalen, distribuyéndolas de

manera que al término prescrito estén en las iglesias donde deben finalizare sin

que varíen la carrera que fuese de costumbre o se les ordenase.

A pesar de las medidas adoptadas, los alborotos durante las procesiones

continuaron y en 1820 la Secretaría de Gobierno del Real y Supremo Consejo de

Castilla promulgó una Carta-Orden a las justicias de las ciudades y pueblos de España

para que auxiliaran a los prelados en el arreglo de las procesiones de Semana Santa.

En virtud de la Carta-Orden civil, el obispo de Córdoba, don Pedro Antonio de

Trevilla, dictó el 2 de mayo de 1820 un Reglamento sobre las procesiones para su

cumplimiento que marcó el rumbo de lo que serían las procesiones durante buena parte

del ochocientos. Tras este documento observamos que se reducen las procesiones

realizadas en la capital cordobesa a una sola. Nos referimos a la celebrada el Viernes

Santo, acompañando al Santo Entierro (art. 1), con salida de la iglesia del Salvador y

Santo Domingo de Silos (La Compañía) y siguiendo un itinerario fijo por: calle

Letrados (Conde de Cárdenas), Arco Real (María Cristina), Zapatería (Alfonso XIII),

Casas Consistoriales, Librería (Diario de Córdoba), Feria (San Fernando), Cruz del

Rastro, Carrera del Puente (Cardenal González), Triunfo, patio de los Naranjos y

catedral, calle del Baño (Céspedes), Pedregosa, Santa Ana, Santa Victoria, iglesia del

Salvador (art. 2).

Por su parte, Bejarano Nieto comenta que para esta única procesión se fijaron los

pasos que debían salir, siguiendo un orden previamente establecido, el de los misterios

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de la pasión, y quedaban prohibidos los palios, así como las vestimentas ostentosas y

alhajas para las imágenes650

.

A partir de mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento incentivó la procesión del

Viernes Santo solicitando a diferentes Colegios -Abogados, Procuradores, Escribanos,

Plateros…- y Gremios -Sombrereros, Albañilería y Carpintería, etc.- que contribuyeran

con aportaciones de cera o donaciones en metálico para conseguir el esplendor debido

para la procesión, que en los últimos años del reinado de Isabel II seguía el siguiente

orden: batidores a caballo; cruz guiona con los acogidos en la Casa de Socorro-

Hospicio y la Hermandad de Belén y Pastores; paso de Nuestro Señor de la Oración en

el Huerto; Jesús preso con su hermandad; Jesús Humilde con la hermandad de Jesús de

la Sangre, de la parroquia de San Nicolás de la Villa; Jesús atado a la columna con la

Hermandad de Nuestra Señora de la Aurora y Orden Tercera de San Francisco; Jesús

Nazareno, de San Lorenzo, con su hermandad; Jesús Crucificado con su hermandad;

Nuestra Señora de las Angustias, precedida por su hermandad; invitados del

ayuntamiento de la ciudad; Santo Sepulcro con su hermandad; cruces parroquiales y

clero de la ciudad; Nuestra Señora de los Dolores y su hermandad; el preste con los

diáconos; presidencia del ayuntamiento y escolta militar. Sin duda, es una etapa de

esplendor, en la que la Corporación Municipal también se propone dotar a todas las

cofradías participantes con túnicas. Recordemos que por aquellos años eran muy pocas

las hermandades que las llevaban por resultar muy costosas.

En este sentido, el alcalde propuso el 17 de marzo de 1866 proporcionar a las

hermandades túnicas sencillas y de poco costo para lograr que el acompañamiento de

los pasos ofreciera “una perspectiva más decorosa y uniforme”651

, aunque no todas las

túnicas eran iguales, distribuyéndose por hermandades: treinta moradas y blancas para

el acompañamiento del paso de la Oración en el Huerto (14 túnicas) y para la

Hermandad de Jesús Preso (16 túnicas); cuarenta blancas y negras para las hermandades

de Jesús Crucificado y Nuestra Señora de las Angustias, repartidas por igual; treinta

negras para la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.

Al año siguiente, 1867, el número de túnicas aumentó de 100 a 107,

distribuyéndose de la siguiente manera: setenta túnicas negras para las hermandades de

Nuestra Señora de las Angustias y Nuestra Señora de los Dolores; treinta moradas y

650

BEJARANO NIETO, A., “El municipio cordobés y la Semana Santa”, en Córdoba: Tiempo de

Pasión, Córdoba, CajaSur, 1991, t. 1. p. 132. 651

AMCO, Actas Capitulares, Sesión de 17 de marzo de 1866.

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blancas para las hermandades de la Oración en el Huerto y Jesús Preso-Atado a la

Columna; siete, sin especificar color, para la Hermandad de Belén y Pastores.

Después del reinado de Isabel II, con la Revolución de 1868 `La Gloriosa´ y la

Primera República Española, se tuvo un retroceso, que se superó con la Restauración

borbónica de Alfonso XII, en cuyo reinado se autoriza la salida procesional de Jesús

Resucitado de la parroquia de Santa Marina el Domingo de Resurrección de 1885, con

presencia de una Comisión municipal, constituida por doce miembros de la

Corporación, y asistencia de la Banda Municipal de Música.

Durante la Regencia de la reina María Cristina comienza a hacerse patente el

deseo de distribuir la estación de penitencia del Viernes Santo en varias procesiones,

como se hacía en otras poblaciones.

Así, a la que ya se realizaba del Resucitado el Domingo de Pascua, por razones

obvias, se añadieron otras, como la de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del

Mayor Dolor en la madrugada del Viernes Santo de 1887, a la que contribuyó el

Ayuntamiento de la ciudad con 250 pesetas.

En definitiva, se trataba de dar cuerpo a los traslados que desde sus respectivas

sedes canónicas se realizaban hasta la iglesia de la Compañía para acompañar al Santo

Entierro. Pero enseguida comenzaron los desfiles en días sucesivos, tal como se

programó en 1892, aunque no todas salieron por las inclemencias del tiempo: El

Miércoles Santo procesionarían el Huerto de San Francisco, el Nazareno de San

Lorenzo y Nuestra Señora del Mayor Dolor de la iglesia del Hospital de Jesús

Nazareno; el Jueves Santo, el Cristo de Gracia y Nuestra Señora de las Angustias; el

Viernes Santo, Jesús Caído y la Soledad en la “madrugá” y el Santo Entierro por la

tarde; y el Domingo de Pascua el Resucitado.

Había comenzado el proceso descentralizador de la única procesión que dominó

la mayor parte del siglo XIX, si bien el 14 de abril de 1900, en el periódico local El

Defensor de Córdoba, se destacaba que “las modestas procesiones anunciadas se han

verificado con relativo orden”, muy lejano aún del esplendor que alcanzaron durante el

siglo XX.

Durante el reinado de Alfonso XIII, especialmente durante la dictadura de Primo

de Rivera, la Semana Santa tiene un impulso, con la procesión de más imágenes,

concurso de saetas, construcción de algunos altares… y con un recorrido oficial que

tenía dos puntos importantes, en los que se instalaban las autoridades eclesiásticas y

civiles, según recoge un artículo anónimo del número 55 de la desaparecida revista

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Patio Cordobés, correspondiente a marzo de 1971, en el que se reúnen algunas de las

impresiones de don José María Padilla, deán de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba,

entre 1917 y 1922, año en el que le causaron una especial impresión las estaciones

procesionales, comentando: “Maravillosa la estación procesional [del Santo Entierro]

ante el palacio episcopal, con su fachada iluminada, presentaba en sus balcones al

Obispo rodeado de todos los Capitulares de su Catedral; y muy lucida la tribuna

levantada por el Ayuntamiento para la otra estación penitencial, que presenciaba la

autoridad municipal, acompañada también por los miembros de la Excma.

Corporación”.

La Segunda República Española y la posterior Guerra Civil supusieron una

quiebra en la evolución de la Semana Santa de Córdoba, que se recuperó a partir de la

Agrupación de Cofradías en 1944, a la que se debe la situación actual de la Semana

Mayor.

6.5.1.2 El desfile procesional en la actualidad.

Los desfiles procesionales, tal y como se conciben en la actualidad, comienzan a

forjarse durante el último cuarto del siglo XX, durante la presidencia de la Agrupación

de Rafael Zafra León (1975-1979) y Manuel Laguna López (1979-1987)652

, un periodo

en el que las cofradías han recuperado las antiguas tareas asistenciales y han forjado su

peculiar estética para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo,

recobrando la ancestral costumbre de la estación penitencial que, en principio, consistía

en ir vestidos de penitencia a la catedral acompañando a sus titulares para adorar el

Monumento del Jueves Santo en la madrugada del Viernes Santo. Costumbre que con el

paso del tiempo y el aumento del número de cofradías se extendió a otros días de la

semana, perdiendo su principal razón de ser, la de reverenciar la tumba de Cristo muerto

durante el Triduo Sacro, que conmemora los días en que Cristo permaneció en el

sepulcro, contribuyendo a la desaparición de la estación de penitencia, denominación de

la originaria visita a la catedral que se aplica impropiamente, aunque de forma

comúnmente aceptada, a las salidas procesionales que, como hemos indicado, han

incorporado en buena parte de sus itinerarios parciales la estación de penitencia en la

catedral de Córdoba.

652

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., pp. 201-269, vid. esp. pp. 204-5, 207, 231-232.

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El desfile procesional actual es el resultado de la evolución histórica de

centurias, avance que acrecienta el ritmo a finales del siglo XX. Es precisamente en

estos años cuando se produce una incorporación masiva de la juventud en la Semana

Santa de Córdoba, coincidente con la aparición de los hermanos costaleros que

supusieron la desaparición de los pasos de ruedas y la de los costaleros profesionales, lo

que repercutió en las particularidades de cada una de las hermandades a la hora de llevar

sus pasos, tarea en la que adquieren un importante papel las agrupaciones musicales que

suponen la acentuación de los rasgos singulares en el marco protocolario general que

caracteriza a la Semana Mayor de Córdoba.

El comienzo del cortejo procesional viene marcado por la Cruz de Guía, que se

identifica con la cruz parroquial de la sede canónica de la hermandad, siguiendo la

costumbre decimonónica que consistía en que los representantes del clero asistiesen a la

procesión del Viernes Santo con las cruces de sus respectivos templos.

Es un motivo emblemático, no solo por ser símbolo central de los misterios que

se conmemoran, sino también porque sirve de carta de presentación de la cofradía a la

que pertenece. Por esta razón, encontramos cruces muy diversas, desde las realizadas en

plata con vistosos relieves hasta las simples de madera o de palmas. Todas tienen en

común el evocar el sacrificio de la cruz para redimir a la humanidad y la manifestación

de riqueza, aunque se considera por algunos como signo de distinción, debe entenderse

como la particular visión de la religiosidad de una hermandad que quiere halagar a sus

titulares con objetos de gran valor estético.

La Cruz de Guía va normalmente flanqueada por dos o cuatro hermanos vestidos

con el hábito nazareno y, a veces, con dalmáticas, que llevan faroles y

excepcionalmente ciriales.

En ocasiones, la Cruz de Guía está precedida por el fiscal de horas, que es quien

marca el ritmo de la cofradía, por lo que procesiona junto a ella, ya que es el encargado

de pedir la venia de entrada en la Carrera Oficial. Y, excepcionalmente, por un hermano

nazareno anunciando el cortejo con palillo o campana.

Como es sabido, en las procesiones el cuerpo de nazarenos se divide en tramos,

según los pasos, siendo lo más frecuente la existencia de dos: el tramo de Cristo y el

tramo de Virgen. El orden de cada uno de ellos está controlado por el llamado fiscal de

tramo. Cada uno de estos tramos lleva una división interna que varia ampliamente,

según el número de nazarenos que pertenecen y procesionan con la cofradía y de la

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manifestación estética externa. Puesto que, la división señalada va marcada por las

insignias, cuyo número es variable en función de la cofradía.

En cualquier caso, todas las hermandades llevan un número de insignias que se

pueden considerar obligatorias, al estar recogidas en sus Estatutos653

, y se reparten

proporcionalmente en los tramos de Cristo y de Virgen.

Entre las insignias del tramo de Cristo hay que situar la bandera de la

hermandad, el Libro de reglas, que es portado por el Secretario de la hermandad, y las

bocinas, que anunciaban la llegada de las cofradías en el siglo XVII y que actualmente

tienen una función testimonial.

La tradición cuenta, y así está recogido por numerosas obras artísticas, que las

ejecuciones en el Gólgota de Jerusalén estaban precedidas por las trompetas que

anunciaban por la Via crucis la marcha de los condenados, de las que las bocinas que se

presentan al comienzo de los desfiles procesionales son testimonios simbólicos.

El uso de las bocinas está atestiguado desde el siglo XVII junto al muñidor que

con su toque de campana convocaba a los cofrades. Constan de dos partes: la bocina

propiamente dicha, en metal o plata, con diferentes elementos decorativos, y paño que

pende de la misma, realizado normalmente en terciopelo con diseños variados y, a

veces, con el escudo de la hermandad a la que pertenecen.

Muy popular es el estandarte de la hermandad, conocido coloquialmente como

bacalao por la forma del mismo, aunque puede ser también rectangular, colgando de un

mástil y presentando diferentes terminaciones en su parte inferior. En su centro se ubica

el escudo de la cofradía y, en ocasiones, es portado por el mayordomo, como encargado

de los enseres de la hermandad.

Cuando la cofradía está dedicada a dar culto al Santísimo Sacramento y así se

recoge en su denominación, lleva el guión sacramental, con símbolos eucarísticos,

normalmente un cáliz con la Sagrada Forma. Lo más habitual es la presencia del

Senatus, que es un estandarte que recuerda el momento histórico del fallecimiento de

Jesús, que fue permitido por el representante legal del imperio romano en Palestina.

653

Sirvan de ejemplo los Estatutos de la Real e Ilustre Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Mª Stma.

Nazareno y San Bartolomé (Arch. NAZARENO) que en el art. 3.5 recoge las insignias de la cofradía: “La

bandera… El estandarte de Jesús Nazareno… el pendón de damasco blanco con la cruz de Jerusalén…

[que]… Abre el cortejo penitencial de la cofradía, y solo podrá ser precedido por la cruz de guía. / el

estandarte de María Dolorosa… [aclarando que]… en la Estación de Penitencia podrán utilizarse como

insignias el libro de Reglas… [y]… la bandera negra con la imagen de María Santísima Nazarena…

[recogiendo, finalmente, que]… En caso de que la Cofradía acuerde alguna disposición honorífica a

personas o instituciones, consultará previamente a la autoridad diocesana”.

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Lleva bordadas las iniciales S.P.Q.R. (Senatus Populusque Romanus) que identifican al

Senado y el Pueblo de Roma.

La incorporación masiva de la juventud en las hermandades cordobesas en las

últimas décadas del siglo XX conlleva que algunas cofradías porten el llamado guión de

juventud, que identifica este importante grupo dentro del conjunto de la corporación

nazarena.

No faltan en algunos desfiles procesionales los símbolos de la pasión, los clavos

y la corona de espinas, que porta un hermano nazareno sobre un cojín. Asimismo se

pueden ver las tradicionales mazas ceremoniales que fueron usadas frecuentemente por

las autoridades civiles y religiosas en los actos protocolarios y que en los desfiles

procesionales acompañan a las presidencias, que se distinguen por llevar varales, que

portan quienes ostentan la autoridad en la hermandad, especialmente el hermano mayor.

Delante de los pasos se encuentran los turiferarios con incensarios y los

ceriferarios que portan cirios con velas del mismo color de las del paso y visten con

albas o roquetes y dalmáticas. Su número varía entre cuatro y doce, y están dirigidos por

el pertiguero, encargado de indicar los movimientos a realizar: bajar o alzar el cirial

siempre que el paso al que acompañan esté levantado, siguiendo un ceremonial que

continúa el realizado en el interior de los templos.

En el tramo de Virgen suele haber menos insignias, pero muy significativas.

Entre ellas el Simpecado o Sinelabe que es una insignia, a manera de estandarte, que

recuerda la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción y se exhibe como

manifestación pública de la creencia en el mismo. Suele llevar bordada una

representación mariana con la inscripción “Sin pecado concebida” o en latín “Sine labe

concepta”, de donde recibe el nombre. En la misma línea hay que situar las banderas

concepcionistas que llevan algunas cofradías, reforzando la Inmaculada Concepción de

María654

. Asimismo, en este tramo se incorporan algunos guiones específicos de la

hermandad: pontificia, real, ligada a una orden religiosa, etc.

654

Aclarar que la Inmaculada Concepción de María no está relacionada con la Virginidad perpetua de

María -antes, durante y después del parto de Cristo- sino con la singularidad de su carencia de pecado

original. Creencia que produjo grandes disputas teológicas, especialmente entre franciscanos y dominicos,

que defendieron la carencia del pecado original en María y la creencia de que María no podía ser una

excepción, aunque el raciocinio dominicano admitía que fue purificada “in utero”, antes de nacer. El

predominio del sentimiento franciscano hizo que se impusiera en las universidades, corporaciones… e

incluso gremios el jurar -hasta la declaración del dogma por Pío IX el 8 de diciembre de 1854- la creencia

de que María fue concebida sin pecado original para poder pertenecer a los mismos. Y esta tradición

recoge la presencia de los signos inmaculistas en los desfiles procesionales.

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Antes de abordar la compleja realidad de los pasos, señalaremos que el cuerpo

de nazarenos viste el conjunto de hábitos -túnicas, dalmáticas...- que la hermandad

determine, que los pasos suelen procesionar con acompañamientos musicales, que

tratamos ampliamente más adelante, y, a veces, con guarniciones militares: Guardia

Civil, Legión…, y que el cortejo se cierra con el preste de la sede canónica revestido

con capa pluvial y los penitentes, entre los que han adquirido una cierta importancia la

presencia de mantillas.

En relación a la mantilla, comentar que puede ser de blonda para las señoras de

más edad, o de chantilly para las más jóvenes, y que únicamente puede llevarse a partir

de la mayoría de edad.

En los actos litúrgicos de Semana Santa, la mantilla sólo se viste el Jueves y

Viernes Santo y al comenzar la noche, se retira. El Jueves Santo la mantilla debe dejar

descubiertos cara y pelo. Sin embargo, el Viernes Santo, la mantilla se coloca cubriendo

la frente con la blonda sobre la misma unos dos o tres centímetros, en señal de luto por

ser la conmemoración de la muerte de Cristo. Siempre se coloca a la altura de las manos

y, por detrás, no debe sobrepasar el largo del vestido. Este ha de ser negro de terciopelo

o de crepé, de manga larga o semilarga, por las rodillas y escote barco o a la caja. El

pelo debe de ir recogido en moño bajo, donde se sujetará la peina y el maquillaje ha de

ser suave y discreto.

Un accesorio importantísimo es el broche que sujeta la mantilla o la peina por

detrás, en la nuca. El broche tiene que ser de plata o de oro blanco. Los pendientes son

siempre largos, de plata o con brillantes. También están los “llamados de Virgen”, de

circonitas. Se admiten pendientes de perlas, pero siempre largos. Se puede llevar un

colgante de plata en el cuello, o bien una cadenita con una cruz. También se puede

llevar collar de perlas en señoras de más edad y rosario. Esta son las normas para el uso

de la mantilla, que en los desfiles procesionales se luce durante toda la Semana Santa

por las camareras de las hermandades tras los pasos que portan a sus titulares.

Los pasos son el centro material de las procesiones, pues están destinados a

transportar las imágenes titulares que rememoran paso a paso la pasión de Jesús y la

compasión de la Virgen.

Algunas imágenes son de gran valor artístico, pero cuando el espectador se

encuentra ante un desfile procesional no aprecia tanto su estética individual, sino el

conjunto de enseres que las arropan, desde las canastillas y palios a la luz, que

abordamos en su lugar, atendiendo a los bordados y exorno floral.

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El paso de Cristo, destinado a procesionar una imagen cristífera o un misterio

escultórico, es uno de los principales tipos de pasos presentes en los desfiles

procesionales.

Consta de diferentes partes, entre las que destaca la parihuela, que podemos

decir constituye el esqueleto de los pasos, tanto de Cristo, como de Virgen. Es la mesa

sobre la que se apoya el conjunto del paso y recibe su nombre de las parihuelas,

formadas por una tablazón horizontal dispuesta entre dos barras horizontales, con las

que se transportaban las imágenes antiguamente y todavía se utilizan en los traslados

menos solemnes que se realizan fuera de la Semana Mayor.

Esta mesa se sustenta por una serie de patas unidas a media altura por la

zambrana y en la parte superior por las trabajaderas que sustentan los costaleros sobre

sus hombros, cuyo número es variable, dependiendo de que se trate de un crucificado o

de un paso de misterio, siendo más uniforme en los palios, más homogéneos en sus

proporciones, oscilando entre seis y siete trabajaderas con cinco costaleros cada una de

ellas.

Sobre la mesa o parihuela se dispone el canasto o canastilla, que configura la

parte visible de los pasos de Cristo, que se corresponde con los respiraderos de los

palios. De ellos cuelgan, en ambos casos, las gualdrapas que ocultan a los costaleros.

Los dos tipos de pasos pueden llevar maniguetas, aunque son más frecuentes en

los pasos de Cristo que en los palios, que tienen su origen en las barras paralelas de las

antiguas parihuelas. Estos pequeños salientes de las esquinas suelen estar normalmente

decorados y junto a ellos desfila un nazareno con cubrerrostro y sin capirote, que

sostiene simbólicamente el paso, recordando la antigua forma de transportar las

imágenes.

El palio es un dosel con bambalinas sostenido por varales que se mueven al

compás del ritmo que los costaleros imprimen a la marcha del trono, acompasado por el

acompañamiento musical.

Evidentemente, todos estos detalles vienen dados por unas estrictas normas que

configuran el cuerpo del desfile procesional, que responde a unas rígidas directrices de

protocolo que marcan la forma de transportar las imágenes titulares de las cofradías.

En los pasos, las figuras principales son las imágenes de los titulares de la

hermandad, por ello se cuidan muchos las vestimentas que lucen en los desfiles,

especialmente lucidas en los pasos de palio, en los que el bordado se hace extensivo

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tanto al techo como a las bambalinas del mismo. No obstante, no son los elementos que

antes se bordan, ya que tienen primacía la saya y el manto de la Virgen.

El gusto por vestir las imágenes marianas comienza a finales del siglo XVI y

prolifera a partir del seiscientos, siguiéndose la costumbre de adaptar la vestimenta de

las imágenes marianas a la moda cortesana ceremonial de la época.

Para ello, lo más cómodo y económico fue que la aristocracia prestara o donara

alguno de sus trajes a las imágenes devocionales, costumbre que fue tan alabada por

unos como criticada por algunos prelados. Martínez-Burgos precisa que se llegó a una

solución con el impulso que tuvo a partir del siglo XVII la tendencia de las cofradías de

que las imágenes poseyeran ajuares propios655

.

En el siglo XIX se impuso la austeridad, incluso en las joyas, prohibiéndose los

ajuares ostentosos, especialmente de las Vírgenes: coronas, puñales, etc., que se han

recuperado con la vuelta al esplendor de los desfiles procesionales, en los que proliferan

este tipo de adornos al extremo.

Uno de los ejemplos más singulares es Nuestra Señora de los Dolores <La

Señora de Córdoba> que, además de con rostrillo, bandeau656

, corona real con

resplandor y numerosas joyas, procesiona con un excepcional corazón sobre el pecho

adornado con brillantes y atravesado por las espadas que simbolizan los dolores de

María657

, número simbólico658

figurado asimismo por las lágrimas de su rostro.

Por lo que respecta a las vestimentas marianas, el manto es la más espectacular,

tanto en sus dimensiones como decoración, por su doble significación de realeza659

y

protección maternal, que deriva de la antigua iconografía medieval de la Virgen de la

Misericordia que acoge bajo su manto a quienes imploran su auxilio.

655

MARTÍNEZ-BURGOS GARCÍA, P., “La imagen de vestir o el origen de una devoción barroca”, en

Pedro de Mena y su época, Sevilla, Junta de Andalucía, 1989, p. 149. 656

Joya de cabeza en forma de diadema que se coloca sobre la frente. Fue una pieza de joyería que tuvo

un amplio desarrollo durante el Neoclasicismo y que se recuperó por la joyería art déco en las décadas de

1920 y 1930. 657

La predicción de Simeón (Lc 2, 22-35), la huida a Egipto (Mt 2, 13-15), El Niño perdido en el templo

(Lc 2, 41-50), Encuentro con Jesús camino del Calvario; Muerte de Cristo en la Cruz (Jn 19, 17-39),

María con Cristo muerto en los brazos (Mc. 15, 42-46) y Entierro de Cristo (Jn 16, 38-42). 658

Representa la plenitud, lo que está completo: “Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus

muchedumbres. Para el día séptimo había concluido Dios toda su tarea; y descansó el día séptimo de

toda su tarea. Y bendijo Dios el séptimo día y lo consagró, porque ese día descansó Dios de toda su tarea

de crear. Esta es la historia de la creación del mundo” (Génesis 1.31; 2.1-4ª). 659

La realeza de María fue proclamada por Pío XII en la Encíclica Ad caeli Reginam [Reina del cielo], de

11 de octubre de 1954, en la que se recoge que “su divina maternidad”, se apoya en que “como nueva

Eva, fue consagrada al nuevo Adán” y en que de la “unión con Cristo nace aquel poder regio, por el que

Ella puede dispensar los tesoros del Reino del Redentor divino” (punto 15).

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Finalmente, comentar el último elemento decorativo de los pasos, el exorno

floral, que responde a unas estrictas reglas si se trata de un paso de Cristo o de Virgen,

siendo las flores rojas o moradas las más propias para los Calvarios y Vía Crucis, y las

flores blancas y rosas para las Dolorosas.

En los pasos de Nazareos y Crucificados, la flor se dispone en forma de monte,

mientas que en los pasos de misterio la flor se distribuye alrededor de la canastilla. Y en

los palios, la flor se distribuye en jarras con ramos de forma cónica, cilíndrica, esférica y

oval.

6.5.1.3 La importancia del patrimonio inmaterial y su

valor protocolario.

Junto a la riqueza ornamental de los bienes muebles que conforman los desfiles

procesionales, en éstos destacan una serie de factores humanos que se engloban dentro

del patrimonio inmaterial, sin los cuales las procesiones serían totalmente distintas, por

no decir inexistentes, ya que no es posible entenderlas sin el cuerpo de nazarenos que se

congrega en torno a las imágenes titulares y que son portadores de la luz del

acompañamiento y actores del rezo o silencio que potencia el recogimiento.

Pero el cofrade no solo participa del cuerpo de nazarenos de la procesión, sino

que es también parte imprescindible por cuanto los nazarenos costaleros son los que

hacen posible la salida de los pasos, que marchan al ritmo de la música, uno de los

elementos que más protagonismo ha adquirido en las últimas décadas.

6.5.1.3.1 La música.

La utilización de la música en las procesiones de Semana Santa ha ido

evolucionando con el paso del tiempo, alcanzando en la actualidad una gran

importancia.

Sabemos que los primitivos cantos corales centrados en los Salmos se

mantuvieron hasta mediados del siglo XIX, notándose un cambio importante en el

último cuarto del ochocientos. Por su parte, Jesús Cabrera comenta que en las últimas

décadas de la centuria la Banda Municipal de Córdoba acompañaba la procesión del

Santo Entierro. No será hasta 1879 cuando con el paso del Santo Sepulcro se incorpore

la banda La Lira y a los pocos años, a partir de 1883, junto a los diferentes pasos que

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conformaban la única procesión del Viernes Santo iría una sección vocal e instrumental

de la Academia Filarmónica financiada por el municipio660

.

Sabemos que, la participación de las bandas de música fue en aumento y, a

principios del siglo XX, tuvo el respaldo de la Santa Sede. Este detalle puede apreciarse

en el motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados], sobre la Música Sagrada, de

22 de noviembre de 1903. En él se decía que: “En las procesiones que salgan de la

iglesia, el Ordinario podrá permitir que asistan las bandas de música, con tal de que no

ejecuten composiciones profanas. Sería de apetecer que en tales ocasiones las dichas

músicas se limitasen a acompañar algún himno religioso, escrito en latín o en lengua

vulgar, cantado por los cantores y las piadosas cofradías que asistan a la procesión”661

.

Cuando se produjo la descentralización de la única procesión, en la que los

diferentes titulares llevaban acompañamiento musical, las procesiones solo contaban

con una banda de música que anunciaba el cortejo, situación que cambió

progresivamente al tiempo que aparecían los costaleros, que son quienes marcan el

ritmo de las cofradías en la calle, acompañadas normalmente por bandas de música,

bandas de cornetas y tambores, agrupaciones musicales, música de capilla…

La banda de música acompaña a los pasos de Virgen. Está formada por un

numeroso conjunto de músicos, más de treinta, que tocan instrumentos de viento y

percusión. Sin duda un tipo específico es la banda de cornetas y tambores, especializada

en las marchas procesionales, que se consideran un género musical en sí mismas. No

obstante hay que distinguir entre las marchas creadas para las bandas de música, con un

variado número de instrumentos (flauta, flautines, clarinetes, saxofones, trompas,

trombones, etc.) y las creadas para las bandas de cornetas y tambores, que con un

número menor de instrumentos acompañan los pasos de Cristo, cuya forma de

procesionar es muy diferente a la de un palio. Claro está que, la viveza de las marchas y

el programa musical en su conjunto repercute en la forma de andar de los costaleros,

que podrán permitirse más o menos licencias según el tipo de música que acompaña a

los pasos.

Finalmente, comentar las agrupaciones musicales, que son bandas de cornetas y

tambores a las que se añaden algunos instrumentos de viento para interpretar melodías

más variadas.

660

CABRERA JIMÉNEZ, J., “Apuntes sobre el acompañamiento musical en la Semana Santa del último

cuarto del siglo XIX”, El Centro (1995), pp. 26-27. 661

Pío X, Tra le sollecitudini [Entre los cuidados], 21.

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Este tipo de banda mixta acompañó a los pasos de palio, aunque la crítica a que

marchas creadas para imágenes marianas fueran interpretadas por bandas de cornetas y

tambores hizo que acompañen a los pasos de misterio y, rara vez, a un crucificado.

Por último, citar la música de capilla, que se interpretaba en el interior de los

templos, distinguiéndose dos tipos, la instrumental y la vocal, que se vincula a los

cantos litúrgicos y populares.

La música vocal se ha incorporado por algunas cofradías, entre las que destaca el

coro femenino que acompaña a Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, que

sigue al Santo Entierro, cantando el Miserere, salmo penitencial de la Biblia (Sal 50) en

el que se implora misericordia después de tener conciencia del pecado, y el Stabat

Mater, compuesto en la segunda mitad del siglo XIII por el franciscano Jacopone da

Todi, que contempla el dolor de María al pie de la cruz.

6.5.1.3.2 Luz, silencio, rezo colectivo.

El cuerpo de nazarenos normalmente va en silencio para favorecer el recogimiento

y pensamiento en los misterios que se conmemoran, silencio que ayuda a la unión del

alma con la divinidad y se convierte en el signo distintivo de algunas cofradías.

Solo en algunas ocasiones, el cuerpo de nazarenos realiza un rezo colectivo,

organizado especialmente por la Hermandad del Vía Crucis que recuerda los momentos

vividos por Jesús desde su prendimiento en Getsemaní a su crucifixión en el Gólgota y

posterior sepultura, a los que habitualmente se añade la Resurrección por su especial

significado para el Cristianismo, ya que constituye su razón de ser.

El silencio y recogimiento es seguido de manera estricta en la Carrera Oficial,

aunque no sucede lo mismo en los itinerarios parciales, pues en algunos casos la

permisividad de los fiscales encargados del orden del cortejo provoca situaciones

grotescas que presentan a la Semana Santa como un espectáculo comercial ajeno a las

rígidas normas protocolarias que abordamos en este trabajo.

Algunas veces falta el silencio, pero lo que no falta nunca en el cuerpo de

nazarenos es la luz, considerándose el cirio como un símbolo de la vida que se consume

ofreciéndose por los demás, como Cristo, Luz del mundo (Jn 8,12, Ego sum lux mundi).

La luz también evoca las luminarias y así el decreto promulgado por el obispo

Pedro Antonio Trevilla (1820) recoge que “todos los vecinos que quieran asistir a la

procesión alumbrando han de ir precisamente vestidos de su traje común y decente y

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delante de la primera efigie” (art. 10º), pero desde el punto de vista religioso hay que

entenderla como símbolo de la luz existencial del cristiano, que se deja iluminar por la

luz de Cristo y se convierte en luz para los demás, como recogió san Mateo: “vosotros

sois luz del mundo […] Así ha de lucir vuestra luz delante de los hombres” (Mt 5, 14-

16).

La utilización de cirios o faroles por los nazarenos solo responde a los criterios

estéticos planteados por las hermandades, aunque la presencia de la luz en los pasos si

sigue unas normas preestablecidas.

Asimismo, cambia la forma de llevar los cirios, perpendiculares al suelo o en la

cintura, y su color, que se amolda con tintes al predominante en la hermandad: desde el

blanco al rojo, pasando por el azul, amarillo, verde o los llamados colores de tinieblas,

como el morado y el negro, siendo frecuente también que cambie el color de los cirios

de una misma hermandad en los tramos de Cristo y de Virgen, en el que suele usarse

habitualmente el simbólico blanco.

De forma destacada se acompañan con luz las insignias de las hermandades,

especialmente la Cruz de Guía, normalmente flanqueada por dos o cuatro hermanos

vestidos con el hábito nazareno y, a veces, con dalmáticas, que llevan faroles y

excepcionalmente ciriales, que son portados por los ceriferarios que preceden los pasos

con velas del mismo color de las del paso y vestidos con albas o roquetes y dalmáticas.

Su número varía entre cuatro y doce, y están dirigidos por el pertiguero que indica

los movimientos a realizar: bajar o alzar el cirial siempre que el paso al que acompañan

esté levantado, siguiendo un ceremonial que continúa el realizado en el interior de los

templos.

Mariscal ha querido ver en ellos el recuerdo de las luces altas que alumbraban las

imágenes de los titulares cuando se trasladaban en parihuelas662

; hipótesis que

compartimos totalmente.

Los pasos de Cristo presentan diferente iluminación, dependiendo del tipo de

imagen, que podemos generalizar de la siguiente manera:

Para los crucificados se suelen utilizar candelabros arbóreos, con brazos de

madera o metal simulando ramas de árbol y guardabrisas. Se ubican en las esquinas y

raramente bajo la cruz, en el centro del canasto. Excepcionales son los pasos del Señor

662

MARISCAL MARTÍNEZ, R., “De los cortejos procesionales”, Revista Alto Guadalquivir (1992), pp.

82-83.

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de la Caridad y del Santísimo Cristo de la Buena Muerte que iluminan a sus titulares

con grandes cirios en las esquinas.

Los Nazarenos suelen iluminarse con faroles en las esquinas de la canastilla y

cuando éstas son de gran tamaño también se ubican en la parte central de los costeros

del canasto.

En los pasos de misterio se utilizan candelabros arbóreos y la luz circunda el

perímetro de la canastilla, extendiéndose en horizontal por los costeros para iluminar el

conjunto de imágenes que conforman el trono.

Siempre hay excepciones, que dependen del gusto de la hermandad y, así por

ejemplo, el misterio de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia llevaba originariamente

cuatro grandes cirios en las esquinas. La excepcionalidad viene marcada también por el

tipo de imagen, destacando en este sentido Nuestro Padre Jesús de los Reyes en su

entrada triunfal en Jerusalén, el único que no lleva luz, y el paso del Santo Entierro en el

que a los faroles de esquina se añaden pequeños ángeles ceriferarios en los cuatro

costados, cuatro en frontal y trasera y cinco en los costeros.

En los pasos de Virgen hay que distinguir dos tipos de iluminación: la candelería,

que se ubica delante de la imagen, y los candelabros de cola en la trasera del paso.

De la candelería se encarga el prioste que sitúa las piezas, entre 75 y 120, de

distinta altura escalonadamente y dependiendo del tipo de paso. Así, los palios de cajón

suelen disponer las velas rectas y paralelas al eje transversal del paso, mientras que los

pasos de las cofradías de música suelen llevar composiciones piramidales en cada uno

de los segmentos en que se divide la candelería, formadas a raíz de un cirio central de

mayor altura desde el que disminuyen los restantes, decreciendo la altura en ocasiones

hacia la calle central al fondo de la cual se ubica la imagen mariana.

6.5.1.3.3 La saeta.

Desde época inmemorial el cante se encuentra ligado a las necesidades

espirituales del hombre, como acción de gracias o como solicitud de intercesión divina.

Y, claro está, dentro del cante la saeta, que se vincula exclusivamente a la Semana

Santa, parece que tiene su origen en adaptaciones de antiguas salmodias o cantos de los

Salmos. Si consultamos el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua se

define como “copla breve y sentenciosa que para excitar a la devoción o a la penitencia

se canta en las iglesias o en las calles”.

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Su etimología remite el vocablo latino saggita, arma arrojadiza, que Cubillo

aplicó a la singular manifestación semanasantera afirmando que “la sentencia espiritual,

breve y fervorosa que esa cancioncilla contiene, es capaz de clavarse en el ánimo y

causar en el sentimiento de quien la escucha análoga impresión que la que causa en el

cuerpo la entrada penetrante en la carne de una flecha”663

.

En relación con su importancia en Andalucía hay que destacar que su origen

está, junto a las salmodias sefardíes citadas, en las llamadas a la oración del almuédano

desde los alminares de las mezquitas y en los cantos procesionales de los misioneros

franciscanos de la época de los Austrias, siglos XVI y XVII, que denominaban saetas a

los avisos y sentencias que cantaban en su labor evangélica bajo la forma de coplillas.

Todo ello está en la base de la tradición retomada por los cantaores flamencos a

principios del siglo XX dando lugar a la saeta flamenca, sobre la que ha trabajado con

excelentes resultados Berlanga664

.

La saeta siempre tiene un significado religioso que evoca los pasajes de la pasión

y se canta en honor de las imágenes titulares de las hermandades que procesionan en

Semana Santa.

No es nuestra intención adentrarnos en el apasionante mundo de la saeta,

ampliamente conocido, sino destacar el particular uso de la misma en relación con las

normas protocolarias que se desarrollan en los desfiles procesionales.

Los saeteros no intervienen en la Carrera Oficial, especialmente por el rígido

control de horarios establecidos para la misma. Abundan, no obstante, en los puntos

esenciales del cortejo, en la salida y entrada de las imágenes en la iglesia donde radica

su sede canónica y en algunos puntos de sus itinerarios parciales, en aquellos en los que

la hermandad tiene previsto un pequeño descanso o en los que de forman espontánea

uno o varios cantaores dan rienda suelta a su sentimiento, oración y lamento, como el

flamenco, considerado Patrimonio de la Humanidad.

6.5.1.4 El protocolo de la estación de penitencia.

Con el fin de que las hermandades y cofradías agrupadas realicen sus estaciones

de penitencia con unidad, la Agrupación de Hermandades de la ciudad estableció una

663

CUBILLO PÉREZ, A., “La Saeta en nuestro entorno”, Revista Alto Guadalquivir (1993), pp. 66-69. 664

BERLANGA FERNÁNDEZ, M. A., “Músicas tradicionales de la Semana Santa Andaluza. De las

saetas preflamencas a las flamencas”, en Artes y Artesanías de la Semana Santa Andaluza, Sevilla,

Tartessos, 2003, vol. 8. pp. 330-347.

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serie de normas que fueron consensuadas y se recogen en el Reglamento de la

Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba.

Especialmente protocolario es el itinerario por la Carrera Oficial. Durante este

trayecto la rigidez de actuación se hace extrema respecto a los itinerarios parciales,

aquellos que no se corresponden con el oficial, en los que se pueden modificar

ligeramente las normas preestablecidas, especialmente por la participación espontánea

de alguno de los fieles asistentes que pueden alterar el programa previsto con saetas, en

las que -como decía el cantaor flamenco Antonio Fernández Díaz, Fosforito- “vibra el

espíritu de todo el pueblo andaluz, donde palpita la religiosidad apasionada y fogosa de

la naturaleza de una raza, que canta siempre, lo mismo en las horas de júbilo, que en los

momentos de angustia”665

.

La Carrera Oficial es, precisamente por los límites que marca el protocolo,

donde no es posible la espontaneidad que altere la parte más ligada al desfile como

verdadero testimonio de fe. Es, por esa misma razón, la parte más controlada, donde

nada se deja a la improvisación que los asistentes a los desfiles solicitan en los

itinerarios parciales a las hermandades y ellas mismas persiguen, a veces, para

homenajear a sus titulares y ponerlos en contacto con el pueblo fiel, bien manifestando

la cercanía de sus titulares con los símbolos identitarios de la ciudad -cambio de

dirección del paso de la Vera Cruz ante el San Rafael del Puente Romano- o llevando a

cabo un esfuerzo material importante, recorriendo tramos de extrema complejidad

-Bajada de Nuestra Señora de la Esperanza por la Cuesta del Bailío-. Son

demostraciones populares de fervor religioso convertidas en espectáculos, que cada

Semana Mayor se convierten en cita obligada. Es por ello, además de por un control

exhaustivo de todo el recorrido, no solo del oficial sino también de los parciales de cada

cofradía, por lo que las hermandades están obligadas a facilitar a la Junta de Gobierno

de la Agrupación los horarios de estos en el plazo y forma que la misma determine, que

en todo caso incluirán los horarios de Cruz de Guía y último paso. Horarios que se

publicitan y se ponen a disposición de los ciudadanos en comercios, hoteles, etc…

Horarios, cuyo incumplimiento, al igual que los previstos en la Carrera Oficial, puede

ser objeto de sanción. Todo ello se explica, no solo por dar a conocer los puntos de

mayor espectacularidad de los desfiles procesionales, sino también para la organización

interna del Cabildo catedralicio y, puesto que se trata de un punto de confluencia

665

FERNÁNDEZ DÍAZ, A., “La Saeta”, Revista Alto Guadalquivir (1980), pp. 35-39.

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común, para evitar el entorpecimiento que supondría para el desfile procesional el

encuentro de dos hermandades al coincidir en sus itinerarios parciales, muchos de los

cuales coinciden en la catedral, que se convierte en un punto de especial atención al

transformarse el patio de los Naranjos en prolongación simbólica de la Carrera Oficial,

en la que se sigue por ser el espacio intermedio entre la calle y la catedral, el más

estricto protocolo, semejante al de la Carrera Oficial, de la que formó parte en la década

de 1960.

En los itinerarios parciales se tiene previsto asimismo que siempre que una

cofradía cumpla itinerario parcial por un templo de donde ha de salir otra cofradía ese

mismo día, deberá tener muy en cuenta la hora de salida de ésta última y pasar por este

punto con la antelación suficiente que permita a la cofradía que aún no ha iniciado su

desfile cumplir los horarios establecidos.

Asimismo, se establece que cuando en el transcurso de sus estaciones de

penitencia dos cofradías coincidan en un mismo punto en sus itinerarios parciales,

tendrá preferencia de paso la que en ese momento se dirija hacia la Carrera Oficial. En

aquellos casos en que ambas se dirigen a ella, tendrá preferencia la que tenga prevista su

entrada en la misma en primer lugar. Igualmente, si ambas cofradías ya han pasado por

CarreraOficial, tendrá preferencia la que entró primero en la misma, que se considera el

centro de todo el ceremonial protocolario establecido para los desfiles procesionales,

teniéndose previsto también que la hermandad que hubiera finalizado la Carrera Oficial

o se dirija a ella no podrá obstaculizar la salida normal de las que aún se encuentren

cumpliendo con el citado recorrido oficial.

En este último se construyen tarimas para sillas y palcos para espectadores,

además de los palcos oficiales, entre los que destacan los de entrada y salida de la

Carrera Oficial, denominados palco de toma de horas, el ubicado a la entrada de la

misma, y palco de salida, en el que se verifica el cumplimiento de los horarios

pactados. En referencia a los palcos, debeos indicar que se limitan al recorrido oficial,

convirtiéndose en uno de los puntos de control del horario establecido, en los que un

miembro de la corporación nazarena transmite a los responsables de la estación de

penitencia las posibles eventualidades que pudieran sobrevenir para que se tomen las

medidas oportunas con la finalidad de no alterar el orden establecido en relación con

otras hermandades.

El primero de los palcos citados, sirve además para que en el momento en que la

Cruz de Guía de cada hermandad esté junto al mismo, los miembros de su corporación

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nazarena soliciten la venia para realizar la estación de penitencia por el itinerario de

obligado cumplimiento, en el que también se instala el Palco de autoridades, destinado

al presidente de la Agrupación, miembros de la Junta de Gobierno y hermanos mayores

de las distintas hermandades y cofradías agrupadas o, en su defecto, los miembros de

sus respectivas Juntas de Gobierno en quienes deleguen, así como a las autoridades

eclesiásticas, civiles o militares, que serán recibidas por el vocal de promoción, o quien

ejerza sus funciones en su ausencia, y serán situadas en la tribuna, siempre y en todo

caso, según su rango y categoría.

Como se ha comentado, las hermandades tienen que realizar su recorrido por la

Carrera Oficial durante el tiempo que le haya sido asignado por la Agrupación de

Cofradías, que debe notificarlo a la corporación de nazarenos con la suficiente

antelación y que se debe cumplir de forma estricta, porque de no ser así sería

sancionada. En este horario se marcan cuatro controles: entrada en la Carrera Oficial de

la Cruz de Guía, salida de la Carrera Oficial de la Cruz de Guía, entrada del último paso

en la Carrera Oficial y salida del último paso de la Carrera Oficial.

El tiempo se determina por la Agrupación de Cofradías teniendo en cuenta el

número de nazarenos que realizaron la estación de penitencia el último año que

procesionó y el número de pasos, así como las bandas y el número de penitentes que

suelen acompañar a los titulares, que se incluyen en el horario del último paso, siendo

excepcional el paso del Rescatado que lleva tal número de penitentes que hace cambiar

el orden previsto en la secuenciación de pasos, procesionando detrás del paso de palio,

frente a lo habitual de que los pasos de Virgen vayan detrás de los pasos de Cristo.

El protocolo es muy estricto, de tal manera que si una cofradía no hiciera

estación de penitencia en el día que tiene fijado, por cualquier causa, no podrá bajo

ningún concepto cambiar de día para realizar la citada estación de penitencia, quedando,

por lo tanto, excluida de procesionar en la Carrera Oficial, en la que toda actuación está

especialmente controlada, aunque se permiten algunos cambios, siempre que estén

consensuados. En este sentido, el orden de entrada en Carrera Oficial de las cofradías

por días, podrá ser modificado previo acuerdo escrito de las hermandades afectadas, en

presencia del vocal de estación de penitencia y de las demás hermandades y cofradías

que realicen su salida el mismo día. En dicho acuerdo, que deberá ser ratificado por la

Junta de gobierno de la Agrupación, se establecerá la vigencia del mismo.

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Cuando se produzca la incorporación de una cofradía a un día determinado, ésta

ocupará el primer lugar en el orden de entrada en Carrera Oficial, salvo acuerdo en

contra que consensuarán las hermandades, como hemos señalado.

En casos excepcionales, durante el desarrollo de las estaciones de penitencia, por

lluvia u otros imprevistos, las decisiones que deban tomarse en cuanto a las

modificaciones del orden de entrada en Carrera Oficial y/o cambio de itinerarios

parciales, cuando afecten a otra cofradía, serán realizadas por la vocalía de estación de

penitencia, previa consulta al delegado de día y oídos los responsables de estación de

penitencia de las cofradías afectadas.

Las normas protocolarias previstas no solo alcanzan los recorridos, horarios, etc.

sino también al propio cortejo, en el que se fija que en el cuerpo de nazarenos no podrá

figurar ningún seglar vestido de paisano, salvo quien ostente el cargo de hermano mayor

honorario de la cofradía.

Asimismo, solo se autorizará una presidencia civil, compuesta por tres personas

con vara, que deberá estar situada tras el último paso de la cofradía, en su caso

precedida de la autoridad eclesiástica. Todas las demás personas que acompañen a la

hermandad se considerarán penitentes, no pudiendo llevar atributo alguno.

Las juntas de gobierno de las hermandades deben velar por el orden y

compostura de su cuerpo de nazarenos y, muy especialmente, por el comportamiento de

los capataces y costaleros que portan los pasos de sus imágenes titulares, teniendo muy

en cuenta la forma de llevarlos. Asimismo, están obligadas a vigilar muy celosamente el

lavado, planchado y largo normal de las túnicas de sus hermanos, así como el calzado

que estos utilicen.

En relación con los costaleros se establecen varias prohibiciones: no pueden

efectuar relevos en la Carrera Oficial ni paradas para refresco en las calles adyacentes a

dicha Carrera Oficial siempre que se preceda a otra cofradía. Asimismo, se recoge que

los costaleros de refresco no podrán situarse delante ni en los laterales de los pasos,

debiendo colocarse, en todo caso, tras los mismos, ni figurarán en el cortejo en Carrera

Oficial.

Las juntas de gobierno se responsabilizarán de los penitentes vestidos de seglar.

Si el número de estos fuese elevado, deberán ir acompañados por hermanos nazarenos

que controlarán su paso por la Carrera Oficial, dentro del horario previsto.

Junto a la disposiciones generales sobre el cortejo procesional se incluyen

normas que afectan al exorno de los pasos y a la presencia de bandas musicales.

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270

Asimismo indicar que, en relación al adorno de los pasos queda prohibido el empleo de

medios artificiales y, en consecuencia, sólo se podrán emplear flores naturales o

elementos ornamentales de carácter vegetal y luz de cera, aunque esta, en determinados

casos justificados, podrá ser reforzada666

.

En relación con el acompañamiento musical, se tiene previsto que las bandas que

desfilen junto a las cofradías durante la estación de penitencia solo podrán interpretar

marchas procesionales o fúnebres inspiradas en el carácter religioso de la celebración,

así como aquellas otras que, aceptadas en el ámbito cofrade, por el paso del tiempo y su

significación musical, dignifican el mismo carácter. Queda prohibida la interpretación

de marchas basadas en otras músicas que lesionen la devoción en la estación de

penitencia. El himno nacional solo podrá interpretarse a la entrada y salida de cada paso

de su templo.

En la misma línea, se establece que las hermandades a las que preceda otra que

sea de silencio, o que tras su último paso lleve una banda de música, no podrán llevar

banda de cornetas y tambores en cabeza de su estación de penitencia durante el

recorrido de la Carrera Oficial. Se tiene previsto que cuando ocurra esta circunstancia,

se establecerán las medidas oportunas para que, al comienzo de la citada Carrera

Oficial, la banda de cornetas y tambores pueda pasar a colocarse tras uno de los pasos

de la hermandad.

Asimismo, cuando fuera de Carrera Oficial se dé la circunstancia descrita, la

banda que desfile en cabeza de la estación de penitencia de la hermandad que siga a otra

deberá de abstenerse de tocar, aunque esta norma podrá modificarse previo acuerdo de

las hermandades afectadas que deberá comunicarse a la Agrupación con la antelación

suficiente, teniendo plena vigencia mientras no sea denunciado por parte de alguno de

los firmantes con noventa días de antelación a la celebración de la Semana Santa.

6.5.1.5 El protocolo en el interior de la catedral.

Cuando en 1994 se planteó por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de

Córdoba la realización de una gran exposición con motivo de la coronación canónica de

la Virgen de la Fuensanta y del cincuentenario de la Agrupación, que difundiera en la

666

Se trata de reforzar la iluminación de la imagen titular de la cofradía y especialmente las imágenes de

los pasos de misterio que conforman un conjunto escultórico que difícilmente se puede iluminar con

velas.

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271

ciudad la Semana Santa667

se produjo una intensa polémica dentro del mundo cofrade,

tras la cual se aceptó la propuesta del comisario elegido para la misma de centrar la

muestra en las imágenes titulares bajo el título de La Pasión de la Virgen668

, ampliando

la participación a las hermandades de la provincia. Con esta propuesta se necesitaba un

espacio de grandes dimensiones, inexistente en la ciudad. La solución fue la catedral de

Córdoba, con más de 2000 metros cuadrados de las partes correspondientes a

Abderramán I y la ampliación de Abderramán II, a los pies del crucero catedralicio, con

entrada y salida por la fachada oeste del edificio.

El espacio se concibió como grandes salas expositivas, compartimentado con

bastidores revestidos por telas ignífugas que envolvían los soportes de la mezquita hasta

la altura de la línea de impostas, sobre los que se apoyó el entramado de luces que

potenciaba y centraba la atención en las obras expuestas, sin ocultar la doble arquería de

la potente arquitectura islámica que estaba presente sin acaparar la atención respecto a

los bienes de interés artístico que se presentaban.

Se trataba de un acto cultural, pero el traslado de las imágenes titulares de las

hermandades de la capital se realizó siguiendo el acostumbrado protocolo religioso,

eficazmente organizado por la Agrupación, que preparó varias procesiones según la

cercanía de las respectivas sedes canónicas, en las que se irían incorporando los titulares

al pasar por las iglesias en las que se veneraban. Todas en parihuelas, salvo los

crucificados, introduciéndose en este punto algunas excepciones, como la del Señor de

la Caridad, cuya hermandad organizó un traslado matutino desde la parroquial de San

Francisco, y el Cristo de la Expiración de La Rambla que se trasladó en la víspera desde

dicha localidad a la iglesia cordobesa de San Pablo para procesionar junto a Nuestra

Señora de las Angustias, uniéndose en el mismo acto religioso dos de las imágenes más

significativas vinculadas a Juan de Mesa.

La muestra fue un acontecimiento cultural, pero hasta llegar al espacio

expositivo el traslado de las imágenes fue un acto religioso con el ceremonial previsto

para tales ocasiones, entrando las imágenes titulares de las hermandades que en el

mismo participaron por la puerta de la Anunciación o de las Palmas, por la que ingresan

actualmente los desfiles que realizan estación de penitencia ante el Santísimo

Sacramento en el recinto catedralicio. Por motivos organizativos solo podían acceder al

667

Sobre la repercusión que tuvo la muestra, véase BEJARANO NIETO, A. - HERRERA MESA, P. P.,

Agrupación de Cofradías. 50 años de historia, op. cit., p. 311. 668

El catálogo de la exposición fue realizado por el comisario de la misma, MORENO CUADRO, F., La

Pasión de la Virgen, Servicio de Publicaciones CajaSur, 1994.

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272

templo las Juntas directivas y el pequeño grupo de personas que cada hermandad

dispusiera.

En este momento, cuando la práctica totalidad de las imágenes titulares de las

hermandades de Córdoba en esa fecha -excepto Dolores, Sentencia, Misericordia y

Soledad- estaban en la catedral de Córdoba, se planteó con fuerza lo que hoy es una

realidad y hace dos décadas una aspiración, que las hermandades y cofradías hicieran

estación de penitencia en la iglesia mayor de Córdoba, si bien hay que recordar que

entre 1960 y 1962 el patio de los Naranjos y los alrededores de la catedral formaron

parte de la carrera oficial de Semana Santa, aunque los pasos no entraban en el interior

catedralicio para hacer la estación de penitencia ante el Santísimo.

Para ello se instalaron palcos en el patio de los Naranjos y alrededores de la

catedral, coincidiendo el cambio con la presidencia de Fernando Fernández de Cordova

en la Agrupación y la alcaldía de Antonio Curuz Conde, quienes junto al presidente de

la comisión de festejos, Salinas Cadsana y los arquitectos municipales, Escribano

Ucelay y Rebollo Dicente, acordaron el acondicionamiento del patio de los Naranjos

para que pudieran transitar las cofradías, así como el alumbrado artístico del mismo y de

los alrededores, ubicando la tribuna oficial en la fachada del palacio episcopal y el palco

de horas en la calle Diario de Córdoba, a la entrada de la carrera oficial que discurriría

por las calles San Fernando, Cardenal González, Magistral González Francés hasta la

puerta de Santa Catalina, por la que entrarían las procesiones en el patio de los Naranjos

que abandonarían por la puerta del Perdón, para proseguir por las calles Cardenal

Herrero y Torrijos, donde se ubicaba la tribuna oficial669

.

El cambio puso de manifiesto las dificultades del recorrido, que en 1961 se

cambió incluyendo el centro urbano por la mayor amplitud de sus calles, comenzando

por el palacio episcopal y las calles Torrijos y Cardenal Herrero hasta la puerta del

Perdón y patio de los Naranjos de donde saldrían los cortejos por la puerta de Santa

Catalina para continuar por las calles Magistral González Francés, Cardenal González,

San Fernando, Diario de Córdoba, Claudio Marcelo y plaza de las Tendillas670

.

Al mismo tiempo, la procesión del Resucitado, que saldría en la madrugada del

Domingo de Pascua, después de los oficios de la vigilia, no bajaba hasta la catedral,

quedándose en el centro de la ciudad: plaza de Santa Marina, calles de Isabel Losa,

669

Al respecto, véase BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50

años de historia, op. cit., pp. 85 y 87. 670

Ibidem, pp. 92 y 97.

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Alfaros, plaza del Salvador, calles Calvo Sotelo, Claudio Marcelo, plaza de las

Tendillas, calle Cruz Conde, Ronda de los Tejares, plaza de Colón, Puerta del Rincón y

calle Isabel Losa para volver a su sede canónica en la plaza de Santa Marina671

.

Este mirar al centro urbano, junto al hecho de que las hermandades manifestasen

su descontento por la imposibilidad de realizar sus recorridos particulares desde la calle

Jesús María hasta el Campo Santo de los Mártires para iniciar la carrera oficial en el

palacio episcopal672

, hizo que en 1963 el ayuntamiento publicara una nota informativa

que hizo preludiar el cambio al centro urbano en 1964 -Calvo Sotelo, Claudio Marcelo y

plaza de las Tendillas- después de la lluviosa Semana Santa de 1963, desoyendo la

anterior nota municipal, de 6 de abril de 1962, en la que se recogía que la corporación

“ha estimado que los desfiles procesionales de la Semana Santa deben efectuarse

alrededor de la S. I. Catedral, por ser el centro religioso de la ciudad y por constituir, al

propio tiempo, el marco más adecuado dada la categoría artística de aquel sector

urbano”673

, lo que se ha argumentado por las últimas corporaciones municipales674

.

En el 2015 la mayoría de las hermandades entran en el interior de la catedral,

salvando las dificultades de las dimensiones de sus tronos y de itinerarios, aspecto que

debe superarse para las que tienen sus recorridos alejados de la catedral y tienen que

cumplir obligatoriamente con la Carrera Oficial en el centro de la ciudad –Calle Claudio

Marcelo y plaza de las Tendillas-, resultando complicada su estación de penitencia en

templo mayor de la ciudad hasta que no sea efectivo un nuevo itinerario de la Carrera

Oficial que incluya la catedral, como en la década de los años sesenta, aunque en este

momento solo se contemplaba el patio de los Naranjos.

En el mes de marzo del 2015 se alcanzó uno de los pasos previos necesarios, el

de abrir otra puerta en la catedral, modificando una de las celosías que instaló Rafael de

la Hoz, que “contará con dos hojas abatibles y facilitará el paso de las procesiones de

Semana Santa por el interior del templo”675

, para lo que se contaba con la autorización

671

Ibidem, p. 95. 672

Ibidem, p. 96. 673

Idem. 674

Al respecto, véase http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/nieto-dice-sera-una-prioridad-

carrera-oficial-entorno-mezquita-2016_948995.html [Consultada el 25/03/2015]. 675

“El Cabildo destaca que la apertura de la puerta de la Mezquita es un <sueño> para las cofradías”,

véase al respeto:

http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/cabildo-destaca-apertura-puerta-mezquita-es-un-

sueno-cofradias_948976.html [Consultada el 25/03/2015].

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274

de la Junta de Andalucía676

. La noticia tuvo un amplio eco en la prensa y en los medios

de comunicación de la diócesis de Córdoba:

El Cabildo Catedralicio invertirá 98.056,73 euros en la apertura de la celosía que

cierra el vano del arco correspondiente a la nave nº 17.

<Con esta obra facilitamos el acceso de los pasos de las distintas Hermandades

de Córdoba al interior de la Santa Iglesia Catedral para la realización de la

estación de penitencia ante el Santísimo Sacramento y el adecuado discurrir de

cortejos procesionales por el interior>, ha asegurado el Deán Presidente de la

Catedral de Córdoba, D. Manuel Pérez Moya.

Con la aprobación de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de la Junta

de Andalucía al proyecto del Cabildo Catedral de Córdoba y en base a las

normas legales exigidas en un bien de interés cultural como es la Catedral de

Córdoba, antigua Mezquita, se pone fin a varios años de estudio y desarrollo de

este proyecto.

Continuando con el proceso de legalización de esta obra, este Cabildo Catedral

queda a la espera de la notificación oficial de la Delegación Territorial de

Educación, Cultura y Deporte en Córdoba y la pertinente licencia de obra que

debe aún conceder la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba, por lo que

no puede asegurar en qué plazo se iniciará la ejecución de este proyecto677

.

El presidente del cabildo y agentes implicados en la apertura de la celosía que cierra el vano del arco

correspondiente a la nave nº 17.

676

“Cultura abrirá una segunda puerta en la Mezquita-Catedral. La Junta autoriza el nuevo acceso al

monumento en Semana Santa, pero establece un conjunto de requisitos”, entre los que destaca que sea

idéntica, con el mismo diseño geométrico y grosor, véase al respecto:

http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/cultura-abrira-segunda-puerta-mezquita-

catedral_948956.html [Consultada el 25/03/2015]. 677 http://www.diocesisdecordoba.com/noticias/la-catedral-abrira-una-segunda-puerta/ [Consultada el

25/03/2015].

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Dado que cuando se produjera el importante y significativo cambio en los

desfiles procesionales -previsto para el 2016, según el alcalde de la ciudad678

- este

obligaría a un tipo de protocolo general unificado para todas las hermandades, optamos

por fijar el año 2015 como punto de inflexión para nuestro análisis, en el que

constatamos, siguiendo la secuenciación de la Semana Mayor, los diferentes protocolos

de cada una de las hermandades, atendiendo asimismo al historial de cada una de ellas.

El Domingo de Ramos son tres las hermandades que hacen estación de

penitencia en la catedral, siguiendo un recorrido semejante por el interior. Se accede al

recinto por la puerta del Perdón y en línea recta se ingresa en el templo por la Puerta de

la Anunciación que se abre para recibir la cruz de guía y se cierra cuando entra el último

paso, quedando en el patio de los Naranjos los acompañamientos musicales que entonan

el himno nacional cuando los titulares traspasan el cancel de la nave central que

conduce hasta la capilla de Villaviciosa.

La organización interna también es simple, aunque depende en gran medida de

las diferentes cofradías, en función del número de pasos y de hermanos que conforman

el cortejo, que ingresa en línea recta hasta la primera capilla mayor de la catedral en el

siglo XIII, donde se sitúa un atril desde el cual un canónigo -generalmente vinculado a

las hermandades- guía la estación de penitencia con lecturas y alocuciones adecuadas a

cada una de ellas.

En la capilla de Villaviciosa giran los hermanos y por la primera catedral gótica

erigida durante el pontificado de Alonso Manrique se dirigen a la nave que antecede las

capillas del muro oeste de la catedral, donde veneran al Santísimo Sacramento en la

capilla de la Inmaculada, ante cuya reja se exhibe una gran cruz -Lignum Crucis- y dos

reclinatorios que no suelen utilizar los cofrades, quienes hacen una genuflexión para no

678

“Nieto asegura que será <una prioridad> la carrera oficial en el entorno de la Mezquita en 2016” tras la

apertura de la segunda puerta: “El alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, ha resaltado este jueves

[19/03/2015] que tras resolverse la apertura de la segunda puerta de la Mezquita-Catedral para el paso de

las procesiones de Semana Santa <lo que hay que hacer y será una prioridad es que el año que viene se

pueda realizar el cambio> de la carrera oficial de la Plaza de las Tendillas al entorno de la Mezquita-

Catedral. / En una rueda de prensa, el alcalde ha calificado de <estupendo> que se permita abrir la puerta,

aunque, añade, <llevamos mucho tiempo esperando que la decisión se produjera, ojalá se hubiera

producido algo antes, porque habría habido la posibilidad de plantear el cambio de la carrera oficial", que

es "una larga aspiración de las cofradías y en general de las personas que quieren realzar una fiesta tan

importante en Córdoba>. / Así, apuesta por que dicho cambio <se haga con las mayores garantías y con el

objetivo de colocar la Semana Santa de Córdoba como una de las más importantes de España>, porque,

según argumenta, <sin duda no habrá otra con un marco más espectacular y valioso que el que dispone el

entorno de la Mezquita-Catedral>, al tiempo que subraya que <las posibilidades de promoción que va a

tener la Semana Santa van a ser muy importantes>”, véase

http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/nieto-dice-sera-una-prioridad-carrera-oficial-

entorno-mezquita-2016_948995.html [Consultada el 25/03/2015].

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276

desarticular excesivamente el cortejo, el cual se dirige de nuevo a la nave central para la

salida por la misma puerta de la Anunciación.

Los pasos de los titulares maniobran de forma diferente en el interior para dar la

vuelta y volver a salir por el mismo lugar. Este inconveniente se evitaría con la

comentada apertura, que agilizará las estaciones de penitencia de las hermandades y

cofradías, que a partir de ese momento tendrían su entrada en el patio de los Naranjos

por la puerta de Santa Catalina, por la cual la mayoría de ellas abandonan en la

actualidad la catedral, y saldrían por la puerta del Perdón, acceso habitual hasta este

momento.

La Hermandad del Cristo del Amor es la primera de las tres que en estos

momentos realiza la estación de penitencia en la catedral de Córdoba en el Domingo de

Ramos, en su recorrido hacia la Carrera Oficial.

Su entrada en la catedral no es fácil, debido al número de pasos -Nuestro Padre

Jesús del Silencio en el desprecio de Herodes, Santísimo Cristo del Amor y María

Santísima de la Encarnación. Desde que la cruz de guía traspasó el umbral catedralicio,

el chantre de la S. I. Catedral, don Antonio Murillo Torralbo, se dirigió a la hermandad

desde el atril destinado a ello en la capilla de Villaviciosa.

Ntro. P. Jesús del Silencio en el nártex de la catedral de Córdoba en la estación de penitencia de la hermandad, 2015.

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Los hermanos hicieron el recorrido previsto ante el Santísimo y los pasos giraron

sobre sí mismos en el crucero del siglo XVI. El paso de misterio, el primero en llegar, lo

hizo en el primer espacio hipóstilo del nártex, antes de llegar al trascoro, lugar en el que

giró el Cristo del Amor los 180º para colocarse en la adecuada posición de salida y

detrás del mismo el palio de Nuestra Señora de la Encarnación.

La Hermandad del Cristo de las Penas de Santiago es la segunda que acude al

templo catedralicio en su estación de penitencia, cuya organización corre a cargo del

Diputado Mayor de Gobierno e Insignias, según las Reglas679

.

En esta ocasión, la entrada en la catedral se realiza después de haber recorrido la

Carrera Oficial, siendo el encargado de dirigir la estación el presidente del Cabildo y

párroco del Sagrario de la Catedral, don Manuel Pérez Moya.

Esta hermandad, para evitar el brusco cambio de sentido de los pasos de sus

titulares en el trascoro y como paso previo a lo que se tenía previsto hacer en el futuro,

condujo los dos tronos del Santísimo Cristo de las Penas y de María Santísima de la

Concepción hasta la capilla de Villaviciosa donde giraron para volver por el nártex del

crucero hasta el arco central de la serliana que sirve de acceso al trascoro y dirigirse a la

única puerta existente en la actualidad.

El paso de Cristo lo efectuó en primer lugar y se hizo coincidir su vuelta con el

paso del palio por el trascoro, justo entre la escultura de San Pedro que la preside y la

serliana que a modo de arco de triunfo soporta la fachada interior del crucero

catedralicio que se decora con Santo Tomás de Aquino y Aan Buenaventura, que fueron

declarados Doctores de la Iglesia por el dominico san Pío V y el franciscano Sixto V en

1567 y 1588. Unos años antes de que Juan de Ochoa construyera en 1603 el

impresionante cierre a los pies del crucero680

.

El paso de Nuestra Señora de la Concepción siguió las huellas del Santísimo

Cristo de las Penas en un ambiente de extremo recogimiento, como requiere la estación

de penitencia en el templo mayor de la ciudad, al tiempo que la cuadrilla de costaleros

del paso de Cristo se dirigió a la capilla de la Inmaculada para venerar el Santísimo.

679

Arch. PENAS, Reglas de la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas, Nuestra Señora

y Madre de los Desamparados, San Juan Evangelistas, María Santísima de la Concepción y Santiago

Apóstol, aprobadas en Cabildo General Extraordinario de 27 de noviembre de 2011 y ratificadas por el

obispado el 14 de mayo de 2012, Regla 59ª. 680

MORENO CUADRO, F., El crucero de la catedral de Córdoba. Estudio iconográfico e iconológico,

op. cit., p. 178.

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Cartel de la Semana Santa de Córdoba 2015 con una

imagen del S. Cristo de las Penas en el interior catedralicio.

La Hermandad del Huerto estuvo realizando la estación de penitencia en el

interior de la catedral hasta que se incorporó el paso del Señor Amarrado a la Columna,

momento en que dejó de hacerlo por la complejidad que suponía el acceso al interior del

templo con tres pasos, a lo que se añadía la desorganización del cortejo al no poder

hacer el recorrido por el interior, debiéndose reorganizar para la vuelta a su sede

canónica.

La dificultad se ha superado al permitir el Cabildo hacer un recorrido por el

interior y llegar hasta el mihrab, donde gira como el resto de hermandades para pasar

por delante del Santísimo, de manera que el cortejo mantiene la organización habitual,

hecho que ha permitido volver a entrar en el interior de la catedral681

.

681

“La vuelta del Huerto lleva a casi dos tercios de las cofradías a la catedral”, ABC Andalucía,

30/01/2015. Véase

http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/semanasanta/20150128/sevi-huerto-estacion-catedral-

201501272033.html [Consultada el 29/03/2015].

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279

La estación estuvo conducida por el párroco de la iglesia de San Francisco,

donde se encuentra su sede canónica, y canónigo de S. I. Catedral de Córdoba, don

Joaquín Alberto Nieva García, quien destacó la importancia de la estación en la catedral

como un gesto de comunión con el prelado de la iglesia diocesana y acompañó a los

niños un poco antes de concluir la estación de penitencia ante el Santísimo Sacramento.

En esta hermandad, los tres pasos, Nuestro Padre Jesús de la Oración en el

Huerto, Señor Amarrado a la Columna y María Santísima de la Candelaria, volvieron

a girar sobre sí mismos, si bien el paso del primer titular lo hizo en la capilla de

Villaviciosa, ubicándose en un lateral de la nave central de Abderramán I para dejar

espacio suficiente para el ingreso de los otros dos pasos que giraron en el nártex y

trascoro respectivamente, disponiéndose para la salida del templo catedralicio al

concluir la estación de los nazarenos ante el Santísimo Sacramento, acto que no se

extiende con ningún gesto a los pasos de los titulares, como lo hacen algunas

hermandades en la catedral y en otros lugares de la Semana Santa de Córdoba, entre los

que destaca el de la Hermandad de la Merced, primera en Córdoba en tener el título de

`Sacramental´, en el convento de los Santos Mártires -Colodro-, que continuó realizando

incluso en los años en que realizaba estación de penitencia en la catedral682

.

682

“Un acto de devoción en el Colodro”, ABC Andalucía, 23/01/2015, véase

http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/semanasanta/20150107/sevi-hermandad-merced-colodro-

201501031225.html [Consultada el 30 de marzo de 2015].

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Como se puede comprobar, el Lunes Santo tres de las cinco hermandades que

procesionan realizan la estación de penitencia en la catedral antes de dirigirse a la

Carrera Oficial.

La Hermandad de la Vera Cruz, que entra en el primer templo de la ciudad al

principio de su itinerario, ha cumplido en 2015 el 25 aniversario de la primera estación

de penitencia en el templo catedralicio, coincidiendo con la primera salida procesional

de la refundada Archicofradía de la Vera Cruz, el Lunes Santo de 1991, de la imagen de

Nuestro Señor de los Reyes, desde el colegio de Madres Mercedarias en el Campo de la

Verdad.

Con tal motivo, la hermandad -que procesionaba con el Lignun Crucis cedido

por la Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz de España, delante del paso del

Señor de los Reyes- fue recibida por el obispo de Córdoba, don Demetrio Fernández,

acompañado por el hermano mayor, por el sacerdote don Manuel Roldán Roses -que fue

su primer hermano mayor- y por el consiliario don Pedro Soldado, párroco de la iglesia

de San José y Espíritu Santo, donde tiene la sede canónica la hermandad desde 1985, y

canónigo de la S. I. Catedral, que fue quien dirigió la estación de penitencia desde la

capilla de Villaviciosa, que finalizó con una palabras y la bendición del obispo de la

diócesis.

Hermandad de la Vera Cruz en el interior catedralicio, 2015.

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Esta hermandad sacramental es la primera de la Semana Santa en la que los

titulares se dirigen al Santísimo Sacramento. El paso de Nuestro Señor de los Reyes

siguió el itinerario de los nazarenos -capilla de Villaviciosa, construcción de Alonso

Manrique y nave ante las capillas del muro oeste de la catedral- para pasar por delante

de la capilla de la Inmaculada donde se encontraba expuesto el Santísimo, hacia el que

se volvió al pasar delante de la custodia.

La trayectoria tenía su complicación por la estrechez de los intercolumnios de la

ampliación de Abderramán II, en los que giró para ponerse en dirección al nártex y

esperar el paso de María Santísima del Dulce Nombre en sus Dolores Gloriosos por el

primer tramo del mismo, tras lo cual el paso de Cristo volvió a girar dos veces -a

izquierda y a derecha- para proseguir su marcha hacia la nave central de Abderramán I y

disponerse para la salida de la catedral.

Simultáneamente, el paso de palio que se había colocado en el tramo del nártex

más frontal con la capilla de la Inmaculada se volvió hacia el Santísimo y continuó su

giro hasta los 180º, lo que le permitió colarse tras el paso de Cristo y proseguir el desfile

procesional tras la estación de penitencia.

La Hermandad de la Sentencia entró en la S. I. Catedral de Córdoba a

continuación y coincidió en el patio de los Naranjos, como el Domingo de Ramos

sucede con las hermandades de las Penas y del Huerto, con la que le precede en la

estación de penitencia, la cual estuvo guiada por don Antonio Evans, párroco de San

Nicolás de la Villa y canónigo de la S. I. Catedral, desde la capilla de la Inmaculada,

ante el Santísimo Sacramento.

La Sentencia, aun ajustándose en lo esencial con lo realizado por el resto de

hermandades que visitan la catedral de Córdoba, presenta una diferencia significativa al

cambiar el itinerario de los nazarenos del paso de palio para no entorpecer la marcha del

paso de misterio que avanza por el crucero catedralicio a través del trascoro para girar

en el último tramo del nártex, ante la portada simbólica de la construcción del siglo XVI

-portada de la Redención- que ocupa el frente de la capilla de Villaviciosa, volviendo

hasta las naves de Abderramán I donde aguardó el ingreso de María Santísima de

Gracia y Amparo, cuyo tramo de nazarenos conectó con el del paso de Cristo por el

nártex en lugar de hacerlo por el acostumbrado trascoro, ocupado por el paso de

misterio y posteriormente por el palio que, como es habitual en la mayoría de las

hermandades, giró en el nártex 180º para colocarse detrás del Cristo de la Sentencia al

tiempo que el consiliario de la hermandad entonaba la letanía a la Virgen.

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282

La Hermandad del Vía Crucis del Santo Cristo de la Salud, es por las

características formales del cortejo la que mejor se adapta en la catedral cordobesa a la

estación de penitencia, que estuvo guiada por el canónigo don José Juan Jiménez Güeto,

consiliario de la hermandad, con sede canónica en la iglesia de San Juan y Todos los

Santos -La Trinidad- de la que es párroco.

El recorrido interno es el mismo que siguen las otras hermandades, dirigiéndose

hasta la capilla de Villaviciosa y por la catedral gótica del obispo Manrique a la capilla

de la Inmaculada para salir por la misma puerta de la Anunciación.

Por su peculiar silencio, la Hermandad del Vía Crucis fue recibida con música

de órgano en lugar del característico himno, al tiempo que se producía una espesa nube

de incienso, especialmente llamativa por tratarse de un interior.

Los hermanos hicieron el recorrido marcado y cuando el Santo Cristo de la

Salud realizó su ingreso en el interior de la catedral fue avanzando entre ellos hasta

ubicarse delante de la capilla de la Inmaculada -sin girarse-, donde se realizó la estación

y se impartió la bendición con el Santísimo a todos los asistentes, siguiendo el protocolo

ordinario de las mismas, por el vicario parroquial don Francisco Javier Sánchez

Martínez, quien presidió el acompañamiento del titular en su entrada al templo, siendo

sustituido por el consiliario don José Juan Jiménez Güeto a la salida del mismo.

Como es sabido, el Martes Santo todas las hermandades hacen estación de

penitencia en la catedral y la Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía, con sede

canónica en la parroquia de Santa Victoria683

, desde donde fue traslado el Sábado de

Pasión en solemne viacrucis, inicia el desfile desde la catedral.

683

Desde el 2001 la hermandad acordó realizar su salida desde la catedral de Córdoba debido a la

distancia de la sede canónica. Véase “El Cristo de la Agonía llega hasta la catedral”, El Día, 17/04/2011,

http://www.eldiadecordoba.es/article/semanasanta2011/953778/cristo/la/agonia/llega/hasta/la/catedral.ht

ml [Consultada el 31 de marzo de 2015].

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La hermandad realiza una oración en el altar mayor, a partir del cual se forma la

procesión de nazarenos, que por el nártex se dirige hacia el muro oeste para iniciar la

estación de penitencia, la cual estuvo guiada el canónigo don Manuel Montilla

Caballero desde el atril ubicado en la capilla de Villaviciosa.

Organización del cortejo de la hermandad de la Agonía tras realizar la estación de penitencia en el altar mayor de la catedral, 2015.

Para la salida, previamente se dispuso la banda de música en las naves de

Abderramán I. A ella se unieron los hermanos nazarenos que pasaron al trascoro por el

arco central de la serliana ubicada a los pies del crucero, disponiéndose delante del paso

del Cristo de la Agonía que desde la nave gótica del obispo Manrique se trasladó a la

capilla de Villaviciosa, donde giró 90º para disponerse frente a la puerta de salida.

La Hermandad de la Santa Faz, realizó el recorrido de su estación de

penitencia desde la portada de la Anunciación, hasta Villaviciosa y capilla de la

Inmaculada, donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento y desde donde presidió la

estación don José Juan Jiménez Güeto, consiliario de la hermandad y canónigo de la S.

I. Catedral, que se dirigió durante su alocución especialmente a los niños para que como

la Verónica acudan a Jesús, que en su tristeza, soledad, etc. representa al prójimo

cercano, y en María vean a su madre.

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284

El paso de misterio inició el giro de 180º en el nártex y el palio de María

Santísima de la Trinidad lo hizo en el trascoro, delante de la escultura de san Pedro,

quedando ambos preparados para la salida del templo catedralicio.

Cuando el cortejo estuvo preparado, todos los asistentes se volvieron hacia la

capilla de la Inmaculada, desde la que el párroco de San Juan y Todos los Santos, sede

canónica de la hermandad, impartió la bendición con el Santísimo delante de la capilla y

posteriormente desde el centro del cortejo, dispuesto en forma cuadrangular para salir

por la misma puerta por donde había entrado, dirigiéndose a las distintas partes del

mismo, en un gesto que unía aún más si cabe a todos los participantes en la estación de

penitencia.

La Hermandad del Prendimiento realizó su estación de penitencia guiada por

don Manuel Pérez Moya, presidente del Cabildo de la S. I. Catedral, desde el atril

ubicado en la capilla de Villaviciosa, hacia la que se dirigieron los nazarenos para hacer

el recorrido habitual hasta la capilla de la Inmaculada para reclinarse ante el Santísimo

Sacramento, mientras el paso de misterio de Nuestro Padre Jesús, divino Salvador, en

su Prendimiento giraba 180º, preparándose para la salida, en la capilla de Villaviciosa,

lo que obligó al cuerpo de nazarenos del tramo de Virgen a cambiar su recorrido para

conectar con el resto de nazarenos que en filas paralelas y perpendiculares al muro oeste

de la catedral esperó el paso de palio de María Santísima de la Piedad, que giró en el

trascoro, disponiéndose en un lateral del mismo para permitir la salida del paso de

misterio.

Las tres hermandades restantes que desfilaron el Martes Santo realizaron sus

estaciones de penitencia en el primer templo de la ciudad en los itinerarios de vuelta a

sus sedes canónicas, después de haber recorrido la Carrera Oficial. La Hermandad

Universitaria es el segundo año que procesiona en la Semana Mayor, aunque con

anterioridad lo hacía el Jueves de Pasión, acudiendo asimismo a la catedral de Córdoba

con sus titulares el Santo Cristo de la Universidad y Nuestra Señora de la Presentación.

Las características de los pasos permiten que el recorrido sea diferente al del resto de

hermandades. La entrada se realizó por la puerta de la Anunciación y en dirección recta

llegó a la capilla de Villaviciosa, desde donde dirigió la alocución el consiliario, don

Fernando Cruz-Conde. Giró hacia la nave gótica construida durante el pontificado de

don Alonso Manrique, volvió a girar para proseguir su recorrido hasta el muro de la

quibla y encaminarse en paralelo al mismo hasta la capilla del Sagrario, ubicada en el

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285

ángulo sudeste del templo catedralicio, donde se veneró al Santísimo Sacramento y

desde donde se dispusieron a salir por la puerta de Santa Catalina.

La estación de penitencia de la Hermandad de la Sangre, con sede canónica en

la iglesia del convento del Santo Ángel -Capuchinos-, estuvo guiada por don Alfredo

Montes García, canónigo de la S. I. Catedral de Córdoba, desde el atril dispuesto en la

capilla de Villaviciosa.

Siguió el itinerario habitual por los nazarenos, con un giro similar en los pasos

de sus titulares. El misterio de Nuestro Padre Jesús de la Sangre en el desprecio del

pueblo lo hizo al final del nártex, delante de la portada de la Redención, acomodándose

en un lateral del coro para facilitar el paso de los nazarenos y avanzando hasta las naves

de Abderramán I de cara a la portada de la Anunciación por la que saldría del recinto.

La maniobra obligó a los primeros nazarenos del tramo de Virgen a cambiar su

itinerario por la serliana y contrafuertes del crucero para conectar con los que desfilaban

en paralelo al muro oeste para venerar el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla

de la Inmaculada, mientras que el resto de nazarenos que acompañaban a Nuestra

Señora Reina de los Ángeles en sus misterios Dolorosos y San Juan Evangelista, que

giró entre las dos puertas del trascoro, siguió el recorrido acostumbrado.

Hermandad del Buen Suceso en su estación de penitencia en la catedral de Córdoba, 2015.

La Hermandad del Buen Suceso realizó su estación de penitencia guiada por

el canónigo de la S. I. Catedral, desde el atril dispuesto para ello en la capilla de

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Villaviciosa, hasta donde se dirigió el paso de misterio de Nuestro Padre Jesús del Buen

Suceso en su encuentro con su Santísima Madre la Virgen de los Dolores en la Calle de

la Amargura, que tras girar se dirigió a la nave central de Abderramán I, continuando

los nazarenos el itinerario habitual y disponiéndose en líneas paralelas y perpendiculares

al muro oeste de la catedral para esperar el palio de María Santísima de la Caridad, que

giró los 180º en el primer tramo del nártex, tras el encuentro simbólico con el Hijo.

El Miércoles Santo realizan su estación de penitencia en la catedral cuatro de las

cinco hermandades que procesionan ese día, de las cuales solo la Hermandad de Pasión

la realiza en su recorrido de vuelta a su sede canónica tras la Carrera Oficial.

La Hermandad del Perdón fue la primera en acudir a la S. I. Catedral para la

estación de penitencia ante el Santísimo, guiada por don José Juan Jiménez Güeto,

miembro del Cabildo y párroco de San Juan y todos los Santos -La Trinidad-, a cuya

feligresía pertenece la iglesia del antiguo convento de San Roque, donde tiene su sede la

hermandad.

Los nazarenos realizaron el recorrido habitual, pasando por la capilla de la

Inmaculada, donde estaba expuesto el Santísimo. El paso de Nuestro Padre Jesús del

Perdón ante Anás avanzó hasta la capilla de Villaviciosa para girar los 180º necesarios

para preparar la salida del recinto catedralicio y desde allí se avanzó hasta el nártex,

haciéndolo coincidir con el Santísimo, ante el que la cuadrilla de costaleros hizo un acto

de veneración, tras el cual el consiliario de la hermandad se dirigió a ellos.

El palio de María Santísima del Rocío y Lágrimas coincidió en ese lugar con el

paso de misterio, tras el que giró los 180º reglamentarios en el trascoro, disponiéndose

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todos los hermanos a recibir la bendición del Santísimo que impartió don José Juan

desde el centro del cortejo para favorecer la cercanía del momento crucial de la estación

de penitencia que se puso en marcha hacia el patio de los Naranjos al tiempo que se

entonaban por todos las plegarias de acción de gracias.

La Hermandad del Calvario fue guiada en su estación de penitencia por don

Antonio Gil, canónigo de la S. I. Catedral y párroco de San Lorenzo, donde se encuentra

la sede canónica de la hermandad.

El protocolo seguido fue el generalizado para la mayoría de las hermandades. El

consiliario se dirigió desde el atril dispuesto en la capilla de Villaviciosa a los

hermanos, que siguieron el itinerario habitual para pasar por delante del Santísimo en la

capilla de la Inmaculada, mientras que los pasos lo cambiaron levemente, pues el paso

de Nuestro Padre Jesús del Calvario giró en el primer tramo del nártex, como los de

otras hermandades, y el palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor lo hizo en las naves

de Abderramán I para ubicarse tras el paso de Cristo.

La Hermanad de la Paz es el primer año que realiza en la catedral su estación

de penitencia, la cual estuvo guiada por don Alfredo Montes García, canónigo de la S. I.

Catedral de Córdoba, desde el atril dispuesto en la capilla de Villaviciosa.

Hermandad de la Paz en su estación de penitencia en la catedral de Córdoba, 2015.

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Dado el número de nazarenos, el itinerario seguido se amplió hasta el muro sur

de la catedral, aunque continuó por delante de la capilla de la Inmaculada, donde se

encontraba el Santísimo Sacramento expuesto.

El paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia giró los

180º en la capilla de Villaviciosa, mientras que el palio de María Santísima de la Paz y

Esperanza lo hizo antes de entrar en el nártex para esperar el paso de misterio que fue el

primero en salir.

La Hermandad de Pasión fue la última en hacer el Miércoles Santo la estación

de penitencia, que fue guiada por don Joaquín Alberto Nieva García desde la capilla de

Villaviciosa, mientras que los nazarenos veneraban el Santísimo y se ubicaban en filas

paralelas y perpendiculares al muro oeste de la catedral y los titulares giraban para la

salida.

El paso de Nuestro Padre Jesús de Pasión lo realizó en el trascoro, delante de la

escultura de san Pedro, disponiéndose en el nártex, ubicado bajo el arco central de la

serliana que sustenta el cierre del crucero, mientras entraba el palio de María Santísima

del Amor que giró los 180º delante de la portada de la Redención, disponiéndose para la

salida del templo catedralicio que por necesidades organizativas del itinerario se realizó

por la puerta del Perdón.

En la tarde del Jueves Santo solo realiza la estación de penitencia en la catedral

de Córdoba la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, siendo la primera

que vez que acude a la catedral desde su traslado a la iglesia conventual de San Agustín.

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La estación ante el Santísimo en la catedral cordobesa se realizó antes de entrar en la

Carrera Oficial, ingresando en el patio de los Naranjos por la puerta del Perdón y

saliendo del mismo por la puerta de Santa Catalina. La alocución a los hermanos fue

guiada por Manuel María Hinojosa Petit desde el atril dispuesto en la capilla de

Villaviciosa, donde el paso realizó el obligado giro de 180º para dirigirse a la puerta de

la Anunciación por donde realizó su ingreso en el interior del primer templo de la

ciudad.

Ntra. Sra. de las Angustias en el interior catedralicio, 2015.

El cuerpo de nazarenos siguió el recorrido habitual, pasando por delante de la

capilla de la Inmaculada para venerar el Lignun Crucis y simbólicamente el

Monumento, como se hacía en el siglo XIX, donde se reservan las hostias consagradas

en la Cena del Señor del Jueves Santo, aunque este se encontraba ubicado en la capilla

del Sagrario, manteniéndose la capilla de la Inmaculada con la misma disposición que

cuando en la misma se encuentra el Santísimo Sacramento, pero con la puerta del

sagrario abierta.

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El Viernes Santo realizan estación de penitencia en la catedral todas las

hermandades, incluida la de la Hermandad de la Buena Muerte en la ´madrugá´, a las

3:00 h., la cual estuvo guiada por don Fernando Cruz-Conde desde la capilla de

Villaviciosa.

El cortejo, con un itinerario atípico por ser la única que procesiona al comenzar

el Viernes Santo, recorriendo la Carrera Oficial en sentido inverso al resto de las

hermandades, desde la plaza de las Tendillas a la C/ San Fernando, entró en el recinto

catedralicio por la puerta de Santa Catalina y salió por la puerta del Perdón, después de

venerar el Lignun Crucis y realizar la estación de penitencia característica del Triduo

Sacro ante el Santísimo reservado en el Monumento, a donde se llevó en procesión al

finalizar la Cena del Señor del Jueves Santo.

En el interior catedralicio, la procesión siguió el criterio habitual de las restantes

que acuden al primer templo en la Semana Mayor. Los nazarenos se dirigieron hacia la

capilla de Villaviciosa y pasaron por delante de la capilla de la Inmaculada, que estaba

iluminada y dispuesta como en las ocasiones en que alberga al Santísimo, aunque el

sagrario se encontraba abierto.

El paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte se dirigió hasta el último tramo

del nártex, donde realizó el giro de 180º para poder disponerse hacia la salida, mientras

que el palio de Nuestra Señora Reina de los Mártires lo realizó en el trascoro, delante

de la escultura de san Pedro, iniciándose el cortejo de vuelta siguiendo el protocolo

habitual.

La primera procesión de la tarde del Viernes Santo que realizó su estación de

penitencia en la catedral cordobesa fue la Hermandad de los Dolores, que estuvo

acompañada por su consiliario don Manuel María Hinojosa Petit desde el atril que se

ubicó en la primera esquina del trascoro porque los nazarenos realizan un itinerario

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diferente al habitual. Entran por la puerta de la Anunciación y se dirigen girando dos

veces -a la derecha e izquierda respectivamnte- hacia la capilla de la Inmaculada para

venerar el Lignun Crucis, para volver y colocarse delante de las capillas del muro norte

de la catedral para salir por la puerta de Santa Catalina, excepto algunos tramos que lo

hacen acompañando los pasos por la puerta de la Anunciación por la que entraron en la

iglesia mayor.

Los dos pasos giraron los 180º reglamentarios en el nártex. El paso del

Santísimo Cristo de la Clemencia fue el primero en hacerlo y esperó en un lateral la

llagada de Nuestra Señora de los Dolores, mientras sus costaleros veneraban el Lignun

Crucis y desde el atril el consiliario pronunciaba las rogativas al titular de la hermandad.

Los nazarenos del paso de la Virgen hicieron el mismo recorrido y el trono de Nuestra

Señora de los Dolores giró para ponerse en paralelo con el del Cristo al son de la salve.

Cruce de los titulares de la hermandad de los Dolores en el interior catedralicio durante la estación de penitencia, 2015.

La Hermandad del Sepulcro también realizo su estación de penitencia en su

itinerario de ida a la Carrera Oficial y estuvo presidida desde el atril ubicado en la

capilla de Villaviciosa por don Fernando Cruz-Conde, consiliario de la hermandad y

párroco de El Salvador y Santo Domingo de Silos, sede canónica de la misma.

El cuerpo de nazarenos realizó el recorrido habitual hasta la capilla de la

Inmaculada para venerar el Lignun Crucis. Los pasos también siguieron el recorrido

acostumbrado para la mayoría de los que hacen estación de penitencia en la catedral. El

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de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro giró los 180º preceptivos en el nártex,

delante de la portada de la Redención, tras entonar el consiliario rogativas al Señor al

pasar por el trascoro y explicar brevemente el paso con las prefiguras de muerte y

resurrección que constituye el acto central de la Semana Mayor. El palio de Nuestra

Señora de la Soledad en su Desconsuelo giró en la capilla de Villaviciosa al son de la

salve y salió acompañada por cantos.

Titulares del Sepulcro en el interior de la catedral durante su estación de penitencia, 2015.

La estación de penitencia de la Hermandad de la Soledad, realizada en el

itinerario de vuelta a su sede canónica en la iglesia parroquial de Santiago, también

estuvo guiada por el canónigo de la S. I. Catedral don Fernando Cruz-Conde, siguiendo

el recorrido acostumbrado por el cuerpo de nazarenos, que veneraron el Lignun Crucis,

y el paso, que giró los 180º necesarios para iniciar la salida en el primer tramo del

nártex, antes del trascoro.

La Hermandad de la Expiración, que estuvo acompañada por trío de capilla

-flauta, clarinete y oboe-, estuvo guiada en su estación de penitencia por don Manuel

Pérez Moya, presidente del Cabildo de la S. I. Catedral. Se realizó tras recorrer la

Carrera Oficial, en la que entra al salir de su sede canónica en la Real iglesia de San

Pablo. Los nazarenos veneraron el Lignun Crucis siguiendo el recorrido acostumbrado

por la capilla de Villaviciosa, donde estuvo el atril para el canónigo que presidía la

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estación, la construcción del obispo Alonso Manrique y la nave que antecede las

capillas del muro oeste del recinto catedralicio.

El paso del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Silencio

giró los 180º para salir en el primer tramo del nártex, mientras que el palio de Nuestra

Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos Coronada lo hizo en el trascoro,

delante de la estatua de San Pedro.

Finalmente, clausuró las estaciones de penitencia en la catedral de Córdoba

durante la Semana Santa de 2015 la Hermandad del Descendimiento, la cual estuvo

conducida desde la capilla de Villaviciosa por don Pedro Soldado, canónigo y

consiliario de la hermandad y de la Agrupación de Cofradías de Córdoba.

El paso de misterio del Santísimo Cristo del Descendimiento giró los 180º para

acomodarse a la salida en el trascoro, aprovechando el arco central de la serliana que

sustenta el cierre del crucero, lo que obligó al cuerpo de nazarenos del tramo de Virgen

a variar levemente su recorrido por el nártex y contrafuertes del mismo para unirse al

resto de nazarenos para venerar el Lignun Crucis.

El palio de Nuestra Señora del Buen Fin lo hizo en el primer tramo del nártex y

se acopló en uno de los laterales para dejar el espacio para la incorporación del paso de

misterio al cortejo en su salida de la catedral.

6.5.1.6 La estación de penitencia en la catedral, centro

neurálgico de la Semana Santa.

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Aunque a parir de 2015 se crearon grandes expectativas para convertir el templo

mayor de Córdoba en el centro fundamental de las estaciones de penitencia de todas las

cofradías de la ciudad al anunciarse la apertura de la segunda puerta que facilitaría tal

proyecto, todo quedó en suspenso ante el recurso planteado por la familia De la Hoz

para no llevar a efecto el cambio que permitiría tal posibilidad. Pues esta, como hemos

pretendido recoger a manera de crónica/relato-descriptivo en las páginas anteriores, aun

sin la presencia de todas las hemandades, es muy dificultosa y sin la apertura de la

segunda puerta lo sería todavía más.

A todo ello, había que añadir, además, algunos problemas de organización -entre

ellos, el compromiso de todas las hermandades para solucionar el colapso del tráfico por

la Ribera y la transitabilidad del entorno catedralicio, entre otros- y el hecho de que la

Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía anunció remitir a la UNESCO el

proyecto de apertura de la segunda puerta para poder pronunciarse al respecto684

. Todo

lo cual provocó que se dejara aparcado el proyecto de incluir a la catedral en el

itinerario oficial de las hermandades de Córdoba, presentándose para el 2016 un

panorama, como el descrito, poco favorable, el cual se iría complicando en el caso de

que aumentara el número de hermandades para realizar su estación de penitencia en el

primer templo. Este hecho agravaría el recorrido por el interior del templo, el cual sería

obligado -en principio- para convertir la catedral en centro neurálgico de la Semana

Mayor de Córdoba.

Pero las dificultades agudizan el ingenio y todas las hermandades decidieron

acudir al templo catedralicio a realizar su estación de penitencia, aunque dentro de sus

recorridos particulares, posponiendo hasta la resolución sobre la apertura de la polémica

segunda puerta el incluirla dentro de la Carrera Oficial.

El reto que han afrontado las hermandades ha sido una empresa difícil, en la que

todas se han adaptado para la consecución del objetivo común, e incluso algunas, como

la Hermandad y Cofradía de Nuesto Padre Jesús de los Reyes en su entrada triunfal en

Jerusalén, han tenido que cambiar la salida desde su sede canónica -parroquial de San

Lorenzo- a la catedral -como desde hace años realiza la sacramental del Santísimo

684 http://www.20minutos.es/noticia/2597892/0/cultura-rosa-aguilar-no-resolvera-sobre-segunda-puerta-

mezquita-hasta-que-se-pronuncie-unesco/ [Consultada el 28 de noviembre de 2015].

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Cristo de la Agonía- para evitar un recorrido excesivamente largo, puesto que gran parte

de su cortejo está formado por niños, alterando -como hasta este año solo sucedía en la

madrugá del Viernes Santo con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte- el itinerario de

la Carrera Oficial, invirtiéndolo, de manera que se accedía a la misma por la salida

habitual y se salía por la entrada acostumbrada al principio de la calle Claudio Marcelo,

lo cual también se tenía previsto el Lunes Santo. Sin embargo, este día solo procesionó

por causa de la lluvía la Hermandad del Via Crucis, volviéndose a recuperar la dirección

usual el Martes Santo, en el que procesionaron todas las hermandades, excepto la

Universitaria, accediendo al interior del templo catedralicio, como los cortejos

procesionales del Viernes Santo y Domingo de Resurrección.

La adaptación de todas las hermandades ha sido ejemplar y ello se puso

especialmente de manifiesto -no obstante los retrasos sufridos- el Miércoles y Jueves

Santo, días en los que procesionaron hermandades que tradicionalmente habían

manifetado la imposibilidad de acudir a la catedral por la envergadura de sus pasos tal

es el caso del Señor de la Caridad, el Santísimo Cristo de Gracia y la Santa Cena.

Las dificultades de tipo técnico, agravadas por la hermandad trinitaria del Cristo

de Gracia, cuyo trono solo puede acceder al patio de los Naranjos por la puerta del

Perdón, provocaron que algunas hermandades no pudieran acceder al interior del templo

catedralicio. Pero este “salió excepcionalmente al patio de los Naranjos”, a donde el

Miércoles Santo se sacó en la custodia procesional de Enrique de Arfe al Santísimo

hasta la puerta de las Palmas, desde la que los capitulares designados guiaron las

estaciones de penitencia de las cofradías a su paso por el patio claustral y el Jueves

Santo, debido a que, tras el oficio de la Cena Pascual, el Santísimo estaba en el

Monumento del Jueves Santo, las estaciones de penitencia se realizaron ante la cruz

guiona de la catedral y las esculturas de los patronos de la ciudad, san Acisclo y santa

Victoria, ubicadas en el mismo lugar que el día anterior estuvo la singular custodia de

asiento de la catedral que, de una u otra manera, se ha convertido en el 2016 en el centro

neurálgico de la Semana Santa de Córdoba.

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Custodia procesional y Cruz guiona de la catedral de Córdoba ubicadas en la puerta de las Palmas para que las hermandades que no pudieran acceder al interior del recinto catedralicio por cuestiones técnicas pudieran hacer su estación de penitencia en el primer templo de la ciudad, 2016.

6.6 Viacrucis.

El viacrucis es el ejercicio de piedad con los que los fieles veneran la pasión del

Señor, desde el huerto de Getsemaní (Mc 14,32) hasta el Monte Calvario, donde fue

crucificado (Lc 23,33), y posterior sepultura (Jn 19,40-42). Por ello, el viacrucis, que

sintetiza las devociones de la peregrinación a Tierra Santa y de los caminos dolorosos

de Cristo y caídas bajo el peso de la Cruz, así como las estaciones o momentos en los

que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, se considera especialmente

adecuado al tiempo de Cuaresma.

Como es sabido, en este ejercicio de piedad confluyen, además, diversas

expresiones de la espiritualidad cristiana, como la comprensión de la vida como camino

o peregrinación -como paso- a través del misterio de la cruz del exilio terreno a la patria

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celeste. A ello habría que añadir el deseo de conformarse profundamente con la pasión

de Cristo y las exigencias de la sequela Christi, según la cual el discípulo debe caminar

detrás del maestro, llevando cada día su propia cruz (Lc 9,23)685

.

6.6.1 Viacrucis anuales de Cuaresma y Semana Santa.

El Viernes Santo, día de la muerte de Cristo, se acostumbra a escuchar el sermón

de las Siete Palabras de Cristo en la cruz686

, a participar en los oficios con la liturgia de

la adoración de la cruz y a rezar el viacrucis. Sin embargo, en la ciudad de Córdoba este

último acto de piedad es excepcional y sólo se realiza el viacrucis de la hermandad del

Señor de la Caridad en la mañana del Viernes Santo, celebrándose el resto en el periodo

cuaresmal, entre el Miércoles de Ceniza y el Viernes de Dolores.

El viacrucis del Señor de la Caridad cuenta con la participación del Tercio Gran

Capitán de la Legión, al que se nombró en 1951 Hermano de Honor687

. Este participa en

los desfiles procesionales de Semana Santa desde 1953688

y ha contribuido con algún

donativo a la hermandad689

.

La representación del Tercio enviada para rendir honores y acompañar al Señor

de la Caridad en la Semana Mayor es la encargada de realizar el viacrucis en la mañana

del Viernes Santo. Como anécdota, citaremos el retraso en la Semana Santa del año

2015690

, en la que se inició el recorrido a las 11:00 h., para asegurar su presencia y que

pudiera asistir el nuevo coronel, don Enrique Moreno Losada. Este mando, junto a la

escuadra de gastadores, acompañó a la imagen a la salida del templo camino de la

catedral por las calles San Fernando, Luis de la Cerda, plaza de Santa Catalina, por

donde entró al patio de los Naranjos, del que salió por la Puerta del Perdón, continuando

685

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS,

Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia, op. cit., nn. 131-133. 686

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34), “De cierto te digo que hoy estarás

conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43), "Mujer, he ahí a tu hijo". Luego dice al discípulo: "He ahí a tu madre"

(Jn 19,26-27), “Tengo sed” (Jn 19,28), “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt 27,46)

y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Sobre las palabras de Cristo agonizante, que

sintetizan el evangelio, véase MARTÍN DESCALZO, J. L., El Sermón de las siete Palabras, Madrid,

PPC, 2000 (4ª ed.). 687

Arch. CARIDAD, Acta de la Junta General Ordinaria de 29 de noviembre de 1951 (Libro de Actas, p.

38). 688

Ibídem, Acta de la Junta General Ordinaria de 8 de febrero de 1953 (Libro de Actas, p. 41). 689

Ibídem, Acta de la Junta General Ordinaria de 22de febrero de 1959 (Libro de Actas, p. 55). 690

EDITORIAL, “La Legión no estará en Córdoba el Jueves Santo”, en CÓRDOBA, domingo 18 de

enero de 2015.

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el itinerario por Cardenal Herrero, Torrijos, Luis de la Cerda y San Fernando hasta el

comprás de San Francisco691

.

Viacrucis del Señor de la Caridad, 2016.

En relación a los viacrucis anuales que tratamos, comentar que la Agrupación de

Hermandades y Cofradías de Córdoba instauró en 1982 la costumbre de realizar un

viacrucis institucional en Cuaresma, en el que intervienen todas las hermandades, tanto

las cofradías de gloria como las de penitencia.

El impulso de los viacrucis por parte de la Agrupación, que a nivel individual se

realizaban y se continúan ejecutando por la cofradías en los templos y barrios de sus

respectivas sedes canónicas, no solo se debe a una motivación religiosa sino también al

deseo de confraternización de las congregaciones asociadas y a que estas tienen como

patrón a san Álvaro de Córdoba, el impulsor del viacrucis en Europa692

. Con todo ello,

el viacrucis se convierte en el primer acto corporativo de la Agrupación en el primer

periodo penitencial del año litúrgico, adquiriendo un particular significado de

hermandad por la participación de todas las cofradías de la ciudad junto al cabildo

catedralicio y obispado, lo que conlleva, como es obvio en este tipo de celebraciones,

que se sigan unas estrictas normas protocolarias, aunque muy elementales, que

691

Memoria de actividades de la Real Hermandad y Cofradía del Señor de la Caridad del año 2014, en

Boletín Informativo de la Hermandad y Cofradía del Señor de la Caridad, 49 (Semana Santa, 2015), pp.

12-20, vid. esp. p. 16 y para el recorrido del 2015 p. 24. 692

Sobre la canonización popular del beato Álvaro de Córdoba y el primer viacrucis de Europa, véase

HUERGA, A., Escalaceli, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas y Fundación Universitaria

Española, 1981, vid. esp. el capítulo “Escalaceli, primer vacrucis de Europa”, pp. 54-56 y 149-171.

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sintetizamos a continuación por ser objeto de nuestro estudio, señalando las variaciones

más importantes hasta la codificación de las utilizadas en la actualidad.

En primer lugar, debemos recordar que el viacrucis catedralicio se realiza en

torno a una imagen titular de una de las hermandades pertenecientes a la Agrupación,

por lo que la elección de la misma debe ser concensuada, atendiendo a antigüedad y

otros factores, como aniversarios de fundación o refundación. Sirva de ejemplo el

viacrucis del 2015, en el que la elección recayó en Nuestro Padre Jesús de la Pasión por

cumplirse el 75 aniversario de la constitución canónica de su fundación en 1940,

coincidente con los actos conmemorativos del 775 aniversario de la consagración de la

catedral de Córdoba693

.

La celebración de estos viacrucis institucionales se instauró a partir de 1982 con

el Santísimo Cristo del Punto de la catedral que fue transportado a hombros por los

cofrades, acto que estuvo presidido por el obispo, mons. Infantes Florido, tras el cual se

ofició una misa por el canónigo Agustín Murillo, lo que se repitió en 1983694

.

Como hemos indicado, desde el primer momento se ha pretendido que los

viacrucis institucionales estén presididos por imágenes titulares de las hermandades

cordobesas, centrándose el primer viacrucis de 1984 en torno al Cristo de San Álvaro,

titular de la Real y Fervorosa Hermandad del Santísimo Cristo y San Álvaro de

Córdoba, que entronca con la hermandad de Santo Domingo de Escalaceli695

. Ésta fue

fundada en 1592 en el importante santuario dominicano que, en la época

contemporánea, ha tenido numerosos altibajos. Destacamos la renovación que tuvo en

1858 y la etapa de esplendor de época isabelina, cuando los reyes, infantes y los duques

de Montpensier se inscribieron como cofrades. En el año 1877 fue ratificado por

Alfonso XII el título de Real hermandad, cuyo titular -San Álvaro / beato Álvaro de

Córdoba696

- fue nombrado patrono de la Agrupación de Cofradías de Córdoba en 1975.

Con este motivo, el Cristo de San Álvaro fue trasladado desde su santuario hasta el

monasterio de la Encarnación y desde allí en procesión hasta la catedral, donde se

693

Para la consagración de la iglesias, véase Ceremonial para la bendicion y consagracion de las Iglesias

/ traducido del latín por los presbíteros D.J.R. y D.F.A. con motivo de la bendicion y consagracion de la

Iglesia que fué de Domínicos de la ciudad de Antequera, el dia 19 de Enero de 1868, Málaga, Correo de

Andalucía, 1868. 694

BEJARANO NIETO, A. - HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., pp. 228 y 236. 695

HUERGA, A., Escalaceli, op. cit., pp. 561-586. 696

Sobre la canonización popular del beato Álvaro de Córdoba, véase HUERGA, A., Escalaceli, op. cit.,

pp. 54-56.

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señalaron las estaciones con las cruces de guías de las hermandades, oficiándose tras el

mismo la misa por el dominico-cofrade Rafael Cantueso697

.

En 1985, la Agrupación de Cofradías asistió a la misa de la imposición de la

ceniza oficiada por el consiliario Antonio Gómez Aguilar en la capilla de su sede y el

primer sábado de Cuaresma se celebró el viacrucis catedralicio con la imagen del Cristo

del Punto que se portó a hombros por los cofrades en las catorce estaciones que

estuvieron señaladas por las hermandades encargadas para ello. Esta procesión comenzó

en el patio de los Naranjos y terminó en el altar mayor, donde el canónigo Agustín

Murillo Roldán oficio la misa sabatina, siendo el último viacrucis presidido por la

imagen cristífera de la catedral debido a su mal estado de conservación698

.

El 12 de febrero de 1986, Miércoles de Ceniza, se ofició la tradicional misa en la

Agrupación por Miguel Castillejo y el primer sábado de Cuaresma se celebró el

viacrucis en la catedral. A continuación se ofició una misa en la iglesia parroquial de la

Compañía, sede canónica de la hermandad del Santo Sepulcro, cuyo titular presidiría el

viacrucis cuaresmal, aunque ese año, por los problemas climatológicos, no pudo

trasladarse a la iglesia mayor, donde se rezó el viacrucis con un crucifijo. Y poco varió

el comienzo de la Cuaresma de 1987, con misa de la ceniza en el mismo lugar oficiada

por el mismo canónigo, centrado el viacrucis del primer sábado cuaresmal la imagen del

Cristo del Descendimiento por coincidir con el cincuentenario de la hermandad699

. La

imagen fue trasladada a la catedral para la celebración del viacrucis, tras el cual volvió a

su sede canónica, donde se celebró la eucaristía700

.

El protocolo del inicio de la Cuaresma se había fijado y el primer sábado de la

correspondiente al 1988 se celebró el viacrucis de la catedral presidido por la imagen de

Nuestro Padre Jesús de Pasión, sobre el paso de la Virgen del Tránsito701

, que en esta

ocasión se adornó, excepcionalmente, con claveles rojos y faldones granate, oficiando la

misa tras el viacrucis el obispo, mons. Infantes Florido. El año siguiente, la misa

corporativa del Miércoles de Ceniza se ofició por el obispo en el santuario de Nuestra

Señora de la Fuensanta y el viacrucis de 1989 fue presidido por el Cristo del Amor el

primer sábado de Cuaresma en la catedral, a donde fue llevado a hombros por cofrades

697

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., p. 242. 698

Ibidem, p. 247. 699

Ibidem, pp. 254 y 259. 700

Arch. DESCENDIMIENTO, Libro de Actas, Memoria anual. ff. 56 ss. 701

Ibidem, p. 267.

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de diferentes cofradías, celebrándose las distintas estaciones en el patio de los Naranjos,

tras las cuales ofició una misa el obispo diocesano702

.

En 1990 la misa del inicio de la Cuaresma se realizó en la iglesia de María

Auxiliadora haciéndola coincidir con la bendición de la nueva imagen de Nuestro Padre

Jesús en su Prendimiento. Este año se programó el viacrucis cuaresmal con la imagen

del Cristo de la Humildad y Paciencia en el cincuentenario fundacional de la cofradía,

pero no pudo realizarse el traslado por la lluvia y el viacrucis, como en años anteriores

en similares circunstancias, se desarrolló con un crucifijo y con la consiguiente misa

oficiada por el obispo de la diócesis703

.

El viacrucis de 1991 estaría presidido por el Señor de las Penas, que por la lluvia

se volvió a la parroquia de Santiago cuando hacía el recorrido hacia la catedral, aunque

si pudo presidir el viacrucis de 2005 con motivo del cincuentenario fundacional de la

hermandad de las Penas.

El Miércoles de Ceniza de 1992 se ofició, como en años anteriores la misa en la

sede de la Agrupación y el primer sábado de Cuaresma se celebró el viacrucis con la

imagen del Cristo de San Álvaro en el santuario de Escalaceli con motivo del IV

centenario de la cofradía704

. El año siguiente volvió el viacrucis a la catedral y fue

presidido por el Señor de la Humildad y Paciencia en el 50 aniversario de la bendición

de la imagen, que fue labrada por Martínez Cerrillo en 1943, la cual se trasportó a partir

de las 16:00 h. en su paso, con adorno de claveles rojos, sin las figuras del misterio,

acompañado por los que habían sido antiguos capataces del mismo y por una banda de

cornetas y tambores. Siguió el siguiente itinerario: plaza de Capuchinos, calles Torres

Cabrera, Ramírez de las Casas Deza, plaza del Cardenal Toledo, Carbonell y Morán,

María Cristina, Conde de Cárdenas, plaza de la Compañía, Santa Victoria, Ángel de

Saavedra, Blanco Belmonte, Conde y Luque, Deanes, Judería, Cardenal Herrero y

Magistral González Francés hasta la puerta de Santa Catalina, donde se quedó la banda

que lo había acompañado. La imagen entró en silencio al patio de los Naranjos a la hora

prevista, 18:00 h., fue recibida por el obispo de la ciudad, mons. Infantes Florido que

dirigió el viacrucis en el interior de la catedral. Acto seguido regresó a su sede canónica

a partir de las 20:00 h., por las calles Magistral González Francés, Cardenal Herrero,

Judería, Deanes, Conde y Luque, Blanco Belmonte, Ángel de Saavedra, Jesús y María,

702

Ibidem, p. 273. 703

Ibidem, p. 278. 704

Ibidem, p. 290.

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plaza de las Tendillas, Cruz Conde, San Álvaro, plaza de San Miguel, San Zoilo -que

acaparó una especial atención al no incluirse en su recorrido del Miércoles Santo-,

Torres Cabrera y plaza de Capuchinos, a la que llegó a las 23:00 h.705

.

En 1994 presidió el viacrucis corporativo la imagen de Nuestro Padre Jesús del

Silencio en el desprecio de Herodes, que fue transportado a la iglesia mayor por

cofrades de distintas hermandades acompañado por la capilla vocal Canticum Novum de

Cádiz706

.

El viacrucis de 1995 estuvo presidido por la imagen cristífera del grupo de

Nuestra Señora de las Angustias, con lo que supuso separar las imágenes para un acto

de estas características. Se trasladó en parihuelas realizadas para la ocasión y adornadas

con bordados de Castelló. El cortejo fue sencillo por decisión de la junta de gobierno,

regida ese año por Enrique Bernadó, y estuvo formado por hermanos de cirio con la

bandera de la hermandad, además de la representación oficial de la Agrupación de

Cofradías de Córdoba, precedidos por la cruz de guía con ciriales y acompañamiento de

turiferarios y música de capilla707

.

El itinerario fue el mismo para la ida y para la vuelta de la iglesia mayor, en

cuyo patio se realizaron las estaciones del viacrucis, como era frecuente en esas fechas.

El titular de las Angustias al salir de San Pablo se dirigió a la catedral por Alfonso XIII,

María Cristina, Ambrosio de Morales, plaza de Séneca Antonio del Castillo, Horno del

Cristo, Rey Heredia y Encarnación, haciendo parada en el monasterio cisterciense que

da nombre a la misma, donde las monjas salieron al compás para venerar y cantar a la

imagen, que continuó el recorrido hasta llegar a la plaza de Santa Catalina, por cuya

puerta homónima entró en el recinto catedralicio, del que salió tras rezar las estaciones

del viacrucis siguiendo el perímetro del patio de los Naranjos, cambiando ligeramente lo

previsto708

.

705

Arch. PAZ, Memoria anual de la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, 1993, pp. 3-4.

Agradezco la ayuda de C. Rosero Guzmán para su consulta. 706

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., p. 303. 707

Agradezco la información recibida de la hermandad a través de su hermano mayor M. R. Fernández

Aguilar y de su vicehermano mayor A. Susín Cabello. 708

“Via Crucis”, en Boletín Informativo de la Pontificia, Real y Centenaria Hermandad y Cofradía de

Nuestra Señora de las Angustias, año XII, n. 15 (1996), pp. 6-7.

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Viacrucis anual de las Cofradías con la imagen cristífera del grupo de Nuestra Señora de las Angustias, 1995. Salida de la iglesia de San Pablo recogida en la prensa y desarrollo del viacrucis en el patio de los Naranjos

Pocos datos se han conservado del viacrucis del año 1996, pero si está bien

registrado el de 1997. Sabemos que estuvo presidido por el Cristo Amarrado a la

Columna, titular de la hermandad del Huerto, cuyo primer titular presidió el viacrucis

anual el primer sábado de Cuaresma del 2013, siendo varias las cofradías que han

ostentado este honor en repetidas ocasiones. El correspondiente a 1997 se realizó el 15

de febrero, primer sábado de Cuaresma, a partir de las 16:30 h. dirigiéndose a la catedral

por el arco del Portillo, calle Cabezas, Rey Heredia, Encarnación, Cardenal Herrero,

Céspedes, Conde y Luque, Deanes, Judería y Cardenal Herrero hasta el patio de los

Naranjos de la catedral, donde entró por la puerta del Perdón, realizando su salida por la

puerta de Santa Catalina para seguir su recorrido por la plaza de Abades, Portería de

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Santa Clara, Rey Heredia, Cabezas y Portillo hasta el compás de San Francisco709

. La

imagen fue trasportada en parihuelas que fueron cedidas por la hermandad del Amor y

estuvo acompañada por un cortejo formado por cruz de guía con faroles, cuerpo de

acólitos, cuatro ceriferarios y dos turiferarios, más dos libreas, además de los hermanos

de cirio y representaciones de las hermandades que se identificaban por su clásico

`bacalao´. No hemos podido reconstruir todas las señalizaciones de las estaciones del

viacrucis, pero por algunas fotos sabemos que una de las primeras estaciones se realizó

en la calle Cabezas y otra al pie del altar de la Virgen de los Faroles del exterior

catedralicio, estación que estuvo señalizada por la hermandad de Nuestro Padre Jesús de

Pasión con su estandarte.

La imagen de Nuestro Padre Jesús Rescatado presidió el viacrucis de 1998 en la

catedral, a donde fue trasladado en parihuelas con el cortejo habitual de

acompañamiento de hermandades, precedido por la cruz de guía, el estandarte

corporativo, hermanos de luz y acompañamiento de paso con acólitos, turiferarios y

ceriferarios. La imagen salió de la sede canónica en la iglesia conventual de los

Trinitarios y se dirigió al primer templo por las calles Frailes, Jesús del Calvario, plaza

de San Lorenzo, Ronda de Andújar, calle Crucifijo, plaza de la Magdalena, calles de

Santa Inés, Encarnación Agustina, Regina, Gutiérrez de los Ríos, plaza de la Almagra,

ermita del Socorro, plazas de la Corredera y Cañas, calles Maese Luis, Huerto de San

Pedro el Real, compás de San Francisco, Portillo, calles Cabezas, Rey Heredia y

Encarnación, donde las monjas cirtenciens salieron al compás del convento al paso de la

imagen que se volvió hacia el interior del mismo, para finalmente entrar en la catedral

por la puerta del Perdón, siguiendo un recorrido más directo para la vuelta por la calle

Lucano hasta la plaza del Potro y calles Don Rodrigo, Alfonso XII y Francisco de Borja

Pavón para retomar parte del itinerario de ida a la catedral y por San Lorenzo volver a la

sede canónica710

.

El cambio de milenio se caracterizó por el viacrucis Jubilar, realizado el 11 de

febrero del 2000, siguiéndose desde este momento similares criterios y protocolo hasta

la actualidd. En el viacrucis del 2003 la presidencia correspondió a Nuestro Padre Jesús

de la Sangre en el desprecio del Pueblo con motivo del veinticinco aniversario de su

709

“Via Crucis a Ntro. Sr. Amarrado a la Columna”, en Getsemaní. Boletín de la Hermandad de Ntro.

Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Señor Amarrado a la Columna, María Santísima de la

Candelaria y San Eloy Obispo, Año XXIII/enero-febrero 1997, p. 15. 710

Agradezco a la hermandad y en especial a su hermano mayor, don Miguel Ángel Lopera Arias, el

haberme facilitado la consulta del reportaje fotográfico que nos ha permitido reconstruir el itinerario

seguido.

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bendición. La imagen cristífera se trasladó en parihuelas, lo que permitió la salida por la

puerta principal del templo de Capuchinos a las 18:45, acompañado por un grupo

musical de capilla y representaciones de algunas hermandades, las vecinas de Nuestra

Señora de la Paz y Nuestra Señora de los Dolores, además de Agonía, Santa Faz, Buen

Suceso y Prendimiento que habían sido invitadas por la hermandad de la Sangre. El

cortejo partió de la plaza de Capuchinos y se dirigió a la catedral por Bailío, Carbonell y

Morand, María Cristina, Ambrosio de Morales, plaza de Séneca, Antonio del Castillo,

Horno del Cristo, Encarnacion y Cardenal Herrero hasta la puerta del Perdón. Tras la

misa del Miércoles de Ceniza, prevista a las 20:00h. y oficiada por el obispo, mons.

Martínez Fernández, se realizó el rezo del viacrucis. El acto terminó dos horas más

tarde, con la vuelta del Cristo de la Sangre a su sede canónica por Cardenal Herrero,

Céspedes, plaza de la Arupación de Cofradías, Blanco Belmonte, Santa Victoria, plaza

de la Compañía, Conde de Cárdenas, Alfonso XIII y Carbonell y Morán hasta la plaza

de Capuchinos.

El viacrucis del 2004 estuvo presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús de

las Penas, de la hermandad de la Esperanza, que inició a las 17:30 h. el traslado a la

catedral, donde se celebró la eucaristía a las 19:30 presidida por mons. Asenjo Pelegrina

y a las 20:30 el viacrucis, tras el cual volvió a la sede canónica acompañado por la

banda de tambores y cornetas `San Juan Evangelista´ de la Esperanza de Triana.

Ntro. Padre Jesús de las Penas ante el altar habilitado por las obras del crucero en la ampliación de Almazor de la catedral de Córdoba, 2004.

El viacrucis de 2005, por coincidir con el cincuentenario fundacional de la

Hermandad de las Penas de la iglesia parroquial de Santiago, fue presidido por su

titular el nueve de febrero, fecha en la que se traslado a partir de las 18:00 h. al templo

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mayor de la ciudad a hombros de sus hermanos y acompañado por representaciones de

las cofradías y de la Asociación de Hermandades, así como por el quinteto de capilla

Glissando que estrenó varias saetas compuestas por Rafael Wals. En la catedral fue

recibido por el obispo, mons. Asenjo Pelegrina, a quien el hermano mayor cedió su

vara, como es costumbre. Acto seguido se ofició la misa del Miércoles de Ceniza que

fue presidida por la imagen cristífera que había sido colocada en el presbiterio, con el

acompañamiento del orfeón CajaSur, tras la cual se realizó el viacrucis y el titular de las

Penas volvió a su templo después de cinco horas de intensa jornada cuaresmal.

Ntro. Padre Jesús de las Penas en el presbiterio de la catedral

de Córdoba, 2005.

El Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas presidió el viacrucis del 2006, año

en el que, siendo presidente de la Agrupación Francisco Alcalde, se pensó organizar un

viacrucis con quince imágenes de Cristo en sus pasos procesionales con rezo de

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estaciones en el patio de los Naranjos, pero, finalmente, no se realizó711

. El año

siguiente el viacrucis de la Agrupación se realizó en el convento de Escalaceli, presidido

por el Cristo de San Álvaro y mons. Asenjo Pelegrina.

En el viacrucis de 2008 fue el Santísismo Cristo de la Clemencia, titular de la

hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, el que presidió el viacrucis realizado el

Miércoles de Ceniza, con las estaciones “repartidas por un frío patio de los Naranjos” e

interior catedralicio712

.

Santísimo Cristo de la Clemencia, 2008.

El viacrucis de 2009, previsto para el primer sábado de Cuaresma, a diferencia

de las celebraciones realizadas desde el 2001 que se celebraron el Miércoles de Ceniza

para no hacerlo coincidir con la cabalgara de carnaval, estuvo presidido por el Nazareno

de la Santa Faz, que partió de la iglesia parroquial de la Trinidad a las 16:30 h. en las

andas que cedió una hermandad de La Rambla, dirigiéndose a la catedral por las calles

Tejón y Marín, Almanzor, Romero y Deanes, acompañado por un quinteto de música de

viento y por la escolanía del colegio Santísima Trinidad, vinculada a la parroquia donde

tiene la sede canónica, y representantes de las hermandades de Córdoba, entre las que

destacó la Santa Faz con sede en la misma iglesia parroquial.

Después del viacrucis, se celebró la misa, presidida por el consiliario de la

Agrupación, Pedro Soldado, tras la cual la imagen cristífera volvió a su parroquia,

711 http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/historico-via-crucis-cofrade-no-pudo-

ser_286580.html 712

ANÓNIMO, “Via Crucis de la Agrupación. Stmo. Xto. de La Clemencia”, Boletín de la Real,

Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestra Señorra de los Dolores y del Santísimo Cristo de la

Clemencia, 26 (2008), p. 26.

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después del salir del recinto catedralicio por la puerta de Santa Catalina, siguiendo el

itinerario por las calles Céspedes, Conde y Luque, Buen Pastor, Valladares y Tesoro.

El viacrucis del 2010 fue solicitado a la Agrupación de Cofradías en noviembre

de 2009 por la Hermandad de la Sagrada Cena dentro del XXV aniversario fundacional

de la misma713

y estuvo presidido por el Santísimo Cristo de la Luz, cotitular de dicha

hermandad, labrado por Edwin González Solis en madera de cedro estucada y

policromada, que desde el año 2008 preside el altar mayor de la iglesia parroquial del

beato Álvaro de Córdoba, sede canónica de la hermandad desde su traslado de la iglesia

parroquial de San Juan y Todos los Santos -Trinidad-, a la que fue llevadala imagen el

19 de febrero para iniciar desde su antigua sede el camino hacia la catedral para la

realización del viacrucis el sábado 20 de febrero, tras el cual volvió a la Trinidad y

desde allí al altar mayor de su sede canónica.

S. Cristo de la Buena Muerte, 2011.

El 12 de marzo de 2011, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte realizó varias

estaciones de penitencia en las sedes canónicas de Sentencia, Santa Faz y Perdón, antes

713

Arch. CENA, Carta del hermano mayor de la hermandad de la Sagrada Cena, Antonio Susín, al

Presidente de la Agrupación de Cofradías, con fecha 9 de noviembre de 2009, reiterando la solicitud

planteada el 2 de febrero del mismo año para organizar el viacrucis anual con la imagen del Santísimo

Cristo de la Luz. Agradecemos la consulta de la documentación a la hermandad y en especial a su

hermano mayor, M. A. Bonilla Fernández.

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de llegar a la catedral, y posteriormente en las sedes de las hermandades del Via Crucis,

Penas de Santiago y Colegiata de San Hipólito, mientras que el viacrucis del 2012,

presidido por el Santísimo Cristo del Descendimiento volvió al recinto catedralicio para

rezar las estaciones del viacrucis de las Jornadas Mundiales de la Juventud compuesto

por las Hermanas de la Cruz, orden fundada por sor Ángela de la Cruz en 1875.

El viacrucis del 2013 estuvo presidido por el Señor del Huerto, formando parte

del quinario en honor de su titular, comenzado el 13 de febrero. El primer sábado de

Cuaresma, 16 de febrero, se realizó el viacrucis para el cual se trasladó la imagen al

recinto catedralicio a partir de las 17:00 h. portado en parihuelas por hermanos que se

iban turnando en el recorrido, que partió de la plaza de San Francisco y continuó por la

calle San Fernando, arco del Portillo, Cabezas, Badanillas, Zapatería Vieja, plaza de

abades, Martínez Rücker, Magistral González y Cardenal Herrero hasta el patio de los

Naranjos. El protocolo seguido en el interior del templo fue el habitual con la

señalización de las estaciones por las cofradías, siguiendo un riguroso orden de

antigüedad en las cofradías de gloria y de salida en la Semana Mayor para las

penitenciales.

Terminado el viacrucis, el titular del Huerto volvió a su sede canónica,

cambiando el itinerario de vuelta, por las calles Cardenal Herrero, Encarnación, Rey

Heredia, Caldereros, Cardenal González, San Fernando y plaza de San Francisco, donde

se realizó un besapiés y fue ubicado en el altar de cultos erigido para el quinario que

concluyó al día siguiente, 17 de febrero, con la Misa de Regla714

.

El viacrucis de 2014 estuvo presidido por el Señor de la Caridad con motivo del

75 aniversario de la refundación de la hermandad y fue acompañado a la catedral por su

hermandad, las otras dos hermandades con sede canónica en la iglesia de San Francisco

-la Oración en el Huerto y la Virgen de la Cabeza-, representantes de la Agrupación de

Cofradías de Córdoba y por el quinteto de viento Glissando715

, en un ambiente de

silencio, muy diferente del bullicio que caracteriza su itinerario en la Semana Mayor,

acentuado por el íntimo recorrido de calles estrechas y el singular arco del Portillo,

posible por ir a hombros de sus hermanos, sin paso ni parihuelas.

714

“El Señor del Huerto presidirá el Via Crucis de las Cofradías”, en Getsemaní. Boletín de la

Hermandad de Ntro. Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Señor Amarrado a la Columna, María

Santísima de la Candelaria y San Eloy Obispo, Año XLI (enero-febrero 2013), pp. 12-13. 715

En el recorrido desde la sede canónica hasta la catedral se recomienda por la Agrupación de Cofradías

que el acompañamiento musical sea de capilla, mientras que en el itinerario de vuelta puede llevar banda

si así lo estima conveniente la hermandad.

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El Señor de la Caridad en el presbiterio catedralicio, 2014.

En los últimos años, ya se ha fijado un protocolo que se sigue sin apenas

variantes, con la lectura de los textos desde el presbiterio, ocupándose en el 2014 de la

lectura el periodista de Canal Sur José Antonio Luque Delgado. La representación de las

hermandades, con estandarte corporativo y tres varas de acompañamento, dispuestas en

el patio de los Naranjos, se incorporan al cortejo tras la cruz de guía para entrar en la

catedral. Fueron citadas para el viacrucis del 2014 a las 17:45h., la misma hora en la que

la corporación citó a las hermandades que tuvieron asignadas la señalización de

estaciones en la puerta de Santa Catalina, las cuales se incorporan al cortejo tras el rezo

de sus respectivas estaciones716

.

En la asignación de hermandades para las paradas de cruces se siguió, como

hemos señalado, un protocolo basado en el orden de salida en la Semana Mayor de

Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección para las hermadades penitenciales

-once hermandades- y el de antigüedad para las de gloria -tres hermandades-,

encargándose de la última estación la hermandad cuya imagen preside el viacrucis,

mientras que la asignación de las restantes estaciones depende del vocal de

espiritualidad de la Agrupación:

1ª estación, Jesús condenado a muerte, Hermandad de la Merced.

716

Arch. AGRUPACIÓN, Vía Crucis 2014. Protocolo del acto. Agradezco a don Francisco M. Muñoz

Serrano, Vocal de Protocolo y Promoción de la Agrupación de Cofradías de Córdoba, su ayuda en la

consulta de la documentación del citado archivo.

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2ª estación, Jesús carga con la cruz, Hermandad del Rocío.

3ª estación, Jesús cae por primera vez, Hermandad de la Vera Cruz.

4ª estación, Jesús se encuentra con su madre, Hermandad de la Sentencia.

5ª estación, Jesús es ayudado por el Cirineo, Hermandad del Vía Crucis.

6ª estación, La Verónica limpia el rostro de Jesús, Hermandad del Carmen.

7ª estación, Jesús cae por segunda vez, Hermandad de Linares.

8ª estación, Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén, Hermandad de Ánimas.

9ª estación, Jesús cae por tercera vez, Hermandad del Buen Suceso.

10ª estación, Jesús es despojado de sus vestidos, Hermandad de la Agonía.

11ª estación, Jesús es clavado en la cruz, Hermandad del Pendimiento.

12ª estación, Jesús muere en la cruz, Hermandad de la Sangre.

13ª estación, Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre,

Hermandad de Pasion.

14ª estación, Jesús es sepultado, Hermandad de la Caridad, cuyo titular presidía

el Viacrucis.

Cartel que anuncia el viacrucis de 2015.

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Según las fuentes consultadas, para el año 2015717

no se alteraron los criterios

seguidos en anteriores ocasiones, corriendo a cargo de la hermandad del titular que

centró el acto religioso718

el traslado de la imagen hasta la catedral desde la parroquia de

Nuestra Señora de la Paz (San Basilio). En esta ocasión hizo el siguiente recorrido:

Caballerizas, Amador de los Ríos, Torrijos719

, Cardenal Herrero720

, Magistral González

Francés y puerta de Santa Catalina. No se trata de una estación de penitencia como las

de Semana Santa, por ello los hermanos no visten el hábito de la cofradía, aunque si

fueron vestidos en color oscuro y portaron cirios. Para el traslado de la imagen no se

utilizó el característico paso de la Semana Mayor, sino parihuelas o trono -en el caso

concreto al que nos referimos, el utilizado para el viacrucis por la Cofradía de Pasión de

Málaga, con su característica campana en lugar del clásico llamador-, aunque hay

ceremoniales extraordinarios, recogidos en este mismo trabajo, en los que los titulares

se trasladan en pasos.

El cortejo se inició con la cruz de guía e incluyó el guión del Grupo Joven y el

bacalao. La presidencia oficial estuvo formada por representantes de la Agrupación de

Hermandes y Cofradías de Córdoba, cuyo presidente acompañó al hermano mayor de

La Pasión y a la Delegada Especial de Relaciones con las Cofradías, doña María del

Carmen Sousa Cabrera. En esta ocasión, no faltó la música, interpretada por el trío de

capilla de la banda de música de la Consolación de Huelva con los instrumentos de

flauta, clarinete y saxo, ni el pertiguero, ceriferarios, turiferarios y acólitos, que

mantuvieron las vestimentas habituales de los desfiles procesionales.

Hasta la llegada de la imagen del Nazareno de San Basilio -vestido con túnica

bordada y cruz de gala, sobre alfombra/monte de claveles rojos- a la catedral, el acto se

encuadraba en las manisfestaciones devocionales de la hermandad, que fue recibida por

el resto de las hermandades en el patio de los Naranjos del recinto catedralicio, donde

comienzan a aplicarse las normas protocolarias establecidas por la organización de la

celebración corporativa.

717

Convocado por don Manuel Ramírez Pérez, Vocal de Espitualidad de la Agrupación de Hermandades

y Cofradías de Córdoba, carta fechada el 2 de febrero de 2015 a los cofrades de Cordoba 718

Muy ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre de la Pasión, María

Santísima del Amor y San Juan Evangelista. 719

En la puerta del palacio episcopal veneraron la imagen el obispo y los participantes en el Encuentro de

Jóvenes Cofrades, celebrado en la catedral de Córdoba el 21 de febrero de 2015. 720

Sobre la inadecuada yuxtaposición de los comienzos de la Cuaresma y el final del Carnaval, véase

MELLADO, F. “Doña Cuaresma se abre paso”, en Diario Córdoba 22 de febrero de 2015.

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Todas las hermandades, especialmente las que tenían asignadas la señalización

de las distintas estaciones del viacrucis, esperaron la procesión que acompañaba la

imagen titular que centró el acto en la puerta principal de la catedral -puerta de la

Anunciación- con una representación presidida por el estandarte corporativo

acompañado por tres varas que portaban el hermano mayor y otros miembros de la junta

de gobierno.

Estas representaciones de hermandades se incorporaron al desfile procesional

tras la cruz de guía, siguiendo una estricta disposición: en primer lugar las hermandades

de gloria y posteriormente las de penitencia, siguiendo el orden de salida en la Semana

Mayor.

Una vez realizado el ingreso del cuerpo de fieles que conformaban el cortejo en

la catedral, las hermandades que debían señalizar el lugar de las catorce estaciones del

viacrucis se ubicaron en el lugar asignado en el perímetro interior del recinto,

realizándose la última estación en el crucero catedralicio, desde donde se dirigió a la

puerta de entrada para retornar a su sede canónica, tras ser despedida por el resto de las

hermandades, en un acto que se correspondió con el protocolo de recepción.

Recorrido del viacrucis por el interior de la catedral, 2015.

Las representaciones de las hermandades acompañaron la señalización

propiamente dicha de la estación con una cruz, símbolo de la Redención del género

humano, imprescindible en cada estación para recordar el camino del Calvario que

recorrió Cristo. En el viacrucis del 2015 les correspondió a las siguientes hermandades:

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1ª estación, Jesús condenado a muerte, Hermandad Universitaria.

2ª estación, Jesús carga con la cruz, Hermandad de la Santa Faz.

3ª estación, Jesús cae por primera vez, Hermandad de la Piedad.

4ª estación, Jesús se encuentra con su madre, Hermandad de Fátima.

5ª estación, Jesús es ayudado por el Cirineo, Hermandad del Perdón.

6ª estación, La Verónica limpia el rostro de Jesús, Hermandad del Calvario.

7ª estación, Jesús cae por segunda vez, Hermandad de la Paz.

8ª estación, Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén, Hermandad de San

Rafael.

9ª estación, Jesús cae por tercera vez, Hermandad del Nazareno.

10ª estación, Jesús es despojado de sus vestidos, Hermandad de la Sagrada Cena.

11ª estación, Jesús es clavado en la cruz, Hermandad del Caído.

12ª estación, Jesús muere en la cruz, Hermandad del Tránsito.

13ª estación, Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre,

Hermandad de la Caridad.

14ª estación, Jesús es sepultado, Hermandad de la Pasión, cuyo titular presidía el

Viacrucis.

No creemos necesario destacar que no hay relación entre las estaciones del

viacrucis y las hermandades que tienen asignada su señalización, lo cual parece lógico,

hasta cierto punto, porque siempre serían las mismas y se excluirían otras,

especialmente las de gloria. Pero creemos conveniente subrayar que se atienda más al

protocolo de antigüedad, el cual marca la secuenciación, que al propio nombre de la

hermandad, siempre acorde con las imágenes de sus titulares.

Como hemos comentado más arriba, el viacrucis, como práctica de devoción,

consiste en realizar meditaciones sobre los últimos momentos de la pasión, lo que

permite hablar de varios viacrucis. Recordemos que, lo esencial no es el número de las

estaciones y temas abordados, ni el hecho de que estén garantizados por la historia

evangélica, como el encuentro de Cristo con María, la Verónica o las tres caídas, lo que

puede considerarse accidental, sino que lo esencial es la devoción cristólógica centrada

en la pasión721

. Ello llevó a Juan Pablo II a reformar el viacrucis el Viernes Santo de

721

Al respecto, véase HOORNAEERT, G., El Viacrucis. Estudio histórico, canónico, ascético y práctico

de esta piadosa devoción. Santander, Sal Terrae, 1944.

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1991, con quince estaciones basadas en textos neotestamentarios, desde la oración en

Getsemaní a la Resurrección722

.

Lo importante es la meditación y para ello, incidiendo en lo comentado

anteriormente, podemos señalar que varias personalidades eclesiásticas han preparado

textos que ayuden a meditar en los últimos momentos de la vida de Cristo. En este

sentido, recordar que san Josemaría Escrivá preparó un Viacrucis, en cuyo prólogo se

destaca que “Como fruto de su contemplación de las escenas del Calvario, el Fundador

del Opus Dei preparó este Via Crucis. Era su deseo que sirviese de ayuda para meditar

la pasión de Jesús”723

. En la misma línea podemos citar otros viacrucis, algunos

editados724

y otros publicados en web, como el El Via Crucis con Teresa de Jesús725

o el

Via Crucis con Teresa de Lisieux726

, siendo precisamente el viacrucis teresiano del

portal carmelitano el que sirvió de base al viacrucis catedralicio de 2015. En este

viacrucis se siguió el esquema tradicional de las catorce estaciones y, debido a la

celebración del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús y la

declaración del año jubilar teresiano, los textos utilizados para las meditaciones fueron

los de la reformadora carmelita, proclamada Doctora de la Iglesia el 27 de septiembre

de 1970 por Pablo VI727

, aunque con ligeros cambios respecto al publicado en la Web

citada.

ESTACIONES

Textos teresianos

en El Viacrucis con

Teresa de Jesús

Textos teresianos en el

Viacrucis catedralicio de

2015

1ª Jesús condenado a

muerte

Vida 26,5 Vida 26,5

722

Estaciones del Viacrucis de Juan Pablo II: 1ª Jesús en el Huerto de los Olivos; 2ª Jesús, traicionado por

Judas, es arrestado; 3ª Jesús es condenado por el Sanedrín; 4ª Jesús es negado por Pedro; 5ª Jesús es

juzgado por Pilato; 6ª Jesús es flagelado y coronado de espinas; 7ª Jesús carga la cruz; 8ª Jesús es

ayudado por Simón Cireneo a llevar la cruz; 9ª Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén; 10ª Jesús es

crucificado; 11ª Jesús promete su reino al buen ladrón; 12ª Jesús en cruz, su madre y el discípulo; 13ª

Jesús muere en la cruz; 14ª Jesús es sepultado; 15ª Jesús resucita de entre los muertos. 723

ESCRIVÁ DE BALAGUER, J. Mª, Via crucis. Ediciones Rialp, 1981, p. 17. 724

Sirva de ejemplo el preparado por GIUSSANI, L. - URSVON BALTHASAR, H. y NEWMAN, J. H.,

con la colaboración de RATZINGER, J., Via Crucis, Encuentro Ediciones, 1999. 725 http://www.portalcarmelitano.org/devociones/147-devociones-oraciones/512-viacrucis-con-teresa-de-

jesus.html [Consultada 22 de febrero de 2015]. 726 http://www.la-oracion.com/recursos/devocionario/item/2967-via-crucis-de-sta-teresita-de-lisieux.

html [Consultada 22 de febrero de 2015]. 727

Sobre esta cuestión, véase ROYO MARÍN, A., Doctoras de la Iglesia. Santa Teresa de Jesús, Santa

Catalina de Siena y Santa Teresa de Lisieux, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, Col. Estudios y

Ensayos, BAC Teología, 2012.

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316

2ª Jesús carga con la cruz Vida 13,13 Fragmentos del poema

En la Cruz está la

vida728

.

3ª Jesús cae por primera

vez

Vida 11,17 Vida 13,13 y 11,17

4ª Jesús se encuentra con

su madre

Vida 27,7 Vida 27,7

5ª Jesús es ayudado por el

Cirineo

Vida 21,5 Vida 21,5

6ª La Verónica limpia el

rostro de Jesús

Vida 22,4 Vida 22,4

7ª Jesús cae por segunda

vez

Vida 19,15 Vida 19,15

8ª Jesús consuela a las

mujeres de Jerusalén

Vida 22,6 Vida 22,6

9ª Jesús cae por tercera

vez

Vida 15,3 Vida 15,3

10ª Jesús es despojado de

sus vestidos

Vida 22,10 Vida 22,10

11ª Jesús es clavado en la

cruz

Vida 22,14 Vida 22,14

12ª Jesús muere en la cruz Vida 26,3 Vida 26,3

13ª Jesús es bajado de la

cruz y puesto en los brazos

de su madre

Vida 13,22 Vida 13,22

14ª Jesús es sepultado Vida 27,1 Vida 27,1

Para la obtención de la indulgencia plenaria, las estaciones729

se realizaron ante

cruces de madera que acompañaban los representantes de la hermandades a las que

corresponden señalizar los diferentes momentos pasionistas, quienes una vez rezadas las

mismas se incorporaban al cortejo detrás de la presidencia, ostentada por el obispo,

acompañado por el maestro de ceremonias de la catedral, quien al finalizar la última

estación, subió al presbiterio catedralicio, revestido con capa pluvial, mitra y báculo,

donde rogó por las intenciones del Papa730

. Acto seguido, saludó a los fieles para

728 http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/esp/avila/en_la_cruz_esta_la_vida.htm [Consultada 26 de

febrero de 2015]. Se escogieron los siguientes versos: “En la cruz está la vida / y el consuelo / y ella sola

es el camino / para el cielo. / En la cruz está el Señor / de cielo y tierra / y el gozar de mucha paz, / aunque

haya guerra. / Todos los males destierra / de este duelo / y ella sola es el camino / para el cielo. […] Es

una oliva preciosa / la santa cruz, / que con su aceite nos unta / y nos da luz. / Alma mía, toma la cruz /

con gran consuelo. / Que ella sola es el camino / para el cielo”. 729

Esquema básico de cada una de las estaciones: La persona que guía el Viacrucis enumera la estación,

1ª,… “Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos”. R/ “Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi

pecador. Amén”… [textos para meditación]… padrenuestro avemaria y gloria, y final “Señor, pequé.

Tened piedad y misericordia de mí”. 730

Enchiridion indulgentiarum. Normae et Concessiones [Manual de indulgencias. Normas y

concesiones], Città del Vaticano, Librería Editrice, 3ª ed., 1986.

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317

concluir la celebración, que terminaría con el regreso de la imagen de Nuestro Padre

Jesús de la Pasión a su sede canónica.

6.6.2 Viacrucis Magno con motivo del Año de la Fe, 14 de

septiembre de 2013.

Benedicto XVI por la carta apostólica en forma motu proprio Porta Fide [La

puerta de la Fe], de 11 de octubre de 2011, convocó el Año de la Fe, recordando que

Pablo VI había proclamado, por la exhortación apostólica Petrum et Paulum Apostolos,

en el XIX centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, de 22 de febrero de

1967, uno parecido para conmemorar el testimonio de su martirio731

. Dos conceptos -Fe

y martirio- que están presentes en el Viacrucis Magno que la Agrupación de Cofradías

de Córdoba convocó con motivo del Año de la Fe, que concluía el 24 de noviembre de

2013, según la convocatoria pontificia732

. Este fue un viacrucis muy particular, pues

combinó la piadosa celebración con un atípico cortejo procesional733

que evocó la única

procesión que se realizaba el Viernes Santo a la catedral de Córdoba durante la mayor

parte del siglo XIX, según el Reglamento sobre las procesiones dado por el obispo don

Pedro Antonio de Trevilla el 2 de mayo de 1820, con los titulares de las hermandades

que acompañaban al Santo Entierro, que cerró la decimocuarta estación del viacrucis

comentado, el cual tuvo como preludio la ofrenda episcopal a Nuestra Señora Reina de

los Mártires antes de que el paso de palio pasara bajo el arco del Triunfo que se

convirtió en el elemento urbano más importante del recorrido oficial -Cruz del Rastro,

Ronda de Isasa, arco del Triunfo, Torrijos, Cardenal Herrero, puerta del Perdón-, pues

en el momento en que los titulares de las hermandades participantes pasaban bajo él se

realizaba la estación correspondiente desde la tribuna, ubicada en la esquina

sudoccidental de la catedral, frente al Triunfo de San Rafael.

731

BENEDICTO XVI, Carta apostólica en forma motu proprio Porta Fide [La Puerta de la Fe], con la

que se convoca el año de la FE, de 22 de febrero de 2011, n. 4. 732

Idem. 733

Dispuesto por la Agrupación de Cofradías de Córdoba, en el que cada paso estaría acompañado por la

cruz de guía de su correspondiente hermandad con cuatro faroles, diez parejas de cirios, presidencia,

cuerpo de acólitos y fiscales delante del paso. Cfr. Las Angustias. Boletín Informativo, 46 (septiembre,

2013), pp. 6-7. Algunas cofradías, como la del Huerto, hicieron un llamamiento general (Carta del

hermano mayor de 6 de julio de 2013), en la que se abría la participación a todos los hermanos de la

cofradía, que hizo varios turnos para los itinerarios particulares y el itinerario oficial con la intención de

que la mayor parte de hermanos pudiera participar en el viacrucis; agradezco la información suministrada

por David Figueroba, uno de los encargados de la participación en el cortejo.

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318

La excepcionalidad del viacrucis analizado viene dada por varios motivos. Uno

de ellos es que no se camina detrás de la cruz, como es habitual -“El que quiera venir en

pos de mí, niéguese a si mismo y tome su cruz y sígame (Mt 16,24)- sino que son los

pasos que representan los distintos momentos de la pasión de Jesús los que desfilan

delante de los fieles, quienes hacen un seguimiento simbólico que hace efectivo el

viacrucis o recorrido de la Vía Dolorosa meditando sobre los distintos momentos de la

pasión734

. Esta práctica religiosa que se une en cierta manera al ceremonial/espectáculo

-que se aprecia desde palcos y sillas- que han adquirido las procesiones en los últimos

años y que abordamos en su lugar, lo que creemos viene avalado por la representación

tripartita de la decimocuarta estación -Descendimiento, Cristo en brazos de María y

Sepulcro de Cristo- y del preámbulo con uno de los palios más espectaculares de

cuantos procesionan en la Semana Mayor de Córdoba, el de Nuestra Señora Reina de

los Mártires. A ello habría que añadir la excepcional publicidad que tuvo735

, destacando

el obispo en su alocución inicial que el viacrucis no es solo una demostración cultural

sino que debe centrar fundamentalmente la atención en Cristo736

, aunque es difícil

deslindar la manifestación cultural de la religiosa, especialmente cuando en los días

previos se habían presentado para los cordobeses y foráneos las imágenes en los

templos, incluidas las que no participaban en el viacrucis, aunque ello se puede

considerar una forma de participación en el acto, que imbrica religiosidad con ciudad,

turismo, etc., sirviendo de`primera escena´ introductoria del `acto central´ o viacrucis

-con espacio escénico, actores y dirección- que terminaría con una solemne bendición

734

Sobre este aspecto habló el obispo de Córdoba en su alocución “Palabras del Sr. Obispo en el

Viacrucis Magno, en la Santa Iglesia de Córdoba”, 14 de septiembre de 2013, Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba, vol. CLIV, octubre-diciembre de 2013, pp.661-663, vid. esp. pp. 661-662: “En el

ejercicio del viacrucis… acompañamos a Cristo y nos dejamos acompañar por él en el camino de nuestra

vida… [añadiendo, más adelante]… hoy celebramos la Cruz gloriosa, la Cruz florida de mayo, la Cruz

victoriosa, porque el crucificado ha vencido la muerte resucitando. Cada una denuestras imágenes recobra

vida cuando las miramos con esta certeza de la fe, cada una se convierte en estandarte, que atrae todas las

miradas. Jesús está vivo y me ama. Jesús ha resucitado y vive glorioso en la Santa Hostia de la

Eucaristía”, con cuya bendición solemne terminó el acto. 735

Retransmitido en directo por varias televisiones -Lucena, Cabra, Procono, Onda mezquita, 13 TV y

María Visión de Sevilla que conectó con Hispanoamérica-. Al respcto, véanse:

https://www.youtube.com/watch?v=44r4ASIQdwY , https://www.youtube.com/watch?v=wRTI6Upmfq8 736

Sobre este aspecto insistió en la carta semanal “Viacrucis Magno en la Santa Cruz”, publicada el 15 de

septiembre en el Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba, vol. CLIV, julio-septiembre de 2013, pp.

652-654, reeditada en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba, vol. CLIV, octubre-diciembre de 2013,

pp. 780-782. En ella escribe, sobre el viacrucis organizado por la Agrupación de Cofradías de Córdoba,

que “Realmente es un acontecimiento extraordinario y esperamos que sea una magna expresión de fe, que

a su vez alimente la fe de los participantes… La piedad popular, como todo, tiene sus riesgos, pero tiene

sus grandes valores. Nunca debe perder el norte de que ha nacido en la fe y debe vivirse en clima de fe.

Cuando se queda en lo superficial o se reduce a mero acontecimeinto cultural, corre el riesgo de

desaparecer. La piedad popular es la fe de los sencillos, pero no debe confundirse con una fe sin raíces”,

vid. esp. pp. 652-653 y 780-781, respectivamente.

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319

en la catedral, con la que concluyeron los actos del día de la Exaltación de la Cruz,

sábado 14 de septiembre de 2013, elegido para la ceremonia.

El viacrucis comenzó, como hemos comentado, con la ofrenda a Nuestra Señora

Reina de los Mártires, cuyo acompañamiento estuvo precedido por el crucificado de

marfil de la catedral flanqueado por dos faroles, tras el cual desfiló la cruz de guía de la

hermandad de la Misericordia con cuatro ciriales, por ser la hermandad que custodia la

urna de las reliquias en la iglesia parroquial de San Pedro, más algunas insgnias propias

de la hermandad o vinculadas con ella, como el estandarte blanco que perteneció a la

antigua hermandad de los Mártires que existió en la parroquia de Santa Marina y que

actualmente forma parte del ajuar del Resucitado. Una forma de estar presente la

Misericordia en el viacrucis, en el que por razones obvias no podían participar las

treinta y seis hermandades de la ciudad, de las que solo dieciocho estuvieron

representadas por algunos de sus titulares.

Como hemos señalado, el obispo hizo la ofrenda antes de que la imagen pasara

el arco del Triunfo, acompañado por el vicario general de la diócesis, Francisco Orozco,

y por el canónigo conciliario de la Agrupación de Cofradías, Pedro Soldado, quienes

tras la citada ofrenda, en la que se recordaron los Santos Mártires de Córdoba y se

realizó un ofrecimiento floral, tras lo cual volvieron a la tribuna presidencial, en la que

hubo presencia de otras autoridades, tanto militares como civiles, políticas y judiciales.

Delante del paso de palio cuatro ceriferarios y varios turiferarios esparciendo

incienso, y detrás una banda de música que resultó excepcional en el acompañamiento

de esta imagen mariana que pertenece a la hermandad de la Buena Muerte, la única que

procesiona en la `madrugá´del Viernes Santo y que se caracteriza por el silecnio más

absoluto.

La música elegida fue el himno eucarístico “Cantemos al Amor de los Amores”

y acompañó al palio detrás del mismo y, por tanto, delante del resto de los pasos que

conformaban las distintas estaciones del viacrucis, a los que solo se acompañó en el

itinerario oficial con música de capilla -cacterística del Santo Entierro- o el `Miserere´

-característico del Stmo. Cristo del Remedio de Ánimas-, sirviendo así de presentación

del cortejo triunfal que en los relieves del trasaltar de la catedral de Córdoba se había

unido a la Vía Crucis737

, aunque de hecho hubo un corte en el cortejo que podemos

737

MORENO CUADRO, F., El crucero de la catedral de Córdoba. Estudio iconográfico e iconológico,

op. cit., vid. esp. pp. 113-116.

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explicar, además de por los característicos problemas de coordinación, por el deseo de

diferenciar la ofrenda mariana del viacrucis propiamente dicho.

El esquema seguido se adaptó al modo tradicional: la persona que guía el

viacrucis enumera la estación, 1ª,… “Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos”. R/

“Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén”… texto evangélico,

meditación leída por el obispo que termina con el comienzo de la antífona “A ti la

alabanza y la gloria por los siglos de los siglos” (Dn 3, 52), padrenuestro y avemaria.

Todo lo cual se hacía al cruzar el paso, precedido por la cruz de guía de su hermandad

con ciriales, hermanos de luz, bacalao o estandarte y servidores del paso -ceriferarios y

turiferarios- y acompañamiento musical en su caso, por el arco del Triunfo que hizo las

veces de entrada triunfal al último tramo del itinerario oficial.

A continuación, presentaremos brevemente las diferentes estaciones con los

pasos procesionales que las representaban, siguiendo la reforma del viacrucis de Juan

Pablo II en el Viernes Santo de 1991, con quince estaciones basadas en textos

evangélicos, desde la oración en Getsemaní a la Resurrección:

ESTACIONES

Textos

evangélicos

Pasos procesionales

1ª Jesús en el Huerto de los Olivos. Lc 22,39-46 Ntro. P. Jesús en el Huerto de

los Olivos. 2ª Jesús, traicionado por Judas, es

prendido.

Mc 14,43-49 Ntro. P.Jesús Nazareno

Rescatado. 3ª Jesús es condenado por el

Sanedrín.

Lc 22,66-71 Ntro. P. Jesús de las Penas.

4ª Jesús es negado por san Pedro. Lc 22,54-62 Ntro. P.Jesús de la

Redención. 5ª Jesús es juzgado por Pilato. Lc 23,13-25 Ntro. P. Jesús de la Sentencia.

6ª Jesús es flagelado y coronado de

espinas.

Mc15,16-20 Ntro. P. Jesús en su

Coronación de espinas. 7ª Jesús carga con la cruz. Jn 19,17-18 Ntro. P. Jesús de Pasión.

8ª Jesús es ayudado a llevar la cruz. Lc 23,26-27 Ntro. P. Jesús Caído.

9ª Jesús consuela a las mujeres de

Jerusalén.

Lc 23,27-31 Santa Faz.

10ª Jesús llega al Calvario para ser

crucificado.

Mt 27,45-56 Ntro. P. Jesús de la Humildad

y Paciencia. 11ª Jesús promete su reino al buen

ladrón.

Lc 23,33-43 Stmo. Cristo del Amor.

12ª Jesús en la cruz y a sus pies

María y san Juan.

Jn 19,25-27 Stmo. Cristo de la Expiración

y María Stma. del Silencio.

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13ª Jesús muere en la cruz. Lc 23,44-46 Stmo. Cristo del Remedio de

Ánimas. 14ª Jesús es descendido de la cruz,

acogido por su madre y

depositado en el sepulcro.

Lc 23,50-56 Stmo. Cristo del

Descendimiento.

Ntra. Señora de las

Angustias.

Santo Sepulcro. 15ª Jesús resucita de entre los

muertos.

Jn 20,3-10 Ntro. P. Jesús Resucitado.

Los dieciocho pasos participantes en el viacrucis se fueron acomodando en el

interior del recinto catedralicio, en la capilla de Villaviciosa -Ntra. Sra. Reina de los

Mártires-, bajo las arcadas del nártex y, especialmente, en las que limitan la

construcción de la primitiva catedral edificada durante el pontificado de don Iñigo

Manrique, ubicación dispuesta por la Comisión organizadora en función de la

envergadura de los tronos, los cuales quedaron a la espera de que finalizara el acto

central, la adoración del Santísimo, para volver a sus respectivas sedes canónicas con

diferentes acompañamientos musicales, al corresponderse con los itinerarios

particulares -antes y después del itinerario oficial que hemos comentado-, que en

algunos casos fueron distintos a los que tuvieron antes de llegar a la Cruz del Rastro en

la que se iniciaba la carrera oficial del viacrucis, mientras que otros, como el Stmo.

Cristo del Remedio de Ánimas, mantuvieron el mismo acompañamiento en todo su

recorrido.

Tras una breve bienvenida y agradecimiento del canónigo-conciliario de la

Agrupación de Cofradías de Córdoba a todos los participantes, comenzó la adoración

del Santísimo Sacramento. El maestro de ceremonias, Manuel María Hinojosa Petit,

llevó el Santísimo desde el sagrario del altar mayor a la custodia de mano que se

encontraba en el altar. Al son del Pange Lingua738

, el obispo realizó la incensación y

rezó la adoración eucarística tres veces y una cuarta por las intenciones del papa y

particularmente por la paz739

.

Con el Santísmo expuesto en la custodia de altar, el obispo invitó a los asistentes

a sentarse para dirigirles una breve alocución desde la cátedra episcopal740

. A

738

Véase nota 439. 739

Obispo: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”, R / Sea por siempre bendito y alabado;

padrenuestro, avemaría y gloria. 740

“Palabras del Sr. Obispo en el Viacrucis Magno, en la Santa Iglesia de Córdoba”, 14 de septiembre de

2013, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba, vol. CLIV, octubre-diciembre de 2013, pp.661-663, que

reduce parcialmente algunas de las espontáneas intervenciones del obispo y especialmente el listado de

agradecimientos: Agrupacion de cofradías, comisión organizadora, hermanos mayores, hermanos

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322

continuación, tras una nueva incensación y el canto del himno eucarístico `Cantemos al

Amor de los Amores´, se realizó la bendición solemne con música de órgano, pidiendo

el obispo a todos los que se encontraban en el recinto catedralicio, alejados de la visión

del altar -con los pasos, etc.- el debido silencio mientras se impartía la bendición, a la

que siguieron las alabanzas al Santísimo741

. Después se procedió a la reserva de la

hostia en el sagrario del altar mayor y el obispo con mitra y báculo se despidió de los

asistentes, retirándose a la sacristía del trasaltar.

En el patio de los Naranjos, que estuvo cerrado al público, se ubicó el preceptivo

hospital de campaña y en él aguardaban los costaleros de reserva y las bandas de música

que acompañarían a los tronos en sus itinerarios de vuelta a partir de las puertas de

Perdón o de Santa Catalina, por las que fueron alternando las respectivas salidas para

agilizar el desalojo de la catedral y la vuelta a sus respectivos templos, ofreciendo la

deseada fluidez al contar con diferentes posibilidades en los alrededores del templo

mayor, aunque en algunos casos, como señalaremos a continuación, la alternancia no

fue obligada para adaptarse a la ubicación de las sedes canónicas de las hermandades

participantes, las cuales tampoco siguieron el mismo orden de la entrada, produciéndose

anécdotas como la de estar el Resucitado seguido por el Descendimiento, lo que pone de

manifiesto el predominio de aspectos de tipo práctico sobre los conceptuales en este

final del viacrucis.

Nuestro Padre Jesús de la Coronación de espinas, al estar la parroquia de San

Antonio de Padua donde se venera muy lejana fue el primero en salir por la puerta de

Santa Catalina, al son del himno nacional. Le siguió el Santo Entierro por la puerta del

Perdón, debido a que sus estatutos recogen que debe estar en su sede canónica antes de

la medianoche.

Alternando por las puertas mencionadas -Santa Catalina y Perdón- salieron de la

catedral Nuestro Padre Jesús de la Redención, Nuestro Padre Jesús de la Oración en el

Huerto, Nuestro Padre Jesús Rescatado, el Señor de Pasión, y Nuestro Padre Jesús

participantes, costaleros, músicos, ayuntamiento, diputación, autoridades -militares, políticas y judiciales,

fuerzas de seguridad, policía local, bomberos y servicios municpales, medios de comunicación, pueblo de

Córdoba y cabildo catedralicia. Una cuestión aparentemente sin importancia, pero que pone de manifiesto

algunas de las limitaciones de las fuentes escritas frente a los medios audiovisuales. 741

Bendito sea Dios. / Bendito sea su Santo Nombre. / Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero

hombre. / Bendito sea el Nombre de Jesús. / Bendito sea su Sacratísimo Corazón. / Bendita sea su

Preciosísima Sangre. / Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. / Bendito sea el Espíritu

Santo Paráclito. / Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios. / Bendita sea su Santa e

Inmaculada Concepción. / Bendita sea su gloriosa Asunción. / Bendito sea el nombre de María Virgen y

Madre. / Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia. / Bendito sea su castísimo esposo San José. /

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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Caído, repitiendo los pasos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y Nuestro Padre Jesús

de la Humildad y Paciencia y el Santísimo Cristo del Amor la salida por la puerta del

Perdón, debido a la conveniencia de sus respectivos itinerarios particulares de vuelta.

El Cristo de la Expiración, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y el Resucitado

volvieron a realizar sus salidas alternando las puertas de Santa Catalina y Perdón

respectivamente. Por las mismas razones de eficacia comentadas, el paso del

Descendimiento también salió de la catedral por la puerta de Santa Catalina,

manteniendo la alternancia por las puertas del Perdón y Santa Catalina los pasos de la

Santa Faz, Nuestra Señora de las Angustias y Remedio de Ánimas, tras el que desfiló

Nuestra Señora Reina de los Mártires que partió de la catedral por la puerta del Perdón

por la que había realizado su entrada.

Finalmente, señalar que también se tuvieron en cuenta razones de tipo práctico,

junto a condicionamientos del protocolo cofradiero, en la elección de los pasos que

deberían representar las diferentes estaciones del viacrucis, pues no todas las estaciones

del mismo se acomodan a los pasos procesionales que desfilan en la Semana Mayor de

Córdoba, a lo que habría que añadir la versatilidad de algunos para poder representar

diferentes estaciones, lo que llevó a la elección de la cofradías de Nuestro Padre Jesús

Caído para la octava estación -Jesús es ayudado a llevar la Cruz- cuando carece de

Cirineo -si bien representa el cansancio que lo hace aparecer-, a quien requisaron al salir

de la ciudad de Jerusalén (Mt 27,32) cuando venía del campo (Mc 15,21), mientras que

el misterio de Nuestro Padre Jesús del Buen Suceso de la iglesia parroquial de San

Andrés representa el momento de manera más precisa, aunque figura al Cirineo

ayudando al Nazareno con la cruz a cuestas, que hace cargar todo el peso del patíbulo

sobre Cristo, lo contrario de lo que se pretendía, cuando el evangelio lucano recoge

explícitamente que “echaron mano de un cierto Simón de Cirene… y le cargaron con la

cruz -patibulum transversal, pues el stipes vertical estaba normalmente clavado en el

suelo en el lugar del suplicio- para que la llevase detrás de Jesús” (Lc 23,26).

6.6.3 Viacrucis del Cristo de la Providencia con motivo del L

aniversario de la Obra Pía de la Santísima Trinidad, 30 de

marzo de 2015.

La fundación de la Obra Pía de la iglesia parroquial de San Juan y Todos los

Santos -La Trinidad- fue creada por don Antonio Gómez Aguilar, quien encargó al

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imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte la realización de un crucificado dialogante,

que simbolizara la acción social impulsada por la parroquia, cuya feligresía costeó la

imagen que se bendijo el 14 de noviembre de 1987742

.

A los veinticinco años del singular encargo, en enero del 2012, y a propuesta del

nuevo párroco don José Juan Jiménez Güeto, surgió la Fraternidad Santísimo Cristo de

la Providencia en el seno de la Obra Pía Santísima Trinidad para atender la

evangelización y promover la devoción del titular de la importante obra social, cuyo L

aniversario de fundación se conmemoró introduciendo en el viacrucis, que anualmente

realiza por las calles del entorno parroquial, la visita a la catedral de Córdoba (30 de

marzo de 2015), de la que es capitular el párroco fundador de dicha Fraternidad,

siguiendo el siguiente recorrido: plaza de la Trinidad (1ª estación), Horno de la

Trinidad, Valladares (2ª estación), Leiva Aguilar -Convento de Jesús Crucificado- (3ª

estación), Buen Pastor -Convento de San Roque, residencia de ancianos San Juan de la

Cruz, perteneciente a la Obra Pía Santísima Trinidad- (4ª estación), Deanes (5ª

estación), Judería (6ª estación), patio de los Naranjos (7ª estación), interior de la catedral

(estación ante el Santísimo Sacramento de la parroquia del Sagrario de la catedral)-,

patio de los Naranjos (8ª estación), plaza del Cardenal Salazar (9ª estación), Almanzor

(10ª estación), Puerta de Almodóvar (11ª estación), Avda. Puerta de Almodóvar (12ª

estación), paseo de la Victoria (13ª estación) e iglesia de San Juan y Todos los Santos

(14ª estación)743

. En el mismo, destacaron varios momentos, además de los

protagonizados en el interior catedralicio, tanto antes de la llegada como en el itinerario

posterior al punto neurálgico del viacrucis. Entre ellos, el correspondientes a la cuarta

estación ante la iglesia del antiguo convento de San Roque, momento en que el Cristo

de la Providencia se giró para coincidir con Nuestra Señora del Rocío y Lágrimas,

titular de la Hermandad del Perdón, que se encontraba en su paso de palio en el interior

de la iglesia de la actual residencia de ancianos de la Obra Pía Santísima Trinidad,

donde se venera, ante cuyas puertas se cantó una saeta. Asimismo, destacó el Canto de

los improperios en el silencio de la plaza del Cardenal Salazar (9ª estación) y el emotivo

homenaje a don Antonio Gómez Aguilar al pie de su busto del Paseo de la Victoria, ante

el que se dirigió el Cristo de la Providencia (13ª estación), disponiéndose no de frente

como en los casos del Santísimo en el interior de la catedral o ante el palio de Nuestra

742 http://www.parroquialatrinidad.es/grupos-parroquiales/fraternidad-cristo-providencia [Consultada el

26 de marzo de 2015]. 743

Se siguió el “Vía Crucis del Pueblo Cristiano”, en Via Crucis, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona,

2001, pp. 66 y ss.

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Señora de Nuestra Señora del Rocío y Lágrimas, sino delante del mismo en dirección a

la calle Lope de Hoces para iniciar el último tramo del viacrucis que concluyó en la

iglesia parroquial de la Trinidad.

La disposición del cortejo fue simple, sin dejar por ello de corresponderse con

las normas protocolarias al uso. Estuvo precedido por las representaciones de las

hermandades con sede canónica en la iglesia de San Juan y Todos los Santos -Vía

Crucis y Santa Faz- y por la de las hermandades del Perdón y de la Sagrada Cena, que

fue fundada en 1985 en la iglesia de la Trinidad, aunque desde 2001 tiene su sede en la

parroquia Beato Álvaro de Córdoba. Le seguían los hermanos de la Fraternidad Cristo

de la Providencia con luces y el trío de capilla de la Asociación Coral Polifónica

Cantabile.

A continuación, cuatro ceriferarios y varios turiferarios incensando al Cristo de

la Providencia que fue llevado a hombros por hermanos y hermanas de la Fraternidad y

detrás del crucificado un nutrido grupo de fieles que revivieron los últimos momentos

de la pasión de Jesús en la Vía Dolorosa con oraciones y meditaciones dirigidas por el

párroco don José Juan Jiménez Güeto y el vicario de La Trinidad don Pedro González

Aguilar, quienes fueron alternándose en las distintas estaciones.

Las dos centrales, séptima y octava744

, se realizaron en el recinto catedralicio, en

el patio de los Naranjos y entre ambas la estación de penitencia con la bendición del

Santísimo en la capilla del Sagrario.

La entrada a la catedral se hizo por la puerta del Perdón, junto a la torre de la

catedral, a cuyo pie se rezó la primera de las estaciones comentadas. El cortejo se

dirigió en línea recta hasta el crucero catedralicio, con la impresionante visión de la

portada de la Redención -simbólica portada de la construcción cristiana del siglo XVI-

al fondo del mismo. Tras pasar por el trascoro, hizo un recodo en la capilla de

Villaviciosa, acción que se repitió en el primer tramo de la primitiva catedral construida

durante el pontificado de don Iñigo Manrique para seguir después en paralelo el muro

de la quibla y dirigirse hasta el ángulo sudeste donde se encuentra el templo del

Sagrario745

. En este lugar, el cortejo procesional fue disponiéndose de tal manera que se

preparaba para recibir la llegada del Cristo de la Providencia, que junto a los sacerdotes

que guiaban el viacrucis, entró en el recinto del Sagrario, quedando en línea el patíbulo

744

Ibidem, p. 70. Séptima estación <Jesús cae por segunda vez> y octava estación <Jesús consuela a las

mujeres de Jerusalén>. 745

Al respecto, véase MENOR BORREGO, B., El templo parroquial de El Sagrario de la Santa Iglesia

Catedral de Córdoba, Córdoba, Publicaciones de la Obra Social y Cultural CajaSur, 2003.

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de la cruz con la impresionante reja comenzada en 1580 por Pedro de Valencia y

terminada en 1581 por Juan Martínez, bajo el espectacular escudo de fray Martín de

Córdoba y Mendoza OP, obispo de Córdoba entre 1578 y 1581, con las banderas que

fueron tomadas a Boabdil en 1483 y que complementan las armas de su linaje, los

condes de Cabra746

.

S. Cristo de la Providencia en la capilla del Sagrario de la catedral de Córdoba, 2015.

El párroco de San Juan y Todos los Santos colocó sobre el altar la custodia con

el Santísimo Sacramento para que presidiera la estación de penitencia, siguiendo la

oración para antes de la bendición747

, que impartió el canónigo del cabildo catedralicio

don José Juan Jiménez Güeto748

, quien terminó con las plegarias para después de la

bendición749

.

746

Sobre este prelado y su heráldica, véase MOLINERO MERCHÁN, J. A., La Mezquita-Catedral de

Córdoba: Símbolos de poder. Estudio Histórico-Artístico a través de sus Armerías. Córdoba, Servicio de

Publicacones del Ayuntamiento y Universidad de Córdoba, 2005, pp. 380 y ss. 747

El sacerdote arrodillado inciensa el Santísimo Sacramento expuesto en la custodia y dice “Les diste

pan del cielo [se responde: Aleluya]… Que contiene en sí todo deleite [se responde: Aleluya].

Posteriormente el ministro se pone de pie y dice: “Oremos. Oh Dios, que en este admirable sacramento

nos dejaste el memorial de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios

de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y

reinas por los siglos de los siglos [se responde: Amén]. 748

El sacerdote toma el paño de hombros, hace una genuflexión, toma la custodia y sin decir nada, traza

con el Sacramento la señal de la cruz sobre el pueblo. 749

Alabanzas de desagravio que se repiten por los fieles asistentes: “Bendito sea Dios; Bendito sea su

santo Nombre; Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero; Bendito sea el Nombre de Jesús;

Bendito sea su Sacratísimo Corazón; Bendita sea su Preciosísima Sangre; Bendito sea Jesús en el

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Concluida la bendición, se reservó el Sacramento en el tabernáculo y se volvió a

formar el cortejo a la inversa para hacer el mismo recorrido hasta la puerta del Perdón,

por la que salió del recinto catedralicio.

7 ROGATIVAS Y CEREMONIAS DE ACCIÓN DE GRACIAS.

El único mediador entre los hombres y Dios Padre es Cristo, pero ello no impide

otras mediaciones como las de los ángeles -acción benéfica de san Rafael a favor de

Tobic y Sara (Tob c.4-11)-, los santos o la Virgen, a quienes se dirigen oraciones y

plegarias que, conforme ha sostenido siempre la Iglesia, son redirigidas a Dios Padre

gracias a la mediación de Jesús, que es el `único mediador´, el camino de la salvación

-“nadie llegará al Padre si no es por mí” (Jn 14,6)-. Pero María, los ángeles y los santos

interceden como eslabones en la cadena de acercamiento a la divinidad, de ahí que se

acuda a ellos para solicitar favores y agradecerlos en las rogativas y acciones de gracias

respectivamente, a las que exhorta san Pablo, quien escribe a su colaborador y discípulo

Timoteo, para instruirle sobre el comportamiento de los fieles, “ante todo te ruego que

se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres” (1

Tim 2,1).

La solicitud de mediación ante los obstáculos que se presentan en la vida

cotidiana es muy frecuente en la comunidad cristiana a lo largo de la historia y parte de

colectivos diversos, entre los que destacaremos el cabildo por las necesidades de la

Iglesia y autoridades eclesiásticas, la corporación municipal por las necesidades del

reino y de la ciudad, y el pueblo, especialmente en momentos de hambruna y otras

calamidades, quienes exponían su solicitud a los capitulares, que siempren respondían

favorablemente.

7.1. Las témporas.

Son unas particulares ceremonias de origen veterotestamentario que aúnan a un

tiempo la súplica y el agradecimiento.

Santísimo Sacramento del Altar; Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito; Bendita sea la excelsa Madre de

Dios, María Santísima; Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción; Bendita sea su gloriosa Asunción;

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre; Bendito sea San José, su castísimo esposo; Bendito sea

Dios en sus Ángeles y en sus Santos”.

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El término témpora, que significa periodo de ayuno, se asoció en la literatura

profética del Antiguo Testamento al arrepentimiento y reconciliación con Dios. Joel

exhorta a la penitencia, como signo de arrepentimiento, a todo el pueblo de Israel,

comenzando por sus sacerdotes, quienes debían dirigir en el atrio exterior del templo las

manifestaciones litúrgicas para aplacar a Yahvé, que perdonó a su pueblo y le concedió

las abundantes cosas que le había solicitado (Jl 2,15-20).

Zacarías también recoge la reconciliación de Yahvé con su pueblo y predice que

deben cesar los ayunos del cuarto, quinto, séptimo y décimo mes750

en favor de las

solemnidades festivas (Zac 8,18-19) que se celebrarían en los meses de Tamuz (junio-

julio), Ay (julio-agosto), Tishrei (septiembre-octubre) y Tevet (enero-febrero),

coincidentes con el ciclo vital de siembra y recogida de cosechas. En diciembre se

agradecía la cosecha de la oliva y se pedía una buena sementera, los meses centrales del

año se referían a las cosechas de cereales y las celebraciones de septiembre-octubre se

relacionaban con la vendimia751

.

En los primeros momentos del cristinanismo estas celebraciones de acción de

gracias y petición de cosechas abundantes, se convirtieron en celebraciones litúrgicas

destinadas a sustituir los festejos paganos relacionados con la cosecha, vendimia y

siembra, vinculados a las estaciones del año, institucionalizándose con el papa Siricio

en Roma752

, aunque no se impusieron en el calendario litúrgico hasta el siglo XII, con el

papa Gregorio VIII (pontífice dede el 21 octubre al 17 de diciembre de 1187),

celebrándose en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre.

Este periodo de oración para dar gracias a Dios y solicitarle su bendición en el

desarrollo del ciclo de la naturaleza se ha mantenido hasta el Vaticano II753

,

celebrándose en la actualidad esta oración colectiva -día/días que la comunidad cristiana

ofrece a Dios después de la recolección de las cosechas y vacaciones estivales, antes de

750

El año hebreo bíblico de meses lunares comenzaba en el mes de Nisán (30 días, marzo-abril). Seguían

los meses de Iyar (29 días, abril-mayo), Silván (30 días, mayo-junio), Tamuz (29 días, junio-julio), Ay

(30 días, julio-agosto), Elul (29 días, agosto-septiembre), Tishrei (30 días, septiembre-octubre), Jeshván

(29 ó 30 días, octubre-noviembre), Kisley (29 ó 30 días, noviembre-diciembre), Tevet (29 días,

diciembre-enero), Shevat (30 días, enero-febrero), Adar (29 días, febrero-marzo). 751

Sobre la relación de las celebraciones festivas de septiembre y la fiesta de los Tabernáculos o de las

Enramadas -cabañas de ramas donde debían habitar los israelitas- en honor de Yahvé (Lev 23.34) después

de la recolección de frutos -final del año agrícola- que terminaba con rogativas para obtener lluvias

tempranas y buena sementera, véase DANIÉLOU, J., “Les Quatre-Temps de septembre et la féte des

Tabernacles”, La Maison Dieu, 46 (1956), pp. 114-136. 752

Al respecto, véase JANINI, J., San Siricio y las cuatro témporas, Valencia, Seminario Metropolitano

de Valencia, 1958. 753

CHAVASSE, A., “Las témporas”, en MARTIMORT, A.G. (dir.), La Iglesia en oración, Barcelona,

Herder, 1964, 787-794.

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329

comenzar un nuevo ciclo de actividad- en diferentes fechas, dependiendo de las

diferentes Conferencias episcopales, habiéndose fijado para España el 5 de octubre.

La misa de estos días se elige entre las votivas754

, que se celebran para fomentar

la piedad popular y se incluyen en el misal romano, tras el Propio del tiempo, el

Ordinario de la misa y el Propio de los santos, junto a las misas comunes -María, santos,

mártires, doctores-, las misas rituales incorporadas a partir del Vaticano II -que incluyó

en la celebración eucarística los sacramentos de la confirmación y el matrimonio-, las

misas de difuntos y las misas por diversas necesidades -Iglesia, necesidades públicas, en

diversas circunstancias públicas y por algunas necesidades particulares-. Las misas

votivas755

se eligen, siguiendo la piedad y devoción popular, y la Ordenación General

del Misal Romano: “Las Misas votivas de los misterios del Señor o en honor de la

bienaventurada Virgen María o de los Ángeles o de algún Santo o de todos los Santos

se pueden celebrar para fomentar la piedad de los fieles en las ferias del tiempo

ordinario, aunque coincidan con una memoria libre. Pero no pueden celebrarse como

votivas las Misas que se refieren a los misterios de la vida del Señor y de la

bienaventurada Virgen María, a excepción de la Misa de la Inmaculada Concepción,

ya que su celebración está en armonía con el curso del año litúrgico”756

.

7.2. Rogativas.

7.2.1. Por las necesidades de la Iglesia y las autoridades

eclesiásticas.

Entre las rogativas más importantes están las realizadas por las necesidades de la

Iglesia y las autoridades eclesiásticas, especialmente las relacionadas con las elecciones

de papas y obispos, asi como las que invocan su salud.

El fallecimiento del papa, cabeza de la Iglesia y del colegio episcopal, es uno de

los acontecimientos que acarrean importantes ceremonias en los recintos catedralicios.

Su muerte se daba a conocer a la feligresía con un repique de campanas de veinticuatro

horas ininterrumpidas desde las doce del mediodía en que se conoce la noticia hasta el

día siguiente. Pero la manifestación de duelo lleva consigo el pensar en la elección del

754

PIMENTEL, G., Liturgia Visión Global, México, Publicaciones Paulinas S.A, 1989, 3ª ed. p. 96. 755

Entre ellas, las misas de la Santísima Trinidad, del Misterio de la Santa Cruz, de la Santísima

Eucaristía, del Santísimo nombre de Jesús, de la Preciosísima Sangre de Jesucristo, del Sagrado Corazón

de Jesús, de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, del Espíritu Santo, de la Santísima Virgen María, de los

ángeles, de san José, de los santos apóstoles, de los apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Pedro apóstol,

de san Pablo apóstol, de un santo apóstol, de todos los santos. 756

Ordenación General del Misal Romano, 375.

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330

nuevo representante de Cristo en la tierra por el colegio cardenalicio757

y para pedir por

la pronta elección de un nuevo pontífice se hacían rogativas durante nueve días758

, en el

primero de los cuales se celebraba la misa solemne <pro eligendo Summo Pontifice>

cantada, en la que destacaba el motete de la Santísima Trindiad durante el ofertorio.

Terminada la misa se entonaba la letanía de los santos y se realizaban las preces u

oraciones que se dirigen a la divinidad como ruego o súplica, en este caso pidiendo un

nuevo pastor universal para la Iglesia.

En los ocho días restantes del novenario también se rezaban las letanías y preces

al finalizar la misa catedralicia por la mañana o bien en la procesión vespertina al

Sagrario de la catedral, que salía por los postigos del coro y se dirigía al mismo por el

colateral del evangelio, es decir girando hacia la derecha.

De gran interés también son las elecciones de obispos y, según la Sagrada

Congregación de Ritos, siguiendo lo dispuesto por el concilio de Trento, en todas las

sedes vacantes se debían hacer rogativas públicas en algunos días de fiesta por la

adecuada elección del nuevo prelado, con preces y oraciones después de la celebración

de la misa matutina y por las tardes durante nueve días759

.

Opcionales eran las celebraciones solemnes de acción de gracias por las

elecciones de papas y obispos. En caso de que se realizaran, durarían tres días con

repiques de campanas durante media hora tras el rezo del ángelus, oficiándose en el

primero la misa votiva a la virgen <pro gratiarum actione>, tras la cual se entonaría un

Te Deum.

Si el obispo viniera de una localidad lejana y su viaje presentara dificultades, el

cabildo podría introducir en la misa la oración <pro peregrinantibus> para asegurar su

feliz llegada a la diócesis, donde se recibiría con un protocolario ceremonial al día

siguiente.

Las ceremonias de rogativas por las autoridades eclesiásticas no solo se reducen

a los momentos de elección, sino que también se hacen para pedir por la salud, con una

757

Regulada desde hace siglos, especialmente por las bulas pontificas de Gregorio XV en 1621 y 1622.

Al respecto, puede consultarse Caeremoniale contineus ritus electionis Romani Pontificis Gregorij Popae

XV Iussu editum: cui praefiguntur constitutiones Pontificae et conciliorum Decreta ad eam rem

pertinentia, Romae, Ex Typographia Rev. Cam. Apost, 1622. En 1904, una constitución apostólica de Pío

X unificó la normativa anterior, que tuvo pequeñas modificaciones en los pontificados de Pío XII en

1945, Juan XXIII en 1962 y especialmente con la constitución apostólica de Pablo VI, Romano Pontifici

Eligendo [Eligiendo Romano Pontífice], de 1 de octubre de 1975; siendo la reforma más importante la

realizada por Juan Pablo II con la constitución apostólica Universi Dominici Gregis [Pastor de todo el

rebaño], de 22 de febrero de 1996. 758

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 58-78. 759

Ibidem, pp. 79-89.

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331

oración de nueve días por la mañana y por la tarde, de manera similar a las comentadas

anteriormente, celebrándose el primer día la misa solemne <pro infirmis>760

.

Menos frecuentes, pero también recogidas por el ceremonial de protocolo

eclesiástico son las realizadas por las necesidades de la Iglesia y las llevadas a cabo por

si hubiera que combatir contra herejes o cismas, siguiéndose en todas ellas el mismo

ritual y solo aplicando el rito romano para las misas solemnes <pro remissione

peccatorum> para intentar paliar las necesidades eclesiásticas, <ad tollendum schima> y

<contra paganos> en las peticiones a favor de la unidad de la Iglesia y lucha contra las

herejías.

7.2.2. Por las necesidades del reino y de la ciudad.

También se realizaban rogativas por temas civiles, entre las que destacan la

sucesión a la corona y otros acontecimientos relacionados con la familia real. Por

ejemplo, la sucesión en la corona determinaba la realización de rogativas por el nuevo

monarca, las cuales comenzaban inmediatamente después del duelo por el rey fallecido,

que en época contemporánea, a diferencia de las exequias del Antiguo Régimen761

, se

reducía a doblar las campanas durante veinticuatro horas.

Las rogativas por el nuevo monarca se realizaban durante nueve días, en los que

se rezaban las letanías y preces al finalizar la misa catedralicia por la mañana y en la

procesión vespertina al Sagrario, celebrándose el primer día la misa solemne votiva

<pro quacumque necesitate>.

Las rogativas por todos los acontecimientos relacionados con la familia real son

muy abundantes. Así, se hacen rogativas por la salud de sus miembros, siguiendo el

ceremonial comentado, celebrándose el primer día la misa solemne <pro infirmis>,

siguiendo el mismo protocolo destinado a las autoridades eclesiásticas.

En el caso de alumbramientos, se realizan las mismas rogativas que para la

sucesión en la corona, la misa solemne votiva <pro quacumque necesitate>, si bien

estas celebraciones presentan unas características particulares. Al recibir la noticia se

canta una misa solemne votiva -la de la Virgen- y un Te Deum; asimismo, el cabildo

nombraría una diputación con el maestro de ceremonias y el pertiguero, encargado de

760

Ibidem, pp. 99-109. 761

Para el caso de Córdoba, véase MORENO CUADRO, F., Las celebraciones públicas cordobesas y sus

decoraciones, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1988.

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332

hacer los honores en la función religiosa que planteara realizar la corporación municipal

en alguna iglesia de la ciudad.

También los viajes regios son objeto de rogativas, siguiendo el esquema de las

rogativas por el nuevo obispo hasta su incorporación a la diócesis, precedidas por la

misa solemne votiva <pro peregrinantibus>762

.

Dado el contexto en el que se escribe el libro de Ximénez y Hoyo, no es de

extrañar que dedique un apartado a las rogativas en tiempo de guerra, con la finalidad de

obtener la paz, que siguen el mismo ritual señalado, adaptando la misa solemne al ritual

romano <pro quacunque necesitate> para paliar lo negativo donde hay necesidad, <pro

tempore belli> y <pro pace> destinadas a combatir y conseguir la tranquilidad social763

.

7.2.3. Para paliar calamidades materiales y mitigar tribulaciones.

Como en el Antiguo Régimen, las rogativas más abundates son las destinadas

remediar las calamidades sobrevenidas por el clima -sequía, exceso de lluvia y

tempestades- y plagas, que acarrean indistintamente hambruna. Las realizadas para

acabar con la sequía y exceso de lluvias se realizan durante nueve días, siguiendo el

mismo esquema comentado y con misa solemne <pro quacunque necesítate>, mientras

que las ocasionadas por una tempestad se improvisan, realizándose el mismo día

después de la misa capitular el rezo de las oraciones y preces acostumbradas. En el caso

de que no cesara en el día, se celebraría una misa votiva <pro quacunque necesitate> y

se continuarían las rogativas mientras durase la tempestad, eliminándose el toque de

campanas previsto en las rogativas por el peligro de ser atraídos los rayos por el

movimiento de las campanas e introduciéndose que el preste sostenga una cruz durante

las oraciones y la aspersión con agua bendita tras las preces764

.

El mismo ceremonial descrito anteriormente, con misa votiva <pro quacunque

necesitate>, se realizaba en caso de plagas y terremotos765

.

7.3. Ceremonias de acción de gracias.

762

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 121-128. 763

Ibidem, pp. 197-202 y 230-241. 764

Ibidem, pp. 146-182. 765

Ibidem, pp. 213-228.

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333

Las ceremonias de acción de gracias por acontecimientos religiosos presentan

una singular variedad, pues, además de las coincidentes con determinados asuntos de

especial interés para la diócesis -dedicación de la catedral o aniversario de la fundación

del seminario diocesano, por ejemplo- hay que destacar las realizadas por el incremento

de beatos o santos y las llevadas a cabo por las autoridades eclesiásticas, especialmente

por pontífices.

La elección de pontífices, sucesores de San Pedro y representantes de Cristo en

la tierra, adquieren una especial significación para toda la Iglesia. La última elección

tras el fallecimiento de un papa fue la de Benedicto XVI, que recogemos como ejemplo

protocolario. Conocida la defunción de Juan Pablo II, el obispo se dirigío a toda la

diócesis con un solo propósito, animarla a orar por la elección del nuevo pontífice766

,

que fue comunicada por una nota de prensa del nuncio apostólico en España, de 19 de

abril de 2005. Nada más conocerse la noticia, el obispo envió la felicitación receptiva al

nuevo pontífice electo y al nuncio mons. Monteiro de Castro, agradeciendo la Secretaría

de Estado en nombre del papa la felicitación episcopal767

. Simultáneamente el obispo

publicó un comunicado a la diócesis768

y dispuso la ceremonia solemne de acción de

gracias para el día 29 de abril de 2005 en la catedral769

.

Pero no solo se celebran misas de acción de gracias por la elección de pontífices

sino también por los aniversarios de dichas elecciones, aunque excepcionalmente -tal es

el caso de la eucaristía de acción de gracias en el XXV aniversario de la elección del

papa Juan Pablo II, 2003770

-, y por los pontificados de la diócesis, como el de mons.

766

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Carta ante la elección del nuevo papa”, dada en Córdoba a 9 de abril de

2005, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVI, abril-junio de 2005, pp. 445-449. 767

SECRETARIA DE ESTADO VATICANA, Carta de Leonardo Sandri a mons. Asenjo agradeciendo

a la diócesis de Córdoba el mensaje de felicitación al nuevo pontífice, fechada en el Vaticano a 26 de

abril de 2005. 768

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Comunicado <Bendito el que viene en el nombre del Señor>”, Córdoba

a 20 de abril de 2005, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVI, abril-junio de 2005, pp.

453-456. 769

“Eucaristía en acción de gracias por la elección de Benedicto XVI”, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CXLVI, abril-junio de 2005, pp. 466-470. 770

Eucaristía de Acción de Gracias en el XXV aniversario de la elección del papa Juan Pablo II. Domingo

XXX del tiempo ordinario, Córdoba, Catedral, 26, X, 2013, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 61-65. Previa a la citada eucaristía, el obispo envió el 23 de

octubre de 2003 una carta de felicitación al papa con motivo del aniversario de su elevación el ministerio

petrino en nombre de toda la diócesis que “se une a Vuestra Santidad en su acción de gracias a Dios, [al

tiempo que] renovamos nuestra adhesión y fidelidad a su Persona y Magisterio, a la vez que

encomendamos al Señor su ministerio apostólico, intenciones y salud” Cfr. ASENJO PELEGRINA, J. J.,

Carta de felicitación a S.S. Juan Pablo II con motivo del XXV aniversario de su elección como pontífice,

Córdoba a 23 de octubre de 2003, reproducida en en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLV, octubre-diciembre de 2003, p. 43.

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334

Asenjo Pelegrina, que él mismo anunció para el sábado 10 de enero de 2009771

, el día en

que se hizo público su nombramiento como arzobispo coadjutor de Sevilla, el 13 de

noviembre de 2008772

.

Sin precedentes en la diócesis de Córdoba, hay que citar la misa de acción de

gracias por el pontificado de Benedicto XVI tras renunciar al ministerio petrino, que le

fue confiado por los cardenales el 19 de abril de 2005, y pasar a ser papar emérito,

celebrada en la catedral de Córdoba el 28 de febrero de 2013 a las 20:00 h., momento en

que se hizo efectiva la renuncia anunciada el día 11 del mismo mes, en cuya celebración

el obispo pidió a los presentes oraciones por el papa Benedicto, por el colegio de

cardenales que debía elegir al nuevo papa y por este último, aún sin elegir773

, por quien

se ofreció la misa de acción de gracias el 14 de marzo de 2013774

.

Entre las beatificaciones y canonizaciones del tercer milenio, debemos destacar

la misa de acción de gracias celebrada el 25 de octubre de 2002775

por san Josemaría

Escrivá de Balaguer, cuya festividad celebra anualmente la Prelatura del Opus Dei en

la catedral cordobesa el 26 de junio.

Misa en la festividad de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

771

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Homilia. Eucaristía de acción de racias al final de minisiterio en

Córdoba”, 10 de enero de 2009, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CL, enero-marzo de

2009, pp. 18-23. 772

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Anuncio a la diócesis de Córdoba”, 13 de noviembre de 2008, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIX, octubre-diciembre de 2008, pp. 574-577, vid. esp. p.

576. 773

“Misa de acción de gracias por el pontificado del papa Benedicto XVI”, Boletín Oficial de la Diócesis

de Córdoba. Vol. CLIV, enero-marzo de 2013. Homilías, pp. 125.129. 774

“Misa de acción de gracias por el nuevo papa Francisco”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CLIV, enero-marzo de 2013. Homilías, pp. 130.132. 775

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, F. J., “Homilía en la misa de acción de gracias por la canonización de san

Josemaría Escrivá de Balaguer, catedral de Córdoba, 25 de octubre de 2002”, Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIV, octubre-diciembre de 2002, pp. 211-216.

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335

Las últimas celebraciones de acción de gracias por nuevos beatos han sido la

realizada por la beatificación (Sevilla, 18 de septiembre de 2010) de María de la

Purísima de la Cruz -María Isabel Salvat Romero-, sexta hermana general de las

Hermanas de la Cruz (1977-1998+), en la catedral de Córdoba el 28 de septiembre de

2010776

, por la de Juan Pablo II el 11 de mayo de 2011, según lo dispuesto por la

Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos777

, y por la del

padre Cristóbal de Santa Catalina el 13 de abril de 2013778

.

De especial interés para la diócesis ha sido la conmemoración del CDXXV

aniversario de la fundación del seminario diocesano San Pelagio, que se hizo

coincidir con el XXV aniversario de la reapertura del seminario menor y con el X

aniversario de la erección del seminario diocesano misionero `Redemptoris Mater´.

El obispo en la Carta pastoral con motivo del día del seminario anunció la

celebración de la efemérides para la que se realizaron una serie de actos

conmemorativos, a los que asistieron el nuncio apóstólico en España -mons. Monteiro

de Castro- y el obispo de Bilbao -mons. Iceta- que estudio en el seminario diocesano de

Córdoba, ciudad en la que fue ordenado por mons. Infantes Florido el 16 de julio de

1994, y que se hicieron coincidir con la solemnidad de san Palagio, el 26 de junio, a los

que el obispo invitó a todos los sacerdotes de la diócesis779

. Además de algunas

actividades culturales -conferencia, exposición fotográfica y documental- en el

seminario, se ofició una solemne función de acción de gracias en la catedral presidida

por el nuncio, tras la que se realizó una comida en el Palacio de Congresos y

Exposiciones, terminando la jornada con un encuentro a las 20.30 h. en la iglesia de El

Salvador y Santo Domingo de Silos -La Compañía-, al que fueron invitados los jóvenes

de las parroquias, hermandades, movimientos y asociaciones religiosas.

Asimismo tiene mucha importancia en el ceremonial catedralicio la

conmemoración de la primera dedicación de la catedral realizada por el arzobispo de

776

“Misa de acción de gracias por la beatificación de la madre María de la Purísima”, 20 de septiembre de

2010, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLI, julio-septiembre de 2010, pp. 345-353. 777

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, “Carta a todos los sacerdotes de la diócesis de Córdoba sobre el culto

litúrgico en honor del beato Juan Pablo II, Córdoba 1 de mayo de 2011”, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CLII, abril-junio de 2011, pp. 342-346, vid. esp. pp. 341 y 343, donde se recogen la misa

de acción de gracias y la oración colecta prevista por la Congregación para el Culto Divino y Disciplina

de los Sacramentos: “Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que el beato Juan Pablo II, papa,

guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente

nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él, que vive y reina”. 778

Misa de acción de gracias por la beatificación del P. Cristóbal de Santa Catalina, Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol.CLIV, abril-junio de 2013, p. 427. 779

ASENJO PELEGRINA, J. J., Carta a todos los sacerdotes de la diócesis sobre el CDXXV aniversario

de la fundación del Seminario diocesano `San Pelagio´, en Córdoba a 5 de junio de 2008.

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336

Toledo don Raimundo (1124-1152) en 1146780

, cuando Alfonso VII ocupó

temporalmente la ciudad al resquebrajarse el poder almorávide781

, conmemorándose la

dedicación por la liturgia cordobesa del siglo XV el 18 de mayo, día en que se sigue

celebrando por los capitulares la dedicación de la antigua aljama de Córdoba con una

solemne celebración litúrgica, con indulgencia plenaria para todo el que visita el templo

el día de su dedicación.

Se trata siempre de una celebración solemne, en la que podemos destacar una de

las primeras intervenciones de mons. Fernández González, al año de tomar posesión de

la diócesis de Cordoba, en la que subrayó las obras sociales del cabildo y el culto que

mantiene en el templo, que no solo -comentó- es para el culto sino “también para su

conocimiento cultural y artístico… [aunque, eso sí, se debe presentar]… con una

explicación catequética de manera que el que entra por estos muros no salga por sus

puertas igual que entró, porque este es un lugar sagrado y Dios quiere mostrarse a través

de la muestra artística y cultural a cada uno de sus visitantes. Es un lugar de grandes

celebraciones religiosas o culturales que hacen posible una afluencia continua de

visitantes… Tenemos que poner a través del arte y de la cultura todos los medios a

nuestro alcance para que los que llegan a esta casa puedan experimentar el toque de

Dios”782

, indicaciones que han cobrado un especial protagonismo en su pontificado.

Importancia especial adquieren las ceremonias relacionadas con diferentes

cuestiones religiosas, como la implantación del Camino Neocatecumental, una

agrupación concebida como un camino nuevo de evangelización a principios de la

década de 1960 por Francisco Gómez de Argüello en los barrios más pobres de Madrid.

Posteriormente pasó a trabajar en las parroquias madrileñas y en la zamorana de San

Frontis (1967), donde se formó la primera comunidad neocatecumenal o catecumenado

postbaustismal, que se fueron extendiendo por todo el mundo al tiempo que se creaban

los seminarios Redemptoris Mater, de carácter misionero vinculados al Camino

Neocatecumenal, cuyos Estatutos fueron reconocidos por el Pontificio Consejo para los

780

Diferente de la segunda consagración realizada tras la conquista de la ciudad por Fernando III, el 29 de

junio de 1236 y de su entrada solemne de 30 de junio, por el obispo de Osma, Juan de Soria -Canciller

Mayor de Castilla y León desde 1231 que acompañó al monarca en sus campañas de al-Andalus- y Lope

de Fitero. Purificaron la aljama para el servicio del culto cristiano y el obispo de Osma celebró una

solemne función pontifical y se entonó un Te Deum. Cfr. NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de

Córdoba, op. cit., pp. 329-338. 781

Sobre Alfonso VII y las nuevas conquistas en al-Andalus, véase RISCO, M., Historia de Alfonso VII el

emperador, León, Nebrija, 1980. 782

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D, “Homilía en la solemnidad de la dedicación de la Santa Iglesia

Catedral de Córdoba”, 18 de mayo de 2012, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII,

abril-junio de 2012, pp. 197-202, vid- esp. pp. 201-202.

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337

Laicos el 29 de junio de 2002 ad experimentum, es decir limitados en el tiempo, que se

fijó en cinco años, aprobándose de forma definitiva el 11 de mayo del 2008.

En la diócesis de Córdoba tiene una fuerte presencia el Camino

Neocatecumenal, que cuenta con un seminario propio en el antiguo convento de San

Pedro de Alcántara, celebrándose en la catedral sus más importantes ceremonias, entre

las que podemos destacar la misa de acción de gracias por la aprobación de los

Estatutos del Camino Neocatecumenal, 7 de noviembre de 2002783

, y el encuentro con

los iniciadores del Camino Neocatecumenal, catedral el 6 de abril de 2011784

.

Asimismo tienen interés las celebraciones realizadas con motivo de los

Cursillos de Cristiandad, gestados en Mallorca en la España de posguerra (1940-

1949)785

, que se han convertido en un movimiento eclesial de difusión internacional,

con una sencilla organización que se estructura en Secretariados diocesanos,

Secretariados nacionales y Grupos internacionales con comités ejecutivos, que

dependen del Comité ejecutivo del Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad786

.

El protagonismo de los laicos en la Iglesia adquirió mucha importancia a partir

de la institución del Consejo Pontificio para los Laicos, creado por Pablo VI por el motu

proprio Catholicam Christi Ecclesiam [Iglesia Católica de Cristo], de 6 enero de 1967,

centrado en el apostolado seglar787

, que ha proliferado en los últimos años, a tal punto

que Juan Pablo II en la exhortación apostólica Christifideles laici [Los fieles laicos]

sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, de 30 de diciembre

de 1988, escribe que “Podemos hablar de una época nueva asociativa de los fieles

laicos”788

.

En este contexto hay que situar los actos organizados en Córdoba para

conmemorar el núm. 1000 de los Cursillos de Cristiandad organizados en la diócesis,

que terminaron con una solemne misa de acción de gracias en la catedral cordobesa el

783

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, F. J., “homilía en la misa de acción de gracias por los Estatutos del

Camino Neocatecumenal, catedral de Córdoba, 7 de noviembre de 2002”, Boletín Oficial de la Diócesis

de Córdoba. Vol. CXLIV, octubre-diciembre de 2002, pp. 221-227. 784

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “Encuentro con los iniciadores del camino neocatecumenal”, 6 de

abril de 1011, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, abril-junio de 2011, pp. 179-185. 785

A partir de los `Cursillos de Adelantados de Peregrinos´ organizados por Acción Católica, cuyo

presidente Manuel Aparici propuso a Pío XI, a principios de 1936, una peregrinación a Santiago de

Compostela, que no se realizó hasta 1948 a causa de la Guerra civil española y la II Guerra mundial. Al

respecto, véase BERZAL DE LA ROSA, E., “La peregrinación a Santiago de los Jóvenes de Acción

Católica”, XX Siglos, v. 10, n. 41 (1999), pp. 111-115. 786

Al respecto, véase SAIZ MENESES, J. A., Los Cursillos de Cristiandad. Génesis y Teología, Madrid,

Edibesa, Editorial Popular de los Dominicos, 1993. 787

Véase Pontificio Consejo para los laicos en

http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/laity/laity_sp/presentazione/storia_sp.htm 788

JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifideles laici, n. 29.

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338

21 de enero de 2012, como colofón de una serie de actos, entre los que debemos

destacar los encuentros del cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo

para los Laicos, en la Casa de Cursillos `San Pablo´ con los protagonistas de la nueva

evangelización789

y en la iglesia parroquial de la Compañía con los jóvenes790

, el 21 de

enero de 2012, por la mañana y tarde respectivamente, actos previos a la solemne misa

de acción de gracias en la catedral que ha ocupado nuestra atención791

, a la que el

obispo de la ciudad invitó a todos los prelados de Andalucía792

.

8. CEREMONIAS EXTRAORDINARIAS.

8.1 Proclamaciones y recibimientos de reyes.

8.1.1 Bendición del estandarte real en la proclamación de un nuevo rey.

Las proclamaciones reales eran uno de los acontecimientos más destacados de

las celebraciones públicas, por lo que supone de `esperanza´ en el futuro. El hecho se

daba a conocer por las autoridades civiles a la ciudad, después de haberse acordado el

protocolo a seguir en la celebración793

. En la víspera se hacía un repique de campanas y

se iluminaba la torre de la catedral, siendo la ceremonia más importante la bendición del

estandarte real.

789

RYLKO, S., “Alocución en el encuentro con los laicos de la diócesis de Córdoba en la Casa de

Cursillos `San Pablo´”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIII, enero-marzo de 2012, pp.

243-249. 790

RYLKO, S., “Alocución y homilía en el encuentro con los jóvenes en la parroquia de la Compañía”,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIII, enero-marzo de 2012, pp. 250-255 y 256-260. 791

RYLKO, S., “Homilia en la misa de acción de gracias por el Cursillo de Cristiandad nº 1000 en la

diócesis de Córdoba”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIII, enero-marzo de 2012, pp.

261-267. 792

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “Carta a todos los obispos de Andalucía invitándoles a la misa de

acción de gracias con motivo del Cursillo de Cristiandad nº 1000, en Córdoba a 7 de noviembre de 2011”,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, octubre-diciembre 2011, pp. 859-860. 793

Conocemos los términos en que se realizaba por la obra de DÍAZ CANO, F., Narrativa fvnebre y

Lvgvbres Lvtos en la Mverte del Rey Don Felipe Qvarto el Grande Nvestro Señor, Aclamación Festiva

del Real Estandarte en nombre del Rey Carlos Segvndo Nvestro Señor, qve execvta la mvy noble y mvy

leal Civdad de Córdoba en obediencia del Mandato de la Reyna Nvestra Señora Doña Mariana de

Austria, Governadora de estos Reinos, publicada en Córdoba, en 1665: “Los Señores Córdoba, Justicia y

Regimiento della, hazen saber a todos los vecinos desta ciudad, y residentes en ella, que se ha de alzar el

Estandarte Real por la Magestad del Señor Rey [el nombre] que Dios guarde, que ha sucedido en estos

Reynos, por fallecimiento del Señor Rey [el nombre] que esté en el cielo, el día… a las … horas de la

tarde, en la torre de los Leones, que está en los Alcázares Reales, para lo cual se han de juntar en las

Casas del Ayuntamiento a las… de la tarde, y para que todos asistan se manda publicar”. Recogido

también por RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ, T., Paseos por Córdoba, Córdoba, 1874, t.

III. pp. 182-183.

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339

En ese día se repetirían los repiques dos veces, antes del rezo de la hora litúrgica

de completas y un poco antes de entrar la representación municipal en el recinto

catedralicio, avisando su llegada un repique que serviría asimismo a los capitulares para

iniciar -revestidos con ornamentos blancos- la procesión en el interior de la catedral

hasta el arco de las Bendiciones -puerta de la Anunciación- , donde recibiría a la

corporación municipal, cuyo teniente de alférez, tras venerar la cruz que precedía la

procesión eclesiástica, hacía la entrega del estandarte al alférez mayor que estaba

acompañado por los veinticuatros y demás caballeros que acompañaban al mismo,

incorporándose todos, incluido el corregidor de la ciudad, a la procesión eclesiástica que

al son del Te Deum se dirigía al coro. En este lugar se quedarían los capitulares,

mientras que los representantes de la ciudad continuarían hasta el presbiterio. Allí se

entregaría el estandarte al subdiácono para proceder a su bendición por el preste que

preside la celebración o por el obispo794

. Posteriormente, el estandarte se entrega por el

subdiácono al alférez mayor, que debía recibirlo de rodillas.

A continuación, los representantes de la ciudad y miembros del cabildo

catedralicio -tras el cambio de indumentaria eclesial por el monteo y bonete- se

dirigirían al palenque -tablado o espacio- para la celebración del acto solemne de

aclamación al estandarte real795

, que tradicionalmente se hacía en los Reales Alcázares

durante los Austrias, aunque el problema protocolario surgido sobre la preeminencia en

actos solemnes entre la Inquisición y el cabildo municipal con motivo de la

proclamación de Felipe V forzó a que se trasladara desde la residencia del Santo

Tribunal, donde el representante inquisitorial puso un dosel, hasta la plaza de la

Corredera, siendo asimismo particular el enfrentamiento protocolario entre el Santo

Oficio y la corporación catedralicia, cuyo deán no se resignaba a ocupar en los actos

solemnes un lugar menos preferente que el designado para el inquisidor más antiguo796

,

conflictividad de representación que cesó definitivamente con la abolición de la

Inquisición por los Decretos de Chamartín de 1808797

.

794

Si la bendición se hacía por el obispo, este debía llevar mitra y báculo en el momento de la bendición,

que realizará desde el sitial episcopal de pie, para posteriormente hacer la entrega del estandarte, desde el

centro del presbiterio -sentado y con mitra- al representante de la ciudad para llevar a efecto la

proclamación real, a la que asitiría junto a los capitulares. 795

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 112-120. 796

VÁZQUEZ LESMES, R. Córdoba y su cabildo catedralicio en la modernidad, op. cit, pp. 283-4 y

282 respectivamente. 797

Al respecto véase, LA PARRA LÓPEZ, E. y CASADO, Mª C., La Inquisición en España. Agonía y

abolición. Madrid, Los Libros de la Catarata, 2013.

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8.1.2 Visitas de reyes.

Para las visitas regias, el cabildo seguía un protocolo que se repetía con ligeros

cambios dependiendo de la presencia del monarca solo o de que estuviera acompañado

por la reina u otros miembros de la familia real798

. Con este motivo, se preparaba en la

puerta del Perdón un altar y delante del mismo un sitial para el monarca, donde se le

daría a besar la cruz que portaría el obispo o el preste que presidiera el acto. Asimismo,

el altar mayor se revestiría con los adornos de las fiestas solemnes, con sitial para el rey

y las autoridades eclesiásticas.

Para su recibimiento en la iglesia mayor, anunciado por el repique de campanas

desde la salida del palacio episcopal -donde residía habitualmente-, los miembros del

cabildo con capas pluviales blancas y el obispo revestido de pontifical, junto a

representantes del clero parroquial y seis capellanes perpetuos que portarían el palio,

saldrían en procesión -precedida por una de las grandes cruces de la catedral- desde la

capilla del Cardenal Salazar hasta la puerta del Perdón, donde se recibiría al rey, a quien

se le daba a besar una cruz de plata y se aspergía, como al resto de la comitiva.

La entrada regia en la catedral se realizaba con la misma procesión, en la que

ocupaba el monarca bajo palio el lugar central, acompañada por cantores que entonaban

el Elegit en el que se proclaman los favores de Dios al pueblo elegido, del que la

monarquía española se presenta como continuadora en la cubierta de la capilla mayor a

la que se dirigián799

.

Al entrar por los postigos del coro se entonaba un Te Deum que proseguiría

hasta la llegada del monarca al presbiterio, donde ocupaba el sitial regio ubicado en el

lado del evangelio, mientras que el obispo se situaría en el lado de la epístola, desde

donde diría -en pie, sin mitra- las oraciones y preces que dirige a la divinidad como

ruego por el ilustre visitante, y finalmente impartiría la bendición desde el centro del

presbiterio, con mitra y báculo.

Concluido el acto religioso ante el Santísimo, el rey sería acompañado por el

obispo y capitulares, sin capas pluviales, hasta la puerta del Perdón, por la que

abandonaría el recinto con repique de campanas, que se llevaba a caboen todos los actos

públicos del rey en la ciudad, así como en su entrada en la misma.

798

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 129-145. 799

MORENO CUADRO, F. El crucero de la catedral de Córdoba, op. cit., pp. 132133.

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Prácticamente todos los monarcas españoles desde Carlos IV -a excepción de

Amadeo I- han visitado la ciudad de Córdoba, constatándose en los preparativos de la

ciudad la persistencia de las decoraciones callejeras del Antiguo Régimen hasta la visita

de Alfonso XIII en 1904, para la que se erigió por la Diputación Provincial un arco en el

paseo del Gran Capitán800

.

Frontispicio de la obra de Rafael Leal sobre el viaje de Carlos IV a Córdoba. 1796.

El viaje de Carlos IV a Córdoba801

, con los espectáculos, festejo taurino, cacería,

etc. ha sido analizado por Huertas González802

. Visitó la catedral el 12 de mayo de

1796, siguiendo muy de cerca el protocolo relatado, recogido a los pocos años por

Ximénez y Hoyo803

. Años más tarde, para la llegada de José I a la ciudad el 26 de enero

de 1810, se organizó también una importante celebración en la catedral cordobesa, en la

que el deán manifestó la fidelidad de la corporación804

, acto atípico por el cambio

dinástico que no se daba con los borbones.

En 1816, Córdoba recibe la visita de María Isabel de Braganza, sobrina y

segunda esposa de Fernando VII, a quien el cabildo obsequió con 70000 reales por sus

800

MORENO CUADRO, F., “Arte y entrada regias en Córdoba a principios del siglo XX”, CajaSur, 31

(1988), pp. 62 ss. vid. esp. p. 63. 801

Recogida por LEAL, R., Obsequios de Córdoba a sus Reyes, o descripción de las demostraciones

públicas de amor y lealtad que Córdoba tributó a nuestros católicos monarcas en los días 11, 12 y 13 de

Marzo de 1796, en que la honraron con su augusta presencia, publicada en Córdoba, en la Imprenta de

Juan Rodríguez de la Torre, en 1796. 802

HUERTAS GONZÁLEZ, M., “Demostración de poder en la Fiesta Regia. La entrada triunfal de

Carlos IV en Córdoba”, Ámbitos, 9 (2003), pp. 27-38. 803

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 129 ss. 804

ORTI BELMONTE, M.A., Córdoba durante la guerra de la independencia..., op. cit., p. 83.

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342

esponsales. Sobre esta visita regia se custodia en el Archivo Municipal el expediente de

“Gastos ocurridos con motivo del tránsito por esta ciudad de S.M. la Infanta”805

, pero no

se tiene noticia de su posible visita a la iglesia mayor, a la que acudió Fernando VII con

el protocolo habitual806

, que sí varió en la visita de Isabel II a la catedral en su viaje a

Córdoba entre el 14 y el 18 de septiembre de 1862. En primer lugar, los reyes, el

príncipe de Asturias y la infanta Isabel realizaron a pie el recorrido entre el palacio

episcopal en el que se hospedaron y la catedral, donde el obispo Juan Alfonso

Alburquerque Berión celebró una misa solemne de pontifical, tras la cual realizaron una

visita, admirando la “multitud de bellezas que, en pinturas, escultura y arquitectura,

encierra la gran Basílica de Santa María”, deteniéndose en la capilla del Cardenal

Salazar, el Mihrab -en ese momento capilla de San Pedro- y capilla de Villaviciosa807

.

Fachada del palacio episcopal, conectado por el `Arco Guía´ al Seminario de San Pelagio, donde se hospedó Isabel II en su viaje a Córdoba en 1862.

805

MORENO CUADRO, F., “La entrada de Fernando VII en Córdoba. Alegoría y realidad”, CajaSur, 22

(1989), pp. 22 ss. vid. esp. pp. 24-25. 806

Obsequios que la ciudad de Córdoba hizo a sus augustos soberanos, en su glorioso tránsito y

permanencia en ella, en los días 25, 26, 27 y 28 de octubre del presente año de 1823, Córdoba, Imprenta

Real, 1823. 807

MARAVER Y ALFARO, L., La Corte en Córdoba. Reseña Histórica de la recepción y estancia de

SS.M. en al provincia de Córdoba en 1862, Córdoba, Imprenta de Rafael Arroyo, 1862, pp. 77-78.

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343

Poco varió el ceremonial con la restauración borbónica de Alfonso XII, quien

visitó la ciudad en 1877 y fue recibido en la catedral con el tradicional Te Deum en el

presbiterio a donde llegó bajo palio, realizando igualmente una visita cultural808

. En la

misma línea hay que situar la visita de Alfonso XIII809

, produciéndose el más

importante cambio con la monarquía de Juan Carlos I, que ha visitado la catedral en

todas sus viajes a Córdoba, entre los que destaca el realizado con motivo del XII

centenario de la Mezquita-Catedral810

(1985), si bien el protocolo eclesiástico se retrajo

respecto al civil, con visita `turística´ a la Mezquita-Catedral811

.

Presidencia del XII Centenario de la Mezquita-Catedral de Córdoba, 1985.

8.2 Protocolo seguido en la inclusión de la Mezquita-Catedral en la Lista del

Patrimonio Mundial.

Como es sabido, la palabra protocolo proviene del latín protocollum y según el

diccionario de la RAE es un “acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo,

conferencia o congreso diplomático”. En otra de las entradas se dice que, protocolo es la

808

Diario de Córdoba, 3 y 6 de abril de 1877. 809

MORENO CUADRO, F., “Arte y entrada regias en Córdoba a principios del siglo XX”, op. cit., p. 64. 810

“El rey inaugurará los actos conmemorativos de la construcción de la mezquita cordobesa”, El País, 14

de enero de 1985. http://elpais.com/diario/1985/01/14/espana/474505220_850215.html. [Consultada el

28 de noviembre de 2015]. Al respecto, véase GÓMEZ NOGALES, S., “La Mezquita de Córdoba,

encuentro de culturas: Celebración de su XII Centenario”, Revista de información de la Comisión

Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, 42-43 (1985), pp. 59-70. 811

Al respecto, véase CHAPARRO, L. “Vestigios en Córdoba de un rey”, El Día, 3 de junio de 2014.

http://www.eldiadecordoba.es/article/cordoba/1786530/vestigios/cordoba/rey.html [Consultada el 3º de

julio de 2015].

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344

“regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o costumbre”812

. Por

tanto, el término protocolo sirve para designar tanto el conjunto de reglas que deben

seguirse en ciertos actos como el acta de un acuerdo, de adhesión en ámbitos

diplomáticos, y el conjunto de normas y procedimientos seguidos para la consecución

de un logro; diversidad de acepciones que abordaremos en nuestro análisis sobre la

inclusión de la Mezquita-Catedral de Córdoba en la Lista del Patrimonio Mundial,

desde la normativa procedimental establecida por los organismos supranacionales, como

la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

(UNESCO), a las reglas utilizadas en algunos de los actos protocolarios, de los que fue

un singular ejemplo la Conferencia celebrada en Córdoba por el ICOMOS813

como

Organismo Consultivo del Comité del Patrimonio Mundial, cuya clausura tuvo varias

presidencias –política, eclesiástica y académica–, sin olvidar la necesaria adhesión del

país proponente a la Convención sobre el Patrimonio Mundial Cultural y Natural (París,

16 de noviembre de 1972).

La Convención de París de 1972 se ha constituido en el instrumento fundamental

para la protección de los bienes de Valor Universal Excepcional, convirtiendo las

actividades relacionadas con los mismos en factores que contribuyen al desarrollo social

y económico, de ahí el éxito del procedimiento, de cuya ejecución se encarga el Comité

del Patrimonio Mundial, que establece los criterios de selección, trámites y medidas de

control en las llamadas Orientaciones para la aplicación de la Convención de 1972.

Para el análisis de las propuestas, cuyas solicitudes deben hacerse por los estados

–recordemos que la adhesión de España a la Convención de 1972 no se realizó hasta el

4 de mayo de 1981814

– el Comité del Patrimonio Mundial pide una evaluación del

ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) que, rechaza o recomienda,

su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial.

8.2.1. Precedentes e implicaciones nacionales e internacionales.

812 http://lema.rae.es/drae/?val=protocolo [Consultada el 7 de julio de 2015]. 813

El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (ICOMOS) fue fundado el año

1965 en Varsovia (Polonia), tras la elaboración de la Carta Internacional sobre la Conservación y

Restauración de los Monumentos y los Sitios Histórico-Artísticos, conocida como ”Carta de Venecia”.

http://www.esicomos.org/Nueva_carpeta/info_ICOMOS.htm [Consultada el 8 de mayo de 2015]. 814

El Instrumento de aceptación de 18 de marzo de 1982, de la Convención sobre la Protección del

Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, quedó recogido en el Boletín Oficial del Estado de 1 de julio de

1982. http://www.boe.es/boe/dias/1982/07/01/pdfs/A17883-17887.pdf [Consultada el 8 de mayo de

2015].

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345

Para el adecuado planteamiento de nuestro análisis consideramos de interés

esbozar, aunque sea brevemente, los pasos previos desde que la Mezquita-Catedral de

Córdoba fue declarada Monumento Nacional mediante resolución de 21 de noviembre

de 1882, firmada por Alfonso XII, quien de conformidad con lo “informado por la

referida Real Academia [de San Fernando]815

y propuesto por esa Dirección General, ha

tenido a bien declarar monumento nacional histórico y artístico la Santa Iglesia Catedral

de Córdoba”816

, según solicitud de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y

Artísticos de Córdoba.

Otro dato de interés para nuestro estudio tuvo lugar en los primeros decenios del

siglo XX. Córdoba fue la primera ciudad que se acogió al Real Decreto Ley, de 9 de

agosto de 1926, sobre Protección y Conservación de la riqueza artística, para proteger la

zona más importante de su casco urbano. Así, en 1929 la parte vieja de Córdoba fue

incluida en el Tesoro Artístico Nacional, por el Ministerio de Instrucción Pública y

Bellas Artes. Esta parte vieja comprendía la totalidad de la Axerquía o distrito oriental

y la zona sur de la Villa, antigua Medina islámica, que comprendía principalmente el

barrio de la Mezquita-Catedral817

.

Un paso más se dio en la década de los setenta, en la que los miembros de la

corporación municipal tuvieron conocimiento de las intenciones de la UNESCO de

realizar declaraciones de ciudades y monumentos que serían acogidos bajo su

protección. Esta noticia fue aprovechada por el primer edil Antonio Alarcón Constant

(1971-1979) quien manifestó su interés en conseguir la declaración de la Mezquita-

Catedral como Monumento Internacional y, previo acuerdo de 12 de marzo de 1972,

comenzó la andadura ante la UNESCO, a través del Ministerio de Educación y Ciencia,

para que la singular construcción tuviera tal consideración.

En relación al importante tema que nos ocupa, debemos recordar que, como

continuación del primer hito internacional para la conservación y restauración de bienes

815

El informe que solicita la declaración de Monumento Nacional para contribuir a la adecuada

conservación del “insigne templo” exalta “la universalmente conocida y admirada sin par Mezquita

cordobesa, gloria del arte oriental, en la que las sucesivas civilizaciones dejaron imperecedera huella de

su saber y de su grandeza […] aseverando que […] Joyas del arte como la que ahora ocupa la atención de

Vuestra Ilustrísima y de esta Academia están declarados monumentos, no sólo nacionales, sino

universales, por la opinión pública formada por unánime consenso de cuantos de arte e historia se

ocuparon; y Gobiernos tan ilustrados como el que actualmente rige la Nación satisfacen anhelosos aquella

opinión guiados solo por su amor al arte y a las glorias patrias”. 816

Gaceta de Madrid, 27 de noviembre de 1882. 817 http://www.gmucordoba.es/casco-historico/patrimonio-de-la-humanidad [Consultada el 8 de agosto de

2015].

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346

culturales (Carta de Atenas, 1931)818

, ante el incontrolado desarrollo urbano del

Movimiento Moderno y los avances desarrollados en relación a las técnicas de

conservación que se activaron de forma importante para paliar las consecuencias de la II

Guerra Mundial, se consideró necesaria la elaboración de un nuevo documento, la Carta

Internacional para la Conservación y Restauración de Monumentos, surgida del II

Congreso de Arquitectos y Técnicos de los Monumentos Históricos, celebrado en

Venecia del 25 al 30 de mayo de 1964, que generó asimismo en 1965, en Varsovia, la

creación del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos

(ICOMOS) que debía velar por el cumplimiento de los preceptos acordados en Venecia

y tenía como cometido fundamental promover la teoría, metodología y tecnología para

la conservación, protección y valorización de los monumentos, conjuntos y sitios

recogidos en su denominación819

.

Las conclusiones de Venecia, además de reafirmar la necesidad del trabajo

interdisciplinar (art. II), rechazaban la integración estilística (art. IX) y avanzaban sobre

el concepto de <monumento>, entendiendo por tal no solo la creación arquitectónica

aislada, sino también el ambiente urbano que con el paso del tiempo haya adquirido un

significado cultural (art. I).

El importante documento recogía en su preámbulo que los Monumentos de la

Humanidad son portadores de un mensaje espiritual, y por ello deben ser transmitidos al

futuro en su completa autenticidad, lo que lo posicionaba frente a los falsos

históricos820

, idea que se malinterpretó por quienes defendieron la vuelta de la aljama

cordobesa al estado primitivo. Todo ello provocó en Córdoba una polémica sobre la

desvinculación de mezquita y crucero catedralicio, cuyo punto de partida habría que

situar en la intervención de Rafael de la Hoz821

, Director General de Arquitectura en ese

818

Surgida de la Conferencia Internacional sobre Restauración celebrada en Atenas en 1931, organizada

por la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual y la Oficina Internacional de Museos de la

Sociedad de Naciones. 819 http://www.esicomos.org/Nueva_carpeta/info_ICOMOS.htm [Consultada el 8 de mayo de 2015]. 820

Sobre la teoría de la restauración de Eugène Viollet-Le-Duc, véase GONZÁLEZ-VARAS, I.,

Conservación de bienes culturales. Teoría, historia, principios y normas, Madrid, Manuales Arte

Cátedra, 1999, pp. 158 y ss. 821

Su opinión al respecto, la recoge el que fuera obispo de Córdoba entre 1971 y 1978, José María

Cirarda Lachiondo en Recuerdos y memorias (México, 2011). En su libro destaca una conversación que

tuvo con el arquitecto: “Me habló de un sueño que compartía con Franco: sacar la mezquita de la catedral

construida en los días de Carlos V, trasladarla piedra a piedra a otro lugar de la ciudad y repristinar la

mezquita, tal como era antes de la conquista de Fernando III el Santo”. CIRARDA LACHIONDO, J. Mª,

Recuerdos y memorias, México, Editorial PPC, 2011, p. 285.

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347

momento822

, en el Alcázar de Córdoba al presentarse el proyecto de restauración de la

Mezquita. En su intervención, el famoso arquitecto abrió “un diálogo sobre las metas

finales del proyecto de restauración. [Preguntándose si] ¿Podría hablarse de llegar a

sacar el crucero construido en el siglo XVI? Ninguno de los asistentes –escribe Nieto–

estima la posibilidad de tal extremo excepto don Rafael Castejón, director de la Real

Academia de Córdoba…[y a]… la pregunta sobre la meta final de las restauraciones se

unía, el que se hizo más o menos público el parecer del Jefe del Estado [Francisco

Franco y que] … por otra parte, se rumoreaba la noticia de que el rey Faisal de Arabia,

conservador y protector de los grandes monumentos musulmanes del mundo, estaba

dispuesto a conceder una ayuda, de primer momento de diez millones de dólares para

iniciar la restauración de la Mezquita de Córdoba y devolverle su estado primitivo, que

más tarde aparecería recogida en el semanario ilustrado Domenica del Corriere, de

Milán, de fecha 31 de julio de 1973”823

. Este aspecto es tratado en la misma publicación

con anterioridad, subrayando que por aquellos días nadie ignoraba que el Jefe del

Estado podría llegar a interesarse por la restauración de la Mezquita-Catedral,

asintiendo a la propuesta de “sacar el crucero y restaurar las naves desaparecidas en el

siglo XVI”. Esta actuación arquitectónica quedó recogida en las palabras del marqués

de Lozoya publicadas en el Diario Ya de 5 de noviembre de 1972: “Hace ya más de

treinta años, siendo yo director General de Bellas Artes, surgió la idea, en un impulso de

gratitud al mundo islámico, que tan eficazmente había contribuido a la victoria, de

desmontar y de trasladar la catedral gótico-renacentista de Córdoba para restaurar la

Mezquita a su integridad estilística y a su antiguo destino, para que fuese, como lo fue

en el siglo X, centro espiritual del Islam”824

.

Todas estas manifestaciones quedan recogidas por Nieto Cumplido en su trabajo

La Mezquita-Catedral de Córdoba y el ICOMOS (Córdoba, 1976)825

. A lo largo de sus

páginas también deja entrever su posición personal como canónigo –apoyo a la

interpretación de A. Marcos Pous826

y rebatimiento a la secularización propuesta por F.

822

Sobre la postura del ejecutivo, véase “De cuando Franco quiso purificar la Mezquita” en

http://manuelharazem.blogspot. (11 de enero de 2011) y ALBA, A., “Franco estudió `trasplantar´ piedra a

piedra la catedral del interior de la Mezquita”, en CÓRDOBA, 26 de agosto de 2013. 823

Véase NIETO CUMPLIDO, M., La Mezquita-Catedral de Córdoba y el ICOMOS, Córdoba,

Ayuntamiento de Córdoba, 1976, p. 37. 824

Ibidem, p. 21. 825

NIETO CUMPLIDO, M., La Mezquita-Catedral de Córdoba…, op. cit., vid. esp. cap. III “Razones y

sinrazones de una polémica”, pp. 35-45. 826

Marcos Pous publicó varios artículos en Nuevo Diario en los primeros días de noviembre. En el

titulado “La Mezquita de Córdoba y el Paraíso Perdido”, dice: “que -elogia Nieto- tras llamar la atención

contra los peligros que puede acarrear un purismo exacerbado, hace una feliz analogía entre los estados

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348

Hernández, arquitecto conservador del Monumento Nacional– y erudito local, atacando

inmisericorde a Castejón, quien tuvo el apoyo inmediato del prestigioso arquitecto

Francisco Pons-Sorolla Arnau827

con su artículo “La Mezquita de Córdoba y la posible

recuperación de su espacio interior mediante el traslado de la Catedral cristiana”,

publicado en la revista Arquitectura. En este artículo se hizo eco de la polémica

suscitada, contraponiendo a la citada opinión la de Luis Moya, quien en su trabajo

“Sobre las dos maneras de composición en la Mezquita de Córdoba” se mostró contrario

al desmantelamiento del crucero que recordaba la superada “unidad de estilo” de

Viollet-Le-Duc828

.

El lector percibe en el citado trabajo -que, según el autor, “solo ha querido y

pretendido ser una memoria breve y apresurada de una experiencia digna de tenerse

siempre presente”829

- una confrontación de estudiosos locales y quizás interna de la

Real Academia de Córdoba, cuya trayectoria evidencia el paso a nuevos académicos

con criterios más actualizados, entre ellos el mismo Nieto, que con el tiempo fueron

sustituidos por otros más progresistas intelectualmente hablando, y también una

confrontación Centro-Perifería, subrayándose que el desconocimiento de la Real

Academia Bellas Artes de San Fernando830

le lleva a la susceptibilidad, cuando lo único

que hacía era recordar sus funciones. En el Archivo Central del Ministerio de Cultura se

conserva una carpetilla con la correspondencia entre la Real Academia de la Historia y

la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la Dirección General de Bellas

Artes sobre esta cuestión831

.

históricos de naturaleza preternatural, caída y redimida del hombre y el monumento cordobés por

antonomasia”. 827

Sobre este arquitecto y urbanista madrileño (1917-2011) que fue durante casi treinta años Director

General de Arquitectura, en cuyo servicio se creó en 1950 la Sección de Ciudades de Interés Artístico

Nacional, que supuso un avance en la recuperación del patrimonio cultural español, véase CASTRO

FERNÁNDEZ, B. Mª, Francisco Pons-Sorolla Arnau, arquitecto-restaurador, Universidad de Santiago

de Compostela, 2007. 828

Arquitectura. Revista del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), núm. 168, diciembre de

1972. 829

NIETO CUMPLIDO, M., La Mezquita-Catedral de Córdoba…, op. cit., p. 14. 830

Ibidem, p. 39. 831

Archivo Central, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría de Estado de Cultura.

Mezquita de Córdoba, C. 87630. Correspondencia entre la Real Academia de la Historia y la Real

Academia de Bellas Artes de San Fernando con la Dirección General de Bellas Artes con motivo del

simposio del ICOMOS para estudiar la Mezquita. La queja de la Real Academia de San Fernando al

Director General de Bellas Artes por no haber contado con su opinión en tan importante asunto se firma

por el Secretario General de la misma, Federico Sopeña Ibáñez, el 11 de octubre de 1972. A los pocos

días, la Real Academia de la Historia manifiesta a la misma Dirección General su sorpresa y alarma en

relación a la integración de la Mezquita-Catedral de Córdoba a través del escrito de don Julio F. Guillén,

Secretario Perpetuo de dicha Academia, con fecha 16 de octubre de 1972. No se conserva en el Archivo

Central del Ministerio de Cultura la respuesta a esta última, pero si una atípica justificación del Comisario

Page 350: PROTOCOLO CEREMONIAL EN LA CATEDRAL DE CÓRDOBA …campaners.com/pdf/pdf712.pdfen el protocolo ceremonial de la catedral de Córdoba. Asimismo, esta idea está presente también en

349

Por su parte, Nieto Cumplido en su defensa del mantenimiento del monumento

como legado histórico acude continuamente a la Carta de Venecia832

, lo que hay que

anotar como un acierto, pero olvida referirse a la doctrina italiana sobre conservación y

restauración de monumentos que se aceptaba internacionalmente y defendía que la

reintegración a una imagen originaria contradecía los principios de la Carta del Restauro

de 1972833

, singularmente aplicada por el Centro Internacional de Estudios para la

Conservación y la Restauración de Bienes Culturales (ICCROM)834

, organización

intergubernamental creada por la UNESCO en 1956, con sede en Roma a partir de

1959, donde Cesare Brandi había organizado en 1939, a petición de Giulio Carlo Argan,

el Istituto Centrale per il Restauro, cuyas experiencias se recogieron en la citada Carta

del Restauro de 1972.

La “teoría brandiana” establece entre sus principios básicos para la restauración

la absoluta ilegitimidad del desmantelamiento y recomposición de un monumento en un

lugar diferente de aquel donde fue realizado, puesto que deriva más de la instancia

estética que de la existencia histórica, en cuanto que con la alteración de los datos

espaciales de un monumento resulta invalidado como obra de arte. Asimismo,

contempla a un monumento, desmontado y reconstruido en otro lugar, como un falso de

sí mismo, obtenido con sus propios materiales, por lo que resulta ser una momia

respecto a la persona viva que fue835

.

Los postulados de Cesare Brandi contradicen esencialmente el traslado de un

monumento, pero el traslado del crucero de la catedral de Córdoba y del resto de

intervenciones cristianas realizadas a lo largo de siglos, no solo era contrario a la

doctrina aceptada internacionalmente como base para intervenir sobre bienes culturales

sino que, además, afectaba a la identidad y significado del monumento. Se planteaba

trasladar una edificación del siglo XVI que carecía de fachadas y, consecuentemente, de

portadas, e instalarlo en un ámbito cercano, lo que no solo alteraría el espacio

General Jefe del Servicio de Monumentos a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de fecha

25 de oc tubre de 1972, afirmando que “La Comisaría General del Patrimonio Artístico no ha emitido,

solicitado, ni avalado, informe alguno sobre el tema, ni tiene oficialmente noticia de la existencia de

ningún proyecto de restauración sobre la Mezquita, cuyo proyecto, caso de que existiera, habría de contar

siempre, con la aprobación de la Dirección General de Bellas Artes”. 832

NIETO CUMPLIDO, M., La Mezquita-Catedral de Córdoba…, op. cit., pp. 19-20. 833

Ratificados y ampliados por la Carta del Restauro de 1987. Véase la excelente edición del Servicio de

Publicaciones del Colegio de Arquitectos de Málaga, 1990, con introducción de María José Martínez

Justicia. 834

International Centre for the Study of the Preservation and Restoration of Cultural Property. 835

BRANDI, C., Teoría de la Restauración, Madrid, Alianza Forma, 1996, pp. 77 y ss. Véase con

especial atención la página 78.

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350

circundante en el que se ubicaría –en el que el monumento se concluyó836

– con la

sustitución de inmuebles de diferentes épocas por el desvinculado de la aljama

cordobesa, sino que supondría la alteración del entorno que permite aprehender los

monumentos adecuadamente sin distorsionar sus valores837

y el ambiente, en el que se

insistió desde la Carta de Atenas de 1931, con diferentes escalas, como la del nuevo

edificio que destacaría en altura respecto a la mezquita mayor de Córdoba, que era la

construcción más importante de la zona, alterándose asimismo el significado de la

Mezquita-Catedral al desubicar la cruz sobre la parte central de la aljama cordobesa838

,

haciendo posible por su mayor altura la iluminación de la misma, con los valores

simbólicos de la luz durante el renacimiento839

, lo que conllevaría, además, la pérdida

de la silueta de la ciudad cristiana adquirida con la construcción del crucero, interesante

aspecto que subrayó Antón Capitel840

.

Es cierto que la polémica no tenía ningún sentido porque la política internacional

sobre conservación (ICCROM) la desautorizaba y en la misma no quiso participar el

ICOMOS que, aunque aceptó venir a Córdoba porque entre sus responsabilidades

estaba la de asesorar a las instituciones que lo solicitaran, retrasó su reunión para más

adelante, según comunicó su presidente al alcalde de la ciudad:

Señor alcalde: Nuestro Vicepresidente, Señor Alomar, nos acaba de informar de la

reacción suscitada en la prensa española por la reunión científica que este Consejo debía

celebrar en Córdoba, por Invitación del Excmo. Ayuntamiento que usted preside,

durante los días 13 al 17 del presente mes.

Esta reacción no deja de evidenciar el extraordinario y justificado aprecio que el pueblo

español tiene a la Mezquita Catedral.

A esto debemos añadir que algunas de las personalidades que contábamos tomaran parte

en esta reunión cuyo tema debe ser el de `Los problemas que presenta la conservación

de los monumentos pertenecientes a diferentes culturas´ han manifestado la

conveniencia de disponer de un plazo menos breve para la preparación de sus ponencias

respectivas.

Todo ello nos ha aconsejado trasladar la fecha, dentro de un futuro próximo. Así se lo

comunicamos a usted en este telegrama cursado ayer y que suponemos ahora en su

poder.

836

Ibidem, p. 77. 837

Sobre este aspecto, véase el interesante trabajo de CASTILLO RUIZ, J., El entorno de los bienes

inmuebles de interés cultural, Granada, Ediciones de la Universidad de Granada, 1997. 838

MORENO CUADRO, F., El crucero de la catedral de Córdoba. Estudio iconográfico e iconológico.

Monográfico de Cuadernos de Arte e Iconografía, t. XVI, núm. 31, Madrid, Fundación Universitaria

Española, 2007. 839

Consúltense los excelentes trabajos de NIETO ALCAIDE, V., La Vidriera del Renacimiento en

España, (Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1970); “Función simbólica de la luz

en la arquitectura española del siglo XVI” (Homenaje a Gómez Moreno, III, Madrid, Scribalia, 1973) y

La luz, símbolo y sistema visual (Madrid, Cátedra, 1978). 840

Al respecto, véase CAPITEL, A., Metamorfosis de monumentos y teoría de la restauración, Madrid,

Alianza Forma, 1999, pp. 53-87, vid. esp. p. 71.

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351

Este cambio de fecha no significa en modo alguno que el interés que el Consejo

concede a este tema haya disminuido ni tampoco nuestro reconocimiento del honor que

la invitación del Ayuntamiento de Córdoba representa. Sería difícil encontrar en todo el

mundo un ambiente más adecuado para el estudio programado que el de esta ilustre

ciudad.

Con la atención de mantener el contacto con usted para buscar la fecha oportuna en la

que el mismo pueda celebrarse aprovecha la ocasión para saludarle con el mayor

aprecio y afecto. Piero Gazzola841

.

Sobre este tema es de gran interés la documentación conservada en el Archivo

Central del Ministerio de Cultura. Concretamente nos referimos al expediente relativo a

la correspondencia del Ministerio de Asuntos Exteriores para preparar la reunión en

abril de 1973, en el que destaca la comunicación del alcalde de Córdoba, a 26 de marzo

de 1973, anunciando la convocatoria de la reunión a celebrar en Córdoba entre el 28 de

abril y el 3 de mayo al Ministerio de Asuntos Exteriores, que solo contesta con un acuse

de recibo, aunque reconoce que no hay inconveniente para tal celebración, porque así

“me ha parecido más prudente”, señala José Luis Messía -marqués de Busianos- en su

escrito de 5 de abril de 1973 al Director General de Bellas Artes, don Florentino Pérez-

Embid842

.

Se había resuelto uno de los problemas, pero el tema no era baladí porque

traspasó las fronteras nacionales y podría acarrear otras fricciones internacionales, como

el citado pronunciamiento del rey de Arabia Saudí que recogió el semanario Domenica

del Corriere y la relación con la UNESCO, todo ello en los últimos momentos del

régimen franquista.

8.2.2. La vuelta a la normalidad y la celebración del Coloquio sobre la

conservación de los monumentos pertenecientes a diferentes culturas.

Paralelamente a la polémica que provocó el retraso del Coloquio Internacional

en Córdoba, el Ayuntamiento de la ciudad siguió con su programa previsto para

alcanzar el reconocimiento internacional de la Mezquita. Con tal motivo se aprobó la

creación de una Comisión Especial que se encargaría del estudio y preparación de una

Memoria con antecedentes históricos y acuerdos corporativos sobre la conservación de

841

Comunicación fechada en París el 6 de diciembre y publicada en el diario Córdoba, el 12 de diciembre

de 1972. 842

Archivo Central, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría de Estado de Cultura.

Mezquita de Córdoba, C. 87630. Correspondencia con el Ministerio de Asuntos Exteriores para la

preparación de la reunión del ICOMOS en abril de 1973 en Córdoba.

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352

la Mezquita de Córdoba a lo largo de su historia. En la misma sesión, de 31 de julio de

1972, se aprobó ratificar la invitación que había realizado el alcalde de la ciudad al

ICOMOS para que se reuniera en Córdoba con el fin de analizar in situ los diferentes

aspectos relacionados con la conservación del monumento.

Dicha Comisión estuvo presidida por el alcalde de la ciudad, don Antonio

Alarcón Constant, y compuesta por los capitulares de la Comisión de Cultura con su

presidente don Manuel Madrid del Cacho, y el resto de capitulares, el teniente de

alcalde don Manuel Rodríguez Zamora, don Ramón Baena Salas, don Pablo Cuadrado

Capilla y don Miguel Salcedo Hierro, junto al cronista de la ciudad don José Valverde

Madrid, el archivero municipal don José de la Torre Vasconi y el oficial mayor de la

Corporación don Enrique Balmaseda Guerrero, que actuaría de secretario.

El acuerdo municipal abría la Comisión a cuantos asesoramientos se

consideraran oportunos y en este sentido colaboraron con la misma don Rafael Jiménez

Pedrajas, doctor en Historia de la iglesia, don Juan Bernier Luque, Jefe del Servicio de

Publicaciones del Ayuntamiento, y don Manuel Nieto Cumplido, Canónigo-archivero

de la Catedral de Córdoba; a los que se sumaron don Miguel Muñoz Vázquez por la

Real Academia de Córdoba, don Dionisio Ortiz Juárez por la Comisión Provincial de

Patrimonio Histórico-Artístico y don Antonio Cruz Conde por la Comisión Provincial

de Monumentos.

La Memoria elaborada para los miembros del ICOMOS que acudirían a la

ciudad de Córdoba fue publicada con el título La Mezquita, empeño universal. Si

analizamos el documento, podemos decir que es casi una monografía de Nieto

Cumplido, puesto que firmó seis de los nueve estudios843

, dos de ellos fueron redactados

por José Valverde Madrid844

y el último por Miguel Muñoz Vázquez845

.

Partiendo de los criterios de conservación, como punto de partida básico para la

protección y declaración que se pretendía solicitar, el Ayuntamiento convocó finalmente

el encuentro internacional a celebrar bajo los auspicios del ICOMOS entre los días 29

de abril y 2 de mayo como Coloquio sobre la conservación de los monumentos

843

Concretamente nos referimos a los siguientes apartados: “El Papado y la Mezquita de Córdoba”, “la

Mezquita de Córdoba, monumento a la monarquía castellano-leonesa”, “Comportamiento del Concejo de

Córdoba”, “El dinero de los judíos y el trabajo de los mudéjares la sostuvieron”, “el Cabildo Catedral

también dijo `no´ al crucero en la mezquita” y “Tres proyectos del siglo XVII contra la Mezquita”. 844

Los apartados redactados por Valverde Madrid llevan por título: “La postura del Cabildo municipal

con respecto a la Catedral cordobesa” y “La crítica de la postura del Cabildo catedralicio en la obra del

crucero”. Ibídem. 845

Por su parte, Miguel Vázquez tituló su aportación a la Memoria como “Vicisitudes en la Mezquita-

Catedral de Córdoba”. Ibídem.

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pertenecientes a diferentes culturas, según había dejado claro el presidente del

organismo de la UNESCO, Piero Gazzola, en su comunicado para retrasarlo, zanjando

ipso facto la posibilidad de desmantelar el monumento que se había configurado a lo

largo de centurias, aunque Castejón y Martínez de Arizala escribió un nuevo artículo a

favor de la intervención, publicado en septiembre de 1973 en Arquitectura846

.

8.2.3. La Resolución de Córdoba sobre Monumentos pertenecientes a diversas

culturas, presentada el 2 de mayo de 1973 en la capilla de Santa Teresa de la

catedral de Córdoba.

Acordada la convocatoria para la reunión científica, se trasladó a Córdoba para

su preparación con la suficiente antelación, el 4 de abril de 1973, el presidente del

ICOMOS, Piero Gazzola, acompañado por el presidente del Comité Español del

ICOMOS, Gabriel Alomar.

En la reunión de ambos con la Comisión Municipal se ratificó la fecha del

coloquio a celebrar entre el 29 de abril y el 2 de mayo de ese año y se preparó el

programa a seguir. Una vez decidido dicho programa, el alcalde hizo partícipe del

mismo a las autoridades eclesiásticas, especialmente a don José María Cirarda

Lachiondo, obispo de la diócesis, al deán don José Padilla Jiménez y a don Salvador

Pizarro Ruiz-Cabrero como vicepresidente del Cabildo, que designaría a los capitulares

que participarían en el coloquio, cuya clausura se llevaría a cabo en el propio edificio

que centraba la atención de la reunión, en la capilla del Cardenal Salazar, el mismo sitio

que se utilizó por el liberalismo gaditano para el nombramiento de los electores de

partido847

, un lugar muy idóneo teniendo en cuenta que en cada procedimiento electoral

se oficiaba una eucaristía para invocar la inspiración del Espíritu Santo y terminadas las

votaciones se cantaba un Te Deum848

.

En la víspera del encuentro, llegaron a Córdoba los especialistas internacionales,

entre ellos se encontraban, además de Mohammed el Fasi –presidente de la Comisión

Nacional Marroquí de la UNESCO–, Guglielmo Angelis d´Ossat –decano de la

846

Al respecto, véase CASSAR PINAZO, J. I., “Anotaciones al artículo `Datos para la restauración de la

Mezquita de Córdoba´ de Rafael Castejón y Martínez de Arizala”, en Papeles del partal, 2 (2004), pp. 17-

44, vid. espc. pp. 18-20. 847

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 124. 848

Al respecto, véase RODRÍGUEZ BLANCO, V., “El régimen electoral de la Constitución de Cádiz.

Las elecciones a diputados a Cortes”, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, 1

(2009), pp. 168-182. vid. esp. pp. 173-174.

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Facultad de Arquitectura de la Universidad de Roma y vicepresidente del Consejo

superior de antigüedades y Bellas Artes de Italia– y el polaco Michal Witwicki –en

calidad de observador–, los ponentes, comenzando por Gabriel Alomar, presidente del

Comité Español del ICOMOS, cuya intervención centró los Problemas que presenta la

conservación de monumentos pertenecientes a culturas diferentes. Exposición general

del tema; Raymond Lemaire, secretario del ICOMOS, que disertó sobre los principios

generales Pour une politique globale de la conservation du patrimoine architectural;

Piero Gazzola, presidente del ICOMOS, que abordó Le role et les objetifes de

l´ICOMOS par rapport aux problemas que pose la conservation des monuments

apartenant a diferentes cultures; Okan Ustünkkök, profesor en la Middle East

Technical University de Ankara, que trató The fusión of different cultures as it effects

monuments, with special reference to early islamic and Turkish developments; Emir

Maurice Chehab, Director General de Antigüedades del Líbano, que expuso El

problema de la conservación de los monumentos pertenecientes a diferentes culturas tal

y como se plantea en el Líbano; Miklos Horler, Jefe de la Sección de Intendencia de los

Monumentos Históricos de Hungría, que insistió en Le problème de la Conservation des

Monuments appartenant a plusiers Cultures; Werner Bornheim Schilling, presidente de

la Asociación de Conservadores de Monumentos Históricos de la República Federal

alemana, que expuso Le problème de la Restauration des Monuments dans la

Republique Federal d´Allemagne y, finalmente, la conferencia de clausura que corrió a

cargo de André Chastel, profesor de Historia del Arte de la Sorbona, que centró su

intervención en La Mezquita Catedral de Córdoba, una maravillosa integración.

Paralelamente a las conferencias, que se celebraron en el Alcázar de los Reyes

Cristianos, se preparó la Resolución de Córdoba, relacionada con los manifiestos de las

reuniones organizadas por los organismos supranacionales, en este caso la primera vez

que se analizaba un tema de enorme interés: cómo abordar la conservación de edificios

pertenecientes a diferentes culturas, de los cuales la Mezquita-Catedral de Córdoba es

un ejemplo excepcional, reconocido en su Declaración como Monumento Nacional en

1882 por Alfonso XII849

.

En el solemne acto de clausura, que se celebró en la capilla de Santa Teresa de la

catedral, con tres presidencias, la académica del ICOMOS, la política del Ayuntamiento

de la ciudad y la religiosa encabezada por el obispo diocesano, se dio a conocer la

849

Gaceta de Madrid, 27 de noviembre de 1882.

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355

Declaración de Córdoba que abría el camino a la declaración de la Mezquita-Catedral

como Patrimonio de la Humanidad:

El grupo de expertos reunidos en Córdoba bajo los auspicios del ICOMOS del 29 de

abril al 2 de mayo de 1973, con ocasión del coloquio sobre la protección de los

monumentos pertenecientes a distintas culturas:

Agradecen al Ayuntamiento de Córdoba en la persona de su Alcalde don Antonio

Alarcón Constant, la iniciativa que la ciudad ha tomado de provocar esta reunión por la

notable organización de la misma y por la acogida afectuosa hecha a las personas

invitadas.

Felicitan a la Comisión organizadora, así como a la Dirección General de Arquitectura

de España por la preparación meticulosa de los aspectos científicos de la reunión y

particularmente por la preparación de una documentación histórica y gráfica ejemplar

sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba.

Tras haber estudiado minuciosamente los problemas de los monumentos insignes que a

consecuencia de las vicisitudes de la Historia pertenecen en su estructura y en su

decoración a diversas culturas, los expertos subrayan con énfasis el enorme interés que

estas obras presentan en el siglo XX para la conciencia humana en razón a su valor de

testimonio.

Insisten sobre la importancia que reviste su estudio y su interpretación canalizada a

partir de todas las fuentes posibles.

Estiman necesario usar de una escrupulosa prudencia y exhaustivos estudios, con

ocasión de las intervenciones que puedan exigir su conservación, su restauración y su

valoración, así como del respeto más absoluto para todos los valores culturales que tales

monumentos expresan.

Declaran que estas obras merecen una atención excepcional en razón de su insuperable

calidad artística, debida a la utilización de medios extraordinarios y a una serie de

aportaciones que son la expresión genuina de civilizaciones sucesivas. Esta pluralidad

cultural constituye su originalidad y la misma viene a ser como un símbolo de

superación de los conflictos y rivalidades del pasado.

Estas mismas observaciones valen para los conjuntos urbanos y los edificios más

modestos donde se observa la misma convergencia de culturas.

Gracias a un admirable logro formal, que hace de ella una obra maestra universalmente

admirada la Mezquita-Catedral de Córdoba, en la que se contiene de forma excepcional

la expresión del encuentro y superposición de la Cristiandad y el Islam, responde tan

perfectamente a las características del monumento perteneciente a distintas culturas, que

la misma debe ser considerada como uno de los ejemplos internacionales más

significativos y como parte integrante del patrimonio cultural de la Humanidad. Su más

escrupuloso estudio, su buena conservación, su revalorización cobran, pues, una

importancia a escala universal.

Los expertos felicitan al Ayuntamiento de Córdoba, a sus dirigentes y al Cabildo de la

Catedral por los esfuerzos que vienen desarrollando con el fin de asegurar el destino

ejemplar de ese monumento incomparable.

Los expertos reunidos en Córdoba con ocasión del coloquio sobre la conservación de

los monumentos pertenecientes a diferentes culturas: Recomiendan al Comité Ejecutivo

del ICOMOS, cuando sea consultado en relación con el reconocimiento de la Mezquita-

Catedral de Córdoba como Monumento Universal, de acuerdo con la Convención sobre

la Protección de los Monumentos, Conjuntos y Sitios de Valor Universal de noviembre

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356

de 1972, elevado a través del Gobierno Español, contestar afirmativamente a esta

petición.

8.2.4 La declaración de la Mezquita-Catedral de Córdoba como Patrimonio de la

Humanidad.

El último párrafo de la Declaración de Córdoba recoge de forma explícita la

postura del ICOMOS respecto a la inclusión de la Mezquita-Catedral de Córdoba en la

Lista del Patrimonio Mundial, pero tendría que pasar más de una década hasta que se

hiciera efectiva su declaración como monumento de valor universal.

Para acercarnos al proceso es necesario recordar el protocolo que regula el

procedimiento de inscripción, debiéndose poner de manifiesto en este lugar que solo los

países firmantes de la Convención de París de 1972 pueden elevar sus propuestas a la

UNESCO para ser consideradas por el Comité del Patrimonio Mundial, el cual las envía

al ICOMOS, organismo encargado de informar sobre su adecuación para formar parte

del grupo de bienes que contienen un valor de interés universal850

.

Este primer paso estaba superado desde 1973, pero España no se consideraba en

esa fecha estado interlocutor, pues no había suscrito la Convención de París de 1972, lo

que no se hizo efectivo hasta el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del

Gobierno desde el 26 de febrero de 1981 hasta el 12 de diciembre de 1982, momento a

partir del cual comienza una etapa fructífera en acciones relacionadas con el patrimonio,

focalizada en el primer gobierno socialista -surgido de las elecciones del 28 de octubre

de 1982, en las que el PSOE obtuvo una amplia mayoría, logrando 202 escaños de los

350 del Congreso de los Diputados- que impulsó materias de gran calado en materia de

patrimonio a nivel nacional -Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico

Español, publicada en el BOE, núm. 155, de 29/06/1985851

- e internacional, logrando la

declaración de varios bienes españoles como Patrimonio de la Humanidad, entre ellos la

Mezquita-Catedral de Córdoba.

Para entender todo este proceso debemos incorporar unas breves líneas sobre la

historia de España. En aquellos momentos de la Transición política, para el gobierno de

Adolfo Suárez era prioritario activar la incorporación plena de España en las estructuras

850

Al respecto, véase MORENO ÁLVAREZ, Mª C., “Protocolo seguido en la inclusión de la Mezquita-

Catedral de Córdoba en la Lista del Patrimonio Mundial”, Ámbitos, 32 (2014), pp. 89-98. 851

Sobre lo que supuso la nueva legislación, véase GARCÍA ESCUDERO, P. y PENDAS GARCÍA, B.,

El nuevo régimen jurídico del patrimonio histórico español, Madrid, Ministerio de Cultura, 1986.

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357

comunitarias. Este deseo motivó que, el 28 de julio de 1977, España volviera a

presentar su candidatura de adhesión para formar parte de las Comunidades Europeas.

Sólo siendo miembro de pleno derecho podríamos firmar todos los protocolos

internacionales852

. La solicitud presentada por España fue aprobada por el Consejo de

Ministros y el Parlamento Europeo, iniciándose las negociaciones en febrero de 1979.

Por aquellos días, España se disponía a celebrar las elecciones generales del 1 de

marzo de 1979, bautizadas por la prensa como las del “desencanto”, debido a los altos

índices de abstención. Poco a poco, la situación del nuevo ejecutivo centrista se iba

deteriorando; haciéndose casi insostenible tras la derrota moral de UCD en el

referéndum andaluz el 28 de febrero de 1980 (recordemos el lema del Gobierno,

“Andaluz, este no es tu referéndum”) y la dimisión del ministro para las Regiones. El 29

de enero de 1981, se produjo la dimisión de Adolfo Suárez como presidente del

Gobierno y de su partido. Fue designado para sustituirle Leopoldo Calvo Sotelo y, como

es bien sabido, cuando se estaba produciendo el debate de investidura, el teniente

coronel Tejero Molina irrumpió en el Congreso de los Diputados con un grupo de

guardias civiles. Afortunadamente, se abortó este intento de golpe de Estado del 23-F y

se invistió por unanimidad al presidente del nuevo ejecutivo853

. Paradójicamente, este

último acontecimiento benefició al proyecto español de integración plena: ya a

principios de marzo el Parlamento Europeo aprobó una resolución de apoyo a la España

democrática e instó a la Comisión y al Consejo a poner en marcha las medidas

necesarias para acelerar las negociaciones.

Calvo Sotelo llevó a la presidencia del Gobierno una visión distinta del papel de

España en el tablero internacional. Este madrileño era partidario de desarrollar una

política exterior “europea, democrática y occidental”. En octubre de 1981 solicitó el

ingreso de España en la OTAN que, en su opinión, podría fortalecer la posición

española a ojos de otros firmantes del Tratado de Washington, que también lo eran de

los Tratados de Roma, haciéndola más atractiva. España fue acogida en la estructura de

la OTAN a finales de mayo de 1982. Asimismo, inició los trámites para que España

estuviera representada en el Comité del Patrimonio Mundial. España adoptó el 4 de

mayo de 1982 la Convención para la protección del Patrimonio Cultural y Natural de la

Humanidad de la Unesco de 1972. Dos años más tarde se incorporaron a la lista de

852

MARTÍN DE LA GUARDIA, R. y G. Á, PÉREZ SÁNCHEZ, La Unión Europea y España, Madrid,

Actas, 2002, pp. 101-104. 853

CERCAS, J., Anatomía de un instante, Barcelona, Mondadori, 2009. CUENCA TORIBIO, J. M.,

Conversaciones con Alfonso Armada: el 23F, Madrid, Actas, 2001.

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358

bienes Patrimonio de la Humanidad los primeros cinco bienes culturales situados en

España: Alhambra y Generalife (Granada), la catedral de Burgos, la Mezquita-Catedral

de Córdoba, el Monasterio y sitios de El Escorial (Madrid) y el Parque Güell, Palacio

Güell y Casa Milà de Barcelona.

El espaldarazo definitivo vino por parte del gobierno de Felipe González que,

tras los comicios generales de 28 de octubre de 1982, obtuvo una abrumadora

mayoría854

. La situación que se encontró el nuevo ejecutivo, era muy complicada: la

adhesión a las Comunidades Europeas permanecía frenada, la incorporación rápida y sin

debate de España a la OTAN debía encauzarse y las relaciones bilaterales con Francia y

Gran Bretaña estaban en punto muerto. Sin embargo, no debemos olvidar que, los

grandes objetivos en política internacional del ejecutivo de Felipe González coincidían

con los de su predecesor.

El análisis del expediente procedimental no se conserva en el Archivo Municipal

de Córdoba, como hemos comentado, ni en el Archivo Central del Ministerio de

Cultura, donde si se custodia la solicitud, fechada el 13 de abril de 1982, del alcalde de

Córdoba, don Julio Anguita González, a la ministra de Cultura, doña Soledad Becerril

Bustamante, de inclusión de la Mezquita-Catedral en la Lista del Patrimonio Mundial

tras haberse incorporado España a la Convención de París de 1972 y contar con la

Declaración de Córdoba que realizaron en 1973 los expertos del ICOMOS 855

, a la que

se refiere el Informe sin firmar de Manuel Fernández Miranda para el Comité del

Patrimonio Mundial856

.

Un hito importante para la declaración de la Mezquita-Catedral de Córdoba

como Patrimonio de la Humanidad fue la convocatoria de la octava sesión ordinaria del

Comité del Patrimonio Mundial, fechada en París el 27 de abril de 1984, cuyo punto 7º

recogía las “Propositions d´inscription sur la Liste du Patrimoine mundial et sur le Liste

du Patrimoine mundial en péril”857

, pues la Mezquita-Catedral de Córdoba era uno de

854

WERT, J., “La campaña electoral de octubre de 1982: el camino del cambio”, Revista Española de

Investigaciones Sociológicas, 20 (1982), pp. 155.168. TUSELL, J., “La época socialista entra en la

Historia”, prólogo al libro de IGLESIAS, Mª A., La memoria recuperada. Lo que nunca han contado

Felipe González y los dirigentes socialistas de sus años de Gobierno, Madrid, Aguilar, 2003. 855

Archivo Central, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría de Estado de Cultura.

Mezquita de Córdoba, C. 87630. Solicitud del Ayuntamiento de Córdoba en 1982 para la inclusión de la

Mezquita en la Lista del Patrimonio Mundial. 856

Archivo Central, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría de Estado de Cultura.

Mezquita de Córdoba, C. 87630. Informe fotocopiado de Manuel Fernández Miranda, sin firmar, para la

Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, para la inclusión de la

Mezquita y su entorno en la Lista del Patrimonio Mundial. 857 http://whc.unesco.org/archive/1984/sc-84-conf004-1f.pdf [Consultada el 26 de marzo de 2015]

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359

los monumentos que había sido propuesto por el “Bureau du Comité”, que era el

encargado de elevar al Comité del Patrimonio Mundial las propuestas, después de haber

valorado los informes del ICOMOS, entre ellos “La Mosquée de Cordoue”, atendiendo

los criterios I, II, III y IV858

, que responden a constituir una obra maestra del genio

creador del hombre, ser testimonio de un singular intercambio de influencias, concebida

como un unicum, y un ejemplo sobresaliente de estructura que ilustra un periodo

significativo.

Siguiendo las propuestas de la Mesa, el Comité del Patrimonio Mundial, en su

octava sesión ordinaria, celebrada entre el 29 de octubre y el 2 de noviembre de 1984,

en Buenos Aires (Argentina), a la que asistió como observador M. Antonio González

Capitel –Arquitecto director del Servicio de Restauración de la Dirección General de

Bellas Artes del Ministerio de Cultura–, acordó la inclusión de la Mezquita como

Patrimonio de la Humanidad859

.

8.3 Centenarios y aniversarios.

Las celebraciones de centenarios y aniversarios en la catedral de Córdoba son

muy abundantes, destacando los realizados con motivo de efemérides relacionadas con

santos y beatos que son promovidos por sus respectivas instituciones religiosas, como

el centenario de san Josemaría Escrivá de Balaguer el 9 de enero de 2002860

o el de la

beata Victoria Díez el 8 de octubre de 2004861

.

Asimismo son frecuentes las celebraciones más importantes de esas

instituciones, como el XX aniversario de la aprobación pontificia de la Fraternidad de

Comunión y Liberación, 10 de febrero de 2002862

, todos ellos con solemnes funciones

religiosas que no presentan particularidades protocolarias respecto a los ritos litúrgicos

acostumbrados. Por ello, nos detendremos en las que revistieron mayor solemnidad,

858 http://whc.unesco.org/archive/1984/sc-84-conf004-3f.pdf [Consultada el 26 de marzo de 2015, pág. 6

del PDF.] 859 http://unesdoc.unesco.org/images/0006/000632/063267FB.pdf [Consultada el 26 de marzo de 2015,

pág. 13 y Annexe I, p. 6 del PDF]. 860

“Misa en el centenario del nacimiento del beato Josemaría escrivé de Balaguer”, Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIV, enero-marzo de 2002, pp. 107-112. 861

ASENJO PELEGRINA, J. J., “Homilía. Clausura del Centenario de Victoria Díez, miembro de la

Institución Teresiana. S. I. Catedral de Córdoba”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLVI, octubre-diciembre de 2004, pp. 625-630. 862

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, F. J., “Homilia en el XX aniversario de la aprobación pontificia de la

Fraternidad de Comunión y Liberación, catedral de Córdoba, 10 de febrero de 2002”, Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIV, enero-marzo de 2002, pp. 125-128.

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360

como el CL aniversario del dogma de la Inmaculada y las efemérides de hermandades

que conllevan traslados de imágenes, como el CDL aniversario fundacional de la

hermandad de las Angustias, el CCC aniversario del Rescatado, el LXXV aniversario de

la bendición de la Paz y Esperana, el CCL aniversario de la hermandad del Caído y el

LXXV aniversario fundacional de la hermandad de la Esperanza, destacando de manera

especial el programa de actos del 775 aniversario de la consagración de la catedral, cuyo

análisis acometeremos siguiendo un orden cronológico.

8.3.1 CL aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción. 2004.

La defensa y fervor en Córdoba por la Inmaculada Concepción de María se

remonta al último tercio del siglo XIV, cuando en 1362 se le dedica una capilla en la

parroquia de Santo Domingo de Silos, en la que los escribanos públicos erigieron

cofradía en 1397863

.

En el siglo XVI se revitalizó el fervor con numerosas cofradías y a finales de la

centuria se le dedica la capilla de Nuestra Señora de la Concepción Antigua en la

catedral864

, con un retablo que según Ramírez de Arellano fue trazado por Hernán Ruiz

III865

y preside una singular pintura inmaculista de Baltasar del Águila866

. Devoción que

recibió un decidido apoyo por los capitulares en el primer cuarto del siglo XVII,

especialmente a partir la fiesta de la Inmaculada de 1614, a causa del sermón predicado

por Cristóbal de Torres que se manifestó -siguiendo la postura de los dominicos- en

contra de la exención de la original culpa en la concepción de María867

, polémica que se

incrementó al prohibir el obispo -fray Diego de Mardones- los actos que se tenían

programados en honor de la Inmaculada y las discusiones sobre el misterio que había

enfrentado a franciscanos y dominicos868

, lo que provocó la reacción de la ciudad y

863

TORRES, A., Chronica de la Santa provincia de Granada de la Regular Observancia de N. Serafico

Padre San Francisco, Madrid, por Juan García Infançón, 1683, p. 51. 864

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 416-417. 865

RAMÍREZ DE ARELLANO, R., Inventario-Catálogo histórico artístico de Córdoba, con notas de J.

Valverde Madrid, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1983, p. 77. 866

MORENO CUADRO, F., “Iconografía inmaculista”, en Iconografía mariana. La Inmaculada,

Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Diputación de Córdiba y CajaSur, 1997, pp. 13-49, vid. esp. pp.

29-31. 867

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su Iglesia Catedral y

Obispado, Córdoba, Oficina de Juan Rodríguez, 1778, t. II, p. 586. 868

Los dominicos creían que María fue santíficada in utero antes de nacer pero no al ser concebida, por la

creencia de que el pecado original se concebía por vía seminal y la única excepción fue Cristo. Frente a

esta postura, Duns Scoto y la escuela franciscana defendían que María fue preservada del pecado original

por su misión en la obra de la Redención. Sobre la labor franciscana en Córdoba en la edad moderna,

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361

cabildo de Córdoba que entablaron un pleito contra el prelado en la Real Cancillería de

Granada que terminó con una Real Provisión otorgada a favor de la ciudad de Córdoba

y su cabildo en el pleito entablado sobre haberse impedido la fiesta a la Inmaculada

Concepción, dada en Granada a 24 de noviembre de 1615869

.

A partir de este momento, las fiestas en honor de la Inmaculada se celebraron

con toda normalidad870

y el apoyo de Felipe III871

, recogiendo Gómez Bravo que desde

1615 se celebraba la festividad con “repiques, desde vísperas, luminarias en la torre,

asistencia de la ciudad y procesión general por el patio de los Naranjos; que es la mayor

solemnidad que se acostumbra en las mayores festividades”, y que el Breve de Pablo V

para que terminasen las disputas sobre la Inmaculada Concepción de María se publicó

en Córdoba con luminarias y repique de campanas, celebrándose una fiesta el 22 de

octubre de 1617 en el convento de San Francisco, al que se llevó la Virgen de

Villaviciosa, conmemorándose en la catedral el 17 de julio de 1622 el Breve de

Gregorio XV con una misa solemne y un Te Deum, tras los cuales se llevó en procesión

la imagen de la Concepción a la iglesia de San Pedro desde la iglesia mayor872

.

La vocación inmaculista continuó durante el reinado de Felipe IV873

,

concediendo Alejandro VII la bula Sollicitudo omnium ecclesiarum [La preocupación

por todas las iglesias] sobre la Inmaculada Concepción de María, de 8 de diciembre de

1661. En este documento se reafirma la doctrina de sus antecesores de que no se pudiera

poner en duda que María fue preservada del pecado original en su concepción, que se

recibió en Córdoba el 14 de enero de 1662, celebrándose un triduo a partir del 11 de

febrero en la catedral874

. Por su parte, Salizanes promovió la octava de la Concepción a

véase ARANDA DONCEL, J., “La devoción a la Inmaculada Concepción durante los siglos XVI al

XVIII: El papel de los conventos corbobeses de la provincia franciscana de Granada”, en Actas del

simposium La Inmaculada Concepción en España. Religiosidad, Historia y Arte, El Escorial, Estudios

Escurialenses, 2005, v. 1, pp. 53-88. 869

AMCO, Asuntos Religiosos, Sección 3ª, Serie 1ª. Misterio de la Purísima Concepción, nº 2. 870

Al respecto, véanse las obras del canónigo lectoral PIZAÑO DE PALACIÓS, A., Discurso primero en

confirmación de la Purísima Concepción de la Virgen María, madre de Dios, Sevilla, por Gabriel Ramos

Vejarano, 1615, y Segundo discurso en confirmación de la Concepción Purísima de la Virgen y Madre de

Dios, Sevilla, por Alonso Rodríguez Gamarra, 1616. 871

FRÍAS, L., “Felipe III y la Inmaculada Concepción. Instancias a la Santa Sede por la definición del

misterio”, Razón y Fe, n.10 (1904), pp, 21-33, 145-156, 293-308; n.11 (1905), pp. 180-192; n.12 (1905),

pp. 322-336, y n.13 (1906), pp. 62-75. 872

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., pp. 588, 593 y 598

respectivamente. 873

GUARNIZO, I., Memorial al Eminentmo. Señor D. Baltasar Moscoso y Sandoval, Cardenal de la

Santa Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, Chanciller mayor de Castilla, del

Consejo de Estado del Rey nuestro Señor, sobre el próximo estado que tiene para que se defina por

dogma de Fe la opinión Pía, que afrma, que la Madre de Dios fue concebida sin pecado original,

publicado en Madrid, en la Oficina de Domingo García, en 1652. 874

GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba, op. cit., p. 694

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362

partir de 1681, con niños vestidos de felpa azul -como en la octava del Corpus- a partir

de 1682875

, año en el que se dedicó la capilla de Nuestra Señora de la Concepción que

dotó el prelado876

.

Con estos precedentes, y la proclamación de la Inmaculada en 1760 por

Clemente XIII como patrona de España por la bula Quantum Ornamenti [Como

adornos], de 25 de diewiembre de 1760, se abrió el camino para la definición del

dogma de la Inmaculada.

Pío IX con la encíclica Ubi primum II [Tan pronto], de 2 de febrero de 1849,

autorizaba al clero para que pudiera sustituir determinados rezos del Breviario por las

horas canónicas especiales en honor de la Inmaculada Concepción y recababa

información del episcopado (603 obispos) sobre la definición del dogma de la

Inmaculada Concepción de María, iniciativa no frecuente a través de carta apostólica, a

la que contestaron 546 prelados, considerándola De Fiores como “un concilio epistolar”

en el que se trató sobre una materia doctrinal importante877

.

El obispo de Córdoba, don Manuel Joaquín Tarancón (1847-1857), solicitó la

opinión a los consultores diocesanos y en la catedral se celebró un octavario con tal fin.

A finales de junio se emitió un informe contestando el arraigo de la veneración en la

diócesis a la Inmaculada Concepción de María, cuyo dogma definió Pío IX por la

encíclica Ineffabilis Deus [El inefable Dios], de 8 de diciembre de 1854, con las

consiguientes ceremonias de acción de gracias e impulso de las devociones marianas,

que se multiplicaron en el mes de mayo878

.

La declaración del dogma por la epístola apostólica de Pío IX tuvo un notable

impulso en la catedral cordobesa879

que, con motivo del CL aniversario de la

proclamación del mismo programó una serie de actos culturales y religiosos880

,

875

Ibidem, p. 722. 876

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 351-354. 877

DE FIORES, S., María madre de Jesús. Síntesis histórico-salvífica, Salamanca, Seminario Trinitario,

2002, p. 476. 878

GARCIA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., pp. 216-217. 879

Al respecto, véase AGUILERA CAMACHO, D., La Inmaculada y Córdoba, Córdoba, Tipografía

Artística, 1950. 880

“Presentación del Sr. Cardenal Amigo Vallejo en el pregón de los actos conmemorativos del CL

aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXLVI, julio-septiebre de 2004, p. 473.

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363

acompañados por una Pastoral881

, entre los que destacó una vigilia882

y solemne función

litúrgica en la catedral883

8.3.2 CDL aniversario fundacional de la hermandad de Nuestra Señora de las

Angustias, 20 de septiembre de 2008.

La imagen se trasladó a la catedral el viernes 19 de septiembre desde la iglesia

de San Pablo a las 22:30 h., para celebrar el CDL aniversario fundacional con un cortejo

precedido por cruz de guía, bandera de la hermandad y hermanos de cirio, incluidas las

presidencias, acompañada por la banda Calíope. El sábado 20 se celebró una misa

pontifical a las 18:00 h. presidida por mons. Asenjo Pelegrina, tras la cual se inicio el

regreso a su sede canónica en la iglesia de San Pablo, acompañada por la banda de la

Oliva de Salteras (Sevilla) costeada por los costaleros. Además, estuvo acompañada por

representaciones de las cofradías con banderas y varas, siguiendo el siguiente recorrido:

Patio de los Naranjos, Puerta del Perdón, Magistral González Francés, Corregidor Luis

de la Cerda, San Fernando, Diario de Córdoba, Capitulares, San Pablo, Plaza de San

Andrés, Hermanos López Diéguez, Arroyo de San Andrés, Yerbabuena, Jesús

Nazareno, San Agustín, Plaza de San Agustín, Rejas de Don Gome, Juan Rufo, Plaza de

la Fuenseca, Alfaros, Capitulares y Compás de San Pablo.

8.3.3 CCC aniversario del Rescatado, 30 de noviembre de 2013.

La Hermandad del Rescatado para celebrar el CCC aniversario de su titular

realizó una salida extraordinara a la catedral de Córdoba el sábado 30 de noviembre de

2013 con el fin de conmemorar la efemérides en el primer templo, en la misa solemne

del primer domingo de Adviento, que fue retransmitida por Canal Diócesis884

, en la que

se enciende uno de los cuatro cirios que preceden la luz de Pascua.

El acto estuvo presidido por el paso de Jesús Nazareno Rescatado, que se

trasladó desde la iglesia parroquial de los trinitarios con un especial protagonismo del

881

ASENJO PELEGRINA, J. J., “María, plenitud de gracia. Carta pastoral con motivo del CL aniversario

de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción”, Córdoba, septiembre de 2004, Boletín Oficial

de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLVI, julio-septiebre de 2004, pp. 477-496. 882

Vigilia de la Inmacula Concepción. S. I. Catedral de Córdoba, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CXLVI, octubre-diciembre de 2004, pp. 646 ss. 883

Solemnidad de la Inmacula Concepción. S. I. Catedral de Córdoba, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CXLVI, octubre-diciembre de 2004, pp. 651 ss. 884 http://www.rescatado.org/misa-extraordinaria-s.-i.-catedral.html#

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364

grupo de jóvenes de la hermandad, que estrenó para la ocasión una túnica bordada en su

parte posterior con cadenas y grilletes que simbolizan la redención de cautivos de la

orden trinitaria.

El cortejo para el traslado a la catedral del paso, acompañado por pertiguero,

cuatro turiferarios y fiscal, y adornado excepcionalmente con rosas rojas en lugar de los

iris morados que utiliza en Semana Santa, estuvo formado por cruz de guía,

acompañada por faroles y precedida por el diputado de procesión y fiscal de horas,

hermanos de cirio, estandarte del grupo joven con acompañamiento de varas, hermanos

de cirio, estandarte del centenario -diseñado por J. M. Gonzalez Hurtado, bordado por

R. Carmona Nieto y pintura del titular de M. Ayala, con mástil de alpaca rematado por

la figura del Rescatado en un templete- con acompañamiento de varas, hermanos de

cirio, estandarte corporativo -bacalao- con faroles, grupos jóvenes de las cofradías

cordobesas, varas, diputados y autoridades civiles, entre ellas el alcalde José Antonio

Nieto y la concejala Carmen Sousa, y militares, representantes de la Agrupación de

Cofradías de Córdoba y Junta de Gobierno de la hermandad ante el paso que estuvo

acompañado por la banda de música de la propia cofradía.

Terminada la celebración litúrgica de la festividad, en la que el obispo aludió en

varias ocasiones a la hermandad que protagonizaba el acto, se dispuso el cortejo de

vuelta, al tiempo que se trasladaba el paso del Rescatado desde el presbiterio al patio de

los Naranjos, por el recorrido habitual del lado de la espítola hasta alcanzar la nave

central de Abderramán I a través de la primitiva catedral gótica y la capilla de

Villaviciosa, momento en el que repicaron las campanas de la catedral.

A la salida del paso, se entonó la marcha real por la banda de la hermandad que

acompañaría el cortejo en el recorrido de vuelta y se cantó por los asistentes el himno

del centenario, con música y letra de don José Antonio Rojas Moriana, que incorpora el

Santo Dios, Santo inmortal885

, que sintetiza el poder divino -santo Dios, santo fuerte,

santo inmortal- a quien se solicita liberación y protección -por los tres dulces nombres

libranos Señor de todo mal- espiritual y material `de las prrisiones´, objetivo

885

“Himno Centenario Jesús Nazareno Rescatado”, Boletín de la Ilustre y Piadosa Hermandad y cofradía

de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado y María Santísima de la Amargura, 34 (2014), pp. 110-111.

En el mismo Boletín, pp. 60-63 LA BANDA DE LA HERMANDAD firma el arículo “El orgullo de ser

tu voz”, en el que se recogen las marchas interpretadas en el itinerario de vuelta: `Macarena´y `Bendición´

en la calle Deanes, `A Jesús Nazareno´en Conde y Luque, `La lanzada´ y `La Milagrosa´ al pasar por

Santa Victoria y plaza de la Compañía, entonando en su recorrido habitual del Domingo de Ramos por el

Realejo y María Auxiliadora el himno realizado para el centenario, `Córdoba se hizo tu altar´y `costalero

de tu andar´.

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fundamental de la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos que venera la

imagen en su convento de Santa María de Gracia.

El cortejo de vuelta varió respecto al organizado para el traslado a la catedral,

pues en el regreso a su sede canónica en lugar de los grupos de jóvenes desfilaron las

representaciones de las cofradías cordobesas, con estandarte y acompañamiento de

varas. Para ello siguió el orden habitual, en primer lugar las hermandades de gloria y

después las penitenciales siguiendo el orden de día y hora de entrada en la carrera

oficial, excepto el Cristo de Gracia que ocupó el último lugar por tener la sede canónica

en el misma iglesia conventual de Santa María de Gracia.

8.3.4 Solemne función de acción de aracias con motivo del LXXV aniversario

de la bendición de la imagen de María Santísima de la Paz y Esperanza.

El 18 de octubre de 2014 tuvo lugar una solemne función de acción de gracias en

la catedral de Córdoba para conmemorar el LXXV aniversario de la bendición de la

imagen de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, que tuvo lugar el 8 de septiembre de

1939 en la iglesia parroquial de San Andrés, en una solemne celebración que estuvo

presidida por don Juan Eusebio Seco de Herrera, canónigo magistral del cabildo

catedralicio, y en la que actuaron como padrinos doña Paz Courtoy y su hijo don

Gregorio García Courtoy.

La imagen, de candelero, es una de las más emblemáticas de cuantas

procesionan en la Semana mayor de Córdoba y una de las primeras obras de Juan

Martínez Cerrillo, quien la labró entre 1938 y 1939, aprovechando los permisos que le

permitían volver a la casa familiar desde el frente886

.

La realización de la imagen, que muestra los rasgos que caracterizaron la obra

posterior del maestro -rostro juvenil, alargado, boca pequeña, hoyuelo en la barbilla,

grandes ojos con largas pestañas, boca entreabierta y delicadas lágrimas en las mejillas-,

fue contratada a título personal por el primer hermano mayor de la hermandad, don Juan

Calero Cantarero, con la intención de donarla a la cofradía, que estableció su sede en la

iglesia conventual de Capuchinos, tras el fallido intento de ubicarla en San Andrés,

aunque la imagen salió en procesión durante mucho tiempo de la iglesia de la

886

Sobre el imaginero y la imagen de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, véase MORENO CUADRO,

F. (dir.), Martínez Cerrillo, Córdoba, cat. exp. Palacio de la Merced, 2001, 295 pp. vid. espc. pp. 25-28.

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366

Diputación Provincial, lo que explica parte del protocolo seguido en la celebración de la

efemérides que culminó en la catedral de Córdoba.

En la víspera, día 17 de octubre de 2014, tuvo lugar un rosario vespertino que

comenzó a las 20:30 h. con el que se acompañaría la imagen desde el convento de

Capuchinos la iglesia de La Merced, donde fue recibida por don Salvador Fuentes,

vicepresidente primero de la Diputación Provincial, institución que le ha otorgado la

Insignia de Oro de la Diputación.

El traslado se hizo en parihuelas y la Virgen estuvo tocada con corona de plata,

al ser un cortejo menor. Al ser viernes, se rezaron los Misterios Dolorosos: La oración

de Getsemaní en la iglesia de los Dolores, La flagelación en el azulejo ubicado a la

salida de la plaza de Capuchinos, La coronación de espinas en la puerta sur de los

jardines de la Merced-Colón, Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario en la

fuente de los jardines y Muerte de Jesús en la cruz en la puerta oeste de los jardines.

El día 18 de octubre se organizó el solemne traslado de la imagen desde la

iglesia de la Merced a la catedral en paso de palio que previamente se había traslado a la

sede de la Diputación Provincial el jueves 16 de octubre a las 21:30 h.

La preparación de la salida extraordinaria estuvo muy cuidada. Desde las 10:00

h. la iglesia estuvo abierta al público para que pudiera visitar a la Virgen de la Paz y

Esperanza en su paso de palio. A partir de las 12:00 h. llegaron las diferentes

comisiones y representaciones que acompañarían la imagen. A las 14:00 h. se

congregaron en la plaza de Capuchinos los costaleros de la cuadrilla del paso de palio

guiada por Rafael Muñoz, que se complementó con la del paso de misterio de Nuestro

Padre Jesús de la Humildad y Paciencia guiada por Vicente Mengual, quien convocó a

sus costaleros a las 15:00 h. junto a la Casa de hermandad.

A las 14:30 h. se citó a los hermanos que participarían en el cortejo,

presentándose a los diputados de tramo que le entregarían su cirio y ubicarían en el

cortejo. La entrada se realizaría por el patio de la Diputación tras entregar la papeleta de

sitio extraordinaria887

y deberían vestir traje y zapatos oscuros, color que era el indicado

también para las señoras, quedando eximidos los menores de 13 años, que podrían

participar en el cortejo con pantalón y zapato oscuro y camisa.

887

La papeleta para hermanos o fieles que quisieran participar en la procesión se podía recoger en la Casa

de Hermandad a cambio de comida no perecedera que está destinada a un banco de alimentos. El texto era

el siguiente: “Pontificia, Real, Venerable e Ilustre Hermandad Franciscana y Cofradía de Nazarenos de

Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y María Santísima de la Paz y Esperanza / N. H.D.-[

Nombre]- / Acompañará el próximo día 18 de octubre a María Santísima de la Paz y Esperanza en su

salida extraordinaria por el 75 aniversario de su bendición / 1939-2014”.

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El cortejo estuvo formado por cruz de guía, sector de niños, sectores de cirios,

representaciones de hermandades, autoridades -civiles, militares y eclesiásticas-,

presidencia, cuerpo de acólitos, paso de palio y Sociedad Filarmónica de Pilas que

acompañó el paso durante el recorrido.

El itinerario seguido fue: plaza de Colón, jardines de Colón, calles Conde de

Torres Cabrera, Ramírez de las Casas Deza, plaza del Cardenal Toledo, calles Carbonell

y Morand, Alfonso XIII y Capitulares, donde la Corporación Municipal, y en nombre de

la misma su alcalde don José Antonio Nieto, hizo entrega al hermano mayor de la

hermandad de la medalla de la ciudad de Córdoba a la Virgen de la Paz y Esperanza.

La comitiva siguió -con un retraso considerable porque los cordobeses que

quisieron acompañar el paso `de su Virgen´ hacía imposible seguir las normas

reglamentarias previstas- por las calles Diario de Córdoba, San Fernando, Corregidor

Luis de la Cerda y Magistral González Francés hasta la puerta de Santa Catalina de la

catedral, donde llegó a la hora prevista, 18:30 h., a pesar de la muchedumbre que

abarrotaba el recorrido, que al ser equivalente a un itinerario parcial era difícil ajustar a

las normas protocolarias de los itinerarios oficiales, caracterizados por la rigidez y

extrema puntualidad que, no obstante lo comentado, se cumplió en la iglesia mayor.

Nuestra Señora de la Paz y Esperanza en el presbiterio catedralicio con motivo del 75 aniversario de la fundación de la hermandad, 2015.

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La misa solemne se celebró con el programa previsto y para la ceremonia se

repartió un programa de mano, ilustrado con las imágenes titulares de la hermandad,

entre las que destacaban las de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza -cuatro-, aunque

no se olvidó de incluir en el mismo la del primer titular, Nuestro Padre Jesús de la

Humildad y Paciencia.

Se inició, tras una breve presentación de los motivos del acto, con la

presentación de quien presidía la función de acción de gracias, el obispo de Bangassou,

el misionero capuchino fray Juan José Aguirre Muñoz, de quien se dice que ocupará “la

Sagrada Cátedra”, como así fue desde el punto de vista funcional, aunque dictó su

homilía -muy centrada en la fiesta dominical del DOMUND- no desde la misma, sino

desde el atril ubicado en el lado de la epístola del presbiterio, ya que en el lado del

evangelio estaba ubicado el paso de palio de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, a la

que el obispo incensó tras la incensación del altar, como es costumbre hacer en este tipo

de actos solemnes.

En el referido programa se recoge la monición de entrada, centrada en la

efemérides que se celebraba -LXXV aniversario de la bendición de la imagen mariana

titular de la hermandad-, las lecturas (Is 45, 1, 4-6 y Tes 1, 1-5b), el salmo responsorial

(Sal 96, 1-10), el evangelio (Mt 22, 15-21), la oración de los fieles -a la que se

respondió: “Dios, padre nuestro, ten piedad”-, en la que, además de las peticiones

generales, se aludió a los siguientes aspectos concretos:

1. Por todas las iglesias y confesiones cristianas. Especialmente por las más

jóvenes y en formación, para que se sientan confortadas por nuestra comunión

fraterna y bajo el amparo y custodia de María Santísima.

2. Por el papa Francisco, nuestro obispo Demetrio y en especial por el que hoy

preside esta eucaristía Juan José Muñoz Aguirre, por nuestros sacerdotes y

consiliario de esta hermandad y cofradía, para que como el beato Pablo VI [antes

de su proclamación oficial, que se realizó el domingo 19 de octubre de 2014 en

la plaza de San Pedro] fomenten una Iglesia fraterna, alegre y misionera.

3. Por todos los actos que se van a celebrar por el 775 aniversario de la

consagración de esta Santa Iglesia Catedral como templo mayor de la diócesis.

4. En vísperas del Domund, pidamos por los misioneros y misioneras repartidos

por todo el mundo, aunque hoy en especial por la labor que lleva a cabo Juan

José Muñoz Aguirre en Centro-África. Para que a pesar de las adversidades

nunca decaigan en su ánimo de llevar el anuncio del evangelio a todos los

rincones de la tierra.

5. Por los hermanos capuchinos recién llegados a Córdoba de la orden

franciscana menor, por el nuevo proyecto que comienzan en la iglesia conventual

del Santo Ángel, para que renazca la alegría del encuentro con Jesús y su madre

María Santísima de la Paz en la misión de llevar el evangelio a los demás.

6. Por nuestra hermandad y cofradía y las que hoy nos acompañáis, por sus

familias y todos los matrimonios cristianos, para que siguiendo el ejemplo de

Jesús en el servicio del evangelio sepamos hacer en nuestros hogares auténticos

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recintos de paz, de tolerancia, de libertad, de transmisión de verdaderos valores

cristianos.

7. Por los miembros de las Juntas de Gobierno de nuestras cofradías, para que

trabajen día a día en conseguir un mundo en el que reine la paz, la justicia y la

solidaridad.

8. Hoy concluimos los actos del LXXV aniversario de la bendición de la imagen

de María Santísima de la Paz y Esperanza, para que no nos cansemos de pedirle,

de orarle, de quererla, más aún crezca nuestro amor sobre ella como lo hace ella

con nosotros.

9. Por último, queremos hacer presentes en este momento a todos los hermanos o

simpatizantes de esta hermandad y cofradía que nos han abandonado en estos 75

años. Por todos los que han dedicado al menos un solo momento de su vida por

esta hermandad y cofradía predicando de una u otra forma según los valores y

advocaciones de nuestros titulares. En especial así lo hacía nuestro consiliario,

hermano y querido fray Antonio Lafuente que fue convocado a formar parte del

banquete celestial hace sólo unos días. Ya descansan en la Paz de Cristo,

pidamos por las intenciones de sus familias.

Asimismo, se recogió la oración final -“Oh Santísima Reina de la Paz! /

Miradnos una vez más ante Vos / con la súplica de nuestros labios / y haced que os

pertenezcamos / en la vida y en la muerte, / en la tierra y en el cielo. / Lleguen a vuestro

amantísimo / corazón nuestras pobres alabanzas / y muévanlo a piedad, / a fin de que

nunca nos falte / su eficaz apoyo. / De Vos, Aurora brillante de la Paz, / lo esperamos

todo, a imitación de los santos. / Haced que vivamos en paz con Dios / y con los

hombres y otorgadnos / la gracia especial, que humildemente / os suplicamos”- y el

repertorio musical que completó la música del órgano catedralicio desde que la imagen

entró por la puerta de la Anunciación/Palmas hasta su ubicación en el presbiterio

catedralicio.

La música corrió a cargo de la Coral Ramón Medina del Real Círculo de la

Amistad, dirigida por Luis Bedmar. La Coral, con María José Bastante como

subdirectora, Eduardo Robles como pianista y María José Bastante Jiménez como

solista, interpretó lo siguiente:

1. Canto de entrada: Canticorum lubilo (Haendel).

2. Kyrie: Misa Solemne (Luis Bedmar).

3. Interleccional: Coral Cantata 147 (J. S. Bach).

4. Ofertorio: Misa Solemne (Luis Bedmar).

5. Agnus Dei: Misa Solemne (Luis Bedmar).

6. Comunión: Cerca de ti, Señor (L. Masson) y Coral nº 21 (J. S. Bach).

7. Acción de gracias: O Salutaris (Perossi).

8. Final: Tu amor Virgen María.

Tras la ceremonia litúrgica, la imagen de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza

volvió en procesión a la iglesia conventual de los Capuchinos, donde se tenía prevista la

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llegada a las 00:30 h. del domingo 19 de diciembre, siguiendo el siguiente itinerario:

patio de los Naranjos, puerta de Santa Catalina, calles Magistral González Francés,

Cardenal Herrero, Judería, Deanes, Conde y Luque, Blanco Belmonte, Ángel de

Saavedra, Juan Valera, Santa Victoria, plaza de la Compañía, Conde de Cárdenas,

María Cristina, Claudio Marcelo, García Lovera, Alfonso XIII, plaza de Capuchinas,

Diego de León, plaza de las Tendillas, José Cruz Conde, San Álvaro, plaza de San

Miguel, San Zoilo, Conde de Torres Cabreray plaza de Capuchinos

8.3.5 775 aniversario de la consagración de la catedral como templo mayor de

la diócesis (2014).

Tras la conquista de la ciudad por Fernando III, el 29 de junio de 1236, y de su

entrada solemne de 30 de junio, el obispo de Osma, Juan de Soria -Canciller Mayor de

Castilla y León desde 1231 que acompañó al monarca en sus campañas de al-Andalus- y

Lope de Fitero purificaron la aljama para el servicio del culto cristiano y el obispo de

Osma celebró una solemne función pontifical y se entonó un Te Deum888

, segunda

dedicación de la iglesia mayor, pues la primera la había realizado el arzobispo de

Toledo don Raimundo (1124-1152) en 1146, cuando Alfonso VII ocupó temporalmente

la ciudad al resquebrajarse el poder almorávide889

, conmemorándose la dedicación por

la liturgia cordobesa del siglo XV el 18 de mayo, día en que se sigue celebrando por los

capitulares la dedicación de la antigua aljama de Córdoba con una solemne celebración

litúrgica, con indulgencia plenaria para todo el que visita el templo el día de su

dedicación. Ya hemos destacado y creemos conveniente recordar en este lugar la

homilía de mons. Fernández Gónzalez, al año de tomar posesión de la diócesis de

Cordoba, en la que destacó las obras sociales del cabildo y el culto que mantiene en el

templo, que no solo -comentó- es para el culto sino “también para su conocimento

cultural y artístico… [aunque, eso sí, se debe presentar]… con una explicación

catequética de manera que el que entra por estos muros no salga por sus puertas igual

que entró, porque este es un lugar sagrado y Dios quiere mostrarse a través de la

muestra artística y cultural a cada uno de sus visitantes. Es un lugar de grandes

celebraciones religiosas o culturales que hacen posible una afluencia continua de

888

NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, op. cit., pp. 329-338. 889

Sobre Alfonso VII y las nuevas conquistas en al-Andalus, véase RISCO, M., Historia de Alfonso VII el

emperador, León, Nebrija, 1980.

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visitantes… Tenemos que poner a través del arte y de la cultura todos los medios a

nuestro alcance para que los que llegan a esta casa puedan experimentar el toque de

Dios”890

, indicaciones que han cobrado un especial protagonismo en su pontificado.

En cualquier caso, tras la conquista de la ciudad a los almorávides (1146) y los

almohades (1236), lo que se produce es una consagración religiosa de la mezquita

mayor, pero hasta los tres años de la última no se restauró la sede de Córdoba y fue

consagrado Lope de Fitero obispo de la misma por el arzobispo de Toledo Rodrigo

Jiménez de Rada, estableciéndose la cátedra episcopal en la antigua aljama-templo que

desde ese momento se convirtió en catedral y templo mayor de la diócesis891

.

Para conmemorar el 775 de la consagración del obispo Fitero (1239-1245) y del

templo catedralicio, la diócesis organizó una serie de actos culturales y religiosos,

alguno de los cuales tuvieron un singular desarrollo protocolario que analizamos a

continuación, destacando la misma presentación de la efemérides en la sala capitular del

recinto catedralicio, en la cripta de la capilla del Cardenal Salazar.

Presentación de los actos por el 775 aniversario de la consagración de la catedral en la cripta del cardenal Salazar.

Entre los primeros, además de concursos de periodismo, pintura rápida,

fotografía…. y la presentación del `Juego de la catedral´ -destinado a acercar a la

890

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D, “Homilía en la solemnidad de la dedicación de la Santa Iglesia

Catedral de Córdoba”, 18 de mayo de 2012, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, abril-

junio de 2011, pp. 197-202, vid- esp. pp. 201-202. 891

Al respecto, véase GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su

Iglesia Catedral y Obispado, Córdoba, Oficina de Juan Rodríguez, 1778.

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historia, explicar su significado y subrayar su valor…-, se han oraganizado diversos

actos, como la apertura del patio de los Naranjos para la noche de investigadores y

exposiciones, tanto en el citado patio como en el interior -exposiciones de `Aurelio

Teno´ y `Córdoba ciudad coventual´-, actividades musicales -`Los martes al órgano´y

creación de la orquesta de la catedral- y la apertuta de la torre campanario.

Importantes también han sido los actos religiosos programados para la

efémerides, a los que hay que sumar las celebraciones de los colegios de la Fundación

Diocesana de Enseñanza y encuentros con las Escuelas Católicas de la diócesis, así

como la incardinación de diversas ceremonias, entre las que cabría citar el rosario de la

aurora de la Virgen de la Candelaria el domingo 26 de enero, una semana antes de su

festividad, que llegó hasta la catedral -acompañada por el concilairio de la hermandad,

don Joaquín Alberto Nieva, que al mismo tiempo es canónigo del cabildo catedralicio-

de manera excepcional, por coincidir con el 775 aniversario de la consagración del

templo, presidiendo la imagen el presbiterio durante la misa pontifical dominical que

fue oficiada por mos. Fernández González892

, convirtiéndose en la única hermandad

cordobesa que ha participado con los tres titulares que procesionan en ceremoniales

catedralicios.

Especial relevancia tuvo la procesión de la Virgen de la Fuensanta, copatrona de

la ciudad, en septiembre de 2014, cuya imagen se ha llevado a la catedral de Córdoba a

lo largo de la época contemporánea en repetidas ocasiones, siguiendo una tradición que

al parecer comenzó en el reinado de Felipe V, en 1737893

. Ximénez y Hoyo recoge su

presencia en las procesiones de acción de gracias y rogativas894

para implorar la lluvia

en 1817, 1824, 1863, 1868 y 1874, y ante la amenza de cólera en 1855, 1860 y 1865895

.

No obstante, las ceremonias más singulares desde el punto de vista protocolario

fueron la procesión de las reliquias de los Santos Mártires y la solemne procesión

Regina Mater, que comentamos a continuación.

8.3.5.1.1 Reliquias de los Santos Mártires (noviembre de 2014)

892

“Santo Rosario de María Santisima de la Candelaria”, Getsemaní. Boletín de la Hermandad de Ntro.

Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Señor Amarrado a la Columna, María Santísima de la

Candelaria y San Eloy Obispo, Año XLI (2015), p. 28. 893

VÁZQUEZ LESMES, R., La devoción popular cordobesa…, op. cit., p. 112. 894

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces…, op. cit., pp. 241 ss. 895

Al respecto, véase RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª, Memorias…, op. cit., pp. 242-243.

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En la festividad de Cristo Rey, el último domingo del año litúrgico, la

hermandad de la Misericordia, que en su título incluye a los Santos Mátires, llevó en

solemne procesión las reliquias de la iglesia parroquial de San Pedro a la catedral

cordobesa, con motivo del aniversario de su consagración, en una visita que no se había

realizado desde 1939 por la finalización de la guera civil896

.

Las reliquias de los Mártires en la catedral para

conmemorar la terminación de la Guerra Civil, 1939.

El traslado se publicó y para los cofrades participantes se hizo la preceptiva

papeleta de sitio, diseñada especialmente para la ocasión, la salida extraordinaria a la

catedral que comenzó a prepararse a las ocho de la mañana.

La urna de las reliquias, una impresionante obra de platería realizada por

Cristóbal Sánchez Soto en 1789897

, se transportó en las parihuelas que utilizó Nuestra

Señora de las Lágrimas en sus traslados de Santa Marta a la catedral, con representación

de las hermandades invitadas -Socorro por ser de la feligresía, Buena Muerte que tiene

como titular a Nuestra Señora Reina de los Mártires y san Rafael por su relación con las

reliquias de los Mártires- y de la Corporación Municipal `bajo mazas´898

, que ha estado

896

Arch. SANTOS MÁRTIRES. Informe que presenta la Piadosa Hermandad del Santísimo Sacramento

y Santos Mártires de Córdoba y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y

Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desampara al Excmo. y Rvdmo. Monseñor Demetrio Fernández

González, Obispo de Córdoba, con motivo de la visita pastoral realizada a la Basílica Parroquia de San

Pedro de esta ciudad el 5 de marzo de 2015 y que contiene la memoria del ejercicio 2014, la `Crónica de

la Peregrinación de las Sagradas Reliquias de los Santos Mártires de Córdoba a la Santa iglesia

Catedral realzazda el 23 de noviembre de 2014´ y un balance de las aportaciones realizadas por esta

Piedosa Hermandad a las obras sociales a través de su programa de Obras de Misericordia. 897

Al respecto, véase MORENO CUADRO, F., Platería cordobesa, Córdoba, Publicaciones CajaSur,

2006, pp. 217-218. 898

MIRANDA, L., “El Ayuntamiento acompañó bajo mazas a los Santos Mártires”, en Día, 16 de

noviembre de 2014, http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20141116/sevp-ayuntamiento-acompanara-

bajo-mazas-20141116.html, [Consultada el 30 de septiembre de 2015]; véase también ALBA, A.,

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muy relacionada con la hermandad desde el siglo XVII, precedida de acólitos,

ceriferarios y turiferarios al servicio del paso, y con el acompañamiento de cincuenta

parejas de cirios -niños, jóvenes, hermanos en general y con más de 25 y 50 años en la

cofradía- y música de la banda de María Santísima de la Esperanza, el coro Cantabile y

la Capilla musical de la propia hermandad de la Misericordia que entonó el Himno a los

Santos Mártires a la salida del templo parroquial.

Corporación municipal `bajo maza´ en el traslado de los reliquias de los Mártires de Córdoba a la catedral, 2014.

En la catedral fue recibida por el obispo y en procesión interna se llevó hasta el

presbiterio, ubicándose junto al púlpito del lado de la epístola.

Reliquias de los Mártires de Córdoba en la catedral, 2014.

“Reliquias de San Pedro y Corporación bajo mazas",Cfr. http://cordopolis.es/2014/11/23/reliquias-de-san-

pedro-y-corporacion-bajo-mazas/[Consultada el 30 de septiembre de 2015].

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Terminada la liturgia de la festividad, proclamada por Pío XI por la encíclica

Quas primas [Al igual que la primera] sobre la realeza de Cristo, de 11 de diciembre de

1925, estableciendo para su celebración el último domingo de octubre, el anterior a la

festividad de todos los Santos, aunque tras el Vaticano II se celebra el último domingo

del año litúrgico, el quinto antes de la Navidad, que oscila entre el 20 y el 26 de

noviembre, las reliquias de los Santos Mártires volvieron al templo en el que se veneran

en procesión, trasladándose desde el presbiterio hasta la puerta de la Anunciación -arco

de las Bendiciones- al son de la marcha real interpretada por el organista catedralicio, al

que sustitiyó un repique de campanas al salir al patio de los Naranjos.

El itinerario de vuelta -puerta de Santa Catalina, Magistral González Francés,

Cardenal González, Cruz del Rastro, Lucano, plaza del Potro, Lineros, Don Rodrigo,

Carlos Rubio, plaza de la Almagra, Escultor Juan de Mesa, plaza de San Pedro- fue más

rápido que el de salida hacia la catedral por motivo de la lluvia que, no obstante, no

ensombreció el homenaje que recibieron las reliquias en la calle Lineros, frente al altar

público erigido en el siglo XVIII en honor de los Santos Mártires, momento en el que

las reliquias recibieron pétalos de flores rojas desde los balcones a su paso por el lugar

que se había alfombrado con hojas de hierbabuena.

8.3.5.1.2 Solemne procesión Magna mariana Regina Mater.

El 27 de junio de 2015 se clausuraba el 775 aniversario de la consagración de la

catedral cordobesa con una gran procesión, la Magna mariana Regina Mater, compuesta

por veinticinco advocaciones de `Vírgenes Coronadas´ de la diócesis de Córdoba.

El recorrido oficial -desde la Cruz del Rastro hasta la catedral- fue el mismo que

en 2013 se utilizó para el Viacrucis Magno con motivo del Año de la Fe, cuya

experiencia resultó muy positiva, avanzando lo que podrá ser la carrera oficial de la

Semana Mayor de Córdoba cuando esta incluya a la catedral, con un total de 11.000

sillas para poder presenciar los desfiles.

Los cortejos partieron de diferentes iglesias de la ciudad que sirvieron de

acogida a las hermandades de la provincia. Cada uno de ellos estuvo compuesto por

cruz de guía con faroles, varas, acólitos y bandas de música en los itinerarios

particulares.

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Salida de la imagen de María Auxiliadora Coronada de Montilla de la iglesia del colegio de Santa Victoria para participar en la Magna marina Regina Mater que clausuró el 775 aniversario de la consagración de la catedral de Córdoba, 2015.

El orden establecido para la singular procesión fue el orden de la coronación

canónica, comenzando por la más reciente, con las excepciones de Nuestra Señora de

los Dolores y Nuestra Señora de la Fuensanta, copatrona de Córdoba, que cerraron el

cortejo, el cual sintetizamos en el siguiente cuadro:

ADVOCACIONES

LOCALIDADES

HORA DE

ENTRADA EN

CARRERA

OFICIAL

Nuestra Señora del Carmen, 2012 Córdoba 20:00

Nuestra Señora de Linares, 2011 Córdoba 20:05

María Santísima del Campo, 2010 Cañete de las Torres 20:10

María Santísima de Belén, 2010 Palma del Río 20:15

Maria Auxiliadora, 2009 Córdoba 20:20

Nuestra Señora de Gracia, 2007 Benamejí 20:25

María Santísima de la Sierra, 2005 Cabra 20:30

Nuestra Señora del Socorro, 2003 Córdoba 20:35

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Nuestra Señora de la Antigua y

Piedad, 2000

Iznájar 20:40

Nuestra Señora de los Remedios,

1996

Aguilar de la

Frontera

20:45

Nuestra Señora de la Estrella, 1995 Villa del Río 20:50

Nuestra Señora de las Veredas, 1995 Torrecampo 20:55

María Santísmia de la Soledad, 1994 Priego de Córdoba 21:00

Nuestra Señora de los Ángeles, 1994 Hornachuelos 21:05

Nuestra Señora del Rosario, 1993 Córdoba 21:10

Nuestra Señora de la Salud, 1989 Castro del Río 21:15

Nuestra Señora de Villaviciosa, 1988 Villaviciosa de

Córdoba

21:20

Purísima Concepción, 1987 Puente Genil 21:25

María Santísima de los Remedios,

1986

Villafranca 21:30

Virgen de la Cabeza, 1986 Rute 21:35

María Santísima del Castillo, 1982 Carcabuey 21:40

María Santísima del Valle, 1952 Santaella 21:45

María Auxiliadora, 1950 Montilla 21:50

Nuestra Señora de los Dolores, 1965 Córdoba 21:55

Nuestra Señora de la Fuensanta,

1956.

Córdoba 22:00

Hubo un palco de autoridades, como en los cortejos semanasanteros, presidido

por el obispo de la diócesis, que estuvo acompañado por el delegado diocesano de

hermandades -Pedro Soldado-, el vicario general -Francisco Orozco-, el vicario de la

ciudad -Jesús Poyato-, el presidente de la Agrupación de Cofradías de Córdoba

- Francisco Gómez- y otras autoridades. En el mismo se rezaba una oración relacionada

con sus respectivas advocaciones, cuyas imágenes continuaban hacia la catedral.

En el interior de la catedral, el obispo dirigió unas palabras de agradecimiento a

todos los participantes, organizadores y cabildo catedralicio que los acogía, destacando

la labor que desempeña.

Concluido el acto, las diferentes hermandes abandonaron la catedral por las

puertas del Perdón y Santa Catalina, alternando, siguiendo el mismo criterio de fluidez

que se utilizó en el Viacrucis Magno de 2013.

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8.3.6 CCL aniversario fundacional de la hermandad del Caído, 26 septiembre

de 2015.

Para conmemorar el CCL aniversario de la hermandad de Nuestro Padre Jesús

Caído y Nuestra Señora de la Soledad se organizó un triduo que comenzó el viernes 23

de septiembre de 2015 en la iglesia conventual de San José -vulgo, San Cayetano-, con

acompañamiento musical de la soprano María Auxiliadora Belmonte.

El jueves 24, las imágenes se trasladaron rezando el viacrucis a la catedral en

parihuelas -con adorno floral de lirios morados para la imagen cristífera y flores

blancas, especialmente nardos, para la imagen mariana- siguiendo el recorrido de

Cuesta de San Cayetano, Mayor de Santa Marina, Conde de Priego, Santa Isabel, plaza

de Colón, Torres Cabrera, Alfonso XIII, Diego de León, plaza de las Tendillas, Jesús y

María, Ángel de Saavedra e iglesia del monasterio de MM.CC. DD de Santa Ana,

donde se celebró el segundo día del triduo con la participación de las descalzas en los

cantos del mismo.

Terminada la celebración eucarística, las imágenes prosiguieron el camino hacia

la catedral por Blanco Belmonte, plaza de la Agrupación de Cofradías, Conde y Luque,

Deanes, Judería y Cardenal Herrero, ingresando en el recinto catedralicio por la puerta

del Perdón.

Ntro. P. Jesús Caído y Ntra. Sra. de la Soledad en el presbiterio catedralicio para la celebración del tercer día del triduo con motivo del CCL aniversario fundacional.

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El tercer día del triduo, viernes 25 de septiembre, se ofició en el altar mayor de

la catedral a las 20:30 h. por los PP.CC.DD del convento de San José, con la

participación de la Capilla Musical de la Misericordia, que interpreto algunas

composiciones de Francisco Melguizo, Fundador de la hermandad del Santísimo Cristo

de la Misericordia, de la que fue hermano mayor entre 1937 y 1954899

. El acto estuvo

presidido por las imágenes titulares en las parihuelas utilizadas para el traslado, Jesús

Caído en el lado de la epístola y la Virgen de la Soledad en el lado del evangelio, ante la

imposibilidad material de ocupar el presbiterio catedralicio con los dos tronos

procesionales en los que se ubicarían las imágenes titulares para presidir la misa

pontifical, tras la cual se trasladarían a su sede canónica en solemne procesión; siendo el

traslado de los tronos -totalmente montados excepto el adorno floral y las imágenes

titulares de la hermandad- una estampa inusual en los preparativos del ceremonial

catedralicio, respondiendo no solo a una cuestión de infraestructura sino también de

protocolo, al querer diferenciar un traslado operativo en parihuelas de una salida

procesional solemne como broche final de los actos organizados.

Paso del Caído y palio de la Soledad en la catedral de Córdoba, a la que se trasladaron para el regreso de las imágenes tras la celebración del CCL aniversario de la fundación de la hermandad.

Este hecho acarreó un cierto problema de enseres que se resolvió de una manera

singular, solicitando la hermandad del Caído diversas pertenencias a otras hermandades

de Córdoba para el traslado, lo que, por otro lado, aumentó los lazos entre hermandades:

899

Canticorum iubilo, Kyrie de Melguizo, Aleluya, O salutaris hostia, Sanctus de Melguizo,

Jesu Rex Admirabilis, Tristis est, O Domine Iesuchriste, o bone Iesu y Salve Regina.

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la del Huerto cedió los faroles del Señor Amarrado a la Columna y una parihuela la

hermandad de la Caridad portó a Jesús Caído. La hermandad del Resucitado aportó

piezas de candelería del palio de la Virgen de la Alegría para las parihuelas de los

traslados y la pro-hermandad del Traslado al Sepulcro prestó su parihuela para la

Virgen, y la hermandad del Carmen, entre otras, cedió sus albas, puntos de luz y jarras

del paso.

Finalmente llegó el día en el que se terminarían los actos catedralicios con una

misa pontifical el sábado 26 de septiembre, a las 18:30h., que concelebró el obispo,

mons. Fernández González, con dos padres carmelitas y capitulares en la capilla de

Villaviciosa, en la que intervino el orfeón CajaSur900

.

Misa pontifical en la capilla de Villaviciosa con motivo del CCL aniversario de la fundación de la hermandad del Caído.

Esta ubicación, capaz de albergar un gran número de personas, facilitaría, por

otro lado, la formación del guión procesional para la salida de los pasos del recinto

catedralicio y el regreso a su sede canónica, pues la estructura arquitectónica de la

iglesia mayor de Córdoba es muy extensa en superficie, pero dificultosa para la

organización de un cortejo procesional, como se ha demostrado en varias ocasiones. Por

ello, el estar los pasos preparados con las imágenes, que se revistieron para el acto y la

900

Interpretó el canto de entrada Cantad al Señor, el Kyrie y Gloria de Mattioli, en el ofertorio el Ave

Maria de Tomás Luis de Vitoria, el Sanctus-Benedictus y Agnus Dei de Mattioli, en la comunión el canto

Comulgamos para amar y el Ave Regina para concluir.

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procesión posterior en la capilla del Cardenal Salazar, en el primer tramo de la primera

catedral gótica, junto a la capilla de Villaviciosa, facilitaba la salida de los mismos sin

apenas maniobras al pasar del nártex al trascoro y fácilmente a la nave central de

Abderramán I hasta el arco de las Bendiciones. Esta fue una de las ventajas que tuvo la

singular ubicación del ceremonial pontifical en este lugar, a lo que habría que añadir la

ágil salida de los componentes del amplio cortejo que se fue formando en el trascoro y

estuvo formado -según petición de papeletas de sitio- por doscientos veinte hermanos de

luz, además del grupo joven, camareras y alumnos del colegio Virgen del Carmen,

acólitos, presidencias y representaciones de carmelitas y hermandades de Córdoba y de

otras localidades, como las hermandades de Jesús Caído de Totana, Úbeda, Osuna, la

Esperanza de Triana de Sevilla, Nazareno de Alcaudete o Prendimiento de Cádiz, que

precedieron el paso de la Soledad.

Altar callejero en el monasterio de MM.CC.DD. de Santa Ana para el regreso de las imágenes del Caído y la Soledad desde catedral a su sede canónica.

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Ambos pasos estuvieron acompañados por bandas en su regreso a San Cayetano

tras abandonar el recinto catedralicio por la puerta del Perdón, siguiendo el siguiente

recorrido: Cardenal Herrero, Judería, Deanes, Conde y Luque, plaza de la Agrupación

de Cofradías, Blanco Belmonte, Ángel de Saavedra -donde se levantó un altar callejero

ante el convento de MM-CC.DD.-, Jesús y María, plaza de las Tendillas, Cruz

Conde, Manuel de Sandoval, Caño, Manuel María de Arjona, Osario, plaza de

Colón, Puerta del Rincón, Conde de Priego, plaza de Santa Marina, Mayor de Santa

Marrina, Colodro, Ollerías y Cuesta de San Cayetano.

El Caído estuvo seguido por la banda de las Cigarreras y la Soledad por la de

Nuestra Señora de la Oliva de Salteras (Sevilla) que interpretaron marchas clásicas junto

a otras de carácter más festivo que se adaptaron a la salida extraordinaria. La banda de

las Cigarreras que acompañó al paso de Cristo interpretó: Al pie de tu Santa Cruz, Al

Señor de la Sagrada Cena, Alegoría de la Fe, Amor de Madre, Ave María, Cordis

Mariae, Costalero del Soberano, Cristo del Amor, Dulce Nombre de María, Requiem y

Fue azotado, y la banda de Nuestra Señora de la Oliva dedicó a Nuestra Señora del

Mayor Dolor en su Soledad las siguientes: Amargura, Estrella Mater Dolorosa, Jesús

Caído, La Estrella sublime, La Sangre y la Gloria, Margot, Pasa la Virgen Macarena,

Paz eterna, Saeta cordobesa, Sagrada lanzada, Soledad en Jueves Santo y Virgen de la

Paz.

8.3.7 LXXV aniversario fundacional de la hermandad de Nuestro Padre Jesús

de las Penas y María Santísima de la Esperanza, 17 de octubre de 2015.

La hermandad conmemoró el LXXV aniversario de su fundación programando

una salida extraordinaria a la catedral de Córdoba, a donde se dirigiría el sábado 17 de

octubre en procesión a partir de las 16:00 h. en que saldría de su sede canónica en la

iglesia parroquial de San Andrés, siguiendo el recorrido por las calles de San Pablo y

Capitulares (16:30h.) donde recibiría la medalla de la ciudad de manos de la alcaldesa,

Diario de Córdoba, San Fernando (16.50h.), Corregidor Luis de la Cerda (17:30h.),

Magistral González Francés (18:10h), patio de los Naranjos y por la puerta de las

Palmas (18:20h) al interior de la catedral, donde se celebró una misa cantada en la

capilla mayor -en la que se ubicó el bacalao de la hermandad- para celebrar la

efemérides a las 19:30 h., que fue oficiada por el canónigo don José Juan Jiménez

Güeto, que fue el pregonero de la Semana Santa de 2016, y concelebrada por el párroco

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de San Andrés y conciliario de la hermandad, don Pablo Calvo del Pozo, con la

intervención del Coro Polifónico de la S. I. Catedral de Córdoba.

Todo se había preparado con tiempo, habiéndose adornado las calles en los días

previos por el grupo joven de la hemandad con sus colores característicos, blanco y

verde, e incluso se publicó en la Web el amplio y cuidado cortejo para no dejar nada a la

improvisación, incluyendo los nombres de los hermanos que lo formaban901

: cruz de

guía con faroles, hermanos con cirio (primer tramo de Cristo), bandera con varas de

acompañamiento, hermanos con cirio (segundo tramo de Cristo), paso de Nuestro Padre

Jesús de las Penas con acólitos, ceriferarios y turiferarios, cruz parroquial con ciriales,

hermanos con cirio (primer tramo de Virgen), estandarte con varas de acompañamiento,

hermanos de cirio (segundo tramo de Virgen), guión con varas de acompañamiento,

hermanos con cirio (tercer tramo de Virgen), paso de María Santísima de la Esperanza

con acólitos, ceriferarios y turiferarios, y presidencia religiosa y civil con autoridades.

Unas horas antes de prepararse el cortejo procesional la aparición de la lluvia

impidió la salida extraordinaria, si bien la iglesia parroquial permaneció abierta desde

las 16:30 h. a las 18:00h. para poder visitar las imágenes titulares en sus pasos, que

tenían previsto haber sido acompañandos por la banda de Nuestro Padre Jesús de la

Pasión de Linares el paso de Cristo y el paso de palio por la banda de María Santísima

de la Esperanza que estrenaría con tal motivo la marcha “He ahí la Esperanza” de

Rafael Wals, quien en su composición trató de dar sentido a la evolución lenta que ha

gozado la hermandad a lo largo de su existencia, recorriendo un camino ascendente en

sus notas musicales hasta llegar al clímax de la obra que recrea la salida extraordinaria

con motivo de la salida procesional extraordinaria al templo mayor de la ciudad para

celebrar el LXXV aniversario fundacional902

.

Cuando se conoció la noticia de la suspensión de la salida de los titulares por las

inclemencias del tiempo, la alcaldesa de la ciudad Isabel Ambrosio -acompañada por el

Segundo Teniente Alcalde, David Luque- se dirigió desde la sede de la corporación

municipal a la sede canónica de la hermandad, parroquia de San Andrés, antes de que se

abrieran sus puertas al público, para hacer entrega a la Virgen de la Esperanza de la

Medalla de Oro de la Ciudad en reconocimiento a la devoción que le profesa el pueblo

901 http://www.esperanzacordobesa.es/wp-content/uploads/2015/10/cortejo-salida-extraordinaria-orden-

de-los-tramos-hermanos-con-cirio.pdf 902

Editorial ABC Andalucía, Semana Santa de Córdoba, Música Cofrade, “La obra `He ahí la Esperanza´

rememora el crecimiento de la codradía en estos 75 años”, puede consultarse en

http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/semanasanta/20151017/sevi-obra-esperanza-recrea-crecimiento-

201510161559.html

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384

de Córdoba, distinción que también recibió el 18 deoctubre de 2014 de la anterior

corporación Nuestra Señora de la Paz y Esperanza -la Paloma de Capuchinos- con

motivo del LXXV aniversario de la bendición de la imagen, cuyo ceremonial hemos

comentado anteriormente.

8.4 Años jubilares.

8.4.1 Gran jubileo del año 2000.

El gran jubileo del año 2000 fue convocado a finales de 1998 por Juan Pablo II a

través de la bula Incarnationis Mysterium [El misterio de la Encarnación]. Con esta

efemérides la Iglesia se preparaba para entrar en el III milenio renovando la fidelidad a

las enseñanzas del Vaticano II903

y para conseguirlo el papa anunció en 1994 el

itinerario a seguir con la carta apostólica Tertio millennio adveniente [El advenimiento

del tercer milenio], en la que el pontífice expuso que debía ser la ocación para buscar la

unidad en el diálogo con las grandes religiones y afrontar el desafío de la crisis de

valores de finales del siglo XX al tiempo que debería de servir para defender a `todos

los pobres del mundo´, animando a enfrentarse al nuevo milenio con actitud de

conversión y penitencia que preparasen una nueva primavera de la Iglesia904

.

Entre ambos documentos papales, como preludio de la convocatoria, los obispos

del Sur de España dieron a conocer una amplia pastoral que, después de conectar con

los aspectos sociales expuestos por el pontífice y manifestar su profunda preocupación

por las nuevas pobrezas -inmigración, marginación social, maltrato, abandono,

alcoholismo, prostitución, drogas-, termina con una invocación a la Virgen, rogándole

por los enfermos, los pobres, los marginados, etc.905

.

Este proceso, que desde el Vaticano pasa a la Conferencia Episcopal Española y

al colectivo de los Obispos del Sur, termina en las iglesias particulares, celebrándose en

903

JUAN PABLO II, Bula Incarnationis Mysterium [El misterio de la Encarnación], de 29 de novimbre

de 1998, de convocación del Gran Jubileo del año 2000, nn. 1, 2. 904

JUAN PABLO II, Carta apostólica Tertio millennio adveniente [El advenimiento del tercer milenio] al

episcopado, al clero y a los fieles como preparación del jubileo del año 2000, de 10 de noviembre de

1994, nn. 51 y 18 respectivamente. 905

Carta pastoral colectiva de los obispos del sur de España con motivo del Gran Jubileo del año 2000 y

del comienzo del tercer milenio, de 1 de noviembre de 1998, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CXXXIX, julio-diciembre de 1998, pp. 324-346., vid. esp. nn.12 y 23.

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la Navidad de 1999 la apertura del Jubileo en la catedral de Córdoba906

, cuya diócesis

publicó el calendario de actos programados por semestres, de enero a junio907

y de julio

a enero de del 2001908

, clausurándose la víspera de la Epifanía909

.

En diciembre de 1999, además de la apertura, se preparó la Jornada jubilar de la

familia (16/12/1999) y la vigilia de oración por el paso del año 2000 (31/12/1999); en

enero del 2000, la celebración del bautismo de los niños ((9/01/2000) y jubileo de los

universitarios (27/01/2000); en febrero, jubileo de la vida consagrada (5/02/2000) y

viacrucis de las Hermanadades y Cofradías (11/02/2000); en marzo, en la festividad de

la Anunciación del Señor, el encuentro diocesano y procesión de Nuestra Señora de la

Fuensanta (25/03/2000) y rosario de la aurora en el regreso de Nuestra Señora de la

Fuensanta a su santuario (26/03/2000); en abril, jubileo de los militares /11/04/2000) y

jubileo de los trabajadores (28/04/2000); en mayo, gran parte de las ceremonias se

realizaron en la plaza de toros: jubileo de las hermandades y cofradías y procesión de

san Rafael (12/05/2000), jubileo de los niños y jubileo de los jóvenes con procesión de

las reliquias de los Santos Mártires (13/05/2000), celebración jubilar de la diócesis

(14/05/2000), terminándose las celebraciones de dicho mes con el jubileo de enfermos y

agentes sanitarios (28/05/2000); en junio, representación de El gran teatro del mundo de

Calderón de la Barca en la catedral (1-3/06/2000), encuentro diocesano en la vigilia de

Pentecostés (10/06/2000), jubileo de la comunidad gitana (18/06/2000) y fiesta del

Corpus Christi (25/06/2000). Los meses de julio y agosto se centraron en la

peregrinación diocesana a Tierra Santa (6-17/07/2000) y de los jóvenes a Roma para la

XV Jornada Mundial de la Juventud (9-22/08/2000), incorporándose al calendario

jubilar la coronación de la Virgen de la Piedad y Antigua de Iznájar el día de la

Natividad de María (8/09/2000), prosiguiéndose en septiembre con el jubileo de los

Arciprestazgos del Alto Guadalquivir (16/09/2000) y de Montilla-La Rambla

(23/09/2000) y jubileo de los presos en la festividad de la Merced, patrona de los

cautivos (24/09/2000); en el mes de octubre se hizo coincidir el jubileo de la Guardia

Civil con la festividad de su patrona, la Virgen del Pilar (12/10/2000), y se realizaron

los jubileos de los arciprestazgos de Pozoblanco-Villanueva de Córdoba (12/10/2000),

Levante (20/10/2000), Baena-Castro (21/10/2000), Hinojosa (28/10/2000) y Peñarroya-

906

Apertura del Gran Jubileo del año 2000. Santa Iglesia Catedral de Córdoba, 25 de diciembre de

1999, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLI, julio-diciembre, en de 1999, pp. 91-97. 907

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLII, enero-junio de 2000, p. 311. 908

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLII, julio-diciembre de 2000, p. 193. 909

Clausura del Gran Jubileo del año 2000. Santa Iglesia Catedral, 5 de enero de 2001, Boletín Oficial

de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIII, enero-junio de 2003, pp. 169-173.

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Pueblonuevo y Fuente Obejuna (29/10/2000); noviembre comenzó con el jubileo de la

Policía Nacional (2/11/2000) que, a diferencia de otros cuerpos, no se hizo coincidir con

su patronazgo de los Santos Ángeles Custodios -2 de octubre-, y prosiguieron los

jubileos de los arciprestazgos de Catedral-Casco Histórico (3/11/2000), Aguilar- Puente

Genil (4/11/2000), Lucena-Cabra-Rute (5/11/2000), Bajo Guadalquivir (11/11/2000) y

Fuensanta-Cañero (18/11/2000), completándose las celebraciones del mes con el jubileo

de la tercera edad (18/11/2000) y del mundo agrario con procesión de san Isidro

Labrador (19/11/2000); en diciembre se llevó a cabo el jubileo de los docentes

(2/12/2000), del arciprestazgo de Priego de Córdoba (7/12/2000) y la peregrinación

diocesana a Roma (14-18/12/2000); clausurándose, como hemos indicado, la víspera de

la Epifanía, el 5 de enero del 2001910

.

Se trata de un calendario muy completo, en el que destaca junto a las novedades

de peregrinaciones y salidas del ámbito catedralicio, la realización de las clásicas

procesiones que durante toda la edad contemporánea se realizaron para las rogativas y

ceremonias de acción de gracias, especialmente con las imágenes de Nuestra Señora de

la Fuensanta, san Rafael y las reliquias de los Santos Mártires, para cuya fiesta se

obtuvo del arzobispo de Toledo licencia para el uso del rito mozárabe que no derogó la

bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], dada en Roma por Pío V el 14

de julio de 1570, y que restableció en Toledo el cardenal Cisneros despúes de haber

desaparecido en el siglo XI, de ahí que correspondiese al primado de España autorizar

su uso: “otorgo mi licencia para que V.E. pueda celbrar el 17 de noviembre, en este Año

Jubilar, la eucaristía en el Rito Hispano-Mozárabe en la Fiesta de los Santos Mártires

Acisclo y Victoria, Patronos de la Diócesis de Córdoba”911

, autorización puntural del

superior responsable del rito hispano mozárabe que se convirtió en permanente el 11 de

noviembre de 2003912

.

8.4.2 Por el Doctorado de san Juan de Ávila, 2013.

910

Carta pastoral del obispo de Córdoba en la clausura del Gran Jubileo del año 2000 para presentar a

la diócesis las orientaciones pastorales en los comienzos del tercer milenio, Boletín Oficial de la Diócesis

de Córdoba. Vol. CXLIII, enero-junio de 2003, pp. 149 ss. 911

Carta del arzobispo de Toledo, mons. Francisco Álvarez Martínez, al obispo de Córdoba, mons

Francisco Javier Marínez, autorizando la celebración en rito mozárabe de la fiesta de los Santos

Mártires Acisclo y Victoria, en la parroquia de San Pedro de Córdoba, en Boletín Oficial de la Diócesis

de Córdoba. Vol. CXLII, julio-diciembre de 2000, p. 211. 912

Carta del arzobispo de Toledo, mons. Antonio Cañizares Llovera, al obispo de Córdoba, mons Juan

José Asenjo Pelegrina, autorizando la celebración en rito mozárabe de la fiesta de los Santos Mártires

Acisclo y Victoria, en la parroquia de San Pedro de Córdoba, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.

Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, p. 125.

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El Maestro Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, 1500?), estudió

en la Universidad de Salamanca (1514-1518) y en la Universidad Complutense (1520-

1525), donde se especializó en ciencias eclesiásticas y entró en contacto con las grandes

corrientes del momento, como el erasmismo913

. La personalidad de Erasmo de

Rótterdam, difícil y controvertida, lo situó en la encrucijada entre la Reforma

protestante y la obsoleta ortodoxia tradicionalista y le granjeó la enemistad de ambos

bandos, considerándolo los luteranos un traidor y los ortodoxos un peligroso reformista.

Después de su ordenación sacerdotal en 1526, san Juan de Ávila se dirigió a

Sevilla, donde se ofreció como misionero a fray Julián Garcés (obispo de Tlaxcala

-México- entre 1527 y 1547), uno de los prelados que tempranamente participan en la

acción misional y colonizadora de la corona española en Indias914

. Pero, el arzobispo de

Sevilla, don Alonso Manrique, por mediación de Fernando Contreras, le indica que se

quede en Andalucía -donde estaba de provincial de los Agustinos santo Tomás de

Villanueva-, comenzando su labor apostólica en ella: Alcalá de Guadaira, Écija...,

localidad en la que entró en contacto -además de con Leonor de Hinestrosa y Tello de

Aguilar- con la familia de los Señores de Guadalcázar: Pedro Fernández de Córdoba y

su hermana Sancha Carrillo, a quien dedica el Audi, filia (Alcalá, 1556)915

, que escribió

en la cárcel cuando estuvo procesado por la Inquisición.

Posteriormente, san Juan de Ávila fue llamado por el obispo fray Juan Álvarez

de Toledo a Córdoba, donde conoce a fray Luis de Granada, y el arzobispo de Granada,

don Gaspar de Ávalos, lo llama en 1536 a su ciudad, en la que posiblemente se licenció

en Teología en su reciente Universidad (1532) e intervino en la fundación del colegio de

Santa Catalina para sacerdotes teólogos (1537).

En Granada conoció a san Juan de Dios, uno de sus más fieles discípulos916

. Tras

un viaje a Córdoba, vuelve a Granada, donde predicó la Bula de la Cruzada (1538) y

913

Al respecto, véase BATAILLON, M., Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo

XVI, México, Fondo de Cultura Económica, 2000. 914

ESQUERDA BIFETT, J., “Juan de Ávila. Biografía de un sacerdote del postconcilio”, en Juan de

Ávila. Escritos sacerdotales, Madrid, BAC, 2000, pp. 1-27. 915

Sobre los hijos espirituales de san Juan de Ávila, véase HUERGA TERUELO, A., “Discípulas y

discípulos de Juan de Ávila”, en RINCÓN GONZÁLEZ, Mª D. y MANCHÓN GÓMEZ, R. (eds.), El

Maestro Juan de Ávila (1500?-1569). Un exponente del Humanismo reformista, Madrid, Fundación

Universitaria Española, 2014. 916

La relación entre ambos ha sido abordada por MARTÍNEZ GIL, J. L. OH, San Juan de Dios,

Fundador de la Fraternidad Hospitalaria, Madrid, BAC, 2002; y del mismo autor “San Juan de Ávila,

director espiritual de San Juan de Dios”, Salmaticensis, 47 (2000), pp. 433-474.

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conoce a san Francisco de Borja que formaba parte de la comitiva que acompañó el

cadáver de la emperatriz Isabel de Portugal, en cuyas honras predicó san Juan de Ávila.

Importante fue su presencia en Baeza, donde transformó el colegio de primeras

letras fundado por el clérigo local Rodrigo López en Universidad917

.

En 1539, durante el episcopado de don Pedro Manrique (1537-1541), san Juan

de Ávila envió a un discípulo a Córdoba para fundar un colegio de estudiantes918

. En

tiempos de don Leopoldo de Austria (1541-1558), el Maestro Ávila funda (1546) en el

Alcázar Viejo un centro misional (un centro de sacerdotes), conoce a fray Luis de

Granada, comienzan los contactos con san Ignacio de Loyola e insiste en la fundación

del Colegio de Córdoba ante el Ayuntamiento de la ciudad919

.

Son iniciativas de instrucción eclesiástica que se encuadran en la realidad

cultural del siglo XVI, especialmente ligadas al espíritu de Trento (1545-1563), que

impulsó la cualificación académica de los clérigos920

. En este sentido, recordar que el 3

noviembre de 1553 se acuerda fundar un colegio en las casas de don Juan de

Córdoba921

, que el deán donó a la Compañía de Jesús para crear el Colegio de Santa

Catalina922

, y la fundación del Colegio de la Asunción (1548-1557) por don Pedro

López de Alba, médico de Carlos V, que se estableció en Córdoba por indicación de san

Juan de Ávila, su director espiritual

El espíritu reformista de san Juan de Ávila se puso de manifiesto en los

Memoriales que dirigió al concilio de Trento, dados a conocer por Jedin923

, que le

valieron el título de Maestro al también llamado `Apóstol de Andalucía´ por su

importante labor en la misma, a la que nos hemos referido brevemente, y en la reforma

del clero924

.

917

GARCÍA CORDOERO, J. C., “la Universidad de Baeza entre los siglos XVI y XVIII. Ideario

pedagógico”, Revista CÓDICE, 8 (1992), pp. 39-51. 918

AMCO, Actas Capitulares, 17 de noviembre de 1539, se le concedió casa a costa de la ciudad. 919

ESCABIAS, S. de, Casos notables de Córdoba, 1612-1616, nn. 4 y 9. Vid. ed., Madrid, Sociedad de

Bibliófilos Españoles. Segunda época, 1949. 920

Al respeto, véase GARCÍA ORO, J., “Los proyectos educativos del Maestro Ávila en el contexto

escolar español del siglo XV. Escuelas, colegios y universidades en la Corona de Castilla”, en El Maestro

Ávila. Actas del Congreso Internacional, Madrid, 27-30 de noviembre del 2000, Madrid, Edice, 2000, pp.

195-226. 921

DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J. “Las casas del deán don Juan de Córdoba: Lujo y clientela en torno a un

capitular del Renacimiento”, Hispania Sacra, LXI, 123 (2009), pp. 77-104. 922

DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “El Colegio de Santa Catalina de Córdoba. Notas sobre su documento

fundacional”, Ámbitos, 19 (2008), pp. 93-103, vid. esp. p. 98. 923

Sobre san Juan de Ávila reformador de la Iglesia, véase JEDIN, H., “Juan de Ávila als

Kirchenreformer”, Zeitschrift für Aszesse und Mystik, 11 (1936), pp. 124-138. 924

SÁNCHEZ BELLA, Florencio, La reforma del clero en San Juan de Ávila. Madrid, Rialp, 1981.

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Su importancia cultural y doctrinal fue reconocida por sus contemporáneos y a

los cincuenta años de su muerte (Montilla, Córdoba, 1569) la Congregación de San

Pedro Apóstol de sacerdotes de Madrid inició en 1623 la causa de la beatificación925

. Si

bien esta se retrasó hasta el siglo XIX926

. Posteriormente fue nombrado patrono del

clero español927

y canonizado por Pablo VI928

. Benedicto XVI lo declaró Doctor de la

Iglesia Universal, título concedido a los santos que han tenido una trascendencia

decisiva en el magisterio universal de la fe929

, cuya aspiración se hizo pública en el

Mensaje de la Conferencia Episcopal Española al pueblo de Dios en el V Centenerio de

San Juan de Ávila. Noviembre de 1999930

y se anunció por la Santa Sede en el año

2011931

.

Con tal motivo, se solicitó un año jubilar y la Peniteciaria Apostólica accedió el

20 de junio de 2012 a la petición realizada por el obispo de Córdoba de concesión de

indulgencia plenaria con motivo del mismo -desde el 12 de octubre de 2012 al 19 de

octubre de 2013-, que se celebraría por la proclamación del patrón del clero español

como Doctor de la Iglesia universal el 7 de octubre de 2012 y, siguiendo el

procedimiento habitual, el obispo decretó las condiciones de la indulgencia plenaria,

estableciendo como lugares para alcanzarla el santuario de San Juan de Ávila de

Montilla y las iglesias-catedrales de peregrinación del relicario organizadas por los

obispos españoles932

, entre los que destacó la catedral de Córdoba.

La víspera del comienzo del año jubilar hubo una vigilia de oración en la

basílica romana de Santa María la Mayor, previa a la proclamación de san Juan de

Ávila y santa Hildegarda de Bingen como Doctores de la Iglesia en la plaza de San

925

MARTÍNEZ GIL, J. L., (ed.), Proceso de beatificación del Maestro Juan de Ávila. Madrid, Biblioteca

de Autores Cristianos, 2004. 926

LEÓN XIII, Breve apostólico Apostolicis Operariis, de 6 de octubre de 1894. 927

PÍO XII, Breve Apostólico Dilectus filius, de 2 de julio de 1946. Al respecto, véase MARCOS, L., “El

Beato Juan de Ávila, Patrono del clero secular español”, Resurrexit, 6 (1946) 435-436; MARTÍNEZ DE

ANTOÑANA, G., “El Beato Juan de Ávila, Patrón del clero secular español”, Ilustración del Clero, 40

(1947) 97-103. 928

PABLO VI, Bula Insegnamentii, de 31 de mayo de 1970. 929

BENEDICTO XVI, Carta apostólica, Ad perpetuam rei memoriam, de 7 de octubre de 2012. 930

LXXIII ASAMBLEA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA. Madrid, 23-26 de 1999,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLII, enero-junio de 2000, pp. 331-340.. 931

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, julio-septiembre de 2011 Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol. CLI. 932

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto de concesión de la indulgencia plenaria con ocasión de la

proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal, 20 de julio de 2012, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIII, julio-septiembre de 2012, pp. 612-615. Participar en misa

o acto jubilar en la basílica de san Juan de Ávila de Montilla y concluir con el rezo del padrenuestro, el

credo y una oración a María. Participar en las peregrinaciones del relicario y asistencia a alguna función

jubilar o acto piadoso o meditaciones piadosas ante el relicario, concluyendo con padrenuestro, credo e

invocaciones a María y a san Juan de Ávila.

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390

Pedro del Vaticano. A los pocos días, en la festividad de la Virgen del Pilar como estaba

anunciado, se abrió el año jubilar en Montilla y el 14 de octubre de 2012 se realizó una

misa de acción de gracias en la catedral de Córdoba, con las reliquias que se

procesionaron desde la parroquia de San José y Espírtu Santo a patir de las 11:00 h., por

la Calahorra, puente romano y arco del Triunfo hasta el presbiterio catedralicio en un

cortejo organizado por la Agrupación de Cofradías de Córdoba933

.

Las reliquias del Maestro Ávila ya habían estado en la catedral de Córdoba el

viernes 7 de mayo de 2010 con motivo del encuentro de obispos y seminaristas de

Andalucía para conmemorar el Año Sacerdotal934

y el 150 aniversario de la muerte del

Cura de Ars. Llegaron al templo mayor para presidir la eucaristía en procesión a

hombros de seminaristas desde el seminario San Pelagio, donde fueron veneradas toda

la noche en una vigilia de oración por los sacerdotes y seminaristas asistentes al

encuentro.

Reliquias de san Juan de Ávila en la catedral de Córdoba con motivo del año sacerdotal, 2010.

Las reliquias que se veneraron en la misa solemne de acción de gracias del

domingo 14 de octubre por el doctorado de san Juan de Ávila en el Año de la Fe, a la

933

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “Homilia, misa de acción de gracias por la proclamación de san Juan

de Ávila como Doctor de la Iglesia Unviersal, 14 de octubre de 2012”, Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CLIII, octubre-diciembre de 2012, pp. 805-810. vid. esp. p. 806. 934

BURGOS SERRANO, J., Año Sacerdotal 2009-2010, Córdoba, Diócesis de Córdoba, 2010.

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391

que estuvo convacada toda la diócesis, fueron las del corazón y clavícula del nuevo

relicario destinado al traslado itinerante, realizado por el escultor Antonio Bernal y el

orfebre Manuel Valera.

Relicario de san Juan de Ávila diseñado por Bernal y realizado por Valera. 2011.

Las reliquias de san Juan de Ávila proceden del sepulcro del Maestro en la

iglesia de San Francisco de Asís de Montilla que en 1894 el obispo Sebastián Herrero

mandó abrir para extraer algunas reliquias que se debían enviar a Roma para entregarlas

al postulador de la causa de beatificación. Posteriormete, en 1955, fueron entregadas a

la nueva postulación y el 10 de enero de 2011 -concluidos los procesos de beatificación

(4 de abril de 1894) y de canonización (31 de mayo de 1970)- el obispo de Córdoba

solicitó, antes de su proclamación como Doctor de la Iglesia, la recuperación de las

reliquias, que recibió el 2 de mayo del 2011, decretando que con alguna de ellas

-particularmente la del corazón (tres pequeños trozos de tejidos)- se hiciera un relicario

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392

con el fin de ser venerado en el santuario de Montilla y en todas las diócesis que lo

solicitaran935

.

El relicario itinerante, diseñado por Bernal y realizado por Valera, representa al

Maestro Ávila en el patio de su casa de Montilla enseñando a un grupo de tres

sacerdotes. Sobre ellos un corazón de plata destinado a albergar los tejidos de su

corazón y en la parte superior, a manera de remate, un arca que reproduce la que alberga

el cuerpo del santo en su santuario de Montilla y está destinada a contener la clavícula.

El 11 de agosto de 2011 se bendijo y se colocaron en él las reliquias comentadas,

dando fé el notario de la diócesis, Joaquín Alberto Nieva, así como del sellado y lacrado

de los estuches del relicario que ha tenido un largo peregrinar por las diócesis españolas,

comenzando por la catedral de Córdoba.

8.4.3 Año jubilar trinitario, 2013.

El Procurador General de la Orden de la Santísima Trinidad, Javier Carnerero

Peñalver, solicitó al papa la concesión de un año jubilar con motivo de los centenerios

de la muerte del fundador, san Juan de Mata -17 de diciembre de 1213-, y del

reformador, san Juan Bautista de la Concepción -14 de febrero de 1613-, lo que sería

celebrado en los centros de la familia trinitaria con actos religiosos desde el 17 de

diciembre de 2012 hasta el 14 de febrero de 2014.

La Penitenciaria Apostólica concedió el Año jubilar936

, que se validó por el

obispo de la diócesis937

, aunque las ceremonias se centraron en torno a la festividad de

san Juan Bautista de la Concepción, inaugurándose el 14 de febrero del 2103 y

clausurándose el mismo día del año 2014 en la parroquia de Nuestra Señora de Gracia

del 2014 con una solemne misa presidida por el ministro general de la orden, fray José

Narlaly. Pero para la clausura se organizaron diversos actos, entre ellos el traslado de las

reliquias del santo el sábado 15 de febrero a la catedral en procesión, que partiría del

templo donde se veneran a las 17:00 h. y llegaría a la iglesia mayor a las 20:00 h., para

935

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto sobre las reliquias y relicario de San Juan de Ávila, dado en

Córdoba a 10 de mayo de 2011, en la fiesta de san Juan de Ávila. 936

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo un año jubilar en honor de san Juan de

Mata y san Juan Baustista de la Concepción, firmado por el obispo titular de Metz, Mons. Juan Francisco

Girotti, el 23 de agosto de 2011, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIV, enero-marzo de

2013, pp. 236-237. 937

FERNANDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto episcopal para el año jubilar con ocasión del centenario de

la muerte del fundador y del reformador de la Orden de la Santísima Trinidad, San Juan de Mata y San

Juan Bautista de la Concepción, de 13 de febrero de 2013 (AGOC. Prot. 353/2013).

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393

que presidieran la solemne misa de acción de gracias que se realizó el domingo 16 de

febrero en la que concelebraron junto al obispo el ministro y consejo general de la

orden, los ministros provinciales, vicarios y delegados de la orden en todo el mundo,

además de religiosos y miembros de la familia trinitaria938

. Tras la misa, que comenzó a

las 12:00 h., como todas las dominicales de la catedral, las reliquias fueron trasladadas

en procesión hasta la parroquia de San Francisco, donde se realizó una oración final

ante la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, devoción mariana muy arraigada en la

orden trinitaria.

Reliquias de san Juan Bautista de la Concepción en la catedral de Córdoba con motivo del Año Jubilar Trinitario, 2013.

8.4.4 Por el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, 15 de

octubre de 2014.

Atendiendo a la solicitud de un Año jubilar teresiano para todas las diócesis de

España que realizó la Conferencia Episcopal Española, la Penitenciaría Apostólica

expidió el 24 de marzo de 2014 un Decreto concediendo el año jubilar con motivo del V

centenario del nacimiento de santa Teresa (Ávila, 28 de marzo de 1515) desde el 14 de

octubre de 2014 al 15 de octubre de 2015.

938

“Año Jubilar Trinitario”, Boletín de la Ilustre y Piadosa Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre

Jesús Nazareno Rescatado y María Santísima de la Amargura, 34 (2014), pp. 74-75.

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394

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal en su reunión CCXXXII,

de 25 y 26 de junio de 2014, estableció que cada obispo eligiera los templos jubilares,

teniendo especialmente presentes los vinculados a los carmelitas.

En la diócesis de Córdoba se estableció que podrían obtener indulgencia

plenaria939

, aplicable a sí o en sufragio de las almas purgantes, los fieles que

participasen en la solemne eucaristía de inauguración del año jubilar en la catedral el 15

de octubre de 2014, físicamente o a través de los medios de comunicación si estuviesen

impedidos, y quienes durante el año jubilar visiten o asistan a la eucaristía, a algún acto

jubilar o piadoso, o realicen meditaciones piadosas, concluyendo con un padrenuestro,

el credo e invocaciones a María y santa Teresa, en algunos de los siguientes templos

designados al efecto: iglesias de PP. CC. Descalzos -conventual de San Cayetano y del

Desierto de Nuestra Señora de Belén en las Ermitas de Córdoba-, monasterios de

MM.CC. Descalzas de la diócesis -Santa Ana de Córdoba, San José de Aguilar, San

José de Bujalance, San José de Lucena y Nuestra Señora de la Sierra en San Calixto-,

capilla de la Sede de la Institución Teresiana en la plaza de la Concha de Córdoba y la

capilla de la Casa de San Juan de Ávila en Montilla940

, por la vinculación de santa

Teresa con san Juan de Ávila, a cuyo juicio sometió el libro de su Vida941

.

En su Decreto, el obispo de Córdoba exhortó a la preparación de tan importante

momento eclesial, recordando la doctrina de la Iglesia, que permitirá conocer mejor a la

doctora de la Iglesia y visitar los lugares relacionados con ella en la diócesis, entre ellos

la catedral de Córdoba, en la que se celebró la solemne ceremonia inaugural del año

jubilar teresiano, con una celebración eucarística, una conferencia impartida por

Encarnación González y la inauguración de la exposición Córdoba conventual, que

sirvió de broche de oro a la solemnidad del año jubilar y al tiempo se encuadraba en los

actos conmemorativos del 775 aniversario de la consagración de la catedral como

templo mayor de la diócesis.

La eucaristía estuvo presidida por el obispo, don Demetrio Fernández, y

concelebrada por el cabildo, los rectores y formadores de los seminarios de San Pelagio

y Redemptoris Mater y los padres carmelitas. En el presbiterio, se colocó la escultura de

939

Siempre que se cumplan las condiciones acostumbradas: confesión sacramental, participación en la

eucaristía y comulgar, y orar por las intenciones del Papa. 940

AGOC, Decreto de mons. Demetrio Fernández González. Prot. Nº 1841/2014. 941

SAN JUAN DE ÁVILA, Carta 158, enviada A la muy reverenda Madre mía y Señora Teresa de Jesús

(Montilla, 12 de septiembre de 1568), en SAN JUAN DE ÁVILA, Obras Completas, Madrid, Biblioteca

de Autores Cristianos, 2003, t. IV, Epistolario, pp. 543-546.

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395

Santa Teresa que José de Mora realizó para la capilla de su advocación en la catedral de

Córdoba.

La liturgia de la palabra se realizó en el púlpito del lado del evangelio, como es

habitual en las grandes solemnidades, repitiéndose en el salmo responsorial el Salmo

88,2, “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”, tan presente en la iconografía

teresiana -“Misericordias Domini In Aeternum Cantabo”- a partir del retrato que de la

santa abulense realizó el carmelita descalzo fray Juan de la Miseria a instancias de la

priora del convento de San José del Carmen de Sevilla942

.

El obispo pronunció su homilía desde la cátedra y la oración de los fieles se

realizó desde el atril dispuesto en el lado del evangelio por estar el de la epístola

ocupado por la citada escultura teresiana.

Los cantos fueron ejecutados por el coro del seminario, que incorporó a la

celebración la versión musical del poema teresiano: “Nada te turbe, / nada te espante, /

todo se pasa, / Dios no se muda; / la paciencia / todo lo alcanza; / quien a Dios tiene

nada le falta; / solo Dios basta”

La conferencia ofrecida por María Encarnación González Rodríguez, Directora

de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española y

Postuladora de la Causa del Doctorado de san Juan de Ávila, versó sobre Santa Teresa

de Jesús y san Juan de Ávila, centrándose en la correspondencia epistolar de san Juan de

Ávila a santa Teresa943

y en la importancia de la humanidad de Cristo para ambos

santos, temática que se hace presente en su iconografía944

.

La exposición de Córdoba conventual se montó en la ampliación de Almanzor

con obras pertenecientes a 44 conventos de la diócesis, recogidas en el catálogo editado

por la Diputación Provincial. En el Acto inaugural, guiado por el concejal del

Ayuntamiento de Córdoba, don Rafael Jaén Toscano, concejal Delegado de Patrimonio,

Casco Histórico y Naturaleza, intervino en primer lugar el obispo por celebrarse el acto

en la catedral de Córdoba y tratarse de una muestra cultural de temática religiosa.

942

Sobre el verdadero retrato de santa Teresa de Jesús, véase F. Pacheco, Arte de la pintura. Su

antigüedad y grandeza, Sevilla, 1649; BARCIA, A. Mª, “El retrato de Santa Teresa”, Revista de

Archivos, Bibliotecas y Museos, XX (1909); CANO NAVAS, Mª. L., El convento de San José del

Carmen de Sevilla, Sevilla, 1984; HUERGA, A., Historia de los Alumbrados, IV, Los Alumbrados de

Sevilla, 1570-1630, Madrid, 1988. 943

SAN JUAN DE ÁVILA, carta A la muy reverenda Madre mía y Señora Teresa de Jesús (Montilla, 12

de septiembre de 1568), en SAN JUAN DE ÁVILA, Obras Completas, op. cit., pp. 543-546. 944

Al respecto, véase el trabajo de MORENO CUADRO, F., “La humanidad de Cristo en la iconografía

aviliana”, en El Maestro Juan de Ávila (1500?-1569). Un exponente del Humanismo reformista.

Colección Espirituales Españoles, Fundación Universitaria Española y Universidad Pontificia de

Salamanca, 2014, pp. 123-158.

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396

Importante fue la intervención del alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello, presidente

del Grupo de Ciudades Españolas Patrimonio de la Humanidad, pues la exposición se

incluía en la conmemoración del 775 aniversario de la consagración de la catedral, del

30 aniversario de su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial (1984) y del 20

aniversario de la ampliación de la declaración al Conjunto Histórico de Córdoba (1994).

Intervino a continuación la presidenta de la Diputación, doña María Luisa

Ceballos Casas, y el alcalde de Córdoba, don José Antonio Nieto Ballesteros, tras cuya

intervención se pasó a visitar la exposición.

8.4.5 Por el L aniversario de la coronación canónica de Nuestra Señora de los

Dolores, 2015.

Con motivo del quincuagésimo aniversario de la coronación canónica de la

Virgen de los Dolores945

el obispo de Córdoba, a petición de la hermandad servita,

solicitó el 24 de febrero de 2105 la proclamación de un año jubilar al papa Francisco,

quien lo concedió a través de la Penitenciaria Apostólica946

que, asimismo, decretó la

autorización para impartir la bendición papal en la iglesia cordobesa del hospital de San

Jacinto al obispo947

, quien el 26 de febrero decretó el Año Jubilar Mariano desde el 27

demarzo de 2015 -Viernes de Dolores- hasta el 8 demayo de 2016, estableciendo como

templo jubilar la iglesia del Hospital de San Jacinto, donde se venera `desde hace tres

siglos´ la Virgen de los Dolores948

.

Efectivamente, la devoción a Nuestra Señora de los Dolores está constatada en la

catedral desde 1680, año en que comenzó a celebrarse de manera solemne su festividad

ante la imagen que cedió el capitular Francisco Antonio Bañuelos Murillo,

maestreescuela catedralicio, a la que debía dedicarse una capilla en la iglesia mayor,

aunque en 1682 pasó a venerarse en el altar mayor de la iglesia conventual de los

franciscanos descalzos de San Pedro de Alcántara.

945

Al respecto, véase JURADO JURADO, J. J., La coronación canónica de Nuestra Señora de los

Dolores, Córdoba Hermandad de los Dolores de Córdoba, 2015. 946

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo un año jubilar [Nuestra Señora de los

Dolores] con indulgencia plenaria, firmado por el Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, a 24 de febrero

de 2015. 947

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo al obispo la facultad para impartir la

bendición papal con indulgencia plenaria en el Año jubilar de Nuestra Señora de los Dolores, firmado

por el Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, a 24 de febrero de 2015. 948

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto del Año Jubilar de Nuestra Señora de los Dolores, dado en

Córdoba a 26 de febrero de 2015. Prot. Nº 493/2015.

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397

En 1699, a iniciativa de Juan Salvador Amo, se solicita la constitución como

congregación de la Orden Tercera de los Siervos de María -Servitas- bajo al advocación

de los Dolores de María, que autorizó el sucesor del cardenal Salazar en la sede

cordobesa, el obispo Juan de Bonilla (1707-1712), notándose al final de su pontificado

una crisis por la falta de congregados que hacía imposible la realización de cultos, los

cuales se incentivaron a partir del pontificado de Marcelino Siuri (1717-1731) con el

nacimiento de la hermandad de Nuestra Señora de los Dolores en el hospital de San

Jacinto en febrero de 1717, procesionando la actual imagen mariana que la hermandad

encargó a Juan Prieto el Domingo de Ramos de 1718.

La devoción que fomentó la hermandad acarreó que se fusionara en 1719 con la

prácticamente desaparecida congregación servita, de la que se separó en 1727,

abandonando la sede en la que la citada congregación siguió venerando a la Virgen de

los Dolores, reorganizándose en 1746 y participando en la procesión del Viernes Santo

a la catedral cordobesa, acompañando al Santo Entierro, según el Reglamento sobre las

procesiones dado por el obispo don Pedro Antonio de Trevilla el 2 de mayo de 1820.

En la etapa isabelina (1843-1868) alcanzó una importante proyección y,

coincidiendo con la descentralización de la citada procesión durante el reinado de

Alfonso XII (1874-1888) y la regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902),

dejó de acudir a la catedral de Córdoba, a la que ha vuelto en varias ocasiones, entre las

que destaca la realizada con motivo del quincuagésimo aniversario de su coronación

canónica que analizamos.

La imagen, a la que con motivo del 25 aniversario de su coronación se le realizó

un triduo en la catedral desde la que volvió a su santuario el 9 de mayo de 1990

acompañada por numerosas hermandades y miembros de la Agrupación949

, fue traslada

a la catedral para celebrar el 50 aniversario de la misma en parihuelas el 5 de mayo,

visitando siete iglesias conventuales -Santa Isabel, Santa Marta, Capuchinas, Hermanas

de la Cruz, Santa Victoria, Santa Ana y la Encarnación- siguiendo la costumbre que

tuvo en el siglo XVIII y primer cuarto del siglo XIX cuando procesionaba el Domingo

de Ramos, ante de incorporarse a la procesión oficial del Santo Entierro.

En los días siguientes, 6, 7 y 8 se celebró un triduo en el altar mayor. El primer

día celebró mons, Asenjo, arzobispo de Sevilla, con intervención de la Nova Schola

Gregoriana; el siguiente lo hizo el conciliario de la hermandad y vicario de la diócesis,

949

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., p. 278.

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398

Francisco Orozco, con intervención del Orfeón CajaSur; y finalmente, el delegado

provincial de los Siervos de María, fray Javier María Badillo, con intervención de la

Capilla musical de la hermandad de la Misericordia.

Nuestra Señora de los Dolores saliendo por la puerta de las Palmas de

la catedral tras la misa pontifical del año jubilar, 9/05/2015.

El sábado 9 de mayo, aniversario de la coronación, se celebró una solemne

pontifical presidida por el obispo de Córdoba, mons. Fernández González, tras el cual se

realizó la procesión de vuelta de la Virgen de los Dolores -ataviada con la misma

indumentaria que llevó el 9 de mayo de 1965 para su coronación- a su sede canónica en

su paso procesional, a diferencia de las parihuelas utilizadas en su llegada a la iglesia

mayor, acompañada por la banda de Música de Nuestra Señora de la Estrella y la

Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención, siguiendo el itinerario

habitual: puerta del Perdón, Cardenal Herrero, Judería, Deanes, Conde y Luque, plaza

de la Agrupación de Cofradías, Blanco Belmonte, Ángel de Saavedra, Jesús y María,

plaza de las Tendillas, Cruz Conde, San Álvaro, plaza de San Miguel, Góngora,

Ramírez de Arellano, plaza de los Carrillos, plaza de Chirinos, Caño, Manuel María de

Arjona, Osario, Burell, plaza de la Doblas y plaza de Capuchinos.

8.5 Coronaciones canónicas

8.5.1 Coronacion de Nuestra Señora del Rosario, 1993.

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399

En el Real convento de San Pablo, fundación dominica del siglo XIII, estuvo

arraigada una especial devoción a la Virgen del Rosario, lo que motivó la organización

de una cofradía de gloria ligada a dicha advocación durante siglos, construyéndose para

su veneración en el citado convento una de las más hermosos camarines setecentistas950

en la capilla funeraria de doña Leonor López de Córdoba, lo que estuvo en la base del

decreto de Coronación canónica de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios

Dolorosos, imagen titular de la cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, labrada

por Luis Álvarez Duarte en 1973 para la hermandad951

, que heredó la devoción secular

de la advocación mariana.

En 1992, con motivo del 75 aniversario de la reorganización de la cofradía, se

presentó al obispo la propuesta con el fin de reavivar el compromiso mariano, que tuvo

el apoyo de 10.000 firmas, aprobándose el 7 de octubre de 1992, con motivo de su

festividad, el decreto episcopal que concedía el rango eclesiástico de la Coronación

canónica, para la que se diseñó por el autor de la imagen, Álvarez Duarte, una

excepcional corona de oro, con 18 zafiros y 650 brillantes, que fue labrada por

Francisco Díaz Roncero, autor del paso de palio952

.

Para la celebración, la primera coronación que se realizó al el recinto

catedralidio, se trasladaron las imágenes de la hermandad a la catedral acompañadas por

la banda de música Regimiento Soria 9 de Sevilla. El 31 de octubre de 1993 fue

coronada la imagen por mons. Infantes Florido en el crucero catedralicio con la

participación musical del Orfeón CajaSur.

950

Para la contextualización de la construcción de la segunda mitad del siglo XVIII, una de las más

importantes del barroco cordobés, cercano a la estética de las creaciones arquitectónicas de Francisco de

Aguilar y las escultóricas de Alonso Gómez de Sandoval, véase RIVAS CARMONA, J., Arquitectura y

policromía. Los mármoles del Barrroco Andaluz, Córdoba, Servicio de Publicaciones d ela diputación

Provincial, 1990. 951

DÍAZ VAQUERO, Mª D., Imagineros andaluces contemporáneos, Córdoba, Publicaciones CajaSur,

1995, p. 262. 952

Al respecto, véase MORENO CUADRO, F., “La obra del orfebre Díaz Roncero en las cofradías

penitenciales”, en Actas del II Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa, Córdoba, Servicio de

Publicaciones CajaSur, 1996, pp. 265-275.

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400

Coronación canónica de Ntra. Sra. del Rosario, 1993.

8.5.2 Proclamación y triduo por la coronación de la Virgen de la Fuensanta,

1995.

Desde el comienzo del primer periodo de presidencia de Juan Villalva Cabello

en la Agrupación (1987-1991) la junta directiva de la misma tuvo como objetivo

prioritario declarar a la Virgen de la Fuensanta, copatrona de Córdoba junto a san

Acisclo y santa Victoria, patrona de las hermandades y cofradías cordobesas, lo que se

acordó solicitar al obispo en la junta general extraordinaria celebrada el 31 de octubre

de 1987, decretándolo mons. Infantes Florido el 7 de diciembre de 1987, con motivo del

Año Mariano convocado por Juan Pablo II que se inauguró el 6 de junio de 1987 en la

víspera de Pentacostés y se clausuró en la festividad de la Asunción el 15 de agosto de

1988.

La fecha del citado decreto episcopal se celebró con una solemne procesión de la

venerada imagen a la catedral, con acompañamiento musical del Centro Cultural

Calíope de Fernán Núñez, donde se celebró la vigila de la Inmaculada y en dicha

festividad una solemne misa pontifical donde se leyó el nombramiento como patrona de

las cofradías de Nuestra Señora de la Fuensanta, que volvió a su santuario acompañada

por la banda Maestro Tejero953

.

El segundo mandato de Villava tuvo como uno de sus objetivos principales,

además de renovar los Estatutos de la Agrupación y agilizar las gestiones para que las

hermandades hicieran estación de penitencia en la catedral, el conseguir la coronación

953

BEJARANO NIETO, A. y HERRERA MESA, P. P., Agrupación de Cofradías. 50 años de historia,

op. cit., pp. 266-267.

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canónica de Nuestra Señora de la Fuensanta954

, de la que fueron padrinos el cabildo

catedralicio y la parroquia de la Fuensanta, actuando como madrina la Agupación de

Cofradías de Semana Santa de Córdoba.

Los actos comenzaron con la celebración el 2 de febrero de 1995 de una

eucarística en el templo mayor, presidida por el nuncio apostólico en España, mons.

Tagliaferri, en la que actuó el Orfeón CajaSur y se proclamó el breve pontificio

concediendo la coronación canónica, tras la cual se inició un novenario mensual

preparatorio en los primeros sábados de cada mes a partir del 5 de marzo, al que se

sumaron diversos actos culturales -sesión monográfica en la Real Academia de Córdoba

el 12 de mayo y edición facsímil del texto del Magistral González Francés sobre la

Virgen de la Fuensanta, entre otros-.

El 28 de septiembre, la imagen se trasladó a la catedral, acompañada por

representaciones de todas las cofradías cordobesas y las bandas de cornetas y tambores

de Nuestra Señora de la Fuensanta y Agrupación Musical Cristo del Amor, para celebrar

el triduo preparatorio para la coronación, que se desarrollaría entre el 29 de septiembre

y el 1 de octubre. El primer día predicó el arzobispo de Granada, mons. Méndez

Asencio, e intervino la Coral Ramón Medina; el segundo oficio el obispo de Jerez,

mons. Bellido Caro, y actuó el Orfeón CajaSur; y el tercer día oficio el obispo de

Córdoba, mons. Infantes Florido, con la intervención del Real Centro filarmónico

Eduardo Lucena.

El 2 de octubre se trasladó la imagen desde la catedral hasta el altar erigido en el

Gran Capitán. Allí se celebró la solemne coronación por el cardenal Tagliaferri y el

obispo dicocesano, quienes impusieron las coronas a la imagen mariana y al Niño

respectivamente, tras la cual la patrona de las hermandades fue procesionada hasta su

santuario955

.

8.5.3 Triduo por la coronación de Nuestra Señora del Socorro, 2003.

Una vez decretada por mons. Martínez Fernández la coronación canónica para el

8 de septiembre de 2011956

, la hermandad preparó la solemnidad, que se celebró en la

954

Ibidem, p. 287. 955

Ibidem, pp. 308-310. 956

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, F. J., Decreto [para] que la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del

Socorro, venerada en la ermita del mismo nombre de la ciudad de Córdoba, sea distinguida con el honor

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plaza de la Corredera de Córdoba el 7 de septiembre de 2003, por ser patrona del

Mercado Central y venerarse la imagen en la ermita que se ubica frente al llamado

`Arco Bajo´ de dicha plaza, la plaza mayor de la ciudad de la que la Virgen del Socorro

es alcaldesa perpetua.

Entre los actos previstos destaca para nuestro trabajo el triduo preparatorio para

la coronación que se celebró en la catedral en los días previos, del 4 al 6 de septiembre

de 2013, el cual estuvo presidido por la imagen mariana que se traslado al templo

catedralicio en solemne procesión el día 3 a las 20:30 h., siguiendo el siguiente

itinerario: plaza del Socorro, plaza de la Almagra, calle Escultor Juan de Mesa, plaza de

San Pedro, calles Don Rodrigo, Lineros, Lucano, Corregidor Luis de la Cerda, Zapatería

Vieja (Alfayatas), plaza de Abades, Martínez Rücker, Magistral González Francés y

catedral, donde entró por la puerta del Perdón, por la que también abandonó el recinto

catedralicio al finalizar el triduo.

Salida de la Virgen del Socorro de la catedral por la puerta del Perdón tras el triduo previo a su coronación canónica en la plaza de la Corredera, 2003.

de la coronación canónica, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CXLIII, julio-septiembre

de 2001, pp. 97-99.

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En el triduo, al encontrarse la diócesis en perido de sede vacante, celebraron el

obispo emérito de Córdoba -mons. Infantes Florido- con la intervención musical de la

coral Ramón Medina, el obispo de Asidonia-Jeréz -mons. Del Río Martín- con la

intervención de la Nova Schola Gregoriana, y el arzobispo de Granada -mons. Mertínez

Fernández- que había decretado la canonización durante su pontificado en la ciudad,

con la intervención de la coral Martín Codax, de la Casa de Galicia.

Al día siguiente de finalizar el triduo, en la fecha fijada para la coronación, se

inició la procesión de vuelta de la catedral a las 18:00 h., pero en lugar de terminar en su

ermita finalizó a las 21.15 h. en el altar erigido en la citada plaza para el solemne

pontifical y coronación canónica.

8.5.4 Actos por la coronación de María Auxiliadora, 2009.

La imagen de María Auxiliadora se trasladó para la solemne ceremonia religiosa

previa a la coronación canónica desde su santuario hasta primer templo de la ciudad a

través de las calles de Santa María de Gracia, San Andrés, Fernán Pérez de Oliva, plaza

de la Almagra, Carlos Rubio, Lucano y Corregidor Luis de la Cerda hasta su llegada a

la catedral, donde fue recibida por el administrador apostólico de Córdoba y arzobispo

Coadjutor de Sevilla, mons. Asenjo Pelegrina.

El 10 de mayo a las 8:30 h. salió la imagen mariana de la catedral por la puerta

del Perdón para realizar un rosario de la aurora por las calles Cardenal Herrero,

Céspedes, plaza Agrupación de Cofradías, Blanco Belmonte, Barroso, Plaza de San

Juan, Leopoldo de Austria, Valladares, plaza de Ramón y Cajal y San Felipe hasta el

Bulevar del Gran Capitán, donde fue coronada canónicamente en un solemne acto que

comenzó a las 11:30 h. y estuvo presidido por el administrador apostólico de Córdoba,

mons. Asenjo Pelegrina, en nombre del papa Benedicto XVI, acompañado por rector

mayor de la Congregación Salesiana, don Pascual Chávez Villanueva, y por el obispo

auxiliar de Bilbao, mons. Iceta Gavicagogeoascoa, contando con la intervención del

Real Centro Filarmónico `Eduardo Lucena´, la coral polifónica `Cantábile´ y el coro

`Santo Domingo Savio´, regresando a su santuario del colegio salesiano una vez

finalizada la ceremonia por las calles Gondomar, plaza de las Tendillas, Diego de León,

Alfonso XIII, San Pablo, Plaza de San Andrés, Santa María de Gracia, Plaza de San

Lorenzo y María Auxiliadora.

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8.5.5 Coronación de la Virgen de Linares, 2011.

Es curioso comprobar cómo la devoción a la Virgen de Linares, de gran arraigo

popular durante la edad moderna, decayó en la edad contemporánea957

. Un posible

motivo pudo ser el haber presidido en la catedral cordobesa la jura de la Constitución de

1812958

, cuyo aniversario en 1813 se negaron a celebrar los capitulares959

. El cabildo, a

pesar de su distanciamiento con el santuario en el que se veneraba, mantuvo un

patronazgo nominal sobre el mismo, aunque lo quiso convertir en iglesia rural960

. Sería

en la etapa isabelina cuando volvió a mostrar cierta preocupación, momento en que se

constituyó una asociación, cuyos estatutos de 29 de abril de 1861 establecían que un

canónigo presidiría la Junta Directiva961

.

Veinte años más tarde, en 1881, los capitulares cambiaron radicalmente su

postura respecto al santuario en el que se rendía culto a la imagen que el jesuita Juan

Bautista Moga pensó era la misma efigie que trajo san Fernando, idea que entusiasmo al

cabildo por considerarla la `Conquistadora de Córdoba´, aunque la talla de la Virgen

con Niño y media luna a los pies se realizó hacia 1600, una fecha muy tardía para

hacerla coincidir con la toma de Córdoba por el rey castellano en 1236, pero muy

significativa en la contextualización de las disputas teológicas que enfrentaron a

franciscanos y dominicos sobre la Inmaculada Concepción de María, simbolizada por la

media luna, si bien no representa el característico tipo inmaculista que se consagraría en

el seiscientos962

.

La Virgen de Linares, además de para la solemne ceremonia de juramento de la

Constitución de Cádiz en 1812, ha estado en la ciudad en varias ocasiones a lo largo de

la época contemporánea, aunque no siempre en la catedral cordobesa. La primera vez se

trajo en 1808 a la iglesia parroquial de San Pedro por la invasión francesa, recogido con

957

ARANDA DONCEL, J., Historia de Córdoba, III. La época moderna (1517-1808), Córdoba,

Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1984, p. 269. 958

GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El cabildo catedralicio cordobés desde la Revolución a la

Restauración…, op. cit., p. 124. 959

ACC. Actas Capitulares, t. 102. Sesión de 27 de marzo de 1813. 960

Ibidem, t. 117, Sesión de 20 de enero de 1860, f. 87. 961

ACC, Correspondencia, t. 15, 314. 962

MORENO CUADRO, F., “Iconografía inmaculista”, en Iconografía mariana. La Inmaculada, op. cit.,

pp. 13-49.

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405

detalle por Enrique Redel en su monografía sobre la imagen y el santuario de Linares963

,

volviendo en 1865 y 1885 -sin mucha participación del capítulo eclesial964

, aunque hubo

prebendados que le dedicaron obras de devoción965

- por las epidemias que asolaban la

ciudad, y en 1904 para la conmemoración de los cultos por el dogma de la Inmaculada

Concepción de María, regresando en 1936 con motivo de la guerra civil y 1963 para

celebrar la reconquista al Alcázar, donde se celebró un acto en el que participaron junto

a las autoridades civiles y militares las eclesiásticas.

En 1986 con motivo del 750 aniversario de la conquista de la ciudad por

Fernando III en 1236 se le rindió culto en la catedral, donde se volvió a venerar en 1993

con motivo de acogerse la Agrupación Córdoba destinada en ayuda humanitaria a

Bosnia bajo su protección, en una solemne ceremonia a la que asistieron autoridades

civiles y militares.

Aunque el 27 de junio de 2015 la Virgen de Linares ha vuelto a la catedral

participando junto a otras veinticuatro vírgenes coronadas en la `Magna mariana Regina

Mater´, con la que se clausuraba el 775 aniversario de la consagración de la Mezquita-

Catedral, la última vez que centró una importante celebración catedralicia fue con

motivo de su coronación canónica el 14 de mayo de 2011 -en la que el obispo recalcó

con ensoñación histórica que la imagen mariana evocaba la historia de Córdoba , “la

llegada del rey católico Fernando III… una historia de nueva libertad para la ciudad…

la conquista sin sangre y por tanto la consagración de este templo en Catedral hace ocho

siglos”966

.

En la web de la Hermandad de la Purísima Concepción de Linares, se presenta la

mayor parte de la documentación relacionada con la coronación, comenzando por el

Proyecto para la coronación de Nuestra Señora la Purísima Concepción de Linares967

,

redactado por la secretaria de la hermandad, Mª A. Martín Cáceres, en el que se recoge

el significado de la coronación pontificia orientada a venerar a María como reina bajo

una advocación en un lugar convertido en importante centro de culto que esté muy

963

REDEL Y AGUILAR, E., La Virgen de Linares, conquistadora de Córdoba. Memorias históricas

acerca de esta antigua imagen y de su santuario, culto y hermandad, 1236-1907, Córdoba, Imprenta del

Diario de Córdoba, 1910. 964

CASTILLEJO GORRAIZ, M., La religiosidad popular cordobesa, Sevilla, Argantonio, Ediciones

Andaluzas, 1984, pp. 85-96. 965

DÍAZ ALMOGUERA, R., Descripción é historia del Santuario de Linares y novena de la Santísima

Virgen, Córdoba, Imprenta de Arroyo, 1869. 966

Coronación canónica de la Virgen de Linares, 14 de mayo de 2011. Obispo diocesano, homilías,

Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, abril-junio de 2011, pp. 192-196, vid. esp. p. 195. 967 http://www.virgendelinares.com/coronacion.htm

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extendido, como el de la Virgen de Linares, cuya advocación se estableció en la diócesis

de Córdoba en la reconquista de la ciudad por Fernando III.

El procedimeinto fue el habitual, accediendo la congregación del Culto Divino y

Disciplina de los Sacramentos a la petición episcopal el 2 de febrero del 2011. Con tal

motivo, el obispo solicitó la concesión de indulgencia plenaria, a la que accedió la

Penitenciaria apostólica el 12 de abril del mismo año.

La secretaria de la hermandad, María de los Ángeles Martín, redactó la Memoria

correspondiente968

, en la que se recogen todos los actos realizados para conmemorar la

efemérides, incluido el singular desarrollo del triduo en días no consecutivos, el 1, 8 y

13 de mayo en el santuario de Linares y en Córdoba, en la iglesia de san Antonio de

Padua y catedral respectivamente.

Después de comenzar el triduo, al que siguió la presentación de la romera mayor

y romera infantil, con la intervención del Coro Virgen de Linares, se pronunció el

pregón por el hermano mayor honorario, don Antonio Rodríguez Carretero, en la iglesia

cordobesa de San Lorenzo.

Al día siguiente se trasladó la imagen a Córdoba, a la iglesia parroquial de San

Antonio de Padua, en la que se celebraría el segundo día del triduo, presidido por el

obispo de Bilbao, mons. Iceta, y concelebrado por el vicario de la ciudad, don Manuel

María Hinojosa Petit, y el consiliario de la hermandad, don José Manrqiue Vicente.

El 9 de mayo se organizó un besamanos y el día 10 se trasladó la imagen,

acompañada por la banda de música Cristo del Amor, a la iglesia parroquial de San

Lorenzo, en la que se volvió a organizar un besamanos y el día siguiente una solemne

vigilia en la que participó la Adoración Nocturna junto a la hermandad.

El 12 de mayo se trasladó la imagen mariana a la catedral, acompañada por la

banda Cristo del Amor, para finalizar el día 13 el tercer día del triduo, el cual estuvo

presidido por el arzobispo de Sevilla, mons. Asenjo Pelegrina.

El 14 de mayo se realizó la coronación pontificia en el presbiterio catedralicio,

presidiendo el acto el obispo diocesano, mons. Fernández González, en representación

de Benedicto XVI, siguiendo el protocolo habitual con la lectura previa del decreto

papal.

El 15 de mayo la Virgen de Linares regresó a su santuario, acompañada por

bandas de música, ejército, autoridades, fieles y romeros tanto a pie como en las

968

Ibidem, MARTÍN CÁCERES, Mª A., Memoria del triduo de la coronación pontificia de la Virgen de

Linares, 1 al 15 de mayo de 2011, fechada el 30 de junio de 2011.

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características carretas y a caballo. Al llegar a su sede canónica, se celebró una solemne

eucaristía, presidida por el vicario de la ciudad, don Manuel María Hinojosa Petit.

8.6 Beatificación del Padre Cristóbal de Santa Catalina, 7 de abril de 2013.

Hasta hace pocos años era difícil -prácticamente imposible- ver la celebración de

un proceso de beatificación fuera de la basílica Vaticana, aunque por decisión de

Benedicto XVI se han empezado a organizar en las diócesis de origen, presididas por el

prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en representación del papa,

siendo la del padre Cristóbal de Santa Catalina, fundador de las Congregación de

Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazarno, la primera que se desarrolla en la catedral de

Córdoba969

.

El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Amato,

firmó el 28 de junio de 2012 el decreto sobre vida y virtudes de Cristóbal Fernández de

Valladolid, quien trabajó desde 1690 hasta su muerte en 1690 en el ambiente

hospitalario de Jesús Nazareno970

.

A los setenta años de su muerte, el 12 de marzo de 1760, se inició en la curia

eclesiástica el Proceso Ordinario Informativo que perduró hasta el 4 de abril de 1776,

desarrollándose el Proceso Apostólico desde el 15 de junio de 1818 al 2 de abril de

1819, durante el episcopado de Pedro Antonio de Trevilla (1805-1832), no

reconociéndose su validez jurídica por la Congregación para el Culto de los Santos

hasta el 27 de octubre de 1995.

Se preparó la positio con el conjunto de documentos recopilados por la

investigación diocesana para demostar que había practicado las virtudes en grado

heroico, según la costumbre de la citada Congregación, en cuyo seno se discutió y se

preparó la reunión de consultores históricos (7 de noviembre del 2000) y de consultores

teológicos (12 de noviembre de 2011), tras las cuales la Congregación para las Causas

de los Santos, en su sesión de 19 de junio de 2012, reconoció el ejercicio de virtudes en

969

Retransmitida en directo por 13TV y Canal Diócesis TV,

http://www.diocesisdecordoba.com/noticias/cordoba-celebra-ya-al-nuevo-beato-cristobal-de-santa-

catalina/ 970

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS, Decreto de vida y virtudes del Padre

Cristóbal de Santa Catalina, firmado por el cardenal prefecto Angelo Amato el 28 de junio de 2012.

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408

grado heroico y solicitó su reconocimiento por el decreto de 28 de junio de 2012971

,

ratificándose el milagro preceptivo el 20 de diciembre de 2012972

.

A la vista de los informes de la Congregación para las Causas de los Santos, el

papa Francisco expidió el Breve pontificio por el que se declara beato al Venerable

Padre Cristóbal de Santa Catalina, el 28 de marzo de 2013, fijando su fiesta el

veinticuatro de julio, día de su nacimiento.

Antes de expedirse el breve pontificio, la Secretaría de Estado Vaticana

comunicó a la diócesis de Córdoba, el 16 de marzo de 2013, la autorización pontificia

para que la celebración del rito de beatificación se celebrase en la catedral de Córdoba

el 7 de abril del 2013, representando al papa el cardenal Angelo Amato, prefecto de la

Congregación para las Causas de los Santos973

.

Para presidir la solemne ceremonia se trasladó el viernes 5 de abril la imagen de

Nuestro Padre Jesús Nazareno en procesión extraordinaria que partió de su sede

canónica a las 21:00 h. y llegó a la puerta del Perdón de la catedral al comenzar la

madrugada del sábado (12:20 h.), siguiendo el siguiente itinerario: calles de Jesús

Nazareno, Yerbabuena, Buen Suceso, Isaac Peral y Realejo, plaza de San Andrés, San

Pablo, Capitulares, Claudio Marcelo, Ambrosio de Morales, Conde de Cárdenas, plaza

de la Compañía, Santa Victoria, Juan Valera, Ángel de Saavedra, Blanco Belmonte,

plaza de la Agrupación de Cofradías, Conde y Luque, Deanes, Judería, Cardenal

Herrero y puerta del Perdón974

.

Como en otras ocasiones excepcionales -sirva de ejemplo el palio de Nuestra

Señora Reina de los Mártires en la `Magna mariana Regina Mater´- el paso de silencio

tuvo acompañamiento musical, en esta ocasión la banda de cornetas y tambores de la

hermandad de la Coronación de Espinas de Córdoba.

El cortejo no estuvo precedido por la habitual cruz de guía, sino por la bandera

de la hermandad flanqueada por cirios; tras ella los hermanos de luz con el bacalao y

representantes de las hermandades, desde la más joven a la más antigua, con sus

respectivas insignias. Al servicio del paso, seis ceriferarios y turiferarios, que lo

971

Idem. 972

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS, Decreto sobre el milagro del Padre

Cristóbal de Santa Catalina, firmado por el cardenal prefecto Angelo Amato el 20 de diciembre de 2012. 973

SECRETARIA DE ESTADO VATICANA, Carta de Angelo Becciu, de 16 de enero de 2013,

comunicando al obispo de Córdoba el beneplácito del Santo Padre para la celebración del rito de la

beatificación del V. P. Cristóbal de Santa Catalina en la iglesia mayor de Córdoba. Prot. N. 208.036,

reproducida en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIV, enero-marzo de 2013, p. 255. 974

Arch. NAZARENO, Recorridos de salida extraordinaria con motivo de la beatificación del Padre

Cristóbal, mecanografíado s/f, s/p.

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409

acompañaron hasta su emplazamiento para la ceremonia en el presbiterio de la catedral,

en el lado de la epístola, delante del cual se ubicó el arcón con los restos mortales del

padre Cristóbal de Santa Catalina que tras la beatificación volvería en procesión

solemne a la iglesia del hospital de Jesús Nazareno.

Los restos mortales del padre Cristóbal se encuentran en el arcón desde 1693,

cuando el cabildo planteó el abrir el proceso informativo y el cadenal Salazar, que era

gran admirador de la obra del padre Cristóbal, mandó exhumar los restos el 21 de

septiembre de 1693, quedando depositados en un arca de madera y un arcón de plomo el

27 de septiembre del mismo año, siendo enterrados delante de Jesús Nazareno en la

iglesia hospitalaria, bajo la custodia de las hermanas que poseen una de las tres llaves

que lo cierran, utilizada junto a las de la iglesia parroquial de San Lorenzo, donde se

celebraron las exequias por pertenecer a su felegresía el hospital, y la de la diócesis el

17 de julio de 2012 en la última parte del proceso de beatificación, tras haber

reconocido la Congregación para las Causas de los Santos, en su reunión de 19 de junio

de 2012, el ejercicio de virtudes en grado heroico y solicitado su reconocimiento por el

decreto de 28 de junio de 2012 citado.

Para el recibimiento del delegado pontificio, cardenal Angelo Amato, los

capitulares y acólitos se dirigieron en procesión hasta la puerta de las Palmas, a la que

llegó el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos precedido por un

cortejo de seminaristas y acompañado por el obispo de la diócesis, la superiora de las

hermanas hospitalarias de Jesús Nazareno, el cardenal Carlos Amigo (OFM), los

arzobispos de Sevilla y Burgos, el nuncio -mons. Renzo Fratini-, los obispos de

Guatemala, Jerez, Calahorra, Calahorra, Bilbao, emerito de Huelva y auxiliar de Sevilla,

que fue el único que no concelebró la eucaristía.

Desde la puerta catedralicia, en la que aspergió a los capitulares, se dirigieron en

procesión al altar mayor y a la sacristía -capilla de Santa Teresa- para revestirse y desde

allí comenzar la procesión de entrada -anunciada por la campana de la sacristía- con

cruz flanqueada por ciriales, seminaristas, sacerdotes concelebrantes precedidos con los

Evangelios, capitulares y dignidades eclesiásticas -con mitras y báculo el presidente de

la asamblea- que entraron por las puertas del coro, como es habitual en el protocolo

catedralicio, al son de `Vive el Señor´ de Ramón Medina, que interpretó el Orfeón

CajaSur, que asimismo intervino en toda la ceremonia.

Los miles de asistentes -unos cinco mil, los más jóvenes con girasoles que

simbolizan que se debe girar a Dios/sol- se repartieron por el recinto catedralicio más

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cercano al crucero que estuvo reservado para las hermanas hospitalarias -lado del

evangelio- y autoridades civiles (Ayuntamiento -alcalde y concejales-, Subdelegado del

Gobierno, Diputación -vicepresidente 1º y diputados-), militares, judiciales y

representantes de la Agrupación de Cofradías, pues el padre Cristóbal de Santa Catalina

se considera el primer conciliario de las Hermandades y Cofradías de Córdoba -lado de

la epístola-, reservándose el coro para invitados de órdenes religiosas.

La ceremonia de la beatificación se incluyó en la celebración litúrgica -Domingo

de la Divina Misericordia975

-, tras los momentos iniciales de la misma: incensación del

altar, salutación -en la que el representante del papa subrayó que se beatificaba al padre

Cristóbal de Santa Catalina- y aspersión, después bendecir el agua del acetre de Rodrigo

de León que se utiliza en ocasiones solemnes y haber recibido la mitra de manos del

maestro de ceremonias, en la que se rocía a sí mismo, al clero y fieles recordando el

bautismo, lo que se realizó mientras el orfeón CajaSur cantaba `Un solo Señor, una sola

Fe , un solo bautismo…”, basada en las epístolas paulinas (Ef 4,5).

El rito de la betificación siguió el ceremonial habitual. El obispo recordó la

solicitud que había realizado al papa para que inscribiera al padre Cristóbal de santa

Catalina en el catálogo de los beatos y el postulador -padre Evarsito Martínez Alegría-,

acompañado por la superiora general de las hermanas hospitalarias -Leonor Copado-

relató la vida del padre Cristóbal.

Seguidamente, el delegado pontificio -sentado en la cátedra- leyó la carta

apostólica -que es la fórmula de beatificación, en latín- del papa Francisco por la que se

inscribe en el libro de beatos al padre Cristóbal, que todos escucharon en pie.

A continuación, tras la triple salutación -Ave, Ave, Ave- se descubrió el lienzo

del padre Cristóbal que para la ocasión realizó Juan Manuel de Ayala y que estaba

preparado junto al altar mayor al lado del evangelio, al tiempo que las campanas de la

catedral comenzaron a repicar a gloria, como símbolo de alegría, y todos los asistentes

aplaudieron.

El acto propiamente de la beatificación terminó con la procesión de las reliquias

del nuevo beato hasta el altar mayor, que se convirtió en uno de los momentos más

emotivos de la ceremonia, pues fueron trasnportadas por el beneficiario de la intercesión

del padre Cristóbal de Santa Catalina, Alejandro Cristóbal -de once años-, acompañado

975

La fiesta de la Divina Misericordia (Segundo domingo de Pascua) fue instituida por Juan Pablo II y

celebrada por primera vez en la basílica de San Pedro del Vaticano el 11 de abril de 1999 por el cardenal

Angelini Fiorenzo.

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411

por sus padres, Manuel Torrero Rubio y Alicia Sánchez Muñoz, trabajadora del hospital

de Jesús Nazareno que ante la rotura de la placenta y pérdida del líquido amniótico, que

desembocaría en aborto natural, se encomendó al padre Cristóbal y continuó el

embarazo sin explicación científica -según el cuerpo de médicos que la atendió en el

hospital Reina Sofía de Córdoba-, lo que se admitió por la Congregación para las

Causas de los Santos como el milagro que llevó a la beatificación del padre Cristóbal de

Santa Catalina976

.

Beatificación del P. Cristóbal de Santa Catalina. Intervención del postulador -Padre Evaristo Martínez- (arriba) y el cardenal Amato después de la lectura del decreto de beatificación, tras la que se descubrió el lienzo del nuevo beato realizado por Juan Miguel Ayala (abajo).

976

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS, Decreto sobre el milagro del Padre

Cristóbal de Santa Catalina, firmado por el cardenal prefecto Angelo Amato el 20 de diciembre de 2012.

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412

Seguidamente, el cardenal Amato incensó las reliquias y después el obispo, el

postulador y la superiora de las hermanas hospitalarias mostraron su agradecimiento al

delegado pontificio mientras se cantaba el Gloria en latín, según costumbre en las

ceremonias más solemnes.

A partir de este momento continuó la celebración de la misa con la liturgia de la

palabra, destacando que entre la primera (Hech 5, 12-16) y segunda lectura (Ap 1,9-11,

12-3, 17-19) se cantó el Salmo responsorial (Sl 17), y tras el Aleluya el cardenal incensó

y bendijo al diácono que leería desde el púlpito el evangelio (Jn 20. 19-31) que escuchó

con toda solemnidad sosteniendo el báculo, siguiendo el ceremonial. Terminada la

lectura, el diácono se dirigió al delegado pontificio que presidía la liturgia y le entregó

los Evangelios -al tiempo que los cirios que los habían acompañado bajo el púlpito se

dirigían al centro del presbiterio- con los que bendijo a los asistentes antes de sentarse

-con mitra- para la homilía977

, tras la que se rezó el credo y la oración de los fieles con

la que termina la liturgia de la palabra.

A continuación la liturgia eucarística: ofrendas, preparación del altar,

incensación del altar y asistentes con el canto del Sanctus…, consagración, signo de

paz, canto del Agnus Dei, qui tolit pecata mundi… comunión.

Después de la oración de la comunión, el obispo de Córdoba intervino con una

acción de gracias978

, a la que se sumó la superiora de las hermanas hospitalarias de Jesús

Nazareno979

, tras las cuales el cardenal Amato impartió la bendición con mitra y báculo

y con el canto de despedida -Aleluya- comenzó la procesión final por el mismo sitio que

se había realizado la de entrada, aunque menos solemne porque en esta ocasión se

despidieron de las autoridades asistentes y de las religiosas hospitalarias.

Terminada la ceremonia se preparó la procesión de regreso, montando las

parihuleas del arcón con los restos mortales del beato Cristóbal, y organizando el cortejo

que seguiría el siguiente recorrido tras salir por la puerta del Perdón: Cardenal Herrero,

Judería, Deanes, Conde y Luque, plaza de la Agrupación de Cofradías, Blanco

Belmonte, Ángel de Saavedra, Sanrta Victoria, plaza de la Compañía, Conde de

977

AMATO, A., Homilía en la ceremonia de beatificación del padre Cristóbal de Santa Catalina, 7 de

abril de 2013, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.Vol. CLIV, enero-marzo de 2013, pp. 256-

264. 978

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “Alocución en la misa de beatificación del padre Cristóbal de Santa

Catalina, 7 de abril de 2013”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.Vol. CLIV, enero-marzo de

2013, pp. 265-267. 979

COPADO REVALIENTE, L, “Agradecimiento tras la beatificación del padre Cristóbal de Santa

Catalina, 7 de abril de 2013”, Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba.Vol. CLIV, enero-marzo de

2013, pp. 268-269.

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413

Cárdenas, Ambrosio de Morales, Claudio Marcelo, Capitulares, San Pablo, plaza de San

Andrés, Realejo, Santa María de Gracia, Arroyo de San Rafael, plaza del poeta Juan

Bernier, Buen Suceso, Arroyo de San Andrés, Muñoz Capilla, Rejas de Don Gome,

plaza de San Agustín, Jesús Nazareno y plaza del Padre Cristóbal, donde se encuentra la

sede canónica de la hermandad y se veneran los restos del beato Cristóbal de Santa

Catalina.

Procesión con los restos del P. Cristóbal de Santa Catalina desde la catedral al hospital de Jesús Nazareno. Escuadrón romano de Castro del Río en el interior catedralicio (arriba) y cortejo en el patio de los Naranjos (abajo).

El cortejo estuvo precedido por el pendón con la cruz de Jerusalén acompañado

por dos faroles, doce parejas de cirios, hermanos de Jesús Nazareno, representación del

claustro de profesores del colegio Jesús Nazareno, representación de la Asociación de

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Madres y Padres de Alumnos -AMPA-, representación vocalía de juventud, jóvenes de

Santa María de Gracia, representaciones de hermandades de gloria y hermandades de

penitencia de Córdoba con sus estandartes y bacalaos, representaciones de las

hermandades de Jesús Nazareno de varias localidades -Hinojosa, Castro del Río,

Burgos…-, estandarte de Jesús Nazareno con acompañamiento de varas, Congregación

de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, HOSJENA (ONG vinculada a la

congregación HH), voluntariado, bandera de la cofradía, representación de antiguos

hermanos mayores, representación de antiguos capataces, comisión organizadora,

representantes de Villaviciosa por la vinculación del padre Cristóbal con la Virgen de

Villaviciosa, representantes de la Agonía por su hermandad con la cofradía de Jesús

Nazareno, representación de la Agrupación de Cofradías, presidencia de Hermanas

Hospitalarias, presidencia de Junta de Gobierno, presidencia de hermano mayor,

presidente Agrupación de Cofradías y representantes del obispado y ayuntamiento que

no asistió `bajo maza´ por so haberse aprobado en el pleno, arcón con los restos del

padre Cristóbal, precedidos por tres ceriferarios y 2 turiferarios, tras el cual iban las

hermanas hospitalarias de Jesús Nazareno, cuya imagen procesionaba detrás, con los

mismos servidores de paso que el citado arcón y escoltado por el escuadrón romano con

el senatus -SPQR- de Castro del Río y acompañado, además de por penitentes y

devotos, por la banda de cornetas y tambores que lo había seguido en su procesión a la

catedral y por la banda de la hermandad de la Esperanza a partir de San Andrés, cambio

lógico habida cuenta de la hora en que se procesionó y del largo recorrido, que tuvo una

emotiva parada en la puerta del compás del antiguo convento de dominicos de San

Pablo, donde las hermandades de Nuestra Señora de las Angustias, Santísimo Crsito de

la Expiración y Virgen del Rocío prepararon un altar con la imagen del beato Francisco

de Posadas, que fue confesor y director espiritual del padre Cristóbal de Santa Catalina,

además de su primer biógrafo980

.

980

El protocolo seguido, con ligeros cambios, se conserva en el Archivo de la hermandad. Agradezco a

Francisco M. Muñoz Serrano el haberme facilitado su consulta.

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Altar con el P. Posadas en la puerta de San Pablo en la

procesión de regreso desde la catedral al hospital de

Jesús Nazareno de los restos del P. Cristóbal de Santa

Catalina. Momento en el que la imagen de Jesús

Nazareno se gira protocolariamente ante la imagen del

dominico que preside el altar.

8.7 Otros actos.

8.7.1 Jornadas Mundiales de la Juventud, recibimiento de la Cruz de los

Jóvenes en la catedral de Córdoba en la vigilia de Pentecostés.

Al finalizar el año santo extraordinario de la Redención -25 de enero de 1983 al

22 de abril de 1984-, destinado a devolver a los creyentes el sentido de universalidad, el

para Juan Pablo II entregó a los jóvenes una cruz de madera con la encomienda de

“llavadla al mundo como un símbolo del amor de Cristo, anunciando a todos que solo

en Jesucristo tiene el hombre la salvación y la redención”.

Los jóvenes, siguiendo la indicación del pontífice, han transportado la `cruz

peregrina´ por todo el mundo, viajando a España con motivo de las Jornadas Mundiales

de la Juventad (Madrid, 16 al 21 de agosto), previa visita a diferentes diócesis

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españolas, entre ellas la de Córdoba. A nuestra ciudad llegó junto a la copia del icono

mariano Salus Populi Romani [Protectora del Pueblo Romano] que se venera en la

basílica de Santa María la Mayor de Roma y cuya advocación declaró Juan Pablo II

patrona de las Jornadas Mundiales de la Juventud en el jubileo del año 2000.

El obispo se hizo eco de su peregrinar en la diócesis981

, recogiendo que desde

Almedinilla pasaría a Priego, Puente Genil, Lucena, Cabra, Baena -donde pernoctó-,

Montilla, La Carlota, Fuente Palmera, Palma del Río, San Calixto -donde volvió a

pernoctar-, Posadas, Almodóvar, Cañete, Bujalance, Villanueva de Córdoba,

Pozoblanco, Hinojosa del Duque -donde pasó la tercera noche-, Peñarroya-Pueblo

Nuevo, Espiel y entrada en Córdoba por el Puente Romano.

Llegada a la ciudad se realizaría la acogida por el grupo `Adoremus´ de la

Compañía y pernoctaría en Santa Ana. Posteriormente recorrería los colegios y lugares

de especial sufrimiento, como la cárcel, el hospital y el hogar de ancianos marginados.

Pasaría la noche en el Seminario y en Salesianos se hizo un gran festival, tras el que se

rezó un viacrucis con los jóvenes cofrades y se celebró la vigilia de Pentecostés en la

catedral -con una celebración litúrgica en la que el obispo se dirigó especialmente a los

jóvenes982

-, finalizando la estancia con la misa del Espíritu Santo, tras la que continuó

su recorrido hacia Madrid.

9. CONCLUSIONES.

Como hemos analizado en nuestra investigación, el cabildo, independientemente

de la postura personal del obispo y capitulares, en todo momento se ha acomodado a la

legalidad vigente y, por tanto, ha actuado en consecuencia. Tal es el caso de Pedro

Antonio de Trevilla y el cabildo de su pontificado desarrollado entre 1805-1832.

Durante estos años se sucedieron los reinados de Carlos IV, Fernando VII “El

Deseado”, tras los levantamientos de Aranjuez (17 y 19 de marzo de 1808), y José I tras

la abdicación de los borbones en Bayona. Recordemos que, con el Tratado de Valençai

se devolvió el trono a Fernando VII hasta su fallecimiento en 1833. No debemos olvidar

que en Cádiz los liberales estaban elaborando la Constitución de 1812, donde quedaría

981

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “La estancia de la Cruz en la diócesis”, en ABC, 11 de junio de 2011. 982

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., “Homilía. Vigilia de Pentecostés, 11 de junio de 2011”, Boletín

Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLII, abril-junio de 2011, pp. 208-212.

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417

abolido el Santo Oficio983

. A lo largo del texto se muestra un respeto a la importancia de

la Iglesia católica; además de su mención en el texto constitucional, el catolicismo

mantiene su peso específico en la vida nacional. En realidad, la Constitución de Cádiz

continuó la tradición católica del país y ninguno de sus numerosos artículos recoge

doctrinas que puedan ser consideradas heterodoxas984

. Los diputados de Cádiz no

pretendieron, en modo alguno, combatir a la religión católica, sus aspiraciones se

centraron en poner los pilares de un estado moderno.

A lo largo de estas páginas hemos argumetado cómo en estos siglos, siempre,

independientemente de las cuantiosas aportaciones económicas que tuvo que hacer y de

gestos, como el `ofrecimiento´ -más o menos voluntario- de la capilla del Cardenal

Salazar para el nombramiento de los electores de partido, el cabildo eclesiástico

mantuvo unas relaciones cordiales con las instituciones políticas.

En el empleo de las estrictas reglas de protocolo determinadas por las relaciones

institucionales, que han centrado nuestra atención, podemos destacar la clara

distribución de papeles entre autoridades civiles y eclesiásticas, sirva de ejemplo el

acostumbrado cambio de costaleros en las procesiones generales de rogativas,

eclesiásticos en el interior de los templos y caballeros veinticuatro en las calles de la

ciudad. De interés, aunque menos frecuente por el motivo que lo genera, es el papel de

los representantes de la municipalidad llevando el pendón real a la catedral para la

bendición previa del mismo antes de la proclamación real, convirtiéndose la ceremonia

catedralicia en el paso previo a la celebración civil realizada en los Reales Alcázares, a

la que acuden las autoridades religiosas tras la bendición, presentándose dicho acto

como una de las ceremonias de más estrecha colaboración entre clero y municipio, en

parte por ser heredada del Antiguo Régimen.

En esta relación Iglesia/Corona, destacar la cordialidad que se ha mantenido

desde la contemporaneidad hasta la época actual, no solo con las visitas reales sino

también con la intervención de la monarquía en determinados actos, adaptándose al

ritmo de los nuevos tiempos en el desarrollo de los acontecimientos más relevantes del

cabildo catedralicio, como fue la participación de Juan Carlos I en la conmemoración

del XII centenario de la construcción del singular monumento, una actuación que

983

TOMÁS Y VALIENTE, F., “Notas para una nueva historia del constitucionalismo español”. Sistema.

Revista de Ciencias Sociales 17-18 (1977), p. 87. 984

Prueba de ello es el art. 2 del Proyecto de ley sobre la Responsabilidad de los infractores de la

Constitucion: “El que conspirase directamente y de hecho á establecer otra religión en las Españas, ó á

que la Nacion española deje de profesar la religion católica apostólica romana, será perseguido como

traidor y sufrirá la pena de muerte […]”. Diario de Sesiones a Cortes, de 30 de octubre de 1813, p. 178.

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hubiera sido difícil se produjera en épocas anteriores. No obstante, podemos destacar

cómo a partir de la etapa isabelina, y especialmente en la época de la restauración, la

monarquía estuvo solícita a las diferentes propuestas del estamento eclesiástico,

especialmente en lo que se refiere a cofradías para que llevaran el título de `Real´,

siendo especialmente significativo en este sentido el decisivo apoyo a singulares

imágenes marianas, como Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora de las

Angustias y la `Conquistadora de Córdoba´, la Virgen de Linares, advocaciones que

englobaban a buena parte de la sociedad cordobesa y que han presidido algunas

celebraciones catedralicias.

Asimismo, hemos constatado la activa presencia del municipio en las mismas

desde el pontificado de don Adolfo Pérez Muñoz (1920-1945), en los años de

posguerra, asistiendo la banda de música a la procesión de las palmas del Domingo de

Ramos en los pontificados de Fernández Conde (1959-1970) y de Cirada Lachiondo

(1971-1978), en el que el cortejo iba precedido por la policía municipal y cerrado por la

citada banda, todo lo cual se eliminó al iniciarse el perido democrático posfranquista por

los cambios sufridos en las corporaciones, debiéndose destacar en este momento el

triunfo en Córdoba del candidato del PCE, Julio Anguita, en abril de 1979.

No obstante, en esta última etapa democrática -dependiendo de los partidos

gobernantes- también ha tenido la corporación municipal un cierto protagonismo en las

celebraciones religiosas, acudiendo a varias de ellas en el periodo de gobierno del

Partido Popular `bajo maza´, lo que se ha cuestionado en los últimos tiempos, con las

nuevas coaliciones que dirigen la corporación municipal.

Desde el punto de vista de la recepción de la normativa general emanada por las

autoridades eclesiásticas de Roma no se puede plantear siquiera un intento de

singularidad por ser de obligado cumplimiento, tan solo se adaptaba a las

particularidades específicas para España, derivadas de las bulas de Pío V, Ad hoc nos

Deus [Un Dios para nosotros], de 16 de diciembre de 1570, y de Gregorio XIII,

Pastoralis officii [El oficio pastoral], de 30 de diciembre de 1623.

En la misma línea hay que situar la posición de la Iglesia durante el reinado de

Felipe V, que tuvo importantes repercusiones hasta bien entrada la contemporaneidad.

El punto de partida fue la bula de Inocencio XIII (1721-1724), Apostolici Ministerii

[Ministerio apostólico], de 13 de mayo de 1723, que tuvo una gran proyección en

España durante el siglo XVIII, tras limarse las duras relaciones hispano-pontificias del

primer cuarto de la centuria entre Clemente XI (1700-1721) y Felipe V, quien envió a

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Roma para la negociación y aprobación del documento papal al cardenal Belluga,

prolongándose la singular relación con el Vaticano durante el pontificado de Benedicto

XIII (1724-1730), quien expidió la bula In Supremo Militantis Ecclesiae Solio [En el

supremo solio de la Iglesia militante], de 23 de septiembre de 1724, dirigida

especialmente a la iglesia de España; documentos pontificios que están presentes en el

arranque del ceremonial decimonónico, como hemos señalado, el cual sufrió

importantes cambios durante la época contemporánea, aunque solo a partir de la mayor

libertad concedida por el Vaticano II respecto a determinadas cuestiones se puede

calibrar el papel de la diócesis respecto a las mismas.

En este sentido, destacar que en la iglesia particular de Córdoba, después de

imponerse el Novus Ordo Missae y reconocer el papa Benedicto XVI con su motu

proprio Summorum Pontificum [De los Sumos Pontífices] sobre la `Liturgia romana

anterior a 1970´ que el canon tridentino no está anulado por el Vaticano II, este se

recobra en algunas celebraciones, aunque no tenemos constancia de su uso en el altar

mayor catedralicio.

Como hemos analizado a lo largo de estas páginas, se ha producido una

recuperación del rito mozárabe, que tuvo un especial significado para Córdoba, en cuya

catedral se conserva el documento más antiguo sobre el Canto de la Sibila, fechado en

el año 960 y perteneciente a la liturgia mozárabe. Creemos que en un intento de afianzar

señas de identidad; pero, en cualquier caso, son gestos que al día de hoy resulta difícil

valorar en su justa medida.

Por lo que respecta a las normas de protocolo, destacar que hemos recogido las

rúbricas que enseñan la ejecución y práctica de las ceremonias y ritos de la Iglesia en los

libros litúrgicos, aunque en algunas ocasiones pueda parecer algo tedioso -canon

tridentino que se desarrolló en la catedral cordobesa a lo largo de la contemporaneidad-,

así como las reglas protocolarias y de tipo práctico utilizadas en otras celebraciones,

como las estaciones penitenciales.

Frente a la citada vuelta al pasado más rancio, hay que destacar la importante

apertura que ha tenido la catedral cordobesa a la sociedad en los últimos años, tanto en

actos de piedad popular como laicos, sirvan de ejemplo las exposiciones de Aurelio

Teno en el patio de los Naranjos y la de Córdoba conventual en el interior del templo, o

la celebración de la noche de los investigadores organizada por la Universidad de

Córdoba en el citado patio. Todo ello ha coincidido con el 775 aniversario de la

consagración de la antigua aljama de Córdoba como catedral y con la polémica surgida

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en torno a la titularidad del edificio. Esta última cuestión no creemos tenga la

importancia que se le ha dado -independientemente del posible valor simbólico-, porque

la finalidad fundamental del patrimonio es satisfacer necesidades culturales,

independientemente de la titularidad pública o privada del mismo. Y, claro está, el

cumplimiento de esa exigencia -en la que cabría desear una mayor participación

pública- es lo importante y quizás a ello se deba la apertura -estimulada por las

autoridades civiles- de la catedral a la sociedad que se ha producido en los últimos años,

accediendo el cabildo en 2015 a lo que ha venido siendo una aspiración de varias

décadas: convertir la catedral en centro neurálgico de las procesiones de Semana Santa.

Este deseo está apoyado por una gran masa social capitaneada por la Agrupación de

Cofradías de Córdoba que, en nuestra opinión, también tiene muy en cuenta los

importantes ingresos que ello acarrearía al incrementarse considerablemente el número

de plazas a la venta en la carrera oficial, que en tiempos del obispo José María Cirarda

Lachiondo pasó por el patio de los Naranjos, si bien nunca entraron los cortejos

procesionales en el interior del templo catedralicio, como fue frecuente a partir del

Reglamento sobre las procesiones dado por el obispo Pedro Antonio de Trevilla el 2 de

mayo de 1820, que redujo las procesiones a la que acompañaría el Viernes Santo al

Santo Entierro a la catedral, vigente hasta el proceso descentralizador que empieza con

la regencia de María Cristina y evoluciona en el siglo XX con los importantes impulsos

de las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco.

En las últimas décadas, podríamos decir que casi se ha producido un “asalto de

la catedral por los cofrades” con motivo de cualquier efemérides, todo lo cual creemos

que viene motivado por la búsqueda emprendida por el estamento eclesiástico de un

acercamiento a la comunidad. Con este acercamiento busca “apoyo social”,

independientemente de planteamientos religiosos. La Mezquita-Catedral se convierte,

de esta manera en casa de todos, lo que subyace en la idea expuesta por el obispo, mosn.

Fernández González, en la homilía de la celebración eucarística para conmemorar la

primera dedicación de la catedral (18 de mayo de 2012), en la que, además de destacar

las obras sociales del cabildo y el culto que mantiene este en el templo, comentó la

finalidad del mismo, un monumento destinado “también para su conocimiento cultural

y artístico… [aunque, eso sí, se debe presentar]… con una explicación catequética de

manera que el que entra por estos muros no salga por sus puertas igual que entró,

porque este es un lugar sagrado y Dios quiere mostrarse a través de la muestra artística y

cultural a cada uno de sus visitantes. Es un lugar de grandes celebraciones religiosas o

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culturales que hacen posible una afluencia continua de visitantes… Tenemos que poner

a través del arte y de la cultura todos los medios a nuestro alcance para que los que

llegan a esta casa puedan experimentar el toque de Dios”, indicaciones que han cobrado

un especial protagonismo en su pontificado, en el que ha tenido algunas intervenciones

que debemos recordar para calibrar en su justa medida el equilibrio entre la religión y lo

cultural. Nos referimos en concreto, a su carta semanal con motivo del “Viacrucis

Magno en la Santa Cruz”, celebrado el 14 de septiembre de 2014, en la que escribe que

se trata de un acontecimiento extraordinario “y esperamos que sea una magna expresión

de fe, que a su vez alimente la fe de los participantes… La piedad popular, como todo,

tiene sus riesgos, pero tiene sus grandes valores. Nunca debe perder el norte de que ha

nacido en la fe y debe vivirse en clima de fe. Cuando se queda en lo superficial o se

reduce a mero acontecimeinto cultural, corre el riesgo de desaparecer. La piedad

popular es la fe de los sencillos, pero no debe confundirse con una fe sin raíces”.

Podemos afirmar que, en los últimos años se está buscando, en definitiva, la

recuperación de una imagen positiva del papel de la catedral/Iglesia en la sociedad, una

imagen que en la segunda mitad del siglo XX se deterioró, probablemente porque no se

creyó necesaria enarbolarla, quedando al margen de lo que la comunidad pudiera pensar

al respecto. Todo lo cual podríamos sintetizar de manera simple, haciendo un parangón

de marketing: cuando el producto tiene mercado, no hay que peocuparse, y cuando el

mercado es ajeno al producto hay que activar los mecanismos para conseguir una

opinión favorable al mismo. En definitiva, es la actuación que hemos podido constatar y

que han llevado a cabo los capitulares cordobeses a lo largo de la contemporaneidad.

Los cuales, como hemos visto, se han adaptado a las circunstancias de manera

extremadamente precisa.

Se han organizado, además de las exposiciones y actos citados, obras de teatro

-representación de El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca en la catedral del 1

al 3 de junio con motivo del Gran Jubileo del año 2000- y conciertos, creando el cabildo

su propia banda de música y coro, recuperando lo que durante la mayor parte de la

contemporaneidad fue exclusivo del estamento eclesiástico, el uso frecuente de la

música en la mayor parte de sus actividades, además de en ceremonias solemnes.

La apertura comentada, sin olvidar otras cuestiones importantes, queda

especialmente reflejada en las estaciones de penitencia de las cofradías durante la

Semana Santa, aunque todas ellas están guiadas por canónigos, algunos de los cuales

son también conciliarios de las hermandades, pero no por los conciliarios de las

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cofradías, dejando claro que es el espacio en el que el cabildo ejerce sus funciones

religiosas. En todo caso, se trata de una apertura tras un periodo de cerrazón y que

cambia de forma radical la postura del cabildo en la segunda mitad del siglo XX,

conectándola con la época contemporánea, en la que fueron muy abundantes las

procesiones <ad extra> y <ad intra>, modalidades que en el mundo actual se cambian

substancialmente, centrándose las procesiones al exterior en la del Corpus Christi,

mientas que las que recibe el primer templo han aumentado en gran medida.

En relación al papel de la música en el protocolo ceremonial, que era uno de los

objetivos propuestos, hay que destacar su importancia en todos los ámbitos, tanto de la

liturgia como de la piedad popular. Subrayar que, la música adquiere un protagonismo

especial y se considera esencial en las celebraciones catedralicias, especialmente por la

fusión interna, extrema diríamos, de música y texto, pues el canto coral presenta una

profunda integración de voces e instrumentos en una total sincronía entre emisores y

receptores; en definitiva, una unidad perfecta de voz, música y sentimiento dirigida a

provocar emoción.

Consideramos que este es el lugar para plantear algunas conclusiones sobre el

escenario en el que se desarrolla la gran mayoría de las celebraciones litúrgicas

realizadas por los capitulares y el obispo de la diócesis cuando acude a las mismas. En

este sentido recordar que, además del presbiterio con el altar mayor del crucero

catedralicio, uno de los puntos esenciales del ceremonial es el coro, donde se llevan a

cabo todas las horas litúrgicas del oficio divino y del que parten los capitulares en la

gran mayoría de las procesiones organizadas por el cabildo, el cual, a pesar de la

singularidad del edificio respecto a otras catedrales, utiliza todo el espacio en sus

ceremoniales: baptisterio, tumbas repartidas por todo el monumento, sacristía… y

claustro, siendo el patio de los Naranjos el espacio reservado para las procesiones

internas más solemnes. Para Córdoba, la importancia del coro queda subrayada por la

singular sillería realizada por Pedro Duque Cornejo, uno de los ejemplos más

destacados de su tipología y, sin duda, el más importante del siglo XVIII, en el que se

realizó.

Por lo que respecta a las convocatorias especiales de pontífices, constatar la gran

importancia y repercusión de las celebraciones realizadas con motivo del Gran Jubileo

del año 2000, así como de la declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la

Iglesia universal, que tuvo una especial repercusión en Montilla y en toda la diócesis de

Córdoba -clericus cordubensis-, con especial incidencia en las ceremonias de la catedral

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donde se llevaron sus reliquias para ser veneradas solemnemente. Asimismo, el Año de

la Fe, con numerosas actos y viacrucis en diversas partes de España, haciéndolo

coincidir en Córdoba con los Santos Mártires, siguiendo las líneas marcadas por

Benedicto XVI en la carta apostólica en forma motu proprio Porta Fide [La puerta de la

Fe], de 11 de octubre de 2011, y Pablo VI en la exhortación apostólica Petrum et

Paulum Apostolos en el XIX centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, de

22 de febrero de 1967.

10. FUENTES Y BIBLIGRAFÍA CITADAS.

10.1 FUENTES.

10.1.1 Siglas.

ACC. Archivo de la Catedral de Córdoba

ACD. Archivo del Congreso de Diputados.

ACMC. Archivo Central del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Secretaría de

Estado de Cultura.

ACP. Archivo de la Catedral de Pamplona.

AGOC. Archivo General del Obispado de Córdoba.

AMCO. Archivo Municipal de Córdoba

Arch. AGRUPACIÓN, Archivo de la Agrupación de Hermandades y Cofradías

de Córdoba.

Arch. CARIDAD, Archivo de la Real Hermandad y Cofradía del Señor de la

Caridad.

Arch. CENA, Archivo de la Hermandad Sacrametal de la Sagrada Cena.

Córdoba.

Arch. DESCENDIMIENTO, Archivo de la Hermandad del Santísimo Cristo del

Descendimiento y Nuestra Señora del Buen Fin. Córdoba.

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Arch. LINARES, Archivo de la Hermandad de Nuestra Señora la Purísima

Concepción de Linares.

Arch. NAZARENO, Archivo de la Real e ilustre Cofradía de Nuestro Padre

Jesús Nazareno, María Santísima Nazarena y San Bartolomé.

Arch. PAZ. Archivo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza

y Nuestro Señor de la Humildad y Paciencia. Córdoba.

Arch. PENAS. Archivo de la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de las

Penas. Córdoba.

Arch. SANTOS MÁRTIRES. Archivo de la Piadosa Hermandad del Santísimo

Sacramento y Santos Mártires de Córdoba y Cofradía de Nazarenos del

Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de las Lágrimas en su

Desamparo.

CA. Cancillería Apóstólica.

10.1.2 Fuentes.

-Actas. AGOC.

-Actas Capitulares. ACC.

-Actas Capitulares. AMCO.

-Actas de la Hermandad del Santísimo Cristo del Descendimiento y Nuestra Señora del

Buen Fin. Arch. DESCENDIMIENTO.

-Actas de la Real Hermandad y Cofradíadel Señor de la Caridad. Arch. CARIDAD.

-Asuntos Religiosos. AMCO.

-Correspondencia con el Ministerio de Asuntos Exteriores para la preparación de la

reunión del ICOMOS en abril de 1973 en Córdoba. ACMC. Mezquita de Córdoba, C.

87630.

-Correspondencia entre la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la

Dirección General de Bellas Artes con motivo del simposio del ICOMOS para estudiar

la Mezquita. ACMC. Mezquita de Córdoba, C. 87630.

-Correspondencia entre la Real Academia de la Historia y la Real Academia de Bellas

Artes de San Fernando sobre la reintegración de la Mezquita de Córdoba a su

primitivo estado islámico. ACMC. Mezquita de Córdoba, C. 87630.

-Correspondencia. ACC.

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425

-Correspondencia. Arch. CENA.

-Despachos ordinarios. AGOC.

-Diario de Sesiones del Congreso. ACD.

- Estatutos de la Real e Ilustre Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Mª Stma.

Nazarena y San Bartolomé. Arch. NAZARENO.

-FERNÁNDEZ MORENO, T. Relación de las cosas notables del templo material de la

Santa Iglesia de Córdova), redactada en 1744, Real Academia de la Historia, Colección

Ascensio de Morales, cuaderno 34.

-GUERRA ORTIZ, J. Manual práctico para la instrucción de los Sochantres de la

santa yglesia cathedral de Córdova. ACC. Mesa Capitular. Varios, c. 2487, n. 24.

- ILLUNDAÍN OYAREGUIL, P. Mª, Manual teórico práctico de las ceremonias de la

Sta. Iglesia Catedral de Pamplona en las principales festividades del año, del último

tercio del siglo XIX -1877-1902-. ACP. Códice 162.

-Informe fotocopiado de Manuel Fernández Miranda, sin firmar, para la convención

sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, para la inclusión de la

Mezquita y su entorno en la Lista del patrimonio Mundial. ACMC. Mezquita de

Córdoba, C. 87630.

- Informe que presenta la Piadosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Santos

Mártires de Córdoba y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia

y Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo al Excmo. y Rvdmo. Monseñor

Demetrio Fernández González, Obispo de Córdoba, con motivo de la visita pastoral

realizada a la Basílica Parroquia de San Pedro de esta ciudad el 5 de marzo de 2015 y

que contiene la memoria del ejercicio 2014, la `Crónica de la Peregrinación de las

Sagradas Reliquias de los Santos Mártires de Córdoba a la Santa iglesia Catedral

realzazda el 23 de noviembre de 2014´ y un balance de las aportaciones realizadas por

esta Piedosa Hermandad a las obras sociales a través de su programa de Obras de

Misericordia. Córdoba, 2014.

-Inventario de 1762. ACC.

-Inventario de 1860 e Inventario de 1872. ACC.

MARTÍN CÁCERES, Mª A., Memoria del triduo de la coronación pontificia de la

Virgen de Linares, 1 al 15 de mayo de 2011, fechada el 30 de junio de 2011(Arch.

LINARES), http://www.virgendelinares.com/coronacion.htm [Consultada el 30 de noviembre de 2015].

-Memoria Anual de la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, 1993.

Arch. PAZ.

-Mesa Capitular. ACC.

-Recorridos de salida extraordinaria con motivo de la beatificación del Padre Cristóbal,

mecanografíado s/f, s/p. Arch. NAZARENO

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426

-Reglas de la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas, Nuestra Señora

y Madre de los Desamparados, San Juan Evangelistas, María Santísima de la

Concepción y Santiago Apóstol, aprobadas en Cabildo General Extraordinario de 27 de

noviembre de 2011 y ratificadas por el obispado el 14 de mayo de 2012. Arch. PENAS.

-RÚBRICAS, Instrucciones y acuerdos capitulares sobre ceremonias de esta Santa

Iglesia, de 1820. ACP. Caja 1324.

-Solicitud del Ayuntamiento de Córdoba en 1982 para la inclusión de la Mezquita en la

Lista del Patrimonio Mundial. ACMC. Mezquita de Córdoba, C. 87630.

- Vía Crucis. Arch. AGRUPACIÓN.

10.1.3 Documentos pontificios y episcopales.

10.1.3.1 Documentos pontificios.

ALEJANDRO VII, Bula Sollicitudo omnium ecclesiarum [La preocupación por todas

las iglesias] sobre la Inmaculada Concepción de María, de 8 de diciembre de 1661.

BENEDICTO XIII, Bula In Supremo Militantis Ecclesiae Solio [En el supremo solio de

la Iglesia militante], de 23 de septiembre de 1724.

BENEDICTO XIV, Pontificale Romanum / Clemente VIII ac urbano VIII jussum

editum inde vero a Benedicto XIV recognitum et castigatum… [Pontifical romano que

Benedicto XIV ha revisado y modificado desde el alto mandato de Clemente VIII y

Urbano VIII,]… Roma, 1818.

BENEDICTO XVI, Motu proprio Summorum Pontificum [De los Sumos Pontífices]

sobre la Liturgia romana anterior a 1970, de 7 de agosto de 2007.

BENEDICTO XVI, Bula de Nombramiento de Mons. Demetrio Fernández como obispo

de Córdoba, en Roma a 18 de febrero de 2010, rubricada por Lorenzo Rivoli,

Protonotario Apostólico.

BENEDICTO XVI, Carta apostólica en forma motu proprio Porta Fide [La puerta de la

Fe], con la que se convoca el año de la FE, de 22 de febrero de 2011.

CLEMENTE VIII, Pontificale Romanum / Clementis VIII Ponti. Max. Iussu restitutum

atque editum [Pontifical Romano que Clemente VIII ha modificado y restaurado],

Roma, Leonardi Parasoli & Sociorum, 1595.

CLEMENTE XIII, Bula Quantum Ornamenti [Como adornos] por la que se nombra a la

Inmaculada Patrona de Esapaña, de 25 de diciembre de 1760.

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427

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Quattuor abhinc annos [Hace cuatro años], de 3 de octubre de 1984,

concediendo la facultad de usar el Misal Romano editado por Juan XXIII en 1962.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Decreto Celebrationis Eucharistica, con la edición típica del nuevo

Misal Romano, de 26 de marzo de 1970.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Institutio Generalis Missalis Romani [Institución del Misal

Romano], de 26 de marzo de 1970.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Instrucción Varietates legitimae [Variedades legítimas] sobre la

liturgia romana y la inculturación, de 25 de enero de 1994.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Instrucción Liturgiam authenticam [Liturgia auténtica] sobre el uso

de las lenguas vernáculas en la publicación de los libros de la liturgia romana, de 25 de

abril de 2001.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Directorio sobre Piedad Popular y la Liturgia. Principios y

Orientaciones, Ciudad del Vaticano, 2002.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Decreto de 1 de mayo de 2013, por el cual se introduce a san José

en las plegarias eucarísticas, II, III y IV del Misal Romano, publicado en Boletín Oficial

de la Diócesis de Córdoba. Vol. CLIV, abril-junio de 2013.

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y DISCIPLINA DE LOS

SACRAMENTOS, Carta circular sobre el significado ritual del don de la paz en la

misa, de 1 de julio de 2014.

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS, Decreto de vida y

virtudes del Padre Cristóbal de Santa Catalina, firmado por el cardenal prefecto

Angelo Amato el 28 de junio de 2012.

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS, Decreto sobre el

milagro del Padre Cristóbal de Santa Catalina, firmado por el cardenal prefecto Angelo

Amato el 20 de diciembre de 2012.

CONGREGACIÓN PARA LOS OBISPOS, Decreto por el que se nombra a Mons.

Asenjo Pelegrina, arzobispo coadjutor de Sevilla, Administrador Apostólico de la

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428

Diócesis de Córdoba, firmado por el prefecto, cardenal Giovanni Battista Re, en Roma

a 17 de enero de 2009.

ENCHIRIDION indulgentiarum. Normae et Concessiones [Manual de indulgencias.

Normas y concesiones], Città del Vaticano, Librería Editrice, 3ª ed. 1986.

FRANCISCO I, Breve por el que se declara beato al venerable Padre Cristóbal de

Santa Catalina, el 28 de marzo de 2013.

GREGORIO XIII, Bula Pastoralis officii [El oficio pastoral], de 30 de diciembre de

1623.

INOCENCIO XIII, Bula Apostolici Ministerii [Ministero apostólico], de 13 de mayo de

1723.

JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Familiaris consortio [Asociación familiar]

sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, de 22 de noviembre de 1981.

JUAN PABLO II, Carta apostólica Ecclesia Dei [Iglesia de Dios], de 2 de junio de

1988.

JUAN PABLO II, Carta apostólica Vicesimus Quintus Annus [Veinticinco años] en el

XXV aniversario de la Constitución apostólica sobre Sagrada Liturgia, de 4 de

diciembre de 1988.

JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifideles laici [Los fieles laicos] sobre la

vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, de 30 de diciembre de 1988.

JUAN PABLO II, Carta apostólica Tertio millennio adveniente [El advenimiento del

tercer milenio] al episcopado, al clero y a los fieles como preparación del jubileo del

año 2000, de 10 de noviembre de 1994.

JUAN PABLO II, Constitución apostólica Universi Dominici Gregis [Pastor de todo el

rebaño], sobre la vacante de la sede apostólica y la elección del romano pontífice, de 22

de febrero de 1996.

JUAN PABLO II, Carta apostólica Divini Amoris Scientia [La ciencia del Amor

Divino] por la que santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es declarada Doctora

de la Iglesia universal, de 19 de octubre de 1997.

JUAN PABLO II, Bula Incarnationis Mysterium [El misterio de la Encarnación], de 29

de novimbre de 1998, de convocación del Gran Jubileo del año 2000.

JUAN PABLO II, Mensaje a la Asamblea Plenaria de la Congregación para elCculto

Divino y Disciplina de los Saxcramentos, Ciudad del Vaticano, 21 de septiembre de

2001.

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429

JUAN PABLO II, Bula de Nombramiento de Mons. Asenjo Pelegrina como obispo de

Córdoba, en Roma a 28 de julio de 2003, rubricada por Marcellus Rosetti, Protonotario

Apostólico.

JUAN PABLO II, Carta apostólica en el XL aniversario de la <Sacrosanctum

concilium> sobre la Sagrada Liturgia, 4 de diciembre de 2003.

JUAN XXIII, Motu proprio Rubricarum Instructum [Instrucción/modificación de las

rúbricas], de 25 de julio de 1960, por el que se modifica el Breviario y Misal Romano.

LEÓN XIII, Bula Apostolicae curae [Preocupación apostólica], de 13 de septiembre de

1896, por la que se declaran nulas las ordenaciones anglicanas.

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA, Carta del Nuncio Apostólico, el

cardenal Monteiro de Castro, a mons. Asenjo Pelegrina, firmada en Madrid a 4 de

noviembre de 2008, comunicándole su nombramiento como arzobispo coadjutor de la

archidiócesis de Sevilla.

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA, Carta del Nuncio Apostólico, mons.

Renzo Fratini, a mons. Fernández González, obispo de Córdoba, comunicándole la

designación de D. Santiago Gómez Sierra como obispo auxiliar de Sevilla, Madrid, a 10

de diciembre de 2010.

PABLO IV, Constitución apostólica Cum quorundam [Cuando algunos], sobre la

virginidad perpetua de María, de 7 de agosto de 1555.

PABLO VI, Carta apostólica Sacram Liturgiam [La Sagrada Liturgia], de 25 de enero

de 1964.

PABLO VI, Constitución apostólica Missale Romanun, de 3 de abril de 1969.

PABLO VI, Constitución apostólica Divinae Consortium Naturae [Participación de la

naturaleza divina] sobre el sacramento de la confirmación, de 15 de agosto de 1971.

PABLO VI, Constitución apostólica Romano Pontifici Eligendo [Eligiendo Romano

Pontífice], de 1 de octubre de 1975.

PABLO VI, Constitución dogmática Lumen Gentium [Luz de los pueblos] sobre la

Iglesia, de 21 de noviembre de 1964.

PABLO VI, Petrum et Paulum Apostolos en el XIX centenario del martirio de los

apóstoles Pedro y Pablo, de 22 de febrero de 1967.

PABLO VI, Constitución apostólica Pontificalis Romanum Recognito [Pontifical

Romano Revisado] por la cual se aprueban los nuevos ritos para la ordenación del

diácono, del presbítero y del obispo, de 18 de junio de 1968.

PABLO VI, Constitución Missale Romanum, de 3 de abril de 1969.

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430

PABLO VI, Constitución apostólica Sacrosanctum Concilium [Sacrosanto Concilio /

Vaticano II] sobre la Sagrada Liturgia, de 4 de diciembre de 1963.

PABLO VI, Constitución apóstólica Paenitemini [Arrepentíos/Convertíos] por la que se

reforma la disciplina eclasiástica de la penitencia, de 17 de febrero de 1966.

PABLO VI, Motu proprio Catholicam Christi Ecclesiam [Iglesia Católica de Cristo] por

la que se instituye el Consejo de laicos, de 6 enero de 1967.

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo un año jubilar en honor de

san Juan de Mata y san Juan Baustista de la Concepción, firmado por el obispo titular

de Metz, Mons. Juan Francisco Girotti, el 23 de agosto de 2011.

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo un año jubilar [Nuestra

Señora de los Dolores] con indulgencia plenaria, firmado por el Mauro Piacenza,

Penitenciario Mayor, a 24 de febrero de 2015.

PENITENCIARIA APOSTÓLICA, Decreto concediendo al obispo la facultad para

impartir la bendición papal con indulgencia plenaria en el Año jubilar de Nuestra

Señora de los Dolores, firmado por el Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, a 24 de

febrero de 2015.

PÍO V, Bula Quo Primum Tempore [Desde el primer momento], de 14 de julio de 1570.

PÍO V, Bula Ad hoc nos Deus [Un Dios para nosotros], de 16 de diciembre de 1570,

PIO V, Pontificale Romanum ad omnes pontificas ceremonias quibus nunc vititur

sacrosancta Romana Ecclesia accommodatum… [Acomodación del Pontifical Romano

de todas las ceremonias que tienen la Santa Iglesia Romana]… Venecia, apud Iuntas,

1572.

PÍO IX, Carta apostólica Ubi primum II [Tan pronto], de 2 de febrero de 1849,

autorizando al clero para que pudiera sustituir determinados rezos del Breviario por las

horas canónicas especiales en honor de la Inmaculada Concepción y recabando

información del episcopado sobre la definición del dogma de la Inmaculada Concepción

de María.

PÍO IX, Carta apostólica Ineffabilis Deus [El inefable Dios], de 8 de diciembre de 1854,

sobre la Inmaculada Concepción.

PÍO X, Motu proprio Tra le sollecitudini [Entre los cuidados], sobre la Música Sagrada,

de 22 de noviembre de 1903.

PÍO X, Constitución apostólica Divino Afflatu [Inspiración divina], sobre la disposición

del breviario romano, de 1 de noviembre de 1911.

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431

PÍO XI, Encíclica Quas primas [Al igual que la primera] sobre la realeza de Cristo, de

11 de diciembre de 1925.

PÍO XI, Constitución apostólica Divini cultus sanctitatem [Santidad del culto divino],

de 20 de diciembre de 1928, sobre la música sagrada.

PÍO XI, Carta encíclica, Dilectissima nobis [La más querida para Nos], a los obispos, al

clero y a todo el pueblo de España sobre la injusta situación creada a la Iglesia Católica

en España, dada en Roma a 3 de junio de 1933.

PÍO XII, Encíclica Mediator Dei [Mediador de Dios] sobre la Sagrada Liturgia, de 20

de noviembre de 1947.

PÍO XII, Constitución apostólica Munificentissimus Deus [Magnificentísimo Dios], en

la que se define como dogma de fe que la Virgen María fue asunta en cuerpo y alma a la

gloria celeste, de 1 de noviembre de 1950.

PÍO XII, Encíclica Ad caeli Reginam [Reina del cielo], de 11 de octubre de 1954,

PÍO XII, Encíclica Musicae sacrae [De la música sacra], de 25 de diciembre de 1955.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Decreto general Ecclesiae Semper, de 7 de

marzo de 1965.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Decreto de simplificación de las rúbricas, de

23 de marzo de 1955.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Instrucción sobre la música sagrada y la

sagrada liturgia, de 3 de septiembre de 1958.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Instrucción Musicam Sacram (de 5 de

marzo de 1967)

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Instrucción general Tres abhinc Annos

[Hace ya tres años], de 4 de mayo de 1967.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Instrucción general Inter Oecumenici

[Entre los ecuménicos], de 25 de septiembre de 1964.

SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS, Institutio Liturgicae instaurationis,

[Renovación de la liturgia tradicional], de 5 de septiembre de 1970.

SECRETARIA DE ESTADO VATICANA, Carta de Leonardo Sandri a mons. Asenjo

agradeciendo a la diócesis de Córdoba el mensaje de felicitación al nuevo pontífice,

fechada en el Vaticano a 26 de abril de 2005.

SECRETARIA DE ESTADO VATICANA, Carta de Angelo Becciu, a 16 de enero de

2013, comunicando al obispo de Córdoba el beneplácito del Santo Padre para la

celebración del rito de la beatificación del V. P. Cristóbal de Santa Catalina en la iglesia

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432

mayor de Córdoba. Prot. N. 208.036, reproducida en Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CLIV, enero-marzo de 2013 y Carta semanal en Boletín Oficial de la

Diócesis de Córdoba. Vol. CLIV, abril-junio de 2013, p. 255.

URBANO IV, Bula Transiturus de hoc mundo [Cuando estaba a punto de pasar de este

mundo], por la que se instaura la festividad del Corpus Christi, de 8 de septiembre de

1264.

URBANO VIII, Pontificale Romanum Clemente VIII iussu restitutu Urbani ítem VIII

auctoritate recognitum [El Pontifical Romano de Clemente VIII revisado y restaurado

por Urbano VIII], Roma, Tipografía Rubeis, 1661.

10.1.3.1 Documentos episcopales.

ASENJO PELEGRINA, J. J., Decreto de aprobación de los Estatutos de la Santa

Iglesia Catedral de Córdoba, 28 de abril de 2005.

CARTA COLECTIVA DE LOS OBISPOS ESPAÑOLES a los obispos de todo el mundo

con motivo de la guerra en España, de 1 de julio de 1937.

CARTA PASTORAL COLECTIVA DE LOS OBISPOS DEL SUR de España con motivo

del Gran Jubileo del año 2000 y del comienzo del tercer milenio, de 1 de noviembre de

1998.

COMISIÓN EPISCOPAL DE LITURGIA, Memoria agradecida de los cincuenta años

de la encíclica `Mediator Dei´, en Boletín Oficial de la Diócesis de Córdoba. Vol.

CXXXVIII, agosto-diciembre de 1997, pp. 345-351.

DECLARACIÓN DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE LITURGIA en el centenario del

motu proprio Tra le sollecitudine de San Pío X y en el XL aniversario de la

Constitución Litúrgica del concilio Vaticano II, en Boletín Oficial de la Diócesis de

Córdoba. Vol. CXLV, octubre-diciembre de 2003, pp. 161-165.

EDICTO DEL ARZOBISPADO DE SANTIAGO DE COMPOSTELA, con fecha de

1714, sobre la unción, D. Cayetano Gil Taboada, por la gracia de Dios, y de la Santa

Sede Apostolica Arzobispo, y Señor de la Santa, Apostolica, metropolitana Iglesia de

Señor Santiago... : [Hacemos saber, que N.SS. Padre, y Señor Benedicto XIV... por su

constitución de 5 de abril de este presente año, ... Día antes Ecclesia, confirma todas

las facultades, aunque limitarlas, de dàr à los moribundos la Bendicion ...].

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433

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto sobre las reliquias y relicario de San Juan de

Ávila, dado en Córdoba a 10 de mayo de 2011, en la fiesta de san Juan de Ávila.

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto de concesión de la indulgencia plenaria con

ocasión de la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia universal,

20 de julio de 2012.

FERNANDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto episcopal para el año jubilar con ocasión del

centenario de la muerte del fundador y del reformador de la Orden de la Santísima

Trinidad, San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción, de 13 de febrero de

2013.

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto del Año Jubilar de Nuestra Señora de los

Dolores, dado en Córdoba, a 26 de febrero de 2015.

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, D., Decreto e Instrucción del Catecumenado Bautismal, 4

de noviembre de 2015.

FRESNEDA, B., Estatutos de la Sancta Yglesia Cathedral de Córdoba, Antequera, por

Andrés Lobato, 1577.

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, F. J., Decreto [para] que la Sagrada Imagen de Nuestra

Señora del Socorro, venerada en la ermita del mismo ombre de la ciudad de Córdoba,

sea distinguida con el honor de la coronación canónica, dado en Córdoba, a 8 de

septiembre de 2001.

OBISPOS DE LAS DIÓCESIS DEL SUR DE ESPAÑA, Renacidos del Agua y del

Espíritu, Instrucción Pastoral sobre la Iniciación Cristiana, Madrid, 2013.

10.1.4 Fuentes impresas.

ABAD FALISE, Cours abregé de liturgie pratique : comprenant l'explication du

missel, du bréviaire et du rituel a l'usage des églises qui suivent le rite romain, Paris,

Maison Méquignon-Junior J. Leroux et Jouby, successeurs,1855.

AJOFRIN, F., Tratado theologico-mistico-moral, en que se explica, según los

principios más sólidos, la bula Pastoralis Curae de la santidad de Benedicto XIV sobre

el confesor extraordinario de las monjas, Madrid, Imprenta de Pedro Marín, 1789.

ALCOCER, J., Ceremonial de la missa en el qual se ponen todas las rubricas generales

y algunas particulares del missal romano que diuulgo Pio V y mando reconocer

Clemente VIII..., Zaragoça, por Angelo Tauanno, 1607.

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434

ALMANZA, J. B., Tratado de las ceremonias de la missa rezada ó privada / sacado de

las rubricas del Missal romano... y reducido à metodo breve..., Barcelona, en la

Imprenta de María Marti, 1677.

ALMANZA, J. B., Tratado de las ceremonias de la Missa solemne... sacadas de las

Rubricas del Missal Romano, Ceremonial de Obispos y Autores clásicos, Valencia, en

la Imprenta de la viuda de Benito Marcé, 1680.

ARJONA, M. Mª de, Necesidades de la España que deben remediarse en las próximas

Cortes, y discurso sobre la acertada elección de diputados que dirige a la ciudad y

provincia de Córdoba, publicado en Córdoba, por acuerdo de la Asociación de Bien

Público, Imprenta Nacional, 1820.

BARRUEL, A. Historia de la persecución del clero en Francia en tiempo de la

Revolución, Madrid, Imprenta de Collado, 1814.

BRITO, A. Mª., Ceremonial Rural o sea Pequeño Ceremonial / dado á luz por S. S.

Benedicto XIII, para que sirva en las Iglesias menores parroquiales en las sagradas

funciones de algunas fiestas principales; traducido y aumentado, Granada, Imprenta de

Don Gerónimo Alonso, 1868.

BUSTAMANTE, J., Tratado de las ceremonias de la Missa, y las demas cosas tocantes

a ella, conforme al Misal Romano, vltimamente reformado por... Clemente VIII /

compuesto, y ordenado por mandado del... S. D. Andres Pacheco... Obispo de

Cuenca..., Cuenca, por Iulian de la Iglesia, a costa de Domingo de Palacio, 1637.

CAEREMONIALE contineus ritus electionis Romani Pontificis Gregorij Popae XV

Iussu editum : cui praefiguntur constitutiones Pontificae et conciliorum Decreta ad eam

rem pertinentia, Romae, Ex Typographia Rev. Cam. Apost, 1622.

CEBREROS -Mateo de la Purificación-, Ceremonial de las Missas, y ceremonias

pertenecientes a la Semana Santa, y otras funciones de entre año : arreglado a la

nouissima reformacion, aprobada por el Señor Papa Inocencio XII conforme al

Ceremonial de Clemente VIII Ritual de Paulo V Decretos de la Silla Apostolica, y

Declaraciones de la Sacra Congregación de Ritos, Madrid, por la Viuda de Juan García

Infançón, en 1717.

CEREMONIAL de las missas solemnes cantadas con diaconos o sin ellos, segun las

rubricas del missal romano vltimamente recognito por su Santidad Vrbano VIII, con

reparos nueuos y curiosos, Madrid, por Iuan García Infanzón, en 1696.

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435

CEREMONIAL del Coro de la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia de Santiago,

Santiago de Compostela, Imp. de El Boletín Eclesiástico, a cargo de D. Andrés Fraile,

1878.

CEREMONIAL del coro, que han estendido y presentan à su Cabildo de la Real Insigne

Colegial Iglesia del Sr. S. Hipolyto de Cordoba, los Doctores D. Francisco Villalva y

Mesa, Canonigo Doctoral, y Don Mariano Saenz, Canonigo Secretario, en

cumplimietno de la comision que les diò à este efecto por su Decreto de 10 de

Diciembre de 1785, Córdoba, en la Oficina de Don Juan Rodríguez de la Torre, 1789.

CEREMONIAL del officio divino, assi para el choro, como para el altar, segun el uso, y

orden de la santa Isia Romana y conforme al missal, y Breuiario, reformado por los

sumos pontifices Pio V, y Gregorio XIII ... / recopilado por ciertos padres del

diffiuitorio de la Provincia de S. Juan Baptista de los frayles Descalços de nuestro

Padre S. Francisco, Valencia, por Juan Chrys Ostomo Garriz, 1615.

CEREMONIAL e ordinario da missa e de como se han de administrar los sacramentos

de sancta madre Iglesia, Lisboa, por Francisco Correa, en 1568.

CEREMONIAL para la bendicion y consagracion de las Iglesias / traducido del latín

por los presbíteros D.J.R. y D.F.A. con motivo de la bendicion y consagracion de la

Iglesia que fué de Domínicos de la ciudad de Antequera, el dia 19 de Enero de 1868,

Málaga, Correo de Andalucía, 1868.

CEREMONIAL que han de observar los colegiales del Seminario Conciliar de Nuestra

Señora de la Asunción de Oviedo en el servicio de la Santa Iglesia Catedral, Oviedo,

Imp. de D. G. Solís, 1860.

CEREMONIAL que han de observar los seminaristas del Colegio de S. Gerónimo de

Burgos en el servicio del coro, y altar de la Santa Iglesia Metropolitana, Burgos,

Imprenta de Pascual Polo, 1856.

CEREMONIAL que usa la Iglesia para la bendición de candelas en el día de la

Purificación de la Virgen María y para la de las cenizas en el día primero de

Cuaresma, según las rúbricas y misal romano, Barcelona, Imprenta Herederos de la

viuda de Pla, 1844.

CONSTITUCIONES de la Santa Iglesia Catedral de Mondoñedo / formadas sobre las

antiguas del... Sr. Lierno, conforme à la Disciplina del Santo Concilio de Trento,

reformadas y añadidas despues por el... Sr. Navarrete y refundidas y añadidas de nuevo

conforme al Concordato Novísimo, por el... Sr. Cos, juntamente con el... Cabildo, en

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436

este año de 1889; seguidos del Consuetudinario y Ceremonial aprobado para esta

Santa Iglesia, Mondoñedo, Impresión y Encuadernación de H. Mancebo, 1889.

CONSTITUCIONES de la Sta. Apostólica M. Iglesia de Santiago adaptadas a la

legislación canónica establecida en el Concordato de 1851 en el Concilio Provincial

Compostelano de 1887 y en el Diocesano de 1891, aprobadas y confirmadas por el...

Cardenal Dr. D. José Martín de Herrera, Santiago de Compostela, Imp. y Enc. del

Seminario C. Central, 1899.

CONSTITUCIONES establecidas por el illustrisimo, i reverendisimo Señor Don

Francisco Blanco. Arzobispo de Santiago, juntamente con los illustrisimos Señores

Dean y Cabildo de la dicha Santa Iglesia, i con su consentimiento, para el buen

govierno de ella, Santiago de Compostela, reimpresas, segun el metodo, i estilo en que

se halla la impresion antigua por Ignacio Aguayo..., 1781.

CHARDON, Ch., Historia de los sacramentos, donde se refiere el modo observado por

la Iglesia en su celebración y administración, Madrid, Imprenta Real, 1799.

DE AMADA, J. F., Controversia sagradamente eclesiástica en lo ceremonial del Ritu

publico de los Divinos Oficios..., S.l, 1601.

DIAMANATE DEL PARAÍSO, devocionario y semana santa que contiene ordinario de

la misa, misa en oraciones, confesión y comunión, siete palabras, cuarenta horas,

estaciones del jueves y viernes santo, stabat mater, tinieblas, Madrid, Imprenta de

Campuzano Hermanos, 1861.

DÍAZ ALMOGUERA, R., Descripción é historia del Santuario de LInares y novena de

la Santísima Virgen, Córdoba, Imprenta de Arroyo, 1869.

DÍAZ CANO, F., Narrativa fvnebre y Lvgvbres Lvtos en la Mverte del Rey Don Felipe

Qvarto el Grande Nvestro Señor, Aclamación Festiva del Real Estandarte en nombre

del Rey Carlos Segvndo Nvestro Señor, qve execvta la mvy noble y mvy leal Civdad de

Córdoba en obediencia del Mandato de la Reyna Nvestra Señora Doña Mariana de

Austria, Governadora de estos Reinos, Córdoba, 1665.

DÍAZ DE RIVAS, P., El Arcángel San Rafael, particular Custodio y amparo de la

ciudad de Córdoba, Córdoba, 1650.

DIE X MAJII In festo Beati Joannis de Avila conf. presbyteri saecularis magistri

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DIE XVII NOVEMBRIS OFFICIUM S. Aciscli et Victoriae, martyrum, almae ecclesiae

Cordubensis, et dioecesis patronorum : duplex primae classis cum octava ... S.l, 1727.

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Praedicatorum, S.l., s.a., c. 1818.

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ESTATUTOS, ordenamientos, y ceremonial / dispuestos, y formados por el... abad y

cabildo de la Real insigne Iglesia Colegial de San Ildephonso, para su gobierno

espiritual, y temporal, Segovia, Imprenta de Don Antonio Espinosa, 1781.

ESTATUTOS, REGLAMENTO de puntuación y ceremonial de coro y altar de la Santa

Iglesia Catedral, que ha de reducirse á Colegiata, de Tudela,Tudela, Imprenta y librería

de Julio Subirán, 1891.

ESTATUTOS Y CEREMONIAL de la Real Insigne Iglesia Colegiata de San Hipolyto de

Cordoba aprobados por su Magestad en Real Cedula de 9 de Enero de 1789, Cordoba,

en la Oficina de Don Juan Rodriguez de la Torre, 1789.

FRANCISCO DE JESÚS MARÍA, Ceremonial rural ó de pequeñas iglesias para las

principales fiestas del año / que Benedicto XIII mando ordenar para todas las iglesias

de Roma y para las de España, Burgos, Establecimiento tipografico de Don Sergio de

Villanueva, 1848, reeditado en 1860.

FRANCOLINO, De temporibus canonicarum horararium, Roma, 1571.

FRAY DIEGO DE SAN JOSÉ, Manual eclesiástico y ceremonial de la Missa y Oficio

Diuino, conforme a las Reglas y Rubricas del Missal, y Breuiario Romano, y del

Ceremonial de los Obispos con las reglas del Breuiario Monastico de Paulo V ... en que

se ponen muchas declaraciones de la Sagrada Congregación de Ritos acerca del Oficio

Diuino, y Missa, Pamplona, por Martin de Labáyen, en 1633.

FRAY MARTÍN DE SAN JOSÉ, Ceremonial de la missa en el qual se ponen todas las

rubricas generales y algunas particulares del Missal Romano que dibulgó [sic] Pio V. y

mandó reconocer Clemente VIII. Con aduertencias y resoluciones de muchas dudas,

Valladolid, por la viuda de Francisco de Cordoua, en 1623.

FRAYZOS, F., Instrucción sobre las rúbricas generales del Misal. Ceremonias de la

Misa rezada y cantada, Oficios de Semana Santa y de otros días especiales del año.

Con un índice copiosísimo de Decretos de la Sagrada Congregación de Ritos y algunas

notas para su mayor inteligencia, Madrid, Imprenta de Vegas, 1829.

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GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia de su Iglesia

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GÓMEZ DE TERÁN, J. E., Assistencia de los fieles a los divinos oficios y missas de el

año, donde se hallara el seglar aprovechado... tocante a lo que se canta en la Iglesia...

y ritos conforme a lo mandado por el Santo Concilio de Trento..., con noventa y seis

homilias, en veinte y quatro tomos, Madrid, en la Ofician de Antonio Marían 1736.

GUARNIZO, I., Memorial al Eminentmo. Señor D. Baltasar Moscoso y Sandoval,

Cardenal de la Santa Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas,

Chanciller mayor de Castilla, del Consejo de Estado del Rey nuestro Señor, sobre el

próximo estado que tiene para que se defina por dogma de Fe la opinión Pía, que

afrma, que la Madre de Dios fue concebida sin pecado original, Madrid, en la Oficina

de Domingo García, en 1652.

HERDT, P.J.B., Cérémonial a l'usage des sacristains, chantres, organistes, et autres

personnes attachées au service des églises, Louvain, Typographie de Vanlinthourt et

Cie, 1861.

HERMUA, P., Kalendario ceremonial de la missa recada segun el missal romano el

novissimo... modo de dar, y tomar la candela, zeniza, y ramos, con otras advertencias,

segun Gauanto, Bilbao, por Nicolas de Sedano, en 1680.

HERRERA TORDESILLAS, M., Ceremonial romano general : en el qual se ponen las

ceremonias del coro, decretos de la Sacra Congregacion de Ritus, Rubricas de D.

Bartolome de Gauanto, oficio de la Semana Santa, oficio de Pontifical, y

processiones..., sacado del Ceremonial de Obispos, de don Andres de Piscara Castaldo,

de don Bartolome de Gauanto, y del Ordinario Romano, Madrid, en la Imprenta Real,

1638.

HERRERA Y BONILLA, T., Practica de las ceremonias de la Missa rezada, y cantada

solemne, segun las rubricas del Missal Romano, con otros tratados pertenecientes al

Culto Divino, Valencia, por Joseph Tomás Lucas, 1750, reeditada en la misma ciudad,

por Benito Monfort, en 1761.

LA ROSA DEL CRISTIANO, nuevo devocionario y semana santa aumentado con El

diamante del paraiso : ordinario de la misa, misa en oraciones, confesion, comunion,

siete palabras, cuarenta horas... via crucis y otras oraciones de gran utilidad para la

salvacion, Madrid, Imprenta de M. Minuesa,1856.

LEAL, R., Obsequios de Córdoba a sus Reyes, o descripción de las demostraciones

públicas de amor y lealtad que Córdoba tributó a nuestros católicos monarcas en los

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439

días 11, 12 y 13 de Marzo de 1796, en que la honraron con su augusta presencia,

Córdoba, en la imprenta de Juan Rodríguez de la Torre, 1796.

LIÉBANA SERRANO, B., Sermón que en la solemne fiesta de rogativas por el triunfo

de nuestras armas celebrada en la santa Iglesia catedral de Córdoba por el ilustrísimo

cabildo el día quince del presenta mes de Diciembre con asistencia del Excelentísimo e

Ilustrísimo señor Obispo de la Diócesis, Excelentísimo Ayuntamiento, señor

Gobernador de la Provincia, autoridades civiles y militares, predicó el licenciado D.

Bonifacio de Liébana y Serrano, Canónigo Magustral de la misma Santa Iglesia.

Tirada de 1000 ejemplares, Su precio tres reales. Cuyo producto Integro destina su

autor a nuestro valiente egercito de África, Córdoba, Imprenta y Litografia de D.

Fausto García Tena, 1859.

LIBER PONTIFICALIS, edición de DUCHESNE L., Paris, por Ernest Thorin Editeur,

Libraire des Écoles Françaises d´Athénes et de Roma, 2. vol. 1886 y 1892.

MANIFIESTO circunstanciado de las solemnes fiestas con que la M. Sr. y M.L. ciudad

de Córdoba ha celebrado el acto de la Real Proclamación de la Reina Nuestra Señora

Doña Isabel Segunda (Q.D.G.) ejecutado el día 4 de Diciembre de 1833 / Dálo a luz la

Diputacion de festejos de su Excmo. Ayuntamiento, Córdoba, Imprenta Real, 1833.

MANUAL de las Sagradas Ceremonias que la santa Iglesia de Toledo, Primada de las

Españas ejecuta y celebra según el ceremonial romano y sus antiguas y loables

costumbres, Toledo, Imprenta y Librería de J. Peláez, sucesor de Fando, 1889.

MANUAL que contiene los salmos e himnos de primeras y segundas vísperas,

completas, salmos de tercia y nona, procesiones, letanias, entierros, triduo o tinieblas

con los oficios de la Semana Santa, y otras funciones del culto con la oportuna

instrucción de las sagradas rúbricas de la Iglesia, Lérida, Imprenta de Lorenzo

Corominas, 1887.

MARAVER Y ALFARO, L., La Corte en Córdoba. Reseña Histórica de la recepción y

estancia de SS.M. en la provincia de Córdoba en 1862, Córdoba, Imprenta de Rafael

Arroyo, 1862.

MARAVER Y ALFARO, L., Historia de Córdoba desde los más remotos tiempos

hasta nuestros días, Córdoba, Imprenta de Rafael Arroyo, 1863.

MATEO DE LA PURIFICACIÓN -alias, Cebreros-, Ceremonial de las Missas, y

ceremonias pertenecientes a la Semana Santa, y otras funciones de entre año :

arreglado a la nouissima reformacion, aprobada por el Señor Papa Inocencio XII

conforme al Ceremonial de Clemente VIII Ritual de Paulo V Decretos de la Silla

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Apostolica y Declaraciones de la Sacra Congregación de Ritos, Madrid, por la Viuda

de Juan García Infançón, en 1717.

MIGNE, M. J. P., Origines et raison de la liturgie catholique en forme de dictionnaire,

ou, Notions historiques et descriptives sur les rites et le cérémonial de l'office divin…

suivies d'un traité de liturgie armenienne, traduite en français sur le texte italien du

père Gabriel Avedichian par l'abbé J.-B.-E. Pascal, París, Imprimerie de Vrayet de

Surcy, 1844.

MONTALUO, T., Ceremonial de la missa y officio diuino, Granada, por Antonio de

Torrubia, en 1705.

MOULINS, A., Lettre a un ecclésiastique sur l'observation du cérémonial, Paris,

Librairie de Propagande, Haton, Libraire, 1874.

OBSEQUIOS que la ciudad de Córdoba hizo a sus augustos soberanos, en su glorioso

tránsito y permanencia en ella, en los días 25, 26, 27 y 28 de octubre del presente año

de 1823, Córdoba, Imprenta Real, 1823.

OFFICIA PROPRIA CORDUBENSIS Ecclesiae : SS. D. N. Gregorii XIII et Clementis

VIII auctoritate approbata, & concessa : lectiones aliaquot, & responsoria, Cordubae,

apud Saluatorem de Cea Tesa, 1633.

OFFICIA PROPRIA CORDUBENSIS Ecclesiae : SS. D. N. Gregorii XIII et Clementis

VIII auctoritate approbata, & concessa : adduntur aliqua, quae pro maiori Recitantium

Facilitate desiderabantur / de mandato… Peri de Salazar S.R.e, Presbyteri Cardinalis

ac Diocesis Cordubae, Cordubae, apud Didacum de Valuerde y Leyua, & Acisclum

Cortes de Ribera, 1687.

OFFICIA PROPRIA CORDUBENSIS Ecclesiae, SS. D. N. Gregorii XII et Clementis

VIII auctoritate approbata, & concessa : adduntur alia nuper a sancta sede similiter

concessa, & uaria, quae, ut facilus recitetur optabantur / de illustrissimi D. D. Martini

de Barcia, Matriti, ex typographia FrancisciXaverii Garcia, 1760.

OFFICIA PROPRIA CORDUBENSIS Ecclesiae, SS.D.N. Gregorii XIII. et Clementis

VIII auctoritate approbata et concessa : adduntur alia nuper a Sancta Sede similiter

concessa & varia, que, ut facilius recitetur optabantur, Cordubae, Ex typographia

Joannis Rodriguez de la Torre, 1794.

OFFICIA PROPRIA SANCTORUM ecclesiae cordubensis, S.l., s.n., 1701.

OFFICIA PROPRIA SANCTORUM ecclesiae cordubensis, Malines (Bélgica), por H.

Dessain, en 1891, 2 vols.

OFICIO de la Semana Santa, S.l, Imprenta del Norte, 1815.

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OLALLA, F. B., Ceremonial romano de la missa rezada, conforme el missal mas

moderno con las advertencias de todo lo que se opone a las Rubricas... se ponen otros

Documentos y Reglas necesarias para todos los sacerdotes, Madrid, por Juan Garcia

Infanzon, 1690.

PALOUL, I. A., El sacerdote instruido y enseñado en la antiguedad, origen, autoridad

y practica de cada una de las Ceremonias de la Missa, Valencia, por Antonio Bordazar

de Artazú, en 1738.

PIZAÑO DE PALACIÓS, A., Discurso primero en confirmación de la Purísima

Concepción de la Virgen María, madre de Dios, Sevilla, por Gabriel Ramos Vejarano,

1615.

PIZAÑO DE PALACIÓS, A., Segundo discurso en confirmación de la Concepción

Purísima de la Virgen y Madre de Dios, Sevilla, por Alonso Rodríguez Gamarra, 1616.

POZO, J. L., Rasgos biográficos y fisionómicos [de algunas personas que llegarían a

capitulares de Córdoba], sl. sf. sp.

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y Ministros del altar, coro, publicado a principios del siglo XVII [Catálogo del

Patrimonio Bibliográfico Español: CCPB001037376-4].

RAMIREZ Y GÓNGORA, M. A., Motivos de confianza de los cordobeses en la

protección de San Rafael, Córdoba, 1776.

REYNA MALDONADO, P., Libros pertenecientes a los que se han de ordenar y

demas Eclesiasticos..., el uno trata de las Ceremonias sagradas de la Missa en lengua

Española, el otro de los santos Sacram[en]tos en legua Latina, ambos dispuestos con

mucha claridad, estilo y erudicion, Madrid, por Juan Gonçalez, en 1623.

ROA, M. Flos sanctorum, fiestas, i Santos naturales de la ciudad de Cordova, algunos

de Sevilla, Toledo, Granada, Xerez, Ecija, Guadix, i otras ciudades, i lugares de

Andaluzia, Castilla, i Portugal, Sevilla, por Alonso Rodriguez Gamarra, en 1615.

RODRÍGUEZ VOLO, V., Manual eclesiastico de las ceremonias de la Iglesia :

disertacion sobre las rubricas V y XIII del Misal Romano de las misas de requiem,

Valencia, en la Oficina de D. Benito Monfort, en 1789.

RUIZ ALCOHOLADO, P., Ceremonial romano para missas cantadas y rezadas, en el

qual se ponen todas las rubricas generales y particulares del Missal Romano, que

diuulgo el Papa Pio V con aduertencias y resoluciones de muchas dudas... y al cabo se

trata de lo tocante a los ministros y altar, Alcalá, por los herederos de Iuan Gracian que

este en gloria, a costa de Iuan de Montoya, en 1589.

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442

RUIZ DE PEDRAJAS, F., Oración fúnebre por el aniversario de las víctimas de julio

de 1854, y recuerdos históricos-lúgubres, que a la memoria de las sacrificadas en

Octubre de 1836 en Córdoba, y, cuando prisioneros por la columna del cabecilla

Gómez, dijo e hizo el 19 de julio en la Iglesia Catedral Francisco Ruiz de Pedrajas,

Presbitero, Capellán del primero de Ligeros de Milicia Nacional de esta Provincia,

Córdoba, Librería de D. Rafael Arroyo, 1855.

SAGRADO ceremonial de la Semana Santa y otras principales festividades y tiempos de

todo el año : obra utilissima a la instruccion de los eclesiasticos segun su proprio orden

y ministerio / sacanla a luz algunos sacerdotes de la Congregacion de la Mission de

Barcelona, Barcelona, Imprenta de MarÍa Angela Martí, 1768.

SAGRADO ceremonial de las principales festividades de todo el año: obra utilisima

para la instrucción de los eclesiasticos según su propio orden y ministerio / sácanla a

luz algunos sacerdotes de la Congregación de la Misión de Barcelona, Málaga,

Imprenta de Francisco Gil de Montes, 1861.

SALÁNS, J., Ramillete litúrgico o sea Pequeño ceremonial del seminarista, Barcelona,

Subirana hermanos, 1892.

SALAZAR GUTIÉRREZ DE TOLEDO, P., Papel todo de proprio puño, y letra del

eminentissimo señor Cardenal Salazar Obispo de Cordova, de piadosisima, y santa

memoria, que su Eminencia tenia prevenido, y mandò leer en alta voz á su Cabildo, y

pueblo en el acto de recebir [sic] publicamente el Santissimo Viatico segun la forma

dispuesta en el Ceremonial de Obispos Iueves 12. de agosto de 1706. S.l., s.f., s.p.

SANCHO PRO, J., Instruccion historica, ceremonial, y moral sobre la festividad de las

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SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae. http://hjg.com.ar/sumat/.

SENDRA, J. B., El párroco en cuaresma / obra escrita por ilustrados oradores

sagrados y editada para uso del clero parroquial, Madrid, Tipografía de Alfredo

Alonso, 1902.

SOLANS, J., Prontuario litúrgico o sea Breves comentarios sobre las rúbricas del

Breviario Romano á tenor del Breve de S.S. el Papa Leon XIII dado en 28 de julio de

1882 / sigue un pequeño ceremonial del oficio divino; va también un Apéndice en el

cual se tratan varias cuestiones litúrgico-morales sobre el rezo canónico, Barcelona,

por la Viuda e hijos de J. Subirana, 1883.

TORRES, A., Chronica de la Santa provincia de Granada de la Regular Observancia

de N. Serafico Padre San Francisco, Madrid, por Juan García Infançón, 1683.

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Madrid, Impresores de la Real Casa, 1900, ed. Facsímil, presentada por P. Ruiz Pérez,

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VIRGULTI, L. F., L' Ebreo Catecumeno Istruito ne' principali Misteri della Santa

Fede Cristiana, e Cattolica dalla... divisa in dieci istruzioni / e Composta dal Padre

Lettore Fr. Lorenzo Filippo Virgulti Dell'Ordine de' Predicatori, e Predicatore

degl'Ebrei di Roma, Roma, Nella Stamperia di Girolamo Mainardi a Piazza Capranica.

Con lic. de' Sup., 1726

VIRGULTI, L. F., La vera idea del Messia contraposta à quella falsa, che ne dà Rabbi

Mosè Maimonide d'Egitto... In cui per modo di dialogo tra un Catecumeno, ed un

Maestro, vengono propostì, e confutati gli Errori da Lui insegnati, e tenuti da i moderni

Ebrei, Roma, per Gio: Battista de Caporali, 1730.

VIZUETE CARRILLO, J., Ceremonial de Acolitos, instrucción, y modo de como se an

de ayudar, y oir las missas privada y solemnes..., con un epitome, y resuncion al fin, de

todo lo que se contiene en el primero y segundo tratado, Sevilla, por Alonso Rodriguez

Gamarra, 1619.

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Ceremonial y manual de preces, antifonas, himnos, salmos y

oraciones que deben decirse en esta Santa Iglesia Catedral de Córdoba, Córdoba, por

Rafael García Rodríguez y Cuenca, 1805.

XIMÉNEZ Y HOYO, M., Observaciones politico-religiosas, sobre una memoria

dirigida a las llamadas Cortes : en las cuales se trata de varios puntos relativos á

clérigos, frailes y monjas, mayorazgos y diezmos... y se combaten los errores que

contiene, y en los que incurrieron las Cortes sobre estos puntos / á instancias de un

amigo las da á luz su autor D. Manuel Gimenez Hoyo... ; llevan por apendix la segunda

edicion del Discurso histórico-canónico-politico del mismo autor sobre los diezmos,

Madrid, Imprenta de Don José del Collado, 1824.

ZUAZO, A., Ceremonial según las reglas del Missal Romano... methodo de celebrar la

Missa rezada y cantada..., Salamanca, Imprenta de la ilustre Cofradía de la Santa Cruz,

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