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AGRUPACIÓN SON DEL TUNOArticulación comunitaria, rescate del bambuco patiano y estrategias para hacer de la música un opción de vida para los cultores de la vereda de El Tuno
Programa Regional ACUA y Corporación Regional PROCASUR
Patía, Cauca Colombia Enero, 2009
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Sistematización de experiencias de valorización de musicalidades afro-rurales como activos culturales.
Ruta de Aprendizaje “Pasos, Tones y Sones” ACUA - PROCASUR
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AgradecimientosAgradecemos a todos quienes hicieron posible este trabajo:
A la agrupación musical Son del Tuno, por abrirnos las puertas de su experiencia y permitirnos conocer su historia, su presente y sus sueños de futuro.
A su director, Virgilio Llanos, por liderar el proceso de recuperación del bambuco patiano.
A Deiver Llanos, por idear estrategias relevantes para la sostenibilidad de su música tradicional.
A Marta Villafañe, por su coraje y por esa creatividad que nos ha legado su alegre “baile de la botella”.
A todos los cantantes e instrumentistas de la agrupación, por la constancia, compromiso y alegría con que viven sus sones tradicionales.
A Lola, sembradora cultural y poetiza, por hacer de sus versos un relato sobre la cultura local y el bambuco patiano.
Al coordinador de la Casa de la Cultura, Henry Noguera, por su contribución en la formación de futuros cultores tradicionales en el valle del Patía
Y finalmente a toda la comunidad del valle del Patía, en especial a la vereda de El Tuno, por apoyar incansablemente el trabajo de la agrupación.
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Basado en testimonios y talleres colectivos desarrollados los días 30 y 31 de enero de 2009 en el Municipio de Patía, Departamento del Cauca, Colombia. Investigadora Responsable: Lorena Ardito Aldana
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1. El contexto de la experiencia de Son del TunoSon del Tuno tiene su cuna en el Municipio de Patía, fundado en el año 1907, al sur del Departamento del Cauca, a 82 kms. de su capital departamental, Popayán, tiene como principal vía de acceso la carretera panamericana, que atraviesa gran parte de su zona rural y de su cabecera municipal (El Bordo). Su nombre proviene de los indígenas que poblaban el territorio con anterioridad al proceso de colonización, los patías, quienes fueron exterminados durante el período colonial. Pese a ello, se trata de un Municipio pluriétnico y multicultural, con un alto porcentaje de personas autorreconocidas como mestizas (cerca del 30%) y afrodescendientes (quienes ascienden a un 68.6%)1.
Está situado entre las regiones pacífica y andina del territorio colombiano, a unos 910 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 23 grados centígrados, es decir, por debajo de la cota “tropical”, no obstante goza de una amplia biodiversidad y red de aguas (donde destaca el Río Patía que atraviesa todo el valle). Además, hace parte de la denominada Subegión Sur, conformada por los municipios de Patía, Bolívar, Sucre, Argelia, Almaguer, Mercaderes, Florencia, Balboa y San Sebastián, con los cuales, según el Plan de Desarrollo Municipal (2008 – 2011), comparte infinidad de problemas comunes tales como “los
elevados índices de población con necesidades básicas insatisfechas, la deficiente estructura vial y de servicios, el deterioro ambiental y de los recursos naturales, la baja producción y productividad, el poco desarrollo institucional de las Administraciones Municipales, la escasez de recursos propios de las mismas, el creciente índice de desempleo, la presencia de grupos al margen de la ley, los cultivos ilícitos, la fumigación y múltiples conflictos de índole social constituidos en problemas y obstáculos para
un desarrollo normal”. En este marco de alta vulnerabilidad destaca el hecho de que más de la mitad de la población municipal presenta Necesidades Básicas Insatisfechas, que apenas un 30% cuenta con red de aguas y alcantarillado, y la presencia constante de la problemática de la violencia, que se expresa en las cifras municipales sobre mortalidad, en un 45% explicadas por homicidios (principal causa de muertes al año 2007), así como en la evidente militarización del territorio2.
1 Fuente: Plan de Desarrollo Comunal del Municipio de Patía 2008 – 2011 y DANE.2 Ídem.
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Sus actividades económicas son fundamentalmente agropecuarias y comerciales. En la producción agrícola aparecen: maíz, café, caña panelera, papaya, cítricos, sandía, lulo, maracuya, zapallo, hortalizas, fríjol, yuca, plátano, mango, guayaba y algunos cultivos orgánicos, y en la producción pecuaria destaca el cebú. Toda esta actividad tiene un carácter fundamentalmente primario (o sin valor agregado), rural y familiar, con uso de técnicas rudimentarias, con poca o nula tecnificación. Asimismo, destaca el comercio terciario y sólo el un tercer nivel de importancia, la industria.
Demográficamente, según las proyecciones de la DANE para el año 2007, la población del Municipio ascendería a alrededor de 33.382 habitantes, distribuidos entre la zona urbana (con 12.044 personas aproximadamente) y la zona rural (con cerca de 21.338 personas). Esta última, se encuentra conformada por 16 corregimientos, cada uno de los cuales está a su vez compuesto por diversas veredas. La experiencia de Son del Tuno se desarrolla específicamente en la vereda de El Tuno, que es parte del Corregimiento de Patía, formado por 17 veredas o caseríos rurales3.
El sector cultural del Patía
Según los registros municipales, el valle del Patía cuenta con un número aproximado de 120 (ciento veinte) gestores y creadores culturales identificados en las áreas de pintura, teatro, literatura, música, medicina tradicional y artesanía. Dentro de este inventario se cuentan los cantautores, los grupos musicales y los grupos folclóricos dancísticos más representativos del Municipio.
Desde la gestión institucional, destaca el funcionamiento desde el año 1986 de una escuela de formación artística que opera en el Centro Cultural Plutarco Elías Ramírez de El Bordo, la cual desarrolla un proceso de capacitación en música de banda, folclor y danzas de la Región Pacífica colombiana, oferta en la que los sones locales del valle están ausentes. Asimismo, destaca el proyecto de difusión que encabezan el Centro Cultural y la administración municipal por desarrollar una emisora local comunitaria, acción que busca fortalecer la expresión cultural y sociopolítica de los habitantes del Municipio, y que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia, pero que aun no está en funcionamiento.
3 Unidad político-administrativa más pequeña del mundo rural colombiano.
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Sobre los patrimonios culturales locales, es posible distinguirlos en dos: el patrimonio material, que es fundamentalmente natural, destacando sus ríos y cerros, aunque también destaca el poblado del Patía, y el patrimonio inmaterial, donde aparecen principalmente las fiestas tradicionales del Bordo, Patía, El Esterecho y Galíndez. No obstante, también cabe señalar un patrimonio poco reconocido a nivel municipal, que Son del Tuno se ha encargado de investigar, difundir y legitimar durante toda su trayectoria musical, pese al escaso apoyo institucional. Una tradición local que se estaba perdiendo y que hoy es parte fundamental de las festividades locales tradicionales y privadas: el bambuco patiano.
2. ¿Qué venimos a aprender de Son del Tuno? A nivel identitario:
• Comprender la importancia del conocimiento, el rescate y la práctica de las musicalidades tradicionales para la reconstrucción de la identidad y el fortalecimiento de la cohesión comunitaria, aunque estas prácticas estén en desuso y sean objeto de prejuicio y discriminación.
A nivel patrimonial:
• Valorar las musicalidades y manifestaciones culturales tradicionales en general, como parte de las mayores riquezas humanas del territorio, y en particular, apreciar el valor patrimonial del bambuco patiano.
A nivel comercial:
• Comprender la relevancia de la grabación de discos para las agrupaciones en su sentido de mercado más general.
• Conocer estrategias novedosas para comercializar discos combatiendo la piratería. A nivel gerencial:
• Evidenciar la relevancia de mantener una mirada de futuro a través de metas de largo plazo u otras modalidades para enfrentar los momentos de crisis en las agrupaciones, así como para otorgar coherencia a su quehacer cotidiano.
• Visualizar la importancia de establecer redes con investigadores académicos volcados a lo local para fortalecer los procesos de valorización identitaria sostenido por las agrupaciones.
• Valorar el establecimiento de una base comunitaria sólida, principalmente en contextos afro-rurales empobrecidos y con poca o nula ayuda institucional, para levantar iniciativas de desarrollo socioeconómico y cultural.
• Valorar la construcción de redes y alianzas con instituciones locales y nacionales, así como la búsqueda de apoyos alternativos para el progreso de las agrupaciones musicales
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3. Análisis de la experiencia de Son del TunoHasta el año 1989, en la vereda del Tuno, así como en las otras veredas del Municipio, no había agrupaciones musicales que cultivaran los sonidos tradicionales del valle del Patía. Se encontraba más bien una larga tradición de músicos empíricos que hacían público su arte en ocasiones relevantes para la vida cotidiana de las veredas, tales como las mingas, los exámenes finales y las verbenas comunitarias, donde los bailes se realizaban sólo con música de cuerdas, tales como la guitarra, el tiple y el dormido brujo, instrumento que hasta nuestros días está en desuso en el Municipio. “Allí está el semillero de Son del Tuno. Su música es una tradición familiar que se lleva en la sangre”, afirman con orgullo sus integrantes, no sólo porque se trata de sus propios ancestros cultores, sino porque en su herencia está la recuperación del patrimonio musical tradicional de su localidad: el bambuco viejo (en sus versiones volteado, paseado y redondo), tradicional de la Región Andina colombiana, y el bambuco patiano, adaptación local del bambuco viejo que aun está en proceso de legitimarse como género musical.
El año 1989, fue el afán de investigadores foráneos quienes incentivan a los músicos de El Tuno a articularse en una agrupación musical que permitiera revivir su tradición local, y fue justamente eso lo que hicieron.
“El objetivo con que nace la agrupación es hacer recuperación cultural... de nuestros ancestros, de las culturas tradicionales... Lo que más se ha recuperado es el bambuco, porque era algo que se había dejado de tocar aquí en la región” (Virgilio Llanos, Director)
Venciendo los primeros obstáculos
Conformado sólo por hombres comienza a desarrollarse la historia de Son del Tuno. Campesinos que se transforman en músicos a la hora de participar en diversas presentaciones locales del interior de su región, sin recibir paga alguna (cuando mucho, aportes monetarios para la movilización, el alojamiento y la alimentación). Ya desde entonces los músicos aportan de su propio bolsillo para poder sostener a la agrupación, un período en el que “toca luchar para mantener el proceso constante en el tiempo”, como señala su director.
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“Nosotros somos unas personas netamente campesinas. Vivimos en la vereda de El Tuno, por eso el nombre: Son del Tuno” (Deiver Llanos, Percusionista y subdirector)
Con tenacidad, convicción y esfuerzo la agrupación va logrando articular un repertorio que cumplía con sus objetivos originales de rescate y difusión cultural, al tiempo que de acompañamiento a las festividades locales. De este modo, al son de del bambuco, así como de ritmos foráneos tales como el son, algunos ritmos ecuatorianos, las cumbias de la costa atlántica y algunos currulaos, Son del Tuno va haciendo sonar sus instrumentos musicales, que por entonces eran una guitarra, un requinto, un bombo, unas maracas, una charrasca (o güiro) y un cununo, además de la voz principal y los coros. No obstante, debían aun sortear una la antipatía de la comunidad respecto a su trabajo musical.
“Cuando recién comenzamos la música no tenia en si mucha aceptación... porque nuestra gente no estaba culturalziada para mirar lo propio de ellos, en vez de resaltar, de apreciar todos esos valores culturales... a mucha gente les causaba risa, era cuestión de burla...” (Deiver Llanos, Percusionista y subdirector)
Asimismo, se sumaba la falta de apoyo de la institucionalidad local, situación que se mantiene hasta nuestros días, según reconocen sus integrantes, lo que frente a su precariedad de medios económicos para sostener a la agrupación agravaba las condiciones para la práctica musical.
“No todas las entidades, como la alcaldía, han estado prestas a prestarnos una colaboración”(Deiver Llanos, Percusionista y subdirector)
Pero el Son del Tuno no estaba dispuesto a claudicar, actitud que fue forjando una gran base organizacional, consistente en aglutinarse con otras agrupaciones musicales y organizaciones sociales del valle, aprovechando también el hecho de que tanto la agrupación como la vereda El Tuno está conformada sólo por parientes, debido a su novelesco origen: la unión para fundar una nueva descendencia entre 4 hermanos hombres y 4 hermanas mujeres, de las cuales hoy queda sólo una viva. Con toda esa fuerza familiar, histórica y comunitaria, además de su convicción y perseverancia, la agrupación va completando su dotación de cultores e instrumentos: se suma al proyecto Marta, bailarina que crea el baile de la botella, consistente en danzar haciendo equilibrio con una botella sobre la cabeza sin que ésta se caiga, coreografía que evoca la práctica de las mujeres afro de cargar una infinidad de objetos sobre sus molleras.
A pesar de las dificultades, con esa dotación van logrando participar en diversas presentaciones festividades y festivales de la región, tales como el Programa Cultural CREA, del Ministerio de Cultura de Colombia, donde clasifican para participar en Bogotá, y el Festival Internacional Mono Núñez, con sede en Ginebra (Valle), instancias que van ratificando la convicción de la agrupación.
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“Siempre tenemos obstáculos... pero seguimos luchando, porque es algo que nos nace, que nos gusta, así que vencemos las dificultades, y luchamos, y seguimos siempre adelante”(Marta Villafañe, Bailarina)
Y es que Son del Tuno se define a sí misma como una agrupación cultural, no como una simple agrupación musical orientada al lucro.
La importancia de grabar un disco: abriendo caminos para la agrupación
“Esos obstáculos los hemos ido venciendo en la medida que hemos ido alcanzando algunos logros, como la grabación de nuestro primer trabajo discográfico... La gente fue aceptando mucho más la música nuestra... somos llamados a amenizar fiestas, a amenizar matrimonios... y ya no gratuitamente como era antes... entonces ya era un ingreso para cada uno de los integrantes del grupo” (Deiver Llanos, Percusionista y subdirector)
Es en el año 2000, junto con la llegada de la tercera generación de jóvenes tuneños, que la agrupación da uno de los pasos más relevantes de su historia: la grabación de su primer trabajo discográfico. La presencia de los jóvenes entrantes aportará elementos innovadores en el sonido de la agrupación. De este modo, dentro de la búsqueda por revivir la tradición del bambuco patiano con un estilo propio y auténtico, se incluye un bongó, un bajo eléctrico y finalmente un timbal.
El proyecto discográfico fue financiado por FUNDESIMA, una fundación del macizo colombiano (que comprende el sur del Cauca y el norte de Nariño) que cada año identificaba a artistas o agrupaciones y los financiaba para hacer una grabación. Ese año fue la oportunidad de Son del Tuno.
Los integrantes de la agrupación reconocen que este trabajo les permitió construir un cierto arraigo y valorización en la región, hasta el punto de que empiezan a salir muchas otras agrupaciones de bambuco patiano con nombres similares, emulando el encabezado, “Son de...”, contextualizaban con sus respectivas localidades de referencia. El bambuco patiano comenzaba a cobrar fuerza y difusión, y Son del Tuno lograba por fin tener un componente comercial, siendo convocados a fiestas, cumpleaños, mingas, festividades patronales, entre otras, con pagos por función.
Las razones de este éxito son explicadas por la agrupación fundamentalmente a partir del contenido pedagógico de las letras, cuestión también promovida por FUNDESIMA.
“Mira campesino cuida la tierra, campesino cuida lo tuyo Con tus manos estás destruyendo, lo que para ti es un orgullo” (Composición de Virgilio Llanos)
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Así, con el mismo ímpetu, Son del Tuno logra su segundo trabajo discográfico en el año 2004, esta vez mediante su participación en un CD de promoción del área de salud municipal en el que aparece con otras agrupaciones. “La música como tal, en el municipio, hace más fácil la propaganda de salud”, señalan sus integrantes, concientes de la relevancia del proceso en el que participan, componiendo canciones como “El Cólera”, que promueve prácticas de aseo para su prevención.
Para seguir fortaleciéndose: la participación en festivales
Con un terreno ya fértil en su localidad, la agrupación se da a la tarea de continuar difundiendo su música por otros territorios de Colombia y el continente, destacando un viaje a Ecuador el año 2006, y la participación en los festivales Petronio Álvarez (Cali) y por segunda vez, Mono Núñez (Ginebra), el año 2008, instancias vistas como espacios para “compartir con otras agrupaciones y conocer otras culturas”, así como para “dar a conocer nuestras experiencias”, como señalan sus integrantes, destacando además la satisfacción del reconocimiento y la reafirmación de su tarea original.
“Estamos rescatando algo que estaba perdido, el bambuco, y cuando llegamos afuera vemos que estamos por un buen camino” (Jorge Eliester Llanos, Marcante de guitarra)
Pero además, en su última participación, en Agosto de 2008 en el Petronio, la agrupación se encuentra con una nueva oportunidad discográfica, siendo seleccionados para participar en la grabación de un disco compilatorio de músicas del Pacífico colombiano, en un estudio profesional en Cali, con el patrocinio del Programa Regional ACUA4 y la Corporación Regional PROCASUR5 ¿Qué hacer entonces con esta nueva puerta que se abre?
Construyendo estrategias de mercado para combatir la piratería
La gran dificultad que impone a la agrupación la grabación de este nuevo trabajo discográfico es el actual contexto de desarrollo tecnológico que facilita las prácticas de piratería, conflicto que no sólo afecta en la actualidad a las agrupaciones musicales, sino que a toda la industria fonográfica.
Son del Tuno frente a esta dificultad, aprovechando su fuerte y amplia base organizacional comunitaria que parte en la vereda El Tuno y se extiende por todo el valle del Patía, decide crear una estrategia anti-piratería: la venta, previa al tiraje del disco, de bonos por un monto de $15.000 pesos colombianos (equivalentes a unos U$7,5 dólares).
4 www.programaacua.org5 www.procasur.org
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“Es tratar de hacer una venta prepagada de la música... cuando ya este el producto final nosotros le entregamos a las personas un CD original de la música que hemos grabado... Hay mucha gente que sí está interesada en comprar la música original” (Deiver Llanos, Percusionista y subdirector)
Además, concientes de las dificultades económicas de la agrupación y sus cultores, ya tienen pensados dos espacios en los que distribuir los fondos que recauden con esas ventas. Por una parte, para las familias de cada músico, con el fin de aliviar su precaria situación doméstica. Por otra parte, para consolidar el grupo, recuperando los costos logísticos derivados de la propia grabación, e invirtiendo en instrumentos y trajes para la agrupación.
El momento actual y los sueños de futuro
Hoy, la agrupación se reconoce en un cierto momento de estancamiento, pues pese a participar del Festival Petronio y acceder a la posibilidad de grabar un disco que está próximo a salir a la venta, no han logrado ampliar su ciclo estival de presentaciones en vivo pagas. Sin embargo, miran confiados los desafíos futuros y esperan que el disco les de nuevas fuerzas para seguir adelante.
Asimismo, reconocen que el trabajo ya desarrollado no ha sido en vano, y al amparo de nuevas posibilidades, continúan creando estrategias de aprendizaje, difusión y consolidación, donde destaca la celebración del día de la afrocolombianidad (21 de marzo), festividad que emerge de la Ley 70, y en la cual, con apoyo de FUNDEVAP – Fundación para el desarrollo del Valle del Patía - en el Municipio se desarrollan talleres de empoderamiento y educación que les da cabida para romper con la discriminación y promover el orgullo de “ser negro”, así como también, de conocer y valorar sus prácticas culturales y musicales tradicionales, tales como el bambuco patiano.
En este proceso de reconocimiento, destacan además la investigación de la musicóloga Paloma Muñoz, auspiciada por la Universidad del Valle, donde analiza el bambuco patiano y lo reconoce como genero musical, un estudio validado académicamente que la agrupación espera tenga un correlato en instancias de difusión tales como el Festival Petronio.
Los músicos son concientes de la fragilidad de su trabajo, porque el tiempo no pasa en vano y los antiguos se van muriendo o se van cansando, y va siendo necesaria sabia nueva para nutrir el trabajo. Por tanto, sueñan en grande con que la agrupación se convierta en una escuela formativa de la música y la cultura patiana, para poder hacer de ella “una gran orquesta, pero sin olvidar lo cultural”.
Los tuneños saben que estas nuevas metas son posibles, pues tal como señala uno de sus integrantes más jóvenes...
“...las cosas que nacen de raíz es más difícil tumbarlas. Es más fácil tumbar una pared que tumbar un árbol”. (Víctor Hugo Llanos, Timbalero mayor)
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4. Conclusiones y lecciones aprendidasLa experiencia de Son del Tuno da cuenta de cómo una comunidad ligada por parentesco directo, heredera de una tradición musical propia y en desuso, y profundamente marcada por la precariedad económica, logra fortalecer sus lazos con el pasado y proyectarse hacia el futuro a través de lo musical. Para ello ha debido sortear la antipatía se sus pares, la falta de apoyos institucionales y la ausencia de un mercado pagado para su trabajo artístico-cultural, para lograr un amplio reconocimiento que se propaga desde el valle del Patía hacia el resto de las regiones occidentales de Colombia, lo que permite que cada tanto su práctica musical sea una fuente de ingresos para sus cultores.
Asimismo, la agrupación nos enseña la inadecuación del concepto de pobreza en el caso de la vereda El Tuno, pues reconocen como riqueza invaluable la herencia cultural que les legaron sus antepasados.
“No sería tan apropiado hablar de pobreza porque si tenemos una riqueza cultural, una riqueza espiritual... de escasos recursos mejor dicho” (Deiver Llanos, Percusionista y subdirector).
Las claves de este proceso son variadas, no obstante pueden sintetizarse en cuatro: i) la construcción de una base comunitaria sólida, a través de la perseverancia, la convicción, la inclusión de repertorios festivos y la composición basada en lo cotidiano con un fuerte componente educativo; ii) el aprovechamiento de las instancias de difusión y comercialización de su trabajo, tales como festivales y posibilidades de grabación de discos, aun ajustándose a las peticiones de quienes los producen; iii) la creación de estrategias novedosas para resolver obstáculos conocidos, tales como la venta de bonos previos en el caso de la piratería; y iv) la mirada de futuro para sortear los momentos difíciles del proceso.
En relación a la visión de mercado, destaca la capacidad de la agrupación de comprender una problemática tan compleja como la piratería y transformarla en una opción de venta segura, tal como lo es la venta de bonos con anterioridad a la salida al mercado de los discos originales. La agrupación aprovecha su fortaleza comunitaria para hacer de ese compromiso una posibilidad de mercado, y por otra parte, la mirada diferenciada y en equilibrio de la repartición de los beneficios que obtendrán de aquellas ventas: una parte para la agrupación y otra para sus integrantes y familias.
Lecciones aprendidas: ¿Qué nos enseña la experiencia de Son del Tuno?
• En contextos empobrecidos económicamente, los legados culturales constituyen una de sus mayores riquezas. Resulta relevante entonces explorar esos legados, valorarlos y fortalecerlos.
• La práctica musical tradicional, principalmente en aquellos territorios en los que esta se encuentra en desuso, puede ser vista en primera instancia como caduca (o fuera de tiempo), siendo objeto de prejuicio y rechazo. Es la convicción del trabajo que se realiza, la vocación hacia la comunidad de referencia y el aprovechamiento de las instancias de difusión los elementos que van posibilitando una reconstrucción de la valoración e identificación entre la comunidad y sus sonidos ancestrales.
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• La vinculación con investigadores locales resulta relevante en procesos de búsquedas de identidad musical local, pues la tradición oral puede ser complementaria con las tradiciones académicas que se vuelcan al estudio de las realidades locales, por lo que es importante conocer esos estudios y establecer puentes con sus investigadores.
• La grabación de discos suele ser un hito para consolidar las posibilidades de mercado de las agrupaciones. En este sentido, aprovechar las posibilidades de grabar es una experiencia siempre recomendable, así no parezca tener frutos económicos inmediatos.
• La piratería, así como otras problemáticas del mercado de la música, pueden ser combatidas con originalidad, utilizando las fortalezas de las agrupaciones. En este caso, Son del Tuno aprovecha el compromiso comunitario que logra sembrar desde su vereda, para transformarlo en una opción de mercado relevante en el combate contra la piratería.
• La proyección hacia el futuro, sea con metas de largo plazo, pensando en la formación de los niños, o de otras maneras, constituye una estrategia para combatir los momentos de crisis de las agrupaciones, mantiene unida a la agrupación y le permite sostener el compromiso de sus miembros en el tiempo. Asimismo, otorga coherencia al quehacer cotidiano de las agrupaciones.
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Fuentes ConsultadasTestimonios y talleres colectivos desarrollados en el marco del proceso de sistematización, durante los días 30 y 31 de enero de 2009
Plan de Desarrollo Comunal del Municipio de Patía 2008 – 2011, bajo la administración del alcalde Edgar Gómez Castillo
Red colombiana COLOMBIESTAD, de difusión de información estadística, patrocinada por la DANE: http://www.colombiestad.gov.co
Sitio oficial municipal www.patia-cauca.gov.co
Anexo 1: Mensajes de los integrantes de la agrupación para los ruteros
“Los invito a tratar que la cultura no se acabe que la música sea el pie de todos nosotros”
“Unirnos más para que todos hablemos un mismo idioma, ¡así poder seguir adelante!” “Seguir adelante, no desfallecer y mucha fortaleza”
“El amor por la cultura”
“Que los compañeros que vengan aprendan de nosotros la música”
“La unidad y la perseverancia”
“Que los músicos tengan mucha paciencia, porque el músico requiere de paciencia” “Seguir adelante, no dejar que la música muera”
“Quiero que las otras agrupaciones que nos visiten intercambiemos ritmos en la música, para ellos aprender de nosotros y nosotros de ellos”
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La Corporación PROCASUR es una organización global especializada en cosechar y escalar innovaciones locales. La misión de la organización es fomentar el intercambio de conocimientos locales para terminar la pobreza rural. Al compartir las innovaciones a través de variadas herramientas y metodologías para la gestión del conocimiento local, la organización conecta instituciones globales con talentos locales, y proporciona plataformas estructuradas de aprendizaje necesarias para difundir y escalar innovación. Procasur ha facilitado oportunidades de aprendizaje en más de 30 países en África, Asia, y América Latina y el Caribe, influyendo en la vida y el sustento de miles de talentos locales en todo el mundo. Para conocer más, visite www.procasur.org.
América Latina y el Caribe
Heriberto Covarrubias 21 Of. 705 Ñuñoa, casilla 599.
Santiago, Chile.Tel: +56 2 23416367
http://americalatina.procasur.org
África
Shelter Afrique Building, 2nd Floor, Mamlaka Road, off Nyerere Road. P.O.
Box 25965 - 00100 Nairobi, Kenia.Tel: +254 20 2716036
http://africa.procasur.org
Asia y Pacífico
209/34 Moo 10, Chiang Mai-Hangdong Road, T. Padad, A.Muang, Chiang Mai
50000 Tailandia.Tel: +66 53272362
http://asia.procasur.org