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PROGRAMA DE FORMACION CONTINUA PARA PROFESIONALES EN
PRODUCCION ANIMAL DE RUMIANTES
FCV. UNNE - INTA MERCEDES
2014
EL MEDIO RURAL PARTICULARIDADES Y VISIONES PARA SU INTERVENCIÓN
Pablo Maldonado Vargas
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA SOCIOLOGÍA
Es hora de comenzar a definir un concepto de que estudia la Sociología, y podemos decir que
estudia la vida social y de los grupos humanos en forma sistemática para decirlo de una
manera muy simple, o de otra forma al hombre como ser social.
Su campo de trabajo es muy amplio, lo que incluye una gran cantidad de temas y problemas, por lo
tanto existen múltiples aspectos de la vida social que competen a la sociología como campo de
conocimiento.
En todas las ciencias existe un objeto de conocimiento, es decir, aquello que se estudia, y un
sujeto de conocimiento, que es la persona, el especialista, el profesional que realiza el estudio. La
sociología tiene la característica muy particular de que su objeto es la persona y su vida social y esto
coincide con el sujeto, el sociólogo, el profesional el que investiga o actúa es también una persona
que se encuentra inmersa en el medio donde se desenvuelve.
Existen muchos enfoques posible para estudiar a la sociología, en este caso será la vida rural, las
actividades que las personas realizan habitualmente en su entorno el medio rural, su relación con
otras personas y con los objetos, animales y las situaciones cotidianas en que participan.
Una ventaja es que la información que se analiza es accesible, los hechos y situaciones que son
objeto de observación son aquellos en que participan las personas concretas que viven en una
realidad determinada; sus conductas, sus relaciones con otras personas, en el medio en que se
desempeñan habitualmente.
Para aumentar la capacidad de observación de esas personas y de su realidad, es necesario tomar
distancia de los hechos, y adoptar una perspectiva distinta que es lo que constituye la construcción
de la mirada sociológica. Es una herramienta de conocimiento de los hechos, procesos y problemas
sociales y técnicos que se produjeron y producen en lo que se llama el hecho o situación social,
concepto que incluye una de las nociones centrales de la sociología: la idea de personas en
interacción.
Todas estas situaciones sociales siempre están limitadas por un contexto espacio-temporal, que
se define como el conjunto de las condiciones sociales, desde las más inmediatas hasta las más
generales que posibilitan que se dé una situación social dada y, simultáneamente la encuadran, la
delimitan y le otorgan ciertas características particulares.
Con lo dicho podríamos definir a la Sociología con mayor profundidad, diciendo que es el estudio
sistemático de la interacción humana, dándole importancia a los patrones sociales que surgen
con regularidad y que gobiernan la interacción de una persona con otra, como se desarrolla,
como se mantiene y como cambian.
SOCIOLOGÍA RURAL
Por qué estudiar la sociología rural? Porque es una disciplina clave para entender y resolver los
problemas del medio rural; proporcionando los conceptos, teorías y principios sociológicos que
permitan al profesional interpretar correctamente las actuaciones de los diferentes factores sociales
que determinan la vida cotidiana de las comunidades rurales de la región.
De hecho, los propios órganos de la Administración que en su día dieron lugar, primero en los
Estados Unidos y luego en Europa, a la institucionalización de la Sociología Rural para hacer
ver a los políticos y técnicos responsables del ordenamiento y el desarrollo rural la conveniencia del
conocimiento sociológico.
La sociología rural ha tenido un auge muy importante en los últimos tiempos, en el campo del
análisis de la problemática agropecuaria y rural, las ciencias sociales (no económicas) han
enriquecido los programas curriculares para la formación de profesionales en ciencias
agropecuarias
Esto se debe a que muchas veces han fracasado acciones basadas solamente en técnicas
agropecuarias y estrategias económicas destinadas a través de políticas agropecuarias al
desarrollo rural, teniéndose que recurrir a la participación estratégica de ciencias sociales,
especialmente por tener un enfoque holístico, que hace del “hombre el sujeto y el centro del
desarrollo, y lo interpreta como una totalidad en interacción con cuanto lo rodea. En segundo
término un equipo interdisciplinario realiza un diagnostico exhaustivo del grupo, comunidad o
sociedad, mediante una evaluación cuantitativa y cualitativa de los diferentes elementos que
componen esta comunidad.
La sociología juega un papel muy importante en el estudio del desarrollo, ya que la constante y
acelerada evolución de la humanidad ha hecho que el estudio de la sociedad (llamado sociología)
haya tomado importancia a nivel mundial, especialmente por la gran cantidad de enfoques que han
surgido en la interpretación del proceso evolutivo de las sociedades tradicionales al transformarse
en sociedades modernas.
La interpretación del desarrollo, especialmente en relación con el sector rural, ha tomado dos
vertientes muchas veces encontradas; por una parte, los seguidores de la corriente de pensamiento
llamada funcionalismo; por otra, la escuela conocida como teoría de la dependencia o
latinoamericanista (muchos de sus seguidores son sociólogos latinoamericanos).
La sociología funcionalista ha propuesto la teoría de la dualidad estructural, que caracteriza a las
sociedades del tercer mundo o no desarrolladas, divididas en dos sectores contrapuestos y aislados
uno del otro (sociedad tradicional y sociedad moderna); esta posición ha sido fuertemente
debatida por los latinoamericanistas, quienes consideran que si bien es cierto que existe una
polarización en las sociedades del mundo subdesarrollado, estos grupos mantienen una fuerte e
inevitable relación sociopolítica, económica y cultural.
Es importante destacar como se ha enriquecido el análisis del sector agropecuario, con la
participación de las ciencias sociales con la participación y adopción de técnicas y métodos en
los últimos años.
Las acciones tendientes al desarrollo agrario siempre han tenido un fuerte enfoque agroeconómico
ya que los investigadores y extensionistas han sido profesionales de las ciencias agropecuarias y
economistas, así en los años ochenta adquirió importancia la noción que los elementos de
carácter social, político y cultural que influyen en el desarrollo agropecuario necesitaban un
análisis sistemático sobre todo en la fase de diagnóstico para poder evaluar de antemano las
consecuencias económicas y sociales de la introducción de nuevas tecnologías.
También se recalcó la importancia de tener en cuenta tanto las interpretaciones del investigador
como del productor en el análisis de los sistemas del establecimiento. De esta manera, se
comenzó a dar mayor importancia a la opinión de los propios productores sobre los factores
limitantes y las necesidades tecnológicas de los sistemas de producción agropecuaria.
El uso de la sociología permitió dos tipos de contribuciones a las intervenciones de los
profesionales de las ciencias agropecuarias una visión de aspectos de índole social y cultural y en
segundo lugar una contribución de carácter metodológico, y corresponde a la sistematización de
la obtención de información valida y confiable a nivel de campo.
Otro aspecto del estudio de los factores sociales y culturales es el de los objetivos y aspiraciones
del productor, como así también su influencia en la toma de decisiones a nivel establecimiento pudiéndose ampliar con los siguientes elementos: 1. La organización agraria, tanto formal como
informal. 2. La estructura social y el liderazgo formal e informal en grupos y comunidades de
productores. 3. Las relaciones, la comunicación y el intercambio de información entre los mismos
productores y las agencias de extensión, y entre los productores y los otros actores de la sociedad
como son: los propietarios, intermediarios, profesionales, peones, administradores, autoridades.
Otro enfoque en el análisis sociológico está dado por las relaciones del productor con el medio en
que desarrolla su actividad agropecuaria: factores agroecológicos (clima, plagas, enfermedades);
económicas (mercadeo y acceso a factores de producción) sociales (cooperación con otros
productores, relaciones sociales (empleados, funcionarios e intermediarios) y políticas (las políticas
de estado para el sector agropecuario).
Por último también se incluye el análisis de los sistemas endógenos de conocimientos que el
productor aplica en su establecimiento, basado en experiencias propias, como así en una amplia
experiencia empírica de generaciones anteriores. En otras palabras, el conocimiento endógeno o
local es un producto social y cultural de las comunidades rurales donde es generado y puesto
en práctica.
El método de la investigación social brinda instrumentos que permiten cumplir, en la medida de
lo posible, con los objetivos de la investigación social y de los profesionales del agro. Una de las
técnicas principales de la investigación social es la entrevista, mediante esta se trata de obtener
información relevante y verídica a través de un proceso de comunicación entre el técnico y el
productor.
No se trata de la observación de objetos inanimados o animados, como en el casos de las ciencias
biológicas o naturales, ni la interpretación de información obtenida sin contacto directo entre fuente
y técnico, como es el caso por lo general de la economía. Al contrario la entrevista se basa en la
interacción entre seres humanos mediante la comunicación.
El objeto de la metodología correspondiente es lograr el mayor nivel posible de validez y
confiabilidad de los datos con las técnicas que disponen las ciencias sociales: técnicas de
comunicación e investigación participativa.
Ni las ciencias agropecuarias ni la economía ofrecen métodos de investigación social basados en la
comunicación directa entre el productor y el técnico, por lo que se concluye que una contribución
importante de las ciencias sociales no económicas a los programas y proyectos de desarrollo agrario
se ubica en el área de la metodología usada en la ejecución de trabajos de diagnóstico.
Los métodos de comunicación directa de las ciencias sociales tienen un carácter más
participativo, a través de la retroalimentación de información, opiniones y esperanzas de los
productores locales a los técnicos, así como la búsqueda colectiva de soluciones y alternativas, las
acciones para el desarrollo o el cambio de la realidad rural se convierte en un proceso
participativo en el cual los mismos productores contribuyen activamente.
Este trabajo es un resumen de varios autores que dan su punto de vista sobre la Sociología, Sociología Rural y Sociología Urbana, los que
están citados en la bibliografía de la cátedra.
EN LA BÚSQUEDA DE LAS CAPACIDADES Y COMPETENCIAS DEL
EXTENSIONISTA RURAL DEL NUEVO SIGLO
Ing. Agr. (Dr.) Ricardo Thornton
Gerente de Comunicaciones. INTA
En la Argentina, desde la década del ´50, las actividades de generación y transferencia de tecnología
tuvieron en el INTA un organismo que, como sistema experto, sirvió de guía para conducir los
procesos de desarrollo agrícola planificados desde el Estado. Prácticamente monopólico, sus
actividades cubrieron todo el territorio nacional a través de una red de Unidades de Investigación y
Experimentación y Agencias de Extensión que llegaban directamente a los productores rurales.
En los ´60, su importancia para el sector productivo era evidente. Pero, a medida que el sector
privado adquirió relevancia como proveedor de tecnologías tangibles, el rol del sistema público de
Investigación y desarrollo se tornó paulatinamente difuso.
Con menores recursos y presencia, el INTA ha ido adaptando sus metodologías de relación y
consecuentemente su capacidad de llegada a los sectores que dependen de apoyo público. Así, pasó
de una atención extensionista personalizada a una con mayor actuación mediática y luego a la
tercerización de una parte significativa de sus servicios mediante la creación de los Grupos del
Programa Cambio Rural.
El sector privado mientras tanto ha desplegado sus servicios a través de agentes pertenecientes a
empresas de comercialización de insumos o acopio, agroindustrias y laboratorios, cooperativas o
asociaciones corporativas o consultorías diversas. Si hoy hay que caracterizar a los sistemas
expertos, se podrá decir que se estructuran sobre una base de «múltiples fuentes» orientadas
básicamente por los estímulos del mercado y la segmentación de sus audiencias, por la pérdida de
hegemonía del INTA y por nuevos actores, roles y demandas. Así planteados, los sistemas expertos
contienen múltiples actores con intereses y reacciones diferenciadas, se distribuyen de manera
dispersa, ejerciendo liderazgos diversos y se dinamizan de acuerdo con sus especialidades
agro-tecnológicas.
Las versiones del nuevo perfil profesional
Esta nueva ruralidad de múltiples actores en tensión y competencia y posibilidades
condicionadas a una articulación que respete las diversas lógicas del interés público y privado,
obliga a discutir un perfil profesional que encaje en ese escenario, lo cual es un ejercicio
complejo.
Sin embargo, puede encararse si está claro que el resultado buscado no puede ir más allá de delinear
un conjunto de consideraciones con respecto a las capacidades y competencias que debe disponer
el agente técnico-profesional en los diversos ámbitos. Así, este puede ocuparse de las tareas de
intervención propias de las instituciones dependientes del Estado y también puede sumarle sus
propias actitudes y prácticas más o menos participativas o puede efectivamente solo ocuparse de
asesoramientos de base contractual, ofreciendo insumos agrarios y/o conocimiento especializado.
Cualquiera sea el caso, la idea es que, ante un20mismo escenario, ciertas capacidades y
competencias resultan imprescindibles. Para poder tener una actitud activa y conseguir
protagonismo en la creación de las nuevas reglas del juego es necesario comprender la génesis de la
vulnerabilidad actual, poder diagnosticarla adecuadamente, imaginar escenarios alternativos,
asumir los cambios internos que son necesarios implementar y diseñar estrategias
institucionales capaces de alcanzar una nueva sostenibilidad.
El cambio del modo de pensar influencia el cambio en el modo de actuar e impone nuevos
desafíos a la práctica extensionista. Requiere constituir equipos transdisciplinarios para
comprender y actuar en realidades complejas e incluir la participación amplia de la diversidad de
actores y organizaciones de su contexto relevante.
EL NUEVO DESAFÍO EN EL INTA
La extensión del INTA hoy se enfrenta a un nuevo desafío: la necesidad de ser un actor institucional
proactivo, capaz de ayudar a imaginar, negociar y construir las nuevas reglas del juego de la
sociedad del conocimiento emergente en el marco de la nueva ruralidad. Este es un desafío
inédito para la historia del INTA porque le exige tomar partido por algunas de las visiones del
desarrollo hoy en pugna en la transición, teniendo presente que en su elección correcta se empieza a
construir una nueva legitimidad social y su destino institucional. Ya no basta la extensión como
vehículo de transmisión de resultados de la investigación tecnológica hacia los productores
agropecuarios, la extensión debe posicionarse como instrumento para fortalecer la capacidad
de autoaprendizaje e innovación permanente de las comunidades rurales hacia la
competitividad y la sostenibilidad. Ahora, la pregunta para esa proposición es: ¿qué sucede con
la educación actual del extensionista y el ejercicio profesional?
Con referencia a ello Eduardo Castro sostiene: La extensión rural se enseña.
¿Qué se enseña en extensión rural? La pregunta no es fácil de responder, pues es necesario
distinguir entre lo que se enseña en cursos de grado y de post-grado, y aún dentro de esos niveles,
entre diferentes institutos y universidades. Sin embargo, en líneas generales es posible afirmar que
los contenidos de la “extensión” no responden a un patrón de conocimientos semejantes a los de las
“carreras” tradicionales, más bien se trata de un conjunto de elementos teóricos y técnicos
aportados por diversas disciplinas, entre las que juegan predominantemente las relacionadas con
las áreas económica y social, a las que se suman conocimientos estudiados en diversas carreras
vinculadas al campo: Ingeniería Agronómica, Forestal, Veterinaria, Zootecnia u otras.
Si bien los conocimientos son diversos, hecho que responde a un perfil que se supone amplio, pero
que a veces resulta caótico, aquí también podemos, simplificando mucho la realidad, encontrar dos
posiciones aparentemente opuestas, pero que en otro contexto son idénticas. Para algunos, la
enseñanza de la extensión rural debe enfatizar la capacitación para la transferencia de
tecnología desde el hombre de ciencia al hombre de campo.
Otros opinan que la capacitación debe orientarse a formar profesionales sensibilizados con los
problemas socioculturales, en los que se incluyen los políticos y económicos, a fin de que el
extensionista tenga condiciones de canalizar las inquietudes y necesidades del hombre de
campo que van más allá de los problemas tecnológicos. Lo común a ambas perspectivas es que la
educación en ellas se asemeja mucho más a la instrucción que a la educación misma, pues se trata
de poner dentro de la cabeza del graduado o del posgraduado un conjunto de “paquetes”
debidamente esquematizados, para que luego los aplique a las situaciones reales.
En vez de formarse profesionales críticos, se consiguen profesionales criticones, que no es lo
mismo. En los últimos años, el espacio laboral para profesionales ha variado tanto desde la oferta
como desde la demanda. En el caso concreto de las profesiones relacionadas con el agro ecosistema,
la capacitación formal expresada en currículos universitarios es diversa y tiende a resolver
problemas específicos. Cierta consolidación de los estudios universitarios de postgrado ha
contribuido también a esta relativa especialización.
Desde la demanda, el mercado es amplio, pero los perfiles buscados deben responder a diversos
segmentos y nichos de la cadena agroalimentaria y tipologías de comunidades, incluso
campesinas. Por otro lado, se reconoce además que en los tiempos que corren la demanda exige del
graduado nuevas capacidades que, en muchos casos, no fueron parte de su formación reglada e
institucionalizada.
En esta extensión del siglo XXI no prima entonces el conocimiento técnico sino la facilitación de
diagnósticos, de interrelacionamientos, de mediaciones, de la búsqueda de oportunidades, de
la experimentación y de la formulación de propuestas.
La realidad laboral, sin embargo, parece indicar que el profesional de extensión, público o privado,
debe responder con ofertas diseñadas a “medida” para cada actor social que atiende o con el que se
relaciona. Jairo Cano Gallegos sostiene que el reto de diseñar la extensión a la medida de las
particularidades de situaciones concretas emerge de la diversidad y la especificidad local. Y por ello
difícilmente se podrán mantener fórmulas genéricas y uniformes de extensión como ha
sucedido en épocas pasadas.
Ello socava las anteriores generalizaciones sobre lo que se entiende por público de la extensión y
plantea que es oportuno pensar en estrategias de acuerdo con las realidades y problemáticas locales
e incluso puntuales. Para ello es necesario estar “mental” y “actitudinalmente” preparado.
Lo expuesto constituye un nuevo desafío para la problemática de la formación. Otra cuestión refiere
al carácter estratégico que puede asumir un tipo de formación determinada. Puede pensarse que,
como consecuencia de una ruralidad mucho más dinámica, uno de los emergentes es la
necesidad de formación de recursos humanos con capacidad de articulación interdiciplinaria
y transdiciplinaria, pero también interinstitucional e incluso interempresaria o institucional-
empresaria.
En ese proceso el profesional debe mostrar maestría personal: maestría en el sentido del maestro
artesano que tiene compromiso vitalicio con el perfeccionamiento de sus habilidades como
parte incluso de su desarrollo personal.
De “vacíos temáticos” a “modelos mentales”
El camino normalmente elegido y promovido de perfeccionamiento es atender los emergentes
relacionados con “vacíos temáticos”. En términos generales, la práctica señala que los
profesionales tienden a “volver sobre lo mismo”, es decir, solicitan actualización de aquello que
tiene que ver con su formación de base: tecnologías de producción, nuevas tecnologías.
Sin embargo, cada vez más, el extensionista rural público o que trabaja en organizaciones como
cooperativas u ONGs reconoce que es un «mediador» entre el saber científico y el saber
empírico y, simultáneamente, un «traductor» de inquietudes, necesidades, pareceres,
protestas o satisfacciones del hombre de campo y su familia, así como un “facilitador” de
interacciones entre los actores de las cadenas.
A su vez, ese proceso de acción-reflexión-acción parece necesitar de objetivos superiores. Así
planteado, posiblemente el desafío de capacitación no es limitarse a atender las demandas de
áreas temáticas sino a propender a la búsqueda de cambios voluntarios de “modelos mentales”,
entendiendo estos como “suposiciones, generalizaciones o incluso figuras e imágenes
profundamente arraigadas que influyen sobre la forma en que entendemos el mundo y la forma en
que actuamos”.
Pero proponer “cambios en los modelos de percepción y abordaje” es más complejo que atender
“vacíos temáticos”. Esto último es necesario, pero no suficiente. Para un enfoque de competencias
Es por ello que se entiende que para lograr cambios de “modelos mentales” es necesario, entre
otras cosas, trabajar con enfoque de competencias.
Existen múltiples definiciones de competencia, pero para esta discusión compartiremos la propuesta
de María Irigoin: “la competencia se refiere a las funciones, tareas y roles de un profesional
(incumbencias) para desarrollar adecuada e idóneamente su puesto de trabajo (suficiencia)
que son resultado y objeto de un proceso de capacitación y calificación”. Es decir, refiere a las
capacidades de articular y movilizar condiciones intelectuales y emocionales en términos de
conocimientos, habilidades, actitudes y prácticas necesarias para el desempeño de una determinada
función o actividad de manera eficiente, eficaz y creativa, conforme a la naturaleza del trabajo.
Acercamiento a un mapa tentativo de capacidades y competencias En los currículos de las
profesiones, lo concerniente a Extensión es escaso o inexistente. Esto lógicamente afecta al
trabajador de la extensión de cualquier profesión que, sin embargo, se expone a situaciones en las
que rápidamente debe dar respuesta; por ejemplo, a cuestiones vinculadas a las siguientes
preguntas: ¿dónde? (aspecto contextual), ¿qué? (aspecto conceptual), ¿cómo? (aspecto
metodológico) y ¿para qué? (aspecto teleológico) desarrollo de determinada forma y
orientación mi tarea.
Frente a eso pensamos que algunas ideas fuerza ayudan a identificar las principales respuestas, si el
objetivo es formar un trabajador de extensión rural con capacidades y competencias para actuar en
los diferentes escenarios de la ruralidad de nuestros países. El análisis del perfil buscado puede
implicar, si interesa que participe, promueva y evalúe procesos de gestión colectiva de adopción
de innovaciones tecnológico-organizacionales orientadas a la sustentabilidad rural, que el
agente califique para:
1. Identificar participativamente temas y problemas de la ruralidad (diagnósticos) teniendo en
cuénta los componentes endógenos y del contexto que actúan sobre las prácticas sociales y la
calidad de vida de los actores involucrados.
2. Analizar crítica, ética y responsablemente la información y prácticas innovadoras desde una
perspectiva integral, participar de su generación y validación y comunicarlas.
3. Interpretar características y dinámicas de gestión de las organizaciones en función del desarrollo
local y regional.
4. Orientar tendencias en procesos de adopción, aplicando teorías para promover elecciones
voluntarias amigables y sustentables con el ambiente.
5. Gestionar, monitorear y evaluar los proyectos de Desarrollo.
6. Animar y promover alianzas estratégicas en diversos acuerdos de cooperación y competencia.
7. Seleccionar teorías y metodologías de enseñanza aprendizaje, contextualizadas para las
Distintas audiencias. Todas estas capacidades requieren de competencias generales, transversales y
específicas.
A modo de cierre la complejidad de esa nueva ruralidad, particularmente para la práctica de los
agentes de sistemas expertos, son los múltiples actores en tensión y competencia, y las
posibilidades condicionadas a una articulación que respete las diversas lógicas del interés público y
privado.
Para ese escenario la práctica extensionista del presente y futuro no se resuelve solo con
conocimiento técnico, también habrá que considerar detenidamente la concepción de
multifuncionalidad y transdisciplinariedad que tiende a imponerse y lo que ello implica en
formación, perfil profesional y consecuentes capacidades y competencias.
Un primer paso exige dejar la visión reduccionista de que la extensión es una actividad casi
privativa de quienes ejercen las profesiones de las ciencias agrarias, con énfasis en el cambio
técnico. Habrá que pensar, entonces, cómo se conforma “el nuevo profesional en extensión rural”
para el cual las carreras de ciencias agropecuarias dejan de ser la única fuente de legitimación de
“capacidades y competencias”.
El breve listado de calificaciones que se esbozaron para discutir el nuevo perfil en construcción es
más que nada una invitación para repasar los escenarios, actores y situaciones. La crisis de lo
nuevo también es cambio, oportunidad y desafío.
La discusión y propuesta, por tanto, son el camino para construir, siempre pensando que la
sustentabilidad y la respuesta inteligente se construyen todos los días.
Este trabajo es un resumen del capítulo: Ricardo Thornton, Gustavo Cimadevilla; Pedro Carricart. Nueva ruralidad, mayores desafíos. En la búsqueda de las capacidades y competencias del extensionista rural del nuevo siglo. En R. Thornton,G. Cimadevilla (Ed). La Extensión
rural en debate. Concepciones, retrospectivas, cambios y estrategias para el MERCOSUR. Ediciones INTA, Buenos Aires, 2003.
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DIVERSAS CONCEPTUALIZACIONES Y VISIONES ACERCA DE EXTENSION RURAL
FAO. “Extensión Rural: Partiendo de lo posible para llegar a lo deseable”. Segunda Edición.
“La instrumentalización de la extensión rural hecha por los múltiples modelos de desarrollo
que se implantaron en América Latina y el Caribe en los últimos cuarenta años, desvirtuó su
razón de ser: educar al productor agrícola y su familia para elevar sus potencialidades latentes
de modo que, haciendo un mejor uso de sus recursos humanos y materiales, abundantes en el
medio rural, se transformen ellos mismos en gestores de su progreso con menor dependencia de
factores externos escasos.”
AUTORES VARIOS. “Extensión y capacitación rurales”. Manual para educación agropecuaria.
SEP-TRILLAS.
1. EXTENSIÓN, CAPACITACIÓN Y EDUCACIÓN
En la extensión, capacitación y educación se aplican conocimientos científicos para facilitar
la comprensión de la realidad. Por ejemplo, estas actividades se apoyan en ciencias tales
como la psicología, la sociología, la pedagogía, la antropología y la comunicación.
1.1. Extensión agrícola
El término extensión agrícola se originó en Estados Unidos, en el sentido de extender los
conocimientos de los centros de estudios agropecuarios y llevar los adelantos científicos al campo.
El objetivo de la extensión agrícola se enfoca al aumento de la producción agropecuaria. Por esto,
en los programas de extensión rural se pone énfasis en la divulgación de innovaciones técnicas, que
podrían mejorar la producción.
En la ejecución de su trabajo, el extensionista funciona, entonces, como el transmisor de
información sobre la utilidad y forma de aplicar nuevas técnicas.
En los países en desarrollo, frecuentemente, la extensión agrícola se limita a la divulgación de
técnicas originadas en países desarrollados. En este caso, la extensión es una actividad que trata
sólo de la divulgación de técnicas en uso en otras partes del mundo y no de técnicas nuevas.
1.2. Capacitación rural
La capacitación rural difiere de la extensión en que es un proceso de comunicación más
intencionado y sistemático. Además, el proceso de capacitación es más que la simple transmisión
de información de avances tecnológicos.
El término capacitación es más amplio que el término extensión, porque la capacitación no sólo se
ocupa de la información de conocimientos, sino también de la formación de la persona. Así, la
capacitación ayuda a los campesinos en los siguientes aspectos:
Les informa sobre servicios existentes. Ubica su realidad en el contexto social. Los organiza,
moviliza y concientiza, proporcionándoles una formación que les facilite analizar y solucionar
sus problemas. Estimula en ellos la coordinación y motivación para la toma de decisiones a través
de un programa planificado de formación. Estimula su participación en la vida social.
En resumen, capacitar es ayudar a las personas para que se ayuden a sí mismas. En
realidad, la capacitación complementa a la extensión. Mientras que la extensión tiene como
objetivo principal la transmisión e introducción de nuevas técnicas para aumentar la
producción, la capacitación se ocupa además de la orientación de las personas para que tomen
decisiones de acuerdo con sus propios intereses y bienestar, para hacerlas partícipes de la
sociedad y para concientizarlas. La capacitación ofrece los elementos para mejorar las
condiciones de vida de la población rural.
AADER. “Extensión, comunicación, educación”. Boletín técnico. 1988. Año 2, N° 17
“Extensión, en la acepción corriente del término, se usa en sinonimia con “asesoramiento”,
“difusión”, “transferencia”, etc.; es decir para acciones diversas dirigidas a informar y transmitir
noticias y conocimientos. Dice que hace extensión el que asesora al productor, el que hace
periodismo agrario, el que promociona la venta de insumos rurales, el que produce ayudas
audiovisuales, etc.
¿Qué es extensión?
Trataré de precisarlo por vía del análisis para llegar por conclusión a la definición. Los
actos, conductas y comportamientos de la gente, se juzgan y definen, en última instancia, por
el “propósito” o la “intención” final que los anima.
El médico, después de hacer el diagnóstico, receta el medicamento que recomienda para que
el paciente se cure. Su “propósito” es curar el malestar que motiva su asistencia. El profesional,
en cualquiera de las especialidades de las ciencias agrarias, cuando asesora al productor, lo
hace con el “propósito” de incrementar la productividad o la rentabilidad de la empresa. El
“propósito” del profesional que promociona la venta de un insumo agropecuario es el aumento del
rendimiento del rubro de producción de que se trate, como medio de estimular la venta del insumo
considerado. El periodista agrario, los especialistas en ayudas audiovisuales producen
información con el “propósito” de transmitir un mensaje en condiciones de poder influir a la
audiencia.
¿Y el extensionista, acaso, no hace lo mismo? Mi respuesta es sí y no. Sí, porque hace uso del
asesoramiento técnico y de la información; sí, porque el objetivo de sus programas y proyectos
de enseñanza son el aumento de la productividad y rentabilidad de la empresa en lo
económico y el mejoramiento de la salud, la vivienda y el nivel de la familia rural en lo
social.
Pero no, porque su “propósito” final no termina en eso, ni es esa su “misión”. El
asesoramiento técnico, la información, las ayudas audiovisuales, son sus herramientas de trabajo;
son “medios” pero no “fines”, para una “misión” más trascendente: el cambio de actitud o
comportamiento del productor y su familia respecto de sus actividades y forma de vida, en
cuanto a su propia capacidad para aspirar a nuevos niveles de producción y de vida.
La “misión” de extensión es hacer consciente a la gente que el mejoramiento de “si
mismo”, individual y socialmente, es el comienzo y la base insustituible de la solución de
sus problemas y de la satisfacción de sus aspiraciones; esto es, cambiar la indolencia y el
conformismo propios de sus pautas culturales antropológicas, por el espíritu de iniciativa y de
confianza en su propia capacidad y esfuerzo para superarse.
En otras palabras, la “misión” de extensión no es enseñar cosas, sino cultivar el intelecto del
hombre de campo y de la comunidad rural enseñando cosas. Esta diferencia de “propósitos” y
“roles” determina naturalmente actitudes y modos de acción (metodologías) distintas, entre
los que hacen extensión y los que asesoran y difunden conocimientos.
Los elementos distintivos básicos que caracterizan la función de extensión, son: la “participación”
de la gente (comunidad) en la labor de extensión, la “planificación” y la “evaluación” de la
enseñanza.
La participación de la comunidad en el estudio, planificación y ejecución de los programas de
acción acordados es condición “sine qua non”, por el principio sociológico de que la gente
participa de la acción en la medida que se le da participación en el estudio y planeamiento de
la misma. Sin “participación” no hay extensión.
El asesoramiento técnico, como objetivo y fin, y la información son partes o aspectos
parciales que, ejercidos fuera del contexto de una estructura participativa, tienen efectos y
alcance parcial y limitado. La acción del servicio de extensión es tanto más eficiente y
efectiva cuanto mayor es la estructura participativa de la comunidad comprometida en su
labor. La misión última del servicio debe ser la de servir de centro de movilización de los
factores sociológicos de liderazgo y voluntariado latentes o potenciales existentes en toda
comunidad, que son esenciales para el desarrollo.
La planificación de la labor de extensión, con fijación de objetivos y metas es condición inherente
del proceso de enseñanza. La planificación supone conocimiento del problema y
disponibilidad de los medios y recursos para su solución. Nada debe ser fruto del azar en
el extensionista. Toda actitud debe responder a un propósito premeditado y a una estrategia
de acción que mejor sirva al logro del objetivo del cambio. Los programas elaborados con
la participación de la gente son la resultante del diagnóstico de los problemas calificados
como “sentidos” por la comunidad y “factibles” respecto de la ponderación de las soluciones
a su alcance.
Evaluación es una forma de procedimiento, ordenado y científico dirigido a descubrir la clase de
cambios resultantes de los programas de extensión y a identificar las vías para fortalecer,
tanto su contenido como los métodos utilizados.
El conocimiento del estado de situación (punto de partida) de cada objetivo de enseñanza y
la medición periódica de los progresos alcanzados, son requerimientos ineludibles. La adopción
es la culminación del proceso de enseñanza para el cambio de actitud de la gente. Medir el
alcance de la adopción es base para ponderar y revisar la metodología utilizada, la
continuidad del programa y la eficiencia de su desarrollo. La evaluación debe ser
considerada como parte integrante del proceso de extensión.”
CERNUDA, J. C. “Extensión agrícola. Evolución de su concepto”
“La extensión agrícola fue conocida tradicionalmente como un proceso que persigue el cambio
tecnológico en el sector rural, para obtener un aumento de la producción y de la productividad y, en
consecuencia aumentar el nivel de vida de la población.
Para llegar a ello es necesario que la población rural esté dispuesta a recibir los consejos
del técnico, para poder luego utilizar los cambios que él les indicará.
Lo que ha caracterizado esta concepción de la extensión agrícola ha sido: Hacer un análisis de la
realidad que permita que el agente de extensión pueda detectar los problemas que afectan a la
comunidad.
A partir de la determinación de los problemas que presenta la realidad, el agente deberá
decidir las actividades a llevar a cabo. Una vez que el agente de extensión decidió las
actividades a realizar por la comunidad, debe encontrar la manera de ponerlas en marcha
para hacer posible su realización.
La necesidad de convencer a la gente de la importancia de los cambios tecnológicos.
La concepción crítica de la extensión agrícola pone el énfasis en la participación de la
comunidad en todas las etapas que corresponden a dicha tarea. Esto significa que el agente
de extensión y la comunidad son los que realizan, conjuntamente, las siguientes actividades:
Analizar la realidad.
Determinar cuáles son los problemas prioritarios que afectan a la comunidad.
Determinar cuáles son las posibilidades de acción para resolver esos problemas y elegir los más
convenientes.
Determinar cuáles son las actividades específicas que ellos deben realizar a fin de poder iniciar
la acción que resolverá los problemas que afecten a la comunidad.
Distribuir las actividades específicas a realizar entre los miembros de la comunidad.
Determinar el tipo de formación necesaria para la realización de las actividades específicas.
Realizar la formación de la manera más oportuna.
Determinar una metodología de revisión y de corrección de la ejecución de las actividades, a
medida que la evaluación lo exige.
ASIGNATURA EXTENSIÓN RURAL (F.C.A.-U.N.C.) 2001. “Una
Aproximación al concepto de extensión rural”
Desde hace bastante tiempo existe un amplio consenso en conceptualizar a la extensión rural
como un proceso educativo, aunque podemos reconocer la existencia de diferentes formas de
entender dicho proceso.
A las distintas posiciones las podemos agrupar en dos enfoques básicos: los planteos exógenos y
los endógenos.
Situándonos desde un enfoque endógeno, podemos conceptualizar la labor de extensión rural
como un proceso educativo no formal en el cual los agentes intervinientes, a partir de su
interacción sobre diferentes objetos de conocimiento, promueven su desarrollo integral y, como
consecuencia de ello, su participación activa, autónoma y solidaria en procesos administrativos
y tecnológicos, pero principalmente organizativos, que contribuyan a su propia
transformación y a la transformación y desarrollo de la sociedad.
Si coincidimos en que la extensión es un proceso de aprendizaje social, la misma significará un
espacio de formación al constituirse en un lugar privilegiado donde se da, por una parte, un proceso
de autonomía de decisiones, por parte de los participantes, en la orientación de su propio
desarrollo, o sea en la definición de su propia calidad de vida y, por la otra, la creación de
las condiciones necesarias para que lo dicho se haga realidad.
Al respecto, en nuestra sociedad, existe una pobreza política manifestada en la falta de
participación en las decisiones que afectan a los interesados que se suma a la pobreza
económica manifestada en bajos niveles de ingreso y a la pobreza social manifestada en la falta de
condiciones satisfactorias de vivienda, educación, recreación, etc.
Para todo proyecto de extensión, aún cuando opere a partir de un tipo especial de carencia,
las necesidades humanas son mutuamente complementarias y no sustitutivas, y por ello, debe
reconocer la relación de esa necesidad concreta con la problemática global que afecta a la
población con la que trabaja.
En la medida en que los diferentes actores sociales puedan participar en decidir cómo se van a
solucionar sus necesidades, se apropiarán del producto alcanzado. Si dichos actores no
intervienen en definir los aspectos centrales del proceso que intenta promover su desarrollo y el de
su entorno, es improbable que se apropien plenamente de lo producido, pues también es
probable, que dicho producto no responda efectivamente a sus intereses concretos.
En contrapartida, el grado de compromiso de los diversos actores sociales, aumentará en la
medida que lo haga su participación en la toma de decisiones que impliquen el progreso del
proceso de desarrollo personal y zonal.
Cuando la respuesta a los problemas excede lo que podemos hacer desde cada unidad de
producción, se deben sumar y hacer converger estrategias para construir un "nosotros", para
construir una organización que permita operar a otros niveles, que permita trabajar en
conjunto en pro de objetivos comunes, animándonos a pensar en influir en el futuro de nuestra
región.
La extensión rural, cuando genera un espacio para pensar en libertad, abre la posibilidad de que
ocurran procesos de construcción de organizaciones genuinas y democráticas.
RELACIÓN ENTRE EXTENSIÓN, EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN
Adaptado de Mario A. Barrientos y Silvia L. Ryan
Relación entre extensión rural y educación
Para poder establecer relaciones entre Extensión, Educación y Comunicación, se debe
saber, primero, qué es lo que se entiende por estos tres términos; debemos conceptualizarlos, ya que
sus posibles acepciones son múltiples.
Para comenzar se define como extensión rural: “Proceso en el cual el extensionista y el
productor rural, junto a su familia, interactúan sobre un objeto de conocimiento, tendiente a
lograr el desarrollo integral de las personas y su participación activa, autónoma y solidaria en
procesos organizativos que contribuyan a la transformación y desarrollo de la sociedad”.
Como se puede observar, el objetivo de extensión rural es el desarrollo integral de los
sujetos que participan en este proceso y, como se sabe, la esencia del proceso educativo es el
desarrollo de la personalidad humana; se puede afirmar, entonces, que el proceso de extensión
rural es de carácter educativo.
A la educación se la puede entender como una “práctica social necesaria e intencional;
como una intervención conciente de los hombres en el aprendizaje de otros hombres; por lo tanto,
educar es una actividad dirigida a transformar las circunstancias a través de la transformación de los
sujetos”. (Argumedo)
La interacción entre los sujetos que participan en el proceso educativo está basada en la
comunicación entre los mismos.
Por lo tanto la comunicación es el soporte o basamento de la educación. La educación y la
comunicación requieren, entonces, de una complementación mutua, porque si es válido afirmar
que la educación necesita de la comunicación para concretarse, es verdad, asimismo, que una
comunicación adecuada no podrá lograrse de no mediar un proceso educativo que permita el
desarrollo de la capacidad de comunicarse.
Se define la educación como un proceso, debido a que exige y sostiene un enfoque
netamente dinámico que, por otro lado, responde a su misma estructura y a su propia naturaleza. Es
proceso porque es una serie continua y progresiva de aconteceres, de fenómenos y de estadios,
cuyos componentes interaccionan, se influyen los unos a los otros. Tomado así, el proceso
educativo revela por lo menos tres facetas: a) la del pasaje de un estadio inicial a otro final; b) la del
cauce dentro del cual se ordena este pasaje y c) la de constituir una serie de efectos escalonados
mutua y progresivamente dinamizados.
Todo lo dicho nos permite caracterizar al proceso educativo como
intencional, gradual y continuo.
Así también se puede ver que a cada tipo de educación corresponde una determinada concepción y
una determinada práctica de la comunicación. En cuanto al enfoque educativo, se reconocen
modelos pedagógicos de tipo exógeno o endógeno, con diferentes concepciones de aprendizaje,
diferentes objetivos, diferentes asignaciones de roles de educadores y educandos y diferentes
resultados pedagógicos, entre otros.
Los modelos pedagógicos exógenos se denominan así por estar planteados desde fuera del
destinatario, como externos a él; el productor/educando es visto como objeto de la educación (es a
quien se educa). En tanto el modelo endógeno parte (o está concebido) desde el sujeto
(productor/educando) que lleva adelante el proceso.
Relación con Comunicación
Al referirse a la comunicación, existen actualmente dos concepciones que conviven y antagonizan:
a) acto de informar, transmitir, emitir.
b) diálogo, intercambio, intención de compartir, de reciprocidad, de hallarse en correspondencia.
La primera, aparentemente, es la más difundida.
¿A qué se debe?
Posiblemente a la irrupción de los llamados medios de comunicación social. La gran prensa, la
radio, la televisión.
Se puede ver que las características de una verdadera comunicación participativa son:
a) el diálogo
b) el intercambio
c) la voluntad de compartir experiencias y conocimientos
d) la búsqueda común
Siendo la comunicación la base de todo proceso educativo y, por ende de extensión, es importante
conocer cuáles son los elementos que se ponen en juego en el proceso comunicacional.
Cada planteo educativo se corresponde con una determinada concepción
y una determinada práctica de la comunicación.
La educación y la comunicación, campos que nacieron juntos, se necesitan mutuamente y su
distanciamiento ha perjudicado significativamente la eficacia social de ambos.
No perciben que están educando cuando comunican y los educadores que no saben comunicar
Relación entre enseñanza-aprendizaje/ comunicación y extensión rural
Para lograr una efectiva comunicación educativa se requiere, entonces, enseñar y aprender.
¿Qué es enseñar?
Es un proceso por el cual el productor/extensionista procura que los educandos/productores
incorporen conocimientos, actitudes y habilidades mediante la organización de situaciones que
favorezcan la vivencia de experiencias que provoquen las modificaciones o cambios deseados.
La clave del éxito de la enseñanza estará en saber qué proceso de aprendizaje despiertan
determinadas técnicas, estrategias didácticas, métodos u ordenamientos particulares de elementos
didácticos y qué resultados consiguen al guiar de una forma particular el proceso de aprendizaje”
afirma José Gimeno Sacristán.
Los objetivos de la enseñanza deben conectarse coherentemente con los objetivos de la educación
(más amplios), deben derivarse de ellos, ya que a ellos sirven.
¿Qué es aprender?
El factor común de todas estas definiciones es el cambio. La persona que aprende cambia, no es
igual antes que después del aprendizaje.
Por lo tanto, el aprendizaje es un cambio, modificación o transformación del comportamiento de un
sujeto, de relativa permanencia, que ocurre como resultado de la práctica (experiencia o actividad).
Este proceso puede implicar cambios totales o parciales en la conducta de los seres humanos;
entendiendo por conducta o comportamiento a la totalidad de las reacciones motrices, verbales,
afectivas y/o cognitivas (mentales) de los seres humanos ante estímulos externos - provenientes del
medio- o internos -provenientes del organismo-.
Por todo lo expuesto, se puede decir que el aprendizaje es:
* múltiple: afecta al individuo en su totalidad. Una situación de aprendizaje cambia en el
sujeto su forma de ser, pensar, sentir y actuar.
* permanente (en forma relativa); de ahí la importancia de la retención que hará posible su
empleo en otras situaciones (transferencia).
* resultado de la práctica, de la experiencia, de la activa participación del sujeto en el
proceso;
aprender no significa recepción pasiva ni recepción mecánica, sino que el sujeto
accione sobre el objeto de conocimiento a los efectos de apropiarse de él y transformarlo.
El aprendizaje implica una serie de acciones orientadas hacia determinadas metas.
Una persona aprende cuando se plantea dudas, formula hipótesis, retrocede ante ciertos obstáculos,
arriba a conclusiones parciales, siente temores ante lo desconocido, intolerancia frente a contenidos
y experiencias nuevas, verifica en una práctica sus conclusiones, etc. Todas estas acciones definen
la idea de proceso. Por lo tanto iniciar un proceso de conocimiento es ponerse en movimiento.
En todo proceso de aprendizaje es posible analizar fases o etapas, y comienza cuando el individuo
o el grupo percibe una situación problemática (situación concreta).
Son situaciones en las cuales el individuo se siente comprometido por percibir sus relaciones con
una práctica pasada, presente o futura. Es orientadora del estudio analítico posterior porque en ella
se ponen de relieve aspectos característicos del conjunto. En ese momento, el individuo elabora
hipótesis y piensa en los posibles caminos a recorrer para llegar a la meta.
En esta etapa, el sujeto apela a sus esquemas referenciales previos, a sus experiencias anteriores. El
grado de rigidez o flexibilidad que tenga respecto a los mismos va a determinar el modo de encarar
la nueva situación.
Comienza un proceso de análisis que permite diferenciar y relacionar los elementos. Al mismo
tiempo se determinan cuáles son las respuestas correctas o adecuadas que posibilitarían un
acercamiento a la meta, su correspondencia y el descarte de las que son incorrectas.
Componentes del proceso de aprendizaje
La estructura del proceso de aprendizaje también reconoce componentes. Esta estructura
comprende: un sujeto motivado que percibe una situación problemática y la existencia de una
barrera u obstáculo para llegar a la meta.
La existencia de un problema real para el alumno/productor es, por lo tanto uno de los componentes
del proceso. El percibir el problema y carecer de las respuestas adecuadas genera tensiones en el
sujeto. Por eso se trata de un sujeto motivado.
Por motivación se entiende: un conjunto de fuerzas que impulsan al individuo
hacia un objeto seleccionado.
Toda motivación implica un estado de tensión, que comienza por la existencia de necesidades que
rompen el equilibrio del individuo con el medio y que movilizan tendencias hacia objetos
seleccionados del medio que satisfacen las necesidades.
Es necesario tener en cuenta que en una situación de aprendizaje juegan un rol importante la
existencia de un grupo de pares y de un líder formal.
Por último, otro elemento fundamental es la actividad, o conjunto de acciones que el sujeto
realiza para superar la barrera y llegar a la meta. Tales acciones pueden ser externas, observables
(leer, medir, arar, etc.) o internas (analizar, valorar, comparar, etc.)
Ahora bien, ¿cómo lograr en nuestro trabajo de extensión rural que quienes participamos podamos
vivir este proceso de aprendizaje tal como lo hemos planteado?
La metodología de trabajo que se ha de implementar debe dar lugar a la acción, la reflexión, la
participación; debe estar basada en el principio de autoactividad, que le permita al individuo
reflexionar sobre su propia realidad y así desarrollar la creatividad, la capacidad de autocrítica y de
reformulación; y así poder identificar, seleccionar y aplicar soluciones tecnológicas, económicas
y organizativas en función de sus propios problemas.
La metodología debe tener en cuenta la gradualidad de los contenidos, ya que “para poder
incorporar un conocimiento nuevo es necesario que se posea la estructura de conocimientos y
comportamientos posibles donde aquél pueda insertarse, dotado de sentido” (Marta Mena).
El extensionista que busca enseñar a pensar, a manejar determinadas disciplinas y que pretende
que los conocimientos y las informaciones constituyen herramientas del pensamiento reflexivo,
orientará el proceso a través de guías didácticas elaboradas de acuerdo a las necesidades que
plantean las situaciones específicas de aprendizaje frente a cada realidad concreta.
El aprendizaje en relación al proceso de comunicación
Como es obvio, no se pueden cumplir los objetivos y ni siquiera llevar a la práctica el planteo
de trabajo, de no mediar una verdadera comunicación humana, un “proceso de interrelación
personal que envuelve profundamente a los seres humanos” (Díaz Bordenave).
Ahora bien, ¿cómo ocurre este proceso de comunicación?
Cuando dos personas se encuentran, ambas aportan a la situación de comunicación una serie de
repertorios previos tales como:
a) ideas y conocimientos sobre objetos, personas, lugares, etc.;
b) experiencias personales sobre los mismos;
c) objetivos e intenciones;
d) valores y actitudes, preferencias y gustos;
e) vocabulario, signos y significados propios de sus respectivos grupos culturales.
f) medios de comunicación preferidos y habilidades para utilizarlos.
Estos repertorios son desarrollados por ambos interlocutores a través de sus interacciones con la
realidad; es decir, con la vida y los objetos y con las personas. Ambos interlocutores pueden
desarrollar también valores y actitudes diferentes. Puede darse el caso que uno de los interlocutores
no haya entrado nunca en contacto con el objeto en cuestión; consiguientemente, este objeto, para
él, no posee significado, ni hay valores ni actitudes ya formados con respecto al objeto mismo.
Cuando dos personas se encuentran sino que también se enfrentan sus diversos objetivos e
intenciones.
La comunicación entre dos personas debe consistir en una serie de compromisos o arreglos, de tal
modo que los repertorios se ayuden y enriquezcan recíprocamente y no entren en conflicto
insoluble.
Para que los interlocutores lleguen a superar las contradicciones y diferencias que separan sus
repertorios, son imprescindibles dos cosas: empatía (capacidad de situarse en el lugar de su
interlocutor y de tratar de ver las cosas como él las vería) y flexibilidad mental (aceptación de la
posibilidad de que el significado propio no sea perfecto y que el significado del interlocutor tiene
valor y es digno de consideración y de estudio, sino de captación inmediata.).
La buena comunicación requiere habilidades que faciliten el intercambio y la modificación
gradual de los repertorios. Las personas que participan en la comunicación, lo hacen con cierta
intención u objetivo (elegido entre todos los objetivos posibles de su repertorio). Recurren de
manera inmediata a su repertorio de ideas y experiencias y escogen aquellas que sirven a su
intención u objetivo. El modo en que el extensionista y el productor entran en intercambio de
repertorios es mediante el empleo de signos. Todo signo cuenta con dos aspectos: el significante, o
vehículo físico y el significado, que es la idea que se desea representar.
En la comunicación humana hay un ida y vuelta de los mensajes. El emisor envía un mensaje, el
perceptor lo interpreta y emite un nuevo mensaje en función de lo que percibió y nuevamente
se inicia el ciclo. El emisor elabora un mensaje con los signos que conoce. Se dice que encodifica el
mensaje. El perceptor lo decodifica si posee un marco de referencia común.
Otra de las condiciones para que exista comunicación es que se dé sintonización, es decir que
exista correspondencia y relación satisfactoria entre el emisor y el perceptor.
METODOLOGÍA, EN EXTENSIÓN RURAL. Conceptualización y Elementos
Adaptado de Mario Barrientos
Gerardo Bergamín
El concepto de metodología que se adopta para los procesos de extensión Rural es complejo, y para
su análisis es necesario hacer una serie de consideraciones. Está estrechamente ligado al enfoque
pedagógico y de comunicación que llevan los técnicos que organizan el mismo, ello implica tener
en cuenta un conocimiento profundo de los actores sociales con los cuales se trabajara, de la
realidad en la que están insertos y del contexto donde se desenvuelven a través de la
determinación de los problemas, las necesidades, y a partir de allí inferir los objetivos del proceso
a realizar; en función de ellos buscar el camino a seguir a través de las técnicas, procedimiento y
actividades a utilizar.
El trabajo de Extensión Rural implica un proceso que se desarrolla entre sujetos/ actores
sociales, los productores, su familia, organizaciones, municipios, etc. y los técnicos
extensionistas, y se concreta en una realidad que está representada, en un primer plano, por la
unidad de producción agropecuaria, o agrosistema, la cual se encuentra inserta en una
determinada área ecológica y socioeconómica, perteneciendo a su vez a un ámbito local, provincial
y nacional.
En este sentido, puede ubicarse la unidad de producción,
en la intersección entre los sistemas social y natural
El hombre se relaciona con la naturaleza para obtener productos, que ingresarán al sistema
secundario (unidades de procesamiento de productos) o que procederá a intercambiar a través de
diversos procesos. Por otra parte, el sistema terciario (unidades de servicios, de crédito, extensión,
transporte, mercadeo, investigación y educación) brinda la infraestructura necesaria para que todos
estos procesos de desarrollen. En esta relación intervienen procesos de distinta índole (sociales,
políticos, educativos, naturales, etc.) que colaboran y/o dificultan la actividad de extensión.
El caso particular de la Extensión Rural, representa una actividad socioeducativa, que
pretende contribuir al mejoramiento de las condiciones generales de vida de los productores. Desde
esta perspectiva de análisis, el encarar este proceso socioeducativo implica aplicar una
metodología de trabajo en extensión rural, y para comenzar a hablar de ello debemos
conceptualizar qué es "metodología".
Es muy común escuchar utilizar los términos método y metodología, como sinónimos.
¿Lo son? ¿Cuál es la diferencia que existe entre ambos conceptos?
Para analizar detenidamente cada uno de estos elementos se seguirán los lineamientos enunciados
por Boris Yopo y por Mario Bunge. Cuando el extensionista decide trabajar en una determinada
realidad, necesita tomar opciones respecto a la forma de cómo abordarla, de cómo conocer los
actores sociales y el ámbito donde realizará el proceso.
Esta actividad que implica el primer paso de toda planificación: el diagnóstico, lo hace en base a su
MARCO REFERENCIAL.
Se define a este como el caudal de concepciones e ideas que conforman la cosmovisión de la
persona; toman relevancia aquí el marco teórico que ha adquirido en su educación formal
básicamente por ejemplo, qué Teorías de desarrollo, enfoques de extensión rural; elementos para
evaluar al medio ambiente y a los productores, su heterogeneidad u homogeneidad; que concepción
de tecnología y transferencia tecnológica maneja, como así también las tecnologías productivas
física – biológicas, siendo estas el mayor aporte en toda su formación universitaria, etc.-
Pero a ese marco se le suman todas sus vivencias, experiencias durante toda su vida que le han
permitido construir un conocimiento a través de la educación informal – por ejemplo la formación
en su familia, su participación en clubes deportivos, en grupos juveniles, partidos políticos, la
influencia de la televisión, etc.-, todos estos conocimientos conforman un referente en la vida del
técnico que operara cuando este realice el abordaje de la realidad.
No realizara el mismo análisis de la misma un estudiante de medicina que uno de veterinaria o
agronomía, y dentro de estos alumnos de una facultad que no tienen materias como extensión rural
y otros que sí, así mismos estos no serán los mismos, ya que habrá alumnos que han participado por
ejemplo en grupos juveniles y tienen una fuerte experiencia de trabajos en grupos, u otros que han
participado de grupos ecologistas; las ideas, valores, principios y formas de abordar la realidad
serán distintos.
Se puede citar a la "REALIDAD" como el OBJETO de la acción, con todas las posibilidades y
limitaciones que ésta presenta. Realidad que no sólo es heterogénea sino también dinámica, razón
por la cual debe ser analizada constantemente para poder conocerla profundamente y así identificar
claramente sus componentes y comprender su dinámica para poder conocer la problemática y
potencialidades de los sujetos/ actores sociales inmersos en ella, a fin de ir adecuándose
permanentemente a ese contexto y así plantearse objetivos alcanzables y estrategias adecuadas.
De todos modos, una realidad se ve "iluminada" en forma diferencial por el marco referencial, ya
que según sea la óptica desde la cual se la mire, se la connota y se la prioriza en forma diferente.
Es importante aclarar que el proceso de Extensión Rural es eminentemente educativo, que se
mediatiza entre personas físicas o institucionales, por lo tanto entre SUJETOS; por ello en la
acción no se está abordando solo un OBJETO.
Por ser el objetivo último de la extensión, la transformación de la realidad y dada la complejidad de
las sociedades rurales, se hace imprescindible conocerla profundamente, identificando claramente
sus componentes, discriminando sus elementos y comprendiendo su dinámica.
En este sentido, el trabajo interdisciplinario nos permitirá "leer" de una forma más completa,
más integral esa realidad puesto que este objeto de conocimiento tiene una naturaleza diferencial
para cada “lector”; en unos casos eminentemente biológica, en otros principalmente social, en
otros netamente económica.
Como resultante del conocimiento de la REALIDAD (SUJETO Y OBJETOS) a través del marco
referencial, aparecerán OBJETIVOS planteados para el trabajo de extensión, con las limitaciones y
posibilidades que esa realidad presenta, originados de las problemáticas y necesidades de los actores
sociales involucrados.
A partir de ellos surge el MÉTODO de trabajo.
Constituyen el método, las acciones que se llevan a cabo en nuestra intervención sobre la realidad,
es el camino a seguir para llegar a una determinada meta. Pero no debe ser concebido como una
receta, como una ruta que deba transitarse en línea recta; sino que son principios orientadores,
que ayudan a organizar la actividad de capacitación.
El método se expresa en técnicas y procedimientos, y a través de ellas se construye un
camino en dirección a algo a conseguir, por eso mismo es una práctica. Cuando se dice que el
método es un camino a ser construido para obtener algo que se quiere obtener, sé está introduciendo
en el método ese objeto sobre el cual se quiere actuar; o sea método y objeto van estrechamente
unidos.
El método, entonces, no es un mero instrumento neutro sino que se constituye en el elemento que
sintetiza estas interrelaciones. Interrelaciones que considera la metodología; ya que la conjunción
de estos tres elementos, marco referencial, objeto/sujeto y método en una integralidad, en
función del objetivo propuesto, constituye la METODOLOGÍA.
El método, entonces está estrechamente unido al contenido, no podemos hablar de aquel si no
definimos primero a éste. No se escoge el método a priori, él tiene una relación de correspondencia
con la realidad, la representación de las acciones y de las conductas de los actores sociales
(ALMEIDA J. 1998)
Se puede observar entonces, que el método de trabajo, elemento en que se plasma el planteo
metodológico, será diferente no sólo cuando se actúe sobre realidades diferentes, sino también
cuando los marcos referenciales o los objetivos del extensionista lo sean.
El método de trabajo en Extensión Rural hace referencia a un planteo interactivo, la metodología
de trabajo dará lugar a la acción, a la reflexión, a la participación. Estará basada en el principio
de autoactividad que le permite al individuo reflexionar sobre su propia realidad, desarrollar la
creatividad, la capacidad de autocrítica y de reformulación y así lo capacita para poder identificar,
seleccionar y aplicar soluciones tecnológicas, económicas y organizativas en función de sus
propios problemas.
Hablar, entonces, de metodologías de trabajo en extensión rural implica referirse a todo el campo
disciplinar de la extensión rural ya que para hacerlo se debe esclarecer el dónde (aspecto
contextual), el qué (aspecto conceptual), el cómo (aspecto metódico) y el para qué (aspecto
teleológico) del trabajo de extensión.
Aplicación de estos conceptos en una situación concreta.
Un extensionista, para comenzar a desarrollar un trabajo de extensión rural, debe
realizar su planteo metodológico. Una de las primeras tareas que debe realizar es conocer la
realidad sobre la cual actuará, es decir en primer lugar conocer a los, productores con los cuales
trabajará, y a través de ellos los sistemas de producción que conducen.
Esta aproximación de la realidad es el primer referente empírico, el primer OBJETO a conocer.
Pero no es suficiente observar y analizar la situación actual, sino que es necesario conocer qué le
ocurre al productor y su familia con respecto a los problemas que se le presentan, en principio, en su
unidad de producción.
Conocer a los individuos implica entonces conocer al SUJETO del trabajo que se pretende realizar.
Tanto el objeto como los sujetos están insertos en un espacio mayor, que influye sobre el
accionar cotidiano; esto se visualiza por las cuestiones climáticas, como por las situaciones
sociales, políticas y de mercado que influyen en forma coyuntural y estructural. Este conocimiento
más amplio significa conocer el contexto de desenvolvimiento de estos sujetos.
El Profesional que se ha propuesto abordar esta realidad, lo hará a partir de sus conocimientos
previos y de su historia personal. Si el profesional es de la región deberá indagar menos elementos
de esa realidad que si le toca actuar en una situación totalmente nueva.
Pero no sólo basta su experiencia de vida, también incorporará en su trabajo todos los
conocimientos adquiridos en el ámbito de la educación formal. Así todas las teorías, leyes, técnicas,
que ha adquirido a lo largo de su carrera en los diversos campos de conocimiento (físico-biológicos,
productivos, económico-sociales, básicos y aplicados) serán utilizados para descubrir y organizar
ese objeto que se desea conocer. Las experiencias vividas, su historia personal y el marco
teórico constituyen el MARCO REFERENCIAL para su aproximación a la realidad.
Por ejemplo, en una realidad donde los productores están muy aislados espacialmente y
una de sus características sociales es la de un marcado individualismo, con dificultades
para relacionarse, la selección del método pasará por una primera aproximación
basada en una secuencia de técnicas individuales (visitas, entrevistas, etc.), y apuntando
en forma progresiva a realizar tareas conjuntas.
En cambio en un área donde existe una mayor aproximación espacial de los
productores, que también además de las relaciones de vecindad poseen vínculos de
amistad y donde los problemas productivos son similares, el diseño del método pasará
por un trabajo más comunitario, a través del desarrollo de reuniones periódicas y la
realización de trabajos conjuntos.
En estos ejemplos se puede vislumbrar la estrecha relación que existe entre los elementos de la
metodología. Es importante aclarar que una metodología en extensión rural, desde esta perspectiva,
integra los diversos elementos y no se queda exclusivamente en la cuestión procedimental.
Por ello, lo más importante no es la cantidad de gente con la que se trabaja,
la tecnología que teóricamente solucionará los problemas productivos
o el tener predeterminada una serie de pasos a seguir,
sino que lo fundamental, cuando debe definirse un planteo metodológico de trabajo en
Extensión Rural, es conocer lo más profundamente posible la realidad en la que se va a
trabajar tener en claro desde qué postura se la analiza y qué es lo que se pretende lograr con el trabajo y
en consonancia, cuales son los principios orientadores que lo van a guiar.
LOS DIAGNÓSTICOS EN EXTENSIÓN RURAL
Adaptado de Mario Barrientos,
Guillermo Ferrer y Gabriel Saal
Introducción
Realizar diagnósticos es una actividad frecuente en la práctica profesional, con la particularidad de
que en extensión rural se enfatiza la consideración integral de la realidad, esto significa
contemplar, además de las dimensiones ambiental y tecnológica que comúnmente se priorizan en un
diagnóstico técnico, la dimensión social.
Para realizar un diagnóstico se debe recortar y seleccionar un espacio de la realidad que puede
ser geográfico (por ejemplo, un lote, una unidad de producción o una región) o un aspecto de
algún proceso productivo (ej. la sanidad de un lote, la nutrición de un rodeo bovino) o un proceso
social (de comercialización, de gestión del productor, de innovación tecnológica).
Los diagnósticos son básicamente una investigación que tienen como objetivo conocer una
realidad particular. Este objetivo se logra estudiando los elementos físico-biológicos y
económico-sociales que constituyen dicha realidad; estableciendo las relaciones fundamentales que
la caracterizan e infiriendo su funcionamiento a fin de comprender su dinámica.
Este estudio debe realizarse con una visión prospectiva que nos permita conocer a ciencia cierta la
diferencia que existe entre la situación en la que nos encontramos con aquella en la que
desearíamos encontrarnos. Es así como se podrán identificar y priorizar las situaciones
problema a abordar en el trabajo de extensión y que cumplirán un rol motivador en el proceso
de aprendizaje que se dará en su transcurso.
En este proceso, el profesional “como mediador entre el problema y su posible solución”
ayudará al productor a objetivar las situaciones problema y a encontrar la forma de resolverlas. Para
ello cuenta, no sólo, con un cúmulo de conocimientos que forman su “saber técnico”, sino
también, con una metodología de trabajo que le permiten la racionalización de las prácticas
tecnológicas, por una parte y pedagógicas, por la otra, y posibilitan buscar y ordenar la
información en función de la identificación del/los problema/s, cuya resolución se decida abordar.
Esta instancia se alcanzará mediante la concreción de una serie ordenada de pasos que permitirá
comprender más rápido, utilizar mejor y potenciar aquellas experiencias, conocimientos y/o
habilidades que ya se poseen.
La realidad es extremadamente compleja e imposible de abarcar en todos sus aspectos. Es
imposible conocer toda la realidad, ya que ésta depende, también, de las múltiples visiones y
representaciones que los diversos actores sociales se forman de ella.
Con el diagnóstico buscamos construir una representación más integral y objetiva de la
realidad, que la mera percepción desde el sentido común, pero siendo conscientes que nunca
terminaremos de abarcarla y de conocerla por completo. En caso de no realizar esta construcción
integral de la realidad, y de operar con las representaciones parciales y acotadas que tenemos por
pertenecer a un determinado grupo social, corremos el riesgo, según Pilatti (1995), de encontrarnos
frente a:
a) una inadecuada detección o incorrecta identificación de los problemas
b) una inadecuada detección o incorrecta identificación de los factores limitantes
c) una propuesta de alternativas de solución para aspectos que no lo requieran o cuya
repercusión sea ínfima
d) la falta de predicción adecuada del efecto de la solución aplicada
Las falencias antes citada, pueden deberse, también, a otras razones como diferentes niveles de
especificación de objetivos, desigual interpretación de los fenómenos (parcial vs. integral), diferente
aptitud para describir y valorar la capacidad actual y potencial de los recursos o diferente grado de
información sobre las herramientas (tecnología) disponibles, entre otras.
Como puede observarse, se hace necesario tener en claro el concepto de problema para avanzar
con el desarrollo del tema. Existe un problema cuando lo que se desea tener o lograr no coincide
con lo que se tiene o se obtendrá en un futuro probable.
En este sentido, podemos aclarar que existen tres tipos de “futuro”: el futuro posible, al que se
llegará si el sistema no se modifica, es decir si se le siguen aplicando los estímulos habituales, el
futuro potencial, al que se puede llegar si se excluyen todas las limitaciones existentes y el futuro
deseable que puedeo no coincidir con el “potencial” en función de los objetivos planteados.
Es común, en la jerga corriente, utilizar el término problema con otro sentido, haciendo
referencia a aquellos elementos o condiciones que molestan, obstruyen o dificultan. Es decir,
se lo utiliza como sinónimo de factor limitante o perturbador, lo cual puede acarrear
confusión.
Es sencillo enunciar el objetivo deseable a nivel productivo, en cambio no lo es a nivel de unidad
de producción, ya que en ella están presentes, además de estos otros que los trascienden, como
pueden ser los de carácter social o económico.
Al momento de elegir un determinado plan de acción, la decisión debe tomarse considerando varios
objetivos, entre los cuales puede existir conflicto. En esta situación será necesario encontrar un
punto de equilibrio que debe quedar explícito en los objetivos.
También es preciso destacar que la consideración de la realidad para establecer un problema la
realiza un sujeto, una persona y por lo tanto ese proceso es, necesariamente, subjetivo. Por ejemplo,
es común que lo que el veterinario observa como problemas en una unidad de producción no se
corresponda con lo que prioriza el productor como así tampoco con lo que seleccionan otros
profesionales como puede ser un ingeniero agrónomo o un contador. Cada uno, según su marco
teórico, destacará o recortará un aspecto de la realidad que lo problematiza.
Volviendo al diagnóstico propiamente dicho, podemos encontrar que existen diagnósticos cuyos
objetivos no hacen énfasis ya en el conocimiento de la realidad o identificación de puntos fuertes y
débiles del sistema, sino en el proceso de descubrimiento, lo cual les confiere una importante
función educativa.
Cuando delimitamos un sector de realidad para diagnosticar, corremos el riesgo de encerrarnos en
ella y perder de vista el contexto, tanto temporal como físico. Así como un médico tiene muy en
cuenta la historia clínica de su paciente para diagnosticar una dolencia actual, quien realice un
diagnóstico agropecuario deberá considerar la historia de esa región, pues será allí donde encontrará
muchas claves explicativas del comportamiento del presente. De la misma manera deberá
considerar las relaciones e interacciones (políticas, económicas, comerciales, sociales.) que esa
comunidad o área mantenga con su entorno regional, provincial, nacional o internacional.
Cabe aclarar que según la definición de diagnóstico antes mencionada, no se consideran como tal
los trabajos que consisten en listados y enumeraciones. Ellos serán denominados fuentes de datos.
2.- Tipos de diagnósticos
Los diagnósticos pueden ser clasificados en base a diferentes criterios. En este apartado
consideramos tres posibilidades:
A) por el ámbito de estudio, donde prevalece el recorte del objeto
B) por su opción metodológica donde prevalece la consideración acerca de la participación
C) por la práctica profesional donde es el objetivo quien condiciona el recorte que se realiza
de la realidad.
A) Por el ámbito de análisis, es decir según el territorio en estudio.
Ámbito nacional o provincial. Son los que realizan los ministerios de agricultura y/o economía,
por ejemplo. Incluyen largos listados de recursos físicos y humanos por lo que se constituyen en
una importante fuente de información secundaria para estudios más particularizados.
A estos niveles es desde donde se formulan políticas para el sector agropecuario, por lo que se
constituyen en un referente importante de lo que sucede en cada uno de estos ámbitos.Los técnicos
del ILPES (Cepal) han desarrollado un método de diagnóstico a este nivel, a los fines de realizar
una economía planificada. Es un diagnóstico complejo y laborioso que incluye un pronóstico de
cómo se comportará el sector.
Ámbito de área o micro-región. El área o microregión es, por un lado, un territorio lo
suficientemente vasto como para representar una porción significativa de la realidad productiva,
social, económica y política del país, y así cumplir la función de contexto, pero, por otro, es lo
suficientemente pequeña como para facilitar los contactos personales, la participación de la
población y el acceso directo a los servicios públicos. A este nivel fueron implementados los
completos diagnósticos de los programas DRI (Desarrollo Rural Integrado) consistentes en
exhaustivos relevamientos de recursos y problemas de toda un área, destacándose un importante
enfoque de conjunto. En Argentina no hay experiencias de estos programas de desarrollo.
El tamaño del área es variable y puede definirse por diversos criterios, como, por ejemplo,
homogeneidad relativa del medio humano, homogeneidad relativa del medio físico, red de caminos
y medios de acceso a los diferentes puntos del territorio, una extensión territorial que permita la
participación activa de los habitantes o la influencia de una institución.
En el área se debe hacer un estudio de:
i) El sistema físico-biológico, caracterizado básicamente,
a través de parámetros fisiográficos
ii) El sistema socio-económico, caracterizado a través de
categorías como organización territorial, población, tenencia y distribución de los recursos
naturales, servicios básicos, formas y tipos de explotación, rubros productivos, mercados y
servicios productivos, entre otros. La organización de toda esta información dará cuenta de las características principales de la
Estructura Agraria de la región. En este ámbito, las formas y tipos de explotación son agrupadas
en “categorias” o “grupos” en base a su similitud estructural, construyendo tipologías específicas
(para la realidad en estudio) de los sistemas productivos.
El grueso de la información utilizada a este nivel, para la realización del diagnóstico será de tipo
secundario: censos, diagnósticos provinciales, mapas, etc. La misma será complementada con
información primaria proveniente de visitas a terreno y encuestas a informantes seleccionados, entre
otras fuentes.
Ámbito de localidad. La localidad está definida por un pequeño espacio geográfico que sirve de
asiento a una comunidad rural. Es aquel espacio en el cual los productores se conocen mutuamente,
mantienen relaciones de vecindad, realizan intercambios mercantiles, etc. Asociad a la localidad
encontramos el sentido de pertenencia.
A nivel de localidad, primer entorno o contexto de los productores, se manifiestan, en pequeña
escala, elementos del sistema físico regional, elementos del sistema socio-económico regional y
aspectos técnico-productivos regionales y socio-culturales, ligados al origen de los productores.
Esta información deberá ser obtenida a través de diferentes técnicas; como la observación
sistemática, entrevistas a informantes seleccionados, consulta y recopilación documental, lectura de
mapas, etc.
Ámbito de sistema de producción. Se puede definir a la unidad de producción como un sistema
constituido por una serie de elementos interdependientes, cada uno de los cuales interactúa con los
restantes. La unidad de producción o agrosistema es, por lo tanto, el resultado de la compleja
interacción de los subsistemas natural, tecnológico y social.
En el centro de esta interacción se encuentra el productor. A este nivel, debemos abocarnos a realizar una lectura de la realidad partiendo de las constataciones
sobre terreno, en primera instancia, de los elementos del sistema (¿Qué cultivos existen?, ¿Qué tipo
de ganado?, ¿Cuánto se produce?, Con qué tecnología?, ¿Cuánta mano de obra participa?). Luego
se tratará de inferir su funcionalidad y la lógica que organiza cada uno de los subsistemas que lo
conforman.
B) Por su opción metodológica los podemos clasificar en:
Exodiagnóstico: son exógenos a la comunidad o grupo de personas analizadas. Hacen énfasis en
explicar los procesos que caracterizan la realidad. No se plantean la participación de la población
involucrada más allá de como fuente de información. En este tipo de diagnóstico, la identificación
de los problemas, determinación de su magnitud, jerarquización de los factores limitantes, etc. se
lleva a cabo por un equipo profesional sin la participación de las personas que están insertas en la
realidad en estudio y por lo general los resultados tampoco son devueltos a los miembros de la
comunidad.
Autodiagnóstico: aquí, el objetivo principal es la comprensión por parte del grupo o comunidad de
su realidad, como base para la realización de acciones para su transformación.
Su característica fundamental es la participación de las personas en las diferentes etapas del
diagnóstico. El resultado del diagnóstico es evaluado por los participantes a fin de resolver las
acciones pertinentes.
C) Por la práctica profesional.
En la práctica profesional de un extensionista existen innumerables situaciones donde se debe
seleccionar algún tipo de diagnóstico o combinar aspectos de ellos. En general, el extensionista
comparte con otros profesionales el análisis de los sistemas de producción, pero tiene la
particularidad que debe comprender los procesos que ocurren en el ámbito de la localidad o
microregión, y una preocupación especial por la participación de los productores en el mismo.
Cuando un extensionista comienza a trabajar en una nueva región, debe realizar un
“diagnóstico operativo inicial” para comprender los aspectos centrales de la realidad natural y
social de la región en la que pretende intervenir; pero posteriormente puede tener que realizar un
diagnóstico más específico para fundamentar un proyecto y/o establecer un diagnóstico
comunicacional para realizar una cartilla o un programa de radio, y/o realizar un diagnóstico
organizacional de una cooperativa y/o un diagnóstico de mercado de un producto en particular.
En todos los casos deberá enfocar el diagnóstico como una investigación y establecer una
metodología de trabajo para que los resultados sean adecuados a los objetivos, aspecto que
abordaremos a continuación.
3.-Metodología del diagnóstico
Para que el proceso diagnóstico nos entregue información fidedigna debe ser llevada a cabo con el
rigor de una investigación. Diagnosticar es una forma de intervención de la realidad, de la que
se distinguen cuatro elementos que, en conjunto, van a establecer su metodología:
marco teórico, método, objeto de estudio y objetivo.
a) Marco teórico: Lo constituyen los conocimientos, conceptos y teorías que nos ayudan a
organizar la información y, principalmente, a interpretarla. Como vimos en la introducción, el
marco teórico determina la generación de los problemas que cada sujeto se plantea acerca de una
determinada realidad, ya que el ideal de su funcionamiento está influido directamente por éste.
La realidad agropecuaria posee una serie de elementos y actores que la recrean permanentemente.
Es necesario acercarse a este objeto complejo con una perspectiva holística, es decir
considerando el todo y las relaciones de sus partes.
El marco teórico nos debe servir para encontrar las causas que provocan los problemas
diagnosticados, y establecer los mecanismos generales que relacionan unos con otros. Para esto en
lo físico-biológico, debemos considerar disciplinas como la geología, ecología, veterinaria,
agronomía, etologia etc. y en lo social nos ayudarán ciencias como la antropología, economía,
sociología e historia.
La mayor dificultad aquí es integrar estas disciplinas en la interpretación de un todo
interrelacionado como es el territorio en estudio. Por esto las teorías generalistas que tienen un
enfoque holístico como la teoría general de sistemas (Bertalanffy, 1978) o los enfoques
estructuralistas de la sociología rural (Margiotta y Benencia, 1995) resultan muy útiles.
b) Método: Está dado por las formas y procedimientos que, condicionados por el marco teórico y
el objeto de estudio, se llevan a cabo a fin de alcanzar los objetivos del diagnóstico. Las
preguntas que le “formulamos” a la realidad y las formas de hacerlas, el tipo de información a
recabar, los instrumentos, el procesamiento y sistematización de los datos, son acciones que hacen
al método de diagnóstico.
Un aspecto muy importante del método es la participación de los propios sujetos de la
comunidad involucrada. Las formas, instancias y grados de participación de éstos caracteriza el
diagnóstico; a tal punto que sirve para clasificarlos en exodiagnóstico y autodiagnóstico, según su
grado de participación.
c) Objeto: Podemos plantearnos diagnosticar el sector agropecuario de un país, una región o cómo
funciona una unidad de producción; pero en todos los casos estaremos frente a un objeto
complejo constituido por elementos físicos, biológicos y sociales, que es dinámico y que posee un
sinnúmero de aristas desde donde enfocarlo.
Es importante definir y delimitar claramente el objeto a estudiar para que los resultados sean
precisos.
d) Objetivo: Es el “para qué” que orienta la investigación. En algunos diagnósticos el objetivo
puede ser conocer un aspecto de una realidad determinada, mientras que en otros puede ser
educativo, es decir hacer énfasis en el proceso que van a vivenciar los sujetos durante la realización
del diagnóstico.
3.1.- Momentos del diagnóstico
Un diagnóstico se realiza con una determinada metodología, y a lo largo de su ejecución se
pueden diferenciar distintos momentos tales como:
- Delimitación del “espacio” a analizar
El recorte del espacio de estudio constituye un momento importante en el proceso diagnóstico.
Algunas veces este recorte viene dado por el territorio en el cual tiene injerencia la institución desde
donde actuamos, pero otras veces van a ser las personas actuantes las que deciden, con sus marcos
teóricos, sus prejuicios y los intereses que poseen cómo van a influir en esta decisión.
Por ejemplo, si el equipo que realiza el diagnóstico está conformado por veterinarios, es posible
que el énfasis se coloque en los sistemas ganaderos o sanitarios o la adopción de una determinada
tecnología; en cambio, si participan organizaciones de productores pueden colocarlo en el impacto
de las retenciones sobre la rentabilidad y si interviene el intendente puede colocarlo en el
conocimiento de la opinión de los productores acerca del mantenimiento de los caminos para
trasladar la producción o alguna obra específica que haya realizado.
Por lo tanto, los diagnósticos que pretenden ser participativos, deben considerar la participación
desde este primer momento porque los intereses son particulares y diversos según los actores
involucrados.
* Formulación de las preguntas
Una vez determinado el espacio de realidad que se constituye en el objeto a analizar, se debe
considerar el tipo de preguntas que le formularemos. Por ejemplo, podemos considerar la
producción de terneros y preguntar ¿Cuál es la cantidad de terneros producidos cada cien vacas en
producción del territorio? Si nos interesa la evolución histórica, la pregunta incluirá las
producciones de los años anteriores, en cambio si nos interesa analizar la participación de los
distintos productores en el aporte a esos productos, la pregunta debe considerar la heterogeneidad
social, debiendo establecer, antes, algún agrupamiento de productores.
Como se puede inferir, la cantidad de preguntas que podemos formular es infinita, por lo que
tenemos que tener presente el objetivo final del diagnóstico que nos ayudará a acotar y precisar los
interrogantes.
* Diseño de la muestra y de los instrumentos de toma de información
La información de la cual se nutre el diagnóstico es básicamente de dos tipos, primaria y
secundaria. La información primaria es la que se obtiene relevando datos y opiniones y observando
las acciones en la realidad. Mientras que la información secundaria se obtiene de trabajos ya
realizados por otras personas, entre los cuales se destacan censos.
La información primaria se consigue preguntándoles a las personas su opinión sobre diversos
temas a través de una encuesta, la cual puede realizarse de forma escrita (cuestionarios) u oral
(entrevista). Otra forma de hacerlo, es observando directamente el comportamiento de las
personas en determinada/s circunstancia/s o el estado de un bien, un rodeo o una pastura. El papel o
la ficha que contiene las preguntas es el instrumento de toma de información, correspondiéndole
uno por cada caso relevado.
El tipo de instrumento que resulte más pertinente dependerá del tipo de preguntas que formulemos.
Por ejemplo, puede ser de interés conocer cuáles son los problemas que los productores señalan de
la producción bovina, para lo cual la información obtenida a través de las preguntas, se puede
complementar con la observación que realiza el encuestador.
Respecto al diseño de la muestra, resulta importante considerar la cantidad de casos que resulten
representativos de la realidad en estudio. Aquí se pueden aplicar los conocimientos de estadística
para establecer una muestra representativa, pero siempre considerando la heterogeneidad que
nos interese tomar de la realidad.
Siguiendo con el ejemplo citado más arriba, no es lo mismo plantear cómo producen los
productores del territorio tomándolos a todos como un sólo grupo, que identificar, primero, los tipos
de productores existentes y luego caracterizar su forma de producción.
* Relevamiento de la información
Una vez establecida la muestra y los instrumentos con los cuales se relevará la información es
necesario obtener los datos. La implementación de entrevistas o de observaciones necesita una
capacitación previa para no “condicionar” con nuestras actitudes las respuestas o conductas
de
las personas entrevistadas. Para profundizar estos aspectos ver: Saal et al. 2007. Aplicación del
diagnóstico operativo inicial en extensión rural.
* Sistematización y análisis de datos
El trabajo consiste en pasar de la información simple (respuesta a una pregunta particular o dato
secundario) a lo que se desea saber sobre el tema (objetivo específico).
El procesamiento de la información se realiza primero dentro de cada variable, ordenandola para
que pueda ser comprendida. De esta manera se puede responder a preguntas del tipo:
¿Cómo se distribuye la tierra en la región estudiada? , por ejemplo
Un segundo nivel de procesamiento se efectúa cruzando una variable con otra y midiendo su
correlación. Por ejemplo, si se dispone de la información de dimensiones de los establecimientos y
de la adopción de un tipo determinado de tecnología se podría formular la pregunta
¿qué tipo de relación existe entre tamaño y adopción de una tecnología?
Actualmente existen programas estadísticos que realizan este procedimiento entre dos o más
variables, entregándonos la información de cuáles son los cruces de variables que poseen mayor
correlación.
Finalmente, luego de la sistematización y procesamiento de la información, tiene lugar la tarea de
interpretación de los datos, donde el marco teórico que poseemos sobre los distintos procesos que
estudiamos es fundamental para realizar una interpretación adecuada. En este sentido el trabajo de
Margiotta y Benencia (1995) sobre estructura agraria nos brinda un esquema general interpretativo,
que nos ayuda a realizar dicha construcción, o sea una representación integral y más objetiva de la
realidad que constituye el diagnóstico.
De esta forma podemos dilucidar: los tipos de productores que existen en esa localidad. las
características principales de cada tipo (sistema), es decir, qué tipo de familias se asocia a qué
sistema de cultivo y a qué sistema pecuario. los problemas sociales, productivos y tecnológicos
preponderantes en cada sistema.
Al avanzar en la interpretación, aparece como interrogante el "¿por qué?". Esto nos lleva a
plantearnos la lógica de la existencia y las estrategias de cada tipo de productor, tanto hacia dentro
de los sistemas de producción como hacia afuera, es decir, las relaciones con el contexto regional y
nacional. De la interpretación de datos según los marcos teóricos seleccionados obtendremos
información nueva y explicativa de cómo es y cómo funciona la porción de territorio seleccionado,
completando así un ciclo de investigación diagnóstica agropecuaria del cual se pueden desprender
nuevas preguntas que darán lugar a diagnósticos más específicos.
PRESPECTIVA SISTÉMICA PARA EL ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA AGRARIA
Adaptado de Ferrer, Guillermo,
Barrientos, Mario y Saal Gabriel
INTRODUCCIÓN
En el trabajo de Extensión Rural (ER), el extensionista y sus interlocutores (productores,
familias, comunidad) interactúan entre sí, teniendo como objeto de estudio la problemática de
la producción agropecuaria, con la finalidad de transformar la realidad en la que se encuentran
inmersos para, de ese modo, lograr mejores condiciones de vida.
En esta acción, enfrentan problemas productivos, técnicos, ambientales, comerciales, económicos,
organizativos, políticos y laborales, entre otros.
Muchos de estos problemas son internos a la unidad de producción (UP), pero muchos otros, por
ser externos a la misma requieren de una solución que trasciende el poder de decisión del productor.
En esta última situación se torna fundamental la consideración del contexto que contiene las UP,
ya que, sea cuando se desarrolla una experiencia de capacitación, un proyecto de intervención o,
simplemente, cuando se analizan alternativas tecnológicas debe comprenderse cuáles son los
procesos naturales, técnicos, productivos, económicos y sociales que influyen sobre la situación
tanto en el nivel micro (las UP) como en el macro (contexto).
El objetivo del presente artículo es brindar un enfoque integrador, que facilite la construcción del
contexto de las experiencias de ER. Este trabajo se divide en dos apartados, en el primero se
recuerdan conceptos que, si bien generales, es necesario retomar para esclarecer el enfoque;
mientras que en el segundo se presenta un esquema de análisis del contexto regional.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
La realidad regional es un todo complejo. Si pretendiéramos ser exhaustivos en su análisis
deberíamos recurrir a un equipo interdisciplinario de especialistas integrado por profesionales de
una gran cantidad de disciplinas. Dado que esto no es posible en la mayoría de los casos, para
evitar caer en un análisis sesgado hacia una visión “productivista”, es necesario contar con los
elementos que nos permitan realizar un análisis holístico tratando de considerar los aspectos
centrales que pueden explicar los diferentes procesos en los que nos encontramos inmersos.
La teoría de sistemas (Bertalanffy, 1980) nos puede ayudar a construir una visión integral de
la realidad y, como es sabido, los principios que la sustentan pueden ser utilizados para analizar
una célula, un ser vivo, un potrero, una unidad de producción o toda una región.
El trabajo de EXTENSION RURAL exige tener un conocimiento pormenorizado de la realidad en
la que se actúa, diferenciando, en la misma, los principales subsistemas que la componen y
comprendiendo las relaciones entre los mismos y el funcionamiento del sistema global.
Para comenzar a analizar esta temática sería conveniente, entonces, que nos aproximáramos al
concepto de estructura. Una definición de estructura podría ser el de "caracterización de un
todo por las relaciones mutuas que implican la distribución y el orden de sus partes". (van
Gigch, 1995)
Este concepto de estructura aparece como opuesto al de coyuntura por tener una relativa estabilidad,
dada por una cierta constancia de las interrelaciones de sus elementos en el tiempo. Pese a esto, una
estructura no es estática, pues si bien tiene una unidad cualitativa, su contenido cambia sin
cesar; se estructura, desestructura y reestructura permanentemente.
Podemos estudiar una estructura en forma descriptiva (sincrónica), realizando cortes en el tiempo
y describiendo los elementos que la forman y sus interrelaciones para compararlas con situaciones
anteriores o posteriores, o en forma explicativa (diacrónica) focalizando la atención en los
procesos que llevaron a conformar dicha estructura. Ambas formas se complementan, ayudando a
comprenderla y explicarla. En cualquiera de los dos casos, para llevar a cabo el estudio, se
seleccionarán aquellas variables que se consideren más importantes y por ende a las que se les
hayan asignado mayor peso relativo.
Aplicando el concepto de estructura a la realidad agraria, surge el concepto de estructura agraria
que podríamos definir como una
“Configuración de elementos socioeconómicos y agroecológicos, interrelacionados,
intercondicionados e interdependientes de la vida agraria”
(Margiotta y Benencia, 1995)
“Configuración de variables agroeconómicas y sociales -recursos productivos
y forma social del trabajo-”
(Caracciolo y otros, 1981)
Una advertencia inicial, en relación a la complejidad del tema que abordamos, es que a la realidad
regional es imposible conocerla en su totalidad; lo que hacemos es una modelización tomando las
variables que consideramos más importantes en base a teorías generalistas, hecho que siempre
implica realizar un recorte, y por ende, una reconstrucción simplificada de la realidad para poder
analizarla y comprenderla. Lo que debemos cuidar es que dicho modelo guarde el mayor
isomorfismo posible con la realidad que trata de reflejar.
Por otra parte, podemos afirmar que existirán múltiples visiones de la realidad y que éstas van a
depender del marco teórico y de la posición social que detenta el agente que realiza el análisis.
Cuando a la Unidad Productiva se la analiza desde la perspectiva sistémica,
se la denomina agrosistema,
y en él se reconocen tres subsistemas principales:
el agroecosistema, el sociosistema y el tecnosistema.
Los agrosistemas, junto a otras unidades y actores sociales conforman el contexto cercano o
sistema regional, el cual está contenido en uno mayor, un “suprasistema”, que incluye entre sus
componentes, por ejemplo, los mercados nacionales e internacionales, las políticas nacionales y el
cambio climático, elementos que, como sabemos, interaccionan fuertemente con los sistemas de
menor nivel.
Para comenzar nuestro análisis de la realidad desde la menor unidad de análisis,
podemos partir de la relación que los hombres individual y/o colectivamente establecen con el
medio del cual obtienen los elementos que le permitirán cubrir sus necesidades básicas (alimento,
vestimenta, vivienda).
La relación sociedad - naturaleza es tan antigua como la especie humana. Los primeros grupos de
hombres vivían de la recolección de frutos y tubérculos y de la caza. Posteriormente, revolución
neolítica mediante, aprendieron a manejar los ciclos En la actualidad, la relación sociedad-
naturaleza se encuentra en el centro de los principales debates acerca de la subsistencia de nuestra
propia especie, ya que la sociedad industrializada genera, entre otros:
a) desechos sólidos, líquidos y gaseosos que contaminan la biósfera produciendo cambios
climáticos de efectos impredecibles.
b) extracción de productos naturales renovables a una tasa superior a la de reposición,
c) erosión de suelos que llega a desertificar importantísimas áreas productoras de alimentos y
d) erosión genética, con la consecuente disminución de la biodiversidad.
Para nuestros fines, y siguiendo el enfoque de Gutman (1988), nos concentraremos en la relación
sociedad-naturaleza que podemos observar en las unidades de producción. La intersección
entre estos dos sistemas da lugar, como ya dijéramos, a los agrosistemas.
Los hombres organizados fueron generando distintas herramientas y técnicas para mejorar el
aprovechamiento que hacían de su ambiente. Para cazar y así conseguir alimentos, una lanza fue
más eficiente que el garrote, y un fusil más eficiente que la lanza. De igual forma en la agricultura
se pasó de un arado de palo a un arado de metal.
Luego, por prueba y error se comprobó que, para los suelos fríos de Europa era mejor dar vuelta el
pan de tierra para favorecer la mineralización y se agregó una vertedera. El conocimiento de las
especies, las técnicas de cría y cultivo y las herramientas construidas fueron generando la forma
de interacción de la sociedad humana con la naturaleza, y este conjunto de elementos es lo que
se denomina tecnología.
La tecnología surge de la interacción de ambos sistemas y
es, a la vez, el elemento que permite la vinculación entre ambos.
Reconocemos, así, a las UP o agrosistemas en la intersección sociedad-naturaleza, y que esta
interacción ha sido construida con conocimientos y herramientas que le han dado consistencia a este
elemento particular, la tecnología.
Por encontrarse en la intersección de ambos, la UP, va a recibir la influencia de los procesos que
tienen lugar tanto en el sistema natural como en el social. Del primero, podemos citar, por
ejemplo, determinadas características físico biológicas, tipo de suelos. biotipos. Del segundo
podemos reconocer, políticas estatales, intervención de empresas proveedoras de insumos y
servicios, cambios en los mercados, etc.
Debido a la influencia de la ecología y otras ciencias biológicas, es ampliamente aceptado que el
sistema natural está conformado por diversos subconjuntos y elementos que cumplen
funciones específicas e interactúan directa o indirectamente entre sí. No sucede lo mismo con el
universo social, donde podemos encontrar interpretaciones disímiles. Para algunas concepciones,
los productores rurales forman un único conjunto indiferenciado ya que “...comparten una
racionalidad que supera, por lejos, las diferencias en sus condiciones sociales o ecológicas... "
(Banco Mundial, citado por Gutman, 1988). Esta visión, está más difundida de lo que se podría
esperar ya que muchos profesionales reconocen la complejidad y las diferencias ambientales, pero
siguen hablando de "la sociedad" y de "los productores", como un todo indiferenciado.
Existe una segunda visión que plantea que en un mismo espacio natural encontramos,
repetidamente, un mosaico de diferentes productores rurales, con tecnologías diversas,
recursos diversos, producciones diversas. No cambia simplemente la escala (el pequeño hace lo mismo que el grande pero en menor
proporción) ni los cambios observados son simplemente adjudicables a discontinuidades (por
ejemplo, en predios menores de una cierta cantidad de hectáreas no se usan tractores por razones de
proporción), sino que además de estos dos factores meramente cuantitativos, influyen otros de tipo
cualitativo.
Las diferencias, resultan de la presencia de diferentes grupos y clases impulsados por subculturas y
racionalidades específicas que los llevan a establecer relaciones diferentes con los distintos
ambientes naturales Coincidiendo con Gutman (1988) podemos afirmar que
existe una visión superadora en la que grupos y clases constituidos a partir de accesos diferenciados
a los medios de producción (hoy) y portadores de diversas historias sociales (ayer) poseen
racionalidades que pueden ser convergentes, divergentes, dominantes o subordinadas entre sí, por lo
cual no podemos estudiar sólo la relación de cada grupo con el medio (vis a vis) sin tomar debida
cuenta de las interacciones sociales.
Con un ejemplo podemos observar que la realidad demuestra que las relaciones existentes son de este último tipo. Si
consideramos el caso del mercado de tierras de arrendamiento y el uso de los recursos, podemos ver que, en la medida que
productores agrícolas más capitalizados compiten por la tierra elevan el precio de los arrendamientos. Este hecho trae
aparejado dos efectos, uno ambiental, ya que disminuye la diversidad debido a que, por los altos costos de alquiler, los
arrendatarios, se ven obligados a cultivar soja por ser en este momento el cultivo más rentable y, otro en relación a los
demás productores, ya que al “quitarles” la tierra a las UP de menor tamaño y menor disponibilidad de capital las tornan
más inestables y/o insustentables de lo que ya son.
Para representar una realidad tan compleja como una región, debemos identificar las variables o
componentes que se comportan de una manera más estable, para establecer lo que es la
estructura del sistema. Margiotta y Benencia (1995) plantean que la estructura agraria se
encuentra conformada por tres subestructuras, a saber: tenencia de la tierra, económica-
productiva y social. Si bien acordamos con que el recurso tierra y su distribución son aspectos
sumamente importantes en la producción agropecuaria, por una parte, y que “sintetizan”, elementos
físico-biológicos (clima, fertilidad, disponibilidad de agua, etc.), consideramos que es necesario
plantear un enfoque más integrador.
En este sentido consideramos que podemos diferenciar en la realidad dos subsistemas principales,
el natural y el social, y que de la intersección de ambos surge un tercero que podemos llamar el
productivo o tecnoproductivo.
A.- Sistema natural: los ecosistemas
Un aspecto fundamental para comprender la dinámica de las regiones, es generar visión integrada
de los recursos naturales; y para ello es fundamental trabajar conociendo el funcionamiento de los
ecosistemas. Es básico conocer el flujo de energía en el agroecosistema, los factores que afectan la
productividad primaria y secundaria, la eficiencia ecológica, el ciclo de los nutrientes con sus
principales depósitos, balance y velocidad de circulación, etc., ya que las modificaciones que
producen las actividades humanas determinan la productividad, la estabilidad y la eficiencia de los
agroecosistemas.
Desde una visión comprensiva de los procesos naturales de la región, debemos conocer las
comunidades bióticas, su dinámica e interacción. Para ello se describen las formas de vida, la
estratificación y la estacionalidad, la distribución espacial y sus límites. Las comunidades se
organizan siguiendo determinados patrones de abundancia relativa de las especies, modificando la
riqueza, la dominancia y la diversidad según la influencia de los factores estructuradores de la
comunidad: físicos, biológicos y sus perturbaciones.
Por otra parte, es necesario tener la capacidad de predecir las respuestas de las comunidades de
interés agropecuario en el tiempo. De allí que es fundamental aplicar conceptos de sucesión,
mecanismos de sustitución de especies y los atributos vitales de las especies que participan en la
sucesión. Cualquier estudio descriptivo, explicativo o predictivo requiere tener claro aspectos
metodológicos de muestreo, escalas y niveles de percepción.
A escala de UP se manejan las poblaciones de cultivos, intercultivos, malezas, plagas animales y
enfermedades. Es necesario conocer su estructura, cómo crecen y qué factores las regulan. Las
poblaciones de interés agrícola presentan determinadas estrategias de reproducción que determinan,
también, determinadas estrategias de manejo. Por otro lado, las poblaciones no están aisladas sino
que se relacionan entre sí, a través de la competencia, la depredación, la herbivoría, el parasitismo,
el mutualismo, el comensalismo, etc. En todos estos casos es necesario conocer los mecanismos y
respuestas involucradas y poseer evidencias experimentales.
B.- Sistema social o estructura social.
El sociosistema está conformado por diferentes actores sociales –portadores, cada uno, de distintos
capitales (económico, cultural y social)- y las interrelaciones entre dichos actores. Estos actores, ya
sean individuales o colectivos (instituciones, organizaciones) participan de distintas actividades y
poseen diversas lógicas que explican sus prácticas, las cuales están influenciadas, según Bourdieu
(1993) por su posición en el sistema social, la que, a su vez, se puede explicar por la sumatoria de
capitales que poseen.
Siguiendo a Arocena (1995) podemos plantear un sistema de clasificación de los actores de una
región, según sus lógicas, constituido por tres grandes grupos, a saber: político administrativo,
socioterritorial y empresarial.
1. El sistema político administrativo incluye al conjunto de organismos que integran la
administración local y su relación con el sistema nacional.
Concretamente, en este sistema se encontrarían los municipios, los organismos locales que
dependen de la administración central y las agencias locales de las empresas estatales nacionales.
Como todo sistema de acción, no se trata de un conjunto cerrado y autosuficiente, sino que, por el
contrario, está estrechamente vinculado al sistema político-administrativo nacional y a los demás
sistemas de acción local.
En este sistema la lógica dominante puede ser calificada como sectorial-vertical. En este esquema,
los gobiernos municipales (en general, más representativos de la lógica territorial) ven muy
dificultada su tarea de articular las demandas zonales con las lógicas centrales.
2. El sistema de acción socioterritorial debe su nombre a que se desarrolla según una lógica
territorial y se orienta a dar respuesta a necesidades básicas de las comunidades locales. Se asienta
en que las formas de organización humana han tenido siempre una base territorial, ya que, desde
siempre, las naciones se han identificado con un territorio y han construido sus estructuras político-
administrativas refiriéndolas a espacios bien precisos.
En este sistema se agrupan varias lógicas que dinamizan la actividad social del territorio:
a) Lógica militante: Está presente en la acción de comisiones de fomento, organizaciones gremiales
(FAA, sociedades rurales locales, por ej.), grupos ambientalistas, etc. quienes, bajo una lógica
reivindicativa estructuran su acción demandándole al estado u otros actores sociales políticas y/o
acciones que atiendan sus necesidades.
b) Lógica del voluntariado: es similar a la lógica del militante, pero se diferencia de aquella en que
ésta no busca generar "movimiento" ni organizar a los actores, sino que se propone, simplemente,
satisfacer una necesidad, con los recursos de su propia organización. Cómo ejemplo podemos citar
el accionar social de instituciones religiosas.
c) Lógica profesional: el profesional desarrolla una lógica de intervención, en virtud de su
competencia técnica. Se distingue de los militantes y voluntarios en cuanto la prestación profesional
supone el pago de honorarios. Cuando el profesional trabaja desde una institución (pública o
privada) su lógica queda subordinada por los objetivos de aquella.
d) Lógica política: es aquella que está presente en los dirigentes (caudillos) políticos. Los partidos
políticos, a nivel local/regional, suelen ser simples “correas de transmisión” de las directivas y
programas que emanan de las autoridades centrales del partido. Esta lógica que comúnmente se
opone a la lógica territorial, muchas veces es priorizada por encima de aquella.
Como ejemplo podemos citar el funcionamiento de los poderes legislativos, en sus diferentes
escalas.
3. El sistema empresarial incluye todos los actores vinculados al proceso productivo. En general
se acuerda en que la lógica más difundida en este sistema es la del lucro - coincidente con la lógica
del mercado -, que tiende a concentrar recursos y aumentar las ganancias. Pero se reconocen en este
sistema una gran variedad de actores sociales con lógicas específicas que se alejan mucho de la
racionalidad económica clásica (búsqueda de mayor rentabilidad). Una primera distinción la
podemos hacer en relación a quienes se relacionan directamente con la producción y quienes lo
hacen indirectamente, como
los comerciantes, sector financiero y todo el sector de servicios.
Entre los que se relacionan con el proceso productivo en forma directa, aportando un factor de
producción tenemos a quienes a) aportan sólo la tierra: los rentistas, b) aportan sólo trabajo: los
asalariados y c) los que aportan el capital, que, además, son los que toman las decisiones y asumen
el riesgo: los productores (Caracciolo y otros, 1981). Un mismo sujeto productor puede aportar
personalmente, además del capital, uno o ambos de los otros factores productivos. Esto nos abre un
abanico de situaciones que debe ser analizado en cada situación.
C. La intersección de los sistemas: el sistema tecno-productivo
a.- Distribución de la Tierra
En la intersección entre el sistema natural y el social surge el sistema tecno-productivo, y como
una primera dimensión estructural del mismo destacamos la distribución de la tierra. Esta hace
referencia a la forma en que los distintos actores se han apropiado y distribuido este recurso para la
producción agropecuaria.
Respecto de las características de esta variable, en nuestro país, Giberti (1985) aporta los siguientes
elementos:
su distribución está en directa relación con la forma en que este recurso se
incorporó al trabajo productivo.
el proceso de distribución durante la expansión agropecuaria se dio sobre formas de
ocupación pre-existentes, cuya principal característica fue la existencia de grandes
extensiones en manos de comerciantes, militares, etc.
existe una gran polarización (latifundio-minifundio) en la zona extrapampeana.
existe una gran diversificación, en tamaño y formas de tenencia y control en la zona
pampeana.
A esta caracterización, podemos agregarle que, actualmente, a raíz de un nuevo proceso de
expansión agropecuaria, basado en la “sojización” del sistema productivo agropecuario, se viene
dando un fuerte proceso de concentración de la tierra.
Conocer el tipo de vínculo que los hombres tienen con la tierra,
cómo se asientan sobre ella, cómo la distribuyen entre ellos,
qué derechos establecen para su uso, etc.
Nos permite identificar las relaciones sociales que dan base a
la conformación de la estructura agraria.
Una conceptualización inicial nos lleva a clarificar el término tenencia de la tierra que incluye
varios aspectos. Por un lado, su forma de distribución, por otro, el tipo jurídico o legal a partir del
cual se establece el derecho que se posee sobre ella y, finalmente, la forma en que se la ocupa, que
conforma el régimen de tenencia propiamente dicho.
En los censos agropecuarios nacionales (INDEC, 1988, 2002) la distribución se considera sobre la
base de 12 rangos de superficie que van desde menores a 5 has, hasta más de 10.000 has.
Analizando en forma combinada la cantidad de establecimientos por rangos y la cantidad de
superficie que agrupa cada rango, se pueden alcanzar conclusiones en relación a la distribución.
En líneas generales tenemos que si los estratos centrales (200 a 500 has) concentran la mayor
cantidad de tierra y productores, la distribución puede denominarse centrada. Por el contrario, si un
rango concentra la mayor cantidad de productores y otro la de tierra, la distribución será menos
equitativa y puede denominarse polarizada.
En relación al tipo jurídico del productor, dichos instrumentos censales, consideran las siguientes
categorías: persona física, sociedad de hecho, persona jurídica (SRL, S.A.), cooperativa,
instituciones privadas sin fines de lucro y otros.
El régimen de tenencia considera las siguientes categorías: propiedad personal, propiedad familiar o
en sucesión indivisa, arrendamiento, aparcería, contrato accidental, ocupación con permiso y
ocupación de hecho.
Las mismas se explican a continuación:
a)La propiedad personal se refiere a los casos donde una persona, ya sea física o jurídica, tiene un
título de propiedad a su nombre. ii) Cuando la propiedad es familiar, varias personas que tienen
derechos sobre la tierra detentan su tenencia. Una situación común dentro de esta categoría es la de
la sucesión indivisa, cuando los herederos de quien fuera su propietario no han realizado la
subdivisión de la UP.
b) Por arrendamiento se entiende un trato donde se paga una cuota fija por la tierra y que dura tres o
más años, lo que lo diferencia de la aparcería donde el trato es a porcentaje de la producción y del
contrato accidental donde el período contractual es de hasta dos años.
c) Las situaciones de ocupación con permiso y ocupación de hecho tienen que ver con ocupantes de
UP grandes que viven o utilizan parte de la misma a cambio de brindar algún servicio a la
“estancia”, en el primer caso, o con que el productor ocupe tierras fiscales o sin autorización del
propietario, en el segundo.
b).- Los modos de producción y los productos del territorio
Esta segunda dimensión que destacamos del sistema tecnoproductivo, se refiere las formas y las
prácticas con las que los hombres se relacionan con la naturaleza. Debemos considerar aquí las
construcciones/inversiones que los distintos actores han realizado para facilitar los procesos
productivos (por ejemplo, alambrados, aguadas, silos, equipos de riego, a nivel micro y caminos,
diques, sistemas de comunicación, en un ámbito regional), los tipos de productos que se generan en
la región y, finalmente, los tipos de sistemas productivos o agrosistemas conformados como síntesis
de esas interrelaciones.
En definitiva, como afirman Margiotta y Benencia (1995), quiénes producen, qué y cómo
producen, para qué y para quienes producen, definen las características del tecnosistema.
Por ello, son especialmente importantes los recursos productivos disponibles y su combinación, al
igual que los resultados que provocan ya que estas variables nos permitirán establecer las distintas
formas y tipos de explotación que son de gran relevancia para la comprensión de las características
de la estructura agraria.
El conjunto de prácticas de manejo, maquinarias e instrumental, material genético mejorado,
productos fitosanitarios y veterinarios, de que disponen los productores son el resultado de un
sistema de generación y transferencia de tecnología del país y constituye la oferta tecnológica.
Si consideramos que la demanda está conformada por aquella tecnología que daría respuesta a los
problemas de los productores, podríamos plantear que existe un mercado tecnológico. Si
acordamos que los productores no conforman un solo grupo homogéneo sino que se pueden
identificar grupos distintos, con situaciones estructurales, problemáticas y objetivos diferentes, la
demanda tecnológica será también particular para cada grupo. La pregunta que cabría plantearse al
respecto es
¿existe una oferta tecnológica acorde a la especificidad de cada una de esas demandas?
Otra consideración que pretendemos plantear respecto de este subsistema, es la referida a los
paradigmas tecnológicos presentes en la región. El paradigma tecnocrático dominante, plantea la
producción basada en el aporte de insumos externos, en controles drásticos del medio en que se
desarrolla la producción con el fin de minimizar la influencia de los elementos que compiten con las
especies seleccionadas para producir (control químico de plagas animales o vegetales)
desconociendo las relaciones poblacionales, disminuyendo la diversidad biológica del agrosistema
para transformarlo en un proceso cuasi industrial. Por otra parte, existen propuestas alternativas,
como son el paradigma agroecológico, la producción orgánica, la producción biodinámica, etc.
Estos enfoques que critican fuertemente la propuesta dominante y sus efectos nocivos sobre el
sistema natural y social, pretenden generar una relación con el ambiente, respetuosa de la
biodiversidad, reconociendo los mecanismos de autoregulación del ecosistema, planteando manejar
las plagas y no eliminarlas, con el objetivo de producir granos, tubérculos, frutos, carne, leche, etc.
libres de contaminantes químicos.
D).- Macro Sistema
Está constituido por aquellos procesos más amplios y generales que influyen sobre la región.
Destacamos aquí dos grandes componentes que, si bien no agotan la descripción de este sistema
general, expresan los procesos que más comúnmente generan una interacción con el sistema
regional local, a saber: el Estado y los mercados.
a)- El Estado
El estado se divide, según su rol, en tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial y, según el ámbito
de influencia, en nacional, provincial y municipal. Las políticas municipales fueron consideradas
anteriormente, pertenecientes al sistema regional; a las otras dos instancias superiores las
consideraremos en el sistema macro. A continuación esbozamos algunas de las más importantes:
- Política Tributaria. Se relaciona con la imposición de tributos que las distintas actividades
productivas deben aportar al fisco. En general, el sector agropecuario plantea que existe un
solapamiento entre lo que cobran los distintos niveles de gobierno.
- Política Regulativa. Son las políticas de protección de ciertos productos o de regulación de
determinados mercados. Por ejemplo, la producción de azúcar ha sidoprotegida en el ámbito
nacional para que pueda seguir llevándose a cabo.
- Política Financiera. Se refiere a las líneas de créditos, generales o específicas, que el estado
dispone mediante la banca pública, alentando a determinadas producciones.
- Política Educativa. La educación estatal influye en los sistemas productivos ya que es quien forma
a los trabajadores del futuro y también contiene una demanda concreta de la población rural actual.
Por ejemplo, la predisposición del gobierno provincial de mantener o no las escuelas rurales con
pocos alumnos, con lo cual se sostiene la población rural o se suma un motivo más para la
migración. Los contenidos curriculares de la escuela media, orientados a la comprensión de los
sistemas productivos de la región influyen luego en la capacitación e inserción de los jóvenes en la
misma región.
- Política tecnológica. La inversión que realiza el gobierno nacional en los institutos de
investigación como el CONICET, el INTA, el INTI y las Universidades, aumenta la capacidad de
creación nacional para dar respuestas a los problemas socioproductivos que los distintos actores
manifiestan como limitantes al proceso de desarrollo.
- Política de Desarrollo. Se relaciona con la integración de todas las políticas mencionadas
anteriormente. En algunos casos se aplica a proyectos concretos como el apoyo financiero y/o
técnico de determinado tipo de productores (Cambio Rural, Programa Social Agropecuario), o con
la promoción de actividades seleccionadas como el plan ovino, o con la distribución de tierra en
planes de colonización.
b).- Los Mercados
Constituidos por los distintos ámbitos de intercambio de productos, servicios e insumos.
Como ejemplo podemos citar:
- De trabajo. Del cual el productor toma la mano de obra que necesita contratar para llevar a cabo el
proceso productivo o en el cual ofrece su propia mano de obra.
- De productos. Dependiendo de la demanda si es nacional o internacional va a determinar el tipo de
mercado y la moneda en la cual opera. Podemos diferenciar, también, el mercado de "comodities"
del mercado de "especialitis" donde es importante la marca del producto. Por lo tanto podemos
preguntarnos para analizar estos mercados por ejemplo, ¿dónde se puede vender los productos de la
región? ¿qué actores sociales operan en estos mercados?
- De Insumos. Se vincula con el mercado tecnológico ya que buena parte de los insumos
agropecuarios está constituido por tecnologías tangibles que ofrecen los negocios que operan con
empresas internacionales.
- Financiero. Compuesta por la oferta de créditos del sistema bancario, tanto privado como oficial.
- De servicios. Constituido por numerosas empresas que brindan apoyo a la producción en el ámbito
regional y/o nacional y que facilitan la operación con herramientas de gran porte, que las vuelve
más eficientes.
También es necesario discriminar si estos mercados se enmarcan en un ámbito formal o informal,
ya que los productores familiares, muchas veces, acceden sólo a mercados informales, lo que puede
constituirse en una limitante o, por el contrario, una alternativa para su reproducción social.
CONCLUSIÓN
Como planteáramos en la introducción, en diversas situaciones el extensionista debe considerar el
contexto en el cual se desenvuelve una determinada experiencia de capacitación; para esto
debe realizar un análisis holístico, tratando de considerar los aspectos centrales que nos
pueden explicar los procesos ambientales y sociales en los cuales están inmersos los
productores.
Por lo tanto, siempre que analicemos el contexto de un agroecosistema o de una experiencia de
extensión debemos tener presente que la realidad regional puede ser analizada considerando dos
sistemas básicos, el natural, el social, de cuya intersección surge el tecnoproductivo, que se
encuentra muy influenciado por la distribución y tenencia de la tierra.
En la medida que la construcción que podemos realizar de la realidad regional sea más integradora,
mejor será nuestra capacidad de comprensión y, por lo tanto, las estrategias metodológicas de
intervención tendrán más probabilidad de ser adecuadas y exitosas.
Finalmente, debemos tener presente que las visiones que se tienen sobre la realidad son múltiples
y dependientes del actor social que las realiza. Esto nos lleva a considerar la necesidad de la
participación de los diversos actores para consensuar el diagnóstico de la realidad antes y durante la
intervención de procesos de capacitación y/o asistencia técnica.
TIPOLOGIA DE LOS ACTORES DEL MEDIO RURAL
Con respecto a los actores sociales en sí, debemos tener en cuenta que la estructura social,
generalmente, presenta discontinuidades o divisiones que resultan significativas en la distribución
de los atributos antes mencionados (bienes, obligaciones, poder, etc.) lo cual lleva a distinguir
colectividades o agrupamientos que se vuelven, a nuestros fines, más relevantes que otros.
Estos agrupamientos reciben distintos nombres (clases, estamentos, tipos o estratos sociales)
según los diferentes enfoques teóricos.
En tanto y en cuanto los distintos tipos de unidades productivas presuponen la existencia de
diversos grupos y sectores sociales de características igualmente diferenciadas, el análisis de las
formas y tipos de explotación agropecuaria es uno de los ejes centrales para caracterizar y
explicar la naturaleza de la estructura social y su dinámica, ya que permiten establecer una parte
muy importante de la matriz de la estructura social agraria.
La importancia de la tierra como factor productivo agrario y como una de las principales
formas de concentración de riqueza, afirman Margiotta y Benencia (1995), es decisiva en
relación a la estructura social agraria ya que es a partir de las formas de propiedad y tenencia de
la tierra que empezamos a reconocer la naturaleza de la estructura de clases sociales en el agro.
En relación a los productores rurales, Gutman (1988), afirma que difieren entre sí presentando
un heterogéneo universo de situaciones, por lo cual se hace necesario, a la hora de intervenir a
través de las acciones de extensión rural, agruparlos en conjuntos similares que faciliten la
definición del planteo metodológico a implementar. Una de las propuestas más difundidas que
permite realizar esta agrupación es la de la construcción de tipologías.
CONSTRUCCIÓN DE TIPOLOGÍAS
Gutman (1988), señala que explícita o implícitamente existen tres fines que una tipología
debe satisfacer:
Delimitar: reconocer diferentes subconjuntos dentro de un conjunto; en nuestro
caso el conjunto de productores rurales.
Caracterizar: describir, calificar, cuantificar los atributos de
cada subconjunto como tal.
Relacionar: ayudar a explicar las relaciones entre los subconjuntos y, entre ellos y otros
conjuntos en términos de causa y efecto sobre los mismos elementos utilizados en la
delimitación y caracterización.
Dada la estrecha relación existente entre delimitación y caracterización, no existe ninguna
tipología “verdadera”, ni es posible construir una tipología universal que satisfaga cualquier fin,
ya que existirán tantas tipologías como intereses de análisis, aunque debe recordarse que, para ser
operativa, una tipología debe tratar de conciliar extremos de generalidad y especificidad.
En primer lugar es necesario conceptualizar al actor que pretendemos analizar para poder
diferenciarlo de los demás actores vinculados al proceso productivo (rentistas, servicios,
trabajadores, etc).
En nuestro caso, definiremos como productor a la persona física o jurídica que realiza
una actividad agropecuaria bajo cualquier forma de tenencia de los
recursos naturales y se caracteriza por aportar el capital, tomar las decisiones y asumir los
riesgos de la misma (Caracciolo y otros, 1981).
A continuación, según el planteo de Gutman (1988) debemos:
• Definir conceptualmente cuáles son los principales grupos, y
• Establecer cómo se los reconoce en la realidad.
Ambas etapas son necesarias y, en la práctica, se dan en forma iterativa. Pero resulta evidente que
una conceptualización que carezca de instrumentos para su delimitación en el terreno, corre el
riesgo de ser una simple abstracción. En sentido contrario, una tipología factual será arbitraria en su
concepción y errática en su aplicación si no se fundamenta en una delimitación conceptual.
Una definición conceptual es, entonces, una primera aproximación, con un alto nivel de
generalidad, que resulta del conocimiento alcanzado sobre el sistema social y los rasgos del mismo
que parezcan más significativos para nuestro estudio.
En este sentido, Margiotta y Benencia (1995) plantean que cada uno de los tipos que conforman
una tipología puede ser definido como una construcción conceptual que selecciona, abstrae,
combina y –en ocasiones- enfatiza deliberadamente un conjunto de variables (criterios con referente
empírico) que sirven de base para la comparación de casos reales.
Así, pues, el tipo es, esencialmente, un recurso construido –más que para describir para
comparar, explicar y predecir; es una simplificación de lo concreto, razón por la cual los casos
empíricos que se estudien a la luz de una tipología se ajustarán en mayor o menor grado a la misma,
ya que la misma, recorta lo que se considera teóricamente significativo de la realidad.
Por su parte, Aparicio y Gras (1999) afirman que la elaboración de tipologías de unidades agrarias
está orientada por problemas clásicos de la sociología rural, como lo son el definir ¿Qué tipos de
sujetos sociales están a cargo de la producción agraria?, ¿Qué tipos de unidades quedan
establecidas?, sintetizando, ¿Cómo viven y producen los agricultores?
Al encarar el desarrollo de una tipología deberíamos, entonces, respondernos las siguientes
preguntas
• ¿Cómo sabemos que un productor forma parte de un grupo y no de otro?
• ¿La pertenencia de un productor a un grupo depende de una sola variable? por ej.,
superficie (productores grandes, medianos y chicos) ¿o depende de varias? y, en este
caso ¿cuáles son las más importantes para la tipificación?
Si bien estas autoras plantean la elaboración de una tipología como una construcción con criterios
teóricos, también hablan de la necesidad de un ajuste empírico, confrontando el instrumento con lo
observado en la realidad, por ejemplo, a través de informantes clave o el análisis documental.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que las categorías que se llegan a definir corresponden a “tipos
puros” en función de la presencia o ausencia de los atributos considerados y que en la realidad estos
atributos, seguramente, se distribuirán en un gradiente.
En las propuestas de tipologías, por ejemplo, una división clásica es la división entre campesinos y
empresarios, pero la presencia de elementos capitalistas en las explotaciones campesinas, o las
diversas magnitudes de capital en las unidades empresariales introducen diferenciaciones
(heterogeneidad) al interior de cada tipo social agrario, lo que nos habla de la necesidad de entender
a las tipologías como una construcción metodológica que nos posibilitará entender una realidad
determinada.
La bibliografía especializada (Lopera Palacio 1991, Carballo 1996; Aparicio y Grass 1999;)
señala que se pueden distinguir en el conjunto de los sistemas productivos dos grandes
grupos: las empresas y las unidades familiares, las que intenta describir en base a lo siguiente:
Modelo Empresarial. Modelo Familiar
a) El concepto de Empresa tiene distintas acepciones. Para la economía clásica, empresas son todas
aquellas unidades económicas que organizan y realizan la producción de bienes y servicios
(Beker y Mochón, 1994).
Asumiendo esta definición todo agrosistema sería una empresa que, a su vez, podría clasificarse
como: micro empresa, pequeña empresa o empresa familiar, mediana empresa y gran empresa.
Por el contrario, si por empresa entendemos a toda unidad de producción que posee como objetivo
maximizar los beneficios presentes o futuros de la inversión en el sector, se asienta en el trabajo
asalariado y no posee, en términos relativos, limitantes en la disponibilidad de recursos y en el
acceso a los mercados de bienes productos y servicios (Carballo, 1996); vemos que una cantidad
importante de agrosistemas no quedarían encuadrados en esta definición.
b) Unidades de producción familiares:
Son aquellas de tipo productivo domésticas, que bajo cualquier forma de tenencia, se organizan
en torno al trabajo familiar buscando máximizar los ingresos totales percibidos por la unidad
productiva. Estas UP, normalmente, están restringidas por los recursos disponibles y poseen
ciertas dificultades para articularse a los mercados de bienes, productos o insumos (Carballo,
1996).
Como señaláramos más arriba, una vez conceptualizados los subgrupos fundamentales, pasamos a
delimitarlos en la realidad. Para esto debemos seleccionar las variables que diferencian a los sub
grupos entre sí.
Variables que delimitan y caracterizan
Una vía para avanzar desde una tipología conceptual hacia la delimitación y caracterización de los
actores, es aportar criterios observables que permitan reconocerlos en el terreno, ampliando o
reduciendo el detalle inicial (Gutman, 1988).
En este sentido, Caracciolo y otros (1981) proponen la organización de los aspectos a considerar
para la construcción de una tipología.
1.Variables estructurales: son aquellas que explican principalmente el comportamiento de los
productores, ya que muestran la forma de inserción del productor en el proceso productivo a partir
de la disponibilidad de recursos productivos.
Las variables a considerar son:
Disponibilidad de factores productivos (dotación y combinación de tierra,
capital y trabajo)
Organización social del trabajo (participación relativa de trabajo familiar/asalariado).
Relación con los mercados (poder negociador frente a los diferentes mercados
financieros, de insumos, de productos, etc.-).
2. Variables intervinientes: son aquellas que explican más específicamente el comportamiento del
productor diferenciando las estrategias productivas planteadas, a pesar de las similitudes existentes
en cuanto a variables estructurales.
Las más relevantes serían:
Racionalidad económica
Régimen legal de tenencia de la tierra
Composición demográfica familiar
Ingresos extraprediales
Historia ocupacional del productor (experiencia personales y
familiares respecto del trabajo)
Educación e información técnico – económica del productor
Actitudes del productor hacia el cambio y la innovación y hacia la participación social.
Normas y valores referidos a la actividad productiva y a la conservación de la naturaleza.
3. Estrategias productivas: son los modos en que se utilizan o instrumentan los recursos
productivos y las relaciones con los mercados. Estas variables que son determinadas o
condicionadas por las antes señaladas, comprenden, entre otras, las decisiones respecto de:
Tipo de actividad
Composición interna del capital
Organización técnica del trabajo
Manejo técnico
Forma de provisión de insumos
Formas de financiamiento de la producción
Destino de la producción y forma de comercialización
4. Resultados socio-económicos: son las variables de salida, resultantes de la
combinación de
las estrategias asumidas.
Resultado físico
Resultado físico
Resultado económico
Nivel de empleo
Nivel de vida
Marginalidad
Migraciones
Como se observa, de una gran cantidad de aspectos que podrían ser considerados como variables, el
trabajo de Caracciolo y otros (1981) sugiere seleccionar un conjunto de ellas agrupadas en cuatro
grandes categorías. De las mismas, serán las variables estructurales las que nos permitan
delimitar los subgrupos o tipos de productores, mientras que las variables intervinientes, junto
con las estrategias productivas y los resultados, serán las que permitan la caracterización de
cada uno de ellos.
Las variables estructurales son las más explicativas de las estrategias productivas implementadas en
los agrosistemas, por lo tanto, considerando el criterio de observabilidad y el de explicabilidad serán
estas variables las que se utilicen para delimitar los subgrupos.
En una segunda instancia, para caracterizar a los subgrupos se utilizan las variables
intervinientes y las estrategias productivas.
Por ejemplo, si dos U.P. poseen una semejante dotación de recursos, pero una presenta una estrategia productiva más
sustentable del recurso suelo que la otra, tal diferencia puede explicarse en base a la diferencia existente en la
tenencia de la tierra (uno es dueño y otro no);
este hecho también podría sustentarse en las diferencias en cuanto a capacitación y comprensión
del fenómeno por parte de cada productor,
dado que tanto la relación legal con la tierra como la capacitación son variables
intervinientes.
En el trabajo de extensión, las principales variables a comprender son las estrategias
productivas, ya que ellas son centrales en el análisis del funcionamiento de la UP por ser los
aspectos de la realidad modificables en el corto plazo.
Comprender las bases materiales y de conocimientos que influyen y/o determinan las estrategias
productivas, es una instancia básica para establecer una comunicación empática con los
productores.
En cuanto a las variables “de salida”, es decir los resultados, constituyen un aspecto importante
para caracterizar la situación de la UP, aunque tienen la dificultad de que no son de fácil
obtención, ya que es un dato que difícilmente los productores puedan brindar.
Por ejemplo, al surgir el programa Cambio Rural, en el año 1993, se utilizó como uno de los
criterios, para determinar los potenciales beneficiarios, tener un ingreso neto anual menor a 10.000
pesos, lo cual, en la realidad, era un dato que se podía confirmar recién al cabo del primer año de
trabajo del grupo.
Definición conceptual de los principales grupos
Para definir cuáles son los principales tipos de productores presentes en la realidad en la que nos
desempeñamos, debemos comenzar por conocer, en base a un análisis global, los diferentes actores
existentes.
Al respecto, teniendo en cuenta la realidad nacional, Murmis (1998) describe una serie de procesos
de transformación que dieron lugar a la aparición de “nuevos actores” que se han hecho presente en
el agro, durante la década del ´90.
Entre estos procesos se destacan:
• Procesos de integración vertical: Las UP se conectan con el comercio o con la
industria generando estructuras económicas más complejas.
• Eliminación general de unidades de producción (entre los últimos censos
agropecuarios se perdieron mas del 25%).
• Aparición de empresas de capital extra-rural, tanta extranjeras como
nacionales; por ejemplo, CRESUD (Soros), Benetton, Macri, Eurnekian.
• Surgimiento de explotaciones denominadas “diferimientos” en algunas
provincias como San Juan, La Rioja y Catamarca, surgidas a partir de programas
nacionales de promoción
• Surgimiento de “pools” agrícolas, provenientes de inversiones extra-rurales
como fondos de inversión agrícola o empresas industrializadoras y también de productores
tradicionales
Además, se puede mencionar el desarrollo de sistemas asociativos; algunos promovidos por
programas de desarrollo de origen público (Cambio Rural y Programa Social Agropecuario) y casos
de cambio de situación estructural por intensificación.
Tratando de concretar la propuesta presentada, podemos hacer una división primaria de las
unidades de producción en dos grandes categorías: empresas o familiares. En el subgrupo de
empresarios podemos considerar distintas situaciones y actores, desde las grandes o mega empresas
hasta las pequeñas empresas de origen rural que han derivado de un proceso de movilidad social
ascendente. Hasta unidades familiares, donde encontramos situaciones de pobreza extrema como
son los productores de infrasubsistencia hasta aquellos excedentarios, con diferentes grados de
capitalización y acumulación; cabe aclarar que esta reflejado un universo sumamente amplio y
complejo de “tipos sociales” que en la realidad se presentan en un gradiente de situaciones.
Otro aspecto a considerar es el planteo de Aparicio y Gras (1998) de tener en cuenta que las
tipologías, actualmente, deben reflejar sistemas cada vez más complejos, dado que a las
transformaciones que vertiginosamente se da en el sector agropecuario se suma a la aparición de
unidades de producción que son parte de sistemas económicos más complejos denominados
pluriactividad, caracterizados por la multisectorialidad del capital. Entre éstos podemos identificar,
desde minifundistas que viven, principalmente, de ingresos obtenidos en empleos fuera de su
unidad de producción hasta empresas agroindustriales en las cuales la producción primaria es sólo
un eslabón de su estrategia de producción, como es el caso de algunos ingenios azucareros o
industrias aceiteras.
Por último, un hecho que tampoco puede soslayarse es el de que los agentes sociales no se
encuentran, necesariamente, estáticos dentro de un determinado tipo social, sino que puede
existir movilidad social. Al respecto, Murmis (1980), trabajando sobre el estrato familiar
campesino, hace un análisis dinámico, que plantea los conceptos de: a) diferenciación cuando hay
movilidad dentro del mismo estrato (ejemplo si pasa de estable a subsistencia. b) descomposición
cuando un productor familiar pasa a ser un semi-asalariado de origen rural o cuando logra llegar a
un cierto nivel de capitalización que le permite ascender a una categoría de productor familiar
capitalizado; y c) descampesinización cuando pierde su condición estructural (de productor
familiar) y pasa a ser un asalariado de origen campesino o un empresario de origen campesino.
Recapitulando, distinguir la heterogeneidad social es muy importante para los profesionales de
las ciencias agropecuarias y en particular para los extensionistas. Para reconocer los principales
grupos es necesario definirlos conceptualmente, y luego seleccionar el conjunto de variables
adecuadas que nos permitan delimitarlos y caracterizarlos en la realidad.
Identificar quiénes son, cómo actúan y que objetivos persigue cada subgrupo de productores es
primordial para poder establecer estrategias de intervención acordes a la realidad en que nos
desenvolvemos.
CARACTERIZACION A LOS SISTEMAS GANADEROS DE CORRIENTES.
Pablo Maldonado Vargas
Antecedentes Históricos
Proveer una visión del desarrollo histórico contribuye a brindar las características del contexto en
que se desenvolvieron las actividades productivas y en especial la ganadería en la provincia.
La estructura agraria de Corrientes se ha mantenido sin modificaciones sustanciales en las
últimas décadas, produciéndose sólo transformaciones de relativamente escasa magnitud que
involucraron aspectos concernientes tanto al tamaño de las explotaciones como al régimen de
tenencia de las unidades productivas.
Resulta conveniente recordar que uno de los elementos distintivos que se pueden identificar en lo
referente a la forma de apropiación de las tierras en esta Provincia se vincula con su temprana
incorporación al proceso de ocupación y colonización registrado hacia fines del siglo pasado.
Es de destacar que Aleman, R. (1992) distingue que las capitulaciones constituían un verdadero
contrato de concesión entre la corona y los conquistadores, implementándose en forma práctica la
distribución de solares en las ciudades y fuera de ellas peonías y caballerías con obligación de
poblar las que se denominaban "tierras de pan llevar" y los territorios para ganadería en las
denominadas "suertes de estancias" sin obligación de poblar.
Cabe aclarar que mientras otras provincias del nordeste y gobernaciones vecinas permanecían casi
despobladas y sin integrarse al resto del país, Corrientes había avanzado ya en la ocupación de su
dilatado territorio, con los españoles primero y con los jesuitas después hasta 1767 en que son
expulsados.
En el mismo trabajo Ramírez J.J. (1990) afirma que desde la fundación de la ciudad de Corrientes
en 1588 en la ruta de Asunción al Río de la Plata tenemos antecedentes de adjudicación de terrenos
por parte de Juan Torres de Vera y Aragón de los solares de la planta urbana de Corrientes y en la
repartición de chacras y estancias ubicadas en áreas adyacentes y que fuera concretada por sus
sucesores entre 1590 y 1601.
Recién en el siglo XVIII transcurriendo las etapas denominadas por algunos autores como de "Las
Vaquerías y La Estancia Colonial" se plantea con más intensidad el interés por la ocupación de la
tierra extendiéndose hacia el sur en forma de estancias a la vera del río Paraná
preponderantemente ocupando los llamados Albardones sobre el Río Paraná.
Aleman, R. (1992) en su obra distingue y menciona algo que se considera relevante para
caracterizar el perfil del productor ganadero, estableciendo la diferencia entre los hacendados
autóctonos que no vivían en el establecimiento delegando el manejo en mayordomos y capataces a
diferencia de los "farmers" americanos que con tierras menos fértiles progresan más, debido
a que el derecho a la tierra no nace de un titulo formal sino de la ocupación y explotación.
En nuestra provincia en relación al proceso de colonización se puede señalar que gran parte de su
escaso éxito se debió a que las unidades productivas contaban con escasa superficie de tierra, lo que
generó una fuerte limitante para capitalizarse y crecer económicamente; agravado por las
leyes de herencia de división forzosa de las propiedades por un lado y por la acumulación
especuladora llevada a cabo por otros.
Asimismo las particulares dificultades técnicas y económicas destacando además carencias de
apoyo tecnológico y financiero que permitiera al productor progresar con éxito en el desarrollo de
verdaderas empresas agropecuarias.
Ganadería Provincial
En un informe del INTA actualizado referido a la producción pecuaria se dice que es la actividad
económica de mayor preponderancia en el uso actual de los suelos, estimándose la superficie
ganadera provincial en 5.740.183 hectáreas asentándose su base productiva en la producción
bovina, ovina y bubalina. (San Pedro, D. 2011)
En ese trabajo y en otros donde se describe el Complejo Agroindustrial Ganadero se menciona que
la ganadería correntina se caracteriza por lo extensivo de sus planteos productivos basados en el
aprovechamiento de pasturas naturales de crecimiento primavero estival, con escasa participación
de pasturas cultivadas y de otras fuentes de alimentación complementarias a la oferta forrajera de
los campos naturales.(UPP - MAGIC. 1996)1
En los últimos tiempos se ha incrementado la presencia del engorde a corral y la suplementación a
campo, prácticas de alimentación que posibilitan disponer de hacienda de buena calidad para el
consumo en épocas de escasez.
Destaca la publicación de referencia que la ganadería bovina presenta fluctuaciones recurrentes en
sus variables de producción, inducidas por factores de carácter biológicos y económicos que
determinan la existencia de un ciclo ganadero de largo plazo en el que se diferencian una fase de
retención seguida de una fase de liquidación. La fase de liquidación de menor duración que la fase
de retención se inicia con una caída de los precios de la hacienda, continua con un incremento de la
faena y una reducción de las existencias ganaderas, observándose asimismo un comportamiento
opuesto en la otra fase en la evolución de las variables antes mencionadas.
Al brindar un perfil del tipo ganadero se agrega que la producción bovina predominante es
mixta con tendencia a la cría aunque distorsiones en el manejo configuran un sistema mixto
indiferenciado de cría y tenencia (recría y engorde de vacas), este sistema de producción abarca el
72% de la superficie ganadera siguiendo en importancia la cría pura con el 26% de la superficie.
Según datos de información técnica de la Fundación Correntina de Sanidad Animal (FUCOSA)
acerca de las campañas de vacunación antiaftosa del rodeo bovino provincial, el número de cabezas
alcanza a 4.599.183.
La estructura productiva refleja la heterogeneidad existente en la estructura fundiaria, en tal
sentido según datos del censo 1988 existen en la Provincia 18.304 unidades de producción con
ganado bovino de las cuales el 75% 13.699 cuentan con rodeos de menos de 100 cabezas, mientras
que el 4,8% 881 unidades poseen rodeos conformados por más de 1.000 cabezas.
Se expone en los trabajos consultados que en términos generales independientemente del tamaño
físico de las explotaciones los sistemas de producción predominantes se caracterizan por la baja
eficiencia productiva, considerando los autores que esta situación asociada a modalidades
tradicionales de gestión y administración productiva reflejada a través de distintos indicadores
influye sobre los ingresos netos de los productores.
La producción bubalina en la Provincia se encuentra en ascenso, ya que la misma cuenta
hoy con mas de 35.000 cabezas aumentando permanentemente el numero de productores que la
implementan principalmente en su variante de producción de carne, aunque existen
establecimientos que producen e industrializan la leche como actividad principal. (Crudeli, G.A. y
Maldonado Vargas, P. 2002)
Caracterización de modelos de producción
Si analizamos la ganadería correntina se puede determinar la existencia de una heterogeneidad de
tipos o agentes sociales agrarios y sistemas productivos desarrollados sobre una estructura
fundiaria en la que coexisten las pequeñas, medianas y grandes unidades de producción que en
términos generales e independientemente del tamaño físico de las explotaciones pueden
determinarse distintos modelos productivos.
Llovet, I.G. (1990) menciona que los tipos sociales de producción pueden definirse a partir de
dos atributos esenciales:
La disponibilidad de recursos productivos tierra, mano de obra, capital técnico y el uso de los
mismos, también denominado de carácter estructural por el Grupo de Sociología Rural de la
SAGYP. El otro atributo lo constituyen la combinación de actividades y patrón tecnológico los que
son desagregados en tres tipos de:
a) intervinientes;
b) estrategias productivas y
c) resultados físicos, ingresos, calidad de vida, nivel de empleo y migraciones.
Existe en la mayoría de los casos una correspondencia entre tipos sociales y modelos
productivos.
En relación con lo expuesto, los modelos productivos ganaderos susceptibles de ser diferenciados a
partir de la información disponible, permite efectuar una aproximación de los mismos en función a
variables agroeconómicas: superficie, existencia ganadera y tecnología de producción y a variables
sociales: relación entre trabajo familiar y trabajo contratado.
Conforme al criterio del autor se verifica la existencia de la siguiente Clasificación:
1. Familiar de Infra subsistencia,
2. Familiar de Subsistencia,
3. Familiar Capitalizado,
4. Empresarial
El modelo Familiar de Infrasubsistencia representa a las unidades de producción que bajo las
diferentes formas de tenencia producen en condiciones de escasez de recursos naturales, cantidad,
calidad y formas de tenencia de la tierra y capital, con un rodeo bovino de 28 cabezas promedio.
El mismo trabajo afirma que el rasgo fundamental es la predominancia neta del trabajo familiar, la
producción para el consumo familiar y la venta de trabajo en mercados rural y urbano como fuente
de ingreso extra parcelarios.
Resulta ilustrativo resaltar que los productores de este modelo valorizan empleando en tareas
socialmente productivas recursos considerados marginales por la ganadería empresarial, tales como
tierra de baja calidad, fuerza de trabajo intransferible, medios de producción de bajo costo y de muy
baja productividad. Es por todo esto que desarrolla el siguiente argumento que interesa: "se pone de
manifiesto que la dotación de medios de producción disponibles les impide superar el umbral de la
acumulación de capital como consecuencia de la inexistencia de beneficios económicos ".
En este tipo de unidades de producción una característica fundamental es la multiocupación, esto es
la combinación de distintas actividades que no incluyen solamente la cría de ganado sino también la
venta de trabajo al medio y la realización de cultivos agrícolas para el consumo familiar.
Los autores proponen una denominación que se considera refleja acertadamente la realidad del
medio y es la de “tenedores de hacienda”, sujetos sociales que pueden ser trabajadores
asalariados que carecen de tierras suficientes para mantener sus rodeos, utilizando como areas de
pastoreo las margenes de las calles vecinales, callejones o campos abiertos muy propios de ciertos
departamentos como Mburucuyá, San Miguel y San Luis del Palmar. También se incluyen en este
modelo a los aparceros rurales que mantienen sus rodeos en campos de propietarios a cambio de
trabajo en sus explotaciones generalmente relacionados al cuidado de los rodeos.
Se menciona que la superficie ganadera media es de 54 has con una receptividad del 0,5 UA/Ha, la
producción ganadera global generada por este modelo puede considerarse marginal en cuanto a su
importancia cuantitativa ya que solo reúne al 14% del rodeo provincial (600.000 cabezas), pero lo
que trasunta el impacto social que representa es la cantidad de productores dentro del
modelo, cifra que asciende a 21.307 lo que significa el 80.31% del total de productores ganaderos
de la Povincia. (FUCOSA Informe estadístico 1999). (Codutti, R. 2000)
En cuanto al objetivo de los establecimientos se dedican a la cría y realizan recría de hembras y de
novillos los que son terminados a edades avanzadas de 3 años y mas.
Los campos cuentan con alambrados perimetrales en regular estado de mantenimiento y
generalmente no disponen de potreros internos. La única instalación ganadera disponible es el corral
de encierre.
El proceso de toma de decisiones se encuentra en manos de los productores o de algún integrante
del grupo familiar, aspecto que resalta el carácter familiar del modelo. El lugar de residencia de los
productores es el mismo campo o pueblos ubicados en las cercanías o la Capital de la provincia.
El siguiente modelo, que podría ser asimilado al de Familiar de Subsistencia, representa a las
unidades de producción con un rodeo promedio de 235 cabezas, siendo el número de productores
incluidos 3.546, lo que representa el 13.37% del total de productores ganaderos de la provincia.
En términos generales en este estrato de productores se destaca el mal uso dado a los recursos,
circunstancia que determina la imposibilidad de lograr acumulación de capital, dicho proceso esta
supeditado a condiciones históricas especificas pudiendo en determinados momentos incrementar la
dotación de medios de producción o producir una disminución de los mismos variando su capacidad
de producir ingresos. 5
Los productores de este modelo conservan rasgos del modelo anterior como la relación tierra
trabajo familiar pero se observa una mayor capacidad de pago de salarios, compra de insumos
y una mayor dotación de capital.
Los productores incluidos en este estrato producen con niveles tecnológicos bajos e incorporando
solo el mantenimiento de las inversiones existentes en sus predios reparación de alambrados
viviendas y corrales como actividades de manejo del establecimiento.
Se plantea el autor que en este estrato es posible observar características individuales de los
productores que pueden explicar diferencias en la gestión, en los resultados económicos y en el
ritmo de adopción de nuevas tecnologías, pudiendo agregarse a lo expuesto que la adopción de
tecnologías en ganadería es más dificultosa por la idiosincrasia del ganadero y la longitud de los
ciclos biológicos intervinientes.
La carga animal media es de 0,52 cabezas por hectárea, comercializándose el 25% de la producción
de terneros y el resto es retenido comercializándose como novillos de 2 años (40%) y de 3 años y
mas (60%).
La infraestructura con que cuentan se constituye con alambrados perimetrales en bueno a regular
estado de mantenimiento con uno o dos potreros internos. Los establecimientos cuentan con
corrales y el 75% dispone de manga.
El sistema de pastoreo es continuo y son pocos los productores que realizan el ajuste de carga
animal en función de la disponibilidad estacional de forraje.
El servicio es continuo y el manejo sanitario se circunscribe al control de las enfermedades mas
comunes y a la aplicación de antiparasitarios externos.
El análisis de estos factores permite inferir que existe una baja productividad y un alto
potencial de crecimiento con la adopción de técnicas productivas especialmente de procesos.
La toma de decisiones se encuentra en el 83% de los casos en manos de integrantes de la familia,
mientras que el aporte del asesor profesional en la materia es irrelevante en el proceso de toma de
decisiones.
El lugar de residencia de estos productores es el mismo campo (50%) y el departamento donde se
encuentra el campo o la Capital (38%), siendo el nivel de educación de los que toman las
decisiones el Primario en el 73% de los casos. 1
El tercer modelo asimilable al Familiar Capitalizado, abarca a las unidades de producción
localizadas en distintos ambientes de la Provincia que poseen una superficie ganadera media de
1.400 has con un número de productores incluidos en este modelo de 1.092 representando el 4,12%
del total de productores. El nivel tecnológico alcanzado por este estrato puede considerarse como
una combinación de elementos asociados a las características estructurales del establecimiento y a
factores tales como la idiosincrasia, racionalidad económica, oportunidades de capacitación y
manejo de conocimientos de los sujetos sociales descriptos por el autor. 10
Desagregando el modelo de referencia se pueden diferenciar dos sistemas productivos y tipos
sociales según la diferente organización de la producción y el nivel de adopción de tecnología
física, biológica y organizativas; opinión de los autores coincidente con Viglizzo cuando en su
trabajo desarrolla conceptos que se consignan en párrafos posteriores.
Respecto al sistema de producción se identifican básicamente dos tipos:
a) subsistencia familiar o ganadero tradicional
b) empresarial.
El primero se caracteriza por la predominancia de una racionalidad económica donde el productor
no prioriza la maximización de la tasa de ganancia empresarial; este comportamiento asociado
a modalidades tradicionales de gestión y administración se refleja en la baja tasa de incorporación
de prácticas de manejo y tecnologías, agregando también que los coeficientes técnicos y los
indicadores de productividad del rodeo se encuentran muy por debajo de los promedios
provinciales.
El segundo se caracteriza por una racionalidad económica donde el objetivo del productor es
lograr la maximización de la tasa de ganancia empresarial, por lo que en función a este objetivo
adopta tecnologías prácticas de manejo y sistematización de la producción basadas en modalidades
de gestión empresarial. En ambos casos se advierte la influencia de ingresos extra agrarios,
descripto por Solá en Llovet, I.G.
Ambos modelos representan a unidades de producción con un promedio de 700 cabezas,
caracterizándose el primero por sus bajos niveles de productividad siendo en cambio el segundo
caracterizado por un mayor nivel de adopción tecnológica lo que se refleja en los indicadores de
productividad. El 60% se incluyen dentro del sistema ganadero tradicional (bajo nivel tecnológico)
y el 40% en el sistema ganadero empresarial (alto nivel tecnológico).
La cría extensiva netamente pastoril es el sistema productivo predominante en las unidades
ganaderas tradicionales, donde el porcentaje de marcación alcanza el 45%; siendo el porcentaje de
reposición de toros y vacas del 16%, el sistema de servicio es continuo y la producción de carne es
de 25 a 35kg ha/año.
En los sistemas de producción empresariales con adopción de tecnologías se observa una mayor
adopción de servicios estacionados y la categorización del rodeo. El porcentaje de marcación
alcanza al 75% y el manejo sanitario comprende además de las vacunaciones recomendadas, la
realización de un conjunto de controles sanitarios complementarios, cuyo mayor componente es la
revisión de toros y la realización del tacto rectal.
En general y comparado con los estratos antes desarrollados el nivel de mecanización de éste es
superior. Así el 55% de las unidades poseen tractores, la mayoría posee alambrados perimetrales en
buen a regular estado con potreros interiores, los establecimientos cuentan con corrales y el 86%
posee manga, 68% balanzas y el 82% embarcadero para la hacienda.
En la mayoría de los establecimientos se realiza un pastoreo continuo 73%, nivel de preponderancia
que permite inferir la existencia de un marcado retraso tecnológico en las prácticas de manejo de
pasturas, así como un gran potencial para generar cambios con impacto a corto plazo.
La toma de decisiones en la mayoría de los casos se encuentra en manos de los productores (60%)
o de los integrantes de su familia esposa o hijos. En el 22% de los casos son administradores y en
el 18% de los casos están a cargo de asesores técnicos situación que también contribuye a afirmar la
existencia de sistemas con algo de gestión empresarial en este modelo.
El porcentaje de productores que residen fuera de la provincia es el mayor de todos los modelos
analizados, teniendo respecto al nivel de educación un 50% con educación terciaria.
El modelo Empresarial o como lo denomináramos el de mayor escala, correspondiente a un rango
que oscila entre 2.000 y 4.000 cabezas promedio incluye a mas de 600 productores en toda la
Provincia.
En las consideraciones realizadas para caracterizar a este modelo en cuanto al nivel tecnológico
alcanzado por los establecimientos, la racionalidad económica y los tipos sociales, se presentan los
dos modelos asociados a los sistemas de producción ganaderos el tradicional y empresarial del
modelo anterior. Las diferencias de mayor significación se relacionan con el tamaño físico de
las unidades y con la disponibilidad de medios de producción.
Los establecimientos de este modelo se encuentran abarcando distintos ambientes agroecológicos
de la provincia, con una superficie ganadera media de 4.500 has. El número de productores en este
modelo asciende a más de 600 cifra que representa el 4,8% del total provincial, concentrando
2.352.565 cabezas lo que representa el 58% de las existencias bovinas provinciales.
La descripción de los modelos se asocia a tipos sociales específicos en todos los casos debe
interpretarse como una conceptualización basada en la observación de la realidad, acotando que en
todos los casos se consideran abstracciones de casos empíricos construidos con el propósito de
realizar comparaciones y examinar la relación entre lo técnico y social en la actividad ganadera.
Relaciones de Tamaño, Tenencia y Numero de cabezas
Del análisis de los datos de los Censos Nacionales Agropecuarios CNA, y relacionando los datos
aportados por la Comisión Provincial de Sanidad Animal y Fundación Correntina para la Sanidad
Animal. COPROSA-FUCOSA resulta posible efectuar una serie de consideraciones especificas.
Existen en la provincia de Corrientes 26.000 explotaciones agropecuarias (EAPs) que se podrían
conceptualizar como: " unidad de organización de la producción con una superficie no menor de
500 metros cuadrados, que independientemente del número de parcelas (terrenos no linderos)
produce bienes agropecuarios destinados al mercado, poseen una dirección que asume los
riesgos de la actividad productiva, que utilizan en todas las parcelas que la integran los mismos
medios de producción de uso durable y parte de la misma mano de obra ".
Cuando se analiza que las unidades de producción (UP) con ganado bovino totalizan mas de 26.000,
con una gran heterogeneidad en su estructura productiva, contemplando el caso de los denominados
"tenedores de hacienda" ya descriptos, se presentan algunas discrepancias conceptuales o de
interpretación, verificándose que la definición de EAPs no siempre abarca a todas las realidades y
sujetos sociales de la provincia.
Otra manera de analizar la estructura productiva ganadera es a través de la estratificación del
tamaño de rodeos y de la superficie productiva. Se observa que para el primer modelo descripto
aquellos productores con menos de 100 cabezas, presentan un promedio de 32 cabezas y de 54
hectáreas de superficie, abarcando al 75% de los productores ganaderos.
En el otro extremo el Modelo Empresarial se encuentran contenidos productores con mas de 1000
cabezas, con un promedio de 2.669 y 4500 hectáreas de superficie, representando al 5% de los
productores ganaderos.
De lo expuesto se infiere que más del 50% de la tierra productiva y el 58% de las existencias de
ganado bovino se encuentran incluidas en este modelo.
En la información suministrada por los Censos Nacionales Agropecuarios se distingue desde el
punto de vista del régimen de tenencia de la tierra que las EAPs se distribuyen en las siguientes
categorías: 71% Propietarios; 2,7% Arrendatarios; 5,1% Aparceros; 0,7% Contratistas accidentales;
13,5% Ocupantes con permiso y de hecho, correspondiendo el porcentaje restante (7%) a otras
formas de tenencias. Distribuyéndose la superficie de las EAPs según régimen de tenencia.
El autor menciona también desde la perspectiva de análisis del régimen de tenencia de la tierra, que
los propietarios constituyen la categoría más frecuente en la actividad ganadera, agregando
que en virtud de la modalidad productiva desarrollada son quienes están en mejores condiciones de
lograr una mayor eficiencia en el proceso productivo y acceder a mejores niveles de productividad,
demostrando en la realidad que esto no sucede, temática convenientemente descripta al caracterizar
los modelos productivos.
En el mismo informe se sostiene que la característica principal del régimen de tenencia de la tierra
en la Provincia muestra una marcada concentración por un lado y una tendencia al
acrecentamiento de las pequeñas unidades productivas por otro. Entre las causas que originan
tal situación se alude a las consecuencias negativas de los planes de colonización, las propias leyes
de la herencia que acentuaron el problema de subdivisión de la tierra. Asimismo se vincula en
forma indirecta al elevado número de productores que no se encuentran en una situación legal clara
con respecto a la tenencia de la tierra.
SISTEMA TECNOLÓGICO
Adaptado de FERRER Guillermo
y BARRIENTOS Mario A.
La tecnología ha dejado de considerarse un complemento material de la actividad humana para
convertirse en un elemento central que caracteriza y condiciona la estructura económica de una
región, ya que ella es la que define el tipo y cantidad de insumos o la cantidad de mano de obra y
suele influir en el endeudamiento de las unidades de producción ya que demanda una importante
inversión en bienes.
La tecnología tiene tal impacto en la estructura socioproductiva que se relaciona directamente con el
modelo de desarrollo que prevalece en la región.
Como afirma Herrera (1978), el intercambio de tecnologías en el ámbito internacional posee un
flujo unidireccional: Un grupo de pueblos que ha tenido su propio estilo de desarrollo (Europa,
Estados Unidos y Japón) transfiere su tecnología hacia el resto del mundo sin, prácticamente,
ninguna acción en sentido contrario.
La adopción de estas tecnologías exógenas implica, también, adoptar la cultura en la cual ella fue
generada, porque condiciona, entre otros aspectos, determinadas relaciones laborales y una
concepción del ambiente, utilitarista en la mayoría de los casos.
En el ámbito nacional, en general, y en el agropecuario, en particular, el nivel tecnológico depende
de que los productores adopten las nuevas tecnologías ofrecidas en forma de productos o de ideas.
Este proceso de generación, puesto a disposición, ajuste y adopción puede ser visualizado como un
mercado: el mercado de tecnologías agropecuarias del país.
En este trabajo nos proponemos abordar el mercado tecnológico, caracterizando tanto el proceso de
generación y oferta, como el de la demanda que efectúan los distintos tipos de productores con el
fin de responder una pregunta central
¿Cómo adaptamos tecnologías para que los productores
dispongan de propuestas apropiadas para las
distintas situaciones ambientales y sociales?
La tecnología surge al enfocar determinados problemas técnico-sociales con una concepción
científica y dentro de un cierto marco económico y sociocultural; está íntimamente vinculada con la
ciencia y la complementariedad entre ambas se acrecienta cada vez más (Gay y Ferredas 1997).
Gay y Ferredas (1997) definen tecnología como el resultado de relacionar la técnica con la ciencia y
con la estructura económica y sociocultural a fin de solucionar problemas técnico-sociales
concretos.
Es decir que la tecnología proviene de analizar determinados problemas con que se enfrenta una
sociedad determinada y buscar la solución relacionando la técnica, con la ciencia y con la estructura
económica y sociocultural del medio.
Para Grau (1995), la tecnología comprende los instrumentos y métodos para alcanzar objetivos
concretos de producción, pero de producción en su sentido más amplio, no sólo bienes sino también
servicios de tipo social, cultural e institucional. Bienes y servicios cuya producción requiere una
combinación de técnicas y organización.
Dicha organización (como secuencia de procedimientos adaptada al cumplimiento de ciertos
objetivos) referida tanto a los seres humanos como a las máquinas, a los recursos a utilizar como a
los elementos a producir, es el elemento esencial de lo tecnológico.
Los métodos de organización constituyen el aspecto “estructural’ de la tecnología que, a su nivel
más concreto, tratan de armonizar los procesos productivos: hombres y máquinas, afirma Grau
(1995); y es el conocimiento quien permite, no sólo diseñar objetos (dispositivos y máquinas) sino
también organizar a los hombres y las máquinas.
Así concebida, la tecnología es una parte central de la estructura economico-social ya que
condiciona el qué y el cómo hacer de los procesos productivos y organizativos de toda sociedad.
Finalmente, siguiendo a Bunge (1980) diremos que la tecnología constituye hoy un campo de
investigación, diseño y planificación que utiliza conocimientos científicos y empíricos y
dispositivos y procedimientos, con el objetivo de concebir operaciones, diseñar artefactos o
procedimientos y/o transformar o controlar dispositivos o procesos naturales.
Podemos afirmar, entonces, que la tecnología se caracteriza por integrar distintas clases de
conocimiento (empírico, científico), que provienen de diferentes fuentes (inventos, cambios,
descubrimientos), a través de diversos procedimientos (desarrollo, adaptación, innovación, copia)
organizados de alguna manera (diseño, planificación) para cumplir con objetivos económicos y
sociales (valor de uso, valor de intercambio).
Así vista, podemos afirmar junto a Grau (1995) que la tecnología –como campo de conocimientos
que diseña artefactos y procesos y planifica su realización, operación y mantenimiento- puede
considerarse como un sistema, es decir, una estructura compleja cuyas partes son interdependientes
del tipo naturaleza-personas-procesos-sociedad.
A la vez, no podemos dejar de destacar el carácter interdisciplinario que reviste la tecnología, dada
la variedad de origen y naturaleza de los conocimientos que la integran, el trabajo en equipo que
supone cualquier producto o proceso tecnológico tanto en las etapas de diseño como de ejecución y
las condiciones reales en que se consume el producto tecnológico, ya sea un bien, un proceso o un
servicio.
Clasificación de tecnologías
Existen muchos criterios para clasificar las tecnologías; por ejemplo, considerando el consumo de
energía que implica su implementación podemos dividirlas en duras (alta demanda de insumos y
combustible) y blandas.
Carballo (1984) clasifica a la tecnología agropecuaria en: mecánicas, químicas, biológicas y
agronómicas, las que. A su vez, subdivide en: de manejo y organización. Para nuestros fines, sería
conveniente tomar el planteo de Viglizzo (1994) que diferencia tecnologías de insumo (elementos
que se compran) y tecnologías de proceso (conceptos/conocimientos que originan un determinado
manejo), como vemos en el Cuadro 1.
La adopción tecnológica
El nivel tecnológico de un país depende, básicamente, de que los productores adopten la tecnología
disponible. Es decir, que existe una demanda de tecnología por parte de los productores que debe
ser atendida por una oferta adecuada. Si existe desacuerdo entre la oferta y la demanda la adopción
no se produce y como consecuencia no hay progreso tecnológico.
Definimos adopción tecnológica, como la incorporación de una idea o producto a un determinado
proceso productivo, por parte de un actor social determinado.
El proceso de adopción es muy complejo de analizar. Destacamos a continuación que se diferencia
un aspecto interno, que corresponde al productor y su unidad de producción, de otro externo que se
relaciona con variables contextuales que, en forma directa o indirecta, influyen en dicho proceso.
Principales variables que intervienen en el proceso de adopción tecnológica
CARACTERÍSTICAS EXTERNAS: ENTORNO INNOVADOR
Disponibilidad de Crédito
Precios favorables
Políticas de estímulo
Política de Extensión
Oferta tecnológica
CARACTERÍSTICAS INTERNAS
Dimensión del establecimiento
Racionalidad del productor
Conocimientos del productor
Predisposición a la innovación
Oferta tecnológica
La tecnología disponible es, en gran parte, el resultado del sistema científico/tecnológico del país.
Si bien este sistema reconoció, históricamente, el rol hegemónico del Estado y, particularmente, del
INTA, actualmente, se encuentra, en forma abrumadora, en manos de empresas privadas
Es menos importante y difícil de reconocer, por su fragmentación, el aporte de las Universidades y
otros centros de investigación, desconocimiento que se agrava si se lo refiere exclusivamente a la
problemática tecnológica de productores familiares (Carballo, 1997).
Analizando el proceso de generación - difusión de tecnología en el sector agropecuario, podemos
observar:
1.- El Proceso tradicional de generación/difusión de tecnología.
¿Cómo es el proceso de generación de tecnología agropecuaria? La tecnología producida en los
países centrales es, en la mayoría de las veces, adoptada con pocas modificaciones por los países
dependientes o subdesarrollados. En este proceso, se puede destacar:
- Existen ideologías y modelos institucionales de algunos países (centrales) que influyen, por una
parte, sobre las concepciones de la sociedad de otros (en vías de desarrollo) y, por la otra, sobre el
modelo de Estado que la rige.
- El Estado es quien lleva adelante políticas económicas y tecnológicas que están estrechamente
vinculadas al proceso de adopción tecnológica.
- La política científica determina, a nivel público y privado, cuál será el sistema de generación (y
más exactamente de adaptación) tecnológica para ofrecer en el mercado,
-. Empresas transnacionales importan insumos complementando la oferta tecnológica.
- La política económica sienta las bases sobre las cuales se formará una estructura económica, que,
en lo que hace al sector agropecuario, fomentará o inhibirá, según sea el caso, el tipo de empresa o
unidad de producción, que demandará un tipo específico de tecnología.
Esta visión vertical de generación/difusión tecnológica (denominada top-down por algunos autores
supone una concepción tradicional del proceso, que implica el pasaje del conocimiento desde los
organismos de investigación, a los productores pasando por las instituciones de extensión. En
detalle, el proceso se basa en los siguientes pasos:
a) el investigador identifica posibles problemas de acuerdo, únicamente, con principios
biológicos, observados por él mismo en las unidades experimentales;
b) el investigador identifica soluciones y observa la posibilidad de aplicarlas a campo;
c) en la Estación Experimental se da el desarrollo de tecnologías ;
d) la información pasa al extensionista;
e) el extensionista comunica la información al productor;
f) el productor prueba la tecnología y puede; o no; adoptarla;
Según esta concepción, el esquema debe retroalimentarse; esto es, que los extensionistas
comuniquen a los investigadores las dificultades que ha tenido la tecnología propuesta, pero en la
práctica difícilmente funciona así.
Al respecto, un estudio realizado por Busch (1983), en EEUU, constituye un buen ejemplo: analizó
el proceso de retroalimentación entre investigadores y extensionistas, para lo cual preguntó a 1.400
investigadores de las ciencias agropecuarias cuál era el criterio usado en la selección de problemas
prioritarios que deberían ser abordados por los investigadores.
Sobre 21 posibles respuestas, “disfrutar haciendo mi trabajo” ocupó el primer lugar,
“importancia para la sociedad, según el investigador”, fue el segundo y “retroalimentación con
el personal de extensión” estuvo en el lugar número veinte. El estudio concluye que la percepción de los investigadores sobre la importancia para la sociedad de
los temas a investigar, está basada en lo que cree la comunidad científica que la sociedad necesita y
que los mismos no están formulados a partir de observaciones sistemáticas de la realidad ni del
aporte de los extensionistas.
Este tipo de esquema de generación/difusión de tecnologías realiza un análisis muy parcial de la
problemática de la producción. Considera, en el mejor de los casos, sólo la heterogeneidad
ambiental por lo cual las tecnologías resultantes son homogéneas desde el punto de vista social,
orientadas, generalmente, a un empresario abstracto que opera según la teoría
económica/administrativa, aumentando la rentabilidad de la empresa agropecuaria.
Decimos que sólo en el mejor de los casos, considera la heterogeneidad ambiental, porque en
muchos casos, tampoco esta heterogeneidad es tenida en cuenta ya que son las mismas propuestas
tecnológicas las que contienen, intrínsecamente una concepción “uniformizante” del ambiente,
como sucede con la actual propuesta de siembra directa utilizando semilla de soja transgénica:
encontramos este cultivo, sin solución de continuidad, desde Buenos Aires hasta Salta (regiones
pampeana, del espinal y chaqueña).
2.- Características de la tecnología en relación a la adopción
Las características propias de una tecnología determinada influyen en su proceso de adopción.
Rogers (1981) consideran las siguientes:
Ventaja relativa: es el grado de superioridad percibido en la innovación respecto de la idea que
supera. Esta ventaja se puede medir en términos económicos, sociales o simplemente por su
conveniencia. Cuanto mayor sea la ventaja relativa que se percibe en una innovación, tanto más
rápida será la tasa de adopción. EJEMPLOS: El paquete de producción de Soja se difundió
rápidamente en los años ‘70 porque el cultivo resultaba muy rentable. El mismo cultivo, en su
versión transgénica, constituye otro ejemplo ya que se difundió rápidamente en los últimos años,
debido al menor costo y facilidad en el control de malezas.
Compatibilidad: es el grado de consistencia percibido entre la innovación y los valores existentes,
las experiencias anteriores y las necesidades de los productores.
EJEMPLO:
Productores ganaderos de superficies pequeñas y medianas necesitan incorporar el
silo para mejorar la alimentación de sus rodeos, pero el equipo (corta-picadora, carros
volcadores, etc.) les resulta muy caro y antieconómico.
La tecnología organizacional resuelve
el problema, a través de la creación de una asociación, y por lo tanto,
constituye una tecnología compatible.
Complejidad: grado de dificultad percibido en la comprensión y uso de una nueva idea. En
general, cuando el esfuerzo adicional requerido por el receptor es pequeño, las ideas nuevas pueden
adoptarse más rápidamente que las innovaciones, para cuya adopción se deben formar nuevas
habilidades y comprensiones.
Por ejemplo, es mucho más fácil que un productor que maneja el control integrado de plagas de
insectos, incorpore el manejo integrado en malezas, que otro que nunca lo hizo.
Otra forma relacionada de observar el tema de la complejidad es a nivel de sistemas productivos. En
este sentido, un estudio realizado por Viglizzo (1986) compara la demanda intelectual entre
tecnologías agrícolas y ganaderas, la que se sintetiza en la Figura 3.
Una porción importante de la tecnología agrícola puede ser, y de hecho lo es, comprada o
contratada a terceros que se ocupan de las labores más intensivas. La modernización de maquinarias
ha permitido mecanizar, y por lo tanto estandarizar, la aplicación de técnicas que exigen, ahora, un
menor tiempo y esfuerzo intelectual. Como vemos en la Figura 3 sólo las prácticas relativas a la
siembra posee una demanda intelectual media, las otras son de baja demanda. En general, imponen
un control focalizado en momentos clave de corta duración y luego, una observación de la
evolución del cultivo.
En cambio, el grado de esfuerzo y dedicación intelectual que exige un proceso ganadero es
significativamente mayor. La sola conciliación a través del año de las ofertas y demandas forrajeras,
con rodeos generalmente divididos en categorías con distintos requerimiento, exigen del productor
una presupuestación no sólo inmediata de sus recursos forrajeros, sino también proyectada en el
tiempo.
El control de los requerimientos nutricionales, el manejo de las cargas y de las presiones de
pastoreo, y la transferencia de forraje imponen, en sí mismas, una comprensión integrada del
problema y un equilibrio en las decisiones.
Experimentabilidad (divisibilidad): grado en el que puede ensayarse una propuesta tecnológica
sobre base restringida. Aquellas innovaciones que pueden ensayarse por partes o a escala reducida,
en general, son las de más rápida adopción frente a las ideas indivisibles.
EJEMPLO: Probar si una especie de forraje o variedad se adapta bien a la zona o al campo
específico en contraposición a implementar un sistema de rotación de potreros para la
alimentación del rodeo.
Observabilidad (comunicabilidad): grado de visibilidad de los resultados de una innovación.
Cuanto más fácil sea, para un individuo, ver los resultados que trae aparejados la implementación
de una innovación, tanto mayor será la probabilidad de que llegue a adoptarla.
EJEMPLO: Control químico de plagas vs. control integrado.
Demanda tecnológica
La demanda tecnológica surge de los problemas socio-productivos de la sociedad o grupo humano
específico. Se relaciona con el espacio interno del esquema de adopción presentado en la Figura 1,
del cual se han tomado sus principales variables y se las ha relacionado ,con los conceptos y temas
que es necesario conocer para su comprensión.
PRINCIPALES VARIABLES QUE INTERVIENEN EN LA DEMANDA
TECNOLÓGICA
Dimensiones del establecimiento
Racionalidad de los productores
TIPO SOCIAL
Conocimientos
Predisposición a la innovación
PERCEPCIÓN DE LA COMPLEJIDAD DE LA TECNOLOGÍA
Dimensiones del establecimiento. La cantidad de recursos del que dispone un productor para
realizar una actividad implica necesidades tecnológicas diferentes de las de otro con una dotación
distinta. Por ejemplo, un productor que posee poca tierra, poco capital y varios hijos adolescentes -
esto es mucha mano de obra disponible-, necesita un tipo de tecnología que sea intensiva en los
recursos que el más dispone (trabajo) y requiera menos capital.
Racionalidad. La racionalidad económica de los productores no es siempre la de maximizar la
rentabilidad o el beneficio. Los pequeños y medianos productores, muchas veces, priorizan
seguridad alimentaria, mayor ingreso o mayor margen bruto, por ejemplo.
No puede desconocerse, tampoco, que dentro del tipo de productor que por la dotación de recursos
y racionalidad se considera empresario se observan importantes diferencias. Según Indarte (1982)
ha existido la tendencia a simplificar el objetivo del empresario, con hipótesis de trabajo que
proponen que el objetivo del productor es simple y único como, por ejemplo, el incremento de la
producción o el resultado económico de su actividad.
Sin embargo, parece que su objetivo puede ser mucho más complejo y, más aún, operar basado en
múltiples aspectos entre los que se incluyen: forma de vida, seguridad, riesgos, tiempo libre y hasta
gustos personales. Esto señala la importancia de poner mayor énfasis en los objetivos del productor
y su sistema de producción en relación con la orientación y desarrollo de la generación y
transferencia de tecnologías.
Las dos variables consideradas se pueden incluir en un único concepto,
el de “tipo social de productor”,
ya que cada tipo social tendrá una demanda particular de tecnología.
Considerando las innovaciones necesarias para pequeños productores, las mismas no pueden
restringirse, exclusivamente, a la etapa de producción propiamente dicha.
Coincidiendo con Lacki (1995) consideramos que se requiere introducir innovaciones tecnológicas,
gerenciales y organizativas y, además, hacerlo en todos los eslabones de la cadena agroalimentaria.
Según Carballo (1997), es posible encontrar solución a gran parte de los problemas técnico-
productivos de los pequeños productores, apelando a conocimientos y tecnologías de bajo costo,
limitados riesgos y a un uso más racional de los recursos que poseen.
A medida que se supera esa primera instancia de adopción tecnológica comienzan a hacerse más
complejas las demandas y a ser necesarios esfuerzos crecientes de investigación, experimentación,
capacitación y organización.
Conocimientos del productor: Los conocimientos generales y específicos de la producción que
posea el productor es un elemento que influye en la adopción. Cuanto más conocimientos y
capacidad intelectual tenga el productor, más sencillo le resultará apropiarse de una innovación.
Predisposición a la innovación: Rogers (1981) propone que un individuo atraviesa cinco etapas
antes de aceptar una innovación:
a) conocimiento de la innovación
b) persuación o formación de opinión
c) decisión de adoptar o rechazar
d) implementación
e) confirmación
En base a lo expuesto, introduce, como se observa en la Figura 4, la distribución normal para
describir los distintos grupos que resultan, según los diferentes momentos en que adoptan la
innovación.
Así resultan 5 categorías. Categorías de adoptantes
La primera, los "generadores o innovadores" que porcentualmente representan el 2,5%;
luego los "primeros adoptantes", que incluyen el 13,5%;
luego las dos categorías intermedias con un 34% de los individuos adoptantes c/u
y que se denominan la "Mayoría Temprana" y la "MayoríaTardía";
por último, los que adoptan más tarde o quienes rechazan la adopción, los "rezagados".
Según este autor, los innovadores se caracterizan por ser personas con más educación, más recursos,
más cosmopolitas y con mayor exposición a las comunicaciones masivas. Como vemos,
características positivas de personalidad son asociadas a los "innovadores" y características
negativas a los "rezagados".
El seguimiento de este modelo resultó en el empleo de las metodologías de extensión orientadas a
persuadir al productor agropecuario de adoptar una nueva técnica; de aquí, el empleo de métodos
audiovisuales, demostraciones y visitas a estaciones experimentales.
Esta teoría fue muy criticada, porque le da un peso muy exagerado a las variables psicológicas de
cada persona, y no consideraba, en el proceso de generación de tecnología la heterogeneidad
ecológica y socio-económica de las unidades de producción, lo que, en muchos casos, daba como
resultado que la misma no fuera apropiada a los sistemas reales de producción.
La falta de conocimiento y entendimiento de todas las variables que afectan al sistema, dado que se
asumía que la unidad de producción es estática, llevaba a afirmar que si el productor rechazaba una
tecnología lo hacía por ignorancia o tradicionalismo, y que el único objetivo que guiaba su toma de
decisiones era la maximización de los rendimientos.
LA DEMANDA TECNOLÓGICA ES AMBIENTAL Y SOCIALMENTE HETEROGÉNEA
Diagnóstico de la demanda tecnológica: Espacio tecnológico
¿Cómo podemos discernir si una tecnología es apropiada a la situación
socioproductiva de un productor o grupo de productores?
El proceso correcto debería comenzar diagnosticando primero la demanda, esto es estableciendo las
características de la tecnología que se necesita, en función de las posibilidades y problemáticas de la
gente, para, luego, buscar entre las tecnologías disponibles, la/s que cumple/n con las condiciones
pre-establecidas (Figura 5). Elementos básicos a considerar en la demanda tecnológica Recursos de los
productores Problemas socioproductivos. Tecnología apropiada
Amilcar Herrera (1978) llama a este proceso determinar el ESPACIO TECNOLÓGICO y lo
conceptualiza de la siguiente manera: “es el conjunto de condiciones y restricciones que una
tecnología debe satisfacer para responder a una necesidad”.
El mismo autor propone una serie de pasos para llegar a determinar el espacio tecnológico y, con
éste, las condiciones y restricciones que hacen que una tecnología sea apropiada o no. En definitiva,
concluye que para la generación de tecnología, lo importante es que el proceso de estudio y la toma
de decisiones sea de carácter endógeno.
La tecnología puede ser local o importada, puede aplicarse tal como fue generada
o con alguna/s modificacion/es, pero si se adecua al espacio tecnológico,
proveerá una buena solución.
Modelo participativo de generación tecnológica. Experimentación adaptativa.
A partir de las numerosas críticas que se formularon al sistema “vertical” de generación-difusión de
tecnologías, surgieron distintas propuestas que intentaban superar las limitaciones del mismo,
centrando el proceso en los sistemas de producción y considerando la participación de los
productores.
La escuela Anglo-Sajona, desde el paradigma sistémico, y la Francesa,
con una perspectiva más orientada al desarrollo,
formularon, casi simultáneamente, los planteos conocidos
como “Farmer System Research”
(también conocido como de Investigación en Fincas),.
y de “Investigación - Desarrollo”, respectivamente.
En su planteo, la primer propuesta introduce el concepto de “dominios de recomendación, mientras
que la segunda, el de "tipos" de productores; a la vez, ambas proponen un modelo de comunicación
con el productor más personalizado
En nuestro país la influencia Anglo-Sajona se visualiza en las interesantes experiencias de
Experimentación Adaptativa que promueve el INTA, de la cual Fernandez Alsina (1984, 1987) se
ha constituido en un entusiasta impulsor.
Experiencias, vinculadas a la escuela Francesa, se desarrollan, por ejemplo, en el INTA Balcarce, a
través del trabajo llevado a cabo por el equipo dirigido por el Dr. Cittadini (2000), quienes
proponen trabajar relevando la demanda tecnológica de los sistemas reales de producción.
Si bien estos esfuerzos generan importantes experiencias, no han alcanzado a modificar la general
tendencia verticalista del sistema de generación de tecnologías.
Conclusión
Una tecnología resulta exitosa y eficiente en el ambiente sociocultural que fue creado, y por lo
tanto, tenderá a generar estructuras socioeconómicas similares en las sociedades adoptantes.
Si no hacemos el esfuerzo de adaptar la tecnología a la estructura socioeconómica, es esta la que se
debe adaptar al patrón tecnológico impuesto, con el costo social que esto implica (Herrera, 1978).
El esquema de generación/difusión de tecnologías de nuestro país realiza un análisis muy
parcializado de la problemática de la producción. Considera, en el mejor de los casos, sólo la
heterogeneidad ambiental, por lo cual las tecnologías resultantes son homogéneas desde el punto de
vista social y orientadas, generalmente, a un empresario abstracto que busca maximizar la
rentabilidad.
Si bien se reconocen importantes esfuerzos por generar un sistema más participativo que considere
las diferentes condiciones de los productores, no se ha logrado, aún, cambiar su característica
principal.
No existe un único tipo de tecnología apta para atender a una demanda, ya que la misma es
heterogénea.
Existen distintas soluciones tecnológicas según la priorización que se realice de los factores de la
producción, de la relación con el ambiente y de las estrategias productivas, por lo tanto, la selección
y/o adaptación de tecnologías debe considerar, indefectiblemente, tanto la heterogeneidad ambiental
como la heterogeneidad social.
Para esto, debe partirse de un análisis de los sistemas productivos que permita agruparlos en “tipos”
o “dominios” con semejantes limitaciones y potencialidades, para los cuales una determinada
tecnología puede resultar adecuada.
En definitiva, para la generación o adaptación de tecnología, lo importante es que el proceso de
estudio y la toma de decisiones sea endógeno.
La tecnología puede ser local o importada, pero si se adecua bien al espacio tecnológico, proveerá
una buena solución.
En el complejo proceso de adopción o innovación tecnológica intervienen factores internos y
externos, pero un elemento que resulta central es que el producto tecnológico, ya sea un insumo o
un proceso, debe ser adecuado al problema y a su entorno.
Sólo teniendo en cuenta esta premisa tendremos oportunidad de desenvolvernos,
con éxito, como extensionistas.
LA INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPATIVA. LA INVESTIGACIÓN COMO
PRÁCTICA SOCIAL TRANSFORMADORA
Adaptado de Boletín del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico
para la Pequeña Agricultura Familiar IPAF –Región NOA- del INTA.
¿Qué es la Investigación-Acción-Participativa (IAP)?
"…un estilo o enfoque de la investigación social que procura la participación real de la población
involucrada en el proceso de objetivación de la realidad en estudio, con el doble objetivo de generar
conocimiento colectivo sobre dicha realidad y de promover la modificación de las condiciones que
afectan la vida cotidiana de los sectores populares…”
(María Teresa Sirvent)
¿Por qué hablamos de participación real?
A diferencia de otros paradigmas científicos donde los sujetos que forman parte de la realidad a
investigar son considerados "objetos de estudio", limitando su participación a la mera función de
ser "fuentes de información", en la IAP la gente adquiere un rol activo tanto en la
transmisión, como en la producción misma de conocimientos. La participación de la que habla la IAP, entonces, no se define como simple movilización ni como
un hecho externo instrumental al investigador, sino que se refiere a procesos activos y dinámicos de
reflexión sobre el conjunto de procesos que condicionan la vida social de un colectivo.
¿Los productores que serán científicos?
No necesariamente científicos. El acto de investigar es propio del ser humano aunque no siempre se
trata de una actividad estimulada socialmente.
La actitud de quien investiga no es justamente aquella que se promueve
e impulsa desde las instituciones encargadas de "mostrarnos el mundo".
Investigar significa problematizar la realidad poniendo en duda
todo lo que creemos saber de ella, con el desafió intelectual de conocerla más profundamente.
En un proceso IAP la comunidad adquiere capacidades investigativas que le permiten redescubrir su
entorno y la complejidad que lo determina desde una mirada reflexiva, crítica y analítica.
Entonces ¿Investigación científica o instrumento ideológico?
Uno de los supuestos epistemológicos que asume la IAP es que desconoce la neutralidad de las
ciencias sociales, no sólo por considerar que sus manifestaciones intelectuales repercuten en la vida
material y simbólica de las sociedades, sino que también al asumir que el propio investigador se
enfrenta ante la situación a investigar desde una valoración previa de la misma, partiendo de que él
mismo, como sujeto social, se compromete ideológicamente con el “objeto de estudio”, su pasado,
su presente y su futuro.
El técnico-investigador interviene en la realidad no sólo porque su tarea científica requiere de
problematizarla, sino que además, y como nota distintiva de la IAP, porque esta actitud
cuestionadora debe ser también asumida por la propia gente como condición fundamental en el
proceso de cambio.
Partiendo de estas consideraciones, y en el marco de una práctica que pretende ser científica a la vez
que transformadora, esta intervención no sólo es inevitable sino que también necesaria.
¡Somos los iluminados que le enseñamos a "ver" a la gente!!!?
Definitivamente no. aunque esto no implica que se ignoren las distintas realidades de los actores
que participan del proceso de investigación, reconociendo en la interacción que se establece
diferencias de saberes y de conocimientos propias de la historia de cada uno, con sus posibilidades,
sus restricciones y con toda la injusticia que en esto se manifiesta.
Por lo general nos enfrentamos al mundo, lo describimos y opinamos acerca de él a partir de nuestra
propia subjetividad, los valores y las ideas con las que nos manejamos cotidianamente. Esta
manera de acercarnos a la realidad, que solemos denominarla como sentido común, tiene
también la particularidad de percibir y expresar con mayor facilidad las cosas que las relaciones, los
estados que los procesos, lo manifiesto que lo latente, del mismo modo que resulta más sencillo
hablar de individuos e instituciones que indagar sobre las relaciones que mantienen entre si.
Las ciencias sociales, por el contrario, necesitan de un acercamiento más objetivo ante esa realidad -
"objetivarla"- de modo de poder delimitarla, reconocer los distintos aspectos y factores que la
componen, para luego intentar relacionarlos.
La función del investigador en relación a su intervención, a la vez que comprometida necesita
entonces distanciarse de la realidad por la propia finalidad de poder problematizarla
científicamente.
Mediado por este distanciamiento, el investigador facilita al resto de los actores las herramientas de
análisis que permitan poner en duda las certezas preexistentes que se tienen de la sociedad, incluso
las del propio técnico investigador.
En este sentido, podríamos decir que el conocimiento científico del que hablamos no es pertenencia
ni de la gente común ni de un equipo técnico que llega al territorio a proponer o aceptar un proceso
de investigación, sino que es una construcción que necesita de un proceso previo de objetivación de
la realidad, utilizando todos los instrumentos de vigilancia metodológica y epistemológica para
poder garantizarlo.
La construcción del conocimiento científico como dialéctica del saber en una IAP, entonces,
hablamos de objetivar la realidad en una dinámica de investigación que surge y se desarrolla
como proceso en la complementariedad permanente de distintos saberes
el saber técnico y el saber cotidiano
En este sentido, podríamos referirnos a una construcción dialéctica del saber que, enmarcada en el
proceso de investigación colectivo, genera como síntesis dinámica un nuevo conocimiento
científico sobre una situación problemática determinada.
Esta diferenciación entre distintos saberes de ningún modo pretende establecer jerarquías, y mucho
menos basarse en descalificaciones. Sin embargo, si podemos decir que el conocimiento científico,
el cual pretende ser construido, es una instancia superadora de los conocimientos preexistentes.
En este proceso dialéctico, el concepto "investigar" se resignifica a partir de los nuevos sentidos que
adquiere la práctica científica, y en ésta los roles de los actores que intervienen en la experiencia.
En el marco de la IAP
el proceso de investigar deja de ser un acto unidireccional
para constituirse como concepto que define, ya no una acción en si misma,
sino un proceso de reflexión y acción encaminado por actores
que comparten, debaten y “extienden” al otro saberes particulares.
Esto conforma un escenario complejo. Una herramienta de intervención. Una estrategia de
trabajo.
La IAP persigue un fin irrenunciable: “lograr una sociedad más justa donde no haya personas que
sufran por no tener el modo de satisfacer las necesidades esenciales de la vida, una sociedad en la
que todos gocen de las libertades básicas y de la dignidad humana.” Esta proposición de lo que
“debería ser” es en definitiva la misión para la cual se crea el Programa Nacional para la pequeña
agricultura familiar (PNPAF).
Sin embargo, los problemas de la AF, similares a los de otros sectores que comparten las mismas
condiciones estructurales, se presentan en un escenario complejo donde no sólo es necesario
favorecer acciones transformadoras al interior de la dinámica propia de la Agricultura Familiar, sino
que también impulsar y madurar procesos de cambio a otros niveles y en otros espacios de decisión.
Un escenario complejo que, al mismo tiempo que determina las condiciones actuales de la AF, es
donde también se definirá el rumbo de su futuro.
La posibilidad del desarrollo de la pequeña agricultura familiar, en este contexto, no depende
entonces exclusivamente de disponibilidad de tecnologías apropiadas, pero tampoco se limita a que
los productores puedan reconocer críticamente el espacio, las estructuras y la dinámica social en la
que interactúan.
En este marco, si bien la IAP es parte fundamental, al mismo tiempo es constitutiva de una
estrategia de trabajo más general y abarcativa donde incluimos otras acciones de intervención, de
desarrollo, y de articulación.
La generación de espacios de capacitación y formación, la estimulación y el aporte a procesos y
experiencias de articulación entre instituciones, programas y organismos, tanto públicos como
privados,
la promoción de políticas públicas, el aporte institucional al fortalecimiento de organizaciones
intermedias, cooperativas y asociaciones de productores, también forman parte de las acciones y los
compromisos que se deben asumir para allanar el camino de los objetivos propuestos.
Espacios y acciones donde las problemáticas de la AF se expresen, cobren sentido y visibilidad, y
adquieran verdadera importancia en las agendas políticas y sociales.
El protagonismo de la Agricultura familiar en un modelo de desarrollo participativo.
Dentro de esta estrategia se asume como fundamental la participación en todos los espacios de
discusión y generación de propuestas que aborden la problemática de la AF. (Reunión Especializada
para la Agricultura Familiar-REAF, Programa Nacional de los Territorios, Foro Nacional de la AF,
etc)
Sin embargo, la presencia en estos espacios, debe ser entendida como acción práctica e
instrumental, en cuanto a la finalidad de impulsar acciones concretas que contribuyan a la AF, pero
también, y principalmente, como medio que permita incorporar nuevas miradas sobre modelos de
desarrollo e intervención que favorezcan y estimulen procesos de transición hacia acciones más
democráticas y participativas, con presencia del Estado en todos sus estamentos (gobierno,
instituciones, sociedad civil, etc.)
Se debe tener un proyecto de país donde se generen condiciones para que sectores como la
agricultura familiar cobren un rol protagónico y activo en la definición de propuestas y construcción
de políticas públicas integrales que favorezcan la inclusión social, y mejoras en las condiciones
materiales de existencia.
Un rol protagónico que en primera instancia debe ser asumido por los propios productores como un
derecho posible de ser ejercido. Un protagonismo que a la luz de su olvido histórico necesita ser
reinventado y reivindicado a partir de procesos que le den sentido y pertinencia. Y es aquí donde se
manifiesta imprescindible la problematización de lo existente como realidad histórica, dinámica y
posible de ser modificada, donde el enfoque y los métodos participativos de la IAP adquieren su
magnitud trascendental.
“Para comprometerse al cambio de algo uno debe conocer primeramente lo que
existe, y después determinar si es bueno que exista. Y antes de decidirse a hacer
algo respecto a un mal estado de cosas, uno debe estar convencido primero de que
hay alguna posibilidad de cambiarlo realmente…” (Goran Therborn)
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