producir o no producir, ¿es ese el dilema? (grupo esquizo)

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    Producironoproducir...eseseeldilema?grupoesquizo-barcelona1

    Hay territorios en la vida que no gozan del privilegio de la centralidad.Zonas extremas, distantes, limtrofes con lo Otro, casi extranjeras.

    An, pero apenas propias.reas de identidad incierta, enrarecidas por cualquier vecindad

    La atraccin de lo ajeno, de lo distinto, es all intensa.Lo contamina todo esta llamada.

    Dbiles pertenencias, fidelidad escasa, vagos arraigos nmadas.Tierra de nadie y de todos.

    Lugar de encuentros permanentes, de fricciones que electrizan el aire.Combates, cpulas: frtiles impurezas.

    Tradiciones y pactos. Promiscuidad.Vida de alta tensin.

    Desde las zonas fronterizas no se perciben las fronteras.

    Jos Sanchs Sinisterra

    I.Producir,nograciasDesde hace tiempo y a partir de experiencias en distintos espacioscolectivos, venimos topndonos con preguntas urgentes en torno a laconstitucin de territorios comunes de existencia. Nos mueve una pregunta

    por cmo vivir, cmo tejer redes de afecto, de cuidado y de puesta en comnde las riquezas. Buscamos cmo generar alternativas de mundos posiblesante la falsa inevitabilidad de nuestras vidas frgiles, precarias eindividuales vagando dispersas en medio 'del fro de la ciudad capitalista',como la ha llamado Bifo2. No es fcil encontrar la pregunta verdadera.

    Nos hemos dado cuenta que pocas veces sabe una de dnde viene lo que ladesangra. Es as, con preguntas ver-da-de-ra-men-te a medias, que hemosido caminando estos aos. Y nos parece valioso que as sea. Nuestras

    preguntas se guan por tpicos ordinarios que consideramos urgente adoptar

    1 Este texto ha sido contado y escrito por Joel Aud, Nizai Cassin, Sandra Forcadell,Raquel Garca, Isabel River, Ins Santana, Luca Serra, Miriam Sol i Torrell.

    2 Entrevista a Franco Berardi Bifo realizada por el Colectivo Situaciones, enhttp://www.nodo50.org/colectivosituaciones/entrevistas_06.htm

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    http://www.nodo50.org/colectivosituaciones/entrevistas_06.htmhttp://www.nodo50.org/colectivosituaciones/entrevistas_06.htmhttp://www.nodo50.org/colectivosituaciones/entrevistas_06.htm
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    para sacudir con cierta rabia y desvergenza: Qu quiere decir hoy en dadisfrutar? qu es vivir bien? dnde y hasta dnde nos est dada la

    posibilidad de confluir con otras y sedimentar la continuidad de estos lazosy encuentros? en qu espacios, prcticas y rituales pueden hoy rozarse,reconocerse y deleitarse nuestros cuerpos? cundo trabajamos y cundodescansamos? cundo producimos y cundo derrochamos? en qutrminos nos est dado pensar y experimentar la alegra y el bienestarcomn, en comunidad? dnde se acogen y de qu estn hechos losmomentos de conmocin, placer, intensidad y afectos que hacen del pasardel tiempo -productivo-, una vida digna de ser vivida?

    .l legardesde otro lugar .

    To live in the borderlands means youare neither hispana india negra espaola

    ni gabacha, eres mestiza, mulata, half-breedcaught in the crossfire between camps while carrying all five races on your back

    not knowing which side to turn to, run from; [...]Cuando vives en la frontera

    people walk through you, wind steals your voice [...]you are the battleground

    where enemies are kin to each other;you are at home, a stranger,[...]

    To survive in the Borderlandsyou must live sin fronteras

    be a crossroads.

    Gloria Anzalda, Borderlands/La Frontera

    Desde el otoo de 2009 empezamos a reunirnos. En esta primeraconformacin del grupo, fuimos llegando venidas desde otro lugar; otrosespacios polticos, acadmicos o vinculados al campo del trabajo inmaterial.La mayora provenamos de experiencias tanto bastardas comoinstitucionales de un campo psi que atravesaba nuestros recorridos

    formativos y existenciales, perfilando un supuesto y extrao comn. Estosespacios haban sido oportunidades de cuestionamiento y reflexin en tornoa las prcticas institucionales y a las formas de vida metropolitanas,espacios de apertura, espacios lisos, que como muchos otros procesos

    polticos colectivos, sufren fracturas y se agrietan, volvindose duros.Algunas de nosotras habamos llegado a Barcelona desde otras ciudades.Llegar a esta ciudad nueva y proyectarse3aqu nos atraveZaba. Aquellas que

    3 En ingls el verbo 'proyectar' significa hacer una proyeccin o reflejar sobre unasuperficie plana una imagen ptica amplificada de pelculas o diapositivas, o tambin,

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    llevbamos ya varios aos en el extranjero, nos encontrbamosconstantemente con la im-posibilidad de construir vidas vivibles en comn,navegando entre los flujos constantes de amigos y afectos todo el tiempomarchando y a veces volviendo, viajando y regresando, dejando pisos ynuevamente buscando casa y trabajo, cruzando una y otra vez la frontera.Estos viajes y pasajes, la fragilidad de lo que puede pasar y pasarnos 4, del

    proyecto y el proyectarnos ha sido una constante que sobrevuela y atraviesacon sus interrogantes al grupo esquizo desde sus inicios: Cmo habitar lasfronteras y los pasajes? Viene a nosotras Anzalda, la mestiza, y nos susurraqu hacer de este terrorismo ntimo que es la vida en la frontera?5

    Algunos venamos de espacios polticos que haban dejado de existir, que sehaban disuelto. Esto nos haba plantado delante de interrogantes respecto a

    nuestras prcticas polticas, sobre lo que sedimentbamos durante elproyecto comn, ms all de lo que racional o ideolgicamente entendamoscomo el horizonte de lo deseable. Otras provenamos de centros socialesokupados o alquilados, donde desde la precariedad, e insertas en la vorginede la ciudad y de sus regulaciones del espacio pblico, nuestro reto eragenerar espacios de produccin de derechos sociales, de autoformacin yencuentro para pensar el presente. En estos espacios habamosexperimentado, desdibujando las fronteras entre nuestro espacio-centro

    social (donde militbamos, nos formbamos, trabajbamos y nosdisfrutbamos) y ese espacio pblico, barrio, ciudad, placeres y afectosdonde queramos generar espacios de comunidad. Estos espacios de prctica

    expresar o mostrar una emocin o cualidad de nuestro comportamiento. En castellano,el trmino tiene tambin una connotacin ms amplia fuertemente vinculada a la nocinde proyecto (este ltimo, definido como un emprendizaje individual o colectivo que escuidadosamente planeado y diseado con el fin de alcanzar un objetivo, una propuesta oun compromiso especfico). Esta ltima connotacin que la nocin de proyecto tiene encastellano, ser muy til para algunas de las ideas que compartiremos aqu. En estesentido, proyectar es tambin lanzar o dirigir hacia el futuro, calcular, estimar o

    predecir, es idear, concebir o proponer un plan y los medios para ponerlo en prctica oalcanzarlo, 'un motivo para seguir adelante'.

    4 En castellano el trmino 'pasar' significa tanto ocurrir/acontecer, como mudar (trasladaro pasar una cosa de un lugar a otro lugar), ir ms all de un punto determinado ocruzar/traspasar. Aquello que nos pasaba, era tambin aquello que poda traspasarnos,o pasarnos, dejndonos detrs.

    5 Gloria Anzalda, feminista chicana, se sita en la frontera como lugar de escritura. Sustextos mismos se encuentran siempre en los entresijos de la teora y la literatura, entreuna lengua y otra que deviene un spanglish haciendo de la experiencia un trabajoimpuro, mestizo, queer y desobediente, generador de saber. De ella tomamos laexpresin Terrorismo ntimo: la vida en la frontera que aparece en su textoMovimientos de rebelda y las culturas que traicionan incluido en la compilacinOtras inapropiables; feminismo desde las fronteras (2004) Madrid: Traficantes deSueos, p. 77.

    http://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/otras_inapropiab

    les_feminismos_desde_las_fronteras

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    http://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/otras_inapropiables_feminismos_desde_las_fronterashttp://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/otras_inapropiables_feminismos_desde_las_fronterashttp://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/otras_inapropiables_feminismos_desde_las_fronterashttp://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/otras_inapropiables_feminismos_desde_las_fronteras
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    poltica en algunos momentos se haban visto organizados en torno aactividades en las que 'el proyecto' haba sido el dispositivo en torno al cualcongregarnos. Acompaando la riqueza de estos ejercicios deexperimentacin, simultneamente, nos notbamos exhaustas en medio delas dinmicas de una ciudad como Barcelona en la que la vida era toda ellaconstantemente puesta a trabajar. En la que la poltica, los procesosreflexivos y de produccin de conocimiento, y aun los espacios de afecto yesparcimiento eran constantemente orientados a crear y producir bajo elformato trascendental de 'un proyecto'. Nos confrontaba de forma urgente la

    pregunta por la produccin, especficamente ante un desconcierto queaunque no terminbamos de perfilar, intuamos como una suerte deimperativo o inevitabilidad. Nos atravesaban los proyectos, la vida mismaera el gran proyecto a producir y gestionar.

    Este fue nuestro territorio frtil, fue all donde nosotras, l, ella y otras nosfuimos encontrando. En qu momento comenzamos a ser grupo? Cundoempieza la historia comn de un grupo, cul es el inicio de esa narracincolectiva? Empezamos a producir y producirnos desde el primermomento en que nos encontramos? En este primer momento, nosinterpelaba y nos funcionaba encontrarnos en torno a unos textos y con ellosir dando cuenta de un contexto de progresiva precarizacin de un amplioespectro de nuestras vidas. En este primer ao esquizo, el grupo va

    balbuceando 'no queremos hacer nada concreto, queremos encontrarnos.

    II.Producirsindarsecuenta.tej iendo modos de encuentro.En nuestras primeras reuniones solamos hacer un nfasis recurrente en queel encuentro per se constitua nuestra razn de ser, queramos habitar y

    experimentar el encontrarnos y dejar que esto marcase el ritmo, las texturasy los sentidos del grupo. En nuestras reuniones iniciales, nos mova el deseode encontrarnos y trabajar colectivamente lecturas vinculadas a la propuestaesquizoanaltica desarrollada por Deleuze y Guattari y otros referentes delcampo de la micropoltica. La aproximacin a estos textos y el cmo leerlos-en conexin con nuestro presente- fue a un tiempo des- y constructiva.

    En un principio, habamos comenzado repitiendo modos de aproximacin alestilo tradicional de la educacin institucionalizada. Pareca necesario quequienes saban ms de ese lenguaje-extrao-experto-tcnico fuesen las

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    designados en la tarea de acercarlo al resto. Nuestro primer paso fueconfrontamos con esta forma del UNO, del experto/a, o voz nica, aceptarque no haba maestro/a ni comodidad de discpulos en su escucha, no habaresguardo tras la palabra erudita. Puesto que no ramos una masaindiferenciada sino singularidades con recorridos diferentes, cmoenfrentar el riesgo de que alguna quedase excluida dada su poca vinculacincon estos conceptos, en un peligro de aislamiento en un supuesto no saber?Esta fue una tensin, no resuelta, y no siempre enunciada. Tal vez unaopcin fue asumir que el no saber era tan supuesto como el saber. Nodejar fijadas ni constituir figuras permanentes de saber supuesto permitique la suposicin de saber fuese un efecto del encuentro, un producto delas discusiones y no un ente personalizado, invariable y permanente. Fuenecesario un movimiento colectivo de modulacin de la intensidad, del

    tono, que de hecho no sucedi como una estrategia premeditada y explcita,sino ms como el gesto que hace un cuerpo cuando encontrndose sentadoen una posicin, descubre que algunos miembros le cosquillean porque sehan entumecido. Hicimos un movimiento y un gesto, nos reacomodamos.La violencia de los recortes en derechos sociales, la represin ycriminalizacin de los movimientos sociales, el control y las vigilancia delas calles a partir de nuevas ordenanzas del espacio pblico y la

    precarizacin del trabajo se multiplicaban e iban adquiriendo formasinesperadas, de cara a las que nos era urgente contar con un espacio para

    pensar colectivamente. A la par de inventar formas de hacer con la lectura,generamos un espacio de cuidado, de una poltica ertica y de la amistad.Fue en esta asuncin que devenimos grupo-mquina de pensar, de

    produccin de nuevos ensamblajes, entre ideas, experiencias, conceptos ypreguntas.

    .registros.6

    Partiendo de nuestra tradicin oral y quizs ante todo pensando en cmoproducir formas ms perdurables para nuestros espacios de autoformacin ylectura, empezamos a preguntarnos cmo hacer que lo que emerga de estasreuniones pudiese ser recuperado en un futuro. Estas cuestiones nosremitieron a reflexionar sobre el tema del registro dentro de las sesiones,qu hacer con aquellos descubrimientos que nos asombraban? Cmo

    6 Registrar, anotar, grabar, pero tambin mirar, examinar con cuidado, inscribir, poner unaseal, presentarse en algn lugar y matricularse (registrarse). O eso que decimos deciertas realidades que pueden medirse o cuantificarse (el terremoto se registr a ltimahora de la tarde).

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    hacer para que perdurasen? Cmo fijarlos? Queramos fijarlos? Para qu,para quin, qu haramos despus con ellos?

    El registro nos remita a la idea de sueo, como se fija un sueo? Unmomento onrico es una produccin libre, de ideas que se asocian sin filtroalguno, un plano desprovisto de sujeciones. Pero qu sobreviene cuandodespertamos? cmo fijar lo soado sino a travs de pasarlo por la historia,

    por el relato, y cunta informacin se pierde en el relato mismo! Peroparece que queremos recordar, porque algo interesante ha pasado all. En elgrupo nos ha pasado un poco lo mismo. Lo importante ha sido permaneceren planos de produccin libres, desterritorializados, de algn modo onricos,ya que son ellos los que nos han permitido experimentar y explorar lneas defuga en el pensamiento de nuestro contexto y nuestra actualidad. Era

    importante ese cmo del registrarlos, cmo hacer registros que pudieran sersedimentacin y fuga a un mismo tiempo.

    Haba algo deseable en este hacer perdurar. Podamos pensar y construirformas de registro que fuesen fieles a aquello que se produca en nuestrosencuentros? Esta discusin empez a brotar entre nosotras de manerainformal e intermitente, como respuesta algunas pensbamos en la escritura,

    para dejar constancia de acuerdos y especialmente para poder transmitir alas ausentes lo que se haba hablado. Aun as, tambin cuestionbamosotorgar un estatuto superior a priori al formato escrito sobre el oral, de ahque empezamos a considerar la grabacin y no slo de voz, sino tambin delregistro audiovisual. Reconocamos la doble dimensin del dispositivocmara: por un lado su vinculacin con las prcticas de vigilancia y controlcotidianos en la ciudad, pero tambin nuestra agencia en la generacin detestimonios y narraciones alternas a los medios de comunicacinhegemnicos, subvirtiendo las lgicas del monopolio del registro.

    Simultneamente nos interrogbamos por la presencia de este registro en uncontexto en el cual lo cotidiano haba devenido un espectculo y los vdeos

    circulaban de forma profusa e infinita por diferentes medios. Para quproducirmsy ms registros? Qu hacer despus con ellos? Registrar ydeshechar? Registrar y postear? Registrar y acumular? Apareca tambinuna discusin sobre su preservacin y difusin: cundo, dnde, cmo, paraqu y para quin hacerlo? Todas provenamos de prcticas acadmicas y deactivismo donde se registraba lo producido, reconocamos su valor

    perfomativo, su sentido estratgico como materialidad que recorre y vincula,pero no terminbamos de tener claro cules deban ser los criterios paradeterminar qu cosas registrar y preservar, y qu otras simplemente dejaracontecer, dejar pasar.

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    .producciones invisibles .Es inevitable reconocer que algo ha ido emergiendo de nuestros encuentros.Esto empieza a situarnos delante de ciertas preguntas: Lo que hacemostiene que tener un fin, un objetivo, un destino? Qu es esto que emerge?,Qu pasa cuando nos reunimos?. An ms, Qu pasa cuando nos

    seguimos reuniendo? Qu es este seguimiento, no es acaso tambin unproceso, una produccin de algo?Lo producido en nuestros encuentros excede a la palabra escrita y no siendoartistas declarados no sabemos dejar constancia de la transformacin demateriales ni cuerpos durante el proceso-encuentro. Este es un tema anabierto y que no slo incluye el problema del registro sino que abarca a un

    campo ms amplio, el de la produccin. Cmo asignamos en nuestrasrelaciones un valor a esto que producimos, cuya inmaterialidad aparente nolo hace accesible al reconocimiento? Por esta afirmacin ingenua, sinexponerla como tal, transitamos de algn modo. El calor, quizs el placerdel encuentro y el modo en que la produccin aconteca, invisibiliz quehaba una labor y un producto. Quizs porque contravenamos la cargahistricamente asignada al trabajo productivo: intencionalidad, fin o

    propsito, algo o mucho de ingratitud (o displacer?) en el esfuerzo deproducirlo, obtencin de algn beneficio. Nuestros productos tenan untoque de naturaleza, como la selva que los originarios transforman yreconfiguran sin alterar su equilibrio, y que a ojos del conquistador es unanaturaleza apropiable. Pero como bien seala Haraway7 esta naturalezaes una produccin colectiva, un heterogneo cuerpo artifactual, pleno deconexin. De esta manera fuimos empezando a producir pensamientos eideas, objetos inmateriales con valor.

    Nos es importante explicitar que el sin darse cuenta de esta forma decaminar no tena que ver con el optimismo de la espontaneidad. Queremosalejarnos tambin de la idea de una esencia primitiva que expresa

    espontneamente su ser. Consideramos que reducir este proceso a un merogesto de expresin de hecho ha contribuido a que en algunos momentosveamos invisibilizada -an para nosotras mismas- toda una laborde tejido.Decimos que empezamos a producir sin darnos cuenta, pero en los ltimostiempos nos ha sido fundamental realizar el gesto a la inversa de darcuenta y plantarnos delante de la pregunta por la materialidad y la carneque ha venido constituyendo esta produccin: de qu est hecha, cmo va

    7 Donna Haraway (1999) Las promesas de los monstruos: Una poltica regeneradorapara otros inapropiados/bles en Poltica y Sociedad, No. 30, 1999, pp. 121-163,Madrid.

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    pasando. Vamos haciendo, vamos inventando, no hay una narracin sobrenosotras mismas claramente delimitada, no hay una entelequia que nos

    piense desde arriba o desde afuera, no hay una trascendencia. No nos haatravesado la necesidad de una construccin programtica, y aun as hemosllevado a cabo una labor consistente de cuidado y mantenimiento denuestros espacios de encuentro. Ha sido necesario construir, cuidar ymantener nuestros campos de lo posible. En este sentido nos hemosencontrado constantemente realizando una labor de produccin ymantenimiento de nuestras condiciones de posibilidad.No es esto lo que algunas han denominado como el actual devenir-mujerdel trabajo8? Histricamente ha existido una divisin clsica entre

    produccin de mercancas (fundamentalmente atribuida a los hombres, pues

    aunque hubiera otros sujetos se hablaba siempre en trminos de obreros-varones) y reproduccin de la fuerza de trabajo (principalmente a cargo delas mujeres en las labores de cuidado, maternidad, educacin, afectividad).Esta divisin ha tenido como consecuencia una invisibilizacin -tambinhistrica- de la produccin de valor y riqueza que de hecho emerge de estastareas, pero el desplazamiento actual del modelo de generacin de riquezadel capitalismo industrial hacia lo que se ha venido llamando capitalismocognitivo ha evidenciado las limitaciones de este planteo dicotmico.

    Desbordando las formas clsicas de produccin del trabajo asalariado y deaquel que es reconocido nicamente en trminos de empleo, actualmentenos encontramos delante de una produccin de riqueza que nace de lacomunicacin, de la afectividad, de la sensibilidad, de los modos desubjetivacin y de la capacidad de coordinar los momentos y espacios deencuentros. Hoy ya no es posible imaginar la produccin de las riquezas yde los saberes si no es a travs de la produccin de subjetividad, y por tantode la reproduccin de los procesos vitales. Dnde nos posicionbamosnosotras respecto a estas categoras? Nos ha sido difcil distinguir los lmitesentre produccin -de objetos concretos- y reproduccin, cuidado y

    mantenimiento de nuestros territorios comunes. Hemos habitado unaencarnacin de la produccin que comprehende -comprende y aprehende- ala vida.Cmo es que se ha ido despertando la conciencia y el amor por lo

    producido? La visibilizacin de este valor ha ido emergiendo como efectode la confrontacin con otros lugares, espacios y situaciones nuevas ydiferentes a nuestros encuentros. Fue en nuestra progresiva salida al mundo,

    8 Tomamos esta reflexin principalmente del texto de Toni Negri, El trabajo incluidoen su libroEl Exilio (1998) Barcelona: El viejo topo, p. 31-50.

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    en ese salir del armario de nuestros encuentros, que nos topamos de frentecon la pregunta por el valor y la produccin.

    III.Salimosdel armarioyluego,qu?.V nculoscon elafueray La Inst i tuc in .De repente, el presente. As se nos present el 15M y la disrupcin yorganizacin colectiva de la primavera del 2011. Como miles otras,rastreando esa convulsin de la vida, vivimos (en) la plaza durante variosmeses. Fuimos casi cada da, solas o en manada, a encontrarnos, a desarmar

    junto a otras muchas la naturalizacin de las formas de gobierno queatravesaban nuestras vidas, a producir nuevos derechos. La plaza se habaconvertido en un lugar central, cuya porosidad haca que nos fuera legtimocuestionar, preguntarnos sobre lo que dbamos por hecho en nuestrostrabajos, casas, amores, cuerpos, espacios en la ciudad.

    La plaza fue un cambio en nuestro cotidiano de grupo, nuestra temporalidad,ritmos, organizacin de sesiones y temas, era inevitable no hacer de estenuestro espacio de reunin. En continuidad con los modos de encuentro quehabamos venido habitando, y tras pasar un mes de intensidades en la plaza,emergieron tambin en este espacio preguntas sobre cmo cuidarnos en esedevenir revolucionario. Desde este deseo-necesidad quisimos armar unamaquinaria-taller para pensar desde adentro esta nueva centralidaddesbordante. Nombramos el espacio-taller Ser plaza, estar plaza, devenir

    plaza y lo acompaamos con esta invitacin: Un espacio de reflexin yencuentro de experiencias singulares en la plaza. No es una comisin. Notenemos que decidir nada ni ponernos de acuerdo. No es una terapia degrupo. No es un debate. Una vez ms, nos pareca fundamental contar conespacios que no dependiesen de producir objetivos o acuerdos especficos.

    El taller en la plaza fue un lugar de encuentro para pensar junto con otrasrecin conocidas, donde pudimos expresar tanto los momentos de euforia ycambio de formas que estbamos viviendo, como las incertidumbres quetambin acompaaban un acontecimiento de esta intensidad. Cmo hacer

    para que esto contine siendo un proceso vivo? Cmo no identificarse con,cerrarse y no serslo plaza? Qu implica estar en la plaza?Dentro: en lasdinmicas, distribucin de espacios, comisiones, circulacin de palabras,agotamientos, intensidades. Fuera: al irnos a casa, en nuestros trabajos,

    barrios y colectivos afines, relaciones, cuerpos. En el entre: al no poder

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    marcharnos de all, al llevarnos la plaza a todo nuestro cotidiano. Fueimportante poder compartir la complejidad de lo que implica para el cuerpoel estar en continuo movimiento. La plaza daba mucho pero tambinagotaba y cuestionaba permanentemente a uno mismo y tambin a quien noestaba ah. Poder poner estas experiencias en comn y pensar en voz altarespecto a estas intensidades y velocidades, nos permiti sentir ms livianasy compartidas las posibles contradicciones que emergen al hacer larevolucin?

    .hacer cosasquepermitenhacer otrascosas:proyectar .En medio de este salir y habitar la calle, en septiembre de 2011 surgi la

    invitacin a escribir un artculo sobre Francesc Tosquelles9 ysimultneamente, aplicamos a una subvencin pblica para realizar unainvestigacin para el artculo. En poco tiempo, de forma espontnea einesperada, entramos en una nueva dinmica. A travs de la subvencin ysus requisitos, se abri un nuevo contexto de relaciones que nos implicnuevos ritmos y criterios, nuevos espacios de reunin y vas decomunicacin, y otra clasificacin de lo urgente y prioritario. Comenzamosa administrar dinero y cumplir plazos, viajar juntas, hacer entrevistas10 yemocionarnos ante el descubrimiento de nuevos temas y nuevascomplicidades, entregar informes, escribir a varias manos durante un tiempo

    prolongado. Fue un momento de creacin intensa, viviendointermitentemente entre el entusiasmo y las pasiones alegres, y entredeadline y deadline. Tuvimos que empezar a reflexionar no slo sobre elqu de los contenidos de la investigacin, sino tambin el cmo y elpor qulo estbamos haciendo.

    En esta nueva etapa de relacin con espacios institucionales yparticularmente al haber recibido una subvencin, nos vimoscomprometidas con algunas actividades que probablemente no hubiramos

    hecho en primer trmino, o al menos no en ese momento o desde ciertosformatos. Para recibir el dinero de la beca debamos presentar antes los

    primeros resultados de la investigacin. Pero no estbamos an en momento

    9 Francesc Tosquelles (Reus,1912-Francia,1994). Pensador en la frontera, exiliadopoltico, psiquiatra, militante anarquista, escritor. Revolucion el trabajo en elpsiquitrico de Saint-Albain durante la guerra, fund la psicoterapia institucional,incluy a los pacientes en la gestin real del psiquitrico e incorpor la creacin artsticay las asambleas entre todas las personas que formaban la institucin. La influencia deTosquelles sobre Guattari ser fundamental en las prcticas llevadas a cabo en la clnicade La Borde.

    10 http://www.esquizobarcelona.org/category/entrevistas/10

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    formas de cristalizacin, de perdurabilidad o de silencio frente a losmicrofascismos que emergen. Esa forma odiosa que no queramos ser, peroque estbamos siendo-haciendo, se nos present como una imagen quecausaba un cierto espanto. Nos dimos a la tarea de ver cmo y qu nosempujaba pasionalmente a una forma de relacin institucional que parecaestar pautando nuestros muchos devenires posibles. Iniciamos as una ardualabor de cuestionamiento discursivo y prctico en torno a la visibilidad de lo

    producido y a la forma legtima del saber.

    IV.Producir ,unapreguntapor elvalorypor lasformasdecomposicin12En algn momento durante el proceso de pensar, conversar y escribir a

    varias manos este artculo, imaginamos que este cuarto apartado sera ellugar de las conclusiones. Luego, a lo largo del recorrido camos en cuentade que nos atraviesa la preferencia por una pedagoga de la pregunta13. Nosgusta descubrir todo lo que cabe y todo lo que se abre dentro del vastoterritorio que se contiene entre dos signos de interrogacin. Consideramostambin que este caminar preguntando nos ha permitido abrir un momentode lentitud y explicitacin de los puntos en comn de estas manos queescriben, as como de nuestras singularidades y diferencias. Ha sido a travs

    de la dificultad de ponernos de acuerdo que han ido emergiendo lascomplejidades de cuestiones a veces olvidadas o normalizadas por lavelocidad en la que a veces habitamos nuestros procesos colectivos.

    De los desencuentros entre nuestras diferentes formas de dar cuenta de lahistoria comn, nuestras primeras preguntas se han visto interpeladas ytransformadas por nuevas preguntas formuladas al vuelo. Es as que esteejercicio de escritura ha devenido un proceso de rastreo y deproduccin deuna cultura de los antecedentes que nos atraviesa. Cmo se adhieren

    nuestros cuerpos en los proyectos colectivos? Cmo queremos seguircaminando juntas?Cmo pensamos y narramos nuestros recorridos?Continuando en el rastreo de estas cartografas de los signos deinterrogacin, en este espacio de cierre nos gustara dar cuenta de forma msexplcita de la manera en que intuimos que nuestros interrogantes han idoconstruyndose a lo largo del camino.

    12 sta es una referencia a componendacomo traduccin propuesta por J.L. Pardo parael trmino agencementsindominio.net/laboratorio/documentos/milmesetas/debate_pardo.htm

    13 Freire, Paulo (1986)Hacia una pedagoga de la pregunta. Buenos Aires: Aura.12

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    Es inevitable reconocer que las preguntas que nos planteamos tanto ennuestros trayectos de grupo, como en el espacio de este artculo, no seencuentran inscritas en el espacio interior del grupo ni en las experienciasindividuales de cada una de nosotras, sino en la transversalidad de unaciudad y una coyuntura poltico-econmica muy especficas. Para dar cuentade la compleja peculiaridad de este contexto nos viene a cuenta una frase deFranco Ingrassia:

    los mercados contemporneos pueden ser pensados como territorios de la guerra detodos contra todos, como territorios donde las acciones de defensa de un confortinterior ficcional se combinan con un reverso de hostilidad generalizada haciatodo lo que sea considerado exterior.14

    En el inicio de este texto, en el apartado 'llegar desde otro lugar', damos

    cuenta de aquellos otros lugares desde los que fuimos llegando paracongregarnos en el grupo esquizo y de una cierta sensacin dedesbordamiento ligada a ellos. Exceso y saturacin de interesantsimasreuniones a las que asistir, cosas por aprender, contactos por iniciar ymantener, agendas que llenar y cumplir, espacios y personas por conocer.Todo esto nos remite a la continua labor del mercado de produccin deensamblajes y desensamblajes y nos sita en la inevitabilidad de pensar encmo atravesar estos modos de produccin de vnculos y cmore(in)ventarlos colectivamente.

    Nos vemos atravesadas y localizadas en el centro de un huracn llamadoBarcelona en el que de forma cotidiana y encarnada nos es evidente y

    palpable esto que ha venido llamndose la emergencia de un 'nuevo espritu'del capitalismo15. Los dispositivos de acumulacin han pasado de un mundoindustrial (basado en el trabajo asalariado y en el que la actividad

    profesional se encontraba claramente separada del mbito privado) a unmundo reticular en el que la vida social se compone en lo sucesivo de unamultiplicacin de encuentros y conexiones temporales pero reactivables, congrupos diversos. En esta nueva dinmica de ciudad aquello con respecto a lo

    que se mide la grandeza de las personas y de las cosas es su actividad. En laciudad industrial la actividad se confunda con el trabajo y los (sujetos)activos por excelencia eran aquellos que disponan de un trabajo asalariadoestable y productivo. Por el contrario, la actividad en la ciudadcontempornea supera las oposiciones entre trabajo y no trabajo, entre lo

    14 Entrevista con Franco Ingrassia, por Amador Fernndez-Savater, Pensar (en) ladispersin en Revista de Espai en Blanc n9-10-11: El impasse de lo poltico.Disponible en: http://www.espaienblanc.net/Pensar-en-la-dispersion.html

    15 En particular retomamos aqu algunas ideas desarrolladas por Luc Boltanski y EveChiapello (2002) El nuevo espritu del capitalismo. Madrid: Akal, p. 161-166.

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    http://www.espaienblanc.net/Pensar-en-la-dispersion.htmlhttp://www.espaienblanc.net/Pensar-en-la-dispersion.htmlhttp://www.espaienblanc.net/Pensar-en-la-dispersion.html
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    estable y lo inestable, entre lo asalariado y lo no asalariado, entre lointeresado y lo voluntario, entre lo que es evaluable en trminos de

    productividad y lo que no siendo medible escapa a toda evaluacin contable.

    En medio de esta vorgine, en nuestros espacios colectivos encontramos que'estar de otra manera' nos permite crear formas y campos de composicinque son simultneamente de reproduccin de nuestras vidas comunes y de

    produccin de saberes y territorios. Estos son, no slo entraables, sinopolticamente fundamentales. Con todo, nos damos cuenta de que estaproduccin, denominada 'inmaterial', es tambin una mquina de produccinde valor que nos ha confrontado con el darnos cuenta y hacer cuentas deese valor producido. All han surgido preguntas acerca de qu hacer con esodifuso y profuso que producimos, sobre sus formas de preservacin y las

    contradicciones de los distintos formatos que legitiman, visibilizan y danms o menos valor a esa produccin inmaterial.

    .crdito -credibi l idad -constancia .

    .crdito -credibi l idad -evidencia .Esta reflexin respecto a los dispositivos de preservacin, circulacin yvisibilizacin de nuestras producciones, nos ha llevado tambin a la

    pregunta respecto a aquellos formatos que elegimos -o descartamos- paracompartir con otras y hacer mviles nuestras experiencias y saberescolectivos. Sobre cmo hacerlos nmadas para que puedan gozar delcontagio, complicidad, sampleo y mestizaje con otras afines, conocidas o

    por descubrir. Nuestro encuentro con el Otro-Institucin nos ha confrontadocon una lgica posindustrial de produccin y reconocimiento, que fija unadireccin a travs de la entrada en una gramtica de los proyectos tangibles.

    Nos enfrentamos con una disyuntiva que sugiere que para mantener loscontornos es imprescindible aceptar una nica va del devenir proyecto. La

    silueta de un grupo-que-se-rene pareciera cobrar sentido nicamente haciasu interioridad privada, reproductiva y en ese sentido cuasi domstica,invisibilizada y sin grandes incidencias. Mientras que un grupo-que-presentao un grupo-que-escribe-un-artculo pareciera situarse en una esfera pblica,abierta, visible y productiva dentro de los regmenes de crdito-credibilidad-constancia que avalan la produccin inmaterial.

    Hemos pensado tambin que el nombrarnos ha venido atravesado por unacto de marcarnos, de producir-nos una marca [possible translation: of

    producing us a mark/brand]. En castellano es singular la doble connotacin

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    de este trmino: una marca [a mark] es una sea, una huella. Marcarnosdesde el nombre es en este sentido construirnos una morada comn en esta

    palabra singular que va condensando nuestros rastros. Pero una marca[dejar en castellano] es tambin el vocablo para referirse a una marcaregistrada, a una brand. Pero de qu manera nombrar nuestros espacioscolectivos can become both an act of marking us but also a kind of

    performativity of branding, that not only marks us with the warmth ofbelonging but that simultaneously brandsus? Respecto a esta cuestin nosencontramos an en una fase de exploracin en torno a la que ms que

    posicionamientos o respuestas, tenemos inquietudes. Aparece ante nosotrasuna pregunta de tono cuasi naif por qu nos vemos abocadas a darle unnombre a nuestros colectivos? Y luego, estirando radicalmente esta preguntaaparentemente banal, qu hacemos de este copyright de nuestros

    encuentros? Qu tipo de marcas [marks] y marcas [brands] performamosdesde nuestros colectivos cuando al llegar a diferentes espacios deenunciacin pareciera que otorga mayor legitimidad, seriedad o distincin el

    presentarse no slo en trminos de X, sino como X de tal? Qu hacemoscon estos nombres-marca? Qu tipo de valor produce esta distincin?

    .cuentas.16La subvencin pblica inaugur nuestra relacin con el dinero. Ahora,

    pasado un tiempo, empezamos a pensar cmo ha sido esta relacin que nosobliga a situarnos ante nuestra produccin tambin en trminos econmicos.

    Nos parece importante plantear aqu una reflexin honesta y abierta respectoal dinero, a esos recursos econmicos que circulan casi siempre de forma

    precaria y a cuentagotas en nuestros espacios colectivos, donde laexperiencia nos recuerda que suele ser un terreno complejo y espinoso. Conla subvencin produjimos un dinero del que era necesario hacerse cargo.Tuvo que serel Afuera quien viniera a decirnos: oigan, aqu hay que hacerlas cuentas. Tener dinero devino en tener ms trabajo: administrarlo,

    justificarlo, guardarlo, declararlo y pagar impuestos.

    Nuestra situacin, en la pequea escala de un grupo, nos plantaba delante depreguntas ms amplias: Cmo contamos y cmo gastamos ese valorproducido? Quin se hace responsable de las cuentas? Qu se paga conese dinero, hacia adentro y hacia afuera del grupo? Consideramos sugerenteel trmino cuentas, dada su polisemia en castellano. Las cuentas [dejar en

    16 Reportes, recuentos, facturas, tener en cuenta, considerar, hacer de cuenta y hacer lascuentas, lo que contamos (y lo que no se sabe decir, se olvida o calla) y con lo quecontamos (accounts, bills, what you count, what you tell).

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    castellano] hacen referencia to the bills pero contar alude tambin tanto a tocountcomo a to tell. Cmo contamos y contamos la historia de nuestrasriquezas colectivas y nuestras cuentas? [how do we count and tell thenarratives of our collective wealth/richness and accounts] Pensar en lascuentas (the bills) nos plante delante la pregunta respecto a aquello que inour giving account of our process should be considered como trabajoasalariado. Cundo una labor cuenta como trabajo? Qu labores sonconsideradas en nuestros colectivos como trabajo asalariado? Cundo untrabajo es retribuido y cundo es voluntario? Cmo se pauta y demarca esadiferencia?

    Esta pregunta sobre las cuentas nos ha llevado tambin a territorios msamplios en torno a la pregunta por el valor que hemos ido produciendo

    juntas y que evidentemente no se reduce a una dimensin econmica, sinoque se esparce difusamente a lo largo de nuestras producciones afectivas ydiscursivas, nuestras redes de afinidad y relaciones en comn. La lgica delos discursos y prcticas que promueven la constitucin de la ciudadneoliberal vinculada a formas de produccin inmaterial, se basa en laadministracin del valor que emerge a travs de la produccin colectiva desmbolos, ideas y productos del mbito del conocimiento y la innovacin, yque resalta de forma especfica las singularidades y las relaciones afectivascon los otros. Pese a esta cooperacin productiva de la colectividad,

    paradjicamente nos descubrimos constantemente interpeladas por unaestructura basada en una jerarquizacin en funcin de la cual la precariedady la formas de represin son individualizadas a travs de formas sofisticadasde control social.

    Es a partir de algunas de estas reflexiones que nos encontramos atravesadospor ciertas preguntas: Qu hacer con las riquezas que vamos generandojuntas? Qu cuenta como recurso, riqueza y valor? Cmo se piensacolectivamente un recurso, cmo se cuida, administra y reparte la riquezacomn? Cmo ha de componerse esa comunidad que la nutre y mantiene?

    Y en particular, cmo componernos en un contexto en que la riqueza y losrecursos suelen ser identificados y estructurados en dispositivos dicotmicosentre lo pblico por un lado y lo individual-privado?.

    .componendas.Nos es vital alejarnos de la produccin de herramientas individuales parapoder seguir estando bien y aguantar mejor el afuera. Sin agendapoltica pero horadadas por los acontecimientos del presente nos

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    organizamos para hackear cdigos de encuentro y de produccin de datoshegemnicos, buscando generar espacios donde inventar subjetividadesotras. Ms que proyectos, vemos necesario aventurarnos en procesos deinvencin y aprendizaje en torno a nuestras formas de componernos y de

    poner en comn la vida. Fabricarnos maneras de vivir, ser artesanas deoficio de las componendas17. Los trminos 'componenda' y 'composicin'invocan preguntas en torno a las formas, los ritmos, los materiales y lastexturas que constituyen y dan carne a nuestras articulaciones yensamblajes. La nuestra, es una pregunta en torno a los arreglos y los'tuneos' tunearse y tonarse, entonarse y ponerse a tono . Una pregunta entorno a los 'jury-rigs'18 y los apaos que inventamos y con los queexperimentamos para poner y mantener en comn la vida.

    Nos ha sido y nos es necesario seguir experimentando organizaciones decdigo abierto, en estado beta, sin un centro que las instituya y les asigneuna perdurabilidad externa a los acontecimientos. Sin una fachada dondesentirnos re-presentadas. Nuestro desafo pasa por ir desarmando lo que hasido sobrecodificado potenciando la dimensin poltica del encuentro, de su

    poder de re-componer, y en su fuerza generativa, abrir paso a deveniresposibles, a combinaciones muchas, donde la dimensin de futuro no estpreorganizada en la idea del proyecto, ni empujada por l. Y a un mismotiempo, donde a la riqueza producida, y en-produccin, se le pueda asignarun reconocimiento-Otro, a contragolpe a las formas de reconocimientoestablecido. Quizs ste es una de los otros frentes de lucha que en estecapitalismo tardo, en nuestros colectivos -en sus diferentes formatos-vemos necesario trabajar, y activar, para ir construyendo formas dereconocimiento a nuestros recorridos, y a las riquezas producidas ennuestros encuentros.

    Los que aqu escribimos somos cuerpos gregarios, que a lo largo de estosltimos tres aos hemos ido rondndonos y sumndonos unos a otros. Entreestas siluetas con contornos siempre difusos y en constante modificacin,

    17 "La vida es una mercanca que el Estado no fabrica. Fuera tampoco se puede vivir amenos que uno se fabrique una manera de vivir, a eso me refiero con una componenda []Cuando ya no se puede vivir es cuando hay que hacer una componenda [] eso es lacreacin de un derecho de existencia [] El problema de las componendas es: Cmo

    podemos vivir juntos los que no podemos vivir juntos? [] Cmo podemos vivir condiferencias? Slo haciendo componendas.

    http://www.sindominio.net/laboratorio/documentos/milmesetas/debate_pardo.htm18 El trmino 'jury-rigging' se refiere a reparaciones provisionales u oficios temporales

    hechos nicamente a partir de las herramientas y materiales que resultan estar a mano enun momento dado. Es originalmente un trmino nutico, en barcos de vela un 'jury-rig'consiste en el reemplazo del mstil por uno improvisado en caso de dao o prdida deloriginal estando en alta mar.

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    intuimos una figura, un espacio cercano a lo animal-manada, pero donde losingular no se revela de forma automticamente lineal y aproblemticadentro de lo comn. No tenemos muy claro qu quiere decir esto de hacercomn y comunidad, hacer grupo, pero lo cierto es que no sabemos vivir deotra manera. Nos atraviesa este instinto fundamental de olfatearnos, deacercarnos, procurarnos. Este sentido gregario no viene aqu como unacuestin natural e instintiva, como tampoco es automtico e inherente queun da unos cuantos cuerpos devengan manada (no basta con ser bestia parahacer la manada, nos hemos topado). En todo caso, ms que el instinto, noscaracteriza la torpeza. Somos las que retozan, las que por querer correr setropiezan, las que cuando quieren cantar les sale un aullido, aquellas que aveces, muy a nuestro pesar, cuando quieren acariciar les traicionan las garrasy araan.

    Queremos producir complicidades, territorios comunes, formas de vida,pequeos archipilagos de tentativas certezas que nos catapulten haciaaquello que ni siquiera intuamos como posible. Pero no queremos producirtrabajo que slo produce ms y ms trabajo. El capitalismo ha hecho

    prevalecer una definicin proveniente de la economa -la ciencia triste- entorno a la riqueza: acumulacin de cosas, apropiacin de valor financiero,

    poder adquisitivo. No queremos una poltica triste y de la carencia, sino unapoltica de la abundancia y de la riqueza. Retomando el texto de Bifo, se nosvuelve imprescindible continuar en esta reflexin plantndonos delante de

    ciertas preguntas: Cmo se hace para vivir bien? Cmo se hace para estarabierto al placer? Cmo se goza de la relacin con los otros? Y ante todoqu cosa es la riqueza?

    Es precisamente gracias a la produccin de carencia y de necesidad que elcapital vuelve esclavo nuestro tiempo, somete nuestros ritmos. Es as quenos es necesaria una experiencia derrochativa del tiempo, y no cargada de laangustia de las horas que se extinguen y arrojan a la exclusin a quien no seencuentra movilizado, conectado, relacionado y proyectando. No queremos

    acumular, sino prodigar. No queremos calcular, sino tener aquello suficientey necesario para componernos con otras en bienestar. Al clculo nos esnecesario oponer el derroche, a la contabilidad y administracin del tiempoy de las producciones, nos son constitutivas y fundamentales las energas,los afectos, los encuentros, las palabras, las preguntas, las reflexione y losdeseos que-se-prodigan.

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