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Con este segundo volumen conmemorativo de los 40 años de existencia de Proceso seguimos en la tónica de festejarnos de la mejor manera: haciendo una selección de los reportajes, crónicas, entrevistas y fotografías que, por sus

repercusiones periodísticas y sociales, dejaron su impronta en el periodismo nacio-nal e internacional y que hoy, si bien son historia, no sólo reafirman las convicciones ético-periodísticas del semanario que nos da sentido, sino que se constituyen en el espejo, inspirador o autocrítico, en el que no hemos dejado de mirarnos.

He aquí una parte crucial de la historia de México en las últimas cuatro décadas, con toda su crudeza y sinsentidos, y también, desde luego, con sus hálitos de espe-ranza. He aquí, pues, una parte esencial de lo que en Proceso somos...

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CISA / Co mu ni ca ción e In for ma ción, SA de CV

CON SE JO DE AD MI NIS TRA CIÓN: Francisco Álvarez Romero, Estela Franco Arroyo, Salvador Corro

Ortiz, Rafael Rodríguez Castañeda, Julio Scherer Ibarra

DIRECTOR FUNDADOR: Julio Scherer García †

SUBDIRECTOR FUNDADOR: Vicente Leñero Otero †

DI REC TOR: Ra fael Ro drí guez Cas ta ñe da

SUB DI REC TOR EDITORIAL: Salvador Corro

SUB DI REC TOR DE ADMINISTRACIÓN: Alejandro Rivera

ASIS TEN TE DE LA DI REC CIÓN: Ma ría de los Án ge les Mo ra les; ayudante, Luis Ángel Cruz

ASISTENTE DE LA SUBDIRECCIÓN EDITORIAL: Flor Hernández

ASISTENTE DE LA SUBDIRECCIÓN DE ADMINISTRACIÓN: Laura Ávila

COORDINADORA DE FINANZAS DE RE DAC CIÓN: Be a triz Gon zá lez

COORDINADORA DE RECURSOS HUMANOS: Luz María Pineda

EDI CIÓN Y CORRECCIÓN: Alejandro Pérez, coordinador; Cuauhtémoc Arista, Tomás Domínguez, Hugo Martínez, Juan Carlos Ortega

se ma na rio de in for ma ción y aná li sis

REPORTEROS: Carlos Acosta, Jorge Carrasco, Jesusa Cervantes, Juan Carlos Cruz, Patricia Dávila, Gloria Leticia Díaz, Álvaro Delgado, José Gil Olmos, Santiago Igartúa, Arturo Rodríguez, Mathieu Tourliere, Ro dri go Ve ra, Rosalia Vergara, Jenaro Villamil

CO RRES PON SA LES: Campeche, Rosa Santana; Co li ma: Pe dro Za mo ra; Chiapas, Isaín Mandujano; Gua na jua to: Ve ró ni ca Es pi nosa; Guerrero, Ezequiel Flores Contreras; Michoacán, Francisco Castellanos; Nuevo León, Luciano Campos; Oaxaca, Pedro Matías; Puebla, María Gabriela Hernández; Tabasco, Ar man do Guz mán; Veracruz, Noé Zavaleta

IN TER NA CIO NAL: Ho me ro Cam pa, coordinador; Corres pon sa les: Madrid: Alejandro Gutiérrez; Pa rís: An ne Ma rie Mer gier; Washington: J. Jesús Esquivel

CUL TU RA: Ar man do Pon ce, edi tor; Ju dith Ama dor Tello, Isa bel Le ñe ro, Niza Rivera Medina, Co lum ba Vér tiz de la Fuente, reporteras; Colaboradores: Ja vier Be tan court, Blan ca Gon zá lez Ro sas, Estela Leñero Franco, Samuel Máynez Champion, Jor ge Mun guía Es pi tia, Jo sé Emi lio Pa che co , Al ber to Pa re-des, Ra quel Ti bol , Flo ren ce Tous saint; [email protected]

ES PECTÁCU LOS: Ro ber to Pon ce, co or di na dor. [email protected]

DEPORTES: Raúl Ochoa, Beatriz Pereyra

FO TO GRAFÍA: Marco Antonio Cruz, coordinador; Fotógrafos: Ger mán Can se co, Miguel Dimayuga, Ben ja mín Flo res, Oc ta vio Gó mez, Eduardo Miranda; asistente, Au ro ra Tre jo; auxiliar, Violeta Melo

AU XI LIAR DE RE DAC CIÓN: Á ngel Sán chez

ANÁLI SIS: Co la bo ra do res: John M. Ackerman, Ariel Dorf man, Sabina Berman, Jesús Cantú, De ni se Dres ser, Marta Lamas, Olga Pellicer, Ja vier Si ci lia, En ri que Se mo, Héctor Tajonar, Er nes to Vi lla nue va, Jorge Volpi; car to nis tas: Gallut, Helguera, Hernández, Na ran jo, Ro cha

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN: Ro ge lio Flo res, co or di na dor; Juan Car los Bal ta zar, Li dia Gar cía, Leoncio Rosales

CO RREC CIÓN TIPOGRÁFICA: Jor ge Gon zá lez Ramírez, co or di na dor; Se ra fín Dí az, Da niel Gon zá lez, Pa tri cia Po sa das

6 Lo crearon, lo solaparon, lo aplastaron: El de “La Quina”, un imperio construido a golpes de corrupción /ENRIQUE MAZA

16 Terminó el mito de la paz social: “General, ¿qué pasa en San Cristóbal? Hay mucha gente...” /GUILLERMO CORREA, JULIO CÉSAR LÓPEZ E IGNACIO RAMÍREZ

24 El subcomandante se abre: “Lo aposté todo a la montaña; estoy viviendo de prestado y por eso escribo como loco; si no les gustan mis cartas, me vale madre” /VICENTE LEÑERO

36 La entrevista insólita /JULIO SCHERER GARCÍA

48 El subprocurador de la República se compromete: “Si es necesario, llegaré hasta las entrañas del sistema” /RAÚL MONGE

54 Las acusaciones contra Raúl Salinas: tráfico de influencias, negocios ilícitos, complicidades, beneficiario de la privatización bancaria /ANTONIO JÁQUEZ

64 Córdoba envió a Colosio 14 cuartillas para su discurso del 6 de marzo; el candidato tachoneó y trituró 12 y se quedó con dos /ÁLVARO DELGADO

71 Ante el espejismo del primer mundo, Salinas dejó, disfrazado y maquillado, un enorme boquete en las finanzas del país /CARLOS ACOSTA CÓRDOVA Y ELÍAS CHÁVEZ

75 La mitad del Fobaproa, en el 0.13% de los créditos de banqueros a parientes, amigos, socios y ellos mismos /CARLOS ACOSTA CÓRDOVA

80 “Vamos a detener a los de Tepetixtla a como dé lugar...”, dijo Figueroa, y empezó a gestarse la matanza de Aguas Blancas /RAÚL MONGE

Índice

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agen cia de fotografía

DI SE ÑO: Ale jan dro Val dés Ku ri, co or di na dor; Fer nan do Cis ne ros Larios, An to nio Foui lloux Dá vi la, Ma nuel Foui lloux Ana ya y Juan Ricardo Robles de Haro

COMERCIALIZACIÓN: Margarita Carreón, gerente. Tel. 5636-2063.

PUBLICIDAD: Lucero García. Tel 5636-2077 / 2062. Rubén Báez.

MERCADOTECNIA: Norma Velázquez. Tel. 5636-2059. Karina Valle.

CIRCULACIÓN: Mauricio Ramírez. Tel. 5636-2064. Pascual Acuña, Bárbara López, Gisela Mares, Fernando Polo, Andrés Velázquez.

SUSCRIPCIONES: Cristina Sandoval. Tel. 5636-2080 y 01800-202-4998. Mónica Cortés, Ulises de León, Benita González. Atención a suscriptores (Reparto): Lenin Reyes. Tel. 5636-2065. Jonathan García, Rosa Morales.

TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN: Fernando Rodríguez, jefe; Marlon Mejía, subjefe; Eduardo Alfaro, Betzabé Estrada, Javier Venegas

AL MA CÉN y PRO VE E DURÍA: Mer ce des Gue rra, co or di na do ra; Ro ge lio Val di via

MANTENIMIENTO: Miguel Olvera

CON TA BI LI DAD: Edgar Hernández, contador; Ma . Con cep ción Al va ra do, Rosa Ma. García, Ra quel Tre jo

COBRANZAS: Sandra Changpo, jefa; Raúl Cruz

OFI CI NAS GE NE RA LES: Re dac ción: Fre sas 13; Ad mi nis tra ción: Fre sas 7, Co l. del Va lle, 03100 Mé xi co, DF

CON MU TA DOR GE NE RAL: Ka ri na Ure ña; Susana Arellano, 5636-2000

FAX: 5636-2055, Palabra de Lector; 5636-2086, Redacción.

AÑO 39, No. EDICIÓN ESPECIAL 40 ANIVERSARIO, Volumen 2, OCTUBRE DE 2016

IM PRE SIÓN: Quad Graphics. Durazno No.1, Col. San José de las Peritas, Xochimilco, México, DF

EDITOR: Marco Antonio Cruz; Dirección: www.procesofoto.com.mx

Correo electrónico:[email protected]; Ventas y contrataciones: 5636-2016 y 56362017

EDITOR: Alejandro Caballero; Correo electrónico: [email protected]; Armando Gutiérrez y Alejandro Saldívar, coeditores; Tel. 5636-2010; Saúl Díaz Valadez, desarrollador, Mussio Jair Cárdenas. Tel. 5636-2106

Cer ti fi ca do de li ci tud de tí tu lo No. 1885 y li ci tud de con te ni do No. 1132, ex pe di dos por la Co mi sión Ca li fi ca do ra de Pu bli ca cio nes de Re vis tas Ilus tra das el 8 de sep tiem bre de 1976. Proceso es una Reserva para uso exclusivo otorgada por la Dirección de Reservas del Instituto Nacional del Derecho de Autor en favor de Comunicación e Información, S.A. de C.V., bajo el Número 04-2011-072215095900-102. Número ISSN: 1665-9309

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Pro hi bi da la re pro duc ción par cial o to tal de cual quier ca pí tu lo, fo to gra fía o in for ma ción pu bli ca dos sin au to ri za-ción ex pre sa de Co mu ni ca ción e In for ma ción, S.A. de C.V., ti tu lar de to dos los de re chos.

agen cia pro ce so de in for ma ción

EDI TO R EN JEFE: Raúl Monge; Editores: Sara Pantoja, Miguel Ángel Vázquez, Concepción Villaverde, María Luisa Vivas; Tels.: 5636-2087

85 En La Primavera supieron que se preparaba el ataque y sólo rezaron; el exterminio fue a la vista de policías y militares /JULIO CÉSAR LÓPEZ

90 Marta Sahagún, de la política al poder El ascenso, los pleitos, el dinero, el control... /ÁLVARO DELGADO Y RODOLFO MONTES

96 Aportaciones sospechosas /ANTONIO JÁQUEZ

102 La súbita riqueza de la familia Sahagún: De la quiebra... a la prosperidad /FRANCISCO CASTELLANOS Y RODRIGO VERA

106 Elba Esther, la coleccionista de propiedades /ANTONIO JÁQUEZ

EDICIÓN ESPECIAL DE ANIVERSARIO / Volumen 2

EDITOR RESPONSABLE:

Rafael Rodríguez Castañeda

EDITORES ASISTENTES:

Hugo Martínez Téllez

Alejandro Pérez Utrera

DISEÑO:

Antonio Fouilloux Dávila

COORDINACIÓN FOTOGRÁFICA:

Marco Antonio Cruz

DIGITALIZACIÓN:

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CORRECCIÓN FOTOGRÁFICA:

Manuel Fouilloux Anaya

CORRECCIÓN TIPOGRÁFICA:

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Serafín Díaz

Sergio Daniel González

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Fue un ardid. Espantados por la re-novación moral de Miguel de la Ma-drid, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, líder moral del sindicato pe-trolero, y Salvador Barragán Cama-cho, líder ejecutivo, tramaron el en-gaño. Y es que las cosas ya no eran iguales. La Quina había jugado varias

veces con el chantaje de su retiro. Siempre le había dado resultado. Hasta que ya no.

Cuando Luis Echeverría subió a la Presi-dencia, La Quina lo invitó a su plaza fuerte, Ciu-dad Madero. “Señor presidente, yo ya estoy cansado y he pensado en retirarme de la vi-da sindical”. Echeverría, ante semejante pérdi-da: “No, Joaquín. Quédese usted. Siga”. La Qui-na, sacrificado ante el mandato supremo: “Es-tá bien, señor presidente, como usted ordene”.

Seis años más tarde invitó a José López Portillo: “Me retiro, señor presidente, ya estoy cansado”. López Portillo, ante la pérdida irre-parable: “Usted es necesario, Joaquín, tiene que seguir”. La obediencia de La Quina: “Como usted ordene, señor presidente”. Otros seis años. Invitó a Miguel de la Madrid: “Ya estoy cansado, señor presidente. He pensado en re-tirarme”. Silencio presidencial. De la Madrid

Lo crearon, lo solaparon, lo aplastaron

El de “La Quina”, un imperio construido a golpes de corrupciónTres presidentes le rindieron pleitesía

ENRIQUE MAZA

quería una limpia en Pemex. Y La Quina y Ba-rragán tramaron el sacrificio expiatorio.

En un restaurante del DF se reunieron con El Trampas, Héctor García Hernández, su lugar-teniente en Coatzacoalcos y en la zona sur, de quien Barragán era jefe, protector y compadre. Analizaron con él la gravedad de la situación y le anunciaron que lo ofrecerían en holocaus-to, para aparentar la renovación moral del sin-dicato: te destituimos, te acusamos, huyes, le echamos tierra al asunto y en dos años vuel-ves. Lo destituyeron, huyó a McAllen, lo acu-saron, le cargaron los platos rotos y la vajilla entera. Eso no estaba en el trato. El Trampas reac cionó en McAllen y le escribió una carta al presidente. Dijo lo que sabía –y sabía mucho– de sus jefes. Le tocó a La Quina el turno de reac-cionar. Mandó a secuestrar a El Trampas. Lo tra-jeron de McAllen vendado y en la cajuela de un automóvil. Lo entregaron a la policía de Reyno-sa. La policía lo llevó a Ciudad Madero, ante La Quina: “Te dije que te sacaría de donde te me-tieras”. Lo hicieron firmar acusaciones. A un calabozo en Tampico. Incomunicado. Al Reclu-sorio Sur. Encarcelado.

Desde 1983 Proceso ha venido publican-do la historia negra de La Quina y del sindi-

cato petrolero, forjada en connivencia y bajo tutela de Pemex. A decir verdad, desde marzo de 1977 –número 18 de la revista–, cuando fue asesinado Heriberto Kehoe Vincent –secreta-rio general y presidente del Consejo de Vigi-lancia de la Sección 30, con sede en Poza Rica– y herido Óscar Torres Pancardo, su sucesor, que también sería asesinado tiempo después.

La historia de La Quina no es nueva ni es oculta, aunque apenas se haya “descubierto” en estos días. Hace más de 10 años que se vie-ne denunciando. Ni es el presidente Salinas el primero que la conoce. El 21 de marzo de 1983 –No. 333– Proceso publicó: “Enésima de-nuncia. Durante su largo cacicazgo en el ST-PRM, La Quina ha sido reiteradamente acusa-do de enriquecerse ilícitamente, de realizar negocios personales con recursos sindicales, de reprimir toda disidencia y hasta de contra-bando de armas, como ocurrió en noviembre de 1977, cuando se descubrió un cargamento destinado a él en el buque tanque ‘Gustavo A. Madero’, en Veracruz”. Las autoridades tarda-ron 12 años en descubrirle armas a La Quina. Y homicidios. Aquí presentamos una síntesis de la historia negra que Proceso ha contado durante 12 años.

Publicado en el número 637 (16 de enero de 1989)

6 www.proceso.com.mx

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“El Quinazo”. Venganza salinista

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Habla “El Trampas”

En una carta de McAllen y desde su conoci-miento interno del sindicato, El Trampas in-forma al presidente Miguel de la Madrid: la corrupción sindical opera en el gremio pe-trolero. Del monto total de las obras y servi-cios que ejecuta, Pemex entrega al sindica-to 2% para obras de beneficio social. El Tram-pas, cuando recibía la orden expresa, cobraba ese dinero, lo depositaba en una cuenta ban-caria personal y luego giraba sobre esa cuen-ta a nombre de La Quina. Él era sólo uno de los cobradores. La Quina manejaba el dinero per-sonalmente. En 10 años –y de los pesos de en-tonces– la suma fue de 20 mil millones.

Lo mismo ocurre con los fondos que pro-vienen de las tiendas sindicales de consumo, de las granjas, de los ranchos, de las cajas de ahorro sindicales. Lo mismo ocurre con 35% que el sindicato cobra a sus contratistas, por-que tiene el poder de subcontratar las obras que Pemex le encarga. Sólo el secretario gene-ral –Barragán– y La Quina –tras bastidores– de-ciden en qué se gasta, en qué se invierte y có-mo se maneja ese dinero, sin recibos, sin do-cumentos, sin constancias. En consecuencia, todos los miembros del Comité Ejecutivo Ge-neral –los cobradores, El Trampas entre ellos– no pueden justificar el dinero recibido ni su destino. Sólo La Quina sabe. Pero La Quina re-cibe en efectivo el dinero depositado en otras cuentas personales. Los responsables son otros. Nadie puede oponerse a las órdenes del jefe, aun a costa de sus intereses personales.

Que se haga una auditoría en el sindicato, le pide El Trampas a Miguel de la Madrid, y se sabrá lo que es el manejo de ese dinero. (La au-

ditoría, por supuesto, nunca se hizo.) Ahí están enredados los gastos, las inversiones, las obras sociales reales o supuestas, las viviendas de los líderes y de los afiliados –construidas o no–, a lo que hay que sumar los préstamos –780 mi-llones– del Banco Nacional de Obras Públicas.

El Trampas al presidente: que se investigue la fortuna personal del secretario general del sindicato. Se verá la trampa que le tendieron al Trampas. Y al presidente. Le ofrece pruebas y documentos.

Allí no se detiene El Trampas: Barragán y La Quina quitan de en medio a quienes estor-ban y callan a sus opositores, como le pasó al Güero Kehoe. Se acalló la investigación de su asesinato.

El Trampas envió su carta el 22 de agos-to de 1983. Ese mismo día el presidente De la Madrid acudió a la celebración del aniversa-rio sindical petrolero con Mario Ramón Bete-ta, director entonces de Pemex, con La Quina y con Barragán, en el que Beteta anunció “el surgimiento del nuevo Pemex, con el apoyo de la agrupación sindical”.

Beteta notificó que se proponía “aplicar la renovación moral que erradique las manio-bras inconfesables, las ineficiencias, las des-viaciones y los hábitos malsanos” en la em-presa. El director de Pemex acababa de au-mentar en miles de millones, por obra y gracia del nuevo contrato colectivo de traba-jo, las canonjías del sindicato, “exponente ex-cepcional de la energía y entrega que caracte-rizan a nuestra clase trabajadora”.

La Quina, en su discurso del día: “La gran historia de México, escrita por los sacrificios

de los hombres, ha sido manchada también por los hombres que la han traicionado por su egolatría, por su ambición dictatorial, por sus propósitos de enriquecerse, no importando los medios. A pesar de esto, nuestra historia y nuestra bandera siguen avanzando contra es-tas desviaciones humanas. Nos gustaría ver qué pasaría si en un momento terminaran de golpe todos los mantos aceitíferos. A ver si esos enfermos o convenencieros que tanto insultan a la industria petrolera, a sus traba-jadores, vivirían de lo que tanto queremos”.

El Trampas acaba de escribir desde McA-llen y Miguel de la Madrid tenía la carta. To-dos cantaron el Himno Nacional.

El Trampas a Proceso, en el Reclusorio Sur: “Ningún director de Petróleos Mexicanos se ha decidido hasta ahora a combatir la corrupción sindical. Todos han preferido cuidar el escrito-rio y su posición política. La Quina y Barragán Camacho son los que mandan. Ellos han im-plantado el terror en el sindicato y se han en-riquecido escandalosamente con las concesio-nes de la empresa, en perjuicio de la nación”.

Contratismo, usura, imposición, pistole-rismo, despilfarro, negocios personales sola-pados por Pemex, maniobras de los líderes para conservar el poder, intrigas, acusaciones falsas, parrandas de Barragán en Las Vegas, juego, hipocresía, engaño, robo, traición, po-der. “Joaquín ha enloquecido de poder”. Son las denuncias del Trampas. 1983.

La Quina llegó a la secretaría general na-cional por decisión de Pedro Vivanco, el caci-que antecesor, en 1962. Y a Pedro Vivanco fue al primero que eliminó, en cuanto agarró el

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Barragán. Destronado

Hernández Galicia con Echeverría. Pactos de poder

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poder. Luego siguió Rafael Cárdenas Lomelí. Después Manuel Terrazas y otros.

“Mantiene su poder a base de terror. Él y Salvador lo controlan todo, lo deciden todo. Las secciones han perdido toda autonomía. Ellos ponen y quitan dirigentes. Ahí está el ejemplo de Poza Rica. Murió Heriberto Kehoe. Murió Ós-car Torres Pancardo –8 de septiembre de 1983–, que eran dirigentes de la Sección 30. Entonces llega Salvador y, sin más, dice: éste. E impone al sucesor de Óscar. Por dedazo, en una sección que tiene más de 6 mil trabajadores”.

Otra forma de someter y de hacer incondi-cionales a los dirigentes de sección es ponerles “un cuatro” para que se metan en problemas. “Es lo que hicieron a Sebastián Guzmán Cabre-ra en Minatitlán. Le quisieron poner una tram-pa para que luego llegara La Quina como su sal-vador y así tenerlo agarrado”.

Junto al terror, el dinero. Se cierra el can-dado del poder sindical. “Dinero para com-prar gente, para chantajear, para apercollar a los trabajadores. Préstamos personales como forma de sometimiento. Ahí tienen la caja de ahorros de Ciudad Madero. Simplemente eso: millones de pesos que La Quina maneja a su antojo, porque el dinero es suyo y de Salvador. Ellos ganan los intereses. Ellos prestan. Ellos disponen los descuentos. A su antojo. La Qui-na, personalmente, autoriza o niega los prés-tamos. Y Pemex hace los descuentos al traba-jador, a lista de raya.

“Si te pones al brinco o no estás de acuer-do con lo que hacen, le dicen al jefe de la caja de ahorros: ‘a éste déjamelo con cinco pesos a la semana’. ¿Y qué hacer? Tienes familia. Ni modo. Tienes que ir corriendo a suplicarle a Joaquín. Y entonces, como perdonavidas, or-dena que te reduzcan el descuento, pero ya te tiene agarrado.

“En Pemex, los que están arriba solapan la situación. Eso ya ni se dice. Pemex tiene que hacer lo que el sindicato ordene. En lo de los préstamos, la empresa se concreta a aplicar los descuentos conforme con la relación que le pasa el sindicato. Nada más.”

Destino, Las Vegas

De acuerdo con información publicada por Proceso en su momento, de 1977 a 1983 –y en los pesos de entonces– se calcula que La Quina recibió de Pemex, por 2% de las obras, más de 70 mil millones, por comisiones, de los contratistas a quienes La Quina y Barragán asignaban los contratos.

Por la cláusula 36 del contrato colectivo, 40% de las obras de Pemex se otorgaba al sin-dicato, que podía subcontratarlas. El contra-tista escogido entregaba al sindicato 35% del

Publicado en el número 637 (16 de enero de 1989)www.proceso.com.mx 9

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monto de la obra. Desde ese momento, el con-tratista ya iba quebrado, obligado a robar en el campo, a dar dinero a los supervisores para inflar estimaciones. Así, una obra que Pemex tiene calculada en 200 millones, al darle el contrato al sindicato se eleva a 400 millones.

El sindicato asigna esos contratos sin con-curso. Por eso el contratista tiene que dar el 35%. El concurso impediría la corrupción. Por ejemplo: En 1971, cuando Barragán ocupa-ba por primera vez la Secretaría General, se construyó la refinería de Tula. Barragán ma-nejó el asunto completo. La obra costó 28 mil millones de pesos. El sindicato recibió 2% de esa cantidad, unos 560 millones.

Otros negocios de La Quina. La perforadora El Águila. Se le pagaba en dólares. Había equi-pos parados y se les pagaba tiempo muerto. Había equipos de Pemex parados, para que trabajaran en la perforadora El Águila, a cos-ta de Pemex.

La flotilla de camiones Mac. En todos los de-partamentos de transportación de Pemex ha-bía equipos y trabajadores parados –no traba-jaban–, para darle preferencia a esta flotilla. Se

duplicaban los costos. Pemex tenía sus vehícu-los, con sus choferes, pero estaban parados.

Ambas empresas son de contratistas pri-vados, de prestanombres, porque La Quina es el dueño de todo. Pero hay prestanombres que lo cubren, como Sergio Bolaños y Rami-ro Garza Cantú.

Sergio Bolaños compró en 1983 el colegio Hamilton, en mil 100 millones de pesos, y un predio contiguo, en las Lomas de Chapulte-pec, y –meses antes– la casa que fuera de Car-los Trouyet.

De acuerdo con los testimonios publica-dos, eran frecuentes las francachelas de Ba-rragán y otros líderes en Las Vegas. Iban tres o cuatro veces al año. También a Lake Tahoe y a Atlantic City. Con muchos cuates. A veces 50, 60. Todo pagado. Una noche, en Las Vegas, Ba-rragán perdió 1 millón de dólares en el bacará en cuatro o cinco horas.

Otras veces trasladaban Las Vegas a Ciu-dad Madero, para las fiestas de La Quina y de Barragán. Se llevaban 10, 20 mujeres. En avión especial. Directamente de Las Vegas. Mujeres para divertirse.

El sindicato petrolero fue fundado por Lombardo Toledano y por Eduardo Soto Innes. El último secretario general en su his-toria independiente fue Eulalio Ibáñez. La in-dependencia del sindicato terminó en 1949, cuando Miguel Alemán implantó el charris-mo sindical.

Eulalio Ibáñez, en 1983, fue entrevistado por Proceso. Dijo: “El Trampas, La Quina y Cha-va son el fruto más acabado de la corrupción del sistema. Es un iluso quien crea que el go-bierno quiere acabar con ellos. El gobierno les ha dado impunidad, apoyo económico y fuerza política para someter a los trabajado-res. Si pensamos con ingenuidad que al go-bierno ya no le sirven, de todos modos nos pondrían en su lugar a otros peores, más efi-cientes”.

El Negro Ibáñez previó entonces el futu-ro del Trampas: “Lo van a tener encerrado un tiempo, devolverá algo y, como todos están su-cios, lo dejarán en libertad a cambio de su si-lencio”. El Trampas estuvo un tiempo en la cár-cel, devolvió algo y lo dejaron en libertad, aun-que su silencio no fue total.

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José Sosa, Joaquín Hernández Galicia y Salvador Barragán Camacho. Como gánsters

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Con Díaz Serrano, relaciones cordiales

Había complicidad de líderes y empresa. La empresa obedecía órdenes de La Quina y de Barragán y les concedía todo: contratos libres, permisos, plazas, prebendas y dinero. No sólo Pemex. La Secretaría del Trabajo solapaba las imposiciones y arbitrariedades de La Quina. Mediante mordidas de 50 mil pesos, los ins-pectores de esa dependencia avalaban asam-bleas seccionales inexistentes y la designa-ción de líderes por dedazo. Los secretarios del Trabajo, en tres sexenios, fueron buenos ami-gos de La Quina. Lo mismo Salomón González Blanco que Gálvez Betancourt que Pedro Oje-da Paullada. Nunca tuvo La Quina ninguna di-ficultad con ellos.

Las relaciones de Jorge Díaz Serrano con el sindicato fueron muy cordiales. Trataba di-rectamente con La Quina y con Barragán. Se veían a solas. Con Díaz Serrano la empresa concedió a los líderes cuanto quisieron. Los funcionarios de Pemex, incluido el director, iban con frecuencia a rendirle pleitesía a La Quina en su casa de Ciudad Madero. Lo mis-mo ocurrió después con Mario Ramón Beteta.

Jesús Reyes Heroles, cuando fue director de Pemex, fue el único que quiso frenar la co-rrupción. Por eso La Quina y Barragán lo con-sideraron siempre su enemigo.

En el sexenio de López Portillo, José An-drés de Oteyza, secretario de Patrimonio, se opuso a que el sindicato manejara los contra-tos en la forma en que lo hacía. Detectó esa corrupción y por eso su relación con La Qui-na siempre fue mala. Con él no hubo amistad, como la hubo con Francisco Javier Alejo. Con De Oteyza hubo pleito y enfrentamientos ver-bales. Muchas veces. Hubo ocasiones en que se negó a recibirlos en su despacho.

Tampoco Miguel de la Madrid, entonces secretario de Programación y Presupuesto, estuvo de acuerdo con los contratos. Según Héctor García Hernández, “don Miguel hizo un estudio. El sindicato no debía manejar a su antojo las obras, por ningún motivo. Él dijo: ‘No. Si el sindicato quiere obras, que concur-se’. Y dos veces rechazó la petición del pre-sidente López Portillo de que accediera a las demandas del sindicato. La primera vez, don Miguel se negó, entonces fueron los líderes a ver otra vez al presidente. Y el presidente le volvió a pedir su acuerdo. Con su puño y le-tra, López Portillo le puso que tomara muy en cuenta al sindicato de petroleros. Aunque no le ordenaba directo. Y don Miguel volvió a re-chazar la petición. Luego yo ya no supe nada”.

El caso fue que el sindicato logró su propó-sito con el apoyo de Díaz Serrano y tuvo manos libres para subcontratar las obras, mediante

comisión de 35%. Y eso hizo que los contratis-tas elevaran sus costos al doble o más.

Farell y Barragán abrazados

Estaba El Trampas en la cárcel. Estaba en cur-so su juicio. Estaban frescas sus denuncias y sus acusaciones. Era el 28 de octubre, dos me-ses después de la carta a Miguel de la Madrid. Los petroleros realizaron una reunión pa-ra evaluar la obra del sindicato en el progra-ma alimentario del presidente. Asistió Beteta. Asistió Arsenio Farell Cubillas, secretario del Trabajo. Asistió Francisco Labastida Ochoa, secretario de la SEMIP. No asistió La Quina.

Barragán y Farell se abrazaron. Como en los tiempos felices. Discurseó Farell: “Los fe-licito por estos logros. Ahora, como nunca, la industria petrolera requiere de ustedes, seño-res trabajadores. Su espíritu de colaboración, de nacionalismo y de lucha, su sentido revo-lucionario para que en la paz, en la democra-cia, en la igualdad, este país llegue a ser lo que todos deseamos, igualitario y justo”.

Ocho meses atrás, el 20 de febrero, La Qui-na había pronunciado un discurso en su pla-za fuerte: “Debe ser nuestro amigo, como di-jo Chava Barragán, por la buena o por la ma-la; pero el presidente Miguel de la Madrid va a tener que ser amigo de los petroleros de todo el país. Qué importa que el mismo gobierno no nos comprenda; qué importa que nuestros amigos, los presidentes, empiecen en con-traposición con nosotros y terminen siendo nuestros amigos”. Así fue con Echeverría. Así

fue con López Portillo. Así fue con Miguel de la Madrid.

El 5 de enero de 1984, los líderes petroleros estaban en Palacio Nacional para asegurarle al presidente que se sumaban a la renovación moral y darle un regalo de Reyes: “Las fallas que tenemos las vamos a corregir en menos de dos años”. Así le dijo La Quina a De la Ma-drid. La Quina, acusado de crímenes para eli-minar a sus enemigos y proteger su poder y sus ganancias; que alardea de someter a los presidentes por las buenas o por las malas; líder de una pandilla que “está destrozando Petróleos Mexicanos”, como le reveló a Luis Echeverría su director de Pemex, Antonio Do-valí Jaime; responsable de una política sin-dical fincada en el uso de la fuerza, de la re-presión y de la violencia, como tantas veces acusó Hebraicaz Vázquez, dirigente del Mo-vimiento Nacional Petrolero. La Quina, ahora, ante Miguel de la Madrid, campeón de la re-novación moral.

El presidente recibió satisfecho el com-promiso y agradeció el apoyo de los petrole-ros y su deseo de emprender, con el gobierno, un “amplio programa de superación”. Les di-jo: “Es tiempo de renovar nacionalismo y pa-triotismo, y de revocar las virtudes morales del pueblo mexicano”.

Barragán se purificó: “La corrupción en el sindicato quedó atrás. Es una hoja que ya se dobló y no quiero acordarme”. La Quina se sublimó humildemente: “Todos tenemos el compromiso –se dirigía al presidente– de se-guir su ejemplo, de que todo se maneje con

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La sucesión, la sombra...

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honestidad”. El combate a la corrupción que-daba en manos de los líderes acusados de propiciarla.

Faltaba el coronamiento. Echeverría le había suplicado –ordenado, para La Quina– que se quedara, que siguiera. López Portillo le había dicho que era necesario. De la Ma-drid no le había dicho nada. Todavía. Pero se lo dijo, finalmente, el 4 de julio del 84, en la plaza fuerte. Allí, en Ciudad Madero, el his-tórico 4 de julio, Miguel de la Madrid cinceló sus palabras:

“Quiero reconocerle al sindicato petrolero su tenacidad, su esfuerzo, su sentido de leal-tad y de compromiso por hacer de Petróleos Mexicanos, cada día más, un modelo de em-presa mexicana, un modelo de honorabilidad, un modelo de honestidad en el manejo de su sindicato.”

Y se dieron el abrazo. Cálido. Efusivo. Mi-

guel de la Madrid y La Quina. Frente a 12 mil petroleros. Los dos amigos.

Habían empezado las fiestas saturnales. Por esos tiempos se publicaron tres libros so-bre la vida incorruptible y luminosa del líder petrolero: hombre ejemplar, ser humano in-comparable, trabajador incansable, valiente, generoso, audaz, visionario, patriota, vigilan-te, modesto, pobre, demócrata, recto, honra-do, tierno, prudente, amoroso, dadivoso, ab-negado. Un espejo en el que deben verse los mexicanos, urgidos de modelos que imitar. Se editaron dos discos con canciones románti-cas de su propia inspiración, evidencia de su espíritu sensible, sencillo y popular. Se puso en marcha una campaña por radio y televi-sión para exaltar las aportaciones del sindica-to petrolero al desarrollo del país y al bienes-tar de los mexicanos. Las saturnales romanas para glorificar al héroe surgido de la pobreza.

El periodista Luis Suárez puso el broche de oro con una entrevista a La Quina –“La Quina visto por La Quina”– que publicó en la revis-ta Siempre! el 27 de junio de 1984, ocho días antes del abrazo de Miguel de la Madrid. Joa-quín Hernández Galicia se describe a sí mis-mo: “Soy un hombre realizado, seguro de mí mismo, el más feliz del país. He dominado la egolatría y la vanidad. Mis virtudes: lealtad, trabajo y honradez”. “La pobreza me destro-za y me deprime; la opulencia y el desperdi-cio me enfurecen”. “Los placeres me gustan a base de hacer el bien. A cualquiera que sea, hasta a mis enemigos”. “Soy humilde y senci-llo”. “Soy apasionado de las cosas buenas, pa-sión buena, lealtad, trabajo, creatividad, rea-lizaciones, todas las causas nobles”. “Así va a ser, hasta que el Supremo Creador disponga mi meta final: ser un sembrador permanen-te”. Y así por el estilo.

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El sindicato petrolero. Emporio de corrupción

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“Modelo de honestidad”: MMH

Beteta encendió las velas del santuario. 27 de mayo de 1984. Ciudad Madero. “Amigo Joa-quín, amigo Chava. Se reafirmaron las rela-ciones de entendimiento y de amistad entre los trabajadores y la administración de Pe-mex. Siempre atentos, como están ustedes y quienes los encabezan, al acontecer nacional, y apoyados, como lo están, en su patriotismo acrisolado, los dirigentes del sindicato, enca-bezado por Joaquín Hernández Galicia y por Salvador Barragán Camacho, han comprendi-do la necesidad de apoyar sin reservas, como lo hemos venido a ratificar aquí esta mañana, la política de Miguel de la Madrid. Yo estoy se-guro de que éste no es solamente el principio, sino la ratificación de un compromiso, de una relación cada vez mejor, cada vez más sólida, cada vez más sincera y cada vez más llena de afectos verdaderos entre el sindicato y la di-rección de Petróleos Mexicanos”.

De la corrupción “ya no quiero ni acordar-me”. Prepotencia, abuso, venta de plazas, trá-fico de contratos, negocios privados al ampa-ro del sindicato, reprensión –inclusive física–, asambleas espurias, despilfarro sin límites, explotación de los trabajadores transitorios, complicidad con funcionarios corruptos de Pemex, terror como instrumento de poder, imposición abierta de dirigentes seccionales y nacionales, violación sistemática de los es-tatutos sindicales, manejo personal de cien-tos de miles de millones de pesos sin rendir cuentas a nadie, 2 mil trabajadores comisio-nados al servicio personal del dirigente moral del sindicato, montones de acusaciones y de denuncias judiciales y periodísticas, alteros

de expedientes, pruebas y documentos. Todo quedó atrás. “Ya no quiero ni acordarme”, di-jo Barragán. La Quina “es un modelo de hones-tidad en el manejo de su sindicato”, dijo Mi-guel de la Madrid.

1977. Antonio Madrigal Mendoza mata al Güe-ro Kehoe, líder de la Sección 30, Poza Rica. Ke-hoe era del grupo de La Quina. Desde 1972 y, sobre todo en 1975, cuando intentó reelegirse como secretario general de la 30, los trabaja-dores lo acusaron –y presentaron documen-tos– de enriquecimiento inexplicable.

Ya entonces Hebraicaz Vázquez acusaba: “El asesinato de Kehoe es el resultado de tan-tas injusticias, represión, corrupción y falta de democracia en nuestra organización. Pa-ra evitar hechos sangrientos tan lamentables, es necesario devolver a los trabajadores la au-tonomía seccional y sindical, la libertad para elegir a sus representantes. Mientras Joaquín Hernández Galicia siga imponiendo comités ejecutivos locales y delegados a las conven-ciones, éstos responderán a los intereses de grupo de La Quina y no a los legítimos intere-ses de los trabajadores. Esta situación propi-cia no sólo la corrupción en todos los niveles, sino una alarmante baja productividad que da origen, entre otras consecuencias, a una duplicación de costos de producción. Ha lle-gado el momento de rectificar, destruyendo la estructura económica y política creada por Hernández Galicia, que provoca estallidos de violencia”. Demandó una investigación a fon-do. No se hizo.

En marzo de 1975 se suicidó Félix Lezama Álvarez, en Macuspana, Tabasco. En septiem-

bre de 1974, Jaime Marín Servera fue encon-trado muerto en su automóvil incendiado. El cadáver tenía un balazo en la cabeza.

Antes de suicidarse, Lezama dejó dos car-tas, una dirigida al gobernador del estado, Mario Trujillo García: “Yo, Félix Lezama Álva-rez, secretario general de la Sección 29, soy parte del triunvirato que formamos José Vas-concelos Morales y Héctor García Hernández (El Trampas), para acabar con la vida de Jaime Martín Servera”. Lezama se quita la vida por remordimiento y para pagar su acción.

“Que se sepa, ninguno de los otros dos in-culpados en este crimen ha sido sometido a proceso”, dice Hebraicaz. “Es una prueba más de la impunidad que ofrece a sus testaferros la mafia que maneja el sindicato”.

En 1978, Poza Rica era una ciudad de 200 mil habitantes; 60 mil de ellos hacinados en tugurios. El 87% de sus calles no tenía pavi-mento. La mitad de las casas no tenía agua potable y más de la mitad no tenía drena-je. Agua contaminada hasta la podredum-bre, desempleo, corrupción, mendicidad, ca-restía, pandillerismo, hedor permanente, su-ciedad, vicio, prostitución. Ciudad petrolera. Allí se inició la epopeya del petróleo nacio-nalizado hace 50 años. De allí se habían ex-traído, hasta 1978, 2 mil millones de barriles de crudo.

Allí vivía José Torres, enfermo, alcohóli-co, limosnero a los 78 años, después de haber trabajado 27 años en Pemex como transitorio. Como él, 11 mil trabajadores –hoy se calculan 100 mil– estaban en espera de una plaza en Pemex, de un trabajo fijo y seguro.

Allí vivía Anastasio Camuel, en un prostí-bulo inmundo de la zona de tolerancia, año-rando el auge de los años cincuenta.

Allí era la proliferación de vinaterías, cer-vecerías, cantinas y piqueras –400 en ese en-tonces–, mientras 82 policías tenían a su car-go la vigilancia del municipio.

Allí era el feudo del siniestro FRUS, cama-rilla dirigente de la Sección 30, con sus líde-res millonarios y poderosos y con 250 funcio-narios privilegiados y de confianza de Pemex, aislados en zonas residenciales y clubes ex-clusivos. Dos de sus dirigentes, el Güero Ke-hoe y Óscar Torres Pancardo fueron asesina-dos. Hoy se especula y se rumorea otra vez so-bre el autor del segundo de esos asesinatos.

De allí, de Poza Rica, salió en otros tiem-pos un joven ambicioso, Joaquín Hernández Galicia, que se fue a Ciudad Madero a iniciar el camino que lo llevaría a crear el imperio sindical petrolero, el imperio de La Quina.

Allí, en los años cincuenta, sembraba el terror con sus pistoleros un líder atroz, Pedro Vivanco, que haría disparar a sus hombres

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Con De la Madrid. Favores mutuos

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contra una manifestación popular, en 1958, y que encumbraría a La Quina en 1963.

De allí huyó a Estados Unidos, ese año, Jai-me J. Merino, con el producto de 18 años de saqueo.

Represión de trabajadores disidentes, es-candalosa venta de plazas, viacrucis inacaba-ble de los transitorios, cacicazgo del Güero Ke-hoe –y su muerte nunca investigada– y asesi-nato nunca aclarado de su asesino.

Poza Rica fue el teatro del XL aniversario de la expropiación petrolera, presidido por Jo-sé López Portillo.

En 1974 La Quina y Barragán trataron de desar ticular la disidencia sindical. Los diri-gentes del Movimiento Nacional Petrolero, la disidencia más importante entonces, encabe-zada por Hebraicaz, fueron sancionados por el sindicato y cesados por la empresa.

Nueve años después, en 1983, la Suprema Corte de Justicia les otorgó el amparo contra la determinación del sindicato y de las auto-ridades laborales.

La empresa les da dinero. Si no lo da, lo obtienen de sus negocios. Si necesitan más, lo piden prestado, con la seguridad de que la empresa les condonará la deuda. Acumulan ganancias y cuotas sindicales. Negocios den-

tro de los negocios: cooperativas agropecua-rias, tiendas sindicales, fábricas, constructo-ras, equipo de perforación terrestre y maríti-ma, concesiones, poder político, contratos y subcontratos, regalo de Pemex al gusto y al capricho. Sólo de cuotas sindicales, en 1983, obtenían 100 millones mensuales. Regalo de 75 millones de Pemex para terminar el cen-tro de convenciones de la Sección Uno. Rega-lo para muebles de oficina. Condonación de una deuda de 25 millones. Regalo de 400 mi-llones para incrementar el fondo sindical de compras de artículos para tiendas petroleras y para producir alimentos en los centros agro-pecuarios del sindicato. Regalo de 8 millones para un equipo de comunicación en las tien-das sindicales.

En todos los negocios sindicales trabaja-ba gente que cobraba en Pemex. Unos 4 mil.

En 1980 el sindicato valuaba sus propie-dades en 2 mil millones. Hoy se calcula que valen más de 100 mil millones. Y abarcan to-do: tierras cultivables, cabezas de ganado y de ganado estabulado, fábricas de ropa, mueble-rías, ladrilleras, imprentas, funerarias, cines, maquinaria pesada y de perforación.

En 1979 La Quina modificó los estatutos para que el secretario general durara cinco años. Cuando Vivanco lo hizo llegar a la Se-cretaría General, su periodo fue de 1963 a

1964. Y propuso la creación de un nuevo cargo en el Comité Ejecutivo Nacional: director de obras sociales y revolucionarias del sindicato. Era el puesto que creaba para su persona, que ocupó de inmediato y desde el cual dirige su proyecto de “Revolución Obrera” el líder mo-ral del sindicato.

“En 1974 –relata Hebraicaz–, en una asamblea amañada, la Sección 15 nos apli-có la cláusula de exclusión. El Movimiento Nacional Petrolero no se desarticuló. Al con-trario. En marzo de 1980 nos mandó llamar el presidente López Portillo para acusarnos de intransigentes: atentábamos no sólo con-tra el sindicato, sino contra el país. Nos pro-puso que fumáramos la pipa de la paz con Hernández Galicia y con Barragán. Y le dio instrucciones al respecto a su secretario par-ticular, Roberto Casillas, y al secretario del Trabajo, Pedro Ojeda, para que fueran testi-gos del acto.

“Barragán nos llamó primero, para que pla-ticáramos en su casa de Ciudad Satélite. Nos dijo que, por instrucciones de Joaquín, íbamos a ser reinstalados en la empresa, a condición de que firmáramos una carta. En ella querían que aceptáramos que nuestro movimiento es-taba financiado por políticos como Jesús Reyes Heroles, Emilio Martínez Manatou, Francisco Javier Alejo, Horacio Flores de la Peña y Anto-nio Dovalí Jaime.”

Todos enemigos de La Quina. “Nos nega-mos a firmar. Ni nos levantaron el castigo ni nos reinstalaron. Al contrario: presionan a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para que fallara en contra nuestra”.

Nueve años después, la Suprema Corte re-virtió el dictamen. “Barragán y La Quina no lo querían creer”.

Hace 12 años, acopio de armas

En la misma denuncia, Hebraicaz Vázquez hace responsable a La Quina de dos asesina-tos, de la venta de plazas en Pemex, de agre-siones a los trabajadores y de fraudes a Pe-mex y al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, acusaciones que repitió –con más elementos y pruebas– en no-viembre de 1983 ante la Procuraduría General de la República.

Pero no le hicieron caso. Ahora –12 años después– Hebraicaz dice: “Los presidentes an-teriores nunca tuvieron la voluntad política para investigar los hechos”. Por el contrario, “la corrupción sindical fue prohijada por el propio gobierno. Luis Echeverría y José López Portillo le dieron a La Quina tanta concesión y poder que crearon un Frankenstein, que pronto los rebasó y los condicionó.

Archivo Procesofoto “La Quina”. Escarmiento

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“Estos expresidentes –afirma– deben asu-mir su responsabilidad histórica por ello, por-que no es posible que así, de repente, se des-cubra que La Quina y sus incondicionales son corruptos y asesinos. Los presidentes en tur-no supieron todo. Fueron, en su momento, los hombres mejor informados. Si a La Quina se le permitió hacer y deshacer fue porque contó con anuencia presidencial, y si a La Quina se le dieron concesiones de Pemex fue porque el presidente en turno así lo dispuso.”

“Luis Echeverría prometió intervenir, aca-bar con la corrupción y actuar conforme a de-recho. A instancias suyas hubo varias reu-niones con el secretario del Trabajo, Porfirio Muñoz Ledo. Con él platicamos de nuestros proyectos: queríamos que hubiera nuevas elecciones en el sindicato, por vía del voto se-creto y directo. Nunca se resolvió nada. Segu-ramente no tuvo la autorización presidencial. Llegamos a tener ciertas esperanzas de que Luis Echeverría hiciera justicia. Nada de eso ocurrió: en 1975 tomamos las instalaciones sindicales y en junio de ese año nos aplicaron la cláusula de exclusión. Treinta meses estu-vimos fuera de Pemex y Echeverría terminó hablando muy bien de Hernández Galicia.

“A José López Portillo le expusimos la co-rrupción sindical y le mostramos nuestro desa-cuerdo por su política petrolera. Nos dijo que no comprendíamos, que deberíamos acostum-brarnos a la riqueza del petróleo. Pidió que li-máramos asperezas con Barragán Camacho y con Hernández Galicia, cosa que fue imposible.

“Eran los años del boom petrolero y La Qui-na era útil para el sistema: se necesitaba el control de los trabajadores.”

Durante su largo cacicazgo La Quina ha sido acusado infinidad de veces de múltiples car-gos, incluso judicialmente. Hasta de secues-tro, golpes, injurias y vejaciones ejecutadas por sus guardaespaldas. Nunca nadie había logrado nada en su contra.

Lorenzo Cantú Nava, petrolero sindicali-zado, lo acusó en 1976 y fue golpeado. El 2 de marzo de 1983, con copia a autoridades fede-rales y estatales, le escribió a La Quina: “Es ya mucho el daño que usted ha hecho a la na-ción, a Petróleos Mexicanos y al sindicato. El apoyo oficial le ha permitido desempeñar su triste papel de cacique todopoderoso durante más de 20 años, convirtiendo en caricatura el viejo sindicato petrolero. Usted cometió la in-dignidad de expulsar de la organización sin-dical a muchos antiguos trabajadores que tu-vieron el privilegio de conocer, vivir y actuar en la época del sindicato democrático, que fue desmantelado por Usted.

“En previsión de que sea cierto que se reti-ra (La Quina acababa de anunciar su retiro por enésima vez), le pido dos cosas. La primera, que rinda cuentas claras sobre el incalcula-ble capital que Usted ha manejado a su ente-ro capricho durante más de 20 años, como si fuera de su propiedad personal. La segunda, que Usted, por ética elemental, informe a los trabajadores cuál era su patrimonio al hacer-se cargo de la responsabilidad que ostenta, y a cuánto asciende hoy.

“El cumplimiento de estos dos deberes, uno de carácter legal y otro de carácter mo-ral, no lo releva de sus responsabilidades históricas.”

Marco A. Cruz / Imagenlatina

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Instalaciones de la PGR. Resguardo al dirigente petrolero

Residencia de “La Quina”. Saqueo

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Terminó el mito de la paz social

“General, ¿qué pasa en San Cristóbal?

Hay mucha gente...” El estallido que estremece a México

Publicado en el número 897 (10 de enero de 1994)

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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.- A las 1:45 horas del 1 de enero de este año sonó el timbre del teléfono 80444 de la XXXI Región Militar, a 12 kilómetros de esta ciudad. El co-mandante Gastón Menchaca Arias levantó la bocina.

–General, ¿qué pasa en San Cris-tóbal? Hay mucha gente...

–No sé. ¿No es gente que está celebrando el Año Nuevo?

Una hora y cuarto antes unos 800 miem-bros del Ejército Zapatista de Liberación Na-cional (EZLN) habían tomado esta ciudad.

Antes, bloquearon el paso a San Cristóbal, a seis kilómetros de la carretera procedente de la capital, Tuxtla Gutiérrez, con árboles de-rribados en el asfalto; lo mismo sucedió en la carretera que va a Ocosingo. Siguieron con la toma de las dos gasolinerías que Pemex tie-ne a la entrada y a la salida de la ciudad. Ten-dieron el cerco en las principales avenidas y entraron desde el Periférico hasta el llamado Puente Blanco, con paso marcial, hasta el Pa-lacio Municipal.

Vestían lo que es su uniforme: pantalón ver-de olivo, camisa café, paliacate y botas de hule; algunos se cubrían el rostro con pasamonta-ñas; todos, de una u otra forma, iban armados.

“A raíz de los acontecimientos del día 30 de diciembre pasado en el poblado de San Mi-guel, proseguidos durante la madrugada del día 1 del actual, en que grupos transgresores de la ley se apoderaron de las poblaciones de Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas y San Cristóbal de las Casas, se ordenó que el perso-nal militar jurisdiccionado a la VII Región Mi-litar permaneciera en el interior de sus insta-laciones esperando un posible diálogo a cargo del gobierno estatal, que permitiera que los integrantes de los grupos agresores armados retornaran a la legalidad.”

Con este párrafo la Secretaría de la Defen-sa Nacional inició, el domingo 2, una serie de boletines informativos sobre las acciones y los combates del EZLN con el Ejército Mexicano.

San Miguel Pataté es uno de los 16 mil 302 poblados rurales del estado de Chiapas, ubi-cado entre Altamirano y Ocosingo, camino a la selva, rumbo a Pathé, por la carretera a Oti-ná, pasando por las comunidades de Suschie, Chaxnajá, Río Blanco y Shuví. Cuenta con al-rededor de 5 mil habitantes, que viven en chozas de madera y paja.

Recuerdan allí que, en 1978, debido a la disputa por el monopolio de autobuses, hubo

GUILLERMO CORREA, JULIO CÉSAR LÓPEZ E IGNACIO RAMÍREZ

Antonio Turok / Imagenlatina San Cristóbal de las Casas. La toma zapatista

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muertos. Ahora es uno de los tantos pueblos donde opera la guerrilla.

Desde el 29 de diciembre, grupos armados del EZLN secuestraron en esa población cinco camiones de tres toneladas, con todo y chofe-res, con el objeto de trasladar a quienes el 1 de enero tomaron Ocosingo.

Esto motivó que el general Miguel Ángel Godínez, comandante de la VII Región Mili-tar, con sede en Tuxtla Gutiérrez, sobrevola-ra la zona.

Sin embargo, el jefe del Estado Mayor Pre-sidencial en el gobierno de José López Porti-llo no hizo caso a los avisos sobre la inminen-te cercanía de la guerrilla en Ocosingo: el 1 de enero la mayoría de los miembros de las Fuer-zas Armadas gozaba de su día de asueto.

Fueron los Comités Clandestinos del Ejér-cito Zapatista de Liberación Nacional los que escogieron esa fecha para el levantamiento, dijo a Proceso el subcomandante Marcos, uno de los que está bajo las órdenes de la cúpula direccional del EZLN.

Vestido de negro, con un chuj (cotón) cha-mula, y cubriéndose parte del rostro con un pasamontañas, Marcos portaba una metralle-ta Uzi en la cintura y un radiotransmisor con el que se comunicaba con sus compañeros que se encontraban en una camioneta Com-bi. Lo acompañaban los subcomandantes Fe-lipe, Ovidio, Virginia y Uno.

Se le recuerdan los hechos ocurridos el 24 de mayo de 1993, cuando unos 200 soldados en el ejido Laguna del Carmen Patathé, mu-nicipio de Ocosingo, catearon casa por casa y se llevaron a ocho campesinos, con dos gua-temaltecos, acusados de haber dado muerte a un miembro del Ejército y herido a dos más, encarcelados actualmente en el penal de Ce-rro Hueco, y se le pregunta:

–¿Esto impulsó o violentó el levantamiento?–Simplemente lo pospuso un tiempo. El

enfrentamiento en Corralchén fue accidental. Nos encontramos, les hicimos dos bajas, nos hirieron a un compañero y a otro lo mataron. Buscamos romper el cerco y lo logramos. La maniobra de mil 500 efectivos del Ejército tuvo sus problemas; se cruzaron, hubo choques en-tre ellos. Doce cuerpos fueron sacados en bol-sas. Peleaban con un fantasma, pues nosotros estábamos en retirada.

–¿Desde cuándo operan militarmente?–Todo empezó hace 10 años en la monta-

ña. La lucha armada tiene sentido en la me-dida en que se agotaron los cauces legales. La gente buscó salidas a través de proyectos pro-ductivos. Y nada, el Pronasol tampoco vino a resolver los problemas fundamentales de los indios.

–¿Por qué el camino de las armas?

–La lucha legal es bastante limitada y se tienen que ejercer otras formas de lucha. La revolución no se limita a la lucha armada; hay agrupaciones abiertas, organizaciones y par-tidos independientes. El problema de la gue-rra es un problema político, es una medida extrema. Planteamos una política amplia de alianzas. Además, nuestro movimiento cuen-ta con una importante base social. Es una ad-vertencia al gobierno, es un hasta aquí a la falta de libertades políticas.

–¿Y la presencia de niños guerrilleros?–En las zonas pobres de Chiapas los niños

maduran más rápidamente. Desde muy tem-prana edad empiezan a trabajar.

–¿Tienen alguna esperanza?–Modificar el momento. No es posible que

en Chiapas mueran 15 mi personas al año por enfermedades que son curables.

–¿Y las perspectivas del EZLN?–Vamos a ganar, tarde o temprano.

A las seis de la mañana, cuando el subcoman-dante Marcos hacía sus primeras declaracio-nes públicas, en medio de su tropa y de cu-riosos que se arremolinaron a su alrededor frente al Palacio Municipal, fue colocada en el asta principal una bandera negra con una es-trella roja y las siglas del EZLN, en medio de algunos aplausos.

San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Alta-mirano y Las Margaritas amanecieron tapiza-das con la Declaración de Guerra del EZLN, que lla-maba a la población a levantarse en contra del Ejército Mexicano, “pilar básico de la dictadura” encabezada por Carlos Salinas de Gortari.

Las proclamas del EZLN fueron transmiti-das desde Ocosingo, donde fue tomada la ra-diodifusora oficial XEOCH.

En el Palacio Municipal de San Cristóbal fueron destruidas las puertas de todas las ofi-cinas y los muebles se utilizaron como barrica-das en las esquinas de la plaza principal. Otro grupo entró a las oficinas de la coordinación de la Procuraduría de Justicia del Estado, don-de fue herido el policía Samuel Moreno Felicia-no. Un hotel y una farmacia del centro fueron asaltados, “expropiándose” medicamentos y colchones; igual sucedió con la tienda del IMSS, donde los guerrilleros se apropiaron principalmente de alimentos; posteriormente, la población se apoderó de aparatos eléctricos.

Turistas nacionales y extranjeros se vie-ron atrapados, sin poder entrar ni salir. Los restaurantes y comercios cerraron en las cua-tro poblaciones tomadas.

El gobernador Elmar Setzer Marseille, en su primera declaración, dijo que se “evita-rá cualquier confrontación”, y que los demás

municipios de la entidad estaban “en absolu-ta tranquilidad”.

La Coordinación de Comunicación Social del gobierno del estado informó que se trataba de sólo “200 individuos”, cuyos planteamien-tos no habían sido precisados y que había “dis-posición para atenderlos, analizar sus recla-mos y, en lo posible, resolver sus demandas”.

En su segundo comunicado, el gobierno estatal aseguró que los campesinos indíge-nas “se encuentran penetrados por indivi-duos con evidente capacitación paramilitar, con armamento de alto poder, ostentándose como una organización de supuestas fuer-zas de liberación”, involucrando además al clero católico. Asimismo, informó que tres ganaderos habían sido secuestrados en Las Margaritas y Ocosingo, señalando al PRO-CUP-Partido de los Pobres como protagonis-ta de la violencia.

Más tarde, el subcomandante Marcos, des-de un balcón del Palacio Municipal, estableció un diálogo público y dijo que la decisión de le-vantarse este día obedeció a la entrada en vi-gor del Tratado de Libre Comercio, “por re-presentar un acta de defunción de las etnias indígenas de México, que son prescindibles para el gobierno de Carlos Salinas de Gortari”.

Subrayó que las órdenes de su alto mando eran avanzar hasta el centro del país, “porque el movimiento es nacional, en el que luchan indígenas y campesinos de diferentes partes de la República”. Negó que participaran gua-temaltecos u otros extranjeros.

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Godínez. El ridículo

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“Las reformas y contrarreformas que ha hecho el PRI, en complicidad con el PAN –aña-dió–, no dan ninguna oportunidad a los par-tidos políticos de oposición y menos a otros movimientos cívicos. Hay falta de libertad y de democracia. No pedimos ni siquiera que se ponga un gobierno nuestro, sino que sea uno de transición, con actores más equilibrados, y que convoque a elecciones.”

Al preguntársele qué se haría en caso de que hubiera represalias en contra de la pobla-ción, alzó la voz y advirtió: “Volveríamos otra vez y de esta ciudad no va a quedar piedra so-bre piedra. Volveremos a atacar y ahora sí a matar. No vamos a aceptar que esta gente, so-bre todo la indígena, sufra más”.

En la rueda de prensa que sostuvo con periodistas locales y los primeros reporteros de los medios nacionales que habían llega-do, identificó por sus nombres a varios de los corresponsales.

En San Cristóbal los guerrilleros actuaron libremente, sin temor a los aviones y helicóp-teros que comenzaron a sobrevolar la ciudad.

2 de enero

En la madrugada, el EZLN incendió el Palacio Municipal de San Cristóbal. Después, abando-nó la ciudad. Escribieron en un muro: “No hay guerrilla: Godínez”; “¿No que no hay guerri-lla?”; “Nos vamos a Rancho Nuevo y de allí a Tuxtla Gutiérrez. Gracias coletos”.

Las calles de entrada a esta ciudad esta-ban bloqueadas con camiones de pasajeros destruidos y pintarrajeados por los guerrille-ros. Sus llantas ponchadas, los vidrios rotos y los asientos destrozados. Lo mismo sucedió con las patrullas estacionadas en la entrada de las oficinas de la Policía Federal de Cami-nos y Puertos.

Poco después los integrantes del EZLN ata-caron las instalaciones de la XXI Región Mili-tar en Rancho Nuevo, a 12 kilómetros de aquí.

A partir de entonces comenzaron los comba-tes entre el Ejército y los guerrilleros.

Mientras los rebeldes avanzaban hacia las poblaciones de Huixtán y Oxchuc, poblados indígenas ubicados a unos 50 kilómetros de San Cristóbal, Ocosingo era sitiada por tierra y aire por los soldados.

Adelante de Rancho Nuevo el Ejército dis-paró sobre un microbús y murieron sus 14 ocu-pantes; varios de ellos tenían el tiro de gracia. Estas fueron las primeras bajas de los guerri-lleros, según la versión oficial de los hechos.

El EZLN dinamitó los puentes La Florida y La Virgen, asaltó la cárcel de San Cristóbal y li-beró a sus 179 ocupantes.

Dos ambulancias de la Cruz Roja fueron tiroteadas: la número 0706002 presentaba va-rios orificios, entre ellos el causado por un bazucazo, así como un impacto en el techo, “provocado desde un helicóptero”, según dijo uno de sus ocupantes. Dos socorristas volun-tarios resultaron heridos.

Por la tarde, el Ejército entró a San Cristó-bal. Los helicópteros que transportaban a los soldados aterrizaron en Los Sumideros. Desde allí, caminaron hacia el centro de la ciudad, la cual fue ocupada totalmente en poco tiempo.

En Las Margaritas fue secuestrado el exgo-bernador y general de división Absalón Caste-llanos Domínguez en su rancho San Joaquín, y conducido al hospital del IMSS-Solidaridad, ubicado en Guadalupe Tepeyac, a unos 800 metros de la frontera con Guatemala y, al pa-recer, centro de operaciones del EZLN.

Hubo frecuentes enfrentamientos en Oco-singo, en Huixtán y Oxchuc. Según testimo-nios de algunos turistas, desde el aire fueron lanzados proyectiles.

De acuerdo con el comunicado expedido por la Secretaría de la Defensa Nacional, ese día hubo 29 muertos, cinco de ellos militares; y resultaron heridos seis soldados y otras 20 personas, principalmente policías municipa-les y estatales.

En los estados colindantes –Oaxaca, Vera-cruz y Tabasco– fue establecido el estado de “máxima alerta” ante el temor de que el con-flicto se extendiera o que los guerrilleros se refugiaran allá.

“Tomando en cuenta la angustia de las po-blaciones de la región en que se está desen-volviendo el conflicto y conscientes al mismo tiempo de nuestra responsabilidad pastoral y cívica”, los tres obispos de la entidad –Samuel Ruiz, Felipe Arizmendi Esquivel y Felipe Agui-rre Franco– se ofrecieron como intermedia-rios para restablecer la paz.

3 de enero

Procedentes de distintas partes del país pero principalmente de la Ciudad de México, si-guieron llegando más soldados, a los que se sumaron 200 elementos de la Policía Federal de Caminos a bordo de sus patrullas y un nú-mero semejantes de agentes de la Policía Ju-dicial Federal destinados principalmente a recorrer las carreteras en conflicto y apoyar los retenes militares.

Los 80 periodistas, fotógrafos y camaró-grafos nacionales y extranjeros que llegaron para cubrir el conflicto empezaron a sufrir el hostigamiento de ambos bandos. En las cara-vanas que organizan para ir a Ocosingo fue-ron objeto de agresiones.

El reportero de La Jornada Ismael Romero resultó herido por esquirlas de bala, después de que el vehículo en que viajaba fue atacado cerca del cuartel del 83 Batallón de Infantería

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Walter Stach

Marcos en San Cristóbal. Presentación

Milicianos zapatistas

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de Rancho Nuevo. Otros disparos dañaron el vehículo en que se desplazaba Francisco Gó-mez Maza, de El Financiero.

También fueron hostigados Amado Aven-daño y Gaspar Morquecho, del diario Tiempo; Leticia Hernández Montoya y Antonio Reyes Zurita, de Excélsior, así como Juan Miranda y Araceli Herrera, fotógrafos de Proceso, quienes fueron detenidos por la guerrilla en la pobla-ción de Huixtán y liberados a cambio de 700 nuevos pesos como “impuestos de guerra”.

Numerosos convoyes militares se desplaza-ron hacia las cabeceras municipales ocupadas por los guerrilleros. Los soldados, nerviosos, apuntaban sin distingo a la población. Nadie pasaba de una ciudad a otra sin previo cateo e identificación, al grado de que se llegó a impe-dir el libre tránsito. En poblaciones como Alta-mirano y Las Margaritas, nadie podía salir de sus hogares, excepto con salvoconductos.

En Ocosingo los zapatistas se refugiaron en el panteón municipal y en el mercado pú-blico, donde fueron atacados por los solda-dos. Decenas de paracaidistas se lanzaron desde 14 aviones.

En San Cristóbal, más de 3 mil soldados del 75 Batallón de Infantería de la Primera Zona Militar de la Ciudad de México tomaron el control de la ciudad.

El Palacio Municipal de Altamirano fue destruido a golpes de mazo. Prácticamente to-dos sus habitantes se habían sumado a las ac-ciones del EZLN, además de que los indígenas y campesinos les proporcionaban alimentos.

Ante el temor de que los guerrilleros llega-ran a la zona arqueológica de Palenque, otros grupos militares se trasladaron a esa región turística.

Por la noche, la Secretaría de la Defensa Nacional declaró que los cuatro municipios ocupados habían sido liberados.

4 de enero

Sin embargo, los combates, por tierra y aire, aumentaron, sobre todo cuando los zapatis-tas trataron por cuarta ocasión de tomar la base militar de Rancho Nuevo.

Uno de los aeropuertos de Tuxtla Gutié-rrez, el de Terán, fue cerrado definitivamen-te a la aviación comercial, para ser utilizado exclusivamente por la Fuerza Aérea Mexica-na. Constantemente aterrizaban y despega-ban aviones y helicópteros enviados de diver-sos lugares de la República.

Tanto en Altamirano como en Ocosingo, los reporteros pudieron observar muchos ca-dáveres de integrantes del EZLN en las calles, y principalmente en el mercado.

Al acabarse los alimentos y escasear cada

vez más el agua, los habitantes de los pobla-dos vecinos de estos dos municipios iniciaron el éxodo hacia lugares ajenos al conflicto.

“Díganles allá que vengan. No tenemos nada que comer. No sabemos qué hacer”, de-cían a los enviados.

Habitantes de Huixtán, poblado cercano a Altamirano, detuvieron a ocho supuestos guerrilleros, la mayoría de los cuales fueron golpeados y amarrados en el quiosco central. Al ser interrogados, dijeron haber ingresado al EZLN porque ofrece techo, educación y sa-lud. Otros declararon que habían sido recluta-dos a la fuerza.

Para ese día se calculaba que más de 10 mil soldados habían llegado a la zona, ade-más de unos 100 vehículos, entre tanques, jeeps con artillería, talleres rodantes, tanque-tas, ambulancias y camiones.

En las tres presas hidroeléctricas que ge-neran alrededor de 60% de la energía eléctri-ca que se produce en el país –La Angostura, Chicoasén y Malpaso– se aumentó la vigilan-cia militar y lo mismo sucedió en los pozos pe-troleros ubicados a la entrada de la selva, así como en el puente Belisario Domínguez, sobre el río Grijalva.

Tanques de guerra hicieron su aparición en San Cristóbal, donde el estadio municipal de beisbol se readaptó como base aérea mili-tar. Aquí, la Cruz Roja informó que, alrededor de las 17:00 horas, aviones y helicópteros ata-caron las colonias El Carrizal, San Antonio, El Ocotal y El Corralito, al sur de la ciudad. Rá-fagas de metralleta partieron de los aviones, que dejaron caer también explosivos.

Cerca del barrio de María Auxiliadora, a 15 kilómetros de esta ciudad, más de 40 repor-teros y fotógrafos fueron atacados desde he-licópteros durante media hora, pese a llevar distintivos de prensa y banderas blancas en sus vehículos.

El primer parte oficial de la PGR informó que había sido robado un camión de Pemex, con mil 566 kilogramos de dinamita y 10 mil 440 detonantes, con los que se presume fue-ron volados los puentes de La Virgen y La Flo-rida, que dan acceso a Ocosingo.

La Secretaría de la Defensa señaló que en este lugar permanecían grupos de agresores que, parapetados en edificios y azoteas, conti-nuaban disparando a los soldados. En su comu-nicado número cuatro informó que fueron de-tenidos ocho “transgresores” –nombre con que oficialmente se bautizó a los integrantes del EZLN, a los que nunca se llama guerrilleros–, los cuales fueron remitidos al Ministerio Públi-co Federal, entre ellos un niño; además fueron aseguradas 35 armas, 15 granadas, numerosos silenciadores, máscaras antigás, equipos de ra-dio y un número indeterminado de cartuchos de diversos calibres. La cifra oficial de muertos ascendió a 93, entre ellos más de 40 guerrilleros.

5 de enero

Lo que en un principio fue calificado como simple vandalismo de 200 campesinos indí-genas, se convirtió este día en una pesadilla para el gobierno, que puso a los grupos arma-dos cuatro condiciones para el cese del fuego: la deposición y entrega de las armas, incluyen-

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Fuerzas Armadas. Reacción

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do la dinamita robada; la devolución de los re-henes y secuestrados; el cese de hostilidades, y la identificación de los dirigentes. A cambio, ofreció suspender los ataques en su contra.

Una vez más, en las inmediaciones de San Cristóbal, donde viven más de 15 mil indíge-nas, se intensificó el bombardeo, ante el si-lencio de los guerrilleros al ofrecimiento gu-bernamental. Volvieron a atacar la base de la XXXI Región Militar y dañaron un helicóptero Bell de la Fuerza Aérea, que aterrizó de emer-gencia en San Cristóbal.

“No nos rendiremos. Seguiremos en la lu-cha contra el gobierno y la miseria, no sólo de Chiapas, sino de todo el país”, se escuchó a tra-vés de una emisión clandestina radiofónica.

Varios de los habitantes que lograron huir de las zonas en conflicto denunciaron que el Ejército “está ejecutando” a los guerrilleros de-tenidos “con un tiro de gracia en la nuca, luego de torturarlos con alambres alrededor de las muñecas y los tobillos, hasta abrirles la piel”.

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Jorge Madra-zo, llegó a San Cristóbal, por instrucciones presidenciales, para “atender toda situación que pueda afectar el respeto a las garantías individuales”.

Samuel Ruiz recibió con entusiasmo “la deci-sión de las autoridades de hablar de condiciones para el diálogo”. Comentó, empero, que no se ha-blaba de amnistía, y opinó que “tal parece que el ofrecimiento del gobierno es inaceptable”. In-formó, además, que organismos internacionales de derechos humanos, entre ellos Amnistía In-

ternacional y los Abogados de Minne sota, envia-rían observadores a Chiapas. Dijo que la Iglesia otorga refugio en los templos de la ciudad a los que huyen de los bombardeos, y solicitó el auxi-lio de organismos humanitarios.

Unos 70 vehículos militares pesados arri-baron a Tuxtla Gutiérrez en transporte ferro-viario y de allí partieron cerca de 2 mil sol-dados a Las Margaritas, Altamirano y San Cristóbal de las Casas.

El aeropuerto de Villahermosa, Tabasco, también fue utilizado intensamente por la Secretaría de la Defensa Nacional. Chiapa de Corzo, 19 kilómetros al este de la capital chia-paneca, fue objeto también de ocupación mili-tar, previendo un ataque guerrillero. “Ya llega-ron, ya llegaron”, decía la gente reunida frente al palacio de gobierno.

6 de enero

Por primera vez desde que se inició el conflic-to los retenes militares colocados alrededor de San Cristóbal impidieron que la gente, in-cluidos los periodistas, salga de la ciudad ha-cia los lugares donde se combate. Los repor-teros quedan atenidos exclusivamente a la información oficial.

Peter Bichien Garrido, biólogo venezola-no, fue detenido por los soldados, quienes lo confundieron con el comandante Marcos. Con una copia del retrato hablado hecho por las autoridades, el presunto jefe guerrillero se presentó en las instalaciones del periódi-co Tiempo, centro de reunión de corresponsa-les nacionales y extranjeros, para denunciar su detención; dijo que fue interrogado du-rante más de ocho horas. Finalmente, las au-toridades se convencieron de que sólo es un científico venezolano que trabaja “en la ob-servación de pájaros silvestres para el Smith-sonian Institute”.

Siete personas que lograron salir del mu-nicipio de Chanal y llegaron a San Cristóbal, informaron que los guerrilleros mantienen el control de esa población desde el 1 de enero.

En Comitán, el municipio más cercano a Guatemala, lugar de residencia de los refu-giados de ese país, fue denunciado el asesi-nato de dos individuos por soldados, aposta-dos en el retén de la carretera que conduce a Altamirano.

Doscientos miembros del EZLN entraron a Huixtán armados con machetes y marcharon por las calles del pueblo; destruyeron teléfo-nos, sistemas de radio y la presidencia muni-cipal, sin que nadie pudiera impedirlo.

Ese día fue bombardeada la población cha-mula de Tzontehuitz, por ocho aviones que lanzaron por lo menos siete proyectiles. En el lugar se encuentra instalada una torre de transmisiones del Canal 13.

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Archivo Procesofoto

Mercado de Ocosingo. Ejecución sumaria de zapatistas

Pasmo militar

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Desde Tenejapa fueron visibles las luces que surgían después de que las bombas to-caban tierra.

7 de enero

Al cierre de esta edición, los enviados de Pro-ceso, Salvador Corro y Rodrigo Vera, informa-ron que, a una semana de haberse iniciado los combates, seguían los bombardeos en la peri-feria de San Cristóbal, ciudad que casi ha sido abandonada.

Por la mañana, los soldados montaron un operativo en el fraccionamiento Real del Mon-te, la principal zona residencial de San Cristó-bal, para comprobar, casi casa por casa, que no hubiera francotiradores.

Las carreteras hacia Ocosingo y Comitán permanecieron cerradas. Sólo se permitió que saliera un enviado de la CNDH, con un grupo de reporteros, a Ocosingo, “para dialogar y re-cabar testimonios de la población, luego de que personal militar recuperó esta cabecera municipal, que fue centro de la violencia del grupo de transgresores de la ley”.

Comunicado número 9 de la Defensa Nacional:

“En las inmediaciones del poblado San Fe-lipe Ecatepec, ubicado cinco kilómetros al oes-te de San Cristóbal, aproximadamente 400 trasgresores abrieron fuego contra tres avio-nes que se encontraban en misiones de reco-nocimiento y dos helicópteros que transporta-ban personal médico y abastecimiento hacia los albergues... los que resultaron dañados.”

Los guerrilleros pretendían destruir las to-rres de microondas y de las repetidoras de ra-dio y televisión ubicadas en el Cerro Huite-pec. “Se mantienen en algunas áreas rurales, pero cercanas a estos centros poblacionales e intermitentemente han efectuado ataques a personal militar”.

Informa que se encontraron “focos de re-sistencia” en las proximidades de Altamirano, donde se detuvo a cuatro militantes del EZLN. En la población de Morelia fueron aprehendi-dos otros 31.

“Las tropas ya proceden, en coordinación con Pronasol, a establecer varios albergues.

Hasta ese día, según la Sedena, las bajas del EZLN ascendían a 61 muertos y 106 deteni-dos. Extraoficialmente el número de muertos en ambos bandos, considerando también a la población civil, era superior a mil.

Todavía a finales del año pasado, Patrocinio González Garrido, secretario de Gobernación y gobernador del estado con licencia, asegu-raba: “en Chiapas no hay guerrilla”.

Benjamín Flores / ProcesofotoLa guerra en crudo

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Marcos en la entrevista con Proceso, “The New York Times” y “El Financiero”

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–¿Patrocinio se hizo guaje? ¿Infor-mó mal al presidente?

–La primera acción militar es en mayo del 93, cuando el Ejér-cito descubre accidentalmente el campamento donde se estaba planeando el ataque que se hi-zo en enero. Entonces el Ejército

procede como debe proceder un ejército: des-cubre un enemigo, empieza a desplegarse y a cortar, trata de acabar con los guerrilleros... Pero de pronto, a los pocos días, se sale. Eso no es una decisión militar, es una decisión po-lítica. En términos militares ellos pensaban que el nuestro era un grupo aniquilable. Pe-ro el hecho de aniquilarlo, o sea, de empezar a poner efectivos, significaba para el gobierno federal reconocer que había guerrilla. Y pen-samos nosotros (aquí estoy lucubrando) que en vísperas del TLC ese repliegue no pudo ser un error del Ejército federal. Estoy seguro de que fue una decisión política de muy arriba.

“En mayo del 93, una decisión política impidió al Ejército aniquilarnos; no pudo ser más que del presidente de la República”

El subcomandante se abre: “Lo aposté todo a la montaña; estoy viviendo de prestado y por eso escribo como loco; si no les gustan mis cartas, me vale madre”

VICENTE LEÑERO

Que no pudo ser más que del presidente de la República.

Está hablando el subcomandante Marcos.Son las tres o cuatro de la madrugada del

jueves 17 de febrero. Hace frío y cansancio. Llovizna afuera.

El salón, amplio pero muy humilde, perte-nece a una construcción campesina montada sobre una loma de quién sabe dónde: en los ve-ricuetos de “las montañas del Sureste Mexica-no”, como dan de remitente los comunicados del Ejército Zapatista. Un foco colgado de los palos del techo es la única luz, pero suficiente. En las tablas adosadas a un muro se desorde-nan libros y cuadernos que se están deshacien-do de tanto uso. Más de una docena de comba-tientes con pasamontañas e indígenas varones y mujeres sin uniforme se agrupan en el sue-lo adormilados, luchando contra el sueño para escuchar al Sub. Algunos duermen ya, cubier-tos hasta la cabeza por la cobija a cuadros. Es-tán al fondo todos, contra los muros.

–El movimiento zapatista es un llamado de atención. Cuando en el mundo todo esta-ba diciendo que no a la lucha armada porque había desaparecido la opción del comunismo, nosotros pensamos que la gente de aquí iba a decir que ya no al cambio y mucho menos a la lucha armada. Era lógico, el bombardeo ideo-lógico era fuerte. Pero en las comunidades su-cedió al revés. En ese momento es cuando más gente entra con nosotros, cuando más gente se incorpora a las milicias del Ejérci-to Zapatista, cuando más poblados declaran: ‘No nos están dejando otro camino’. Cuando a nivel internacional todo está diciendo que no a la lucha armada, el campesino indígena de Chiapas está diciendo que sí, que sí, que sí.

Sentado sobre una viga muy bajita que unas patas verticales convierten en banca, sin respaldo, Marcos responde a las pregun-tas de los tres reporteros que aceptó ver en su segundo encuentro público con periodistas: The New York Times, El Financiero y Proceso. Só-

Publicado en el número 903 (21 de febrero de 1994)

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lo una cámara, la de Proceso, autorizada ahí por el Sub para tomarle fotos desde cualquier ángulo:

–Nada más espérese tantito a que esos compañeros que están atrás se pongan su pasamontañas.

Y explica:–Tienen familiares en las comunidades

de aquí que pueden salir perjudicados si los identifican a ellos.

La plática sobre el EZ –como lo simplifica Camacho–, sobre los diálogos de paz anun-ciados para este lunes, sobre la problemáti-ca de Chiapas, sobre las elecciones de agosto, sobre el futuro del país, se había prolongado con algunas cosas ya muy dichas en comu-nicados del Comité Clandestino y del propio Sub, y en la entrevista aquella para La Jorna-da y Multivisión.

Machacón, Marcos insistía en sus temas de interés para aclarar puntos, detallar he-chos, precisar conceptos. De pronto, las pre-guntas abandonan su lentitud y se convier-ten en un metralleo encaminado a averiguar un poco más sobre la personalidad de Marcos.

–Ya, subcomandante, dígalo de una vez, ¿quién es Marcos?

Como en la retirada de Rancho Nuevo, él se defiende y contraataca con silencios, chas-carrillos escurridizos y risas de un ‘je je’ sua-vecito, un poco a veces para dentro. Pero cae más de una vez.

Por supuesto, Marcos no se llama Marcos. Se niega a decir su verdadero nombre y ape-llido escondiéndose en un hilito de risa, pe-ro admite que es un seudónimo; mejor dicho: un símbolo.

–Por San Marcos, el primer evangelista que...–Dios me libre, no. Contra lo que dice Car-

los Ramírez –y se vuelve para mirar a Óscar Hinojosa–: que me tomaron unas fotos en los servicios religiosos, quiero decir que el último servicio religioso en el que estuve fue cuando hice la primera comunión. Tenía ocho años. No he estudiado ni para padre, ni para Papa, ni pa-ra nuncio apostólico. –Y ríe socarrón.

–Quiere decir que no es religioso en el sentido...

–Pérame. No soy catequista ni párroco ni nada. Ponlo así, porque luego dicen que soy Joel Padrón.

El nombre de Marcos lo tomó en realidad de un compañero llamado Marcos que murió hace años, en esta lucha de su grupo. Un ami-go muy querido que había estudiado con ahín-co la guerrilla de Arturo Gámiz –fundador de la Liga 23 de Septiembre–, mientras él hacía lo mismo con la de Pancho Villa. Platicaban mu-cho, intercambiaban ideas, discutían. Pero lue-go murió... Y al subcomandante Marcos se le

Publicado en el número 903 (21 de febrero de 1994)

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ablanda su voz, de por sí suave. Mira hacia arri-ba mientras se levanta el borde resbaloso del pasamontañas sobre su nariz de lanza.

–Un nombre simbólico entonces, ¿como el pasamontañas?

–Por el trabajo de Marcos no se puede sa-ber quién es Marcos. O sea: si queda plena-mente identificado Marcos, y desaparece, va a traer problemas al Ejército.

–No entiendo.–Si desaparece Marcos con pasamonta-

ñas, cualquiera de nosotros se pone un pasa-montañas y ése es Marcos.

Lo usa sólo ante desconocidos, por supues-to. Lo usaban varios, desde antes, para prote-gerse del frío a la intemperie, y como el día en que atacaron San Cristóbal “hacía un frío de todos los diablos”, muchos se lo pusieron. En-tonces llegó la prensa y un reportero de Televi-sa le preguntó: “¿Usted cómo se llama: coman-dante Tigre, comandante León o comandante Perro?”, y vio que era útil y se lo dejó.

Marcos sólo tiene un pasamontañas. “Pa-ra qué quiero dos”, y se ríe porque se le pre-gunta cuántos. Son de lana, tejidos en Chia-pas, por supuesto, y comprados en los mer-cados de San Cristóbal y Ocosingo. Pero ya no hay en estos días. Vuelve a reír obligado a que se le formen unas patas de gallo prematuras. “¿A mis 63 años?”, bromea.

–Cuántos tiene, ya en serio.–Blanche Petrich dice que 39, pero no es

más que su alucinación femenina. ¿Cuántos dice la PGR? ¿25?

–El ocultar la cara es algo insólito en los movimientos guerrilleros. No se ocultaban Fi-del Castro ni el Che ni Tomás Borge.

–Superbarrio –acota Tim Golden, bromeando. –Da la impresión de clandestinaje, para

ocultar delitos.–No tengo ni siquiera multas de tránsito.–O para estar aquí hoy con pasamontañas

y mañana en otra parte sin pasamontañas y nadie lo reconoce, Marcos.

–No, es más bien –y se pone serio mientras se oprime la nariz con las dos manos juntas en un gesto muy suyo–... Es más bien respec-to al protagonismo o a la corrupción que va a sobrevenir y a ese mensaje de que cualquie-ra puede ser Marcos. Cualquiera, no sólo del EZLN, sino de este país.

–Se relaciona también con terrorismo, y ustedes no son terroristas, supongo.

–Definitivamente no.–O con Sendero Luminoso. Eran los únicos

que habían usado pasamontañas.–También por el frío, imagino. Los Andes

deben ser fríos.Marcos deja el tono socarrón y da una pal-

mada al periodista. La posición bajita de la vi-

ga-banca lo obliga con frecuencia a apoyar los brazos sobre los muslos para sostener la es-palda que se encorva mientras la mirada cae al piso. Trenza los dedos de ambas manos.

–Por fin en las pláticas qué. ¿Se va a quitar el pasamontañas?

–Tendrá que llegar un momento en que tenga que quitármelo. Quiero decir, en concre-to: en las pláticas no nos lo vamos a quitar. Íba-mos a hablar sin el pasamontañas con el comi-

sionado, aunque luego ante la prensa, o ante la policía –acota chistoso– nos lo pusiéramos. Pe-ro como se da el reconocimiento ese balín de “fuerza política en formación”, entonces deci-mos: no nos reconoces, no nos ves. Ni siquiera a ese nivel de Camacho.

–¿Cuál es su balance hasta ahora de la ac-tuación de Camacho?

–Hay cambios en Camacho. Agarra una ac-titud, y luego como que algo lo está presio-nando, no precisamente nuestra fuerza ar-mada. Creo que la federal, el gobierno...

–¿El presidente?–En concreto, sí. O algunos de los grupos

de poder. Él hace una propuesta y luego se tie-ne que desdecir. No por iniciativa propia, sino porque alguien lo presiona. Se ve que está su-jeto a muchas presiones.

Un momento. Moción de orden. Los pe-riodistas se arrebatan la palabra entre sí y la conversación se bandea de uno a otro tema. Hay que volver al Marcos del pasamontañas. Al del origen ¿chilango?

–No, soy provinciano.–¿Nuevoleonés? –pregunta Golden.–Si vas a recorrer los 32 estados hasta ati-

narle, no se vale.–¿Norteño? –insiste Golden.–No.Marcos dice haber sido periodista profe-

sional, no estudiantil, que nunca recibió cha-yote. Hizo estudios profesionales, universita-rios; terminó una licenciatura y alcanzó un posgrado. “No se puede decir”, dice, en qué materia, ni si fue a la UNAM. Pero niega en-fáticamente, con un ‘Nooo’ prolongado, como

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Camacho. La “pax” salinista

EZLN. Compromiso

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de repulsa, ser el antropólogo que la pregunta de Óscar Hinojosa le dispara.

Se amplía en cambio al contar su expe-riencia en el 83, cuando un grupo de 12 mu-chachos congregados como grupo político de-cide ir a Chiapas a eso, a politizar.

–Nos sentíamos invencibles. Sentíamos que con nuestra pura convicción podíamos derrotar a cualquier ejército. Empezamos en-tonces a hablar con las comunidades, de don-de vino una lección muy grande de ellos pa-ra nosotros. La organización democrática o de vida social indígena es muy honesta, muy clara. Es muy difícil hacerse pato o corrom-perse. Además, vimos morir a mucha gente, a muchos niños. Se nos morían en las ma-nos mientras nos dedicábamos a campañas de salud que el gobierno no hacía y las tuvi-mos que hacer nosotros. No por asistencia-lismo, sino porque era nuestra gente. Campa-ñas de vacunación, de hacer registros. Duran-te mucho tiempo nuestra tropa combatiente estuvo haciendo eso. Y se nos moría la gente. Había niños así, de cuatro o cinco años, que jugaban a ser zapatistas y decían: ‘Cuando sea grande voy a ir a vacunar’. Pero cuando los veíamos al otro día ya estaban muertos de diarrea, entre calenturas... Las niñas jugaban antes de la guerra, y ahora más, a que cuando fueran grandes, en lugar de casarse, se iban a ir a las montañas a hacer sus vidas, a apren-der español, que para una mujer indígena es casi imposible. De ahí a aprender a manejar un arma es un salto muy grande. Entonces, cuando ellos se deciden a ponerle un plazo a la guerra nos dan ese argumento: ‘¿Cuál es el

problema si la muerte es nuestra? Nomás que ahora vamos a decir cómo nos vamos a morir. Te vienes o te quedas’, nos decían. Y nosotros no podíamos contestarles: ‘No, espérate otros cinco años a ver si el nuevo gobierno que va a entrar en el 95 va a cambiar’. No teníamos derecho, porque cada año que pasaba pues nomás contábamos muertos y muertos. En-tonces, con esa lógica de muerte, nos decidi-mos por la lucha. Los compañeros nos ense-ñaron la montaña: nos enseñaron a caminar, a cargar. Y la única forma en que te aceptan es cuando cargues igual que ellos, cuando ca-mines igual que ellos, cuando te chingas igual que ellos. Entonces sí te aceptan.

–¿Y eso lo comprometió para siempre, Mar-cos? ¿Pensaba en un principio ir y regresar?

–Le aposté todo a la montaña. De una vez

que lo sepa el gobierno: si van a ofrecer una gubernatura, o algo: No.

Marcos no es casado ni tiene compañera.–Tampoco soy homosexual.No puede decir si es ateo o religioso.–Los compañeros me prohibieron usar esas

palabras. Porque si dices que eres religioso, van a decir que el movimiento es religioso. Si dices que eres católico, van a decir que es católico. Si dices musulmán, lo mismo. Lo que digas.

–Pero la fe de los indígenas debe ser muy contagiosa.

–Son dos. Hay la que está en los libros y hay la que está en la montaña. Cuando los compa-ñeros entran en la montaña aprenden histo-rias que vienen de muy lejos y que oyen duran-te la guardia, o en la fogata. Historias de apare-cidos, de mundos mágicos que coinciden entre una etnia y otra; historias del mucho miedo que produce la montaña. Qué triste es la mon-taña, ¿verdad? Pues sí, sí es. Hay historias que bailan en la montaña... No sé si me doy a en-tender y si entiendo lo que me preguntan.

El tema de la magia y de la fe invoca al de la muerte.

Marcos ya dijo que está preparado para la muerte.

–Sí, estoy viviendo de prestado, porque nosotros pensábamos que el primero de ene-ro se nos iba a caer el mundo encima. Cuando llega el día dos, y pasa, todo es extra. Por eso ahorita estoy escribiendo como loco todo lo que no escribí. Y si Petrita le escribe una car-ta al subcomandante Marcos, yo le tiro todo lo que quise decir algún día y no dije. Le man-do seis, siete, ocho cuartillas a Petrita. Nada tengo que perder. Así que si me van a criticar mi estilo literario, me tiene sin cuidado. Si les gustan las cartas o no les gustan, también me vale madre.

Marcos escribía literatura en sus tiempos literarios y publicó algo con su nombre, “pe-

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Comunidades indígenas. Marginación eterna

Drama social

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ro no lo vuelvo a hacer”. Dice que es una li-teratura para dársela a las mujeres, no para publicar.

–Poesía. Es poeta.–Leí una entrevista de Heberto Padilla que

dice: “Pos a ese Marcos denle una gubernatura o publíquenle un libro y lo calman. Se ve que es poeta. Todos los guerrilleros son poetas”.

De chavo Marcos leyó a Neruda, a León Fe-lipe, a Antonio Machado, a Vallejo. A Ernes-to Cardenal y a Borges los leyó después. Y a los mexicanos Efraín Huerta, Rosario Caste-llanos, Sabines, Montes de Oca. De Paz sólo le gustan los ensayos de poesía, dice.

Aunque es buen lector de Carlos Monsi-váis y recuerda entre sus primeras lecturas Días de guardar, no confiesa si el estilo chaco-tero de sus mensajes desde la montaña tie-ne influencia de Monsi, ¿o de Ibargüengoitia? Nomás se ríe.

No escribe esos mensajes en computado-ra o en máquina eléctrica, como pudiera su-poner quien lee esos originales firmados con la palabra Marcos manuscrita en cada ho-ja. Los escribe a mano, o los dicta, y luego al-guien los pasa a máquina y los imprime en hojas que tienen previamente la firma traza-da por él. Antes tenía una máquina portátil, mecánica, Olivetti, para las órdenes operati-vas, pero fue lo primero que botó cuando sa-lieron corriendo de Rancho Nuevo.

–Pregúntenle a Godínez si la tiene. Creo que no.

También fue deshaciéndose de los mu-chos libros que leía.

–En la montaña cargaba libros, y luego me regañaban: Que por qué los cargaba. Era un suicidio, la verdad. Cuando uno llega quiere traer la biblioteca completa, ¿no? Pero como te dan la carga pareja de balas, alimentos y to-do, y además llevas libros, pues terminas bo-tándolos porque nadie te dice: ‘Bueno, tú ya llevas tantos libros, entonces te voy a quitar balas’. No cargas lo mismo... Y los fui botando en los distintos campamentos.

Eran muchos, dice. De buen lector. De Mon-siváis; de la Poniatowska, de La noche de Tlate-lolco. De todo Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa “cuando todavía era digerible”, y García Már-quez, “que es aparte; o sea especial, pues”.

–Cuando llegamos a la montaña estába-mos muy solos, y luego iba algún oficial y de-cía, como en la obra de García Márquez: ‘Mar-cos no tiene quien le escriba’, porque andaba yo tristeando.

Desde luego, carga muchas lecturas políti-cas, que no detalla, a excepción de sus prime-rísimas primerísimas de Los agachados y Los supermachos, de Rius:

–En la provincia la política llegaba por

Rius, o no llegaba. Y aprendí el inglés –se po-ne a reír porque la pregunta viene de Tim Gol-den– leyendo el Playboy y el Penthouse. Hablo inglés como el Caltzontzin Inspector: “Esta ta-ble es green”. “The pencil is okey”. Más bien lo leo porque tuve que traducir los manuales del Pentágono norteamericano. No hablo ru-so. No hablo chino, ya párenle.

De la frivolidad de este hombre que hace bromas y se ríe a cada rato como un mucha-cho preparatoriano sencillo, natural, travie-so, se pasa de golpe, en otros momentos de la conversación, al radicalismo y a las visio-nes de una política utópica, que por momen-tos se antoja ingenua, idílica, del subcoman-dante Marcos del Ejército Zapatista que des-de principios de año puso patas para arriba la política nacional.

No se mueve del incómodo asiento de la viga con patas. La abertura de su pasamonta-ñas parece el gajo de una mandarina chisgue-teando miradas.

Detrás de él dormitan, cada vez en mayor número, los miembros del ejército, que de sen-tados en el piso se han ido resbalando hasta quedar tendidos. Se arropan con la cobija, se acomodan para el sueño. Las armas han que-dado apoyadas contra la pared, como palos de escoba, o de labranza. Se diría que está conten-to de platicar con extraños de la ciudad, por-que aunque Marcos ya tiene quien le escriba montonales de cartas, vive atrapado y lejos de lo que llamamos la civilización.

Se pone nostálgico cuando recuerda el gru-po de 12 compañeros que llegaron a Chiapas en el 83. De 12 se volvieron 10 al poco tiem-

po; dos murieron; cinco están en otro lado –di-ce escuetamente, pero podría pensarse que si-guen radicales en algún sitio, o a lo mejor re-nunciaron de plano– y quedan tres. Él y los otros dos que deben ocupar puestos importan-tes de los zapatistas en zonas clave de Chia-pas, pero a los que Marcos no alude, quizá por cuestiones estratégicas.

Se pone emocional cuando habla del mie-do. Temor a que las operaciones fracasen o a que los combatientes no sobrevivan en los ataques: como sucedió en las tomas de los municipios de Oxchuc e Ixtán. Y él era el res-ponsable del operativo.

–Pero el miedo personal, Marcos. Ese mie-do que se encaja en el estómago.

–Ah sí, cuando te están disparando y se siente que todo se afloja. A mí se me quita el hambre. A otros, como ese compa –y se vuel-ve de lado para señalar a uno de los despiertos todavía en el salón–, les da más hambre. Pero luego se centra uno en el mecanismo de la res-puesta, y ya no se da cuenta ni siente miedo. Hasta después, cuando te acuerdas: “¡Puta ma-dre!, cómo hice esa pendejada de aventarme solo, adelante, sin tener flancos que me prote-gieran”. Sientes que todo se afloja con el mie-do, ésa es la verdad.

Se pone racional cuando habla del mito en que se ha ido ya convirtiendo el Subcoman-dante Marcos.

–¿Te molesta?–Me es inverosímil.–Lo ves prudente.–No lo veo. Yo no tengo ningún beneficio

ni sabemos si a la organización le conviene.

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Foto tomada durante la visita de Proceso

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Yo no sé nada, pues. Qué está pasando. No-más me entero cuando el periodista se eno-ja porque no le doy una entrevista. Y digo: “De cuándo acá soy tan famoso que me regañan porque soy exclusivista, y que los reflectores y que no sé qué”. Eso es pura ideología, como dicen allá arriba, ¿no? Nosotros no tenemos ningún caudillismo.

–¿No?–En el interior nuestro no produce ningún

efecto.–¿No genera envidias, celos entre sus

combatientes?–La autoridad moral de Marcos –el subco-

mandante se pone enfático y agita los dos de-dos mayores como resorte– no vino el prime-ro de enero. Se la gana desde antes, entre la tropa. Si ahora dicen allá afuera que qué bo-nito escribe lo que sea, a los de aquí les va-le madres. Como quiera, siguen respetando a Marcos por lo que pasó antes, no por lo que se dé ahora.

Ya empieza a clarear. Por la puerta que se abre de momento, hacia el espacio libre de la montaña, ya no se asoma la noche os-

cura de los viajeros ciegos que llegaron por brechas imposibles hasta la guarida ésta del guerrillero.

Se ve la lloviznita y se siente el sopetón del aire colado hasta el salón. Se anuncian ra-mitas verdes que cuelgan de la techumbre, y las claridades de un lento amanecer.

Marcos no parece tener frío. Sobre la mu-cha ropa que se presiente sobre el tronco del guerrillero, cae el grueso jorongo negro de la-na que en Chiapas se llama chuj. Y encima todavía, en equis, como amarrándole el al-ma, las dos carrilleras repletas de balas; unas rojas, grandísimas, de escopeta, y las otras quién sabe.

Se rasca el pasamontañas, abajo, a la altu-ra del maxilar, en lo que parece un tic o una insistente comezón.

–¿Le pica la barba, Marcos?Marcos mira a Tim Golden como diciéndo-

le: ‘Ah canijo’, y bromea:–No tengo barba. Soy lampiño.Miente, desde luego. A la distancia de un

metro, de ladito, se puede ver a veces asomar delatores, por el hoyo bocal del pasamonta-

ñas, los pelos de una barba que tropieza en el labio inferior. Es una barba gris, pero parece tupida y sólida.

También del óvalo abierto de la cara, por el borde superior donde remata el tejido, asoma un mechoncito de cabello negro, no castaño, que escapa hacia la sien.

–No le ayuden a la PGR –protesta Marcos cuando Tim le insiste con lo de la barba.

Es casi su última sonrisa de la plática –es un decir–, porque de los misterios de un per-sonaje que para Castillo Peraza recuerda el mito endeble de Robin Hood, y para otros es galán inalcanzable al estilo Kevin Costner, o un Rambo haciéndola de villano izquierdista, o simplemente un ídolo de moda... de los mis-terios estrictamente personales, se pasa o se regresa, en esta plática, a los problemas se-rios que generó y sigue generando el estalli-do zapatista.

–Nosotros dijimos, desde el principio, que no queríamos el poder. Dijimos: “Tiene que caer Salinas de Gortari y hacerse un gobier-no provisional”. Lo que yo señalé es que no le íbamos a imponer a la sociedad civil –usa

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Leñero y el subcomandante. Entrevista célebre

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el término acuñado, aunque le choca, dice– nuestra voluntad por las armas. No la íbamos a tomar de rehén. Al gobierno sí, pero a la so-ciedad civil no.

–El punto fundamental para usted –pre-gunta Golden– ¿sería la composición del Ins-tituto Federal Electoral, del Tribunal Electoral, de autoridades electorales?

–Hay otra opción. Que renuncie Salinas y se forme un gobierno de transición, y ése sí organice, según las actuales leyes electorales. Lo que decimos nosotros es que el árbitro tie-ne que ser realmente imparcial. Entonces hay dos opciones: reforma a la ley electoral para darle imparcialidad a alguien, o renuncia el gobierno federal y se forma un gobierno de transición, y ese califica.

–¿Y si eso no se da?–Seguiríamos alzados. Tal vez peleando,

tal vez no.–¿Cuál es su análisis crítico de los candi-

datos, Marcos? De Colosio, de Cuauhtémoc, de Fernández de Cevallos.

Marcos baja la vista y se queda pensan-do un rato más largo que de costumbre. En lo general ha respondido aprisa, como quien re-gresa la pelota en un frontón. Ahora lo piensa y mira de frente, como disculpándose:

–Precisamente es de las cosas de las que no puedo hablar todavía. No me lo permite el Comité. El Comité me dice que en el caso de los partidos políticos debo ser muy cuidado-so. Los del Comité están muy orgullosos de mantenerse independientes, cuando menos hasta ahora. Y si nosotros empezamos a opi-nar de uno o de otro, va a parecer que el EZLN está con un partido. O que se dijo algo para molestar a otro partido. Mientras no tenga-mos claro qué dicen uno u otro, piensan los del Comité, qué ofrecen uno u otro, no debe-mos decir nada. En lo concreto: me lo prohi-bieron a mí.

Tim Golden distrae el tema porque ha ad-vertido las armas apoyadas en la pared, y la carabina de un vigía que ha permanecido hasta la madrugada con los ojos abiertos sin pestañear.

–¿Qué son esos que parecen como Stoper de AK? –Tim es un experto–. ¿Son carabinas o son...

–Son carabinas AK: donativos de la PGR y del Ejército federal.

–¿Y son Uzis las que llevaban los compa-ñeros de antes, o Mac 10?

–Mac 10. Nomás que les hicimos una adaptación.

–¿Cómo las consiguieron?–En Estados Unidos. Creo que nomás com-

pramos dos. Valían en ese entonces como 200 dólares. Pero es muy poco lo que pudimos

conseguir ahí, porque la legislación nortea-mericana es muy estricta.

–Pero si los policías mexicanos van a Ari-zona a comprar sus armas...

–Nosotros las comprábamos a los mexica-nos, era más fácil. Lo que nunca pudimos en-contrar es un traficante de armas. Si lo hu-biéramos encontrado, ahorita estaríamos ha-blando en el Cerro del Ajusco.

Y Marcos se ríe. Ahora sí muy abierta, so-noramente, asombrado de su propia exagera-ción. Tal vez la sueña, pero ni él se la cree.

El tema de las armas se asocia con la gue-rra. Y el tema de la guerra se instala cuando los malos augurios de los pesimistas hacen temer el fracaso del diálogo que ya mero em-pieza. Parece que ahora sí.

–¿A quién le ha servido la tregua?–Al gobierno le ha servido ese impasse pa-

ra acabar de acomodar sus fuerzas, completar su información de inteligencia, delinear dón-de estamos para golpear sin tocar a la pobla-ción civil. Todo este tiempo le ha servido al gobierno para eso.

–¿Ustedes consideran la posibilidad o el riesgo de que se emprenda una ofensiva de aniquilamiento? –pregunta Hinojosa, siem-pre formal.

–Definitivamente. Cualquier oficial de los cuadros medios dice que en ocho días. Y eso lo dijeron hace cuatro. Entonces me quedan cua-tro días –papalotea las cejas–. El Ejército fede-ral ya nos tiene cercados para chocar con no-sotros y aniquilarnos. No creo que la situación pueda variar. Ya nada más hace falta que em-piecen a avanzar los tanques, a menos que su-

ceda algo que deteriore ese impulso. La pre-sencia de las guardias blancas, podría ser. Los finqueros que se están armando; mejor dicho: que se tienen que rearmar, porque nosotros los habíamos desarmado ya. Se pueden rear-mar y empezar a dar golpes.

Marcos parece estar preparado para repe-lerlos. Con sus carrilleras cruzadas, con la es-copeta que dejó por ahí y una pistola que se antoja extraña para el ignaro, atada a su cin-turón en el flanco derecho, se ve en situación de alerta. Tiene las botas puestas, como dicen. Enlodadas, por cierto, de tanto chapalear por las veredas de cuántos territorios en la mon-taña y en la mítica Selva Lacandona.

–Se le ve pesimista respecto al diálogo, Marcos.

–La agenda no nos importa tanto, porque finalmente será también producto de un pro-ceso de negociación. Nosotros queremos ha-blar con todos los que se pueda. Que sepan qué es lo que queremos nosotros y qué es lo que quieren ellos, y que cada quién jale por su lado sobre un punto en común. Pero final-mente, digo: ¿A qué se va a comprometer el gobierno si se firma el acuerdo de qué cosa, con quién si no existes?

–El comisionado tampoco existe como fi-gura jurídica. ¿Quién garantizaría entonces los acuerdos que surjan del diálogo?

–Si el gobierno federal tiene realmente vo-luntad, tendría que darle figura jurídica al pa-pel del comisionado. O formar una comisión que precisamente se encargue de eso.

–¿Eso lo plantearían ustedes durante el diálogo?

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Niños guerrilleros

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–Nosotros diríamos: Bueno, de estos acuer-dos que vamos a tomar, qué. ¿De veras quie-res llegar a acuerdos, o nomás nos encerras-te aquí para hacer lo que de todos modos vas a hacer? Si realmente tienes voluntad, cuál es-tructura va a realizar eso. Porque sí, este comi-sionado no existe.

–Se ve muy largo el proyecto de desarme del Ejército Zapatista.

–Llevamos esperando 500 años, dicen los compañeros. Podemos esperar otros 500.

–¿Qué verá y qué no verá la prensa duran-te las negociaciones?

–La cuestión es operativa –dice Marcos–. Por ejemplo, si nosotros vamos a plantear, co-mo de veras lo van a plantear los compañeros del Comité, los estatutos de autonomía, noso-tros necesitamos asesoría jurídica. Qué refor-mas es necesario hacer a la Constitución, qué leyes tomar en cuenta para formular la pro-puesta concreta. Todo eso. En ese estira y aflo-ja de que si se reforma o no la Constitución, o cómo se puede hacer, no va a estar la prensa metida. Pero lo que sí debe ser público, abierto, es cuando nosotros declaremos: Nosotros diji-mos esto, el comisionado dijo esto, el interme-diario dijo esto, y acordamos esto o no lo acor-damos; y aquí nos peleamos, y aquí nos men-tamos la madre, lo que haya pasado. Nosotros lo vamos a decir claramente.

–Al término de una reunión habrá una lec-tura de la minuta.

–Nosotros le estamos proponiendo al comi-sionado una conferencia de prensa diaria. Pero parece que ustedes los periodistas lo han pues-to hasta la madre, y no está muy convencido.

–¿Usted ha hablado con Manuel Camacho personalmente?

–Personalmente no. Por cartas. Por cartas más serias que las otras, claro. –Y ríe por el hoyito del pasamontañas, que no alcanza a mostrar la amplitud de su boca sonriente.

–¿Y el comisionado qué dice? ¿Que no se puede logísticamente?

–Dice que habría que ver. Nosotros propo-níamos una conferencia diaria, y él no: mejor hasta que agotemos un punto.

Marcos no parece cansado de tanto hablar y pensar en lo que va diciendo. Ha permane-cido quieto, sin remover las nalgas como los tres periodistas que ya no encuentran mane-ra de acomodarse en el asiento duro, y se tie-ne la impresión de que podría seguir conver-sando todo el día que ya empieza, hasta la noche siguiente. Se han apachurrado un poco sus párpados, eso sí, porque él ha comparti-do la desveladota, pero sigue girito: fortachón que parece, aunque la cara, con todo y pasa-montañas, se adivine afilada.

–¿Qué es lo más importante para usted en las negociaciones? –pregunta Golden.

–La autonomía administrativa y política de las regiones indígenas.

–Explíquenos eso.–Los compañeros dicen que en las comuni-

dades en donde la mayoría es indígena, existe de por sí su forma de gobierno particular, que subyace abajo de la gubernamental. Y dicen: “Lo que tiene que hacer el gobierno es recono-cer que nuestra forma es la que opera, y la tie-nen que respetar y no meterse con nosotros”.

–¿A nivel de comunidades?–De regiones enteras. Lo que están dicien-

do los compañeros es que donde hay tzotzi-les, tzeltales, choles, tojolabales, opere la for-ma que tienen los ejidos para organizarse. Por ejemplo: ellos eligen su autoridad y la quitan y la ponen cada que quieren. Pues que sea así. Y si alguien comete un delito, lo tratan de re-solver ahí, en la comunidad, no lo mandan a otro lugar. Pero entonces el gobierno manda judiciales y eso les molesta. Dicen: “¿Por qué, si ya lo sancionamos nosotros, lo quieren lle-var a la cárcel? Si yo ya le puse una multa, por qué intervienen ustedes. Se están metiendo en mi estructura de mando”.

–Eso quiere decir: desconocer a la autori-dad policiaca, en este caso.

–Sí, eso. Significa desconocer. Que la poli-cía estatal no se meta.

–¿En nada?–Nada más cuando se apele. Cuando la

misma comunidad diga: Bueno, esto ya está muy grande y yo no puedo. Llévenselo.

–Para este tipo de cambios se necesitarían reformas a la Constitución.

–Se reformaría el artículo cuarto de la Constitución para reconocer la existencia de regiones de varias etnias que tienen su propia estructura... Lo que están planteando al fin de cuentas los compañeros es un gobierno co-lectivo a todo nivel. La necesidad de que el go-bernador del estado cogobierne con un gru-po de gobernadores indígenas, por cada etnia.

–¿Es una propuesta que se va a hacer?–Sí, se va a hacer.–¿Para elegir paralelamente un goberna-

dor del estado y gobernadores tzotzil, tzeltal, chol, tojolabal...?

–Sí. El gobernador del estado sería el gober-nador, y en todo lo referente a las cuestiones indígenas tiene que ponerse de acuerdo con el cogobernador, o como se llame ese puesto. Y en todo lo que es el estado, tiene que ponerse de acuerdo todo el pueblo.

–Tengo entendido que la democracia en las comunidades indígenas es muy diferente a nuestro concepto de democracia.

–La comunidad hace un acuerdo y a eso tie-nen que estar sujetos todos. El que no cumple el acuerdo es quitado. No es que se diga: Va a ganar Marcos o va a ganar Felipe. Se dice: Este es el acuerdo de la comunidad, ¿quién lo va a cumplir? Pues éste, y si no cumple, va pa’ fuera. Cada tanto se reúnen y evalúan: ¿Ese acuerdo se cumplió? No cambian los acuerdos. Se ve si los cumplen o no los cumplen. Esa misma for-ma de democracia es la que luego se impone en el EZLN. El Ejército Zapatista no nace demo-crático, nace como una organización político-militar. Pero conforme va creciendo, la forma de organizarse de las comunidades indígenas permea y domina a nuestro movimiento, a tal grado que la dirección del EZLN se tiene que democratizar al modo indígena. Ellos dicen: Hay acuerdos fundamentales sobre los que no puedes negociar, no tienes margen. Fuera de esos acuerdos fundamentales, tú tienes chan-ce de hacer otras cosas. Un acuerdo fundamen-tal de nosotros era empezar la guerra, a más tardar a las cero horas del primero de enero. Tienes que cumplir eso. Puedes empezar el pri-mero de enero del 94 o el 31 de diciembre del 93, pero a fuerzas tienes que empezar.

–¿Ese mismo sistema se siguió para ele-gir a los delegados zapatistas a las jornadas de diálogo?

–¿Usted va a ir, Marcos?–Marcos duda de que vaya a tomar par-

te en los diálogos, y confía a los reporteros, Marco A. Cruz / Imagenlatina Indígenas. Concientización

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confidencialmente durante la entrevista, lo que Camacho anunció públicamente un poco después: que las jornadas se van a iniciar este lunes en San Cristóbal de las Casas. Respon-de luego a la pregunta que se quedó colgando.

–Para elegir a los delegados, los comités, porque son varios los comités clandestinos revolucionarios indígenas, se reúnen y dicen: Esto es lo que se va a pedir, esto lo puedes de-cir tú. Esto me lo tienes que preguntar, esto de plano no. Una de las cosas que de plano no, es la entrega de nuestras armas como inicio del proceso del diálogo. Entonces ellos dicen: ¿A quién mandamos? ¿Con quién vamos a nego-ciar? Pues con el gobierno. Entonces se ponen a escoger a los que saben hablar y argumen-tar mejor, y a los que más o menos manejan el español. Esos son los que están mandando. Pero ya les dijeron cómo tienen que hacerlo. Tampoco quieren pichones. Cada comité está mandando sus gallitos.

Golden se distrae un momento observan-do las manos que Marcos tiene entrelazadas al frente.

–¿Te comes las uñas, Marcos?–No. Así me las corto.

–¿Cuántos delegados indígenas irán a las pláticas?

–Quince.–¿Dónde está el fantasma de Chinameca

al que usted aludió alguna vez, subcoman-dante? –pregunta Hinojosa.

–En todo el proceso del diálogo. En el mo-mento en que el gobierno decida que es posi-ble dar un golpe de ese tipo. Que deba medi-tarlo, lo va a hacer, nadie lo dude. Que llegue y diga: Bueno, ahorita sí lo puedo hacer y voy a salir a mano, lo va a hacer. O sea: va a aniqui-lar a los que estén ahí, porque él sabe que va la dirección, no va un comisionado. Él manda un comisionado, pero por nosotros va la dirección de nuestro movimiento. Lo puede hacer en el momento en que le reditúe y pueda torear las protestas que surjan. Sea en San Cristóbal o en la selva o dondequiera, lo va a hacer.

Sigue el desorden de preguntas porque los reporteros están cansados, pero muy ansio-sos de que no se acabe el tiempo sin pregun-tar lo que planearon mucho antes de salir a las montañas.

–No nos vaya a regañar como a los de La Jor-nada, por no hacer las preguntas que debían.

Menea la cabeza el Sub. Se ríe y se escon-de el mechoncito que sale del pasamontañas. Tiene manos finas, como de pianista: dedos largos y delgados terminados en punta chata, se coma o no las uñas.

–¿Y la gente de los Derechos Humanos no les da guerra a ustedes?

–Cómo no. Aunque sí, ha habido violacio-nes por parte de nuestros compañeros. Sobre todo hostigamiento verbal en algunas partes. Eso fue lo que denunció el Consejo de Dere-chos Humanos, y era cierto. Lo mandó inves-tigar nuestro Comité. Y sí. Algunos estaban amenazando a la gente para que se unieran al Ejército Zapatista. Porque si no, cuando llega-ran los soldados iban a matar a todos. Enton-ces les cayó nuestro Comité y arrestó a cuatro compañeros culpables. Lo que sí es mentira es eso de que rompíamos y entrábamos y to-do lo demás que nos achacan.

De pronto, un súbito salto al tema de la Teología de la Liberación:

–Usted ha soslayado, intencionalmente o tácticamente, la posible influencia de la Teo-logía de la Liberación en el Ejército Zapatista.

–No hay elementos religiosos, o de la es-

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Pueblo y milicia. Poder comunitario

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tructura religiosa, o de la jerarquía religiosa, ni en la dirección ni en la orientación ideoló-gica del Ejército Zapatista. Esta es la verdad. Lo que pasa es que en este estado, en concre-to, ha habido un trabajo social muy profun-do por parte de la Iglesia. Y los compañeros saben bien eso: que ese trabajo iba precisa-mente en sentido contrario a lucha armada no obstante que estaba de moda El Salvador, Nicaragua y todo eso. Se decía que allá sí, pero en México no es posible; debe haber un cam-bio pacífico, con movilizaciones democráti-cas abiertas. Todo el esfuerzo de la Iglesia que trabaja aquí iba en ese sentido.

–De algún modo la Iglesia concientizaba de su situación a las comunidades indígenas.

–No. Desde que nosotros llegamos, se pro-duce un choque. Nosotros decimos: se va a ne-cesitar la lucha armada y hay que prepararse para ella. Y ellos decían: no. Hay que dirigir el esfuerzo en proyectos económicos, de salud, que resuelvan las necesidades indígenas.

–¿Eso crea pugnas?–Sí, pero nosotros dejamos que la reali-

dad se impusiera. Los compañeros hacen el proyecto, hacen el esfuerzo, pero el Estado los ahorca otra vez y la cota de muertes se va in-crementando, incrementando. Cuando noso-tros llegamos, encontramos que la gente es-tá clara de sus condiciones de vida. No está pensando que vive bien o que está pobre por-que Dios así lo quiso. Políticamente, la Igle-sia plantea un encaminarse a esta participa-ción política abierta. Nosotros llegamos y de-cimos: Hay que prepararse en el otro sentido. Pero tratamos de no chocar, sino de que el tiempo nos fuera dando la razón. Y mientras, necesitábamos prepararnos, aprender, por-que nadie nos daba asesoría militar ni armas

ni nada. Teníamos que aprender desde cómo pararnos firmes, cómo saludar y todo eso.

–A don Samuel se le acusó de que la Igle-sia creaba un caldo de cultivo favorable a la lucha armada.

–Nosotros, que estuvimos allí, sabemos que el esfuerzo de la diócesis iba precisamen-te en el sentido contrario. Si no hubo un cho-que directo es porque lo evitamos. Nosotros pensamos que la realidad también educa. Y que el Estado mexicano estaba de nuestro la-do en el sentido de que iba a demostrar que no bastaba con esa lucha, sino que se necesi-taba otra.

–El carácter mediador de don Samuel.–Lo que pasa es que en el Ejército Zapatis-

ta la dirección real –no es propaganda– es in-dígena. Y ellos reconocen en don Samuel a al-guien que no es del enemigo, y saben también que no es de nosotros. Entonces cuando ellos dicen: “Bueno, ¿quién va a estar en medio pa-ra poder hablar?: pues don Samuel: él ha es-tado en medio de por sí”.

–¿Cómo evalúan en todo este proceso –ter-cia Tim Golden– el papel de don Samuel? El he-cho de que él haya lanzado una llamada tan fuerte y tan inmediata, permitió saber las cau-sas profundas del levantamiento. ¿No tuvo un rol importante en cambiar la visión de la socie-dad mexicana hacia ustedes?

–La verdad, yo te digo lo que pienso. Lo que hace que la sociedad cambie la forma de ver-nos es la prensa. Ni siquiera la televisión: la prensa escrita, los fotógrafos y todo eso. Por-que no es que don Samuel no vea las causas. Es que cuando los mismos periodistas dicen: ¿Ya ven?, no, pues que sí son indígenas, no son extranjeros y ya vimos que viven así y todo eso. En realidad la que despierta ese cambio

o esa desconfianza crítica, que nada tiene que ver con lo que está diciendo el gobierno, es la prensa escrita. Fue eso. No el gobierno ni nues-tras armas; tampoco don Samuel ni Camacho. Es la prensa, que le busca y le busca y empieza a sacar cosas y más cosas, y uno dice: Espéra-te, a ver, algo está pasando.

–Sí tienes barba, Marcos.–Lo que ocurre es que la misma prensa,

en su movimiento dialéctico, se vuelve luego contra sí misma. Primero: que Marcos, Mar-cos, Marcos. Y ahora: pinche Marcos, pinche Marcos, por qué nada más Marcos. Y la ver-dad es que Marcos no dijo nada. La que hizo el desmadre fue la misma prensa y ahora se es-tán quejando de que por qué Marcos protago-nista. Me siento como que me están interro-gando en San Cristóbal.

La mañana clarea definitivamente. Son las ocho. Es hora de poner fin.

–¿Y el país, Marcos? ¿Qué opinión tiene del futuro del país?

–Les voy a poner un ejemplo. Hay una ley de la guerrilla respecto a la velocidad de una columna guerrillera. Dice que la velocidad de la columna guerrillera es tan rápida como el hombre más lento. En este caso, este país de-be ser igual. ¿Cuál debe ser su avance econó-mico? Tan rápido como su estado más pobre. Entonces no puede ser que una parte del país entre en el Primer Mundo, mientras la otra, o sea la nuestra, es aniquilada.

–¿No puede haber dos Méxicos?–En este caso son tres, porque nosotros

estamos en el sótano. Tráiganos a Guatemala para ingresar al tour.

Se levanta el subcomandante del Ejército Zapatista por primera y única vez en el tra-yecto de la entrevista. Ahora sí se ve cansado como todos los demás. Están como trabadas las rodillas y un poco acalambradas las pier-nas. Tirita el cuerpo, pero ahora sí más por la desvelada que por el frío que ya cedió, inclu-so afuera.

Uno de los encapuchados se despere-za en un rincón. Otros se levantan firmes, a la orden. Óscar Hinojosa revisa su grabado-ra, mientras Tim Golden entrega a Marcos re-cortes en fotocopias de noticias aparecidas en la prensa norteamericana. También recibe un caset con música de Federico Bonasso y su grupo de rock El juguete rabioso, y el gran libro sin ficción sobre la guerra sucia en Argentina, de Miguel Bonasso. Marcos mira con atención la portada y lee el título: Recuerdos de la muerte. Pregunta, sonriendo:

–¿Me estás queriendo asustar?Los tres periodistas abandonan el salón

de la construcción campesina y emprenden el durísimo regreso al día de hoy.

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Samuel Ruiz. Paz con justicia y dignidad

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La entrevista insólita• ¿Carismático? No, sólo vine a llenar un vacío

• Todo militar, y me incluyo, es un hombre absurdo e irracional

• La violencia es siempre inútil

• Fox debe convencerse: gobernar no es “rating”

Publicado en el número 1271 (11 de marzo de 2001)

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El subcomandante Marcos y Julio Scherer García. Encuentro televisado

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Se antoja un hecho insólito. La televi-sión mexicana, la empresa Televisa que hace 25 años se alió con los gol-peadores del presidente Luis Echeve-rría para expulsar del diario Excél-sior a su director Julio Scherer García y al grupo de periodistas que lo acom-pañaron en ese momento agriamente

histórico, aporta hoy sus cámaras para transmitir la conversación periodística entre el fundador de Proceso y el subcomandante Marcos.

Se antoja, y es, un hecho insólito, pero también un signo de apertura.

La entrevista de Julio Scherer García, publica-da en estas páginas y transmitida la noche del sá-bado 10 por el Canal 2, marca una voluntad perio-dística común ante un acontecimiento que ambas partes juzgamos trascendente.

A los lectores, y ahora también espectadores de Proceso, les interesa, más que nada, entender me-jor nuestra realidad. Para lograr eso, nacimos. Pa-ra lograr eso, existimos.

A las 11 de la noche del viernes 9 de mar-zo sonó el teléfono de la Dirección de Proceso.

–¿Rafael? Habla Marcos...–¿Cómo estás, Marcos? ¿Qué pasó? Nos

tienes en la incertidumbre, que es peor que el desengaño. ¿Estás puesto?

–Claro, adelante. ¿Para cuándo sería?–Ahora mismo, si puedes...–¿A qué hora?–Pues ya... A la una, lo que tardamos en

llegar allá, con la parafernalia de Televisa...–Órale, hasta con Televisa y todo...–No te hagas... Te lo avisé en la carta...–Sí, hombre, no te enojes...En punto de las dos de la mañana del sá-

bado 10 daba comienzo la entrevista de Julio Scherer García con el subcomandante Marcos, en el patio del convento anexo a la Parroquia de la Asunción de María, donde pernoctaba la caravana del EZLN, en la delegación Milpa Alta. Culminaba así un esfuerzo de varias semanas para poner frente a frente al fundador de Pro-

ceso y al líder rebelde, en una entrevista que tuvo como insólito complemento la presencia de las cámaras de Televisa, empresa que com-parte con este semanario la difusión de este acontecimiento periodístico.

La entrevista duró exactamente una hora y 15 minutos de la fría noche de luna llena, en el patio del convento, con las arcadas y la fuente como escenario, y con el comandante Tacho como un silencioso testigo lejano.

A continuación, se reproducen las partes sustanciales de la entrevista de Marcos con Proceso.

–¿Qué se hace, qué se dice, a quién se reza cuando se ha llegado a donde usted ha llega-do, tan aborrecido, tan temido, tan admirado, tan único?

–Nosotros pensamos que se ha construi-do una imagen de Marcos que no correspon-de con la realidad, que tiene que ver con el

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“Zapatour” en Juchitán, Oaxaca

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mundo que se maneja en los medios de co-municación, que ha dejado de tener interlo-cución con la gente y ha decidido tener in-terlocución con la clase política. En ese senti-do, los medios ya no están preocupados por lo que pida la mayoría de la gente, sino que, de una u otra forma, se retroalimentan porque en el proceso de transición el gran elector se ha convertido en el medio de comunicación. Su capacidad de influencia en la toma de de-cisiones, su capacidad de decidir el rumbo del país, incluso marcando ritmos en la transi-ción, ha dado a los medios de comunicación un poder sobre el que no han reflexionado, y, en ese sentido, lo que tocan los medios de co-municación lo transforman...

–Marcos, usted no puede negarse como un ser carismático...

–Sí, sí puedo, cómo no.–No debe, porque lo es. No me imagino a

usted mostrando cosas a sabiendas de que no son ciertas. Usted no se puede dejar de reco-nocer como lo que es, un ser que atrae a mu-chísima gente.

–Hay un vacío. Es que hay un vacío en la sociedad. Hay un vacío que se tiende a llenar de una u otra forma. El vacío que llenó Fox, en el campo del área política, no significa que sea lo que aparentemente pudiera o debiera ser. Lo mismo ocurre con Marcos.

–¿Con quién se compara usted como ca-rismático? En el Ejército Zapatista, ¿quién lo alcanza?

–¿Dentro del Ejército Zapatista? –¿Quién se le compara, de la gente que us-

ted conoce?–Al interior, nadie, pero eso no tiene que

ver con...–¿Hacia el exterior?–¿Hacia el exterior? Nadie tampoco.–O sea, usted es carismático...–No, lo que pasa es que la imagen de Mar-

cos responde a unas expectativas románti-cas, idealistas. O sea, es el hombre blanco, en el medio indígena, más cercano a lo que el in-consciente colectivo tiene como referencia: Robin Hood, Juan Charrasqueado, etcétera.

–¿Qué es lo que lo hace carismático?–Se provocan muchos equívocos en la su-

puesta capacidad literaria, en la supuesta ca-pacidad de timing político, aunque más bien se está respondiendo a las necesidades in-ternas y, en el desbarajuste de la clase polí-tica nacional, se entra como si estuviéramos meditando cada paso que diéramos. Créeme que somos mucho más mediocres de lo que la gente piensa; sobre todo, no tan brillantes co-mo la clase política nos concibe.

–Usted no puede decir eso...–Sí puedo.

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–A usted no le queda la mediocridad, ni como expresión verbal...

–No... No estoy negando lo que soy; estoy tratando de explicar las circunstancias en las que nos ubicamos, y de una u otra forma se bo-rra o se pierde la perspectiva real de lo que es el personaje. La mayoría de nuestros pronun-ciamientos son muy discutibles, y no se discu-ten precisamente porque están en un entor-no social que implica otras cosas. Discutir las posiciones de Marcos significa discutir la legi-timidad de una causa, y eso siempre es pro-blemático, sobre todo en el nivel intelectual. De una u otra forma eso nos ha hecho, porque créeme que nos hace bien el debate de ideas; de hecho, nosotros hemos sido receptivos a ese debate de ideas, y lamentamos de una u otra forma que no se haya podido dar.

–Veo al país peligrosamente dividido: en un extremo, las sombras vivas de Juan Rulfo; en el otro, los cuerpos bien nutridos del po-der y el dinero. Con los matices que se quiera, me parece que usted y el presidente Fox son hoy la imagen de esos mundos. Si esto es así, ¿cabe entre ustedes el entendimiento, la con-fianza que da vida a la comprensión?

–Sí. Nosotros pensamos que sí. Nosotros nos estamos planteando la posibilidad de un diálogo. Toda esta movilización tiene por ob-jetivo convencer a ese hombre –quien no tie-ne nada que perder y sí mucho que ganar– de que se siente frente a nosotros con la deci-sión seria de resolver el conflicto. Esto no es fácil, porque en torno de la figura de Fox es-tán jugando muchas fuerzas, entre ellas la su-ya propia: un ser que ha optado por construir-se una imagen en torno de un manejo mer-cadotécnico, que le dio resultados, buenos resultados en un periodo electoral, pero que no se puede extender al periodo de gobierno.

Entonces necesitamos convencerlo de que el problema no es de rating, sino de gobernabi-lidad, y eso es lo que estamos ofreciendo: no una revuelta social, sino el reconocimiento de ese sector social (los indígenas), de sus capa-cidades y, finalmente, de su diferencia...

Mundos opuestos

–Aparte de que los dos ejercen una forma de poder, una forma de influencia, ¿hay algo en lo que se parezcan?

–En que contamos malos chistes los dos, en todo caso... Pero fuera de ello, no sólo re-presentamos dos mundos diametralmen-te opuestos, sino que el paso siguiente tam-

bién es diametralmente opuesto. Nosotros es-tamos marcando el mundo que camina hacia el reconocimiento de las diferencias, y él es-tá caminando al mundo que va a hegemoni-zar y homogeneizar no sólo al país, sino al planeta entero. En este caso se trata de que el concepto de igualdad sea referente al es-tatuto de mercado: somos iguales en cuanto que tenemos poder adquisitivo. Nosotros es-tamos marcando las diferencias precisamen-te en el lado contrario: la diferencia cultural, la diferencia de la relación con la tierra, de la relación entre las personas, de la relación con la historia, de la relación con el otro. Plantea-mos un mundo antitético al que representa Vicente Fox, y vamos más allá, porque noso-tros decimos que en el mundo que propone-mos también cabe Vicente Fox, mientras que en el mundo que él propone nos resulta muy claro que los zapatistas no caben.

–¿Cómo cabría Fox en el mundo de uste-des, siendo un líder, en la dimensión que se quiera, de la libre empresa?

–Aprendiendo. Pensamos que la libre em-presa puede aprender a relacionarse con no-sotros. No creemos que todos los empresarios sean ladrones, pues algunos han construido su riqueza por medios honrados y honestos. El hecho de que algunos de los personajes que saltan a la vida pública tengan un lastre de cri-minalidad, no quiere decir que eso sea parejo para todos. Nosotros no estamos planteando el regreso del comunismo primitivo ni de una igualdad a rajatabla que finalmente esconde una diferenciación entre la élite política –de izquierda o de derecha– y la gran mayoría em-

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Hambre y siglos de explotación

La caravana zapatista en San Juan del Río, Querétaro

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pobrecida. Pretendemos que cada sector so-cial tenga las posibilidades de levantarse co-mo tal; no queremos limosnas, sino la opor-tunidad de construirnos, dentro de este país, como una realidad diferente. En el Tephé la población está llevando adelante un proyec-to turístico. Todas las ganancias se reparten en colectivo, y la empresa comunitaria puede competir en el mercado, por lo que se refiere a eficacia, con cualesquiera de los grandes ho-teleros. Entonces, ¿por qué no reconocerle a ese grupo su capacidad empresarial dándole las ventajas y posibilidades de mercado que se ofrecen a los grandes hoteleros? Eso es lo que está en juego: las posibilidades de cons-truir otro tipo de relaciones, incluso dentro del mercado, que no representen el capitalismo salvaje, donde se devoran unos a otros. Los poderosos de este país no ven que sus días es-tán contados, y no a causa de una revolución social, sino por el avance del gran poder finan-ciero. En México, los Garza Sada, los Slim, los Zambrano, los Romo y otros de su tamaño no tienen el futuro asegurado, debido no a que el pueblo se levante e instaure una república socialista, sino a que sus fortunas están en la mira del gran capital de otras latitudes.

“Entonces nosotros decimos: en el gobier-no ya no se están tomando las decisiones fundamentales. Así, ¿para qué nos preocupa-mos sobre si el gobierno es de izquierda, de derecha o de centro, si es que existe el centro? Consideramos que en México debe recons-truirse el concepto de nación, y reconstruir no es volver al pasado, no es volver a Juárez ni al liberalismo frente al nuevo conservadu-rismo. No es esa historia la que tenemos que rescatar. Debemos reconstruir la nación sobre bases diferentes, y estas bases consisten en el reconocimiento de la diferencia.

“Cuando manifestamos que el nuevo si-glo y el nuevo milenio son el milenio y el si-glo de las diferencias, marcamos una ruptu-ra fundamental respecto de lo que fue el siglo XX: la gran lucha de las hegemonías. La últi-ma que recordamos, entre el campo socialista y el capitalista, ocasionó dos guerras mundia-les. Si esto no se reconoce, el mundo termina-rá siendo un archipiélago en guerra continua hacia afuera y hacia adentro de los territorios. Así no será posible vivir.”

El proyecto Puebla-Panamá

“No obstante, el mercado sí puede acostum-brarse a esa realidad; es posible que opere en un escenario de desestabilización o de guerra civil y cotice en la bolsa de valores. A la gen-te no le dicen esto y, por el contrario, le ofre-cen un mundo idílico donde supuestamen-

te no hay fronteras, para comprar o vender... Pero las fronteras no sólo permanecerán, si-no que se van a multiplicar, como ocurrirá con el proyecto Puebla-Panamá, que será un gran crimen: Estados Unidos correrá la fron-tera hasta aquí, hasta Milpa Alta, donde esta-mos ahorita. El resto del país, para abajo, será Centroamérica, y OK, que tengan sus guerri-llas, sus gobiernos dictatoriales, sus caciques, como Yucatán y Tabasco –Chiapas, afortuna-damente, ha quedado en un break en ese sen-tido–, que siguen la lógica de las repúblicas bananeras. En el resto del territorio mexica-no, de aquí hacia el norte, empieza a operar-se un brutal proceso de eliminación de gran-des sectores sociales. Además, todos los indí-genas que queden en este lado tendrán que desaparecer porque no los aceptará este mo-delo neoliberal, pues no pagan. Nadie va a in-vertir en ellos.

“Si Fox es serio, habrá resultados”

–Marcos, esto es algo más que una broma. Des-de el punto de vista de tus valores, yo pienso que el presidente Fox está diciendo: ¿cuánto tiempo me llevará aprobar la materia?

–Nosotros estamos tratando de ayudarle lo más que podemos. Claro que nuestro mo-do no es político. Tiene que entender él, tienen que entender todos que no somos una fuerza política propiamente: somos un grupo arma-

do haciendo política, y, en ese sentido, arras-tramos carencias, errores de criterio, un hori-zonte muy pequeño, caminando en el filo del mesianismo y del realismo político, algo muy difícil para nosotros. Nos proponemos tratar de convencer a este gobierno, no sólo a Fox, de que puede sentarse con la seguridad de que va a tener resultados si lo hace seriamente. No-sotros no estamos apostando al desgaste ni a que truene su programa de gobierno –que va a tronar, pero no porque sea malo, sino sim-plemente porque no existe–. A lo que esta-mos apostando –lo hemos sentido en toda es-ta marcha y lo vemos en todos los medios de comunicación– es a que se reconozca el con-senso absoluto de que éste es el momento de saldar la deuda histórica.

“México tiene casi 200 años como nación independiente, y en todo momento los indí-genas han aparecido como la parte funda-mental, pero en ningún momento se ha reco-nocido tal cosa. No pueden apostar a desapa-recernos, porque han fracasado ya. No se va a desaparecer al indígena por cualquier cam-paña, por cualquier bomba o con cualquier arma que usen, ya que, de una u otra forma, el movimiento indígena resiste y se protege. Fracasaron los españoles, los franceses, los estadunidenses y todos los regímenes libe-rales, desde Juárez hasta el actual. Entonces, ¿por qué no reconocer que los indígenas ahí están y que es preciso darles la oportunidad?

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Marcos: “Lo que necesita este país es un gobierno, no un locutor”

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Nosotros lo que queremos es una oportuni-dad. Si fracasamos, pues lo vamos a asumir, aunque no vamos a estar peor que como es-tábamos antes...

Vocación de muerte, perdida

–Marcos, sigo con el presidente y con usted. El presidente y usted hablan de la paz. El pre-sidente puede adaptarse a la propaganda, y usted a la mirada, a la airada voz de los mar-ginados. Percibo la violencia, Marcos, infor-me aún, pero que ya respira. Usted le dijo a Carlos Monsiváis que si no hay acuerdos “al-go va a estallar”. Mencionó a los grupos sub-versivos y dijo que los habrá más grandes y radicales si no hay acuerdos. Estas palabras me llevan a la guerra sucia de los setenta, pe-ro más extendida. En este tema ¿por dónde va su inteligencia?

–Mira, lo que nosotros pensamos es que esa guerra está perdida. La guerra sucia está perdida. De una u otra forma, nuestra presen-cia y la persistencia de los procesos en Amé-rica Latina quieren decir una cosa que nadie se atreve a reconocer: la guerra sucia la per-dieron los de arriba, los que la hicieron, que finalmente no pudieron acabar con los mo-vimientos armados, porque siguen resurgien-do. Si nosotros fracasamos en la vía del diálo-go –y nos estamos refiriendo al EZLN y a Fox–,

la señal va a ser clarísima para los movimien-tos más radicales, por lo que se refiere a su posición frente al diálogo y la negociación, pues esto para ellos significa arriar banderas, significa venderse, significa traicionar. Cual-quier contacto con el enemigo, que no sea pa-ra pedir su rendición, es una rendición pro-pia. Si esa señal es mandada por el PAN en es-te caso, por el gobierno de Fox y por el EZLN, cobrará auge esta posibilidad. No estamos hablando de grupos radicales aislados, solos, que no tengan ningún consenso social...

–¿Como en los setenta?–El zapatismo es un movimiento social

que, ante la posibilidad de la lucha armada, optó por el diálogo y la negociación, y hasta ahora ha fracasado. En el caso de los movi-mientos de rebelión, gana el que no muere, el que persiste, no el que gana. Y en el lado del gobierno, sólo puede ganar si aniquila al con-trario. Pero sería una guerra a largo plazo, en la que el terrorismo llega a tu calle, a tu casa, a tu televisión, un poco como ocurrió en los primeros días de la guerra en 1994, cuando empezaron a aparecer actos terroristas que no tenían nada que ver con nosotros, cuando ya en otra forma se decía: la guerra ya no sólo está en Chiapas, puede estar aquí, en una ca-lle, en un centro comercial, en nuestra casa. Es de tal forma grave para la nación, y yo me atrevería a decir que para el mundo entero, lo que se está jugando aquí, que no es sólo la Ley Indígena, no es sólo el éxito mediático de Fox o el rating arriba y debajo de Marcos, o lo que él represente o no represente como sím-bolo, como mito, como líder social o como fu-turo dirigente de la izquierda. Lo que está en juego aquí es la posibilidad de una solución del conflicto. Nosotros vamos a sentarnos y a anularnos, en una situación en la que de-cimos: ayúdenos a perder. Lo que le estamos diciendo a Fox, y sobre todo al Congreso de la Unión, es justamente que nos ayuden a per-der. Si nosotros tenemos éxito en esta movi-lización pacífica, ¿qué sentido tienen las ar-mas para el EZLN o los movimientos arma-dos? Pero no queremos reeditar las derrotas pasadas.

“Nosotros no queremos darle a este país un corrido, un héroe más frustrado en el lar-go calendario de derrotas que tenemos. Que-remos desaparecer, que la gente que te está viendo y escuchando ahorita, o que te va a leer en tu revista, sepa que puede ser partí-cipe de eso.

“No pedimos que voten por nosotros ni que nos den un cheque ni una parcela ni nada: pe-dimos que se solucione una cuestión histórica, y que la gente, equis, quien sea, reconozca que tiene un lugar, que es parte de su historia. No

le vamos a la izquierda ni a la izquierda radi-cal para que un personaje cante corridos. No lo vamos a hacer, porque no tenemos esa voca-ción. La perdimos en algún momento en con-tacto con las comunidades; perdimos la voca-ción de muerte en ese sentido. Sin embargo, eso no quiere decir que la temamos, porque no estamos jugando. Lo que pasa es que no aspi-ramos a eso, ni vamos a forzar el movimiento hasta que llegue a una derrota. Esto será difícil hacérselo entender al otro, porque sus esque-mas sólo son pasado. No lo culpo de no enten-der; a veces ni nosotros nos entendemos.

–¿No lo culpa de no entender?–Pues, a veces, nosotros tampoco nos en-

tendemos. Pero somos sinceros y somos ho-nestos, y pocos políticos en México pueden decir lo mismo.

Los errores de Marcos

–Hacia adentro, en su conciencia, ¿cuáles son los errores que ha cometido el Ejército Za-patista de Liberación Nacional, y cuáles son los errores que ha cometido usted? Al cabo de 20 años, los que usted lleva en la monta-ña, se afirma que no ha habido mejoría en-tre los indígenas. Usted expresó, y con razón, que no ha habido mejoría, pero que ahora tie-nen esperanza y tienen dignidad, y eso es una luz, no una lumbre; hace falta ser libre, esca-par, vencer a ese estado de miseria de años... ¿Cuánta energía pierde un hombre, Marcos, que no puede sostenerse, que no puede tra-bajar, que no puede concentrarse en la lectu-ra de un libro? O sea, la dignidad y la espe-ranza me parecen dos valores fundamenta-les. Sin ellos la vida no sirve para nada, pero por la miseria atroz, la dignidad se hace muy difícil, la esperanza muy difícil...

–Hay algo peor que eso, que es heredar, a los que siguen, la desesperanza. Entonces eres consciente de que todas las dificultades que estás enfrentando se las vas a heredar a tus hijos, y no les vas a heredar la posibilidad de cambiarlas. Es ese sentimiento de tenen-cia y pertenencia al colectivo lo que nos hizo seguir adelante. Entre los errores que ha co-metido el EZLN como organización está el no haber aprendido más rápido de las comuni-dades. Cuando se da el fenómeno de los mu-nicipios autónomos, el EZLN está tan imbri-cado en las comunidades que, de una u otra forma, permean también su toma de decisio-nes. A la hora de que las comunidades se em-piezan a organizar como gobierno y a tomar decisiones, el EZLN todavía empieza a rozar con esto. Entonces nos damos cuenta de que las comunidades han aprendido más rápi-do que nosotros, no sólo a vivir en resisten-

Archivo Proceso

Símbolo en Chiapas

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cia frente a un poder que estaban desafian-do, sino que van construyendo una alterna-tiva, tú estás pensando en los que estamos, ellos están pensando en los que vienen. Ellos están pensando en las generaciones que vie-nen, para no heredarles esa desesperanza; es-to que tenemos no será peor, definitivamente no será peor para ellos.

“El error fundamental de Marcos es no ha-ber cuidado –y yo lo perdono porque soy yo, y si no lo perdono yo, pues quién lo perdo-na, ¿no?–, no haber previsto esta personaliza-ción y protagonismo que muchas veces, si no es que la mayoría de ellas, impide ver qué es lo que está detrás. No nos angustia mucho co-mo organización, porque nosotros sabemos lo que está detrás, y vemos una organización que puede sobrevivir incluso sin guerra.... Esto no lo ha percibido mucha gente; tiene que ver mucho con que Marcos haya ofuscado, obs-truido la vista hacia atrás. Que de una u otra forma, Marcos es responsable también en eso, sí, sí puede ser que su dosis de vanidad, de pro-tagonismo o de payasez o como se llame eso, haya contribuido... Pero sobre todo la causa es que la mayoría de la gente –es decir, los jóve-nes– no tiene una expectativa dentro del es-pectro político, y es lógico que se agarre de lo que haya a la mano; por otro lado, está el real-ce que se ha dado a todo esto en la vida nacio-nal, particularmente en los medios de comu-nicación, pues éstos no sólo deciden qué actor se convierte en político, sino también qué lu-gar ocupa ese actor político.

–O que el político se convierte en cómico...–Y al revés: que el cómico se convierte en

político y llega a presidente... eso córtalo. Es-toy hablando bien de Fox (...) ¿o estoy hablan-do mal? Si hablo bien, imagínate cuando ha-blo mal... Ahí es donde van comerciales.

La no existencia

–Los indígenas soportan siglos de explota-ción, pero su hambre es la misma hambre de los marginados. Usted ha dicho que su lucha es nacional y chiapaneca, por supuesto. Al-guna vez, Marcos, allá en las pesadillas y los sueños, ¿ha escuchado el clamor unido de los agraviados?

–Sobre todo en esta marcha. Nosotros pre-vimos que iba a pasar eso y las comunidades, cuando nos mandan, acotan, o ponen el lazo, como decimos allá, para que sólo se vaya so-bre un objetivo. De una u otra forma, a cada paso de la marcha surge no sólo la escucha de ese grito, sino la tentación de hacerle eco. Y nada más fácil ni más irresponsable. Porque es fácil ir al paso y decir: “Yo también reivin-dico tu lucha y luego regresamos”. Nosotros

hemos tratado de resistir a eso, y decirle a la gente: “Nosotros reconocemos que tu grito es justo, pero ahorita vamos sobre esto”. No po-demos ir sobre algo más.

–¿Le preocupa la posibilidad de que los marginados se les unan?

–Ojalá. No me asusta y lo deseo. Lo que no deseo es que se creen falsas expectativas so-bre una persona o sobre un movimiento que no nace el 1 de enero de 94. Nosotros tenía-mos un trabajo previo de muchos años y de muchos sacrificios. No es fácil tener la cohe-sión, la homogeneidad, la unidad que tienen los zapatistas, que han resistido tantos emba-tes, tantos ataques. Y de pronto, para los me-dios, parece que el EZLN nace el 1 de enero de 94. Ésa puede ser una tentación: que un movi-miento pueda empezar así, que el primer pa-so será la legitimidad, y no es cierto. Porque el primer paso de la legitimidad es el reconoci-miento propio.

–Pero piense en los agraviados, tantos millones...

–Ese conflicto es irremediable, y eso se lo dijimos a Fox. Sobre eso no hay vuelta de ho-ja. Lo que está en juego aquí, en nuestro movi-miento, al acercarnos a la capital, es cómo se va a enfrentar ese conflicto. Pero no pueden pen-sar que ese conflicto va a seguir latente o va a ser controlado. Va a tronar. Lo que van a señalar ahora es si el conflicto lo van a enfrentar por la vía del diálogo o la negociación, o van a recurrir

al recurso de las armas, al recurso de la violen-cia. Van a tener que escoger entre la vía políti-ca y la vía armada para enfrentar ese conflicto.

–La miseria es mucho más que un cuerpo famélico. Es la niña que vio Heberto Castillo abrazada a una piedra, su hija, y son las 50 ni-ñas de un internado que compartían una mu-ñeca de la que sólo quedaban hilachos. ¿Us-ted, Marcos, cómo se representa la miseria?

–En una niña también. Una niña que se me murió en los brazos, de menos de cinco años de edad, de calentura, en la comunidad de Las Tazas, porque no había un mejoral para bajar-le la fiebre, y se me fue en las manos. Trata-mos de bajarle la fiebre con agua, con trapos mojados, la bañábamos y todo, su padre y yo. Se nos fue. No requería intervención quirúr-gica ni un hospital. Necesitaba una pastilla, un mejoralito... Es ridículo, porque además esa niña ni siquiera nació, no había un acta de nacimiento. ¿Qué hay de más miserable que nazcas y que mueras y nadie te conozca?

–¿Qué sintió usted?–Impotencia, coraje. Se te cae todo el

mundo encima, que todo lo que pensabas y todo lo que hiciste antes es inútil si no pue-do evitar esa muerte injusta, absurda, irracio-nal, estúpida...

–Y si esas emociones terribles se repiten en muchísimas partes, ¿es posible una lucha que se percibe en el fondo, aunque no lo de-claren, de venganza?

Germán Canseco / ProcesofotoLa voz de los sin rostro

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–Ése es el peligro. Si ese rencor social no se organiza, necesariamente viene la vengan-za. Y en el caso de los grupos indígenas puede tenderse al fundamentalismo, y ahí sí no hay diálogo que valga... Por eso nosotros decimos que es preferible que se organice ese descon-tento. En todo caso, que la sabiduría o la sa-piencia de ese movimiento escoja.

–Marcos, ¿cuántas víctimas vivieron sin saber lo que es la vida?

–Eso es lo que ya no queremos que se repi-ta. No queremos que se repita la gente que no nace y que no se muere. No existe. No existe para ti, no existe para el público, no existe pa-ra Fox ni para nadie. Fuera de sus familias, no existieron para nadie. Ahora, con la resisten-cia de las comunidades indígenas, nosotros bajamos la tasa de mortalidad a entre 200 y 300 al año. Teníamos, antes de 1994, 15 mil al año. La mayoría, menores de cinco años, que nunca tuvieron acta de nacimiento (...)

–Vivir sin ser, Marcos...–Y no sólo eso. Si vives siendo, es con ver-

güenza. Tratabas de dejar de serlo para que te aceptaran en las cabeceras municipales y los centros de producción. Con la cara indíge-na, eras objeto de burla y engaños. Por el he-cho de tener una piel morena y hablar otra lengua, ya significaba que tu producto baja-ba de precio.

–¿Es usted un rebelde que exige cambios profundos o un revolucionario que lucha por

transformaciones radicales, otra manera de hacer patria?

–Nosotros nos ubicamos más como un re-belde que quiere cambios sociales. Es decir, la definición como el revolucionario clásico no nos queda. En el contexto en el que surgi-mos, en las comunidades indígenas, no exis-tía esa expectativa. Porque el sujeto colectivo lo es también en el proceso revolucionario, y es el que marca las pautas.

–¿Si fracasara usted como rebelde, optaría por la vía revolucionaria?

–El destino es diferente. El revolucionario tiende a convertirse en un político y el rebel-de social no deja de ser un rebelde social. En el momento en que Marcos o el zapatismo se conviertan en un proyecto revolucionario, es decir, en algo que devenga en un actor políti-co dentro de la clase política, el zapatismo va a fracasar como propuesta alternativa.

–¿Por qué un revolucionario se convierte en político?

–Porque un revolucionario se plantea fundamentalmente transformar las cosas desde arriba, no desde abajo, al revés del re-belde social. El revolucionario se plantea: “Vamos a hacer un movimiento, tomo el po-der y desde arriba transformo las cosas”. Y el rebelde social no. El rebelde social organiza a las masas y desde abajo va transformando sin tener que plantearse la cuestión de la to-ma del poder.

–Cuando dice eso, ¿piensa en la Revolu-ción Mexicana?

–Sí, pienso en Zapata y en Carranza, fun-damentalmente. Carranza, que se plantea los cambios a la hora de tomar el poder. Y Zapa-ta, que se plantea las demandas y al momen-to de tomarse la foto ni siquiera roza la silla. Nosotros nos identificamos con el zapatismo. Se necesitan políticos, desgraciadamente, pe-ro sobre todo líderes sociales. Creo que el za-patismo tiene que optar y va a optar por los lí-deres sociales...

La República de TV

–A lo mejor la palabra político está bien o es-tá mal. Usted me hará favor de aclararlo. Yo creo que usted es político. No tengo duda de que es escritor de prosa rimada. ¿Qué poeta le inspira, qué estadista le atrae, qué guerri-llero le da fuerza?

–De atrás para adelante, como jefe militar, Villa. Como movimiento social armado, Zapa-ta. Como líder social, no veo a ninguno en el horizonte actual que realmente responda al concepto de hombre de Estado. No hay. Los grandes hombres de Estado son de la prehis-toria ya. Ahorita hay mercadólogos, buenos o malos (...) Ahorita no metería la mano al fuego por ninguno como líder político, porque no veo a ninguno que responda al concepto de hom-bre de Estado, porque el hombre de Estado tie-ne la capacidad de ver hacia adelante, y no co-nozco ahora ningún líder político que vea más allá de sus narices, en todo el espectro.

–A propósito de Villa, Marcos, en su en-cuentro con Vicente Leñero en 1994, usted le expresó su admiración por el personaje; gue-rrillero implacable, buen soldado y hombre de gobierno en Chihuahua, según la biografía monumental de Friedrich Katz. ¿Se identifica usted con El Centauro?

–Quisiera hacerlo. Era un hombre que te-nía la visión de cuerpo, un hombre preocupa-do por sus tropas, y no me refiero sólo a sus tropas regulares, sino a los territorios que iba conquistando. No sólo se preocupaba por combatir, sino también por organizar. Desgra-ciadamente, esa parte es la menos conocida...Pero desgraciadamente, Villa es el de los co-rridos, el del caballo Siete Leguas.

–Ante esas virtudes, ¿qué tanto pesa la violencia inútil?

–La violencia siempre va a ser inútil, pe-ro uno no se da cuenta hasta que la ejerce o la padece.

–¿Y él no se dio cuenta, Marcos?–No sé. Yo pienso que a la distancia igual

nos va a pasar a nosotros, siempre va a ha-ber vacíos o huecos a la hora de valorar a una

Germán Canseco / Procesofoto Simpatizantes del EZLN. Apoyo a la caravana

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persona (...) Definitivamente, un militar, me incluyo entre ellos, es un hombre absurdo e irracional, porque tiene la capacidad de recu-rrir a la violencia para convencer. Finalmente eso es lo que hace un militar cuando da una orden: Convence con la fuerza de las armas. Por eso nosotros decimos que los militares no deben gobernar nunca, y eso nos incluye a nosotros. Porque quien ha tenido que recurrir a las armas para hacer valer sus ideas, es muy pobre en ideas.

–Le voy a hacer una observación de buen gusto: Las armas no convencen, se imponen.

–Sí. Finalmente así es. Por eso nosotros decimos que los movimientos armados, por muy revolucionarios que sean, son funda-mentalmente movimientos arbitrarios. En to-do caso, lo que tiene que hacer un movimien-to armado es plantear el problema y hacerse a un lado. Es lo que nosotros estamos ahora logrando con éxito, después de siete años en las comunidades. De los errores que cometi-mos está no haber aprendido más rápido có-mo podíamos desprendernos de eso. Real-mente nos hemos hecho a un lado. Los muni-cipios autónomos son tan autónomos que no nos hacen caso.

–No es popular el comandante Germán. Dispone, dirige, ordena, sube al camión el pri-mero, lo abandona antes que nadie, recibe los documentos, los distribuye, habla con la fuer-za del mando. Pesan sospechas sobre él y de su humanitarismo nadie habla. No me explico a Germán, tan diferente a usted y tan diferen-te a los indígenas, en calidad de portavoz cen-tral de lo que hace el EZLN. En los grados del Ejército Zapatista, él es el comandante y usted el Sub. Germán es el que ordena, él es el que dispone. Usted, de alguna manera cumple, re-cibe o atiende las instrucciones u órdenes...

–¡No! El arquitecto Fernando Yáñez, que es conocido como el comandante Germán, sig-nifica, a la hora que lo pone el EZLN, el en-lace con el Poder Legislativo y los partidos políticos; significa una señal que, como mu-chas que hemos dado, el gobierno no ha sa-bido leer. Con él, está diciendo el EZLN: esta-mos dispuestos a transitar de la clandestini-dad a la vida pública. Eso es fundamental. El arquitecto Yáñez sube y baja del camión por-que se le ha encargado la seguridad. Los que mandan en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional son los jefes indígenas. Ésa es la ver-dad. Pero la percepción que tienes tú y los que nos están viendo ahorita es que estoy yo y atrás de mí debe estar Tacho cuidándome (...) Pero del lado de las comunidades las cosas son al revés: están ellos primero, y nosotros detrás... El arquitecto Yáñez no tiene mando ni ascendencia militar dentro del EZLN. Es-

Ulises Castellanos / ProcesofotoEn la Parroquia de la Asunción de María, Milpa Alta

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tá respondiendo a un llamado que estamos haciendo nosotros porque queremos dar esa señal que, ¡coño!, nadie está leyendo. Y si un movimiento armado está diciendo ahí va esta parte, vean, a esto estamos dispuestos, y no lo lee, entonces ya de plano necesita la clase po-lítica una gran lección.

–No me siento aludido, porque esa señal no fue explícita.

–Pero va acompañada por otras. Lo que se está preguntando el gobierno mexicano es hasta qué punto Marcos y el EZLN no es-tán jugando con una apuesta de popularidad y de desgaste, a ganar tiempo. Antes, con Ze-dillo, nosotros estábamos dispuestos a firmar la paz con él, que era un imbécil, un mediocre, ahorita ya se puede decir, por qué no la va-mos a hacer con Fox, que además es producto de un proceso electoral legítimo de elección. A nosotros no nos espanta firmar la paz con la derecha, porque nuestro problema no es ése. Sería igual el problema si fuera la izquierda electoral la que estuviera en el poder. Noso-tros estamos tratando de convencer al otro, en este caso el gobierno federal, de que estamos dispuestos a resolver esto y a hacerlo rápido, pero necesitamos una serie de señales. Noso-tros damos una. No la ven, pues es que no le hallamos todavía al modo político, pero vo-luntad no nos ha faltado. Si no logramos que tú veas esa señal o que la clase política vea esa señal, es que ahí fracasamos y vamos a bus-car otra, pero creo que este país tiene que sal-dar una cuenta pendiente con mucha gente, no sólo con Yáñez, sino con mucha gente que quedó en el camino con todos los movimien-tos clandestinos, que son mucho más podero-sos en términos de patriotismo y compromi-so social, de sacrificio, que lo que pueda decir cualquier corrido a Lucio Cabañas o a Gena-ro Vázquez. Lo que nosotros quisimos hacer, y es evidente que no se consiguió, es reunirnos con el Poder Legislativo, que ha sido receptivo a su persona y a su trato (...) Lo que queremos decir es que nosotros no vamos a fingir la paz. Nos vamos a sentar a negociar y, si de la otra parte hay voluntad, nos vamos a lo último. Si estuvimos dispuestos a que nos maten, ¿por qué no vamos a estar dispuestos a negociar? No tenemos vocación suicida.

–Anunció usted su regreso a Chiapas, es-trategia al fin, ¿cuáles serán sus próximos pa-sos? En otros términos, ¿qué sigue y hasta dónde?

–Sigue el proceso de paz. Si nosotros lo-gramos, y creo que lo haremos, el reconoci-miento de los derechos y la cultura indígena en la Constitución, convencer a Fox de que se siente, que dé las señales y decida traba-jar con las comunidades para que ese proceso

de paz sea expedito y terso, entonces se ne-cesitará un trabajo interno muy intenso, por-que el EZLN todavía tiene que responder una cuestión, una incógnita, porque sabe qué no va hacer cuando esto termine, pero no sabe qué sí va a hacer.

La invitación a Los Pinos... una trampa

–Fox dice que lo invita a Los Pinos...–Es una trampa. Finalmente está tratando

de convertir un movimiento serio reivindica-tivo en un evento de horario triple A. Qué va a ganar el país, qué van a ganar los pueblos in-dígenas y qué va a ganar el gobierno, ya como proyecto político, el que tenga, si es que lo tie-ne, con esa foto.

–¿Le haría un servicio a Fox?–¿Por qué?... Sí, yo creo que saldría ganan-

do mucho, pero qué...–¿Y usted perdería?–No, yo no, pero las comunidades sí, por-

que todo el movimiento que se levantó final-mente sería trivializado. Sería un fenómeno mediático hueco, tan breve, tan fugaz, tan so-luble como fue el concierto ése de...

–¿Dirías que con alguna vileza o perver-sión, Marcos?

–Sería deshonesto, ruin, vil. Además, yo lo entiendo. Él está haciendo bien su trabajo, ne-cesita construirse esa imagen de gobernabili-dad. Sabe que mientras más lo mencionen los medios, aunque sea para mal, su presencia se va haciendo cada vez más fuerte.

–Marcos, yo le digo a usted: Fox está ha-ciendo bien su trabajo a sus ojos...

–A sus ojos de él.–¿A los de usted?–No, porque lo que necesita este país es

un gobierno, no un locutor. Y él piensa que sí, que su función es ser locutor porque le va a dar prestigio con la gente, porque lo van a co-nocer y lo van a parar en la calle.

–¿Pero para qué?–Eso es lo que yo digo... finalmente le van

a decir: “Nosotros que votamos por ti, o no votamos por ti pero sí votamos en contra del PRI, no te pusimos para eso”. Porque una co-sa es una campaña electoral y otra cosa es un programa de gobierno. Y la responsabilidad no es sólo de él; es también de su equipo. Pe-ro también de él porque él formó el equipo, o se lo formaron, yo no sé cómo esté ahí. Pero cuentas y te sobran los dedos de una mano de los que son políticos en ese gabinete. Son em-presarios bien o mal intencionados. Ni siquie-ra son empresarios, son gerentes. O sea, son empleados de un empresario. Y con esa lógica no se puede dirigir un país.

–¿A quién salvaría del gabinete?

–A Sari Bermúdez, como escritora. Ella no escribió el libro, bueno... (dirigiéndose a los camarógrafos de Televisa) Ahí le cortan. Yo hago pausas para que corten lo que vaya a censurar Azcárraga.

El cuento sobre la Caravana

–Marcos, a usted le gustan los cuentos. ¿Por qué no nos cuenta uno?

–¿No los cuenta el gobierno?–No, ¿por qué no nos cuenta uno? ¿Por qué

no nos cuenta el cuento de la Caravana?–¿Cómo nació la idea?–El cuento de la Caravana. Usted escribe

un cuento para que se conozca la Caravana. ¿Cómo lo contaría en forma de cuento? Así, en el lenguaje más sencillo, más cálido, lle-no de humor. Claro, Marcos, el humor se ex-plica a través del drama. ¿Cómo contaría us-ted ese cuento?

–Bueno, vamos a pensar así. Nosotros nos quedamos sin salidas. La única forma de ha-cernos fuertes era salir, era caminar. No tenía-mos ningún pie. Éramos minusválidos en ese sentido. Teníamos la voz y la mirada, pero te-níamos que llevar esa voz y esa mirada a don-de fuera escuchada y a donde tuviera direc-ción esa mirada. Entonces tuvimos que pedir prestados los pies de otros. A la hora que tuvi-mos que pedir prestados los pies de esos otros, tuvimos que construirlos porque no existían. Entonces empezamos a hablarle al otro y em-pezamos a darle un rostro, el que otros le ne-garon, el que es un número, el que es un por-centaje de una encuesta, si es que le toca la suerte de que lo encuesten, y empezamos a llamarlo y a intentar darle rostro y a pedirle que fuera los pies de nosotros. Encontramos unos pies muy disparejos. Es decir, el cuerpo que ya éramos, la mirada, los oídos, los labios que éramos, eran muy pequeños para unos pies muy grandes. Finalmente, cuando em-pezamos la marcha, empieza una especie de muñeco grotesco. A primera vista, un gigante. Con una vista detenida, un muñeco deforme y grande, con unos grandes pies y un cuerpo muy pequeño, el tronco y la cabeza. Ese muñe-co grotesco empieza a andar a traspiés y em-pieza a tratar de convencer a los pies que no son suyos, que es, de una u otra forma, lo que ha tratado de hacer la Caravana a cada mo-mento que se detiene: decir que no somos no-sotros los que hacemos posible eso, sino el pie que nos está llevando, que es la gente que nos está recibiendo. Es en ese momento que se en-cuentra con el problema de que los pies dicen que quien manda es la cabeza, porque así está la historia hecha y que no ocurre que los pies manden a la cabeza. Y la cabeza, necia con que

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los que tienen que mandar son los pies. Llega el momento en que los pies y la cabeza dicen lo que todos están pensando y nadie se atreve a decir: Que en el recorrido se dan cuenta de que el mundo está de cabeza, que tiene el que no necesita y el que necesita no tiene nada. Fi-nalmente, ese día, mañana 11, llegan al lugar donde se puede voltear esto para un lado y pa-ra otro, y a la hora en que el mundo se voltea de nuevo, los pies descubren que en realidad eran la cabeza, y la cabeza descubre que nunca dejó de ser un pie descalzo; moreno, además. ¡Qué mal me salió!

–Tengo un escrúpulo y una preocupación: que lo más importante que tuviera que de-cirme no lo haya yo acertado con la pregun-ta adecuada.

–No, si yo estaba aterrado, porque no sabía qué me iba a preguntar...

–Una cosa que le importe muchísimo y que yo no haya tenido la suerte de preguntar-le, Marcos...

–Yo creo que la pregunta que se están ha-ciendo en la clase política: ¿Es sincero Mar-cos cuando dice que está dispuesto al diálo-go y a llegar a la paz? Y la respuesta es sí. Lo único que tenemos para respaldarlo es nues-tra palabra. Realmente si nos piden otra co-sa, no tenemos otra cosa que darles. Pero te-nemos la historia de lo que esa palabra ha significado. No podemos ceder en las tres condiciones porque si cedemos, faltamos a la palabra y eso quiere decir que estaría-mos en la posibilidad de subir nuestras de-

mandas, y la garantía que tiene el gobierno de que no vamos a subir nuestras demandas es que tampoco las vamos a bajar. Si deci-mos una cosa, ésa es. Eso es lo que yo qui-siera que entendieran; no sé cómo hacerle, porque las señales que he dado no las en-tienden. A lo mejor si se desvelan y ven tu programa, me escuchan, a lo mejor es chicle y pega y me creen, pero realmente nosotros estamos siendo sinceros. Y si no lo creen, lo que estamos tratando de hacer con toda es-ta gente de este movimiento es obligarlos a creer. Nosotros tenemos ese compromiso.

–Muchas gracias.–A usted... Un anuncio comercial. ¡Es que

no tenemos dinero, y el camión se nos acaba el 16!

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Marcos y Scherer. Diálogo intenso

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Colosio y Ruiz Massieu, “los dos jóvenes, los dos con un compromiso de renovación, los dos asesinados”

El subprocurador de la República se compromete: “Si es necesario, llegaré hasta las entrañas del sistema”

Publicado en el número 936 (9 de octubre de 1994)

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RAÚL MONGE

Como responsable de la averigua-ción del asesinato de su herma-no José Francisco, el subprocura-dor general de la República, Mario Ruiz Massieu, dice:

“Tengo la obligación moral, ju-rídica, política y familiar de llegar al fondo del asunto. Si es necesario,

llegaré hasta las entrañas del sistema.”Y sin poder ocultar el dolor por la muerte

de José Francisco, Mario Ruiz Massieu supone que “estamos ante lo que podría ser un movi-miento sumamente peligroso para la vida de-mocrática del país: la política combinada con el narcotráfico”.

No descarta, incluso, que las investigacio-nes lleven más adelante a encontrar un pun-to de unión entre los asesinatos de Luis Do-naldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, pues guardan ciertos paralelismos, no así, sin embargo, en la forma como han caminado las averiguaciones.

Apunta:“Los dos eran priistas destacados con un

compromiso de renovación y de cambio en la vida política de México. Los dos eran jóvenes. Los dos podrían haber representado una ge-neración diferente para un México diferente y los dos fueron acribillados. Toca a la opinión pública juzgar por qué en un caso se ha avan-zado más y en otro menos.”

Entrevistado en su oficina ubicada en el primer piso de la Procuraduría General de la República (PGR), el funcionario –quien solici-tó personalmente al presidente Carlos Sali-nas de Gortari hacerse cargo de la investiga-ción– establece que en el caso de su hermano las evidencias llevan a tejer la sólida hipóte-sis de que se trata de un asunto de carácter estrictamente político.

Hasta ahora, apunta, está claro que parti-ciparon políticos mexicanos, políticos priistas y existen, además, elementos suficientes pa-ra suponer que las ideas renovadoras que es-taba impulsando José Francisco molestaban e inquietaban a grupos políticos del Partido Re-volucionario Institucional.

“José Francisco me comentó en varias oca-siones que había ciertos personajes de la polí-tica que no entendían que México era otro, que la sociedad era otra, que se necesitaban abrir cauces para una expresión más libre. Querían mantener un México de hace 50 años.”

–¿Le dio nombres?–Sí. Pero no se los voy a decir porque de-

formaría la investigación. Además, necesi-tó reunir más pruebas para no afectar a per-sonas inocentes. Si yo estuviera en otras cir-

cunstancias, si no estuviera en la PGR, desde luego que se los daría, aunque muchos de ellos son conocidos públicamente.

Con aparente frialdad y con el ánimo de poner las cosas en su lugar, el subprocurador general de la República abunda:

“Ese elemento y las pruebas aportadas por los detenidos me dan una idea de qué gru-pos se oponían con resistencia a la llegada de políticos con una mentalidad abierta, plural.”

–¿Quiere usted decir que son varios gru-pos, no uno solo?

–Sí, son varios grupos. Lo que no quiere de-cir que todos estén coaligados en el homicidio, pero sí son varios. Son gentes que, en privado y en público, se comportan de una manera que ya no encaja con esta época.

–¿Cómo interpreta usted, entonces, la de-claración partidista en el sentido de que el he-cho fue una simple acción gansteril?

Ruiz Massieu se acomoda en el sillón de piel negra y responde, franco:

“Todo mundo sabemos de la proclividad que hay en algunos priistas por creer que se defiende a un partido negando las cosas más obvias. Cuando un secretario general del par-tido es asesinado y en el crimen aparecen priistas como presuntos culpables, entre ellos un diputado, cualquier declaración en senti-do contrario cae por su propio peso. Ese tipo de actitudes son las que se inscriben en prác-ticas añejas, que es necesario actualizar.

“Estoy de acuerdo con que cualquier parti-do, cualquier organización defienda sus inte-reses cuando éstos se vean afectados, pero no que se haga una defensa a ultranza a sabien-das de que hay elementos que demuestran lo contrario. La sociedad mexicana es lo suficien-temente madura para ver y entender las cosas.”

Explica que históricamente el priismo se ha defendido negando las cosas y aclara que él no pretende juzgar a ningún partido.

“No es mi papel hacerlo. Cierto que esta-mos investigando a priistas, pero no por per-tenecer a esa organización sino por ser pre-suntos homicidas. Espero que pronto aclare-mos este asunto para demostrar qué políticos priistas están involucrados en el crimen de mi hermano.”

Mario Ruiz Massieu. Los demonios se soltaron

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Consciente de que su afán de llegar a la verdad lo podría llevar a tropezarse o a en-contrar resistencias, Ruiz Massieu no se arre-dra. Asume, por el contrario, una postura firme porque “más allá de satisfacer anhelos perso-nales, es indispensable que la sociedad conoz-ca la verdad, que nos crea. A la sociedad le ur-ge creer en las instituciones”.

Establece que por la salud del país es in-dispensable conocer qué pasó y por qué pasó:

“Ya no podemos seguir ocultando las co-sas o hablar con medias verdades.”

Subraya que está decidido a llegar hasta el final, siempre y cuando se mantenga fir-me el respaldo presidencial.

Sin embargo, hasta ahora las investigacio-nes, según el funcionario, no alcanzan a to-car aún a los altos jerarcas del PRI. Pero eso no quiere decir que estén exculpados: “Si las investigaciones nos llevan hasta ellos, desde luego que los investigaremos y procederemos en su contra”.

Confiesa que hasta el momento sólo se in-vestigan los nexos que pudieran tener el exgo-bernador de Tamaulipas y actual senador En-rique Cárdenas González y el diputado Manuel

Garza González, El Meme, quien al enterarse de que lo involucraban con el grupo que preparó el asesinato se autoexculpó y se presentó en la PGR para aclarar su situación personal.

Circunspecto, sin externar resentimien-to alguno, el hombre que en los últimos me-ses logró la aprehensión de dos importantes miembros del Cártel del Golfo, reconoce que se han dado pasos importantes en la investi-gación con la aprehensión de 10 personas y el descubrimiento de un posible complot para asesinar a su hermano, al gobernador de Ta-maulipas, Manuel Cavazos Lerma, y a la coor-dinadora de la diputación federal de ese enti-dad, Laura Alicia Garza Galindo.

No obstante, está consciente también de que todos los detenidos solamente son piezas que fueron utilizadas por los verdaderos auto-res intelectuales para desviar la investigación, como lo demuestra el hecho de que las decla-raciones de cada uno de ellos sean tan seme-jantes e involucren a las mismas personas y traten de aparecer ante la opinión pública co-mo víctimas.

“Se trata de un grupo bien aleccionado. A cada uno le dijeron lo que tenía que decir en

Muñoz Rocha. Desaparición

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Las exequias de José Francisco. Cisma político

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Publicado en el número 936 (9 de octubre de 1994)

caso de que fueran detenidos. Por eso pienso que es necesario subir un escalón más dentro de la investigación y hacia allá vamos. No creo que el diputado Manuel Muñoz Rocha ni Abra-ham Rubio Canales sean las cabezas de este movimiento. Ninguno de los dos tiene ni la in-teligencia ni los recursos suficientes para ha-ber planeado y concretado el crimen.”

En su amplia oficina, en cuyas paredes cuelgan pinturas de paisajes, y sobresalen un par de bustos de bronce y un águila tallada en madera, símbolo de la Policía Judicial Federal (PJF), Ruiz Massieu descarta por el momento que la muerte de su hermano tenga relación directa con el narcotráfico, particularmente con el Cártel del Golfo, en razón de los recien-tes golpes asestados.

“García Ábrego pudiera estar involucrado en la medida en que pretendiera causarme da-ño. Es cierto que en los últimos meses detuvi-mos a dos de sus más cercanos colaboradores e incautamos algunas propiedades. Pero, yo no podría decir, ahorita, que él mató a mi herma-no. Lo tendría que probar.”

Aunque tampoco descarta la hipótesis de que pudo haber una confabulación entre po-líticos y narcotraficantes, con el fin de deses-tabilizar al país.

Otro de los hombres a los que se les ha que-rido relacionar con el caso por sus nexos polí-ticos en el estado de Tamaulipas es a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, el líder petrolero encarcelado a principios del actual gobierno.

El excolaborador de Jorge Carpizo en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la PGR y en la Secretaría de Gobernación, afirma que hasta el momento no tienen indi-cios que involucren a La Quina:

“Tenemos informes en el sentido de que varias personas de Tamaulipas recibían el apo-yo o la protección de La Quina, pero hasta ahí.”

Ruiz Massieu refiere luego cómo el asesi-no confeso de su hermano intentó confundir-los dándoles un nombre falso:

“Inicialmente, el autor material dijo lla-marse Joel o Héctor Reséndiz y ser originario de Acapulco, Guerrero. Al investigar la vera-cidad de los datos, encontramos que dentro de la cárcel de Acapulco estuvo detenida una persona con esos nombres. Y Abraham Rubio Canales confirmó, en sus declaraciones mi-nisteriales, que conoció en el penal a esa per-sona. Entonces, lo que trató de hacer Daniel Aguilar Treviño es confundirnos para orientar la investigación por otro lado.”

Una llamada del presidente Salinas de Gortari corta momentáneamente la conver-sación. Ruiz Massieu contesta el teléfono ro-jo y, después de concluir la llamada, habla de las cartas que el diputado Manuel Mu-

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ñoz Rocha, quien presumiblemente huyó del país o está muerto, según trascendió en la PGR el viernes 7, ha hecho llegar a la Cáma-ra de Diputados y a la Procuraduría General de la República.

Comenta que el contenido en ambos ca-sos es el mismo. Incrimina a Rubio Canales en el asesinato, asegura tener pruebas que lo demuestran y expone que se vio obligado a participar porque debía varios favores al exdi-rector del Fideaca, preso por fraude. Lo único que han logrado probar las autoridades has-ta ahora es la autenticidad de la firma de uno de los escritos.

En relación con la presencia en la PGR de la esposa de Muñoz Rocha, Ruiz Massieu ase-gura que no aportó nada nuevo a la investiga-ción, salvo que ella “no sabe nada, ni siquiera en lo superficial”.

Aunque confiesa que se aprovechó su asis-tencia para tratar de persuadir al diputado Muñoz Rocha para que se entregara o, al me-nos, presentara las evidencias que asegura te-ner, en caso de que aquel hubiera llamado por teléfono a la PGR.

Quien sí aportó nuevas pistas fue –dice– María Eugenia Ramírez Arauz, compañera de Fernando Rodríguez González, el exsecretario técnico de la Comisión de Asuntos Hidráulicos de la Cámara de Diputados y brazo derecho del diputado Muñoz Rocha. Aun cuando en la te-levisión pretendió aparecer como víctima, al

rendir su declaración ministerial demostró te-ner conocimiento de todos y cada uno de los pasos que iban a dar sus cómplices.

“Entiendo que este grupo tenía una doble presión. Por una parte, temían que alguien, que no sabemos quién es, los privara de la vi-da. Creo que esa presión hizo que María Euge-nia y Carlos Cantú acudieran a la televisión.”

Ruiz Massieu no rehúye ninguna pregun-ta. Con voz pausada, apenas perceptible, res-ponde, sin moverse de su lugar más que para contestar el teléfono.

De la carta firmada por “el Cártel más pode-roso de América Latina” aparecida en la pren-sa el domingo 2, en la que ese grupo asienta que “les demostramos ya que con todo y sus escoltas somos mejores y matamos a quien se tenga que matar como ocurrió con sus entra-ñables políticos”, afirma que es un documento en el que no se puede creer.

“Es un anónimo, y moverse a través de do-cumentos anónimos nos haría caer en una tarea infructuosa e interminable. Me inclino a pensar que sus autores tratan con ello de des-viar la investigación.”

Aclara también que la PGR decidió que-darse con el caso, en lugar de la procuraduría del Distrito Federal, por la confluencia de de-litos del orden federal que intervinieron en el asesinato de su hermano.

“Fue lo más afortunado, porque si bien la procuraduría capitalina está en buenas ma-

nos, tiene que circunscribirse a la Ciudad de México y la PGR, en cambio, puede moverse por todo el país.”

Y desecha que la investigación se esté ma-nejando con base en rumores:

“Lo que sucede es que cada periodista tie-ne sus propias fuentes de información y las busca para obtenerla. En este caso, intervie-nen muchas fuentes y no es fácil controlarlas.”

–¿Pero cuando usted estuvo con el doctor Carpizo en la PGR la información siempre tu-vo un solo canal?

–Sí es cierto, pero en aquel tiempo eran otros casos y, además, el que nos ocupa ha in-teresado mucho a la sociedad.

–¿Pero eso no afecta a personas inocentes?–Sí, es cierto, pero la PGR sólo está mane-

jando nombres de implicados cuando tiene pruebas.

Agrega:“No se está tratando de culpar a inocen-

tes ni de arrancar confesiones a fuerza. No lo toleraría. Una de las ventajas prácticas de mi estancia en la PGR es que mis colaboradores y subordinados han tomado el asunto como propio. Eso me hace pensar que llegaremos con resultados claros hasta el final, sin querer ocultar con esto los vicios en la institución.”

–¿Por qué aceptó leer el comunicado de prensa el día del asesinato?

–Las circunstancias se conjugaron. No hay que olvidar que soy subprocurador general de la República y, como tal, tengo la responsa-bilidad de intervenir. Pero, al margen del in-terés profesional, tengo un interés personal, por eso le pedí al presidente que me dejara a cargo de la investigación.

“Además, como jefe directo de la PJF, de la Interpol-México, de los ministerios públicos y de las delegaciones estatales, puedo estar al tanto de lo que se está haciendo. De otra for-ma, siempre hubiera tenido la duda sobre el trabajo desarrollado.”

Eso sí, dice el funcionario, “cuando sien-ta que ya no tengo respaldo, me voy, pero por ningún motivo permitiré que el caso se empantane”.

De su experiencia personal en la PGR, Ma-rio Ruiz Massieu cuenta:

“Le diría que, por un lado, me ha templado mucho el carácter y, por otro, me ha mostrado una faceta del mundo y de la vida que pocos mexicanos conocen. Creo que la sociedad no sabe qué hay en los sótanos de la vida pública.”

–¿Y qué hay?Sin pensarlo, responde:“Hay corrupción, criminalidad, muertes,

homicidios, venganzas, rencores. Digamos que se puede ver la parte más oscura del ser humano.”

Marco A. Cruz / Imagenlatina José Francisco y Salinas. Secretos

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MONTERREY, NL.- En posiciones públicas o en el retiro privado, Raúl Salinas de Gortari ha sido una figura controvertida a lo largo del sexenio de su herma-no menor, el presidente Carlos Salinas de Gortari.

Aun a pocos días de con-cluir el actual gobierno, Raúl continuaba per-turbando debido a su amistad con Manuel Muñoz Rocha, presunto autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, al mismo tiempo que en el Senado de la Repú-blica se le mencionaba públicamente como uno de los principales beneficiarios de la pri-vatización de la banca.

De lo que se ha dicho y publicado sobre Raúl Salinas, durante los últimos seis años:

Que financia al Partido del Trabajo y a An-torcha Campesina; que hizo negocios al am-paro de Conasupo y Pronasol; que es un gana-dero próspero; que ha sido beneficiario de la privatización de empresas estatales y bancos a través de prestanombres; que auspició en los años setenta la expansión de Política Po-pular, corriente maoísta que se considera el

El rastro que deja el hermano mayor del presidente

Las acusaciones contra Raúl Salinas: tráfico de influencias, negocios ilícitos, complicidades, beneficiario de la privatización bancaria

ANTONIO JÁQUEZ

antecedente ideológico de la rebelión arma-da en Chiapas; que su fortuna se engrandeció con ingresos provenientes del narcotráfico...

Separado de los cargos públicos que ocu-pó al inicio del gobierno de su hermano, Raúl Salinas se refugió en Monterrey, donde abrió una oficina y compró una casa en 1992. En-tonces se dijo que buscaba la senaduría, que aspiraba a la gubernatura, que era el supervi-sor de obras presidenciales, que era la avan-zada en estas tierras de un proyecto familiar transexenal...

Fueron tantos los rumores sobre Raúl en México, que su paso por el Centro de Investi-gaciones México-Norteamericanas de la Uni-versidad de California en La Jolla (San Diego), como investigador visitante, fue interpreta-do como un exilio obligado para amortiguar el daño que su inquieto e incómodo hermano causaba al presidente de la República.

La supuesta relación de Raúl Salinas de Gor-tari con Antorcha Campesina fue denuncia-da en febrero de 1990, cuando el hermano del presidente era director técnico de Evaluación

de Pronasol, después que integrantes de esta organización –considerada por algunos como brazo represor del gobierno en varias zonas del país– arremetieron a golpes, palos y pie-dras contra miembros del PRI, ante su enton-ces líder nacional Luis Donaldo Colosio, quien realizaba una gira por el Estado de México.

Jesús González Gortázar, líder de la Con-federación Nacional de la Pequeña Propiedad, exdiputado federal y actual senador por Jalis-co, afirmó entonces que Antorcha Campesina “es una organización misteriosa y, por lo tanto, de peligro. No se sabe a dónde va. En Puebla he-mos apreciado que sus actuaciones son copia, toda proporción guardada, del grupo maoísta Sendero Luminoso... Utilizan la violencia para apoderarse de posiciones políticas, sobre todo en entidades parvifundistas, con parcelas pul-verizadas y gente muy pobre”.

Enrique González Ruiz, exrector de la Uni-versidad Autónoma de Guerrero, aseguró que gente encumbrada sostenía a la organización y mencionó, entre otros, al ingeniero Raúl Sa-linas de Gortari, a Guillermo Jiménez Morales y a Mario Hernández Posadas, exdirigente na-cional de la CNC.

Publicado en el número 942 (20 de noviembre de 1994)

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El hermano incómodo

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Entrevistado por Guillermo Correa, el fun-dador y líder de Antorcha Campesina, Aqui-les Córdova Morán, lo negó todo. Dijo que la organización “no es producto de la acción ni del padrinazgo de ningún político del siste-ma. Quienes la integran tienen sus historias de lucha. Es la misma corriente emparentada con el grupo Espartaco de José Revueltas (...) Pensamos que en el caso de Jiménez Morales y del ingeniero Salinas de Gortari, los rumo-res parten de grupos políticos enemigos de los dos. No los quieren favorecer, sino dañar. ¿Por qué? Primero, porque se crea de Antor-cha una imagen de grupo paramilitar, arma-do, violento, es decir, cuya actuación, desde todos los puntos de vista, es repudiable. Crea-da esa imagen, decir que alguien es padrino de Antorcha, es quemarlo políticamente y es-to es lo que se ha hecho con ellos”.

Córdova Morán aseguró que “el único con-tacto real que ha tenido Antorcha con el inge-niero Salinas de Gortari, y que es la base mí-nima en que se ha construido todo el cas-tillo de calumnias, es una visita que hizo a Tecomotlán a finales de 1988. Yo no dudo de las intenciones políticas del ingeniero, es un hombre político, pero él fue exclusivamen-te porque es una de las zonas donde el abasto que maneja Conasupo tiene una influencia so-cial más notable... Jamás lo he vuelto a ver. Yo no dudo que su presencia debe haber tenido el deseo de provocar una carambola política. Pe-ro me atrevo a decir que es ajeno a un acuerdo expreso en que el ingeniero figurara como el mesías de Antorcha Campesina” (Proceso 695).

Otra de las acusaciones recurrentes con-tra Raúl Salinas de Gortari es que financia al Partido del Trabajo (PT), cuya plaza fuer-te se encuentra en esta ciudad bajo el lide-

razgo de Alberto Anaya, compañero de estu-dios de Carlos Salinas de Gortari en la Facul-tad de Economía de la UNAM. Extrañados por el crecimiento súbito del PT, y por el derroche de recursos durante sus campañas, dirigente de otros partidos de oposición han acusado a Anaya de recibir fondos gubernamentales ilí-citos a través de Raúl.

Por ejemplo, el dirigente estatal del Parti-do de la Revolución Democrática, Lucas de la Garza, declaró en agosto del 1991 que “a par-tir del arribo de Salinas de Gortari al poder y con la ayuda directa y personal de Raúl Sali-nas de Gortari, que es el verdadero líder del PT, ha recibido unos recursos estratosféricos e in-sultantes”. A menos que Alberto Anaya –aho-ra diputado federal– se haya encontrado el te-soro de Lucio Cabañas, ironizó De la Garza, “retiramos lo dicho y no es Raúl Salinas, sino que se encontró el dinero en Guerrero y lo es-tá gastando en Monterrey, pero sería un tesoro inacabable, tiene dos años gastándolo”.

Otro dirigente estatal perredista, Jesús Reyhlander Alvarado, denunció en mayo de 1994 que en el municipio de García –enclava-do en la zona metropolitana– se había desa-tado una “competencia de regalos” entre el PT y el PRI en sus eventos de campaña, y asegu-ró que los recursos del PT provenían del inge-niero Salinas de Gortari. Sostuvo además, se-gún El Norte, que “como el hermano del presi-dente Carlos Salinas de Gortari es uno de los principales accionistas de la empresa Merce-des Benz, de la que una planta está ubicada en García, quiere tener el poder del municipio y debilitar al PRD”.

También en Durango, otro bastión del PT, han surgido acusaciones similares. En junio último, el entonces candidato panista al Se-

nado Juan de Dios Castro Lozano dijo a La Jornada que los recursos económicos del PT “proceden de los hermanos Carlos y Raúl Sa-linas de Gortari, y exceden con mucho a los propios fondos financieros del PRI”. Informó que en una entrevista con el secretario de Go-bernación, Jorge Carpizo, le solicitó que frena-ra la entrega de recursos desmesurados a ese instituto “paraestatal”; frente a dicho funcio-nario reconoció carecer de pruebas sobre sus afirmaciones.

Tanto Anaya como Cecilia Soto, excandi-data a la Presidencia por ese partido, han ne-gado que el PT tenga nexos con la familia Sa-linas. En vísperas de las elecciones del 21 de agosto, Soto declaró aquí que conocía al pre-sidente de la República “en la televisión; co-mo diputada lo he visto en los informes de Gobierno, me ha tocado recibirlo en la entra-da del Palacio Legislativo; no lo conozco ni a él ni a Raúl Salinas”; reconoció que Anaya es amigo del presidente Salinas “desde la épo-ca de la Facultad de Economía, pero eso no le ha impedido tener un proyecto totalmen-te diferente”.

En otros tiempos, Anaya y los hermanos Salinas de Gortari eran parte del mismo pro-yecto. Después del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, comenzaron las investigaciones sobre sus orígenes ideológicos. Antes, en septiembre de 1993, el sacerdote jesuita Mardonio Morales le declaró a Guillermo Correa que había gue-rrilleros en Chiapas desde hacía ocho años y

Anaya. Partido “salinista”

Antorcha Campesina. Presunto financiamiento por parte de Raúl

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que la semilla ideológica de la guerrilla fue sembrada por el Grupo Torreón (Proceso 880).

Ese grupo surgió en vísperas del movi-miento estudiantil de 1968, en la Ciudad de México, bajo el nombre de Política Popular, ins-pirado en postulados maoístas. En la forma-ción y despegue de esta corriente confluyeron universitarios, principalmente de la entonces Escuela Nacional de Economía de la UNAM –generación 1964-69–, entre ellos Alberto Ana-ya, Hugo Andrés Araujo, Rolando Cordera y Gustavo Gordillo, bajo el liderazgo intelectual de Adolfo Orive, profesor que estudió un pos-grado en París asesorado por el principal teó-rico marxista de la Revolución Popular Cultu-ral de China, Charles Bettelheim.

Los miembros de esa corriente tuvieron su primera salida pública durante el movimien-to estudiantil, dentro de la Coalición de Bri-gadas Emiliano Zapata, que es la que emite la primera versión del documento Hacia una Po-lítica Popular. Luego de la represión de octubre del 68, los brigadistas se dispersaron. Fueron reagrupados por Orive el año siguiente y, en 1970, empezaron a llevar a la práctica los pos-tulados de Política Popular (PP) –resumidos en la llamada Línea de Masas, según la cual es el pueblo el que decide qué acciones tomar– en varias regiones del país. Acudieron inicial-mente a comunidades indígenas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, y luego se extendieron a Durango, Monterrey, Torreón y Monclova, en-tre otras poblaciones.

Agustín Acosta, promotor de PP en esta ciudad y brigadista en otras regiones, reveló que el movimiento fue apoyado por políticos, y relató:

“... En 1975 estuvimos algunos brigadistas en la Huasteca Hidalguense; era una zona pe-ligrosa, dada la presencia de guardias blancas de caciques... así que nuestro trabajo necesi-taba cobertura. Y la cobertura nos la dio Raúl Salinas de Gortari, director de Caminos Rura-les de la SAHOP (Secretaría de Asentamien-tos Humanos y Obras Públicas), presentándo-nos como investigadores. Otro que apoyaba era Emilio Lozoya, que no recuerdo qué pues-to tenía entonces, pero en una ocasión acom-pañé a Orive a recoger dinero en su oficina.”

Sostuvo además que Hugo Andrés Araujo llegó a la Huasteca Potosina, luego de su en-carcelamiento en Coahuila por órdenes del gobernador Óscar Flores Tapia, “con toda una serie de apoyos; ya para entonces –principios de 1977– eran muy obvias sus relaciones po-líticas, destacadamente con Raúl Salinas de Gortari. Ahí se fundó el llamado Campamen-to Tierra y Libertad –nombre también usado por Anaya en Monterrey–, que abarcaba un montón de ejidos aledaños a Ciudad Valles...

Fue un trabajo muy difícil, en comunidades tan atrasadas como las de Chiapas y en torno de las cuales, previsoramente, el Ejército fue instalando helipuertos” (Proceso 899).

Araujo se estableció en Torreón en 1970. Dos años después formó su primera “base so-cial de apoyo”: la colonia Tierra y Libertad, en la que aplicaría los principios de la denomi-nada Línea de Masas. Surgieron luego otras colonias en esa ciudad y en la vecina Gómez Palacio. Hacia 1976, cuando los caminos de Araujo y Orive se habían bifurcado –el pri-mero siguió con Línea de Masas, el otro fun-dó Línea Proletaria–, los araujistas se habían extendido a varios municipios del área rural

lagunera, en particular a San Pedro, en la co-lonia Emiliano Zapata, y Francisco I. Madero, en la pequeña propiedad Batopilas y en la co-lonia 2 de Marzo. En esta expansión colabo-raron varios sacerdotes, entre ellos Benigno Martínez, Jesús de la Torre y José Batarse.

Según Batarse, el momento estelar de esa fase fue la lucha de los jornaleros de la vitivi-nícola Batopilas –propiedad de Manuel Suá-rez–, que se inicia con una huelga en enero de 1976 en demanda de salarios adeudados. En abril invaden las tierras para solicitar que se conviertan en ejido, lo que finalmente se consiguió, el 21 de mayo. Ante el éxito de sus compañeros, otros campesinos se moviliza-

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Enrique, Carlos, Raúl y Sergio. Escándalos

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ron también en demanda de tierras en manos de latifundistas. En respuesta, el gobierno de Flores Tapia instrumentó la represión, en oc-tubre de 1976. Fueron arrestados Araujo, unos 20 campesinos y los sacerdotes Martínez y De la Torre, e internados todos en el penal de Sal-tillo (Proceso 897).

En la invasión de Batopilas, asegura el pa-dre Martínez, estuvieron presentes los her-manos Carlos y Raúl Salinas de Gortari, “en calidad de observadores; ahí fue donde em-pezamos a darnos cuenta de las conexiones políticas de Hugo Andrés. El año siguiente, en una asamblea nacional de brigadistas cele-brada en Monterrey, estuvieron también co-mo observadores los hermanos Salinas de Gortari. Ambos harían su casita en Batopilas y, al correr de los años, canalizarían apoyos privilegiados a este ejido, por cierto sin lograr buenos resultados”.

Por esos días estuvo en Torreón el obispo Samuel Ruiz, a quien “maravilló la disciplina y la organización de las fuerzas populares”, según relató a una Comisión Plural de legis-ladores el 13 de enero último. Cuatro meses después de la visita del obispo Ruiz a Coahui-la aparecieron en Chiapas representantes de esas fuerzas, aprovecharon la infraestructu-ra religiosa creada por la diócesis de San Cris-tóbal y desarrollaron su labor en Los Altos y la Selva Lacandona con un discurso no sólo marxista sino hasta ateo (Proceso 904).

Pero de acuerdo con el relato de la briga-dista Concha Castro, quien con Araujo y mu-chos universitarios acudió a la selva chiapa-neca en 1977, fue el propio obispo Ruiz quien invitó a ir a Chiapas a los de Línea de Masas (Proceso 897).

Raúl Salinas de Gortari nació en esta ciudad, el 24 de agosto de 1946, siendo el primer hijo del matrimonio formado por Raúl Salinas Lo-zano y Margarita de Gortari. Por esas fechas sus padres residían en Boston, dado que Sa-linas Lozano cursaba una maestría en eco-nomía en la Universidad de Harvard. Cuando ella estaba cerca de dar a luz, decidieron que se trasladara a Monterrey para que su hijo na-ciera en territorio mexicano, según relató don Raúl a la revista Líderes Mexicanos (en su edi-ción especial de septiembre, “sobre la vida, obra y pensamiento del presidente de Méxi-co”). Durante largo tiempo, esa fue la única re-ferencia regiomontana sobre Raúl.

Su ficha en el Diccionario Biográfico del Go-bierno Mexicano aporta los datos siguientes:

Cursó la licenciatura de ingeniería civil en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, de 1965 a 1969, graduándose con la tesis La presa

Abajo, Raúl Salinas y Manuel Muñoz Rocha en la Facultad de Ingeniería de la UNAM

Foto: Generación 65-69 de la Facultad de Ingeniería

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de Las Adjuntas; estudió en Francia dos maes-trías, una en planeación del transporte, en la École Nationale des Ponts et Chaussées, y la otra en evaluación de proyectos de desarrollo industrial, en la Université de París, de 1972 a 1974. Ha desempeñado, entre otros pues-tos: director general de Caminos Rurales de la SAHOP (1977-1981), asesor del secretario de Programación y Presupuesto (1982), y director general de Distribuidora e Impulsora Comer-cial Conasupo (1985-1988).

Según la misma fuente, el único trabajo de Raúl dentro de la iniciativa privada fue co-mo auxiliar del Departamento de Planeación de ICA (Ingenieros Civiles Asociados, el con-sorcio de la construcción más importante del país), de 1970 a 1972. Ha desarrollado además actividades académicas, como profesor en las facultades de Ingeniería y Economía de la UNAM, entre 1970 y 1978, y como investigador en El Colegio de México, en 1975; entre sus pu-blicaciones se cuentan Evaluación de proyectos y selecciones de tecnología en los países subdesa-rrollados y Tecnología, empleo y construcción en el desarrollo de México.

Durante el sexenio de su hermano Carlos, Raúl continuó su carrera en el servicio públi-co, primero como director de Planeación de Conasupo y luego como coordinador del sis-tema de evaluación de Pronasol.

En esos cargos llamó la atención de los re-giomontanos, quienes empezaron a candida-tearlo para distintas posiciones. En marzo de 1990 el panista Gerardo Garza Sada le vio a Raúl posibilidades de contender por el PRI en las elecciones de gobernador del año siguien-te, destape que sería ampliamente comenta-do en las columnas de la prensa local. Raúl dejó sentir su presencia en la entidad con vi-sitas frecuentes, declaraciones a los medios y encuentros con funcionarios y empresarios.

En marzo de 1992 anunció aquí que Pro-nasol realizaría ese año obras de beneficio so-cial con parte de los fondos obtenidos de la venta de instituciones bancarias: “Invertire-mos 3 billones de pesos durante 1992 en todo el país”. En esa ocasión, visitó el estado “pa-ra verificar los avances de construcción de la presa El Cuchillo”, con el gobernador Sócrates Rizzo García, funcionarios federales, estatales y legisladores. Unos meses después, el 27 de agosto, esa tarea de “supervisión” fue comen-tada por El Norte, en una columna titulada El hermano que viene:

“... Un empresario local, muy gargantón, fue invitado como parte de la comitiva pre-sidencial a la última gira europea del presi-dente Salinas. En Sevilla, el presidente Sali-nas casualmente le informa al empresario lo-cal que de hoy en adelante su hermano Raúl

estará pasándose mucho tiempo en Monte-rrey. ‘Por lo menos dos semanas de cada mes, para supervisar las obras’... Sépase que para esto, el primer hermano del país ya supues-tamente adquirió una casa vieja, por el rum-bo de Ocampo, que se está acondicionando y supuestamente será su despacho... Los más avezados para interpretar la política, enton-ces, leen en su presencia supervisora una in-tención que va más allá: el Senado en el 94; o quizás, una gubernatura suplente si acaso el actual gobernador fuera llamado por el próxi-mo presidente...”

Una semana después, la misma colum-na –Fricasé– informó que “en su actual visita, el ingeniero Salinas aparentemente no viene a supervisar obras; sino más bien a sostener reuniones privadas con empresarios, líderes de opinión, líderes políticos y sociales”. Después de recordar que cuando Lázaro Cárdenas dejó la Presidencia se fue a su estado natal, agrega-ba: “El presidente Salinas, a menos que se pre-sente una catástrofe, saldrá de la Presidencia prestigiado, joven y con mucha vida por delan-te, como Cárdenas. Nuevo León podrá ser su Michoacán. Su hermano el ingeniero Raúl es nada menos que el instrumento de avanzada para convertir al estado en el terreno seguro y amable que todo expresidente anhela”.

En abono de esa hipótesis, el columnis-ta añadía que “si ustedes observan y se fijan bien, al pie del Obispado se está remodelando una casa que fue de doña Carmen Delgado, fa-milia de honda estirpe neoleonesa y conocido arraigo... Esta casa, según sabemos, fue adqui-rida por la familia Salinas y está siendo en es-te preciso instante remodelada. Se dice que és-ta será la casa que terminado su mandato pu-diera habitar el expresidente Carlos Salinas”.

En diciembre de 1993, Raúl aclaró “de ma-nera muy enfática” que no buscaba cargo al-guno de elección popular para 1994 e informó estar dedicado a la investigación, en proyec-tos con universidades locales y norteameri-canas referidos, entre otros temas, al impac-to del Tratado de Libre Comercio en el área de comunicaciones y transportes.

Durante 1994 se le ha visto poco en Mon-terrey. La oficina que abrió en la calle Ocam-po, en el llamado Barrio Antiguo próximo a la Macroplaza, fue arrendada desde hace unos cinco meses a la subsecretaría de Cultura, de-pendencia fantasmal del gobierno del estado, adscrita a la Secretaría de Desarrollo Social. Este inmueble, al igual que el del Obispado al que se refirió El Norte, fueron adquiridas por Raúl Salinas de Gortari, según se establece en las escrituras correspondientes inscritas en el Registro Público de la Propiedad y del Comer-cio el 11 de septiembre de 1992.

En la escritura de la casa de Ocampo se señala como parte vendedora a la señora Ali-cia de Jesús Treviño Leal viuda de Botello, y como parte compradora al ingeniero Raúl Sa-linas de Gortari, “representado en este acto por el señor licenciado Eduardo Enrique Salas Ferrer”; el monto de la operación fue de 180 millones de viejos pesos, “suma que la parte vendedora manifiesta haber recibido en este acto a su entera satisfacción de la parte com-pradora, dando formal recibo de ella por me-dio del presente instrumento”. En el mismo documento, se dan los generales de Salas Fe-rrer, entre ellos con domicilio en el Distrito Federal “y de paso en esta ciudad”.

La propiedad ubicada en la colonia Obis-pado –en la calle José Benítez– fue compra-da al ingeniero Hernán Guajardo Garza en mil 143 millones 504 mil 955 viejos pesos, corres-pondiendo al terreno 725 millones 679 mil 955 viejos pesos, y el resto a la finca. También en esta operación Salas Ferrer actuó como re-presentante de Raúl.

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Carlos y su sombra

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Ambos inmuebles sirvieron de garantía de sendos créditos hipotecarios, inscritos en el Registro Público en la misma fecha que se registraron las adquisiciones. Banca Serfín abrió una línea de crédito al ingeniero Sali-nas de Gortari por mil 738 millones 920 mil viejos pesos, “para destinarlo a la construc-ción o remodelación de su casa-habitación... de la calle Ocampo Ote., del centro de la ciu-dad de Monterrey”, de los que “el Banco en-trega al momento de la presente escritura la cantidad de “430 millones de pesos”. Banco-mer, por su parte, abrió a Raúl un crédito por 7 mil 500 millones de viejos pesos, de los cuales recibió de inmediato mil 500 millones “que se obliga a destinar a la adquisición del inmue-ble” de Obispado.

Todas las operaciones señaladas se forma-lizaron el mismo día, 4 de agosto de 1992.

En junio de 1991, la periodista Manú Dornbie-rer publicó en Excélsior que los hermanos Raúl y Enrique Salinas de Gortari “obtendrán u ob-tuvieron” 50% de la concesión del Hipódro-mo de las Américas durante los próximos 25 años. En cartas al diario, salieron en defensa de los acusados el gerente general del hipó-dromo, Justo Fernández, y el entonces procu-rador general de la República, Ignacio Morales Lechuga, quien recriminó a la columnista por hacer afirmaciones sin bases y notificó que “me avoqué a investigar el hecho y al hacerlo puedo asegurar que es falso”.

La respuesta de Dornbierer a Morales Le-chuga y a Justo Fernández no la publicó Ex-

célsior, pero sí otros periódicos de provincia. En ella reiteró lo dicho en su primera colum-na y añadió:

“Me divierte mucho el terrible enojo del señor Morales y del señor Fernández, que pierden la cabeza al grado de sentir que es in-juriante sospechar que se quiere hacer nego-cio con los hermanos del presidente. Por fa-vor... el último de los mexicanos sabe que eso sucede y ha sucedido siempre (...). En última instancia, los que debieron decirme: Señora, está equivocada –quizá lo habrían hecho con más cortesía e inteligencia– hubieran sido los señores Salinas. Pero no lo hicieron y no en-tiendo qué diablos tiene el procurador que ‘avocarse’ a investigar este asunto que por no ser penal no es de su incumbencia.”

En agosto de ese año Dornbierer envió una carta a diarios nacionales e internacionales en la que, entre otras cosas, contó por qué Ex-célsior canceló su columna La Gente:

“En esta represión intervinieron directa-mente dos poderosos funcionarios: el procu-rador general de la República... y el citado her-mano del presidente, Raúl Salinas de Gorta-ri, evaluador técnico de Solidaridad, principal programa sociopolítico del gobierno. En per-sona, este señor me comunicó en mi propia casa, el 11 de julio, que había visitado al di-rector del Excélsior, Regino Díaz Redondo, pa-ra quejarse del artículo (El Hipódromo) motivo de todo esto, pero que le pidió ‘no usarlo a él de verdugo’. Sin comentarios...” (Proceso 769).

En octubre de 1991, el nombre de Raúl Sa-linas de Gortari saltó en otro asunto delicado. Tras la detención de Juan Nepomuceno Gue-

rra, iniciador del llamado Cártel de Matamo-ros, una nota de El Norte –fechada en Reynosa y firmada por Juan José Coello– consignó que “la supuesta protección policiaca para don Juan, como le llaman en la región, llegó a su más alto nivel cuando supuestamente se aso-ció en la construcción de un parque indus-trial en Vallehermoso con el hermano del pre-sidente, Raúl Salinas de Gortari”.

A principios de 1993, la edición america-na de la revista española Cambio16 publicó una entrevista con Cuauhtémoc Cárdenas, anunciada en la portada con el título: Acuso a Salinas de favorecer a sus familiares y amigos. En la entrevista, el líder del PRD no dio deta-lles, pero dijo que “seguramente aparecerán en muy corto plazo los nombres de parientes del actual jefe del Ejecutivo (Salinas), como aparecen ya los nombres de algunos de sus colaboradores más cercanos al frente de las empresas más importantes del país”.

Después de comentar esas declaraciones de Cárdenas, Carlos Ramírez le dedicó su co-lumna de El Financiero, del 25 de enero, al “her-mano Raúl”, en la que habla de su presunta-mente forzado exilio en La Jolla y remata con la historia siguiente:

“Raúl Salinas dejó cosas pendientes en México, como el caso de la empresa Adimex que se instaló en un edificio de Insurgentes Sur y Río Churubusco para manejar asun-tos de Solidaridad. Cuando Raúl Salinas de-jó el Pronasol y su oficina en ese edificio, Adi-mex continuó trabajando bajo las órdenes de un señor Salas, que un día decidió cerrar la empresa. Si los trabajadores y empleados re-

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Hipódromo de las Américas. Presunto negocio de Carlos y Raúl

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cibían su salario por la vía oficial y privada, de pronto se quedaron sin nada y más de 100 personas padecían la arbitrariedad laboral con derivaciones políticas, hasta que las ab-sorbió Sedesol.”

Un mes después, el 18 de febrero, el bo-letín londinense Latin American Newsletter re-tomó las declaraciones de Cárdenas en un artículo dedicado a México, en el que se refie-re a Raúl Salinas en los términos siguientes:

“Raúl ha vivido por años a la sombra de su hermano más joven... Luego de que Carlos lle-gó a la Presidencia, fue nombrado por su her-mano director de planeación de Conasupo... pero Raúl jugó un papel significativo tras bam-balinas en el establecimiento de Solidaridad (...) Se presume ampliamente que Raúl usó su puesto para... hacer dinero. Los negocios de Raúl llegaron pronto al conocimiento públi-co... a través de referencias oblicuas. Los nego-cios no eran ilegales, simplemente injustos...”

El 5 de marzo, el boletín The México Report, editado en Washington, se ocupó también de Raúl:

“El hermano mayor de Salinas ha sido in-volucrado en numerosas transacciones co-merciales dudosas, incluido el supuesto mal uso de cartas de crédito garantía giradas por la Commodity Credit Corporation del Depar-tamento de Agricultura de Estados Unidos durante su desempeño como funcionario del monopolio mexicano de alimentos, Conasu-po (...) También se comenta mucho que ade-más de la acumulación de una gran riqueza vía maniobras empresariales convencionales, Raúl es el beneficiario de ingresos generados por el tráfico terrestre de cargamentos de dro-ga a través de Eagle Pass en el desértico esta-do fronterizo de Coahuila...”

A mediados de marzo, Cárdenas se refirió de nuevo a los negocios realizados al amparo del poder por familiares del presidente Sali-nas; entrevistado por la revista Visión, señaló:

“En las columnas de muchos comentaris-tas políticos se habla de negocios de Raúl Sa-linas de Gortari. Si a mí se me mencionara co-mo parte de un negocio y no estoy en él, lo menos que puedo hacer es aclararlo. No sé de tales aclaraciones. Me extraña mucho que an-te una afirmación que tiene, sin duda, con-secuencias de carácter político, que además aparenta actos de corrupción, no se haga nin-guna aclaración.”

Raúl envió una carta a Visión y a otros me-dios, en la que se quejó de que “personajes públicos se hagan eco de señalamientos fal-sos, tendenciosos, aislados y sin el menor in-tento de comprobación”; reseñó además las actividades “a las que estoy dedicado”, refe-ridas exclusivamente a proyectos de investi-

gación, entre ellos uno sobre los efectos en el campo de la reforma al Artículo 27 constitu-cional y “un trabajo de microhistoria que he venido realizando durante 10 años en el Ejido Colectivo Batopilas de la Región Lagunera de Coahuila” (Proceso 856).

Un reportaje de Carlos Puig dio a cono-cer en México, en mayo de 1993, los proble-mas del empresario texano Bill Flanigan con Petróleos Mexicanos y con el sindicato pe-trolero, derivados del incumplimiento de un contrato. En demanda de justicia, Flanigan se entrevistó en México con numerosos funcio-narios y personajes, entre ellos el padre del presidente de la República, Raúl Salinas Loza-no, en una trama en la que aparece también el hijo mayor de éste:

“Semanas después de la reunión con Sa-linas Lozano, se le indicó a Flanigan que un buen intermediario podría ser Antonio Burillo, empresario de Torreón (...) Burillo envió a Fla-nigan con Alejandro Rodríguez S., director de la empresa Asesoría Plus, S. C. Rodríguez dijo ser amigo personal, desde la infancia, del pre-sidente Carlos Salinas. Aseguró que era asesor informal del presidente, y socio ‘silencioso’ de Raúl Salinas de Gortari...” (Proceso 863).

En septiembre de ese año, el ganadero Al-berto Herrera Rodríguez denunció que tras un largo pleito judicial, Bancomer le había em-bargado unos ranchos y que estaba dispues-to a pagarle a la institución, pero que ésta

no quiso cobrarle porque Raúl Salinas busca comprar esos ranchos, situados en el muni-cipio de Aldama, Tamaulipas. El reportaje de Fernando Ortega Pizarro informó:

“Herrera Rodríguez, consejero de Banco-mer en tiempos de Manuel Espinosa Ygle-sias, y presidente de la Confederación Na-cional Ganadera durante el gobierno de Mi-guel de la Madrid, cuenta que, en noviembre de 1992, se reunió con el ingeniero Félix Can-tú Ayala, presidente del Grupo Consorcio de Fabricaciones y Construcciones, quien le dijo que era representante de Raúl Salinas de Gor-tari, el cual pretendía comprar los ranchos. Le ofreció 2 millones de dólares por ellos...

“Dijo Herrera que el propio Félix Cantú Ayala –que es vecino de Raúl Salinas de Gorta-ri, en la avenida Reforma: uno vive en el 1835 y el otro en el 1805, con sólo una casa de por me-dio– le confesó que la negativa del banco a lle-gar a un arreglo obedecía a que Bancomer que-ría adjudicarse los ranchos para vendérselos a Raúl Salinas de Gortari” (Proceso 879).

En carta a este semanario Raúl negó los hechos: “...Nadie jamás me ha representa-do para ninguna adquisición u operación co-mercial ni de ninguna otra índole en el esta-do de Tamaulipas, ni he tenido, ni tengo in-tención alguna al respecto”; aseguró además que “jamás he pretendido conocer ni conoz-co, ni tengo interés, por el señor Alberto He-rrera Rodríguez...” y que “no conozco a ningún

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Raúl y Carlos en los extremos. Élite ecuestre

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funcionario bancario de ninguna institución en Tampico” (Proceso 880). Una semana des-pués, Herrera Rodríguez ratificó su acusación y reveló otros datos:

“Dice también –Raúl Salinas de Gortari– que no ha tenido ni tiene intención ‘de reali-zar ninguna adquisición u operación comer-cial ni de ninguna otra índole en el estado de Tamaulipas’. Es posible que se le haya olvida-do que en octubre de 1983, Raúl y Enrique Sa-linas de Gortari (su hermano), Carlos Yñigo de Gortari (su primo) y Andrés Herrera Garza (su socio) compraron a Juan Miranda Valdez y Juan M. González Viejo un rancho ganadero de 400 hectáreas, ubicadas en el municipio de Aldama, Tamaulipas.

“El predio se dividió en cuatro partes de 100 hectáreas cada una, habiéndose queda-do cada quien con una porción igual. El ran-cho se pagó con un crédito otorgado por Ban-crecer por la cantidad de 10 millones de viejos pesos. Casualmente, Carlos Yñigo de Gortari era, en ese entonces, director general adjunto de esa institución bancaria...

“En cuanto a lo que afirma de que no me conoce ni me quiere conocer, aquí de plano tengo que refrescarle la memoria. Con la acla-ración de que no pretendo presumir de ser su amigo, le recuerdo que hace más de 12 años, siendo Raúl funcionario de Conasupo, me in-vitó a su despacho a fin de que le diera a co-nocer los pormenores sobre los rastros TIF que la Unión Ganadera Regional del Norte de Veracruz, la cual yo presidía, estaba constru-yendo... Con el mayor interés concurrí a su oficina del edificio situado frente a la Fuente de la Cibeles, en la colonia Roma. Inclusive le pasé una filmación de los rastros.

“Dado el profundo interés que demostra-ba hacia la actividad ganadera, nos reunimos en varias ocasiones con su socio Andrés He-rrera Garza, en el restaurante Suntory de la colonia Del Valle, e invariablemente habla-mos sobre el tema de la ganadería. Si con es-to no me recuerda, podría darle datos para re-frescarle la memoria” (Proceso 881).

El 4 de octubre de 1993, en Aguascalientes, el diputado federal Jorge Sánchez Muñoz de-nunció que Raúl Salinas “es el principal intro-ductor de leche en polvo proveniente de los Estados Unidos”. En rueda de prensa, el legis-lador panista, miembro de la Comisión de Ga-nadería en la Cámara de Diputados, dijo que “muchos de los negocios de familiares de po-líticos, como Raúl Salinas de Gortari, ya están en voz popular, y por ello deben ser aclarados para que la opinión pública sepa la verdade-ra situación”. Sus declaraciones fueron publi-cadas al día siguiente por El Norte en prime-ra plana.

Unos días después, Sánchez Muñoz envió una carta a ese periódico para negar que hu-biera externado esos comentarios sobre Raúl Salinas: “...Jamás hice tal aseveración... no tengo el gusto de conocer al señor ingeniero y no me consta, en lo absoluto, que él tenga vinculación alguna con la industria de la le-che de nuestro país”. A su vez, el diario publi-có una Nota de Redacción:

“El reportero Fabián Muñoz –correspon-sal en Aguascalientes– tiene en su poder, y a disposición de cualquier parte interesada, la grabación de la entrevista con el diputado Jor-ge Sánchez Muñoz, donde sus declaraciones son claras y contundentes y fueron reprodu-cidas textualmente en la nota de referencia. La entrevista original fue realizada el lunes 4. El diputado panista ratificó su declaración en otra entrevista el martes 5.”

Entre las convulsiones políticas de 1994, Raúl Salinas no dejó de ser noticia. En abril, el co-misionista británico Kaveh Moussavi dio a co-nocer en Washington un documento titulado Carpizo Expuesto, en el que responde a la in-vestigación que había realizado el funciona-rio –como procurador general de la Repúbli-ca– sobre su denuncia en torno a un intento de soborno del que se dijo víctima cuando era representante de la IBM en México, y reveló además lo siguiente:

“Escoger el término fraternidad (para des-cribir a la élite política mexicana) no está fue-ra de lugar, dadas las actividades del herma-no del señor presidente, el señor Raúl Salinas, que tanto como otros personajes de la frater-nidad se han beneficiado directamente del capitalismo de amigos que supervisa su her-mano. De pasada mencionaré un proyecto en el que el hermano, Raúl, tuvo un día de traba-jo nada malo. Me refiero al proyecto de la refi-nería Salina Cruz, que se concedió a la Corpo-ración Mitsubishi. Yo fui testigo del hecho de que los servicios del señor Raúl fueron con-tratados por Mitsubishi por una tarifa de 10% en el proyecto multibillonario...”

Un mes después, Moussavi apareció en el programa de televisión norteamericano 60 Minutos para exponer su caso; durante la emi-sión, el conductor Mike Wallace dijo fuera de cuadro:

“Esas amenazas de muerte, cree Mous-savi, fueron resultado directo de su divulga-ción de la historia del intento de soborno por 1 millón de dólares (para que la IBM ganara un concurso del gobierno mexicano para sur-tir equipo de navegación aérea). Los tres hom-bres en el hotel Nikko le habían dicho a Mous-savi que el millón de dólares no era para ellos,

era para... Solidaridad. ¿Y quién fue uno de los fundadores de Solidaridad? El hermano mayor del presidente Salinas, Raúl.”

En declaraciones a El Universal, publicadas el 31 de mayo, el ganadero veracruzano Fran-cisco Javier García advirtió que “más de la mi-tad de la ganadería mexicana se encuentra en riesgo de desaparecer en los próximos años, de no encontrarse los mecanismos para capi-talizar la producción y venta de carne”; y ase-guró que en materia de introducción de carne, ésta proviene esencialmente de los mercados de Estados Unidos, Nueva Zelanda y Austra-lia, “y que fue durante algunos años introdu-cida únicamente por algunas personas, lo que desestabilizó y descapitalizó el mercado. Entre estas personas se encuentran, denunció, Raúl Salinas de Gortari y Carlos Hank Rohn”.

El 15 de julio, el boletín estadunidense México Service publicó una nota acerca de las oportunidades de inversión en México en el ramo petrolero, en la que aparece nuevamen-te implicado como intermediario Raúl Salinas:

“Aunque la compañía –Pemex– ha privati-zado parcialmente sus operaciones de trans-porte y empezó a usar contratos tipo llave en mano para perforación, todavía padece algu-nos viejos problemas. Los contratos se siguen otorgando con la influencia de Raúl Salinas, el hermano del presidente Carlos Salinas y un intermediario tras bambalinas.”

Luego del arresto de Guillermo González Calderoni, en McAllen, Texas, el 20 de septiem-bre, La Jornada publicó una entrevista –reali-zada en octubre de 1993 por Arturo Solís– en la que el excomandante de la Policía Judicial Federal reveló que había realizado espionaje electoral en 1988 y preguntó:

“¿Ya se le olvidó al presidente que cuando era candidato me pidieron que interceptara las llamadas de Lucas de la Garza y Cuauhté-moc Cárdenas, y que todas las tardes le entre-gaba los casetes a su hermano Raúl?”

Durante la sesiones de análisis del último informe de gobierno del presidente Salinas de Gortari, en el Senado, el jueves 10 de noviem-bre, el senador perredista Félix Salgado Mace-donio manifestó que familiares del presiden-te de la República se beneficiaron del proceso de privatización del gobierno saliente.

Dijo: “Sabemos que hay familiares de Car-los Salinas de Gortari, familiares que han com-prado bancos, que han comprado empresas sin dinero y que se han hecho ricos de la noche a la mañana. Si quieren pruebas se las manda-mos en una cajita con su moño a quien las so-licite o en costales”.

A Salgado Macedonio le replicó el sena-dor priista Melchor de los Santos, quien afir-mó que ahí se habían proferido “acusaciones

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de gran delicadeza, acusaciones falsas, que no tienen el sustento de la prueba contra algu-nos personajes de nuestra vida pública”. Y so-licitó a la secretaría de la Cámara de Senado-res que remitiera la transcripción estenográfi-ca de la intervención del legislador perredista “al funcionario señalado con objeto de que és-te pueda estar en aptitud de ejercer la acción penal que corresponde”, ignorando que el ma-yor fuero que tienen los legisladores, en Méxi-co, es precisamente el de la absoluta libertad de expresión.

La carga perredista continuó entonces a través de la senadora Irma Serrano, quien di-jo que la amenaza de De los Santos “de man-darle las palabras del compañero (Salgado) al

señor licenciado Salinas de Gortari nos pone a temblar, pues sabemos cómo se las gasta. Y manden las mías también”. Y sobre la venta de la banca, agregó:

“¿Qué a quién se vendió, quiere usted sa-ber a quién se le vendió? Señor senador, está invitado ahora mismo a mi casa. El hermano del defendido tan calurosamente está casa-do con una sobrina mía. ¿Quiere cifras, quie-re saber quién es el mayoritario comprador de esos bancos y esas paraestatales? Con mucho gusto, le pasaré en mi casa, a solas o acompa-ñado, como guste, estos datos.”

Finalmente, Raúl Salinas vuelve a ser no-ticia en el marco de las investigaciones so-bre el asesinato de Ruiz Massieu. Tras de que

la PGR imputó la autoría intelectual del cri-men al ahora exlegislador Manuel Muñoz Ro-cha, fuentes tamaulipecas señalaron que el acusado había logrado sus últimas posicio-nes públicas –entre ellas la diputación fede-ral– gracias a Raúl Salinas, su amigo desde los tiempos en que estudiaron en la Facultad de Ingeniería de la UNAM. En declaraciones a El Mañana, de Nuevo Laredo, Carlos F. Salinas Domínguez, exdelegado de Seguridad Nacio-nal en Tamaulipas, sostuvo:

La PGR “está informando de pistas falsas al señalar que el crimen –de Ruiz Massieu– se co-metió por cuestiones ideológicas; hay mucho mar de fondo y habrá que llegar de alguna for-ma hasta Raúl Salinas” (Proceso 936).

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El clan salinas. El negocio de la política

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Entretelones del texto que supuestamente causó el rompimiento con Salinas

Córdoba envió a Colosio 14 cuartillas para su discurso del 6 de marzo; el candidato tachoneó y trituró 12 y se quedó con dos

Publicado en el número 994 (19 de noviembre de 1995)

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En los últimos días de febrero de 1994, cuando Manuel Camacho eclipsa-ba con su desempeño en Chiapas la campaña presidencial priista, des-crita a menudo como “desangela-da”, Luis Donaldo Colosio recibió en su despacho del PRI un envío del po-deroso jefe de la Oficina de la Presi-

dencia, José Córdoba Montoya.Se trataba de un proyecto del discurso que

Colosio pronunciaría el 6 de marzo, con moti-vo del 65 aniversario del PRI, y que –“como era

obvio”– proponía reiterar la tesis del liberalis-mo social del salinismo.

El candidato, que como líder del PRI y co-mo secretario de la Sedesol a menudo reci-bía “sugerencias” de Córdoba, “al ir leyendo el texto, con su Mont Blanc en la mano izquier-da y con tinta color sepia, su color favorito, fue tachoneando párrafos con cruces”.

El perredista Andrés Manuel López Obra-dor, que cita este episodio en su libro Entre la historia y la esperanza, atribuido al coor-dinador de Proyectos Especiales de la ofi-

cina del candidato, Ignacio Rodríguez Cas-tro, considera que la actitud de Colosio y el discurso que pronunció en el Monumento a la Revolución el 6 de marzo “precipitaron la ruptura con los hombres de Los Pinos”.

“Fue un claro mensaje para Córdoba y Sa-linas, en el sentido de que Colosio había de-cidido independizarse de ellos y, por lo tanto, deben rendir sus testimonios a propósito del crimen de Lomas Taurinas.”

Rodríguez Castro, asesor de Colosio des-de 1988, confirma en entrevista con Proceso la

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Colosio. El discurso clave

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autenticidad de la versión, y detalla que fue-ron 14 cuartillas las que envió Córdoba el 22 de febrero, para que con ellas el candidato presi-dencial redactara el discurso del 6 de marzo.

“La correspondencia de la Oficina de la Presidencia al PRI, primero, y a la Sedesol, des-pués, era fluida”, revela. Sin embargo, niega que el discurso haya sido el origen de una rup-tura de Colosio con Carlos Salinas y José Cór-doba, y que debido a eso se hubiera urdido el crimen.

“Ese discurso nada tiene que ver con la muerte de Colosio. Eso es absurdo. Además, el discurso lo vio el presidente, y lo aprobó total-mente”, asegura.

El extenso documento que leyó Colosio, produjo, desde ese día, diversas reacciones.

“Se advertían actitudes de molestia por la actitud del candidato del PRI y especialmente por el discurso del 6 de marzo”, recuerdan Ce-sáreo Morales y Samuel Palma, miembros del equipo que redactaba los discursos de Colo-sio, en su libro Colosio, la construcción de un des-tino, editado este año.

El candidato, escriben, supo de estas inquie-tudes entres los integrantes de su equipo de campaña, a quienes siempre frenaba: “No hay problema. Mientras tengamos al presidente de nuestro lado, no hay de qué preocuparnos”.

Recelo de opositores

Algunas opiniones interpretaron en el discur-so un deslinde con la política neoliberal ins-trumentada por el gobierno salinista. Otras, sin embargo, fueron en sentido inverso:

Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Par-tido de la Revolución Democrática (PRD) a la Presidencia, evaluó el discurso ese mismo día: “Es una declaración convenida para efec-tos de propaganda política”. Y juzgó que no significaba la ruptura con Salinas y Córdoba:

“Él no ha roto con Carlos Salinas, no ha di-cho cuál es su dependencia de José Córdoba Montoya y tampoco ha especificado en qué quieren que sean distintas las cosas.”

El secretario general Partido Acción Na-cional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa, se mostró escéptico sobre el mensaje, y declaró que “habría que preguntar al candidato presi-dencial priista hasta dónde estaría dispuesto a reducir capacidades al presidente de la Re-pública y a disputar de manera democrática la candidatura”.

Engallado, lo retó a disputar la candidatura con Manuel Camacho, en ese entonces en febril actividad que opacaba la campaña colosista.

Otros partidos, como el PDM y el PVEM, ca-lificaron el mensaje de Colosio como carente de credibilidad y no percibían, tampoco, indi-

cios de que el candidato priista hubiera roto con Salinas.

Rodríguez Castro, el “asesor privado” de Colosio, que afirma haber atestiguado las su-gerencias y recomendaciones que hacía Cór-doba al candidato desde que era líder del PRI, asegura que efectivamente nunca hubo en-frentamiento con Salinas y Córdoba:

“El problema ideológico de Salinas con Co-losio nunca existió, ni durante el sexenio ni durante la campaña. Tampoco existió la ma-nipulación de Salinas hacia Colosio ni la ma-nipulación de Córdoba.”

Las “sugerencias”, a la basura

En su libro, el perredista López Obrador cita lo siguiente sobre el envío de las sugerencias del poderoso asesor de Salinas:

El propósito de Córdoba era claro: que el futuro presidente de la República ratificara en el aniversario de su partido nada menos que el proyecto neoliberal de Salinas y, en conse-cuencia, toda la instrumentación de la políti-ca económica hecha por el mismo Córdoba.

Lo que se pretendió con ese proyecto de discurso enviado a Colosio fue que ratificara, en un día tan memorable para el priismo, no sólo el proyecto económico, sino a sus auto-res: el presidente y su asesor. Con ello, el futu-ro y la protección de ambos estaba asegurada.

Sin embargo, Córdoba Montoya olvidó al-go de gran trascendencia: Colosio ya no era empleado de Salinas ni de él, sino candidato a la Presidencia de la República.

Economista de 50 años de edad, priista que se autodefine como “disciplinado, pero no do-mesticado”, autor de diversos libros sobre po-lítica y economía, Rodríguez Castro aporta más detalles de ese episodio.

Aclara, sin embargo, que “esa síntesis, fru-to de muchas pláticas con López Obrador, se acomoda de tal manera que se presenta una versión de intentos de manipuleo de parte de Córdoba a Colosio, lo cual no es cierto”.

Asesor “directo y personal, digamos un estratega privado” de Colosio durante siete años, Rodríguez Castro cuenta que Colosio recibió, en su despacho del PRI, las 14 cuarti-llas enviadas por Córdoba para que elabora-ra el mensaje.

El documento estaba escrito, como desde el inicio del sexenio, en la misma computado-ra, con el mismo tipo de letra, “con guioncitos y párrafos”. Asombra aún al exasesor de Co-losio que Córdoba haya enviado las recomen-daciones con 13 días de anticipación. “Estaba en casi todo, o en todo”, dice.

Sentado delante del escritorio de su ofi-cina, acompañado solamente por Rodríguez Castro, Colosio le comentó que el discurso del 6 de marzo debería, sobre todo, delinear su idea de la reforma del poder.

“Necesariamente las notas de Córdo-ba no satisficieron a Colosio, no era lo que él quería, porque hablaba de los temas clási-cos en el vocabulario del sexenio: moderni-zación, globalización, aterrizaje del proyecto macroeconómico.

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Córdoba y Salinas. Par maquiavélico

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“Colosio fue viendo una por una las hojas, con mucho respeto y con mucho detenimien-to, y sí, fue tachándolas. Dijo no, no, no. Ta-choneó con grandes cruces. Se quedó con dos de las 14 hojas y trituró el resto”, cuenta, ges-ticulando, Rodríguez Castro.

–¿Trituró las hojas?–Trituró las notas. Habitualmente hacía

lo mismo con todos los documentos confi-denciales.

–De lo que envió Córdoba, ¿qué conservó Colosio?

–No recuerdo, pero parece que había algu-nos conceptos políticos muy del tono de Sali-nas y él quiso conservar esos conceptos polí-ticos básicos, como la parte social; en la par-te política creo que sí hablaba del liberalismo social y la conservó también. Esto no le dis-gustaba a Colosio.

–Sobre las sugerencias de Córdoba, ¿qué comentarios le hizo Colosio?

–Que no era eso lo que él quería. Él que-ría un discurso de mucho aliento, con nuestro proyecto, quería ver reflejadas nuestras ideas y sobre todo que fuéramos hacia la reforma del poder.

Fueron Salinas y Córdoba

Pero el asesinato de Colosio, el 23 de marzo, en Lomas Taurinas, Tijuana, volvió a recordar el discurso del 6 de marzo, y aun se interpretó

como el móvil del crimen. A un año, las sos-pechas crecieron.

El senador perredista Guillermo del Río Ortegón, miembro de la comisión senatorial que da seguimiento a las investigaciones del caso, atribuyó el crimen al discurso del 6 de marzo:

“A Colosio lo mataron por haber defini-do la política que conviene a México en aquel discurso del 6 de marzo en el Monumento a la Revolución. Esa definición puso a temblar a quienes, en este país, conservan el poder.”

Del homicidio culpó a Salinas: “Todo apun-ta a él como el principal sospechoso de la au-toría intelectual”.

Cauto, el presidente de esa misma comi-sión del Senado, Ángel Guerrero Mier, frenó: “No se vale especular con nombres”.

Zedillo, sitiado

En el equipo de campaña de Colosio, distingue Rodríguez Castro, había tres categorías. Una, “los clásicos, los herederos”, los que estudia-ron con él en el Tecnológico de Monterrey o en Estados Unidos. Otra que integraban perio-distas, intelectuales, artistas que él mismo se procuraba como parte de su trabajo político ya en campaña, y a la tercera categoría pertene-cían los que lo conocieron desde que fue dipu-tado y senador, o que trabajaron con él, muy de cerca, desde la campaña de Salinas y hasta la suya propia.

Los del “tercer círculo” se caracterizaban, como hasta ahora, por su protagonismo, “se sentían, se sienten, dueños de los secretos del candidato y a cada rato comentan o escriben esas percepciones de sociología barata y que a mí, que lo conocí, me dan risa”.

Por su lado, “los clásicos se sentían due-ños de Colosio desde el PRI, en Sedesol y des-de luego como candidato presidencial y co-mo futuro presidente. Estos colosistas clási-cos hicieron una costra en torno a Colosio, y son los que ahora andan arrastrando su cadá-ver para reclamar justicia”.

–¿Soberanes, Hopkins, Palma?–No, no digo nombres. Pero eran realmen-

te quienes le tapaban el trabajo al coordinador general de la campaña, Ernesto Zedillo; ellos fueron los que se apoderaron de la campaña, quienes prácticamente tenían bloqueado a Ze-dillo por todos lados. Con gran generosidad y calidad política, su secretario particular, Al-fonso Durazo, se encargaba de conectar rápi-damente a Zedillo con el candidato.

–¿La carta que le envía Zedillo a Colosio, el 19 de marzo, tiene que ver con esto?

Rodríguez Castro. Relato

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Marco A. Cruz / Imagenlatina Zedillo y Colosio. Malos augurios

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–Yo no conocí la carta, pero refleja exacta-mente los problemas que tenía Zedillo para te-ner una comunicación más constante y fluida con el candidato, porque los colosistas clásicos le tapaban las puertas. Se sentían dueños de Colosio, creían que era su patrimonio, su bebé.

–¿Quiénes son? –No, sólo hay que ver quiénes estudiaron

con él.“Los afectados y los no afectados han que-

rido construir la historia a la medida de sus propias percepciones. Eso ha dañado a un hombre íntegro, capaz y patriota como Zedi-llo, y creo que han lastimado bastante injus-tamente a Salinas y a Córdoba.”

–¿Pareciera que usted es salinista?–No, ni lo conocí. Soy colosista de princi-

pio a fin. Mi destino político estaba ligado a Colosio, y al morir él, ahí se quedó. ¿Se imagi-na usted lo que eso significa para la vida polí-tica de un hombre?

Colosio, cuenta, prometió hacerlo dipu tado federal en las elecciones próximas. Se había li-gado a él por recomendación de su amigo Este-ban Moctezuma, exsecretario de Gobernación, durante la campaña de Salinas.

Como Calles, un nuevo partido

Rodríguez Castro explica los planes que Colo-sio tenía para el futuro, y que López Obrador revela en su libro Entre la historia y la esperanza:

Colosio tenía muy clara la visión del ver-dadero cambio que necesitaba México, parti-cularmente en lo económico, lo político y lo social. Sus asesores más cercanos, no los que aparecían públicamente como tales, tenían un nuevo diseño para recomponer a fondo el sistema político mexicano.

El eje central de esta propuesta era la lla-mada reforma del poder, que tenía como pro-pósito la redistribución del mismo entre los

nuevos actores políticos, económicos y socia-les del México moderno. El sonorense se pro-ponía repetir la hazaña de su paisano Plu-tarco Elías Calles, sustituyendo al PRI con un nuevo partido que, al igual que entonces, in-cluyera a todas las fuerzas sociales y políticas que operaban en el México contemporáneo y que ya no participan en el PRI, sino al contra-rio, lo combaten.

Colosio en su discurso iba tomando sutil-mente ideas básicas de los partidos oposito-res, en especial del PRD. Incluso en alguna de-claración pública el ingeniero Cárdenas insi-nuó que Colosio se apropiaba de alguna de las líneas de su propuesta política. Esto no era fal-so. La realidad es que se buscaba ir coincidien-do con los posibles protagonistas de un nuevo y gran partido, capaz de proyectar al sistema político mexicano hacia el año 2000.

El propósito era que, una vez tomado el po-der, Colosio convocara a todas las fuerzas políti-

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Lomas Taurinas. El candidato priista, asesinado

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cas de la nación a construir un nuevo gran par-tido, porque estaba seguro que México no só-lo funcionaba históricamente como país de un solo hombre, sino también como país de un so-lo gran partido.

Una de las fuerzas que Colosio pensaba que podrían integrarse al nuevo gran partido era precisamente el PRD. Desde luego invita-ría a otros partidos, incluso al PAN. Sin em-bargo, no creía que el PAN aceptara, porque representaba una corriente conservadora.

–¿Otro partido de Estado? –se le pregun-ta a Rodríguez Castro, quien asegura ideó ese plan que sedujo a Colosio.

–No, esta vez más que partido de Estado iba a ser un partido de la sociedad.

La idea era que, llegado el momento, con-vocara a líderes naturales, dirigentes de or-ganizaciones independientes, obreras, estu-diantiles, campesinas, las ONG, identificados todos durante la campaña.

“Esa fue la parte no publicada de la cam-paña”, revela. Rodríguez Castro, quien dice que Colosio no tuvo problemas con Manuel Camacho, estima que éste tenía también ca-bida en el proyecto del nuevo partido.

“Yo tengo la impresión que el propio Ca-macho iba a ser el invitado a ese gran partido como presidente, porque Colosio sí le recono-cía capacidad negociadora.”

Ellos no fueron

Para el excoordinador de Proyectos Especiales de la oficina del candidato, ni Salinas ni Córdo-ba tienen que ver con el asesinato de Colosio.

Colosio –asegura– tenía entonces planes

para Córdoba. “Una vez le dije a Colosio que con el tono de sus mensajes parecía que bus-caba un lugar. ‘Y lo va a tener, pero no donde está. Creo que esa oficina debe desaparecer, porque se ha manoseado mucho lo de vice-presidente’, me contestó”.

Y Salinas –razona– era temerario, audaz, pero no estaba loco y tenía proyectos muy precisos. “El derrumbe que significaba asesi-nar al candidato, por un supuesto proyecto de seis años, era como el arquitecto que dinami-ta su propia obra”.

Por eso, reitera, “yo no creo en las hipóte-sis, en las declaraciones, en toda esa parafer-nalia en torno que fueron ellos. No los exone-ro, pero como analista político yo no veo eso. Menos que haya sido por el discurso del 6 de marzo”.

Un día después de que Colosio pronunció el mensaje que produjo interpretaciones en-contradas, apareció la edición de Proceso que publicó una entrevista del candidato presi-dencial con el reportero Elías Chávez, quien le preguntó:

–Es conocida su admiración por el licen-ciado Salinas de Gortari. Sin embargo, más allá de los elogios que usted le prodiga, es fa-lible. ¿Cuáles son, a juicio de usted, los erro-res del presidente en la conducción del país?

–Yo no creo en los juicios lapidarios. El pre-sidente y los mexicanos hemos hecho un gran esfuerzo por salir adelante. En lo personal, nos une una gran amistad y un gran afecto. Como gobernante, desde el área de mi responsabili-dad, compartí con él esfuerzos, compromisos y propósitos. Sé que siempre lo ha animado un gran amor a México. Y también sé que siempre hay cosas que pueden superarse.

La famosa carta

Las especulaciones sobre la ruptura entre Co-losio y Salinas adquirieron una nueva dimen-sión el martes 3 de octubre último, cuando el diario Reforma publicó la carta que el enton-ces coordinador de la campaña presidencial priista, Ernesto Zedillo, entregó a Luis Donal-do, el 20 de marzo de 1994, en la que le re-comendaba, entre otras cosas, que llegara a “una alianza política con el señor presidente”.

Dentro de esa alianza, según Zedillo, el candidato debía llegar a un acuerdo con Sali-nas para darle a conocer sus discursos cuan-do éstos contuvieran críticas contra la polí-tica gubernamental. Lo anterior fue interpre-tado en el sentido de que el discurso del 6 de marzo no se le dio a conocer a Salinas antes de ser pronunciado.

Alfonso Durazo, por seis años secretario particular de Colosio, entrevistado por Proce-so sobre la trascendencia de la carta de Zedi-llo, manifestó que una de las hipótesis funda-mentales sobre el asesinato de Colosio, “su-mamente arraigada en el ánimo de la opinión pública, es que la autoría intelectual radicó en los personajes que ocuparon Los Pinos, es-pecíficamente José Córdoba Montoya y Car-los Salinas... El sustento de esa hipótesis se da sobre la base de una ruptura entre Luis Do-naldo y Carlos Salinas. En este sentido, la car-ta se suma a otros muchos testimonios sobre dicha ruptura...”

Alfonso Durazo. Versión

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Zedillo, corresponsable: como secretario de Programación, como candidato y ahora como presidente

Ante el espejismo del primer mundo, Salinas dejó,

disfrazado y maquillado, un enorme boquete en las finanzas del país

Publicado en el número 948 (2 de enero de 1995)

CARLOS ACOSTA CÓRDOVA Y ELÍAS CHÁVEZ

En medio de la turbulencia financiera, con el descrédito nacional e interna-cional encima, y a punto de perder el control de la economía, el presiden-te Ernesto Zedillo se decidió por fin a encarar la crisis posdevaluatoria: re-conoció fallas en su estrategia eco-nómica, aceptó que su equipo econó-

mico se equivocó, pero, sobre todo, responsa-bilizó al gobierno de Carlos Salinas de Gortari de gran parte de la crisis que hoy tiene con-mocionado el país y que augura, en palabras del propio mandatario, más sacrificios para la población, menos oportunidades de empleo, peores niveles de bienestar.

El sueño, pues, se acabó. De manera dra-mática, el país dejó la antesala del primer mundo, que tanto festejó el gobierno anterior.

Al enmendarse la plana, el pasado 29 de di-ciembre, el presidente Zedillo lanzó un abierto yo acuso a su antecesor, que –dijo– le dejó una economía “muy vulnerable. El tamaño del dé-ficit de la cuenta corriente y la volatilidad de los flujos de capital con que se financió hicie-ron muy vulnerable nuestra economía”.

La inestabilidad de los mercados financie-ros, la huida de capitales, la desconfianza y el descrédito nacional e internacional hacia su gestión, que se agudizaron los días siguientes

al anuncio de la ampliación de la banda de flo-tación del tipo de cambio y a la posterior sali-da del Banco de México del mercado de cam-bios, hicieron que el presidente adelantara el mensaje que tenía programado para este lu-nes 2 de enero.

La noche del miércoles 28 hubo una reu-nión urgente, en Los Pinos, del gabinete eco-nómico. El acuerdo fue unánime: las cosas no podían esperar más y había que dar la cara a la nación, y al mundo. Periodistas nacionales y extranjeros fueron convocados a la residencia oficial la tarde del jueves 29. El presidente Ze-dillo reconoció la gravedad de la crisis, anun-ció un Programa de Emergencia Económica, acusó al gobierno anterior y tuvo que guilloti-nar políticamente a su amigo del alma, Jaime Serra Puche –fueron condiscípulos en la Uni-versidad de Yale–, que no duró ni un mes co-mo secretario de Hacienda y Crédito Público.

Con ello reconoció de manera implícita que se equivocó. Serra Puche falló en la ins-trumentación de una medida –la ampliación de la banda– que al gobierno le pareció téc-nicamente correcta. En la nueva realidad no encajaba el efímero secretario de Hacienda, quien se convirtió en factor de inestabilidad, desconfianza y descrédito. “Para concertar, integrar y poner en ejecución el Programa de

Emergencia Económica con la eficacia y cre-dibilidad que reclaman las circunstancias, he decidido aceptar la renuncia del doctor Jaime Serra Puche como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien será susti-tuido por el doctor Guillermo Ortiz Martínez”, dijo Zedillo.

El presidente, empero, enfocó sus baterías contra el gobierno anterior, que no quiso aten-der una serie de desequilibrios acumulados, que cometió excesos, postergó soluciones y le legó una economía sujeta con alfileres.

La acusación fue directa, aunque jamás dijo nombres: “El déficit en la cuenta corrien-te de la balanza de pagos llegó a ser tan gran-de durante los últimos años, que dadas las circunstancias internas y externas era insos-tenible. Es preciso reconocer que hubo una subestimación del problema, y esta subesti-mación fue sumamente grave”, dijo.

El presidente mismo detalló la magnitud del déficit; es decir, del saldo negativo en-tre las importaciones y las exportaciones de mercancías y servicios, que fue de casi 25 mil millones de dólares en 1992, de 23 mil millo-nes en 1993 y de casi 28 mil en 1994.

Este último año, informó, el déficit signi-ficó 8% del producto interno bruto, mientras que –comparó con el último año de los tres se-

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xenios anteriores– en 1976 fue de 4% del PIB; en 1982, de 3%, y en 1988, de poco menos de 1%.

“Demasiado grande”, dijo, el déficit que le dejó Salinas. Tanto, que el Banco de México, con reservas que fueron menguando a lo lar-go del año –como efecto de la fuga de capita-les, la demanda explosiva de dólares y la cre-ciente reticencia de capitales externos a venir al país, derivada sobre todo de factores polí-ticos–, ya no pudo financiarlo más y tuvo que salir del mercado cambiario para que el pre-cio del dólar se “ajustara libremente”.

Explicó y criticó Zedillo: “Normalmente el saldo negativo en la cuenta corriente se com-pensa con entradas de capital hacia nuestro país; hubo entradas de capital privado para in-versiones directas, pero principalmente flujos de capital invertidos en instrumentos finan-cieros líquidos de corto plazo”. Se refería a los capitales que se dirigían sobre todo a la bolsa de valores y que podían salir con la misma fa-cilidad con que ingresaban. “El que hayan ve-nido capitales a México –prosiguió– y que eso nos haya ayudado a pagar por las importacio-nes de materias primas y de bienes de capital, no es en sí mismo malo; lo malo fue el exceso”.

En efecto, una y otra vez, Pedro Aspe Ar-mella y Carlos Salinas hacían cuentas alegres y minimizaban la magnitud del déficit en la cuenta corriente. “¿Por qué tenemos déficit?”, se preguntó Salinas en una entrevista que le hizo, en noviembre, Grupo Editorial Expan-sión, y en la cual se respondió: “Porque éste proviene de las entradas masivas de capital, y nosotros queremos que siga entrando capi-tal foráneo en México, y mientras se den es-

durante el año, y Salinas no actuó. Así lo dijo Zedillo: “Para compensar las menores entra-das de nuevo capital y los retiros de capitales, durante 1994 el Banco de México utilizó mon-tos importantes de las reservas internaciona-les. Esto se hizo con mayor intensidad cuan-do, frente a sucesos que han conmocionado el país, los inversionistas decidieron retirar su-mas importantes de sus inversiones. Así ocu-rrió al estallar el conflicto en Chiapas, y ante la inquietud política que prevaleció a finales de febrero y principios de marzo; así ocurrió también ante los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu, y así volvió a ocurrir con los acontecimientos más recientes en el estado de Chiapas”.

Pero Salinas no hizo caso del “tamaño del desequilibrio acumulado”, aun cuando desde el propio gobierno se le recomendaba aten-derlo. Casos concretos, el de Guillermo Ortiz Martínez, entonces subsecretario de Hacien-da, y el de funcionarios del Banco de México, que sugirieron al presidente, en agosto y lue-go en octubre –después del asesinato de Jo-sé Francisco Ruiz Massieu–, que modificara la política cambiaria para no vaciar las reservas.

En su discurso, Zedillo puso en duda la imagen de economistas brillantes y artífices del “nuevo milagro mexicano” que con tan-to empeño se labraron Pedro Aspe Armella y Carlos Salinas de Gortari.

Inclusive Aspe Armella era equiparado con Antonio Ortiz Mena, quien obtuvo –des-pués de dejar la Secretaría de Hacienda al tér-mino de dos periodos presidenciales– un re-conocimiento internacional: lo nombraron presidente del Banco Interamericano de De-sarrollo. Salinas, por su parte, recorre el mun-do en plena campaña por presidir la Organi-zación Mundial de Comercio.

Triunfalista, el 29 de mayo de 1993 Sali-nas visitó su alma mater, Harvard, donde se reunió con su antiguo maestro, John Kenneth Galbraith, Premio Nobel de Economía. Según uno de sus apologistas, Joaquín López Dóri-ga –Crónicas del poder, página 262–, en esa oca-sión el maestro dijo de su discípulo:

“Espero que cuando Carlos Salinas aca-be de enseñar, de dar clases a los mexicanos, vuelva aquí, a Harvard, a seguir dando clases... (Salinas) es uno de mis estudiantes más ade-lantados... me parece que, bajo el presidente Salinas, México ha encontrado una situación estable, de trayectoria estable, inteligente.”

En esa ocasión, Salinas también visitó el Instituto Tecnológico de Massachusetts, al-ma mater de Pedro Aspe Armella, y el World Affairs Council, donde Lincoln Anderson, eco-nomista responsable del fondo de pensiones más grande del mundo, el Fidelity, elogió al

tas entradas masivas de capital, vamos a se-guir teniendo déficit comercial. Pero eso nos está permitiendo, con las entradas de capital, crear una infraestructura productiva mejor, ser más eficientes”.

Y ejemplificó optimista: “Japón tuvo défi-cit comercial durante 50 años, y hoy es el ex-portador principal en el mundo”.

Pero los flujos de capital externo nunca estuvieron garantizados, se fueron cayendo

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Angeles Torrejón / Imagenlatina

Salinas y Aspe. Estrategia de coyuntura

Cárdenas. Quitando máscaras

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entonces secretario de Hacienda de México.De esos elogios reniegan ahora Anderson

y otros manejadores de “fondos” invertidos en México: la devaluación del peso les hizo perder, según analistas estadunidenses, cer-ca de 10 mil millones de dólares.

A un mes de que Salinas y Aspe Armella dejaron el gobierno, Zedillo se empeña, direc-ta e indirectamente, en demostrar que las ca-pacidades y habilidades financieras de am-bos no correspondían a la imagen que se les había fabricado.

Campaña orquestada

En efecto, además del distanciamiento explí-cito de Zedillo de las políticas seguidas y de-fendidas por Aspe Armella y Salinas, y de las acusaciones implícitas en su discurso del jue-ves 29, surgió en la prensa nacional una cam-paña para responsabilizar al gobierno ante-rior de la crisis económica que hoy se vive en el país. A los analistas independientes, con-vencidos de que Salinas no está exento de culpas, se sumaron articulistas –muchos de ellos embozados gubernamentales– que arre-metieron contra el expresidente. No hubo en la semana día en que no apareciera un escrito con esa intención.

Uno de ellos, pergeñado en la Secretaría de Hacienda –de acuerdo con fuentes de Proce-so–, apareció el martes 27 en Excélsior, firma-do con el pseudónimo de Héctor Camacho. En él, el autor dice que la administración anterior no dio “una solución de fondo” a los factores políticos de carácter coyuntural –en referencia a Chiapas y a los asesinatos políticos–, y cali-fica de irresponsable el manejo económico de los dos últimos años: el mantener de manera rígida el tipo de cambio “generó la pérdida de competitividad de la economía mexicana, una reducción en el ahorro privado y una desacu-mulación de reservas internacionales”.

Además, revela que el déficit en la cuen-ta corriente se debió a “una falta de disciplina de la política fiscal”, por una exorbitante in-yección de recursos de la banca de desarrollo y por la sobrevaluación “premeditada” de la moneda nacional. A ello se sumó “una inco-rrecta interpretación de los aumentos regis-trados por las tasas de interés en Estados Uni-dos, los cuales redujeron la disponibilidad de capitales externos para nuestro país.

“Cerrar los ojos ante esta problemática –insistió Héctor Camacho– sólo consiguió exacerbar los desequilibrios y vulnerar la economía mexicana que, como fue eviden-te durante los últimos meses, se vio afectada por diversos acontecimientos políticos que, además, se mantuvieron sin solución.”

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Hubo también quienes señalaron la exis-tencia de un “componente escondido del défi-cit público”, producto de la intermediación fi-nanciera –el financiamiento de los bancos gu-bernamentales al sector privado, que alcanzó la suma de 15 mil millones de dólares–, que las autoridades no incluían en las cuentas fisca-les. El tan pregonado “equilibrio presupuestal”, según los especialistas, era una mentira.

Contra lo dicho por Salinas y Aspe Arme-lla, analistas consideran que sí existía un im-portantísimo déficit del sector público que es-taba siendo financiado por la banca de desa-rrollo (Nacional Financiera y Banco Nacional de Comercio Exterior, sobre todo). Algunos llegaron a afirmar que este asunto debería examinarse a la luz de la ley de responsabi-lidades para funcionarios del sector público.

El boquete –disfrazado, maquillado– de 15 mil millones de dólares es una de las heren-cias más pesadas que deja Salinas –junto con la del conflicto en Chiapas– y que plantea, al nuevo gobierno, problemas serios para finan-ciar los pagos al exterior.

Frente al problema heredado, Zedillo, aunque reconoce fallas a la hora de enfrentarlo, pre-tende eximirse de culpas. Dice que su gobier-no se propuso reducir paulatinamente esta vulnerabilidad “ajustando de manera gradual el déficit en la cuenta corriente y restituyen-do la confianza para dar mayor permanencia a los flujos de capital del exterior”.

Pero: “Esta estrategia no pudo sostenerse, lamentablemente, en virtud del tamaño del desequilibrio acumulado y de acontecimien-tos políticos que precipitaron la salida de capi-tales. El margen de acción para desactivar len-ta y progresivamente el problema se agotó”.

En la lógica de su discurso, siempre, el gran culpable de la crisis es el gobierno anterior. Sin embargo, Zedillo y Serra Puche fueron parte de ese gobierno. Jaime Serra participaba en las re-uniones de gabinete económico, y tema recu-rrente en ellas eran las continuas presiones al peso. En su trato frecuente con exportadores, el entonces secretario de Comercio supo de la exigencia de modificar la política cambia-ria. Nada dijo. Con su nuevo cargo, en la actual administración, sostuvo siempre que no había necesidad de modificar el tipo de cambio. Así lo indicó a la prensa extranjera y mexicana y ante legisladores nacionales.

Zedillo, por su parte, si bien dejó el área económica desde principios de 1992, al pasar a la Secretaría de Educación, estuvo de acuer-do, al menos públicamente, con las políticas seguidas por las autoridades económicas. In-clusive, cuando era candidato del PRI a la Pre-

sidencia y luego presidente electo, nunca hi-zo referencia a lo que ahora reconoce como abultado déficit en la cuenta corriente. Más aún, al dar a conocer el programa económico para este año señaló que mantendría la polí-tica cambiaria del gobierno anterior.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candi-dato contrincante suyo por el Partido de la Revolución Democrática, desde hace meses pareció en todo caso estar mejor informado. Hacia finales de octubre, en el curso de una reunión con estudiantes del Instituto Tecno-lógico y de Estudios Superiores de Occidente, en Guadalajara, el candidato perredista hizo esta declaración:

“La economía va de nuevo en picada, y ya llegó este año a un crecimiento negativo por habitante con un déficit acumulado en la cuenta corriente de la balanza de pagos de más de 60 mil millones de dólares... Este clima está llevando las finanzas del país hacia una devaluación de la moneda, medida que este gobierno está provocando, lo cual significaría un golpe difícil de asimilar para la población en general, y en particular para los asalaria-dos... Mostraría, además, lo inútil del sacrificio impuesto por el gobierno durante más de 10 años, al secar consciente y sistemáticamente las bases de la empresa productiva.”

En cambio, el presidente Zedillo actúa co-mo si hubiera descubierto los “desequilibrios acumulados” apenas la semana antepasada, cuando se anunció la ampliación de la banda de flotación del tipo de cambio.

Menos aún reconoció, en su mensaje del jueves 29, los errores al instrumentar esa me-dida, que llevó, a los dos días, a la devaluación traumática: no supieron difundir con clari-dad, sorprendieron al país y a la comunidad financiera internacional cuando habían pro-metido otra cosa, y les faltó rapidez y opor-tunidad para enfrentar los primeros efectos de la medida del martes 20 –la ampliación de la banda– y luego, lo peor, tanto Serra como el presidente escondieron la cara. Después de su visita a Nueva York, el jueves 22, Serra no se apareció públicamente, y Zedillo no tocó el tema hasta ocho días después.

El aprendizaje fue tardío. Hasta el miér-coles 28 y jueves 29 los hombres del dinero mexicanos y la comunidad financiera inter-nacional, respectivamente, fueron informa-dos –la última, por vía de las embajadas– de la nueva política económica que seguirá el go-bierno de Zedillo, que será en el marco de ex-periencias ya padecidas.

En efecto, el gobierno de Zedillo debe-rá sujetarse a condiciones del Fondo Mone-tario Internacional –una misión del organis-mo ya está aquí desde el jueves– para poder

hacer uso del fondo de apoyo financiero que se constituirá con recursos tanto de gobier-nos de los principales países socios comercia-les como de la banca privada internacional y de los organismos financieros multilaterales.

Como hace 10 años

El propio presidente dio a conocer, el jueves 29, la integración de ese fondo, como parte de los instrumentos con que podrán cumplir-se los objetivos del Programa de Emergencia Económica, con el cual se pretende salir de la crisis: reducir el déficit en la cuenta corrien-te, crear condiciones para la pronta recupera-ción económica y evitar que los efectos de la devaluación deriven en una espiral inflacio-naria sin control.

Los otros elementos de la estrategia anun-ciada son el virtual regreso a las políticas de hace unos 10 años, cuando el entonces presi-dente Miguel de la Madrid anunciaba un drás-tico ajuste al gasto público, que implicó, entre otras cosas, un severo recorte en las estruc-turas gubernamentales y, en consecuencia, el despido de miles y miles de burócratas y tra-bajadores de empresas paraestatales.

En su turno, Ernesto Zedillo, apenas al mes de iniciado su gobierno –y luego de insis-tentes promesas en contrario–, aplicará “un ajuste fiscal que complemente el efecto de la devaluación sobre la reducción del déficit en cuenta corriente”.

Es decir, él mismo dijo, el ajuste fiscal “comprenderá una necesaria reducción en el gasto público respecto de lo programado has-ta ahora para 1995”.

Parte de la estrategia será –anunció– un acuerdo entre los sectores productivos que con todo realismo económico “impida caer en una carrera entre devaluación e inflación”, y la aplicación de una serie de medidas priva-tizadoras –que no detalló– “para profundizar en el cambio estructural”.

Para el país, para el grueso de la población, el discurso: “El programa (de Emergencia Eco-nómica) tiene el propósito, sobre todo, de con-vertir lo que hoy es una situación crítica en una oportunidad de crecimiento sano y firme”.

Pero en lo inmediato: un alza brutal de las tasas de interés –el Banco de México emitió Cetes a 31%, casi al doble de como estaban la semana previa a la devaluación–, que desata-rá presiones inflacionarias, inhibirá la inver-sión productiva, postergará proyectos, estan-cará la economía, reducirá las oportunidades de empleo, cancelará expectativas y dañará aún más, reconoció Zedillo, los niveles de vi-da de la población.

“Efectos transitorios”, alentó el presidente.

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190 mil millones se utilizaron para salvar casas de bolsa

La mitad del Fobaproa, en el 0.13% de los créditos de banqueros a parientes, amigos, socios y ellos mismos

Publicado en el número 1125 (24 de mayo de 1998)

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CARLOS ACOSTA CÓRDOVA

El acuerdo entre todas las fraccio-nes parlamentarias de la Cámara de Diputados, decidido la semana pasada, en el sentido de realizar una exhaustiva auditoría al Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), frenó de momento la pretensión del gobierno del presi-

dente Ernesto Zedillo de convertir formal-mente en deuda pública sus pasivos que, a la fecha, se acercan a 580 mil millones de pesos y que, agregados a los 267 mil millo-nes de la deuda interna ya existente, su-man 847 mil millones.

Espectacular cantidad que deberán pagar todos los mexicanos. O al menos eso es lo que quieren las autoridades.

Pero en la cuenta, quieren cargar a los con-

tribuyentes toda suerte de anomalías perpetra-das por banqueros, accionistas y funcionarios bancarios, y empresarios que, en connivencia o por inexperiencia en el negocio bancario, provo-caron cuantiosos quebrantos a las instituciones.

Aun cuando la información para los legis-ladores fluye a cuentagotas, se ha detectado que una gran parte de los pasivos del Foba-proa se debe a autopréstamos, créditos entre banqueros, créditos irregulares a subsidiarias de grupos a los que pertenecen los bancos; también créditos a empresas fantasmas o propiedad de los mismos accionistas, présta-mos sin garantía, o para proyectos inviables, y todo tipo de operaciones irregulares.

Todos esos créditos cayeron en cartera vencida; no fueron pagados, y a la hora de in-tervenir unas instituciones y rescatar a otras,

el Fobaproa –es decir, el gobierno– los asumió.En el colmo, muchos de los créditos –de un

banco a accionistas de otro, o del gobierno a futuros accionistas que sirvieron para la com-pra de bancos –entre 1991 y 1992– también se hicieron perdedizos.

“Y ahora quieren que todos paguemos por eso”, dice el diputado independiente Marcelo Ebrard, uno de los legisladores que se oponen a que se consoliden los pasivos del Fobaproa en la deuda pública. Y reclama información oficial que permita definir cuáles pasivos sí pueden pasar a la deuda, “que no son todos, por supuesto”.

Dice: “Sería absurdo e inmoral que a los bolsillos de todos los mexicanos se cargaran los créditos que, en Banco Unión, Carlos Ca-bal Peniche se prestó a sí mismo; o los que, en

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La banca corrupta. Rescate infame

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Banpaís, el banco comandado –hasta mar-zo de 1995– por Ángel Rodríguez, El Divino, que está a punto de ser extraditado desde España, se dio vuelo: le prestó 529 millones de pesos al grupo financiero Asemex-Banpaís, del cual formaba parte.

Con la familia fue generoso: a su herma-no Mario le prestó 7 millones de dólares, y a su padre, Isidoro Rodríguez, el magnate del trans-porte, 44 millones de pesos. Con sus pares lo fue aún más y sin reservas: a Jorge Lankenau Rocha (cuando tenía Confía) le prestó casi 22 millones de pesos y cerca de 25 millones de dólares; a Carlos Cabal Peniche (expresidente de Banco Unión y hoy prófugo de la justicia) le dio dos créditos de 60 millones de pesos ca-da uno; a los nuevos banqueros (ahora ex) Ar-turo Covarrubias Valenzuela y Fernando Obre-gón, les prestó casi 5 millones de dólares y 30 millones de pesos, respectivamente.

Con otros magnates, socios suyos en Banpaís, tampoco tuvo empacho para conce-derles créditos: a Pablo Fountanet, 31 millo-nes de pesos y más de 2 millones de dólares; a Guillermo Padilla, 12 millones de pesos y 4.5 millones de dólares; a Elías Sacal, poco más de 4 millones de dólares y 1 millón de pesos; a los hermanos Jack y Aron Kahan, más de 12.5 millones de dólares y casi 3 millones de pe-sos.

Varias empresas también supieron de la bondad de Banpaís y de Ángel Rodríguez. Por ejemplo, a Autobuses Estrella Blanca le pres-taron casi 200 millones de pesos. Andando el tiempo, dos meses después de que se descu-brieron los fraudes del Divino a su banco, por lo que se vio obligado a huir del país, la em-presa –que también obtuvo un préstamo de Bancrecer por 470 millones– fue demandada por fraude y lavado de dinero.

Ninguno de esos préstamos fue pagado; ca-yeron en cartera vencida; el Fobaproa intervino el banco y asumió todos los compromisos.

Caso similar fue el de Carlos Cabal Pe-niche, exaccionista mayoritario del que fue banco BCH y que luego renombró como Banco Unión. Correspondió a la generosidad del Di-vino: le prestó poco más de 156.5 millones de pesos. Y mostró cierta proclividad a favorecer a otros defraudadores: Julio Mariscal Domín-guez y su hijo Eduardo Mariscal Barrios goza-ron de créditos de Cabal Peniche por más de 450 millones de pesos.

Los Mariscal protagonizaron, en 1994, el es-cándalo del Grupo Financiero Havre, del que eran accionistas principales: no le pagaron 600 millones de pesos a Nacional Financiera y 28 millones de dólares a Bancomext, además de que se les descubrieron, entre otras irregulari-dades, la omisión y alteración de registros con-

APOYOS CREDITICIOS OTORGADOS POR FOBAPROA 1994-1998(Cifras en millones de pesos)

BANCO MONTO

Serfin 58,064.3

Banpaís 47,524.4

Inverlat 41,839.5

Confía 26,534.2

Mexicano 24,320.9

Bancentro 14,062.1

Unión 12,090.0

Atlántico 6,599.3

Cremi 5,300.0

Obrero 3,099.0

Capital 2,500.0

Oriente 2,000.0

Sureste 520.0

Interestatal 350.0

TOTAL 244,804.3

Fuente: Fobaproa. Resumen Ejecutivo de Operaciones. Sólo incluye bancos intervenidos y en “situación especial”.

Excluye Banamex,Bancomer, Bital, Banorte, Promex, Bancrecer, Probursa (BBV).

Banpaís, Ángel Rodríguez (El Divino) le prestó a su hermano, a su papá, al propio Cabal Peni-che o a Jorge Lankenau, y que nunca pagaron”.

Alfonso Ramírez Cuéllar, diputado perre-dista y dirigente de El Barzón, coincide: “El Fo-baproa tiene cartera de todo tipo, pero mucha es producto de créditos cruzados, garantías insuficientes, financiamientos para empre-sas que no existían o que eran de los propios accionistas. Son créditos que no se pagaron y los asumió el Fobaproa”.

La información oficial, dice, poco ilus-tra sobre el tratamiento “excesivamente pre-ferencial” que las autoridades dieron a gran-des acreditados, empresas y grupos corporati-vos propietarios de los créditos superiores a 50 millones de pesos. De los 440 mil créditos en poder del Fobaproa, son pocos los que están en ese monto: 604, pero concentran cerca de la mitad del costo fiscal que el gobierno quiere que pague toda la sociedad.

Ramírez Cuéllar dice que, de acuerdo con sus propias indagaciones, para los grandes créditos “no sólo hubo auxilio financiero para paliar su deuda, sino inyección directa de re-cursos y hasta una especie de salvamento ju-rídico y un apuntalamiento económico a tra-vés de gestiones ante el gobierno federal”.

Ejemplifica con el caso del Grupo Lome-lí, una poderosa empacadora de hortalizas que fue rescatada por el Fobaproa: “La inter-vino, asumió su dirección, la auxilió para ha-cer frente a sus juicios penales y mercanti-les; le consiguió créditos blandísimos, al 3% anual, la saneó... y se la regresó limpia a sus dueños”.

Felipe de Jesús Cantú, joven diputado pa-nista, advierte sobre un punto respecto del cual las autoridades son particularmente en-fáticas en no dar información: de los 580 mil millones de pesos que el gobierno quiere con-vertir en deuda –en marzo, cuando se presen-tó la propuesta, los pasivos ascendían a 552 mil 300 millones–, “cerca de 190 mil millones se utilizaron para salvar casas de bolsa”.

En general, coinciden los diputados, hay una absoluta falta de información oficial so-bre las operaciones del Fobaproa; de cómo contrajo la deuda que ahora se quiere distri-buir entre toda la población.

Créditos para todos

Y las autoridades financieras, con el pretex-to de resguardar el secreto bancario, se resis-ten a entregar esa información. No obstante, la poca que han dado, a cuentagotas y selec-cionada, revela el festín que se daban los nue-vos banqueros con los recursos del público.

Ilustran algunos ejemplos.

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“El Divino”. Delitos de cuello blanco

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tables; entrega de información falsa a las au-toridades de inspección y vigilancia; datos fal-sos y creación de empresas fantasma para la obtención de créditos; operaciones financie-ras ilícitas, falsificación de firmas, defrauda-ción fiscal; emisiones de pagarés sin soporte y hasta tráfico ilegal de oro.

Del mismo tipo, José Ortiz Martínez (no tiene nada que ver con el gobernador del Ban-co de México) obtuvo de Unión préstamos por 306 millones de pesos. A finales de 1995, Or-tiz Martínez provocó a Nacional Financiera un quebranto de más de mil millones de pe-sos a través de la Unión de Crédito de Fomen-to para la Empresa (Unicref), del que era so-cio principal.

También fueron beneficiados por Cabal Peniche varios de sus socios, como Álvaro Ló-pez Castro, que obtuvo del tabasqueño 270 millones de pesos, y algunas de sus empre-sas, en las que eran socios ambos, como Re-al Turismo y los hoteles de la cadena Camino Real, con más de mil millones de pesos. Caso similar, el de Abel Vázquez Raña, que obtuvo un crédito cercano a los 60 millones y otros 383 millones de pesos para su empresa mue-blera, K2.

Como en el caso anterior, todos fueron créditos que no se pagaron. También el Foba-proa tomó el control de Banco Unión y asu-mió todas las obligaciones. Pero la benevo-lencia de Cabal no sólo fue en ese banco, si-no también en Cremi, del que también se hizo del control una vez que el anterior accionista mayoritario, Raymundo Gómez Flores, le ven-dió su parte.

Eso le permitió a Cabal ser generoso con-sigo mismo: créditos de Cremi, con saldo

de 360 millones, fueron otorgados a Banco Unión. Y también, con recursos de Cremi, fi-nanciaba subsidiarias del grupo financiero Cremi-Unión.

Práctica común, pues, los autopréstamos y los créditos de banquero a banquero. Hu-go Villa Manzo, principal accionista del Banco del Centro obtuvo créditos de Banco de Orien-te por 35.5 millones. El mismo Banorte no re-paraba en prestarle a subsidiarias del grupo, como la empresa de factoraje Factor Margen, que se vio beneficiada con 204 millones. Los hermanos Marcelo y Ricardo Margáin Berlan-ga, antes de perder el Banco de Oriente –que quedó en manos del Fobaproa en 1995– no te-nían empacho en destinar el dinero de sus depositantes para financiar a sus empresas: al Grupo Industrial NKS le prestaron 182 mi-llones de pesos y a la Promotora de Empresas Arzac, otros 116 millones.

Los bancos chicos, creados después de 1990, aprendieron rápido de los 18 que fue-ron reprivatizados en el sexenio de Carlos Salinas. Banco Anáhuac –cuyos principales accionistas son Federico de la Madrid y Jor-ge Hurtado, hijo y sobrino, respectivamen-te, del expresidente Miguel de la Madrid– co-metió pecados similares y padece las mismas consecuencias: aparte de los fraudes y las co-rruptelas detectados, la mayor parte de sus créditos vencidos fueron otorgados a subsi-diarias del grupo financiero del cual forma parte el banco.

El grupo adquirió fama pública por el cuantioso fraude al IMSS que llevó a la cárcel al tesorero de la institución, Tomás Peñaloza Webb, y a su agente financiero en la casa de bolsa Anáhuac, José Luis Sánchez Pizzini, sue-

gro de Federico de la Madrid. Más aún, antes de ser absorbido por el Fobaproa, el grupo era controlado por miembros del Cártel de Juárez, del narcotraficante Amado Carrillo.

Otro banquito que también cayó en ma-nos de Fobaproa fue Banco Capital, que des-tinaba gran parte de los recursos que captaba del público para beneficio de las subsidiarias financieras del grupo.

Bueno para todo

Queja unánime de los diputados de oposición es que la información de la Comisión Nacional Bancaria aparte de que es poca y lenta, es tam-bién selectiva: sólo da la de bancos y exbanque-ros indiciados; los considerados como “enemi-gos” de la sociedad, como Cabal Peniche, Án-gel Rodríguez y Jorge Lankenau. Pero de bancos que no han sido intervenidos pero sí auxiliados con cuantiosas sumas, no suelta nada. Es decir, en unos casos sí funciona el secreto bancario y en otros no sirve de argumento.

Dice Alfonso Ramírez Cuéllar: “No sabe-mos qué créditos le compró el Fobaproa a Ba-namex, Bancomer y Serfin –por citar los más grandes–, pero de lo que sí podemos estar se-guros es de que en esos bancos se realizaron operaciones y prácticas muy similares a las de los bancos intervenidos. Pero si no tene-mos la película completa, no es posible deci-dir qué pasivos pueden convertirse en deuda pública. El gobierno quiere que sea todo, en bloque. Y eso nunca va a ser posible”.

La discusión sobre el Fobaproa se atoró en la cámara no sólo por lo exorbitante de la cifra que se quiere cargar a la sociedad –en dólares, cerca de 68,000 millones–, sino tam-bién por los visos de ilegalidad –según dipu-tados de oposición, analistas, expertos y ju-ristas– tanto en la pretensión de convertir los pasivos del fondo en deuda pública como en las mismas operaciones del fondo, particular-mente las compras de cartera crediticia.

Respecto de esto último, la Ley de Institu-ciones de Crédito señala que la finalidad del Fobaproa “es la realización de operaciones preventivas tendientes a evitar problemas fi-nancieros que pudieren presentar las institu-ciones de banca múltiple, así como procurar el cumplimiento de obligaciones a cargo de dichas instituciones”.

Sin embargo, dice Ramírez Cuéllar, bajo esa facultad “el fondo hizo prácticamente de todo: desde salvar empresas –las que ellos querían–, comprar cartera a los bancos –la que ellos que-rían y al precio que ellos querían, con un tra-to diferenciado para cada uno de los bancos–, o intervenir bancos... O sea, usaron con manga ancha la facultad de realizar ‘acciones preven-

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Ramírez Cuéllar. Pormenores

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tivas’, pero el caso es que en ninguna ley hay una referencia expresa a que podían comprar cartera. Allí hay un vacío legal y se aprovecha-ron de eso para hacerlo”.

El Fobaproa tiene actualmente una car-tera bruta que ronda los 400,000 millones de pesos –60% era cartera de los bancos interve-nidos y el 40% restante, activos provenientes de los programas de capitalización y de com-pras de cartera de bancos comerciales–, cifra que lo hace ser, de hecho, el banquero más grande del país, pues absorbe más de una cuarta parte de los activos totales del siste-ma bancario.

El otro aspecto de ilegalidad que frenó en la cámara la propuesta de convertir los pasi-vos del Fobaproa en deuda pública, es el he-cho de que el gobierno –dicen los diputados– pretende violentar la Ley de Deuda Pública y la misma Constitución General de la Repúbli-ca, que señalan expresamente que la contra-tación de deuda pública debe ser para proyec-tos productivos, para regulación monetaria y para financiar acciones que se deriven de una declaratoria de emergencia nacional hecha por el presidente de la República.

Y el caso es que la mayor parte de los pasi-vos del Fobaproa –sobre todo los pagarés ava-lados por el gobierno con que se pagaron las carteras adquiridas de todos los bancos– no se ajusta a esos preceptos.

El otro problema detectado es que justa-mente para que el gobierno pudiera avalar o dar garantías para ese tipo de operaciones –las compras de cartera–, las deudas adquiridas de-bieron ajustarse a la ley de deuda y a la Consti-tución. Pero nunca se hizo. El gobierno, dicen, se pasó por alto el mandato expreso de que cual-quier crédito que se contrate debe estar “des-tinado a la realización de proyectos de inver-sión o actividades productivas que estén acor-des con las políticas de desarrollo económico y social aprobadas por el Ejecutivo; que generen los recursos suficientes para el pago del crédito y que tenga las garantías adecuadas”.

Marcelo Ebrard señala que en todo momen-to los pasivos del Fobaproa han sido deuda pú-blica, pero de manera encubierta, pues se emi-tieron los pagarés, los avales, las garantías del gobierno y se han estado pagando los intereses.

Pero, dice, antes que presentarla como deuda –que debe ser sancionada por el Con-greso– optaron por encubrirla como “pasivos contingentes”, cuando de contingencia no tie-nen nada: al emitir los pagarés sabían que te-nían que capitalizarlos y de hecho se han esta-do pagando los intereses a los bancos. Es decir, afirma, nunca hubo la incertidumbre –en este caso, para cubrir los montos adeudados a los bancos– que define la contingencia.

Fue, remata, “un ardid del Ejecutivo; una operación pensada para evitar el debate pú-blico y la previa autorización de la Cámara de Diputados. Y ahora nos quieren pasar la cuenta a todos, de golpe, y, lo peor, violentado leyes y la propia Constitución”.

Finalmente, aun cuando las autoridades presionan a los diputados para que discu-tan y aprueben cuanto antes la consolida-ción de los pasivos del fondo en la deuda pública –han “advertido” que cuanto más pase el tiempo más nerviosismo se gene-

ra en los mercados y más se corre el riesgo de provocar fugas de capital–, estos señalan que si bien le va al gobierno, el tema estará en la cámara hasta octubre –en pleno perio-do ordinario–, pues la auditoría al Fobaproa, acordada por consenso, se llevará mínimo unos cuatro meses.

La razón: esa auditoría –que será costea-da con recursos de la cámara y realizada por un despacho externo también elegido por consenso– deberá responder los siguientes “cuestionamientos básicos”, según el plan de trabajo preliminar para esa auditoría, elabo-rado por diputados de oposición:

“¿Cuál es el verdadero valor de los activos del Fobaproa? Dicho de otra forma, ¿cuál es el verdadero costo fiscal del programa de sanea-miento financiero? ¿Fueron legales los proce-dimientos de capitalización directa, compra de cartera y venta de activos del Fobaproa? ¿Por qué se paga una tasa tan alta en los pa-garés del Fobaproa?

“¿Por qué las instituciones más peque-ñas han absorbido el mayor costo fiscal? Por ejemplo, a Confía se le inyectaron casi 27 mil millones de pesos y luego se vendió en po-co más de mil millones al Citibank; otra: a Banpaís se le apoyó con más de 47 mil millo-nes de pesos cuando que, en su momento, el gobierno recibió apenas un poco más de 10% de esa cantidad cuando lo vendió.”

También: “¿Por qué se determinó el apoyo a través de pagarés y mediante deuda pública desde un principio? ¿Por qué no se habían re-gistrado anteriormente las aportaciones del Fobaproa dentro de los reportes de deuda pú-blica, cuando ya se publicaba el pago de inte-reses sobre dichas aportaciones?”.

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“Vamos a detener a los de Tepetixtla

a como dé lugar...”, dijo Figueroa, y empezó a gestarse la matanza de Aguas Blancas

Publicado en el número 981 (20 de agosto de 1995)

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La tarde del martes 27 de junio, los responsables del hospital municipal de Atoyac, en el estado de Guerrero, recibieron instrucciones del gobier-no estatal para que estuvieran pre-parados para cualquier contingen-cia en las próximas horas. Al mismo tiempo, varios grupos de policías sa-

lieron por la noche hacia Coyuca de Benítez, donde militantes de la Organización Campe-sina de la Sierra del Sur (OCSS) realizarían una manifestación al día siguiente.

En la oficina de la alcaldesa de Atoyac, Ma-ría de la Luz Núñez Ramos –quien regresaba después de haber estado en la Ciudad de Mé-xico–, se recibió una llamada del gobernador

RAÚL MONGE

Rubén Figueroa Alcocer. Eran las cinco de la tarde del martes.

En su ausencia, el síndico Güilebaldo Ro-jas Arellano contestó el teléfono. El siguiente fue el diálogo:

–Habla Figueroa. ¿Oye, dónde está la pre-sidenta?

–En México. Ya viene en camino.–¿Ya saben que los de la OCSS les van a

tomar mañana el ayuntamiento? Me dicen que tú los volviste a invitar. ¿Qué medidas están tomando? Yo voy a hacer todo lo posi-ble para detener a los de Coyuca. Ustedes en-cárguense de los de Atoyac; hablen con Hi-lario (dirigente de la organización), con los de allá...

–Vamos a tomar en cuenta sus sugerencias.Enterada de la llamada del mandatario es-

tatal, la alcaldesa se comunicó con Figueroa Alcocer pasadas las ocho de la noche. Pala-bras más, palabras menos, Núñez Ramos re-construyó el diálogo:

–Buenas noches, señor gobernador, ¿me buscó usted?

–¿Dónde andaba?–En México, tuvimos una desgracia.–¿Ya sabe que Güilebaldo volvió a citar a

sus amigos de la OCSS? Quiero pedirle que hable usted con los de la OCSS de Atoyac para que desistan de ir a la manifestación. Hay que tratar de evitar que lleguen, ya que son gente muy violenta. Yo, por mi parte, ya tomé provi-

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Crimen artero

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dencias para que el grupo mayoritario no va-ya. Vamos a tratar de detener a la gente de Te-petixtla a como dé lugar. Le pido que estemos en comunicación.

–¿Leyó usted el volante, la carta a los pe-riódicos, en donde nos responsabilizan a us-ted y a mí?

–Sí. Yo he recogido esos volantes en don-de a usted y a mí nos hacen responsables de la desaparición...

–Yo pienso permanecer y asistir normal-mente a las labores del ayuntamiento.

–Sí. Usted permanezca tranquila. Hága-lo así. Estamos en comunicación, presidenta.

El miércoles 28, campesinos de los pobla-dos de Tepetixtla, Remontita, Remonta Gran-de, La Junta, Huerta Vieja, Capinolar y otros se dirigieron, en un camión Torton de color rojo, hacia Atoyac de Álvarez, donde exigi-rían la presentación con vida de su compa-ñero Gilberto Romero Vázquez, de cuyo pa-radero no sabían nada desde el 24 de mayo. Demandarían, además, el cumplimiento de los compromisos asumidos por el gobierno del estado en el sentido de dotarlos de insu-mos agrícolas.

De Atoyaquillo partió a las ocho de la ma-ñana otra camioneta de color azul propiedad de Mauro Hernández Lozano, con 20 perso-nas a bordo. Hizo escala en el poblado de Paso Real, donde se les unieron otros 30 pasajeros, entre ellos una persona ajena al grupo.

Cuando el camión Torton se aproximaba a la comunidad de Aguas Blancas, municipio de Coyuca, fue detenido por elementos de la Policía Judicial estatal y de Seguridad Pública. Varios policías formaban una barrera, y otros estaban ocultos tras la maleza.

A golpes e insultos, los uniformados obli-garon a los campesinos a tirarse boca abajo. Martín Sánchez Flores, representante de la OCSS, preguntó la razón de la detención. En respuesta fue insultado y golpeado.

Con 10 minutos de diferencia llegó a ese si-tio la camioneta con número de placas 83416E. Los policías les ordenaron que descendieran. Y cuando obedecían, comenzaron los dispa-ros. La balacera duró 10 minutos. Dentro y fue-ra de la camioneta quedaron los cuerpos sin vida de 17 campesinos; 14 más resultaron le-sionados. Del lado de los policías hubo dos lesionados.

“Por mitoteros; esto les pasa por andar de escandalosos. Deberían estar sembrando maíz”, gritaban los policías, al tiempo que re-mataban a los campesinos Fabián Gallardo Pastrana y Amado Sánchez.

Marino Sánchez Flores, responsable del contingente del camión rojo, pudo advertir que el desconocido que lo abordó en Tepe-

tixtla y después se pasó a la camioneta cuan-do ésta paró en Atoyaquillo, hizo un disparo y huyó al momento de ser detenidos por la po-licía. No lo volvieron a ver.

Otra versión señala que uno de los campe-sinos bajó machete en mano y agredió al co-mandante Lorenzo Roque Cortés, provocán-dole una herida leve en el brazo izquierdo.

Pobladores de Paso Real observaron la lle-gada de dos helicópteros que fueron aborda-dos por los jefes policiacos responsables del operativo.

La Comisión Nacional de los Derechos Hu-manos (CNDH) confirmó, en su recomenda-ción dirigida al gobernador Figueroa Alcocer, la presencia de un helicóptero que sobrevoló el lugar de los hechos. Era manejado por José Francisco Salcedo Flores, aunque no identifi-có el nombre del acompañante, pero supone que se trataba del secretario general de Go-bierno, José Rubén Robles Catalán.

Después de los hechos, la presidenta mu-nicipal de Coyuca y el gobernador Figueroa Alcocer entablaron otra conversación.

–Buenas noches, señor gobernador. Estoy muy preocupada por los acontecimientos de Coyuca. Quisiera conocer su versión. ¿Qué fue lo que pasó?

–Pasó lo que le platiqué ayer. Que detuvi-mos a esta gente. Tratamos de dialogar con ellos, con un grupo de campesinos que venían en una camioneta, y estábamos en el diálogo

cuando llegó un segundo vehículo. Algunos se bajaron a querer quitarles los rifles a la poli-cía. Uno de ellos agredió con un machete, casi le arranca el brazo a uno de los policías. Ante

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Figueroa Alcocer. Caída

Armas sembradas

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esto, alguien disparó un tiro y se generalizó la balacera. Por lo que pudimos saber, el objeti-vo era tomar el Ayuntamiento, venían predis-puestos. Nosotros tenemos un video que va a tener repercusiones. A esta gente fuimos sie-te veces a verla a la sierra. Les llevamos todo lo que nos pidieron, pero es gente alzada que forma parte de grupos radicales.

Siguió Figueroa:–¡Venían a la guerra y guerra tuvieron!

¿Somos o no autoridad? Hicimos un operati-vo bien cuidado, pues estaban todos los jefes policiacos; el licenciado Robles Catalán (se-cretario general de Gobierno), Antonio Alco-cer (procurador general de Justicia), Rosendo Armijo de los Santos (subsecretario de Protec-ción y Tránsito) y Gustavo Olea Godoy (direc-tor de la Policía Judicial). Como ve, el operati-vo estaba bien cuidado.

Inquieta, María de la Luz Núñez preguntó:–Señor gobernador, ¿cuántos muertos y

cuántos heridos ha habido?–Son 15 o 16 muertos.–¿Cuántos muertos y heridos de la policía?–Muertos, ninguno. Heridos creo que son

cuatro.–¿Considera que todo está bajo control?–Sí. En Coyuca está el secretario general

de Gobierno.–Qué lamentable es todo esto. Hablé con

el licenciado Arturo Núñez (subsecretario de Gobernación) y él me dijo que estaba muy preocupado y atento a lo que aquí pasa.

–¿Habló usted con Núñez?–Sí. Él siempre se ha portado amable y

atento a mis llamadas. Yo le dije que los he-chos ocurrieron en Atoyaquillo, no en Ato-

yac. Lamento mucho lo ocurrido. Estaremos atentos.

La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, que agrupa a 44 organizaciones de 20 estados de la República, reproduce en su infor-me sobre lo sucedido en Aguas Blancas el diá-logo sostenido entre la presidenta municipal de Atoyac y el funcionario de Gobernación:

“–Licenciado Núñez, mucho gusto de salu-darlo. Con el afecto de siempre le llamo para informarle directamente de la situación.

“–María de la Luz, estoy muy preocupado, lo lamento mucho por usted y por Atoyac.

“–Licenciado, los hechos no ocurrieron en Atoyac; fueron en el municipio de Coyuca de Benítez, en un lugar llamado Atoyaquillo...

“–A mí me dijeron que en Atoyac. Esta-ré muy pendiente. Esté confiada, María de la Luz, de que así será.”

El jueves 29 el procurador general de Justi-cia del estado ofreció una conferencia de pren-sa en Acapulco, durante la cual responsabili-zó de los hechos a los campesinos. El mismo día, en Chilpancingo, Rubén Figueroa condenó “la actitud violenta de la dirigencia del OCSS”.

Y designó como fiscal especial a Adrián Vega Cornejo.

El 1 de julio el procurador Alcocer Salazar presentó a ocho policías de Seguridad Pública y a dos comandantes como responsables de los delitos de homicidio. Los policías Alfonso Díaz Jiménez, Manuel Rodríguez, Benito Cruz, Hermilo Tacuba Alonso, Jesús Medina Mora, Marco Antonio Villamar Argüello, Alberto Na-varrete Nava, Hilario Piedra Orozco, Dungsta-no Vargas Hernández e Ignacio Benítez Car-

bajal (estos dos últimos, comandantes), fue-ron declarados formalmente presos tres días después, acusados del delito de homicidio en agravio de 17 campesinos.

En la recomendación 104/95 –insólita por su contenido y extensión–, la CNDH, encabe-zada por Jorge Madrazo Cuéllar, pidió al go-bernador la destitución, para que sean inves-tigadas, de las autoridades que intervinieron en la matanza. Pero dejó fuera, sin embargo, al gobernador.

Rubén Figueroa declaró a los visitadores de la CNDH que al ser enterado de que cam-pesinos de la OCSS llevarían a cabo un mitin, ordenó al director general de Gobernación, al primer subprocurador de Justicia y al direc-tor general operativo de Seguridad Pública y Tránsito, que trataran de hablar con los líde-res Marino o Benigno para que desistieran en su propósito de manifestarse en Atoyac, “por-que ya no quiero tener más problemas”.

La versión de sus subalternos es diferen-te. Todos, sin excepción, dijeron que se instaló un operativo rutinario de despistolización, an-tisecuestros y prevención del delito en el lugar conocido como El Vado, ubicado a tres kilóme-tros de la población de Aguas Blancas, munici-pio de Coyuca de Benítez, con 30 policías.

Del análisis de los hechos, la CNDH en-contró elementos suficientes para suponer que altos funcionarios públicos, jefes policia-cos, peritos criminalistas, químicos y médi-cos adscritos al gobierno del estado de Gue-rrero alteraron, omitieron, manipularon, ocultaron y fabricaron evidencias en relación con los hechos del 28 de junio.

Concluyó que el operativo montado fue “ilegal”, que el video ofrecido como prueba por el gobierno estatal fue editado y que la inte-gración de la averiguación previa correspon-diente (TAB/I/3208/95) fue elaborado de mane-ra tendenciosa, subjetiva, omisa y negligente.

Como de esos hechos se desprende res-ponsabilidad penal y administrativa, la CNDH recomendó la destitución, inhabilitación e in-vestigación de los siguientes funcionarios: José Rubén Robles Catalán, Antonio Alcocer Salazar, Rodolfo Sotomayor Espino, Rosendo Armijo de los Santos, Esteban Mendoza Ra-mos, Gustavo Olea Godoy y Manuel Moreno González.

También de los ministerios públicos Elías Riachy Sandoval, Francisca Flores Rizo y Javier Reyes Grande; de los peritos Gonzalo Barrera Abarca, Rafael Cruz Suástegui, Juan Olea Ven-tura y Carlos Gruntal Santosa; de los doctores Santos Galeana Hernández, Alma Rosa Peña-loza González, Ricardo Berlanga Soria, Carlos Estrada Guerrero y Pedro Rodríguez Lozano, y del fiscal especial, Adrián Vega Cornejo.

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María de la Luz Núñez. Reporte

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En La Primavera supieron que se preparaba el ataque

y sólo rezaron; el exterminio fue a la vista de policías y militares

Publicado en el número 1104 (27 de diciembre de 1997)

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ACTEAL, CHIS.- La noche del lunes 22 de diciembre, Agustín Vázquez Ruiz, un anciano de 90 años, dur-mió bajo un cafeto en una de las tantas montañas de Acteal. Sin co-bija, y tan sólo con la escasa ropa que llevaba puesta, se colocó en cuclillas para mitigar el intenso

frío y “esperar la muerte”.Por la tarde, casi a gatas, agarrado de las

ramas, comenzó a escalar una de las faldas del mismo cerro del que, por la mañana, co-menzaron a salir los disparos contra la pobla-ción que, inerme, oraba por la paz o recibía la ropa que el gobierno del estado donó para los desplazados de Chenalhó.

En su casa, una humilde choza de made-ra y techo de lámina, había escuchado el in-tenso tabletear de las ametralladoras. Cuan-do por un momento cesó el tiroteó, aprove-chó para huir al cerro más cercano. Gracias a eso salvó su vida.

Otros, los que estaban arremolinados en torno del pequeño templo de la comunidad, en su mayoría mujeres y niños, no corrieron la misma suerte.

A la una y media de la tarde, dos comandos del grupo paramilitar que desde las 11:00 los atacaba a distancia, había realizado una ma-niobra de las que el Ejército llama “envolven-

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tes”, y les disparaba ráfagas, prácticamente a quemarropa.

Muchos niños, mujeres y hombres caye-ron fulminados. Otros fueron heridos con ba-las expansivas en distintas partes del cuerpo. Los menos, lograron tirarse al barranco que queda frente y a un costado del templo, inter-nándose entre los cafetales.

Cuando empezó el tiroteo, pasadas las 11:00 de la mañana, los policías de Seguridad Pública, apostados en la cancha de basquetbol de la escuela de Acteal –a unos 200 metros del templo– hicieron disparos al aire para tratar de disuadir al grupo atacante. Pero cuando los co-mandos se adentraron hasta el lugar en que estaba reunida la población, dejaron a los indí-genas a merced de los atacantes.

El grupo agresor estaba compuesto por en-capuchados y armados lo mismo con rifles .22

que con “cuernos de chivo”; se identificaban sobre todo con paliacates y gorras de color rojo.

“Varios estábamos rezando; otros estaban construyendo un campamento para los des-plazados y otros más estaban recibiendo la ro-pa que nos dieron, cuando entraron los priis-tas disparando”; relata Pedro Vázquez Ruiz, con el horror dibujado en el rostro.

De acuerdo con las primeras indagaciones a cargo de la Procuraduría General de la Re-pública (PGR), entre los atacantes figuran mi-litantes y simpatizantes de los partidos Re-volucionario Institucional y del Cardenista, antes llamado del Frente Cardenista de Re-construcción Nacional.

“Los que pudimos salimos huyendo por el monte, pero muchos cayeron muertos. Es-tamos muy sentidos porque nosotros no es-tábamos armados y nos agarraron sin saber

nada. Estábamos pidiéndole a Dios por la paz cuando nos cayó una lluvia de balas.”

Nadie sabe con precisión cuántos agreso-res eran, pero todos aseguran que más de 60, “porque rodearon la comunidad”.

El operativo paramilitar se planeó y deci-dió en la comunidad de Quextic, la noche an-terior. En esa reunión, entre 10 y 12 de la no-che, participaron priistas de Acteal Alto, La Esperanza, Canolal, Yashgemel y Quextic, en-cabezados por 11 dirigentes de la comunidad Miguel Utrilla-Los Chorros.

La de Acteal es la más grande masacre en Chiapas en los últimos 17 años. Únicamente equiparable a la que realizó el Ejército federal en Wolonchán, en 1980.

Un miembro del grupo Abejas, que se in-filtró en la junta, se desplazó de Quextic a San Cristóbal de Las Casas para notificar que la

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El obispo de San Cristóbal. Misa y condena

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ma que eso no es cierto. “Es pura palabrería y Dios es testigo de que eso no es cierto. Lo que sí es real es que son los zapatistas los que quieren acabar con los priistas”.

Al final, dice que hasta las dos y media de la tarde del martes 23 (24 horas después de

la masacre), el gobernador no le había llama-do para pedirle información de lo sucedido en Acteal.

Los disparos se hicieron desde dos puntos distintos, a menos de 10 metros, por la espal-da, cuando las víctimas estaban rezando de rodillas.

En el momento en que sonaron las prime-ras ráfagas, los niños comenzaron a llorar y a abrazar a sus madres.

Ellas corrieron despavoridas por el mon-te, pero muchas fueron alcanzadas por las ba-las y cayeron muertas o heridas, junto con sus pequeños. Algunas todavía recibieron el tiro de gracia.

Los que se salvaron de la matanza estu-vieron durante horas escondidos entre los ca-fetales, escuchando el lamento de los heridos.

Esperaron tirados en el suelo –algunos junto a sus muertos– a que cayera la noche y así se desplazaron kilómetros abajo, hasta la comunidad de Polhó, sede del Consejo Au-tónomo del municipio rebelde que creó en la zona el Ejército Zapatista de Liberación Na-cional (EZLN).

Ahí se refugiaron, pidieron ayuda y habla-ron por teléfono al Centro de Derechos Hu-manos Fray Bartolomé de Las Casas y a la cu-ria diocesana.

Gonzalo Ituarte Verduzco, vicario de Jus-ticia y Paz de la diócesis de San Cristóbal, es-

comunidad de Acteal iba a ser atacada al día siguiente por los priistas. Llegó hasta La Pri-mavera, una quinta religiosa en la que está refugiado un grupo de desplazados de Che-nalhó, e informó de la agresión que se estaba fraguando contra la comunidad.

En lugar de preparar la defensa, el grupo de cristianos decidió realizar una jornada de oración para evitar el anunciado ataque. En eso estaban cuando fueron a matarlos.

El motivo inmediato de los agresores apa-rentemente fue la venganza, pues éstos –in-dígenas también– se quejan de que las bases de apoyo zapatistas los quieren exterminar.

Además de la policía estatal, a unos 300 metros de distancia y desde hace varios me-ses, también estaban emplazados soldados y policías en un destacamento denominado Bases de Operaciones Mixtas.

Los militares participaron en el rescate del cadáver de Agustín Vázquez Tzecut, un “priis-ta” asesinado, presuntamente, por un grupo de “zapatistas” encapuchados en las inmediacio-nes de Quextic la semana anterior a la masa-cre, el miércoles 17 de diciembre.

Ese asesinato, consumado en una embos-cada, provocó que los zapatistas se retiraran de la mesa de negociaciones que mantenían con las autoridades municipales legalmente reconocidas, con quienes habían pactado ya un cese a las agresiones.

“No existen garantías de seguridad”; dije-ron en conferencia de prensa los miembros del Consejo Autónomo de Polhó, para justifi-car su ausencia en las pláticas que buscaban la pacificación.

Los “rebeldes” se deslindaron públicamen-te del crimen de Vázquez Tzecut, aseguran-do que los mismos “priistas” lo mataron “para echarle la culpa a los zapatistas”.

Jacinto Arias Cruz, alcalde de Chenalhó, considera que ese homicidio, sumado a por lo menos una veintena más, fue lo que originó la masacre de Acteal.

“Es una venganza lo que pasó. No es un problema político y por eso ya no se puede so-lucionar”; dijo a Proceso.

Entrevistado en sus oficinas de la Presi-dencia Municipal el martes 23, Arias Cruz di-ce que “los zapatistas quieren acabar con los priistas” y por eso, hasta antes de la matanza de Acteal, la mayoría de los muertos eran del partido oficial.

“Los zapatistas dicen que no quieren a los ricos; pero el problema es que aquí nos estamos matando entre pobres. Eso da lástima, porque somos hermanos. No es justo”, comenta.

Arias Cruz se ríe de las acusaciones que le hacen de proporcionar armas a los paramili-tares: “Que me lo comprueben”, pide, y afir-

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Obra de paramilitares

Familiares de las víctimas. Desolación

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tuvo enterado de la balacera casi desde su inicio. Y había alertado desde el mediodía al secretario de Gobierno, Homero Tovilla Cris-tiani, de lo que estaba ocurriendo en Acteal.

Cuando el fraile dominico habló por telé-fono con el funcionario estatal, el grupo para-militar todavía disparaba desde el cerro y los comandos no se habían desplazado hasta el lugar en donde, dos horas más tarde, consu-marían la matanza.

Minutos antes de las siete de la noche, cuando el crimen había sido consumado, el funcionario que hace menos de un año suplió a Eraclio Zepeda, se comunicaba al teléfono 8-60-70 de San Cristóbal, para notificar a Gon-zalo Ituarte, secretario técnico de la Comisión Nacional de Intermediación, que no había pa-sado nada; que todo estaba tranquilo. Y que en Acteal únicamente se habían registrado “cuatro o cinco balazos”.

Pero en ese momento ya empezaban a lle-gar los primeros heridos a las distintas clíni-cas de San Cristóbal.

El doctor Eleasin Flores López, director del Hospital Regional, estaba impresionado por la magnitud de las heridas que presenta-ban los indígenas que eran internados. Ase-guró que nunca había visto algo parecido en ese hospital, pues las heridas fueron provo-cadas por balas expansivas, las que al impac-tar hacen un pequeño orificio y al salir dejan un boquetón.

Uno de los que ayudó a rescatar los cuer-pos tirados en Acteal fue Juan López Luna, un

indígena tzotzil que forma parte de las bases de apoyo del EZLN.

López Luna pidió permiso al comandante Jesús Rivas, de la Policía de Seguridad Pública, para levantar a sus amigos y familiares.

Ayudado por los policías y otros compa-ñeros, el indígena fue cargando a los heridos hasta la carretera que pasa en la parte alta de la comunidad, que comunica a Pantelhó con San Cristóbal de Las Casas.

Diez minutos antes de las ocho de la no-che, el comandante del destacamento de Chenalhó, Amado Flores Ozuna, llegó a la Pre-sidencia Municipal a solicitar vehículos para transportar a los lesionados.

El alcalde Jacinto Arias Cruz, a quien se responsabiliza de apoyar con armas al grupo paramilitar, envió tres vehículos a Acteal para auxiliar las maniobras de transporte.

Un grupo de 14 familias fue apoyado por el edil y por la Unidad de Protección Civil, en un albergue que se improvisó en la cabecera mu-nicipal de Chenalhó. Al amanecer ya no es-taban dos de los auxiliados porque, afirma el alcalde, “eran de esos que en el EZLN llaman milicianos”.

Juan López Luna se encargó también de cerrar con candado las casas de Acteal que quedaron abiertas en la apresurada huida.

Al día siguiente, al amanecer, llegó a reco-ger el escaso café pergamino que cosechó es-te año y se encontró con que las casas estaban abiertas y saqueadas de los pocos aparatos electrodomésticos que vio la noche anterior. Las casas habían sido allanadas en presencia de los policías que las “custodiaban”.

En la madrugada había llegado también a Acteal el subprocurador de Justicia Indígena,

David Gómez Hernández, a recoger los 45 ca-dáveres que estaban esparcidos en el monte.

Junto con el delegado estatal de la Cruz Roja, Cipriano Villegas Apodaca, vio cómo los policías amontonaban en camiones de redi-las los restos de los 15 niños, 21 mujeres –cua-tro embarazadas– y nueve hombres que ha-bían sido victimados la tarde anterior, y cómo unos encima de otros eran llevados a la capi-tal del estado, Tuxtla Gutiérrez, para que les realizaran la autopsia de ley.

Los policías se quedaron a verificar que casi no quedaran huellas de la masacre.

El templo, de madera y techo de lámina, estaba abierto, con las bancas amontonadas a un lado y los costales de ropa en otro. El pe-queño altar, engalanado con un nacimiento, quedó con las luces navideñas encendidas. Afuera, una grabadora desconectada con una cinta de los 15 éxitos de Antonio Aguilar.

Más tarde llegó un convoy militar, con aproximadamente 500 elementos del Ejérci-to, conocido como Grupo Aeromóvil de Fuer-zas Especiales.

Jacinto Arias Cruz, alcalde de Chenalhó, fue quien entregó personalmente un oficio al presidente Ernesto Zedillo el 1 de octubre pa-sado, en San Cristóbal de Las Casas.

En el escrito se solicitaba autorización pa-ra que los civiles de su municipio pudieran portar armas.

El argumento, avalado por todo el cabildo y las autoridades rurales, era la creciente violen-cia en ese municipio de Los Altos de Chiapas.

Las armas, según el texto que al parecer no tuvo respuesta, serían utilizadas única-

Ruiz Ferro. Incapacidad

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Masacre anunciada

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mente para “la seguridad y la legítima defen-sa” de los indígenas.

En aquella ocasión, el grupo Las Abejas (el que fue victimado el 22 en Acteal) se opuso abiertamente a la petición del alcalde priista.

“Reprobamos la actitud del presidente municipal de Chenalhó por haber solicitado al presidente de la República que diera auto-rización de llenar de armas y municiones los domicilios de los priistas para matar a la so-ciedad civil”, dijeron en una carta pública.

Tanto el alcalde como el gobernador Julio César Ruiz Ferro han sido señalados por los zapatistas como los responsables de propor-cionar armamento al grupo paramilitar que actúa en Los Altos de Chiapas.

Los rebeldes aseguran que en abril llegó a Chenalhó un cargamento gubernamental con 200 armas de alto poder.

Esas armas, según los zapatistas, fue-ron utilizadas por primera vez el 24 de ma-yo, cuando el grupo paramilitar rodeó y atacó la comunidad de Yashgemel desde los cerros, de la misma forma en que ahora lo hicieron en Acteal.

En aquella ocasión, “los priistas” asesina-ron al profesor Cristóbal Pérez Medio e hirie-ron a dos indígenas más. Todos de filiación zapatista.

Ese ataque inicial derivó en innumerables enfrentamientos y emboscadas, en los que perdieron la vida una treintena de indígenas, la mayoría “priistas”.

La incesante violencia provocó que unos 2 mil tzotziles abandonaran sus viviendas y co-munidades para refugiarse primero en otros ejidos aledaños y, después, en campamentos improvisados en las montañas cercanas.

En Acteal, por ejemplo, había un grupo de refugiados. Diez de ellos murieron cuan-do el grupo paramilitar los sorprendió el 22 de diciembre.

Ahora, los desplazados que se salvaron de la masacre viven junto con los indígenas de Acteal, en la escuela rural de la comunidad de Polhó.

Están en espera de que las autoridades hagan justicia y castiguen a los responsables materiales e intelectuales de la matanza.

La PGR ya comenzó a consignar a algunos presuntos responsables materiales del cri-men. El viernes 26, fueron 18 los consignados, entre ellos dos menores de edad.

El presidente del Consejo Autónomo de Polhó, Domingo Pérez Paciencia, acusa al go-bernador Julio César Ruiz Ferro, al secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, y al presi-dente Ernesto Zedillo, por ser quienes “están haciendo esta guerra en contra de nosotros, los indígenas”.

Publicado en el número 1104 (27 de diciembre de 1997) www.proceso.com.mx 89

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Marta Sahagún,

de la política al poder El ascenso, los pleitos, el dinero, el control...

ÁLVARO DELGADO Y RODOLFO MONTES

Pese a que en 1988 participó en la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier, Marta Sahagún no había probado el poder hasta cuando Vicente Fox la incorporó a su equipo de gobierno en Guanajuato. En una edición es-pecial publicada en diciembre de 2000, dedicada a la trayectoria del primer presidente de la República no priista (“Sin maquillaje”), Proceso revisó los cinco primeros años de experiencia de Sahagún en tareas de comunicación política. A continuación se presentan extractos del reportaje sobre su paso por el gobierno guanajuatense, así como de la entrevista en la que ella ha-bla del papel que jugó en la campaña de Fox.

Publicado en el número 1260 (23 de diciembre de 2000)

GUANAJUATO, GTO.- Baja de estatura, menuda, Marta Sahagún causó es-tupor entre la comunidad perio-dística de Guanajuato apenas se hizo cargo de la Coordinación de Comunicación Social del gobierno de Vicente Fox.

Ama de casa de origen michoa-

cano, panista clasemediera de Celaya, era una desconocida en el medio. Pronto se supo cuál sería su estilo: polémico, como hasta ahora.

Desde el primer día reconoció sus limita-ciones: “Admito que no sé nada de comunica-ción, pero quiero armar un equipo para cui-dar la imagen del gobierno y del licenciado Vicente”.

Y lo logró mediante planas y planas de publicidad gubernamental, según dicen sus críticos.

“Mantuvo un alto gasto publicitario. Los periódicos estábamos encantados”, recuerda Arnoldo Cuéllar Ornelas, director general de El Correo. Dice que Marta Sahagún se mante-nía atenta a todo lo que difundían los medios.

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Sahagún. Ambición ilimitada

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“No dejaba pasar una. Si salía algo crítico, hablaba, en el mejor de los tonos, pero esta-ba pendiente.”

Aturdía con decenas de llamadas telefó-nicas a los directores para promover a su jefe.

“Era un cliente muy importante. Si un día hablaba para decir que destacara una nota, había que ser suicida para decir que no”, ra-zona Cuéllar Ornelas, y argumenta:

“Si el cuate de la General Motors, que me compró 20 planas, me dice que no publique que se le poncharon las llantas al coche del gobernador, que es de General Motors, le de-bo tener consideración. Es el problema de los medios que no vivimos de la circulación, sino de la publicidad.”

Ornelas reconoce que el dinero que re-partía mediante la publicidad oficial daba a Marta un poder de presión, pero aclara que las ocho columnas que exigía “generalmente” valían como tales: “A un gobernador priista se le hubieran dado, y quizá las hubiera pagado como gacetillas”.

–¿Con qué gobierno se gastó más en co-municación: con el de Carlos Medina Plascen-cia o con el de Fox?

–Con Fox.Sahagún reprodujo –con su peculiar esti-

lo– esquemas viciosos gobierno-prensa que la administración interina de Medina había liquidado, lo que la confrontó con los medios.

“Si bien no daba chayo a los periodistas,

Marta reanudó las viejas relaciones con los medios”, recuerda un funcionario de prensa local. “Reaparecieron los pasquines, pues les daba publicidad sólo para que apareciera la fo-to de Fox”.

La recomendación

Inicialmente, el gobernador Fox había ofreci-do a Marta el DIF estatal. Pero circunstancias diversas la condujeron a Comunicación Social.

Mucho contó la recomendación de un per-sonaje clave en su desempeño como funcio-naria: Alejandro Torres.

“Mejor acepta Comunicación Social. Yo te ayudo”, le dijo Torres, mercadólogo de León, que se convirtió en su “gurú”.

Propietario de la empresa Pull & Push, To-rres trabó amistad con Sahagún poco antes de que ella compitiera por la alcaldía de Cela-ya, en 1994, que perdió “por falta de decisión”, dice el experto.

(...) Marta Sahagún contrató asesorías pa-ra darle una proyección casi de Secretaría a la Coordinación de Comunicación Social. Uno de los asesores fue Virgilio Caballero.

Gracias a las asesorías, el área de Radio y Televisión, a cargo de Juan Aguilera, se convir-tió en Dirección, y se crearon las de Proyectos Estratégicos, a cargo de Darío Mendoza, e In-ternet, bajo la responsabilidad de Martha Man-dujano, para enviar información y propaganda a unos 500 medios nacionales, sobre todo a co-lumnistas, para proyectar a Fox a todo el país.

Creó también la Dirección de Relaciones Públicas, a cargo de Gina Morris, hija de Jo-sé Morris, exdirector de Radio y Televisión de Guanajuato.

Poco a poco, Sahagún aumentó su poder, sobre todo porque centralizó toda la informa-ción del gobierno estatal, lo que provocó plei-tos con los integrantes del gabinete, pero Fox los metía en cintura.

“A todas luces, se sobregiraba en los gas-tos de Comunicación Social”, recuerda Fran-cisco Arroyo Vieyra, diputado local priista en el último año del gobierno interino de Medina Plascencia y en los dos primeros de Fox.

“Para el Congreso era muy difícil auditar los gastos en comunicación, porque no esta-ban concentrados en una sola dependencia, sino en muchas”, añade el ahora coordina-dor de la diputación priista, quien, sin embar-go, acepta que la cuenta pública era siempre impecable (...)

El dispendio

Con el fin de proyectar a Fox a nivel nacional y hacerlo candidato a la Presidencia por el PAN,

se rompió el esquema de relación con los me-dios impuesto por el gobierno de Medina Plas-cencia y aplicado por Alfredo Anda Páez.

Periodista que fue jefe de prensa de Ma-nuel J. Clouthier desde la Confederación Pa-tronal de la República Mexicana (Coparmex), Anda Páez sufrió los embates de los medios de León como coordinador de Comunicación Social del ayuntamiento presidido por Medi-na Plascencia, en 1988.

“Había corrupción en todos los niveles y el gobierno daba todo: desde el marranito para el cumpleaños del hijo del periodista, hacer-le el paro a los que iban a un prostíbulo o dar-les un aventón, ya borrachos, a su domicilio.”

La nueva administración municipal de León afrontó “una guerra” por cortar esas “ayudas” a los reporteros y oponerse a pagar publicidad oficial al doble de lo que cobraban comercialmente.

Los “ataques sistemáticos” de que era ob-jeto el ayuntamiento se recrudecieron cuan-do Medina Plascencia fue designado goberna-dor interino, tras los cuestionados comicios de 1991. “La guerra fue terrible”, evoca Anda Páez.

A tal punto eran los ataques al gobierno estatal, y particularmente a Medina, que An-da Páez confiesa: “Llorando por dentro, le di-je a Carlos: ‘Yo sé cómo solucionar esto’. ‘No –me respondió–. Ya lo iniciamos y ahora va-mos a continuar. Estamos abriendo surco’”.

–¿Qué significaba “solucionar esto”?–Regresar a los antiguos esquemas.–¿Hasta ese punto?–Eran muy dolorosos los ataques a Carlos,

a su gobierno, a su aparato de comunicación. Anda Páez puso en marcha una estrategia

alternativa: dispuso que en cada dependen-cia hubiera un jefe de comunicación que pro-porcionara abundante información a los pe-riodistas, respondió con desplegados a cada insidia y editó historietas (...)

“Tanto exageraron los medios, que a Me-dina lo convirtieron en víctima. Los abusos de la prensa acabaron por desprestigiar el oficio y hacer a Carlos muy conocido, y hasta queri-do”, dice el periodista (...)

–¿Hubo un cambio en cuanto al gasto en comunicación social durante el gobierno de Fox? –se le pregunta a Anda Páez.

–Fox sabe de mercadotecnia –responde, esquivo.

Reacio a opinar sobre la labor de Saha-gún, su sucesora en la Coordinación de Co-municación Social, prefiere elogiar la capaci-dad de Fox para promoverse: “Puso a Marta para limar asperezas con los medios después de Medina”.

Y considera que la exitosa campaña pre-sidencial de Fox es mérito del propio Vicente:

Con Medina Plascencia. Encontronazo

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“Él hizo su campaña, no es porque trajera un excelente equipo detrás”.

(...) En efecto, coincide Arnoldo Cuéllar, el director general de El Correo, justamente uno de los periódicos que confrontaron a Medina y a Anda Páez: “Si no fuera por Fox, Marta Sa-hagún no sería la comunicadora a la que todo mundo tiene que ver”.

Sin embargo, Cuéllar agrega: “No es trucu-lenta y, si lo es, lo oculta muy bien”.

Cuéllar dice que con Fox y Sahagún hubo más recursos que con Medina para gastos de comunicación: “Creó muchas dependencias y tenían que generar una imagen, lo que creaba mucho gasto en comunicación”.

–¿Y también porque el proyecto era apun-tar hacia la Presidencia?

–Sí, porque, además, ellos lo consideraban un factor de su política de conseguir objeti-vos: generar una opinión favorable y luego co-sechar, lo que no siempre les funcionaba.

Marta Sahagún también llevó a cabo, con la asesoría de Alejandro Torres, una campaña pa-ra rotular bardas en todo el estado con frases sacadas de libros de superación personal y con la frase que se convirtió en el lema del gobier-no del estado: “Guanajuato, tierra de oportuni-dades”, copiada por Torres en Estados Unidos.

–¡Marta, Marta! –la llamó Fox cuando las vio.

–Dime, Vicente.–¿Qué son estas pendejadas?–Vicente, Vicente, son para la imagen del

estado.Marta Sahagún rechaza que a lo largo de su

historia como vocera y jefa de Comunicación Social de Vicente Fox haya utilizado la publici-dad en los medios de comunicación para pre-sionar a los dueños de las empresas y así “aca-llar y deshacerse” de reporteros incómodos.

Sin embargo, reconoce que durante la cam-paña presidencial sí habló en muchas ocasio-nes “con directores de información, con locu-tores y dueños de empresas periodísticas, para dar a conocer lo que se consideraba que no es-taba siendo lo suficientemente objetivo en tér-minos de información, y lo que se estaba sa-cando de contexto”.

Agrega que también se comunicó con dueños de periódicos y concesionarios de ra-dio y televisión, “no para hablar mal de algún reportero, quizá sí de nuestras diferencias en cuanto a actitudes, cuando no lográbamos ponernos de acuerdo”.

Y es que, justifica, la campaña presiden-cial “no era cualquier cosa y, entonces, no se podía ni actuar con ligereza ni con sutileza”.

Acepta que durante la campaña presi-dencial hubo “dos que tres molestias” con los reporteros.

Rodolfo Zepeda / ProcesofotoLa pareja, en pos del poder

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“¿Corajuda? No soy corajuda, me exijo mucho a mí misma, soy muy disciplinada o cuando menos pretendo serlo, y hago todos los esfuerzos que necesito para ejercer mi responsabilidad con suma disciplina y, obvia-mente, no puedo exigir algo que yo no ejerzo.”

–¿Y cuando se rompe la disciplina?–No me gusta que se rompa.–Pero, ¿cuando sucede?–Soy enérgica cuando sucede. Soy enérgi-

ca conmigo misma y con quienes forman mi equipo de trabajo (...)

–¿Cómo se involucró Marta Sahagún en las tareas de comunicación social?

–Fue un proceso natural, que se fue dando por sí mismo mediante un trabajo realizado con mucha mística, con mucha convicción, con mucha pasión, con mucho amor. Ingre-sé en este mundo de la política en 1988, pero tuve mi primera responsabilidad pública en 1995, en el gobierno de Vicente Fox en Guana-juato. Ahí se me abrió esta hermosa posibili-dad de hacer servicio público y a partir de ahí se fue dando un proceso natural en el área de Comunicación Social de Guanajuato, que no era un área de prensa, sino que tenía una am-plia responsabilidad pública, pues tenía que ver con la imagen del gobernante, medios al-ternos, relaciones públicas, y con establecer una serie de mecanismos que nos permitie-ran estar cerca de la población, despertar un buen ánimo en la gente, el entusiasmo, una

sensación de ir hacia delante, que dio como resultado un gobierno exitoso para 4 millones 500 mil guanajuatenses al final de su manda-to. Ése fue mi trabajo.

“Cuando el entonces gobernador en 1997 dijo que buscaría la Presidencia de la Repú-blica, me sumé a esa convicción, a ese trabajo político, de tal manera que el ámbito de traba-jo era mucho mayor, el abanico se abría, ya no había que trabajar sólo en Guanajuato, había que extender relaciones y contactos en me-dios nacionales, en liderazgos nacionales.”

A picar piedra

–¿Le costó trabajo abrir las puertas de los grandes monstruos de los medios de comu-nicación masiva?

–Sí y no. Siempre lo vi como un gran reto y una enorme oportunidad, nunca como un obstáculo o un problema. Yo no tenía ningu-na relación, tenía que picar piedra, pero me gusta mucho la gente, me parece que la re-lación se me da de manera natural (...) Una vez lograda la candidatura por la Presidencia de la República, el reto era mucho mayor, pe-ro de manera muy afortunada pudimos inte-grar un gran equipo de campaña, no sólo en el ámbito de la comunicación social, que fue un éxito, con mucha entrega, de no trabajar por un sueldo, sino realmente por un ideal. La unión de este equipo no se doblegó ante na-

da y ante nadie, cualquier tropiezo que pudo haberse visto como un error, nosotros lo vi-mos siempre como un área de oportunidad, para salir adelante con ánimo redoblado y re-novado, para poder vencer al contrincante. El resultado final fue producto de este trabajo li-derado por Vicente Fox, con su enorme caris-ma, su transparencia, su amor por México, su disciplina. Sin embargo, se trata de un primer paso, pues el triunfo, el verdadero triunfo de los mexicanos se verá en el próximo sexenio, con un gobierno exitoso.

–¿Qué estructuras rompe Marta Sahagún al entrar en contacto con los grandes de la prensa mexicana?

–Debo reconocer que nunca hubo recha-zo ni puertas cerradas, siempre hubo un trato amable, siempre fui bien recibida.

–¿Se le abrieron las puertas o le abrieron las puertas porque traía dinero para publicidad?

–No, de ninguna manera, bastaba con un telefonazo y presentándome; mi área fuerte no era la publicidad pagada, aunque también la manejaba en Guanajuato. Dentro de la mis-ma área teníamos claramente definidas nues-tras funciones: Francisco Ortiz manejaba la publicidad pagada y yo la información. Pienso que teníamos una enorme ventaja al no perte-necer a este sector, pues no tenía ningún tipo de prejuicio que me permitiera algún tipo de inhibición. Tenía muy clara mi misión, la acep-té, la disfruté. Entonces era coger el teléfono, hacer una autopresentación y decir “soy fula-na de tal y trabajo para tal y quisiera que tuvié-ramos una charla”. Debo reconocer que tam-bién hubo personas que me acercaron, sobre todo, a los dueños, a los jefes de noticiarios, a los conductores. Nunca hubo un rechazo, una mala cara, al contrario, siempre hubo apertura.

El poder del teléfono

–¿Durante la campaña nunca hubo un ofreci-miento, decir te presto ahora para que luego obtenga beneficios?

–Nunca, nunca, de ningún medio, porque estoy convencida de que sabemos diferenciar muy bien cuando una persona actúa con ho-nestidad, con convicción, cuando no va a res-ponder con algún tipo de chantaje, y estos no son valores que se hablan, son valores enten-didos, cada quien sabe a quién tiene delante, y éste fue el caso, y, por lo tanto, no hubo nin-gún tipo de compromiso de ninguna natura-leza en ningún lado.

–Algunos reporteros que cubrieron la campaña de Fox dicen que sus empresas los presionaron como consecuencia de una pre-sión de usted con los directores o jefes, para deshacerse de reporteros incómodos...

Héctor García /Imagenlatina Fox. Larga campaña

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–No acepto de ninguna manera la palabra acallar, porque eso sería actuar justamente a favor de lo que hemos sido enemigos y hemos siempre denunciando. Había, sí, una respon-sabilidad que cumplir, y lo único que enton-ces exigía, y que ahora se sigue exigiendo, pe-ro que además es de ida y vuelta, es decir, tan-to de nosotros hacia los medios como de los medios hacia nosotros es: verdad, nada más que la verdad, hablar con la verdad, decir la verdad, informar la verdad. Sí hubo momen-tos en la campaña en los que yo, y nunca lo negué, tenía que levantar el teléfono o hablar para pedir una cita, para precisar determina-da información que no era correcta, precisa ni objetiva (...) Entonces sí hubo muchas oca-siones en que tenía que precisar que la infor-mación había sido sacada de contexto, que lo que se estaba reporteando no era realmente lo apegado a la verdad, pero siempre lo hice con respeto.

–¿Utilizó la publicidad para presionar?

–Nunca, siempre lo hice con respeto y con una argumentación sólida. Nunca lo hice con el afán ni de presionar al medio y mucho me-nos al reportero (...)

“Ahora, sobre tu pregunta de que si tuvi-mos que soltar publicidad a cambio de buen trato, no, obviamente que no. Usamos publici-dad, por supuesto que sí, pero con un sentido de responsabilidad muy amplia, y dimos pu-blicidad a quien teníamos que dársela (...) te-níamos que ser realmente responsables y pro-fesionales en la contratación de los medios.”

–¿Pidió Marta Sahagún, ya sea a un direc-tor de noticias, a un dueño de un medio de co-municación, que retiraran de la campaña a tal o cual reportero que les resultaba incómodo?

–Lo voy a decir con estricto apego a la ver-dad: Marta Sahagún sí habló para dar a cono-cer lo que se consideraba que no estaba sien-do lo suficientemente objetivo en términos de información, en términos del contexto en el que se estaba dando la campaña. Marta Saha-

gún nunca llamó para hablar mal de nadie en cuanto a la persona, quizá sí por diferencias en cuanto a actitudes, cuando no nos lográbamos poner de acuerdo, pero, además, no era ni soy nadie para decirle a ningún medio a quién qui-te o a quién ponga. Pero sí creo que todos te-nemos la libertad de poder establecer buenas relaciones y poder decir lo que, desde nuestro propio punto de vista, puede resultar mejor, porque la campaña presidencial no era cual-quier cosa. Era una responsabilidad enorme la que teníamos enfrente para terminar con un régimen de 70 años. Entonces, no se podía ni actuar con ligereza ni actuar con sutileza (...)

–¿Recuerda algún caso particular en el que se hayan generado roces con los reporteros?

–Mira, creo que nunca se provocó ningún escozor, hubo dos que tres molestias, que fue-ron ventiladas a su tiempo. Ese tiempo ya pa-só y no le veo ningún sentido volver a men-cionarlas en este momento, porque estamos en otra etapa (...)

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Aportaciones

sospechosas

Publicado en el número 1334 (25 de mayo de 2002)

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Estados de cuenta, cheques y otros documentos revelan que ingresaron grandes sumas de dinero a empresas controladas por el alto mando finan-ciero foxista durante la pasada cam-paña electoral. Los pagos de la élite de negocios y/o de sus empresas permi-ten presumir operaciones triangula-

res para sortear las leyes electorales vigentes.

ANTONIO JÁQUEZ

De la niebla financiera emerge una y otra vez el nombre de Lino Korrodi, responsa-ble directo de la recaudación de fondos en la campaña de Fox, así como el de empresas y familiares suyos; y también aparecen Car-los Rojas Magnon y Miguel Hakim, encarga-dos entonces de dos entidades captadoras de donativos, y posteriormente incorporados al gobierno.

Los destinos de Korrodi y Fox se trenzaron desde 1967, en Tampico, cuando ambos tra-bajaban en la Coca-Cola, al lado de José Luis González. El trío de los llamados “cocacolos” pasó una temporada en Tampico, se encum-bró en esa empresa, se dispersó y, a mediados de 1997, se reencontró en Guanajuato para trazar la ruta hacia Los Pinos. A Korrodi, eco-nomista descrito como elegante y sutil –aun-

Documentos obtenidos por Proceso permiten asomarse a las entrañas de la trama creada por los Amigos de Fox a fin de obtener gigantescos recursos económicos para la precampaña y la campaña del candidato del PAN a la Presidencia. Salen a la luz nombres de personajes de la élite de los negocios o de sus empresas, que hicieron millonarias aportaciones a través, en muchos casos, de sospechosas operaciones triangulares.

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Amigos de Fox. Financiamiento turbio

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que de lenguaje rudimentario–, amable hacia el exterior y duro hacia dentro, le tocó ser el recaudador de fondos del proyecto.

Entre los empresarios que contribuyeron a la campaña de Fox destacan Carlos Slim He-lú, quien el 2 de mayo de 2000 –justo dos me-ses antes de la elección– giró un cheque por casi 19 millones de pesos; y el grupo regio-montano Cementos Mexicanos (Cemex) –que preside Lorenzo Zambrano–, que donó unos 14 millones de pesos en dos remesas, en mar-zo y octubre de 1999, cuando Fox aún estaba en precampaña.

En el expediente obtenido por Proceso –parte del cual el Instituto Federal Electoral (IFE) solicitará a las autoridades financieras– llaman también la atención las contribucio-nes de otras sociedades mercantiles: Nadro, de Pablo Escandón Cusi; Seguros Comercial América, de Alfonso Romo; Frugosa, de Euge-nio López Rodea; Agrobíos, de Fernando Sen-deros Mestre, y Grupo Flexi de León, de Ro-berto Plascencia, empresario zapatero cerca-no a Fox.

En el ir y venir de los fondos, se giraron cheques a favor de empresas de comunica-ción, consultoras y representantes de medios e incluso a uno de los negocios familiares del candidato, El Cerrito, sociedad de producción rural con sede en Guanajuato.

Durante la campaña y después de ella, Fox ha rehuido el tema de las aportaciones, a pe-sar de sus reiteradas promesas de transpa-rencia. En entrevista con Proceso (1239), a fi-nales de julio de 2000, Fox simplemente dijo que fueron “miles y miles de mexicanos” los que contribuyeron a la campaña, y se moles-tó cuando se le pidieron nombres: “No tengo ninguna obligación de hacerlo público. No es-toy violando la ley”.

Las nuevas vetas

Unos días antes de las elecciones de 2000, el entonces diputado Enrique Jackson, del PRI, lanzó un tiro de grueso calibre: exhibió docu-mentos sobre el presunto financiamiento de empresas extranjeras a la campaña de Fox. Pero la bala se perdió entre los ruidos de la contienda. De cualquier modo, el PRI y el PRD formalizaron la denuncia ante el IFE.

La investigación se paró en seco por la ne-gativa del gobierno de Fox a colaborar –con el pretexto del secreto fiscal–, según declaró a este semanario el consejero Jaime Cárdenas: “El presidente Fox está actuando igual que Zedillo, que evitó que se averiguara sobre los fideicomisos de Banco Unión utilizados para su campaña, Fox también le está apostando a la impunidad”. El mismo consejero se quejó,

además, de la falta de decisión de la comisión revisora del IFE.

El tema se enterró durante casi un año, hasta el 7 de mayo último, cuando el Tribu-nal Electoral del Poder Judicial de la Federa-ción ordenó al IFE la reapertura y reanuda-ción del procedimiento sobre el origen y des-tino de los recursos utilizados en la campaña electoral de julio de 2000 por la coalición que postuló a Fox.

El presidente desestimó la reapertura de la investigación. “No vale la pena ese tema, hombre, no tiene importancia”, dijo de sali-da hacia Nueva York. Por su parte, el hombre de los dineros, Korrodi, se escurrió de la esce-na pública y apenas dio la cara en España, du-rante la gira de Fox, para promover ante un grupo de empresarios el proyecto turístico Nuevo Vallarta.

El legajo de documentos obtenidos por Pro-ceso refuerza las evidencias presentadas por el hoy senador Jackson y enseña nuevas vetas, hondas y sinuosas. Según cheques y estados de cuenta, los recursos se manejaron sobre todo en los bancos Bancomer, Bital e Ixe y la casa de bol-sa Vector. Las transferencias extranjeras docu-mentadas pasaron por Citibank de Nueva York, Bank of the West (en El Paso, Texas) y la casa de cambio Puebla (en esa ciudad).

La cuenta de Bital está a nombre de K-Beta S. A., que según el Registro Público de la Pro-piedad es de Korrodi y de su hija Estefanía. Al-

gunos de los ingresos notables de esta cuenta proceden de las empresas siguientes:

Grupo Flexi de León (1 millón 150 mil pe-sos), juguera Frugosa (1 millón), textilera Mar-tex Potosí S. A. de C. V. (115 mil), farmacéutica Nadro (100 mil) y Cemex (en dos partidas que sumaron 13 millones 943 mil pesos).

Mediante su contraloría, Cemex instruyó a Banamex Monterrey para que cargara a su cuenta cheques de caja a favor de la empresa de Korrodi las siguientes cantidades:

El 8 de marzo de 1999 se autorizó un che-que por 5 millones 750 mil pesos. Unos meses después, el 9 de octubre –cuando Fox ya era el candidato del PAN y Korrodi seguía como encargado de las finanzas–, salió el otro che-que a favor de K Beta, por 8 millones 193 mil pesos. En ambos casos, las instrucciones de Cemex a Banamex fueron fulminantes, me-diante escritos que sólo apuntan el nombre del beneficiario, el monto y la fecha.

Otra empresa que giró fondos a K Beta es Trinity Industries de México S. A. de C. V. (379 mil 500), filial de un grupo estadunidense que fabrica tanques de gas y carros de ferro-carril, entre otros productos. Opera con so-cios de los dos países, según informó al re-portero una empleada de la compañía, cuyas oficinas corporativas se ubican en Bosques de las Lomas.

A la misma cuenta en Bital se canalizaron unos 5 millones de pesos desde el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que maneja-ba en Puebla Miguel Hakim, actual subsecre-

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Jackson. Revelaciones

Korrodi. Cerebro financiero

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tario de Relaciones Exteriores, y en Guana-juato Luis Ernesto Derbez, hoy secretario de Economía.

Al IIF de León –las oficinas de Derbez es-taban en un edificio de Elías Villegas, el pa-trocinador guanajuatense de Fox– llegó uno de los cheques de Seguros Comercial Améri-ca, fechado el 4 de junio de 1999, por 534 mil 652 pesos. El IIF de Puebla fue el conducto por el que se inyectaron 200 mil dólares de la em-presa belga que denunció Jackson en 2000, Dehydration Technologies Belgium.

Los cargos a la cuenta de Bital incluyen montos recurrentes a dos personas ya cono-cidas por la denuncia del PRI: Carlota Robin-son Kauachi (familiar de Korrodi) y Rito Pa-dilla García (secretario particular de Ramón Martín Huerta, cuando el hoy subsecretario de Gobernación era secretario de Gobierno de Fox en Guanajuato). Ambos hicieron llegar los fondos a sus destinatarios finales.

Por ejemplo, salieron 17 cheques por un total de 580 mil pesos a favor de Carlota Ro-binson. Ésta dispuso fondos por un total de 550 mil pesos mediante 16 cheques de caja, que compró a favor de Pablo Hurtado Roble-do. Otros 11 cheques, por un total de 250 mil pesos, se giraron a favor de Padilla García, que por su parte se los entregó en cinco cheques a uno de los auxiliares de la campaña en Gua-najuato, Alberto Campos Campos.

Entre los beneficiarios que no se conocían de la cuenta de Bital sobresalen V. M. Medios S. A. de C. V. (3 millones 700 mil), Medios Masi-vos Mexicanos (200 mil), Genaro Baca Madrid (1 millón), Claudia Narváez Provencio (975 mil) y Édgar Cruz López (100 mil).

De esta cuenta de K Beta, además, se reca-nalizaron 3 millones 250 mil pesos al Fideico-miso para el Desarrollo y la Democracia, que presidía Rojas Magnon, quien fue administra-dor de Los Pinos durante unos meses del go-bierno de Fox, hasta que se le convirtió en chi-vo expiatorio del Toallagate.

La cereza del pastel: de Bital salieron 110 mil pesos a El Cerrito, una de las empresas

de los Fox, que según la reciente declaración patrimonial del presidente le dejó ganancias por millón y cuarto de pesos el año pasado. Es la misma empresa productora de hortalizas que fue acusada de emplear a menores, se-gún reportaje del diario Reforma publicado en agosto de 2000.

Cuentas y más cuentas

La cuenta de Bancomer está a nombre de Car-lota Robinson y se alimentó principalmen-te de fondos procedentes de tres sociedades anónimas controladas por Korrodi: Grupo Al-ta Tecnología en Impresos, K Beta y ST and K de México. Los fondos se redistribuyeron a la asociación civil Amigos de Fox, el fideicomiso de Rojas, Televisión Azteca, V. M. Medios y Éd-gar Cruz López, entre otros.

Hubo por lo menos un cheque “al porta-dor”, por casi 351 mil pesos, y otros a nombre del propio Korrodi, su hija Karla, y los mencio-nados Martín Huerta y Padilla García. En el es-tado de cuenta de Bancomer figura el conoci-do constructor regiomontano Antonio Elosúa Muguerza, de filiación panista, como benefi-ciario de un cheque por 70 mil pesos.

En Bancomer figura también la cuenta de Carlos Slim Helú, accionista mayoritario de Telmex, que posee además acciones en una enorme cantidad de empresas de todos tamaños, entre ellas una filial de la editora de esta revista, Proceso.com. S. A. de C. V. El cheque de Slim, por 18 millones 750 mil pe-sos –unos 2 millones de dólares de enton-ces–, fue a dar al fideicomiso administrado por Rojas.

La cuenta de Ixe está también a nombre de la “srita. Carlota Robinson Kauachi”. Reci-bió fondos de K Beta (poco más de 4 millo-nes de pesos) y de los mentados Genaro Baca y Claudia Narváez, quienes presumiblemente actuaron sólo como encubridores de entradas y salidas de otra procedencia y destino.

De esta cuenta salieron fondos al fideico-miso de Rojas, al activista regiomontano Ja-vier Livas Cantú (150 mil pesos), a Valeria Or-daz (25 mil pesos), esposa de Lino Korrodi, y, entre otros, al “Partido Acción Nacional” (240 mil pesos), que a través de diferentes perso-najes ha procurado deslindarse del manejo de fondos de la campaña foxista desde que el tribunal electoral revivió el caso.

Pasaron también por Ixe algunos de los fa-mosos cheques exhibidos por Jackson: 10 sus-critos por Valeria Korrodi Ordaz por 8 mil 500 dólares cada uno –esquema que sugiere lava-do de dinero–, salidos de su cuenta en Bank of the West y fechados el 4 de abril de 2000. Se-gún el legislador priista, este dinero fue apor-

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Slim. Aportación millonaria

Zambrano. Desembolso

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tado por empresas estadunidenses. Dos días después, Robinson Kauachi expidió tres che-ques de Ixe por 300 mil pesos cada uno a fa-vor de TV Azteca, que suman una cifra equi-valente a los dólares remitidos por la hija de Korrodi.

El jueves 23 el IFE anunció que remitirá ofi-cios a la Comisión Nacional Bancaria y de Va-lores (CNBV) para que certifique la autentici-dad de los documentos de las transferencias que realizó la asociación Amigos de Fox des-de que ésta se constituyó y hasta diciembre de 2000. La Comisión de Fiscalización aprobó

las rutas que seguirán las pesquisas sobre los fondos de la campaña foxista.

La comisión del IFE le solicitará también a la CNBV una relación detallada de las cuen-tas bancarias e instrumentos de inversión de los dos partidos que postularon a Fox, Acción Nacional y Verde Ecologista, en la que se pre-cisen los números de cuentas, el banco donde se abrieron, las sucursales en las que se regis-traron movimientos y los nombres de los di-rectivos autorizados para su manejo.

Se anunció, además, que la nueva investi-gación abarcará a personas físicas y morales,

entre ellas Korrodi y su hija Valeria, Rojas Mag-non, Carlota Robinson, Rito Padilla, Juan Anto-nio Fernández –dirigente de los Amigos de Fox que ahora es coordinador general de Procam-po–, las tres empresas de Korrodi y el Instituto Internacional de Finanzas y sus filiales.

El mismo día del informe del IFE, Korrodi se dejó ver en Los Pinos. Como si nada, se ne-gó a comentar sobre el financiamiento de la campaña presidencial foxista. “¡No voy a me-terme en la boca del lobo!”, exclamó a los re-porteros que lo cuestionaron. (Con informa-ción de Verónica Espinosa)

Ulises Castellanos / ProcesofotoEl triunfo

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La súbita riqueza de la familia Sahagún

De la quiebra... a la prosperidad

FRANCISCO CASTELLANOS Y RODRIGO VERA

La familia Sahagún está feliz. Generoso, el manto presidencial se extiende hasta los dominios de la primera dama en Michoacán y obra los milagros del poder: donde hubo carencias, hoy hay abundancia... una súbita riqueza que desborda empresas de la familia de Marta Sahagún. Dicen los expertos que, en su ambición transexenal, la pareja de Los Pinos ha roto ya con los principios republicanos de la Constitución, mientras que el partido al que tanto le deben –el PAN– envejece de anacronismo.

ZAMORA, MICH.- Después de haber esta-do al borde de la quiebra, la familia de Marta Sahagún goza actualmente de una ventajosa posición política y económica en esta región michoaca-na, visitada con frecuencia por la lla-mada “pareja presidencial”.

Lo anterior se debe en gran parte al parentesco con el presidente Vicente Fox, lo que le permite a toda esa parentela granjear-se apoyos del gobierno federal, además de los privilegios que le reporta la alcaldía panista para acrecentar su influencia política.

Así, hermanos, tíos y otros parientes de la primera dama se han convertido en próspe-ros empresarios en los ámbitos médico, agrí-cola, inmobiliario, educativo y de medios de comunicación.

Publicado en el número 1426 (29 de febrero de 2004)

El padre de Marta, don Alberto Sahagún de la Parra, ha aceptado que en un tiempo su familia estuvo al borde de la quiebra, como consecuencia de deudas contraídas por su hi-jo Guillermo:

“Hubo un tiempo muy, pero muy difícil para nosotros. Memo no andaba bien y en al-gún momento casi quebramos por sus desa-rreglos. Mi esposa y yo confiamos en él y le di-mos nuestra firma y él casi nos quiebra. Nos metió en un lío tremendo, que para pagar to-do tuve que deshacerme de algunas propie-dades que había comprado con muchísimo esfuerzo: una hacienda en Manzanillo y casas en México. Estábamos desesperados, fue muy duro. Me quedó una deuda de casi 8 millones de dólares, que terminé de pagar recién ha-ce dos años.”

Esto lo confesó a la periodista Olga Wor-nat, quien publicó la entrevista en su libro La jefa, editado el año pasado.

Por su parte, el presidente de El Barzón en esta entidad, Alberto Meza Zuno, revela que Guillermo y otros Sahagún estuvieron afilia-dos a esa organización, que apoya a deudores en bancarrota:

“Recuerdo que Guillermo Sahagún Jimé-nez, hermano de Marta, llegó a El Barzón en 1995. Venía agobiado por las deudas que tenía con algunos bancos, como Serfin y Somex. Le había afectado la crisis de 1994. También es-tuvieron en El Barzón sus primos hermanos, Héctor y Mario Sahagún Calderón.”

Hoy, el padre de la primera dama es un ri-co productor agrícola que tiene su rancho, La Ronda, en el municipio de Tingüindín, y jun-

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y terapia intensiva, banco de sangre, labora-torio y farmacia abierta las 24 horas.

Tiene, además, servicios de videoendos-copía gástrica y de colon, diálisis y hemodiá-lisis; espirometría, audiología, oftalmología y electroencefalografía, y se comenta que aca-ba de adquirir un equipo de resonancia mag-nética (en todo Michoacán habrá sólo unos cuatro de este tipo), que cuesta por lo menos 2 millones de dólares.

En el hospital pueden adquirirse “paque-tes individuales y empresariales de check up”, o bien, establecerse “convenios de servicios con empresas particulares y federales”.

Martín Samaguey Cárdenas, presidente del Comité Directivo Municipal del PRI, comenta:

“El ayuntamiento de Zamora tiene adscri-tos a sus trabajadores en el hospital San Jo-

sé, que recibe enormes cantidades del erario municipal por el servicio médico. Es el hospi-tal más costoso de la región.”

Quien también recibe canonjías de las au-toridades municipales, dice, es la hermana mayor de la primera dama, Beatriz Sahagún, a quien se le dio la dirección del teatro Obrero de Zamora, un recinto que, afirma, sólo sirve para su lucimiento personal.

“Ese teatro no aporta ningún beneficio al pueblo. Se maneja de manera muy privada, muy particular. Es coto de doña Beatriz. Los zamoranos no lo ven como suyo.”

–¿Qué tipo de obras teatrales presenta?–De ningún tipo. No hay presentación de

nada. Sólo cuando fue inaugurado, en 2001, Marta Sahagún se lució llevando a los cantan-tes Armando Manzanero y Paloma San Basi-

to con su familia está adquiriendo más tierras por el rumbo.

Hasta Guillermo se dedica ahora a los ne-gocios agrícolas. Con un hijo de Marta, Jor-ge Bribiesca, abrió una empresa procesadora de frutas (aguacate, fresa, mango, guayaba...) que incluso exporta. Sabrimex se llama la empresa, que es una abreviatura de los ape-llidos Sahagún y Bribiesca.

Otro hermano de Marta, el médico radió-logo Alberto Sahagún, es el actual propietario del hospital San José, fundado hace años por su padre y considerado el más caro de Zamora.

Según su publicidad, el hospital tiene “al mejor staff de médicos especialistas de la re-gión”; cuenta con 51 camas, habitaciones con televisión y teléfono, “quirófanos totalmente equipados”, salas de recuperación, urgencias

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Teresa y Beatriz Sahagún flanquean a Rosa María Alcázar, esposa de Alfonso Sahagún. Nuevas ricas

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lio. Al evento asistió la directora del Conaculta, Sari Bermúdez. Obviamente que los gastos co-rrieron a cargo de la Presidencia de la Repúbli-ca. En fin, se maneja de manera muy elitista.

Beatriz Sahagún –Ticha, como aquí se le conoce– era regidora cuando el cabildo de Za-mora le dejó la conducción del teatro Obrero, a pesar de que, según la Ley Orgánica Munici-pal, ningún miembro del ayuntamiento pue-de dirigir otro organismo de servicio público. A Ticha, sin embargo, se le entregó el teatro “por tiempo indefinido”.

Ticha se vio envuelta en un escándalo ese mismo año: en las oficinas de su regiduría ins-taló también las del Patronato de Crédito San-ta Fe de Zamora, una asociación civil que otor-ga microcréditos (réplica de las Cajas Santa Fe de Guanajuato, fundadas por Vicente Fox cuando era gobernador de ese estado) y de la cual ella era entonces vocal. Incluso, consiguió del ayuntamiento un préstamo por 500 mil pe-sos para esa asociación que, a su vez, lo prestó con altos intereses. Ella no pagó ningún inte-rés por el préstamo. Es más, al final ni siquiera pagó la totalidad del débito; solamente cubrió la mitad: 250 mil pesos.

Al año siguiente, Marta Sahagún, en una de sus visitas, nombró a su hermana coordi-nadora estatal del programa Coopera, cuyo objetivo es constituir, en los 113 municipios michoacanos, redes ciudadanas encamina-das a mejorar la infraestructura urbana, edu-cativa y cultural.

La sagrada familia

Un tío paterno de la primera dama, el sacer-dote Alfonso Sahagún de la Parra, está pro-

yectando la construcción de una moderna universidad privada... en terrenos que eran reserva ecológica pero cuyo uso de suelo fue cambiado por el ayuntamiento panista. La llamará Universidad Primero de Mayo.

“Esa universidad es un nuevo proyecto del padre Alfonso. Ya se la autorizó el cabildo de Zamora. La construirá en terrenos que esta-ban destinados a la conservación de los man-tos acuíferos. Pero ahora, sin ningún proble-ma, se les cambió el uso del suelo para que ahí levantara su universidad el tío de Marta. Las autoridades municipales están a sus pies, totalmente”, comenta Samaguey Cárdenas.

–¿Se sabe de dónde salió el dinero para construir esa universidad?

–No lo sé. Aquí sólo se comenta que el pa-dre Alfonso se sacó los Pronósticos Deporti-vos. ¡Y hasta dos veces!

Lo cierto es que, desde hace años, el padre

Alfonso es propietario del periódico Guía, que antes perteneció a la Iglesia local.

Explica Samaguey:“Inicialmente, Guía comenzó como un

medio de difusión de la Iglesia. Prácticamen-te llegaba a todos los hogares; tenía una gran penetración, pues aquí es una sociedad muy conservadora. Tiempo después, la Iglesia to-mó la decisión de crear otro medio, al que llamó Mensajero. Y el padre Alfonso se que-dó con el periódico. Ahora proyecta abrir esa universidad.”

Otro tío paterno de Marta, José Luis Saha-gún de la Parra, sacerdote como su hermano Alfonso, maneja una escuela privada en Urua-pan: la Universidad Don Vasco (UDV).

Ubicada en una amplia zona arbolada, la institución imparte nueve carreras profesio-nales bajo el lema “Justicia, equidad, bien co-mún y paz social”. Y su misión –reza la pu-blicidad– es dar una “educación forjadora de personas con una inquebrantable robustez de espíritu”.

En 1993, a raíz de la regularización de los bienes eclesiásticos, la UDV se encontraba en litigio. Estaba registrada a nombre del sacer-dote Gonzalo Gutiérrez Franco, que acababa de fallecer, por lo que una sobrina del clérigo, Josefina Arango Gutiérrez, reclamaba la pro-piedad de la escuela. Sin embargo, la diócesis de Zamora también la reclamaba como suya con el argumento de que pertenecía a la co-munidad católica michoacana. La universi-dad estaba valuada entonces en 20 millones de pesos y tenía un superávit anual de más de 3 millones de pesos (Proceso 857).

Se comenta que ahora pertenece al padre José Luis Sahagún, quien funge como su rec-tor y quien, por teléfono, se negó a conceder una entrevista para hablar sobre el asunto.

“No quiero hablar sobre eso. Prefiero no dar declaraciones”, dijo.

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Teatro Obrero. Canonjía para Beatriz

La Universidad Don Vasco, sobre una reserva ecológica. Otro negocio del clan Sahagún

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Tentáculos en Zamora

Martín Samaguey señala que uno de los prin-cipales operadores políticos de Marta Saha-gún en la región es Julio Castellanos Ramírez, quien fue administrador del hospital San Jo-sé y luego, a finales de los noventa, alcalde de Zamora por el PAN.

“Tiempo después, Vicente Fox nombró a Julio Castellanos como presidente de Amigos de Fox en la zona. Además, lo hicieron can-didato a diputado federal y después se lo lle-varon a trabajar a Banobras, cuando el titular era Felipe Calderón. Actualmente es el coordi-nador de delegaciones en la Secretaría de De-sarrollo Social. El exgerente del hospital San José es una persona clave en los manejos de Marta Sahagún en la zona”, agrega el dirigen-te local del PRI.

Por su parte, otro pariente de la prime-ra dama, Arturo Laris Rodríguez –casado con una prima hermana de ella–, tiene el monopo-lio radiofónico en la región. Es propietario del Grupo Radio Zamora, que maneja a las cuatro únicas estaciones: XEZM, XEGT, XEQL y XHZN. Su grupo está afiliado a Radiodifusoras Aso-ciadas S.A. (RASA), que aglutina a 55 radiodifu-soras en todo el país y cuyo director general es su hermano, José Laris Rodríguez.

En las pasadas elecciones federales, e im-pulsado por su prima política, Laris contendió como panista por la diputación federal, pero le ganó el perredista Reynaldo Valdés.

Éste dice en entrevista:“Es un secreto a voces que Arturo Laris fue

el candidato impuesto por Marta. Vaya, hasta entre los rancios panistas hubo mucho des-contento por esa candidatura pues Laris no era un candidato con fuerte militancia, con un sustento sólido en su partido”.

El diputado del PRD agrega que en Zamora son muy fuertes los comentarios sobre el sú-bito enriquecimiento de los Sahagún:

“Hay insistentes rumores de que están ad-quiriendo propiedades. No lo podemos com-probar. Aunque hay cosas ciertas, como que el padre Alfonso, tío de Marta, está constru-yendo una universidad. Los Sahagún nunca han sido conocidos en Zamora por ser extre-madamente acaudalados. Son gente muy tra-bajadora y hasta ahí.”

Pero la familia Sahagún, tan sólo en el dis-trito de Zamora, tiene 42 fincas, según el Re-gistro Público de la Propiedad. Nueve fueron adquiridas entre 2001 y 2003, como el edificio que alberga al hospital San José, ubicado en la calle de Colón Oriente 320.

El 20 de julio de 2001, el doctor Alberto Sa-hagún Jiménez, hermano de Marta, compró ese edificio –erigido sobre un terreno de 2 mil

531.50 metros cuadrados, ubicado en el cen-tro de Zamora– a Rosario Méndez Ochoa en 3 millones 534 mil 418 pesos, según la escritura pública 26608 de la Notaría número 18, a car-go del abogado Fidel Martínez Acevedo. El 22 de mayo de 2003 adquirió otra finca en la calle José Esaúl Robles Jiménez. Se la vendió la se-ñora Guillermina Maldonado Sandoval.

Además, en el municipio de Tingüindín, Alberto adquirió un terreno de 45 hectáreas, en diciembre de 2001. Y poco después com-pró otras 26 hectáreas en la misma zona, que es la principal productora de aguacate en el mundo.

El sacerdote Alfonso Sahagún de la Parra es quien aparece con un mayor número de pro-piedades, seis en total. Entre ellas un terreno de cinco hectáreas situado en la zona conoci-da como Exhacienda del Refugio, donde ya es-tá edificando su universidad. Según la docu-mentación, pagó 57 mil 865 pesos por todo el terreno, muy por debajo de los precios de mer-cado, pues, según el excomisariado ejidal Se-vero Padilla, ahí cada hectárea cuesta alrede-dor de 1 millón de pesos.

Guillermo, el hermano de Marta que estu-vo en El Barzón, compró dos propiedades más: una en 2001 y otra en 2002.

Verónica y Claudia Sahagún Jiménez, so-brinas de la primera dama, aparecen con dos propiedades cada una.

Mientras tanto, el presidente Fox apoya de manera abierta algunos proyectos en los que están involucrados los parientes de su es-posa. Ha dado recursos para el teatro Obre-ro, también conocido como Teatro de la Ciu-

dad y que dirige su cuñada Ticha. Asimismo, ha brindado apoyos para la terminación de la llamada “Catedral inconclusa”, o santua-rio de Guadalupe, de Zamora, cuyo patronato proconstrucción es presidido por Arturo Laris (Proceso 1414).

El pasado 15 de enero, durante una cele-bración en el Colegio de Michoacán, Fox dijo:

“Quiero detenerme unos minutos para co-mentar a ustedes que, en diciembre pasado, por invitación de don Alberto Sahagún, estu-vimos aquí en Michoacán. Y tuvimos la opor-tunidad de visitar el santuario de Guadalupe, el Teatro de la Ciudad, la vieja estación del fe-rrocarril. Y a partir de ahí, y reconociendo esta solidez cultural, esta vocación del pueblo de Zamora, estamos ya en marcha construyen-do un gran proyecto cultural para la ciudad de Zamora, que habremos de poner en mar-cha este mismo año.”

Anteriormente, el 16 de mayo de 2002, Fox y Eduardo Zaplana, presidente de la Genera-litat Valenciana, se comprometieron a invertir 84 millones de pesos para levantar, en la cerca-na población de Cotija, la Universidad de Artes y Oficios. Los terrenos en los que será construi-da esa institución educativa fueron donados por Marcial Maciel, fundador de los Legiona-rios de Cristo y oriundo de esa comunidad, al igual que el padre de la primera dama. Ambos fueron muy amigos cuando niños.

“De chicos íbamos, Marcial y yo, a cazar güilotas y patos. Después, él siguió su propia vida y yo la mía”, declaró don Alberto Saha-gún, cuya familia ha tenido bastante cercanía con los Legionarios (Proceso 1343).

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Hospital San José. El dueño, Alberto Sahagún

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Riquilla de nacimiento, según ella, Elba Esther Gordillo Morales exhi-bió, sin embargo, su poder adquisi-tivo cuando escaló como dirigen-te del sindicato magisterial, sobre todo acumulando predios y casas en varios estados en la segunda mitad de los ochenta, a lo largo de

los noventa y en lo que va del nuevo siglo.La mayoría de los inmuebles de Elba Esther

se ubican en zonas residenciales caras del Dis-trito Federal y del Estado de México –Polanco, Bosques de las Lomas, Lomas de Tecamachal-co– y en una colonia campestre de Morelos, se-gún documentos del Registro Público de la Pro-piedad obtenidos por este semanario.

Casi todas las residencias cuentan con un estricto sistema de vigilancia –con cámaras de video, bardas altas y electrificadas, guaru-ras– y una de ellas tiene, además, una ante-

Elba Esther, la coleccionista

de propiedades

ANTONIO JÁQUEZ

Secretaria general del PRI y líder real del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo tiene un costoso hábito, adicional a aquel que la mantiene cerca del poder político y de la cumbre sindical: comprar casas, residencias, terrenos, departamentos, penthouses, en zonas consideradas de lujo, lejos, muy lejos del fragor de la batalla reivindicatoria en la que se encuentran enfrascados sus antiguos compañeros del magisterio.

na de radiotransmisiones que evoca a las que usan los narcos en sus casas de seguridad.

Al menos en un caso se obtuvieron do-cumentos que muestran que la finca fue re-modelada con recursos del Fideicomiso de Vivienda Magisterial (Vima), organismo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Edu-cación (SNTE) que se usó también para pagar el rediseño del penthouse de Elba Esther en Po-lanco y para otros fines ajenos a su función (Proceso 1352 y 1356).

“Siempre me criticaron por riquilla”, dijo Elba Esther a La Jornada, en una entrevista pu-blicada el viernes 13 –que fue la nota princi-pal de primera plana, con un despliegue de dos páginas interiores–, y relató de nuevo la his-toria sobre el origen de su fortuna desde hace años, incluido el abuelo que se volvió rico ven-diendo alcohol en su tierra, Comitán, Chiapas.

El 2 de julio de 1998, por ejemplo, en entre-

vista con Denise Maerker para la serie televi-siva Mujeres y poder, definió a su abuelo como un cacique, “un hombre muy rico que hizo su dinero a fuerza de mucho trabajo, de mu-cho esfuerzo innegable; fue fabricante de al-cohol”. Pese a su fortuna, la familia residía en un barrio popular próximo a la zona roja, se-gún contó la propia Elba Esther.

De Chiapas al Estado de México

A principios de los sesenta, Elba Esther se tras-ladó de Comitán al Distrito Federal. Recién viu-da de su primer marido, se instaló en ciudad Nezahualcóyotl y empezó a dar clases en una escuela primaria de esa populosa franja del Estado de México, en la que despegó su carre-ra de dirigente.

En ruta siempre ascendente, en 1982 dio un salto espectacular: de ciudad Neza a Bos-

Publicado en el número 1363 (15 de diciembre de 2002)

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“La Maestra”. Toda ella

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ques de las Lomas, zona residencial en los lin-deros de las delegaciones de Cuajimalpa y Mi-guel Hidalgo que se yergue entre cañadas y que desde entonces es asiento de gente prós-pera. En esta colonia se ubican tres residen-cias y un terreno de Elba Esther, adquiridos en fechas distintas.

Uno de los inmuebles se localiza sobre Pa-seo de los Ahuehuetes (número 501). Es una casa de tres niveles de estilo indefinido, com-prada en 1983 en 4.5 millones de pesos. El comprador formal fue Francisco Arriola Ur-bina, entonces esposo de Elba Esther, que en esa fecha era ya secretaria de Finanzas del Co-mité Ejecutivo Nacional del SNTE. En junio de 2001, el inmueble fue donado a su hija Móni-ca Arriola Gordillo. Poco después, en octubre de ese año, la casa pasó a manos de Maricruz Montelongo Gordillo, hija del primer matrimo-nio de Elba Esther, y que actualmente es dipu-tada federal por el PRI.

El traspaso a Maricruz se asentó en el Re-gistro Público de la Propiedad en los términos siguientes:

“... consta que Elva Gordillo Morales, quien también acostumbra usar el nombre de Elba Esther Gordillo Morales o Elva Esther Gordi-llo Morales vende(n) a Maricruz Montelongo Gordillo, propietario en un 50%, el inmueble descrito en este folio...”

Y en junio de 2002 se asentó en el Regis-tro que la casa de Paseo de los Ahuehuetes fue puesta en un fideicomiso a favor de Elba Esther Gordillo Morales y/o acreedor: Scotia-bank Inverlat, S. A.

En 1984, menos de un año después de com-prar esa casa, la líder sindical adquirió cerca de ahí la fracción “A” del lote 19, en 10.9 millones de pesos. Dos años más tarde, el terreno se traspa-

só a Francisco Arriola Gordillo. En el mismo do-cumento se asentó el domicilio de la compra-dora, Elba Esther Gordillo Morales: Bosques de Caoba 75, de la colonia Bosques de las Lomas.

Próxima a los otros dos predios y en lo al-to de una cañada se encuentra la residencia de Bosques de Caoba. Se ubica a un costado de las oficinas de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, resguardada por un alto muro de piedra y una cámara de video. De su interior, sólo se ve una antena parabólica.

Aún más hermética se ve la residencia de Bosques de la Reforma (número 788), adquiri-da por Elba Esther en octubre de 1990, cuando llevaba dos años como secretaria general del

CEN del SNTE y era una de las piezas estratégi-cas del proyecto salinista. Desde afuera, la ca-sa de altas paredes grises, cerca electrificada y dos cámaras de video parece una caja fuerte.

Del Estado de México a Polanco

En 1993 y aún en la cumbre del SNTE, Elba Esther amplió su red inmobiliaria a Polanco, en donde se halla su residencia actual y su centro de operaciones políticas y adquisitivas. Se hizo primero de un departamento en la ca-lle Dickens 30, en un viejo edificio de cinco ni-veles. Poco después compró otro departamen-to en el mismo edificio, en cuyas afueras fun-ciona hoy un exitoso puesto de antojitos y que se ubica frente a la galería Juan Martín.

Por el mismo rumbo, en la calle Golds-mith, esquina con Ariosto, en noviembre de 1999 Elba Esther adquirió una casa de dos ni-veles. En los papeles figura como compradora su hija Mónica y como vendedor Antonio Flo-res Aviña, segundo esposo de Maricruz. La ca-sa –contigua a una chocolatería– se ve aban-donada, con los vidrios rotos y parte de la fa-chada cubierta por estructuras de madera para colocar anuncios.

Calles adelante, sobre la avenida Edgar Alan Poe 90, se localiza otra propiedad de El-ba Esther. Es una amplia casona estilo francés, alquilada hasta hace poco a Air France. La de-legación Miguel Hidalgo clausuró el local de la aerolínea, luego de que los vecinos se quejaron de que el inmueble se usaba para un fin distin-to al habitacional, según informaron las auto-ridades en un boletín del 25 de mayo.

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Galileo y Campos Elíseos, en Polanco

Calle Caoba 75, en Bosques de las Lomas

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Señalaba que el jefe delegacional, Arne Aus den Ruthen Haag, lamentó que particu-lares en su calidad de arrendadores y/o pro-pietarios alquilen o vendan inmuebles como establecimientos mercantiles, sin contar con la documentación de uso de suelo distinto al habitacional, perjudicando así a compradores y arrendadores; y conminó a éstos a que, an-tes de alguna operación, se cercioren del uso de suelo autorizado, “sobre todo en la zona de Chapultepec y Polanco”.

Las visitas de verificación “se realizan igual en todos los casos, independientemente de quién sea el propietario, arrendador y/o usua-rio de los inmuebles, e incluso su filiación po-lítica”, dice el comunicado de la delegación, en manos panistas.

Puntualiza que con base en el Progra-ma Parcial Polanco, que contiene la Tabla de Usos del Suelo, el uso permitido para el in-mueble ubicado en Poe 90 “es exclusivamen-te habitacional”.

El boletín cuenta, además, que “funciona-rios de la empresa confirmaron que Air Fran-ce es la arrendataria, desde hace seis años, del citado inmueble y que no tenían conoci-

miento de las irregularidades del uso de suelo que presenta el mismo”.

Según el boletín, el director de Air France, Michel Rispal, se comprometió a reubicar las oficinas de la empresa “a la brevedad”, en un inmueble “que cuente con todos y cada uno de los documentos legalmente necesarios...”. No obstante, la compañía incumplió ese com-promiso en el plazo límite que se le concedió, por lo que el 25 de noviembre el local fue clau-surado, según informó a Proceso la oficina de prensa de la delegación.

No es la primera vez que Elba Esther tiene problemas con sus vecinos de Polanco. Cuan-do rediseñó su famoso departamento de la calle Galileo –con recursos del SNTE–, se en-frentó también a las quejas de los vecinos, si bien entonces no tuvieron consecuencias y ella hizo lo que se le antojó (Proceso 1352).

Por cierto, el departamento en Galileo pri-mero se donó a un nieto de la también secre-taria general del CEN del PRI, pero luego se traspasó al fideicomiso de Scotiabank Inver-lat, en junio de 2002, en el que se anota co-mo fiduciaria a “Elba Esther Gordillo Morales y otros”.

Todos los inmuebles de Elba Esther en Po-lanco se hallan próximos a la zona hotelera en la que despacha con frecuencia la dirigen-te sindical y política, y al corredor comercial de Presidente Masaryk que suele visitar, en especial exclusivas tiendas de ropa y joyerías, como Louis Vuitton, Hermes y Cartier.

En Olintepec

Al sur de Morelos, cerca de Cuautla, se ha-lla Ciudad Ayala, en la que a su vez se ubica la comunidad de Olintepec, entre sembradíos de maíz y sorgo y un cielo límpido. En este lu-gar, en el que se desarrolló gran parte de la lucha zapatista durante la Revolución Mexi-cana, se ubican un conjunto residencial vera-niego –conocido como “La quinta de la dipu-tada”– y un ranchito adquiridos hace más de 15 años por Elba Esther, por la época en que desplazó de la dirigencia del SNTE a Carlos Jonguitud, su mentor.

La primera propiedad se ubica en la ca-lle Axocoche 9, vigilada por cámaras de video en su parte delantera y trasera, con una bar-da empedrada de unos cuatro metros de altu-

Paraje de 40 mil metros cuadrados en Cuajimalpa

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ra y sobre ésta una cerca electrificada. Desde afuera se ven unas palmeras, una antena ra-diotransmisora y las ventanas de algunas ha-bitaciones del segundo piso.

Según testimonios de vecinos, que por te-mor a los “pistoleros” que cuidan la finca no se identificaron, dentro se despliegan cuatro construcciones, una de ellas frecuentemente ocupada por la madre de Elba Esther, Estela Morales. El conjunto cuenta con amplios jar-dines, una alberca, una capilla y un zoológico con jaulas en las que hay guacamayas, aves-truces y pavorreales; y ha sido remodelado varias veces, “le quitan y le ponen cada rato”.

Los vecinos aseguran que Elba Esther y sus familiares se apropiaron con engaños de las parcelas aledañas a la casa principal. Explican que la familia se comprometió a construirles casas a los dueños de los terrenos vecinos a la quinta, siempre que aceptaran cambiar su lu-gar de residencia. Muchos lo hicieron y aún si-guen esperando que les cumplan.

A un kilómetro de la casa, más o menos, se halla otra propiedad de Elba Esther, un pe-queño rancho de casi 3 mil metros cuadra-dos, en el que se aprecian un establo y tierras sembradas con sorgo. El rancho se halla per-fectamente cercado con alambre de púas, por

supuesto. La dirigente priista posee, además, una pequeña granja en la que hay, sobre todo, gallinas y borregos.

Las propiedades de Elba Esther en Olinte-pec no figuran en el Registro Público de la Pro-piedad ni en la oficina predial de Ayala, según informaron en la presidencia municipal. “Pero aquí todos sabemos que ella es la dueña”.

En Tecamachalco

Elba Esther cuenta también con una casa en Lomas de Tecamachalco, uno de los barrios favoritos de los capitalinos ricos que se ubica en una franja del Estado de México encima-da al Distrito Federal. La casa, ubicada en Ce-rrada Pescadores 5, fue remodelada a un cos-to de 1.3 millones de pesos al 13 de mayo de 2000, pagados por el Fideicomiso de Vivienda Magisterial, a través de una empresa denomi-nada Grupo Arte’Ch.

Los papeles muestran el modo burdo en que se desviaron los recursos de Vima. Las fac-turas de Grupo Arte’Ch son consecutivas –co-mo si no tuvieran otros clientes–, están a nom-bre del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, registran como concepto “estu-dios de mercado, localización de terrenos y

elaboración de proyectos arquitectónicos”, y se les anexa una relación de gastos semanales en la que se enlistan los trabajos realizados... en la casa de Pescadores.

Entre los conceptos del contratista se cuentan albañilería, pisos de madera, már-mol, carpintería, instalación eléctrica, pastas y pinturas, puertas eléctricas, herrería, cancel de baños, lunas de espejos, cisterna e hidro-neumático, alfombras. Tan sólo al carpinte-ro, Manuel Hernández, se le pagaron 228 mil 678 pesos –más o menos lo que cuesta una vi-vienda magisterial típica–, según la relación de gastos presentada por el director de Vima, Francisco Yáñez.

En respuesta a las acusaciones de supues-tos crímenes y riquezas mal habidas, en la cita-da entrevista con La Jornada Elba Esther le “exi-ge” a Vicente Fox que aclare su honra, como si el presidente la hubiera enturbiado. Además, la li-deresa y casateniente revela su vocación:

“Si yo creyera en la reencarnación, me en-cantaría volver a la vida siendo intelectual. Siempre soñé que me encantaría encontrar un hombre maduro, afable, que me sentara a sus pies, sobre sus rodillas, que me contara cosas sabias y yo abriera la boca.” (Con información de Agustín Olais y María Luisa Vivas)

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Elba Esther. Delirio de grandeza

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