primera edición-domingo 22_04_12-los olvidados

4
En 1982 tenían que haber egresado con honores de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral del Ejército Argentino. Pero la guerra de Malvinas se cruzó en su camino. Algunos fueron a las islas, otros siguieron el conflicto desde el continente. 30 años después, recibieron la medalla y el diploma. EDICIÓN estuvo allí y recogió sus historias, las de la promoción olvidada. PÁGS. 4 A 5 DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012 ECOS DE LA GUERRA DE MALVINAS Los olvidados

Upload: guillermo-roman

Post on 28-Mar-2016

283 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

En 1982 tenían que haber egresado con honores de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral del Ejército Argentino. Pero la guerra de Malvinas se cruzó en su camino. Algunos fueron a las islas, otros siguieron el conflicto desde el continente. 30 años después, recibieron la medalla y el diploma. EDICIÓN estuvo allí y recogió sus historias, las de la promoción olvidada.

TRANSCRIPT

Page 1: Primera Edición-Domingo 22_04_12-Los olvidados

En 1982 tenían que haber egresado con honores de la

Escuela de Suboficiales Sargento Cabral del Ejército

Argentino. Pero la guerra de Malvinas se cruzó en su

camino. Algunos fueron a las islas, otros siguieron el

conflicto desde el continente. 30 años después, recibieron

la medalla y el diploma. EDICIÓN estuvo allí y recogió sus

historias, las de la promoción olvidada. PÁGS. 4 A 5

DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012

ECOS DE LA GUERRA DE MALVINAS

Los olvidados

Page 2: Primera Edición-Domingo 22_04_12-Los olvidados

4EDICIÓN

>> DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012 | PRIMERA EDICIÓNecos de la guerra >> los olvidados

Egresados, 30 añosdespués de Malvinas

LA PROMOCIÓN ‘82 DE LA ESCUELA SARGENTO CABRAL FUE OLVIDADA PORQUE ESTALLÓ EL CONFLICTO

El pasado 7 de abril, 30 años des-pués, se realizó el emotivo re-encuentro de la promoción 1982

de suboficiales del arma de Infan-tería egresados de la Escuela de Su-boficiales Sargento Cabral del Ejér-cito Argentino, en Campo de Mayo.

Dicha promoción es consideradaúnica ya que se trató de jóvenes yadolescentes que se preparabanpara seguir la carrera militar conapenas 17, 18 y en menos casos hasta22 años, debieron egresar comocabos (primer grado de la carrera desuboficiales) cuando estalló la gue-rra de Malvinas.

Por entonces, la escuela SargentoCabral exigía dos años de prepara-ción para recibir la “tira” y perte-necer a las filas del Ejército. Las cir-cunstancias motivaron que el ansia-do egreso a realizarse en el mes dediciembre de 1982 se adelantara.Uno de los egresados recuerda: “Erael 7 de abril y esa mañana no sali-mos a formar y hacer instruccióncomo cada jornada. Recuerdo queya se sabíamos que se habían recu-perado las Malvinas, pero no imagi-namos, ninguno de los más de 250 as-pirantes, que eso nos podría involu-crar”. “Sin embargo mirábamos conasombro que los oficiales y subofi-ciales instructores con los que con-vivíamos en la escuela realizabanreuniones tras reuniones”. Luego deuna mañana tensa, aquel 7 de abril

el jefe de la Compañía de Infanteríallamó a formar a todos los aspiran-tes de segundo año, con apenas unaño y tres meses de instrucción mi-litar, para leer un comunicado delEstado Mayor del Ejército donde demanera excepcional ordenaba quetodos los estudiantes consideradosaptos para desempeñarse como su-boficiales serían “promovidos” algrado de Cabo en Comisión (CEC)para ser destinado a las innumera-bles unidades (Regimientos) del todoel país respondiendo al llamado dela patria para combatir en Malvinas.

La sorpresa no fue menor desdeel más pequeño hasta el mayor delos aspirantes. Pero el espíritu deguerrero adquirido en el poco tiem-po de instrucción pudo más quecualquier temor o incertidumbreconsciente y la euforia pintó el ros-tro aniñado de los aspirantes de se-gundo año ahora convertidos enCabos. Su responsabilidad era ha-cerse cargo de los respectivos gru-pos de soldados conscriptos para en-señarles, en el tiempo que sea, cómocombatir al enemigo.

Egresados de combateDurante los preparativos, entrega

de las tiras que identificaban elgrado, alistamiento de equipos,armas y lo necesario para “ir a laguerra”, para todos pasó desaperci-bido que la anticipada “recepción”

se realizaba sin los actos protocola-res que incluían la formación, vesti-dos con uniforme de gala color blan-co inmaculado y en presencia de losseres queridos de cada provincia delpaís que indefectiblemente estaríanen ese momento de felicidad por ellogro alcanzado, como ocurría encada año hasta el '82. Pero no, las cir-cunstancias no permitirían ni si-quiera una corta comunicación te-lefónica para avisar a las familiasadónde los llevaría el destino. Laorden fue cambiar los desgastadosuniformes verdes que denotaban elaño y tres meses de instrucción, porotro más nuevo sumado al casco, lamochila y el bolsón porta equipos.

Una rápidafotografía in-dividualpara lasidentifica-ciones y elmismo 7 deabril algu-nos debie-

ron subirse a los camiones militarespara dirigirse a los distintos aero-puertos que los llevaría al destinoasignado. Los demás, quedaron al-gunos días más en la escuela espe-rando el momento de embarcar. Locierto es que años después, ya ter-minada la guerra, trascendió que laorden del Estado Mayor detallabaque los primeros en ser llevados acombatir debían ser los mayores de18 años, mientras que la mayoría delos flamantes cabos de apenas 17años, esperarían en el continentepor ser menores aún. Para el 22 deabril de 1982 ya no quedaba ningúncabo en comisión en la Escuela Sar-gento Cabral.

En el mencionado reencuentro y30 años después los que pudieronasistir desde los distintos y más re-

motos puntos del país se fueron en-terando quiénes combatieron y quié-nes no, es que hasta entonces muypocos se habían vuelto a ver desdeel improvisado egreso por “razonesde guerra”. Ahí se comentó que trescompañeros de promoción murie-ron en la guerra y que otros “cursos”como se denominan en la jerga mi-litar también fallecieron en el perío-do de la post- guerra, mientras quehasta la actualidad otro grupo inde-terminado aún padece el estrés post-traumático con el que luchan día adía. Lo cierto es que de aquella pro-moción de más de 250 infantes egre-sados del Cabral, vestidos de com-

• El 7 de abril se realizó el emotivo reencuentro de la promoción 1982

de suboficiales del arma de Infantería del Ejército, en Campo de Mayo, en

el mismo lugar donde vivieron, estudiaron y se prepararon para ser cabos

• La guerra marcó un antes y un después en su vida •

“Recuerdo que ya sabíamos que sehabían recuperado las Malvinas, perono imaginamos, ninguno de los másde 250 aspirantes, que eso nos podríainvolucrar”.

>>

por: AnibalO. Sosa([email protected])

O.Sosa

Page 3: Primera Edición-Domingo 22_04_12-Los olvidados

5EDICIÓNDOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012 | PRIMERA EDICIÓN >> los olvidados >>ecos de la guerra

bate, actualmente sólo quedan 92 enlas filas del Ejército.

El soñado reconocimientoCada hecho relatado anterior-

mente derivó en que el espíritu decuerpo evidenciado en el reen-cuentro 30 años después desperta-ra un sentimiento compartido muyprofundo la noche del 7 de abril de2012. “Hoy es el día de nuestro egre-so oficial”, dijo uno de los presen-tes. Esta noche todos vestían degala y cada uno recibió su diplomay la medalla de honor correspon-diente que identifica a la promo-ción “7 de abril de 1982, MalvinasArgentina” considerada única porvarias circunstancias que hasta elpresente los demuestran. Por ejem-plo, hasta el presente en la galeríade cuadros con imágenes de laspromociones anuales del la Es-cuela Sargento Cabral hay un es-pacio vacío. Están los egresados delos años ‘81 y salta a la del ‘83, esque el egreso de 1982 nunca se re-alizó. Otro hecho que marcó a fuegoa esta promoción se relaciona conla actitud de los jóvenes suboficia-les que, a pesar de faltarles tiem-po para completar su instrucción,esa carencia fue suplida por las ac-titudes heroicas que los destacaranen el escenario bélico como así lamadurez demostrada en impartirsus conocimiento a sus soldados delos que quedaron en el continente.

Finalmente, lo que también haceúnica a esta promoción es que es-tando en actividad o ya insertos enla “vida civil” aquellos adolescen-tes egresados antes de tiempo dela escuela de suboficiales supieronreencontrarse para brindarse a símismos el reconocimiento que notuvieron de la superioridad y enmenor medida de la sociedad.“Cada uno lucha su propia guerra”,dijo otro de los ahora madurosegresados y “hoy ganamos un com-bate muy importante y es el reco-nocimiento de nuestros pares”.“Hay otros reconocimiento que de-berían llegar por eso la lucha aúnno termina”.

Los reconocimientos a los que es-tuvieron se entregaron el pasadosábado 7 de abril, mientras que losque no pudieron estar en personapor razones laborales o porque “lesdio pánico” (estrés post traumáti-co) subirse a su auto o a un ómni-bus para viajar al reencuentro, aun-que sea lo que más esperaron siem-pre, recibirán el suyo por acción delos que decidieron reunir a los ol-vidados “Cursos” de la promoción‘82.

El tiempo no alcanzó para tan-tas anécdotas que cada uno llevaen la mochila, por lo que en Se-mana Santa del año que viene elreencuentro será en Posadas, Mi-siones, adonde llegarán desdetodo el país los egresados de lapromoción “7 de abril de 1982,Malvinas Argentinas”, junto a susfamilias para seguir agrandandola hermandad que dejó atrás tan-tos años de olvido.

Las orden de ir alcombate no fue unhecho menor parael más pequeño oel mayor de los as-pirantes. El espíritude guerrero adqui-rido en el pocotiempo de instruc-ción pudo másque cualquiertemor o incerti-dumbre conscientey la euforia pintó elrostro aniñado delos aspirantes desegundo añoahora convertidosen cabos.

Espíritu deguerrero

La sorpresiva “re-cepción” se realizósin los actos proto-colares que in-cluían la forma-ción, vestidos conuniforme de galablanco inmaculadoy en presencia delos seres queridosde cada provinciadel país que inde-fectiblemente es-tarían presentes enese momento defelicidad por ellogro alcanzado,como ocurría encada año hasta el'82.

Cabos de“prepo”

Si bien la mayoríade los veteranosde guerra de estapromoción desa-rrollan una vidanormal no puedendejar de pensar enlos que no lapasan tan bien.“Hoy sentimosbronca porque haymuchos cursosque están mal yellos cumplieroncon su deber y sehicieron cargo,como nosotros,cumplimos y el Es-tado y el Ejército nocumplen. Fuimosfieles a la promesaque hicimos de de-fender a la Patria,pero parece queeso poco importa”.

Hacersecargo

“Queremos ser losvoceros de los cur-sos que se prepa-raron para estar eneste reencuentro,pero cuando se su-bieron al auto paravenir les agarró elataque de pánico,el estrés posttraumático de laguerra, hicieron va-rios kilómetros y nopudieron seguirviaje por lo que tu-vieron que volver asus casas o hastatener que internar-se”. “También de-bemos ser los vo-ceros de los que sequedaron en lasislas, de los que lalucharon y des-pués de la guerrano se pudieron re-cuperar y murierony principlamentepor aquellos que30 años despuéssiguen sin recono-cimiento a su valordurante el conflic-to, porque no im-porta si era el mo-mento, si estába-mos preparados ono, cumplimos ór-denes que recibi-mos en la escuelaCabral y fuimos ala guerra”, expres-ron casi al unísonolos suboficialesegresados vetera-nos de Malvinas.

La vocesausentes¿Olvido o

desidia oficial?

“Éste me salvó la vida”Durante el reencuentro surgió un gran abrazo entre dos amigos que dejaron de verse cuando terminó laguerra y entonces un reconocimiento inesperado: “Éste me salvó la vida”, le dijo uno de ellos a todos losasistentes. “En un ataque que hicieron los ingleses en Darwin, yo me replegaba con mis soldados y me doycuenta que no estaba mi amigo de la escuela de suboficiales. En la escuela nos conocimos y mientras está-bamos en Buenos Aires pasamos mucha hambre, porque éramos del interior, como muchos otros de estapromoción. Por esa amistad dije sin él no me voy y me volví hacia la posición y lo busqué y al encontrarlo élme decía que no había orden de replegarse y se quería quedar. Y lo arrastré y me lo traje evitando de queseguramente fuera alcanzado por el enemigo que avanzaba”. “La inconsciencia de la propia edad (tenían18 entonces) nos llevaba a cometer estas imprudencias que nos podrían haber costado la vida”.

Ofrecimiento laboral británicoAlgunos de los cabos en comisión de la Infantería llegaron a las Malvinas sin armamentos ni abrigos. Unavez descendidos del avión le proveyeron de camperas térmicas y de armas. A algunos le dieron boinasverdes que identificaban al Regimiento de Infantería 25 y a los comandos argentinos, que estaban a cargodel coronel Mohamed Alí Seineldín. Casi como un reconocimiento al valor de los combatientes argentinos,uno de los veteranos recuerda: “Me tuvieron prisionero creyéndome un ‘Boina Verde’, como ellos co-nocían a nuestros comandos. Pero yo no era y no sabía cómo hacerles entender. Lo cierto es que una vezen el barco que nos traía al continente los ingleses nos ofrecieron pasarnos a las filas del ejército británi-co como mercenarios, pagándonos varias cifras en libras esterlinas, para combatir o como instructores desus tropas. Pero nunca entendieron que realmente nosotros apenas sabíamos tirar con un fusil”.

No todo fue alegría en el reen-cuentro de los egresados de laescuela de suboficiales. Cuandoel numeroso grupo recorría lasinstalaciones de lo que habíasido su cuadra o dormitorios, va-rios se dieron cuenta de unanueva falta de reconocimientoque caló hondo en los corazonesde los cursos y sus familiares. Enun cuadro (foto a la derecha)donde estaban los rostros detodos los suboficiales caídos encombate, faltaba la imagen delCabo en Comisión Mario Gómez,en su lugar el fondo vacío colorblanco y apenas una cinta conlos colores argentinos con sunombre debajo. Gómez es unode los cursos de esta promociónmuerto en combate en el cerroDos Hermanas (Malvinas). Ni si-quiera una foto de aspirante.

El campo de concentración“Estuvimos en un campo de concentración como prisioneros de guerra, a la intemperie y rodeados dealambres de púa electrificados”, cuentan dos compañeros de combate al recordar el fin del conflicto.“Nos tomaron prisioneros en Darwin y nos trasladaron a todos los que estábamos más o menos bien, a labahía de San Carlos. Durante el día permanecíamos parados, todos mojados y desde afuera nos tirabanunos paquetitos chiquitos de mermelada con pan seco. De noche, nos metían, prácticamente bajo tierra,en un pozo con paredes hechas de manera improvisada con el barro del terreno y amanecíamos en filasentados espalda con espalda. Y de día, nuevamente afuera, parados, porque era una forma de que nolos bombardearan los aviones argentinos. Estábamos de escudo humano”. Para algunos el cautiverio duró tres días, mientras que otros debieron permanecer en la citadas condicio-nes por casi una semana. Finalmente los prisioneros de guerra argentinos fueron embarcados en naves in-glesas que los depositaron en Puerto Madryn y en puertos uruguayos.

O.Sosa

Page 4: Primera Edición-Domingo 22_04_12-Los olvidados

6EDICION

DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012 | PRIMERA EDICIÓN>> ecos de la guerra >> los olvidados

Un grupo de la promoción 82 volvió a juntarse y a formar en el mismo playón de entrenamiento de orden cerrado (saludo y desfile militar), donde pasaron tantas horas y días de entrenamiento durante su permanencia como aspirantesde primero y segundo año. La idea era tratar de llevar el mismo paso parejo y redoblado como en aquella época (foto de la derecha), pero la realidad es que pasado el tiempo ya la coordinación no es la misma y la reacción fue más lenta(izquierda). Valió el intento porque la alegría y cargadas afloraron para volver más amena la reunión de esta promoción única aunque olvidada.

Según pasan los años, el paso es más lento

En la cena de recepción organizada en el casino de suboficiales de la Escuela de las Armas (Ex Sargento Cabral), la promoción 7 de abril del 82 recibió el di-ploma y la medalla de honor correspondiente a los 30 años de egresados, llevándose además el abrazo contenedor de los compañeros de arma.

Egresados en una noche de gala

Gracias a la preocupación de suspropios cursos la foto del caboMario Gómez, muerto en combate,llegará para ser puesto en el lugarque se merece dentro del cuadro re-cordatorio (Pág. anterior) de los caí-dos en Malvinas.

El cabo Mario Gómezno será olvidado

Tres de los misioneros, egresados de la promoción 1982, volvieron a la pe-queña capilla donde en aquellos días de estudiantes de la carrera militar seconcentraban cuando la nostalgia les ganaba y el recuerdo de la lejanía de lasfamilias los entristecía. Era una buena manera de escapar a la desesperaciónpor la falta de esos afectos irreemplazables como son los lazos familiares.

El refugio obligado

Los egresados, yaentrados en años(izquierda), volvie-ron a la mismaplaza de armasdonde hace 30años formabancon sus uniformesde aspirantes deapenas 17 o 18años (derecha)para alguna forma-ción militar conmotivo de fechaspatrias o de visitasespeciales.

El mismolugar deformación

Gentileza Rubén Guevara Gentileza Angel Fretes

O.SosaO.Sosa

O.Sosa.Gentileza Elías Bravo

Gentileza Rubén Guevara