primado de pedro

4

Click here to load reader

Upload: maike-loes

Post on 13-Jan-2015

159 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: Primado de Pedro

1

Lectio Divina, IX Domingo Ordinario, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, Ciclo ‘A’

Mateo 16,13-19

Jesús dice a Pedro: "Tú eres Piedra", Padre Fidel Oñoro CJM

Mateo nos narra la profesión de fe de Pedro con más detalles que los otros sinópticos, lo que él descubrió en Jesús, siendo capaz de acoger el Misterio de la salvación. El lugar concreto donde Jesús es reconocido por los suyos es precisamente Cesarea de Filipo, una comunidad alejada de Jerusalén y reconocida como región pagana.

Hasta este momento en el Evangelio, fueron otros quienes se habían interrogado sobre la Persona de Jesús: “¿Quién es éste a quien el viento y la mar obedecen?” (Mateo 8,27), “¿Quién es este que hasta perdona pecados?” (Marcos 2,7; ver Mateo 9,3). En este texto Jesús mismo interroga a los discípulos, para hacer brotar la respuesta de fe en Pedro. La fe comienza justamente cuando dejamos de cuestionar al Señor y permitimos que sea Él quien nos cuestione.

SEGUIMIENTO

13. De camino hacia la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”

14. Ellos le contestaron: “Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o

uno de los profetas.” 15. Jesús les preguntó: “Y según ustedes, ¿quién soy yo?”. 16. Simón Pedro, respondió: “Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo”. 17. Jesús le dijo: “Dichoso tú Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún

mortal, sino mi Padre que está en los cielos. 18. Yo te digo, tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, el poder de la muerte

no podrá con ella. 19. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el

cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.

Page 2: Primado de Pedro

2

LEER: entender lo que dice el texto fijándonos cómo lo dice Pedro fue pescador de peces y se convirtió en pescador de hombres (Mc 1,7). Estaba casado (Mc 1,30). Era un hombre bueno, muy humano. Estaba llamado naturalmente a ser el jefe entre los doce primeros discípulos. Jesús respetó su tendencia natural e hizo de él el animador de la primera comunidad (Jn 21, 17). Se llamaba Simón Bar Jona (Mt 16,17), y al llamarlo, le cambia el nombre por Cefas o Piedra, y más tarde, Pedro. (Lc 6,14). Él fue un hombre valiente cuando hablaba, pero a la hora del peligro se dejaba llevar del miedo y huía. El día que Jesús llegó caminando sobre las aguas, Pedro le pidió ir hacia Él, y cuando Jesús le dijo que fuera, viendo venir una ola un poco más alta de lo acostumbrado, se asustó y empezó a hundirse, exclamando: "¡Sálvame, Señor!" Jesús lo tomó de la mano y lo salvó (Mt 14, 28-31). En la última cena, le dijo a Jesús: "¡Yo no te negaré jamás, Señor!" (Mc 14,31), pero pocas horas después, en el palacio del sumo sacerdote, delante de una sierva, lo negó con juramento (Mc 14, 66-72). En el huerto de los olivos, desenvainó la espada (Jn 18, 10), pero luego huyó, dejando solo a Jesús (Mc 14,50).

Por temperamento no era piedra, sino débil, como nosotros; mas se convirtió en Piedra, porque Jesús lo fortaleció: "¡Yo he orado por ti, para que no desfallezca tu fe. Y tú, una vez convertido, confirmes a tus hermanos!" (Lc 22,31-32).

"¡Tú eres Pedro y sobre esta piedra yo edificaré mi Iglesia!" (Mt 16,18). Jesús lo hizo piedra. Después de la resurrección, en Galilea, Jesús se le apareció y le preguntó: "¿Pedro me amas?" Y él le respondió: "Señor, Tú sabes que te amo.". "(Jn 21, 15.16). Cuando Jesús le dijo por

tercera vez la misma pregunta, se entristeció porque sin lugar a duda recordó que lo había negado también tres veces y le dijo: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que yo te amo". Y fue en aquel momento cuando Jesús le confió el cuidado de las ovejas, diciendo: ¡Pedro, apacientas mis ovejas!

Con la ayuda de Jesús, Pedro fue siendo la piedra y en Pentecostés, después de la venida del Espíritu Santo, abrió la puerta de la sala, donde estaban todos reunidos, a puertas cerradas por miedo de los judíos (Jn 20,19), se llenó de valor y comenzó a anunciar la Buena Noticia de Jesús al pueblo (Act 2,14-40). ¡Y no paró nunca más de hablar de Cristo Jesús y de su obra! Por anunciar valientemente la resurrección, fue arrestado (Act 4,3). Le prohibieron anunciar la buena noticia (Act 4,18), pero él no obedeció , antes bien dijo: "¡Nosotros debemos obedecer a Dios antes que a los hombres!" (Act 4, 19; 5,29).

La pregunta que hizo Jesús a los discípulos, fue pedagógica. Tuvo dos momentos. Primero les preguntö: “¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?” (16,13).

“Hijo del hombre” es el título que más frecuentemente Jesús se aplicó a sí mismo. Jesús prefirió ese título al de Mesías, porque estaba más relacionado con el del “siervo de Yahvé” el rechazado, el humillado, mas sin embargo capaz de llegar al final de su misión.

Esta pregunta hizo que los discípulos expresaran lo que habían oído sobre el Maestro. “Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o algunos de los profetas” (7,14).

Page 3: Primado de Pedro

3

La gente había ido conociendo a Jesús, sus actitudes, los signos que había hecho ante la multitud y sabían con qué valor hacía denuncias sobre todo en relación a las autoridades religiosas. Esto había hecho que fuera considerado por algunos como un profeta.

Jesús parecía que no ponía mucha atención a lo que se decía de su persona, pero tenía una inquietud: confirmar la fe de sus seguidores más íntimos, y especialmente la de Pedro.

Les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (16,15). En la respuesta que le dio Pedro: “Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo”, se tocó su esencia, como enviado del Padre y Él le dijo: Jesús le dijo: “Dichoso tú Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Jesús quiso que los que escuchaban su palabra, los que habían aceptado ir con Él, y compartían su vida formando su comunidad, le dijeran quién era Él … qué pensaban de lo que hacía y decía.

Pedro respondió en nombre de todos. “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo” (16).

A su respuesta, Jesús quiso que se dieran cuenta todos que esta revelación no provenía de la lógica o de la comprensión

humana; les aseguró que su palabra nacía de su corazón, que había sido capaz de escuchar a Dios: “Dichoso tú, Simón hijo de Juan por que no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (16,17). Pedro fue el primero en recibir la revelación del misterio escondido a los sabios y a los inteligentes (11, 25-27), si bien, más tarde se dio cuenta que Jesús no era el Cristo que él pensaba, y tuvo que aceptar lo que fue para ellos su muerte.

Jesús quería saber la opinión del pueblo sobre su persona. Las respuestas son muy variadas: Unos dicen que eres Juan Bautista, Elías, Jeremías, uno de los profetas. Mas Jesús quería su opinión. Pedro en nombre de todos, le dijo: "¡Tú eres el Cristo el Hijo de Dios vivo"!

Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre las aguas, ellos habían hecho una confesión semejante: "¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!" (Mt 14, 33). Es el reconocimiento de que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo Testamento. En el Evangelio de Juan la misma profesión de fe se hace por medio de Marta: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha venido a este mundo!" (Jn 11,27).

MEDITAR: Aplico lo que dice el texto a mi vida

Jesús le dijo a Pedro que era dichoso porque había recibido una revelación del Padre. Ya había dicho algo parecido a los discípulos, porque veían y oían cosas que ninguno antes había conocido (Mt 13,16), y también alabó al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25).

Pedro fue reconocido por Jesús como uno de los pequeños a los que el Padre se quiso revelar. La percepción de la presencia de Dios en Jesús no "viene de la carne ni de la sangre", o sea, no es fruto de estudio, ni es mérito de ningún esfuerzo humano, sino que es un don que Dios concede a quien quiere.

¿Por qué somos dichosos nosotros? ¿Qué hemos descubierto en Cristo Jesús?

Page 4: Primado de Pedro

4

Pedro fue la piedra, a saber, el fundamento firme para la Iglesia, y debía resistir los asaltos de las puertas del infierno. Mateo animaba a las comunidades de la Siria o de la Palestina, que sufrían y eran perseguidas; para ellas él era el fundamento de su fe en Jesús. A pesar de ser débiles y perseguidos, ellos tenían un ejemplo a seguir. ¿Cómo respondemos a los asaltos del enemigo? ¿Qué nos pide Jesús al habérsenos

revelado como el Hijo de Dios? ¿Qué hacemos con el don de la fe? ¿Somos capaces de compartirla con nuestros hermanos?

Las comunidades de los orígenes cultivaban una estrecha relación con los jefes que las habían fundado. Siria y Palestina con Pedro. Grecia con Pablo y algunas comunidades de Asia con Juan, el Discípulo amado. Al identificarse con ellos, fortalecían su identidad y su espiritualidad. ¿Qué medios tenemos para ser también cristianos convencidos de quién es Jesús y

cómo animamos a muchos que todavía no creen en Él a formar parte de nuestra comunidad?

Ser piedra como fundamento de la fe evocaba lo que Dios le dijo a su pueblo en Babilonia: "Oíganme ustedes, los que siguen la justicia, los que buscan a Yahvé. Consideren la roca de la que han sido tallados y la cantera de la que han sido sacados. Miren a Abrahán, su padre y a Sara que los dio a luz; porque sólo a él lo llamé yo, lo bendije y lo multipliqué." (Is 51,1-2).

La Palabra de este domingo, como siempre nos cuestiona y nos pide verificar la calidad de nuestra relación con Jesús, la manera de acogerlo y responderle.

Jesús también nos pregunta a los bautizados del siglo XXI, ¿Quién es para nosotros? De qué somos capaces porque creemos en Él.

ORAMOS nuestra vida desde este texto Dios Bueno: Queremos renovar nuestra fe en Ti. Con Pedro y como él, decimos que tu Hijo es el Cristo y que vino al mundo para darnos vida.

Que nos cuestionemos quién es Él para nosotros, que crezcamos en razones para fortalecer nuestro discipulado misionero.

Haz que tu Espíritu nos fortalezca como fortaleció a Pedro ya Pablo, las dos columnas de nuestra fe, para que seamos capaces de vivir como ellos, dentro de nuestras limitaciones. Que con su gracia, confirmemos también a quienes caminan a nuestro lado, siendo cristianos de palabra y de hecho.

¡Que por la gracia de tu Espíritu y con el auxilio de María, seamos de verdad misioneros, siempre y donde quiera que estemos. ¡Así sea!