presente continuo (22-28 noviembre)

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  • 8/13/2019 Presente Continuo (22-28 Noviembre)

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    VIERNES

    Casa de hojas. Sales a correr con J. Hoy, vueltacorta. El ato no te respeta. Cuarenta minutos ya casa. Despus, ves el ltimo episodio deAme-

    rican Horror Story Coven. Es una serie que te tiene hip-notizado. Aunque esta temporada no es la mejor, siguesiendo muy imaginativa. Es la mezcla de todos los g-neros de terror. Serie absolutamente posmoderna.Como posmoderna y tambin de terror es la nove-la que has comenzado a leer. La casa de hojas, de MarkZ. Danielewksy. Un libro monstruoso, lleno de pasadi-zos y lugares extraos. Un desafo para el lector. Creesque te llevar meses terminarlo. Aun as no desistes. Yel libro te engancha y te perturba. De algn modo, tieneque ver conAmerican Horror Story, con la mezcla detodos los tpicos de terror. La casa encantada, la pel-cula y los documentos encontrados, y sobre todo lascrisis de pareja, que siempre suelen ser los desencade-nantes del miedo.

    SBADO

    Nostalgias.Comes en la huerta, en la casa de tuhermano J., y ves al beb de tu sobrina. El tiem-po pasa tan rpido... Todos han crecido. T has

    comenzado a envejecer tambin. Tu cuada dice que tehan salido canas en la barba. El tiempo pasa, s. Comien-zas a ser consciente de eso.

    Cuando terminas de comer, te montas en el todote-rreno antiguo que ha arreglado tu sobrino. Os dais una

    vuelta por carriles llenos de baches como si fueseis unoscros haciendo motocrs. Por un momento, vuelves a lainfancia. Hacer algo por el mero hecho de pasrselobien. Sin ninguna otra nalidad. Volver a la huerta essiempre volver al pasado.

    Por la noche vesBlue Jasmine, la ltima pelcula deWoody Allen. Sales del cine con la sensacin de no ha-ber visto nada nuevo. La misma historia de siempre, re-petida hasta la saciedad. Aun as, Cate Blanchett estde Oscar. Y hay un mnimo atisbo de conciencia social

    que estaba ausente en gran parte delcine de Woody Allen, que, como las

    telenovelas latinoamericanas, ha-bla siempre de un mundo de ri-cos en el que el problema del di-

    nero parece solucionado y,por tanto, lo que importaslo son los sentimientos.

    DOMINGO

    Demasiado lejos. Te levantas temprano a correr.Quieres hacer hoy un recorrido nuevo. Y casi porinercia te ves corriendo hacia tu casa, por el Re-

    guern, entre caminos de huerta. La tienes en mente.Pero antes de llegar tu cuerpo no te respeta y tienes que

    volver. Once kilmetros son demasiados para ti. Cuandollegas, eres consciente de que se te ha ido la mano y que,adems, has pasado algo de fro. Mientras te duchas co-mienzas a estornudar. El catarro ya est aqu.

    Despus de cenar te notas cansado, pero no tienessueo. Ests en crisis con la novela. Empiezas a no verleel sentido a lo que tienes escrito. Te encierras en la habi-tacin hasta solventarlo. Y comienzas a escribir de nue-

    vo con otro tono. Pero ves que tampoco funciona. Asque vuelves a lo que ests escribiendo y sigues con uncaptulo ms. Escribes seis pginas de un tirn de un ca-ptulo que no habas previsto. Quiz la cosa funcione. Teacuestas cansado y sin tenerlo demasiado claro.

    LUNES

    Resfriado.El catarro comienza a apoderarse detu cuerpo. Te acostaste demasiado tarde escri-biendo y has dormido fatal. Es curioso, cada vez

    que te vas a la cama justo despus de escribir, tienes pe-sadillas. O, mejor, sueos de los que te levantas cansado.Es cierto que en alguna ocasin los sueos han resueltoalguno de tus textos. Pero no siempre. Por lo general loque sucede es que no descansas. Y al da siguiente tu ca-beza es un caos.

    Ests cansado y resfriado. Y aun as, decides salir acorrer con J. por la tarde. Ocho kilmetros mientras ha-blis. Llegas a casa no demasiado cansado. Te duchasrpidamente y coges la moto para ir a Murcia a escucharla charla de Luna Miguel que organiza el Gremio deEditores. Y es en ese trnsito donde denitivamente teresfras.

    Despus de la conferencia, algunos os quedis a ce-nar. La cena es divertida. Y ms an la post-cena. Aca-bis en uno de los pocos bares que hay abiertos un lu-nes en Murcia. All, creyendo ingenuamente eso de queel alcohol es bueno para el resfriado, pides ron con Spri-te. Durante un momento hablas con L. Y te quedasprendado. Lo conesas ahora. Es una mujer cautivado-ra. Tiene una presencia y un aura que percibes clara-mente cuando ests delante de ella. Hablis de literatu-ra, de autores que os gustan y de libros por venir. Te hip-notiza.

    Acabis la noche en la casa de L., el L. de Murcia (estode poner iniciales es a veces confuso), con L., A. y N.Llevas el ron que trajiste de Venezuela y quieres que loprueben. Las chicas slo beben agua. Vosotros tres en-tris al ron a palo seco. Cada vez que lo saboreas vuelvesmentalmente a la Hacienda Santa Teresa.

    Acompais a L. al hotel, a A. al taxi y luego os que-dis hablando N. y t un momento. No sabes si es el rono el resfriado, pero el caso es que la cabeza ya no da ms

    de s. En cualquier caso, la noche es para enmarcar.

    MARTES

    Casa y libros.El catarro te ha entrado fuerte. Te levantas comopuedes y contestas los e-mails urgentes. Intentas

    escribir, pero no ests lcido. As que lees. Quisieras en-trar de nuevo en La casa de hojas, pero no es el libro parahoy. Y comienzas a leer Una historia sencilla, de LeilaGuerreiro. Lo tenas sobre la mesita unas semanas, peroayer viste a J. con el libro en la mano y decidiste que erael momento. Es un libro delicioso. Una crnica escritacon una prosa elegante que se torna potica justo en elmomento justo. Una pequea joya.

    MIRCOLES

    Fantasmas del pasado. Entrevista para la revistadel Casino basada en la inuencia de ThomasBernhard en tus textos. C. lo ha ledo todo y ha

    encontrado conexiones entre El malogrado e Intento deescapada que t ni siquiera habas pensado. Es la prime-ra vez que alguien hace teoras sobre tu novela que no sete haban pasado por la cabeza. Eres muy consciente delo que escribes. Demasiado. Como crtico, ests habitua-do a teorizar sobre la obra de los dems y a escribir que a

    veces las obras dicen ms de lo que los artistas saben.Pero ahora, cuando alguien dice eso sobre tu obra te re-sulta extrao. Te deja pensativo durante un buen rato.Hay cosas que estn ah y que aparecen sin que te descuenta. Es perturbador.

    Precisamente ese mundo latente lo tienes presentetoda la semana. Cada vez que te sientas frente a la tele ypones el telediario escuchas como ruido de fondo cosasque conectan con otro tiempo. Escuchas de nuevo elpueblo Alcsser,Anabel Segura, violadores, terroristas,casas cuarteles, atentados de ETA Los criminales delpasado estn saliendo a la calle. Parece el argumento deuna serie de J. J. Abrams. Pero el caso es que todos estosnombres te llevan a un tiempo diferente. Finales de losochenta y principios de los noventa. Estabas en el insti-tuto y nunca imaginaste que veras este momento. Opensabas que no sera tan rpido. Han pasado ms de

    veinte aos de todo aquello y verlos salir ahora, apartedel sinsentido en muchos casos en los que no hay reha-bilitacin posible, es una puesta en evidencia de que eltiempo pasa. Nada es eterno. Todo llega. Tarde o tem-prano. Por mucho que se posponga. Los fantasmas delpasado no pueden ser quitados de en medio. Y regresanpara atormentarnos.

    JUEVES

    La felicidad en re-poso. Comida deSan Eloy. La orga-

    niza el profesor R comoel resto de eventos en tornoal patrn de los plateros

    y se ha convertido en unafestividad para la carrera deHistoria del Arte. Pareceuna boda o, mejor, Nochevieja. Los alumnos van vesti-dos con sus mejores galas. Este ao, sin embargo, t nollegas a estar del todo bien. Laebre y el dolor de cabeza

    te imposibilitan disfrutar como otras veces. Pero a na-

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    Presente continuo

    Profesor de Historia del Arteen la Universidad de Murcia y escritor. Su

    ltimo libro es Intento de escapada

    Miguel ngelHernndez

    Opiniones

    LaOpininDOMINGO, 1 DE DICIEMBRE, 201342

    les de la comida, casi llegando al postre, se produce ungiro. Un e-mail de Anagrama te informa de que ditionsde Seuil ha presentado una oferta de traduccin de In-tento de escapada. De golpe se te quita todo el malestar.Te levantas de la mesa corriendo y llamas a R. Habas es-tado soando algn tiempo con este momento. Por al-guna razn piensas que Francia es el contexto ideal paratu novela incluso ms que Espaa. Y, adems, Seuiles una editorial que te fascina. Cuando miras su catlo-go de literatura extranjera (Coetzee, Saramago,Pynchon, Murakami), te entra el vrtigo y la alegra tedesborda.

    Despus de la comida, en el Kennedy, bailas y siguesun momento deesta con compaeros y antiguosalumnos. Ests feliz, pletrico, aunque el cuerpo no teacompae. Pero tienes ganas de llegar a casa y sabore-arlo en soledad, con R., que es la que sufre contigo y laque sabe lo que todo esto cuesta y supone. Por eso re-gresas antes de tiempo, y la abrazas, y experimentas,

    ahora s, la felicidad en reposo.

    Dos frases del doctor Cabanelas, el mdico queoper al Rey, sirven para aclarar el estado de la Coro-na, pues en las frases espontneas de la gente inteli-gente, y si es gallego ms, se muestra a veces (sin que-rer ellos) la verdad de las cosas. La primera es la res-puesta de Cabanelas cuando alguien pregunt sobre laabdicacin del monarca: No s exactamente lo quehace un Rey. La segunda, tras la operacin: Hay Reypara rato. La primera es perfecta, en su inocente re-

    publicanismo natural. La segunda denotara tal vezuna conversin, por la va de la seduccin, pero en re-alidad congenia bien con la primera: si uno no sabe loque hace un Rey, y la salud de ste aguanta, qu razo-nes puede imaginar para que deje de serlo? En su tie-rra de origen la perseverancia de las cosas es un dere-cho natural, que se justica por estarah, incrustadas en laLonga noite dapedra (C.E. Ferreiro).

    Razn de estar

    Dos veces breve Pedro de Silva