En una semana santa del siglo XXI me en contraba de vacaciones por los pueblos de Asturias. El cuarto día de estar en Asturias y de haber pasado todo el día en el faro me encontraba cenando con mi familia, un poco antes del anochecer, termine como siempre el primero en cenar y con astucia conseguí librarme de mis primos pequeños y salir fuera a fumarme un cigarro. Salí del bar y ande hasta la parte de atrás de la playa, desde allí se veía el mar entero, yo me quede observando su dimensión y intentando encontrar su final…

FOTORRELATO

Javier Millán 1ºBac C Cultura Audiovisual

pero al rato me di cuenta que a mi derecha se encontraba un hombre con un parapente planeando alto y tranquilamente, me resulto entremetido y a lo largo de un tiempo mirándole empezó a hacer más viento de lo normal y me fije que el parapente estaba empezando a moverse bruscamente hacia los acantilados de la costa. No me preocupe ya que pensaba que el hombre lo tenia todo controlado, con mala suerte las cuerdas que sujetaban al hombre del parapente se empezaron a enredar con los pies del hombre así dejándole sin movimiento en las piernas y no podía controlar el parapente, tras esto empezó a descender y caer hacia al agua con una gran velocidad, al caer mi reacción fue llamar a toda mi familia y a sus amigos que estaban en el bar.

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Salieron todos corriendo del bar para ver que había pasado, bajando hacia la playa de los acantilados con mi tío y dos de los amigos del hombre cuando llegamos no estaba el hombre solo su parapente. Mi tío y los otros dos hombres se metieron al agua y empezaron a buscar cerca de donde callo. No le encontraban por ninguna parte y lo que pensábamos todo el mundo es que se había ahogado y ya seria imposible encontrarle...Llegaron los servicios de emergencia y siguieron buscando pero no encontraron nada.

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Al día siguiente volví a la playa con mi primo pequeño paseando por el camino de al lado, mire al mar y vi que había algo en el agua cuando ya me fije con atención me di cuenta de que era un perro fue corriendo hacia el agua, me metí y lo saque no podía ni ladrar y estaba helado mi primo llorando le abrazo y no se separo de él en ningún momento pero cuando nos íbamos a ir nos dimos cuenta de que el perro se había ido donde la noche pasada callo el hombre, no empezó a ladrar sino aullar me quede impresionado y por el momento sigo pensando en la coincidencia del hombre y el perro..

FIN

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