En la madriguera había un ambiente de gran alegría. Todos los gazapos y los demás conejos estaban celebrando la victoria. El partido había sido muy emocionante y, al final, el resultado muy ajustado: Madriguera del Roble 3, Madriguera del Tejo 4.

Por fin lo habían logrado. Habían quedado primeros en la liga del bosque y pasaban a la fase final. Ahora tendrían que jugar contra los equipos ganadores de las ligas del río, del prado y del huerto.

Los favoritos eran los hortenses: eran los que más ligas habían ganado. Se comentaba que eran mejores porque estaban mejor alimentados. Pero los bosquetes confiaban plenamente en sus músculos, acostumbrados a correr entre los árboles y esperaban vencer en la fase final.

Antes tenían que enfrentarse a los riberenses, que este año tenían un equipo muy potente porque habían incorporado a su madriguera algunos hortenses que habían vuelto a vivir en las madrigueras cercanas al arroyo. Después, si vencían, disputarían la gran final con el vencedor de hortenses-pradenses. Estos últimos eran los menos fuertes, aunque luego nunca se sabe, porque un mal partido lo puede tener cualquiera.

Pero hoy lo que había en la madriguera era una gran alegría. Todos querían celebrarlo. Y lo iban a hacer con una buena comilona y después irían al cine. Bueno, ellos llamaban cine a una pequeña colina a la entrada del bosque desde la que se veía todo el valle. La panorámica era fantástica y les gustaba ir allí y jugar a descubrir a lo lejos nuevos árboles, otros animales e incluso a “aquel que camina de pie” que tanto miedo les daba.

-¡A comer! ¡A comer!

Gritó Gran Sauce al que todos consideraban, con gran respeto, el jefe de la madriguera. Y todos corrieron hacia el lugar en el que estaba preparada la comida.

¡Qué buena! Lechugas, coles, raíces de diferentes plantas y…, sobre todo, ¡Zanahorias! ¡Huuumm! Sólo con verlas se les hacía la boca agua.Además, Gran Sauce había mandado traer agua fresca del arroyo y podían dedicarse a disfrutar de la comida y de la bebida sin salir de la madriguera.

-¿Dónde está Flor de Almendro?

Pregunta Yema de Olivo a su gran amigo Rama de Laurel. A los conejos les gusta ponerse el nombre de una planta o de una parte de ella, así se sienten felices, porque es una forma de reconocer la importancia de estos seres vivos.

RAMA DE LAUREL: No lo sé. No le veo. Hace un momento estaba con nosotros.

YEMA DE OLIVO: A lo mejor se ha ido ya al cine.

RAMA: Pero si dijimos que iríamos todos después de la comida.

YEMA: Si, eso dijimos, pero ya sabes que Flor de Almendro siempre está allí. Recuerda lo que nos ha costado esta mañana convencerle para que viniese a jugar el partido.

RAMA: Ya. Parece como si no le gustase jugar con nosotros y que lo único que le divierte es estar en el cine.

Dulce de Fresa se acercó a sus compañeros

DULCE DE FRESA: A todos nos gusta el cine.

RAMA Y YEMA. Por supuesto. Pero también hay otras maneras de divertirse.

RAMA: Además, cuando estamos en el cine no hablamos. Sólo miramos. Si estamos mucho tiempo resulta aburrido.

DULCE: Pues a Flor de Almendro no le aburre nada, nada. Dedica todo su tiempo libre a estar allí. Es como si no quisiera hacer ninguna otra cosa.

YEMA: Es verdad lo que dices, Dulce de Fresa y creo que eso no es bueno. En fin, que le vamos a hacer, sigamos con la comida que todo está buenísimo.

DULCE: Yo ya estoy harta.

RAMA Y YEMA: Pero si acabamos de empezar.

Rama y Yema como eran tan amigos, a menudo pensaban lo mismo.

DULCE: Ya, pero es que me duele un poco la tripa.

RAMA: Seguro que te has puesto morado de hojas de adelfa.

DULCE: ¡Es que están tan buenas! RAMA: Sí, sí, están buenísimas. Es una de las cosas que más nos gusta y, cuando están en flor… ¡qué ricas! Pero ya sabes que hay que comerlas con prudencia. Un poquito fenomenal. Muchas…., pude haber problemas.YEMA: Sí, sí. Ya nos lo dice todos los días Gran Sauce: “La adelfa está muy rica, pero sólo hay que comer una vez a la semana y la cantidad justa: diez hojas o una flor”.DULCE: ¡Bah! Yo no creo en eso que dicen los mayores. Gran Sauce es un aguafiestas que no quiere que podamos disfrutar comiendo lo que nos apetezca de esa exquisita planta.RAMA Y YEMA: Estás equivocada. RAMA: Gran Sauce es muy sabio, siempre dice la verdad y sabe lo que es mejor para todos.DULCE: Pues yo he comido muchas veces adelfas y no me ha ocurrido nada.YEMA: Nada, ¿y de qué te duele la tripa?DULCE: ¡Bah! No tiene importancia. De cualquier cosa. ¡Ah!, ya me acuerdo, después del partido he bebido agua muy fría del arroyo, será de eso.RAMA Y YEMA: Bueno, sigamos con la fiesta.

Algunos días después el equipo de la Madriguera del Tejo jugó la semifinal del campeonato de brinking, su deporte favorito. El brinking es una mezcla de diferentes tipos de saltos y carreras de obstáculos para el que es muy importante la compenetración de todo el equipo. Todos tienen que estar muy concentrados para entrar en acción en el momento justo de manera que las diferentes fases del juego encajen a la perfección.

El equipo estaba completo con la excepción de Dulce de Fresa. Todos estaban muy preocupados por él. Gran Sauce había reunido a todos los gazapos y les había explicado que Dulce tenía una grave enfermedad como consecuencia de su excesiva afición a las adelfas. Volvió a recordar lo peligroso que podía resultar comer demasiadas, sobre todo porque muchas veces la enfermedad aparecía algún tiempo después y entonces ya era muy difícil curarse.

GRAN SAUCE: Vamos a hacer un gran esfuerzo entre todos, y vamos a intentar que vuestro compañero se cure. Tiene que estar un mes comiendo únicamente tallos de acelga, y es posible que lo consiga. Pero lo más importante es que cuando se recupere no vuelva a tomar adelfas durante un año. Y después, sólo cuatro hojas a la semana.

Todos los gazapos de la Madriguera del Tejo comprendieron lo importante que iba a ser su misión: ayudar a Dulce de Fresa a superar su problema con las adelfas.

El partido fue un éxito a pesar de que Flor de Almendro falló estrepitosamente en todas sus pruebas. Parecía estar en otro lado. Cuando le tocaba su turno, empezaba tarde y terminaba demasiado pronto. No daba los relevos oportunamente. En fin, todo estuvo a punto de estropearse.

El entrenador tuvo que sustituirle y cuando le preguntaron si le ocurría algo, salió corriendo y gritando: ¡Cuidado, cuidado, aquel que camina de pie os anda buscando! ¡Poneos a cubierto, escondeos en la madriguera!

Cuando terminó el partido, fueron a buscarle al cine, y allí estaba, mirando hacia el valle, sin parpadear, moviendo rítmicamente las patas y con una expresión en la cara que daba un poco de miedo.

Avisaron a Gran Sauce que también sabía mucho de enfermedades, y ayudado por otros conejos mayores, se llevó a Flor de Almendro que se resistía con todas sus fuerzas a abandonar el cine.

Los gazapos estaban muy asustados pero enseguida comprendieron que lo que le pasaba a Flor de Almendro tenía que ver con su afición al cine, que había superado todos los límites y le había hecho olvidarse de todo lo demás.

El día de la gran final, por supuesto con el equipo del huerto, Dulce de Fresa ya estaba recuperado. Estaba en plena forma. Hacía mucho tiempo que no le dolía la tripa y había decidido que no volvería a probar la hoja de adelfa nunca más.

Flor de Almendro seguía en el bosque de hayas. No había quedado más remedio que llevarle allí para alejarle del cine. Por más que todos lo habían intentado, no había conseguido olvidarse del valle, de los árboles y arbustos que veía desde la colina, de los animales que allí vivían y, sobre todo “de aquel que camina de pie”. Las últimas noticias que habían recibido de él decían que se encontraba un poco mejor, pero que todavía no sabían cuando volvería.

El partido fue muy intenso. Todos jugaron estupendamente y al final el equipo del huerto venció por un punto de diferencia.

GRAN SAUCE ¡Qué le vamos a hacer! Ha sido un bonito partido, los dos equipos han merecido ganar y uno de ellos ha sido un poco mejor. Todos nos lo hemos pasado muy bien y ahora lo vamos a celebrar juntos con una gran fiesta.

TODOS: ¡Hurra!

Y la fiesta duró hasta altas horas de la madrugada.