ppyep taylor 1 unidad 1

Upload: jubar476

Post on 03-Apr-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    1/8

    La tica de la autenticidad

    Charles Taylor

    Editorial Paids

    Buenos Aires, 1994

    ISBN: 84-7509-993-2

    Este material se utiliza con finesexclusivamente didcticos

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    2/8

    SUMARIO

    Introduccin. Recuperar la moral: la filosofa de Charles Taylor, porCarlos Thiebaut ......... 11Lenguaje, valor y expresividad. La tradicin hermenutica frente al naturalismo .................. 15Bien e identidad morales: hacia un nuevo realismo tico ........................................................ 23Comunidad moral e identidad. El reconocimiento y el problema del multiculturalismo ........ 30

    LA TICA DE LA AUTENTICIDAD

    1. Tres formas de malestar ........................................................................................................... 372. El debate inarticulado .............................................................................................................. 493. Las fuentes de la autenticidad .................................................................................................. 614. Horizontes ineludibles ............................................................................................................. 675. La necesidad de reconocimiento .............................................................................................. 776. El deslizamiento hacia el subjetivismo .................................................................................... 897. La lotta continua ...................................................................................................................... 103

    8. Lenguajes ms sutiles .............................................................................................................. 1119. Jaula de hierro? ...................................................................................................................... 12110. Contra la fragmentacin ........................................................................................................ 135

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    3/8

    III. LAS FUENTES DE LA AUTENTICIDAD

    La tica de la autenticidad supone algo relativamente nuevo y peculiar para la cultura moderna.Nacida a finales del siglo XVIII, se erige sobre formas anteriores de individualismo, tales como elindividualismo de la racionalidad no comprometida, de la que fue pionero Descartes, cuya exigencia consisteen que cada persona piense por s misma de forma autorresponsable, o el individualismo poltico de Locke,

    que trataba de hacer a la persona y a su voluntad anteriores a la obligacin social. Pero la autenticidadtambin ha entrado en conflicto en algunos aspectos con estas formas anteriores. Es hija del perodoromntico, que se mostraba crtico con la racionalidad no comprometida y con un atomismo que noreconoca los lazos de la comunidad.

    Una forma de describir su desarrollo consiste en fijar su punto de partida en la nocin dieciochescade que los seres humanos estn dotados de sentido moral, de un sentimiento intuitivo de lo que est bien y loque est mal. La intencin original de esta doctrina se diriga a combatir una visin rival, la de que paradistinguir entre el bien y el mal se deban calcular las consecuencias, y en particular aquellas relativas alpremio y al castigo divinos. La nocin consista en que comprender el bien y el mal no era cuestin declculo sin ms, sino que constitua algo anclado en nuestros sentimientos. En cierto sentido, la moralidadposee una voz interior.1

    La nocin de autenticidad se desarrolla a partir de un desplazamiento del acento moral de esta idea.

    En la visin original, la voz interior tiene importancia porque nos dice qu es lo correcto a la hora de actuar.Estar en contacto con nuestros sentimientos morales tendra aqu importancia como medio para la finalidadde actuar correctamente. Lo que yo llamo desplazamiento del acento moral se produce cuando ese contactoadquiere un significado moral independiente y crucial. Se convierte en algo que hemos de alcanzar con el finde ser verdaderos y plenos seres humanos.

    Para comprender lo que hay de nuevo en ello, hemos de considerar la analoga con anterioresvisiones morales, en las que estar en contacto con alguna fuente por ejemplo, Dios, o la Idea del Bien seconsideraba esencial para una existencia plena. Slo que ahora la fuente con la que hemos de entrar encontacto reside en lo profundo de nosotros mismos. Esto forma parte del pronunciado giro subjetivo de lacultura moderna, una forma nueva de interioridad, en la que terminamos por pensar en nosotros mismoscomo en seres investidos de una profundidad interior. En principio, esta idea de que la fuente reside ennuestro interior no excluye nuestra ligazn con Dios o las Ideas; se puede considerar como nuestra forma

    particular de relacin con ellos. En cierto sentido, se puede tomar como una continuacin e intensificacin dela evolucin iniciada por san Agustn, que observ que la senda que conduca a Dios pasaba por nuestraconciencia reflexiva respecto a nosotros mismos.

    Las primeras variantes de esta nueva visin eran testas, o al menos pantestas. Ello queda ilustradopor el filsofo que ms contribuy a que sobreviniera este cambio, Jean-Jacques Rousseau. Creo queRousseau es importante no slo porque inici el cambio; antes bien, sostendra que su gran popularidadproviene en parte de que articul algo que ya estaba teniendo lugar en la cultura. Rousseau presenta confrecuencia la cuestin de la moralidad como si se tratara de seguir la voz de la naturaleza que surge denuestro interior. Esta voz queda ahogada con muchsima frecuencia por las pasiones a las que nos inducenuestra dependencia de los otros, entre las cuales el amour propre constituye la clave. Rousseau da nombreincluso al contacto ntimo con uno mismo, ms fundamental que cualquier visin moral, que es una suerte dealegra y contento: le sentiment de l'existence.2

    1 El desarrollo de esta doctrina, aparecida primero en la obra de Francis Hutcheson, basada en los escritos del conde deShaftesbury, y su relacin de oposicin a la teora de Locke, han sido objeto de discusin ms detalladamente por miparte en Sources of the Self, captulo 15.2 Le sentiment de l'existence dpouill de toute autre affection est par luimme un sentiment prcieux de contentementet de paix qui suffiroit seul pour rendre cette existente chre et douce qui sauroit carter de soi toutes les impressionssensuelles et terrestres qui viennent sans cesse nous en distraire et en troubler ici bas la douceur. Mais la pluspart deshommes agits de passions continuelles connoissent peu cet tat et ne l'ayant gout qu'imparfaitement durant peud'instans n'en conservent qu'une ide obscure et confuse qui ne leur en fait pas sentir le charme. El sentimiento de laexistencia despojado de cualquier otro afecto es por s mismo un sentimiento precioso de contento y de paz que bastarapor s solo para convertir esta existencia en cara y dulce a quien supiera apartar de s todas las impresiones sensuales yterrestres que vienen sin cesar a distraernos y a inquietarnos aqu en nuestra dulzura. Pero la mayor parte de los hombres

    agitados por continuas pasiones conocen poco este estado, y no habiendo gustado de l ms que imperfectamentedurante algunos instantes, no conservan ms que una idea obscura y confusa que no les deja sentir su encanto.Rousseau,Les Rveries du Promeneur Solitaire, Ve Promenade, en Oeuvres Compltes, vol. 1 (Pars, Gallimard, 1959)pg. 1.047) (versin castellana:Las ensoaciones del paseante solitario, Madrid, Alhambra, 1986).

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    4/8

    Rousseau articul tambin de forma sumamente influyente una idea que guarda estrecha relacin conla anterior. Es la nocin que quiero llamar libertad autodeterminada. Se trata de la idea de que soy librecuando decido por m mismo sobre aquello que me concierne, en lugar de ser configurado por influenciasexternas. Es una norma de libertad que va evidentemente ms all de lo que se ha llamado libertad negativa,en la que soy libre de hacer lo que desee sin interferencia de otros porque es compatible con miconfiguracin e influjo por parte de la sociedad y sus leyes de conformidad. La libertad autodeterminadaexige que quiebre el dominio de esas imposiciones externas, y decida yo solo por m mismo.

    Si menciono esto aqu no es porque sea esencial para la autenticidad. Evidentemente, los dos idealesson distintos. Pero se han desarrollado conjuntamente, en ocasiones en las obras de los mismos autores, y susrelaciones han sido complejas, unas veces en disputa, otras de forma estrechamente entrelazada. Enconsecuencia, se los ha confundido a menudo, y esto ha constituido una de las fuentes de las formaspervertidas de autenticidad, como mantendr cuando vuelva ms adelante a referirme a ello.

    La libertad autodeterminada ha constituido una idea de inmenso poder en nuestra vida poltica. En laobra de Rousseau adquiere forma poltica en la nocin de un Estado de contrato social fundado sobre lavoluntad general, que precisamente porque se trata de nuestra libertad comn no puede permitir oposicinalguna en nombre de la libertad. Esta idea ha sido una de las fuentes del totalitarismo moderno, iniciada, sepodra decir argumentadamente, por los jacobinos. Y aunque Kant reinterpretara esta nocin de libertad entrminos puramente morales, corno autonoma, retorna vengativamente a la esfera poltica con Hegel yMarx.

    Pero, volviendo al ideal de autenticidad, ste se convierte en algo de crucial importancia debido auna evolucin que tiene lugar despus de Rousseau y que asocio a Herder, una vez ms principal enunciador,antes que autor de la misma. Herder adelant la idea de que cada uno de nosotros tiene una forma original deser humano. Su forma de expresarlo fue que cada persona tiene su propia medida. 3 Esta idea ha penetradoprofundamente en la conciencia moderna. Adems, resulta nueva. Con anterioridad al siglo XVIII, nadiepensaba que las diferencias entre los seres humanos tuvieran esta clase de significado moral.

    Existe cierta forma de ser humano que constituye mi propia forma. Estoy destinado a vivir mi vidade esta forma, y no a imitacin de la de ningn otro. Pero con ello se concede nueva importancia al hecho deser fiel a uno mismo. Si no lo soy pierdo de vista la clave de mi vida, y lo que significa ser humano para mi.

    sta es la poderosa idea moral que ha llegado hasta nosotros. Atribuye una importancia moral cruciala una suerte de contacto con uno mismo, con mi propia naturaleza interior, que considera en peligro de

    perderse, debido en parte a las presiones para ajustarse a la conformidad exterior, pero tambin porque, aladoptar una posicin instrumental conmigo mismo, puedo haber perdido la capacidad de escuchar esta vozinterior. Y esto hace aumentar la importancia de este contacto con uno mismo introduciendo el principio deoriginalidad: cada una de nuestras voces tiene algo propio que decir. No slo no debera plegar mi vida a lasexigencias de la conformidad exterior; ni siquiera puedo encontrar fuera de m el modelo conforme al quevivir. Slo puedo encontrarlo en mi interior.

    Ser fiel a uno mismo significa ser fiel a la propia originalidad, y eso es algo que slo yo puedoenunciar y descubrir. Al enunciarlo, me estoy definiendo a m mismo. Estoy realizando un potencial que esen verdad el mo propio. En ello reside la comprensin del trasfondo del ideal moderno de autenticidad, y delas metas de autorrealizacin y desarrollo de uno mismo en las que habitualmente nos encerramos. Es eltrasfondo que otorga fuerza moral a la cultura de la autenticidad, an en sus formas ms degradadas,absurdas o trivializadas. Es lo que da sentido a la idea de hacer lo propio de cada uno o encontrar la forma

    de realizarse.

    3 Jeder Mensch hat ein eigenes Mass, gleichsam cine eigene Stimmung aller seiner sinnlichen Gefhle zu einander.Todo hombre tiene su propia medida y al mismo tiempo una voz propia de todos sus sentimientos respecto a los dems.Herder,Ideen, vii.1., enHerders Smtliche Werke, vol. XIII, comp. de Bernard Suplan, 15 vols. (Berln, Weidmann,1877-1913), pg. 291.

    4

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    5/8

    HORIZONTES INELUDIBLES

    Es ste un bosquejo muy rpido de los orgenes de la autenticidad. Habr de completarlo msadelante con mayor detalle. Pero por el momento nos basta para ver qu encierra lo que aqu se razona. Ypara ello quiero tornar la segunda de las controvertidas afirmaciones que hice al final del primer captulo.Puede decirse razonadamente algo a quienes se encuentran inmersos en la cultura contempornea de la

    autenticidad? Puede hablarse razonadamente a las personas profundamente asentadas en un blandorelativismo, o a quienes no parecen aceptar lealtad ms alta que su propio desarrollo, a aquellos, por asdecir, que parecen dispuestos a arrojar por la borda amor, hijos o solidaridad democrtica por el bien delprogreso de sus carreras?

    Bien, cmo razonamos? Razonar en cuestiones morales significa siempre razonar con alguien.Disponemos de un interlocutor, y partimos de donde esa persona se sita, o bien de la diferencia real entreambos; no razonamos de abajo a arriba, como si estuviramos hablando con alguien que no reconocieraexigencia moral alguna. Con una persona que no aceptara exigencia moral alguna sera tan imposible discutirsobre lo que est bien y lo que est mal corno lo sera en cuestiones empricas con una persona que se negaraa aceptar el mundo de la percepcin que nos rodea.1

    Pero estamos imaginando que discutirnos con personas que viven en la cultura contempornea de laautenticidad. Y eso significa que tratan de configurar sus vidas a la luz de este ideal. No tenemos que

    vrnoslas simplemente con el solo hecho de sus preferencias. Pero si partimos del ideal, entonces podemospreguntar: Cules son las condiciones de la vida humana para realizar un ideal de este tipo? Y a qu apelael ideal adecuadamente entendido? Estos dos tipos de preguntas se entretejen o se funden quiz entre s. Enel segundo caso, tratamos de definir en qu consiste el ideal. Con el primero, queremos destacar ciertosrasgos generales de la vida humana que condicionan la realizacin de ste o aquel otro ideal.

    Quiero trazar a continuacin dos lneas de argumentacin que pueden ilustrar lo que encierra estetipo de interrogatorio. La argumentacin ser muy incompleta, ms bien a la manera de una sugerencia de loque podra pasar por una demostracin convincente. El objetivo estribara en otorgar plausibilidad a misegunda pretensin, la de que podemos argumentar razonadamente sobre estas cuestiones, y mostrar con elloque existe en efecto un lado prctico en tratar de comprender mejor en qu consiste la autenticidad.

    El rasgo general de la vida humana que deseo evocar es el de su carcter fundamentalmentedialgico. Nos convertimos en agentes humanos plenos, capaces de comprendernos a nosotros mismos, y por

    ello de definir una identidad por medio de nuestra adquisicin de ricos lenguajes de expresin humana. Paralos fines de esta discusin, quiero tomar el lenguaje en su ms amplio sentido, que abarca no slo a laspalabras, sino tambin a otros modos de expresin por los que nos definimos a nosotros mismos, incluyendolos lenguajes del arte, del gesto, del amor, y similares. Pero a ello nos vemos inducidos en el intercambiocon los otros. Nadie adquiere por s mismo los lenguajes necesarios para la autodefinicin. Se nos introduceen ellos por medio de los intercambios con los otros que tienen importancia para nosotros, aquellos a los queGeorge Herbert Mead llamaba los otros significativos.2 La gnesis de la mente humana es en este sentidono monolgica, y no constituye algo que cada cual logre por s mismo, sino que es dialgica.

    Adems no se trata slo de algo que acontece en la gnesis y que puede ignorarse posteriormente. Nose trata simplemente de que aprendamos los lenguajes con el dilogo, y podamos despus usarlos paranuestros propios fines por nosotros mismos. Con ello se describe en cierta medida nuestra situacin ennuestra cultura. Se espera que desarrollemos en una medida considerable nuestras propias opiniones, puntosde vista y actitudes hacia las cosas mediante la reflexin solitaria. Pero no es as como funcionan las cosas enel caso de las cuestiones importantes, como la definicin de nuestra identidad. sta queda definida siempreen dilogo, y a veces en lucha, con las identidades que nuestros otros significativos quieren reconocer ennosotros. Y aun cuando damos la espalda a algunas de estos ltimos nuestros padres, por ejemplo ydesaparecen de nuestras vidas, la conversacin con ellos contina dentro de nosotros todo lo que durannuestras vidas.3

    1 He desarrollado esta visin del razonamiento moral con mayor extensin en Explanation and Practical Reason,Wider Working Paper WP72, World Institute for Development Economics Research, Helsinki, 1989.2 George Herbert Mead, Mind, Self and Society, (Chicago, Chicago University Press, 1934) (versin castellana:Espritu, persona y sociedad, Buenos Aires, Paids, 1972).3 Este carcter dialgico interior ha sido explorado por M.M. Bajtin y quienes se han inspirado en su obra. De Bajtin,vase especialmente, Problems of Dostoyevsky's Poetics (Minneapolis, University of Minnesota Press, 1984); y tambinMichael Holquist y Katerina Clark, Michail Bakhtin (Cambridge, Harvard University Press, 1984), y James Wertsch,Voices of the Mind(Cambridge, Harvard University Press, 1991).

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    6/8

    De manera que la aportacin de los otros significativos, aun cuando tiene lugar al comienzo denuestras vidas, contina a lo largo de stas. Algunas personas podran seguirme hasta este punto, y querer sinembargo ceirse a alguna forma del ideal monolgico. Es verdad que no podemos liberarnos nunca porcompleto de aquellos cuyo amor y atencin nos configuraron en lo ms temprano de nuestras vidas, perodeberamos esforzarnos en definirnos por nosotros mismos lo ms plenamente posible, llegando acomprender lo mejor que podamos y a lograr cierto control sobre la influencia ejercida por nuestros padres, yevitar caer en cualquier forma de dependencia posterior de los mismos. Tendremos necesidad de relaciones

    para realizarnos, pero no para definirnos.Es ste un ideal comn, pero que en mi opinin subestima gravemente el lugar de lo dialgico en la

    vida humana. Quiere todava confinarlo tanto corno sea posible a la gnesis. Olvida cmo puedetranformarse nuestra comprensin de las cosas buenas de la vida por medio de nuestro disfrute en comn delas mismas con las personas que amamos, cmo algunos bienes se nos hacen accesibles solamente por mediode ese disfrute comn. Debido a ello, nos costara un gran esfuerzo, y probablemente muchas rupturasdesgarradoras, impedir que formen nuestra identidad aquellos a quienes amamos. Consideremos lo queentendemos por identidad. Se trata de quin somos y de dnde venimos. Como tal constituye eltrasfondo en el que nuestros gustos y deseos, y opiniones y aspiraciones, cobran sentido. Si algunas de lascosas a las que doy ms valor me son accesibles slo en relacin a la persona que amo, entonces esa personase convierte en algo interior a mi identidad.

    A algunas personas esto podra parecerles una limitacin, de la que uno podra aspirar a liberarse.sta es una forma de comprender el impulso que late en la vida del eremita, o por tomar un caso que resultams familiar a nuestra cultura, en la del artista solitario. Pero desde otra perspectiva, podramos consideraresto incluso como algo que aspira a un cierto tipo de carcter dialgico. En el caso del eremita, elinterlocutor es Dios. En el caso del artista solitario, la obra misma se dirige a un pblico futuro, acasotodava por crear, gracias a la obra en s. La misma forma de una obra de arte muestra su carcter de cosadirigida.4 Pero sin menoscabo de cmo nos sintamos respecto a ello, la formacin y el sostn de nuestraidentidad, en ausencia de un esfuerzo heroico por romper nuestra existencia corriente, siguen siendodialgicos a lo largo de nuestras vidas.

    Quiero indicar ms adelante que este hecho central ha quedado reconocido en la creciente cultura dela autenticidad. Pero lo que deseo hacer ahora es tomar este rasgo dialgico de nuestra condicin, por unaparte, y ciertas exigencias inherentes al ideal de autenticidad por otra, y mostrar que las formas ms

    egocntricas y narcisistas de la cultura contempornea son manifiestamente inadecuadas. Ms enparticular, quiero mostrar que las formas que optan por la autorrealizacin sin considerar (a) las exigenciasde nuestros lazos con los dems o (b) las exigencias de cualquier tipo que emanan de algo que est ms all ofuera de los deseos o aspiraciones humanas son contraproducentes, destruyen las condiciones para realizar laautenticidad misma. Los abordar en orden inverso, para empezar con (b), argumentando a partir de lasexigencias de la autenticidad misma como ideal.

    (1) Cuando llegamos a comprender lo que significa definirnos a nosotros mismos, determinar en quconsiste nuestra originalidad, vemos que hemos de tomar como trasfondo cierto sentido de lo que essignificativo. Definirme significa encontrar lo que resulta significativo en mi diferencia con respecto a losdems. Puede que yo sea la nica persona que tiene exactamente 3.732 pelos en la cabeza, o que seaexactamente de la misma altura que un rbol de la llanura siberiana; y qu? Si empiezo por decir que medefino por mi capacidad de articular verdades importantes, o tocar el clavicordio mejor que nadie, o revivir la

    tradicin de mis antepasados, entonces entrarnos en el terreno de las autodefiniciones reconocibles.La diferencia es evidente. Comprendemos perfectamente que estas ltimas propiedades tienen una

    significacin humana, o que pueden ser consideradas por la gente de modo que la tengan, en tanto que lasprimeras no: es decir, no si no tienen algo especial que decirnos. Quiz el nmero 3.732 se considere sagradoen alguna sociedad; en ese caso tener ese nmero de pelos puede considerarse significativo. Pero llegamos aello vinculndolo con lo sagrado.

    Vimos antes, en el segundo captulo, de qu modo la cultura contempornea se desliza hacia unrelativismo blando. Ello otorga un valor adicional a una presuncin general: las cosas no tienen significacinen s mismas sino porque las personas as lo creen, como si pudieran determinar qu es significativo, bienpor decisin propia, bien quiz slo porque as lo piensan. Esto sera algo disparatado. No podramos decidirsimplemente que la accin ms significativa consiste en chapotear con los pies en barro tibio. Sin una

    4 Vase Bajtin, The Problem of the Text in Linguistics, Philology and the Human Sciences, en Speech Games andOther Late Essays, comp. de Caryl Emerson y Michael Holquist (Austin, Texas University Press, 1986), pg. 126, paraesta nocin de superdestinatario, ms all de nuestros interlocutores existentes.

    6

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    7/8

  • 7/28/2019 PPyEP Taylor 1 Unidad 1

    8/8

    ciertas opciones tengan ms significado que otras, la idea misma de autoeleccin cae en la trivialidad y por lotanto en la incoherencia. La autoeleccin como ideal tiene sentido slo porque ciertas cuestiones son mssignificativas que otras. No podra pretender que me elijo a m mismo, y desplegar todo un vocabularionietzscheano de autoformacin, slo porque prefiero escoger un filete con patatas en vez de un guiso a lahora de comer. Y qu cuestiones son las significativas no es cosa que yo determine. Si fuera yo quien lodecidiera, ninguna cuestin sera significativa. Pero en ese caso el ideal mismo de la autoeleccin como ideamoral sera imposible.

    De modo que el ideal de la autoeleccin supone que hay otras cuestiones significativas ms all de laeleccin de uno mismo. La idea no podra persistir sola, porque requiere un horizonte de cuestiones deimportancia, que ayuda a definir los aspectos en los que la autoformacin es significativa. Siguiendo aNietzsche, soy ciertamente un gran filsofo si logro rehacer la tabla de valores. Pero esto significa redefinirlos valores que ataen a cuestiones importantes, no confeccionar el nuevo men de McDonald's, o la modaen ropa de sport de la prxima temporada.

    El agente que busca significacin a la vida, tratando de definirla, dndole un sentido, ha de existir enun horizonte de cuestiones importantes. Es esto lo que resulta contraproducente en las formas de la culturacontempornea que se concentran en la autorrealizacin por oposicin a las exigencias de la sociedad, o de lanaturaleza, que se cierran a la historia y a los lazos de la solidaridad. Estas formas narcisistas yegocntricas son desde luego superficiales y trivializadas; son angostas y chatas, como dice Bloom. Peroesto no sucede as porque pertenezcan a la cultura de la autenticidad. Ocurre, por el contrario, porque huyende sus estipulaciones. Cerrarse a las exigencias que proceden de ms all del yo supone suprimirprecisamente las condiciones de significacin, y por tanto cortejar a la trivializacin. En la medida en que lagente busca en esto un ideal, este autoaprisionarse es autoanulador; destruye las condiciones en las que puederealizarse.

    Dicho de otro modo, slo puedo definir mi identidad contra el trasfondo de aquellas cosas que tienenimportancia. Pero poner entre parntesis a la historia, la naturaleza, la sociedad, las exigencias de lasolidaridad, todo salvo lo que encuentro en m, significara eliminar a todos los candidatos que pugnan por loque tiene importancia. Slo si existo en un mundo en el que la historia, o las exigencias de la naturaleza, olas necesidades de mi prjimo humano, o los deberes del ciudadano, o la llamada de Dios, o alguna otra cosade este tenortiene una importancia que es crucial, puedo yo definir una identidad para m mismo que no seatrivial. La autenticidad no es enemiga de las exigencias que emanan de ms all del yo; presupone esas

    exigencias.Pero si esto es as, hay algo que puede decirse a quienes se hallan en los modos ms trivializados dela cultura de la autenticidad. La razn no carece de poder. Por supuesto que con esto no hemos llegado hastaahora muy lejos; slo lo suficiente como para mostrar que algunas cuestiones de suyo transcendentes sonindispensables [cuestin (b), supra]. No hemos mostrado que haya de tomarse en serio a alguien enparticular. La argumentacin no es hasta aqu ms que un bosquejo, y espero desarrollarla (un poco ms) enlos siguientes captulos. Pero por el momento quiero pasar a otra cuestin (a), s hay o no algocontraproducente en una forma de realizacin que niega nuestros vnculos con los dems.

    8