potencial de los suelos

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Potencial de los suelos El escenario de los suelos del país presenta un conjunto de condiciones o deficiencias, que limitan la responsabilidad de tierras para propósitos agrícolas. Sólo el 5,92% de la superficie nacional (7,6 millones de ha) son tierras de aptitud agrícolas. El 94% restante ofrece limitaciones serias para la agricultura, pero si posibilidades para actividades pecuarias, forestales y otras (hidrogenaría, turismo, manejo de fauna, etc) Las limitaciones más importantes de los suelos en el país se relaciona con la fertilidad, superficialidad, salinización mal drenaje, aridez, y condiciones climáticas extremas. Los suelos del país son de baja fertilidad por acidez natural, por pérdida de nutrientes, por baja fertilidad, salinidad, toxicidad por aluminio y arcillas de bajo poder de cambio. Los suelos de la selva son en general de baja fertilidad por el lavado de los nutrientes por las altas precipitaciones. Una alta proporción de los suelos son someros o superficiales, con menos de 60 cm de profundidad de los perfiles o con rocas, debido a las extremas pendientes, especialmente en las vertientes occidentales y orientales andinas, y también en las laderas de los valles interandinos. La erosionabilidad, o sea, la pérdida de la capa fértil por acción del agua y del viento, llega en nuestro país a niveles alarmantes. Esto constituye uno de los problemas más preocupantes, porque por lo general es de origen humano por las malas prácticas agropecuarias y la destrucción de la cobertura vegetal. Este problema es grave en las vertientes occidentales y orientales en la Sierra. La salinización es un problema propio de las zonas áridas, y cobra significado en las tierras costeras bajo riego. Por sobreriego y por condiciones de mal drenaje afloran a la superficie sales minerales (cloruros y sulfatos), que intoxican el suelo y limitan o anulan la producción

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Page 1: Potencial de Los Suelos

Potencial de los suelos

El escenario de los suelos del país presenta un conjunto de condiciones o deficiencias, que limitan la responsabilidad de tierras para propósitos agrícolas. Sólo el 5,92% de la superficie nacional (7,6 millones de ha) son tierras de aptitud agrícolas. El 94% restante ofrece limitaciones serias para la agricultura, pero si posibilidades para actividades pecuarias, forestales y otras (hidrogenaría, turismo, manejo de fauna, etc)Las limitaciones más importantes de los suelos en el país se relaciona con la fertilidad, superficialidad, salinización mal drenaje, aridez, y condiciones climáticas extremas.

Los suelos del país son de baja fertilidad por acidez natural, por pérdida de nutrientes, por baja fertilidad, salinidad, toxicidad por aluminio y arcillas de bajo poder de cambio. Los suelos de la selva son en general de baja fertilidad por el lavado de los nutrientes por las altas precipitaciones.

Una alta proporción de los suelos son someros o superficiales, con menos de 60 cm de profundidad de los perfiles o con rocas, debido a las extremas pendientes, especialmente en las vertientes occidentales y orientales andinas, y también en las laderas de los valles interandinos.

La erosionabilidad, o sea, la pérdida de la capa fértil por acción del agua y del viento, llega en nuestro país a niveles alarmantes. Esto constituye uno de los problemas más preocupantes, porque por lo general es de origen humano por las malas prácticas agropecuarias y la destrucción de la cobertura vegetal. Este problema es grave en las vertientes occidentales y orientales en la Sierra.

La salinización es un problema propio de las zonas áridas, y cobra significado en las tierras costeras bajo riego. Por sobreriego y por condiciones de mal drenaje afloran a la superficie sales minerales (cloruros y sulfatos), que intoxican el suelo y limitan o anulan la producción agrícola. Cerca del 40% de los suelos irrigados de la Costa están afectados por este problema.

El mal drenaje, o sea la acumulación de agua y empantanamiento, afecta a cerca de 15 millones de ha en la Costa y en la Selva Baja. En la Costa este problema afecta a las partes bajas de los valles, cerca del mar. En la Selva Baja el problema es de cerca de 6 millones de ha de aguajales y en las zonas inundables.

La aridez, por deficiencia de agua, afecta a cerca de 30 millones de ha, especialmente en la Costa, las vertientes occidentales y parte de la Sierra. Existen zonas de aridez natural y otras donde se produce la "desertificación" por acciones humanas de destrucción de la cobertura vegetal. Este caso es muy manifiesto en la Costa Norte y en la Sierra. A pesar de que en las zonas áridas falta agua, las actividades humanas negativas (tala y quema, y sobrepastoreo) destruyen las cuencas altas de los ríos, limitando aún más el recurso agua necesario para la agricultura.

Los climas fríos y de nieve permanente prevalecen encima de los 4,100 msnm y son limitantes de las actividades agrícolas por las heladas permanentes o temporales. Cerca de 23 millones de ha tienen serias limitaciones, desde el punto de vista agrícola, por el

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clima frígido.

El recurso suelo con potencial de ser utilizado es relativamente escaso en el Perú. Más del 42% son suelos de protección y el suelo aprovechable para la agricultura es muy limitado. El potencial de los suelos puede ir variando, de acuerdo a la tecnología disponible, por ejemplo últimamente en la costa se han ampliado muchas zonas eriazas para cultivos, gracias al riego tecnificado y transvases de agua. La clasificación que veremos a continuación es la única de alcance nacional, pero es antigua, por lo cual hay que tener criterio para evaluar estos datos.

Zona donde se aprecian suelos con aptitud para cultivo en limpio y para producción forestal. Foto: M. Mavila

CLASIFICACION DE LAS TIERRAS EN PERÚ

La clasificación de las tierras del Perú según su capacidad de uso mayor, se basa en las limitaciones permanentes de los suelos para poder mantener actividades agrícolas, pecuarias ó forestales dentro de márgenes económicos y sin degradar el recurso. Los factores que influyen en esta clasificación son: el clima, el riesgo de erosión, las características propias del suelo que afectan la productividad y las condiciones de humedad (ONERN, 1985).Se clasifican en:

Tierras aptas para cultivos en limpio:

Son tierras aptas para agricultura arable e intensiva y apropiada para cultivos diversificados, como las hortalizas, que tienen una o más cosechas al año. Estas tierras son las de mayor calidad agrológica, es decir con condiciones físicas del suelo, hídricas y climáticas muy apropiadas para la agricultura, y sin mayores limitaciones.

Asimismo, son tierras muy escasas (3.8% del territorio nacional). En la Costa se ubican principalmente en los valles irrigados. En la Sierra, en zonas de topografía suave y fondos de valles abrigados: y en la Selva, en las terrazas de formación reciente a lo largo de los ríos.

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Cultivos de hortalizas en suelos de alta calidad, Lima. Foto: M. Mavila

Tierras aptas para cultivos permanentes:

Son las tierras con condiciones ecológicas no adecuadas para la remoción periódica del suelo ó para un desarrollo económico con cultivos en limpio, pero que permiten el manejo de cultivos perennes, como los frutales. Estas plantas son improductivas en los primeros años para luego brindar valiosas cosechas durante varios años, con un pequeño costo de mantenimiento. También son tierras muy escasas (2.1% del territorio nacional) y junto con las tierras aptas para cultivo en limpio, constituyen el potencial agrícola del país.

En la Costa se ubican principalmente en las cabeceras de los valles irrigados y en algunas pampas o desiertos. En la Sierra, se encuentran en algunos valles de topografía relativamente suave; y en la Selva, en ciertos valles de la Selva Alta y en lomadas y terrazas de los valles del llano amazónico.

Tierras aptas para pastos:

Suelos que no presentan características requeridas para fines agrícolas pero presentan vocación para el uso de pastos naturales y para la propagación de forrajes cultivados y por ende el desarrollo de la actividad pecuaria.Son tierras con una superficie intermedia (14% del territorio nacional), cuya mayor expresión se da en la Sierra, especialmente en la zona alto Andina por encima de los 3900 msnm. En la Costa se distribuyen asociadas a los bosques secos del noroeste y en las lomas estacionales.

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Foto: Pastizales alto andinos en Ayacucho. Foto: M. Mavila

Tierras aptas para producción forestal:

Las tierras aptas para producción forestal tienen la capacidad de ser usadas para aprovechar los recursos maderables y no maderables del bosque. Son las tierras potencialmente productivas con mayor representatividad en el país, con 38% de su superficie. Lógicamente, el 90% de las tierras forestales se encuentran en territorio Amazónico, el 8% en la Sierra y una mínima parte en la Costa.

Tierras aptas para protección:

Son aquellas que no reúnen las condiciones ecológicas mínimas requeridas para los otros usos descritos, y que por sus características y ubicación sirven fundamentalmente para conservar el equilibrio ecológico, los suelos y las aguas, con el objeto de proteger tierras agrícolas, infraestructura vial o de otra índole y centros poblados, así como garantizar el aprovisionamiento de agua para consumo humano, agrícola e industrial, teniendo carácter de intangible.Con más del 42% de la superficie nacional, constituyen las tierras más extensas en el país.

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Foto: Bosques primarios y secundarios con aptitud forestal. Foto: Lorenzo Vallejos.

Estadísticas

Superficie de capacidad de uso mayor de los suelos a nivel nacional (millones de hectáreas). Fuente: ONERN, 1985

Superficie de capacidad de uso mayor de los suelos, en porcentaje según región natural. Fuente: ONERN, 1985