¿por quÉ el purgatorio? · pero como de todos modos no me respondió, salté de la cama y traté...
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P. Ramon RICCIARDI
¿POR QUÉ EL PURGATORIO?
50 Preguntas de Sor Emmanuel a María Simma
INTRODUCCION
Existe una gran ignorancia con respecto al Purgatorio, ya que poco se habla de este tema, a pesar de su
importancia y de la insistencia del Papa para que se exponga la doctrina de las postrimerías, o sea de los fines
últimos de la vida: Juicio, Paraíso, Purgatorio e Infierno.
Muchos se han preguntado y se preguntan aún, ¿qué es el Purgatorio? ¿Por qué se reza tanto por las almas del
Purgatorio? ¿Quién va al Purgatorio? ¿Habrá niños en el Purgatorio?
Si Dios perdona los pecados, ¿por qué se debe pasar por este lugar de purificación?
Muchas de estas preguntas las encontraremos en este librito, gracias a una religiosa, Sor Emmanuel, muy
conocida por su vinculación con Medjugorje (pueblo de la ex-Yugoslavia, donde la Virgen se aparece desde hace
más de 18 años) quien, después de haber leído con mucho interés un libro titulado: "LAS ALMAS DEL
PURGATORIO ME DIJERON...", quiso encontrarse con la autora, María Simma, que fue favorecida por una gracia
particular, la de ser visitada por las almas del Purgatorio.
Pero antes de empezar la entrevista, tenemos que clarificar lo que es el Purgatorio.
El Purgatorio es la última Misericordia de Dios para con el hombre pecador, al que Dios llama a rendición de
cuenta al final de su vida.
El hombre peca y aunque se arrepiente y se confiesa, siempre queda una pena que tiene que pagar. Ejemplo: Un
asesino que después de su crimen se arrepiente, llama a un sacerdote para confesar su culpa y recibe el Perdón de
sus pecados, no por eso saldrá de la cárcel... tiene que purgar su pena. Es algo similar lo que ocurre en el otro
mundo.
Hay dos maneras de pagar esta pena: una estadía en el Purgatorio, después de la muerte, o bien, recibir
indulgencias parciales o plenarias. (ver página 49).
¿QUIÉN ES MARÍA SIMMA?
Es una sencilla mujer campesina de 82 años, que vive sola en su pequeña casa de Sonntag, una preciosa aldea en
las montañas de Voralberg, en Austria, en donde me reuní con ella. Desde su niñez, oraba mucho por las almas del
Purgatorio. Cuanto tenía veinticinco años, fue favorecida con una gracia muy particular en la Iglesia: el carisma de
ser visitada por las almas del Purgatorio. Es una ferviente católica y posee una gran humildad y sencillez; es
alentada en su misión por su párroco y su obispo. A pesar del carácter sumamente extraordinario de su carisma,
vive muy pobremente; en su pequeña habitación, en la que me recibió para la entrevista, apenas teníamos
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espacio suficiente para movernos alrededor de las sillas que me había ofrecido, junto a la intérprete que me
acompañaba.
Varios son los santos que han tenido también este carisma de relacionarse con las almas del Purgatorio: Santa
Gertrudis, Santa Catalina de Génova, Miriam de Jesús, Santa Margarita María de Paray-le-Monial, quien tuvo la
visión del Sagrado Corazón; el Santo Cura de Ars, la Beata Faustina, San Juan Bosco, la Beata Miriam de Belén, etc.
Al analizar las enseñanzas de estos santos, vemos que todos ellos dicen lo mismo, y María Simma, con su hermoso
testimonio, viene a confirmar lo dicho por estos santos. Para no alargar mucho este relato, algunas de las
respuestas de María son resumidas y se agregan también algunos comentarios aclaratorios.
LA ENTREVISTA CON MARÍA
- María, ¿podrías contarnos cómo fuiste visitada, la primera vez, por un alma del Purgatorio?
- Sí, fue en 1940. Una noche, alrededor de las tres o cuatro de la madrugada, oí que alguien entraba a mi
habitación. Eso me despertó. Miré para ver quién había podido entrar en mi cuarto.
- ¿Tuviste miedo?
- No, yo para nada soy miedosa. Incluso desde que era pequeña, mi madre decía que yo era una niña especial
porque jamás tenía miedo.
- Así que, esa noche... ¡cuéntanos!
- Bueno, vi a alguien totalmente extraño que iba y venía lentamente. Le dije en tono severo: "¿Cómo entró usted
aquí? ¡Váyase!" Pero él siguió caminando impaciente alrededor del cuarto, como si no me hubiera oído. Así que de
nuevo le pregunté: "¿Qué hace usted aquí?" Pero como de todos modos no me respondió, salté de la cama y traté
de asirlo, pero no toqué más que aire. No había nadie allí. Entonces volví al lecho, pero nuevamente lo oí ir y venir.
Me preguntaba cómo era posible que yo pudiera ver a ese hombre y no pudiera agarrarlo. Me levanté de nuevo
para detenerlo y hacer que dejara de dar vueltas; de nuevo, atrapé sólo aire.
Desconcertada, regresé a la cama. El no regresó, pero ya no pude dormirme. Al día siguiente, después de la Misa,
fui a ver a mi director espiritual y se lo conté todo. Él me dijo que si esto volvía a suceder, yo no debía preguntar:
"¿Quién es usted?" sino "¿Qué quiere usted de mí?"
A la noche siguiente, el hombre regresó, era definitivamente el mismo. Yo le pregunté: "¿Qué quiere usted de
mí?". El respondió: "Mande a celebrar tres Misas por mí y seré liberado”.
Ahí entendí que se trataba de un alma del Purgatorio. Mi padre espiritual lo confirmó.
Él también me aconsejó que nunca rechazara a las ánimas benditas, sino que aceptara con generosidad cualquier
cosa que pidieran de mí.
- ¿Y después, continuaron las visitas?
- Sí. Durante varios años venían sólo tres o cuatro almas, sobre todo en Noviembre. Posteriormente vinieron más.
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- ¿Qué te piden estas almas?
- La mayoría de las veces piden que se celebren Misas por ellas y que uno esté presente en esas Misas; piden que
se rece el Rosario y también que se haga el Vía Crucis.
Antes de proseguir es necesario una aclaración. Se ha llamado al Purgatorio la última Misericordia de Dios. En
efecto, los que mueren en la gracia y la amistad de Dios, a menudo necesitan de una última purificación para
participar de la alegría del cielo. Esta última purificación es un fuego de amor que purifica para poder entrar en la
plena comunión con Dios.
El alma, que despojada de su cuerpo, ha tenido la visión de la extraordinaria hermosura de Dios, de la belleza de
un Dios que la ama y que la atrae hacia Sí, toma conciencia de sus impurezas, se da cuenta de que no está bien
aseada, huele mal; la nariz le escurre, su pelo está grasiento y pegajoso, hay manchas de suciedad en sus vestidos,
y se dice a sí misma: %o, no es posible presentarme en este estado. Primero tengo que ir a asearme, no puedo
llegar así".
Este retraso necesario para llegar a la unión plena con Dios, le parece insoportable al alma, es una "herida de
amor". Eso precisamente es el Purgatorio: una herida de amor, un fuego que purifica. Es una espera, una nostalgia
de amor. El Purgatorio es un lugar de deseo, un ardiente deseo de Dios, a quien ya el alma conoce porque lo ha
visto en su esplendorosa hermosura.
- María, ¿las almas del Purgatorio sienten, a pesar de todo, gozo y esperanza en medio de su
sufrimiento?
- Sí. Ningún alma querría volver del Purgatorio a esta tierra. Tienen un conocimiento infinitamente superior al
nuestro. Ellas simplemente no podrían decidir volver a las tinieblas de este mundo.
En el Purgatorio, aun cuando el sufrimiento del alma sea grande, existe la certeza de vivir para siempre con Dios.
Lo que hace que el gozo sea mayor que el dolor.
- María, ¿puedes decirnos si es Dios quien envía a un alma al Purgatorio y si es el alma misma quien
decide ir allá?
- Es el alma misma quien quiere ir al Purgatorio, a fin de ser pura antes de subir al Cielo.
Las almas del Purgatorio se adhieren totalmente a la voluntad de Dios. Están unidas tanto a los bienaventurados,
que ya gozan plenamente de la Vida Eterna, como a nosotros, que caminamos por este mundo hacia la casa del
Padre.
- María, en el momento de la muerte, ¿ve uno a Dios a plena luz o de una manera nebulosa? - No todavía
de una manera perfecta, pero con suficiente luz para desear vivamente la plena visión.
Aquí podríamos referir la visión de Juan Bosco, que encandilado por la luz extraordinaria de la Mansión de
felicidad, pensaba que está luz tan maravillosa era la del Paraíso, pero Domingo Savio le contestó que ni pensarlo.
En realidad, es difícil en nuestra situación de mortales, imaginar lo que puede ser la visión de Dios.
El alma es tan atraída por esta luz que ha divisado, que sufre una agonía hasta volver a ella.
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LA CARIDAD CUBRE MULTITUD DE PECADOS
- María, ¿podrías decirnos cuál es el papel de la Virgen con las almas del Purgatorio?
- Ella va allí a menudo a consolarlas y a decirles que han hecho muchas cosas buenas. Ella las alienta.
- ¿Hay días particulares en los que Ella las libere?
- Sobre todo en Navidad, el Día de todos los Santos, el Viernes Santo, la Fiesta de la Asunción y de la Ascensión de
Jesús.
- María, ¿por qué va uno al Purgatorio? ¿Cuales son los pecados que más llevan al Purgatorio?
- Los pecados contra la caridad, contra el amor al prójimo, la dureza de corazón, el rencor, la maledicencia, la
calumnia; todas esas cosas.
- ¿Decir cosas malas y calumniar son algunas de las peores manchas que requieren una larga
purificación?
- Sí.
Aquí María nos da un ejemplo que verdaderamente la impresionó y que yo quisiera compartir con ustedes.
Le habían pedido averiguar si una mujer y un hombre estaban en el Purgatorio. Para gran sorpresa de quienes le
habían preguntado, la mujer se encontraba ya en el Cielo y el hombre estaba en el Purgatorio. De hecho, esa
mujer había muerto al someterse a un aborto, mientras que el hombre a menudo acudía a la iglesia y
aparentemente llevaba una vida digna y devota.
Por tanto, María buscó más información, pensando que se había equivocado; pero no, era cierto. Ambos habían
muerto prácticamente en el mismo instante, pero la mujer había experimentado un profundo arrepentimiento y
era muy humilde, mientras que el hombre criticaba a todo el mundo; él siempre se estaba quejando y diciendo
cosas malas acerca de otros. Por eso, su Purgatorio duró tanto. Y María concluyó: "No debemos juzgar por las
apariencias".
Otro pecado contra la caridad son todos esos rechazos nuestros a ciertas personas que nos caen mal, el negarnos
a hacer la paz, a perdonar y toda la amargura que almacenamos en nuestro interior.
María ilustró también este punto con otro ejemplo que nos hizo reflexionar. , Es la historia de una mujer que ella
conoció bien. Esta señora murió y estaba en el Purgatorio, en el Purgatorio más terrible, con los sufrimientos más
atroces. Y cuando vino a ver a María, le explicó el por qué: había tenido una amiga y entre ellas surgió una gran
enemistad, causada por ella misma.
Ella mantuvo esa enemistad por años y años, aun cuando su amiga muchas veces le pidió que hicieran la paz, que
se reconciliaran. Pero cada vez, ella se rehusaba. Cuando cayó gravemente enferma, continuó cerrando su
corazón, rechazando la reconciliación que su amiga le proponía, hasta en su lecho de muerte. Creo que este
ejemplo tiene un gran significado en lo que se refiere al rencor que uno mantiene. Y también nuestras palabras
pueden ser destructivas: nunca enfatizaremos lo suficiente cuánto puede realmente matar una palabra crítica o
llena de amargura; pero también al contrario, cuánto puede sanar una palabra.
- María, por favor dinos: ¿quiénes tienen mayores oportunidades de ir directo al Cielo?
- Los que tiene un buen corazón con todos. El amor cubre multitud de pecados.
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- ¡Sí, San Pablo mismo lo dice! ¿Cuáles son los medios que tenemos en la tierra para evitar el Purgatorio e ir
directamente al Cielo?
- Debemos hacer muchísimo por las almas del Purgatorio, ya que ellas, a su vez, nos ayudan. Debemos tener
mucha humildad; ésta es la mejor arma contra el mal, contra el Maligno. La humildad ahuyenta el mal.
No puedo resistir contarles un testimonio muy hermoso del Padre Berlioux (quien escribió un libro maravilloso
acerca de las almas del Purgatorio), en cuanto a la ayuda que ofrecen estas almas a quienes las alivian con sus
oraciones y sufragios.
Él cuenta la historia de una persona especialmente devota de las ánimas benditas, quien había consagrado su vida
a aliviarlas.
A la hora de su muerte, ella fue atacada con furia por el demonio, quien veía que estaba a punto de escapársele.
Parecía que el abismo entero se había unido contra ella, rodeándola con sus huestes infernales.
"La moribunda estuvo luchando atrozmente durante un tiempo cuando, de pronto, vio cómo entraba a su
apartamento una multitud de personas desconocidas de radiante belleza, quienes pusieron en fuga al demonio y,
acercándose a su lecho, le dirigieron palabras de aliento y consuelo auténticamente celestiales. Con su último
aliento, rebosante de gozo, ella gritó: ¿quiénes son ustedes? Por favor, ¿quiénes son ustedes que me hacen tanto
bien?".
Los benevolentes visitantes respondieron: "Somos habitantes del Cielo, a quienes tu ayuda nos condujo a la
Bienaventuranza. Y, en gratitud, hemos venido a ayudarte a cruzar el umbral de la eternidad y rescatarte de este
lugar de angustia, para llevarte al gozo de la Ciudad Eterna".
"Ante estas palabras, una sonrisa iluminó el rostro de la moribunda, quien cerró sus ojos y se durmió en la paz del
Señor. Su alma, pura como una paloma, al presentarse ante el Señor de los señores, halló a tantos protectores y
abogados como almas había liberado y habiendo sido reconocida digna de la gloria, entró triunfante en medio de!
aplauso y las bendiciones de todos aquellos que ella había rescatado del Purgatorio. Que también nosotros, algún
día, tengamos esa misma dicha".
Las almas liberadas por nuestras oraciones son profundamente agradecidas: ellas nos ayudan en nuestra vida;
esto es muy perceptible. ¡Les recomiendo ampliamente que lo experimenten por ustedes mismos! Ellas nos
ayudan; ellas conocen nuestras necesidades y nos obtienen muchas gracias.
- María, estoy pensando en el Buen Ladrón que estaba junto a Jesús en la Cruz. Verdaderamente quisiera saber
qué hizo él por Jesús para que Jesús le prometiera que a partir de ese mismo día estaría con El en su Reino.
- Humildemente aceptó su sufrimiento, diciendo que era justo. Y alentó al otro ladrón a aceptar el suyo también.
Tuvo temor de Dios, lo cual significa humildad.
Otro hermoso ejemplo relatado por María Simma nos muestra cómo una buena acción compensa una vida entera
de pecado.
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Oigámoslo de los labios de la propia María: "Conocí a un hombre joven como de veinte años, de una aldea
cercana. La aldea de este joven había sido cruelmente devastada por una serie de avalanchas que mataron a un
gran número de personas.
Una noche, este joven estaba en casa de sus padres cuando oyó una avalancha justamente en la casa vecina. El oía
los gritos de dolor, gritos realmente desgarradores: "¡Sálvenos! ¡Vengan a salvarnos! ¡Estamos atrapados bajo la
avalancha!"
"De un salto se levantó de la cama y corrió escaleras abajo para rescatar a esa gente. Su madre también había oído
los gritos y quiso impedirle que saliera; bloqueó la puerta diciéndole: ¡No! ¡Deja que otros vayan y les ayuden!
¿Por qué siempre hemos de ser nosotros? Es demasiado peligroso salir, ¡no quiero otra muerte más! Pero él,
sintiéndose muy afectado por esos gritos, realmente quería salir y rescatar a esas personas; por tanto, hizo a un
lado a su madre y le dijo: ¡Sí! ¡Voy a salir! ¡No puedo dejarlos morir así! Salió y en el camino, él mismo fue
alcanzado por una avalancha y murió.
Dos días después de su muerte, viene él a visitarme en la noche y me dice: "Manda decir tres Misas por mí, con
eso seré liberado del Purgatorio". Fui a informar a su familia y amigos; ellos se sorprendieron al saber que después
de tan sólo tres Misas, él sería liberado del Purgatorio. Sus amigos me dijeron: "Oh, no nos hubiera gustado estar
en su lugar en el momento de la muerte, ¡si vieras la cantidad de cosas malas que él hizo!"
Pero este joven me dijo: Sabes, hice un acto de amor perfecto al arriesgar mi vida por esas personas; fue gracias a
eso que el Señor me acogió tan pronto en el Cielo. Sí, la caridad cubre multitud de pecados...
Esta historia nos muestra que un solo acto de amor ofrecido gratuitamente, fue suficiente para purificar a este
joven de una vida disoluta; y el Señor sacó lo mejor de ese momento de amor. De hecho, María añadió que este
joven quizá nunca más hubiera tenido la oportunidad de ofrecer un acto de amor así y podría haberse vuelto
malo. El Señor, en Su misericordia, se lo llevó justamente en el momento cuando parecía más bello, más puro a
Sus ojos debido a este acto de amor.
Es muy importante, a la hora de la muerte, abandonarse a la voluntad de Dios. María me contó el caso de una
madre de cuatro hijos que estaba por morir. En vez de rebelarse y preocuparse, ella le dijo al Señor: "Acepto esta
muerte, si es Tu voluntad y pongo mi vida en Tus manos. Te confío a mis hijos y sé que Tú cuidarás de ellos".
María dijo que a causa de su inmensa confianza en Dios, esta mujer se fue directamente al Cielo y evitó el
Purgatorio.
Verdaderamente podemos decir que el amor, la humildad y el abandono a Dios son tres llaves de oro para ir
directamente al Cielo.
OFRECER UNA MISA POR ELLAS
- María, ¿podrías decirnos ahora cuáles son los medios más efectivos para ayudar a liberar a las almas
del Purgatorio?
- El medio más eficaz es la Misa.
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- ¿Por qué la Misa?
- Porque es Cristo quien se ofrece por amor nuestro. Es la ofrenda de Cristo mismo a Dios, la ofrenda más
hermosa. El sacerdote es representante de Dios, pero es Dios mismo quien se ofrece y se sacrifica por nosotros. La
eficacia de la Misa para los difuntos es aún mayor para aquellos que le dieron gran valor a la Misa durante sus
vidas. Si ellos asistieron a Misa y oraron de todo corazón, si acudían a Misa en la semana, según el tiempo se los
permitía, sacan gran provecho de las Misas celebradas por ellos.
También aquí, uno cosecha lo que ha sembrado. Un alma en el Purgatorio ve muy claramente en el día de su
funeral si realmente oramos por El o si simplemente hicimos un acto de presencia para mostrarles que estábamos
allí. Las ánimas benditas dicen que las lágrimas no les sirven para nada, sólo la oración. A menudo se lamentan de
que la gente asista a un funeral sin dirigir una sola plegaria a Dios; derraman muchas lágrimas, ¡pero eso es inútil!
Con respecto a la Misa, voy a citar un hermoso ejemplo que dio el Cura de Ars a sus parroquianos. Él les dijo:
"Hijos míos, un buen-sacerdote tuvo el infortunio de perder a un amigo muy querido y por eso oró mucho por el
descanso de su alma.
Un día, Dios le dio a conocer que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. El santo sacerdote pensó
que no había otra cosa mejor que él pudiera hacer, que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido amigo
fallecido. A la hora de la consagración, él tomó la Hostia con sus dedos y dijo: "Padre Santo y Eterno, hagamos un
trato. Tú tienes un Tus manos el alma de mi amigo que está en el Purgatorio y yo tengo en mis manos el Cuerpo de
Tu Hijo. Pues bien, Padre bueno y misericordioso, libera a mi amigo y yo Te ofrezco a Tu Hijo con todos los méritos
de Su Pasión y su muerte".
La petición fue respondida. De hecho, en el momento de la elevación, él vio el alma de su amigo, radiante de
gloria, subiendo al cielo; Dios había aceptado el trato.
"Por eso, hijos míos, cuando queramos liberar del Purgatorio el alma de un ser querido, hagamos lo mismo:
ofrezcamos a Dios, por medio del Santo Sacrificio, a Su Amado Hijo con todos los méritos de Su Pasión y Su
muerte. Así, no será capaz de rehusarnos nada".
NO DESPERDICIEN SUS SUFRIMIENTOS TERRENOS.
Hay otro medio, muy poderoso, para ayudar a las ánimas benditas: ofrecer nuestros sufrimientos, nuestras
penitencias, tales como ayunar, renunciar a algo, etc. Y por supuesto, sufrimientos involuntarios como
enfermedades o duelos.
- María, muchas veces has sido invitada a sufrir por las ánimas benditas, a fin de liberarlas. ¿Podrías
contarnos lo que has experimentado y lo que has sufrido durante esos momentos?
- La primera vez, un alma me preguntó si no me importaría sufrir por ella durante tres horas en mi cuerpo, y que
después podría reanudar mis labores. Yo le dije: "Si todo termina luego de tres horas, puedo aceptarlo". Durante
esas tres horas, tuve la impresión de que eso había durado tres días, fue tan doloroso. Pero al final, miré mi reloj y
vi que habían pasado solamente tres horas. El alma me dijo que por haber aceptado con amor ese sufrimiento de
tres horas, ¡le había ahorrado veinte años de Purgatorio!
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- Sí, ¿pero cómo es que habiendo sufrido tan solo durante tres horas le ahorraste veinte años de
Purgatorio? ¿Qué tuvieron tus sufrimientos que valieron más?
- Esto es porque el sufrimiento en la tierra tiene un valor distinto. En la tierra, cuando sufrimos, podemos crecer
en el amor, podemos ganar méritos, que no es el caso con los sufrimientos en el Purgatorio. En el Purgatorio, los
sufrimientos sólo sirven para purificarnos del pecado. En la tierra, tenemos todas las gracias.
Tenemos la libertad de elegir.
Lo mejor que podemos hacer, nos dice María, es unir nuestros sufrimientos a los de Jesús, poniéndolos en manos
de María. Ella es quien mejor provecho sabrá sacar de ellos, puesto que muy a menudo nosotros no sabemos
cuáles son las necesidades más urgentes que nos rodean.
Todo esto, por supuesto, María nos lo recompensará a la hora de nuestra muerte. ¿Ven cómo esos sufrimientos
ofrecidos por nosotros serán nuestro tesoro más preciado en el otro mundo? Hay que recordarnos esto unos a
otros y alentarnos cuando suframos.
Y NO SEAN AVAROS CON SUS ORACIONES
Otro medio muy efectivo, nos dice María, es el Vía Crucis, porque al contemplar los sufrimientos del Señor, poco a
poco comenzamos a odiar el pecado y a desear la salvación para todas las personas. Y esta inclinación del corazón
proporciona gran alivio a las almas del Purgatorio.
El Vía Crucis también nos empuja al arrepentimiento; comenzamos a arrepentirnos cuando somos confrontados
con el pecado.
Otro punto muy provechoso para las almas del Purgatorio es rezar el Rosario, los quince misterios enteros, en
favor de los difuntos. Por medio del Rosario, muchas almas son liberadas del Purgatorio cada año; hay que decir
también que aquí es la propia Madre de Dios quien acude al Purgatorio a liberar las almas. Esto es muy hermoso,
porque las almas del Purgatorio llaman a Nuestra Señora la "Madre de Misericordia".
Las almas también han contado a María que las indulgencias tienen un valor inestimable para su liberación. A
veces resulta cruel no hacer uso de este tesoro que la Iglesia nos propone para provecho de las almas. El tema de
las indulgencias es demasiado extenso para explicarlo aquí.
Por tanto, podemos decir el mejor medio para ayudar a las almas del Purgatorio es la oración. Aquí quisiera darles
el testimonio de Hermano Cohen, un artista judío que se convirtió al catolicismo en 1864 y que veneraba
grandemente la Eucaristía. Él se apartó del mundo e ingresó a una orden religiosa muy austera; frecuentemente
adoraba al Santísimo Sacramento por el cual tenía gran devoción. Durante su adoración, le pedía al Señor que
convirtiera a su madre a quien él tanto amaba. Pues bien, su madre murió sin haberse convertido. Así que
Hermann, agobiado por el dolor, se postró delante del Santísimo Sacramento, con gran pena, orando: "Señor, Te
lo debo todo, es cierto. ¿Pero qué Te he negado? Mi juventud, mis esperanzas en el mundo, mi bienestar, la
alegría de una familia, el descanso; quizá bien merecido, todo lo sacrifiqué tan pronto como me llamaste. Y Tú,
Señor, Eterna Bondad, que me prometiste el ciento por uno, me has negado el alma de mi madre. Dios mío,
sucumbo ante este martirio, pero no seguiré con mis lamentos". Los sollozos ahogaban su corazón, cuando de
pronto, una voz misteriosa llegó a sus oídos:
"¡Hombre de poca fe, tu madre se ha salvado! Debes saber que la oración es omnipotente ante Mí. Yo he recogido
todo lo que me has ofrecido en favor de tu madre y mi Providencia lo tomó en cuenta en su última hora.
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En el momento en que expiró, fui a ella; ella me vio y gritó: ¡Señor mío y Dios mío! Ten ánimo, tu madre ha evitado
la condenación y las súplicas fervientes pronto liberarán su alma de los lazos del Purgatorio".
Las almas del Purgatorio ya no pueden hacer nada en favor de ellas mismas; están totalmente indefensas. Si los
vivos no rezan por ellas, quedan abandonadas del todo. Por eso es muy importante darse cuenta del inmenso
poder, el increíble poder que cada uno de nosotros tiene en sus manos para aliviar a estas` almas que sufren.
No pensaríamos dos veces al socorrer a un niño que ha caído de un árbol frente a nosotros y se ha fracturado los
huesos. ¡Por supuesto que haríamos cualquier cosa por él! Así pues, de igual modo, debemos ocuparnos
muchísimo de estas almas, que lo esperan todo de nosotros, que están atentas a la más mínima ofrenda y
esperanzadas en la más mínima de nuestras oraciones que puedan aliviar su padecer. Y éste podría ser también un
camino hermosísimo para practicar la caridad.
- María, ¿por qué ya no es posible ganar mérito en el Purgatorio y, en cambio, en la tierra sí?
- Porque al momento de la muerte, el tiempo para ganar méritos se termina. Y es que mientras vivamos en la
tierra, podemos reparar el mal que hayamos hecho. Las almas del Purgatorio nos envidian esta oportunidad.
Incluso los ángeles se encelan de nosotros, porque tenemos la posibilidad de crecer mientras estamos en la tierra
Pero a menudo, el sufrimiento en nuestras vidas nos lleva a rebelarnos y tenemos gran dificultad en aceptarlo y
vivirlo.
- Entonces, ¿cómo podemos vivir el sufrimiento para que éste produzca fruto?
- Los sufrimientos son la prueba más grande del amor de Dios y si los ofrecemos bien pueden ganar muchas almas.
- ¿Pero cómo podemos acoger el sufrimiento como un don y no como un castigo (como hacemos a
menudo), como un escarmiento?
- Debemos entregarlo todo a Nuestra Señora. Ella es la única que sabe mejor quién necesita tal o cual ofrenda
para ser salvado.
María nos contó que en 1954, una serie de avalanchas letales se abatieron sobre una aldea vecina a la suya.
Tiempo después, otras avalanchas se precipitaron pero se detuvieron de manera totalmente milagrosa, antes de
alcanzar la aldea, de tal modo que no causaron daño.
Las almas le explicaron que en esa aldea había muerto una mujer que estaba enferma y que nunca fue tratada
apropiadamente; ella sufrió terriblemente durante treinta años y ofreció todos sus sufrimientos por el bien de su
aldea.
Las almas le explicaron a María que fue gracias a la ofrenda de esta mujer que la aldea fue preservada de las
avalanchas.
Ella soportó sus sufrimientos con paciencia. María nos dice que si ella hubiera disfrutado de buena salud, la aldea
no hubiera sido salvada. Añade que los sufrimientos soportados con paciencia salvan más almas que la oración;
pero la oración nos ayuda a soportar nuestros sufrimientos.
- María, ¿las almas del Purgatorio se rebelan alguna vez al enfrentar sus sufrimientos?
- ¡No! Ellas quieren purificarse; entienden que esto es necesario.
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CUANDO LLEGA LA MUERTE
- ¿Cuál es el papel de la contrición o del arrepentimiento al momento de la muerte?
- La contrición es muy importante. Los pecados son perdonados, en todo caso, pero ahí están las consecuencias
del pecado. Si alguien desea recibir una indulgencia plena en el momento de la muerte -lo cual significa ir
directamente al Cielo- el alma tiene que estar libre de cualquier atadura.
Aquí quisiera yo compartir con ustedes un testimonio muy significativo que nos dio María. Le pidieron que
averiguara sobre una mujer a quien sus familiares creían perdida, porque había llevado una vida abominable. Pues
bien, ella sufrió un accidente, cayó de un tren y eso la mató. Un alma le dijo a María que la mujer se había salvado,
que se salvó del Infierno, porque al momento de la muerte le dijo a Dios: "Tienes razón en quitarme la vida,
porque de este modo ya no seguiré ofendiéndote". Y eso borró todos sus pecados. Este ejemplo es mucho muy
significativo, porque demuestra que un solo instante de humildad y de arrepentimiento a la hora de la muerte
puede salvarnos. Esto no quiere decir que ella no haya ido a dar al Purgatorio, pero evitó el Infierno que
probablemente merecía por su impiedad.
- María, yo quisiera preguntarle: ¿Al momento de la muerte existe un instante en que el alma todavía
tenga la oportunidad de volverse a Dios, aún después de haber llevado una vida llena de pecado, antes
de entrar a la eternidad; un instante, por así decirlo, entre la muerte aparente y la muerte real?
- Sí, sí, el Señor concede varios minutos a cada uno, a fin de que lamente sus pecados y se decida: Acepto o no
acepto ver a Dios. Allí, vemos nuestras vidas como una película.
Yo conocí a un hombre que creía en las enseñanzas de la Iglesia pero no en la vida eterna.
Un día, cayó gravemente enfermo y quedó en estado de coma. Él se vio a sí mismo en una habitación con un
pizarrón donde estaban escritas todas sus obras, las buenas y las malas. Después, desapareció el pizarrón, al igual
que las paredes; el cuarto y todo era infinitamente hermoso. Entonces, despertó del coma y decidió cambiar su
vida.
- María, ¿en el momento de la muerte, Dios se revela con la misma intensidad a todas las almas?
- Cada quien recibe el conocimiento de su vida y también de los sufrimientos por venir; pero no es igual para
todos. La intensidad de la revelación del Señor depende de la vida de cada quien.
- María, ¿el demonio tiene permiso de atacarnos a la hora de la muerte?
,- Sí, pero el hombre también tiene la gracia de resistirlo, de apartarlo de ahí. Por tanto, si el hombre no quiere
tener nada que ver con él, el demonio no puede hacer nada.
- ¡Esta es una buena noticia! Si alguien sabe que va a morir pronto, ¿cuál es la mejor forma de prepararse?
-Abandonándose enteramente al Señor. Ofrecer todos sus sufrimientos. Estar completamente felices en Dios.
- ¿Y qué actitud debemos adoptar frente a alguien que va a morir? ¿Qué es lo mejor que podemos hacer
por él?
- Rezar por él. Prepararlo para la muerte; hay que decirle la verdad.
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- María, ¿qué consejo darías a alguien que quiera hacerse santo ya desde aquí en la tierra?
- Ser muy humildes. No debemos ocuparnos de nosotros mismos. La soberbia es la peor trampa del Maligno.
- María, por favor, dinos: ¿Puede uno pedirle al Señor vivir su Purgatorio aquí en la tierra, a fin de no
tener que pasar por él después de la muerte?
- Sí. Conocí a un sacerdote y a una joven mujer y ambos estaban en el hospital, enfermos de tuberculosis. La joven
mujer dijo al sacerdote: "Pidamos al Señor ser capaces de sufrir tanto en la tierra de tal modo que vayamos
directamente al Cielo”.
El sacerdote le contestó que él no se atrevía a pedirlo. Cerca de allí estaba una hermana religiosa, quien había
escuchado toda la conversación. La joven mujer murió primero, el sacerdote después y éste se le apareció a la
hermana, diciéndole: "Si tan solo hubiera yo tenido la misma confianza que esta joven mujer, también yo hubiera
ido directamente al Cielo".
LOS "OCUPANTES" DEL PURGATORIO
- María, ¿hay diferentes grados en el Purgatorio?
- Sí, hay una gran diferencia en el grado de sufrimiento moral. Cada alma tiene un sufrimiento único, inherente a
ella; hay muchos grados.
- ¿Saben las ánimas benditas qué sucederá en el mundo?
- Sí, no todo, pero muchas cosas.
-¿Esas almas te cuentan a veces lo que va a suceder?
- Ellas simplemente dicen que hay algo que está a la puerta, pero no dicen qué. Sólo dicen lo indispensable para la
conversión de las personas.
- ¿Alguna vez visita Jesús el Purgatorio?
- Ningún alma me lo ha dicho así. Es la Madre de Dios quien va. Una vez le pregunté a un ánima bendita si ella
podría ir a buscar a un alma por la cual me habían preguntado. Ella respondió: "No, es la Madre de Misericordia
quien nos los dice".
De igual modo, las almas en el Cielo tampoco visitan el Purgatorio. No obstante, los ángeles sí van: San Miguel... y
cada alma tiene su ángel custodio a su lado.
- ¿Pero qué hacen los ángeles en el Purgatorio?
- Ellos alivian el sufrimiento y proporcionan consuelo. Las almas incluso pueden verlos.
- Otra pregunta: muchas personas creen hoy en la rencarnación. ¿Qué te dicen las almas a este
respecto?
- Las almas dicen que Dios nos da solamente una vida.
12
- Pero cualquiera podría decir que una vida no basta para conocer a Dios y para tener el tiempo de
convertirse verdaderamente, que no es justo. ¿Qué les contestarías tú?
- Cada alma tiene la conciencia para reconocer el bien y el mal, una conciencia que le ha sido dada por Dios, un
conocimiento interior en diferentes grados, por supuesto, pero cualquiera sabe discernir el bien del mal. Con esta
conciencia, cualquier alma puede llegar a ser bienaventurada.
- ¿Qué le sucede a la gente que cometió un suicidio? ¿Alguna vez has sido visitada por estas personas?
- Hasta ahora, nunca he conocido el caso de un suicida que se haya perdido -esto no significa, por supuesto, que
no exista- pero, a menudo, las almas me dicen que los más culpables fueron los que los rodeaban, porque los
descuidaron o difundieron calumnias.
Estas almas lamentan haber cometido ese acto porque, cuando ven las cosas a la luz de Dios, entienden
inmediatamente todas las gracias que les esperaban a lo largo del tiempo que aún les quedaba por vivir -y ven
cuánto tiempo les quedaba, a veces eran meses o años- y ven también a todas las almas que ellas hubieran podido
ayudar ofreciendo el resto de sus vidas a Dios. Al final, lo que más les duele es ver el bien que pudieron haber
hecho y no hicieron por haber cortados sus vidas. Pero cuando la causa es una enfermedad, el Señor lo toma en
cuenta, por supuesto.
- María, ¿has sido visitada por almas que se destruyeron a sí mismas, por ejemplo con las drogas, por
sobredosis?
- Sí, no están perdidas. Todo depende de la causa por la que ingerían las drogas; pero deben sufrir en el
Purgatorio.
- Si te digo, por ejemplo, que yo sufro demasiado en mi cuerpo, en mi alma, que es muy difícil para mí
seguir viviendo y que deseo morir, ¿qué puedo hacer?
- Sí, esto es muy frecuente. Yo diría: "Dios mío, puedo ofrecer este sufrimiento para salvar almas"; esto nos da una
fe renovada y valor. Pero nadie lo hace hoy en día. También podemos decir que al hacerlo, el alma gana una gran
bienaventuranza, una gran felicidad para el Cielo. En el Cielo, hay miles de diferentes tipos de felicidad, pero cada
tipo de felicidad es una felicidad plena; todos los deseos son satisfechos. Cada uno sabe que no merecía más.
- María, yo quisiera preguntarte: ¿Han venido a visitarte personas de otras religiones, por ejemplo,
judíos?
- Si, ellas son felices. Cualquiera que viva bien su fe es feliz. Pero es a través de la fe católica que ganamos más
para el Cielo.
- ¿Hay sacerdotes en el Purgatorio?
(Veo a María levantar sus ojos al Cielo, como diciendo: ¡Ay de mí!)
- Sí, hay muchos. Ellos no promovieron el respeto a la Eucaristía y esa hace que la fe sufra en todas partes. A
menudo se encuentran en el Purgatorio por haber descuidado la oración -lo cual disminuyó su fe. ¡Pero hay
muchos también que han ido directamente al Cielo!
- ¿Qué le dirías, pues, a un sacerdote que realmente quiere vivir según el Corazón de Dios? - Yo le
recomendaría orar mucho al Espíritu Santo y rezar el Rosario cada día.
- María, ¿hay niños en el Purgatorio?
- Sí, pero el Purgatorio para ellos no es tan largo ni doloroso, puesto que no tienen mucho discernimiento.
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- Tengo entendido que algunos niños han venido a visitarte; me estabas contando la historia de esa niña
pequeña, la más pequeña que habías visto jamás, una niñita de cuatro años. Pero dime: ¿Por qué estaba
ella en el Purgatorio?
- Porque había recibido de sus padres, como regalo de Navidad, una muñeca. Ella tenía una hermana gemela que
también recibió una muñeca.
Esta niñita de cuatro años había roto su muñeca; secretamente, sabiendo que nadie la veía, puso la muñeca rota
en lugar de la de su hermana, las cambió teniendo perfecta conciencia en su pequeño corazón de que iba a
disgustar a su hermana -y ella sabía muy bien que eso era una mentira y una injusticia. A causa de esto, la pobre
niña tuvo que ir al Purgatorio.
De hecho, los niños a menudo tienen una conciencia más sensible que la de los adultos. Con ellos, sobre todo es
necesario combatir la mentira. Ellos son muy sensibles a las faltas contra la verdad.
- María, ¿cómo pueden los padres ayudar a formar la conciencia de sus hijos?
- Primeramente, por medio del buen ejemplo, esto es lo más importante. Después, por medio de la oración. Los
padres deben bendecir a sus hijos e instruirlos muy bien en las cosas de Dios.
- ¡Muy importante! ¿Has sido visitada por almas que, aquí en la tierra, practicaron perversiones? Pienso, por
ejemplo, en el campo de la sexualidad.
- Sí, no están perdidas, pero tienen que sufrir mucho para ser purificadas. Por ejemplo, la homosexualidad, eso
proviene auténticamente del Maligno.
- Entonces, ¿qué consejo darías a todas esas personas afectadas por la homosexualidad, que tienen esa
tendencia?
- Orar muchísimo pidiendo fortaleza para apartarse de ello. Deben rezar sobre todo a San Miguel Arcángel; él es el
luchador por excelencia contra el Maligno.
- ¿Qué actitudes del corazón pueden llevarnos a perder nuestra alma para siempre, me refiero ir al
Infierno?
- Es cuando el alma se niega a ir a Dios, cuando de hecho dice: "No quiero".
Gracias, María, por aclararnos esto.
Aquí quisiera yo mencionar que interrogué a Vicka sobre este tema, una de las videntes de Medjugorje, quien
también me dijo que quienes van al Infierno (ella ha visto el Infierno), son sólo los que deciden ir allá. No es Dios
quien manda a alguien al Infierno; por el contrario, Él es el Salvador, El suplica al alma que acoja Su misericordia. El
pecado contra el Espíritu Santo del que habla Jesús, el cual no puede ser perdonado, consiste en el rechazo
absoluto a la misericordia de Dios, totalmente conscientes y con absoluta conciencia.
Juan Pablo II lo explica muy bien en su audiencia del 28 de julio de 1999, cuando dice que el Infierno es el rechazo
definitivo de Dios, de parte del alma que se condena a sí misma.
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- María, ¿tendrías quizá una historia para ilustrar esto?
- Un día, viajaba yo en un tren y en mi compartimiento estaba un hombre que no paraba de hablar mal de la
Iglesia, de los sacerdotes, incluso de Dios. Yo le dije: "Oiga, usted no tiene derecho de decir eso, no está bien". Él
se puso furioso conmigo. Más tarde, al llegar a mi estación descendí del tren y le dije a Dios: "Señor, no permitas
que esta alma se pierda".
Años después, el alma de este hombre vino a visitarme; él me dijo que estuvo muy cerca de caer en el Infierno,
¡pero que se salvó simplemente por esa oración que yo dije en ese momento!
Es extraordinario constatar que un solo pensamiento, un impulso del corazón, una sencilla oración por alguien
puede evitarles caer en el Infierno. Es la soberbia lo que conduce al Infierno. El Infierno es obstinarse en decirle
"NO" a Dios. Nuestras oraciones pueden suscitar un acto de humildad en los moribundos, un sólo instante de
humildad que, sin importar lo pequeño que éste sea, pueda ayudarles a evitar el Infierno.
- Un alma me contó: "No habiendo observado las leyes de tránsito, me maté a causa del golpe, mientras iba en
motocicleta a Viena. Le pregunté: ¿estabas preparada para entrar en la eternidad? No lo estaba, agregó, pero Dios
da dos o tres minutos a cuantos pecan contra El con insolencia y presunción para que se puedan convertir. Y sólo
el que lo rechaza es condenado".
El alma continuó con su comentario interesante e instructivo: "Cuando uno muere en un accidente, las personas
dicen que era su hora. Es falso: eso se puede decir sólo cuando una persona muere no por su culpa. Pero según los
designios de Dios, yo hubiera podido vivir aún treinta años; entonces hubiera transcurrido todo el tiempo de mi
vida".
Por eso el hombre no tiene derecho de exponer su vida a un peligro de muerte, salvo en caso de necesidad.
Un médico vino un día a lamentarse que debía sufrir por haber acortado la vida de sus pacientes con inyecciones
para que no sufrieran más. Dijo que el sufrimiento, soportado, con paciencia, tiene para el alma un valor infinito;
se tiene el deber de aliviar los grandes sufrimientos, pero no el derecho de acortar la vida con medios químicos.
En otra ocasión vino una mujer. Confesó: "He debido sufrir treinta años de Purgatorio porque a mi hija no la he
dejado ir al convento".
- ¡Pero María, esto es al mismo tiempo increíble! ¿Cómo puede alguien realmente decirle "NO" a Dios
cuando lo vea la horade la muerte?
- Por ejemplo, un hombre me dijo una vez que él no quería ir al Cielo. ¿Por qué? Porque Dios permite la injusticia.
Yo le dije que eran los hombres, no Dios... Pero él dijo: "Espero no encontrarme con Dios después de mi muerte, o
lo mataré con un hacha".
El sentía un odio profundo por Dios y Dios concede a cada hombre el libre albedrío. Él quiere que cada quien tenga
una libre elección.
Dios da a cada quien, durante su vida terrena y a la hora de su muerte, las gracias suficientes para su conversión,
aún después de una vida transcurrida en la oscuridad. Si alguien pide perdón, sinceramente, por supuesto que
puede salvarse.
15
- Jesús dijo que era difícil que un hombre rico entrara en el Reino de Dios. ¿Has visto casos así?
- ¡Sí! Pero si hacen buenas obras, obras de caridad, si practican el amor, ellos pueden ir allá, igual que los pobres.
.- María, ¿todavía recibes en de almas del Purgatorio?
- Sí, dos o tres veces por semana.
- ¿Qué piensas de las practicas del espiritismo, por ejemplo, invocar a los espíritus de los difuntos, las
tablas de ouija, etc.?
- Eso no es bueno. Es siempre malo. Es el demonio el que hace que la tabla se mueva.
- ¿Cuál es la diferencia entre lo que tú estás viviendo con las almas de los difuntos y las practicas de
espiritismo?
- No nos está permitido invocar a los difuntos, yo no trato de que ellos vengan. En el espiritismo, la gente trata de
hacerlos venir.
Esta distinción es bastante clara y debemos tomarla muy seriamente. Si la gente llegara a creer en una sola de las
cosas que he dicho, yo quisiera que fuera esta: Aquellos que se involucran en el espiritismo (tablas que se mueven
y otras prácticas de ese tipo) creen que están invocando a las almas de los muertos. Pero en realidad, si hay alguna
respuesta a su llamado es siempre y sin excepción Satanás y sus ángeles quienes responden. Las personas que
practican el espiritismo (adivinadores, brujos, etc.) -están haciendo algo muy peligroso contra ellas mismas y
contra quienes van a consultarlas. Están sumidos hasta el cuello en mentiras. Está prohibido, estrictamente
prohibido, invocar a los muertos. En cuanto a mí, yo nunca lo he hecho, nunca lo hago y nunca lo haré. Cuando
alguien se me aparece, es sólo Dios quien lo permite.
Por supuesto, Satanás puede imitar todo lo que viene de Dios y lo hace también. Él puede imitar la voz y la
apariencia de los muertos, pero una manifestación de este tipo siempre proviene del Maligno. No olviden que
Satanás incluso puede sanar, pero estas curaciones nunca durarán.
- ¿Personalmente has sido engañada alguna vez por falsas apariciones? ¿Por ejemplo, por el demonio
que se disfraza de un alma del Purgatorio para hablarte?
- Sí. Una vez vino un alma y me dijo: "No aceptes al alma que vendrá después de mí, porque te va a pedir
demasiado sufrimiento, el cual no serás capaz de soportar; no puedes hacer lo que te va a pedir".
Esto me afligió, porque recordé lo que mi párroco me había dicho: que tenía que aceptar a cada alma con
generosidad. Yo estaba verdaderamente afligida, sin saber si debía obedecer o no. Así que me dije: "Quizás sea el
demonio quien está delante de mí y no un alma del Purgatorio; ¿el demonio disfrazado?". Entonces le dije a esa
alma: "¡Sí-tú eres el demonio vete de aquí!".
Inmediatamente dio un fuerte alarido y se fue. En efecto, el alma que vino después de él era un alma que tenía
verdadera necesidad de mi ayuda; ¡fue muy importante para mí escuchar esta alma!
- Cuando el demonio se aparece, ¿el agua bendita siempre lo ahuyenta?
- Le molesta muchísimo y él huye de inmediato.
- María, ahora eres muy conocida, especialmente en Alemania y en Austria, pero también alrededor de Europa,
gracias a tus pláticas y a tu libro. Al principio, sin embargo, permaneciste muy oculta.
16
¿Cómo fue que de la noche a la mañana la gente reconoció que tu experiencia sobrenatural era
auténtica?
- Fue cuando las almas me pidieron que le dijera a familiares suyos que devolvieran bienes que ellas habían
adquirido en forma deshonesta. Ellos vieron que lo que yo decía era cierto.
María contó que varias veces, las almas vinieron en su busca para decirle: "Ve a mi familia en tal o cual aldea"
(que María no conocía) "y dile a mi padre, a mi hijo y a mi hermano que devuelva tal propiedad o equis suma de
dinero que adquirí deshonestamente. Yo seré liberado del Purgatorio cuando estos bienes sean devueltos". María
tenía todos los detalles del campo o la cantidad exacta de dinero, o la propiedad en cuestión, y los familiares se
desconcertaban al descubrir que ella conocía todos estos detalles, porque algunas veces ni siquiera ellos sabían
que dichos bienes habían sido adquiridos deshonestamente por su pariente.
- María, ¿existe el reconocimiento oficial de la Iglesia a este carisma particular que tú practicas con
relación a las almas del Purgatorio y también con aquellas personas que son tocadas por tu
apostolado?
- Mi Obispo me dijo que mientras no haya errores teológicos, debo continuar: el me dio su visto bueno. Mi
párroco, quien es también mi guía espiritual, también confirma estas cosas.
- Yo quisiera hacerte una pregunta que puede ser indiscreta: Tú has hecho tanto bien por las ánimas
benditas que seguramente, cuando mueras, miles de almas te escoltaran al Cielo. ¡Seguramente tú no
tendrás que pasar por el Purgatorio!
- No creo que me vaya a ir directamente al Cielo sin pasar un tiempo en el Purgatorio, porque yo he recibido más
luz, más conocimiento y por eso mis faltas son más graves. Pero aun así, ¡espero que las almas me ayuden a subir
al Cielo!
- ¡Sin duda alguna! Y María, ¿disfrutas este carisma? ¿O son una carga, algo difícil para ti, todas esas
peticiones de las almas?
- No, yo no le presto mucha atención a las dificultades, porque sé que puedo ayudarlas bastante. Puedo ayudar a
muchas almas y me siento feliz de poder hacerlo.
- María, gracias por este hermoso testimonio. Una última pregunta, ¿Podrías decirnos unas palabras
acerca de tu vida?
- Bueno... desde que era niña, quise entrar en un convento, pero mi madre me dijo que esperara hasta que
cumpliera 20 años. Yo no quería casarme. Mamá me contó muchas cosas acerca de las almas del Purgatorio y,
desde que iba a la escuela, ellas me ayudaban muchísimo. Así que me dije a mí misma que tenía que hacer todo
por ellas.
Al terminar la escuela, pensé en entrar en un convento; ingresé con las Hermanas del Corazón de Jesús, pero ellas
me dijeron que mi salud era muy frágil para quedarme allí. Siendo niña enfermé de neumonía y pleuresía. La
Superiora había confirmado mi vocación religiosa, pero me recomendó buscar una orden menos austera, que
esperara unos años. ¡Yo quería sobre todo entrar a una orden de clausura y hacerlo inmediatamente! Pero
después de dos intentos más, la conclusión fue la misma: mi salud era muy endeble. Por lo tanto me dije que
entrar en un convento no era la voluntad de Dios para mí. Sufrí interiormente muchísimo. Yo me decía que el
Señor no me había mostrado lo que Él quería para mí.
17
Hasta el momento en que El me confió esta tarea en favor de las almas del Purgatorio, a la edad de veinticinco
años, me hizo esperar ocho más.
En casa, fuimos ocho hijos. Yo trabajaba en nuestra granja, comenzando a los quince años; luego me fui a
Alemania como sirvienta de una familia campesina. Después, volví a trabajar en la granja, aquí en Sonntag.
Desde la edad de veinticinco, cuando las almas empezaron a venir, tuve que sufrir mucho por ellas. Ahora estoy
mucho mejor físicamente. Eso es todo...
LAS INDULGENCIAS
Antiguamente, la Iglesia imponía a ciertos pecadores una larga penitencia pública; pero luego adoptó la
costumbre de indultar estas penas por ciertas acciones buenas y oraciones.
De esta práctica nacieron las indulgencias: "Mediante las cuales, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y
también para las almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de sus pecados".
(Catecismo de la Iglesia Católica N° 1498)
Por la autoridad que le ha dado Cristo, aprovechan-do el inmenso tesoro de los méritos de Jesús, la Iglesia puede
remitir la pena temporal por los pecados, mediante ciertas condiciones que ella impone.
Todo fiel puede ganar para sí mismo o aplicar a los difuntos, las indulgencias tanto parciales como plenarias. Por el
Jubileo del año 2000, se abrió de par en par el gran tesoro de la Iglesia, y todos tenemos la oportunidad de
conseguir el perdón de todas las penas, debidas a nuestros pecados, cumpliendo las condiciones indicadas por la
Iglesia.
Para adquirir la indulgencia plenaria, es siempre necesario cumplir las tres condiciones:
- Confesión sacramental - Comunión eucarística
- Oración del Credo y del Padre Nuestro, u otra oración, por las intenciones del Santo Padre.
ALGUNAS ORACIONES
CON INDULGENCIAS
AL CORAZÓN DE JESÚS
Divino Corazón de Jesús, concédeme la gracia de vivir siempre conforme a Tu voluntad, ya sea en las horas
mejores, más gozosas y más importantes de mi vida, como en los momentos difíciles.
Concédeme estar siempre preparado para mi última hora; concédeme el valor de darlo todo por amor a Ti, aún mi
vida si fuese necesario.
Oh Jesús, por Tu Santa y Dolorosa Pasión, haz que cuando vengas a la hora de mi muerte me encuentres
despierto, como un servidor fiel, con verdadero arrepentimiento, habiendo hecho una buena confesión y
confortado por los últimos sacramentos.
En Tu infinita bondad y en Tu gran misericordia, oh Jesús, ¡acuérdate de mí! Amén.
Por los Agonizantes
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Oh, Misericordiosísimo Jesús, Tú que ardes de un inmenso amor por las almas, te conjuro por la agonía de tu
Santísimo Corazón y por los dolores de
Tu Madre Inmaculada, purifica en tu Sangre a todos los pecadores de la tierra que están agonizando y tienen que
morir hoy. Amén.
(Indulgencia Parcial)
A Jesús Crucificado
Aquí me tienes, amado y buen Jesús, postrado ante tu presencia. Te ruego y suplico, con todo el fervor de mi
alma, que Te dignes grabar en mi corazón, vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero
arrepentimiento de mis pecados y firme propósito de enmienda. Mientras tanto, yo considero dentro de mi alma
y contemplo tus cinco llagas con gran afecto y dolor, teniendo presente lo que en tu boca, buen Jesús, ponía el
Profeta David: "Han abierto mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos" (Salmo 21, 17-18)
(Indulgencia plenaria aplicable para las almas del Purgatorio, agregando: Confesión, Comunión, rezo del Padre
Nuestro y Credo por las intenciones del Santo Padre)
Ofrecimiento de las Misas
Dios mío, te ofrezco todas las Misas que se celebran hoy en el mundo entero, por los pecadores que están en
agonía y que deben morir este mismo día, que la Sangre preciosa de Jesús Redentor, les obtenga misericordia.
Amén.
Al Padre Eterno
Padre Eterno, por las manos de María, y acordándome de sus lágrimas, te ofrezco el Corazón de Jesús, con su
amor, su sangre, sus sufrimientos y sus méritos:
En expiación de todos los pecados que he cometido hoy y durante mi vida pasada.
Gloria al Padre, al Hijo y el Espíritu Santo...
Para purificar el bien mal hecho hoy y durante mi vida pasada.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
Para suplir el bien que hubiera podido hacer y que por negligencia no he realizado hoy y durante mi
vida pasada.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
¡Jesús mío, de todo corazón me uno a Ti! ¡Dios mío, yo te amo! ¡Madre mía, Esperanza mía!
La Llama de Amor del Corazón de María
"Santísima Virgen María, por la llama de amor de tu Corazón Inmaculado, te ofrezco estas 3 Avemarías para
liberar un alma del Purgatorio".
(En el mes de Noviembre, consagrado a las almas del Purgatorio, una sola Ave María, ofrecida a la llama del
Corazón Inmaculado de María una obtiene la liberación de 10 almas del Purgatorio.)
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Oración a San José
"¡Oh! San José, padre adoptivo de Jesucristo y verdadero esposo de la Santísima Virgen María, ruega por nosotros
y por los agonizantes de este día (o de esta noche)".
Amén
JACULATORIAS RICAS EN INDULGENCIAS
Jesús Misericordioso,
Bendita sea la Santísima Trinidad. Oh Dios, ten piedad de mí, pecador. Dulce Corazón de María, sé la salvación
mía. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confió.
ALGUNAS ORACIONES CON INDULGENCIAS - Alma de Cristo, santifícame
- El Credo
- Salmo 130 (De profundis)
- Letanías al Santo Nombre de Jesús
- Letanías de la Santísima Virgen María – Magníficat
- Acuérdate, oh piadosísima Virgen... - Dios te Salve, Reina y Madre
- Salmo 51 (Miserere)
- Oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas
- Acto de Comunión Espiritual
- Oficio de Difuntos
- Letanías de San José
- Letanías de los Santos
RECORDEMOS LO ESENCIAL
Pero la más fuerte ayuda para las almas del Purgatorio es:
Participar de las Misas para las almas del Purgatorio.
El Rosario Meditado.
Todos los actos de virtudes ofrecidos por amor
Agradecimientos a:
www.legiondemaria.com.mx