politzer george critica pgia 10001

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  • 8/12/2019 Politzer George Critica Pgia 10001

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    I D scubrimienios psicolgicos en el psicoanlisisy la orientacin hacia lo concretoLo caracterstico en una ciencia es cierta sabidura res-pecto a una materia determinada, y gracias a la cua Se gozade cierto poder sobre las cosas pertenecientes a dicha materia.No puede haber ciencia fecunda donde no existan estos doscaracteres de sabidura y eficacia. Tomad un fsico: conocesorprendentes 'i'iSt'eos que harn surgir ante nuestros ojosmilagros que superarn todo cuanto el ms atrevido de losmagos haya podido imaginar. Hablad con un qumico: ense-ar cosas que os dejarn estupefactos; observad cmo tra-baja, el ocultista ms afamado os parecer pobre en nimos,pobre en imaginacin, Hasta en el caso que la naturaleza osinterese mediocremente, la sabidura y el poder de esos hom-bres os causar sorpresa.Pero considerad un psiclogo: os hablar de las preten-siones de la psicologa; os contar la penosa historia de suciencia; oSdir que se ha llegado a eliminar la nocin de alma,la teora de las facultades. Si le preguntis en qu consiste suocupacin, os hablar de la vida interior. Si continuis insis-tiendo, sabris de la existencia de las sensaciones, imgenes,recuerdos, asociacin de las ideas, voluntad, conciencia, emo-cienes, personalidad y otras nociones de este gnero, Os expli-car que las imgenes no son tomos psquicos, sino e tadosflidos ; que la asociacin de las ideas, lejos de explicarlotodo , no pasa de ser un estado de baja tensin, qu no lloraporque se sienta tristeza, sino que se siente tristeza porque se110m,Si le escuchis atentamente, os dir qu vuestra perso-11 1 \1 ldad es una sntesis. Seguramente adquiriris cierto n-

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    11 1 1 1 1 1 dll IlIt ti 1I 1 dI ('XpI 'si n ; pero guardos de expresar ell i t 1 1 1 t l l IIIIII(,II' t1' m s adentro en el conocimiento del hom-1 1 1 1 , 1 1 11 1 1/ 1 1I/II'ft curaros de parecidas esperanzas romnticas,1 1 IIIIVI/lI'I, l t un laboratorio de psicologa experimental paraIj l ll \ 1'IlIII'il>(LIi una idea de la cIeCia tal cual de e-se;;,. Tam-1 I llil 1II1 nll' nd ris cosas sensacionales, No se os presentarnnlJlll'iollo:; oncernientes a vuestra reserva sobre el interspt'oplnl1 nte psicolgico de la fisiologa de las sensaciones; al'Olltrario, se os ensear que asociis con mayor o menorI'Ilpid z, que existe un deporte consistente en retener cifrasHill ongruencia y a serviros del neumgrafo para preparar elDi loma de Estudios superiores. Y, si rogseis nuevamenteR os iniciase an ms en el conocimiento del hombre, os con-L tar santamente que la ciencia est formada de paciencia,que con los progresos de la tcnica experimental y un geniosinttico del gnero de Newton ...

    Razn tenis: el psiclogo no sabe nada y no puede nada.Es el pariente pobre en la inmensa familia de los servidoresde la ciencia. Slo se alimenta de esperanzas e ilusiones: lamateria la deja para los dems, se contenta con la forma, puesJ;iOrecima de todas sus miserias contina siendo este a G , Para qu emplear falsos mira'icientos? Nda I1aihecholos psiclogos sino reemplazar una especie de fabulacin porotra diferente, un esquema por otro, y nada ms. El conoci-miento del hombre? Todo eso queda relegado, ya al dominiode los falsos problemas, ya al de las esperanzas lejanas. Pormi parte, no creo pueda aportarse al edificio central de la psi-cologa otro inters que el que anima generalmente aquellosestudios cuyo inters responde simplemente al hecho de que,adelantando en erudicin, se sigue con simpata la suerte deuna idea o una nocin. Por otra parte, podemos darnos cuenta

    (G) Por ejemplo: para Bergson, e~stilo forma parte del mtodo psi-('(I{'Kio. A consecuencia de las metforas bergsonianas (que se han conver-1 ido (, insoportables cliss), casi todos los psiclogos, en Francia al menos, se1 , (',(Idoobligados a procurar estilo a la vida interior,

    tlll , , 11 1 1 1 1 1 1 1 ' In Itll(,ol'ia d la p. icologa.: No 110H r 'l;tI,n dI 1 1 \ '111 111 1 '11 1 IIIHlIl1: t constituida por complet 1 r la:; 1 '1 1 1 \ '11 1 I \l ' IIIII'H do un trabajo nacional aplicado a un tejido id nLirodll III'oflpI11IlH, Y esOes~ SIgno para la- disciplina queILHpim It pretensiones cientficas. Lo nico que hemos visto.umbar durante el curso de la historia de la psicologa hasi lo el lenguaje empleado, y el cambio de acento puesto en,-- --~ -- .-- ';iferentes ceStiones. El psiclogo se conduce tan burdamenteante el hombre como el ltimo de los ignorantes, y, lo que escurioso, su ciencia no le sirve cuando se enfrenta con el objetode su ciencia, sino E2Scl~vameiit; cuand~ sg..JJ.ala el.tre wscofrades ; Se encuentra en el mismo caso que el fsico esco-stico: su ciencia no pasa de ser ciencia de discusin, crtica.Lo primero que llama la atencin en el psicoanlisis es queel psiclogo puede adquirir por su meaIacIn ver a era sabi-dura. No me refieroal saber profesional; emplOeI tr minosabidura p~J:)rya;cl'Casique esta es la primera vez quela psicologa rebasa el plano del lenguaje ara alcanzar algode misterio que encierra e o je de su es dio. Es la primeravez que el psiclogo sab, esla primera vez que se nos aparececomo mago (permitidme emplear el vocablo), puesto que sig-nifica algo de esencialmente positivo .El fsico goza de prestigio ante el pblico, pues su sabereficaz le hace aparecer como legtimo sucesor del mago, queparece a su lado un tmido precursor. El psicoanalista ad-quiere prestigio entre el pblico debido a razones anlogas,puesto que aparece como legtimo sucesor de los oniromantes,de los lectores de p~a:rietos y de las pitonisas, que a sulado no s'OiJ.s que comedian es. Y la posibilidad de esta-blecer paralelo entre el fsico y el psicoanalista, a causa de lasrazones sobre las que reposa su prestigio, seala en la historiad la psicologa una etapa mucho ms positiva que el empleodI' todos los aparatos que han emigrado de los laboratorios del' IM io l g-apara poblar los de los psiclogos.

    1 , t ficacia rctica del saber del psicoanalista, lo mism11 1 1 1 uuud se trata del fsico, es reveladora de echo de qu

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    11 11 1 IIlllId I'''IIIH 11 I1 pi' 'Hen .ia de uerdadercs descubrimientos,I'il 1I/II'ld,l'IlliloIlL d 1 sentido del sueo s uno de ellos ;/1111'111'1111'0i dCH tlnimiento del sentido concreto e inOividualdi I NIHill), I'~Iel 'cubrimiento del70mplejo de Edipo, tan des-I'llld Ido por los adversarios de Freud, es otro de ellos. Com-11I'lld In psicologa. del amor tal cual resulta del freudismo,I'IHI Lodo lo que la psicologa clsica, incluso Sthendal, puedaIIIIH('\HI' sobre esta materia; efectuad esta comparacintI('Hd 1 punto de vista de la posibilidad que os procuran una.Yotra para comprender un caso concreto, y quedaris sor-pr ndidos ante su diferencia. No hablo del valor teraputico,LHndiscutido, del tratamiento psicoanaltico; lo paso por altoa , ahendas, pues me sito en el punto de vista del saber que1psicoanlisis puede aportar a la psicologa,Los descubrimientos del psicoanliss no hacen sino tra-ducir en frmulas cientficas cierto nmero de obser-;aci';esque p'Odeios hallar entre los literatos de todo espe-cie y detodas las pocas, Eso se debe a que la psicolo a oficial, here-dera de la teologa del alma, por una ~e clerts teorasantiguas referentes a la percepcin, por la otra, y de la psico-loga filosfica ms tarde, nacida de ambas a la vez, se vioabsorbida por completo por los trabajos puramente nociona-les, L~dera sicologa se ha refugiado en la literaturay el drama; se ha visto ob-ltgada a vivir al margen de la psico-loga oficial, hasta fuera de ella, de la misma manera que lafsica experimental se ha visto precisada a vivir al comienzoal margen de la fsica especulativa oficial. Esto 'se explicatambin; ha sido necesario se revelase el carcter ilusorio de1 s trabajos puramente nocionales efectuados sobre el antiguot ma del alma y la percepcin; ha sido indispensable que se

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    1 ,1 , ti 1 , 1 , I'IIIII'V,O d( IUI:: partes cerebrales que agrupan y, 11,1'1111'111'In l,( mul.ivo , las imgenes que aparecen111111111'1IlddlLH al azar. Por otra parte, se hallan enlaza a11111111 '(Hioll(,1-I de unpasado reciente,;..-A medida que el n-11111111lo (' 1IIIas despiertas aumenta, la desrazn del sueo ds-Illillll,V(I . (1 inz, citado por Freud.)

    11 lcd mos hallar , aade Freud, la teora del sueo in-PO 111ito, o al menos rasgos de este concepto, en todos losll-1i(loos y filsofos modernos .Esta teora representa la anttesis de la concepcin f'reu-d lana. Convierte el sueo en algo puramente orgnico, y, entod cas~ enomeno puramente negativo, en defecto que11uentemente es un proceso patolgico , como afirma Binz.Para Freud, al contrario, el sueo es un he clio psicolgico~ ~m el lato sentido e la palabra . Lo que hay que examiaF'Conr specto a esta teora es la actitud de Freud esencialmente.Considerar el sueo como un hec o orgnico pone aldescubierto otra intencin. Con ello se quiere quitar al sueosu dignidad de lecho psicolgico. Muy bien pudiramos repre-sentarfs lo que los bilogos piensan sobre el valor de los sue-os por medio de la muy antigua comparacin con el hombreque, ignorando la msica, dejase deslizar sus dedos sobre lasteclas de un instrumento. De acuerdo con este concepto, elsueo estara completamente desprovisto de sentido; cmopodran los dedos de dicho. ignorante reproducir un trozo demsica? **Con eso Freud quiere decir que se considera el sueo sis-t mtcamente como acontecimiento que no entra en la seriede los procesos psicolgicos regulares, que no se quiere atr-L u ir la formacin del sueo a ninguno de esos procesos. EnU :l caso, aparece el sueo no como formacin psquica regular,

    .

    Elugar de La teora del sueo incompleto, debe decir: esta con-'111'1', ,1 sueo como una vigilia incompleta y parcial ... . Interpretacin, 1 /1 1 , 1 ' ,I'//I'OS. VI, 98. (1. B.), 1 ,1 1 r:O J1 1 paracin es de Strmpell. (1. B.)

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    11111, / lIt llI/I/ 'I/ lo (11 I pr n td o el la pa lnbru, Hlllo ('Oltlll1'111111111111/IH, H P Har d su periodicidad re ru lar, } (11OH'II 1111111/1 I'IIIH' IHI ('11cuanto a su estructura. La teora clsi 'a, 1'11'1\I di 111'1IlLrl-l ante la originalidad y complejidad del Su o\ 111111'/11'01-1r sos que lo explican, se obstina en consideral1'1111111lll'OI:H .in de las reglas del funcionamiento psicolgico11111'111111,orno fenmeno negativo, por decirlo as.IG .La visin de la insuficiencia de las te oras orgnicas

    I 1l0Hpresenta constantemente en La interpretacuni de los10 l'IOs y vemos tambin en todas sus pginas que Freud111111' obviar precisamente este defecto de las teoras clsicasIllIi: ando la manera de mostrar que el sueo es fenmeno posi-iioo, formacin psicolgica regular, porque, lejos de deber suorigen a dispersin de funciones psquicas, slo se explica porun conjunto de procesos regulares y complejos.Por eso podemos creer, puesto que las frmulas de Lainterpretacin de los sueos nos invitan a ello con frecuencia ,que lo reclamado por Freud para el sueo es simplemente ladignidad ae1r-:hechopsicolgico en el sentido clsico del voC6loy que cuando nos dice que elsueo es un hecho psicolgico enel pleno sentido de la palabra, se mtegra-~l-surio a a pSICO0-ga sin que ello lleve en s consecuencias para la definicinmisma del hecho psicolgico.

    y de hecho, ni es as ni puede serIo. Esa voluntad denegar al sueo la dignidad de hecho psicolgico, y ante todo lamanera como lo hace la teora del despertar parcial, no es nisimple torpeza ni consecuencia natural de la dialctica de lap icologa fisiolgica, pues la psicologa fisiolgica trata COIInociones y procedimientos de psicologa introspectiva clsicay iel problema del sueo es tratado por ella de modo tanHimplista, es debido a que en el dominio del sueo, las catego-r ltH de esta ltima son inutlizables, y la teora criticada por11'1'(,ld no es en el fondo ms que troducci '.n en lenguaje doo-1 / / / / 1/ / ' 0 de la immoeibilidad. de abortiar el pro'tflema del sueo lIr ll ('l punto de vista y nociones de la psicologa clsica.1,11nol'fa de Binz nos revela, en suma, que si se define el he-

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    ,111 1 l' ,,11 1 , 1 1 '11 n In man ra de la psicologa clsica, y si nosll'\ 11 1 1 1 j dl\ In H no , n s de que ella Se sirve, no podemos ver

    , 11 , 1 I jlllll ) un h .ho psicolgico, en el verdadero sentido de11 11 tlII I)I'L ,

    1,0 xorpr ndente sera que Freud pudiera decir, por una11111 '1 ( que 1 sueo es hecho psicolgico en toda la acepcindl,1 vo .ablo, porque su formacin, lejos de explicarse por dis..ncrsin de funciones psquicas, se debe a un conjunto de pro-('CSOSegulares y complejos, y asimilables por esto mismo a losprocesos del pensamiento de la vigilia, y que, por otra parte,1'1 expresin de hecho psicolgco pueda conservar su sig-nificacin antigua,

    Lo que en efecto sucede es lo contrario, Freud no reclamala dignidad de hecho psicolgico para el sueo, sino porquelogra demostrar en su base procesos originales, pero irregu-lares, Pero si encuentra esos procesos es porque parte de lahiptesis segn la cual el sueo tiene sent id o , Gracias a esahiptesis podr reintegrarse al sueo su calidad de hecho psi-colgico, Pero esa hiptesis constituye por s sola una rupturacon el punto de vista de la psicologa clsica, pues esta ltimase sita en un punto de vista formal y se desinteresa en cuantoal sentido.El problema del sueo no poda resolverse por la psicolo-ga clsica, porque no puede serIo de no aceptar la hiptesisdel sentido. Freud parte precisamente de esta hiptesis y des-cubre qus el sueo es hecho psicolgico, porque posee meca-

    n ism o 'Rr01 Jio . Pero con su hiptesis inicial se sale de los lmi-tes de la psicologa clsica; y como esta ruptura est preadade consecuencias, la frmula que hemos citado ya con hartafrecuencia, y que quiere representar, hasta cierto punto, elretorno ,e-E reud al seno de la psic loga cl' lea, consagrade echo la ruptura con a definicin clsica de hecho psicol-.ico , Para ser breves, asistimos a un fenmeno muy conocidoin la historia de las ciencias: un esquema de interpretacin.l sica choca con una anomala que se revela finalmentecorno fermento dialctico muy potente, y acaba por romper

    el esquema C JLHit 'O , IlHl'n .onv rtirso en punto do llu'rLldl diuna nueva vixi )11: \1 ue o ha opuesto a la psicol ra 'ls 'lH i('1la misma r HiHL 11 .ia que la electricid d al mecanismo de IOHfsicos d 1 Hi, lo IX, y con -Ituir , como el e perimento deMichels 1I ('11 'Llanto a las teoras de la relati~ad, el punto dpartid'], do u nu nueva visin del universo de la psicologa. Perode todo mod s, es cosa visible, a partir' de esta crtica de lasteoras r .ncas, que debemos aliar en.La. iu. er:n.retaciQn delo s 8'/L 01 1 ,O ,lill,.anueva__def'inicjn _del hecho p~ic gico irre-du tlble ante aquella a que la teora e sica nos haba hafii-tunda.

    IIPodemos deducir esta nueva definicin comparando lamanera como aborda el problema del sueo la teora orgnica,por una parte, y Freud, por la otra. ~La teora de despe far parcial considera los elementosdel sueo desde el punto de vista abstracto y formal. Desdeel punto de vista formal,porque no se presta ninguna aten-cin a la individualidad del sueo dada por el sentido, y porno considerar sus elementos sino en cuanto realizan las no-ciones de clase, con las que tratan los psiclogos. No saca-remos del sueo ms que referencias respecto a las clases, yse hablar de imgenes en el sueo, de estados afectivos,etc ... , colocndonos siempre en el punto de vista de la clase,

    y si interviene el contenido, ser micamenie para clasificarloen general. Se dir, por ejemplo, que el sueo es rico en re-cuerdos de la infancia, pero los psiclogos, que se dieroncuenta de este hecho, creyeron poder explicarlo hablando dela hipermnesia del sueo. Y desde el punto de vista abs-LI'IL 'Lo, porque e sueno y sus elementos se consideran en s}/IiwIIW , es decir, como si el sueo fuese sencillamente un con-J UIl L o do imgen~ royecta.da~e una antalIa.-vetdadO H < tl l A admitela hiptesis de una pantalla especial: la conel n 'in o la vida interior, y de un aparato especiai : el cerebro;

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    1 t , I pt'II('(\(1 lid lit plicativo posee exactamente la misma, 1 1 11 ,'11 1 I'H

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    1lII 111111 1 ldlll H .ho psicolgicos considerados fuera de1 111,11' 011 ('IHIHl,iLlILiva con la primera persona, que sirven

    11111111 t l l PIIIII,O ti, partida a las tentativas de explicaciones me-l' IlIll'lLlI, (11 htt-l que no se emplean sino esquemas en terceraiIIl'/IOIlIL y n las que la primera no vuelve a, aparecer ya.I,t L ora ms representativa de esta abstraccin es evi~dllllLcm nte la de las facu1t3des del alma. La primera persona'1 L I da dividida en facultades, 1 , 2 . 8 heh.2..lsicol ico~~yu manifestaciones del yo: provienen de facultades iidepen-d j ntes que ni SOI pueden ser ms que entidades en tercerap rsona. Pero la psicologa moderna, que afirma haber supe-rado la teora de las facultades del alma, se halla exactamenteen el mismo caso. Los marcos que nos ha legado la teora delas facultades han sido conservados cuidadosamente (exceptoen la denominacin, pues en vez de facultades nos hablan defunciones ), y con ellos el procedimiento fundamental quefigura en su base. Las nociones de moda actualmente, con-ciencia, tendencias, sntesis, actitudes , etc., son nocionesque rompen la continuidad del yo tanto como las facultadesdel alma, dando lugar del mismo modo al empleo de esquemasen tercera persona. Todo lo ms que podemos decir es queciertos psiclogos han sentido la necesidad de volver de nuevoal yo y a los esquemas en primera persona, pero se handetenido en este sentimiento , dejndose atrapar por lasinfluencias clsicas.Por otra parte, esa voluntad de enlazar el sueo con elyo no es par~ ,Jill...psicoanlisis, ~ la teora del sueo. Suprese~ deja sentir en todos los dominios del psicoanlisiscomo en la teor de las neuro is y la de los actos fallidos, porno citar as aplicacio es extram~cas. Lo que inquiere en todo1 psicoanlisIs es la comprensin de los hechos s 01' i~s

    =11 funcin del sujeto. Legtim es _p'ues, ver en ello la m pi-ra 'j n ndamenea e p'sicoanlisi...--_~' - - - - - - _ . . - IIIPro, cul es el sentido preciso de esta inspiracin? El

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    1'/11'/11'1111' 111 VI (lvid nt de los hechos psicolgicos es el de ser, 11 il' 1I1111'H i > < / - 1 na. La lmpara que ilumina mi mesa es1111 11I't'l1 ) 01>'; itivo , precisamente porque es en tercera per-1101111,, 1)()I'(jU no es yo, sino ella . Por otra parte, en la1I\lId < I n '11 que soy yo quien sustenta su ser, la lmpara es1111 hceho psicolgico.l' r lo tanto, segn la naturaleza del acto que la sustente,H rL la lmpara un hecho fsico o un hecho psicolgico; por(ti puede ser el punto de partida de dos rdenes de investiga-.j n s esencialmente diferentes, el fsico por una parte y elPliicolgico llor otra. En s misma (~i esto pudiera tener sen-tido) no pertenece ni a uno ni a otro. Por otra parte, la per-tenencia a uno de ellos o al otro no puede hacerse efectiva pormedio de una simple afirmacin verbal, puesto que esta per-tenencia es lo que debe inspirar la manera como la lmparase concibe, debe crear precisamente la forma especial reque-rida por la dialctica en que debe entrar. De este modo serla lmpara para la fsica (mejor dicho para la mecnica) unsistema material , y precisamente el estudio propiamentemecnico de la lmpara slo es posible en esta forma. Lomismo sucede en cuanto a la psicologa. La lmpara no serun hecho psicolgico ms que en la medida en que su perte-nencia al yo sea 10qua inspire la forma que le sea dada, ys preciso que tenga forma especial en tanto que hecho psco-1' gico, de la misma manera que la tiene en cuanto hecho fsico.La psicologa, lo mismo que la fsica, debe hacer sufrir a losh chos que estudia una transformacin conveniente, conforme~ ~ .n Su punto de vista. Esta transformacin solamente es laque puede dotar a los hechos de aquella originalidad sin lacual una ciencia especial no tiene razn alguna para inter-vu ni r. Jsta transformacin tiene por base, en fsica, la posi- ' 1 d los hechos considerados en tercera persona , es de-, 11, 01110 onjunto de relaciones de trminos a trminos y com-ItllllIlIl

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    1 1 1 1 1 I11 11 1 1o tl rOIlIlJlamente inmanente al mismo plano del1 '1 1 11 '1 H I I 1 '011 1 1 1( \ ''Ud, una cosa determina a otra sin residuo,1 111 1 1 l i t Hipli ntc, y as sucesivamente: nunca abandonamos1 1 \ plnllo, r solvindose todo en las relaciones en tercera1I II'fl0I1H.,rt transformacin propia de la psicologa consistirapl'O .isamente en considerar todos los hechos de que esta cien-ria puede ocuparse en primera persna, pero de manera talqu para todo el ser y para toda la significacin de estos he-hos, la hiptesis de una primera persona sea constantementeindisnesable, pues es slo la existencia de la primera personala que explica lgicamente la necesidad de intercalar en laserie de las ciencias una ciencia psicolgica, y si bien puede,como todas las dems abandonar, en el curso de su evolucin,los motivos temporales que le han dado origen, no puede aban-donar esta relacin a la primera persona, que es la nica queprocura a los hechos la originalidad que requieren. .-Eti=la fsica, ciencia de la tercera persQ;a, y la psi-cologa, ciencia de la primera persona , no existe lugar parauna tercera ciencia que estudiara los hechos de la primerapersona en tercera persona, que, despojndolos de su origi-nalidad, quisiera continuar siendo la ciencia especial que ni-camente pudiera justificar la relacin que precisamente re-chaza.Lo que acontece es que la psicologa quisiera ser esa ter-cera ciencia precisamente. Quiere considerar los hechos psi-colgicos en tercera persona, y sin embargo, pretende ser unaciencia completamente original. Lo que le permite consumareste milagro es su realismo. La psicologa ordinaria se inspiramucho ms de lo que pudiera creerse, considerada la termi-nologa de moda, en el viejo espiritualismo para el que la ori-ginalidad del espritu es, hasta cier o punto, qumica, en elfl ntido que el espritu, no siendo, como lo es para los materia-listas, una de las formas de la materia, est sustentado por unac cuya forma es la misma que la del acto que asienta laIllnL 'da, el espritu se comporta entonces como otro gnero

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    di 11111101' 1\: umbos en tercera persona. nicamente est l' a-I 11110 1 11 1 0

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    \ 111dl 111111111ll'ltI'lllIdo

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    11 111 1111 , , I ,\11 1 '(lId lllln i'li nd abstracto siempre. Es una sim-tI , III IU I , 11 11 puro .entro jumcional, por una parte; un ojo,11 1,d t'/L, (Il 0 1 squ ma de la reflexin; es una palabr que

    I'V I PI lt'n dix'razar al realismo ingenuo en la segunda hip-Ii1 1 f I , y 11 n haz de funciones abstractas en la tercera.I,a psicologa clsica habla, pues, del yo; pero de l por/ 1 ' / 1/ 1 , l)(wte y de los hechos psicolgicos por otra. En efecto11I i ntras estudia los hecho; psicolgicos, l;s trata como si( ti 'H n en tercera persona, y luego se impone la obligacin-denlazarlos con un sujeto. Pero es incapaz de hallar relacinalguna que pueda obrar este milagro. Entonces se refugia enla cuali .~ conservando nicamente la individualidad en elplano cualitativo: la pertenencia de los hechos psicolgicos alindividuo no se manifiesta ya entonces ms que en la irreduc-tiblidad cualitativa del acto en que son vividos. Aparte desubrayar la cualidad, los hechos psicolgicos se tratan comosi fuesen hechos en tercera persona.- No lo serran si su pertenencia al sujeto figurase en la basede la forma en que se conciben. Esto no podra ser as msque considerados en s mismos, aparte del sujeto, sino comoelemento un tod ~tue no puede concebirse sin el sujeto,e cir, como os diferentes aspectos del acto del yo .Se nos puede objetar que la psicologa conoce nuestra exi-gencia, y afirma claramente que no se trata de imgenes, deemocin, de memoria, y, en general, de funciones, sino provi-sionalmente; que solamente se practican estas divisiones de-bido a las necesidades del anlisis, pues, en realidad, se tratade las partes de un todo, etc....Pero ,@>l'ltr:ea afirmacin de una tesis : z la asuncin de laactitud que le corresponde existe un abismo. La profesin de:feen cuestin significa nicamente que los psiclogos no creenque las funciones que describen puedan realizarse una poruna, aisladas unas de otras, pero no que el anlisis de un he-cho p icolgco, desde el punto de vista del formalismo fun-lonal, deje de ser anlisis psicolgico verdadero; ,yae lo queI'I'( l'1,mentese trata es de eso. La totalidad que lospaiclogos

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    1 1 1 1 1 di' 1 1 1 11 1 11 ', 1 1 11 1 1/ 1 In H / iO iacin de Hume, concebida a ima-1111 di 1111111'111'\'11111niv rsal de Newton, es algo ciego, que vadi 1 11M 1 1 la 'ORa, no implicando sujeto alguno. Por el con-1 1 /I I ' ln , I(nll(., ' n u teora de la sntesis satisface perfecta-1I11I1d(\ lit ixi l' ncia de la primera persona y de la homogenei-llld, J ill 'HLoque la sntesis, tal cual l la entiende, es un actoI 11 urin ra persona, y las categoras no son, en ltimo an-I 1M,' s que especificaciones de la apercepcin trascendental,(jll Sla forma pura del acto del yo.Pero el yo de Kant, sin dejar de ser sujeto, es el sujetodel pensamiento objetivo, y por lo tanto, pensamiento univer-snl ; su descubrimiento y estudio, no slo no requieren la expe-riencia concreta, sino que la excluyen puesto que estamos y de-bemos continuar estando en el plano de la lgica trascendental.Si la psicologa tiene razn de ser, slo puede existir comociencia ~rica . Por eso debe interpretar la exigencia d la-primera perSO'ay de la homogeneidad de manera apropiadaa su plano. Teniendo que ser emprica, el yo de la psicologano puede ser ms que el individuo particular. Por otra parte,ese yo no puede ser el sujeto de un acto trascendental comola apercepcin, porque precisa una nocin que est en el mis-mo plano que el individuo concreto, y que sea simplemente elacto del yo de la psicologa. Ahora bien, el acto del individuoconcreto, es la vida, pero la vida singular del individuo sin-gular, es decir, la vida, en el sentido dramtico del yo.Esta singulridad debe definirse de manera tambin con-creta, y no desde el punto de vista formal. El individuo esin guIar, porque su vida es singular, y esta vida, a su vez,solamente es singular por su contenido: su singularidad no es,pues, c~tiva, sino dramtica. La exigencia de homogenei-dad y de la primera persona se respetar si las nociones dela psicologa-reposan sobre el plano de este drama : los he-choa psicolgicos debern ser segmentos de la vida del indi- / i ( ( , / , ( /o particular., >gmentos de la vida del individuo particular, slo paraLpl' /iar lo existente por encima y por debajo del drama, ya

    I111 ,\ I 1111 1 1( .ho psicolgico en el pleno sentido de la pala-111'11, Ci('rLo s que el globo de cristal es algo de la lmpa-1 1 , 1)( ro no s la lmpara misma, y siendo la lmpara el cen-11'0 do mi inters, el lugar en que se encuentra, mi mesati \ cribir, es tambin algo de la lmpara. Pero el globoti cristal est por debajo y la mesa por encima de lalmpara, y si lo que me interesa es la lmpara, me est prohi-bido romper la unidad del objeto lmpara ; por el contrario,preciso relacionar todo a esa unidad, no salindonos nuncade su plano. Lo mismo sucede en psicologa. Lo que el sujetovive son acontecimientos, y el vocablo acontecimiento ex-presa que se trata del sujeto poi' entero. Mi hijo llora cuandose le acuesta: he ah el acontecimiento, pero para la psicologaclsica en eso no hay ms que secrecin lacrimal consecutiva auna representacin que contrara una tendencia profunda.Eso es todo lo sucedido. Nos hemos salido del plano del dra-ma humano , cuyo autor es el individuo cOcreto, reemp a-zna~un drama abstracto. En el primer caso el indivi-duo es alg..o....,e s p,.e~~ientrasue en el segundo los verdaderosIigurantes son impersonales, representando el individuo elpapel de empresario cuanto ms. En eso consiste el verdaderos ntido de la abstraccin: la psicologa clsica investiga elmodo de poder reemI?lazar el drama personal por uno imper-sona: ef ama cuyo autor ls el individuo concreto, qu 'f - es uria')'alidal, pon un drama cuyos figurante son criaturas mitol-fI ic as ; en iltimo anlisis, la abstraccin consiste en admitirla qtivale.ncia de estos dos dramas, en afirmar que el dramai 1 '1 P rsonal, el verdadero, explica el drama personal que noIIHMa de ser aparente. El ideal de la psicologa clsica con-Hc n la investigacin de dramas puramente nacionales .P r el contrario, la psicologa que ac 1ta la lefinicin'1 ' ti .abamos de enunciar, no admite la sustitucin deld /lIIIH p r onal por el impersonal. El a .ontccimi nto, o el1 11 1 1 11 1 , ('0111 veremos, representa para lla el trmino del an-

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    I1 1 I 1 1 \'1 t i In I 11 \ 11~I I 'H de explicar lo personal por lo per-11 11: 1 ,1 ')11 1 11 1 1 \ '\1 1 ( '1 pl'd' I '0 tendr algo del crtico dramtico:

    11 11 /1 1 '11 1 \ 1 , Hilnl' cer como segmento del drama que noI d , 11 1 1 \14 que 11 Y por el drama. Su mtodoosr, pues,1 11 11 \ (dod obs wvacin. pura y simple, sino mtod~de interpre-1 1 / 1 '1 /1 //. No s difcil adivinar que el psicoanlisis se orienta pre-I'I~mrn mte en esta direccin. Lo que busca Freud es el sentidoti , I sueo. No se contenta con el estdio abstracto Y formal deHIIH lemen os. No busca un escenario abstracto e impersonalin 1 que los figurantes sean excitaciones fisiolgicas, Y cuyaintriga est constituida por su paseo por las clulas cerebra-l . Lo que quiere alcanzar por medio de la interpretacin, noel yo abst;acto de la pSicooga, sino el suj e2...de la vid~individual es decir, el soporte de un conjunto de aconteci-mientos ~icos, el actor, si se quiere, de la vida dramtica,y no el sujeto de la introspeccin; en una palabra, el yo de lav..id cotidiana. Y este yo no interviene como propietario desus estados o como causa de una funcin general, sino comoagente de un acto considerado en su determinacin sing:ular.So~ todo, no nos referimos a una causa vaca de sentido yde contenido, sino a un suj eto calificado precisamente por losacontecimientos, y que est por entero en cada uno de esosacontecimientos. El sueo es de este modo un segmento de lavida del inviduo particular: no podemos explicarlo sino rela-cionndolo con el yo, pero relacionar el sueo con el yo signi-fica la determinacin de su sentido como momento en el des-arrollo de un conjunto de acontecimientos cuya totalidaddenominamos vida, la vida del individuo particular. v

    4\1 11 1 1 11 I 1 1 In mur 'ha hacia lo concreto, toda la precisin y,,1 1 '/11 1 1 '1 d, In t i 'fjnicin en cuestin, y, por otra, para mostrarqlli I I IIlHilbl poner de relieve la falsedad del procedimiento1 '11 1dll,lI 1 01 11 ,1 \1 d la psicologa clsica, consistente en la abstrae-l' 11 1 1 , illt II)Wn iientemente de toda cuestin de doctrina.

    It' 1 ud procede de manera ms emprica y menos con-l' 1 \11 1 ,( . N emprende anlisis general de los procedimientosdi lit pHi logia clsica, y es natural, limitndose a sealar elI11 '01 ' ( \ las tesis que se desprenden de ellos sobre los puntos1 1 1 '1 1 ( ' HO H donde las encuentra. Siguiendo la misma conducta,1 1 1 1 dndll las consecuencias de-su actitud y no llega ni a for;1 11 1 1 11 \1 ' n trminos francos la inspiracin iundame1al de...supropia doctrina. Procede como si hubiese definido el hechoIH d '0 1 gico como acabamos de efectuarlo: no se interesa porInH h has psicolgicos sino en la medida en que son actoslid ividuales, y no obstante, queda convencido de que el psico-

    1111 li s no es revolucionario sino como contribucin. En vezd i prolongar el punto de vista de la interpretacin hasta elmomento en que la nueva definicin del hecho psicolgicoIH I da surgir, lo considera en La interpretacin de los sueos('()mopunto de vista aparte, que no es el punto de vista psico-IOg'i 'O, e intenta traducir luego, en el captulo titulado Psico-lov,ia de ~S', colocrrdrrse en-el puntolle-vlHLa psicolgico , los hechos psi~analticos en el lenguajedI' la psicologa clsica 15.romo pudiere juzgarse que la manera como hemos('11m 1 . rizado la in piracin fundamental del psicoanlisis no1/,\ lo bustant n 'rsuaaiva, vamos a intentar la verificacin de11111 HLra int 1' 1 r lit , IImostrando, por m dio de un ejemplol'OIH:I' Lo, qu la n Litud d 1 , ) ud orr 1 1 1 nd perfectamente1 1 IllH iudi ac on s qu h mOS dad, y lu g qu nu stra inter-1 'lltlwin p rmit compr nd r la t na idad con que Freud1 11 ' rur u in La interpretocion. de lo u 'o que el sueo es11 11 /1 l'I ,dl i':1L in de deseos .

    El psicoanlisis encierra, pues, una definicin nueva delh cho psicolgico. Esta definicin, la hemos aportado de ma-1\ ra algo artificia , comenzando por enunciarla en su formanl{~Hg-eneral y abstracta. Por una parte era necesario comen-;',111' e l te modo para que apareciese, distinguiendo las dos 1 e I , , 1 I lIIiIIZ0 d 1 Cap. 11 y nu tr ap, V.

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    I 1IIIlJl/lllilo ti' In p adilla, establece Freud un para-1 1 I 1 1 1 1 11 1 '1 (1 1 1 1 todo d \ la explicaciones clsicas y el suyo.

    1) 1 '1 (I'r 'lid: Un ejempo notorio mostrar hasta qu1 1 1 1 1 1 10 Ilid n las anteojeras de la mitologa mdica que los1IIIId('ON v un los hechos. Se trata de una observacin relatadapOI' noback r en su tesis sobre Las alucinaciones y terrores-1Io({,n) 1O en los nios y adolescentes, (1881)., .Freud cita la observacin, pero a nosotros nos bastar.omparar ambas explicaciones,Veamos la explicacin de Debacker: Esta observacines notable desde numerossimos puntos de vista, y su anlisispo~ d;manifiesto los siguientes hechos:19 Que el funcionamiento fisiolgico de la pubertad enun joven de salud dbil produce un estado de debilitamientomuy grande y que la anemia cerebral puede ser considerable;29 Esta anemia cerebral conduce a un cambio de carc-ter, a alucinaciones demonomanacas y terrores nocturnos, talvez diurnos, muy intensos;39 Esta demonomana y estos escrpulos religiosos res-ponden evidentemente al ambiente religioso en que ha pasadola juventud el nio;49 Todos los fenmenos han desaparecido por la estanciaprolongada en el campo, el ejercicio y restablecimiento. de lasfuerzas despus de la pubertad;59 Podemos atribuir en este caso a la herencia y a lasfilis antigua del padre la predisposicin al estado cerebral?Cosa interesante ser comprobarlo en el porvenir.Freud llama nuestra atencin sobre la observacin finalde este trabajo:Hemos inclu do esta observacin en el cuadro de los deli-rios apirticos de inanicin, puesto que a la isquemia cerebrales a lo que atribumos este estado particular.La explicacin de Freud es muy distinta; dice:No es difcil adivinar: 19, que el nio se masturbabauando pequeo, que no quera confesarlo y que haba sidonlll nazado con severos castigos (su confesin .que dice ; no lo

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    1 I 1 1 1 11 1 ,. I I Il i l l l l g ' /L 'j no : Alberto no ha hecho eso nunca ) .,. I I ,, 1 11 1 t i 1 1 [ 11 I 1 J ) U180 de la pubertad la tentacin de mastur-1 , 1 1 1 11 /1 1 1 '1 1 1 1 '1 1 '( . ld ; 39, que ha provocado una represin y una1 1 1 0 I1 I 1 1 1 1 1 1 IIII( la Iibido se ha transformado en angustia, esa11 1 1' 1 1 / I 1 1 I I I L tomado secundariamente la forma de castigos

    1 11 11 1 1 1 1 1 1 1 0 /10 1 amenaz en tiempo pasado *.1 1 : I H L n ltima explicacin, se la crea o no, lo que sor-

    III'lllIdl IIH que el mdico citado por Freud no recurre ms que I'IIIIII/IH )' nerales, tales como la anemia cerebral la inan--- ,I 11 11 : IIL/ ' para l la :J ; . 1 ;m a pa'rticular. del de . io la~1 1 1 1 / 1 1 1 ct nio dramatizaba ~spanto ;;tiene im ortancia/ 1 1 lilil; que de la presentacin del diablo no explica ms queI I fI./lU ma gene'raly que lo efecta debido a una causa gene-/ '/11 al ambiente religioso; que, por consiguiente, no desciende1 1 1 1 1 1 'a hasta el plano individual para comprender los hechosnll H u p~culariad concreta; que, finalmente, para decrlo11111leando pocas palabras-;o concede lugar alguno a las cau-H Il H segundas . Freud, por el contrario, no se sale de la formaconcreta e individual del s~ntoma en cuestin, con todos susd(ll,~~lesparficula~es, y solamente hace intervenir en Sil expli-I'n 'IOn nec os m ch iduales, tomados de la experiencia del su-,o L ~ ~n cue~tion, Por lo tan o , no abandona nunca el plano delIndividuo singular. ~

    , 2. Que el espritu de la doctrina de Freud es el que hemosludicado, est demostrado Con la afirmacin ms fundamentale ll ' la teora del sueo, que dice que el sueo e una realiza-,'j in de de e: . Sorprendente afirmacin, puesto~ aparec;1 1 1 e mienzo del libro, en el momento en que el lector, bajo laIuf'luencia del captulo consagrado a la parte histrica del1 1 1 '( 1 ) 1 ma del sueo, pOr una parte, y del paralelismo que1I'IIIId mismo establece entre los oniromantes antiguos y el

    / ---- ;; - - - - 1 ': 1 prrafo final es realmente el siguiente: y que la ansiedad hizo

    '1 1 l O l o s astigos con que en aos anteriores se le haba amenazado (VII1I ( 1 ,1 1 . ) ,

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    1'11111111111lll pOI' ol.ru, n e nsidera a Freud sino como defen-1111111 \ 11\m el que el sueo tiene sentido,1)\ ti '11 o, 1 d scubrimiento de Freud tiene significacinIIIII,VdiHLinL Le importancia diferente, No es el primero~qlleIIIIVLni irrnado que el sueo tiene sentido, El mismo nos hablaIh In L ntativa efectuada por Scherner para profundizar el(I'l'obl ma del sueo en esta direccin, cerner hizo en 1861 la ms original y penetrante ten-tatv a, para explicar el sueo por una actividad particularque no poda desarrollarse ms que mientras se dorma,Esta actividad particular se debe a la imaginacin que du-rante el sueo se libera de la inteligencia y domina entera-mente , La imaginacin, para fabricar el sueo, saca sus ,materiales de la memoria de la vigilia, pero el edificio queconstruye es completamente diferente a los productos de lavigilia , N o dispone en el sueo del lenguaje de los concep-tos; necesita mostrar p stcai ante ~q.' re decir.Procura a lo~ de nuestra vida mterior una formaexterior plstica. Esta actividad plstica de la imaginacin~o consiste solamente en reemplazar un objeto por su imagen.Dramatiza el ~nsa _iento esbozando su silueta.- Cre Sc erner~que los elementos' de que se sirve la acti-vidad artstica del sueo son sobre todo las tan oscuras exci-taciones orgnicas del da. La imaginacin del sueo juegacon las excitaciones orgnicas un juego provocativo. .. re-presenta los rganos de los que proviene la, excitacin conformas simblicas . El organismo entero, por ejemplo, estrepresentado por una casa. Pero no se limita a esto, pues,por el contrario, puede representar un solo rgano por seriesde casas, y la excitacin intestinal estara representada porlargas calles, por ejemplo. Otras veces, algunas partes de ea-as representaran realmente partes del cuerpo. Por ejemplo,n un sueo de migraa, el techo de una habitacin (que ve-mos cubierto de groseras araas, parecidas a sapos), repre-H nt ar la cabeza .Ante estos textos, y sobre todo al leer los comentarios de

    1111 i I 1I\dll ti,. ~t'1I rn r, Volket, el conocido filsofo alemn,I11111111 PIlI'\\I'\ un simbolismo tan avanzado como el de Freud,111111'11111'I'(ln < 1 1 . 1 nos encontramos frente a alguien de quien1IIi\11I1111ornado mucho de prestado. Pero todo el pensa-11I11111i di N .horner se halla falseado fundamentalmente por la1111l' liTilI. El sueo tiene sentido, es cierto. Tambin 'pode-1111111bH irvar en Scherner, aunque de modo implcito sola-111111111\,a distincin entre contenido manifiesto y contenido1,,11111o, uno constitudopor el relato no descifrado y el otro11111''1 deCifraao. Pero el sentido que el sueo iene para:\1'111\1'11es un sentido general; el desciframiento, pues, dado1d H im bolismo--ae- SCherner, da un contenido latente general,. Y In interpretacin enlaza el sueo con las excitaciones org-ul 'as que san impersonales. Ahora bien, para Freud, nue tra1H reonalidad ss lo que aparece en cada uno de nuestros S'ue-IIOH. Con esta personalidad concret es con lo que precisa-urente enlaza el sueo la interpretacin freudiana. No puede/11'J tar Freud la explicacin de Scherner, que muestra lamanera como la potencia de centralizacin, la energa espon-t 'Lneadel yo, se enervan en el sueo; el modo como, a causa de\ HLa descentralizacin, el conocimiento, la sensibilidad, la vo -1 ntad, la potencia de representacin, varan .. . , puesto queN -h rner no hace con esta explicacin ms que afirmar laI\ 'H de la abstraccin. Freud no sabe qu hacer de esta teo'raN d la simblica que de ella deriva.Scherner y Ereud afirman que el sueo tiene significa-dn; pero uno de ellos es psiclogo en el sentido clsico de la -'PlLlabra, e impaciente por volver a lo abstracto despus dehuh r rozado lo concreto, mientras que el otro inaugura laIlI'lLaco~te y decisiva a lo conc -et -

    J . ara resumir la esencia de sueo precisa pues Freud111mr . rmula que expr~samente~ carcter...c9. ,cret;,g,dld nu sm o, y esto es lo que l cree conseguir valindose de ladlllilllte a irmacin: que el sueo es una realizacin det i ti 11'1111 . ' . .1'1i H frmula tiene varios aspectos, resumindose todos

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    1\1 I 11 I \ l ,, : t tdl\:t.1L1 HII '00 on la experiencia individual co -111I1

    111V' ns nuestro Cap. n.

    11111,,1dn 1111I,lllnr n podra ser la de Freud, pues n e lla, 1t ll 11111111\I I r( ~diutrrl sera, como la imagen del sueo para11111'11111',hm el un libre juego de la Imaginacin al serviciod. 1 I )tl1110,v , I nuevo, los deseos tal cual fueron realizados enII 11111110,10podran enlazarse con el individuo concreto, nojI1I/IIIdo ti 'Lirmnados sino por el hecho que una funcin ge-111'111H L siempre dirigida hacia la realizacin de otra fun-l' 1'111en ral.

    I'or eso es muy distinto el pensamiento de Freud. No se11'1111de decir que el sueo es una realizacin del Deseo enP'IJI('I'nl, sino una realizacin de un deseo particular, determi-~IIlIdo n su forma por la experiencia particular de' un indiv-rl uo particular.Si el nio de ue nos habla Freud ha soa oql ha comido todas las cerezas, no es porque la Imaginacin,lid, t

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    1 1 1 1 1 1 11 1 1 11 1 1 1 1 '11 11 1 1 1 1 \ '( 1 HIIIO U la intimidad de una vida psicolgica,/ 1 l' // t ' / u], I I (l'l'('ud Hehubiese detenido en la idea de unalId 1 1 11 1 1 \ 1 1 ( '( 1 11 d ( , ntenido del deseo por los materiales m n -1 1 1 1 '11 I 1, tll 1pora n nos hubiese conducido ms que al dominiod t l I/ln vi rtualidades de la experiencia individual, y hubi-I\(II)OH qu 'dado en lo abstracto, puesto que no habramos supe- / 1( 1 0 ,1plano de las posibilidades, Pero Freud postula un deseoId' -L iv , la determinacin por un motivo real; entonces llegacrdaderamente hasta lo concreto psicolgico, puesto que nosconduce hasta el mismo corazn de la experiencia individual.Pero, qu significa el trmino deseo ? Freud explica~~-;:--_. . . 1 mecanismo del dese, (seccin II del cap, 7) antes que con-

    t s ar a esta pregunta, y solamente le consagra un desarrolloexprofeso al final de la obra.Despus de haber explicado en el captulo II la tcnica-.. .:..- -----que emplea para la interpretacin de los sueos, analiza en elmismo captulo el sueo de la inyeccin aplicada a Irma. Elcontenido manifieStosedescompone en sus elementos, y Freudregrs ra los pensamientos despertados, respectivamente, por

    cada uno e e los. A medida que tra curre el relato despier-tan pensamientos que~la;gnificacinde los elementosdel contenido manifie to, de manera tal, que si se confrontanestos pensamientos co el contenido manifi~ ste ser,comparado con aqu los, lo mismo que una ohr teatral parasu tema, en el preciso sentido que los primeros expresan lai ea de an elo y el ltimo la escena en que dicho anhelo serealiza. Y, por el contrario, cada una de las veces que duranteel curso de las asociaciones aparece la idea de una situacinpenosa, es la situacin contraria la realizada en el sueo. Re-procho a Irrna no haber aceptado mi solucin; le digo: sisientes dolores todava, lo debes a tu culpa. ,. La frase quedirijo a Irma me produce la impresin de que no quiero car-gar con la responsabilidad de los dolores que siente: si es Irma1 11 1 i n tiene la culpa, no puedo ser yo el culpable. Si hay que1IIMenr en esta direccin la finalidad interna del sueo ... meI'I /jlu/ lo ante la idea de haber podido descuida?' o pasar por

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    1 1 1 1 11 /11 / I I/ I 'I 'O / ()?'Owica, Este temor se comprende f il-1\ 1 1 11 1 1 1 1 11 1 1 1 (Hp(\einli ta dedicado nicamente a los nerviosos

    l/li t I 11 ('1 lnado a atribuir a la histeria' un sinfn de sin-/ 11 11 1 1 1 / 1 1 1 otros mdicos tratan como afecciones orgnicas.

    111 I l lI r l l l l 'g 'O , xperimento, sin saber por qu, una duda res-( 11 11 ' 1 1 1 H In sinceridad de mi espanto. Si los dolores de Irrna1 1 1 1 I 1 I1 I 1 d \ 11 a un origen orgnico, su curacin no entra en mistI'lIll 1 11 0 M , puesto que mi tratamiento se aplica solamente a lost i 1 1 lo1 '1 H histricos. He de desea un error de dia nstico conI I ( l' 11 t i no se re@onsable del fracaso ? -

    U11 e L ver terminado el anlisis, Freud nos ofrece el relato1 11 1 1 contenido latente y dice:

    Ya tenemos completo el anlisis de este sueo 17 Du-- - ~.l ' I I 11 L el tra ajo me he defendido con todas mis fuerzas contralodns las ideas con los pensamientos inconscientes que envol-v u, ,IIe indica~o una intencin que realiza el sueo y queIln sido su motivo, El sueo realiza algunos deseos que han/1 1 (/ 0 despertados en m por los acontecimientos de la vis-p( ra (las noticias que me trajoOtto; la redaccin del his-lurial de la enfermedad). La conclusin del sueo es q~e noH0'y responsable de la persistencia de la afeccin que aqueja11 l'rrna ; ,el sueo me venga: l es quien lanza el reproche, el1 /1 1 0 me libra de responsabilida'd--s-O Jjrea enferme a e Irrrra1 1t H achaca a otras causas (enunciaa.as detalIad~ente).

    < n una palaora,-el contenido manifiesto confrontado con1 1 1 M materiales proporefnados: e anarls'is, aparece comotllllt /'unc~n que acaba bien . ~-o dice Freud al final11111 pasaje que acabo de transcribir,expone los hechos tal1 'll I d mi deseo anhelara se hubiesen desarrollado; su conte-n do (1 '1 la realiza.fr..nd-e;Jln_d~seo,;uri..d,~o, su motvo.(lIltro est, pues, que el trmino deseo es sugerido a1 1

    11 '1 l id por el hecho de que el contenido latente .descuberto porI (111111 \( la ignificacin de una realizacin, y como por el an-

    Ir t ,1'1 1 11 1 11 puede imagmarse, no he comunicado todo lo que se me ha ocu-11 ,1 i , dllllllllll 1 1 1 trabajo de interpretacin, (Nota de Fred.)

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    11 1111'11111'/lltlOHp O j: .. arn nte pensamientos que preforman, Il/l 1'1\1I11v.,I)11,por una parte, y sentimientos que la reela-1111111,iOI' otra, ya directamente, ya rechazando la realizacin,'ollll'l\r1a VI ud cree poder afirmar que el deseo es al mismo1 0111o . nLenido y motivo del sueo.En uanto a la generalizacin de esta afirmacin, FreudH (In muy bien cuenta de las dificultades que presenta.Si afirmo de este modo que todo sueo es deseo realizadoy que no hay otros sueos ms que los de deseo, muy bien squ e me hallara frente a una oposicin irreductible. Podrabjetrseme que el hecho de que haya sueos que debemosinterpretar como deseos cumplidos no es cosa nueva ... Perodecir que no hay ms que sueos de deseo constituye una gene-ralizacin injustificada que se puede refutar sin trabajo. \Freud insiste varias veces sobre esta misma objecin general;pero esta objecin es precisamente lo que constituye el fer-mento dialctico que, a partir del cap. IV, le permite desarro-llar su teora.En efecto, la observacin ms corriente contra la teoradel sueo realizacin de deseo, consiste en afirmar que lodesagradable y el dolor son ms frecuentes en el sueo que loagradable y el placer . Fuera de los sueos que contienen,mientras dormimos, los estados afectivos penosos de la vigilia,tenemos tambin las pesadillas, ls-;ueos angustiosos, en losque este sentimient, el ms espantoso entre todOS,'lios zaran-dea hasta que despertamos. Y esas pesadillas son frecuentsi-mas en los nios, en los que precisamente hemos hallado lossueos de' deseo ms claros .Pero Freud elimina estas objeciones mostrando que sefundan en el contenido manifiesto mientras que l habla delcontenido latep.te. Verdad e-; que existen sueos cuyo conte-nido manifiesto es penoso; pero se ha intentado alguna vezanalizar nuestros sueos, descubrir su contenido latente? Deno s r as, todas las objeciones son intiles, porque, no espOAibleque todos los sueos penosos y todas las p~adi11as se I IV ( 1 u, de hecho, como sueos de deseo? Y precisamente,

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    l' 11 ,'IIIt(';[.tLL p sitivamente a todas estas preguntas, intro-t l l l l 11'1'('11(1a nocin de trasposicin y todas las dems nocio-lit 11/11(\.onstituyen las articulaciones de su teora.

    ( ': 1 n 1'1umento de Freud es, ante todo, puramente lgico;1'111111(111;1,

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    11111/1 11\11111 lId 11,1'111'1'0In citada no pueden enlazarse con1/1111P 1111'111\ 1'I'd1ld1't d 1 psicoanlisis, y si Freud lo hace/1 1 I dld, do H (JU s xpresa en un lenguaje que falsea su, t '1I1111,'1/1'm o l ln raz n , la frase citada no pasa de ser fan as a111111'lmdol'H d 1 gusto de una psicologa cuyas consecuencias(1'1'1Id ('H 1primero en rechazar,

    (JO H v rdaderos motivos de esta generalizacin, defendida(101'L, 'r ud con tanta tenacidad a despecho de todas las obje-('ion s residen en la manera en que la frmula fundamental deIn L ra f reudiana del sueo se modela sobre las exigencias deIn psicologa concreta, ,Al ser el hecho psicolgico segmento de la VIda del indi-v id u o articular~ insepara le de dicho individuo, Pero esinseparable actualmente, porque sin el a continuidad delq~ota y ~ puede li he - ec o psicolgico, Ahora bien,e deseo no enlaza el sueo con e m' ividuo desde el punto devista del contenido, sino precisamente por a~gQ ..ar ~esta cont uida del sin la cual el hch psicolgico no p.ade ser una creacin mitolgica. Si el sueo es una realizacinde deseos, no es ms que mo ulacin del yo que lo suea yque, en consecuencia, est constantemente presente, El deseoasegura al sueo precisamente la continuidad de esta resen-cia del yo, En una palabra, por la eona del su eo deseo, elsueo Se convierte e.n acto ,En eso hallamos incompatibilidad entre la psicologa con-creta y las nociones de la psicologa oficial. ,El hecho psicolgico debe ser personal y actualmente per-sonal: son esas sus condiciones de existencia, De aqu se des-prende que la nocin fundamental de esta psicologa no puede

    A r ms que la nocin d~ctQ ~El acto es la nica nocin inse-parable del yo ,en--;l totalidad, desprovisto de todas las nocio-n E l no puede concebirse ms que como encarnacin actual del' { r del psicoanlisis y la ignorancia de la psicologa clsica.Si comenzamos por aislar los hechos psicol{)gicos del indi-lrluo singular, nos situamos, sbitamente, en un plano de las1111alidades con que trabajan los psiclogos. En este caso,I lHmovemos entre consideraciones que quedan por debajo oJlIII' ncima del individuo particular, y como ste es el que(llIlIdc introducir en la teora la diversidad concreta que la11111'0plicable a los casos particulares, la abstraccin desem-11I1t'1t rzosamente en la tautologa, siendo el azar lo que ten-111'11II I llenar el vaco creado por la eliminacin de lo con-

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    VI

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    I I I

    III [n Iltl dllll, I In l'Xp , r i n la no nos presenta, en efecto,1111 1 Iflll\ 11 I \( 'lloH lntlividuales, pero al condenarnos por la abs-11 '111 '1 ' 11 11 IL II() [Joder invocar ms que generalidades, nos vere-1 11 11 11 1 '0 1 'm d o.l, a propsito de cada caso individual, a repetirIII'I'ddau S, y la explicacin ser incapaz de modelarse/11I'I'l < 1 h cho que hay que explicar, Por eso, despus de haberdl('llo que el sueo se explica por el paseo aventurado de una(1, .itacn de las clulas cerebrales, no podemos ms que repe-Lit' lo mismo a propsito de cada sueo; de este modo nos con-e namos, no slo a esta fatigosa y ridcula repeticin, sinotambin a no poder utilizar el rico material que nos propor-cionan los sueos, La utilizacin real de ese material se halla,en efecto, en Freud, por primera vez, De manera general,cuando se ha dicho que todo estado psicolgico traduce unestado del sistema nervioso o es su paralelo, nos cerramos lapuerta de todo saber concreto abriendo las esclusas de laGehirnmythologie * .

    Si Se comienza por desparticularizar el hecho, la conclu-sin ser necesariamente abstracta y de nada nos servir parala comprensin del hecho concreto. Por eso nada sabr el psi-clogo. Se ver obligado siempre a repetir respecto de cadahecho particular las mismas conclusiones generales: no lle-- - - -gar a estar nunca en posesin de una verdadera ciencia:ja~ podr salirse del plano del lenguaje, y nunca :R~drhacer na a, sino comproBar que lo que lia sucedido ha suce-ddo y la tautologa ser siempre fruto de la abstraccin.Por el contrario, el psicoanalista, al no salirse nunca delplano del individuo particular, por ser el hecho psicolgicopara l un sgmento de la vid del individuo particular, obten-dr conclusiones concretas que alcanzarn los hechos en sul articularidad, y, en consecuencia, a los individuos en su vidaconcreta. Como el psicoanalista no ha cado en el error de laabstraccin podr adquirir un saber verdadero que, aunque

    Mitologa cerebral. (J. B.)76

    1 1 1111 1 1 1 1 ', It'1 0 H ' irnp n a cau: a de su penetracin en los, 1 1 1 1 11 / 11 ' 1 [ , O M y situa iones particulares.

    1 ,/ 1 g 'II 01 llCt en que se halla la psicologa actual no es1111 / 1 \11 1 '1 1 '111 I ad infantil, por eso no hay que esperar mejora1 1 1 1 111 \ HMI 'Lo de un genio sinttico o del porvenir en gene-l /l l , J l II 'M :;L carcter no se debe a imperfeccin de mtodos,1 l' 1 ' 1 1 ( ' 1 M n principio, sino a los mismos procedimientos cons-I l ul.lv s (J).

    , I e l aber I?P~rico , fuere cual fuere, slo ~u;:el~Ildl'M a poste IOn trayendo de los hechos la enseanzatjlll ncierren. se es, en lneas generales, el sentido del tr-ru luo induccin. Pero para hacer fecunds inducciones espn'('iso poder uti1izar la experiencia, no privndose de ella de/ 1 1 1 L'mano; de manera general es preciso un dominio emprico1 11 1 ( 1 .uado a la ciencia en cu~stin, pues sin l la iduccin esIlflL dl.-'. no pudiendo llega*r n~ca a un saber explicativo.La psicologa clsica no conoce ms que inducciones est-I 'llmi . Quiere explicar la vida psicolgica: es preciso pues, que1 1 1 1 r La del plano mismo de esta vida, es decir, del individ~oIun 'reto y de s.us actos, pues esta es la nica manera de alcan-MI' un saber que pueda retornar a los individuos, y por lo1 HII Loa un saber ~xplicativ~o. Pero la psicologa clsica, en vezdll ('SO comienza por ponerse anteojeras; recorta en la expe-IIII .a psicolgica Un dominio formal y funcional, y como1 1 1 1 1 (' 1 unto de vista no representa ms que el aspecto ms f'or-111 1 I1 Y superficial, el saber obtenido de este modo no nos esdll ninguna utilidad para la comprensin de un caso concreto.

    r D n efecto, si se emplea la induccin en la psicologa in-II'IIHP( .tiva, es nicamente para establecer por su medio la1II1I1I(1t'

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    1111111111111\l\ldl r ('1\ r l A ' 1', d induccin 19, Pero, de qu se1\'11111'I(\ II'IlLn ti ab T cules son los caracteres de la ima-I 1111,' )1110H' p i n a, cul es su papel verdadero en el pensa-111I\ld,o, I'~l fuerzo de la escuela de Wurzburg represental' (11'1m nLe un progreso. Los tericos clsicos de la imagen,('omo Taine, por ejemplo, confundan a cada momento la11Lrospeccin Y la fabu lac in. Inventaban los caracteres de laima .en de acuerdo con las exigencias de la doctrina asocia-'i nsta Y sensualista. La escuela de Wurzburg ha buscado lamanera de obtener la respuesta consultando los hechos. Yaes un progreso. Pero la respuesta aportada por la exper ienciano constituye un saber concreto. Acabaremos por saber que laimagen es siempre vaga, que las imgenes a lo Taine son exc :-sivamente raras, que tal vez no existen nunca; que en todocaso, el pensamiento rebasa la imagen excesivamente, que enciertos casos puede llegar a desarrollarse sin im-g~es. Laexperiencia ha contestado 20 a la pregunta, pero como la pre-gunta es abstracta, la respuesta lo es igualmente. Se tratabade documentarse sobre la forma, de un acto psicolgico y lacontestacin a la pregunta no ha procurado a la psicologaningn progreso real, pues en qu constituye un conoci-miento del hombre el hecho de saber que el pensamiento nos; parece a U J w pelcula? Si ha, habid prog1'eso, se debe sen-cilla,mente a, que los psicLogos no podr,n ya, decir un conj'untode [roees. No hemos adquirido un saber que podamos utilizarpara la comprensin de un caso concreto. Es un saber sin apli-cacin posible, puesto que la sola aplicacin de que es suscep-tible el saber pSicolgico,- es el aplicacin a la realidad cons-tituda por el individuo concreto y singular. Pero, al nohaeerle intervenir en las experiencias de Wurzburg, no es

    10 En rigor, porque en la mayor parte de los casos no hay ms que1'01lld8ci6npura y simple. Cf. nuestro Captulo 11: Introspecci6n clSIca y111\WtlOsicoanaltico.: : 0 Para simplificar la discusi6n, admitimos que la experiencia ha sido1111(1111'I,,,ln\ nte ha respondido a la pregunta. Cf. Cap, 11 ,

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    111 11 t di dlll' 1'111.I ,( )H r 'HulL';,dos de la psicologa abstracta1 11111/11 111 d( 11111 1n aber sin aplicacin posible, debido, \ o h 111111\ 1'1\\1,011H.1,11 111111('(') n d Freud es muy distinta. Ante todo se1'11 1 111 1'1,11:1nl'~rO,al pr om edi o el lo. individuosv IinHLa a todo el m u nd '11 'u'lllL 'i 'I'Lou u - h id 1cv s au 11 s, a SI o eI '1 Sni'~o en los escritos dogrnti o , e 1110Mrls all del principio dell' ,11 ' , o ..l yo y el ello, y en general, lo es ritos e l Metapsicologia pero11111111'11'l'\ ellos los hechos analticos intervienen en gran medida. '

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    dl\ 1 1 11 1 -1 .1 '1 1 11 1 1( 11 11 r de ellos. De este modo ha llegado1I11 l id 1 1 , 1 1 , ( 'I'otar sin anlisis, sueos que experimentamos1 '1 1 1 \ 1 lodm\ t i I .si idntica manera, y que Freud llama ~osI p 10 ~. La exualdad infantil, el complejo de Edipo, la11( IV i(Hl de transferencia, resistencia, etcte;a, se descubriero l 1 I 1 mismo modo. La-Tnd~~sible porque se parte delo individual concreto; por esta misma razn podemos volvern lo individual concreto, y con ello poseer un saber psicolgico(1)l'icable (K).Tal es, por una parte, el antagonismo verdadero entre lapsicologa y el psicoanlisis; tal es, por otra, la inspiracinverdadera de la doctrina freudiana. Vamos a continuar nues-tro traba] o e dos recciones. Se trata, de antemano, de pre-cisarlas afirmaciones que preceden mostrando las articula-ciones de la teora tal cual se presentan en La interpretacinde los sueos 23. Pero si esos desarrollos o extensiones llegana confirmar la idea que nos hemos formado sobre la inspira-cin fundamental del psicoanlisis, pondrn tambin en evi-dencia qlieFreud no lehSido siempre fiel. En sus anotacio-nes y especulaciones tericas recae algunas veces en la psico-loga clsica.

    t ul raspoc 'i6n clsica y mtodo psicoanaltico

    (

    1 1 1 / (111,[lHuloI de La interpretacin de los sueos est1 '1 11 1 111I'n{io a El mtodo de la interpretacin onrica. Sabe-111 1I fl q 1 I este me o o consfst' esencia men e en o siguiente:j . 1'( ti compone el sueo en partes; 29, el sujeto debe rela-1/11' xin critica 11 1 retice~ia, cuanto se le ocurre respecto acada11110 le los elementos del sueo. Podmos sorprendernos, yI'(lltl m nte nos ha sorprendido, ver el modo como Freud aplica1 / 1 1 1 ' ido mtodo. En efecto, puesto que Freud no siente laII I ('n r inclinacin a estudiar los sueos siguiendo los mtodosl'IH i lgicos, pues afirma claramente que quiere emplear mto-(I OH psicolgicos, podamos esperar que iba a servirse de la11 te speccin. Pero no es la introspeccin lo que emplea1 1 ' Lid, sino un mtodo que no puede llamarse introspectivoIII(LH que tirando las cosas por los cabellos, y que, segn l, noP,HH el ser variante del mtodo de desciframiento.No se ha dejado de objetar a Freud el carcterarbitra~iot l l I 1 \1 111 t do. Su esencia consiste, en efecto, en hacer decir at1 1 1 I . i 1 L o lodo cuanto pasa por su . cabeza. Por otra P a r t e ,- ; - obj~('Oll 1111(' IClH psicoanalistas presen an corrientemente a la in-1 I'OH IH'l''io11 que sta, hasta en el caso de tratarse de laIII lH l' '1ltI/Lda, 110 llega a eliminar la censura, y como el obje-tiv e llH iHL 1 r cisamente en eliminarIa, es manifiesto, quedebemos r nnplazarla por otro mtodo en que el pensamientose vea men s Iulseado por la censura que en el estado de vigi-lia, El mtodo r sidir entonces esencialmente en la creacinde un estado p quico que presente cierta analoga con elestado intermedio entre la vigilia y el sueo, y, sin duda tam-

    22 Desde luego, hay todo un psicoanlisis objetivo que interpreta lasautobiografas, los diarios ntimos, etc. (Es en realidad psicoanlisis aplicado.J. B.)(K) Se nos ha objetado que la psicologa concreta que define el hechop i olgico como segmento de la vida del individuo particular, no podr ser a ciencia, puesto que no hay ciencia sino de lo general. Como puedeV I S , sta objecin es puramente verbal, y se basa en una lectura hecha11 1 Iigma. No nos ocuparemos ms de ello.

    ~B Estableciendo especialmente un paralelo entre el mtodo psicoanaltico, 111 i I, 'o~ p in,

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    1I1t'(1I1 1('1(1111.(1 una n .in positiva uya afirma .i n pu da L 'n('I'valor pKi .ot ric v rdadero, al ser relativa no a simplos (LltSC}/.-OI,8 () laL ncias, sino a presencias efectivas, ha fracasado ru i-dosam nte. ~

    u~ equivocaramos si quisisemos llegar a laconclusin de la inutilidad de todo cuanto se ha hecho en favordel inconsciente por los predecesores de Freud y por el mismoFreud, pues una vez bien entendido que el inconsciente norepresenta, desde el punto de vista dogmtico, progreso algu-no, por no ser ms que una manera de salvar el para s contoda la psicologa clsica, y no siendo inseparable del psico-anlisis, por ser incompatible con la psicologa concreta, enuna palabra, una vez entendido que las teoras que utilizanel inconsciente no pueden tener la pretensin, tal cual sonactualmente, de representar la verdad, las construccionesfreudianas, y, en general, todo el movimiento-que ha orientadoa los psicolgos cada vez ms hacia la nocin de inconsciente,nos parece singularmente interesante.

    . Ya hemos visto, en efecto, queelinconsciente est fabri-cado de acuerdo con la concepcin clsica de la vida psicol-gica y a imagen de los hechos que son dados para s. Pero, porotra parte, fuere cual fuerela falsedad psicolgica del incons-ciente, subsiste que los hechos del inconsciente no son yadados inmediatamente, sino construdos como los de las cien-cias 01 'maras. Entonces el hecho de que los pscolgos se ha-y a n finalmente d~cidido a aceptar esta nocin nos revela cla-ramente el debilitamiento y desgaste del ideal clsico. En OL I'O Htrminos, el movimiento hacia lo inconsciente pertencc a 1111momento decisivo de la disolucin de la psicologa clx icn , 1\un momento en que, queriendo salvar an la abstrae .in, Inpsicologa comenzaba a desprenderse de ella.

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    vLa dualidad. de lo abstracto y lo concreto en el psicoomlisisy el problema de la psicologa concreta

    Es muy cierto que el psicoanlisis presenta una dualidadesencial. Anuncia, por medio de los problemas que se planteay la manera como orienta sus investigaciones, la psicologa( concreta, pero enseguida la desmiente por el carcter abs-tracto de las nociones ue emplea, o que ha creado, y los es-quemas de que se sirve. Podemos decir, sin paradoja, queFreud estan sorprendentemente abstracto en sus teoras comoconcreto en sus descubrimientos. He ah el resultado de losanlisis que preceden.Pero sera muy sencillo, como hemos indicado ya ante-

    riormente, explicar DIcontraste por la falta de claridad o con-secuencia del pensamiento de Freud. Los errores de este g-nero corresponden siempre a necesidades histricas y superanla potencia de la lgica individual. Pero precisamente por seras, no puede haber solucin de continuidad verdadera entrelos errores y la verdad misma: despus de haber condenado,por necesidades metodolgicas, la actitud abstracta, la crticadebe mostrar, para que no subsista misterio alguno, que laactitud de Freud representa, en la evolucin que llega a-poneren evidencia la actitud cocreta una etapa necesaria.Pero podra decrsenos que consi eramos' a cosa verda-

    deramente demasiado fcil. En efecto, no parece que nos demoscuenta de que el hecho mismo de la dualidad en cuestin correriesgo de comprometer toda nuestra empresa, al menos encuanto a que queremos representar, no una psicologa con-creta que hubisemos imaginado a priori, sino precisamente191

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    In qtl(' IIOS apoda el psicoanlisis. En efecto, la manera comoIIlL irpr itamos la dualidad en cuestin, tal vez no sea la nicapo ible. Esta dualidad puede originarse tambin en el hechode que interpretamos el psicoanlisis de una manera que no.esabstracta ms que hasta cierto lmite, y la dualidad seraentonces relativa a una interpretacin que, no siendo vale-dera para todo el psicoanlisis, lo rasga necesariamente endos partes, la segunda de las cuales mide precisamente lainexactitud del concepto que tenemos del psicoanlisis. Losintrpretes de las grandes doctrinas filosficas, por ejemplo,admitieron con frecuencia dualidades de este gnero, nica-mente gracias a ideas preconcebidas y comprensiones unilate-rales, no es cierto? No es cierto tambin, por otra parte,que para poner en evidencia lo que llamamos inspiracin con-creta del psicoanlisis, nos hemos visto obligados a deformarcontinuamente las frmulas del mismo Freud? Ahora bien,estas deformaciones son posibles y pueden parecer legtimashasta cierto lmite, pero tarde o temprano el carcter artifi-cial, de tal mtodo, salta a la vista necesariamente. Entonceses cuando debe aparecer la ilusin de la dualidad.No basta mostrar, en estas condiciones, la necesidad his-trica de lo que llamamos los errores de Freud, pues esta de-mostracin puede no ser sino una parfrasis de nuestra ilu-sin. Es preciso ir ms lejos: es necesario mostrar, y sin tocarpor esta vez las frmulas mismas de Freud, que a despecho desu forma tcnica que est completamente orientada hacia laabstraccin, as especulaciones f'reudanas implican tambinuna actitud que precisa solamente reconocerse Y aislarse en supureza para que sea la de la psicologa concreta.Esta domo tracin e po ible. Pero su posibilidad no hacesino aum ntar 1 1 li r r sultante para nosotros d~stadualidad que h mos t nid qu reconocer en el interior delpsicoanlisis; pues, si por un lado, las especulaciones tericasde Freud no representan ms que una actitud ya concreta,pero disfrazada en una forma tcnica que es abstracta, y si,por otro lado, este disfraz es necesario, no ser ya la exactitud

    192 .193

    de nuestra nterpr La i T I J qu plan L a, Hi 11 In HII ' ' nlll' 1 1de la concepcin qu p s amos de la psicol ga . n 'l' Lu. 1'0dr decrsenos, en efecto, que la psicologa concreta, tal '11Idpretendemos verla en la base del psicoanlisis, es muy cnpn~de revelarnos cosas inaccesibles para la psicologa clsica,pero sta, por el contrario, halla su desquite tan pronto setrata de la elaboracin terica, de tal manera que el preten-dido retorno a la abstraccin puede ser nicamente la reve-lacin de la impotencia terica de nuestra psicologa concreta.Entonces hay que elegir entre dos cosas: o que hemos adivi-nado realmente la esencia de la psicologa concreta, y entoncesla dualidad que hemos comprobado nos muestra precisamenteque esta psicologa necesita recurrir al aparato terico de lapsicologa clsica, que lejos de ser condenada, adquiere asnueva vitalidad, y la oposicin entre las dos formas de la psi-cologa cesa de ser irreductible y nuestra tesis fundamentalse desmorona, o, si nos interesa en absoluto la muerte de lapsicologa clsica, nuestro concepto sobre la pscologa con-creta ser el que perder todo inters, puesto que se muestraprecisamente incapaz de comprender el drama que pretendeestudiar. Adems, si el psicoanlisis anuncia realmente estapsicologa concreta que hemos definido, se presenta, a la mis-ma luz de nuestra interpretacin, bastante desprovisto deinters, puesto que aparece precisamente como una nuevatentativa abortada. En pocas palabras, a cualquier lado quedirijamos nuestras miradas, esta dualidad cuya prueba pu-diera parecernos a primera vista una victoria de nuestro m-todo, no representa en realidad sino una derrota.Salta a la vista que estos argumentos no son vlidos msque en el caso en que la dualidad en cuestin sea verdadera-mente absoluta, es decir, si no somos capaces de mostrar lapsicologa concreta, tal cual la hemos definido, verdadera-mente activa, no simplemente cuando se trata de la definicindel hecho y de la concepcin del mtodo, sino de la compren-sin misma del drama humano, pero quedarn anulados si

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    \llIlIlllIlm\ (\(IJr\OHLl'Hr qu , 1 j s de sufrir una in p L n ia L1 )-l'I('a, hn .om nzado ya a laborar sus nociones fundamenLal R.

    1

    El contraste entre la concepcin concreta del hecho y delmtodo, por una (arte, y el aspecto abstracto de las explica-ciones por otra, se explica en Freud primeramente por la ma-nera comOCoCibe las relaciones entre la psicologa Y el psico-anlisis. En efecto, Freud parte de la idea de q.ueel psicoanli-sis es un procedimiento particular que, al mismo tiempo quepermite hallar nuevos resultados a los que no hubieren podido'conducirnos nunca los mtodos de la psicologa clsica, nosconduce a la psicologa misma de los hechos en cuestin.Su idea fundamental es que el psicoanlisis Y la psicologaestn en dos planos diferentes: la actitud psicoanaltica esalgo ms que investigacin de la misma psicologa de los he-chos, y, por otra parte, la investigacin de la explicacin psi-colgica implica el abandono de la actitud propiamente psico-analtica.Esta actitud se traduce muy bien en La interpretacinde los sueos: despus de haber descrto os hecho que el psi-coanlisis permite escu15rir, Freua busca su explicacin enuna seccin aparte, precisamente en la seccin titulada Psico-loga e' os procesos onricos . Hasta entonces se trataba deinterpretar y analizar el sueo, ahora se trata de explicQ,1'lo.,r-Hasta este momento' nos 'hemos ocupado esencialmente deindagar cul es el sentido oculto de los sueos, cul es el ca-mino que permite descubrirlo, Y cules son los medios que la- . laboracin del sueo ha puesto en prctica para velarlo. Hastaahora lo que constitua el centro de nuestro inters han sidolas exigencias de la interpretacin de los sueos. Ahora setrata de emprender un nuevo camino : comprender el sueocomo fenmeno psicolgico..Ahora bien; explicar un hecho psicolgico significa paraFreud reducirio a las leyes conocidas de la 2Jsicologa,. Por eso

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    1 l0~

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    d ld I\lOVlllil(lIILo in I'g' li l: lC o l n fsica, los s c l )'01-; ~Q-11 /11 '1 1 11 IOIi mod los m cnicos para orientarse con mayor em-1)(1 11 0 ha 'i los esquemas energetistas:' Freud expresaa gunasV s ste ideal clsico de la manera ms ingenua; en la Psi-cologa de las masas y anlisis del yo dice: Libido es untrmino tomado de la teora de la afectividad. Designamosde este modo la energa considerada.cf magnitud cuanti;tativa (no m~ble_a,n) de las endenciasrela~ascon o ue resumimos con .la denominacin de amor . Lasexplicaciones de nuestro captulo IIIdemuestran suficiente-mente con qu ingenio intenta Freud realizar el ideal encuestin.Claro est que Freud no 3-dudadQj~ del edifici~central de la psicologa clsicb--Los mtodos de esta ltimapueden ser imperfectos,' los psiclogos clsicos han podidomostrarse henchidos de prej uicios y limitados respecto a cier-tas cuestiones, pero todo eso solamente pone sobre el tapete lastesis y no los fundamentos: la psicologa clsica debe some-~ untrabajo, pero a un trabajo de revisin y extensinnicamente.

    Pero una vez tomada esta actitud, es imposible detenerse,y la incompatibidad de los hechos nuevos con la psicologaantigua no podr manifestarse nunca en momento alguno,porque siempre ser posible llevar cada vez ms Iejos laarticulacin y extensin de sus hiptesis y nociones. Por esono uede Freud efectuar de otro modo el trabajo especulativoanunciado, sin poder darse cuenta nunca de que .recorre ensentido inverso el camino de sus pro ios descubrimientos. Y --- ,si al ejecutar ese trabajo puramente formal, que no pasa deser el desarrol lo mecnico de algunos esquemas, podemos ver-dad~amente creer que se ha explicado r.gzacas al hechode estar fi' os~p:recisame.nte.....Eill..el ideal cientfi~de lapsicologa clsica .. - . . . . . ..Considerada la empresa de Freud en su fase terica,- - - - - - - ---

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    1 '( )r( I'w nt a I a~ ~ la nuestra:.. Para nosotros, s Lratado (loHItITollarl.a pSIcologa contenida en lo echos y _ mlo-dOHpHi' analticos, mientras para Freud el problema se pre-s n.a 0 1 , la inversa: cul es la psicologa clsica cuyos hechospsicoanaltico s pueden deducirse, y, como dicha psicologa noexiste, es preciso inventarla.A primera vista, es evidente que la actitud de Freud esla primera que se impone, hacindolo de la manera ms natu-ral. Con ayuda del psicoanlisis descubrimos cierto nmerode hechos: se les considera inmediatamente como hechos dela vida interior. Es tan natural esta idea, que existen textosen los que Freud considera a la misma asociacin libre comouna forma de la reflexin o e a introspeccin. En estas i=-diciones, se compren e que todo cuanto nos apdrta el psico-anlisis sean referencias sobre esa realidad interior cuyoestudio se propone la psicologa clsica: todo progreso en losdescubrimientos psicoanaIticos se convierte entonces necesa-riamente en motivo para llevar ms lejos el desarrollo denuestras ideas sobre el aparato psquico .Dada esta fijacin al ideal de la psicologa clsica quees general a su poca, Freud se ve necesariamente cond;:icidoa adoptar la actitud que acabamos de describir. Lo nico quehubiera podido evitarlo hubiese sido desprenderse precisa-mente de este ideal; pero eso le ha sido imposible, dado quepor su misma posicin plantea a la psicologa clsica un pro-blema puramente formal que no slo ella, sino tampoco cual-auier conjunto terico, verdadero o falso, puede fcilmenter isolver.

    En efecto, Freud llega a la psicologa partiendo del psco-unliss. En ese momento, sus descubrimientos estn ya he-I'IIOH.Y u actitud no es creadora, sino puramente desintere-

    , , , 1 1 1 : no espera de la psicologa el cumplimiento de una obraII'dlld('ramente fecunda y productiva, sino nicamente la11 /11 1' 1 '1 ' 1( 111 de los descubrimientos efectuados en una ed deIIIII'UIIII o hiP.'tesis. Por eso o puede comprobar Freud la

    1 t i I l' lid H I fundamental de la psicologa, porque le plantea un197

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    pr o l)1 m a cuya solucin no implica ms que una dilatacinInI'. ella.La actitud de Freud era, pues, inevitable debido a dosrazones. La primera porque, .consideradas las ideas funda-mentales de la poca, los descubrimientos psicoanaltico s apa-recen inmediatamente como hechos psicolgicos en el sentidoclsico de la palabra; la segunda, porque, abordando la psico-loga una vez acabada la obra verdaderamente creadora, laimpotencia de la psicologa no puede manifestarse. En otrostrminos, Un psicoanalista puro cuya ocupacin esencial esla prctica misma del mtodo psicoanaltico deba necesaria-mente llegar a la contradiccin qL1ehemos sealado en la obra'de Freud.

    No sucede lo mismo a quien se dirija, no del psicoanlisisa la psicologa, sino a la inversa, pues el acento, al caer sobrela psicologa en s, no se la a orda una vez terminada la obrade creacin, para contentarse con la operacin engaosa con-sistente en elaborar de go lpe hiptesis con objeto de explicarhechos descubiertos precisamente sin que dichas hiptesishubiesen intervenido, sino que se espera de la misma psico-loga la potencia y la fecundidad. La historia de la psicologay sus trabaj os actuales estn patentes para demostrar que elconcepto clsico del hecho y del mtodo no hubieran permi-tido nunca plantear problemas de la manera que ha condu-cido a los psicoanalistas a descubrimientos precisamente endonde los mtodos clsicos haban fracasado.

    En estas condiciones, es evidente que los descubrimientosdel psicoanlisis suponen un concepto de la psicologa que nopuede coincidir con el clsico y que presentan un nuevo pro-blema: el consistente en saber no con la ayuda de qu especu-laciones complementarias podemos reducir los hechos nuevos'1 los esquemas antiguos, sino cul es precisamente la psico-1 a nueva que ha hecho posibles los descubrimientos.

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    sta es precisamente la actitud que hemos adoptado (11la presente obra; lo nico que sucede es que dicha actitudsupone la de Freud, y, por lo tanto, tena forzosamente qu 'venir tras la suya, pues ante todo los psicoanalistas son qui -nes han efectuado estos descubrimientos cuyo anlisis conduceaa;sicol;gi concreta, y tenan que comenzar por intentarp~oporcioarnos ellos mismos una explicacin. Pero dichaexplicacin no poda dejar de llegar, debido a las razones quehemos expuesto, a la dualidad entre la inspiracin fundamen-tal y el aparato terico.Por otra parte, dicha dualidad era necesaria para darorigen a nuestra empresa. Ante el espectculo de la riquezade los descubrimientos psicoanaltico s y la pobreza de la psi-cologa clsica, las especulaciones abstractas del psicoanlisispresentan una paradoja que reclama imperiosa crtica.

    IIDada la manera como Freud expone el problema de laexplicacin, la originalidad del psicoanlisis no puede reve-larse como hemos dicho hace un momento, a no ser por la ne-cesidad de ampliar las nociones de la psicologa clsica, eintroducir en ella nuevas hiptesis, pero de acuerdo con losprocedimientos fundamentales de esta ltima.Como los trabajos nocionales deben modelarse precisa-mente sobre los nuevos hechos aportados por el psicoanlisis,era sorprendente que a despecho de su aspecto abstractono guardasen algo de la inspiracin concreta que ha dado ori-gen a dichos descubrimientos.Hasta ahora nos ha parecido el inconsciente el colmo de

    In . abstracci+Eso' es perfecamente cierto: e b e su origen a)110' dimentos que denominamos abstractos; ellos son losl/ II ( 1 0 engendran, pues sin ellos no puede poseer sentido al-1' , uno. Ahora bien, en la base de toda teora y situado a mayor I'llnclidad que los procedimientos que le aportan su forma1 1 1 1 ' 11 ( 'H, existe una actitud general por la cual la teora en

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    t'11 'HL i 1 PLL d r basar su pro ia signifi_cacin dogmtica. Talsuc de precisamente con la hiptesis del inconsciente: sea cuaIu re la i;;;mpatibilidad de su aspecto tcnico con la psico-loga concreta, su aceptacin implica una actitud completa-mente contraria al ideal de la psicologa clsica.Lo que caracteriza esencialmente al inconsciente en ge-neral y hasta independientemente de la teora freudiana, esque se relaciona con hechos psicolgicos cuyo sujeto no tieneconocimiento directo de ellos, o que no se le proporcionan porintuicin inmediata. Por consiguiente, la introduccin del in-consciente significar el fin de la hegemona de la introspec-cin precisamente porque los hechos inconscientes, siendopsicolgicos, escapan a la conciencia, y, por lo mismo, a laintrospeccin f'uere cual fuere, admitiendo de este modo todoun conjunto de hechos psicolgicos que no son dados paras, y para cuya comprobacin y estudio hay que recurrir aotros mtodos.Lo notable en esta consecuencia de la introduccin delinconsciente no es precisamente el hecho de vernos forzadosa renunciar a la introspeccin. Los psiclogos clsicos no ha-llan dificultad en hacerlo y abandonan frecuentemente laintrospeccin por mtodos objetivos , fisiolgicos, biolgicosu otros. Pero hay que observar que en este cas se trata de.abandonar tambin el dominio de lo psquico misglo, segnconfesin de los psiclogos a que aludimos, pues hasta cuandose abandona de este modo la introspeccin por' uno de los m-todos objetivos , sea el quy fuere, se hace siempre en virtudde una definicin o de una hiptesis que permite conceder unlugar a las excitaciones y reacciones fisiolgicas o al aspectopuramente motor de los comportamientos, mejor dicho, todo ellugar disponible en psicologa. Y entonces no se abandona laintrospeccin para estudiar los hechos p'sicolgicos mismospor mtodos objetivos, sino solamente los hechos objetivosque se ha podido poner en relacin con los primeros. Tanv rdad es eso, que cuantas veces se trate de 10 psquico

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    mismo, nos vemos forzados, de buena o mala gana y con .ual-quier pretexto, a volver a la introspeccin.La hiptesis del inconsciente al contrario significa quela introspeccin ha llegado_a ser insuficiente pa.ra l eXp'lor-a-c[6n de lo_psquico mismo, pues para todos aquellos que hanadmitido el inconsciente-psic~lgico, ste significa un conjuntode hechos que son tan real y tan actualmente psicolgicoscomo lo hechos consciente, poco ms o menos, pero que,como dice Freud, les falta la conciencia . No se trata enton-ces de renunciar a la introspeccin, porque se quiera dar a loshechos objetivos una significacin psicolgica, sino porqueen este caso es lo psquico mismo 10 que rebasa el para s.Por eso precisamente anuncia ya el inconsciente la psico-loga concreta en un sentido. Ante todo, la psicologa, que sesirve de la nocin de inconsciente, deber renunciar a la afir-macin ntegra de la naturaleza privilegiada del conocimientopsicolgico. En efecto, no podremos afirmar ya que es nicaen su gnero, porque comprende inmediatamente su obj eto,puesto que en esta comprensin reside precisamente el serpropio del hecho psicolgico, porque existen hechos que siendopsicolgicos se hallan fuera del para s . No pueden, pues,conocerse, a no ser de manera mediatc, ya gracias a la inter-vencin de un observador exterior, ya gracias a procedimien-tos de razonamiento anlogos a aquellos de que se sirven lasdems ciencias.

    Lo diremos de otro modo; aunque lo inconsciente parez-ca, en un sentido, ms misterioso que lo consciente, en otro. entido, representa, sin embargo, el primer paso en la des-truccin del misterio psicolgico, pues para ciertos fen-menos psquicos, al menos, el sujeto del conocimiento no sehalla en situacin ms privilegiada que cuando se encuentra( '1' nte a un objeto cualquiera. Por eso mismo los psicolgospartidarios de la nocin de inconsciente pierden necesaria-III( nte el hbito de considerar todos los hechos psicolgico1'0111 datos simples de una percepcin eui qenerie, puesto que

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    \01-\ h \ 'has inconscientes deben construirse, o, por lo menos,r 'onstruirse.De este modo se llega en el interior de la psicologa cl-sica a una dualidad que constituye un fermento dialctico muypoderoso. Despus de la introduccin del inconsciente, no po-demos ya definir el hecho psicolgico por el para s : la defi-nicin clsica del hecho psicolgico, entra precisarl/,ente en elmismo plano de lo psquico. Entonces nos hallamos frente ados clases de psquico : una aguella cuyo conocimiento esunapercepcin' Jot a ~asa de ser una construccin;una de ellas contina definindose por el para s , mientrasla otra es imposible de definir de este modo. Ahora bien, esevidente que los hechos psicolgicos, sean conscientes o incons-cientes, participan de la misma esencia, y sta est situada amayor profundidad que la conciencia, puesto que los hechosconscientes pueden llegar a ser inconscientes sin prdida de sresencia psicolgica. Continuando las investigaciones en estadireccin, nos vemos necesariamente arrastrados a definir loshechos psicolgicos independientemente del para s, es decir,independientemente de una percepcin sui generis, y el pro-blma que se presenta entonces es el mismo que el de la psicolo-ga concreta: fj , .. e j . in . ir . . .. l JL J ) . if lJL1 .CO ...w , tq.;rJ,.t l.qJj,e.t[JlSquiGo,s decir,evitando toda conf~lSin con la fisiologa, la biologa o cualquie1'otra ciencia de la naturaleza o del hombre en tanto que natu-raleza, haciendo abstraccin de la h1~ptesis segn la cual lopsquico nos es dado por una percep'cin sui generis. En otrostrminos, admitir simultneamente un psquico que nos esdado y otro que es construido es imposible, y la idea de queexiste un psq~~ico construido invita a la generalizacin, yentonces nos vemos necesariamente conducidos a buscar laoriginalidad de lo psquico en otra parte distinta a esta ori-ginalidad qumica, por decirlo as, existente en la base de ladefinicin clsica. En pocas palabras, la actitud .fundamentalexistente en la base de la hiptesis del inconscit'fl,tr.~',:ntieneya la negacin del realismo psicolgico, y et desarrollo conse-cuente de esta hiptesis habra conducido a la bsqueda de

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    una definicin del hecho psicolgico que excluya el '1 '('( ( Ii,~1 I (l.Pero la psicologa clsica no ha llegado nunca al l'('()I\()-cimiento del verdadero sentido de la hiptesis de lo inCOJ1H-ciente, ni al desarrollo sistemtico de sus consecuencias, .Ydespus de haber planteado la dualidad en cuestin, la ha OH-tenido pura y simplemente. En efecto, una vez considerado elcarcter sustancialmente abstracto de la psicologa clsica,el realismo ha podido intervenir para encarrilar el movi-miento que hubiere llegado precisamente a su destruccin.

    Despus de haber asentado lo inconsciente junto a loconsCiente, se ha orillado la dificultad haciendo de la concien-cia una cualidad que pudiera aadirse o no a 10 psquico ,y de este modo la dualidad ha quedado resuelta definiendo elhecho psicolgico, conforme al realismo, por lo psicolgico,puro, sencillamente, cuya originalidad contina siendo qu-mica , desde luego.

    Debido a las razones que hemos expuestos, se ve llevadoFreud 50 a conceder al inconsciente un papel y un lugar muchoms importante que el concedido por los psiclogos clsicos.En consecuencia, en Freud hallamos, por una parte, un des-arrollo ms vigoroso de las implicaciones puramente tcnicasde la hiptesis, y, por otra, una aproximacin mucho--ma-yora la psicologa concreta, en el mismo sentido que hemos indi-cado hace un momento.

    La teora freudiana, nos lleva, desde el punto de vistatcnico, a dos afirmaciones:

    1~ La conciencia no es sino un rgano superior de per-cepcin;2~ El inconsciente es trascendente con relacin a la con-ciencia.

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    l IIIt I urt , al menos, de la primera afirmacin queda( nvuclta ya en la nocin misma de inconsciente. En efecto, elxolo h cho de introducir el inconsciente implica la ampliacind la definicin del hecho psicolgico, y ste se definir, envirtud del realismo, como lo psquico en general 51 cuya exis-tencia no requiere necesar-iamente la conciencia. La adquisi-cin del carcter consciente para lo psquico puede entoncesasimilarse fcilmente a una percepcin, precisamente porqueel ser mismo de lo psquico al ser independiente de la concien-cia, podemos aplicarle el esquema de la percepcin. No obs-tante, la afirmacin de que la conciencia es nioamente unrgano de percepcin supone ya el psicoanlisis, pues en lapsicologa clsica el inconsciente no juega ya un papel sufi-cientemente importante para que no se pueda afirmar quejunto a los hechos para los cuales la conciencia no pasa de serun rgano de percepcin, hay otros tambin cuyo ser mismoconstituye. Pero la actitud de Freud debe ser mucho ms radi-cal. En efecto, el psicoanlisis se ha visto obligado a situar enel inconsciente todos los procesos importantes y verdadera-mente determinantes, de tal manera, que el sueo, por ejem-plo, al explicarse en todos sus detalles por actividades pre-conscientes o inconscientes, no queda a la conciencia ms quela percepcin pura y simple de lo psquico.

    La segunda afirmacin se funda en consideraciones psi-coanaIticas. En efecto, resulta de los anlisis de Freud, que lopsquico no es admitido a la percepcin de la conciencia, sinoen ciertas condiciones. Por consiguiente, al ser necesariamenterelativa a esas condiciones la percepcin de lo psquico, ~inconsciente en s mis~o es un incognoscible ::.

    Estas dos afirmaciones fundamentales de la teora freu-Gl CL los textos que hemos citado.r .2 Para los textos, cf. Cap, III, pg. 2 en su comienzo; pg. 3 y en gene-

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