políticas y prácticas del comercio menudo

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Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE) 1 Políticas y prácticas en el comercio menudo 1 Victor Hugo González Cruz Universidad Nacional Autónoma de México [email protected] Precio, dinero, signos y medidas Los pesos, medidas y monedas novohispanas no deben considerarse un elemento superfluo de las tiendas, sino como una parte fundamental para entender las distintas dinámicas económicas que se presentaban en el comercio menudo, pues son el reflejo de un determinado contexto cultural, económico y social. 2 Este trabajo tiene la finalidad de explicar la relación directa que existió entre precios, medidas, mercancías y dinero, analizando las diferentes transacciones que se desarrollaban en el comercio menudo, con la finalidad de comprender la importancia de las tiendas misceláneas, tanto para la Corona como para sus habitantes. Por tal motivo, se utilizaron las Cédulas Reales sobre pesos y medidas de 1573 y 1581; Las ordenanzas: de Fiel de pesos (1574), de pesos, pesas, marcos, romanas y medidas (1621), de la Fiel Ejecutoria (1724) y para el común de los tenderos de pulperías (1750); además de los inventarios de las tiendas de Don José Palacios (1776) y Don Luis Montesinos (1783). Con base en la teoría desarrollada por Marx sobre la mercancía y el dinero, pues se ha considerado que su interpretación sobre estos aspectos contribuyen a 1 El presente trabajo forma parte del último capítulo de mi tesis de licenciatura titulada: “La distribución de las tiendas misceláneas y sus transacciones mercantiles. El comercio menudo de la ciudad de México, 1750-1804”, realizada en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, bajo la dirección de la Dra. Enriqueta Quiroz y con los comentarios de la Dra. Matilde Souto y la Dra. Gisela Moncada. 2 Sobre la construcción y uso social de pesos y medidas en Europa, ver: Kula, Medidas, 1980. Para el caso de Nueva España ver: García Acosta, “Medidas”, 2011, pp. 79-99.

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Políticas  y  prácticas  en  el  comercio  menudo  Segundas  Jornadas  de  Historia  Económica  (AMHE)  

 

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Políticas y prácticas en el comercio menudo1

Victor Hugo González Cruz Universidad Nacional Autónoma de México

[email protected] Precio, dinero, signos y medidas

Los pesos, medidas y monedas novohispanas no deben considerarse un elemento

superfluo de las tiendas, sino como una parte fundamental para entender las

distintas dinámicas económicas que se presentaban en el comercio menudo, pues

son el reflejo de un determinado contexto cultural, económico y social.2

Este trabajo tiene la finalidad de explicar la relación directa que existió entre

precios, medidas, mercancías y dinero, analizando las diferentes transacciones

que se desarrollaban en el comercio menudo, con la finalidad de comprender la

importancia de las tiendas misceláneas, tanto para la Corona como para sus

habitantes. Por tal motivo, se utilizaron las Cédulas Reales sobre pesos y medidas

de 1573 y 1581; Las ordenanzas: de Fiel de pesos (1574), de pesos, pesas,

marcos, romanas y medidas (1621), de la Fiel Ejecutoria (1724) y para el común

de los tenderos de pulperías (1750); además de los inventarios de las tiendas de

Don José Palacios (1776) y Don Luis Montesinos (1783).

Con base en la teoría desarrollada por Marx sobre la mercancía y el dinero,

pues se ha considerado que su interpretación sobre estos aspectos contribuyen a

                                                                                                               1 El presente trabajo forma parte del último capítulo de mi tesis de licenciatura titulada: “La distribución de las tiendas misceláneas y sus transacciones mercantiles. El comercio menudo de la ciudad de México, 1750-1804”, realizada en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, bajo la dirección de la Dra. Enriqueta Quiroz y con los comentarios de la Dra. Matilde Souto y la Dra. Gisela Moncada. 2 Sobre la construcción y uso social de pesos y medidas en Europa, ver: Kula, Medidas, 1980. Para el caso de Nueva España ver: García Acosta, “Medidas”, 2011, pp. 79-99.

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explicar las dinámicas comerciales que ocurrían en el virreinato novohispano.3

Comenzaremos a explicar como se calculaban los precios de los productos en

Nueva España.

El oro y la plata fueron mercancías que desempeñaron la función de dinero

en el periodo novohispano. Fueron la medida general de todas las cosas y su

relación con ellas hacían posible la materialización de los precios. Por ejemplo,

dos arrobas de cacao valían un real de plata: el dinero sirvió de material (plata)

para darle una expresión al precio del cacao, un valor relativo, pero que al utilizar

las medidas propias del dinero (real de plata) se pudo calcular.4

El cálculo de los precios novohispanos involucraba por un lado a los

productos, que se medían dependiendo su naturaleza o utilidad, y por otra parte

involucraba a otro producto que servía de espejo, este era el dinero, el cual

contaba con un soporte material mesurable, que servía de base para calcular el

precio de todos los productos.

Ya aclarado este punto, comenzaremos analizando la importancia de las

medidas en el periodo novohispano; luego a través de tres ejemplos

observaremos como la Corona influyó en los precios de algunos alimentos, para

finalizar con el análisis de algunas prácticas de comerciantes y clientes, que

funcionaban paralelamente a las normas estipuladas por la Corona, lo que nos

revelará algunas dinámicas que se presentaban en las transacciones menudas.

Reglamentar las medidas tenía gran importancia para la Corona, ya que

reafirmaba el orden organizativo del antiguo régimen. El Rey mediante sus

políticas fijaba y modificaba los precios de las mercancías para el bien de los

habitantes de sus reinos, así aseguraba un buen abasto y precios justos. De la

misma forma, aseguraba la recaudación de impuestos en dos sentidos: al verificar

las diferentes piezas de medición de la ciudad, cada año y siendo el fundamento

para calcular que cantidad de mercancía debía pagar la alcabala.

                                                                                                               3 Sobre el valor de uso, valor, valor de cambio, precio, dinero y circulación de mercancías ver la primera sección del libro primero: Marx, Capital, 2000. Para ver la interpretación de estos conceptos en el caso peruano del siglo XVI, ver: Assadourian, “Producción”, 1979, pp. 223-292.  4 Marx, Capital, 2000, p. 63.

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La moneda, las medidas y los envases son producto de ciertas necesidades

específicas de los diferentes grupos de personas. En el caso novohispano,

encontramos monedas y medidas reglamentadas por la Corona (oficiales),

además de tlacos y pilones (informales) que fueron utilizados por los vendedores y

clientes en el intercambio comercial.

La preocupación sobre qué medidas se debían utilizar en Nueva España, se

remonta hasta 1524, cuando el conquistador Hernán Cortés decretó el uso de la

arroba, el cuartillo y el medio cuartillo, como medidas oficiales en la ciudades.5

Más tarde, en los años de 1573 y 1581, la Corona emitió dos cédulas que

involucraron a todos los reinos. La fechada en 1573 ordenó que los virreyes

dejaran a disposición pesos reales para que los vendedores y compradores

pudieran pesar lo que quieran. Por su parte, la cédula de 1581 expresó gran

preocupación, pues los “pacificadores y pobladores de las Indias” ponían pesos y

medidas a su arbitrio, lo que resultaba en muchos pleitos, por lo que se decidió, se

utilice la medida Toledana y la vara Castellana.6 A primera vista, las cédulas

responden a una mala práctica que afecta a toda la población y es por eso que el

rey determinó con fundamento en la idea del bien común, poner fin a las malas

prácticas: colocando padrones reales (pesas y medidas oficiales que estaban a

disposición de la gente con el fin de que sus instrumentos se ajustarán a éstas) y

unificando las medidas en todos los reinos.

El 12 de julio de 1574 se emitió la Ordenanza de Fiel de pesos para la

ciudad de México, en la que se especifica que el Fiel ganará medio real por cada

peso correspondiente al marcar las pesas y balanzas.7 Es decir, que en las dos

visitas anuales que realizaba el Fiel de pesos, ganaba un real por cada peso

cobrado al momento de verificar las balanzas, pesas y medidas de los

comerciantes de la ciudad. Esto insinúa que evitar las malas prácticas causadas

por los diferentes pesos y medidas que existían en las ciudades significó un

ingreso constante para la Real Hacienda.

                                                                                                               5 Carrera Stampa, “Evolution”, 1949, p.3. 6 Recopilación de los reinos de las indias, Libro IV, Titulo XVIII, p. 118. 7 Barrio Lorenzot, Ordenanzas, 1920, pp. 277-278.

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El 13 de marzo de 1621 se aprobaron las Ordenanzas de pesos, pesas,

marcos, romanas y medidas para la ciudad de México, en donde se fijaron los

costos por verificar (fielar) los pesos y las medidas que debían utilizarse en el

comercio de la ciudad, también se especificaban las multas por no cumplir con las

ordenanzas.8 Entre las medidas más pequeñas que se debían verificar,

encontramos marcos de pesas de 8 onzas (peso); medidas de a cuartillo

(volumen); y medidas de longitud como la vara con sus puntos de media, tercia y

hasta media ochava.

De las Ordenanzas de pesos, pesas, marcos, romanas… tres cosas llaman

la atención: 1) No se encontró en estas medidas peso o medida de a pilón o tlaco

2) No se permitían romanas de medias libras, y pesas nones de tres o cinco libras,

y 3) Los comerciantes, regularmente suelen guardar las pesas prohibidas en las

visitas oficiales, por lo que era necesario visitas particulares.

La práctica de esconder las pesas en el momento de las visitas se aprecia

en la tienda mestiza de Don José Palacios (ver cuadro 1), pues en su inventario

notamos una romana fina de medias libras, debemos recordar que el inventario de

esta tienda fue realizado entre particulares, por lo tanto, no fue necesario ocultar la

roma, esto sugiere que la practica de “guardar” que describe la ordenanza fue

cierta.

Cuadro 1 Pesos y medidas de las tiendas de Don José Palacios y Don Joaquín

Palacios

Tienda de pulpería de Don Joaquín Tienda mestiza de Don José

Peso de cruz grande

Pesa de arroba

Pesa de ½ arroba

2 Pesas de ¼ arroba

8 Pesas de libra.

Peso de cruz grande que llega a 14

arrobas

Peso de cruz mediano

Peso de cruz chiquito

Romana fina de medias libras

                                                                                                               8 Ibid., p. 214-217

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Romana con pilón que llega a 12

arrobas y libras

Media Fanega

Cuartillo y ½ cuartillo

4 Embudos grandes y chicos

3 Pesas de arroba

21 Pesas de libra

Cuartillo y ½ cuartillo

5 Embudos grandes y chicos

Fuente: AGN, Consulado, Volumen 127, 1786, Expediente. 1. AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1845, 1776, Expediente 1.

Witold Kula afirma que la fijación de medidas es un atributo de poder, que

tiende a unificar y hacer obligatorias las medidas, asimismo castiga la

desobediencia de las normas.9 En este sentido, las reales cédulas y ordenanzas

analizadas dan argumentos para apoyar esta afirmación, pues unificaron, hicieron

obligatorias y fijaron castigos para aquellos que no usaron los pesos y medidas

estipulados por la Corona, sin embargo, al observar el inventario de la tienda de

Don José se advierte que existieron prácticas que coexistían con las normas y

eran cotidianas para los habitantes de la ciudad, como el uso de la romana fina de

medias libras para las ventas al menudeo, que posiblemente fue escondida en las

visitas oficiales para evitar multas y castigos. El “guardar” o “esconder” fue una

práctica común de los comerciantes dedicados al menudeo, posiblemente tolerada

por las autoridades, pues como se demostrará más adelante, el uso de estas

pesas en las tiendas aumentaba el ingreso de la Real Hacienda.

Las Ordenanzas de la Fiel Ejecutoria,10 emitidas en 1718 y aprobadas en

1724, brindan a nuestra investigación valiosos datos sobre los tiempos y las

formas en que se fijaban los precios de algunos productos, recordemos que fueron

realizadas según tiempos y producciones ideales, pues dependiendo de diferentes

circunstancias como la especulación, los cambios climáticos y las guerras, fue

posible alterar lo estipulado en la ordenanza.

Al parecer las semillas debían ser manifestadas en la Diputación al

momento que entraban a la ciudad y se expidieron según la postura vigente. Las

frutas fueron traídas por los indios y se vendieron en primer lugar a la gente y                                                                                                                9 Kula, Medidas, 1980, p. 22. 10 Barrio Lorenzot, Ordenanzas, 1920, pp. 201-209.

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después a los tenderos que tenían prohibido, bajo pena de 30 pesos, comprar

frutas antes de las 12 del día. Las posturas de semillas y frutas se realizaba cada

lunes, sin embargo al emitirse las Ordenanzas de la Fiel Ejecutoria, pasó a ser

anual, en caso de que existiera una alza o baja de los precios por diferentes

factores, los fieles ejecutores en sus visitas a los establecimientos hacían llegar un

bando impreso a los comerciantes para que tuvieran conocimiento de las nuevas

posturas. Por su parte los géneros de Castilla debían ser manifestados pero no

tenían postura.11

Las políticas de abasto y precio justo pretendía procurar la paz social y una

recaudación regular de impuestos. El tribunal de Fiel Ejecutoria se encargaba de

fijar un precio justo (postura) a las mercancías para que los habitantes del reino

tuvieran acceso a ellas, en teoría esto mantendría una oferta constante de

productos y aseguraba un buen abasto, ya que al tener un mercado con alta

demanda, los comerciantes transportarían sus mercancías a la ciudad, puesto que

la venta estaba asegurada. Igualmente, la demanda beneficiaba directamente las

arcas de la Real Hacienda, pues la introducción de más productos a la ciudad

aumentaba los ingresos a consecuencia del impuesto de alcabala.

Fijar el precio de un producto en el periodo novohispano seguía diferentes

dinámicas dependiendo de la naturaleza de la mercancía, en algunos casos la

Corona no podía fijar directamente el precio (postura) y tenía que valerse de otras

prácticas para modificar los precios. Se han seleccionado tres productos, que no

se vendían en las tiendas misceláneas, pero que nos permiten estudiar estas

prácticas y que servirán de referente para posteriores investigaciones sobre las

mercancías que se vendían en las pulperías y tiendas mestizas.

Virginia García Acosta estudió las experiencias y posturas de pan en la

ciudad de México durante el siglo XVIII, llegando a la conclusión de que su precio

no sufrió modificaciones, siendo durante todo el periodo de medio real, sin

embargo, al observar las onzas de harina de trigo que debían llevar los panes, se

dio cuenta de las modificaciones constantes que sufría y así llegó a la conclusión

                                                                                                               11 Ibid., p. 207.

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de que el precio del pan se modificó usando su peso y no su representación en

monedas de plata.12

La investigación de Enriqueta Quiroz sobre los precios de la carne en la

ciudad de México en la segunda mitad del siglo XVIII, demuestra que explicar las

fluctuaciones de los precios de la carne de res y carnero con base en su valor es

un error, ya que durante todo el siglo XVIII el precio de la carne no sufrió cambios,

aunque, si se mira las distintas cantidades de carne que se daba por 1 real de

plata durante el periodo, se hace posible la reconstrucción de la expresión

matemática llamada precio, que involucra un valor y una cantidad.13

La Corona no sólo modificó el peso de las mercancías, dependiendo del

producto y la circunstancia, implementaba diferentes prácticas y políticas para

modificar el precio, tal es el caso del trigo. Sin embargo, la intervención del

gobierno era vista con buenos ojos por los habitantes de los reinos, pues los

precios tenían sentido social.

Durante el siglo XVIII el precio del trigo no fue controlado directamente por

la Corona, sólo en una ocasión (1771) y por causa de una crisis agrícola.14 Sin

embargo, las políticas de abasto, precio justo y proteccionismo se reflejaron en

otras acciones: como la compra de granos para abastecer la demanda de la

ciudad de México, con lo que se mantenían un buena cantidad de mercancía y los

precios del grano se mantenían estables; también se fijaba la calidad del grano,

cosa que influía directamente en el precio del producto, puesto que algunas

calidades de granos no podían utilizarse para hacer pan y se destinaban para el

ganado, por lo que su precio disminuía.15

El sistema con que se establecía y modificaba el precio del pan, en el cual

el precio en moneda fue fijo, mientras lo que se modificaba era el peso,16 sólo

puede ser válido para algunos productos en los que se utilizaban pesas para su

medición, ya que esta característica daba la facilidad de cambiar las posturas

                                                                                                               12 García Acosta, “Medidas”, 2011, p. 82. 13 Quiroz, Entre, 2005, p. 99. 14 Artís Espriu, Regatones, 1986, p. 62. 15 Ibid., pp.38-39. 16 Kula, Medidas, 1980, p. 95.

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rápida y gradualmente según las circunstancias del mercado. En el caso de la

ciudad de México se tenían pesas de onzas, de libras y de arrobas, que

permitieron variaciones graduales a las posturas.17

La diferencia con los granos radica en que para fijar el precio de éstas

mercancías, la cantidad de producto para su intercambio se calculaba con base en

su volumen. Las medidas que se utilizaron en la ciudad fueron el medio cuartillo, el

cuartillo, la fanega y la carga, que no resultaban cómodas para modificar

gradualmente el precio de las mercancías, así que para modificar su precio se

utilizó la moneda de real y medio real que tenía la ventaja de proporcionar un

cambio paulatino a la postura, además de que fue de uso común. Con esto no se

pretende formular una teoría, sino evidenciar que la Corona tuvo diferentes

formas, la mayoría graduales, para influir en el mercado novohispano dependiendo

de las mercancías y las circunstancias.

Pero no hay que perder de vista el tema que nos interesa, en los dos casos

observamos que la Corona modificaba los precios con base a su moneda y

medidas, lo que nos llevaría a pensar que las transacciones menudas se

realizaban con las proporciones más pequeñas del sistema, pensamiento lógico

pero equivocado.

Los comerciantes y clientes a raíz de la falta de una moneda que

materializara los precios menores a medio real, decidieron poner precio a ciertos

signos y mercancías que cumplieron funciones muy parecidas a la mercancía-

dinero, estos signos y mercancías eran los tlacos, los pilones y los granos de

cacao, los cuales cumplieron con la función de calcular un precio menor en plata,

permitiendo los intercambios en cantidades menores. Para fines de nuestro

estudio, sólo hablaremos de los tlacos y pilones que se emitieron en las tiendas

misceláneas, pues como lo advierte Covarrubias, existieron tlacos que fueron

emitidos por municipalidades y de hacienda.18

                                                                                                               17 García Acosta nombró a este sistema de “precio fijo-peso variable” ver: García Acosta, “Medidas”, 2011. 18 Covarrubias, Moneda, 2000, pp. 42.

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El real de plata novohispano sirvió de espejo para que las cosas

materializaran su precio, por su naturaleza y con base al pensamiento de una

época, la plata tenía distintas formas de medición (monedas). En el periodo

novohispano, el cálculo de los precios se representaba en las monedas

novohispanas, cuando decimos que los tlacos, granos de cacao y pilones tenían

un precio debemos pensar que éste se materializaba en la moneda de plata (real

de plata).

Las cantidades de plata (mercancía-dinero) fijadas por la Corona, se

limitaban a monedas de un peso (ocho reales), cuatro reales, dos reales, un real,

medio real y sólo hasta 1794-1795 se acuñaron algunas monedas de ¼ de real.19

La plata como mercancía es mesurable en medidas más pequeñas que medio

real, por lo que en Nueva España fue posible calcular precios con cantidades

menores, tal es el caso del tlaco que tenía el valor de 1/8 de real y el pilón de 1/16

de real,20 claro que los precios de estos signos eran imaginados, pues no existía la

moneda correspondiente que materializara su precio y pudiera realmente efectuar

su cambio en alguna transacción.

El pilón, además de servir como signo monetario, contaba con ciertos

instrumentos y pesas para su medición, característica que se deduce al observar

el cuadro 2, en donde encontramos que la pulpería de Don Luis contó con

cucharas de a pilón (medida), lamentablemente no se encontraron más

referencias en los archivos para poder realizar una equivalencia con alguna

medida de la época; también pilón se le nombró al pequeño pan de azúcar que se

regalaba al cliente en la compra de medio real,21 estas dos características sugiere

que el pilón se utilizó como medida informal y que fue de una magnitud ínfima.

                                                                                                               19 Ibíd., pp. 21-22. 20 Ibíd., pp.41-42. 21 Ibíd., p.42.  

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Cuadro 2 Pesos, medidas y envases de la tienda de pulpería de Don Luis Montesinos

Pesos y medidas Envases

Peso de cruz mediano

Peso de cruz chico

Pesa de arroba

6 pesas de libra

11 pesas de onza

6 medidas de almud de palo

7 embudos chicos

2 frascos criollos de 5 a 6 quartillos

1 frasco de 3 quartillos

5 frascos chicos

1 botija

54 ½ docenas de cucharas de a pilón

8 frascos medianitos de hoja de lata

Fuente: AGN, Consulado, Volumen 244, 1783-1784, Expediente 30.

Con respecto al tlaco no se ha encontrado pesa o medida, por lo que

pensamos que sólo se utilizaba como signo de cambio, su valor era de 1/8 de real

y se entregaba al cliente como cambio de alguna compra o empeño, su valor era

menor a lo que se tenía contemplado en las posturas, por lo que su utilización

requirió de onzas y pilones (medida) para ajustar la cantidad de producto que se

intercambiaba.

¿Por qué decimos que el uso de estos signos modificó el comercio de la

ciudad de México? Las posturas oficiales estaban en función de la moneda de un

real y medio real. En este sentido, un peón de construcción que ganaba tres reales

diarios en 1790,22 podía en el mejor de los casos, con los precios oficiales, adquirir

seis productos diferentes, esto si la postura había sido calculada con la moneda

de medio real. Esto cambió radicalmente con la utilización de tlacos, pues por los

mismos tres reales se podían adquirir hasta 24 productos diferentes.

El uso de signos de cambio beneficiaba a los clientes, ya que se tenían

acceso a una mayor variedad de productos; favorecía a los comerciantes con

constantes y numerosas ventas menudas, dándoles buenas ganancias, y

aumentaba los ingresos de la Real Hacienda por el concepto de alcabala, pues la

                                                                                                               22 Quiroz, Entre, 2005, p.241.

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demanda de productos aumentaba con las numerosas transacciones mercantiles

al menudeo, es posible que por esta razón, el uso de tlacos, pilones y granos de

cacao fuera tolerado por la Corona.

Las Ordenanzas para el común de los tenderos de pulperías… aprueban el

uso de los tlacos como moneda, pero prohíbe con penas que van desde $50

pesos hasta la prohibición del trato, el uso del pilón como moneda.23 Por otra

parte, las ordenanzas aprueban el uso del pilón como medida y mandan respetar

“…sin disminución, lo que corresponda a los reales, medios, cuartillas y tlacos.”24

Las multas impuestas por la Fiel Ejecutoria a dos tiendas que utilizaban pilones-

moneda en 1778, comprueban lo citado por las Ordenanzas para el común de los

tenderos de pulperías…25

En los años de 1779 y 1780 no se tiene registrado ningún caso de uso de

pilones-moneda por parte de las tiendas, algo que puede insinuar que la Corona

toleraba esta práctica y que el “ocultar” los pilones en el momento de las visitas

por parte de los comerciantes fue una buena forma de continuar utilizando estos

signos. Hay que destacar que las ordenanzas toleran el uso del pilón como

medida pero no fijan su magnitud.

Se han observado pocas multas registradas por la Fiel Ejecutoria con

respecto a medidas faltas de peso en las tiendas misceláneas, tan sólo en 1780

no se tiene registro de alguna multa que involucrara el mal uso, falta de peso o

medida en las balanzas, pesas y medidas de las tiendas misceláneas, 26 esto es

sorprendente en una ciudad que para 1790 tenía más de 100 000 habitantes. No

dudamos que las acciones de la Corona influyeron en mantener en orden las

medidas de la ciudad, unida a la práctica de “ocultar” los pesos y medidas faltas

en el momento de la revisión. Sin embargo, creemos que el uso de envases por

parte de los clientes aseguraba un buen peso y medida de las mercancías.

En el cuadro 2 observamos los envases que se vendían en la tienda de

pulpería ubicada en la esquina de Buena Vista, que perteneció a Don Luis                                                                                                                23 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, vol. IV, p. 343. 24 Ibid., p. 338. 25 Espinoza Peregrino, “Tribunal”, p. 175. 26 Ibid., p. 176.

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Montesinos en el año de 1783: frascos criollos de cinco a seis cuartillos, un frasco

de tres cuartillos, frascos “chicos” y “medianos”, fueron los padrones informales

que utilizaron la gente para comprobar las cantidades que compraban. En los

inventarios analizados, no observamos una gran cantidad de envases o al menos

los necesarios para vender sus productos, lo que sugiere que el cliente al

momento de ir a una tienda miscelánea y comprar productos, llevaba consigo un

envase. Algunos recipientes eran chicos, otros medianos o se aproximaban a las

medidas establecidas, sin embargo, los clientes observaban la medición de los

productos en las balanzas de las tiendas al momento de realizar sus compras, con

el tiempo, los clientes con base a su experiencia, identificaban la medida correcta

que solicitaban a los comerciante y la comprobaban en sus envases.27

Los recipientes raramente eran desechados por sus propietarios, pues

estaban hechos de plata, cristal, latón y cobre. Que los clientes tuvieran la

oportunidad de observar el momento de la medición de su mercancía, es una

característica de las tiendas misceláneas y permite entender la importancia de

tener una accesoria con entrada a la calle. Está práctica también explica, porque

las denuncias por falta de peso, fueron tan bajas en el periodo de nuestro estudio.

Transacciones mercantiles en las tiendas misceláneas Para finalizar nuestra investigación, este apartado tiene la finalidad de observar y

explicar las diferentes transacciones que se presentaban en las tiendas

misceláneas, puesto que fueron de gran importancia para la Corona y los

habitantes de la ciudad de México.

Para facilitar el análisis, hemos dividido en tres las transacciones que se

efectuaban en las tiendas misceláneas: a) Ventas b) Préstamos, y c) Empeños

a) Ventas: Las ventas en las tiendas misceláneas pueden dividirse por sus

características en simples, con cambio y con tlacos. En conjunto y con múltiples                                                                                                                27 Para el uso de envases y envolturas como padrón informal en Santiago de Chile y el cliente como parte activa del comercio, ver la investigación: Ramón y Larraín, “Una”, 1979.

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combinaciones entre estos tipos de ventas, es posible observar el complejo

sistema de intercambios comerciales menudos y dar otra mirada al tan comentado

problema de la moneda y su circulación en Nueva España.28

La venta simple se realizaba cuando un cliente llegaba a la tienda con

cualquier moneda y la intercambiaba al comerciante por un determinado volumen

de mercancía o mercancías que igualaban su valor.

Por ejemplo, un peón de construcción que ganaba tres reales diarios, iba a

la tienda con una moneda de medio real y compraba garbanzo con valor

equivalente.

En otro caso, el peón iba a la tienda con la moneda de medio real, pero esta

vez decidió intercambiarla por diferentes productos: garbanzo con valor de un

tlaco, chile pasilla con valor de un tlaco y lentejas con valor de dos tlacos, en su

conjunto estas mercancías correspondían al valor de la moneda de medio real,

puesto que medio real fue equivalente a 4 tlacos.

El primer ejemplo, es un intercambio de mercancía por dinero, mientras que

el segundo ejemplo plantea una forma diferente de pensar los intercambios, que

sólo se puede considerar al descomponer las partes de las que estaba compuesto

un tlaco. Este fue un signo que representó dinero en sus dos partes: material

(plata) y magnitud (1/8 de real). El precio de las cosas fue un proceso imaginativo

que no necesitaba físicamente cantidades de plata para ser calculado, entonces

imaginar el precio: 1/8 de real de chile pasilla, no suponía ninguna dificultad para

los comerciantes y los clientes, pues la misma operación se realizaba a la inversa

cuando el precio de las mercancías se fijaba en un real y se vendían cantidades

más grandes, por ejemplo, el precio de la carne se fijó en un real, pero se podía

vender real y medio de carne sin ninguna dificultad. Es decir, las ventas por

cuartillas y tlacos que mencionó Revillagigedo,29 podían ser efectuadas con o sin

la presencia material de los tlacos. La suma de precios calculados en tlacos podía

                                                                                                               28 Sobre la moneda, tlacos y su circulación ver: Muñoz, Tlacos, 1976; Romano, Moneda, 1998; Covarrubias, Moneda, 2000; Quiroz, “Moneda”, 2006. 29 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, vol. IV, p. 362.

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dar como resultado su equivalente en reales de plata y el intercambio sólo

involucraría mercancías y monedas.

La venta con cambio involucró dinero que fue intercambiado por un

volumen de mercancía menor a su valor. El comerciante para igualar el valor de la

moneda, utilizó monedas de menor denominación o signos monetarios como

tlacos, bolsas de granos de cacao o pilones para efectuar el intercambio.

Por ejemplo, el peón de construcción por diferentes circunstancias sólo

podía gastar la cantidad de medio real en la tienda miscelánea, compró chile

pasilla con valor de medio real y pagó al comerciante un real de plata; el

comerciante entregó a cambio: chile pasilla con valor de medio real y una moneda

de medio real.

En otro caso, el peón de construcción sólo podía permitirse comprar dos

tlacos de chile pasilla y pagó con una moneda de un real; el comerciante entregó a

cambio: chile pasilla con valor de dos tlacos, dos tlacos en forma material y una

moneda de medio real, que en conjunto igualaron el valor de la moneda de un

real.

El primer ejemplo plantea un intercambio entre mercancías y dinero que se

iguala utilizando dinero de menor denominación; mientras que el segundo ejemplo

involucra mercancías, dinero y signos monetarios, pues la falta de monedas

menores a medio real, involucró un problema para los comerciantes y los clientes,

que para efectuar sus operaciones menudas, inventaron signos monetarios.

El uso de tlacos suponía un acuerdo entre los clientes y el comerciante, no

se puede pensar que el comerciante sometía a los clientes con estos signos

obligándolos a regresar una y otra vez a su tienda, pues como lo podemos

observar en los ejemplos, los tlacos en su primera función necesariamente

involucraba el uso de monedas, con lo que “ …el comprador adelantaba dinero

constante y sonante al tendero a cambio de recibir artículos.”30

El uso de monedas por parte de los clientes sugiere que no fueron actores

pasivos, puesto que podían intercambiar su dinero en las numerosas tiendas

                                                                                                               30 Silva Riquer, “Organización”, 2004, pp. 289-290.  

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misceláneas que para 1804 eran más de 200, las cuales estaban distribuidas por

toda la ciudad de México. Aceptar los tlacos de una tienda suponía cierto grado de

confianza entre el cliente y el comerciante, pues al brindar crédito al comerciante

el cliente tenía que estar seguro de que se respetaría el valor por el cual se emitió

el signo para utilizarlo en futuras compras. En cierta forma es cierto que el cliente

quedaba sujeto a la tienda, sin embargo, hay datos que revelan el uso de los

tlacos emitidos por tiendas misceláneas en mercados, panaderías y otras tiendas.

La venta simple por tlacos tiene el mismo funcionamiento que la venta

simple, sólo cambia en el sentido de que involucra tlacos y su intercambio por

mercancías.

Verbigracia, el peón de construcción recibió a cambio dos tlacos de una

tienda miscelánea ubicada en una plaza, después se dirigió a un puesto de la

misma y cambió esos dos tlacos con un indio que vendía fruta, el indio conoce la

tienda y acepta los tlacos, poco después va con los dos tlacos a la tienda y los

cambia por garbanzo con valor de dos tlacos, el dueño revisa las marcas de los

tlacos para verificar su autenticidad y acepta.

En este ejemplo observamos que se plantea un intercambio directo entre

tlacos y mercancías, lo que nos indica que el uso de los signos monetarios no

frenaba los intercambios comerciales. El indio con los tlacos puede comprar en la

tienda miscelánea y el comerciante aumentó sus ventas. Pero dejemos los

ejemplos ideales y veamos lo que dice un expediente de 1768 sobre el uso de

tlacos que hace referencia a esta práctica:

Este hecho no es absolutamente cierto, porque los clacos de una tienda los reciben las Indias que están en las esquinas inmediatas, que venden atole, tortillas de maíz, fruta, etc. Y aún en las tiendas inmediatas también se reciben los clacos de las otras por buena correspondencia y porque les tiene mucha cuenta: la razón es porque si en la tienda A no hay canela y va el marchante por cuartilla de clavo, y logra coger aquel medio real, le da dos clacos de alguna de las tiendas inmediatas para que se surta de la canela, y por este motivo a todos los vecinos les tiene cuenta el seguir armonía entre sí, y recibir las señales de su vecino. De modo que es esto tan común y asentado que si el marchante no le cuadra el aceite de la tienda en donde dejo el medio real, y compró claco de pan, le dice con libertad a el tendero, deme Ud. los tres clacos vueltos de la tienda de Pedro que tiene aceite bueno, porque el de Ud. está malo. Y esto es tan cierto que muchas veces se verifica haber en una tienda más

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señales de las vecinas que de las suyas. Y sobre todo en cualquier parte cambian los clacos por cacao, y con este se compra generalmente en el mercado de México…31

Párrafos de lo más reveladores que hay que tomar con reserva como lo ha

demostrado Covarrubias,32 pero que nos dan elementos para creer que los tlacos

no sólo funcionaron entre el comerciante y el cliente, sino que tuvo un mayor

rango de circulación. En este sentido la accesoria y la ubicación de las tiendas

tiene que ver directamente con el grado de confianza que podían tener los clientes

hacia los comerciantes. Las tiendas que contaban con una accesoria fija brindaba

la seguridad de que no desaparecerían de un día para otro, además estaban

ubicadas en casas con patios y múltiples habitaciones, plazas llenas de puestos

itinerantes y calles en donde centenares de individuos transitaban. Estos

habitantes, día con día al realizar sus actividades fueron ligando a los dueños con

las tiendas, lo que al momento de la compra aseguraba que los tlacos recibidos

servirían en futuras compras.

Según el diccionario de autoridades la confianza: “…es tener seguridad en

alguna persona o cosa.”33 Una definición del siglo XXI, que algunos han llamado

elemental, nos indica que la confianza puede ser definida como un conjunto de

expectativas positivas sobre las acciones de los demás.34 Dicha definición sumada

a la teoría sobre la pertenencia socio-territorial, nos brinda una explicación sobre

la confianza que los clientes y los comerciantes desarrollaban en la segunda mitad

del siglo XVIII. La tienda se convirtió en un espacio que en su memoria de

relaciones tenía como característica principal las transacciones que estamos

analizando, tal memoria fue ligada al dueño y a sus trabajadores, lo que brindó

seguridad a los diferentes habitantes, dando como resultado un buen grado de

confianza que se reflejó en el uso de signos monetarios llamados, tlacos y pilones;                                                                                                                31 La cita fue consultada en: Quiroz, Entre, 2005, p.77. El expediente completo se puede consultar en: AGN, Archivo Histórico de Hacienda, Leg. 1152, Expediente 1. 32 Sobre este informe y su comparación con el realizado por Agustín de Coronas ver: Covarrubias, Moneda, 2000, pp. 41-52. 33 Real Academia Española. Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua […], Madrid, Imprenta de la Real Academia Española, por los herederos de Francisco del Hierro, 1729, 2tt, p. 498. 34 Luna y Velasco, “Confianza”, 2005, p. 129.

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en el crédito recíproco entre comerciantes y clientes, pues al igual que los

integrantes de la tienda, los clientes fueron ligados a sus espacios, y en menor

medida de confianza en los empeños, los cuales dejaban una prenda en garantía.

b) Préstamos: Los préstamos tuvieron relación directa con la confianza que existía entre

los clientes y los comerciantes, a diferencia de las ventas, el crédito lo otorgaba el

comerciante y podía ser en mercancías o en moneda.

El inventario de la tienda de pulpería de Don Joaquín Palacios (1786) y el

libro de cuentas de la tienda mestiza de Don José Palacios (1778) nos ayudaran a

explicar los préstamos. Después de nombrar los géneros y aperos que contenía la

tienda, los inventarios contenían las dependencias de varias personas a las casas,

estas se clasifican como préstamos, porque no se deja prenda alguna por la

mercancía o dinero y se basa en la confianza de los involucrados, más adelante

en los inventarios otro apartado detalla las cosas empeñadas, pero de eso se

hablara más adelante.

Entre los deudores de la tienda de Don Joaquín encontramos a Don José

Manuel Galindo con una deuda de 193 pesos, a Don Francisco Castro con una

deuda de 37 pesos, también se encuentra la cocinera con una deuda de 12 pesos

3 ½ reales y la señora del Estanquillo de los Parados con una deuda de 30

pesos.35 Lamentablemente los inventarios no especifican si el préstamo se realizó

con dinero en efectivo o se dieron mercancías por ese valor, sin embargo, el libro

de cuentas de la tienda mestiza de Don José nos brinda con detalle la forma en

que se dieron los préstamos y lo más probable es que se presentaron los mismos

casos en las tiendas misceláneas.

El 26 de febrero de 1779 Don José prestó un tercio de sebo con valor de 17

pesos a Doña Anastasia de Vergara dueña de velería y que tenía como fiadora a

la Señora Doña Lugarda. El día 1 de marzo de 1779 Doña Anastasia abonó a su

                                                                                                               35 AGN, Consulado, Volumen 127, 1786, Expediente 1.

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deuda la cantidad de nueve pesos y cuatro días después, el 5 de marzo abonó la

cantidad de ocho pesos para liquidar su deuda.36

Observamos que este préstamo fue por una mercancía y que la forma de

pago se realizó en abonos de pesos en efectivo, además se necesitó un fiador

para que se otorgara el préstamo, lo que indica el grado de confianza que tenía

Don José con respecto a Doña Anastasia.

Más adelante, el día 15 de junio de 1779, Don José prestó en reales la

cantidad de 310 pesos a Don Nicolás dueño de una chilería.37 No se especifica la

forma en que se pagó este préstamo, sin embargo observamos que fue en

efectivo y no se necesitó de algún fiador para concederlo, aún cuando la cantidad

del préstamo superaba al de Doña Anastasia.

Un préstamo que ha llamado nuestra atención fue el que Don José realizó

el día 17 de julio de 1779 al padre de Juan, un mozo de la tienda, por la cantidad

de ocho reales.38 Y aunque no se específica la forma de pago, sugiere que la

seguridad era la clave en los préstamos, pues al ser el padre de un empleado,

tenía diversas formas de recuperar su dinero.

Al observar los ejemplos de préstamos, nos damos cuenta que las tiendas

misceláneas no sólo eran lugares en donde se podían adquirir mercancías a

crédito o en efectivo, sino que la gente podía acceder a monedas para cubrir

diferentes necesidades, tal es el caso del padre de Juan que recibió 8 reales en

efectivo.

c) Empeño: Las tiendas misceláneas, además de ser lugares de abasto, también

servían como casas de empeño. Las pulperías tenían una serie de ordenanzas

que dictaban las formas para llevar acabo los empeños; por su parte, las tiendas

mestizas carecían de regulación, sin embargo creemos que en la práctica no se

distinguían de las pulperías.

                                                                                                               36 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1106, Expediente 22, 1778, Foja 6. 37 Ibid., Foja 5v. 38 Ibid., Foja 13v.  

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¿Qué prendas empeñaba la gente? Para contestar esta pregunta tenemos

que mirar, una vez más, en el inventario de las tienda de Don José Palacios

(1776) y Don Luis Montesinos (1783).

Entre las prendas del inventario de la tienda de Don José, encontramos un

salero de Don Tadeo Flores, con valor de tres pesos un ½ reales; un par de

medias doradas de la Señora Rita, valuadas en tres pesos; un plato de plata del

Maestro Suárez con valor de seis pesos; dos relicarios de la Chata valuados en

dos pesos, además de estas prendas también encontramos tenedores, cigarreras,

paños de rebosos de tela, entre otras cosas, el total invertido en los empeños es

de 154 pesos con cinco reales.39

En la tienda de Don Luis Montesinos encontramos empeñados: un reboso

perteneciente a Andrade, valuado en cuatro ½ reales y varias prendas menudas

que por ser de poco valor sumaron un total de 11 pesos 4 ½ reales, la inversión en

empeños de esta tienda fue de 14 pesos con cuatro reales.40

Es decir, que las tiendas admitían cualquier tipo de prendas y que la riqueza

de los dueños determinaba las prendas que se podían empeñar en su tienda: La

tienda de Don José con una inversión de más de 40 mil pesos podía recibir

prendas con alto valor, mientras que la tienda de Don Luis con una inversión de

147 pesos con siete ½ reales, recibía prendas menudas con precios ínfimos.

Las Ordenanzas para el común de los tenderos de pulperías…41 en su

punto ocho dictaba que por las prendas se podían dar mercancías, pero quedaba

prohibido dar tlacos. Con respecto a este punto, se ha evidenciado que los

tenderos no respetaban la norma y que se daban tlacos por prendas, sin embargo

el tlaco no limitaba los intercambios comerciales, pues podían ser utilizados en

diferentes establecimientos, lo que en cierta medida podía beneficiar a los dueños

de las prendas, que podían solicitar una parte en dinero, otra en mercancías y el

restante en signos de cambio.

                                                                                                               39 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1845, 1776, Expediente 1. 40 AGN, Consulado, Volumen 244, 1783-1784, Expediente 30. 41 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, Vol. IV, pp. 339-342.

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Importante es que el empeño involucró una prenda que brindó confianza al

comerciante de recuperar su dinero, cosa que no pasaba con el préstamo. Por su

parte, el cliente podía elegir entre las más de 200 tiendas misceláneas que

existían en la ciudad de México para realizar su empeño.

Conclusiones Las transacciones mercantiles que recurrieron al uso de tlacos y pilones brindaron

la posibilidad de realizar ventas menudas que los habitantes aprovecharon para

satisfacer sus necesidades, esto permitió un mayor número de ventas que fue

benéfico para los comerciantes, sin embargo, la utilización de estos signos

monetarios, como hemos analizado, implicó forzosamente dos aspectos: 1)

confianza 2) moneda metálica. El uso de tlacos y pilones fue permitido por las

autoridades, pues mantenía el aparato gubernamental: por una parte, se cobraba

el uso de los pesos y las medidas; por otra, el aumento de ventas menudas fueron

directamente proporcional a lo recaudado por el impuesto de alcabala, que para la

segunda mitad del siglo XVIII estaba en control de la Corona.

En este sentido, el uso de tlacos y pilones en el intercambio comercial se ha

explicado en la investigación, sin embargo, no se ha enfatizado su utilidad como

medida social, puesto que en cada transacción comercial, la medida de los tlacos

y pilones cambiaba dependiendo el producto, el cliente y el comerciante, por tal

motivo, concluyo que la medida cambiaba pero la forma en que se calculaba fue

constante: tlaco 1/8 y pilón 1/16 de real de plata.

El fiado y el empeño, de la misma manera, involucraban moneda por lo que

podemos presumir que la gente tenía acceso a los reales de plata, para cumplir

con sus obligaciones. Esto sugiere que existía un stock monetario suficiente para

realizar las transacciones comerciales, sin embargo, en la presente investigación

no fue posible adentrarnos completamente en esta dinámica o descifrar los

tiempos de circulación lo cual nos invita a seguir investigando los diferentes

procesos del comercio menudo en el periodo novohispano y considerarlo una

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parte esencial de la articulación comercial de Nueva España, el cual involucró

directamente a los clientes de las tiendas, es decir, a los habitantes de la ciudad

que carecían de grandes riqueza en comparación a los grandes mercaderes y que

como hemos demostrado modificaron en gran medida el comercio novohispano.

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