politica sociologia y teoria social - anthony giddens cap. 2

14
AntHonv Griddens i f m Política, sociología y teoría social Reflexiones sobre el pensamiento social clásico y contemporáneo

Upload: grace-denisse

Post on 19-Jan-2016

174 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

AntHonv Griddensi •

fm

Política, sociologíay teoría social

Reflexiones sobre el pensamiento socialclásico y contemporáneo

Page 2: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

Capítulo 2

MARX, WEBER Y EL DESARROLLO DEL CAPITAL^

Pocas relaciones intelectuales se pueden hallar en la literatura sociológicaje sean tan difíciles de interpretar como las que hay entre los escritos de

rl Marx y Max Weber. Muchos han considerado que los escritos de Weberespecialmente La ética protestante y el espíritu del capitalismo— contienen una

refutación» del materialismo de Marx; otros han planteado el punto de vistaopuesto, y estiman que buena parte de la sociología de Weber «encaja sindificultad en el esquema marxiano».1

Uno de los principales problemas que contribuyó a oscurecer la naturale-/,i de la relación entre los puntos de vista de los dos pensadores proviene del

[hecho de que sólo años después de la muerte de Weber fue posible evaluar laproducción de Marx a la luz de sus primeros escritos anteriormente aún nopublicados.2 Estos trabajos dejan dos cosas bien claras. En primer lugar, que laconcepción de Marx del «materialismo histórico»3 resulta ser bastante más

¡sutil, y mucho menos dogmática, que lo que se derivaría de algunas de susafirmaciones citadas hasta la saciedad procedentes de obras como el Prefacio

• la Contribución a la crítica de la economía política.* En segundo lugar, que lasI contribuciones de Engels al marxismo5 deben ser cuidadosamente diferen-

1. George Lichtheim, Marxism, an Historical and Critical Study, Londres, 1964, p. 385I (trad. cast.: José Cano Tembleque, El marxismo: un estudio histórico y crítico, Barcelona, Anagrama,1972).

2. Aquí se incluyen la «Crítica a la filosofía del derecho de Hegel»; «Manuscritos de economíay filosofía»; el texto completo de Lo ideología alemana; y otros artículos menores, cartas y fragmentos.

I Estas obras se publicaron por primera vez entre 1927 y 1932, en Marx-Engels Gesamtausgabe (enf adelante MEGA).

3. Marx no utilizó por supuesto este término, que proviene de Engels; pero su uso se haextendido para hacer referencia también a los escritos de Marx sobre la interpretación del desarrollohistórico.

4. A Contribution to the Critique of Political Economy, Chicago, 1904 (trad. cast.: FrancescJesús Hernández Dobon, Contribución a la crítica de la economía política, Valencia, Ñau Llibres,

[ 1985).5. La obra de David Koigen,Ideen zur Philosophieder Kultur (Munich y Leipzig, 1910), constituye

uno de los primeros intentos de subrayar la importancia del «joven» Marx. Al igual que la mayoría

Page 3: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

66 Política, sociología y teoría social

ciadas de las líneas fundamentales del pensamiento del propio Marx." Enconsecuencia, a fin de valorar las principales similitudes y divergencias entreMarx y Weber, hay que reconsiderar la naturaleza del materialismo históricoen general v de la concepción de Marx de la génesis y pautas de desarrollodel capitalismo en particular. Si bien es necesario, por supuesto, respetar laspropias afirmaciones de Weber sobre su relación con Marx, éstas no constitu-yen siempre un índice suficiente.

La confusión que aparece en la literatura posterior acerca de la naturale-za de la crítica de Weber a Marx proviene también del hecho que no se hayandistinguido ciertos temas de los escritos de Weber, temas diferentes aunqueinterrelacionados. La insistencia de Weber en la absoluta separación lógicaentre conocimento factual y acción regida por valores no debería oscurecer suénfasis igualmente pronunciado en la relevancia de los análisis históricos y so-ciológicos para la participación en la política práctica.7 Algunas de las ideassociológicas más importantes de Weber aparecen de hecho más claramenteen sus escritos directamente políticos que no en sus publicaciones académi-cas.8 Weber escribió, por tanto, no simplemente como un crítico intelectual deMarx sino también en respuesta a los escritos y los compromisos políticos delos autores y políticos marxistas prominentes de su tiempo. Así, se podríanidentificar en las opiniones de Weber tres aspectos parcialmente distintos:a) su actitud hacia el «marxismo» encarnado en el principal agente políticomarxista de Alemania, el Partido Socialdemócrata; b) sus opiniones sobre las

• contribuciones académicas de los autores marxistas a la historia y la sociolo-

de los autores que han acentuado las divergencias entre Marx y Engels, Koigen enfatízó la significacióndel pensamiento hegeliano en todas las obras de Marx. Pero la obra más influyente en este sentidopublicada antes que las MEGA fue el libro de Georg Lukács, Geschichte und Klassenbewusstseiii,Berlín, 1923 (trad. casi: Luis Clevell, Historia y conciencia de dase, Fuenlabrada, Magisterio Español,1987). En este artículo me referiré a la más accesible edición francesa: Histoire et conscience dedasse, París, 1960. Lukács fue uno de los primeros en comprender la posibilidad de asimilar losestudios de Weber desde una perspectiva marxista verdaderamente dialéctica; véase especíalmenk'págs. 142 y sigs. y 267 y sigs.

6. En este capítulo, siguiendo la práctica terminológica sugerida por Rubel, llamaré «marxianas»las concepciones que atribuyo al propio Marx, y utilizaré el término «marxistas» para referirme ,ilas ideas que adoptaron los seguidores declarados de Marx. Usaré asimismo la palabra «marxismo»en un sentido amplio para aludir genéricamente a este último grupo.

7. Véase Karl Lówith, «Max Weber und Karl Marx»,Archivfür Sozialwisscnschaft und Sozialpolilik,vol. 67,1932, parte I, págs. 58 y sigs.

8. Véase, por ejemplo, el análisis de Weber de la burocracia y del poder polilla) en «l'arliamenland government in a reconstructed Germany», reimpreso en l.i rdidon i n j ' . l i " , . i (íc l'.conomyaiulSi., ;,•/!/, Nueva York, 1968, vol. 3, págs. 1381-1469 (lr , id. c.isl.: K u . n . l u l ' , i l u | - M,u i o, l'ui•lniiii-iiln i/Xo/i/cr/id, V.ik'in-i.i, l ú l i l o n . i l N . i l . i n , I 'WH).

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 67

gía; c) sus opiniones sobre lo que él consideraba las ideas originales de Marx.listos tres aspectos del pensamiento de Weber se pueden a su vez distinguiri l i - l problema analítico de hasta qué punto era de hecho válida la compren-

flión de Weber de la teoría de Marx del materialismo histórico.Al analizar estas cuatro dimensiones de la relación entre Marx y Weber

I voy a centrarme principalmente en la cuestión que para ambos revestía lamáxima importancia: la interpretación del desarrollo del capitalismo moder-no en Europa. La secuencia de cambios que tuvieron lugar en la estructurasocial y política de Alemania desde mediados hasta finales del siglo XIX cons-tituye el fondo esencial de todo el capítulo; la actitud de Weber hacia Marx yhacia el marxismo no se puede comprender y analizar adecuadamente fuerade este contexto. La obra de Weber no fue escrita meramente como una répli-ca a un fantasmagórico «espíritu de Marx», sino que también formaba partede un debate en el que aparecía una fuerza —el marxismo— que jugó unpapel político e intelectual fundamental en la Alemania imperial. El análisis

> por tanto se divide en tres partes: los antecedentes históricos del desarrollode la sociedad alemana durante la segunda mitad del siglo XIX; las actitudes

í y opiniones de Weber sobre Marx y el marxismo; y el problema analítico alque debe hacer frente el observador actual que intenta valorar las similitudesy divergencias lógicas y empíricas entre los escritos de Marx y los de Weber.Estas tres partes aparecen unidas, sin embargo, por un único tema subyacen-te. Se trata del hecho de que la serie de cambios descritos en primer lugar«—el desarrollo social y político de Alemania en la segunda mitad del sigloXIX— contribuye a dilucidar las características esenciales tanto de la evolu-ción del marxismo en ese país9 como también de la respuesta de Weber a esaevolución en tanto que influencia política y doctrina académica.

9. El mejor estudio del desarrollo del SPD disponible en inglés es el de Günther Roth, TheSocial Democrats in Imperial Germany, Nueva Jersey, 1963. Véase también Werner Sombart, Derproletarische Sozialismus,}ena, 1924,2 volúmenes, especialmente vol. 1, págs. 333 y sigs, y vol. 2,págs. 9-95. La discusión de Birnbaum de las concepciones de Marx y Weber sobre el desarrollodel capitalismo constituye uno de los análisis más incisivos que han sido realizados sobre estascuestiones. Pero Birnbaum no distingue las múltiples dimensiones que abarca la crítica de Weberdel «materialismo histórico»; en consecuencia, tiende a fluctuar entre dos posturas: que la obrade Weber «hi/.o explícito lo que Marx había dejado implícito» (pág. 133), y que Weber modificóconsiderablemente la postura teórica de Marx al rechazar la noción según la cual «las ideas sonmeros reflejos de la posición social y no ejercen ningún efecto independiente sobre el desarrolloh i s to r i a )» (pág. 134). «Conf l ic t ing i i i t c rp r r l . i l i ons ni l l i r riso of capi ta l ism: Marx and Weber»,/ ( / • / / ; - . / ; lniiiiiiilni . ' M P i / n W i / , vol. 4, 1953, págs. 1 2 5 - 1 - I I .

Page 4: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

68 Política, sociología y teoría social

LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS

A finales del siglo XIX, Alemania estaba formada por treinta y nueve prin-cipados enfrentados unos con otros. Los dos Estados alemanes más importan-tes, Prusia y Austria, eran ambos dos grandes potencias cuya rivalidad mutuaconstituía uno de los factores que impedían la unificación alemana. Las espe-ranzas del nacionalismo alemán, por otra parte, también se veían frustradasdebido a la composición étnica de las mismas Austria y Prusia. Después de1815, Austria tenía más población no alemana que alemana; Prusia incluía unbuen número de polacos en sus territorios del este. La doctrina nacionalistapodía previsiblemente implicar que Prusia debería devolver esas tierras a unEstado polaco. Por tanto, el gobierno austríaco se oponía radicalmente a cual-quier movimiento que tendiera a la consecución de un Estado integral ale-mán; y a pesar de la existencia de una fuerte corriente nacionalista, el caso de

Prusia no resultaba muy diferente.Pero, aún más importantes que estos factores por lo que respecta al retra-

so de la unificación política de Alemania, eran las características básicas de laestructura social y económica del país. En comparación con el país capitalistamás avanzado, Gran Bretaña, Alemania se encontraba todavía en la edad me-dia, tanto en términos de su bajo desarrollo económico como en términos delbajo nivel de liberalización política de los diversos Estados alemanes. En Prusia,la aristocracia terrateniente, los Junker, cuyo poder provenía de su propiedadsobre grandes territorios exeslavos al este del Elba, mantenían una posicióndominante en la economía y el gobierno. La naciente burguesía alemana, porconsiguiente, prácticamente no tuvo acceso al control del gobierno en la pri-

mera parte del siglo XIX.Pero Alemania no podía permanecer completamente aislada del torrente

de cambios políticos que se habían originado en Francia a raíz de los aconte-cimientos de 1789. Los primeros trabajos de Marx fueron escritos con la espe-ranza de una revolución alemana. Incluso se podría decir que la concienciade Marx del retraso de Alemania en su estructura social y económica se en-contraba en el origen de su concepción original del papel del proletariado enla historia. En Francia, escribió Marx en 1844, «la emancipación parcial es labase de la emancipación completa»; pero en Alemania, mucho menos desa-rrollada, una «emancipación progresiva» era imposible: la única posibilidadde avance la ofrecía una revolución radical. En Alemania, «la emancipacióncompleta es la conditio sine qua non de cualquier emancipación parcial». Estosólo se podrá conseguir, escribió Marx, con la form.u ion del proletariado, «unaclase con cadenas radicales..., una clase q iu ' i v | > r t " , r i i i , i l , i disolución de todaslas clases, una esfera de la sociedad i|iir h rnr un t ,u ,u in universa l debido , i

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 69

que sus sufrimientos son universales».10 El proletariado en ese momento ape-nas existía en Alemania; hecho del que si bien Marx no era plenamente cons-ciente en 1844, sí lo reconoció en 1847. Para esa última fecha Marx tenía muyclaro que la inminente revolución en Alemania sería una revolución burgue-sa;" pero las características peculiares de la estructura social de Alemania,continuaba pensando Marx, podrían permitir que una revolución burguesafuese seguida inmediatamente por otra proletaria.12 Marx era plenamenteconsciente, sin embargo, de la debilidad de la burguesía alemana, e hizo no-tar que, incluso antes de tantear directamente el poder, la burguesía malgas-taría con toda probabilidad la fuerza de la que disponía en conflictos prema-turos e innecesarios con la naciente clase obrera.13 El fracaso de las revolucio-nes de 1848 demostró este hecho y terminó con el optimismo de Marx acercade un inmediato «salto hacia el futuro» en Alemania —o en Gran Bretaña oFrancia.

Las revueltas de 1848 fueron, no obstante, una experiencia saludable paralos círculos dominantes de los Estados alemanes, especialmente de Prusia.Después de esta fecha, se instituyeron ciertas reformas sociales y políticas quehicieron avanzar el país lejos de la autocracia tradicional semifeudal. La inca-pacidad de 1848 de producir reformas más radicales, sin embargo, sirvió parasentenciar las esperanzas no únicamente de los pequeños grupos de socialis-

¡ tas, sino también de los liberales. El mantenimiento del poder económico\unker, de su dominio del cuerpo de oficiales en el ejército y en la burocracia

, civil, forzó a los liberales alemanes a aceptar una serie de medidas de com-promiso que no introducían más que un simulacro de democracia parlamen-taria .1 4 Los acontecimientos de 1848 marcan una línea de conexión directaentre Marx y Weber. Para Marx, el resultado fue el exilio físico a Inglaterra y el

10. «Contribution to the critique of Hegel's Philosophy of Right» (1844), en T.B. Bottomore,I Karl Marx, Early Writings, Nueva York, 1964, págs. 57-59 (trad. cast.: Adolfo Sánchez Vázquez,

( 11 lien de la filosofía del Estado de Hegel, Barcelona, Grijalbo, 1974).

11. Véanse también las concepciones de Engels que aparecen en «Der Status quo in Deutschland»,I Wi A ,; 4, págs. 47-50.

12. El Manifiesto Comunista anuncia: «la revolución burguesa en Alemania no será más queH preludio de una revolución proletaria que le seguirá inmediatamente».

13. Véase el artículo de Marx en elDeutsche Brüsseler Zeitungde 18 de noviembre de 1847;I Wi'rkí', 4, págs. 351 y sigs. Para un análisis más extenso, véase Engels, Germany: Revolution andKiniiiterrevolution, Londres, 1933 (trad. cast.: «Revolución y contrarrevolución en Alemania», enK, Mnrx-E Engels. Obras escogidas en tres tomos, Moscú, Progreso, 1979, tomo I).

14. Véase Karl Demeter, «Die soziale Schichtung des deutschen Parlamentes seit 1848»,ÍVirrli'ljiiliraclinftfür Soztal- und Wtrtscliaftsgeschichlc, vol. 39,1952, págs. 1-29. Para las actitudes de

l e v . l i l ' iTnl i 'S lindel el suír, i>' , io, vi'MSf W.i lU' t ( .,i) ' ,rl, / > / < • Wii/i/nr/i/s/rayí'IM ili'i (,Vs(7/;i•lili'ilcrih'ntschen

mih'rilli'H l'iiili'irn. IX-ltf i"»/,S, D i i s s i ' l i l o r l . 1 ' i ' i H

Page 5: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

70 Política, sociología y teoría social Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 71

reconocimiento intelectual de la importancia de mostrar en detalle las «leyesde movimiento» del capitalismo como sistema económico. Dentro de Alema-nia, los fracasos de 1848 abrieron el camino para la ineptitud del liberalismo,que, en comparación con los audaces éxitos de la hegemonía de Bismarck,constituyeron ese trasfondo tan importante de todo el pensamiento de Weberen su sociología política. Quizá lo más importante de todo fue la persistenciade una estructura social y económica tradicional en Alemania después de1848, que afectó drásticamente el papel que podía desempeñar el movimien-to obrero al dejarlo en una situación bastante distinta de la de Gran Bretaña oFrancia.15

No hay espacio aquí para analizar con detalle la complicada cuestión dela relación entre Marx y Lassalle y el movimiento que Lassalle fundó. Nosimportan sólo ciertos aspectos de esta relación. Había desde el principio delmovimiento socialdemócrata una ambivalencia característica hacia las doctri-nas de Marx que dio lugar a un cisma permanente dentro del partido. Mien-tras que por una parte, en lo que respecta a sus concepciones teóricas, Lassalleestaba profundamente en deuda con la teoría del capitalismo de Marx, en suliderazgo práctico del nuevo movimiento Lassalle actuaba constantementede manera opuesta a las opiniones de Marx en cuestiones específicas y defen-día políticas contrarias a la misma teoría que decía profesar. Así, a diferenciade Marx, según el cual la clase obrera alemana debía colaborar con la burgue-sía, a fin de asegurar la revolución burguesa que subsiguientemente propor-cionaría las condiciones para la toma del poder por parte del proletariado,Lassalle condujo el movimiento obrero lejos de cualquier colaboración conlos liberales. De este modo fomentó el tipo de separación entre la teoría y lapráctica que resultaba impensable para Marx, y también, por esta razón, sem-bró las primeras semillas del debate entre «evolución» y «revolución» quemás tarde se convertiría en el auténtico caput mortuum del Partido Sociademó-crata como agente del cambio social radical.

Lassalle murió el mismo año que nació Weber. En ese momento el futurode Alemania ya se había decidido. La separación del movimiento obrero delos liberales, juntamente con otros factores, abrió el camino para la unifica-ción de Alemania de Bismarck en la que, en palabras del mismo Bismarck,«Alemania no buscaba el liberalismo de Prusia, sino su poder». En 1875, cuandolos principales seguidores de Marx en Alemania —Liebknecht y Bebel— acep-taron la unión con el ala lassalleana del movimiento obrero, Alemania era

15. Especialmente significativo por lo que si' refiere .1 la separación del movimiento obreroalemán del británico fue el hecho di- que en Alemania la clase obrera no dispuso drl di'ivc Im , i lsufragio hasta relativamente larde.

tanto en términos políticos como económicos una nación muy distinta de aque-lla sobre la que Marx había escrito en la década de 1840. Se había conseguidola integración política, no mediante el alzamiento de una burguesía revolu-cionaria, sino como resultado, esencialmente, de una política de Realpolitikfundada sobre todo en el uso enérgico del poder político «de arriba abajo» ydentro de un sistema social que retenía, en gran medida, su estructura tradi-cional.

Las fases difíciles de la integración política inicial y del «despegue» haciala industrialización se superaron en Alemania de un modo bastante distintodel proceso típico de desarrollo acaecido en Gran Bretaña —y en El capitalMarx aceptó que este último país proporcionaba el esquema básico para suteoría del desarrollo capitalista. En Alemania, la centralización política y elrápido avance económico tuvieron lugar sin la formación de una sociedadburguesa plenamente liberalizada. Por tanto, ni los marxistas del PartidoSociademócrata —incluso antes de la muerte de Marx en 1883— ni los libera-les alemanes disponían de untnodelo históricgi adecuado para comprenderlas peculiaridades de su propia posición dentro de la estructura social alema-

¡ na. Los socialdemócratas se aferraban tenazmente a un catecismo revolucio-lo que cada vez resultaba más irrelevante para la estrucutura social y eco-

nómica real de un Estado alemán industrializado. Finalmente, en consecuen-cia, la tensión inherente dentro del Partido Socialdemócrata entre las concep-ciones marxistas de la superación revolucionaria del capitalismo y el énfasislassalleano en la apropiación del Estado capitalista desde dentro mediante laconsecución de un sufragio plenamente universal, se vio forzada a salir a lapalestra. El Socialismo evolutivo (1899) de Bernstein,16 aunque basado parcial-mente en el modelo británico, proporcionó una interpretación teórica cohe-rente de las fuerzas sociales que conducían al Partido Socialdemócrata hacia

I la aceptación de la presumible toma del poder desde dentro del orden exis-Inile. El Socialismo evolutivo puso de manifiesto que la relación entre el desa-rro l lo político y el desarrollo económico del capitalismo no se podía entender.idecuadamente en términos de las tesis principales de El capital: la progresi-va formación de una sociedad con dos clases, la «pauperización» de la inmen-I<1 mayoría, y la caída inminente del capitalismo en una catastrófica crisis«final». Estas concepciones sobrevivieron a modo de ortodoxia socialdemó-1 1 , i i , i frente al desafío de Bernstein; pero asumieron una forma cada vez másdeterminista. Lo que para Marx eran propiedades tendenciales del capitalis-mo, se convirtieron así para sus seguidores en fenómenos inevitables mecáni-

!()- I'.d i i a n l l lernslein, l'.voliilionnry Socn/í/s»/, I -ondres, I91W (segunda edición, Londres, 1963)

( l i a d i as i . l í i in110 I ) i . i / Ke la , Sin m/ r .un>i 'v t i lwi t» i ix l t i , Harcclona, l ' o n l a m a i a , 1974).

Page 6: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

72 Política, sociología y teoría social

camente determinados. Esta perspectiva permitió la conservación de una fra-seología revolucionaria sin exigir un concomitante activismo revolucionario;si el capitalismo estaba necesariamente condenado, según parecía, no habíamás que esperar entre bastidores hasta que se produjese la desintegración

final de la economía capitalista.

LA ACTITUD DE WEBER HACIA MARX Y EL MARXISMO

Los liberales alemanes se enfrentaban a dilemas similares. Las raíces delliberalismo también se encontraban en un período anterior y en una formade sociedad considerablemente distinta de la de la Alemania imperial. Mien-tras que mantenían su adhesión a los valores liberales de la libertad indivi-dual y de la participación política, los liberales estaban fuertemente compro-metidos por su forzada adaptación —y subordinación— al orden autocráticodominante. Los escritos y las implicaciones políticas de Weber ponían demanifiesto constantemente su conciencia de este hecho.

La apreciación de Weber de la significación del poder político, particular-mente en la manera como lo manejó Bismarck al conseguir la rápida consoli-dación interna y el desarrollo económico de Alemania (y sobre todo, en suuso de la burocracia para tales fines), constituye una de las dimensiones clavede la aproximación de Weber a la política y, más generalmente, de su sociolo-gía.17 El compromiso de Weber con el nacionalismo, y su énfasis de siempreen la primacía del Estado alemán, también se deben entender desde este puntode vista.18 Esta determinación a reconocer las realidades del uso del poderpolítico, sin embargo, aparecía contrarrestada en los escritos de Weber poruna adhesión igualmente decidida a los valores del liberalismo europeo clá-sico. Lo patético del pensamiento de Weber, lo que le obligó a reconocer laexistencia de una creciente divergencia entre las líneas fundamentales dedesarrollo de las sociedades modernas y los valores que él reconocía comorepresentativos del carácter específico de la cultura occidental, expresaba —sibien de manera sutil y racionalizada— los dilemas peculiares del liberalismo

alemán en su conjunto.

17. Podríamos apuntar aquí que las consecuencias de la victoria alemana de 1870-1871

tuvieron también muchas repercusiones en la perspectiva sociológica de Durkheim.18. Véase WolfBangJ .Mommsen,M(7rWc/ i<T»m/i / iVi /n i / .M-; ic / ' ( i / / ' / /A: ' /«90-1920,Tübingen,

1959, págs. 103 y sij'.s; vt'.isr l . in ib i rn K. ivmond Acón, "Max WrbiT muí dir M.H'htpoli l ik», t 'ii

Mnx Wcl'i'i nuil iln- ''u mlii^ii'hriili-, I ' i i l i n i ) ' , i ' i i , l ' K i . ' i

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 73

_A ACTITUD DE WEBER HACIA EL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA

La famosa lección inaugural que Weber dio en Freiburg en 1895 contenían esbozo de su interpretación de las esperanzas del liberalismo alemán frenteconservadurismo romántico, por una parte, y frente al partido marxista,

or la otra.19 Weber se disociaba específicamente de la defensa «mística» delstado alemán,20 pero también expresaba la convicción de que¿a clase obrera•a políticamente incapaz de dirigir la nación.) Si bien manifestaba su acuer-o con algunos de los elementos que constituían parte del programa de los

ialdemócratas, incluido que la clase obrera debería disfrutar de plenos de-rechos de representación poli tica, Weber opinaba que la clase obrera era «po-líticamente inmadura»j Para él, buena parte del fervor revolucionario de loslíderes del movimiento obrero difería substancialmente de la tendencia realde desarrollo del Partido Socialdemócrata —tendencia que, como Weber per-cibió ya en una fecha temprana, llevaría al partido a acomodarse dentro dellistado alemán dominante en vez de plantear una alternativa revolucionariarealista. Dicho en sus propias palabras, el Estado alemán conquistará a los

ialdemócratas y no viceversa.21

Weber desdeñaba las continuas exigencias de poder de los Junker, aunquevio obligado a preconocer que en la práctica gozaban aún de una influenciansiderable en el cuerpo de oficiales del ejército y, en menor medida, en la

burocracia gubernamental^ Sin embargo, |os Junker eran sin duda, a ojos deWeber, una clase decadente^ Por consiguiente, la principal esperanza para un•'skido alemán que mantuviese su integridad nacional, pero con un nivel deemocracia política compatible con una sociedad industrializada, había que

buscarla en el reforzamiento de la burguesía liberal en tanto que grupo capazilf proporcionar un liderazgo nacional. Esto suponía, enfatizó Weber cadav.'tv, más, el desarrollo de un sistema gubernamental que confiriese el poderpolítico real al parlamento. Él creía que, como resultado del dominio de Bis-nuivk, Alemania se había quedado sin un liderazgo político efectivo que pu-il i rsr tomar el control de la máquina burocrática del gobierno, y bajo la ame-ii . i / . i de un «dominio burocrático incontrolado».22 Su actitud hacia la posibili-

19. «Der Nationalstaat und die Volkswirtschaftspolitik>>;Gesí!mmrífe politische Schriften, Tübingen,IW.H, pñgs. 1-25.

.',0. Véase también el análisis de Durkheim sobre Treitschke enL'Allemagneau-dessusdetout,París, 1915.

21. Weber hi/o esta observación en una reunión de la Verein für Sozialpolitik. Véasel > r . I i i v . i i i i i i v i l r n . m i i l rn Ki) ' ,MM)' , rn des Verc'ins fí ir So/ialpolitik», en Ccsammclte Aufsatzezur

'.u -ai/i><.;/,• nuil .'.'n mi¡«ililik, I u l > i i i ) ' , i ' i i , l')24, págs. 394y sigs. y especialmente p;1gs. 408-409.

22. "l'.n l i . i i i i i ' M l , i n < l )',ovri i i i i i r n l in ,i ivi imslim l i ' i l ( i r r u í , i n v , P-V, 1453.

Page 7: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

74 Política, sociología y teoría social

dad del socialismo en Alemania consistía en términos generales en un desa-rrollo lógico de esta postura. !Si se estableciese un gobierno socialista, y unaeconomía planificada,23 el resultado sería una represión burocrática aún ma-yorJlSTo desaparecería únicamente todo contrapeso a la expansión burocráti-ca en la esfera política, sino que lo mismo sucedería también en la esfera eco-nómica. «Esto sería socialismo», escribió Weber, «del mismo modo, más omenos, que el 'Nuevo reino' del antiguo Egipto fue socialista.»24

Weber mantuvo sus opiniones sobre el Partido Socialdemócrata de mane-ra bastante coherente a lo largo de su vida; su evaluación de su propia postu-ra política en relación a la política del partido, sin embargo, evolucionó junta-mente con la naturaleza cambiante de la estructura social y política alemana.Así, hacia los últimos años de su vida, habiendo sido testigo del cumplimien-to de sus previsiones —la creciente integración del Partido Socialdemócrataen el orden parlamentario— Weber declaró en 1918 que se encontraba tancerca del Partido Socialdemócrata que le resultaba muy difícil separarse deél.25 Pero persistía en la opinión de que los objetivos explícitos del «marxis-mo» encarnado en el Partido Socialdemócrata en Alemania —el derrocamientorevolucionario del Estado y la institución de una sociedad sin clases— contra-decían totalmente el papel real que el partido estaba destinado a desempe-ñar en la política alemana.

LAS OPINIONES DE WEBER SOBRE LAS CONTRIBUCIONES ACADÉMICAS DE LOS

AUTORES MARXISTAS

La postura de Weber en relación a las concepciones teóricas que propo-nían los principales defensores e «intérpretes» del marxismo no se puedededucir simplemente de su relación con el Partido Socialdemócrata, puestoque tal relación estaba determinada hasta cierto punto por su apreciación delas realidades políticas de la situación alemana. Weber reconocía que algunosde los principales teóricos marxistas de su tiempo habían hecho contribucio-nes eminentes e incluso brillantes a la historia, la economía y la jurispruden-cia; y mantenía un estrecho contacto académico con varios intelectuales fuer-

23. Weber también planteó un buen número de objeciones económicas de tipo técnico alfuncionamiento de una economía planificada, en la forma en la que la mayoría de los socialistasde su tiempo concebían esa economía. VéaseEconomyand Society, vol. 1, págs. 65-68; y págs. 100-107.

24. «Parliamentandgovernmentinareconstructed Germany», pág. 1453. Para las concepcionesde Weber sobre Rusia, véase «RusslandsÜbergangx.urScheindt'moknitk1», m < , r : i / m / m ' / / c / > < > / / / / s < / i r

Schriften, págs. 192-210.25. Véase «Das n < M I C 1 > e u l s d i l a n d » , ( . V s í i m m i ' / / r / > i i / i / i N < 7 / f Sc/iri/fcil, pflgN 472-475.

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 75

[' li'inente influidos por Marx.26 Hay que reconocer que la inmensa mayoría deI los escritos de Weber sobre el capitalismo y la religión aparecieron en el con-

l r \ io de una auténtica avalancha de trabajos de investigación que pretendíanI >. i ' . , i r se en el marxismo, pero muchos de ellos o bien empleaban lo que Weber

f i'onsideraba una vulgarización de las ideas de Marx, o se separaban notoria-| mrnte de lo que para él constituían los principios fundamentales del mate-

H.i l ismo histórico de Marx.27

Aunque Weber dijo en una ocasión de La ética protestante y el espíritu deltiil>ilnlismo que contenía una «refutación empírica del materialismo históri-

I tt>», la genealogía de esta obra fue de hecho bastante compleja. Weber se ha-bl.i interesado por\la religión como fenómeno social desde su temprana ju-vi-iUud/3 A pesar de que sus estudios de derecho y de historia económica leimpidieron por algún tiempo desarrollar este interés en sus escritos académi-

i i'os, la Etica protestante expresa claramente inquietudes que desde siempreh.iln' . in estado presentes en la mente de Weber. Sin duda que él escribió estaiihr.i hasta cierto punto como una polémica consciente en contra de la «unila-I n . i l » concepción de la religión que proponía el materialismo histórico. Peropor «materialismo histórico» Weber entendía aquí en parte los escritos deK.mtsky y otros.29 Además, fue probablemente la relación que Weber mante-ll f i i con Sombart lo que le proporcionó el estímulo más directo en su intento

, ilr analizar el papel del protestantismo ascético en la aparición del capitalis-mo."1

Weber simpatizaba con las ideas de algunos de los marxistas «revisionistas»

I26. Por ejemplo, Sombart. Véase su Der modcrne Kapitalismus, especialmente vol. 1; Sombart,

. 1 . 1 ' 'lilemente, incluso a comienzos de su carrera, se encontraba muy lejos de ser un «marxista»MI 1 1 u l n x o . Sobre la relación entre Sombart, Marx y Weber, véase Talcott Parsons, «Capitalism inn i mi ( l e rman literature: Sombart and Weber», The Journal of Political Economy, vol. 36, 1928,|Mgs. 641-661; y vol. 37,1929, págs. 31-51.

27. Véase la discusión de Weber del libro de Stammler sobre el materialismo histórico y eliliMirlni^R.Stammlers'Überwindung'dermaterialistischenGeschichtsauffassung», enGesammelte• I i / / - ; u / . : c 2 i / r Wisscnsc/ifl/fs/efcre,Tübingen, 1951, págs. 291-359.

28. Véase la carta de Weber a su madre del 8 de julio de 1884, en ¡ügendbríefe, Tübingen,n I , I >.i)',s. 121 -122. Hay que notar que a Weber le impresionó la lectura que hizo a una edad tempranai Ir l.i ubra de David Strauss, DasLebenjesu (1835); la misma obra que jugó un papel muy importantei'ii rl desarrollo de las concepciones de Marx cuando era miembro de los «jóvenes hegelianos».

29. Véase Karl Kautsky, Kart Marx'ókonomische Lehren, Stuttgart, 1887; y, a continuación, suI Vi I // •.;» ii u ¿ilivCliristentums, Stuttgart, 1908 (trad.cast.: Diego Rosado Espada, Orígenes y fundamentoili'l i ir,¡¡iui¡:;int>,Salamanca,Sigúeme, 1974).

MI. Vc.isr ilic l'nilcstant Ethicand the Spirit of Capitalism, Nueva York, 1958, especialmenteprtgs. I ' M - I W . I'.11,1 un aná l i s i s de los orígenes de las concepciones de Weber sobre la religión,ti ' .r .e r .uil I l i i n i j ' . s h e i m , « M a x Weber: his religious and ethical background and development»,( ' l i n n li llinliin/, vol. I1', |')50, págs. 2-23.

Page 8: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

76 Política, sociología y teoría social

destacados, aunque consideraba que aún se encontraban atrapados, fuerancuales fueran sus divergencias con Marx, en una teoría metafísica de la histo-ria que simplemente les impedía percibir con claridad la realidadsocioeconómica. En general, Weber aceptaba, al igual que Bernstein y otros,que el capitalismo moderno no se caracterizaba por una diferenciación pro-gresiva entre una minoría cada vez más opulenta y una masa cada vez más«pauperizada»; que la clase media de cuello blanco no desarrollaba una con-ciencia de identidad de clase con la clase obrera manual; y que no había sig-nos de un inminente hundimiento cataclísmico del capitalismo.31 Tampoco escierto, sin embargo, que las opiniones de Weber en este sentido se derivasendel planteamiento de los marxistas «revisionistas»: él tenía muy claro que elmodo de producción capitalista no conducía a una irresistible lucha de clasesentre el trabajo y el capital. Sus propias referencias a la estratificación en lasociedad moderna muestran que Weber reconocía la existencia de múltiplesdivisiones de intereses y de status que tendían a oscurecer las divisiones declase marxistas. Así, Weber observó que la clase obrera manual, por ejemplo,lejos de haberse constituido en un grupo no cualificado homogéneo, estabafragmentada por diferencias en el nivel de cualificación que creaban divisio-nes de intereses de clase dentro de la clase obrera en conjunto.32

La relación de Weber con los principales pensadores marxistas de su tiem-po resultó ser, por tanto, una relación compleja; no podía ser de otro modo, siconsideramos la variedad de posiciones que asumían aquellos que se autopro-clamaban seguidores de Marx.

LAS OPINIONES DE WEBER SOBRE MARX

Weber consideraba, por supuesto, que Marx había realizado contribucio-nes fundamentales al análisis histórico y sociológico. Pero para Weber las teo-rías de Marx debían ser tomadas como fuente de inspiración, o como máximoa modo de conceptos de tipos ideales, que se podían aplicar para esclarecersecuencias específicas de desarrollo histórico. La postura neokantiana radicalque Weber adoptó de Rickert y Windelband33 excluía efectivamente cualquierotra posibilidad: en la concepción de Weber, la atribución de Marx de una

31. Véase Weber, «Der Sozialismus», en Gesammelte Aufsatze zur Soziologie una Sozialpolitik,págs. 504 y sigs.

32. Véase el esbozo de Weber de Erwerbsklassen, en Economy and Society, vol. 1, pág. 304.33. Aunque desarrollada con detalle en sus ensayos más técnicos sobre el método, la postura

epistemológica básica de Weber aparece formulada de manera muy concisa en «Science as avocation», en H.H. Gerth y C.Wright Mills, From Max Wcbcr: /Issiiys in .S'ni'in/ii.vy, Nueva York, 1958,págs. 129-156.

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 77

«dirección» general al movimiento de la historia era tan ilegítima como lafilosofía hegeliana de la historia que la había ayudado a nacer.34 AunqueWeber admitía, no sin muchas reservas, el uso de los «estadios de desarrollo»como un «medio heurístico» que podía facilitar la interpretación explica-tiva de materiales históricos, rechazaba totalmente la construcción de «esque-mas deterministas» basados en algún tipo de teoría general del desarrollohistórico.3

•\El corolario necesario de todo esto fue su rechazo del materialismo de

Marx como clave explicativa del cambio histórico. Para Weber, la tesis de quelos factores económicos en algún sentido explicaban «finalmente» el desarro-llo histórico, en tanto que teorema científico, era simplemente falsa.36 Weberreconocía que los escritos de Marx variaban en el grado de sofisticación con elque se presentaba la concepción materialista de la historia —el Manifiesto Co-munista, por ejemplo, estableció las opiniones de Marx «con la cruda genialidadde las primeras formulaciones».37 Pero observaba que, incluso en sus análisismás profundos de El capital, Marx no definía en ningún lugar cómo precisa-mente lo «económico» se podía diferenciar de otras esferas de la sociedad. Ladistinción de Weber entre fenómenos «económicos», «económicamente rele-vantes» y «económicamente condicionados» tenía por objetivo clarificar esteproblema. Weber definía la acción económica como la acción que perseguía laadquisición del control de utilidades deseadas por medios pacíficos.38 Había,sin embargo, varias formas de acción humana —como las prácticas religio-sas— que, si bien no eran «económicas» de acuerdo con esta definición, te-nían relevancia para los fenómenos económicos en la medida en que influían

34. Véanse las observaciones de Weber sobre los conceptos de Marx en «Objectivity insocial science and social policy», en The Methodology of the Social Sciences, Glencoe, 111., 1949, pág.103 y-pássim.

35. Weber analizó con cierto detalle la noción de «estadios» evolutivos en relación a unproblema que también preocupó a Marx y más particularmente a Engels: la cuestión del desarrollode la sociedad tribal alemana en relación al declive de Roma y la organización del feudalismomedieval. Véase Weber, «Der Streit um den Charakter der altgermanischen Sozialverfassung inder deutschen Literatur desletzten Jahrzehnts», enGesammelte Aufsatze sur Sozial- una Wirtschaftsgeschichte,

Tübingen, 1924, págs. 508-556.36. La frase proviene de una comunicación de Weber a una reunión de la Asociación Sociológica

Alemana, recogida en «Gescháftsbericht und Diskussionsreden auf den deutschen soziologischenTagungen», en Gesammelte Aufsatze zur Soziologie und Sozialpolitik, pág. 456.

37. «Objectivity in social science and social policy», pág. 68. Weber, sin embargo, hablódel Manifiesto comunista como de un «logro científico de primera clase» en «Der Sozialismus»,págs. 504-505.

38. Economy and Society, vol. 1, pág. 63. Para la anterior formulación de Weber del conceptode lo «económico», véase «Objectivity in social science and social policy», pág. 64.

Page 9: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

78 Política, sociología y teoría social

las necesidades o las propensiones que los individuos debían adquirir paraconsumir las utilidades. Se trataba de formas de acción económicamente re-levantes. Los fenómenos económicamentes relevantes se podían a su vez dis-tinguir de aquellos que estaban económicamente condicionados. Por esto úl-timo Weber entendía las acciones que, a pesar de no ser «económicas» deacuerdo con su definición, estaban causalmente influidas por factores econó-micos. Como él mismo puntualizó: «Después de lo dicho, resulta autoevidenteque: primero, las líneas fronterizas de los fenómenos 'económicos' son borro-sas y no se pueden definir con claridad; segundo, el aspecto 'económico' deun fenómeno no se debe considerar de ningún modo sólo 'económicamentecondicionado' o sólo 'económicamente relevante'».39 El calvinismo resultó ser,en este sentido, tanto económicamente condicionado como económicamenterelevante por lo que respecta a las primeras etapas de la formación del capita-lismo racional en Europa occidental.

Weber también identificó otra fuente de ambigüedad conceptual en lainterpretación «económica» de la historia de Marx: en ningún lugar se distin-gue claramente lo «económico» de lo «tecnológico». Allí donde Marx caía enun determinismo tecnológico más o menos directo, sostenía Weber, su argu-mento era inadecuado. La famosa afirmación de Marx de que «el molinomanual da lugar al feudalismo, el molino de vapor al capitalismo»,40 era, se-gún Weber, «una proposición tecnológica, no económica, y se puede probarsin dejar lugar a dudas que se trata de una afirmación rotundamente falsa. Laera del molino manual, que duró hasta el umbral del período moderno, pre-sentaba los tipos más variados de 'superestructuras' culturales en todos loslugares».41 Una forma determinada de tecnología puede estar asociada convarios tipos de organización social, y viceversa; lo podemos ver en el hechode que el socialismo, tal y como Marx esperaba que se desarrollase —a pesarde ser un sistema social y económico distinto del capitalismo—, comportaríaesencialmente la misma base tecnológica que el capitalismo.

La influencia positiva de los escritos de Marx sobre Weber aparece demanera más evidente en la insistencia de Weber en que los valores y las ideas,aunque indudablemente no son meras «derivaciones» de los intereses mate-

39. «Objectivity in social science and social policy», pág. 65.40. Marx, The Poverty of Philosophy, Moscow, s.f., pág. 92. (La cita en el texto es-la versión de

Weber del original de Marx.) (Trad. cast.: Dalmacio Negro Pavón, Miseria de la filosofía, Madrid,Sarpe, 1985.) Para la distinción de Weber entre «economía» y «tecnología», véase Economy andSocicty, vol. 1, págs. 65-67.

41. «Gescháftsberichtund Diskussionsredenaniden d r i i l s r l im K3BÍOlOgUchcnIkgUTigtn»,pág. 450.

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 79

rl.ili's, se deben siempre analizar en relación con tales intereses. Weber reco-I H H u por supuesto la importancia de los conflictos de clase en la historia, siI "i - i i negaba que su predominio o significación fuera tan grande como postu-IrtKi Marx. Para Weber, los conflictos entre grupos de status de varios tipos, yrntre las asociaciones políticas — incluidos los Estados-nación — , habían teni-. l i ' | >or lo menos la misma importancia en el desarrollo histórico de las princi-p.ili-s civilizaciones. La concepción de «intereses» seccionales, por tanto, no seI 'ni 1 1,1 limitar a los intereses económicos, sino que se debía extender a otrasrnlrras de la vida social; los partidos políticos, por ejemplo, tenían interesesilrnvados de su situación de aspirantes o detentadores del poder, que no seI u1.. iban necesariamente de manera directa en intereses económicos compar-llilos.42

Se ha discutido bastante sobre la medida en que las obras metodológicasi Ir Weber,43 escritas en un período relativamente temprano de su carrera,rur.ijan con el contenido sustantivo de sus escritos posteriores, especialmen-

MC de Economía y sociedad. En cualquier caso, de lo que no hay duda es de queWi'ber nunca abandonó su postulado fundamental de la separación lógicami iv hecho y valor, ni el supuesto correlativo de la irreducibilidad de losvdlnres confrontados. Esta postura epistemológica, según reconocía Weber,i - i . i lo que le separaba más decisivamente de Marx. La obra de Marx com-I 'i M l aba una «ética de fines esenciales», y por tanto comprometía a quien larttvptaba a una concepción «total» de la historia. Para Weber, la ciencia noI MU luí responder a la pregunta: «¿'A cuál de los dioses en guerra deberíamos

« fi-t Air ?».

W r n i í K Y MARX: EL PROBLEMA ANALÍTICO

I ,a crítica de Weber a Marx era sofisticada; no se trataba simplemente deun análisis abstracto de la «lógica» de las teorías de Marx, sino que aparecíau n orporada en el contenido substantivo de los estudios sociales e históricosilf Weber. Esto significa, sin embargo, que no podemos considerar como lai i n i i ,1 fuente de información sobre este punto los propios juicios explícitos deWrher sobre la obra de Marx. La confusión que reina sobre los objetivos de Laflan ¡intentante en la extensa literatura que ha generado este tema desde su|n i imTn publicación nos indica que las observaciones de Weber que contiene

42. ¡'.aiiiuiiiy uinl Sin-ii'ly, vol. 2, págs. 928 y sigs.•ü. Publicados i'ii ( ' . i t i i ini i iu ' l t f Aitftsiilzi' zur WimsriixcliaftMin; Tübingen, 1968 (tercera edición).44. «Sdi'iuv iis ,1 V I H . i l i n i i " , |\ig. I ñu.

Page 10: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

U A C M

este ensayo presentan cierta ambigüedad.45 Obviamente, además, la evalua-ción de las diferencias entre Marx y Weber se tiene que basar en un análisisdetallado de las concepciones características del primero. A fin de clarificar loesencial de la postura teórica básica de Marx, debemos referirnos brevemen-te a algunas cuestiones que aparecen en los escritos de Marx y que, gracias ala inmensa cantidad de obras secundarias que se han escrito sobre Marx des-de la Segunda Guerra Mundial, nos resultan hoy en día bastante familiares.

Buena parte de la literatura de posguerra sobre Marx se centró en losescritos del «joven Marx»: esto es, anteriores a la conclusión de La ideologíaalemana (1846). El debate sobre la incidencia de estos escritos tempranos en laobra madura de Marx no dio lugar a resultados definitivos; pero no se puedenegar que, en primer lugar, existen por lo menos ciertas continuidades biendefinidas que atraviesan toda la obra de Marx y, en segundo lugar, algunos desus primeros escritos nos permiten identificar cuáles son estas continuida-des.46 Marx nunca escribió una exposición sistemática de su «materialismo».Sin embargo, sus primeros escritos dejan bien claro que su concepción de laaproximación materialista a la historia difiere substancialmente de lo que élllamaba «materialismo perceptual».47 Marx, al igual que otros «jóveneshegelianos», empezó su desarrollo intelectual a partir de una crítica de lareligión, derivada de una radicalización de Hegel, y basada ampliamente enel pensamiento de David Strauss y Feuerbach. La filosofía de Feuerbach sefundaba en una inversión de la premisa fundamental del sistema de Hegel.En el lugar del idealismo de Hegel, Feuerbach colocaba su propia versión delmaterialismo, que postulaba abiertamente que el punto de partida del estu-dio del «hombre» debe ser el «hombre real» que vive en el «mundo material

45. Buena parte de la discusión sobre los objetivos de Weber en este libro se explica por lainobservancia de las réplicas publicadas por Weber a sus anteriores críticos. Véase su «Antikritischeszum Geist des Kapitalismus», Archiv für Sozialwissenschaft una Sozialpolitik, vol. 20, 1910; y su«Antikritisches Schlusswort», ibíd., vol. 31.

46. La prueba más definitiva de la continuidad del pensamiento de Marx es el borrador deEl capital. Este borrador fue publicado en 1939, pero no fue generalmente accesible hasta 1953,con el título de Grundrisse der Kritik der politischen Ókonomie, Berlín, 1953 (trad. cast.: Javier Pére/.Royo, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política, Barcelona, Crítica, 1977). Para unanálisis de algunas de las fases en el desarrollo de las diferentes «interpretaciones» de Marxdesde principios de siglo, véase Erich Thier, «Etappen der Marxinterpretation», Marxismusstudicn,1954, págs. 1-38.

47. «Theses on Feuerbach», en Loyd D. Bastón y Kurt H. Cuddnt, Wr/'/mys ofthc Young Marxon Philosophy and Society, Nueva York, 1967, pág. 402 (Tesis 9) (irad. rnsl.: «It-sis sobre Feuerbach»,en C. Marx-F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Moscú, Progreso, W>, tomo I).

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 81

! rral». IK El texto de Feuerbach se limitaba esencialmente al examen de la reli-|gl6n: al «poner a Hegel sobre sus pies»,49 trataba de demostrar que lo divino1 era un producto ilusorio de lo real. Dios era una proyección idealizada de lamisma humanidad; Dios era la proyección mítica de los valores más aprecia-

¡dos de la humanidad, la humanidad alienada de su propia autoperfección(potencial).

La consecuencia de la concepción de Feuerbach era que la religión apare-•tie como una «representación» simbólica de las aspiraciones humanas yque, para eliminar la autoalienación humana, todo lo que se necesitaba eratlrsmitificar la religión y colocarla en un plano racional. Marx percibió rápi-tlninonte lo que para él constituían defectos fundamentales de esta noción.

i ton errores de Feuerbach radicaban, en primer lugar, en el hecho de hablar•ti «hombre» en abstracto, y no darse cuenta por tanto de que los hombreslOlo existen en el contexto de sociedades particulares que cambian su estruc-tura a lo largo del desarrollo histórico; y en segundo lugar, en tratar las ideasG la «conciencia» como meramente la «consecuencia» de las actividades hu-manas en el mundo «material». En palabras de Marx: «El principal defecto de

; todo oí materialismo anterior (incluido el de Feuerbach) es que el objeto, la•HÜdad, lo sensible, se concibe sólo en la forma del objeto de percepción, pero| flo romo actividad humana sensible, práctica, no subjetivamente».50

Marx se refería a su materialismo únicamente como «el hilo conductor»i Ir MIS estudios: las ideologías estaban «enraizadas en las condiciones mate-

I Clrtlrs do la vida», pero esto no implicaba que existiese una relación universal• unilateral entre la «fundación real» de la sociedad (las relaciones de pro-Ediuvión) y las «superestructuras jurídicas y políticas».51 Todo lo contrario, laHpnclusión específica a que llegó Marx en su crítica a Feuerbach era que lasIkliMN oran productos sociales, que no podían ser explicadas por el filósofo queir mantenía fuera de la historia, sino únicamente mediante el análisis de for-

Blfls particulares de sociedad.52 Debemos rechazar, insistía Marx, cualquiertipo do «receta o esquema ... para ordenar impecablemente las épocas de la

•IH. I .udwig Feuerbach, The Essence ofChristianity, Londres, 1853 (trad. cast.: José L. Iglesias,uncia del cristianismo, Madrid, Trotta, 1995).

49. Esta frase fue evidentemente usada en un principio por Engels para referirse a la relaciónli Miii v con I U'gc'l. Véase Engels, «Ludwig Feuerbach and theendof classical Germán philosophy»,

c/i'i/ Works, Londres, 1950, vol. 2, p. 350 (trad. cast.: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásicaana, Madrid, Centro de Ajedrez Internacional, 1969).50. «Theses on Feuerbach», pág. 400 (Tesis 1).91. «Preface toA Contribution to the Critique ofPolitical Economy», en Marx y Engels, Selected, vol. I, págs. 328-329.

52. Vr.isr l . i Irsi*. '/, m ••!'hrsrs c in Irurrh.irh», pág. 402.

Page 11: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

82 Política, sociología y teoría social

historia», y «emprender la observación y sistematización —la representaciónreal— de nuestro material histórico».53

Cuando Marx generalizaba acerca de la relación entre ideología y«subestructura» material, lo hacía en términos del análisis de las relacionesde clase en tanto que el principal eslabón mediador entre ambas. La estructu-ra de clase de la sociedad producía un efecto determinado en base al cual lasideas asumían la prominencia en esa sociedad. Éste era el sentido de la proposi-ción de Marx de que las ideas dominantes de cualquier época eran las ideasde la clase dominante.54 Hay que puntualizar que, incluso en la teoría drFeuerbach, la religión era algo más que un mero reflejo de la realidad mate-rial: también proporcionaba valores e ideales por los que los hombres debíanluchar. Dios representaba la humanidad como debería ser, de modo que laimagen de la deidad sostenía la esperanza de lo que la humanidad podrínllegar a ser. Marx tomó esta noción de Feuerbach, pero la vinculó a la concep-ción dialéctica según la cual lo que había que observar era la interacción recí-proca de estas ideas religiosas con las acciones sociales de los «hombres docarne y hueso». Esta reciprocidad se podía entender en términos del análisisdel desarrollo histórico de las sociedades; es imposible comprender la rela-ción existente entre ideología y sociedad si «abstraemos el proceso históri-co».55 No hay duda, por consiguiente, que Marx reconocía tanto que las ideo-logías podían tener un desarrollo autónomo parcialmente «interno» comoque el grado de esta autonomía dependía de factores particulares de socieda-des específicas, que en cualquier caso debían ser estudiados empíricamente.Ello encajaba con su concepción general del materialismo y fue puesto enevidencia en sus estudios más concretos.56 En otras palabras, la postura deMarx no es incompatible con el reconocimiento de las características y de lainfluencia específicas del protestantismo ascético en Europa.

Todo esto es de sobra conocido; lo que quizá no se haya apreciado gene-ralmente es que, incluso en cuestiones de detalle, la discusión de Marx delcurso del desarrollo histórico en Europa resulta en varios aspectos sorpren-dentemente cercana al análisis de Weber. Este hecho sólo se pudo consta tai-plenamente con la publicación del borrador (Grundrisse) que Marx escribió

53. The Germán Ideology, Moscú, 1968, págs. 38-39 (trad. cast: Wenceslao Roces, La ideolo^inalemana, Valencia, Servei de Publicacions de la Universitat, 1992).

54. Ibíd,pág.61.55. «Theses on Feuerbach», pág. 402 (Tesis 6).56. Véase, por ejemplo, «The Civil War in France», en Selccted Wtirk.i, vol. 1, págs. 429-440

(trad. cast.: «La guerra civil en Francia», en C. Marx-l í I ín >',Hs, (ilirns iviiifíiilim cu tren tomos, Moscú,Progreso, 1979, tomo II).

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 83

|rn El capital en 1857-1858. Marx reconoció la importancia de las primerasrmas de capitalismo que se desarrollaron en Roma y su explicación de por

f llevaron a un «callejón sin salida» es bastante parecida a la que posterior-Ite plantearía Weber.57 Marx puntualizó que algunas de las condicionesicluyendo la existencia de una naciente clase capitalista— que desempe-an una función esencial en el desarrollo del capitalismo en Europa occi-

Ital en un período posterior estaban ya presentes en Roma. Entre los facto-i que identificó como significativos en la inhibición del surgimiento del ca-llismo a gran escala se encontraba una fuerte presión ideológica en contra

I la acumulación de riqueza por sí misma: «La riqueza no aparece como la•i. i l idad de la producción... El objetivo se centra siempre en buscar qué tipo

i propiedad crea a los mejores ciudadanos. La riqueza como un fin en síurna sólo aparece entre unos pocos pueblos comerciantes».58 La riqueza novaloraba intrínsecamente, sino por el «disfrute privado» que podía repor-I además, el trabajo en general se miraba con desprecio, como indigno de

i hombres libres.Marx reconocía que en la Europa posmedieval habían existido numero-formas primitivas de capitalismo antes del surgimiento de la sociedad

iy,i íesa. Así, el capital mercantil se encontraba a menudo —como en Roma—M >i ¡edades en las que el modo de producción dominante no era capitalis-

57. Grundrisse, págs. 375-413; las secciones más relevantes aparecen incluidas en una traducciónHa de una pequeña sección de la obra: E.J. Hobsbawm, Pre-capitalist Economic Formations,

tli'cs, 1964 (trad. cast.: Wenceslao Roces,Formaciones económicas precapitalistas, Barcelona, Crítica,11, ,•! análisis de Weber sobre Roma se encuentra en «Die sozialen Gründe des Untergangs

f «ntiken Kultur», en Gesammelte Aufsatze zur Sozial- una Wirtschaftsgeschichte, págs. 289-311I*cast.: «La decadencia de la cultura antigua»,Revista de Occidente, XIII, 1926, págs. 25-59)*.

II* parte siguiente de este capítulo no aludo a las discrepancias entre la discusión de Marx deldo de producción asiático» y el estudio de Weber de China e India. Se ha dicho a menudo

r l.is concepciones de Weber sobre el surgimiento del capitalismo racional en Occidente sólo( M U - , leu entender plenamente a la luz de sus escritos sobre las diversas «religiones mundiales».»en innegable. Lo erróneo, sin embargo, es considerar, como han hecho muchos, que estoslíos contienen una especie de experimento ex postfacto que «prueba» la influencia «indepen-

e» de la ideología sobre el desarrollo social. Lo que Weber mostró fue que, tanto el contenidoI ética religiosa que él analizó como la combinación específica de circunstancias «materiales»

I hallamos en Europa, China e India, diferían. (Por ejemplo, Weber subrayó la facilidad de| comunicaciones en Europa, la peculiar independencia económica y política de la ciudad

ea, amén de otras condiciones «materiales» en virtud de las cuales Europa difería dey di' India.) Estos factores materiales e ideológicos constituyeron un «conglomerado»

11111,1, ule rlcMH-nlos interrelacionados en cada caso: no se podían tratar por tanto las condiciones• i i rn . i l i - s simplemente como una «constante» en relación a la cual se podía determinar lai i n . TI , i . , «paralizante» o «estimulante» de la ideología religiosa en tanto que «variable».

58. /VC-CH/I / / I / / /S/ íicomimír /'or/íidí/oiis, pág. 84.

Page 12: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

84 Política, sociología y teoría social Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 85

ta. Las operaciones mercantiles las habían llevado a cabo generalmente gru-pos marginales, como los judíos. El capital mercantil había existido «en lasmás diversas formas de sociedad, en los más diversos estadios de desarrollode las fuerzas productivas».59 En algunas sociedades, aparte Roma, ciertossegmentos de la estructura social habían llegado a un alto grado de creci-miento, pero lo que les impidió alcanzar el nivel máximo de avance económi-co fue la falta de desarrollo de otros sectores. Marx citaba el ejemplo del Perú,que en ciertos aspectos poseía una economía desarrollada, pero el aislamien-to geográfico de la sociedad, y la falta de un sistema monetario, la mantuvie-ron a un bajo nivel de desarrollo.60

Las opiniones de Marx acerca del surgimiento y la significación del cris-tianismo en la evolución de las sociedades europeas se deben inferir de variasafirmaciones indirectas procedentes de sus críticas a Hegel y los «jóveneshegelianos». Como estudioso atento de Hegel, Marx era obviamente cons-ciente de la extraordinaria importancia que historiadores y filósofos atribuíanal cristianismo en Occidente. Marx no cuestionaba la validez de tal atribu-ción. Lo que él atacaba era el punto de vista idealista desde el cual se analiza-ba la influencia del cristianismo. Así, Marx objetó el tratamiento que dio Stirnoral crecimiento del primer cristianismo porque se llevaba a cabo únicamenteal nivel de las ideas.61 El cristianismo se desarrolló, de acuerdo con Marx,como una religión de vagabundos errantes y desarraigados, y las causas de suexpansión deben ser puestas en relación con la decadencia interna del Impe-rio Romano: «Los mundos helénico y romano perecieron, espiritualmente enel cristianismo y materialmente en la emigración de los pueblos».62 La visiónética del cristianismo constituyó una nueva corriente moral, que contrastabacon la decadencia moral de Roma. El cristianismo substituyó el panteísmoromano por la concepción de un único Dios universal, cuya autoridad se ba-

ba en nociones específicamente cristianas sobre el pecado y la salvación. Enposterior evolución del cristianismo en Europa, la Reforma proporcionó

1 1.1 regeneración moral similar en relación a una sociedad feudal en procesodesintegración interna. «Lutero ... superó el vínculo de la devoción substi-

yi-ndolo por el vínculo de la convicción. Quebrantó la fe en la autoridadrestauró la autoridad de la fe... Liberó al hombre de la religiosidad

terna porque convirtió la religiosidad en lo más interno del hombre.»63

Suponer que Marx no era consciente del carácter «ascético» y «racional»moderno capitalismo europeo significa pasar por alto algunas de las

misas más básicas sobre las que se funda su análisis y crítica de la sociedadrguesa. El carácter «racionalizador» del capitalismo se manifestaba más'Ctamente, para Marx, en el dominio absoluto del dinero en las relaciones

iales humanas y en la búsqueda del dinero como fin en sí mismo. El dine-constituía la expresión misma de la autoalienación humana bajo el capita-

lino, puesto que reducía todas las cualidades humanas a valores cuantitati-• • • de intercambio.64 El capitalismo por tanto tenía un carácter «universaliza-

», que rompía las particularidades de las culturas tradicionales: «el capitaldesarrolla irresistiblemente más allá de las fronteras y de los prejuiciosdónales..., destruye la autosatisfacción confinada dentro de límites estre-,os y basada en un modo de vida y de reproducción tradicional».65 El capita-lino era «ascético» ya que las acciones de los capitalistas se basaban en latorrenuncia y la reinversión continuada de los beneficios. Así quedaba denifiesto, decía Marx, en la teoría de la economía política: «La economía

I ¡tica, la ciencia de la riqueza, es, por tanto, al mismo tiempo, la ciencia derenuncia, de la privación y del ahorro... Su verdadero ideal es el avaro

'tico y usurero y el esclavo ascético pero productivo».66 La búsqueda de la

|pr

59. Grundrisse, pág. 740.60. Marx puntualizó también que, si bien el uso del dinero estaba muy extendido en l.i

antigüedad, únicamente en ciertas naciones comerciales se hizo esencial para la economía; enRoma, el sistema monetario sólo se desarrolló plenamente durante el período de la desintegraciónde la economía. Grundrisse, págs. 23-24. Compárese con el análisis de Roma que hizo Engels ensu «The origin of the family, prívate property and the state», en Selected Works, vol. 2, págs. 270-278 (trad. cast.: Academia de Ciencias de la URSS, El origen de la familia, la propiedad privada y <•/Estado, Madrid, Fundamentos, 1987).

61. Véase el análisis de la obra de Stirner, Der Einzige uní sein Eigentum, en The GermánIdeology, págs. 143 y sigs.

62. Ibíd., pág. 151. Weber, por otra parte, subrayó que el cristianismo había sido siempreprincipalmente una religión del artesanado urbano. Víase I.Viiiinmy muí Siinrfy, vol. 2, págs. 481 ysigs.

63. «Contribution to the critique of Hegel's Philosophy of Right», en On Religión, pág. 50.•rx sólo aludió brevemente a la significación del contenido ideológico del calvinismo. (Véase,r ejemplo, Capital, vol. 1, pág. 79.) Engels analizó con más detalle el calvinismo en varias ocasiones.

64. «Economic and Philosophical Manuscripts», en Bottomore, Karl Marx, págs. 168 y sigs.'«d. cast.: Francisco Rubio Llórente, Manuscritos: economía y filosofía, Madrid, Alianza, 1981);

Nie también Lówith, «Max Weber und Karl Marx», págs. 77 y sigs.65. Grundrisse, pág. 313. En relación al carácter «universalizador» del dinero, véase Georg

nmel, Philosophie des Geldes, Leipzig, 1900 (trad. cast.: Ramón García Cotarelo,Fi7oso/M del dinero,Udrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1976). Weber dijo que en el libro de Simmel «se

ntifica demasiado el capitalismo con la economía monetaria en detrimento de su análisis concreto»(l'n 'Irsluiit Ethic, pág. 185). Marx también notó la importancia de un fenómeno que Weber analizaría11.-u I I . idamente después, el rol que jugó el derecho romano en la formación de la sociedad burguesa.

si'íindK/n'.'isc, p.íg. 30; y pág. 916.66. «líi-onomie.iml l'liilosophii-.il Mnnuscripts», pág. 171; véase Avineri, págs. 110-111.

Page 13: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

86 Política, sociología y teoría social

riqueza por sí misma era un fenómeno que sólo se daba, en tanto que sistemade valores general, en el capitalismo moderno. Marx fue tan específico enesta cuestión como Weber: «La pasión por la riqueza por sí misma constituyeun desarrollo particular; es decir, no hay que confundirla con el ansia instin-tiva por la adquisición de ciertos bienes, como vestidos, armas, joyas, muje-res, vino... El gusto por las posesiones puede existir sin dinero. El ansia por elautoenriquecimiento es el producto de un desarrollo social muy concreto; noes natural, sino histórica».67

Hay que subrayar, en cualquier caso, que, en términos generales, la con-cepción de Marx del papel de la ideología en la sociedad, y su análisis empí-rico, resulta bastante compatible con los estudios más detallados de sociolo-gía de la religión que realizó Weber. Marx no estudió detalladamente la reli-gión porque, al romper con los «jóvenes hegelianos» y con Feuerbach, y alpercibir la necesidad de empezar a analizar sociológicamente las relacionesentre economía, política e ideología, Marx superó con creces —en términosde sus propios objetivos— la necesidad de someter la religión a un análisispormenorizado. Los «jóvenes hegelianos», dijo Marx en La sagrada familia,continuaban dedicando la mayor parte de sus energías a la crítica de la reli-gión, y de este modo se quedaban aprisionados en una concepción del mun-do religiosa, aunque lo fuera sólo negativamente.68

Enfatizar la congruencia teórica general de buena parte de lo que Marx yWeber escribieron sobre la historia y los orígenes del capitalismo no significaobviamente plantear que sus concepciones eran completamente idénticas, yasea en relación a problemas particulares o por lo que respecta a cuestionesmás generales de teoría social y política. Es evidente que Marx, aunque re-chazaba el «passe-partout de una teoría histórico-filosófica general cuyo prin-cipal atributo fuera la de ser suprahistórica»,69 propugnaba la imposición deuna pauta sobre el desarrollo histórico que Weber consideró inaceptable. Elconcepto de carisma, y el papel básico que juega en la sociología de Weber,expresa su convicción de que la historia humana no era (como creía Marx)racional. La atribución de una racionalidad descubrible a la historia consti-tuía un elemento esencial del pensamiento de Marx, y representaba el princi-pal vínculo por el que siempre se mantuvo unido a Hegel. Pero el carisma era

67. Crundrisse,págs. 133-134.68. Marx y Engels, The Holy Family, Moscú, 1956 (trad. cast.: Carlos I Jacho, \.n sagrada familia

o crítica de la crítica crítica cernirá Bruno Baucr y coHsorfcs,'Ibrrt'jón de Anlu/ . , Akal , 1481).69 . Carta al editor de Ofy«rsf7><'/ imi/i ' / i i />;Nfry, 1877, S i ' / i v /n /c 'onrs/m/ii/rmr, Londres, 1934,

pág. 355. (1 le mod i f i r . u lo l.i I r . u l i i e e i o n . )

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 87

eNpecíficamente irracional; de modo que la dinámica revolucionaria en lahistoria, que para Weber procedía del surgimiento periódico de movimientoscnrismáticos, no se podía conectar con ninguna pauta global racional en eldesarrollo histórico de la humanidad. Además, al acentuar la importancia deIn clase, y por tanto de los intereses económicos, en el desarrollo social, MarxIr MÍ lía a asimilar el poder económico al poder político mucho más que Weber.70

I - . lo constituye sin duda una diferencia muy significativa entre los dos auto-18. Sin embargo, no debemos exagerar la divergencia.71 Marx se anticipó a

Weber, por ejemplo, en el reconocimiento de un paralelismo entre la organi-,'ión de los ejércitos profesionales y la separación de los trabajadores de su

producto bajo el capitalismo moderno. Así, Marx hizo notar que: «En Romah. ih ín en el ejército una masa que resultaba ya bastante distinta del resto deIn población, disciplinada en el trabajo..., vendió al Estado todo su tiempo de

b.ijo a cambio de salarios ... lo mismo que el trabajador hace con el capita-l lNt i l» . 7 2

1 i 'OCLUSIÓN

Mi objetivo en este capítulo ha sido separar los diversos componentes del. i relación entre los escritos de Marx y de Weber. He intentado mostrar que laIrmlencia a considerar que tales escritos forman en conjunto una comprensi-Vtf «crítica a Marx» ha llevado a muchos autores a simplificar excesivamenterl juicio de Weber sobre el «materialismo histórico». Se ha convertido en unai".| uvie de tópico decir que los «fundadores» de la sociología moderna —We-l n ' i , l'areto y Mosca en particular— desarrollaron sus teorías, por lo menos enp.irk-, como «refutaciones» de Marx. Cada uno de estos autores ha sido llama-do en algún momento «el Marx burgués». Esta etiqueta, sin embargo, es in-•dccuada en la medida en que implica que su obra representa poco más que

70. Marx era consciente, por supuesto, de que las estructuras políticas podían variar111 .ulcerablemente al margen de los intereses de clase. (Véase, por ejemplo, su carta en Letters to

iiniii, Londres, s.f., pág. 23. [trad. cast.: «Cartas a Kugelman», en C. Marx-F. Engels, Obrasllan en tres tomos, Moscú, Progreso, 1979, tomo II.) Marx observó que la sociedad más desarrollada

ni ln minos económicos, Inglaterra, tenía un Estado menos complejo que Alemania o Francia. ElI , i . u l i i inglés, escribió Marx en 1885, no era más que «un compromiso arcaico, vetusto y anticuadoi ' i i h r l , i I nirguesía, que en realidad gobierna sobre todas las esferas de la sociedad civil, pero noii /n miníenle, y la aristocracia terrateniente, que gobierna oficialmente». «Die britische Konstitution»,W.'ilr, I l,p,¡g.95.

71. Cerlh y Mil ls , l'rom Max Weber, pág. 47.

'/.',. ( , i itinli ; '•;.•:(•, pág. 428. Marx, sin embargo, hi/,o notar que el caso del ejército y el de lai t i ) ' , . i i i i / , u ion i . i p i l . i l i s l . i i l i l r n . i i i en q t i r el sold.ido profesional no había sido contratado paraI ' i , , , l i u i t | > l i i . \ , I ! M

Page 14: Politica Sociologia y Teoria Social - Anthony Giddens Cap. 2

88 Política, sociología y teoría social

una respuesta burguesa al marxismo. Fue esto, pero también fue mucho más.Así, la relación de Weber con Marx y con el pensamiento marxista no se pue-de juzgar bajo una única dimensión de «confirmación» o «refutación»; losestudios históricos de Weber desautorizan sin duda las interpretaciones mar-xistas más crudas del desarrollo histórico, pero, al mismo tiempo, y así lo hetratado de demostrar anteriormente, reivindican parcialmente la figura de Marxen contra de sus presuntos discípulos.

Weber escribió en un período en el que carácter de los principales paísesde Europa occidental en general, y especialmente el de Alemania, había cam-biado considerablemente desde el tiempo en que Marx había formado susconcepciones básicas. A principios de siglo, todas las sociedades económica-mente avanzadas de Occidente habían alcanzado un alto grado de madurezeconómica sin haber experimentado la reorganización revolucionaria queMarx esperaba. En la época de Weber, era el Partido Socialdemócrata el quesostenía el pensamiento de Marx. A los ojos de Weber y de otros críticos libe-rales del marxismo, así como también de los mismos marxistas, el «materia-lismo histórico» terminó siendo identificado con la exposición de Engels en elAnti-Dühring y, más tarde, en La dialéctica de la naturaleza.73 Aunque algunosautores habían exagerado la diferencia entre el pensamiento de Marx y el deEngels, las implicaciones de la postura que Engels tomó en esas obras difierensubstancialmente de la concepción central de la mayoría de los escritos deMarx. Al transferir la dialéctica a la naturaleza, Engels oscureció el elementomás esencial de la obra de Marx: «la relación dialéctica del sujeto y el objetoen el proceso histórico».74 De este modo, Engels contribuyó a desarrollar lanoción de que las ideas simplemente «reflejan» la realidad material.75 Elquietismo político del Partido Socialdemócrata —que Weber percibió acerta-damente tras su fraseología revolucionaria— resultaba de la adopción gene-

73. Anti-Dühring, Moscú, 1962 (trad. casi: José Verdes Montenegro,Anh'-D¿i/irin£, Madrid,Ayuso, 1978); Dialectics ofNature, Moscú, 1954 (trad. cast.: Mazia Floreal, Dialéctica de la naturaleza,

Torrejón de Ardoz, Akal, 1978).74. La frase es de Lukács, Ceschichte, pág. 20.75. Engels, de hecho, no reconoció los escritos de algunos de sus discípulos intelectuales

que en realidad no hacían más que deducir las implicaciones lógicas de los temas principales delAnti-Dühring. Su intento de eludir el impasse teórico al que le habían llevado sus opiniones quede)reflejado en la siguiente matización: «De acuerdo con la concepción materialista de la historia, elelemento determinante en la historia es en última istancia la producción y reproducción en 1,1vida real. Ni Marx ni yo hemos dicho nunca nada más que esto». Engels a Bloch, 21 de septiembrede 1890, en Selected Correspondence, pág. 475 [trad. cast.: «Engels a José Bloch, 21 de septiembre de1890», en C. Marx-F. Engels, Obras escogidas mires fomos, Mosa'i, l'rogre 'so, 1979, lomo I I I |. Anteriormente,Marx ya se hnbí.i v i s to ohlig.idn .1 rumcnl .u min ie .míenle « p i e el - l u í e l , i i i i . t i ' x i s l i l » .

Marx, Weber y el desarrollo del capitalismo 89

ral de ese punto de vista, que posibilitaba la preservación de una posturarevolucionaria en un contexto que difería substancialmente del modelo dedesarrollo anticipado por Marx. De alguna forma, por tanto, la rueda habíadado una vuelta completa. A riesgo de simplificar excesivamente una cues-tión realmente complicada, se podría decir que la crítica de Weber al marxis-mo, por lo que respecta al rol de las ideas en la historia, de hecho estuvo muycerca de reafirmar, en muchos aspectos, ciertos elementos de la concepciónmarxiana original.

Irónicamente, todo ello estaba estrechamente vinculado con el rechazode ciertos aspectos del análisis de Marx del capitalismo contemporáneo y consus esperanzas de un forma futura de sociedad radicalmente nueva. Marx,que escribió una generación antes que Weber, creía que el capitalismo podíaser trascendido, y sería trascendido, por una forma nueva de sociedad. Weber

I escribió con la perspectiva de haber presenciado la formación del capitalismoindustrial en Alemania en circunstancias bastante distintas de las de GranBretaña o Francia. La apreciación de este hecho permitió a Weber, al tiempoque utilizaba ampliamente a Marx, separarse de la camisa de fuerza que losseguidores de Marx en el Partido Socialdemócrata trataban de imponer a lahistoria en nombre del materialismo histórico.

Se podría sostener, sin embargo, que en su análisis de la tendencia inmi-nente de desarrollo del capitalismo, Weber también cayó víctima de una es-

becie de determinismo materialista de su propia cosecha. Weber percibía unaIrracionalidad fundamental en el capitalismo: la racionalidad «formal» de lalun-ocracia, que hacía posible la realización técnica de tareas administrativas

[de gran escala, era «substancialmente» irracional en la medida en que contra-i l i r i a algunos de los valores más característicos de la civilización occidental.IVro Weber no vaticinó ninguna salida para esta irracionalidad: el futuroi i n i i amenté parecía presagiar una creciente sumisión de la autonomía e indi-vidualidad humanas a una burocratización de la vida moderna en constantet'xpansión.