poemas solitarios

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Segundo libro de poesía recopilatoria de Ricardo Güiraldes, recoge poesía denominada 'rural', escrita en la primera mitad de la década de los 20 del siglo XX. La temática es más filosófica que la del resto de su obra poética y acaricia estilos literarios más modernistas que en su libro 'Poemas místicos'.

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POEMAS SOLITARIOS

Ricardo Güiraldes

Page 6: Poemas solitarios

Poemas solitarios.

De esta digitalización: Diseño de portada: Froy-Balam.

Imagen de portada: Froy-Balam. Hambre de alambre. 2015.

Digitalizado en Estridentópolis.

¿Cómo citar este documento? GÜIRALDES, Ricardo. Poemas solitarios. [en línea] Estridentópolis, AL FIN LIEBRE EDICIONES

DIGITALES. 2016. 23 pp. [ref. –aquí se pone la fecha de consulta: día del mes de año-]. Disponible en Web: <http://alfinliebre.blogspot.mx/>

AL FIN LIEBRE EDICIONES DIGITALES 2 0 1 6

Page 7: Poemas solitarios

ÍNDICE

POEMAS SOLITARIOS ....................................................................................... 9

01. [HE PUESTO MIS LABIOS EN LOS DE LA VIDA] .......................................... 11

02. [TRISTEZA SERENA, SERENA] .................................................................... 13

03. [LA VELA, ESCUÁLIDO MONJE BLANCO, SURTE LA LLAMA] ..................... 14

04. [LOS ROSTROS SON INEXPRESIVOS] ......................................................... 15

05. [LA SOLEDAD ABSOLUTA] ......................................................................... 16

06. [TODO SE HA AGRANDADO EN LA SOLEDAD] .......................................... 17

07. [EL DÍA INICIA, EN SU EXPLOSIÓN DE LUZ NUCLEADA POR EL SOL] ......... 18

08. [EL HOMBRE ME HA DADO SU MANO, LA MUJER SU BOCA Y SU SEXO] . 19

09. [TENGO MIEDO DE MIRAR MI DOLOR]..................................................... 20

10. [ME HE ACOSTUMBRADO A ESTAR SOLO] ............................................... 21

11. [SOLO, PARA SOPORTAR EL PESO DE MIS PALABRAS] ............................. 22

12. [EN ESTE MOMENTO, EN QUE SUFRO] ..................................................... 23

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POEMAS SOLITARIOS

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[HE PUESTO MIS LABIOS EN LOS DE LA VIDA

He puesto mis labios en los de la vida: Náusea. He visto la suerte golpear en torno suyo con manoplas de idiota. I el hombre es un espectáculo tan pequeñamente sórdido, que busco en mí

la soledad. RECUERDOS: ¡Qué blancos eran los muros de las casas, qué heroicos los hombres! El campo entraba hasta los aposentos y algo grande se acostaba en todas las

sombras. Cualquier brisa tenía leguas de pampa y los sonidos llegaban sin rotura del llano, puro como un cielo.

La tarde agrandaba los troncos del monte y el medio día nos volvía centro de nuestra sombra, caída como un sudor.

Los árboles estaban más solos ante el firmamento. I el sol estaba más presente en nuestras carnes y nuestros sudores. El toro, con sus guampas, rompía viento como los mástiles. I todo era más abierto: El pampero silbaba millones de silbidos tajeándose en los pajonales, que se

clareaban a listones como si la tierra acosada de felino enojo alisara el pelo del lomo.

I los ñanduces no hallaban límite a su andar medidor de desiertos. La madrugada asistía a todos los despertares en los cuartos y la tarde a todos

los retiros en la defensa del rezo. Concluida la jornada, la silla del patrón, manchada en la sombra de los

paraísos, tenía brazos de trono. Mientras el relato del capataz, resumía los trabajos del día.

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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I ya cuando el hombre callaba ante la noche, la luna se perdía en las huellas que dudan.

«La Porteña»

Febrero de 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[TRISTEZA SERENA, SERENA]

Tristeza serena, serena sin protestas, sin vanos gestos tristeza serena, tristeza conformidad. Estar siempre equiparado al cielo inmutable, a la nube que vuelve, a la

pampa que viste cuatro estaciones: de flor, de semilla, de sequía, de bruma.

Tristeza sin testigos ante el árbol que va a la muerte sin haber contado los años que vivió periódicamente.

Tristeza de los años que son ya un descenso. No querer más ni menos de lo que se tiene y saber que el corazón se está

comiendo a sí mismo en el andar. Inutilidad del grito, de la expresión y del ademán. El rostro que se apergamina en lisas arrugas de impasibilidad. Tristeza de hombre vacío, dirán los -13- que mucho han llorado ante el

consuelo o la compasión. Tristeza viril dirán los que se han dominado. Tristeza de pampa, decimos nosotros en la costumbre de ver morir al

hombre, a la bestia y al árbol ante el horizonte.

«La Porteña» Febrero 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[LA VELA, ESCUÁLIDO MONJE BLANCO, SURTE LA LLAMA]

La vela, escuálido monje blanco, surte la llama. La llama apunta al cenit en inquieta elevación: alma que ora, prendida a un

cuerpo. La luz mantiene mis ojos ligados a la vida y la vida es mi pensar, que en la

soledad mueve cosas pesadas con sus hombros fuertes. El reloj ha dicho las diez y todo en torno es sueño que respira en la brisa y el

cantar de los grillos. El campo se ha arropado en las húmedas sábanas de una bruma extática. Y

una gran fiebre hace divagar las luciérnagas. Soledad. Un ruido de la noche hace su remanso de miedo en mi ignorancia. Nadie ha

oído sino yo. El día, áureo de sol y fuerte de olores a viento libre, ha cansado los cuerpos

humanos que yacen lavados por el descanso. En el espacio de leguas, leguas y leguas, tal vez ninguna otra alma humana

tenga encendida su vela. Soledad. Yo quiero ese inmenso espacio de silencio que me agranda haciéndome

pensar la noche.

«La Porteña» 1921

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[LOS ROSTROS SON INEXPRESIVOS]

Los rostros son inexpresivos. La risa, el llanto, son de hombre a hombre no de hombre a desierto. ¡I cuántas horas ante la tierra desnuda! ¿Con quién reír? ¿A quién llorar? El silencio de los labios es tan habitual, que la palabra descansadora no los

ha ablandado. Solo ante sí mismo el hombre piensa y sus facciones expresan atención

interior. Arrugas no vendrán sino como tarjas del tiempo. I edades no hay más que tres: La edad en que se dice: todavía no puedo. La edad en que se puede sin decir.

La edad en que se dice: ya no puedo. Pero en la edad de los hechos se une el goce de haber llegado a la tristeza de

sentir el descenso. No protestamos porque para nosotros todo es aceptación.

«La Porteña» Febrero 1921

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[LA SOLEDAD ABSOLUTA]

La soledad absoluta. I mi alma que bracea en derredor como un molino, sin encontrar más que

viento en sus brazos abiertos. El hombre que responde con suficiencia irónica a mi grito y a mi alegría. I a veces la duda de que todo lo que agito en mi cabeza cargada de

inquietudes no es sino locura. I mi sentimiento de soledad manía de persecución.

«La Porteña»

Enero 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[TODO SE HA AGRANDADO EN LA SOLEDAD]

Todo se ha agrandado en la soledad. El crespúsculo hermana al mundo con los astros. El cielo se ha dormido. I un hombre que canta, desliza su alma por la falda de las montañas hacia la

quietud inamovible. Pequeña antena de carne alucinada de imposible, espero en la tensión de

todos mis anhelos, que algo grande como un Dios me eleve a la armonía universal.

«Puerto Pollensa» Septiembre 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[EL DÍA INICIA, EN SU EXPLOSIÓN DE LUZ NUCLEADA POR EL SOL]

El día inicia, en su explosión de luz nucleada por el sol, el eterno período de claridad que se salva de dos noches.

Soy centro de una tromba vital en elevación. I abro las manos para que en ellas pase, vibre, resbale, todo lo que no puede

ser finito.

«La Porteña» 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[EL HOMBRE ME HA DADO SU MANO, LA MUJER SU BOCA Y SU SEXO]

El hombre me ha dado la mano; la mujer su boca y su sexo. Aún no sabemos cambiar almas. Siento que los contactos son sólo recuerdos caídos de mi cuerpo. I mi alma indecisa pugna por desprenderse del horizonte de mi carne para

iniciar su mañana.

París Abril 9 de 1922

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[TENGO MIEDO DE MIRAR MI DOLOR]

Tengo miedo de mirar mi dolor, no vaya a ser que me quede demasiado grande.

Prefiero calzar mi deber como una valentía de espuelas e hincando mi pereza, que quisiera morir cobardemente, andar con frente firme ante la pampa yerma del dolor de los otros.

Sólo así quiero merecer.

«La Porteña» Septiembre 1924

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[ME HE ACOSTUMBRADO A ESTAR SOLO]

Me he acostumbrado a estar solo, como el ombú se ha acostumbrado a la pampa.

Mi alma es una esfera mirando su centro que es vigor. Para caminar por la vida, sé sostenerme sobre las piernas de mi voluntad y

mi coraje. La noción de mi propia existencia me impide caer. La vida es una obligación que mantener. Ignoro la cobardía cuando me he dicho: «DEBO».

«La Porteña» Septiembre 1924

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[SOLO, PARA SOPORTAR EL PESO DE MIS PALABRAS]

Solo, para soportar el peso de mis palabras: Las que no se dicen y coagulan un trozo de alma. Convertido en mi propio presidio, tiendo ante mí el callejón pampeano de

mis anhelos, para caminar inconsolablemente, lastimando mis dolores.

No quiero guías que confundan mi rumbo. No quiero amigos sobre quienes pesar egoístamente. Sé, que solo las llegadas, que son cansancio, pueden fructificar en partidas,

que son victoria. Ceder y poseer están dormidos en lo más solitario de mi intimidad. Sé, que únicamente, cuando el silencio ha cerrado todas las puertas que la

inquietud le inflige como espuelas, puedo encontrar; en mi alma, la acequia cantora de mi fuerza.

Buenos Aires

Agosto de 1924

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Poemas solitarios Ricardo Güiraldes

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[EN ESTE MOMENTO, EN QUE SUFRO]

En este momento, en que sufro, mi coraje debe comprender. Nada es que mi cuerpo se bambolee en la pesada prisión de su dolor. Tal vez, por ahí, un hombre harto, de amor o de belleza, ha dejado que su

alma caiga de rodillas ante la vida, porque al fin ha comprendido.

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Esta obra se terminó de digitalizar el 13 de febrero de 2016 bajo la supervisión, formación y cuidado editorial de AL FIN LIEBRE EDICIONES DIGITALES.

«Por una libre redistribución de textos». Estridentópolis.

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