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Unidad 1. Filosofía Antigua (I): Platón Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo) 6 4. Los sofistas y Sócrates Con Sócrates y los sofistas se produce un giro antropológico en la filosofía griega, pues abandonan la investigación sobre la Phýsis o naturaleza, propia de los presocráticos, y se centran en la reflexión sobre el ser humano (la moral, la política, las leyes, etc.). Esta transformación es propia de los cambios históricos producidos en la época clásica, donde la pólis pasa a ser el centro de la reflexión filosófica. Los sofistas eran un grupo heterogéneo de pensadores, casi todos ellos extranjeros (metekoi) en Atenas, donde desenvuelven su actividad docente remunerada. Enseñaban retórica y erística, es decir, el arte de la oratoria y del manejo adecuado del lenguaje, de modo que sus discípulos pudiesen convencer a los interlocutores y vencer en las discusiones, asunto especialmente importante en la Atenas democrática, donde el mejor político y ciudadano era el que dominaba la palabra en el ágora o plaza pública y convencía a los demás. Eran relativistas, pues no estaban interesados en la verdad, sino en persuadir a los demás de la opinión del más fuerte o de la más conveniente. Protágoras de Abdera (s. V a.C.) expresó ese relativismo: “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, de las que no son, en tanto que no son”, es decir, toda verdad es siempre relativa a una persona o sociedad. Así, respecto a la posibilidad de conocer la verdad eran escépticos. Gorgias (s.IV a. C.) lo expresa así: “Nada es. Y si fuese, no se podría conocer. Y si se pudiese conocer, no se podría comunicar”.Así, no es posible discernir con certeza entre lo verdadero y lo falso, la única postura racional que cabe en el conocimiento es la duda. Pero es en el ámbito de la política donde los sofistas realizaron su mayor contribución. Opusieron la phýsis al nómos en el orden social y político, es decir, consideraron que las leyes políticas no son naturales, y denunciaron que bajo esa presunta naturalidad de la leyes se mantenía el status quo o la ventaja de los grupos sociales privilegiados frente al resto. Las leyes y las ideas pueden cambiar. Consecuentes con estas premisas, algunos sofistas cuestionaron la institución de la esclavitud, y defendieron la igualdad ante la ley (isonomía). Platón va a reaccionar críticamente frente a los sofistas, negando el relativismo. Sócrates (470-399 a.C.), no dejó nada escrito, lo cual no fue impedimento para que se convirtiera en una de las figuras centrales de la filosofía griega. Como los sofistas, se ocupó de las cosas humanas, de la pólis, de las virtudes en su reflexión filosófica. Sócrates estaba convencido de que cualquiera persona, bien orientada, podía llegar a conocer la verdad. Pero, paradójicamente, él hacía alarde de su ignorancia (“Sólo sé que no sé nada”), pues sólo aprende quien reconoce que ignora y desea saber. Para llegar a la verdad, Sócrates procedía con un método heurístico: i) Se parte de un tema o pregunta general como ¿qué es la justicia?, por ejemplo; ii) Ironía: Sócrates realiza una batería de preguntas al interlocutor hasta conseguir que se contradiga, se mofa de sus respuestas hasta que el interlocutor reconoce su ignorancia; iii) Maiéutica: Sócrates ayuda a dar a luz las ideas que tenemos dentro a través de un método inductivo, es

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Page 1: Platón  IV

Unidad 1. Filosofía Antigua (I): Platón

Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo)

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4. Los sofistas y Sócrates Con Sócrates y los sofistas se produce un giro antropológico en la filosofía griega, pues abandonan la investigación sobre la Phýsis o naturaleza, propia de los presocráticos, y se centran en la reflexión sobre el ser humano (la moral, la política, las leyes, etc.). Esta transformación es propia de los cambios históricos producidos en la época clásica, donde la pólis pasa a ser el centro de la reflexión filosófica. Los sofistas eran un grupo heterogéneo de pensadores, casi todos ellos extranjeros (metekoi) en Atenas, donde desenvuelven su actividad docente remunerada. Enseñaban retórica y erística, es decir, el arte de la oratoria y del manejo adecuado del lenguaje, de modo que sus discípulos pudiesen convencer a los interlocutores y vencer en las discusiones, asunto especialmente importante en la Atenas democrática, donde el mejor político y ciudadano era el que dominaba la palabra en el ágora o plaza pública y convencía a los demás. Eran relativistas, pues no estaban interesados en la verdad, sino en persuadir a los demás de la opinión del más fuerte o de la más conveniente. Protágoras de Abdera (s. V a.C.) expresó ese relativismo: “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, de las que no son, en tanto que no son”, es decir, toda verdad es siempre relativa a una persona o sociedad. Así, respecto a la posibilidad de conocer la verdad eran escépticos. Gorgias (s.IV a. C.) lo expresa así: “Nada es. Y si fuese, no se podría conocer. Y si se pudiese conocer, no se podría comunicar”.Así, no es posible discernir con certeza entre lo verdadero y lo falso, la única postura racional que cabe en el conocimiento es la duda. Pero es en el ámbito de la política donde los sofistas realizaron su mayor contribución. Opusieron la phýsis al nómos en el orden social y político, es decir, consideraron que las leyes políticas no son naturales, y denunciaron que bajo esa presunta naturalidad de la leyes se mantenía el status quo o la ventaja de los grupos sociales privilegiados frente al resto. Las leyes y las ideas pueden cambiar. Consecuentes con estas premisas, algunos sofistas cuestionaron la institución de la esclavitud, y defendieron la igualdad ante la ley (isonomía).

Platón va a reaccionar críticamente frente a los sofistas, negando el relativismo. Sócrates (470-399 a.C.), no dejó nada escrito, lo cual no fue impedimento para que se convirtiera en una de las figuras centrales de la filosofía griega. Como los sofistas, se ocupó de las cosas humanas, de la pólis, de las virtudes en su reflexión filosófica.

Sócrates estaba convencido de que cualquiera persona, bien orientada, podía llegar a conocer la verdad. Pero, paradójicamente, él hacía alarde de su ignorancia (“Sólo sé que no sé nada”), pues sólo aprende quien reconoce que ignora y desea saber. Para llegar a la verdad, Sócrates procedía con un método heurístico: i) Se parte de un tema o pregunta general como ¿qué es la justicia?, por ejemplo; ii) Ironía: Sócrates realiza una batería de preguntas al interlocutor hasta conseguir que se contradiga, se mofa de sus respuestas hasta que el interlocutor reconoce su ignorancia; iii) Maiéutica: Sócrates ayuda a dar a luz las ideas que tenemos dentro a través de un método inductivo, es

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decir, partiendo de los casos particulares hasta que nos lleve a una definición general. A través de la definición se revela la esencia de las cosas y la verdad.

En el ámbito ético defendió un intelectualismo moral al señalar que “si conozco el bien, obro bien”, es decir, si alguien actúa mal es por ignorancia o desconocimiento de la virtud.

Sócrates deja una marcada impronta en el pensamiento de su discípulo Platón. A él lo hace protagonista de gran parte de sus diálogos, donde procede a través del método heurístico, y coincide en que es posible el conocimiento y llegar a la verdad, y en que hay que buscar la esencia de las cosas (que Platón sitúa en las Ideas, y no en las definiciones).