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DIEGO GJ

FUNDAMENTACION Y ENSEANZA DE LA BIOTICA

L BUHO

EDrroniAL

Prl 1.

ISBN Volumen: 958-9482-19-8 ISBN Coleccin: 958-9482-16-3 la. edicin: 1998 2a. edicin: 2000 Autor: DIEGO GRACIA Editor: EDITORIAL EL BUHO LTDA. Calle 54A N 14-13 Of. 101 Tels.: 2551521 - 2491083 e-mail:[email protected] Bogot, D. C. Diseo de cartula: Andrs Marquinez Casas Todos los derechos reservados conforme lo establece la Ley. Diagramacin e impresin: EDITORIAL CDICE LTDA. Cra. 15 N 53-86 Int. 1 Tels.: 2494992 - 2177010 e-mail:[email protected] Bogot, D. C. - Colombia

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CONTENIDOPg.Prlogo 1. PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA BIOTICA Introduccin I. Razones histricas del nacimiento de la biotica 1. Las revoluciones biolgica y ecolgica 2. La revolucin mdico-sanitaria II. Caractersticas bsicas de la biotica III. Problemas de fundamentacin de la biotica IV Cuestiones de procedimiento Los comits de tica. !j .* VI. Bibliografa 7 11 11 12 12 13 18 20 27 29 29 29 32 34 36 37 45 49 51 51 51 59 64

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EL QU Y EL PORQU DE LA BIOTICA Introduccin I. Biotica: hechos y valores II. Valores y deberes prima facie III. La tradicin antigua: deberes negativos y positivos IV La tradicin moderna: deberes perfectos e imperfectos. . . . V El punto de inflexin: la obra de Kant VI. Hacia una nueva definicin de los deberes perfectos Conclusin LA BIOTICA EN EL CENTRO DEL DEBATE RACIONAL, PLURAL Y CRTICO Introduccin I. La biotica, debate racional II. La biotica, debate plural III. La biotica, debate crtico

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TICA Y GESTIN DEL CUERPO Introduccin I. La lgica del valor. II. Los modos de gestin de los valores CUESTIN DE PRINCIPIOS Introduccin I. Son los cuatro principios de la biotica prima facie del mismo nivel? .II. Son principios absolutos o relativos? III. Los principios son teleolgicos o deontolgicos? Balance provisional CMO FUNDAMENTAR LOS JUICIOS MORALES Introduccin I. La fundamentacin objetivista de la tica II. La fundamentacin subjetivista de la tica III. La fundamentacin intersubjetiva de la tica Conclusin LA VERDAD MORAL EN UNA SOCIEDAD PLURALISTA Introduccin I. El problema epistemolgico: la crisis de la razn II. El problema poltico: la legitimacin de la democracia III. El problema moral: las propuestas de la democracia participativa y deliberativa Conclusin EL JURAMENTO DE HIPCRATES EN EL DESARROLLO DE LA MEDICINA Introduccin I. La profesin, actividad sagrada II. El juramento hipocrtico, paradigma de la excelencia profesional III. Profesin y excelencia: en busca del mdico perfecto MARAN Y LA TICA MDICA Introduccin I. El buen mdico, o la bondad tcnica de la medicina II. El mdico bueno, o la bondad moral de la medicina

79 79 80 85 89 89 91 100 109 113 115 115 116 117 118 121 123 123 124 127 130 132 133 133 133 136 140 147 147 148 150 155

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10. TICA DE LA CALIDAD DE VIDA

11. LA ENSEANZA DE LA TICA MDICA I. Ensear y aprender. II. Conocimientos, habilidades, actitudes III. El desarrollo de las actitudes IV Vocacin y tica V La formacin tica pregraduada: tica bsica, tica clnica, tica profesional VI. La formacin tica posgraduada 1. La formacin tica del mdico especialista 2. La formacin especializada en tica mdica 3. El doctorado en tica mdica VIL La formacin continuada Conclusin 12. HACIA UN ENFOQUE SOCRTICO DE LA ENSEANZA DE LA BIOTICA Introduccin

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PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA BIOTICAINTRODUCCIN El trmino biotica es un neologismo introducido en el idioma ingls por Poner el ao 1970. A partir de entonces ha gozado de general aceptacin. Sil xito ha sido proporcional a su propia indefinicin. De hecho, cada uno lo ha interpretado a su modo y manera, de acuerdo con su profesin o ideologa. Los mdicos vieron en l el nuevo rostro de la clsica tica mdica o deontologa profesional. Los bilogos y eclogos, por su parte, consideraron que obedeca a la nueva toma de conciencia de las sociedades avanzadas por el futuro de la vida, ante las continuas agresiones al medio ambiente. Gran parte de la ambigedad del trmino biotica se debe a la propia de las palabras que la componen. El trmino vida es tan amplio, que puede ser interpretado de modos muy distintos, tanto deontolgicos (santidad de vida) como teleolgicos (calidad de vida). De ah que de la biotica se hayan dado tambin estas distintas versiones. Las ticas de raz teolgica, judas, cristianas y musulmanas, creyeron ver en la nueva palabra la expresin de su criterio de santidad de vida. Y las ticas seculares, sobre todo las utilitaristas, la hicieron sinnima de calidad de vida. Hay una ltima fuente de ambigedad, ya que la propia estructura de la palabra no permite saber si se concede prioridad a la biologa sobre la tica o a la tica sobre la biologa. En este segundo caso la biotica debera entenderse como tica de la biologa, en tanto que en el primero vendra a significar biologa de la tica. Lo primero es una eticizacin de la biologa, en tanto que lo segundo es una biologizacin de la tica. Esto ltimo es tanto ms probable, cuanto que se trata de una disciplina salida de las manos de bilogos y mdicos, no de filsofos, y dada a luz en el momento de mayor auge del movimiento sociobiolgico, una de cuyas tesis bsicas es la determinacin 11

gentica de las conductas altruistas y ticas. As se explica que al trmino biotica se haya opuesto, cada vez con mayor insistencia, el alternativo de tica biomdica, donde queda bien claro el valor sustantivo del trmino tica, y el carcter meramente adjetivo que se conceden a la biologa y a la medicina. A pesar de todo esto, o quiz por ello, la biotica ha ido adquiriendo a lo largo de estos veinte aos un importante cuerpo doctrinal, que hace de ella una de las ramas ms desarrolladas de la tica. En lo que sigue intentaremos exponer ese cuerpo de modo a la vez sinptico y completo. En primer lugar analizaremos las razones histricas que explican tanto su nacimiento como su espectacular desarrollo. En segundo, sus caractersticas bsicas. En tercer lugar, los problemas de biotica sustantiva, es decir, las cuestiones de fundamentacin. En cuarto, las de tica procedimental. Y por fin estudiaremos el papel de los comits de tica. Dado que esta exposicin no pretende agotar los problemas ni las soluciones, en la bibliografa final se darn las citas que permitan ampliar y completar el panorama ofrecido.

I.

RAZONES HISTRICAS DEL NACIMIENTO DE LA BIOTICA

Hay cuando menos dos tipos de razones que explican el nacimiento y desarrollo de la biotica en el curso de las dos ltimas dcadas. Uno primero lo constituyen los avances acaecidos en el campo de la biologa molecular y de la ecologa humana, y la creciente preocupacin por el futuro de la vida sobre nuestro planeta. Otro, la profunda transformacin operada en el mbito de la medicina en los ltimos cinco lustros. Los analizaremos sucesivamente.

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Las revoluciones biolgica y ecolgica

La biologa y la ecologa han conseguido en las ltimas dcadas tal desarrollo, que para muchos la segunda mitad del siglo XX est siendo la gran era de estas ciencias, del mismo modo que la primera lo fue de la Fsica. El descubrimiento en los aos 60 del cdigo gentico ha permitido explicar el funcionamiento de lo infinitamente pequeo en el orden de la vida, del mismo modo que las frmulas de la mecnica cuntica que los fsicos pusieron a punto en los aos 20 hicieron posible la comprensin de lo infinitamente pequeo en el orden de la materia inerte. Pero no acaban aqu las semejanzas. Esas dos series de portentosos descubrimientos han ido acompaadas de sendos terribles peligros, capaces de acabar con la vida sobre el planeta. Uno, el peligro nuclear, nos es bien conocido tras todo lo que sobre l se ha dicho y escrito en los ltimos cincuenta aos. Otro, el peligro ecolgico, ha empezado a cobrar importancia social a partir de los aos 70. Para comprobar esto ltimo no hay ms que recordar tres prestigiosos informes. Uno, el que en 1972 public el Club de Roma, y que lleva por 12

ttulo The limits ofgrowth. El segundo es el Informe 2000, elaborado durante la presidencia de Jimmy Crter. El tercero, en fin, es el que, con el ttulo de Our Common Future, hizo pblico en 1987 la Comisin Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, dependiente de las Naciones Unidas. Todos llegan a la misma conclusin: que el crecimiento tiene lmites, traspasados los cuales se pone en grave peligro el futuro de la vida sobre el planeta, y que, por tanto, el desarrollo econmico no slo no va necesariamente acompaado de aumento de la calidad de vida, sino que, muy al contrario, el agotamiento de las materias primas, la contaminacin de los mares, la destruccin de los bosques, la alteracin de la atmsfera, etc., pueden disminuir drsticamente la calidad de vida de los hombres en las prximas generaciones y comprometen seriamente la viabilidad de la especie humana en un futuro no muy lejano. Especial atencin merece el tema de la ingeniera gentica. En las ltimas dcadas el hombre ha pasado de ser mero espectador pasivo de la evolucin biolgica, a verse como dueo y seor de ella. Las tcnicas de reproduccin asistida (IA, Fiy TE, etc.), y sobre todo la posibilidad de manipulacin del genoma humano con tcnicas como la del ADN recombinante, plantean en toda su crudeza el tema de si todo lo tcnicamente correcto es ticamente bueno. Cierto que esas tcnicas no pueden ser condenadas de modo global como inmorales. La medicina conoce hoy unas cuatro mil enfermedades de causa gentica, que producen graves trastornos fsicos y psquicos en quienes las padecen, algunos incompatibles con la vida. Parece que, como mnimo, deberan aceptarse como ticas o morales todas aquellas actuaciones en el genoma que tuvieran por objeto corregir eso que, con lenguaje eufemstico, se denominan errores congnitos. Pero deben tambin permitirse las actuaciones en el genoma que no tienen por objeto corregir defectos congnitos sino perfeccionar la naturaleza humana? Quin establece esos cnones de perfeccin? Esta es, sin duda, una de las razones histricas del surgimiento de la biotica.

2.

La revolucin mdico-sanitaria

El ejercicio de la medicina siempre ha planteado problemas ticos y exigido del mdico una elevada calidad moral, como lo demuestra la ininterrumpida serie de documentos deontolgicos que jalonan la historia de la medicina occidental, desde sus inicios en la poca hipocrtica hasta la actualidad. Sin embargo, en ninguna otra poca como en la nuestra se han planteado tantos y tan complejos problemas morales a los mdicos, y nunca como ahora se ha requerido una adecuada formacin tica de los profesionales sanitarios. Esto explica que la literatura sobre tica mdica y clnica haya crecido exponencialmente en los ltimos aos, dando lugar a la elaboracin de un amplio cuerpo de doctrina, hoy indispensable en la formacin de un buen profesional sanitario.

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Las razones de este cambio son de tres tipos. En primer lugar, la mayor autonoma y capacidad de decisin del enfermo; en segundo, las profundas transformaciones tecnolgicas de la prctica mdica; y en tercero, el modo como los poderes pblicos, en particular el Estado, han diseado y gestionado la poltica sanitaria. a. La nueva conciencia de la autonoma personal, y el movimiento de emancipacin de los pacientes

La relacin mdico-paciente es tan antigua como la propia medicina. Al " menos desde los albores de la medicina occidental, podemos seguir la evolucin y los avatares de una y de otra, que por lo dems no son separables. El mdico hipocrtico consider un deber moral regirse en el trato con sus enfermos segn el llamado hoy criterio de beneficencia, hasta el punto de que an hoy se utiliza para definir este principio una frmula hipocrtica, aqulla que se encuentra en el libro I de Epidemias, y que dice: Favorecer, o no perjudicar. Los latinos redujeron este principio a una sentencia an ms concisa: primum non nocere, en primer lugar no hacer dao. Este ha sido el principio rector de la tica mdica a lo largo de los siglos, y este tambin el criterio que ha presidido siempre la relacin de los mdicos con los enfermos. An hay que decir algo ms, y es que los hipocrticos dieron una interpretacin peculiar del principio de beneficencia, que hoy suele conocerse con el nombre de paternalista. Por paternalismo se entiende el beneficentismo duro, es decir, el hecho de hacer el bien a otro aun en contra de su voluntad, y en cualquier caso sin contar con ella. El paternalismo consiste en tratar al enfermo del mismo modo que el padre trata al hijo pequeo. La razn ltima de ello ha estado en la creencia, comn a todos los griegos y en general a todos los hombres occidentales, de que el enfermo es no slo un invlido o incapaz biolgico sino tambin moral. La enfermedad, dicen los textos clsicos con elevada frecuencia, produce dolor, y el dolor enturbia la mente y hace difcil el juicio recto y prudente. Ni el placer ni el dolor son buenos consejeros morales. De ah que al enfermo haya que tratarlo no slo como un ser necesitado de ayuda fsica, sino tambin moral. Es el mdico quien tiene que decidir por eJ enfermo. La relacin mdico-enfermo ha de tener, pues, carcter vertical y asimtrico. En ella el mdico, como el padre, ha de estar arriba y mandar, en tanto que el enfermo debe colocarse en la posicin de hijo, que est debajo y obedece. Recurdese lo que hasta prcticamente nuestros das se ha venido entendiendo por buen enfermo, y se ver cmo coincide con aqul que acepta sumiso y de buen grado este rol infantil y pasivo. Este paradigma no ha cambiado drsticamente hasta el ao 1969, fecha de elaboracin del primer cdigo de derechos de los enfermos, y con l de la toma de conciencia explcita por parte del enfermo de su condicin adulta, y por tanto de su capacidad para tomar las decisiones sobre su propio cuerpo. 14

Por eso hoy el mdico ya no puede decidir por sus enfermos, ni establecer con ellos relaciones de tipo vertical y paternalista. El enfermo es, mientras no se demuestre lo contrario, un ser adulto y responsable que, salvo excepciones, debe tomar las decisiones sobre su enfermedad. De ah que el derecho mximo de los nuevos cdigos de los enfermos sea el que se conoce con el nombre de derecho al consentimiento informado. En la relacin mdico-enfermo el mdico tiene la informacin, pero el enfermo es el depositario de la capacidad de decisin, del consentimiento. Decidiendo, consintiendo, el enfermo sigue actuando como persona adulta y responsable. La funcin del mdico no es expropiar al enfermo sino, muy al contrario, ayudar a apropirsela.b. Los nuevos avances tecnolgicos, y los lmites del principio de beneficencia

Sera superfluo hacer aqu una enumeracin de los avances tecnolgicos de estos ltimos aos. Baste analizar un caso concreto, el de las tcnicas de soporte vital, que tan drsticamente han transformado las fases finales de la vida de los enfermos. An tenemos en nuestra memoria la imagen del mdico de nuestra niez, que ante un enfermo desahuciado se retiraba a un segundo o tercer plano, cediendo la delantera al sacerdote y al notario. Hoy no existen deshaucios ni enfermos deshauciados. Hay enfermos crticos, enfermos irreversibles, enfermos terminales, pero no enfermos deshauciados. Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) han acabado con ellos. Hace an pocos aos mora en Nueva Jersey, Karen Ann Quinlan, la joven norteamericana que conmocion al mundo permaneciendo diez aos en estado vegetativo persistente. El conflicto que en ese caso se produjo entre los mdicos que asistan a Karen y los padres de sta demuestra bien hasta qu punto las nuevas tcnicas de soporte vital, y en general la nueva tecnologa sanitaria, ha cambiado los moldes tradicionales de la relacin mdico-paciente. El principio moral por el que siempre se ha regido el mdico en su relacin con el paciente ha sido, segn hemos dicho, el de beneficencia. El santo y sea de la medicina ha sido siempre hacer todo lo posible en favor del enfermo. Ahora bien, la nueva tecnologa ha hecho que empiecen a surgir serias dudas sobre lo que resulta beneficioso para el paciente y lo que no. Hoy es frecuente que los accidentes de circulacin dejen a las personas en situacin de muerte cerebral. Es necesario tener encendido el respirador hasta que el corazn les falle? Es preciso reanimar a estos enfermos en caso de parada cardiaca? Todo esto es tcnicamente posible, pero cabe preguntarse si es ticamente correcto. Suele decirse que el mdico siempre debe actuar en favor de la vida. Esta frase, como todas las expresiones excesivamente generales y rotundas, puede acabar vengndose de quien la pronuncia. La defensa de la vida debe llevar al mdico a no dejar morir en paz a sus pacientes? Es moral el llamado encarni15

zamiento teraputico? Es probable que as, framente y de modo abstracto, todos respondamos que no. Pero tan claro como esto es que en la prctica las cosas no resultan nada claras. De ah los conflictos. La nueva tecnologa genera un sinfn de conflictos, que han cambiado drsticamente la vieja relacin mdico-paciente. c. Los cambios institucionales y polticos, y el problema de la justicia sanitaria

La tercera causa que ha modificado la relacin entre el mdico y el paciente en estos ltimos veinticinco aos es de orden poltico. Hasta finales de los aos 60, Europa vivi convencida de que el crecimiento econmico no se interrumpira nunca, y que el Estado benefactor podra y debera proteger a todos los ciudadanos de las contingencias negativas de la vida: paro, vejez, enfermedad, muerte, etc. De ah la gran expansin de la sanidad pblica en la dcada de los aos 60, evidente en Espaa a partir de la Ley de Bases de la Seguridad Social de 28 de diciembre de 1963, y de su puesta en vigor en 1967. Quiz conviene recordar las caractersticas bsicas de este modelo sanitario. Su objetivo era cubrir las contingencias negativas de la vida de las personas. Pero esa cobertura fue siempre completamente distinta en el caso de las personas recuperables para el sistema productivo (jvenes, enfermos agudos, etc.) que en el de los irrecuperables (enfermos crnicos, ancianos, jubilados, etc.). Esto explica que el sistema sanitario de los aos 60 estuviera organizado en torno al enfermo agudo y recuperable, marginando ostensiblemente al crnico e irrecuperable. An hay otra caracterstica de este modelo sanitario de los aos sesenta, y es que desatendi escandalosamente la asistencia primaria, en favor de la hospitalaria. Organizado en torno al enfermo agudo, marginaba tanto la prevencin y la asistencia comunitaria, como la atencin a los enfermos crnicos e irrecuperables. Despus, en los aos 70, vino la gran crisis econmica, y con ella el final de la ilusin del desarrollo econmico ininterrumpido. As, pues, cabe decir que el tercer frente de conflictos ticos tiene que ver con el acceso igualitario de todos a los servicios sanitarios, y la distribucin equitativa de recursos econmicos limitados y escasos. Nuestra poca es la primera en la historia que ha intentado universalizar el acceso de todos los ciudadanos a la asistencia sanitaria. Parece que la propia idea de justicia exige asegurar que todos los hombres tengan cubiertas unas necesidades tan bsicas como las sanitarias. Ahora bien, qu son necesidades sanitarias? Cmo diferenciar en el mbito de la salud lo necesario de su superfluo? Los economistas aseguran que en el campo sanitario toda oferta crea su propia demanda, con lo cual el consumo de bienes de salud es en teora prcticamente ilimitado. Hay obligacin moral de cubrir esas necesidades crecientes en virtud del principio de justicia? Dado que en el rea sanitaria las necesidades sern siempre supe16

riores a los recursos, qu criterios utilizar para la distribucin de recursos escasos?d. Nuestra situacin

En la relacin mdico-paciente intervienen siempre tres sujetos, el mdico, el enfermo y las llamadas terceras partes, es decir, la sociedad. Hemos visto cmo han cambiado en estos ltimos veinticinco aos esos tres factores. La consecuencia es clara: la relacin mdico-paciente tambin ha cambiado. Ya no es posible aquella relacin antigua, tpicamente paternalista y vertical, en la cual el- mdico mandaba y el enfermo obedeca. Frente al viejo modelo del yo mando-t obedeces, ahora ha comenzado a cobrar vigencia otro ms horizontal, en el que ambos se tratan como personas adultas y responsables, y por tanto mandan y obedecen. Lo cual no quiere decir que intercambien sus papeles. El mdico sigue siendo el que sabe medicina, y con ella intenta ayudar al enfermo. l hace presente en la relacin mdico-enfermo un principio tico, que hoy suele conocerse con el nombre de principio de beneficencia. El enfermo, por su parte, quiere curarse, y por ello acude al mdico autnomamente. El hecho de ponerse en contacto con el mdico no le priva, por lo general, de su autonoma, razn por la cual el enfermo aporta a la relacin un principio distinto al del mdico, el llamado principio de autonoma. De este modo, la vieja relacin yo mando-t obedeces, se ha visto sustituida por esta otra: beneficencia-autonoma. Pensemos en el caso de un testigo de Jehov. Cuando el mdico le quiere trasfundir sangre, lo hace en aplicacin del prinicipio de beneficencia. Y cuando el enfermo se niega a ello, lo hace desde su principio de autonoma. De ah surge el conflicto. La nueva relacin mdico-paciente no hay duda de que es mucho ms conflictiva que la anterior, lo cual no quiere decir que sea menos humana. No siempre lo menos conflictivo es lo ms humano. La conflictividad es por definicin nula en todos los casos en que slo manda una persona y todos los dems obedecen. Las relaciones humanas basadas en ese principio son las menos conflictivas, pero tambin las de menor calidad. En este sentido, cabe decir que la relacin mdico-paciente es hoy de ms calidad que en ninguna otra poca anterior. A pesar de su conflictividad. Pero en la relacin mdico-paciente no hay slo dos partes, el mdico y el enfermo, ni tampoco slo dos principios, el de autonoma y el de beneficencia. Hay otra parte, la sociedad, el Estado, y otro principio, el de justicia. Aun en la consulta ms privada, estn presentes, aunque slo sea negativamente, por modo de ausencia, todos los dems hombres. De ah la pregunta por la justicia de los servicios sanitarios, tan difcil de contestar, tan difcil tambin de cumplir, y fuente de incontables conflictos. Si la autonoma y la beneficencia generaban muchos conflictos, la entrada en juego del principio de justicia tiene un efecto multiplicador. Esto explica nuestra actual situacin. Hay motivos para afirmar que sta es mucho ms conflictiva que ningn otro momento de la 17

historia de la medicina. Pero tambin me atrevo a decir que es mucho ms humana. Esta paradoja est en el origen histrico de la biotica. II. CARACTERSTICAS BSICAS DE LA BIOTICA

Los cdigos deontolgicos de la profesin mdica, como los de cualquier otra actividad, son declaraciones de principios que los profesionales se comprometen a respetar desde el momento en que entran a formar parte de ese grugo^ Esas declaraciones de principios ticos son necesarias, pero hoy resultan insuficientes. Los problemas ticos han adquirido un volumen v una gravedad tales que necesitan de otros procedimientos de anlisis. La biotica est intentando responder a estas necesidades mediante mtodos de resolucin de roblemas ticos que cumplan ciertos requisitos bsicps. Estos requisitos, sin os cuales hoy no es posible la biotica, son los siguientes:

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La biotica ha de ser, en primer trmino, una tica civil o scular, no directamente religiosa. Hasta hace relativamente poco tiempo las ticas, sobre todo las profesionales, han tenido carcter directamente confesional y religioso. Hoy esto es imposible, aunque slo sea porque los pases occidentales han perdido la uniformidad de creencias religiosas. De hecho, en las sociedades avanzadas conviven creyentes, agnsticos v ateos, y dentro de cada uno de esos grupos coexisten cdigos morales muy distintos. Por otra parte, estas mismas sociedades han elevado a categora de derecho humano fundamental el respeto a las creencias morales de todos (derecho de libertad de conciencia). Esto no significa que no sea posible un acuerdo moral sobre los mnimos aceptables por y exigibles a todos, que constituya el ncleo de la tica civil de la colectividad. Lo que quiere decir es q u e ^ p nrnprrlr>"habr de ser racional v no directamente creencial. En el campo especfico de la biotica esto significa que aun teniendo todas las personas derecho al escrupuloso respeto de su libertad de conciencia, las instituciones sociales estn obligadas a establecer unos mnimos morales exigibles a todos. Estos ya no podrn fijarse de acuerdo ron los mandatos de las morales religiosas, sino desde criterios estrictamente seculares, civiles o racionales. La biotica ha de ser, pues, una moral civil o secular-

Ha de ser, adems, una tica pluralista, es decir, que acepte la diversidad de enfoques y posturas e intente conjugarlos en unidad superior. Este procedimiento, que en el orden poltico ha dado lugar a los usos democrticos y parlamentarios, tiene su propia especificidad en el mbito de la tica. Por principio cabe decir que una accin es inmoral cuando no resulta universalizable al conjunto de todos los hombres, es decir, cuando el beneficio de algunos se 18

consigue mediante el perjuicio de otros. Esto siempre se debe a que la decisin no ha sido suficientemente pluralista o universal. Si al tomar una decisin moral tuviramos en cuenta los intereses de la Humanidad entera, no hay duda de que los intereses particulares de las personas concretas se anularan entre s, y quedara slo el inters comn, es decir, el bien comn. De ah que el pluralismo no tenga por qu ser un obstculo para la construccin de una tica, sino ms bien su condicin de posibilidad. Slo el pluralismo universal puede dar lugar a una tica verdaderamente humana.3. tica autnoma^ )

La tercera nota que ha de cumplir la biotica actual es la de ser autnoma, no heternoma. Se llaman herernomos los sistemas morales en que las normas le vienen impuestas al individuo desde fueraT en tanto que autnomos son los sistemas contrarios. Las ticas heternomas son de muy diversos tipos: naturalistas (el criterio de bondad lo constituye el orden de la naturaleza), sociolgicas (e\ criterio de moralidad son las normas y convenciones propias de cada sociedad), teolgicas (los criterios son los presentes en los libros revelados), etc. Las ticas agrnomas consideran que el criterio de moralidad no puede ser otro que el propio ser humano.. Es la razn humana la_q_ue_se constituye en norma de moralidad, y por ello mismo en tribunal inapelable: eso es loQiipjp_Hgnnmin3 rnnripnrja y voz de la ronripnria

De todo esto se desprende que la biotica tiene que, ser racional. Racional no es sinnimo de. racionalista. El racionalismo ha sido una interpretacin de la racionalidad que ha pervivido durante muchos siglos en la cultura occidental, pero que hoy resulta por completo inaceptable. La tesis del racionalismo es que la razn puede conocer a priori el todo de la realidad, y que por tanto es posible construir un sistema de principios ticos desde el que se deduzcan con precisin matemtica todas las consecuencias posibles. Tal fue el sueo de Baruc Espinosa en su Ethica more geomtrico demonstrata. Al menos desde la poca de Gdel, sabemos que ni la propia razn matemtica tiene capacidad de establecer sistemas completos y autosuficientes, lo cual demuestra que la racionalidad humana tiene siempre un carcter abierto y progrediente, con un momento a priori o principialista y otro a posteriori o consecuencialista. La razn tica no hace excepcin a esta regla, y por tanto ha de desarrollarse siempre a ese doble nivel.C 5. Ms all d,e[.convencionalismo

Finalmente, la moderna biotica aspira a ser universal, y por tanto a ir ms all de los puros r.nnvp.nrinnnlhmr)