plan de paz y convivencia (22 de noviembre de 2013)

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    LEHENDAKARITZABakegintza eta BizikidetzarakoIdazkaritza Nagusia

    PRESIDENCIASecretaria Generalpara la Paz y la Convivencia

    Plan de Pazy Convivencia

    2013-16

    Un objetivo de encuentro socialnoviembre de 2013

    Secretara General para la Paz y la Convivencia

    Propuesta

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    Prembulo

    Presentacin

    Primera parte

    Proyecto. Del malestar al bienestar1. Diagnstico de situacin.

    1.1. Principios de realidad.I. Un punto de partida: la realidad ha cambiado y no tiene vuelta atrs viable.II. Una base: tenemos una sociedad adulta con unas cuantas ideas claras.III. Una prioridad: es ahora cuando conviene invertir en convivencia.

    1.2. Principios de responsabilidad.I. Pasado. Tenemos un deber de claricacin.II. Presente. Tenemos un deber de normalizacin.III. Futuro. Tenemos un deber de conciliacin.

    2. Las bases del proyecto para estos cuatro aos.2.1. Denominacin y misin.

    2.2. Objetivos.

    2.3. Estrategia.I. Principios ticos y democrticos.II. Criterio rector: Consenso y estndares internacionales.

    III. Metodologa: Microacuerdos.IV. Criterios de actuacin general: Las reglas del juego.

    2.4. Ejes e iniciativas.

    2.5. Compromisos bsicos: Microacuerdos que constituyen retos estratgicos.

    Segunda parte

    Proceso. De la desconfanza a la confanza1. El proceso y el pasado, la perspectiva tico-social.

    1.1. Clave estratgica: la complejidad de la gestin del pasado.

    1.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el pasado.

    1.3. Los pasos.

    2. El proceso y el presente: la perspectiva sociopoltica.2.1. Clave estratgica: la inercia de la desconanza.

    2.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el presente.

    2.3. Los pasos.

    3. El proceso y el futuro: la perspectiva socioeducativa.3.1. Clave estratgica: anlisis de las causas de ruptura de la convivencia.

    3.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el futuro.

    3.3. Los pasos.

    Plan de Paz y Convivencia 2013-16

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    Sumario

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    Tercera parte

    Programa. Del desencuentro al encuentroEje I. Iniciativas ordenadas por fchas en relacin con la gestin del pasado.

    -Iniciativa 1. Realizacin de informes sobre vulneraciones de Derechos Humanosy acciones derivadas.

    -Iniciativa 2. Instituto de Memoria y Convivencia.

    -Iniciativa 3. Contribucin al Memorial de Vctimas del Terrorismo.

    -Iniciativa 4. Apoyo, reconocimiento y reparacin a las vctimas del terrorismo.

    -Iniciativa 5. Apoyo, reconocimiento y reparacin a las vctimas sin amparo

    en la actual legislacin.-Iniciativa 6. Investigacin y accin sobre la tortura.

    Eje II. Iniciativas ordenadas por fchas en relacin con la gestin del presente.-Iniciativa 7. Colaboracin y trabajo conjunto con el Parlamento Vasco.

    -Iniciativa 8. Desarrollo del Programa Hitzeman en poltica penitenciaria.

    -Iniciativa 9. Impulso de lneas de colaboracin con la Unin Europea.

    -Iniciativa 10. Cooperacin con la Ocina del Alto Comisionado de las Naciones Unidaspara los Derechos Humanos.

    -Iniciativa 11. Contribucin compartida de las universidades vascas.

    -Iniciativa 12. Continuidad del Compromiso Social de la ERTZAINTZA por la Convivencia ylos Derechos Humanos.

    Eje III. Iniciativas ordenadas por fchas en relacin con la gestin del futuro.-Iniciativa 13. Colaboracin pblico-socialcon la red asociativa vasca.

    -Iniciativa 14. Promocin de la participacin ciudadana.

    -Iniciativa 15. Concertacin por la convivencia con las Diputaciones Foralesy los Ayuntamientos.

    -Iniciativa 16. Impulso de lneas de actuacin adicional en el mbito de la educacin formal.

    -Iniciativa 17. Promocin de lneas de actuacin especcas en el mbito de la juventud,

    la cultura y la educacin no formal.-Iniciativa 18. Sensibilizacin social y compromiso de los medios de comunicacin pblicos.

    Eje transversal. Seguimiento y evaluacin.-Ficha I. Impulso, gestin y coordinacin.

    -Ficha II. Seguimiento, evaluacin y direccin.

    -Ficha III. Prevision Presupuestaria desglosada del Plan.

    Anexo

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    Plan de Paz y Convivencia 2013-16

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    Prembulo

    El 11 de junio de 2013, el Gobierno Vasco present el Plan de Paz y Convivencia 2013-16 con carcterde propuesta. A partir de ese momento, estableci un periodo de tres meses para la presentacin de apor-taciones por parte de los grupos parlamentarios, la red asociativa y la propia ciudadana. Este plazo nalizel 20 de septiembre.

    Este prembulo se redacta tras la recepcin y anlisis de las aportaciones recibidas. Su objetivo es doble:en primer lugar dotar de signicacin al (A) marco de participacin en que se ha gestado este plan, y ensegundo lugar, precisar su (B) marco de interpretacin para contribuir a claricar mejor aquellos aspectosque puedan requerirlo.

    A. MARCO DE PARTICIPACION EN QUE SE HA GESTADO EL PLANEl medio forma parte del n que se persigue. Este plan es un documento de Gobierno. El nico requisito

    que hubiera necesitado para su puesta en marcha es su aprobacin en Consejo de Gobierno, una vezhubiera cumplido el procedimiento interno que corresponde a su tramitacin como plan estratgico. Porotra parte y desde el inicio de su gestacin, el Gobierno Vasco ha sido consciente en todo momento de quelograr un acuerdo global y plural antes de su aprobacin era materia imposible. Los puntos de partida decada tradicin poltica se encuentran todava muy alejados.

    A pesar de todo ello, el Gobierno Vasco ha querido que la gestacin del plan fuese un proceso participadosocial y polticamente. La participacin forma parte esencial de la signicacin de este Plan de Paz y Con-vivencia. Su contenido y objetivos no se pueden entender adecuadamente sin el proceso de participacinque le ha acompaado antes de su aprobacin y que le seguir acompaando despus.

    De hecho, lo que el plan y su proceso de gestacin y gestin persiguen es que el alejamiento de posicio-nes que se da hoy sea un acercamiento de posturas cuando el plan nalice su periodo de vigencia. Para

    ello, el primer paso era dar paso a la participacin. Este proceso participativo tiene una serie de hitos quemerecen ser destacados

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    Un objetivo de encuentro social

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    El 15 de febrero se remiti una carta a todas las asociaciones invitndoles a hacer aportaciones previasa la redaccin del plan. Antes del 10 de marzo, se recibieron aportaciones de diez entidades que tienenreejo explcito en la redaccin de la primera versin del plan (Amnista Internacional, Bakeola, Bake-tik, CEAR Euskadi, Foro de Asociaciones, Fundacin Fernando Buesa, Fundacin Jose Mari KortarenBidetik, Lokarri, Unesco etxea y Zaitu).

    El 6 de marzo de 2013, el Secretario General de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco compareci apeticin propia ante la Comisin de Derechos Humanos del Parlamento Vasco para presentar un avan-ce del Plan de Paz y Convivencia.

    Durante el proceso de redaccin del plan se celebraron reuniones con los responsables del GobiernoVasco en las reas de educacin, juventud, y seguridad, as como con Emakunde y EiTB. Del mismomodo, se mantuvieron contactos con las tres Diputaciones Forales, EUDEL y los Grupos Parlamentarios.

    El 11 de junio, el Plan de Paz y Convivencia es remitido al Parlamento Vasco, y fue presentado pblica-mente con carcter de propuesta abierta a recibir aportaciones durante ms de tres meses.

    En este periodo se registraron aportaciones de 26 entidades y dos particulares. Concretamente, se re-ciben documentos de las formaciones polticas con representacin parlamentaria UPyD, PP, PSE-EE yEHBildu. Entre las formaciones polticas tambin hizo su aportacin Ezker Anitza, y entre los sindicatosCC.OO. Irakaskuntza.

    Dentro de la red asociativa las entidades que realizaron su contribucin fueron las siguientes: Am -nista Internacional, Argituz, Aserfavite, AVT, Bakeola, Baketik, Consejo de la Juventud, Covite, EgiariZor, Etxerat, Foro de Asociaciones de Educacin en Derechos Humanos, Fundacin Fernando Buesa,Gernika Gogoratuz, Herrira, Instituto Valentin de Foronda, Lau Haizetara Gogoan, Lokarri, Martxoak 3Elkartea, Museo por la Paz de Gernika y Unesco Etxea.

    A lo largo de todo este proceso, la Secretara General para la Paz y la Convivencia se reuni expre -samente en tres ocasiones con el Consejo Vasco de Participacin de las Vctimas del Terrorismo paraanalizar el documento del plan, las aportaciones recibidas y las respuestas ofrecidas.

    Entre junio y noviembre se celebr una reunin informativa y abierta para toda la red asociativa y se hanmantenido dos reuniones con el Foro de Asociaciones de Educacin en Derechos Humanos.

    En el mbito de la educacin, entre junio y noviembre, se mantuvo una reunin con cada uno de losagentes educativos, se celebraron dos encuentros plenarios con todos ellos y se rm el AcuerdoGizalegez.

    En el proceso de gestacin del plan se mantuvieron dos reuniones con los rectores de las tres Univer-sidades y un encuentro de trabajo con representantes de estas instituciones.

    Complementariamente, se han solicitado dictmenes de expertos internacionales, tanto en el mbito

    europeo como de prestigiosas instituciones acadmicas de Estados Unidos. De la misma manera, elplan prev desde su inicio mantener una relacin de asesoramiento y evaluacin con la Ocina del AltoComisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

    Finalmente y antes de la aprobacin del plan, el Gobierno Vasco ha vuelto a reunirse con representan-tes de los grupos parlamentarios para dialogar, aproximar posiciones y poner en comn las modica-ciones incluidas en el texto denitivo.

    Como consecuencia de todo este proceso, el documento nal del Plan de Paz y Convivencia 2013-16incorpora un nuevo prembulo que trata de dar respuesta a las aportaciones generales recibidas, incluye27 enmiendas que dan respuesta a aportaciones especcas y coincide con 42 sugerencias o propuestasrecibidas.

    Adems de ello, el Gobierno Vasco se compromete a seguir buscando el dilogo y el acuerdo, tanto conlos agentes sociales como con los grupos parlamentarios, a la hora de implementar el plan y sus 18 inicia-

    tivas. Asume este compromiso porque la participacin, en este caso no solo representa la forma, tambinrepresenta el espritu y el fondo. Propiciar el acuerdo es el plan del Plan.

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    B. EL MARCO DE INTERPRETACIN DE ESTE PLANTras el anlisis de todas las aportaciones recibidas son, al menos, cinco los aspectos que merecen unareexin complementaria. Estos cinco puntos motivan y estructuran este segundo apartado del prembulo:(I) los mnimos ticos y democrticos para situarnos en el presente; (II) la posicin ante el nal de ETA; (III)la narrativa sobre el pasado; (IV) el tratamiento de vulneraciones de signo diferente; y (V) el sentido de laprioridad ante el futuro.

    En todo caso y antes de abordar estos cinco puntos, hay dos cuestiones de carcter metodolgico quemerecen ser tratadas con carcter previo puesto que tienen una incidencia transversal en bastantes de lasaportaciones recibidas.

    En primer lugar, las observaciones sobre las intenciones del plan. Entre las aportaciones recibidas, unbuen nmero de ellas valoran no tanto lo que el plan dice sino aquello que se considera que pudierapretender. Venimos de un largo tiempo de crispacin y desconanza y deben aceptarse con normalidadestas prevenciones. No es fcil dar respuesta satisfactoria a apreciaciones que juzgan intenciones.No obstante, la voluntad del Gobierno Vasco en la redaccin nal del plan y, concretamente, de esteprembulo es tratar de dar respuesta tambin a estas preocupaciones.

    En segundo lugar, la tensin entre premisas y objetivos. El Plan de Paz y Convivencia se proyecta hasta2016. Se asienta en una perspectiva de progresin y proceso que reconoce la complejidad social y pol-tica que conlleva una transformacin histrica como la que estamos viviendo. En este punto se produceuna tensin lgica entre lo deseable y lo viable. Lo ideal es que todo ocurra como debe ocurrir y deinmediato. Lo real es que lo que debe ocurrir ocurra entre contradicciones y con tiempo de maduracin.En algunas de las aportaciones, se puede observar esta tensin que sita en la lnea de salida lo queforma parte del recorrido y objetivos que se persiguen.

    I. Los mnimos ticos y democrticos para situarnos en el presenteLa pregunta es realmente crucial: cul es el mnimo tico y democrtico que podemos y debemos com-

    partir hoy para trabajar conjuntamente por la paz y la convivencia? El Plan de Paz y Convivencia sugiere ensu primer microacuerdo un texto a modo de propuesta. Su primer prrafo se corresponde literalmente con elPrincipio Bsico del conocido como suelo tico, un documento de mnimos ticos y democrticos aprobadopor el Parlamento Vasco en la Legislatura anterior que dene las bases para impulsar en el contexto actualun proceso de paz y convivencia.

    En esta misma lnea, el Lehendakari en su intervencin en el Debate de Poltica General del pasado 19de septiembre subray lo siguiente:

    La paz y la convivencia requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimientodel dao causado, y la dignidad de las vctimas, todas ellas merecedoras del derecho a la verdad, lajusticia y la reparacin. (Este es el Principio Bsico del suelo tico, raticado por acuerdo parlamenta-rio el 14 de marzo de 2013 con el apoyo de los cuatro grandes grupos parlamentarios)

    El Plan de Paz y Convivencia debe ser ledo a la luz de este acuerdo bsico. Nada en su contenido, nisu espritu ni su letra podr ser interpretado en el sentido de minimizar o mucho menos justicar o legi-timar el terrorismo de ETA o cualquier otra vulneracin de derechos humanos. Al contrario, se asientaen el reconocimiento de su injusticia.

    Tampoco nada en este Plan, ni su letra ni su espritu, podrn interpretarse en el sentido de excluir aninguna parte de nuestra sociedad del proceso de integracin social y poltico que el objetivo prioritariode la normalizacin de la convivencia requiere.

    Premisa. El Gobierno Vasco y el Plan de Paz y Convivencia 2013-16 han hecho suyo y asumen comopropio el suelo ticoaprobado por el Parlamento Vasco. Hasta el momento, es el ms importante consensoque en esta materia se ha logrado. Por ese motivo, se incorpora en su integridad como anexo del plan. Aun-

    que el acuerdo transversal sobre el conjunto del documento solo sea tcito por el momento, el punto relativoa su Principio Bsico obtuvo esta Legislatura el voto favorable de los cuatro grandes grupos parlamentarios.

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    Un objetivo de encuentro social

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    Objetivo. Sobre esta base, el Plan de Paz y Convivencia tiene una misin de encuentro social. Quere -mos construir una plaza pblica en la que tengan cabida todas las familias polticas de este pas. El sueloticoy los tres microacuerdos estn en el punto de partida, un acuerdo democrtico para la convivenciaque sepa afrontar nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro es el objetivo con el que miramos aesta legislatura.

    II. La posicin ante el fnal de ETA

    El nal de ETA y la forma de expresar los posicionamientos de unos y otros ante este escenario es un pri-mer mbito de inquietud. En este sentido, conviene diferenciar dos conceptos: la exigencia de desaparicinde ETA, por un lado; y los pasos que han de darse para hacerla realidad, por otro.

    Exigencia. En materia de posicionamiento institucional, la exigencia de nal, desaparicin o disolucinde ETA, sin condicionamiento poltico, es la premisa en que se sita el Gobiero Vasco y su Plan de Pazy Convivencia. Es algo obvio que no solo no est en cuestin sino que adems debe reivindicarse comoparte de la trayectoria histrica del Gobierno Vasco frente al terrorismo. Precisamente, por ese motivo,es el primer objetivo del Plan de Paz y Convivencia.

    Primer paso. Contribuir a hacer realidad la exigencia de nal efectivo de ETA, es el compromiso queasume el Gobierno Vasco. El primer paso para ello es el desarme y desmantelamiento ordenado, se-guro y denitivo de sus estructuras mili tares. Esta es ahora una de las prioridades a las que, desde unpunto de vista de responsabilidad, deben atender las instituciones.

    III. La narrativa del pasadoEscribir un relato sobre el pasado que, adems de ser crtico y comprometido, pueda servir al objetivo

    de encuentro social, es una de las tareas ms delicadas, ms difciles y ms importantes que tenemos pordelante. Uno de los objetivos prioritarios y estratgicos del Plan de Paz y Convivencia es precisamente con-tribuir a una narrativa crtica del pasado. Al Gobierno vasco y al Plan de Paz no les corresponde imponer unrelato sino crear las condiciones que hagan posible esta reexin compartida. Contamos con un principio yun criterio que enmarcan este recorrido con seguridad democrtica y solvencia tica.

    Un principio. El suelo ticoaprobado por el Parlamento Vasco se convierte nuevamente en referenciapara este plan: Asumir que, aun siendo deseable un acuerdo compartido entre diferentes sobre las cau-sas de lo ocurrido, se podr dar una pluralidad de interpretaciones sobre la gnesis de la vulneracin dederechos humanos, concluyendo que todas las rupturas de dichos derechos se dieron porque grupos ypersonas antepusieron a la dignidad humana otros objetivos. Este es un mbito de encuentro previo.

    Un criterio. El Plan de Paz y Convivencia est atravesado de principio a n por un criterio tico. Sereeja en sus tres microacuerdos, especialmente en el segundo. Puede sintetizarse as: En el relato

    crtico y compartido sobre el pasado, ningn argumento ni un contexto de conicto, ni una tesis sobrebandos enfrentados, ni la denuncia de vulneraciones de signo diferente, ni una razn de estado, ni laprevalencia del futuro, puede ser imbocado para minimizar, justicar o legitimar la violencia de ETA,ni ninguna otra violacin de los derechos humanos.

    IV. El tratamiento de vulneraciones de signo diferenteEn la mirada al pasado, una de las tareas ms costosas y, a la vez, ms importantes es reconocer todas

    las vulneraciones de derechos humanos sin excluir ni diluir ninguna de ellas. El riesgo es doble. En primerlugar, este ejercicio de claricacin del pasado puede ser utilizado para justicar o compensar unas vulne -raciones con la existencia de otras. El segundo riesgo es minimizar u ocultar la existencia de determinadasvulneraciones precisamente para evitar que estas sean utilizadas como argumento de justicacin de otras.Nuevamente, en el suelo ticoencontramos dos referencias que permiten superar estos problemas:

    Un principio de verdad: Evitar una verdad a medias, reprimida o amnsica: congurar, a travs del re -lato objetivo de los hechos, la verdad compartida sobre las violaciones contra los derechos humanos.

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    Un principio de responsabilidad: Determinar y reconocer la responsabilidad de cada cual en el pasadoy las consecuencias relativas a las vulneraciones de los derechos humanos.

    Desde estas premisas establecidas en el suelo tico, puede sostenerse un doble enfoque. Un tratamientointegral que es capaz de reconocer todas las violaciones de derechos humanos, sin importar su signo uorigen, lo que requiere actuar individualmente sobre todas y cada una de ellas. Esta mirada comprometidacon todos los derechos humanos y con todas las vctimas reclama valoraciones especcas sobre cadarealidad de vulneracin de derechos humanos.

    Tratamiento integral. Atendiendo a informes independientes, tanto de organismos internacionalescomo internos, las violaciones de derechos humanos en los ltimos 50 aos han tenido diferentesorgenes y proporciones en cada dcada. Han procedido de ETA y grupos similares; de Fuerzas deSeguridad y/o en nombre del Estado; y de grupos parapoliciales y de extrema derecha. Reconocer la

    existencia de vulneraciones y vctimas, con independencia de su origen, es principio tico y democr-tico bsico e irrenunciable. La posicin responsable a la que invitan tanto el suelo ticodesde el prin-cipio de verdad, como el derecho internacional de los derechos humanos es trabajar para reconocer yreparar todos ellos. Tal y como se seala en el Informe de Vulneraciones de Derechos Humanos en elcaso vasco 1960-2013, todas estas vulneraciones y sus vctimas merecen procesos de verdad, justiciay reparacin.

    Valoraciones especfcas. Un tratamiento integral requiere abordar la valoracin especca de cadambito de vulneracin de derechos humanos en relacin con su dimensin y signicacin. Precisa-mente, por su dimensin y signicacin, la violencia de ETA merece una valoracin expresa. Esto noexcluye, sino que arma la necesidad de otras valoraciones especcas de vulneraciones de derechoshumanos de otro signo como las citadas. No obstante, por su prolongacin en el tiempo, por su inten -cionalidad de imposicin poltica, por perpetuarse despus de la Transicin y de la amnista general,por el acompaamiento sociopoltico con el que ha contado y, sobre todo, por la gravedad e intensidad

    del balance de daos humanos e irreparables producido, la violencia de ETA requiere una valoracinexpresa de su injusticia, especialmente, del dao injusto causado a las vctimas y sus familias. Estaes la posicin a la que insta el suelo ticodesde el principio de responsabilidad en materia de revisincrtica del pasado.

    V. El sentido de la prioridad ante el futuroDespus de todo y mirando al futuro, la pregunta nal es qu es lo ms importante? El Plan de Paz y

    Convivencia ofrece una respuesta clara y sencilla: promover el encuentro social. Esta es su misin y estesu objetivo mayor. Signica que queremos construir una sociedad sin mundos aparte. A esto se reerecuando sugiere construir una plaza pblica en la que quepamos todos. No signica, desdear lo que yaexiste, ni pretender una nueva construccin que se inicia de cero. Signica abrir los espacios que ya existen

    para compartirlos.Venimos de un largo tiempo en el que hemos vivido en dos universos sociopolticos paralelos. Dos cons-

    trucciones integrales y completas de argumentos y percepciones enfrentados e incomunicados. Podemosconseguir la desaparicin de la violencia y de ETA; pero an y as podemos seguir viviendo en una socie-dad con mundos aparte. Esto no es bueno, no es deseable y es con toda seguridad germen de problemasfuturos de convivencia que ahora ni siquiera somos capaces de imaginar.

    Una visin responsable de pas y de compromiso con las nuevas generaciones nos lleva a situar en unasociedad sin mundos aparte el sentido de la prioridad ante el futuro. Este sentido de la prioridad tiene unacondicin previa y una misin inequvoca.

    Una condicin previa. La factura que ha de pagarse por la construccin del futuro no puede serolvidar el pasado ni despreciar lo pre-existente. La prioridad de un futuro de convivencia integrada yconciliada se ha de abordar desde el principio de claricacin del pasado. El suelo ticolo formula del

    siguiente modo: Procurar que la construccin de una memoria compartida sea un medio para aliviarel sufrimiento injusto de las vctimas y evitar la impunidad, as como para la consecucin de la paz y la

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    convivencia democrtica. Esta memoria debe servir para repensar y construir el futuro sin anclarse enel relato de lo sucedido.

    Una misin clara. Nuestra sociedad, como todas, tiene y tendr problemas, conictos, crisis y divisio-nes. Esto forma parte de la realidad de la convivencia democrtica. No perseguimos construir una so-ciedad utpica. Nuestro objetivo es ms modesto. Solo queremos construir una sociedad que es capazde compartir unos mnimos ticos y democrticos para discrepar en todo lo dems con garantas. Estoes una sociedad sin mundos aparte. Este es el reto y esta la misin clara y responsable con respectoal futuro. El suelo ticohabla de cerrar las puertas de un pasado doloroso y abrir las de un futuro es-peranzador para todos.

    A modo de conclusinEl contenido del conjunto de las aportaciones un total de 28 documentos que ha recibido la propuesta

    del Plan de Paz y Convivencia es el reejo de la pluralidad de inquietudes, dolores, temores, aspiracionesy perspectivas que se agolpan en el momento en que ha de iniciarse un proceso constructivo de paz yconvivencia. Es un catlogo completo de la complejidad y del laberinto de argumentos cruzados y, a vecesinmunes unos con respecto de los otros, en que estamos atrapados.

    Si hubiera que resumir en una sola frase el signicado de conjunto de todas las aportaciones que harecibido la Propuesta de Plan de Paz y Convivencia, optaramos por la siguiente: El pasado nos duele, elpresente nos inquieta y el futuro nos une. Este podra ser el resumen de un primer anlisis cualitativo yglobal de todas las aportaciones.

    El pasado nos duele y esto se ve ntidamente expresado en las iniciativas que son objetadas y en su ar -gumentacin. El presente plantea menos problemas, pero las desconanzas del pasado generan inquietud

    que se proyecta al presente. La voluntad de compartir un futuro de convivencia, sin embargo, nos une y estotambin se ve claramente reejado en las iniciativas que no son enmendadas y que principalmente son lasque se orientan al futuro.

    El Gobierno Vasco propone aceptar esta realidad compleja, lejos de la estridencia, con normalidad, rigory voluntad constructiva. Un dilogo claricador es la herramienta para abordar estos disensos y consensos.Para no perder la perspectiva, conviene tener presente de dnde venimos y a dnde queremos ir. Estamosen un momento histrico.

    Las aportaciones recibidas al Plan de Paz y Convivencia han puesto de maniesto dnde estn los pro-blemas. Estos cinco temas que acabamos de ver formulados, solo reejan la agenda de trabajo pendiente.De estas cinco cuestiones tenemos que hablar entre todos.

    Este es el plan del Plan de Paz y Convivencia: crear las condiciones adecuadas para que las distintas fa-milias polticas de este pas puedan alcanzar unos mnimos de acuerdo sobre: (I) la posicin ante el nal de

    ETA; (II) los mnimos ticos y democrticos para situarnos en el presente; (III) la narrativa sobre el pasado;(IV) el tratamiento de vulneraciones de signo diferente; y (V) el sentido de la prioridad ante el futuro. Esta esla hoja de ruta. El Plan de Paz y Convivencia es un punto de partida.

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    Presentacin

    En el inicio de la X Legislatura, el Gobierno Vasco ha decidido dotarse de una Secretara General parala Paz y la Convivencia que, dentro de Lehendakaritza y bajo dependencia directa del Lehendakari, integreen una nica estructura las anteriores Direcciones de Victimas, adscrita al Departamento de Interior, y deDerechos Humanos, integrada en el Departamento de Justicia.

    En el entorno europeo, la estructura de las polticas gubernamentales cuenta habitualmente con unadireccin, instituto o instancia similar de derechos humanos dedicada a su defensa y promocin. En contex-tos de normalidad, este instrumento es suciente para articular las polticas pblicas de compromiso con elcivismo y las libertades y derechos fundamentales.

    Nuestro contexto actual es, sin embargo, singular. Hace dos aos, ETA anunci el cese denitivo de suactividad violenta, despus de ms de cinco dcadas. Todas las personas por debajo de 50 aos hemos

    vivido toda nuestra vida con ello. Estamos ante un acontecimiento verdaderamente histrico. La creacinde una Secretara General para la Paz y la Convivencia es una decisin directamente relacionada con estecontexto sociopoltico excepcional.

    Es una respuesta adaptada a una coyuntura especial. Dos grandes puntos denen su misin especca:primero, contribuir a consolidar de modo denitivo e irreversible la paz; y, segundo, promover la mejora deuna convivencia social y poltica, daada por una vivencia traumtica y sostenida de terrorismo, violencia yvulneraciones de derechos humanos.

    Muy probablemente, esta doble misin especca no tenga sentido en nuestras polticas pblicas dentrode algunos aos porque los retos entonces sean ya otros. Aunque, no obstante, es tambin probable que siahora no hacemos este esfuerzo, tal vez, dentro de algn tiempo lo echemos en falta.

    Quienes en este momento ostentamos cualquier responsabilidad parlamentaria, gubernamental o socialtenemos la ocasin de poder enfrentar este doble reto de la paz y la convivencia. En este contexto, lo que

    est en juego no es solo uno u otro modelo, una u otra visin ideolgica de esta etapa post-violencia. Loque est en juego tiene que ver, en primera instancia, con el sufrimiento humano.

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    Muchas personas han padecido mucho y todava siguen hacindolo. Lo que hagamos o dejemos dehacer puede contribuir a paliar, reducir o superar los sufrimientos de personas. Nuestra accin polticaconcertada puede contribuir a una vida mejor y a un sufrimiento menor de personas concretas. Esta es unareferencia de valor superior en este momento.

    Se trata del factor humano, un factor que no debiera perderse de vista. Tenemos la oportunidad de desa-rrollar un trabajo que muestre el lado ms noble de la poltica. A partir de esta premisa, la primera tarea queasume esta Secretara es elaborar para toda la legislatura un plan de paz y convivencia con rostro humano.Este documento es su reejo. Responde al segundo eje y compromiso del Programa del Gobierno Vascopara esta Legislatura

    En todo caso, este plan no nace de la nada sino de un itinerario que le precede y de un marco norma-tivo que lo encuadra. En este sentido, contamos con el trabajo previo que supusieron el Plan Vasco de

    Educacin para la Paz y los Derechos Humanos 2008-2011 elaborado en la VIII Legislatura y el Plan deConvivencia Democrtica y Deslegitimacin de la Violencia 2010-2011 que fue desarrollado durante la IXLegislatura.

    El marco normativo con incidencia en los contenidos de este Plan tiene las siguientes referenciasprincipales:

    Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplan derechos y se establecen medidasa favor de quienes padecieron persecucin o violencia durante la guerra civil y la dictadura.

    Ley 4/2008, de 19 de junio, de Reconocimiento y Reparacin a las Vctimas del Terrorismo. (Normativaautonmica)

    Ley 29/2011, de 22 de septiembre de Reconocimiento y Proteccin Integral a las Vctimas delTerrorismo.

    Decreto 17/2012, de 12 de junio, de declaracin y reparacin de las vctimas de sufrimientos injustos,como consecuencia de la vulneracin de sus derechos humanos, producida entre los aos 1960 y 1978en el contexto de la violencia de motivacin poltica vivida en la Comunidad Autnoma del Pas Vasco.

    Decreto 1/2011, de 11 de enero, de modicacin del Decreto 31/2009, de 10 de febrero, de creacin yregulacin del Consejo Consultivo de Educacin en Derechos Humanos y por la Paz.

    Decreto 55/2010, de 23 de febrero de regulacin del Consejo de Participacin de Vctimas delTerrorismo.

    El contenido del plan es la propuesta de un recorrido pensado para ser social y polticamente compartido.Debe ser un reejo escrito de lo que el Gobierno Vasco pretende hacer en esta materia. Este documento essu transparencia y quiere responder a dos caractersticas principales que lo denan: claridad y concrecin.Se estructura en tres partes: proyecto, proceso y programa.

    El proyecto dene, desde un punto de vista conceptual, las bases y componentes fundamentales de esteplan. Representa la voluntad de impulsar una transicin que quiere ir del profundo malestar social de laviolencia y la crispacin al bienestar cvico de la paz y la convivencia. Es un proyecto para contribuir a esatransformacin.

    La segunda parte, describe el proceso que se pretende seguir. Reeja, uno tras otro, todos sus pasospara que vistos en conjunto ofrezcan una fotografa global que permita entender su unidad de sentido. Unrecorrido que quiere transitar de la desconanza a la conanza entre las diferentes sensibilidades polticas.Un proceso con incidencia directa en la realidad de la convivencia en nuestra sociedad. Entre todos suspasos y a n de facilitar este trnsito, su contenido destaca varias claves e hitos estratgicos con relacin ala gestin de nuestro pasado, presente y futuro.

    La tercera parte contiene el programa de trabajo. Representa el paso de las palabras a los hechos. Enesta parte, todo lo anterior adquiere carcter operativo para su puesta en marcha. Los conceptos dejan

    paso al trabajo concreto. Se presentan un total de 18 iniciativas distribuidas en tres mbitos de actuacinpreferente, adems de una de carcter transversal.

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    Primera parte

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    Primera parteProyecto.Del malestar al bienestar

    Esta primera parte del plan tiene dos grandes apartados: diagnstico de situacin y bases del proyectopara estos cuatro aos. Se trata de analizar y proyectar, y se trata de hacerlo con la conciencia de estarviviendo una coyuntura estratgica en un momento histrico. Lo que hagamos o dejemos de hacer en estosaos ser estudiado en el futuro con la mirada crtica de analistas e historiadores, pero tambin de la propiaciudadana.

    Probablemente, la condicin exigible a todos en un momento como este es tratar de adoptar las deci-siones necesarias con un plus de perspectiva. No estamos tratando sobre un debate coyuntural, puntual o

    pasajero. No est en juego una efmera batalla meditica por conquistar un titular u otro. Est en juego laresponsabilidad de la respuesta compartida que seamos capaces de dar a la conquista de la paz. Y estotiene incidencia en el presente y en el futuro de nuestra sociedad.

    Necesitamos tomar altura para poder mirar con perspectiva. Esta es la condicin necesaria para afrontarla denicin de un proyecto para la paz y la convivencia. Se trata de ver de dnde venimos, dnde esta -mos y a dnde queremos ir, ms all de la pelea poltica y partidaria del da a da, para ser artces de unatransformacin compartida. Venimos de la experiencia de un profundo malestar social y poltico. Tenemospor delante el reto de avanzar hacia el bienestar razonable de una experiencia de convivencia normalizada.

    El reto esencial, nalmente, es compartir. Un bienestar social, no exento por supuesto de problemas ydicultades, depender de ello. Ser capaces de tejer esos necesarios consensos bsicos sobre convivenciaque integren a todas las tradiciones polticas. En poltica es relativamente fcil jar la posicin que marca ladiferencia, pero lo realmente meritorio es jar la posicin que posibilita el consenso. Necesitamos liderazgos

    valientes, a prueba de presiones y dicultades. Necesitamos tambin la conciencia de necesidad de unliderazgo compartido y maduro para dar los pasos que sean precisos.

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    1. Diagnstico de situacinEste diagnstico de situacin se construye en torno a un eje central, la sociedad vasca, y a un punto de

    referencia principal, la convivencia. Dos preguntas lo estructuran: primero, cul es la realidad en que nosencontramos? y segundo cules son sus necesidades en el actual contexto? De este modo, se formulantres principios de realidad y tres principios de responsabilidad que lo conguran.

    1.1. Principios de realidadUn punto de partida claro, una base slida y una prioridad destacada. Estos son los tres principios de

    realidad en que se asienta el proyecto que esta Secretara General para la Paz y la Convivencia quierecompartir e impulsar.

    I. Un punto de partida: la realidad ha cambiado y no tiene vuelta atrs viable

    La realidad ha cambiado, y ha cambiado a mejor. Tiene adems por delante un amplio margen demejora. Se trata de un hecho con poder normativo. Nuestra sociedad vive ya de acuerdo a este nuevocontexto. Precisamente por esta determinacin social, entre otras cosas, podemos armar con solven-cia que este cambio es irreversible porque no tiene una vuelta atrs viable ni sostenible.

    Entender la profundidad de este principio de realidad es determinante para situarnos en el punto departida de esta nueva etapa. Es importante subrayar esta evidencia porque todos arrastramos inerciasque nos devuelven una y otra vez a los bucles del pasado. Sin embargo, nuestra sociedad actual separece ms a la sociedad vasca de 2023 que a la de 2003.

    II. Una base: tenemos una sociedad adulta con unas cuantas ideas claras

    Esta situacin tiene riesgos, lgicamente, pero no todos nuestros temores estn justicados. Nopodemos enfocar las polticas pblicas de paz y convivencia como si la mayora de nuestra sociedad

    fuese menor de edad en materia de principios ticos, cvicos o democrticos. Hay mucho trabajo hechogracias al esfuerzo de todos.

    El uso de la violencia, el terrorismo o el recurso a cualquier vulneracin de derechos humanos estnsocial y polticamente desautorizados. Nuestra sociedad es mayor de edad. Sobre esta base, nuestratarea primordial es acordar decisiones prcticas, concretas y objetivas que sean tiles para reparar losdaos del pasado, mejorar el presente y preparar el futuro.

    III. Una prioridad: es ahora cuando conviene invertir en convivencia

    Al mismo tiempo, hemos de reconocer que hemos vivido una historia de violencia social y poltica-mente traumtica que, segn la circunstancia biogrca en la que nos hayamos encontrado, nos con-diciona de modos diferentes. La experiencia de otros contextos post-violencia nos ha enseado algo.Una mala asimilacin de este tipo de vivencias en el cuerpo social puede dar lugar, 15 o 20 aos mstarde, a la aparicin de efectos reactivos normalmente minoritarios, pero imprevisibles e indeseables.

    Conviene invertir en convivencia ahora. Qu signica esto en la prctica? Quiere decir que es fun-damental compartir social y polticamente unas pocas bases. Debemos identicar, denir y proyectarlos consensos bsicos para poder discrepar en todo lo dems con garantas. Signica crear un espaciode conanza social y poltica elemental. Esta es una de las grandes prioridades que tenemos por de-lante a lo largo de estos cuatro aos.

    1.2. Principios de responsabilidadLa denicin de estos tres principios de realidad nos permite congurar el marco de actuacin en

    torno a tres principios de responsabilidad. Responden al qu debemos hacer en relacin con el pasado,el presente y el futuro.

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    I. Pasado. Tenemos un deber de clarifcacin

    No podemos construir el futuro como si nada hubiera ocurrido en el pasado. Lo padecido es dema -siado grave. Debemos poner luz sobre la violencia y sobre cada vulneracin de derechos humanospara poder hacer efectivos los principios de verdad, justicia y reparacin. En este proceso de clari-cacin es nuestro deber tico respetar dos criterios: no excluir y no diluir. Es un deber de memoria yreconocimiento a las vctimas, y de cumplimiento de las leyes y acuerdos parlamentarios.

    Debemos visibilizar los hechos objetivos que representaron vulneracin de derechos humanos, sinexcluir ni olvidar ninguno de ellos. Al mismo tiempo, debemos respetar la diferencias de contexto victi-molgico y criminolgico, sin mezclar, equiparar, compensar, comparar o atenuar la gravedad intrnse-ca de cada vulneracin con otra de otro signo.

    II. Presente. Tenemos un deber de normalizacin

    Nuestro presente est condicionado por las consecuencias del pasado. La violencia y las violacio -nes de derechos humanos tienen un efecto deshumanizador. Sacan lo peor de la condicin humanay llegan incluso a hacer desear lo peor. Las diversas experiencias internacionales sobre los procesospost-violencia subrayan la importancia de adoptar estrategias, compromisos, proyectos, discursos yacciones que se orienten a la normalizacin social del presente.

    Promoverla es dar pasos para lograr la desaparicin total de la violencia, para reorientar las inercias yconsecuencias heredadas de la etapa anterior, y para consolidar denitivamente la convivencia. Norma-lizacin social signica tambin dar pasos para crear un espacio en el que, a pesar de lo ocurrido, todaslas tradiciones polticas tengan su sitio. Se trata de una tarea que debe ser compartida y consensuada.

    III. Futuro. Tenemos un deber de conciliacin

    El sentido ltimo de un sistema democrtico se ordena al logro de una convivencia justa e integrado-ra. Este es el valor superior, el n ltimo de toda accin poltica en democracia. Cuando por cualquiercircunstancia ese equilibrio convivencial se ha perdido, la poltica se orienta a recuperarlo hasta donde

    sea posible y razonable.

    Tan importante como realizar una revisin crtica del pasado y como tomar las decisiones necesariaspara normalizar el presente, es poner las bases para encauzar una convivencia democrtica y concilia-da en el futuro. Se trata de buscar e impulsar las estrategias educativas, divulgativas o comunicativasque permitan congurar una cohesin de base en torno a la dignidad humana y los derechos humanos.

    2. Las bases del proyecto para estos cuatro aosEste plan es un proyecto cuyas claves se pueden resumir en cinco apartados: (1) denominacin y misin,

    (2) objetivos, (3) estrategia, (4) ejes e iniciativas y (5) retos estratgicos.

    2.1. Denominacin y misinNecesitamos encontrar una palabra que nos una en esta tarea que tenemos por delante. No es f-

    cil. Internacionalmente se utiliza con normalidad el concepto reconciliacin. Sin embargo, aqu, es untrmino que da problemas, no es sucientemente pacco. En la bsqueda de espacios de acuerdo,tomamos prestada una voz que pueda ayudarnos.

    El 21 de febrero de 2013, Osvaldo Puccio, presidente de la Fundacin Salvador Allende y ponenteinvitado en el acto en memoria de Fernando Buesa y Jorge Dez, habl de un concepto que a l le hasido til en su experiencia y que describe bien la nalidad ltima de la tarea que necesitamos enfrentar.

    Segn su exposicin, todos los objetivos de paz, revisin crtica del pasado, convivencia, reconci -liacin pueden quedar englobados dentro de la palabra reencuentro o encuentro. Plan de Paz yConvivencia 2013-16, un objetivo de encuentrosocial. Por eso esta es la denominacin de este Plan

    de Paz y Convivencia.

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    El concepto encuentroexplica y reeja perfectamente el espritu que lo impulsa. Describe su misin:construir una sociedad compartida. Pensemos en los prximos ocho o diez aos. Nuestro principalcometido es crear condiciones para que en este pas exista una plaza pblicaen que quepamos todos.Un espacio de encuentrodemocrtico en el que el respeto y la discrepancia convivan con normalidad.

    2.2. ObjetivosEl reencuentroen sociedad es la misin de este proyecto. Tenemos por delante cuatro aos para

    avanzar en esa direccin. En 2016, quisiramos ver cumplidos siete objetivos expresos y evaluables.Son la traccin del plan de actuacin del Gobierno Vasco en esta legislatura.

    I. Contribuir a hacer realidad la exigencia de desarme y nal efectivo de ETA.

    II. Realizar una constatacin de todas las vulneraciones de derechos humanos.

    III. Completar el proceso de reconocimiento y reparacin a todas las vctimas.

    IV. Denir e impulsar una poltica pblica de memoria.

    V. Promover acuerdos para una poltica penitenciaria acorde al nuevo contexto.

    VI. Alcanzar consensos bsicos para un acuerdo democrtico de convivencia.

    VII. Buscar interacciones socioeducativas para una cultura de encuentrosocial.

    2.3. EstrategiaPara alcanzar estos objetivos, la estrategia que vamos a desarrollar se asienta en unos principios

    ticos y democrticos, un criterio rector, una metodologa y una serie de criterios de actuacin general.

    I. Principios ticos y democrticos

    Este proyecto de encuentrosocial se fundamenta en la dignidad humana como valor supremo yen la defensa y promocin de los derechos humanos. De este principio tico se deriva el compromisoinequvoco con la democracia, la libertad y el pluralismo, as como con la oposicin a cualquier formade violencia o medio de imposicin antidemocrtica.

    II. Criterio rector: Consenso y estndares internacionales

    Desde todo punto de vista, por conviccin y por necesidad, en esta materia de la convivencia es fun-damental actuar en base a la bsqueda de los ms amplios consensos. Esta ser siempre la opcin deesta Secretara General: buscar el acuerdo transversal a la pluralidad de nuestra realidad sociopoltica.

    Junto a ello, esta Secretara General adoptar las decisiones que mejor respondan a las directricesde las Naciones Unidas y a los estndares internacionales en materia de derechos humanos y proce-sos de paz y reconciliacin.

    III. Metodologa: Microacuerdos

    Alcanzar consensos es fundamental; pero debemos reconocer que no es tarea fcil. Esta SecretaraGeneral va a impulsar una metodologa de trabajo y colaboracin con los grupos parlamentarios basadaen la bsqueda de microacuerdos. Se trata de trazar un camino realista, transitable y nalmente efectivo.

    La propuesta de microacuerdoses un mtodo de trabajo con una vocacin acumulativa y progresivaque permita construir mediante pequeos fragmentos de acuerdo una perspectiva nal de consenso b -sico, slido y consistente.

    IV. Criterios de actuacin general: Las reglas del juego

    El programa de trabajo de la Secretara General para la Paz y la Convivencia est guiado por cuatropautas de actuacin general. Constituyen las reglas de juego que deseamos explicitar y compartir en

    la medida de lo posible.

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    La actuacin en materia de paz y convivencia se estructurar en tres tiempos: pasado, presente yfuturo. Los programas y acciones se ordenarn del siguiente modo: uno, respuestas ante lo sucedidoen el pasado; dos, prioridades derivadas de las necesidades del presente; y tres, las tareas fundamen-tales para el futuro.

    La Secretara General para la Paz y la Convivencia buscar espacios de colaboracin con todas lasinstituciones y entidades sociales concernidas en esta materia y, de modo principal y preferente, conel Parlamento Vasco.

    El pronunciamiento pblico y el debate meditico juegan un papel indiscutible en el mbito de lapoltica y las instituciones. A pesar de ello, la voluntad de esta Secretara General es no disputar esabatalla en los trminos clsicos y, en su caso, subordinarla al trabajo de elaboracin discreta y al obje-tivo del consenso.

    Es criterio de actuacin de este proyecto no mezclar, en ningn caso, el debate poltico sobre el mar-co jurdico-poltico y el debate prepoltico sobre el marco de encuentrocvico-social. Este segundo tiene

    una naturaleza fundamentalmente tica y debe unirnos ms all de las opciones polticas partidarias.

    2.4. Ejes e iniciativasEl programa de trabajo del Plan de Paz y Convivencia se estructura en tres ejes: pasado, presente

    y futuro. Cada uno de ellos contiene seis iniciativas centrales. Dentro de cada una de ellas se insertandiferentes lneas de actuacin:

    Eje I. Pasado

    -Iniciativa 1.Realizacin de informes sobre vulneraciones de Derechos Humanos y acciones derivadas.

    -Iniciativa 2.Desarrollo del proyecto Memoriaren Plaza, Instituto de Memoria y Convivencia.

    -Iniciativa 3.Contribucin al Memorial de Vctimas del Terrorismo.-Iniciativa 4. Apoyo, reconocimiento y reparacin a las vctimas del terrorismo.

    -Iniciativa 5.Apoyo, reconocimiento y reparacin a las vctimas sin amparo en la actual legislacin.

    -Iniciativa 6.Investigacin y accin sobre la tortura.

    Eje II. Presente

    -Iniciativa 7.Colaboracin y trabajo conjunto con el Parlamento Vasco.

    -Iniciativa 8.Desarrollo del Programa Hitzeman en poltica penitenciaria.

    -Iniciativa 9.Impulso de lneas de colaboracin con la Unin Europea.

    -Iniciativa 10.Cooperacin con la Ocina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los

    Derechos Humanos.-Iniciativa 11.Contribucin compartida de las universidades vascas.

    -Iniciativa 12.Continuidad del Compromiso Social de la ERTZAINTZA por la Convivencia y los De-rechos Humanos.

    Eje III. Futuro

    -Iniciativa 13.Colaboracin pblico-socialcon la red asociativa vasca.

    -Iniciativa 14. Promocin de la participacin ciudadana.

    -Iniciativa 15.Concertacin por la convivencia con las Diputaciones Forales y los Ayuntamientos.

    -Iniciativa 16.Impulso de lneas de actuacin adicional en el mbito de la educacin formal.

    -Iniciativa 17.Promocin de lneas de actuacin especcas en el mbito de la juventud, la cultura yla educacin no formal.

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    -Iniciativa 18.Sensibilizacin social y compromiso de los medios de comunicacin pblicos.

    Eje transversal. Seguimiento y evaluacin

    -Ficha I.Impulso, gestin y coordinacin.

    -Ficha II.Seguimiento, evaluacin y direccin.

    -Ficha III.Previsin presupuestaria desglosada del Plan.

    2.5. Compromisos bsicos:Microacuerdosque constituyen retos estratgicos

    La metodologa de los microacuerdosya mencionada, constituye un elemento clave de la estrate-gia a desarrollar en los prximos meses y aos. La concrecin de esta metodologa se plasma en trescategoras de objetivos:

    I. Microacuerdospara una conclusin compartida sobre el pasado.

    II. Microacuerdosde normalizacin para nuestra realidad presente.

    III. Microacuerdosde bases ticas y prepolticas para un futuro de encuentro.

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    ProcesoDe la desconfanza a la confanza

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    Segunda parteProceso.De la desconfanza a la confanza

    Solo en casos excepcionales los cambios se producen de forma disruptiva. Normalmente las transforma-ciones sociales, mucho ms las que afectan a la cultura de convivencia, se producen tras una maduracinde las mismas. Es una evolucin que, para su progresin, se apoya en el paso del tiempo. A esta progresindinmica se denomina proceso. Necesitamos actuar con esta mentalidad. El proyecto de paz y convivencia,que acaba de formularse, se sita dentro de un proceso y al servicio del mismo.

    Ante la impaciencia, ansiedad y frustracin que produce la lentitud con que operan los cambios, estaperspectiva es imprescindible para entender la lgica de las transformaciones sociales. La visin de pro-

    ceso se inserta en el principio de realidad y ayuda a combatir los impulsos de frustracin o intransigencia.Nos recuerda la enorme complejidad de una armonizacin razonablemente satisfactoria de la pluralidaddinmica de identidades, intereses y aspiraciones para la convivencia.

    El cambio al que aspiramos es un proceso que, adems, necesitamos compartir, lo que aade ms di-cultad. Este tipo de procesos progresan en la medida que se dan condiciones favorables. Cooperar paracrear esas condiciones favorables es la propuesta bsica de este plan. No tenemos que estar de acuerdoen todo. Al contrario, una sociedad plural y democrtica necesita discrepar en casi todo. El principio decontradiccin es su garanta.

    Sin embargo, el despliegue del pluralismo precisa unos mnimos consensos que denen el terreno y lasreglas de juego. Sin ellos, se impone la ley de la selva. Por eso, el principio de contradiccin debe compen-sarse con un principio de conanza bsica. Sin ella, nada funciona. La vida y la convivencia son factiblesporque hacemos depsitos mnimos de conanza en los otros, en el futuro, en los proyectos, en la sociedad,

    en las institucionesEn la poltica no es diferente, necesitamos compartir un suelo mnimo de conanza mutua. Sin embargo,

    venimos de un tiempo de desconanza radical. Favorecer este trnsito de la desconanza a la conanza esel reto del proceso que quiere promover este Plan de Paz y Convivencia. Su mxima es crear condicionesde conanza bsica para compartir un proceso de encuentro social. Creamos condiciones con claridad,compromisos y concrecin.

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    1. El proceso y el pasado, la perspectiva tico-social

    1.1. Clave estratgica: la complejidad de la gestin del pasadoDespus de un periodo de violencia, la gestin del pasado es, sin duda, la parte ms delicada. Es

    lo ms difcil porque en el pasado se encierran el diagnstico de responsabilidades y culpas. Por eso,resulta tan complicado alcanzar acuerdos sobre lo sucedido y, especialmente, sobre su interpretacin.Un viejo dicho popular dice que La culpa nunca cae al suelo. Se arroja de mano en mano.

    Es propio de la condicin humana el rechazo impulsivo de la culpa. Nadie quiere cargar con ella.Nadie quiere ser responsable nico. Por eso, siempre se encuentran argumentos sucientes bien paracompartir la culpa u olvidar los antecedentes, o bien para considerarse vctima de un contexto, unarealidad o una agresin previa y mayor que expa la responsabilidad propia.

    El pasado nos aleja porque estimula el miedo al dolor de la culpa. Por eso produce tanta inseguridad.En este temor reside la complejidad de la gestin del pasado. Analizarlo no justica las actitudes evasi-vas, pero ayuda a entender su problemtica para afrontarla en mejores condiciones.

    Recticar forma parte tambin de lo ms genuino y propio de la condicin humana. Representa elpoder de la razn frente al poder del impulso y del miedo. Podemos elegir recticar. Este es el primerpoder de cambio y transformacin que tienen las personas y las sociedades en sus manos. Si el pasadoproduce un impulso de temor e inseguridad, podemos responder con la razn creando un marco decertidumbres. Simplemente, necesitamos decirnos con claridad qu vamos a hacer con nuestro pasadoy en qu terreno de juego vamos a actuar.

    Hay una regla bsica que ayuda a la gestin del pasado. Su contenido sugiere distinguir tres concep-tos: los hechos objetivos, las interpretaciones subjetivas y la valoracin compartida.

    Los hechos objetivos. Son las vulneraciones de derechos humanos. Deben visibilizarse sin ex -

    cluir ninguna y sin diluir o compensar unas con otras. Todas ellas, representan el relato de loshechos. Un relato que debe servir para enfrentarnos a la verdad de nuestro pasado y para reco-nocer y reparar a sus vctimas.

    Las interpretaciones subjetivas. Debe aceptarse que habr interpretaciones plurales sobre lascausas o gnesis de lo ocurrido. Cada tradicin poltica matizar subjetivamente su lectura. En-tre todas ellas, se darn consensos y disensos. El valor cualitativo de los espacios de acuerdotendr una gran virtualidad.

    La valoracin compartida. A pesar de que existan diagnsticos diferentes, es posible y necesariocompartir una valoracin tica y crtica de lo ocurrido. Es una responsabilidad poltica que debeprevenir la repeticin de hechos similares en el futuro y que debe explicar a las nuevas genera -ciones el porqu del nunca ms.

    El presente y el futuro nos lo jugamos en el desarrollo de la primera y la tercera de estas pautas.Primero, debemos enfrentar la realidad de lo sucedido y, despus, debemos ser capaces de compartiruna mnima valoracin crtica. Lo ms difcil, sin duda, es esto ltimo.

    1.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el pasadoEl hito fundamental de un proceso de encuentro social tras un periodo de convulsin y violencia es

    claricar hasta dnde podemos llegar juntos en la valoracin crtica del pasado. Ese mnimo dene elmximo comn que todas las tradiciones polticas pueden compartir en la valoracin crtica de lo ocu-rrido. Lo que podemos acordar entre todos es, con toda probabilidad, poco; pero puede tener una gransolvencia y potencialidad, si mantiene una hondura cualitativa.

    Este Plan de Paz y Convivencia quiere contribuir a ese objetivo. Nos proponemos trabajar para al-

    canzar un acuerdo compartido sobre el pasado. El Gobierno Vasco deposita en el seno de la Ponenciade Paz y Convivencia del Parlamento Vasco, la siguiente propuesta de discusin como base de unprimer compromiso sobre el pasado:

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    MICROACUERDOS (I)

    Una propuesta de compromiso ticopara una valoracin compartida del pasado

    La paz y la convivencia requieren el reconocimiento de la injusticia de

    la violencia, el reconocimiento del dao causado, y la dignidad de las vc-

    timas, todas ellas merecedoras del derecho a la verdad, la justicia y la

    reparacin. (Acuerdo parlamentario de 14 de marzo de 2013)

    Lo sucedido el terrorismo, la violencia y las vulneraciones de derechos

    humanos fue posible porque en el razonamiento de grupos y personas se

    antepusieron al valor de la dignidad humana, otros valores como la defensa

    de una causa, un objetivo, una razn de estado, una visin ideolgica uotras certezas o convicciones.

    En el futuro, nunca ms, ni una causa poltica o razn partidaria, ni ningu-

    na otra conviccin o certeza deben situarse, como si fueran un valor abso-

    luto, por encima del valor de los derechos humanos, la persona y la vida.

    1.3. Los pasosDentro del marco de consideraciones expuestas en relacin con el pasado, las actuaciones que

    propone desarrollar este Plan de Paz y Convivencia se resumen en un proceso de siete pasos. Enconjunto, representan su unidad de sentido

    Primer paso.Encargar un informe que constate las vulneraciones de derechos humanos ocurridas

    desde 1960 para precisar dnde y cmo actuar en materia de claricacin del pasado, y reconocimientoy reparacin a las vctimas.

    Segundo paso.Crearemos un Instituto de Memoria y Convivencia que gestionar el patrimonio querepresenta la pluralidad de memorias democrticas frente a los acontecimientos violentos y traumticosde los ltimos 80 aos.

    Tercer paso.Contribuiremos a la creacin de un especco Memorial de las Vctimas del Terrorismo,cuya instalacin en Euskadi establece la Ley de Reconocimiento y Proteccin de las Vctimas del Te -rrorismo en su artculo 57.

    Cuarto paso.Daremos continuidad a los procesos de apoyo, reconocimiento y reparacin a las vcti -mas del terrorismo que el Gobierno Vasco viene desarrollando desde hace cuatro legislaturas.

    Quinto paso.Desarrollaremos y ampliaremos los procesos de reconocimiento y reparacin a las vc-

    timas de violaciones de derechos humanos causadas por acciones de contraterrorismos ilcitos, sinamparo en la actual legislacin.

    Sexto paso.Encargaremos una investigacin rigurosa e independiente sobre la incidencia real delfenmeno de la tortura para adoptar las medidas de reconocimiento y prevencin que resulten perti-nentes.

    Sptimo paso.Promoveremos un micro-acuerdo de compromiso tico para una valoracin crticasobre el pasado con la voluntad y determinacin de que sea compartido, suscrito y desarrollado portodas las tradiciones polticas.

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    2. El proceso y el presente: la perspectiva sociopoltica

    2.1. Clave estratgica: la inercia de la desconfanza

    En nuestro mbito institucional, uno de los principales problemas, si no el mayor, que mediatizalas relaciones polticas es la desconanza. Una desconanza que tiene su origen en los efectos des-tructivos que han provocado dcadas de violencia, vulneraciones de derechos humanos, divisiones ycrispacin.

    En materia de recuperacin de una convivencia daada por la violencia, la bsqueda de consensosbsicos es la principal va para avanzar. Sin embargo, la desconanza es el obstculo previo que impi-de cualquier avance por la va del consenso. Metodolgicamente y como primer paso, es imprescindi -ble actuar sobre este factor.

    Necesitamos superar la desconanza como condicionante integral de nuestra realidad y crear unclima de conanza mnima entre todas las tradiciones polticas de este pas, al menos, para el objetivode la normalizacin social de la convivencia.

    Las desconanzas dominan y neutralizan el escenario poltico. Se basan en temores perfectamenteidenticables y, en muchos casos, probablemente, justicados. Temores que, por otra parte, no soncompartidos porque, segn su contenido, afectan exclusivamente a unos o a otros. Precisamente, porello, las inquietudes y preocupaciones de unos pueden ser para los otros desconocidas o irrelevantes.

    El primer paso para superar la desconanza es explicitar los temores que la sustentan, verbalizarlosy reconocerlos en nosotros y en los otros. Es una clave estratgica para desactivar la herencia de suinercia. En materia de paz y convivencia algunas de las desconanzas que podemos detectar, queconviene explicitar y que es necesario reconocer son las siguientes:

    El temor a que el n de la violencia de ETA suponga pasar pgina sobre todo lo sufrido en el pasa-

    do, sin claricacin, reconocimiento, ni crtica explcita.

    El temor a que la memoria y el honor de las vctimas queden relegadas por una mirada solo centra-da en el futuro y amnsica con el pasado.

    El temor a que se pueda reescribir una historia justicadora de la violencia de ETA en base a lateora de los dos bandos o de las dos violencias.

    El temor a que las vctimas y vulneraciones de derechos humanos no producidos por ETA seanolvidados, relegados o marginados.

    El temor a que el n de la violencia se transforme en un proceso de humillacin, vindicacin o mar-ginacin contra una parte de la sociedad.

    El temor a que la paz y la reconciliacin dejen fuera de su proceso la cuestin de los presos y la

    poltica penitenciaria.El temor a que el n de la violencia no suponga la paz ni una normalizacin social de la convivencia.

    Por supuesto, se puede ampliar el catlogo de desconanzas porque hay ms. Estas siete no agotantodo el abanico. Sin embargo, probablemente, estas son algunas de las ms importantes.

    2.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el presenteLas desconanzas son temores provocados por las dudas que albergamos sobre las verdaderas

    intenciones que unos u otros puedan tener ante cuestiones que, desde nuestro punto de vista, consi-deramos medulares. Solo hay una manera de tratar esta problemtica: hablar claro, hablarnos claro.Tenemos que responder con claridad a las cuestiones que son objeto de temor o desconanza porparte de nuestros antagonistas polticos.

    Necesitamos hacer una explcita manifestacin de voluntades que clarique el panorama y que re -duzca las distancias que provoca esa desconanza. En este sentido, es fundamental que, de un modo

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    creble, comprometido e incluso solemne, unos y otros, nos oigamos expresar palabras que respondansatisfactoriamente a nuestras respectivas desconanzas, cuando estas son infundadas.

    Cada tradicin poltica debe saber en qu formulaciones ha de poner especialmente su acento ysubrayado, de modo que este ejercicio de compromiso poltico sea til y ecaz al objetivo de reducir enel antagonista poltico el abismo de desconanza que les separa.

    Este Plan de Paz y Convivencia quiere contribuir a ese objetivo que consiste en transitar de la des-conanza a la conanza. En este sentido, nos proponemos trabajar para alcanzar un acuerdo compar-tido sobre el presente. El Gobierno Vasco deposita en el seno de la Ponencia de Paz y Convivenciadel Parlamento Vasco la siguiente propuesta de discusin como base de un primer compromiso sobreel presente.

    MICROACUERDOS (II)

    Una propuesta de compromiso polticopara un marco de confanza en el presente

    Nos comprometemos a que el n de la violencia de ETA no suponga pasar

    pgina, sin claricacin, reconocimiento, ni crtica explcita sobre lo sucedido.

    Nos comprometemos a que la memoria y el honor de las vctimas no queden

    relegadas por una mirada al futuro que se olvida del pasado.

    Nos comprometemos a no re-escribir una historia justicadora de la violencia

    o las vulneraciones de derechos humanos, as como a oponernos a ella y

    rechazar su uso.

    Nos comprometemos a que, sin equiparaciones, todas las vctimas, tambin

    las producidas por los contraterrorismos ilcitos, reciban el reconocimiento yla reparacin que merecen.

    Nos comprometemos a que el n de la violencia no se transforme en revan-

    chismo contra ningn sector sino en integracin y vertebracin social de la

    convivencia.

    Nos comprometemos a que, dentro del marco de posibilidades legales, la nor-

    malizacin social aborde la cuestin de los presos y la poltica penitenciaria

    de un modo acorde a la nueva realidad social.

    Nos comprometemos a que el n de la violencia suponga la paz, la normaliza-

    cin de la convivencia y haga posible un proyecto, un proceso y un programa

    de encuentro social.

    2.3. Los pasosDentro del marco de consideraciones expuestas en relacin con el presente, las actuaciones que

    propone desarrollar este Plan de Paz y Convivencia se resumen en un proceso de siete pasos. Enconjunto, representan su unidad de sentido

    Primer paso. Contribuiremos y cooperaremos con el Parlamento Vasco en la creacin y sostenimientode la Ponencia de Paz y Convivencia como espacio de trabajo plural para alcanzar acuerdos estrat-gicos para la convivencia.

    Segundo paso.Promoveremos en esta misma ponencia un microacuerdo poltico sobre los compro-misos que asumimos en el presente con el objetivo de generar un clima de conanza bsica.

    Tercer paso.Promoveremos un proyecto que, desarrollado de un modo conjunto y coordinado entrelas tres universidades vascas, se oriente a denir y desarrollar su contribucin especca a un procesode normalizacin social de la convivencia.

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    Cuarto paso. En materia de reinsercin, impulsaremos un Programa Vasco de reintegracin socialpara personas presas y promoveremos en paralelo el consenso parlamentario, interinstitucional y so-ciopoltico necesario para su implementacin.

    Quinto paso. Promoveremos la colaboracin y contribucin europea e interregional tanto para el Plande Paz y Convivencia en su conjunto como para el desarrollo especco de algunos de sus programas.

    Sexto paso.Estableceremos un marco de relacin y asesoramiento con el Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para la aplicacin de los estndares del derecho internacional de los derechos huma-nos en situaciones post-violencia.

    Sptimo paso.Promoveremos con el Departamento de Seguridad un proceso participativo de losagentes de la ERTZAINTZA para elaborar una propuesta de continuidad del Compromiso Social de laERTZAINTZA por la Convivencia y los Derechos Humanos.

    3. El proceso y el futuro: la perspectiva socioeducativa3.1. Clave estratgica:anlisis de las causas de ruptura de la convivencia.

    Son mltiples los factores sociales, polticos o histricos que pueden incidir en una deriva destructivade la convivencia. En nuestro caso, abordar este anlisis global desborda la competencia y mbito deeste plan. Por otra parte, no parece fcil hacerlo de modo que pueda ser objeto de consenso transver-sal. La aspiracin de este anlisis es ms modesta y circunscrita a una perspectiva pedaggica.

    El objetivo, en concreto, es identicar las causas culturales, educativas y de actitud personal o colec-tiva que de un modo universal propician conictos de ruptura de la convivencia y hacerlo de un modo

    que pueda ser compartido por todas las sensibilidades polticas. Identicar causas que, por otra parte,no solo afectan al llamado conicto vasco, sino que tienen incidencia transversal en la deriva de losconictos destructivos.

    Estas causas de ruptura de la convivencia que transforman un conicto en un conicto destructivo seconcentran en torno a cuatro grandes ncleos: el dogmatismo, el fatalismo, el maniquesmo y el secta-rismo. Se trata de cuatro paradigmas que pueden estar discretamente alojados tanto en la cultura socialcomo en la mentalidad personal. Su caracterstica comn es que normalizan el recurso a la imposicin,la violencia, la conculcacin de derechos humanos o al uso de medios no ticos:

    El dogmatismo.Equivale a sentirse con toda la razn y creerse dueo de toda la verdad. Esta per-cepcin de seguridad es condicin necesaria para legitimar el uso de medios no ticos y atreverse aemplearlos. El dogmatismo se cultiva y desarrolla gracias a una insuciente conciencia de limitacin.

    El fatalismo. Es un enfoque fundamentalmente vctimista que impide ver otras opciones que no sean la

    impositiva. El recurso a la violencia se justica, en el no hay otra alternativa y en el adems, lo que hacenellos es peor. Se asienta en la incapacidad de identicar las oportunidades en medio de las dicultades.

    El maniquesmo. Reduce los problemas a una dicotoma previa que inhibe la responsabilidad de elegiren conciencia. Una demagogia de riesgo que habilita el todo vale y reduce al adversario a una imagende enemigo. El maniquesmo se despliega en medio de una dbil profundizacin de la conciencia tica.

    Sectarismo.Representa la defensa colectiva e intransigente de una idea a la que dotamos de un valorsuperior a los derechos humanos. Reduce al otro a una etiqueta. Suscita procesos de deshumaniza-cin e, incluso, de embrutecimiento. Se apoya en una deciente interiorizacin del valor mayor de ladignidad humana.

    La prevencin de conictos destructivos, vulneraciones de derechos humanos y fenmenos de vio-lencia, ya sea poltica, sectaria, clasista, racista, sexista, intertnica o interrreligiosa, est directamente

    relacionada con la respuesta a estas cuatro causas de ruptura de la convivencia. La alternativa pre-ventiva consiste en promover, de forma sencilla, sostenida y complementada desde distintos mbitos,pilares alternativos para la convivencia.

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    3.2. Un hito en el proceso: un compromiso sobre el futuro

    El hito del proceso con respecto al futuro se concentra en alcanzar un acuerdo bsico que explicitelos contenidos socioeducativos bsicos y de consenso para impulsar una nueva cultura de convivenciay encuentro social. No pueden ser muchos tienen que ser pocos, slidos y con gran potencialidad dedesarrollo.

    No solo eso, no pueden estar nicamente pensados como respuesta al problema de la violencia quehemos vivido en este pas en las ltimas dcadas. Estamos mirando al futuro y, en este sentido, estoscontenidos de educacin social para la convivencia debe ser igualmente tiles en la respuesta a todosaquellos fenmenos antisociales que ponen en situacin de vulnerabilidad la defensa de los derechoshumanos.

    Deben constituir, en este sentido, una propuesta de bases de educacin universal en derechos hu -manos frente al sexismo, la xenofobia, el racismo o la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.Todos y todas somos agentes socioeducativos. Trabajar social, poltica e institucionalmente por una

    cultura de convivencia y prevencin de la violencia y los conictos destructivos, requiere ponerse deacuerdo en unas bases mnimas cuya potencialidad puede ser desarrollada con libertad y de modoplural y creativo.

    A partir de estas premisas, este Plan de Paz y Convivencia propone desarrollar cuatro grandes l-neas de contenido. Concretamente la aplicacin de las cuatro reglas bsicas restar, sumar, dividir ymultiplicar en materia de convivencia.

    Restar en el quiero. Convivir es aceptar que nuestras perspectivas son siempre incompletas. Paraentender este imperativo de realidad es necesario impulsar la experiencia educadora de la aceptacinde la limitacin de la condicin humana. Signica tomar conciencia de que todos y cada uno de los se-res humanos somos limitados y precisamente por ello, ni tenemos toda la razn, ni lo podemos todo, nipodemos acceder a poseer toda la verdad. Implica restar a nuestro quieroel factor de nuestra realidadimperfecta.

    Sumar en el puedo. Convivir es aprender a promover las oportunidades entre las dicultades. Paraeste aprendizaje es fundamental promover la experiencia educadora del valor positivo. Esta expe-riencia nos permite descubrir que siempre puede encontrarse una alternativa mejor que el fatalismo,la desesperacin y el recurso a medios no ticos. Implica sumar a nuestro puedoel factor de nuestraposibilidad inagotable.

    Dividir en el debo.Convivir es asumir nuestra responsabilidad tica en cada circunstancia. Implicapromover la experiencia educadora de profundizacin en la conciencia tica personal. Somos ms queun mero impulso de dogmatismo, ira, agresividad, miedo, egosmo porque tenemos uso de razn ycapacidad de elegir con sentido tico. Conlleva dividir nuestra ambicin por el factor de nuestro debertico.

    Multiplicar en el soy.Convivir es comprender el valor superior del respeto a la dignidad humana (Acuer-

    do del Carlton). Promover la experiencia educadora de la dignidad humana y de los derechos humanos.Todos los seres humanos somos merecedores de respeto y sujetos de derechos. Cada persona esms que cualquier etiqueta o reduccin de s misma. Esta conciencia es denitiva para una convivenciacivilizada. Conlleva multiplicar el valor de la persona por el factor dignidad.

    Este Plan de Paz y Convivencia quiere contribuir a un proceso que debe transitar de la desconan -za a la conanza. Nos proponemos trabajar para alcanzar un acuerdo compartido sobre el futuro. ElGobierno Vasco deposita en el seno de la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento Vasco lasiguiente propuesta de discusin como base de un primer compromiso socioeducativo sobre el futuro.

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    MICROACUERDOS (III)

    Un compromiso socioeducativoAcuerdo GizalegezCuatro bases de educacin para la convivencia

    Promover una cultura de paz y prevenir conictos destructivos, vulneraciones de derechos hu -manos y fenmenos de violencia de cualquier tipo est directamente relacionado con la res-puesta preventiva ante cuatro grandes causas de ruptura de la convivencia: el dogmatismo, elfatalismo, el maniquesmo y el sectarismo. A n de congurar esa respuesta preventiva, acorda-mos desarrollar un compromiso socioeducativo mediante cuatro bases educativas alternativas:

    Restar. Convivir es aceptar que nuestras perspectivas son siempre incompletas. La experiencia

    educadora de la limitacin previene el dogmatismo y promueve el dilogo y la no violencia.

    Sumar. Convivir es aprender a promover las oportunidades entre las dicultades. La experiencia

    educadora del valor positivo previene el fatalismo y promueve el pluralismo.

    Dividir. Convivir es asumir nuestra responsabilidad tica en cada circunstancia. La experiencia

    educadora de la conciencia tica previene el maniquesmo y promueve la empata y la solidaridad.

    Multiplicar. Convivir es comprender el valor superior del respeto a la dignidad humana. La ex-

    periencia educadora de la dignidad humana previene el recurso a la violencia y promueve el

    respeto de los derechos humanos.

    Con perspectiva de futuro y con los objetivos puestos en la prevencin de la violencia, en laproteccin universal de los derechos humanos y en una cultura de paz y convivencia para elencuentro social, nos comprometemos a impulsar un proyecto socioeducativo transversal e inte-gral que tome como punto de partida el consenso sobre estas cuatro bases ticas. Proponemos

    promoverlas de modo complementario desde distintos mbitos, y de forma sencilla, creativa,libre y plural.

    3.3. Los pasosPrimer paso.Promoveremos un compromiso socioeducativo para compartir una estrategia de pre-vencin para el futuro con la voluntad y determinacin de que sea compartido y suscrito por todas lastradiciones polticas.

    Segundo paso.Buscaremos acuerdos con entidades sociales para desarrollar el compromiso so-cioeducativo del Acuerdo Gizalegez en mbitos como participacin ciudadana, el universo municipal yla accin educativa.

    Tercer paso.Impulsaremos un proyecto de participacin ciudadana en la construccin de un procesode encuentro social tomando como punto de partida el compromiso socioeducativo por la convivenciay sus cuatro bases..

    Cuarto paso.Promoveremos un marco de cooperacin con entidades sociales, Ayuntamientos y Di-putaciones Forales para el fomento de dinmicas de encuentro plural y socioeducativo en torno a lamisma propuesta.

    Quinto paso.Buscaremos en el mismo sentido un amplio campo de colaboracin con los centros edu-cativos para la formacin y educacin en derechos humanos, solidaridad con las vctimas, resolucinpacca de conictos y convivencia.

    Sexto paso. Impulsaremos acuerdos en las reas de cultura, juventud y educacin no formal parapromover este proyecto socioeducativo mediante recursos y lenguajes creativos

    Sptimo paso.Acompaaremos todo lo anterior con un trabajo de sensibilizacin social, en colabora-cin con EiTB, mediante campaas y programas que refuercen las bases de un proyecto, un procesoy un programa de encuentro social.

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    Tercera partePrograma.Del desencuentro al encuentro

    El programa de actuacin de cualquier documento de planicacin estratgica, es el retrato nal en elque todas las intenciones tericas previas se pueden ver en su plasmacin ms real. Se trata, en denitiva,de transitar de las palabras a lo hechos. El programa de actuacin que se desarrolla a continuacin habuscado presentarse mediante una formulacin sencilla, clara, sinttica y dentro de un formato de chaspragmticas y concretas. Se ha querido tambin ofrecer una redaccin divulgativa y no especializada paraque su lectura sea accesible.

    Este programa se estructura en tresejes: pasado, presente y futuro. Cada uno de estos ejes contieneseis iniciativas. En conjunto, por tanto, este programa est compuesto por 18 iniciativas. Dentro de cadauna de ellas, se contempla el desarrollo distintas acciones. A todo ello, se aade una iniciativa transversalque agrupa cinco actuaciones relacionadas con la gestin, seguimiento y evaluacin del conjunto del plan.

    Ms all de su descripcin cuantitativa, esta tercera parte del Plan de Paz y Convivencia tiene una voca-cin cualitativa que debe explicitarse para entender el fondo de su sentido y estructura. El programa de esteplan en su conjunto quiere crear un marco en el que tengan cabida, expresin y plasmacin las inquietudesdemocrticas de todas las sensibilidades polticas. Este programa de actuacin representa una voluntadcuya nalidad ltima se asemeja a la construccin de una plaza pblica en la que todos/as tengamos unsitio. Un espacio de encuentro social.

    Con relacin al pasado, al presente y al futuro, cada tradicin poltica tiene inquietudes polticas matiza-das por su propia vivencia. No todas ellas son contrapuestas. Muchas simplemente necesitan que se les

    haga un espacio. Todas las que sean inequvocamente democrticas y viables en un proyecto para cuatroaos tienen que encontrar un sitio en este programa de actuacin. Tienen que tener un espacio en unaplaza pblica que debe ser compartida. Este programa de trabajo quiere pasar de las palabras a lo hechospara transitar desde el desencuentro hacia el encuentro social.

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    Eje I.

    Iniciativas ordenadas por fchasen relacin con la gestin del

    pasado

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    Ficha de la iniciativa 1

    Realizacin de informes sobre vulneraciones de Dere-chos Humanos y acciones derivadas

    1. Descripcin de la iniciativaLa Secretara General para la Paz y la Convivencia de Presidencia del Gobierno Vasco ha encargado,

    como primer paso, la realizacin de un Informe de Constatacin de Vulneraciones de Derechos Humanosocurridas desde 1960 hasta 2013 en el caso vasco. El sentido de este informe es ofrecer una delimitacinpreliminar del mapa de las vulneraciones de derechos humanos. Su redaccin se ha encomendado a unacomisin de cuatro personas con criterio, independencia y prestigio reconocido para abordar esta tarea.Sobre esta base y siguiendo las recomendaciones de este informe se continuar realizando informes declaricacin del pasado.

    2. ObjetivosOfrecer una primera aproximacin a los datos objetivos que fundamentan la necesidad de una memo-ria crtica del pasado sin diluir ni excluir ninguna vulneracin de derechos humanos.

    Perlar un relato de hechos objetivos en materia de conculcaciones de derechos humanos que compiletodo lo que ahora se encuentra disperso.

    Disponer de informes autorizados que fundamente la accin del gobierno en materia de memoria,

    revisin crtica del pasado y reparacin y reconocimiento a las vctimas.Contar con una base que, en su caso, pudiera servir en el futuro a otras investigaciones o informes dememoria ms precisos.

    3. Caracterizacin y/o criteriosEl primer informe debe ofrecer una clasicacin y cuanticacin de las vulneraciones de derechoshumanos constatadas desde 1960 en el contexto de la violencia de motivacin poltica. No es unainvestigacin de casos, sino una aproximacin mediante la recopilacin y compilacin de datos yaexistentes y ables.

    Esta clasicacin no debe inducir a equiparaciones, comparaciones o compensaciones de vulneracio-

    nes de signo o naturaleza diferente. En este sentido deber respetar en su estructura los diferentescontextos victimolgicos y criminolgicos y buscar la referencia de los estndares internacionales enesta materia.

    El informe debe omitir valoraciones o interpretaciones. Podr, en todo caso, agregar las anotaciones,observaciones y recomendaciones que considere pertinentes.

    El Gobierno Vasco podr articular nuevas actuaciones derivadas de los datos, conclusiones y re-comendaciones que se extraigan de este informe. En concreto, tendrn preferencia todos aquellosinformes orientados a la claricacin del pasado en relacin con atentados y violaciones de derechoshumanos no esclarecidos hasta el presente.

    En colaboracin con Emakunde se realizar un informe especco sobre la perspectiva de gneroen las violaciones de derechos humanos y su plasmacin prctica y concreta en el proceso de paz yconvivencia.

    Igualmente y como contribucin a los procesos de claricacin del pasado y previo a la creacin delInstituto de la Memoria, se realizar un Programa-base de prioridades en materia de memoria histrica.

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    4. Programa de actuacinAcciones Calendario

    Accin 1. Encargo, elaboracin y entrega del in-forme al Parlamento Vasco.

    De marzo a junio de 2013

    Accin 2.Poner el informe a disposicin de la redasociativa que interviene en los mbitos de paz,derechos humanos, vctimas, memoria, reconcilia-cin o educacin para la convivencia.

    De septiembre a diciembre de 2013

    Accin 3.Analizar y proyectar investigaciones y

    acciones derivadas del contenido y las recomen-daciones del informe.

    Primer semestre de 2014

    Accin 4.Elaboracin del Programa-base de prio-ridades de materia de memoria histrica.

    Primer semestre de 2014

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    Ficha de la iniciativa 2

    Instituto de Memoria y Convivencia

    1. Descripcin de la iniciativaEn cumplimiento del acuerdo parlamentario que se establezca en este sentido, el Gobierno Vasco crea-

    r un Instituto de Memoria y Convivencia. Esta entidad coordinar y dinamizar las polticas pblicas dememoria y la sinergia de su red de centros, espacios o eventos. Las funciones ms concretas del Institutose centrarn en promover actividades de conmemoracin, conservacin, investigacin, formacin, parti-cipacin, difusin, integracin, consulta y divulgacin. Todo ello, buscando la interaccin con los agentes

    institucionales, educativos y sociales. Con carcter previo a la decisin sobre su ubicacin, se realizar unestudio de alternativas con dos puntos de referencia: el consenso y la sostenibilidad.

    2. ObjetivosSu objetivo primero es canalizar, promover y dar expresin a un dilogo ciudadano y creativo entre lasmemorias democrticas que conviven en relacin con las experiencias social y polticamente traum -ticas del pasado.

    Su objetivo central es servir de reejo a los esfuerzos por construir, an en las peores circunstancias, losvalores de una convivencia democrtica y de una sociedad basada en el compromiso con los derechoshumanos. Los recuerdos de estas luchas constituyen el patrimonio democrtico que debe ser conservado.

    Su objetivo ltimo es contribuir a la construccin dinmica y productiva de una gora, una plaza pbli-ca, un encuentro social de valores para conseguir mayores cotas de igualdad, libertad y democracia.

    3. Caracterizacin y/o criteriosNo hay dos memorias exactamente iguales. Por este motivo, la memoria pblica es construccin conicti-

    va que ha de conjugar dos principios: responder a la responsabilidad tica y poltica de recordar, conmemo-rar, compartir y transmitir una memoria democrtica; y canalizar, sin pretender imponer un relato monoltico,la participacin y expresin del pluralismo en su conguracin.

    El Instituto de Memoria y Convivencia gestionar el patrimonio colectivo que representa la pluralidad dememorias democrticas frente a los cuatro grandes contextos de violencia y victimacin que ha padecidonuestra sociedad en los ltimos 80 aos: la guerra civil; la dictadura, ETA y los contraterrorismos ilcitos.

    La gestin de este dilogo libre y plural entre memorias tiene un lmite: debe poner a salvo unos m -nimos democrticos. No se puede utilizar para excluir, ni equiparar acontecimientos. Tampoco parareescribir una historia de legitimacin de ninguna forma de terrorismo, violencia o conculcacin de de-rechos humanos. Debe servir con intencin de verdad y justicia al valor superior de la dignidad humanay a los derechos y libertades que de este se derivan.

    La memoria pblica no se reduce a la actualizacin del sufrimiento. Un centro de la memoria proyectavalores. El dolor no es un valor, ni puede ser un principio de autoridad memorial que sustituye a larazn. El sufrimiento es una experiencia cuyo testimonio forma parte de la memoria democrtica.

    Una poltica pblica de memoria tiene por objetivo al conjunto de la ciudadana a cuya responsabilidadapela. Un Instituto de Memoria y Convivencia debe disolver la separacin entre vctimas y ciudadanaque encierra