pilares fundamentales que autorizan el saber del analista

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Pilares fundamentales que autorizan el saber del analista Por Moyano Agustín Danilo “¿Quién es el analista? ¿El que interpreta aprovechando la transferencia? ¿El que analiza la transferencia como una resistencia? ¿O el que impone su idea de la realidad?.” Lacan, Escritos Si queremos pensar qué saber autoriza al analista podemos hacerlo desde tres dimensiones fundamentales dentro de las cuales se trazarán las directrices de base que otorgan sustento a dicho saber: A) Respecto a la técnica se abren tres directrices fundamentales: 1) El inconsciente tal como se manifiesta a través del analizante: Si el psicoanalista apoya su hacer en la creencia del analizante sobre su saber y poder entramos en el terreno de la sugestión, con sus estrechos alcances y acotados límites. En tal caso el analista cree curar más por sí mismo que por el método, esto quiere decir que el analizante no es curado a través de la asociación libre y la interpretación sino por un vínculo con el analista al cual le atribuye grandes poderes de curación. Esperan que el analista vuelva las cosas al estado anterior, que arregle las cosas para que vuelvan a funcionar como antes, le piden algo y esperan que cumpla con ese pedido. Sin embargo el analista les ofrece otra cosa, el desciframiento del inconsciente sobre la base de una relación transferencial. Ofrecimiento que inaugura su posición como analista y que otorga el saber a las manifestaciones del inconsciente en el analizante. Tal caso es la antítesis del anterior, ya que la autoridad es adjudicada al inconsciente del analizante y no al analista

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Pilares fundamentales que autorizan el saber del analista

Por Moyano Agustín Danilo

“¿Quién es el analista? ¿El que interpreta aprovechando la transferencia? ¿El que analiza la transferencia como una resistencia? ¿O el que impone su idea de la

realidad?.” Lacan, Escritos

Si queremos pensar qué saber autoriza al analista podemos hacerlo desde tres dimensiones fundamentales dentro de las cuales se trazarán las directrices de base que otorgan sustento a dicho saber:

A) Respecto a la técnica se abren tres directrices fundamentales:

1) El inconsciente tal como se manifiesta a través del analizante: Si el psicoanalista apoya su hacer en la creencia del analizante sobre su saber y poder entramos en el terreno de la sugestión, con sus estrechos alcances y acotados límites. En tal caso el analista cree curar más por sí mismo que por el método, esto quiere decir que el analizante no es curado a través de la asociación libre y la interpretación sino por un vínculo con el analista al cual le atribuye grandes poderes de curación. Esperan que el analista vuelva las cosas al estado anterior, que arregle las cosas para que vuelvan a funcionar como antes, le piden algo y esperan que cumpla con ese pedido.

Sin embargo el analista les ofrece otra cosa, el desciframiento del inconsciente sobre la base de una relación transferencial. Ofrecimiento que inaugura su posición como analista y que otorga el saber a las manifestaciones del inconsciente en el analizante. Tal caso es la antítesis del anterior, ya que la autoridad es adjudicada al inconsciente del analizante y no al analista como amo del saber. Al hacer hincapié el analista en los lapsus, equívocos, sueños, fantasías , etc se torna poco a poco, para el analizante, en representante de aquellas manifestaciones.

2) La concepción del símbolo: La distinción entre lo que es un signo y un símbolo resulta importante para la aplicación el método psicoanalítico. El signo sería una cosa que sirve como representación de otra en su ausencia. Umberto Eco lo expresa más claramente cuando dice que “signo es cualquier cosa que pueda considerarse como substituto significante de cualquier otra cosa. Esa cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir de hecho en el momento en que el signo la represente.”. En cambio el símbolo sería aquello que expresa algo diferente de lo que designa, evoca una realidad que no es inmediatamente inherente, apunta hacia algo enigmático y misterioso. Se muestra de manera borrosa e imprecisa, su significado es inabarcable.

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Si el analista opera en el terreno del signo, su interpretación del material clínico va a tener la finalidad de otorgar significado. Esto se observa fácilmente cuando el analizante le cuenta un sueño al analista y éste último le comunica lo que tal sueño significa, le proporciona un significado específico. Al darle al analizante los significados de sus manifestaciones inconscientes se genera un vínculo de dependencia en el cual el analizado solicita algo, en éste caso una interpretación, que le es otorgada por el analista ubicado en el lugar del saber. Esto genera un círculo vicioso en el cual el analizante pide constantemente y el analista responde al pedido.

Por lo tanto el analista, en vez de otorgar significado reiteradamente, lo que debe hacer es estimular el proceso asociativo a través de interpretaciones que apunten más allá de lo que el analizante dice. Como veíamos en relación al símbolo, la interpretación debe ser ambigua, apuntar a algo enigmático, polivalente, a generar numerosos significados. El analista observa atento cómo el analizante reacciona ante sus intervenciones y qué proyecta sobre ellas. Esto hace que el analizante trabaje para descifrar lo que el analista dice, porque algo de lo que dijo lo tocó o le ha hecho ruido, entonces se despierta la curiosidad y un deseo de saber. Como podemos ver estas intervenciones están al servicio de la asociación libre que es la piedra fundamental del método psicoanalítico. No se pinta sobre una lámina en blanco sino que se esculpe la piedra.

3) La transferencia: Una concepción amplia de la trasferencia designando por tal el conjunto de los fenómenos que componen la relación del paciente con el psicoanalista. Lo cual deja a consideración de la experiencia y formación del analista el debate en torno a la naturaleza de lo que se transfiere.

B) Respecto al analista, se abren otras tres directrices fundamentales: 1) Llevar a cabo una terapia psicoanalítica: el analista deberá analizarse para poder adquirir el conocimiento de aquellos, que pudiera impedir su aprehensión del material suministrado por el paciente. Para practicar el psicoanálisis es indispensable haberse analizado previamente por una persona perita en dicha técnica. 2) Formación teórica en psicoanálisis: mediante seminarios estructurados abordando los temas centrales de la teoría 3) Supervisar su práctica clínica: La supervisión podría definirse como un proceso en el que participan dos o más personas en una tarea en la que se intenta precisar, mantener y mejorar el nivel de desempeño, especialmente el de los menos experimentados. Considerar la supervisión como un encuentro voluntario y propositivo entre dos colegas, uno de los cuales poseedor de mayores conocimientos y experiencia que lo obligan a conducir el intercambio con el mejor tacto que tenga a su disposición.

Estas directrices fueron formalizadas institucionalmente por Max Eitingon quien junto a Karl Abraham fundó en 1920 el policlínico psicoanalítico de Berlín, la primera institución de este tipo a escala mundial, que ofrecía tratamiento psicoanalítico también a los pacientes sin recursos. Del policlínico surgió el Instituto Psicoanalítico de Berlín. En 1923, Eitingon hizo aportes importantes para el establecimiento de directrices de formación en el instituto, el primero en el mundo en ofrecer una formación estructurada y basada en tres pilares: el psicoanálisis didáctico, la formación teórica mediante

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seminarios estructurados abordando los temas centrales de la teoría, y la práctica de la técnica psicoanalítica con supervisión y presentación de los casos tratados por el candidato durante el período de formación. Estas recomendaciones alcanzaron validez cuando en 1925 Eitingon fue elegido presidente de la comisión internacional de enseñanza del psicoanálisis.

C) Respecto al movimiento psicoanalítico: 1) Como terapia y teoría científica: Freud establece que los pilares maestros son la existencia de procesos psíquicos inconscientes, el reconocimiento de la teoría de la resistencia y la represión, la valoración de la sexualidad y del complejo de Edipo como contenidos capitales y fundamentos de la teoría. Quien no acepta estos requisitos en su totalidad no debe ser considerado psicoanalista.

2) Como línea partidista: Constituye un movimiento con una organización internacional basada sobre líneas estrictamente jerárquicas, estrictas normas de asociación, y que durante muchos años fue guiado por un comité secreto integrado por Freud y otras seis personas. A esto debe agregarse el fanatismo mostrado por importantes representantes de este movimiento que por lo general se encuentra en burocracias religiosas y políticas.

Por eso Erich Fromm concluye que “Las metas humanísticas de Freud, que van más allá de la enfermedad y la terapia, podrán encontrar entonces una expresión nueva y más adecuada, pero sólo si el psicoanálisis deja de ser gobernado por una burocracia estéril y recupera su osadía original para ir en pos de la verdad”. Fromm, La condición humana actual, P 55

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Bibliografía:

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, Cap LVIII

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, Cap LIX

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, Cap LX

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, Cap CXXI

Fromm Erich, La condición humana actual, Paidos, España, 1991, Cap 3.

Martinez Frontra Laura, Sigmund Freud el hombre y la magnitud de su obra, Letra Viva, Argentina, 2009.

Lacan Jaques, Escritos, Rba Biblioteca de psicoanálisis, España, 2006, Cap 5, pags 565-627.

Eco Humberto, Semiótica y filosofía del lenguaje, Lumen, España, 1990.