pierre hadot y su crítica a la modernidad

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Ficha de trabajo con argumentos de Pierre Hadot, en su crítica a la modernidad. Crítica a la modernidad Hadot cuestiona lo complejo que resulta definir la filosofía o las filosofías y la manera en que tradicionalmente están organizados los programas educativos. Pretende mostrar la diferencia entre las maneras de hacer filosofía en la antigüedad y en la época contemporánea. Considera que la actividad teórica debe estar situada en una perspectiva diferente de la que corresponde a la representación que tenemos de la filosofía. Sobre todo desde Sócrates, la opción por un modo de vida no se localiza al final del proceso de la actividad filosófica. El discurso filosófico se origina por lo tanto de una elección de vida, de un cambio total de vida, de una elección de todo el ser. El discurso filosófico nace de esta inicial elección existencial. Esta elección jamás se hace en la soledad pues nunca hay filosofía ni filósofos fuera de un grupo, de una comunidad, de una escuela filosófica. La filosofía es un ejercicio preparatorio para la sabiduría. La filosofía antigua admite, de una u otra manera que el filósofo no es sabio. El discurso del filósofo debe ser interpretado en el sentido filosófico de “pensamiento discursivo” expresado en el lenguaje escrito u oral y no en la forma como ha llegado hasta nuestros días, de “manera de hablas que revela actitud”. No se trata de oponer y de separar la filosofía como modo de vida del discurso filosófico que sería en cierto modo exterior a la filosofía. Hay que reconocer que la elección de vida del filósofo determina su discurso, pero no se pueden considerar los discursos filosóficos como realidades que existan en sí mismas y por sí mismas. Señala Hadot que al hablar de ejercicios espirituales está haciendo referencia a prácticas como el diálogo, la meditación, la contemplación o bien, el propio discurso del maestro de filosofía. Todas ellas destinadas a la transformación del sujeto que las practica. Afirma que la historia de los primeros empleos de la palabra philosophia se encuentra en el Banquete de Platón cuando se refiere al deseo de sabiduría. También que la filosofía fue concebida a partir de la Edad Media como actividad teórica. Hadot se pregunta ¿a qué se debe que hoy día, en la enseñanza de la filosofía, se presente ante todo como un discurso teórico y sistemático o de uno crítico, sin relación con la manera de vivir del filósofo? La razón de la transformación es histórica y se

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Page 1: Pierre Hadot y Su Crítica a La Modernidad

Ficha de trabajo con argumentos de Pierre Hadot, en su crítica a la modernidad.

Crítica a la modernidad

Hadot cuestiona lo complejo que resulta definir la filosofía o las filosofías y la manera en que tradicionalmente están organizados los programas educativos. Pretende mostrar la diferencia entre las maneras de hacer filosofía en la antigüedad y en la época contemporánea. Considera que la actividad teórica debe estar situada en una perspectiva diferente de la que corresponde a la representación que tenemos de la filosofía. Sobre todo desde Sócrates, la opción por un modo de vida no se localiza al final del proceso de la actividad filosófica. El discurso filosófico se origina por lo tanto de una elección de vida, de un cambio total de vida, de una elección de todo el ser. El discurso filosófico nace de esta inicial elección existencial. Esta elección jamás se hace en la soledad pues nunca hay filosofía ni filósofos fuera de un grupo, de una comunidad, de una escuela filosófica. La filosofía es un ejercicio preparatorio para la sabiduría. La filosofía antigua admite, de una u otra manera que el filósofo no es sabio. El discurso del filósofo debe ser interpretado en el sentido filosófico de “pensamiento discursivo” expresado en el lenguaje escrito u oral y no en la forma como ha llegado hasta nuestros días, de “manera de hablas que revela actitud”. No se trata de oponer y de separar la filosofía como modo de vida del discurso filosófico que sería en cierto modo exterior a la filosofía. Hay que reconocer que la elección de vida del filósofo determina su discurso, pero no se pueden considerar los discursos filosóficos como realidades que existan en sí mismas y por sí mismas. Señala Hadot que al hablar de ejercicios espirituales está haciendo referencia a prácticas como el diálogo, la meditación, la contemplación o bien, el propio discurso del maestro de filosofía. Todas ellas destinadas a la transformación del sujeto que las practica. Afirma que la historia de los primeros empleos de la palabra philosophia se encuentra en el Banquete de Platón cuando se refiere al deseo de sabiduría. También que la filosofía fue concebida a partir de la Edad Media como actividad teórica. Hadot se pregunta ¿a qué se debe que hoy día, en la enseñanza de la filosofía, se presente ante todo como un discurso teórico y sistemático o de uno crítico, sin relación con la manera de vivir del filósofo? La razón de la transformación es histórica y se debe al auge del cristianismo, que se presentó como una filosofía en el sentido antiguo de la palabra, como un modo y una elección de vida que implicaba cierto discurso y elección de vida conforme a Cristo. Sin embargo, poco a poco, sobre todo durante la Edad Media se dio un divorcio entre el modo de vida y el discurso filosófico. Ciertos modos de vida filosóficos como el epicureísmo, desaparecieron y otros como el estoicismo y el platonismo fueron absorbidos por el modo de vida cristiano. En lo sucesivo, la “filosofía”, puesta al servicio de la teología, ya no era más que un discurso teórico, y cuando la filosofía conquista su autonomía en la modernidad siempre se limita a este punto de vista. La representación de la filosofía como sierva o esclava de la teología tiene una larga historia que arranca desde Filón de Alejandría. El cristianismo se había presentado, él mismo, como filosofía, es decir, como el único modo de vida válido. A partir del siglo III d. C. el discurso filosófico neoplatónico, síntesis del aristotelismo y el platonismo el que los padres de la iglesia utilizarán para desarrollar su teología. A partir del siglo XIII, dos grandes hechos tendrán una gran influencia sobre la evolución del pensamiento en la Edad Media, la aparición de las universidades y la amplia difusión de las traducciones de Aristóteles. La filosofía se identificó con el aristotelismo y el oficio de profesor de filosofía (escolástica) consistirá en comentar la obra aristotélica. Inconciente o concientemente nuestras universidades siguen siendo herederas de la “Escuela”, es decir, de la tradición escolástica. La “Escuela” sigue aún vigente hasta el siglo

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XX en la medida en que la filosofía tomista forma parte de la enseñanza que los papas sugirieron para las universidades católicas. Pero no sólo las universidades católicas, sino que algunas de las universidades laicas, no dejan de ser herederas de la universidad medieval. Hay que reconocer que existe una oposición radical entre la escuela filosófica antigua, que se dirige a la formación y transformación del individuo y la universidad, cuya misión es otorgar diplomas. No hay universidad más que por iniciativa de una autoridad superior o de comunidades religiosas. A pesar de las razones históricas que llevaron a concebir a la filosofía como simple teoría, podemos observar cierta pervivencia de la concepción antigua, a veces en el seno de la universidad, en comunidades religiosas o profanas y tras veces aislada. Aristóteles, a quien se suele considerar como simple teórico, dedicó su vida a la investigación, a la contemplación. Consideró que el fin del hombre y su felicidad consiste en vivir conforma a la parte más elevada de su ser, es decir, la inteligencia, destinada a contemplar la verdad. Por su parte Erasmo afirmó que sólo es filósofo aquél que vive de manera filosófica, como lo hicieron Sócrates, Diógenes el Cínico, Epicteto, pero asimismo, Juan el Bautista, Cristo y los apóstoles. En el Renacimiento hay una renovación de las actitudes de la filosofía antigua. En los ensayos de Montaigne, vemos como el filósofo lleva a la práctica los diferentes modos de vida propuestos por la filosofía antigua. En las Meditaciones, Descartes muestra que en la tradición de la espiritualidad antigua y cristiana, significa un ejercicio del alma, un trabajo sobre sí mismo.Luego de haber descrito la enseñanza y sobre todo la vida de Sócrates, de Epicuro, de Diógenes, Kant precisa bien que los antiguos exigían de sus filósofos que vivieran como enseñaban.Existen dos ideas o representaciones posibles de la filosofía, uno al que Kant llama el concepto de filosofía escolar o escolástico en que la filosofía no es más que pura especulación, no busca sino la perfección lógica del conocimiento. La concepción filosófica del mundo de Kant, o concepción cósmica o cosmopolita no se refiere al mundo físico sino al humano, es decir, al hombre, que vive en el mundo de los hombres. Se refiere a la sabiduría encarnada en el sabio ideal, que es el “legislador de la razón”. Hay una oposición entre la filosofía escolar y la cósmica, esta distinción correspondía a la tendencia del Siglo de las Luces por sacar a la filosofía de su círculo cerrado, para volverla accesible y útil a todo hombre. En el imperativo categórico encontramos uno de los temas fundamentales del modo de vida propio de la filosofía antigua. La filosofía kantiana no se dirige más que a aquellos que sienten interés práctico por el bien moral. El interés por lo bello de la naturaleza no es común, sino propio de aquellos cuya manera de pensar ya está formada al bien o muy particularmente dispuesta a recibir esta formación. Podemos reconocer en la “ascética ética” que propone al final de la Metafísica de las costumbres, una exposición de las reglas del ejercicio de la virtud. En la antigüedad el modo de vida filosófico no entra en competencia con la religión, porque ésta no es en este caso un modo de vida que abarca toda la existencia y toda la vida interior, como sucede con el cristianismo. Desde la Edad Media, casi todas las filosofías estuvieron sujetas a la influencia del cristianismo. El Tractatus lógico-philosophicus no es menos fundamentalmente un libro de ética en el que “lo que es de la ética” no se dice, se muestra. Lo que motiva el Tractatus es en realidad el afán de llevar al lector a cierto modo de vida, a cierta actitud, que además es análoga a las opciones existenciales de la filosofía antigua. “Vivir en el presente”, sin lamentar ni temer ni esperar nada. Las obras de los filósofos antiguos, casi siempre están en relación directa o indirecta con la enseñanza.

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A la pregunta acerca de sí la concepción antigua de la filosofía puede seguir teniendo vigencia, Hadot responde que muchos filósofos de la época moderna, de Montaigne hasta nuestros días, no consideraron a la filosofía como un simple discurso teórico, sino como una práctica, una ascesis, una transformación de sí. Esta concepción sigue siendo “actual” y puede ser reactualizada. También cuestiona si acaso ¿no sería urgente redescubrir la noción antigua del “filósofo”, este filósofo que vive y que elige, sin el cual la noción de filosofía no tendría sentido? ¿No se podría definir al filósofo, no como profesor o escritor que desarrolla un discurso filosófico, sino conforme a la representación que fue constante en la Antigüedad, como un hombre que lleva una vida filosófica? ¿no habría que revisar el empleo de la palabra “filósofo”, que suele aplicarse sólo al teórico, para concederla también a quien aplica la filosofía, así como el cristiano puede ejercer el cristianismo sin ser teórico o teólogo? ¿Habrá que esperar que uno mismo haya elaborado un sistema filosófico para vivir filosóficamente? ¿Qué es vivir como filósofo? ¿Qué es la práctica de la filosofía? Ahora, ya no hay escuelas, ya no hay dogmas. El filósofo está solo ¿Cómo encontrará el camino? Montaigne, Goethe o Nietzsche, a su vez estuvieron solos. Vivir como filósofo es precisamente también reflexionar, razonar, conceptualizar, de una manera rigurosa y técnica, “pensar por uno mismo”. “La vida filosófica es la búsqueda que jamás termina”: Kant. En Goethe, Nietzsche o en Wittgenstein encontramos además ejercicios espirituales como “vivir en el presente” o “ver las cosas desde arriba”. El filósofo vive cruelmente su soledad y su impotencia en un mundo desgarrado entre dos inconsciencias: la que provoca la idolatría por el dinero y la que resulta de la miseria y del sufrimiento de miles de seres humanos. Filosofar será pues, también sufrir por ese aislamiento y esa impotencia. Pero la filosofía antigua nos enseña asimismo a no resignarnos, sino a seguir actuando razonablemente y a esforzarnos por vivir conforme a la norma que es la Idea de sabiduría, sin importar lo que suceda. “Los antiguos estaban más cerca de Oriente que nosotros”.

Hadot, Pierre ¿Qué es la filosofía antigua?, México, FCE, 2000, pp. 11-17, 274-305.