periodico diagonal - virginia woolf o el amor a lo femenino libre - 2016-01-25

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Virginia Woolf o el amor a lo femenino libre Publicado en Periódico Dia gonal (https: //www.diagonalperiodico.net)  Virginia Woolf o el amor a lo femenino libre Enviado por izaskun el Mar, 03/29/2011 - 14:20  Sección principal: Culturas Cuerpo: La de Virginia Woolf fue la mente más lúcida conocida que escribió ensayo político en lengua inglesa durante la primera mitad del siglo XX. Lo fue porque vio como, desafortunadamente, solo solemos ver, en política, las mujeres. Ella vio que la poli tica sexual de su tiempo estaba enferma , asfixiada por ideologías que se habían creído literalmente el principio de igualdad o unidad de los sexos, un principio (el de igualdad) valioso y grande en lo que tiene que ver con la justicia social pero inútil y absurdo para la política sexual. Pues ¿cómo va a haber política sexual sin femenino libre? ¿Que  política puede darse cuando sólo hay uno? Lo que Virginia Woolf vio fue que lo femenino libre es imprescindible para que haya poli tica y estaba, sin embargo, siendo reprimido por los polí ticos que ella sentía más cercanos: los de izquierda y los pacifistas. Estos polí ticos reprimían lo femenino libre porque lo consideraban oprimido y, por tanto, necesitado de liberació n y de sustitución, en lo posible, por lo masculino progresista. La izquierda reprimí a lo femenino libre porque Marx ignoró lo simbólico. Marx ignoro  lo simbo lico porque lo que su e poca o, mejor, los hombres de su e poca tenían que pensar era la injusticia social consecuencia de la revolució n industrial. Marx pensó muy bien la producción social de la vida y dio armas para la lucha contra la desigualdad. Pero, como buen patriarca que era (y las feministas que lo leí mos lo sabíamos pero, como Scarlet O’Hara, lo guardamos para pensarlo más tarde) dio por hecho que la vida en cuanto tal no tenía nada que pensar, carecía de simbólico. Y este fue su gran error, porque la vida, aun humillada, se obstina en ser y ser pensada, incesantemente. Lo femenino libre Virginia Woolf lo vio cuando, en 1928, tituló su primer ensayo mundialmente famoso, nacido de las conferencias que dio en dos colegios de mujeres de Cambridge, Girton y Newnham, Un cuarto propio (Horas y Horas, 2003). El cuarto propio es una alegori a de lo femenino libre: literalmente se refiere a la posesión de un sitio para vivir del que nadie te eche, metafóricamente está por la inviolabilidad del cuerpo femenino y alegó ricamente ensen a que el mundo entero es, para una mujer, su casa si lo femenino libre está en e l a gusto, sin que nadie le diga lo que tiene que hacer ni a quie n debería salvar o amar. El libro empieza, como tantas recuerdan, con escenas en las que Virginia se ve expulsada del ce sped de la universidad patriarcal para, luego, verse alienada hasta la descreación por la insoportable masa de libros escritos por hombres para decirnos a las mujeres lo que el ser mujeres. Como si nosotras no lo supie ramos. Es verdad, sin embargo, que a lo largo del último siglo hemos corrido el riesgo de olvidarlo. Durante el XX, las mujeres y los hombres hemos perdido mucho de lo que las filo sofas de Dio tima han llamado el orden simbo lico de la madre. Lo hemos perdido reconociendo al conocimiento y a la política masculinas una autoridad que no tení an: la autoridad que se le reconoce a lo universal como mediación, sin darnos cuenta de que no eran ni siquiera una mediació n. No lo eran porque el conocimiento universitario (que ha acabado siendo el co- nocimiento) nació y se desarrolló en un mundo sin mujeres, lo cual quiere decir que es un conocimiento incapaz de mediació n, pues lo primero que en la vida pide mediación es el otro sexo. No lo eran porque los partidos polí ticos nacieron en la Francia del XVIII como un espacio para hacer polí tica entre hombres, en contra de las Preciosas y de los Salones mixtos con mediación femenina (esta sí universal pues servía a los hombres) que ellas inventaron y sostuvieron. Virginia se atrevió a decir en la Universidad de Cambridge que “de este modo, con algo de tiempo en las manos y un poco de instrucció n libresca en la cabeza –de la otra tene is bastante y se os manda a la universidad (sospecho) en parte para deseducaros, sin duda Página 1 de 2

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Virginia Woolf o el amor a lo femenino librePublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

 

Virginia Woolf o el amor a lo femenino libre

Enviado por izaskun el Mar, 03/29/2011 - 14:20  Sección principal:CulturasCuerpo:

La de Virginia Woolf fue la mente más lúcida conocida que escribió ensayo político en lengua inglesadurante la primera mitad del siglo XX. Lo fue porque vio como, desafortunadamente, solo solemosver, en política, las mujeres. Ella vio que la politica sexual de su tiempo estaba enferma,asfixiada por ideologías que se habían creído literalmente el principio de igualdad o unidad de lossexos, un principio (el de igualdad) valioso y grande en lo que tiene que ver con la justicia socialpero inútil y absurdo para la política sexual. Pues ¿cómo va a haber política sexual sin femeninolibre? ¿Que política puededarse cuando sólo hay uno?

Lo que Virginia Woolf vio fue que lo femenino libre es imprescindible para que hayapolitica y estaba, sin embargo, siendo reprimido por los políticos que ella sentía más cercanos: losde izquierda y los pacifistas. Estos políticos reprimían lo femenino libre porque lo considerabanoprimido y, por tanto, necesitado de liberación y de sustitución, en lo posible, por lo masculinoprogresista. La izquierda reprimía lo femenino libre porque Marx ignoró lo simbólico.

Marx ignoro lo simbolico porque lo que su epoca o, mejor, los hombres de su epoca tenían quepensar era la injusticia social consecuencia de la revolución industrial. Marx pensó muy bien laproducción social de la vida y dio armas para la lucha contra la desigualdad. Pero, como buenpatriarca que era (y las feministas que lo leímos lo sabíamos pero, como Scarlet O’Hara, loguardamos para pensarlo más tarde) dio por hecho que la vida en cuanto tal no tenía nada quepensar, carecía de simbólico. Y este fue su gran error, porque la vida, aun humillada, se obstina enser y ser pensada, incesantemente.

Lo femenino libre

Virginia Woolf lo vio cuando, en 1928, tituló su primer ensayo mundialmente famoso, nacido de lasconferencias que dio en dos colegios de mujeres de Cambridge, Girton y Newnham, Un cuarto propio(Horas y Horas, 2003). El cuarto propio es una alegoria de lo femenino libre: literalmente serefiere a la posesión de un sitio para vivir del que nadie te eche, metafóricamente está por lainviolabilidad del cuerpo femenino y alegóricamente ensena que el mundo entero es, para unamujer, su casa si lo femenino libre está en el a gusto, sin que nadie le diga lo que tiene que hacer nia quien debería salvar o amar. El libro empieza, como tantas recuerdan, con escenas en las queVirginia se ve expulsada del cesped de la universidad patriarcal para, luego, verse alienada hasta ladescreación por la insoportable masa de libros escritos por hombres para decirnos a las mujeres loque el ser mujeres. Como si nosotras no lo supieramos.

Es verdad, sin embargo, que a lo largo del último siglo hemos corrido el riesgo de olvidarlo. Duranteel XX, las mujeres y los hombres hemos perdido mucho de lo que las filosofas de Diotimahan llamado el orden simbolico de la madre. Lo hemos perdido reconociendo al conocimiento ya la política masculinas una autoridad que no tenían: la autoridad que se le reconoce a lo universalcomo mediación, sin darnos cuenta de que no eran ni siquiera una mediación. No lo eran porque elconocimiento universitario (que ha acabado siendo el co- nocimiento) nació y se desarrolló en unmundo sin mujeres, lo cual quiere decir que es un conocimiento incapaz de mediación, pues loprimero que en lavida pide mediación es el otro sexo. No lo eran porque los partidos políticos nacieron en la Franciadel XVIII como un espacio para hacer política entre hombres, en contra de las Preciosas y de losSalones mixtos con mediación femenina (esta sí universal pues servía a los hombres) que ellasinventaron y sostuvieron. Virginia se atrevió a decir en la Universidad de Cambridge que “de estemodo, con algo de tiempo en las manos y un poco de instrucción libresca en la cabeza –de la otrateneis bastante y se os manda a la universidad (sospecho) en parte para deseducaros, sin duda

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Virginia Woolf o el amor a lo femenino librePublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

emprendereis otra etapa de vuestra larguísima, laboriosísima y oscurísima carrera. Hay mil plumaspreparadas para deciros lo que deberiais hacer y el efecto que tendreis”.

De “la otra instrucción” que entonces tenían las universitarias, hoy queda bastante menos. Por eso,su busqueda de femenino libre es ahora enorme. Algo análogo dice de la paz. Su segundoensayo mundialmente famoso, Tres guineas, fue escrito en 1937 para negar una guinea a una causapacifista amiga porque la paz por la que luchaban no era la paz que nos gusta a las mujeres. En elpatriarcado, el pacifismo (y el –ismo lo indica) era una lucha encuadrada en el marco de la amenazade guerra. Las mujeres amamos la paz como condición de la vida humana sin más, no comoausencia de guerra. Escribió Virginia: “Diferentes somos [...] tanto en el sexo como en la educación.

 Y [...] de esta diferencia puede surgir nuestra ayuda, si es que ayudar podemos, en la causa deproteger lalibertad y evitar la guerra”.

 Temáticos:LibrosNúmero 146Nombres propios:Virginia Woolf Artículos relacionados:Un relámpago en la orillaEdición impresa:

Licencia:CC-by-SACompartir:

 Tipo Artículo:NormalInfo de la autoria:Es cofundadora del Centro de Investigación de Mujeres Duoda.Autoría:MARíA MILAGROS RIVERA GARRETAS (Cofundadora del Centro de Investigación de Mujeres Duoda)María Milagros Rivera Garretas 

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