pentagrama dia 8

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/ 19 EL ESPECTADOR / M A RT E S 13 DE ENERO DE 2 01 5 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Leo Brouwer, un músico que se atrevió a ir más allá de los clásicos El homo-ludens 8 El Pe n ta g ra m a CIERRE DEL FESTIVAL Mañana se llevará a cabo el Concierto de Cierre del Festival en el Centro de Convenciones de Cartagena. Esta vez contará con invitados como Mario Brunello, en el violonchelo, quien presentará una creación multimedia. También estarán los solistas de la Orquesta de Cámara Mahler, uno de los conjuntos más exitosos en el campo de la música clásica internacional; la Orquesta Filarmónica de Bogotá y, finalmente, el maestro Leo Brouwer, como director orquestal, guitarrista y promotor cultural. Boletería disponible en las taquillas del Centro de Convenciones o en los puntos de Primera Fila en las salas de Cine Colombia. Hoy a las 10:00 p.m., transmisión en directo desde la Plaza San Pedro. Agéndese para disfrutar de Mario Brunello con el violonchelo, el primer artista italiano en ganar el Concurso Tchaikovsky de Moscú. También estará el Quinteto Kudsi Ergüner y para finalizar, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, una de las pocas orquestas en Latinoamérica que han realizado casi en su totalidad los ciclos de compositores como Mahler, Bruckner y Bartok, junto al director Leonardo Marulanda. ¿CÓMO RECLAMAR SUS ENTRADAS PARA LOS CONCIERTOS GRATUITOS EN LA PLAZA SAN PEDRO? Reclame las boletas el día del concierto en la taquilla del Teatro Adolfo Mejía, en las taquillas de Primera Fila de Cine Colombia, en el C.C. Caribe Plaza, C.C. Paseo de La Castellana y en el C.C. Plaza Bocagrande con su documento de identificación desde las 8:00 a.m. Máximo dos boletas por persona. Consulte la programación en www.cartagenamusicfestival.com. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Y entonces fue cuando cincuenta guita- rras fueron lluvia. Una tenue lluvia que luego creció y se hizo más intensa, y des- pués fue torrente y más tarde aguacero, y por fin, lluvia de nuevo, tenue lluvia de una noche en primavera. Leo Brouwer era el creador de aquellas lluvias, y de pie, ante las guitarras, vigilaba que cada gota cayera donde tenía que caer, y que sonara como tenía que sonar. Estaba vestido de negro. A veces cerraba los ojos y se aga- chaba un poco y cerraba sus manos para darle a su orquesta una sonrisa. A veces se imponía como director y alzaba sus brazos en señal de que algo importante iba a ocurrir, y lo importante era una gota multiplicada por cincuenta, que era una cuerda multiplicada por cincuenta. El programa de mano aquella noche en el Auditorio de Barcelona, cinco años atrás, decía que Juan Leovigildo Brou- wer Mezquida había nacido en La Ha- bana, Cuba, el 1º de marzo de 1939, y pre- sentaría su obra Paisaje cubano con llu- via. Que había dirigido la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Córdoba y la de Cuba, y que había fundado el Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinemato- gráficos, junto a su compañero de músi- cas y luchas, Silvio Rodríguez. Que era nieto de una reconocida pianista y com- positora, Ernestina Lecuona, hermana, a su vez, del músico Ernesto Lecuona, y que su padre, Juan Brouwer, médico, lo había influido profundamente para de- dicarse a la guitarra. Algunos años más tarde Leo Brouwer diría que su padre le había enseñado a tocar de oído, y que por él había conoci- do a Villa Lobos, a Tárrega y a Granados, y que luego se halló en una encrucijada, pues necesitaba continuar con la guita- rra. “Así que encontré a Isaac Nicola, el mejor profesor que podía hallar. Nicola era alumno de Pujol, que a su vez fue alumno de Tárrega”. This gave me conti- nuity with the Tárrega school, but I was not really satisfied with Pujol. Diría, tam- bién, que había ido a buscar a su padre luego de la muerte de su madre, y que encontró en la guitarra la mejor explica- ción de lo que podía llegar a ser la melan- colía, por su ternura, por su sensualidad, por su intimidad. Brouwer y la guitarra fueron un solo cuerpo e infinidad de so- nidos por varias décadas. Hasta entonces, Brouwer, el Brouwer niño, se había impregnado de música porque en su casa había un piano, y cuan- do su abuela lo tocaba, él se escondía de- bajo para sentir la vibración del piano, aquel golpear de los macillos sobre las cuerdas. Ya de adolescente, y después de vivir una profunda soledad y un aún más profundo silencio, comprendió que aquel vibrar del piano había sido su infancia, y que en su infancia él había sido feliz. En- tonces emprendió un viaje por la música para retornar a su niñez. En ese trasegar se topó con Igor Stravinski, y más tarde con Albéniz y con Debussy. Aprendió lo que llamaría el gran repertorio. Sin embargo, aquel gran repertorio te- nía lagunas. Brouwer se dio cuenta, pero en lugar de paralizarse y entrar en eter- nos lamentos, decidió tratar de llenar él mismo esas lagunas. “No había un quin- teto de Brahms para guitarra, no tenía- mos La historia de un soldado, de Stra- vinski, no teníamos ninguna sonata de Bártok, así que como yo era joven y am- bicioso y loco, me dije que si Bártok no había escrito sonatas, tal vez yo podría hacerlo, y pensé en lo hermoso que hu- biera sido si Brahms hubiese escrito un concierto para guitarra. Por eso empecé a componer”, y empezó a componer con todo lo que lo rodeaba. Hizo música, que era su entorno, y también era los senti- mientos y la investigación y las raíces y el baile y el no baile. Todo era música y todo era cultura pa- ra él. Por eso rompió. Con la guitarra, cambiando las cejillas, trastocando el orden de las cuerdas, inventando luga- res para que sonara como él pretendía que sonara, y después, con la composi- ción. Lo clásico existía para marcar ca- minos, y luego, trascenderlos. Por eso cincuenta guitarras eran lluvia aquella noche en Barcelona. Y eran juego, pues él siempre se definió como un hombre de juego y de juegos. Y eran aguacero y eran música y eran Brouwer. Cubano, transgresor, erudito y eternamente curioso, guitarrista, compositor y director de orquesta, Brouwer conversará hoy sobre música en la Capilla Sofitel Legend Santa Clara y dirigirá mañana la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el Centro de Convenciones de Cartagena. El director cubano Leo Brouwer durante un ensayo con la Orquesta Filarmónica de Bogotá. / Andrés Londoño FERNANDO ARAÚJO VÉLEZ [email protected]

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Page 1: Pentagrama Dia 8

Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 12/01/2015, Hora = 05:30:16 p.m., Página= 19, Usuario = wbotia

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Leo Brouwer, un músico que se atrevió a ir más allá de los clásicos

El homo-ludens

8ElPe n ta g ra m a

CIERRE DEL FESTIVAL

Mañana se llevará a cabo el Concierto de Cierre delFestival en el Centro de Convenciones de Cartagena.Esta vez contará con invitados como Mario Brunello, enel violonchelo, quien presentará una creaciónmultimedia. También estarán los solistas de la Orquestade Cámara Mahler, uno de los conjuntos más exitosos enel campo de la música clásica internacional; la OrquestaFilarmónica de Bogotá y, finalmente, el maestro LeoBrouwer, como director orquestal, guitarrista ypromotor cultural. Boletería disponible en las taquillasdel Centro de Convenciones o en los puntos de PrimeraFila en las salas de Cine Colombia.

Hoy a las 10:00 p.m., transmisión en directodesde la Plaza San Pedro. Agéndese paradisfrutar de Mario Brunello con el violonchelo,el primer artista italiano en ganar el ConcursoTchaikovsky de Moscú. También estará elQuinteto Kudsi Ergüner y para finalizar, laOrquesta Filarmónica de Bogotá, una de laspocas orquestas en Latinoamérica que hanrealizado casi en su totalidad los ciclos decompositores como Mahler, Bruckner yBartok, junto al director Leonardo Marulanda.

¿CÓMO RECLAMAR SUSENTRADAS PARA LOSCONCIERTOS GRATUITOSEN LA PLAZA SAN PEDRO?

Reclame las boletas el día del concierto en lataquilla del Teatro Adolfo Mejía, en las taquillasde Primera Fila de Cine Colombia, en el C.C.Caribe Plaza, C.C. Paseo de La Castellana y en elC.C. Plaza Bocagrande con su documento deidentificación desde las 8:00 a.m. Máximo dosboletas por persona. Consulte la programaciónen www.cartagenamusicfestival.com.

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Y entonces fue cuando cincuenta guita-rras fueron lluvia. Una tenue lluvia queluego creció y se hizo más intensa, y des-pués fue torrente y más tarde aguacero, ypor fin, lluvia de nuevo, tenue lluvia deuna noche en primavera. Leo Brouwerera el creador de aquellas lluvias, y de pie,ante las guitarras, vigilaba que cada gotacayera donde tenía que caer, y que sonaracomo tenía que sonar. Estaba vestido denegro. A veces cerraba los ojos y se aga-chaba un poco y cerraba sus manos paradarle a su orquesta una sonrisa. A vecesse imponía como director y alzaba susbrazos en señal de que algo importanteiba a ocurrir, y lo importante era una gotamultiplicada por cincuenta, que era unacuerda multiplicada por cincuenta.

El programa de mano aquella nocheen el Auditorio de Barcelona, cinco añosatrás, decía que Juan Leovigildo Brou-

wer Mezquida había nacido en La Ha-bana, Cuba, el 1º de marzo de 1939, y pre-sentaría su obra Paisaje cubano con llu-via. Que había dirigido la Filarmónicade Berlín, la Sinfónica de Córdoba y la deCuba, y que había fundado el Grupo deExperimentación Sonora del InstitutoCubano del Arte e Industria Cinemato-gráficos, junto a su compañero de músi-cas y luchas, Silvio Rodríguez. Que eranieto de una reconocida pianista y com-positora, Ernestina Lecuona, hermana,a su vez, del músico Ernesto Lecuona, yque su padre, Juan Brouwer, médico, lohabía influido profundamente para de-dicarse a la guitarra.

Algunos años más tarde Leo Brouwerdiría que su padre le había enseñado atocar de oído, y que por él había conoci-do a Villa Lobos, a Tárrega y a Granados,y que luego se halló en una encrucijada,pues necesitaba continuar con la guita-rra. “Así que encontré a Isaac Nicola, elmejor profesor que podía hallar. Nicolaera alumno de Pujol, que a su vez fuealumno de Tárrega”. This gave me conti-nuity with the Tárrega school, but I wasnot really satisfied with Pujol. Diría, tam-

bién, que había ido a buscar a su padreluego de la muerte de su madre, y queencontró en la guitarra la mejor explica-ción de lo que podía llegar a ser la melan-colía, por su ternura, por su sensualidad,por su intimidad. Brouwer y la guitarrafueron un solo cuerpo e infinidad de so-nidos por varias décadas.

Hasta entonces, Brouwer, el Brouwerniño, se había impregnado de músicaporque en su casa había un piano, y cuan-do su abuela lo tocaba, él se escondía de-bajo para sentir la vibración del piano,aquel golpear de los macillos sobre lascuerdas. Ya de adolescente, y después devivir una profunda soledad y un aún másprofundo silencio, comprendió que aquelvibrar del piano había sido su infancia, yque en su infancia él había sido feliz. En-tonces emprendió un viaje por la músicapara retornar a su niñez. En ese trasegarse topó con Igor Stravinski, y más tardecon Albéniz y con Debussy. Aprendió loque llamaría el gran repertorio.

Sin embargo, aquel gran repertorio te-nía lagunas. Brouwer se dio cuenta, peroen lugar de paralizarse y entrar en eter-nos lamentos, decidió tratar de llenar él

mismo esas lagunas. “No había un quin-teto de Brahms para guitarra, no tenía-mos La historia de un soldado, de Stra-vinski, no teníamos ninguna sonata deBártok, así que como yo era joven y am-bicioso y loco, me dije que si Bártok nohabía escrito sonatas, tal vez yo podríahacerlo, y pensé en lo hermoso que hu-biera sido si Brahms hubiese escrito unconcierto para guitarra. Por eso empecéa componer”, y empezó a componer contodo lo que lo rodeaba. Hizo música, queera su entorno, y también era los senti-mientos y la investigación y las raíces y elbaile y el no baile.

Todo era música y todo era cultura pa-ra él. Por eso rompió. Con la guitarra,cambiando las cejillas, trastocando elorden de las cuerdas, inventando luga-res para que sonara como él pretendíaque sonara, y después, con la composi-ción. Lo clásico existía para marcar ca-minos, y luego, trascenderlos. Por esocincuenta guitarras eran lluvia aquellanoche en Barcelona. Y eran juego, puesél siempre se definió como un hombrede juego y de juegos. Y eran aguacero yeran música y eran Brouwer.

Cubano, transgresor, erudito y eternamente curioso, guitarrista, compositor y director de orquesta, Brouwer conversará hoy sobre músicaen la Capilla Sofitel Legend Santa Clara y dirigirá mañana la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el Centro de Convenciones de Cartagena.

El director cubano Leo Brouwer durante un ensayo con la Orquesta Filarmónica de Bogotá. / Andrés Londoño

FERNANDOARAÚJO VÉLEZ

fa ra u j o @ e l e s p e c t a d o r.co m

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Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 12/01/2015, Hora = 05:30:31 p.m., Página= 22, Usuario = wbotia

EL ESPECTADOR / M A RT E S 13 DE ENERO DE 2 01 5

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MARTES, 13 DE ENERO DE 2015

nes de ganar más autonomía.Myitkyina, la ruinosa capital

estatal, es la puerta de entrada a la región minera más activa, que contiene lo que dicen los expertos es el tesoro de jade más grande y más valioso del mundo.

Las tiendas de té de la ciudad tienen un próspero negocio se-cundario ilegal vendiendo heroí-na.

La ciudad es lo más cerca que pueden llegar los occidentales al área minera, Hpakant. El Gobier-no señala que mantiene el área cerrada debido a los esporádicos combates con el Ejército rebelde kachin, pero los activistas ven un propósito más oscuro: ocultar los comercios ilegales de jade y drogas. Dicen que los únicos ex-tranjeros que tienen permitido traspasar los retenes militares son los chinos que administran las minas o que llegan allí para comprar las piedras.

Ni siquiera la información más simple está disponible en forma pública, incluyendo qué compa-ñías operan las minas.

Pero entrevistas con mineros y ejecutivos del jade en Myitkyina, y con comerciantes de la gema, diplomáticos y organizaciones no gubernamentales de otras partes, revelan una industria corrupta y brutal, financiada ca-

si enteramente por el comercio chino.

Sus descripciones de las crue-les condiciones en las minas fue-ron corroboradas por videos poco comunes filmados ahí por un pe-riodista local contratado por The New York Times.

El video desde adentro de los retenes muestra exuberantes colinas marcadas por cráteres que descienden cientos de metros hacia los pozos. Allí, cientos de hombres trabajaban bajo el calor abrasador con las manos o palas rudimentarias.

También visible en el video: un espacio al aire libre para adictos a la heroína, junto a lo alto de una mina.

Dau Hka, un funcionario de alto nivel del ala política del llamado Ejército de Independencia de Ka-chin (EIK), dijo que las compa-ñías mineras en áreas bajo con-trol de los rebeldes les “donan” dinero.

El EIK también obtiene dinero al ayudar a las compañías chinas a contrabandear jade a través de

la selva hasta China,con activistas y un ichino de la piedra.

Sin embargo, el bcombatientes es inscomparado con el delitar de Birmania, cuñías reciben los espaclectos de la tierra parde minería, reportangrupos de derechos nales.

El comercio del jamercado para las drlos miles de jornalerosllegaron a raudales a l

Ze Hkaung Lazum,dijo que la heroína scasas de bambú “comen un mercado” por y US$8 la dosis. Los acomodan en cuclillabre, junto a montoneusadas, con jeringas csus brazos.

Algunos mineros dicesitan la droga para fpara su agotador y pebajo; otros señalan qen la adicción porquestaba fácilmente dialgunos comerciante

aceptanmo pago

Los mmentannos cuacinco trson usutuales d

Los kachin euna comayoríakachin la OrgMundialud ha que el 3de los ase inyecha contr

Al iguchos re

cales, Tang Goon, queun proyecto antidrogel Gobierno distribupara debilitar a la insnica. “La heroína es su

Muchos activistas dhumanos reservan lmás duras para China

“China le da prioridicia manifiesta sobrpreocupación por la pcal o cómo se extrae eDavid Mathieson, de ghts Watch para Mya

El jade ha alimentginación china durde años. Hasta la fecchinos creen que la pige contra la mala suercuerpo.

La Asociación CoGemas y Joyas de Chque las ventas anualesde hasta US$5 mil mil

Yang Houlan, emChina en Myanmarque algunos chinos vyes birmanas, pero dijintentaba tomar medi

Los activistas disccen que sin un empujepara la reforma por pna, tienen pocas espque mejoren las condi

Jade birmano es objede miseria para muc

Jonah M. Kessel contribuyó reportes. Chen Jiehao y Becky Davis brindaron investigación.

EN LÍNEA: SENDA DELImágenes y video de ladel jade de Myanmar: nytimes.com Busque

ADAM DEAN PARA THE NEW YORK TIMES

Demanda china no trae prosperidad a Myanmar. Comerciantes examinan jade.

Viene de la página I

ElPe n ta g ra m a

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En las redes sociales también se vive el Festival

@Heidy Montes Garcés Qué chéverever este gran concierto por Señal Colombiacon grandes artistas e interpretando magní-ficas obras como ‘M a co n d o ’de mi granamigo Luis Jerez.@Tatiana Silva SuárezQué rico sería sino solo Cartagena disfruta del festival sinotodo el país con los diferentes procesos or-questales que hay. Por ahora los felicito, esoes hermoso.

@Maye CastelloMúsica mágica, metransporté a la tierra de ‘Las Mil y UnaNoches’... preciosos sonidos de la músicatradicional turca... Un verdadero deleite.

@Esneyder SandovalSoñar no cuestanada pero con esfuerzo podríamos estar enfestival, me sumo a ese sueño.@Wendy Tatiana P B Esta noche a dis-frutar de un hermoso concierto.

C a r t a g e n a Fe st

Cartagena FestivalInternacional de Música

c a r t a g e n a m u s i c fe st i v a l

Síganos en nuestra redes sociales

Visítenos en el Claustrola Merced y a la salidadel Teatro Adolfo Mejía

Hoy, conversación entre Jorge Volpi y Leo Brouwer

Un escritor mexicano aritmo de orquesta cubana

NELSON FREDYPADILLA CASTRO *

n p a d i l l a @ e l e s p e c t a d o r.co m

Uno de los novelistas más reconocidos y uno de los músicos más respetadosde Latinoamérica hablarán de la eterna vecindad música-literatura.

El lector de Jorge Volpi sabe que su escri-tura lo respalda cuando dice: “La músicaes una parte esencial de mi vida”. Este arteestá tan unido a su formación, que no porcasualidad el primer libro de cuentos lo ti-tuló Pieza en forma de sonata, para flauta,oboe, cello y arpa, Op. 1. Al autor primeri-zo ya lo inquietaba cómo el amor y la obse-sión por la música pueden ser enfermizos.Hasta qué límites llega un intérprete contal de alcanzar la ejecución perfecta de uninstrumento. De eso hablamos en 2011cuando vino a Bogotá a presentar en la Fe-ria del Libro Oscuro bosque oscuro (Edi -ciones B), una novela corta surgida de sus

investigaciones sobre la Segunda GuerraMundial (En busca de Klingsor) en la quereinventó los cuentos infantiles de loshermanos Grimm —el flautista de Hame-lín no conduce ratas, sino niños hacia undespeñadero — y le salió tan musical queestá contada en verso y parece escrita paraleerse en voz alta.

Por eso no me sorprende que hoy, en elCartagena Festival Internacional deMúsica, charle con el guitarrista y direc-tor de orquesta cubano Leo Brouwer,uno de los compositores latinoamerica-nos con un lugar especial en la historia.Además, nieto de la compositora y pia-nista Ernestina Lecuona de Brouwer yalma del Festival de Música de Cámarade La Habana que lleva su nombre. Ten-drá mucho de qué hablar con Volpi por-que Brouwer siempre ha dicho: “Méxi -co es parte de mi cultura”. ¿Quién puedevivir en el mundo de la música sin haber

aprendido del gran capítulo mexicano?El interés permanente por otras cul-

turas, incluida la cubana sobre la que es-cribió hace poco la columna “Hacia elfin de la locura”, ha llevado a Volpi no só-lo a escribir una veintena de novelas,cuentos y ensayos, sino a ser miembrodel Sistema Nacional de Creadores deMéxico, a dirigir durante cuatro años elCanal 22 de la televisión pública de esepaís y a dirigir el Festival InternacionalCervantino, para promover entre el pú-blico la música y la literatura como posi-bilidades espirituales de entender elmundo o recrearlo. ¿Cuánto ha influidola dictadura castrista en la música de laisla? Mucho.

Esa disciplina le permitió en 2013 tra-bajar en dos libros de ficción al tiempoque investigaba para escribir el prólogo allibro del gran chelista mexicano CarlosPrieto Dmitri Shostakovich, Genio y dra-ma. Se centró en el compositor ruso(1906-1975) como enigma y “héroe trági-co” a partir del “primer encontronazo

con los perros de presa del sistema”, co-mo califica el incidente que desató la furiadel régimen soviético de Stalin contra laópera Lady Macbeth. Para Volpi, las pre-siones y el miedo que vivió este hombre“resumen las tensiones y el espíritu de suépoca”. Con el libro vienen dos obras deShostakovich interpretadas por Prieto:Sonata en re menor para violonchelo ypiano, op. 40 y Concierto Nº 1en mi bemolpara violonchelo y orquesta. Prieto, queestudió en Rusia, fue amigo durante mu-chos años de Igor Stravinsky —otro de losgrandes compositores del siglo XX y unade las grandes influencias admitidas porLeo Brouwer— y eso le interesó mucho aVolpi, como el hecho de que también ha-ya conocido a Shostakovich.

La melomanía de Volpi le ayuda a mi-tigar la muerte y la corrupción que aso-lan a México. En el discurso inauguraldel Festival Cervantino del año pasadoexplicó: “Pero si bien estas tendenciasasesinas y excluyentes permanecenarraigadas en nosotros, también es cier-to que, desde épocas inmemoriales, losseres humanos hemos buscado conju-rarlas a través de ese conjunto de mani-festaciones que solemos llamar ‘arte’.Todas las culturas comparten esta voca-ción por la danza y la poesía, el teatro y lamúsica, como si supiéramos que son elúnico bálsamo frente a la barbarie. Poreso el arte no es un simple entreteni-miento ni una mera forma de evadir elhorror cotidiano, sino una fuerza quenos permite indagar en lo más profundode nosotros con la esperanza de llegar aconocernos mejor. Si el arte no garanti-za nuestra redención, al menos nos per-mite reconocer nuestras flaquezas y de-lirios, y transformarnos, por un instante,en otros: en los otros. En nuestros seme-j a n t e s… La música, la danza, el teatro, elcine, las artes plásticas y la literatura co-mo acicates para la reflexión sobre losproblemas de nuestro tiempo, sí, perotambién como un espacio para la solida-ridad y la comunión”.

Sonido, ritmo, armonía, composiciónversus estridencias, frustración por fal-ta de talento musical, todo desembocaen la escritura construida a partir delbuen oído. En su más reciente novela,Memorial del engaño, un protagonistatiene propensión hacia la desgracia yafición por la música clásica. La EscenaIII es “sobre cómo desguazar un violíncon una sierra eléctrica y ser comunistay anticomunista en una tarde”. La im-provisación musical alienta su ficcióncuando estudia la carrera de Brouwer ode la pianista venezolana Gabriela Mon-tero. Seguramente Volpi le preguntarásobre esto, sus métodos creativos y elmisterio de la invención de la melodíaque tanto inquietaba al antropólogo Lé-vi- Strauss.

* Editor dominical de El Espectador.

La melomanía de Volpi le ayuda amitigar la muerte y la corrupciónque asolan a México. / Fundación Salvi