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pentagrama Lectorium Rosicrucianum SET/OCT 2011 NÚMERO 5 El nuevo cuerpo etérico María Magdalena y la Luz «¡Revestíos con el hombre perfecto!» Resurrección en el vestido de luz El relato de la Creación según la Edda Apolonio de Tiana

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Llegar a conocerse a sí mismo, ser y seguir siendo uno mismo y así abrir la puerta a todos esos otros ‘mismos’ que podrías ser: ¿es ésta la finalidad de tu búsqueda de la propia identidad? Tal fue la pregunta que se plantearon los jóvenes alumnos en el transcurso de una conferencia organizada para ellos, en la primavera pasada. El presente número de Pentagrama le dará una visión de esas jornadas. Para el buscador, el aprendizaje del conocimiento de sí mismo implica una búsqueda infinita de los misterios de la vida. Desde el alba de los tiempos, esta búsqueda no ha dejado de preocupar al ser humano, impulsándole a abandonar los caminos conocidos por la búsqueda de nuevas respuestas. El lector encontrará en estos artículos de Pentagrama el relato de experiencias vividas en épocas diferentes por buscadores de la verdad universal. Esperamos que, en sus testimonios, se puedan reconocer los elementos de su propia búsqueda. «La mayor de todas las lecciones es conocerse a sí mismo, pues cuando

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pentagramaLectorium Rosicrucianum

SET/OCT 2011 NÚMERO 5

El nuevo cuerpo etérico

María Magdalena y la Luz

«¡Revestíos con el hombre perfecto!»

Resurrección en el vestido de luz

El relato de la Creación según la Edda

Apolonio de Tiana

Los gnósticos del pasado hablaban de una perla de un valor inestimable y los Rosacruces evocan el ‘tesoro de la joya maravillosa’. ¡Todo ser humano es potencialmente un portador de esa maravillosa joya!¿Pero cuál es el sello distintivo de quienes poseen esta joya y mantienen con todo su amor este saber interior? Ellos llevan una señal, la señal interior de una predestinación. Ellos son llamados.¿Por qué la Rosacruz habla de esta joya como de un ‘tesoro de gran valor’? Porque, cuando esta joya se libera de su vida material y su maravilloso resplandor se revela a la Luz, siete rayos de luz resplandeciente se reflejan en ella, como si brotasen de una fuente, despertados por los siete rayos del Espíritu séptuple.Estas siete vibraciones resuenan en los siete campos de vida del microcosmos. Entonces se emprende una recreación del microcosmos, según el modelo, la imagen original divina. El ser humano es restablecido en su gloria original.

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Redactor JefeA.H. v. d. Brul

Responsable editorialP. Huis

RedacciónPentagramaMaartensdijkseweg 1NL-3723 MC Bilthoven, Holandae-mail:[email protected]

Edición, administración y suscripcionesFundación RosacruzPadre Rico, 8 bajo dcha.46008 Valenciaweb:www.fundacionrosacruz.orge-mail:[email protected]

Precios de suscripciones4,00 € por número21,00 € año**gastos de envío incluidos parael territorio nacional.

© Stichting Rozekruis Pers.Ninguna parte de esta revistapuede ser reproducida sin laautorización escrita del editor.

La revista pentagrama aparece seis vecespor año en holandés, alemán, español,francés e inglés.En brasileño, búlgaro, finés, griego, húngaro,italiano, polaco, ruso, eslovaco, sueco ycheco, sólo aparece cuatro veces por año.

Depósito legal:GI 1005-95

Revista de la Escuela Internacionalde la Rosacruz ÁureaLectorium Rosicrucianum

La revista pentagrama se propone atraer laatención de los lectores sobre la nueva era queha comenzado para el desarrollo de la humanidad.El pentagrama siempre ha sido el símbolodel hombre renacido, del hombre nuevo.Es igualmente el símbolo del universo y de sueterno devenir, por el que tiene lugar lamanifestación del Plan de Dios.No obstante, un símbolo sólo tiene valorcuando se convierte en realidad. El hombreque realiza el pentagrama en su microcosmo,en su propio pequeño mundo, se mantieneen el camino de la Transfiguración.La revista pentagrama llama al lector a realizaresta revolución espiritual en sí mismo.

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Llegar a conocerse a sí mismo, ser y seguir siendo unomismo y así abrir la puerta a todos esos otros 'mismos'que podrías ser : ¿es ésta la finalidad de tu búsqueda de lapropia identidad?Tal fue la pregunta que se plantearon los jóvenes alumnosen el transcurso de una conferencia organizada para ellos,en la primavera pasada. El presente número dePentagrama le dará una visión de esas jornadas.Para el buscador, el aprendizaje del conocimiento de símismo implica una búsqueda infinita de los misterios de lavida. Desde el alba de los tiempos, esta búsqueda no hadejado de preocupar al ser humano, impulsándole a aban-donar los caminos conocidos por la búsqueda de nuevasrespuestas.El lector encontrará en estos artículos de Pentagrama elrelato de experiencias vividas en épocas diferentes porbuscadores de la verdad universal. Esperamos que, en sustestimonios, se puedan reconocer los elementos de supropia búsqueda.«La mayor de todas las lecciones es conocerse a sí mismo,pues cuando uno se conoce a sí mismo, el ser humanoconoce a Dios».Clemente de Alejandría

p e n t a g r a m a

Índice

Exploración en la naturaleza de la conciencia: el nuevo cuerpo etérico J. van Rijckenborgh 2

La rosa en el desierto 6Profundidad de los símbolos y de los pensamientos

María Magdalena y la Luz 10María Magdalena y el alma del mundo

en el ser humano 13«¡Revestíos con el hombre nuevo!» 18Resurrección en el vestido de Luz 23El relato de la creación según la Edda 29Conferencia en Noverosa

Identidad, personalidad ynúcleo espiritual 35

Presentación del Nuctamerón de Apolonio de TianaLas Doce Horas de la liberación 39

La vida de Apolonio de Tianabasado en un artículo de Fred A. Pruyu 44

Año 33 nº 5 201 1

Cubierta: Fresco del techo del fuerte de Ahhichatragarhen Nagaur, centro comercial floreciente delRajastán en el siglo XII (India). Este magnífico fresco expresa la felicidad delos seres celestiales.

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Usted sabe que el cuerpo material tiene loque se llama «un doble etérico» o «cuerpoetérico» o también «cuerpo vital». La

forma de ese cuerpo etérico es casi igual a la delcuerpo físico: expresa el mismo tipo. Por ello sepuede decir que el cuerpo etérico es la matriz delcuerpo físico; esto explica por qué la EnseñanzaUniversal formula: «todo comienza en el cuerpoetérico». Cuando tiene que ser edificado algonuevo, siempre debe dirigirse la atención hacia elvehículo etérico. Si un ser humano enferma, lacausa de ello reside siempre en el cuerpo etérico.El restablecimiento de la salud comienza en elcuerpo etérico y cuando este restablecimiento esmanifiesto, el del cuerpo físico sigue automática-mente.El cuerpo vital está constituido principalmente porlos cuatro éteres conocidos que se suceden en den-sidad y en vibración. Posee un sistema de líneasde fuerza muy parecido al sistema nervioso. Sialguna vez ha visto una representación del sistemanervioso, se puede imaginar aproximadamenteesta estructura de líneas de fuerza. En el cuerpo

vital, los éteres son concentrados, diferenciados,conforme a las diversas funciones necesarias ydespués todo es transmitido al cuerpo material.El cuerpo material absorbe los éteres. La pieldesempeña un papel esencial en ello ya que res-piramos los éteres y también los asimilamos porla piel. Cuando la piel no funciona bien, entoncestampoco es posible asimilar suficientes etéres,por lo que el cuerpo material sufre y enferma.También existen en el cuerpo puertas de accesoespeciales para los etéres como por ejemplo elbazo. Y debido al hecho de que el cuerpo etéricopenetra íntegramente el vehículo físico, cada cen-tímetro del cuerpo, incluso las partes internas, seimpregnan de éteres.Por consiguiente, la naturaleza, el estado biológi-co, el grado de cristalización del cuerpo materialson determinados por los éteres absorbidos. Todala manifestación material, la personalidad humanaen su totalidad se explica por los cuatro éteres.Los éteres son aportados y mantenidos por nuestrocampo magnético particular, y esto, por mediaciónde nuestra fuente magnética personal: el núcleo

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EXPLORACIÓN EN LA NATURALEZA DE LA CONCIENCIA

el nuevo cuerpo etérico

Si queremos darle una imagen del nuevo vehículo del alma renacida, de loque se edifica desde que el alma ha nacido de la Luz de Dios, debemos progresar con circunspección. El número de sus aspectos es tan aplastanteque serán necesarias muchas exposiciones antes de llegar a poder hacerseuna representación mínimamente aceptable.Así la presente exposición debeconsiderarse un esquema preliminar, muy sobrio y muy incompleto, sobreeste tema de extrema importancia.

J. van Rijckenborgh

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Jan van Rijckenborgh y Catharose de Petri son losfundadores de la Escuela de la Rosacruz Áur ea. Enesta escuela, ellos han esclarecido, expuesto y vividoel camino que conduce a la liberación del alma detodas las maneras posibles y, a menudo, gracias atextos originales de la enseñanza universal

Cerámica

mural del

palacio de

Golestan,

siglo XVII

(Palacio de

las flores) en

Teherán

(Irán)

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psíquico magnético en la cuarta cavidad cerebral.El estado de alma del ser humano determina por lotanto el estado de su cuerpo etérico. El estado desu cuerpo físico se manifiesta en concordancia.Los cuerpos etérico y físico comunes son ambosfundamentalmente inaptos para esta nueva asimi-lación. La formación de un nuevo cuerpo etéricocon un nuevo sistema de líneas de fuerza es, porlo tanto, necesario: un cuerpo capaz de asimilarnuevos éteres, los cuatro alimentos santos, de unavibración totalmente diferente a la de los éterescomunes de la naturaleza de la muerte. En efecto,está fuera de cuestión que los cuatro alimentos

santos desciendan en un cuerpo de estructuracomún. Esta asimilación conlleva un proceso dedesestructuración del viejo cuerpo etérico y delviejo cuerpo físico. No obstante, tras todas nues-tras explicaciones, usted ya no encontrará estodramático.Por otra parte, en nuestra existencia ordinaria, elcuerpo mortal desaparecerá de todos modos.¿Acaso nuestros dos vehículos comunes, materialy etérico, no están destinados a perderse por laenfermedad u otras causas de perecimiento?

Cuando el proceso de renacimiento del alma se

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Claro,Tom Maakestadt

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ha emprendido en nosotros, nuestro cuerpo físicoy, por tanto, el doble etérico se vuelven progresi-vamente más sutilesEn el proceso descrito, la causa de esta muerte escompletamente diferente; ella conduce a la vida.En quien se encuentra en el proceso del nacimien-to de la nueva alma, el cuerpo material y su dobleetérico se vuelven cada vez más sutiles. Su robus-tez disminuye, lo que no significa que debademostrar carencias orgánicas o enfermedades,sino que todo su estado se vuelve más puro, mássereno. En lo sucesivo, deberá contar con unaconstitución más sutil y, por tanto, en ciertamedida más débil, pero que podrá ser mantenidaarmoniosamente hasta el fin. Por este proceso deperecimiento, esta endura, no puede surgir ningu-na enfermedad destructiva o dolorosa.

El alma nueva, nacida no de la voluntad del serhumano sino de Dios, es de naturaleza bisexual.Ella es autocreadora. Desde que la radiación fun-damental de la Gnosis puede ser asimilada, sedesarrolla una división en siete aspectos: elEspíritu Séptuplo Santificante se manifiesta ennuestra alma. Una luz muy poderosa emana deella, un fuego radiante comparable a la colaardiente de un cometa. En ese rayo de fuego, usted

puede claramente determinar los siete aspectos, esdecir, los siete nuevos chakras del nuevo cuerpovital. En lo sucesio, el alma nueva puede contarcon estos nuevos chakras, con vistas a una exis-tencia auto-creadora. Ella desarrolla por sí mismauna estructura de líneas de fuerza cuyo aspectocentral es la columna de fuego con los siete aspec-tos. Así, del alma nueva, se eleva un nuevo cuerpoetérico. Como consecuencia de lo cual se mani-fiesta un nuevo vehículo material que no ha naci-do de la naturaleza, un vehículo de construcciónsutil, noble de forma.

Una vez acabada esta construcción (este desarrolloes relativamente rápido) el viejo ser puede serabandonado y colocado en la tumba, según sedesee: el nuevo ser ha resucitado en el templofunerario que se ha construido. Así en su nuevoestado de alma, tal como en su personalidad, elrenacido se mantiene, resucitado, en el templofunerario construido por él mismo. Y, comoCristián Rosacruz, puede testimoniar lleno de ale-gría: «De este templo yo me he hecho, vivo, unatumba». Por el perecimiento del yo según la natu-raleza de la muerte, él mismo ha realizado el mila-gro de la elevación a la naturaleza divina.

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Cuando el proceso de renacimiento del alma se haemprendido en nosotros, nuestro cuerpo físico y,por tanto, el doble etérico se vuelven progresivamentemás sutiles

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la rosa en el desiertoEn la Rosacruz Áurea actual, se habla de una vida interior representada de forma muy poética por «la rosa de los misterios». La rosa del corazón, o átomo original, o tambiénChispa de Espíritu, representa un secreto maravilloso comparable a un espejo, el espejo delos misterios. Se habla de una cámara de los tesoros interiores de gran valor que, enmuchos casos, todavía no ha sido descubierta ni revelada. Por esta razón el ser humanocomienza a buscar.

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Estos tesoros, estos valores, cuyo significadoespiritual casi no se puede abarcar, estánocultos en lo más profundo del microcos-

mos, en el centro de la morada de la que nosotrossomos el habitante temporal pero de la que nosabemos, en realidad, casi nada. Ellos pertenecenal ser «único» llamado «mónada» por los antiguosgnósticos. Éste es una Chispa de Espíritu, el cen-tro vital original del microcosmos, temporalmenteunido por el corazón a los seres efímeros quenosotros somos. Desde hace siglos, los rosacrucesllaman a ese centro particular la «rosa». En tantoque buscadores, la preservamos en nuestra vida,de forma muy particular. Como rosacruces moder-nos, nos esforzamos por concebir, definir y confir-mar claramente esta noción.

UN SABER DESCONOCIDO PERO MUYRECONOCIDO Nosotros aceptamos esta nociónque una voz interior ha vuelto nuevamente cons-ciente en nosotros. Las concepciones de la EscuelaEspiritual de la Rosacruz Áurea nos atraen, asícomo todo lo que implican. Hemos heredado laconvicción interior de que nosotros, como sereshumanos materiales, formamos parte de un micro-cosmos, de un ser invisible cuya influencia experi-mentamos en el curso de nuestra vida. A pesar delo cual, este sistema de vida nos es, en gran medi-da, inconcebible y apenas somos conscientes deello. Nosotros comprendemos que sólo conocemosde este saber lo que la Escuela Espiritual y laEnseñanza Universal nos han manifestado pormedio de su campo de fuerza.Y, no obstante, ese saber no nos es desconocido.

Lo reconocemos interiormente. Lo aceptamos.Nos parece lógico que seamos algo más que cria-turas materiales, mortales, y que, en el trasfondode nuestra existencia, actúe una fuerza supra sen-sible de mayor alcance. La Enseñanza Universalestablece que el microcosmos es el reflejo delmacrocosmos; que lo que es pequeño es semejantea lo que es grande. Sobre la base de tal analogía elpropio microcosmos es un sistema de vida particu-larmente complejo, un planeta en miniatura. Lasabiduría gnóstica secular se esfuerza por poner enevidencia que ese microcosmos, ese pequeño pla-neta, ha sido como eyectado de su trayectoria. Élya no sigue el camino que le estaba destinado, yano gira alrededor del sol espiritual central. Él seha extraviado sobre una espiral que se ha desviadocada vez más.

UN SOPLO SOLAR DE SUSTANCIA ORIGINALA medida que se desvía, su largo vagabundeo lealeja de su verdadero destino: es retenido en elmundo del «surgir, brillar, descender», prisionerode una forma de manifestación que siempre nace ynuevamente desaparece.A lo largo de este periplo, el microcosmos ha per-dido su esplendor, su gloria original. En cambio,en su firmamento, han aparecido otras fuerzas, talcomo las malas hierbas en un jardín abandonado.Por esta razón el planeta microcósmico ya no escapaz de funcionar según la idea divina de la queha surgido. En esta idea, en este plan, estaba pre-visto una elevación, un desarrollo y una propaga-ción del pensamiento divino en el propio campode Creación original.

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En las antiguas enseñanzas de la sabiduría, sehabla de las chispas divinas salidas del campo decreación original como del «vestido de Dios» odel «aliento del Espíritu». Esta respiración divina,este impulso, cual soplo solar continuo de sustan-cia original, atraviesa todo el universo.Sin este movimiento impulsador cualquier vida esimposible. La vida es y sigue siendo el reflejo deesta viva respiración divina. La «Vida » siemprees, por tanto, el movimiento original del Todo, larespiración divina del Espíritu Séptuplo: sus sieterayos creadores constituyeron y constituyen laforma del cosmos ininterrumpidamente. Ellos for-man la séptupla respiración vital que anima y dasu impulso a la creación. Estas siete corrientes delorigen guían constantemente el Todo hacia elcumplimiento del pensamiento divino que fluyesin fin en toda la creación.

FRAGMENTOS DE RECUERDOS Intentemosahora concebir la cohesión de todo esto.El Espíritu Séptuplo y la creación son uno.Cualquiera que sea la distancia que separa la cria-tura microcósmica de la idea original del EspírituUniversal, las siete corrientes del origen la condu-cen a su punto de partida.Al igual que la Tierra forma parte del Cosmosmundial séptuplo, de la misma manera el micro-cosmos es un sistema séptuplo de siete esferas quegiran unas en las otras. El principio central es tam-bién séptuplo. Se habla de siete pétalos de la rosa.El cuerpo espiritual de la Escuela Espiritual reúney acompaña al conjunto de esos microcosmos sép-tuplos hacia un nuevo cosmos que indefectible-

mente está orientado sobre el séptuplo EspírituSanto.Si ahora colocamos esta representación que laEscuela Espiritual nos da de la Gnosis ante nues-tro espíritu, un incesante sentimiento de alegríainundará nuestro corazón. ¿Acaso, la idea de nues-tro pasado divino y la de un futuro divino, queestá latente en nosotros, no son capaces de suscitaren nosotros simultáneamente un profundo respetoy un intenso deseo? Este deseo, que brota desde lomás profundo de nuestro ser, nos llega desde ellejano origen del microcosmos. Es un reflejo, ennuestro corazón, del alma microcósmica, fragmen-tos de recuerdos de nuestro vagabundeo que duraeones.

LOS DOS QUE SE VUELVEN UNO El ser huma-no tal como lo conocemos no es en realidad másque una sombra del ser humano original. No obs-tante, la imagen del ser superior ha permanecidosumida en el fondo del microcosmos, por lo tantotambién en nosotros, en nuestra personalidadhumana. Ella está unida a nuestro corazón, a lapropia fuente de nuestra vida.Así, vemos dos centros unidos a nosotros: el vesti-gio del ser humano original y su imagen en elcorazón del microcosmos. Los dos se deben unircon el fin de no constituir más que un solo núcleodeslumbrante de vida original. A partir de la con-fluencia de esas dos corrientes se forma unacorriente única, clara y pura, donde el diamantedel ser interior, tanto tiempo recubierto de materiaterrestre, reaparece. La corriente purificadorarepele todo el fango, y la Luz alcanza entonces la

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¿Ya viejo?Numerosos jóvenes tienen el senti-miento de ser ya «muy viejos». Ellosexperimentan no tener la juventud queindica su edad; demuestran que su ori-gen es muy lejano.Todo lo que estos jóvenes han escu-chado durante las alocuciones o activi-dades organizadas para ellos en laRosacruz Áurea, ya lo conocían

interiormente.Pues sí, ellos son jóvenes y ¿qué debenhacer ahora con todas estas historias ypalabras particulares?Ellos han reconocido la verdad y estoles afecta.Pero los jóvenes, aprendiendo y traba-jando, también lo experimentanmuchas veces como una carga.Por tanto, quisiéramos decirles:

A pesar de todo, ¡conservad todo envosotros! Vivid de acuerdo con ello ycomo vosotros podáis hacerlo, perovivid ante todo como un ser libre yfeliz que sabe interiormente que existeuna dimensión diferente a la de la vidacomún en la materia, que ahora arre-meterá con fuerza sobre vosotros.

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perla. El núcleo maravilloso se pone a brillar .Los gnósticos hablan de la perla de inestimablevalor; los antiguos rosacruces, del «tesoro de lajoya maravillosa». ¡Todos somos portadores deesa extraordinaria joya!¿Cuáles son ahora las características de los posee-dores de tal tesoro, de quienes aman con todo suamor este conocimiento interior? Ellos llevan lamarca, la señal de una predestinación. Son llama-dos. ¿Por qué la Rosacruz Áurea habla de estajoya como de un tesoro inestimable? La razónpara ello es que quien encuentra esa joya y se libe-ra así de la vida material grosera adquiere en laLuz un resplandor maravilloso. Éste le reenvíasiete rayos luminosos resplandecientes: los sieterayos del Espíritu Séptuplo brotan como una fuen-te. Estas siete vibraciones provocan a continuaciónuna reacción en los siete campos de vida delmicrocosmos. Ellas despiertan y anuncian la recre-ación del microcosmos. El lenguaje simbólico dela Rosacruz lo expresa así: el séptuplo átomo divi-no se expande.

La personalidad, el ser humano que se consagra aeste proceso, emprende una profunda transforma-ción llamada transfiguración. Él cambia completa-mente. Ocupado en el desarrollo del microcosmosséptuplo, se vuelve cada vez más libre y conscien-te; se eleva a la vida original.La Rosacruz Áurea parte de los siguientes princi-pios:• existe un ser exterior, un ser humano de materia

terrestre;• y existe un ser humano interior, el alma transpa-

rente del microcosmos recompuesto.El interior está oculto en el exterior . El ser interiortiene la posibilidad de renacer en el exterior comosi se despertase verdaderamente. Éste es el objeti-vo de nuestra existencia.¡Por muy profundamente oculto que esté el tesoro,la perla está presente!

El ser interior y el ser humano exterior están inde-fectiblemente unidos; y ahora es el tiempo en elque deben avanzar juntos conscientemente. Estoes posible si el ser humano exterior se convierteen un templo del ser interior, en el que la Luzrecreadora de la Gnosis pueda actuar. Una granriqueza, un tesoro hecho de anhelo y conocimientoanima a los dos.Quienes son conscientes de ello se saben salvadosen la Escuela Espiritual, en la «Morada SanctiSpiritus», la casa en la que, el Espíritu liberadortrae la sanación. Con la ayuda de la Luz Séptuplase abren allí un camino hacia la esencia interiordel Campo de vida original. El exterior se disuelveen el ser interior en un renacimiento perfecto.

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María Magdalena así como Jesús nos colo-can ante la noción de alma. MaríaMagdalena es el alma pura anhelante que

aspira con toda su pureza y todo su ardor; y Jesúsrepresenta el alma del origen, el alma que pertene-ce a un mundo inviolado, incorruptible.Por tanto, ¿cuál es, en nuestro tiempo, el mensajede la fascinante figura de María Magdalena?Dicho mensaje concierne a la relación particularde María Magdalena con Jesús. ¿Fueron realmentecelebrados sus esponsales? El significado de estapregunta nos lo puede aclarar una cita de losHechos de Juan. Todo ser humano puede celebrarciertas nupcias muy particulares. Los misterios delas diferentes religiones se refieren a las «bodassagradas»: la unión interior del alma –la esposa–con el Otro divino, el amante divino. En nuestrosdías, esta sabiduría de los misterios gana espacio,incitándonos a dar un nuevo paso en el desarrollode la conciencia. En el Evangelio Gnóstico segúnFelipe –evangelio descubierto en 1945 en NagHammadi– leemos esto: «Grande es el misterio delas bodas. […] El fundamento de la existencia delser humano reposa en las bodas sagradas. Porconsiguiente, reconoce lo que es una pura y santacomunidad, pues grande es su fuerza». (60)Según el Evangelio de Felipe, la sala de las bodases una metáfora que designa la unificación, encada hombre, en cada mujer, del aspecto masculi-no (el Espíritu divino) con el alma humana (lofemenino). La relación de Jesús con MaríaMagdalena simboliza esta unión que puede tenerlugar en cada ser humano. De aquí nace la com-pletitud, la unión de las polaridades.

María Magdalena es el símbolo del alma que reco-rre esta vía. Ella encontró al Salvador , siguió Sucamino y se fusionó en Él. Tal es el último objeti-vo del ser humano: las bodas sagradas.La figura de María Magdalena ha salido de la tra-dición cristiana, mientras que el Islam conoceentre otros el amor que Madjnun tiene por Leila.Numerosos maestros sufíes han vivido este amoren tanto que camino interior. En el judaísmo, elCanto de Salomón comienza con estas palabras:«Bésame con el beso de tu boca, por que tu amores más dulce que el vino». (El Cantar de losCantares I, 2). La Cábala (la mística judía) tam-bién conoce los secretos de las bodas santas. Lasemanaciones divinas fluyen del árbol de Sephirot.Y éstas toman cuerpo en el ser humano que se hapreparado como una esposa. Son «el amor másdulce que el vino».Este concepto está omnipresente en el pensamien-to gnóstico. Gnosis significa comprensión en elsentido de un devenir superior de la conciencia.Nuestra verdadera identidad se revela gracias a lainflamación de una luz interior que nos desvela elcamino hacia la imagen original divina. ElEvangelio según Felipe dice también: «El Señor laamaba (a María Magdalena) más que a los demásdiscípulos y Él la besaba, a menudo, en la boca».(55)Jesús comparaba a María Magdalena con la‘vidente’ que percibe la Luz que viene hacia ella.

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maría magdalena y la luzEl hecho de que, en nuestros días, María Magdalena se encuentre de nuevo colocada enel proscenio está unido a la evolución de la conciencia del buscador. Su imagen comoconfidente e incluso como la amada de Jesús nos pone ante una doble relación: la del instructor/alumno como también la del afecto recíproco y el amor de lo superior a loque aspira y a la inversa.Aunque a menudo la literatura sólo relata la eventual historia,completamente exterior y material, entre María Magdalena y Jesús, el lector atento percibe instantáneamente que aquí se trata de un lenguaje simbólico, con imágenes simbólicas y una visión de un profundo significado.

María Magdalena y la Luz

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PROFUNDIDAD DE LOS SÍMBOLOS Y DE LOS PENSAMIENTOS

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Tras la imagen de María Magdalena, se oculta elarquetipo del alma humana. Ella se transforma delaspecto femenino perecedero en lo eterno femeni-no. Ese desarrollo se cumple en nuestro ser inte-rior.«Cuidad de que nadie os engañe con las pala-bras: ‘Mirad aquí o mirad allí’, pues el hijo delHombre está en vosotros. ¡Seguidle!», indica elEvangelio según María.María Magdalena era una gran iniciada porque elSer divino ‘Hombre’ había nacido en ella. En elDiálogo del Salvador, un escrito cristiano de losprimeros siglos encontrado en Nag-Hammadi, seexpresa como una mujer que conoce el universo yestablece una relación entre el cosmos y el comien-zo de un camino liberador:«María dice: ‘Así es para ‘La corrupción de cadadía’ y ‘El obrero que merece su alimento’ e inclu-so ‘Que el discípulo se parezca a su maestro.’Estas palabras las pronunció como una mujer queconoce el cosmos. Los discípulos le dijeron:‘¿Qué es el Pleroma y dónde se encuentra? Él lesrespondió: «Vosotros sois del Pleroma y estáisviviendo en el lugar de la falta». Y, mirad, Su Luzse expandió sobre mí’ […] Judas dijo: ‘¿Dime,Señor, cuál es el comienzo del camino?’ Él respon-dió: ‘Amor y bondad. Si uno de esto dos hubieseexistido en los Arcontes, nunca se hubiese produ-cido ninguna corrupción’».

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María Magdalena era unagran iniciada porque el Serdivino «Hombre» habíanacido en ella

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En un momento luminoso, un ser humanopuede reconocer que existen dos esferas devida diferentes y, entonces, se vuelve eviden-

te para él que también hay caminos que las unenentre sí. Se puede experimentar en los evangelios–y con total seguridad en los escritos gnósticosoriginales no remodelados descubiertos en el AltoEgipto– una fuerza viva, un puente entre los dosmundos. Pero muchos siglos antes de la aparicióndel Cristo, grandes visionarios, fundadores de reli-giones y filósofos percibieron cómo se formó ‘apartir de lo alto’ la estructura de este puente.Desde siempre existe la misión de realizar , ‘a par-tir de abajo’, la construcción de ese puente.

EL ALMA DEL MUNDO En su Timeo, Platónllama ‘alma del mundo’ a las energías de cohesiónentre los dos mundos. Platón dice que el Creadordel Todo quiso que la creación experimentase estacohesión con la mayor claridad posible. Él puso larazón en el alma y el alma en un cuerpo paraconstruir el universo, de forma que se r ealice unaobra que sea por naturaleza la más bella y lamejor posible. De esta manera nació el cuerpo delmundo como un ser vivo. No obstante, Él plantó elalma en el medio y la desplegó no sobr e el univer-so entero sino que revistió los cuerpos del mundo,también el exterior. Y continúa diciendo que elalma del mundo no sólo es una parte del cuerpodel mundo sino también de la razón y de la armo-nía del mundo del pensamiento puro y del sereterno.Por consiguiente, el alma del mundo es el eslabónde unión. Está constituida por seres que deben

cumplir una tarea, tarea de gran interés, pues una‘caída’ se produjo en el mundo creado y una sepa-ración se efectuó con el mundo original. Nosotrossentimos los efectos en nuestra conciencia separa-da de lo divino.

EL EVANGELIO SEGÚN MARÍA Cuando ahorahablamos de María Magdalena, evocamos elcamino de un alma que regresa a la pura natura-leza original. Esta alma percibe claramente quenuestro mundo y nuestro estado ya no están enarmonía con la creación divina.Entonces ella comienza a buscar el origen de lavida y le es dada una ayuda. María Magdalenaencuentra el camino de la purificación, de la catar-sis y del cambio, el camino de regreso. Ella es,por así decir, el prototipo de todos los que buscanel camino. Es un alma cuyo triple principio origi-nal se ha despertado en el corazón a la luz, alamor y a la vida. Ese principio, es conocido, en elpuro cristianismo, como la triple fórmula delfuego: Padre, Hijo y Espíritu Santo.En nuestra época se plantea de nuevo la siguientepregunta: ¿cuál es ese elemento femenino?¿Dónde se sitúa ese principio femenino en el pro-ceso de cambio, en una nueva creación del serhumano? En nuestros días, la Madre de la vidaaparece por así decirlo ‘detrás de un velo’. En1945 se descubrió en Nag-Hammadi, en el AltoEgipto, un verdadero tesoro de escritos gnósticos.En el Evangelio según Felipe, el Espíritu Santo esla Madre, el campo energético que engendra: estáactivo tanto en el plano de la naturaleza divinacomo en el de nuestro mundo. Se manifiesta en

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maría magdalena y el alma delmundo en el ser humanoEl cristianismo gnóstico confiesa una cohesión cósmica. No debe sorprendernos, puesel conocimiento de un orden divino de la naturaleza que engloba y penetra nuestromundo pertenece a una inteligencia del alma más profunda que interpela: ¿Cuál es, porconsiguiente, nuestra relación con ese mundo ideal, el mundo de la causa creadora?

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nuestra conciencia como prana original, éter santoo aliento del alma viva. ¿No es apremiante en elpresente que, al lado del Padre y del Hijo, descu-bramos también a la Madre? Partamos del princi-pio que la fuerza regeneradora, el aliento vivo enel universo es la Madre de toda Vida. Esta Madreha engendrado numerosas Hijas en todas las cultu-ras humanas. Pensemos solamente en la Isis egip-cia o en la Sofía de los Griegos.Una de sus hijas está muy estrechamente unida alcristianismo espiritual, a la gnosis cristiana y anuestros tiempos actuales. Se trata de María

Magdalena, el alma que se ha abierto al Espíritupor un cambio interior. «En el mundo, fui liberadadel mundo y de la forma, fui liberada por unaforma superior. Yo fui liberada de la carencia dela limitación temporal hacia el conocimiento de loEterno», se dice en uno de los versículos delEvangelio según María. Los gnósticos ven enMaría Magdalena una alta iniciada a los misteriosde la Luz. En la tradición de la Iglesia, primeroera la pecadora de la que Jesús expulsó los ‘sieteespíritus malignos’.En los escritos gnósticos –jamás integrados en elcuerpo del Nuevo Testamento– así como en elEvangelio de Juan, María Magdalena aparececomo un alma valerosa y ardiente que se eleva porencima del mundo de la ilusión hacia el Sol espiri-tual, tal como una flor de loto se abre un camino através del fango y se expande en la luz del Sol.María Magdalena es el alma que se desvía de estanaturaleza y se dirige hacia el misterio interior dela vida eterna que se ha vuelto a encontrar en elSalvador. En su camino de rendición al Espíritu,ella se vuelve una iniciada a los misterios de laLuz. Sus compañeros, los apóstoles, la tienen entan alta estima que la llaman «la mujer que conoceel universo». María Magdalena es igualmente lamujer «de quien siete demonios fueron expulsa-dos», metáfora explícita de la iniciación séptupla,a través de la cual el alma humana es reintegradaen la gloria del Pleroma. La Luz ha roto los sietesellos; en siete días tiene lugar la creación; lassiete nuevas luces se encienden en siete fases.«El Evangelio según María» es un texto profunda-mente esotérico. Su punto central consiste en unarevelación de Jesús en el alma de MaríaMagdalena que así puede elevarse a lo lar go de lasesferas celestes. Estas revelaciones sólo son acce-sibles a los iniciados o quienes se esfuercen en lle-gar a ese estado. Faltan las seis primeras páginas,el texto reemprende un diálogo entre Jesús resuci-tado y sus discípulos. Tras su resurrección, los dis-cípulos están afligidos, pero María les consuelacontándoles su visión.

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María Magdalena, Carlo Scrivelli. Detalle del panel derecho

del retablo del altar de Santa Lucía Montefiore del Aso,

Italia (alrededor de 1485)

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CONOCIMIENTO INTUITIVO DEL ALMA En elevangelio de la Pistis Sophia, Jesús le dice: «A tiMaría Magdalena, la bendita, Yo te introduciréen todos los misterios de la Luz» . María se vuelveun ‘rayo del alma del mundo’ que se dirige hacialos seres humanos extraviados y anima a los sereshumanos extraviados a recorrer el camino de regre-so. Las fases de su camino están registradas en lamemoria colectiva de la humanidad. Su ‘rayo’ tam-bién penetra en nuestro mundo actual donde el egohumano ha generado un frío glacial por sus experi-mentos, sus cálculos y sus especulaciones, susciencias de la materia y sus tecnócratas.El ‘rayo’ de María Magdalena alivia y apacigua.Reforzado y actualizado por todos los que reco-rren el mismo camino, penetra lo que es anormal yenfermizo en nuestra sociedad. Proyecta la luz desu ‘conocimiento del universo’ sobre todos losaspectos mortales para el alma, que se manifiestanen nuestra época y toca a los seres humanos quese aproximan y pueden escuchar en el silencio.Ese rayo es semejante a una llamada: «¡Regresadhacia el interior! El corazón del Todo, la chispadivina, palpita en su propio corazón!»Algunos pasajes del Evangelio según María(Magdalena) ilustran este conocimiento intuitivodel alma: ...«Por lo tanto, ¿la materia será salva-da o no?» Así comienza el primer fragmento. «ElSalvador dice: ‘La naturaleza entera, todas lascreaciones y todas las criaturas viven las unas enlas otras, las unas por las otras, per o ellas sedisolverán todas de nuevo para regresar cada unaa su propia raíz, pues la materia compuesta sólopuede volver a sus propias raíces y no al origen.

¡Que quien tenga oídos, oiga!»Pedro le pregunta: «Tú nos has explicado todaslas cosas, por lo tanto, dinos también esto: ¿cuáles el pecado del mundo?» El Salvador dice: «Enverdad, no existe el pecado, sino que sois vosotr osquienes creáis el pecado cuando cometéis actosque son el producto de la naturaleza y a los quese llama «pecado». He aquí por qué ha apar ecidoel Bien entre vosotros, en la esencia de cada natu-raleza, con el fin de reintegrarla en sus raíces.Por esta razón nacéis y, por lo tanto, morís, por-que amáis lo que os desvía.(...) Cuidad de que nadie os desvíe diciendo:«Mirad aquí» o «mirad allí», pues el Hijo delHombre está dentro de vosotros. ¡Seguidle!»Como seres humanos modernos, sabemos que lamateria es energía, vibración. Pero, porque noso-tros mismos somos seres rotos, imperfectos, ape-nas tenemos conciencia de que nuestro mundomaterial existe en una realidad rota. Esta realidadse ha inflamado en una voluntad bipolar que se haseparado del Espíritu. Lo que caracteriza el mundomaterial, nuestro mundo, es la pérdida de un cen-tro. La obstinación, la voluntad personal que harenegado de la unidad con el Espíritu, reina entodos los frentes. Nuestra naturaleza separada delEspíritu se acomoda así al sufrimiento y al azar .Sin embargo, son numerosos los seres humanosque, de nuevo, quisieran colocar el Espíritu en elcentro de su vida. Ellos han dejado tras de sísiglos de cristianismo dogmático y de árida forma-ción intelectual. No obstante, carecen de la fuerzadel alma viva, el aliento de la Madre de toda vidaque emana del corazón.

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Apenas somos conscientes de que nuestro mundomaterial existe en una realidad rota, porque nosotrosmismos somos seres rotos, imperfectos

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UNIDAD DE ACCIÓN Quien quiera encontrar elcentro hará desaparecer el mundo de la obstina-ción que, en él, gira alrededor del eje de la insigni-ficancia. De nuevo, dará sentido a su propia vidauniéndose a este centro. También es una de lasrazones por las que la divina alma del mundo, enel punto más profundo de nuestro ser , aparececomo el Único Bien. Ella nos ofrece una nuevaunión y nuevas relaciones, de forma que podamosdecidirnos a emprender la gran lucha entre la Luzy la oscuridad. Abandonemos la vida fragmenta-ria. Busquemos en todo la unidad de acción.Regresemos hacia nuestro centro perdido, hacia elaliento de la Madre de toda vida, el Espíritu Santoen el corazón. Es el centro del universo de dondeel alma podrá recibir la Luz liberadora. Es el obje-tivo del cambio al que María Magdalena llama alos seres humanos; pues ella ha experimentado elcamino recorriéndolo. Partiendo de ello, dirigimos nuestra atención hacialos sucesos descritos en los Evangelios canónicosconcernientes a María Magdalena.Hemos visto que los pasajes de Lucas (VIII, 2) y

de Marcos (XVI, 9), que tratan de la expulsión delos demonios y de la liberación de los siete peca-dos mortales, son una metáfora del séptuplo esta-do caído de la humanidad que se expresa por lacalidad de su sangre, es decir su conciencia natu-ral. María Magdalena representa aquí al ser huma-no que ha comprendido hasta qué punto su almaestá apresada y aspira a su liberación.También comprendemos por qué MaríaMagdalena, diferenciándose de Marta, más orien-tada hacia las cosas prácticas, ha elegido permane-cer tranquilamente a los pies del Señor (Lucas X,38-42). Tocada por la Luz de la inteligencia,María escucha, en perfecta rendición de sí misma,la sabiduría eterna, la Gnosis. A causa de tal ofren-da de sí misma, que proviene del silencio y de lasencillez de corazón, el Salvador la ama; la amamás que a los demás discípulos, como lo relata elEvangelio según Felipe. Jesús quiere decir conello que la rendición del alma al Espíritu es loúnico necesario para su liberación.El Evangelio de Juan (XII, 1-18) relata que MaríaMagdalena unge los pies del Salvador con un

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Mosaico “Despertar del alma del mundo”

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‘perfume delicioso de nardos’ que luego enjugacon sus cabellos. La metáfora es aquí particular-mente explícita. Es una imagen del alma que sevuelve consciente del profundo significado de laofrenda crística. Por su comprensión, ella respon-de a la ofrenda de amor divino con un don perfec-to. Más adelante, en el relato, vemos al Salvadorrepetir una vez más este acto ritual de MaríaMagdalena. En el transcurso de la última cena,Jesús lava los pies a los discípulos (Juan XIII, 1-15). Se trata de un acto del más alto simbolismoque expresa el nuevo lazo de amor que une al serhumano con Dios. «[...] Permaneced en mi amor.Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis enmi amor, al igual que yo guardo los mandamientosde mi Padre y permanezco en su amor» . (JuanXV, 9-10).María Magdalena que, profundamente consciente,ejecuta su acto inspirado por el alma, se convierteentonces en el modelo del alma servidora delEspíritu. El ritual de Jesús y el suyo formanambos el signo intemporal de unión de amor cós-mico y actitud de servicio entre el reino delEspíritu y la humanidad caída. Ésta se vuelveauténtica en toda alma que aspira: el testimoniosimbólico de una experiencia interior personal.Llegamos ahora al muy profundo significado delos acontecimientos en el curso de los cualesMaría Magdalena se encuentra delante de latumba vacía de su maestro bien amado (Juan XX,11-17). Ella mira en la tumba, ¡la representaciónmás clara que se pueda dar de una iniciación a losmisterios de la vida! Ella está completamentetransformada interiormente. Contrariamente a los

dos discípulos que estaban antes cerca de la tumbavacía, María Magdalena percibe la presencia dedos ángeles, los guardianes. Como alma transfor-mada, experimenta los primeros efectos directosde la energía divina ya activa en ella. Pero ellatodavía no puede comprender, ni percibir ni con-templar al resucitado, pues cuando María se vuel-ve, ella ve bien a Jesús, pero no Le conoce. Losojos de su alma todavía no son aptos para ver consuficiente claridad en la radiante luz del Espíritu.Jesús viene en su ayuda. Él dice: «¡María!». Ellase vuelve de nuevo. Todo lo que aún pertenece aeste mundo se desprende de ella. MaríaMagdalena se abandona totalmente al mundo delEspíritu. Elevándose así en el reconocimientodivino, ella contempla al resucitado y exclama:«¡Rabboni!», es decir, Maestro.Sentimos este magnífico lenguaje simbólico comoun resplandor del misterio del Alma-Espíritu,como un acontecimiento que se desarrolla a unnivel superior de la vida y que, en su belleza y susencillez, difícilmente puede traducirse en pala-bras. Aquí se impone el: «¡No me toques!», pala-bras que el resucitado dirige a María Magdalenapara hacerla comprender que la unificación finaltodavía no puede producirse. Pero la alegría queexperimenta María no tiene límites. Ella se pre-senta inmediatamente a los discípulos para hacer-les partícipes de su gran felicidad. Es el corazónque transmite lo increíble a la razón: ¡el Señor haresucitado verdaderamente!

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Sentimos este magnífico lenguaje simbólico como unresplandor del misterio del alma-Espíritu, como unacontecimiento que se desarrolla en un nivel superiorde la vida

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«No impongáis más preceptos que losque yo he establecido para vosotros.Y no deis ninguna ley como el legis-

lador para que no seáis atenazados por ella».Apenas hubo dicho esto se marchó. Los discípulosse entristecieron, lamentándose diciendo: «¿Cómoir hacia los paganos y predicarles el Evangeliodel Hijo del Hombre? Ellos no Le han respetado,¿cómo nos respetarán a nosotros?» MaríaMagdalena se levantó, les abrazó y les dijo:«Hermanos míos, no lloréis, no estéis tristes, nodudéis, pues Él os dará su gracia y os pr otegerá.Alabemos más bien su grandeza pues Él nos hapreparado y ha hecho de nosotros seres huma-nos».Apenas hubo hablado María Magdalena, ellosorientaron su corazón hacia el Bien y se pusierona comentar las palabras del Salvador. Quien seapoya en el Espíritu recibe Sus directrices y Susconsejos. Sin embargo, en el momento en el quese siente abandonado del Espíritu, en el transcursohabitual de la vida, pierde su fe y su yo intelectualle hace dudar:«¡Yo no puedo hacer esto! ¡La Gnosis es incom-prensible! ¡No quiero ser considerado un igno-rante!»

Esta posición es comprensible y natural, pues elser humano de tendencia intelectual recibe así unainfluencia inspiradora que, a menudo, parece inin-teligible. Mientras que ellos querrían observar ver-daderamente los mandamientos de Cristo, su inte-lecto pronto plantea reglas con el fin de tener lacerteza, o al menos parecer tenerla. De este modo,

quedan confundidos.¿Pero cómo podría la mente dar testimonio delEspíritu? Esto es imposible. Ella sólo puede paro-diar, falsificar. Únicamente un saber nuevo, laintuición de un alma pura, una concepción llenade fe que viene del corazón, puede aplicar las anti-guas enseñanzas. La conciencia del Alma Nueva,María Magdalena, elimina el miedo y la duda conel fin de realizar todo con la Luz. Y esta uniónradical de la cabeza y el corazón se realiza directa-mente y sin reserva, por la palabra que vive, actúay da testimonio del Espíritu.Pedro dice a María: «Hermana, sabemos que elSalvador te amaba más que a las demás mujer es.Dinos pues las palabras del Salvador que r ecuer-des, que tú conozcas pero no nosotros y que toda-vía no hemos escuchado». María le respondió:«Lo que os ha sido ocultado, yo os lo voy a dar aconocer».Y ella les contó lo siguiente: «Yo he visto al Señoren una visión y le he dicho: Señor, te he visto hoyen una visión. Él me respondió y dijo: Benditaseas por no haberte turbado con mi visión. Puestal como es vuestro corazón, así es también vues-tra visión». Yo Le he preguntado: «Señor, ¿ve elser humano una visión con el alma o con elEspíritu?» El Salvador respondió: «No la ve conel alma ni con el Espíritu sino con el Ánimo quese encuentra entre los dos».

Jan van Rijckenborgh, fundador y Gran Maestrode la Escuela Espiritual de la Rosacruz Áurea,considera a los doce discípulos como otras tantasrepresentaciones de los diversos aspectos de la

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«¡revestíos conel hombre nuevo!»El Evangelio según María Magdalena de Nag Hammadi describe cómo el «resucitado»se aparece a sus doce discípulos para darles sus últimas recomendaciones.Aunquedebemos interpretar interiormente estas narraciones de forma alegórica, vemos cómoéstas se refieren al aliento de la regeneración que, en los tiempos venideros, confirmaráal buscador el valor interior de la Fuerza crística.

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conciencia. Cuando María Magdalena cuenta a losdiscípulos esta visión, inicialmente están indigna-dos. Los discípulos quieren obtener el profundosecreto del alma. ¿Por qué ‘esta mujer ’ es tanapreciada por el Señor mientras que los discípulos-que representan la conciencia- lo son muchomenos? El alma, María Magdalena, se refiere auna experiencia espiritual: un reconocimientoinmediato, salido de la intuición profunda de su

alma, de la faz eterna del Ser divino en su propioÁnimo. ¿Esta percepción viene del alma o delespíritu? Ni de la una ni del otro, responde Jesús,ella viene de la nueva conciencia que se conoce así misma, el verdadero corazón celeste, el Ánimoverdadero que es como el eslabón de unión entreel alma y el Espíritu.María Magdalena, con su visión, también quieretransmitir que el misterio del conocimiento de sí

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Pintura prove-

niente de un

manuscrito de

la guía

Magdalena de

Brujas, 1476

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mismo une el alma con el Espíritu del ser humanoresucitado, en un sentido totalmente diferente alque pueda comprenderse en el mundo de los sereshumanos. Ella es, por lo tanto, la manifestación de«la mujer que conoce el Universo»; para los discí-pulos ella es el alma iluminada que reconoce elUniverso divino. Por ello el texto dice: Tal expe-riencia no se limita sólo a algunos elegidos. Esmás bien un don de la gracia para cada corazónque se abre a la palabra del Espíritu, para cadauno de los que quieren perseverar hasta la realiza-ción final de la unión con el Espíritu de las«Bodas alquímicas».Preguntémonos una vez más: ¿Nuestra concienciase encuentra aún en un caos semejante al de lasraíces subterráneas? ¿Acaso lucha ella para obte-ner un lugar en medio de las ramas espinosas delas experiencias dolorosas del mundo? ¿O se hadesarrollado hasta los sépalos que envuelven elcapullo de la flor, el Universo del Alma cerrado?Nuestro corazón es una gran maravilla. En él yaceun elemento espiritual, un poderoso principio denaturaleza divina. El camino espiritual consiste enliberar las fuerzas de este átomo original. El serhumano sólo puede escapar al devastador diluviode sus experiencias mentales si hace de su alma unarco, si acepta las fuerzas altamente espirituales desu alma –y no sus emociones– y si se confía sincondiciones a las fuerzas ocultas del plan de lacreación. Sólo entonces las líneas de fuerzas deeste plan envolverán su alma de luz. Esta estructu-ra luminosa permitirá que el ser humano supere un«océano» de ignorancia y conservará su almaviva.

Sigue un fragmento del Evangelio de MaríaMagdalena en el que el alma, sostenida por sunuevo vestido de luz, se lanza y atraviesa, triun-fante, las esferas de la humanidad caída.Entonces la codicia se dirigirá al alma: «Yo no tehe visto descender pero ahora te veo elevarte.¿Por qué mentir? ¿Acaso no me perteneces?» Elalma responde y dice: «Yo te he visto muy bien ati, aunque tú no me hayas visto. Tú no me hasreconocido. Tú me has servido de vestido exterior,pero no me has reconocido». Tras haber dichoesto, ella se marchó dichosa y jubilosa.Después ella se volvió hacia la tercera Potenciallamada «ignorancia» que quiso interrogar alalma: «¿A dónde vas tú? Tú eres prisionera delpecado: ¿acaso no te domina? Por lo tanto, ¡nojuzgues!» El alma dice: «¿Por qué me juzgas,mientras que yo no juzgo? Yo he sido dominadamientras que yo no he dominado. Yo no he sidoreconocida, pero yo he reconocido bien que todoel Universo está sometido a la disolución, tanto enlas cosas terrestres como en las cosas celestes».Cuando el alma hubo sojuzgado a la ter ceraPotencia, ella se elevó y vio a la cuarta Potenciaque tenía siete formas. La primera tiene por nom-bre las tinieblas; la segunda, el deseo; la ter cera,la ignorancia; la cuarta, la generación de lamuerte; la quinta, el reino de la carne; la sexta, lainsensata ilusión de la carne; la séptima, la cien-cia de la cólera. Tales son las siete Potencias dela Cólera que interrogan al alma: «¿De dóndevienes tú, tú asesina de seres humanos, y dóndeconduce tu camino, tú, dueña del espacio?» Elalma respondió y dijo: «Lo que me retenía está

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Nuestro corazón es una gran maravilla.En él yace un elemento espiritual, un poderosoprincipio salido de la naturaleza divina

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muerto; me he desembarazado de lo que me obs-taculizaba; mi apetencia ha finalizado y la igno-rancia ha muerto. En el mundo, yo he sido libera-da del mundo, y de la forma fui liberada por unaforma superior. He sido liberada de las cadenasde la incapacidad de comprender que es limitada.En lo sucesivo adquiriré el reposo, pues es elmomento adecuado en el curso de los eones. ¡Yvoy a alcanzar la paz en el silencio!» MaríaMagdalena habiendo hablado así se calló, porqueera todo lo que el Salvador había hablado conella.El vestido de Luz del alma es como un arca quepermite escapar del diluvio moderno y de las esfe-ras del mundo de la cólera y del mal. La compren-sión, el cambio y la rendición del yo generan ennosotros nuevas fuerzas. Esto también ocurrecuando se trata de la influencia y de las limitacio-

nes de la naturaleza para contener el cuerpo y asíresistir al alma. ¡Pero, no temáis, no conseguiránsu propósito!El nuevo vestido de luz garantiza el regreso alreino de la Luz, al silencio y a la paz de la eterni-dad. En medio de este mundo el alma experimentael estado misterioso de la unión con el «Otro ».Acerca de esta experiencia María Magdalena, elalma, guarda silencio.Cuando los discípulos tienen conocimiento de suvisión, algunos reaccionan con escepticismo.Hasta el fin último, ciertos aspectos de la concien-cia pueden incitar a la duda en el ser humano. Enel último fragmento de este Evangelio, aparececon evidencia que el intelecto conduce a dudar alalma que, por mediación de su conciencia intuiti-va, da testimonio de sus experiencias espirituales.Y por ello se producen dificultades.

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Andrés toma la palabra y dice a sus hermanos:«Decid, ¿qué pensáis de lo que ella acaba de afir-mar? Por mi parte, yo no creo que el Salvadorhaya dicho esto, pues sus enseñanzas tienen cier-tamente otro significado». Pedro también hizoobjeciones sobre estas cosas y preguntó a sus her-manos sobre el Salvador: «¿Habrá mantenido Éluna conversación con una mujer, en secreto y anuestras espaldas? ¿Deberíamos encomendarnosa ella y escucharla todos? ¿La habría elegido Élcon preferencia a nosotros?» María se pusoentonces a llorar y dijo a Pedro: «Pedro, hermanomío, ¿qué crees tú? ¿Piensas tú que yo he imagi-nado estas cosas sola en mi corazón o que yo osmentiría a propósito del Salvador?»En ese momento, Leví (Mateo) tomó la palabra ydijo a Pedro: «Pedro, tú siempre te has arrebata-do; ahora veo que te has encolerizado contra estamujer como si ella fuese una enemiga. Si elSalvador la ha vuelto digna, ¿quién eres tú pararechazarla? Ciertamente, el Salvador la conocede manera indefectible. Por ello, ¡Él la ha amadomás que a nosotros! ¡Avergoncémonos más bien yrevistamos el Hombre perfecto como Él nos haenseñado! Deberíamos ir a proclamar elEvangelio sin establecer otras reglas u otras leyesque las que Él nos ha prescrito». Desde elmomento en que Leví hubo dicho esto, se pr epara-ron para anunciar el Evangelio y predicar.¿Podemos percibir todavía, en nuestro intelectuali-zado mundo, la pureza y la vida del alma? ¡Sonnumerosas las personas que después de la com-prensión, encontrándose en el nadir de su travesíadel mundo, suspiran por la renovación de su alma

por la Luz! El Alma divina del mundo, Cristo,quiere hacer su morada en la humanidad. En efec-to, ha llegado el tiempo de una cosecha cósmica.Actualmente, cada uno puede elegir libremente ensu corazón «el ancla» salvadora. ¿Escaparán tam-bién las generaciones futuras del diluvio actual,que ciertamente se produce en el plano psicológi-co, en un arca de nueva construcción en el planofísico?Jan van Rijckenborgh da a esta pregunta una res-puesta valiente en sus comentarios del Testimoniode la Fraternidad. Él dice que, en el curso de lafutura revolución mundial, la mujer tendrá unasensibilidad, una capacidad particular para recibiren el corazón las vibraciones de las nuevas radia-ciones cósmicas. A pesar de la fuerte oposición ygracias a su resistencia tenaz, la mujer sabrá darun formidable impulso a la marcha hacia delantede la humanidad. Ella va a hacer grandes sacrifi-cios y estará dispuesta a asumir grandes esfuerzos,será capaz de contrarrestar las ilusiones del inte-lecto de forma que la humanidad se renueve a par-tir del corazón. Los dos polos, hombre y mujer ,serán aptos, por el cambio y la renovación de sualma, para avanzar en dirección del objetivo muyparticular de su alma, a avanzar en dirección delobjetivo muy particular del nuevo periodo: el ver-dadero devenir humano.En esta « fuerza del cambio», es posible seguir elcamino de María Magdalena. El Alma del mundo,el Aliento regenerador, fijarán cada vez más fuer-temente en el corazón los valores de Cristo.

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Este hecho, singularmente penoso para nuestraconciencia, no deja de suscitar crisis. Y encuanto a la pregunta sobre si la vida sigue

tras la muerte, se mantiene la duda. En elEvangelio de Mateo, Jesús dice: «Dejad que losmuertos entierren a los muertos». ¿Acaso no pare-ce extraña esta exhotación tratándose de sereshumanos que habitan cuerpos con vida y paranosotros siguen con vida? En Gorgias, Platóndeclara: «Quizá ya estemos, de hecho, muertos.Pues una vez oí a uno de nuestros sabios decir queestamos muertos y que nuestro cuerpo es nuestratumba [...] Él comparaba nuestra alma con unaembarcación llena de agujeros de tal forma queella jamás puede estar satisfecha...»Y en el Evangelio según Felipe, leemos: «Unpagano no muere pues jamás ha vivido como parapoder morir».

Sin duda existen otras sentencias que nuestras pro-pias experiencias podrían confirmar. ¡El senti-miento de que en realidad habitamos en cuerposconsagrados a la muerte, no nos es desconocido!¡Hemos reconocido que las desgracias repetidas ylos muchos acontecimientos que conducen a lamuerte del ser humano muestran que la muerteestá presente en nosotros desde el instante denuestro nacimiento, que nuestra vida no podría serla vida verdadera y justa!

CUERPOS TERRESTRES Y CUERPOS CELESTESEn la Biblia se relata que el cuerpo en el que Jesúsresucita es un cuerpo completamente diferente. Enla epístola a los Corintios, Pablo dice: «Pues, Dios

le da un cuerpo como Le place, y a cada semillaÉl da un cuerpo que le es propio. Toda carne no esla misma carne; pero otra es la carne de los hom-bres, otra la de los cuadrúpedos, otra la de lospájaros, otra la de los peces. Hay cuerpos celestesy cuerpos terrestres pero otro es el resplandor delos cuerpos celestes, otro el de los cuerpos terres-tres...» (1 Corintios XV, 38-40). Sí, la resurrecciónse produce en un cuerpo celeste, en un «vestido deLuz». Este cuerpo celeste está vivo, no conoce lamuerte. Está unido a un estado de conciencia dife-rente. Felipe dice también: «Es necesario resucitaren la carne porque en ella está todo lo que existe».Y también «Quien está desnudo no está en estadode aproximarse al rey».El camino «que conduce al rey» es el que conduceal campo de vida divina, a un estado real. Uno nopuede aproximarse «no vestido», es decir, sin sucuerpo. ¿Por qué se impone aquí la necesidad deposeer un cuerpo? ¿Acaso las escrituras no dicenque Dios es puro Espíritu?

LA CONCIENCIA DEL HOMBRE CELESTE Estacuestión evoca el misterio de la creación. Losescritos místicos y gnósticos nos revelan que elEspíritu Universal se vuelve consciente de su pro-pia plenitud divina por medio de sus criaturas. Porellas el Espíritu comienza el gradual proceso de laevolución a través de las múltiples fases. Durantelas transformaciones en los diferentes niveles deconciencia, las criaturas se desarrollan en direc-ción a la Divinidad original que permanece en elSer inmutable. Cada nivel de conciencia posee sucorrespondiente estructura física o corporeidad,

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resurrección en el vestido de luzVivimos en un cuerpo que, si todo va bien, nos transmite sensaciones de dicha y bienestar. Si esteproceso llega a ser turbado, nos llega la enfermedad. Esta degradación se verifica también a nivel delalma. Nuestro cuerpo nos hace sentir que estamos presentes en el mundo.Por él, podemos presentarnos, afirmarnos y desarrollarnos.También él determina nuestra conciencia.Cuando decimos «yo», queremos decir que nuestro cuerpo es ciertamente el nuestro, con todo loque le pertenece. Sin embargo, sujeto al tiempo, el cuerpo está sometido al desgaste y acaba pordesaparecer totalmente.

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porque cada conciencia parte de un ser estructura-do que es el reflejo de su aspecto espiritual.

El Evangelio de Felipe nos llama a la formaciónde un cuerpo celeste. En el estado actual de laevolución de la humanidad, nos sentimos interpe-lados sólo cuando reconocemos en este mundo lainfluencia universal de la muerte sobre todo lovivo, cuando observamos cómo el gusano come elfruto desde el interior y así vislumbramos las pro-fundidades abismales del miedo.«Existe un renacimiento y una imagen del renaci-miento», dice el Evangelio según Felipe. Comoseres mortales somos reflejos del ser humanoinmortal. «Por lo tanto, es absolutamente necesa-rio decir que se llega al renacimiento a través dela imagen. Pero, ¿qué es el renacimiento y cuál esel comportamiento de la imagen al respecto? Laresurrección se efectúa a través de la imagen».

Aquí se trata de una relación entre nuestro estadode ser y el estado al que somos llamados. Ciertosescritos califican al ser humano de «portador deimagen». En el Evangelio de Tomás, también seescribe sobre los gemelos. Por lo tanto, nosincumbe hacer posible la resurrección del Otro, eloriginal, del que nosotros somos una vaga imagen.Y nosotros podemos hacerlo por el hecho de quepor nuestra calidad de imagen, tenemos cierta ana-

logía con el Otro, nuestro gemelo espiritual.Así, nuestra estructura es el medio por lo que looriginal, el Otro en nosotros, puede encontrar elcamino de su desarrollo. Tal es la particularidaddel cristianismo gnóstico cuyo tema central es laresurrección.El Evangelio de Felipe afirma la necesidad de que«revistamos al hombre vivo» y la Epístola dePablo a los Efesios precisa en cuanto a él «… reviste el hombre nuevo creado por la volun-tad de Dios».

Aquí se hace referencia a una posibilidad real.Nosotros podemos hacer posible ese gran aconte-cimiento. Aunque este proyecto nos parezca utópi-co o causa de herejía. Aunque tengamos la cos-tumbre y seamos capaces de consagrarnos a unproyecto de este mundo, también es posible traba-jar en nosotros mismos. Podemos cambiar nuestrocomportamiento. Pero, ¿qué es de nuestra resu-rrección? ¿No será esto presumir demasiado denosotros mismos? ¿No revela esta empresa una«prohibición»? Los escritos gnósticos y el NuevoTestamento evocan ese camino con sobriedad.Ellos alientan a obtener una conciencia que inclu-so no se identifique con nuestro cuerpo actual,sino que se oriente hacia las fuerzas que emanande lo más interior. En el Tratado sobre la resu-rrección (la carta a Reginos), que forma parte de

El Evangelio de Felipe nos llama a la formación deun cuerpo celeste

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los textos de Nag Hammadi, leemos esto: «No leconviene a nadie dudar de que la muerte sóloconcierne a la forma visible que no se conserva, yque únicamente la forma viva que se encuentra enella resucitará. ¿Qué es entonces la resurrección?Siempre es la manifestación de lo que r esucita.Quien sigue este camino puede acogerse a suestado del origen».

Según estas palabras, la forma inmortal está ocultaen nosotros. Se trata de ofrecerle la posibilidad demanifestarse, de hacerse visible. Es el camino queJesús el Señor recorrió desarrollando la formaviva, oculta tras su cuerpo mortal, hasta que alcan-ce su verdadera grandeza. Él la combinó con el

Espíritu divino unido al alma que nosotros llama-mos, por esta razón, «Alma-Espíritu». Los maravi-llosos milagros y otros relatos evangélicos dantestimonio de ese proceso con imágenes. Jesúsdejó su forma mortal para tomar la de un cuerponuevo resucitado. La tumba (el cuerpo terrestre)estaba vacía, es decir, que la forma del Alma-Espíritu por fin se había liberado del cuerpo.Desde entonces resulta evidente que antes de lamuerte del cuerpo mortal tiene que haber sidodesarrollado un cuerpo espiritual. Si este no fueseel caso, ¡seguiríamos creyendo –como el mundo lohace desde hace siglos– que Jesús habría resucita-do su cuerpo muerto, por lo tanto, su cuerpo mor-tal! Pero leemos en el Evangelio según Felipe:«Quienes dicen el Señor primero ha muerto yluego ha resucitado, se equivocan [...] Si alguienno ha resucitado primero durante la vida, noganará nada con la muerte».

En primer lugar, los discípulos no pudieron perci-bir a Jesús en su apariencia celeste. Sólo MaríaMagdalena podía verlo. La antigua corporeidad, laimagen, sólo puede percibir lo que entra en loslímites de sus sentidos limitados. Pero los discípu-los de Jesús siempre seguían su camino. Fieles, seconcentraron en su formación interior. Errados einciertos, no pudieron percibir al resucitado hastaque sus cuerpos espirituales hubieron alcanzadocierto nivel y un nuevo sensorium se hubo desa-rrollado. Palabras tales como: «Tenéis ojos perono veis» ya no se dirigían a los discípulos deltiempo de la resurrección de Jesús. El Evangeliode Felipe afirma:

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«Nadie puede percibir algo imperecedero, a menosque él mismo se vuelva inmortal. No sucede lomismo con la Verdad que con el mundo, donde elser humano ve el Sol sin ser el Sol mismo, dondeve el cielo y la tierra y todas las demás cosas, sinser él mismo el cielo, la tierra y las demás cosas. Pero el Reino de la Verdad, tú ves algo de ella ytú mismo te vuelves ella. Tú ves el Espíritu y túmismo te vuelves Espíritu. Tú ves a Cristo, y tevuelves Cristo. Tú ves al Padre y te vuelves elPadre. Aquí en este mundo, tú ves cualquier cosapero no te ves a ti mismo. Sin embar go, en el otromundo tú te ves a ti mismo. Pues lo que ves, loserás». Con la conciencia del antiguo cuerpo,negamos, con la razón, la resurrección que nues-tros órganos de los sentidos no están capacitadospara establecer. La resurrección es un despertar.El Evangelio según Felipe se redactó original-mente en griego y el término griego para resu-rrección es anastasis que significa ‘ser desperta-do’. En ese sentido, un despertar conoce fases decrecimiento.

MORIR EN LO INMORTAL El germen de lanueva estructura del Alma-Espíritu es insertado ennuestro sistema vivo como una pequeña semillaportadora de un árbol suntuoso. Para su crecimien-to, tiene necesidad de alimento. En tanto que«terrestres », debemos llegar a un estado en el queeste crecimiento sea posible. «Antaño el hombrese alimentaba de manera adecuada para el ani-mal. Pero cuando vino Cristo, el ser humano per-fecto, Él aportó el pan del cielo con el fin de queel ser humano se alimentase con un alimento

adecuado al hombre».«La carne y la sangre no pueden heredar el Reinode Dios». ¿De qué carne se trata aquí? ¿Y quécarne va a heredar? Pues bien, de la carne de Jesúsy también de su sangre.Por ello él ha dicho: Quien no come mi carne nibebe mi sangre no tendrá la vida en él». ¿Qué sig-nifican esas palabras? ¿Qué se entiende por estacarne y sangre?Su carne es la Palabra y su sangre es el EspírituSanto. Quienes la reciben, comen y beben y son«revestidos».El alimento y la bebida de la que se habla aquí nosdan la posibilidad de ser «vestidos». Este conceptode «vestimenta» está unido al de «cuerpo celeste».Es importante que el cuerpo celeste se vuelva acti-vo. Aunque presente en el corazón de nuestro sis-tema corporal, está como muerto: es «la imagende los ojos muertos». Este cuerpo celeste quieredespertar en el Amor, pero su crecimiento debe serestimulado de forma amorosa y con comprensión.Es un fenómeno en correspondencia con el miste-rio de la creación original. A lo largo de las múlti-ples fases de su crecimiento, la percepción de síen su propio reino interior, del «Otro divino» seafirma hasta la absoluta conciencia de su signifi-cado. El triunfo sobre la naturaleza de la muertele da la comprensión de la vida y le hace cons-ciente de su valor en tanto que Alma-Espíritu.Nosotros, como seres humanos efímeros, mori-mos en el camino que conduce al Hombre Nuevo.Este es un acontecimiento cotidiano que nos dauna certeza firmemente establecida, un suelofirme.

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Pero, el ser humano celeste es la «gran ave encuyas alas nosotros reposamos». Cada etapa de suprogreso se refleja en nosotros. Conquista el espa-cio que nos es entregado. Recibimos un resplandorde su fuerza. Con ella y con la sabiduría sur gidaen este proceso interior, atravesamos la vida en elmundo cualquiera que sean las circunstancias.¿Cómo integramos mejor las sustancias que evo-can los vocablos «Palabra», «Espíritu Santo»,«Pan» y «Vino»? ¿Qué significan estas palabraspara nosotros?En principio su sentido profundo ya está presenteen la atmósfera actual de la Tierra. Esos conceptosesperan que nosotros nos armonicemos con ellospara poder asimilarlos. Son comparables a ondasradiofónicas y nosotros a receptores capaces deajustarse a la frecuencia correcta. El período en elque hemos entrado nos ofrece posibilidades parti-culares. «Acuario» es un signo de aire. En laatmósfera actual pueden trabajar mejor las ener gí-as altamente espirituales que en períodos prece-dentes. Se dice que se está entrojando una cose-cha. Por todas las partes del mundo, la sabiduríade los misterios penetra en la conciencia humana.Los seres humanos reciben la gracia de poder vol-verse lo que ellos son verdaderamente en el fondode ellos mismos.La vida de Jesús es el símbolo luminoso del cami-no que está grabado en un campo de «informa-

ción» atmosférico. Los numerosos seres humanosque lo han seguido han hecho esta informaciónmás potente. Ésta encierra todos los procesos detransformación del cuerpo humano así como todaslas fases de desarrollo del cuerpo de la resurrec-ción. Todo esto puede ser evocado como ejemplo,como modelo. De esta manera se ha vuelto posiblepara cada uno el tejer, por medio de sus actos, suorientación y su comportamiento, el vestido de sualma original.

Una comunidad gnóstica que mantiene un campode luz especial resulta ser una ayuda decisiva paraello. Tal «campo» ofrece una protección segura enmedio del espectro de las energías que nos rodean,donde las fuerzas adversas desempeñan un papelparticularmente importante.Este «campo» estimula la marcha sobre el camino,con la perspectiva del éxito. El candidato puedeexperimentar esta influencia liberadora como unanueva animación: él toma de ella la confianza y laconcepción espiritual cuya acción va más allá dela simple comprensión intelectual.Este desarrollo del corazón le permite superar lasoposiciones y abandonar todas las representacio-nes con las que hasta entonces se identificaba,pues éstas pierden toda su importancia y él escapaz de comportarse de una forma totalmentenueva. Con valentía, pisa un «suelo interior» que

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La vida de Jesús es el símbolo luminoso del camino queél ha grabado en el campo de «información» atmosférico

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se despliega progresivamente ante su conciencia.Se manifiesta una nueva visión, surge la Gnosisque le confiere saber interior y certeza. En mediodel espectro de nuestros antiguos talentos diver-gentes «se crucifica» la fuerza universal en noso-tros. Nuestros esfuerzos para identificarse con estafuerza son como una «crucifixión» y la travesía deesta fase como una «noche obscura». Abandonarlos antiguos aspectos de la voluntad significaoscuridad. La actuación ardiente de los pensa-mientos y de las ambiciones que eran su sinodesaparecen de la visión. El espacio pareceensombrecerse, pero así es como progresa la fe. Y,de la noche del antiguo estado, sur ge la luz radian-te de la nueva mañana.Y llegará el tiempo en el que, inevitablemente, lanueva construcción se erigirá. La piedra decisiva,

«la piedra angular» que tiene el todo, viene de «loalto». El Otro celeste aparece. En el antiguo cuer-po, el nuevo ya está presente, como un campo deLuz ilimitado, que se despliega, pero que tambiénpuede concentrarse de nuevo. La antigua concien-cia, que tan estrechamente estaba unida a suenvoltura mortal, ha pasado. El núcleo de Luz aúnutiliza la antigua envoltura que se ha vuelto, justa-mente, un «vehículo». El velo que cubría desdetanto tiempo el santuario interior, se desgarra; y elEvangelio según Felipe hace resonar su grito dejúbilo:«¡Quien se ha elevado por encima del mundo seha vuelto inmutable, eterno!»

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Nos han llegado numerososmitos de los más diferentesperíodos culturales. Éstosconstituyen otros tantospuntos de vista de la humanidad pasada sobre lacreación del mundo, laactividad de las fuerzas dela naturaleza, los dioses yel destino de los sereshumanos tras la muerte.

el relato dela creaciónEl último artículo de la serie sobre la Edda(Pentagrama 3, 2011) nos revela que, en el curso dela larga evolución del ser humano en la Tierra, eljoven «ego» pasó por experiencias tan fascinantescomo angustiosas porque reconoció, por vez prime-ra, que la visión de su misión, su responsabilidad ylos peligros del camino ejercían sobre él una impre-sión muy fuerte. Odín se mantenía frente a él, tantocomo guía de resplandeciente blancura como un serávido de sangre y espanto. El ser humano reconocíasu propia divinidad, pero retrocedía lleno de espantoante esta gran potencia. Por ello era un guerreroaudaz, valiente en el combate, ofreciendo su vida alservicio del más grande; la ofrendó primero a sucasa y a su hogar, luego a su tribu, a sus dioses, a sutierra, después a la humanidad y, finalmente, a laDivinidad, que es el todo en todo y, por lo tanto,finalmente al propio Odín.

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Así evolucionó la conciencia en el alma ger-mánica. Pero la visión de la vidente seextiende mucho más allá, hasta los proce-

sos y los períodos cósmicos. Völva es la videnteVoluspa que nos une a los orígenes. Ella describeel caos original a partir del cual se formó el uni-verso en el curso de interminables períodos.

Así dice el versículo 3:En tiempo del origenvivía Ymir,no había arena ni marni olas saladasninguna tierra abajoningún cielo inmenso arribasólo abismos sin fundamentoy nada de hierba.

La vidente contemplaba los resultados de losimpulsos espirituales. Por los ojos de su espíritu,veía polarizarse las fuerzas, el calor y el frío, elfuego y el hielo, y se formaron como dos polosque interactuaron el uno sobre el otro. Así ella lotransmitía en la Edda. Finalmente, despertaron lasfuerzas que formaron cuerpos y actuaron para laaparición de los vegetales, los animales y los sereshumanos.Esas fuerzas incansables eran los «gigantes» quehabían criado a la vidente. Cada uno de nosotrospodría percibir aún hoy, de cierta manera, esasfuerzas en sí mismo. La cabeza, con su fría razón,corresponde al polo frío, mientras que el cálidometabolismo, que alimenta a todo el cuerpo con suenergía, corresponde al polo caliente.

Las fuerzas originales creadoras de los gigantesamenazaron con degenerar.Con el fin de limitar esta degeneración y pasar a lareestructuración de las energías ‘gigantescas’,intervinieron las fuerzas superiores poniendoorden.

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El As Wotan –que más tarde fue conocido comoOdín– y sus hermanos Wili y Weh entraron enton-ces en escena. Intervinieron como trinidad univer-sal en un campo de vida nuevo y se unieron a lasfuerzas naturales desencadenadas.

La Edda muestra cómo las tres fuerzas deHlidskjalf, la morada de Odín desde donde con-templaba los nueve mundos, se abrió un camino através de los reinos de la materia, un camino deevolución. Entraron en desarrollo y siguieron lasdiferentes etapas de un camino de transformación.No se hablaba de la existencia inmutable delEspíritu, situado frente a esta evolución, que laacompañaba.Los Ases –los dioses– ordenaron el caos primor-dial. Los astros ocuparon su lugar en el Cosmos,la Tierra recibió la partición del día, las plantascomenzaron a crecer y reinó una gran paz en estaprimera creación. Siempre se decía que los diosesdeliberaban para el «asesoramiento». Cuando todofue creado, los dioses hicieron una pausa.

En el versículo ocho, leemos:Jubilosos, los dioses jugabanal santo juego,nada de lo que era de oroa los dioses les faltaba,hasta que llegarontres poderosas mujeres,hijas de los gigantes de Thursenheim.

La palabra oro puede significar la dicha, la abun-dancia de un período «dorado». Pero este períodoacaba con la llegada de esas tres enormes mujeres,hijas de los gigantes de Thursenheim, la moradade los gigantes. Aquí se anuncia un cambio. ¿Setrataría de una ‘segunda historia de la creación’,como en el relato bíblico de la Génesis? ¿Esto serefiere al comienzo de una nueva gran época del

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Odín destierra a los hijos de Loki

(grabado del artista danés Lorentz Frölich, 1906)

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mundo? Los Ases suscitan una nueva actividadcreadora a un nivel material más denso.

Versículos 10 a 11:Tres diosesfuertes y benevolentesde la generación de los Asesllegaron a la orilla:encontraron en la tierra,débiles y sin fuerza,

a Ask y Embla,sin destino.

No poseían ni alma,ni sentido,ni calor de vida,ni color luminoso;Odín les dio el alma,Hoenir el sentido,y Lodur calor y esencia de vida.

Se debe considerar a Ask y Embla como los pri-meros seres en evolución, de una etapa preliminar ,seres humanos de los períodos del mundo anterior ,períodos que corresponden a una fase anterior a ladel ser humano que apareció en los períodosterrestres más antiguos. Todavía estaban próximosal estado vegetal y animal y se encontraban en las«orillas» de un nuevo período. La palabra «orilla»también podría simbolizar aquí tierra firme. Trasel agua «sutil» (etérica) aparecen estructuras másdensas.Ask y Embla surgen del océano original de la con-ciencia de sueño. En una forma más densa puedenser evocadas nuevas posibilidades de vida.Los seres humanos fueron formados por tres ener-gías. Odín da la respiración de vida, el aliento, elalma. Hönir da la facultad de la percepción senso-rial. Lodir o Loki representa la astucia que da lasangre y su calor, así como la vida, pero él tam-bién es el creador de la voluntad personal y de losinstintos desenfrenados. Loki es la propia esenciadel ser humano: él le confiere la capacidad de ele-gir entre el bien y el mal. Lo que importa aquí es

Hermodor cabalga hacia Baldur en el infierno

(manuscrito islandés de la Edda, siglo XVIII)

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que él participa en la formación del ser humanodesde el comienzo del nuevo período del mundo.En la segunda génesis del Antiguo Testamentoque, según nosotros, concierne a la misma fase dela creación del ser humano, se deja de mencionarla predisposición de la voluntad personal.En Génesis 2,7, se dice: «El eterno Dios formó alser humano del polvo de la Tierra, Le insufló ensu nariz un aliento de vida y el ser humano seconvirtió en un ser vivo» .El Antiguo Testamento trata a continuación de unaseducción por la ‘serpiente’. Pero, sin embar go, esel propio ser humano quien hace su elección. Suexpulsión del paraíso tiene como consecuencia su

reaparición como ser vivo en otro campo, de natu-raleza terrestre. Todavía unido al «aliento deDios», ahora vivía en un nuevo cuerpo. Adán yEva se revisten de «pieles» para recubrir su ver-güenza. La religión cristiana ‘conservadora’ insistecon insistencia en este episodio que ella ha califi-cado de «pecado original», un comportamiento delque culpa al ser humano.

En la Edda, no se trata de la expulsión del paraísocomo consecuencia de la intervención de una divi-nidad malévola y vindicativa, sino de los desarro-llos impetuosos y violentos como reacción a influ-jos de energía superiores. Aquí los dioses actúan ygobiernan con poderosos combates en el serhumano y en la naturaleza. Las consecuencias soncambios sin fin que los seres humanos experimen-tan en sí mimos, también en forma de crisis, en lasque, primero, deben cooperar con los ‘manda-mientos de Dios’, para querer colaborar, mástarde, con alegría.

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En la Edda los dioses entablan un violento combate en el ser humanoy en la naturaleza: otrastantas metáforas tocan losinterminables cambios de laexistencia.

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Esos talleres se presentaron en forma de«stands» repartidos en diferentes lugares delcentro. En cada stand se trataba de un tema.

En total 8 mesas redondas constituidas cada unapor alrededor de ocho jóvenes. En uno de losstands de información se produjo un animadointercambio en el que, sobre todo los más jóvenes,tomaron la palabra alrededor del tema central:Identidad espiritual.El objetivo era triple:• Primero una orientación en el concepto de iden-

tidad: ¿Qué evoca esta palabra para ti? ¿T ienestú, o tenemos una identidad?

• A continuación una búsqueda sobre tu identi-dad. Se piensa de forma general que es propiode los adolescentes y de los jóvenes buscar unaidentidad, ¿pero qué ocurre con los adultos?¿Han encontrado esta identidad?

• Después un intercambio profundo con la ayudade un antiguo símbolo gnóstico que, por su sen-cillez, pudo iluminar poderosamente este com-plejo tema.

Así por lo menos estaba previsto. Sin embar go, yacon la primera orientación sobre el concepto deidentidad, el grupo llegó muy lejos con puntos devista de largo alcance. La razón de ello es quizáque cierto número de estos jóvenes está acostum-brado a participar y a reflexionar activamente entemas similares en el marco de otras actividadesde la Escuela Espiritual, lo que indudablementeresultó en una formidable experiencia.

Así aparece claramente la constatación de queposeemos cierta identidad. Esto ya lo prueba el

documento nacional de identidad obligatoriodesde los 14 años. Estos documentos nos hacenúnicos y ‘legítimos’. Pero eso no es algo quesomos, es sólo lo que poseemos. ¿Bajo qué puntode vista debemos considerar los conceptos de‘personalidad’ y de ‘yo’?La personalidad, afirmaban los participantes, ¿nosería más que un papel que representar , una más-cara intercambiable en función de nuestro humor ,del entorno, de nuestras intenciones?También se la puede cultivar, ‘sacarle brillo’, yestá claro que éste no es ni el aspecto más interiorni el más esencial de nuestro ser . Por consiguiente,se encontraría en nosotros alguien o algo, un‘motivador’, capaz de determinar y modificarnuestra ‘persona’ exterior.Este aspecto interior ha sido considerado por losjóvenes como la parte más auténtica, la másimportante de nuestra ‘verdadera’ identidad, juntocon el Ser único y autónomo.Pero nosotros chocamos contra la realidad: ¿quévemos cuando nos observamos un poco más decerca? ¡Y esta pregunta no se limita a los jóvenes!Sobre todo nos preocupamos por el aspecto exte-rior: la mirada que dirigimos sobre los demás, lamirada que los demás nos dirigen. Este acerca-miento hacia los demás revela los sentidos: losnuestros y los de los demás en el exterior de noso-tros. ¿Qué es el interior?Uno da como préstamo su identidad a las cosasque no son únicas: poseemos una nacionalidad, unsexo, una religión. Pertenecemos a un grupo,como por ejemplo un grupo de compañeros de lamisma edad y queremos ser aceptados por ellos.

identidad, personalidad y núcleo espiritual 35

y núcleo espiritualEn marzo último, un grupo de 65 jóvenes, cuya edad estaba comprendida entre los 19 y los30 años, alumnos o simpatizantes de la Rosacruz, se encontraban en Noverosa, el centro deconferencias para la juventud y los jóvenes alumnos, participando en los Servicios, en lasConferencias y en los diversos talleres de reflexión sobre diferentes temas. Estos jóvenes hanintentado profundizar no sólo en los aspectos espirituales y filosóficos de la Escuela, sinotambién en las preocupaciones y problemas inherentes a la práctica del camino, en lo cotidiano,en el seno de una sociedad en plena movida. Éste es el informe del desarrollo de uno de lostalleres sobre el tema de ‘Espiritualidad e identidad’

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¿Qué es único entonces?¿En base a qué se originan nuestras necesidades?A menudo se elige lo que quieren los padres, o lafamilia, nuestros profesores, la sociedad. Uno sesomete a la imagen que los demás tienen de noso-tros o que nos gustaría que ellos tuviesen de noso-tros. Se responde a lo que se espera, a las presio-nes del entorno. ¿Pero qué es ser autónomo?¿Hacemos las elecciones que corresponden anuestra esencia interior más profunda?Después de algunas reflexiones se constató quelos criterios que harían de nosotros una verdaderaidentidad, interior, única y autónoma, no son losque más retienen nuestra atención. De ahí la pre-gunta: ¿queremos verdaderamente ser una identi-dad? ¿O bien es que tener una identidad socialnos basta?Por lo tanto, descubrirse a sí mismo, ser y seguirsiendo uno mismo y así cerrar la puerta a todosesos otros ‘sí mismos’ que podríamos ser: ¿es éstala finalidad de nuestra búsqueda de identidad?«La más grande de todas las lecciones es conocer-se a sí mismo, pues el ser humano que se conoce así mismo, conoce a Dios», escribe Clemente deAlejandría, uno de los primeros padres de laIglesia fuertemente influido por la Gnosis.Esto nos lleva a la pregunta que los jóvenes nodejaron de plantear a sus monitores: «¿Acaso

vosotros, que tenéis más de 30 años, habéisencontrado ya vuestra identidad o todavía la bus-cáis? O bien sois de los que han abandonado labúsqueda prematuramente?» ¡Estas preguntas que-daron en el aire y hubo entre los monitores presen-tes ese fin de semana quienes no supieron dar alos jóvenes una respuesta satisfactoria!Es evidente que la tercera parte del tema se refiereal símbolo que los primeros gnósticos cristianoseligieron para resolver tales temas. Ellos represen-taban al ser humano con un círculo con un puntoen su centro y un radio que une a los dos. La cir-cunferencia, el exterior, representa el cuerpo físi-co, nuestro yo exterior. El radio representa nuestraalma, la psique, la capa más profunda de nuestroser. En el centro, se encuentra nuestro Ser esen-cial, llamado pneuma por los antiguos o Espíritu.Ese punto central también es designado como laconciencia.

En el Evangelio de Tomás, Jesús dice:«Yo os daré lo que ojo no ha visto jamásY ningún oído ha escuchado nunca,Lo que la mano no ha tocadoLo que jamás ha entrado en el corazón de un serhumano».

Y Pablo dice a Jesús:«¡Tú eres mi conciencia!»

Hermes declara:«Lo que ve y escucha dentro de vosotros es elLogos del Señor. Es la conciencia de Dios elPadre».

Una de las características del alma es su capacidadpara identificarse con algo, para asimilar algo; unpunto que se encuentra en el radio que une el cen-tro a la circunferencia. Y este poder, esta capaci-dad, que es parte íntegra de nuestro ser puedeidentificarse con la circunferencia del círculo, elexterior, o con el propio punto central. Así, cada

«Pues en verdad quien no ha sido engendrado notiene nombre. ¿Qué nombre podría darse a quienno existe?[...]Por consiguiente, Él (el Hijo) no ha recibido nombre a título de préstamo, como otros recibenun nombre particular según la especie en la quehan sido creados. Por el contrario, éste es elNombre propio.Ningún otro le ha dado ese Nombre. Pero esimpronunciable e indecible hasta el momento enel que el Perfecto lo ha expresado.Y sólo el Hijotiene el poder de pronunciar el Nombre del Padrey de ver al Padre.Cuando, por tanto, le agrada al Padre pronunciarel Nombre, su Nombre, que es su Hijo y da eseNombre a quien viene de las profundidades,éste proclama lo que está oculto,sabiendo que el Padre es pura Bondad».

Evangelio de la Verdad

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uno de nosotros se encuentra en un punto de estepoder, en alguna parte entre estos dos extremos.La búsqueda de nuestra identidad tiene pues doscaras. En esta búsqueda de nuestra identidad,podemos mirar, desde el punto en el que nosencontramos, en las dos direcciones opuestas:hacia el exterior, donde se encuentra una infinidadde papeles a representar y donde la búsquedapuede continuar indefinidamente, cada vez sobreun punto diferente de la circunferencia, o por unabúsqueda hacia el interior que sólo puede acabarfinalmente en un solo punto, el Espíritu divino.¿Cómo nos vemos? ¿Somos un cuerpo, una formaaparente en la que un alma es introducida y , en sufase embrionaria, unida al Espíritu o a una chispade Espíritu? ¿O bien somos una conciencia, quepuede hacer experiencias por medio del alma? Ellaposee entonces un cuerpo temporal a través del cualse hacen posibles las percepciones sensoriales.¿Con qué representación del alma nos identifica-mos?¿Podemos reconocernos en este poder de identifi-cación?Cuanto más se orienta nuestra conciencia hacia elcentro, más experimentamos nuestra peculiaridad,la autonomía, lo esencial.

Hermes dice:«Tú has salido, oh alma, de cierto tr onco y, de esetronco, tú eres una rama. Por alejada que seencuentre la rama de su tronco, los dos están uni-dos, y existe un contacto entre el tronco y la rama,por el que cada rama recibe de su tronco el ali-mento. Medita esto, oh alma, y convéncete de quetú estás destinada a regresar a tu Creador que esel tronco del que has salido».

Hermes se dirige a nosotros en tanto que almas. Ynumerosas son las ramas de este árbol. Todas sonmiembros del cuerpo de Cristo. Todas son losrayos de luz que emanan del Salvador. Podemostambién ampliar el símbolo mencionado anterior-mente, entonces vemos una rueda con múltiplesrayos alrededor de un eje central, el tronco. Lahumanidad se compone de ese punto de concien-cia central de donde surgen, por muchos rayos,otros tantos cuerpos con experiencia. Y los jóve-nes formularon la idea: Nuestra identidad másesencial, la conciencia espiritual, corresponde a laquintaesencia de todas las demás almas. En ella seencuentra la promesa universal. Lo idéntico encada identidad. ¿Podemos elevarnos por encimade la conciencia individual?«Estado de conciencia, estado de vida» ha sidoconstantemente declarado por Jan vanRijckenborgh. ¡Cuán verdaderas y profundas sonestas palabras!¿Cómo adquirir la comprensión?En la actividad de los tres aspectos en nosotrospor la comprensión de nuestra identidad espiritualque somos, en el poder de identificación del almaque a veces experimentamos, y en la identidadexterior que poseemos.

La iluminación, —declararon los jóvenes— es unafusión de nuestra capacidad de identificación conel núcleo espiritual en nosotros. Desde ese núcleoespiritual, la luz, la vibración, penetra nuestro serde parte a parte. ¡Ojalá tuviésemos conciencia de

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ello sin dejarnos desorientar por nuestros sentidos!En el Evangelio de la Verdad, Valentín lo describede forma sorprendente como el Aliento o laFragancia del Padre:

«El Padre ama Su fragancia y la manifiesta entodos los espacios. Y cuando él se mezcla en lamateria, el Padre da Su fragancia a la luz y , en Susilencio, la deja asumir toda forma y todo sonido.Pues no es por los oídos por donde r espira el olor,sino que es el espíritu quien lo r espira y quien leatrae hacia él y lo sumerge en la fragancia delPadre. Es así como él lo recolecta y lo reconducea su origen, a la Fragancia original que se haenfriado en una forma psíquica, como en aguafría, que se solidifica. El agua, entonces, tomaforma fija, como un cristal, pero que en realidadno es una forma fija,- pero los que la ven piensan que son cristalessólidos, pero se puede disolver de nuevo,- pues ella se funde, se evapora, cuando un

aliento (del Espíritu) la toca y calienta.

Los olores que se han enfriado provienen, por lotanto, de la separación.Por lo tanto Dios vino y eliminó la separación.Es por lo que la fe ha venido. Ella ha abolido laseparación. Él trajo la cálida plenitud del amorcon el fin de que el frío ya no penetr e en el ser yque reine la unidad del pensamiento perfecto».

«Y cuando el Padre vino a reconducir lo que esta-ba perdido, se levantó lo desvanecido y caído denuevo y encontró al Padre. Este es el retorno, quees llamado arrepentimiento»

Éste es un misterio de la caída y un misterio de larectificación tranquila de quien le ha encontrado,de quien ha venido hacia él para guiarle haciacasa. Este regreso es llamado un regreso hacia símismo.

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Primera Hora: «En la unidad, los demonioscantan alabanzas a Dios; pierden su mali-cia y su cólera». Quien quiere recorrer el

camino de la Gnosis Universal entra en la PrimeraHora: el camino juanista de la preparación. ¿Quéhay que preparar? Nuestro microcosmos, contienetensiones magnéticas (latentes). Es la insistenciade todo el subconsciente, que llamamos «demo-nio» o «pecado». Así, vivimos de dos «egos», elde la razón y el de las fuerzas elementales detiempos prehistóricos. Para comenzar, se trata deaceptar este estado de hecho. A continuación, con-viene evocar las fuerzas reconstituyentes de laGnosis. Estas nuevas fuerzas son capaces de ata-car la problemática complejidad de nuestras ten-siones. Este enfoque conduce al conocimiento desí mismo, a la confrontación entre el consciente yel subconsciente. El ser humano supera así su des-

precio de sí mismo, pues comprender su causa eshacerla desaparecer. Desde ese momento, la salva-ción gnóstica penetra en el microcosmos y trans-forma la discordancia en armonía. Las oposicionespierden su malicia y su cólera.Comprensiblemente, esta «tarea de la PrimeraHora» exige un trabajo en profundidad sobre símismo, una auto-eficiencia, antes de que «losanteriores demonios privados canten, en nosotros,alabanzas a Dios».

Segunda Hora: «Por la dualidad, los peces delZodiaco cantan alabanzas de Dios, las serpien-tes de fuego se enroscan alrededor del caduceoy el relámpago se vuelve armonioso» . Durantela primera hora, el ser humano se ha liberadopara que, por fin, pueda recorrer el camino.Ahora sigue la confrontación con el gran mundo

las doce horas de la liberación

PRESENTACIÓN:EL NUCTAMERÓN DE APOLONIO DE TIANA

Los comentarios de Jan van Rijckenborgh muestran que los textos de Apolonio de Tiana, aprimera vista, obscuros, irradian una luz clara y de gran intensidad. Esta Luz que llegan adesprender es tal que no ha perdido nada de su fuerza hasta nuestros días. La luz eternase manifiesta en el microcosmos en doce etapas o doce «horas».A guisa de introducción alas explicaciones que les siguen, nosotros les entregamos esas doce «horas» tal como Janvan Rijckenborgh nos lo presenta en «El Nuctamerón de Apolonio de Tiana».

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astral, el de la fuerza de la dualidad, el del juegode los cambios incesantes. Sin haber obtenido lavictoria durante la primera hora, es imposibleproseguir. Ahora, el ser humano debe desarrollarun método que consiste en equilibrar a los opues-tos de la naturaleza con el fin de abrirse un pasa-je a través del «mar rojo» del nacimiento sideral(el campo de vida astral de la dialéctica). Los dospeces del zodiaco simbolizan, uno el mundo divi-no y el otro, el ser humano unido a la naturaleza.Dos opuestos que deben fundirse, en la neutrali-dad de la cruz. Éste es el amor divino. Parahacerlo, ya no debe ser encendido ningún deseoen el caduceo. La única actividad que ahoraemana del candidato es el amor que nace comoconsecuencia de su orientación hacia el mundodel alma: «los peces cantan las alabanzas deDios». El hecho de que, durante la Primera Hora,todas las tensiones magnéticas hayan desapareci-do, permite que el candidato atraviese, invulnera-ble, el fuego sideral. Su intensa aspiración al serhumano divino es un incesante canto de alabanzaque provoca el vacío en sí mismo. Ahora, «lasserpientes de fuego se enroscan alrededor delcaduceo». Gracias a ese profundo cambio en lacolumna de fuego sideral, la clara luz de la llamaapacible irradia y alimenta armoniosamente todoel ser. Esta armonía interior nos permite percibirla inmensidad de la transformación del candidatoya durante la Segunda Hora. Debe ser así, siquiere progresar en el camino.

Tercera Hora: «Las serpientes del caduceo deHermes se enroscan entrelazándose tres veces;Cerbero abre su triple boca y el fuego canta lasalabanzas de Dios en los tres lenguajes delrayo».Cuando, gracias a la ausencia de deseos, el fuegoapacible se ha instalado en el ser humano, éste seconvierte en un trabajador al servicio de la Luz.Para ello debe forjarse una espada: el caduceo, lacolumna de fuego espiritual. Armado con estefuego nuevo, afronta a Cerbero, el perro del infier-no. La leyenda dice que, para atravesar el Éstige,el río que separa este mundo del mundo infernal,es necesario estar provisto con el caduceo deMercurio. Frente al poder de la espada se tiene laserpiente alojada en el ser aural. Este espejo delpasado que se manifiesta en el caduceo, la fuerzanueva puede neutralizarlo y hacer desaparecer delcampo de respiración a todos los demonios y for-mas grotescas. Cerbero representa al guardián delumbral microcósmico. ¿Cómo pasar este umbral?Desprendiéndose de todas las angustias, inquietu-des y miedos, incluido el de perder la Gnosis.Pues este miedo conduce al fanatismo. LaSegunda Hora enseñaba cómo llevar, en la tran-quilidad interior, la cruz del amor. Ahora bien,hasta el momento en que se logra, Cerbero corta el

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paso. Aquí, ¡no se trata de cultura sino de valor!El dogma es un aspecto de Cerbero. Todos los teo-remas tienen un aspecto dogmático. Este dogma-tismo constituye una trampa teológica por el queCerbero se emplea en mantener al candidato en el“impasse”. Ese can del infierno representa los ins-tintos doctrinales del pasado. Para liberarse deellos, la ejecución de lo que ha sido retenido esindispensable: se trata de traducir en actos lo queha sido aprendido.

Cuarta hora: «En la cuarta hora, el alma r egre-sa de visitar las tumbas; es el momento en elque se encienden las lámparas mágicas en lascuatro esquinas del círculo; es la hora de losencantamientos y las ilusiones».En el curso de la Tercera Hora, la triple boca deCerbero –los peligros del temor, del dogmatismo yde los ídolos– ha sido neutralizada por los treslenguajes del trueno, la triple fuerza del caduceorenovado. La Hora mágica siguiente demuestraque el ser humano se ha vuelto apto para recorrerel sentido gnóstico. Así preparado y armado, leincumbe dar el paso de tomar las decisiones, deaprender a servirse de las nuevas facultades, desuperar las dificultades y la inexperiencia del esta-do inicial.¡El alma debe regresar de su paso por las tumbas,el de nuestro mundo y sus tentaciones!Cuatro linternas son necesarias para desbaratar loscuatro encantamientos e ilusiones que son: la imi-tación donde la mentira mancilla la verdad, elveneno de las falsas doctrinas; el amor del mundoquimérico de la dialéctica, los actos desatados de

la alta razón.Sobre el cuadrado mágico de la alfombra de losrosacruces, el candidato puede adquirir la victoria.Sus cuatro aspectos son: la unidad de grupo, laorientación exclusiva, la no lucha y la armonía entodas las actividades de la vida. Su valor es idénti-co a la puesta en aplicación de: la razón pura, lavoluntad pura, el sentimiento o corazón puro y elacto puro.Son las cuatro linternas que importa llevar encen-didas durante la visita a las tumbas, es decir , en eltranscurso del viaje del alma a través de los cuatrocírculos de la naturaleza de la muerte, desde sudescenso a las tumbas hasta su regreso.

La Quinta Hora: «La voz de las grandes aguascanta al Dios de las esferas celestes».Ésta es la hora de la liberación victoriosa y total.La voz de las grandes aguas es el sonido primor-dial del universo, el A-E-I-O-U de los cátaros.Cinco vocales encierran el pasado y abren lasfronteras de un nuevo futuro. La voz de las gran-des aguas aporta la paz. Ahora que las fuerzasgemelas son vencidas, esta voz crea el vacío delnuevo estado del alma.

La sexta Hora: «El Espíritu se mantiene inmó-vil; ve a los monstruos infernales mar char con-tra él y no tiene miedo».Pasada la Quinta Hora, la de la victoria, el serhumano dotado de fuerzas nuevas, libre y sintemor, se mantiene en el mundo pero ya no perte-nece a él. Que su espíritu se mantenga inmóvil nosignifica que el candidato busque escapar del

¡Supera angustias, temores e inquietudes, sobretodo el temor de perder la Gnosis, pues el miedopuede conducir al fanatismo!

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mundo, ¡no! Mandatado por la Luz Universal, élcumple una tarea: la del sacerdote-rey. Quienquiere realmente ayudar a su prójimo debe poseerla ciencia de las últimas causas más profundas dela vida. La ciencia de los rayos permite conocercuáles son las fuerzas o «monstruos infernales»que dominan a los seres humanos. Este conoci-miento de los misterios es ofrecido a los servido-res de la Sexta Hora.¡Supera angustias, temores e inquietudes, sobretodo el temor de perder la Gnosis, pues es elmiedo el que puede conducir al fanatismo!

La Séptima Hora: «Un fuego que da la vida atodos los seres animados es dirigido por lavoluntad de los seres humanos puros. El inicia-do extiende la mano y los sufrimientos se apaciguan».Tras la purificación del campo de la respiración, elser humano es liberado de la tela del destino.Dispone de sus poderes originales. Su unión conel «Otro», el universo curador, es un hecho, y éldispone de una fuerza de fuego, un poder defuego, cuya voluntad purificada se ha vuelto dignade ser dirigida por él. Está preparado para laOctava Hora. En lo sucesivo, con la ayuda delradiante poder del amor, puede contribuir a trans-formar el sufrimiento en paz.

La Octava Hora: «Las estrellas se hablan, elalma de los soles responde al suspiro de las flo-res; cadenas de armonía hacen corresponderentre sí a todos los seres de la naturaleza».En el curso de la Séptima Hora, el ser humano

sacerdotal ha sido llenado del Espíritu curador. Ellenguaje de las estrellas, el lenguaje de las radia-ciones se le ha vuelto interiormente comprensible.Puede «verificar los espíritus para ver si son deDios». Ve la Rosa en el corazón. Ve «la maravillo-sa flor de Oro», el nuevo y puro foco de la con-ciencia detrás del hueso frontal. Él sondea la causaprofunda del sufrimiento. Con la plenitud de laradiación de la fuerza del Santo Grial dinamizadaen él, puede obrar la curación de la Rosa del cora-zón llena de aspiración del ser humano en búsque-da. «El alma de los soles responde a los suspirosde las flores». Unidos en la red del amor univer-sal, integra todo en una armonía universal nueva.

La Novena Hora: «El número que no debe serrevelado».El número 9 se refiere al mundo astral. Quien nopuede distinguir entre, por un lado, las fuerzasastrales antiguas y terrestres y, por otro, las nuevasfuerzas astrales celestes (las del «jardín de los dio-ses»), queda atado a las mistificaciones anárquicassalidas de las fuerzas gemelas de la dialéctica.Sólo al alma nueva vibrante puede serle reveladoel número 9. Le han sido desvelados siete de losnueve secretos. Ahora se ataca a la fuente del caosy del desconcierto y hace todo lo que está a sualcance para reconducir a la humanidad extraviadaal redil, en el punto del origen de los tiempos: elMundo del alma.

La Décima Hora: «Ésta es la llave del cicloastronómico y del movimiento circular de lavida de los seres humanos».

En la Octava Hora, el ser humano contribuye adisolver el sufrimiento en una paz por la potenciaradiante del amor

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La Novena Hora ha puesto en evidencia que elmago gnóstico está en posesión de una llave capazde abrir todos los calabozos. El número 10 anun-cia un nuevo ciclo, una perspectiva cósmicanueva. En sí, los eones son fuerzas neutras; es elser humano quien, como alquimista ignorante,provoca su cólera. Éste también es el trasfondo dela prohibición de «comer del árbol del conoci-miento del bien y del mal»Ahora vivimos en un dominio de vida cósmicodonde el bien y el mal están desatados. Su conse-cuencia es que los fuegos de la desarmonía provo-can una reacción degenerativa en cadena en la quelos seres humanos se debaten entre el bien y elmal. Con esta intención se ha concebido un ordende socorro: nuestro mundo material. Quien sabemantener la llave de la Décima Hora tiene con-ciencia de que toda entidad caída terminará porreintegrarse en la Luz Universal. Él se consagra aesta tarea.

La Undécima Hora: «Las alas de los genios seagitan en un susurro misterioso; vuelan de unaesfera a otra y llevan de mundo en mundo losmensajes de Dios».El trabajador iniciado de la Décima Hora recibe lallave del ciclo astronómico y del movimiento cir-cular de la vida de los seres humanos. Esas fuer-zas y posibilidades, con las que el mago gnósticopuede trabajar, son llamadas «las alas de losgenios». Él somete el fuego astral a su voluntad.Es capaz de utilizar la fuerza pura de Abraxascomo panacea expandida sobre la humanidad, talcomo alas protectoras.

La Duodécima Hora: «Aquí se cumplen, por elfuego, las obras de la eterna Luz».Los genios alados de la Undécima Hora, los ini-ciados, han superado todos los obstáculos delastral planetario. También el Nuctamerón terminaexpresando el júbilo sobre la realización de losdesignios de la Luz eterna: la práctica de la LeyUniversal del Amor que salva lo que está perdido.Y, sin embargo, el mago gnóstico es consciente delos peligros que acechan su obra. Vigila no caer ensituaciones inevitables y en no dejarse retener porlas confusiones de las ataduras dialécticas.Las cuatro fuerzas de la Gracia le sirven comoguía en medio de los peligros:• la Gnosis asegura la imposibilidad de una pro-

fanación;• su participación en la comunidad de las almas

es para él una fuerza;• el mago tiene el poder de discernir los espíritus;• y posee el poder de invencibilidad absoluta. Así

se cumplen, por el fuego, las obras de la eternaLuz.

Se ve con toda claridad que «El Nuctamerón deApolonio de Tiana» contiene un método, un cami-no hacia la liberación perfecta.Nosotros queremos invitar al lector a tomar , nosólo conocimiento de esta corta representación, sino a sumergirse en la descripción de las grandio-sas perspectivas que se demuestran en la obra deJan van Rijckenborgh.

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La misión casi imposible de esos sabios con-siste en recordar a los seres humanos su ori-gen divino y a exhortarles a adaptarse a ello.

Llevando una vida pura y santa, llegan a demos-trar cómo las fuerzas de la naturaleza superioractúan sobre nuestro mundo, de forma que losmortales puedan experimentar de nuevo los efec-tos liberadores: salvar a los demás, de esta formasalvarse a sí mismo, tal es el método «mágico».Aliados de la naturaleza, no sólo saben indicar elcamino, sino también leer los signos propicios.De Jesús, se dice que podía caminar sobre lasaguas, que resucitó tras haber sido crucificado,que curaba a los enfermos dándoles consejos quese salían de lo ordinario. La vida de Jesús es unainspiración simbólica e inspiradora para todos losque sienten vibrar en ellos la vida original, pareceque Apolonio también realizó «milagros».¿Quién era Apolonio de Tiana?Su biografía fue redactada en el siglo II, pero suhistoria se ha desdibujado en el transcurso deltiempo y esto, principalmente a causa de la accióndestructora de un prelado fanático y ambicioso,Eusebio de Cesárea. A comienzos del siglo IV,Apolonio todavía gozaba de una gran popularidad.Pero, el obispo en cuestión, estimando que bastabacon un solo Mesías, se empleó en denigrarlehaciendo de su vida y de sus actos excepcionalesuna simple fábula. Todo fue emprendido paraborrar de la memoria colectiva la existencia deApolonio de Tiana. La casi totalidad de los docu-mentos que le concernían fue dispersada y destrui-da, con la excepción de una parte de su correspon-dencia con emperadores, cónsules y filósofos de

su tiempo, así como el diario y las notas deDamis, su fiel alumno al que Apolonio encontróen el curso de sus viajes en Mesopotamia. Sonestos últimos los que Filostrato utilizó para redac-tar su biografía.

EL CURSO DE SU VIDA Esta biografía se debe aJulia Domna (esposa del emperador romanoSéptimo Severo que reinó de 193 al 21 1). Estamujer, filósofa ávida de instrucción, se dirigió aFilostrato pidiéndole que redactara la biografía deApolonio, de fácil lectura, a partir de un legajo dedocumentos que ella pudo obtener de un lejanopariente de Damis. Basándose en estos documen-tos, Flavio Filostrato, autor y filósofo griego cono-cido, redactó una nueva biografía de Apolonio,alrededor de cien años después de su supuestamuerte.Basándose en estos documentos, Apolonio nacióen el sureste de Turquía, entre el año 4 a.C. o el 2d.C., en la aldea de Tiana, en las estribaciones delmonte Taurus. Justo antes de su nacimiento, sumadre tuvo una visión: el propio Proteo, uno delos hijos de Poseidón, le anunció que sería su hijo.Al igual que la historia del nacimiento de Jesús ola del Buda, el nacimiento de Apolonio estárodeado por numerosas leyendas. Una de ellascuenta que mientras que su madre estaba dormidaen un prado, los cisnes la rodeaban haciendo uncírculo a su alrededor y en un momento del naci-miento éstos hicieron mucho ruido mientras queun rayo parecido a un resplandor caía del cielo yregresaba a él.Las aves son, a menudo, el símbolo universal del

la vidade apolonio de tianaA menudo ocurre que, en momentos críticos del desarrollo de la humanidad, llegangrandes sabios a este mundo como emisarios. Uno de ellos fue el filósofo neopitagóricoApolonio, originario de Tiana, una ciudad de Capadocia (Turquía).Vivió desde el año 4antes de nuestra era hasta el año 98 d.C.El escritor greco-romano Filostrato redactó su biografía.

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mundo puro del Espíritu y de su acción en el cursode los grandes períodos cíclicos. En ese sentido,los cisnes anuncian el inicio de una nueva era. Elresplandor es un reflejo de la gran fuerza cósmicaque acompaña la encarnación de este enviadotanto tiempo esperado.

El nacimiento de Apolonio en nuestro mundo es

descrito de manera fantástica y, a su vez, poco rea-lista. Se parece en estos aspectos a otros nacimien-tos notables como los de Gautama el Buda o el deJesús el Señor. Además se llama Apolonio deTiana, aunque en definitiva nadie conozca con cer-teza el lugar y la fecha del nacimiento. La incerti-dumbre es todavía mayor en lo que concierne a loslugares y la fecha de su fallecimiento. Lo poco

Atenas, vista desde el Pireo, en tiempos de Apolonio de Tiana (Ilustración del siglo XIX)

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que todavía se puede extraer de la notas de Damises que también se le habría conocido por el nom-bre de Euforbo y que todavía era joven cuandoentró en el templo de Asclepio en Egas(Macedonia) donde estudió medicina.

En esta época, los templos eran lugares de terapiacomparables a los hospitales de nuestros días, conla diferencia de que en ellos se tenía mucho másen cuenta al alma de lo que lo hacen las prácticasmédicas actuales. «Prosigamos, Apolonio, mien-tras tú sigues a Dios, yo te sigo a ti».

Mosaico mural de época romana con representación de Neptuno y Anfitrite (Herculano, Sur de Italia)

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Después de sus estudios y el fallecimiento de supadre, Apolonio atravesó Panfilia y Sicilia, dondemejoró la vida de la población local. Un día,Euxinio, su antiguo maestro, le preguntó: «¿Porqué un pensador tan noble como tú, que poseeuna maestría tan refinada de lenguaje y de senti-miento, no ha escrito todavía un libro?» Apoloniorespondió: «Porque todavía no he aprendido acallarme». Desde ese instante, habría guardadosilencio durante cinco años.Viajando por la India, en busca de sabios que viví-an allí, encontró en Nínive (la actual Bagdad) sufuturo discípulo y biógrafo Damis. Éste, fuerte-mente impresionado por Apolonio, le dice:

«Prosigamos, Apolonio, mientras tú sigues a Dios,yo te sigo a ti».

En el curso de sus viajes, Damis aprendió muchosobre la filosofía y los países atravesados, perosobre todo sobre el propio Apolonio y su modo devida sencillo. Así, en Mesopotamia, fueron condu-cidos al despacho de un funcionario aduanero paraser interrogados sobre su equipaje, sobre lo que sellevaban del país. Apolonio declaró: «Llevo con-migo mi medida, mi justicia, mi virtud, mi domi-nación de mí mismo, mi modestia, mi valentía y

disciplina». Ignoramos si Apolonio enumeró demanera intencionada esas palabras, todas de géne-ro femenino (Justicia, Prudencia, Templancia...),pero el funcionario huele la ventaja fiscal y dice:«Es necesario que inscriba en su contabilidadesas esclavas» A lo que Apolonio respondió:«Esto es imposible, pues no son esclavas que yolleve conmigo, sino nobles damas».Con ocasión de una de sus visitas a los numerosossoberanos, el sabio de Tiana fue invitado, comoocurría con frecuencia, a participar en los sacrifi-cios a los dioses, práticas a las que se sustraía enla medida de lo posible. Excusándose, se retiródiciendo: «Oh Rey, continuad haciendo lasofrendas como lo entendéis, pero permitidmehacerlas a mi manera». Después, tomando unpuñado de incienso, dijo: «Oh Sol, enviadme porel mundo tan lejos como bueno Te parezca paramí como para Ti. ¡Pueda encontrar hombresbuenos y jamás hablar de malos, ni ellos de mí!»Tras estas palabras, Apolonio arrojó el incienso alfuego y dejó al rey. Rechazaba asistir a los sacrifi-cios sanguinarios.Sus encuentros con los sabios de la India son fas-cinantes. Apolonio recibió de ellos instrucciones yenseñanzas con vista a su gran misión: guiar alImperio romano y, en la medida de lo posible,

«Prosigamos,Apolonio, mientras tú sigues a Dios,yo te sigo a ti»

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impedir su pronta degeneración, pues algunosemperadores crueles y sus esbirros se entregabansin restricción a prácticas de magia negra. SóloApolonio era capaz de cumplir tal misión. Sinembargo, la tradición dice que dos emperadores leacusaron de traición: Nerón (del 54 al 68) yDomiciano (del 81 al 96). Es milagroso queApolonio escapase a una condena.

«Nadie muere, si no es en apariencia, inclusonadie nace, si no es en apariencia, salvo en lasformas aparentes externas».

En Efeso, Apolonio fundó una escuela.Permaneció allí hasta su fallecimiento, hacia loscien años de edad. Filostrato intensificó el miste-rio alrededor de la vida de su héroe escribiendo:«En torno a su muerte, en el caso de que ya hayafallecido, los testimonios varían».

UNA CARTA DE APOLONIO Entre las notas deDamis, Filostrato tenía en su posesión algunas car-tas de Apolonio que también dan testimonio de sugran sabiduría. En una de ellas, en el tono filosófi-co, Apolonio intenta consolar a Valerio Asiático,cónsul en el año 70, haciéndole soportable la pér-dida de su hijo:No existe la muerte, nadie muere, si no es en apa-riencia, incluso nadie nace salvo en apariencia. Enefecto, el pasaje de la esencia a la sustancia pareceser lo que se llama muerte, pero en realidad nadienace y nadie muere, sino que es sencillamentevisible y después invisible de nuevo; este primerefecto es producido por la densidad de la materia,el segundo por la sutilidad de la esencia que per-manece siempre idéntica a sí misma. Los únicoscambios son movimiento y reposo. Pues la esenciadel Ser posee la necesaria particularidad de que enel cambio de estado nada se logra si no viene delexterior: el todo se subdivide en sus partes y laspartes se vuelven de nuevo un todo, el conjunto essiempre Uno. Quizá alguien diga: ¿Qué es una

cosa que, a veces, es visible y, otras, invisible, queahora se compone de los mismos elementos y des-pués, de nuevo, es algo diferente? Se puederesponder: tal es la naturaleza de las cosas de aquíabajo que, cuando son amasadas de materia, apa-recen en razón de la densidad de su masa. Por elcontrario, se vuelven invisibles debido a su finasutilidad, siempre cuando la materia circundantehaya desaparecido. Sin embargo, la materia aúnles rodea y fluye a través de este espacio increíble-mente grande, que les abarca, pero que no conoceni nacimiento ni la muerte consiguiente. Pero,¿por qué se ha mantenido esta errónea concepcióntanto tiempo? Es que ciertas personas se imaginanhaber estado activas mientras que han sido pasi-vas: ellas no saben que los padres son los mediosy no las causas de lo que se llama el nacimientode los hijos, como la tierra hace salir de su senolas plantas, pero no las produce. No son los indivi-duos visibles quienes se modifican, sino la sustan-cia universal que se modifica en cada uno de ellos.Y a esta sustancia, ¿qué otro nombre darle que elde sustancia primera? Sólo ella es y llega a ser ,sus modificaciones son infinitas, es el Dios eternodel que se olvida sin razón el nombre y el rostropara no ver más que los nombres y rostros de cadaindividuo.

Este texto se basa en el artículo de Fred A. Pruyn aparecidoen «Theosophische Verkenningen» (Exploraciones teosóficas)de octubre de 2005. Las fuentes de todos los artículospueden ser obtenidas en la Redacción.

«Nadie muere, si no es enapariencia, incluso nadienace, si no es en apariencia»

Imagen de la Atenas antigua con el Horlogion o ‘Torre de

los vientos’, construida en el 50 a. C.

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pentagramaLectorium Rosicrucianum

SET/OCT 2011 NÚMERO 5

El nuevo cuerpo etérico

María Magdalena y la Luz

«¡Revestíos con el hombre perfecto!»

Resurrección en el vestido de luz

El relato de la Creación según la Edda

Apolonio de Tiana

Los gnósticos del pasado hablaban de una perla de un valor inestimable y los Rosacruces evocan el ‘tesoro de la joya maravillosa’. ¡Todo ser humano es potencialmente un portador de esa maravillosa joya!¿Pero cuál es el sello distintivo de quienes poseen esta joya y mantienen con todo su amor este saber interior? Ellos llevan una señal, la señal interior de una predestinación. Ellos son llamados.¿Por qué la Rosacruz habla de esta joya como de un ‘tesoro de gran valor’? Porque, cuando esta joya se libera de su vida material y su maravilloso resplandor se revela a la Luz, siete rayos de luz resplandeciente se reflejan en ella, como si brotasen de una fuente, despertados por los siete rayos del Espíritu séptuple.Estas siete vibraciones resuenan en los siete campos de vida del microcosmos. Entonces se emprende una recreación del microcosmos, según el modelo, la imagen original divina. El ser humano es restablecido en su gloria original.