peña el viento+rapaina+rapaona
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© by Santos J. Álvarez (Principáu d´ Asturies) Página - 1
LA PEÑA EL VIENTO, LES RAPAINES Y LA RAPAONA
ACERCAMIENTO EN COCHE HASTA EL INICIO DE LA RUTA
SSAALLIIDDAA DDEE:: OOvviieeddoo HHOORRAA:: 07:30 LLLLEEGGAADDAA AA:: PPuueerrttoo SSaann IIssiiddrroo HHOORRAA:: 08:47 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: 1 hora y 17 minutos KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 75 Se sale de Oviedo por la ronda exterior A-66 con dirección Sur hacia Mieres, y tras rebasar
esta localidad dejamos la autopista y tomamos la salida hacia Ujo. Cogemos entonces la carretera
autonómica AS-112, pasando por los pueblos de Caborana, Moreda, Oyanco y Cabañaquinta,
donde se enlaza con la AS-253 por la que atravesamos los pueblos de Levinco, Collanzo, Pola El
Pino y Felechosa. En este último pueblo empieza propiamente la subida al Puerto de San Isidro, en
donde entramos en la zona de la provincia de León, por la carretera LE-332, rebasando la estación
de esqui y la urbanización, alcanzando rápidamente el punto kilométrico 12,6, donde está ubicado
el puente de Wamba y el camino de inicio de la ruta. Hay una pequeña explanada en la margen
derecha de la carretera donde poder dejar bien aparcados los coches.
TTRRAAMMOO II:: DDEELL PPUUEENNTTEE DDEE WWAAMMBBAA AA LLAA PPEEÑÑAA EELL SSEELLLLAARR
SSAALLIIDDAA DDEE:: PPuueennttee ddee WWaammbbaa ((ccaarrrreetteerraa LLEE--333322)) HHOORRAA:: 08:55 LLLLEEGGAADDAA AA:: PPeeññaa EEll SSeellllaarr HHOORRAA:: 11:15 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: ((iinncclluuiiddaass llaass ppaarraaddaass)) 22 hhoorraass yy 2200 mmiinnuuttooss KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 6,5
Tras subir en coche por la vertiente asturiana hasta el Puerto de San Isidro, dejamos de lado y
rebasamos el desvío hacia las instalaciones de la estación de esquí, así como La Urbanización,
entrando en la vertiente leonesa, y poco antes de llegar al puente de Wamba que cruza el arroyo
de Los Fornos, dejaremos el coche aparcado en una pequeña explanada existente en la margen
derecha de la propia carretera. Desde aquí ya podemos contemplar frente a nosotros dos de los
objetivos principales de la jornada: los picos Les Rapaines y La Rapaona.
* Fecha: 22 de octubre de 2.010 (viernes) * Quienes realizaron la ruta: Jonatan y Santos * Tipo de ruta: Circular [Mapa: hoja 79-IV del I.G.N.] * Tiempo total empleado (incluidas las paradas): 8 horas y 57 minutos * Distancia total: 18,8 km. * Desniveles:
- Desnivel máximo de subida: aproximadamente 650 m. (desde los 1.369 m. de la majada de
Valdebezón, hasta los 2.019 m. del picu La Rapaona)
- Desnivel acumulado en subida: 1.226 m.
- Desnivel máximo de bajada: aproximadamente 540 m. (desde los 1.992 m. de la Peña El
Viento, hasta los 1.452 m. de la carretera del puerto San Isidro).
- Desnivel acumulado en bajada: el mismo que el de subida, aproximadamente 1.226 m.
* Condiciones atmosféricas: Día con nubes y claros, aunque bastante despejado, pero con algo de bruma hacia el horizonte. A primeras horas de la mañana bastante frío, pues en la zona ya había
caído una buena helada la noche anterior, y los prados estaban completamente blancos por la
escarcha.
A medida que fue avanzando el día comenzó a salir algo tímidamente el sol y ya no se notaba
tanto el frío.
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Es una fría mañana
otoñal y a estas alturas ya se
dejan notar las heladas
nocturnas, encontrándolo
todo casi todo cubierto con
un manto blanco, por lo que
inicialmente y para iniciar la
ruta tuvimos que abrigarnos
un poco.
Frente a donde hemos
dejando aparcado el coche,
cogemos el denominado
Camino de Wamba, al inicio
del cual encontramos un
panel informativo.
A nuestras espaldas
contemplamos la
imponente mole rocosa
del pico Toneo, al que
los tímidos rayos solares comienzan a iluminar.
Nos paramos a leer el panel informativo sobre el P.R.-LE-46, denominado como
anteriormente decíamos, “Camino de Wamba”, que lleva desde aquí hasta el Collado Acebal.
Bautizado con el nombre del rey visigodo, este camino era una de las rutas históricas que
atravesaba la Cordillera Cantábrica, comunicando la Meseta castellana y la zona central de
Asturias; constituyendo un itinerario alternativo a los más concurridos que atravesaban por San
Isidro y Tarna. Enfilamos el camino,
y a pocos metros del
inicio dejamos a la derecha
varias cabañas alineadas que
constituían antiguas
invernales de uso ganadero,
pero que ahora más bien son
auténticos “fines de semana”
de uso lúdico. Atrás vamos
dejando la carretera que sube
desde la vertiente leonesa y el
pico San Justo.
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Proseguimos la cómoda subida
por esta pista, y poco a poco se
nos van apareciendo con mayor
claridad y nitidez la Peña el
Viento, Les Rapaines, el
Cascayón y la Peña los Fornos,
por donde discurrirá parte de
nuestro itinerario.
El camino va atravesando la
Vega de Los Fornos, por donde
corre el arroyo del mismo
nombre, aunque en esta época del año
apenas lleva un hilillo de agua, y los
meandros que forma en una zona
determinada del recorrido apenas
tienen vistosidad. Las verdes praderías
continúan cubiertas por una blanca
capa de escarcha que ha dejando la
helada de la noche anterior, aunque
parece que no durará demasiado, pues
los rayos del sol comienzan de manera
tímida a adentrarse en este valle.
El tramo final de la pista se
torna algo más empinada,
lo que nos permite contemplar a
nuestras espaldas la puntiaguda
figura del picu Torres.
Tras varias curvas y vueltas
por la pista, alcanzamos la
collada Acebal (1.711 m.),
límite provincial entre
Asturias y León, ubicado al pie
del picu Cascayón, y en cuya
pequeña campera hay una
diminuta cabaña-refugio, donde
aprovechamos para hacer una
breve parada y tomarnos un
calentito café, mientras
disfrutamos de las vista
panorámicas que el lugar nos
ofrece del Tiatordos y el Cantu
El Oso.
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Desde aquí parte un casi inapreciable sendero, que por
la parte de atrás del refugio se
encamina por la ladera
oriental del Cascayón hacia la
Collaina la Xara y el lago
Ubales, otro bonito rincón
que merece la pena ser
conocido por cualquier
amante de la naturaleza
asturiana.
Sin embargo, nosotros
tomamos otro sendero
que sale más hacia la derecha,
encaminándose a tomar
inicialmente ladera abajo por
la cabecera del arroyo Acebal,
hasta una especie de pequeño
promontorio casi recubierto
en su totalidad de praderías.
Aquí tenemos que tomar
un sendero con un trazado
bastante claro de distinguir,
que va faldeando por la
ladera septentrional de la
Peña Los Fornos, sin
apenas desniveles, aunque
con una lenta subida, por
donde vamos contemplando
en el fondo del valle la
mayá de Merecueria,
ubicada sobre praderías de
verdes pastizales.
Contemplamos desde lejos
los vertiginosos derrumbes que se forman en esta vertiente de la Peña Los Fornos, dando la
impresión de que no haya ningún paso que permita atravesar por ese lado. Pero continuando el
sendero vamos comprobando como la faldeamos y bordeamos a media ladera sin peligro y sin
ningún tipo de complicación, en un trayecto muy prestoso de caminar por las esplendidas vistas
que nos va ofreciendo sobre gran parte del Parque Natural de Redes, destacando la imponente y
lejana silueta del Tiatordos, omnipresente en casi todo momento, así como el más cercano
Cantu del Oso, al pie del cual se extiende un increíble bosque.
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Echando la vista atrás
contemplamos el picu Cascayón,
y nos sorprendemos al ver de qué
manera tan inverosímil el sendero
se va adaptando a los pliegues,
crestones y canalizos del terreno
para trazar un cómodo itinerario
que los atraviesa fácilmente, para
alcanzar una especie de collado
desde el que ya podemos divisar
la peña El Sellar, uno de los
objetivos del día.
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A partir de ese collado la
verticalidad de la ladera se
suaviza, prosiguiendo la andadura
por este buen claro sendero que nos
lleva por un terreno más cómodo de
caminar y también con un menor
desnivel. De esta forma salimos a las
lisas camperas de La Mayaina, al pie
mismo de la Peña El Viento, cuya
cumbre divisamos en lo más alto.
Preciosa esta vega que a esta altitud
se abre ante nosotros.
Enfrente ya tenemos
mucho más cercana la
Peña El Sellar, que alcanzamos
fácilmente y de manera directa
por la ladera que arranca desde
la misma pradería de la vega La Mayaina. Es una pequeña crestería caliza, con rocas y
peñascos de afilados y cortantes bordes que obliga a caminarla con cuidado y precaución en
algún concreto tramo.
Recorrimos de un extremo a otro sus apenas 100 metros de longitud, sin hallar nada
significativo (cruz, buzón, hito de piedras, ....) que nos indicara el punto más elevado o
prominente, pues toda ella tiene prácticamente la misma altitud en casi todos sus puntos.
Sus 1.704 m. de altitud ofrecen unas envidiables vistas panorámicas sobre todo hacia el
Norte, donde podemos contemplar el Cantu El Oso, el Tiatordos y Brañagallones; hacia el
Oeste el picu Cascayón, la Sierra de Corteguero y la peña El Viento; la Sierra de Pries hacia el
Este; y los picos El Páramo, La Rialcada y La Rapaona hacia el Sur.
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TTRRAAMMOO IIII:: DDEE LLAA PPEEÑÑAA EELL SSEELLLLAARR AALL CCOOLLLLAADDOO LLAA MMOOLLÍÍAA SSAALLIIDDAA DDEE:: PPeeññaa EEll SSeellllaarr HHOORRAA:: 11:20 LLLLEEGGAADDAA AA:: CCoollllaaddoo LLaa MMoollííaa HHOORRAA:: 13:47 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: ((iinncclluuiiddaass llaass ppaarraaddaass)) 22 hhoorraass yy 2277 mmiinnuuttooss KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 4,2
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Bajamos de la Peña del Sellar por una
empinada pradería de la ladera Sur, con
dirección a alcanzar el fondo del encajonado
valle formado por la propia crestería del Sellar
por un lado, y los afilados crestones de las
estribaciones de la pequeña Sierra de La
Cuchilla por el otro, y por donde aún
encontramos ganado vacuno pastando.
A mitad de ladera encontramos
una precaria fuente, cuyo estado de
abandono únicamente permite ser
aprovechada por el ganado.
En el fondo del valle comenzamos a avistar
la majada de Valdebezón, dejando atrás las
blancas rocas calizas que orlan la Peña El Sellar.
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Poco a poco nos
vamos aproximando
hasta alcanzar las limpias y
verdes camperas en donde
se asienta la majada de
Valdebezón, con restos de
varias cabañas derruidas,
otras dos en muy buen
estado y que aparentemente
están preparadas para poder
pasar en ellas un tranquilo
fin de semana, y otra
destinada a cuadra para el
ganado y que está atechada
con “llávanes” de piedra.
Situada a unos 1.369 m.
de altitud, Valdebezón es
quizás una de las más
bonitas majadas que hasta
ahora he conocido.
Ubicada en el fondo de
una gran cuenca se
encuentra rodeada y
protegida por elevadas
cotas y collados que la
franquean: Las Planas, en
la Sierra de Pries; la Peña
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del Sellar; la crestería de La Cuchilla; los collados de Las Arenas y El Puerco.
Hasta aquí llega una
pista terrera apta para
vehículos todo terreno,
aunque con fines
exclusivamente ganaderos,
que parte desde la contigua
majada de Brañagallones.
Hacemos una breve
parada para comer unas
galletas y alguna cosa más,
mientras respiramos el
sosiego y la tranquilidad que
emana de este idílico paraje,
a la vez que tenemos la
sensación de haber sito
transportados a otro
planeta.
Desde la misma majada nos dirigimos a continuación con dirección al cauce del arroyo
cercano, enlazando con el sendero que prosigue a cruzar su cauce para luego desviarse a la
izquierda y afrontar la subida hacia los collados Puerco y Arenas, pero que lógicamente hemos
de obviar; prosiguiendo por el mismo cauce del arroyo que nos conduce a la Cueva La
Corcoxa. Esta enorme cueva, en la que es posible adentrarse unos pocos metros es el origen de
uno de los arroyos que formarán el río Monasterio.
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Salimos del encajonamiento donde
está ubicada la cueva, para tomar
hacia la derecha de nuestra marcha un
sendero que nos lleva a atravesar una corta
zona de pradería entremezclada con
vegetación de monte bajo, por donde pastan
algunos caballos, y al pie del canchal que
forma la crestería de la Cuchilla.
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El sendero, en algunos sitios
apenas distinguible, nos
conduce hacia el cauce de otro
arroyo, por cuyo lateral derecho
prosigue ahora con un trazado
mucho más claro y visible,
comenzando ya a contemplar a lo
lejos los picos de La Rapaona y
Les Rapaines.
En un tramo donde parece
querer encajonarse,
abandonamos ese regato y
tomamos hacia la izquierda
otro sendero que en
diagonal remonta una pequeña loma tapizada de escobera, y por la que alcanzamos una
explanada donde aún se pueden observar los escasos restos y ruinas de lo que fue la majada
Vallín; y en cuya parte más baja se forma una charca. Desde aquí contemplamos los
imponentes murallones que
rodean y esconden todo este
inmenso valle: Collado La
Molía, hacia donde nos
dirigiremos a continuación,
La Rapaona, Les Rapaines,
Peña El viento, La Cuchilla,
....
En las inmediaciones, y
según viene indicado en el
mapa, se encuentra la fuente
La Corcoxa, a la que no
llegamos a encontrar,
aunque tampoco hicimos
nada por buscarla.
Atravesamos la pequeña campera y remontamos una suave loma, por donde un sendero
discurre por entre las escoberas, dejando a nuestra derecha una alargada laguna bastante
mayor que la anterior, pero que no llegamos a ver hasta que la hemos rebasado y ganado algo
de altura con respecto a la misma.
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Así salimos al valle de La Rialcada: una extensa vega, una enorme cubeta glaciar tapizada de
verdes y lisos pastizales. Frente a nosotros quedan los paredones que dan acceso al collado La
Molía, hacia donde debemos encaminar a continuación nuestros pasos.
Contemplamos en lo alto
de la crestería, entre Les
Rapaines y La Rapaona,
tres diminutas figuras de
unos montañeros, cuyas
siluetas se recortan contra
el horizonte llegando al
segundo de estos picos.
Comenzamos a atravesar
el valle y ascender por la
ladera, desviándonos
inicialmente ligeramente hacia
la izquierda, con la intención de
tomar una especie de “vallina”
que la surca por ese lado y por
donde parece distinguirse
claramente una especie de sendero, que va librando los escarpes más abruptos de la derecha
(tramo en azul en la fotografía). Pero digo que era esa nuestra intención inicialmente, porque
según íbamos subiendo y ganando altura, metros antes de enfocar definitivamente la “vallina”,
nos dio la impresión de que por la zona de la derecha también se podía subir con bastante
facilidad, y sin pensarlo dos veces, hacia allá que nos metimos. Al principio el asunto iba muy
bien, pues había incluso un sendero muy claro y muy marcado sobre el terreno, que de forma
diagonal iba ascendiendo y bordeando los escarpados paredones que flanqueaban la zona. Pero
llegó un momento en que el sendero se esfumó, dejándonos tirados al pie de una muy, pero que
muy pindia ladera que no parecía fácil de atajar. Así que solamente nos quedaban dos
soluciones, o dar la vuelta y tomar el sendero más fácil de la “vallina” que habíamos dejado
atrás, o buscar un posible paso por donde nos encontrábamos. Como somos un poco cabezones,
y eso que ya somos lo suficientemente mayorcitos para ser más sensatos y juiciosos, casi que
nos empeñamos en que sí que se podía subir por allí, tomando una canal herbosa que nos
pareció bastante accesible. Así que, a duras penas y casi teniendo que agarrarnos con uñas y
dientes a las hierbas, conseguimos subir y librar este obstáculo.
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Alcanzamos el Collado La
Molía (1.821 m.), donde nos
sentamos a descansar un poco tras
esta dura y fatigosa subida,
aprovechando para contemplar la
impresionante cubeta que forma el
valle de la Rialcada, con sus
pequeñas charcas y lagunas
estratégicamente distribuidas, y la
imponente mole de la Peña El
Viento, que viéndola desde esta lado
causa impresión.
TTRRAAMMOO IIIIII:: DDEELL CCOOLLLLAADDOO LLAA MMOOLLÍÍAA AALL PPUUEENNTTEE DDEE WWAAMMBBAA SSAALLIIDDAA DDEE:: CCoollllaaddoo LLaa MMoollííaa HHOORRAA:: 13:47 LLLLEEGGAADDAA AA:: PPuueennttee ddee WWaammbbaa ((ccaarrrreetteerraa LLEE--333322)) HHOORRAA:: 17:52 TTIIEEMMPPOO EEMMPPLLEEAADDOO:: ((iinncclluuiiddaass llaass ppaarraaddaass)) 44 hhoorraass yy 0055 mmiinnuuttooss KKIILLÓÓMMEETTRROOSS:: 8,1
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Desde la collada
remontamos por la ladera
orientada al Oeste, por la que
discurre un sendero por entre
vegetación de monte bajo y
roquedal, culminando en un crestón
rocoso sobre el que está clavado
una brillante cruz metálica, hacia la
que nos acercamos. En la placa
leemos la siguiente inscripción
grabada: “Grupo Montaña Santa
Olaya-Gijón. Pico La Rapaona.
23-11-97”; tiene también
adosado un cilíndrico
buzón de cumbres en
cuyo interior no había
depositada ninguna
tarjeta.
Al llegar aquí y
ver la cruz con esta placa
quedamos un poco
perplejos, pues según
todas la indicaciones de la
cartografía consultada, el
picu La Rapaona lo sitúan
más hacia el Oeste de esta
posición; llamándonos también la
atención el hecho de que en la
placa antes mencionada, la
palabra “La Rapaona” se leía
bastante mal, pues estaba como si
la hubieran golpeado y
machacado con alguna piedra,
como si alguien hubiera tenido la
intención de borrarla al no estar
muy de acuerdo con que éste
fuera el picu La Rapaona. ¿Se
equivocaría el G. M. Santa Olaya
en la ubicación de la
colocación de la cruz y buzón
de cumbres? ¿Será ésta la falsa
Rapaona?
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Sin apenas detenernos
proseguimos la marcha por lo que
es la crestería de la sierra, en un cómodo
caminar sin apenas desniveles, dejando a
nuestra derecha los impresionantes
desventíos y canales que se abren hacia
ese lado, así como unas preciosas agujas
que se yerguen solitarias como queriendo
elevarse hacia el cielo.
Alcanzamos la cumbre de
La Rapaona (1.973 m.), la
que oficialmente figura como tal en
la cartografía del Sigpac e
I.G.N., situada
aproximadamente hacia
la mitad de la sierra, y
que por su cara
septentrional luce un
tremendo paredón
vertical cortado a pico,
contrastando con las
suaves laderas de la
vertiente opuesta.
Coronado por un
pequeño mojón
cuadrangular de
hormigón (no vértice
geodésico), a su lado hay
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dos enormes pedruscos sobre los que hay colocado un pequeño hito de piedras en cuyo interior
está un tarro de cristal que cumple las funciones de buzón de cumbres, de cuyo interior
recogimos la tarjeta dejada por miembros del G. M. Vermag de Avilés este mismo día,
posiblemente los montañeros que habíamos visto cuando atravesábamos el valle de La
Rialcada.
Desde esta
atalaya las vistas son
prácticamente las mismas
que hemos venido
disfrutando desde que
alcanzamos el collado La
Molía y la crestería de la
sierra, destacando la
enorme cubeta que forma
el valle glaciar del valle
de La Rialcada, así como
también la Sierra de
Pries y el Cantu El Oso,
la Vega de
Brañagallones; y hacia el
fondo, aunque algo
distorsionado por una
tenue bruma, el Tiatordos
y el Maciédome. Hacia el
Oeste divisamos con
mayor claridad Les
Rapaines y la Peña El
Viento, y la puntiaguda
silueta del picu Torres,
por mencionar
únicamente lo más
conocido y emblemático
de la zona.
Como el tiempo
acompaña y no hace
prácticamente frío ni
viento, aprovechamos
para comer aquí el
bocadillo y tomarnos
un buen descanso,
dejando antes de
marchar nuestra
tarjeta de cumbres en
el improvisado buzón.
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Proseguimos la marcha por el
sendero que discurre a lo largo de la
cumbrera de la sierra, afrontando la
empinada y pedregosa ladera por la que
alcanzamos la cumbre de Les Rapaines
(2.019 m.), coronada por otro pequeño
mojón de hormigón como el de La
Rapaona, y un cilíndrico y metálico buzón
de cumbres instalado sobre un mástil de
hierro, en cuyo interior había también otra
tarjeta de los mismos integrantes del G. M.
Vermag de Avilés. Desde
aquí, nuestro siguiente
objetivo, la Peña El Viento se
nos muestra más cercano y
accesible; mientras que
también contemplamos el
cercano Cascayón y el más
lejano Retriñón.
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Desde la cumbre de Les
Rapaines, iniciamos un
vertiginoso descenso por casi la misma
arista, dando vista de manera continua
al espectacular valle de La Rialcada,
que contemplamos ahora desde un
ángulo distinto, pero no menos
hermoso. Hemos dejado de lado y
hacia nuestra izquierda el
sendero que va faldeando de
manera más cómoda la ladera,
pero que de igual manera
conduce hacia el collado de
Las Agujas, donde enlaza con
el que proviene desde el
Collado Acebal.
De vez en cuando nos
giramos y volvemos la vista
atrás para contemplar las
verticales e inclinadas laderas
de la vertiente norte de esta sierra, sobre la que se encaraman las cumbres de La Rapaona y Les
Rapaines, por donde anteriormente hemos pasado, contrastando con las laderas de más suaves
perfiles que se abre hacia la vertiente leonesa.
Desde el collado de Las
Agujas tomamos un claro
sendero que ladera arriba,
inicialmente por zona de pradería y
finalmente por una zona algo
más pedregosa y pindia, nos
conduce directamente a la
cresta de la peña, por la que
debemos recorrer unas
decenas de metros antes de
alcanzar la cumbre de la Peña
El Viento (1.992 m.),
coronada por un buzón de
cumbres de acero inoxidable.
Aquí también habían dejado
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su tarjeta los
montañeros del G. M.
Vermag de Avilés.
Aparte de las
panorámicas que ya
habíamos contemplado
tanto desde La Rapaona
como desde Les
Rapaines, desde aquí
también podemos
divisar la Peña El Sellar,
por donde anteriormente
habíamos pasado, así
como la Vega de
Brañagallones y el
Cantu El Oso; y por otro
lado el Retriñón,
Cascayón, la Sierra
de Corteguero y la
Peña Los Fornos.
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Nos queda ya
únicamente el tramo
final de la ruta,
descendiendo de nuevo en
dirección hacia el Collado
de Las Agujas, pero
desviándonos progresiva-
mente hacia la derecha para
tomar al principio el
sendero que conduce hacia
el Collado Acebal.
Pero nuestra
intención no es llegar hacia
el mismo para bajar por el
camino de Wamba, sino ir
poco a poco descendiendo hacia la izquierda para introducirnos por la cabecera del contiguo
valle que discurre paralelo a la Vega Los Fornos y el Camino de Wamba.
Nos metemos en este largo valle, flanqueado a la izquierda por la extensas ladera de Les
Rapaines y La Rapaona, y a la derecha por una pequeña y alargada crestería que sirve de
barrera natural con las praderías de la Vega de Los Fornos, por donde corre el arroyo del
mismo nombre.
Cómodo de caminar, vamos casi todo el tiempo siguiendo el cauce del arroyo de La
Aliviada, que inicialmente parece no llevar casi agua, pero que según vamos bajando va
incrementando su caudal, aunque no deja de ser en ningún momento un pequeño arroyo de
montaña.
En algunos tramos encontramos trazas de sendero, pero que son simples caminos de
paso pateados por el ganado para llegar hasta el arroyo.
En la parte más encajonada del valle tenemos que cruzar en alguna ocasión que otra el
arroyo para buscar las zonas más cómodas de caminar y con menor cantidad de barro y agua.
Saliendo de la estrechura del valle tomamos hacia la derecha por una zona de praderías, más
abierta y despejada, al tiempo que nos vamos separando del arroyo, bordeando una loma a
nuestra derecha para salir finalmente a la carretera, justamente a la altura del puente de Wamba,
donde pocos metros más allá tenemos el coche aparcado.
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GRAFICO DE COTAS DE ALTITUD, DISTANCIAS, HORARIO Y TIEMPOS
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MAPA GENERAL DEL TRAZADO DEL ITINERARIO DE LA RUTA