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Homenaje a Pedro Boschan / Página 1
APdeBA, 18 de diciembre de 2012
PEDRO BOSCHAN
EL ANALISTA, EL PROFESOR, EL AMIGO… SU HISTORIA
Homenaje a Pedro Boschan / Página 2
PEDRO BOSCHAN
EL ANALISTA, EL PROFESOR, EL AMIGO…
SU HISTORIA
Fragmento de "Los niños escondidos. Del Holocausto a Buenos Aires", Diana Wang, Editorial Marea, Buenos Aires 2004
Nací en Ujpest, un suburbio en Budapest, en el seno de una familia judía y agnóstica, pero no atea del todo aunque no eran practicantes. Mi papá tenía tres hermanos varones y cinco mujeres, los cuatro hermanos varones eran socios en una fábrica de zapatos. Mi abuelo había sido zapatero en un pueblito llamado Ada, que está en una zona entre Hungría y Yugoslavia. Entonces mi papá y sus tres hermanos varones fundaron esta fábrica de zapatos, después se asociaron con un hombre que no era de la familia, que era el padre de mi último amigo del colegio primario.
Vivíamos en una casa grande, con un jardín. Recuerdo muy pocas cosas de antes de la guerra. Una de ellas fueron dos escenas de la casa, en una yo tendría tres años y medio y jugando con mi hermana mayor, mojábamos hojas y nos salpicábamos con el agua y en la otra habían dejado una vez una escalera contra un árbol de cerezas, entonces yo me subí por la escalera y desde arriba me caí, la escalera cayó arriba mío, aparentemente me había fracturado el cráneo porque me quedaron los huesos desparejos. Otra cosa que recuerdo fue cuando mi abuelo materno estaba muriendo, que me llevaron a su cama cuando estaba en las últimas horas. No me acuerdo nada de mi abuela materna, que para mi mamá fue un personaje importante. Con nosotros vivían mis abuelos maternos, mis padres, mi hermana de nueve años más que yo y la niñera.
Mi familia directa tenía poca conexión con la comunidad judía. Entre los hermanos de mi papá eran todos socialistas. En casa se cocinaba comida judía, pero con tradición húngara. No recuerdo haber visto a ninguno de mis primos o tíos con la kipá, ni nada por el estilo. Hablábamos en húngaro, no hablábamos en idish.
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(4 a 6 años)
Amigos. Cuando mi madre y yo estábamos a punto de ser embarcados en el tren hacia Auschwitz, accidentalmente se dio una circunstancia el trasbordo entre trenes gracias a la que pudimos escondernos y no ser embarcados. Nos quedamos escondidos y no fuimos descubiertos por los nazis.
Primero fuimos a vivir a lo de un médico amigo de mis viejos que nos internó en un sanatorio para tuberculosos hasta que consiguiéramos todos los papeles falsos. Después fuimos a vivir a un departamento.
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Por épocas vivía con mi mamá, en un tiempo vivimos con amigos, cuando entraron los rusos vivíamos con una amiga de mi mamá, cuando salieron los alemanes estábamos con unos amigos en Budapest y cuando volvió mi papá estábamos solos, pero con gente amiga viviendo en otros departamentos del edificio. Siempre nos protegieron nuestros amigos. Gracias a ellos pudimos sobrevivir.
……………
(6 años)
Mi papá, un desconocido. No recuperamos nuestra verdadera identidad enseguida, debe haber sido al tiempo, porque cuando volvió mi papá, como un mes y medio después de la entrada de los rusos, al llegar él y preguntarme por el apellido de la familia le dije que no conocía a nadie con tal nombre. Supongo que volvió en agosto del 45. Lo recuerdo vestido con camisa de mangas cortas, debía ser verano. Me acuerdo de la escena en la que yo estaba al pie de la escalera y vino este señor, para mí desconocido, que me preguntó si conocía a la familia Boschan. Aleccionado por mi madre para no reconocer ese apellido, respondí que no, que no conocía a nadie que se llamara así. No supe entonces que se trataba de mi padre a quien no podía reconocer porque después de Auschwitz y de los meses pasados en el campo de recuperación, pesaba 38 kilos ya supuestamente recuperado.
Otra vez las clases. Recuerdo que cuando terminó la guerra la cosa se reorganizó bastante rápido. Yo tenía dos primos que cuando volvieron del campo de concentración se anotaron en la universidad y empezaron las clases como si nada. En esa época empecé el primario bastante bien.
Las contabilidades del horror. De mi familia inmediata, mi hermana fue la que no volvió. Mi papá volvió y algunos de mis primos y sobrinos volvieron. De la familia más cercana volvió una proporción bastante grande, de la familia extendida, no. Cuando empezó la guerra éramos 57, y cuando terminó éramos 19. Quedamos más varones que mujeres.
Mi hermana. La certeza de que mi hermana murió no la tuvimos nunca. Cuando terminó la guerra mis viejos la empezaron a hacer buscar, contrataron investigadores privados, pusieron avisos en diarios y ni noticias. Por ahí aparecía un tipo que había visto a una chica con características parecidas. No se supo dónde la habían llevado, se suponía que a Auschwitz, pero nunca se supo bien. Nunca se supo, cuando emigramos de Hungría dejaron armado un dispositivo por si aparecía, pero nunca tuvimos noticias de ella.
Mi mamá tenía la foto de mi hermana en el living. Hasta el día de hoy cada fecha de cumpleaños de mi hermana, mi mamá se enferma. Con mi papá nunca hablamos del asunto, con él era difícil hablar de estos temas. La primera vez que volví a Hungría, en el 87, le comenté a mi mamá que pasaba por Moscú y me pidió que pusiera un aviso en el diario, por si alguien sabía algo de mi hermana. Para ella esto seguía estando vivo. Para mí, en lo consciente no; pero cada tanto, en una época de mi vida, aparecía en algún
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sueño. Había una cosa melancólica que persistía en mí, había un cierto sentimiento de culpa rondando, pero no creo que esté viva.
………..
Desde AMIA. Creo que la bomba de la AMIA tuvo relación con el hecho de asumir mi condición de judío, pero ya el cambio se estaba produciendo desde antes. No sabría decir cuándo o cómo. Cuando empecé a salir con la que después fue mi mujer, empecé a contarle que en la infancia me habían pasado cosas muy jodidas, que había perdido una hermana en la guerra y todo eso. De a poco le iba tirando indicios, con cautela y cuidado iba tanteando lo que ella podía escuchar. Fueron todos pasos en esta recuperación gradual de esa parte de mi historia.
Otro hito pudo haber sido la muerte de mi suegro, fue un personaje importante. Ocupó un lugar paterno que a mi papá me costó darle.
Lo de la AMIA me dio la sensación de que lo que me ocurrió antes podía pasar en cualquier lado, pero eso no fue solo lo que me hizo cambiar. Ya durante la dictadura militar habían pasado cosas.
La dictadura. Durante la dictadura la pasé bastante mal, me echaron del hospital. Cuando empezó yo creía que allí no podría pasar nada porque era una institución tan valorada que no se iban a meter. Eso lo hablé con un amigo una noche y a la mañana siguiente cuando llegué, el director me llamó y me dijo que tenía 25 minutos para buscar mis cosas y abandonar el hospital, que si no lo hacía tendría que llamar a la Policía. Era la orden que le habían dado. Cuando le pregunté la causa me dijo que no tenía información y que lo averiguara en la secretaría. La orden había sido dada por el capitán Ortega desde la Secretaría de Salud de la Municipalidad y decía que las personas que figurábamos en la lista debíamos irnos. Fue un momento durísimo. Fui al servicio no sólo para llevarme mis cosas sino para sacar aquellas que podían ser consideradas incriminatorias. Ese día observé sorprendido que nadie me hablaba, mis compañeros pasaban a mi lado evitando cruzar la mirada conmigo. Pasé por la Asociación Médica del hospital y me dijeron que no podían hacer nada. Me dirigí, entonces, al abogado para hacer el descargo de servicio y me fui, junto con más de treinta personas. Mi conducta aparentemente subversiva había consistido en mi participación gremial en la Asociación Médica y en asambleas y la firma de solicitadas. Eso era todo. Esto fue en enero del 77.
En un primer momento no me avivé, pensé que era terrible pero que era un tema de trabajo. Cuando me fui enterando de la gente que desaparecía me asusté mucho. Todavía no lo había ligado con mi experiencia como judío en Hungría. Un año antes había empezado a trabajar en la Asociación Psicoanalítica y vivía con miedo de que me llevaran. En mi consultorio buscaba vías de escape por si me venían a buscar. Tenía ya a mis dos hijos: Alejandro tenía cuatro años y Ana, dos.
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Escenas de miedo. Recuerdo tres escenas particulares de mucho miedo.
Una noche estábamos cenando en el departamento y vino la muchacha y dijo que dos hombres me buscaban. Cuando fui a ver de qué se trataba era una pavada. Hacía unos años uno de ellos me había vendido un flash, por el cual yo había hecho un reclamo, y como iba a visitar a un amigo que vivía en el mismo edificio, aprovechaba a pasar por casa.
Otra noche yo iba manejando y un tipo que venía con un auto atrás mío me encerró para pasarme. Le grité “hijo de puta” y paró el auto adelante y se bajó con una 45. Era un oficial de Policía que vino a increparme porque lo había insultado.
Otra vez que sentí terror fue cuando al llegar al edificio donde yo atendía vi varios patrulleros detenidos en la puerta. Tuve de nuevo la sensación de que me venían a buscar. Al final todo era por un asalto en el negocio de enfrente.
Conexión con el nazismo. No establecí en aquel momento una conexión con lo sucedido en la guerra. Estaría muy asustado. Eso me llegó los últimos años, a partir del 79 empecé, muy cuidadosamente, a participar de marchas, en asociaciones de asistencia a familiares de desaparecidos. En esa última etapa, por el 81 u 82, empecé a armar ciertas conexiones muy tenues. Cuando asumió Menem me atacó toda la “persecuta” de nuevo: saqué el pasaporte húngaro, revalidé el título en España, mandé plata afuera. Para revalidar el título había que hacer un trámite que se hacía en la justicia electoral, había que sacar un certificado y como mucha gente se iba era complicado hacer el trámite. Para mí el menemismo era una conexión con el nazismo, en ese momento empecé a conectarme con esa historia mía.
Las cosas que tuve que hacer fueron las que tendría que haber hecho mi papá en Hungría.
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ALEJANDRO BOSCHAN
Hijo de Pedro
Estimados amigos,
En nombre de la familia de Pedro quería agradecerles las cálidas palabras que nos han hecho llegar.
Sin intentar abordar aspectos profesionales de la vida de mi padre que serán mucho mejor tratados por amigos y colegas, quería escribir unas líneas.
Si, como dijo alguien, él sigue viviendo en el corazón de aquellos que lo recuerdan, es entonces mi forma de transmitirle algunas cosas que ya le dije, y otras que hubiera querido decirle (o más bien escribirle), pero no pude.
Nació en tiempos muy duros al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Hungría. Su familia fue apresada en el ghetto de Újpest, pero por un golpe de suerte, y gracias al inconmensurable coraje de su madre Lily, pudieron escapar, aunque dejando dolorosamente a su familia atrás. Lily había llevado a Pedro a un lago cercano para mojar su cabeza porque él tenía fiebre. En ese momento llegó el tren que llevaría a los detenidos del ghetto a Auschwitz, interponiéndose entre ellos y los guardias. Aprovechando la oportunidad, Lily hizo que ambos se escondieran en unos juncos, mientras el tren partía llevando al padre y a la hermana de Pedro. Llegada la noche pudieron escapar y comenzaron un largo periplo. Luego de esconderse un tiempo en Hungría con identidades falsas, reencontraron al padre de Pedro y emigraron a Argentina (edad 9 años). En cambio nunca se conoció el paradero de su hermana Lucy, a quien siguieron buscando durante largos años por diferentes medios. Los acontecimientos que relato signaron profunda y definitivamente la vida de mi padre.
En Argentina desarrolló su carrera en medicina (pediatría clínica) y luego realizó un estudio de posgrado en USA. Un tiempo después, de vuelta en Argentina, empezó una larga carrera como psicoanalista. Como médico, como psicoanalista, y como profesor de medicina y psicoanálisis, siempre enfatizó la importancia de la relación entre el médico y el paciente, y enseñó con fervor a escuchar las necesidades, los miedos y los deseos de éste último.
Los últimos meses de su vida fueron muy difíciles, pero estuvo rodeado por su familia y fieles amigos, disfrutando particularmente de sus nietas Uma y Sofía.
Como padre, extrañaremos su calidez y afectuosidad, las conversaciones francas y profundas, su capacidad de disfrutar y compartir los pequeños momentos de la vida. Ya muy enfermo y débil, siguió cuidando de nosotros como siempre hizo.
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Fue un hombre honesto, apasionado por su profesión, siempre leal a sus principios e ideas.
Fue una buena persona y un buen padre.
Un día, ya bajo los efectos de la morfina, un poco confuso, me preguntó qué era lo más importante en la vida. Yo mismo me hago esa pregunta todo el tiempo, pero en este caso no dudé en responder: “que sos un tipo querido, viejo”.
Un investigador rumano me dijo una vez que “Boschán” viene de la expresión para “emigrante” de las lenguas eslavas. No sé si es verdad, pero me gusta creerlo, porque heredé el espíritu viajero de mi padre.
Viejito, a donde sea que viajes esta vez, que encuentres a tu hermana, y que tengas paz.
Te vamos a extrañar mucho.
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ANA BOSCHAN Hija de Pedro
Cada vez que intento sentarme a escribir algo para este homenaje frente a la hoja en
blanco, me quedo bloqueada. Aunque nunca me ha costado mucho expresarme a través
de la escritura. Aunque las letras me contactan mucho con vos. Quizás porque no quisiera
nunca tener que evocarte. Quizás porque no quisiera nunca hacer un homenaje que
conmemore tu ausencia. Tal vez por lo doloroso que me resulta tener que hacerte
presente a través de algún puñado de palabras.
Es que aún cuando estabas enfermo, tu condición de “sobreviviente” nos hacía pensarte
lejano a la muerte, nos hacía creer que podíamos lucharla, que podíamos darle batalla a la
enfermedad. Tal vez porque tu espíritu juvenil, tu alma de niño, tu energía inagotable, tu
vitalidad, nos hacían creer que había aún un largo camino por recorrer juntos.
Por otra parte, al sentarme frente al papel, pensaba: ¿qué voy a decir yo en una
asociación psicoanalítica del viejo, si lo que yo compartía con él y el Pedro que yo conocía
era tan lejano al Pedro psicoanalista? Y pensé que, quizás, lo que podría compartir hoy es
justamente eso: regalar a este homenaje y a este cuadernillo virtual algunas pinceladas
del Pedro papá y abuelo que solo unos pocos de ustedes conocían.
Ese Pedro que cuidó de sus hijos y sus nietas hasta el último momento de vida. Aquel que
cada vez que te veía, te preguntaba “¿qué tal Cuki, vos como estás?” y te miraba de
manera tal, que te decía “te escucho, contame...” y entonces uno no tenía otra opción que
responderle con sinceridad, desde lo más profundo del corazón. Ese que unos meses
antes de morir, mientras comíamos en un bar de la calle Charcas, nos agarró de las manos
a Ale y a mi y nos recordó lo orgulloso que estaba de nosotros. Aquel que el agosto previo
a su convalecencia vino a Barcelona y se paseaba en bici con nosotros de un lado a otro de
la ciudad, se tomaba mojitos de frutilla en un bar de la playa, se revolcaba con su nieta en
la arena, dormía con ella la siesta abrazados en un sofá o se pasaba horas jugando con ella
en la pileta.
Ese, a quien me pasé extrañando y buscando durante este ultimo año. Ese Pedro que
volviendo de su última internación, cantaba “Naranjo en flor” mientras tenía a Sofía en sus
brazos y Uma bailaba disfrazada de flor.
Y en realidad, si tuviera que recordarlo de una única manera hoy, me gustaría recordarlo
así, disfrutando la vida. Y creo que el mejor homenaje que los hijos y los nietos podemos
hacerle es disfrutar de la vida también.
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UMA AMBROS BOSCHAN
Nieta (cinco años)
¡Hola Abuelito!
Te quiero mucho.
Me gustaría que no te mueras, porque me gustaba estar con vos porque podía ver una peli y me gustaba estar con vos porque me comprabas cosas y comíamos juntos y me gustaba estar con vos. Besos, Uma.
Me gustaba estar con vos
Te envío hasta la estrella donde estás, esta payasita y este corazón.
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LIDIA SCALOZUB
Madre de Alejandro y Ana Miembro didacta de APdeBA
REGRESO A LA TIERRA NATAL En busca de su compatriota Ferenczi Pedro nació en Hungría (1939) y llevó esa marca aún cuando llegado a la Argentina, con sus padres a los 9 años, se instaló aquí con el afán de “acriollarse”.
Nunca dejó su lengua materna y ello marcaba con frecuencia cierto acento en el hablar y en el uso de los artículos del castellano.
Avanzó en ese afán de arraigarse, pero allí en esa Hungría natal (o quién sabe dónde cercano) había quedado Lucy, su hermana, una profunda marca de pérdida en su vida.
Con todo ello, siguió el camino que se había trazado, hizo la carrera de Medicina, luego pediatría, pero encontró en el psicoanálisis su vocación y la disciplina que abrazó con pasión.
Tal vez, orientado por “el maestro compatriota”, esas marcas que se guardan en el Inconsciente y afloran con los años, el análisis y señalan un camino.
Eso fue, 1985, partimos con Ale y Ana a Budapest. ¡¡ Primer reencuentro con su pasado!!! Fue duro, fuerte, conmovedor. Allí nos esperaban primos, una “compañerita” de su infancia y mucho frío. Anduvo por rincones intentando reconocer en ellos su pasado infantil en esa tierra. Encontró su barrio y su casa de la infancia de posguerra, se conectó allí con muchos recuerdos.
Y luego decidido a buscar a su compatriota, buscó, preguntó y allí en el estante de una librería lo encontró.
¡¡Sus obras completas!!... que un primo acompañó a buscar y encontrar.
Y las trajo a nuestra vuelta, como un tesoro entre sus manos.
De allí en más, se abrió en él, de la mano de Ferenczi, una nueva guía y camino que recorrió, no sin esfuerzo, para traer a la luz sus ideas actualizadas que se dispuso a difundir en nuestro medio y más allá también, en el nuevo y viejo mundo.
Efecto de ello fue la Conferenczi 2009.
Transitó este camino, pero… luego, se presentó a su vida, otro a transitar, arduo, doloroso, cruel, otra lucha… con esa no pudo.
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PERLA Y FERNANDO SEGAL
Amigos íntimos de Pedro. Compañeros del principio al fin.
Psicoanalistas
PEDRO, NUESTRO AMIGO
¿Cómo hablar de Pedro con esta tan dolorosa sensación de su ausencia y este tan humano
e irreductible anhelo de recuperarlo, y al mismo tiempo sentirlo tan vivo dentro de
nosotros?
La nuestra fue una larga y profunda amistad.
Nos conocimos en APA, al comienzo de la carrera, compartimos los difíciles e intensos
momentos de la escisión institucional, y la creación de APdeBA. Juntos continuamos aquí
nuestra formación. Compartimos los momentos más importantes de nuestras vidas,
dentro y fuera de lo profesional: los buenos y malos sucesos, el crecimiento de los hijos, el
nacimiento de los nietos, con todas sus vicisitudes.
Siempre la relación con él estuvo preñada por el sentimiento profundo de mutua
comprensión. Era la suya una escucha privilegiada, sensible y emocionalmente interesada.
Pudo revertir lo tan siniestro que sufrió en sí mismo, y en su familia por la monstruosa
locura nazi, y pudo ser un fervoroso militante por la elaboración de lo traumático, en su
interior, en su profesión, y en su vida en general.
Estuvimos muy cerca en esta última etapa de su lucha contra la enfermedad, conocimos la
entereza y valentía con que la enfrentó, la generosidad con que se esforzó en acompañar
y mitigar el dolor que percibía en nosotros. Al final, cuando apretábamos su mano en la
nuestra, diciéndole cuanto lo queríamos, y cuanto deseábamos que ese camino tan cruel
se pudiera revertir, él nos respondía con su agradecido “se siente”.
No lo despedimos, lo guardamos amorosamente dentro de nosotros. Nos queda la
relación con sus hijos y sus nietos, como un maravilloso legado: tener cerca de nosotros lo
que él más amó.
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MIGUEL LEIVI
Presidente de APdeBA
EVOCACIÓN DE PEDRO BOSCHAN
Evocar a Pedro al cumplirse un año de su partida, reunir a todos quienes lo conocieron, quienes lo quisieron, quienes lo valoraron, quienes sienten hasta hoy el dolor de su ausencia, constituye una necesidad que resulta muy sentida y muy convocante para muchos colegas y amigos.
Mucha gente, de nuestra institución y de otras instituciones, de nuestro país y de otros lugares del mundo, ha respondido, ya sea ofreciendo su colaboración, participando personalmente o enviando textos recordatorios que reflejan las múltiples facetas del querido compañero y amigo que hemos perdido. Sólo por destacar algunas de esas facetas, las más ligadas a su desempeño profesional e institucional: integrante de APdeBA desde su fundación, donde ocupó muy diversos lugares y desempeñó multiplicidad de funciones, siempre comprometido con la institución y con sus tareas; impulsor desde el principio de la idea que dio forma al actual Instituto Universitario de Salud Mental, que contribuyó con su trabajo y dedicación a constituir y a dirigir en sus comienzos; apasionado docente universitario, tanto en nuestro IUSAM como previamente en otras universidades; pediatra, psicoanalista, destacado estudioso de la obra de su compatriota Sándor Ferenczi, que contribuyó como pocos a revalorizar en los últimos años.
Todo ello sin contar el plano de sus afectos, de sus amistades, de sus características personales que lo hacían un tipo cálido y apreciable, amigo querido de tanta gente.
La magnitud de la respuesta a esta convocatoria brinda sin dudas una medida valedera de la dimensión de la pérdida que representa para todos, para nuestra institución y para cada uno de sus integrantes, la ausencia de nuestro querido colega y amigo.
Evocarlo conjuntamente es la expresión del anhelo de materializar su presencia entre nosotros, compartiendo los recuerdos que ha dejado en todos.
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ALFREDO PAINCEIRA
Miembro didacta de APdeBA
Director del Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM)
Al cumplirse el primer aniversario de la muerte del Doctor Pedro Boschan, el Instituto
Universitario de Salud Mental del cual formó parte desde los inicios, le quiere rendir un
justo homenaje.
Pedro participó de un proyecto que pocos en APdeBA veían como viable… la creación de
un instituto universitario que lograra el reconocimiento por parte del ministerio, de la
formación psicoanalítica con todas las exigencias que APdeBA imponía en cumplimiento
de los estándares de la IPA…
Estuvo dentro de ese grupo pionero, que logró el milagro de obtener una acreditación
global y provisoria para todas las carreras, incluida la de especialización en psicoanálisis,
de la cual fue el primer director.
Se inició entonces un tarea trabajosa y difícil, en la cual contó con menos colaboración de
la necesaria y con muy escasos recursos… pese a eso lideró al grupo que debió elaborar el
listado de materias y los programas, que permitieron el milagro que el ministerio y la
CONEAU aceptaran como condición de la carrera, el trípode de la formación, al cual
renunciaron las otras instituciones que hicieron convenios con otras universidades.
Ocupó un lugar difícil en el cual debió soportar presiones encontradas, las exigencias del
ministerio, las exigencias de la CONEAU y las de la población de nuestra institución.
Concluido su mandato, empleó toda su capacidad y sus energías en el rescate y
revalorización de la obra de su compatriota Sándor Ferenczi, culminando su esfuerzo en la
organización del brillante Congreso Internacional de Buenos Aires, cuyos trabajos gracias a
Pedro pueden ser consultados por todos en el libro que él recopiló y publicó…
Ese fue quizás el último aporte que ha dejado a la posteridad, junto con su recuerdo y la
estela de sus ideas, que siempre exponía con meridiana claridad.
Rescato para terminar una anécdota de los comienzos de su formación, en el primer
congreso de FEPAL realizado en Buenos Aires, con el sugestivo seudónimo de Simbad…
ganó el premio al mejor trabajo presentado.
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Revisé el cuento de Simbad y me encontré que era el seudónimo para Pedro… enclavado
en las mil y una noches aparecía el psicoanálisis, la escucha, el encuadre y el pago.
Simbad el cargador tenía una vida azarosa, hasta que un día sus quejas son escuchadas…
el viejo habitante de una hermosa casa lo invita a cenar y al cabo de la cena se presenta
como Simbad el marino… e inicia el relato de sus aventuras… Simbad el cargador escucha
con atención… al cabo de cada relato le paga cien monedas de oro y le pide que vuelva al
día siguiente… cuando termina el relato le ofrece quedarse a vivir allí…
Quizás Simbad el marino arrojado a sus aventuras que necesita relatar y Simbad el
cargador escuchando con atención, compartiendo y recibiendo un pago por ello…instalan
el psicoanálisis en Bagdad… en el corazón de las mil y una noches… y Simbad, se
transformó de cargador en psicoanalista…
¡Pedro supo elegir el seudónimo!
Homenaje a Pedro Boschan / Página 15
ABEL FAINSTEIN
Presidente de FEPAL
Tuvimos con Pedro una relación de afecto y respeto que siento era mutuo. Tanto en oportunidad del Conferencia Ferenczi en Buenos Aires como de los Congresos Internacionales que me tocó programar, pude sentir el profundo interés que tenía por las actividades relacionadas con Ferenczi. Cada diálogo con él a propósito de sus propuestas era afectuoso y colaborador, buscando siempre facilitar las cosas.
Soy testigo también del cariño y respeto que merecían su persona y su pensamiento en la comunidad local e internacional. Este homenaje es expresión de ello, así como del emocionado sentir de sus hijos y de muchos amigos que hoy lo extrañan.
Hoy, como Presidente de FEPAL, quisiera recordar de esta manera a Pedro y transmitir mi saludo y el de la comunidad psicoanalítica latinoamericana a todos ellos.
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DIANA ALTMAN
Miembro didacta de APdeBA
CARTA A PEDRO
Me imaginé un momento cualquiera, me imaginé un momento hablando con vos, me imaginé tu “Hola pibita, ¿qué tal lo tuyo?”, esa forma de hablar, muy clara, a veces medio rea, el copete que ponías antes de expresar lo que querías decir, como en los artículos de los diarios… ¿palabras usuales?: esa mina, el tipo, ese pibito… el laburo…
Comunicabas lo que pensabas sin eufemismos, tenías una manera muy directa, a veces dura, de poner límites, muchas veces podías poner la pregunta justa sobre una acción, o una opinión… te agradezco, creabas la tensión suficiente para invitar a pensar, para que se arme la polémica que a veces estaba encubierta dentro de lo “políticamente correcto”… Había una sagacidad muy tuya, no solo cuando hablábamos de los pacientes, sino también cuando debíamos encarar nuestras diferencias… Fuiste honesto conmigo y eso posibilitó la sinceridad. Es cierto, pienso, yo también fui honesta…
Nos conocimos trabajando, había que armar cursos sobre psicosomática, un convenio con la Facultad de Medicina de la UBA. Ambos teníamos un pasado comprometido con la experiencia muy intensa que da el paso por la vida hospitalaria. Luego, la vida en APdeBA, las clases que dimos, las comisiones que compartimos, la CD, la mesa directiva del Instituto, mientras el IUSAM se estaba creando. Expectativa, ilusión, temores, muchas ganas, muchas discusiones, la parte que vos pusiste en ese esfuerzo de los apdebianos y sus dirigentes… no nos imaginábamos la forma que iba a adquirir ese proyecto… y sus complicaciones. Pero, ¿era posible, siendo personas, que no fuera así?
Quizás el tiempo de la vida de cada uno, que conjugó alegrías grandes, tristezas inevitables, miedos… La última vez que nos vimos, fue poco después de la muerte del querido Isidoro, vos tenías los ojos con lágrimas… te pregunté “…y sí, ¿qué querés?, un tipo con el que vengo jugando todas las semanas al tenis”…y sí, ¿qué querés, Pedro, un tipo como vos, que podía llorar?… Eso también recuerdo de vos. Llorabas por él, por vos… Ahora nos toca a nosotros pensarte… Conmovernos…
¿Tenías defectos? Si, muchos, como todos. Pero eras un tipo cabal. Eso recuerdo en este encuentro imaginario con vos…
Termino con lo que recuerdo del Poeta, Manrique: “velar se debe la vida de tal suerte, que vida quede en la muerte…”
Un recuerdo para Ángela, tu compañera,
Chau Pedro, Chau. Diana, con mucho cariño.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 17
SAMUEL ARBISER
Miembro didacta de APdeBA
Pedro Boschan: compañero de la Comisión Directiva, contrincante de tenis e interlocutor válido.
Participamos juntos a principios de la década del noventa del siglo anterior en la Comisión Directiva que presidía el recordado y querido Guillermo Fershtut. Pedro, como Secretario Científico, tuvo una actuación sobresaliente y eficaz, tanto en prestigiar la actividad científica de la Institución como en su generoso afán en extender el psicoanálisis. Le debemos la posibilidad de nutrirnos con un amplio abanico de paradigmas y la recuperación actualizada del pensamiento de Ferenczi. Pero donde más lo recuerdo era en sus intervenciones. Éstas siempre eran oportunas y las presidía esa singular y aguda capacidad que tenía en discriminar y deslindar los problemas propios de la gestión, que en “bruto” parecían inabordables: sus palabras ordenaban las ideas y nos permitía saber qué estábamos discutiendo.
Ya a principios de nuestro siglo nos encontrábamos frecuentemente en el court de tenis. Él era un contrincante aguerrido y correcto; teníamos la recompensa del “tercer tiempo”, donde café y “coca” mediante, hablábamos de psicoanálisis y nuestras historias. La de él era una apasionante odisea de superación de la adversidad de la postguerra y la inmigración. Superación que no se conformó con la cómoda supervivencia sino con una vida lograda y de excelencia.
Su lucidez de pensamiento me llevó en ocasiones a discusiones tête a tête teóricas y de la práctica psicoanalítica. Para mí era uno de los interlocutores válidos que obligan a la reflexión. Es así que se tomó el trabajo de discutir en un intercambio de mails mi trabajo “Psiquis y cultura”, que me obligó a una esmerada respuesta punto por punto de sus agudos cuestionamientos.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 18
VALENTÍN BARENBLIT
Miembro honorario de APdeBA
Muy estimado Presidente de APdeBA
Dr. Miguel Leivi
Desde Barcelona, les hago llegar mi más sincero y solidario mensaje de adhesión, con motivo del homenaje que se realizará en APdeBA al Dr. Pedro Boschan.
Con mi profundo pesar por su fallecimiento y mi gran reconocimiento por su excelente trayectoria personal y profesional.
Reciban un muy afectuoso saludo para ti y los colegas y amigos que constituyen los miembros componentes de APdeBA.
LILIANA BARLETTA
Miembro de APdeBA
Querido Pedro: Seguiré extrañando tu ausencia, admirando tu fortaleza frente a tu penosa historia, tu tesón en la apertura de caminos para rescatar pioneros del psicoanálisis, como Sándor Ferenczi, tus agudas observaciones institucionales, tus aportes conceptuales, tu entereza frente a la enfermedad y tus valiosas cualidades personales.
Te recordaré con el cariño de siempre y te digo otra vez, chau Pedro...
Homenaje a Pedro Boschan / Página 19
FRANCO BORGOGNO
Analista Didáctico y Supervisor de la Società Psicoanalitica Italiana (SPI)
IN REMEMBERANCE OF PEDRO BOSCHAN
Pedro was one of the most important companions of the Ferenczi Renaissance. Always he
participated to the International Sándor Ferenczi Conferences and three years ago he was
the Chair of the beautiful Ferenczi Conference in Buenos Aires.
I met him for the first time in Madrid in 1997 and from that moment on (I found his
presentation in Madrid very creative) we have continuously been in contact for friendship
reasons (also between our wives Angela and Mariella, and my daughter Francesca) and for
psychoanalytic interests in Turin, in Buenos Aires and in all the Sándor Ferenczi
Conferences and IPA Congresses. On this last regard we have not only supported together
the legacy of Ferenczi, but we have also worked in close contact within the IPA, both in
the organization of panels at the International IPA Congresses and in the IPA
Psychoanalysis and University Committee, chaired by myself and co-chaired by Pedro for
the South American Region.
Our last meeting was in Mexico City during the IPA Congress in August 2011. There we had
our reciprocal adieu in a very painful situation: we met for discussing our common future
projects but, during our conversation, he started to feel very bad and could not move
anymore. So I offered him my hotel room for resting, I accompanied him to the room and
we talked for half an hour in a way that I clearly preconsciously understood that he knew
that he was near to die. Then he asked me to let him alone, saying something of a last
goodbye, and I went away very sad and worried, imagining how difficult it would have
been his flight back home.
After his death I met Angela in Budapest at the Ferenczi Conference, but she also died as
soon as she returned to Buenos Aires, and then – a more alive thing – I met her daughter
Ana, her husband and their daughter Uma in my country house in Busca: a very nice
family; and I also talked through e-mail to Pedro’s son Alejandro.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 20
CLAUDIA BREGAZZI
Miembro didacta de APdeBA
¡¡Hola Pedro!! ¿Te acordás de la última vez que nos vimos, en México? Fuimos a cenar a tu hotel, tuviste la deferencia de acompañarme de vuelta al mío, a 4 cuadras, porque yo estaba con la “paranoia mexicana”. Te habías cambiado de habitación a una con jacuzzi, para mitigar los dolores que ya te acosaban. Te aconsejé que volvieras en primera… ninguno de los dos mencionaba “eso” que te estaba pasando. Eso que te tenía dolorido, pálido… casi no te reconocí en el aeropuerto. Fue una cena linda, de rencuentro… no imaginé que también de despedida.
Te fue muy bien en México, tuviste tu lugar merecido. Así como fue merecido tu título de Doctor en Medicina, obtenido un año atrás, que compartiste un poco conmigo al estimularme para cursar el doctorado a mi vez. Hermosa fue la presentación del libro sobre el Congreso de Ferenczi que organizaste. Me pone contenta pensar que en el último tiempo seguiste logrando cosas importantes
Comencé a supervisar con Pedro en el 2000, al intensificar mi práctica psicoanalítica con niños y adolescentes. Me fue siempre muy útil su aporte, tanto desde el punto de vista psicoanalítico como psiquiátrico e “institucional”. Como comenté verbalmente en un mini homenaje que le hicimos en un ateneo a los dos días de su muerte, sus ideas en la supervisión estaban atravesadas por la trinchera de la medicina pública, fundamentalmente por su experiencia en el Hospital de Niños. Pedro era afable y comprensivo. Tenía algo cotidiano, familiar, poco acartonado. Siempre me ofreció su ayuda desinteresada en algunos momentos difíciles de mi profesión y de mi vida personal. Por eso y por todo lo que aprendí con él le pedí me entregara el Premio Elena Evelson, que obtuve en el 2003. Como justa retribución por lo que él a su vez me había dado.
¿Te acordás de cuando compartimos reuniones en Comisión Directiva, hace muchos años, siendo vos Secretario de Extensión y yo una vocal nuevita? Siempre tenías algún chiste para ejemplificar alguna situación. Viniste a supervisar interconsultas al Hospital donde trabajo… Siempre te ofrecías, siempre te involucrabas… Viniste a cenar a mi casa, un par de veces, con Ángela… a quien también recuerdo hoy con cariño y tristeza. Eras amable, Pedro, “digno de ser amado”, porque creo que el amor teñía tus acciones. A pesar de algunas mínimas diferencias coyunturales, que no tuvieron mucho peso a la hora de sopesar los vínculos profundos.
Se me cruzan muchas imágenes, Pedro: vos hablando en los simposium cuando yo acababa de empezar la formación; vos formando parte de un panel en la Conferencia interregional de la IPA en Buenos Aires… Coordinando el primer ateneo que presenté en la institución…aceptando formar parte del coloquio cuando aspiré a la función didáctica… enviándome aportes personales luego de ateneos y presentaciones… estimulándome para
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presentar un taller con la gente del hospital en unas jornadas de Niños y Adolescentes. Según me contaron, también poniéndote contento, siendo Director de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis, cuando obtuve mi primer cargo de Profesora Titular del IUSAM.
Se me cruza mucha historia, y siempre estás vos en algún lugar. Se me cruza un velo sobre los ojos y un pesar en el alma… hubiera sido lindo tenerte un poco más. Pero dejaste huella Pedro, dejaste congoja colectiva… dejaste admiración por lo que se puede hacer en la vida a pesar de que el comienzo –intuyo, porque nunca lo hablamos- haya estado tan cerca de la muerte.
Hasta la estrella donde estés, te mando un beso. Claudia.
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LUIS J. MARTÍN CABRÉ
Presidente de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM)
Quiero sumarme a todos aquellos que quieren rendir un homenaje y mantener vivo el recuerdo de quien fue un excelente analista y una inmejorable persona.
Desde Madrid quiero transmitirles que Pedro ha representado para mí un colega extraordinario, un compañero de viaje inigualable en la “aventura” de recuperar el pensamiento ferencziano y un entrañable amigo y hermano.
Le conocí en Sao Paulo en un congreso en el lejano 1997 y desde entonces mantuvimos una amistad profunda y muy sentida. Cuando organizamos el Congreso de Ferenczi en Madrid en febrero de 1998, él estaba alojado en mi casa y falleció mi padre. Nunca podré olvidar la presencia, el calor, el apoyo fraterno que Pedro me brindó. El Congreso salió adelante pero lo más importante es que apareció en mi vida un hermano auténtico que nunca ya dejó de estar presente en el mundo de mis afectos. Después siguió la vida, los encuentros, viajes míos a Buenos Aires, viajes de él a Madrid, Budapest, Chicago, y el último en el que coincidimos, México donde ya no se sentía muy bien.
Hubo un triste epílogo aún. En Budapest, el pasado mes de junio, en el contexto del último congreso Ferenczi, se hizo un homenaje a Pedro. Yo hice lo imposible para convencer a Ángela de asistir al mismo. Antes de viajar a Hungría, ella pasó unos días en mi casa y la tuvimos con nosotros como parte de nuestra propia familia. A la vuelta a Buenos Aires, ella decidió reunirse con Pedro. Fue muy triste, pero al tiempo tuve la impresión de que en esas últimas experiencias quedó condesado todo el afecto inquebrantable que nos unía. Este mismo afecto lo querría a extender a todos ustedes, colegas y amigos de APdeBA, con algunos de los cuales me unen también grandes lazos de cariño, y a todos los familiares y amigos en general, reservando un lugar muy especial y un abrazo muy entrañable para Ana, su hija a quien profeso también un inmenso cariño.
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VALERIA CORBELLA
Miembro de APdeBA
PALABRAS PARA UN ADIOS
10 de Noviembre, 2011
Pedro querido:
Dudé mucho en escribirte y eso habla de que hay reglas inútiles que aún me atan. Mi
analista me ha ayudado a soltar cadenas inconsistentes y finalmente te estoy escribiendo.
Me dijeron que estabas mal. Luego me comentaron que te estabas recuperando. Hoy me
pararon para decirme que estás muy mal. Hoy te escribo. No sé que escribirte, casi que
pienso que todo lo que podía decirte ya estaba dicho. Claro está que no es así. Si escribo
es porque siguen habiendo cosas para decir. Frente a la noticia, me inundó un sabor
amargo en la boca y un recuerdo, el verte en un sanatorio. Recuerdo mi pregunta ¿estás
enfermo? Y esas palabras me volvieron a hacer eco. Quizás ya lo estabas y decidiste callar.
Si fue así, hoy te lo agradezco. No era momento de entendimientos. Mi analista me
enseño a comprender que hay tiempos adecuados para decir verdades.
Simplemente te escribo. Simplemente te agradezco.
Profundos valores por la condición humana me has transmitido sin decir palabra alguna.
Transmisión que en vos va más allá de la palabra. Mi analista me ayudó a ver que la
palabra es limitada, aunque discutíamos en ese punto. Recuerdo una taxativa afirmación:
¡la interpretación no cura! Sigo pensando lo mismo.
Honestidad, valor y calidez. Tres condiciones que te delataban. No hay palabras que las
validen, solo se denuncian siendo. Mi analista me enseñó mucho acerca de esas
condiciones, además de enseñarme a tolerar cuando ellas brillan por su ausencia.
Una gran capacidad de albergar el dolor humano. Por momentos pensaba que eras un
continente inagotable. ¡Cuantas broncas llevé a mi analista por las desilusiones en esta
materia! Un largo trabajo juntos como para comprender que no todos los analistas
cuentan con esa capacidad.
Veo que mi analista se parece mucho a tu persona. Eso también lo transmitiste. No había
grandes diferencias entre el psicoanalista y la persona. Pero mi analista me ayudó a
tolerar las incoherencias de algunos.
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Te agradezco el amor y la pasión por el psicoanálisis. Sólo vos podías transmitirlo como lo
hiciste. Sin enseñanzas magistrales, sin adoctrinamientos. Tan solo siéndolo.
La pregunta grita y me duele ¿es ésta una despedida? Palabra cruel si las hay y más
cuando la experiencia ha sido tatuada en la piel. Sabés de qué te hablo. Para ese dolor, no
hay remedio. Los dos lo sabemos. El psicoanálisis no da una solución, simplemente ayuda
a transcurrirlo. ¿Recordás cuando me preguntaste como terminaba el mito de Pandora?
Hoy me encuentro haciendo eso mismo cuando a alguien se le agota la esperanza. El final
solo llega cuando tiene que llegar, ni un segundo antes, ni un segundo después. También
mi analista me enseño a atravesar el final de un proceso. Lo que queda es gratitud y
mucho afecto.
Con un profundo cariño
Valeria
28 de Noviembre, 2012
Esta es la carta que le dejé a Pedro unos pocos días antes de que muriera. Sé que le hizo
bien. Sé que me hizo bien. Volver sobre estas palabras, después de un año, provoca esa
tristeza que nunca se apaga pero también un grato recuerdo.
Pedro fue alguien muy querido, aun siendo desconocido para mí. Conocí algo de su
historia cuando ya no estaba. Un amigo me la relató. Y ahí fue más grande aún.
Pedro ha sido una de esas personas que no se olvidan y en ciertos momentos de mi vida,
me encuentro mirando para arriba y, mezcla de nostalgia con tristeza, digo “¡Ay! Pedro
querido”.
¿Quién fue Pedro? Fue un gran maestro pero sin la pomposidad con que a veces se
entiende ese lugar. Me ha enseñado a ser psicoanalista pero ante todo me enseñó a ser
mejor persona. ¡De ahí mi deformación profesional, o personal, de entender que lo uno
no va disociado de lo otro!
Seis años transitando juntos un camino. Camino nada sencillo, cargado de dolor pero en
donde su presencia era un bálsamo que reparaba pacientemente heridas. Seis años…un
tiempo en la vida de cualquiera.
Un vínculo muy especial nos unía. Vínculo imposible de definir en palabras. Solo sé que
cuando necesitaba reírme, allí estaba él. Cuando necesitaba un abrazo, él era de los que
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podían darlo. Sabía entender cuando callar así también cuando hablar. Supo tolerar gritos
así también como supo levantar la voz cuando era el momento oportuno.
Podría decir que lloré, que me reí y que me avergoncé. También odié y también amé.
Podría decir lo que nos unía tenía la marca de aquello que se vive intensa y creativamente.
Cuando me veo del otro lado, puedo reconocer que algunas “técnicas personales” tienen
el “sello Pedro”. Él sabía cómo jugar en sesión.
Me pregunto qué tenía de especial y distinta la relación que nos unía. Ensayo una
respuesta: lo especial estaba en lo sencillo. El vínculo que tenia con Pedro tenía la sencillez
de lo humano. Era un vínculo humano teñido con todas las grandezas y las miserias que
cualquier humanidad puede tener. Allí radica la complejidad y excepcionalidad. Será por
eso que Pedro sigue siendo Pedro más allá de los honores, más allá de los cargos.
Analista y persona se me confunden por momentos. Y es que, entonces, tengo casi la
seguridad de que sin conocerlo lo conocí demasiado.
Hay personas que no mueren. Esas personas tienen una gran capacidad de trascender.
Trascienden por lo que han sido. Peter, como lo llamaba de entrecasa, ha sido un gran
tipo.
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CARMEN CRESPO
Miembro titular de APdeBA
Hasta hoy, con Pedro solo había tenido contactos agradables, aunque esporádicos. Fue
profesor del taller clínico en el cuarto año de seminarios. Recurrí a él cuando estaba
empezando a pensar mi trabajo de titular, sobre trauma, y recuerdo la generosidad con la
que me brindó bibliografía y el estimulo en su elaboración. Corrigió minuciosamente mis
borradores y gracias a él descubrí a Ferenczi, un autor que desde entonces no ha dejado
de sorprenderme. El contacto con Pedro siempre me resultó muy cálido y era muy lindo
coincidir en APdeBA con él; sabía saludar de un modo que trasmitía alegría de verte.
Mi gran encuentro con Pedro, sin embargo, es mucho más reciente, trabajando en la
organización de este homenaje que es al mismo tiempo el cierre de un período de cuatro
años en los que formado parte de la Comisión Directiva de APdeBA. Ha sido muy
emocionante conectar, a través del recuerdo de sus hijos, sus colegas y sus amigos, con el
cariño que despertaba, con la riqueza de matices de su personalidad y con su inteligencia
y capacidad de trabajo en distintos ámbitos. Desde lo personal me da mucha pena que ya
no esté con nosotros, junto con un sentimiento de nostalgia por no poder interactuar ya
más con él.
Supe, algunos años atrás, de los dolores impensables de su historia. Es curioso, pero me
resulta muy difícil conectar tanto dolor con la imagen tan vital que tengo de él. Sin duda,
Pedro perteneció a ese tipo de seres humanos con una capacidad de superación de
aquellos acontecimientos tremendos que a algunos les toca vivir. Debe ser por eso que
durante toda la preparación del homenaje tuve la vivencia de trabajar no solo para
recordar su ausencia, sino para celebrar, entre todos, su presencia en nuestra memoria y
nuestros afectos.
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NERI DAURELLA de NADAL
Miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis (SEP)
Nacido en Budapest el 4 de septiembre de 1939, era niño en tiempos de la Shoá en su Hungría natal y llegó a Argentina a los nueve años con sus padres, supervivientes del ghetto y de los campos de concentración. Estudió en la Universidad de Buenos Aires donde se licenciaría en Medicina en 1963. Se formó como pediatra en el Hospital de Niños de Buenos Aires y, posteriormente, se especializó en psicosomática infantil en la State University de Nueva York.
Al volver a Buenos Aires, se formó como psicoanalista en APDEBA (Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires), sociedad perteneciente a la IPA de la que llegó a ser
miembro titular en función didáctica.Muy interesado en la formación psicológica de los médicos, fue profesor adjunto en la cátedra de Salud Mental de la Facultad de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, y formó parte del equipo que puso en marcha una experiencia inédita de colaboración psicoanálisis-medicina llamada IUSAM (Instituto Universitario de Salud Mental de APDEBA), llegando a ser el primer director de la carrera de Especialización en Psicoanálisis de dicho instituto universitario.
En el 2006 por acuerdo de la IPA y de la FEPAL (Federación de Psicoanálisis de América Latina), se crea el ILAP (Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis), y Pedro Boschan fue el primer director de seminarios de este instituto.
Especialmente interesado por el pensamiento de su compatriota Sándor Ferenczi y profundo estudioso de su obra, organizó la 7ª Conferencia Internacional Sándor Ferenczi que se celebraría en Buenos Aires en octubre de 2009, con el imaginativo nombre de Conferenczi09, y con el título de Introyección, Transferencia y el Analista en el mundo de hoy.
En Barcelona hemos tenido el placer de escucharle en dos ocasiones:
- En febrero de 2008 participó en las primeras Jornadas de Formación Integral en Salud tituladas ¿Bioingeniería o medicina?, organizadas por el IES (Institut d’Estudis de la Salut), la FCCSM (Fundació Congrés Català de Salut Mental), la CAMFIC (Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària) y Cosmocaixa, con una ponencia titulada ¿Formación o deformación?, en la que nos transmitió su saber acumulado tras tantos años de experiencia en la formación de médicos en cuestiones de salud mental.
- En febrero de 2010 pronunció una conferencia en la Sociedad Española de Psicoanálisis sobre Ferenczi y la clínica psicoanalítica de hoy, en la que nos ayudó a calibrar la vigencia del pensamiento de un psicoanalista que, tras muchos años de olvido, ha resultado fundamental para comprender conceptos actuales como la transmisión transgeneracional
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de lo traumático y la función terapéutica y preventiva del psicoanálisis para luchar contra la repetición destructiva, tanto a nivel individual como social.
Queremos expresar desde la SEP nuestro pesar por su fallecimiento, y agradecer su aportación tanto a nivel intelectual como humano.
¡Muchas gracias, Pedro-Péter!
Post scriptum: Quisiera añadir la fuente del doble apelativo con que terminé este obituario en su día (Pedro-Peter). Peter era el nombre con el que se dirigía a él su mujer, Ángela Conejero, y a mí me parecía entrañable, por lo que tenía de reconocer sus orígenes y su identidad. Tuve la oportunidad de coincidir con ellos varias veces, en Barcelona y en diversos congresos por el mundo. También tuve una conversación muy emotiva con Ángela, ya viuda, en Barcelona. Ella venía de asistir al homenaje que le habían hecho a él en el Congreso Ferenczi de Budapest. ¡Demasiadas emociones! Ángela moriría a su vez quince días después, repentinamente.
De su paso por Barcelona queda su aportación a un libro que acaba de publicarse (fruto de las jornadas en las que él participó): "¿Bioingeniería o medicina? El futuro de la medicina y la formación de los médicos" (Barcelona, 2012), del que somos compiladores Jorge L. Tizón, Xavier Cleríes y yo misma.
Y, last but not least, quedan unos hijos y unos nietos que estamos muy contentos de tener entre nosotros.
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OSCAR ALFREDO ELVIRA (APdeBA)
Miembro didacta de APdeBA
Recordando a Pedro Boschan
Al evocar mi vínculo de aproximadamente dos décadas con Pedro Boschan, no puedo
dejar de trasmitir la extrañeza y cercanía que su persona me trasmitía por momentos. He
pensado que en ella se sintetizaba su lugar de origen, que lo marcó de una forma
indeleble.
Había nacido a orillas del Danubio, en un lugar que los celtas habían llamado Ak-ink (“Agua
rica”), lugar de tránsito entre Oriente y Occidente. Se suele decir que luego en el siglo IX la
habrían de denominar Budapest, por el emperador Carlomagno, y fue edificada en las dos
márgenes de ese río que atraviesa gran parte del territorio europeo. Se presume que este
nombre procede de uno de sus pueblos componentes, ubicado en una de sus orillas. Es un
nombre compuesto por: Buda que significa “horno”, “pequeña casa”, “choza” y, Pest que
significa “cueva”. Está unida por puentes, uno de ellos se destaca como el puente colgante
de las cadenas.
A mi entender, Pedro era eso, de su interior manaba agua rica, la dejaba deslizar en sus
vínculos, la que se horneaba en su “horno mental”, desde donde fluía como de una cueva,
siempre dispuesto a emprender tareas científicas y apasionarse por el devenir cultural y
social de los pueblos.
Con el tiempo supe por versiones de quienes más lo conocían, que tempranamente en su
Budapest natal, había sufrido una experiencia terrorífica como fue la llegada del nazismo,
con su devastación y muerte de lo diferente en su Budapest natal y como allí perdió una
parte de su familia. Jamás presumió de víctima, supo transformar aquel episodio, en
lucha, compromiso y coraje para investigar la destructividad humana.
En el campo de lo científico compartimos las reuniones del departamento de
Psicosomática de APdeBA que dirigía César Forster. Lo invité a dictar una conferencia en el
Hospital Español de la ciudad de Buenos, en el Equipo de Psicosomática, allí disertó sobre
la Hipocondría. Participó como panelista y en trabajos libres en varias de las Jornadas de
Psicosomática de dicha institución. Cuando presidí la Comisión de Hospitales de APdeBA,
nos acompañó como expositor en las Jornadas que supimos realizar en aquellos
convulsionados días de fines y principio de siglo. Fue discutidor, en una de mis
participaciones en los ateneos científicos de APdeBA sobre el pensamiento de Ferenczi.
Participó como Docente Invitado, en mi cátedra de la Universidad del Salvador
Homenaje a Pedro Boschan / Página 30
Estructuración de la Subjetividad, donde dictó una clase magistral sobre Sándor Ferenczi y
la vigencia de su obra, el final de su exposición fue coronada con un cálido y prolongado
aplauso por parte de los alumnos, que supieron y percibieron el saber de Pedro, sobre el
gran psicoanalista húngaro. Me cupo acompañarlo, gracias a su convocatoria y de Beatríz
Corti, junto a grandes amigos como Ana María Giner, Daniel Tosso, Liliana Baretta, Narciso
Notrica, Marcos Tabacznik, Mabel Cambero. Alberto Trimboli y Silvia Raggi. Allí fundamos
la Asociación Sandor Ferenczi (ASAFER).
Deseo rescatar el Congreso Internacional que le tocó presidir y donde hizo gala de su
capacidad de convocatoria de orden mundial, nos visitaron científicos de gran parte de
Europa, América Central, Sur y del Norte. Los cuales durante tres días engalanaron a
nuestra institución APdeBA. Allí fue a mí entender una de sus despedidas dónde mostró la
inmensa importancia de su saber y capacidad de convocatoria. La otra despedida fue la
publicación en la Editorial Letra Viva, del libro que compiló sobre esa experiencia científica
“Sándor Ferenczi y el Psicoanálisis del Siglo XXI” (2011), del que participé con uno de sus
capítulos. Libro que fue presentado en nuestra institución por Horacio Etchegoyen y
Bruno Winograd.
Un párrafo especial para la ceremonia de graduación en la Facultad de Medicina de
Buenos Aires, cuando se graduó como Doctor en Medicina. Allí supimos acompañarlo
desde una de las gradas, todos aquellos que mucho lo queríamos y que reconocíamos que
a pesar de la enfermedad física que padecía seguía produciendo. Allí el originario de la
tierra de gitanos, judíos, turcos, eslavos y húngaros, se graduaba con la máxima distinción
en esta generosa tierra que lo supo guarecer y contener.
Compartimos mensualmente un grupo de cine y debate, con Pedro y todo un grupo
integrado por su compañera Angela, Beatríz Corti, Elba y Félix Schuster, Ana María Giner,
Daniel Tosso, Oscar Del Bono, Ana Cabud, Carlos Kaplan y otros, de un grupo de cine a lo
largo de aproximadamente una década.
Vaya este recuerdo, al que hago extensivo a Lidia Scalozub, sus hijos, Perla y Fernando
Segal, por haber compartido tantos buenos momentos a lo largo de este vínculo con el
discípulo y vizir de Ferenczi, Pedro Boschan. Hasta siempre.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 31
CÉSAR N. FORSTER
Miembro didacta de APdeBA
Siempre me causó gran simpatía y reconocimiento la disposición de ciertas personas para
superar adversidades, algunas inimaginables y también superar duelos significativos que la
vida les presenta
Personas que han padecido emigraciones sin poseer el recurso del conocimiento del
idioma del país donde llegan y a pesar de todo ello se adaptan inscribiéndose en el nuevo
medio donde crecen y se desarrollan lentamente hasta convertirse en un igual a la gente
del lugar y a partir de esa paridad comienzan a desarrollarse de un modo tal que pronto se
destacarán y ocuparán un lugar de liderazgo.
Pedro encajaba perfectamente en esta descripción.
En lo científico y académico lo que realizó es de conocimiento de todos nosotros que
tuvimos la suerte de ser compañeros de ruta de tramos significativos de su devenir, a mí
me toco compartir con Pedro muchas tareas.
Con él y Héctor Ferrari en representación de APdeBA, acompañados por numerosos
colegas de otras Instituciones cumplimos con la tarea de organizar el “Primer Congreso
Argentino de Psicosomática”.
Fuimos amigos durante más de treinta años.
Junto con Isidoro Berenstein teníamos un ritual sagrado, al que sumábamos a amigos y
colegas, en los encuentros de tenis de los días miércoles al mediodía.
Solíamos visitarnos y compartíamos reuniones sociales y cumpleaños, donde lo que
primaba era el afecto y lo agradable del trato.
Bajé de la televisión la película de Luis Puenzo “Algunos que vivieron” de la cual pude
editar las participaciones que tuvo Pedro y que ustedes verán en el homenaje.
Gracias Pedro por los buenos momentos que vivimos.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 32
SUSANA GARCÍA VÁZQUEZ
Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay
Queridos amigos: El Río de la Plata une y separa, así son las fronteras. Me gustaría estar
allí con ustedes recordando a Pedro, de quien nunca fui amiga, pero sí supe de su
generosidad, de su entrega, de su compromiso como persona y como analista. Tuve la
suerte de invitarlo al Congreso de Montevideo 2010 que organizamos y del que estuve a
cargo como Directora Científica y que, como siempre que lo leí y escuché, supe de su
bonhomía, de su calidez y de su seriedad. Recuerdo también sus reflexiones y el
intercambio en la cena con su esposa, sobre las perspectivas de nuestra disciplina. Es para
mí una pérdida para todos los "trabajadores del psicoanálisis latinoamericano".
Vaya para ustedes y su familia un abrazo enorme y tengan la seguridad que me gustaría
estar allí.
ANA MARÍA GINER
DANIEL TOSSO Miembros didacta y titular de APdeBA
Había partido de Budapest trayéndose no sólo el dolor de aquellos «queridos» que
permanecieron en las barracas nazis. Se trajo a Buenos Aires a un padre intelectual cuyos
libros, también habían llegado desde su tierra natal, los libros de Sándor Ferenczi.
El estudio profundo de su compatriota fue el eje para recuperar a un pionero del
psicoanálisis; un Ferenczi que durante mucho tiempo fue olvido, y en ocasiones, hasta
seguido sin mención expresa a sus importantes aportes al psicoanálisis. Investigar y
profundizar su obra fue una de sus tareas.
Comprendió y supo transmitirnos un sentido esencial y superador para un psicoanálisis de
cara al futuro, tal como señala en su presentación “Dolor, trauma y resiliencia” (Boschan,
2004), donde «resiliencia» es condición de reparabilidad y solidaridad.
Por sus enseñanzas y varias noches de cine, nuestro recuerdo y afecto.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 33
SILVIA JADUR
Miembro de APA
Las huellas afectivas
Agradezco a la Comisión Directiva de APdeBA la posibilidad de participar en este merecido momento de recuerdos de un excelente analista, persona y amigo.
Conocí a Pedro en 1976, inquietante año, en el Hospital de Niños, el Gutiérrez, en la residencia de psicopatología. Como chuncana, que venía a la “capi”, estaba deslumbrada con el hospital, los personajes que lo habitaban, la ciudad. Entre esos personajes estaba Pedro, coordinador del área de Interconsulta. Cada vez que opinaba después de un “mmmm”… pipa o cigarrillo entre las manos, daba en el clavo.
Debut en las profundidades de las salas: Llega una interconsulta, con un temor terrible, el mío por supuesto, fuimos caminando por los pasillos hasta la unidad en cuestión. Pasa por alto mi inauguración en esto, me presenta como si fuera de siempre de la casa. Después de un breve comentario, me pregunta si estaba de acuerdo con la estrategia, ¡cómo no iba a estarlo! y propone que entreviste a los pacientes. De allí, en más seguiría con el caso. “¡Vos podés petisa, dale, después hablamos!”.
La experiencia de aprendizaje de pensar la clínica con pacientes orgánicos, graves, la muerte de un niño, en el espacio público, permitió una elección que aún hoy me acompaña. Quedan pocos “maestros”, puedo decir que Pedro fue uno de ellos.
Compartir algunas de sus privacidades como anécdotas de su hijo “Alejandro el terrible”, conocer a Ana bebé en los brazos de Lidia, las diferencias y fracturas en APA, su incorporación a APdeBA.
La cesantía de Pedro en el cargo, nos conmocionó, sentimos un nuevo golpe de la dictadura siniestra. Nos arrancaban uno de los profesionales más sólidos, criteriosos y amplios con que contábamos. Algunos residentes que veníamos de la militancia, nos solidarizamos más profundamente por la arbitrariedad e injusticia cometida. Años más tarde llegó algún tipo de reconocimiento y una nueva desilusión con el Garraham. Muchos pensamos que una válida reivindicación era una posible jefatura de servicio.
El diálogo continuó en las supervisiones en el consultorio donde la infancia, los padres, el psicoanálisis, cobraron otra dimensión a través de la teoría anudada en la práctica.
En el 92-93 me invita a formar parte de la cátedra de Psicosemiología en la Universidad Maimónides, previa entrevista con el Dr. Ferrari, que conocía por su producción escrita. Así armamos un equipo, como dicen ahora, ¡lo más! Los miércoles Pedro me pasaba a buscar con el auto y regresábamos juntos ya que vivíamos a pocas cuadras. Fue a la inversa cuando se mudó y logré tener uno.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 34
Los cortos trayectos eran piedra libre para las franquezas y lealtades, historias pasadas, situaciones actuales, debilidades, fortalezas.
Como estacionaba muuuy mal, ya cansado, me dijo: “petisa, es mejor hacer así...” Ahí aprendí algo más.
Ir a dar clase no era esfuerzo, fue un período sumamente placentero y divertido. El nivel académico alto, la exigencia a los alumnos que no se negociaba y el espíritu creativo y desacartonado, fueron elementos que marcaban el estilo de Pedro. Los comentarios de la realidad cotidiana, políticos, intelectuales, afectivos, se entreveraban con la transmisión de un modo de pensar la formación médica articulada con el psicoanálisis. No me quiero olvidar del humor de Adolfo que condimentaba las clases y las charlas. Había momentos de intimidades que también eran compartidas por la confianza construida. ¡Era un lujo pertenecer a esta cofradía!
Cuando le dije que comenzaría la formación psicoanalítica, me apoyó, pero su rostro de que le fallé, porque era en APA, no lo pudo disimular. De mi elección, no habló, aunque escuchó los argumentos.
La empresa universitaria Goberman y asociados, sin aviso previo, nos declaró prescindibles. Se disolvió la cátedra, pero no nos vencieron. Los lugares pueden cambiar pero los afectos y vínculos se mantienen sin plazo, sin vencimiento.
Es así que en su nueva etapa vincular afectiva, seguimos compartiendo dichas y desvelos, diversas situaciones del vivir.
Hacía un par de meses que no nos habíamos comunicado y nos vimos en México. Al regresar hablé con Quela, ¡entre la tristeza y la ilusión y el deseo, era difícil poner en palabras el no va más! Para ella también iba a ser un no va más.
El encuentro con Ana en Barcelona, fue fuerte, entendía esto de hacer el duelo por el padre esperando un hijo. Borde entre la esperanza y el dolor, además por experiencia personal.
Sigo trabajando con médicos y pacientes orgánicos, sus sugerencias, ideas, están presentes.
Una cosa, no me dio tiempo de preguntarle por qué me llamaba petisa.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 35
JOSÉ JIMÉNEZ AVELLO
Psicoanalista Miembro de la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (PPS) Cuando recibí la noticia de la muerte de Pedro el llanto me desbordó en el primer momento, pero enseguida se ocultó. Muchas veces desde entonces he recordado unos versos de Blas de Otero: "Desolación y vértigo se juntan parece que nos vamos a caer, que nos ahogan por dentro. Nos quedamos mirando fijamente a la pared, no podemos llorar y se nos queda el llanto amontonado, de través…"
RAÚL LEVIN
Miembro didacta de APdeBA
Hace unos meses visité el Museo del Holocausto, y había expuesta una galería de fotografías de sobrevivientes acompañadas por un texto de cada uno de ellos en el que reflexionaban sobre sus vidas después de haber padecido las atrocidades del nazismo. Para mi sorpresa, había una foto de Pedro, y un testimonio de él realmente emocionante porque daba cuenta con suma lucidez de su capacidad personal de sostener su integridad como persona inteligente, afectiva y generosa a pesar de lo padecido. El texto me conmovió mucho.
De Pedro no fui particularmente lo que se dice "un amigo" pero desde hace años hemos compartido situaciones institucionales, siempre con muy buena onda entre ambos. Cuando lo encontré en APdeBA lo abracé y le comenté mi experiencia de "encontrarlo" en el Museo del Holocausto. Yo no conocía esa historia de su vida, y le expresé lo impactante e importante que fue para mí conocer ese escrito suyo. Tuve la impresión de que me miraba como a quien no conoce lo que son esas experiencias límite y piensa "gracias, pero a pesar de lo escrito, lo que viví es intransferible". Desde ese día sentí una admiración muy especial por Pedro.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 36
ALICIA MALLO
Miembro didacta de APdeBA
Carta a Pedro Boschan
Corría el año 1974, Pedro pertenecía al staff del Hospital de Niños en el servicio de
psicopatología, donde yo ingresé como residente. Su pensamiento interrogante e
inteligente se destacaba. Me incorporé al equipo de interconsulta que él dirigía y que
permitía incluir en aquella época una mirada y escucha diferentes en las distintas ramas
de la disciplina pediátrica dentro del hospital. Trabajamos juntos en varias interconsultas
con el criterio de inclusión del pediatra en la demanda; era una labor que implicaba un
mayor compromiso del médico, pero también se le ofrecía una mayor contención que
tenía como consecuencia una mejor evolución del niño y contención de la familia.
Recuerdo algunos colegas pediatras que se interesaron por una consulta personal.
En nuestras charlas de abordajes de los distintos casos siempre estábamos buscando el
encuentro de la mente, el cuerpo y el contexto social. En esa búsqueda junto al pediatra,
surgía algo nuevo que no se nos había ocurrido antes. Eso era lo que mas me atraía, esa
sorpresa de la novedad que tenía efecto de operatoria en casos muy complejos. Pedro
aportaba conocimientos nada sencillos, aplicando el psicoanálisis de una manera tan
sencilla que era recibida de buen grado por el receptor pediatra. Fue su manera de
transmisión del psicoanálisis fuera del ámbito de las sociedades psicoanalíticas. Le
agradezco a Pedro tantos conceptos y el despertar en mí el interés por iniciar los
seminarios en APdeBA al terminar la residencia. En APdeBA continuamos nuestra amistad
y compartimos varias actividades científicas y también sociales y de arte.
Nuestras hijas nacieron para la misma época y fueron compañeras del jardín, años
después Ana trabajó conmigo en un proyecto de investigación y asistencia.
Quiero recordar brevemente una carta de despedida de Ana a su padre donde, con mucha
entereza, decía algo así: sobre el desamarre de la adolescencia y el sostén paterno que
tuvo para permitirlo y con mucho dolor asemejaba esta despedida al poder tener el gesto
abierto para poder dejar ir, dejar partir, soltar la mano… guardando dentro la consistencia
que le legó su padre (creo que era algo así). Trabajo de duelo que la escritura transforma y
alivia.
El ya partió, también a nosotros nos dejó un legado, estará en nosotros seguir pensando
con la apertura y la libertad que lo caracterizaba. Gracias Pedro.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 37
MABEL MARCINAVICIUS
Miembro titular de APdeBA
Conocí a Pedro Boschan en el viejo Hospital de Niños. Si bien Pedro había estado en la
New York University especializándose en enfermedades psicosomáticas y yo venía de una
residencia en Psiquiatría Infantil en el Childrens Hospital of Los Angeles, lo cual generaba
entre nosotros cierta afinidad, quise formar parte del equipo de Interconsulta que
acababa de fundar en el hospital. Porque Pedro, siguiendo las ideas centrales de Ferrari y
Lucchina sobre la relación médico-paciente, trabajaba sobre todo con los pediatras, que se
mostraban muy receptivos a sus propuestas, receptividad que provenía de una gran
confianza en las tareas compartidas (grupos Balint incluídos).
Ahora puedo decir, con Lacan, que “psicoanálisis es lo que hace un psicoanalista”. Pero
fue Pedro Boschan el que me enseñó por primera vez que la posición del analista es la que
determina que un encuadre sea psicoanalítico, no importa si el encuentro tiene lugar al
lado de la cama del paciente. Y fue un pionero del psicoanálisis en el Hospital.
Cuando uno es joven, necesita del compromiso-no-sin-apasionamiento- del maestro. Ese
lugar ocupó Pedro durante mis primeros años de profesión.
El mismo compromiso se revelaba cuando defendía las cuatro sesiones semanales como
experiencia psicoanalítica princeps.
Ya fuera del hospital -proceso militar mediante- continué supervisando tanto con Pedro
como con Lidia Scalozub, quien entonces era su mujer. Y cuando Pedro estaba culminando
su formación en APDEBA, acepté su recomendación de que me presentara para hacer la
formación allí.
También fui su secretaria en la comisión que investigó los caminos posibles para darle una
legalidad al título que otorga nuestro Instituto de Psicoanálisis, y que culminó en la
creación del actual IUSAM. Es en esos momentos “gestacionales” donde Pedro desplegaba
su mayor creatividad.
Fue un hombre lúcido, afectivo y hasta apasionado. Pero al mismo tiempo podía tomar
distancia y realizar una lectura crítica tanto de los grupos como de las situaciones en las
que se encontraba involucrado.
Tenía una clínica muy rica -especialmente con los pacientes psicosomáticos-. Puedo dar fe
de ello, ya que compartí con él durante 6 años el lugar de Jefes de Equipo del Centro
Homenaje a Pedro Boschan / Página 38
Liberman. Era muy respetuoso con los colegas que traían material clínico y muy
respetuoso también de mi acercamiento progresivo a la enseñanza de Lacan.
También fuimos muy amigos. Mi marido lo quería y valoraba mucho.
Finalmente, lo que me genera más admiración -que se renueva día a día- es su
compromiso con el proyecto Steven Spielberg, testimoniando como uno de los
sobrevivientes de la Shoá. El coraje de hacer frente a lo “no dicho”, asumiendo la
responsabilidad ética de la transmisión a los propios hijos y a las generaciones futuras, de
una historia posible. Pero también de hacer frente a lo impensable, a lo que nunca se va a
llegar a procesar como pensamiento.
Quizás lo que más lamento es no haber estado cerca de él durante el último tiempo,
porque fueron muy pocas, de todas estas cosas, las que le alcancé a decir.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 39
Narciso Notrica
Miembro de APdeBA
Con Pedro nos unió una relación que se inició como algo distante desde la fundación de APdeBA, donde a veces compartíamos algún espacio. También participamos en la Universidad Maimónides, donde ambos fuimos docentes por cerca de diez años. Retrospectivamente hablando, creo que los encuentros ocasionales que se comenzaron a dar tiempo después en las calles, cuando nos cruzábamos al entrar o salir de nuestros análisis con el mismo analista, generaron entre nosotros un clima fraternal. En tales momentos, casi telegráficamente hablábamos de lo que sobrenadaba como el “tema actual”, en cada una de nuestras vidas.
La forma en que ambos pudimos, ya en otros contextos, compartir el uno la terminación del análisis del otro, la recuerdo como marcando un entender con pocas palabras tanto lo promisorio y desafiante, cuanto lo doloroso de la situación del “parido”. También hizo un gran aporte el encontrar comunidad de intereses y puntos de vista sobre temas identitarios significativos tales como el judaísmo, el ser médicos, la Shoá, la familia y la migración. Creo que estas fueron las bases de una relación que nos llevó a trabajar conjunta y placenteramente en los últimos años y con mayor cercanía, en distintos grupos y tareas institucionales: Instituto de Formación de APdeBA-IUSAM y en la Asociación Cultural Sándor Ferenczi (ASAFER), de la que él era el alma-mater (y también alma-pater). Pedro estimulaba en los integrantes la puesta en juego predominante de participaciones colaborativas. Se creaban así formas relacionales que hacían llevaderas las dificultades y tensiones que toda tarea genera, así como los distintos roles que cada uno jugaba. También tenía una gran capacidad para dirigir, y asimismo tolerar aquellos desencantos y frustraciones a las que el que lidera está más expuesto que los otros miembros de un grupo. Me parece que en general prefería elegir lo más integrador como propuesta para procesar y elaborar las problemáticas que se presentaban.
Con él se ha perdido un valor institucional muy significativo, que aún podía aportar mucho, y que se fue en lo que podría llamarse un punto culminante de su brillante trayectoria. En lo personal siento haber perdido a alguien con quien me unía una cuasi complicidad de semisecretos y confesiones que condimentaban o quizás, eran el sustrato más importante de nuestra relación, a la que le dieron un matiz de familiaridad no corriente en la vida institucional.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 40
AMALIA PANDIELLA
Miembro didacta de APdeBA
Pedro fue una figura muy importante para la institución. Tuve la suerte de trabajar con él en el Instituto del IUSAM y verlo activo y entusiasta con las tareas que emprendía. Además fue una persona afable con quien se podía dialogar abiertamente por su carácter campechano.
Sus ideas sobre el psicoanálisis siempre fueron muy amplias y sinceras.
Lamento profundamente el haber perdido un colega y amigo como Pedro.
SILVIA RAGGI
Psicóloga clínica
Pedro, solo te digo gracias, gracias por tu generosidad, gracias por haberme permitido ser partícipe de tus proyectos, gracias por contagiarme la pasión por la docencia, pero sobre todo, gracias por haberme dejado ser amiga de tus amigos; eso habla de la generosidad más absoluta.
¡¡¡Nunca te olvidaré!!!
Homenaje a Pedro Boschan / Página 41
MARCOS A.TABACZNIK
Miembro titular de APdeBA
Recordando a pedro
Decir unas palabras de homenaje a un amigo, señala generalmente su ausencia, que ha dejado un espacio, pero no vacío, quedan sus recuerdos, las vivencias y el extrañarlo. Esto último puede tener distintas características: con tristeza, con alegría y más, pero todo producto de haber compartido.
Con la integración de lo deportivo al psicoanálisis, se podría decir que nació nuestra amistad. Comenzó con una llamada telefónica, necesitaban un cuarto para completar un doble de tenis o algo parecido. Los integrantes por si interesa, además de Pedro eran Isidoro, César y el que habla.
Era un muy buen momento de tiempo compartido entre tenis, coloquio y supervisión grupal, fue un lujo.
En Pedro se reunía esa mezcla de estilo europeo y porteño en lo referente a la amistad. El primero por conservar esa característica de intercambio, donde las diferencias individuales son parte del vínculo. El segundo por ese calor de afecto materno que es casi su esencia.
En el psicoanálisis, la piedra fundamental fue un trabajo y curso que presentamos en el Congreso de Psiquiatría en Mar del Plata, sobre algunas ideas de Liberman en niños sobreadaptados. El último en el Congreso Argentino de Psicoanálisis en Rosario.
Tanto lo institucional como lo académico nos mantenía juntos, recuerdo nuestra tarea en el IUSAM: Pedro fue el primer director de la carrera de Psicoanálisis, y yo su secretario técnico, actividad que terminó con nuestra carrera tenística, al decir verdad nuestra decisión no desestabilizó a este deporte. Tampoco olvido los seminarios compartidos.
Estar en conferencias, congresos e intercambios científicos formaba parte de su aliento vital, aún siendo ya víctima de una enfermedad terminal.
Pedro presentó batalla, en ningún momento dejó de hacer aquello que quería, como ver y visitar a sus hijos y nietas hasta el final. Tampoco dejó de
Homenaje a Pedro Boschan / Página 42
ser cabeza de un grupo de colegas y organizar la Conferenczi/09 que de alguna manera también lo acercó a sus orígenes.
Siempre trató de hacernos sentir cómodos siendo lo más sincero posible, sin adoptar ningún tipo de eufemismo o negación. Nuestros diálogos tenían una importante dedicación de nuestro tiempo, con una buena dosis de elaboración e ironía.
El recuerdo de su voz puede evocar en nosotros, así como los acordes en la música; distintas características, recuerdos, evocar el amor, lágrimas, generar tranquilidad o pasión, búsqueda de la verdad. En fin la lista es larga pero eso si siempre con sinceridad y comodidad.
En sus últimos momentos, nuestro diálogo no tenia casi espacio verbal, pero si gestual. Suprimimos el clásico “¿Como estás?”, frase vacía y cruel, para él donde la vida estaba en otra parte y no en el cuerpo que dejó de ser su compañero, para convertirse en su enemigo.
Se te extraña, Peter.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 43
LILIANA TETTAMANTI
Miembro de APdeBA
Palabras a Pedro Boschan
Una persona, mil personas. Un encuentro, mil encuentros. Cada encuentro entre dos
personas es único. Y voy a transmitir solo uno de esos tantos y diferentes encuentros que
puede haber entre alumno-profesor, colegas, compañeros de trabajo...
El Dr. Pedro Boschan, mi primer supervisor oficial, devino en Pedro, un colega, que me
pidió que lo acompañara en una compulsa institucional. Pudo escuchar mis dudas, respetó
mis tiempos, me ayudó a pensar y me dejó sola… para que yo pudiera tomar mi propia
decisión. Me dejó hacerlo a mi manera, aunque eso modificara su proyecto.
Ese respeto profundo, honesto y generoso hacia el otro, es lo que Pedro me dejó y que
todos los días trato de hacerlo mío.
¡¡¡Muchas Gracias Pedro!!!
Homenaje a Pedro Boschan / Página 44
ADOLFO MIGUEL ZONIS
Miembro titular de APdeBA
Conocí a Pedro en la década de los 70, cuando compartimos durante un año un proyecto
institucional que desarrollaba el Dr. Jorge Carpinacci. Una mutua empatía, se acrecentó
cuando nos rencontramos en APdeBA. Hubo tres momentos muy importantes en mi vida
profesional, que lo involucraron:
El primero, mi inclusión en su cátedra en la Universidad Maimónides, en 1993, que luego
voy a comentar.
El segundo, su insistencia para que me presente como Profesor Titular, en el Instituto de
Formación Psicoanalítica de APdeBA, del que yo era Profesor Adjunto hacía muchos años.
Su interés era contar conmigo como docente en el proyecto del IUSAM, del que fue uno
de sus más entusiastas gestores, lo que me posibilitó a partir del año 2008, dictar un
seminario en la Maestría de Psicopatología y Salud Mental. Solo una persona muy
generosa y leal, puede prestar atención a estas evoluciones institucionales de un colega.
Y el tercero, su convocatoria en el año 2007 como primer docente de un seminario virtual
teórico de Freud, para el Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis (ILAP) del que fue uno
de sus fundadores. ILAP es una institución que depende de IPA y de FEPAL y cuya función
es desarrollar la formación psicoanalítica en aquellos países donde todavía no se han
organizado instituciones psicoanalíticas. Así es que bajo su dirección se iniciaron
seminarios en Honduras y Panamá, a la que actualmente se agregó Bolivia y Ecuador.
Juntos viajamos en el 2008 a la Primer Escuela en Tegucigalpa, donde dimos seminarios
presenciales.
En 1992, fui convocado por el Dr. Héctor Ferrari, quien había sido designado el primer
Director del Departamento de Salud Mental en la facultad de Medicina de la Universidad
Maimónides, que en ese momento recibía la primera camada de alumnos. La Cátedra,
estaba integrado por el Dr. Ferrari, el Dr. Boschan, la Dra. Mónica Serebriani, y la Lic. Alicia
Kershen. Al año siguiente se hizo necesario el armado de una Cátedra de Psicosemiología
dependiente de la Cátedra de Cínica Médica. Pedro se hizo cargo de ese proyecto y me
invitó a mí y a la Lic. Jadur para integrarlo.
El proyecto que diseñamos, básicamente con las ideas que él nos propuso, era muy
interesante, ya que no solamente dábamos clases teóricas, sino que en los prácticos,
invitábamos a los médicos clínicos, y a la manera de los grupos Balint, reflexionábamos
Homenaje a Pedro Boschan / Página 45
sobre las distintas experiencias emocionales, que la incipiente relación con los pacientes,
generaba en los estudiantes. De manera que además de enseñar Psicosemiología,
iniciábamos a los estudiantes en una comprensión psicoanalítica de los fenómenos
emocionales desplegados en la relación médico-paciente. En estas situaciones la soltura
de su manejo en el ámbito médico, adquirido en sus largos años en el Hospital de Niños
(de donde fue expulsado durante la dictadura cívica militar), unido a su sencillez y
bonhomía, permitió una rápida inserción de nuestro equipo, en la sala de Clínica Médica.
En los trabajos prácticos, cuando no íbamos a la Sala, incluíamos dramatizaciones, de
distintas posibilidades de entrevistas médicas en diferentes especialidades. Era fascinante
la creatividad que tenía para diseñar situaciones de entrevistas, y a la manera de un
verdadero director de teatro, nos repartía los roles y textos, que se le ocurría en el
momento, interviniendo con correcciones, intensificando los movimientos emocionales
que se generaban en las dramatizaciones y pudiendo contener los efectos que esto
producía en los alumnos, en las reflexiones posteriores a la escenificación. Sus clases
teóricas, eran amenas, y muchas veces divertidas, intercalaba muchas experiencias
personales, citas literarias, teatrales, pictóricas o cinematográficas, lo que evidenciaba la
riqueza de su mundo interior y sus múltiples inquietudes culturales, sin perder el rigor
científico que las circunstancias ameritaban. Su trato con los alumnos era cordial, a veces
paternal, se preocupaba por entender sus dificultades personales y con la materia, pero
no toleraba las “avivadas” de ciertos alumnos, con los que era implacable, y que su larga
experiencia docente le permitía reconocer.
Hemos aprendido mucho de él, y la experiencia fue un hito en nuestra formación docente.
No fue nuestra la decisión de dejar la facultad, sino que un cambio curricular, disolvió
todas las cátedras, y allí nos separamos.
Siempre me llamó la atención su enorme vitalidad, la cantidad de actividades que
desplegaba y sus múltiples intereses. Creo que como Neruda bien podría haber dicho
“confieso que he vivido”.
Homenaje a Pedro Boschan / Página 46
ASOCIACION PSICOANALITICA DE MADRID
SOCIEDAD COMPONENTE DE LA INTERNATIONAL PSYCHO-ANALYTICAL ASSOCIATION
Madrid, 13 de Diciembre de 2012
La Asociación Psicoanalítica de Madrid quiere sumarse al
homenaje entrañable que se rinde a Pedro Boschan.
Para nuestra institución, Pedro ha tenido, tiene y seguirá
teniendo un lugar destacado y de especial relevancia por su amistad,
por su presencia científica y por su vínculo fraterno y de
colaboración.
A lo largo de más de 15 años hemos tenido el privilegio de
compartir con él momentos y experiencias científicas en nuestra
Asociación, como ponente en Congresos y como conferenciante.
También ha realizado algún seminario esporádico aprovechando su
presencia y ha concedido entrevistas que afortunadamente tenemos
conservadas. Pero sobre todo Pedro nos ha brindado su amistad, su
simpatía y su exquisita generosidad.
Quiero resaltar el hecho de que cuando anunciamos su
fallecimiento en una de las reuniones de nuestra Asociación, todo el
mundo puesto en pie guardó un respetuosísimo minuto de silencio,
no solo por un psicoanalista conocido y admirado, sino por un
entrañable hermano que formaba parte de esta familia institucional.
Extendemos estos sentimientos a su hija Ana, a toda su
familia en general y a todos los colegas de APdeBA con quienes nos
sentimos muy unidos siempre, pero de manera muy especial en el
homenaje a un amigo común.
Luis Martín Cabré Martina Burdet
Presidente Secretaria
Presidente LUIS J. MARTÍN
CABRÉ Joaquín Bau 7, 9º
28036 Madrid
Vicepresidente RICARDO
PUCHADES PÉREZ
C/ Cirilo Amorós 12, 9º.
46004, Valencia
Secretaria MARTINA BURDET
DOMBALD Asura 91, 5º e 28043 Madrid
Secretario Científico
RAÚL FERNÁNDEZ
VILANOVA Félix Boix 14, 2º g
28036 Madrid
Tesorero SANTIAGO SÁNCHEZ-
PALENCIA RAMOS Blasco de Garay
16 28015 Madrid
Vocales
AGUSTÍN GENOVÉS CANDIOTI
Pº Imperial 81, 1º h
28005 Madrid PEDRO GIL
CORBACHO Pza. Dr. Laguna
9, 10º b 28009 Madrid
FRANCISCO
JAVIER LARA CABEZA
Capitán Angosto 155, 1º d
28300 Aranjuez, Madrid
Homenaje a Pedro Boschan / Página 47
IPsi, CENTRE DATENCIÓ, DOCÈNCIA I INVESTIGACIÓ EN SALUT MENTAL
IPsi, FORMACIÓ PSICOANALÍTICA
Sr. Presidente de APdeBA
Dr. Miguel Leivi
En nombre de iPsi, Centre datenció, docència i investigació en Salut Mental y de iPsi, Formació Psicoanalítica, deseamos hacerles llegar nuestra más emotiva adhesión al homenaje que se realizará al Dr. Pedro Boschan.
Con nuestro pesar por su fallecimiento y nuestro reconocimiento a su excelente trayectoria personal y profesional, reciban un muy cordial saludo.
iPsi, Centre datenció iPsi, Formació Psicoanalítica
Valentín Barenblit Anna Segura Director Presidenta Alberto Grinberg Presidente
Homenaje a Pedro Boschan / Página 48
LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA COLECTIVA
Párrafos de la ponencia del Dr. Pedro Boschan en el “Primer encuentro
Internacional de Generaciones de la Shoá – Holocausto- en la Argentina
Acerca del trauma
“Quiero hablar hoy desde una doble vertiente: como sobreviviente y como profesional; es decir,
psicoanalista y profesor de Salud Mental, elecciones a las que mi historia no es ajena, como
tampoco lo es que dentro del psicoanálisis el tema del trauma me ocupara especialmente.
¿Qué entiendo por trauma? Lo pienso como un efecto sobre la mente de los individuos, las
familias o las sociedades, de un efecto de violencia exterior que por determinadas circunstancias
no puede ser procesado. En este impedimento inciden tanto la intensidad de la violencia ejercida y
la sensación de indefensión frente al impacto, como el entorno social; tanto el entorno en el que
sucede lo traumático, como la situación ulterior que permitiría procesar la experiencia. La ruptura
de la sensación de continuidad y previsibilidad de las coordenadas espacio-temporales del mundo
en que vivimos, lo imposible de comprender eso que a uno le está sucediendo...
El ataque a la identidad es un factor del trauma; así lo traumático no se refiere solamente a
eventos sino a una imposibilidad de significación de estos”.
Acerca del dolor
“Personalmente pienso que hay dolores, en especial en estos últimos años, a raíz del trabajo con
sobrevivientes de la Shoá, que son muy difíciles de integrar. Además del dolor propio, también es
importante el temor a causar dolor. En los hijos de sobrevivientes ¿preguntar o no preguntar?, por
miedo a causar dolor en sus padres; en los sobrevivientes ¿contar o no contar?, por temor a
causar sufrimiento en los hijos. A su vez, lo cierto es que contar o preguntar, poner sentido, es el
camino para aliviar este sufrimiento.
La capacidad de recuperación, la actividad de significación, (…) de construir una memoria
colectiva, busca esta puesta en sentido y su transmisión transgeneracional. No se trata
únicamente de procesar lo que sucedió, sino de generar las fuerzas necesarias para luchar contra
su destructiva repetición”.