pecadores-en-manos-de-un-dios-airado

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  • 8/14/2019 pecadores-en-manos-de-un-dios-airado

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    WWW.IGLESIAREFORMADA.COM

    PECADORES EN MANOS DE UN DIOS

    AIRADO

    (Deuteronomio 32:35)Famoso mensaje de Jonathan Edwars, predicado en 1741.

    De todos los cultivos del cielo, sacaron a luz frutos amargos y venenosos; como en los

    dos versculos que preceden al texto. -La expresin que he escogido para mi texto, A sutiempo su pie resbalar, parece indicar las siguientes cosas con respecto al castigo ydestruccin a que estn expuestos estos impos israelitas.Implica que estuvieron siempre expuestos a una rpida destruccin repentina. Como elque camina en lugares resbaladizos est expuesto en cada momento a caer, no puedepredecir si al siguiente momento permanecer de pie o caer; y cuando cae, cae desopetn sin advertencia, lo cual est tambin expresado en el Sal. 73:18-19. "Ciertamentelos has puesto en deslizaderos; en asolamientos los hars caer. Cmo han sido asoladosde repente!"Otra cosa implicada es, que estn expuestos a caer por ellos mismos, sin ser arrojados atierra por la mano de otro; como aquel que camina en suelo resbaladizo no necesita otra

    cosa que su propio peso para caer al suelo.La razn por la que no han cado todava, ni caen ahora, es solamente porque el tiemposealado por Dios no ha llegado. Porque se dice que cuando ese esperado tiempo, omomento sealado llegue, sus pies resbalarn. Luego se dejarn caer, de la manera en queestn inclinados a ello por su propio peso. Dios no los sostendr ya ms en estos lugaresresbaladizos, sino que los dejar ir; y luego, en ese mismo instante caern en destruccin;como aquel que se encuentra en suelos inclinados y resbaladizos, o en el orilla de unabismo, que no puede mantenerse firme por s solo; cuando se deja sin apoyoinmediatamente cae y se pierde.La observacin de estas palabras en las que voy a insistir ahora es sta: "No hay otra cosaque mantenga a los hombres impos fuera del infierno en todo momento que el mero

    agrado de Dios." Por el mero agrado de Dios quiero expresar su placer soberano, suvoluntad arbitraria, no restringida por ninguna obligacin, ni impedida por ningunadificultad, ni ninguna otra cosa; como si la pura voluntad de Dios no tuviera ni unmomento, en el menor grado, o en ningn otro aspecto, ningn lugar en la preservacinde los impos. La verdad de esta observacin aparece al considerar lo siguiente:Dios no desea en ningn instante hacer muestra de su poder arrojando a los impos en elinfierno. Las manos de los hombres no pueden ser fuertes cuando Dios se levanta; el msfuerte no tiene poder para resistirle, ni puede librarse de sus manos. El no slo es capazde arrojar a los impos al infierno, sino que puede hacerlo fcilmente. Algunas veces unprncipe terrenal se encuentra con la dificultad de sujetar a un rebelde que ha encontrado

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    medios para fortificarse a s mismo, y se ha hecho fuerte por el nmero de sus seguidores.Pero no es as con Dios. No hay Fortaleza que sea defensa contra el poder de Dios.Aunque mano se una con mano, y una vasta multitud de los enemigos de Dios secombinen y asocien, son fcilmente quebrados en pedazos. Son como grandes montonesde paja ligera ante el torbellino; o grandes cantidades de rastrojo seco ante llamasdevoradoras. Encontramos fcil pisotear y aplastar un gusano que vemos arrastrarse en latierra; tambin es fcil para nosotros cortar o chamuscar un hilo delgado que agarrecualquier cosa; y as es fcil para Dios, cuando le place, arrojar a sus enemigos alinfierno. Qu somos nosotros para que permanezcamos de pie frente a l, ante cuyareprensin la tierra tiembla, y las rocas son arrojadas?Ellos merecen ser arrojados al infierno; de manera que si la justicia divina se encuentraen el camino, no hay objecin eficaz contra el uso del poder de Dios para destruirlos.Antes, por el contrario, la justicia clama fuertemente por un castigo infinito de suspecados. La justicia divina dice del rbol que da a luz las uvas de Sodoma, "crtalo, paraqu inutiliza tambin la tierra?" (Luc. 13:7). La espada de la justicia divina est en cadamomento blandeada sobre sus cabezas, y no es otra cosa que la misericordia arbitraria yla pura voluntad de Dios que la detiene.Ellos ya estn bajo una sentencia de condenacin al infierno. No slo merecen justamenteser arrojados all, sino que la sentencia de la ley de Dios, esa regla eterna e inmutable dejusticia que Dios ha fijado entre El y la humanidad, ha ido en su contra, y permanece ensu contra; de manera que ya estn dispuestos para el infierno. "El que no cree, ya ha sidocondenado" (Juan 3:18). De modo que cada inconverso pertenece propiamente alinfierno; ese es su lugar; de all es l. "Vosotros sois de abajo" (Juan 8:23), y all estisatados; es el lugar que la justicia, la palabra de Dios, y la sentencia de su ley inmutableles han asignado.Ellos ahora son los objetos de ese mismo enojo e ira de Dios que es expresada en lostormentos del infierno. Y la razn por la que no bajan al infierno en cualquier momento,no es porque Dios, en cuyo poder estn, no est entonces muy enojado con ellos, como loest con muchas criaturas miserables que ahora estn siendo atormentadas en el infierno,y all sienten y experimentan el furor de su ira. Si, Dios est ms enojado con otros tantosque ahora estn en la tierra; s, sin duda lo est con muchos que estn ahora en estacongregacin, con quienes est airado con ms facilidad que con muchos de los que seencuentran ahora en las llamas del infierno. Pero no es porque Dios se haya olvidado desu impiedad ni se resienta por ello la razn por la que no desata su mano y los corta. Diosno es en conjunto como uno de ellos, para ellos su condenacin no se duerme; el abismo

    est preparado, el fuego ya est listo, el horno esta caliente, listo para recibirlos; lasllamas se inflaman y arden. La espada resplandeciente est afilada y se sostiene sobreellos, y el abismo ha abierto su boca bajo ellos.El diablo esta listo para caer sobre ellos y asirlos para s; momento que Dios permitir.Ellos le pertenecen; l tiene sus almas en su posesin y bajo su dominio. La Escritura losrepresenta como sus buenas ddivas (Luc.11:13). Los demonios los vigilan; siempreestn a su diestra por ellos; permanecen esperando por ellos como leones hambrientos ycodiciosos que ven su presa y esperan tenerla, pero por el momento se retienen. Si Diosretirara su mano, por la cual ellos son restringidos, volaran sobre sus pobres almas. Laserpiente antigua los mira con asombro; el infierno abre su amplia boca para recibirlos; ysi Dios lo permitiera seran apresuradamente tragados y se perderan.

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    En las almas de los impos reinan principios infernales que estn actualmente encendidosy llameando en el infierno de fuego si no fuera por las restricciones de Dios. En lanaturaleza de cada hombre carnal est colocado un fundamento para los tormentos delinfierno. Hay esos principios corrompidos reinando y en plena posesin de ellos, que sonla semilla del infierno de fuego. Estos principios son activos y poderosos, excesivos yviolentos en su naturaleza, y si no fuera por la mano restringida de Dios pronto estallarany se inflamaran de la misma manera que lo haran las corrupciones y enemistad en loscorazones de las almas condenadas, y engendraran los mismos tormentos que crean enellos.Las almas de los impos son comparadas en la Escritura al mar en tempestad (Isa. 57:20).Por el momento, Dios restringe su impiedad por medio de su gran poder, de la mismamanera en que hace con las colricas ondas del mar turbulento, diciendo, "hasta aqullegars y no pasars;" pero si Dios retirara ese poder restringido, rpidamente se llevaratodo por delante. El pecado es la ruina y la miseria del alma; es destructiva en sunaturaleza; y si Dios lo dejara sin restriccin no faltara nada para hacer al alma algoperfectamente miserable. La corrupcin del corazn del hombre es inmoderada eilimitada en su furia; y mientras el impo vive aqu es como un fuego contenido por lasrestricciones de Dios, que si fuera dejado en libertad atacara con fuego el curso de lanaturaleza; y ya que el corazn es ahora un montn de pecado, de no ser restringido,inmediatamente convertira el alma en un horno ardiente, o en un horno de fuego yazufre.No es seguridad para los impos el que en ningn momento haya medios visibles de lamuerte a la mano. No es seguridad para un hombre natural el que est ahora en salud ni elque no vea ninguna manera en la que pueda ahora partir inmediatamente de este mundopor algn accidente, ni el que no haya ningn peligro visible en ningn aspecto en suscircunstancias. La experiencia mltiple y continua del mundo en todas las edades muestraque no hay evidencia de que un hombre no est al borde de la eternidad, y de que elprximo paso no sea en otro mundo. Lo invisible, el olvido de modos y medios por losque las personas salen sbitamente del mundo son innumerables e inconcebibles.Los hombres inconversos caminan sobre el abismo del infierno en una cubierta podrida, yhay innumerables lugares tan dbiles en esta cubierta que no pueden soportar su peso;lugares que adems no se ven a simple vista. Las flechas de la muerte vuelan a mediodasin ser vistas; la vista ms aguda no las puede discernir. Dios tiene tantas manerasdiferentes e inescrutables de tomar al impo fuera del mundo y enviarlo al infierno, queno hay nada que haga parecer que Dios tuviera necesidad de estar a expensas de un

    milagro, o salirse fuera del curso de su providencia, para destruir al impo en cualquierinstante. Todos los medios por los que los impos parten del mundo estn de tal maneraen las manos de Dios, y tan universal y absolutamente sujetos a su poder ydeterminacin, que no depende sino de la pura voluntad de Dios el que los pecadoresvayan en cualquier momento al infierno, el que los medios nunca sean usados o estninvolucrados en el caso.La prudencia y el cuidado de los hombres naturales para preservar sus propias vidas, o elcuidado de otros para preservarlos a ellos, no les brinda seguridad en ningn momento.De esto dan testimonio la providencia divina y la experiencia universal. Hay la claraevidencia de que la propia sabidura de los hombres no es seguridad para ellos cuandoestn frente a la muerte; si fuera de otra manera veramos alguna diferencia entre los

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    hombres sabios y polticos y los dems con respecto a su propensin a una muertetemprana e inesperada; pero cmo es esto en los hechos? "Tambin morir el sabiocomo el necio" (Ecl.2:16).Todas las luchas y maquinaciones que los hombres impos usan para escapar del infierno,mientras continan rechazando a Cristo, permaneciendo as como impos, no les libra delinfierno en ningn momento. Casi todo hombre natural que oye del infierno se adula a smismo de que escapar; depende de s mismo para su seguridad; se elogia a si mismo enlo que ha hecho, en lo que est haciendo, o en lo que intenta hacer. Cada quien disponecosas en su mente sobre cmo evitar la condenacin, y se engaa a si mismo planeandosu propio bien, y pensando que sus esquemas no fallarn. Ellos oyen sin embargo que sonpocos los que se salvan, y que la mayor parte de los hombres que han muerto hasta ahorahan ido al infierno; pero cada quien se imagina que planea mejores cosas para su escapeque lo que otros han hecho. El no pretende ir a ese lugar de tormento; dice dentro de sique intenta tomar un cuidado efectivo, y ordenar las cosas de tal manera que no falle.Pero los hijos insensatos de los hombres se engaan miserablemente a Si mismos en suspropios esquemas, y en confianza de su propia fuerza y sabidura; no confan en ms queuna mera sombra. La mayora de esos que hasta ahora han vivido bajo los mismos mediosde gracia y han muerto, han ido indudablemente al infierno; la razn no es que ellos noeran tan sabios como los que ahora estn vivos; no fue porque no planearon cosas que lesaseguraran su escape. Si pudiramos hablar con ellos, y preguntarles, a uno por uno, siellos esperaban cuando estaban vivos y cuando oan hablar acerca del infierno que seranobjetos de esa miseria, indudablemente escucharamos uno por uno contestar: "No, yonunca pretend venir aqu; haba dispuesto las cosas de otra manera en mi mente; penshaber planeado el bien para mi; proyect un buen modelo. Intent tomar un cuidadoeficaz; pero vino sobre m inesperadamente. No lo esperaba en ese momento y de esamanera; vino como un ladrn. La muerte me burl. La ira de Dios fue demasiado rpidapara mi. 0h mi maldita insensatez! Me estaba engaando y agradando con sueos vanosacerca de lo que yo hara en el ms all; y cuando me encontraba diciendo, 'paz yseguridad, 'vino sobre mi destruccin repentina."Dios en ningn momento se ha puesto bajo ninguna obligacin por alguna promesa quehaya dado, de mantener al hombre natural fuera del infierno. Ciertamente Dios no hadado promesas acerca de la vida eterna o de alguna liberacin o preservacin de lamuerte eterna, sino aquellas que estn contenidas en el pacto de gracia, las promesas sons y Amn. Pero seguramente aquellos que no son hijos del pacto, que no creen enninguna de las promesas, no tienen inters en las promesas del pacto de gracia, y no

    tienen inters en el Mediador del pacto.De manera que, aunque alguno haya tenido imaginaciones y pretensiones acerca depromesas hechas a hombres naturales que buscan con sinceridad, es claro y manifiestoque no importa los dolores que un hombre natural sufra en la religin, ni las oracionesque haga, hasta que no crea en Cristo, Dios no est de ninguna manera bajo la obligacinde librarlo en ningn momento de la destruccin eterna. De manera que as es que loshombres naturales son regresados por la mano de Dios sobre el abismo del infierno; hanmerecido el fiero abismo, y ya estn sentenciados a l; Dios ha sido terriblementeprovocado, su ira es tan grande hacia ellos como la de aquellos que estn actualmentesufriendo las ejecuciones de la furia de su ira en el infierno, y no han hecho nada en lo

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    ms mnimo para apaciguar o disminuir ese enojo, ni est Dios atado en lo ms mnimo aninguna promesa de perdonarlos en ningn momento.El diablo est esperando por ellos, el infierno est abierto de par en par para ellos, lasllamas se renen y centellean a su alrededor, los atraparn y tragarn; el fuego contenidoen sus corazones est luchando para estallar; y ellos no tienen ningn inters en ningnmediador; no hay medios al alcance que les puedan servir de seguridad. En resumen, notienen refugio, nada de que aferrarse; todo lo que los preserva en todo instante es la puravoluntad y la paciencia no obligada de un Dios encolerizado.APLICACINEste terrible tema puede ser til para hacer despertar algunas personas inconversas enesta congregacin. Esto que has odo es el caso de cada uno de ustedes que se encuentrafuera de Cristo. Ese mundo de miseria, ese lago de azufre ardiente se extiende debajo deti. All est el espantoso abismo de las llamas ardientes de la ira de Dios; all est laancha boca del infierno abierta de par en par; y no tienes nada sobre que permanecer enpie, ni nada de donde agarrarte; no hay nada entre ti y el infierno sino slo el aire; es tanslo el poder y el puro placer de Dios el que te soporta.Posiblemente no eres sensible a esto; te ves fuera del infierno, pero no ves la mano deDios en ello; pero contempla otras cosas, como el buen estado de tu constitucincorporal, el cuidado de tu propia vida, y los medios que usas para tu preservacin. Peroverdaderamente estas cosas son nada; si Dios retirara su mano, ellas no te beneficiaranms en cuanto a evitar tu cada, que lo que hace el delgado hilo al sujetar una persona quese suspende en l.Tu impiedad te hace como si fueras tan pesado como el plomo, y te dirigir hacia abajocon gran peso y presin directo al infierno; y si Dios te dejara caer, inmediatamente tesumergiras y rpidamente descenderas dentro del golfo sin fondo; y tu constitucinsaludable, y tu propio cuidado y prudencia, y tu mejor plan, y toda tu justicia, no tendranms influencia para sujetarte y librarte del infierno, que lo que una tela de araa puedehacer para frenar una roca al caer.De no ser por el soberano agrado de Dios, la tierra no te sostendra un instante porqueeres una carga para ella. La creacin gime contigo; la criatura est hecha sujeta a laesclavitud de tu corrupcin, no para ayudarte voluntariamente a servir al pecado y aSatans; la tierra no produce su incremento voluntariamente para satisfacer tus pasiones;ni es voluntariamente un escenario sobre el que tus impiedades acten; el aire no te sirvevoluntariamente para mantener la llama de vida de tus rganos vitales, mientras pasas tuvida al servicio de los enemigos de Dios. Las criaturas de Dios son buenas, y fueron

    hechas para que el hombre sirviera a Dios con ellas, y para que no sirvieranvoluntariamente a ningn otro propsito, y para que gimieran cuando fueran usadas parapropsitos tan directamente contrarios a su naturaleza y fin. El mundo te vomitara de noser por la mano soberana de Aquel que lo tiene sujetado en esperanza.Las negras nubes de la ira de Dios estn ahora flotando directamente sobre sus cabezas,llenas de terribles tormentas y truenos; y de no ser por la mano restrictiva de Dioshubieran reventado inmediatamente sobre ti. El placer soberano de Dios, por el presente,detiene su viento agitado; de otro modo vendra con furia, y tu destruccin llegara comotorbellino. Seras como la paja menuda en el suelo despus de ser trillada en el verano.

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    La ira de Dios es como el agua contenida en una gran presa, que crece ms y ms con lalluvia y que mientras ms agua contenga ms rpido y poderoso ser su curso cuandosean rotas.Es verdad que el juicio contra tus obras perversas no ha sido ejecutado todava; losdiluvios de la venganza de Dios han sido retenidos; pero tu culpa entretanto estconstantemente aumentando, y est cada da atesorando ms ira; las aguas estnaumentando constantemente, y creciendo ms y ms poderosas; y no hay nada fuera delpuro agrado de Dios que refrene las aguas, las cuales no quieren ser detenidas, ypresionan duramente para ir hacia adelante. Si Dios tan slo retirara su mano de lacompuerta, se abrira inmediatamente, y los fieros diluvios del furor e ira de Diosempujaran con furia inconcebible, y vendra sobre ti con poder omnipotente; y si tfueras diez mil veces mayor que lo que eres, s, diez mil veces mayor que la fuerza delms corpulento y robusto diablo en el infierno, no seras nada para resistirla o soportarla.El arco de la ira de Dios est encorvado, la flecha lista en la cuerda, y la justicia dirige laflecha a tu corazn, y tensa el arco, y no es otra cosa que el mero placer de Dios, y el queun Dios airado que sin ninguna promesa y obligacin del todo, retiene la flecha deembriagarse con tu sangre. As todos los que de ustedes nunca han pasado por un grancambio de corazn, por el gran poder del Espritu de Dios sobre sus almas; todos los quede ustedes nunca han nacido de nuevo, ni han sido hechos nuevas criaturas, ni han sidolevantados de la muerte en el pecado a un nuevo estado, ni han experimentado la luz y lavida, estn en las manos de un Dios airado.Aunque hayan reformado sus vidas en muchas cosas, y hayan tenido afeccionesreligiosas, y hayan podido mantener cierta forma de religin con sus familiares ycercanos, y an en la casa de Dios, no es otra cosa que Su mera paciencia que lospreserva de ser consumidos por la destruccin eterna. No importa cun poco convencidosestn ahora de la verdad que oyen, a su tiempo estarn plenamente convencidos de ella.Aquellos que han partido estando en las mismas circunstancias en que estn ustedes, venque as fue con ellos; porque la destruccin vino bruscamente sobre la mayora de ellos;cuando no la esperaban, y mientras estaban diciendo, paz y seguridad. Ahora ven, queesas cosas en las que dependan para la paz y la seguridad, no eran ms que un hilodelgado y una sombra vaca.El Dios que te sostiene sobre el abismo del infierno, ha sido terriblemente provocado msque uno que sostenga una araa, o cualquier insecto asqueroso sobre el fuego, teaborrece. Su ira hacia ti se enciende como fuego; te ve como digno, pero no para otracosa que para ser echado en el fuego; es tan puro de ojos que no puede mantenerte a su

    vista; eres diez mil veces ms abominable a sus ojos que lo que la serpiente venenosams odiada es a los nuestros. Le has ofendido infinitamente ms que lo que un rebeldeobstinado ofende a su prncipe; y sin embargo, no es otra cosa que su mano la que tesostiene de caer en el fuego en cualquier momento. No debe ser atribuido a nadie ms elque no hayas ido al infierno la ltima noche; el que hayas sufrido otra vez el despertar eneste mundo, despus de haber cerrado los ojos para dormir. Y no hay otra razn delporqu no has cado en el infierno desde que te levantaste en la maana, que el hecho deque la mano de Dios te ha sostenido. No hay otra razn que dar del porqu no has ido alinfierno, desde que te sentaste aqu en la casa de Dios, provocando sus ojos puros por tumodo pecaminoso e impo de atender a su solemne adoracin.

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    Si, no hay otra cosa que dar como razn de por qu no caes en el infierno en este precisomomento. Oh, pecador, considera el terrible peligro en que ests. Es sobre un horno deira, un abismo amplio y sin fondo, lleno del fuego de la ira, en el que ests soportado porla mano de Dios, cuya ira ha sido provocada e inflamada tanto contra ti, como contramuchos de los ya condenados en el infierno. Cuelgas de un hilo delgado, con las llamasde la ira divina destellando alrededor, y listas en todo momento para chamuscarlo yquemarlo en dos; y no tienes inters ni por un instante en ningn Mediador, ni en nada enqu aferrarte para salvarte a ti mismo, ni para librarte de las llamas de la ira. Ni siquierahay algo en ti, nada de lo que hayas hecho ni puedas hacer, para inducir a Dios aperdonarte. Por eso te pido que consideres los siguientes puntos de modo ms particular:Mira de quien es la ira. Es la ira de un Dios infinito. Si fuera solamente la ira de unhombre, aunque fuera la del prncipe ms poderoso, sera comparativamente pequeapara ser considerada. La ira de reyes es mucho ms terrible, especialmente la demonarcas absolutos, que tienen las posesiones y las vidas de sus sbditos enteramente ensu poder para disponer de ellas a su mera voluntad. "Como rugido de cachorro de len esel terror del rey; el que te enfurece peca contra s mismo" (Prov.20:2).El sbdito que se enfurece mucho contra un prncipe arbitrario, est expuesto a sufrir lostormentos ms extremos que el arte humano puede inventar o que el poder humano puedeinfligir. Pero las ms grandes potestades terrenales, en su mayor majestad y fuerza,cuando estn vestidos de sus ms grandes terrores, no son mas que gusanos dbiles ydespreciables de la tierra en comparacin al Gran y Todopoderoso Creador y Rey delcielo y de la tierra. Es en realidad poco lo que ellos pueden hacer en el momento en queellos estn ms enfurecidos, y cuando han ejercido el extremo de su furia. Todos losreyes de la tierra son como langostas ante Dios; son nada y menos que nada; tanto suamor como su odio son reducidos en poco. La ira del gran Rey de reyes es tanto msterrible que la de ellos, como lo es su majestad. "Mas os digo, amigos mos: No temis alos que matan el cuerpo, y despus nada ms pueden hacer. Pero os ensear a quindebis temer: Temed a aquel que despus de haber quitado la vida, tiene poder de echaren el infierno; s, os digo, a ste temed" (Luc. 12:4,5).Es a la furia de su ira a la que ests expuesto. A menudo leemos de la furia de Dios; comoen Isa. 59:18. "Como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a susadversarios." As tambin Isa. 66:15. "Porque he aqu que Jehov vendr con fuego, y suscarros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su represin con llama defuego." Y en muchos otros lugares. Tambin Ap. 19:15; all leemos de "el lagar del vinodel furor y de la ira del Dios Todopoderoso." Las palabras son en extremo terribles. Si

    solamente se hubiera dicho, "la ira de Dios," los trminos implicaran algo infinitamenteterrible; pero es "el furor y la ira de Dios."La furia de Dios! el furor de Jehov! Oh, cun terrible debe ser eso! Quin puedepronunciar o concebir lo que estas expresiones implican en s mismas? Pero adems, "elfuror y la ira del Dios Todopoderoso." Como si hubiera una gran manifestacin de supoder omnipotente en lo que el furor de su ira realiza; como si la omnipotencia estuvieraencolerizada y ejercida de tal manera que los hombres no pueden ejercer su fuerza encontra del furor de su ira. Oh! entonces, cul ser la consecuencia! Qu ser deaquellos pobres gusanos que la sufrirn! Quin tendr manos fuertes para esto? Qucorazn la podr resistir? A qu terrible, indecible, inconcebible profundidad de miseriaest sumergida la pobre criatura que est sujeta a esto! Considera esto, t que ests aqu

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    presente, y an permaneces en un estado no regenerado. Que Dios ejecutar el furor de suenojo, implica, que El infligir su ira sin piedad.Cuando Dios observe la extremidad inefable de tu caso, y vea tu tormento estar tanvastamente desproporcionado a tu fuerza, y vea cmo tu pobre alma es molida, y sehunde como si estuviera en tinieblas infinitas; no tendr compasin de ti, no contenderlas ejecuciones de su ira, y ni siquiera aligerar su mano no habr moderacin nimisericordia, no apaciguar su viento agitado; no tendr cuidado de tu bienestar, ni seren ningn sentido cuidadoso, a menos que sufras mucho ms en cualquier otra manera,que lo que sufriras con lo que la justicia estricta requiere. Nada ser retenido por elhecho de que sea demasiado fuerte de sobrellevar. "Pues tambin yo proceder con furor;no perdonar mi ojo, ni tendr misericordia; y gritarn a mis odos con gran voz, y no losoir (Ez. 8:18).Ahora Dios est presto a tener piedad de ti; este es un da de misericordia; puedes gritarahora con el aliento de obtener misericordia. Pero cuando el da de misericordia pase, tusgritos y chillidos de lamento y dolor sern en vano; estars enteramente perdido y alejadode Dios, como para que nadie se interese en tu bienestar. Dios no tendr otra cosa quehacer contigo que ponerte a sufrir miseria; no continuars en existencia para otro fin queno sea ese; porque sers un vaso de ira preparado para destruccin; y no habr otro usopara este vaso, que ser llenado a plenitud de ira. Dios estar tan lejos de tener piedad de ticuando grites, que se dice que solamente "reir y se burlar" (Prov. 1:25,26ss).Cun terribles son esas palabras, las cuales proceden del gran Dios, "los pis con mi ira, ylos holl con mi furor; y su sangre salpic mis vestidos, y manch todas mis ropas" (Isa.63:3). Es quizs imposible concebir otras palabras que expresen con ms claridad la ideade desprecio, odio, y furia de indignacin. Si clamas a Dios para que tenga piedad de ti,El estar tan lejos de hacer tal cosa en tu doloroso caso, o de mostrarte ningn cuidado ofavor, que, en lugar de ello, te hollar bajo sus pies. Y aunque sabr que no podrssobrellevar el peso de la omnipotencia sobre ti, no tendr consideracin, sino que teaplastar bajo sus pies sin misericordia; har volar tu sangre al molerte, y salpicar sobresus vestidos, de tal manera que manchar todas sus ropas. No slo te odiar, sino que tetendr bajo el desprecio ms extremo; no habr otro lugar ms adecuado para ti que elestar bajo sus pies, ser pisoteado como el fango de las calles.la miseria a la que ests expuesto es aquella que Dios infligir con el fin de mostrarte loque la ira de Jehov es. Dios ha tenido en su corazn el mostrar a los ngeles y a loshombres cun excelente es su amor, y tambin cuan terrible es su ira. Algunas veces losreyes terrenales tienen en mente mostrar cun terrible es su ira, por los castigos extremos

    que ejecutan en contra de aquellos que le provocan. Nabucodonosor, ese monarcapoderoso y orgulloso del imperio caldeo, estuvo presto a mostrar su ira cuando seencoleriz contra Sadrac, Mesac y Abednego; y de esa manera dio orden de que el fierohorno ardiente fuera calentado siete veces ms de como estaba. Sin duda, fue levantado algrado ms extremo de furor que el arte humano poda levantar.Pero el gran Dios est tambin presto a mostrar su ira, y magnificar su terrible majestad yomnipotencia, en los sufrimientos extremos de sus enemigos. "Y qu, si Dios, queriendomostrar su ira y hacer notorio su poder, soport con mucha paciencia los vasos de irapreparados para destruccin?" (Rom. 9:22). Y viendo que ste es su diseo, aquello queEl ha determinado, mostrar cun terrible es la ira, la furia y el furor de Jehov cuando noes refrenada, El lo llevar a cabo. Suceder ante un testigo algo que ser espantoso.

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    Cuando el gran Dios airado se haya levantado y ejecutado su terrible venganza sobre elpobre pecador, y cuando el miserable est sufriendo el peso y el poder infinito de suindignacin, entonces Dios llamar al universo completo para que contemple esa terriblemajestad y omnipotencia que ser vista en ella. "Y los pueblos sern como cal quemada;como espinos cortados sern quemados con fuego. Od, los que estis lejos, lo que hehecho; y vosotros los que estis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraronen Sin, espanto sobrecogi a los hipcritas" (Isa. 33:12-14). As ser con aquellos deustedes que estn en un estado de no conversin, si continan en l.El poder infinito, la majestad y lo terrible del Dios omnipotente ser magnificado sobreti, en la inefable fuerza de tus tormentos. Sers atormentado en la presencia de los santosngeles, y en la del Cordero; y cuando te encuentres en ese estado de sufrimiento, loshabitantes gloriosos del cielo irn y vern el terrible espectculo, para que puedan ver loque es la ira y el furor del Todopoderoso; y cuando lo hayan visto, caern y adorarn esegran poder y majestad. "Y de mes en mes, y de da de reposo, en da de reposo, vendrntodos a adorar delante de m, dijo Jehov. Y saldrn, y vern los cadveres de loshombres que se rebelaron contra m; porque su gusano nunca morir, ni su fuego seapagar, y sern abominables a todo hombre" (Isa. 66:23-24).Es una ira eterna. Sera terrible sufrir este furor y esta ira del Dios Todopoderoso por unmomento; pero debes sufrirla por toda la eternidad. No habr fin para esta aguda yhorrible miseria. Cuando mires hacia delante, mirars una duracin infinita ante ti, la cualtragar tus pensamientos, y sorprender tu alma; y estars absolutamente desesperado deno tener liberacin, de no tener fin, de no mitigar, de no tener reposo del todo. Conocersciertamente que debers consumirte luchando contra esta venganza todopoderosa yausente de misericordia durante largas edades, millones de millones de edades. Y cuandoas lo hayas hecho, cuando esas tantas edades hayan pasado sobre ti de esa manera,conocers que eso es slo un punto de lo que queda. De manera que tu castigo serverdaderamente infinito. 0h, quin puede expresar cul es el estado del alma en talescircunstancias!. Todo lo que podamos decir acerca de ello solamente da unarepresentacin muy dbil; es inexpresable e inconcebible, porque "quin conoce elpoder de la ira de Dios?"Cun terrible es el estado de esos que diariamente y a cada hora estn en peligro de estagran ira y miseria infinita! Pero ese es el lgubre caso de cada alma en esta congregacinque todava no ha nacido de nuevo, no importa cun moralistas, estrictos, sobrios yreligiosos puedan ser. Oh, si tan slo consideraras esto, ya seas joven o viejo! Hay raznpara pensar, que hay muchos ahora en esta congregacin oyendo este discurso, que

    eventualmente sern sujetos de esta miseria por toda la eternidad. No sabemos quinesson, ni en qu asientos estn, ni qu pensamientos tienen ahora.Puede que ahora estn cmodos, y oigan todas estas cosas sin mucha turbacin, y estnahora engandose a s mismos de que ellos no son esas personas, prometindosetambin que escaparn. Si conociramos a una persona, slo de una en esta congregacin,que fuera sujeto de esta miseria, qu terrible sera pensar en ello! Si supiramos quines, qu vista ms terrible sera el mirar a tal persona! Cmo surgira un grito de lamentoamargo por l de parte del resto de la congregacin! Pero ay! en lugar de uno, cuntosde ustedes recordarn este discurso en el infierno! Sera un milagro si algunos de los queestn ahora presentes no se encontraran en el infierno dentro de poco tiempo, o antes deque este ao termine. Y no seria un milagro si algunas personas, de las que ahora estn

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    aqu sentadas en algunos asientos de esta casa de reunin, en salud, quietos y seguros, seencuentren all antes de maana en la maana.Aquellos de ustedes que continen en un estado natural, que piensen que sern libradosdel infierno ms tiempo, estarn all en poco tiempo! su condenacin no se tarda; vendrvelozmente, y, con toda probabilidad, muy prontamente, sobre muchos de ustedes.Ustedes tienen razn al admirarse de que no estn ya en el infierno. Es dudoso el caso dealgunos que ustedes han visto y conocido, que nunca merecieron el infierno ms queustedes, y que una vez parecan igualmente estar vivos como ustedes.Su caso ha perdido toda esperanza; ahora estn gritando en extrema miseria y perfectadesesperacin; pero ustedes estn aqu en la tierra de los vivientes, en la casa de Dios, ytienen una oportunidad de obtener salvacin. Qu no daran esas pobres, condenadas ydesesperanzadas almas por un da de oportunidad como el que ahora disfrutas! Y ahoratienes una oportunidad extraordinaria, un da en el que Cristo tiene ampliamente abiertala puerta de la misericordia, permanece all llamando, y gritando con alta voz a los pobrespecadores; un da en el que muchos estn unindose a El, y apresurndose a entrar en elreino de Dios.Muchos vienen diariamente del este, oeste, norte y sur; muchos que estuvieronltimamente en la misma condicin miserable en que estn ustedes, y que ahora estn enun estado de alegra, con sus corazones llenos de amor por aquel que los am y los lavde sus pecados con su propia sangre, y se gozan en la esperanza de la gloria de Dios.Cun terrible ser ser echado a un lado en aquel da! Ver a tantos festejando, mientraste ests consumiendo y pereciendo! !Ver a tantos regocijndose y cantando con gozo delcorazn, mientras tienes motivo para lamentarte con pena interior, y clamar a gritos convejacin del espritu! Cmo pueden descansar aun un momento en tal condicin? Noson sus almas tan preciosas como las almas de la gente de Suffield (un pueblo de lasinmediaciones) que estn yendo a Cristo da tras da? No hay muchos de ustedes aqu quehan vivido un largo tiempo en el mundo, y hasta este da no han nacido de nuevo? y sonas extranjeros de la nacin de Israel, y no han hecho otra cosa desde su existencia queatesorar ira en contra del da de la ira?Oh, seores, su caso, en una manera especial, es peligroso en extremo. Su culpa y durezade corazn es extremadamente grande. No ven ustedes cmo generalmente las personasde su edad son pasados por alto y dejados en el notable presente y maravillosadispensacin de la misericordia de Dios? Tienen necesidad de considerarse a ustedesmismos, y despertar por completo del sueo. No pueden llevar la carga del furor y la iradel Dios infinito. Y ustedes, hombres y mujeres jvenes, negarn esta preciosa poca que

    ahora disfrutan, cuando tantos otros de su edad estn renunciando a todas las vanidadesjuveniles, y yendo a Cristo? Tienen ahora una oportunidad extraordinaria; pero si larechazan, les pasar como a esas personas que gastaron todos los das preciosos de sujuventud en el pecado, y ahora han pasado a un estado de ceguera y endurecimiento.Y ustedes, hijos, que estn sin convertir, no saben que van al infierno, a sobrellevar laterrible ira de ese Dios, que ahora est enojado contigo cada da y noche? Estarn ustedescontentos de ser hijos del diablo, cuando tantos otros nios en la tierra estn convertidos,y han venido a ser los hijos santos y alegres del Rey de reyes? Que cada uno que est sinCristo, y colgando sobre el abismo del infierno, ya sea anciano o anciana, de medianaedad, joven o nios, oigan ahora los fuertes llamados de la palabra y la providencia deDios. Este ao aceptable del Seor, un da de tanto favor para algunos, ser sin lugar a

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    dudas un da de notable venganza para otros. Los corazones de los hombres seendureceran, y su culpa se incrementara aprisa en un da como ste, si niegan salud asus almas.Nunca hubo tanto peligro para estas personas de ser entregadas a la dureza de corazn yceguera de mente. Dios ahora parece estar reuniendo apresuradamente a sus escogidos detodas partes de la tierra; y probablemente la mayor parte de los adultos que se salvarn,sern trados dentro de poco tiempo, y ser como el gran repartimiento del Espritu sobrelos judos en los das de los apstoles. Los elegidos obtendrn la salvacin, y el resto sercegado. Si ste fuera tu caso, maldecirs este da eternamente, y maldecirs el da en quenaciste al ver el tiempo de repartimiento del Espritu, y desears haber muerto y haberteido al infierno antes de haberlo contemplado. Ahora, indudablemente, como lo fue en losdas de Juan el Bautista, el hacha est colocada de una manera extraordinaria a la raz delos rboles, para que todo rbol que no d buen fruto, sea cortado, y arrojado al fuego.Por tanto, que todo aquel que est sin Cristo, despierte ahora y huya de la ira por venir.La ira del Dios Todopoderoso se cierne ahora sobre una gran parte de esta congregacin.Que cada uno huya de Sodoma: "Dense prisa y escapen por sus vidas; no miren tras s,escapen al monte, no sea que perezcan."