paulo freire primer reflexión
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Gallo Luciana Docente Nivel Inicial
Es un texto muy interesante, para reflexionar sobre nuestra propia práctica
docente como así también sobre nuestra experiencia como alumnos en otros
momentos de nuestras vidas.
Paulo Freire enumera características como “la humildad, la amorosidad, la
valentía, la tolerancia, la competencia, la capacidad de decidir, la seguridad, la
ética, la justicia, la tensión entre la paciencia y la impaciencia, la parsimonia
verbal, como contribuyo a crear la escuela alegre, a forjar la escuela feliz. La
escuela que es aventura, que marcha, que no le tiene miedo al riesgo y que por
eso mismo se niega a la inmovilidad. La escuela en la que se piensa, en la que se
actúa, en la que se crea, en la que se habla, en la que se ama, se adivina la escuela
que apasionadamente le dice sí a la vida”.
Considero que de eso trata nuestra práctica educativa y la define muy
claramente, en lo personal siento que hay momentos en los que prevalecen
algunas de estas características y momentos donde prevalecen otras. Creo que
durante toda nuestra carrera buscamos el equilibro entre ellas, aprendiendo,
equivocándonos, y perfeccionándonos a través de la autocrítica y la reflexión.
Si tendría que nombrar una falencia, hablaría con respecto a la capacidad de
decidir, en mi experiencia considero que es uno de los aspectos a mejorar y
desarrollar, no por falta de decisión sino poder adquirir mayor seguridad en
dichas decisiones. Quizás es algo que se consiga con la experiencia, quizás es
algo que deba ir aprendiendo durante toda mi carrera. Objetivamente reconozco
que en mi práctica diaria es un aspecto en el que trabajo todos los días para
mejorarlo.
Por ello doy mucha importancia a la instancia de auto-evaluación, pero no
solo de los logros obtenidos sino de la manera en la que enseñamos, por qué lo
realizamos de esa manera y no de otra, o si realmente dejamos que los niños
realicen sucesivas aproximaciones al saber socialmente establecido. La
Gallo Luciana Docente Nivel Inicial
construcción del conocimiento es progresiva y a través de acuerdos, creo que
como docentes debemos guiarlos para llegar a conclusiones, a veces provisorias.
¿Cuáles son los sentidos de nuestras preguntas? ¿Problematizar? ¿Observar
quién responde correctamente a lo esperado y quién no?, son preguntas que
debemos tener en cuenta al pensar las actividades. Todos juntos deben llegar a la
respuesta a través de preguntas que los guíen en su camino de aprendizaje.
En mi caso, crecí en una educación en la cual profesores premiaban al primero
en terminar un ejercicio matemático con un 10 y pocos evaluaban el proceso del
ejercicio. Recién luego del secundario, tuve la experiencia de aprender a estudiar
razonando, cuestionando y no repitiendo.
Muchas de las cualidades de las que habla el autor en mi parte tienen que ver
con ello, una educación progresista es una educación que ayuda a enseñar a
criticar, a cuestionar, a quién sea necesario, sin miedo a ser condenado por ello.
Los niños deben desde chicos saber los fundamentos de los “no” que
establecemos los adultos y poder reflexionar sobre las decisiones que se toman
como grupo en general.
Finalmente creo que todas estamos en un hermoso camino que es enseñar y
me parece un buen espacio para rever nuestra práctica docente. Por otro lado
considero positivo que desde la Institución se forje una enseñanza a partir de la
contención, la escucha, la solidaridad y empatía en el otro, ya sea para con los
niños o para con las familias, teniendo en cuenta las carencias que algunas de
ellas poseen. Está íntimamente relacionado con el pensamiento de Freire: “La
escuela en la que se piensa, en la que se actúa, en la que se crea, en la que se
habla, en la que se ama, se adivina la escuela que apasionadamente le dice sí a la
vida”; estas cualidades se observan en nuestra institución y dan ganas de seguir
apostando por un futuro mejor para todos.