Las Pastillas contra el dolor ajeno son un símbolo de apoyo y de compromiso con MSF

(Médicos Sin Fronteras) en su lucha por tratar a personas que padecen enfermedades

olvidadas.

El coste total de cada una de las cajas de Pastillas

contra el dolor ajeno es de 20 céntimos de euro: 7

céntimos de producción, 5 céntimos más

correspondientes a la manipulación del expositor

de las cajas de pastillas y su embalaje y 8 céntimos

de IVA.

Este precio es tan extraordinariamente ajustado

gracias a una larga cadena de esfuerzos y ayudas

de diferentes entidades, empresas y personas,

que han colaborado casi gratuitamente o a precio

de coste en el proceso de producción de las pastillas, la manipulación de los envases o

su transporte a las farmacias.

Los ingresos netos procedentes de esta campaña se destinarán íntegramente a financiar

proyectos de MSF sobre malaria, tuberculosis, enfermedad del sueño, kala zar, SIDA

pediátrico y Chagas.

Los Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria internacional

que asiste a poblaciones en situación precaria, a víctimas de catástrofes y de conflictos

armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política.

Como complemento a la acción médica sobre el terreno, en 1999 MSF decidió poner en

marcha la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales, cuyos objetivos son:

1. Hacer asequibles para todos los pacientes y todos los países los medicamentos

esenciales.

2. Favorecer la aplicación de acuerdos comerciales a favor del acceso a medicamentos.

3. Estimular la investigación y desarrollo (I+D) de nuevos medicamentos, vacunas y

diagnósticos para enfermedades olvidadas.

Tras hacer una breve introducción de la asociación de Médicos Sin Fronteras (MSF), se

trata de un anuncio que intenta convencernos de comprar unas pastillas que no tienen

función de medicamento sobre nosotros sino que son como caramelos y con su compra

ayudamos a personas de países menos desarrollados a que puedan tener acceso a

medicamentos, de ahí su nombre “pastillas contra el dolor ajeno”.

Tanto el montaje del anuncio como el mensaje que transmite intentan tocar la

sensibilidad del espectador, juegan un poco con sus sentimientos.

Bajo mi punto de vista es una forma más de hacer marketing pero esta vez con un

propósito más humanitario que comercial. En realidad la iniciativa está bien si de verdad

sirve para ayudar a otras personas a superar enfermedades. En este caso, las pastillas

contra el dolor ajeno tienen un principio activo contra el dolor ajeno que es el amor.

Arancha Nieto Uceda

3º Infantil. Mención: TICE