64 empresa global mayo 2009

punto y aparte :: paseo global

Emilio Ontiveros es presidentede Afi y catedrático de Economíade la Empresa de la UAM.E-mail: eontiveros@afi.es

China resucita los DEG

En marzo pasado, las reservas in-ternacionales de China ascendíana 1,954 billones de dólares, 7.700

millones más que al termino del trimes-tre anterior, según el banco central deaquel país. Lo que las autoridades nun-ca desvelan es la composición, pero di-versas estimaciones sitúan laproporción de activos denominados endólares en el entorno del 70%. De ellos,una amplia mayoría serán activos delTesoro, bonos que financian la crecien-te deuda pública estadounidense, perotambién hay instrumentos menos segu-ros, como los emitidos por las agenciashipotecarias Fannie Mae y Freddie Macintervenidas el pasado verano.

Cifras tales conceden un protagonis-mo diferencial a las autoridades chinasen el mantenimiento de la estabilidadfinanciera de EEUU. Decisiones de asig-nación de esas reservas condicionan elbienestar de los ciudadanos americanos.Y, en esas decisiones, influirá el gradode satisfacción con los rendimientos aesas cuantiosas inversiones. Todo eso co-bra en las condiciones actuales de ges-tión de la crisis una importanciadiferencial. Concede a la todavía consi-derada «economía emergente» un pesoespecífico de gran potencia.

Y esta gran potencia no está muysatisfecha con los rendimientos de susinversiones en dólares. Los tipos de in-terés no han dejado de caer y el tipo decambio del dólar no ha dejado de de-preciarse. Las autoridades chinas sa-ben que, si la composición de esasexcepcionales reservas internacionaleshubieran sido menos intensivas en dó-lares, los resultados hubieran sido mu-cho mejores. Y desde luego, si de ellashubieran estado ausentes algunos delos instrumentos financieros de altoriesgo, como los productos con subprime,que desencadenaron la crisis financie-ra actual.

Recordaba Paul Krugman en uno desus artículos a principios de abril el

chiste que circulaba cuando emergió lacrisis, en el que se afirmaba que, final-mente, EEUU había conseguido equili-brar sus relaciones comerciales conChina: «ellos les vendían juguetes enve-nenados y pescado en mal estado yEEUU les colocaban activos financierosfraudulentos». O aquellos otros, podría-mos añadir, que, sin serlo, están apor-tando una rentabilidad decepcionante,consecuencia, en gran medida, de laspérdidas de capital originadas por lasignificativa depreciación del tipo decambio. Son razones que justifican esecuestionamiento de la tradicional pre-ferencia, no sólo China, por los activosen dólares en las reservas oficiales.

Las probabilidades de alteraciónsignificativa en esa relación son tantomayores cuanto más explícita es la con-tracción de las exportaciones chinasconsecuente con la crisis. Previsible-mente, esas reservas chinas irán men-guando a medida que se usen en elestímulo de la demanda interna, que,como hemos visto, falta le va a hacer.No está claro que en el futuro Chinasiga invirtiendo significativamente me-nos que ahorra.

Es en este contexto en el que las au-toridades chinas se han incorporado alas voces que cuestionan la hegemoníadel dólar en las finanzas internaciona-les. El Gobernador del banco centralchino ha sugerido la creación de unamoneda de reserva supranacional, unasuerte de renovados derechos especialesde giro (DEG).

No se puede pasar por alto el reno-vado protagonismo de estas unidadestipo cesta, creadas en 1969. El comuni-cado de la última reunión del G-20, enel punto 19, refleja el acuerdo para rea-lizar una «asignación de DEG, que in-yectaría 250.000 millones de dólares enla economía mundial, incrementandola liquidez mundial». Una señal más enese desplazamiento del poder que la cri-sis financiera ha acelerado ::

«Y esta granpotencia no estámuy satisfecha conlos rendimientosde sus inversionesen dólares»

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