partido socialista...

En el 2017 todos con la 17

Partido Socialista Ecuatoriano

Edición:Partido Socialista EcuatorianoDiseño y diagramación:Andrés Gámez Mejía

Quito - Ecuador Octubre 2015

* Se permite la reproducción total oparcial de este libro siempre y cuandose cite la fuente.

Poder entregar este libro es un esfuerzo colectivo y quisiera agradecer especialmente a nuestra mi-litancia, a mis compañeros y compañeras, porque con ustedes la construcción de la Patria Socialista está cada día más cerca.

¡Hasta la victoria siempre!

Fabián Solano MorenoPresidente del Partido Socialista Ecuatoriano

Contenido

Introducción............................................................ 9

89 años con alma socialista.................................... 15

La necesidad de forjar la unidadcon las fuerzas revolucionarias ecuatorianas........... 35

Las enmiendas constitucionales yla consolidación del proyecto político...................... 41

Línea Política.......................................................... 46

Programa de Gobierno........................................... 76

INTRODUCCIÓN

EN EL 2017 TODOS CON LA 17PARTIDO SOCIALISTA ECUATORIANO

La globalización neoliberal se ha abierto paso en América Latina y el mundo, convirtiéndose en la con-traofensiva conservadora que está a punto de liquidar a la humanidad. El método de ordenamiento de la vida que se ha impuesto es el del afán multiplicador de la productividad económico-mercantil; es decir, “una versión más agresiva para someter el desarrollo de la vida al mercado”.

Fabián Solano MorenoPresidente del Partido Socialista

Ecuatoriano

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El 2017TODOS CON LA 17

Siempre se buscó optimizar la tasa de ganancia del capi-tal, el fetichismo por la ganancia a costa de todo. Resul-ta inevitable reconocer el sentido original de la existen-cia del capitalismo como una nueva condición humana caracterizada por la abundancia de la riqueza social y la emancipación de los individuos particulares. Como re-sultado de esto, tanto la libertad como la igualdad han sido relativizadas, mejor dicho: han devenido en irreales.

Sin embargo, cuando se avizoraba el triunfo definitivo del capitalismo (el american dream), el dispositivo civili-zatorio del sistema, desde hace algún tiempo, entró en un callejón sin salida. La mayor crisis económica de la historia del capitalismo con su puntal en el espacio fi-nanciero, de inconmensurables efectos a nivel global, es muestra de la evidente decadencia del mismo. A esto se deben sumar otras crisis como la energética, la alimen-taria, la decadencia del imperio –incluido su complejo militar-industrial, la crisis ambiental y también la crisis cultural. Todas estas son expresiones de una gran crisis, a la que podemos denominar como “totalizante”, incluso civilizatoria.

Cada día es más evidente que el imperialismo no puede solucionar sus propias contradicciones; por eso, los mo-vimientos de liberación democrática en Asia, África y so-bre todo América Latina crecen vigorosamente, afirmando su independencia frente a la subordinación imperialista.

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La lucha en América Latina se desarrolla en este ambiente general de acción y cuenta con distintos gobiernos pro-gresistas.

Nuestro país no es ajeno a esta realidad. Actualmente nos encontramos ante una alternativa de gran trascendencia: o triunfa el pueblo y marchamos por la liberación democrá-tica y social o se agravan nuestras condiciones de depen-dencia al imperialismo.

En Ecuador se está llevando a cabo un proceso político ca-racterizado por el crecimiento económico y la inversión so-cial que se desarrolla en el marco del capitalismo mundial. El ritmo de crecimiento es variable y en dependencia del factor externo. Ante esta situación, se ha hecho evidente, en mayor medida, la contradicción entre los grupos domi-nantes, representados por la oligarquía, y por otro lado los sectores sociales y populares.

Las luchas diarias de todos los sectores de masas, por sus reivindicaciones inmediatas, van acompañadas de signifi-cativos esfuerzos por solucionar los problemas nacionales. Es natural que en este contexto se observe en todo el país el aumento de la conciencia de las masas.

El Partido Socialista Ecuatoriano comprende la com-pleja situación nacional, la examina desde el punto de vista de los principios del socialismo, sin olvidar la

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problemática internacional y su correlación de fuerzas, a fin de trazar una táctica y estrategia correctas para avanzar al socialismo.

Durante el periodo en el que hemos asumido la Dirección del Partido Socialista, la influencia de nuestro Partido cre-ció inmensamente y este elemento ha sido decisivo para el avance revolucionario en nuestro país. Nuestro Partido goza de un amplio respaldo del pueblo ecuatoriano, tal como se ejemplificó en las últimas elecciones locales del 2014. Sin embargo, ello nos obliga a perfeccionar y profun-dizar nuestras concepciones, como también a robustecer a nuestra organización. Este objetivo tiene que apoyarse en el movimiento y relación con el pueblo, el único que puede impulsar y abrir las perspectivas futuras de la trans-formación del país.

Nuestra obligación socialista se inspira en la historia de lu-cha del pueblo ecuatoriano, que ha conquistado las gran-des metas por la liberación, destruyendo los obstáculos y fuerzas que impiden avanzar al socialismo. Concebir las conquistas es un proceso que necesita aprovechar todos los elementos, participar activamente y apoyar toda con-tribución. Por ello, las posiciones sectarias que frenan la acción de nuestro Partido tienen que ser combatidas. Son todas las fuerzas progresistas y democráticas las que te-nemos que agruparnos para actuar resueltamente en con-tra de los grandes enemigos del pueblo.

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Los documentos que publicamos a continuación recogen los anhelos, sentimientos y aspiraciones de millones de ecuatorianos, que desean una vida mejor y luchan por al-canzar un régimen de progreso, bienestar y solidaridad.

Vivimos tiempos de grandes perspectivas y decisiones en las que se avizora un futuro esperanzador, el mismo que al-canzaremos uniendo a todos los sectores de nuestro pue-blo para cumplir nuestro deber con la historia.

No es un camino fácil. Tenemos grandes obstáculos que defender. Pero la victoria será del pueblo ecuatoriano y la bandera del Partido Socialista flameará en todo los rinco-nes de la Patria.

¡Con alma socialista!

89 AÑOS CON ALMA SOCIALISTA

Por Fabián Solano Moreno

Con frecuencia, la historia parece que-darse estancada durante largos periodos de tiempo, y de repente se produce una impresión repentina de acontecimientos que hacen evolucionar o involucionar la conciencia de los pueblos con una rapi-dez extraordinaria.

Desde su constitución el 23 de mayo de 1926, el Partido Socialista Ecuatoriano ha planteado como objetivo fundamental la organización del pueblo ecuatoriano y de todos los sectores patrióticos y demo-cráticos comprometidos con la transfor-mación estructural del sistema capitalista

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imperante y del modelo neoliberal. Se propone la construc-ción de una nueva sociedad humanista y democrática con justicia social, equidad de género y generacional, la sobe-ranía, la interculturalidad, el respeto al medio ambiente, la economía sustentable y productiva, la descentralización, la integración subregional, regional del continente.

A partir de 2007 en Ecuador y América Latina los acon-tecimientos empezaron a precipitarse de manera vertigi-nosa y las circunstancias políticas y sociales, así como la conciencia colectiva, se vieron transformadas en un corto espacio de tiempo. Conceptos impensables de ser puestos encima de la mesa empezaron a entrar dentro del campo de lo posible y a salir del armario de la indiferencia.

En el contexto actual, en el que un orden democrático go-bierna los asuntos públicos y la vida de cada ciudadano, y lo hace además a través de organismos democráticos, se torna de nuevo una necesidad histórica la construcción de un Poder que supere el marco político e institucional esta-blecido, que de manera transversal confronte dialéctica y efectivamente con él, limitando a las clases dominantes al tiempo que empodera a las clases populares, hasta el pun-to de que ese nuevo poder vaya haciéndose hegemónico frente al sistema representativo burgués.

El período actual, pues nos parece crítico, porque el Partido está superando ese carácter artesanal y esa dispersión y

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exige con urgencia el paso a una forma superior, más unida, mejor y más organizada, por la que nos consideramos obli-gados a trabajar.

Construyamos Socialismo desde las Bases

Es una expresión muy popular, el pueblo la repite constan-temente teniendo presente, que estamos en un país que vive todavía en capitalismo, sólo que iniciamos un cami-no de construcción hacia el socialismo, es decir, estamos dando pasos contra la corriente mundial.

Es imperativo en la construcción del socialismo, ir constru-yendo y reforzando nuestra propia ideología nacida de la entraña de la tierra, de las necesidades, del corazón, de la esperanza y aspiraciones del pueblo.

¿Por qué construir Socialismo?

Porque el socialismo significa propiedad social de los me-dios de producción, tales como: la tierra, las máquinas y todo aquello necesario para la producción de bienes y ser-vicios con respeto al ambiente y al planeta.

Debemos combatir el modelo capitalista, erradicarlo de nuestra patria, dado que este, explota hasta su agotamien-to, las fuerzas productivas de la naturaleza, el aire, el agua, petróleo, gas, la energía, etc., el trabajo y los medios de producción.

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“el poder del pueblo organizado en las más diversas y disímiles formas de participación para la toma de decisiones en todos sus ámbitos político, económi-co, social, ambiental, organizativo, internacional y para el ejercicio pleno de su soberanía”.

Es decir, el Poder Popular se ejerce y se expresa legí-timamente a través de todos los medios organizados de participación ciudadana y protagonismo político, con un ejercicio directo a través de las asambleas y los órganos del Poder Popular, e indirecto a través del sufragio para la elección de representantes, y en los referéndums activados para la toma de decisiones trascendentales.

Desde una óptica marxista, el Poder Popular es una propuesta para la construcción del socialismo me-diante un modelo de democracia participativa y pro-tagónica. Ernesto Guevara afirmaba que para la cons-trucción del Poder Popular es necesario desarrollar

El Poder Popular es fundamental en la construcción del socialismo. La teoría revolucionaria es fundamental para la revolución, para el impulso revolucionario, para el rumbo revolucionario, para el rumbo socialista.

De la lectura a varios pensadores revolucionarios podemos colegir al Poder Popular como:

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El concepto de “Poder Popular” se ha convertido en un sig-nificante clave para las nuevas vanguardias y movimientos populares que se desarrollan en nuestro continente.

Construir esas formas de representación es hoy una ne-cesidad estratégica, impuesta tanto por la maduración de nuestras organizaciones como por la necesidad de efica-cia propia de una coyuntura más exigente.

La construcción de una herramienta política que recoja lo mejor de la militancia desplegada durante el último pe-riodo y dé lugar a formas novedosas de articulación entre eficacia organizativa, pluralismo ideológico y democracia interna, constituye la tarea central de nuestra coyuntura. No hay ninguna garantía de éxito y bien puede suceder que las experiencias organizativas que se propusieron re-novar la izquierda anticapitalista en nuestro país recaigan en las vías muertas del sectarismo o el oportunismo. Todo depende de la lucha. Hoy asistimos a una oportunidad histórica de construir algo nuevo en la izquierda revolu-cionaria de nuestro país. Si conseguimos dar lugar a una

“los gérmenes del socialismo que están presen-tes en el pueblo, y atender las expectativas, las aspiraciones y los valores presentes en las clases populares”.

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forma superior de unidad que supere la intoleran-cia y el sectarismo, la izquierda habrá sentado las bases para empezar a construir el anhelado buen vivir de nuestro país.

El Partido Socialista Ecuatoriano tiene vocación de gobierno, tiene el deber y la intención de un buen gobierno. Un Gobierno que responda a las justas demandas sociales, que esté atento a las necesidades reales, sentidas o no por los ciuda-danos y que tenga la agilidad y la creatividad su-ficiente para iniciar un futuro de cambio para una mejor calidad de vida. Y un gobierno que no privi-legie ni diferencie en su interés a los ciudadanos.

Hablamos del Poder Popular, lo tenemos siempre presente en nuestros discursos; decimos que esta-mos construyendo y fortaleciendo el Poder Popu-lar pero, ¿tenemos claridad política y conceptual de qué significa el Poder Popular? ¿Qué repre-senta el Poder Popular para el socialismo que queremos construir en nuestro Ecuador? ¿Cuál es nuestro papel en el Gobierno de la Revolución Ciudadana en la construcción y consolidación del Poder Popular? ¿Ya existe un Poder Popular constituido en nuestro país que requiera fortale-cimiento o lo estamos construyendo? Responder de manera crítica a éstas y otras preguntas que

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En Ecuador, el Poder Popular debería ser la esencia de la sociedad socialista que queremos construir y encuentra su principal sustento en los principios establecidos en la Constitución de la República que en su Artículo 1 señala:

Hablar del Poder Popular, es hacer referencia a un pueblo organizado que asume directamente las riendas del pro-ceso de transformaciones socialistas, esto se traduce en términos muy concretos en: Participación Directa y Prota-gónica en el Diseño, Ejecución y Control Social de las Po-líticas Públicas, Presupuestos, Planes de la Nación, Pro-gramas y Proyectos Estratégicos en los diferentes ámbitos de la vida nacional; en tal sentido, Poder Popular es De-mocracia Directa, es un pueblo gobernando y ejerciendo su soberanía, participando de las decisiones de Estado y en los distintos espacios o ámbitos de la gestión pública en función de resolver sus necesidades y problemas como condición indispensable para alcanzar el Buen Vivir.

nos formulemos es una tarea indispensable y urgente para sustentar y orientar nuestra práctica de gestión pública ha-cia la construcción del Poder Popular.

“La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de partici-pación directa previstas en la Constitución”.

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El PSE en el marco de la democracia participativa plantea la obligación de la rendición de cuentas y el derecho a la revocatoria del mandato de los funcionarios y represen-tantes de elección popular que incumplan con el mandato popular o incurran en actos de corrupción.

El aparato del Estado ocupa un lugar central en la lu-cha revolucionaria, como instrumento del que se sirve la clase social dominante para imponer sus intereses sobre el conjunto de la sociedad. Por su conquista han luchado los hombres y mujeres progresistas y demo-cráticos ecuatorianos, quienes en estos momentos es-tán dirigiendo el centro de gravedad de nuestro Estado. Compañeras y compañeros el Poder Popular no se inventa por decreto,se construye de a poco, pues implica, entre muchas cosas, procesos complejos de transformación de la conciencia política e ideológica de ciudadanas y ciudadanos; pero sobre todo, de un buen número de servidoras y servidores públicos quienes, por diversas razones, rechazan o no les interesa la idea de transferir poder al pueblo, de integrar o articular la gestión pública de los diferentes entes del Gobierno entre las pro-pias instituciones gubernamentales y con las organizacio-nes populares.

El Poder Popular es el ejercicio pleno de la soberanía por parte del pueblo en lo político, económico, social, cultural,

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ambiental, internacional, y en todo ámbito del desenvol-vimiento y desarrollo de la sociedad, a través de sus di-versas y disímiles formas de organización, que edifican el Estado Comunal.

El Poder Popular se fundamenta en el principio de sobera-nía y el sentido de progresividad de los derechos contem-plados en la Constitución de la República, cuyo ejercicio y desarrollo está determinado por los niveles de conciencia política y organización del pueblo.

El Poder Popular tiene por finalidad garantizar la vida y el bienestar social del pueblo, mediante la creación de meca-nismos para su desarrollo social y espiritual, procurando la igualdad de condiciones para que todos y todas desarro-llen libremente su personalidad, dirijan su destino, disfru-ten los derechos humanos y alcancen la suprema felicidad social; sin discriminaciones por motivos de origen étnico, religioso, condición social, sexo, orientación sexual, iden-tidad y expresión de género, idioma, opinión política, na-cionalidad u origen, edad, posición económica, condición de discapacidad o cualquier otra circunstancia personal, jurídica o social, que tenga por resultado anular o menos-cabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y garantías constitucionales.

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Entonces podemos decir que el Poder Popular consiste también en:

Impulsar el fortalecimiento de la organización del pueblo, en función de consolidar la democracia prota-gónica revolucionaria y construir las bases de la socie-dad socialista, democrática, de derecho y de justicia.

Generar las condiciones para garantizar que la iniciati-va popular, en el ejercicio de la gestión social, asuma fun-ciones, atribuciones y competencias de administración, prestación de servicios y ejecución de obras, mediante la transferencia desde los distintos entes políticos territoria-les hacia los autogobiernos comunitarios, comunales y los sistemas de agregación que de los mismos surjan.

Fortalecer la cultura de la participación en los asuntos públicos para garantizar el ejercicio de la soberanía popular.

Promover los valores y principios de la ética socialista: la solidaridad, el bien común, la honestidad, el deber so-cial, la voluntariedad, la defensa y protección del ambiente y los derechos humanos.

Coadyuvar con las políticas de Estado en todas sus ins-tancias, con la finalidad de actuar coordinadamente en la ejecución del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación y los demás planes que se establezcan en cada

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uno de los niveles políticos territoriales y las instancias po-lítico administrativas que la ley establezca.

Establecer las bases que permitan al pueblo organiza-do el ejercicio de la contraloría social para asegurar que la inversión de los recursos públicos se realice de forma efi-ciente para el beneficio colectivo; y vigilar que las activida-des del sector privado con incidencia social se desarrollen en el marco de las normativas legales de protección a los usuarios y consumidores.

Entonces cuál es nuestra tarea sino la de elaborar un nuevo Programa de Gobierno del PSE un programa que recoja e incluya íntegramente la constitucionalidad del Buen Vivir como política de Estado que lo tenemos que hacer con la participación de todas y todos los ecua-torianos progresistas que quieran y puedan darnos sus ideas, sus reflexiones y participar en los debates sobre las mismas, con un equipo de compañeros con expe-riencia y juventud con ganas de cambiar el Partido y cambiar a Ecuador y volver a la senda del progreso.

Analicemos profundamente la desarticulación de las instituciones públicas y la falta de eficiencia y efica-cia en su gestión; la mentalidad pequeño burguesa, la ineficiencia, la falta de planificación y el pragmatis-mo inconsistente de la mayor parte de la burocracia

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con capacidad de decisión del Estado y las empresas públicas.

Tomemos en cuenta en la elaboración de nuestro Programa de Gobierno la fragmentación de la conciencia social, con-secuencia de 500 años de colonialismo, neocolonialismo y capitalismo dependiente, social y técnica del trabajo; de la alienación que a ella le es inherente; el egoísmo individua-lista, la mentalidad consumista, la falta de valores huma-nistas y de una conciencia realmente socialista en la mayor parte de los trabajadores y las comunidades; y por tanto, de una ideología revolucionaria anticapitalista.

Por ello, el objetivo del proyecto político de los y las socia-listas para los próximos días consiste fundamentalmente en la organización partidista y difundir el nuevo Programa de Gobierno del Partido Socialista Ecuatoriano.

Esto es así por dos razones: en primer lugar, porque el cumplimiento de nuestras promesas es un elemento bá-sico que nos hemos comprometido con la ciudadanía; en segundo lugar, porque se trata de elaborar un Programa consistente, coherente con el proyecto socialista, larga-mente discutido y ampliamente compartido con los diver-sos sectores sociales. Un programa realista que tiene que ser elaborado desde la vocación y responsabilidad que siempre ha caracterizado a nuestro Partido.

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Hay que estar orgullosos de ser socialis-tas y el trabajo que emprenderá el Partido durante los próximos meses lo volverá a demostrar una vez más. Somos el partido del cambio. Lo hemos sido en el pasado y también lo seremos en el futuro.

A toda la militancia les decimos que el PSE va a dar res-puesta a sus reclamaciones y necesidades con el progra-ma del gobierno del cambio.

El Partido Socialista Ecuatoriano, con 89 años de historia, es una organización política de los hombres y mujeres que luchan contra todo tipo de explotación, aspirando a trans-formar la sociedad para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz que lucha por el progreso de los pueblos.

Nuestra razón de ser es la de contribuir a alcanzar una so-ciedad mejor, detectando los problemas y aportando so-luciones, sobre la base de los principios de libertad, igual-dad, solidaridad y justicia social.

Somos un Partido de progreso al servicio de la ciu-dadanía, abierto a la participación de hombres y mu-jeres que expresan sus ideas, sus preocupaciones y que buscan soluciones. Somos un Partido transpa-

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rente, abierto a los cambios, a la evolución y a la innovación. Que cree y practica otra forma de hacer política: la que se entiende, la que es participativa, la que es próxima a los ciudadanos y las ciudada-nas, sensible a sus problemas y reivindicaciones.

Un Partido que aborda los problemas complejos de una sociedad cambiante como la que vivimos, buscando solu-ciones que hagan efectivos los principios de:

Libertad, para que toda persona pueda llevar a cabo su proyecto personal de vida.

Igualdad, de condiciones para que todas las personas puedan desarrollar sus capacidades y potencialidades.

Solidaridad, para que todas y todos los ecuatorianos tengamos aseguradas nuestras necesidades básicas.

Finalmente, compañeras y compañeros, quiero expresar-les que a propósito de los 8 años la Revolución Ciudadana, altos funcionarios del gobierno de la revolución ciudadana han manifestado a voz de cuello:

“El Ecuador ya cambió, es un país distinto, una nación con cambios irreversibles que se han consolidado y que están en la conciencia de la ciudadanía”

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Esa visión autocomplaciente carece de realismo, y es peligrosa en las actuales circunstancias de crisis y amenazas, por lo que el PSE hace las siguientes consideraciones:

Si entendemos el cambio como las transforma-ciones en las estructuras económicas, las supe-restructuras políticas y las relaciones de poder que las sustentan, los cambios logrados en esta corta fase, a criterio del PSE, solo configuran una revolución aún en gestación.

Considerar “irreversibles” los importantes logros en educación, salud, alfabetización, reducción de la pobreza, mejor cobro de impuestos, políticas de inclusión social, inversiones públicas, y afir-mación soberana e integracionista del Estado en políticas externas, y realizaciones significantes en obras públicas entre otros, es iluso, pues un gobierno de derecha, en menos tiempo, podría desmontar todo lo reco-rrido en esas áreas. Ya lo hizo el gobierno de Violeta Chamo-rro en Nicaragua, cuando la coalición de derecha UNO, con descarado apoyo financiero gringo, interrumpió el avance de la Revolución Sandinista.

Sucedió igual cosa en Chile cuando la extrema derecha unida le ganó las elecciones a una izquierda dividida y se

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entronó a Sebastián Piñera en el Gobierno de ese país y restableció plenamente el neoliberalismo. No existe la irreversibilidad de los cambios del corto plazo.

La propuesta de cambio de la matriz productiva, hecha históricamente por la izquierda a la que nos pertenece-mos, y que por primera vez en la historia contemporánea del país un gobierno la acoge, ha abierto esa posibilidad de cambios estructurales -como los que Alfaro abrió a la sociedad burguesa y al capitalismo con su revolución de 1895- pero aún está dando sus primeros pasos, no exentos de contradicciones y sujetos a factores que so-brepasan la mera voluntad política de un gobierno.

Recordemos que los 17 años de revolución montonera no fueron irreversibles, ni impidieron que los terratenien-tes retomen el poder político, ni que impongan su pre modernidad a lo largo del siglo XX. Por supuesto, si se entiende “el cambio” restringido a la recuperación del Estado y sus funciones en el proceso nacional de acu-mulación capitalista, ese “cambio” ya se habría dado y no se necesitaría ir más allá. Los que así piensan pueden estar felices. Pero, esta anti-utopía no fue propuesta por la revolución ciudadana. También por ello es peligrosa esa autocomplacencia.

Por otra parte, si miramos la reforma del Estado enca-minada a sentar las bases jurídico-políticas de la revolu-

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ción, ciertamente, se han aprobado leyes fundamentales que están posibilitando la transformación en distintos campos y pese a las activas resistencias de sus actores. Pero en otros casos esa misma reforma está en curso y se expresa en las decenas de leyes y reformas de leyes en debate actualmente en la Asamblea Nacional en distintas áreas. Es decir, no hemos cerrado aún la reforma del Es-tado. Más bien, continuamos en esa transición iniciada con el proceso constituyente en 2007. Pero, si únicamen-te entendemos el cambio como un proceso circunscri-to a la relegitimación del Estado burgués desacreditado y deslegitimado de fines del siglo XX, ésta ya se habría conseguido con creces. De acuerdo al Plan Nacional del Buen Vivir la utopía de la revolución es, precisamente,

“…desmantelar el Estado burgués y trabajar hacia la construcción de un Estado popular…”.

Por ello, no es correcto afirmar que el Ecuador “ya cambió” de modo “irreversible”. Si el día de mañana se modifica la correlación de fuerzas y la oligarquía se encarama en la conducción del estado, estaremos dejando un Estado más moderno y relegitimado para que nos dominen otros cien años pues las bases de su poder económico permanecen intactas. Los oligarcas han sido desplazados del poder, pero acechan por el poder.

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¡Hasta la victoria siempre!

Siendo así, es indispensable romper con la autocompla-cencia, elevar la crítica y asegurar la continuación, profun-dización y, sobre todo, radicalización de este proceso que apoyamos decididamente, y que hasta hoy tenemos la es-peranza de que avance.

Sin embargo, estando el PSE fuera del Gabinete Ministe-rial, y por lo tanto carecer de una interlocución permanen-te con el Ejecutivo Nacional, creemos indispensable plan-tearles que las dificultades del actual momento, agravadas por preocupantes indicios de corrupción, adversidades internacionales en el precio del petróleo, la amenaza de la fuga de capitales, y las arremetidas desestabilizadoras de fuerzas internas y externas, el Gobierno Nacional debe enfrentar las nuevas circunstancias con mayor y decidida participación desde la base social. Una gran movilización ciudadana debe acompañar el cambio en la “matriz pro-ductiva”, y ésta ir acompañada, para ser tal, de una Re-volución Agraria. Solo los cambios hechos partiendo de la base social y con directa participación del pueblo como actor principal y asociado a esos cambios, sientan las con-diciones de su permanencia.

LA NECESIDAD DE FORJAR LA UNIDAD CON LAS

FUERZAS REVOLUCIONARIAS ECUATORIANAS

La izquierda ecuatoriana conoce su historia y sabe también que solamente por

medio de la unidad y las alian-zas se consolidan los procesos sociales. La actual coyuntura política, que genera su fortaleza a través de los sectores más pro-gresistas de la sociedad, permite afianzar dicha historia.


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Experiencias de unidad de la izquierda ecuatoriana han existido a lo largo de la historia: el FIU (Frente de Izquierda Unida) o el Frente Amplio de Izquierda (FADI) son muestra de aquello, sin olvidar, por otro lado, toda la experiencia que sirvió para rechazar en su momento al TLC, OXY y las políticas neoliberales.

En esta última década, luego de que se instalara la Asamblea de Montecristi y el gobierno de la Revolución Ciudadana, se procedió a fortalecer un proceso político que llevara a cabo el cambio de época necesario e indispensable, incentivando la unidad de los sectores democráticos y progresistas.

El Partido Socialista es partícipe de la unidad. Nuestro Par-tido logró constituir alianzas sin perder los principios. He-mos respaldado el accionar de la Revolución Ciudadana en todos los lugares en los que se generan procesos de cambio. Estamos colaborando en el cambio de la matriz productiva, así como de la matriz de conocimiento, con el objetivo de que se construya una Patria Socialista con más oportunidades para la gente y con más énfasis en reducir las asimetrías sociales agrupadas en la élite económica.

Sin embargo, las incomprensiones del momento po-lítico actual, los resabios de “vanguardismo” de cier-tas organizaciones, inclusive los falsos purismos y el sectarismo han sido las problemáticas principales que obstaculizan la unidad.


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Por ello, es necesario e imprescindible replantear nues-tros objetivos y tener relaciones con diversas organiza-ciones de izquierda, popular, democrática y antiimpe-rialista. Debemos, por medio de una plataforma política construida en conjunto, concretar la conformación de una organización amplia para el accionar político permanente, como lo estamos realizando en el Frente Unidos. Es un imperativo histórico agilizar la construcción de una agen-da común, fundamentada en el respeto recíproco de las diversidades ideológicas.

Uno de los históricos dirigentes revolucionarios de Lati-noamérica, Shafik Handal, se refería al respecto:

“El proceso hacia la unificación es y será complejo: comprende a la vez: los acercamientos, el diálogo amistoso y la polémica ideológica, el esfuerzo por converger hacia la unidad de acción y la discusión de las divergencias, el esfuerzo por suprimir la viru-lencia en este debate y por alcanzar acuerdos cada vez más significativos, la cooperación práctica mutua y la emulación en el trabajo por el desarrollo de cada organización; el esfuerzo por superar el hegemonismo sectario”.

Articular la unidad en base a problemáticas concretas nos llevará a avanzar de la movilización parcial a las lu-chas por los intereses reales. En ese plano se sitúa nuestra propuesta para luchar conjuntamente y unir a la


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“El deber de un partido auténticamente revolucio-nario no es declarar que es imposible renunciar a todo compromiso, sino saber a través de todos los compromisos cuando son inevitables permanecer fiel a sus principios, a su clase, a su misión revolu-cionaria, a su tarea de preparar la revolución y de educar a las masas populares para la victoria en la revolución”.

La conquista de un interés inmediato será el objeti-vo que nos una; sin embargo, los intereses a largo plazo y los objetivos finales serán los que muchas veces nos separen. Razón por la cual es de suma

izquierda. Avanzar en el desarrollo de dicha plataforma y unidad de acción nos unirá a los sectores más conscien-tes del campo popular.

Para ello debemos tener presente que una alianza es la unión temporal que se establece entre distintas organi-zaciones, sectores o clases para llevar a cabo una lu-cha por objetivos comunes. Sin embargo, por la misma dialéctica de unidad, existe la dinámica de movimiento hasta conquistar los objetivos particulares de los sec-tores de la alianza, llegando en determinado momento a generar contradicciones cuyo resultado será la ruptu-ra de dicha alianza.


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importancia identificar a las partes, sus co-rrelaciones de fuerzas concretas y tener la finalidad de mejorar esa dinamia social para el beneficio revolucionario.

Es así que para concretar la unidad tácticamen-te correcta, se debe considerar –a través de los acuerdos para realizar acciones muy concretas el carácter táctico que se establecen entre cla-ses, tendencias o partidos con objetivos es-tratégicos propios, muchos de ellos diferentes a los nuestros. Por lo tanto, es imprescindible la metodología socialista: el análisis concreto y el movimiento político. La correcta política de alianza debe tener el objetivo de aprove-char y generar las condiciones favorables para el proceso revolucionario. El movimiento polí-tico táctico y estratégico parte del permanente análisis de la situación concreta; es decir, el entendimiento de la coyuntura generada por la lucha de clases en un determinado momento, que reproducirá en el desenvolvimiento diario el comporta-miento de los sujetos políticos.

Esto depende además de la planificación orgánica establecida en la dualidad de la teoría y la prácti-ca, enmarcada en nuestro programa político que nos permitirá tomar decisiones inmediatas, sustentadas


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y argumentadas, guiadas siempre hacia el objetivo final. La característica de la organización revolucio-naria es la de tener la capacidad de tomar decisiones inmediatas pero no espontáneas.

La alianza política triunfa en la medida en que no pierde en ningún momento los objetivos para los cuales se creó; pero, además, debe propender a la articulación de todas las luchas –por las reivindicaciones inmediatas de distin-tos sectores– para que se articulen en una sola lucha con-tra el sistema. Nuestra precaución será no caer en formas de lucha posmodernas que individualizan y fragmentan a los sectores (cultural, género, ambientalista, étnico, etc.) autosugestionándose al considerar la lucha de su sector como la más importante.

Nos convoca la necesidad urgente de continuar constru-yendo un proyecto político de transición al socialismo, cuya herramienta de alianza exprese una unidad concreta para continuar avanzando hacia una alternativa real de poder basada en la unidad en la diversidad.


LAS ENMIENDAS CONSTITUCIONALES Y LA

CONSOLIDACIÓN DEL PROYECTO POLÍTICO

Las enmiendas emitidas por el Ejecutivo han producido una gran convulsión en la

oligarquía y en algunos sectores de la “izquierda sin brújula”.

Resulta paradójico y sorprendente ver que a nombre de las enmien-das los sectores de la oligo-plu-tocracia estén preocupados por temáticas que en ningún momen-to les han interesado, tales como:


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política laboral, seguridad social, comunicación so-cial, rol de las fuerzas armadas, entre otras. La preocupación de la oposición tiene su razón de ser: la reelección. Esto por su temeroso y proféti-co desastre en las elecciones de 2017.

A pesar de la “preocupación” infértil de la oposi-ción, hay que tomar en cuenta algunas observa-ciones sobre distintos puntos de las enmiendas, sin olvidar que la construcción de un nuevo Es-tado debe ir acorde a las reformas necesarias en base a las condiciones concretas del momento histórico. La razón de ser de la democracia no pasa por la

alternabilidad, que tanto confunde y tergiversa la oposi-ción, peor aún por la exclusividad de los procesos electo-rales. El problema de la democracia en el Ecuador actual-mente reside en el rol que juega o debe jugar la ciudadanía para dar el salto de la representación a la participación real y la tarea pendiente que aún tenemos en torno a la cons-trucción del poder popular.

La propuesta de reelección debe ir acompañada de la urgente construcción de alternativas políticas y eco-nómicas que permitan radicalizar la construcción de las bases del Socialismo del Buen Vivir, así como la

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apremiante necesidad de formación de cua-dros que permitan acelerar el proceso para finalizar la impostergable construcción de un acuerdo político y popular que permita visua-lizar los objetivos que deberán ser alcanza-dos en este próximo período. Por ello y para poner distintos ejemplos los de-rechos de los trabajadores deben ser garanti-zados, consolidando y avanzando por mayores conquistas en beneficio del pueblo ecuatoriano. La reforma a la LOSEP, la construcción del Có-digo de Trabajo y las reformas a la Ley Orgánica de la Contraloría deben ir conjuntamente con las enmiendas planteadas.

Sin embargo, distintos numerales de enmien-das han sido “olvidados” por las cajas de reso-

nancia de la oligarquía como: la Seguridad Social, De-fensoría del Pueblo, Comunicación Social o Contraloría. Esta última debe fortalecer su carácter de contralor y no disminuirlo con el objetivo de conseguir mayor rigurosi-dad en el uso de los fondos públicos. Así mismo, la vin-culación real de las FFAA y la colectividad es necesaria.

La creación de espacios en donde se pueda discutir, junto a la sociedad civil, la problemática de la seguri-dad asegura la unidad nacional, además de optimizar la


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ARTÍCULOS

inversión social y humana. Todos estos puntos han sido silenciados o tergiversados.

Para evitar distorsionar el derecho ciudadano a la reelección es necesario ahondar en la re-forma a la Ley Orgánica de la Contraloría, de tal manera que se evite cualquier distorsión del manejo de los fondos públicos en campañas electoral|es. Al priorizar únicamente la reelección como la totalidad del paquete de enmiendas, la oposi-ción muestra claramente cuál es su temor y su objetivo. El trasfondo de rechazo hacia las en-miendas es intentar minar el proyecto político o, por lo menos, buscar desgastarlo y frenar su alta popularidad. Resulta absolutamente ilógico que presidentes que fueron destituidos a raíz de movilizaciones populares puedan concurrir en procesos eleccionarios y que el Presidente Ra-fael Correa, quien goza de la mayor popularidad entre las y los presidentes de América Latina, no pueda ser can-didato, violando sus derechos de participación política.

Las enmiendas son propuestas democráticas, solucio-nes a problemáticas propias de los avances en los pro-cesos políticos y reflejan la voluntad popular para avan-zar al socialismo. Por este motivo, en febrero del pasado


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ARTÍCULOS


año el Partido Socialista Ecuatoriano lanzó la propuesta de la reelección indefinida, pues considera que el com-pañero presidente Rafael Correa es garante de la con-solidación, profundización y radicalización de la Revolu-ción Ciudadana.

LÍNEA POLÍTICA

Objetivos:

Como lo hemos planteado a lo lar-go de nuestra historia, así como en nuestros documentos progra-

máticos y tal como hemos insistido en los últimos congresos y en el Programa de Gobierno, el Partido Socialista Ecua-toriano tiene como objetivo último la con-secución de una sociedad que pueda ejercer el control directo y democrático sobre los recursos de los que dispone. Para lograr esta meta, consideramos ne-cesario generar una etapa de transición donde se desarrollen cambios profundos y sucesivos en las instituciones, las rela-ciones sociales y en los seres humanos,


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para que estos sean dueños conscientes y reales de su fu-turo. El socialismo es para nosotros un objetivo y un movi-miento concreto de lucha de las personas trabajadoras.

En esta coyuntura buscamos reivindicar el interés nacional y social, al tiempo que luchamos por reformas que vayan minando la solidez del modelo neoliberal, posibiliten su su-peración y la reestructuración del proceso de acumulación capitalista en el mediano y largo plazo. Nuestra acción po-lítica, en esta coyuntura, se rige con tres ideas eje: a) so-cialización del poder político; b) economía regida por la ló-gica de las necesidades de la sociedad; c) creación de una cultura asociativa. Dirigimos la lucha anticapitalista hacia la constitución de sujetos populares que generen un nuevo escenario que permita reconstituir un proyecto socialista.

Queremos generar un proceso de cambio que forje un Estado de bienestar, amplíe los derechos y las libertades, profundice la democracia a todas las esferas de la vida social y construya una sociedad cada vez más igualita-ria y solidaria. Aspiramos a un modelo de desarrollo que conjugue el desarrollo de las capacidades productivas con una mejora en la calidad de vida de la población mediante formas superiores de organización social y respetando los ciclos y recursos de la naturaleza.


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Estrategia Política

El Partido Socialista considera que los procesos de cam-bio social deben ocurrir en democracia, mientras que cree también que la misma democracia debe cambiar, profundi-zándose, ampliándose a todos los espacios de la vida so-cial. La democracia representativa es el punto de partida, no puede ser el punto de llegada.

El Partido Socialista nació para transformar la sociedad ecuatoriana y profundizar la democracia; no nació solo para ocupar la institucionalidad y administrarla un poco mejor. Sin embargo, tampoco surgió como una organiza-ción utópica y romántica, para soñar con el futuro y dejar que las fuerzas conservadoras y del establishment gobier-nen el presente. Queremos ganar elecciones para conquis-tar espacios de poder e intentamos conquistar el gobierno para superar el modelo excluyente y avanzar con propues-tas reales y practicables desde el ahora.

Esto exige generar un proceso político de acumulación de fuerzas que conciba la transición del neoliberalismo como una realización progresiva de reformas en el ámbito insti-tucional, económico, social y cultural.


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El PSE se ha concentrado las últimas décadas en desa-rrollar su trabajo alrededor del Estado, buscando ocupar espacios institucionales, sea para resistir, denunciar, o in-cluso para desarrollar otras formas de gobierno, especial-mente a nivel local. No queremos despreciar la importan-cia del Estado y de la necesidad de tomar el poder político.Sin embargo, es necesario también que comprendamos los límites del énfasis estatal, pues debemos entender que un cambio social se sustenta en la organización de los su-jetos sociales, así como en la lucha por el sentido común de la sociedad; es decir, las ideas fuerza y los esquemas mentales.

El proyecto de transformación no pasa por copar el Esta-do, sino por cambiar la sociedad. No cabe duda que en un momento dado se deba pasar por el poder político, pero se requiere, sobre todo, disputar la hegemonía políti-co-cultural al conservadurismo neoliberal.

El convertirse en alternativa real al bloque dominante pasa por librar, al mismo tiempo, la batalla en el sistema político y el de generar la cultura política proclive a los cambios que necesitamos. Es decir, combinar la lucha por los votos con la lucha por las ideas y la organización popular. Lo primero es importante pero lo fundamental es lo segundo, porque de ahí se pueden remontar una y otra vez los obstáculos.


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Gobiernos locales

Durante las últimas décadas, dentro de la estrategia ins-titucional del Partido, se había privilegiado la arena par-lamentaria como el lugar de la acción política. Sin embar-go, a raíz de las experiencias de nuestro propio partido así como las de las izquierdas latinoamericanas, esto ha sido un error que debemos corregir.

Radiografía de lo que supusieron las alcaldías: no se concretaron alianzas

El Partido Socialista debe poner énfasis en la acción a nivel local, pues esta nos permite constituir una base social en territorio, algo decisivo para promover la or-ganización y la movilización popular, y también porque la gestión de los gobiernos locales tiene una espe-cial importancia para la izquierda. Es aquí donde se demuestra en la práctica la posibilidad real de invertir prioridades mostrando a nivel local lo que la izquierda podría hacer a nivel nacional, otorgando realmente po-der de decisión a los ciudadanos, al tiempo que abre camino para forjar, con otras fuerzas, una alternativa de gobierno de izquierda.


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Esto presenta diversos problemas sobre cómo dotar a las instituciones de una potencialidad transformadora, cómo fortalecer el valor de la democracia sin legitimar al capita-lismo ni abandonar un proyecto de transformación, y cómo lograr ser un partido de gobierno sin dejar de ser un parti-do de lucha.

Nuestro Partido debe aprender de estas experiencias, sus éxitos y fracasos, sus potencialidades y su límites para fijar en su política un especial interés por la gestión local como una forma de promover nuevos procesos de democrati-zación que puedan ser llevados a la práctica, fundidos en lo cotidiano de la gente, y que contribuyan a materializar proyectos de gestión estatal innovadores.

Las últimas elecciones locales en febrero de 2014 fueron decisivas para el Partido Socialista Ecuatoriano y ponen de manifiesto la importancia del acumulado histórico de nuestros 89 años de lucha política: las 19 alcaldías y 70 concejales, entre otros cargos de elección popular, así lo revelan, hecho inédito en la historia del Partido Socialista. Es necesario trazar ejes de trabajo articulado y sostenido entre todos los espacios de gobierno local en los que el Partido Socialista tenga incidencia para que, allá donde haya gobierno socialista, el accionar de las instituciones trabaje verdaderamente por y para el pueblo, con el objeti-vo de construir definitivamente la Patria Socialista.


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El legislativoEl Partido Socialista mantiene su presencia en el poder legis-lativo con el asambleísta Fabián Solano Moreno, quien forma parte de la mesa legislativa del Frente UNIDOS.

Debemos potenciar el perfil propio de nuestra organiza-ción. La Asamblea es un espacio donde debemos irrumpir en el debate político nacional con temas, visiones y pro-puestas propias, que denoten que somos la izquierda de la coalición de gobierno.

Relación con el Gobierno

Desde el acuerdo programático y la alianza electoral que firmamos en el 2006 con Alianza País, el Partido Socialista ha sido la única organización política, electoral y de izquier-da que ha mantenido y mantiene el apoyo al gobierno de Rafael Correa Delgado. Somos coautores del proceso de cambio en el Ecuador, formamos parte de la coalición políti-ca del gobierno y la base social del proceso de cambio.

El Partido Socialista construyó su asociación con Alianza País para construir un gobierno progresista y promover los cambios sociales en relación al con-tenido del acuerdo programático firmado.


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Cómo gobernamosLos militantes socialistas con responsabilidades de go-bierno, sea a nivel nacional o local, deberán ejercer una gestión coherente con nuestra visión política. Se debe

Desde el inicio hemos tenido una presencia muy pequeña en el gobierno. Las responsabilidades institucionales, otorgadas por el compañero presidente Correa, han sido pocas, y atri-buidas a un nombramiento personal. Esto ha restado capaci-dad de decisión e influencia política, visibilidad pública y po-tenciación de liderazgos propios de nuestras filas partidistas.

Es necesario enfatizar que no existe proceso revolucionario sin la presencia de actores revolucionarios. El Partido Socia-lista mantiene el interés en incrementar su presencia en el gobierno, pues es una de las formas de desarrollar políticas públicas coherentes con la visión de izquierda y seguir con-tribuyendo con el proceso de cambio progresista. Tenemos cuadros políticos comprobados en la lucha social, con capa-cidades técnicas y liderazgos propios.

El Partido deberá desarrollar una política de articulación de su presencia en las instancias del gobierno nacional. Esto permitirá apoyar técnica y políticamente a los militantes con responsabilidades de gobierno, incluir demandas de sectores populares y desplegar políticas públicas con sello socialista.


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AlianzasUna política de alianzas no se justifica por una coyuntura específica, sino que es el resultado de un posicionamiento político de más largo aliento. Requerimos una nueva mayoría social que trascienda el mero acuerdo electoral, pero que también lo abarque; esto bajo el presupuesto de que un cambio social es más pro-fundo mientras más gente participa en él. El Partido Socia-lista busca constituir una alianza amplia, plural y articulada.

Esta modalidad de alianzas implica trabajar en dos terrenos:

a) Que el socialismo realice políticas indispensables de ensan-

chamiento de sus bases originales de apoyo: de los sectores

populares organizados a capas medias; y,

preservar una ética fundamentada en la honradez. Su liderazgo será democrático, asumiendo el principio de mandar obedeciendo y de representar pero no suplan-tar. Buscará generar políticas públicas para la igualdad, con intensa participación ciudadana. Generará una inte-racción permanente y respetuosa con las organizaciones populares.


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b) Políticas articulatorias de construcción coalicional con las

otras fuerzas desde las izquierdas al centro.

El debate no se debe enfocar en si se logran o no alianzas con fuerzas políticas de centro (en sus variantes de cen-troizquierda y centroderecha). El debate es quien arrastra y moviliza al centro, pues este es un espacio donde los roles no están previamente determinados, no contiene una ideología concreta: todo depende de la lucha política y del sentido común de la época. Debemos recordar que las ca-tegorías políticas son relacionales y temporales, solo así entenderemos que el centro de hoy puede ser la derecha del mañana.

El Partido Socialista Ecuatoriano ha sido un aliado leal al gobierno y a Alianza País. Para el próximo período es im-portante actualizar el contenido programático del acuerdo, alcanzar una alianza electoral conjunta para todo el territo-rio nacional, así como consensuar formatos democráticos para llegar a acuerdos sobre los candidatos que se pre-sentarán en los diferentes espacios a las próximas eleccio-nes generales.

El Partido desplegó en los últimos procesos electorales una política de alianzas coherente con la lealtad al proce-so de cambio. Se intentó construir un acuerdo electoral nacional con Alianza País, pero dicho acuerdo fue recha-zado. Aun así se privilegió mantener acuerdos electorales


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con Alianza País en las diversas provincias y ciudades, y se definió que se podían realizar alianzas electorales con las fuerzas políticas que apoyan al proceso de cambio y al gobierno nacional.

El PSE mantiene su política de alianzas con AP y las organizaciones políticas del Frente Unidos. El objetivo es mantener y profundizar el proceso de cambio pro-gresista en Ecuador.

A nivel local se permitirá, bajo aprobación del Comité Ejecutivo Nacional, y estudiando caso por caso, que se amplíe el criterio a alianzas electorales con fuerzas de centroizquierda e izquierdas, para el fortalecimiento político del partido.

Frente UNIDOS

El Frente Unidos surgió en septiembre de 2014 como propuesta política del Partido Socialista Ecuatoriano tras los resultados electorales de febrero de 2014, en los que se evidenció la importancia de constituir es-pacios políticos de confluencia de todas las fuerzas que respaldamos el proyecto político, para lograr la profundización y radicalización de la Revolución Ciu-dadana.


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Tras algunos meses de reuniones, finalmente el Frente se constituyó con las siguientes fuerzas políticas: Movimien-to Alianza País, Partido Comunista Ecuatoriano, Amazonía Vive, Packakutik Chimborazo, Centro Democrático, Unidad Primero, Movimiento Autonómico Regional, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Acción Regional por la Equidad, CONDUCE, Avanza, Partido Comunista del Ecuador, Alfaro Vive Carajo, Partido Socialista Ecuatoriano y Movimiento de Integración de San Miguel. El partido Avanza salió del Frente Unidos y actualmente este espacio de confluencia está conformado por 14 organizaciones políticas.

La estructura organizativa interna hace que la presidencia sea rotativa y, hasta finales de octubre de 2015, la misma recayó en manos del Partido Socialista.

El objetivo que se marcó el Frente, al ser asumida la presi-dencia por nuestro Partido, fue la construcción de platafor-mas políticas que permitan la profundización del proceso de cambio que vive el país mediante la inclusión de pro-puestas y plataformas que permitan desarrollar acuerdos y observar de manera propositiva las políticas que se im-pulsan desde el gobierno nacional. Otro de los objetivos fundamentales fue el despliegue organizativo del Frente a través de la conformación de sus mesas provinciales, así como la necesidad de mantener un diálogo permanente con el Ejecutivo.


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En este sentido podemos afirmar que se han cumplido la mayoría de los objetivos marcados y que sigue existiendo una estructura interna débil, así como conflictos en terri-torio entre organizaciones que deben ser trabajados para continuar superándolos y así seguir impulsando espacios de unidad en beneficio del pueblo ecuatoriano.

Para nosotros, este Frente es un instrumento vital para dotar de institucionalidad a la coalición política que da sustento al gobierno. Debe ser la columna vertebral para la participación política y electoral conjunta, así como para incidir en las po-líticas públicas del gobierno. No puede ser visto únicamente como una red de apoyo y movilización, por lo que es impor-tante continuar consolidando el proceso de unificación de las fuerzas progresistas dentro de Unidos al tiempo que rechazar todo tipo de sectarismos, oportunismos y cooptación.

La declaración constitutiva del Frente Unidos establece las dimensiones estratégicas de la coalición en el proceso de cambios estructurales emprendidos por la Revolución Ciu-dadana, todas ellas orientadas a fortalecer y profundizar los objetivos del Plan Nacional del Buen Vivir y la Constitución de la República, por lo que la actual coyuntura política im-pone a las fuerzas del Frente Unidos redoblar acciones y es-fuerzos especialmente en tres ámbitos fundamentales, los mismos que como Partido Socialista Ecuatoriano debemos impulsar desde todos los espacios.


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Regreso a la base social

El que la organización de los movimientos de trabajadores haya precedido a los Partidos Socialistas nos indica que, para llegar a ser alternativa política, es imprescindible con-tar con la inserción social.

En primer lugar, la consolidación de la unidad del pueblo y de la ciudadanía, expresada en la alianza de sus orga-nizaciones progresistas y revolucionarias, en torno al em-poderamiento y mediante este, a la defensa y continuidad histórica de la Revolución Ciudadana.

En segundo lugar, el despliegue de un accionar político permanente y sostenido, proactivo y protagónico en de-fensa y consolidación del proceso de cambio frente a la agenda desestabilizadora de las fuerzas reaccionarias que pretende volver a imponernos el fracasado modelo neoli-beral, que fue tan nefasto para las mayorías populares del Ecuador.

En tercer lugar, generar una correlación de fuerzas aliadas que permita cambiar las relaciones de poder en favor de los intereses populares.


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El debilitamiento de las organizaciones de los trabajadores, una dinámica electoral desvinculada de la dinámica social, entre otros factores, han hecho que descuidemos el trabajo en la base popular, lo que impide que se articulen de la me-jor manera la lucha social e institucional.

Para vincular al Partido con la sociedad y a la política con la cotidianeidad de la gente, cada militante socialista debe encontrarse en algún movimiento social trabajando para fortalecer la organización popular y propagar las ideas so-cialistas. No se trata de que el pueblo venga a la izquierda, sino de que la izquierda vaya hacia el pueblo. La identidad del militante socialista debe legitimarse en la sociedad más que en el Partido. Nos falta desarrollar la izquierda en la base, ya que solo con el trabajo político en el sector popular construiremos el futuro socialista. El Partido debe reconstituir y profundizar su línea de trabajo con las organizaciones populares y los movimientos socia-les, especialmente con organizaciones con las que ha man-tenido algún tipo de vínculo histórico. Hay que privilegiar el trabajo militante en las organizaciones de trabajadores, indígenas, campesinos, estudiantes, consumidores, entre otros. No puede mantenerse el divorcio existente. Si bien muchas de las agrupaciones populares se encuentran en oposición al gobierno, es importante reconstituir los víncu-los de diálogo y trabajo conjunto.


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En un primer momento, el PSE sufrió una merma de sus cuadros. Algunos de ellos, por oportunidad electoral, se fueron a Alianza País y otros, más críticos con el proceso, salieron de la organización y constituyeron otras de carác-ter opositor.

Una vez que se superó esta etapa, el Partido ha logrado mantener su dinámica interna e incluso expandirse geo-gráficamente, especialmente hacia la Costa del país. Es necesario consolidar ese trabajo organizativo a través del fortalecimiento de los canales de decisión internos, para que sean más inclusivos, participativos y democráticos.

Igualmente, es necesario fortalecer el tejido organizativo del partido en tres niveles: a) a nivel territorial, en las pro-vincias y cantones para mantener una dinámica nacional sustentada en militancia orgánica; b) a nivel temático, de-sarrollando especialmente los frentes de profesionales; y, finalmente, c) con el desarrollo de organismos sectoriales, donde las mujeres, indígenas y jóvenes encuentren sus propios espacios de organización y desarrollo de activida-des cotidianas.

El Partido:Organización interna


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Espacios de reflexión y formación: nuestro “tanque de pensamiento”Una organización política, para actuar con eficacia, debe contar no solo con infraestructura material, sino también con recursos humanos con capacidades técnicas que puedan ejecutar de forma eficiente las decisiones políticas que se tomen. Es necesario que el Partido cuente con un grupo de intelectuales que se constituyan en una comuni-dad de investigadores de la realidad nacional e internacio-nal, que puedan responder con rapidez y autoridad a la tecnocracia propia del neoliberalismo que impone sin dis-cusión sus veredictos.

De igual forma, este grupo de especialistas pueden contri-buir a quebrar el monopolio de la ortodoxia tecnocrática sobre los medios de difusión. Y también deben compro-meterse con las organizaciones populares, no solo en los encuentros ocasionales de una coyuntura de crisis, sino de manera organizada y permanente, a trabajar en la elabora-ción de análisis rigurosos y de proposiciones inventivas sobre las grandes cuestiones que la ortodoxia mediáti-co-política impide plantear.


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La escuela de formaciónpolítica Manuel Agustín Aguirre La Escuela de Formación Política Manuel Agustín Aguirre debe jugar un papel mucho más activo en la instrucción permanente de los militantes socialistas. En este sentido, la promoción de cuadros que nacen de la propia experiencia política debe estar junto a la formación teórica que com-plemente y refuerce a la primera para construir una política destinada a fortalecer las capacidades de dirección. Para ello se requiere destinar tiempo y recursos a la educación teórica, reconquistar a intelectuales, formar comunidades científicas de investigadores y realizar escuelas populares permanentes de cuadros.

Siguiendo a Manuel Agustín Aguirre y otros compañeros debemos pensar el socialismo con cabeza propia; esto im-plica iniciar el esfuerzo por elaborar un pensamiento propio que parta del análisis de la realidad del país y el continente, de sus tradiciones de lucha y de sus potencialidades de cambio. Urge, de igual forma, realizar estudios rigurosos

La mejor manera de combatir eficazmente a la tecnocra-cia, nacional o internacional, es enfrentándola en su terre-no privilegiado: el de la ciencia.


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de las características actuales de las clases sociales en Ecuador, de las experiencias gobiernos progresistas así como de los cambios del capitalismo contemporáneo.

Otro punto importante para disputar la hegemonía política y cultural al conservadorismo que impone el modelo neo-liberal son los medios de comunicación, más aún cuando vemos su importancia política en las luchas por la hege-monía, el dominio y el control social. Esto exige entender a estos como parte indispensable del accionar político con-temporáneo, pues los medios se constituyen hoy más que nunca en espacios de poder político.

Eso significa que dentro del poco espacio que brindan los medios a la izquierda, nuestra intervención mediática debe ser inteligente, alternativa y cohesionada. Pero también re-salta la importancia de que el Partido busque formas de expresión propias (periódicos, revistas teóricas, progra-mas radiales, visuales, páginas de Internet, etc.) que evi-ten la erosión progresiva de una base cultural que puede sustentar un proyecto radical y a la vez permita mejorar las redes de comunicación internas.

Solo así incidiremos más en el debate público, en sus for-mas y contenidos de debate, lo que permitirá educar, pro-pagar, generar un discurso común, que interprete global-mente la realidad y que permita ordenarla en un panorama inteligible así como visualizar alternativas.


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Relaciones internacionales

En base a nuestros principios, programas y línea política es importante desarrollar una política de relaciones interna-cionales del Partido.

Los últimos años se ha visto un debilitamiento de la estruc-tura interna dedicada al tema y la consecuente disminución de la visibilidad y presencia del PSE en las redes interna-cionales.

Se requiere la estructuración de una Secretaría de Relacio-nes Internacionales con un equipo con cuadros políticos orgánicos y técnicos que participen en los encuentros in-ternacionales, representen al Partido, generen y socialicen la información.

El Partido Socialista Ecuatoriano es miembro fundador del Foro de Sao Paulo (FSP) e integrante activo, como parte de la delegación ecuatoriana, de su Grupo de Trabajo.

El Foro de Sao Paulo (FSP) es la red más importante de la izquierda partidaria de América Latina y el Caribe, aunque se limita a ser un espacio de debate político e intercambio de información. Desde la constitución de una serie de go-


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biernos progresistas, la dinámica gubernamental ha sido privilegiada descuidando la lógica orgánica propia.

El Partido Socialista Ecuatoriano debe participar activamen-te para que el FSP sea una instancia de coordinación políti-ca, autónoma de los gobiernos, de formación conjunta y de generación de ideas de las izquierdas latinoamericanas. Es necesario desarrollar especialmente la dinámica de la Re-gión andina, que siempre ha estado muy debilitada.

Por iniciativa de la comisión de relaciones internacionales de Movimiento Alianza País se han desarrollado dos encuen-tros latinoamericanos y progresistas (ELAP) en Ecuador, en septiembre de 2014 y 2015 respectivamente. Como Partido Socialista Ecuatoriano saludamos la generación de estos espacios de encuentro internacionalista que han acogido la presencia de alrededor de 70 partidos políticos y movimien-tos de izquierda latinoamericana que tienen como objetivo consolidar espacios de encuentro político e intelectual de vanguardia, analizar la correlación de fuerzas en la región y los principales problemas que atraviesa con relación a los poderes contrarrevolucionarios locales y transnacionales y concentrar y concretar el apoyo activo del conjunto de fuerzas políticas al proyecto de la Revolución Ciudadana así como a los procesos progresistas en la región.

La Coordinación Socialista Latinoamericana (CSL) es la red de los partidos socialistas de América Latina con los que


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compartimos más la visión de socialismo latinoamericano y democrático, y tradición histórica. La CSL se ha visto debilitada por las crisis orgánicas que atravesaron algunos de sus integrantes, así como una crisis de identidad sobre su papel en la coyuntura de los gobiernos progresistas de la región.

Es importante que el PSE participe en su relanzamiento para constituirla en un espacio de información, intercam-bio de experiencias y consolidación de una identidad po-lítica latinoamericana propia de los partidos socialistas de América Latina.

La Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL) es una instancia de participación de partidos políticos democráticos y nacionalistas de la región.El PSE debe mantener su presencia en los encuentros internacionales.

Finalmente, el PSE debe estudiar su incorporación, única-mente como observador, a la Internacional Socialista. Si bien nuestra tradición latinoamericanista y antiimperialis-ta, así como nuestra crítica al proyecto socialdemócrata europeo, ha generado distancias con esa organización, es importante mantener unos niveles de presencia en ese espacio internacional (de alcance mundial) para generar un diálogo crítico con la socialdemocracia europea y, al mismo tiempo, incidir en el cambio interno de la instancia


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latinoamericana de la organización, donde organizaciones hermanas nuestras han estado, durante la última década, disputando la hegemonía interna con los partidos liberales que pertenecen a la red. Además de que esto nos permitirá expandir nuestro campo de acción con el establecimiento de relaciones con organizaciones de África y Asia.

PROGRAMA DE GOBIERNO

La crisis económicaMundial

Desde el 2008 el mundo atraviesa una nueva crisis económica. La novedad de esta coyuntura, de esta nueva cri-

sis económica mundial, es que se desarrolla en momentos históricos de largo alcance en donde la crisis presenta muchas más dimen-siones que tan sólo las económicas.

La crisis civilizatoria pone énfasis en una época de transición donde se desarrolla un movimiento de acomodo de unas relaciones sociales desprovis-tas del suelo histórico sobre el que se levantaron. Esto se constata cuando los formatos tradiciona-les de organización del mundo (estados naciona-les, instituciones, partidos, sindicatos) y hasta las mismas prácticas colectivas cotidianas (sociales, políticas, culturales) se encuentran rebasadas por nuevos contenidos que todavía no terminan de configurarse.


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El filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría nos planteaba la paradoja de la época entre la potencialidad y la realidad. Nunca la humanidad ha tenido, como hasta ahora, tanta potencialidad para moldear su mundo y, sin embargo, la sociedad contemporánea pierde su capacidad real de de-cidir al regirse por la dictadura del mercado. Esto se cons-tata al observar la convivencia entre una enorme poten-cialidad de lo que se puede producir y una gran cantidad de trabajo y talento sin usar, en un contexto de un mundo lleno de necesidades básicas insatisfechas. Así, por ejem-plo, según las Naciones Unidas (FAO 2013), no sólo que existen suficientes alimentos en el mundo para toda la hu-manidad, sino que cada año aumenta su producción. Y sin embargo, existen más de 800 millones de personas que pasan hambre.

Esta forma de organización del mundo -el capitalismo- no solo tiene efectos sobre las diferencias entre las vidas de los seres humanos, también afecta a la naturaleza al imponerse el principio de que todo es mercancía y que se debe buscar la mayor rentabilidad inmediata. La idea de desarrollo ilimitado –sin tomar en cuenta los recursos naturales disponibles y sus ciclos de reproducción– ha generado problemas como la pérdida de biodiversidad, la disminución de la calidad del agua, la deforestación masiva, la erosión de los suelos y la contaminación del aire. Esto ha generado un exceso de dióxido de carbono que no puede ser absorbido y, al concentrarse en la at-


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mósfera, funciona como una capa que aumenta la temperatura en el planeta provocando des-órdenes en el clima, fenómeno conocido como cambio climático, de graves consecuencias para la vida en la Tierra.

Ante estas dimensiones de crisis estructural (civili-zatoria y ambiental) esta coyuntura nos exige aña-dir una crisis económica de coyuntura. Las crisis en el capitalismo son cíclicas, evidencian las fases existentes de auge y de declive, propias de un sis-tema vivo de dimensión social e histórica. Es en estas fases de crisis donde se observa con mayor fuerza sus límites y contradicciones, así como su capacidad de destrucción e inestabilidad.

Esta crisis económica presenta características diferentes que exigen una mayor reflexión y debate desde el pensa-miento crítico no solo sobre los problemas económicos, sino sobre los cambios cualitativos que parecen configurar-se en el capitalismo mundial.

El capitalismo contemporáneo es un régimen de acumula-ción con predominio financiero. La crisis actual tiene como fondo estructural una sobreacumulación de capital y una fuerte sobreproducción, así como la incapacidad por lograr tasas de beneficios altas y sostenibles.


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El origen del colapso actual, en esta coyuntura, se basa en dos elementos principales: el deterioro del dinamismo de las economías de los países más avanzados (Estados Unidos, Europa, Japón, entre otros); y el desplome financiero producto de la ex-plosión de la burbuja crediticia-hipotecaria.

Las economías centrales mantenían una depen-dencia, cada vez mayor, del crédito como meca-nismo para el crecimiento de su economía y el consumo de sus ciudadanos. Sin embargo, con el desplome financiero vino la restricción del crédito y la consecuente recesión, que pronto se conver-tiría en crisis mundial a través del contagio por di-versos canales (financiero, comercial, monetario, bursátil) y con ritmos geográficos diferenciados.

Las respuestas a la crisis han variado, aunque puede observarse un predominio de las teorías neoclásicas en las políticas económicas de Europa (bajo la noción del ajuste) y ciertos tímidos intentos de retomar formas de keynesianismo en Estados Unidos y Asia. Esto hace presagiar una crisis de larga duración e incluso muchos analistas plantean el posible inicio de una época, pos-terior a la crisis, con ciclos económicos de crecimientos bajos.


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Hasta el momento no se observa una salida a la crisis en los países centrales y sí un contagio más fuerte a los llama-dos países emergentes (China, Rusia, Brasil, entre otros), lo que también tendrá efectos sobre el sistema interna-cional que había vivido la irrupción de actores fuertes de los llamados países emergentes (China, India, Sudáfrica, Brasil, Rusia). Esta irrupción ha cambiado la geopolítica en los últimos años: especialmente en los flujos comerciales, en la distribución internacional del trabajo y en la fortaleza económica de los principales actores.

Estos nuevos actores buscaban apuntalar un orden in-ternacional multilateral y reconfigurar la arquitectura ins-titucional del sistema internacional. Sin embargo, la crisis económica mundial parece atentar con estos intentos de reconfiguración incipiente y ha dejado el papel protagóni-co para su resolución sobre todo a los países del Asia.

Las crisis económicas en el capitalismo son momentos donde se reconfiguran las relaciones entre las clases so-ciales y donde las disputas se intensifican para definir quién pagará los costos de las crisis. Así podemos ver, por ejemplo, varios intentos en el mundo por imponer una po-lítica de regresión social que busca que las personas tra-bajadoras paguen los costos de la crisis vía presión sobre los salarios y disminución del gasto social de los Estados.


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El nuevo escenarioregional

Desde fines de la década de los noventa se desarrolló un ciclo político caracterizado por la emergencia de las iz-quierdas en América Latina. Estos gobiernos progresistas presentaban algunas características comunes.

Tenían como base política a coaliciones amplias formales o informales– enfrentadas, en diferentes grados, al bloque hegemónico, a quien desplazarían del poder político. Su discurso se inscribía en las tradiciones rebeldes y naciona-listas de cada país, reivindicando a los sujetos populares; a su vez, planteaban la necesidad de reforzar al Estado y la soberanía nacional, así como reestructurar las relaciones capital-trabajo, en beneficio de este último.

Adicionalmente, en el plano internacional, buscaban pre-servar márgenes de autonomía ante Estados Unidos y promover una ampliación de su espacio de maniobra con otros aliados de la región (integración latinoamericana) y del mundo (países emergentes).


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Desde entonces se ha venido desarrollando un debate en las izquierdas sobre cómo entender el fenómeno y cómo caracterizarlo. De esta manera, estos procesos han sido definidos como 1“autonomía relativa del Estado” , 2“neo-desarrollismo” , 3“bonapartismo” , 4“revolución pasiva” , 5“gobierno nacional-popular” , 6“populismo” , entre otros.

1. Véase Luis Tapia (2009), con esa denominación quiere hacer referen-

cia a la existencia de una coyuntura donde la dirección del Estado se

distancia de las determinaciones estructurales de la burguesía, aunque

no deja de responder a la reproducción del capitalismo, y otros secto-

res sociales desplazan a la clase dominante como cabeza del Estado y

promueven en su conducción intereses más generales.

2. Lo califican de esa forma para señalar la continuidad de estos

proyectos con las políticas de Industrialización por Sustitución de

Importaciones (ISI), estrategias desarrolladas por algunos países la-

tinoamericanos tras la Segunda Guerra Mundial e inspirados en la

teoría económica de pensadores como Raúl Prebisch y la institucio-

nalidad de la CEPAL en ese entonces. Para ver las críticas véase Katz

(2014). Esta estrategia buscaba redefinir la articulación de América

Latina con el mercado mundial para dejar de ser exportadores de

materia prima y promovía los procesos de industrialización dirigidos

desde el Estado.


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3. En base al análisis de Marx sobre Luis Bonaparte, se toma su con-

cepto donde habla de una autonomía relativa del Estado dado que un

líder toma su control y media entre las clases sociales debido a que es-

tas no pueden auto-representarse. El líder ofrece responder a intereses

populares, pero reproduce los intereses de la clase dominante, aunque

esta haya sido desplazada del poder político.

4. Basándose en Gramsci se quiere hacer referencia a procesos de

cambio dirigidos desde arriba en escenarios de crisis donde las clases

dominantes toman algunas de las demandas de las clases subalternas

y realizan ciertos cambios para restaurar su poder y desmovilizar a los

sectores opositores.

5. Aunque esa denominación contiene variedad de acepciones, se in-

tenta enfatizar en la conformación de gobiernos que se asientan en vi-

siones nacionalistas desde lo popular y que confrontan a los poderes

extranjeros.

6. Basado en la obra de Ernesto Laclau hace referencia al fenómeno de

ciertos liderazgos políticos que desarrollan prácticas discursivas que

dicotomizan la sociedad e interpelan a las masas para la constitución

del pueblo como agente colectivo.


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En las primeras fases de la crisis económica mundial, Amé-rica Latina y el Caribe no fueron golpeadas drásticamente y gran parte de sus gobiernos respondieron con políticas económicas contracíclicas, intentando alentar la inversión pública y la demanda nacional. Sin embargo, actualmente el escenario es otro y los efectos de la crisis económica mundial están llegando a los países de la región dada su gran vulnerabilidad externa. El contagio, en esta ocasión, vino especialmente por la dimensión comercial: restricción de la demanda internacional, caída de los precios de los productos de exportación, menores volúmenes de venta. Situación que fue reforzada dadas las fuertes presiones cambiarias y las crecientes dificultades para acceder a fi-nanciamiento internacional. Así termina un ciclo de auge económico que permitió altas tasas de crecimiento e im-portantes recursos económicos para los gobiernos.

Hay un nuevo escenario en América del Sur, los últimos sucesos en varios países nos evidencian que el ciclo pro-gresista está atravesando un punto de inflexión. Al fin del auge económico se suma un nuevo momento político.

Vistos en conjunto, desde una lectura regional, podría de-cirse que los proyectos progresistas han sido exitosos en América del Sur. Estos han logrado sostener algunos años de crecimiento económico con cierto carácter distributi-vo, mejorando los niveles de bienestar de su población en forma significativa; han presentado una agenda política


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que se elaboró en común en sus sociedades; y han im-plementado importantes reformas en varias dimensiones. Igualmente, han mantenido mayorías políticas que les han asegurado la continuidad del proyecto durante casi una década o más, dependiendo de cada país. Y esto no es poco, más aún si tomamos en cuenta que América del Sur se constituyó en la única región del mundo que no solo lo-gró oponerse con éxito al neoliberalismo sino que ensayó gobiernos alternativos. Este hecho ha significado que el proceso se presente aislado y focalizado únicamente en esta zona y que no haya logrado constituirse en un reto al capitalismo global.

El éxito de los gobiernos progresistas hoy sufre su ma-yor reto político. Por un lado, tiene que sortear la crisis económica, distribuir los costos de la misma y, con menos recursos, mantener y profundizar las mejoras de bienestar de su población. Además, luego de varios años de gobier-no, tienen que modificar su proyecto, reformularlo; porque al haberlo implementado con éxito tienen hoy un nuevo escenario en sus sociedades, lo que supone una agenda distinta ante las nuevas demandas y retos que atender.

La supervivencia de los gobiernos progresistas no pasa solo por conservar el poder político y mantener las mis-mas formas y contenidos; deben darse modificaciones que permitan renovar el proyecto, reconstruir su base po-lítica, profundizar la transformación y rectificar los errores.


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El proyecto de cambio tiene que modificarse para seguir siendo fiel a los principios de justicia social y democracia que lo inspiraron.

El escenario ecuatoriano:la Revolución Ciudadana

La implementación del neoliberalismo había constituido una derrota histórica a nivel mundial. Esta significó no solo un simple retroceso en la correlación de fuerzas sino el cie-rre de todo un período histórico. Por ello, el objetivo es-tratégico era la salida del neoliberalismo y dirigir la lucha anticapitalista a la constitución de sujetos populares que permitan preparar un nuevo escenario de impugnación al orden. Desde entonces hemos definido que nuestra tarea consiste en profundizar y ampliar los esfuerzos por recons-tituir un proyecto socialista.

Durante ese período, en su proceso de lucha y confron-tación con el neoliberalismo, el Partido Socialista Ecua-toriano (PSE) había definido como estrategia el levantar amplias alianzas pluriclasistas (trabajadores, capas me-dias, pequeños empresarios) y con diversas procedencias ideológicas (nacionalistas, centroizquierda) para construir mayorías sociales que logren captar el poder político. Los ejes previstos eran la afirmación nacional, la promoción de


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la economía productiva y la justicia social. El PSE des-plegó una línea política coherente en esa dirección cons-tituyéndose en una base fundamental para la derrota del proyecto neoliberal y la conformación del gobierno de Rafael Correa.

Desde los años 90 hasta el 2006, Ecuador vivía una intensa pugna política que generaba etapas de estan-camiento prolongado. Lo que se estaba desarrollando realmente era una profunda crisis de hegemonía, con un bloque conservador fragmentado y confrontado, donde las diferentes fuerzas sociales, incluidas las clases sub-alternas, se encontraban enfrentadas pero sin capaci-dad de someter a los otros a su proyecto político.

La consecución de un gobierno progresista en Ecuador se entiende por cuatro factores que son determinantes a la hora de comprender el porqué del triunfo electoral de 2006 y las características que tomaría este proceso en el país, que siempre debe ser leído en clave regio-nal junto con las experiencias de América Latina y el Caribe.

Estos factores son: a) el desgaste del modelo neolibe-ral y agotamiento de la coalición conservadora; b) crisis de estatalidad; c) emergencia de la resistencia social; d) crisis del hegemón en el sistema internacional.


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La base social del nuevo gobierno autodenominado como la Revolución Ciudadana es muy heterogénea, presenta un apoyo con alcance nacional, por prime-ra vez en nuestra historia reciente. Esta coalición, de formatos no institucionalizados, tiene como base una alianza de sectores medios, con una fuerte sobrerre-presentación en las tareas gubernamentales, el acom-pañamiento no orgánico de algunas organizaciones po-pulares y una mayoría electoral fruto de la popularidad del fuerte liderazgo del presidente Rafael Correa

Esta nueva coalición que llegó al gobierno, a pesar de su heterogeneidad, se encuentra dirigida por un sector de centroizquierda con discurso nacionalista, reivindi-caciones plebeyas y con una propuesta que tiene como eje la reconstrucción de lo público a través del fortale-cimiento de lo estatal. En el aspecto económico, el discurso y su gestión se desarrollan tomando distancias de las políticas de las escuelas neoclásicas presentando cierto perfil neode-sarrollista, aunque su diferencia con el desarrollismo clásico se da no solo por el contexto internacional y algunas diferencias programáticas en relación a la no-ción de desarrollo, sino, sobre todo, porque no es un proceso de modernización dirigido por segmentos de las élites tradicionales y representantes de los grupos burgueses. Podemos considerarlo como un proceso


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nacionalista de reforma social y modernización, que ha desplazado del poder político a los sectores económicos de poder tradicional. Su eje programático ha sido la re-forma del Estado-nación con el objetivo de alcanzar una autonomía relativa de las clases dominantes.

En ese sentido, desde nuestro triunfo de la temprana alianza electoral con Alianza País en el 2006, los socia-listas caracterizamos al gobierno presidido por Rafael Correa como un gobierno progresista en disputa. Es de-cir, establecimos que el objetivo del gobierno debía ser el sentar las bases para iniciar la salida del modelo neolibe-ral, con todas las potencialidades y límites del caso, con un Estado y una sociedad capitalista.

Sabíamos que en la coalición informal que daba sustento al gobierno existía un predominio de propuestas naciona-listas y de centro-izquierda, aunque también existía una izquierda pero en forma minoritaria; por ello el espacio fue definido como progresista.

Señalamos entonces que este gobierno que podía abrir la transición se encontraba en un escenario de disputa en una doble dimensión: por la dirección del proceso y la profundización del cambio en la coali-ción progresista, pero también por la lucha del senti-do común de la sociedad.


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La heterogeneidad interna de la coalición infor-mal de gobierno establecía un escenario donde los diferentes grupos y sectores dirimían sus di-ferencias, afianzaban sus intereses y visiones del manejo estatal dependiendo de la configuración del gabinete y la entrega de responsabilidades en la política pública.

Pero existía -y existe- también otro nivel de disputa, tal vez más importante: el externo. Si bien el triunfo de Rafael Correa significó un desplazamiento del poder político de los repre-sentantes de los grupos de poder tradicional, existe todavía una gran capacidad del bloque hegemónico para trasladar sus visiones e inte-reses a la agenda pública e incluso al mismo gobierno.

El bloque hegemónico, dividido por fracciones re-

Con

A

lma

Soci

ali

sta

gionales y disputas de liderazgo, sufrió una derrota políti-ca pero mantenía -y mantiene- un gran poder económico. Inició entonces un proceso de recomposición y reorien-tación. Por un lado, confrontó políticamente con fuerza a través de sus instrumentos políticos tradicionales (PSC, DP) y de experimentos renovadores (CREO, SUMA), pero sabía que el correísmo mantenía una mayoría electoral. Por ello tal vez privilegió el ámbito cultural, usando sus vehículos simbólicos (medios de comunicación, intelec-


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tuales conservadores). Sin embargo, fue a través de sus organizaciones gremiales (cámaras empresariales) donde podía verse el doble juego de presión y negociación que desarrolló con el gobierno, además de contar con ciertos representantes oficiosos en la propia coalición guberna-mental.

Las condiciones estructurales del país, la fuerza ideoló-gica del neoliberalismo en algunas ideas de la sociedad ecuatoriana y la resistencia al proceso por parte de sec-tores conservadores exigían una lucha ideológica a nivel de la sociedad.

De esta forma, se definió que el deber del Partido Socia-lista y las fuerzas populares debía ser el de disputar el sentido y la dirección del proceso de cambio al interno de la coalición del gobierno, pero también el de mante-ner una lucha ideológica para definir el sentido común de la sociedad.

De parte del bloque subalterno existe una mayor pasi-vidad y diversidad. A la tradicional fragmentación de la tendencia, hay que sumar el reflujo previo de los movi-mientos sociales y cierta actitud reactiva, siempre a la cola de las iniciativas gubernamentales.

El bloque popular todavía no termina de procesar cómo relacionarse con un gobierno cercano, que discursiva-


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mente adopta varias ideas de su programa histórico, pero que debe continuar fortaleciendo su articulación política y la importancia en el seno de la sociedad de las organizaciones, así como la construcción de políticas públicas en beneficio de las grandes mayorías sociales.

También es cierto que en la nueva coyuntura polí-tica que inició el gobierno existía acaso una opor-tunidad única para las organizaciones populares y los partidos de izquierdas. El momento exigía que los actores organizados pasen de la autocrítica a la renovación. Un sujeto social que promueva la trans-formación debe ser capaz de asumir modificaciones internas permanentes que le permita ser más leal a los ideales que promueve. Las organizaciones po-pulares tenían una gran oportunidad no solo para recuperar espacio y fortalecerse, sino incluso para dar un salto cualitativo: proyectarse ante la socie-dad, ampliar sus alianzas, incorporar demandas so-ciales, ser un actor nacional y parte articuladora de una nueva mayoría social.

Sin embargo, luego de algunos años de aquella situa-ción, la realidad nos muestra cómo aún falta un largo camino por recorrer. Por un lado, sectores del bloque subalterno acompañaron en forma pasiva al proceso de cambio, con escasas propuestas, circunscritas a su ámbito sectorial, y con movilizaciones reactivas


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básicamente electorales y en base a la agenda del gobierno.

Por otro lado, otras organizaciones populares afian-zaron la distancia hasta pasar a una activa oposi-ción. Las causas son múltiples y más complejas que la simple descalificación mutua, como el discurso que ahora reina en el gobierno y en estas organiza-ciones, pero podemos generalizar y decir que se ha instalado un discurso simple sobre la “traición” del gobierno, la continuidad neoliberal y su afirmación como únicas organizaciones portadoras de la esen-cia izquierdista y, por ello, de los intereses popula-res y del cambio social. Varios de estos grupos in-cluso hacen del gobierno su enemigo principal y no descartan en los hechos el confluir con la derecha para atacar al gobierno y minar su fuerza.

Como en todo acontecimiento histórico, un proceso de cambio –por más radical o moderado que sea– es un ente complejo, contradictorio; no es lineal en sus tiempos ni en sus resultados y suele presentar continuidades y rupturas con el tiempo histórico que le precedió. Para observar el margen de maniobra y las oportunidades desplegadas de-ben revisarse factores decisivos como: la correlación de fuerzas, el tipo de actores que empujan y resisten el proce-so, la situación estructural del país, la coyuntura nacional e internacional, el sentido común de la época, entre otros.


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Rafael Correa tomó este escenario de crisis de la socie-dad como una oportunidad para reconfigurar la institu-cionalidad, cambiar la correlación de fuerzas y rediseñar el Estado. Todo esto sustentado en un proceso de mo-vilización electoral permanente que inicia una reconfigu-ración del sistema político que no termina de cerrarse y cristalizarse nítidamente. De esta manera se inicia el primer momento del proceso: el momento constituyente. Para el caso ecuatoriano conside-ramos que existen tres dimensiones que se abordaron en el proceso constituyente: 1) reconstrucción de la estatali-dad; 2) apuntalamiento de un nuevo modelo de desarrollo; 3) reconfiguración de la comunidad política, procesando especialmente la diversidad étnico-cultural.

Este momento tiene como sus puntos máximos la genera-ción de una nueva Constitución del Estado y la reconfigu-ración del sistema político. El gobierno logró que su pro-puesta de ideas-fuerza sobre lo que debe ser el Ecuador no solo se institucionalice sino que sea aceptada como eje rector en la agenda política; a la vez que consiguió cons-truir una amplia y sólida mayoría electoral a su favor.

Sin embargo, el momento constituyente dejó algunos pendientes, por lo que es nuestra tarea volver a configurar al actor popular del cambio. Es necesario continuar traba-jando para estabilizar y articular las alianzas con los sec-


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tores de izquierda y los movimientos sociales. Se desarro-lló una alianza tácita y táctica, pero también es necesario continuar constituyendo a la fuerza social que empuje el proceso y sea la base del sujeto del cambio.

Podríamos plantear que este primer momento termina con el intento del golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010. La derrota de la oposición y su juego por intentar sacar del gobierno al presidente Rafael Correa por la vía no demo-crática (movilización con violencia e insurrección policial) no solo significó la continuidad democrática sino el inicio de un nuevo momento en el proceso: de estabilización.

El momento de la estabilización se desarrolla entre el 2010 y el 2014, con unas elecciones generales de por medio donde fue relecto el presidente Rafael Correa y se dio un proceso de afianzamiento del gobierno. De esta manera, se logró mantener el control de la agenda e implementar, con más claridad, sus políticas públicas.

La Revolución Ciudadana, como gobierno progresista, modificó el perfil del país, realizó una reforma radical del Estado ecuatoriano y modernizó su gestión. El salto en inversión social le ha permitido aumentar el bienestar de la población, mejorando sus indicadores en salud, educa-ción, disminución de la pobreza y la desigualdad. De igual forma, hay un evidente salto cualitativo a nivel de infraes-tructuras. El manejo heterodoxo de la política económica


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permitió que se inicie un ciclo económico de crecimiento con distribución, lo que produjo que se pudiera contar con una base electoral de apoyo mayoritaria y nacional, rom-piendo con años de inestabilidad y fragmentación regional.

Finalmente, desde febrero del 2014 entramos a un tercer momento del proceso. El gobierno perdió apoyo electo-ral y comenzó a sentir el embate de la crisis económica mundial. La confluencia de desgaste y crisis económica constituyeron un punto de inflexión complejo.

Por un lado, podemos ver que Alianza País ha visto mer-mado su apoyo: las elecciones municipales del 23 de fe-brero de 2014 lo demostraron. La disminución de votos a nivel nacional, la pérdida de la mayoría de capitales de provincia y de sus alcaldías evidenciaba un movimiento de la base electoral del gobierno: fuerza en la Costa y en los sectores populares y, por otro lado, pérdida de apoyo en la Sierra, en los centros urbanos más poblados y en las capas medias.

Esto también se evidenció con la ola de protestas de me-diados del 2015, especialmente en Quito y Guayaquil. Sectores de capas medias y conservadores se movilizaron en contra de una propuesta de normativa tributaria que planteaba cobrar impuestos a las herencias. El manejo in-adecuado del tema a nivel comunicacional y político logró generar malestar en la sociedad y movilizar a la oposición.


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La persistencia de la crisis económica mun-dial y su expansión fuera de los países cen-trales tuvieron un gran impacto en los paí-ses de América Latina, que habían sido los menos golpeados de la primera fase de la crisis. La vulnerabilidad externa de la región se evidenció en el contagio comercial y la consecuente disminución de crecimiento e incluso en algunos casos, recesión.

Sin embargo, la crisis económica mundial ha llegado. La economía ecuatoriana evidencia los problemas de competitividad internacio-nal de sus exportaciones que la dolarización le dejó. Por ejemplo, al hacer frente a las de-valuaciones realizadas por sus principales socios comercia-les de la región (Perú, Colombia) o las oscilaciones del valor del dólar en el tipo de cambio. Los precios de sus produc-tos de exportación han caído, especialmente el del petróleo y las dificultades de acceso al financiamiento internacional han contribuido con complicaciones de liquidez que inclu-so, de agravarse, pueden llegar a convertirse en verdaderos inconvenientes fiscales. De esta forma, se cierra un período de auge económico y empieza un ciclo de crisis.

El gobierno, hasta el momento, afronta la crisis tratando de no reproducir los clásicos paquetazos neoliberales a los que los mandatos anteriores nos tenían acostumbrados, pero de


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profundizarse la magnitud de la misma tendrá que realizar ajustes más pronunciados y eso mermará su base social y contribuirá al malestar. Los problemas no se presentan solo en el plano econó-mico internacional o son ajenos al gobierno, pues este último ha dejado de contar con una agenda política de reforma de la sociedad ecuatoriana. Sin esta no se pue-de seguir representando el cambio, retomar la iniciativa y convencer a la sociedad de la dirección política. Se debe reconocer que los cambios son más sostenibles mientras más sectores los apoyan, esto exige ampliar la base po-lítica, diversificar la representación política en el gobierno y fortalecer su capacidad de diálogo.

El gobierno fue exitoso en contener las formas más agresi-vas del neoliberalismo y en obtener resultados en el bien-estar de la población, pero se evidencia claros límites en su proyecto. Algunos de estos inconvenientes son de carác-ter coyuntural al no contar con instrumentos para resistir en mejores condiciones la crisis, pero también de carácter estratégico al no haber obtenido mejores resultados en el cambio de la matriz productiva primario-exportadora y dis-minuir nuestra vulnerabilidad externa.

Finalmente, el escenario económico es donde se con-centrará el reto a medio plazo y será decisivo. No todos los factores están en nuestras manos y la vulnerabilidad


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externa ha sido históricamente grande para el país. El modelo de desarrollo impulsado por el gobierno se ha asentado en la fortaleza de la economía pública y su ca-pacidad de inversión. Es claro que eso no es sostenible ante un incremento del contagio de la crisis mundial. La apuesta por incrementar el valor agregado y elevar la pro-ductividad en nuestra economía no puede lograrse solo asentada en la capacidad gubernamental y es necesario llegar a acuerdos económicos con los sectores producti-vos de la empresa privada que apuestan por el mercado interno y el latinoamericano. Pero también, y muy espe-cialmente para un gobierno que se precie de progresista, se debe alcanzar acuerdos con los trabajadores organiza-dos y los actores de la economía popular.

La Revolución Ciudadana mantiene en su interior una per-manente disputa entre sus sentidos más progresistas de cambio social y las visiones desarrollistas de modernización que siempre ha albergado la sociedad ecuatoriana. El go-bierno de Rafael Correa, que nació para cambiar el país, tiene que volver a su esencia transformadora y evitar caer en repetir los errores de las experiencias del desarrollismo o, peor aún, en tentaciones de salidas fáciles cercanas a visio-nes neoliberales. El Comandante Ernesto ‘Che’ Guevara de-cía que aquellas transformaciones que no avanzan estaban destinadas a retroceder y caer. Este momento del progre-sismo latinoamericano le exige ser más leal a sus orígenes para profundizar y radicalizar el proyecto político de cambio.


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La Estrategia de desarrollo populary nacionalUna estrategia de desarrollo se presenta en relación con las particularidades estructurales y coyunturales del mo-mento histórico concreto, tanto en sus variantes del con-texto internacional como de las características de la socie-dad, y del objetivo político que se persigue.

Para estos fines usamos la palabra desarrollo para denotar el alcance de determinadas capacidades y logros que per-mitan producir y reproducir las mejores prácticas societa-les con el fin de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía ecuatoriana.

El Partido Socialista Ecuatoriano tiene como objetivo úl-timo la consecución de una sociedad que pueda ejercer el control directo y democrático sobre los recursos de los que dispone. Para llegar a ello, consideramos nece-sario generar una etapa de transición donde se desarro-llen cambios profundos y sucesivos en las instituciones, las relaciones sociales y en los seres humanos, para que estos sean dueños conscientes y reales de su futuro. El socialismo es para nosotros un objetivo y un movimiento concreto de lucha de las personas trabajadoras.


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En esta coyuntura buscamos reivindicar el interés nacional y social al tiempo que luchamos por reformas que vayan minando la solidez del modelo neoliberal y posibiliten re-estructurar el proceso de acumulación capitalista en el me-diano y largo plazo.

Queremos generar un proceso de cambio que forje un Estado de bienestar, amplíe los derechos y las libertades, profundice la democracia a todas las esferas de la vida social y construya una sociedad cada vez más igualitaria y solidaria. Aspiramos a una modalidad de desarrollo que conjugue la mejora de las capacidades productivas y de la calidad de vida de la población con formas superiores de organización social y ambiental.

Ecuador necesita cambiar su matriz productiva prima-rio-exportadora hacia un sistema productivo nacional robusto, diversificado e inteligentemente articulado al mercado internacional, a través de la promoción de la producción e incorporación de la ciencia, tecnología e innovación en las cadenas de agregación de valor en la industria, el agro y los servicios. Igualmente, se requiere que esta nueva matriz diversifique su producción sectorial e incremente la cantidad y el volumen de los productos en pos del acrecentamiento de la riqueza nacional.

Ecuador necesita conjugar tres factores: aumento de la pros-peridad, distribución de la riqueza y sustentabilidad ambiental.


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Las experiencias de reforma social en el mundo nos de-muestran que estas tienen éxito siempre que se con-jugan con procesos de distribución de la riqueza. Sin embargo, también nos evidencian los límites de la distri-bución cuando no se expande la riqueza, por lo menos en los países periféricos. El desafío entonces es que los cambios sociales se asienten sobre procesos de desa-rrollo, pues lo decisivo es encontrar una forma de socie-dad que pueda reproducir al mismo tiempo distribución con prosperidad. En ese sentido, dado el estado de de-sarrollo de la economía ecuatoriana, también se debe contemplar la generación de importantes ritmos de cre-cimiento económico.

La estrategia de desarrollo se asienta sobre una dimen-sión social que apuntale la distribución de la riqueza. Esto involucra una mejora acumulativa en la distribución del ingreso, un marco de relaciones laborales democráticas y la promoción de diversas formas de economía social en los procesos de producción y generación de riqueza.

Por su parte, la sustentabilidad ambiental deberá con-templar la responsabilidad intergeneracional en el manejo de los recursos naturales y requerirá encontrar patrones productivos que aseguren la conservación ambiental y el equilibrio de la biósfera, así como el despliegue de una es-trategia de adaptación y mitigación del cambio climático.Por el momento, solo en el marco del Estado nacional los


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ciudadanos pueden ejercer su derecho a la codetermina-ción, que es el mayor espacio político para el despliegue de la democracia, así como uno de los principales actores para el desarrollo.

Por todo lo expuesto planteamos que se necesita un Es-tado fuerte pero transformado: que sea profundamente democrático, que sea el responsable de las redes de pro-tección y seguridad social, garante de la reforma ecoló-gica, que sea la columna de una estrategia nacional de desarrollo. Aun así estamos claros de que no queremos estatizar la sociedad y que la estatización no es sociali-zación ni tampoco es siempre el mejor instrumento para ejercer lo público.

En esta estrategia se requiere que el Estado tenga un rol protagónico en la planificación de las grandes líneas del desarrollo nacional y en asegurar que este desarrollo sea equilibrado en todo su territorio. También promovemos que el Estado debe tener a su cargo la propiedad y gestión de las áreas estratégicas del país así como la capacidad de regular al mercado y, cuando sea el caso, de alinear las acciones del sector privado con otros criterios adicionales al lucro económico.

Economía


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Economía

La política económica tendrá como eje el fomento de la producción y la creación de riqueza nacional en función de satisfacer las necesidades básicas de la población ecuato-riana y generar recursos para la redistribución social.

El gobierno popular y socialista garantizará la existencia de diversas formas de propiedad sobre los medios de pro-ducción tales como: la cooperativista, a la que se le brin-dará apoyo para su cabal desarrollo; la propiedad privada, ligada a las iniciativas de personas naturales y jurídicas, a la que se le otorgará garantías y seguridad jurídica para su desenvolvimiento; la comunitaria, de ancestral proce-dencia en el país; la propiedad estatal, que se pondrá bajo control social efectivo y a la cual se exigirá una clara rendi-ción de cuentas; y la propiedad mixta, resultante de com-binaciones posibles de las anteriores o como producto de alianzas para la inversión con capitales extranjeros que la legislación permita y auspicie con fines de desarrollo local, regional o nacional.

El Gobierno adoptará el desarrollo ambientalmente sus-tentable, incorporando criterios ecológicos en la toma de decisiones económicas y políticas. Así mismo, añadirá los criterios de costos ambientales en las cuentas nacionales.


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La política económica tenderá a evitar la concentración de la propiedad y la riqueza en pocas manos, redistri-buyéndola a favor de las grandes mayorías y en función del desarrollo nacional y local. Estimulará especialmen-te nuevas formas de propiedad y de gestión colectiva.

Economía Popular

Un gobierno socialista tendrá como prioridad desarrollar una dimensión popular de la economía que consolide a los sujetos populares y permita generar espacios de manejo económico diferentes al mercantil. Este sector tiene como particularidad que la propiedad, la organización del trabajo y la gestión responden a formas colectivas y democráticas de autogestión y solidaridad.

El gobierno del presidente Correa ha logrado avanzar en la visibilización del sector, en la conformación de institucio-nalidad y la regulación. Sin embargo, se requiere mejorar el apoyo institucional con instrumentos de análisis (indi-cadores), desarrollar mayor diversidad de herramientas de política pública, facilitar el acceso al crédito, la agregación de valor y su relacionamiento en redes del sector y vínculo con los saberes académicos.

La experiencia histórica en el mundo nos demuestra que el desarrollo exige la acción precisa y deliberada de un plani-ficador. En ningún lugar del mundo fue el resultado espon-

Economía del Conocimiento


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táneo del crecimiento. La política económica de nuestra estrategia de desarrollo se basa en priorizar y conjugar el cambio estructural de la matriz productiva, la distribución de la riqueza, el equilibrio ecológico y el aumento de la prosperidad.

Economía del Conocimiento

Para el cambio estructural de la matriz productiva es necesario tener políticas de incremento de valor agregado en los siguientes sectores: aquellos que son fuente de generación de empleo; los más vulnerables, pero que, al estar dedicados al mercado interno, son importantes para la sociedad; y aquellos que presen-tan baja productividad en sectores de ventajas com-parativas.

Sin embargo, debe apostarse por contrarrestar el ries-go de reprimarización que induce el crecimiento de los precios de algunas materias primas. Para ello se debe priorizar la introducción de nuevas tecnologías en los sectores que permiten mayor agregación de conoci-mientos y eslabones hacia atrás y hacia adelante en la cadena de valor, así como en los de mayor generación de puestos de trabajo de calidad, cuidado del medio ambiente y dinamización económica y social del tejido social del entorno.


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Es posible pensar en la creación de un sector vincula-do estrechamente al desarrollo científico-tecnológico, con participación de las instituciones de educación superior. Para su factibilidad debe buscarse que se den con base de acuerdos de complementación pro-ductiva a nivel regional.

Trabajo

El mundo del trabajo en Ecuador tuvo una mejora con la nueva Constitución de 2008. Se lograron frenar los abusos legalizados como la tercerización, se reconocieron amplios derechos y se incorporó una visión más plural a la idea tradicional del trabajo como empleo. Es de vital importancia continuar impulsando la consolida-ción democrática del sindicalismo como actor organiza-do en las dimensiones económicas del mundo del trabajo para profundizar la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas o la autogestión en los casos de emprendimientos o de la economía popular, entre otros ejemplos.

En esa situación, se requiere avanzar en la democratización del acceso al mercado de trabajo y en la reducción de las desigualdades en el mismo, enfocándose particularmente en los grupos en situaciones de precariedad laboral, bajas remuneraciones y ambiente de informalidad.


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La sociedad ecuatoriana necesita crear una renovada cultu-ra del trabajo como acción creadora y revalorizarla como la actividad que genera riqueza en la economía. Es imprescin-dible aumentar el nivel, la calidad educativa y la capacitación profesional de las personas trabajadoras para propiciar incre-mentos cualitativos en las capacidades de los individuos y de la sociedad, con las consecuentes mejoras de la productivi-dad, el salario real y en la calidad del empleo.

La promoción del diálogo tripartito deberá propiciar la me-jora del salario real no atado únicamente a la productividad, fundamentalmente en aquellos sectores que presenten sa-larios bajos, pero también deben abordarse las condicio-nes de trabajo: salud, seguridad y ambiente laboral.

Por su parte, la institucionalidad del ramo debe desarrollar políticas de articulación de demanda y oferta de trabajo y dirigir estímulos fiscales hacia aquellas actividades con mayor capacidad de generar empleos.

También deberán desarrollarse programas específicos, incluidas acciones afirmativas, dirigidos a sectores vul-nerables: mujeres, jóvenes, discapacitados, indígenas, afroecuatorianos, personas trans, inmigrantes.

De igual forma, se necesita profundizar el combate al tra-bajo infantil e incrementar la protección para el adoles-cente trabajador.


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El nuevo momento requiere avanzar en el reconoci-miento y respeto de los tiempos de descanso y ocio, diversificar y democratizar sus usos placenteros así como la promoción de actividades enriquecedoras en lo cultural y educativo.

Política Macroeconómica

La política macroeconómica deberá garantizar las condiciones de estabilidad adecuadas a los objetivos de crecimiento, creación de empleo y distribución del ingreso.

Política fiscal

La política fiscal, por su parte, procurará alcanzar el equili-brio en las cuentas públicas tomando en consideración el efecto del ciclo económico. Se priorizarán las considera-ciones de largo plazo, haciendo más predecible la inver-sión pública y permitiendo que el gasto crezca en función del crecimiento de largo plazo de la economía nacional.

Impuestos

Las sociedades contemporáneas realizan un reparto del excedente de riqueza a través de mecanismos institucio-nales democráticos que se apropian de una fracción de


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este y lo devuelven a la sociedad mediante servicios socia-les y políticas públicas. El objetivo es lograr una sociedad con cohesión social, integrada y justa.

Los socialistas reivindicamos la importancia de esta herra-mienta impositiva como un instrumento para la construc-ción de la igualdad. Así ha sucedido en todos los países democráticos del mundo, especialmente en aquellos que promueven una sociedad de bienestar y tienen altos nive-les de desarrollo.

América Latina presenta una estructura social con una po-breza masiva y una mayor desigualdad, en comparación tanto a otras zonas del mundo como a su propio nivel de riqueza. Como han señalado algunos organismos interna-cionales (CEPAL), América Latina tributa poco, mal y con bajos niveles de cumplimiento. Ecuador no es la excep-ción, al contrario: confirma la regla. Aunque se ha avan-zado primero en construir la institucionalidad y luego en mejorar la estructura de funcionamiento, queda aún por desarrollar el carácter progresivo de los impuestos y evitar la evasión.

Para promover la equidad y mejorar la efectividad del gas-to social es necesario incrementar el nivel de carga tribu-taria. El sistema tributario debe tener una estructura que genere especialmente impuestos progresivos y directos a la renta de capital y al patrimonio, tratando de disminuir los


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impuestos al consumo y a los ingresos del trabajo para no afectar a los estratos medios y de escasos recursos. Ecua-dor necesita más impuestos, mejor diseñados y más justos para poder desarrollar políticas sociales redistributivas. Se requiere que contribuya más quien más tiene.

Igualmente, es necesario mejorar los niveles de cumpli-miento en el pago y de rendición de cuentas y transpa-rencia en el manejo de esos recursos. El esquema debe promover la formalización de la economía, desestimular la evasión y premiar a los buenos contribuyentes.

Inversión extranjera

El Estado promoverá la inversión extranjera negociando su articulación a las prioridades nacionales y al beneficio mutuo. Se buscará el fomento de encadenamientos en in-dustrias y servicios de base nacional que incorporen cre-cientes niveles de valor agregado y que contribuyan a la generación de empleo calificado.


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Desarrollo de la economía popular, comunitaria y solidaria

La economía comunitaria fue, en sus orígenes, una forma dominante de producción social que puede ubicarse his-tóricamente en comunidades anteriores a la consolidación del Estado como modelo de organización económico-so-cial. Es importante poder resaltar el carácter de la propie-dad comunitaria de la tierra o la “no propiedad de la tierra” entendiendo que dicha no propiedad está fuera de todo atributo mercantil y que recupera su natural estado de bien para usufructo en favor de la colectividad sin fines de lucro.

La economía comunitaria es la forma de economía que fun-cionalmente debe desarrollarse y potenciarse para susten-tar la base de una organización social productiva ajena a re-laciones de explotación de la mano de obra y de las formas alternativas a las de la producción neoliberal o liberal.

La economía popular, comunitaria y solidaria deberá ser la base para la construcción de la nueva sociedad. La eco-nomía centrada en el concepto de lo popular comunitario y de carácter solidaria aplica en sí el principio socialista


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donde cada quien recibe según su trabajo y también según su necesidad.

Para desarrollar estos elementos será necesario:

Impulsar la alianza público-privada-comunitaria para la prestación de servicios públicos y privados.

Establecer líneas de asistencia técnica, con programas constantes de formación y capacitación para la produc-ción sostenible y sustentable.

Impulsar verdaderas políticas de subsidios e incentivos económicos en favor de los productores de la economía comunitaria.

Generar líneas de crédito productivas con bajas tasas de interés y vinculadas a la satisfacción de mercados locales con capacidad posterior a la exportación.

Promover la asociatividad productiva y cadenas mixtas de comercialización de productos con valor agregado.

Como ejemplo de experiencia positiva en economía co-munitaria podemos encontrar los aprendizajes que desde hace algunas décadas nos deja la empresa El Salinerito, en Salinas, al norte de la provincia de Bolívar. El desarro-llo productivo en Salinas está basado en los principios del cooperativismo, la economía solidaria y la propiedad co-munitaria de los medios de producción, los mismos que


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Política económicaorientada al progreso social y la redistribución de la riquezaEl Estado debe fortalecer el proceso redistributivo para los sectores que se encuentran en estado de inequidad so-cial, con el fin de crear una economía de carácter social y solidaria, en donde el Estado pueda desplazar progresiva-mente de la economía nacional a los grupos que detentan el poder financiero del país, con el objetivo de generar una economía mixta de intervención mayoritariamente estatal

son los pilares fundamentales de la organización al con-tar con un grupo humano organizado para la producción comunitaria, otorgar créditos productivos a bajo costo, la no repartición de utilidades individuales, la colaboración colectiva y la rendición de cuentas puntual y permanente. Con la puesta en marcha de prácticas de trabajo comunita-rio, en Salinas se propone una estructura de funcionamien-to y un modelo asociativo basado en las organizaciones de base y en la solidaridad, con importantes avances en torno a erradicación de pobreza y fomentando notoriamente el desarrollo en la zona.


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con participación y gestión de los pequeños productores y trabajadores, sectores que generan la economía popular.

La redistribución de la riqueza debe empezar con la parti-cipación de todos los sectores en la riqueza social, princi-palmente de aquellos más desfavorecidos. La sociedad en general es quien debe tener incidencia en esa riqueza para alcanzar la organización de todos los sectores excluidos.

Nos planteamos la necesidad de un Estado “central coad-yuvante en la dispersión del poder, es decir, facilitador del poder (diverso) societal comunal” y la propuesta de que “recupere la nación para sus poblaciones (es decir, nacio-nalice sus “recursos naturales” y los vuelva públicos, revir-tiendo el proceso de desposesión del neoliberalismo.

Por otra parte, es fundamental que se intervenga y cues-tione el modelo de desarrollo del cual participa esa ten-sión inherente del poder del Estado como un ejercicio de creación, enunciación y movilización.

MIPYMES

Un gobierno socialista tendrá como prioridad el fortalecer a los medianos y pequeños productores. Se promoverá políticas de acceso al crédito, de asistencia técnica, de de-sarrollo de proveedores. Se buscará incentivar también el crecimiento numérico y la mejora de calidad en estructura, servicios y gestión.

Economía informal

Turismo


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Economía informal

Se desarrollarán acciones dirigidas a la inclusión de aque-llos sectores económicos que operan aún en la informali-dad, de modo que se encuentren menos expuestos a los cambios en el ciclo económico y se apropien en mayor medida de los beneficios del crecimiento. Se pondrán en marcha programas específicos para su formalización.

Turismo

El Ecuador es un país con enorme potencialidad turística. Además de que esta es una actividad que puede contribuir a mejorar la oferta laboral, la equidad territorial y la obtención de inversiones. Los últimos años se ha avanzado en apoyos insti-tucionales al sector y en su promoción publicitaria.

Es necesario promover la cal idad en los servicios a través de programas de capacitación profesio-nal, de incorporación temática al sistema educa-tivo, de producción de conocimiento científ ico y tecnológico y la elaboración de programas de asistencia técnica. Se deberá desarrollar la visión de patrimonio nacio-nal y bienes escasos aplicada a los bienes naturales y culturales objeto del turismo. Se fortalecerá la gestión a nivel regional-local y se promo-


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verán los encadenamientos productivos, especialmente con las PYMES y la economía social.

Igualmente, se requiere la generación de nuevos productos articulados a la oferta regional.

Energía

El objetivo es construir soberanía y autosuficiencia energé-tica. Para ello se requiere apostar por la diversificación de las fuentes de la matriz energética, priorizar a las energías renovables y a la sustentabilidad ambiental, tanto en su producción, su consumo o en el manejo de residuos. Se buscará que la energía permita la inclusión social y sea de acceso equitativo. Se promoverá la incorporación de la energía en la integra-ción regional bajo la premisa de la complementariedad.

Para el Ecuador es de vital importancia desarrollar la in-dustria petroquímica. Un manejo ambiental responsable, con equilibrio ecológico y buen manejo de los recursos

Telecomunicaciones

Su acceso es un derecho de todos los ciudadanos. Se de-ben evitar las asimetrías y exclusiones. Se debe garantizar la seguridad cibernética del país, con políticas alineadas con los demás países de la región e insertadas en los pro-


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Reforma agriaria y soberanía alimentaria

El sector agrario es uno de los puntos más importantes para un modelo de desarrollo en países como Ecuador. Contamos con un importante porcentaje de la población todavía viviendo en el campo, con un perfil económico que se nutre en gran medida de la producción agrícola y por-que presenta, casi a la par, problemas sociales arraigados y potencialidades inexploradas, ya que el sector agrope-cuario tiene importantes efectos multiplicadores sobre la economía en su conjunto.

Con el triunfo de las fuerzas democráticas y progresistas que permitieron la constitución del gobierno de la Revo-lución ciudadana se lograron avances que se consagra-ron principalmente en la Constitución del 2008. Es cierto también que el sector se vio fortalecido por la política de apuntalamiento del mercado interno y el fortalecimiento del Estado con la consecuente reconstrucción de capaci-dades estatales sectoriales. Pero el propio Presidente Ra-fael Correa reconoce que en ese ámbito el proceso tiene muchos vacíos. Aún años después este sigue siendo el sector donde el cambio progresista no termina de llegar.

cesos de integración. Para todo ello se debe mantener el carácter de empresa pública sectorial, controlar su gestión para hacerla más eficiente, transparente y que redunde en un mayor beneficio social.


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En el ámbito agrícola, el mercado sigue siendo el ente re-gulador preponderante; la intervención estatal potencia solo a los agronegocios y esto repercute en la reprimariza-ción y privatización de la economía rural.

El programa político del Partido Socialista sigue insistiendo en el rol orientador del Estado en el desarrollo agrario. Esto permite la reducción de desigualdades sociales, asimetrías sectoriales y en la generación de cadenas agro-industria-les de interés nacional. Por ello la necesidad de generar una profunda reforma agraria que contribuya y se articule con un modelo de producción más justo y eficiente. Se promoverá una estructura agraria que combine diferen-tes formas de organización de la producción. Serán con-sideradas y apoyadas las unidades familiares, las formas de organización social de la producción y la producción empresarial.

Se promoverá una estructura empresarial con menos con-centración y se limitará su extranjerización, promoviendo un mayor equilibrio entre las empresas de diversa escala y naturaleza.

Se priorizará la producción para el consumo interno y la agricultura campesina, sin menoscabo de la economía de exportación, que ponga fin al latifundismo y minifundis-mo improductivo, con el objetivo prioritario de generar


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soberanía alimentaria para la sociedad ecuatoriana. Esto supone apoyar principalmente al cooperativismo agrario, a las formas de producción de la economía popular o de las pequeñas y medianas empresas, mediante el fortale-cimiento de las organizaciones sociales y su ingreso en las cadenas de valor del proceso productivo y comercial.

Un proceso de esa magnitud debe tender a una distribu-ción de la tierra y el uso del agua para los campesinos y los productores agrícolas en beneficio de las necesidades colectivas.

Se requiere también construir capacidades instituciona-les para el desarrollo de un sistema de innovación que permita incorporar saberes ancestrales sustentables, nuevas tecnologías y conocimientos aplicados para ob-tener mejoras en la gestión y la productividad, mediante servicios y procesos de asesoramiento técnico y educa-tivo. Se promoverá la agregación de valor en las cadenas agroalimentarias y el desarrollo de sectores intensivos en conocimientos y tecnología.

Se establecerá una política de comercialización donde se potencie la participación directa del productor agrícola, se impulsen los precios justos y la participación digna en el mercado de los campesinos y pequeños productores rura-les. Se debe prever incluso el acopio por parte del Estado de aquellos productos que se incluyan en la canasta básica a


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efectos de mitigar impactos en los costos de los alimentos.Se debe impulsar el acceso al crédito y financiamiento para la reactivación productiva.

Se estimulará la generación de empleo en el sector y se incentivará la mejora de su calidad, así como su organiza-ción y participación en las condiciones del trabajo y en la mejora del nivel de vida de su comunidad.

Se integrará la dimensión ambiental en las políticas agríco-las y en la definición de los recursos naturales como bienes sociales estratégicos y finitos. Se incentivará su incorpo-ración en la producción agropecuaria, especialmente la re-ferida al uso sustentable de la tierra, el agua, los vientos y los recursos genéticos, así como de adaptación al cambio climático.

Se avanzará en la utilización del agua como recurso natural productivo para la generación de energía, la producción agraria y la producción acuícola; se establecerá una estra-tegia para el uso sustentable de todas las cuencas hídricas y/o acuíferos, en especial las que abastecen el sistema de agua potable a la población.


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La necesidad de construir el Poder PopularEl Poder Popular es fundamental para la construcción del socialismo. Entendemos el Poder Popular como “el poder del pueblo organizado en las más diversas y disímiles for-mas de participación para la toma de decisiones en todos sus ámbitos: político, económico, social, ambiental, orga-nizativo e internacional así como para el ejercicio pleno de la soberanía”.

El Poder Popular se ejerce y se expresa legítimamente a través de todos los medios organizados de participa-ción ciudadana y protagonismo político, con un ejerci-cio directo a través de las asambleas; indirecto a través del sufragio para la elección de representantes; y, por último, en los referéndums activados para la toma de decisiones trascendentales. Desde una óptica marxista, el poder popular es una propuesta para la construcción del socialismo mediante un modelo de democracia par-ticipativa y protagónica. Ernesto Guevara afirmaba que para la construcción del Poder Popular es necesario de-sarrollar los “gérmenes del socialismo que están presen-tes en el pueblo, y atender las expectativas, las aspira-ciones y los valores presentes en las clases populares”.


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El concepto de poder popular se ha convertido en un significante clave para las nuevas vanguardias y movi-mientos populares que se desarrollan en nuestro con-tinente. Construir esas formas de representación cons-tituye hoy una necesidad estratégica, impuesta tanto por la madurez de nuestras organizaciones como por la necesidad de eficacia propia de una coyuntura más exigente.

Hoy asistimos a una oportunidad histórica de construir algo nuevo en la izquierda revolucionaria de nuestro país y como Partido Socialista Ecuatoriano tenemos la misión histórica de impulsar la unidad superando la in-tolerancia y el sectarismo para continuar construyendo el anhelado buen vivir en Ecuador.

El Poder Popular es la esencia del futuro socialista que queremos construir y encuentra su sustento fundamental en los principios establecidos en la Constitución de la República, que en su artículo 1 señala: “La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”.

Hablar del Poder Popular es hacer referencia a un pue-blo organizado que asume directamente las riendas del proceso de transformaciones socialistas, hecho que se traduce en términos concretos en la participación directa


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y protagónica en el diseño, ejecución y control social de las políticas públicas y presupuestos, planes de la na-ción, programas y proyectos estratégicos. En este sen-tido, poder popular es democracia directa, es un pueblo gobernando y ejerciendo su soberanía, participando de las decisiones del Estado y en los distintos espacios o ámbitos de la gestión pública en función de resolver sus necesidades y problemas como condición indispensable para alcanzar el Buen Vivir.

El Poder Popular no se instala por decreto, se construye con el trabajo colectivo de nuestra militancia e implica pro-cesos complejos de transformación de la conciencia polí-tica e ideológica del pueblo.

El Poder Popular se fundamenta en el principio de sobera-nía y el sentido de progresividad de los derechos contem-plados en la Constitución de la República, cuyo ejercicio y desarrollo está determinado por los niveles de conciencia política y organización del pueblo.

El Poder Popular tiene por finalidad garantizar la vida y el bienestar social del pueblo, mediante la creación de meca-nismos para su desarrollo social y espiritual, procurando la igualdad de condiciones para que la ciudadanía desarrolle libremente su personalidad, dirija su destino, disfrute los derechos humanos y alcance suprema felicidad social, sin discriminaciones por motivos de origen étnico, religioso,


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condición social, sexo, orientación sexual, identidad y ex-presión de género, idioma, opinión política, nacionalidad u origen, edad, posición económica, condición de disca-pacidad o cualquier otra circunstancia personal, jurídica o social, que tenga por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y garantías constitucionales.

Podemos decir entonces que el Poder Popular consiste también en impulsar el fortalecimiento de la organización del pueblo en función de consolidar la democracia prota-gónica revolucionaria y construir las bases de la sociedad socialista, democrática, de derecho y de justicia; generar las condiciones para garantizar que la iniciativa popular, en el ejercicio de la gestión social, asuma funciones, atribu-ciones y competencias de administración, prestación de servicios y ejecución de obras, mediante la transferencia desde los distintos entes políticos territoriales hacia los autogobiernos comunitarios, comunales y los sistemas de agregación que de los mismos surjan; fortalecer la cultura de la participación en los asuntos públicos para garantizar el ejercicio de la soberanía popular; promover los valores y principios de la ética socialista: la solidaridad, el bien común, la honestidad, el deber social, la voluntariedad, la defensa y protección del ambiente y los derechos huma-nos; coadyuvar con las políticas de Estado en todas sus instancias, con la finalidad de actuar coordinadamente en la ejecución del Plan de Desarrollo Económico y Social de


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la Nación y los demás planes que se establezcan en cada uno de los niveles políticos territoriales y las instancias político-administrativas que la ley establezca; establecer las bases que permitan al pueblo organizado el ejercicio de la contraloría social para asegurar que la inversión de los recursos públicos se realice de forma eficiente para el beneficio colectivo; y vigilar que las actividades del sector privado con incidencia social se desarrollen en el marco de las normativas legales de protección a los usuarios y consumidores.

Es responsabilidad de toda la militancia de nuestro Parti-do impulsar la construcción del Poder Popular desde cada uno de los sectores y territorios desde los que se desplie-

Políticas de alianzas y unidad

La izquierda ecuatoriana conoce su historia, también sabe que solamente por medio de la unidad y las alian-zas se consolidan los procesos sociales. La actual co-yuntura política, que genera su fortaleza a través de los sectores más progresistas de la sociedad, permite afian-zar esa historia.


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Experiencias de unidad de la izquierda ecuatoriana han existido a lo largo de la historia, la unidad del Partido Socialista Ecuatoriano con el Frente Amplio de Izquierda (FADI) en 1995, dando lugar al nacimiento del Partido Socialista Frente Amplio (PSFA) son muestra de aquello, sin olvidar, por otro lado, toda la experiencia que sirvió para rechazar en su momento al TLC, OXY y las políticas neoliberales.

En esta última década el acuerdo programático y la alianza político-electoral del Partido Socialista Frente Amplio listas 17, y el naciente Movimiento Alianza País, ganando las elecciones presidenciales en el año 2006, tras la instalación de la Asamblea de Montecristi, tu-vieron como consecuencia el fortalecimiento del actual proceso político que lleva a cabo el cambio de época necesario e indispensable, incentivando la unidad de los sectores democráticos y progresistas, bajo lo que deno-minamos el proyecto político de la Revolución Ciudada-na hacia el Socialismo del Buen Vivir.

El Partido Socialista es participe de la unidad. Nuestro Partido logró constituir alianzas sin perder los principios. Hemos respaldado el accionar de la Revolución ciuda-dana en todos los lugares en los que se generan pro-cesos de cambio. Estamos colaborando en la transfor-mación de la matriz productiva así como de la matriz de conocimiento, con el objetivo de que se construya una


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Patria Socialista con más oportunidades para la gente y con más énfasis en reducir las asimetrías sociales agru-padas en la élite económica.

Sin embargo, las incomprensiones del momento político actual, los resabios de “vanguardismo” de ciertas organi-zaciones, inclusive los falsos purismos y el sectarismo han sido las principales dificultades que obstaculizan la unidad.

Por ello, es necesario e imprescindible replantear nuestros objetivos y tener relaciones con diversas organizaciones de izquierda, popular, democrática y antiimperialista; para que, por medio de una plataforma política construida en conjunto, podamos concretar la conformación de una or-ganización amplia para el accionar político permanente, como lo estamos realizando en el Frente UNIDOS. Es un imperativo histórico agilizar la construcción de una agenda común, fundamentada en el respeto recíproco de las diver-sidades ideológicas.

Uno de los históricos dirigentes revolucionarios de Lati-noamérica, Shafik Handal, se refería al respecto: “El proce-so hacia la unificación es y será complejo: comprende a la vez: los acercamientos, el diálogo amistoso y la polémica ideológica, el esfuerzo por converger hacia la unidad de acción y la discusión de las divergencias, el esfuerzo por suprimir la virulencia en este debate y por alcanzar acuer-dos cada vez más significativos, la cooperación práctica


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mutua y la emulación en el trabajo por el desarrollo de cada organización; el esfuerzo por superar el hegemonis-mo sectario”.

Articular la unidad en base a problemáticas concretas nos llevará a avanzar de la movilización parcial a las luchas por los intereses reales. En ese plano se sitúa nuestra propuesta para luchar conjuntamente y unir a la izquierda. Avanzar en el desarrollo de dicha plataforma y unidad de acción nos unirá a los sectores más conscientes del campo popular.

Para ello debemos tener presente que una alianza es la unión temporal que se establece entre distintas organiza-ciones, sectores o clases para llevar a cabo una lucha por objetivos comunes.

Sin embargo, por la misma dialéctica de unidad existe la dinámica de movimiento hasta conquistar los objetivos particulares de los sectores de la alianza, llegando en de-terminado momento a generar contradicciones cuyo resul-tado será la ruptura de dicha alianza.

“El deber de un partido auténticamente revoluciona-rio no es declarar que es imposible renunciar a todo compromiso, sino saber a través de todos los com-promisos cuando son inevitables permanecer fiel a sus principios, a su clase, a su misión revolucionaria, a su tarea de preparar la revolución y de educar a las masas populares para la victoria en la revolución”.


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La conquista de un interés inmediato será el objetivo que nos una; sin embargo, los intereses a largo plazo y los objetivos finales serán los que muchas veces nos separen. Razón por la cual es de suma importancia identificar a las partes, sus correlaciones de fuerzas concretas y tener como objetivo el mejorar esa diná-mica social para el beneficio revolucionario.

Es así que, para concretar la unidad tácticamente co-rrecta, se debe considerar –a través de los acuerdos para realizar acciones muy concretas el carácter tác-tico que se establece entre clases, tendencias o par-tidos con sus propios objetivos estratégicos, muchos de ellos diferentes a los nuestros. Por lo tanto, es im-prescindible la metodología socialista: el análisis con-creto y el movimiento político. La correcta política de alianza debe tener el objetivo de aprovechar y generar las condiciones favorables para el proceso revolucio-nario. El movimiento político táctico y estratégico par-te del permanente análisis de la situación concreta; es decir, el entendimiento de la coyuntura generada por la lucha de clases en un determinado momento, que reproducirá en el desenvolvimiento diario el compor-tamiento de los sujetos políticos.

Esto depende además de la planificación orgánica establecida en la dualidad de la teoría y la práctica, enmarcada en nuestro programa político que nos per-


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mitirá tomar decisiones inmediatas, sustentadas y ar-gumentadas, guiadas siempre hacia el objetivo final. La característica de la organización revolucionaria re-side en tener la capacidad de tomar decisiones inme-diatas pero no espontáneas.

La alianza política triunfa en la medida en que no pier-de en ningún momento los objetivos para los cuales se creó; pero además, debe propugnar a la articulación de todas las luchas por las reivindicaciones inmedia-tas de distintos sectores se articulen en una sola lucha contra el sistema. Nuestra precaución será no caer en formas de lucha posmodernas que individualizan y fragmentan a los sectores (cultural, género, ambienta-lista, étnico, etc.) autosugestionándose al considerar la lucha de su sector como la más importante. Nos convoca la necesidad urgente de forjar un pro-yecto político de transición al socialismo, cuya herra-mienta de alianza exprese una unidad concreta para continuar avanzando a una alternativa real de poder basada en la unidad en la diversidad.

Políticas Sociales

El gobierno socialista promoverá un conjunto articulado de acciones destinadas a mejorar el bienestar social de


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los ciudadanos ecuatorianos puesto que la seguridad so-cial es un derecho humano fundamental y responsabilidad sustancial del Estado.

La conformación de gobiernos progresistas en América del Sur y su coincidencia con un período de auge económico ayudó a poner en el centro del debate el desarrollo social, con lo que se logró un incremento considerable del gasto social y la aplicación de políticas focalizadas de trasferen-cia condicionada. En Ecuador tomó básicamente la forma del Bono de Desarrollo Humano. Si bien se ha tenido éxi-to en combatir la pobreza, no está claro que sea el mejor mecanismo para consolidar derechos sociales y transferir riqueza. Existe importante evidencia de que los efectos re-distributivos del gasto social son más importantes cuanto mayor es la cobertura.

Las políticas sociales focalizadas no pueden ser vistas como un sustituto de políticas universales; las primeras pueden funcionar como complemento de las segundas. Caso contrario, se corre el riesgo de reforzar la segmenta-ción social. Esto significa que la visión universalista, inte-gral y solidaria es la mejor vía para crear ciudadanía social y combatir la pobreza y la desigualdad.

Por ello, los socialistas planteamos configurar una nueva matriz de políticas sociales para distribuir las oportunida-des y los resultados y generar niveles de cohesión de la


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sociedad. Esto se logra con políticas sociales que tengan la universalidad como norte para asegurar el pleno ejer-cicio de los derechos a través del acceso a servicios y prestaciones sociales de calidad.

La atención principal debe enfocarse, en especial, en aque-llos que se encuentran o pueden encontrarse en situaciones de vulnerabilidad. Creemos importante desarrollar también políticas universales transversales vinculadas al género, al origen étnico, a la orientación sexual y al ámbito territorial de residencia.

Se promoverá la constitución de un sistema de cuidados en base al principio de corresponsabilidad de la sociedad en el déficit de cuidados de aquellas personas que se encuentran en situación de dependencia (permanente o transitoria); a la vez que permita reconocer el trabajo de las personas que las cuidan, el mismo que generalmente recae en las mujeres, lo cual conlleva repercusiones en su tiempo, recursos econó-micos y acceso al mercado laboral formal, constituyéndose en uno de los factores más importantes en la producción y reproducción de desigualdades de género.

Proponemos profundizar la reforma del Sistema de Seguri-dad Social de forma tal que todos sus componentes con-verjan en base a los principios de universalidad, solidaridad, igualdad, suficiencia y participación social así como de equidad y viabilidad fiscal.

Educación


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Educación

La educación es parte integrante de un modelo de desarro-llo. Es un mecanismo institucional destacado de transmisión, producción y apropiación activa de conocimiento, circulación de información y promoción de identidad. Una educación pú-blica de calidad permite la cohesión de la sociedad, la movi-lidad entre las clases sociales, la distribución de la riqueza, la construcción de ciudadanía y la democracia.

Sin embargo, en Ecuador las profundas desigualdades socia-les hacen de la educación un mecanismo más de reproducción y hasta consolidación de las diferencias y jerarquías sociales. Por ello, un proyecto de izquierdas tiene como eje cambiar la educación, democratizar su acceso y mejorar su calidad.

Los últimos años se ha logrado incrementar el gasto en edu-cación, renovar la infraestructura y mejorar el salario de los maestros.

Se requiere garantizar la sostenibilidad de la universalización, corregir el currículo y el modelo pedagógico, así como mejo-rar la calidad de la educación, los resultados del aprendizaje y el rendimiento académico.

Se garantizará la gratuidad de la educación oficial y se rea-firmará el carácter laico de la educación fiscal, respetando la educación particular. Se propiciará la descentralización de la


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gestión educativa y la participación de los actores involucra-dos en el proceso de enseñanza. Se fomentará la ampliación de la cobertura de la educación secundaria favoreciendo en particular la formación técnica y tecnológica, tanto media como en el nivel terciario no uni-versitario, de los sectores ligados a la producción industrial, artesanal y agrícola para obtener una permanente calificación de la mano de obra, combinando perspectivas de desarrollo social y productivo.

La educación intercultural será fortalecida, se implementarán modelos que permitan reafirmar la plurinacionalidad del país, especialmente en el tema lingüístico, y generar su intercultu-ralidad.

Se impulsará el establecimiento real de la coeduca-ción a fin de que hombres y mujeres aprendan a ver-se como iguales y participen juntos en la solución de problemas individuales y sociales, promoviendo contenidos y prácticas no racistas ni machistas; por el contrario, el gobierno popular socialista impulsará la difusión de proyectos educativos encaminados a incrementar la conciencia social sobre la identidad nacional, los derechos del género y aquellos relativos a las relaciones interétnicas del país.

Ciencia


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Se fortalecerá la educación superior conjugando la cali-dad los méritos académicos del estudiante y la excelen-cia de la institución– con la igualdad de oportunidades. La gratuidad debe corresponderse con modelos de acceso que, apuntalando la meritocracia, no constituyan un re-forzamiento de las desigualdades previamente existentes. Se implementarán acciones afirmativas a los sectores de bajos ingresos o a sectores vulnerados para garantizar su acceso y buen rendimiento. Se buscará la colaboración y generación de redes con las universidades públicas de la región para proyectos conjuntos.

Se fomentará una verdadera política de incentivos económicos, crédito educativo y becas en beneficio de los estudiantes ecuatorianos en todos los niveles de estudio a fin de garantizar la equidad en el acceso educativo tanto para los estudiantes con excelencia académica como para todos los estudiantes sin importar su edad.

Ciencia

Se profundizará la innovación, ciencia y tecnología como política pública que permita mejorar el desarrollo científico, educativo, económico y social del país. Se promoverá el uso social del conocimiento en la sociedad, la generación de instrumentos de difusión y divulgación. Se buscará la inserción del país y su comunidad científica a las redes de


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SaludLa salud es un derecho de todos los ecuatorianos y ecuato-rianas. Promovemos un modelo de atención que tiene como pilares la estrategia de la atención primaria en salud, la pro-moción de hábitos saludables de vida y la relación con el ambiente.

Se fortalecerán los servicios públicos de salud sexual y re-productiva y la atención de salud a la niñez y a los ancianos y ancianas. Se propiciará el acceso universal al aseguramien-to básico de salud y se buscará superar la fragmentación y duplicación de los servicios generando un sistema articu-lado a nivel nacional. Se impulsará la descentralización de la salud y la coordinación con los gobiernos locales para la erradicación de epidemias y endemias a través de campa-ñas intensivas de saneamiento ambiental y educación para la salud. Se tenderá a la drástica reducción de la mortalidad infantil y materna y de los niveles de desnutrición infantil. Se respetará y garantizará el ejercicio de las medicinas alterna-tivas, incluida la medicina tradicional.

Política

La democracia representativa existente es el punto de par-tida, no el punto de llegada para una sociedad de justicia social y libertad. Para nosotros la democracia representati-

investigación internacionales, privilegiando la complemen-tariedad regional.


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va debe ser revitalizada incorporando mecanismos de par-ticipación en la toma de decisiones. Esta debe enriquecer-se reconociendo las diversidades culturales y generando espacios de interacción equitativos. Exige una dimensión social asociada a resultados mínimos en la cobertura de necesidades básicas y la distribución de la riqueza. Pero, sobre todo, debe ser profundizada con su extensión a to-das las esferas de la vida social, política y económica. Es decir, la democracia requiere articularse con otras relacio-nes sociales para que sea real.

El gobierno popular deberá avanzar en una transforma-ción democrática e integral para convertir al Estado en una estructura al servicio del ciudadano, en una palanca del desarrollo productivo y en un escudo de los débiles. Un Estado al servicio de otro bloque de poder, de otro modo de producción que contribuya a garantizar la calidad de vida de la población y la distribución de la riqueza.

El gobierno popular deberá potenciar a las organizacio-nes populares, respetando su autonomía, para que sean actores más decisivos en la construcción de una nueva sociedad. Igualmente, el liderazgo en un gobierno de este tipo debe guiarse más por el obedecer al pueblo que por el mandar, es decir, en representar sin suplantar.

En el ámbito institucional un gobierno popular debe me-jorar la calidad y la capacidad de la gestión; profundizar


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la descentralización y desconcentración; apuntalar la coordinación interinstitucional; fortalecer los canales de participación, de rendición de cuentas y de manejo trans-parente, así como los servicios que se ofrecen desde el sector público.

Reforma Política

Se requiere generar una institucionalidad fuerte que gene-re información y monitoreo permanente para controlar al poder político de la sociedad.

Se requiere complementar el control institucional con con mecanismos de participación ciudadana en los niveles de: información, consulta, construcción de consensos, toma de decisiones, compartimento de riesgos, asociación y autogestión. La participación ciudadana no debe ser meri-tocrática ni estatizada ni limitada únicamente a los ámbitos administrativos. En el tema de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislati-vo es necesario un mayor equilibrio de poder, devolviendo al Legislativo sus funciones fiscalizadoras, de nominación de autoridades, capacidad de autorización en políticas pú-blicas y de equilibrio de poderes (inclusive sin descartar posibles reformas o enmiendas a la Constitución). En este


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sentido, como Partido Socialista Ecuatoriano propone-mos la redefinición de la función denominada de Trans-parencia y Control Social, especialmente el Consejo de Participación Ciudadana. Se debe eliminar su capacidad de nominación de autoridades para devolver su origen democrático y potencializar su pluralidad. Igualmente, se debe revisar su composición para democratizar su origen, su procedimiento de selección y su filtro democrático de control, y se propone que dichas funciones recaigan en manos de la Función Legislativa a través de concursos de méritos y oposición, y otros mecanismos de selección.

El sistema electoral debe mejorar la proporcionalidad de su representación con circunscripciones más grandes y de mayor número de escaños en disputa, así como de fór-mulas de asignación de escaños proporcionales. Se debe promover la conformación de alianzas estables y naciona-les y fortalecer a los partidos políticos nacionales y promo-ver su estabilización.

Se busca redefinir las atribuciones de la Corte Constitu-cional para limitar sus funciones al estricto control consti-tucional y evitar que este órgano pueda imponerse sobre la voluntad mayoritaria democrática y hasta reemplazar la capacidad de la representación política de ser el origen in-terpretativo de la soberanía popular, sea en forma directa o a través de los representantes electos.


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Una políticaintercultural y democrática

En la Constitución de 2008 se reconfiguró la comunidad política procesando la diversidad étnico-cultural. Así se avanzó en la proclamación del Ecuador como un país plu-rinacional e intercultural. Se reconoce a las comunidades, pueblos y nacionalidades como sujetos de los derechos del Buen Vivir y se amplían sus derechos colectivos, espe-cialmente en lo referido a: territorios, competencias de go-biernos locales, justicia y lucha contra la discriminación.

A pesar de esto, han existido algunas limitaciones al no conseguir dotar de contenido a aquellas declaraciones así como por el resurgir de una concepción nacionalista ba-sada en lo mestizo.

El Partido Socialista mantiene que es momento de pasar a una política intercultural. Esta rebasa el simple recono-cimiento de la heterogeneidad de la sociedad ecuatoriana para generar puentes de relación e instituciones como es-pacios de encuentro entre las diversas culturas y promover una nueva interacción igualitaria y creativa. Es una bús-queda expresa de superación de prejuicios, del racismo,


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de las desigualdades y las asimetrías, bajo condiciones de respeto, igualdad y desarrollo de espacios comunes. No basta con la coexistencia separada o el diálogo entre cul-turas; se requiere de la apuesta por construir relaciones democráticas, aprendizajes mutuos y creación de nuevas construcciones universales que definan una comunidad in-cluyente basada en la ciudadanía.

El reconocimiento de que el Ecuador tiene una sociedad civil heterogénea que pertenece a una sola ciudadanía: la ecua-toriana. El gobierno popular reconocerá la existencia de di-versos grupos étnicos (mestizos, blanco-mestizos, negros, blancos de origen europeo y otros agrupamientos étnicos de diversos orígenes históricos y geográficos, incluyendo algunos grupos indígenas que no tienen el estatus de nacio-nalidades) portadores de culturas, tradiciones y costumbres propias, y garantizará sus derechos culturales.

Para la interculturalidad el sistema educativo es básico. Ecuador tiene el mérito de haber creado un sistema espe-cial de educación indígena bilingüe e intercultural. Si bien esto ayuda a preservar los idiomas de los pueblos indí-genas, no ha logrado que todo el sistema educativo sea intercultural.

Se incentivará la participación de las nacionalidades, pue-blos y etnias en las decisiones fundamentales del Estado: gestión y administración autónoma de las comunidades y


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sus territorios; conservación de los derechos territoriales; valoración de los idiomas, la legislación y las costumbres indígenas, y el establecimiento de mecanismos para su preservación y desarrollo bajo el control de las comunida-des y pueblos que los consideren como sus expresiones propias. Todo ello en medio de la promoción de la consoli-dación y el respeto por la independencia del Estado de las organizaciones del movimiento indígena.

Se reconocerán las peculiaridades culturales de los pue-blos afroecuatorianos que son un componente básico de la vida del país; y se promoverá el respeto hacia todos los ecuatorianos de diversas procedencias étnicas, así como la revalorización del carácter mestizo de una inmensa ma-yoría de la población nacional.

Se promocionarán actitudes que procuren el conocimien-to y relación de nuestro pueblo con los otros pueblos del mundo y, en especial, con los de nuestro continente so-cial (América Latina y el Caribe), no solo por una cercanía geográfica e histórica, sino por el desafío de la liberación conjunta.

Trabajo legislativoDentro del trabajo legislativo es importante desarrollar una estrategia política que permita profundizar la Revolución


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Creación de un Código Orgánico Agrario y de Soberanía Alimen-

taria que se permita la democratización de la propiedad de la tie-

rra, la construcción de un modelo agrario de país, capacitación,

verdaderas políticas de subsidios, acceso al crédito y la creación

de un sistema nacional de producción, acopio y comercialización.

Reformar la Ley Orgánica de Participación Ciudadana para que

permita e impulse la construcción del poder popular.

Creación de un código del Trabajo y LOSEP que genere un nue-

vo sindicalismo público y privado acorde a la nueva matriz pro-

ductiva, garantizando la formales, autónomos, del transporte,

etc. en la ley de Seguridad Social.

Incorporar bajo un régimen especial de seguridad social a los

sectores de los trabajadores informales, autónomos, del trans-

porte, etc. en la ley de Seguridad Social.

Y otros.

Ciudadana. Por ello, es menester observar y revisar la im-plementación efectiva de la norma, los puntos críticos de algunas leyes que ya tienen cierto tiempo de aprobadas para incorporar sus reformas como parte de la agenda po-lítica. En este sentido, desde el trabajo que Se desarro-lla en la Asamblea Nacional se impulsarán los siguientes cuerpos legales:


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En la Asamblea Nacional debemos realizar un trabajo efecti-vo, eficaz y determinante en la tarea fiscalizadora y de con-trol político.

Transparencia y lucha contra la corrupción

Para la construcción del socialismo en el proyecto de la Re-volución Ciudadana es necesaria la aplicación práctica de dos principios fundamentales: la verdad y la transparencia.

Estos principios no deben ser entendidos como meras ideas abstractas, ni deben ser confundidos con la moral indivi-dual de los funcionarios públicos, sino que deben asumirse como las grandes guías mediante las cuales todos y cada uno de los operarios del poder que el pueblo ha delegado en aquellos hombres y mujeres que conducen hoy los des-tinos del país, deben conducir sus acciones políticas para que las necesidades y requerimientos del pueblo puedan convertirse en mejoras sensibles y concretas de la vida ma-terial de la ciudadanía.

La corrupción en la acción política de los gobernantes es una aberración que tiene un doble efecto de descomposi-ción social. Por una parte genera desconfianza y desen-canto en la ciudadanía, lo que atenta directamente contra


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el tejido organizativo popular que sustenta el actual proce-so de cambios; y por otra parte, desvirtúa y resta legitimi-dad a las instituciones públicas mediante las cuales opera el proyecto político.

En este sentido el Partido Socialista Ecuatoriano hace suya la lucha contra la corrupción e impulsará en todos los niveles de gobierno la transparencia, además de sumarse al relanzamiento de mecanismos de participación directa que permiten a la ciudadanía denunciar aquellos actos de corrupción que minan y amenazan contra la ética política de la Revolución Ciudadana y de la Nación en su conjunto.

Un proceso democrático, por definición, debe proporcionar al pueblo –el único depositario del poder en última instan-cia- aquellos mecanismos institucionales que permitan a la ciudadanía plasmar su voluntar en la toma de decisiones políticas, motivo por el cual, el Partido Socialista impulsará nuevos medios de denuncia pública y transparencia per-manente sobre posibles casos de corrupción en todos los niveles del Estado y que éstos puedan ser procesados con todo el peso de la ley. La militancia socialista rechaza los actos deshonestos y no tolerará 0 a la corrupción desde ningún espacio.

La militancia socialista rechaza los actos deshonestos


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Sociedad

Cultura

El gobierno promoverá el desarrollo de la cultura, ase-gurará el derecho de la ciudadanía a ser considerado creador y portador de cultura, así como al acceso, uso y disfrute del conjunto de bienes culturales.

El desarrollo cultural aporta para la reconstrucción del tejido social e incrementa las capacidades individuales y colectivas. Nos proponemos reforzar la infraestructu-ra y la oferta cultural en todo el país.

Daremos un impulso renovado a las políticas de defen-sa del patrimonio cultural y al desarrollo de la produc-ción, difusión y distribución de bienes culturales. Igual-mente, se protegerán los derechos de los trabajadores de la cultura.

Medios de comunicación

Se garantizará la protección y el pleno ejercicio de la libertad de expresión y de la libre información. Se pro-moverá la diversidad y pluralidad en la propiedad y producción de los medios de comunicación. Especial-mente se buscará consolidar y diversificar los medios


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Vivienda

Se promoverá la ejecución de programas de vivienda po-pular masivos para solucionar el déficit actual de viviendas en el país. Se propiciará la creación de verdaderos bancos de tierras y materiales de la construcción para apoyar a las cooperativas de la rama, apoyándose en las asociacio-nes de gobiernos locales (AGLs). Se fortalecerá el sistema de financiamiento público, mediante créditos y subsidios, para posibilitar el acceso a la vivienda de los sectores de población de menores recursos.

Deporte y recreación

El deporte es un campo de actividad social, cultural y eco-nómica con una relevancia y fecundidad importante para la cohesión social, la generación de valores de convivencia y la propia calidad de vida.

Un gobierno socialista promoverá el acceso universal a los diversos deportes, desarrollando una amplia infraes-tructura deportiva y recreacional así como programas y

de comunicación públicos y comunitarios. Se apoyará e impulsará la producción nacional audiovisual. Se fo-mentará una mejora de las capacidades de la sociedad y sus individuos para un consumo crítico.


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competencias nacionales dirigidas al conjunto de la ciu-dadanía, poniendo particular énfasis en los jóvenes, con la finalidad de promover la socialización y el desarrollo personal. El compromiso socialista será incentivar, forta-lecer y mejorar el deporte urbano en los barrios y comuni-tario en el sector rural, como herramientas para impulsar el surgimiento del tejido asociativo.

Es necesario un cambio en la gestión y abordaje del mo-delo deportivo nacional, especialmente en referencia a la incorporación de los avances tecnológicos y de la gestión institucional, especialmente en referencia a su descentra-lización y al incentivo de la participación de la comunidad en su uso territorial.

Se necesita reforzar la coordinación interinstitucional con los responsables de las políticas educativas, de juventud, entre otros. Se promoverá un fuerte desarrollo de la Educa-ción Física en el sistema educativo, impulsando propues-tas curriculares vinculadas a las diversas realidades, am-pliando su concepción transversal, revisando los modelos pedagógicos y elevando su calidad.

Lucha contra las drogas

El Ecuador necesita una visión integral en sus políticas contra las drogas. Su concepción debe ser laica y ajena a moralismos y simples soluciones represivas; debe partir


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Seguridad

La inseguridad en Ecuador es un problema que tiene un ori-gen multicausal. Su procesamiento exige promover y desa-rrollar una cultura ciudadana democrática para la calidad de la convivencia, el respeto del patrimonio común y el recono-cimiento de los derechos y deberes ciudadanos.

Los problemas de la inseguridad se relacionan con una cultura de intolerancia, crispación y violencia cotidiana,

del horizonte de los derechos humanos y enfatizar la co-municación para la sensibilización del problema. Debe enfatizarse la perspectiva de la gestión de riesgos en el campo de la demanda e introducir elementos diferentes sobre el control de la oferta, tales como nuevas normativas y mecanismos de control y regulación.Se pretende el despliegue de una política territorial de se-guridad que cuente con la participación de la comunidad en la persecución al tráfico contra las acciones criminales instaladas en el ámbito local. Se activará una decidida lu-cha de prevención y sanción contra el lavado de activos.

En el plano internacional, se impulsará la coordinación con los países de la región para ampliar el debate y las respon-sabilidades compartidas, pero diferenciadas en la comu-nidad internacional. Se buscará la revisión de las políticas para su mejor eficacia y justicia.


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que muchas veces terminan en delitos. Las políticas ex-clusivamente represivas no han solucionado los problemas y muchas veces contribuyen a nuevas formas de violencia. Esta situación se debe abordar desde la convivencia, la cohesión social y la construcción del espacio público.

El Estado debe garantizar la seguridad desde el respeto a los Derechos Humanos; su accionar debe priorizar la pre-vención y abordar el problema desde un ámbito multiagen-cial. El desarrollo de medidas disuasivas o represivas debe estar en el marco de las leyes. Se debe buscar la participa-ción de la colectividad en el territorio.

Personas con discapacidad

Se garantizará la igualdad, inclusión social y laboral y la ac-cesibilidad, para lo que se promoverán medidas de acción afirmativa.

Jóvenes

Ecuador es un país con una gran población joven y en tránsito de cambio de su perfil demográfico. Dentro de los espacios juveniles, las líneas de acción del movimiento se deben enfocar en profundizar la concienciación y politiza-ción de la juventud para que esté dispuesta a luchar por el cambio social y que no piense únicamente en los ele-mentos de satisfacción de sus necesidades básicas, si no


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Género

El Ecuador ha avanzado en el reconocimiento a las de-mandas de género en la Constitución y en su mayor pre-sencia en el poder político, pero los últimos años hemos sufrido un retroceso al imponerse una visión religiosa conservadora sobre el tema y en el manejo y diseño ins-titucional sectorial.

Un gobierno socialista asumirá la agenda de las organi-zaciones de mujeres, respetará su autonomía e impul-sará, en conjunto, una visión feminista, laica y liberado-ra de roles y patrones conservadores. Se impulsará la

que avance en el análisis de los elementos políticos que afectan sus derechos. Es necesario organizar a los jóvenes en sus espacios naturales de convivencia juvenil como las organizaciones culturales, deportivas y demás, así como las organizaciones en las instituciones educativas de cual-quier índole. Para lograr esto es imprescindible contar con objetivos claros que despierten el carácter revolucionario en la juventud.

Se desarrollará una visión positiva de la juventud como posi-bilidad de desarrollo y oportunidad para romper con inequida-des etarias o sociales. Se generará una política integral para los jóvenes con mecanismos de participación reales. Se dará especial prioridad a programas de oferta y acceso laboral.


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transformación del Estado y la Sociedad para la igual-dad de género.

Se consolidará una institucionalidad rectora de las políti-cas públicas dirigidas a la igualdad de las mujeres, pro-vista de recursos y financiamiento. Se aprobará un Plan de igualdad y derechos que abarque acciones integrales en la búsqueda de la igualdad sustantiva, que promueva acciones afirmativas y el uso de todo tipo de herramien-tas de políticas públicas.Se priorizará la lucha contra la violencia de género y se desarrollará una estrategia integral con campañas de sensibilización y educación, establecimiento de protoco-los de acción, así como reformas legales para mejorar la defensa y reparación de sus víctimas.

Se promoverá la generación de una normativa laica y de carácter progresista, con amplio debate y parti-cipación civil, que construya una mayoría social para abordar la salud sexual y reproductiva, despenalizar el aborto así como avanzar en la salud y educación sexual de la sociedad.

Se avanzará en la reformulación de la legislación de la familia, en términos de reconocimiento y protección de la diversidad y garantía de derechos iguales a to-das las personas.


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Se fomentará el respeto a la diversidad sexual y a la igual-dad de las personas, se combatirá la discriminación e im-plementarán políticas públicas para su reconocimiento y garantía efectiva de derechos.

Visión ambiental

La justicia social a nivel ambiental hace relación a la dis-tribución de los recursos naturales y a los límites del eco-sistema.

La desigual distribución de los recursos existentes, espe-cialmente la concentración de la propiedad de la tierra y el uso del agua, profundizan los problemas ambientales y atentan contra el ejercicio de los derechos de todas las personas (las actuales y las futuras generaciones) sobre el territorio, agua, medios de sustento, salud o a disfrutar de un ambiente sano.

Los límites del ecosistema exigen la defensa de la vida en todas sus formas y la búsqueda de las condiciones que permitan mejorar la calidad de vida de la población en armonía con su entorno. Esto exige ver que los recursos naturales son finitos y que para preservarlos se debe res-petar sus ciclos de reproducción. La lucha por la conser-vación de la naturaleza y contra el cambio climático parte de entender que el futuro de la humanidad está en juego.


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Los problemas ambientales exigen un Estado vigoroso, que conduzca un proceso planificado de desarrollo y pon-ga límites sociales y ambientales al mercado. Igualmente, se requiere que el Estado sea democrático, con capaci-dad y legitimidad para interpretar el interés general como para promover la participación y responsabilidad ciudada-na en la toma de decisiones.

La planificación ayudará a avanzar en el uso responsable de los bienes que provee la naturaleza, el uso del suelo y el agua, el manejo responsable de avances tecnológicos en la producción económica, la restauración de sitios de-gradados y la salud humana y ambiental.

El gobierno popular avanzará en la creación de la institu-cionalidad del sector y en la promoción de la incorporación de la visión ambiental como un eje transversal en las políti-cas públicas. Igualmente, promoverá la descentralización, a todos los niveles, de los procesos de ordenación y ges-tión ambiental.

Para ello se avanzará en la asignación de recursos desti-nados al fortalecimiento de las capacidades de monitoreo, producción de información, evaluación y control ambiental.

Se fortalecerá la gestión e implementación de áreas prote-gidas y parques naturales. Se establecerá una política de manejo de residuos sólidos y emisiones de todo tipo que


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deberá contener definiciones precisas sobre los procesos y actuaciones productivas, capaces de generar modifica-ciones en la calidad ambiental.

RelacionesInternacionales

Uno de los mayores retos del Ecuador es cambiar su inserción en el sistema internacional pues este deli-mita los marcos de sus políticas internas.

Ecuador es un país primario exportador muy vulne-rable a la volatilidad internacional. Tiene un mercado interno pequeño y, al haber adoptado la dolarización, no tiene posibilidades de política cambiaria o mone-taria. Igualmente, su perfil social está marcado por grandes fracturas: altos niveles de pobreza y des-igualdad.

A ello se añade que estamos ante una drástica reduc-ción de los espacios de acción internacional dados los procesos de globalización. Pero, al mismo tiempo, está abierta una posibilidad real, sobre todo en Sudamérica, para que un proceso de integración permita una reinser-ción que otorgue al Ecuador y al propio subcontinente un mayor margen de acción internacional.


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Los procesos de integración regional para el Ecuador son decisivos para apuntalar un cambio de su matriz productiva primario-exportadora, pues solo con un mercado regional pueden desarrollarse procesos de industrialización o de servicios que incorporen valor agregado a su economía.

El proceso, complejo y contradictorio, para salir del mo-delo neoliberal y apuntalar otros modelos de desarro-llo requiere también de otras apuestas geopolíticas y alianzas. El triunfo de opciones progresistas en América Latina, especialmente en América del Sur, permitió que avancen en forma simultánea y se preserven los proce-sos de cambio en democracia.

En el plano del sistema internacional difícilmente un país con el peso del Ecuador puede jugar algún papel importante. Mientras que su permanencia en un blo-que regional y su alianza, a la vez, con jugadores re-formadores puede acrecentar su margen de maniobra negociadora internacional y preservar su autonomía soberana.

En resumen, la integración regional es un tema indispen-sable para cambiar la matriz productiva, para mantener una transición postneoliberal e incluso para dar viabili-dad a países pequeños como el Ecuador.


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Los últimos años se han desarrollado procesos de insti-tucionalización de nuevos foros internacionales de la re-gión (UNASUR, CELAC) e incluso de alianzas geopolíticas orientadas por visiones comunes y afinidades políticas, sea por apuestas geopolíticas y la creación de instancias de cooperación (ALBA), como por apuestas geopolíti-co-comerciales (Alianza del Pacífico).

Los mecanismos de integración latinoamericanos, que surgen de la necesidad de establecer alianzas en diversos ámbitos para fortalecer la soberanía de las relaciones entre iguales, se retoman a partir del surgimiento de los proce-sos progresistas en Latinoamérica, y tienen su anteceden-te en la lucha anticolonialista.

Entre los principales exponentes de las ideas de unión e integración puede mencionarse a Simón Bolívar, quien en su Carta de Jamaica el 6 de septiembre 1815 escribió: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y ri-quezas, que por su libertad y gloria”. La aspiración de Bo-lívar en cuanto a la unidad de América se constituyó en el Congreso Anfictiónico de Panamá, donde el Libertador se pronunció por defender en común la soberanía de todos y cada uno de los países de América contra cualquier intento de dominación por parte de potencias extrajeras, propo-niendo la creación de estructuras comunes o el estableci-miento de una ciudadanía americana común.


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José Martí retomó años más tarde los ideales de Nuestra América y enriqueció el viejo ideal de unidad hispanoame-ricana fundamentada en la identidad histórica de nuestros pueblos. Fue el Comandante Hugo Chávez quien rescató las ideas integracionistas de Bolívar y Martí y desterró definiti-vamente el dominio imperialista en los pueblos de América Latina, incentivando la creación de alianzas como la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), un proyecto de complementación en las áreas política, social y económica entre países de América Latina y el Caribe para superar las desigualdades sociales y la pobreza compen-sando las asimetrías entre estos estados para generar rela-ciones de igualdad basadas en el bien común.

La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) es un organismo internacional conformado por los 12 países de la región suramericana y tiene como objetivo construir un espacio de integración en lo cultural, económico, social y político, respetando la realidad de cada nación.

El desafío que enfrenta la UNASUR es el de eliminar la desigualdad socioeconómica, alcanzar la inclusión social, aumentar la participación ciudadana, fortalecer la demo-cracia y reducir las asimetrías existentes, considerando la soberanía e independencia de los estados.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es un organismo intergubernamental de ámbito


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regional que promueve la integración y el desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños. Actualmente Ecua-dor ostenta la presidencia pro témpore y está integrada por 33 países.

Los procesos de integración regionales (ALADI) y subre-gionales (CAN, MERCOSUR) se encuentran en un momen-to de crisis y redefinición, golpeados aún más por la crisis económica mundial.

La Comunidad Andina (CAN) vive su peor momento y, al parecer, está herida de muerte al tener en su seno a países con estrategias dispares, mientras unos mantienen acuer-dos de privilegio comercial con terceros.

La situación del Ecuador es más compleja. La geografía le juega una mala pasada en este momento histórico. Está alejado espacialmente del eje de integración sudamerica-no (MERCOSUR), no comparte frontera ni mantiene rela-ciones económicas importantes con sus miembros.

Este cerco geográfico y de orientación política conservado-ra implica que Ecuador sufra las consecuencias del TLC de sus vecinos con Estados Unidos, aun sin haberlo suscrito. Adicionalmente, la dolarización se convierte en una pesada carga que incrementa tanto la dependencia a los capitales internacionales (para compensar el déficit comercial y fiscal, pago de deuda externa y mantener niveles de circulación


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de masa monetaria para su mercado interno) como la vul-nerabilidad a la coyuntura internacional (recesión mundial, aumento del riesgo de inversión en Sudamérica y, sobre todo, al precio del petróleo). De igual manera, se privilegia la rigidez fiscal que desestimula un mayor papel del Estado en la economía, restando así competitividad internacional y margen de maniobra.

El gobierno del Presidente Rafael Correa recoge el dis-curso latinoamericanista y ha buscado apuntalar los procesos de integración de la región, participando acti-vamente en todos los ya existentes. Mantiene una polí-tica internacional soberana que preserva distancias del hegemón del sistema internacional y ha realizado alian-zas con países reformadores.

Sin embargo, no hay claridad sobre las apuestas geopolíti-cas o estratégicas. La diplomacia ecuatoriana desplegada ha sido presidencialista y ha privilegiado los formatos en la organización de los procesos de integración.

El Partido Socialista ratifica que América Latina y el Caribe es el objetivo natural y prioritario para estrechar los víncu-los de cooperación, desarrollo y para la satisfacción de las demandas que genera una sociedad más justa. Su volun-tad latinoamericanista se traduce en una apuesta geopolí-tica por profundizar sus procesos de integración.


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La integración regional y subregional es un compo-nente clave para los procesos de fuerte integración productiva y monetaria, así como para la construc-ción de autonomía financiera e integración de mer-cados. Para ello se deben generar procesos articu-lación económica. Sin ello no tendremos intereses comunes concretos que motiven el proceso.

Desde el punto de vista cultural se deben construir espa-cios de reconocimiento, de encuentro entre culturas, de creación de una identidad común latinoamericana, suda-mericana y andina.

Igualmente, los procesos de integración deben aprender de su propia historia y de la de procesos similares realiza-dos en otras partes del mundo. Se sabe que para ser efec-tivos no pueden depender únicamente de los formatos in-tergubernamentales que representan los intereses de cada país, se necesita la visión de conjunto, la construcción de intereses comunes, fortalecer la institucionalidad regional y dotarla de instancias supranacionales que puedan tomar decisiones.

Este proceso debe ser profundamente democrático. Se debe alentar la participación e involucrar en los procesos de integración a los otros poderes del Estado y a otros ni-veles de gobierno (provinciales y locales). Se debe contar con la participación de los actores políticos (partidos, mo-


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vimientos), económicos (sindicatos, empresarios), y edu-cativos (universidades, centros de investigación).

Los procesos de integración deben ser profundizados abordando cuestiones como el diseño de políticas de re-lacionamiento con empresas multinacionales; la construc-ción de redes de empresas públicas nacionales o meca-nismos de actuación económica regional (fideicomisos) para estrategias de compras públicas, dotación de infraes-tructura o cooperación económica. Se debe fomentar una agenda externa común.

Para el Partido Socialista los pilares de una política exterior son:

Independencia y soberanía acción antimperialista y anticolonial.

Autonomía respecto a las alianzas políticas y militares de las grandes potencias.

Apoyo de iniciativas de paz y vocación de resolución pací-fica de conflictos.

Defensa de la autodeterminación de los pueblos.

Defensa de los Derechos Humanos y su indivisibilidad.

Profundización de relaciones Sur-Sur defensa del me-dio ambiente y la lucha contra el cambio climático.


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El escenario internacional se encuentra en un momento de reorganización y acomodamiento. Los países centra-les ven disminuido su peso y poder, especialmente en el plano económico, más aún ahora que la crisis económica generó recesión o golpes en dichos estados, los mismos que la han afrontado con políticas de ajuste y austeridad fiscal que comprometen su bienestar social y estabilidad política.

Por otro lado, se observa una irrupción de países emergen-tes (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y el ascenso de otros países del Sur, entre ellos algunos otros latinoameri-canos. Esto genera posibilidades de incrementar la multi-polaridad y generar reformas al sistema internacional para democratizarlo o, al menos, para diversificar su dirección política y hacerlo más multilateral y apegado al Derecho In-ternacional. En tal sentido, deben promoverse espacios de acuerdo del Ecuador con esos países y establecer alianzas puntuales en función de los intereses mutuos.

La relación con China debe realizarse teniendo en cuen-ta su creciente papel como motor de la economía, nuevo actor mundial y como una alternativa más de comercio e intercambio. Dicha relación debe basarse en la equidad, el respeto y el beneficio mutuo.

La cooperación internacional debe fortalecer la estrate-gia de desarrollo nacional y alinearse a sus objetivos.

partido socialista...

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