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ECOSISTEMAS FRAGILES BOSQUES RELICTOS
Los bosques relictos constituyen ecosistemas frágiles debido a su reducida superficie y a la fuerte presión a que son sometidas, principalmente por la extracción de leña, conversión en carbón, quema de pastizales y ampliación de la frontera agrícola. Se extienden en un área 282.031 ha (0.22% de lasuperficie nacional) y se han identificado dos tipos de bosques:
Un tipo corresponde a los bosques altoandinos representados por el género Polylepis “queñoales”, de parte baja y achaparrada; encuentran ubicados a manera de pequeñas islas en la zona altoandina (a partir de los 3800m.s.n.m.), principalmente en la zona sur y centro del país. Ocupan un área aproximada de 70765 ha. Se encuentran ubicados generalmente en las laderas montañosas pedregosas y con afloramientos rocosos. Los suelos son de origen glaciar (mareas), residual (areniscas) y coluvio aluvialesde material volcánico y sedimentario.
El segundo corresponde a los bosques meso andinos húmedos y demás similares a los bosques nublados de la selva alta en la amazonia. Se encuentran ubicados a manera de pequeñas islas lo largo del eje andino, entre 2500 3800 m.s.n.m., principalmente en las zonas norte, en un área aproximada de 211266 ha, en la porción superior de las laderas y cimas de montañosas (cabeceras de cuenca), de la vertiente del atlántico como la del pacifico, las fuertes pendientes y los suelos superficiales, afloramientos rocosos y gran pluviosidad califican como tierras de protección.
Estos bosques fraccionados han sido diezmados, principalmente por la agricultura. Constituyen importantes ecosistemas captadores y reguladores del recurso hídrico.
Ecosistemas frágiles de desiertos semiáridos
Las tierras áridas y semiáridas incluyen los pastizales y las sabanas boscosas y no
boscosas, los desiertos y semidesiertos cálidos, los pastizales de zona templada, las
comunidades de tundra y los biomas de desiertos fríos1. Estas tierras cubren alrededor de
un tercio de la superficie terrestre y albergan más de 900 millones de personas. Muchos
de los cultivos alimentarios más importantes son originarios de tierras secas. Los cultivos
y frutas indígenas de las tierras secas son bien conocidos por su resistencia a las
enfermedades y al estrés y su adaptabilidad, y son fuentes valiosas para la fitogenética.
Las tierras áridas y semiáridas son notables por su diversidad genética dentro de las
especies, antes que por su variación entre especies o su riqueza de especies. Sin
embargo, contienen una notable dotación de especies de plantas y animales, incluidos
microorganismos. Las especies de tierras áridas tienen una distribución geográfica muy
restrictiva (endemismo) y una amplia gama de adaptación morfológica, física y química a
su medio difícil. Estos ecosistemas proporcionan hábitats críticos para la fauna y la flora
silvestres y una diversidad de ecosistemas, incluidas tierras húmedas para las especies
migratorias, pero están gravemente amenazadas.
Las tierras áridas cuentan entre los ecosistemas más frágiles del mundo, y su
situación de fragilidad es acentuada por las sequías periódicas y la creciente
sobreexplotación de unos recursos exiguos. Las tierras áridas y semiáridas
cubren alrededor de un tercio de la superficie de tierras emergidas, y en ellas
vive una población de aproximadamente mil millones de personas que en su
mayoría están entre las más pobres del mundo.
Los bosques, árboles y pastos son elementos constitutivos esenciales de los
ecosistemas de zonas áridas, y contribuyen a mantener unas condiciones
apropiadas para las actividades agrícolas, los pastizales y los medios de
subsistencia humana. En las zonas áridas, los bosques y árboles potencian las
estrategias de mitigación de la pobreza y reducen la inseguridad alimentaria,
ya que proporcionan a la población rural pobre bienes (especialmente leña y
productos no madereros) y servicios medioambientales y ayudan a la
diversificación de las fuentes de ingreso de los hogares.
Aproximadamente el 6 por ciento de la superficie forestal mundial (o
alrededor de 230 millones de hectáreas) se encuentra en tierras áridas (FAO,
2002). Los árboles fuera del bosque (diseminados por el paisaje, tierras
labrantías, tierras de pastoreo, sabanas y estepas, tierras yermas y zonas
urbanas) desempeñan una función vital en las tierras áridas, aunque resulta
difícil evaluar la extensión que ocupan.
La disponibilidad de agua (agua superficial, agua subterránea y humedad del
aire) es por lo general el principal factor que limita la distribución natural de
los árboles en las tierras áridas, junto con el clima (pluviosidad, temperaturas,
viento) y la calidad del suelo. Cada especie de árbol está adaptada a
determinadas condiciones y está localizada en su «nicho» propio. Cuando en
una zona amplia imperan unas condiciones óptimas, los bosques o arbustos
pueden llegar a cubrir superficies extensas. A causa de las restricciones que
determina la escasez de agua, la vegetación se concentra más a menudo en
lugares donde hay acumulación de agua de escorrentía o en lugares
accesibles al agua subterránea. Esta situación conduce a la irregular
distribución de los árboles y arbustos, por ejemplo en monte con franjas de
maleza (rodales arbustivos fragmentados), en bosques ripícolas, en los
cañones abruptos más profundos de un valle (vaguadas) y en oasis, y a su
aislamiento en el paisaje.
Sin embargo, la distribución natural de la vegetación ha sufrido durante
mucho tiempo los efectos de la alteración producida por las actividades
humanas. Entre las principales causas de la degradación de las tierras en las
zonas áridas cabe mencionar la deforestación y la degradación de las
formaciones arboladas y arbustivas (especialmente de resultas de su
conversión en usos agrícolas) y la sobreexplotación de bosques y montes
claros (a causa de la recolección de leña y el sobrepastoreo). Además, se
pronostica que el recalentamiento mundial determinará una disminución de la
pluviosidad en la mayor parte de las zonas áridas, y una consiguiente escasez
más grave de agua y mayores riesgos de desertificación.
La plantación de árboles es uno de los muchos métodos a que se recurre para
invertir los procesos de deforestación, degradación y desertificación de las
tierras.
Sin embargo, antes de comenzar la plantación de árboles, es preciso efectuar
un balance hídrico.
Ecosistemas frágiles de bahías
Son aquellas en que una pequeña intervención de carácter antrópico puede
desencadenar una serie de alteraciones del ecosistema que pueden ser
irreversibles.
Ecosistema concaracterísticas o recursos singulares con baja resiliencia
(capacidad de retornar a sus condiciones originales) e inestable ante evento
impactantes de naturaleza antropogénica, que producen en el mismo,una
profunda alteración en su estructura y composición.
Además, por sus condiciones biofísicas, culturales, nivel de amenaza o por interés
público, deben ser objeto de un manejo particularizado y sondeclarados como
tales por el ministerio del ambiente, que establece que a mayor fragilidad, mayor
es la necesidad de conservación del ecosistema.Una bahía es una entrada a
un mar, océano o lago, rodeada por tierra excepto por una apertura, que suele ser más ancha
que el resto de la penetración en tierra adentro. Es decir, una concavidad en la línea costera
formada por los movimientos del mar o del lago. La bahía es el concepto geográfico opuesto a
un cabo o a unapenínsula. Las grandes bahías suelen considerarse golfos, pero no hay un
límite exacto entre lo que es una bahía y lo que es un golfo;1 mientras que las bahías más
estrechas se catalogan como fiordos.
Suelen ser de gran importancia económica y estratégica para un país, ya que son los lugares
ideales para la construcción de puertos.
Ecosistemas de lomas costeras
Los ecosistemas costeros de Lomas están constituidos por comunidades vegetales
desarrollándose bajo influencia de neblinas invernales. Para explorar este enunciado se
determinó la relación entre las condiciones meteorológicas y la dinámica vegetal en las
Lomas de Atiquipa, cerros Barrera y Lagunillas (15º46’ LS y 74º22’ LO, a 800 msnm
aprox) entre Febrero 2005 y Febrero 2006. En cada cerro se instalaron 45 parcelas de 0.5
x 0.5 m; evaluándose mensualmente por parcela el número de especies e individuos por
especie (plántulas y adultos), cobertura por especie, cobertura de hojarasca y estado
fenológico. Además se calcularon los índices de Simpson y Shannon-Wiener. Se registró
mensualmente temperatura media, captación de neblina y precipitación natural. Con estos
datos se realizaron correlaciones lineales entre los parámetros ambientales (3) y de
vegetación (10). Se encontraron varias relaciones significativas (p<0.05); neblina con 5
relaciones significativas: directa con el número total de individuos en Barrera (r=0.79), la
emergencia de plántulas en Barrera (r=0.79) y Lagunillas (r=0.77), y con el predominio en
Barrera (r=0.65), e inversa con la diversidad de Shannon – Wiener en Barrera (r=-0.76).
Existió relación inversa entre temperatura y predominio en la comunidad (Barrera r=-
0.61;Lagunillas r=-0.59). La precipitación natural no presentó relaciones significativas,
aunque puede sugerirse un efecto acumulativo entre Julio y Agosto que desencadenó
emergencia de plántulas en Setiembre. Mayores estudios de estas relaciones son
necesarios, especialmente en un escenario de cambio climático que afectaría el régimen
de humedad en estos frágiles ecosistemas.
Ecosistemas frágiles – bosques de neblina