para la memoria histÓrica escalonilla · cruce y paso de caminos para la construcción de lo que...

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Jesús López Muñoz © Copyright 2007 PARA LA MEMORIA HISTÓRICA DE ESCALONILLA Escalonilla ya era. Ya estaba aquí mucho antes que ninguno de nosotros. Escalonilla se hacía poco a poco con el paso de los años y los siglos. Se construía sabiendo que llegaría lejos en el tiempo y en el transcurrir de la historia. Escalonilla era tierra habitable y próspera para civilizaciones y pueblos. Cruce y paso de caminos para la construcción de lo que hoy conocemos como presente y actualidad desconocida. Escalonilla duerme… Lo hace en las sucesivas capas de su tierra que da de vez en cuando una señal de que aún no está muerta ni olvidada del todo. Lo hace en los imperceptibles hallazgos, llamémoslos arqueológicos, que alguna vez y de forma espontánea se pueden ver aún esparcidos en todo su término municipal. Como siempre, no tiene ningún valor estar referencialmente mirando al pasado. ¿Qué pretendemos? ¿Qué queremos que nos de la tierra que pisamos? No hay que inventar nada. No hay que argumentar con el objetivo de aparentar ser importante en las hojas de la historia. Tal vez Escalonilla no tenga referentes influyentes en los avatares cotidianos de la vida de pueblos como el romano, visigodo o medieval… Pero Escalonilla se hacía en el día a día de esos pueblos aunque fuera en núcleos de población muy reducida, por otra parte nada extraño para esos tiempos en los que fundamentalmente de sobrevivía con una agricultura familiar. Lo que la tierra de este pueblo nos devuelve algunas veces son vómitos, formas de hablar y de comunicarse de esas épocas a las que hacíamos referencia. Y con esas estructuras de lenguaje queremos organizar un alfabeto para descifrar lo que el pasado quiere legarnos. Para saber, aunque saber siempre es complicarse, quiénes somos y de dónde venimos para, de esta forma, presumir sí, pero ser más humildes cuando se trata de construir el presente. Parece que en los tiempos actuales nosotros somos quienes hacemos todo. Nosotros somos quienes damos carácter de eterno a nuestras obras. Nosotros somos únicos y nadie nos sucede. No estamos acostumbrados a mirar y reflexionar sobre el pasado, a preguntarnos quiénes llegaron antes que nosotros y quién nos dio las pautas de muchísimos de nuestros comportamientos. Nadie mira una piedra sin creer que es un cascote, una inscripción sin pensar que fue realizada ayer, o toca con sus manos una moneda romana, por ejemplo, sin estremecerse y admirarse del recorrido y final de la misma. Escalonilla quiere hablar, y es urgente que escuchemos, a la tierra y lugares del pasado para adentrarnos en un futuro mejor, pero incierto en cuanto al sentido de nuestra pertenencia a un pueblo, a una forma de vida, a una memoria que sí es histórica, más que ninguna, como intentaremos demostrar en las páginas siguientes.

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Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

PARA LA MEMORIA HISTÓRICA DE ESCALONILLA 

 

Escalonilla ya era. Ya estaba aquí mucho antes que ninguno de nosotros. Escalonilla se hacía poco a poco con el paso de los años y los siglos. Se construía sabiendo que llegaría lejos en el tiempo y en el transcurrir de  la historia. Escalonilla era tierra habitable y próspera para civilizaciones  y  pueblos.  Cruce  y  paso  de  caminos  para  la  construcción  de  lo  que  hoy conocemos  como  presente  y  actualidad  desconocida.  Escalonilla  duerme…  Lo  hace  en  las sucesivas capas de su tierra que da de vez en cuando una señal de que aún no está muerta ni olvidada del  todo.  Lo hace  en  los  imperceptibles hallazgos,  llamémoslos  arqueológicos, que alguna vez y de forma espontánea se pueden ver aún esparcidos en todo su término municipal. 

 

  Como siempre, no tiene ningún valor estar referencialmente mirando al pasado. ¿Qué pretendemos? ¿Qué queremos que nos de  la tierra que pisamos? No hay que  inventar nada. No hay que argumentar con el objetivo de aparentar ser importante en las hojas de la historia. Tal  vez  Escalonilla  no  tenga  referentes  influyentes  en  los  avatares  cotidianos  de  la  vida  de pueblos como el romano, visigodo o medieval… Pero Escalonilla se hacía en el día a día de esos pueblos aunque fuera en núcleos de población muy reducida, por otra parte nada extraño para esos tiempos en los que fundamentalmente de sobrevivía con una agricultura familiar. 

 

  Lo que  la  tierra de este pueblo nos devuelve algunas  veces  son  vómitos,  formas de hablar y de comunicarse de esas épocas a las que hacíamos referencia. Y con esas estructuras de  lenguaje queremos organizar un alfabeto   para descifrar  lo que el pasado quiere  legarnos. Para saber, aunque saber siempre es complicarse, quiénes somos y de dónde venimos para, de esta forma, presumir sí, pero ser más humildes cuando se trata de construir el presente. 

 

  Parece que en  los tiempos actuales nosotros somos quienes hacemos todo. Nosotros somos quienes damos carácter de eterno a nuestras obras. Nosotros somos únicos y nadie nos sucede. No  estamos  acostumbrados  a mirar  y  reflexionar  sobre  el  pasado,  a  preguntarnos quiénes  llegaron antes que nosotros y quién nos dio  las pautas de muchísimos de nuestros comportamientos.  Nadie mira  una  piedra  sin  creer  que  es  un  cascote,  una  inscripción  sin pensar que  fue  realizada ayer, o  toca con  sus manos una moneda  romana, por ejemplo,  sin estremecerse y admirarse del recorrido y final de la misma. 

 

  Escalonilla quiere hablar, y es urgente que escuchemos, a la tierra y lugares del pasado para  adentrarnos  en  un  futuro  mejor,  pero  incierto  en  cuanto  al  sentido  de  nuestra pertenencia a un pueblo, a una  forma de vida, a una memoria que  sí es histórica, más que ninguna, como intentaremos demostrar en las páginas siguientes. 

 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

  A estas alturas nadie me puede discutir, tras más de cuatro años dibujando perfiles y fotografiando  mil  veces  las  cosas,  sentándome  frente  al  horizonte  y  relacionar  lugares, bebiendo en  las aguas de sus  fuentes y pisar caminos… que a  las afirmaciones que hago  las falte  rigor  histórico.  Admito  que  pueda  restarles  una  pizca  de método  científico  porque  la pasión puede vetar  la  luz   de  la  imparcialidad, aunque no del todo, cuando sencillamente se intuye mucho más de lo que se puede saber y no se saber explicar. Sea como fuere lo intentaré para dejar constancia en el tiempo actual de  las suaves gotas de  lluvia que empapan nuestra tierra anhelando que llegue para ella pronto una nueva primavera donde se ponga en valor no sólo lo que es sino lo grande que fue aunque hoy no sepamos claramente interpretarlo. 

                                                                                  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

VERAGÜE AÚN TIENE MUCHO QUE DECIRNOS 

 

 

 Reverso:  PACE  Populi  Romani    V  (BIQue  PARTA  IANUM  CLUSIT)  SC  en  letras  grandes,  a izquierda y derecha del templo.                                                                            

 

Anverso: NERO CAESAR AVG (GERM IMP) Busto laureado del Emperador hacia la derecha 

  El templo de Jano (“Ianus Geminus”) cerrado, significa que no había tropas imperiales luchando, es decir, se proclamaba la paz universal. 

 

  Nos referimos a la moneda en cuestión, un As  de bronce y acuñada en Roma durante el año 65 d.C. con un peso de 9,8 g. y 28 mm. Encontrada, como otras muchas de otras épocas, en lo que conocemos como Veragüe dentro del término municipal de Escalonilla. 

 

  Es un solo ejemplo para demostrar quizá  lo más  importante. Pondremos otros, pero traemos este hasta aquí porque ha sido el más reciente por el momento. 

  Una moneda  romana, acuñada en Roma, allá por el año 65 después de  Jesucristo y encontrada entre nosotros sólo puede suponer dos cosas, aunque yo me quedaría únicamente con una. Por una parte, el lugar donde se encuentra es importante. En esa ubicación aparecen múltiples  fragmentos de cerámica de  la época, piedras de moler y algún que otro capitel de granito  que  sólo  pueden  ser  vestigios  de  una  incipiente  población  o  campamento  de abastecimiento  para  poblaciones  más  grandes  o  ejércitos  cercanos.  Por  lo  menos  de aprovisionamiento  para  la  red  de  caminos  o  calzada  desde  Emérita  Augusta  a  la  Imperial Toledo. Dicha calzada pasa a unos metros de ese lugar que por otra parte es muy extenso.  

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

LOS POZUELOS, LUGAR DE AGUA Y VIDA 

 

 

En  su misma  ubicación  se  encuentra  el  lugar  denominado  “los  pozuelos”.  Lugar  de agua y tierra agradable para el cultivo. Los romanos, como otras civilizaciones no se asentaban en  territorios exentos del  líquido elemento  indispensable para  su modo de vida. Aunque ya haya  pasado  por  otra  cultura  superpuesta,  hasta  nosotros  llega  hoy  la  conocidísima  pero olvidada fuente de Veragüe también antes del Medievo asentamiento romano. 

 

  Una moneda perdida y traída hasta nosotros en nuestros días no puede significar otra cosa  que,  viendo  sus  características  y  procedencia,  había  gente,  y  consecuentemente población en ese lugar ya en los tiempos romanos. Es decir, que aunque se encontraran en el lugar vestigios de civilizaciones o pueblos anteriores, es posible que ocurra, por lo menos hoy podemos afirmar que en el 65 después de Cristo Escalonilla era Escalonilla. 

 

  En muchos sembrados y cuando empieza a clarear la primavera, a la puesta de sol en las tardes cálidas desde el mismo ángulo del chorro de agua de  la Fuente Veragüe se pueden observar distintos  tonos de  colores que  siempre  son  circulares  en  su  forma. A  simple  vista llama  la  atención  que  repetitivamente  cada  año  y  en  el mismo  lugar  salgan  esas  formas después de ararlas y darlas cien vueltas. La tierra, y no sólo el cultivo es de otro color. La única explicación  existente  después  de  su  observación  a  simple  vista  y  alguna  que  otra  cata  de excavación es sencilla. Son silos donde se quemaban los restos de alimentos y otros enseres. A menos de 20  cm  sale  ceniza  y  si  se profundiza más  se encuentra  alguna que otra pequeña moneda de escaso valor y  restos de otros utensilios de época  romana y posteriores ya que estos silos fueron evidentemente reutilizados por pueblos posteriores. Cuentan, aunque yo no los he visto, pero  lo cuenta quien aún vive, que otros de estos silos son grandes hoyos en  la tierra pero sin nada. Son, o serían también, silos para otra utilidad como la de conservación del grano y los alimentos. 

 

  Por  tanto, afirmo que esa extensión de  tierra desde Veragüe a Perobeques pasando por  los  pozuelos  y  otros,  era  una  población  romana  asentada  en  nuestro  pueblo. Mejor, Escalonilla es una población asentada sobre la más grande de las civilizaciones, la romana. 

 

  ¿Y qué importancia tiene esto para seguir construyendo nuestro presente de cada día? ¿Qué más da que sea o no así? Intentemos responder. 

 

 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

RECONTRUCCIÓN DEL PASADO 

 

  No se puede construir nunca nada sobre la nada. No somos lo que nosotros queremos ser, aunque así nos parezca, sino que estamos configurados, y más de lo que imaginamos, por el lugar en que nacemos. Su tierra, su clima, sus formas en el horizonte, sus colores y sabores hacen de nosotros un  tipo de persona diferenciada  al  resto de otros pueblos  limítrofes.  La gente de Escalonilla, queramos o no, nos guste hoy más o menos, no somos  iguales que  los que beben otras aguas en otras fuentes o por sus tierras pasan otros caminos distintos a  los nuestros. De alguna manera en nuestros rostros y complexión física se muestran las huellas del pasado. 

  Por  tanto  es  urgente  recuperar  la  memoria  histórica  de  nuestro  pueblo, principalmente la de los siglos pasados para que no duerma durante más siglos en el olvido e indiferencia de los que nos sucedan. 

 

   

El P. Gonzalo en  su  libro  “Escalonilla – apuntes históricos” en  la página 11  titula al  capítulo primero “MUCHOS SIGLOS. POCOS DATOS” Retomo este enunciado para que aunque hasta el momento  sólo  se  hacían  referencias  a  la  famosa  lápida  funeraria  a  la  que  D.  Juan  Alonso Maldonado hace continuas alusiones para demostrar la existencia de Escalonilla ya en el siglo primero de nuestra historia, podamos afirmar hoy que  también hay que hacer constar otros hallazgos  tan  importantes  o más  que  la  lápida  en  cuestión  y  que  garantizan  la  afirmación primera. Escalonilla ya estaba aquí en el siglo primero y hoy podemos saberlo por la múltiple y suficiente proliferación de testimonios fehacientes. 

   

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MUCHOS SIGLOS: MUCHOS DATOS 

 

Cualquier escalonillero debiera presumir de su presente  inmediato, pero  tendría que hacerlo con más fuerza aún de su pasado lejano. Muchos siglos, sí, pero también hoy muchos datos para interpretarlo. Que Escalonilla ya era lo podemos afirmar con contundencia no sólo por  las referentes funerarias del siglo primero, sino por  los muchos testimonios que después se  han  encontrado,  de  los  cuales  algunos  aportamos,  pero  que  se  debiera  hacer  algo  por exhibirlos y conservarlos antes de que sea demasiado tarde. 

 

 

 

  Es mucho  lo que hizo D. Juan Alonso Maldonado dejando constancia de tales  lápidas, tres, funerarias de  las cuales se conserva sólo una en el museo arqueológico. Puede pasar  lo mismo  con  los  testimonios  aportados  si  quienes  pueden  hacer  algo  no  lo hacen. Al menos dejemos  esta  constancia  para  que  las  generaciones  futuras  o  quien  corresponda  pueda sencillamente tener algún dato orientativo de nuestro legado histórico. 

 

  En realidad hacer afirmaciones de este tipo y a estas alturas del conocimiento que se tiene de  la zona en cuestión no  resulta arriesgado. Decir que Escalonilla ya estaba asentada durante los primeros siglos del Imperio  de Roma en estas tierras es más fácil afirmarlo hoy con las evidencias que se constatan que cuando ya  lo escribieron otros y sólo contaban con muy 

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escasos  testimonios  fehacientes como podían ser  las  lápidas  funerarias que al día de hoy no podemos afirmar el lugar exacto de su ubicación. 

  La  teoría  se  hace  evidencia.  Estamos  en  condiciones de  afirmar  sin ningún  temor  a equivocarnos,  que  durante  los  primeros  siglos  de  Roma  había  núcleos  de  población  por  lo menos  en  lo  que  hoy  conocemos  como  Veragüe  y  que  dan  testimonio  de  ello  los muchos signos aparecidos. 

  Es decir,  tenemos datos suficientes para poder descifrar el  lenguaje de esa época en nuestra  tierra. Hoy  sabemos  y podemos afirmar que en  la época  romana Escalonilla estaba habitada. Nos referimos evidentemente al término municipal y no al pueblo tal y como hoy lo conocemos.  En  este  aún  no  aparecen  signos  evidentes  de  esa  época.  En  algunas  casas conservan  alguna  piedra  pero  siempre  traída  hasta  aquí  desde  su  término  exterior  pero siempre de los lugares que describimos. 

  Por  lo  tanto,  primera  duda  resuelta,  aunque  esta  no  es  la  más  importante,  en Escalonilla  se  vivía,  se  luchaba,  se  sudaba  y  trabajaba  cuando  el  Sacro  Imperio  Romano comenzaba su expansión por la llamada Hispania. 

  Escalonilla,  y  no  lo  pretendo  decir,  no  era  Emérita  Augusta  u  otras  ciudades  de suprema  importancia  para  los  emperadores  de Roma. No  contaba  para  las  arcas  de Roma, pero si era lugar de paso y encuentro, cruce y vía de comunicación y por lo tanto lugar donde en el trascurrir de la vida cotidiana se paraba. Escalonilla ya estaba. 

  A  la  piedra  funeraria,  consecuentemente,  habría  que  hacerla  un  monumento  en nuestro pueblo. A fin de cuentas se trata de personas que aquí trabajaron y sudaron, vivieron y murieron siendo entre nosotros enterrados.  

  No puede ser menos cierto que los otros muchos testimonios encontrados merecerían el mismo trato o por lo menos la consideración de cada uno de los que aquí estamos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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TESTIMONIOS PERDIDOS PERO IMPORTANTES 

 

 

  No  se  trata  de  restos  arqueológicos  de  la misma  evidencia  que  la  famosa  “Annia Diodora…” que por contener escritura y nombres y fechas resulta evidente su  interpretación, pero a veces la historia es caprichosa y nos habla sin escritura ni palabras. Eso no significa que su  lenguaje  sea más  inexacto  sino  que  hace  falta  otro método  para  saber  interpretarlo  y ponerlo en la misma escala de importancia que las anteriores. 

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  Se  trata de cintos de piedras de moler de distintos  tamaños y  formas. Posiblemente unas fueran de moler bellota y otras cereal, incluso algunas que podrían ser batanes de cocina para  machacar  otros  productos.  A  simple  vista  no  son  nada.  El  profano  que  pudiera encontrarlas no  las daría más consideración que el que se da a una piedra vulgar y corriente. Esto lo demuestra que algunas se encuentren tiradas en las lindes porque a los agricultores les estorba a la hora de la siembra u otros menesteres del campo. 

  No  tienen  escritura,  salvo  la  que  se  hace  con  las manos  que  en  ellas molieron  el sustento  de  cada  día  y  que  por  eso  son  más  sentimentalmente  importantes  porque  sin indicarnos nada evidente aún puede olerse en ella el sacrificio y vida cotidiana de quienes las usaron. 

 

  Su  lenguaje no es otro que el de quien sabe que pertenecieron al siglo I‐IV y que hoy permanecen olvidadas, cuando no  tiradas, en cualquier sembrado en espera de que alguien, no sé muy bien quien, las saque el jugo de su evidencia y su pasado. 

 

  Evidente resulta ya a estas alturas la apreciación que se puede hacer y la valoración de juicio emitida en estas páginas sobre la presencia de Roma en nuestro pueblo. Afirmamos que la  zona  conocida  como  Veragüe  perteneció  a  la  influencia  romana  y  así  lo  atestiguan  los vestigios encontrados y que puede que algún día sean más grandes y más evidentes para que sean también más convincentes. 

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UNA TÉSIS RESUELTA PARA SIEMPRE 

 

  La tesis está planteada y creo que   también resuelta. Escalonilla ya era desde el siglo primero. Escalonilla ya estaba aquí hace mucho tiempo y podemos afirmarlo porque aunque son muchos siglos, hoy tenemos muchos datos también. 

 

  Documentar este sitio y otros de nuestro término municipal no resultaría difícil hoy. A la Arqueología  le toca ahora  interpretar el  lenguaje de esta época en cuestión y de otras que intentaremos ir describiendo a lo largo de este trabajo. 

 

 

  TESIS: ¿Se podría demostrar hoy que Escalonilla era ya durante los primeros siglos del Imperio Romano una población existente en nuestro término municipal? 

    ¿Qué  lugar  preferentemente  podríamos  identificar  dentro  del  territorio  de Escalonilla como presencia de vida durante el Imperio Romano? 

    ¿Cuáles  son  los  instrumentos  arqueológicos  con  los  que  se  cuenta  en  la actualidad para hacer afirmaciones en este campo? 

    ¿Los hallazgos permiten resolver la duda? 

 

  Los entendidos habrán de juzgarlo. Yo, por el momento, dejo constancia de lo que creo que  es  más  que  una  sencilla  intuición.  Para  eso  se  aporta  no  sólo  lo  intuido,  sino  lo comprobado  y  fotografiado que  siempre  son piezas encontradas en el mismo  lugar del que escribimos. 

 

  Escalonilla ya era… Escalonilla ya estaba. 

 

 

 

 

 

 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

CALZADAS ROMANAS A SU PASO POR ESCALONILLA 

   

 

Ya dijimos en otro momento que  la  calzada  romana de Emérita Augusta a Toledo  y Segóbriga  pasaba muy  cerca  de  Escalonilla.  Así  lo  atestigua,  parece,  en  los  “Itinerarios  de Antonino” que es una  recopilación de  rutas del  Imperio Romano en  tiempos del Emperador Diocleciano, en torno al año 290 de nuestra era. Concretamente es el itinerario número 25 el que hace mención de este asunto. 

  Bien es  verdad que algunos autores no  se ponen muy de acuerdo para  trazar estas rutas romanas, aunque la mayoría no descarta nunca la posibilidad de que por aquí pasara esa vía de comunicación tan importante para la presencia de Roma entre nosotros. 

“No pocos han querido suponer que  la antigua vía romana  iba más al Norte, siguiendo hasta Santa Olalla  la actual carretera de primer orden de Extremadura, y torciendo  luego por Alcabón,  Torrijos  de  los  Olivares  y  Riélves  a  Toledo,  casi  por  el  trazado  de  la  moderna carretera.  Otros  indican  un  trazado  intermedio,  marchando  desde  Cebolla  por  Erústes, Carríches, Carmena y Gerindote á Riélves; pero, aunque en muchos de estos pueblos o en sus cercanías hay restos romanos, no parece probable que existiera otra vía tan cercana en aquel tiempo, a pesar de que el último camino  lleva también el nombre de real viejo y hay un sitio llamado Calzada entre los dos penúltimos pueblos: todas estas vías fueron frecuentadas en las épocas antiguas para la expediciones y conquistas. 

El trozo en que parece indudable la existencia de camino romano es el de Talavera de la Reina  á  Santa Olalla,  que  se  prolongaba  al Nordeste  y  del  cual  existen mayores  señales  é indicios;  pero  este  sale  completamente  del  territorio  y  del  objeto  que  me  he  propuesto analizar; observaré, sin embargo, que llamándosele en un documento, víam toletánam qua itur de  sancta heulalia ad  talavéram, podría  ser esto  indicio de  la existencia de  la  vía  completa hasta Toledo. La distancia de Talavera de la Reina á esta capital, por el camino más próximo al Tajo, es solo de 52 millas, en vez de las 55 que corresponden en el Itinerario de Antonino, bajo el  supuesto  indicado  del  cambio  de  AVGVSTÓBRIGA  por  CAESARÓBRIGA:  apenas  resulta diferencia para los otros caminos posibles por Carríches y Santa Olalla. La longitud total entre EMÉRITA y TOLÉTVM por  la vía descrita  resulta de 183 millas, en vez de  las 111 ó 121 que, como máximo, señala el mismo Itinerario.” 

Vías romanas entre Toledo y Mérida Francisco Coello

En  todo  caso  aquí  se  haría  realidad  el  clásico  refrán  popular  que  dice  que  “todos  los caminos llegan a Roma”. 

  Mientras  se  ponen  o  no  de  acuerdo  los  entendidos,  supongamos  que  pasaba muy cerca o por Escalonilla y que en el transitar de ejércitos de una Ciudad a otra, Escalonilla era lugar de paso y parada y algo se quedó, como queda demostrado, entre nosotros. 

  Tal  vez  llegados  a  este  punto  sea  conveniente  recordar  que  al  lado  de  las  antiguas calzadas había  las denominadas Mansiones que eran “estaciones” en  las que  se dividían  los 

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itinerarios romanos. El término deriva del  latino “manere” que significa  lugar donde pasar  la noche durante un viaje. 

  El término  latino mansio‐onis hace referencia a  los mesones o casas de postas de  las calzadas, aunque posteriormente se utilizara en sentido amplio para denominar un “lugar” o “núcleo urbano” próximo a tales vías de comunicación.(Diremos algo más adelante). 

  Dependiendo de  la  interpretación del  ITINERARIO DE ANTONINO que se  le quiera dar podemos entender por MANSIO o MANSIÓN (función civil o militar). 

  Casa de postas, venta o mesón, donde habría caballos de recambio, carros, bueyes. Era una  especie  de  área  de  servicio.  Eran  como  despensas,  grandes  silos  o  lugares  de almacenamiento donde se acumulaba el ANNONA, una especie de impuesto en especie, grano, etc. Que  se  encargaban  de  recaudar  las  Legiones Romanas.  También  a  lo  largo  del  camino estaban las MUTATIONE, lugares donde cambiarse y tomar un refresco. 

  Yo  creo que principalmente la zona de los Pozuelos hasta Perobequez, donde además de  otras  cosas, monedas,  etc.,  se  encontró  un  escudo militar    romano,  era  una  zona  de aprovisionamiento  o MANSIO  donde  se  “refrescaban”  las  tropas  que  por  esta  vía  romana transitaban. Es decir, interpretamos el itinerario de Antonino desde el punto de vista militar. 

 

 

  Tal vez las palabras de Menéndez Pidal en su Introducción a la Historia de España sean premonitorias  también  para  la  Escalonilla  de  hoy:  “Había  recibido  España  del  Imperio condiciones extraordinarias de vida… En el siglo primero  la España de Vespasiano era por sus riquezas  y  por  sus  habitantes  la  segunda  región  del  orbe  conocido  por  Plinio.  El  siglo  IV  la España  de  Teodosio  continuaba  en  la  preeminencia  que  el  decaimiento  general  consentía, engrandecida aún por el prestigio político que en tiempos de Plinio le faltaba. Esa España, sin historia  propia,  aparece  no  obstante  dentro  de  la  historia  imperial  con  plenitud  de  rasgos característicos,  expresados  en  escritos  y  en  acciones  tan  grandes  como  el  inmenso  ámbito 

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romano en que  se producen. No ha hecho  sino  suministrar valores espirituales y materiales para  el  Imperio,  pero  en  ellos  hemos  ido  encontrando  una  valiosa  prefiguración  de  lo  que España será en el  futuro, cuando halle ocasiones  favorables para salir de  la poquedad a que cada  provincia  quedó  reducida  al  desmoronarse  la  enorme  construcción  de  que  formaba parte”. 

 

 

 

 

En otro Documento titulado “Informe a  la Real Academia de  la Historia sobre su viaje a Extremadura entre 1752 y 1753” fechado el 2 de Octubre de 1753 y siguiendo para hacer este viaje  la  ruta  romana,  se  cita  textualmente:  “…el  7  salí  de  Toledo,  continuando  viaje  a Burujón…el 8 pasé desde Burujón por la Mata y Cebolla a Talavera de la Reina…” (Documento CAG/9/7980/005(42)  del  Archivo  de  la  Real  Academia  de  la  Historia  en Madrid)  Lo  que consecuentemente  significaría  que  para  ir  de Burujón  a  la Mata, D.  José  Luis Velázquez  de Velasco, Marqués de Valdeflores, pasaría por Escalonilla  al  igual que  la Calzada Romana  en esta ruta. 

He consultado últimamente algunos expertos en  la materia sobre calzadas romanas que evidentemente  conocen mucho mejor  que  yo  el  tema.  Todos  coinciden  en  afirmar  que  en dichas  “autopistas”  romanas por donde pasaba  toda  la vida económica,  social y política del Imperio,  había,  porque  así  estaba  establecido,  cada  16  kilómetros  justos,  sitios  de aprovisionamiento,  campamentos  y  posadas  donde  hacer  un  alto  en  el  camino  y  reponer fuerzas para proseguirlo. 

Dicha teoría viene a confirmar que lo que conocemos en esa zona desde Perobéques a la fuente  de  Veragüe,  que  es muy  amplia  y  extensa,  se  encontraba  unos  de  esos  lugares  de aprovisionamiento  antes de  llegar  a  la  Imperial Ciudad. De  lo  contrario no  tendrían  ningún sentido  los  cientos de  restos arqueológicos encontrados  y  las monedas de distintas épocas. 

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Había vida social y económica en ese lugar de trasiego de tropas y comerciantes. Esto hace que estemos  en  condiciones  de  afirmar  la  huella  romana  ya  desde  el  siglo  primero  en  nuestro término y tierra de Escalonilla.  

Nos  gustaría que  fuera más  evidente  esta huella. Hoy, mediante  las nuevas  técnicas  y maquinarias, se está “arreglando” parte de esa calzada en el  término de Carmena. Sólo una parte antes de  llegar a  la Cañada Real Segoviana con el  término de Gerindote. No encontré evidencias  físicas de ese camino, aunque estoy convencido de que  las hay en  los  substratos más íntimos de la tierra. 

No se trata ya de una teoría sino de una afirmación: En este punto de la Calzada Romana había  actividad  humana  en  los  siglos  primero  al  cuarto  del  vasto  Imperio  Romano.  Había consecuentemente  cementerios  o  necrópolis  y  seguramente  que  fueron  reutilizados  por civilizaciones o pueblos posteriores.  Este  es  el  caso del  cerro  justo  al  lado de  la  fuente del camino de Veragüe que es, hoy sin ninguna duda, un cementerio de esa época y posterior por los  restos  humanos  completos  que  aparecen  y  las  características  de  los mismos.  Si  alguien escavara dicho montículo tendríamos la evidencia de dicha afirmación. 

 

Cuando estaba preparando esta parte de  la actual publicación, el azar, y sólo eso, quiso que apareciera otra de  las pruebas  irrefutables de que al  lado de  la Calzada  romana, donde afirmamos que se asentó una población de algún tipo para abastecimiento de los que por allí pasaban y utilizaban dicho camino, había actividad. 

Parte de un mortero o “morteruelo” que podría haber  sido utilizado para dos cosas. O bien  es  un  utensilio  de  cocina  o  lo  es  de  cosmética.  Labrado  en  el  reborde  superior  y  con cuatro salientes u orejuelas que  le definen perfectamente. La otra mitad aún estará en algún lugar de la tierra que labrada cada año pudiera dárnosla en algún momento. 

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Otra vez a esperar que algún día  la Arqueología, ciencia que tiene tanto que decir entre nosotros, tenga la última palabra al respecto. 

 

 

En  la  finca de Perobeques, en una de mis visitas al  lugar pude  fotografiar dos morteros parecidos al anterior que por gentileza de sus dueños relacioné  inmediatamente con la época y función también del encontrado en nuestro término. Pueden ser de  la misma época y para actividades parecidas o iguales. Estos se han conservado casi intactos, el nuestro yace partido en algún lugar. 

 

Muchas  ciudades  y  pueblos,  lo  sabemos  por  los  innumerables  estudios  realizados  al respecto, nacieron como consecuencia de un cruce de caminos. Pero  se elegía ese cruce de caminos no como consecuencia del azar sino porque se daba en aquel lugar algo especial que lo hacía habitable y apto para las actividades que allí se pretendían. Escalonilla, la antigua, fue elegida  por  aquellos  hombres  y  mujeres  antepasados  nuestros  porque  tenía  su  tierra  las propiedades que en ella buscaban para hacer la fundación de sus patrones de convivencia. 

De  aquella  Escalonilla no queda  ya  casi nada  excepto  los hallazgos  a  los que hacemos referencia, pero lo poco que nos queda tendríamos que amarlo más y conservarlo mejor para no  perder  definitivamente  nuestras  referencias.  Si  perdemos  el  “símbolo”  perderemos también nuestra identidad. 

 

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Campos de Escalonilla por donde pasaba la Calzada Romana 

 

 

 

 

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EL MAPA DE D. TEODORO GARCÍA JIMÉNEZ 

 

Cuando estaba gratamente admirado por el hallazgo anterior y haciendo una tarde lo que se  llama “trabajo de campo” sorprendentemente me encontré en casa con unos documentos muy  interesantes que me dejó,  ignoro  la  razón, D.  Teodoro García  Jiménez,  y que  él había trabajado, a su modo, hacía ya algunos años. Era evidente que yo no soy el primero en escribir sobre este asunto ni  tampoco el más  interesado en que quedara constancia de  la hipótesis. Dejo aquí lo que él me entregó  con el agradecimiento correspondiente y como intuición de la afirmación emprendida en este apartado del trabajo. 

 

 

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(Lápida funeraria de época romana en la finca de Perobeques) 

 

 

 

 

 

 

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PRESENCIA ROMANA EN “EL GUERRERO” 

 

Lo que intentaré describir a continuación, aunque es un tanto arriesgado por algunas de sus  afirmaciones,  tiene  la misma  verosimilitud  que  lo  anterior  en  el  sentido  de  que  está comprobado  también  por  el  tipo  y  la  cantidad  de  restos  arqueológicos  encontrados. Ciertamente, el que no arriesga, ni gana ni pierde nunca nada. Postura, por otra parte, que se emplea hoy mucho y arbitrariamente en casi todos los campos de la vida. 

 

  No podemos, gracias a Dios, limitar la presencia romana sólo única y exclusivamente a lo ya descrito en Veragüe. Un dato más que  refuerza  la  tesis anterior  lo  tenemos, y es muy importante, en el menos conocido lugar denominado El Guerrero. 

  Lugar  que  hoy  podemos  dividir  entre  dos  términos municipales,  el  de  la  población vecina  de  Carmena  y  Escalonilla,  partido  por  el  Arroyo  del  Valle  y  consecuentemente fraccionado por este cauce fluvial. 

  Dos  lugares  de  idénticas  características  donde  se  encuentran  dos  necrópolis  con alguna  diferencia  que  aún  yo  no  sé  resolver  del  todo.  En  una  parte  aparecen  testimonios romanos y en el otro, hasta el día de hoy, sólo  visigodos. En la parte de Carmena encontramos escasos  testimonios  visigodos  mientras  que  en  la  de  Escalonilla  son  infinitamente  más abundantes. 

 

  Ahora es más fácil entender lo arriesgado de las afirmaciones posteriores. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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¿ROMANO O VISIGODO? 

 

 

 

 

  Que se trata de un sarcófago, aunque hoy ya en muy mal estado, es evidente. Yo he tenido  la suerte de poderlo ver más completo y por  lo tanto era más certero el  juicio que se podía hacer. La cuestión o discusión al respecto es catalogarlo en la época y siglo preciso. Dado que son muy escasos los datos de la época visigoda que allí aparecen, aunque alguna hebilla y clavos  de  tumbas,  aparecieron  alguna  vez.  La  más  grande  y  evidente  es  esta  pieza.  Una sepultura que a su vez podemos afirmar que era de alguien “importante” ya que el resto de las que aparecen son  infinitamente más pobres y humildes. Ninguna como esta nos hace sentir que allí enterraron a alguien que se diferenciaba por alguna razón. 

  Yo personalmente mantengo que es anterior a la era visigoda. Consecuentemente a la romana  por  las  características  de  la  piedra  que  es  de  granito  moreno  y  labrada rudimentariamente pero  trabajada para diferenciar  a quien  la ocupaba.  También  es  verdad que siendo de época romana podría haber sido reutilizada para enterramientos posteriores. 

  La cuestión es que al día de hoy yo personalmente  tengo mis dudas razonables para afirmar  que  es  un  sarcófago  visigodo  y me  inclino más  por  hacer  la  afirmación  de  que  es romano. Si llega a tiempo, la Arqueología, como siempre, tendrá la última palabra. 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

 

  A mí, que es un  sarcófago  romano me parece evidente. “tapa y base” de un mismo cuerpo de granito lo pueden ratificar. Yo lo he visto con restos humanos aún dentro. 

  Lamento que este resto arqueológico tan  importante   se encuentre en  lo que hoy es término de  la Villa de Carmena. No hay que  sacarlo de  su  lugar primigenio pero  sí que  las autoridades de este pueblo debieran tratar de saber más sobre el lugar por la importancia en sus orígenes que pudiera tener. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

ENTERRAMIENTO ARRIESGADO 

 

  En Carmena, por lo menos que yo sepa, no hay hasta el día de hoy otro lugar donde se den dichos hallazgos. Supongamos que es un lugar único y que pertenece a la época romana. Supongamos igualmente que dicho sarcófago se pueda catalogar en el 304‐305 durante la era de Diocleciano siendo Prefecto de Roma en estas tierras Publio Daciano, hombre feroz y cruel contra los seguidores de Jesucristo. El 305 es la fecha del martirio de Santa Leocadia en Toledo y de otros mártires de Barcelona etc. Si esto fuera así es la misma época y año del martirio de Santa Justina, la mártir de Carmena. La chica que supo dar su vida antes de adorar a los dioses que proponía el Prefecto sería enterrada como testigo de  la fe en Jesús en, por  lo menos, un lugar diferenciado de  los demás. Su tumba sería forzosamente especial en algo puesta en un sitio especial dentro o no muy lejos de su núcleo de población. Mientras no aparezca otra cosa esta es la única tumba romana de tales características aparecida en el término de Carmena. 

 No es muy grande en sus dimensiones y por  lo tanto sólo puede ser de un niño o de una chica joven y no muy grande. 

  Sólo  dejo  esto  planteado  como  hipótesis  porque  no me  atrevería  a  decir  con  rigor histórico que esta  fuera  la primera  tumba de  la mártir Santa  Justina. En Carmena,  ignoro  la razón, la localizan en otro paraje aunque no hay ni la más mínima constancia arqueológica de dicha tradición. No es que pretenda desmontar algo en lo que la gente cree por tradición oral desde antaño. Es una sugerencia que no es del todo descabellada tratándose de la importancia y características del hallazgo. Mucho menos puedo afirmar que los restos salidos de esa tumba y esparcidos por un radio de más de doscientos metros fueran los de la santa. Si así fuera sería todo un hallazgo, pero por  lo menos son huesos de alguien que  lleva siglos allí en esa tumba enterrada. Otra vez será la Arqueología, en su momento, la que hable, pero mientras lo hace y puede que no sea nunca, deberíamos saber escuchar a quien quiere hablarnos y tiene tanto que decirnos de nosotros mismos. 

 

(Esta  fotografía  la  tomamos como  referencia de cómo pudo  ser dicho  sarcófago, aunque no corresponde al término municipal de Escalonilla) 

Jesús López Muñoz    © Copyright 2007   

  Sería  absurdo  afirmar  que  no  pretendo  demostrar  nada.  Siempre  que  se  escribe,  y fundamentalmente  sobre  estos  aspectos,  es  obligado  verter  afirmaciones  que  de  alguna manera  son  referentes  históricos  interpretativos  para  intentar  entender  a  los  pueblos  o civilizaciones del pasado. Nunca serán afirmaciones de tipo dogmático y por tanto indiscutible pero tal vez en su forma de hipótesis se contenga la clave para proseguir su estudio. 

  De todos es sabido que el término “arqueología” viene o deriva del griego y significa o quiere decir “antiguo” o “viejo”. La arqueología es una disciplina que estudia las sociedades a través  de  sus  restos  materiales.  En  Escalonilla,  en  el  tiempo  actual  se  puede  “hacer arqueología” porque aún hoy son algunos los restos materiales que aparecen como referentes de antiguas sociedades que se asentaron entre nosotros. 

  Si es  verdad,  aunque  sea un  concepto desfasado, que  la  arqueología es una  ciencia auxiliar de la historia, entonces podemos afirmar que con los restos actuales que tenemos y a partir de los mismos, podemos interpretar la historia pasada y hasta presente del lugar donde vivimos. Es más, podemos decir con precisión que dichos  restos son no sólo nuestro pasado sino  que  son  con  toda  propiedad  nuestra  historia  y  como  tales  hubiera  que  cuidarlos  y conservarlos. 

  De  todas maneras  podemos  decir  que  la  arqueología  no  es  sólo  algo  auxiliar  de  la historia sino que abarca mucho más como por ejemplo la antropología. Es decir, dichos restos esparcidos por nuestro término no sólo nos hablaran de las sociedades y su organización, sino, y  esto  es  tanto  o más  importante,  de  cómo  eran  nuestros  antepasados. Dichos  restos  nos pueden  aportar  principios  y  referentes  conductistas  y  psicológicos  de  esos  antepasados.  Si queremos construir Escalonilla no tenemos más remedio que admitir que las piedras, monedas y restos humanos encontrados son las piezas para la reconstrucción definitiva de la Escalonilla antigua. 

  Tengamos en cuenta que  la presencia romana en España duró siete siglos y que esto hace que aunque no  sean muy  importantes  los  restos encontrados por el momento,  serían suficientes  para  indicarnos  que  durante  esos  setecientos  años  en  Escalonilla  se  asentaron pueblos pertenecientes a esa cultura mientras duraba la conocida Pax Romana y se asentaban las fronteras del dilatadísimo Imperio.