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í PANORAMA CULTURAL POR SALVADOR DOMINGUEZ ASSIAYN .. REMINGTON RAND INTERNACIONAL. S.A. MEXICO. D.F. - MADERO SS de presidente de la· Fundación Rocke- feller, contiene observaciones verda- deramente profundas: "Si bien no podemos poner freno a nuestra aventura intelectual, dijo, debe admitirse que hay una falta de equili- brio en nuestros estudios e investiga- ción, que hace peligrar el futuro. La desproporción entre el poder físico de que disponemos y nuestra capacidad de emplearlo para el bien, crece cada día. Estamos en medio de una revolu- ción en nuestro ambiente tan vasta y tan rápida, que nuestras mentes casi no pueden mantenerse a la par de ella. Nuestras instituciones políticas tienen sus raíces principales en el siglo XVIII, pero nuestra rápidamente tec- nología es un fenómeno principalmente del siglo xx. Tenemos un pie pi una civilización que muere y otro en una ci- vilización que esfuerza por nacer. Resulta así que vivimos una existencia como, bifurcada, y la entre lo que sabemos y lo que Saber se hace cada vez más ancha y pro- funda." . Qaro está que su afirmación pesi- mista' de' 'que "tenemos un pie en una civilización que muere", es harto. dis- cutible. Una civilización significa un , complejo,' del cual hay mu- chos elementos que n<Jlpueden extin:- guirse, ,con ciertos otros elementos .ca- ducos. Pero ello no resta profundidad a lo que observa, y a lo que, agrega. A la reciente frase pronunciada en Washington de que debemes, tener' un dominio' suficiente de la pa- ra que paz mundial permanente ·sea una realidad y no una esperanzada ma- nifestación de fe, Mr. Fosdick pone el siguiente comentario: "Con todo res- peto, es este mismo de la na-' turaleza el que amenaza hacer volar nuestra civilización al polvo, inter'este- lar." Y colocando valores más dignos de ser exaltados, por encima de nues- El desequilibrio del mundo La exposición que del dramático mo- mento que vive el mundo hizo Mr. Rayrnond B. Fosdick, en su carácter los acarreos de lodo, sobre este mismo lodo, el agua, al evaporarse, dejaba una capa de caliche o carbonato de cal- cio. Esos tres estratos de lodo, con su mortaja de caliche, han sido llamados: el 1, "Tacubaya"; el n, "BECERRA", y el IlI, "Totolzingo." Y ocurre que pre- cisamente sobre el de Becerra y bajo el de Totolzingo se· encontró, atrás del elefante y la flecha de obsidiana, el esqueleto de un hombre, cuyo cráneo, por lo demás, es bastante semejante al del hombre contemporáneo. La postura del esqueleto indica que el hombre también cayó y quedó ahogado en el pantano en que hundió el elefante. Parece, 'pues, evidente, que el acciden- te le ocurrió cuando, en unión de otros compañeros, trataba de hacer caer al proboscidio en la trampa del tremedal. y CQmo sobre la capa que cubrió ese drama prehistórico, la primera cultura que aparece es ya evolucionada, y no hay indicios de intrusiones ni de re- mociones, es obvio que el "hombre de Tepexpan" es la verdadera prueba de la presencia del auténtico hombre pre- histórico, contemporáneo del elefante, del camello y de otras especies que a partir de se extinguieron. Tal es, en brevísima síntesis, la te- sis que, apoyándose en estos hallazgos y en las interPretaciones del doctor de ,Terra y otros especialistas, ha susten- tado, con su característica claridad de exposición, el Ilustre arqueólogo don Alfonso Caso, y que viene a actualizar -revolucionando un tanto los prime- ros capítulos de nuestra historia- las' teorías lanzadas sobre, el poblamiento de América, si bien es posi1:>le que discusiones sobre la cronología adop- tada. 'PORTATIL REmlnGTOn RRnD MUY UTII. PARA EL ESTUDIANTE,'" INIJISPNlJAILE PARA El. VIAJERO lo que resultaba, o bien que no habían' transcurrido tantos milenios, o bien, que el hombre en América se daba de tal modo estúpido, que no bastaban milla- res de siglos para hacerlo dar un paso adelante (para quien esto escribe, la inmensa capacidad evolutiva del hom- bre es un dato que no debe descuidarse al presuponerle antigüedades despro- porcionadas con ella). La técnica empleada en Europa, so- bre todo en la península escandinava, para contar las varvas o estratos con que las glaciaciones, a guisa de calen- dario exfoliador, van consignando su cronología, restringíó ese frenesí de guarismos. La cuarta y última glacia- ción, la de Würm, equivalente a la Wisconsin Il de América, arrojó para Escandinavia solamente 25,000 años a. J. C. para el período máximo, 12 ó 10,000 aproximadamente para la deten- ción de los hielos y 7,800 ó 6,800 para la retirada de éstos. C(I)n ello, el pro- blema quedaba dentro de un plano de verosimilitud. Ahora bien, el doctor Caso toma en cuenta que el paso del hombre asiático por el Estrecho (a veces inero puente territorial) de Behring, para internarse en América, necesariamente ocurrió 'en una época en que la glaciación wiscon- siniana dejaba callejones desescombra- dos de hielo. Tal hecho, según la cro- nología que él prefiere, ocurrió en dos ocasiones: 55,000 años a. de J. c., que es demasiado lejana, y 25,000 a. de J. c., que entra ya dentro de lo factible. El espeso sudario de hielo que apor- taba cada glaciación no llegaba hasta nuestro país, pero repercutía'en épo- cas de lluvias torrenciales en tanto que 'la retirada de los hielos, o su atenua- miento, originaba largas sequías. En la última glaciación de América hubo tres alternativas de bajas y altas de la temperatura, y cada una quedó consignada en los estratos del Valle de México, pues al cesar los diluvios y El hombre prehistóric.o En el primer número de esta revista -{)ctubre de 1946- publicamos bajo el título "El elefante fósil de Tepex- , pan" una valiosa colaboración de nues- tro Instituto de Geología, que ha teni- do la mayor' trascendencia, Se trataba dcl. hallazgo hecho por el ingeniero A. R. V. Arellano de los restos de un ele- fante en la formación llamada "Bece- rra", a unos 35 kilómetros al N. O. de la capital, y de un fragmento de una pieza de obsidiana labrada por el hom- bre y encontrada entre los primeros. La postura del esqueleto de este probos- cidio, del cual se han encontrado di- versos fósiles en la zona, indicada que había muerto al atarearse en el pan- tano. "El estudio de la estratigrafía en la localidad en que se encontraron estos restos --decía el artículo- nos indica que el animal quedó enterrado en un limo lacustre que alcanza apenas un espesor de 30 centímetros arriba del hueso que se encontró más elevado; arriba de tal capa hay un horizonte de caliche de 10 a 20 centímetros de espe- sor, cuyo aspecto interrumpido y pe- culiar acusa su inestabilidad en el am- biente húmedo que ha privado allí en los últimos milenios. Este caliche lo consideramos como el <horizonte del perfil de un suelo que se desarrolló durante la gran sequía que' siguió a la última glaciación y es sello de antigüe- dad inconfundible. Arriba del caliche, hay 30 centímetros de tierra negra con pequeñas conchas y en ella se encontró cerámica teotihuacana y azteca." Para quien lee con interés, este pá- rrafo contiene datos que trascienden, no sólo a nuestra, historia, sino a la de América: 1) coexistencia del hom- bre, en México, con una especie extin- guida desde tiempos muy remotos; Il) fijación de ese hecho en uno de los mo- mentos finales de la última glaciación de América, y IlI) falta de relación entre los hombres que labraron esa pieza de obsidiana, con los estratos cul- turales, ya con ceramio, inmediatamen- te superiores. Este hallazgo, en el que intervinie- ron verdaderas autoridades en la ma- teria -Bosch-Gimpera, Mattínez del Río, H. de T erra-, ha dado tema a una de las más interesantes conferen- cias del ilustre arqueólogo don Alfonso Caso, en el ciclo desarrollado en el mes de agosto. Sabido es que la frecuencia de noti- cias de hallazgos de pseudo fósiles de hombres prehistóricos en América aca- bó por provocar una actitud de escep- ticismo, sólidamente justificada, por Hrdlicka. Además, los milenios de cual- quier resto humano se fijaban ad libi- tumo Se escogía un dígito y se le aña- dían ceros sin sentido de limitación, de UNIVERSIDAD DE MEXICO * 19

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PANORAMA CULTURALPOR SALVADOR DOMINGUEZ ASSIAYN

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REMINGTON RAND INTERNACIONAL. S.A.MEXICO. D.F. - MADERO SS

de presidente de la· Fundación Rocke­feller, contiene observaciones verda­deramente profundas:

"Si bien no podemos poner freno anuestra aventura intelectual, dijo, debeadmitirse que hay una falta de equili­brio en nuestros estudios e investiga­ción, que hace peligrar el futuro. Ladesproporción entre el poder físico deque disponemos y nuestra capacidadde emplearlo para el bien, crece cadadía. Estamos en medio de una revolu­ción en nuestro ambiente tan vasta ytan rápida, que nuestras mentes casino pueden mantenerse a la par de ella.Nuestras instituciones políticas tienensus raíces principales en el siglo XVIII,

pero nuestra rápidamente cr~ciente tec­nología es un fenómeno principalmentedel siglo xx. Tenemos un pie pi unacivilización que muere y otro en una ci­vilización que ~ esfuerza por nacer.Resulta así que vivimos una existenciacomo, bifurcada, y la br~a entre loque sabemos y lo que nec~itarnos Saberse hace cada vez más ancha y pro-funda." .

Qaro está que su afirmación pesi­mista' de' 'que "tenemos un pie en unacivilización que muere", es harto. dis­cutible. Una civilización significa un

, intri~cado complejo,' del cual hay mu­chos elementos que n<Jlpueden extin:­guirse, ,con ciertos otros elementos .ca­ducos. Pero ello no resta profundidada lo que observa, y a lo que, agrega.

A la reciente frase pronunciada enWashington de que debemes, tener' undominio' suficiente de la ~aturaleza'pa­ra que l~ paz mundial permanente ·seauna realidad y no una esperanzada ma­nifestación de fe, Mr. Fosdick pone elsiguiente comentario: "Con todo res­peto, es este mismo do~inio de la na-'turaleza el que amenaza hacer volarnuestra civilización al polvo, inter'este­lar." Y colocando valores más dignosde ser exaltados, por encima de nues-

El desequilibrio del mundoLa exposición que del dramático mo­

mento que vive el mundo hizo Mr.Rayrnond B. Fosdick, en su carácter

los acarreos de lodo, sobre este mismolodo, el agua, al evaporarse, dejabauna capa de caliche o carbonato de cal­cio. Esos tres estratos de lodo, con sumortaja de caliche, han sido llamados:el 1, "Tacubaya"; el n, "BECERRA", yel IlI, "Totolzingo." Y ocurre que pre­cisamente sobre el de Becerra y bajo elde Totolzingo se· encontró, atrás delelefante y la flecha de obsidiana, elesqueleto de un hombre, cuyo cráneo,por lo demás, es bastante semejante aldel hombre contemporáneo. La posturadel esqueleto indica que el hombretambién cayó y quedó ahogado en elpantano en que ~ hundió el elefante.Parece, 'pues, evidente, que el acciden­te le ocurrió cuando, en unión de otroscompañeros, trataba de hacer caer alproboscidio en la trampa del tremedal.y CQmo sobre la capa que cubrió esedrama prehistórico, la primera culturaque aparece es ya evolucionada, y nohay indicios de intrusiones ni de re­mociones, es obvio que el "hombre deTepexpan" es la verdadera prueba dela presencia del auténtico hombre pre­histórico, contemporáneo del elefante,del camello y de otras especies que apartir de entonce~ se extinguieron.

Tal es, en brevísima síntesis, la te­sis que, apoyándose en estos hallazgosy en las interPretaciones del doctor de,Terra y otros especialistas, ha susten­tado, con su característica claridad deexposición, el Ilustre arqueólogo donAlfonso Caso, y que viene a actualizar-revolucionando un tanto los prime­ros capítulos de nuestra historia- las'teorías lanzadas sobre, el poblamiento deAmérica, si bien es posi1:>le que surja~discusiones sobre la cronología adop­tada.

'PORTATIL

REmlnGTOn RRnDMUY UTII. PARA EL ESTUDIANTE,'"INIJISPNlJAILE PARA El. VIAJERO

lo que resultaba, o bien que no habían'transcurrido tantos milenios, o bien,que el hombre en América se daba de talmodo estúpido, que no bastaban milla­res de siglos para hacerlo dar un pasoadelante (para quien esto escribe, lainmensa capacidad evolutiva del hom­bre es un dato que no debe descuidarseal presuponerle antigüedades despro­porcionadas con ella).

La técnica empleada en Europa, so­bre todo en la península escandinava,para contar las varvas o estratos conque las glaciaciones, a guisa de calen­dario exfoliador, van consignando sucronología, restringíó ese frenesí deguarismos. La cuarta y última glacia­ción, la de Würm, equivalente a laWisconsin Il de América, arrojó paraEscandinavia solamente 25,000 años a.J. C. para el período máximo, 12 ó10,000 aproximadamente para la deten­ción de los hielos y 7,800 ó 6,800 parala retirada de éstos. C(I)n ello, el pro­blema quedaba dentro de un plano deverosimilitud.

Ahora bien, el doctor Caso toma encuenta que el paso del hombre asiáticopor el Estrecho (a veces inero puenteterritorial) de Behring, para internarseen América, necesariamente ocurrió 'enuna época en que la glaciación wiscon­siniana dejaba callejones desescombra­dos de hielo. Tal hecho, según la cro­nología que él prefiere, ocurrió en dosocasiones: 55,000 años a. de J. c., quees demasiado lejana, y 25,000 a. de J.c., que entra ya dentro de lo factible.

El espeso sudario de hielo que apor­taba cada glaciación no llegaba hastanuestro país, pero sí repercutía'en épo­cas de lluvias torrenciales en tanto que'la retirada de los hielos, o su atenua­miento, originaba largas sequías.

En la última glaciación de Américahubo tres alternativas de bajas y altasde la temperatura, y cada una quedóconsignada en los estratos del Valle deMéxico, pues al cesar los diluvios y

El hombre prehistóric.oEn el primer número de esta revista

-{)ctubre de 1946- publicamos bajoel título "El elefante fósil de Tepex- ,pan" una valiosa colaboración de nues­tro Instituto de Geología, que ha teni­do la mayor' trascendencia, Se tratabadcl. hallazgo hecho por el ingeniero A.R. V. Arellano de los restos de un ele­fante en la formación llamada "Bece­rra", a unos 35 kilómetros al N. O. dela capital, y de un fragmento de unapieza de obsidiana labrada por el hom­bre y encontrada entre los primeros. Lapostura del esqueleto de este probos­cidio, del cual se han encontrado di­versos fósiles en la zona, indicada quehabía muerto al atarearse en el pan­tano.

"El estudio de la estratigrafía en lalocalidad en que se encontraron estosrestos --decía el artículo- nos indicaque el animal quedó enterrado en unlimo lacustre que alcanza apenas unespesor de 30 centímetros arriba delhueso que se encontró más elevado;arriba de tal capa hay un horizonte decaliche de 10 a 20 centímetros de espe­sor, cuyo aspecto interrumpido y pe­culiar acusa su inestabilidad en el am­biente húmedo que ha privado allí enlos últimos milenios. Este caliche loconsideramos como el <horizonte B~

del perfil de un suelo que se desarrollódurante la gran sequía que' siguió a laúltima glaciación y es sello de antigüe­dad inconfundible. Arriba del caliche,hay 30 centímetros de tierra negra conpequeñas conchas y en ella se encontrócerámica teotihuacana y azteca."

Para quien lee con interés, este pá­rrafo contiene datos que trascienden,no sólo a nuestra, historia, sino a lade América: 1) coexistencia del hom­bre, en México, con una especie extin­guida desde tiempos muy remotos; Il)fijación de ese hecho en uno de los mo­mentos finales de la última glaciaciónde América, y IlI) falta de relaciónentre los hombres que labraron esapieza de obsidiana, con los estratos cul­turales, ya con ceramio, inmediatamen­te superiores.

Este hallazgo, en el que intervinie­ron verdaderas autoridades en la ma­teria -Bosch-Gimpera, Mattínez delRío, H. de Terra-, ha dado tema auna de las más interesantes conferen­cias del ilustre arqueólogo don AlfonsoCaso, en el ciclo desarrollado en el mesde agosto.

Sabido es que la frecuencia de noti­cias de hallazgos de pseudo fósiles dehombres prehistóricos en América aca­bó por provocar una actitud de escep­ticismo, sólidamente justificada, porHrdlicka. Además, los milenios de cual­quier resto humano se fijaban ad libi­tumo Se escogía un dígito y se le aña­dían ceros sin sentido de limitación, de

UNIVERSIDAD DE MEXICO * 19