pangea

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PANGEA HUELLAS Redescubre lo fundamental Número 0 / ABRIL 2011

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Proyecto fin de carrera de los alumnos de 4º Periodismo de la XL promoción de la Universidad de Navarra.

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Pangea engaña, porque es un concepto geográfi-co, un supercontinente, pero ya no existe, ahora son Europa,

África, Asia, Oceanía, América y la Antártida. Por lo tanto, nuestro Pan-gea es un referente cultural. Un espacio donde todas las tradiciones, todas las costumbres y usos dialogan entre sí. Pangea es una enorme tribu con un

espacio único. Es decir, Pangea son los hombres. Paseando por el monte, nos cruzamos con Honorio; fue una his-

toria muy casual. Rescatando su memoria de octogenario nos enteramos de sus correrías de juventud y los achaques de la edad. Unai y Urko nos dan la mano para

que subamos a su barco. No es moco de pavo: han cruzado los siete mares y los cin-co océanos, y se les nota en la cara, en la piel cortada y las arrugas

marcadas. Pero, sobre todo, en su mirada, siempre hacia el horizonte. Saltamos a una lancha más humilde, una pa-tera, y extendemos una mano firme, pero acobardada. Ante nosotros, los ojos y las esperanzas de un número

dramático: 1000 inmigrantes llegan al año a las costas de Almería. Y al volver a casa, de noche, cansados y

con frío, Ángeles nos abre la puerta, nos da una manta y un libro: “Urabá”. “Es de indios, te gus-tará”, comenta. Sin ella, no seríamos nada. El ser humano siempre deja huella. En este número hemos querido se-guir esas rodadas de la especie, a ver a dónde nos conducían. He-

mos atravesado rutas secretas a través de los montes, es-

quivado desiertos, recorrido los mares, navegado por corrientes adversas y

atracado en puertos con sabor a sal.

En todas estas aventuras hemos

buscado la huella del hombre. Ya que hemos descubierto

el mundo, ahora nos toca descubrir a las personas que lo habitan.

En Pangea hay mucha mar, y mucha tierra. Hay reportajes que huelen al rocío de primera mañana, y a

hierba húmeda. Otros huelen a fuel y carburante. Pero sobre todo, en Pangea hay personas y experiencias. Hay historias

de bondad y otras, son desgarradoramente brutales y trági-cas. Pero nos muestran la cara amable y la cara salvaje de una misma especie, el hombre, que ha aprendido a hacer de cada ecosistema un mundo único. Al final, con cada

historia, han aflorado media docena de personas que merecen la pena, los hombres justos.

EDITORIAL Abril 2011

LA

HUELLA

Fotografía de portada: SALVADOR ARELLANO TORRES

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Rostros del mundo Revoluciones EL MÁRTIR QUE ABRIÓ LA FORTALEZA DE GADAFI Entrevista a Unai Basurko

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28

18

PANGEA

VOCES

por Mikel Ayestarán EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTESCara de los números

31

En extinción FÓSILES DEL CAMPO

Diarios UN BLANCO ENTRE LOS INDIOSDesarraigados LOS MARINEROS PERDIDOS

La vida en la frontera UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS112

132

Aleph CUATRO CARAS DE LA MUERTE Evoluciones LA LUZ EN EL CUARTO OSCURO

POR TIERRAS DE BIHAR

CONTINENTES67

56

VIDAS 126

116

145

Jefe de expedición: Guillermo Rivas Pacheco.Aprovisionadora: Ainhoa Múgica Gortázar.Cronistas: Salvador Arellano Torres, Leire Ariz Sarasketa, Esther Bañales Menéndez, Daniel Rivas Pacheco, Ane Rotaeche Alquiza.Cartógrafas: María Crosas Batista ([email protected]), Patricia Quintana Gonzalo ([email protected])Ilustradores: Salvador Arellano Torres, Guillermo Rivas Pacheco, Daniel Rivas Pacheco.Colaboradores: Mikel Ayestarán, William Gotkin, Sabyasachi Misrha, Manfred Schwager, Simin Wang, Daniel Burgui. Mecenas: Luis Guinea.

67

Con historia

¡AÚPA, DELIBES!

Expediciones Encuadres17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE 78

89 96

por Daniel Burgui

SUMARIO

Pangea no tiene dueño. Sería imposible vallar un supercontinente. Y si así fuese, qué más da. Estaríamos siempre dentro, en tierra. Por eso, sus contenidos son libres. El lector puede compartirlos con sus vecinos, incluso a voces en el rellano. También puede modificar las fotografías y los textos del equipo de la revista. Eso sí, siempre habrá que reconocer el esfuerzo del autor, con la cita del mismo, y sin que haya un fin económico. Además, si cualquier contenido de Pangea derivase en otro tipo de producto -a eso aspiramos- debe compartirse con la misma licencia que aquí firmamos. Con la siguiente excepción: las fotografías y textos de colaboradores están sujetas a sus propios derechos de autor.

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Rostros del mundo Revoluciones EL MÁRTIR QUE ABRIÓ LA FORTALEZA DE GADAFI Entrevista a Unai Basurko

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PANGEA

VOCES

por Mikel Ayestarán EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTESCara de los números

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En extinción FÓSILES DEL CAMPO

Diarios UN BLANCO ENTRE LOS INDIOSDesarraigados LOS MARINEROS PERDIDOS

La vida en la frontera UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS112

132

Aleph CUATRO CARAS DE LA MUERTE Evoluciones LA LUZ EN EL CUARTO OSCURO

POR TIERRAS DE BIHAR

CONTINENTES67

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VIDAS 126

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Jefe de expedición: Guillermo Rivas Pacheco.Aprovisionadora: Ainhoa Múgica Gortázar.Cronistas: Salvador Arellano Torres, Leire Ariz Sarasketa, Esther Bañales Menéndez, Daniel Rivas Pacheco, Ane Rotaeche Alquiza.Cartógrafas: María Crosas Batista ([email protected]), Patricia Quintana Gonzalo ([email protected])Ilustradores: Salvador Arellano Torres, Guillermo Rivas Pacheco, Daniel Rivas Pacheco.Colaboradores: Mikel Ayestarán, William Gotkin, Sabyasachi Misrha, Manfred Schwager, Simin Wang, Daniel Burgui. Mecenas: Luis Guinea.

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Con historia

¡AÚPA, DELIBES!

Expediciones Encuadres17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE 78

89 96

por Daniel Burgui

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VOCES

ROSTROS DEL MUNDO1000 INMIGRANTES LLEGAN A LAS COSTAS DE ALMERÍA CADA AÑOENTREVISTA A UNAI BASURKOEL MÁRTIR QUE ABRIÓ LA FORTALEZA DE GADAFI, por Mikel Ayestarán

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8 Pangea

Texto y Fotos: SALVADOR ARELLANO TORRESROSTROS DEL MUNDO

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Texto y Fotos: SALVADOR ARELLANO TORRES

PASEO POR GUET NDAR

Una niña camina por los se-cadores de pescado de Guet Ndar, un barrio de pescado-res situado a las afueras de Saint Louis, Senegal. En un lugar en el que escasean los frigoríficos, secar la captura es un eficaz método de con-servación. Guet Ndar se emplaza en una estrecha lengua de arena donde viven cerca de 40.000 personas, lo que convierte a este barrio en una de las zonas con mayor densidad de toda África oc-cidental. Las condiciones de vida de sus habitantes son precarias y la mayoría de sus calles están sin asfaltar. A pesar de esto, Guet Ndar, con su actividad pesquera, es el motor económico de Saint Louis y un importante núcleo de exportación de pescado.

SENEGAL

Saint Louis, Guet Ndar

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10 Pangea

Don Antonio (izquierda) calza unas sucias y molidas botas que usa sin calceti-nes. Vive en el pueblo por-tugués de Covas do Monte, situado entre las sierras San Macario y San Pedro do Sul. Desde 1945 pastorea parte del rebaño comunal de más de mil cabras que compar-ten los casi 50 habitantes de Covas do Monte. Llegó la vejez y ahora se aferra encorvado a una larga vara de castaño. Así camina por calzadas empedradas llenas de excrementos. Lo hace despacio, como el pasar del tiempo en esta vieja aldea. Un hogar entre montañas.

20 CABRASPOR CABEZA

PORTUGAL

Covas do Monte

ROSTROS DEL MUNDO

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11Pangea

SALVADOR ARELLANO

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12 Pangea

En el altiplano boliviano, a más de 4.000 metros de altitud, esta pastora controla al rebaño con una onda. Pertenece al pueblo aymara, anterior a la civilización inca, y no habla español. Bolivia, con el 60% de la pobla-ción indígena, es uno de los países con mayor por-centaje de población ori-ginaria de Sudamérica.

BOLIVIA

UNA PASTORAAYMARA

El alto de Lloco Lloco

ROSTROS DEL MUNDO

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14 Pangea

ROSTROS DEL MUNDO

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15Pangea

En la Plaza Abajo de Miranda del Castañar, Salamanca, cerca de la Peña La Cogorza, unas muje-res charlan al sol sobre la políti-ca nacional. Especial atención merece la nueva ley por la que el Parlamento catalán va a pro-hibir las corridas de toros. Pero, si desaparecen los toros, “¿qué coño van a hacer con las dehe-sas?”, pregunta una de ellas.

ESPAÑA

Salamanca,Miranda del Castañar

DEBATE NACIONALEN MIRANDA DEL CASTAÑAR

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18 Pangea

ENTREVISTA UNAI BASURKO. CINCO VIRTUDES PARA SURCAR CINCO OCÉANOS

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El mar se refleja en su mirada garza y su voz serena. Dice no tener noción de la primera vez que subió a un barco, pero los patronea desde los 16 años. A bordo del Pakea Bizkaia (Paz Vizcaya en euskera), ha superado encontro-

nazos con ballenas y tormentas en la Antártida. Su espíritu aven-turero y deseo de superación le llevaron a competir en una de las regatas más duras de vuelta al mundo sin escalas ni asistencia, pero una avería en el timón le obligó a abandonar. Ahora capi-tanea expediciones educativas y de investigación. La última, en agosto de 2010, le llevó a Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa. Su próximo destino será Terranova, siguiendo la ruta de los balleneros vascos en el siglo XVI.Pangea: ¿Cuándo empezó a navegar?Unai Basurko: Tuve la suerte de comenzar cuando no tenía uso de razón, con tres o cuatro años, gracias a mis padres. Ellos me han inculcado este deporte y el amor por el mar. Navegábamos con mis hermanos en un barco pequeño que había comprado mi padre. Para mí era como un juego.

“CADA MAÑANA, UNA ILUSIÓN Y CADA NOCHE, UN TRIUNFO”

P.: ¿Qué le motivó a dedicarse a ello profesionalmente?U.B.: Me he criado al lado del mar. Quien lo prueba, y le gusta, raramente lo deja. Conseguí irme a Australia gracias a José Luis Ugarte, gran navegante y buen amigo. Unos años más tarde vol-ví allí para construir el Pakea Bizkaia de competición. Australia tiene una relación envidiable con la náutica. Todo el mundo sabe de barcos y de mar. P.: ¿Por qué decidió construirlo en Australia?U.B.: Un navegante que conocí allí era constructor. También por-que era más barato. Además, sabía que navegar desde Australia a Bilbao serviría como puesta a punto de cara a la Velux cinco océanos.P.: ¿Prefiere navegar solo o con tripulación?U.B.: Es como caminar. Se pueden dar paseos cortos, apuntarse a una maratón o subir un ochomil. Este deporte tiene diferentes vertientes. Se puede practicar con la familia en un barco peque-ño, hacer regatas más largas hasta Donosti o Galicia, realizar una travesía del Atlántico o competir en una vuelta al mundo en

Unai Basurko de Miguel (Portugalete, 1973) fue el primer español

en subir al podio de la Velux cinco océanos, la vuelta al mundo en

solitario de vela, en la que alcanzó el tercer puesto.

Sinceridad, paciencia, serenidad, esfuerzo

y humildad son para él las cinco

cualidades del buen capitán.

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que se alarga más en el tiempo. La vuel-ta al mundo sin escalas, la Vendée Globe,

es más exigente porque cuando tienes un pro-blema técnico quedas eliminado. En la Velux, al haber dos paradas, da tiempo a reparar el bar-co. P.: Dicen que la vuelta al mundo sin escalas es la más complicada…U.B.: Yo no estoy de acuerdo con eso, y mu-chos patrones tampo-co. Porque los días más complicados para el na-vegante son los del co-mienzo y el final de cada etapa.P.: ¿Por qué?U.B.: Son los días en los que te acoplas al ritmo del mar, del barco. Vienes con los ritmos de tierra, con las emociones de

haber dejado a la gente querida. Son días difíciles.P.: ¿Cómo se prepara mentalmente para una vuelta al mundo en solitario?U.B.: No creo que haya una preparación mental posible. Tienes que desearlo. No es algo que de repente decidas, sino que tie-ne una progresión en tu vida. Después de hacer muchas regatas llega un momento en que quieres afrontar la vuelta al mun-do en solitario. Pero hay que tenerlo claro, si dudas estás perdido.P.: ¿Y físicamente?U.B.: Con un preparador. Entrenamos una hora al día. Hacemos gimnasia, bicicleta, piscina, elasticidad…P.: ¿No hay entonces ningún tipo de gimna-sia mental para el viaje?U.B.: Hay trucos. Una psicóloga me ha en-señado técnicas como escribir los proble-mas en un papel, dejarlos en una mesa y volver a ellos después de dormir. También es útil el recapacitar siempre y pensar

ENTREVISTA

BIOGRAFÍA

1973

1993

1997

1998

1999

2002

2007

2008

2010

Nace en Portugalete.

Conoce a José Luis Ugarte en la Vendée globe.

Impulsado por Ugarte viaja a Australia. Entra en contacto con el mundo del Open 60.

Gana la Trans-tasman Race y fija un nuevo récord de tiempo.

Participa en la vuelta a España sin escalas (Bilbar).

Queda segundo en la IMS World Championships.

Queda tercero en la Velux cinco océanos y decimoquinto en la Transat Jacques Vabre.

Se ve obligado a retirarse de la Vendée globe por una avería en los anclajes del timón.

Capitanea una expedición a Cabo Norte.

Se trata de la vuelta al

mundo en solitario, sin escalas y sin

asistencia. Es de las competi-

ciones más duras de vela. Fue

impulsada por Philippe Jeantot, que

asegura-ba que el

tiempo es ne-cesario para

alcanzar una armonía perfecta con

el velero.

UNAI BASURKO. CINCO VIRTUDES PARA SURCAR CINCO OCÉANOS

solitario. A mí me gusta navegar con y sin ella. Depende del proyecto que me ocupe. En estos momentos viajo con tripulación y estoy encantado.P.: ¿Qué resulta más difícil?U.B.: Navegar en solitario, porque tienes que hacer todo lo que se hace con una tripulación pero solo y durmiendo en pe-riodos de tiempo cortos. Hay que cocinar, arreglar las velas, los cabos… Al final es muchísimo trabajo.P.: Por ejemplo, ¿cómo se lleva eso de dor-mir en periodos cortos?U.B.: Aunque parezca increíble, con entre-namiento todos somos capaces de dormir en periodos cortos. Dicen que en la prehis-toria el hombre lo hacía así porque no ha-bía tanta seguridad como ahora. Es como volver a algo que genéticamente tenemos en nuestro interior. Pero hace falta entre-namiento y tener facilidad para dormir.P.: ¿Qué le ocurre a uno cuando pasa mu-cho tiempo sin dormir?U.B.: Puedes tener alucinaciones. Es una sensación horrible. Parece un chiste, pero no lo es... No eres consciente de si estás dormido o despierto. Lo más importante es darte cuenta de que lo que ves no es real. En ese momento es necesario dejar todo lo demás y dormir. Si no, puedes ha-cer tonterías, como saltar al agua. P.: ¿Qué alucinaciones tuvo?U.B.: Veía gente en cubierta, amigos, o que faltaba alguna parte del barco como el mástil. Es importante saber que esto pasa y reaccionar.P.: Durante la Velux cinco océanos pasó muchos meses solo en el barco, ¿cómo le afectó?U.B.: Si estás a gusto y deseas estar solo, como ha sido en mi caso, te encuentras cada día mejor tanto mental como físi-camente. Llegas a una comunión, un her-manamiento muy fuerte y positivo con el barco y con el medio. Te encuentras bien. P.: ¿Qué diferencias encontró entre la vuelta al mundo con escalas y sin escalas?U.B.: La vuelta al mundo con escalas, Velux cinco océanos, es bastante más dura por-

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puede ir nadie a rescatarte. P.: ¿Y situaciones arriesgadas?U.B.: Durante la segunda etapa de la Ve-lux, en frente de Brasil, me percaté de que un ballenato me seguía. Era joven y de seis u ocho metros, intentaba coger al Pakea Bizkaia y no lo conseguía. En un mo-mento dado se cansó y se fue. A los pocos mi-nutos divisé una ballena azul grande, que debía de ser su madre, por el lado de babor. Seguía-mos rumbos encontra-dos, de colisión. Chocar con una ballena es como hacerlo contra una isla. El Pakea de competición pesa 9 toneladas y una ballena 80. Empecé a hacer ruido, a gritar para ver si se daba por aludi-da, pero eso no ocurrió. En el último minuto tuve que desconectar el piloto automático y

“Al estar solo llegas a una comunión con el barco”

“No dormir puede provocar alucinaciones. Es una sensación horrible”

Unai Basurko en el Pakea Bizkaia de expediciones. Este barco llevó al capitán hasta Cabo Norte. Es de hierro y pesa 40 toneladas.

Esta re-gata lleva practicán-dose desde 1982 bajo distintos nombres y consiste en dar la vuelta al mundo en solitario, con escalas y en cinco sprints. Fue ideada en 1979 por el marine-ro David White.

mucho antes de tomar decisiones o ver objetivos a corto, medio y largo plazo.P.: ¿Qué estado mental predomina en alta mar?U.B.: Llegas a un estado casi perfecto, men-tal y físico. P.: ¿Qué reglas reinan en un barco?U.B.: Funcionamos con un horario de guar-dias de 24 horas, por turnos. La tripulación sabe que tiene diez minutos para desper-tarse, quince para vestirse, media hora para desayunar... Hay un horario marcado para la comida, la cena y una hora de irse a la cama.P.: ¿Y cuando va solo?U.B.: En esos casos hay que seguir la rutina de tu cuerpo. Hay tres reglas básicas: co-mer antes de tener hambre, dormir antes de tener sueño y abrigarte antes de tener frío o taparte antes de tener calor. Es decir, anticipación. P.: ¿Cuáles son los retos más importantes que ha tenido que afrontar en el mar?U.B.: Cualquier temporal cerca de la An-tártida es complicado. Tienes que prepa-rar el barco y aguantar tres o cuatro días de muy mal tiempo. Estás solo, lejos y no

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ENTREVISTA

Unai Basurko junto al mar en Getxo. El navegante apunta cinco razones por las que se puede distinguir un buen capitán: paciencia, serenidad, esfuerzo, humildad y sinceridad.

UNAI BASURKO. CINCO VIRTUDES PARA SURCAR CINCO OCÉANOS

hacer una maniobra de emergencia. Pero bueno, al fin y al cabo están en su casa. Nosotros somos los extraños. P.: ¿Cómo las evita?U.B.: Pongo música. Me lo aconsejó un navegante australiano. No sé si funciona, pero estoy seguro de que la escuchan y les gusta.P.: ¿Qué tipo de música prefieren?U.B.: (Se ríe). Pongo desde música clásica hasta rock n’ roll cuando estoy a bordo. En las Islas Lofoten, durante nuestra últi-ma expedición a Cabo Norte, conocimos a una bióloga alemana que lleva más de 15 años estudiando el lenguaje de las ba-llenas. Nos contó cosas increíbles, como por ejemplo, que dentro de una misma es-pecie de ballena hay diferentes dialectos, como con los humanos, y que se pueden comunicar en cuestión de minutos des-de Noruega hasta Terranova. Creo que al igual que nosotros escuchamos a las ba-llenas o delfines, ellos también nos escu-chan porque el barco es como una caja de violín o de guitarra.P.: ¿Cómo es volver a tierra después de me-ses en un barco?U.B.: Dicen que por cada día navegado necesitas dos de aclimatación a tierra. Es difícil. Si has estado por ejemplo 70 días sin ver a nadie, llegar y ver a un montón de gente recibiéndote sorprende. Es boni-to pero chocante.P.: ¿Qué rasgos de la personalidad se poten-cian en el mar?U.B.: Tus cualidades y defectos (se ríe). Se fortalecen algunas como la paciencia, el esfuerzo, la constancia, la serenidad en momentos difíciles. Luego estas te sirven al volver a tierra. Sobre todo la ilusión, la fe, perseguir el sueño y creer. Escribí una frase en el Pakea que decía: ‘Cada mañana, una ilusión y cada noche, un triunfo’. Cada día te tienes que ir superando sobre todo cuando la estancia en el barco es tan lar-ga. Es importante saber reírse de uno mis-mo, como me dijo Robin Knox-Johnston, el primer hombre que completó la vuelta al mundo en competición. Creyó que me iba

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TERRANOVA

“Entre el des-cubrimiento de Canadá en 1534 y la fundación de Quebec en 1608, fue el tiempo de los vascos”, revelaba un repor-taje de National Geographic en los años 80.Los protagonistas de esta época do-rada fueron balle-neros procedentes del norte de Espa-ña que partieron hacia Terranova. Actualmente, quedan indicios de su presencia en el nombre de pueblos como Port aux Basques, en el sur de la isla.Aunque hay prue-bas documentales de que llegaron, se desconoce la ruta exacta que siguieron. Unai Basurko ha decidi-do investigar el rastro histórico de estos navíos de cara a su próxima expedición que zarpará rumbo a Terranova en mayo.

“El barco no es una

democracia. Dicen que más vale

capitán borracho que

tripulación democrática”

“Para dar la vuelta al

mundo en solitario hay

que tenerlo claro. Si

dudas estás perdido”

a ir bien por mi buen humor y más tarde me di cuenta de que el optimismo es im-portante.P.: ¿Cómo se traduce lo adquirido en el mar a su vida en tierra?U.B.: Aprendes a relativizar los problemas. Te das cuenta de que muchos, como una multa de coche, no son importantes. P.: Entonces, ¿se refleja en su día a día?U.B.: Sí. Hay similitudes entre la navega-ción y otro tipo de viajes en bicicleta o por el monte. Tienes un material y un objetivo. Hay una preparación personal y otra de equipo. Importan la climatología y el res-peto al medio.P.: ¿El mar puede llegar a ser traicionero?U.B.: El mar no es traicionero. Eso es un cli-ché. Tiene sus reglas, que hay que conocer y que no varían.P.: ¿Utiliza algún amuleto?U.B.: Conseguí uno fabricado por los mao-rís de Nueva Zelanda. Un amigo me rega-ló uno como el que llevo ahora (muestra un colgante negro con forma de pez). La historia dice que estos amuletos los utili-zaban tribus maorís del Pacífico para na-vegar. Los polinesios fueron los primeros navegantes de la humanidad. Se guiaban por las estrellas y las olas del mar. Además, tatuaban la carta de navegación en la piel de un miembro de la tribu. Este amuleto me acompañó en la travesía desde Aus-tralia y en la vuelta al mundo. En la última maniobra antes de entrar en Bilbao, ter-minando la vuelta al mundo, se partió. Mi primera reacción fue ir a buscar un pega-mento fuerte, pero reflexioné: ya me ha-bía ayudado a superar una etapa, así que decidí desprenderme de él y lo tiré al mar.P.: ¿Ahora usa otro?U.B.: Sí. Me gusta llevar pequeños amule-tos, como algo de madera en caso de que no haya en el barco.P.: ¿Por qué ha decidido pasar de la compe-tición a un proyecto educativo y de inves-tigación?U.B.: Creo que es necesario inculcar a la juventud el respeto y el conocimiento del medio ambiente, y en concreto, del

océano y del mar. Son proyectos que re-quieren trabajo constante durante años para que calen, pero yo soy de la época de Félix Rodríguez de la Fuente y de Jacques Cousteau. Ver aquellos documentales de pequeño me llevó a querer conocer y a desarrollar amor por los animales. Al final, quien respeta el planeta y a los animales respeta a la gente.P.: ¿Echa de menos la aventura?U.B.: Este proyecto ofrece muchas cosas que no consigues con la competición, como la convivencia. El dirigir un equipo siempre es un reto. P.: ¿Por qué?U.B.: Una tripulación no deja de ser un equipo cerrado en el que los miembros se necesitan unos a otros. El conjunto obtie-ne el éxito del proyecto. Es un reto hacer que funcione y solucionar problemas de la convivencia.P.: ¿La vida a bordo es democrática?U.B.: No. Dicen que más vale capitán bo-rracho que tripulación democrática. El barco tiene un patrón y lo que él dice es definitivo. Otra cosa es que consultes a los tripulantes. Hay diferentes formas de ser capitán. P.: ¿Hay una rutina en el barco?U.B.: Sí, pero para romperla. Consultas la meteorología a mediodía, cuando actuali-zan los datos, haces la comida y duermes a las mismas horas, pero todo depende de las circunstancias.P.: ¿Qué momentos tiene para sí mismo?U.B.: Aquellos en los que escucho una canción, bailo en cubierta, toco la guitarra sin guitarra, leo un libro… También cuando cocino arroz, pasta… Si cae un chipirón en cubierta lo preparo. Es una alegría poder comer algo fresco.P.: ¿Cómo es la huella que deja la soledad del barco?U.B.: Es muy positiva. Uno de los proble-mas de hoy día es que no dedicamos el tiempo necesario a reflexionar. Parece que nos da miedo enfrentarnos a nosotros mismos. Y para mí es más que básico el dedicarnos ese tiempo. La cultura oriental

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24 Pangea

ENTREVISTA

“He conocido desde aborígenes australianos, que aseguran hablar por telepatía con sus familiares, hasta estadounidenses que viven en el mundo más desarrollado”

UNAI BASURKO. CINCO VIRTUDES PARA SURCAR CINCO OCÉANOS

nos lleva bastante ventaja en este senti-do. Aunque no me considero una persona solitaria, me gusta salir con mis amigos y creo que soy abierto. Pero periódicamente necesito ese tiempo para mí. P.: ¿Y cuál es la huella que queda después de conocer y viajar tanto?U.B.: Esta pregunta me la hago constan-temente. El mundo es inmenso en exten-sión y biodiversidad, también humana. He tenido la suerte de conocer a gente diversa, desde aborígenes australianos, que aseguran hablar por telepatía con sus familiares, hasta estadounidenses que vi-ven en el mundo más desarrollado. Es im-portante respetar y ver que todos somos válidos aunque seamos diferentes. Inten-tar quedarme con lo bueno de cada uno me ha aportado muchísimo.

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Unai Basurko sujeta las amarras del Pakea Bizkaia en el Puerto Deportivo de Getxo, desde donde partirá hacia Terranova en mayo de 2011.

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LA CHISPA DE LA REVOLUCIÓN

EL MÁRTIR QUE ABRIÓ LA FORTALEZA

DE GADAFITexto y fotografía: MIKEL AYESTARÁN

La familia de Medhi Mohamed muestra orgullosa una fotografía y las cenizas del héroe de esta revolución.

COLABORACIÓN

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Domingo, 20 de febrero. Tres y media de la tarde. Mehdi Mo-hamed carga dos bombonas de gas en la parte trasera de su Kia

último modelo, recita brevemente el Co-rán, reclina su asiento y coloca la palanca del cambio automático en la posición D. El vehículo sale disparado hacia la puerta principal de la fortaleza del líder Gadafi en pleno centro de Bengasi. Los vigilantes abren fuego con artillería pesada, pero el Kia de color negro logra atravesar la primera puerta. Pocos metros después el vehículo explota. En unos instantes la masa aprovecha esa primera fisura en la de-fensa de la fortaleza para acceder el recinto y comenzar una batalla cuerpo a cuerpo que termina con la caída del principal símbolo del régimen en Bengasi, el inicio del fin del régimen en el este del país. Abubaker recuerda la proeza de su hermano con lágrimas en los ojos. “Es el gran mártir de esta revolución, la persona que hizo desper-tar el sentimiento de rebelión en el corazón de todo un país harto de la dictadura”, recuerda sin soltar la imagen de Mehdi, que estos días se puede ver en las pare-des de toda la ciudad. Sentado a las puertas del domicilio fa-miliar, cumple con el obligado duelo en el que le acompañan familiares y gente de todo el este del país que quieren mos-trar sus respetos al héroe de la calle Hailengi. Como Túnez tuvo a Moha-med Bouazizi -el joven vendedor de fruta que se inmoló en la loca-lidad sureña de Sidi Bouzid ante la sede de la gobernación- y Egipto al bloguero Khaled Said -asesinado a palos por la Policía en Alejandría-, Libia encontró en este padre de fa-milia la chispa de la revolución que mantiene contra las cuerdas a Ga-dafi. “Era una persona de lo más nor-mal, nunca causó problemas a na-die”, recuerda uno de sus tíos. Mehdi Mohamed tenía 49 años y trabajaba

en una empresa petrolera desde hace 25. Se ocupaba del almacén y vivía volcado en su familia, en su mujer Samira y sus dos hijas, Zahur y Sajda, que son estudiantes. Para cuidar su diabetes acostumbraba a dar largos paseos por la costa, nun-ca alguno de sus allegados llegó a pensar que fuera capaz de hacer lo que hizo. Los dos hermanos se vieron por última vez la tarde del sábado

cuando tomaron parte en uno de los funerales colectivos en honor a las víctimas de la represión. “Fuimos caminando de la Corte Suprema al cementerio, pero al pasar frente a la fortaleza de Gadafi sus hombres abrieron fuego de forma indiscrimina-da, había muertos y heridos por todas partes”. Al día siguiente,

sin contar nada a nadie, Mehdi acudió en solitario a la marcha funeraria del

domingo. En vez de caminar, deci-dió cubrir el recorrido hasta el ce-

menterio en su coche nuevo y cuando empezaron de nuevo los disparos lanzó su ataque suicida. “No estaba meti-do en política, ni tampoco era muy religioso. Yo creo que simplemente no pudo más con la injusticia que se estaba cometiendo y de-cidió sacrificarse por todos nosotros y por la libertad fu-tura de sus hijas”, piensa uno

de los vecinos mientras envía a través del bluetooth de su mó-

vil la foto de Mehdi a unos recién llegados. Su foto en vida, serio y con

unas grandes gafas, y también los res-tos carbonizados del mártir.

Sirven café y agua y el grupo se re-coge bajo una tejavana para no mojarse con la

lluvia que estos días refresca la costa libia. El Kia es ahora un amasijo de hierros que descansa en

el mismo escenario de su explosión. Un emplaza-miento que se ha convertido en lugar de culto para los ciudadanos de la capital de la Libia liberada. La gente se fotografía junto al esqueleto del vehículo y grita a favor de Mehdi. El mártir de esta revolución.

Mehdi Mohamed, héroe de Bengasi tras

franquear el acceso al símbolo del

régimen en la ciudad.

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30 Pangea

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31Pangea

LA CARA DE LOS NÚMEROS

1.000EL CAMINO DE LOS

INMIGRANTES

iii8.000inmigrantes rescatados en 6 años por Salvamento Marítimo en Motril.

90%de los rescates en el mar de Alborán son por pateras.

1.000asentamientos localizados en Almería por Cruz Roja.45 minutostiene el equipo de Salvamento Marítimo para localizar la llamada de emergencia.

Derechos y trabajoEs lo que busca la mayoría de inmigrantes en España.La carta de expulsiónPara los subsaharianos es una carta blanca.

Texto: ANE ROTAECHE ALQUIZA ([email protected]). Fotografías: GUILLERMO RIVAS PACHECO

ANDALUCÍA

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Sin cifras no hay personas y, sin ellas, no podemos medir el fenómeno de la inmigra-ción. Desde que en el año 2000 empezaron a llegar las pateras a las costas del sur de España los inmigrantes se han convertido en meros números. Por eso, recorre-mos las rutas para conocer a los protagonistas de las mi-graciones. Buscamos los ros-tros a las cifras. Las caras de los miles de rescatados, de los ilegales. Pero también la de aquellos que se encuen-tran por el camino, como Isi-doro Macías, apodado Padre Patera porque abre las puer-tas de su casa a todo aquel que no tiene dónde ir. Y re-corremos los asentamien-tos en los que viven y uno de sus lugares de trabajo: los invernaderos del sur de Almería, puerta de entrada natural a la inmigración del Estrecho. Un viaje trazado para mejorar su calidad de vida respecto a la de su país de origen.

LA CARA DE LOS NÚMEROS EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

LOS SEIS PASOS DE LA INMIGRACIÓN EN ALMERÍA

SON RESCATADOS POR SALVAMENTO MARÍTIMO.

RETENIDOS POR LA POLICÍA.

LA CRUZ ROJA LES PROPORCIONA AYUDA HUMANITARIA.

EXTRANJERÍA LES ATIENDE PARA AVERIGUAR SU SITUACIÓN LEGAL.

BUSCAN TRABAJO COMO AGRICULTORES EN LOS INVERNADEROS DE ALMERÍA.

ALGUNOS CONSIGUEN COBIJO EN RESIDENCIAS COMO LAS DE ISIDORO MACÍAS, PADRE PATERA.

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Algunas de las caras de la inmigración en Adra y La Mojonera. Vienen de Marruecos, Argelia, Ghana y regiones del interior de África.

DIMBO MEDI ASIR

ABIDElOUNEDGYAN

CRAIG KOFI SADEK

HASIR

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

1 A PUNTO DE ZARPAR

Los tripulantes de la lancha de inter-ceptación rápida de Salvamento Marítimo en Motril guardan el mar de Alborán, rescatan a las personas que lo desafían y las refugian en su barco. Juan Car-los, José María, Eusebio e Iñaki son los primeros a los que avistan los inmigrantes al cruzar el Estrecho y eso se plasma en su comprensión mutua; en la soli-daridad del mar, en las historias que guardan en su memoria y en las caras de aquellos que repiten viaje. Su resistencia física y mental debe ser de acero. Han visto cómo la gente per-día la vida, cómo sucumbían al mar. Pero su amor hacia las aguas y quienes intentan cruzarlas les mantienen des-piertos, siempre a punto de zarpar.

Barco de Salvamento Marítimo anclado en la dársena pesquera del puerto de Motril.

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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Los rescates son su trabajo y las hue-llas se perciben en el barco. Hace ape-

nas dos días han rescatado a una patera. Ahora, los inmigrantes se encuentran en el edificio de Cruz Roja, en la dársena pes-quera del puerto de Motril. Están bajo cus-todia policial. La embarcación de intercep-tación rápida hizo su trabajo: poner a los inmigrantes a salvo. Después del rescate, empieza el papeleo. La lancha de Salvamento Marítimo del puerto de Motril (Granada) cuenta con cuatro marineros de carrera en su equi-po: el patrón, Juan Carlos Jiménez López, el encargado de la sala de máquinas, Iñaki Urrutia Berbo, José María Sánchez Patria, y Eusebio Romero Quirós que se encargan de asistir las personas rescatadas. Su trabajo es estar siempre a punto, pre-parados para zarpar en menos de quince minutos estén donde estén: en la ducha, en la playa, con su familia... El mar rige su tiempo libre. El 90% de los servicios que realizan son rescates de pateras. El otro 10% lo ocupan todo tipo de emergencias que puedan darse en alta mar. Allí, ellos son la policía, los bomberos y las ambu-lancias. En esta embarcación todo está medido. No pueden fallar. Hasta el lugar que ocupa el microondas que les da de co-mer cuando pasan horas sin pisar tierra. Por eso, llevan provisiones de todo lo ne-cesario: mantas, botiquín, comida... Llevan el mar y el salvamento en las ve-nas. A Iñaki, José María, Juan Carlos y Euse-bio la vocación por el mar les une a su tra-bajo. Según aseguran, es muy duro, exige mucho tanto física como psíquicamente. No todos valen, hay quien lo ha dejado por el estrés y la tensión. Por eso, sin ese amor, no podrían hacer lo que hacer: rescatar personas.

PEGADOS A UN TELÉFONOLa mayoría de los rescates que Salva-mento Marítimo realiza son a través de llamadas de los inmigrantes cuando al-canzan la cobertura telefónica española.Los subsaharianos quieren ser vistos y salvados. Sus países de origen (Nigeria,

A través del mar de Alborán se abre camino la nueva ruta de las pateras. Más kilómetros para evitar siste-mas de detección, patrullas y vías comerciales. Parten desde Marruecos o Argelia con destino a las costas espa-ñolas de Almería y Granada.

PUNTOS DE ENTRADA DE INMIGRANTES EN ALMERÍA

Motril

Gibraltar Mar de Alborán

ALMERÍA

Ghana, Senegal...) no tienen acuerdos de extradición con España, y lo aprovechan, la lancha de Salvamento es su taxi. Con los magrebíes es justamente lo contrario, los acuerdos internacionales de Argelia y Marruecos con España les perjudican, se-rán expulsados a las 24 horas de ser de-tenidos. Por eso, juegan al gato y al ratón con Salvamento. Tras la llamada de los inmigrantes, la torre de control de Salvamento Marítimo en Almería coordina la operación. Dan el aviso a Juan Carlos Jiménez López. En ese momento, son muchas las cosas que pro-cesa en décimas de segundo. El miedo, la incertidumbre de la situación a la que puede enfrentarse durante el rescate, el estado de la mar. Necesita hacerse a la idea de la situación a la que la tripulación puede enfrentarse. Una vez ha recibido el aviso de la emergencia, el resto del equipo llegará en 15 minutos. Su obligación es estar en el lugar donde ha de efectuarse el rescate en 45 minutos, esté donde esté la patera. La mayoría de la tripulación lleva años haciendo el mismo trabajo, pero no pueden acostumbrarse a lo que ven. En algunos de los rescates más duros, han sido testigos de zodiacs pinchadas, semihundidas en el mar. Con más de 37 personas flotando en el agua. Lo peor, aquellos que, cansados tras pasar muchas hora en la patera, no luchan por vivir y ceden a la fuerza del mar. “Hay algu-nos que es la primera vez que ven el mar”, comenta José María. Su labor consiste en evitarlo. Sin embar-go, como cuenta Juan Carlos, hay veces que no se da a basto:“tienes que elegir entre todos a una persona que sobreviva”. Sus manos muchas veces, no son suficien-tes para atender a los inmigrantes. De hecho, el equipo recuerda con cariño algu-nos rescates en las que los propios resca-tados han formado, por un segundo, parte del equipo y han ayudado a subir a más personas a la embarcación. A veces hasta se han encontrado a 150 de personas en una patera que sólo mide ocho metros. Y en la embarcación de Salvamento sólo

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El mar rige el tiempo libre del equipo de Salvamento Marítimo

El barco está preparado para todo. No pueden fallar. En alta mar no tiene auxilio

LA CARA DE LOS NÚMEROS

personas pueden llegar a rescatar Salvamento Marítimo en una sola patera

horas en guardia está el equipo de Salvamento

pasajeros de media van en una patera de ocho metros

24

180

100

son cuatro marineros. Para atender a aquellos que llegan he-ridos existe el “cuarto de náufragos” una zona vigilada con cámaras en la parte in-ferior del barco. Aunque afirman que no suele haber problemas con las personas rescatadas. Al contrario, resaltan el “gran corazón” que suelen tener los inmigran-tes incluso para ayudarles en su labor. José María tuvo que asistir un parto en la embarcación, por supuesto, sin el instru-mental médico que cuenta un hospital en tierra: “Fue como si el niño naciera en un pesebre”, recuerda. En la llegada de embarcaciones suele haber menores, em-barazadas y niños. “A veces llegamos al puerto y el barco parece una guardería”, cuenta José María. Su mirada transmite entusiasmo, sabe que a pesar de que se enfrente a todo lo que el mar de Alborán pueda traerles, la satisfacción de su traba-jo lo compensa.

EL PATRÓN, FIGURA CLAVE Una vez que los tripulantes de la pa-tera están a salvo en el puerto de Motril, la embarcación de Salvamento Marítimo trabaja junto a los miembros de la Policía Nacional. Ellos se encargan de averiguar quién es el patrón de la embarcación, es por el primero que preguntan a la tripu-lación de Salvamento Marítimo. Ellos a duras penas pueden saberlo. Cuando una patera avista a la embarcación de inter-ceptación rápida los inmigrantes saben que no deben dejar huella de quién capi-tanea ese barco. Tienen las ódenes muy claras desde que embarcaron. Por eso, al ser localizados, se dispersan rápidamente. Sin embargo, la policía conoce la manera de averiguarlo. En puerto, las quemaduras de los brazos producidas por la gasolina del motor, le delatarán entre el resto de los tripulantes. Sobre cómo se controlan las fronteras en el mar, Jose María es rotundo: “Aunque sea complicado controlar la frontera en el mar por no estar delimitada, no deja de ser Salvamento”.

INMIGRANTES DURANTE EL 2010

7.297 expulsados11.454 ilegales

ESPAÑA

Si las costas de Almería han sido tradicionalmente el punto masivo de entrada de inmigrantes ilegales a través del mar en España, las autoridades saben que existe otra inmigración silenciosa, mucho menos mediática pero incluso más preocupante. El Ministerio del Interior cifra en más de 11.000 los inmigran-tes que llegan a nuestro país por otras vías. Las más utilizadas son los viajes en avión, el inmigrante aterriza como teórico turista y acaba quedándose como traba-jador ilegal. O bien por carretera como polizones en camiones de transporte internacional. Aunque las dos fórmulas son difícilmente detectables por los agentes de inmigración, más de la mitad de los ilegales que intentan colarse en el país por estos proce-dimientos son devueltos a a sus puntos de origen.

EL FENÓMENO DE LA INMIGRACIÓN SILENCIOSA

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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En el lancha de interceptación rápida trabajan tres personas: capitán, jefe de máquinas y marinero. Además hay un marinero suplente.

En la ‘sala de naúfragos’ se guarda todo el equipo de salvamento en alta mar.A veces, pasan muchos días en alta mar buscando

embarcaciones perdidas. Llevan comida para tres días.

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

2 LAS MANOS QUE AYUDAN

Junto a otros voluntarios de

Cruz Roja, Javier Bermejo carga las cajas que llevarán

al asentamiento de La Mojonera (Al-

mería) donde viven quince inmigrantes

ghaneses. Javier tiene dos trabajos

que combina con su labor en Cruz Roja.

Sube con cuidado a la furgoneta de

la organización las sardinas, la pasta y

el arroz que lleva-rán hoy. Se enorgu-llece de contar que

gracias al racio-namiento de Cruz Roja han alargado la duración de las

existencias tres meses. La delega-

ción en Almería tiene en marcha el

“Proyecto Asen-tamiento”, que se encarga de llevar a los inmigrantes sin medios lo que

necesitan para sobrevivir.Van dos veces a la semana,

normalmente con un técnico que tra-duce el idioma que

hablen los inmi-grantes, y volunta-rios que ayudan a repartir la comida.

Lo coordina todo Francisco Vicente,

la persona que más pateras ha asistido

en España.

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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LAS MANOS QUE AYUDAN

Cruz Roja tiene un convenio con el Go-bierno Español por el cual recibe una

financiación que le permite tener unos me-dios que otras organizaciones no pueden permitirse. Su labor se divide en muchos frentes. Pero en la provincia de Almería, por sus características, la inmigración es uno de los fundamentales. Para muchos inmi-grantes ver el camión de Cruz Roja llegar al asentamiento es sinónimo de comida. Desde su sede en la Avenida Nicolás Salmerón, coordinan todo el trabajo de la provincia, pero necesitan estar a pie de ca-lle porque los inmigrantes a los que atien-den se hayan desperdigados por el mar de invernaderos que saltea la costa. Niang Abdourahmane, senegalés de 44 años, es técnico de la Cruz Roja y trabaja en el “Proyecto Asentamiento”. Habla francés, inglés y ewé, uno de los dialectos de Gha-na. Los trabajadores de Cruz Roja van dos veces a la semana a los diferentes asen-tamientos de los cien que tienen localiza-dos en Almería. Identifican a las personas que viven allí y les reparten alimentos no perecederos. Su objetivo es enseñar a pes-car a muchos de los inmigrantes ilegales que no tienen dinero para alimentarse. Cuando los inmigrantes charlan con los voluntarios y técnicos de la organización están tranquilos, en calma, tienen una seguridad que en muchos otros sitios no sienten. Saben que comerán y que ellos, ajenos a sus vidas, no vienen a pedirles papeles.

AL LLEGAR, CRUZ ROJACuando la embarcación de Salvamento Marítimo desembarca en el puerto de Motril, Cruz Roja asiste a los inmigrantes. A los que llegan con lesiones leves se les llevan a la enfermería que tienen en la dársena del puerto. Es un pequeño barra-cón suficientemente preparado para los síntomas que presentan: gastroenteritis, golpes, heridas por erizos de mar y que-maduras por el gasoil del motor de la lan-cha que se mezcla con la sal y quema su piel. Las embarazadas suelen llegar en un muy buen estado, “entre los tripulantes

Javier Bermejo prepara la furgoneta de Cruz Roja para ir al asentamiento de La Mojonera.

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

El llamado “boom” de la inmigración comenzó en el año 2000. Desde entonces, las pateras no han dejado de cruzar desde África para ir a Europa. En las costas españolas, Almería es la provincia que más inmigrantes recibió en 2010. 1.000 personas llegaron a su litoral según datos de Cruz Roja. Sin embargo, el fenómeno de la inmigración parece no llegar ya a los medios de comunicación, apenas una escueta nota de prensa cubre ya estas llegadas. Pero mientras el mundo siga necesitando migrar, la ola no cesará.

EVOLUCIÓN EMERGENCIAS DE LAS PATERAS EN LOS 10 ÚLTIMOS AÑOS

107200020012002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

114

189234

248

605398

279

264

104

de las pateras les cuidan bastante”, cuen-ta Francisco Vicente, coordinador de Cruz Roja en Almería. Las personas en estado grave son trasladas al hospital desde el puerto pero si la emergencia empieza en alta mar, un helicóptero acude a la bús-queda del enfermo.Lo que Cruz Roja aporta a los inmigrantes al llegar al puerto es ayuda y seguridad humanitaria. Estas labores se realizan en conjunto con la Policía que se encarga de los aspectos legales de estas personas. Los marroquíes y los argelinos saben que con esta presencia policial se acaba su viaje. Van a ser devueltos en avión en menos de 24 horas, es el resultado del tratado de ex-tradición que se firmó con los gobiernos en sus respectivos países.

ÁFRICA ES DIFERENTEEl resto de los africanos que llegan a nues-tras costas saben que en lo legal, ellos están en tierra de nadie. La policía sigue

el procedimiento habitual con ellos: los identifica y les invita a irse mediante la carta de expulsión. Los llaman subsaha-rianos en las estadísticas y gráficos, un adjetivo que engloba a todas las personas que proceden de territorios subyacentes al desierto del Sáhara. Cuando les dan la carta de expulsión a estos subsaharianos les abren la puerta para salir del país y son ellos los deciden qué hacer. Sin tratado de extradición, Extranjería no puede devol-verlos a su país de origen. Todos deciden quedarse, porque no tienen medios para irse y, sobre todo, no quieren volver. Saben que a pesar de que el camino sea escurri-dizo estar en España es mejor para ellos que estar en su país. Los rostros de las per-sonas que vemos en la calle son aquellos que permanecen en el país. Esos que han conseguido salir de la olla a presión. Francisco Vicente, imagina a una olla cuando analiza la situación africana. La comparación ilustra algunos de los mo-tivos de su travesía. Según sus palabras, África arde y los que no quieren quemarse o no encuentran refugio, huyen. Lo hacen a Europa, España es sólo su puerta al lla-mado “Viejo Continente”. Túnez hirvió en enero, Egipto lo hizo en febrero y Libia to-davía lo está haciendo, todo ese calor llega o llegará a nuestras costas. Lo que perturba al continente africano tiene repercusión en nuestras calles, en el trabajo de Cruz Roja, de salvamento marítimo y muchos otros.

LA OLA QUE NO CESA

Sin tratado de extradición, Extranjería no puede devolver a los inmigrantes a su país de origen. Se quedan en España porque no tienen medios para irse

Fuente: Salvamiento Marítimo

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

EVOLUCIÓN DE LAS EMERGENCIAS POR PATERASEN LOS 10 ÚLTIMOS AÑOS EN ESPAÑA

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Francisco Vicente es el coordina-dor de Cruz Roja en Almería. Es la persona que más inmigrantes ha

asistido de España. Su criterio y su conocimiento en el tema

derriban prejuicios.

Al cruzar el estrecho que les sepa-ra de Europa algunos magrebíes se orientan gracias a los GPS y llaman desde sus teléfonos de última gene-ración a Salvamento Marítimo cuan-do alcanzan la cobertura española. Están muy preparados. Quienes han tratado con muchas embarcacio-nes de pateras tienen la impresión de que es porque en esos viajes no hay ninguna mafia por medio, sólo la voluntad y organización de unas personas que quieren cruzar. Es un caso raro porque el poder de las ma-fias en la trata de personas es muy grande. Vicente afirma que traficar con personas da más dinero que hacerlo con droga. Prueba de ello es cómo engañan a los inmigrantes a los que cobran hasta 200€ por via-je, enseñándoles la tierra prometida. Proyectan vídeos engañosos de Es-paña para que no crezca en ellos la duda de que el viaje merece la pena; de que este es el mundo que tanto ansían, el que les dará trabajo, liber-tad y derechos. El técnico de Cruz Roja Niang Adbourahmane comprueba la identidad de uno de los ghaneses

que vive en el asentamiento de La Mojonera para darle su ración de comida.

FRANCISCO VICENTE

“Por 200 euros les prometen trabajo, libertad y derechos”

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

3 HABITAR EN LA MISERIA

La zona de La Mojonera, en Almería, está cu-bierta por el mar de plásticos de los invernaderos. Los inmigrantes son su principal mano de obra. Y muchos viven en sus alrededores aprovechando an-tiguas casas que los patrones les ceden. Su hogar es una herencia de los emigrantes del interior de España en los 60, barracones de cemento blanco y alargado que han adecentado, como han podido, para vivir. Entre plás-ticos reutilizados, esos inmigrantes se las apañan para construir e improvisar un hogar. John Being, Arkotul Kobina, Steven Etsewah y Yawson Craig son algunos de los ghaneses que ocupan este asen-tamiento. Nos reciben reticentes, pero tornan su actitud con peti-ciones de “report this” (¡informad!) y una clara inten-ción de denuncia.

El ghanés Craig Koa se ata los zapatas sentado en su improvisada silla.

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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Yawson es de Ghana y lleva desde 2008 en España. Durante un tiempo ha vi-

vido en la legalidad pero ahora teme a Extranjería porque su contrato de traba-jo expiró hace meses. Su historia es la de muchos con los que comparte raza o tra-vesía de viaje. Es la historia de un persona ilegal, a los ojos del Gobierno. Su viaje al Primer Mundo le llevó cuatro años y sus pies recorrieron más de 4.500 kilómetros. Ghana no podía ofrecerle lo necesario para tener una vida digna, un trabajo. La primera imagen de Europa la recibió a través del canal internacional de noticias CNN. Un reportaje sobre España llamó su atención. Le atrajo la aparentemente boyante economía y vio en este destino la oportunidad de ganar el dinero que no tenía en Ghana. Hace siete años huyó rumbo a Euro-pa. Dejó su país para ayudar a su familia. También hace responsable de su marcha al gobierno ghanés: “Solo piensan en en-riquecerse. Y se olvidan de servir a los ciu-dadanos que les han elegido”. Pero en esta búsqueda, los inmigran-tes no siempre encuentran esa vida mejor. Yawson come una vez al día. Tan solo la vi-sita de Cruz Roja le asegura alimentos en su hogar y la bicicleta de montaña es su autobús, su única manera de moverse por el país. En el barracón no hay mujeres. No es común que en estos asentamientos las haya, solo en contadas ocasiones y mu-chas veces en busca de protección, según técnicos de la Cruz Roja. El camino de la mujer inmigrante es muy distinto al del varón. Las inmigrantes, muchas veces emba-razadas o con hijos, son internadas en un Centro de la Cruz Roja durante unos días. Pero cuando este periodo se acaba, tam-bién lo hace la asistencia.

SACRIFICIOS POR UNA NUEVA VIDA A Yawson, su viaje a España le costó 200 euros. Las mafias que le vendieron el billete en patera le aseguraron que iría sólo. Pero Yawson viajó junto con otros

La primera imagen de Yawson del “primer mundo” la recibió a través de CNN. Un reportaje sobre España llamó su atención

La casa en la que vive Yawson puede parecer una metáfora de nuestro tiempo: la más lúgubre de las pobrezas y la alta tecnología juntas

asentamientos son los

que tiene localizados

Cruz Roja en la provincia de

Almería

años tardó Yawson de Ghana a

Marruecos

euros le costó cruzar el mar de Alborán a

Yawson

4

100

200

cien pasajeros. Cuando llegó, la crisis económica mun-dial todavía no había empezado. “Fue fácil encontrar un trabajo en la agricultura. Me fui a Badajoz”. Tuerce el gesto cuando menciona esta ciudad extremeña. Allí su jefe no le trataba bien. “Era el único negro de todo el invernadero”, recuerda Yawson. No le gustaba y decidió cambiar de traba-jo y trasladarse al Sur, a la provincia de Al-mería. En la costa andaluza sí encontró un buen puesto, pero el contrato era tempo-ral y su situación de legalidad se terminó.  El dinero que le daba la agricultura le valía para vivir y mandar 20 euros al mes a su familia, su razón para estar en Espa-ña. Al principio, su familia eran su mujer y su hijo pero tras meses en España, su mujer lo dejó por otro. Cuando Yawson recuerda esa ruptura mezcla sentimien-tos contradictorios. Su frustración por el abandono de su mujer se entremezcla con comprensión, porque la distancia era dolorosa para ambos. Después de tres años, agradece estar en el país y solo desea salir adelante. Es-boza una sonrisa mientras cuenta su vida en África y muestra su enfado al hablar de su situación en España.

LA RUTINA DE YAWSONSu casa, llena de humedad y goteras, no es muy diferente de la que tenía en su Ghana. Mira con asco el plato de la ducha. No tiene desagüe y debe achicar el agua cada vez que lo usa. A pesar de vivir en el Primer Mundo, todavía consigue el agua con la que se ducha de un pozo. Y aunque vea la cadena Ghana World en uno de los tres televisores que tiene en el asenta-miento donde vive, comparte dormitorio con tres personas en una habitación con un plástico como pared. La casa en la que vive Yawson puede parecer una metáfora de nuestro tiempo: la más lúgubre de las pobrezas y la alta tecnología juntas. La rutina de Yawson no solo la marca su ilegalidad y el temor a la Policía, sino también su deseo de volver a Ghana. “Si pudiese vivir con los mismos derechos que

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

tengo aquí, estaría en mi país”. Su historia es cíclica, porque el barracón que comparte junto a otras quince personas se construyó en los años sesenta para dar refugio a los agricultores del interior de España.  Para identificarse, Yawson enseña or-gulloso su carnet de la UGT donde ha depositado cierta esperanza de encontrar trabajo. Aunque cuando se le pregunta por su implicación en los sindicatos responde con una carcajada, ese carnet le equipara ante los españoles. Su particular lucha sin-dical es la de igualarse a las oportunidades de un español y encontrar trabajo.

HERMANADOS POR EL FÚTBOLYawson y sus compañeros se van de casa en bicicleta antes de que salga el sol. An-sían un trabajo. Al amanecer, es habitual ver en los pueblos agrícolas de Almería rotondas de tráfico atestadas de inmi-grantes. Su esperanza es que un camión pare y les lleve a trabajar al campo, sin contrato ni seguridad social pero con re-muneración. No son ingenuos. Saben que viven de manera ilegal en otro país pero memori-zan los mecanismos necesarios para que-darse: fingir ser de un país sin contrato de extradición con España. Al fin y al cabo, su falta de documentación es su arma de en-trada y salida a Europa. En las jornadas de trabajo en el cam-po, interrumpen las labores para comer. a las doce A esa hora, es cuando más albo-roto hay en el asentamiento de Yawson. Es el único momento del día en el que se ven todos. Entre la algarabía, aparece un compañero con una sudadera del Real Madrid y no se libra de los abucheos. Está en territorio enemigo, todos sus compa-ñeros son del Barça y se le echan encima. En el fútbol, no hay fronteras. Es univer-sal. El equipo culé tiene más adeptos aquí, para ellos es el club donde están sus “her-manos”.

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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Arriba a la izquierda, Yawson enseña con orgullo el carnet que le iguala a los españoles: el de la UGT. Arriba a la derecha, el lugar donde cocinan quince ghaneses. Abajo a la izquierda, Steven Eisewatt se aprovisiona de agua para sus labores cotidianas. Abajo en el medio, Steven Etsewatt y su amigo muestran la televisiónn de su país, Ghana World. Abajo a la derecha, la humedad ha conquistado su cocina.

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LA CARA DE LOS NÚMEROS

Él ahora recoge pimientos en Almería pero si pudiera, estaría en su país junto

a su familia. La suya es la historia de un inmigrante por tierra, llegó a España en los bajos de un camión desde Marruecos. Su billete fue más caro. Viene de una fa-milia acomodada en Marruecos, su padre es constructor y, por eso, pudo venir a Es-paña en camión. Lo que le movió a viajar a nuestro país fue pensar que, del otro lado del Estrecho, su futuro sería mejor. Aun-que afirma que volvería a su tierra si pu-diera trabajar allí, ha encontrado en Espa-ña lo que Marruecos no le da: derechos y empleo Su esposa y sus dos hijos no viven aquí, pero labra el campo para que esto ocurra pronto.

LA INMIGRACIÓN, NATURALEn el invernadero de José Luis sus trabaja-dores no se sienten extraños. Combinan, como pueden, la hora del bocata con la de rezar a la Meca. Pero la religión no es lo único que mantienen de Marruecos, tam-bién, a su familia allí y a la que podrá venir. Con lo que ha sacado del pimiento, se ha pagado un solar para hacerse una casa en Marruecos. Cuando su jefe, José Luis, co-menta esto de él su felicidad es infinita, sabe que ha ganado la competición de esa vida mejor de la que tanto hablan en su tierra. Entre sonrisas, afirman que con el salario de un año de un trabajador espa-ñol se puede comprar una casa y un coche marroquí. La realidad es que por un día de trabajo en España gana 30€ y en Marrue-cos 8€. Los pimientos de José Luis son su pasaporte a su país y, por eso, sonríen al recolectarlos. Cuando no piensan en la próxima co-secha, José Luis y Miguel se preguntan sobre qué pasará cuando Marruecos ade-lante a la agricultura almeriense. La pre-gunta que roza el aire de los invernaderos en Adra es la de qué sucederá cuando la razón por la que huyen estos inmigrantes de Marruecos no exista. Cuando el país despierte y las pateras no tengan que cru-

son los meses donde más trabajo

hay en la agricultura almeriense.

Noviembre y Octubre

euros menos que en España gana un

trabajador, al día, en la agricultura

en Marruecos.

22

Un trabajador de los invernaderos de

José Luis recoge el pasaporte de vuelta a

casa: los pimientos.

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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4 LABRAR LA TIERRA AJENAAdra es un pueblo de 24.000 habitantes de la costa almeriense. El trabajo gira ahora en torno a los invernade-ros. El dueño de uno de estos es José Luis Vargas. Tiene contrata-dos a tres inmigrantes en temporada baja de cosecha. Son trabaja-dores legales. José Luis habla con firmeza sobre el papeleo que concierne a sus empleados. Estos invernaderos, dice, están muy controlados por los inspectores de la Junta de Andalucía. Se vio obligado a cerrar la puerta a los ilegales cuando los inmigrantes le pedían trabajo en su puerta. Miguel Romero, también agricultor de Adra y cuñado de José Luis, lo tiene claro: “Los inmigrantes relacionan agricultura y traba-jo”. Muchas veces, es la tierra quien decide cuántas manos necesi-ta.Paradójicamente, los trabajadores de estos invernaderos no son los únicos migrantes de la zona. Miguel Romero fue uno de ellos: “Yo también soy inmigran-te, vine de la sierra de Almería”.

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5PADRE PATERA

Isidoro Macías abre la puerta de la casa de la Cruz Blanca en Algeci-ras, donde miles de inmigrantes han recibido aten-ción desde 2001. Pero ya no hay alboroto, la Junta de Andalucía cerró la casa en mayo de 2010 por incumplir la ley. A Macías se le cono-ce en toda España por su apodo Pa-dre Patera gracias al periodista Julio Cesar Iglesias. Pero para él, no hay diferencia en-tre los dos, son las misma personas.

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La casa de la Cruz Blanca está en el pa-seo que cruza el mayor puerto de mer-

cancías de España, en el Paseo Conferen-cia número 7, justo dónde lo necesitan. La casa ha perdido su frenética rutina, está vacía. Las mujeres que ahora llaman a la puerta tienen que coger otro camino por-que si Isidoro Macías, el Padre Patera, les dejara pasar le multarían con 300€. “Di-cen que el sitio no está preparado”, excla-ma Isidoro. El hogar de la Cruz Blanca era un punto de esperanza para muchos inmigrantes. Allí llegaban desorientados, hambrientos y sin ninguna atención. Muchos sabían de su existencia por el boca a boca, otros llegaban de la mano de las Fuerzas de Se-guridad, que desbordadas por el flujo de inmigrantes les llevaban a donde sabían que serían bien atendidos. Padre Patera les daba todo lo que podía. En una oca-sión, recuerda: “Me vi preparando arroz para 110 personas. No sé ni cómo pero pre-paré 20 kilos de arroz”. En seis años cientos de inmigrantes, especialmente mujeres y niños, han sido atendidos por Padre Patera. A este fraile de sonrisa joven, solo le frena la ley. Para él, cuando se trata de inmigrantes, la ley mata. Denuncia el sinsentido de llamar ile-gal a las personas y la necesidad de que la sociedad escuche a los inmigrantes. Se ríe cuando recuerda las trampas que ha visto hacer. Como la falsificación de partidas de nacimiento de países subsaharianos que no tienen acuerdos de extradición. Isidoro reflexiona: “Al final, hoy en día, hay trampa para todo”. Sabe que los inmigrantes no son ingenuos, ha visto pasar a miles. Sabe dónde están aquellos que le son más cer-canos y cómo les va. Muchos han conse-guido lo que querían, están en el norte de Europa. Isidoro recuerda sonriente cómo muchos de estos inmigrantes preguntan al desembarcar por Europa a los que Isido-ro contesta: “No, esto es España”. Isidoro es muy hablador. Y su labor ha sido difundida por muchos medios. Por su casa de la Cruz Blanca han pasado los más prestigiosos, como la revista estadouni-

“Me vi preparando arroz para 110 personas. No sé ni cómo pero preparé 20 kilos de arroz”PADRE PATERA

El hogar de la Cruz Blanca era un punto de esperanza para muchos inmigrantes. Allí llegaban desorientados, hambrientos y sin ninguna atención

dense Time, que le nombró Héroe Europeo de la Solidaridad en marzo de 2003. Esta difusión ha conseguido que las donacio-nes a su causa no cesen. Isidoro recuerda con cariño cómo una señora le envió 5 euros en un sobre porque le había visto en televisión. Para él, la señora y los redac-tores de Time, son igual de donantes a su causa. “Los medios conmueven corazones, hemos vivido de lo que nos han dado”, agradece. Gracias a ellos, Isidoro podía te-ner recursos para asistir a los inmigrantes que se acercaban hasta el numero 7 del Paseo de la Conferencia. El boca a boca los traía hacia él.

LA MISIÓN NECESARIA Su misión está en Algeciras, “donde está el problema”, según Isidoro. Para él, uno de los obstáculos de la vida de los inmigran-tes que llegan a nuestras costas es que viven con miedo. El Padre Patera cuestiona la Ley de Extranjería porque no entiende a quién beneficia. Él ha creado escuela en el mundo de la inmigración, la de entender que muchos inmigrantes sólo necesitan ser escuchados. Isidoro no tiene estudios, pero el mundo le ha enseñado mucho y él tiene mucho que mostrarle.

NO ES FÁCIL, JOE BESSONJoe Besson es nigeriana y vive en una casa de los frailes de la Cruz Blanca con sus dos hijos, porque se le agotó el tiempo que po-día estar en la Cruz Roja. Vino a España en octubre del año pasado. Cuando llegó, le internaron en un Centro de Mujeres gestio-nado por Cruz Roja del que se tuvo que ir con su bebé y su hija de 4 años. Cruz Roja dejó sus maletas en la calle y le advirtieron con llamar a la policía si no se iba. “It’s not easy”, (no es fácil), repite incansable. No es fácil su nueva vida en España por la ausen-cia de su marido. Cuando preguntamos a su hija sobre su vida en España, Joe interrum-pe la conversación y le dice a la pequeña que necesitan a su padre, la niña reproduce sus palabras con una sonrisa porque, afor-tunadamente, su inocencia aporta alegría a la vida que les ha tocado vivir.

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“It’s not easy” es la frase que más

repite Joe Besson de su experiencia en

España. El camino se le está haciendo

cuesta arriba.

LA CARA DE LOS NÚMEROS

PELÍCULA14 Kilometros de Gerardo Olivares (2007)

DOCUMENTALIt-s not easy de Sergio Caro (2010)

SIGUE LA HUELLA

EL CAMINO DE LOS 1.000 INMIGRANTES

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Este poema fue escrito originalmente en cantonés y publicado el 25 de abril de 1925 en el periódico Shinhan Minbo de San Fran-cisco. Lo recuperó la Fundación de la Estación de Inmigración de la Isla Ángel (con las siglas en inglés AIISF). Choi Kyung Sik, el autor, procedente de Seúl, Corea del Sur, era estudiante de filología inglesa. Pisó tierra americana por primera vez el 3 de abril. El peaje obligatorio fue la estación de inmigración, donde pasó unos días en las barracas, a las puertas de un sueño. El joven Kyung Sik, de veinte años, perseguía un objetivo: continuar sus estudios. Afortunadamente, consiguió plaza en una universidad de Indiana, donde cursó literatura inglesa. Muchos fueron los asiáticos que pasaron por la estación a principios de siglo. Algunos dejaron escritos sus testimonios e impresiones en las paredes de las barracas. Estas distaban mucho del sueño original. Como la fotografía indica, la separación no era el sueño. El aislamiento no era lo que esperaban encontrar los recién llegados a América, la tierra prometida, de las oportunidades. Un drama que los artistas urbanos de San Francisco supieron captar.

LA ÚLTIMA

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UNA NOCHE EN LA ESTACIÓN

DE INMIGRACIÓN (1925)

por Choi Kyung Sik

¿Por qué están mis manos,

exhaustas de cruzar un vasto océano,

ahora agarrando barras de hierro?

La lluvia solloza y me despierta

porque siente lástima de mí.

Isla Ángel, duerme profundo,

No importa si escuchas esta canción o no,

es la queja de un huésped extranjero

Cuyo corazón entero está quemándose.

Aunque digan que América es maravillosa,

qué patético me ha hecho.

si mi madre supiera,

qué horrorizada estaría.

Esta frontera creada por granujas

¿cuándo se podrá romper?

Espero que las personas por todo el mundo,

se conviertan pronto en hermanos.Arte

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CONTINENTES17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTEPOR TIERRAS DE BIHAR¡AÚPA, DELIBES! CUATRO CARAS DE LA MUERTELA LUZ EN EL CUARTO OSCURO, por Daniel Burgui

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EXPEDICIONES

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Coraje y “Jo Ta Ke”, expresión vasca que significa en caste-

llano sin parar o sin descanso, es lo que define el espíritu

de una familia de Hondarribia (Guipúzcoa) que la mañana

del 13 agosto de 1983, con viento favorable, decidió em-

prender la aventura de sus vidas: dar la vuelta al mundo a

bordo del velero JoTaKe. La tripulación estaba encabezada

por el padre de familia, Santiago González. Su mujer Mayi

Errazkin y sus hijos Urko y Zigor, de 8 y 7 años respectiva-

mente le acompañaron. En su aventura visitaron más de

50 países, y descubrieron todo tipo de culturas. Se encon-

traron con autoridades corruptas, piratas y abejas asesi-

nas. Urko asegura no ser ningún bicho raro. Simplemente

se educó de una forma y en un ambiente diferente: la mar.

17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE

Texto: AINHOA MÚGICA GORTÁZAR ([email protected])

Fotografías: CEDIDAS POR LA FAMILIA GONZÁLEZ ERRAZKIN

Urko González Errazkin relata la experiencia vivida junto a toda su familia cuando cruzó los mares en una expedición que dio la vuelta al mundo

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EXPEDICIONES 17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE

Hondarribia

Dakar

Brasil

Delta del Amazonas

Guayana Francesa

Martinica

Colombia

Panamá

Costa Rica

Guatemala

Cerdeña Turquía

MAPA DE LA RUTA SEGUIDA EN LA EXPEDICIÓN DEL JoTaKe

Galápagos

Fortaleza

Islas Canarias

Una de las travesías más largas fue de Canarias a Brasil. Al llegar a este país vendieron cajas de whisky que habían comprado en el archipiélago para hacer contrabando con ellas. Con el dinero que consiguieron iniciaron la aventura por el río Amazonas donde es-tuvieron tres meses.

En Guatemala, donde vivieron seis años, construyeron el nuevo JoTaKe, un catamarán, y una casa que se parecía a un caserio. El primer barco lo transformaron en un pesquero. Además viajaron por todos los países de Centroamérica. En ese periodo los dos her-manos estuvieron escolarizados.

50 6.010 36países visitados en los seis continentes.

días estuvieron fuera de casa.

días estuvieron sin pisar tierra firme.

1983-2000

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Turquía

Yemen

Singapur Malasia

Filipinas

Papua Nueva Guinea

Islas Salomón

Nueva Caledonia

URKO GONZÁLEZ ERRAZKIN

Cuando su familia emprendió este gran viaje él tenía 8 años. Ahora, con 35, vive en Hondarribia, en una casa que él mismo construyó. Está casado con Itziar, que es psicóloga, y tiene una hija de apenas unos meses. Urko trabaja en la empresa de su tío arreglando barcos de recreo. Desde que regresó hace 11 años no ha vuelto a navegar en un barco por alta mar. Y se ha aficionado a leer en francés para no perder el idioma.

Cuando estaban en Filipinas decidieron regresar a Hondarribia. Urko y Zigor tenían 24 y 23 años y desea-ban instalarse en un lugar concreto. A pesar de haber visitado los seis continentes siempre tuvieron claro que querían volver a su pueblo.

63.069,176millas náuticas recorridas, que equivale en km. a la distancia entre San Francisco y Nueva Delhi.

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EXPEDICIONES

La familia y unos amigos de los niños el día de la botadura del JoTaKe en la

desembocadura del río Bidasoa.

1983

Santiago, el cabeza de la familia González Errazkin, tardó cuatro años en construir el primer velero, lo llamó JoTaKe. En esta labor invirtió prácticamente todo su tiempo libre, incluido los fines de semana y festivos. Por eso, Urko apenas recuerda momentos junto a su padre antes de iniciar la aventura. La familia partió desde Hondarribia hacia lo desconocido el 13 de agosto de 1983. Santiago tenía la aventura diseñada en la cabeza y mandaba el barco con sus manos. Mayi, su mujer, le siguió por amor. El consentimiento de sus hijos lo consi-guieron de una forma singular. “Nos la-varon el cerebro con la travesía”, comenta Urko. Los González Errazkin emprendieron su singladura manteniendo como seguro su casa de Hondarribia. La alquilaron, y ese dinero sirvió para sufragar gastos du-rante todo ese tiempo. Urko partió con los ojos húmedos y llenos de lágrimas, aun-que con el consuelo de pensar en los nue-vos amigos que haría a lo largo del viaje y tranquilo por las palabras que repetía su padre: “Si no os gusta, siempre podemos volver”. Y lo hicieron, pero 17 años después. Durante la travesía, Urko conoció los seis continentes. Para él, la Polinesia es el

mejor rincón del mundo. Argumenta que en tanto tiempo y después de visitar tantos lugares, el recuerdo de un sitio no depende sólo del entorno natural o físico, sino del tra-to con la gente. Por eso, regresaría a la Po-linesia en cualquier momento. En cambio, no lo haría a Egipto, donde fueron recibidos con rudeza por parte de las autoridades y ciudadanos. “Comparando el carácter de los musulmanes del Magreb con los del sureste asiático, me chocó que eran muy amables y honrados”, asegura Urko. En los 17 años que duró la aventura, Urko descubrió que una de las mayores fuerzas que mueve el mundo es la reli-gión. Sin saberlo, reafirmó la teoría que Samuel Huntington escribió en 1993 en su libro Choque de Civilizaciones, en el que explica que el mundo actual está dividido por civilizaciones ligadas a una religión. Así, muchos conflictos actuales son cho-que de diferentes pueblos o culturas liga-das a una religión. Urko recuerda que cuando estaban en Filipinas, su padre quería continuar la aventura por el sudeste asiático, pero des-pués de 15 años de país en país ellos ya estaban cansados. Habían estado vivien-ID

A Y

VUEL

TA

17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE

URKO GONZÁLEZ

“El recuerdo de un sitio no depende sólo

del entorno natural o

físico,sino del trato con la

gente”

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1985

Urko y Zigor regresan de la escuela en Cayena (Guayana Francesa).

Los dos niños navegando en un pequeño velero contruido por su padres. Al fondo, Santiago haciendo windsurf.

do sin un rumbo fijo y les apetecía esta-blecerse en un lugar concreto. A bordo del segundo JoTaKe tomaron la decisión de volver a casa. No lo hicieron de inmediato, porque estaban dispuestos a emprender una nueva aventura, adaptarse a una for-ma de vida desconocida. Así que, tardaron dos años en decidirse. A pesar de haber regresado a casa sa-nos y salvos, la vuelta a la normalidad per-sonal, el sentirse otra vez hondarribitarras, fue más costoso. “Moverse en la selva de cemento es más complicado que hacerlo en una de verdad”, dice Urko. “Lo más di-fícil al llegar al pueblo fue encontrar una cuadrilla. Los vascos somos, en general, muy cerrados, y aunque parezca increíble fue en nuestro pueblo donde más nos costó adaptarnos”, rememora Urko. Después de 17 años de país en país, Urko y su hermano habían aprendido a tener siempre presente un plan B. Urko pensó en regresar a la Polinesia. “Es una región que siempre permanecerá en mi recuerdo. Si no fuera porque los billetes de avión son muy caros, me iría allí de vaca-ciones”, apunta. Pero por el momento no se plantea dejar Hondarribia.

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EXPEDICIONESw

1990

La familia atravesando el Canal de Panamá.

LA T

RAVE

SÍA

BERNARD MOITESIER

“Quienes no comprendan que el velero

es un ser vivo jamás entenderán nada de la

mar ni de los barcos”

17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE

greso a Hondarribia: se la colocaron a un vecino del pueblo.

NUEVO JoTaKeEl barco aguantó estoicamente los envites del mar hasta Guatemala, en 1996. Pero allí decidieron construir un nuevo JoTaKe. El primero se les había quedado pequeño porque los niños habían crecido y a duras penas entraban en los camarotes. En este nuevo barco los chicos podrían tener más intimidad. Pero, tal y como asegura Urko, “es imposible” tenerla en un barco. Así re-cuerda cuando Zigor en Galápagos tuvo novia. Todo la familia se enteró el primer día que había quedado con ella. “Debo re-conocer que el que tenía éxito con las chi-cas era mi hermano Zigor”, dice Urko. PROBLEMAS EN ALTA MARDurante las largas travesías tuvieron que sobrevivir a olas gigantes, abejas asesinas, autopistas de ballenas o fallos mecáni-cos inesperados. No todo fue navegación tranquila y bella. Hubo sustos, alguno gra-ve, como el accidente que sufrió Santiago en el Pacífico, a varios cientos de millas y a tres días de navegación del puerto más

El JoTaKe siguió durante 17 años los cono-cidos versos del poeta José de Espronceda en su Canción del Pirata: Viento en popa, a toda vela, no corta el mar sino vuela un velero bergantín.

FINANCIACIÓNLa familia González Errazkin partió de Hondarribia con 1.000 dólares. Cuando este dinero se terminó, una de sus fuen-tes de financiación fue el contrabando de productos. La primera vez que utilizaron este método fue cuando se embarcaron desde Canarias con decenas de cajas de whisky. Para comprarlas se gastaron todo el dinero de esos meses y las llevaron a Brasil para luego venderlas. Aquella fór-mula para financiarse se agotó, y el padre tuvo que trabajabar para recaudar dine-ro y poder continuar el viaje. Durante los últimos años, la globalización estaba a la vuelta de la esquina y hacer contrabando de todo tipo de productos no resultaba ya rentable como al principio. Así en Guate-mala, Santiago compró una montura de caballo que recorrió miles de millas y aca-bó medio estropeada por la humedad y el salitre. No pudieron vender hasta su re-

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Urko y Zigor, ayudados por un peón, construyen su casa de Guatemala donde vivieron 6 años.

1993

“No soy ningún bicho raro, simplemente soy una persona que ha crecidoviajando, pero siempre he tenido relación con la gente” URKO GONZÁLEZ

cercano. El padre se dio un golpe con un aparejo del barco y se hizo un corte muy profundo, del que no podían detener la hemorragia. “Estábamos solos en el mar. O teníamos sangre fría, o el aita se nos desangraba. Así que le cosimos la herida como pudimos, gracias a ese gesto pudo salvar su vida”, recuerda Urko.

NO FUERON LOS ÚNICOSEn la década de los 80 cruzar el mundo en barco fue una moda. En 17 años de viaje ,los González Errazkin se encontraron a mucha gente como ellos, alrededor de una decena de familias completas sur-cando los océanos. Ellos supieron amol-darse a las circunstancias. “Hay que ha-cerse amigo de los marineros solitarios, porque son los que más saben. Siempre están con gente y se enteran de cómo actuar con la burocracia de cada país y, sobre todo, qué productos de contra-bando comprar y dónde venderlos”, ex-plica Urko.

TECNOLOGÍASLa revolución de las nuevas tecnologías pilló a la familia en alta mar. Allí un ami-

go les tuvo que explicar qué era internet, cómo se utilizaba y crearles una primera cuenta de correo electrónico. La comuni-cación, a partir de este momento, fue más fácil y fluida con amigos y familia de Hon-darribia. “Hoy resultaría mucho más difícil dar la vuelta al mundo tal y como noso-tros lo hicimos. Ahora todo es mucho más caro y es impensable emprender el viaje sin dinero. Además de que los problemas burocráticos de pasaportes y visados cada vez son mayores en lugar de simplificar-se”, explica Urko. “Eso sí, la navegación resultaría mucho más fácil gracias a los avances tecnológicos de los GPS y otros sistemas de navegación”.

EL EPÍLOGOLos González Errazkin regresaron a su casa de Hondarribia. Como el mantenimiento del JoTaKe resultaba muy caro, decidieron venderlo. Aún así, el espíritu aventure-ro permaneció vivo en la familia. Hace 11 años su padre se compró una furgoneta. Con ella se ha recorrido casi toda la geo-grafía española, pues no hace falta tras-ladarse a las antípodas para vivir grandes aventuras, tal y como resume Urko.

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Padre e hijo durante la construcción del

nuevo barco .“Berria” JoTaKe de la familia.

1995

EXPEDICIONES

EDUC

ACIÓ

N17 AÑOS SIEMPRE HACIA EL OESTE

La escuela de los González Errazkin fue el barco; los maestros, los padres; y su recreo, la mar. Estando inmersos en una aventu-ra tan apasionante, Urko y Zigor tuvieron que aprender a tener fuerza de voluntad para estudiar. No resultaba sencillo por-que estaban en continuo movimiento de continente en continente. Por eso, y por los vaivenes del barco. Durante las largas travesías, nunca adquirieron el hábito de leer; resultaba imposible no marearse a bordo del barco. Los hermanos, sin embargo, siguieron un programa de estudios a distancia y se examinaban en las diferentes embajadas de los países que visitaban. De esta forma ,el rumbo de la expedición se tomaba en función del día que tenían que presen-tarse a los exámenes. “Los supervisores eran bastante permisivos y tengo que confesar que a veces nos dejaban copiar”, bromea Urko. No obstante estuvieron es-colarizados durante un año en la Guayana Francesa y cuatro en Guatemala. Los dos únicos lugares en los que tuvieron cierta estabilidad. Urko confiesa que durante su estancia en el país francófono se olvidó de hablar castellano. O bien hablaban en eus-

kera en el barco, o bien utilizaban el fran-cés para comunicarse en el colegio y en el país. Aunque el procedimiento fue atípico, los dos hermanos consiguieron terminar la antigua Educación General Básica (EGB). Cuando llegaron a Hondarribia, Urko se puso a trabajar en una empresa de reparación de barcos de recreo que tenía su tío. Zigor se sacó la E.S.O y abrió junto a su padre una consulta de reflexología gracias a un método ancestral que apren-dieron durante su estancia en Tahití. Los González Errazkin se ganan ahora la vida aplicando masajes en determinados pun-tos de los pies o de las manos con el fin de estimular las capacidades curativas del organismo. Una de las múltiples lecciones que ha sacado Urko, y que él aplica como padre, es que quiere pasar todo el tiempo con su hija. “Mucha gente se olvida que la labor de los padres es educar y la de la escuela es enseñar”, asegura. Pero más que “titu-litis”, lo que aprendieron estos dos chicos es a pescar, mecánica, a reparar barcos, e incluso a hacer fuego con sus propias ma-nos. Urko y Zigor fueron, sobre todo, edu-cados por sus padres y por el viaje.

1995

Los hermanos siguieron un

programa de estudios a distancia,

examinándose en las

embajadas

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2000

Regreso tras 17 años de periplo alrededor del mundo a su pueblo natal, Hondarribia.

Con los miembros de la tri-bu de banan vai en la isla

de Vanuatu (Oceanía).

En la actualidad, al igual que lo hizo

Elcano siglos atrás volviendo a su casa

de Guetaria, toda la familia reside en su

pueblo de origen, Hondarribia. En palabras

de Urko “el carácter de uno va ligado al

lugar donde has nacido y de dónde eres”.

Y como decía el escultor Eduardo Chillida,

los vascos tienen las raíces en tierra vasca

y las ramas extendidas por toda la tierra.

LIBROAventura a toda vela de Santiago Gonzalez Zunzundegui. 2001

SIGUE LA HUELLA

19981998

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En el estado indio de Bihar, fronterizo con Nepal, cerca del 85% de la

población vive en zonas rurales, a menudo sin luz ni agua corriente.

A pesar de la violencia maoísta y la pobreza extrema, los campesinos

luchan por salir adelante en estas tierras fértiles.

Texto y fotografías: SALVADOR ARELLANO TORRES ([email protected])

ENCUADRES

INDIA

BIHARPOR TIERRAS DE

Varios peregrinos en el templo Sij de Takht Harmandir Sahib, en Patna, la capital de Bihar.

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ENCUADRES POR TIERRAS DE BIHAR

Este año el monzón ha destruido centenares de aldeas y ha obligado a desplazarse a miles de personas. Meses después, en Parmeshwarpur continúa la reconstrucción de numerosos hogares.

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Viajo por Bihar, situado al noreste de la India. Es uno de los estados más poblados y pobres del país. Es época electoral y el ejército vigila las carreteras. La amenaza

de los grupos maoístas de boicotear las elecciones obliga a reforzar la seguridad. Hace una semana, ocho personas murieron en el pueblo de Pachokhar al explotar una bomba; y hace tres días los guerrilleros ejecutaron a un informante policial en el distrito de Kanker. Durante casi 200 kilómetros, la carretera secundaria que une la frontera con la capital de la región –Patna- no pasa por ninguna ciudad grande; y las principales in-dustrias son canteras de piedras grises entre los arrozales. La mayoría de poblaciones pueden clasificarse en dos tipos: las situadas en la carretera y las que se adentran en el campo. Los “pueblos en ruta” se organizan en torno a las carreteras secundarias, los ríos modernos que permiten la comunicación y proporcionan los recursos. En estos pueblos, las casas de ladrillo se mezclan con chabolas -construídas con todo tipo de materiales como plásticos, chapas reutilizadas y madera- que son en su mayoría pe-queños negocios: ventas de té, fruterías o talleres mecánicos al aire libre. En Parmeshwarpur la vida parece más sencilla y limpia que en los pueblos de carretera. La mayoría de las casas son de adobe y no tienen luz ni agua corriente, pero en general están cuidadas, como se ve en los tejados decorados con las flores amarillas de las calabazas.

SUPERVIVENCIA EN LA FRONTERA

Vieja escuela de Parsha reconvertida en colegio electoral. Las mujeres votan por separado bajo la vigilancia de los militares ante un posible atentado de los grupos maoístas.

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ENCUADRES POR TIERRAS DE BIHAR

Un hombre carga el forraje para los animales. Lo hace descalzo, como la mayoría de los habitantes de estas tierras cálidas y humildes.

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AL CALOR DE LAS BOSTAS

En el proceso de pegar las bostas, los dedos de esta mujer quedan marcados en la pared.

En estas aldeas, los hombres trabajan en los campos de arroz y maíz. Las mujeres, además de las agrícolas, realizan las labores del hogar.

Una de ellas es recoger y almacenar las bostas de los búfalos. Aquí aprecian el excremento, barato y útil como combustible para cocinar y calentarse. La forma de prepararlo es sencilla: las mujeres recogen las boñigas aún frescas y las mezclan con paja. Cuando tienen una masa más espesa y moldeable le dan forma de torta y las pegan con un buen golpe en la pared para que se sequen al sol.

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ENCUADRES POR TIERRAS DE BIHAR

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ENCUADRES POR TIERRAS DE BIHAR

En Takht Harmandir los fieles esperan sentados en el suelo con unos platos de hojalata. El menú de hoy son patatas, lentejas y chapati, torta que además sirve de cuchara. Mientras los peregrinos comen, la mujer que reparte los alimen-

tos repite gritando un sagrado mantra: “¡SANTAM WAHEGURU!”: “solamente el nombre del gurú es verdadero”.

Comedor principal de Takht Harmandir, donde se ofrece comida gratuita a los fieles y visitantes.

“SANTAM WAHEGURU”

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Altar del templo Takht Harmandir, en donde se observa la representación de uno de los profetas de la religión Sij.

Divali, una de las fiestas más importantes para los hindúes. En los pueblos de Bihar los artesanos elaboran con barro y paja representaciones de los dioses para las ofrendas.

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CON HISTORIA

¡AÚPA, DELIBES! Texto: GUILLERMO RIVAS PACHECO ([email protected])

Fotografías: DANIEL RIVAS PACHECO Y ARCHIVO FAMILIA DELIBES

CON HISTORIA

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Hace 70 años, Miguel Delibes pedaleó 94 kilómetros

entre Molledo y Sedano por amor. En el pueblo

burgalés le esperaba su novia, Ángeles de Castro.

Reeditamos hoy esa ruta.

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CON HISTORIA ¡AÚPA, DELIBES!

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“Yo escribía para ella. Y cuando faltó su juicio, me faltó la referencia. Dejé de hacerlo, dejé de escribir, y esta situación duró años. En ese tiempo pensé a veces que todo se había terminado”

“Cuando la conocí, era tanbonita, inteligente y atractiva que tenía alrededor un centenar de moscones. Yo tenía un par de años más que ella, pero nos enamoramos, en el 46 nos casamos y en el 73 la perdí. Eso duró mi historia sentimental”

MIGUEL DELIBESEntrevista El País 09/12/2007

En el verano de 1941, Miguel Deli-bes (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - 12 de marzo de 2010) trazó por Castilla la Vieja una singular

ruta ciclista entre Molledo (Cantabria) y Sedano (Burgos). Delibes pasó aquellas vacaciones estivales en Molledo. Su novia, Ángeles de Castro, hacía lo mismo en el pueblo burgalés de Sedano, con unos fa-miliares cercanos. Se habían conocido en Valladolid y ahora se encontraban dividi-dos por 94 kilómetros. Pero más allá de la distancia, de los valles, montañas y pára-mos que les separaban, les mantenía uni-dos el deseo irrefrenable de estar juntos. Por eso, Delibes amarró el petate, cogió la bici, y se lanzó monte a través. A su pareja le mandó el siguiente telegrama: “Llegaré miércoles tarde en bicicleta; búscame alo-jamiento; te quiere, Miguel”. Para la poste-ridad dejó una aventura por amor, la “Ruta MAX”. 70 años después, Pangea vuelve a pedalear por estas tierras para repetir la aventura del escritor. Don Miguel dejaba atrás de madruga-da las paredes encaladas de la casa fami-liar de Molledo y encaraba con su bicicleta las luces que en la distancia le marcaban el camino. Próximo destino: Santa Olalla y Bárcena de Pie de Concha. Fácil, casi llano, a modo de calentamiento. Como apuntó en Mi querida bicicleta (1988), en esos mo-mentos cargaba el equipaje: dos camisas, dos calzoncillos, el cepillo de dientes y el bocadillo de chorizo. Iba a ver a su novia, Ángeles, la señora de rojo sobre fondo gris. Era 1941 y si bien Delibes nunca fue pobre, las estrecheces de la dura posguerra es-pañola obligaban hasta al más pintado a echarle ingenio a cada cuarto. Eran tiempos complicados, pero entu-siasmo no le faltaba a Delibes. Era joven, estaba enamorado y lejos de su amada. Su dilema estaba planteado: los ahorros de aquel año no daban para todo. O bien pagaba por un trayecto más cómodo (tren y autobús de línea) o se buscaba un buen techo para dormir en Sedano. Su otro amor, el que le acompañó hasta casi sus últimos días, la bicicleta, solucionaba esta peliagu-

da papeleta. Por delante, 94 kilómetros. Pedaleaba los primeros kilómetros, quizá con la copla que le marcó su padre a fuego el día que le enseñó a montar en bicicleta: “No mires a la rueda, los ojos siempre delante”. Y, en ese momento, ante él se alzaban las Hoces de Bárcena, aún hoy un mito en la carretera vieja de Agui-lar de Campoo-Santander. El cañón hora-dado por el río Bisueña conforma uno de los puntos más conflictivos del automovi-lismo español. Un abrupto trazado de cur-vas enlazadas azotado por el viento lateral del monte. En este punto, Delibes dejaba atrás el Valle de Iguña, el de sus aventu-ras infantiles que más tarde darían vida a Daniel el Mochuelo, Roque el Moñigo, el Tiñoso, y tantos personajes de su novela El Camino. Por delante, seis kilómetros que pican hacia arriba con un 5% de pendien-te, ¡un repecho! El autor tenía fama de buen escalador. Sus amigos de juventud se repetían una máxima que sonaba a consuelo de ton-tos: “Es que a Delibes no le cuesta”. Duran-te sus excursiones con su cuadrilla por el repecho de Boecillo (Valladolid) él siempre era el primero en alcanzar la cima. Claro que a Delibes le costaba, pero su éxito es-taba envuelto en el más burdo maquilla-je. El niño Delibes soñaba con vestirse el maillot de Rey de la Montaña, y enunciaba cotas cuasi mitológicas como el Tourma-let, y a ciclistas de otra pasta como Vicente Trueba, la pulga de Torrelavega, o el vasco Federico Ezquerra. De ellos aprendió a po-ner cara de póquer a la hora de afrontar la ascensión. Así, Delibes dejaba a sus com-pañeros que le adelantasen para después pedalear a toda velocidad, con mucha fuerza, pero su gesto no revelaba ni gota de sufrimiento. Incluso en su mascarada se podía advertir una sonrisa pícara. Ga-naba porque, como dejó escrito: “El que sabía fastidiarse sin poner cara de fastidio, ese era el Rey de la Montaña”. Una vez pasado el Alto de Reinosa, que pica con la violencia de su 9% de subida durante dos kilómetros eternos, Miguel (sigue en la página 85)

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CON HISTORIA

LOS 94 KM. ENTRE ÁNGELES Y MIGUEL¡AÚPA, DELIBES!

IMÁGENES ACTUALES DE LA “RUTA MAX”.

Molledo

Barcena de Pie de Concha

Embalse del Ebro

Puerto de Carrales

Paradores de Bricia

Placa de la casa en la que veraneaba Delibes en Molledo.

Salida de Bárcena de Pie de Concha.

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LOS 94 KM. ENTRE ÁNGELES Y MIGUEL

“Y recuerdo aquel primer viaje de los que hice a Sedano, como un día feliz. Sol amable, brisa tibia, la bicicle-ta rodando sola, sin manos, varga abajo, un grato aroma a heno y boñiga seca estimu-lándome. Me parece recordar que cantaba a voz en cuello, con mi mal oído proverbial, fragmentos de zar-zuelas sin temor a ser escuchado por nadie, sintiéndome dueño del mundo”.

“Dando por supuesto que todo eso fuese un sacrificio, yo me sentía suficiente-mente compensado con mi semana en Sedano junto a Án-geles, bañándome en el cauce, subiendo a los picos, pescando cangrejos, cogiendo manzanas, resol-viendo el damero maldito de La Codor-niz en el jardín de los Gallo, donde ella paraba”.

“Yo mantenía la superchería. Sonreía. Tácitamente les daba la razón, porque esa era la carta que me convenía jugar: fingir que no me costaba. Y con un muchacho al que no le costaba subir las cues-tas no se podía com-petir. De modo que de acuerdo con mi manera de pensar, lo aconseja-ble para llegar a Rey de la Montaña era poner cara de palo, incluso esbozar una sonrisa, mientras la procesión iba por dentro”.

EXTRACTOS DE LA OBRA DE MIGUEL DELIBES MI QUERIDA BICICLETA,(1988).

Pantano del Ebro, fue inaugurado en 1952.

Sedano

Casa de Delibes en Sedano

Subida de las Hoces de Barcena con un 9% de desnivel.

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CON HISTORIA ¡AÚPA, DELIBES!

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(viene de la página 81)Delibes desenrollaba con presteza el úni-co dopping que probó en vida: el bocadillo de chorizo que almorzaba en ese collado. Después, con fuerzas renovadas, se lanza-ba a tumba abierta en la bajada mientras gritaba: “Soy el hombre más feliz”. Su Án-geles estaba ya un pelín más cerca, sólo 70 kilómetros. ¡Aúpa, Delibes! Con las montañas a sus espaldas, en-filaba ahora el páramo. Delibes se dejaba llevar por la carretera que bordea el pan-tano del Ebro, que en esos años era toda-vía una gigantesca hondonada por relle-nar. Encadenando suaves descensos con repechos poco exigentes, el escritor des-cansaba las piernas ante la futura ascen-sión del Puerto de Carrales. Durante vein-te kilómetros se le presentaba un nuevo mundo, la Castilla la Vieja de tierra caliza, pobre y descarnada. Y, como contó en Mi querida bicicleta, mataba el aburrimiento cantando zarzuelas a pleno pulmón. Una vez terminado el tramo del panta-no, la carretera dobla por Corconte trazan-do la rueda la ascensión de Carrales, que salva el desnivel y dejaba al escritor en la cima de esta ruta, 1.020 metros sobre el nivel del mar. En este momento, cuando ya el sol se asentaba sobre la cabeza de Delibes, hacía una parada para repostar en Paradores de Bricia. El pueblo, hoy prác-ticamente abandonado, se acoda apacible en la carretera. Azotado por los fuertes vientos del páramo, en este lugar aprove-chaba el escritor para comer huevos con chorizo y un chato de vino. Todo por una peseta y diez céntimos de los de antes. El tiempo ha sido inclemente con Paradores, de las tres fondas que había en el pueblo sólo queda un bar, que no es el mismo en el que paraba Delibes, y donde ya ni si-quiera sirven platos. Con la comida en el buche, Delibes se hacía plácidamente los cuatro kilómetros de descenso entre el páramo del Alfoz de Bricia y la Hoz del Ebro. Tras las sinuosas y peligrosas curvas que escalonan ese 8% de bajada, se perfilan pueblos marcados por el río Ebro, tallados en la roca caliza:

Quintanilla Escalada, Orbaneja del Cas-tillo... Ya apenas faltaban 16 kilómetros hasta Sedano, y Delibes había superado lo más duro. Horadado en la Hoz del Ebro y el Ru-drón, Sedano se resguarda en la pro-fundidad de su valle homónimo. Por esa carreterita desconchada avanzaba el escritor hacia su ansiada meta, hacia su novia. Desde lejos, al final de una recta, se vislumbra el cartel de Sedano. El camino avanza entre chopos hasta que a la en-trada del pueblo se ve una casa sobria y ocre a la izquierda. Una mansión que per-teneció a la familia Peña. Esta familia era la que acogía a Delibes en sus visitas al pueblo, le daban alojamiento y comida a cambio de 18 pesetas. A posteriori, Delibes compró la casa, en cuya verja todavía figu-ran las siglas forjadas de su último propie-tario, Isaac Peña. Este trayecto se repitió aquel verano y en los sucesivos, hasta que Miguel y Ánge-les se casaron en 1946 y se establecieron en Valladolid. El viaje de novios lo pasaron en Molledo, el inicio de esta particular ruta. El regalo de bodas a su mujer no po-día ser otro, Delibes apostó por la sencillez de una bicicleta de nombre sofisticado, “Velox”. Con el paso de los años, Sedano se convirtió en refugio y fuente de inspira-ción. Tras un viaje por Chile, Delibes con-sideró la necesidad de construirse una cabañita para escribir. Hoy se encuentra justo al lado de una de las dos casas que la familia mantiene en Sedano. De ese cha-mizo de arquitectura andina surgieron los personajes más importantes del escritor, el Mochuelo, Cayo, Mario... Al matrimonio fueron llegando hijos hasta el número de siete, y tuvieron que adaptar un refugio más grande en el pueblo. Ángeles se en-cariñó de la casona de los Peña, aquella en la que su marido pasó tantas noches alojado en su juventud. La compraron y la remodelaron. Delibes murió en 1974, el año en que falleció Ángeles, aunque las biografías digan otra cosa. La repentina enferme-

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Familia de Delibes al regresar de homenajear al escritor recorriendo la ruta en bicicleta.

SIGUE LA HUELLA

CON HISTORIA ¡AÚPA, DELIBES!

Mi querida bicicletaMIGUEL DELIBESEditorial Planeta 2010

Señora de rojo sobre fondo grisMIGUEL DELIBESEditorial Destino 2011

LIBROS

dad de su mujer y musa le sumió en una profunda depresión. Aquella fue la primera novia y la única esposa que Delibes tuvo. Ángeles significó mucho para el escritor, para empezar, fue ella quién le animó a presentar La sombra del ciprés es alargada al Premio Nadal de 1948, que ganó. Al fi-nal, su ausencia se le fue haciendo más y más insoportable, hasta el extremo de que apenas escribía. Sus novelas se fueron es-paciando en el tiempo: Las guerras de nues-tros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1981). Como carta de despedida, Delibes sacó de sus entrañas, Señora de rojo sobre fondo gris (1991). El homenaje era tan cla-ro que, desde la primera crítica, el escritor tuvo que reconocer que aquella Ana era su Ángeles, “la mujer que con su sola pre-sencia, aligeraba la pesadumbre de vivir”, como afirmó de ella Julián Marías. Murió su “mejor mitad”, como contó el escritor. Finalmente, Delibes se acabó de ir el 12 de marzo de 2010. El autor lo había mani-festado muchas veces, estaba cansado. Su operación de cáncer de colon en 1998 le había dejado en un “postoperatorio inter-

minable”. Firmó un libro para la posteridad, El Hereje (1998), y calló su voz. Dejaba pa-sar el tiempo entre Valladolid y Sedano. Sin embargo, cada vez con más frecuencia se retiraba a su casona del pueblo. El día que le alcanzó la muerte ya nos había legado su obituario: “No deseo más tiempo. Doy mi vida por vivida”. El verano pasado, sus descendientes decidieron rendir a sus progenitores un homenaje especial, muy íntimo. 27 “Deli-bes” se volvieron a lanzar por las cuestas de Castilla la Vieja. Los hijos, sobrinos y nie-tos de Ángeles y Miguel reeditaron los 94 kilómetros de la “Ruta MAX”. Los adultos saliendo desde Sedano, y los jóvenes, desde Corconte. Ganó uno de los nietos, Mateo, de 10 años. Y Miguel Delibes hijo plasmó la etapa en una crónica. Así, sin pretenderlo, (porque la familia prefiere no darle demasiado renombre a la ruta) acababan de bautizar un sendero ci-cloturista: la “Ruta MAX”. Por el seudónimo que Delibes usaba cuando era dibujante de El Norte de Castilla. La “M” era por Miguel, la “A” por Ángeles, su esposa, y la “X” simbo-lizaba el futuro juntos.

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Cuando Ángeles murió, todavía era joven. Apenas había cumpli-do 50 años. En 1974, un tumor ce-rebral puso fin a sus días. Como

despedida, el escritor acabó firmando una larga carta que tituló Señora de rojo sobre fondo gris, en honor al cuadro homónimo que de ella hizo García Benito. El libro se publicó en 1991. Tuvieron que pasar 17 años para purgar todo ese dolor. El libro presenta a un Delibes tímido, huidizo. Siempre con la figura de Ángeles por detrás. Porque ella fue fundamental para que la carrera literaria de su marido despegase. “La nuestra era una empresa de dos, uno producía y el otro adminis-traba. Ella nunca se sintió postergada por eso. Al contrario, le sobró habilidad para erigirse en cabeza sin derrocamiento pre-vio”, como comentó el escritor. En 2007, en una entrevista en El País, el periodista preguntó a Delibes sobre este libro, y lo poco que se hablaba de él. Sobrio, respondió: “Tendrán pudor”. Porque es una obra tan personal que se ve perfectamen-te la importancia de Ángeles. Mientras que Delibes queda en un segundo plano: “Estaba su atractivo, es cierto, pero tam-bién su intuición, su admirable capacidad para crear ambientes. En la Universidad de Yale tocó las castañuelas. Recuerdo que el decano, en tirantes, le preguntó entu-siasmado dónde había aprendido y ella se echó a reír; ‘Esto no es tocar las castañue-las profesor, es sólo hacerlas sonar”. Según avanza su enfermedad van sa-liendo a la luz pequeños detalles de la per-sonalidad de Ángeles. Como la costumbre que tenía de anudarse un hilo blanco al-rededor del dedo meñique cada vez que discutía con Miguel para recordar el mo-tivo de su enfado. “Luego lo olvidó; llegó a olvidar incluso la razón por la que se había atado el hilo. Era muy desmemoria-da”. Y cómo finalmente el cordel caía y era absuelto, “era incapaz de rencores; menos aún de rencores vitalicios. Le aburrían”. De aquellos últimos momentos, De-

libes rescata las sobremesas, donde Án-geles preguntaba a Miguel: “¿Volverías a casarte si yo me muriera?”. Delibes res-pondía que no, y añadía: “No debemos ju-gar con esas cosas”. Aquellas tardes juntos se posaron en la memoria del autor como verdadera alegría: “Nos bastaba mirarnos y sabernos. Nada importaban los silencios, el tedio de las primeras horas de la tarde. Estábamos juntos y era suficiente. Cuan-do ella se fue todavía lo vi más claro: aque-llas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la feli-cidad”. Al final, ante el temor de que pasara lo peor, Ángeles le dejó a Delibes una frase para la posteridad: “En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda una vida”. El 22 de noviembre de 1974 murió Án-geles de Castro. En 2007, una foto de los dos recuperó su recuerdo: “De la foto de Ángeles quinceañera que abre mis obras completas volví a enamorarme cada vez que la veía. Así pasó este verano. Esperan-do que amaneciera para mirar su foto-grafía. Siempre fue bella, pero, cuando la conocí, era tan bonita, inteligente y atrac-tiva que tenía alrededor un centenar de moscones. Yo tenía un par de años más que ella, pero nos enamoramos, en el 46 nos casamos y en el 73 la perdí. Eso duró mi historia sentimental”. Para Miguel Delibes hijo, el primogéni-to de la pareja, Señora de rojo sobre fondo gris fue durante mucho tiempo un libro difícil. Según el hijo, su padre no les habló de él hasta que ya estaba muy avanzado, y lo hizo para pedirles permiso a los hijos mayores para publicarlo. Su opinión era la de que no se editara, porque era dema-siado íntimo, pero entendió que podía ser una buena forma para que su padre exor-cizase su pena. Hoy, según relata, al leerlo, el cariño y la nostalgia predominan sobre la tristeza.

LA SEÑORA DE ROJO ERA ÁNGELES

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Aleph. El nombre de la primera letra del alfabeto canaíta que derivó en el hebreo, árabe, fenicio y sirio. Aleph ha formado parte de la tradición de grandes civilizaciones. Un símbolo envuelto en un halo casi místico, divino. El escritor argentino Jorge Luis Borges narra en un cuento la existencia de una esfera de dos centímetros de diámetro, como una canica, en la que se refleja el universo desde todas sus perspectivas. El Aleph. El relato la sitúa en un sótano de Buenos Aires como “uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos”. En ella se pueden ver todos los lugares, obras de arte y emociones, el “engranaje del amor” y la “modificación de la muerte”. Todas las culturas. Todas las personas. Lugares y sueños, desde cada punto de vista. Como esta sección, que sumerge al lector en nuestra particular esfera. Acercándole al universo de la mano de nuestros corresponsales locales.

PERSPECTIVAS DE LA MUERTEEnterramientos, cremaciones, procesiones, incienso, ofrendas. El fin de la vida tiene un significado distinto en cada cultura, país y tradición religiosa. Define las costumbres y creencias de una sociedad y nos permite acceder a ella. Los corresponsales de Pangea descubren los entresijos de rituales funerarios en India,Chile, Israel y Singapur.

ALEPH

CUATRO CARAS DE LA MUERTE

ALEPH

COLABORACIÓN

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ALEPH CUATRO CARAS DE LA MUERTE

Festejo en el aniversario de la muerte de Victor Jara. / DANIEL HERNANDEZ

AL FINAL, EL POBRE ES RICO

CHILEManfred Schwager Valenzuela tiene 23

años y vive en Santiago de Chile. Estudió Periodismo en la Universidad de Chile

y actualmente es colaborador en el programa de deportes “Al Aire Libre” de

Radio Cooperativa.

Lo paradójico de los funerales en Chi-le es que mientras menos recursos posee el difunto, más abundante y acogedora es esa última etapa an-

tes de ser enterrado. No solo para quien ha fallecido, sino también para la fami-lia y los amigos de quien en vida fue tan buen ser humano. En Chile alrededor del 80% de la po-blación es católica y el 13% protestante, cantidad que ha aumentado en los últi-mos años. Es común a todos que un mi-nistro de la fe hable en las ceremonias, y si bien las palabras, el pasaje de la Biblia o el destino del cuerpo pueda variar, hay varios elementos comunes a toda cere-monia fúnebre chilena. Es una obligación para la familia aten-der como corresponde a los convidados: café y té para el frío o el trasnoche, quizá gaseosas si es verano y siempre, siem-pre, algo para comer. La opción suele ser pequenes, pequeñas empanadas fritas rellenas de cebolla y color (condimento). O bien sopaipillas, quizá más contunden-tes pero menos difundidas. Cuando hay algo más de confianza, a los invitados se les ofrece vino, a temperatura ambiente, o bien navegado: hervido, con rodajas de naranja, azúcar y clavos de olor. Ahora bien, no se confunda el velorio con una celebración: se bebe, se come, se fuma y se conversa, pero siempre lejos del féretro que contiene al fenecido, para no faltarle el respeto a su memoria, que Dios lo tenga en su Santo reino. El objeti-vo es compartir con amigos a los que se ve poco, saber de la familia que vive tan lejos, o simplemente hablar de cualquier cosa excepto de la muerte. Y es que el

pueblo chileno parece tenerle un respeto reverencial, rayando en el miedo, al final de la vida terrenal y consciente. Muchos evitan mirar el cadáver, o hablar en voz alta cerca de él, y prefieren tener un lugar secundario, reconfortando a la familia y saliendo luego del recinto. Generalmente los colegas realizan una colecta de dinero para ayudar a fi-nanciar el sepelio. Las flores, hechas co-rona y con figuras representativas o le-mas identificatorios, son una obligación. Acompañan al muerto hasta el cemente-rio (preferentemente privado, que son los que abundan en Chile) donde se le vaya a alojar por el resto de los días. El viaje es liderado por la carroza fúnebre, seguido por vehículos particulares, y cerrado, ge-neralmente, por un autobús o dos, alqui-lados para la ocasión. En el caso de las familias adinera-das, las flores son las mismas, pero más rimbombantes. Y la comida y la bebida, más escasas o casi inexistentes. Parece que el es-píritu solidario del chileno, tan vilipendiado, pero presente cuan-do es realmente necesario, apare-ce siempre para apoyar a quienes quedan huérfa-nos. Y como sue-le decirse, la casa puede ser chica, pero el corazón es grande.

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ISRAEL

Se suele decir que la muerte es me-nos tabú en el judaísmo que en el resto de religiones occidentales. Que los judíos se centran en deci-

dir cómo vivir la vida, con independencia de lo que viene después. Que la muerte es solo el fin. Pero, ¿es verdad? En primer lugar, la mayoría de los ju-díos piensan así porque se han decanta-do por las ramas más reformistas o seculares de la religión, llegando incluso a reducir el judaísmo a algo cultural al margen de la fe. Pero es imposible aglutinar la pluralidad de una religión en una sola perspecti-va. También existen la ortodoxa o jasídica, que observa la Torá como una ley estricta, y la conservadora, que tiene una perspectiva similar, pero adaptada al mundo moderno. En lo que se refiere a la muerte, los rituales son los mismos, pero para unos tienen un fundamento religioso, y para otros, se trata de tradición. Todos coinciden en ente-rrar a los muertos en sus propios cementerios. No hay cremaciones ni embalsamamientos. Porque la Torá manda mantener los cuerpos intactos para la llegada del Mesías. Será entonces cuando todas las al-mas vuelvan a los cuerpos y resuci-ten. Por este motivo, los ortodoxos prohíben las autopsias. Además, los familiares colocan pequeñas piedras en las tumbas cuando las visitan. Es su forma de mostrar respeto y mantener el re-cuerdo, como lo son las flores para los cristianos. Aunque para ellos dejar flores tendría poco sentido, puesto que son símbolo de vida. En el judaísmo no existen ni el cielo ni el infierno. La muerte no es el momento en el que la vida es castigada o premiada, sino el fin y tiempo de esperar la llegada del Mesías. Quizá, el hecho de que no

haya juicios, infiernos o vida posterior sea el motivo por el que los judíos dicen morir sin miedo. Para ellos el ritual más importante es el de la Shiva, que obliga a los familiares a ob-servar el duelo durante la semana siguien-te al fallecimiento. Reciben la visita de pa-rientes y amigos y dejan de trabajar. Los jasídicos también dejan de lavar la ropa,

cortarse el pelo o afeitarse. Y algunos ni siquiera utilizan sillas con respaldo, porque eso impli-caría relajarse y re-posar. Deben usar taburetes,bancos o cajas. Asimismo, cubren todos los espejos para que la vanidad no se in-miscuya en los mo-mentos de luto. Por último, dentro de la Shiva un gru-po de diez hombres reza el Kadish cada día. Se trata de una plegaria en arameo para pedir la llega-da del Mesías. Los conservadores y re-formistas también

incluyen a las mujeres en el rezo, no así los ortodoxos. Estos lo realizan cada día durante el año que sigue a la muerte. Hasta el primer aniversario: el Yahrzeit, en el que los judíos encienden una vela que arde durante 24 horas.

MORIRSIN

MIEDO

William Gotkin es un judío neoyorquino. Cursó historia y religión en EE.UU y acaba

de empezar a estudiar el judaísmo en Jerusalén.

Ortodoxos en un cementerio judío de Jerusalén. /AKIVA

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ALEPH CUATRO CARAS DE LA MUERTE

Singapur es una ciudad-estado multirracial con diversidad de cre-dos. Chinos, malayos e indios for-man la mayoría de la población.

Cuando uno de los budistas de origen chino muere, su familia espera ocho horas antes de contactar con un doctor que lo certifique. En ese momento, una funeraria embalsama el cuerpo, lo viste y maquilla para el velatorio. La ceremonia se celebra en el bajo de los bloques de aparta-mentos donde viven la mayoría de singapurenses. Allí, familia y amigos presentan sus últimos respetos a través de una ofrenda de varitas de incienso en el altar y de rezos, llevados a cabo con la ayuda de los monjes budistas. Los asistentes al acto donan dinero o coronas de flores para mostrar sus condolencias a los parientes del fallecido. Las fami-lias ricas reciben coronas en lugar de dinero, porque este se dona a las familias más pobres. El velatorio dura entre tres y cinco días, tras los cuales el cuer-po es incinerado. La escasez del terreno del país, que es el tercero-con mayor densidad del mundo, hace que el enterramiento sea impopular. Pero quienes lo elijen, pueden usar la tumba durante 15 años. A pesar de que el país está modernizándose rápidamente, los rituales fúnebres tradicio-nales todavía permanecen. La población aún participa en al-gunos tan ancestrales como el día dedicado a barrer tumbas o festival de Qingming (Qing Ming Jie para los chinos) como forma de rememorar a sus se-res queridos. El tratamiento de la muerte es algo tan serio entre los chinos,

que creen que si se les falta al respeto a los muertos, el infortunio caerá sobre la familia. La tradición, en cambio, dicta que al fa-llecido le aguarda una vida eterna copio-sa. Poseerá bungalows, coches o tarjetas de crédito, además de contar con amigos y un interminable suministro de manjares

deliciosos. La ventaja es que no necesita poseer estos lujos en vida para llevárselos al más allá. Solo hace falta que la familia y los amigos compren recortables de papel de los objetos deseados y los quemen para su uso en el nuevo mundo. Se espera que sean los jóvenes proporcionen a los fallecidos un funeral adecuado a su estatus y que visiten sus tumbas o co-lumbarios anualmente, ya que el respeto filial por los mayores permanece como uno de los va-lores centrales para los chinos. Además, según la creencia po-pular, el espíritu del fallecido visitará la casa de la familia en la sexta noche después de su muerte para degustar su plato favorito. La familia, de esta ma-nera, deja comida en la mesa para él. El plato de arroz debe es-tar lleno para evitar que el espí-ritu pase hambre en el más allá.

MUERTE DE LUJO

SINGAPUR

Procesión del ataúd que va desde el velatorio al crematorio, en los funerales de estilo budista.

Simin Wang, corresponsal para Agence- France-Press Singapur. Estudió Periodismo en Nanyang

Technological University.

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Antim Sanskaar o Cremación es el último de los rituales de la lista de Sanskars, los rituales sagra-dos que debe hacer todo buen

hindú. En total, hay dieciséis Sanskars que coinciden con las etapas más importantes de la vida, como la escolarización (Vidya-rambh), el matrimonio (Vivah) o la muer-te. En este último, no existe uniformidad en cuanto al ritual se refiere, ya que de-pendiendo de la casta, lugar y el estatus socioeconómico de la persona difunta la celebración presenta características dife-rentes. Esta gran variedad hace que sea muy difícil generalizar sobre el rito fune-rario para los hindúes, por lo que me limi-taré a nombrar algunas referencias co-munes en muchas zonas de la India. Para los hindúes, el ritual funerario empieza en ocasiones antes de la muerte. A mu-chas personas mayores que se intuye que están a punto de morir se les deja de dar agua normal para ofrecerles agua sagra-da del río Ganges. Según la religión, este río es divino y se considera que sus aguas salvarán el alma y librarán a la persona del dolor que sufre en este proceso de muerte y nacimiento. Por esta razón, aun cuando la persona haya fallecido se vier-ten unas gotas de agua del Ganges en su boca. En los actos rituales es el hijo mayor el que tiene la máxima responsabilidad y quien realiza los rituales con el sacerdo-te. Lo primero de lo que se encarga es de bañar a la persona difunta, si puede ser en alguno de los ríos sagrados. A conti-nuación, se le viste. Si es un hombre o una viuda se le coloca ropa blanca, pero si es una casada se le pone ropa roja. El día de la cremación también los familiares vis-ten de blanco ya que es el color de luto

en la India. Después de bañar y vestir al cadáver, éste se pone en el oratorio de la casa y se prende una diya (lámpara) cerca de su cabeza, la cual no debe apagarse en tres días. En estos días en la casa del di-funto se cocina lo más básico y rudimen-tario. Para la cremación del cuerpo si es posible se va a los lugares más sagrados de la India (Haridwar, Benarés, Allahabad, Sangam, Ujjain o Gaya). La pira funeraria comienza con la ora-ción de unos mantras hinduistas y finaliza tirando las cenizas al río sagrado (y si no, se recogen para tirarlas cuando sea posible). Antiguamente era costumbre tirar al río los cuerpos enteros de los mendigos y per-sonas que no podían pagar la leña, pero en la actualidad, el gobierno se hace cargo de los gastos de estas personas. Durante los 12 días siguientes a la muerte de una persona, sus familiares y amigos cercanos no rezan en sus casas, sino que van al tem-plo. El día número 13 se hace una gran ora-ción en la casa para purificar el hogar.Otra cuestión muy impor-tante cuando muere una persona son las donaciones que se deben dar a los sacer-dotes que han oficiado la ce-remonia, consi-derando que el difunto recibirá esos bienes en la otra vida.

Pira funeraria en el río Shipra a su paso por la ciudad santa de Ujjain,

en el estado Madhya Pradesh. / SALVADOR ARELLANO

ANTIM SANKAAR

INDIA

Sabyasachi Misrha es filólogo y traductor indio nacido en Patna. Ha sido profesor en la Universidad de Delhi y en la actualidad realiza un doctorado en la Universidad de Navarra sobre la literatura española del Siglo de Oro.

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LA LUZ EN EL CUARTO

OSCURO

B B C

EVOLUCIONES

Texto y fotografías: DANIEL BURGUI IGUZKIZA

COLABORACIÓN

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El tema de aquel día en Nowbat e-Shoma (“Tu turno”, en lengua per-sa), el programa interactivo que presenta Pooneh Ghoddosi era:

“¿Cuál es tu tabú en la vida?”. Caminaba directamente sobre la línea roja de lo co-rrecto en Irán. Entraron decenas de llamadas en di-recto para compartir una retahíla de expe-riencias vetadas: infidelidades, desamor, abortos, víctimas de violencia doméstica, torturas, ateísmo o chicas con operacio-nes estéticas. Un joven llamó desde una remota provincia iraní: “El tabú en mi pueblo es ver este programa y la BBC, sa-bemos que lo vemos todos, pero jamás lo comentamos”. Así, clandestino e ilegal es el retrato del canal de televisión que en un año ha puesto patas arriba el panorama audio-visual y social de la República Islámica. A pesar de que en teoría no existe. Se ha convertido en el canal más res-petado y singular en uno de los países que ha desarrollado con más destreza y feroci-dad la maquinaria de la censura. Irán en-cabeza junto a Corea del Norte, Turkme-nistán y Eritrea la lista de países que más periodistas encarcelan al año. Hace tan sólo seis meses, la corresponsal del diario El País fue expulsada de Irán. Por eso mismo, la aventura a la que se lanzó la BBC el 14 de enero de 2009 con un presupuesto de 18 millones de euros era la más ambiciosa de todas las de su servicio mundial: un canal de televisión por satéli-te para toda la comunidad persa, más de 100 millones de hablantes en Irán, Afga-nistán y Tayikistán. Desde Londres desple-gó corresponsales iraníes en Dusambé, Beirut, Jerusalén, Washington, Dubái, Es-tambul y abrió una oficina en Kabul. Para el Gobierno de Irán y sus ciuda-danos debía haber sido tan sólo un canal más de la centena que emite por satélite, la mayoría ilegalmente. Un elemento más del zapping cotidiano en Irán. Hace años que las azoteas de Teherán están infestadas de discretas y populosísi-mas colonias de platos sintonizadores de

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televisión por satélite. Brotan de cientos en cientos. Aproximadamente el 60% de los hogares iraníes tiene un receptor ilegal en casa. En la capital estas setas metáli-cas son omnipresentes y permiten a las familias levantar con sutileza el velo de la televisión oficial y asomarse fuera de la República Islámica. El mismo mes del lanzamiento del nuevo canal, quizás oliéndose que no sería “uno más”, el ministro de Cultura iraní, Mohamad Hossein Safar-Harandi, se apresuró a anunciar que la nueva te-levisión sería ilegal, por tanto no tendría ni corresponsales ni oficina y si la BBC en inglés compartía imágenes con el nuevo canal de la casa serían expulsados del país. Luego esta amenaza se extendió a todas las agencias extranjeras. Haciendo imposible al nuevo equipo persa de la BBC conseguir imágenes. Por último, el minis-tro lanzó un consejillo a los periodistas lo-cales: que se abstuviesen de colaborar con instituciones “ilegales”. El que quiera que entienda. A pesar de todo eso, la maraña de re-ceptores ilegales domésticos siguieron permitiendo que a 5.000 kilómetros de la capital de Irán, en un estudio de Londres, Pooneh Ghoddosi pudiese conectar en di-recto, con un ligero toque sobre el icono de un teléfono en pantalla del plató, a una mujer de Afganistán con un iraní que vive en Noruega. Por ejemplo. Y que debatan sobre si la ONU es una institución útil. El programa de Pooneh es el buque insignia del servicio persa de la BBC,. Du-rante 50 minutos da voz a gente corriente vía e-mail, llamadas o webcam que deba-te sobre todo tipo de asuntos. Además re-pasan la actualidad de la blogosfera iraní o Twitter. Recientemente, las discusiones han girado en torno a las sanciones inter-nacionales, el medio ambiente, la pena ca-pital o jóvenes que viven su homosexuali-dad en un país en el que oficialmente no existe. En la polémica han participado repre-sentantes de las posturas más conserva-dores hasta de las más progresistas. “No

Además de periodistas, unos 40 técnicos hacen posible este canal. Esta es una de las pocas empleadas que lleva velo islámico.

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hay ningún tema que no nos atrevamos a plantear, siempre con educación y decoro”, subraya la presentadora. Hace un año una charla televisada so-bre un tema así ofreciendo opiniones dis-pares era inimaginable en Irán. Y hasta el nacimiento de este canal ninguna de ese centenar de cadenas privadas que emiten por satélite se había atrevido. Ni siquiera la poderosa industria de “Teherangeles” -los casi 50 canales de entretenimiento que emiten desde Los Ángeles- o Voice of Amé-rica (VoA), el medio oficial de la Casa Blanca y de indisimulada línea editorial contra el

Entrada a la redacción en la redacción de la BBC, en pleno

centro de Londres, muy cerca de Oxford y Regent street.

“El tabú en mi pueblo es ver este programa y la BBC, sabemos que lo vemos todos, pero jamás lo comentamos”

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gobierno de Irán. Nadie había ofrecido, con respeto y equidad, dos puntos de vista dis-pares sobre un mismo tema. Quizás es por eso que tras un mes de emisiones la BBC denunció el sabotaje de su señal. El gobierno de Irán interfería por primera vez mediante ondas magné-ticas la señal satelital de esta cadena, im-pidiendo su emisión. En el caso de Voice of America, a pesar de años de emisión ilegal, nunca había sido boicoteada has-ta entonces, quizás no habían dado tan-to dolor de cabeza a la administración de Ahmadinejad. A pesar del acoso y asfixia inicial, du-rante los primeros 30 días uno de cada cinco iraníes con parabólica sintonizó el nuevo canal, medio millón de búsquedas en Google “preguntaron” cómo verlo y más de 300.000 blogs persas lo mencio-naron. Ante el boicot, la BBC duplicó sus es-fuerzos con dos nuevos satélites y dobló las horas de parrilla. Sólo un año más tar-de, según la revista Newsweek, el canal ya es una de las 20 instituciones más influ-yentes en la República Islámica. Único me-dio de comunicación en una lista plagada de líderes espirituales y políticos. Y aunque filtrada y censurada, la web de la nueva tele es la más visitada de la corporación británica, sólo detrás del pro-pio servicio en inglés y por delante de BBC Mundo, en español. Durante las primeras pruebas de emi-sión en las que lanzaban desde Londres imágenes intermitentes y débiles de ape-nas unos minutos, recibieron decenas de e-mails desde Irán. “¡Os podemos ver!”, decían. Desconcertante. Aún ni habían anunciado la frecuencia. Sadeq Saba, actual director del canal persa, lleva más de 20 años como perio-dista con las siglas de la BBC figurando al lado de su nombre. Insiste en que la clave del éxito sólo puede llegar a través de la di-versidad, la imparcialidad y la honestidad. “Otros canales son de oposición y sólo la gente que está en contra del gobierno los ve, para reforzar y alimentar sus prejui-

cios. Nuestro trabajo es el contrario: expli-car sin prejuicios. Dudar de todo”, explica Saba. “No es fácil para el gobierno iraní de-cir que somos una herramienta del impe-rialismo británico o unos conspiradores, cualquiera puede vernos y sacar sus con-clusiones. Pensar por su cuenta. Y el mayor temor que tienen es éste, que nos puede ver todo el mundo. Incluso las personas en las que el gobierno ha confiado sus valores. Desde el ayatolá Jamenei hasta la oposición. Por eso nos consideran peligro-sos”, remata. Entre los méritos logrados destaca haber dado voz a 5.000 personas en el programa Nowbat e-Shoma, televisar un debate entre personalidades próximas al gobierno y a la oposición o haber sido el único canal en Irán en mostrar el ataque de Israel sobre Gaza en 2009. Esto marcó un hito en el periodismo iraní. Tras mu-chas negociaciones, Saba consiguió que autorizasen un corresponsal de su equipo en Jerusalén. “Mientras los canales oficia-les en Irán trataban de convencer de la atrocidad del ataque israelí, nosotros sim-plemente lo mostrábamos”, afirma. Pero estos logros son migajas. Son sólo consecuencias de algo más prodigioso: cómo han logrado ser el medio más creí-ble en el país sin tener presencia física en Irán.

AUTÉNTICO PERIODISMO CIUDADANOEl no tener corresponsal ni oficina en Te-herán podría haber sido un fastidio, pero no un obstáculo insalvable. Pero tener prohibido –bajo amenaza- el uso de imá-genes grabadas por los compañeros de la BBC inglesa o por agencias era una mor-daza descomunal. Impedía emitir imá-genes de prácticamente cualquier even-to que no recogiese la agencia oficial de noticias iraní. Les condenaba a la ceguera informativa. El equipo de Saba comenzó entonces a explorar tímidamente la emisión de con-tenidos producidos por ciudadanos para paliar la escasez de imágenes. Un peque-

Tras un mes de emisiones la BBC denunció el sabotaje de su señal. El gobierno de Irán interfería por primera vez mediante ondas magnéticas la señal satelital de esta cadena, impidiendo su emisión

La BBC ha ridiculizado el concepto que se tiene de “periodismo ciudadano”: la mayoría de los medios europeos lo entiende como un sinónimo de “barra libre”. Aquí se comprobaba cada vídeo y cada imagen recibida. A la mínima duda, se desecha el material

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Farnaz Ghazizadeh

es la encargada

de conducir el boletín

informativo del

mediodía en el set

principal del canal

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ño equipo se dedicó a recopilar vídeos que enviaban algunos usuarios –muy pocos-, la mayoría sobre lugares turísticos o cele-braciones populares. Muy inocente todo hasta las elecciones presidenciales de Irán en 2009 y las postreras manifestaciones de la marea verde que denunciaba un su-puesto fraude electoral. Fue el punto de inflexión. “Hasta entonces los iraníes producían vídeos o imágenes con escaso valor infor-mativo, sin embargo en 2009 la actividad en blogs y en redes sociales se disparó; eso sumado a las restricciones que las agen-cias internacionales tenían para cubrir las numerosas protestas animó a los iraníes a grabar vídeos o fotos y compartirlos fuera de Irán”, explica Sina Motallebi, redactor jefe y responsable de contenidos multimedia. “Antes de las elecciones también se grababa ese tipo de material, pero lo com-partían vía sms con sus amigos y fami-liares y no salía de ese círculo”, explica el periodista. Tras las elecciones del 12 de junio de 2009, Irán entró en efervescencia. Por pri-mera vez en los 30 años de régimen teocrá-tico, un movimiento espontáneo tomaba las calles de las principales ciudades ira-níes. Manifestaciones, protestas, distur-bios y represión, a diario. El mundo entero quería saber qué pasaba y sin embargo las imágenes llegaban con cuentagotas. El gobierno iraní bloqueó YouTube, Facebook, Twitter e interfirió las señales de sms de los móviles. La mayoría de ese movimiento burbujeaba en la red. Durante las protes-tas, la redacción de Londres llegó a recibir más de 10.000 e-mails en un solo día. La web del servicio persa disparó los millones de visitas. “La unidad interactiva de la BBC Persa se convirtió en el catalizador de informa-ción sobre todo lo que ocurría en Irán en ese momento para el resto del mundo”, remarca Motallebi. Esto revolucionó los propios cimientos de la cadena británica, el servicio persa se convirtió en la vanguardia del periodismo ciudadano dentro de la corporación. Pero

A pesar de estas buenas intenciones y de la reducida asignación, la BBC se alimen-ta de dinero público. Es el go-bierno británico el que finan-cia un canal en lengua persa y siempre existe la sospecha del porqué. La pregunta es obligada. “Yo sé que nunca podré sacar de la cabeza de mucha gente la idea de que recibimos dinero público y que algo tiene que haber detrás. Siempre sospecharán. Es difícil explicar que nuestra línea editorial es totalmente independiente, que sólo hay trabajo periodístico. Tampoco lo pretendo. Los iraníes no necesitan necesariamente confiar en nuestros motivos para confiar en nuestra infor-mación. Mi deber es garan-tizar que la nuestra sea la más equilibrada y veraz que puedan encontrar”, afirma rotundo el director. “En la práctica hemos demostrado que somos imparciales. Tras las elec-ciones, la mayoría de medios se apresuraron a decir que había sido fraude, yo mismo defendí que no tenía por qué serlo. Fui muy criticado. Pero era indigno afirmar algo semejante sin datos fiables. Podía haber sido o no. Después de 20 años creo que sólo en la BBC se puede plantear eso, sólo aquí le de-jan a uno ser cauto”, detalla Saba.

UNA CADENA PÚBLICABRITÁNICA

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Pooneh Ghoddosi es la cara visible de ‘Nowbat e-Shoma’, el programa interactivo y espacio estrella de la cadena.

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la BBC ha ridiculizado el concepto que se tiene de “periodismo ciudadano”: la ma-yoría de los medios europeos lo entien-de como un sinónimo de “barra libre” en el que ciudadanos desinteresadamente elaboran contenidos gratis que, en la ma-yoría de los casos, se emite sin más me-diación. Para la BBC y su estricto libro de estilo esto es inadmisible. Para confiar en la información ge-nerada por ciudadanos, el equipo humano se multiplicó y desarrolló una labor detec-tivesca. Se comprobaba cada vídeo y cada imagen recibida. Se contrastaba con celo lo relatado en los e-mails recibidos con los contactos de los periodistas en el país, con información de contexto, incluso si la luz del sol o las sombras correspondían con la hora que se mencionaba. A la mínima duda, se desecha el material. Sólo un 10% de lo enviado se utiliza. “No debe haber la mínima sospecha, el más mínimo error. La precisión es la esencia de la BBC, lo que ha construido su fama mundial. Pero en el servicio persa aún lo es más. El mínimo tropiezo daría al traste con todo nuestro trabajo. No pode-mos permitirnos fallar”, afirma rotundo el director. “Debemos ser aún más precisos que la BBC inglesa, ya que comprendemos mejor la escena iraní”, añade Saba. “A menudo – explica Marian, de la unidad interactiva- acabamos emocional-mente noqueados, recibimos imágenes muy duras, de brutalidad. Y es frustrante: es difícil discernir si hacemos lo correcto y en muchos casos desechamos el material o esperamos días o semanas hasta estar seguros”. Saba se jacta de que “es mejor sacar una información tarde o no sacarla, a que sea errónea”. Una vez que se decide utilizar unas imágenes comienza el trabajo de arte-sanía periodística: se ensamblan varias piezas, se rellena de contenido y se rebo-zan con información de contexto, por úl-timo se explica de dónde y cómo llega ese material. Se borran nombres, referencias y se cambian voces para proteger la identi-dad de los emisores. El resultado final es la

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punta de un iceberg. Por supuesto, hay quien envía historias con pretensión de engañar. “Aunque no es habitual porque la situación es lo sufi-ciente seria como para bromear”, matiza Marian. “En Irán tener un móvil es como tener un arma, enseguida la policía pue-de requisarlo, creen que es peligroso, que pueden estar grabando algo”, detalla. “La responsabilidad con los ciudada-nos que envían estos materiales es enor-me. Al prestárnoslos ponen en peligro su propia vida. Hay que tenerlo muy presen-te. No se trata de que confían en nosotros

como medio, sino que ellos mismos co-rren un serio riesgo”, dice con pesar. “Lla-mar a nuestro programa, incluso cuando el tema es algo tan simplón como masco-tas domésticas, es terriblemente ilegal en Irán. A menudo las llamadas se cortan o son intervenidas”, añade la presentadora Pooneh Ghoddosi. Sina Motallebi, redactor jefe, sabe de qué va todo eso. En 2003, a su pesar, ganó fama mundial por ser uno de los primeros blogueros en todo el mundo en ser encar-celado. Como periodista no es extraño en la República Islámica ser retenido, pero

El veterano periodista iraní Sadeq Saba es el director de la BBC Persa.

"La gente en Irán está aprendiendo sobre su país, sobre ellos mismos y sobre otros. Esto es lo que hacemos en Irán y esto es lo que no quieren. El gobierno quiere que su gente viva en la oscuridad"

SADEQ SABAR

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como escritor de un blog fue una nove-dad. Las autoridades querían que sirviese de escarmiento. Gracias a una gran movi-lización de la blogosfera mundial logró la libertad. “Yo sólo quería hacer periodismo independiente, escribir libre y pagué las consecuencias”, relata. “Estoy muy orgulloso de mi equipo”, se sincera Sadeq Saba. “Todos son gran-des profesionales. Muchos aún tienen familiares y amigos en Irán, vínculos emo-cionales en definitiva. Les he visto incluso llorar y minutos después salir en antena con objetividad, conteniéndose y dejando al margen los sentimientos. Es duro”. Las canas de Sadeq Saba y su experien-cia dan cierto aplomo a un equipo de 140 profesionales eminentemente jóvenes. La mayoría han sido reclutados en Irán, mu-chos trabajaban en prensa escrita y no te-nían experiencia en televisión. Para la ma-yoría trabajar en la BBC supone también una decisión vital. El compromiso con la información puede suponer en la prác-tica el exilio. “A veces me entristece -dice Faren, una joven presentadora-, pero amo este trabajo y aquí soy útil”. “Esta casa no es ningún nicho de opo-sitores, en mi equipo hay de todo, hasta gente que trabajaba en la agencia oficial de noticias allí, hay gente más conserva-dora o más liberal; pero eso es irrelevan-te: todos deben ser objetivos. Les exijo mucho, pero responden bien”, explica el director. “Puede que no le gustemos al gobierno iraní, pero ellos para nosotros no son nin-gún enemigo. Sólo el gobierno de uno de los países en los que emitimos. Yo sé que pese a lo que digan en público, nos ven y, en el fondo de sus corazones los miem-bros del gobierno, saben que sólo hace-mos buen periodismo”. UNA VENTANA AL MUNDOSadeq Saba lo tenía claro. Él recuerda a su padre marchándose a otra habitación para poder escuchar en paz “esa emisora inglesa sobre política”, mientras él y sus hermanos escuchaban música. “Te pue-des llevar la radio a tu habitación pero la

tele, no. Así que debíamos ser un canal familiar”. Esta fue su apuesta. A diferencia de otros servicios de la BBC, además de ofre-cer información Saba dedicó gran parte de su programación al entretenimiento: música, magazines sobre nuevas tecnolo-gías e internet, documentales, programas infantiles... Roxanna Shapour, responsable de mar-keting, explica que la petición más común de los espectadores es “queremos saber del resto del mundo”. Los reportajes de viajes y documentales baten audiencias. El propio Sadeq Saba protagonizó para el servicio inglés una saga de gran éxito en la que recorría su país con el pretexto cu-linario. Una especie de Un país en la mo-chila iraní en el que Saba se paseaba en bazares, trataba de capturar escurridizos peces o bailaba patosamente danzas tra-dicionales. Fue traducido a una docena de idiomas y también triunfó en Irán. “Al mundo le enseñamos que Irán era mucho más que el tema nuclear y los ayatolás, ha sido la mejor campaña de tu-rismo… ¡y, además, gratis!”, bromea Saba. “Hablábamos con gente de todo el país, hombres y mujeres, de minorías o de pro-vincias. Contaban sus preocupaciones, su vida diaria, sus sueños”, explica. Después de 20 años trabajando como periodista ésta es su mayor obsesión: dar voz a la gente corriente. “Es muy impor-tante construir una cultura del diálogo: respetar y compartir ideas”, insiste. “Ver cómo viven otros y descubrir que no so-mos muy diferentes”. “La gente en Irán está aprendiendo sobre su país, sobre ellos mismos y sobre otros. Esto es lo que hacemos en Irán y esto es lo que no quieren que mostremos. El gobierno quiere que su gente viva en la oscuridad. Nosotros somos la luz en este cuarto oscuro. Ahora se ve un poco mejor”, resume con solemnidad el veterano perio-dista. Sadeq Saba, hace una pausa y repite con la misma voz poderosa: “En realidad todo se trata de eso, somos la única luz en el cuarto oscuro”.

“En mi equipo hay de todo, hasta gente que trabajaba en la agencia oficial de noticias allí, hay gente más conservadora o más liberal; pero eso es irrelevante: todos deben ser objetivos”

“Yo sé que nunca podré sacar de la cabeza de mucha gente la idea de que recibimos dinero público y que algo tiene que haber detrás. Siempre sospecharán”

SADEQ SABAR

SADEQ SABAR

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El arte, como el mar de En la playa, de noche, en soledad, abarca a todas las civilizaciones. A todos los lugares. Y a todas las épocas. Observando una obra como la de Monet, uno no solo ve una representación de la realidad. Ve algo que ha unido al mundo durante siglos. Es el Arte. Saboreado por ricos y pobres, en las aldeas más remotas y en los barrios más cercanos. Desde la época de Pangea hasta la actualidad; y para siempre. Como el mar. O la Luna. Esos lugares comunes que por no tener dueño ni fecha de caducidad, son los más bellos. Los que eliminan las diferencias y nos acercan, para redescubrir lo fundamental.

LA ÚLTIMA

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EN LA PLAYA, DE NOCHE, EN SOLEDAD

(1855) por Walt Whitman

En la playa, de noche en soledad,

mientras la madre se balancea y canta su ronca

canción,

mientras veo las estrellas brillar,

obtengo la respuesta

sobre los universos y el futuro.

Una vasta similitud los entrelaza a todos,

todas las esferas, hechas, deshechas, pequeñas,

grandes, soles, lunas, planetas,

todas las distancias del espacio,

por grandes que sean

todas las distancias del tiempo, todas las formas

inanimadas,

todas las almas, todos los cuerpos vivientes,

por diferentes que sean,

todas las naciones, colores, barbarismos,

civilizaciones, idiomas,

todas las identidades que han existido o vayan a

existir en este mundo, o en cualquiera,

todas las vidas y muertes, todo el pasado,

el presente y el futuro,

esta vasta similitud las abarca,

y siempre las ha abarcado,

y por siempre las abarcará,

y con fuerza abrazará y protegerá.

Un

seño

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udia

Los

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VIDASUNA HISTORIA DE CONTRABANDISTASFÓSILES DEL CAMPOUN BLANCO ENTRE INDIOSLOS MARINEROS PERDIDOS

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UNA

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LA VIDA EN LA FRONTERA

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UREPELSus 340 vecinos viven al otro lado del monte Aztakarri. El pueblo pertenece al departamento de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania, Francia. Es conocido por ser el lugar de nacimiento del popular cantante y bertsolari vasco, Xalbador.

LA VIDA EN LA FRONTERA

1

2

PAMPLONA

2

1

El Pirineo navarro ha sido refugio para mitos de brujas, rebeldes

maquis, y como toda tierra de frontera, también de contrabandistas.

Honorio y Nicolás Ibarra Villanueva fueron dos eslabones de

una cadena que cada noche se adentraba en la montaña para

transportar paquetes, luchando así contra la escasez de la posguerra

y forjando la fortuna de unos pocos que ni siquiera tocaban la

mercancía. La suya es una historia de contrabandistas.

Cada vez que Honorio y Nicolás Ibarra cruzaban la frontera de los Pirineos con un paquete a las espaldas, sus jefes les pagaban

800 pesetas. Lo hacían tres veces a la se-mana. 82 kilómetros, 11 horas, 15 kilos cada vez. Porque Honorio y Nicolás eran contra-bandistas. Cada vez que Honorio y Nicolás hacían contrabando, se calzaban sus botas de agua y caminaban toda la noche. Salían al atardecer de Mezkiritz, en el valle navarro de Erro, para llegar a Urepel, en Francia, ya de madrugada. Allí, y antes de empren-der el camino de vuelta, aún conservaban energías para echar un partido de pelota en el frontón Gure Amentsa. Y en ocasio-nes, hasta para ir a misa. Recogían la mer-cancía en la casa Monaco, con acento en la penúltima sílaba, y la cargaban en la es-palda con una tela que colgaba de su fren-te y caía por los hombros. A veces, llevaban ruedas de camiones, otras, ganado, pero, la mayor parte del tiempo, puntillas para las labores de costura. Aunque, a decir verdad, a veces Honorio y Nicolás ni siquiera sa-bían lo que transportaban. Ellos cargaban y caminaban. 82 kilómetros, 11 horas, con 15 kilos a las espaldas. Honorio había dejado la escuela a los 14 años. Su padre requería ayuda con la

ganadería para mantener a la familia. Ha-bía que pastorear a las vacas y ovejas que daban de comer a los cinco hermanos que vivían en la casa Apesui, un gran caserío al lado de la iglesia de Mezkiritz. Hoy, con 83 años, Honorio sigue vivien-do en Apesui. E igual que hizo su padre con él, requirió a su hijo para ayudar con la ganadería y mantener la tradición fami-liar. Aunque esta vez, solo da de comer a tres. Los demás se han ido. “Ahora el único que me sigue es Popi”, se queja Honorio señalando a su perro pastor. El pueblo ha pasado de tener más de 150 habitantes a cobijar a 80. De ser un pueblo joven a te-ner 15 solteros mayores de cuarenta años y a que en 2010 naciera el primer bebé de los últimos 22. Y a que, claro está, ya nadie practique el contrabando. No desde un Viernes Santo hace 52 años.

LEYENDA DEL PIRINEODe la actividad quedan una docena de le-yendas urbanas e historias reales que Ho-norio cuenta con humor. Lleva el mismo tipo de botas de agua que calzaba al cruzar los Pirineos y un bastón de avellano con el que arrea a sus vacas. Pide su txapela para las fotos, y se lamenta por no llevar el traje que se había puesto por la mañana para misa. Porque Honorio, como su nombre

Texto: LEIRE ARIZ SARASKETA ([email protected]). Fotografías: SALVADOR ARELLANO TORRES

UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS

MEZKIRITZ

Pueblo de 80 habitantes en el Valle de Erro, en Navarra. Está a 37 kilómetros al norte de Pamplona, en pleno Pirineo. Sus habitantes se dedican a la agricultura y la ganadería, y son conocidos por sus buenos pelotaris y por haber emigrado como pastores a California.

Urepel

Mezkiritz

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Honorio Ibarra, de 83 años, al frente de la casa Apesui en Mezkiritz.

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LA VIDA EN LA FRONTERA

Nicolás Ibarra (segundo por la derecha), tomando un vino con unos amigos en una imagen típica de la época. /CEDIDA

Familia Ibarra el día de la boda de Honorio con Aurelia Murillo. Honorio (tercero por la derecha) y Nicolás (primero por la izquierda) transportaron paquetes durante un

mes para consiguier el dinero que sufragara los gastos de la ceremonia. / CEDIDA

UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS

indica, es un señor elegante. Camina con una rectitud sorprendente para su edad. Y mientras lo hace, cuenta la anécdota del pastor de Valcarlos que todos los días cruzaba la frontera a lomos de su bicicle-ta. “¿A dónde irá este?”, debían de pregun-tarse los guardias civiles que lo veían. “Se-guro que anda en algo de contrabando”. “Pero es que nunca lleva ningún paquete, así no hay quien le dé el alto”. Y la expli-cación popular, como no podía ser de otra manera, es que aquel pastor de Valcarlos hacía contrabando de bicicletas. Pero la historia favorita de Honorio es, con toda seguridad, la de un espabila-do de Baztán que había amaestrado a su yegua para saberse el camino de vuelta a casa. El pastor cruzaba la frontera, ataba el ganado a la parte trasera de su caballo, y ahí que se volvía a casa sin tener que preocuparse por ocultar su mercancía o buscar pasos alejados de los guardias. Al día siguiente, al despertar, la yegua y todo el ganado de contrabando le estarían es-perando en la puerta de su casa. “Cuántos problemas nos habría ahorrado este in-vento”, ríe Honorio. Porque la mercancía más difícil de transportar era precisamente el ganado. Honorio recuerda que, una vez, el grupo de machos (cruce entre yegua y burro) que traían de Urepel se hundió en un pozo del río por el que cruzaban. No podían sa-lir de él y todo indicaba que se iban a aho-gar. Pero Honorio y su hermano Nicolás se quitaron las ropas y con las telas, apreta-ron los hocicos de los animales, de forma que al no poder respirar dieron un brinco, saliendo así del pozo y pudiendo seguir caminando por el río. La crisis de la Guerra Civil y la posgue-rra, “una de verdad y no como la de ahora” según Honorio, llevó a decenas de jóvenes de los valles navarros a aventurarse en los Pirineos para dedicarse al contrabando. Las cartillas de racionamiento no daban más que “dos bolas de pan”, y de vez en cuando había que ir a por harina de maíz para tener de más. Honorio recuerda que

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Vistas del pueblo Urepel, en la región francesa de Aquitania, donde Honorio y Nicolás Ibarra recogían la mercancía.

Hoy día, Honorio Ibarra ayuda a su hijo en la explotación ganadera cuidando vacas.

En los 60 los contrabandistas dejaron de transportar mercancía para guiar a portugueses que huían de la pobreza en su país. Un grupo de navarros les ayudaba a pasar a Francia en lo que hoy llamarían “camiones patera”.

en Mezkiritz había familias que tenían que poner cepos en los caminos del pue-blo para así cazar las aves que luego co-merían. “La mitad de los jóvenes se fueron de pastores a California, y aquí nos queda-mos los más sufridores”, dice. El sobresueldo que se ganaban trans-portando paquetes les ayudaba a hacer frente a esa escasez, pero ellos no dejaban de ser los eslabones de una cadena que hacía ricos a otros. Honorio y Nicolás no vendían lo que traían de Francia, ni siquie-ra se lo quedaban, sino que lo dejaban en San Pau, cerca de Lusarreta, para que otros porteadores lo llevaran a su destino final.

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LA VIDA EN LA FRONTERA UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS

Ropas de labranza

para mayor omodidad.

15 kg

6 horas

EL CONTRABANDO DURANTE LA GUERRA CIVIL EN NAVARRA

Atraviesan el collado de Aztakarri (996m)

Salen de Urepel por la madrugada. Recogen la mercancía en la casa Monaco

110

Botas de agua para caminar por el fango en el monte.

Tela en la frente que caía por los hombros para cubrir los paquetes.

1 2

UREPEL

SOROGAIN

Mezkiritz (ERRO)

Lusarreta (ARCE)

Alto de la Virgen

Ligetza

1

23

4

5

6

Collado de Aztakarri

5 km2 mi

UrepelMezkiritz

Pamplona

NAVARRA

Zona ampliada

EL CAMINO DE HONORIO Y NICOLÁS IBARRA

LOS 41 KM DE MERCANCÍA

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UrepelMezkiritz

Pamplona

LA RUTA DEL CONTRABANDO

Dicen algunos que el contrabando es el segundo oficio más antiguo de Navarra. Se ha desarrollado en todas las épocas y por sus cuatro costados, ya que la tierra ha sido fronteriza en tiempos de reino y de provincia, y ha tenido aduanas tanto en el Norte como en el Sur. Ya en el siglo XVIII, poetas e historiadores incluían la palabra traficante para referirse a los navarros. Antes de la Ley Paccionada apro-bada en 1841, el centro de la actividad era la Ribera, pero cuando con esa regu-lación la frontera se dibujó en los Piri-neos, los valles a sus pies heredaron la costumbre. Durante la Guerra Civil, el valle de Baztán era el núcleo, pero con los años la actividad se extendió hacia el este, sacando de la escasez a pueblos como Etxalar, Elizondo u Orbaiceta y utilizando diversos caminos como los de Zugarramurdi, Eugui o Aldudes.La huella del contrabando se palpa en las costumbres de la zona, como la ca-rrera de contrabandistas que cada mes de agosto se organiza en Sara, localidad francesa antiguamente perteneciente a Navarra y hoy parte de lo que los vas-cos consideran la provincia de “Baja Navarra”. A pocos kilómetros y ya en

POEMA DE FRANCISCO GREGORIO DE SALAS

Navarra en la realidad,da de sí gente honrada,

y aunque es un poco pesada,guardan palabra y verdad.

En todo tiempo y edad,son terribles comedores,igualmente bebedores,y todos son traficantes,

asentistas, comerciantes, indianos o cazadores

Bajan a Sorogain y suben el Alto de la Virgen

Bordean Mezkirtiz, por Ligezta dirección a Lusarreta

Pasan por la carretera vieja hacia Lusarreta hasta Saint Paul, donde dejan la mercancía

De Lusarreta vuelven a Mezkiritz. Llegan al amanecer

En Viscarret y Espinal se encontraban las garitas de los guardias civiles

22 29 30 41

España, están las cuevas de Zugarra-murdi, donde el contrabando se mezcla-ba con la mitología al utilizar las anti-guas cuevas de las brujas como almacén para sus mercancías. La materia ha servido durante déca-das como inspiración para los novelistas de la zona. Autores como Pío Baroja en Zalacaín el Aventurero o Félix Urabayen en Los Centauros de los Pirineos retratan la vida y costumbres de este oficio con-virtiendo a sus protagonistas en héroes románticos que, además de luchar contra su pobreza, se erigían como resistencia al estado.

41km

3 4 5 6

Ruedas de camión (una por viaje)

Ganado Puntillas

Honorio y Nicolás Ibarra

MERCANCÍAS

EN NAVARRAganado

alimentación y evasión de capitales

1936

S60%

10%

objetos de casa

tabaco y café

194050%

20%

tabaco y alimentación

café

194220%

12%

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120 Pangea

LA VIDA EN LA FRONTERA UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS

El maquis y el contrabando convivieron en la frontera durante un tiempo muy breve. Compartían rutas en la montaña y aversión por la autoridad, pero su relación fue escasa y según Honorio, sus encuentros, poco afortu-nados. Los maquis, antiguos combatientes republicanos, luchaban en un frente de resistencia antifascista. Sus objetivos eran políticos; los del contrabandista, económi-cos.Su momento de madurez iba a tener lugar en octubre de 1944, con la fracasada operación del Valle de Arán. El objetivo era hacerse con la zona entre los ríos de Cinca y Segre y proclamarla bajo el gobierno de la República.En Navarra, la operación iba a partir desde Roncesvalles, cerca de Mezkiritz.

EL MAQUIS Y EL CONTRABANDO, VECINOS EN LOS PIRINEOS

Una vez, y solo una, Honorio se atrevió a quedarse con algo de lo que llevaba a hombros. Sabiendo que contrabandeaban pun-tillas, una de sus hermanas le había pedi-do que le dejara quedarse con un metro. Así que una vez, y solo una, Honorio se desvió de su camino y paró en Mezkiritz para reunirse con su hermana en el pajar y que esta cogiera parte de la tan desea-da puntilla. Cuenta Honorio que cuando abrió el paquete, se quedó sorprendido de lo que era. “¿Por eso tanto revuelo?”. Esos pequeños riesgos hacían que el sobresueldo fuera tan necesario como peligroso. Honorio y Nicolás sabían que se la jugaban cada vez que salían de Ure-pel con las espaldas cargadas. Subían al alto de Aztakarri tanto en verano como en invierno, entrando a la península por el camino de Sorogain y temiendo el mo-mento de cruzarse con un guardia civil. Los tricornios y las capas asustaban. Qué decir de los fusiles. En cambio, la montaña y sus trampas eran familiares. Se sabían el camino como cualquiera sabe volver a casa del trabajo. “Este en el monte no se pierde, en cambio lo sueltas en el asfalto de Pamplona, y eso es otra cosa...”, ríe su yerno Jaime. Dice la familia que para Nicolás el contrabando tenía algo de aventura. Se había sacado el carné para conducir ca-miones, y su sueño era salir del valle para vivir la vida. Pero también cuentan que solía decir que haría contrabando, “aun-que sea de gratis”. Quizá le gustara eso de jugar a engañar a la autoridad. Y quizá por eso, y por su valentía, se citó con sus jefazos en fiestas de Orbaiceta para pedir un aumento de sueldo. Les hablaría de los riesgos y de sus necesidades. Y al pa-recer lo hizo de forma convincente. Por-que le ofrecieron una subida de sueldo para cobrar 3.000 pesetas por paquete. Eso sí, con condiciones. Si perdían la mer-cancía al tirarla huyendo de la Guardia Civil, tendrían que hacer dos viajes más sin cobrar. 82 kilómetros, 11 horas, con 15

kilos a las espaldas. Gratis. Pronto se despertaron los celos de los demás contrabandistas, que seguían cobrando las antiguas 800 pesetas. Ante las quejas, Honorio prometió a sus com-pañeros hablar con los jefes, dueños de un banco de la provincia, y consiguió que el salario fuera el mismo para todos. Eso sí, con las mismas condiciones. Si perdían la mercancía, hacían dos viajes gratis. En el siguiente viaje que hicieron, los que en principio tenían envidia sufrieron las consecuencias. Como era habitual, al subir hacia Sorogain, se pusieron de dos en dos con pastores franceses. Primero pasaba una pareja, y si los carabineros no daban el alto, cruzaba el resto. Claro que a veces, los guardias dejaban libres a los pri-meros solo como cebo para pillar al resto. Aquella vez, Honorio fue el primero en cruzar con su pastor francés. Se comuni-caban en euskera, y cuando a los minutos escucharon los tiros de la Guardia Civil, no dijeron ni rápido, ni vite (en francés), ni azkar (en euskera batua), sino “¡fite, fite!” en el euskera de la zona. Oyeron los fusi-les y echaron a correr. Más tarde supieron que no le había pasado nada a nadie, pero que todos habían tirado sus paquetes por el camino. Así, la primera vez en la que iban a cobrar 3.000 pesetas se convirtió en la primera de las tres en la que no co-braron ni una.

SOSPECHAS EN EL PUEBLOGanar dinero merecía la pena, pero tam-bién tenía riesgos. Además de para un banco navarro, Honorio y Nicolás hicieron encargos para un empresario de San Se-bastián, que con mala fortuna, murió an-tes de pagarles lo que les debía. Cuando fueron a reclamarle a su mujer, esta les dijo que no tenía dinero para ofrecerles, pero que se podían quedar con uno de los coches de su marido. Nada menos que un Mercedes. Y esa es la historia de cómo dos jóvenes de pueblo renunciaron a un coche de lujo. “Si ya había sospechas en Mezki-ritz, con un Mercedes íbamos a llamar de-

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Honorio y Nicolás sabían que se la jugaban cada vez que salían de Urepel con las espaldas cargadas

Para Nicolás el contrabando tenía algo de aventura y, según la familia, lo haría incluso gratis

masiado la atención”, cuenta Honorio. Según él, todos en el valle sabían quié-nes andaban en el contrabando. Pero na-die lo decía. Y nadie preguntaba. Así que Honorio y Nicolás se veían obligados a guardar las apariencias. Cuando volvían al pueblo antes de salir el sol, los dos se iban a dormir. Hasta que su madre empezaba a quejarse. “Ayyyy, ¡qué vergüenza!, la hier-ba sin dar la vuelta”. Honorio tenía que re-nunciar al sueño, pasando así días enteros sin dormir, e ir a darle la vuelta a la hierba para que se secara por ambos lados. Aun-que, según su mujer Aurelia, “Nicolás solía quedarse dormido”. Cuando empezaron a ganar 3.000 por paquete, fue más difícil guardar el secre-to. Honorio pudo pagar su boda y viaje de novios con Aurelia, y lo más sorprendente, se compró una moto de la marca Ossa. El rumor, “¡que Honorio se ha comprado una osa!”, recorrió el pueblo haciendo creer a los menos modernos que tendrían a un animal grande y peludo por vecino. Las sospechas de que Honorio y Nico-lás eran contrabandistas se confirmaron con la visita de unos vecinos a Urepel. Honorio acababa de llegar al pueblo de la montaña, y estaba dando una vuelta en bici cuando de una casa vio que lo seña-laban. “¿Es Honorio?”. “No, no puede ser”. Él intentó pasar desapercibido, pero años más tarde, en el bar Herriko Txokoa del pueblo, aquel vecino indiscreto le pregun-tó por el misterioso encuentro. “Oye Ho-norio, me vas a hacer ganar una merien-da. Aquel que andaba en bici en Urepel... Eras tú, ¿verdad?”. Y efectivamente, aquel vecino venció la apuesta que dudaba si el joven en bicicleta de Urepel era Honorio Ibarra. Todas estas idas y venidas de rumores afectaban a la madre de Nicolás y Honorio y a la mujer de este último, a la que no le gustaba eso del contrabando. Pero nada era más complicado que las relaciones con la Guardia Civil. Desde que empeza-ron sus viajes a la frontera, Nicolás y Ho-norio sobornaban a los carabineros. Cuan

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LA VIDA EN LA FRONTERA UNA HISTORIA DE CONTRABANDISTAS

Para que la gente del pueblo no sospechara, se pasaban días sin dormir

Era fácil sobornar a la Guardia Civil porque estaban tan necesitados que robaban gallinas

do lo cuenta, pregunta riendo: “¿No me irán a meter a la cárcel por esto?”, como si los miedos de otra época no se fueran ni con 83 años. Explica que en los pueblos contaban que los guardias andaban tan necesitados como los habitantes. Y que de hecho, en Viscarret solían robar las galli-nas de los vecinos. Estando así las cosas, fue fácil hacer un trato con ellos. Los her-manos les pagarían cada vez que iban a viajar a Urepel, y ellos les dirían por dónde patrullarían cada noche.

UN DESENLACE INESPERADOEl problema llegó cuando, al empezar a cobrar 3.000 pesetas, Honorio y Nico-lás cambiaron su ruta desde Viscarret a Espinal, comenzando a sobornar a los guardias de este otro pueblo. La decisión enfadó a la benemérita del primero. En Viscarret querían seguir cobrando las pagas de los contrabandistas, y aunque hicieron lo posible por convencerles para mantenerlas, se quedaron sin ellas. No tardaron en planear una emboscada. Fue el Viernes Santo de hace 52 años. El día en que acabó el contrabando en la familia Ibarra. Nicolás había salido a caminar por el monte. No era una de esas caminatas de 82 kilómetros, 11 horas y con 15 kilos a las espaldas, sino un paseo normal. Camina-

ba por la carretera vieja hacia Lusarreta, cuando un guardia civil, le disparó tres tiros. Uno, dos y tres. Nicolás murió en el acto. Tenía 28 años. El rumor de que ha-bían matado a alguien llegó a Mezkiritz. Y preocupó a la familia Ibarra. Honorio no habla de ello, pero Aurelia cuenta que su marido cogió la Ossa y fue a buscar al ca-rabinero de Viscarret al que solían sobor-nar. Cuando lo encontró, lo debió de aga-rrar por las solapas y le preguntó: “¿Quién es?”. “Es tu hermano. Y está muerto”. Hubo un juicio. Pero nadie fue declara-do culpable. Honorio tuvo que participar como testigo, y cuando entró en la sala, le tocó ver al asesino de su hermano. Estaba sentado en el resquicio de la ventana, y Honorio sintió la tentación de abalanzar-se y empujarlo. Pero lo agarraron y detu-vieron. Y nadie pagó por aquello. Ese Viernes Santo de 1959 acabó el contrabando en la familia Ibarra, y por contagio, en gran parte del valle de Erro. Se acabaron los 82 kilómetros, las 11 ho-ras, los 15 kilos a las espaldas. Del negocio quedó la venta de café de contrabando en casa de Pedro, la frase recurrente de “¡Eso son los pecados de juventud!” cada vez que Honorio se queja de los dolores de espalda y una cruz en memoria de Nico-lás en el punto donde lo mataron. Sobre todo, su recuerdo.

LIBROSZalacaín el aventurero, (1908) de Pío Baroja. Es la última novela de la trilogía Tierras Vascas, y en ella se narra cómo en el contexto de la Terce-ra Guerra Carlista, Zalacaín y su amigo Bautista trafican a través de la frontera hispano-francesa.

PELÍCULASEl bosque de la luz, (2004) Karlos Alastruey. Se trata del primer cortometra-je del director bilbaíno, Karlos Alastruey. A pesar de que la trama transcurra en la guerra serbo-bosnia, muchas de las es-cenas se rodaron en la localidad de Mezkiritz.

MÚSICA Xalbador. Fernando Aire Etxart nació en Urepel en 1920 y es uno de los históricos bertsolaris vascos. Su amigo Erramun Martikorena es-cribió en su honor “Urepeleko Artzaia” o el pastor de Urepel, una de las canciones más populares entre los euskaldunes.

SIGUE LA HUELLA

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123PangeaHonorio hace 20 años. /CARLOS OCTAVIO

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ZOQUETAPieza de madera que protege los dedos del segador. Se coloca, a modo de guante, en la mano que recoge la gavilla de mies y protege de posibles cortes con la propia hoz. En la parte superior la zoqueta tiene un agujero para que salgan los granos que pudieran haberse metido en la labor.

HOZ

Herramienta

utilizada en la siega

compuesta por un

mango de madera y

una hoja curva.

CAPAZAFiltro de esparto sobre el cual se prensan las olivas para la extracción del aceite.

La extinción del trabajo manual empuja las

herramientas tradicionales del pajar a la vitrina.

Y como en toda exposición, conviene recordar que

lo exhibido es el fósil de todo desarrollo posterior.

La tecnología más vanguardista de hoy es la

evolución de las herramientas más primitivas.

FÓSILES DEL CAMPO

Texto: SALVADOR ARELLANO TORRES y LEIRE ARIZ SARASKETAFotografías: SALVADOR ARELLANO TORRES

EN EXTINCIÓN

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MANGAMuñequera de cuero que se usa junto con la zoqueta y protege el brazo de los cortes.

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COLLERACollar de cuero que se pone a las caballerías y del que se engancha el carro o los aperos de labranza.

JUBOPequeño yugo al que se

uncen los animales.

HORCAApero de mango largo y con púas

en su extremo con el que se levanta y

hacinan las mies. Las horcas más rudimentarias aprovechan la

rama de un árbol. Sus pequeñas

ramificaciones hacen de puntas.

EN EXTINCIÓN FÓSILES DEL CAMPO

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ALAMBIQUEHerramienta que sirve para destilar. Está

formado por dos recipientes unidos por un tubo. El recipiente que contiene el líquido, la caldera o retorta, se pone al

fuego y cuando se alcanzan los 80o grados el alcohol se evapora separándose del

agua. Al enfriarse cae, a través del tubo, al segundo recipiente. En las zonas rurales el alambique suele ser utilizado para destilar

líquidos procedentes de la fermentación alcohólica de frutas. El material más

común es el cobre.

PLEGADORAInstrumento de madera

empujado manualmente para allanar el terreno.

PISÓNMaza de madera utilizada para aplastar la uva y que quepa más en el comportón, el recipiente para transportar la uva.

LAYA

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En la selva de Urabá, en Colombia, un blanco

vivió entre los indios. El Carmelita Ángel Cayo

Atienza pasó varios años con los katíos. Entre

1932 y 1937 escribió un diario en el que recogió

la vida de los indios y la naturaleza grandiosa de

una selva inacabable. Ahora, 80 años después,

Pangea publica ese diario inédito.

UN BLANCO ENTRE LOS

INDIOS

Texto: SALVADOR ARELLANO TORRES y MARÍA CROSAS BATISTAFotografías: ARCHIVO ÁNGEL CAYO ATIENZA

DIARIOS

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DIARIOS UN BLANCO ENTRE LOS INDIOS

EL MISIONEROÁngel Cayo Atienza fue un misionero, escritor y antropólogo nacido en Corella (Navarra) en 1909. Con 10 años entró en el Seminario Carmelita de Villafranca. Fue a parar a tierras colombianas en los tiempos anticlericales de la República y se ordenó en la ciudad de Santa Rosa de Osos, tomando el nombre de Fray Pablo del Santísimo Sacramento. Fue destinado a las misiones de Urabá, donde pasó va-rios años con los indios katíos. Defendió sus derechos frente a los que intentaban avasallarlos para enriquecerse, y aprendió su lengua, hoy en vías de extinción. En 1937 regresó a España para servir de capellán en la Guerra Civil y al finali-zar esta pasó algunos años en Santander, donde escribió Oscar Wilde se llamaba el hijo pródigo, una obra de crítica literaria sobre el escritor irlandés. En los años 40 fue destinado a Panamá donde comenzó, a través de su periódico El Lábaro, un movimiento de oposición frente a la política educativa del presi-dente Arnulfo Arias. La persecución que sufrió por ello le obligó a refugiarse en la parte norteamericana del canal. Cuando regresó a España en 1957, sus diferencias políticas con los carmelitas provocaron su salida de la orden y volvió a Colombia para incorporarse al clero secular. El 14 de mayo de 1993 murió en Cúcuta y fue sepultado en la catedral de San José.

Ángel Cayo Atienza en la Misión de San José, situada en el golfo de Urabá (Colombia).

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REGIÓN DE URABÁ, COLOMBIA

MAR CARIBEPANAMÁ

CHOCÓ

ANTIOQUÍA

CÓRDOBA

COLOMBIA

Golfo de Urabá

TurbóApartadó

ChuridóChigorodó

Riosucio

Puerto César

Río Atrato

Río Cauca

San Pedro de Urabá

Caldas

URABÁ, LA TIERRA PROMETIDARegión de Urabá, Colombia

Indios katíos (o catíos): Etnia indígena localizada en zonas de montaña en Chocó, Córdoba y el centro occidente de Antioquía. Existen dos variaciones entre esta raza: los emberá que están dentro de la microfamilia caribe y los de anzá y ebéjico de la familia chibcha.

Indios kuna (o cuna). Pueblo amerindio procedente de Panamá que se asentó en la zona del golfo de Urabá y Chocó (cerca del río Atrato). La llegada de los conquistadores españoles les hizo retroceder a sus primeros asentamientos (Panamá). En la actualidad suman un total de 61.700 habitantes en Panamá y 1.200 en Colombia.

Región geográfica de Colombia fronteriza con Panamá. No está delimitada como tal en ningún mapa, pero se caracteriza por ser la sede de distintas culturas y el cruce entre el Pacífico y el Atlántico. En la actualidad, la región tiene una extensión aproximada de 11.664 kilómetros cuadrados, con la selva húmeda tropical y la cadena montañosa andina (Cordillera Occidental y Central) y se subdivide en el Urabá Antioqueño, el Urabá Cordobés y el Urabá Chocoano.

POBLACIÓN

Región que da refugio a negros, blancos, indígenas (kunas y katíos, rivales entre sí), mulatos, zambos (mestizaje de negro e indio americano) y mestizos entre españoles e indios.

GOLFO DE AGUA DULCE

No diréis que la selva me acogió muy propicia y amable; al contrario, hizo cuanto pudo por infundirme pavor y arrojarme de su seno. Se ve que no me quiere ni como transeúnte ni menos como vecino; no es amiga de huéspedes blancos y se complace en atormentar a los que la negra suerte ha tirado a su regazo. La selva es el reino de los indios y las fieras, de las nieblas, del misterio y de los árboles; de la noche perpetua y de los elementos, el agua y el huracán. Yo quise condescender y aclimatarme a ella, aprender su lenguaje, adoptar sus usos y costumbres, respetar sus pragmáticas y leyes, rendirle en una palabra, vasallaje, reconociendo su poderío sobre mí. Pero ni aun así quedó conforme”.

Indígenas en Urabá

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EL SONIDO QUE PRODUCE SACIA MI ALMA

DIARIOS

En el bohío más próximo vive un indio ciego; es joven pero no ve ni gota. Tal

vez una sencilla operación le daría la vista, pero ¿quién le habla de salir? Además, no le hace falta, desde la infancia se ha refugia-do contra el hastío en la música y en hacer cestas, labor propia de las mujeres(...)Tiene una colección de cañas que quieren imitar flautas: una boca de chaflán y varios agu-jeritos a lo largo. El sonido que produce sa-cia su alma… y la mía”.

Una racha de negro pesimismo me so-foca. Lo reconozco, pero no puedo

evitarlo, no consigo alejarlo con ninguna reflexión. El hígado se me debe de estar en-tumeciendo atrozmente. Pienso a ratos que este clima me va a matar en la flor de la edad. Los alimentos no me asientan. (…) El agua está minando mis vísceras. Me paso días enteros sin poder dar golpe, sin poder meditar en nada. La música de la flauta del indio Miguel me hace saltar, me fastidia. Soy esclavo de un marasmo que me impide todo movimiento. La humedad se toca con las manos”.

“”

UN BLANCO ENTRE LOS INDIOS

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La región de Urabá se sitúa en un importante enclave geográfico, entre el océano Pacífico y el Atlántico. Goza también de una gran riqueza cultural, que se deriva de una importante mezcla de razas. Las primeras misiones de Urabá datan de 1509, cuando Alonso de Ojeda arribó al mando de una expedición con misioneros franciscanos. En la fotografía principal se observan bohíos, las viviendas más comunes de los indios katíos.

La tierra cría toda clase de productos tropicales, pero no siempre están a mano. Desde luego, que

no es para banquetear los que estamos hechos al pan de trigo que no se ve por Urabá. ` Para empu-jar´ están la arepa de maíz y el plátano asado, esto es lo que más abunda. Plátano con el que engordan hasta los animales. (…)No falta en general la carne, si no es de casa, del monte; en esto los indios no se andan en melindres. Un indiecito le ofrecía a una Hermana un muslito bastante gordo y al preguntar de qué era, pues la ceniza no permitía distinguirlo, respondió que de rata”.

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Marinero y jinete: ahí es nada lo que exige Urabá al misionero. Y cuando estás encantado con los kunas, porque ya has conquistado su afecto, tu salud te re-

clama que vayas a tratar con los hoscos katíos, porque estos viven en las montañas y aquéllos en los llanos cenagosos invadidos por pléyades de mosquitos. Ciertamente, la misión de Urabá es algo serio: tiene todos los extremos de frío y calor; todas las dificultades del mar y las altas cordilleras y los ríos desbordados. Todos los enredos y disgustos que, como agua cenagosa a los mosquitos, atraen los protestantes; todas las astucias y dobleces de los indios; todas las desgracias de los negros; todas las exigen-cias de los blancos. En verdad, la misión de Urabá es algo grande”.

EN VERDAD LA MISIÓN DE URABÁ ES ALGO GRANDE

UN BLANCO ENTRE LOS INDIOSDIARIOS

“ ”

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EN VERDAD LA MISIÓN DE URABÁ ES ALGO GRANDE

San José, mansión cenobítica. El anillo pastoral. Internado de indios, kunos y ka-tíos; las razas enemigas se hermanan a los pies del Sacramento. Emporio de

virtud, arte e industria. Hospedería monacal, cosmopolita. Vigía de la nación. Playa cenagosa, cerrada, estéril, desconocida, señalada por el Padre Arteaga para reposo espiritual y corporal del misionero. Va a ser el ombligo de América, el pulmón de Colombia. Prosiguen los españoles su labor…”.

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UN BLANCO ENTRE LOS INDIOSDIARIOS

DOS RELIGIONES Y DOS CIVILIZACIONES“ ”

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“En Urabá hay dos razas distintas de indios: los katíos y los karibe-kunas, cada uno con su lengua, ri-tos y costumbres completamente distintas. Ni se pueden ver unos a otros siquiera, miren si son dis-tintos. De modo que el misionero tiene ya por delante dos lenguas, dos religiones y dos civilizaciones que entender”.

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He llegado a orillas del Zurrambai. Me parece que el río está demasiado profundo para pasarlo a caba-

llo. Me desvío un poco a la derecha, río arriba, en busca de un vado. Me encuentro a un indio. - ¿Con qué pescas?- Con carnada.- Claro, ¿pero qué carnada pones?- Lombriz.- A ver, saca.- ¿Para qué quiere ver? ¿No digo yo que es lombriz?Noto algo raro en su cara.- Es que yo no he visto lombriz de aquí y a lo mejor son distintas de las que yo conozco.El indio saca la cuerda del agua y me enseña:- Lombriz.- ¡Qué rara! Yo no conocía esa clase de lombrices.- Aquí tengo más. ¿Quiere ver?Mete la mano en la jícara que lleva pendiente del hom-bro, y pone ante mis ojos un pedazo, negro ya, de carne.

EL CORAZÓN DEL JAIBANÁ

UN BLANCO ENTRE LOS INDIOSDIARIOS

- Eso parece asadura.- ¡Claro!- ¿De vaca?- De jaibaná.Un temblor frío corre por todo mi cuerpo. ¡Jaibaná es un hombre! Puede en mí más el miedo que la curiosidad. (…)- Y, ¿quién era el jaibaná? Ya sabe que el Padrecito quie-re al indio y no le hace nunca mal.- Si yo te conoce; tú casando a mí en Murrí, hace tres años. Tú eres Padrecito Pablos. Tú diste a mí medalla, escapulario y a mi mujer collar y paruma.Trato de recordar.- ¿Y quién fue tu padrino?- Milagrito.- Ah, ya me acuerdo. ¿Sabes que Milagrito murió hace tres meses? Le dieron un machetazo en la espalda. Mu-rió partidito. Y tu mujer, ¿qué tal sigue?- Enferma está.

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Los jaibanás eran la figura central en la sociedad embera. Como el sabio de la tribu, su función consistía en curar enfermedades y velar por la salud de la comunidad frente a los maleficios o achaques exteriores. Para ello usaban plantas y hierbas medicinales. Los jaibanás tenían relación con los espírtus ‘jai’, a través de los cuales aprendían el poder mágico espiritual con el que se regulaba la vida, la salud, la subsistencia y la naturaleza. Se contemplaban tres formas de ‘jai’: los del agua (Dojura y Wandra, madres de los animales y plantas de los ríos), los Antumiá (de la selva profunda) y la transformación de las almas humanas en animales selváticos. La labor del jaibaná no era solamente de curación, sino que al tener conexión con los espíritus, representaban una pieza fundamental en la organización de la tribu.

JAIBANISMO

- ¿Tiene hijos?- Ya tenemos dos; con madre están en bohío.(…)El indio habla. Busca tal vez una jus-tificación a su conciencia primitiva y salvaje. ¡Oh! ¿Por qué escuché su rela-to? Tenía a su mujer hace meses enfer-ma y llamó al jaibaná a que la viera. El tipo del jaibaná katío no se ha es-tudiado aún. ¿Es brujo? ¿Es solamente curandero? ¿Tiene de veras pacto con el demonio? Desde luego tiene bastante conocimiento de hierbas y lo llaman a ver a los enfermos. Algunas veces los enfermos curan. El jaibaná que mi indio llamó tenía un enemigo también jaibaná como él. No he dicho que el jaibaná es de ordi-nario muy odiado y temido por los mis-mos katíos.El jaibaná consultado le dio esta receta:“Tu mujer curará comiendo pescado que haya sido cogido en un anzuelo con el corazón del jaibaná X (no me acuerdo de su nombre y no lo quiero inventar), que vive en tal parte. Él es el que tiene en la cama a tu mujer”. Linda forma de deshacerse de su enemigo.

El jaibaná X vivía muy lejos: dos días de camino, enterrado en la selva de la montaña; por allá por Togorridó. La vida es poco apreciada por los in-dios: al menos la vida ajena. Mi pescador, sin decir oxte ni moxte afiló bien su machete; echó provisiones en el cesto para seis días de viaje y se puso en camino. A nadie le decía de dónde venía ni a dónde se encamina-ba. Tampoco se lo preguntó nadie. Le daban de noche hospedaje en los bohíos por donde esta le cogía y de madruga-da proseguía su marcha. Llegó, al fin, al tambo del jaibaná. Le expuso la en-fermedad de su querida mujer y le pi-dió para ella un remedio.- He venido de lejos, porque tú eres el mejor.- Esta noche saldré a buscar hierba y mañana mismo estarás de vuelta, lle-vándole a tu mujer el remedio para que sane en dos días.- Yo te acompañaré a buscar esas hier-bas.Llegó la noche. Salieron el jaibaná y mi interlocutor. Pasaron la quebrada próxima y anduvieron una hora en

tinieblas, como las fieras, sus vecinas únicas.- Por aquí están las hierbas para tu mujer.Encendió un pedazo de canturrón (cera silvestre) y a su luz se puso a escoger.- Sí, aquí está el remedio –coreó su cliente- y le segó el cuello arrugado y viejo. La cabeza rodó perdiéndose entre la alta y tupida hierba. Antes de que el cuerpo cayera, le quitó de la mano la luz y con ella le buscó en las entrañas el corazón, que envolvió con cuidado en anchas hojas y lo metió, sangrando aún y palpitante, en su jícara de pita. Nadie preguntó por el jaibaná. Ni su gente. Hacía ya tres meses, y hasta entonces nadie se acercó a molestarlo. ¡Dios mio, qué podía hacer yo! Me le-vanté y zambullí mi cabeza en el río. Nadó Maite [su caballo]. Nos arrastró la corriente unos metros y ganamos la otra orilla. No supe si me mojé. Volví la cabeza. No vi más al indio. ¿Sería una pesadilla?A los cuatro meses supe que el pescador asesino había sido a su vez asesinado. A machete. Por otro indio.

El idioma katío (ensayo gramatical), por Ángel Cayo Atienza. Editorial Iberoamericana.

Jaibanás, los verdaderos hombres, Vasco, Luis Guillermo (1985). Editorial Banco Popular.

SIGUE LA HUELLALIBROS

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DESARRAIGADOS

LOS MARINEROS PERDIDOSTexto y fotografías: DANIEL RIVAS PACHECO ([email protected])

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LOS MARINEROS PERDIDOSDESARRAIGADOS

Ismael Reyes Velázquez cocina arroz a la cubana en la oficina de carga del Iballa, en el primer piso del barco. Este camarote es uno de los pocos que to-

davía no ha sido invadido por las ratas. En la habitación resiste la esperanza de siete marineros abandonados por su armador, que sobreviven desde hace 19 meses en Las Palmas de Gran Canaria. La tripulación ha ido perdiendo espacio contra las cu-carachas y los roedores desde que su jefe dejó de pagarles y de llevarles comida y combustible. Los camarotes permanecen candados, igual que el puente de mando. Y la sala de máquinas se inunda poco a poco porque la bomba de achique no fun-ciona. Su paciencia protege los aparatos de navegación y el motor de los ladrones. Aunque tuvieron que vender la mitad para comer. Sólo quedan siete marineros de los 22 que trabajaban para la compañía ca-naria. Aguantan día tras día con la ilu-sión de cobrar los salarios atrasados. Y, quizá, volver a contemplar desde el cas-tillo de popa la estela de espuma del pe-trolero en los caladeros del Sáhara. Pero sus vidas dependen de la ayuda de la ONG católica Stella Maris (la Estrella de Mar, la Virgen María que guía a los ma-rineros). Sus voluntarios les llevan cada jueves arroz, pasta, agua embotellada y bombonas de gas para los fogones. Y los tripulantes, de cinco nacionalidades distintas, buscan una salida entre los pasillos en sombra de un barco con ban-dera panameña que flota como su único salvavidas. Ismael es cubano, sus 57 años se pin-tan con las canas de su pelo frondoso y las arrugas de sus párpados. Lleva desde los diecisiete en la mar, sus ojos han dado la vuelta al mundo dos veces. Incluso traficó con armas cuando su hermano luchaba por la independencia de Angola. Corta la mitad de una cebolla en la oficina de car-ga del Iballa vestido con su mono azul de faena. Hasta que el cocinero se fue hace un año, era maquinista. Su compatriota se

marchó con otros cuatro, entre ellos el ca-pitán Iglesias Sosa y el jefe de máquinas. Habían perdido la esperanza de cobrar, y volvieron a Cuba con la cartera vacía. Ellos aguantaron diez meses en el Puerto de la Luz desde que el barco amarró el 24 de agosto de 2009. Se quedaron en tierra porque el Gobierno de Guinea Bissau ha-bía multado a la compañía canaria con 30.000 euros por suministrar gasolina sin licencia a pesqueros españoles y rusos. Y el armador se olvidó de sus marineros. Se preocupó por última vez en diciembre de ese año, cuando les llevó comida y agua. Pero desde noviembre la tripulación ya le había denunciado ante la justicia para re-clamar sus sueldos. En el caso de Ismael, más de 10.000 euros.

Los marineros llevan 19 meses viviendo en el Puerto de la Luz desde que amarraron el 24 de agosto de 2009

La tripulación ha ido perdiendo espacio contra las cucarachas y los roedores desde que su jefe dejó de pagarles y llevarles comida

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En el camarote, el marinero mueve despacio sus brazos largos y fuertes. El compartimento tiene un metro y medio de ancho, y apenas hay espacio para otra persona más. En la pared hay un croquis con anotaciones técnicas sobre el petro-lero monocasco, botado hace 30 años. Y en el suelo, entre garrafas de agua vacías y aparatos electrónicos, hay una bombo-na de gas azul traída por Stella Maris. Sin ella, no podrían cocinar, porque el gasoil que alimentaba los fuegos eléctricos del Iballa se acabó en junio de 2010. También se apagó el congelador y la luz de pasillos y habitaciones. Por eso, utilizan una linter-na a pilas y palpan las barandillas para no tropezar con los peldaños estrechos de las puertas y las escaleras.

El maquinista cubano guarda la mitad de la cebolla para los cinco africanos de la tripulación. No necesita más para la ensa-lada que ha improvisado con un tomate para su compatriota Pedro Leyva Guerra. Los dos amigos comen juntos en el ca-marote del oficial de máquinas. Es una habitación amplia en el primer piso que se calienta con el sol del amanecer. Está dividida en tres cuartos: salón, baño y dor-mitorio. Estas son las paredes que cobijan desde hace 19 meses los cabreos y el has-tío de los dos compañeros. Y están pinta-das con su paciencia. En cambio, los otros marineros -dos ghaneses, un etíope, un senegalés y un mauritano- son sombras intermitentes en las entrañas del Iballa. Sólo suben a bordo para dormir y comer. Y luego vuelven a vagabundear por el Puer-to de la Luz mientras esperan a alguien que les dé trabajo. Su situación en el mue-lle es ilegal, porque sus pasaportes fueron requisados por las autoridades portua-rias. Ni siquiera tienen permiso para des-cender hasta el Muelle Dique Reina Sofía, donde está amarrado el navío. Por eso, se conforman con “empleos mal pagados y con horarios de esclavos”, como argumen-ta Pedro. Entre ellos hablan en francés o en inglés, porque no saben castellano. El único que tiene contacto con los cubanos es Issa Sidi Fall, un mauritano de 30 años que se esfuerza por comprender el acento meloso y críptico de Pedro e Ismael. Por el ojo de buey de la cocina, Ismael arroja las cáscaras de huevo sólo con esti-rar el brazo. La basura cae en el Shkval (Rá-faga, en ruso) un barco amarrado entre el Iballa y el Agios Dionissios, un buque grie-go. Los tres están fondeados en paralelo, uno junto al otro. Y comparten las mismas bitas para atar sus cabos en el Muelle Di-que Reina Sofía. Así, ahorran en tasas por-tuarias, pero para llegar hasta uno de ellos hay que subir siempre por la escala que se descuelga del heleno. Los navíos comparten una misma his-toria de olvido, que va consumiendo poco a poco a sus tripulaciones, y lo cubre todo

En el Muelle Dique Reina Sofía, están amarrados los barcos (de izq.a dcha.) Iballa, Shkval y el Agios Dionissios.

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con óxido y desperdicios. El Shkval lleva tres años abandonado. Antes lo guar-daban el capitán y el cocinero porque lo habían convertido en un hotel para mari-neros perdidos. Por unas monedas tenían cama y comida en uno de los 80 camaro-tes. Ahora está deshabitado y su cubierta, rojiza por la herrumbre, se desconcha por el abandono. En cambio, en el Agios Dio-nissios, que lleva diez años en esas aguas, duerme un vigilante agrio que bufa cada vez que un marinero pisa la cubierta de su barco. Por eso, Pedro e Ismael esquivan su mirada cada vez que se lo cruzan. Los cubanos comen en el camarote del oficial de máquinas, porque allí todavía no han podido entrar los roedores. Pero, a través del techo de la habitación, se oyen sus pisadas nerviosas. Pedro murmulla: “Son las ratas, ahora están en el puente de mando”. El marinero, de 67 años, es bajo y fuerte, y le gusta correr por el puerto para mantenerse en forma. Es el primer oficial del Iballa, el tripulante con mayor gradua-ción que queda a bordo. Por eso, ejerce de capitán desde que se marchó el anterior. Habla sobre el sónar, el timón y las cartas náuticas como si fuese un vendedor: “Los aparejos de navegación están nuevos, lis-tos para volver al Sáhara”. Aunque ya no revisa el puente de mando. Tiene miedo de abrir el candado y que bajen las pisa-das nerviosas. Pedro sigue con la cabeza el ruido de las patas en el piso superior. Entonces, suena el móvil de Ismael. Es el armador. Hasta ese día, llevaba varios meses sin preocuparse por ellos. Ahora, les pide que quiten la denuncia a cambio de pagarles el salario que les debe desde el 24 de agos-to de 2009. Pedro se revuelve en el sofá de piel ocre. Grita: “¡Hijo de puta!”. Y, sin res-pirar, pide perdón. Tras el movimiento del dueño de la empresa ve una trampa. Él, además de marino de carrera, es abogado, profesión que ejerció durante cinco años en Cuba, antes de embarcarse en 1976. La denuncia es su único amarre antes de hundirse. Es el ancla del Iballa, que intenta

Pedro Leyva Guerra Es el primer oficial del Iballa y ejerce de capitán desde que el anterior se marchó. Nació en 1944 en Santiago de Cuba y se graduó en la Academia de Marina. Tras terminar la carrera, estudió derecho y ejerció como abo-gado cinco años hasta 1976, cuando embarcó. Lleva tres años sin ver a sus hijos Pedro, Luis y Fernando. Y

no conoce a su nieto, su tocayo.

Ismael Reyes Vázquez Es el maquinista del barco. Tiene 57

años y lleva cuarenta navegando. Nació en Niquero, un pequeño pueblo en la costa de Cuba, por donde desembarcó

Fidel Castro con su ejército revoluciona-rio. Está casado con María Elena, una cubana descendiente de españoles. Por

eso, Ismael opta a la doble nacionalidad. Tiene tres hijos, Ismael, Berenice y Gise-le de 31, 27 y 24 años respectivamente.

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arañar al armador. Ismael, tras colgar, rea-firma con la cabeza los argumentos de su compañero. Sus ojos claros se ocultan por el peso de los párpados arrugados. Pedro sigue alterado, habla sin pausa enlazando frustración y hastío. Agita sus brazos en el aire para reafirmar sus explicaciones. “No me voy del barco hasta que cobre los 10.000 euros que me debe. Puedo sobrevi-vir aquí incluso sin comida, ya me he acos-tumbrado a sufrir”, sentencia. Ismael, en cambio, permanece en si-lencio. Y empieza a dibujar con un bo-lígrafo sobre una hoja de papel. Traza cuadrados como si levantase un muro de ladrillos. Recibe otra llamada en su móvil. Es su hija Berenice de 27 años, la media-na de los tres que tiene, que vive en Ma-drid. “Sí, los planes siguen como antes. Cómprame un pasaje para que pueda ir a verte dentro de una semana”, añade el padre. El día 30 de marzo tuvo una cita en el Consulado de Cuba para optar a la doble nacionalidad. Y, dentro de un año y medio, se la concederán gracias a que su esposa, María Elena, es descendiente de españoles. Las dos mujeres son la puer-ta entre las sombras del Iballa. Con ellas quiere instalarse en la capital para buscar un nuevo trabajo y reencontrarse con Is-mael y Gisele, sus otros dos hijos de 31 y 24 años, respectivamente. Aunque antes via-jó a Cuba el 5 de abril del 2010 para visitar su pueblo natal, Niquero, en la provincia de Granma. En esa localidad pesquera de la región oriental desembarcó Fidel Castro con su tropa. Y allí vuelve Ismael para re-novar su permiso de salida al exterior que caduca tras 11 meses. Sin este documento, el Gobierno le consideraría emigrante y perdería su casa y sus posesiones mate-riales, así como el derecho a volver. Pedro ya no puede entrar en su país desde hace tres años. Por eso, sabe que la policía española no puede expulsarle. Tie-ne la seguridad inquietante de un apátri-da desde que recuperó su pasaporte por un favor de las autoridades. Con la docu-mentación pudo viajar a Tenerife para ha-

Issa Sidi Fall Es mauritano y tiene 30 años. Mide casi dos metros y camina encogido por los pasillos del Iballa. Antes de

ser marinero fue soldador en Nuadi-bú, su ciudad natal. Hasta entonces

nunca había pasado más de tres meses separado de su familia. La úl-tima vez que la visitó fue en agosto de 2009, antes de amarrar en Las

Palmas de Gran Canaria.

cer un curso de patrón de barco pesquero. Pero sabe que en cualquier momento se lo pueden volver a confiscar, porque vive de forma ilegal en España. A pesar de ello, se jacta de que nunca le podrán desterrar a Francia o a Italia. Y eso es una suerte para él porque odia a Sarkozy y a Berlusco-ni. En cambio, habla más confiado cuan-do nombra Estados Unidos. Su hermano, Jesús Leyva Guerra, vive en Miami. Es un disidente importante en la colonia desde que emigró en 1989 tras ser torturado con electrochoques y drogas psicotrópicas. Y reconoce, mientras sujeta el móvil en su mano, que si su situación en el Iballa se complica, será a la primera persona a la que avisará. “Porque él sabe hacer ruido”. Desde su última estancia en Cuba no ha visto a sus tres hijos: Pedro, Luis y Fer-nando. Cuando él se marchó, Fernando, el pequeño, estaba empezando sus estudios de Historia. Ahora tiene 24 años y termina dentro de uno. Tampoco estuvo presente cuando Luis, de 26 años, se graduó como economista. Y no conoce a su nieto, su to-cayo. Es el hijo de su primogénito, un abo-gado de 39 años. “Mala profesión”, conde-na el marinero, “en Cuba está denostada porque es lo que estudió Fidel. Y el coman-dante sabe que somos los que podemos discutirle el poder”. Pedro no tiene permiso para pisar San-tiago de Cuba, su ciudad. Y no lo dice con melancolía. España es su segunda patria. Sobre la mesa del camarote del oficial de máquinas despliega dos torres de libros separadas por una radio compacta a pi-las. En la cima está Artificios de Jorge Luis Borges y El perseguidor de Julio Cortázar. Y descendiendo por la columna de páginas se lee Fuenteovejuna, de Lope de Vega. Hay una Antología de la poesía española, que le trae a la memoria a un hermano poeta, pero entre los autores, no hay ningún cu-bano. También reposa en la mesa un tomo grande de la Biblia, porque los marineros son muy religiosos. El capitán va los sába-dos a la iglesia con Tomás, un amigo suyo de una ONG adventista. Y el otro cubano

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acude los domingos a una iglesia coreana -la Full Gospel Las Palmas Church- donde traducen las misas al castellano, al inglés y al chino. En el camarote, Ismael aprende in-glés con un diccionario de bolsillo: quiere practicarlo con los tripulantes africanos. Pedro juega solo al ajedrez. No tiene ri-val desde que se marchó Lázaro, otro marino cubano. Contra él, las partidas eran tan duras que siempre acababan en bronca. Ahora mueve su caballo blan-co con una mano, y el negro con la otra. Ismael refunfuña desde el otro extremo del compartimento: “Haces trampas in-cluso cuando juegas solo”. El maquinista deja el diccionario y observa un póster de la selección española de fútbol, amarillo por el sol. Está impreso por las dos caras: en una hay una fotografía de la plantilla y en la otra, fichas de todos los jugadores. Ismael pregunta a Pedro por la altura de Xavi Hernández, como si fuese una com-petición. Y el capitán lo acierta y añade su peso, su dorsal y los partidos que ha juga-do con la camiseta roja. El santiaguero se sabe de memoria ese almanaque, y eso que hace un año y medio no sabía nada de este deporte. Ni siquiera lo había prac-ticado, porque en Cuba es más común el béisbol. Ismael fue quien le enseñó sobre fútbol cuando empezaron a escuchar los partidos por la radio. Ahora él es hincha del Fútbol Club Barcelona y su amigo, del Real Madrid. Después de comer, en la so-bremesa hablan del próximo choque del Barça contra el Villareal. “Ese puede ser un punto de inflexión en la liga. Aunque Messi y Mascherano regresan el jueves a la ciudad condal, y el encuentro es el sá-bado”, argumenta Pedro. Ese partido lo escucha Ismael en Ma-drid, con su hija Berenice y con un billete a Cuba. Está preocupado por su compa-ñero: solo entra las sombras del Iballa. Antes de irse a la Península bromeó con él porque no iba a tener quien le cocina-ra. Pedro sigue el encuentro por la radio a pilas que hay en el camarote del oficial

Ismael aprendió a cocinar con su mujer y una de sus mejores recetas es arroz a la cubana.

Pedro jugaba con su amigo Lázaro al ajedrez y apuntaban en una tabla quién ganaba cada vez.

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de máquinas. La liga está tres puntos más cerca para su equipo, aunque está convencido de que Messi no será pichi-chi. Y para demostrarlo, le da mil datos comparados con los del año anterior a Issa Sidi Fall, el tripulante mauritano, otro culé convencido. Y, mientras Ismael viaja a Niquero para poder seguir siendo ciudadano de Cuba, Pedro ve pasar un día más desde el ojo de buey. Quizá la corriente le lleve hasta Tenerife, donde le gustaría vivir con su mujer, Sady Diamela y sus hijos, porque considera que allí la gente es más honesta que en Las Palmas de Gran Canaria. “No sé, será porque aquí he tenido una mala experiencia”.

Issa en el puente de mando prueba los prismáticos del primer oficial. En primer plano se ve la cubierta del Iballa con las

tuberías y los depósitos de combustible.

Abandone de buques y tripulaciones, por Domingo González Joyanes. Editorial Marge.2009

Anclados, por Carlota Nelson.2009.

SIGUE LA HUELLA

LIBROS

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Vicente Aleixandre, autor del extracto, está considerado uno de los miembros de la generación del 27 española. Durante la pos-guerra escribió varios poemarios aludiendo al hombre, sus preocupaciones y estilo de vida, lo que se consideró como poesía social. Entre ellos se enmarca el poemario Sombra del paraíso. Hijos del campo enaltece la figura del hombre rural y le califica como depo-sitario de “la verdad más profunda”. En esta línea, Van Gogh, autor de la carta, realizó un borrador de un hombre arando. La obra de este conocido pintor impresionista es un estudio de la luz. Eso pretendía cuando trasladó el boceto de “Sembradío cercado con hombre arando” al lienzo, durante su estancia en el hospital de Saint-Rémy. A diferencia de Aleixandre, Van Gogh no ansiaba re-calcar la forma de vida del hombre rural, sino el espacio en el que este se mueve. Los campos, la luz y las impresiones que generan.

LA ÚLTIMA

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SOMBRA DEL PARAÍSO (1944)

por Vicente Aleixandre

Vosotros los que consumís vuestras horas

en el trabajo gozoso y amor tranquilo pedís al mundo,

día a día gastáis vuestras fuerzas, y la noche benévola

os vela nutricia, y en el alba otra vez brotáis enteros.

Verdes fértiles. Hijos vuestros, menudas sombras humanas:

cadenas que desde vuestra limitada existencia arrojáis

– acaso puros y desnudos en el borde de un monte invisible-

al mañana.¡Oh ignorantes, sabios del vivir, que como hijos

del sol pobláis el día!

Musculares, vegetales, pesados como el roble,

tenaces como el arado que vuestra mano conduce,

arañáis a la tierra, no cruel, amorosa,

que allí en su delicada piel os sustenta.

Y en vuestra frente tenéis la huella intensa y cruda del beso

diario del sol que día a día os madura, hasta haceros oscuros

y dulces como la tierra misma, en la que, ya colmados,

una noche, uniforme vuestro cuerpo tendéis.

Yo os veo como la verdad más profunda,

modestos y únicos habitantes del mundo,

última expresión de la noble corteza,

por la que todavía la tierra puede hablar con palabras.

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CÓMIC

Le llaman el señor de los

ochomiles y es el mito viviente del al-

pinismo. A menudo des-crito como el mejor esca-

lador de la historia, Reinhold Messner colecciona picos y pri-

meros puestos. Fue el primero en coronar los 14 ochomiles, el primero

en ascender al Everest sin ayuda de oxí-geno y, poco después, el primero en hacerlo

en solitario. Messner nació en Villnöß-Funes, Italia, en 1944.

Se considera italiano de nacimiento y tirolés de corazón, porque en la región del Alto Adigio o Tirol del Sur, la gente es

de etnia y lengua alemana. La comarca se sitúa en pleno centro de los Alpes, cerca de varios picos de más de 3.000 metros de al-

tura, lo que empujó a Messner a relacionarse con la montaña desde niño. Algunos dicen que lleva el alpinismo en la sangre.

Empezó a escalar a los 13 años con su hermano Gunther, dos años menor. Con el tiempo, ambos acuñaron un estilo de montañismo cuya filo-

sofía era subir con el mínimo de equipaje y ayuda externa posibles, porque para Messner, las grandes expediciones eran irrespetuosas con la montaña. Esta pasión

por la naturaleza le llevó posteriormente a afiliarse a la Federación de los Verdes de Italia, saliendo elegido eurodiputado por ese mismo partido entre 1999 y 2004.

Mucho antes, en 1970, los hermanos Messner ascendieron juntos el Nanga Parbat, en Pa-kistán. Fue su primera gran expedición, y un trágico éxito. Éxito porque hicieron cima, y tragedia

porque, cuando bajaban por una vertiente con peligro de avalanchas de nieve, una de ellas mató a Gunther. El propio Reinhold perdió todos los dedos de los pies y algunos de una mano. Pero eso no

fue lo peor. Después llegaron el torrente de acusaciones de dos compañeros de expedición alemanes. Lo señalaron como el culpable de abandonar a su hermano anteponiendo su protagonismo.

Años de rumores después y tras un intento del propio Reinhold para encontrar los restos de su hermano, otro montañero tirolés encontró un peroné en la zona. La prueba de ADN probó en 2004 que el hueso era de

Gunther. Y las circunstancias descritas por el montañero mostraron la inocencia de Reinhold. Pasaron diez años hasta que Messner, a los 35, coronó el Everest en solitario. En aquel momento, un periodista

italiano le preguntó qué había sentido en la cima, pero Messner no supo qué contestar. “No sé mis sensaciones, porque me sentía completamente agotado; perdí quince kilos en el curso de la aventura”.

Hubo que esperar hasta que, en 1998, Messner empezara a publicar sus libros para conocer esas sensaciones. Espíritu libre. Vida de un escalador; Mover montañas, el credo de un escalador en los límites de lo desconocido o La Montaña Desnuda. Pedro Osés y

Javier Mina ofrecen a través de este cómic las reflexiones de Messner sobre el mundo y la montaña. Disfruten.

REINHOLD MESSNER

EL MITO DE LA MONTAÑA

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155PangeaPublicado originalmente en Habeko Mik

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REINHOLD MESSNERCÓMIC

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REINHOLD MESSNERCÓMIC

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MAYO 2011PRÓXIMO NÚMERO

FRONTERAS

...y además

Allí donde las montañas del Himalaya son infranqueables se encuentra la frontera entre el Tíbet y la India. A las extremas condiciones de vida, se le añaden los conflictos entre el ejército indio y chino, que se enfrentan por conquistar esta tierra hostil.

LA INDEPENDENCIA DE GROENLANDIA. El acceso de Groenlandia a su independencia ha supuesto un cambio radical en el modo de vida tradicional de los ciudadanos y por tanto una amenaza para aquellos que no se adapten. Ander Izagirre entrevista al Primer ministro groenlandés, líder del cambio.

EL ESPERANTO EN EL MUNDO. El retrato de los estudiantes de esperanto en España y en el mundo, especialmente enfocado en China donde se enseña en los colegios como idioma no-imperialista.

LA EXPEDICIÓN DE ALBERT CASALS. Este catalán encontró la antípoda de su casa de Barcelona en la granja de un pastor de Nueva Zelanda. Casals es discapacitado físico y viaja haciendo autostop con su silla de ruedas.

REVOLUCIONES

LA CARA DE LOS NÚMEROS

EXPEDICIONES

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Este proyecto no hubiese sido posible sin el apoyo de todas las personas que en uno u otro momento han querido escucharnos. A todo ellos les damos nuestro más sentido agradecimiento. Pero las gentes de Pangea queremos dedicar este número cero a los que le han dotado de vida. Es-pecialmente a tres personas: A Luis Guinea, nuestro mecenas y tutor, que nos ha dado los arreones necesarios en los momentos justos. A Zuriñe Lafont, que sin su ayuda desinteresada los proyectos periodísticos nunca serían lo que son. Y a Miguel Ángel Jimeno, que nos ha prestado la opor-tunidad de sentirnos periodistas creando esta asignatura. Y, por supuesto, a los personajes que han contribuído a dar forma a los reportajes. Como la familia Ibarra, que nos abrieron sus puertas y nos contaron su historia. Sin olvidarnos de Felipe y sus ovejas latxas de Mezkiritz. Un abrazo para todos los integrantes del Proyecto Pakea Biz-kia. Que tengan buen viento en su nueva aventura. De Hondarribia nos llevamos una amistad, la de Urko González. En El Sur, nos sentimos como en casa con María Pulgar, Jesús Martín y todos sus amigos. Y con la fa-milia Romero, en especial Álex y su padre Miguel, al que le debemos una comida. Y en Canarias, el Padre Simón Pérez nos recibió con una palmada fuerte en la espalda. A través del tiempo, le mandamos un abrazo a Ángel Cayo Atienza, que, aún muerto, nos legó un reportaje. Saludos para Wini-fred y el piso patera de Esquíroz. También para Pedro Osés, que nos cedió su arte con las acuarelas y a Miguel Delibes hijo que siempre nos mandó abrazos. Un sentido homenaje a Ander Izaguirre por servirnos de inspiración, a David Beriain por darnos impulso y a Beatriz Gómez por dejarnos usar su despacho como diván. Por último, nuestra admiración por todos los co-laboradores: Daniel Burgui desde Kirguizistán, Mikel Ayestarán y Rebeca Blanco.

AGRADECIMIENTOS

¡CLAP, CLAP, CLAP!

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