pallarés cultura de la pobreza pescadores

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Análisis de la cultura de la pobreza en una comunidad de pescadores Estudio de caso, Pueblo Viejo (Magdalena)" Orlando Pallares** Resumen En la cultura del hombre de Pueblo Viejo se mezclan muchas cosas: la sal, el mar, la ciénaga, el mangle, la pesca, el arte y la religión. En el marco de este panOfQmn, este trabRjo de invesfigarión se traz6 romo objetivo fundamenlDI indagar en esla comunidad 1•• rasgos de la cultura de la pobreza, con elfin de deoeJarsu identidad o sus manifestaciones, poro perfilar una propuesta de desarrollo social que consideré la variable cultural como elemento clave del desarrollo. En tal sentido, este trabajo se situó en la perspectiva cualitativa del quehacer invesfigatívo; es decir que se t0m6 distancia de IDobsesi6n cuantitativa con que se ha venido estudiando hlpobreza, olroiamente, sin negarla, y aun valiéndose de ella. Este estudio introduce, entre otros, el factor religioso, la desespertmZll aprendida. el inmediatismo, el tiempo, el cementerio, la esquina, las mujeres el corral de pesca, como núcleos estructurales de la cultura de la pobreza. Abstract Many lhings are combined in the culture ojo man from Pueblo Viejo: lhe salt, the Setl, tire marsh, the mangle, theftshing, ¡'s culture, the religicmand thearts. Within this scene, themain objectiveofthis Tesetlrchis toexplort in Pueblo Viejos 's community the most important characteristics of ils pooerty culture, with lhe main goal oJ uncavering their identity or draw a proposal 01social development, which places a cultural variRble as a hasic elemenl oJdevelapment. Taking into account, lhe TesetlrchmIS based on lhe qJUllitativeoccupation perspective, wich means that the quantity obsession in which poverty has been studied witlwut denyin it, and still taking it into consideration. The study introduces the reJigiousfactor, the leamed hopelessness, the immediatism, the time, the c.emetary, the comer, the women and the fishing yard, as the structural nucleus of poverty cuIture. 1. Introducción Esta investigación tuvo como objetivo co- nocer los valores, códigos y comporta- ·Este articulo está basado en la investigadón titulad: «Análisis de la cultura de la pobreza en una comunidad de pescadores: estudio de caso, Pueblo Viejo (Magdalena)>>, de los estudiantes Tony De la Cruz, Oiga Avendaño y Roberto Lastra. •• Coordinador de Investigadones, Maestría en desarrollo Social. Universidad del Norte. mientos con los cuales la comunidad de Pueblo Viejoseha adaptadoculturalmente a su condición de comunidad pobre. Se introdujo la variable religiosa como ele- mento clave para la comprensión de la cultura de la pobreza. Resulta evidente que el factor religio- so ocupa un lugar preponderante en la modelación de las dinámicas sociocul- turales de un pueblo. No en vano se afir- 90 Investigadón y Desarrollo. Universidad del Norte. 4: 90-113, 1996

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Cultura

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  • Anlisis de la cultura de la pobreza enuna comunidad de pescadoresEstudio de caso, Pueblo Viejo (Magdalena)"

    Orlando Pallares**

    Resumen

    En la cultura del hombre de Pueblo Viejo se mezclan muchas cosas: la sal, el mar, la cinaga, el mangle, la pesca,el arte y la religin. En el marco de este panOfQmn, este trabRjo de invesfigarin se traz6 romo objetivofundamenlDI indagar en esla comunidad 1 rasgos de la cultura de la pobreza, con elfin de deoeJarsu identidado sus manifestaciones, poro perfilar una propuesta de desarrollo social que consider la variable cultural comoelemento clave del desarrollo.En tal sentido, este trabajo se situ en la perspectiva cualitativa del quehacer invesfigatvo; es decir que se t0m6distancia de IDobsesi6n cuantitativa con que se ha venido estudiando hl pobreza, olroiamente, sin negarla, y aunvalindose de ella. Este estudio introduce, entre otros, el factor religioso, la desespertmZll aprendida. elinmediatismo, el tiempo, el cementerio, la esquina, las mujeres el corral de pesca, como ncleos estructurales dela cultura de la pobreza.

    Abstract

    Many lhings are combined in the culture ojo man from Pueblo Viejo: lhe salt, the Setl, tiremarsh, the mangle,theftshing, 's culture, the religicmand thearts. Within this scene, themain objectiveofthis Tesetlrchis toexplortin Pueblo Viejos 's community the most important characteristics of ils pooerty culture, with lhe main goal oJuncavering their identity or draw a proposal 01social development, which places a cultural variRble as a hasicelemenl oJdevelapment.

    Taking into account, lhe TesetlrchmIS based on lhe qJUllitativeoccupation perspective, wich means that thequantity obsession in which poverty has been studied witlwut denyin it, and still taking it into consideration.The study introduces the reJigiousfactor, the leamed hopelessness, the immediatism, the time, the c.emetary, thecomer, the women and the fishing yard, as the structural nucleus of poverty cuIture.

    1. Introduccin

    Esta investigacin tuvo como objetivo co-nocer los valores, cdigos y comporta-

    Este articulo est basado en la investigadntitulad: Anlisis de la cultura de la pobreza en unacomunidad de pescadores: estudio de caso, PuebloViejo (Magdalena)>>, de los estudiantes Tony De laCruz, Oiga Avendao y Roberto Lastra.

    Coordinador de Investigadones, Maestra endesarrollo Social. Universidad del Norte.

    mientos con los cuales la comunidad dePuebloViejoseha adaptadoculturalmentea su condicin de comunidad pobre. Seintrodujo la variable religiosa como ele-mento clave para la comprensin de lacultura de la pobreza.

    Resulta evidente que el factor religio-so ocupa un lugar preponderante en lamodelacin de las dinmicas sociocul-turales de un pueblo. No en vano se afir-

    90 Investigadn y Desarrollo. Universidad del Norte. 4: 90-113, 1996

  • ma que a travs del fenmeno religioso seconfigura un contexto sociocultural de-terminado que en gran parte recibe elsello de la correspondiente cultura en laque se gesta. Es por ello que se planteaque es la religin la que se inserta en ella.

    Con base en estos planteamientos sehizo necesario y pertinente analizar cmose expresa la cultura de la pobreza, con elpropsito de identificar elementos quepermitan construir una propuesta de de-sarrollo social que tenga en cuenta la cul-tura como parte vital del desarrollo.

    Este estudio no slo abre espacios paradeveIar las manifestaciones cualitativasde la pobreza, sino que tiene en cuentaque el contexto cultural es lo que primero,ya menudo impresionantemente, se abrea la vista, de suerte que puede llegar acreerse que los ncleos estructurales de lapobreza no son ms que un fenmenocultural.

    La relacin entre los investigadores yla comunidad se conserv en un marco dehorizonta1idad y de respeto entre las par-tes, con sentimientos y opiniones vlidosy atentos a un dilogo de saberes. Laprimera fase de la investigacin consistien un proceso de insercin-inmersin,donde se trataba solamente de convivirde algn modo con la comunidad y departicipar en sus vidas. Ms que conocermediante el estudio, lo que se intentabaera saber con la vida, comprendervitalmente, comprenderconnuestra vida.

    As, nuestro primer contacto con lagente de Pueblo Viejono fue como profe-sionales, sino como uno de ellos, para ver,escuchar, aprender, descubrir, compar-tiendo con ellos y aprendiendo en la inti-mdad,dealgnmodo,desucotidiandad,

    desde dentro y no desde fuera.

    Simultneamente a este proceso, seconsultaron los documentos sobre la his-toria de Pueblo Viejo, los informes esta-dsticos concernientes a la demografa, ala migracin, a la economa, a la educa-cin, a los servicios y otros resultados deestudios cuantitativos sobre su rea.

    Se hicieron entrevistas a profundidady se levant el rbol genealgico de seisfamilias, para analizar mgraciones y mo-vilidad social, entre otros aspectos fami-liares. Se observaron los espacios de inte-raccin social, los espacios pblicos, mercados, tiendas, esquinas, corral de pesca,la iglesia, el cementerio y las viviendas. Serealizaron entrevistas focalizadas, espe-cialmente amujeres y a personas de avan-zada edad. Se busc, en la medida de loposible, estar en todos los das de fiestadel pueblo, de celebraciones especiales,as como en das cotidianos.

    2. Escenarios de la pobreza

    La mediacin que se establece entre elhombre y su entorno, como componenteglobalizador de los procesos histricos,no slo da cuenta de las necesidades y delas contradiciones de la vida social, sinoque permite precisar el contenido de ste.

    A travs del espacio social se hacenexplcitos los actos cotidianos de las per-sonas, sus concepciones y sus actitudes.En los lugares de encuentro y desencuen-tro que los pueblos han configurado en eldevenir histrico se hace explcita la iden-tidad cultural, porque en ellos convergetodo lo real, lo social y la trama de lgicasde una sociedad.

    A propsito de este planteamiento,

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  • Goffman (1)explica la presencia delindivi-duo en la vida cotidiana desde la perspec-tiva de la actuacin o la representacinteatral, y concibe la actuacin como todaactividad de un individuo que tiene lugardentro de un perodo sealado por su presen-cia continua ante un conjunto de observado-res y posee cierta influencia sobre ellos.

    El comportamiento de los hombres enlos espacios sociales obedece a patrones olibretos que stos asimilan en el procesode socializacin.

    De alli que el anlisis de los principa-les espacios de interaccin nos permiteidentificar rasgos de la cultura de la po-breza en Pueblo Viejo.

    El libreto que cada individuo tiene desu vida cotidiana explica en gran medidacomportamientos comunes, como situar-se a la misma hora en la puerta de su casa,regatear en el mercado, perratear en laesquina, y ser recatado en otros espaciosque no consderan como propios.

    En esta perspectiva, Pueblo Viejo, comocomunidad de pescadores, ha configura-do espacios sociales con base en los cualeslos hombres de esta comunidad han ela-borado sus libretos de la vida cotidiana.

    2.1. La vivienda

    El escenario de la vivienda es parte de unsistema social total que explica el modode vida de una comunidad. La vivienda,adems de ser la consecuencia de unaserie de factores socio-culturales, es elmbito de la vida diaria y el centro de ladinmica de la estructura familiar.

    Las viviendas en el municipio de Pue-blo Viejo son en su generalidad muy sen-

    cillas y estn representadas por dos tiposespeciales de construccin: la casa de tie-rra firme (Pueblo Viejo, Palmira, La Isla, yTasajera) y las trojas (Bocas de Aracataca).Las primeras son casas en su gran mayo-ra de materiales, las cuales demuestrandesgaste en su estructura fsica y regular-mente estn conformadas por una salaamplia, dos o tres habitaciones y una co-cina construida a manera de enramadafuera de la casa. Las segundas estn cons-truidas en madera, levantadas sobre elagua por pilotes de mangle, y estn cons-tituidas(2) por sala, dormitorios, fogn yuna empalizada para secar pescado.

    Las necesidades fisiolgicas se hacenen orificios abiertos en el piso del dor-mitorio. Los excrementos caen directa-mente al agua y all son recogidos por loschivos cabezones, peces que ejecutanuna eficiente labor de limpieza.

    En trminos generales, la sala de lasviviendas de tierra firme es un espacioamplio, de puertas abiertas y con unadecoracin de extrema sencillez. Llama laatencin que enalgunascasas dondecuen-tan con muebles de sala stos no estndispuestos para ser utilizados sino colo-cados en un extremo, y frente a ellos, unao dos mecedoras, stas s de uso intensi-vo. El polvo que a veces cubre estos mue-bles hace pensar que estn alli porque hayque tener/os, porque son smbolo de sta-tus econmico para el propietario, frentea eventuales visitantes importantes, perono porque se usen cotidianamente. Laausencia de cuadros en las paredes esnotoria, y cuando los hay, generalmenteson retratos de familiares, abuelos o pa-dres ya fallecidos, o un cuadro del Sagra-do Corazn de Jess.

    La habitacin es uno de los pocos es-

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  • pacios de la vivienda donde cada uno delos habitantes tiene su propio sector. Losnios generalmente estn en una cuna yalgunos de los mayorcitos comparten unamisma cama; los adultos poseen cada unola suya, mientras que los padres la com-parten con los nios que estn criando.

    Para Octavio Paz(3), la habitacin es elsitio secreto, .el sitio ms privado, el sitioquelos amantes escogen para verse,amarse, acari-ciarse, destromrse, divinizarse y toda serie demetamorfosis, crueles y deliciosas que son elmisterio amoroso. Pero en Pueblo Viejo lahabitacin no es un espacio privado; es unespacio donde la familia logra con mayoridentidad y evidencia su funcionamien-to. En este espacio se hacen palpables lasrelaciones propias de la jerarqua fami-liar, tales como marido-mujer, padre-hijo,hermano-hermana, hijos-padres.

    Un rasgo que complementa al dormi-torio como trasfondo escnico de la vi-vienda es la noche, la cual, a pesar de serajena a la jerarqua familiar, induce a lapersona al comportamiento antes seala-do.

    La cocina casi siempre ocupa un lugarfuera de la vivienda, porque en su granmayora las familias cocinan con lea yocupan no slo el sitio destinado para ellosino tambin los alrededores.

    Los objetos de la cocina estn puestossin orden aparente, sin ninguna simetra(orden lgico), como un orden particular.Debidoa esto, la cocina presenta uncarc-ter promiscuo (por el sinnmero de gne-ros). En Pueblo Viejo es comn encontrar,no slo en la cocina, objetos que no corres-ponden a los espacios en que se los coloca.

    En la cocina(4) las actividades se ini-

    cian desde muy temprano con Japrepara-cin del caf, y la narracin e interpreta-cin de sueos, y luego se desarrollan lasconversaciones diarias que permiten elcomportamiento abierto de los miembrosde la familia. Es el espacio predilecto paraentablar relaciones interpersonales, lo cualno quere decir que ste sea el nico lugarde interaccin de los individuos. La .Ma-ra Palito (mecedora de madera), perma-nece en la cocina no slo para ofrecerle alvisitante comodidad, para rendirle honora la palabra, sino para la realizacin deuno de los ritos de ternura con los nios:sacarles los piojos, labor que realizan lasmadres y las abuelas.

    En la cocina, .la mujer es la persona queen la jerarqua fami/ar tiene el papel msimportante: es la directora. Ella asigna lasfunciones correspondientes a cada miembrodel grupo familiar. Desde la cocina lasmujeres preguntan a los dems miem-bros por las cosas que haba que hacer:Pello, trajiste la lea? Adems, impar-ten las rdenes necesarias: .Vayan a ba-arse .

    El patio de la vivienda es un espacioque generalmente no tiene lmites visi-bles (paredillas o cercas), por lo que esposible el libre trnsito de los animales decada casa (cerdos, gallinas, patos y algu-nas aves silvestres de la Cinaga, domes-ticados, como el pelcano oel pato cuervo,etc.), los cuales son comunes en todas lasviviendas.

    As mismo, es normal que las personascaminen por los patios vecinos para acor-tar distancias, para ir a la otra calle, lo quehace suponer que el concepto de propie-dad no es fuerte, y adems existen lazosde solidaridad: Quin es tu hermano?El vecino ms cercano.

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  • En este anlisis de los espacios de lavivienda es importante destacar el salnde San Alejo o museo de la pobreza (ubi-cado generalmente, en algunas casas, enun cuarto, yen otras en el patio), que es ellugar donde reposan los objetos que ya nosirven, porque estn destruidos o porquehan disminuido su capacidad de uso. Porejemplo, muebles y utensilios de cocina,entre otros objetos, que por su deteriorono prestan ningn servicio. Sin embargo,la familia no se deshace de ellos por elapego que tienen a lo viejo, o por vinculosde carcter afectivo, por su relacin conlos parientes ya fallecidos. Esta relacincon lo viejo es bastante generalizada. Ge-neralmente suelen guardar el ombligodel recin nacido, el primer diente, lasprimeras uas, as como los sacos con laspapeletas de caf.

    A propsito de la vejez de las cosas, espreciso sealar que en la historia de lafamilia de esta comunidad los objetosalcanzan un rango ancestral, porque noson elaborados para ser usados pocasveces, sino continuamente. Por eso llegana esa categora despus de mucho tiempode servicio, con mltiples remiendos oingeniosas prtesis. Esta condicin de losobjetos es la que suscita sentimientos: Letengo apego a la cuchara grande.

    El uso de un objeto por varias genera-ciones, en parte se puede explicar porqueen esta comunidad el consUllSmo an noha alcanzado un nivel significativo, debi-do a la poca capacidad adquisitiva de sushabitantes.

    2.2. El mercado

    El mercado de Pueblo Viejo es una tipicainstitucin indgena; sus caractersticascorresponden al mercado de la plaza, que

    en la colonia se denominaba el mercadodominica!.

    El mercado de Pueblo Viejo, ubicadoen el corregimiento de Tasajera, corres-ponde al mercado narrado por los cronis-tas y al descrito por el sacerdote PedroMara Revollo(5) en el siglo XIX, en elsiguiente pasaje: Algo muy tpico tenaPueblo Viejo y eran sus mercados nocturnos.Desde las primeras horas de la noche comen-zaba a establecerse los puestos de venta en laplaza, con vendedores ya procedentes de Ci-naga, ya de los muchos botes que arrimaban alpuerto procedentes del ro Magdalena y hastade Mompox. Despus de las doce terminabaneste mercado emprendiendo viaje de regreso,los cienagueros en carro y las cienagueras apie, portando el pescado y los mariscos; estasmarchaban por la orilla del mar, descalzas.Despus del mercado comenzaban los agiierosque traan el rico elemento de Ro Fro, Sevi-llano, Calaca,a llevar los barriles de agua a lascasas interesadas (que eran todas) en pr(JlJeer-se de aquellas linfas cristalinas y saludables.

    La ubicacin del mercado en PuebloViejo, como a travs de la historia, ha sidomvil, como lo era el mercado de la colo-nia. A comienzo de siglo se encontrabaubicado en el puerto de Las Mercedes oCachimbero, lugar donde se origin laleyenda del caimn.

    El mercado de Pueblo Viejo, comombito situado entre la romeria y unaimprovisacin de mercado pblico, es unlugar en el que, desde el punto de vistaeconmico, se distinguen dos grupos so-ciales fuertemente identificados: El depescadores y el de comerciantes. Aqu-llos son los mas pobres, y stos los mspudientes.

    El mercado es una aglomeracin de

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  • canoas, de puestos de venta, de muche-dumbre y de ruidos; de chapoteo de ca-noas en las lagunas, de voces y de risas, dedesperdicios amontonados o dispersos;todo se siente y se huele mucho antes deser visto. En su conjunto, el mercado esdesorden, abigarramiento y heterogenei-dad, trabajo y a la vez un poco de fiesta.

    La actividad del mercado comienza apartir de las cinco o seis de la maana,horas en la que empiezan a desembarcarlos pescadores que utilizan redes fijas ode trasmallos, los palangres, algunosatarrayeros y redes de camaroneras. Enese momento del desembarque llegan loscomerciantes, los vendedores de fritos, dehielo, de comida y todo el comercio queen l se desarrollIa, la ruleta y otros juegosde azar, los evisceradores~)(personas quese dedican a extraer las visceras), y perso-nas a arreglar tratos y compromisos.

    Segn Martn Barbero(6), el mercadoes un espacio acotado pero abierto, des-centrado y disperso: anti-funcional. Losproductos se amontonan y se mezclantanto en la relacin de un puesto a otrocomo al interior de cada puesto. No hayarticulacin sino amontonamiento y re-dundancia. Ni la disposicin de los pro-ductos, ni la decoracin remite de uno aotro, y as todos. Aqu el comprador es elque debe ir a buscar los productos, loscuales son exibidos sin ningn tipo decubierta, a la vista y al alcance de lamano,y sin ms publicidad que la del grito delvendedor.

    El espacio sonoro aqui correspondeplenamente al visual: ninguna unidad,ninguna uniformidad, sino una gran can-tidad de ruidos, voces y msica.

    Entre las doce del da y las cinco de la

    tarde se da la mayor afluencia de perso-nas, debido a que en este lapso se produceel desembarque de los atarrayeros ybolicheros.

    Elpescador que desembarca elmerca-do es un pescador que ha adquirido ciertahabilidad comercial y tiene la posibilidadde vender a uno u otro comprador, esdecir, no tiene compromiso de hacer tran-saccin con un determinado comerciante.Caso contrario ocurre con los pescadoresde los pueblos palafticos: Bocas de Ara-cataca, Buena Vista, Nueva Venecia (ElMorro), donde estos dependen delcomercializador, que es quien les imponeel precio, dado que es el propietario de latienda y de casi el sesenta porciento de lascanoas que utilizan las familias para lafaena de pesca. Con el compromiso ade-ms de que el producto de sta le seavendido a l.

    En estos lugares el comerciante es aveces despiadado y no admite discusinen materia de transaccin. Cuando el pes-cadordiscute sobre el precio,el comercian-te no tiene inconveniente en condenado aque se quede con su pescado o en quitarlela pesca y tirarle luego el pago en la canoa:para que te lamames en ron. Razn porla cual el pescador tiene una sola alterna-tiva: vender el pescado, a precio y condi-ciones que el comerciante ponga.

    Por citar algunos ejemplos(7), el ma-pal, que es una especie que en el mer-cado de Tasajera se vende entero, en lospueblos palafticos el pescador tiene quevenderlo abierto, sin espinas, lo mismoque la lisa, que tiene un preco de $40 lamano (4 lisas). La mojarra tambin sepaga a un precio muy barato. En el mo-mento en que el pescador logra capturarun ejemplar grande, como la mojarra, el

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  • comerciante le ofrece el mismo precio,sabiendo que esa mojarra vale ms. En-tonces, el intermediario dice que no, quesino le vende aese mismo precio se puedequedar con el pescado; que si le da la ganade votado, lo vote, que a l no le interesa.En vista de esto, el pescador se ve obliga-do a venderle. Tal es el caso de la especiemojarra. Una que puede valer en el mer-cado de Tasajera mil quinientos pesos($1.500), al intermediario de Boca deAracataca le pagan cien pesos ($100) porella. Y ni modo, tiene que vendrsela,porque si no lo es, se queda con todos lospeces pequeos.

    El espacio del mercado es un espacioexpresivo. Cada vendedor tiene all suvida, trabaja,come, reza, ama...Granpar-te de su vida la expresa en la disposicindel puesto, en su decoracin, en la formade comunicacin que establece. Es supuesto, y esa relacin no asalariada con sutrabajo le permite adecuar el espacio a sugusto, tener ah sus cosas, sus chcheres,disponerlos a su acomodo. Los puestosdel mercado hablan con voz propia, tie-nen rostros, estn hechos de un entremadosimblico, de imgenes y ritos. Junto a laimagen de la mujer desnuda, una Virgendel Carmen, y al lado del campen deboxeo, una cruz de madera pintada depurpurina. Y esto, con la vieja que pasatemprano rezando los puestos para mejo-rar la venta, y el hierbatero que a mediamaana reparte la hierba para la compe-tencia(8).

    Algo destacable es el hecho de que elmercado de Pueblo Viejo es un mercadode gente pobre. Como la pesca es la prin-cipal actividad econmica de esta comu-nidad, el da que no se logra pescar nadadebido a las condiciones ambientales, in-mediatamente se produce infarto en el

    mercado, se disminuye la venta en lastiendas, no hay plata para transportarse,los vendedores de hielo no logran hacernegocio. Algo ms: la vida cotidiana pre-senta variaciones.

    La gente aprovecha la oportunidadpara conversar, para expresar preocupa-ciones y lamentos, y slo entonces se ha-cen pblicos los grandes dilemas de lapobreza y el deterioro de la Cinaga y susconsecuencias econmicas.

    Enmomentos como stos se escuchanreflexiones sobre el crculo vicioso de lapobreza. Es el momento de culpar a lospescadores del boliche y del sangrado dela presin que realizan sobre el recursopesquero de la Cinaga. Adems, se escu-chan razones contundentes de stos comoel comer hoy resulta ms urgente que eltener que vivir maana. As, debido aesta forma de razonar, se generar mspobreza en el futuro.

    2.3 La esquina

    Sin lugar a dudas, la esquina es otro espa-cio donde se condensa la cotidianidad deesta comunidad de pescadores. Es un lu-gar de agrupacin, escenario de relacio-nes y producto de stas. Pero algo ms, laesquina es un espacio donde se le hacetrampa al drama familiar. Actividadescomo mamar gallo, la crnica colectiva,el chisme y el perrateo hacen olvidar losmomentos difciles que genera la pobre-za.

    Ms que un espacio de interaccin, laesquina es una institucin que cumple unobjetivosocializador por fuera de la fami-lia. En la esquina los nios reciben laeducacin sobre sexualidad que en la fa-milia no se ofrece por considerarlo un

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  • tema tab. Los jvenes adquieren el est-mulo y el respaldo para ideas y activida-des que la familia no aprueba; los adultosjuegan domin, toman ron y compartenanhelos sobre la pesca, la familia, lasmujeres, el amor y la muerte.

    En estos espacios sociales de confluen-cia, el itinerario de las cuatro calles, loshabitantes se cruzan, se encuentran y serenen. Estos lugares por lo general sontiendas, billares, colegios o viviendas depersonas que influyen en la comunidad.Los grupos que interactan en los espa-cios sociales de las esquinas de Puebloviejo suelen ser los mismos.

    En la esquina de Mario Aguirre acu-den por lo general adultos, que suelenconversar sobre actividades de la pesca,de la poltica, del ftbol y del chisme delda.

    La esquina de los billares y la gallera lasuelen frecuentar los vagos y viciosos ymamadores de gallo. En la esquina deMargarita Ariza y Cipriano Carbon escomn encontrar grupos de nios queimprovisan juegos y travesuras.

    La esquina proporciona oportunida-des de contacto social. Enellas sedearrollaun proceso especfico de relaciones inter-personales bsicamente de hombres, yaque estn vedadas a las mujeres.

    La esquina, como Wl espacio social,tiene vida propia y actividades especfi-cas: cultivar el chisme, organizar eventos,jugar domin y macana, tomar tragos.Estos espacios tienen sus propios lderesy dinamizan la vida del grupo.

    2.4 La tienda de la esquina

    La tradicional tienda de la esquina, o elcaga mosca, no slo es un lugar dondese compra, sino un escenario de solidari-dad y en el que se implementan mecanis-mos de sobreviviencia para el tendero ylos compradores.

    Las comunidades marginales encuen-tran en la tienda de la esquina un espaciosocial propicio para desarrollar una bue-na cantidad de servicios a sus miembros.

    Para Martn Barbero(9), la tienda delpueblo es un lugar de verdadera comuni-cacin, de encuentro, donde se dejan razones, recados, cartas, dinero y donde lagente se da cita para hablar, para contarsela vida; donde las relaciones estn plena-mente personalizadas; donde el prestigiono lo pone las marcas de los productos,sino la fiabilidad del tendero; donde anexiste el trueque, y donde el crdito notienems garanta que lapalabra del clien-te; donde mientras el tendero vende, lasmujeres que compran amamantan a suhijo, y donde el tendero se lo permite, ellale cuenta lo complicado que fue el parto.

    Garca Mrquez se preguntaba en unaocasin que a qu se debi la supervi-vencia de las mujeres y de las hijas de loshombres que participaron en la guerra delos mil das, y Ruiz y Restrepo(lO) seaventuraron a responder que a la infinitajeypaciencia de los tenderos, recursos logsticosde las tropas liberales y conseruadoras, quie-nes apoyaban su esperanza de recuperar loscrditos en el reparto del botn quimricocontenido entre los combatientes civiles.

    El tendero de Pueblo Viejo, como to-dos los tenderos del Caribe, a pesar de notener formacin acadmica adquiere un

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  • conocimiento que le permite desarrollaractividades de socilogo: A partir delvolumen de operaciones que realiza cadahogar, conocen la situacin econmica deuna familia, si tiene visita, o si la faenaestuvo mal. Incluso llegan a saber cul delas mujeres, de las casadas, estmestruando. Pero tambin hacen de psi-clogos y siquiatras, ofrecen servicios deorientacin y consejera individual y degrupo. Uno de los tenderos(ll) de Bocasde Aracataca afirma que a la gente porlas noches regularmente le da un dolor oun ahogo. Por ello, lo que ms se vende denoche son pastillas como Aspirinas, Me-joral o Postn, para aliviarse. Ese dolorde noche no es otro que el de la desespe-ranza, de estar atrapado, de no tener sali-da, de saber que va a amanecer y no haynada para la comida. De ah que sea justa-mente en las noches cuando se somatizansupuestos dolores de cabeza, de muela,de odo, de estmago, o incluso un ahogo.

    La tienda como espacio de encuentro ydesencuentro, como espacio de conviven-cia, se constituye en el espacio social porexcelencia donde se propician muchosmecanismos de supervivencia.

    Los tenderos fueron los creadores delsistema de tarjeta de crdito: la Credi-Marlboro (una tira del paquete de estamarca de cigarrillo, en la que se consignalo fiado; en la que de cuando en vez seinserta la famosa clavija como costo delservicio).

    En Pueblo Viejo, tenderos y clienteshan ideado sui gneris sistemas de medi-cin para facilitar ventas de artculos almenudeo, el cual garantiza la supervi-vencia de ambos. La leche en polvo, decualquier marca, debido a los bajos nive-les de ingreso, no se vende por las unida-

    des convencionales, sino por cucharadas.As mismo, muchas cosas tienen valoresde a centavo. A la panela, por ejemplo, sela divide de manera ingeniosa con el pro-psito de poder vender hasta veinte cen-tavos ($0.20) de ella.

    El gran conocimiento que tiene el ten-dero de los niveles de pobreza de algunafamilia, le hace desarrollar sentimientosde solidaridad. Acumula desechos de pro-ductos que luego ofrece a los nios quehacen los mandados, con el fin de quesolventen la situacin ese dia.

    2.5. El corral de pesca

    La pesca con atarraya es, sin lugar a du-das, el sistema ms comn y antiguo de laCinaga Grande de Santa Marta, el cual selleva a cabo de dos maneras: solo a solo yen corral.

    Se conoce con el nombre solo a solola pesca conformada por un atarrayero yun piloto o boga. Este mtodo de pescarequiere mucha habilidad y resistenciafsica, ya que el pescador debe enrrollarsela atarraya prcticamente en el brazo ygirar el cuerpo hacia atrs para coger im-pulsoy luegotirarla,mientrasel boga diri-ge el bote a donde lo considere necesario.

    En la pesca en corral se desarrolla unaactividad productiva colectiva a travs dela unin de esfuerzos, mediante la cual sebusca la compaa, para el mejor rendi-miento.

    La permanencia de los miembros deun corral es bastante acentuada, pero estambin de cierta movilidad. Anterior-mente la movilizacin de estos corralesera por parentesco o por lazos de compa-drazgos, pero con el incremento del siste-

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  • ma del boliche se ha ido debilitando.

    Una faena de pesca en corral se carac-teriza por la sustitucin de dos filas decanoas que avanzan por los punteros ojefes. Una vez que los punteros visuallzanlos peces dan orden de cerrar el corral.

    Con disciplina y precisin los punte-ros dan un giro al centro de la formacin.De inmediato, los colores, llamados en elargot de la pesca el culo y el con-traculo, avanzan presurosos, cerrandola formacin. Los laterales giran y avan-zan hacia el centro.

    Toda la coreografa del corral se iniciacon el aviso de ihop! del puntero. La tiradel atarrayas de un corral es un verdade-ro espectculo, debido a que abren almismo tiempo.

    La orden de jhop! o ivmonos! secumple y culmina con el lanzamiento dela atarraya en forma simultnea. Luegohay un reposo y quietud mientras cadauno de los atarrayeros va sacando conlentitud y armona su atarraya. Es el mo-mento en que el corral pierde su sentidosolidario y colectivo y cada pescador pien-sa slo en su producto.

    Los corrales tienen W1 nmero varia-ble de pescadores, el cual oscila entre seisy treinta miembros. Pero, siempre haydos punteros, dos culos y dos contra-culos. Los dos punteros cierran la forma-cin adelante, y los culos la cierranatrs; los dems son laterales.Los cuatropuntos sealados son los de ms respon-sabilidad. El jefe es uno de los punteros, yes el que decide, por su experiencia yconocimiento.

    En tiempos pasados, el puesto de

    puntero o jefe era fijo y cada uno de lospescadores conservaba su puesto. El jefedeterminaba la hora de salida y el final dela faena.

    En los actuales momentos, la pesca sehace en academia, esto es, cada personatira dos corraladas en el mismo puesto ya partir de la tercera se rota. El punteropasa al culo y el contra sigue en lapunta, y la transcontra sigue al con-guamo. De inmediato se cambia la fila; elque iba en la parte derecha se pone en laparte izquierda.

    Las filas de las canoas se acercan. Cual-quier pescador, encuntrese en el puestoque sea, est en la obligacin de decir:iAbran la puerta! (separarse).

    3. El tiempo, ese pariente pobre

    El verso del poeta espaol Jaime Gil deBietma que da nombre a este captulocondensa la visin y el sentir que lospobladores de esta comunidad de pesca-dores dan al tiempo. Expresiones como:el tiempo lo dir todo, es un ejemplo dela personificacin que se tiene de l. Ysentencia como: ms vale tarde quenun-ea, en la que subyace la resignacin,muestran con claridad que el tiempo esun pariente pobre.

    El sndrome de la quietud eterna queimpera en esta comunidad es el productodel poco valor que se le concede al tiem-po. Por eso se le derrocha y se hace pocaracionallzacin de l, rasgos que, sin lu-gar a dudas, soportan las condiciones deltiempo, ese pariente pobre.

    El tiempo, como categora del ser his-trico, ha sido objeto de un sinfn de re-flexiones por parte de todas las culturas.

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  • En el Eclesiasts 3.1 (12), uno de los textosbsicos de la cultura hebrea, se planteacomo interrogante: qu es lo que msvale en la vida para que a ella dedique elhombre la suma de sus anhelos?

    Por la importancia de esta categora,es fundamental analizar la visin y el sen-tido del tiempo que tienen los habitantesde Pueblo Viejo, en sus dos dimensiones:el tiempo histrico y el tiempo subjetivo.

    3.1. El tiempo detenido

    Con este ttulo aludimos al ritmo particu-lar del tiempo histrico o de reloj en quese desarrolla el devenir de esta comuni-dad.

    El tiempo que da la sensacin de ce-rrarse sobre s mismo porque ha pasado.El presente y el futuro son conven-cionalismos desprovistos de significados.

    Esta visin circular del tiempo que secapta en Pueblo Viejo, en la que el presen-te y el futuro reflejan las realidades delpasado, corresponde justamente a la con-cepcin circular del tiempo que destacCossio(13): la concepcin circular del tiem-po puede ser entendida mejor, si tomamoscomo referencia el ciclo anual, en el que elcomienzo del ao corresponde a su termina-cin, aunque en un nivel superior, como si setratara de un espiral que crece progresiva-mente.

    Esta sensacin casi esttica del tiem-po, en Pueblo Viejo se percibe en la vejezintacta de la base de las cosas; en la posi-cin de los muebles y de los dems objetosde la casa, que parecen estar destinados aocupar un mismo espacio; en la soledadde los mediodas de las calles de la plaza,de las cuales huye la gente para escapar

    no slo de la inclemencia del sol, sino dela resolana, mil veces ms sofocante, pro-ducida por los rayos solares sobre la are-na y el salitre de las calles. Tambin seperciben esas condiciones del tiempo enel imaginario colectivo de la gente, en lapetrificacin de la monotona; por la au-sencia de mutaciones o falta de cambiosfisicos. Elhecho de que el tiempo no trans-curra sino que flote determina el tiemposubjetivo y el tiempo squico de las perso-nas que no conciben el tiempo fsico.

    Este aspecto lo destaca el narradorcienaguero Clinton Ramrez(14) cuandoafirma: El reloj de la iglesia, que muy pocotena que ver con el tiempo de los hombres, dolas cuatro de la tarde.

    3.2. Tiempo ontolgico

    Es el tiempo subjetivo que transcurre enla mente de las personas. Es el tiempo enque los individuos recrean la realidadcomo historia interior. En este tiempo hayun momento presente, un tiempo objeti-vo y fsico que motiva a que el individuorecree su pasado para deleitarse. A pro-psito de esta motivacin, Borges(15) se-ala que: Hay una hora de la tarde en que lallanura est por decir algo, nunca lo dice o talvez lo dice infinitamente y no lo entendemos,o lo entendemos pero es in traducible como unamsica ... Ese momento de angustia est-tica es el que casi siempre escogen lospescadores de Pueblo Viejo para contem-plar y conectarse con el universo. Estetiempo ontolgico cumple una funcinde placebo para los dolores de la pobrezay la fatiga de la faena.

    Este tiempo ontolgico es un tiempodel ser. Por eso se les ve en estos momen-tos, fumando placenteramente, sobre lastrojas, en los pueblos palafticos, y frente

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  • a la casa de los pueblos en la carretera, a laorilla del mar o de la cinaga. Este tiempoes un tiempo, por excelencia, de contem-placin, un momento onrico que se dedi-ca a la interioridad.

    Las horas dedicadas al atardecer, en lamecedora o en el taburete, frente a lapuerta de la casa o en el patio, son mo-mentos en los que se hace la mirada inte-rior; momentos dedicados al silencio, paraque fluya la voz interior, y para ello pro-cura estar lo ms cmodamente posible.Al respecto, GosseIman(16) destaca estacostumbre de los costeos, en su viaje porColombia, en el siglo XIX, cuando sealaque: Se ve a las familias reunidas en lasafueras de las casas (...), sera poco decir quepermanecen sentados en la silla, ms correctoseria decir que estn acostados en ellas, (.. .) laperspectiva seria mejor si la silla pudiera serafirmada en la pared, pues as poda hecharsehacia atrs a todo gusto.

    3.3. Tiempo diacrnico

    Otra dimensin del tiempo en PuebloViejo es el diacrnico o polifnico. Porello se establece una armona entre larealidad y la ficcin. Una forma de ver esapolifona del tiempo la encontramos enlos procesos productivos, en los que coin-ciden el trabajo y el ocio al mismo tiempo.En este tiempo es normal que varias ac-ciones diferentes se presenten en sucesi~vos paralelismos, entrecruzndose el tra-bajo con la ldica.

    Esto explica por qu el puebloviejeroen sus ritos(l7) es fervoroso con el simbo-lo, pero inconsecuente con el acto. Elespacio lo sublima y el tiempo lo atrae. No esflojo sino ldico; es displicente con lo continuoy contemplativo con el movimiento.

    Al puebloviejero, la contemplacin lepermite distinguir unos estados de apre-ciaciones mucho ms complejos que el delas personas que asumen el entorno comofuente de produccin. La contemplacinposibilita percibir distintos momentos. Esapolifona permite filosofar y extraer poe-sa del entorno, dos operaciones de lamente a la vez. Para el nativo de estacomunidad, el ocio no es una actividadprefijada, sino una actividad diluida entodas las actividades. Ydado ese carcter,el ocio ha adquirido un status que a mu-chos ha confundido, hasta tal punto deque algunos autores, sobre todo forneos,le dan al costeo el calificativo de flojo.

    Dentro de los procesos de produccin,el puebloviejero ha incorporado el ocio, yno se ha hecho la separacin marcadaentre el trabajo y aqul. Esta polifonaquizs sea un elemento clave para el de-rroche de palabras, de alabanzas y devituperios, as como para las improvisa-ciones, porque aqu el tiempo no es unso-no sino poIfono.

    4. Algunos ncleos estructuralesde la cultura de la pobreza

    Es bien sabido que todas las personas ygrupos humanos tienen conocimiento dealgn tipo y se hacen una idea de lascosas, de acuerdo con el medio en el quese desenvuelven. El contacto del hombrecon su hbitat, y la internalizacin de laescala de valores que cada grupo socialelabora en su devenir histrico, le propor-ciona al individuo diversos tipos de infor-macin, lo cual da lugar a la formacin deideas o representaciones, utilizadas cons~ciente o inconscientemente en la vida co-tidiana.

    Las ideas o representaciones elabora-

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  • das de ese modo, y entendidas como unamanera de ver, entender, interpretar oconcebir la realidad, no son un productocasual ni se encuentran aisladas, sino queresponden a un sistema basado en la rea-lidad del mundo, tal como es concebido einterpretado por cada persona o gruposociocultural.

    Lo anterior significa que, aparte de lasrealidades estrictamente personales enlasque se ubica cada individuo, existen otrasque corresponden a formas de interpreta-cin del mundo, compartidas por todoslos miembros de un grupo en un contextodado.

    Con base en este planteamiento iden-tifiquemos y analicemos algunos ncleoso ejes estructurales de la cultura de lapobreza en Pueblo Viejo, para descubriren ellos actitudes y percepciones que fun-damentan esta subcultura.

    4.1. El inmediatismo

    A diferencia del campesino, que es unagricultor, el pescador(18) es un cazador,un capturador. Por lo tanto, no est acos-tumbrado a sembrar, a abonar, a cuidarlos recursos para posteriormente cose-char. Esta condicin de cazador que dis-tingue al pescador determina que mu-chas veces no est dispuesto a invertirmucho tiempo para poder obtener frutode su esfuerzo.

    Su condicin de recolector puede serun factor que contribuye a que el pesca-dor se desanime fcilmente cuando setrata de emprender acciones de produc-cin que tardan tiempo en producir resul-tados positivos, y quizs el conocimientode esa situacin influye, por una parte, ensu cosmovisin para explotar los recursos

    con criterio minero, es decir, como si stosfueran recursos naturales no renovables.Por otra parte, incide en esa visin inme-diata, en vivir slo en funcin del presen-te, de no previsor ni planificador. Expre-siones como: el da de maana est porversey ms vale pjaro en mano quecien volando, condensan el gran nfasisque esta poblacin pone en el presente.

    ArthurSimon(19),en un estudio sobrela ecorregin de la Cinaga Grande, hasealado que el hombre de esta zona lu-cha por sobrevivir en el presente y an no hatenido mayormente la oportunidad de empe-zar aformular deseosactivos hacia elfuturo.Esto se refleja enlas actividades de nfasisen el presente inmediato y despreocupa-cin por el futuro, y constituye un ele-mento clave en el llamado crculo viciosode la cultura de la pobreza.

    4.2. La desesperanza aprendida

    Las continuas frustraciones a que hansido expuestos los pobladores de PuebloViejo, producto del no cumplimiento delas expectativas generadas por agentesexternos que han intervenido en esta co-munidad,ha dado origen a que entre ellosse desarrolle el sentimiento denominadodesesperanza aprendida.

    En tal sentido, las expectativas genera-das por los programas, proyectos y accio-nes institucionales desarrolladas en Pue-blo Viejo, para satisfacer las necesidadesfsicas de los pescadores, han terminadoen continuas frustraciones, las cuales ter-minan desarrollando una desesperanzaque se expresa en una baja autoestima; laresignacin y el fatallsmo; excesiva de-pendencia externa; desconfianza yexcepticismo frente al cambio. Signos queafectan negativamente las posibilidades

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  • de que los pescadores lleguen a ser agen-tes de su propio desarrollo.

    4.3. La cosmovisin de la mujer

    La visin del mundo de la mujer en Pue-blo Viejo constituye otro ncleo sobre elcual se estructura la cultura de lapobreza.El rol de la mujer en esta comunidad es elmismo que se ha destacado de ella en laobra de Gabriel Garca Mrquez, que es elmismo de la mujer del Caribe colom-biano.

    La visin del mundo de la mujer dePueblo Viejo est muy bien representadapor Ursula Igualrn, la gran metfora dela mujer caribe. Al respecto, AngelRama(20) refiere que ella organiza unafamilia y sobrevive cien aos porque, efec-tivamente, sin ella no existe familia, comono existe en la zona costea familia que noest vinculada en torno a lamadre. SegnRama, toda la organizacin de losBuendagira en torno a la disposicin a la casa queestablece Ursula Iguarn, y que podriallamarse el retrato de la familia.

    Esa proteccin tambin es evidentecuando llega la tercera edad. Mientras losviejos son estorbos, ellas son matronasque hacen y deshacen y concentran elafecto a todos los miembros de la casa.

    4.4. El culto a la muerte

    En Pueblo Viejo, la fusin de elementosculturales del espaol y del indgena so-bre la muerte es evidente, y se expresa enla actividad de la gente, enla relacin par-ticular de los seres vivos con los muertos,de la cual se deriva el culto a la muerte.

    El sincretismo religioso popular enPueblo Viejo se basa fundamentalmente

    en las relaciones particulares entre losvivos y los muertos, que es una relacinque se deriva del culto a los muertos.

    La supersticin de los niveles espacia-les y temporales de los vivos y los muer-tos es permanente en la cotidianidad y lavisin de la gente ante esa realidad inelu-dible: la muerte.

    En Pueblo Viejo existen numerosascreencias, supersticiones y agiieros sobrelamuerte y el rito funerario, relacionadascon la visin espaola e indgena, quelegitiman el culto a la muerte. La ideaaborigen segn la cual la vida se prolongaen la muerte y viceversa, y por la otra, laidea catlica segn la cual con la muertetermina la vida y slo el alma del hombrecontina una posible,peroabstractavida msalldelamuerte(2V". Es importante desta-car cmo estos dos factores se integran yfusionan en uno solo en la cotidianidadde esta comunidad de pescadores.

    La repeticin de los nombres de losparientes fallecidos a los que van nacien-do (caso recurrente en Cien Aos de Sole-dad; el nombre de Aureliano se repite 17veces en la familia Buendia) es una formade prolongar la presencia de las personasen el tiempo.

    En cambio, en Pueblo Viejo la reaccina la muerte es la veneracin o el culto a lamxima expresin de ella, se desarrollaen el velorio y el sepelio.Aqu la velacinse hace por nueve das seguidos en lacasa, y slo al final del mes se levanta lamesa, a las cinco de la maana. Adems,el fin del ao y el festejo de los santosdifuntos (2de noviembre) son fechas cla-ves para el recuerdo de los parientes.

    El culto a la muerte tambin se aprecia

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  • en los lutos prolongados; en la colocacinde la foto amplia del difunto en la sala dela casa; en el cierre de las puertas y venta-nas durante el perodo de duelo; en elhecho de que las muejeres se abstienen deescuchar msica y de asistir a fiestas.

    La primera fase, o de impacto, queconsiste en la negacin o no aceptacin dela persona fallecida, para luego caer en unllanto copioso acompaado de muchasfrases de dolor, reservadas para estos su-cesos: Dios mo, por qu no me llevastea mi?; me engaaste, te fuiste caminan-do por tus propios pies y te trajeron muer-to. Yoque hago sin ti?.Gritos yexpre-sones de dolor que repiten ante la sucesi-va llegada de amgos y familiares; llantoque dura horas, y en algunos casos hastadas.

    La segunda fase est caracterizada pordepresin, fijacin a la imagen del muer-to, tristeza, sueos constantes con el falle-cido, prdida del apetito y sentimientosde culpa, lo cual se explica por la pocademostracin de afecto y ternura que exis-te entre los miembros de la familia, por-que suponen que todos ellos saben quelos quieren.

    La tercera fase es resolutiva o de acep-tacin, la cual es prolongada, hasta talpunto de que algunos miembros de lafamilia son trasladados a otros pueblos,buscando atenuar la pena que produce laprdda de la persona amada: A mamnos la llevamos para Barranquilla, por-que se estaba encaprichando con la muer-te de pap. Aun cuando las personasresponden despus de un largo perodo alas actividades laborales, emotivas y re-creativas, el muerto siempre est presentecomo una prueba de autoflagelacin.

    5. Religiosidad popular enPueblo Viejo

    En la cultura del hombre de Pueblo Viejose mezclan muchas cosas: la sal, el mar, lacinaga, el mangle, la pesca, el arte y lareligin. Esta ltima congrega la mezclade la tradicin catlica impuesta por elconquistador espaol, los mitos y leyen-das de los indgenas pextaguas y salaman-cas, sus ascendientes, y adicionalmente elritual y la msica del negro africano, mez-cla que se manifiesta en sus fiestas, dan-zas, creencias y cultos, que conforman ens el muy particular sincretismo religiosodel puebloviejero.

    5.1. Las creencias

    Estas constituyen uno de los elementosms representativos de las manifestacio-nes de la religiosidad popular, a travs delas cuales se evidencian comportamien-tos de resignacin del hombre pobre. Seclasifican en dos: las creencias bsicas,primarias o independientes, que se susten-tan en el ser religioso, y las secundarias odependientes, que se derivan de las creen-cias bsicas. En esta segunda categora sepueden clasificar las creencias en los san-tos, agiieros, objetos, en forma indepen-diente, sin atacar o ir en forma directa ainvolucrarseconla creencia fundamental.

    Las creencias secundarias se dividenen diferentes grupos:

    Creencias en objetos: A este respecto, enPueblo Viejo se pueden observar todauna gama de creencias en objetos divini-zados, es decir, aquellos a los que se lesatribuyen ciertos poderes y honores divi-nos(22). Estos objetos pueden ser de dosclases: para usaroportar,cornoestampas,rosarios etc., o para colocar o decorar,

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  • como cuadros litrgicos, pencas de sbila,o fotos de los difuntos.

    En el primer caso se observ en granmedida que por lo general los hombrescargan en sus billeteras la foto del santopatrono, San Jos, al que le atribuyenpoderes en relacin con el culto a la muer-te. Igualmente sucede en el caso de lasmujeres, quienes cargan la estampa en lacartera. De esta forma estn preparadasconstantemente para una eventualidadmortal. En la poblacin infantil, en cam-bio, se observan las aseguranzas, que con-sisten en cuentas de coral rojo o negroatravesados por hilo de color negro oblanco, anudados en la mueca. Estostienen una connotacin ms profana quereligiosa, por cuanto son preparados poruna persona que apesar de no tener laespecialidad ni vivir de la actividad en s,goza de gran prestigio dentro de la comu-nidad.

    En el segundo caso, en las viviendas semantienen varias creencias en objetos. Lams importante es la de los altares, que seubican en algn rincn de ellas, sobre unbloque de cemento o un ladrillo, con unaveladora permanentemente encendida ylas imgenes de los santos alrededor; elprincipal es San Jos, patrono del pueblo,y adicionalmente hay otros, que por logeneral son variantes de Jesucristo.

    Iguahnente, semantiene la creencia enla mata de sbila, que se coloca principal-mente en la parte superior de los marcosde las puertas de la vivienda, y estamarrada con una cinta roja. Si por algu-na razn se cae o se seca, es porque algnmaleficio o mal de ojo ha entrado en lacasa; pero tambin es simbolo de que hacumplido su finalidad. En estos casos esnecesario reemplazarla por algo ms po-

    deroso. En otros casos se observ un fras-quito forrado en tela verde que contenaun rezo, o un saquito rojo en cuero ocuerina y cosido en los bordes con hilonegro, el cual contena yerbas sobre lasque, inclusive, los dueos manifiestantener conocimiento.

    Por otra parte, se observ las palmasdel Domingo de Ramos, vspera de laSemana Santa, tejidas en forma de cruz ybenditas, con las cuales se pueden aman-sar las tormentas, y adicionalmente seprotege a los pescadores.

    Creencia en santos: Cada santo tieneganado un prestigio particular. De estamanera, San Cayetano es bueno para con-seguir alimentos; Santa Rita, para los im-posibles, etc., y en el caso particular dePueblo Viejo, San Jos, para la buena suer-te.

    Para el habitante de Pueblo Viejo, lacreencia en San Jos presenta un granarraigo, ya que es una tradicin que datade 1554, fecha en que se sita la iniciacinde las fiestas patronales del pueblo(23).

    A l se le atribuyen poderes milagro-sos, y es ejemplo de silencio fecundo, depobreza evanglica, humildad y obedien-cia, virtudes por las cuales le rinden tribu-tos. As mismo, en sus oraciones incluyenpeticiones dirigidas a que el pueblo satis-faga sus necesidades. Pero en ellas se notach,ramente la tendencia a la resignacin ya la gracia de la pobreza.

    Creencias en vivos: Personas que viveny tienen ganado un prestigio en la creen-cia popular.

    Personas que actan mgicamente: per-sonas que tienen capacidad para vislum-

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  • brar, ver o leer el futuro; embrujan, desem-brujan, hechizan, transforman objetos ypersonas, magnetizan objetos, como en elcaso de los especialistas que rezan losnegocios, las casas y elaboran amuletostales como la mata de sbila, las aseguran-zas, entre otros.

    CreencUls en movimientos y acciones fsi-cas: Dentro de stas se pueden sealaralgunas, como las que se hacen en loscuerpos para arrodillarse, santiguarse, un-tarse agua bendita, tocar imgenes desantos, disfrazarse, danzar.

    Este aspecto, la religiosidad popularen Pueblo Viejo, alcanza su mxima ex-presin durante la celebracin de las fies-tas patronales, cuyo programa est cons-tituido por celebraciones de tipo religiosocomo novenarios y triduos, y por fiestas,ingestin de grandes cantidades de alco-hol, procesiones matutinas, celebracinde competencias y juegos en los que sepremia con dinero al ganador, conforma-cin de grupos de danza, de los cualesexisten una variada gama. Algunas dan-zas muestran un marcado sentido religio-so y profano al mismo tiempo.

    Adems de las que se efectan con elcuerpo, existen creencias con el espacio(escenificar): alumbrar, posesionar, en-trar, salir adornar con flores, elaborar al-tares, etc. Durante las fiestas de la SemanaSanta se escenifican pasajes alusivos a lafecha por parte de actores que se escogendentro de los miembros ms prestantesde la comunidad. El ser escogido para larepresentacin demuestra la considera-cin que nos tienen; no a todo el mundoescogen. Estas representaciones datande la colonia. Sin embargo, slo hasta1985 se revivi esta costumbre entre losalumnos de la escuela del pueblo, a inicia-

    tiva del historiador Carlos Dominguez.

    Creencias en oraciones: La oracin pue-de ser potica, instructiva, imprecatoria,a manera de letania, etc. Sin embargo,existe una divisin bsica:

    - Oraciones efectivas (mgicas), con lascuales se busca obtener el beneficiopor el hecho de la eficiencia del rezo.

    Oraciones devocionales, mediante lascuales se busca interceder ante Dios atravs de los santos.

    Creencias en agiieros: Los agiieros pue-den ser de cuatro tipos:

    - Los que buscan explicar sacramen-talmente ciertos fenmenos naturales,tanto peridicos como naturales. Porejemplo, la ocurrencia de tormentasen el mes de mayo por causa de lasfiestas de la Santa Cruz. O tambinconsideran a mayo como el mes flori-do por las fiestas de la Virgen Mara.

    Los agiieros que dan cabida a ciertosfenmenos supranormales: imgenesque lloran, crecen o se hacen pesadas,entierros o guacas que alumbran y semanifiestan, omuertos que aparecen ...

    Agiieros que atribuyen una carga deenerga mgica, a objetos, a situacio-nes y momentos. Por ejemplo, se creeque si una persona entra a un templonuevo o que no ha visitado antes pue-de pedir tres gracias, que efectivamen-te se le concedern. As mismo, creenque en el momento de la muerte dealguien es efectivo para una personasuplicar un favor especial.

    Agiieros en el momento de poder pre-

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  • decir o adivinar hechos y aconteci-mientos futuros, ya sean stos benefi-ciosos, para as aprovechados, o biende peligros, para evitados o conjurar-los. En este sentido, los pueblos de laCinaga Grande de Santa Marta hancimentado toda una cultura de mitos yleyendas al rededor de estos indicios:Cuando allan losperros en lanoche,sabemos que es mala hora; Cuandohay huracn tapamos los espejos pa'proteg a peyo, que est pescando enla cinaga; La sal derramada en al-gn lugar de la casa llama ruina.

    Creencia en promesas: Se cree que pro-metiendo a un santo determinado o aDios se va a obtener lo que se pide. Laspromesas se dividen en cuatro grupos:

    Prometer oracin: novenas, misa, rosa-rios, forman parte importante de lacelebracin patronales el tributo a SanJos, el cual consiste en una serie deoraciones que se practican durante lostres das previos al 19 de marzo. Enesta oracin se puede apreciar clara-mente las alusiones al sentido de pro-mesa.

    Prometer acciones de penitente: Entrarde rodillas hasta el altar o santuario;llevarun trajeespecialduranteun tiem-po; abandonar los vicios, entre otros.Yo, cuando quiero algn favor delSagrado Corazn, me visto de blancotodo el mes de junio.

    Festejar u homenajear un santo: Llevarleflores al altar, mandarle una velaciny colocarle placas de agradecimiento.Es el objeto donado por los fieles a sussantos de devocin por un favor reci-bido.

    Entre las gentes de Pueblo Viejo semantiene vivamente la tradicin del ex-voto, que consiste en un objeto dado porlos fieles a su santo de devocin por unfavor recibido o un milagro realizado.Muy comn en las comunidades margi-nadas, que ven en los milagros una va deescape a su realidad cotidiana.

    Los exvotos por lo general consistenen figurillas de metal, de madera o dehueso, que representan imgenes, omiem-bros del cuerpo como manos o brazos uotras ofrendas religiosas regaladas porlos fieles, como la donacin de mantaspara los santos, bancas para las iglesias,cirios/los cuales significan una erogacin,en algunos casos cuantiosa, ya que setiene la creencia de que existe proporcio-nalidad entre lo recibidoy lo ofrendado.

    Prometer cambios de actitud y comporta-miento moral: dejar de fumar, ser mejorhijo, tratar mejor a la esposa, no ser infiel,etc.

    Creencia en la celebracin de fechas: Fes-tejar peridicamente una fecha asignadaa la creencia particular. Esta se divide deacuerdo con la rutina, as:

    Rutina semanal: Lunes de Cristo; mar-tes de Mara Auxiliadora; mircolesde San Judas, etc.

    Rutina mensual: Primeros viernes decada mes, los 13 de cada mes.

    Rutina anual: Navidad, Pascua, Pen-tecosts, fiestas patronales, SemanaSanta.

    Creencia en la presin a los santos paraconseguir los pedidos: Volteando sus im-genes; quitndoles un objeto que les es

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  • propio; escondiendo estampas debajo dela cama; injuriando a los santos.

    52. Fiestassagradas

    De tal manera que es difcil para el habi-tante de la cinaga, y en especial para el dePueblo Viejo, diferenciar entre lo sagradoy lo profano, ya que ambas dimensionesde la realidad las vive con la misma devo-cin y fe.

    Las fiestas populares de carcter reli-gioso se constituyen en eventos de cultu-ra popular, por medio de las cuales seexteriorizan los sentires y las necesidadesdel pueblo a travs de la peticiones colec-tivas. Estas presentan connotaciones detipo religioso en trminos generales, perocon una gran carga de ritos y creenciasprofanas que vienen de la creencia de lacultura espaola, eminentemente catli-ca, y de la aborigen, mezclas que ya hansido asimiladas por la fe popular. De he-cho, la religiosidad popular se ha proyec-tado a numerosas devociones emotivas y,en muchos casos, con numerosas supers-ticiones y agiieros(24).

    Al hablar de las fiestas tradicionalesno podemos dejar de lado el Carnaval, lasferias y las otras fiestas con que la comu-nidad ha dado un gran aporte al folkloredel Caribe colombiano. En el Carnaval seanaliza uno de los hechos del comporta-miento folklrico popular de mayortranscendencia de la vida cotidiana, endonde las expresiones de alegra colecti-va y las diversiones generales son lasparticipaciones masivas del pueblo enestas fiestas religiosas y cvicas. Adicional-mente a estas fiestas socio-religiosas sesuman las romeras, las fiestas de los san-tos, las costumbres de Semana Santa, laNavidad y el Corpus Christi. Tambin

    tiene una gran importancia en esta comu-nidad la celebracin de Ja:sfiestas familia-res, tales como el matrimonio y los cum-pleaos.

    5.2.1. La Fiestade San Jos

    Entre las fiestas populares, sin lugar adudas, la ms importante dentro de lareligiosidad popular del puebloviejero esla de San Jos. Esta es la fiesta religiosa dems antigua raigambre en el colectivo dePueblo Viejo; data de 1554, cuando FrayJuan Viana realiz la primera misa devisita al pueblo(25). Su celebracin se lle-va a cabo el da 19de marzo. Sin embargo,realmente las preparaciones previas a ellase inician a partir del 10 del mismo mes yterminan con la procesin a San Jos.

    En los das de la novena se prepara unextenso programa, en el que se incluyencelebraciones de tipo eminentemente re-ligioso, competencias o juegos, quema dejuegos pirotcnicos o castillos, danzas ybailes populares. Estos programas sonencargado por algn devoto en agradeci-miento a un favor recibido o un milagrorealizado, y por lo general en una de laspginas del mismo se cuenta la historiarespectiva.

    Entre los juegos y competencia se en-cuentran incluidas regatas de cayucos,carreras de sacos, varas de premio y otrosnmeros. En las noches, los jvenes sevan a la playa a corretear y a ver losbuques de guerra a la orilla del mar (26).

    Los juegos pirotcnicos cumplen unafuncin importante en tanto constituyenuna tradicin netamente espaola queviene de tiempo atrs. Estos son aporta-dos bien sea por devotos ocomo productode una colecta entre los habitantes del

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  • pueblo. Los buques de guerra constan detres botes grandes con vela de coloresdesplegadas, pero anclados, cargados conjuegos pirotcnicos que se encienden unda previo a la vspera del 19de marzo. Elda 18 se realiza la quema oficial del cas-tillo, en horas de la noche, y se da inicio ala cumbiamba de las dos ruedas. A unlado se instalan las mesas de juego comoruleta, se improvisan peleas de gallos,guara peros y otros.

    El da 19 de marzo, despus de lacelebracin de los actos litrgicos, se llevaa cabo la procesin, que desfila por lasprincipales calles del pueblo, y en que sehacen presentes todos sus habitantes.Durante sta se puede observar peniten-tes cumpliendo mandas, congregacionesy gente comn unidos por un sentimientoreligioso colectivo. Una vez concluida laprocesin, la gente acude a las casetas ycantinas, con lo cual se da cumplimientoa un refrn popular: El que reza y peca,empata. Es aqu donde se confunde losagrado con lo profano.

    Durante estas fiestas lo econmico re-sulta secundario, se fa y se acepta elfiado, y en nombre del santo se cometenligerezas. Slo despus se pensar en losarrepentimientos y se buscar la forma deponerse al da. Despus de nueve dasms, se saca al santo y se le da la vueltaalrededor de la iglesia, para luego colo-carlo en su nicho y esperar con devocinlas prximas fiestas.

    5.2.2. Semana Santa

    A pesar de que la dinmica es ms resis-tente al cambio, por la fuerza ritualista,aparentemente dominante, es posible per-cibir mutaciones substanciales en cadauna de las dimensiones religiosas adopta-

    das por los pueblos en el transcurso deltiempo, a travs del estudio y anlisis delos rituales, al confrontar los datos de hoycon los consignados ayer. Elorigen de losfactores propicadores del cambio y elmovimiento, y la forma como stos sesuceden, participan como elementos cla-ves en el estudio de la religiosidad en lacultura de la pobreza, ya que cada culturaconstituye su historia basada en su propiaidentidad.

    Tradicionalmente, la Semana Santa oSemana Mayor ha significado para loshabitantes de Pueblo Viejo un espaciopara el recogimiento espiritual, que, sinembargo, est aunado a cierta creencia detipo profano. Es por eso que vale la penadescribir lo que para el habitante de estacomunidad significan estas fiestas, y laforma en que han evolucionado hastanuestros das.

    Despus del mircoles de ceniza no sehaca ninguna fiesta o acto que manifesta-ra alegra durante los siete viernes de lacuaresma, denominados as por los feli-greses de estos pueblos: Viernes de Tenta-cin, Viernes del Espritu Santo, ViernesSamaritano, Viernes de los Siete Panes,Viernes de Lzaro, Viernes de Dolores yViernes Santo. Durante el Viernes deLzaro los feligreses no se baaban portemor a convertirse en lazarinos. La misaslo se efectuaba por la maana; la iglesiaabra sus puertas desde las 5:00a.m. Elvacrucis se llevaba a cabo los mircoles yViernes Santo(27).

    Al iniciarse la Semana Mayor se respi-raba un ambiente de recogimiento y fer-vor, acompaado de ciertos temores. Ellunes, despus de la misa, se sacaba laprocesin del Seor de la Columna; elmartes, a Jess Nazareno; el viernes se

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  • hacia el va crucis; el viernes se sacaba laprocesin del Santo Sepulcro y del SantoEntierro. Esta haca un recorrido por todoel pueblo, y terminaba a las doce de lanoche.

    El Jueves Santo se llevaba a cabo ellavatorio de los pies, acto en el que losapstoles eran representados por nios,ceremonia que se iniciaba desde las 3p.m.En el transcurso de la misa se hacia unacto solemne, la adoracin de la SantaCruz (formando hileras de hombres ymujeres por separado). Las mujeres labesaban a partir de las 10p.m. y despusse realizaba una misa denominada lahorasanta}).

    El Viernes Santo era un da de pesar.La gente se comportaba como si en reali-dad se estuviese presenciando la pasin yla muerte de Jesucristo. No se cocinaba;los alimentos se preparaban el da ante-rior; no se coma carne. Algunos, inclusi-ve, hacan abstinencia. En la calle todo eraquietud y silencio; en la casa los nios nocorran. Todo ruido o movimiento eraconsiderado pecado. Se lea la Biblia enfamilia. Algunas personas no se baaban;se tena la creencia y el temor de que si lapersona se baaba poda convertirse enpescado.

    La procesin de Viernes Santo era lams importante. Sala a las siete de lanoche desde la iglesia. El atad era custo-diado a lado y lado por hileras de milita-res vestidos de gala, que portaban susrespectivas armas, y era acompaado poruna banda que tocaba una marcha fne-bre. Dicha procesin segua un orden es-tablecido, as: Adelante iba el sacerdote,los monaguillos quemando incienso a supaso, llevando adems candelabros; se-gua la imagen de un gallo tallado en

    madera, la Santa Cruz (fabricada en ma-dera pesada), posteriormente era condu-cido el atad y sendas imgenes de laVirgen Maria, de Mara Magdalena, deSan Juan Bautista y de San Jos. Unapersona portaba el pao con la imagen deJess, ypor ltimo laVernica. Estaproce-sin se prolongaba hasta la medianoche.

    Elsbado en lamaana se produca unrepique de campanas, cantaban el Gloriay ms tarde se asista a misa. En sta elsacerdote quitaba el manto que cubra elaltar mayor y los santos, se bendeca elagua y la luz. A las 10p.m. se celebraba lamisa del gallo.

    El da domingo se realizaba el encuen-tro entre Mara y Jesucristo desde las 4a.m. alrededor de la plaza. Buscaban unania vestida de ngel y la colocaban den-tro del atad de Jesucristo. El resucitadose lleva en la noche del sbado. El domin-go en la madrugada una banda acompa-aba este encuentro con msica alegre;luego se efectuaba una misa en honor a laResurreccin.

    En la actualidad este ritual complejono se practica en la misma forma; los actoscentrales se mantienen con algunas va-riantes ms simplificadas. De esta mane-ra, el va crucis se efecta el viernes decuaresma; el martes se saca la procesindel Seor de la Columna y Jess Nazare-no; el Jueves Santo, el lavatorio de lospies, en el que los doce apstoles sonrepresentados por personas considera-das (respetables) del pueblo; el sbadose saca en procesin las imgenes de laDolorosa y de San Juan Evangelista; statiene un recorrido ms corto y se guardalas nueve noches del santo entierro. En laactualidad no se incluye el madero pesa-do de antao, sino una cruz ms liviana.

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  • Adicionalmente, se perdi la tradicin delos monaguillos y soldados.

    5.2.3. Corpus Christi

    Esta fiesta se iniciaba el12 de junio y tenauna duracin de tres das. En pocas pa-sadas constitua ms que una celebracinreligiosa, una fiesta de carcter popular,tanto en Cinaga como en Pueblo Viejo.Atravs de ella la gente daba muestra dealegra desbordante en forma espont-nea, ya que la mayoria de los participan-tes eran indios y negros, comnmentedenominados ateos. Este era un juegodesenfrenado que, conforme dijo elpadreRevollo aos ms tarde en sus memorias,aunque tena un fondo de fe, habia sidointroducido por los espaoles para hala-gar a la poblacin indgena (28). Es porello que la Iglesia aceptaba todas estasmanifestaciones de jolgorio para as con-seguir un acercamiento entre ella y elpueblo. Valga decir, serva como estrate-gia de evangelizacin.

    Una muestra palpable de este sincre-tismo es la participacin del sacerdote enlaorganizacin de ladanza de lacucamba,diablitos y negritos.

    La danza la bailaban por las calles delpueblo, participaban en la adoracin decada altar, terminaban en la iglesia, yentraban a sta por grupos, ya que eranmuchos; hacan su baile y luego salan porla puerta de la iglesia hacia distintos rum-bos, para posteriormente continuar enforma independiente el baile en las casas.

    El dia 12,al filo del medioda el diablomayor de la comparsa de los diablitos llegabafrentea la iglesia a romper la vejiga, ceremoniaque consista en bailar al son de las campanascon el toque de los dlblos, al rededor de una

    vejiga de res inflada, que se deslizaba fcil-mente hasta romperla con lS espuelas quecalzaban los diablos humanos(29).

    Exista una organizacin llamada Jun-ta de Nuestro Amo que se encargaba decolocar altares, los cuales distribua entodo el pueblo. En ellos se adoraba unacopa que representaba el cuerpo de Cris-to. El sacerdote, bajo el palio, llegaba has-ta esos altares acompaado por la juntaorganizadora y las mencionadas danzas.Primero una banda interpretaba el himnonacional, ceremonia durante la cual todosse tenan que arrodillar para hacer hono-res; posteriormente, el sacerdote pronun-ciaba la adoracin del cuerpo de Cristo(cliz) y al levantarse, los de la danzaemitan un grito particular, accin querepetan sistemticamente hasta haberlohecho ante todos los altares.

    Esta rica tradicin desapareci de lospueblos cienagueros a raz de la prohibi-cin de su celebracin por parte del obis-po de Santa Marta Monseor RafaelCeledn, en el ao de 1890,hecho regis-trado, segn el historiador GuillermoHenriquez Torres (30), en el peridicocienaguero El Agricultor. Con ello sedio fin a una de las manifestaciones msrepresentativas del sincretismo religiosode estos pueblos. De ello slo subsistenlas danzas, pero ya no integradas a lascelebraciones litrgicas.

    Conclusiones

    La cultura de la pobreza se configura ydinamiza en lugares de encuentros ydesencuentros donde elimaginario colec-tivo tiene su mxima expresin; es el casode los espacios pblicos y privados demayor interaccin. Escenarios en los cua-les los individuos, casi de forma incons-

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  • ciente, cumplen un rol que han asimiladode manera enculturizada en su medio,como si hubiesen asimilado un libreto o~nparndesempffiMsucondkillndepobre. Por ello, en estos espacios losindividuos, de manera tcita, compartensignificados y significantes.

    Otro elemento que llama ta atencinpMa identifkar esta subcultura en PuebloViejo lo constituye la concepcin que setiene del tiempo, el cual, a diferencia delmundo moderno, parece no haber adqui-rido valor especfko que incentive proce-sos productivos relacionados con un ma-yor aprovechamiento de l.

    En esta comunidad, el tiempo no sloda la sensacin de flotM, sino que se cierrasobre s mismo. Esa visin circular incideen hbitos, usos y costumbres, y en todoslos ritos del hombre: el trabajo, el ocio, loreligioso y lo farniliM. Quizs el hecho decomprar vestido slo en las Navidades,cuando se va de visita donde los parienteso en el da del bautizo de los nios, estdeterminado por ese ciclo circulM deltiempo.

    Estas dos categorias, espacio y tiempo,son dos caras de la misma moneda de lacultura de la pobreza. Redescubrirlas ymontM otro libreto quizs sea un primerpaso pMa debilitar esa visin premodernaque en algunos casos da la sensacin deque esta comunidad se hubiese quedadoanclada en el siglo XVIII o XIX.

    Es preciso destacar que la cultura de lapobreza tiene una red de aristas que amanera de urdimbre signan toda la vidacotidiana. Es el caso de los ncleos estruc-turales de la cultura de la pobreza que sedestacaron en el desarrollo del trabajo,como fue el caso de la desesperanza apren-

    dida, el inmediatismo, la visin del mun-do de la mujer y el culto a la muerte, queaunque no son los nicos, muestran a laclara cmo estos ejes determinan una fuer-za de gravedad, a tal punto que se consti-tuyen en barreras o grandes obstculosque impiden a los individuos salir de lascondiciones de pobreza, dado que estosncleos inciden en la baja estima, en elexceso de dependencia externa, en el es-cepticismo y en la falta de confianza en smismos para cambiar el gran papel deespectadores por el de actores de su pro-pio desarrollo.

    En este sentido, el aspecto religiosojuega un papel preponderante en la cultu-ra de Pueblo Viejo, ya que satisface diver-sos objetivos que van desde la solidari-dad social hasta estar presente en los prin-cipales acontecimientos de la vida de lagente. La religin les ayuda a sobrellevarsu condicin de pobres, a aceptar su suer-te y les ofrece una base para dignificar suexistencia, mantenindoles resignados aesa condicin de pobreza.

    Esta fuerza, manifestada a travs delas diversas expresiones adoptadas por lareligiosidad popular, tambin pueden sercanalizada como mecanismo generadorde cambios, ya que puede inducir a laspersonas a renunciar a sus formas co-rrientes de vida y a adoptar una vidacompletamente nueva.

    Con base en los aspectos anteriormen-te destacados se confirma la tesis de que elproblema de la pobreza no solamente esun problema econmico, sino que ade-ms es cultural, en la medida en que segeneran valores, normas y comportamien-tos proclives a la pobreza.

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    25. DOMINGUEZ, Carlos. Op. cit.

    26. Ibid.

    27. Ibid.

    28. REVOLLO, Pedro. Op. cit., p. 12.

    29. FRIEDEMANN, N., AROCHA, 1.Los dia-blos de la Iglesia al carnaval de sol a Sol. 1986.

    30. REVOLLO, Pedro M. Op. cit., p.12.

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