¡Épale, petare!

15
REVISTA GRATUITA Edición número Cuatrocientos tres. Año 08. Caracas, 26 de febrero de 2021 403 ¡ÉPALE, PETARE!

Upload: others

Post on 30-Jun-2022

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: ¡ÉPALE, PETARE!

REVISTA GRATUITA

Edición número Cuatrocientos tres. Año 08.Caracas, 26 de febrero de 2021403

¡ÉPALE,PETARE!

Page 2: ¡ÉPALE, PETARE!

AQUILES NAZOA PARA LOS JOVENES

Más de 400 años de Historia

De cara al ríoCuatricentenaria

«

«

Que casi todo se venda a dólar

Esperando la Batalla de CaraboboLa Fundación para la Comunicación Popular CCS invita a los foros que se estarán realizando en el marco del Bicentenario de la Batalla de Carabobo en los espacios de la redacción del periódico Ciudad CCS, en el piso 1 del edificio Gradillas, Plaza Bolívar. Los foros serán mensuales, a las 11:00 am e inician este 3 de Marzo con con el tema Carabobo: ¿la batalla que se había ganado?, por Pedro Calzadilla. Se invita al público en general, manteniendo las normas de bioseguridad contra el covid-19, tambièn sera transmitido on line. Para más información, visitar la página www.ciudadccs.info

EL MENJURJE

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014, 2015 y 2017.Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.

Premio de Periodismo Aníbal Nazoa, 2018.

Consejo editorialErika FaríasRoberto MalaverGustavo Borges RevillaMercedes Chacín

direCtora Andrea Quiñones Rubio

editor jefe Carlos Matute

asesor editorialGustavo Mérida

direCtora de arte María Isabel Guerrero

Coordinadora de fotoGrafÍaMairelys Gonzalez

Coordinadora 2.0Yanira Albornoz (†)

Web y redesEnyeli González

redaCCiónMarlon ZambranoMaría Eugenia Acero Colomine

fotoGrafÍaDahory González

ilUstradoraSol Roccocuchi

CorreCtoresRodolfo Castillo Humberto Castillo

loGÍstiCaDaniela Fernández

Colaboran en esta ediCiónJosé Roberto Duque, Aldemaro Barrios, Natchaieving Méndez, Nathalí Gómez, Gerardo Blanco, Rodolfo Porras, Jorge Berrueta, Clodovaldo Hernández, Humberto Márquez, Pedro Delgado, Erasmo Sánchez, Julietnys Rodríguez, Justo Blanco, Geneth Bizot y Richard Pérez.Archivo Ciudad CCS

Fotografía de portada: Mairelys González

redes www.epaleccs.info

[email protected]

@epaleccs

@epaleccs

Épale CCS

Una publicación de la

Contenido

03. carbono 14El petareño que asustó a los gringos04. SaboreSAbriendo la cajita de pandora04. UrbanoA la hora de la champeta, esta noche doy serrucho05. MeMorIa LocaL Historia de Petare05. FIgUraS deportIvaSTierra pródiga de leyendas deportivas06. caUdaL nUeStroLos ríos profundos06. UtopíaS UrbanaSPaulo VI y las estrellas fugaces07. gaLería IRostros e imágenes del pueblo que mira al río08. bItÁcora deSpLegabLe Petare Cuatricentenaria10. gaLería IIRostros e imágenes del pueblo que mira al río11. rUMba pareJaTerritorio de la alegría, la fiesta y la salsa11. anceStraLIdadEn favor del indio Pascual12.perSonaJeCrixo Aponte: «La inconformidad me llevó a experimentar»13.eStILoPeluquerías donde gobiernan las tijeras13.paLadarEl golfiao petareño14. cUentoSLos recuerdos de Laureano14. reMeMbranzaSLa gran sonrisa desdentada de Petare y Bárbaro Rivas15. agUa ardIenteEn un bar de Petare15. con LaS tabLaSEl poder popular hace un teatro

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114Distribución: 0212-8085843

Depósito Legal: pp201202dc4166

El pasado 23 de febrero se efectuó la entrega del Primer Premio Nacional de la Juventud Creadora Aquiles Nazoa 2020, edición Caracas. El Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz Diez fue el escenario escogido para la entrega de este galardón. Ana Cristina Bracho, Luis Alejandro Indriago, Maximiliano Malavé, Baleryns López, Óscar Cuéllar, Marcela Lunar, el Semillero de la Fundación Corazón Salsero, Johnny Duend, el Circo Karibe, Pablo García Sanoja, César Arias, Pedro Hernández, Ricardo Martínez, Malú Rengifo, Teresa Carrasquel, Gsus García, Norlam Ramos, Xoan Noya, Mayerlin García, Orlenys Ortiz, Aída Lucía Silva y César Arias. Para ellos, las felicitaciones por la constancia en sus sueños.

Page 3: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

03 CArbono 14

Ya don Pedro Gual, en agosto de 1815, había sido nombrado Agente de la Ciudad-Estado de Cartagena de Indias ante el gobierno de Washington. Su misión consistía en comprar armas, municiones y lograr el reconocimiento. Los Estados Unidos continuaban negándoles “la sal y el agua” a sus “vecinos” del sur. Gual sólo pudo cosechar indiferencias y fracasos, máxime desde que Cartagena y hasta la misma Bogotá habían caído, a fines de ese año, en menos de los realistas. Aunque desprovisto de carácter, Gual continuó viviendo en los Estados Unidos muy vinculado a Lino de Clemente y estableciendo relaciones con los patriotas hispanoamericanos.El 6 de enero, Bolívar decreta el bloqueo de las costas de Guayana, Cumaná y Barcelona. Dicho decreto es dado a conocer en los Estados Unidos a través de la prensa oficial por intermedio de Gual y Clemente.(...)El 29 de junio de ese mismo año (1817), un grupo de 150 patriotas venezolanos desembarcaron y ocuparon la Isla Amelia, en la costa atlántica de los Estados Unidos, al norte de Jacksonville y frente a la desembocadura del río Saint Mary. Ese mismo día proclamaron la instauración de la República de Florida, declararon a Fernandina –su puerto principal– capital del nuevo Estado, izaron el pabellón tricolor que Miranda había llevado a Venezuela, dejaron constituido el gobierno civil y designadas las máximas autoridades militares y navales.Los habitantes de la Isla eran en su mayor parte ciudadanos norteamericanos, aunque también los había españoles, por cuanto la Península de la Florida estaba todavía en manos de la Corona. El general de brigada, Lino de Clemente –enviado especial del Libertador ante el gobierno de los Estados Unidos– y el doctor Pedro Gual recibieron en la segunda quincena de marzo (1817) la siguiente comunicación, fechada en el cuartel general de Barcelona el 5 de enero del referido año: “Esta feliz mutación nos ha puesto en estado de contar con grandes medios para procuramos objetos militares y satisfacer las obligaciones que contraigamos, de autorizar a ustedes para que con respecto a las instrucciones que les acompaño puedan negociar los artículos que contienen, seguros de la exactitud con que serán pagadas y cumplidas las que ustedes contraigan”.

Simón Bolívar

Pividal, Francisco: Bolívar, Pensamiento Precursor del Antiimperialismo

Ediciones de la Presidencia de la República

Caracas - Venezuela, 2006. p. 108

Lino de Clemente nació el 23 de septiembre de 1767 en una hacienda que todo el mundo anda nombrando en estos días, a propósito del aniver-sario de Petare: Güere

Güere, ubicada en lo que hoy se conoce como urbanización La California. Por do-cenas se cuentan los petareños ilustres de los que se dice con orgullo que nacieron en esa hacienda o que pasaron por allí (incluido Simón Bolívar), pero Lino de Clemente pudo darse el lujo de cerrarles el pico a todos porque él no era un visitante más: esa pedazo de hacienda era del abuelo y la familia de él por varias generaciones, así que bórralo.Fue llevado muy joven a España, a estu-diar la carrera militar. Allá mismo, en la cuna de la Armada más mortífera de su tiempo, sirvió desde los 19 años de edad, al lado del Comandante General de la Marina, y participó en acciones de guerra contra Inglaterra.

Se retiró a los 33 años de edad en el año 1800, con el grado de teniente de fragata. Poco después se vino a Venezuela, y aquí fue donde conoció el verdadero gua-guancó, peleando del lado que le tocaba pelear.

En El bando corrEctoBien temprano en la fase independen-tista de Venezuela (1810), Francisco de Miranda lo nombró Comandante General de los Cuerpos de Artillería y Ma-rina, y luego la Junta Suprema de Caracas lo designa Secretario de Guerra y Ma-rina. Ese cargo equivale al de Ministro de la Defensa, así que ese Don fue el primer ministro de esa cartera en nuestro país. Bolívar lo ratifica en el cargo en 1813 (Se-gunda República). Su firma aparece entre la de quienes firmaron el Acta de Inde-pendencia (5 de julio de 1811 o un poco después).

En 1817 participó en un acontecimien-to del que, inexplicablemente, se habla poco en nuestro país: junto con las tropas

POR JoSÉ robErto duquE • EQUIPO DE INVESTIGACIÓN • ILUSTRACIÓN ErASMo SÁnCHEZ

de Gregor McGregor gana una batalla decisiva en la Isla de Amelia, tomando el Fuerte San Carlos y expulsando de allí a los españoles. Esta isla pertenece hoy al estado de Florida (Estados Unidos).

Bolívar designa a Clemente Encargado de Negocios en Filadelfia, EEUU, y luego en 1818 Ministro Plenipotenciario de la República de Venezuela ante el Gobierno ese país. A finales de 1817 ocurre un ex-traño episodio en el que Lino de Clemente queda destituido, pero después El Liber-tador le envía una carta explicativa y casi en tono de disculpa (30 de diciembre de 1817):

“(…) ratifico a V.S. los poderes que le con-ferí el 5 de enero de este año en Barcelona y le faculto expresamente para que pueda comprometer los fondos de la República de Venezuela por armas, municiones de

EL PEtArEño quE ASuStó A LoS gringoS

guerra y vestuarios, celebrando contratas sobre estos objetos con los negociantes que quieran conducirlas, estipulando los precios, plazos, y especies en que deben pagarse”.

Después participó en varias acciones de guerra en la Marina frente a las costas de Colombia, incluido el sitio de Cartagena, en 1821 (hace 200 años), fue nombrado Comandante en Jefe del Zulia, y cuando todo hacía pensar que nunca iba a hacer nada importante fuera de un barco lo man-daron a pelear en Carache, en el umbral de los páramos trujillanos, y ahí derrotó a Tomás Morales y a Sebastián de La Calzada.

Retirado en 1830 como General de Brigada y un puñado de condecoraciones y recono-cimientos, murió en 1834 recubierto de la re-spectiva aura legendaria. Sus restos reposan en el Panteón Nacional, por supuesto.

Lino de Clemente junto a Pedro Gual, después de los sucesos en la Isla Amelia, fue designado por el Libertador para tratar asuntos de gobierno con los gringos. El gobierno de EEUU nunca lo aceptó por lo ocurrido en la Florida, sin embargo fueron ellos los que promovieron en los medios de prensa y de opinión publica de EEUU las luchas de independencia del Sur y el reconocimiento de Bolívar como Jefe de la insurrección contra la Monarquía Española.Los hechos de la isla Amelia y la atrevida acción de los patriotas para tomar el enclave estratégico en ese crucero de comercio y tráfico militar en la correntera marítima entre La Florida y Cuba, en 1817, alertaron a España para iniciar una negociación que promovió la “neutralidad” histórica de los Estados Unidos a cambio de 5 millones de dólares. Aunque la comunicación de Bolívar en ese sentido fue muy discreta por razones diplomáticas, sin dudas vio una razón militar favorable al hostigar a la Monarquía.

En LAS EntrAñAS dEL MonStruo

Aldemaro Barrios

Lino de CLemente es uno de Los personajes más notabLes de Los aLbores de La independenCia, aunque taL vez su nombre no resuene tanto Como otros de su jerarquía

cápsulas históricas

Page 4: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infoEdición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

04

a champeta, una música del diablo que se practica en las alturas del último rincón del barrio, en Petare, se le atribuyen poderes

eróticos traspasados por la negritud desde los días del régimen esclavista.

Acrisoló su sexualidad descarnada sobre los pasadi-zos de algún puerto negrero en las costas colombia-nas, donde a las piezas esclavas se les frotaba, sobre sus cuerpos desnudos, aceite de coco para que bri-llaran bajo el estertor de un sol de justicia, que les avivaba en llamas la epidermis cansada por sus infi-nitos viajes trasatlánticos.

Canta Mr. Black en tono de dancehall: “María mo-ñito se le partió / La cama que el chagua le dio / La trajo pa’ que la arreglara / Porque soy el que la cla-va… serrucho, serrucho, esta noche doy serrucho”, atropellando con holgura al Gabo de El amor en los tiempos del cólera, pero hablando por igual del mismo punto de partida: la ciudad virreinal, ase-diada por los piratas del Caribe, principalmente Sir Francis Drake, quien fracasó en todos sus intentos por invadir Cartagena de Indias, convertida en sus

A la hora de la champeta, esta noche doy serruchoUrbano

días en la mayor surtidora de mano de obra cautiva de todo el orbe.

Al “champetero” se le señala bajo la sospecha de los mismos estereotipos ancestrales: una tribu de la periferia cercana al delito, libidinosa y degradada.

En Caracas es un fenómeno del underground, que por 30 años ha movilizado a los intérpretes de moda y a miles de seguidores al Brígido Iriarte, al estadio de Caucagüita y al Naciones Unidas. Además, fragua rumbas en los más intrincados vericuetos del Peta-re insondable cada fin de semana, que muchas veces terminan con alguna víctima mortal por plomo, por sexo, o por amor verdadero.

En el país viven 6 millones de colombianos. Al menos es lo que afirma una estadística de hace un lustro: con ellos sus olores, sus sabores, su música, sus bailes. En Petare, reinan junto a los prodigios milagrosos de la ciudad hipertrofiada que se abre ahí como una rosa desbordada, para ofrecerte música satánica junto a la carne de primera, las verduras más frescas, los pro-ductos desaparecidos de la caja Clap, medicamentos de récipe morado, sandalias chinas, menjunjes para expulsar las lombrices, especies en extinción, rabipe-lados, y posiblemente algún indicio del eslabón per-dido de la evolución humana.

En Turumo, una sucursal de la costa caribe colom-biana en Venezuela, se vive a diario y en cuarentena, el traspaso simbólico, anecdótico e histórico de dos pueblos que siempre fueron lo mismo, hoy ligados por un catalizador: la champeta, música de origen africana convertida en danza urbana que se baila con furia sensual, entretiene a muchos y escandaliza a otros por su sexualidad explícita y su desenfado.

Tanto en la urbe turística y blanca de Cartagena, como en la ciudad formal y clase media de Caracas, la champeta es un escándalo arrabalero y una lucha contrahegemónica frente a la ciudad amurallada. Pero hasta ahora, no se ha comprobado que preñe a nadie solo por bailarla.

lPOR MArLon ZAMbrAno • @maRlOnzambRanO

fOtOgRafía ArChivo

eguramente muchas y muchos de los que me leen han desayunado un “cachito”: pan relleno de jamón picado. Pues bueno,

el arquitecto Jesús Rojas, quien pertenece a la Funda-ción Cultural José Ángel Lamas, me dio el dato de que este, para mí, “manjar de los dioses” es de Petare. Me dispuse entonces a buscar el Catálogo de Patrimonio Cultural de Venezuela, específicamente del Munici-pio Sucre, y ciertamente mi hallazgo –algo tardío– era cierto: el cachito es de Petare.

Se dice que su creador trabajaba en la panadería de las Duarte, era apodado “Cachito” y nunca le faltaba su pipa. Un día decembrino, al panadero le dio por hacer unos panes en forma de cachos, rellenos con sobras de jamón que había quedado, a ver si se ven-dían. Cuando las personas preguntaban en la pana-dería por el pan, les contestaban que se llamaba como su creador.

Esta historia es solo una minúscula muestra de la riqueza patrimonial que una parroquia Cuatricen-tenaria como Petare, esconde en sus rincones. Rojas, desde su visión de arquitecto, resalta que el centro

Abriendo la cajita de Pandorasabores

histórico es uno de los pocos que quedan en el área metropolitana y que pese a las modificaciones que ha sufrido, especialmente en la época de Marcos Pérez Jiménez, aun mantiene sus manzanas y calles que dan referencia a épocas pasadas, esto pese a que muchas casas fueron modificadas en el tiempo.

Uno de los secretos para que este gran cofre de ri-queza cultural se mantenga es la permanencia de sus pobladores. De acuerdo con el arquitecto, existen familias que tienen más de un siglo viviendo en las calles petareñas, especialmente en el centro histórico. “Todavía habitan muy cercano a lo que es la Plaza Su-cre, la familia Avellaneda, Monegui, Suárez, Linares son apellidos que vienen de hace más de 200 años”, comenta.

Un ejemplo de permanencia fue Silvino Rojas, pa-dre del arquitecto entrevistado. Recuerda su hijo que en la época en la que no había locales que vendieran licores, el señor Silvino hacía bebidas como: Zamurito, Ponche casero, Mistela y otros amargos que los sacaba de las cortezas de los árbo-les. “Mi papá también era muy conocido porque tuvo más de 100 años de vida y él conocía la his-toria de muchas familias de Petare; anteriormente esas familias vivieron de las haciendas del café y mi papá vivió un poco de esa época (…) Venía en

bestia desde La Dolorita, Mariche, hasta Petare y se sabía muchos licores”, relata.

Vista desde la cultura patrimonial, la riqueza de esta parroquia es inmensa. Músicos, pintores, bailadores, intelectuales tienen su cuna de nacimiento y de cre-cimiento en este popular sector metropolitano. Cada paso por las calles de Petare es un testigo y relata his-torias como cuando se iniciaba la electricidad en las casas; el auge de la actividad periodística impresa o la transición de una población cafetalera a otra de labo-res más citadinas. Es Petare una invitación constan-te a echar la vista hacia atrás y reconocernos en una identidad colectiva que se resiste y permanecerá por 400 años más.

sPOR nATChAiEvinG MÉnDEZ

fOtOgRafías MAirELyS GonZáLEZ • @mairelysg27

ÉPAL

E PE

TAR

E

Page 5: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

05

al como ahora, Petare se encontraba en un extremo de Caracas, a pesar de que por estos días es relativamente sencillo

llegar allí, en línea recta por la avenida Francisco de Miranda. Su topografía está compuesta por una ca-dena montañosa, conocida como Fila de Mariches, que integra la cordillera de la costa. Su posición tuvo un papel fundamental como escudo macizo para la protección del territorio tanto por el pueblo mariche como posteriormente por sus colonizadores.

Otro aspecto importante, íntimamente ligado a su nombre, es la existencia de los ríos que lo circundan. Su fundación se hizo en una colina a los alrededores de la quebrada El Oro, en el este y los ríos Caurimare, en el oeste, y Guaire, en el sur.

Tras su fundación, hace 400 años, se erigieron en las 10 hectáreas de su casco histórico, edificaciones fun-dacionales como la iglesia Dulce Nombre de Jesús, la capilla Santa María Magdalena, la Plaza Sucre (anti-gua Plaza Mayor). Además está la Fundación Cultu-ral José Ángel Lamas, que es una galería de arte; la

Historia de PetareMeMoria local

Fundación Bigott, donde esa empresa privada realiza actividades culturales; el Museo de Arte Popular Bárbaro Rivas; el Teatro César Rengi-fo y el llamado Muro de Petare, que establece una frontera entre lo actual y lo colonial, como recoge el libro: Petare: historia de un pueblo en movimiento, publicado en días recientes y bau-tizado por el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, a propósito de su Cuatricentenario.

En cuanto a la actividad económica en la Colonia, la zona estaba compuesta por varias haciendas que ac-tualmente forman parte de sus urbanizaciones, como La Urbina y Los Ruices. Los principales cultivos eran de café, cacao y caña. Ya en esta época destacaba su actividad comercial, a través de las pulperías que re-gentaban principalmente los inmigrantes canarios.

En una descripción que aún es actual, el geógrafo Agustín Codazzi escribió: “La posición de Petare es bella: domina todo el valle del Guaire y a lo lejos se ve la capital de la república: su aproximación a esta, los terrenos fértiles que tiene en su territorio, un cli-ma delicioso y sano, su posición en el camino que conduce a los valles feraces de Guarenas, Caucagua, Capaya, Río Chico y los cultivos de los mariches, lo hacen un punto interesante”.

TPOR NATHALI GÓMEZ • @laesPeRgesia

FOtOgRaFías MAirELyS GonzáLEz • @mairelysg27

ÉPAL

E PE

TAR

E

os 400 años de fundación de Petare, tam-bién debe servir para festejar a los gran-des atletas que esta gigantesca comunidad

mirandina ha dado al deporte venezolano. La lista de deportistas que han surgido de las entrañas pe-tareñas tenemos que comenzarla con el sensei Ma-nuel Luna, el primero de una dinastía de judocas y luchadores que crecieron en Baloa y que represen-taron a la selección nacional en múltiples compe-tencias nacionales e internacionales.

El profesor Manuel Luna es el más famoso integran-te de esa familia prodiga en campeones. Sus inicios en la actividad física se remontan a los Juegos Na-cionales Juveniles de 1969, cuando compitió en las pruebas de lucha libre y greco, atletismo, esgrima y judo. Hijo de una época dorada de multiatletas venezolanos, Luna consiguió la hazaña de ganar medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de México 1975, lo que le valió para obtener el premio Buen Deportista YMCA de 1975, y ser el abandera-do de la delegación nacional en los Juegos Olímpi-cos de Montreal 1976.

Tierra pródiga de leyendas deportivas

Del corazón de Petare también salieron dos pelote-ros de enorme trayectoria en el béisbol nacional. El primero, Dámaso Blanco, nacido en Curiepe, pero formado como antesalista en las caimaneras de la comunidad. De allí emergió para ser campeón en los Juegos Panamericanos de Chicago 1959, llegar a las Grandes Ligas con los Gigantes de San Francis-co, y convertirse en un ícono de los Navegantes del Magallanes.

En el barrio 24 de Julio se formó otro exitoso pelote-ro: El señor de los anillos, Luis Sojo. Novato del año,

cinco veces campeón de bateo de la Liga Venezola-na de Béisbol, donde regó los campos con 1007 hits, cuatro veces campeón con los Cardenales de Lara, el excampocorto es uno de los emblemas de la petareñi-dad. Su talento con el guante y el madero lo llevaron hasta las Mayores con los Azulejos de Toronto, pero fue con los poderosos Yanquis de Nueva York don-de alcanzó el cenit de su carrera, al conquistar cuatro Series Mundiales.

Como mánager, Sojo condujo a la nave turca del Ma-gallanes al título número 11 de su historia. El orgullo de Petare también fue el piloto de Venezuela en los Clásicos Mundiales de las Grandes Ligas en las edi-ciones de 2006, 2009 y 2013, en la segunda de ellas obtuvo la medalla de bronce.

Petare también ha sido territorio fértil para el boxeo, gracias al vetusto gimnasio Ramón “Moncho” Navas que hoy pide a gritos ser recuperado. En sus ensoga-dos se formaron los trágicamente fallecidos campeo-nes mundiales Antonio Cermeño y Carlos Barreto, atleta olímpico en Atenas 1986. Imposible olvidar, además, al cinco veces mundialista con la Selección Nacional de Voleibol, el infalible rematador Vicente Pastor, otro retoño famoso de esta comunidad repleta de leyendas deportivas.

lPOR GErArDo BLAnCo • @geRaRdOblancO65

ilUstRaciÓn JUSTo BLAnCo

figuras deporTivas

Page 6: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infoEdición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

06

ompañando su trayecto hasta el Río Tuy, nos tocó al camarógrafo Won-derf y a mí sobrevolarlo en helicóp-

tero. Las caídas de agua de hasta cincuenta me-tros y la belleza de muchas partes de su lecho nos hizo descubrir a un Río Guaire admirable y lleno de vida. El trabajo significó sobrevo-lar Petare, una superficie homogénea que, aún desde arriba, no puede abarcarse con un solo golpe de ojos.

Ese anecdotario sobre gente que vivió toda su vida sin salir de Petare, ahora luce totalmente verosímil. Si se quiere dar la sensación de tama-ño, es inútil describir su inmensidad. Solamente mirándolo es que se puede sentir el impacto de sus dimensiones. Todos esos cuentos de la infi-nitud de las favelas brasileras, dejan de ser tan abismales y se adquiere la convicción de que Pe-tare alcanza la superficie de cualquiera de ellas y cuidado si las sobrepasa.

Los ríos profundoscaudal nuestro

utopías urbanas

En otra oportunidad tenía que grabar un amanecer en donde en primer plano hubiese una zona popular. Petare por su ubicación con relación a la sa-lida del sol, más que adecuado, resultaba una obligación. Por supuesto que teníamos que estar a la caza de los primeros destellos, lo que nos imponía estar en el punto para el tiro de cámara a eso de las cuatro y media de la mañana. Como a esa hora comenzaron a bajar por una calle muy an-cha grupos de personas. El gesto sosegado de la gente hacía más que evidente que era una caminata rutinaria. Ni diez minutos después la cantidad de gente se duplicó, y en otro pequeño lapso de tiempo, ya con el sol obsequiándonos un portentoso contraluz, vimos descender mu-chísima más gente que de manera continua y rítmica ocupaba el largo y ancho de la calle, des-embocando en el pie de monte para inundar el valle de una Caracas que comienza allí, que se riega hasta Los Magallanes de Catia y más allá, hasta Caricuao y más allá… un mar de pueblo

que trabaja, que se confunde, o mejor, se fun-de con los demás para hacer una sola agua pro-funda, que no sabe de fronteras, ni de estados indivisibles, ni de puntos y rayas, sólo de vida, esa vida por la que se lucha colectiva e indivi-dualmente todos los días, días que comienzan con entera oscuridad y convergen en plena luz.

La imagen del enorme Petare que se mira desde el cielo, que desemboca por sus calles con ím-petu diario e incontenible, parece la perfecta fuerza que es capaz de arrasar la pesadumbre, completando esos versos de Argimiro en donde la vida y la alegría derrotarán a la muerte y la tristeza.

cPOR RODOLFO PORRAS

ilustRación ERASMO SáNCHEZ

ÉPAL

E PE

TAR

E

urante el largo periplo de mudanzas y cambios constantes que ha sido mi vida de adulta, tuve oportunidad durante una

temporada de vivir en Petare. La comunidad de Pau-lo VI, en las fronteras entre El Llanito y Petare, me abrieron las puertas para que pudiera tener un refu-gio temporal.

Llegar a la comunidad era traspasar de un mundo a otro. Salías del Llanito, con sus grandes casas y edifi-cios de clase media alta, para adentrarte en una serie de casas de diferentes colores y tamaños llenas de vida y color. La montaña se dibujaba con numerosos ne-gocios de todo tipo, cuyos anuncios tenían la misma seña de tipografía artesanal: una característica de la comunidad.

El edificio donde tuve la fortuna de vivir por unos meses era una comuna socialista. Cientos de fami-lias habitaban en un mamotreto de 20 pisos, con 160 apartamentos. Esa zona no era Caracas: era un

Estrellas fugaces en Paulo VIpueblo atrapado en algún momento del tiempo. Se divisaban sembradíos, conucos, chivos y burros. La gente de la zona vivía con una velocidad distinta. En Paulo VI todo el mundo se conoce y se apoya, bajo la compañía perenne del Río Guaire, cuyo curso se enfila hacia Higuerote como destino final.

“Se dice que la leyenda del Dorado se desarrolló aquí”, afirmaba Carmen Nieves. Los indios se traían hasta acá a los españoles y los mataban. Ciertamente, Pau-lo VI es la última frontera hacia un sector de Petare llamado La Rambla, donde la policía no pasa ni por error, y que tiene sus propias reglas.

Un día cayó un aguacero torrencial en la comuni-dad. Truenos, rayos y relámpagos parecían partir el cielo en dos y ensañarse en contra de los habitantes de nuestro pequeño refugio. El coloso de 20 pisos se tambaleaba de un lado a otro mientras las familias gritaban con pavor. Fueron unos minutos intermina-bles de angustia, en la que se fue la luz de un solo tiro y todos rezábamos porque pasara pronto el temporal.

De pronto, el cielo se abrió. Un cúmulo de estrellas aguardaba por nosotros, mientras secábamos nues-tras casas y recogíamos el desastre del aguacero. Así

como pasó la tormenta, los cielos de Petare se llena-ron de un espectáculo de estrellas fugaces que duró aproximadamente media hora.

Todos los vecinos guardamos silencio mientras con-templábamos el regalo celeste. Algunas vecinas ofre-cieron torta y café para poder disfrutar mejor del es-pectáculo. La comunidad entera de Paulo VI se unió en una especie de ritual de hermandad en agradeci-miento por el cielo, y el pavor dio paso a la alegría. Luego del espectáculo de centellas, la luz volvió, y el pum pum de la salsa baúl selló la celebración de la vida de las cientos de familias petareñas que crearon un pequeño paraíso campesino en las laderas del que supuestamente sería el barrio más grande y peligroso de América Latina.

dPOR MARíA EugENiA ACERO COLOMiNE

• @andesenfrungenilustRación SOL ROCCOCuCHi

•@ocseneba

Page 7: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

07

GALERÍA 1

Calle Madeleine

Personaje icónico del mercado

Plaza Sagrado Corazón de Jesús de Petare Vivos colores adornan sus calles

Casco histórico petareño

Rostros e imágenes del Pueblo que mira al río

ÉPAL

E PE

TAR

E

FotograFías MAirELyS GonzáLEz • @mairelysg27

Page 8: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infowww.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.Edición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

0908

Page 9: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infoEdición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

10

GALERÍA 2

Calle Las Tunitas

Iglesia Dulce Nombre de Jesús

Mercado de Petare

Cometas de guacamayas en lla calle la Paz de Petare

Metro de Petare

Los golfeados petareños de Fran Suárez

ÉPAL

E PE

TAR

E

Page 10: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

11

En favor del indio Pascual

e

ancentralidad

POR JorgE BErruEtA Red de HistORia MeMORia y PatRiMOniO de CaRaCas

n 1702 el indio Pascual Arias de la En-comienda de Don Diego Aguado en Petare, solicito ante el Gobernador de la Provincia de Venezuela el oficio de Casi-

que, argumentaba el distinguido aborigen ser hijo de Benito Arias y “Doña Juliana” por lo que era él el “Principal Casique” y así era reconocido y llamado en aquellos parajes.

Argumentaba aquel indio de Petare que su madre “Doña Juliana” había sido hija legitima de Don Diego Taremo, Casique Principal de aquellas tierras y quién no habiendo tenido hijos varones, su madre había heredado el casicazgo, por lo que siendo el su nie-to debía corresponderle el aquel titulo expresión de su linaje. Invocaba también el indio aquel casicazgo conforme a las antiguas leyes de sucesión y hallarse competente para aquel cargo, era ya mayor de los die-ciocho años y “me toca” escribía al gobernador, pero que el corregidor de aquellos pueblos no constandole su derecho a pesar de tenérselo explicado en repeti-das veces, no lo reconocía por tal.

Por si fuera poco y estando el exceptuado según las “ordenanzas del Rey”, le cobraba el Corregidor los impuestos como a los demás indios sus “sujetos”, por lo que le pedía al Gobernador lo tuviese “amparado, mantenido y metido en posesión del cargo de Casique que legítimamente me compete por derecho”. Espera-ba aquel indio en su derecho que el Corregidor cesará de cobrarle, le acatara y tuviese por Casique Principal, en su empeño en el reconocimiento que aspiraba se había buscado de testigo a uno de los viejos y recono-cidos Casiques de Petare, Don Gaspar de Guevara y su señora esposa Doña Marta Mariche, pues sólo un Casique de reconocido prestigio podía atestiguar en su favor y defensa.

Recaía en Don Gaspar de Guevara el Casicazgo an-cestral de Petare y en reconocimiento del indio Pas-cual lo ratificó ante la soberana justicia del monarca invasor, y por tal lo defendió como uno de los descen-dientes de los Casiques Principales de aquellas tierras. Atrás habían quedado las armas de la resistencia que ahora se convertían en fina pluma para defender sus derechos.

Territorio de la alegría, la fiesta y la salsa

l percusionista Carlos Eduardo Guzmán todos lo conocen por su diminutivo: Car-litos. Eso se debe a que cuando comenzó en la movida musical tenía un poco me-

nos de 13 años. Confiesa que nació en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas, pero desde que dio sus primeros pasos hasta cercano los 12 años habitó en el sector La Planada, y tras la partida física de su padre vivió con su abuela en la Bombilla.

Para cuando esto ocurrió a principios de los años 80, el compositor y cantante Felipe Díaz ya tenía un camino recorrido. El primer recuerdo que llega a su mente sobre el inicio de su carrera musical, lo ubi-ca en un puente de Petare que comunicaba el sector La Amapola y La Pradera. Se recuerda junto a Luis González y Luis Utrera, con 12 y 13 años de edad, tocando un fin de semana con peroles de leche y ma-raquitas hechas con capacho, los temas de la Sonora Matancera, La Billo’s, Los Melódicos y demás grupos de la época del 58.

Un señor llamado Miguel López, les proporcionó a estos jovencitos unas tumbadoras y un bajo. Busca-ron a otros y conformaron un sexteto al que llama-ron Los Tigritos del Ritmo, agrupación que duró casi dos décadas, hasta que decidieron incluir metales y se convirtieron en El Gran Grupo de Venezuela, el cual sigue sonando y ¡Vaya qué suenan bueno!

“A mediados de los setenta había un grupo que era de un italiano que tenía una barbería. Ese grupo se llamaba Néstor y su Combo Latino. También existió otro grupo que se creó, pero hacia la zona de Palo Verde que se llamaba El Poder Niche, ahí tocó mucha gente de Caracas, como José Soto “Mortadelo”. Hacía la Unión había un grupo llamado Bambankere. Des-pués salió la Cuadra Latina, La Recopila-ción, Calle Luna, Or-questa Unión, Ven-daval”, relató Díaz. El cantante recuerda que para finales de los años setenta ha-bía una orquesta que, aunque era de El Cafetal, formó a muchos grupos de Petare como Los Bomberos y Tránsito, esta última orquesta dirigida por el gran trompetista Gustavo Zambrano, “El Cochino”. De niño, Carlitos Guzmán se escapaba para ver a estas orquestas tocar en las fiestas que se hacían en el casco central de Petare o en

rumba pareja

POR NAtCHAIEVINg MÉNDEZ FOtOGRaFÍas ArCHIVo

a

otros sectores: cerca del puente de la Urbina, el puen-te del 5 de Julio; en la Río de Janeiro, en el Barrio Unión o en la plazoleta de la calle Hatillo. “Yo aún no era músico e iba a verlas a todas, no me dejaban ir y más de una vez me conseguía a uno de mis her-manos “Guachafa”, José Félix Guzmán o a “Gandola”, Henry Guzmán y yo escondidos viendo a Los Satéli-tes, recuerdo que también tocó Tabaco y sus Metales, la Banda y su Salsa Joven”, recordó.

Ya parte del movimiento musical, Guzmán recuer-da que los ensayos de las orquestas se realizaban en diferentes sectores. “Nosotros ensayábamos en La Planada, después nos mudamos a casa de mi abuela y en un tiempo ensayamos arriba que fue cuando comencé a tocar con La Bronco, en la calle principal de La Bombilla, Antonio José de Sucre. Casualmente después de que nosotros nos mudamos para allá comenzaron a hacer los

homenajes a Ismael Rivera arriba en el sector tres de La Bombilla”, recor-dó Guzmán. Tan-to para el maestro Felipe Díaz como para el percusio-nista Carlitos Guz-mán, si algo carac-teriza a Petare es que es cuna de mú-sicos, especialmen-te de exponentes de la música afrolati-nocaribeña, algu-nos de ellos ahora

llevan su talento fuera del país. Ellos son en bue-na parte, testigos y características de una de las mayores parroquia Cuatricentenaria: la fiesta, la alegría y la salsa que siempre están presentes en Petare y así será por cientos de años más, más ná…¡Saravá!.

ÉPAL

E PE

TAR

E

Page 11: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infoEdición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

12

“La inconformidad me llevó a experimentar”

Este joven arquitecto y artista plástico desarrolla su arte en Petare, y se ha posicionado en todo el mundo

l despertar artístico de Crixo Aponte tuvo lugar en Petare. Este arquitecto y artista plástico cursó estudios en Francia, España

e Italia donde se dedicó a estudiar y experimen-tar con diferentes clases de escultura. En Caracas empezó desde muy temprana edad en el dibujo, la pintura, la fotografía y el color. Al regresar a Ve-nezuela, Aponte descubrió que la escultura era su verdadera pasión.

Es al asentarse en Petare junto con su esposa e hi-jos que Crixo empieza a desarrollar una voz pro-pia como escultor, creando una especie de musas sin rostro de gran sensualidad y voluptuosidad. La originalidad de su propuesta plástica lo llevó a darse a conocer en todo el mundo, en distinguidos concursos y revistas especializadas, que reseñan con gran interés la audacia de su trabajo, que se inspira en la dinámica de su comunidad.

Para esta edición especial, en tributo a los 400 años de Petare, seleccionamos la voz poética de este joven artista que está dando de qué hablar en el planeta con su trabajo, nacido en el seno de la comu-nidad petareña. “Mi deseo es crear espacios urbanos con piezas monumentales, quie-ro ofrecer estos espacios con una obra que pueda servir como ícono urbano, punto de referencia y espacio de encuentro para integrar las esculturas de manera interactiva con el contexto de la configuración urbana”.

—¿CÓMO LLEGASTE A LA ESCULTURA?

—Después de un largo camino que se mordió la cola. De niño pasaba horas absorto modelando fi-guras en barro o plastilina, pero esto para mí siem-pre fue jugar, nunca lo vi como una forma de vivir, por eso al llegar el momento decidí estudiar y lue-go ejercer la arquitectura por unos años (porque el arte era jugar), y aunque la arquitectura siempre me gustó mucho, no me permitía completa liber-tad creativa, para eso tienes que trabajar en tu pro-pia oficina, fue esta inconformidad la que me llevó a experimentar con la escultura, este reencuentro con la escultura en mi adultez me recordó de

E inmediato porqué me gustaba tanto crear figuras de barro como de plastilina, recordé como se sen-tía hacer algo sólo por placer, como se sentía que las horas pasaban rápidamente mientras “juegas” a producir amables figuras, pero ahora contando con el método y herramientas que aprendí de la arquitectura, y desde entonces no he parado: el arte sólo nos pide inventar.

—¿QUÉ OTRAS FORMAS DE EXPRESIÓN HAS EXPLORADO?

—Además de la escultura, la arquitectura, la poesía, la pintura, la música, el dibujo y la fotografía.

—¿CUÁL HA SIDO EL ALCANCE DE TU OBRA?

—La aceptación de mi obra ha sido muy buena, me siento muy agradecido por los comentarios y contactos que llegan a mi diariamente por las redes, el año pasado logré una entrevista en la exclusiva re-vista cultural italo-rusa Russia Privet, y otras en las revistas di-gitales Lagarto Despierto de Ve-nezuela y La Neta de México. Además participé en una ex-posición colectiva de Place des Galeries (París). Mis esculturas están en Caracas, Estocolmo, Sicilia, Dakar, Monterrey, Oslo, Miami y New York.

—¿HASTA DÓNDE PIENSAS LLEGAR?

—A todas partes, una pieza de armoniosas propor-ciones puede llevarse a cualquier escala o material, quisiera intervenir parques, plazas, espacios públicos y privados, tengo un proyecto para crear espacios de encuentro con grandes esculturas luminosas, tam-bién quiero incursionar en el diseño de piezas de jo-yería, muebles, iluminación, etcétera.

—¿CUÁL ES EL MENSAJE DE TUS ESCULTURAS?

—Este año propongo una serie de musas introspec-tivas y voluptuosas… Más que dar mensajes mi obra trata de generar preguntas, crear inquietudes, me in-teresa captar la atención, explorar la sensualidad in-herente a la volumetría, propiciar un momento para imaginar.

—¿CÓMO VES A PETARE ARTÍSTICAMENTE?—Potencialidad pura, una inmensa población joven con ganas de expresarse, de bailar, cantar, actuar, pin-tar… el arte está en todos, pasa que si no lo alimenta-mos se debilita, estoy seguro de que, si a la niñez se le da la orientación y apoyo para explorar e identificar sus potenciales talentos Petare sería en poco tiempo motivo de orgullo y no de dolores de cabeza, es un se-millero a la espera de las condiciones para germinar.

—¿CÓMO HICISTE PARA POSICIONARTE INTERNACIONALMENTE?

—Con Internet. Hace unos años contactar dueños de galerías, coleccionistas, críticos, al CEO de una em-presa o cualquier persona con un campo de influen-cia significativo era imposible, ahora todos estamos en la red, a un mensaje de distancia, todos al alcance de todos.

—¿QUÉ RECOMENDACIÓN LE DAS A LOS NUEVOS ARTISTAS?

—Les recomiendo que inviertan en conocerse, el arte se trata de dar de ti, para eso tienes que saber qué o quién eres… Es un camino hacia adentro.

—¿QUÉ MENSAJE DESEAS DARLE A LA COMUNIDAD DE ÉPALE CCS?

—¡Gracias por amar el arte!

—¿QUÉ REPRESENTA PARA TI PETARE PROFESIONAL Y PERSONALMENTE?

—Agradezco cada uno de los lugares donde he tenido la oportunidad de vivir, todos han apor-tado valiosas experiencias. Entre los años 1996 y 2004, por razones de estudio y desarrollo pro-fesional viaje a EEUU y luego viví en Francia, Italia y España; estas experiencias ampliaron mis perspectivas y me dejaron el aprendizaje de otros idiomas. En el año 2010 me casé con Ivis que ha sido mi compañera, coach y terapeuta desde en-tonces, juntos vivimos varios años en el Golfo de Cariaco, un lugar mágico frente al mar, aparta-do de todo, donde tuve mi primer taller de arte. Desde el 2013, vivo en Petare. Petare ha marcado una etapa importante en mi formación como ar-tista y como persona, fue en Petare donde tomé la decisión de dedicarme tiempo completo a la escultura, es un sitio de contrastes, un reto, ha sido una gran escuela.

—DEFINE PETARE EN UNA PALABRA

—Desafío.

pErsonajE

CRIXO APONTE:

POR MARÍA EUGENIA ACERO COLOMINE • @andesenfRungenfOtOgRafía MAIRELYS CONZÁLEZ •@MaIReLYsCg27 • CORTESÍA

ÉPAL

E PE

TAR

E

Page 12: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

13

otorizados agremiados, asesinos en serie, trabajadores delivery, buhoneros, atracadores de 9 a 3, pranes sin jeva, gente común y corriente, se forman

disciplinadamente debajo del Puente de Baloa o en la calle La Lucha, esperando turno para el momento mágico de la máquina y las tijeras.

Entre las maravillas del caos, en medio de una es-quina de la ciudad que reverencia el desconcierto luminoso de la Torre de Babel, la Caracas fashio-nista del primer cuarto del siglo XXI escoge una destartalada pasarela de ralas pasiones, con los cortes “sayayín” y “magré” como escombros del pasado, cuando un “Ricky Martín” se cotizaba en soberanos y no en petulantes divisas.

Si usted le teme a vagar sobre el filo de la na-vaja, no viva; mucho menos se interne por esos pasadizos escabrosos de Petare la bella, donde la Gitana, la Francis, la Yura o la New York le abren amablemente sus puertas en ple-no casco colonial, le depositan sobre improvi-sados sillones de utilería, y le frotan el coco o entintan sus mechas de colores vencidos por

Peluquerías donde gobiernan las tijerasESTILO

la resistencia, como otra acrobacia más del instinto caraqueño.

Hoy, como ayer, las peluquerías de Petare descono-cen el relamido mandato de reservarse el derecho de admisión, y aceptan sin distinción a sus conse-cuentes feligreses: a las que desean embellecer su estampa, pero, sobre todo, a los que quieren verse bonitos, porque si algo ha democratizado la celeri-dad del barrio es la coquetería de los hombres.

Bien lo saben la Gorda Shantal, Brainer y la Galvis, heroicas partisanas del corte de caballero, que en días de gloria reinaron sobre la calle La Lucha con eficiencia meridiana para encantar con sus curvas

de silicona a una gradería de tipos dispuestos a todo. Ojo, a todo.

Los que no aceptan someterse a recintos cerra-dos porque llevan pendiente una culebra y deben mantener a la vista las vías rápidas de escape, se instalan en la vía pública codiciando el corte ur-gente de a 1 o 2 dólares en La Lebrún o vía Palo Verde, abrigados por el esmog vehicular y la es-casa sorpresa de pocos viandantes frente a este novísimo espectáculo de cortes de pelo a orillas de carretera, ante un inmenso espejo que refleja a la ciudad sobre las espaldas de la poderosa dupla peluquero-peluqueado.

Verse bien también es un asunto de tendencia: nadie va a estirar sus labios como invitación al beso desde la plaza El Cristo para su Instagram, sin su corres-pondiente alisado japonés. Ningún choro va a querer pedir rescate sin que se dibuje apenas, detrás del tapa-boca, la cresta de reflejos oxigenados mientras abraza a su víctima.

Quien transite con alegría suburbana, por las profun-didades canónicas de la ecléctica Petare, siempre va a querer presumir de su belleza Caribe, enaltecida por las manos de tijera y las máquinas rumiantes que ha-cen de ese reducto de mil cabezas, el sublime paraíso de las contradicciones.

mPOR MArLon ZAMbrAno • @maRlOnzambRanO

FOtOgRaFías ArChivo

ÉPAL

E PE

TAR

E

El golfiao petareñoPOR NATHALI GÓMEZ • @laesPeRgesia

FOtOgRaFías MAirELyS GonZáLEZ • @mairelysg27

paLadar

De una ventana enrejada del casco his-tórico de Petare, en la calle Pérez de León, sale el fino olor a melao y especias

del Golfiao de Petare. Allí se encuentra Fran Suárez Díaz, un economista petareño que decidió poner-se al frente de la elaboración de este dulce, que fue emblemático de la zona en las primeras décadas del siglo XIX. Con la receta que conoció por casualidad durante una conversación familiar, le insufla aliento a los golfeados que prepara y vende. El color dorado de las tardes también puede sentirse en ellos.

Esta parroquia Cuatricentenaria es una invita-ción a caminar por una ciudad que se fragmen-ta y que puede ser muchas al mismo tiempo. Mientras que los barrios de Petare se expanden por la montaña, el casco histórico permanece detenido pero en movimiento continuo. Sus calles, plenas de comercios y de casas de tapias con ventanales, son una invitación a navegar por las aguas de otros ríos cuyas corrientes aho-

ra fluyen de manera subterránea en el recuerdo de su población.

En Petare, que era el corazón económico y co-mercial en la Venezuela de hace doscientos años, el golfeado se popularizó de la mano de María y Gregorio Vicente Duarte, que fueron los prime-ros inmigrantes de origen canario que se esta-blecieron en esa zona. Cuesta asociar este dulce tradicional con esta parte de la ciudad, donde posiblemente surgió en los tiempos de un con-fín donde convergía el comercio y la mercan-cía que entraba y que circulaba por el país. Ini-cialmente su casco histórico estaba compuesto por 26 manzanas.

Los ingredientes de esa especie de panecillo hecho a base de harina de trigo se fueron adaptando a las posibilidades que había en tierras venezolanas: el papelón, el queso picado en cuadritos y las espe-cias se fusionaron para formar esa rosca aromática y de centro esponjoso. Cuando uno muerde un golfeado siente el dulzor de la infancia.

En la casa de Fran se hornean acompañados de ramas de semeruco, que le añaden un gusto adi-

E

cional, que de inmediato, como las magdalenas de Proust, hacen pensar en el patio soleado de la casa de la abuela.

Al describir la textura ideal, dice que un buen golfeado debe separarse en pedacitos con la mano, como ocurre con las caracolas. Lo otro es que los tro-zos del queso no deben desaparecer tras el hornea-do. Todo esto tiene la finalidad de que una vez en la boca, los sabores puedan degustarse por separado.

Page 13: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.infoEdición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCS Caracas, 26 de febrero de 2021.

14

cuentos

ÉPAL

E PE

TAR

E

ay biografías que se parecen mucho a la historia del lugar donde vive o vivió la per-sona. Tal es el caso de Bárbaro Rivas, uno

de los grandes pintores no académicos de Venezuela: tan genial, tan sencillo, tan del pueblo, tan pobre, tan Petare.

Contar la historia de Bárbaro Rivas es hablar de Pe-tare, su terruño, el sitio donde nació, vivió y murió este extraordinario artista plástico del siglo XX. Él era como un Petare encarnado. En los retratos fotográfi-cos que se conservan de él lo vemos tal cual fue: des-cuidado, desharrapado, andrajoso, pero alegre, con una gran sonrisa desdentada. Petare, pues.

Así se ve también en los autorretratos que se hizo, entre ellos uno de 1965, dos años antes de morir. Esta es una obra de una modestia mate-rial muy significativa: esmalte industrial sobre cartón piedra. Pero, en un ejercicio de justicia

La gran sonrisa desdentada de Petare y Bárbaro Rivas

remembranzas

poética, se ha exhibido orgullosamente en la Galería de Arte Nacional.

Bárbaro Rivas también se parece mucho a Petare en su raíz católica. Muchos de sus trabajos tienen una notable inspiración religiosa. Incluso, llegó a decir que no era él quien pintaba, sino Dios que le guia-ba su mano a través de revelaciones obtenidas entre sueños. Petare, por su parte, nació como pueblo bajo el signo del Dulce Nombre de Jesús, y su patrono es nada menos que el Cristo niño. Otra parte de la obra de Rivas muestra múltiples caras del Petare en el que vivió: desde comadres conversando hasta procesio-nes y retretas en la plaza, casas de techos rojos, peleas de gallo, la estación del ferrocarril y un día de solaz en El Llanito.

Las reseñas biográficas coinciden en que Rivas llevaba una vida de obrero, trabajador del ferrocarril y pintor de brocha gorda cuando fue “descubierto” por Fran-cisco Da Antonio, un artista plástico formal, quien se fijó en la bolsa de compras que llevaba Bárbaro, en la que había plasmado su talento. Le preguntó qué era eso y él respondió humildemente: “Un cuadrito que pinté, maestro”. Bárbaro Rivas comenzó a hacerse

famoso en la década de los 50, pero como práctica-mente no salía de la localidad petareña de El Calva-rio no faltó quien dudara de su existencia. Pusieron a rodar el rumor de que era un personaje inventado de Da Antonio. La incógnita se despejó con una muestra colectiva que se realizó en el Bar Sorpresa, allí mismo, en Petare, que fue calificada por el insigne periodista Pedro Francisco Lizardo como la primera exposición de artistas primitivos de Venezuela. El también ilustre cronista Carlos Dorante publicó en El Nacional una nota en la que afirmó: “Bárbaro Rivas existe y pinta desde hace medio siglo”.

Enfermo de alcoholismo a lo largo de casi toda su vida, Rivas padeció varias crisis que interrumpieron su labor pictórica. La última fue fatal. En 1967 tuvo que ser recluido en el hospital Pérez de León, donde falleció. Incluso su muerte fue así: tan pobre, tan de pueblo, tan Petare.

HPOR CLodovALdo hErnándEz

•@clOdOheR ilustRación SoL roCCoCuChi

•@ocseneba

stuvo un buen rato sentado en un banco de la plaza Sucre de Petare contando a su so-brino, mi amigo Leopoldo Guevara, quien

gustosamente accedió a que yo le sacara filo a su entrevista. Comenzó diciendo estar en sus 84 años (edad buena para mucho contar) y haber nacido en Fila de Mariches en 1936, año siguiente de la muerte del general Juan Vicente Gómez.

Berto Laureano González Guevara dice llamarse, aunque en la bautismal le volaran el primer nombre y el apellido paterno. Ya lanzado al relato dice a contar, así no más, haciendo uso de la memoria en la me-dida posible: “La Dolorita, Las Tapias, La Guanasna, Güere-Güere, Bucaral, Cabeza e’tigre y Carimao son haciendas que conocí y caminé cuando era mucha-cho; hasta trabajé en algunas de ellas en la recogida del café”. Va enlazando sus recuerdos en una ristra de lugares donde fue a peregrinar su pobreza: El Mos-quito, Marrón, Hoyo de la Tapias, Maca, La Urbina, Barrio Bolívar. Acuden a su mente personajes de lu-gares fundados con el sudor de pequeños propieta-rios de la tierra, obligados por la necesidad inmediata a vender sus pequeños fundos abriendo paso a gran-des propiedades. Habla por ejemplo de Don Raimun-

Los recuerdos de Laureanodo, apelativo para señalar a un “agalluo que compró varias finquitas para fundar la Hacienda de Caña La Urbina”. Dice del señor Sosa, uno de los propietarios de las faldas del Ávila, lo que hoy son Los Palos Gran-des, haber tenido muy buen trato y consideración con sus jornaleros. Como decir, de todo en la viña...

“Con todo y los problemas tan serios que se viven actualmente en mi pueblo, yo prefiero este Petare. El Petare de antes era muy cuesta arriba y problemáti-co. Se trabajaba mucho y fuerte con muy poca paga. Andar todos esos caminos de todas esas haciendas no era nada sabroso. Trabajar a pata pelá por los terrona-les de la caña o coger café bajo un palo de agua; bajar de Mariches y volver a subir por trochas y cañaotes se hacia difícil. Por aquellos tiempos no todo el mundo tenía un burro para trasladarse por esos montes. Mi papá algunas veces se traía un burro prestado, si venía de Filas de Mariches con alguna verdurita y unas ga-llinas para venderlas aquí en el pueblo. Pero esa bestia no era de nosotros, era de la hacienda. Cada quien se las arreglaba cómo le fuera posible, a caballo, en burro, o en carreta, porque los amos andaban en lujosos ca-rros. Pero la mayoría se trasladaban a punta de alpar-gatas. ¡Jajaja! Así es cómo eran las cosas”. La mañana ya va para mediodía con los viandantes alrededor del casco en sus quehaceres cotidianos. Leopoldo hace una pausa al momento de acercar un cafecito desde el restaurante de enfrente, mientras Laureano prepa-

ra su ocurrente jocosidad para seguir contando. “Este casco colonial se conserva bastante parecido a como era antes, cuando yo era jojotico”, suelta al momento de dar una mirada al entorno. Sin perder el hilo, sigue arrimando vivencias de los años 50: la llegada de au-tobuses Caracas vía Guarenas, Guatire, Barlovento y Santa Lucía; la esquina del bar Sucre, echándose los palos relajao; los chancecitos con mesoneras dándole con furia pagando un cuartico alquilado por un ra-tico; el bar Caurimare, tragos a 1,50 y polvazos en el matadero del Callejón del Medio, a 3 y 4 bolívares.

Una catajarra de cuentos rematados con Julio Vargas, Canuto y Jesús María Negrín, buenos ante una cule-brilla, vomito negro, mal de ojos, torceduras, porque “la gente le tenía mucha fe a los brujos. Los resultados eran de inmediato, los del médico no. Dime tú algo sobre eso”. Luego de la despedida. Los recuerdos de Laureano se fueron tras sus pasos.

ePOR PEdro dELgAdo

ilustRación juSto bLAnCo

Page 14: ¡ÉPALE, PETARE!

www.epaleccs.info Edición Número Cuatrocientos tres. Año 08. ÉPALE CCSCaracas, 26 de febrero de 2021.

15

a estructura preponderante de orga-nización social humana en el planeta

pareciera entender que un individuo o una mi-noría debe mandar sobre la mayoría. Algo así como que el león, que bosteza, gruñe, defiende la manada con su fuerza, su meado y sus rugi-dos es el jefe… pocas veces caza y siempre come hasta el hartazgo de lo que suelen cobrar las leo-nas. Eso ha sido descrito como parte de “la ley de la selva” o “la ley del más fuerte” que tiene que ver con la máxima darwiniana de que: “So-breviven los más aptos”. Sin embargo, más apto es el grupo de leonas cazadoras que el jefe de la manada.

El ser humano ha intentado, desde siempre, conse-guir una forma de organización que no esté signada por la “ley del más fuerte” o por lo menos por esa clase de fuerza. Para ello se crean leyes, normativas que regulen los efectos de la disparidad de aptitu-des. Consuetudinariamente también se establece un ordenamiento que dispone un sistema jerárqui-co en el que una mayoría se subordina a una mi-noría, aún siendo incontestable que es la mayoría quien puede sostener y echar a andar a la sociedad.

El poder popular hace un teatrocon las tablas

Así que, si una comunidad necesita alguna cosa, digamos un espacio para reunirse y satisfacer sus necesidades expresivas, artísticas, creadoras se ve en la necesidad de acudir a los organismos de poder, formular la petición, hacer papeleo, ir y venir, pedir permisos, favores. Y si algún día se le otorga, agradecerá reverencialmente por los favores concedidos.

En los años 60, en Petare, un grupo de jóvenes conscientes de que necesitaban un lugar cultural, decidieron el sitio y la forma de establecerlo. La dinámica que emprendieron se impuso, con mu-cho, a la estructura vertical. Sin dejar de lado a las autoridades locales, no se subordinaron a ellas. En el proceso, mientras más avanzaba, se involucraba más gente de la comunidad. La carpa, que había sido la respuesta inicial de su gesta se hizo peque-ña y devino en un galpón de usos múltiples, que en 1980 dio paso al Teatro de Petare César Rengi-fo, una hermosa y funcional sede que hoy centra-liza gran parte de la actividad artística y cultural de Petare.

Como afirma uno de los fundadores de este ejer-cicio de soberanía: “César Rengifo y Petare eran como uña y carne”, así que, en 1981, a raíz de su muerte, lucía natural que ese fuese el nombre del lugar construido por la voluntad de los petareños.

Ellos querían un centro de actividades y lo instaura-ron. El espacio y la gente crecieron de manera fluida, armónica hasta que se consolidaron. Los organismos del momento tuvieron que acogerse al designio del poder popular. No fue el enorme felino perezoso quien decidió el momento y el lugar. Como es natural fue la manada –la misma que hace el trabajo– quien lo hizo. Al león le tocó facilitar las cosas. Así como indi-ca Chávez refiriéndose a las instituciones y a quienes ocupan cargos públicos: “Gobernar obedeciendo”.

lPOR RODOLFO PORRAS

FOtOgRaFías MAiRELyS GOnzáLEz • @mairelysg27

n un bar de Petare de cuyo nombre no quiero acordarme, la encontré sentada en una mesa tomando cervezas con su ami-

ga, el disparo de catecolaminas fue mortal, mi angeli-to malo solo dijo: “Allá rodó el otro”, mientras que el bueno comentó, para mis adentros, ¡qué muchacha tan preciosa!, ojalá Humberto se enamorara para ver si por fin se nos enseria este viejo loco. De verdad que era preciosa, una mujer extremadamente bella, una caballera desmelenada como desafiando al mundo, una boca de labios carnosos pintados de un rojo intenso, que me sonrieron con picardía cuando de payasito siempre me llevé histriónicamente la mano derecha al lado izquierdo de mi pecho, picándole el ojo. De sus ojos, debajo de unas cejas misteriosas, pobladas a lo Frida Kahlo, tan fuertemente miran-do, brotó un rayo dulce que me partió el corazón, en eso sonó en la rocola un bolerazo de Manuel Corona que fue como un chorro de combustible al fuego de amor de la gran fiesta de mi vida que ya se aproxi-maba: “En el lenguaje misterioso de tus ojos / hay un tema que destaca: sensibilidad / En las sensuales líneas

En un bar de Petare

e

agua ardiente

POR HuMbERtO MáRquEz ilUsTraCiÓN juLiEtnyS RODRíGuEz

de tu cuerpo hermoso / las curvas que se admiran des-piertan ilusión”… No joda, me acordé de Macbeth: “Sopla, viento. Ven destrucción, moriremos al menos”, mientras que con el dedo de revolver el ron dibujé un círculo en el aire, invitándola a bailar.

¡Vergación!... Cuando tuve en mis brazos aquella ricura de mujer casi me da una verga... llevaba una hermosa blusa blanquinegra con el hombro a la des-cubierta, con el tirito negro del sostén Victoria´s Se-cret, y al ver su teta izquierda acribillando mi alma, ya locamente enamorada, me atreví a adivinar: 38 copa C. Me metió un pellizco con una sonrisa aguantada y abrió su boca de carmín a minutos de enrojecer la mía clamando de pasión, me dijo: “Tú eres así de “pasao”, pero sí, adivinaste”… Aquel aliento de diosa terminó de escoñetar mi sistema inmunológico sen-timental… la rocola me echó una ayudaíta: “Y es la cadencia de tu voz tan cristalina / tan suave y armen-tada de ignota idealidad / que impresionada por todos tus encantos / se conmovió mi vida y en mi la inspira-ción”. Le puse mis dedos en sus labios y luego al oído para responder con Longina, la canción inaugural de nuestro hermoso amor.

Catalina la O, se llama el bar, me sopló Matute.

ÉPAL

E PE

TAR

E

Page 15: ¡ÉPALE, PETARE!

Foto Mairelys González

casco histórico

petare

Municipio Libertador