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VENEZUELA EN CRIOLLO DICIEMBRE 2010 14 ECOLOGIA Cuidemos a Venezuela reduciendo nuestra huella La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación internacional. L as políticas internacionales deberían con- tener tratados o convenios de disminu- ción mundial del uso y contaminación del agua en los procesos de producción, tener mayor acogida en los mercados los produc- tos que cumplan con los requisitos de calidad y que además hayan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda in- ternacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de esca- sez de agua y aumento de la contaminación. Todo comienza porque el cuerpo humano está constituido por un 65 a 70% de agua. La dis- ponibilidad de agua dulce en el mundo es del 1% del total de las aguas y de ese 1% hay que potabi- lizar, distribuir y darle tratamiento a la cantidad que los humanos necesitamos consumir para vivir sin enfermarnos. A esto le sumamos que ya en 2010 nos aproxi- mamos a ser 6.866 millones de pasajeros monta- dos la Tierra, y que en 1949 habían 5 mil grandes presas hidráulicas en el planeta, que a finales del siglo 20 alcanzaron a ser unas 45 mil con sus consecuentes desplazamientos de grupos huma- nos, casi siempre indígenas, aunado a la destruc- ción de ecosistemas en una clara competencia entre la obtención de energía y la disponibilidad del recurso aguas abajo. La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación inter- nacional. Las políticas internacionales deberían contener tratados o convenios de disminución mundial del uso y contaminación del agua en los procesos de producción, tener mayor acogi- da en los mercados los productos que cumplan con los requisitos de calidad y que además ha- yan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda internacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de escasez de agua y aumento de la contaminación. ¿Por qué pensar en un indicador o herramien- ta de fácil comprensión para los ciudadanos equivalente a la huella hídrica? Es sabido por todos la escasez creciente del recurso agua en el mundo, bien debido a la contaminación de cuerpos de agua, a la falta de tratamiento de las aguas servidas, a las deforesta- ciones crecientes de áreas boscosas o cuencas de ríos, o sencillamente a la falta de la aplicación de políticas públicas dirigidas a la gestión integral del recurso. También es sabido por todos la limi- tación cada vez más creciente de contar con un suministro continuo de agua a lo largo de todo el año, peor aún, la inaccesibilidad del agua en zo- nas del mundo donde la disponibilidad es cada vez más precaria, la población va en incremento y aumenta el peligro de extinción de diversas es- pecies por contaminación de cuerpos de agua. Pues bien, herramientas como la huella hídrica informan y a su vez crean un nexo directo en- tre el problema existente y cómo y con cuánto cada uno de nosotros, como individuo o como país, puede contribuir a no agravar o a mitigar el problema desde nuestras duchas, desde nuestras mesas, desde nuestros hábitos de consumo, des- de nuestras comunidades, desde nuestras firmas de tratados internacionales o desde los mercados de bienes y servicios de los que participamos. Lo que podemos hacer Como consumidores educados y responsa- bles del recurso agua podemos aplicar muchas conductas que reducen directamente la huella hídrica, y ellas van desde instalar pocetas aho- rradoras de agua, o sencillamente introducir una botella plástica llena con agua en el tanque de la poceta; instalar sistemas de duchas ahorradoras de agua, hasta cerrar la llave de la ducha mien- tras nos enjabonamos; instalar sistemas de ato- mizadores que inyectan aire al agua de los grifos de los lavamanos o simplemente cerrar la llave del grifo mientras nos cepillamos los dientes; no usar la poceta como pipote de basura, divulgar y enseñar estas prácticas a otros, y sobre todo no verter líquidos contaminantes tales como medi- cinas, aceites o pinturas a través de los sumideros o albañales. ¿Cuánta agua gastamos?

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ECOLOGIA La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación internacional. 14 VENEZUELA EN CRIOLLO DICIEMBRE 2010

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ECOLOGIA

Cuidemos a Venezuela reduciendo nuestra huella

La sostenibilidad del recurso hídrico debería

ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación internacional.

Las políticas internacionales deberían con-tener tratados o convenios de disminu-ción mundial del uso y contaminación

del agua en los procesos de producción, tener mayor acogida en los mercados los produc-tos que cumplan con los requisitos de calidad y que además hayan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda in-ternacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de esca-sez de agua y aumento de la contaminación.

Todo comienza porque el cuerpo humano está constituido por un 65 a 70% de agua. La dis-ponibilidad de agua dulce en el mundo es del 1% del total de las aguas y de ese 1% hay que potabi-lizar, distribuir y darle tratamiento a la cantidad que los humanos necesitamos consumir para vivir sin enfermarnos.

A esto le sumamos que ya en 2010 nos aproxi-mamos a ser 6.866 millones de pasajeros monta-dos la Tierra, y que en 1949 habían 5 mil grandes presas hidráulicas en el planeta, que a � nales del siglo 20 alcanzaron a ser unas 45 mil con sus consecuentes desplazamientos de grupos huma-nos, casi siempre indígenas, aunado a la destruc-ción de ecosistemas en una clara competencia entre la obtención de energía y la disponibilidad del recurso aguas abajo.

La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales,

agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación inter-nacional. Las políticas internacionales deberían contener tratados o convenios de disminución mundial del uso y contaminación del agua en los procesos de producción, tener mayor acogi-da en los mercados los productos que cumplan con los requisitos de calidad y que además ha-yan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda internacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de escasez de agua y aumento de la contaminación.

¿Por qué pensar en un indicador o herramien-ta de fácil comprensión para los ciudadanos equivalente a la huella hídrica?

Es sabido por todos la escasez creciente del recurso agua en el mundo, bien debido a la contaminación de cuerpos de agua, a la falta de tratamiento de las aguas servidas, a las deforesta-ciones crecientes de áreas boscosas o cuencas de ríos, o sencillamente a la falta de la aplicación de políticas públicas dirigidas a la gestión integral del recurso. También es sabido por todos la limi-tación cada vez más creciente de contar con un suministro continuo de agua a lo largo de todo el año, peor aún, la inaccesibilidad del agua en zo-nas del mundo donde la disponibilidad es cada vez más precaria, la población va en incremento y aumenta el peligro de extinción de diversas es-

pecies por contaminación de cuerpos de agua. Pues bien, herramientas como la huella hídrica informan y a su vez crean un nexo directo en-tre el problema existente y cómo y con cuánto cada uno de nosotros, como individuo o como país, puede contribuir a no agravar o a mitigar el problema desde nuestras duchas, desde nuestras mesas, desde nuestros hábitos de consumo, des-de nuestras comunidades, desde nuestras � rmas de tratados internacionales o desde los mercados de bienes y servicios de los que participamos.

Lo que podemos hacerComo consumidores educados y responsa-

bles del recurso agua podemos aplicar muchas conductas que reducen directamente la huella hídrica, y ellas van desde instalar pocetas aho-rradoras de agua, o sencillamente introducir una botella plástica llena con agua en el tanque de la poceta; instalar sistemas de duchas ahorradoras de agua, hasta cerrar la llave de la ducha mien-tras nos enjabonamos; instalar sistemas de ato-mizadores que inyectan aire al agua de los grifos de los lavamanos o simplemente cerrar la llave del grifo mientras nos cepillamos los dientes; no usar la poceta como pipote de basura, divulgar y enseñar estas prácticas a otros, y sobre todo no verter líquidos contaminantes tales como medi-cinas, aceites o pinturas a través de los sumideros o albañales.

¿Cuánta agua gastamos?