pág. Í n - obisdocourense.es · oración colecta de la misa de san martín. en las páginas...

36

Upload: nguyentruc

Post on 07-Mar-2019

217 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

ÍNDICE

Pág.3

PRESENTACIÓNVicaría de Pastoral

Pág.16

IMPORTANCIA DEL DOMINGODn. José Pérez Domínguez

Pág.17

SUBSIDIOS LITÚRGICOS PARA EL 2º

DOMINGO DE PASCUADn. José A. Gil Sousa

Pág.19

SUBSIDIOS LITÚRGICOS PARA EL 3º

DOMINGO DE PASCUADn. Francisco Pernas de Dios

Pág.31

COMPRENDER Y VIVIR LAS OBRAS

DE MISERICORDIA CORPORALESDn. José A. Feijóo Mirón

Pág.35

PARA COMPRENDER EL LOGOTIPO

DEL AÑO SANTO DE LA MISERICORDIADn. Francisco Pernas de Dios

Pág.33

CAMINOS DE MISERICORDIA EN

FAMILIADn. X.M. Domínguez Prieto

LA CAMPAÑA DEL DOMINGO(Páginas centrales)

Pág.5

LA CUARESMA DEL AÑO SANTO

DE LA MISERICORDIAMons. Leonardo Lemos Montanet

Pág.21

EL SÍNODO DIOCESANO, CAMINO

PARA LA CONVERSIÓN PASTORALDn. Luis Rodríguez Álvarez

Pág.23

LA MISERICORDIA EN LA PASTORAL

SACRAMENTALDn. José Pérez Domínguez

Pág.13

LÍNEAS PARA UNA CATEQUESIS

SOBRE LA MISERICORDIADn. Francisco M. Enríquez Pérez

Pág.25

EL SACRAMENTO DE LA

CONFESIÓN EN LA IGLESIADn. Ramiro González Cougil

Pág.27

SANTUARIOS: LUGARES DE

MISERICORDIADn. J.M. Villar Suárez

Pág.29

COMPRENDER Y VIVIR LAS OBRAS

DE MISERICORDIA ESPIRITUALESDn. Jorge. J. Pérez Gallego

Pág.9

LA CONVERSIÓN PASTORAL

DON Y TAREADn. Francisco J. Prieto Fernández

Pág.11

CONSEJO PASTORAL DIOCESANODn. José A. Gil Sousa

«Edición bilingüe»

En la Bula Misericordiae vultus, el Papa Francisco nos exhor-ta: “La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida conmayor intensidad, como momento fuerte para celebrary experimentar la misericordia de Dios. ¡Cuántas pági-nas de la Sagrada Escritura pueden ser meditadas enlas semanas de Cuaresma para redescubrir el rostromisericordioso del Padre!” (MV.17). La revista Pastoraliapretende ser una instrumento que nos ayude a profundizaren la vivencia de este año de gracia y perdón que nos invi-ta a revisar nuestras actitudes evangelizadoras y pastorales.Lo hacemos con la misma convicción que nos pide el SantoPadre cuando afirma “La credibilidad de la Iglesia pasa a tra-vés del camino del amor misericordioso y compasivo “(MV-10)… “En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está compro-metida en la nueva evangelización, el tema de la misericor-dia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmoy con una renovada acción pastoral. Es determinante para

la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona lamisericordia. Su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el cora-zón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre”(MV.12).

Edita: Vigairía de Pastoral (Diocese de Ourense) • Dep. Legal: OU 13-07

DIOCESE DE OURENSE • Vigairía de Pastoral

PRESENTACIÓN

Dn. Francisco José Prieto, nos invitaa acoger la llamada a la conversión pasto-ral volviendo a nuestra identidad de discí-pulos-misioneros venciendo las inerciaspara ponernos en salida y afianzar lacomunión.

Dn. José Antonio Gil Sousa, nos pre-senta una de las estructuras de comuniónque, propiciando la incorporación de loslaicos, sirva de agente dinamizador de laacción pastoral aconsejando al Sr.Obispo: El Consejo Pastoral Diocesano.

3

En estas páginas, leídas y meditadas, encontrarás una cariñosa y fraterna invitación a salir de laautorreferencialidad y vencer las inercias pastorales que mantienen la navecilla de nuestra Iglesiaanclada a puerto, para que soltando las amarras del miedo y la distancia, se torne cercana, aco-gedora, misericordiosa en su quehacer pastoral cotidiano. Pero solo acogiendo la llamada a la con-versión y confiando en la gracia de Dios podremos arriesgarnos a la travesía.

Nuestro Pastor y Obispo, Dn. Leonardo,desde la experiencia de la apertura de la puerta de lamisericordia en la Catedral y diversos templos dio-cesanos, nos invita a vivir con mayor intensidad, comomomento fuerte para celebrar y experimentar la miseri-cordia de Dios este tiempo de Cuaresma 2016. Paraello nos recuerda hemos de aprovechar todos losmedios que nos ofrece la Iglesia y en especial elSacramento de la Reconciliación. Así confortadospor el perdón de Dios, nos alimentaremos con másfruto de la Eucaristía y seremos misericordiosos connuestras palabra y acciones, practicando en lo coti-diano las obras de misericordia.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 3

Dn. Francisco M. Enríquez Pérez, nos ofrecealgunas indicaciones, para orientar la catequesissobre la misericordia. No son propiamente activi-dades, sino orientaciones metodológicas defondo, de las que se derivan acciones concretas.Son como distintas fuentes de donde recabardocumentos, para poner en la mano de los cate-quizandos.

Dn. Luis Rodríguez Álvarez, nos presenta elSínodo Diocesano. Desde la identidad del mismoy como una llamada a animarnos para ponerlo enmarcha nos ofrece indicaciones para hacer posi-ble que sea un “caminar juntos”, escuchando atodos, para que nuestra Iglesia se convierta enmás misionera.

Dn. José Pérez Domínguez, desde un agudosentido pastoral nos ofrece cauces, desde el análi-sis de los problemas más acuciantes que encontra-mos en nuestro quehacer pastoral, actuar conmisericordia en la pastoral sacramental.

Dn. Ramiro González, nos invita a recuperar lavivencia del Sacramento de la reconciliación, signodel abrazo paternal de Dios que se muestra com-pasivo y acogedor con el pecador arrepentido.

Dn. J. M. Villar Suárez, nos presenta losSantuarios como lugares al servicio del hombre paraque se encuentre con su Creador; en un clima de gra-cia, quietud y fraternidad que facilita el encuentro conel Señor Jesús (en tantas ocasiones por medio de suMadre) a través de su Palabra, de los sacramentosy de la caridad fraterna.

Dn. Jorge Juan Pérez Gallego y Dn. JoséÁngel Feijóo nos acercan a la vivencia de lasobras de misericordia espirituales y corporalescomo camino para hacer visible el amor misericor-dioso de Dios en la cotidianeidad.

Dn. Xosé Manuel Domínguez, nos invita ahacer de nuestras familias el hogar de la miseri-cordia donde practicamos y aprendemos, porcontagio, a vivir misericordiosamente. Encontrarcaminos de misericordia por la palabra, la oracióny la vida.

PRESENTACIÓN

Dn. Francisco Pernas, nos presenta laexplicación catequética del logotipo del AñoSanto de la Misericordia, concluyendo con laoración colecta de la Misa de San Martín.

En las páginas centrales se ofrecenmateriales para reavivar la Campaña delDomingo, pascua semanal de los cristianos,invitándonos este año a vivir con mayor intensi-dad el Domingo de la Divina Misericordia y ayu-dar a nuestros fieles a reflexionar sobre la cen-tralidad del día del Señor, sobre todo en estemomento en que nos encontramos ya conmuchas comunidades que no pueden celebrar laEucaristía dominical en su Parroquia.

Ahora es tiempo de misericordia. LaCuaresma es una oportunidad para revitalizarnuestra fe de bautizados, celebrar elSacramento del Perdón y caminar gozososhacia la Pascua, acogiendo la llamada de nues-tra Iglesia en este curso pastoral: “Convertíosy creed en el Evangelio” (Mc.1,15)

4

Vicaría de Pastoral.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 14:32 Página 4

LA CUARESMA DEL AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA

5

Por Providencia de Dios nosencontramos caminando por elcauce que nos ha trazado la Iglesiaen este Año Jubilar de laMisericordia. En comunióncon el Santo PadreFrancisco y siguiendosu ejemplo he queridorepetir el gesto de laapertura de la Puertade la Misericordia endiferentes lugares dela geografía diocesa-na. Me ha movido aello un motivo puramentepedagógico y pastoral. Asícomo desde el punto de vista educativo esnecesario y conveniente repetir y repasarlos mismo conceptos para su mejor inte-riorización, del mismo modo he pensadoque no era suficiente preparar y realizardignamente – como así fue–, la Aperturade la Puerta de la Misericordia en laCatedral de San Martiño, en el corazón denuestra Iglesia particular, quedando reduci-do este sugestivo rito a una instantáneafotográfica y a los fieles de la ciudad deOurense. Era necesario hacer llegar esteregalo que nos hace la Iglesia a otros cen-tros de actividad pastoral con el fin de que,una gran mayoría de nuestros diocesanos,pudiesen participar en este evento de gra-cia. La Iglesia tiene la misión de anunciar lamisericordia de Dios y, a cuantos más llegueeste anuncio mayor será la resonancia deeste mensaje. Y, cuántas más veces reviva-mos este hecho, más vivo y eficaz será estedon que constituye la viga maestra que sos-tiene la vida de la Iglesia.

En la bula de indicción de esteAño Jubilar, el papa Francisco nos

invita de manera singular, a que viva-mos el tiempo de Cuaresma del

2016, con mayor intensidad, comomomento fuerte para celebrar y

experimentar la misericordiade Dios. De forma con-

creta nos propone con-templar la Palabra deDios, sobre todo enaquellos textos enlos que se nos habla

de la misericordia¡qué importantees que nos pro-

pongamos en este año leer y meditar laPalabra de Dios! A través de ella el mismoDios nos habla y sabemos bien que tene-mos una gran necesidad de ser interpela-dos por el Señor y vivir el misterio de lamisericordia porque, entre otras cosas, ellaes la vía que une Dios y el hombre, porqueabre el corazón a la esperanza de ser amadosno obstante el límite de nuestro pecado. Leerla Palabra, meditarla y contemplarla nosayuda a tener siempre la mirada fija en lamisericordia del Señor y así poder ser cadauno de nosotros mejores cristianos y sig-nos eficaces de la presencia de Dios en elmundo. Un mundo que hoy más que nuncanecesita descubrir la paternidad de Diosque es fuente de alegría, serenidad, paz yclave de nuestra esperanza.

Además de potenciar nuestro encuen-tro con la Palabra, el Santo Padre tambiénnos pide que cuidemos la iniciativa que yanos había sugerido en otras ocasiones: 24horas para el Señor. En la Iglesia catedral nos

Mons. Leonardo Lemos Montanet

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 5

hemos sumado a este deseo del papaFrancisco, aunque no hemos obtenido larespuesta adecuada. Os invito a que parti-cipéis, bien en la catedral, o en cualquierotro de los centros jubilares de la Diócesis,a este acto de adoración y de conversión,de manera especial en el viernes y sábadoprevios al IV Domingo de Cuaresma. Esteserá un tiempo no solo para la adoracióneucarística, como queda dicho, sino tam-bién para prepararse bien y recibir elSacramento de la Reconciliación. El SantoPadre nos pide que pongamos en el centrode nuestro camino de conversión laReconciliación, ya que solo así seremoscapaces de experimentar en carne propiala grandeza de la misericordia.

Este Año Jubilar de la Misericordia senos ofrece como un tiempo de gracia y deperdón ¡una ocasión propicia para renovarnuestras vidas! Sabemos que no hay mejorcamino que el recurso a los cauces ordina-rios de la gracia de Dios, que son la oracióny los sacramentos, en especial la Eucaristíay la Reconciliación. Es fácilmente constata-ble el grupo numerosos de fieles que seacercan a la Comunión pero, me preguntoy os pregunto ¿con qué frecuencia nosacercamos al Sacramento de la Penitencia?Hace muy poco en una conversación conuna persona joven, al exponerme la situa-ción de su vida y sus inquietudes religiosasme manifestó que comulgaba siempre queiba a Misa pero llevaba más de dos años sinacercarse al Sacramento de la Reconci -liación. Los pastores de la Iglesia somosconscientes de esta realidad, y de maneraespecial el Santo Padre Francisco, de ahíque en la misma Bula de convocatoria deeste Año Jubilar afirma: Ha llegado de nuevopara la Iglesia el tiempo de encargarse delanuncio alegre del perdón. Es el tiempo de

retornar a lo esencial para hacernos cargo delas debilidades y dificultades de nuestros her-manos. El perdón es una fuerza que resucitaa una vida nueva e infunde el valor para mirarel futuro con esperanza1. Es más, llega adecirnos: de nuevo ponemos convencidos enel centro el sacramento de la Reconciliación,porque nos permite experimentar en carnepropia la grandeza de la misericordia2. Y élmismo, en los pocos años que lleva comosucesor de Pedro, nos dio ejemplo ponién-dose de rodillas ante alguno de los confe-sores de la Basílica Vaticana.

El pasado día 13 de diciembre, al finali-zar la celebración solemne de la Aperturade la Puerta de la Misericordia, en la cate-dral basílica de San Martín de Ourense, sedio lectura al decreto del Obispo de estaIglesia particular en el que se establecíanlos lugares en donde se podrán obtener las

6

1 Ibíd. nº 10.2 Ibíd. nº 17 c.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 6

gracias jubilares, pero pone unas condicio-nes: siempre que se atienda a los fieles yperegrinos, se les expongan brevemente lasverdades de la fe, se anuncie la misericordia yse les facilite la recepción personal delSacramento de la Reconciliación. No bastacon que se establezcan los lugares, no essuficiente que se celebren muchas misas,cosa a la que estamos habituados, sino quees imprescindible para que sean centrosjubilares que se den las condiciones que hemencionado anteriormente.

¿Qué tenemos que hacer, pues, nosotros?Cuidar el Sacramento del Perdón. ¡Todostenemos que esforzarnos por cuidarlomás! Procurar recibirlo con frecuencia,como nos lo recordaba recientemente elSanto Padre. Por otra parte, los sacerdotesdebemos acoger las palabras del papaFrancisco que nos dice: Nunca me cansaré

de insistir en que los confesores sean un ver-dadero signo de la misericordia del Padre. Serconfesores no se improvisa. Se llega a serlocuando, ante todo, nos hacemos nosotrospenitentes en busca del perdón3.

En la Iglesia Catedral, sede del Obispo,no solo los miembros del Cabildo dedica-rán horas extraordinarias a atender a lagente en el confesonario, sino que invito atodos los sacerdotes de esta Diócesisque, en la medida de sus posibilidades,dediquen algún tiempo a confesar en laCatedral, somos ministros del perdón yde la misericordia, por eso aquello quehemos recibido gratis, debemos darlogratis (Mateo 10, 8). Me consta que con oca-sión de la Apertura de la Puerta de laMisericordia en algunos lugares de nues-tra Diócesis ya se han anunciado horariosextraordinarios para atender a los fielescon paz y serenidad.

Además de estas acciones que de suyoson habituales en la praxis de la Iglesia, elSanto Padre nos invita a que en este año degracia nos comprometamos a ser miseri-cordiosos con los demás y, en concretonos recuerda con palabras fuertes delEvangelio, que desterremos de nuestravida y de nuestro entorno, los juicios, lascondenas y los rechazos fáciles de todo loque hacen los otros, es más, llega a decir: Sino se quiere incurrir en el juicio de Dios, nadiepuede convertirse en el juez del propio her-mano. Los hombres ciertamente con sus jui-cios se detienen en la superficie, mientrasDios Padre mira el interior. ¡Cuánto mal hacenlas palabras cuando están motivadas por sen-timientos de celos y envidia! Hablar mal delpropio hermano en su ausencia equivale aexponerlo al descrédito, a comprometer sureputación y a dejarlo a merced del chisme.4

3 Ibíd. nº 17d4 Ibid, nº 14.

7

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 7

Hasta aquí las palabras del papa Francisco.Y si aún queremos afinar más en nuestroscompromisos para este Año Jubilar, acoja-mos de nuevo las palabras de Francisco: Esmi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexio-ne sobre las obras de misericordia corporalesy espirituales. Será un modo para despertarnuestra conciencia, muchas veces aletargadaante el drama de la pobreza, y para entrarmás en el corazón del Evangelio, donde lospobres son los privilegiados de la misericordiadivina.5

¡Cuánto podemos hacer en este ámbitode la realidad social! Este es un terreno ape-nas desbrozado en el que todos estamosinvitados a trabajar. Cuando digo todos, merefiero a los hombres y mujeres de buenavoluntad, sean o no creyentes en el Dios dela Misericordia. El campo del voluntariadoestá esperando nuestra colaboración:Cáritas diocesana y parroquial, ManosUnidas, Hospitalidad de Lourdes para visi-tar y atender las personas mayores queviven en nuestras parroquias, solos y enfer-mos, las Conferencias de san Vicente dePaúl, las catequesis parroquiales, la aten-ción a las parroquias que se encuentran enel mundo rural y no pueden ser cuidadascomo es debido por nuestros sacerdotesporque, en ocasiones, tienen que responsa-bilizarse de otras muchas tareas. Y si nopodemos darnos, siempre estamos a tiem-po de prescindir del importe de un café, ode un gasto extra que no es imprescindible,y así aumentar nuestra colaboración con lasentidades antes mencionadas o con el sos-tenimiento de la Iglesia y de sus múltiplesactividades. No importa la cantidad, sino lacalidad de la acción. Recordad la escena delEvangelio en donde aquella viuda dio unoscentavos (cf. Lc 21,2) ¡Muchos pocos, puedenconseguir hacer mucho bien!

Para nosotros, los que vivimos nuestrafe en esta Iglesia que peregrina por las tie-rras de Ourense, si no fuese el Año de laMisericordia, solicitaríamos al Santo Padreun tiempo jubilar con motivo de los 1700años del nacimiento de San Martín deTours, santo titular de esta catedral y deotras parroquias, además de ser el patronode la Diócesis.

Así tenemos que hacer también hoytodos los que vivimos la fe cristiana en estaIglesia, una Iglesia sin fronteras, una parro-quia sin fronteras, un grupo o movimientoapostólico sin fronteras y así lucharemospor convertirnos en testigos de la miseri-cordia en todos los ambientes en los quetranscurra nuestra existencia cotidiana. Asíestaremos en el camino auténtico de losque quieren ser testigos alegres delEvangelio de Jesucristo.

8

5 Ibíd, nº 15b.

Con gozo queremos unir los dos

acontecimientos y desde hoy nos

encomendamos a San Martín, un

santo que vivió el espíritu de las

obras de misericordia, que supo

ser fiel a la llamada del Señor y,

sobre todo, fue un hombre que se

dejó ganar por el Evangelio de la

Alegría, de tal modo que

fascinado por el rostro de la

misericordia, se puso en camino,

y como peregrino de la fe salió de

las fronteras de su país

convirtiéndose en testigo

misionero de Jesucristo en otras

tierras lejanas a la suya.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 8

vidualistas. Nacemos a la vida de fe en una familia,en una comunidad que llamamos Iglesia, de la quesomos actores protagonistas por el bautismo reci-bido (cf. LG 9; EG 120). Completamos así la “prime-ra vuelta”: somos discípulos en comunidad. Eldon de ser Iglesia es tarea compartida por todoslos bautizados, no exclusiva de una élite (cf. EG 113).Vivir, celebrar y anunciar la fe sólo es verdadera-mente fecundo cuando se realiza como Pueblo deDios, lo que implica ser fermento y sacramento deDios en medio de la humanidad (cf. LG 1, 48; EG 114).

¿De dónde venimos?Cada uno de nosotros tenemos una historia

hecha de los retazos de cada día, y somos, almismo tiempo, eslabón vivo de una cadena vivaque nos ha legado un rico y diverso patrimoniopersonal, cultural, social y también cristiano.Somos cristianos y somos Iglesia con horizonteuniversal y con los pies en esta tierra ourensana:“es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y enla historia del propio lugar, que es un don de Dios.Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con

LA CONVERSIÓN PASTORAL, DON Y TAREADn. Francisco José Prieto Fernández

9

¿Quiénes somos?Somos hombres y mujeres que hemos sido lla-

mados a ser discípulos, y esto implica la actitudhumilde de considerarse “barro” para dejarnosmoldear por el Maestro: “venid en pos de mí y osharé pescadores de hombres” (Mc 1,16). La “prime-ra vuelta” que tenemos que dar es descubrir queser cristiano es una vocación, no una inscrip-ción. No se trata de tradiciones y costumbres,sino de la opción personal que acoge la fe como eldon de Dios que viene a llamarnos hijos y hacernoshermanos. Dios nos “primerea” y nos precede (cf.Evangelii gaudium=EG 24). Y esto no se aprende enuna sola lección. En todas las edades de la vidaexperimentamos el desafío de crecer y asumir nue-vos retos ¿Por qué no sucede lo mismo en la vidade un cristiano? ¿Alguien se pone siempre el “trajede primera comunión”?

Y uno crece cuando la fe se hace vida, se vuelvesentido y responde al Señor en gesto y palabraorante que sabe decir “gracias” y suplicar “miseri-cordia”. Pero esta vida de fe no es camino querecorremos solos: somos individuos, pero no indi-

Hay palabras que con el uso repetido pierden su sen-tido original y ya no resultan sugestivas ni evocadoras.Y el término “conversión”, hemos de reconocerlo, seencuentra entre ellas. La hemos revestido de sentidomoral, de matiz penitencial y de opción pastoral;pero, nos hemos habituado a la palabra, y así hemoslogrado “domesticarla”. A lo mejor, si la devolvemosa su significado original, podemos recuperar toda sufuerza transformadora: viene del latín conversio, cuyosignificado literal es “darse vuelta”, “volverse a”.¿Hacia dónde nos volvemos? ¿Darnos la vuelta haciadónde? No hacen falta grandes maniobras, pero síuna disposición clara a reconocer que ya no son tiem-pos de inercias, ni de cómodas rutinas, basadas en el“siempre se ha hecho así”. Y menos, los lamentosque nos hacen pensar que “cualquier tiempo pasadofue mejor”. Este que nos toca vivir como Iglesia en lastierras de Ourense es el nuestro y el de todos.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 9

10

una perspectiva más amplia” (EG 235). Esta tensiónentre lo global y lo particular nos permitirá vivir lolocal con sentido católico. Encontramos aquí la“segunda vuelta”: acoger todo lo bueno que hansembrado los que nos han precedido, con su entre-ga y generosidad, en nuestra Iglesia diocesana, sincondenarnos a repetir siempre lo mismo,dejándonos interpelar por lo nuevo (cf. EG 234), y,sobre todo, por Aquel que es siempre nuevo, siem-pre el mismo, Cristo, el Señor. Y evitar los parti-cularismos posesivos que encierran a nuestrascomunidades parroquiales, a nuestros grupos ymovimientos en giros cerrados y limitados. Losmuchos rostros de nuestras gentes y de nuestrascomunidades han de ser reflejo de “una unidad quenunca es uniformidad sino multiforme armonía queatrae” (EG 117). Divisiones y fronteras anulan lavida evangélica que el Espíritu engendra en laIglesia. ¡Nada de guerras entre nosotros! ¡Estamosen la misma barca y vamos hacia el mismo puerto!(cf. EG 98-101).

¿A dónde vamos? La respuesta a esta pregunta es la “tercera vuel-

ta”. Se trata de volver a la palabra que desde el ini-cio puso “en salida” a la comunidad de los discípu-los: “id al mundo entero y proclamad el Evangelio atoda la creación” (Mt 16,15). Este mandato del Señores la referencia fundamental: somos comunidad(Iglesia) de discípulos misioneros (cf. EG 119-121). Esto es tan evidente, que necesitamos recor-darlo para no fosilizarlo y convertirlo así en el cami-no a recorrer siempre: “evangelizar constituye, enefecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, suidentidad más profunda. Ella existe para evangeli-zar” (EN 14).

Para ponernos en salida evangelizadora nohace falta recorrer muchos kilómetros, sino alige-rar el equipaje personal y eclesial de todosaquellos modos, actitudes y estructuras que ponenplomo en el dinamismo evangelizador (cf. EG 30). Notengamos miedo a preguntarnos qué debemoscambiar o renovar: levantar la hojarasca delinvierno puede ayudar a que el suelo sea fértil. Yesto no es la moda que cambia las apariencias, por-que el pueblo de Dios en Ourense también precisade una permanente reforma para ser fiel a suvocación (cf. LG 8, 15): ¿de qué sirve atravesar la

puerta de la Misericordia si la nuestra o la de nues-tras comunidades permanece cerrada? ¿sin vidanueva, sin una profunda renovación interior, sinauténtico espíritu evangélico y sin fidelidad de la Igle -sia a la llamada del Señor a dónde vamos a ir?Precisa mos fomentar una espiritualidad de comu-nión en la diversidad, de estar juntos, de reconocer-nos como familia, compañía y fraternidad (cf. EG 268).

“En este tiempo apasionante, la Iglesia enOurense ha de ser un oasis de esperanzadonde los cántaros secos de tantos hombresy mujeres sean colmados con el agua de la

vida nueva del Evangelio y con lamisericordia entrañable de Dios (cf. EG 81).

¡¡Es tiempo de pasión y audacia!!.

¿Quién nos guía? Cuando fiamos todo a nuestras fuerzas y posibi-

lidades solemos sucumbir al pesimismo y damos elempeño por perdido. ¿Cómo romper esta inercia?Esta es la “vuelta definitiva” que devuelve su vitali-dad a la “conversión”: todo lo dicho hasta ahora esposible a nivel personal, eclesial y pastoral si loaceptamos, al mismo tiempo, como don y tarea.Porque sólo de Dios viene la vida nueva, la verda-dera renovación que nos lleva, como Iglesia, alcorazón del Evangelio para convertirnos en evange-lizadores con Espíritu (cf. EG 262). Tenemos la res-ponsabilidad de acoger ese don y hacerlo acon-tecimiento personal y comunitario para noconvertir la vida pastoral en obligaciones simple-mente soportadas o sobrellevadas (cf. EG 261).

Somos conscientes de que “llevamos un tesoroen vasijas de barro, para que se vea que una fuerzaextraordinaria es de Dios y no proviene de noso-tros” (2 Cor 4, 7). Y por eso, nunca debemos sentir-nos aplastados, desesperados y abandonados (cf. 2Cor 4,8). Debemos avivar la confianza en la mis-teriosa fecundidad del Espíritu que “viene enayuda de nuestra debilidad” (Rm 8,26). No se resu-me todo en resultados y estadísticas. Como discí-pulos misioneros nuestra tarea es sembrar, y laacción fecunda del Espíritu hará que no se pierdaningún trabajo, ningún esfuerzo, ninguna preocupa-ción sincera y ninguna entrega generosa (cf. EG 279).

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 10

San Juan Pablo II afirmaba que “hacer de la Iglesiacasa y escuela de comunión es el gran desafío quetenemos ante nosotros si queremos ser fieles al desig-nio de Dios y responder también a las profundas espe-ranzas del mundo”2. Sin una verdadera espirituali-dad de comunión, “de poco servirían los instrumentosexternos de la comunión. Se convertirían en medios sinalma, máscaras de comunión más que sus modos deexpresión y crecimiento”3. San Juan Pablo II conside-raba, desde una mirada profética, que la Iglesia,como casa y escuela de comunión, es una tarea enlínea con el designio de Dios y responde a las espe-ranzas del mundo actual.

Por otro lado, la comunión y la misión son inse-parables y se implican mutuamente. “La comunión

1 Juan Pablo II, ‘Discurso a los Obispos de los Estados Unidos deAmérica’ (16-IX-1987) n.1.

2 NMI.n.43.3 Ibid.

11

CONSEJO PASTORAL DIOCESANODn. José Antonio Gil Sousa

San Juan Pablo II afirmaba que el concep-to de comunión está “en el corazón del auto-conocimiento de la Iglesia”1. La genuinacomunión eclesial incluye tanto la dimen-sión vertical (unión con Dios) y la horizon-tal (comunión entre los hombres), como ladimensión invisible (comunión íntima con laSantísima Trinidad y con los demás hom-bres), y la visible (comunión en la doctrinade los Apóstoles, en los sacramentos y en elorden jerárquico). Dadas estas diversasdimensiones del complejo concepto decomunión, hay que advertir que esta comu-nión no es simplemente de naturalezamoral o psicológica, sino ontológica ysobrenatural e implica una solidaridad espi-ritual entre los miembros de la Iglesia que esel Pueblo de Dios que vive como Cuerpode Cristo.

Nuestro Sr. Obispo desea instituir en el presente curso de Pastoral elConsejo de Pastoral Diocesano. Antes de hab lar de la naturaleza, finalidad,composición y funcionamiento de d icho Consejo es oportuno encuadrarlo

dentro de una eclesiolog ía de comunión y de misión.

Continuar educando en una espiritualidad de comunión y misión

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 11

12

genera comunión, y especialmente se configuracomo comunión misionera… La comunión repre-senta a la vez la fuente y el fruto de la misión: lacomunión es misionera y la misión es para la comu-nión”4. El mismo Espíritu convoca y une a laIglesia y la anima a llevar el Evangelio hasta losconfines del mundo5. Sólo unidos a Jesús yentre sí pueden los cristianos vivir y evangeli-zar. Separar comunión y misión iría contra lamisma naturaleza de la Iglesia, que es sacra-mento universal de salvación. La comunión y lamisión son dos dimensiones que se refuerzanmutuamente; la Iglesia es comunión en misióny es misión que retorna siempre a su fuente.Serían dos enfermedades graves tanto la intro-versión sin misión como la extroversión sinunidad; aquélla convertiría a la Iglesia en guetoy ésta la desintegraría.

¿Qué es en concreto el Consejo PastoralDiocesano?

Al hablar de los cooperadores del Obispo dio-cesano en el oficio pastoral, concretamente de laCuria y Consejos diocesanos, afirma el C.Vat. II:“Muy de desear es que, en cada diócesis, se institu-ya un Consejo especial pastoral, al que presida elmismo Obispo diocesano, y del que formen parteclérigos, religiosos y laicos, especialmente escogidos.Función de este consejo será estudiar y valorar lo queatañe a las obras pastorales y sacar del estudio con-clusiones prácticas”6. Años más tarde, el CIC,recogiendo esta orientación conciliar, señala: “Enla medida en que aconsejen las circunstancias pasto-rales, se constituirá en cada Diócesis un ConsejoPastoral al que corresponde, bajo la autoridad delObispo, estudiar y valorar lo que se refiere a las acti-vidades pastorales en la Diócesis y promover conclu-siones prácticas sobre ellas”7 .

A tenor de estos textos magisteriales citados,se trata de un Consejo Pastoral de carácter con-sultivo, para asesorar al Obispo. Su competenciaconsiste en estudiar y valorar lo que se refiere alas actividades pastorales en la Diócesis y sugerirconclusiones prácticas sobre ellas. Más en concre-to, su finalidad es cuádruple: -la de descubrir,estudiar y valorar los problemas generales de lapastoral diocesana, -ayudar a diseñar un planorgánico anual proponiendo objetivos y acciones,-subrayar las urgencias y sugerir los instrumentos,recursos materiales y humanos y medios másadecuados, -y revisar esa misma pastoral diocesa-na, en objetivos y acciones marcados8.

El Consejo Pastoral se compone de “fieles queestén en plena comunión con la Iglesia católica, tantoclérigos y miembros de institutos de vida consagradacomo sobre todo laicos, que se designan según elmodo determinado por el Obispo diocesano9”. En laelección de los miembros del Consejo ha de que-dar verdaderamente reflejada la porción del pue-blo de Dios que constituye la Diócesis. De estemodo se pone de manifiesto la sacramentalidad ycomunión de la Iglesia diocesana. Además se pro-mueve la comunión y corresponsabilidad delPueblo de Dios, ayudando al Obispo en su tareapastoral. En consecuencia, cada miembro delConsejo Pastoral Diocesano ha de vivir unacomunión existencial y doctrinal con la Iglesia.Debe tener una sensibilidad y capacidad para tra-bajar en equipo: Saber escuchar, proponer inicia-tivas argumentando, acoger las propuestas de losdemás y capacidad para llegar a consensos.

La estructura del Consejo Pastoral Diocesanoviene a ser la siguiente: Presidente el Obispo odelegado. Asamblea Plenaria, Consejo dePresidencia o Comisión Permanente, comisionesde trabajo, Secretaría.

En cuanto a las reuniones del Consejo PastoralDiocesano: Necesariamente dos veces: una paraprogramar y otra para evaluar lo programado. Demodo ocasional cuando lo estime el Obispo parael estudio de los diversos problemas de índolepastoral. Por su parte la Comisión Permanente hade reunirse cuantas veces haga falta. En todocaso, los Estatutos diocesanos marcarán la diná-mica a seguir.

4 S. Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal: ‘Chris -tifideles laici’, (1988), n.32.

5 Cfr. Hech.1,8.6 Concilio Vaticano II, Decreto ‘Christus Dominus’, n.277 c. 511; cfr. también: Cc.512-514. 8 Cfr. Raúl Berzosa Martínez, ‘Consejo Pastoral Diocesano’, en

AA.VV. Diccionario de Pastoral y Evangelización, (Burgos,2001) 274. Acerca de la historia del Consejo PastoralDiocesano, cfr. Miguel Payá, ‘La planificación pastoral al serviciode la evangelización’, (PPC, Madrid,1996) 163-168.

9 CIC, c.512.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 12

PREÁMBULO«Ha aparecido la bondad de Dios y su

amor al hombre» (Tt  3,4). La ternurainmensa e infinita, que viven desde laeternidad el Padre, el Hijo y el EspírituSanto, se ha manifestado, se ha hechovisible y tangible, ha entrado en el escena-rio de la historia humana, ha irrumpidoen el mundo. De una forma plástica diceSan Bernardo: “Es como si Dios hubieravaciado sobre la tierra un saco lleno de sumisericordia”1. En un acto de condescen-dencia inefable, el Dios trascendente ytotalmente Otro, ha querido usar el lenguaje huma-no, para dar a conocer su intimidad, sus entrañasde misericordia inagotable. Son claras en este sen-tido las palabras de Benedicto XVI:

“Él ha aparecido. Se ha mostrado. Ha salidode la luz inaccesible en la que habita. Élmismo ha venido entre nosotros… Dios seha manifestado. Ya no es sólo una idea, algoque se ha de intuir a partir de las palabras. Él«ha aparecido»… La gran luz que se nos haaparecido: Dios es pura bondad”2

Y así el misterio se ha convertido en lenguajeverbal e icónico, en imagen y símbolo, en aconteci-miento, en persona de carne y hueso, en rostro, engesto, en comportamiento humano. Aquí radica elfundamento de la catequesis, de su posibilidad y ¿sufacilidad?, de su metodología. En efecto, si el Diosinvisible no puede menos de revelarse a través designos visibles e inteligibles para el ser humano,entonces la catequesis ha de enseñar a descubrirlos signos de la presencia de Dios3. El catequista,desde la fe que informa su vida, anima y acompañaa los catequizandos en ese proceso de contemplarcon sentido de asombro y maravilla esos signos(hechos, gestos, acciones… constatables y asequi-bles a los sentidos de todo ser humano), que sólodesde la fe pueden adquirir su verdadera interpre-tación y significado. Partiendo de la observación yanálisis de esas realidades concretas, corpóreas,históricas, en un proceso ascendente-inductivo, lle-gamos al misterio escondido, inmaterial, trascen-

dente, siguiendo así “una pedagogía que, partiendode los hechos, abra al misterio”4, porque “esimportante que la catequesis manifieste que a Diosno le podemos ver cara a cara, que no le podemosobjetivar: sólo es posible acceder a Él por media-ciones, indirectamente”5.

Este camino, que parte de los destellos y refle-jos de luz para ascender hasta la fuente misma de laluz, ha de completarse con el itinerario de vuelta:desde el foco originario de la luz, descendemoshasta sus derivaciones, sus rayos. De esta forma,podremos entender con más profundidad aquellosdestellos y reflejos, los cuales, vistos desde el fun-damento que le da el ser, puedan ser interpretadosen su sentido más auténtico. Por eso dice elDirectorio General para la Catequesis:

“El método inductivo no excluye, más bienexige el método deductivo, que explica ydescribe los hechos procediendo desde suscausas. Pero la síntesis deductiva tendrápleno valor sólo cuando se ha hecho el pro-ceso inductivo”6.

1 Sermón en la Epifanía del Señor, 1,1-22 Homilía en la Misa de Nochebuena, 24 de Diciembre 2012.3 Cf.: COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUE-

SIS, La catequesis de la Comunidad. Orientaciones pastoralespara la catequesis en España hoy, Madrid, Edice, 7ª ed., 1988,nº 116.

4 Ibid., nº 219.5 Ibid., nº 216. 6 CONGREGACION PARA EL CLERO, Directorio General

para la Catequesis, Cittá del Vaticano, Librería EditriceVaticana. 1997, nº 150.

13

LINEAS PARA UNA CATEQUESIS SOBRE LA MISERICORDIADn. Francisco M. Enriquez Pérez

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 13

1. Encontrarse con la gran Historia de laternura divina, que, en un gesto abruma-dor de perdón y condescendencia, tiendela mano a una humanidad caída, que harechazado su oferta de amistad, y le vaofreciendo paso a paso vías de sanaciónpara sus heridas y participación en su viday en su felicidad. Contamos una vez más laHistoria de la Salvación en clave de miseri-cordia, desde la promesa de enviar unSalvador a la primera pareja humana, hastala plenitud de la salvación, que aguardamosen vigilante espera.

1.1. En el Antiguo Testamento:� Los grandes hechos salvadores que expre-san el cariño de Dios, el cual atiende loslamentos del pueblo, libera de la esclavitud,cuida, protege, consuela, educa, perdona,restaura, rehabilita…

� Las personas que anuncian el perdón deDios, que llaman a volver a su amistad(Profetas…), pero también aquellas quehan experimentado de forma especial laindulgencia y la benignidad de Dios(David…) o los que han vivido la miseri-cordia con sus hermanos (Ruth, Tobías…).

� Los símbolos, metáforas, alegorías queexpresan la benevolencia divina en todassus formas: el padre que siente ternura porsus hijos, la madre que no olvida el fruto desus entrañas, el esposo que es capaz deperdonar la infidelidad, el abogado o vale-dor que le defiende ante falsas condenas,acusaciones, prepotencias, abusos…, elalcázar que da seguridad, etc.

14

ALGUNAS SENCILLAS SUGERENCIAS DE ACCIÓNAñadimos a continuación algunas indicaciones, para orientar la catequesis sobre la misericordia. No

son propiamente actividades, sino orientaciones metodológicas de fondo, de las que se derivan accio-nes concretas. Son como distintas fuentes de donde recabar documentos, para poner en la mano delos catequizandos y en donde inspirarse, para orquestar proyectos de acción más detallados y porme-norizados. Será la Biblia y la vida de la Iglesia el gran arsenal, a donde acudir para detectar los signos dela misericordia de Dios7, pero también la historia y la actualidad del mundo, objeto del amor divino yde su compasión infinita, contiene huellas visibles y observables de esa acción bondadosa del Padre detodos, que abraza, perdona, cura, restaura. Proponemos las siguientes líneas de trabajo catequético:

I.- Desucubrir y admirar la misericordia de Dios

7 Cf.: Ibid., nº 105, 108.

1.2. En el Nuevo Testamento:� Jesús, el rostro visible de la misericordia divina, el signomás expresivo de su ternura y compasión. El camino pri-vilegiado e ineludible de catequesis sería recorrer su viday escuchar atentamente su mensaje: � Sus gestos de perdón hacia la adúltera, la pecadorapública, Zaqueo, Pedro, el buen ladrón…

� Los milagros que son expresión de su corazón com-pasivo: curaciones de ciegos, paralíticos, leprosos,poseídos…, resurrecciones de muertos, multiplica-ción de los panes.

� Las parábolas de la misericordia: el hijo pródigo, laoveja perdida, el buen samaritano…

� Sentencias alusivas a esta actitud cristiana: “Sed com-pasivos como Dios es compasivo…”, “Dichosos losmisericordiosos, porque ellos alcanzarán misericor-dia”…

� Los Apóstoles y discípulos de Jesús, que continúan latarea de anunciar y hacer visible la misericordia de Diospor todo el mundo:� Recorrido por el Libro de los Hechos de losApóstoles para observar el comportamiento solida-rio y caritativo de los discípulos y de la primitivacomunidad cristiana: milagros, compartir bienes,atención a los huérfanos y viudas…

� Breve examen de las cartas para detectar textos queexhorten a la misericordia, al perdón, a la misericor-dia: “Revestíos, pues de sentimientos de compasión,de bondad, de humildad, de mansedumbre y depaciencia” (Col. 3, 12), “La misericordia triunfa sobre eljuicio” (Sant. 2, 13).

1.3. En la vida de la Iglesia:� Sus grandes celebraciones en las que se proclama y sehace presente la misericordia de Dios: sobre todo elSacramento de la Penitencia, pero también la Eucaristía,el Bautismo y la Unción tienen connotaciones al perdónde Dios…

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 22:48 Página 14

II.- Creer y testimoniar lamisericordia de Dios

De ningún modo puede bastar para hacercatequesis un simple descubrimiento o cono-cimiento teórico de las actitudes y comporta-mientos de Dios, es necesario dejarnos con-vertir por El y permitir que el Espíritu mode-le nuestra persona a imagen del corazón deCristo, el gran espejo en el que contempla-mos la misericordia divina9. En orden a pro-mover esta conversión en los catequizandos,será necesario acompañarles en una lecturacontemplativa y sapiencial de la Escritura enlínea con la lectio divina, una interpretacióncreyente de las experiencias y acontecimien-tos humanos en línea con la dinámica de larevisión de vida, una participación activa yconsciente en la liturgia penitencial de laIglesia y en su actividad de caridad y promo-ción social, un compromiso personal enacciones de perdón, servicio a los necesita-dos, ejercicio de la misericordia, que creehábitos, sensibilidad interior, crecimiento enactitudes de compasión cristiana. Así realiza-remos una catequesis integral que promuevaun creer, celebrar, vivir y orar ante la miseri-cordia entrañable de Dios. Y para terminar,no podrá faltar el testimonio del catequista yde la comunidad cristiana inmediata, en queha de reflejarse la mirada cariñosa e indulgen-te de Dios.

8 Cf.: Ibid., nº 16-23, 116, 152.

9 Cf.: Ibid., nº 82, 84.

� Sus acciones e instituciones (Cáritas…) en favor de losnecesitados y excluidos en el campo de la enseñanza, dela sanidad, la alimentación, la vivienda, el trabajo…

� Sus iniciativas de personas y grupos que tienden a lapromoción de la justicia, la paz, la transformaciónsocial…

� Su historia entrelazada de acciones, carismas, institucio-nes, personas (Congregaciones Religiosas, Santos…)que en cada momento supieron responder al reto deofrecer misericordia ante las pobrezas que afloraban.

2. Encontrarse con los signos de misericordia que exis-ten en la actualidad y en la historia del mundo y denuestra sociedad. Rastreamos también la acción delEspíritu Santo en tantas personas humanas, aconteci-mientos e iniciativas sociales, en los que se puede atis-bar el corazón bondadoso y tierno de Dios Padre8.

2.1. Los grandes movimientos y sensibilidades (signos delos tiempos) tendentes a condenar las variadas for-mas de guerra, marginación, opresión, injusticia, mal-trato… y de lucha a favor del respeto de los derechoshumanos.

2.2. La proliferación de ONGs en los distintos campos yescenarios geográficos, la valoración del voluntariadoen sus diferentes formas y el creciente porcentaje depersonas que dedican a él su tiempo y sus recursos.

2.3. Los organismos que a nivel internacional, nacional olocal se ocupan de los sectores más desfavorecidosde la sociedad y promueven las grandes causas la paz,el desarrollo, la salud, la cultura…

2.4. Los filántropos o bienhechores que, a distintos nive-les, han hecho donaciones, fundaciones o creado cen-tros, ordenados a la recuperación de colectivosempobrecidos o necesitados de rehabilitación.

2.5. Los líderes de distintas religiones o mentalidades quehan luchado hasta arriesgar su vida y su libertad, enfavor de la igualdad de derechos de minorías, utilizan-do medios no violentos de reivindicación.

2.6. Los gestos sencillos, ordinarios de cada día, que seviven en la familia, en el colegio, en la calle, en los quese expresan los buenos sentimientos, la sensibilidadinterior, la capacidad de perdonar, la compasión haciaquien sufre.

2.7. También, de rechazo, los acontecimientos que deno-tan crueldad, dureza de corazón, intransigencia…pueden dar pie para una reflexión sobre las conse-cuencias demoledoras de esas actitudes y la fecundi-dad constructiva de la misericordia.

15

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:35 Página 15

Guiones Litúrgicos Introducción

Importancia de la Eucaristía Dominical�

RECUPERAR EL SENTIDO CRISTIANO DEL DOMINGOEN EL 9º AÑO DE CAMPAÑA

GUIONES LITÚRGICOS PARA EL 2º Y 3º DOMINGOS DE PASCUA

I

El 12 de febrero del año 304, los cristianos de Abitiniacomparecen ante el procónsul de Cartago, acusados dehaber incumplido los edictos imperiales. Su respuesta esclara y determinante: “Hemos celebrado el día del Señor,porque esa celebración no puede interrumpirse”. “Nopodemos vivir sin celebrar el día del Señor”. En esa pers-pectiva, la celebración dominical aparece, no como unprecepto exterior, sino como una convicción interior; omejor, como una profunda necesidad vital.

Decálogo de los valoresfundamentales del domingo

Día de la resurrección de Cristo. “Acuérdate deJesucristo resucitado de entre los muertos” decía sanPablo a su discípulo Timoteo (2Tm 2,8). Y, precisamen-te, la eucaristía dominical nos hace recordar la resu-rrección de Cristo, primicia de los cre yentes, sentidode nuestra vida, fundamento de nuestra esperanza.

Día de reunirnos en asamblea. La fe en el Dios deJesucristo, crea comunidad. Tú, creyente, no puedesvivir tu fe como en una isla: tienes que reunirte conotros creyentes en domingo. “El cristiano es una luzque se enciende en otra luz”.

Día de actualizar la iniciación cristiana. Estásbautizado, cierta mente. Pero, la iniciación cristianaes un proceso siempre inacabado. La eucaristíadominical es el hogar por excelencia donde se trans-miten y cultivan los valores cristianos.

Día de alimentarte con la Palabra de Dios.Necesitas constantemente, al menos una vez cadasemana, ser interpelado y cuestionado por la pala-bra de Dios. Esa palabra debe llegar al corazón yhacerlo arder, como a los discípulos de Emaús.

Día de reconciliación fraternal. Esta sociedad heri-da, llena de cicatrices, tiene necesidad de lugares ymomentos de perdón. Pero esta calidad de corazónla vas adquiriendo y reforzando en la asamblea do -minical.

1.

2.

3.

4.

5.

Día de la eucaristía, que significa acción de gracias.El cristiano es, ante todo, un ser agradecido con Dios,por el don de la vida y también por el don de la fe. Enconsecuencia, debes aprender en el día a día a vivir lagratuidad. Tu vida será entonces, como la de Cristo:entrega por los demás.

Día de los hermanos más necesitados. El testimoniomás antiguo acerca del domingo nos habla de la colec-ta por los más pobres (1Co 16,1-2). “Tenían todos un mismocorazón y una sola alma” (Hechos 4,32).

Día de la misión al mundo. El domingo, pascua sema-nal, renueva cada ocho días el misterio de Pentecostés.Recuerda el dicho: “Si no dais testimonio de mí, yo noexisto”.

Día de esperanza, de soñar un domingo nuevo ydefinitivo. La eucaristía dominical supone hacer laexperiencia gozosa de vivir un tiempo humano que seilumina a la luz del Resucitado. En comunión solidariacon nuestros seres queridos, difuntos, a los que confe-samos vivos en el silencio de Dios.

El domingo, signo esencial de identidad cristiana.La asamblea dominical es para muchos creyentes dehoy el único contacto con el Evangelio, la única oxige-nación, el único alimento para su fe. El domingo asegu-ra “mínimos vitales”.

El domingo debe poder ofrecer una celebración viva y parti-cipativa, en la que cada creyente pueda realizar una expe-riencia cálida y nutritiva de la palabra de Dios y un encuen-tro gozoso con el Señor resucitado. En cada domingo debe-ríamos recordar a nuestra comunidad alguno de los valoresde este decálogo.

9.

10.

8.

7.

6.

Dn. José Pérez Domínguez

16

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 16

17Guiones Litúrgicos 2º Domingo Pascua Guións Litúrxicos II

��

El relato evangélico del segundo domingo de Pascuao de la Divina Misericordia, nos habla del Señor resucita-do que se presenta en medio de los discípulos que, pormiedo a los judíos, estaban en una casa con las puertascerradas. La presencia del Resucitado es motivo de gozopara aquellos discípulos faltos de esperanza y llenos demiedo. El mismo Tomás, apóstol incrédulo y, luego cre-yente, termina confesando la fe en el Resucitado.

Domingo 2º del Tiempo Pascualo de la Divina Misericordia¡Señor mío y Dios mío!

Domingo 2º do Tempo Pascualou da Divina Misericordia¡Meu Señor e meu Deus!

(Ciclo C) 3 de ABRIL de 2016 (Ciclo C) 3 de ABRIL de 2016

Introdución1Introducción1

O relato evanxélico do segundo domingo de Pascuaou da Divina Misericordia fálanos do Señor resucitadoque se presenta no medio dos discípulos que, pormedo dos xudeus, estaban nunha casa cas portaspechadas. A pr esencia do Resucitado é motivo degozo para aqueles discípulos faltos de esperanza echeos de medo. O mesmo Tomé, apóstol incrédulo e,logo crente, termina confesando a fe no Resucitado.

� Hech. 5,12-16: “Crecía el número de los creyentes, quese adherían al Señor”.

� Sal.117: “Dad gracias al Señor porque es bueno, por-que es eterna su misericordia”

� Ap.1,9-11.12-13.17-19: “No temas; yo soy el quevive…”.

� Jn. 20,19-3: “Ocho días después, se hallaban de nuevoreunidos”.

Palabra de Deus:2Palabra de Dios: 2

� Feitos, 5,12-16: “A cantidade dos que crían no Señor,medraba máis e máis”

� Sal. 117: “Dade grazas ó Señor porque é bo, porqueé eterna a súa misericordia”

� Ap. 1,9-11.12-13.17-19: “Non teñas medo. Eu son oque vive…”

� Xn. 20,19-31: “Oito días despois, estaban outra vezxuntos…”

El domingo es el día de Cristo resucitado. En las apa-riciones es el Señor el que toma siempre la iniciativa parahacerse presente a sus discípulos. El Resucitado sale alencuentro de sus discípulos. También Juan, desde su des-tierro en la isla de Patmos, oye una poderosa voz como elsonar de una trompeta; se vuelve y ve a Cristo. Es preci-samente el Resucitado quien le dice al vidente: “No temas;yo soy el primero y el último; yo soy el que vive. Estuvemuerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poderlas llaves de la muerte y del abismo”. En estas palabras deánimo y llenas de esperanza del Resucitado se resumetodo el Evangelio. En este sentido cabe decir: “Xuntos naMisa, alegres na esperanza”.

El domingo es, también el día de la Iglesia. Precisa -mente, en el relato del libro de los Hechos se nos descri-be a la primitiva comunidad que va creciendo en torno alSeñor resucitado. La Iglesia es un misterio de comunión yde misión; lugar de encuentro con el Resucitado. Enmedio de la comunidad el apóstol, Santo Tomás, confiesala verdadera identidad de Jesucristo: “¡Señor mío y Dios

Reflexión homilética:3Reflexión homilética:3

O domingo é o día de Cristo resucitado. Nas apari-cións é o Señor o que toma sempre a iniciativa, parafacerse presente os seus discípulos. O Resucitado saeó encontro dos seus discípulos. Tamén Xoán, dende ailla de Patmos, escoita un berro forte, coma dunhatrompeta; da a volta e ve a Cristo. É mesmamente oCristo pascual quen lle dí ó vidente: “Non teñas medo.Eu son o Primeiro e o Último, o que vive; estiven morto,pero repara en que estou vivo polos séculos dos sécu-los e teño as chaves da morte e do lugar dos mortos”.Nestas palabras de ánimo e cheas de esperanza resú-mese todo o Evanxeo. Niste senso cabe dicir: “Xuntosna Misa, alegres na esperanza”.

O domingo é o día da Igrexa. No relato do libro dosFeitos descríbese-nos a primitiva comunidade que vaimedrando a carón do Señor do Señor resucitado. AIgrexa é un misterio de comuñón e de misión; lugar deencontró có Resucitado. No medio da comunidadeTomé confesa a verdadeira identidade de Xesucristo:¡Meu Señor e meu Deus! A Igrexa recibe do

Dn. José A. Gil Sousa

17

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 17

18 Guiones Litúrgicos 2º Domingo Pascua Guións LitúrxicosIII

Para la vida:4 Para a vida:4

Estamos viviendo en este año litúrgico el Jubileo Extraor -dinario de la Misericordia. Con este motivo, se dice en una delas acciones del segundo objetivo específico: “Preparar unguión para darle una especial relevancia a la celebración deldomingo de la ‘Divina Misericordia”.

San Juan Pablo II en la segunda encíclica de su pontifica-do, Dives in misericordia (1980) se ocupó del tema de la mise-ricordia. La primera canonización del tercer milenio (30-IV-2000) estuvo consagrada deliberada y sistemáticamente altema de la misericordia. Ese día fue canonizada la religiosa ymística polaca Faustina Kowalska (+1938), hasta entoncesapenas conocida entre nosotros. Durante una visita aLagievniki, el suburbio de Cracovia donde residió sorFaustina, el papa dijo el 7 de junio de 1997 que la historia hainscrito el tema de la misericordia en la trágica experiencia dela Segunda Guerra Mundial como una ayuda especial y unainagotable fuente de esperanza. Durante su última visita a supatria polaca (17-VIII-2002), San Juan Pablo II consagrósolemnemente en Lagievniki el mundo a la divina misericor-dia. En dicha ocasión encargó a la Iglesia transmitir al mundoel fuego de la compasión. Siguiendo una sugerencia de sorFaustina, el papa declaró el segundo domingo de Pascua,como domingo de la ‘Divina Misericordia’.

Ya en el siglo XXI, el papa Benedicto XVI en su primeraencíclica ‘Dios es amor’ (2006) profundiza en el tema de lamisericordia. En su encíclica social, ‘El amor en la verdad(2009) concretó este tema a la vista de los nuevos desafíos. Adiferencia de las encíclicas sociales de papas anteriores, noparte ya de la justicia, sino del amor como principio funda-mental de la doctrina social cristiana. Con ello retoma una vezmás la gran meta de la misericordia en un contexto másamplio.

“Hay momentos en los que de un modo mucho más inten-so estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordiapara poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrardel Padre” (Bula del Jubileo de la Misericordia, ‘El rostro de la mise-

ricordia’,n.3). Éste es precisamente el momento para recordarque la “misericordia es la vía que une a Dios y al hombre, por-que abre el corazón a la esperanza de ser amados sin teneren cuenta el límite de nuestro pecado” (Ibid. n.2).

Estamos vivindo neste ano litúrxico o XubileoExtraordinario da Misericordia. Neste senso, dise nunhadas accions do segundo obxetivo específico: “Preparar unguión para darlle unha especial relevancia a celebración dodomingo da ‘Divina Misericordia’.

San Xoan Pablo II na segunda encíclica do seu pontifi-cado, Dives in misericordia (1980) desenrrolou o tema damisericordia. A primeira canonización do terceiro milenio(30-IV-2000) estivo consagrada deliberada e sistemática-mente o tema da misericordia. Nese día foi canonizada arelixiosa e mística polaca Faustina Kowalska (+1938), ataentón apenas coñecida entre nos. Durante unha visita aLagievniki, o suburbio de Cracovia donde residiu sorFaustina, o papa dixo o 7 de xuño de 1997 que a historiaescribiu o tema da misericordia na tráxica experiencia daSegunda Guerra Mundial como unha axuda especial eunha inagotable fonte de esperanza. Durante a súa últimavisita a súa patria polaca (17-VIII-2002), San Xoan Pablo IIconsagróu solemnemente en Lagievniki ó mundo a DivinaMisericordia. Naquela ocasión encargóu a Igrexa transmi-tir ó mundo o fogo da compaixón. Seguindo unha suxeren-cia de sor Faustina, o papa declaróu o segundo domingode Pascua, como domingo da ‘Divina Misericordia’.

No século XXI, o papa Benedicto XVI na súa primei-ra encíclica ‘Deus é amor’ (2006) afonda no tema damisericordia. Na súa encíclica social, ‘O amor na verda-de’ (2009) concretóu este tema a vista dos novos desa-fíos. A diferencia das encíclicas sociais dos papas ante-riores, non parte xa da xustiza, senón do amor comoprincipio fundamental da doctrina social cristiá. Destexeito, retoma unha vez máis a gran meta da misericor-dia nun contexto máis amplo.

“Hai momentos nos que dun xeito moito máis intensoestamos chamados a ter unha mirada fixa na misericordiapara poder ser tamén nos mesmos signo eficaz do obrardo Pai” (Bula do Xubileo da Misericordia, ‘O rostro da misericor-

dia’, n.3). Iste é precisamente o momento para recordarque a “misericordia é a vía que une a Deus e ó home, por-que abre o corazón á esperanza de ser amados sin ter enconta o límite do noso pecado” (Ibid. n.2).

mío!”. La Iglesia recibe del Resucitado el encargo de conti-nuar su misión hasta el final de los tiempos: “Como el Padreme envió a mí, así os envío yo a vosotros”.

Reflexión homilética:3

Resucitado o encargo de continuar a súa misión ata ofinal dos tempos: “Como o Pai me mandou a min, taméneu vos mando a vós”.

Reflexión homilética:3

Domingo 2º del Tiempo Pascual Domingo 2º do Tempo Pascual� �

18

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 18

19Guiones Litúrgicos 3º Domingo Pascua Guións Litúrxicos IV

��

Buenos días (tardes) y bienve-nidos a la Eucaristía del tercerdomingo de Pascua.

“Es el Señor”, escucharemosque dice Juan a Pedro al ver alSeñor en la orilla. Nosotros tam-bién podemos descubrir la presen-cia del resucitado en medio denosotros, reunidos para celebrar eldía del Señor, al descubrir como élhoy nos parte y reparte el pan desu vida entregada por nosotros.

Dispongámonos para vivir con gozo esta celebración.

Domingo 3º del Tiempo Pascual“Es el Señor”

Domingo 3º do Tempo Pascual“É o Señor”

(Ciclo C) 10 de ABRIL de 2016 (Ciclo C) 10 de ABRIL de 2016

MONICIÓN INTRODUTORIA:1MONICIÓN INTRODUCTORIA:1

Bos días (boa tarde) e benvi-dos á Eucaristía do terceirodomingo de Pascua.

“É o Señor”, escoitaremosque di Xoán a Pedro ao ver aoSeñor na beira. Nós tamén pode-mos descubrir a presenza doresucitado no medio de nós reu-nidos para celebrar o día doSeñor ao descubrir como el hoxenos parte e reparte o pan da súavida entregada por nós.

Dispoñámonos para vivir con gozo esta celebración.

� Hch.5,27b-32.40b-41: “Testigos de estos somos noso-tros y el Espíritu Santo”.

� Sal.29: R/Te ensalzaré Señor, porque me has librado.� Ap.5,11-14: Digno es el Cordero degollado de recibirel poder y la riqueza.

� Jn.21,1-19: Jesús se acercó, toma el pan y se lo da, ylo mismo el pescado.

LITURXIA DA PALABRA2LITURGIA DE LA PALABRA2

� Feitos 5,27b-32.40b-41: “Testemuñas destes somosnós e o Espírito Santo”.

� Sal.29: R/Enxalzareite Señor, porque me libraches.� Ap.5,11-14: Digno é o Año degolado de recibir opoder e a riqueza.

� Xn.21,1-19: Xesús achegouse, toma o pan e dállo, eo mesmo o pescado.

� Cada año, la programación pastoral diocesana nosinvita a reavivar la importancia del domingo, PascuaSemanal, en nuestra vida de creyentes. Hoy, más quenunca, nos es necesario redescubrir la centralidad dela reunión dominical en nuestra vida, dado que ya nosencontramos con comunidades a las que el sacerdo-te no llega para celebrar la Eucaristía. Esto nos pideun esfuerzo especial para desplazarnos, si podemos,a otra comunidad, pues, como decían aquellos prime-ros cristianos de Abitinia: “Sin el domingo no pode-mos vivir”.

� Quizás hoy, en este tiempo secularizado, también senos hace difícil ver al Señor en la orilla de nuestravida, como a Pedro y sus compañeros. Percibimoscómo el domingo va perdiendo su centro, la

GUIÓN HOMILÉTICO3GUIÓN HOMILÉTICO3

� Cada ano, a programación pastoral diocesana con-vídanos a reavivar a importancia do domingo,Pascua Semanal, na nosa vida de crentes. Hoxe,máis que nunca, énos preciso redescubrir a centra-lidade da reunión dominical na nosa vida, dado quexa nos atopamos con comunidades ás que o sacer-dote non chega para celebrar a Eucaristía. Istopídenos un esforzo especial para desprazarnos, sepodemos, a outra comunidade, pois, como dicíanaqueles primeiros cristiáns de Abitinia: “Sen odomingo non podemos vivir“.

� Quizais hoxe, neste tempo secularizado, tamén senos fai difícil ver ao Señor na beira da nosa vida,como a Pedro e os seus compañeiros. Percibimoscomo o domingo vai perdendo o seu centro, a

Dn. Francisco Pernas de Dios

19

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 19

Guiones Litúrgicos 3º Domingo Pascua Guións LitúrxicosIV

Eucaristía, y lo llenamos con ocio, descanso, turismo…Nos movemos para muchas cosas, pero nos cuestahacerlo para reunirnos con los hermanos y juntosescuchar la Palabra de Dios y testimoniarla en mediode este mundo.

� Hoy, mirando a aquellos primeros discípulos, escuche-mos la llamada a ser testigos del resucitado. Para ellostambién era difícil y costoso, pero tenían algo muyclaro: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hom-bres”. Y vivían gozosos su fe, aún en medio de las difi-cultades. Ellos nos muestran la realidad de lo que nosdice el Papa Francisco: “Con Jesucristo siempre nacey renace la alegría” (EG.1)

� También a nosotros nos puede vencer el desaliento yla ausencia del Señor, nos lleva como sus discípulos, atrabajar en la noche infructuosamente. Pero si le deja-mos que venga a nuestro encuentro, la luz de la fe nospermitirá descubrirlo y redescubrir como es él, quienhace crecer la Buena Noticia, con nuestra pobre cola-boración. Solo el corazón que ama descubre alMaestro en medio de la penumbra cotidiana y avivar lafe juntos cuando nos parte y reparte el pan de suCuerpo entregado en cada Eucaristía.

� Volvamos a nuestros hogares y tomemos concienciade las dificultades que hacen difícil hoy dar testimoniode nuestra fe y recordemos y rumiemos a lo largo de lasemana la Palabra del Señor: “Hay que obedecer aDios antes que a los hombres” y,como Juan, mostremos al “Señorresucitado” presente en nuestrahistoria. Oremos para que sea-mos una comunidad gozosa,como la que nos muestra el librodel Apocalipsis, que vivamos glo-rificando a Dios en cada momen-to y mostrando con nuestra vidasu misericordia que nos salva. Yavivemos el deseo de reunirnoscada domingo para celebrarnuestra fe testimoniando ante elmundo nuestra fe en el Señorresucitado: “Xuntos na Misa,ledos na esperanza”.

Eucaristía, e enchémolo con lecer, descanso, turis-mo… Movémonos para moitas cousas, pero cósta-nos facelo para reunirnos cos irmáns e xuntos escoi-tar a Palabra de Deus e testemuñala no medio destemundo.

� Hoxe, mirando a aqueles primeiros discípulos, escoi-temos a chamada a ser testemuñas do resucitado.Para eles tamén era difícil e custoso, pero tiñan algomoi claro: “Hai que obedecer a Deus antes que aoshomes”. E vivían gozosos a súa fe, aínda no mediodas dificultades. Eles amósannos a realidade do quenos di o Papa Francisco: “Con Xesuscristo semprenace e renace a ledicia” (EG.1)

� Tamén a nós pódenos vencer o desalento e a ausen-cia do Señor, lévanos como os seus discípulos, atraballar na noite infrutuosamente. Pero se o deixa-mos que veña ao noso encontro, a luz da fe permiti-ranos descubrilo e redescubrir como é el, quen faimedrar a Boa Noticia, coa nosa pobre colaboración.Só o corazón que ama descobre ao Mestre no medioda penumbra cotiá e avivar a fe xuntos cando nosparte e reparte o pan do seu Corpo entregado encada Eucaristía.

� Volvamos aos nosos fogares e tomemos concienciadas dificultades que fan difícil hoxe dar testemuño danosa fe e lembremos e rumiemos ao longo da sema-na a Palabra do Señor: “Hai que obedecer a Deus

antes que aos homes” e, comoXoán, amosemos ao “Señorresucitado” presente na nosahistoria. Oremos para que sexa-mos unha comunidade gozosa,como a que nos mostra o libroda Apocalipse, que vivamos glo-rificando a Deus en cadamomento e amosando coa nosavida a súa misericordia que nossalva. E avivemos o desexo dereunirnos cada domingo paracelebrar a nosa fe testemuñan-do ante o mundo a nosa fe noSeñor resucitado: “Xuntos naMisa, ledos na esperanza”.

Domingo 3º del Tiempo Pascual Domingo 3º do Tempo Pascual� �

Guión homilética:3 Guión homilética:3

20

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 20

1.- El “odre nuevo” de laconversión pastoral

El servicio al Reino nace de uncambio de mentalidad y de vida queimplica optar por Dios y por el amory servicio al prójimo. Exige una Iglesiaabierta y en salida y no autorreferen-cial. No quedarse a esperar a quevengan, sino “primerear”, tomar lainiciativa de hacerse prójimos de losúltimos (en nuestra diócesis tienenrostro concreto: pobres, enfermos,comunidades envejecidas, despobla-miento rural….). Esta conversiónpastoral implica que no podemosdejar que las cosas sigan como están,que ya no sirve la “simple administra-ción” y nos exige audacia y creativi-dad. También las estructuras debenser revisadas en su modo de funcio-nar. Necesitan una continua verifica-ción que asegure su inspiración evan-gélica y su servicio al Pueblo de Dios.

Un Sínodo Diocesano puede ydeber ser un punto de inflexión paracapacitar a la comunidad diocesanaen toda su rica variedad a ser unacomunidad misionera, corresponsa-ble, caminando en comunión yhaciendo realidad una evangelizaciónde la misericordia (EG 179).

Esta conversión pastoral lleva yexige superar estructuras caducas yreemplazarlas por otras que haganposible la presencia eficaz delEvangelio en la sociedad. La perspec-tiva para ver lo que es caduco en lavida eclesial es la siguiente: lo que nofacilita el desarrollo del Pueblo deDios como sujeto eclesial, lo queimpide llegar a todos y lo que nosaleja de la realidad que vive el ciuda-

21

EL SÍNODO DIOCESANO, CAMINO PARALA CONVERSIÓN PASTORAL

Dn. Luis Rodríguez Álvarez

Monseñor Lemos Montanet tanto en su CartaPastoral “Ourense en misión” como en la que pro-mulga con ocasión de la Visita Pastoral 2015 “Que lapaz del Señor esté con vosotros” hace una llamada acelebrar un Sínodo Diocesano.

Es una invitación a desinstalarnos y apostar deforma decidida por aquella expresión parabólica delmismo Jesús: “A vino nuevo, odres nuevos” (Mc 2, 22).Una comunidad diocesana que haga camino para lacelebración de un Sínodo tendrá que “tomar esevino evangelizador y pastoral a sorbos lentos y adegustarlo con delectación”. Ese vino precisa detiempo, de maduración, de solera, de alquitaración,de silencio, de bodega interior. Todos sabemos loque son los vinos jóvenes, los vinos de cosecha delaño; tienen poco bouquet, poca fuerza, no seempastan en la boca, no llenan el paladar. Son vinosgraciosillos, agradecidos, se toman bien; sí, pero seperciben sin solera…. los olvidamos pronto, porquenos damos cuenta de que la vida, la verdadera vida(sabor) está más adelante y necesita tiempo, necesi-ta silencio, oscuridad, cuidados cautelosos y una luztenue, no deslumbradora para que al vino no le falteluz, la Luz.

Un Sínodo puede dar una buena cosecha y unbuen vino; si nos empeñamos en ello, necesitamos“odres nuevos”. Imprescindibles.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 21

dano de a pie. La opción por los alejados y lospobres será preferencial si logra atravesar todaslas estructuras, prioridades pastorales y proyectosevangelizadores. ¿No tenemos la impresión deque en nuestras estructuras pastorales hay muchodespacho, papel, organigrama, reuniones … ypoca presencia, relación, escucha, diálogo y con-vergencia?. Quizá haya que empezar por poten-cias los ministerios de la acogida, la escucha yacompañamiento que además van unidos. De estamanera conseguiremos que todas las estructuraspastorales (diocesanas, arciprestales, parroquia-les….) sean cordiales y expresión de una “Iglesiaque ve con el corazón y padece con las entrañas”.Comunidades en camino hacia las “casas de lasperiferias” y encaminadas a dedicar tiempo yenergías a los más olvidados. El cambio tiene quealcanzar a los horarios, los servicios, las estrate-gias, las planificaciones y los métodos pastorales.Esto lleva a perder seguridades y a estar más a laintemperie; exige aprendizajes nuevos, a desandartantos caminos, a optar por comunidades conmotivación, energía y dinamismos que vayan másallá de los mínimos.

2.- El “odre nuevo” de unas comunidadescristianas en estado de misión

Un Sínodo Diocesano animará a toda la comu-nidad diocesana a optar por la conversión pasto-ral sin prohibiciones ni miedos, repensando obje-tivos, estilo, métodos, procesos evangelizadorescon creatividad y todo ello no se hace sin una ade-cuada búsqueda comunitaria de los medios. Sinuna búsqueda sinodal está condenada a la fantasíay a la esterilidad (EG 33). Será imprescindible alen-tar y procurar la maduración de los mecanismosde participación y otras formas de diálogo pasto-ral con el deseo de escuchar a todos y no sólo aalgunos que nos acarician los oídos (EG 31). Seráuna oportunidad única para estar abiertos a pro-puestas de todos, también escuchando y dialogan-do con la sociedad civil - ¿Será posible y factible?¿Qué cauces habrá que poner en marcha para quesea realizable y sea un diálogo con sectores socia-les que nunca han sido escuchados ni tenidos encuenta? Y todo ello para orientar la pastoral y laevangelización a suscitar más preguntas que a darrespuestas a interrogantes que la gente no hace.

22

Será una buena ocasión para la revitalizaciónde la eclesialidad que exigirá osadía y coraje sinlímites, la recepción creativa del Vaticano II ydel Concilio Pastoral de Galicia; será impres-cindible un huracán de imaginación creadora.Todo ello supone el paso de la seguridad alriesgo (EG 49), de la pastoral para (catequizar,ganar la calle, grandes eventos con número…)a la pastoral desde (desde Cristo, desde lasperiferias, desde las situaciones límite, desde elpueblo como sujeto y no sólo como destinata-rio, desde la diversidad en la comunión, desdela pasión – parresía – por el Evangelio…). Serequiere una nueva gramática evangelizadoraque engendre una Iglesia creyente y creíble,evangelizada y evangelizadora, cercana y aco-gedora, alegre y sencilla, pobre, tierna y mise-ricordiosa, samaritana y misionera, martirial ysinodal, discípula y maestra, humana y divina…En fin, una Iglesia con regazo de madre.

El Sínodo Diocesano es oportunidad, reto,proyecto, camino a inaugurar… ¿Seremoscapaces desde una verdadera conversión pas-toral tener el arrojo suficiente para hacer unabuena vendimia y conseguir un buen vino?

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 22

En la pastoral del sacramento del bautismo:� Problemas que se presentan: familias que no bautizana sus hijos (ateos, agnósticos, no practicantes), familias quelos bautizan por costumbre, familias que los bautizan porexigencia del clan familiar, familias que no bautizan a sushijos para dejarles libres en su opción religiosa, matrimo-nios mixtos en los que deben optar por una religión deter-minada o bautizos civiles (sic) de inmediato

� Respuestas: Misericordia infinita, necesidad de unaIglesia en salida, acoger siempre con amabilidad y ternura, caeren la cuenta de que estamos comenzando de nuevo. Acercarsea los nuevos padres de la parroquia, recordando que unaopción de fe o increencia a tan temprana edad puede marcartoda una vida o unas vidas. Dar facilidades para los encuentros,para la preparación, para la celebración.

En la pastoral del sacramento de la Confirmación:� Problemas que se presentan: Adolescentes que no seconfirman, porque ellos no quieren o porque no quierensus padres. Adolescentes que no se confirman porquenadie se ha preocupado de ellos, porque han ido pasandoy ahora les da vergüenza, porque no están ligados a laparroquia, porque han hecho otra opción de vida no ligadaa la religión.

� Respuestas: Necesidad de salir al encuentro de los ado-lescentes, necesidad de pararse a hablar con ellos, necesidadde acogerles con amor y cariño, establecer con ellos un diálogoen sinceridad y amor, ofrecerles una preparación al sacramen-to adecuada, necesidad de hablar con sus padres y familiares.¿Por qué no prepararlos en los colegios para la confirmación?Sería la forma de que no quedaran sin confirmar tantos chicosy chicas.

En la pasto ral del sacramento de laReconciliación: � Problemas que se presentan: Pedagogía delsacramento de la penitencia, no hay seguimientode infancia a la mayoría de edad, los mayores nose confiesan, los sacerdotes no facilitan la prácticasacramental, porque está mal visto confesar lasintimidades a alguien a quien no le importan, por-que al principio no era así.

� Respuestas: Infinita misericordia, generosaacogida, sentarse a confesar, insistir a tiempo y a des-tiempo, celebrar comunitariamente la penitencia conlos niños de primera comunión y con los adolescentes,enseñarles a confesarse individualmente. Hay comuni-dades que están dando pasas: mirar, observar, comen-tar, ver qué se va haciendo para recuperar el sacra-mento. No haciendo nada no conseguiremos nada.

No podemos olvidar nunca lo que nos pide elpapa Francisco: “Los confesores están llamados a sersiempre, en todas partes, en cada situación y a pesarde todo, el signo del primado de la misericordia”(Francisco, Misericordiae Vultus, 17). Y añade: “losconfesores están llamados a abrazar a ese hijo aun-que hubiese dilapidado sus bienes. Los confesoresestán llamados a abrazar a ese hijo arrepentido quevuelve a casa y a manifestar la alegría por haberloencontrado. No se cansarán de salir al encuentrotambién del otro hijo que se quedó fuera” (Francisco,M. V., 17). Y, por último, recordemos lo que dice a losconfesores: “los confesores sean un verdadero signode la misericordia del padre” (Francisco, M. V., 17).

23

LA MISERICORDIA EN LA PASTORAL SACRAMENTALDn. José Pérez Domínguez

Una Iglesia en salida “primerea, se involu-cra, acompaña, fructifica y festeja”, tal comonos enseña el papa Francisco en la exhorta-

ción “Evangelii Gaudium” (cfr. Ns. 21 – 25). Ynos preguntamos, ¿y todo esto dónde

puede hacerse pastoralmente hablando?Pues sin pensar en cosas raras, comenzando

por la pastoral de cada uno de los sacra-mentos: viendo la problemática actual decada uno de ellos y buscando soluciones

concretas y eficaces, a ser posible.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 23

24

En la pastoral de la PrimeraComunión: � Problemas que se presentan: Familias queno preparan a sus hijos para la primera comunión,familias que no quieren la a primera comuniónpara sus hijos, padres que no quieren esta cele-bración, abuelos que la desean y piden, a veces sinsaberlo los padres, primeras comuniones civiles,emparejados que prescinden de la religión…

� Respuestas: Atención a los nacimientos delos niños en las parroquias, celebrar el nacimientocon sus padres, felicitar a las familias por los nue-vos nacimientos, hacer que sea noticia parroquialcada nacimiento, facilitar el sacramento sin tantascortapisas, acercarse a las familias, acercarse a lasparejas, acercarse a los divorciados. Proponer milformas de hacer la primera comunión, teniendo encuenta los problemas de cada familia o pareja.

En la pastoral del sacramento de launción de enfermos: � Problemas que se presentan: Familias queno piden la santa unción para sus enfermos,familias que no la quieren o dilatan, familias quela rechazan, familias que no se enteran de suimportancia, anonimato de la enfermedad y delestado de los enfermos.

� Respuestas: Los enfermos en peligro demuerte pasan normalmente por los hospitales o resi-dencias sanitarias. Los señores capellanes deben“ponerse las pilas”, tanto para atender a los enfer-mos, para que no les falte el auxilio espiritual nece-sario, como a sus familiares, avisando a los respecti-vos sacerdotes.

Los sacerdotes tenemos la obligación de visitar alos enfermos, bien en las residencias, bien en suscasas. Por lo general, suelen acoger muy bien alsacerdote y, por otra parte quedarán grandementeagradecidos. Ungir a los enfermos no significa levan-tar acta de defunción; para ello los sacerdotes, consus catequesis, han de preparar el camino, a vecescon una o varias celebraciones del sacramento de laUnción de enfermos para enfermos graves o parapersonas mayores de 65 años. Hay parroquias que lohacen con sumo provecho. En este sentido se ha detener especial cuidado de las personas mayores enResidencias, prestándoles los oportunos servicios reli-giosos y, concretamente, la unción de enfermos (cfr.José Leonardo Lemos, Ourense en misión, ps. 87 – 89).

En la pastoral del sacramento del ordensacerdotal: � Problemas que se presentan: Ordenarse para tener unpuesto de trabajo y no para ser buen pastor, al estilo de Jesúsde Nazaret; afán de amontonar riquezas; arribismo sacerdo-tal; vida de faraones; conquista amorosa por medio del ves-tido clerical o atuendo litúrgico; crítica de los compañerossacerdotes para quedar bien con los interlocutores; sí amuchas misas en domingo para librarse a lo largo de toda lasemana.

� Respuestas: Vida de oración, Liturgia de las Horas, santaMisa diaria; rezo del Rosario, examen de conciencia y direcciónespiritual; compromiso social por el camino del involucrarse;pararse con la gente, dialogar con ella, aconsejarla, preocuparsepor sus problemas. Liderar las Caritas parroquiales; implicarsecon la lengua gallega, para que no nos la roben los alejados dela Iglesia. En la homilía tener en cuenta que “la Iglesia es madrey predica al pueblo como una madre que le habla a su hijo,sabiendo que el hijo confía que todo lo que se le enseña serápara bien porque es amado” (E.G., 139). Y, además, tener encuenta que el acompañamiento personal de los procesos de cre-cimiento es imprescindible (cfr. E. G., 179 – 173). Y en esto lossacerdotes nos hemos abandonado mucho.

En la pastoral del sacramento del matrimonio: � Problemas que se presentan: El matrimonio no se vecomo una vocación; el ideal de para siempre no es aceptado,los hijos, mirando al bienestar, son prescindibles en la vidamatrimonial; las infidelidades no cuentan; un amor abnegadono es bien visto ni social ni psicológicamente hablando.

� Respuestas: Aquí sí que hay que empezar de nuevo; comoen los tiempos pasados cuando se fue incorporando el sacramen-to del matrimonio a la celebración de los esponsales; son pocos losque se casan por la Iglesia; son también pocos los que se casanpor lo civil; son muchos los que se emparejan sin más. ¿Qué hacer?No enfadarse por nada del mundo. Dialogar todo lo que se pueda;dejar caer algunos interrogantes desde el amor y la misericordia.Si esto os parece “un pasar de todo”, no estáis en lo cierto. Paraactuar de este modo se necesita mucho espíritu misionero, muchotemple interior, mucha paciencia y, sobre todo, mucho amor. “Esnecesario plantear una cultura vocacional que nos ayude atodos… a poseer una orientación vocacional… que configure laexistencia del cristiano” (José Leonardo Lemos, Ourense en Misión,70 – 71).

Sin olvidarnos en todo ello de que lo esencial que hemosde transmitir es el amor misericordioso de Dios para contodos nosotros, manifestado en Cristo, su Hijo, que poramor muere en la cruz y que el E. Santo inspira y hace revi-vir en cada uno de nosotros.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 24

25

Los nombres descubren el contenido delsacramento.

El Catecismo de la Iglesia Católica (=CCE) nosrecuerda los distintos nombres del tercer sacra-mento (Penitencia o Reconciliación). Éstos son losque nos ofrece: Sacramento de conversión,Sacramento de la Penitencia, Sacramento de laConfesión, sacramento del perdón y Sacramento deReconciliación. De cada uno de estos nombres, elCCE da una brevísima explicación que se centraen lo substancial de cada denominación:Sacramento “de conversión”, pues actualiza sacra-mentalmente la llamada del Señor a la conversión(Cf Mc 1, 15), el volver al Padre (Cf Lc 15, 18) el hijoalejado (Cf CCE 1423); “de la Penitencia”, pues con-sagra un proceso personal y eclesial de conversiónde un cristiano pecador (CCE 1423); “del perdón”,porque por la absolución sacramental del sacerdo-te, Dios concede el perdón y la paz (Cf 1424); “dereconciliación”, porque otorga al pecador el amorde Dios que reconcilia (2Cor 5, 20), quien vive delamor misericordioso de Dios está presto a recon-ciliarse con el hermano (Mt 5, 24) (Cf CCE 1424).

Y he dejado para el final el nombre “Sacramentode la confesión” aunque el CCE lo sitúa en tercerlugar y explica que se denomina así: “porque ladeclaración o manifestación, la confesión de lospecados ante el sacerdote es un elemento esencial

EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN EN LA IGLESIADn. Ramiro González Cougil

Hemos entrado gozosamente en el Jubileo de lamisericordia. La puerta santa ya ha sido abiertapara significar que, entrar por ella, es acceder porla verdadera puerta de las ovejas, que buscan lospastos fecundos y el agua saludable. Un año ente-ro para ahondar en la misericordia del Padre,manifestada en su “rostro humano” ( Jesucristo) ypotenciada por el Espíritu de Amor. Un año parabeneficiarnos también de la indulgencia, sentirnosperdonados hasta de los resquicios de nuestrospecados confesados. Indulgencia que supone losméritos de la pasión, muerte y resurrección deJesucristo, a los que se unen los méritos de laVirgen y los Santos, distribuidos por la Iglesia,como sacramento de salvación, en favor de todoslos hombres. Un año para penetrar en la verdadde la Comunión de los Santos del cielo con los dela tierra y con aquellos que esperan seguros supurificación definitiva, para ser recibidos en elcielo. La misericordia es el atributo que sintetiza atodos los demás en la Santísima Trinidad. La mise-ricordia del Dios trino es eterna, incondicional,completa y universal. La misericordia en Dios cul-mina su justicia. La misericordia es la forma subli-me del Dios que es justo. Es también la viga maes-tra que debe sostener a la Iglesia. Y el momentoculminante para experimentar la misericordia deDios en la Iglesia, es el sacramento de laReconciliación.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 25

26

1. C. Giraudo, El sacramento del perdón. Confesión de los pecados yconfesión de Dios, Sígueme, Salamanca 2013, p 22.

Con frecuencia nos detenemos casi exclusivamen-te en el primer aspecto. Nos examinamos con miedo,nos centramos en el dolor y rechazo de “nuestrasobras” olvidando la “obra de Dios”: la llamada a laconversión, la gracia del dolor de los pecados, elmovernos al propósito, la misericordia siempre cerca-na, la absolución.

Olvidamos que no vamos a un juicio forense, acu-dimos a un “tribunal” donde el reo siempre es absuel-to. Y una vez absueltos, nos volvemos con prisas a lavida. Reconciliados, nos queda algo imprescindible:culminar la celebración: dar gracias, alegrarse, comuni-car a los demás la alegría, hacer fiesta, cantar la mise-ricordia de Dios: “cantaré eternamente las misericor-dias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas lasedades”. Se trata de que, una vez reconciliados conDios y los hermanos, reconozcamos y confesemos alSeñor proclamando su superioridad condescendientey su irrevocable voluntad de salvar.

Confesar los propios pecados significa siempreconfesar la superioridad de Aquel que nos ama y per-manece siempre fiel. Lo mismo debe decirse al revés.No se trata de dos confesiones distintas, sino comple-mentarias en coherencia con la teología de la alianzaentre Dios y los hombres. Si tenemos en cuenta elcontexto cultual de textos en los que el hombre “con-fiesa” y “se confiesa” (Cf Neh 1, 3.6-37), éste hace una“proclamación existencial de la superioridad absolutadel Otro, superioridad que se revela por el contraste-gozoso y doloroso a la vez- con nuestra humanidadnecesariamente atravesada por la fidelidad y el peca-do”1. De este modo, el hombre al confesar su pecado,se da cuenta de que el objeto último de la confesiónno es el pecado sino Dios, el único que puede resta-blecer su alianza con él.

de este sacramento. En un sentido profundo estesacramento es también una «confesión», recono-cimiento y alabanza de la santidad de Dios y desu misericordia para con el hombre pecador”(CCE 1424).

Destaquemos dos aspectos en esta denomina-ción que distingue el CCE 1424 y que algunosteólogos destacan hoy. El término “confesar”(yadáh en hebreo) incluye dos matices comple-mentarios: confesar nuestros pecados al ministro,instrumento de Dios y confesar la grandeza, bon-dad y misericordia de Dios. El primer matiz oaspecto que consiste en manifestar los pecados alconfesor, es “esencial” al sacramento, es decir, nopuede faltar (Cf CCE 1456-57). La confesión serácompleta en los pecados mortales de obra, depensamiento y deseo, sincera y conveniente res-pecto a los veniales (Cf Ibid 1458). Ésta es la prác-tica de la Iglesia desde el Concilio de Trento.

Pero “confesar o confesarse” incluye tambiénun sentido profundo del tercer sacramento, estoes: reconocer y alabar la santidad de Dios. El sacra-mento del perdón debe integrar una reafirma-ción gozosa, una alabanza desbordante y agrade-cida de la santidad de Dios. Frente a nuestropecado, Él es el tres veces Santo, es el totalmen-te Otro, el que vive en una luz sin sombras; esmás, Él es la luz que ilumina nuestro pecado.Frente a tal santidad, nosotros sentimos el temorreverencial de Isaías (Cf 6, 4-5), pero también laatracción y seducción de Jeremías (Cf 20, 7-14). Esel “tremendum et fascinans” de R. Otto.Confesar lleva consigo: alabar la misericordiaeterna, universal, sin condiciones y providentedel Dios uno y trino. Confesar debe implicar:adorar humildemente, proclamar la grandeza, laomnipotencia que se manifiesta en el perdón, lagrandeza de Dios que condesciende con lapequeñez y el pecado. Cuando vivamos el doblematiz de la “confesión”, como algo que nos recla-ma dolor de los pecados y propósito de laenmienda, pero que nos impulsa al gozo de la ala-banza, de la adoración agradecida, de la acciónde gracias que brota del reconocimiento de queel Señor nos ha renovado y hecho nuevas criatu-ras, cambiará el rostro de este sacramento.

Nos confesamos con miedo, nos asusta sersinceros, mostrar al confesor nuestrasmiserias, no vemos en el confesor la

presencia del Padre misericordioso que nossale al encuentro, que está dispuesto a hacer

fiesta, que jamás condena a quien acudearrepentido y humilde.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 26

SANTUARIOS: LUGARES DE MISERICORDIADn. J.M. Villar Suárez - Rector del Santuario de Nª Sª de los Milagros

Existe un proverbio judío que nos dice losiguiente: “cuanto más alejada del Sinaí esté lagente, tanto más disminuida estará”. Es decir,cuanto más alejados estemos del significadoreal de nuestras vidas, más disminuida estaránuestra vida cristiana. Por esto mismo, salen anuestro encuentro esos “montes Sinaí” dondese alzan, hermosos, los Santuarios como lugaresde encuentro, de vida, de misericordia. Lugaresde verdadero “cambio” no porque en el pasadohayamos fallado y ahora tengamos que realizarun esfuerzo para llevar a cabo lo que no fuimoscapaces de realizar sino porque estamos en unmomento de cambio hacia una vida cristianaprofunda, necesitada –cada vez más- de Dios, yde la que somos conscientes porque lo hemosexperimentado en el pasado y, ahora, lo echa-mos de menos. Nos encontramos en unmomento en el que hemos de encontrar unnuevo sentido, una nueva intencionalidad, un

nuevo lugar dentro del mundo cotidiano dondela misericordia de Dios se haga Vida y Luz paranuestro caminar. Aquí aparece el Santuariocomo lugar de encuentro misericordioso. ElSantuario como favorecedor de una vida espi-ritual donde los desafíos de la fe (por encima delas cómodas costumbres religiosas) y las necesida-des del presente, son los recursos para rehacernuestra vida cristiana católica. El Santuario nosinvita a comprometernos con las exigencias dela fe que, no pocas veces, nos resultan descon-certantes, inescrutables además de “desgastar”nuestra resistencia. Somos conscientes que lasrespuesta de “siempre” o del “siempre se hahecho así y nos fue bien”, ya no podemos man-tenerlas porque no son viables ni válidas en elhoy, aquí y ahora. Así, el Santuario como lugarde excepcional misericordia, nos invita a acer-carnos al Sinaí para encontrarnos con laVoluntad de Dios que da sentido.

27

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 27

28

“Si quieres ver los valles, escala a lo alto de la mon-taña”, dijo Khalil Gibran. Aquí se encuentra la verda-dera sabiduría: se nos invita a acércanos al Santuario,escalar alturas que nunca habríamos sospechadoalcanzar, para contemplar desde allí el valle que estádebajo de nosotros y se nos ofrece como verdaderolugar de crecimiento, de realización. Sí, el Santuario(que surge como montaña en medio de nuestra coti-dianidad), es lugar donde podemos entrar, de unaforma muy especial, en contacto con el Señor de laMisericordia. A ellos se dirigen las personas que bus-can y desean crecer desde una relación de amistad,de amor, de cercanía con el Señor. En ellos encuen-tran el sosiego, la paz y la acogida silenciosa que hacedisfrutar de la misericordia de Dios después de un“peregrinar” donde se ha ido tomando concienciafuera de las prisas de cada día.

Entendemos que las características de un santua-rio posibilitan y limitan muchas cosas, pero que esclaro su objetivo: se pone al servicio del hombre paraque se encuentre con su Creador; en un clima de gracia,quietud y fraternidad que facilita el encuentro con elSeñor Jesús (en tantas ocasiones por medio de suMadre) a través de su Palabra, de los sacramentos yde la caridad fraterna. Así, atentos a las orientacionesgenerales de la Iglesia y de la Diócesis, el Santuario,como lugar de misericordia, intenta administrar elrico patrimonio de gracia en él depositado, siempreen fidelidad al Espíritu Santo que continuamenterecrea la Tradición.

Es verdad que respecto a otras realidades eclesia-les, en las que parece que tengamos que salir a lasencrucijadas de los caminos para invitar a la fe o paraque vuelvan a la comunidad, a los Santuarios llegancontinuamente hombres y mujeres de todas las eda-des y en situaciones vitales y de fe muy diversas. ElSantuario, lugar de misericordia entrañable, les ofre-ce la protección de la Virgen María, el Pan de laPalabra, el consuelo de la Reconciliación y elAlimento del Pan de la Vida, procurando personali-zar lo más posible el encuentro. No interesa elnúmero, sino los rostros, las miradas, las lágrimas, lassonrisas, el fervor, la devoción, los sufrimientos y lasesperanzas de aquellos que suben al monte de graciay misericordia que es el Santuario.

Cruzar la puerta santa que supone entrar en todoSantuario supone, a la vez, disponernos a hacer

nuestra la Palabra que sale al encuentro del que entraen su interior: “ponedle un anillo en el dedo y sandaliasen los pies… celebremos un gran banquete…” (Lc 15,22); una Palabra que nos hace encontrar con esa figu-ra del Amor Misericordioso de Dios que se nos ofre-ce a través del Sacramento de la Reconciliación:“nadie te ha condenado… yo tampoco” (Jn 8, 11) y dela Eucaristía, bien celebrada y participada, donde elSeñor nos invita a renovarnos comiendo y bebiendosu Cuerpo y su Sangre: “tomad y comed… tomad ybebed…” (Mt 26, 26ss); así como la oportunidad quese nos ofrece de encontrar con el Señor a través dela Oración: Exposición del Santísimo Sacramento,Liturgia de las Horas, rezo del Santo Rosario, silenciode escucha y adoración… En definitiva, el Santuariose convierte en instrumento idóneo para que elhombre de hoy pueda encontrar “un motivo paraseguir esperando” (cfr. PE V).

Recomendaciones:Ya para concluir, y porque el espacio no da para

más, me atrevo a hacer algunas consideraciones quepermitan intensificar pastoralmente el trabajo ennuestros santuarios como lugares de misericordia.

1.- Ser conscientes de que “si el Señor no construyela casa en vano se cansan los albañiles”. Hacerlopreceder todo de una profunda vida de oracióny de comunión eclesial. Es decir dejar que Dioshaga, proveer que Dios haga y buscar su gloria.Procurar ser amables, humildes y con sentidodel humor. Ser lo suficientemente fuertes parasuperar cualquier tentación de protagonismo, ala vez que para aguantar cualquier crítica u opo-sición cuando lo que nos mueva sea Cristo ysolo Cristo

2.- Hacer bien lo que corresponda hacer. El sacer-dote no es el actor principal ni el protagonistainsustituible de la acción litúrgica. Es precisorecuperar el “misterio” donde se palpe a Dios ysu acción entre nosotros. Con esmero, con pie-dad, conforme lo que establece la Iglesia. Sobretodo la Liturgia, evitando cualquier arbitrarie-dad y protagonismo, diciendo con el Bautista:“conviene que él crezca y yo disminuya”.

3.- Personalizar al máximo el trato con las perso-nas, mediante la acogida, la comprensión y laorientación de sus vidas.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 28

29

La Iglesia vive las obras de misericordia comouna participación en los sentimientos de CristoSalvador, quien no permanece indiferente ante lamiseria humana, sino que se compadece de cadahombre y lo ama entrañablemente. El mandamien-to nuevo del amor de Jesucristo: “amaos unos aotros como yo os he amado” (Jn 13,34) constituye unavocación permanente para cada cristiano, y undesafío en lo concreto de su existencia cotidianahaciendo camino con los hermanos más necesita-dos. Como dijo el Papa Francisco, la Iglesia no dalecciones teóricas sobre el amor, sobre la misericor-dia. La Iglesia enseña con el ejemplo, con obras demisericordia1, y entre estas obras, quisiera presen-taros muy brevemente las espirituales.

El calificativo “espirituales”, puede llevarnos aengaño al pensar que estas obras son realidades de“segunda división”, o incluso obras que no nos obli-gan tanto. Pero no es así. Son verdaderos actos cris-tianos, que además de un esfuerzo humano requie-ren la gracia divina y una gran caridad, ya que no setrata de obras de justicia a las que nos obligue el

derecho natural. La caridad de Cristo la que nos urge(2Cor 5,14) ante las necesidades “no corporales” delhermano, que se manifiestan en formas de pobrezacultural, relacional, espiritual o anímica, como lasdenomina el cardenal Kasper2.

Las principales obras de misericordia espiritua-les, que engloban a otras muchas, son siete:

1.- Enseñar al que no sabeTodos podemos y debemos ser “maestros” para

ayudar a quien no sabe, aunque no todos seamos nipodamos ser maestros en artes, ni doctores enletras o ciencias. Una correcta formación cristiana,una vida buena y virtuosa, la propia experiencia dela vida, y todo ello acompañado de una necesariaprudencia y de mucho amor a Dios y al prójimo nosbastará para enseñar al que no sabe. No obstante,si poseemos una formación más elevada tambiénpodemos ofrecer nuestros conocimientos y nuestrotiempo en favor de quien lo necesite. No faltaránespacios o plataformas que, desde el ámbito eclesialo civil, favorezcan esta obra de misericordia.

2.- Dar buen consejo al que lo necesitaA quien se ve equivocado o errado –tanto en lo

moral como en lo material- se le debe ayudar con

COMPRENDER Y VIVIR LAS OBRAS DEMISERICORDIA ESPIRITUALES

Dn. Jorge Juan Pérez Gallego

1 Cf. Audiencia General (14 de septiembre de 2014).2 Kasper, W., La misericordia. Clave del Evangelio y de la vida cris-

tiana, Santander 2012, 142.

Gracias al Papa Francisco y a su convoca-toria de este Año Jubilar de la Miseri cordia,estamos incentivando el valor y la prácticade las obras de misericordia –corporales yespirituales– que siempre habían ocupadoun puesto relevante en la vida cristiana.

Los antiguos catecismos presentaban lasobras de misericordia después de los man-damientos de la Santa Madre Iglesia; y elactual Catecismo de la Iglesia Católica, ade-más de destacar en distintos puntos sucarácter satisfactorio en relación a la peni-tencia, las presenta en relación al amor a lospobres, en el marco del séptimo manda-miento de la Ley de Dios.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 29

30

un “buen consejo”, es decir, una orientación frater-na inspirada en la Verdad y orientada hacia el Bien.Abandonar conscientemente a su propia suerte aquien vemos que va por mal camino no puededejarnos muy tranquilos. En muchas ocasiones lamejor limosna es un buen consejo. La ignorancia y lafalsa ciencia enorgullecida, así como los malos hábi-tos adquiridos (vicios), nunca serán buenos conse-jeros para una vida buena (virtuosa) y cristiana(evangélica).

3.- Corregir al que yerraEsta obra de misericordia es de justicia para los

padres con respecto a sus hijos. Advertir al herma-no o al amigo en aquello que descubrimos clara-mente que está errado, sea por sus principios o suactuar, no puede dejarnos indiferente. Si lo adverti-mos de una mancha o de un peligro, con más razóndebemos hacerlo cuando se trata de una faltamoral. En ocasiones, pecando con chismes y murmu-raciones, decimos las faltas ajenas a todos menos alque la tiene; y en otras ocasiones, dejamos de haceruna obra de misericordia ayudando al que lo nece-sita, bajo capa de una falsa caridad, por vergüenza,por respetos humanos o por adulación, dejando alhermano en el error. Como dice la Escritura: “Fielesson las heridas del amigo, pero engañosos los besos delenemigo” (Prov 27,6).

4.- Perdonar las injuriasSe trata no sólo de una obra de misericordia sino

de un deber cristiano ligado a la radicalidad evangé-lica con la que Jesús vivió y murió, y al modo en quenos ha enseñado a rezar “perdónanos…como tam-bién nosotros perdonamos” (Lc 11,4). Siempre hay queperdonar, y en ocasiones, incluso es una obra demisericordia renunciar al derecho de desagravio, decompensación o castigo por algún mal que noshayan hecho. Es verdadera misericordia perdonargenerosamente a quien injuria, venciendo el mal conbondad y la inclinación natural a la venganza conamor fraterno.

5.- Consolar al tristeHay mucha tristeza y sufrimiento en los corazo-

nes humanos, debido a enfermedades, injusticias,conflictos familiares, sociales o económicos, y tam-bién a situaciones morales. Jesús nos muestra cons-tantemente en el evangelio su compasión y ternura

hacia todos los que sufren, y los convierte en obje-to de su amor preferencial y del anuncio de sus bie-naventuranzas. Él mismo consoló a muchos y buscóel consuelo en Getsemaní: “Mi alma está muy tristehasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” (Mt26,38) Consolar y ayudar al afligido es la hoja de rutaque Jesús ha marcado para la Iglesia de todos lostiempos.

6.- Sufrir con paciencia los defectos delprójimo y las adversidadesTodos tenemos muchos defectos –unos natura-

les y otros adquiridos- que pueden molestar a losdemás: faltas de educación, descuidos, culpas… SanPablo invita a los cristianos a vivir esta obra de mise-ricordia: “Sobrellevaos mutuamente con amor” (Ef 4,2).La sola justicia no garantiza la paz y la convivencia.Para que exista paz, amistad, familia, sociedad… serequiere esta misericordia hacia quienes con susflaquezas son ocasión de sufrimientos.

7.- Rezar por los vivos y por los difuntosSe trata quizá de la obra de misericordia espiri-

tual que practicamos con mayor facilidad y frecuen-cia. La Iglesia vive de la mediación e intercesión deJesucristo y del don de su Espíritu (Cf. Heb 7,24-25).No duda del poder de la oración, como nos recuer-da el apóstol Santiago: “orad unos por otros para queseáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograrmucho” (5,16). Los cristianos podemos y debemosorar por vivos y difuntos con sencillas oraciones, ysobre todo, en la oración litúrgica, en nombre deJesús y con toda la Iglesia, a través de la cual se sig-nifica y se realiza la función sacerdotal de Jesucristo,que es la santificación de los hombres (cf. SC 7). Estaobra de misericordia está íntimamente unida a unaverdad de nuestra fe: la comunión de los santos. Orarunos por otros, pidiendo también por los difuntos,es una confesión de nuestra fe y de nuestro ser. Lacomunión de los santos, afirma el Catecismo, esprecisamente la Iglesia (n. 946).

Ayudar al prójimo mediante estas obras de mise-ricordia no es “perder el tiempo”, es ofrecerlo gene-rosamente a los hermanos, al estilo de Jesucristo, yganarlo para la eternidad. Las obras de misericordianos ayudan a vivir conscientemente en la Iglesia, ycomo ella nos enseña, al servicio de los necesitadosque es la senda de la vida.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 30

31

Papa Francisco, Bula Misericordiae Vultus

Secundando los deseos del Papa Francisco debe-mos hacer un esfuerzo especial durante este año de lamisericordia por vivir y practicar la misericordia, el másfiel reflejo del amor de Dios.

No podemos olvidarnos de que el hombre es unser material y espiritual al mismo tiempo o, en otraspalabras, un espíritu encarnado. Nuestro SeñorJesucristo asume la naturaleza humana en su encarna-ción, por ello no debemos olvidar el entorno material,corporal, en el cual vivimos y desarrollamos nuestravocación de cristianos. Quizás durante algún tiempo seoscureció en la predicación cristiana, perdiendo la fide-lidad al auténtico mensaje del evangelio, el aspectocorporal de la santificación. El Papa nos recuerda,siguiendo la más clara tradición la necesidad de atendera las necesidades materiales de nuestros hermanos,tanto en la Bula Misericordiae Vultus, como en su cartaencíclica sobre el cuidado del mundo en el que vivimos.

Las obras de misericordia corporales aparecen, ensu mayoría, en la lista hecha por el Señor en su descrip-ción del Juicio Final (Mt. 25,31-46)

COMPRENDER Y VIVIR LAS OBRAS DEMISERICORDIA CORPORALES

D. José Ángel Feijóo Mirón

“Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione duran-te el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales yespirituales. Será un modo para despertar nuestra concien-cia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza,y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio,donde los pobres son los privilegiados de la misericordiadivina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras demisericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos ono como discípulos suyos. Redescubramos las obras demisericordia corporales: dar de comer al hambriento, darde beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al foraste-ro, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a losmuertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espiri-tuales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que nosabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar lasofensas, soportar con paciencia las personas molestas,rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.

1. “Tuve hambre y me disteis de comer” “Tuve sed y me disteis de beber”:Se complementan estas dos primeras obras

de misericordia. Se refieren a la ayuda en lo indis-pensable para poder vivir cada día. Todos somossensibles a la necesidad de comer de los másnecesitados; nadie negamos un bocadillo o algode comida a quien nos lo solicita. Desde lasparroquias y desde el comedor de Caritas aten-demos en esta necesidad básica a muchas perso-nas. ¿Cómo podemos mejorar esa atención?,¿puedo colaborar en mi parroquia, en el come-dor de Caritas dedicando mi tiempo como volun-tario?, ¿puedo colaborar económicamente a sos-tener esa ingente labor?

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 22:48 Página 31

32

2. “Fui forastero y me hospedasteis”:En la antigüedad dar posada al peregrino era una

cuestión de vida o muerte dada la peligrosidad delos caminos. En la actualidad hay muchos forasterosen nuestra sociedad, pensemos en el gran númerode inmigrantes que hemos acogido durante los últi-mos años, en los refugiados que el Sto. Padre tam-bién nos invita a acoger. Tenemos que seguir apo-yando el esfuerzo que se hace desde Caritas paraponer a disposición de estas personas distintasviviendas y los recursos necesarios para que puedanllevar una vida digna, pero seguramente tambiénpodemos hacerlo mejor. ¿Me cuesta aceptar al quees distinto de mí?, ¿lucho contra esa difusa opiniónde que se queden en sus países, de que hay muchosdelincuentes entre ellos, de que nos quitan nuestrotrabajo…?

3. “Estuve desnudo y me vestisteis”:Se trata de paliar otra necesidad básica. En

muchas de nuestras parroquias se recoge ropa, elropero diocesano de Caritas recoge y reparteingentes cantidades de ropa. También aquí pode-mos mejorar: quizás a la hora de entregar nuestraropa sería bueno pensar si damos la que nos sobrao está en tales condiciones que ya no nos la pone-mos, o damos de la que todavía nos puede ser útil;si la entregamos lavada y limpia o de cualquiermanera, si podemos dedicar algo de nuestro tiem-po para ayudar en esta labor.

4. “Enfermo y me visitasteis”:Se trata de una verdadera atención a los enfer-

mos dedicándoles tiempo y cariño. ¿Cuántos ancia-nos, muchas veces solos o enfermos viven a nues-tro lado?, ¿les ayudamos a realizar sus pequeñosquehaceres?, ¿estamos con ellos algún tiempo másque una mera visita de compromiso?. La ventaja denuestras comunidades parroquiales es que sonpequeñas y es fácil conocer quien está enfermo osolo en casa. Recordemos la parábola del BuenSamaritano.

5. “En la cárcel y vinisteis a verme”:Nos puede parecer más difícil esta obra de mise-

ricordia, pero sigue habiendo personas que dedicanalgo de su tiempo a compartir con los reclusos dis-tintas actividades. En Caritas diocesana, en colabo-ración con el capellán de prisión, existe un recursodomiciliario para que puedan estar allí reclusos oexreclusos y sus familias, para poder paliar las difi-cultades que supone reinsertarse en la vida fuera deprisión. ¿Puedo ayudarles?, ¿estaría dispuesto apasar una tarde con alguna de estas personas?, ¿hayen mi entorno alguna persona o familiar que estépasando por esta situación?

6. Enterrar a los muertos:Es la única obra de misericordia corporal que no

aparece en la descripción del Juicio Final. Cristo notenía sepultura, un buen amigo, José de Arimatea, lecedió su sepulcro. Nuestro cuerpo es “templo delEspíritu Santo” (1 Cor.6,19), por ello el respeto quemerece. Hoy parece un mandato superfluo, porquetodos los difuntos son enterrados, pero quizáspodemos vivir mejor las obras de misericordia espi-rituales conectadas con esta: consolar al triste yrezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Examinemos nuestra conciencia y la

de nuestras comunidades para ver

cómo podemos mostrar mejor el

rostro de Dios misericordioso a los

que nos rodean, cómo podemos vivir

mejor personalmente esa atención a

los más necesitados, cómo podemos

contribuir a que las distintas

actividades de caridad que se

realizan en nuestra iglesia diocesana

y en nuestra parroquia lleven la

impronta del amor misericordioso

de Dios y cómo puedo

comprometerme más, en concreto,

aquí y ahora.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 32

33

Caminos de misericordia en la acciónEl criterio de actuación en familia ha de ser mise-

ricordiosa. La misericordia ha de ser el lenguaje que,a través de la ternura y el perdón, tiñe la vida delmatrimonio. No hay relación matrimonial que resis-ta si cada uno lleva cuenta del mal que, voluntaria oinvoluntariamente, hace el otro. Del mismo modo,no hay relación entre hermanos que resista a la faltade misericordia. Esta misericordia en familia sedifracta, como arcoíris, en diversas acciones queestán presentes en el la parábola del BuenSamaritano (Lc 10, 25ss.). a. El samaritano, a diferencia del levita y del sacer-

dote, ve al herido y le mira. Del mismo modo, laprimera acción misericordiosa con mi esposa,con mi esposo, con mis hijos, es la de mirarles, lade darme cuenta de que están ahí ante mí, deque su vida me incumbe. Esta mirada no puedeser indiferente sino amorosa: la misma miradaque se tuvo hacia el otro (mi esposa, mi esposo,mi hijo, mi hermano) la primera vez que les vi. Setrata, por tanto, de una mirada tierna, admirada,con asombro.

b. Tras mirar, el samaritano se conmovió. Tambiénen familia, la misericordia implica conmovermecon la presencia del otro, dejarme descentrarpor él, dejarme afectar por él. De este modo,me hago sensible a su dolor y a su alegría y mepermite ponerme en su punto de vista.

c. Narra el pasaje evangélico que tras conmoverse,el samaritano se acercó a la otra persona. El acer-camiento al otro en mi familia, el tomar la iniciati-va de aproximarme al otro constituye una formaelemental de misericordia. Y este acercamientoha de ser exterior, mediante el bálsamo de la ter-nura en el abrazo, en el beso, pero también inte-rior, mediante la actitud de escucha al otro, deatención al otro.

d. El samaritano de la parábola vendó las heridasdel viajero. Del mismo modo, en familia hemosde ejercer la sanación con los otros, el cuidar yvendar las heridas de los otros, sobre todo cuan-do quizás se las hemos hecho nosotros mismos.Sanamos al otro cuando escuchamos su dolor,cuando le damos espacio, cuando potenciamos

CAMINOS DE MISERICORDIA EN FAMILIADn. Xosé Manuel Domínguez Prieto.

La viga maestra que sostie-ne la vida de la familia cristiana

es la misericordia. Sin miseri-cordia no es posible ni vida

cristiana ni vida familiar, puesfaltando misericordia, la vida

humana se infernaliza.

Dice Santa FaustinaKowalska (Diario, 742) que Cristo

le reveló que la misericordiacon los demás se puede ejer-

cer de tres maneras: mediantela acción, mediante la palabra ymediante la oración. Justo estas

son las tres vías de ejercer lamisericordia en la familia.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 33

34

Caminos de misericordia por la oraciónLa oración constituye otra forma esencial de vivir la

misericordia en familia. Y, de entre los diversos tipos deoración que nunca deben faltar (alabanza por el regalode mi familia, agradecimiento por tanto don que meentrega a través de mi familia), la misericordia se ejer-ce orando principalmente intercediendo al Señor porellos. Mucho puede la oración de la madre o del padrepor los hijos (¡recordemos a Santa Mónica!).Intercediendo unos por otros, vivimos en familia lacomunión de los santos y pedimos para que, más alláde la ayuda mutua que nos prestamos por amor y porjusticia, Dios nos ayude a todos. Sin Cristo no pode-mos hacer nada: tampoco educar bien, ni amar en ple-nitud al propio cónyuge, ni acercar a nuestros hijos aDios, ni vivir con alegría y paz en medio de las dificulta-des del día a día en familia.

¿Por qué ser misericordioso?¿Por qué vivir estas actitudes en familia? ¿Por razo-

nes éticas? ¿Para mejorar nuestra inteligencia emocio-nal? ¿Para lograr una familia más armónica? Ninguna deestas es la razón definitiva. Vivir la misericordia en lapropia familia es la respuesta adecuada ante la miseri-cordia Dios mismo ha tenido con cada uno de losmiembros de mi familia, a la presencia de Dios, quenos ha regalado una familia y se nos ha regalado Élmismo.

Un don tan grande como esnuestra familia, fuente inagota-ble de amor, canal de transmi-sión de la ternura de Dios acada uno de nosotros, se nosregala para su difusión y nues-tra conversión. Si en mi familiasoy perdonado en lo mucho,¿cómo no voy a perdonar aotros en lo poco? Si en mi fami-lia soy acogido incondicional-mente, ¿cómo podré despuésrechazar a otros? Si en mi fami-lia recibo tanto amor, ¿cómopuedo odiar a otros? Si en mifamilia recibo dulzura, ¿cómopuedo luego mostrar anteotros un corazón duro?

sus fortalezas, cuando promovemos su auto-nomía, cuando afirmamos su autoestima.

e. Pero, al final, el samaritano dejó al otro en laposada, le dejó ser él. Este también es unmomento del amor y de la misericordia. Puestodo amor está hecho de sístole y de diásto-le, de contacto y de retirada, de ser contigo ydejarte ser. Ni ignorar al otro ni sobreprote-gerle son formas de cariño. Dejar espacio a mihijo, a mi esposa o a mi esposo para que seanquienes están llamados a ser también es ejer-cer con ellos la misericordia. Así imitamos elamor de Dios, que nos crea como crea el marla playa: retirándose.

Caminos de misericordia por la palabra La palabra constituye el segundo modo de

ejercer la misericordia con los miembros de mifamilia. Porque con la palabra puedo consolar ami esposo, a mi esposa, a mi hijo. Con la palabrapuedo animar, alabar, valorar, corregir. Con mipalabra puedo agradecer al otro lo mucho queme da, pedir perdón y perdonar. Y, sobre todo,con la palabra puedo decir ‘te quiero’. De estamanera, también mi palabra es para mi familiasanación, caricia, consuelo… Y la de ellos paramí. La palabra, en fin, es la que permite elencuentro, la comunidad.

Pastoralia 50_v4: Pastoralia 16 02/02/16 00:36 Página 34

El logotipo elegido, obra del Jesuita Marko I. Rupnik, esun verdadero compendio teológico de la misericordia y dellema que lo acompaña. Con el lema, tomado de Lc 6,36:“Misericordiosos como el Padre” se propone vivir la misericor-dia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y nocondenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6,37-38).

Así, muestra, al Hijo que carga sobre sus hombros alhombre extraviado, recuperando así una imagen muyapreciada en la Iglesia antigua, ya que indicaba el amor deCristo que lleva a término el misterio de su encarnacióncon la redención. El dibujo destaca al Buen Pastor que tocaen profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor

capaz de cambiarle la vida. Además, es inevitable notar undetalle particular: el Buen Pastor con extrema misericordia

carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden conlos del hombre (así observamos dos rostros y solo tres ojos).Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo deCristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, lapropia humanidad y el futuro que lo espera, contemplandoen su mirada el amor del Padre. La escena se coloca dentrode la mandorla que es también una figura importante en laiconografía antigua y medieval por cuanto evoca las dos natu-ralezas, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concén-tricos, de color progresivamente más claro hacia el externo,sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuerade la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la pro-fundidad del color más oscuro sugiere también el carácterinescrutable del amor del Padre que todo lo perdona.

Comprenderlo y meditarlo nos ayudará a sentir en nues-tro interior el deseo de ser cada día más misericordiosos eimitar a nuestro patrono San Martin, que supo partir su capapara remediar la desnudez de aquel pobre. A el pedimos nosayude a practicar, con intensidad mayor en este año jubilarde la misericordia, las obras de misericordia, con la oracióncolecta del día de su fiesta:

35

PARA COMPRENDER EL LOGOTIPO DEL AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA

Oh Dios, que fuiste glorificadocon la vida y la muerte de tu obispo san Martín de Tours,

renueva en nuestros corazones las maravillas de tu graciapara que ni la vida ni la muerte

puedan apartarnos de tu amor. Amén

El Papa Francisco en la Exhortación apos-tólica Evangelii gaudium, que es como elprograma de su pontificado, ya nos revela elsentido del Año Santo de la Misericordia:“La Iglesia vive un deseo inagotable de brindarmisericordia, fruto de haber experimentado lainfinita misericordia del Padre y su fuerza difu-siva” (EG 24). Y en la Bula de convocatoriaMisericordiae vultus, hace suyas aquellaspalabras de Juan XIII, cuando al convocar elConcilio afirmaba: “En nuestro tiempo, laEsposa de Cristo prefiere usar la medicina de lamisericordia y no empuñar las armas de laseveridad” (MV.4)

Todos los hijos de la Iglesia somos con-vocados a cruzar la puerta de la misericordiay, con ese gesto, expresar nuestro deseo derenovar nuestra vida convencidos de que “lacredibilidad de la Iglesia pasa a través delcamino del amor misericordioso y compasivo”(MV.10)

Dn. Francisco Pernas de Dios

Interiro contra.qxp_ Pastoralia 16 03/02/16 00:34 Página 3