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Pablo Miranda EL TRABAJO DEL PARTIDO ENTRE LAS MASAS Marzo 2015 Ediciones Vanguardia Roja / Biblioteca marxista Sergio Barrios Publicación digital

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El trabajo del Partido entre las masas, de Pablo Miranda, fue publicado inicialmente por el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) en 1995 y a través de la colección titulada Biblioteca del militante. Todo indica que trece años después (2008), en el marco de la celebración por su trigésimo aniversario, el Partido Comunista de México (marxista-leninista) realizó una segunda publicación de este importante material; no obstante, ni la primera ni la segunda edición son fáciles de conseguir en los tiempos actuales. La Biblioteca Marxista Sergio Barrios obtuvo una copia del folleto original, lo digitalizó y lo colgó escaneado para disposición de todas y todos aquellos interesados, por medio de su cuenta de facebook. Sin embargo, el equipo de la BMLSB ha procurado reunir la profundidad, digeribilidad y sencillez popular del folleto del camarada Pablo Miranda con una versión ligera en kilobytes. Es por ello que se honra en poner en sus ordenadores la presente edición.

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Pablo Miranda

EL TRABAJO DEL PARTIDO ENTRE LAS

MASAS

Marzo 2015 Ediciones Vanguardia Roja / Biblioteca marxista Sergio Barrios Publicación digital

Pablo Miranda

Marzo 2015 Ediciones Vanguardia Roja / Biblioteca marxista Sergio Barrios Publicación digital

Sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario

Lenin, ¿Qué Hacer?, 1902

Pablo Miranda

El trabajo del Partido entre las masas, de Pablo Miranda, fue publicado inicialmente por el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) en 1995 y a través de la colección titulada Biblioteca del militante. Todo indica que trece años después (2008), en el marco de la celebración por su trigésimo aniversario, el Partido Comunista de México (marxista-leninista) realizó una segunda publicación de este importante material; no obstante, ni la primera ni la segunda edición son fáciles de conseguir en los tiempos actuales.

La Biblioteca Marxista Sergio Barrios obtuvo una copia del folleto original, lo digitalizó y lo colgó escaneado para disposición de todas y todos aquellos interesados, por medio de su cuenta de facebook. Sin embargo, el equipo de la BMLSB ha procurado reunir la profundidad, digeribilidad y sencillez popular del folleto del camarada Pablo Miranda con una versión ligera en kilobytes. Es por ello que se honra en poner en sus ordenadores la presente edición.

EL TRABAJO DEL PARTIDO ENTRE LAS MASAS La historia es obra de las masas populares nos señala inequívocamente el materialismo histórico y lo confirma la vida. El ABC del marxismo-leninismo nos enseña que las masas populares, incluida la clase obrera, no son conscientes de su rol histórico, no generan espontáneamente su consciencia política; que en su vida, en su pensamiento, la necesidad del cambio, de la transformación social, del socialismo subyacen como tendencia, como anhelo; que la conciencia política es consecuencia del trabajo organizado y consciente de los partidos políticos; en el caso de la clase obrera, de la actividad del partido revolucionario del proletariado, del Partido Comunista Marxista Leninista.

La relación partido masas es el núcleo de la actividad comunista

En el curso de su actividad revolucionaria, a lo largo de más de treinta años, nuestro Partido se ha esforzado por trabajar en correspondencia con estos principios fundamentales.

Lo más importante de su actividad ha estado relacionado con el hacer de la clase obrera y las otras masas populares. En este proceso ha acumulado importantes experiencias, ha alcanzado victorias pequeñas y significativas, ha cometido errores y falencias. Todo ello es el acervo revolucionario del Partido, nos es muy útil en la marcha ascendente hacia el poder, en el proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias.

Es necesario ahora que reflexionemos sobre nuestra propia experiencia, que saquemos las lecciones que nos permitan avanzar más rápidamente, en profundidad y extensión. En esta actividad que hace ya parte de la historia de la revolución ecuatoriana y desde luego parte de la historia del Partido, hemos ido dando forma, elaborando, una línea de masas revolucionaria. Apoyados en los principios universales del marxismo-leninismo, en el conocimiento de las experiencias de otros partidos hermanos y de otros procesos revolucionarios y, abstrayendo nuestra propia experiencia, recogiendo la tradición de lucha de la clase obrera y de los pueblos del Ecuador, la actividad de cientos y cientos de comunistas y revolucionarios a lo largo y ancho del país y en distintas condiciones sociales y políticas

Pablo Miranda

hemos dado forma a esa línea de masas. Se trata de una concepción, un estilo de trabajo del Partido que es necesario preservar, calificar y desarrollar incesantemente, para hacer de ella una poderosa herramienta para el trabajo revolucionario.

Contamos con una importante experiencia. Desde los primeros años del Partido nos involucramos activamente en el quehacer de la clase obrera y de las masas populares. El combate de los comunistas nunca estuvo separado de las masas. Este hecho marca una importante diferencia entre los marxistas y los revisionistas, entre los revolucionarios proletarios y los revolucionarios pequeño-burgueses. La teoría y la práctica de los comunistas ecuatorianos tuvieron siempre presente la concepción de que las masas son las hacedoras de la historia.

Ciertamente, a lo largo de nuestra actividad cometimos errores, sufrimos desviaciones.

El voluntarismo es ajeno a la política del proletariado La incidencia del foquismo en la actividad del Partido tuvo expresiones de voluntarismo y de vanguardismo que tendían a separarnos de las masas. El estudio del marxismo-leninismo, el conocimiento de las experiencias revolucionarias de otros países de América Latina, del Ecuador; los propios tropiezos que nos dimos; la lucha ideológica y más específicamente la Campaña de Proletarización que impulsáramos en los años de 1968-70 contribuyeron significativamente para que el partido, su dirección y la base corrigiéramos esas desviaciones y asumiéramos en la teoría y en la práctica los principios revolucionarios de la línea de masas.

El seguidismo y el asistencialismo, ideas extrañas

El maoísmo tuvo también incidencia en el trabajo de masas del Partido. Durante un período los comunistas ecuatorianos conceptuamos a las masas populares como poseedoras de una gran sabiduría, nos condolíamos de su situación calamitosa y nuestro trabajo adolecía de manifestaciones populistas, asistencialistas, inclusive, en determinados momentos y situaciones nuestra “proletarización” se expresaba en ir a vivir y sufrir materialmente como las masas vivían y

sufrían. En algunas ocasiones el partido tuvo posiciones seguidistas respecto de las masas. La asimilación ideológica del marxismo-leninismo, el mejor conocimiento de la realidad del país, los errores que cometimos y las dificultades que enfrentamos; la lucha ideológica y más particularmente el combate ideológico y político llevado consecuentemente contra el llamado pensamiento Mao Tsetung, su desenmascaramiento como una corriente revisionista y la demarcación de campos contribuyeron vigorosamente a la rectificación de estas desviaciones. El Partido se afirmó en las concepciones proletarias, también en el terreno del trabajo de masas. Posteriormente hemos cometido otros errores, adolecido de otras desviaciones.

La tendencia socialdemócrata se opone al marxismo-leninismo

Durante un período nuestra vinculación a la vida y al combate de las masas nos enfrascó en una práctica economicista. La actividad de los comunistas se desplegaba principalmente a la organización de la lucha reivindicativa. Acumulamos experiencias, adquirimos liderazgo, muchos camaradas se convirtieron en destacados dirigentes populares, pero la lucha de las masas se quedaba, en lo fundamental, en el terreno de la lucha por los objetivos inmediatos: salarios, estabilidad, tierras, derechos sociales y políticos, etc. Estas manifestaciones no proletarias en el pensamiento y la acción del partido alcanzaron la connotación de una desviación, de una tendencia. Por su naturaleza, sus particularidades y manifestaciones la hemos tipificado como una tendencia socialdemócrata. El esclarecimiento teórico-político, el mejor conocimiento del marxismo-leninismo y los combates ideológicos internos nos han permitido, en lo fundamental, confrontar estas manifestaciones ideológicas y políticas burguesas y pequeño burguesas que conspiran contra la naturaleza de clase del Partido y desvirtúan su labor con las masas populares. El combate ideológico y político a la tendencia socialdemócrata debe continuar desarrollándose en amplitud y profundidad, desenmascarando y arrinconando sus distintas facetas y expresiones hasta erradicarla de nuestra concepción y prácticas.

Hemos enfrentado, y continuamos haciéndolo, distintas manifestaciones ideológicas ajenas al proletariado que se expresan en el trabajo de masas.

Pablo Miranda

El sectarismo tiende a aislarnos de las masas El sectarismo que pugna por separarnos de las masas, que pretende que los comunistas somos poseedores de la verdad absoluta, que subestima a los demás, a las propias masas populares, pero principalmente a otros combatientes populares, inclusive a organizaciones revolucionarias, que subvierte el trabajo por la unidad popular y revolucionaria, es una desviación ideológica que venimos combatiendo y que es preciso erradicar de nuestra actividad.

El burocratismo anquilosa el trabajo revolucionario El burocratismo es también manifestación de la ideología burguesa y pequeño-burguesa que suele asaltar el trabajo del Partido; en algunos sitios y momentos se convierte en práctica dominante. El burocratismo nos separa de las masas, anquilosa el propio funcionamiento de las organizaciones de masas, las vuelve membretes, sus directivas se aíslan de las bases. El combate al burocratismo debe llevarse de manera consecuente y en forma permanente, ahora en la lucha por el poder y luego en el combate por mantener el poder.

El revolucionarismo pequeño-burgués entorpece la vinculación del partido con las masas

El revolucionarismo pequeño-burgués viene incidiendo en la vida y la actividad del partido y desde luego se expresa también en la relación partido-masas. Sus manifestaciones más evidentes son el personalismo, las poses autoritarias, la autosuficiencia. Los cuadros dirigentes de las masas, inclusive los comunistas que alcanzan esas responsabilidades, son susceptibles de asumir actitudes y comportamientos pequeño-burgueses. Entre ellos suele aparecer el carrerismo, que se convierte a veces en verdaderas disputas por sobresalir y destacarse como dirigentes populares. Claro está esas pugnas se desenvuelven abiertamente, involucran a los cuadros y a veces a las mismas masas. En algunas ocasiones el personalismo pequeño-burgués ha sido una de las fuentes de posturas ideológicas y políticas reñidas con la naturaleza del Partido e inclusive ha constituido una de las causas para las actividades fraccionalistas. La lucha contra el personalismo, en oposición al arribismo y al carrerismo

debe continuar desarrollándose al calor de la práctica social, debe involucrar al Partido, pero también a los activistas de las organizaciones de masas e inclusive a las propias masas.

El populismo y el caudillismo son concepciones y prácticas antimarxistas

Involucrados en la vida social y política de las masas, participando activamente en la política del país hemos conquistado un importante rol en la sociedad ecuatoriana de nuestros días. Apreciables sectores de los pueblos del Ecuador nos identifican como sus leales amigos, como sus organizadores y dirigentes. Nuestras propuestas políticas son acogidas, hechas suyas por importantes sectores de las masas populares. Nuestra participación en Alternativa Popular, en alianza con el MPD, es respaldada por más de doscientos cincuenta mil electores. El enemigo de clase nos ha identificado y combate como sus principales detractores; nos endilga la responsabilidad de todas las acciones del pueblo y los revolucionarios; nos inculpa de extremistas, de terroristas, etc. Todo esto significa que la influencia política que genera nuestra actividad es muy importante, pero la realidad registra también serias deficiencias y limitaciones, la principal: nuestra organización es aún pequeña, no crece, no se desarrolla en correspondencia con la influencia ideológica y política, con la actividad que realizamos.

Este contexto expresa claramente un serio problema ideológico y político.

En la práctica social los comunistas impulsamos la acción, el combate frontal de las masas con sus enemigos puntuales y estratégicos, somos abanderados consecuentes de la organización y la lucha popular y por eso el pueblo apoya nuestras propuestas, acoge y hace suyas nuestras políticas. En esa actividad nos esforzamos por educar a la clase obrera y al pueblo en el camino de la lucha, en la perspectiva del poder popular y el socialismo; en los últimos tiempos, inclusive, trabajamos persistentemente por destacar el rol protagónico de las masas en su organización y lucha. Más es evidente que descuidamos, que dejamos en planos secundarios nuestra actividad por la organización partidaria, la labor de reclutamiento de los mejores combatientes populares para las filas del Partido Marxista-Leninista, el trabajo de formación y desarrollo de nuevos y numerosos cuadros revolucionarios proletarios. Estas son manifestaciones populistas y

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caudillistas. El populismo visto al interior del Partido Comunista, en su

trabajo con las masas, se expresa en el menosprecio a la construcción del partido. Las masas se pueden dirigir por las personalidades, por los caudillos. La labor así desplegada se revierte en el reconocimiento de las masas al jefe, en el aplauso y el cariño, en la confianza, en las alabanzas y ditirambos. El comunista que ejerce la labor pública, que es objeto de este reconocimiento, se envanece, se vuelve autosuficiente, a veces autoritario, por eso populismo y caudillismo van de la mano, son desviaciones ideológicas pequeño-burguesas que nos hacen grave daño y que es necesario erradicar de nuestras mentes y de la actividad revolucionaria.

Estas manifestaciones extrañas a la ideología y la política proletarias se pueden convertir en una concepción. Actualmente tienen la magnitud de una tendencia y deben y pueden ser combatidas y vencidas. Para que eso ocurra lo principal es la afirmación del partido y sus militantes en la ideología proletaria, en la concepción materialista de la historia, en el papel de las masas y de los individuos en el rol del partido; la lucha ideológica por desenmascarar esas concepciones y prácticas; y la activa participación en la lucha revolucionaria asidos a los principios del marxismo-leninismo.

Por una línea de masas revolucionaria La relación Partido-Masas es la clave para la organización de la revolución. Las formas, las metodologías, la propia acción de las masas y del partido, los resultados inmediatos y la perspectiva hacen parte de la línea de masas revolucionaria.

Cuando afirmamos que el Partido cuenta con una rica tradición en sus relaciones con la clase obrera y las masas populares nos referimos a la experiencia histórica, a los éxitos alcanzados que si bien son poco numerosos y limitados, en su sumatoria tienen una importante significación; también nos referimos a las vicisitudes, a las incomprensiones, a la insuficiente asimilación del marxismo-leninismo, a los errores y desviaciones ideológicas y políticas que hemos anotado brevemente y que a pesar de su magnitud y trascendencia no han cambiado la naturaleza de clase del Partido ni lo han apartado de las masas que son la razón de su existencia.

Una cuestión está clara. El Partido Comunista Marxista Leninista ha pugnado siempre por dirigir su vida y actividad según el principio de

la lucha de clases. Inmersos en esa labor, el proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias nos ha permitido alcanzar importantes posiciones que debemos defender, consolidar y desarrollar. Ese cometido se puede alcanzar potenciando uno de sus más importantes puntales, la relación partido-masas.

La relación Partido-Masas se expresa en la concepción y la práctica de la línea de masas revolucionaria.

Masas, partido, jefes

Una primera cuestión es la concepción del Partido sobre el papel de las masas en la historia, sobre el rol del individuo.

El marxismo-leninismo nos enseña, y la vida lo ha ratificado a través de los siglos, que el proceso productivo y consecuentemente el progreso social y material, la investigación y la experimentación científicas, que los cambios, las trasformaciones sociales obra son de las masas.

Son los hombres, como entidad social, los gestores del devenir histórico.

La historia de la humanidad desde la aparición de la propiedad privada y de las clases sociales es la historia de la lucha de clases. La confrontación y lucha entre las clases antagónicas en la sociedad determina el desarrollo social y material, el progreso. En la época del imperialismo y las revoluciones proletarias la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado.

En la sociedad capitalista, de todas las clases explotadas, el proletariado es la clase más consecuente y revolucionaria, la clase que está al centro de la época, la que por su rol en la producción y en la investigación y experimentación científicas, por su papel en la sociedad, por su organización y práctica social, por su experiencia histórica y política representa los intereses actuales de todas las clases y capas sociales explotadas y oprimidas y los proyecta a su resolución definitiva, porque su propia liberación no se puede realizar plenamente sino se liberan todos los explotados, en definitiva si no se libera la humanidad entera.

Las clases sociales trabajadoras constituyen las masas populares, los pueblos que son subyugados por el imperialismo como sistema.

La liberación social y nacional tiene que ser obra de las masas populares, de los pueblos y naciones oprimidas. Ellos son los

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protagonistas, los actores. Conforme lo resumieron Marx y Engels la «liberación de los trabajadores obra tiene que ser de los trabajadores».

Las masas populares para organizarse y luchar por su liberación requieren de guías, de educadores, de organizadores, de jefes. Los dirigentes de las clases son de distinta naturaleza según los propósitos que los animan. Para la lucha política, para la lucha por el cambio, por el poder, esos organizadores están nucleados en el Partido Comunista Marxista Leninista.

El Partido político de la clase obrera juega un papel determinante en el proceso revolucionario. Se expresa de manera general en la tarea de fundir el socialismo científico con el movimiento obrero y popular. Esto significa elaborar la política revolucionaria y llevarla a las masas para su aplicación. Las masas populares, sin contar con una política revolucionaria certera, a pesar de su heroicidad y combatividad no pueden alcanzar sus objetivos estratégicos; pueden luchar, sufrir vicisitudes, inclusive lograr conquistas y éxitos importantes, pero el objetivo final de su liberación social y nacional no será alcanzado. Para que ello ocurra requieren el papel del Partido.

El Partido es una organización política. El Partido marxista-leninista es un sistema único de organizaciones. Actúa como un todo, con una sola línea, bajo una sola dirección, con gran unidad de pensamiento y de voluntad. Cada una de las organizaciones del Partido está integrada por personas.

Las masas populares son la expresión de millones de seres que trabajan, sueñan, piensan, poseen intereses, se organizan y luchan.

El papel del individuo en la historia es una cuestión que tiene en cuenta y valora trascendentemente el materialismo histórico. Los hombres como entes sociales actúan motivados por intereses materiales. La consecución de esos intereses les impulsa a tomar posiciones frente a los otros hombres. En la sociedad de clases, los hombres pertenecientes a la misma clase identifican sus intereses entre sí, se unen, luchan contra los mismos enemigos y buscan similares intereses. Los hombres individualmente considerados expresan en su concepción y en sus actividades los intereses de su grupo.

Los seres humanos en la situación que ocupan en la producción, tanto como en la relación entre sí, entre las clases sociales, entre los hombres destacan sus cualidades individuales.

Las características personales, las aptitudes, hacen de los

hombres entes sociales útiles. De esta manera aparecen en la práctica social los cuadros técnicos, científicos, los cuadros políticos, los organizadores, los líderes, los dirigentes los jefes.

La revolución social del proletariado cuenta con un gran jefe colectivo, con un organizador, educador, agitador, dirigente político y militar. Se trata del Partido Comunista.

El Partido revolucionario del proletariado es un continente y un contenido. Está integrado por hombres y mujeres que han asumido su concepción y luchan por llevarla a la práctica. Cada organismo del Partido representa, resume en su ámbito, todas las cualidades y asume todas las responsabilidades del Partido.

Cada militante en su vida, en su pensamiento y en su accionar es el Partido, es la expresión de una concepción filosófica, política, económica y cultural, es la praxis de una postura revolucionaria.

Los comunistas valoramos al hombre, al individuo, en alto grado. Como parte de la sociedad da su contribución en el devenir histórico. El individuo consciente de su rol, compenetrado de la ideología de la clase obrera, adueñado de su política, comprometido con el marxismo- leninismo representa al militante, al comunista, al combatiente abnegado por la causa de la revolución y el socialismo. Como comunista, como revolucionario proletario, el individuo es parte indispensable del proceso revolucionario, es un organizador, un jefe, un líder.

El partido comunista trabaja para la forja de numerosos cuadros, de destacados dirigentes de las masas populares, de valerosos tribunos populares, de vigorosos líderes; hombres y mujeres que jueguen un rol sobresaliente en la lucha social, que aglutinen a su alrededor con su actitud y su práctica a otros combatientes, que se ganen el respeto y el cariño de las masas.

En definitiva, trabajamos para desarrollar nuevos y numerosos jefes revolucionarios.

Masa, partido, jefes, una sola unidad, una sola voluntad, una práctica social revolucionaria.

Llevar la política del Partido a las amplias masas

Una segunda cuestión dice relación a cómo el Partido puede llegar con su política a las masas.

Si tenemos presente que la revolución es una necesidad histórica, que el deseo de cambio, que la tendencia revolucionaria al

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socialismo, están latentes en la clase obrera y las masas populares; si consideramos que el Partido ha elaborado una línea política revolucionaria, guiada por el marxismo-leninismo, que responde a las condiciones materiales de la sociedad ecuatoriana de nuestros días y establece las orientaciones generales para la organización de la revolución, lo más importante será cómo el Partido puede aplicar esas líneas maestras, esas orientaciones estratégicas en la realidad social y política actual, en una realidad que es compleja y cambia aceleradamente; es decir, cómo hacer política todos los días, política que sirva para los problemas coyunturales, pero que tenga la mira en los objetivos estratégicos, en la conquista del poder.

En este proceso el Partido cuenta con importantes experiencias, está en capacidad de recrear su línea política, debe hacerlo con mayor pericia y oportunidad.

El Partido tiene como propósito central organizar la revolución y para ello debe hablar para la clase obrera, pero también para todo el pueblo; debe decir su voz a la opinión pública, debe hacerlo utilizando todos los recursos; la expresión de todos y cada uno de los dirigentes de las masas, sindicales y políticos, de los cuadros naturales de las masas, del dirigente del sindicato de base y de la central sindical nacional, del presidente del curso y del dirigente nacional de la Federación, de los voceros del partido, de la juventud, etc. Todos ellos deben hablar de las mismas cuestiones y en igual sentido, todos ellos deben hacerlo con sus particularidades, con su estilo, teniendo en cuenta a sus interlocutores. Se trata de una orientación política general que llega al pueblo simultáneamente desde distintos ángulos, con diversos lenguajes y utilizando todos los medios, los propios y los medios de comunicación colectiva, la radio, la prensa y la televisión. De esta manera daremos una alternativa a las dificultades que nos oponen los altos costos de la propaganda política. Estaremos en varios sitios y momentos y en gran número, llegaremos a apreciables sectores de masas.

Nuestro punto de vista no es sólo una opinión, es ante todo una orientación, un planteamiento político que debe ser convertido en acción, en lucha, por las masas trabajadoras. Por tanto decir nuestra voz al conjunto de la sociedad, agitarla con nuestra propuesta, es sólo una parte de la actividad revolucionaria. Debemos avanzar y concentrar los esfuerzos en los sectores sociales con los cuales trabajamos, en las bases de las organizaciones de masas donde tenemos responsabilidades de dirección. Debemos llevar la política del

partido a las masas a través de sus problemas y aspiraciones.

La lucha popular fortalece el movimiento revolucionario de masas

Organizar la revolución es una tarea cotidiana y se expresa en la propaganda, en la educación política, en el combate de las masas dirigidas por los comunistas. La propuesta puntual que elaboramos y que tiene carácter político o reivindicativo está en directa relación con los problemas, las aspiraciones de las masas y la actitud autoritaria y represiva del enemigo de clase; cuando se expresa en lucha y enfrenta a los enemigos concretos de las masas se convierte en una escuela de educación política, en un ensayo de lo que será la lucha frontal por el poder, contribuye a la forja del movimiento revolucionario de las masas. Cuando en ese combate concreto los comunistas educamos a las masas señalando la naturaleza de clase de sus enemigos, la necesidad de la unidad de los explotados para oponemos a los explotadores; que la solución definitiva de los problemas y necesidades se dará con la conquista del poder popular; cuando propagamos al Partido, cuando ganamos a las masas para su política general; cuando aprovechamos el combate para nuclear a los combatientes populares destacados en las filas del Partido; cuando organizamos la autodefensa, estamos haciendo de ese combate particular una batalla revolucionaria, un paso adelante en el proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias, estamos en los hechos organizando la revolución. Si esto lo hacemos en cada combate particular, si lo proyectamos en las luchas generales, si nos evidenciamos en escala nacional, nuestro avance será más sostenido.

Reivindicar la política, la organización y los cuadros del Partido

Desde hace algún tiempo venimos insistiendo en la orientación de dar la cara, de hacernos cargo de la lucha, aún de los excesos de las masas.

Esto tiene que ver con la decisión de superar manifestaciones de la tendencia socialdemócrata que pugna por encerrarnos en la lucha reivindicativa; que cuida de los resultados materiales de la acción concreta en detrimento de la lucha política general; que

Pablo Miranda

pretende ocultar la presencia de los comunistas para, supuestamente, no asustar a las masas, no alertar al enemigo.

Responde también a la necesidad política de acumular fuerzas, de ganar para las fuerzas propias de la revolución el cariño, el respeto y la confianza de las masas, de superar un estadio de la vida política nacional en el cual los revolucionarios, los comunistas combatíamos, poníamos los muertos, y era la socialdemocracia, la oposición burguesa de turno, la que se alzaba con el descontento y la inconformidad del pueblo.

Cuando insistimos en la directiva de dar la cara tenemos en cuenta la necesidad y la tarea de promocionar la política del partido, las organizaciones sociales y políticas que hacen parte de las fuerzas propias de la revolución, y a los compañeros y camaradas que cumplen el rol de dirigentes públicos de las masas.

La relación partido-masas se expresa en esencia en la vinculación de cada comunista con un sector de ellas. El trabajo de los militantes, su perseverancia y abnegación, su capacidad e iniciativas, su consecuencia con los intereses del pueblo, los convierte en un referente político, en un organizador y dirigente de las masas, en un modelo para el resto de combatientes populares, en la expresión de lo que será el hombre nuevo, el hombre de la revolución y el socialismo.

La organización y la lucha de las masas requieren de políticas específicas, exigen también la actividad de actores concretos.

Los comunistas debemos estar en capacidad de identificamos con los intereses de las masas, con sus sectores más avanzados.

Debemos trabajar con perseverancia para llegar a ellas con la política del Partido.

El debate y la consulta con las bases destacan el protagonismo de las masas

La experiencia de los últimos años de promover la discusión entre las masas de sus problemas y aspiraciones, de sus puntos de vista sobre la situación concreta, sobre las cuestiones nacionales, sus criterios acerca de cómo enfrentarlos y resolverlos, etc. La labor de los comunistas por conseguir que las masas resuelvan en debate abierto qué hacer, cómo hacer y que asuman la decisión de trabajar en conjunto por sus resoluciones está significando, en los hechos, que las masas son protagonistas conscientes de su acción, de la lucha por resolver sus problemas, de la actividad política revolucionaria que

están desarrollando. De otro lado, la práctica de los comunistas que tenemos

responsabilidades de dirección en las organizaciones de masas, de consultar a las bases sobre todas las decisiones, de mantener una estrecha relación entre la dirección y la base, de pedir la opinión y la sugerencia y receptar las inquietudes y los reclamos, está forjando un nuevo tipo de organización sindical y de masas, está marcando una línea de diferenciación entre el trabajo de los comunistas y la dirigencia sindicalera, establece nítidamente las posiciones opuestas entre los comunistas y los burócratas sindicales y demás oportunidades y revisionistas.

La rendición de cuentas afirma nuestro trabajo con las masas

La rendición de cuentas es otra de las orientaciones para el trabajo de masas revolucionario. Se trata de que el Partido como tal, las fuerzas propias de la revolución como entidades organizativas y políticas, las organizaciones de masas donde los marxistas-leninistas tenemos responsabilidades, deben dar información detallada de sus gestiones políticas, de sus actividades cotidianas, de sus responsabilidades, del manejo de las cuestiones materiales; deben hacerlo periódicamente, convertirlo en práctica regular, en parte del estilo de trabajo. Se trata también que esta práctica sea cumplida por los comunistas y revolucionarios, por los izquierdistas y demócratas que trabajan junto a nosotros, de manera personal. Los cuadros deben ir a las bases a rendir cuentas de sus responsabilidades, a recibir el mandato de sus electores, a renovar la relación ideológica, política y orgánica del partido con las masas. La rendición de cuentas es una obligación revolucionaria que se dirige de manera principal al sector de masas donde trabajamos, que se realiza directamente con el contacto físico en los sitios donde las masas realizan sus actividades, pero es también una rendición de cuentas que se cumple en relación con todas las clases y capas sociales revolucionarias, con la opinión pública.

Esta práctica nos asegura una vinculación estrecha con las masas, contribuye a educarlas políticamente, a destacar su protagonismo en las acciones.

Los sectores sociales con los cuales hemos trabajado con estas orientaciones se están educando políticamente, asumiendo su rol en el

Pablo Miranda

proceso de la transformación revolucionaria de la sociedad. El Partido está desarrollando un estilo de trabajo revolucionario en el que cuenta la opinión y el quehacer de las masas y también la actividad de los revolucionarios, de los comunistas.

Estas prácticas tienen que ver con la necesidad de superar, de combatir el burocratismo y el sectarismo. Persistiendo en ellas será posible el combate ideológico y político a estos vicios de la ideología pequeño burguesa que hacen mucho daño a la actividad revolucionaria.

La elaboración de las banderas de lucha, la propaganda de ellas entre las masas directamente interesadas en el combate, la labor tesonera por fortalecer la organización sindical o de masas, la conducción de las acciones reivindicativas y políticas de la lucha de las masas hace parte del movimiento social.

La educación política de las masas, tarea fundamental de los comunistas

En realidad estas actividades se desarrollan de manera intermitente entre la clase obrera y el campesinado, entre los pobladores de los barrios populares, entre los maestros y la juventud, y son importantes pero no son suficientes para darle las características de movimiento revolucionario de las masas.

Para que esto ocurra, para que la lucha de las masas populares se inscriba en el proceso revolucionario, es necesario que ellas (las masas) esclarezcan su comprensión respecto del carácter de clase de sus enemigos, entiendan la necesidad de combatir por el poder, reconozcan su fuerza presente, su potencialidad, identifiquen a sus verdaderos amigos y acepten la dirección del partido y de sus fuerzas.

Esta situación no se logra por decreto, es consecuencia de una actividad perseverante, de la propaganda revolucionaria, de la educación política y de la propia acción de las masas que se convierte en la mejor escuela.

Las masas aprenden en los momentos de lucha, en medio del huracán de la lucha de clases, lo que no alcanzaron a ver en decenas de años, lo que les dijeron los comunistas en meses y meses de actividad. Ese aprendizaje que da la experiencia, la vivencia propia de las masas requiere ser procesado, racionalizado, abstraído, asimilado como lección, convertido en parte del acervo popular.

La teoría del conocimiento nos enseña que la percepción

sensorial es la etapa inicial del proceso; una segunda cuestión es la aprehensión racional, el procesamiento de la información, la transformación en conceptos, en ideas, en sistema de pensamiento y; una tercera cuestión es la comprobación en la práctica social y luego una nueva labor de racionalización y práctica, así en un proceso que se desenvuelve en espiral, en una acumulación de conocimientos.

En esta actividad de comprensión y asimilación de su propia experiencia por parte de las masas, los comunistas debemos jugar un papel dirigente. Por la concepción filosófica que profesamos, por la comprensión global que tenemos de las cosas, por poseer la guía del marxismo-leninismo estamos en condiciones de ayudar a las masas en la asimilación de su conciencia política, en el conocimiento y manejo de sus responsabilidades y tareas.

La lucha social, reivindicativa y política no se desarrolla todos los días; las huelgas y las movilizaciones de las masas no se pueden organizar de manera voluntarista, están siempre inscritas en un proceso, en un contexto concreto. Esto quiere decir que existen periodos, a veces más o menos largos, en los cuales las masas no desarrollan combates frontales por sus derechos. En esos tiempos los comunistas no debemos permanecer inactivos, debemos comprender que todos los días y en todos los sitios y momentos se desarrolla una aguda confrontación ideológica entre la burguesía y el proletariado, entre las oligarquías y el pueblo. Las clases dominantes pugnan por imponer sus ideas, su sistema de pensamiento, su concepción del mundo, su modo de vida; y si las masas populares están inermes, libradas a su suerte, van a ser engañadas, la burguesía va a legitimar ideológicamente su dominación económica y política.

Esta situación y, sobre todo, nuestra obligación de organizar la revolución en todos los momentos y situaciones, nos imponen la tarea de educar políticamente a las masas, de hacerlo permanentemente y utilizando todos los recursos.

Las prácticas del debate, de la consulta, de trabajar por destacar el rol protagónico de las masas debemos manejarlas permanentemente, ganar experiencia en su aplicación y desplegar iniciativas para su desarrollo. Debemos generalizar la conversación entre el partido y las masas, la charla, la mesa redonda, el panel. Hay que insistir en la organización de los círculos del estudio del periódico En Marcha; en la elaboración de la propaganda específica de la célula y el comité de partido, dirigida a su sector social. Hay que establecer las carteleras, los periódicos murales, etc.

Pablo Miranda

Nos hemos referido a la metodología, al estilo comunista de educar a las masas. Debemos referirnos ahora a los contenidos de esa educación.

A través de los más diversos medios debemos discutir con las masas los problemas políticos de actualidad, procesarlos y darles una respuesta; debemos hacer conocer la posición de los comunistas frente a ellos; se trata de analizar aquellos problemas que hacen relación con la actividad de las clases dominantes, de la burguesía que está al gobierno y de aquella que está jugando a la oposición, todos los hechos que desnudan el carácter reaccionario, antipopular y antinacional de las oligarquías, la descomposición moral y la corrupción en las que están enfangadas. Debemos hablar con las masas de las acciones, de las movilizaciones y combates que desarrollan otros sectores sociales, de las victorias populares y también de las derrotas.

Tenemos que referimos a la situación internacional, a los grandes problemas que expresa la crisis general del sistema, a la lucha del proletariado internacional y de los pueblos, a las acciones de los revolucionarios y de los comunistas en otras latitudes.

Trabajando así, de manera persistente impulsaremos un proceso de politización de las masas, lograremos que asuman posiciones políticas revolucionarias, que reconozcan el rol de nuestros compañeros, que acepten las propuestas del partido, que las hagan suyas y luchen por ellas.

La labor de politización de las masas debe desarrollarse de manera permanente, pero debemos cuidar de vincular la política, su discusión, su aprehensión y su práctica con los propósitos estratégicos del partido, con el cambio, con la revolución, con la utilización de la violencia revolucionaria, con el poder popular, con el socialismo. Debemos trabajar para que las masas aprehendan su rol en el proceso revolucionario, para que se incorporen conscientemente a él, para que acepten y reconozcan la dirección del partido. Es decir, la politización de las masas, para tener una naturaleza y objetivos revolucionarios, debe complementarse con la ofensiva ideológica de las propuestas estratégicas del Partido.

Confrontar la organización y lucha de las masas, el liderazgo de los revolucionarios, con el populismo y el

caudillismo

Las masas populares ecuatorianas están desde hace buen tiempo, en su mayoría, entrampadas por el populismo y el caudillismo. Desde Velasco Ibarra hasta nuestros días, uno tras otro, diversos caudillos burgueses blandiendo las ofertas de la redención han conseguido engañar a los pueblos, incorporarlos como electores. Este fenómeno se expresa sobre todo entre la pequeño-burguesía urbana y el semiproletariado, pero también tiene manifestaciones en el campesinado e incluso entre la clase obrera.

Alrededor de algunos personajes locales y nacionales, algunas veces provenientes de la pequeño-burguesía, se han organizado clanes familiares, partidos políticos, empresas electorales. Es preciso señalar que ningún caudillo, ningún populista burgués, se ha propuesto y menos ha logrado que las masas se movilicen en tomo a una propuesta o modelo político; todos ellos se han planteado solamente una clientela electoral y en buena medida lo han conseguido. Basta recordar los grandes resultados electorales y el escepticismo y el arrepentimiento de las masas a los pocos meses.

Estos hechos expresan de un lado el deseo de cambio de las masas populares, puesto que se aglutinan en torno a la propuesta y el personaje que más clara y directamente les ofrece solución a sus problemas puntuales, a su situación de pobreza y, de otro lado, manifiestan el atraso político de las masas, que no alcanzan a distinguir en el caudillo, en el “mesías”, a uno de sus enemigos, a uno de los representantes de las oligarquías.

En política existe en el país el fenómeno del populismo y el caudillismo.

El trabajo político del partido con las masas tiene en cuenta esta realidad y se propone ganar el liderazgo de las masas.

Nuestra experiencia establece que el Partido y sus fuerzas vamos construyendo una alternativa política que incorpora en apreciable magnitud a los trabajadores de la ciudad y el campo, a los maestros, a los pobres de la ciudad, a la juventud. Esto se expresa en la organización sindical, gremial y política, en la lucha de los sectores populares organizados, en las acciones callejeras, en el combate frontal de la juventud; se manifiesta en los resultados obtenidos en

Pablo Miranda

nuestra participación electoral, en los espacios conquistados en los gobiernos locales, en el municipio y el consejo provincial, en el parlamento burgués. La vida demuestra con los hechos que se trata de liderazgo de una propuesta política, de una organización. El gran Líder es el Partido, es un líder colectivo.

La experiencia es también clara para mostrarnos el papel de los compañeros en diferentes ámbitos, en el sindicato, la asociación, el barrio, la comuna, el curso, también en la dirección provincial y nacional, en la participación en las elecciones. En nuestras filas existen camaradas y compañeros que se destacan como organizadores, como dirigentes de masas, que se ganan el cariño y la confianza, el respeto de las masas, que se forjan como líderes populares. Estos constituyen parte del patrimonio revolucionario, debemos trabajar por afirmar sus cualidades, por calificar su trabajo y desarrollar su autoridad para que se proyecten a los ámbitos generales, nacionales. El liderazgo de la política revolucionaria, del partido marxista-leninista es el liderazgo de sus integrantes, de sus militantes.

Las masas siguen al que lucha y combaten bajo su dirección. El liderazgo se lo forja con la fidelidad a los principios

revolucionarios, con la consecuencia con los intereses del pueblo y nación, con el coraje y valor para emprender y desarrollar la lucha, con la capacidad e iniciativa, con la solvencia para fijar el rumbo. El líder debe resumir la valentía del pueblo, la abnegación de los combatientes y los conocimientos y capacidad de los revolucionarios. Del líder las masas no esperan ni la oferta de redención ni el planteamiento demagógico, quieren, exigen, el conductor de su organización y su lucha. La obligación de los comunistas es convertimos todos, en nuestra respectiva trinchera, en líderes, en dirigentes populares revolucionarios.

Entre el caudillo populista burgués y el líder revolucionario hay una gran diferencia, en primer lugar la que marca de los intereses de clases contrapuestos, los objetivos de mantener el sistema por el lado de los caudillos burgueses y de conquistar el poder popular por parte de los revolucionarios; en segundo lugar los establecidos en las formas y métodos, el caudillo burgués manipula a las masas para sus propósitos personales y de grupo, cuida de que no asuman su papel; el líder revolucionario educa, organiza y conduce la lucha de las masas por su liberación social y nacional.

La estrategia y la táctica de la revolución se expresan en la organización y lucha de las masas populares

La relación partido-masas nos permite incorporarnos al movimiento social, organizar el combate reivindicativo y político, asumir el liderazgo local y nacional como militantes y como organización; en realidad hace posible la concreción de la política revolucionaria como acción de las masas, como fuerza material; se trata de las políticas puntuales, de las propuestas tácticas. Para que el accionar de las masas populares haga parte del proceso revolucionario, para que apunte a los objetivos del poder, es necesario tener presente las orientaciones estratégicas.

La Línea Política señala como una de las orientaciones generales, como una de las líneas maestras de la revolución, la construcción del movimiento revolucionario de las masas.

Teniendo en cuenta los enunciados, trabajando con las orientaciones trazadas por el partido iremos sumando factores, acumulando fuerzas, construyendo en los hechos el movimiento revolucionario de los trabajadores y el pueblo. Esto hace parte de la estrategia y la táctica de la revolución ecuatoriana.

En fin de cuentas la relación partido masas, la línea de masas revolucionaria tiene el propósito de vincular estrechamente al partido con la clase obrera, con el campesinado y las otras clases y capas sociales revolucionarias; tiene el objetivo de alcanzar una relación revolucionaria; tiene el propósito de lograr una relación ideológica, política y orgánica del Partido con las masas.

Junio de 1995