ovidio y la poesía Épica las metamorfosis

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Ovidio y La Poesía Épica Las Metamorfosis

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  • OVIDIO Y LA POESA PICA: LAS METAMORFOSIS

    ISBN: 84-96446-85-9

    Antonio Alvar Ezquerra [email protected]

    THESAURUS: Publio Ovidio Nasn, Poesa pica latina, Las Metamorfosis, La Eneida, La poesa latina en el siglo de Augusto, Mitologa.

    OTROS ARTCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS:

    La pica latina.

    Virgilio y la poesa pica: La Eneida.

    ESQUEMA DEL ARTCULO:

    1.- Introduccin.

    2.- La poesa de asunto mitolgico. Precedentes literarios de Las Metamorfosis.

    3.- El gnero literario y la estructura de Las Metamorfosis. Variacin y mezcla.

    4.- Las Metamorfosis, poema pico.

    5.- Unidad y diversidad en el relato.

    6.- Las Metamorfosis frente a La Eneida. Originalidad y ruptura. El fatum frente a lo

    mudable. La ausencia de trascendencia cvica.

    7.- Conclusin.

    8.- Bibliografa.

  • 2

    1.- Introduccin

    Las Metamorfosis, como es bien sabido, es un poema de 11.995 hexmetros

    dactlicos, divididos en quince libros, en los que se narran, de acuerdo con el programa

    anunciado en los versos iniciales (sobre los que se vuelve ms adelante), las

    transformaciones sufridas por los ms diversos seres dioses, hombres, animales, etc.

    desde el origen del mundo hasta los das del poeta. Ovidio haba acabado esta obra, por

    ms que an no la hubiera sometido al ltimo repaso de la lima (Trist. I 1, en I 7 o en III

    14), en el momento de su relegacin a Tomi, acaecida el 8 d. C. (o el 9, segn algunos

    estudiosos); mas, sin duda, llevaba trabajando en ella desde varios aos atrs, de modo

    que se puede situar el comienzo de la labor aproximadamente en el comienzo tambin de

    la era cristiana. Se trata, pues, de una obra de madurez por cuanto Ovidio contaba ya

    para entonces algo ms de cuarenta aos (haba nacido el 20 de marzo del 43 a. C.) y

    haba dado a la luz no pocos escritos unos, conservados, como Amores, Heroidas, Arte

    de amar, Remedios para el amor y Cosmticos para el rostro de la mujer; otros, no, como

    la tragedia Medea, gracias a los que se haba encumbrado a la fama literaria, mientras

    se hallaba en plena elaboracin de otros no menos ambiciosos, como Fastos o la

    traduccin de los Fenmenos de Arato. El cambio de rumbo potico de Las Metamorfosis

    con respecto a todo lo escrito anteriormente y an, en cierta medida, con respecto a lo

    que estaba componiendo al mismo tiempo ha de entenderse como absolutamente

    consciente y deseado por parte de Ovidio y, por tanto, pleno de significacin. Tal cambio

    de rumbo concierne a tres aspectos bsicamente: el contenido de la nueva obra, su forma

    y la intencionalidad.

    2.- La poesa de asunto mitolgico

    La tradicin de incluir en la obra literaria asuntos mitolgicos es tan vieja en la

    literatura grecolatina como sus primeros especmenes; es de sobra sabido que tanto en

    los poemas homricos como en los hesidicos los contenidos mticos ocupan buen parte

    de los mismos y, en algn caso, son su principal objeto de inters, como ocurre con la

    Teogona de Hesodo. A partir de entonces, es rara la obra, tanto en prosa como en

    verso, que no haga alusin o que no se ocupe de narrar la totalidad o una parte de un

    mito; esto resulta particularmente verdad en los gneros poticos de tono elevado, a

    saber, la epopeya y la tragedia, pero tambin algunos mitos constituyen elementos

  • 3

    fundamentales del contenido en otros gneros poticos, como la poesa lrica

    recurdese la obra de Pndaro o la elega. No es de extraar, por tanto, que el

    conocimiento de las leyendas mticas hasta sus ms recnditas variantes formase parte

    de la formacin escolar de los jvenes griegos o romanos y se constituyese as,

    consecuentemente, en uno de los principales recursos retricos de cualquier hombre

    cultivado. Adems, en la generacin anterior a Ovidio, la de los neotricos y como

    resultado de su admiracin por la poesa helenstica en general y por la muy erudita de

    Calmaco en particular, el tratamiento literario de mitos poco conocidos o de ciertas

    inslitas variantes de otros bien conocidos se convirti en un sello de identidad

    irrenunciable y, por tanto, caracterstico de esa poesa; tal es el caso de la Zmyrna de

    Cina, por citar un slo ejemplo. En la generacin de Ovidio, poetas lricos como Horacio, o

    elegacos como Propercio, siguieron haciendo uso de ese recurso esencial en la esttica

    calimaquea. Por su parte, Ovidio, caminando en la misma senda, se haba servido del

    ingente caudal que proporcionaba la riqusima tradicin mitogrfica griega y, muy en

    menor medida, la romana en sus obras de juventud; incluso haba consagrado dos de

    sus obras la coleccin de cartas de heronas o Heroidas y la tragedia Medea a tratar de

    manera central diferentes motivos mticos; y, al tiempo que compona Las Metamorfosis,

    celebraba en el gran poema elegaco Fastos, que apenas alcanz la mitad de la extensin

    que le hubiera debido corresponder por haber sido desterrado su autor, los orgenes

    frecuentemente mticos de las festividades y ceremonias rituales romanas.

    En otro orden de cosas, tambin es de muy venerable antigedad, aunque, eso s,

    menos frecuente, la tradicin de agrupar en una misma obra, sea en verso sea en prosa,

    un catlogo de temas, por ejemplo mticos (Lafaye). Tal tradicin se suele remontar al

    propio Hesodo y, en concreto, a su Catlogo de mujeres, pero, como es de suponer,

    hasta la poca alejandrina no se desarrolla tal subgnero literario, una de cuyas variantes

    fueron precisamente los catlogos de metamorfosis. A este propsito, se seala como

    primer precedente conocido de Ovidio el poema pico de un autor del s. III o del s. II a. C.,

    Nicandro de Colofn titulado JEteroiouvmena o Transformaciones; en realidad, no se ha

    conservado el texto de Nicandro pero s resmenes parciales del mismo realizados en

    prosa por el mitgrafo del s. II d. C. Antonino Liberal. A continuacin, se suele recordar

    que Partenio de Nicea, amigo del elegaco latino Cornelio Galo, compuso un poema

    hexamtrico titulado Metamorfosis y que tampoco ha llegado a nosotros, pero s un

    resumen en prosa transmitido por Eustacio, in Dion. Perieg. v. 420 y escolios a ese mismo

    pasaje; no obstante, es insegura la datacin del mismo y podra incluso ser

  • 4

    contempornea de la obra de Ovidio. Algo similar ocurre con las jAlloiwvseis o

    Alteraciones, obra completamente desconocida para nosotros de otro contemporneo del

    poeta de Sulmona, Antgono de Caristo el joven; hay, por lo dems, noticias de otros

    escritores de metamorfosis, como Didimarco y un tal Teodoro, pero ni se puede

    establecer con exactitud su cronologa y, por tanto, su precedencia con respecto a

    Ovidio, ni tampoco su relacin con Las Metamorfosis, pues al carecer de los

    correspondientes escritos de esos autores, cualquier afirmacin es pura conjetura.

    Ms inters podra haber tenido, en el establecimiento de las fuentes de Las

    Metamorfosis, un poema hexamtrico anterior al s. III a. C. atribuido a una tal Beo,

    sacerdotisa mtica de Delfos, titulado jOrniqogoniva (Ornitogonia), en el que se narraban, al

    parecer, transformaciones de personas en pjaros, quizs en conexin con la utilizacin

    de las aves en las artes adivinatorias; de ese poema tambin perdido pero del que hace

    mencin Ateneo (IX 11, 393 E) hizo una retractatio latina un amigo de Ovidio, Emilio

    Macro (vid. Ouid. Trist. IV 10, 43-52).

    A pesar de todos estos precedentes, que podran haber funcionado como

    architextos del poema ovidiano, y de otros muchos que podran haberle proporcionado

    intertextos o, incluso, hipotextos, Las Metamorfosis resulta un poema dotado de singular

    originalidad, desde la perspectiva de sus contenidos, en primer lugar, por haber

    concedido a la temtica mitolgica y, en particular, a la de las transformaciones

    legendarias el papel esencial de la epopeya; en segundo lugar, por haber creado con

    tales contenidos y aunando la tradicin mtica griega y la romana un poema con tan

    ambiciosos objetivos literarios, hasta el punto de convertirlo en la mayor compilacin de

    mitos conservada; en tercer lugar, por haber tratado con singular libertad e incluso

    originalidad creativa y con facilidad narrativa y riqueza estilstica mitos conocidos por

    otras fuentes (Otis, Ruiz de Elvira); y, finalmente, por haber ordenado todos esos

    abundantsimos materiales literarios (no se olvide que en los quince libros se contienen

    unos 250 relatos mticos distintos) con un criterio unitario, como es el de la sucesin

    cronolgica, por ms que, como se dir ms adelante, ese criterio no sea seguido de

    manera servil, sino en funcin de una depuradsima tcnica narrativa y una compleja

    estructura de la obra completa. La voluntad de mantener una sucesin cronolgica en el

    relato es absolutamente consciente y est probada, adems de por el propio poema, por

    las confesiones metaliterarias del autor contenidas en el prlogo de su obra (vid. infra) y

    en Trist. II 559-560 (prima surgens ab origine mundi / in tua deduxi tempora, Caesar,

    opus).

  • 5

    3.- El gnero literario y la estructura de Las Metamorfosis

    Pero es posible escribir una epopeya con tales materiales? Son muchos los

    crticos que lo han dudado y, de hecho, la cuestin del gnero literario y,

    consecuentemente, de la intencionalidad de Las Metamorfosis ha merecido largos

    debates, que no deben darse, en absoluto, por cerrados. No se puede cuestionar, sin

    embargo, que el propio autor s consideraba su obra digna de ser parangonada con los

    mejores especmenes del genus superbum; entre otros argumentos, el metro elegido

    frente al resto de su produccin, que est en dsticos elegacos, excepcin hecha de la

    perdida tragedia Medea, la propia extensin de la obra y su tono medio de carcter

    elevado, subrayado por el prlogo (I 1-4, cit. infra) y el eplogo (XV 871-879), adems del

    contenido objetivo-narrativo con participacin de dioses y hroes, podran bastar como

    pruebas de la conveniencia metodolgica de incluir Las Metamorfosis dentro del gnero

    pico, por ms que se trate de una epopeya, como ya se ha dicho en otras ocasiones, sui

    generis. Y es que la mezcla de gneros y de tonos que se descubre en la produccin

    literaria de la baja antigedad (Fontaine), no es algo original de esa poca, por ms que

    pueda ser til como elemento caracterizador. Tampoco es esa mezcla un invento

    ovidiano, pues con harta frecuencia se insiste en que cualquier gnero literario posee

    rasgos distintivos y aparentemente exclusivos de otros; as ocurre con la historia y la

    oratoria, o con la epopeya y la historia, o con la comedia y la elega, etc., etc. Pero si hay

    algn autor, o mejor, si hay alguna obra en donde esa fusin se ha producido con mayor

    intensidad y, si se permite, con mayor consciencia, sa es, sin duda, Las Metamorfosis.

    Nadie niega este hecho; ni tampoco que, en buena medida, el modelo de esttica literaria

    proporcionado en este caso por Ovidio fue seguido con religioso entusiasmo e incluso con

    manifiesta exageracin por los poetas del s. I d. C. y, desde ellos, por los escritores

    tardoantiguos.

    Buena parte de los recursos literarios de que se sirve Ovidio procede, como es

    natural, de la poesa pica. Pero el poeta latino no se limita a recurrir a aquellos propios

    tan slo de la epopeya homrica; en realidad, tal gnero haba sufrido profundas

    transformaciones a lo largo de los ya muchos siglos de tradicin pica, tanto en lengua

    griega como en lengua latina. Y Ovidio asume con maestra los muy diferentes registros y

    tonos poticos con los que se haba adornado en cada una de sus variantes el gnero

  • 6

    pico; de manera que, en las Metamorfosis, recursos como smiles, cfrasis, catlogos y

    escenas varias (tempestades, batallas, relatos, historias de amor, excursos, etc.) pueden

    resultar deudores de La Odisea o de La Eneida (y, en menor medida, de La Ilada), pero

    tambin de la pica hesidica, de la pica histrica o del epilio helenstico (Zingerle,

    Dpp, Zapata Ferrer, Cristbal 1988a, Cristbal 1988b).

    Naturalmente, algunos de esos recursos son compartidos por otros gneros

    literarios, por lo que a duras penas se podra deslindar la frontera de las deudas. Y, en

    este sentido, por su proximidad estilstica y de contenidos con la pica, ocupa un lugar

    preferente la tragedia y, en particular, la ateniense. As, por ejemplo, los monlogos de

    algunos personajes como los de Medea o Altea, o las disputas como la clebre de

    yax y Ulises en Met. XIII 1-398, por las armas de Aquiles, o los lamentos fnebres

    como el de Hcuba estn con tanta frecuencia impregnados de tal dramatismo, que no

    parece haber ms distancia con respecto al gnero trgico que la que marca la diferencia

    del metro escogido en uno y otro caso (Ruiz de Elvira).

    Tambin la poesa lrica parece haber proporcionado esquemas y materiales tiles

    para la construccin de relatos de metamorfosis, bien se trate de un subgnero lrico, el

    himno, muy prximo a ciertos especmenes del gnero pico tal es el caso del dedicado

    a Baco (Met. IV 17-30; Danielewicz) o del construido en honor de Ceres (Met. V 341-

    661), bien incluso de la oda, perceptible en Met. VII 433-450 o en X 17-39.

    Adems, se suelen sealar deudas evidentes con la poesa elegaca amatoria

    incluida la del propio Ovidio tanto en el lxico empleado en numerosos pasajes (Iglesias-

    lvarez), como en la utilizacin de recursos tales como el paraclausithyron (en el episodio

    de Ifis y Anaxrete en Met. XIV 718-733) o la epstola amatoria, al estilo de sus Heroidas

    (en la historia de Biblis y Cauno en Met. IX 530-563); a mitad de camino entre la elega y

    la poesa buclica se encuentra un episodio como el de Polifemo y Galatea (Met. XIII 747-

    897), como tambin participa de no pocos rasgos buclicos el de Filemn y Baucis (Met.

    VIII 616-724). Incluso, no han dejado de sealarse relaciones con otros gneros menores,

    como es el caso del epigrama (vanse los epitafios de Faetn en Met. II 327-328 o de

    Cayeta en Met. XIV 453-454) o del pantomimo (lvarez-Iglesias).

    La conjuncin de tantos esquemas formales y recursos temticos de orgenes

    literarios tan dispares se produce en manos del poeta de Sulmona mediante el uso,

    adems, de todos los tonos posibles, pudindose or en su obra desde la voz grandiosa y

    severa hasta la ms humilde, pues, en efecto, en ella se mezclan lo serio con que se

    expresan los mejores valores y los sentimientos ms profundos y nobles del alma humana

  • 7

    como la piedad religiosa, el amor o el dolor, etc., con lo divertido en sus variantes

    cmica, pardica o irnica, irreverente, etc. (von Albrecht, Frcaut 1972 y 1988, Galinsky,

    Lateiner), la descripcin con la reflexin, lo irracional con lo racional, todo ello a veces

    sin solucin de continuidad.

    A lo dicho conviene aadir tambin que la estructura narrativa participa de similar

    complejidad: el artificio y la variacin son monedas corrientes para circular a lo largo y

    ancho de los quince libros, obviando, de este modo, el autor la inevitable monotona que

    podran producir tantas historias de un comn denominador. Mas ello no quiere decir, en

    modo alguno, que el caos se aduee de la obra. Y, de la misma manera que el contenido

    est cohesionado por el hilo conductor de las transformaciones (por ms que se hayan

    querido sealar otros como el amor, la clera de los dioses, el dolor, la pietas y la

    impietas, la filosofa, Augusto y lo augsteo, el humor, etc.), de la misma manera que la

    mezcla de gneros y de tonos est sometida a la horma rgida del hexmetro dactlico, as

    tambin la estructura narrativa obedece al imperativo de la ordenacin cronolgica de los

    hechos contados, si bien en cada uno de estos aspectos el poeta se permite todas las

    licencias y todos los recursos aprendidos en los largos aos de su formacin retrica

    (Arnaldo, Menzione) y de su quehacer potico.

    De manera que, en abierta variacin frente a las epopeyas precedentes, comienza

    su relato ab origine y no in medias res, con la pose con que comenzara sus lecciones un

    profesor cualquiera, como si quisiera hacernos creer que, en realidad, intenta un poema

    didctico, o como si quisiera asimilar su epopeya al rigor de la historiografa analstica: de

    nuevo, un rasgo de mezcla de gneros y de tonos y, en definitiva, de confusin y engao;

    o lo que es lo mismo, una nueva suerte de metamorfosis. Dicen as esos famossimos

    versos (I 1-4):

    In nova fert animus mutatas dicere formas

    corpora: di, coeptis (nam vos mutastis et illas)

    adspirate meis primaque ab origine mundi

    ad mea perpetuum deducite tempora carmen.

    [El nimo me lleva a narrar formas cambiadas en nuevos / cuerpos: dioses

    (pues vosotros tambin las cambisteis), mi empeo / favoreced y desde el

    origen primero del mundo / a mis das desarrollad un poema sin pausas.]

  • 8

    La gran epopeya del cambio progresa desde la narracin de los orgenes del

    mundo y de la creacin del hombre en el libro I hasta la apoteosis de Csar al final del

    libro XV, en fechas ya bien cercanas a la composicin de la obra. Incluso, conviene

    subrayar que, en rigor, los dos ltimos episodios metamrficos contenidos en la obra no

    han sido narrados por Ovidio, sino simplemente anunciados para su cumplimiento en un

    futuro prximo: se trata de la divinizacin prevista para Augusto tras su muerte y del

    eplogo del poema, coronado por el lapidario vivam final; de manera que el poeta se

    desmiente a s mismo al hacer llegar su obra no hasta sus das presentes, sino hasta los

    que vengan despus de su muerte.

    Nos engaaramos, sin embargo, si creyramos suficiente para el arte de Ovidio

    una estructura narrativa lineal y en permanente progresin cronolgica. Quizs unos de

    los ms habituales procedimientos de romper con esa lnea discursiva sean la insercin

    de un relato dentro de otro relato, puesta la narracin de alguno de ellos en boca de otro

    personaje a modo de flash back, llegando incluso a un tercer nivel como ocurre en el

    episodio de Orfeo (Met. X 552-707) en donde ste canta cmo Venus cuenta a Adonis la

    historia de Hipmenes y Atalanta, o la reaccin por parte de algn interlocutor ante el

    episodio que acaba de escuchar y al que, por similitud o anttesis, enfrenta otro de su

    cosecha; el arte de la transicin entre relato y relato alcanza, de este modo, en Ovidio un

    sin fin de variantes, como el recuerdo, la anticipacin o la simple concomitancia

    cronolgica, topogrfica o temtica entre episodios (Frcaut 1969), siendo los contextos

    en los que se producen las transformaciones igualmente diversos pues pueden valer

    como pretextos un sueo, la curiosidad de un personaje, que pregunta a su interlocutor, o

    la espontaneidad de un comensal en el marco de un banquete procedimientos stos de

    antigua raigambre pica (cf. el relato sobre los amores adlteros de Marte y Venus

    cantado por el aedo Demdoco en Od. VIII o el de la cada de Troya y las aventuras de

    Eneas hasta su llegada a Cartago contado por el hroe a instancias de Dido en Aen. II-III;

    lvarez-Iglesias 1993); pero Ovidio tambin conoce otros mecanismos de variacin de la

    estructura de su discurso y sabe, por ejemplo, aprovechar la oportunidad que le brinda la

    descripcin de una obra de arte como en el episodio de Aracne (Met. VI 103-128) en

    cuyos bordados se ilustran otros episodios mticos, para introducir nuevos relatos.

    Del mismo modo, y como no poda ser de otra manera, no a todos los episodios se

    les concede la misma importancia, hasta el punto de que mientras algunos estn

    simplemente aludidos, otros se desarrollan con todo tipo de recursos y efectos literarios.

    Precisamente, a partir de la consideracin de algunos de ellos como ncleos principales

  • 9

    en torno a los cuales giran otros, se ha propuesto (Otis, Due, Galinsky) que el poema est

    dividido en cuatro grandes bloques temticos: as, el primer gran bloque, que abarcara

    los libros I-II, sera una Divina comedia presidida por el episodio de Faetn, de fuerte

    carcter pico frente a otros relatos contenidos en l y que se refieren sobre todo a los

    amores de los dioses; el segundo, libros III-VI 400, presentara diversos temas relativos a

    Dioses vengadores en torno al relato de Perseo y Andrmeda; el tercer bloque, libros VI

    401-XI, sin embargo, se articulara bajo la comn temtica del Pthos del amor en torno

    a dos episodios, el de Melagro y el de Hrcules; mientras que el cuarto y ltimo, libros XII-

    XV, se dedicara a Roma y los gobernantes deificados dando preferencia a las temticas

    troyana y romana (Peters, Crump, Martn, Wilkinson, Graus, Due, Coleman, Rieks,

    Crabbe, Bartenbach).

    Acaso se puede pedir ms variedad en el gnero literario cultivado, en los tonos

    y estilos empleados, en la estructura global y en las articulaciones parciales de una obra?

    Acaso ese rostro multiforme puede considerarse casual en una epopeya sobre el cambio

    y la confusin?

    4.- Las Metamorfosis, poema pico

    Pero por qu un escritor en la cima de su carrera literaria decide componer una

    obra de dimensiones tan ambiciosas y en tono pico sobre un tema aparentemente tan

    banal como es un catlogo de historias mticas y de cuentos tradicionales? Ojal lo

    supiramos. Pero es lcito hacer conjeturas, que, naturalmente, han de partir del contexto

    personal y del contexto ambiental en el que se desenvolva Ovidio en los momentos del

    cambio de era. Y, ante todo, es preciso adelantar que tales conjeturas se alimentan de

    una caracterstica comn a toda la obra ovidiana, a saber, la ambigedad, por lo que son

    posibles no una sino muchas lecturas quizs tantas como lectores y pocas.

    Si se acepta que Las Metamorfosis, desde el punto de vista de su clasificacin

    genrica, es un poema pico, como he tratado de mostrar con las matizaciones

    pertinentes poco antes, conviene confrontarlo con la produccin pica anterior, para poder

    valorarlo y para poder desentraar algo de su significado y de su intencionalidad. Y, en

    este sentido, tal tradicin pica, que se remonta a los orgenes mismos de la literatura

    occidental, ofrece al escritor del siglo de Augusto unos modelos inevitables La Ilada y La

    Odisea, por supuesto, pero tambin otros muchos, sobre todo de poca helenstica, que

    se han actualizado en la generacin de los poetae novi primero y de Virgilio despus bajo

  • 10

    la especie de epilios, s, pero tambin de ese grandioso ensayo que es La Eneida; tales

    actualizaciones del gnero pico actan sobre los poetas siguientes con las

    caractersticas con que suelen actuar las llamadas convenciones de poca, es decir,

    como antimodelos (Alvar 1998). Las Metamorfosis se incardina, pues, en esa tradicin

    literaria, recibiendo de ella tanto como quiere distanciarse de sus modelos inmediatos

    sobre todo, pero no slo, de Virgilio; por eso no faltan los crticos que quieren ver en la

    obra ovidiana un conjunto de epilios, como si fueran perlas mejor o peor engastadas en

    un nico collar, mientras que para otros se trata de un claro y evidente poema pico con

    todas las de la ley, al tiempo que otros ms le niegan tal consideracin y no dudan en

    clasificar la obra dentro del gnero didctico.

    Nada resuelve querer obviar la cuestin afirmando que el problema de la

    clasificacin slo concierne a los estudiosos modernos y que a Ovidio y sus lectores poco

    habra de importarles ese problema; ni mucho menos. Toda obra literaria nace, y an ms

    en la Antigedad por cuanto el autor era absolutamente consciente de su posicin

    creadora, no slo a partir de un impulso creativo ms o menos original, sino tambin

    como reaccin de signo positivo o de signo negativo, tanto da, pero reaccin al fin y al

    cabo frente a agentes externos al propio escritor, cuyo conocimiento resulta

    absolutamente imprescindible, por lo dems, para comprender mejor la naturaleza de la

    creacin. El formalismo ruso ha definido con los trminos de nocin dominante y de

    horizonte de expectativa unos conceptos que operan de modo muy notable para

    poderse adentrar con ciertas garantas en la selva hermenutica de cualquier obra

    literaria antigua (Muoz); lo que, referido al particular caso de Las Metamorfosis, significa

    que, si Ovidio compuso el poema y su pblico lo lea en clave pica, el marco referencial

    literario externo ha de ser necesariamente y sobre todo el gnero pico en general y sus

    especmenes concretos en particular y, entre estos, los epilios de los novi y La Eneida

    virgiliana (Zingerle, Dpp).

    5.- Unidad y variacin en el relato

    Desde esta perspectiva, es preciso decir de inmediato que Ovidio no quiso

    componer una coleccin de epilios, sin ms, por mucho que deba su arte a la tradicin

    venida de Calmaco y representada en Roma por Catulo o por Cina, entre otros. l mismo

    se apresura a sealar en el proemio de su poema que el suyo es un carmen perpetuum

    (v. 4), es decir, un poema sin interrupcin, o lo que es lo mismo, con vocacin de unidad

  • 11

    lo que comporta no pocos condicionantes que afectan a la arquitectura global de la obra

    y, tambin, a la arquitectura de cada una de sus partes. Ovidio no ha querido emplear,

    en este caso, el adjetivo continuum, de equivalente valor prosdico, sin duda porque

    carece del sema que tiene que ver con la cualidad de eterno; si esto es as, el proemio

    apunta de esta manera directamente al eplogo en general y a la ltima palabra del

    poema, vivam, en particular, lo que contribuye a evidenciar la decidida voluntad unitaria

    del conjunto de la obra.

    Pero siendo eso verdad, tambin es cierto que en ese mismo lugar, al solicitar la

    inspiracin de los dioses para llevar a buen trmino su tarea, emplea el imperativo-

    desiderativo deducite, que apunta, sin duda y dado el contexto, a la muy conocida

    recusatio virgiliana de la poesa pica que se lee en el comienzo de la Ecl. VI; dice as:

    Prima Syracosio dignata est ludere versu

    nostra neque erubuit silvas habitare Thalea.

    cum canerem reges et proelia, Cynthius aurem

    vellit et admonuit: pastorem, Tytire, pinguis

    pascere oportet ovis, deductum dicere carmen.

    [Con verso de Siracusa se dign en jugar la primera / nuestra Tala y no

    enrojeci por habitar en los bosques. / Cuando iba a cantar reyes y combates,

    el Cintio de mi oreja / tir y me dijo: al pastor, Ttiro, pinges / ovejas

    apacentar conviene y decir un poema humilde.]

    Como es bien sabido, la utilizacin del adjetivo deductum conviene al genus

    humilis en que se encuadra el gnero buclico, frente al genus superbum, propio de la

    epopeya, de manera que el poeta de Sulmona juega con el lector al ofrecerle dos claves

    interpretativas para su poema, perpetuum y deductum a la vez, supuestamente

    incompatibles, de las que una, representada por la expresin carmen perpetuum, tiene

    que ver con el tono pico y con La Eneida, mientras que la otra, representada por el verbo

    deducere, sita la obra en el mbito de la poesa de tono menor; y esta ambigedad est

    an ms subrayada desde el momento en que frente al poema virgiliano que se canta

    cano proclama en su v. 1 el de Mantua, el de Ovidio se dice dicere, responde el de

    Sulmona en el primero de Las Metamorfosis, utilizando el mismo verbo que en el pasaje

    buclico recin mencionado. As, desde los primeros versos nos adentramos ya en un

  • 12

    mundo literario ambiguo y mudable, cuyos perfiles ahora se asemejan a los grandiosos y

    solemnes poemas picos, ahora a los sencillos relatos populares. Es ya Dafne laurel o

    todava sigue siendo ninfa?

    Quizs sea cierto que muchos de los relatos contenidos en Las Metamorfosis

    pudieran ser considerados como verdaderos epilios, por su contenido mtico, por su ritmo

    dactlico y por su extensin de varios centenares de versos; no obstante, Ovidio

    representa una posicin esttica y literaria ya muy distante de la poesa de los novi. Y esa

    distancia no se debe tan slo al hecho de haber osado escribir un mevga bublivon

    absolutamente convencido de no estar creando un mevga kakovn, rechazando as de modo

    palmario uno de los ms queridos principios literarios de la generacin de Catulo, sino

    que adems su estilo narrativo, fcil y fecundo lo que no quiere decir ni descuidado ni

    pobre contrasta con la trabajada lima de los neotricos, tan exasperante unas veces

    como estril otras. Sin duda, esa falta de comunin entre la esttica literaria de unos y

    otro tenga mucho que ver con un aspecto de ndole pragmtica, a saber, la no menos

    distinta eleccin de pblico, minoritario y exquisito el de los epilios tardorrepublicanos,

    mayoritario y consecuentemente ajeno a sutilezas excesivas el de Las Metamorfosis. No

    explicar todo esto, al menos en parte, la prdida de las obras de todos los compaeros

    de Catulo, a pesar de su brevedad, mientras que casi nada de Ovidio desapareci,

    superando no slo el obstculo de la extensin sino tambin el no menos fatdico de su

    relegatio?

    6.- Las Metamorfosis frente a La Eneida

    Pero tampoco la sombra gigantesca y espesa de Virgilio oscurece la radiante

    luminosidad de Las Metamorfosis. El poeta de Sulmona no siente el ms mnimo

    empacho en enfrentarse sin complejos, y ms bien con ganas de polemizar, a La Eneida.

    Y en este sentido, adems de lo ya dicho a propsito del dicere y del deducite de los

    versos iniciales, es preciso hacer dos observaciones, por creerlas de inters. Se puede

    pasar por alto algn detalle significativo de ese mismo proemio, como es el hecho del

    empleo en el v. 1 de un familiar fert animus, que podra traducirse por algo as como me

    apetece, cosa que no parece tener mucho que ver con la solemnidad del inicio de un

    poema pico: no canto, sino que me apetece contar; luego, es cierto, viene la

    invocacin a la deidad, pero no a las Musas (para qu las necesitaba Ovidio, si lo que le

    sobraba era inspiracin?), sino a los dioses en general, lo que no deja de sonar a simple

  • 13

    convencionalismo genrico, interpretacin avalada por el hecho de que, al referirse a la

    elaboracin de Las Metamorfosis en un pasaje de Tristezas (II 559-560), ya no son los

    dioses los que compusieron (*deducerunt) el poema, sino el propio poeta (deduxi).

    No. Las observaciones que parecen pertinentes conciernen a dos aspectos

    sustanciales para comprender el significado de Las Metamorfosis, a saber, el del mensaje

    global que encierran como se ver, absolutamente antittico al de La Eneida y, de

    manera subsiguiente, al de su trascendencia cvica. Vayamos a ellas.

    No resulta osado decir que La Eneida es, por encima de cualquiera otra consideracin, el gran poema pico del fatum, es decir, del destino: en l un hroe sufre

    mil peripecias sacudido por el odio de unos dioses y las vence gracias al auxilio de otros,

    pero, por encima de todos ellos, una fuerza superior, ante la que se pliega la del

    mismsimo Jpiter, hace progresar de forma inquebrantable la historia hasta su

    culminacin; esa fuerza es, todos lo sabemos, la del fatum (Carlsson, Duckworth, Tracy,

    Ruch). Nada menos que en 114 ocasiones utiliza Virgilio esa palabra sin contar su

    presencia en adjetivos derivados y no falta en ninguno de los libros; en no pocas de

    estas ocasiones, la voz est empleada para referirse muy en concreto al destino de

    Eneas y en varios lugares del poema se expresa sin ambigedad ninguna su poder; as,

    en el libro I 257-258, Jpiter, respondiendo a las quejas de su hija Venus, le dice: parce

    metu, Cytherea, manent immota tuorum fata tibi; y la promesa se repite en otras

    ocasiones a lo largo de la obra, llegando a su punto culminante en el instante que en

    tcnica cinematogrfica se llamara nudo de desenlace, poco antes del duelo final entre

    Eneas y Turno; se trata de las palabras finales del padre de los dioses en la asamblea

    que celebran los olmpicos al principio del libro X: ante la disputa entre Venus y Juno a

    propsito del futuro de Eneas, su dictamen aparenta ser neutral por remitirse a esa fuerza

    primigenia, anterior a l mismo y acaba diciendo (v. 112): fata via invenient, los hados

    encontrarn su camino. Todo est ya dicho desde siempre y los seres humanos juegan,

    minsculos, el terrible y grandioso papel de la predestinacin.

    Frente a todo ello, Las Metamorfosis es eso, el poema del cambio, de lo mudable,

    de la inestabilidad de la Fortuna, en el que hombres y dioses sufren transformaciones

    constantes y de todo tipo, de manera que nada puede sentirse seguro pues la verdadera

    esencia de la vida reside en conceptos como la fugacidad, la ambigedad, la

    indeterminacin. Resultan sobradamente expresivas, en este sentido, afirmaciones como

    omnia mutantur, nil interit (Met. XV 165), o cuncta fluunt omnisque vagans formatur imago

    (Met. XV 178). Dirase que Herclito, encarnado en Ovidio, se vuelve a enfrentar a un

  • 14

    Parmnides llamado ahora Virgilio (Alfonsi). En el poema ovidiano, la palabra fatum

    aparece porcentualmente la mitad de las veces que en La Eneida (71 ocasiones) y, por

    ms que en algn lugar se le aplique el adjetivo insuperabile, la funcin que cumple esa

    nocin a lo largo de todo el poema es mucho menos esencial, pues sirve en la mayora de

    los casos para confirmar y explicar simplemente la contingencia de cada metamorfosis.

    A este respecto, conviene reparar en un detalle que tiene su importancia, para

    comprender hasta qu punto para Ovidio el problema del cambio, como cuestin de orden

    filosfico o, si se prefiere, de posicin vital ante el mundo (de Weltanschaung, por utilizar

    el trmino tcnico), es sustancial: se trata de algo tan simple como es el ttulo de su

    poema, Las Metamorfosis, por cuanto no todas las historias narradas estn relacionadas

    con una transformacin; de las casi 250 contenidas en la obra, hay unas 75 que poco

    tendran que ver con la temtica general de la obra, lo que resulta una cantidad

    significativa. Sin embargo, el poeta ha credo conveniente incluirlas en su relato,

    despreciando la posibilidad de que esas excepciones desmientan su muy particular

    entendimiento del mundo circundante, en el que la nocin de la metamorfosis, del cambio,

    se presenta como insoslayable para la condicin humana. En este sentido, el largo

    discurso de Pitgoras en la primera mitad del libro XV, en el que expone los principales

    fundamentos de su doctrina en lo concerniente a la metamorfosis, es absolutamente

    pertinente. Y, por ms que en el contexto de esta doctrina y de este discurso, cuyo

    destinatario es el legendario rey Numa, se profetice la grandeza de Roma, no se puede

    obviar la conclusin que resulta de llevarla a sus ltimas consecuencias manera muy

    sutil de referirse al futuro que espera tras el presente augsteo, a saber, la de que

    tambin Roma ser vctima de una nueva transformacin. Roma, a pesar de Augusto, a

    pesar de Virgilio, no ser eterna.

    Pero acaso esa contraposicin radical se explica tan slo por el temperamento o

    por la sensibilidad creadora de cada uno de los dos poetas, de modo que la introversin y

    seriedad virgilianas reciben cabal respuesta por va del frvolo y divertido carcter de

    Ovidio? Quizs. Pero, de nuevo, es preciso resistirse a creer que la obra literaria pueda

    explicarse ni tan slo atendiendo a las individualidades creadoras ciegas y sordas ante

    el mundo literario que les precede y les circunda, ni mucho menos atendindola como

    realidad ajena incluso a su propio creador.

    La Eneida responde a un ambiente histrico y social muy preciso; Las

    Metamorfosis, treinta aos despus tan slo, transpiran una atmsfera cvica muy

    diferente. Como es de sobra sabido, Virgilio comienza su poema poco despus de

  • 15

    haberse alcanzado la paz deseada tras dcadas de guerras civiles; el mundo romano se

    dispone a vivir en paz y se abre una puerta a la esperanza. Augusto emprende la ardua

    tarea de la reorganizacin de un Estado, poderossimo pero maltrecho, y tambin de los

    espritus de sus conciudadanos; en ese marco de actividad liminar, de grandes proyectos

    y de fe en un destino grandioso, La Eneida aporta la energa mtico-legendaria precisa y

    el entramado de referentes culturales que justifica el camino emprendido y le proporciona

    las recetas necesarias (Pschl 1950 y 1981, Rieks, Grimal): la virtud de la pietas

    entendida no slo como respeto hacia los dioses sino tambin hacia los semejantes y, en

    particular, hacia la propia comunidad y la propia familia (Fcherolle, McLeish), la

    constancia y la perseverancia en el esfuerzo, el valor guerrero, la supremaca del inters

    cvico sobre el particular, etc., etc. (Barbu).

    Pero los tiempos de Ovidio son muy otros, por ms que apenas medien entre

    ambas creaciones tres dcadas. La ilusin por la paz civil recin conseguida se ha

    trocado en indiferencia, pues las nuevas generaciones siempre han vivido en un mundo

    en calma; las energas por construir un mundo nuevo y mejor, basado en los valores

    antiguos, se han diluido en medio de una prosperidad incuestionable, que, sin embargo,

    se agota en s misma: Roma apenas puede ser ya ms grande de lo que es y el horizonte

    carece de perfiles precisos. Muchas de las viejas ilusiones, encarnadas en hombres

    concretos, se han visto decepcionadas por muertes prematuras, de modo que Augusto,

    anciano ya, ha sobrevivido a todos los presuntos herederos de su poder; y, en cualquier

    caso, el mundo por l instaurado no responde a las ansias de libertad ciudadana, todava

    vivas en muchos nostlgicos del sistema republicano. Hay paz y bienestar, pero hay

    tambin decepcin e incertidumbre. Impregnada de esta atmsfera, nace en el maduro

    corazn del poeta Ovidio ese enorme monumento al humor, a la irona e incluso a la

    parodia, que es Las Metamorfosis, difcil de comprender fuera de ese ambiente burgus y

    como anttesis en buena medida de todo lo que representa La Eneida (Bernbeck). No

    procede, sin embargo, desmentir al propio Ovidio, sosteniendo como han hecho algunos

    estudiosos que fue precisamente este poema y no el Arte de amar, el que disgust al

    emperador tanto como para condenarle a la relegatio perpetua.

    De modo paralelo a lo ya dicho, Las Metamorfosis sorprende al lector de epopeyas

    por otro rasgo no menos notable, y es el de su carencia de trascendencia cvica. Es de

    sobra conocido que los poemas picos suelen reflejar el alma y el sentir de un pueblo;

    tambin suelen convertirse en la enciclopedia de referentes culturales de cada

    comunidad; as, la mejor manera de definir a los griegos antiguos podra ser, en efecto,

  • 16

    diciendo que son todos aquellos que consideraban como propios a los dioses homricos:

    no la lengua pues las mltiples y a veces no mutuamente comprensibles variantes

    dialectales los separaban sin remedio, tampoco el territorio pues la dispora de las

    sucesivas oleadas de colonizaciones los hizo vivir dispersos, ni la forma de gobierno

    pues conocieron todas las posibles, ni tantas otras seas de identidad de las que han

    solido disfrazarse los pueblos a lo largo de su historia, sino la identificacin con un mundo

    de creencias religiosas y culturales, contenido en dos epopeyas admirables. Y, del mismo

    modo, La Eneida, por ms que en las clasificaciones al uso se considere no una epopeya

    annima y, por tanto, de todos, sino una epopeya culta, de autor bien conocido, tambin

    cumpli su funcin de crisol del sentirse romano y a travs de ella se extendi por todo el

    mundo civilizado: fueron muchos los hombres, de muchos lugares y de muchas pocas,

    los que se reconocieron en la obra de Virgilio y la sintieron como propia, en la medida en

    que, por lo menos ya desde el siglo IV, Roma dej de ser una ciudad para convertirse en

    algo mucho ms grande, en una idea capaz de encarnar todo lo que fuese civilizacin,

    cultura y progreso (Paschoud, Alvar 1990).

    Todas las epopeyas que han significado algo para los pueblos que las gestaron y

    que, por tanto, han transcendido su valor puramente literario, poseen el comn

    denominador de ser portadoras de las creencias mticas y de los valores de cada pueblo;

    en el mbito de la literatura latina, jugaron tambin ese papel, con anterioridad a la

    aparicin de La Eneida, la Guerra Pnica de Nevio o los Anales de Enio. Pero conviene

    precisar que tales epopeyas no suelen ser, en s mismas, mitolgicas: el mito no funciona

    en ellas como elemento esencial de la arquitectura narrativa, sino que aparece como

    instrumento de categorizacin intemporal y universal de los hechos que narra el poema;

    de modo que el mundo de lo real alcanza inters general al parangonarse o al situarse

    frente al mundo de lo mtico. En ese sentido, todas esas grandes epopeyas poseen un

    altsimo valor simblico lo que, por lo dems, es una caracterstica comn a otros

    gneros poticos, que se nutrieron de la pica, como la poesa trgica, la lrica o la

    elegaca (Veyne), y ese valor simblico es el que les confiere su trascendencia cvica,

    histrica o social.

    Sin embargo, en Las Metamorfosis la trascendencia no existe, pues en ella se ha

    otorgado a lo mtico el papel esencial en el entramado de la epopeya, de manera que el

    mundo real est ausente de ella; por tanto, no es posible utilizar la mitologa como

    paradigma de nada que no sea la propia contingencia del individuo particular, nunca como

    paradigma de los valores o creencias de una colectividad. Sorprendentemente, por esta

  • 17

    misma razn siempre ha interesado a los lectores durante veinte siglos no a pueblo

    ninguno, s a sus individuos; y, quizs tambin por esta singularidad, una edad

    necesitada de valores colectivos y menos preocupada que otras por el anonimato, como

    fue la Edad Media, conoci una interpretacin alegrica con pretensiones simblicas y

    transcendentes, en definitiva de Las Metamorfosis, por va del Ovide moralis,

    pretendiendo imponer una lectura entre lneas de sentido escatolgico y cristiano en la

    ms pagana de las epopeyas antiguas.

    7.- Conclusin

    A lo largo de las pginas precedentes, se ha procurado mostrar en qu sentido

    pueden considerarse Las Metamorfosis una obra novedosa y singular en el panorama

    cultural de su poca, lo que no es lo mismo, desde la perspectiva antigua de la creacin

    literaria, que lo que hoy se entiende por original; y, al hilo de esas reflexiones, se han ido

    desgranando los aspectos que explican su significado en el entramado potico del Siglo

    de Augusto.

    Tal vez, la consecuencia ms notable de la muy personal manera en que Ovidio

    trat los contenidos por l elegidos es que el suyo no result un poema religioso

    carcter que, en cualquier caso y sobre todo en los aspectos de la religin referidos al

    ritual, conviene ms a los Fastos, para cuya composicin se sirvi del dstico elegaco y

    no simplemente del hexmetro, ni mucho menos result un poema de doctrina

    teolgica; muy al contrario: sin ser tampoco un poema intencionadamente ateo o

    impo, se convirti en un grandioso y hermossimo panten de creencias periclitadas y,

    al mismo tiempo, en un vivero inagotable de historias divinas, pero absolutamente

    humanas, a las que han recurrido de manera constante, para su inspiracin, los ms

    diversos escritores y artistas del mundo occidental.

  • 18

    8.- Bibliografa El lector hispanoparlante cuenta ahora con varias buenas traducciones de Las

    Metamorfosis, que suelen ir acompaadas de excelentes introducciones y de abundantes

    anotaciones muy actualizadas bibliogrficamente; en primer lugar, por razones

    cronolgicas pero tambin por ser la nica bilinge y, adems, por haber inspirado y

    guiado de una manera o de otra las siguientes, ha de citarse P. Ovidio Nasn:

    Metamorfosis, vols. I y II: texto rev. y trad. por A. Ruiz de Elvira, Madrid, CSIC, 4 ed.,

    1990; vol. III: trad. de A. Ruiz de Elvira, texto, notas e ndices de nombres por B. Segura

    Ramos [esta misma traduccin apareci en 1983 bajo formato de libro de bolsillo

    publicada por Bruguera]; despus han aparecido simultneamente otras dos: Ovidio:

    Metamorfosis, introd. y notas de A. Ramrez de Verger, trad. de A. Ramrez de Verger y F.

    Navarro Antoln, Madrid, Alianza Ed., 1995; y Ovidio: Metamorfosis, ed. [sic, por ms que

    slo contenga el texto en espaol] y trad. de C. lvarez y R. M Iglesias, Madrid, Ctedra,

    1995. A todas ellas, y a la Introduccin de P. Ovidio Nasn: Amores, Arte de amar,

    Sobre la cosmtica del rostro femenino, Remedios contra el amor, trad., introd. y notas de

    V Cristbal Lpez, Madrid, Gredos, 1989, deben no poco las pginas anteriores. En

    cuanto a Ovidio: Las metamorfosis, ed., introd. y notas de J. F. Alcina, trad. de P.

    Snchez de Viana, Barcelona, Planeta, 1990, conviene recordar que se trata de una

    reedicin de la traduccin en tercetos y octavas rimas del licenciado Snchez de Viana,

    del siglo XVI, muy interesante y til por lo que signific para la fortuna de Ovidio en

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