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44 LUGARES La Ruta del Oro OURO PRETO, EL ESPLENDOR COLONIAL DE BRASIL

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La Ruta del Oro OURO PRETO, EL ESPLENDOR COLONIAL DE BRASIL

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Historia, cultura y tradición son el tesoro más preciado de Brasil, engendrado durante la época colonial y que muestraa través de La Ruta del Oro, ricos testimonios de una épocadorada. Ouro Preto, en el estadode Minas Gerais, es una de lasprincipales ciudades de esta rutahistórico-cultural de gran valorarquitectónico y patrimonial.

E l estado de Minas Gerais es el ejedesde donde se abren los caminosque permitieron el desarrollo de

la vida durante el período colonial enesta región de Brasil. El oro y las pie-dras preciosas motivaron una febrilactividad minera que redundó en el de-sarrollo económico, social y cultural dela región.La Tierra es prolífica en suelos férti-les y dadivosos. Su generosidad ilimi-tada, no siempre bien comprendida,fue motivo de congregación de genteinteresada en obtener sus beneficios.A esa historia de pujanza económicale corresponde la contracara del su-frimiento y los sacrificios de los menospudientes. Así, los testimonios de esaopulencia permanecen como baluartesfrente al paso del tiempo, sólo para re-cordar que aún hay una historia quelate. Ouro Preto, Congonhas, Mariana, Ti-radentes y Sao Joao del Rei tienen unpasado en común. Las secuelas de esetiempo pretérito que parecía ser per-fecto, tenía su origen en una actividadminera desbordante. Sin embargo, elsaber popular es otra vez el mejor ma-estro cuando asegura que no todo loque brilla es oro.Fundada en el siglo XVIII, nacidacomo Vila Rica do Pilar, conocida mástarde como Vila Rica do Albuquerque,la ciudad de Ouro Preto es una de lasmás importantes del Estado de Mina

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Gerais. Su papel fue fundamental en eldesarrollo del Brasil de aquel entonces,y en la actualidad es una de las joyasmás buscadas por el turismo cultural.Sus características arquitectónicas le va-lieron el reconocimiento como CiudadMonumento Nacional en 1933, y mástarde, en 1980, la declaración de sus ca-lles adoquinadas, sus casas apiñadas alos pies de las sierras que sirvieron dealimento a la industria minera, y el es-tilo recargado de las fachadas que se re-fleja en los principales edificios, comoel Teatro Ópera que es el más antiguode Sudamérica, el Museo de la Incon-fidencia, el Palacio de los Gobernado-res, y especialmente en las iglesias–que las hay, y muchas- y son parte dela identidad de Ouro Preto.Es una ciudad universitaria con abun-dante actividad cultural por lo cual elhormigueo es constante, y el movi-miento turístico encuentra motivos su-ficientes para visitarla en cualquiermomento. Entre los principales even-tos se destacan el Festival de Invierno,el Forum de las Artes en el mes de ju-lio, y el Forum de las Letras, en el mesde noviembre.

ARTE, RELIGIÓN Y AMBICIÓNMuchas de las construcciones queconforman la identidad de Ouro Pre-to, tienen el sello de su máximo ex-ponente, el escultor Antonio Francis-co Lisboa, conocido como Aleijadin-ho, que a causa de una enfermedad de-generativa, terminó en la pobreza. Suarte puede identificarse en púlpitos, al-tares y adornos de las iglesias como lade San Francisco de Asís, Nuestra Se-ñora del Pilar –para decorarla se ne-cesitaron 400 kilos de oro y plata enpolvo- y la de Nossa Senhora do Car-mo, son algunos de los templos másemblemáticos. Como parte de la Ruta del Oro, unaauténtica pepita es la Basílica del Sen-hor Bom Jesus de Matosinhos. Fueconstruida en 1790 y tiene un atrio conestatuas de los 12 apóstoles realizadas

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No se sabe bien quién descubrió la primera piedra de oro. Transcurríaalgún día entre 1693 y 1698 cuando probablemente la expedición co-

mandada por Duarte Lopes llega al lugar. En aquellas épocas los bandei-rantes recorrían las montañas de Minas en la búsqueda de la legendaria Sierrade Sabarabuçu, relatada por los indios. Eran hombres rudos pero no per-dían la sensibilidad para reconocer lo que buscaban; es por eso que un des-cubridor anónimo quedó muy sorprendido ante el hallazgo de piedritas os-curas mientras los demás miembros de la expedición buscaban en el rio Tri-puí. Lo que encontró fue oro negro, como un eclipse de sol del más puroquilate, encubierto por una camada fina de oxido de hierro.

Esa muestra llegó a Rio de Janeiro a los ojos del gobernador, quien ya ha-bía recibido otras anteriores de las minas de Itaverava. Constatado su valor, sedio inicio a la búsqueda en los bosques adyacentes al cerro llamado Itaco-rumi, (hoy Itacolumi) donde a sus pies estaban las tan soñadas minas.La bandeira de Atonio Días fue la primera en llegar, en 1698. La fundaciónde un primitivo pueblo se dio en el morro de São João donde también fuecelebrada la primera misa ante un grupo relativamente pequeño, que des-pués se multiplicaría por miles. Treinta años después la ciudad albergaba al-rededor de 40 mil personas, la mayor aglomeración de toda América delSur. Eran cuarenta mil intereses diferentes, con el mismo objetivo: el oro que,a pesar de abundante, no fue suficiente para alimentar la ambición y esta-llaron los conflictos. A partir de 1750 el metal amarillo empezó a escasear yla Corona protuguesa intensificó la fiscalización, combatiendo el contrabandoy aumentando los impuestos a los mineros.

Como era de esperar, la opresión culminó con la Inconfidencia Minera, unmovimiento duramente rechazado por Portugal. El devenir de estos conflictosmarcaron la historia posterior de Minas y de Brasil, territorios que ya no se-rían más los mismos. Fundada en 1711, a partir de la unión de varios caseríos, se convirtió en vi-lla y sede de consejo. Una década después fue elegida como capital de Mi-nas Gerais y en 1823, con la llegada de la familia real, se le concede el es-tatus de ciudad, cambiándose su nombre por el de Ouro Preto. En la ac-tualidad, la economía de la ciudad depende del turismo, pero en el pasa-do, la minería y metalurgia eran las industrias preponderantes. La princi-pal explotación minera de Ouro Preto es de oro, hematite, dolomita, tur-malina, pirita, moscovita, topacio, y el exclusivo topacio imperial, que sólopuede encontrarse en la región.

Ouro Preto es una ciudad histórica de gran belleza que puede disfrutarsedurante todo el año. Cada época tiene sus encantos: durante la tempora-da baja, la ciudad es más tranquila, ideal para quienes buscan disfrutar desu arquitectura sin apuro ni amontonamientos. Los mejores días para re-correrla son los días de la semana y los días posteriores a las fiestas y even-tos que se suceden a lo largo del año. Para entonces, la ciudad se llena devisitantes, pierde su calma pero gana en alegría y vitalidad. Entre las fechasmás visitadas están los feriados largos del 21 de abril y el 12 de octubre, elFestival de invierno, en julio, Carnaval y Semana Santa.

Ouro Preto, ciudad imperial

con piedra jabón, y escenas de la Pa-sión de Cristo que fueron también obradel emblemático artista. Se encuentraen Congonhas, a 53 kms de OuroPreto.A la historia de la región se llega di-recta y profundamente a través de ca-rritos mineros. Estos carros conducena través de 315 metros al interior de laMina de Passagem, en la localidad deMariana. Es el mejor pasaporte paraconocer la actividad que se desarrollófebrilmente en esa parte de Brasilentre 1695 y 1800 en la cual llegarona emplearse alrededor de 35 mil es-clavos. Además de visitar el hueco ha-cia el interior de la tierra, se puede vi-sitar el Museo que contiene piezas uti-lizadas durante la época de extraccióndel preciado metal. Los 15 kilómetros que separan a Ma-riana (la ciudad con mayor producciónde oro del siglo XVIII) deOuro Pre-to pueden recorrerse en un pintores-co tren y además de la mina, se en-cuentra la Catedral Basílica da Sé,inaugurada en 1760 y cuya ornamen-tación, trabajos en tallas y pinturas,arrancan profundos signos de admi-ración.Sao Joao do Rei es otra de las escalasen la Ruta del Oro. Como en los de-más poblados circundantes , tambiénla arquitectura que habita en sus cons-trucciones conforma su invaluable ri-queza patrimonial. Las iglesias, una vez

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Consejos prácticos> La interminable sucesión de subidas y bajadas (algunas de las cuestas son inclinadísimas) hace que un recorrido porOuro Preto canse bastante. Hay que tomar con calma lavisita a esta ciudad y caminar despacio

> En torno a la plaza principal se encuentran algunas de las iglesias más bellas de la ciudad, incluyendo la de São Francisco de Assis y la de Nossa Senhora do Carmo.

La iglesia de Nossa Senhora do Pilar, cuyo interior esimperdible, se encuentra en la parte baja de la ciudad,bastante alejada del resto. Vale la pena subir hasta la colinaen la que está la iglesia de Santa Efigênia, desde donde seve una hermosa vista del centro de la ciudad.

> Además de las iglesias, uno de los tesoros arquitectónicosde Ouro Preto son sus chafarizes (fuentes). Hay once muyimportantes y son auténticas obras de arte.

> En Ouro Preto se puede comprar artesanía cuyo materialmás característico es la pedra-sabão (esteatita). Delante de la iglesia de São Francisco de Assis hay una feria deartesanía que está abierta todos los días.

> Las piedras preciosas son típicas de Ouro Preto. El topazioimperial es una piedra preciosa que solo se extrae acá.

> Hay numerosos restaurantes en los que se puede degustarla tradicional comida mineira.

> Si se quiere visitar una mina de oro, en la antigua carreteraque va de Ouro Preto a Mariana se encuentran las Minas da

Passagem, en las cuales los visitantes se adentran en unvagón muy antiguo.

> A la ciudad histórica de Mariana, a escasos 20 kilómetros,se puede en ómnibus o en el Trem da Vale, un tren turísticoque une Ouro Preto y Mariana. En su página web se puedenconsultar horarios y precios actualizados

más, sorprenden con su grandeza. Ensu núcleo histórico se encuentran elmuseo del ex presidente brasilero,Tancredo Neves, la Catedral de Nos-sa Senhora do Pilar, y palacios con fa-chadas densamente adornadas.También se puede llegar en tren a Ti-radentes, y lo que se encontrará allí esuna réplica de la atmósfera de lasotras ciudades de la región. Calles ado-quinadas, rebuscados caserones, ca-racterísticos techos de tejas, iglesias ba-rrocas. Tan similar y tan única como elresto. La oferta se complementa coneventos culturales como la Muestra deCine de Tiradentes y su festival gas-tronómico. En Diamantina, otra de las ciudadesque estaba en la ruta del metal, se pue-de visitar la Casa de Chica da Silva, unamujer esclava que pasó a formar par-te de la alta sociedad brasilera. Tam-bién se destaca Passadisco Casa daGloria, la casa más antigua de la co-rona. Su centro histórico está recono-cido como Patrimonio Cultural de laHumanidad.Mina Gerais es un destino que res-plandece con los brillos de otras épo-cas, que propone un viaje a las raíces,a la historia, a la cultura y a la identi-dad de una región de Brasil que en-canta tanto como sus playas y su gas-tronomía. La Ruta del Oro es unapuerta abierta para quienes buscan te-soros.<

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Por aquellas épocas, los esclavos solían tragar parte del oroque recolectaban, para luego recogerlo y juntar suficien-

te para comprar su libertad a los traficantes de esclavos, te-niendo como intermediarios a los curas del lugar. Tiradentes fue un conspirador que intentó levantar una rebe-lión de esclavos contra la corona portuguesa en el siglo XVIII,pero fue capturado antes de lograr su cometido y su cuerpo fuedescuartizado y exhibido en la plaza para desalentar cualquierintento libertario. De acuerdo a la leyenda, el fantasma de Ti-radentes habita en los socavones y pide a los fantasmas de losesclavos que coman mucho oro para conseguir su libertad.

También es muy común escuchar la historia de Chico Rei, unrey africano convertido en esclavo, quien logró comprar su li-bertad, la de su hijo y la de algunos de sus compañeros y fueconvertido en rey de Vila Rica. Llegó a la mina de la Encar-dideira y logró comprarla, sus compañeros lo consideraban surey; este grupo se asoció con la hermandad de Santa Ifigeniay construyó la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Debi-do a su generosidad e ingenio, los esclavos libertos de la VilaRica decidieron nombrarlo su rey y gobernó con sabiduría.

Otra de las leyendas es Francisco Antonio Lisboa, el Aleija-dinho (1730-1814). Este escultor y arquitecto nacido en OuroPreto, es considerado como el mayor exponente del barrocominero (de Minas Gerais), durante todo el período colonial.Si bien no existen registros oficiales, es aceptado que nació enVila Rica (Ouro Preto), y sería hijo de un maestro de obrasportugués y de una esclava africana. A pesar de ser mulato,logró su licencia de carpintero y ya en su primer encargo mos-tró sus talentos, cuando le fue encomendado el proyecto dela iglesia de San Francisco. El Aleijadinho (el Lisiadito) realizó su obra escultórica em-pleando diversos materiales, desde madera hasta la esteatita,material que se empleaba en la edificación de iglesias. Cuan-do tenía unos 40 años, desarrolló una enfermedad degenera-tiva de los miembros (que podría ser sífilis, reumatismo, es-corbuto, lepra), perdiendo paulatinamente la movilidad de susmanos. Para trabajar, debió entonces, amarrarse las herra-mientas a los brazos y manos. Así nació la leyenda del Alei-jadinho, un personaje cuestionado por los historiadores.

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